Las Palomas y su fuente en la Plaza de Luis Ruiz de la Peña, Teatinos, vista desde el Camino |
El Camino de Santiago del Norte, una vez ha salido del Antiguo, el casco antiguo ovetense, tras salir de la antigua ciudad intramuros por Gascona y Foncalada, atraviesa el barrio de Pumarín por la Avenida de su nombre y luego, pasando a la calle Aureliano San Román, llega a Teatinos, otro barrio ovetense que creció donde antaño y hasta bien entrado el siglo XX eran praderías y tierras de labor, la cual se convirtió en zona de expansión urbana, sobre todo al acabar la posguerra, donde primeramente se construyeron cuarteles, hospitales y otros equipamientos, entonces en el extrarradio de la ciudad
Llegamos de esta manera a la Plaza Luis Ruiz de la Peña, gran músico que alentó la formación del famoso grupo de Los Cuatro Ases de la canción asturiana en 1923, donde se encuentra la glorieta con fuente en la que en 1998 se colocó la escultura Palomas, de obra en bronce del escultor Vicente Vázquez Canónico, que además dio nombre al lugar
Representa a tres palomas, grandes y redondeadas, de unos dos metros cada una, volando en diferentes posiciones alrededor de la fuente, "lo cual da al conjunto una cierta movilidad y produce un efecto de unicidad, ya que al rodear la fuente, la evolución en el movimiento de las palomas parece ser el realizado por una única figura que alza su vuelo", según explican en Wikipedia
"Barrio del este de la ciudad de Oviedo, situado intermedio entre Pumarín y el más conocido Campo de los Reyes. Se trata de una zona totalmente integrada en la ciudad, con viales y edificios urbanos, aunque en la primera mitad del siglo XX todavía constituía las afueras de la urbe, con caserías y el primer campo de fútbol del Real Oviedo. Posee centro de salud y centro municipal."
"Esta carretera, cuyo objetivo era comunicar Asturias con la meseta, fue uno de los proyectos más importantes del reinado de Carlos IV. Fue proyectada por el ingeniero Marcos Vierna, siendo diseñado el tramo Gijón-Oviedo por el ingeniero José Manuel Palacio San Martín en 1779 y acabado por el arquitecto Manuel Reguera en 1794, bajo la supervisión de Jovellanos.Se trata de una obra perteneciente a las edificaciones públicas del periodo de la Ilustración en Asturias. Formaba parte de los elementos complementarios al trazado viario de la Carretera de Castilla."
Foto: Juanín Coto |
"La torre de Teatinos con sus 23 plantas superó en altura a la «Jirafa»(torre que con 20 plantas se alzaba desde 1952 en Oviedo), y se convirtió en la puerta de entrada desde el norte y en la edificación de viviendas más alta de Oviedo.La torre que plantea Julio Galán, es una construcción de tres prismas de distintas alturas (el principal 23 plantas y otros dos adyacentes de 4 plantas), elevados sobre un ligero zócalo abierto de pilares en la planta baja que ocupa toda la parcela, lo que no ocurrirá en altura en el volumen principal, apartado del perímetro de la parcela para conseguir la idea de figura esbelta.El edificio es resuelto con un lenguaje sobrio y sencillo en todos los cuerpos por igual, lo cual le da homogeneidad al conjunto a través, no solo del mismo acabado, si no de las líneas de forjados llevadas a fachada que unen a los tres volúmenes en uno (permitiendo también la unión del conjunto en la estructura). La misma línea de forjado es la encarada de romper los paños opacos de ladrillo visto, y darle un suave movimiento con la ayuda de los voladizos de las terrazas".
