Eres el Peregrino Número

Buscador de Temas del Camino de Santiago

domingo, 25 de mayo de 2014

A PORTA DO CAMIÑO: EN LAS ANTIGUAS MURALLAS DE SANTIAGO DE COMPOSTELA (GALICIA) AS CASAS REAIS, SANTA MARÍA DO CAMIÑO Y LA CAPELA DAS ÁNIMAS: CAMINO DE LA CATEDRAL

A Porta do Camiño y Rúa das Casas Reais. A la izquierda A Fonte da Porta do Camiño

El Camino entra en el corazón del casco histórico de Santiago de Compostela, atravesando la ciudad desde San Lázaro a San Pedro y Bonaval, llegando a la que fue A Porta do Camiño, Su nombre se debe a que aquí estuvo una de las puertas de la ciudad amurallada, la del Camino principal, el de Castilla y Francia, y por eso fue también esta la considerada como puerta principal, así como la calle intramuros (rúa das Casas Reais), donde había, y sigue habiendo, tiendas, comercios, artesanos, mesones, posadas y, actualmente, albergues y pensiones



También era llamada Porta Francíxena, paso de los peregrinos francos, y Porta de San Pedro, por ser entrada por la rúa de San Pedro, solar de San Pedro de Fóra, antiguo monasterio extramuros, tal y como escribe Rosario Valdés Blanco-Rajoy, del  Instituto de Estudios Gallegos “Padre Sarmiento” CSIC-Xunta de Galicia en La capilla de los Neira de Luaces en la iglesia compostelana de Santa María do Camiño (SS. XVI-XIX), uno de los templos camineros y relacionados con las peregrinaciones que nos encontraremos en este recorrido "intramuros" en dirección a la catedral:
"La llamada “Porta do Camiño” de la ciudad de Santiago de Compostela corresponde a la antigua “porta Francigena” que menciona el Códice Calixtino como “primus introitus” de la urbe. No solo era la entrada correspondiente al Camino Francés por tanto, una de las más transitadas de la ciudad, sino también el nexo de unión entre la ciudad amurallada y el antiguo arrabal de San Pedro, el primero y quizá el más populoso de Compostela que se habría creado en el siglo X, en la márgenes del propio camino, extramuros y en el entorno del antiguo monasterio de “San Pedro de Afora”
"El Camino Francés se denominó más tardíamente como Camino de Castilla y a su paso por el arrabal compostelano, llevaba el nombre preciso de “Rúa de San Pedro” con que se conoce hoy en día. A mediados del siglo XVI las rúas de San Pedro y Hortas eran las dos calles principales de la ciudad por el tráfico de personas y mercancías; según varios testimonios de la época, ninguna de ellas estaba empedrada por lo que “[...] las dichas calles ban muy fondidas e las casas quedan muy altas e descobiertos los cimientos y en muchas partes ha menester para subir a ellas dos o tres grades y están muy peligrosas para se caer […]” y en el invierno el agua de la lluvia, traía “[…] muchos lodos y fosas de tal manera que no pueden por ellas andar ni caminar a pie ni a caballos sino con trabaxo [… ]”, todo ello iba en detrimento de los vecinos, moradores “[…] e peligrinos e romeros y caminantes (...)"

La muralla fue desapareciendo paulatinamente y en el siglo XIX, con las necesidades urbanísticas, los nuevos edificios fueron incorporando sus muros a su propia estructura, tirándose algunas porciones para abrir calles. Por ello no es extraño que en excavaciones o en obras aparezcan cimientos, restos y señales de la fortificación


Ya en el siglo XV la muralla resultaba casi inservible ante el cese de las amenazas invasoras, aunque en 1596 se realizó una inspección militar de las mismas durante las guerras con Inglaterra, ya que no era improbable un ataque por mar. Los propios vecinos quisieron reparar algún tramo por su propia mano en siglos posteriores, tal vez para evitar derrumbes, pero incluso en alguna zona llegó a utilizarse como basurero


La muralla, aunque desaparecida, fijó la fisonomía actual de la ciudad y su entramado, siendo totalmente perceptible al observar un plano de su callejero lo que fue la ciudad intramuros. Hubo una primer cerca mandada construir en el año 968 por el obispo Sisnando II, al lado de la entonces pequeña iglesia que después sería la catedral, defensa que abarcaba, además del santuario del Apóstol, la actual Praza da Quintana y el monasterio de San Paio de Antealtares


Al mismo tiempo existía un dispositivo exterior de foso y empalizada. Entonces las principales amenazas podían ser un desembarco normando en las cercanas rías o una razzia o incursión musulmana, que fue lo que pasó: ciudad, templo y muralla fueron derribadas por la incursión de Almanzor en el 997, que respetó no obstante la tumba del Apóstol



La muralla hubo de ser reconstruida tiempo después por mandato del obispo Cresconio entre los años 1037 y 1068 porque las posibles amenazas de invasión no cesaban. Esta nueva fortaleza era bastante mayor y medía unos dos kilómetros, más o menos como la de Lugo, comprendiendo unas 30 hectáreas en su interior. Es la muralla que llegó al  siglo XIX y que, según dice el Libro V del Codex Calixtinus de Aymeric Picaud...
"siete son las entradas y puertas de la ciudad. La primera se llama Puerta Francesa"


Eran sus puertas principales esta Porta do Camiño o Francíxena, la Porta Fraxeira, por donde entraban el Camino Portugués y el de la Ruta do Mar de Arousa y era también comunicación con Fisterra y otros puertos gallegos, y la Porta de Mazarelos, de la que se conserva un arco y, en un edificio anexo, se perciben partes de una de sus torres defensivas, además por ella entraba el vino de Ribeiro y el de Ulla, así como cereales castellanos. Era esa la escogida por los peregrinos procedentes del sureste, mientras los que entraban por el norte por el Camino inglés lo hacían por la llamada Porta da Rúa da Pena



Esta Porta do Camiño fue llamada así porque era de entre todas la del camino más transitado con diferencia, empleada normalmente por monarcas y altos dignatarios para entrar en la ciudad así como los nuevos arzobispos, realizándose en ella parte de la ceremonia de su toma de posesión, tal y como nos dice la Xacopedia, que desfilaba desde la ciudad extramuros con representantes de los gremios de Compostela, autoridades municipales, el Cabildo con el deán al frente, familiares, amigos y demás cargos, siendo esperado aquí por el capellán mayor con una bandeja para las llaves de la ciudad, en señal de bienvenida y reconocimiento, siendo presentado el escudo de armas del nuevo prelado, que habría de cincelarse en las obras que bajo su mandato se hiciesen en la ciudad.  


