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jueves, 6 de febrero de 2014

EN EL VALLE DE PION (3) LLANTÁU Y BÁRCENA: "EL GALENO DE LOS TONELES", LA FUNDACIÓN ÁLVAREZ DE ARRIBA Y LA "ALDEA TECNOLÓGICA" (VILLAVICIOSA, ASTURIAS)

 

Casamoria, Llantáu, Bárcena y arriba El Curviellu, dando vista a Gijón/Xixón

Tras una formidable bajada desde el Altu la Cruz a Casamoria, el Camino de Santiago atraviesa de este a oeste el valle y parroquia de Pión, en Villaviciosa, para cruzar El Ríu España y, por el de Llantáu, iniciar la subida a El Curviellu a la vista ya de la gran bahía portuaria gijonesa y, en lontananza, a la magnífica rasa costera del Cabu Peñes, por donde habrán de continuar los peregrinos hacia Avilés, donde se reunirán con el ramal ovetense del Camino Norte, del que se separaron en Casquita, al sur de La Villa, la capital villaviciosina

Casa Pepito en Casamoria, al fondo a la izquierda las primeras casas de Llantáu


Desde la popular parrilla y restaurante-merendero de Casa Pepito, en Casamoria, nos dirigimos a las vegas del Ríu España para pasar al también barrio pionesu de Llantáu contemplando El Monte'l Conde o Piedresblanques (343 m), hábitat castreño que domina el valle, sus accesos y la cercana costa de Les Mariñes, de la que tanto azabache o acebache se sacó para los artesanos azabacheros de Santiago de Compostela. A sus pies, por Bárcena, se iniciará la subida a El Curviellu, con bajada directa a la gijonesa parroquia de Deva por La Olla



Una frondosa vegetación ribereña delata, a la vez que oculta, las orillas del Ríu España, que forma el valle y lo atraviesa, muy rectilíneamente, de sur a norte, formando una cruz respecto al Camino, que lo hace de este a oeste, pasando aquí el puente que lo salva para salir al vecino barrio de Llantáu, cuyas primeras casas ya vemos desde aquí


Y pasamos el puente del río España, el gran "hacedor" de tan bello valle, aquí parcialmente canalizado para evitar desbordamientos. El origen de su topónimo-hidrónimo ha querido vérsele en plantas estilo espadaña o espinadal, si bien también en la voz asturiana españar, que en sus diferentes acepciones podría ser estallar, reventar y explotar... lo que estaría vinculado al ruido de su torrente en su curso alto, bajando con fuerza de La Fumarea, lugar de su nacimiento, al sur, en la vecina parroquia de Candanal, independizada de esta de Pión en 1791, en la cabecera del valle


Aquí, en las tierras más llanas del valle, y salvo en temporadas de lluvias y riadas, El Ríu España forma un bellos remanso en el que antaño se pescaban truchas, reos y anguilas, donde los vecinos, en algunos de sus pozos, aprendían a nadar


Y este es el barrio de Llantáu, que es como decir "plantar", llantar en asturiano, del latín plantare, con sus múltiples acepciones, desde lugar fértil, tanto de plantones silvestres como de huertas, a lugar plantado o asentado y poblado, construido o "hincado" a lo largo de este el antiguo Camín Rial de Pión, uno de los dos principales, junto con el Camín Rial de Les Mariñes, la norte y más cercano a la costa, que comunicaban Villaviciosa y Gijón/Xixón antes de la construcción de las actuales carreteras a partir de bien avanzado el siglo XIX


Este Camino se sabe llegó a triunfar sobre el otro en el siglo XVIII pues es sensiblemente más corto, pese a estos dos puertos, el del Altu la Cruz, que ya hemos dejado atrás, y el de El Curviellu, a la izquierda del Monte'l Conde, que vemos en lontananza enfrente nuestro


A la izquierda, pasado el puente, Casa Octavio, o, tal y como nos lo han dicho, Casa Otavio'l Partidor que, según su sobrenombre, resolvía el reparto de las particiones hereditarias, especialmente de fincas, una figura de especial relevancia que, en la sociedad tradicional, evitará por consenso los pleitos de las herencias. Su memoria ha dado nombre a casas, molinos y demás lugares, pasando a la toponimia


A la derecha, los toneles de sidra, espectaculares por su tamaño, se disponen en esta vega, al borde mismo del camino. Ahí era en el cruce era antaño la cuadra de Casa Pepe Llantáu, cuya casa estaba un poco más adelante, en la fila que vemos a la izquierda, después del cruce


Los toneles ocupan gran parte de esta finca ribereña, llegando casi hasta la arbolada orilla del Ríu España. Son testimonio de una industria artesana antaño muy en boga pero en la actualidad casi desaparecida, dado que ahora se hacen de acero inoxidable y fibra. No obstante en Villaviciosa están algunos de los últimos carpinteros toneleros


Estos son toneles antiguos que vienen aquí para su reparación y, en muchos casos, para transformarlos en todo tipo de cosas, desde elementos decorativos para sidrerías, llagares, chigres y casas, a espacios de reunión y convivencia, pequeños cuartos o habitaciones, "casas de hobbits" e incluso instrumentos musicales, Un nuevo instrumento construido con un tonel de sidra, como titula el escritor Pablo Antón Marín Estrada su artículo para el diario El Comercio de fecha 8-12-2018:
"Cuando el director de la Orquesta de Cámara de Siero (OCAS), Manuel Paz, supo que el compositor Javier Blanco había incluido en la partitura del espectáculo 'El Faro' la percusión de unos tambores taiko japoneses y buscó en internet, las imágenes que vio le hicieron pensar. «¡Parecen barricas de sidra!». Ahora, cuando se dan los últimos preparativos a la función que protagonizará Ana Belén el próximo día 15 de diciembre en el teatro de La Laboral, explica que se trata de un instrumento «con una sonoridad épica, muy impactante, como de 'El Señor de los Anillos'». Se utiliza en ciertos rituales de la tradición nipona y no resultan fáciles de conseguir. Entonces le vino a la cabeza aquella primera impresión y se le ocurrió que no sería ningún disparate fabricar un taiko con una pipa de llagar. Ayer, Paz, junto a su asesor en la materia, el percusionista David Valdés, y algunos músicos de la OCAS, materializaban la idea en el taller del tonelero Rafael Vigil Vallina, en Peón. 
El carpintero -especializado en pipas de sidra, hórreos y paneras- aceptó el encargo sin darle más vueltas y ayer asistía también en calidad de asesor al montaje del tambor en una de sus barricas. Acostumbrado a trabajar «para el 99% de los llagares asturianos y parte del País Vasco» y a realizar cualquier tipo de pieza personalizada se sumó encantado a la iniciativa. El suyo será un nombre más a añadir al del centenar de personas, entre artistas y técnicos, que componen el equipo de un proyecto en el que Manuel Paz y Javier Blanco llevan embarcados desde hace tres años. Un trabajo titánico para una única representación que contará en el elenco, junto a Ana Belén (la diosa Atenea en la obra) con el actor asturiano Alberto Rodríguez (El farero), bajo la dirección escénica de Laura Iglesia y Cárlos Dávila, de Higiénico papel. En la parte musical, además de la OCAS, estarán el coro Voces Blancas del Nalón, el músico Andreas Prittwitz y un conjunto de solistas de los más diversos estilos de la escena asturiana. Prittwitz es autor de la partitura adicional junto a Víctor Manuel, que aporta una canción, y el poeta Luis García Montero el autor de los textos dramáticos.
Los artífices de este taiko probaban ayer las garras y barillas que ajustarán los parches de 22 pulgadas a las dos caras del tonel. El resultado de la pieza final, que se montará y afinará en el llagar de Sidra Piñera -patrocinador del invento-, no tiene por qué ser distinto de un tambor original. «En esencia, la sonoridad será la misma», explicaba el director de la OCAS, ante el asentimiento de Fernando Iglesias, uno de los percusionistas que tañerá el instrumento (se toca en horizontal, golpeando cada músico por una cara), quien afirmaba con humor: «Tengo ganas de ponerme a zurrarlo ya». Paz elogiaba la labor del tonelero de Peón. «Dimos en el clavo con Rafael, el ajuste es perfecto». Uno más de un proyecto que su co-autor calificaba de «una tarea descomunal para una sola vez: su producción es equivalente a la de un gran musical».

Más adelante, donde vemos el hórreo al fondo del Camino, está el taller carpintero de Rafael Vigil Vallina, Rafa, cuyo oficio aprendió cuando en 1987 trabajó con José Manuel Sánchez Blanco, El Moyáu, uno de los maestros toneleros tradicionales que quedaban en Asturias, en el cercano pueblo de Venta les Ranes


Aquí la antigua cuadra de Pepe Llantáu, con su hermoso y renovado corredor, llama la atención de todo el que pasa


Abajo, un ejemplo de lo que suele hacerse con los toneles reciclados, transformándolos en llamativos reclamos decorativos, principalmente para hostelería, pero también para casas particulares


Esta parte delantera o antoxana sirvió a más de un peregrino para guardarse, bajo el corredor, de alguna tormenta y chaparrón


Aquí llegamos al cruce con la carretera AS-331, que atraviesa el valle de norte sur hasta aquí, que hace un ángulo recto para subir El Curviellu, como vamos a hacer nosotros pero por otro lugar. Es la carretera que comunica La Pola Siero con L'Infanzón o L'Alto l'Infanzón, en la gijonesa parroquia de Cabueñes


Nosotros seguimos por ella todo de frente y en recto para recorrer buena parte del barrio de Llantáu hasta dejarla un poco más adelante, pasado el hórreo de la carpintería de Rafa Vigil


Aquí tenemos varios hitos kilométricos, pues atrás, en Casa Pepito, se han cruzado las carretera VV-8, comunicación con El Pedrosu, con la VV-7, en dirección a El Puente Arroes, parroquia de Arroes, ya en la N-632


Según esta señal estamos a 16 kilómetros de la Plaza Mayor Gijón/Xixón, el corazón de la ciudad, si bien por la carretera, que realiza un gran rodeo hacia El Curviellu y luego se dirige a L'Infanzón. Nosotros estimamos que por el Camino la distancia ha de ser algo más corta, tal vez unos 12 km


A la izquierda una fila de casas, haciendo calle, forma un bloque, la primera es ahora pensión de Casa Karama, casa rural de alquiler por habitaciones


Aquí estuvo el chigre La Carbayera que fue muy célebre en otros tiempos. "Dispone de siete establecimientos comerciales, estando bien abastecidos los de don Ramón Alvarez y don Olegario Piniella", decía en 1928 y referido a Pion la obra Villaviciosa y su progreso, destinada a divulgar el potencial del concejo y sus reivindicaciones parroquia por parroquia, siendo sus autores Víctor Vallín Martínez y Gerardo Fernández Moreno


En el mismo libro se informa a su vez por entonces 210 casas, contando la parroquia con 1.139 habitantes, un número que ha descendido muy considerablemente desde entonces. En 2020, por ejemplo, había censados 392 según el Instituto Nacional de Estadística (INE)


Magnífico corredor entre cortafuegos, muy largo, en la casa que hay en medio de este bloque, dividida en la actualidad, parece, en dos viviendas. Abajo hay dos bancos de piedra alargados a manera de poyos. Estos espacios bajo los corredores y mirando a la calle o al Camino eran verdaderos espacios de socialización y encuentro. La gente se sentaba y conversaba, tanto los de la casa como los vecinos que iban y venían, también se hacían ciertas labores al aire libre, como esbillar fabes, que aquí se ponían a secar, fabricar cestos a mano, pequeños trabajos artesanos, etc.


