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martes, 12 de noviembre de 2024

FONCALADA: LA FUENTE VENERADA (OVIEDO/UVIÉU, ASTURIAS) EL AGUA DE LA SALUD BAJO LA PROTECCIÓN DEL ÁNGEL GOLPEADOR

 

La fuente de Foncalada y detrás la calle de su nombre, paso del Camino

Saliendo de la Plaza de Alfonso II El Casto o de la catedral, y tras bajar por la animada calle Gascona, El Bulevar de la Sidra, salimos a Foncalada, calle y lugar ovetense, paso del Camino de Santiago del Norte, que debe su nombre a una fuente muy especial, maravilla del Arte Asturiano (prerrománico), La Fuente Foncalada, construida al lado de uno de los caminos que, desde antes de la fundación oficial de la ciudad, confluían en la colina de Ouetao, el que se dirigía a la costa que, con la romanización, fue comunicación con la mítica civitas de Lucus Asturum (Llugo de Llanera), unos kilómetros más al norte, capital o cabeza administrativa romana en el territorio de los astures luggoni que habitaban el centro de la Asturias actual

Saliendo de la calle Gascona (explanada peatonal) a la calle Foncalada

Más adelante, en la Edad Media, fue camín real que se bifurcaba, a esta salida de Oviedo/Uviéu, hacia Gijón/Xixón o hacia Avilés y por lo tanto seguido por numerosos peregrinos que escogían el recorrido jacobita a lo largo del litoral cantábrico, una vez visitada la capital asturiana con sus reliquias de San Salvador en la catedral y primitiva basílica de esta advocación

Calle Foncalada

En 1803 se abrió aquí un paseo que comunicaba con la primera carretera general a Gijón/Xixón, que empezaba unos metros más allá, en el vecino barrio de Pumarín, la cual sustituía al antiguo camín real. Desde finales de dicha centuria y a lo largo del siglo XX la ciudad creció por esta antigua campiña y el caserío rural que aquí había fue sustituido por nuevas viviendas que, pasando la posguerra y hasta nuestros días fueron reurbanizadas con bloques de pisos, además de asfaltándose y ensanchándose todas estas calles

Calle Foncalada y fuente

Situada a un nivel más bajo que la calle, La Fuente Foncalada podría pasar desapercibida al peregrino que sale de la ciudad con prisas, aunque al haberse habilitado un espacio abierto ente ella, a manera de pequeña plaza, El Callejón de Foncalada, sus viejas piedras labradas y su forma con tejado pétreo a dos aguas sin duda habrán de llamarnos la atención, pese a ser esta su parte posterior, más compacta. En la baja Edad Media la documentación dice que se situaba en la llosa o terreno perteneciente al monasterio de Santa María de la Vega (luego Fábrica de Armas de Oviedo), junto a la que pasábamos entrando en la ciudad) y sita en el camino o "rúa francesa que va para Avilés" 


En esta pared de atrás, que mira a la calle, presenta asimismo un arco de medio punto que revela que estamos ante una construcción muy antigua. Si bien la historiografía tradicional la atribuía a los tiempos de Alfonso III El Magno, el último que tuvo en esta ciudad su capital y que reinó entre 866 y 910, sin embargo un estudio pormenorizado de sus inscripciones, de las que pronto vamos a saber, retrasa esta construcción a los tiempos del mítico Alfonso II El Casto, el primero que la tuvo por capital precisamente, que reinaría aquí, siempre siguiendo las crónicas que, no olvidemos, son bastante posteriores a los hechos narrados, entre el 791 y el 842. De ello leemos en Wikipedia:
"La fuente de Foncalada es una fuente de agua potable, considerada tradicionalmente por la historiografía construida por órdenes del rey asturiano Alfonso III en la ciudad de Oviedo y situada en la calle de su mismo nombre. Deriva del latín fonte incalata. Dentro del arte prerrománico en Asturias es el único ejemplo de su clase conservado hasta nuestros días, además del único vestigio o resto de construcción con fin de utilidad pública de la Alta Edad Media dentro de la ciudad. Está considerado el monumento civil en uso continuado más antiguo de España.
Su construcción está basada en las obras civiles romanas y según una investigación realizada por Francisco Borge, asociada recientemente a la aparición de restos romanos en la calle de la Rúa, fue construida al lado de la calzada romana que unía el norte y el sur de la región y que también pasaba por delante de la iglesia de San Julián de los Prados, según el estudio de sus inscripciones se cree que su construcción data de la primera mitad del siglo IX atribuyéndose al rey Alfonso II. 
Su primera aparición documental data de finales del siglo XI. Su nombre proviene de una inscripción que se encuentra en ella fontem calatam, se puede traducir por fuente invocada. Según los recientes trabajos arqueológicos, llevados a cabo por Sergio Ríos y César García de Castro, han demostrado que se trató de un edificio monumental destinado a baños, dotado además de una importante carga simbólica religiosa, en relación con la identificación de las aguas, potencialmente curativas, con Jesucristo, invocado como “Salvs” en las inscripciones que cubren completamente el frente del monumento". 