La llegada a la capital por la antigua impresionaría a quienes bajaban esta cuesta y daban vista al rascacielos, por eso Ángel Aznárez titula Desde Gijón a la Torre de Teatinos sus recuerdos e impresiones de aquel trayecto en su juventud:
"La tartana de la línea Gijón-Oviedo ya estaba en el andén de la ya vieja Estación de Autobuses, de olor a petróleo, mirando a la Iglesia gijonesa de San José, lo cual era normal, pues todo y siempre, en aquel tiempo, miraba a la Iglesia, a cualquier iglesia. El interventor de la Compañía, meticuloso como un relojero y al que llamaban don Lisardo, agujereaba los tickets al portador del transporte. Otros empleados subían a la baca del bus la cestería, cestos de mimbres con tapaderas, con pitos y pollos no vendidos, durante la mañana en el Marcado del Sur y que iban de vuelta, al igual que la dueña al corral, de residencia en la aldea, entre la Venta de Puga y la del Jamón. Lo del averío de corral es importante, pues concluiremos esta entrega con otras aves también galliformes.
«Emprendemos la marcha», dijo el interventor en voz alta, palabras que me parecieron sacramentales, que tanto me recordaron luego a «emprendedores» otros, los de las empresas y la innovación. Por los altavoces Telefunken, alemanes y de baquelita, se oía predicar a Luis del Olmo, desde Radio Nacional de España, a sus Protagonistas. Un tal Enrique Rubio, de padre ferroviario en Alcázar de San Juan, explicaba con detalle el último asesinato cometido en Hospitalet, que sería «la primera» del periódico El Caso. En la misma Radio, un tal Fisas contaba las andanzas de la elegante La Begun, con apretada faja y del Aga Khan, por el Mónaco del pirata Grimaldi.
La tartana de la línea Gijón-Oviedo comenzó a correr, aunque despacio: subió al alto de Pumarín desde Magnus Bliskstad, viéndose a la izquierda, lejos, los pudrideros de Ceares, y más allá de Roces, ya en Porceyo, se dejó a la derecha lo de La Boroña, de todo y siempre echado, personas y persianas. Después de pasar junto a las piedras de lo que sería Marieva Palace, lujoso y de glamour, también el de las «lunes de hiel y de miel» al amanecer, la tartana móvil, la de «Los Luarcas», descendió la pendiente peligrosa de Pinzales, girando con brío y garbo a la derecha, ya en Cenero, viéndose esplendorosa la Estación, mito y símbolo de Pinzales, del Ferrocarril de Langreo. Por la importancia de Pinzales, la línea de transporte tenía allí parada fija, no discrecional.
Poco después volvióse a emprender la marcha, subiendo cuestas y bajando pendientes, que si Salcedo de Arriba y Salcedo de Abajo, y así hasta llegar a la Venta de Puga, descendiendo de la baca del autobús, entre los asientos de madera, la cesta de mimbre con el averío de corral indicado al principio. Y otra vez se emprendió la marcha, girando a la izquierda y enfilando la gran cuesta que tiene fin en La Venta del Jamón, lugar de paradona más que de parada. Allí el conductor, que llamaban Belarmo echó agua, con un caldero y embudo, en el radiador de su máquina. Los bocadillos de la Venta del Jamón, en especial, los de jamón, eran excelentes, casi tanto como los voladores que, en vísperas de Santiago Apóstol, el sacristán de la parroquia de enfrente, mandaba al cielo. Un Santiago que entonces era el fetén, subido en su caballo blanco y zurrando a los de abajo, cabezones del Profeta. Un Santiago en el que ahora ya ni cree el Arzobispo de Santiago, que nunca llegó a ser Cardenal. El último cardenal de Santiago fue el gallego Quiroga Palacios, amigo del gallego Franco.
¡Es agobiante lo de tantos gallegos, incluido el Rajoy y ahora el Feijóo!
Y otra vez volvimos a emprender el viaje desde la Venta del Jamón, dejando a la izquierda el emporio de La Campana, que sonó hasta que el badajo lo capó la terrible Hacienda, la de cara de medusa Gorgona. Siempre al pasar por allí me pregunté si los de aquella Campana tenían parentesco con Ulpiano, el de La Campana de San Bernabé, junto a la entrada principal al Restaurante Marchica, siendo la otra entrada, la vulgar, por la del chigre, enfrente de San Juan. Ulpiano, siempre de buen carácter, tenía empleada a una cocinera que hacía el arroz con calamares de manera insuperable. ¡Cuánto sigo echando en falta el arroz con calamares con su tinta de La Campana, la de San Bernabé, enfrente del bar de Artabe, el del jugador del Real Oviedo!
