Eres el Peregrino Número

Buscador de Temas del Camino de Santiago

viernes, 15 de noviembre de 2024

POR LA LADERA DEL MONTE NARANCO A CUYENCES (OVIEDO/UVIÉU, ASTURIAS) ENCIMA DE LA ESTRECHA, LA CADELLADA Y LA CORREDORIA,

 

La Cuesta Naranco sobre la ciudad de Oviedo/Uviéu y el camino a Cuyences por sus laderas

El Camino de Santiago del Norte sale del casco urbano ovetense por Teatinos y El Pontón de Vaqueros para subir la ladera sureste del Monte Naranco, o La Cuesta Naranco, hacia Cuyences, en la parroquia de La Corredoria, dando vista a sus máximas alturas, El Picu'l Paisanu (637 m), donde está el monumento al Sagrado Corazón (arriba a la izquierda de la foto), inaugurado en 1981, y El Picu la Miliciana (590 m), a su derecha, nombre que evoca algún episodio de la Guerra Civil en lo que tradicionalmente era llamado El Pozu l'Agua. Es el Camino de quienes, tras llegar a la catedral de San Salvador, desean continuar a Santiago de Compostela retomando la ruta costera, dirigiéndose a Avilés por Llanera y Corvera

El Pontón de Vaqueros

Empezamos a subir a la falda del Naranco en El Pontón de Vaqueros, al norte de la ciudad, donde dejamos la Avenida del Mar por la llamada calle del Ayuntamiento (pese a la lejanía del consistorio). El paisaje de bloques de pisos se transforma para dar paso a la campiña de viviendas unifamiliares y chalets de una antigua zona rural que se ha transformado en residencial de baja densidad

Aquí cruzamos la calle al llegar a la altura de la nave de la cooperativa agraria Campoastur, fundada en enero de 2013 de la fusión de otras anteriores de diferentes partes de Asturias

Y es que aquí hay una bifurcación, dejamos la calle del Ayuntamiento para tomar el camino que se separa a la derecha, El Camín de la Cerámica, que hace referencia a una antigua industria del lugar

Estemos pendientes, cuando vinimos la flecha amarilla que indica tomar ese camino, pintada en el poste telefónico de hormigón en la bifurcación, estaba muy gastada y apenas se veía

Es la zona de El Pontón, donde hubo, según su nombre indica, un pontón sobre El Río la Corredoria o Río Vaqueros, un arroyuelo, afluente del Nora, que ahora discurre canalizado y subterráneo, el cual era antaño aprovechado para curtir los artesanos de la peletería, existiendo también un molino. El otro componente del topónimo, Vaqueros, revela los usos ganaderos, muy posiblemente en el pasado, como acontecía en concejos cercanos, Siero, Gijón/Xixón, Llanera, Les Regueres, etc., vinculados con la trashumancia, vaqueros en el centro de Asturias, vaqueiros en el occidente

Aquí, en este murete sobre el que crece un seto cultivado de cierre, sí vemos un azulejo con concha y flecha

A la izquierda, una cuneta canaliza las aguas sobrantes de las lluvias y de algunos pequeños fontanes y regatos

El tronco de un viejo árbol asoma entre las tapias de los terrenos de las casas, estamos en una zona bastante frecuentada por paseantes, senderistas y runners, como podremos comprobar

No subiremos una gran cuesta en lo relativo al desnivel, pero sí es de esas que son largas, hasta Cuyences y más allá, con algunos tramos llanos intermedios, a manera de tregua



Los prados guardan el testimonio de las antiguas caserías y vaquerías, dando vista al lugar de La Estrecha, que formó parte de El Pontón de Vaqueros y cuyo topónimo se dice tenía que ver con un estrechamiento del antiguo Camín Real, luego Carretera Real, que se dirigía a la costa gijonesa, el cual fue la base de la actual Avenida del Mar, de la que nos hemos separado para subir a Cuyences



No obstante, la ciudad sigue creciendo en todas direcciones, también por aquí, por lo que es muy posible que, cuando vengáis, encontréis el entorno tal vez algo cambiado, con más urbanizaciones y bloques de pisos



El tráfico de vehículos es por aquí, de momento al menos, sumamente escaso, pero estemos pendiente, sobre todo en curvas con poca visibilidad, del paso ocasional, aunque no infrecuente de coches o, también, de camiones y maquinaria para labores de arreglo de caminos, saneamiento, urbanización...

Caminamos en dirección norte, y así seguiremos hasta llegar a Avilés, donde enlazaremos con el ramal gijonés del Camino de Santiago del Norte, aquel del que nos separamos en la bifurcación de Casquita, en Villaviciosa


Casas de El Pontón, por donde sigue la cuesta, uno de los dos componentes del Pontón de Vaqueros que, según la Enciclopedia de Oviedo"parece que alude a un puente que debió de existir en la zona, importante lugar de paso para el ganado. Aparece mencionada en un acta municipal fechada el 6 de junio de 1533; siglos más tarde, un acuerdo municipal de 1795 dice que un vistoso paseo, flanqueado por dos líneas de árboles, llegaba hasta el Puente de Vaqueros."


Por su parte, el lugar de Vaqueros aparece mencionado documentalmente por primera vez en un documento fechado el 10 de mayo de 1065 conservado en el archivo catedralicio correspondiente a la escritura de una donación. En 1261 otro escrito informa de la venta de una tierra y se menciona la existencia de una industria peletera que trabajaba con el agua del río antes mencionado



Este Camino a Avilés sería el empleado por muchos peregrinos que deseaban continuar hacia Santiago por la costa tras acudir a la catedral ovetense de San Salvador a venerar sus reliquias. No poco se sabe tenían la intención de tomar un barco, si se lo podían permitir, para llegar a Santiago arribando a algún puerto cercano. Los caminos del mar, pese a sus peligros de tempestades, corrientes y galernas, fueron mucho tiempo más rápidos y seguros que los de tierra



La subida se ensancha formando una gran rampa antes de entrar bajo el puente del ferrocarril de RENFE. En su momento se solicitó hacer aquí una estación, dada la cercanía al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) en La Cadellada, encima de Pontón de Vaqueros


La estación no se hizo, si bien la más próxima no está demasiado lejos, el intercambiador de La Corredoria, inaugurado en 2004


Seguidamente, otra vía de comunicación muy importante que transformó buena parte del entorno, la Autovía AS-II o Autovía Industrial, "una vía de comunicación que pertenece a la Red Regional de Carreteras del Principado de Asturias. Tiene una longitud de 24,4 km y une las localidades de Oviedo y Gijón, atravesando los concejos asturianos de OviedoSieroLlanera y Gijón", leemos en Wikipedia


La AS-II, llamada Autovía Industrial pues permite la rápida comunicación entre los grandes polígonos industriales existentes en todo su recorrido, nació como un desdoblamiento de la anterior AS-18 que era una mejora de la antigua carretera general:
"Consistió en una única calzada bidireccional, la cual posteriormente sería una de las dos calzadas de la AS-II. Esta calzada supuso una inversión de 70 millones de euros​ y fue inaugurada en abril de 2003 por Vicente Álvarez Areces, aunque el proyecto proviene del Gobierno de Sergio Marqués. Los tramos de la antigua carretera que no se emplearon para este nuevo trazado constituyen la actual AS-381. El objetivo era descongestionar la autovía "Y" tras la negativa del Gobierno de España de ampliar esta última a 3 carriles. La autovía (desdoble) apareció recogida en el "Plan Autonómico de Carreteras 2000-2010", documento aprobado el 1 de febrero de 2001."


La A-II permite un rápido acceso desde el polígono gijonés de Porceyo hasta el centro ovetense de la Estación del Norte y la calle Uría, descongestionando los atascos de la A-66 o Autopista Y, inaugurada en 1976:

"La autovía no es de gestión pública, si bien no hay cabina de peaje en los accesos y los conductores no tienen que pagar directamente un dinero extra por utilizarla. El Principado concedió a Viastur la explotación de la autovía durante 30 años, encargándose esta empresa del mantenimiento, como contrapartida el Gobierno tiene que pagar una tasa anual a Viastur proporcionalmente al número de vehículos que circulen por ella, un sistema conocido como peaje en la sombra."



Tras pasar bajo la AS-II llegaremos a esta bifurcación, en la que seguiremos subiendo, a la derecha


Aquí tenemos el mojón jacobita con la concha y las flechas amarillas pertinentes


El mojón simboliza también este regreso a la campiña, pues en la ciudad la señalización es a base de placas en postes y farolas, flechas amarillas pintadas y conchas doradas en el pavimento


La calzada es ancha, no pocos caminos vecinales fueron ensanchados para el paso de grandes camiones y maquinaria durante la construcción de la AS-II


Volvemos también al paisaje de 'bocage', setos naturales que sirven de cierre de fincas, además de cierres de alambrada y pequeños bosquetes y matorrales


Abajo han quedado El Pontón de Vaqueros, Teatinos, El Campo de los Reyes o, a la izquierda de la foto, La Cadellada, donde reconocemos el gran edificio del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), inaugurado en 2014 en terrenos donde antes estuvo el Hospital Psiquiátrico Provincial, que empezó a funcionar en 1933


El HUCA nació a su vez de la fusión de distintos hospitales ovetenses que, unidos en 1989, quedaron centralizados en este gran edificio. A su derecha, la capilla, con su torre campanario, es lo único que se conserva del antiguo psiquiátrico


Al fondo las praderías de Pando, parroquia rural ovetense al suroeste de la ciudad y, en la distancia, El Picu'l Cuervu (391 m), y otras cimas de la línea de cumbres que hacen de divisoria natural entre este valle del Nora y el del Nalón, al sur


Antes que los hospitales existieron, hasta 1928 que fueron desalojados para construir el psiquiátrico, una media docena de edificios formando una quintana con una veintena de vecinos. Luego, con el hospital, creció alrededor un nuevo barrio, actualmente también muy transformado


Durante la Guerra Civil, al ser La Cadellada línea de frente durante todo un año, el hospital con sus pacientes, médicos, enfermeras y demás personal de servicio y mantenimiento fue enviado a Valdediós, siendo víctimas de la tristemente matanza allí acontecida. Luego, con la reconstrucción de posguerra se hizo esta capilla, proyectada por el arquitecto Manuel Bobes en 1940


Es un edificio de nave única, bóveda de cañón y cubierta a dos aguas con sacristía anexa y torre campanario de planta octogonal. Un buen artículo sobre ella, con textos y fotografías, lo hallaremos en el blog Iglesias y capillas de Oviedo, del que compartimos este extracto:
"un pequeño atrio nos conduce al interior. La fachada está adornada con molduras y un relieve del escudo de Asturias, todo en azul celeste y blanco.
El desnivel del terreno permite la existencia de un sótano independiente iluminado por varios óculos a ras de suelo que servía de almacén".


Junto con La Vega, más al sur, estos terrenos del valle del Nora al este de la ciudad fueron su suministro de productos agropecuarios durante siglos. Una primera urbanización de los mismos aconteció ya con la construcción de diversos equipamientos en esta zona, como el Seminario de Santo Tomás de Aquino en 1895, que en 1922 pasó a ser el Cuartel del Milán (desde 1987 campus universitario), la Quinta El Rubín, adquirida en 1920 también para cuartel (de artillería) y alguna incipiente industria, taller, o instalaciones tales como el que fue el primer estadio del Real Oviedo, en Teatinos, inaugurado el 31-8-1919


La Guerra Civil afectó mucho a estos barrios del oeste pero según avanzaba la posguerra se reurbanizaron a lo largo de las carreteras y calles principales, aunque lo demás seguían siendo prados y caserías. No sería hasta finales del siglo XX cuando se produjera su gran transformación urbana, integrándose totalmente en la ciudad


Los nuevos bloques de pisos sustituyeron a las viejas casas de vecindad de la pre y la posguerra, así como a las caserías, quintanas y aldeas que se desparramaban por lugares tales como El Campu los Reyes, del que nos habla el periodista, escritor y gran cronista ovetense Adolfo Casaprima Collera en su Diccionario geográfico del concejo de Oviedo, publicado en 2002:
"Barrio del oeste de Oviedo, antigua aldea de los alrededores de la ciudad adscrita a la parroquia de San Julián de los Prados. Se halla Campo de los Reyes al norte de Teatinos y sur de Pontón de Vaqueros y en la actualidad forma la parroquia propia de Nuestra Señora de Covadonga. El siglo pasado todavía formaba un núcleo aislado de la urbe con más de medio centenar de casas. Antes de denominarse Campo de los Reyes se documenta como Campo de San Sebastián, debido a la existencia en el lugar de una ermita dedicada a este santo, situada junto a un edificio descrito en un documento como "castillo con sus cañones" que quizás fuese casa solariega o palacete de verano del que fuera regidor de la ciudad José G. Rodríguez Cueto. La zona del Campo de los Reyes siempre ha sido considerada como pantanosa y lacustre; quizás por ello haya sido elegida desde hace siglos para realizar las plantaciones de árboles más importantes que se llevaron a cabo en Oviedo, formando un bosquete y paseo que desgraciadamente no ha llegado a nuestros días debido a la construcción de la carretera de Gijón, primero, y a la privatización, parcelación del espacio, posteriormente. En el pasado siglo XX se levantaron en el lugar la Colonia Ceano y la Colonia Santa Bárbara; al este se hallaba el matadero municipal, cerrado a finales de los años ochenta, sobre cuya parcela se ha construido ahora un gran centro comercial".

Cuando Casaprima Collera escribía su libro se estaba acometiendo la última gran transformación urbanística de la zona, la cual pasó definitivamente a ser casco urbano ovetense, por lo que destaca que 
"se está urbanizando toda la zona comprendida entre Campo de los Reyes, Pontón de Vaqueros, La Cadellada y Rubín", añade como curiosidad que no se sabe la razón del topónimo del Campo de los Reyes, el cual no aparece hasta el siglo XVIII tras el derribo de la ermita de San Sebastián que daba nombre anteriormente al lugar


Ejemplo de aquel gran cambio urbanístico y poblacional de estos barrios del este lo tenemos en las torres de Montenuño, inauguradas en 2010 con proyecto del arquitecto Salvador Pérez Arroyo, quien dijo de ellas "Las torres de Montenuño, con sus pasarelas aéreas, son un manifiesto urbanístico"


Se trata de cuatro edificios con traza de rascacielos, comunicados efectivamente por pasarelas aéreas y glosados también así por el arquitecto autor de su proyecto:
«Los rascacielos son una manifestación del romanticismo: ¿quién no quiere ver una maravillosa puesta de sol en Asturias desde una caja de cristal en lo alto, oyendo una sinfonía? Y son también un mensaje de optimismo creador, hacen realidad el sueño de vencer a la fuerza de la gravedad»


Las torres-rascacielos de Montenuño ejemplifican también los oscilantes vaivenes de la arquitectura, como de cualquier corriente creativa humana. Tras décadas rechazándose las construcciones en altura que habían sido ejemplo del desarrollismo urbanístico de los años 1960-1970 sobre todo, el cambio de milenio volvió a recuperar la idea de construir a lo alto, bien es verdad que ahora procurando dejar bastantes zonas verdes alrededor, que es la tónica constructiva dominante en estas urbanizaciones de las dos primeras décadas del siglo XXI


Al sur, a la izquierda de Montenuño y en lo alto de una colina de la parroquia ovetense de San Esteban (de les Cruces), está La Covadonga, barrio o lugar de dicha parroquia donde se encuentra la capilla de esa advocación, donde arranca la llamada Ruta de las Peregrinaciones GR 105, que por las montañas al sur de los valles del Nora y del Piloña llega al valle del Sella en Cangues/Cangas de Onís y, por el del Güeña, tomará la ruta a la Covadonga de la Santina, puerta de los Picos de Europa


A la derecha de Montenuño y también en lo alto de la colina de la parroquia de San Esteban, se encuentra el cementerio municipal El Salvador, consagrado en 1884 por el obispo Martínez Vigil, cuyos edificios de capilla y tanatorio se reconocen bien en la loma


Más allá, hacia Teatinos, la ciudad se muestra más abigarrada, aunque se han ensanchado calles y hecho hermosos paseos y bulevares. Todo esto formó parte de la antigua parroquia rural de Santuyano (incidimos como siempre en que en Asturias, como en Galicia, la parroquia rural tiene también entidad administrativa civil además de religiosa, -la parroquia urbana por lo general solamente religiosa-) o de San Julián de los Prados, engullida totalmente por la ciudad en nuestros días


Al sur, por San Esteban de les Cruces y La Manxoya, discurren los viejos caminos que comunican la ciudad con el sur, con los valles del Nalón y del Caudal respectivamente, este segundo paso del Camino del Salvador, por el que venían, y vienen, pues se ha recuperado como ruta xacobea oficial, los peregrinos que, conocedores de la importancia de la catedral ovetense del Salvador o San Salvador por sus reliquias de Jesús, María, San Pedro y otros santos y apóstoles, cruzaban la cordillera para venerarlas, y más si coincidía con el Jubileo de la Santa Cruz, otorgado por el papa Eugenio IV en 1438, lo que incrementó notablemente las peregrinaciones salvadoranas acabando ya la Edad Media


A lo lejos en la distancia El Picu Gúa (658 m) se alza sobre el valle del Caudal y sus afluentes y sobre el ovetense Olloniego (al norte) y Mieres (al otro lado, al sur), haciendo de frontera de concejos


A su derecha, al otro lado del Caudal, se alza el cordal o sierra de La Meruxega, que son una serie de riscos y picachos entre El Picu Llosoriu (997 m) y el pueblo de La Pereda. Se extiende unos 5 kilómetros y alguna de sus cotas más altas son La Vara (957 m), El Rasón (940 m), Cabaña de Pieddra o Meruxega Alta  (720 m), Ana María (650 m) y El Picu l'Águila. Es un monte muy perforado por antiguas minas de montaña, de carbón, muy frecuentado, como todas esas serranías, por senderistas y montañeros


Justo en medio de la foto, más bajos, algunos picos de la Sierra de Llagos, también sobre el valle del Caudal, entre los concejos de La Ribera (Ribera de Arriba), Riosa y Mieres, así como entre los valles del Nalón y del Caudal, que se unen a sus pies, en Soto Ribera



Más allá son los montes y collados entre Riosa y Lena/L.lena, acceso al Monsacro (a la derecha) por Viapará y, en la lejanía, de izquierda a derecha, La Tesa (1905 m), La Mesa (1.915 m) y L'Almagrera (1.933 m), en la cordillera, siendo el último límite lenense con las tierras babianas leonesas. Por ahí están los puertos de Bachota, acceso a la meseta y entrada en Asturias por el valle del Güerna, afluente del río Lena que luego formará el Caudal, secular vía de comunicación y, con ello, de peregrinación y arriería, no señalizada oficialmente como ruta xacobea oficial sin embargo, dado que prevaleció el paso por Payares, algo más al este



Mientras no se edifique en estos campos podremos seguir viendo también el Aramo, la gran montaña central asturiana, entre el valle del Caudal y el del Trubia, al otro lado, totémico monte del que hemos hablado mucho, pero que muchísimo, en nuestro trayecto hacia la capital asturiana por el valle del Nora, pues es una referencia visual y geográfica que, en días mínimamente claros, tenemos casi siempre a la vista



Más pequeño, pero no por ello menos importante, disimulado o camuflado por el Aramo pese a estar algo más cerca, ahí tenemos el Monsacro o La Madalena, cuya cima más alta son los 1.055 m del Picu Rumiru, pero no es ciertamente la altitud lo que hacen de esta montaña sagrada y lugar nemético por excelencia un lugar excepcional, sino por sus dos capillas, Les Capíes, La Capía Riba y La Capía Baxo, la de Santiago y La Madalena, de origen románico pero, quiere la tradición, levantadas donde antes míticos eremitas custodiaron las reliquias de Jerusalén, guardadas de invasiones y profanaciones en este paraje de reminiscencias precristianas en el concejo de Morcín