Arriba hay varios detalles y elementos decorativos y abajo, entre la puerta y la ventana, una placa de cerámica con la imagen de la Santina


Estamos además en plena ruta de peregrinaciones andando a Covadonga, la famosa ruta Xixón-Cuadonga/Gijón-Covadonga, con la que coincidimos, si bien en sentido inverso, en bastantes tramos entre Amandi (Villaviciosa) y Deva (Gijón/Xixón), siendo este uno de ellos


En El corredor en las casas asturianas, de Florencio Cobo Arias, Miguel Cores Rambaud y Matilde Zarracina Valcarce nos hablan de este elemento tan característico en la arquitectura popular asturiana y de otros lugares
"El corredor de madera es un elemento que se encuentra reiterativamente en casas repartidas por toda la región asturiana: por su ubicación. disposición y diseño son posibles múltiples alternativas en la composición de fachada de las viviendas y servicios que adoptan esta solución constructiva. 

Determinados tipos de corredor predominan en área s concretas. unas veces de forma tan clara que caracterizan por completo su arquitectura. como es el caso del corredor volado diáfano en concejos centrales. mientras que en otras áreas coexisten dos. tres o más tipos de corredor -por ejemplo volados. sobre machones y entre muros cortafuegos en concejos costeros o incluso es la importancia que adquieren sus cerramientos el denominador común más evidente. como sucede en los concejos de l tercio occidental y en asentamientos de montaña."

En un extremo, el retrete. Cuando este elemento se extendió en todas las casas al llegar el agua corriente uno de los primeros lugares donde se le buscó acomodo fue en estos rincones de los corredores. En lo referente a estos entre cortafuegos el citado estudio dice:
"El corredor se desarrolla a lo largo de toda la fachada principal de la casa, cerrándose sus laterales por la prolongación de los muros piñones, en los que encajan o apoyan las carreras sustentantes de aquél Estos muros, denominados cortafuegos, protegen lateralmente del viento y de la lluvia tanto el zaguán como el corredor. Se consigue con esta composición una lectura similar a la que proporciona el corredor sobre machones; en ambos casos toda la fachada es un espacio de transición entre el exterior y el interior."

Y esta es la ya mencionada Casa Pepe Llantáu, la última de la fila, que tuvo estanco y cartería


A nuestra derecha, al norte, la extensa vega del valle de Pion o del Ríu España. Por allí va a darle sus aguas, escasas como dice su nombre, su afluente el regato del Riosecu, que forma al oeste un valle adyacente. Más allá, el viaducto de la Autovía del Cantábrico (A-8) salva el valle por el barrio de Buznéu, donde se encuentra el Palaciu Cienfuegos, solar de esta estirpe familiar a la que pertenecía el ilustrado prócer gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos, donde veraneaba


Desde aquí no vemos el palacio, pero fue muy importante en la zona, construido en base a una torre medieval de planta circular que aún se conserva. Sí vemos, más cerca y en medio de esta llanura, una vieja torre de la luz y una casa, cuadras y hórreo: la Casa'l Navarro


Luego va Casa Majín o Casa Maju Llantáu, al lado del antiguo llagar de Sidra Peón


Ahora vemos esta vega del río hacia el sur, a nuestra izquierda, con los montes de La Cabañina (449 m) en Moñancu y, más atrás, La Cabaña (551 m) con El Cantu Cortina (528 m), que cierran el valle por el oeste-suroeste. En muchos mapas figura como La Cabaña Estrada por haber sido propiedad de otro de los linajes del valle el de los Estrada, con su Palaciu les Portielles a la entrada de la vecina parroquia de Candanal


La subida a Moñancu y La Cabañina se hace por Casa Corsino Valdés o Casa Celedonio, Casa Patricia y Casa'l Chucu. Arriba en La Cabañina fueron celebres los madreñeros de Casa Alicia. En el monte, a cierta distancia unas de otras, estaban también Casa María Salvador, Casa José Lauriano, Casa Mero'l d'Arcadio, Casa Xuan, Casa Herminia Luis, Casa Gelasio L'Árabe (cerca de La Fuente Calvín) y Casa Álvaro Balán


Sidra Peón fue uno de los renombrados llagares del valle, ahora representados por Sidra Vallina, importante empresa situada en el pionesu barrio de La Riera, un poco más al sur, y por J. Tomás, en Manzanéu (Candanal). Hasta 38 productores de sidra señalaba Villaviciosa y su progreso que había en Pion en 1928 y diez menos en Candanal. Los primeros producían en total más de 336.000 litros de sidra y los segundos más de 161.000


A la vez, se contaban en Pión 400 pumaradas "de manzanas excelentes, consiguiendo un rendimiento normal de 747 pipas" y en Candanal 260 "nuevas y excelentes, que arrojan un rendimiento normal de 359 pipas de manzanas"


Según las señales aquí dejaríamos Llantáu para entrar en el barrio de Bárcena, del latín marginem, margen, orilla, como lo es aquí toda la ribera del Ríu España y del Regatu Riosecu


Y aquí, en el antiguo llagar, es donde está ahora el taller de reparación de toneles y fabricación de hórreos de Rafa Vigil, al que antes nos referíamos, la Carpintería Vigil Vallina


Y aquí, a la puerta, su material de trabajo, de ahí viene que la prestigiosa revista La Sidra titule Rafa Vigil, el galeno de los toneles el artículo que a él le dedica en su número 192, diciembre de 2019:
"Aprendiz de ‘El Moyáu’, el artesano ha trabajado la madera desde los diecinueve años y sigue haciéndolo en su taller de Peón, en Villaviciosa; pero, señala, “solo reparando” ya que no hay encargos nuevos de tonelería La trayectoria profesional de Rafael Vigil Vallina arranca a los dieciséis años como camarero en el restaurante El Pinal, donde trabaja los fines de semana durante quince años. Al volver de la mili, a los diecinueve, conoce a José Manuel Sánchez Blanco, ‘el Moyáu’, fallecido el pasado 23 de noviembre, considerado como el mejor tonelero que ha tenido Asturies y el pionero en su fabricación en curva para evitar su rotura por efecto de la presión. Este le ofrece trabajar en su taller durante unos meses, que se convierten en 22 años, y es allí donde aprende a hacer toneles y hórreos. Esta tarea la llevaban a cabo dos personas, número que aumentaba hasta diez en épocas de mucha demanda tonelera. 
Hoy en día, y desde hace casi once años, trabaja como autónomo junto a Víctor Menéndez, en un antiguo llagar convertido en taller, Carpintería Vigil Vallina, en Pión, Villaviciosa. Y desde hace ocho, se dedica a reparar los ya fabricados, ya que no hay encargos nuevos. 
Paradójicamente, este concejo fue cuna de la tonelería en Asturies (solamente en Venta les Ranes había cuatro talleres) y hoy es un oficio en vías de extinción. 
Actualmente, se estila más el uso de toneles de fibra o acero inoxidable, ya que su mantenimiento no supone tanto trabajo, aunque la mayoría de llagares tradicionales aún conservan una zona de toneles de madera. Es donde se elabora la primera sidra del año, ya que la madera produce menos gas que el acero, y es lo más tradicional a la hora de mostrar a los visitantes del llagar. 
Cada tonel es una obra única, pues aunque su capacidad sea la misma, cada pieza que lo compone tiene un tamaño distinto, ya que vienen de sierra y se aprovecha al máximo la madera. Cada duela tiene una tirada o curvatura diferente y se ensamblan, no por un cálculo exacto sino, como dice el dicho, “a ojo de buen cubero”. 
En su taller realiza todo tipo de proyectos. Suyas son todas las piezas de madera (mesas, bancos, etc…) del merendero Casa Pepito, el restaurante Tierra Astur de Avilés, el emblemático tonel de Gascona, el tejado de la réplica de Covadonga del restaurante El Pinal, hórreos, paneras y hasta un tonel transformado en oficina con ventanas. Rafa siempre ha trabajado con madera de castaño, aunque ha realizado algún pedido en roble, una madera más difícil de trabajar. Toneles grandes, enormes, con capacidades de hasta 52.000 litros: todos los de Sidra Menéndez, los de mayor capacidad de Trabanco y, en general, de todos los llagares asturianos y parte del País Vasco. 
Pero su fama trasciende nuestras fronteras. Hace tres años recibió una llamada de Estados Unidos para reparar siete toneles que la sidrería Brooklyn Cider House de Nueva York había llevado del llagar Canal, el primero donde había trabajado como autónomo, un año antes. 
Regentada por dos hermanos americanos de origen coreano que conocieron y se enamoraron del mundo de la sidra en nuestro país, poseen un enorme rancho con 12.000 pomares, con cuya manzana se elaboran cinco tipos de sidra. Ganadores de varios premios internacionales, disponen de un restaurante donde se sirve sidra y comida tradicional de espicha. Y Rafa ha vuelto en varias ocasiones para realizar labores de mantenimiento de sus toneles y que todo funcione a la perfección. 
La última aventura profesional de Rafael Vigil ha sido embarcarse en la tarea de realizar un taiko, instrumento tradicional japonés, por encargo de Manuel Paz, director de la Orquesta de Cámara de Siero (OCAS). Se trata de un instrumento con una sonoridad muy impactante que ha sido fabricado con un tonel rematado con tela de tambor mediante unos tensores y al que se golpea con unas baquetas de madera llamadas bachi. Un espectacular trabajo de cuyo sonido pudieron disfrutar los asistentes al espectáculo “El Faro”, protagonizado por Ana Belén, que tuvo lugar en el teatro de La Laboral de Xixón el pasado mes de diciembre."

Un hórreo, de bello corredor, el de Casa Florencio Llantáu, es emblema del buen hacer de esta singular carpintería que hallamos en el Camino y que merece la pena conocer


Pero serán los toneles, los que nos encontramos a cada paso que damos en este tramo, lo que sin duda, por su volumen y abundancia más habrá de llamarnos la atención, como los que nos encontramos en este cruce


Los peregrinos, al pasar, suelen detenerse, asombrados, y se acercan a hacerles fotografías. El gran maestro tonelero José Manuel Sánchez Blanco, El Moyáu, de quien aprendió Rafael, murió en 2019 y a él dedica esta semblanza, con motivo de su fallecimiento, el redactor de El Comercio E. Rodríguez el 25 de noviembre de ese año:
"Fabricó su primera barrica a los dieciséis años y se mantuvo en activo hasta hace muy poco tiempo. El popular tonelero José Manuel Sánchez Blanco 'El Moyau', natural del núcleo de La Moyada, en Arroes, conocía a la perfección los entresijos de un oficio que le venía de familia (su abuelo, que falleció tres años antes de que él naciese, ya se dedicaba a ello ). Anteayer falleció en Gijón a los 92 años. 
Su pérdida causó gran conmoción en el concejo maliayo y, más en concreto, en Venta Les Ranes, donde tenía su taller, muy conocido junto al de José Riera. Su intensa actividad entre los años cincuenta y noventa le permitió generar un importante número de empleos en la zona, de donde salían un alto porcentaje de los toneles empleados por los llagareros de Asturias. Prueba de su ritmo de trabajo es que llegó a fabricar 144 unidades en solo catorce meses. Algunas, de hasta 48.000 litros de capacidad. «Eso, es verdad, no lo ha hecho nadie», señaló en 2010, cuando fue distinguido con el Tonel de Oro en la Fiesta de la Sidra Natural de Gijón. 
En aquella ocasión detalló cómo era el proceso de fabricación. Decía que seguía siendo «muy manual» y apuntaba que «el truco para un buen tonel es, primero, tener una buena madera». En su opinión, la mejor era la de castaño. «Es más noble y da más calidad. Solo hice dos de roble y no quedé satisfecho, porque es una madera mala de trabajar. Dura, problemática. Sale una sidra distinta, pero no mala. Yo diría que un poco 'cabezona'». Otro secreto es que hay que montarlo sobre suelo de tierra para evitar romperlo al moverlo. 
Como otros expertos, subrayó que «los toneles de madera que se hacen están como nuevos y no hace falta cambiarlos». De ahí la baja demanda. Ahora bien, añadía que «si algún llagar se decide a ampliar, recurre al acero, porque el tonel de madera es un artículo caro». Uno de 20.000 litros, manifestaba, puede costar 20.000 euros. Su funeral tuvo lugar ayer por la tarde en la iglesia parroquial de Quintueles. Con posterioridad, fue enterrado en la localidad. Deja hijo, nuera, dos nietos y una hermana."