Subiendo por Pruvia y bajando por Pruvia, y si la niebla lo permitía, se veían aterrizar los aparatos de hélice de «Aviación y Comercio» o Aviaco, y de Ibería que trasladaban a asturianos suicidas a Madrid y Barcelona. Y así con esa distracción de temerarios aterrizajes y despegues, se llegaba a la Iglesia de Lugones, de Pola de Siero para fastidio de los ovetenses. Allí también paraba el tranvía que llegaba desde muy lejos, de la Plaza del Ayuntamiento de Oviedo, recorriendo La Corredoria, Teatinos y Pumarín, General Elorza, la Estación del Norte, Uría, Arguelles, El Filarmónica, la Plaza de Riego y el alto Ayuntamiento.
En Lugones, junto a la Iglesia, me apeé de la tartana y allí subí a la plataforma del tranvía, viendo desde él, la Torre de «Teatinos», en la que había, en todo lo alto, un inmenso cartel de la Caja de Ahorros de Asturias, luego asesinadita en los años noventa del siglo XX por la parentela minera, solitos o en compañía de asturcones percherones, unos vigilantes y otros después. El plazo de prescripción de los delitos parece que está a punto de cumplirse. Después de mirar ese rótulo descendí de la plataforma y miré a la derecha las cocheras tranviarias, yendo a pié hasta el barrio de Santullano, por la calle de Bermúdez de Castro, junto a las casas de «La Inmobiliaria», en cuyos portales se podía leer: «Esta casa goza de los beneficios de la Ley de 19 noviembre de 1948 y es de renta limitada». Es normal que con aquel régimen político todas las rentas fueren limitadas, así como es normal que, con el actual, todas las rentas sean ilimitadas. Y por allí, decían que se veían cortejar en Vespa a don Federico, el de La Mallorquina antes, el de La Mallor ahora, del que ya escribimos hace meses.
Y ahora vuelvo a sacar a esas gallinas y gallos tan especiales, galliformes, cumpliendo anterior promesa. Son los uros/gallos y el uro/gallinas, que fueron pasión de los ovetenses, que, por ser tan cazados y disecados con todas las autorizaciones debidas, apenas quedan. Muy interesantes y originales esos animales, de hembras tan peculiares y originales, pues «ponen» lo que no tienen: los huevos que cuelgan a pares en los machos.
En Santullano, con ruido de cornetas y cornetines de la banda de El Milán, militar, don Rodrigo B. y R. habitaba en su casa, que también era lugar de arte, del arte de la llamada taxidermia. Y tendremos que volver a La Corredoria, pues fue lugar de eventos importantes.
Después de tantas peripecias y de viaje en tartana, tranvía y a pié, es normal que lectora o lector tengan ya la lengua afuera. Se les recomienda que, con mucha suavidad, coloquen la lengua en su sitio y cierren la boca, Como se cierran los estuches de nácar.
"Teatinos no tiene playa, pero casi. El barrio, en la zona norte de la ciudad, alberga el edificio más alto de Oviedo, la torre de Teatinos, que invita a alcanzar la costa con la vista. Teatinos es, además, la antigua vía de salida hacia la costa desde la capital asturiana. La avenida del Mar, una de las principales calles del barrio, no se llama así por casualidad. Podría haberse llamado avenida de Gijón, porque esta calle, junto con Bermúdez de Castro y Teniente Alonso Martínez integran el proyecto de construcción de una nueva vía de penetración de la carretera de Gijón en la ciudad. Pero se optó por un nombre más genérico, avenida del Mar, de donde parten otras tantas calles con aires marítimos, como Cabo Peñas y Costa Verde."