Más tarde, en momentos más seguros, dichas reliquias, que llevaban muchos años siendo trasladadas desde Jerusalén a sucesivos lugares, huyendo de invasiones persas y árabes, fueron bajadas a la naciente capital del rey Alfonso II El Casto en la vieja encrucijada de la colina de Outeao, siendo albergadas en la basílica de San Salvador, antecesora de la actual catedral de Oviedo/Uviéu, siendo consideradas de las más importantes de la cristiandad, compitiendo con el tiempo con la misma Compostela, pues por toda Europa resonaba el dicho "quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al señor"



Si nos fijamos, en esta foto reconoceremos bien las dos capillas, a la subida a este monte desde Santolaya, la capital del concejo de Morcín, situada a sus pies, le dedicamos toda una entrada de blog, así como a sus santuarios y tradiciones. Poco más allá, una gran antena nos revela dónde está el Gamoniteiru, que con sus 1.791 metros de altitud es el más alto del Aramo



Realmente la cima del Monsacro es una sucesión de picos calizos con vegetación y praderías, además del mencionado Cuitu Rumiru están La Fayona, El Cantu la Sierra o El Rozu la Espina, por citar algunos. Es todo ello, como Viapará y el Aramo, una sucesión de majadas con actividad pastoril desde la más remota prehistoria, tal y como demuestran sus campos de túmulos y dólmenes, enterramientos megalíticos de varios milenios de antigüedad, de los albores del neolítico y la ganadería


'Saltando' del Monsacro al Aramo, podríamos decir que es también una sucesión de picachos sin demasiada diferencia de altitud entre unos y otros. Además de los 1.790 metros del Gamoniteiru (o 1.791, 1.794, o 1.786, etc., pues según la fuente que tengamos las alturas varían), ahí podríamos destacar El Picu Xistras (1.775 m), El Rosal (1.741 m) o, más atrás, La Pena Podre (1.634 m) y, más adelante, El Picu Llanón (1.687 m) y El Barriscal (1.734 m)



En los extremos, pues el Aramo se extiende de norte a sur, las alturas sí tienden a disminuir con El Picu Foreal (1579 m), Carrilones (1.504 m), El Pontón (1.444 m), Pradiella (1.451 m), Mesqueiru (1.328 m) y otros. Fijémonos abajo en La Torre Teatinos, uno de los rascacielos ovetenses, proyecto del arquitecto Julio Galán Gómez inaugurado en 1961. A su derecha El Picu Gatu (543 m) y El Castiellu (527 m), entre La Ribera y Morcín. Más arriba El Cantu la Sierra (914 m) y El Picu Marieyu (979 m) en el Monsacro


Teniendo como referencia La Torre Teatinos vamos a ver a la izquierda, al sur, el extremo meridional de la sierra, en La Cobertoria, collada o paso a 1.179 metros de altitud entre los valles del Caudal y del Trubia y entre el concejo de Lena/L.lena, en Quirós


Volviendo al Monsacro, podemos reconocer bien La Cuesta la Madalena que es la subida desde Santolaya, capital morciniega. Su impresionante aspecto debió de conferirle un halo sagrado desde los albores de la Humanidad, pastos naturales y enterramientos prehistóricos, domina siempre la escena. Los eruditos medievalistas Francisco Javier Fernández Conde y M. Santos del Valle escriben en su obra Toponimia y Tradiciones del Monsacro...
"Una amplia tradición, culta y popular, a la vez, suele vincular con frecuencia la sacralidad de este monte a la leyenda de la "traslación maravillosa" de las Reliquias de San Salvador de Uviéu, depositadas allí, según la creencia popular (...)

Sin embargo, los orígenes de esta tradición legendaria son, sin duda, mucho más remotos, muy anteriores a los siglos de cristianización de Asturias. La situación privilegiada del Monsacro, un sólido conjunto de caliza que emerge llamativamente de su entorno: la llanura regada principalmente por el río Caudal, se configura como un centro casi geométrico de una gran comarca asturiana circundada por varios cordales montañosos y ello pudo propiciar, sin más, la sacralización progresiva del mismo, hasta convertirse en un lugar sagrado, un omphalos, un centro del universo con virtualidades parecidas a las de otros montes sagrados, famosos en la historia de la civilización:

"El lugar en el que podía establecerse la comunicación entre el mundo de los muertos y el mundo de los dioses subterráneos; consagrado por ser punto de unión entre los distintos planos cósmicos y, como tal, no podía estar situado sino en un centro"

Monsacro, el monte sagrado, demostradamente la menos desde época megalítica con sus enterramientos tumulares de ancestrales civilizaciones pastoriles que cuidaban sus rebaños en los pastos de las montañas. Así otro gran investigador, José Manuel González y Fernández Vallés, escribe:
"El monte gozó de la condición de sagrado en tan lejanos tiempos, pues si siempre fueron sagradas las necrópolis en las civilizaciones primitivas, las gentes que enterraban a sus muertos en la cumbre del monte de Morcín, no pudieron menos de considerarla de este modo, si no es que para ellos ya anteriormente reunía semejante condición y por lo mismo fue elegida para morada de sus difuntos"

El Monsacro, cuyo proceso de sacralización continuó en época romana y siguió con la cristianización de los antiguos cultos paganos, asimilándolos a rituales, templos y santos cristianos, acto que culmino con el traslado del Arca Santa de Jerusalén y las reliquias que hoy se guardan y veneran en la Cámara Santa de la catedral ovetense de San Salvador


Es entonces cuando nacería la leyenda que el propio Santiago evangelizaría estos lugares, labor que continuaría otro legendario personaje, un sacerdote llamado San Segundo, según leemos en la voz Morcín de la Gran Enciclopedia Asturiana, tomo 10 y página 102


La tradición dice que el Arca santa era una antigua caja de cedro que contenía las reliquias de Jesús y María que estaba en el templo de Jerusalén hasta que la invasión persa del año 614 obligó a la comunidad cristiana a trasladarla a Alejandría junto con el Santo Sudario y otras reliquias de santos y profetas, labor que realizó el presbítero Filipo. El avance persa por el norte de África hizo que esta acabase en Cartagena, donde San Fulgencio, obispo de Écija, se la envió a San Leandro obispo de Sevilla, quien a su vez la llevó a Toledo, capital visigoda, a principios del siglo VIII, momento en el que se hace una nueva caja, esta vez de roble, para sustituir a la antigua. Luego y a causa de la expansión árabe es traída a Asturias donde estuvo 80 años oculta en el monte Monsacro hasta que Alfonso II El Casto, en algún momento entre los años 812 y 845, la traslada a su nueva capital y en concreto a su santuario de San Salvador


Afirman las crónicas que, casi dos siglos después, el obispo Ponce, que ejerció su cargo entre los años 1025 y 1035, quiso abrirla, pues parece ser había un temor reverencial a ello, realizando toda una liturgia acompañado de miembros del Cabildo, familiares y amigos, pero una hiriente luz cegadora les hizo desistir de sacar lo que había adentro. Habría de esperarse casi medio siglo más a que en tiempos de Alfonso VI se volviese a abrir, año 1075, esta vez con éxito e inventariando lo que se guarda en el interior


Lo cierto, como dicen Fernández Conde y Santos del Valle, es que la primera mención al traslado de las reliquias desde Toledo a Asturias, en el siglo XI, no menciona al Monsacro sino directamente a la iglesia ovetense de San Salvador:
"(Archa) a Toleto in Asturiis in eclessia Sancti Salvatoris loco qui dicitur Ovetum (translata fuit)"
Es medio siglo más tarde cuando el obispo Don Pelayo, propagando el culto a estas reliquias, escribirá de cuevas y tabernáculos que delatarían que, antes que en la capital astur, el arca y las reliquias habrían estado aquí guardadas, plasmando una tradición que ya debía de estar asentada a nivel popular. No será hasta poco después cuando, en torno al año 1200, nuevas narraciones, anónimas y más noveladas, mencionen al Mons Sacer o Monsacro:
"... reliquias qua haberent potuerunt et eas in montem excelsum valde detulertunt, qui propter sacras reliquias, que ibi per anos XIV fuerunt, Mons Sacer vocatus et usque hodie, qui itinere VIII diern distat a Toleto"
En esa centuria del XIII se construirán las actuales capillas que pronto veremos, muy posiblemente cristianizando enclaves concretos de culto en los altos de la montaña y acaso sucesoras de oratorios o eremitorios aún más antiguos. Es a partir de entonces cuando ya se vincula definitivamente el Monsacro con las reliquias del Arca Santa, cuyo traslado es explicado de esta manera en otro escrito...
"Pagani igitur christianis usque ad Montem illum (Monsacro) persecuti sunt, existimantes eos auri et argenti tesauros conducere. Extat autem juxta hunc montem alius mons, juxta quem pagani fixere papiliones in obsídionem christianorum, volentes eos spoliare et occidere. Ceperunt itaque missilia toxicata diutissime mittere et jaculari christianos, sed sagitte eorum et tela retroversa illos, a quibus mittebantur, percutiebant et in eos revertebantur et interficiebant eos.. . Sequente igitur nocte, cum in papilonibus suis cubarent mons juxta quem fixerant tentoria reversus est super eos et novo et inaudito sepulture genere suffocati sunt, et ceterorum animositatem exemplo suo represserunt.. ."

En cuanto al Aramo, o como más propiamente se dice por parte de pastores y vecinos, El Puertu l'Aramo, cordillera situada en el mismo centro y corazón de Asturias, sobre los concejos de Lena/L.lena, Riosa y Morcín al este y sobre los de Santo Adriano, Proaza y Quirós al oeste. Constituye por suerte de paso entre los valles centrales asturianos del Nalón y Caudal (antaño valle del Río Grande), con los valles del Trubia, al otro lado de estas montañas, así como, cuando el clima lo permite, entre la meseta y el centro de Asturias. Ancestrales rutas de pastoreo, pero también de arriería, trashumancia y peregrinación atraviesan el Aramo y no pocos santuarios parecen cristianizar, como en el Monsacro cultos prerromanos muy anteriores, como es el caso de la Virgen del Alba en Quirós


Realmente, a pesar de la altitud y de lo abrupto, toda la serranía es terreno en el que la peña caliza gris comparte espacio con hermosas camperas verdes de grandes pastizales en sus majadas, mayadas o mayeos. Milenarias civilizaciones pastoriles dejaron patente su presencia desde la más remota noche de los tiempos con sus necrópolis funerarias y monumentos mágico-religiosos, ofrendas y quizás algunas tradiciones y reminiscencias legendarias que han llegado a nuestros días, empezando por buena parte de la misma toponimia


Al norte del Gamoniteiru están El Picu Barriscal (1.723 m), y El Gamonal (1.710 m), donde se produce la 'bajada' del Picu Monrrasiellu (1.673 m), El Picu Calza (1.411 m) y El Mosquil (1.295 m). Más a la derecha y desgajada de la sierra se reconoce bien La Mostayal (1.301 m), separada del resto del macizo por el collado de Pan de la Forca (1.308 m)


Sito, como el collado, entre los concejos de Morcín y Quirós, La Mostayal es bien reconocible por tanto por su 'aislamiento' respecto al resto del Aramo, al que se le atribuye ser lingüísticamente un teónimo dedicado a la divinidad céltica gala Aramo-onis; así lo presenta el profesor Martín Sevilla Rodríguez en su obra Toponimia de Origen Indoeuropeo Prelatino en Asturias (Real Instituto de Estudios Asturianos, 1980)


 La Toponimia, no siempre ciencia exacta no obstante, le plantea otros posibles orígenes etimológicos, así el doctor Xulio Concepción en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana  (KRK ediciones 2001), sin desdeñar la opción anterior, propone su vinculación a la raíz del céltico ar-, ar-n con su variante ar-m, relacionado con valle y/o agua. En este caso conviene no olvidar que, aparte del agua para pueblos, villas y brañas circundantes, de aquí mana el agua que abastece a la ciudad de Oviedo/Uviéu a través del embalse de los Alfilorios


En lo concerniente a la historia se vincula al Aramo, junto con las aún más altas estribaciones de las Ubiñas, con el no menos mítico Mons Vindius de la última resistencia astur contra las legiones romanas de Augusto en las campañas de conquista del 25 al 19 a.C. Mons Vindius o del monte blanco, o del dios Vindio, otro teónimo celta al que se le busca relación con el santuario mariano de Bendueños en Lena/L.lena. Si bien es cierto que la geografía y escenarios concretos de las guerras asturcántabras contra Roma están sujetos a numerosas interpretaciones y los nombres transmitidos por los cronistas clásicos abarcan en su ubicación, según el parecer de cada historiador, una amplia franja del noroeste peninsular, desde Peña Sagra y los Picos de Europa hasta las montañas del Bierzo, Ancares y los cordales astúricos


Al pie de las laderas de La Mostayal hay otras cimas más pequeñas, como El Cazminín (905 m), encima de Los Alfilorios y, más al oeste, El Cantu Currillón (974 m) o La Pena Rei (767 m), paso a Proaza en los valles del Trubia


Vamos a posar los ojos en nuestra más cercana inmediatez, pues aquí tenemos la tan citada ya Autovía Industrial o AS-II, cuya construcción supuso la desaparición del antiguo campo de fútbol del Pumarín F.C. en el lugar de Pando o La Cota Pando. Ahora está en el Estadio Luis Oliver, sito en las inmediaciones


A lo lejos, Buenavista y El Cristo, barrios al oeste de la ciudad que antaño fueron también aldeas, Buenavista en concreto era aún a principios del siglo XX "una pequeña aldea con casi medio centenar de habitantes", nos dice Adolfo Casaprima Collera, la cual quedó integrada en la ciudad con la expansión urbana de la posguerra, la cual continúa en nuestros días


Buenavista debe su nombre a estar en una elevación desde la que se contemplaba un amplio panorama en los cuatro puntos cardinales. Un poco a la izquierda reconocemos la iglesia del Cristo, Santísimo Cristo de las Cadenas, construida también en la posguerra


Más a la derecha, más importantes referencias, los edificios de la zona de La Gruta, saliendo de la ciudad por la calle Fuertes Acevedo (N-634) y la torre del campanario de la iglesia de San Pedro de los Arcos. Un poco más abajo, detrás de la torre de alta tensión, se reconoce la cúpula de la antigua Cárcel Correccional de Oviedo, actualmente sede del Archivo Histórico de Asturias


Por ahí pasaba el famoso Acueducto de los Pilares, cuyos arcos dieron nombre a la antigua parroquia rural de San Pedro de los Arcos, construido entre 1570 y 1599 bajo la dirección de Juan de Cerecedo aunque fue terminado por Gonzalo de Bárcena, fontanero mayor de Valladolid. Fue el principal aporte de agua a la ciudad hasta 1875, tristemente demolido en 1915, únicamente se conservan de él cinco arcos, restaurados en 2006, a escasos metros del trazado del Camino Primitivo en la ciudad


Se dice que los peregrinos de antaño, que hacían el camino de vuelta a casa viniendo a la catedral ovetense del Salvador, veían la torre de la catedral desde las lejanas montañas del occidente, en concreto desde el santuario de El Freisnu, entre Grado/Grau y Cornellana (Salas). Esta lejana visión desapareció al urbanizarse Buenavista con sus altos edificios


Aquí arriba (derecha de la foto) tenemos el convento de Santa Gema, el llamado Convento Blanco, de las Religiosas Pasionistas, cuya primera piedra fue colocada en 1971. Por ahí subía, al otro lado del monasterio, el Camino de Santiago antaño


Era costumbre ovetense, nos dice Adolfo Casaprima Collera en su Diccionario geográfico del concejo de Oviedo, la de acudir los estudiantes a adquirir el escapulario de Santa Gema al iniciarse el curso, pues se dice propiciaba tener buenas notas, dado que la santa es mitigadora de padecimientos físicos y morales


Y ahí están algunas casas de Fitoria, en la ladera sur del Monte Naranco, aldea, como toda esta parte de la ciudad, que antaño formó parte de la parroquia de Santuyano (San Julián de los Prados), de la que debió ser su límite por esa parte, de ahí su topónimo, vinculado a fitu 'hito', en en sentido de mojón territorial



Tras observar los alrededores, seguimos subiendo esta ancha carretera local camino de Cuyences. Repetimos que el tráfico suele ser escaso y, aunque por asfalto, andamos como en un precioso paseo


No obstante y dado el espacio del que disponen, a veces algunos vehículos, sobre todo bajando, pueden circular a cierta velocidad, por lo que estemos pendientes, sobre todo al llegar a curvas como esta, junto a la que crece un pequeño bosquete, el La Quinta'l Rabilu, "una gran finca en la que destaca su arboleda por abundante y variada en especies, con ejemplares exóticos muy raros por estas latitudes y otros autóctonos de amplias proporciones", nos cuenta Casaprima Collera



Prados arriba, Toleo, en el camino de Fitoria a Cuyences, donde hay otro convento, el de las monjas carmelitas, si bien apenas podemos ver alguna casa, tapadas por el bello arbolado que crece en esta parte del monte. Más arriba son plantaciones de ocalitos. Toleo revela ser un hidrónimo, dice el erudito filólogo Xosé Lluis García Arias en Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, al igual que el topónimo Naranco, aludiendo a sus numerosos arroyos, afluentes del Río Nora, que lo bordea por el otro lado, por el norte:
"El Naranco, monte bien conocido en las inmediaciones de la ciudad de Uviéu, y también de una casería en el mismo, se alza, lato sensu, por occidente sobre el río Nora; etimológicamente no sería imposible considerarlo también un hidrónimo emparentado lingüísticamente con (...) los portadores de *NAR-, aunque el cambio moderno del paisaje haya ocultado la mayoría de sus numerosos arroyos. Esta posible relación etimológica parece más aceptable, en principio, que admitir la suposición de Corominas quien lo considera un derivado indoeuropeo de *NERANKOS ‘gigante’, formado sobre *NER ‘hombre’."


Bordeando vamos nosotros la curva en esta rampa ascendente a Cuyences, admiramos la mata arbolada de La Quinta'l Rabilu, que forma una bella franja boscosa en el límite de la finca



Por aquí, el cierre lo conforma un murete y larga empalizada que separa el bosque del Camino, el cual sube ahora un trecho recto


Hay árboles autóctonos y ornamentales cuyas formas contemplamos según avanzamos por la cuesta, que aquí se suaviza un poco


Ya estamos inmersos en el paisaje de la campiña asturiana de estos arrabales rurales-residenciales de la ciudad 


De  frente reconocemos algunas casas de Cuyences, aldea que pertenece a la parroquia ovetense de La Corredoria



La Corredoria era otra gran parroquia rural que se ha hecho netamente urbana en su parte baja y que, si bien sigue manteniendo su entidad administrativa como tal, viene a formar, junto con El Pontón de Vaqueros, Teatinos, Pumarín, Pando, etc., un continuum urbano y verdadera prolongación de la ciudad hacia el norte-nordeste


Aquí tenemos el enlace de la AS-II con la AS-18, la carretera antigua, que ahora es una avenida urbana en ese tramo. Se trata de la antigua Carretera Real, construida a partir de finales del siglo XVIII en base al antiguo Camín Real que iba a Gijón/Xixón y que iba a formar parte de la nueva Carretera de Castilla, auspiciada por el ilustrado gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos y a la que se llamó también en este trecho el Camín Real de la Corredoria


El propio topónimo La Corredoria está relacionado a su condición viaria desde tiempos remotos, y así nos lo explica García Arias en Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"Pero si bien la variante céltica carrum triunfa en toda la línea no por ello dejamos de tener muestras de otras expresiones concurrentes pertenecientes al área latina del tipo CURRUS -¯US ‘carro’ (EM). Su pervivencia es real gracias al posible derivado corral, acaso originariamente ‘lugar para el carro’. También son parientes corredor o correor ‘pasillo externo y elevado de una casa, provisto de enrejado’.