Unas escaleras, con barandilla, bajan a la fuente, ante la cual se ha dejado una estructura de piedra que forma parte de ella, con canal y pequeños muros, que pudieron tener razón de ser en un antiguo balneario que, acaso, fuese anterior a la misma fuente actual. No se descarta por lo tanto que se trate de una refundación o reaprovechamiento de elementos anteriores cristianizando un lugar de culto a las aguas, sus efectos salutíferos y sus benefactoras deidades, el cual formaría parte de un complejo bastante más grande


Vemos que la fuente se asienta en una base rocosa y ante ella se extiende una explanada de piedra por donde discurre el canal que lleva el agua hacia un estanque pétreo enlosado acaso destinado por aquel entonces a baños por inmersión:
"Según los recientes trabajos arqueológicos, llevados a cabo por Sergio Ríos y César García de Castro, han demostrado que se trató de un edificio monumental destinado a baños, dotado además de una importante carga simbólica religiosa, en relación con la identificación de las aguas, potencialmente curativas, con Jesucristo, invocado como “Salvs” en las inscripciones que cubren completamente el frente del monumento". 

Más allá del Callejón de Foncalada, la calle Huertas hace referencia a las antiguas huertas aquí existentes antaño, siendo así mencionada en el Libro de Oviedo del erudito historiador Fermín Canella Secades en 1887:
"Huertas.—Calle naciente, perpendicular á la Gascona, trazada como al azar tras de huertas de la calle de Jovellanos y sobre los celleros del N.—Ent.: Gascona."

La fuente, hecha enteramente de piedra de sillería, fue restaurada en los años 1990 y en 1998 declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en la categoría de Monumentos de Oviedo y del Reino de Asturias



De frente a la fuente vemos las grandes losas por las que baja su canal, de su estructura, elementos y antigüedad, mayor de la que se pensaba tradicionalmente, hallamos un interesante artículo en Turismo prerrománico:
"Aunque las inscripciones parecen dejar claro la fecha de construcción de esta fuente, recientemente se ha comenzado a aceptar que el origen de este edificio podría ser romano. De hecho, algunos arqueólogos han comenzado a presentar como construcción medieval sólo la parte del pequeño edificio de la fuente y asignar como de época altoimperial el resto del yacimiento. 
La estructura de los cimientos de la Fuente de Foncalada es similar a la que tienen los conjuntos denominados como “Pedras Formosas”. Las “Pedras Formosas” son construcciones realizadas en piedra y con unas características arquitectónicas singulares dentro de la arquitectura antigua del noroeste peninsular. El área donde se han encontrado estos monumentos comprende el norte de Portugal, el occidente de Asturias y León y Galicia; el ámbito en el que durante época antigua se desarrolló la cultura conocida como de los castros. Las “Pedras Formosas” se encuentran situadas en fértiles lugares arqueológicos, y con gran abundancia de agua, son estructuras semienterradas, de planta rectangular y con varias estancias, y que según algunos estudios podían funcionar como balnearios de vapor o como lugar de iniciación de los jóvenes de los castros próximos. 
La Foncalada presenta en sus cimientos una enorme similitud con la “Pedra Formosa” excavada en Ortigueira, provincia de A Coruña. No solo su emplazamiento es el propio de estos edificios antiguos, su arquitectura también presenta características de esta tipología. 
Teniendo en cuenta todo esto, es muy posible que la cimentación de gran parte de lo que se conserva en la actualidad de la Foncalada sea de origen romano y que la construcción a dos aguas de la actual fuente sea de origen medieval, y levantada sobre los cimientos romanos. 
Arquitectónicamente, la fuente es de planta rectangular, está construida en piedra de sillería y se distinguen tres elementos que constituyen el monumento: estanque, edículo y canal. 
El estanque se compone de una plataforma de enormes bloques calizos, cuidadosamente yuxtapuestos, que se encuentra delimitada por dos muros en sus laterales. La anchura interior es de cuatro metros, y la longitud total no se conoce, puesto que no se ha excavado la estructura por completo, aunque lo que hay visible actualmente, supera los catorce metros. Al interior se accede a través de dos escaleras situadas junto a la fachada principal del templete. 