Detrás de estos edificios de la izquierda está Pando o La Cota Pando (228 m), espacio verde y boscoso que, un poco más al norte, da nombre a otro de estos barrios de la zona oeste, el cual no debe de confundirse con la parroquia de Pando, situada más al sur. El topónimo, muy abundante en Asturias, incluso como vemos en lugares muy próximos unos a otros, hace referencia a un pando o colina abombada, como la aquí existente
Por aquí abajo a nuestra izquierda pasa la calle o Avenida del Cantábrico, 'hundida' en lo profundo de la trinchera que fue de la línea de tren de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, "tramo de la nueva calle de salida desde la rotonda al final de la Calle Saénz de Miera (salida de la antigua Estación de Autobuses), sigue la antigua traza del ferrocarril de Económicos y se adentra en Teatinos hasta llegar a la altura de la Avenida del Mar, nos dicen en la Enciclopedia de Oviedo. Dicha calle, como antaño el tren, pasa por un túnel bajo esta Avenida del Mar
"Eduardo Fernández, padre, allá por 1968 tenía un taller en el centro de la capital asturiana y, como buen vecino de Teatinos de toda la vida, siempre quiso abrir su propia tienda en 'casa'. «Para él, era primordial poder abrir un negocio donde había nacido y vivía», explica ahora Eduardo Fernández, hijo. Así, en el número 28 de la calle Bermúdez de Castro abrió sus puertas hace 54 años la Relojería y Joyería Eduardo. Con el paso de los años no ha hecho más que consolidarse en el barrio, entre sus vecinos, habida cuenta la da la cantidad de gente nueva que no para de llegar.
La afluencia de movimiento de personas por las calles de Teatinos «no hay más que verla» para corroborarla. Vecinos de siempre, en su mayoría, aunque también alguna nueva llegada, por el precio del alquiler y la cercanía con todos los servicios necesarios. «Tenemos todo lo necesario para vivir: farmacias, centro de salud, centros comerciales y negocios de barrio de todo tipo», enumera Fernández.
Un hijo de relojero que siguió sus pasos y que nació «en la relojería». «De pequeño recuerdo jugar donde ahora se encuentra la autopista 'Y'», pone de ejemplo para comprender «cómo Teatinos cambió de manera radical en todos estos años». Además, recuerda «cuando el matadero estaba ubicado donde ahora se encuentra el centro comercial». Allí «se celebraba la fiesta de La Ascensión, aquello sí que era mover masas hacia un barrio».
Aunque también es cierto que, poco a poco, «el barrio ha ido envejeciendo, también en lo respectivo a los negocios». El nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) «sí se ha notado», pero no ha provocado las mismas consecuencias positivas que cuando se encontraba en El Cristo. «Ahora, la gente va directa al centro hospitalario, y de vuelta a casa; antes, te obligaba a recorrer medio Oviedo, por lo que la gente consumía en esos comercios», lamenta."
"No se equivocaba aquel que redactó en 1920 un acuerdo municipal para poner nombre a la calle Bermúdez de Castro al decir que esta vía «en día no muy lejano será de las más importantes de la ciudad», según recoge Tolivar Faes en su «Nombres y cosas de las calles de Oviedo». Bermúdez de Castro es hoy en día el centro neurálgico de un barrio que suma 14.342 habitantes y que no ha parado de sumar edificaciones en dirección al mar, hasta fundirse con La Corredoria.
Pocos años después del bautismo de la calle Bermúdez de Castro el Real Oviedo se instaló en Teatinos. En los primeros años del equipo azul, 1926-1927, el estadio donde el Oviedo celebraba sus partidos se ubicaba en Teatinos. Así fue durante seis años, porque los accesos para el aficionado no eran en absoluto cómodos. La de los años 1931 y 1932 fue la última temporada que el Real Oviedo jugó en el campo de Teatinos, por lo que el barrio se perdió el ascenso a Primera División del equipo, sólo un año después, pero ya en el campo de Buenavista."
"Al nordeste de Oviedo, con entrada directa desde la autopista 'Y', se levanta el barrio de Teatinos. Uno de los barrios con más historia de la capital asturiana. Le debe su nombre a una antigua orden de clérigos regulares del mismo nombre. Aunque por aquel entonces lo que se entendía por Teatinos abarcaba una zona mucho más pequeña que se correspondería con la ubicación donde se encontraba el primer campo de fútbol del Real Club Deportivo Oviedo (equipo previo al actual Real Oviedo, que no fue llamado así hasta la fusión de este con el Real Stadium Club Ovetense), justo donde está ahora el centro de salud.