La Rúa de San Pedro desembocaba ante la Porta do Camiño, donde se efectuaba dicho ceremonial de recibimiento y entrega de las llaves a los arzobispos compostelanos -señores de la ciudad-, cuyos blasones se pintaban sobre el arco de la entrada. En Un paseo por la historia de Casas Reais, trabajo publicado en la página Picheleiros por el escritor, investigador y divulgador Asar Fernan Rodri, se nos relata cómo era aquel ceremonial:
"La PORTA DO CAMIÑO tuvo desde siempre una especial significación en el marco de la ciudad. Era el escenario donde tenía lugar una parte importante de la ceremonia de "bienvenida" y "toma de posesión" del nuevo Arzobispo como señor de COMPOSTELA, el lugar en el que se fijaban las nuevas "armas arzobispales", pintadas expresamente para una ceremonia de recepción que se iniciaba mucho antes y que con frecuencia propiciaba agrias disputas entre la Institución Catedralicia y la Municipal que, celosa de su protagonismo, pugnaba por ocupar un lugar junto al nuevo Prelado. Dos días antes de que el nuevo Arzobispo llegara a los términos del Arzobispado, un comité de recepción al frente del cual figuraban dos legados (dignidad y coéngo) se dirigía al Monasterio de SOBRADO para cumplimentarlo en nombre del CABILDO. Desde ese momento, los representantes capitulares se convertían prácticamente en su sombra, acompañándolo en todo momento, ya fuese en la mesa, en los paseos, o en la retirada nocturna a sus aposentos, impidiendo así, que los delegados municipales, que también se desplazaban para hacerle llegar el "parabién" de la ciudad, les usurpasen su lugar. Y este cometido tratarían de mantenerlo los capitulares durante el viaje de regreso, que, de ser posible, se haría a caballo y no en Litera, por que esta solo tenía capacidad para albergar al Arzobispo y a uno de ellos. Una vez llegados a COMPOSTELA, sería objeto de atención por parte del CABILDO, que fijaba el día para hacer su entrada pública, previa comunicación al CONCELLO. Ese día por la mañana, el Arzobispo se dirigía al Convento de SANTA MARÍA DE CONXO en compañía de los dos legados y del séquito que hicieran con él el camino desde SOBRADO, y por la tarde, después de "completas" el cuerpo capitular salía a su encuentro. Acabados los saludos y presentaciones obligadas, el cortejo se pone en marcha. Una vez en SANTIAGO, la comitiva discurre por fuera de la ciudad hasta la PORTA DO CAMIÑO, donde un Capellán Mayor aguarda con la bandeja de plata que contiene ocultas bajo un tafetán, las llaves de la ciudad que el Fabriquero, previamente, haría "refulgir".  
Entonces el Deán, sin bajarse de su caballo, hace entrega de las llaves al Arzobispo "como su legítimo Señor". A continuación, toda la comitiva enfilaba camino de la CATEDRAL por la RÚA DA PORTA DO CAMIÑO (hoy CASAS REAIS). Este trayecto constituía un recorrido con fuerte carga simbólica para el cual se engalanaba todo el recorrido con construcciones provisionales, como los tres arcos financiados por el CONCELLO para conmemorar la entrada de MAXIMILIANO DE AUSTRIA en 1603. Esta calle, también era conocida como VÍA FRANCÍGENA, que según PÉREZ COSTANTI, recibió su nombre de un antiguo Palacio que se derribó en el siglo XVIII, en el que se alojaron en 1502 FELIPE EL HERMOSO y su esposa JUANA LA LOCA. "
 
Se sabe tenía aquella puerta y doble arco y a cada lado una torre cuadrada, así como al lado un edificio donde se pesaban las mercancías. Como el resto de la muralla, salvo algunas porciones, fue derribada entre los años 1800 y 1835. Estas calles que la circundan eran el perímetro del antiguo foso, Blanco-Rajoy nos ofrece este testimonio del siglo XVII, cuando la Porta do Camiño aún estaba en pie:
"En el año 1670 Domenico Laffi clerigo boloñés, que visita por segunda vez la ciudad compostelana dice que esa puerta era toda de mampostería; tenía una fuente junto a ella y un puente delante. El puente cruzaba un pequeño riachuelo que discurría contra la muralla de la ciudad por la parte de oriente; en sus márgenes, entre las puertas del “Camiño” y la de “Mámoa”, estaban establecidas una serie de curtidurías cuyas ordenanzas habían sido aceptadas por el concejo en el año 1503. En ese negocio tenía parte la iglesia de Santa María13, que se encontraba junto a la misma puerta dentro ya de la ciudad, a mano izquierda de la llamada “rúa do Camiño” que conducía directamente hacia la catedral"


Justo antes de tomar la calle, a la izquierda, A Fonte da Porta do Camiño sería la sucesora de la antigua que estaba junto a la citada puerta, donde los peregrinos saciaban su sed y se lavaban después del largo camino, como leemos en Piedras del Agua, Trabajo Fin de Grado de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Santiago de Compostela:
"Escritos sobre ella que la datan del S. XVI y XVII nos indican que la fuente es de construcción muy antigua. Los documentos del S. XVI ponen de manifiesto su importancia, pues se trataba de una fuente utilitaria con un pilón para dar de beber a los animales al final del camino. D. Gregorio de Seoane, en la Real Provisión de Carlos V, indica que esta fuente, junto con tres más, echan poca agua y, en algunos casos, ninguna. 
Planos fechados en 1744 la representan como una estructura cuadrangular con escalones descendentes, pues el surtidor estaba situado por debajo del nivel del suelo, antiguamente adosada a la muralla. Este dato puede indicarnos que contaba con un manantial propio. En el S. XIX se la dota con una arquitectura monumental en forma de estructura cúbica que termina en un elaborado pináculo de alcachofa y el escudo de la ciudad en la parte frontal. Los escalones descendientes dan acceso a los dos caños del manantial."

Esta, según la inscripción, fue construida por iniciativa del Concello o Ayuntamiento en 1834


Dos caños manan agua sobre sendos sumideros, a ellos se baja por cuatro peldaños de escaleras a ambos lados de la fuente, la cual, como tantas fuentes históricas, ha quedado como elemento ornamental desde que de dispone de agua corriente en todas las casas
"No hay documentos que muestren cómo era en el pasado, pero en 1834 el Ayuntamiento reedificó la fuente municipal que vemos hoy en día. Cuenta con una tipología de “templete” que recuerda a las fuentes romanas parietales, dando un aire muy administrativo de utilidad pública."


La fuente actual se hizo unos meses antes de la definitiva desaparición de la Porta do Camiño, cuyo final narra de esta manera Fernan Rodri
"Los peregrinos que se dirigían al encuentro del APÓSTOL por el CAMINO FRANCÉS, se acercaban a la ciudad por la RÚA DE SAN PEDRO, y al comenzar el recorrido de su último tramo, más estrecho y descendente, aparecía ante ellos, incrustada en su muralla, la Puerta de la ciudad denominada PORTA DO CAMIÑO, compuesta por dos arcos superpuestos a través de los cuales se daba acceso a la RÚA DE CASAS REAIS. Debido a sus escasas dimensiones para el paso de los carros, en el año 1800 se derriba el arco inferior. Treinta y cinco años después, será objeto de una nueva acometida, esta vez irreversible. El 31 de julio de 1835, al mismo tiempo que se ordenaba el derribo de los soportales de la RÚA DA ZAPATERÍA VELLA, se toma la decisión de "proceder a su demolición y franquicia de aquel paso..." La ciudad iba perdiendo poco a poco su cordón fortificado, sin que nada ni nadie pudiese evitarlo. Entre 1750 y 1850, desaparecen todas las puertas de la ciudad, a excepción de la PORTA DE MAZARELOS, que sigue en pie ajena a los vaivenes de la vida moderna. "

Al Pasar la Porta do Camiño seguiremos a la rúa das Casas Reais, vía actualmente peatonal, histórica calle en la que se fundó, en el año 1400, un hospital dedicado a atender a los pobres, bajo la advocación de San Miguel, que estuvo un poco más adelante y del que hablaremos enseguida dada su relación con la ya muy cercana iglesia de Santa María do Camiño