Un ejemplo claro lo vemos en el participio del verbo CURRERE (EM) > asturiano correr, cuyo analógico *curritus, a, um subsiste gracias a la nominalización del femenino en los topónimos teberganos del tipo La Corrida (Tb) alusivos a caminos de traslado de ganado6. Con incrementación de -T¯ORIAM tendríamos La Corredoria (Uv), etc. que podríamos traducir como ‘camino de carros’


Según vamos subiendo, además, vamos a tener excelentes vistas del gran valle del Nora hacia el este, hasta su misma cabecera en Sariegu y montes de Nava que lo separan del valle del Piloña, e incluso más allá, hasta el Sueve y, en días muy claros, hasta los Picos de Europa


Aquí abajo, al otro lado de la Autovía Industrial y del ferrocarril, están las instalaciones de la Subestación Eléctrica de La Corredoria. Justo después discurre la carretera AS-381 (antes AS-18). Esa zona es La Estrecha, que antaño formó parte de El Pontón de Vaqueros, conservándose algunas casas unifamiliares de lo que fue el extrarradio rural ovetense de antaño. Su nombre se debe al estrechamiento del viejo camín real en ese lugar


La desaparición de las antiguas aldeas y caserías conlleva muchas veces la de sus topónimos, si bien en ocasiones estos pasan al nuevo callejero de las urbanizaciones. Uno de los que más se ha mantenido es el de La Cadellada, que aquí da nombre a un parque (a la derecha de la foto). Su nombre tiene relación caminera, como variante de caleyada, de caleya, 'calleja', por lo que haría referencia a 'camino rural transitado' (callejeada), en opinión de García Arias. Casaprima Collera no obstante se fija más en la raíz lada, referente a manantiales de agua caliente, de los que, de haber existido, no parece haber llegado noticia, testimonio ni resto alguno. Para él 'ca de llada' sería sinónimo de 'casa de la fuente'


Al sur-sureste la Sierra de La Paranza separa el valle del Nora del valle del Nalón y el concejo de Siero del de Langreo/Llangréu (con el enclave noreñense de La Pasera en medio. Más a lo lejos la loma rocosa de Peñamayor se alza sobre los concejos de Nava, Bimenes y, al sur, Llaviana, puerta del Alto Nalón


Por la cresta de La Paranza, nombre genérico que se aplicó a toda esa gran loma y línea de cumbres, sigue hacia Covadonga la Ruta de las Peregrinaciones, la cual sigue en buena parte un antiquísimo camino que discurre por la cresta de la montaña, jalonado de campos tumulares y algunos reductos castreños


Cuyences, para García Arias, sería otro posible hidrónimo referido a los regueros del Naranco que hicieron tan fértil estas laderas, de verdes praderías y aún muy boscosas, así como las vegas del Nora al que desembocaban. Los usos agropecuarios tradicionales, aunque perviven en algunos lugares adaptados a los nuevos tiempos, han dado paso a los residenciales


Las estacas con alambradas delatan los usos ganaderos de los campos, que fueron los predominantes desde que, avanzando el siglo XX, el agro astur, como otros del norte de la península, se especializó en el ganado vacuno para suministro de lácteos a las industrias que satisfacían la grande y creciente demanda de las áreas urbanas e industriales


Luego, tras una gigantesca reconversión, muchas ganaderías se abandonaron y con ellas desaparecieron las caserías que, en el caso de este gran valle, fueron dando paso a esos nuevos espacios urbanos y residenciales, así como los enormes polígonos industriales, que caracterizan gran parte de su paisaje


Más al norte, Llugones, si bien ya en Siero, siempre tuvo una gran vinculación con Oviedo/Uviéu y, puntualmente, se pone sobre la mesa cada cierto tiempo la vieja aspiración de ser concejo propio. Su crecimiento vino de la mano de la carretera y del ferrocarril, lo que favoreció la instalación de industrias punteras, y en la actualidad es el núcleo sierense más poblado, aún más que La Pola, la capital. Ha quedado unido urbanísticamente a La Cobertoria y forma parte de ese gran espacio urbano que, ocasionalmente, se le da en poner nombres no oficiales, el Ocho Central, Ciudad Astur, etc.


Además de Llugones, urbanizaciones como La Fresneda, Soto Llanera y otras forman nuevos espacios urbanos que, unidos a los polígonos industriales, conforman un territorio de gran densidad poblacional y de naves, empresas y otras instalaciones que, con las aldeas preexistentes (Viella, Bobes, etc.) transformadas en núcleos residenciales de baja densidad, han formado efectivamente una gran ciudad en la práctica (con sus pros y contras), que se extiende por estos concejos de valle del Nora, de Siero y Noreña a Llanera y la misma capital asturiana


No es de extrañar pues que, con el grandonismo asturiano característico, más de una vez se haya comparado entusiásticamente con el famoso Silicon Valley estadounidense. A lo lejos, las colinas amesetadas de Pañeda hacen de límite con la zona noreste de Siero, más rural, parroquias de Ceyes, Muñó, La Collá, etc.


Ciertamente, todo este camino es un gran mirador sobre el valle, el cual contemplamos con cada vez mejores perspectivas según vamos subiendo


A la derecha de esta nueva curva hay un rellano a la entrada de una finca que es un lugar perfecto también para detenerse un instante y seguir contemplando el paisaje


Una finca de viveros revela que los usos agrarios que se mantienen son los que se van transformando a la demanda. Sus cultivos llegan a la misma autovía



A la izquierda de La Estrecha es La Corredoria Oeste o La Corredoria Alta, en cuyo parque fueron colocados algunos hórreos y paneras de las antiguas caserías de esa vega. De la antigua Carretera Real que atravesaba el lugar quedan tramos empedrados en aquellos lugares en los que su trazado original no resultó afectado por la nueva Carretera de Gijón. Como vemos, esta antiquísima vía fue remodelada sucesivas veces a lo largo de la historia, incluso una vez hecha carretera


De la historia de la carretera y de sus antiguos restos aún a la vista y en pie, hay un excelente trabajo, titulado Camino Real de la Corredoria, que podemos ver en la web El viajero histórico, con buenos mapas, textos y fotos, del que extraemos estos párrafos:
"Como oriundo de Asturias, aunque he sido ciudadano del mundo durante muchos años, de vez en cuando pasaba por Oviedo y por su barrio de la Corredoria, pues me pillaba de camino cuando iba a Gijón. 
Por este barrio, por su calle principal, realmente pasaba el antiguo camino real/carretera de Oviedo a Gijón  de finales del siglo XVIII. La vieja N-630 pisaba este antiguo camino, actualmente denominado AS-18. 
La antigua carretera, cuyo empedrado se deja ver en algunos lugares, fue proyectada en 1779 y terminada en 1794 por el arquitecto Reguera. El famoso político Jovellanos también estuvo implicado en su desarrollo ya que el camino debía comunicar Gijón con la meseta a través del Puerto de Pajares, por la denominada “carretera de Castilla” (aquí he hablado de ese proyecto). Esta carretera ha sido testigo del ir y venir de millones de personas, de los ejércitos napoleónicos, de los golpistas carlistas, de los golpistas de la mal llamada revolución de 1934, de los avatares de otro golpe que degeneró en una Guerra Civil de 1936 y de los vehículos automóviles hasta la inauguración de la autopista Y (Oviedo-Gijón-Avilés) en 1976.
El único lugar de toda la ruta entre Oviedo y Gijón donde se pueden ver restos de la antigua carretera es en el barrio de la Corredoria. En el centro podemos ver la fuente de los Cuatro Caños, de 1790, con un grabado referente a la inauguración de la infraestructura y a su promotor, el Rey Carlos IV. Junto a ella existe un antiguo lavadero de ropa público, en forma de paraguas de los años 20 del siglo XX, diseñado por Sanchez del Río, el mismo arquitecto de la famosa Plaza del Paraguas de Oviedo. La carretera pasaba por el frontal de la fuente hasta la reforma de la plaza en 1991. 
A unos 200 metros de la fuente, en dirección a Gijón encontramos, a mano derecha, un mojón que marca la distancia de media legua a Oviedo (unos 2.700 m). La legua común o vulgar era la unidad de medida del siglo XVIII (fue instaurada en 1568 por Felipe II sustituyendo a la antigua legua castellana). El monolito o mojón de unos 2,5 m de altura, a modo de miliario romano, es el único que queda en esta antigua carretera. También tiene una inscripción en latín con el nombre de Carlos IV. 
En este barrio todavía se pueden ver algunos de los antiguos edificios que rodeaban al camino real. El antiguo palacio de los Méndez de Vigo fue partido en dos por el camino Real, quedando su capilla al oeste y la casa al este. El blasón del palacio todavía es visible en una guardería que ocupa el antiguo solar, cerca del mojón de la media legua. 
El Cortijo, actual centro social, cercano a la fuente, es visitable y se puede ver el palacete original del s. XIX (actual biblioteca pública) y parte de los jardines de la antigua gran finca señorial de los Rato-Figaredo, hoy muy reducida, aunque contaba con piscina, palacete y jardines. A finales del XIX  José González Alegre fundó una fábrica encurtidora de cuero, construyendo las naves y la finca residencial anexa para su familia. En 1944 pasa a la familia Rato (emparentada con los Figaredo) hasta su cierre en 1954, pasando después a albergar una fábrica de anís. La existencia de una fuente (fuente de la Casa Grande), hoy desaparecida, fue el motivo de la instalación de esta industria en este lugar, dado el gran volumen de agua necesario para curtir las pieles. 
Siguiendo la carretera nos encontraremos con la antigua farmacia, frente al antiguo taller de reparación de carruajes de Santos Secades, que llego a fabricar vehículos blindados en la Guerra Civil. El taller de carros se estableció a finales del s. XIX, dado el auge del comercio y la carretera de Castilla, conviviendo con otros dos (uno de ellos de un primo de Secades, llamado Vicente, situado frente a la actual iglesia, donde hoy existe un invernadero). En 1988 cerró el taller siendo derribado para construir viviendas. Hoy ninguno de los dos edificios (en la imagen de abajo son visibles) está en píe. Se situaban a cada lado de la actual Plaza de los Cuatro Caños, donde hoy hay un bazar chino (y su edifico adyacente) y al otro lado una sucursal bancaria (La Caixa). Un taller sobrevive detrás del bazar chino, siendo antiguamente un almacén de vinos. Un poco más abajo se halla el antiguo Bar México, después centro cultural y merendero-restaurante en nuestros días. 
Siguiendo la carretera, y antes de llegar al mojón, quedan algunas casa antiguas, últimos testigos del pasado de esta carretera, entre ellas una antigua barbería, reconocible por su exterior con azulejos blancos."

Al este de La Corredoria, La Llanera de Siero, como se conocía documentalmente en la Edad Media a la zona occidental del territorio de Siero, antecedente del actual concejo, no es siempre tan llana cuando se la ve de cerca. Ahí tenemos La Torre de Paredes, un cueto en medio de la planicie al este de Llugones, solar de un castro astur que vigilaría el valle y otra de sus viejas sendas que fue luego camín real, y como tal se conoce en la zona


La Torre de Paredes está próxima a otro castro localizado en las inmediaciones el de El Cuetu, del que hablaremos prontamente. En Paredes, topónimo que alude a viejas construcciones, hay asimismo localizada en las cercanías una villae romana con necrópolis y antiquísimos asentamientos paleolíticos, lo que demuestra un poblamiento de la zona desde tiempos muy remotos


En la lejanía, la silueta del Sueve se muestra magnífica al sol de la mañana en toda su extensión NE-SE, laderas occidental y meridional entre el Altu la Llama (izquierda) y El Fitu, a la derecha, destacando sus máximas alturas del Picu Pienzu (1.161 m) y del Picu Mirueñu (1.137 m)


Pero, mucho más cerca, un formidable espolón llamará nuestra atención, El Picu Castiellu (435 m) que, para diferenciarse de otros muchos de nombre similar suele añadírsele de Marcenao, por su ubicación. Se yergue encima de La Pola, la capital de Siero, que no llegamos a ver oculta por las colinas de El Campón, al norte de La Carrera, y que, como su topónimo indica, fue solar de un castro que, a la vez, lo sería de un castillo, fortificación medieval en el que algunos quieren ver la fortaleza del Castro de Siero mencionada en antiguos documentos, desde donde un potestas o tenente, representante regio, gobernaría la tierra de Siero antes de la fundación de La Pola en 1270 (no efectiva hasta 1310)


A los pies del Picu Castiellu caminábamos nosotros siguiendo el Camino desde la cabecera del valle del Nora en Sariegu, llegando a la capilla de la Bienvenida y entrando en La Pola por El Puente Recuna. En su cima se celebra la renombrada romería de la Santa Cruz, de la que hablamos abundantemente, como del Picu Castiellu y sus aledaños, en las entradas de blog correspondientes a nuestras andanzas camineras por la zona


A la izquierda se reconoce toda la línea de cumbres de La Llomba, cadena montañosa que separa los valles de Villaviciosa (los del los ríos Valdediós y España) con su franja costera de este valle interior del Nora, pasando justo encima de su nacimiento en Fuente Ñora (Ñora es como se conocía tradicionalmente al río en Sariegu), parroquia saregana de San Román, tras bajar del Altu la Campa, subiendo bien de Valdediós o por Arbazal


La Llomba acaba en El Picu Fariu, que en realidad conforma una larga serranía con varias cumbres, siendo la principal El Torrexón o Picu los Soldaos (737 m), fácil de identificar por sus antenas, al que erróneamente se le da en llamar Fariu, siendo este en realidad el situado más a la derecha (707 m) que en los mapas de Instituto Geográfico Nacional aparece como "Cerro Gavio o Cimero"


Un poco más al norte (a la izquierda del Picu los Soldaos en la foto), se encuentra La Peña los Cuatro Xueces (640 m), en El Campu Ortigosa, divisoria donde confluyen los concejos de Siero, Sariegu, Villaviciosa y Gijón/Xixón. Toda la sierra ha sido intensamente plantada de pinares, los cuales han transformado el hábitat natural de la misma, así como destruido algunas necrópolis tumulares, desde los años 1970


A la izquierda del Fariu, se divisan los montes de Muñó con El Pangrán y El Picu Samartín (519 m), señalando sus campas cimeras la frontera sierense-gijonesa, paso de la Carretera Carbonera, por donde se empezó a transportar el carbón de la cuenca minera del Nalón al entonces pequeño muelle local gijonés en 1842 en grandes carros, vieja aspiración de Jovellanos que hizo realidad 31 años después de su muerte Alejandro Aguado, Marqués de las Marismas de Guadalquivir, que sin embargo pronto se vio superada por la llegada del Ferrocarril de Langreo una década después, en 1852


Llugones y a lo lejos las suaves y arboladas lomas de Pañeda, campo de maniobras del acuartelamiento Cabo Noval. A la derecha de la foto vemos El Cuetu, el otro yacimiento castreño de la zona, que fue además solar de un importante búnker republicano en 1936-1937. Ahí está ahora el Museo Histórico Militar de Asturias 


En primer término tenemos la pasarela peatonal que comunica Cuyences con La Corredoria desde 2009, poniendo fin a la incomunicación de la aldea con la Autovía Industrial, pasando encima de esta y del ferrocarril. Más allá son los edificios de Llugones que se extienden a lo largo de la carretera local SI-2, hacia Paredes y Viella


Al pie de la pasarela vemos parte de la nave de Viveros Solís, cuyas plantaciones ocupan estas fincas bajo Cuyences. Más allá de Llugones se divisa bien la Urbanización La Fresneda, construida a partir de 1987 en la zona antaño conocida como La Peña'l Gatu. Creció paulatinamente hasta convertirse en la mayor de Asturias, constituyendo toda una población urbano-residencial que es la tercera en habitantes de Siero, tras Llugones y La Pola


Llegan a reconocerse grúas, lo que indica que el proceso constructivo sigue en marcha. Más arriba está La Barganiza, en lo alto de la colina, famoso campo de golf y antiguo asentamiento de vaqueros trashumantes que pasaban el invierno allí para, avanzando la primavera, retornar con sus ganados a los grandes pastos de la Cordillera Cantábrica, en concreto y sobre todo Somiedo y Babia


Proseguimos la marcha por El Camín de la Cerámica, acercándonos a las primeras plantaciones de ocalitos, como estos tan altos que tenemos enfrente en la zona de La Caicoya


Torres de alta tensión cruzan la montaña tendiendo su cables por sus laderas cuando nos acercamos a esta bifurcación


En ella seguiremos todo recto y de frente, dejando a la izquierda el camino que se dirige al convento de las Carmelitas y Toleo


A partir de aquí el camino llaneará durante un buen tramo. Fijémonos en el poste de la derecha, con la placa de la concha encima de la señal circular de velocidad limitada a 30


Y, debajo, dos flechas amarillas pintadas, una más nueva y otra más vieja, nos confirman la dirección correcta


Y también, el letrero de Cuyences de frente y prados arriba se construyen chalets y casas unifamiliares hacia los altos de Ente les Cárcobes y El Cierru, por La Cuesta Naranco arriba



Por ahí arriba precisamente iba el antiguo camino oficial, que de Fitoria y Toleo se dirige al depósito de agua de Cuyences, uno de los que suministran a la ciudad


Aún un poco más arriba discurre la llamada Pista Finlandesa o Paseo de Valdeflora, senda peatonal que aprovecha la caja del ferrocarril minero por el que la empresa Fábrica de Mieres transportaba el mineral de hierro que extraía del Naranco hasta la línea ferroviaria general en el cargadero de San Pedro de los Arcos (RENFE)


De la Pista Finlandesa y de otras historias y curiosidades de Cuyences, escribía el periodista Alejandro García en "Aquí está todo cerca", artículo para el periódico El Comercio del 6-8-2012, cuando el pueblo ya perdía su fisonomía rural:
"Cuyences es un pueblo con mucha historia: albergó el yacimiento castrense 'El Castiellu', desaparecido en la actualidad, además está documentado como 'Cuenzes' hacia 1186. Aunque en las ultimas décadas ha sufrido muchos cambios y transformaciones, «hace quince años Cuyences todavía seguía siendo un pueblo rural, pero ahora hay multitud de chalés y cada vez quedan menos casas tradicionales asturianas con hórreos, se están perdiendo», comenta José Antonio García Solís, uno de los pocos de antaño que aún viven en la localidad.
No hay bar, ni iglesia ni centro social, pero sus residentes parecen bastante contentos, «aquí está todo cerca, tenemos unas vistas grandiosas de La Corredoria y alrededores», afirma María García, hermana de José. Atrás queda la etapa de aislamiento y los prácticamente dos años de reivindicaciones para la construcción de una pasarela peatonal que uniera el pueblo con La Corredoria. «Al final, en el 2009, se hizo el puente, costó trabajo y esfuerzo para todos, pero el resultado ha sido muy satisfactorio para la aldea», subraya José, «la visibilidad era pésima, había accidentes y era un gran peligro», añade. 
El agua 
Cuyences es un pueblo situado en la falda del monte Naranco, con un caserío que se distribuye a través de carreteras y caminos, a unos 300 metros de altitud, perteneciente a la parroquia de La Corredoria y a tan solo dos kilómetros de la capital. Se distingue el barrio de Cuyences de Arriba. 
Existen infinidad de rutas y caminos por los que pasear y andar en bicicleta, algunos llegan hasta la Pista Finlandesa y Valdeflora, otros hasta el Monte Toleo y el pico Castiello, «es una zona estupenda para disfrutar de la bici, no hay los problemas de circulación de la Pista Finlandesa, solo hay que tener algo de precaución con los coches, pero no hay muchos», explica Adolfo Lastre, ciclista habitual de la zona. 
El pueblo tiene un depósito de aguas, que almacena el agua procedente de Cadasa, pasa un tratamiento de 'poscloración' y después se distribuye en la zona rural y en aquellos núcleos en los que el abastecimiento depende del concejo de los grandes depósitos. Se enumeran la fuente y lavadero de Lázaro (al norte), la fuente de Maurín (al sur), y la fuente de El Cierru (oeste), «aunque la de Maurín ya no tiene agua, está seca», detalla José. 
La aldea cuenta con la Escuela de Equitación San Jorge, dedicada expresamente a la enseñanza de este deporte, desde los niveles de principiante hasta la competición, también, está el aula de apicultura, donde los visitantes pueden ver colmenas reales antiguas y modernas; por dentro y por fuera. También hay un vivero de plantas, 'Solís', que pertenece a los familiares de José."