Además, no queda ningún vestigio de ningún monasterio o convento que perteneciera a dichos monjes teatinos, instalados en España en 1629, pero se desconoce si «su sede podría haber sido en una casa o pequeña iglesia, o si fue realmente el monasterio»
Sea como fuere, a día de hoy, Teatinos es un barrio que comprende desde Santullano hasta Campo de los Reyes. Con veintitrés plantas y setenta metros de altura, se levanta en este barrio el edifico más alto de toda la capital asturiana. El conocido como 'Torre de Teatinos', del arquitecto Julio Galán Gómez, es el edificio civil más cercano al cielo de todo Oviedo.
Además, de los en torno a 15.000 vecinos -según el Registro del Ayuntamiento de Oviedo-, el censo tiene predominancia femenina. Concretamente, según los cálculos de la asociación vecinal, un 47% son hombres y un 53%, mujeres. Entre los servicios, no les falta de nada. Además del ya mencionado centro de salud, cuentan con el centro social, piscinas, la Unidad de Trabajo Social y la biblioteca. Estas dos últimas, instalaciones compartidas con el barrio de Pumarín.
Así, los residentes cuentan con un gran surtido de comercio local, supermercados y el centro comercial de Los Prados, para «no tener que pisar el centro de Oviedo», explican desde el colectivo. Apenas cuando es necesario hacer un trámite administrativo en alguna oficina municipal o darse un paseo.
Un barrio también multicultural en el que la vida es siempre conjunta y donde predominan vecinos de origen senegalés y rumano, argentinos, chinos e italianos".
Si el proyecto de la vía de penetración de la carretera de Gijón en la ciudad constituyó el primer gran paso hacia delante de Teatinos, el segundo fue, mucho después, la apertura, en 2002, del centro comercial Los Prados, una infraestructura que ha revitalizado el barrio y propiciado nuevas construcciones. Pero al barrio que alberga la iglesia de San Julián de los Prados, del siglo IX, declarada Patrimonio de la Humanidad, aún le esperan un par de pasos de gigante. El nuevo Hospital Universitario Central de Asturias, en los terrenos que ocupaba La Cadellada, está a medio camino entre el barrio y La Corredoria, por lo que Teatinos también se verá beneficiado por todo lo que aún está por venir en Prados de la Vega. Y queda algo más: la losa de Santullano, una parte del proyecto de los accesos a Oviedo, que dotará al barrio de un gran parque por el que Teatinos quedará unido a Ventanielles, su vecino al otro lado de la autopista «Y».
"Azucena Romero es, desde hace trece años, la alcaldesa de Teatinos y cree que la clave del barrio es que en pocos años ha pasado de ser la periferia a una parte más de la ciudad. Romero describe Teatinos como un barrio «tranquilo y de fácil convivencia donde no se dan demasiados problemas». Entre las necesidades del barrio destaca, según las peticiones que recibe de los vecinos, una piscina y un polideportivo. De reivindicaciones en el barrio sabe un rato largo el presidente de la Asociación de Vecinos «Paulino Vicente», Jaime Fidalgo, llegó a Teatinos en 1963 y preside la asociación desde hace diez años. Fidalgo sostiene que la evolución del barrio en la última década «es algo impresionante», pero no confía en que se le dote de las infraestructuras correspondientes a su evolución. «Vamos a hacer, vamos a hacer y nunca se hace nada», dice. El presidente de la Asociación de Vecinos «Paulino Vicente» también demanda una piscina para que Teatinos, el barrio de Oviedo que mira al mar, se pueda dar un baño, aunque sea de agua dulce".
"Siempre ha sido un barrio capaz de cuidar de sí mismo y preocupado por los suyos. Y lo sigue siendo a pesar del crecimiento y los cambios que ha experimentado en los últimos años. Porque a los vecinos de Teatinos les gusta comprar directamente de los pequeños comerciantes de la zona, disfrutar en los negocios de hostelería cercanos y acoger a quienes se acercan a disfrutar de algunos de los reclamos culturales más importantes del concejo. Como la iglesia de Santullano, una joya del Prerrománico que se encuentra dentro de sus límites y atrae turistas a lo largo de todo el año. Esa forma de vivir, apoyados en lo cercano, convierte a Teatinos en todo un referente del comercio de proximidad y la vida de barrio. Y también de la movilización ciudadana. Una herramienta que utilizan con éxito para reclamar, por ejemplo, más personal para el centro de salud o mejores atenciones para los monumentos del barrio."