Un día antes, había sido Mariola Menéndez, de La Nueva España, quien daba así la noticia:
"El tonelero maliayés José Manuel Sánchez Blanco, popularmente conocido como "El Moyáu", ha fallecido y se enterró ayer por la tarde en la iglesia parroquial de Quintueles. Tenía 92 años y casi murió con las botas puestas porque hasta hace bien poco seguía con un oficio, el de tonelero, que vivió siempre con intensidad. Se casó con Margarita Morís Valdés, con quien tuvo un hijo, José Manuel Sánchez Morís, que les dio dos nietos. Su fallecimiento ha sido muy sentido en Villaviciosa y, sobre todo, en Venta Les Ranes, donde está su taller, en el que ejerció con éxito y reconocimiento tonelero durante décadas. Sus barricas eran demandadas incluso fuera de Asturias."

Seguimos camino por la carretera AS-331 que aquí ha solapado el antiguo Camín Rial de Pión, que en el siglo XVIII era la principal vía de comunicación entre Villaviciosa y Gijón/Xixón en detrimento de la otra vía importante, más cercana a la Costa, el Camín Rial de Les Mariñes. Ello se debió a que este, pese a estos dos puertos de importancia, el de La Cruz y este de El Curviellu que tenemos de frente, era bastante más corto



Después, con la construcción de las carreteras los caminos, según qué tramo, se convirtieron en vías pecuarias, caminos locales pistas forestales, sendas de acceso a las fincas, o simplemente desaparecieron, en otros casos, como el de este trecho, se integraron en ellas, lo que en ocasiones hizo variar su trazado original, se asfaltaron, ensancharon, etc.


Bifurcación y a la derecha, siempre por la carretera y en recto. Aquí está la parcela de Vallina Forestal, empresa dedicada al aprovechamiento forestal y el empacado de biomasa. Justo a la entrada y al lado del Camino, en el mismo cruce, hay una fuente


Es una fuente pública instalada en 1955 por la Fundación Álvarez de Arriba, creada por disposición testamentaria del indiano Ramón Álvarez de Arriba, benefactor de la parroquia, pero famoso especialmente por la creación de una "Granja Agricultura" como la denominaba Villaviciosa y su progreso, un Centro de Formación Agraria cuyo edificio veremos un poco más adelante, al lado de las escuelas, que fueron también patrimonio de esta fundación, cedidas en 2019 para ser la sede de un importante centro tecnológico, totalmente innovador y pionero, además de involucrado en su entorno, "la aldea del futuro" manifestaban en El campo de Asturias.es:
"A principios del siglo XX, Ramón Álvarez de Arriba, un emigrante natural de Peón que hizo fortuna en Cuba, legó en su testamento la finca El Poreñu para la creación de un centro de formación agraria y una escuela agrícola. Este centro, conocido por los vecinos de Peón como “la granja”, nació con un espíritu eminentemente práctico y revolucionario para la época. La cría del ganado, la elaboración de sidra o la siembra y mantenimiento de cultivos propios de la zona fueron algunas de las materias que se impartieron en esa escuela. A mediados del siglo XX, la granja escuela se convirtió en escuela rural, actividad que se mantiene hasta hoy. La fundación encargada de la gestión de la finca cedió su uso al Ayuntamiento de Villaviciosa, que construyó un segundo edificio para artesanos, ahora en desuso. En los últimos años, al disolverse la fundación, ésta donó la finca al Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación (CTIC) con la idea de seguir con su objetivo fundacional adaptándolo al futuro. Para ello, CTIC mantendrá la actividad de la escuela rural y ubicará una de sus sedes en el antiguo edificio de artesanos conformando un proyecto único en España. Además, utilizará los 17.000 metros cuadrados de los que dispone El Poreñu para desarrollar demostradores y proyectos relacionados con la tecnología aplicada al medio rural. De esta forma, tanto la finca como el valle de Peón se convertirán en un sandbox o banco de pruebas que servirá para definir y pensar la aldea del futuro.
Entre los experimentos que CTIC quiere llevar a cabo en Peón podemos encontrar la monitorización de los terrenos de cultivo mediante sensores que determinen la humedad o la maduración de las plantas. A su vez, se aplicará la inteligencia artificial y la analítica de datos para mejorar la rentabilidad de las explotaciones agrícolas y forestales. Por otra parte, CTIC prevé implementar un seguimiento exhaustivo del ganado, pudiendo conocer su ubicación, su alimentación, su salud y hasta su grado de estrés en tiempo real gracias a tecnologías como el IOT o internet de las cosas o el blockchain. La robótica también tendrá protagonismo en el manejo del territorio. La experimentación con maquinaria para desbroce y su control de forma remota permitirá eliminar tareas manuales y penosas para los agricultores y ganaderos mejorando sus condiciones de trabajo. Otro de los sectores beneficiados será el comercio, posicionando los productos de la zona en las principales plataformas digitales de venta y asociando a productores para conseguir denominaciones de origen certificadas que les aporten un alto valor añadido. 
Uno de los proyectos que más impacto puede tener en los vecinos de Peón es la teleasistencia médica y la monitorización de la salud de las personas mayores. Mediante pequeños dispositivos conectados a internet se podrán conocer sus constantes vitales y su movilidad, previendo futuras enfermedades y haciendo más eficaz y accesible la asistencia sanitaria. A su vez, este proyecto permitirá desarrollar tecnología que actúe sobre el envejecimiento activo de las personas, mejorando su calidad de vida e implementando los servicios a su disposición. Otro de los aspectos más relevantes de este proyecto es la integración de la escuela rural en el centro de innovación tecnológica, aunando la educación convencional con los conocimientos de los expertos e ingenieros que trabajarán en la finca El Poreñu. El objetivo es generar una serie de innovaciones educativas que permitan enlazar el saber tradicional con las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Atraer población El abandono del medio rural en favor de la vida en las ciudades ha sido una de las consecuencias de problema demográfico en Asturias en las últimas décadas. Con el “sandbox” y el apoyo de vecinos y administraciones, CTIC pretende crear un núcleo de conocimiento tecnológico que atraiga a profesionales que busquen vivir en el campo sin renunciar a las ventajas de los entornos urbanos. La conectividad y un acceso de alta velocidad a internet serán dos de las herramientas fundamentales para este fin. Pero, en definitiva, y como señalan desde el centro tecnológico, “que los vecinos sientan el proyecto como algo suyo es lo más importante”.

Tradicionalmente esta fuente era donde los peregrinos llenaban sus cantimploras, secas ya muchas veces después de la larga y dura subida de Niévares al Altu la Cruz, con posterior bajada prolongada a Casamoria y Llantáu, y antes de la siguiente cuesta, no tan dura pero sí importante, al Altu'l Curviellu

Al llenar agua en las cantimploras es cuando se suele reparar más en la placa de esta fundación

No obstante, y pese a que el caño, de acero inoxidable, es nuevo, se ha colocado en su momento un cartel que advierte que es agua sin garantía sanitaria

Pero el cartel, de papel, es común caiga o desaparezca, por lo que la advertencia también desaparece con él. Lo cierto es que por lo general lo mejor es llevar siempre provisión de agua embotellada para estos casos

De todas maneras, un buen lugar para abrevar y tomar algo nos espera arriba en El Curviellu, el histórico chigre-tienda de María Luisa Meana Pidal, toda una vida al lado de la barra de despachar, que ya tenemos muy cerca de aquí 

Seguimos pues todo recto y de momento en llano por la AS-331, pasando al lado de la parcela de la empresa forestal y de biomasa, que ocupa una buena extensión a nuestra izquierda. Con motivo de la apertura del centro tecnológico que lo que fueron las escuelas y la granja-escuela, el periódico La Nueva España publica el 25-7-2020 y firmado por José Luis Salinas, el artículo Peón, el laboratorio de la aldea 4.0, en el que, entre otras cosas, cuentan con la opinión del empresario de esta industria local, enormemente preocupado por el estado de estas carreteras, extracto que compartimos:

"Vallina, que tiene una empresa maderera con una veintena de trabajadores, está muy preocupado por el estado de una de las carreteras que conecta al valle con el concejo de Siero. A ratos la vía está prácticamente intransitable. Reconoce que está cansado de luchas con las administraciones en busca de un arreglo. Nada. 

El forestal es otro de los sectores –por ser uno de los principales medios de vida de esta zona– con el que también quiere experimentar el CTIC, no solo se van a monitorizar animales. También para mejorar su eficiencia. Hacerlo más productivo. La empresa de Vallina, que lleva su apellido, se dedica a comprar madera a los vecinos, a explotar el terreno y a mandar en grandes tráilers de madera a una fábrica de Zaragoza, Torraspapel, donde se encargan de transformar el producto en papel. También hacen los pinitos en la obra pública. “Hasta hace poco estuvimos trabajando en las obras de la variante de Pajares”, asegura 
–¿Y ustedes usan la tecnología en la empresa?
  
–(Duda) En el sector forestal no tenemos ni siquiera cursillos para el personal. Tenemos que ser las propias empresas las que demos la formación a los empleados. El valle ronda los seiscientos vecinos. Aunque durante la semana muchos de ellos hacen vida fuera de allí. Van a trabajar, generalmente, a Gijón, Siero u Oviedo."

Con El Curviellu siempre de frente y el Altu la Olla con La Llomba a su izquierda, apuramos el paso en buen andar, pues aunque pisando asfalto se avanza bien

Vamos a coincidir con muchos ciclistas seguramente pues el valle y sus montañas circundantes ofrecen infinidad de rutas tanto para bici de carrera como para la de montaña, además de senderistas y montañeras. Seguimos leyendo el artículo Peón, el laboratorio de la aldea 4.0:

"Al valle le da la bienvenida un cartel impropio del resto del paisaje. El verde de la vaguada está atravesado por una gris carretera que sirve de ruta para ciclistas y turistas que buscan en esta zona de Asturias un lugar de paz donde hacer ejercicio y estirar las piernas. El silencio lo interrumpe el constante tráfico. No hay aceras, así que los vecinos se mueven de un lado para otro en coche. En un jeep aparece en la bucólica escena el presidente de la asociación de vecinos de este valle (y del vecino de Candanal), Eliseo Vallina, “aquí (en Peón) problemas hay de todo tipo. De carreteras, de suministro de agua… hay mil cosas que contar, pero tampoco tenemos mucho con quien contar porque las administraciones pasan un poco de nosotros”. Los problemas que denuncian los vecinos, así a simple vista, parecen bastante terrenales. No citan nada relacionado con la falta de velocidad de internet, ni con el almacenamiento de datos en la nube, ni con las redes sociales, ni con el internet de las cosas (el IOT)…"

La carretera la vamos a dejar enseguida, en Casa Juan de la Torre, cuyo tejado reconocemos al fondo. Está bien señalizado pero estemos atentos, pues el itinerario por la carretera es bastante más largo

Más arriba, por las casas sabemos el trayecto, en cuesta, por el que vamos a subir, por el barrio de Bárcena arriba hacia el lugar de La Garita

Y en La Garita, por El Caserón o Casa José Ramón de la Casería, donde hay excelentes vistas del valle, llegaremos a Casa Filomena la Pega, donde el Camino se mete a la izquierda en la ocalital, pasando bajo la primera casa del lugar Fuentescala (tal vez podamos intuir su itinerario entre los árboles, bajo los prados de la ladera)

Por El Monte'l Conde arriba, entre ocalitos, va el camino que une el barrio de Piedres Blanques con El Curviellu por dicho lugar de Fuentescala, a él saldremos, poco antes de llegar al collado y al chigre de María Luisa, donde volveremos a enlazar con la AS-331


Y aquí otra bifurcación, en la que seguiremos todo de frente como hemos dicho, hasta Casa Juan de la Torre, siempre con El Curviellu arriba ante nosotros


Y aquí, en una arbolada finca junto al Camino, y en pleno cruce, otro de los gigantescos toneles que jalonan este recorrido carretera adelante


Por supuesto nos acercamos en un momento a fotografiarlo, sin apenas necesidad de apartarnos del Camino. También José Luis Salinas entrevista al galeno de estos toneles, extracto que ahora compartimos:
".... Es artesano y trabaja haciendo barriles de gran tamaño –con capacidad para 20.000 o 30.000 litros– para sidrerías y lagares. Ha llegado a montar un negocio en Brooklyn, en Nueva York. Otro enorme centro experimental del mundo, después del valle de Peón.