Si atendemos a la señalización, placas y mapas, el paso de Toleo a Cuyences se realiza en este lugar, en el que estaríamos también por tanto entrando en la parroquia de La Corredoria


Efectivamente no se ven hórreos, las caserías han desaparecido o se han transformado, priman, insistimos, los usos residenciales en zona de baja densidad, como es lo habitual en el extrarradio de las grandes poblaciones y en gran parte del valle del Nora, tal y como nos describe Adolfo Casaprima Collera ya en 2002:
"El caserío se distribuye alrededor de las carreteras y los caminos de acceso, entre los 210 y los 300 m de altitud. Se trata de chalets, la mayoría de moderna construcción o de reciente remodelación de casas más antiguas y tradicionales, de las que se conservan ya pocos ejemplos..."

Observemos los desbroces y las señales de trabajos de ensanchamiento de lo que debió ser en tiempos un camino sensiblemente más estrecho



Al llegar a esta casa subimos un poco de cuesta y llegamos a una bifurcación


El de la izquierda es un camino particular, seguimos entonces por el de la derecha, llaneando


Un murete de piedra, hormigón y ladrillo asienta la ladera y evita, junto con los árboles plantados, argayos o corrimientos de tierras, principalmente con las lluvias, cuando el terreno reblandece y se torna arcilloso


Cada vez que encontramos un azulejo con su concha y flecha tenemos un pequeño alivio de saber que hemos escogido el ramal adecuado


Los caminos, ciertamente, forman como terrazas escalonadas y a su lado se asientan las casas, aprovechando al máximo el rellano o directamente sobre la pendiente



Por esta zona el tráfico es normalmente más escaso aún que saliendo de El Pontón de Vaqueros, no es habitual que nos crucemos más que ocasionalmente con el conche de algún residente o vehículos de reparto



Por lo tanto, y al igual que la Pista Finlandesa y otros caminos del monte, es una excelente ruta senderista y de paseos, muy frecuentada por la vecindad



Cada casa es además un verdadero mirador sobre la ciudad y el valle, disfrutando de grandes perspectivas y panorámicas, como las que también nosotros nos vamos encontrando por el Camino


El hábitat es más bien disperso, aunque en algunos puntos tienden a concentrarse pequeños grupos de viviendas, como las que vemos al fondo


Su tipología es variada pero casi en su totalidad responden a modelos de chalets individuales unifamiliares. De momento no parece haberse construido colonias de adosados ni pareados


Eso sí, conviene llevar un poco de vitualla porque hasta La Ponte Cayés, paso del Nora a Llanera, no encontraremos ningún bar salvo que bajemos a La Corredoria, saliéndonos de la ruta. Luego más comercios, tiendas y servicios no habrá hasta llegar a la villa de Posada, capital de dicho concejo de Llanera, a unas dos horas de camino


Aquí a la izquierda, al empezar esta curva, un vestigio del pasado rural de Cuyences


Un viejo lavadero, casi tragado ya por las capas sucesivas de asfalto que se han puesto sobre la carretera. A su derecha una tubería de aguas sobrantes



Otra pequeña cuesta nos hace ganar un poco más de altura


Las torres de Montenuño van quedando atrás, con El Pontón de Vaqueros y El Campo de los Reyes



Desde un pequeño rellano entre estas casas tendremos una muy buena vista hacia La Estrecha y Cadellada



Destaca allí el gran edificio del HUCA, en lo alto de la colina en medio del valle, rodeado del Parque de la Cadellada y cuyo tamaño y forma, además de estar en una posición algo elevada respecto a los barrios del este, le hacen visible desde muchos kilómetros a la redonda


Más abajo, La Estrecha y la Estación Subeléctrica La Corredoria; de la historia del hospital psiquiátrico precedente adjuntamos lo que nos dicen en el Archivo Histórico de Asturias:
"La atención psiquiátrica moderna en Asturias tiene su antecedente más antiguo en el Asilo de Alienados, dirigido por el doctor Sixto Álvarez Armán a finales del siglo XIX y principios del XX, sito en un edificio anexo al Hospital Provincial construido por la Diputación de Oviedo en Llamaquique, en el año 1897. La saturación del espacio físico disponible en este pabellón obligaba a la Diputación a desviar pacientes a un manicomio de Valladolid, con el consiguiente coste económico, por lo que a principios de siglo se plantea la necesidad de construir nuevas instalaciones de atención psiquiátrica. Con el asesoramiento de expertos en las modernas corrientes de la psiquiatría y basándose en modelos de manicomios austriacos, muy alejados del modelo tradicional donde primaba la reclusión del enfermo, con edificaciones más abiertas y dotados de talleres ocupacionales para los enfermos, se elabora en torno a 1927 un ambicioso proyecto hospitalario y asistencial. En 1933, la Diputación inaugura este moderno Hospital Psiquiátrico Provincial en el extrarradio de la capital, en la zona conocida como La Cadellada, y las instalaciones comienzan a prestar servicio en 1934 hasta el año 1936, en que este amplio conjunto de edificaciones se convierte en una estratégica posición en el cerco de la ciudad por parte de las tropas republicanas. Los enfermos mentales son trasladados a los monasterios de Corias y Valdediós hasta el año 1939, en que las edificaciones del Hospital se rehabilitan por completo."

El Hospital Psiquiátrico de Oviedo fue conocido siempre popularmente con el nombre de la antigua aldea que pasó a ser un barrio, hasta el punto que llegó a identificarse totalmente el topónimo con hospital. La cantidad de ingresados que llegó a haber, rondado los 1.400 pacientes, era bastante inaudito en relación con otros centros similares, lo que obligó a una primera gran reforma en 1965:

"La institución mantuvo una estructura organizativa y un desarrollo hospitalario muy estable hasta principios de los años setenta, en que la evolución de la asistencia psiquiátrica en España deriva desde el tradicional concepto custodial o asilar a una nueva concepción centrada en la rehabilitación y reintegración a la sociedad del enfermo psíquico. En 1972 el Hospital estaba regido por la Diputación de Oviedo mediante un Órgano especial de gestión de los Servicios Benéfico-Asistenciales, este organismo nombraba un Consejo de Administración que delegaba las funciones ejecutivas a un Gerente, común al Hospital Psiquiátrico y al Hospital General de Asturias, para la ejecución de planes y proyectos. La asistencia y el funcionamiento diario del Hospital se estructura en estas fechas mediante tres divisiones centrales: División Médico-Administrativa, División Médica y División Administrativa, que contaban con el apoyo técnico de un organismo consultivo, la Junta Facultativa. Este nuevo esquema organizativo, que implico una importante renovación interna en la institución, tanto en el funcionamiento interno como en la renovación del personal médico y directivo, servicio con escasas modificaciones hasta principios de los años ochenta, en que las funciones sanitarias referidas a la Salud Mental son asumidas por la administración autonómica a través de la Consejería de Sanidad."


En 1982, la Consejería de Sanidad del naciente gobierno autonómico se hace cargo del hospital y renueva su gerencia y dirección médica antes de una reforma integral de la asistencia psiquiátrica asturiana, creándose además la Dirección de Estudios de Salud Mental para diseñar el nuevo modelo:
"Se introduce una nueva política de atención sanitaria en la provincia centrada en la reducción progresiva de las dimensiones y funciones del Hospital Psquiátrico, su integración en unas políticas asistenciales de carácter general y en un protagonismo cada vez mayor de los servicios extrahospitalarios. Pese a todo, en 1983 el Hospital aún albergaba más de 700 internos y contaba con un plantilla de 522 trabajadores, incluyendo 25 médicos. En las dos décadas siguientes el proceso de reducción de las dimensiones del Hospital Psquiátrico es constante en favor tanto de la atención extrahospitalaria como de la inserción del enfermo psiquiátrico en la sociedad y en el ámbito familiar, mientras buena parte de las funciones de asilado para enfermos seniles se derivan a las unidades de no válidos de las residencias geriátricas públicas. La historia del centro hospitalario entra así en su fase final, con la reducción progresiva de sus dimensiones y la pérdida de funcionalidad, los amplios terrenos que ocupa son destinados a nuevos fines sanitarios. En el año 2003 se inician las labores de derribo de las edificaciones para la construcción, en los solares resultantes, del nuevo Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), que sustituirá al viejo Hospital General de Asturias."


El Hpspital Universitario Central de Asturias (HUCA) se fundó en 1989 naciendo como Hospital Central de Asturias de la fusión de tres centros hospitalarios anteriores situados en la misma ciudad y que comprendían un total de diecisiete edificios que se hizo preciso unificar construyendo este, el Hospital General de Asturias, el Instituto Nacional de Silicosis y el Hospital Nuestra Señora de Covadonga. En 1990 pasó a ser Universitario, origen de su actual nombre y siglas, tras la firma de un convenio con la Universidad de Oviedo



Las obras comenzaron en 2005 y el nuevo centro se programaba estuviese terminado en 2010, sin embargo se inauguró en 2014, prolongándose las obras pues casi una década. De su estructura leemos en Wikipedia lo siguiente:
"Arquitectónicamente el edificio, de estilo contemporáneo, está formado por un gran edificio de 9 plantas y 300 metros de longitud que incluye un cuerpo de menor altura con patios interiores y otros edificios que sobresalen del complejo, aunque sin perder la idea de unidad y centralidad entre todas las instalaciones.Para poder dotar al edificio de medios de transporte, el exterior se urbanizó con una serie de viales que conectan al HUCA con la «autovía Y», así como con el resto de la ciudad."


A su izquierda, el gran parque de La Cadellada sigue manteniendo el topónimo del lugar; se extiende por unos 130.000 metros cuadrados y unos 360 árboles, entre los que se hallan los trasladados del antiguo psiquiátrico, pues el parque se hizo a la vez que el nuevo HUCA y sus accesos. Amplía estos datos E. Vélez en el periódico La Nueva España del 18-3-2014, con el artículo El regreso de los árboles de La Cadellada:
"La Consejería de Sanidad prepara el traslado de los antiguos ejemplares de la Cadellada, guardados en un vivero cercano al complejo sanitario, al espacio verde que rodea al nuevo hospital. Plátanos orientales, castaños de indias, tuyas, fresnos, nogales, cerezos de flor, árboles de boj, y algunos ejemplares de secuoya, tejo y encina pasarán a formar parte del paisaje hospitalario y darán a los ovetenses un lugar de recreo similar a un parque inglés. 
La replantación comenzará la próxima semana y será necesario el uso de dos vehículos especiales importados de Alemania para el transporte de los árboles, que deben conservar sus raíces intactas. En paralelo, la UTE "Jardinería del Hospital" (la adjudicataria del proyecto por 1,2 millones de euros) también ultima los detalles de los jardines de los cuatro patios interiores del nuevo hospital. En total, suman 2.400 metros cuadrados de espacio verde dentro del propio complejo hospitalario. 
"Cada patio estará dedicado a una estación del año, por lo que los árboles y las plantas serán diferentes y de nueva adquisición". El arquitecto de la Consejería de Sanidad Jesús Menéndez explicó ayer los dos proyectos de jardinería del HUCA al pie del vivero en el que los antiguos ejemplares de La Cadellada están plantados temporalmente, hasta que pasen a formar parte del espacio verde del hospital, junto a los más de setenta árboles que el Principado decidió dejar en su ubicación original antes de comenzar la construcción del HUCA".


Al otro lado del parque, empieza La Vega, la gran llanura de Cerdeño, La Tenderina, Ventanielles y otros lugares, hoy casi totalmente urbanizado, la cual apenas vemos al taparla la colina donde ahora se alzan los nuevos bloques de pisos del Prado de la Vega, antiguos campos de Les Matuques, La Viña, El Carisu, El Manifrán y La Carisa, topónimos que revelan antiguas tierras de labor que eran suministro de la ciudad antaño



La Carisa delata la posesión de un tal Carisius, sin duda de época romana y que se ha querido vincular, como la Vía de La Carisa, que atraviesa la cordillera, con Publio Carisio, legado de Augusto que participó en la conquista del territorio astur en la guerra de los años 29 a 19 a. C. LaViña, por otra parte, revela cultivos vinícolas, no olvidemos que en gran parte esos terrenos fueron del extinguido y desaparecido monasterio ovetense de Santa María de la Vega


En la distancia, las parroquias ovetenses de Pando y Llimanes (esta parte en Siero) bajo las alturas de La Grandota (508 m), monte y picu que fue también solar castreño y emplazamiento artillero republicano en la Guerra Civil. Más abajo, la aldea de Faro conserva la memoria de los antiguos alfares artesano que tanta fama dieron antaño al lugar, la célebre cerámica de Faro


La Grandota conforma con La Paranza una sola sierra donde existen otros castros, como el de El Castiellu (420 m) en Fozana, parroquia de Tiñana, en Siero, donde algunas crónicas dicen están los orígenes de Don Pelayo, como comentábamos en nuestro recorrido por el valle



En cuanto a esta zona de La Corredoria, decir que pasó de las apenas 40 viviendas en 1970 a unas 1.200 a finales del siglo XX, las cuales se han multiplicado en la actualidad con numerosas urbanizaciones. La Enciclopedia de Oviedo, de principios del siglo XX, explica así este proceso que se incrementa en la actualidad:
"Barrio de Oviedo (España) adscrito hasta los años cincuenta del siglo XX a la parroquia de San Julián de los Prados. Está a dos kilómetros y medio del centro de la ciudad, lindando con la localidad ovetense de Colloto y con la parroquia de Lugones, perteneciente al concejo de Siero. Es el primer barrio con el que nos topamos nada más entrar por la antigua Carretera de Gijón AS-18. 
Se divide en Corredoria Alta y Corredoria Baja en función de la mayor o menor cercanía al centro de la ciudad. En la actualidad es el único barrio ovetense que cuenta con dos parroquias católicas aunque de diferente rito: San Juan Bautista de La Corredoria, la más antigua, de rito romano y Santa Eulalia de La Corredoria, de reciente creación, que es de rito anglicano. 
"En los últimos diez años ha experimentado una notable expansión urbanística pasando de ser una zona eminentemente rural, carácter que aún se mantiene en algunos lugares como la Granxa de Villapérez, a fundirse con el casco urbano de Oviedo. Según el censo de 2005 su población alcanzaba los 11.156 habitantes, actualmente ya ronda los 18.000, mientras que a finales de los ochenta apenas llegaba a mil, formando con Lugones una importante área urbana. Las operaciones urbanísticas se sucedieron en varias fases: primero se urbanizaron los terrenos de la zona oeste, situados entre la Carretera de Lugones y la vía del tren; posteriormente se procedió en la zona Este y actualmente está en marcha la urbanización de la Malata, que cuenta con 600 pisos de protección oficial. De mantener el ritmo de crecimiento actual La Corredoria se transformará antes de que concluya la 1º década del siglo XXI en uno de los principales núcleos poblacionales de Asturias y si sumamos a esto el número total de habitantes en el Distrito 3, tendremos la zona de la ciudad con más habitantes de todo Oviedo (56.180 habitantes en Abril de 2012). En la actualidad se está dotando a la zona de servicios básicos acordes con sus dimensiones, en atención a las reclamaciones de los vecinos, tales como la ampliación del Colegio de Primaria "Carmen Ruiz-Tilve" o la ampliación del Instituto o construcción de uno nuevo. El nuevo Hospital Universitario Central de Asturias está situado cerca de sus inmediaciones."

Vista desde Cuyences de este sector del valle del Nora, unos años después, en 2012, Marcos Palicio describía este tremendo y rápido crecimiento en la serie de La Nueva España  llamada Asturias nuevas y viejas polas con Vestusta metropolitana:
"La Corredoria es el núcleo de población que en Asturias se ha revelado con la mayor capacidad de atracción de residentes en la dos últimas décadas, la final del siglo pasado y la inicial del XXI. Aunque quizá sea excesivo hablar de La Corredoria como entidad urbana diferenciada de Oviedo, ciudad de la que representa su mayor apuesta residencial reciente. La que permitió al concejo ovetense superar el umbral de los 200.000 habitantes en el cambio de siglo, tras décadas de crecimiento lento y hacia dentro, implosivas, del casco urbano. El paso siguiente debería ser la inclusión definitiva de La Corredoria en el núcleo urbano de la capital a efectos estadísticos y completar su dotación urbana. 
La mayor operación urbanística de la capital regional permitió poner en el mercado varios miles de viviendas, en un proceso aún no terminado, a precios más asequibles que los que hasta entonces habían caracterizado a la ciudad. Inició Oviedo así un período de expansión y crecimiento, focalizado en el eje metropolitano, es decir, el que une las dos ciudades principales de la región y apunta al espacio que en abanico se extiende por la relativa llanada en la que se ubica la mayor parte de  los concejos de Llanera, Noreña y Siero, municipios centrales en el creciente metropolitano y en el que se dan las tendencias más favorables en la evolución de sus variables demográficas. 
Así, La Corredoria, junto a las urbanizaciones de la periferia gijonesa y las de los concejos intermedios señalados son las que mayor poder de convocatoria han desarrollado sobre la población asturiana. Podríamos deducir que por ello constituyen el modelo residencial preferido por la mayor parte de la población del Principado, que lo elige frente a los numerosos núcleos rurales que han decaído en estos años, especialmente en las áreas montañosas del Occidente y de las comarcas mineras. El flujo de población desde las ciudades mineras hacia la costa y la capital ha engrosado también esta corriente y el crecimiento de la periferia ovetense. No es la única. Colloto se apoya en esta misma dirección metropolitana. En el Oeste, La Florida, Las Campas, San Claudio y Trubia han vivido este fenómeno, si bien con menor entidad. La Corredoria es la mayor. 
¿Es el único modelo posible? Claramente no. Pero sí ha tenido capacidad para dar solución a la necesidad de vivienda de capas amplias de población, en mucha mayor medida que ciudades, pueblos y concejos que no han sabido atender esta demanda y se han retrasado en la puesta en el mercado de suelo y vivienda. Y que han visto cómo su población descendía en los últimos veinte años. En Asturias la población hace décadas que no crece y ello significa que los núcleos que sí lo hacen es a costa de otros que pierden. Y la solución parece tan sencilla como ofrecer vivienda con unos niveles de calidad apreciados como aceptables y a un precio relativamente asequible. 
La Corredoria es Oviedo y marca el eje metropolitano de crecimiento residencial, el que vincula a las principales ciudades de la región y el que desarrolla en sus cercanías las mayores superficies de suelo empresarial, orientadas a la logística. En este sentido La Corredoria se inserta en el centro de una media luna menguante, cuyos extremos anclan en Santa Eulalia de Morcín y Quintueles y que contiene a las parroquias que vienen creciendo demográficamente desde hace unas décadas. La fuerza de esta pauta supera los límites concejiles y comarcales y aquí, en el centro del centro, se ve reforzada por el solapamiento con la pauta metropolitana de asentamiento de actividades logísticas, que al sumarse refuerzan su centralidad y emergencia."