A la derecha el Hotel El Retiro de Cardea, que tiene cafetería
De frente, el cruce con la calle Costa Verde, otro de los nombres del callejero que evocan a este barrio que 'mira al mar', aunque no lo llega a ver, pero por él pasan los caminos que a él se dirigen, al cercano Cantábrico
"Se sitúa Pando en la vertiente sur y occidental de la cota del mismo nombre (228 m), contando con un colegio público (Germán Fernández Ramos), un instituto (Villar-Pando), dos bloques de viviendas en altura y varias casas unifamiliares. Hasta hace unos años junto al bloque de viviendas estaba el campo de fútbol del Pumarín C.F., que fue clausurado y destruido para poder construir la nueva carretera AS-18 en su tramo Oviedo-Lugones. Destaca la llamada fuente de Pando, probablemente construida en el siglo XVIII y catalogada dentro de las obras monumentales asturianas. Fue rehabilitada con obra de fábrica rematada por frontón rectilíneo, con caño enmarcado en óvalo labrado, y urbanizada con una semiplazuela cerrada con banco de piedra corrido, todo en 1820, según reza una inscripción en la piedra. El término indica la forma abombada de la loma que da nombre al lugar"
"Pequeña casería que se encuentra al este de la ciudad de Oviedo. Ubicada a 200 m de altitud, El Villar ha quedado encerrada entre urbanizaciones: tiene al este la barriada de Costa Verde, al oeste Pontón de Vaqueros, al sur, la avenida del Mar; y al norte la nueva carretera general AS-18. Conjunto de dependencias de una antigua villae que daría lugar a una nueva casería o villae propia, significa el topónimo".
Ahí está la monumental escultura del Sagrado Corazón de Jesús, obra de Gerardo Zaragoza y montaje del escultor ovetense José Antonio Nava Iglesias, teniendo en su base la Cruz de la Victoria de Rafael Urrusti, antes instalada sobre el conjunto pero cuya exposición a los vientos aconsejó una nueva ubicación
Quien va a Santiagoy no al Salvador,visita al Criadoy olvida al Señor
El monumento al Sagrado Corazón cuenta con iluminación nocturna desde 1981 y se celebra anualmente una jira o comida campestre en su explanada, donde hay aparcamientos. Un poco más abajo está La Fuente los Pastores, lugar donde extraía mineral de hierro la empresa Fábrica de Mieres, la cual hizo un ferrocarril minero por esta ladera, actualmente aprovechado para ser la llamada Pista Finlandesa o Paseo de Valdeflora
Placa en bronce con el nombre de la plaza y el escudo de la ciudad, la Cruz de los Ángeles
Las aceras, con sus árboles y farolas, conforman un bello bulevar y un agradable paseo que compensa la intensidad del tráfico y su vorágine
"La zona conocida como Vaqueros se sitúa al pie del monte Naranco, entre el Campo los Reyes (ver: Calle Bermúdez de Castro) y La Corredoria. Aparece mencionado ya en un documento del 10 de mayo de 1065 conservado en el Archivo de la Catedral de Oviedo y correspondiente a una escritura de una donación. Hay otra referencia en un escrito de 1261 donde se habla de la venta de una tierra y se alude a la presencia de una industria peletera que se servía del agua del arroyo cercano.
La palabra pontón que aparece precediendo al topónimo parece que alude a un puente que debió de existir en la zona, importante lugar de paso para el ganado. Aparece mencionada en un acta municipal fechada el 6 de junio de 1533; siglos más tarde, un acuerdo municipal de 1795 dice que un vistoso paseo, flanqueado por dos líneas de árboles, llegaba hasta el Puente de Vaqueros.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera el Ayuntamiento de Oviedo construyó un grupo de casas baratas al que se les puso el nombre de Manuel Gutiérrez Gutiérrez en el Pleno del Ayuntamiento del 18 de octubre 1929, alcalde Oviedo, cargo en el que sucedió a Fernández Ladreda, entre 1926 y 1929. Los regímenes posteriores al de Primo de Rivera no sustituyeron el nombre, pero sin embargo éste no llegó a cuajar cayendo en desuso."