 –¿Usted es muy tecnológico?
–(Ríe sin dejar de trabajar). ¿A qué se refiere por tecnológico? 
–Bueno, ya sabe, a diseñar sus productos con ordenador o con el móvil…

–Qué va. Una vez fui a Haro (en Logroño) a ver cómo trabajaban unas empresas que hacen barricas, todas diseñadas por ordenador. Me preguntaron cómo hacía yo las mías y les expliqué que mi método era el lápiz y el papel. Cada pieza que hago se trabaja de forma manual porque cada una es diferente. El CTIC piensa en él para que les cuente su experiencia. Para ver cómo trabaja, qué métodos utiliza… Porque el “feedback” entre los habitantes y el futuro centro tecnológico va a ser fundamental. De los contrastes pueden salir cosas positivas. Están convencidos. "

Y es que, además de agrícola y ganadero, el valle fue siempre artesano y fabril en el sentido tradicional del término, baste para ello fijarnos en el nombre de algunas casas, como esta, Casa Adolfo'l Carpinteru


Más arriba vemos el Camino subir a la izquierda pasando cerca de Casa José Manolón, otra hermosa atalaya sobre valle y parroquia. Allí, bajo los eucaliptos y pasando al pie de una vivienda de reciente construcción, gira a la izquierda y llanea un poco antes de subir a La Garita


Como todas las zonas rurales, con una población envejecida, la aplicación de las nuevas tecnologías al agro prevé dedicarles muy especial atención: 
"Uno de los proyectos que más impacto puede tener en los vecinos de Peón es la teleasistencia médica y la monitorización de la salud de las personas mayores. Mediante pequeños dispositivos conectados a internet se podrán conocer sus constantes vitales y su movilidad, previendo futuras enfermedades y haciendo más eficaz y accesible la asistencia sanitaria. A su vez, este proyecto permitirá desarrollar tecnología que actúe sobre el envejecimiento activo de las personas, mejorando su calidad de vida e implementando los servicios a su disposición. Otro de los aspectos más relevantes de este proyecto es la integración de la escuela rural en el centro de innovación tecnológica, aunando la educación convencional con los conocimientos de los expertos e ingenieros que trabajarán en la finca El Poreñu. El objetivo es generar una serie de innovaciones educativas que permitan enlazar el saber tradicional con las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Atraer población El abandono del medio rural en favor de la vida en las ciudades ha sido una de las consecuencias de problema demográfico en Asturias en las últimas décadas. Con el “sandbox” y el apoyo de vecinos y administraciones, CTIC pretende crear un núcleo de conocimiento tecnológico que atraiga a profesionales que busquen vivir en el campo sin renunciar a las ventajas de los entornos urbanos. La conectividad y un acceso de alta velocidad a internet serán dos de las herramientas fundamentales para este fin. Pero, en definitiva, y como señalan desde el centro tecnológico, “que los vecinos sientan el proyecto como algo suyo es lo más importante”

Una hermosa nozal, o nogal, sobre el Camino y carretera. Desde aquí ya empezamos a ver el ramal, a la derecha, en el que la dejaremos


Pero antes nos percatamos que alguien ha venido a vernos pasar, los animales, curiosos, no se resisten a asomarse al Camino al ver el continuo trasiego de gente andando que hay no pocos días


En 1928 y según Villaviciosa y su progreso había en Pion nada menos que 400 asnos, indispensables en una época en la que aún no había prácticamente arrancado la mecanización del campo su fuerza de tiro, carga y arrastre, junto con ellos contabilizaba 850 vacas, 350 cerdos, 100 caballos, 800 ovejas y 3.000 gallinas. Ahora, hasta los animales entran dentro del ámbito de la nuevas tecnologías, y por supuesto los cultivos, un verdadero laboratorio de la aldea, como bien tituló Salinas a su reportaje:
"Entre los experimentos que CTIC quiere llevar a cabo en Peón podemos encontrar la monitorización de los terrenos de cultivo mediante sensores que determinen la humedad o la maduración de las plantas. A su vez, se aplicará la inteligencia artificial y la analítica de datos para mejorar la rentabilidad de las explotaciones agrícolas y forestales. Por otra parte, CTIC prevé implementar un seguimiento exhaustivo del ganado, pudiendo conocer su ubicación, su alimentación, su salud y hasta su grado de estrés en tiempo real gracias a tecnologías como el IOT o internet de las cosas o el blockchain. La robótica también tendrá protagonismo en el manejo del territorio. La experimentación con maquinaria para desbroce y su control de forma remota permitirá eliminar tareas manuales y penosas para los agricultores y ganaderos mejorando sus condiciones de trabajo. Otro de los sectores beneficiados será el comercio, posicionando los productos de la zona en las principales plataformas digitales de venta y asociando a productores para conseguir denominaciones de origen certificadas que les aporten un alto valor añadido."

Más atrás, una casa con su hórreo de corredor ante la entrada principal, bajo las laderas de La Cabañina


"Son popularísimos los vecinos Eduardo Piniella y Manuel Azcano, cuyas vidas son una red de anécdotas muy celebradas", comentaba Villaviciosa y su progreso en 1928, pues hasta se detenía en glosar a personalidades de cada parroquia y personajes célebres en general. Ahora, la digitalización del mundo rural también permite inmortalizar su historia y transmitirla, según escribe el corresponsal C. Vega para El Comercio el 7-4-2023 en Tecnología para conservar la memoria del valle de Peón-Candanal y Arroes:
"En el marco del proyecto Aldea O, con sede en el CTIC RuralTech, las asociaciones vecinales de Peón-Candanal y Arroes han desarrollado una plataforma colaborativa intergeneracional con la que esperan poder digitalizar la identidad de estas aldeas, y conseguir que todas las historias que se han transmitido entre generaciones puedan perdurar en el tiempo. Esta se une a un proyecto similar iniciado en Porrúa, y en ambos casos se busca apoyar la divulgación de la propia cultura, dotando de orgullo de pertenencia a los habitantes de una comunidad.

Con proyectos como este, que se espera que pueda extenderse próximamente a localidades de otros concejos, se conjugan la memoria de las personas de más edad con la mayor capacitación tecnológica de las más jóvenes, empleando la tecnología como un elemento que permite trabajar sobre el territorio y la comunidad. A través de las plataformas se incluyen elementos como localizaciones, imágenes o descripciones, y elementos que forman parte del patrimonio cultural de cada localidad, como hórreos y paneras, molinos, fuentes, lavaderos, vestigios arqueológicos, casas, casonas y palacios. También hay elementos audiovisuales con los que se narran los oficios, conocimientos, vida diaria, canciones o leyendas populares que se han transmitido de generación en generación. Se espera que los vecinos se animen a participar y compartir conocimientos para las generaciones futuras."

Y esta es La Castañalona, o El Cepón, un viejo castaño donde estuvo la bolera del antiguo chigre de Casa Juan de la Torre


Se trata de un tronco hueco, y quemado por dentro, producto se dice de un rayo que le cayó encima, pese al cual el árbol sobrevivió, tal y como puede verse en sus verdes hojas


Adentro puede meterse una personas, y se cuentan historias de alguien que alguna vez se ha escondido dentro. A veces los peregrinos se sacan fotos entrando en él


. Fijémonos en la concha jacobita en el murete, el cual acaba aprovechando la forma del venerable tronco


Adentro crecen hierbas y algún helecho


Al fondo es Casa Luis d'Antón que tiene una vieja panera, pero hasta ella ya no vamos a llegar, aquí, como hemos dicho ya, dejaremos la carretera para tomar un camino que sale a la derecha


Hace mucho que cerró el chigre de Casa Juan de la Torre, pero hace años hubo otro bar y restaurante, El Buen Yantar, que también lleva tiempo cerrado. A su izquierda sale el camino que vamos a seguir dejando a AS-331


Aquí, la antigua cuadra o cobertizo es ahora un espacio integrado en vivienda, con un pequeño jardín incluso en este triángulo verde delante de la puerta


Caminamos entre las fincas, más allá del prado a nuestra izquierda se ve bien la vieja panerona de Casa Luis d'Antón a la que antes hemos aludido


Pasamos a la sombre de otra buena y esbelta nozal, nueces, avellanas, castañas, cerezas, higos, peras y ciruelas son la ponderada producción frutícola que daba fama al valle, aparte por supuesto de sus reseñadas pumaradas, esencia de la buena sidra de sus llagares


A la izquierda la pila cuchu, el motón de estiércol, a punto para abonar los campos. Más allá un tendejón o cobertizo guarda el tractor y demás maquinaria, herramientas, aperos y enseres agrícolas


De frente, casas de nueva construcción, los usos residenciales, a veces de segunda vivienda, van imperando en esta como en otras muchas aldeas...


Cruzamos aquí el puente sobre El Regatu Riosecu, que aquí va a unirse como hemos dicho al Ríu España. Fijémonos en los muretes de piedra, a ambos lados, cubiertos de musgo


También llamado por esta zona El Ríu la Vega, pese a su modesto caudal tiene una historia interesante, pues podríamos decir que tiene tres desembocaduras diferentes


El Regatu o La Regata Riosecu, o simplemente El Riosecu, nace al pie del Picu Fariu y recorre de sur al norte el valle gijonés de Riosecu, dando nombre a tres barrios de las parroquias de Valdornón, Caldones y Deva. Allí parece baja seco pero sus aguas van subterráneas pese a tener un marcado cauce, parte pasan, bajo tierra, a alimentar el Ríu Meredal, que aguas abajo será el Caldones y luego el famoso río Piles gijonés que desemboca en la Playa San Lorenzo o San Llorienzo


Otra buena parte de sus aguas hace otro tanto bajo el Monte Deva, discurriendo por sumideros subterráneos y surgiendo posteriormente al otro lado, El Güeyu Deva, nacimiento del Ríu Peñafrancia (antes Deva), que se unirá al Piles en Les Mestes, poco antes de su desembocadura en la citada playa


Su curso varía su rumbo al sur del Monte Deva, y pone dirección este para llegar aquí, recibiendo las aguas del Ríu Moñancu, también llamado El Ríu la Vega, y como tal, a la vez que Riosecu, le conoce aquí, cuando entrega sus aguas, ahora visibles, al Ríu España, "Riega sus campos "Rio Seco y en parte el rio España, en el que se dan buenas y abundantes truchas y anguilas", resaltan en 1928 en Villaviciosa y su progreso


Pasado el puente La Llosa una amplia y bellísima vega de grandes prados, con dos casas de construcción relativamente reciente, al lado izquierdo del Camino y otra más en el prado de la derecha



Al fondo la Casa Ramón de Nolo y la Casa Ramón de Carmina nos sirven de referencia, ahí se acaba esta llanísima vega y es donde empezaremos a subir la larga cuesta a El Curviellu



La casas, que conforma una bellísima quintana con una buena panera de corredor, se elevan un tanto sobre el terreno, que antaño llegaba a inundarse con las crecidas del río. A su izquierda y al lado de un muro en chaflán el Camino, asfaltado, ya ha iniciado la subida