Y sobre el paso de La Corredoria de rural a urbana Palicio escribe también Palicio, y para la misma serie, La Corredoria: ladrillo y memoria:
"En el año 2012, toda La Corredoria está ocupada por el hormigón y los ladrillos. ¿Toda? No, toda no. La casa de Paulino Álvarez, planta y piso con jardín, resiste irreductible en mitad de las promociones inmobiliarias de La Corredoria Oeste, rodeada por todas partes de edificios de vivienda colectiva de principios del siglo XXI, pegada a lo que siempre fue la carretera a Villaperi y es ahora una calle de dirección única que va a morir a un pequeño parque delimitado por un corral de edificios de cinco alturas. Desde aquí, reducto ceñido por los frutos del progreso, se puede hablar con propiedad y conocimiento de causa de lo que ha pasado con el gran barrio residencial que fue un pueblo de verdad, que ya no se parece nada de nada a aquella aldea industriosa con su curtidora y su fábrica de anís, sus caserías y sus talleres de carros, los molinos y los hórreos ocupando este paisaje uniformado hoy a base de ladrillo y jardines. Ni rastro. «Aquí se levantaron todos los tapinos. Catastral y topográficamente queda la fuente de los Cuatro Caños». Paulino Álvarez Gutiérrez, «Paulino el de La Corredoria», empresario de la grasa y la proteína de los productos cárnicos -«el chatarrero de la carne»-, sabe lo que ha ocurrido y lo que se puede contar. 
Nació junto al mojón de la Media Legua, el emblemático indicador de finales del siglo XVIII que señaliza la distancia de aquí al centro de Oviedo por la vieja carretera de Gijón. Por eso y porque sigue viviendo aquí, porque lo ha visto todo, recorre con cierto vértigo el camino de retroceso hacia el pasado del barrio. Fue todo tan rápido, afirma, que «no lo digerías». Primero La Corredoria Oeste, «un proyecto que nadie pensaba que se pudiera desarrollar de esa manera», a aquella velocidad. Luego el «prau de Pichu», el de la fiesta de toda la vida, pavimentado y transformado en la gran plaza circular del Conceyín, cercado a toda velocidad por edificaciones en altura. Y, a continuación, el Este, la zona que linda con la autopista. Deprisa, deprisa. 139 familias en 1888, 2.820 vecinos en 1991, 15.153 censados en 2012. «Y aquí nadie salió a vender sus bienes», recuerda. «La Corredoria fue sorprendida». Con la querencia de Oviedo por expandirse a esta vega llana al norte de la capital llegaron los colonos y tomaron el pueblo reedificado, desfigurado, pero aquí salvaron una parte de la sustancia. Si no de la física, sí de la social: «Fuimos muy hospitalarios, porque hoy se ve aún una abundancia de espíritu correduriense. La gente está unida; si alguien toca el timbre del sistema, la gente escucha». 
Levantaron los tapinos y la línea de llegada es este escenario limpio, el «barrio moderno» con su «desarrollo urbano cómodo», los espacios abiertos y las calles anchas para dar cobijo y vivienda asequible a una población que, además de crecer, se multiplica. «La Corredoria debe de ser, junto a Montevil, el sitio de Asturias con más críos», afirma Álvarez, «y eso da alegría». 
Levantaron los tapinos, pero hubo quien se las arregló para mantener una parte a cubierto. A simple vista no lo parece, pero La Corredoria sí tiene memoria. Lo sabe Paulino Álvarez y asiente José Antonio Valdés Lorenzo, que se empeñó en rescatar para el callejero de la nueva Corredoria los nombres históricos de cada porción de asfalto urbanizado en el barrio. Por eso aquel pueblo que inicialmente aparecía en los planos de Sogepsa con impersonales números en lugar de nombres en las calles combina ahora los topónimos tradicionales de La Corredoria con los que quiso poner el Ayuntamiento. Por eso esa calle se llama Les Matuques, aquella La Aguamiera, el Molín de la Casuca continúa por Molín del Toro y la calle La Tahona resurge en mitad de la primera zona expansiva de esta población singular, al Oeste, encajada entre arterias urbanas con nombres de grandes cantantes de tonada. «Se trataba de no perder la toponimia de la zona», confirma Valdés Lorenzo; de utilizar los nombres para retener aquel pueblo que quedó para siempre sepultado bajo el hormigón y que ya no volverá. Era una misión al rescate de una pequeña parte de su esencia, una fórmula para ratificar que esto ya existía mucho antes de Sogepsa. 
Porque La Corredoria, dan fe los que todavía se tienen que esforzar para dar crédito al gran cambio, era a finales del siglo XIX y fue durante gran parte del XX un pueblo con su protoindustria, su economía mixta y sus tahonas. Había molinos y los talleres de carros y xarrés eran famosos en toda la región, como corresponde a un lugar que lleva en el topónimo la vocación de haber sido prioritariamente un punto de paso y comunicación de la capital del Principado con Gijón y la costa cantábrica. Vivía todo eso y «una industria chacinera muy antigua», todo en este mismo lugar irreconocible adonde hoy, Paulino Álvarez se sigue sorprendiendo, vienen familias enteras a buscar esto que el empresario también llama «calidad de vida». 
Álvarez, heredero de la tradición industrial de este pueblo que tuvo mucha, mira ahora al centro social de El Cortijo, en mitad de su finca en La Corredoria Alta. Recuerda que el espacio era mucho más grande en aquella otra vida del barrio, que tuvo entre fines del XIX y los años cincuenta del siglo pasado una gran curtidora, que se instaló justo aquí porque había manantiales cerca y el complejo industrial necesitaba grandes cantidades de agua. El suministro también ayudó después a su reconversión en fábrica de anís. Finalmente, El Cortijo se parceló en una agrupación de pequeños negocios, pero fue siempre una fuente de empleos, justo eso que hoy alguien echa a veces en falta aquí donde ahora apenas el diez por ciento de los habitantes tienen en esta zona además del dormitorio el puesto de trabajo. Cuando los de La Corredoria, los de verdad, quisieron darse cuenta, la explanada circular del Conceyín había cambiado de repente los hórreos por los bloques de ocho alturas que cierran la cuerda de la circunferencia. Los graneros han quedado para simples objetos decorativos en los jardines junto a la estación del tren y en el Parque de Invierno de la capital. 
Tampoco tiene nada que ver con su pasado el gran supermercado y la calle que bordea el campo de fútbol, abriéndose paso por entre dos hileras de edificios casi gemelos de ocho plantas. Muy cerca de aquí, José Antonio Valdés recuerda haber visto un molino y «una señora que hacía ruido con una olla para que a su llamada vinieran las nutrias por el Nora a comer lo que ella les tiraba». Por lo menos, en el letrero del nombre de esta calle sigue poniendo Molín de la Casuca."

Tras otra breve detención conociendo la idiosincrasia de todo este territorio del Nora, volvemos al Camino...


Camino que sigue ahora por otro tramo llano entre estas casas de Cuyences, diseminadas aquí y allá a lo largo de la calzada


Verjas y vallados cierran los terrenos de las casas, con sus jardines y arboledas. A nuestra derecha la finca Los Naranjos


La Corredoria Alta en la zona de Los Cuatro Caños, en torno a la plaza de la histórica fuente caminera, y edificios de la Plaza Del Conceyín. Un tercer e interesante artículo de Marcos Palicio dedicado a esta población es el titulado La Corredoria sube corriendo:, publicado poco antes de la apertura del nuevo HUCA:
"La fuente es la de los «Cuatro Caños», pero tiene sólo tres. El cuarto, dicen en La Corredoria, está en el manantial de Casagrande, donde se capta el agua, unos cuatrocientos metros al noroeste de la plaza que da cobijo al surtidor. Su pilón semicircular y su cuerpo vertical, exento, de prisma con tres caras y un chorro en cada una, rematada por una esfera de piedra sobre un pedestal, sigue hoy en el mismo sitio donde la pusieron en 1790. Exactamente donde siempre. Plantada en el centro histórico de La Corredoria, a un lado de la rotonda ajardinada que le hace de escenario, la fuente es casi lo único que reconocería aquí un habitante de principios de este siglo. No hace tanto que por delante de los tres caños pasaba de largo la vieja carretera de Castilla, que ahora es la menos antigua AS-266 de Oviedo a Gijón, atravesando lo que quedaba de un pueblo que ya no está y las últimas praderas antes de cambiar el concejo de Oviedo por el de Siero. En 2001, el perímetro urbano de la glorieta estaba todavía incompleto; en los ochenta, Maite Orozco, presidenta de la Asociación de Vecinos «San Juan», llegó «al fin del mundo» trasplantado a La Carisa, caminando desde la carretera, «donde me dejaba el autobús», a través de «un barrizal sin luz». «Ahora no cambio esto por nada». 
Hoy, aquel cruce con fuente es una plaza redonda que el tráfico intenso del mediodía rodea pasando junto al vetusto manantial y su vecino menos viejo, el lavadero circular de Ildefonso Sánchez del Río. Es el reducto histórico de una ciudad joven, el lejano recuerdo de lo que fue una urbanización del siglo XXI dispuesta a partir de aquí en círculos concéntricos de bloques semejantes sobre la llanura que se extiende desde la AS-II a la autopista «Y» y de la falda del Naranco al cauce del río Nora. A su alrededor, en cinco bloques de seis plantas, se reparten cuatro bancos, una inmobiliaria y una óptica, pizzería, autoescuela, agencia de seguros, peluquería, carnicería, supermercado y, a falta de uno, dos bazares chinos. El gran ensanche residencial de Oviedo, resultado de la querencia de la capital por crecer hacia el Norte, se ha dado tanta prisa por hacerse mayor que en 2000 era la decimoséptima población más habitada de Asturias y hoy es la sexta, que ha multiplicado por más de tres su censo desde 2000 y ha detenido la última cifra en 15.153 residentes, un 165 por ciento de subida sólo desde el arranque del siglo. El doble que en 2002, casi seis veces más que en 1991 para venir a dar a la entidad de población asturiana que más ha progresado desde el cambio de milenio. El barrio más populoso de Oviedo es la línea de llegada de una expansión de crecimiento rápido que al decir del vecindario lleva un tiempo colapsando servicios. La Corredoria, el barrio tranquilo lleno de parques con niños, literalmente pegado a Oviedo, comunicado por dos líneas de tren y otras tantas de autobús urbano, es también este sitio que va por el cuarto centro de salud, este lugar donde el colegio público con más alumnos de la región se ha quedado pequeño y la tercera ampliación «está llena antes de hacerla». La Corredoria, 6.000 viviendas edificadas sólo en 2000, es eso y un centro social que pide otro, un campo de fútbol sobreexplotado, una plaza de abastos sin abrir, un enlace pendiente con la autovía AS-II, un aparcamiento para trescientos vehículos en proyecto, un centro de día en espera, y así sucesivamente. 
En la Asturias de la penuria demográfica, eso sí, La Corredoria ha configurado corriendo un brote de prosperidad, un apósito de ciudad nueva al Norte de la capital que ramifica las explicaciones de su éxito entre la clase media empezando por la aceptación que tuvo esta llanura en la onda expansiva del boom inmobiliario. Alguien valora que en La Corredoria «corre el aire entre los edificios» y Blanca Muñiz, presidenta del colectivo vecinal «El Conceyín», señala hacia «la buena calidad de la edificación, las calles anchas y amplias de un barrio muy cómodo y tranquilo, con mucho espacio para los niños y parques, zonas verdes y una urbanización muy atractiva que tuvo en su día una buena relación calidad-precio, dentro de la exageración que hubo en este aspecto en todas partes». Alfonso Pereira, concejal del equipo de gobierno municipal y alcalde de barrio, treinta años en el movimiento vecinal de La Corredoria, reivindica los valores de «una zona privilegiada en todos los aspectos». Un sitio tranquilo, «urbanísticamente hablando de lo más moderno que hay, con su edificación abierta en la que cada edificio está separado del de al lado en la mitad de la altura, la abundancia de zonas verdes» y al final «la calidad de vida»."




El Conceyín es una gran plaza circular, lo mismo que, poco más allá la Plaza de la Enseñanza, muy cerca ambas del Parque de la Cadellada. Así plasmaba Palicio algunas impresiones de los vecinos por entonces en relación con este boom constructivo:
"La plaza del Conceyín, la enorme circunferencia delimitada por catorce bloques de ocho plantas separados entre sí, se ofrece como un indicio de que corre el aire, de la amplitud que atrajo hasta aquí a una media de casi ochocientos habitantes al año contando sólo el tramo que viene desde el año 2000. Es el nuevo centro, edificado en torno al cambio de siglo en el «prau de Pichu», el antiguo campo de la fiesta de La Corredoria, y al decir de Ana Cabal, secretaria de la Asociación Libre de Mujeres del barrio, una señal inequívoca de que nadie esperaba ver crecer todo esto «tanto y en tan poco tiempo». Y eso que el censo no alcanza para medir la población real, afirma Alfredo Sánchez, estudioso de la historia local, y que todavía queda terreno por donde recrecer la amplitud urbana de este barrio que fue un pueblo. Como en todas las poblaciones ensambladas por aluvión, aquí ya casi nadie es de aquí y de ahí surge el fantasma de la «ciudad dormitorio», muerta en las horas de oficina, desierta los fines de semana. Para espantarlo, Ana Cabal acude a la «conciencia de barrio» que desde muy pronto edificaron las asociaciones, las trescientas socias de su colectivo de mujeres, los tres colectivos vecinales, la Sociedad Deportiva Cultural Recreativa o esas fiestas que se celebran desde 1899, que están «entre las más antiguas de Oviedo» y que en 2012 «se desbordan». La sociedad de festejos es la más antigua de Oviedo tras la cofradía de La Balesquida y ahora también una de las más multitudinarias. El 23 de junio de este año, recuerda su presidente, Luis Miguel Fernández, «San Juan parecía San Mateo». Por todo eso «no estoy de acuerdo en la definición de la ciudad dormitorio», enlaza Ana Cabal. «La Corredoria tiene mucha vida durante el día» y el incremento de la dotación de servicios que acompaña a la explosión demográfica hace irreemplazable la presión ciudadana y una «conciencia de barrio» incompatible con la definición canónica de una ciudad dormitorio. «Las asociaciones han dado empuje a todos nuestros logros», afirma, y su pujanza es un indicio de que «siempre fuimos muy peleones» y de que van a necesitar seguir siéndolo si se hace caso a Maite Orozco, presidenta de un colectivo vecinal con treinta años de trayectoria que echó a andar luchando en los ochenta por la erradicación de La Carisa como foco de distribución de drogas. 
Eso, mirando desde las avenidas y los parques y las plazas de la nueva Corredoria actual, es la prehistoria de un barrio residencial. Hoy, el casco urbano de Oviedo sigue sin separación visible al entrar en La Corredoria, pero el ascenso de aquel pueblo de los arrabales de la capital a este estatus que le da ser la segunda población del segundo concejo de Asturias tiene también, no obstante, varias esquinas de un reverso tenebroso. Uno es la dotación de servicios, desacompasada del incremento de la población; otro, algún efecto secundario de la configuración del barrio a partir de la gran avenida de familias al calor de la bonanza inmobiliaria. Charo Álvarez, presidenta de la agrupación de comerciantes de La Corredoria (Comcor), disiente de las opiniones sobre la falta de semejanza entre esto y una urbanización de extrarradio de las de manual. «Desde el punto de vista del comercio», afirma, no es éste un sitio fácil. «Necesitamos una mayor implicación de los vecinos, que se queden y consuman más en el barrio. Porque vas al parque y hay niños, y a veces cola en la farmacia, pero también muchos comercios cerrando o en proceso de cierre y los fines de semana las terrazas están vacías. Eso es una ciudad dormitorio», remata. Una que no está, a su juicio, bien diseñada para el comercio, que «necesita más zonas comerciales, menos barreras arquitectónicas para llegar a ser una ciudad comercial limpia» y sí, también una gestión adecuada de la plaza de abastos que levanta su silueta de equipamiento terminado y pendiente de los accesos a las espaldas de la plaza del Conceyín, en la calle Emilio Llaneza. Estará antes de fin de año, más o menos a la vez que el aparcamiento del Corredoria Arena si se cumplen los planes de Alfonso Pereira. Su apertura será un vendaje contra la otra cara de la población de aluvión, la que se oculta tras los resultados de una encuesta a pie de calle, promovida hace un año por el centro socioeducativo Alfalar, donde se concluía que solamente un 8,2 por ciento de la población trabaja en el barrio."

Uno de los deseos expresados allá por 2012 era conseguir que la 'nueva' Corredoria no fuese un barrio-dormitorio, sino "una ciudad para vivir, no solo para dormir", resultado de tan desbordante crecimiento, por eso dos de los apartados del artículo se titulan  La metamorfosis urbana de las 50 grúas y el terreno para seguir creciendo y Cemento y ladrillos en los prados de una ciudad joven, donde se nos ofrecen además algunos retazos de la historia del lugar:
"El griterío infantil de la media tarde veraniega en el parque de El Presi, parte de la primera gran expansión residencial de La Corredoria hacia el Oeste, se reproduce con varios focos en la extensión diáfana de la plaza del Conceyín, emblema de la ampliación del barrio ovetense hasta los límites que dispuso en este siglo la burbuja inmobiliaria. Esto es, a la vista está, una ciudad joven. Joven por la estructura, el estilo y la edad de la edificación y por el paisaje humano que se ve de paso por el trazado urbano y se ratifica en el vistazo a la pirámide de población. Alfonso Pereira, concejal y alcalde de barrio, afina el cálculo del sector del vecindario más numeroso, «el de los 33 años», y pone las primeras comuniones con trescientos niños como ejemplo: «Ésta es la zona con más juventud de Asturias, sin ninguna duda». 
La edad de los que vinieron al calor de la tranquilidad y la vivienda asequible funciona como una clave de la gran metamorfosis. Alfredo Sánchez alude a un cálculo que sitúa entre un 30 y un 35 por ciento la porción de habitantes menores de veinte años y Pereira vuelve sobre el calado social de un cambio «radical», pero al mismo tiempo «ordenado, pacífico, tranquilo». Con un impulso unitario que cristalizó en los dieciséis colectivos de la junta vecinal y una «vena asociativa» que La Corredoria lleva dentro, sostiene el concejal, desde que no era más que aquel pueblo del que apenas ha sobrevivido «una pequeña quintana en La Granxa, camino de Villaperi». Partiendo de una sociedad de festejos que sobrevive tras dejar atrás el siglo de vida, Pereira recuerda que también hubo una asociación de ganaderos en 1910, otra que se llamó en 1912 «La virtud del trabajo por el bien del obrero» y un Centro de Cultura y Recreo a partir de 1931... De todo aquello a los dieciséis colectivos de esta Corredoria distinta del siglo XXI va la reflexión de Pereira sobre la certeza de que la metamorfosis física no ha impedido el desarrollo del espíritu crítico de unidad corredoriense: «Parece que llegamos gente con una inquietud vecinal muy fuerte, muy interesados por mejorar las cosas, así se creó un movimiento asociativo que no existe en otros sitios». 
Esa vena reivindicativa tuvo además su protagonismo en el cambio de fisonomía, en «todos los colegios que se consiguieron a golpe de manifestación» y en la alteración del proyecto inicial de la plaza del Conceyín, que no tenía este espacio diáfano sino «una cosa muy rara con montículos de tierra y fuentes para comunicarlos». 
Ese espíritu comunitario es lo que queda en parte, dicen aquí, del tránsito de aquella Corredoria a ésta, cuya enorme mutación nadie ha definido como Jerónimo Granda en unos ripios recogidos por Alfredo Sánchez: «En La Corredoria non queden praos, non queden grillos, sólo cemento, sólo ladrillos».