"Lugar antes perteneciente a la parroquia de San Julián de los Prados, hoy a Nuestra Señora de Covadonga del Campo de los Patos. Se localiza en el extremo nororiental del casco urbano, en torno a la antigua carretera de Gijón, vieja AS-18, extendiéndose desde el Campo de los Reyes en dirección noroeste hasta La Corredoria. Hoy día, debido al crecimiento experimentado por la urbe, forma parte Pontón de Vaqueros de un barrio más anexionado a la ciudad de Oviedo. Tal es así que el propio Pontón de Vaqueros ha llegado a asimilar incluso anteriores caserías y lugares, como Los Castañales, donde hay campo de fútbol, chalés y una cantera próxima; y El Pontón, entre Vaqueros y Toleo, donde estaba antiguamente el puente o pontón que salvaba el arroyo de Vaqueros que discurre por el lugar desde la la loma norte de la cota de Pando, a cuya vera existía un molino y caserías de artesanos de la peletería que aprovechaban sus aguas. Al suroeste de Pontón de Vaqueros se elevan los bloques de viviendas del barrio de Costa Verde, levantados en 1955, mientras que al norte se ha desgajado prácticamente de Pontón de Vaqueros el lugar conocido por La Estrecha"
"La Cadellada fue un barrio de Oviedo, al principio más una aldea, perteneciente a la parroquia de San Julián de los Prados. Aquel mundo rural, muy vinculado a la ciudad, se fue haciendo urbano. Hace un siglo, La Cadellada, como su vecina Ventanielles, ni soñaba el desarrollo urbano que vino luego. De las seis casas y 21 habitantes que se mantenían vino el cambio drástico cuando, en 1928, se edificó allí el Hospital Psiquiátrico Provincial, que transformó la vida de la zona albergando hasta 200 enfermos muy variados, como variadas son la enfermedades mentales, muy dadas a los nombres eufemísticos. A la vez había bares y casas de comidas y era famoso el bar Casa Faldetes, con pipas de sidra e incluso fábrica de licores, en un tiempo, con la feria de ganados cerca, cuando los visitantes llegaban en charrete. Otro bar célebre fue el París, entre Bermúdez de Castro y El Villar, trasladado luego a la avenida del Mar. Allí, por los veranos, había espectáculos de malabarismo y magia, y cada cual llegaba con la silla de casa. Esenciales por allí eran las tiendas de ultramarinos, en las que se compraban la piña de encender el fuego y la arena de brillar la chapa y todo lo que suponía el avituallamiento doméstico cuando, lejos la tarjeta de crédito, la gente llevaba una libreta en la que el comerciante, quitándose el lápiz de la oreja, apuntaba la compra para cobrar a fin de mes. Así ocurría en Casa Cándida y en Casa la Potera, que servía la fruta al manicomio.Aquella segunda etapa de La Cadellada tuvo un final desflecado que no terminó con el problema personal y social de las enfermedades mentales. Todo aquel mundo y la vida que acogía desapareció bruscamente para poner en su lugar el nuevo hospital que, venido desde las antípodas, en el Cristo de las Cadenas, da sus primeros pasos de una ceremonia entre la vida y la muerte que tendrá todo aquello como escenario."