Mucho después de desaparecidos el Hospital de San Miguel y la Porta do Camiño se estableció, en el primer edificio de la izquierda y allá por el año 1902, la fábrica de chocolates Jesús Raposo y Compañía, "que endulzará los paladares de los compostelanos durante casi noventa años", dice Asar Fernan Rodri. En nuestros días está, en el siguiente edificio a la izquierda, la Panadería Porta do Camiño


En la siguiente esquina y a la derecha, estaba la Farmacia Cigarrán y ahora es el Hotel Casas Reais


Pasamos bajo esta gran galería acristalada mientras la rúa sube ligeramente


Seguimos de frente pero hemos de decir que, a nuestra derecha, es la rúa de Entremuros, que antiguamente circunvalaba por adentro todo el perímetro de la muralla de la ciudad, pero dejemos que nos guíe Fernan...
"Del otro lado de la calle se observa un estrechamiento a través del CALLEJÓN DE OLIVEIRA y la vista, atravesando un arco, alcanza la pared del fondo de SANTO AGOSTIÑO, produciendo esa secuencia de espacios un cierto misterio que nos induce en el descubrimiento de lo desconocido. En este CALLEJÓN DE OLIVEIRA, tiene lugar un suceso muy importante en la "trama" de la novela negra CRIME EN COMPOSTELA que en 1984 publicó CARLOS GONZÁLEZ REIGOSA."

Hermosa rúa enlosada, zona de bares y comercios en los bajos y, arriba, más galerías y balcones


Aquí a la derecha estuvo aquel antiguo Hospital de San Miguel que acogía a los peregrinos a un paso ya de la catedral. Posteriormente a su demolición se construyeron estos edificios, de los que también nos habla Asar Fernan Rodri:
"Siguiendo el sentido ascendente de la calle, esta se cierra a la vista del peatón y produce una sensación de intimidad, cuando nos salen al paso, una serie de edificios de arquitectura muy compostelana, los números 25 y 23, obras del Arquitecto MANUEL PEREIRO CAEIRO. En 1898, realiza PEREIRO la casa nº 25 por encargo de BERNARDO VAAMONDE, casi gemela del nº 23 colindante, de la cual se distingue por tener un balcón en una línea en la búsqueda de un Modernismo que llegaría con los comienzos de siglo, y una Galería más depurada, con un remate de CORNISA más rico en detalles. En el bajo de este edificio, se abrió en el año 1943, la cafetería LA FLOR, que en el 2010 cambió de propietario, pasando a regentarlo actualmente, SANDRA FUENTE y MANUEL CAMIÑA. El edificio colindante, con el nº 25, es la primera obra en esta calle del Arquitecto MANUEL PEREIRO, realizado en el año 1881 por encargo de DOMINGO CARREIRA. 
Obra con tres huecos por planta, balcón corrido en el primer piso con remate superior de los huecos característicos de la obra de PEREIRO de sus primeros años, quizás inspirados en los huecos de la fachada del PALACIO DE RAXOI. Se remata la fachada con una planta de Galería sencilla. En 1858, en los bajos de este edificio, J. CASAS CHICO instaló su Ferretería, de gran solera en la ciudad. Después de 159 años, permanece abierta al público, hoy regentada por ENRIQUE VILLAVERDE que sigue, impertérrito, detrás de un mostrador "ligneo" atendiendo, amablemente, a los clientes. En los números 23, 25 y 27, estuvo instalado el antiguo Hospital de SAN MIGUEL, fundado en en el siglo XIV para recoger a los pobres y peregrinos desamparados. Del otro lado de la calle, el nº 34-36, en cuyo bajo estuvo instalado el ULTRAMARINOS CELADA, ocupando actualmente sus instalaciones, un moderno PUB. Y un poco más arriba, y del mismo lado, el edificio nº 30, en cuyo bajo instaló MANUEL GARCÍA TORRES su fábrica de Chocolates LA COMPOSTELANA. En la entrada al local, MANUEL "O CHOCOLATERO" había acondicionado unas mesas con sus sillas, para que los compostelanos nos tomásemos allí mismo un buen tazón de chocolate calentito, acompañado por aquella música procedente del fondo del local que producían las máquinas fabricándo el dulce manjar: ¡¡chocolochat!! ¡¡chocolochat!! ¡¡chocolochat!! ¡¡chocolochat!!... 
A continuación, dos edificios de estilo Modernista, el nº 21, construido en el año 1913 por LÓPEZ DE REGO por encargo de JESÚS RAPOSO RIVADULLA, que consta de bajo comercial y dos plantas de viviendas unifamiliar. Fachada resuelta con eje de simetría central, ejecutada con ZÓCALO, DINTELES y RECERCADOS en cantería vista. Las plantas altas en cachotería revestida con argamasa de cemento, imitando el despiezado de la primera planta. Llama la atención en esta fachada lo equilibrado y a la vez variado tratamiento en su composición. Se observa el predominio del "hueco" sobre el vano en la planta baja, para su adecuado uso comercial, predominio del vano con dos huecos en la planta primera y paño de vidrio de Galería tradicional en la planta superior, enmarcados por las franjas verticales de las falsas PILASTRAS laterales. En cuanto a los detalles constructivos ornamentales, es de destacar el uso de sencillos MEDALLONES en los laterales de la BALCONADA y de la Galería, los DINTELES de los huecos de la planta primera, el original modelado de su franja decorativa entre los huecos, los excepcionales CAPITELES de los PILARES de la planta baja y el exclusivo diseño de la carpintería de las puertas de acceso, dentro de la planificación modernista de la época."

No debemos olvidarnos de la histórica Ferretería Casas Chico, uno de los comercios más antiguos de Santiago, de la que escribe para La Voz de Galicia del 22-8-2022:
"¿Esto es una ferretería o un bodegón? Casas Chico fascina en Compostela proyectando la historia del antiguo establecimiento que ocupaba el local 
El negocio que antes vendía tuercas y clavos, hoy levanta admiración entre propios y extraños como restaurante 
"En el número 23 de Casas Reais, un rótulo de hierro sobresale de su fachada empedrada. «Ferretería Casas Chico», dice en letras blancas teñidas de óxido sobre un fondo rojo. Justo debajo, cuelga en la misma banderola la palabra «bodegón» y una fecha, «desde 1858», el año en que fue fundado el antiguo negocio del casco histórico de Santiago que surtió de alicates, tornillos y hasta piedras de afilar a los compostelanos durante 160 años. Aunque en el 2019 fue reconvertido en un establecimiento hostelero, este restaurante ha sabido mantener viva la historia del local y proyectarla tanto en el exterior como en el interior. «¿Pero esto es una ferretería o un bodegón?», preguntan muchos al traspasar sus puertas, desconcertados con un trampantojo que fascina a propios y extraños, ya sean vecinos de la ciudad que no conocían el giro que ha dado Casas Chico o turistas sorprendidos por la peculiar puesta en escena."