El contraste entre el abigarrado paisaje de grandes bloques de pisos de La Corredoria en el valle y este de las aldeas de La Cuesta Naranco es más que evidente. Si bien aquellos trabajos agro-ganaderos tradicionales han desaparecido, Cuyences sigue siendo una aldea, residencial, pero aldea, eso sí, con sus caminos principales ensanchados y asfaltados, tal que este


Atención a este cruce de caminos, nosotros vamos a ir a la derecha, donde comienza una bajada



Allí enfrente, al lado del poste con la señal jacobita, hallaremos un banco a la buena sombra de un roble



Un lugar apacible e ideal por si queremos descansar unos instantes y atarnos las botas, ajustarnos las bridas de la mochila o sacar el bocadillo


Luego de subir y llanear viene ahora pues un poco de rampa en descenso


Es el camino de la derecha, siempre bajando, no nos confundamos


A la derecha muro de contención y cierre de seto cultivado, a la derecha una verja, los cierres habituales en estas casas de Cuyences que, en términos postales, se da en llamar Cuyences Sur, para diferenciarlo de Cuyences de Riba, a donde enseguida nos tocará subir


Bajar para después y viceversa es una tónica a la que el peregrino de los Caminos del Norte ya estará, a estas alturas, más que acostumbrado



El Camino hace un poco de curva al llegar a otro grupo de casas mientras continúa bajando



Al este, empezamos a divisar de nuevo los paisajes del gran valle del Nora y su amalgama urbano-rural-industrial-comercial de pueblos, villas, polígonos, parques empresariales, zonas comerciales y de ocio... la "Ciudad Astur"



Es este entonces uno de esos numerosos trayectos camineros que, pese a ser por asfalto, nos deleitan con un hermoso entorno, paisajes, y buenas vistas



El Camino termina ya su descenso al llegar a este cruce, en el que continuaremos a la izquierda


Llega ahora otro trecho bien llano, junto a más casas


El Camino avanza todo recto, observemos en el suelo las limitaciones de velocidad para los vehículos


Y la señalización de conchas y flechas colocadas por doquier para ninguno nos despistemos


Los espacios entre casa y casa, sobre todo enfrente de la entrada a su finca, parcela o jardín, son buenos lugares desde los que otear el horizonte


La Corredoria y el valle del Nora hasta el este de Siero y Sariegu, con La Corredoria en primer término


En medio de la foto, el gran área comercial de Parque Principado, en la vecina parroquia de Paredes, ya en Siero, se ha constituido en el mayor espacio comercial y de ocio de Asturias, El Gigante de Paredes, se le llama, al que acuden ingentes cantidades de gentes diariamente, pero máxime los sábados y vísperas de festivos, con varios supermercados y numerosas tiendas, restaurantes, multicines, bolera, juegos, etc.


Justo detrás, en segundo término, el Polígono industrial de Granda, también en Siero, donde destacan, a la derecha, las naves de la Central Lechera Asturiana y de la Corporación Alimentaria Peñasanta. Poco más allá es el centro logístico de Amazon


El paisaje de polígonos, bosquetes y aldeas transformadas en espacios residenciales es, recalcamos una vez más, la tónica dominante en la mayor parte del valle


Si bien se intuyen algunos edificios en El Berrón y La Pola, esos núcleos urbanos están mayormente ocultos a nuestra vista, pero la inconfundible forma cónica del Picu Castiellu de Marcenao nos indica la zona donde están


A la izquierda, La Llomba, que cierra el valle de Sariegu por el norte y a lo lejos nuevamente el Sueve


Detrás del Picu Castiellu reconocemos bien El Fitu, prolongación del Sueve hacia el este-nordeste, cuyas estribaciones llegan al mar en Berbes y Vega, lugares que hemos recorrido en el Camino siguiendo la costa riosellana

Los montes del bajo Sella, por la parte de El Mofrechu (900 m) se distinguen perfectamente en días claros. Más cerca son las lomas de L'Enguilu y otros montes que separan este valle del Nora del del Piloña, afluente del Sella


Casi sin detenernos podemos contemplar el paisaje a lo lejos cada vez que se abre un 'claro' de una casa a otra o entre arbustos y arboledas, constituyendo todo ello un entorno sumamente placentero y agradable de caminar, constituyendo un muy ameno paseo


A la izquierda, en todo momento, destacan los labores de ensanchamiento de la calle y asentamiento del terreno, aquí con un murete de hormigón


Y es que el desnivel entre el suelo de la calzada y los terrenos de la izquierda es bastante considerable, de ahí estos paredones



Estamos caminando por las estribaciones más occidentales del Monte Naranco, "Pequeña sierra de unos 5 km de longitud que se sitúa al norte de Oviedo, extendiéndose en forma de arco con dirección general este-oeste", explican en la Enciclopedia del paisaje de Asturias, añadiendo que va "desde el extremo noreste, próximo a Villaperi (hacia donde nos dirigimos) hasta el noroeste, cerca de Brañes"(paso del Camino Primitivo)


Esta su falda sur presenta una pendiente mucho más pronunciada que la norte, aunque sin embargo esta orientación, mirando al sol todo el día, hizo de ella la más poblada desde la época castreña, más aún a partir de la fundación de la ciudad en la antigua colina de Outeao, una cuestión de la que nos hemos ocupado abundantemente en nuestras entradas de blog que describen el trazado del Camino en torno a la catedral


En esta vertiente norte surgen los manantiales de los que nacen los regatos que hicieron del valle una gran vega fértil apta para la agricultura y ganadería, así como fueron el principal suministro de agua a Oviedo/Uviéu hasta la construcción del gran embalse de Los Alfilorios, en Morcín, inaugurado en 1990. Aún así, el depósito de Cuyences sigue siendo muy importante en esta función


Muestra de los usos tradicionales del agua y del pasado rural de Cuyences es La Fuente Llázaro con su lavadero, que cayó en desuso desde que se dispone felizmente de agua potable en todas las viviendas pero que ha sido restaurada como elemento patrimonial de notable interés



Su nombre es evidentemente un antropónimo y nos lleva a pensar en el nombre de algún antiguo vecino, quién sabe si guardando relación con la antigua malatería (hospital de leprosos) de esta advocación que existió en Paniceres, en esta misma falda meridional de La Cuesta Naranco, unos kilómetros más al oeste y paso también del Camino Primitivo


La fuente propiamente dicha forma un muro del lavadero, en ella el agua mana de abundante de un caño y cae en un sumidero en forma de meseta. A su izquierda está la entrada



Esta es la gran balsa de lavado, con parte de aclarado a su derecha, dado que no se usa suele deteriorarse pasando en tiempo, por lo que se realizan labores de restauración y limpieza periódicamente



Fijémonos en la cubierta de madera y a dos aguas, sostenida por vigas


Visitada La Fuente Llázaro, empezamos la subida a Paniceres de Riba, la parte alta del pueblo


Primeramente tenemos aquí un buen repecho hasta las siguientes casas



Esta parte de Cuyences tiene más elementos rurales, como este conjunto de hórreos que vemos en lo alto


Y estos prados, por la zona de La Frera, que caen hacia la zona urbana de La Corredoria, evidencian usos ganaderos 'de diente y guadaña', como se decía antaño, es decir, de pasto y siega...


Allí abajo, saliendo de La Corredoria a Llugones está el famoso mojón caminero de la antigua Carretera Real, del que también se ocupa Marcos Palicio en La Corredoria sube corriendo:
"En La Corredoria Baja, casi a la salida del barrio en dirección a Lugones, hay una señal oculta entre los arbustos que decoran el jardín de una urbanización. El «mojón de la media legua» es un poste cilíndrico de piedra rematado por una bola, un indicador de los que se hacían en 1789 y que informa desde entonces de la distancia exacta que hay desde aquí hasta Oviedo, media legua, 2,78 kilómetros, media hora a pie si se considera que la legua nació para medir el trayecto que una persona era capaz de recorrer en una hora. El mojón, en su calidad de indicio de proximidad adosado a la primitiva vía de comunicación principal entre la capital y la costa, guarda otra de las razones de la expansión residencial de La Corredoria. El mojón del siglo XVIII, rodeado como está de promociones de vivienda colectiva reciente, pero también de las antiguas casas de planta y piso de La Corredoria antigua con sus años de construcción grabados en las fachadas -1893, 1922-, ya informaba entonces de que Oviedo está ahí mismo. Entonces con una amplia separación en medio, hoy al final de una continuidad urbana sin fisuras. 
Las últimas edificaciones del pueblo viejo están, resisten, adosadas a la recta que abandona el barrio, en la parte que falta por reconstruir y que, vista hoy en su contexto de bloques de ladrillo marrón, da fe de aquella otra vida que tuvo esta antigua población carretera de paso devenida con el tiempo en populoso barrio de extrarradio de crecimiento acelerado. El cambio todavía encuentra otro ejemplo en esta misma zona de la travesía de la AS-266, en el nuevo uso de la casa-palacio de La Torre, que fue casona señorial con blasón en el pueblo del siglo XVII y guardería infantil en el barrio joven del XXI. 
Aquella otra Corredoria agraria ha progresado tanto que en los planos de Oviedo que se exponen en las calles de la ciudad para orientar al despistado La Corredoria ocupa su propio espacio, un recuadro en la esquina inferior derecha del callejero urbano. Mirando alrededor, el ruido del esqueleto de un edificio en construcción en las inmediaciones del campo de fútbol Manuel Díaz Vega informa de que puede que haya espacio para más. El frenazo inmobiliario también ha hecho aquí su parte del trabajo y de momento no volverán las «cincuenta grúas pluma» que silueteaban el perfil del barrio no hace tanto tiempo. «Algo queda, pero poco», afirma Diego Fernández, vicepresidente del colectivo de comerciantes, señalando la grúa que queda en la zona vecina de la autopista «Y» casi nada más que otra en el cada vez más escaso terreno libre entre el barrio y el Hospital. Pero la potencialidad que todavía conserva esta llanura bien comunicada lleva los cálculos de hoy a «23.000 habitantes si contamos los no censados» y la elucubración del futuro hacia 43.000. Alfredo Sánchez cuenta lo que puede quedar por ocupar, al Norte, «toda La Malata»; al Sur, algunas inmediaciones del nuevo hospital y los terrenos que pueden liberar la subestación de Hidrocantábrico, junto al acceso desde Oviedo, y la pequeña reminiscencia de la vieja configuración del pueblo que queda en La Corredoria Baja, las últimas casas antiguas a ambos lados de la salida en dirección a Lugones."


Casas de La Fuente la Braña y El Molín de la Casuca, a cuyos pies pasa la carretera AS-381. Por ahí estaban también El Molín de Pachón y El Molín del Toro. Poco más allá podemos reconocer, enrre los árboles, algunos edificios de Colloto/Cualloto y, más lejana La Paranza, con la gran sierra caliza de Peñamayor en lontananza


De toda la larga línea de cumbres de Peñamayor, El Picu la Triguera (1.293 m) es el más alto, conocido también como El Torrexón de Breza o El Torrexón de la Trieguera, pues La Triguera es como se denomina a esa parte de la montaña, extrañamente plasmada en muchos mapas como Trigueiro, con un diptongo decreciente más propio del occidente asturiano. No parece no obstante lugar propicio para plantar trigo ni escanda (trigo de montaña) pero sí por estar sobre grandes campos sembrados, como afirman en la Enciclopedia del paisaje de Asturias:
"... constituye una buena atalaya para divisar amplias zonas sembradas, sobre todo de escanda, por el método de fogueraes o borronaes, quemando la maleza: las marcas del terreno y los topónimos próximos como La Fogueraona, Los Diales, o L'Ordaliegu (ordum, 'trigo') así lo confirman".

En el extremo septentrional de Peñamayor destaca El Tarnu o Picu les Antenes (1.123 m) espolón sobre los concejos de Nava y Bimenes, que confiere a la sierra esta clásica forma con este peñón adelantado al resto y, entre ellos, El Colláu Ortigal


A sus pies y a su izquierda, destaca por su forma, pese a ser mucho más pequeño, El Picu Oroxu (935 m). Más al occidente se reconocen como parte de Peñamayor otra serie de montañas, como Varallonga (895 m), que llegan a La Sierra Ques, en Piloña


Muy en la lejanía, podemos en días claros reconocer perfectamente los formidables picachos de los Picos de Europa, principalmente su macizo occidental, El Cornión, pero también algo del central, el de Los Urrieles


No llegamos a ver el Río Nora, oculto por sus boscosas riberas, que bordea el Naranco del este al oeste por su vertiente norte, donde lo cruzaremos, pero sí seguimos viendo las grandes naves comerciales de Parque Principado, con el Sueve dominando la escena



A la izquierda, una muria de piedras hace de contención de la fuerte pendiente de esta ladera



Llegando a las casas, una pared de hormigón refuerza la consistencia



Las casas forman una quintana en la que las antiguas cuadras y tenadas (pajares) en desuso se han integrado en las viviendas. Al llegar a ellas el Camino hace un poco de curva a la izquierda; en el suelo, los límites de velocidad pintados en el pavimento se repiten cada ciertos metros


A la izquierda, otro hórreo, del que antaño se colgaban de su corredor les riestres de panoyes, las ristas de mazorcas de maíz, que curaba al sol, endureciendo, para luego llevarlo a moler y en casa hacer el pan de boroña



Alguna casa debió tener también en tiempos un corredor en su planta alta, actualmente cerrado e integrado también en la vivienda. Al terminarse, o transformarse, las labores agropecuarias tradicionales, ello conlleva también la reforma de toda la casería, incluyendo la zona habitacional



La cuesta se suaviza y llegamos a una encrucijada en un rellano, Los Güertones, 'huertos grandes', otro de tantos topónimos que revela los espacios de cultivo de antaño



En la explanada, seguimos todo de frente y recto. Arriba, en lo alto, oculto por los ocalitos, Cuyences tiene su castro astur, también llamado, como tantísimos otros, El Picu Castiellu, uno de los recintos fortificados del Naranco que son el antecedente poblacional estable de las actuales aldeas y parroquias, junto con las posteriores villae


Para distinguirlo de otros a veces se refieren a él como El Castiellu Cuyences y ha quedado muy afectado tanto por esas plantaciones de crecimiento rápido como por haberse construido sobre él una granja avícola



En la web Ástures del arqueólogo Fon S. P. se nos informa que fue catalogado por primera vez el 2 de mayo de 1959 por el insigne José Manuel González y Fernández Valles, quedando incluido en la carta arqueológica del concejo en 1984 y en 2011 en el inventario de patrimonio cultural del Principado de Asturias:
"Está situado en un saliente de la ladera que está fuertemente defendido en la parte que lo conecta al monte por tres fosos con taludes. En la entrada del recinto se registra la existencia de un bastión. El recinto del castro estaba ya deformado en los años 70 por la construcción de una granja avícola que afectó a las defensas. Por aquel entonces era reconocible todavía el conjunto de fosos paralelos.
El gran historiador asturiano todavía vio una acumulación de piedra en el sector norte de más de un metro de espesor. Seguramente era el derrumbe de las defensas o de alguna estructura del asentamiento. Fijaos lo que contaba, porque es la manera en la que perdimos mucha de nuestra memoria castreña en Asturias: 
«había una capa de escombros de construcciones derruidas de más de un metro de espesor, con los que después se llenaron varios camiones que fueron utilizados en alguna carretera. Entre tales escombros y en otras partes del recinto castreño aparecieron ruedas de molinos de mano, un majadero de piedra y otros objetos».

El propio J.M. González lo consideraba de época romana más que un castro astur propiamente dicho. Posiblemente, junto con la cogolla de Fitoria, formaba parte de una línea de fortificaciones que controlaba el territorio desde esta posición elevada."


A nuestra derecha, otro hórreo de corredor da vista al valle por la zona de La Molinera



Adolfo Casaprima Collera, en la Introducción con la que abre su Diccionario Geográfico del concejo de Oviedo, señala la "desaparición (por abandono o por integración-asimilación) de no pocas caserías e incluso lugares, mientras surgen otros nuevos", así como "el imparable crecimiento de los núcleos periféricos (llamados dormitorios), o de la destrucción de las caserías lindantes con la ciudad bajo el pretexto de la urbanización de nuevos barrios, o de la paulatina concentración de caserías y lugares hasta formar nuevos núcleos urbanos, o de la conversión de pueblos grandes en pequeñas ciudades dotadas con modernos servicios", tal y como pasó en La Corredoria



Una franja arbolada delata el paso del Nora y la frontera de concejos; aquello ya es Llugones, en Siero, población de la que ya hemos dicho es la que en la actualidad más ha crecido y más habitantes tiene del concejo vecino, la cual forma una continuidad urbana con La Corredoria y esta a la vez con la ciudad de Oviedo/Uviéu


Estamos pues una de esas concentraciones urbanas que favorecieron la idea de la Ciudad Astur, un concepto no plenamente definido ni mucho menos oficial, pero que podría resumirse en esta reseña que encontramos en Wikipedia:
"Ciudad Astur​ es el sintagma utilizado por Fermín Rodríguez Gutiérrez, catedrático de Geografía de la Universidad de Oviedo, y Manuel Carrero de Roa, investigador-colaborador del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) de la Universidad de Oviedo,​ para reconocer oficialmente el área metropolitana de Asturias como un área metropolitana policéntrica. 
El proyecto no ha sido llevado a cabo aún, pues muchos dudan de la conveniencia de llamar "ciudad" al centro de Asturias, ya que no presenta homogeneidad urbana, dado que en realidad la mayor parte de esta área corresponde a terreno rural, no urbanizado e incluso forestal. 
El término ha sido aceptado de forma no oficial y puede verse en publicaciones como libros de texto."

El desarrollo urbano de Llugones, población cuyo topónimo evoca al dios Lug, el principal de los celtas, y a los luggoni o 'hijos de Lug', los astures pobladores del actual área central asturiana ( y norte de León), llegó antes mismamente que el de La Corredoria por cuenta de su influjo industrial, pero luego también como zona residencial. Leemos también en Wikipedia lo siguiente:
"Rodeada de polígonos industriales y a unos 5 kilómetros de Oviedo, su emplazamiento en el centro de Asturias le permite absorber gran cantidad de transeúntes tanto en el área de ocio, como en el comercio. Lugones posee una gran cantidad de negocios de hostelería, principalmente sidrerías y restaurantes, muchos de ellos en torno al tramo de la calle Leopoldo Lugones denominado "La Peatonal", icono de la hostelería de la localidad, y atractivo turístico creciente que además genera importantes beneficios económicos para Lugones directamente y para Siero de forma indirecta a través de impuestos. Sin embargo, la expansión de Lugones se aceleró sobre todo a partir de la década de 1970 como ciudad dormitorio. Alrededor de la localidad hay muchos centros comerciales de los más concurridos de Asturias, Parque Principado, Aldi, Lidl, Ikea o el centro comercial Azabache por poner algunos ejemplos."

En primer término tenemos el Polígono Industrial Puente Nora, sito al otro lado del río y en la misma vega "Situado en las inmediaciones de Lugones y delimitado por la carretera a La Corredoria, la vía férrea, el río Nora y el casco urbano. Creando de manera no planificada por la instalación asistemática de empresas a finales de la década de los sesenta", leemos en su ficha. A continuación les ocalitales de La Belga y Pañeda con el Alto la Madera y El Picu Samartín (518 m) al noreste. A la izquierda y ya en términos gijoneses, El Picu'l Sol (439 m)


Aquí abajo El Castru, otro importante polígono industrial, este a la salida de Llugones, topónimo castreño por excelencia. Un poco más allá asoman algunas naves del Centro Comercial Azabache y también vemos de nuevo la creciente urbanización de La Fresneda, con la loma de La Barganiza


Al fondo a la izquierda la urbanización de Soto Llanera en Santolaya, parroquia de Pruvia y concejo de Llanera. Más abajo, y también en Llanera, dos chimeneas simbolizan la historia industrial de esta parte del valle del Nora, las de  de Fundición Nodular, en Llugones, fundada en 1956 por iniciativa de José Suñer Martínez para fabricar cilindros destinados a los trenes de laminación con materiales reciclados, como chatarra y lingote, para la pujante industria siderúrgica. La planta cesó la producción en 2013, cuando tenía en plantilla 160 trabajadores


Delante de la chimenea vemos las casas de El Carbayu, aldea de la parroquia de Llugones famosa por sus romerías del Buen Suceso, en torno a la capilla de esta advocación, posiblemente dieciochesca y con cofradía desde 1926. El 5 de agosto de 2022 la periodista Carla Vega escribe para El Comercio un reportaje dedicado a estas fiestas en la figura de Manolito El Pegu, el presidente de la cofradía:
"El 4 de agosto de 1938, Manuel Fernández Álvarez, popularmente conocido como Manolito 'el Pegu', vino al mundo; en plena guerra civil, en El Carbayu, Lugones, y en la misma casa en la que sigue residiendo a día de hoy, con sus 84 años recién estrenados. «Duermo en la misma habitación en la que nací», cuenta con orgullo este lugonino. 
Ese año, debido a la contienda bélica, no hubo fiestas de El Carbayu, aunque 'el Pegu' explica que «estoy ligado a ellas» desde que era bien pequeño: «Yo creía que lo que sonaban eran voladores y fuegos artificiales por ellas, cuando lo que sonaban eran bombas», recuerda. Con esta trayectoria, no es raro que haya terminado siendo presidente de la Cofradía de Nuestra Señora del Buen Suceso, que se encarga de la organización de esta festividad. Aunque también le viene de familia: «Cuando se retomó la fiesta después de la guerra, en 1940, mi abuelo habló con sus amistades para que restaurasen las vías del tranvía y que los de Oviedo pudiesen llegar a la fiesta. Siempre hemos estado muy ligados a las fiestas, yo crecí en el prau de estas». 
Porque la música siempre ha sido un gran hilo conductor en esta cita. «Recuerdo que desde bien pequeño veía por el prau a la banda del Regimiento de El Milán, y que incluso cuando me fui a la mili con 18 años continuaban viniendo. Ya más tarde, en la década de los cincuenta o los sesenta, fue cuando empezaron a venir las orquestas, Pero aquello no era como es ahora, que vienen un montón a lo largo de todos los días. Venía una, o como mucho una grande y otra un poco más modesta, y se quedaban para todos los días porque salía más rentable», explica Fernández, que también recuerda con cariño a los barquilleros, los heladeros, las atracciones más tradicionales...todo ello en el mismo prau siempre.
Esa ha sido precisamente la única variación que ha sufrido la fiesta desde sus inicios en 1925. Tras el parón por la pandemia, el encarecimiento del arrendamiento del prau en el que históricamente se celebró siempre, obligó a cambiar la ubicación de la fiesta. Este será el segundo año en el que estas se celebren en el solar adjunto a la casa de Manolito 'el Pegu', también de su propiedad. Aunque según explica el presidente, el cambio finalmente ha sido positivo. «Es una pena que al borde de cumplir el centenario tuviéramos que cambiar de sitio, pero estamos muy contentos. Este sitio es más grande, y los vecinos y los feriantes están contentos».