Aquí llega la mencionada y larga calle Bermúdez de Castro, militar que auspició la construcción del Cuartel de Rubín (al otro lado de La Cadellada y de la actual autopista, actual cuartel de la Guardia Civil), calle que se cruza con la calle Jaime Baladrón Romero, dedicada al fundador del curso MIR (Médico Interno Residente) de Asturias, que es la que sube al hospital
L"a Caleyada, nombre que deformaron al generalizar “La Cadellada” quienes desde la Administración se referían así a un antiguo establecimiento sanitario. Tal deformación, con todo, ya debe de ser más antigua pues en la copia de un documento de 1395 se habla de un tal Xuan Alfonso “morador en Cadellalla”
La fundación del actual hospital se produjo en 1989, antes de que este fuera inaugurado este complejo, fusionando distintos hospitales de la ciudad con el nombre de Hospital Central de Asturias, cambiado al año siguiente al actual tras la firma de un convenio con la Universidad de Oviedo. De su historia leemos en Wikipedia:
"El HUCA fue fundado el 13 de diciembre de 1989 mediante un convenio firmado entre el Gobierno de Asturias e INSALUD. Mediante dicho acuerdo se unificaban bajo administración autonómica el Hospital Nuestra Señora de Covadonga, el Instituto Nacional de Silicosis (pertenecientes a la Seguridad Social) y el Hospital General de Asturias (perteneciente al Gobierno autonómico). Desde 1990 el hospital es, junto al Hospital Universitario de Cabueñes, uno de los dos hospitales adscritos a la Universidad de Oviedo. En 2002 su gestión fue transferida desde INSALUD al Servicio de Salud del Principado de Asturias."
"En enero de 2005 se adjudicó la construcción de un nuevo complejo hospitalario por importe de 205,3 millones de euros. Las obras comenzaron en junio de 2005 en la finca del antiguo Hospital Psiquiátrico de La Cadellada, en el extremo norte de Oviedo, y prometían finalizar antes de 2010. En enero de 2014 el nuevo hospital fue inaugurado, aunque el traslado de los servicios y pacientes desde el antiguo complejo ocurrió el 14 de junio de 2014, culminando definitivamente el 16 de ese mismo mes.
Arquitectónicamente el edificio, de estilo contemporáneo, está formado por un gran edificio de 9 plantas y 300 metros de longitud que incluye un cuerpo de menor altura con patios interiores y otros edificios que sobresalen del complejo, aunque sin perder la idea de unidad y centralidad entre todas las instalaciones. Para poder dotar al edificio de medios de transporte, el exterior se urbanizó con una serie de viales que conectan al HUCA con la «autovía Y», así como con el resto de la ciudad."
En cuanto al antiguo hospital psiquiátrico, adjuntamos el resumen de su historia que nos ofrece la Enciclopedia de Oviedo:
"Aunque las obras no estaban terminadas completamente, en 1933 se trasladaron los dementes a este nuevo hospital, que fue, entre los de su género, uno de los más importantes de la época. Un año después, contaba con más de 600 enfermos.
Durante los sucesos bélicos de la Guerra Civil el edificio fue abandonado y trasladados sus enfermos a otros hospitales improvisados. Tras la rehabilitación de los edificios, en 1939, el hospital volvió a funcionar hasta que en el año 2005 se desalojaron los últimos 40 pacientes a la Fundación Fasad en Meres.
El diseño de sus pabellones destacó por lo avanzado de sus criterios higiénicos y asistenciales por lo que, cuando se procedió a su derribo, muchos expertos recomendaron la conservación de al menos 7 de sus pabellones como ejemplo de esta arquitectura."
Si bien su proceso urbanizador había comenzado, como hemos visto, tiempo atrás, los cambios más importantes en estos barrios acontecieron entre la última década del siglo XX y las dos primeras del XXI, hasta el punto que es fácil que un antiguo vecino, que se hubiera marchado en 1990 y vuelto en 2020 no los reconocería ya salvo por alguna parcela aún sin edificar desde la que se ve la familiar silueta del Monte Naranco, hacia cuya falda occidental subiremos nosotros enseguida, poniendo rumbo al norte, a Avilés, vía Llanera y Corvera
Más allá de los aparcamientos, las casas unifamiliares de planta baja simbolizan el paso de la urbe a la campiña, si bien esta parte ya de las áreas residenciales de baja densidad, de viviendas individuales y chalets con terreno, que de lo rural propiamente dicho en el sentido agropecuario. Nuestro camino pasará pronto delante de ellas para subir a Cuyences, saliendo de la ciudad que, no obstante, sigue y seguirá creciendo en este sector
Y, de frente, el Café Bar Rodrigo, que vemos por su parte posterior y que va a servirnos de referencia
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