En los bajos de este edificio de la derecha, el primero modernista antes mencionado, abría sus puertas la fábrica de chocolates Chocolates Raposo, que luego se fue a la rúa Orfas nº15, dando paso al negocio de ultramarinos y semillas de Alfredo Gianzo Codesido. Ahora está el Restaurante Orixe, del que escribe la periodista Beatriz Castro en Vivir GastroGalicia del periódico El Español del 26-10-2022. Seguidamente, en el nº 19, tenemos el segundo edificio modernista a destacar, Casa Cotos, construido entre 1913-1914 por el arquitecto José Franco Montes, con tres plantas, zócalo de cantería de granito y fachada de sillarejo revestido de mortero de cemento y filigranas del mismo material, así como techo de pizarra, donde estuvo el Pazo dos Condes de Priegue, más conocido como A Casa da Favorita


Promovió su construcción José Cotos López y su primer proyecto, de 1913, consistía en planta baja y planta primera a la que en 1914 se le añade la segunda planta. Esta hecho con zócalo de cantería y fachada de cachotería revestida de mortero de cemento, material del que están hechos los detalles decorativos. Leemos nuevamente a Asar Fernan Rodri:
"Es interesante la racionalidad de planificación de esta fachada, que sin modificar la línea de CORNISA del primer proyecto, se soluciona eficazmente la fachada de planta adicionada. A destacar también el elaborado trabajo en los detalles figurativos y vegetales empleados en la decoración de la fachada. Mención especial por su singularidad, merece el tratamiento "estucado" del techo, ZÓCALO de madera del portal, puerta interior y LUCERNARIO de caja de escalera."

Fijémonos en el techo y en la última planta, cuyo revestimiento exterior es de pizarra

Motivos florales y geométricos en la parte superior de las ventanas


Abajo, más elementos de inspiración naturalista

Destacan sin duda estas figuras de niños entre parras de uvas, todo ello moldeado en mortero de cemento



A nuestra izquierda, en la rúa Travesa, veremos la iglesia de Santa María do Camiño, templo barroco-neoclásico, obra de Miguel Ferro Caaveiro, maestro de obras de la catedral de Santiago y arquitecto municipal, acabada en 1770 en el solar de una iglesia anterior, de estilo románico-gótico, de la que se sabe documentalmente por primera vez por el testamento, fechado en 1279, donde hace donaciones a diversos templos compostelanos, así como en otro testamento, este de 1348, María López, vecina de Compostela



La iglesia de Santa María do Camiño está especialmente relacionada con los peregrinos, pues formaba parte de los templos camineros donde los romeros jacobitas oraban a sus diferentes devociones antes de entrar en la catedral, además de estar al lado del antiguo Hospital de San Miguel, para atender a los romeros, fundado en testamento por el canónigo de Santiago Ruiz Sánchez de Moscoso, con una capilla de esa advocación y una huerta en la parte trasera, así como biblioteca para libros de oración, Teología, Derecho Canónico, Medicina y Física


Rosario Valdés Blanco-Rajoy, además de estudiar e investigar la capilla-panteón de esta familia, que veremos en el interior, aporta datos sobre la historia de aquel antiguo templo:
"La primera noticia que se refiere a esta iglesia de Santa María do Camiño, la encontramos en el testamento del cardenal de Santiago Lorenzo Domínguez, fechado en el año 1276, donde se menciona junto a otras iglesias y ermitas de la ciudad de Santiago que reciben una manda del cardenal: “ […] Ecclesiis sce. Trinitatis et sci. Pauli de pedre. sci. Laurentii de trasaltu. Sce Susane. Sce. Marine de Heremita sce. Marie de Rua noua. Sci. Benedictii. Sci. Michaelis de cisterna et sce. Marie de Rua de Camino binos sls. […]”. De igual manera, “sta. Maria do camio” vuelve a recibir un legado en el año 1348, que le deja en su testamento María López, vecina de Compostela.

Muy próximo a la iglesia de Santa María estaba el hospital para peregrinos de San Miguel fundado por el canónigo de Santiago, Ruy Sánchez de Moscoso quien dejó para ello su “[…] cassa de morada na dita Rua do Camiño destas portas adentro […]”, tal como se dice en su testamento abierto en el año 1400, el establecimiento reunía un mesón que debería llamarse del “Santo Spirito” y un hospital “nomeado de Santa María”. Además de las salas destinadas para dormitorio y servicio de los acogidos, había una huerta en la parte de atrás, una capilla dedicada a San Miguel y una biblioteca con libros de oraciones, de teología, filosofía, derecho canónigo, medicina y física. Posteriormente este hospital sirvió también, para acoger a “[…] pobres y enfermos, naturales del reino […]”; en 1760, fue anexionado al hospital de San Roque, sito en la misma ciudad de Santiago, próximo a la “Porta da Pena”. 

En las últimas décadas del siglo XIX, todavía recordaba Bernardo Barreiro la casa que ocupaba el solar del antiguo hospital en la “rúa do Camiño”, que aunque había sido reedificada en el siglo XVIII, conservaba “[…] sus escudos de armas de los Moscosos, cinco cabezas de lobo, abiertas las fauces y sacando largas lenguas; formando un rinconcillo al lado de las antiguas casas de la Real Audiencia de Galicia, sin ventanas, las puertas desvencijadas y como bienes de menores [… ]”. Barreiro dice también que “[…] el antiguo edificio construido a la muerte del fundador Ruy Sánchez de Moscoso, como del siglo XV, era una casa-capilla de estilo ojival, según consta en varios documentos, con una torre y sus campanas y sobre el pórtico una hornacina con la imagen de San Miguel […]”

Aquella iglesia medieval sería, como la actual, de una única nave de planta rectangular y su cubierta era de madera. Esta iglesia sería reedificada entre 1747 y 1749, si bien otras fuentes registran obras al menos hasta 1751. En ellas e demolió y se construyó de nuevo la capilla mayor, gótica, que veremos en el interior, para darle más anchura. Luego, en 1770 o 1771, se rehicieron la nave y la fachada principal de esta iglesia siguiendo el proyecto realizado por Ferro Caaveiro  


Reanudados los trabajos del templo barroco en 1771, con los planos del arquitecto Miguel Ferro Caaveiro, fueron los maestros de obras Juan López Freire y Tomás del Río, quienes asumieron la construcción de la iglesia reutilizando los materiales del templo medieval por la cifra de 53.000 reales de vellón, si bien, diversos problemas constructivos hicieron que otro maestro de obras, el benedictino fray Plácido Caamiña reformase los planos de la fachada


La magna puerta de acceso dispone de cuatro grandes pilastras jónicas que resaltan un magnífico frontón, "un templo que no figura en la parte principal de los manuales, pero que sobresale por belleza y armonía de líneas", leemos en la página del Centro Virtual Cervantes, "pero que sobresale por belleza y armonía de líneas (...), alzada en la encrucijada que forman las rúas Travesa y Oliveira". Los textos explicativos existentes en el mismo santuario nos informan así de esta magnífica fachada:

"El frontis de la iglesia se compone de una sola calle, en respuesta a su interior de nave única, flanqueada por pilastras pareadas de orden jónico, de fustes lisos que se elevan sobre altos pedestales y se coronan con capiteles con volutas de delicada plasticidad. Sobre estos soportes se apoya el entablamento partido sobre el el vuela el airoso frontón cúbico, ligeramente quebrado y partido con su parte inferior para dejar espacio al óculo, protagonista indiscutible de la composición del imafronte"


No cabe duda del gran protagonismo de este magno óculo, rodeado de laureles y coronado, por el que pasa a través de él la luz natural al interior


El texto del Centro Virtual Cervantes informa además que "hay en sus muros algún vestigio románico, solapado por la mampostería neoclásica", se trata de las cruces de consagración labradas que podemos ver a ambos lados de la puerta



Al interior pasamos también nosotros, la nave, como hemos dicho, sería el resultado de las obras acometidas en 1770, mientras que al fondo, la capilla mayor, fue a la que se dio mayor amplitud en los trabajos de 1747-1749 respecto a la medieval anterior