Pero de momento seguimos este bucólico paseo por La Llosa, bajo El Monte'l Conde o Piedreblanques, cubierto de eucaliptos


La palabra llosa, referida al terreno, con su variantes llousa o l.lousa (l.l = ts), tiene en asturiano diferentes acepciones, aunque mayormente similares. En el Diccionario General de la Lengua Asturiana de La Nueva España las presentan así:
"Finca labrantía cercada sobre sí. Terreno cercado poco extenso y próximo por lo común a la casa. Heredad o terreno cerrado y labrantío. Finca de labor cerrada, cercana a la casa o casería, fértil y productiva. Pequeña extensión de terreno cercado de pared junto a un corru. Prado grande y cercado sobre sí. Prado, finca pequeña con sus límites propios. Prado cercado, menos extenso que una pradería. Prado pequeño y cerrado. Terreno cerrado al lado de la casa con prado y huerta. Prado cercado con un único propietario. Prado generalmente llano, como de cien metros de largo, cercado con un muro bien visible. Tierra sembrada, llana, cerrada o sin cerrar. Heredad cercada de un solo propietario, mayor que el bosque. Huerto cerrado. Pieza a labrantío cerrada sobre sí. “Llosa, la mejor porción de tierra de labor y que está cerrada, cerca de casa y que no es grande pedazo, y es propia de un solo dueño, a distinción de la ería, que es más grande y de muchos amos”

Conjunto de tierras. Grupo de fincas de labor, las más cercanas al pueblo y donde cada vecino tiene su parcela. Terreno labrantío. Terreno labrantío, llano y grande, dividido en trozos. Cortinal. Terreno de labor del pueblo y dividido en pequeñas parcelas separadas por mojones [Mi. Ll]. Tierra de labranza junto a un prado, por lo general más pequeño (casi siempre la llosa tiene varias tierras de labor). Terreno de labranza cerca del pueblo, dividido para varios vecinos

Cercado pequeño, existente junto al corru para meter ovejas, cabras, etc."

En cuanto a su etimología, consultamos del erudito filólogo Xosé Lluis García Arias lo que dice al respecto en su obra Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"Para una serie de palabras como el catalán llosa, castellano losa, portugués lousa, gallego, asturiano llosa etc. se pensó en una etimología prerromana y céltica más concretamente LAUSA ‘losa'. El hecho de que tanto en territorio asturiano como catalán abunden los topónimos del tipo llosa aconseja a Menéndez Pidal buscar una explicación diferente del lat. CLAUSAM ‘cerrada’ pues el grupo CL- no palataliza en catalán

A nuestro modo de ver ha de entenderse que bajo una misma expresión del tipo de las asturianas llosa o llousa, se ocultan dos palabras de orígenes diferentes. Por un lado una de clara ascendencia latina, CLAUSUS, A, UM ‘cercado, cerrado’ (OLD) que se aplicaría a realidades como la ería o a otra propiedad comunal caracterizada precisamente, frente a otras, por estar cercada o “cerrada sobre sí” en expresión de documentos tardíos (...)

Otra palabra, ahora la citada céltica LAUSA ‘losa’ > asturiano llouxa o llosa, será responsable de algunos topónimos asturianos de la misma expresión que los anteriores pero relacionables con la terminología de la piedra. Es probable que alguno de los que siguen tengan este origen aunque siempre debe observarse el terreno para diferenciarlos de los que hacen referencia al lugar cercado."

Otro gran estudioso y especialista, Julio Concepción Suárez, Xulio, abunda en esta explicación en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana al describir una llosa como un "conjunto de tierras de labor cercadas junto al poblado, perteneciente a varios vecinos", y asimismo "una piedra plana y más o menos delgada", es decir, en castellano, una losa


Xulio etimológicamente diferencia la llosa del terreno, del latín clausam, cerrada, de la llosa de piedra, del prerromano lausa, losa, pizarra, "en galo, lousa". En este caso estaríamos pues ante la primera acepción


Volvemos a tener a la vista, al norte y valle abajo, el viaducto de la Autovía A-8, inaugurado con el tramo "Infanzón-Grases", el 23 de febrero de 2004, "tramo con el que Gijón ya quedaba definitivamente ligada con el resto de tramos asturianos abiertos" leemos en Wikipedia



Su longitud es de 619 m y su altura máxima de pilar de 85 m, se trata de una de tantas mastodónticas obras de ingeniería hechas para salvar los profundos valles y rías de la cornisa cantábrica que tantos quebraderos daban a los viajeros de antaño, tanto en los tiempos de las peregrinaciones históricas y los viajes a pie o en caballería, como los conductores de las muy sinuosas (y peligrosas) carreteras nacionales


Ahora, desde las casas de La Llosa y a nuestra izquierda vemos los edificios de la Fundación Álvarez de Arriba, los de la Aldea Digital, la Escuela y La Granja. Volvemos a leer a José Luis Salinas:
"A la casa donde se está instalando el CTIC se la conoce como “La Granja” y el apodo tiene su historia. Los terrenos fueron levantados por un indiano, Ramón Álvarez de Arriba, que hizo fortuna en Cuba. Allí montó una escuela rural para los niños de la zona y otra sobre ganadería para que aprendieran todos los intríngulis de ese negocio. “Estaba, sin saberlo, poniendo en práctica lo que unos antes habían dejado escrito el colungués Fray Toribio Santo Tomás y Pumarada (autor del arte de ganaderías)”, explica Pablo Priesca. Ahora este centro tecnológico quiere replicar aquel modelo, pero adaptado a los nuevos tiempos para que Peón pegue el salto definitivo. “Necesitamos la implicación de los vecinos. Queremos que, igual que vieron a ‘La granja’ como algo suyo, tomen como propio cualquier proyecto de tecnología rural que pongamos en marcha”

El Camino pasará, subiendo, justo detrás y encima de ambos edificios. Más arriba La Llomba, L'Arquera y L'Altu la Olla (329 m), estribaciones hacia el Monte Deva que se extienden a la izquierda de El Curviellu


Esta es la sede del CTIC RuralTech, centro de innovación tecnológica rural, en las antiguas escuelas, que fueron cuartel en la Guerra Civil y al lado de la Escuela Práctica de Agricultura, fundada en 1920 por el indiano benefactor Ramón Álvarez de Arriba, como hemos dicho, a cargo de la fundación que lleva su nombre, extinguida en 2019, cuando dona esta finca la la creación de este centro tecnológico pionero en el ámbito rural, quien editó en su memoria el libro Un legado indiano para el siglo XXI. Ramón Álvarez de Arriba (1839-1920). Esta es la noticia que da la periodista Alicia G. Ovies de su presentación, publicada en El Comercio del 22-9-2023:
"Ramón Álvarez de Arriba fue, pese a su importante legado, «una persona afectada por la desmemoria». A pesar de haber contribuido enormemente al desarrollo de Peón, su pueblo natal, poco se sabía hasta hace nada de su historia. Un desconocimiento al que el CTIC ha querido poner fin con la publicación del libro 'Un legado indiano para el siglo XXI'. «Es una deuda histórica que teníamos con él», aseguró ayer Pablo Priesca, director general del CTIC en la presentación celebrada en la sede de la Fundación Cardín.

El centro de innovación se ubica en una parcela perteneciente a la desaparecida fundación creada por Álvarez de Arriba y su esposa para fomentar la formación de los vecinos de Peón. De ahí su interés por recuperar la historia de este indiano que para su época «fue un innovador», como señaló el alcalde, Alejandro Vega. 
Entre las actuaciones que financió en su pueblo natal están la traída de agua, la escuela pública, la reforma del cabildo de la iglesia y la escuela de agricultura. Aunque también en Gijón dejó un pequeño legado. Allí fundó un colegio comercial y a su muerte parte de su patrimonio se vinculó a la fundación benéfica encargada de crear el instituto obrero. 
Todos estos datos se han recuperado a raíz de una exhaustiva investigación realizada por Cristina Cantero. 
En el acto también estuvieron el presidente de la Fundación Cardín, José Cardín, y el presidente de CTIC, Roberto Paraja. Este último hizo hincapié en la importancia de realzar la figura de Álvarez de Arriba y de que el libro sirva para que las generaciones futuras no lo olviden"

El Camino hace una curva y va a ir poco a poco apartándose del valle para ir poniendo rumbo oeste, mientras seguimos dando vista la viaducto, sito cerca de la célebre Cueva'l Lloviu, famosa por sus estalactitas y estalagmitas y por sus colonias de esperteyos, murciélagos, de los que existen varias especies, así como una nueva especie de coleópteros allí descubierta, Espeogeous Diegoi. Pese a ser un paraíso para la espeleología es a la vez una gruta sumamente peligrosa por sus desprendimientos. Ha sido declarada Reserva Natural Parcial. Leemos esta interesante reseña de la misma en La página de Bedri:
"La Cueva del Lloviu se localiza en el concejo de Villaviciosa,  entre el puente Arroes y la localidad de Peón, a dos kilómetros al Norte de esta localidad, junto al río España.

Conocida también como cueva de Pión, se trata de una notable cueva-surgencia de un desarrollo total de 1841 metros de galerías. Se trata de una cavidad de notable interés geomorfológico, pues se abre en un roquedo calizo-dolomítico de edad Lías (Jurásico) y probablemente se trate de la cavidad de mayores dimensiones sobre calizas del Jurásico de toda la región.

La presencia de 5 especies de murciélagos, algunas formando grandes colonias y una nueva especie de coleóptero, otorga a esta cueva un especial interés desde el punto de vista de la conservación. Por este motivo, la entrada a la cueva está prohibida, para no molestar a estos animales y por seguridad ante posibles derrumbes."