El gran antecedente industrial de Llugones fue la Sociedad Industrial Santa Bárbara, fábrica de fundición y laminación de metales que empezó a trabajar en 1895, fundada por el ingeniero industrial José Tartiere y Lenegre, ingeniero industrial y gran figura de la industrialización asturiana, quien recibió el título de conde de Santa Bárbara de Lugones en 1922 otorgado por el rey Alfonso XIII


Reanudamos la marcha por Cuyences de Riba bajo las boscosas estribaciones del Picu Castiellu, de cuya ficha en otra página extraordinaria, ArqueoAstur, del gran arqueólogo y erudito historiador Eduardo Pérez-Fernández, nos cuenta así:
"Se localiza en un contrafuerte calizo en la ladera oriental del Monte Naranco, a una altitud de 205 m.s.n.m. sobre las casas de Cuyences. Recinto en ladera de planta ovalada y unas dimensiones de entre 120  y 70 metros en su eje mayor, y unos 40 metros en el menor. Parte del recinto ha sido explanado por una construcción reciente, quedando como testigo un mogote en el extremo occidental. El aparato defensivo constaba, según González y Fernández, de tres fosos dispuestos y dos contrafosos intermedios en el sector más accesible, el NW., y un bastión construido en el interior (González y Fernández, 1978). 
Durante la elaboración del inventario arqueológico (Junquera Lantero, 1998) ya sólo se describen dos fosos, uno de 3 metros de ancho que coincide con el camino actual, seguido de un talud en forma de herradura y el segundo foso, que posiblemente descendía ladera S abajo. En un reciente reconocimiento solo se describe un foso con sección en «V» en el sector occidental, el que ha sido aprovechado como camino. El resto de vertientes, estarían defendidas naturalmente por la propia pendiente (Fanjul Peraza, 2005 y 2014)."

Pérez-Fernández incide en los dos fragmentos de molinos de mano giratorios de arenisca que aparecieron cuando se construyó la granja avícola, localizándose asimismo un molde de fundición de arenisca, un canto empleado como alisador, un canto-percutor, fragmentos informes de hierro y un fragmento de cerámica decorada a peine fabricada a torno. Se ha datado una amplia cronología, desde la Edad de Hierro y romanización hasta la Edad Media


Pasamos al lado de estas casas, donde hay una bifurcación, y seguimos a la derecha, por el camino principal


Camino que serpentea para subir ligeramente por la pendiente al pie del Picu Castiellu, "Recinto afectado por las obras realizadas para construir una granja avícola y una pequeña cuadra; explanación y relleno del tercer foso, aprovechamiento de piedra del enclave para acondicionar un camino que, además, corta el primer foso", prosiguen en ArqueoAstur


Las señales del Camino nos ayudarán, aunque no exista mayormente riesgo de equivocación el verlas nos proporciona la seguridad que no nos hemos dejado ningún cruce atrás y que seguimos el ramal correcto


Caminamos pues así bajo El Picu Castiellu, es muy posible que este camino ya existiese en sus tiempos y el castro en él situado controlase su paso, además de divisar todo el valle. "Oviedo ha tratado mal a sus castros desde siempre", dice Fon S.P. en su web Ástures, algo que podríamos extrapolar a Asturias entera, salvo ciertos casos muy puntuales, excepcionales, conocidos y concretos, que aún así fue necesario reivindicar y proteger, "Y es que si no sabes que ahí hay un castro, bajo la maleza, por desgracia lo más frecuente es que acabe destrozado, o peor, acabe soterrado debajo de alguna edificación privada que luego ya no tiene solución." 


De este "Picu Castiellu, en Cuyences", dice que "De una extensión máxima de 120 metros presenta una alteración notable por la construcción de una explotación avícola. En el inventario arqueológico de Oviedo se habla de tres fosos y un talud que eran visibles. Hoy la maleza y la construcción en el mismo hacen que no se distinga gran cosa." 


Esta casa a la que nos acercamos está al pie del Picu Castiellu, uno de los seis castros localizados en La Cuesta Naranco hasta ahora, una alta densidad castreña, aunque en "un notable estado de abandono", afirma Fon S.P., pues un plan de recuperación aprobado en 2017 nunca fue llevado a cabo, además, "nuevos peligros amenazan al patrimonio de la zona, con la polémica construcción de una carretera por la falda del monte"



Se trata del proyecto de la nueva Ronda Norte, que además de al patrimonio y al paisaje puede afectar al Camino, tanto a este como al Camino Primitivo. Escribe de ello el gran historiador y cronista de los caminos, el peregrino Antón Pombo en la web xacobea Gronze a fecha 21-6-2022:
"... la Ronda Sur ya evita el tráfico pesado por la ciudad. El actual proyecto supondría un nuevo impacto que va sumando atentados al patrimonio cultural, y un golpe para tantos emprendedores que han apostado por el Camino. La percepción emocional también es importante, porque hasta ahora la transición de la zona urbana al rural es amable, sin polígonos industriales o áreas degradadas, uno sale de Oviedo y se introduce de repente entre prados y con la vista de las montañas alrededor. Esto quiere ser sustituido por un tajo. Y también se verá afectada, en la cara opuesta del Naranco, la conexión del Camino Norte entre Oviedo y Avilés. 
Hay quien considera, dada la fuerte contestación social, que la obra no tiene futuro, pero no por ello tendremos que cejar en oponernos, por lo que al Camino respecta, para evitar el atentado: si se sigue con el plan, podría incluirse un túnel en este sector, aunque sea un falso túnel. Un caso similar, que demuestra lo poco que le importan el Camino de Santiago y la Unesco a los técnicos del Ministerio de Fomento, lo hemos visto en Jaca. Ignoramos cuál va a ser la evolución de las protestas, y el efecto de las alegaciones, pero es bueno recordar que la movilización ha conseguido grandes logros y modificaciones de proyectos; recordemos, por ejemplo, en Vigo, la consecución de la A-9, donde los vecinos forzaron la construcción de los túneles de A Madroa. 
A veces solo es cuestión de sensibilidad, y dinero, el que se consigan paliar las afecciones más graves. ¡Sigamos en la brecha, para evitar la brecha de la Ronda!"


Y en medio del valle, más castros, ahí tenemos bien a la vista por fin el de El Cuetu ya antes mencionado, entre Llugones y La Corredoria y en medio de la vega del Nora, justo encima del río, en el barrio de Paredes, perteneciente a Llugones (en medio de la foto)


En la explanada del castro se construyó un bunker para el frente republicano en 1936, el cual se transformó en club de tiro en la posguerra, pasando luego a ser convento (Santa María de los Ángeles) y posteriormente Museo de la Guerra Civil. José Antonio Coppen resume amenamente su historia en El Comercio del 11-10-2009:
"El Picu el Cuetu se encuentra situado en el bonito barrio de Paredes, de la parroquia San Félix de Lugones. Desde esta pequeña colina se puede descubrir a vista de pájaro el entorno de la misma y un radio de varios kilómetros: el propio pueblo, Oviedo, el Naranco, Viella, La Fresneda pueblo y urbanización, Colloto, Limanes... 
Ver en la noche iluminado desde aquí Parque Principado es un espectáculo. 
Este emblemático lugar del Picu el Cuetu fue un castro habitado por algún clan de los Lugones. Alrededor del promontorio se construyeron, en forma de anillo, una serie de trincheras por parte del bando republicano durante la Guerra Civil de 1936 (trincheras que, al aparecer, no fueron utilizadas con los fines previstos). 
Tras la dramática contienda, la Sociedad Deportiva Astur de Caza encargó a Constructora Enrique Justa, de Oviedo, la obra para levantar un edificio con varias dependencias, tanto en su planta baja como en la primera; ésta, con una espléndida terraza abierta al norte. Y por esta cara, una cancha en la que, durante años, se practicó el tiro al plato y al pichón. En estas instalaciones tuvieron lugar importantes competiciones regionales y nacionales. Además de la actividad deportiva, la entidad cumplía funciones de carácter social, para el esparcimiento y recreo de los asociados. 
Siempre nos llamó la atención la difícil época, los primeros años de la posguerra, entre 1940 y 1945, en la que se les ocurrió a un grupo de gentes, en su mayoría ovetenses, levantar esta instalación. Claro que las consecuencias llegaron después. 
Al no poder hacer frente dicha sociedad deportiva a sus obligaciones económicas con la constructora, la citada Enrique Justa, ésta pasó a ser propietaria de las instalaciones. Es verdad que después la empresa E. Justa las puso en venta, sin que el Ayuntamiento de Siero se percatara que su adquisición, pensando en el futuro, sería muy rentable. 
Así, en venta, permanecieron estas magníficas instalaciones durante varios años. Y es en 1989 cuando se transforman en un monasterio. La Orden del Císter pasa a ser su propietario. Esta congregación, hasta entonces, había ocupado una antigua casona situada en La Corredoria Baja. 
Esta silenciosa y muy laboriosa comunidad de religiosas, no sólo convirtió el nuevo centro en lugar para la oración y la espiritualidad, sino que, entre otras actividades, disponía de un taller de decoración de cerámica, elaborada mermeladas y cultivaba la huerta, hasta que se procede al cierre del monasterio en 2006. Los últimos oficios religiosos en su capilla tuvieron lugar el domingo día 5 de noviembre de dicho año, siendo trasladas las seis monjas de avanzada edad a Santo Domingo de la Calzada."

El castro, por lo tanto, ha quedado muy transformado y esta es su descripción en ArqueoAstur:
"Se localiza en una suave elevación en medio de la llanura a 210 msnm. 
Recinto de unos 60 x 50 metros definido como castro en llano que conserva la mayor estructura bélica construida en Asturies durante la guerra civil. Los únicos elementos defensivos que pueden indicar la existencia de una fortificación anterior son algunos leves aterrazamientos en torno a la colina  (Rodríguez Otero, 1988; Fanjul Peraza, 2004 y 2014; Requejo Pagés, 2013). 
El complejo defensivo de la guerra civil, incluido en el IPCA, estaba integrado en la 5ª línea republicana de fortificaciones en torno a Uviéu, y se compone de un fortín central rodeado por una línea de trincheras blindada de 350 metros de longitud y trazado en zigzag con varios nidos de ametralladora".

En relación con el búnker republicano y sus defensas hay un buen reportaje fotográfico en el blog de La trinchera olvidada, cuyo texto compartimos aquí:
"Construido por los republicanos muy cerca de Oviedo, para controlar un importante nudo de comunicación por carretera y ferroviaria cercano. Es de grandes dimensiones, posiblemente el más grande de todo el frente norte, y consta de un buen número de galerías subterráneas, puestos de tirador, para ametralladoras e, incluso, para emplazamiento de morteros. Es posible recorrer una buena parte de las galerías subterráneas, pero hay otras que no son accesibles por el momento, lo que no resta grandiosidad al conjunto. 
Está bien conservado porque primero fue adquirido para la construcción de un club de tiro, cuyo edificio se adosó al propio búnker, y que debido a las deudas que generó, acabó cerrando. Luego, tanto el edificio como el búnker, fueron adquiridos por una orden religiosa que lo mantuvo hasta pasado el año 2.000. Luego esta orden religiosa se fue a otro lugar, pero mientras encontraban un comprador, el edificio fue desgraciadamente vandalizado. Afortunadamente, el búnker, como tal, no sufrió desperfectos de importancia. 
Alrededor del búnker hay varios nidos de ametralladora, algunos de los cuales están en propiedades privadas y, por tanto, no son visitables.


El lugar fue adquirido en 2015 por el empresario Jorge Sandoval para hacer de él el Museo de la Guerra Civil de Asturias, abierto a las visitas, una de las cuales explica el entusiasta de la hsitoria Fernando R. en la web de viajes Beetleinjection, la cual queremos recomendar por sus fotografías y texto, del que compartimos esta parte:
"Se trata del fruto de años de afición y pasión por recopilar todo tipo de objetos relacionados con la Guerra Civil por parte de varios entusiastas y donaciones particulares. Donde hay cabida para ambos bandos (Nacional y Republicano) sin distinción y con una finalidad puramente pedagógica para dar a conocer al gran público los artefactos empleados en esta lucha fratricida. Una inciativa que arrancó hace poco más de un año. Muy recomendable como plan alternativo de visita por Asturias. (...)
La visita realmente consiste en dos partes situadas en diferentes localizaciones. Comienza en el bunker de El Cuetu, en Lugones, un emplazamiento elevado desde donde puede verse todo Oviedo (está a 5 km de la capital asturiana).  Este búnker perteneciente al bando republicano  es la estructura bélica más grande conservada en Asturias.  Constaba de una línea de trincheras de unos 350 metros y varios nidos de ametralladoras. En la actualidad sólo se conservan tres de esos nidos y varias galerías. En 1939, finalizada a contienda, se decidió construir adosado a sus muros  una casa de campo para ocio de los altos mandos, dedicado principalmente como club de tiro y caza al que también se equipó con piscinas y demás comodidades sólo al alcance de las clases acomodadas. Las obras finalizaron en 1944 recibiendo el recinto varios propósitos a lo largo de su vida. En 1989, acusado por las deudas,  acabó como monasterio para una congregación de monjas cistercienses hasta que finalmente lo abandonaron en 2006. En un estado vandalizado  fue adquirido en 2015 por el empresario Jorge Sandoval, uno de los  principales impulsores del museo, el cual por esas fechas pensaba montar un complejo hostelero,  pero finalmente tuvo la idea de  organizar  visitas guiadas y crear una exposición de sus piezas de colección. Este es el germen de un proyecto de gran interés histórico tanto para iniciados como profanos."

En La Nueva España del 16-3-2023 la periodista Luján Palacios da la noticia de la conversión del museo en fundación para organizar fondos y buscar nuevos espacios, pues es tal el material existente que se proyecta su traslado a un lugar más grande:
"El Museo Militar de El Cuetu de Colloto (Siero) está a punto de convertirse en una fundación para proteger la colección bélica que ha ido atesorando su propietario, Jorge Sandoval, y que se ha convertido en una de las más importantes de España. Eso sí, dará este paso posiblemente en el municipio vecino de Oviedo. "Probablemente se llamará Fundación Sandoval, ya está en marcha el estudio de viabilidad y la Delegación de Defensa ya dio el visto bueno”, apunta Sandoval. 
Su aspiración es conseguir más espacio para una extensa recopilación de material bélico que incluye armamento y vehículos y podría ser en Oviedo. Entre todo ello destaca una colección de más de un millar de granadas, cuatro misiles SC- 500 y una carga de profundidad del destructor Ceuta, utilizado por Franco, así como un curioso camión que el dictador utilizaba para sus desplazamientos al frente bélico, entre muchos otros vehículos de la época. 
A todo ello se suma el hecho de que ya hay varios convenios de colaboración firmados por Defensa para la cesión de piezas, entre las que figura alguna maqueta de grandes dimensiones y armamento único en España, pero por el momento “resulta imposible por la falta de espacio”, apunta el creador del espacio museístico. Está deseoso de dignificar una recopilación única, a la que se une además el bunker subterráneo de El Cuetu, en Lugones, el mayor de este tipo de la época de la Guerra Civil, que se puede conocer en visitas guiadas concertadas y en el que de forma periódica se organizan recreaciones históricas a cargo de asociaciones y entidades colaboradoras. 
Se trata de una instalación singular en Asturias, a un paso del núcleo urbano de Lugones, y que complementa la visita al museo con las piezas que Sandoval ha ido recopilando a lo largo de su vida. El sierense tiene de hecho todo su material repartido en algunas naves de su propiedad en Colloto, y muchos otros elementos no se pueden enseñar al público porque no hay capacidad de espacio para ello. De ahí que urja reorganizar el material y contar con una instalación suficientemente amplia para que la colección se conserve de manera óptima. "Necesitamos que se nos reconozca", clama Sandoval."

Contemplamos, al pie de El Cuetu, las vegas del Nora, donde "han salido algunos de los restos paleolíticos más antiguos del concejo y de la región. Pertenecientes al Palelolítico Antiguo a la cultura Achelense", dice el Diccionario geográfico de Asturias, los cuales fueron depositados en el Museo Arqueológico de Asturias (el cual visitamos en nuestro periplo por la ciudad)


Localizado y verificado este yacimiento paleolítico de Paredes en 1968-1970 por el citado José Manuel González y Fernández Valles, tan mencionado en este blog, sus primeras excavaciones-prospecciones se acometieron siete años más tarde por el profesor Adolfo Rodríguez Asensio, quien comprobó su datación en el periodo Achelense. Luego, en 1990 y con motivo de las obras de una autovía, realizan su seguimiento arqueológico Enrique Arnáu BasteiroMaría Noval Fonseca, asesorados por el citado Rodríguez Asensio y también por Germán Flor Rodríguez, especialista en Esrtatigafía


Los resultados María Noval  en Seguimiento arqueológico de la Autovía Oviedo-Pola de Siero: el yacimiento de Paredes 1990-1991, donde se da cuenta de las áreas investigadas y de los nuevos hallazgos encontrados, cantos, picos, lascas, bifaces, hendidores, raspadores, raederas y demás enseres propios de las comunidades de cazadores-recolectores que se moverían por el valle en busca de sustento, como era habitual antes de la aparición de la agricultura, ya en el Neolítico


Un poco más allá y a la derecha, cuando se acondicionaron los terrenos para el gran centro comercial de Parque Principado en 1997, apareció una necrópolis tardorromana, con una treintena de sepulturas y diversos ajuares que incluyen monedas, objetos metálicos, cerámicos y de vidrio. La necrópolis fue reproducida en el lugar del hallazgo y puede visitarse pues se encuentra en medio del aparcamiento, donde se ha habilitado para ello un espacio verde. De ella leemos así en la web Ástures:
"El lugar ya había sido objeto de intervención arqueológica durante los años 70, dirigida por José Manuel González, que identificó restos de herramientas líticas del Paleolítico Inferior. 
Respecto a la necrópolis se trató de un hallazgo llamativo ya que se documentaron más de treinta tumbas, muchas de ellas con ajuar funerario que permitió obtener una valiosa información sobre la muerte (y vida) de los habitantes del centro de la Asturias actual en la época del Bajo Imperio. 
La necrópolis se encontró en la finca denominada «la granxa», cuya ubicación antes de la construcción de Parque Principado (...) Hoy es el aparcamiento. 
En la misma zona, hacia el suroeste, a unos 400 metros y fuera del aparcamiento, está enterrada la villa romana de Monte les Muries, que es el centro de población con el que hay que relacionar esta necrópolis. 
Las tumbas se excavaban en una fosa, cuyas paredes se cubrían de ladrillo y se remataba en la parte superior con un tejadillo de tégula a dos aguas. El cuerpo era preparado y amortajado, y se depositaba en un ataúd de madera (se detectó que era de roble). Junto al cadáver se depositaban objetos que le habían pertenecido en vida y que dan una idea de la profesión que desempeñaba. Por ejemplo se encontraron útiles de herrero, tijeras, etc… También se acompañaba de diversos objetos y materias primas que creían que iba a necesitar en la vida de ultratumba, como botellas de vidrio, legumbres, y otros objetos cotidianos."