El edículo o templete es una construcción trapecial en planta, de unos 4×3 metros, y una altura ligeramente superior a los 4 metros. El aparejo es de sillería, de módulo alargado, con juntas muy finas de mortero calizo. En las fachadas oeste y este se dibujan dos arcos adovelados en piedra, de medio punto, de rosca única. En la fachada este el arco se prolonga al interior como bóveda que recubre una cámara interior, de 2’50 metros de altura máxima.

Tan sólo se ha exhumado una parte muy pequeña del canal de alimentación. Está formado por una gran caja de bloques calizos, casi ciclópeos, que traba con la fachada posterior del edículo. La relación constructiva y la uniformidad de las cotas del camarín interior del templete con la del interior del canal indican con claridad que se trata de obras simultáneas. No se conoce la procedencia de las aguas, no se ha podido determinar si se trata de un afloramiento cercano o de una recogida y encauzamiento de un caudal que tenga su origen en un lugar mucho más lejano."


Y esta es la parte frontal de dicho edículo o templete, donde el arco da paso al espacio abovedado del que manaba el agua... y sigue manando (algo), cayendo hacia el canal, a manera de gran hueco en forma de cueva con bóveda de cañón. Volvemos a consultar la descripción que de ella hace la Wikipedia:
"Arquitectónicamente la fuente es de planta rectangular de aproximadamente 4 metros de ancho con cubierta a dos aguas, tiene de templete, con un vano central a modo de puerta, un arco de medio punto con perfectas dovelas enmarca la misma. Este espacio con bóveda de cañón aloja la fuente por la que fluía el manantial. Todo ello construido en piedra de sillería con un el frontón triangular. El canal de alimentación está formado por una gran caja de bloques calizos. La última intervención arqueológica permitió poner al descubierto el primitivo canal de drenaje y encontrar, además, una parte de la cumbrera ornamentada original y un sillar con la inscripción TIENTEM, que faltaba en el mencionado texto inscrito en uno de sus frontales y que pertenecía a la palabra PERCVTIENTEM."

En la página Prerrománico Asturiano y dentro de su apartado Patrimonio Mundial, se nos dice que es el único edificio civil conservado, entendemos que enteramente, dentro del Arte Asturiano, reconociendo su "cronología incierta":
"La fuente Foncalada es el único edificio civil conservado dentro del arte prerrománico asturiano. De cronología incierta, su construcción se sitúa en el reinado de Alfonso II el Casto (791-842), aunque también se especula con un posible origen romano. 
De carácter monumental, el edificio posee forma de edículo y se caracteriza por el uso de sillares escuadrados, con cubierta a dos aguas y su interior abovedado. La estructura se levantó sobre un basamento compuesto por losas cuadrangulares. 
La fuente captaba el agua directamente de un manantial que, a partir de un pequeño canal, iba a desembocar en un estanque delantero."


Pero para conocer y ahondar más en la historia y enigmas de esta construcción y su entorno hemos de consultar obligadamente la web Mirabilia Ovetensia, que además nos confirma la etimología de su topónimo:
"La fuente de Foncalada aparece citada en la documentación por primera vez en el diploma de donación regia, por parte de Alfonso VI, de los palacios reales de Alfonso III para albergue de peregrinos en el año 1096. En dicho documento aparece mencionada como "fontem calatam" -del verbo latino arcaico calare = proclamar, invocar, llamar- (G. de Castro, 1995), "fuente invocada", lo cual alude, sin duda, a las inscripciones, hoy en su mayor parte perdidas, que adornaban el frontal del edículo que monumentalizaba el afloramiento del agua a la piscina; posteriormente, la denominación se corrompe a "fonte incalata", lo cual ha hecho creer -erróneamente- a muchos, que el nombre de la fuente tiene que ver con su ubicación encajada o empozada, la cual, por otra parte, es fruto de la configuración actual de su entorno urbano."


En cuanto a las inscripciones, la existencia de una Cruz de la Victoria, hecha en tiempos de Alfonso III pudo dar a entender que la fuente había sido hecha en su totalidad en tiempos de este monarca, pero ya hemos visto es muy anterior. Seguimos teniendo de guía la Mirabilia Ovetensia:
"Inscripción principal, fundacional, en el timpano del frontón, bajo la cruz latina que lo corona, se dispone en 2 lineas. Reproduce la fórmula de la ceremonia episcopal de la liturgia hispánica utilizada para la bendición o exorcismo de los edificios "Quando sal ante altare ponitur antequam exorcicetur" (G. de Castro, 1995), reproducida profusamente en los dones de los monarcas asturianos, desde Alfonso II. Su traducción es: 
"CON ESTE SIGNO SE AMPARA EL JUSTO. CON ESTE SIGNO SE VENCE AL ENEMIGO. PON SEÑOR EL SIGNO DE LA SALUD EN ESTA FUENTE Y NO PERMITAS QUE SE ACERQUE EL ANGEL GOLPEADOR"