A la izquierda, El Monte'l Conde hace referencia al Conde de Cienfuegos, siendo también su palacio conocido como El Palaciu'l Conde, el cual, sito casi al pie del viaducto no llegaremos a ver desde aquí, en el barrio de Buznéu. La periodista de La Nueva España Mariola Menéndez cuenta su historia familiar más reciente en El conde de Peón, más que un benefactor, publicada el 1-7-2013:
"El amor que Alonso Cienfuegos y García-Baxter, II Conde de Cienfuegos, sentía por Peón y sus gentes era recíproco. Su hija Leticia se encarga de dejar constancia de este sentimiento pues, aunque ella no vivió su niñez en este valle maliayés, su padre se lo ha transmitido. Los escritos que dejó tienen parte de culpa, al igual que los manuscritos de su abuela, Victoria García-Baxter. Prueba de ese vínculo tan estrecho entre «el conde», como era conocido, y los habitantes de la zona es que, con motivo de las fiestas, la asociación de vecinos del Valle de Peón y Candanal le rindió un homenaje póstumo. Su viuda, María Ángeles Benito, y su hija lo recibieron muy emocionadas. Esta última agradece públicamente este emotivo acto de un pueblo al que Alonso Cienfuegos siempre estuvo muy unido. 
El padre del aristócrata era José María Cienfuegos-Jovellanos Bernardo de Quirós, pero al ir a inscribir a sus hijos en el registro civil optó por acortar el apellido olvidando el vínculo que le unía con el prócer asturiano Gaspar Melchor de Jovellanos. El padre de Alonso Cienfuegos fue director de las Reales Caballerizas de Alfonso XIII, en Madrid, y mano derecha del rey, cuenta su nieta. Por ello el monarca le concedió el título de conde de Cienfuegos. «Tenían una relación profesional y de amistad», apunta la mujer, que explica que su padre nació en Caballerizas Reales, que se ubicaban en la calle Bailén, el uno de noviembre de 1922. La madre de Alonso Cienfuegos era Victoria García-Baxter, de ascendencia irlandesa. 
El palacio de Buznego pertenecía a la familia, pero por la vía de los Jovellanos. De hecho, el progenitor del ilustrado nació en esa casa y es su hijo quien ya escribe sobre la torre de defensa de la vivienda, que se cree que es la única de la época con forma redonda que queda en pie en Asturias. La familia creía que databa del siglo XII, pero un documento que han encontrado estos días les hace pensar que pueda, incluso, tener origen celta. La heredó una hermana del primer conde de Cienfuegos, pero no tenía demasiado interés en el edificio. Victoria García-Baxter, «que era una romántica», apunta su nieta, se enamoró del palacio y del entorno. Así que lo compraron en 1927. 
Leticia Cienfuegos relata que la primera vez que su padre llegó a Peón tenía cinco años y fue toda una experiencia. Viajó con su padre desde Madrid y, de repente, se encontró en plena naturaleza, teniendo que recorrer un buen trecho desde la Llantada, donde habían aparcado el coche, hasta el palacio, por caminos de tierra que se abrían entre los castaños. Fue el gran flechazo con Peón. 
Sus padres reforman la vivienda y utilizan 86 castaños de los bosques de la familia para construir el suelo, que hoy se conserva intacto. José María Cienfuegos-Jovellanos fue uno de los pioneros en la plantación de eucaliptos. Su explotación fue un gran filón porque su principal destino era la minería. La madera de pino rompe directamente, mientras que la de eucalipto primero cruje, lo que permitía a los mineros tener un tiempo para salir corriendo y abandonar la mina en caso de derrumbe, explica Leticia Cienfuegos. 
En 1929, el padre de Alonso fallece de forma repentina. Su madre encontró refugio en este valle para superar la muerte de su esposo y sacar adelante a sus cuatro hijos. Dormía y escribía en la torre. De su pluma salieron más de seis novelas, un testamento espiritual para sus hijos, sus memorias, un diario e infinidad de cartas. 
A pesar de haberse puesto como seudónimo «Millán de Leste», pidió por escrito que nunca se publicara nada de lo redactado por ella. También ordenó quemar, tras su muerte, la correspondencia entablada con su marido. «Era una gran escritora y tenía gran dominio de la palabra», explica Arcadio Martínez Cobo, yerno del conde, que al igual que su hija bucea todo lo que pueden en los documentos y escritos familiares para darles forma y orden, a la par que conocer un poco más los entresijos de esta estirpe. 
Alonso Cienfuegos heredó de su madre su facilidad para la escritura y legó a los suyos obras como «Casas», un «documento precioso», según su hija, a través del que relata su vida y experiencias tomando como disculpa las viviendas en las que residió. 
En Peón, la familia quiso ser una más del pueblo y prueba de que lo consiguió es que supieron integrarse con los vecinos. Encarna se encargaba de las labores de la casa y una institutriz inglesa de la educación de los hijos. «Recibieron tanto cariño de los aldeanos que se sienten muy queridos. Mi padre guardaba muy buenos recuerdos de su niñez», apunta Leticia Cienfuegos. 
Estalla la guerra civil española y tienen que exiliarse a Italia. Allí permanecerán hasta su regreso a Peón. Entonces, Alonso Cienfuegos ya tenía 17 años. Su hija cuenta como anécdota que su abuela le compró a su padre y a su tío José María una bicicleta de quinta mano por 25 pesetas (0,15 euros). Les dará la libertad de poder ir a Gijón y a Villaviciosa en unos cuarenta minutos. La madre delegó entonces en ellos el negocio de la madera y su relación con la gente del pueblo se intensificó. 
Los primeros cortejos también fueron con las mozas de la zona. Los dos hermanos tenían como hora de regreso las once de la noche, momento en el que su madre cerraba la puerta. Poco les importaba, porque muchas veces acaban durmiendo entre la hierba. Alrededor de 1941 se marchó a trabajar a Madrid, donde fundó varias empresas y llevaba tierras de cultivo, por lo que vivía a caballo entre la capital, Guadalajara y Asturias. Cuando se casó en segundas nupcias con María Ángeles Benito trasladó su residencia a Puerto de Pollença (Mallorca), donde falleció en marzo. 
Más allá de ser un benefactor del valle, que siempre estaba dispuesto a echar una mano y poner dinero para lo que se necesitase, el aristócrata fue «un punto de referencia», llegando incluso hasta a mediar entre unos y otros. Era un hombre muy querido y respetado en Peón. Su hija está orgullosa de continuar con la tradición familiar y mantener viva la memoria de su padre. 
Leticia Cienfuegos siente verdadera devoción por su padre quien, a través fundamentalmente de sus escritos, le transmitió el amor por Peón y por sus gentes. Es un legado similar al que dejó su abuela. Leticia Cienfuegos y su esposo, Arcadio Martínez Cobo, tratan de poner orden, revisar y recopilar esos papeles y el resto de la documentación que cada día les descubre algo nuevo de la familia. En la imagen, la mujer posa sonriente con su padre en una de las estancias del palacio maliayés de Buznego, en Peón"


La autovía va subterránea por los montes de Brañavieya, en El Monte Cañéu o Cordal de Pión, que cierra el valle por el este. Más a lo lejos, plantado de ocalitos y pinos (estos en su cota más alta, arriba a la derecha), el El Curiella, Monte Curiella o Picu Curiella (535 m), del que hablamos mucho según nos acercábamos desde Villaviciosa y bajando del Altu de la Cruz, con su área recreativa y campo de túmulos de La Llaguna de Niévares, de unos 5.000 años de antigüedad, una de las necrópolis megalíticas que prácticamente llenaban toda la línea de cumbres y cresta de la montaña


Por ahí arriba, muy afectado por las repoblaciones de pinos y plantaciones de ocalitos, iba un antiquísimo camino, sin duda prehistórico, que comunicaba el actual Tazones con el interior de Asturias. Abajo, en el valle, molía en tiempos con el agua motriz que proporcionaba a sus molares el agua canalizada y embalsada del Ríu España, El Molín de Lamparilla, que en tiempos estuvo unido al Palaciu'l Conde al haber sido perteneciente a él, según datos del etnógrafo Rafael Balbín Loredo en su libro Los molinos de Maliayo


No llegamos a ver el palacio pero sí algunas casas del barrio de Buznéu. Otra buen historia de los Cienfuegos la cuenta, también para La Nueva España, y a fecha 8-9-2013, Franco Torre, titulándola De la Cuba del XIX al Peón del XXI:
"La conquista de América ha nutrido no sólo las páginas de los libros de historia, sino también las de algunas celebradas novelas de aventuras. En la que quizá sea su serie más entonada, «Cienfuegos», Alberto Vázquez-Figueroa relató las peripecias de un pastor de La Gomera que se embarca, de manera fortuita, en el primer viaje de Cristóbal Colón. Pero por esas casualidades que ponen sal a la vida y pimienta a la literatura, otro aventurero español con ese mismo nombre, ovetense para más señas, surcó los mares del Caribe allá por el siglo XIX, dejando tras de sí una historia plagada de hazañas y una próspera ciudad bautizada en su honor.
Se llamaba José María González de Cienfuegos-Jovellanos y era el tatarabuelo del añorado Alonso Cienfuegos y García-Baxter, el II Conde de Cienfuegos, fallecido el pasado marzo y que encontró su verdadero hogar en el palacio de Buznego de Peón y entre las gentes de esta localidad de Villaviciosa, que le acaban de homenajear a título póstumo durante las fiestas. 
La sinuosa biografía de José María González de Cienfuegos está narrada, en modo novelado, en el volumen «Memorias del artillero José María Cienfuegos Jovellanos (1763-1825)», escrita con rigor de historiador y alma de poeta por otro descendiente del militar ovetense, Francisco de Borja Cienfuegos-Jovellanos. El protagonista era sobrino de Melchor Gaspar de Jovellanos, quien le marcó muy profundamente. 
Entre 1782 y 1783, un joven José María Cienfuegos combatió a los ingleses en tierras de Menorca y Gibraltar, y apenas diez años después puso rumbo a Francia para combatir el ardor revolucionario. En el país vecino, Cienfuegos fue hecho prisionero y permaneció en cautiverio durante varios meses, hasta que en septiembre de 1795 fue liberado merced a la Paz de Basilea. El ovetense, no obstante, tuvo ocasión de desquitarse. En 1808, cuando los franceses invadieron España, Cienfuegos fue uno de los numerosos asturianos que se levantaron en armas. Apenas dos años después, como presidente del Consejo de Guerra, se encargó de la organización de las guerrillas en toda la región, y para 1813, cuando finalmente se expulsó a los franceses, era miembro destacado del Consejo Superior de Guerra. 
Sus méritos durante la ocupación no pasaron desapercibidos para el repuesto rey, Fernando VII, que en mayo de 1816 le encargó una delicada misión: limpiar el Caribe de la amenaza de piratas y bucaneros. Así, el asturiano fue nombrado Capitán General de la Isla de Cuba y puso rumbo a La Habana. 
Con el objetivo de fortalecer la isla y hacerla menos vulnerable a las incursiones piratas, Cienfuegos comenzó a promover la colonización de extensos territorios costeros aún deshabitados. Se propiciaron asentamientos en zonas hoy tan emblemáticas como Guantánamo, además de fortificar otras zonas como la mítica bahía de Cochinos. Pero el mayor hito de esta expansión fue, sin duda, la colonización de Jagua, al sur de la región central de Cuba. 
La idea de poblar esta región partió de un militar francés, Juan Luis Lorenzo de Clouet, quien propuso crear un asentamiento en la bahía de Jagua. Una iniciativa en la que contó con la aprobación inmediata de Cienfuegos. Al asturiano, no obstante, no le quedaba mucho tiempo en la isla. Con una incipiente dolencia pulmonar, el militar solicitó a la corte su retorno a España y a finales de agosto de 1819 fue relevado como Capitán General por Juan María Echéverri. Fernando VII, no obstante, aún tendría tiempo de reclamar una vez más los servicios del asturiano en 1822, cuando le nombró, pese a sus reticencias, Secretario de Estado de la Guerra, cargo equivalente al de ministro. 
El desempeño de ese cargo fue el último servicio a la patria del militar ovetense. Pero sus desvelos fueron recompensados pocos años después de su muerte, cuando el monarca, a petición del mismo Juan Luis Lorenzo de Clouet que había fundado Jagua, renombró la colonia como Cienfuegos y a darle rango de villa. 
Era el 20 de mayo de 1829, y empezaba así el rutilante desarrollo de la colonia, cuya distinción la haría merecedora del apelativo popular de «La perla del sur». Una joya del Caribe que, curiosamente, tiene un antepasado común con ese conde entrañable y vivaz que se ganó el corazón de las gentes de Peón."