La nave, en su primer tramo, se haría en 1751: a los lados, sendos oratorios y, a continuación, dos confesionarios, frente por frente


Aquí tenemos otro elemento excepcional, una escena, policromada y evidentemente restaurada en su momento, procedente del tímpano o espacio bajo el arco de la portada antigua, medieval



Es la imagen de la Epifanía, la Adoración de los Reyes Magos al Niño Jesús y la Virgen de Belén; la inscripción del dintel revela que se hizo en 1425, dentro del estilo gótico entonces imperante



Al otro lado, la pila bautismal

A la derecha o lado de la epístola, capilla-oratorio con una imagen de Santiago peregrino del primer tercio del siglo XIX, obra de Antonio Sanjurjo

Como vemos, las reformas y mejoras del santuario continuaron tiempo después de su construcción dieciochesca


A la izquierda o nave del evangelio otro conjunto similar al de Santiago y de la misma estructura y época, con imagen de la Inmaculada


Además de Los Neira de Luaces, fueron patronos de Santa María do Camiño los miembros de la familia de los Moscoso, que fundaron, como hemos visto, el Hospital de San Miguel para pobres y peregrinos vinculado a este santuario. Muchos se hicieron enterrar, según costumbre, en el interior del templo, aunque no se conserven los sepulcros. Sin embargo, en este mismo lado de la izquierda o del evangelio, que es el norte, oculto tras uno de los confesionarios, se conserva un arco apuntado que pudo formar parte del sepulcro, estilo arcosolio, de Ruy Sánchez de Moscoso, de quien nos escribe, como de otros miembros de la estirpe, Rosario Valdés Blanco-Rajoy: 
"También en el interior del templo, empotrado en el muro norte de la nave y oculto trás la estructura del confesionario que antecede al retablo de la Aurora (antes de San Gabriel), se encuentra un arco ligeramente apuntado y de gruesos bocelones, que debió cobijar el sepulcro del fundador del hospital de San Miguel, Ruy Sánchez de Moscoso; en su testamento consta que dicho sepulcro estaba “[…] dentro en na capella de santa María do Camino a os pes da sepultura do meu aboo, Juan Bidal do Camino, çibdadao de Santiago a quen deus perdon en na outra sepultura conjunta co a sua cerca do altar de San Gabriel arcangeo que hesta fora das gradecelas do altar maior da dita capella as quaes sepulturas ambas scriptas e labradas y estremadas hestan dentro en dous arcos como por ellas pareçe […]”33. Jerónimo del Hoyo describe estas mismas sepulturas de la siguiente manera: “[…] Al lado del Ebangelio desta dicha capilla [de Santa María do Camiño], antes de entrar en la capilla mayor, hay dos arcos con dos entierros. Dicen son del que fundó y dotó el hospital de San Miguel, que en el de más arriba está el dicho fundador y en el otro sus padres 

Estos sepulcros de los Moscoso quizá se integrasen en el contexto fundacional de una capellanía familiar, dado que Urraca de Moscoso en su testamento, fechado en el año 1498, dejo una partida “[…] para alumbrar la lámpara en la capilla de sta. maria del camino desta dicha cibdad [de Santiago]” y encarga que el día de su entierro le digan misas, además de otros frailes y clérigos de Compostela, “[…] el mi capellan de sta. maria del camino […]”. Sea como fuere, los sepulcros han desaparecido, habiendo en la pared del arcosolio que se conserva, un escudo partido por una banda con tres veneras, que nada tiene que ver con los Moscoso. (...) también las tumbas que estaban en el cuerpo de la iglesia y en el coro fueron desmanteladas en el año 1619, al mismo tiempo que se abrían nuevas sepulturas a la entrada de la iglesia de las que hoy tampoco queda nada."


Efectivamente, otro miembro muy destacado del linaje es Urraca de Moscoso, que también dejó en su testamento una donación a esta iglesia, documento bien estudiado por Carlos Calderón, del Centro de Estudios Clásicos y Medievales de la  Universidad Nacional del Comahue en Doña Urraca de Moscoso: de la crónica a su testamento. Perfil de una noble gallega de la segunda mitad del siglo XV, documento fundamental para conocer de esta estirpe y de las costumbres de la nobleza gallega bajomedieval en lo relativo a sus últimas disposiciones y voluntades:
"La última voluntad de Urraca de Moscoso constituye la culminación del proceso de evolución del testamento femenino desde mediados del siglo XII hasta fi nes del XV, período durante el cual se fueron gestando las pautas que los caracterizan, sistematizadas y cristalizadas por la actividad notarial laica y eclesiástica.

La primera percepción es que se trata de un documento destinado a garantizar el trasiego de bienes del testador a los beneficiarios; a ello debe añadirse las cuestiones de orden espiritual relacionadas con la salvación del alma y el destino final del cuerpo. Ambas requerían de ciertas manifestaciones de expiación de culpas (“que me quera perdonar todos mis pecados e maldades”) hecho que presupone la asociación de la riqueza poseída a la obra salvadora y el mantenimiento post mortem de las desigualdades sociales dado que a mayor riqueza, mejores posibilidades de alcanzar la vida eterna. 

Es así que los codicilos, el de Doña Urraca no constituye una excepción, están determinados por una lógica cuantificadora en la que prima el intercambio de bienes materiales por prebendas espirituales."

Sobre el confesionario de la izquierda, un medallón con la imagen de San Pedro en actitud de oración


Sobre el de la derecha, San Pablo, también rezando. Se atribuyen también al taller de Antonio Sanjurjo


Soberbia vista del altar y su cabecera, la obra de la iglesia barroca arrancaría aquí, con la demolición del ábside, que sería gótico, construyéndose seguidamente esta capilla mayor de planta cuadrada, alzado con muros de mampostería encalada atados a los ángulos con pilastras cajeadas y cubierta con bóveda de arista. Justo antes del altar, dos espléndidos retablos


Este es el de la Virgen de la Aurora, realizado hacia 1737 por el taller de Miguel de Romay, en el que aparece la Virgen María con sus padres Santa Ana y San Joaquín, a la derecha, y San José con el Niño, a la izquierda


La imagen de la Virgen de la Aurora es del siglo XIX y se atribuye asimismo al escultor Antonio Sanjurjo, al igual de los medallones de San Pedro y San Pablo que acabamos de ver y la imagen de Santiago Peregrino


El retablo de Santa Bárbara es del taller de otro maestro, Miguel de Romay, realizado hacia 1737, es decir, antes incluso que se acometiese la reforma o reedificación barroca del santuario. Su estructura arquitectónica se articula con pilastras cajeadas que sostienen un amplio arco de medio punto con el intradós cóncavo y decorado con cabezas de querubines


La imagen de Santa Bárbara destaca por el refinamiento de su talla y policromía. Adopta una aristocrática pose, sentada ante la torre donde había sido encerrada por su padre para preservar su belleza, viste ropas de gran riqueza y porta la palma del martirio en su mano izquierda, mientras la otra la dirige devotamente al pecho, a la vez que dirige su mirada al ángel que le muestra el ostensorio con la Sagrada Forma. Se indica así el carácter intercesor de la santa, cuyos devotos no morirían sin recibir la sagrada comunión