 Wikipedia nos ofrece por su parte esta otra explicación:

 "Debajo de la cruz, aparecen dos inscripciones (imagen inferior) cuyas traducciones son las siguientes:

(HOC SIGN) O TVETVR PIVS, HOC SIGNO VI (NCITVR, INIMICVS)

 Este signo protege al piadoso. Este signo vence al enemigo

(SIGNVM SALVTIS PO) NE DOMINE IN FONTE (ISTA VT NON PERMITAS) INTROIRE ANGELVM PERCV (TIENTEM)

Señor, pon el signo de la salvación en esta fuente para que no permitas entrar al ángel golpeadorEl texto responde a la fórmula usual empleada por el monarca Alfonso III y grabada en sus construcciones edilicias: palacio, castillo-fortaleza, etc., cuyas inscripciones se conservan, en la actualidad, con cierta profusión.

Existen otros restos de inscripciones pero su grado de deterioro es tan avanzado que dificulta su lectura e interpretación".


Y estas son algunas de dichas inscripciones, de las que nos arroja muy interesante luz la Mirabilia Ovetensia:"
"Inscripciones laterales, deprecatorias. De menor formato que la principal, mantienen, no obstante, su carácter clásico. Se disponen a soga y tizón, en las jambas laterales del arco, a lo largo de la práctica totalidad de las hiladas de sillares de las mismas (10 en el lado sur y 11 en el norte), (VALDÉS GALLEGO 2018, 336). Aunque, desgraciadamente se encuentran muy perdidas, debido a la litología del material y al hecho de encontrarse a la intemperie, su génesis bibliográfica ha sido investigada recientemente por el profesor D. José Antonio Valdés Gallego, que ha demostrado su procedencia, en una copia casi literal, de pasajes del Ordo Benedictio Fontis, recogido en el Liber Ordinum Episcopalis, de uso sacramental en el momento de la administración del Bautismo. En el texto, que no se reprodujo en su totalidad, se enfatiza el poder salvífico del agua como instrumento de la providencia divina: [Santificada seas por la palabra de Dios, ola celeste: santificada seas, agua] hollada por las plantas de Cristo: los mon[tes que te ciñen no te encierran: los escollos que te golpean no te quiebran]... (VALDÉS GALLEGO 2018, 330-331). Este proceso podría indicar, como mínimo, la identificación del poder curativo del agua con la salvación a la que se accede por el Bautismo, lo que conferiría, al margen incluso de la hipotética administración del Sacramento, un valor simbólico cristiano al acto del baño."

Efectivamente José Antonio Valdés Gallego, del Instituto Mata Jove de Gijón ha hecho un exhaustivo estudio de estos extraños y enigmáticos textos resultando que, en su conjunto, son una oración de santificación del agua, empleada, aunque no exclusivamente, en el ritual hispánico, y contenida en los Libri Ordinum. En su estudio Los textos inscritos en la Foncalada de Oviedo aporta esta traducción del conjunto de todos ellos:
“Santificada seas por la palabra de Dios, ola celeste; santificada seas, agua hollada por las plantas de Cristo; los montes que te ciñen no te encierran; los escollos que te golpean no te quiebran; extendida por las tierras, no te extingues. Tú sostienes la tierra firme, soportas el peso de los montes, y no te hundes. Esparcida por todo en torno tuyo, te abarca el vértice de los cielos; lavas todas las cosas y no eres lavada. Endurecida en forma de hielo, tú te comprimes para el pueblo fugitivo de los hebreos. Por el contrario, disuelta en torbellinos salados, pierdes a los habitantes del Nilo y persigues a la tropa enemiga con un mar alborotado. Eres única e igualmente salvación de los fieles y castigo para los culpables. La peña golpeada por Moisés te expulsó y, aunque estabas retirada, no pudiste mantenerte oculta en las rocas, ya que saliste obligada por el mandato de la Majestad. Transportada por las nubes, tú fecundas los campos con la grata lluvia”

Si bien esta oración pudiera revelar que esta fuente con su canal y estanque eran bun lugar en el que se llevaban a cabo bautismos por inmersión, este erudito se decanta más por otro uso sagrado, religioso-medicinal, de las propiedades atribuidas a sus aguas:
"Que en la Foncalada se hubiera grabado la bendición de una fuente bautismal puede llevar a la hipótesis de que el monumento, con un estanque apto para la inmersión, hubiese servido para el bautismo. Sin embargo, está alejado de la basílica de San Salvador, cuyo baptisterio tuvo como manantial una fuente denominada elocuentemente “del Paraíso”. Parece más prudente asumir que, con esta loa del poder de las aguas, se hubiera pretendido la sacralización cristiana de una corriente ya utilizada, quizá desde antiguo, como medicinal. Además, las alusiones bíblicas que contiene, por los paralelos que se podían establecer, servían bien, según hemos dicho, a la ideología de un reino cristiano empeñado en una contienda con el Islam, con la alianza entre trono y altar como uno de sus pilares. 