El Camino y la pumarada, en otoño, con los manzanos de sidra repletos de fruto a punto para ser recogido, pañar les mazanes, para luego mayar y elaborar la rica sidra asturiana elaborada en este valle que cuenta con


Bajo el viaducto, otro de los desaparecidos molinos de este sector del valle era El Molín de Pedrimía o de Bastián, que tuvo dos molares y funcionó hasta 1960, contaba con vivienda para los moliñeros, que estaban arrendados y pagaban con parte de les maquiles, las partes de la molienda que abonaban quienes acudían a moler su grano, maíz en este caso. En nuestros días está arruinado y oculto entre el matorral, al contrario que el de Lamparilla, que fue reaprovechado como almacén


La pumarada en primavera, con la hierba alta, esperando ser segada. A lo lejos Casa Benino'l Palaciu, donde hubo en tiempos buenos artesanos paxeros, es decir, hacedores de paxos, setos de blima, mimbre, indispensables para numerosas faenas, sobre todo acarreando fruta, huevos, quesos, embutidos y demás productos del campo para casa y los mercados, pero también todo tipo de enseres y herramientas


El floriar del pumar, la floración del manzano, espectáculo de la naturaleza al que se acude mismamente en visitas guiadas durante los escasos días que se produce esta hermosa maravilla


Hemos de decir que fueron numerosos los molinos que molieron a lo largo de toda la ribera del Ríu España, el cual, con sus 14 kilómetros, es el más largo del concejo de Villaviciosa. Diecinueve molinos mas cuatro en sus afluentes da un total de 23 nada menos, según cita Rafael Balbín Loredo en su obra. En uno de ellos, río abajo, El Molín del Matu, o más en concreto en una cuadra que hoy en día es vivienda, en la parroquia de Arroes, nació el famoso Gaiteru LibardónRamón García Tuero, si bien fue mundialmente conocido con ese sobrenombre al casarse y residir en Lliberdón (Colunga)


La autovía al salir, o entrar, en los túneles de Brañavieya con un par de casas de Buznéu en la ladera. Es posible que su etimología tenga que ver con los numerosos topónimos existentes con la raíz bus, de combustum, terreno quemado para hacer pasto


Como orientación podemos decir que están justo encima del Palaciu'l Conde o de Cienfuegos y que la de arriba es la de Talleres Pichu


Una alta y frondosa sebe o seto natural crece a nuestra izquierda. El Camino es en La Llosa una bella senda de tierra y de hierba que pasa entre las fincas, de frente al Monte'l Conde, por su falda de El Gomial


A nuestra derecha, un cobertizo con visos casi de vivienda, en medio del prado


Bello e idílico panorama el de La Llosa, que nos ofrece estas delicias del paisaje rural asturiano en el valle de Pión


Y a la derecha, volvemos a ver la quintana de Casa Ramón de Nolo y Casa Ramón de Carmina, con La Escuela y La Granja a continuación



La casas, con hórreo y panera, han sido restauradas, al igual que la antigua escuela y la que fue la Escuela Práctica de Agricultura, de la Fundación Álvarez de Arriba, el indiano "que donó seiscientas mil pesetas", según Villaviciosa y su progreso


Había, aparte de este, otro edificio de escuelas, sito cerca de la iglesia, "dirigen las Escuelas nacionales los activos y cultos maestros doña Nemesia del Cármen Martínez y don Aquilino González", comentaban en el mismo libro, allá por el año de 1928. Aún así se pretendía por entonces la construcción de más, tal era el número de escolinos y escolines por entonces, cuando la parroquia tenía censados 1.139 habitantes:
"Cuenta el pueblo con dos Escuelas nacionales, niños y niñas, con una matrícula superior de 330 alumnos; creemos justa la aspiración del vecindario que aboga por la creación de otras dos Escuelas, manera de combatir el analfabetismo y poder los maestros llevar a cabo una labor cultural y urgente."

Los edificios, que fueron empleados como cuartel en la Guerra Civil, lucen ahora esplendorosos con un nuevo fin, el de la "aldea tecnológica digital" de la que Pion es centro pionero como lo fue en tiempos de don Ramón Álvarez de Arriba. Cuando el nuevo centro informático rural era incipiente, verano de 2020, escribía José Luis Salinas al comenzar su reportaje Peón, el laboratorio de la aldea 4.0:
"El edificio vecino a las escuelas de Peón, en el concejo de Villaviciosa, está vacío, pero por poco tiempo. En unas semanas las amplias habitaciones de lo que en su día fue un centro de formación para que los habitantes del valle aprendieran los oficios del campo se llenarán de ordenadores y de informáticos ávidos de experimentar con todo lo que se encuentren alrededor. La imagen será de un contraste, cuanto menos, curioso. El conejillo de Indias será el propio Peón –a 18 kilómetros de Gijón y a 44 de Oviedo– y sus gentes. En el edificio encontrarán techo los investigadores del Centro Tecnológico Fundación CTIC, una organización sustentada por manos privadas y sin ánimo de lucro y con sede en el Parque Tecnológico de Gijón, que buscará enchufar el valle al futuro. Monitorizarán vacas, abejas, ovejas, experimentarán con oficios tradicionales, vigilarán a las personas mayores mediante tecnologías de telemedicina… Su objetivo: ver cómo va a ser el medio rural del futuro. Vamos, que en Peón está a punto de nacer la aldea 4.0. 
“Será un laboratorio en tiempo real”, asegura Pablo Priesca, director general del CTIC, “aquel es un valle rural, pero bien conservado. Va a ser un experimento curioso”. Desde el piso superior, ahora vacío, de lo que será este centro de innovación se ve buena parte del valle y, a las espaldas del edificio, un montón de ovejas duermen bajo una de las pocas sombras. Son de un vecino. “Ya le hemos comentado a ver si podemos ponerles unos sensores”, asegura Carlos Charro, uno de los técnicos del CTIC. Quieren ver cómo se comportan para poder sacarles el máximo rendimiento posible. Solo es una idea de las muchísimas que tienen en mente. 

La Llosa, prado y pumarada, que se extiende hasta la carretera AS-331, comunicación principal del valle y acceso rodado al lugar, en el que desde un comienzo se depositaron tantas esperanzas en un momento especialmente delicado para las comunidades rurales, acuñándose de aquella el término "la España vaciada" para definirlas:
"Para que tenga éxito esta historia debe tener otro actor protagonista, los habitantes de la zona. (...). Porque, como señala Jaime Izquierdo, experto en desarrollo rural, geólogo, escritor y actual Comisionado para el Reto Demográfico del Principado, para que este experimento salga bien “debe tener una comunidad local que lo apoye”

La Cabaña, La Cabañina y Moñancu, sobre los valles de Pion y de Riosecu, encima de La Llosa, otra de las magníficas atalayas de estos cordales que enlazan la costa con la comarca del Nora, al sur


Hábitat muy disperso en Moñancu, de unas pocas a cierta distancia unas de otras, salpicando la ladera de prados separados unos de otros por sebes, auténtico paisaje de bocage


Abajo la pumarada, en la ribera y en la ladera árboles autóctonos, en las cimas el ocalito para las industrias papeleras de celulosa


Si nos fijamos, a la derecha de Casa Ramón de Nolo veremos un corto tramo del Camino subir: allí comienza la cuesta, que no cesará ya hasta El Curviellu


Llegados a un cruce, se acaba nuestro delicioso paseo llano de suelo suave por El Camín de la Llosa. Veamos a la izquierda la bañera empleada como abrevadero, una estampa muy característica 


El suelo de tierra se acaba aquí, al pie del prado de Casa José Manolón, salimos a esta senda hormigonada que comunica las fincas con las casas: nosotros ahora hemos de ir a la izquierda


Y así nos lo indica el pertinente mojón, con su flecha amarilla. La otra, la azul, es para los peregrinos a Covadonga


Poco a poco comienza la subida, al principio muy levemente. Enfrente tenemos la parte posterior de Casa Ramón de Nolo, cuya fachada principal mira al sur, al monte La Cabaña y La Cabañina


Desde la muria de piedras admiramos la llanura de La Llosa en toda su extensión, hasta las casas de pasado el puente del Riosecu


Al fondo, cerrando el valle por el sur-sureste, los montes de Arbezu y del Cordal de Pión, con sus  repoblaciones de pinares en la cresta y sus faldas llenándose de ocalitos. Arriba, el monte La Pescar o Llanucáu (527 m), luego a la izquierda y más al sur va La Llaguna (515 m), un topónimo que se repite constantemente en estos cordales y que se refiere precisamente a eso, a lagunas y grandes charcas que en sus cimas se formaban, en las cuales abrevarían los ganados de las ancestrales culturas neolíticas y pastoriles que poblaron esos parajes


Parece ser que en tiempos muy remotos las líneas de cumbres no demasiado elevadas, pero sí lo justo para que no creciese tanta vegetación como en los entonces muy selváticos valles, fuesen verdaderos pasillos naturales por los que discurrían rutas prehistóricas, muy posiblemente vinculadas a la trashumancia, pero también a la comunicación en general, como la que ya hemos señalado que por allí discurría, de la costa de Tazones al sur


Más allá sigue el cordal por La Utrera (528 m, -de utres, buitres-) y El Cabañu (601 m)


Un muro de piedra a la derecha hace de muro de contención para evitar argayos o corrimientos sobre el Camino, que sigue subiendo muy suavemente hacia las casas



Hermosas vistas también hacia La Cabañina, sus prados, bosques y ocalitales



Tupida sebe a nuestra izquierda, seguimos subiendo a la sombra de la castañal...


Salimos ahora a un cruce, al fondo La Escuela y La Granja


La parte trasera de la Casa Ramón de Nolo a la que ya antes nos referíamos. Antes llegar al cruce vamos a atacar por el pequeño prado que hay a nuestra derecha


Subimos por él podemos comprobar cómo la hierba está pisada del paso de gente


El cruce: seguimos subiendo por el prado pues tomaremos el camino que sigue la cuesta, a la derecha


Es el muro de El Poreñu, nombre de la finca donde se encuentran los edificios de la Fundación Álvarez de Arriba, los del actual centro CTIC Rural Tech, que refleja su origen en su página web:
"Ramón Álvarez de Arriba, emigrante de Peón en Cuba, deja a su muerte, en 1920, un legado para la creación de una Escuela de Agricultura en Peón. Fue un proyecto revolucionario y adelantado a su tiempo.

En 2019 la Fundación Ramón Álvarez de Arriba se extingue y dona a CTIC la finca el Poreñu con el objeto de crear un centro de innovación tecnológica rural."

Ahora empieza ya el primero de los repechos de la subida a El Curviellu, bordeando El Poreñu por encima


Empiezan además los tramos de asfalto y suelo duro que seguirán hasta las últimas casas de Bárcena, en La Garita, en el último y boscoso tramo antes de llegar a El Curviellu


En el viejo muro flechas y conchas confirman que estamos en el buen camino. Aquí se echaría en falta la preceptiva flecha amarilla, que es el elemento verdaderamente direccional y no necesariamente la posición de la concha, como generalmente se cree


La finca El Poreñu ha sido también acondicionada, junto con los edificios escolares, para albergar el corazón de la "aldea tecnológica del siglo XXI" como alguien la ha llamado


Arriba, un círculo en lo que parece una caseta es el viejo depósito de agua de El Poreñu, hacia el que estamos subiendo


En la finca, que es muy cuestuda al pie del Camino, se han instalado paneles solares que proporcionan energía limpia al centro tecnológico CTIC RuralTecht Centro de Innovación Rural Ramón Álvarez de Arriba, con los objetivos de "contribuir a aportar soluciones a la problemática del medio rural a través de la innovación tecnológica, mejorar las capacidades de las empresas y territorios rurales y mejorar la calidad de vida de las comunidades rurales"


De frente, la explanada de acceso a estos centros, donde antaño se jugaba al recreo. Al fondo está el portón de acceso desde la carretera AS-331, así como el camino que desde la misma comunica con esta parte de Bárcena, que es al que hemos salido nosotros ahora


Y en ese camino, la Casa Ramón de Nolo, con estas espléndidas del valle. Justo debajo, los verdes prados y pumaradas de La Llosa


La carretera AS-331, oculta por los árboles, pasa El Riosecu, como se conoce por aquí al río, por El Puente Manolón, pues a esa altura, en Casa Otavio Manolón había en tiempos un taller de fabricación de carros de labranza


"La actividad industrial a más de la general de la sidra, se caracteriza por la construcción de madreñas, dos buenos talleres de construcción de carros y maquinarias y cuatro fraguas", plasmaba en 1928 el libro Villaviciosa y su progreso en el apartado dedicado a esta parroquia


Y sobre el valle, el monte de Arbezu. Más atrás los tantas veces citados picos y cotas del Cordal de Pión


El monte La Cruz (541 m) y El Faéu, a sus pies nace El Regatu l'Escorial, otro de los afluentes del Ríu España


A la izquierda, el Altu la Cruz (440 m), por donde hemos venido bajando al valle, la mayor parte por la carretera VV-8


Los peregrinos a Covadonga, por su parte, la evitan, siguiendo una pista que arranca más allá de las últimas casas de Casamoria y sube monte arriba. Ambas se unen de nuevo poco ante de llegar arriba