El Monte les Muries o Les Muries, topónimo revelador pues, como Parede, alude a muros de antiguas construcciones, las de la villae en este caso, se encuentran detrás de Parque Principado y a su derecha, apareciendo luego en sus inmediaciones una estela dedicada a Camulo Viganu, de la que escribe Fon S. P. en Ástures:
"La pieza, de la que se tuvo noticia por primera vez en diciembre de 2020, fue hallada en la localidad de San Félix en el proceso de elaboración de la nueva carta arqueológica del concejo de Siero. Formaba parte de una pared de una construcción de uso agrícola, reaprovechada como material de construcción tras haber sido hallada por su propietario en un camino cercano. (...)
La estela se podría asociar, por tanto, a las fechas de esta necrópolis que comprenden los siglos IV y V d.C. La propuesta de transcripción dice: Camulo / Viganu / an(nor)um / XXII me(moria sua) que podríamos traducir como En memoria de Camulo Vigano de 22 años. Es interesante la procedencia del primer nombre que aparecen en la inscripción: 
Camulo es un nombre extraño en la península ibérica donde hay documentados sólo tres casos. Uno de una mujer, Camullia Primula y Camulia Veneria en Badajoz y otro de Aquilia, hija de Camulo en Vaiamonte, Portugal. Sin embargo es abundante en la Galia y Britania con ejemplos como : Camulos, Camula, Camulatia, Camulatus, Camulaeus, Camulata, Camulinos, Camulinus, Camulissius, Camulixus, Camulogenus, Camulorix, Camuloscus, Camulossesa, Camulognata 
En realidad Camulos es un teónimo. Se trata de una divinidad de la guerra que está asociada a los Remos, en la Bélgica y en Britania. Seguro que os suena Camulodunum (Colchester), pues su nombre significa básicamente la ciudad de Camulos. De hecho es frecuente que aparezca asociado Camulos a Marte, dios romano de la guerra, parecido a como aparece Marte Tileno entre los astures. Por tanto, nuestro joven astur transmontano tenía un nombre un tanto pretencioso, probablemente en una época donde este nombre ya habría perdido su naturaleza religiosa."


Lamentablemente y pese a su teórica protección la villae sufrió destrucción en 2023 como consecuencia de unas obras de ampliación de una de las empresas aquí radicadas, denunciadas por el arqueólogo Alfonso Fanjul Peraza. De ello también de informó en Ástures:
"Según la denuncia, el lugar habría sufrido daños considerables debido a obras realizadas sin autorización en la zona protegida. Hablamos de restos romanos originales, así como de otros elementos como huesos, cerámica común y material constructivo romano (fragmentos de teja)."
Todo sucedió a finales de 2023, cuando el Ayuntamiento de Siero, en colaboración con una famosa tienda de muebles, llevó a cabo obras dentro del área protegida sin contar con el seguimiento arqueológico preceptivo, a pesar de tratarse de una zona con alto valor histórico. La protección del espacio que ocupa un yacimiento arqueológico, se extiende a una franja de terreno en torno a ellos donde se puede edificar pero es necesario realizar un seguimiento arqueológico por si se descubren nuevos restos. Las obras han provocado la dispersión de materiales arqueológicos, incluyendo cerámica romana, material constructivo e incluso cerámica posiblemente medieval."

Nosotros continuamos camino por Cuyences justo en la ladera del Picu Castiellu, en un tramo bastante llano según nos acercamos a una antigua casería


De ella, una panera de corredor se asoma al Camino, constituyendo uno de los elementos del patrimonio rural de Cuyences que se han conservado y llegado a nuestros días



Y con ella la casona, también con corredor en la planta alta. Ambos elementos han sido restaurados


El castro está localizado más arriba, detrás de aquellos árboles, en un promontorio junto al que pasa el antiguo camino oficial, recién pasado el depósito de agua


Con dicho camino enlazaremos unos metros más arriba, por la zona de Llaviada, parroquia de Villaperi


La zona norte de La Cobertoria, ahora abajo a nuestros pies, junto al Parque del Nora



Con sus intensos colores azul y amarillo de la bandera sueca, se reconoce bien, al otro lado del bosque ribereño, la famosa nave de Ikea al extremo sur de Parque Principado. Un poco más allá, Granda con sus polígonos industriales a lo largo de la carretera N-634


La Cobertoria en el entorno de la Plaza del Conceyín. Un poco más allá, bajo La Grandota y La Paranza, se reconocen las casas de las partes ovetense y sierense de Colloto/Cualloto, por donde discurre el Camino Norte de Santiago hacia la ciudad de Oviedo/Uviéu


La frontera de concejos sube por la falda del Monte, los barrios collotenses ovetenses son La Bárzana, La Caleyuca, El Camín Real, El Cascayu, La Iría, La Fuente'l Río, La Mata, Moreo, Los Praos, El Pueblu, La Quintana, Roces y La Teyera, unos rurales y otros netamente urbanos, datos que nos proporciona Casa Prima Collera en su diccionario geográfico. Al lado, la parroquia de Llimanes tiene parte en cada concejo, como ya hemos señalado


El Camino de Santiago llega a la parte sierense de Colloto/Cualloto unos metros más allá del Puente Romano del Nora, procedente de La Pola por Granda pero esquivando hasta llegar allí la N-634. Si nos fijamos tal vez podamos reconocer la chimenea de la histórica fábrica de Cervezas El Águila Negra, de la que tanto hablamos en la correspondiente entrada de blog


El Camino discurre paralelo pero a cierta distancia de los polígonos industriales y apartado de su tráfico y su vorágines, bastante cerca de la orilla del Nora, a veces incluso al borde del agua, viniendo de El Berrón


Entre La Pola, capital sierense y El Berrón, el Camino, siguiendo su antiguo trazado, o uno de ellos, esquivó también la carretera y los polígonos, pero por el norte, por los altos de La Carrera y Forfontía. Existe además un Camino, menos conocido, que no suele aparecer en las guías, pero señalizado, que va por Noreña y Argüelles, a los que dedicamos también sus necesarias entradas de blog 



Nuestro Camino empieza a subir, al principio suavemente, por Cuyences de Riba, en ruta a Villaperi y el ya ansiado paso de Nora hacia la gran llanura de Llanera


A nuestra izquierda, una de las fuentes visibles y conservadas de este sector de La Cuesta Naranco, La Fuente María Luisa


La fuente sale de un caño colocado en uno de los muretes de contención de la ladera, unas tejas lo protejen


Sobre la mayor alguien ha escrito a rotulador el nombre de la fuente y el año 2023


A continuación nos adentramos en la fresca y bella umbría de un bosquete caminero



En días de sol, tras dejar atrás ya la mayor cuesta desde El Pontón de Vaqueros, esta sombra se va a agradecer especialmente



Es un castañéu o castañar, árbol antiguamente plantado por los caminos pues, además de proporcionar sombra, su fruto mataba el hambre, ya que, caído al suelo, se consideraba público si caía en camino público



Aquí la vía se estrecha, apenas para el paso de un peatón y un coche, pero repetimos una vez más que salvo el de algún residente el paso de vehículos es muy ocasional por lo general



Además, volvemos a tener un trayecto bastante llano antes de la última cuesta para entrar en las casas altas de Llaviada, en Villaperi


La señal para los conductores advirtiendo del posible paso de ganado delata que en esta parte alta de Cuyences aún hay, o hubo hasta hace poco, alguna casería


Desde finales del verano y, sobre todo, con la llegada del otoño, las hojas secas de los castaños, árboles caducos, se caen y se acumulan en las veredas y cunetas


Lo cierto es que aunque las casas son ya viviendas funcionales y no campesinas, a algunos prados sí se lleva ganado, vacas sobre todo, pero también la reciella, ganado menor o menudo, de cabras y ovejas



Son Les Cases del Podre, donde el hábitat se hace más disperso y hay menos casas, con unos cuantos metros de separación entre una y otra



A la derecha, una antigua casería, reformada pero que conserva su hórreo, es otro hermoso mirador sobre la ciudad y el valle


Además del hórreo 'grande', tiene a la entrada el hórreo 'pequeño', una miniatura que suele llamar la atención a todo el que pasa


Por eso nos detenemos a verlo


Tiene todos sus detalles, hasta las filigranas talladas en forma de roseta de les colondres o tablas que hacen sus paredes. Abajo, en el solorru, el carru del país y diversos aperios 



Los dos hórreos, en perspectiva


Y esta es la corrada o espacio delantero, en torno a la que se distribuyen casas, cuadras, tenada, llagar, etc.


Y desde la corrada, corrá o corralada vemos una vez más La Corredoria, desde una nueva perspectiva


Perspectiva que es con la que se levantan los vecinos de la casa de la derecha, magnífica sin duda para comenzar el día


La Plaza del Conceyín, la Gran Plaza de la Corredoria, también ahora a nuestros pies...


Y La Paranza y Peñamayor siempre en lontananza, encima de las parroquias sierenses de Granda, Tiñana, Santa Marina, Hevia...


Luego seguimos camino por el bosque, fijémonos en el vallado de red metálica que cierra la finca de la derecha


Se anuncian curvas y cuestas, ganando altura...


Antes de volver a empezar a subir podemos hacer una reconfortante parada en este precioso rincón, con mesa y bancos de madera


Y regresamos al Camino y su siguiente cuesta mientras los caballos, al otro lado del portón de la derecha, nos ven pasar


Seguimos viendo aquí y allá las evidentes marcas de ensanchamiento de la calzada 


La subida es suave hasta llegar aquí, donde acaba el castañéu


Luego hay un repecho, no muy largo ni demasiado cuesto, hasta Les Cases de Campana, en lo más alto de Cuyences


Prados abajo, la campiña de La Granxa, al lado de La Malata, donde El Río la Carisa da sus aguas al Nora, entre La Corredoria y Llugones


Es sin duda un buen lugar para despedirnos de los paisajes de esta parte del valle del Nora que nos han acompañado desde Marcenao y La Pola


Peñamayor, que ya veíamos desde La Campa, pasando de Villaviciosa a Sariegu


Los Picos de Europa se cubren con su manto blanco y prefieren no dejarse ver esta mañana...


Si bien Peñamayor se muestra excelsa y admirable dominando el paisaje. Más abajo, La Pasera, en lo alto de La Paranza, es un enclave noreñense entre los concejos de Siero y Langreo/Llangréu, una de las varias 'islas' que componen su pequeño pero 'esparcido' territorio



Dicen los filólogos que La Paranza está relacionado con parada, no en vano en el lugar que da nombre a la sierra hubo una malatería u hospital de leprosos; mientras, La Pasera lo está con lugar de paso muy transitado, refiriéndose ambos a los caminos que antaño cruzaban la sierra de lado a lado, además del que discurre por su cresta o canto, el actual GR 105 Ruta de las Peregrinaciones


Bajo nosotros, el ferrocarril con su puente sobre el Nora en la zona de La Malata (topónimo relacionado con los malatos o leprosos), La Caborbia y La Meredal. Poco más allá, el centro comercial Parque Principado dispone de su propio apeadero, se trata de los trenes que comunican Oviedo/Uviéu y Santander


Al sur, La Paranza y La Grandota forman una sola serranía desde El Castiellu en Tiñana, El Cuetu la Cruz, El Picu'l Cuervu y el propio Picu la Grandota


Sus antenas le hacen inconfundible y fácilmente identificable, toda la sierra sigue teniendo mucho uso ganadero y esa es la razón por la que no esté tan plantada de ocalitos como otras, como el mismo Naranco en su zona alta. Si bien en esta su falda norte sí reconocemos grandes ocalitales, tanto su cima como su falda occidental apenas tienen. "Se emplaza en el vértice divisorio entre las parroquias ovetenses de Limanes, al norte, y Naves y Box al sur, en la falda noroccidental se asienta el pueblo de Faro", explican en la Enciclopedia del paisaje de Asturias


Faro, uno de los históricos centros alfareros del valle, junto con El Rayu, en Siero, cuyo origen documentado se remonta a la Edad Media, cuando este territorio pertenecía al convento ovetense de San Pelayo, tal y como se demostró, por parte de las excavaciones y estudios de Alfonso Fanjul en Casa Tudela. La aparición de la cerámica vidriada característica del lugar arriba en el mismo castro hace pensar que siguió poblado, o fue rehabitado, en el medievo, cosa bastante común por cierto


Arriba encima de Faro y a la derecha de La Grandota está La Ventuca, topónimo que revela la existencia de una pequeña venta o posada del camín real señalizado ahora como GR 105. Ahí se encuentra asimismo el alto de La Teyera (451 m) de donde se sacaba barro hacer para tejas y ladrillos artesanalmente


Al ganar altura reconocemos más allá de La Grandota y La Paranza, las montañas del Alto Nalón, al menos las cimas de las más altas


La más fácil de reconocer puede ser, por su picudo aspecto piramidal, Peñamea o Peña Mea (1.557 m), entre los concejos de Llaviana y Aller con sus estribaciones de El Picu la Llanza, El Picón del Mayaón, El Picón la Boyica y otros


A la derecha y mucho más lejos, en el Alto Aller y divisoria con León es El Picu Tres Conceyos (2.014 m)


A la izquierda estarían El Picu La Forcada (1.556 m) y El Picu la Collaína (1.483 m), junto con otras cumbres


Más en la lejanía, El Retriñón (1.862 m), donde confluyen los concejos de Aller, Sobrescobiu y Casu


Además de este sector centro-oriental del valle del Nora vamos a ir despidiéndonos de estas vistas al sur de las sierras que le separan del Nalón y de las cumbres de este sector de la Cordillera Cantábrica, los antiguos Monte Firmissimos en los que no pocos han querido ver al Mons Vindius o Monte Blanco, al que "antes subirían las aguas del mar que no las armas de Roma", como transmitieron los cronistas de las guerras astur-romanas (29 a.C. al 19 a.C.)


Ponemos rumbo norte por la cuesta a Les Cases de Campana. Poco más arriba será la cota cimera de nuestro trayecto, cuando enlacemos con el antiguo camino oficial y empecemos a bar al Río Nora para cruzarlo por su ribera norte, dando vista a Llanera y la parte septentrional de su valle


Estacas y alambres separan el prado del Camino, el recuesto nos ofrecerá un poco de tregua al llegar a la primera casa



Junto a la casa crece una mata de hortensias, mientras que en el matu de la izquierda florece alguna rosa



A la izquierda un viejo hórreo, sin duda más que centenario, representa la memoria campesina de estos pueblos y lugares del Naranco


Por los ocalitos de allá arriba va el mencionado camino antiguo, próximo ya a unirse a este



Estas son las faldas bajo El Cierru Alegre en el extremo occidental del monte



La cuesta vuelve a hacerse bien pendiente al pasar delante de la última casa, cerca del monte La Comuna, que puede hacer referencia a antiguos terrenos comunales, de pasto o cultivos


Siguen los muros de contención del terreno a la izquierda de la que llegamos a las plantaciones de ocalitos que cubren buena parte de las cumbres del Naranco


Siempre que pasamos por lugares como estos advertimos que el entorno puede cambiar drásticamente de un día para otro en épocas de talas y lo que hoy es un paraje sombrío mañana puede ser una rasa pelada y al sol



Pasamos ahora por una pequeña arboleda autóctona mientras el Camino sigue subiendo a la vez que hace una larga curva cerrada a la izquierda, siguiendo siempre rumbo norte



Atentos aquí por tanto a cualquier vehículo que de pronto pueda venir de frente



Acaba la curva y se atisba el final de la cuesta en un claro de este bosquete



Salimos al sol: aquí es donde nos cruzamos con el Camino antiguo, que viene a la izquierda, bajo La Peña Galera, y seguimos de frente


Al fondo, en la penumbra, está el hito del Camino de Santiago, atentos a él



También antes, aquí en este poste, una flecha amarilla y una placa de la concha



Bifurcación, nosotros seguimos de frente y en llano hacia el mojón, abajo una senda se introduce en lo más profundo del bosque, bajando a Llaviada. Es el GR 100.1, del que nos dicen así en Wikipedia:
"El GR-100.1, denominado Ruta Gijón - Puerto de Pajares, es un Sendero de Gran Recorrido alternativo al GR-100 (Ruta de la Vía de la Plata) en su tramo asturiano
Este trazado había sido señalizado y homologado por parte de la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo del Principado de Asturias (FEMPA) en el año 2000 como GR-100, mientas que el GR-100.1 era otro trazado diferente denominado Vía de la Carisa. Pero en 2013, la Red de Cooperación de la Ruta de la Plata propuso a la FEMPA modificar el trazado del GR-100 para que pasase por la Vía de la Carisa,​ la primera y principal vía de comunicación romana de Asturias, que debe su nombre a Publio Carisio, el legado de Augusto, que ordenó su construcción. De acuerdo con la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), la FEMPA no tuvo inconveniente en modificar la signatura de ambos GR, pasando a ser el antiguo trazado del GR-100 el nuevo GR-100.1"


Junto al mojón, otro banco nos ofrece una buena oportunidad para echar el freno y reposar, al final de tantas cuestas



Otra flecha pintada en el árbol y justo antes del mojón. Su profusión indica el temor a que los peregrinos no tomen el ramal correcto


También nosotros nos adentramos en las profundidades del bosque, pero en llano y por una senda más ancha



Nada más entrar en la foresta el Camino hace una curva cerrada a la derecha, en ángulo recto


Por esta zona hemos entrado ya en la parroquia de Villaperi, una antigua Villa Petri  o villa de Pedro, posesor de la zona en época tardorromana o altomedieval lo más seguro. En algún momento imperó oficial la forma Villapérez, llegando a arraigar pese a su inconsistencia etimológica, ya que no es lo mismo la Villa de Pedro, que la "villa del hijo de Pedro", que sería el antropónimo pérez. En Temas de Toponimia Asturiana, el gran José Manuel González y Fernández Valles nos lo deja así de claro:





Más allá del Camino, la fronda forma una espesura tupida e infranqueable hacia la ocalital, una intrincada masa selvática de zarzales, arbustos, helechos, el matu que se dice en Asturias, el bocage de los franceses



También aquí se nota que se hacen limpiezas periódicas para mantener la vía expedita, ya que la vegetación suele crecer mucho y muy rápido, sobre todo al llegar la primavera, siendo necesarias las oportunas labores de desbroce



El Camino, estrecho incluso para un vehículo (pensamos en la complicación que será cuando se crucen dos) sube ahora muy suavemente


Al fondo, al final de aquella curva, nos aguarda un nuevo paisaje...



Salimos del sombrío bosque encantado a la claridad del día en Poyana, una de las aldeas de la parroquia de Villaperi, en el extremo nororiental del concejo


Al fondo El Picu Santufirme (439 m), en Llanera, que cierra por el norte este sector septentrional del valle del Nora, al que nos dirigimos


Aquí abajo, Cayés, en Llanera, por cuyas cuestas de Campiello subiremos a la gran planicie que da nombre al concejo, poniendo rumbo a Posada, su capital



Pero antes, atravesaremos esta parroquia ovetense de Villaperi de sur a norte por Poyana, Sobrepoyana y La Pedrera para ganar el paso del Nora por La Ponte Cayés











No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita y contribuir con tu comentario... Únete a la Página Oficial en Facebook para descubrir nuevos contenidos....Ultreia!