La reconstrucción del epígrafe corrobora el influjo de las obras litúrgicas, en concreto de los Ordines, en la producción escrita del período asturiano. Más valioso hubiera sido descubrir en las letras desgastadas de la Foncalada una obra original pero, precisamente gracias a que no lo es, ha podido identificarse el texto: los fragmentos legibles a los lados del arco siguen la bendición conocida, afín sobre todo a la versión del Liber Ordinum Episcopalis, de la que a nuestro juicio depende directamente la oración incisa en la Foncalada. 

No carece de interés el hecho de que, a pesar de los escasos restos conservados, se descubran en esta versión de la bendición variantes textuales con respecto a las otras dos muestras hispanas de la oración (rursum [sa]lsis, B 7, frente a rursus salis); también se distingue la redacción ovetense por su cuidado desde el punto de vista de la lengua latina (representación de -ae-, notación clásica de -u-; conservación de de-), debido a un modelo —o a un redactor del borrador para los epígrafes— de nivel apreciable. Además, la copia de la Foncalada es más antigua que los manuscritos que sirven de base para la edición de los Libri Ordinum. 

Debe resaltarse el cuidado que se ha puesto en la copia de la inscripción, que denota un plan y una perspectiva generales, como reflejan sus pautas y márgenes, señalados en las piedras con marcas en bastantes casos aún visibles, y concebidos con notable regularidad para delimitar el campo epigráfico. Los fragmentos conservados han permitido además postular una distribución equilibrada del número de caracteres por línea. También se graduó el tamaño de las letras. Se ha buscado la simetría en la disposición del conjunto epigráfico, presidido por la cruz; solamente se ve empañada en el sillar final de la jamba norte, si hemos acertado al defender que haya acogido caracteres.

La identificación de nuevas letras permite enriquecer el catálogo paleográfico que proporcionan las escrituras, que es uno de los elementos auxiliares para la datación aproximada del monumento. Ocasionalmente se observa variedad de trazos para una misma letra, lo que puede merecer una atención más específica. 

Aunque falten referencias al monarca y a la fecha de erección, la cruz y las inscripciones que campean sobre el arco, con numerosos paralelos en lápidas y piezas de orfebrería de la época, garantizan el patrocinio regio de una obra a la que se consagró un gran empeño. Pero la protección religiosa y el empaque dispensados al complejo no evitaron la degradación de sus usos: como mínimo desde mitad del siglo XIII, las aguas de la fuente se emplearon en labores de curtido de pieles, y el monumento se utilizó como lavadero incluso en el siglo XX. Ni siquiera en la actualidad recibe un trato digno de su mérito."

Regresamos a Mirabilia Ovetensia para que también nos aporte su Hipótesis de interpretación simbólica del monumento:
"Al hecho probable de que la Foncalada debe interpretarse como un edificio balneario (Ríos González, 1997, 1999), cabe añadir la existencia de una evidente carga simbólica cristiana, en el sentido de la sacralización del baño, puesta de manifiesto a través de la epigrafía labrada en el frontal del edículo (García de Castro, 1995). La conjunción de ambos aspectos es fundamental para comprender la funcionalidad del edificio que, en el contexto socio-religioso de la Asturias del siglo IX, pudo, incluso, tener un -quizás ocasional- uso sacramental. 
Del hecho del conocimiento de la existencia de tales templos acuáticos -sin ánimo de identificar la Foncalada exactamente con uno de ellos- en tiempos visigodos, da testimonio, en pleno siglo VII, San Isidoro (Etimologías, XV, 4, 9-10): 