Se completa esta escenografía barroca con las imágenes de Santa Lucía (a la derecha), con el plato con los ojos y la palma del martirio, y de Santa Catalina de Alejandría (a la izquierda), portando la palma del martirio y la espada con la que fue decapitada por orden del emperador romano Majencio (306-312), a cuyos pies se representa como un demonio vencido. En cuando a su autor, Miguel de Romay, adjuntamos su biografía extraída de Wikipedia:
"Miguel de Romay (Forcarey (Pontevedra) 1670 ca.- Santiago de Compostela 1740 ca.)​ fue un escultor y ensamblador español que desarrolló su actividad artística en Galicia, pertenecía al círculo de discípulos del escultor Mateo de Prado  

Algunos de sus primeros trabajos los realizó para la Catedral de Santiago de Compostela, entre ellos los órganos, el retablo de la Soledad (1704) y los tornasoles de los púlpitos. Obras posteriores son los retablos mayores de la capilla de la Orden Tercera de San Francisco de Santiago de Compostela y el retablo mayor de la iglesia colegial de Iria Flavia (Padrón) realizados entre 1711 y 1715, ambos son espléndidos retablos barrocos que se caracterizan por los soportes de orden salomónico, fuste trazado con cinco espiras y capitel corintio. Entre 1730 y 1733 siguiendo planos de Casas Novoa, construyó el retablo mayor del monasterio benedictino de San Martín Pinario (Santiago de Compostela), obra cumbre de la retablística barroca española, que fue restaurado íntegramente en 1990. Asimismo, también en colaboración con Casas, realiza los retablos de la iglesia conventual de las Capuchinas de La Coruña en el segundo tercio del siglo xviii En el año 1736 finalizó uno de sus trabajos fundamentales, el Tabernáculo de la capilla de los Ojos Grandes de la Catedral de Lugo.​ Otra de sus obras, el retablo del Santuario da Virxe da Barca en Mugía, resultó destruido en un incendio el 25 de diciembre de 2013."

Y este es el grandioso retablo mayor, barroco, realizado por Manuel de Leis en 1748, cuya biografía encontramos en la Real Academia de la Historia:
"Manuel de Leis forma parte del grupo de retablistas que se movieron en torno a los grandes maestros del barroco, como Fernando de Casas y Simón Rodríguez. 
Se formó, según la doctora Folgar, en el taller de Antonio Afonsín. Con este maestro talló en 1721 el retablo llamado “de Prima”, trazado por Simón Rodríguez. Después, entre 1730-1733 colaboró con Miguel de Romay en el magnífico retablo mayor de San Martín Pinario, de acuerdo con el proyecto de Fernando de Casas. También con trazas de Simón Rodríguez realizó en 1737 los retablos de la capilla del Cristo de Conxo, así como los laterales de la capilla de la Tercera Orden de Santiago, éstos en colaboración con Francisco das Moas. 
Después de efectuar varios reparos en el retablo mayor de la capilla del Rosario de Santo Domingo de Bonaval, que había hecho en 1666 Pedro Taboada, trazó en 1740 la espléndida obra de ebanistería de la urna sepulcral para la procesión del Santo Entierro de Santiago, que talló Tomás Fontenla en ricos materiales (carey, marfil, plata y profusión de maderas nobles) incrustados en su arquitectura de palo de rosa, y cuya trascendencia en el mobiliario compostelano llegó hasta las credencias y cómodas de la capilla del Pilar de la catedral compostelana. 
Retablos de cierta entidad son los de Santo Toribio de Mogrovejo (1747) y su réplica de San Juan Nepomuceno en la iglesia de la Universidad de Santiago, donde las formas arquitectónicas y decorativas siguen derivando de Simón Rodríguez. 
Mucha mayor envergadura tiene la “máquina” principal de Santa María del Camino, documentada en 1758. Es llamativa la presencia de columnas salomónicas en el primer cuerpo en fechas tan avanzadas del siglo XVIII. En cambio, ya en el retablo principal de Santa Eulalia de Vedra, del mismo año, utilizó estípites, y donde la vinculación con Simón Rodríguez se hace muy evidente es en el avance del cuerpo principal y en la gran placa que domina el conjunto. 
Antes de la última obra suya documentada, hay que citar el retablo de la iglesia parroquial de San Miguel de Moreiras, y también se han puesto en relación con Leis los retablos de Santiago de Gres (Vila de Cruces, Pontevedra) y de San Ramón en Santa María de Conxo. 
La última obra que realizó de que se tiene constancia fue la conclusión del actual retablo de San Antonio de la catedral compostelana, antaño dedicado a San Fructuoso, que había iniciado en 1729 y concluyó ahora en 1766, con el característico avance en forma de dosel coronando la calle principal. 
Manuel de Leis debió de morir a finales de la década de 1760."

En lo alto remata el retablo Dios Pater en acción de bendecir con la mano derecha y con la bola del mundo en la izquierda, surgiendo de las nubes, donde vemos unos querubines


Debajo, y entre San José y San Antonio, una imagen neoclásica de la Inmaculada Concepción, pisando la serpiente y rodeada de ángeles y querubines, obra del escultor compostelano Manuel Prado Mariño


Imágenes rococó de Bieito Silveira: a la izquierda San Juan con la Cruz y el Cordero, a la derecha de nuevo Santiago Peregrino...


El Sagrario, también con la Inmaculada Concepción


Al lado norte de la cabecera están los sepulcros de los Neira de Luaces, marqueses de Camarasa. La capilla, si bien un añadido a la estructura original, es una de las partes conservadas de la antigua iglesia anterior a las reformas dieciochescas, como explica bien Rosario Valdés Blanco-Rajoy en su trabajo:
"Se conservó, sin embargo, la capilla funeraria que actualmente se conoce con el nombre de los marqueses de Camarasa o de los condes de Amarante, por los descendientes de los Neira y Luaces que fueron en realidad sus primeros patrocinadores y también los primeros en enterrarse en dicho lugar"

En 1561 era regidor de Santiago Gonzalo de Otero de Luaces, quien dispuso en su testamento construir en la por entonces iglesia medieval una capilla para su sepulcro y el de su linaje. Seguimos leyendo el texto de Blanco-Rajoy:
"En el año 1561, el regidor de la ciudad de Santiago Gonzalo de Otero de Luaces (Gonzalo el Mozo), en su testamento firmado el mismo día de su muerte que acaeció en la madrugada del 7 de septiembre de ese mismo año, mandó “[…] que cuando dias fuere finado de me llevar desta vida presente, mi cuerpo seya sepultado en la capilla junto a la capilla de Santa María del Camino la qual fizo, fundo e hedifico Juan de Uteyro vecino e regidor que fue desta ciudad defunto que aya gloria que la qual dicha capilla e dentro della mando me digan por siempre jamas una misa rezada en cada día lunes por la mi anima e demás antepasados […]”. Gonzalo el Mozo dejó por cumplidores de su manda y testamento a su segunda mujer María de Neira, a Lopo Diaz de Gayoso y Gómez Álvarez de Cardoso, secretario de la Real Audiencia. Un mes más tarde, en octubre de 1561, la viuda de Gonzalo -María de Neira- es nombrada tutora de sus hijos.

La capilla a la que se refiere el testamento permanece todavía en pie. Fue construida en estilo gótico ojival tardío. La edificación constituye un cuerpo independiente de planta rectangular, que se adosa al lado Norte de la cabecera de iglesia de Santa María do Camiño; en sus primeros tiempos funcionó como sacristía."