Casamoria, con las casas de La Venta a la izquierda y la iglesia parroquial de Santiago de Pión a la derecha, asomando sobre los árboles ribereños, inconfundible con su torre del campanario y el torreón cuadrado de su cabecera. Más allá las casas del barrio de El Valle, por donde baja El Regatu l'Escorialín


Entre Casamoria y La Llosa asoman los tejados de Llantáu, donde nos parece reconocer, de derecha a izquierda, los de Casa Juan de la Torre, el de la nave del centro de biomasa, el de la carpintería de Rafael Vigil Vallina El Galeno de los toneles, y el de Casa Otavio'l Partidor, con su ojo de buey en el desván


Arriba a la izquierda, las laderas de Brañavieya y Carpintosa, y abajo la quintana de Casa Ramón de Nolo y Casa Ramón de Carmina, vista ahora su parte delantera, la antoxana o corrada


Subimos todo recto y continuo, en rampa, con el depósito de agua como referencia



Ha sido también acondicionado para dar servicio al centro tecnológico pionesu, junto a él hay un cruce de caminos


Abajo, al pie de los paneles fotovoltaicos, La Escuela y la Granja por su parte trasera, más umbría pues mira al norte, "CTIC RuralTech, el centro de investigación de Villaviciosa que explora la inteligencia artificial aplicada al medio rural. Cabras con vallados virtuales, sidra controlada desde el origen o invernaderos climáticos son algunos de los proyectos en las instalaciones ubicadas en Peón", de esta manera encabezaba su reportaje el periodista C. Jiménez para La Nueva España publicado el 11-12-2022:
"Almacenar el conocimiento tradicional de la aldea con tecnología del siglo XXI. Bajo esa premisa nacía a principios de 2021 el proyecto piloto "Aldea 0" en Peón, Villaviciosa, primera piedra sobre la que se edificó CTIC RuralTech, un centro de innovación tecnológica rural pensado para impulsar la línea de trabajo "territorios inteligentes", que ancla sus raíces un siglo atrás, cuando el villaviciosino Ramón Álvarez de Arriba se embarcó siendo niño en El Musel, rumbo a Cuba a finales del XIX. 
Ese fue el germen de esta incubadora de nuevas ruralidades mediante la aplicación de la inteligencia artificial que es CTIC RuralTech. Ramón volvió a Asturias años después de su forzada emigración como "acaudalado comerciante". Su esfuerzo por devolver a su tierra algo de lo que él logró en la isla caribeña como representante de la compañía manufacturera Singer, quedó plasmado en su testamento, de 1910. 
Antes de fallecer, el 27 de marzo de 1920, creó el Instituto Ramón Álvarez de Arriba y esposa por la educación femenina. Y su carácter filántropo le llevó a financiar, entre otros proyectos, la construcción de las escuelas públicas de Peón, que hoy son la base de CTIC RuralTech. El centro, orientado a hibridar el conocimiento campesino de la aldea con la innovación tecnológica, es un referente en el desarrollo de nuevos modos de tejer y sostener el conocimiento de la aldea mediante la tecnología del siglo XXI. 
"Somos especialistas en obtener, procesar y almacenar datos para ponerles inteligencia artificial", precisa Pablo Priesca, director de CTIC Centro Tecnológico, la matriz de CTIC RuralTech, asentada en el enclave original del Parque Científico y Tecnológico de Gijón. 
En 2019 recibieron la donación de la Fundación Álvarez de Arriba del espacio situado en el edificio anexo a las escuelas de Peón. "Se trataba de recoger el legado de Ramón Álvarez de Arriba –cuya Fundación se encontraba inactiva en ese momento– y proyectarlo y mantenerlo en pleno siglo XXI", continúa Priesca. 
Hoy, CTIC RuralTech es un espacio de experimentación de lo que los expertos en ordenación del territorio y reto demográfico han dado en llamar "Aldea 0", un plan presupuestado en algo más de 700.000 euros, de los que el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico aporta casi 580.000 y 150.000, CTIC. con el objetivo es poner a prueba una nueva viabilidad económica, comunitaria y ecológica del espacio rural. 
Junto a Peón, donde está ubicado el Centro Tecnológico de CTIC para el medio rural, participan en este novedoso programa piloto las localidades de Porrúa (Llanes), Asiegu (Cabrales) y Moal (Cangas del Narcea), junto con otras aldeas del Norte de Portugal y de Galicia. 
"La idea es reconocer la cultura del medio rural e hibridarla con tecnología para ganar en productividad y calidad de vida", subraya Pablo Priesca. ¿Y cómo funciona ese híbrido? Lo han logrado representar con un proyecto de vallado virtual para las cabras en Somiedo. Reducen el coste que supone mantener las cabañas ganaderas en zonas de montaña gracias al apoyo de la tecnología que permite cartografiar una determinada superficie. 
Lo explica Emilio Teleña, trabajador de CTIC RuralTech, ante una pantalla: "El ganadero puede controlar virtualmente a las cabras lanzando un aviso desde su móvil (a collares con GPS en los animales) que realizan pequeñas descargas eléctricas si el ganado se aleja de su zona de pasto, como si se tratara de un pastor eléctrico". ¿La ventaja? Que el propietario del rebaño no se tiene que desplazar y puede llegar a plantearse una suerte de trashumancia virtual. "Es algo revolucionario", confirma Pablo Priesca y, además, "una forma de apoyar a los ganaderos en el mantenimiento del territorio a costes asumibles". 
Del centro de innovación de Peón, donde hoy trabaja una veintena de personas, salió antes del vallado virtual un proyecto de telemedicina del Hospital Covadonga de Gijón para los propios vecinos del valle maliayés y para los de Asiegu. Funcionó a modo de plataforma de consultas Aquel plan piloto sentó las bases de otro más reciente: la creación de una comunidad energética local. 
Lo explica así Emilio Teleña: "Se trata de experimentar con la tecnología para la acumulación de energía y aprovechar para consumirla, por ejemplo, en la franja nocturna". En la zona posterior del centro de ubicarán los paneles fotovoltaicos, suministrados por la empresa Ergón, responsable, entre otros proyectos, de una cubierta similar en el área del Bobes. Colaboran también con la Fundación Asturiana de la Energía (Faen) y Asturenerxía. 
"La idea es analizar la infraestructura necesaria para un consumo energético comunitario", explica. Luisa María Paz, también vinculada al proyecto de CTIC RuralTech, quien precisa que los primeros en sumarse han sido un taxista de Peón con un coche eléctrico, un ganadero y un vecino con perfil de más edad y consumo doméstico. "Se trata de un demostrador a escala local", añade. Teleña apunta algunas ventajas más: "Abarata los costes de la energía, mejora el rendimiento, es una oportunidad grande para dinamizar a partir del grupo", recalca. 
El otro gran desafío para mantener población en el medio rural pasa por realizar un sostenimiento adecuado de la cultura tradicional. Lo han logrado a través de una "comunidad multipolar" en Porrúa con quienes están trabajando el uso de la tecnología para recuperar las tradiciones locales. "Se trata de centralizar actividades, que los grupos locales se puedan comunicar y plasmar cómo comunidades rurales son capaces de prosperar", concreta Paz. 
En el caso de la escuela de Peón, el uso de la realidad aumentada con los niños del centro, que forman parte del CRA de La Marina, ha permitido impulsar una actividad intergeneracional de forma que las personas mayores de la parroquia practican en talleres de memoria cómo identificar a los protagonistas de fotografías tomadas hace décadas que luego los niños digitalizan. "Es un recurso educativo más", continúan desde CTIC. 
El blockchain, la tecnología empleada para realizar transacciones con criptomonedas, donde se utilizan grandes bases de datos de forma distribuida y segura, se ha convertido también en aliada para los llagares. 
Marcas como Castañón lo han introducido en el manejo habitual de sus clientes que mediante la lectura en un código QR pueden obtener una lectura detallada de todo el proceso previo a la elaboración de la sidra: desde las variedades de manzana que fueron utilizadas, la ubicación de la finca, el período de fermentación de la bebida, los propietarios de las pomaradas... 
Sería algo así como el DNI de la sidra. "Hace visible a través del dato la confianza entre los diferentes agentes que participan", garantiza Pablo Priesca. "Blockchain viene a sustituir la confianza de toda la vida en la casería", resume Luisa Paz. 
Esa fusión de la tradición y el conocimiento de la aldea a través de la tecnología tiene una razón de ser, a juicio de los responsables de CTIC. "Aprovechamos el valor del medio rural y les damos calidad de vida para atraer nuevos pobladores", afirman. "El dato es nuestra gasolina, y para los vecinos de la aldea también, un medio en el que todo está interconectado", concluye. 
Idéntico operativo que el de la sidra lo han seguido para la trazabilidad del queso azul Vega de Tornín o para optimizar la red de distribución de una cooperativa de piensos. 
De inteligencia artificial también han dotado a varias queserías asturianas mediante ‘gemelos digitales’ de la planta que evitan el desplazamiento del maestro quesero, ya que se puede realizar un control de la producción a distancia. 
El último experimento en ese aprovechamiento del dato es el invernadero climático del centro. De la mano de expertos del Serida comenzarán a simular próximamente escenarios diferentes para cultivos, en cuanto a luz, temperatura, precipitaciones... "Serviría como banco de pruebas, por ejemplo, para ver cómo responden ciertos cultivos al cambio climático", avanza Pablo más en su buen hacer para la construcción de "territorios inteligentes".

Más a la derecha, el valle del Riosecu, bajo La Cabañina, paisaje verde en torno a esta vega entre los barrios de Llantáu y El Requexu y bajo el de Moñancu


Aún quedan arriba pastos de lo que en tiempos fueron buenas brañas de ganado en el monte


El camino, asfaltado, que comunica las casas de esta ladera con el valle, este en concreto con El Requexu


Las casas más altas, entre los árboles, cerca de la cima, donde hay también buenas praderías. Moñancu lleva en su topónimo la palabra prerromana munno, que da en asturiano moyón (mojón) pero que en origen se refería a otero, cima o colina, como es este el caso


En el antiguo depósito, si observamos, una flecha amarilla y las letras CS (Camino de Santiago), continuar en el cruce hacia arriba, a la derecha


Y aquí, una concha, solitaria y sin flecha, sobre el caño


Placa de la Fundación CTIC, Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación


Y lo dicho, bifurcación y a la derecha, por donde seguiremos la cuesta


Y realizamos una vuelta completa, el Camino zigzaguea para ganar altura rápidamente en torno a esta selva


Observemos los trabajos de saneamiento para canalizar las aguas sobrantes de la lluvia y que no se formen torrentes en estas pendientes


Hojas de ocalito caídas en el suelo, que suele estar mojado y húmedo en este trecho, casi siempre en umbría


La hierba crece que el pequeño desmontes hecho para ensanchar un poco la vía. Más arriba una pumarada. A la derecha ocalitos



Muro de contención hecho de piedras, la cuesta parece tender a suavizarse un poco


Entrada a la finca Mi Rincón, que bordeamos a la sombre de esta arboleda


Observemos la humedad en el suelo, casi permanente, incluso en días de sol y calor. Los peregrinos a Covadonga, que vienen bajando, son más propensos aquí a resbalones


Pronto salimos al sol, en este otro repecho recto de frente hacia las casas de esta vertiente del monte


Un buen muro vegetal nos separa de la finca, a la izquierda. Arriba hay un pequeño rellano donde podremos recuperar un poco el resuello


En un par de zancadas más llegamos arriba, donde hay también una encrucijada


El Camino desde aquí continúa ascendiendo a la izquierdo, pero antes proponemos quedarnos un instante en el pequeño rellano que acabamos de citar, a la derecha, en la entrada a una finca


Y desde él contemplar este fantástico paisaje del valle de Pión, casi ya a manera de despedida antes de acometer el ascenso final a El Curviellu, donde otros paisajes nos esperan, de Les Mariñes de Villaviciosa y la bahía gijonesa, al resguardo de La Campa Torres, con su puerto de El Musel y la rasa de Peñes
















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