"Los antiguos daban el nombre de delubra a los templos dotados de fuentes en las que se purificaban antes de entrar en ellos (...) Hoy día se da ese nombre a los templos provistos de fuentes sagradas, en los que los fieles son regenerados y purificados. Se les denominó delubra con un buen presagio, pues sierven para la ablución de los pecados. En los delubra, la fuente es el lugar de los regenerados. En ella se forman siete gradas en el misterio del Espíritu Santo : tres de bajada y tres de subida; el séptimo grado -que es el cuarto escalón- equivale al Hijo del hombre, el cual extingue el horno del fuego, sirve de apoyo estable a los pies y da fundamento al agua; en él habita corporalmente la plenitud de la divinidad." 
En resumen, tanto la presencia de las inscripciones latinas -todas de carácter cristiano- cubriendo totalmente el frente del edículo de la fuente, como su significado simbólico de proclamación o invocación religiosa, expresado mediante una de las formas verbales latinas más antiguas y con más consecuencias -adviértase que de calare, derivan términos de la vida cotidiana de la antigua Roma como calator (heraldo), calenda, calendario, o verbos, ya del latín clásico como clamare (llamar), con abundancia de citas literarias por parte de los autores romanos tanto clásicos: Varrón ((Ling. 6.27), como tardíos: Macrobio (Sat. 1.15. 10-19), así como el hecho de que este antiguo verbo fuera conocido en el s. VII, apareciendo de nuevo en San Isidoro (Etimologías, XVIII, 4, 5): "...calando classica dicebantur..."- todos estos datos, denotan la existencia en el Reino de Asturias, de una importante cultura literaria (Díaz y Díaz; 2001). Ésta, incluía el conocimento de la literatura e historiografía romanas desde tiempos tempranos de la República, y fue lo suficientemente potente como para haber hecho llegar a la documentación altomedieval un topónimo de tan profundos ecos clásicos, aplicado a la denominación de un monumento de fuerte carga simbólica cristiana".



En otro artículo de Mirabilia Ovetensia dedicado a esta fuente se plasma toda la revisión histórica de su origen y función, lo que ha dado lugar a toda una reinterpretación:
"La fuente de Foncalada, a raíz de las investigaciones de los años 90 del pasado siglo XX, ha sido objeto de una completa reinterpretación (Ríos, Estrada, Chao, 1994). 
Hasta entonces se pensaba que se trataba de una humilde fuente pública edificada en forma de edículo en época de Alfonso III. Sin embargo, a raiz de los mencionados estudios, ahora sabemos que se trata de un importante monumento tanto por su concepción, calidad de ejecución material, y significado. 
El monumento, se encuentra ubicado junto a un ramal que, atravesando la colina Ouetdao, se unía a la calzada romana que discurría hacia Lucus Asturum, procedente de la meseta (Borge Cordovilla, 1993). Hallándose su origen tipológico en los ninfeos pompeyanos, su probable destino inicial fue el de establecimiento balneario (Ríos González, 1997, 1999), no descartándose que formase parte de un complejo mayor. 
El análisis de la epigrafía (G. de Castro, 1995) del edículo del monumento, relacionan tipológicamente las inscripciones conservadas con el reinado de Alfonso II (791-842), más que con la época de Alfonso III (866-910). 
Además, recientes trabajos (Borge Cordovilla, 2008) han puesto en relación, por una parte, la fuente con el dominio regio de carácter territorial existente al N de la colina Ouetdao, correspondiente a Alfonso II y que comprendería los baños de Foncalada, la iglesia de Santullano con su monasterio adyacente, y el propio palacio real -cuya ubicación ha sido igualmente propuesta recientemente (Ríos González, García de Castro, 2008)- dentro de dicho dominio territorial; por otro lado, un análisis técnico de su formulación arquitectónica, en función de criterios compositivo-metrológicos, muestran su inequívoca relación con otros monumentos debidos al taller constructivo de Alfonso II, de los que, por tanto, ha de ser coetáneo".

Y aquí se incide y se desarrolla en la descripción y explicación de las partes y elementos de este enclave tan sumamente importante hoy día rodeado de altos edificios y que ha quedado sumido en una especie de hondonada producto de la urbanización del lugar:
"Un canal de suminsitro de agua, desde el manantial, cuya ubicación se desconoce, hasta el afloramiento a través del edículo. Está formado por una base de grandes losas calizas, sobre la que se disponen sendos paramentos laterales de sillares de arenisca, cubriéndose el conjunto, igualmente, con grandes losas calizas, como puede verse, aún hoy, en la parte posterior del edículo.

El edículo o templete, de proporciones cúbicas, remate en frontón a dos aguas, bóveda de cañón seguido que desemboca en arco de medio punto por donde aflora el agua procedente del canal. Está ejecutado al modo romano, conformándose sus paramentos por sillares unidos con argamasa de ladrillo y cal, los cuales presentan la particularidad de sus alargadas proporciones, que alcanzan triple longitud respecto a la altura. En el frontón, sobre el arco, se dispone la famosa inscripción, tradicionalmente atribuída a Alfonso III, pero que ya aparece en la Cruz de los Ángeles, de Alfonso II: "HOC SIGNO TVETUR PIUS, HOC SIGNO VINCITUR INIMICVS. SIGNVM SALVTIS PONE DOMINE IN FONTE ISTA VT NON PERMITAS INTROIRE ANGELVM PERCVTIENTEM" (Con este signo se ampara el justo, con este signo se vence al enemigo. Pon, Señor, el signo de salud en esta fuente, y no permitas entrar al angel golpeador), cuyo tipo, capital romano cuadrado, es análogo al de las inscripciones de la iglesia de San Tirso, obra indiscutida del reinado de Alfonso II.