La capilla es de un estilo gótico ojival tardío, de planta rectangular de dos tramos, aunque su acceso se hace a través de estas arquerías de medio punto, y es que los trabajos en la capilla se sucedieron a lo largo del tiempo:
"En el año 1605 consta que el regidor de la ciudad de Santiago Juan de Neira de Luaces contrata al cantero Melchor López para que hiciese “[…] un arco de piedra de grano labrada y escodada de la parte de a dentro con un relebo y salisa afuera de quattro de dos de la pared que esta echa, la qual tiene de hacer en la capela que tiene el dicho regidor junto a capilla y Parroquia de Nuestra Señora del Camino y sirve de sacristía […]”; por el contrato firmado, Melchor López debía efectuar la obra supervisado por oficiales y siguiendo las trazas que le había dado el escultor Juan de Moreiras. Además se especifica lo siguiente: “ […] la pared que se tiene de derribar para hacer el arco la tiene el dicho Melchor Lopez de hescorar y tiene que dexar segura y fuerte de suerte que por su caussa no aga sintimiento a la dicha pared y harcos, ni cinborio de arriba […]”. 

El escultor Juan de Moreiras, que aparece en el contrato, es también mencionado en relación a su oficio en varios documentos fechados en 1612, 1631 y 163669; en ese último año se le encarga hacer una imagen de San Cristóbal para el retablo de la iglesia de Remesar70. En cuanto al cantero Melchor López, encontramos múltiples referencias entre los años 1600 y 1631 que lo sitúan trabajando en el Hospital Real y en otras casas, iglesias y monasterios de la ciudad de Santiago y en su comarca, siendo quizá lo más destacable los paños de pared con sus arcos y los enlosados que realizó en los claustros del colegio de la Compañía de Jesús y del monasterio de Santa María de Conxo. Al mismo cantero se le pagó en el año 1619 por hacer importantes reformas en la propia iglesia de Santa María do Camiño, que consistieron fundamentalmente en “allanar” las sepulturas del coro y del cuerpo de la iglesia, de calear y blanquear el dicho coro y de labrar y asentar otras veinte sepulturas en el cementerio de la iglesia, a la entrada.

El contrato establecido entre Juan de Neira y Melchor López nos informa de que la capilla funeraria de los Luaces de Neira funcionó también como sacristía y que a comienzos del siglo XVII, todavía estaban por hacerse las últimas obras para comunicarla y dejarla abiera al interior de la iglesia através del arco trazado por Juan de Moreiras. Esto parece deducirse del hecho de que se diga en el documento, que el arco debía hacerse derribando la parte correspondiente de la pared medianera, sin que la obra afectase a la estabilidad de las demás estructuras del templo, entre las que se mencionan expresamente “ […] la dicha pared y harcos […]” y también el “[…] cinborio de arriba […]”. La constatación en esos momentos de la existencia un cimborrio en la iglesia de Santa María, nos hace suponer que la antigua fábrica medieval ya habría sufrido por entonces importantes reformas, si no había sido derribada del todo. El cimborrio se elevaría sobre la cabecera, contribuyendo a dar mayor luminosidad a la capilla mayor; dicha estructura sostendría o bien una cúpula, o bien una cubierta abovedada. Constituye una solución muy innovadora, que encuentra en Compostela un único paralelo en la capilla del Hospital Real73. El cimborrio de Santa María sería demolido con toda probabilidad a mediados del siglo XVIII, momento en que se amplió y se rehízo la capilla mayor.

Los dos arcos de medio punto sencillos y lisos, que actualmente dan entrada a la capilla funeraria de los Neira de Luaces, también deben ser producto de la misma reforma del XVIII, ya que en nada se parecen al arco que trazó Moreiras que -tal como se dice en el contrato susodicho- era de piedra de granito labrada y escodada por dentro, con un relive y “salisa” por fuera. Las obras de ampliación ochocentistas debieron implicar el derribo del muro en que se abría ese arco."

Sin duda, al entrar a la capilla, nuestra atención se centrará en estos arcosolios, uno con un caballero orante y otro con un pequeño retablo, ambos con sendos blasones sobre ellos 
"En el muro norte de la capilla funeraria se abren dos arcosolios de desiguales dimensiones, se ubican uno por cada tramo del recinto y tienen arcos de medio punto que están descentrados con respecto a los arcos formeros de las bóvedas, con las que nada tienen que ver desde un punto de vista estilístico. Ambos arcos ornan el intradós con pinturas que simulan casetones. Sobre ellos figuran dos escudos en forma de cartela y dispuestos a la valona, uno de ellos contrapuesto por razón de cortesía, donde se recogen los emblemas propios y bien conocidos de los Neira y Luaces; las representaciones son en cuartelados igualmente contrapuestos, y presentan una ligera diferencia en cuanto a la disposición de las figuras alusivas a los Luaces. Nada cabe precisar en cuanto a la cronología de estas piezas, pues su factura podría corresponder a un amplio período, entre la segunda mitad del siglo XVI y principios del XVII."

De los dos arcosolios, este, el más grande en tamaño y con una escultura orante, representa a de Gonzalo de Neira, marqués de Camarasa, vestido de caballero, del primer cuarto del siglo XVII. Leemos en los textos informativos existentes en la iglesia:
"Destaca la altivez aristocrática del retratado, vestido con media armadura y calzas ricamente bordadas, con el rostro descubierto, mostrando bigotes y perilla bien cuidados y el cuello protegido por una gola rizada. Porta el marqués espada al cinco y rosario en la mano derecha, mientras la otra reposa sobre su rodilla izquierda. Hinca la derecha sobre un cojín y dirige su vista hacia el altar de la iglesia. "

Y esta es la explicación que nos ofrece en su estudio sobre esta capilla-panteón familiar Rosario Valdés Blanco-Rajoy:
"El nicho del arcosolio del lado de poniente está ocupado por una yacija sepulcral sobre la que se encuentra una estatua orante. La estatua está labrada en granito caleado y revela cierta preocupación realista que se expresa en el tratamiento detallado de la indumentaria, de los rizos del peinado y de la barba, pero sobre todo en la caracterización del rostro y en la expresión solemne de la cara. La cabeza de la figura emerge de una amplia gorguera rizada que rodea por completo el cuello. La gorguera es circular, de borde ancho encañonado y cerrada, muy al uso de lo que se estilaba en tiempos de Felipe III, entre el último cuarto del siglo XVI y el primer cuarto del siglo XVII. En esa época, el empleo de la gorguera fue constante, puesto que los caballeros se las ponían incluso con las armaduras de corte como es el caso que nos ocupa. La figura viste coselete o media armadura, que como ya era habitual en la primera mitad del siglo XVII, se reduce a determinadas piezas del total que se componía con anterioridad; esto es, el caballero lleva peto y espaldar, guardabrazos que cubren parte de los pectorales y los hombros, los brazales con sus correspondientes codales, las rodilleras y los zapatos herrados. Sobre el coselete luce una banda cruzada -expresiva de un rango militar- y por debajo asoman las calzas enriquecidas mediante listones bordados. En la mano derecha que cae a un lado del cuerpo, porta un rosario. Apoya la otra mano sobre la rodilla izquierda, que está doblada sobre el suelo; a esa rodilla se arrima la empuñadura de la espada. La pierna derecha permanece hincada sobre un rico cojín rematado con cuatro borlas. Al lado del caballero, un escabel cubierto con holgado tapete sustenta las manoplas y el almete de vista entera, con burelete y plumas. (...)