Estanque, de grandes dimensiones, cuyo destino inicial tuvo que ser el del baño por inmersión, estructurado, a su vez, en dos partes: la inmediata al edículo, con proporciones dobles a las del mismo, alberga unos deambulatorio laterales, con función de acceso a la piscina, y se cierra por un muro perimetral, que, en esta parte, se elevaba hasta una altura pareja con la de las impostas sobre las que asienta el arco de medio punto de la fachada del edículo. La parte posterior del estanque, cuyo muro testero se encuentra actualmente soterrado bajo el inmueble que cierra el lado E de la plaza, tiene, previsiblemente, unas proporciones dobles de las del tramo anterior (y por tanto, triples de las del edículo). Carece de deambulatorios, cerrándose directamente por el muro perimetral, que, en esta parte, tendría un alzado parejo al de los deambulatorios del tramo anterior del estanque".


Como se ha visto, el carácter ritual sagrado de esta fuente debió de ir perdiéndose con el tiempo y los nuevos cambios litúrgicos y sociales que traería ya la baja Edad Media, los referidos usos de fuente pública, lavadero y taller de curtido de pieles, pues "hasta la liberación doméstica traída por las lavadoras,, la fuente de Foncalada, oculta hoy entre feos edificios que marchitan su venerable geometría, llenó cántaros y convocó trabajosas coladas a golpes de taba y restregaduras", como bien escribe el historiador Luis Antonio Alías en su libro El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarios y como bien plasman las fotografías de época...

La Fuente Foncalada en 1895, foto coloreada



Foncalada, foto de Ruth Matilda Anderson para la Hispanic Society Of América. 1925


Hasta el temible 'ángel golpeador' al que las viejas inscripciones encomendaban la protección de la fuente parece que se fue, cuando en el verano de 2022 se denuncian acampadas en este mismo lugar, Patrimonio de la Humanidad y en el centro mismo de la ciudad: 

Así lo comentaba La Voz de Asturias del 19-7-2022 con el titular Escándalo en Oviedo: una acampada en un monumento Patrimonio de la Humanidad:

"La discreción de antaño ha ido tornándose, con el paso de los años, en derecho de libre acampada y disfrute de parques, jardines y monumentos. Exentos de cumplir cualquier norma cívica y ordenanza, la conquista de espacios públicos ha ido propagándose hasta llegar a La Foncalada en Oviedo, un monumento prerrománico emblemático de la ciudad y Patrimonio de la Humanidad, de la Unesco que se ha llenado de personas sin hogar.   «¿Te gusta el aire libre? ¿Te gusta el yoga? ¿Te gusta la cocina en camping gas? ¿Te gusta la movida chamánica y el incienso? La Foncalada es tú sitio desde el IX. A ¿quién no le va a gustar un Patrimonio de la Humanidad del siglo noveno? ¿A quién?», ironizaba así una usuaria de Twitter en un hilo en el que mostraba el asentamiento en la Foncalada y que indigno a muchos usuarios de la red del pajarito. 
En la foto que acompaña el texto se puede ver a varias personas haciendo un uso indebido del monumento prerrománico. La fuente está considerada el monumento civil en uso continuado más antiguo de España y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1998, datos que compartió esta vecina de Oviedo en sus redes sociales. «Tenemos una historia de 12 siglos a nuestras espaldas cargada de simbolismo y significado alrededor de esa fuente; de cultura, de ciudad y de comunidad. Si hay dudas de lo que señala la Unesco de la Foncalada, leer, entender y respetar no es mala fórmula», escribía en un tuit tras una breve reflexión sobre la imagen y su contenido: «Reflexión tras 24h: Al viajar, hay espacios `sagrados´ para los locales, que son lo que hacen atractivo ese lugar al que vas: no los profanes. Infórmate, observa, pregunta. El prerrománico de Oviedo y mucho de nuestro Patrimonio está en riesgo: y si en vez de yoga, ¿`faen´ cantería?»


Tras conocer esta fuente y su historia y avatares hasta nuestros días, retomamos el Camino por la calle Foncalada, antiguo camino que aparece ya mencionado en un documento de donación de Alfonso VI en el año 1096. Más adelante, en 1543,  hay un contrato entre las autoridades eclesiásticas y la ciudad cerrando la antigua caleya o 'calleja' que pasa junto a la fuente, antecesora de la actual calle, el camín real hacia la costa



A principios del siglo XIX, con el crecimiento de la población, el Ayuntamiento la estaba pavimentando, ofreciendo para ello el obispo Juan de Llano Ponte fondos propios agradeciendo las rogativas públicas impulsadas por el consistorio cuando padecía enfermedad, leemos en la Enciclopedia de Oviedo:
"Nace en la Calle General Elorza, principal vía de acceso a la ciudad, a la altura de su intersección con la Avenida Pumarín y desemboca en la confluencia de Calle Santa Clara con la Calle Caveda y la Calle Alonso Quintanilla
Su nombre alude a La Foncalada, fuente y lavadero construido en la época de Alfonso III, el Magno, uno de las pocas infraestructuras públicas del periodo que se conservan, caracterizada por un sólido cuerpo rectangular rematado por un frontón triangular ornamentado con una Cruz de la Victoria tallada en la misma piedra. La fuente se sitúa en el tramo medio de la calle, a mano derecha según se sube hacia Santa Clara, punto en que la Calle Gascona desemboca en Foncalada y punto desde el que parte la Calleja de la Huerta hacia la Calle Alfonso III. 
En un documento correspondiente a una donación realizada por Alfonso VI al obispo Martino en 1096 se menta una vía que discurre al lado de La Foncalada, es muy posible que se tratase ya de esta misma calle. Siglos después, en 1534, nos encontramos con un contrato entre la Iglesia de Oviedo y la Ciudad para cerrar una calleja que discurre hacia un reguero por heredades del Cabildo, pasando junto a la fuente. En febrero de 1803 el obispo Llano Ponte ofrece al Ayuntamiento de Oviedo fondos para contribuir a la apertura de esta calle en agradecimiento a las rogativas públicas en su favor que el Ayuntamiento había impulsado cuando padecía una enfermedad; en aquella época estaban en curso las obras de pavimentación mejora de la calle."

Desde la calle, volvemos a ver la fuente por su parte posterior, El Callejón de Foncalada y la calle Foncalada hasta la plaza del mismo nombre, pequeño espacio verde ya en la calle Alfonso III


Y aquí tenemos las señales del Camino de la Costa, que era como se llamaba mayoritariamente al Camino Norte de Santiago. Realmente todos son denominaciones muy recientes. Todos los caminos de Santiago eran denominados camino francés, francisco, o similares, referidos al paso de francos, que era como se conocía a centroeuropeos en general a partir de los pirineos, si bien a veces se especificaba, como con la vecina Rúa Gascona, la calle de los gascones, que en ella se establecieron desde el siglo XII al menos, con sus talleres artesanos y comercios


Foncalada es, además de una calle, un lugar hoy totalmente urbanizado que nos describe así de bien el erudito periodista y gran cronista ovetense Adolfo Casaprima Collera en su Diccionario geográfico del concejo de Oviedo:
"Barrio de Oviedo, antigua casería y aldea de los extrarradios de la ciudad pertenecientes a la parroquia de San Julián de los Prados. Hoy día se trata de una zona totalmente englobada en el casco urbano, perteneciendo incluso al propio centro de la ciudad. En 1803 se habilitó un paseo entre la plazuela existente frente al convento de Santa Clara (hoy sede provincial de la Hacienda Pública) hasta la entonces llamada carretera general a Gijón (que comenzaba en el cercano Pumarín, construyendo un canapé para rematar la obra y dejar constancia de su ejecución. El paseo permitiría a las casas de la aldea suburbana ir integrándose en la ciudad, según esta fue creciendo hacia el norte, urbanizando los márgenes de la propia carretera. En Foncalada se halla la fuente del mismo nombre, construida bajo el mandato de Alfonso III El Magno..."

A nuestra izquierda la calle Avellanos o Los Avellanos y, al fondo, la citada del General Elorza, hacia la que sigue el Camino


Dicha calle empezó a hacerse en el año 1885 para comunicar la Fábrica de Armas de la Vega con la Estación del Norte tras petición del Ayuntamiento en el pleno del 6 de junio de 1885. El 28 de mayo de 1887 se acuerda llamarla General Elorza en honor de Francisco Antonio Elorza y Aguirre, militar liberal e ingeniero, que fue director de la fábrica entre 1845 y 1807


Aquí cruzamos calle, una de las entradas principales a la ciudad desde la antigua Autopista Y (ahora Bulevar de Santuyano) y continuamos nuestro periplo caminero urbano por los barrios ovetenses hacia Pumarín, por la avenida de su nombre, que tenemos aquí enfrente y a la que se encaminan nuestros pasos




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