El personaje que representa la estatua orante de esta capilla de Santa María, pertenece -por su indumentaria castrense- al estamento militar; por esto y por la época en que puede inscribirse la escultura desde un punto de vista estilístico, dicho personaje podría ser Gonzálo de Neira y Luaces Bermúdez de Castro, hijo de don Juan de Luaces de Neira y de María de Mendoza y Bermúdez de Castro y nieto de Gonzálo el Mozo y María de Neira, quien a la muerte de su padre acaecida en el año 1608, heredó el señorío de Oca. Este personaje fue -como sus antecesores- regidor de Santiago y además ostentó el cargo de capitán de infantería. En 1606, participó con 1550 vasallos, en la guerra de Flandes. Casado con María de Pardiñas, señora de Vilardefrancos, murió el 5 de junio de 1648 sin descendencia, por lo que (como ya hemos visto más arriba) el señorío de Oca pasó a su hermana Catalina."

En el sepulcro, aparece el escudo familiar y, sobre él, una inscripción, también explicado por esta erudita en su obra:
"Precisamente, el escudo con cartela y banderas acoladas, que actualmente está en el frontal del sepulcro, presenta en cuartelado las armas de los Luaces, Neira, Castro, Bermúdez y en el escusón, las de los Mendoza de la Vega, propias de la Casa del Infantado que los Menoza gallegos -de origen sevillano- tomaron modernamente como suyas. El escudo, labrado en una sola pieza de granito enlucida con un color pardo amarillento, se encuentra encastrado entre otras dos piezas ornadas con una sucesión de bandas verticales -rebajadas en el interior- que estilísticamente nada tienen que ver con la piedra heráldica. Todo indica que el sepulcro fue abierto por el frente para poder efectuar más de una inhumación, conservándose en cualquier caso el escudo, al que posteriormente se le añadirían las piezas laterales, uniéndolas como están con mortero de hormigón."

En cuanto al texto y descripción de las frases escritas en la banda superior del sepulcro, esta es un descripción:
 En el canto de la cubierta de la yacija hay escrita una leyenda con letras varias veces repintadas en dorado sobre fondo negro, que reza así:
VENERANDAE MEMOR.[IAE] JOSEPHA EMM.[ANUELA] GIR.[ON] PIM.[ENTEL] JOACH.[IM] GAIOSO MARCH.[IONIS] CAMARASIAE. COMITIS AM[A]RANTES. / HISP.[ANUS] PROCER. OP.T[IMUS] CONJ.[UX] HIC SITA E:[ST] VIX.[IT] AN.[NOS] TANT.[UM] XXXIV. M.[ENSES] II. D[IES] XXIV. OBIIT III ID[US] NOV.[EMBRIS] AN[NO] MD[C]CCXVII
Obviamente esta leyenda nada tiene que ver con la figura orante, ni con el escudo del frente de la yacija, si no con Josefa Manuela Téllez Girón Pimentel, marquesa de Marguini, nacida en Barcelona el 17 de agosto de 1783 y fallecida en Santiago el 11 de noviembre de 1817. Fue hija de los duques de Osuna y estuvo casada con Joaquín Gayoso de los Cobos y Bermúdez de Castro, XII marqués de Camarasa y último señor de Oca, nacido en 1778 y muerto en 1849.

Para esta señora, uno de los más destacados escultores compostelanos del momento, Manuel Prado y Mariño (1773-1822), trazó el proyecto de un ambicioso mausoleo en la capilla mayor de Santa María do Camiño, que debería ser construido con mármoles traídos de Asturias; para llevar a cabo dicho proyecto, la capilla mayor tendría que ser reformada. El mausoleo nunca llegó a realizarse. Poco después de haber sido abandonado el proyecto, muere Manuel Prado y la familia encarga para la capilla funeraria, un altar con su correspondiente retablo que se instaló aprovechando el nicho del arcosolio del lado Este. Se debió desmantelar en ese momento cualquier enterramiento que pudiera haber ahí."

Las capillas funerarias, según revela en su estudio esta historiadora e investigadora, formaban parte de los símbolos sociales de la sociedad compostelana por aquel entonces, fuertemente dividida en estamentos:
"En esos momentos la urbe santiaguesa era refugio destacado de la sociedad estamental, con una presencia de hidalgos que superaba la media de la cota nacional. Al lado de éstos y al menos hasta mediados del siglo XVII (momento en que cambian las circunstancias), existía un grupo de mercaderes muy activo que comerciaba intercambiando productos locales, del resto de España, de Europa y también de la Carrera de Indias. Por entonces la familia de los Luaces había logrado ya situarse a la cabeza entre los más adinerados de la ciudad; para Gelabert Gónzalez, constituyen el paradigma de los burgueses que amasaron su fortuna en el comercio y que al cabo de no más de tres generaciones, terminarían convirtiéndose en hidalgos y grandes señores rentistas, que progresivamente habrían ido transformando el capital móvil (producto de la actividad mercantil), en capital fundiario dependiente principalmente de los bienes de la tierra. 

En ese proceso de cambio y ascenso eran imprescindibles las relaciones familiares en cuanto a política matrimonial se refiere, las relaciones interpersonales de carácter socio-económico y las relaciones políticas en el ámbito del gobierno municipal52. Así por ejemplo, ser regidor de Santiago suponía estar integrado en el aparato fundamental del poder de la ciudad y disponer por ello, de una plataforma de promoción de primer orden. En principio, el cargo de regidor perpetuo pertenecía en propiedad a su titular por concesión real, formaba parte del patrimonio familiar y estaba reservado a la oligarquía nobiliaria; se estimaba como una distinción honorífica adicional, ya que su ejercicio resultaba ser sumamente gravoso. Esto último explica que con el tiempo gentes de procedencia plebeya se fuesen infiltrando en la composición del cabildo de regidores gracias a su fortuna personal

En ese mismo juego de relaciones, el patrocinio de capillas constituía una práctica que prestigiaba a quién la llevaba a término y era claro reflejo del éxito alcanzado por algunas familias, que con ello disfrutaban de ciertos privilegios y gratificaciones, como eran el derecho a ocupar los bancos principales del templo y el derecho de sepultura en su interior; incluso podía ser inicio para acreditar la hidalguía. Precisamente el afán por afirmar la cohesión y posición social del grupo familiar de pertenencia y el deseo de transmitir y perpetuar el orgullo y la memoria del linaje explica la heraldización del espacios funerarios, fenómeno -que como veremos- es más que evidente en la capilla de los Neira de Luaces. 

En la mentalidad de época, todo ello iba unido a la obtención de beneficios espirituales. No sólo se trataba de construir y dotar determinados recintos, sino que además las capellanías eran un tipo de fundaciones eclesiásticas privadas (con origen en la Edad Media y típicas del Antiguo Régimen), por las que se vinculaba a perpetuidad un conjunto de bienes materiales (casi siempre raíces), con la obligación de cumplir con las cargas espirituales, estipuladas por el fundador, entre las que indispensablemente se encontraban un determinado número de misas. Las capellanías implicaban además indudables ventajas fiscales y se hacían en muchos casos para evitar la merma de los bienes vinculados, beneficiándose del usufructo."

En el lado occidental de la capilla, restos de antiguas pinturas:
"El lienzo de la pared del poniente de la capilla aparece ornado hoy en día, con pinturas muy del gusto decimonónico, que representan un dosel cuyo cortinaje arranca de una corona rodeada de haces de luz dorados. Estas pinturas constituyen la última intervención efectuada en la capilla funeraria, que adquirió por entonces la configuración definitiva con que ha llegado hasta nuestros días."

Pasamos ahora al segundo arcosolio, este con un sencillo retablo neoclásico del primer tercio del siglo XIX, sigue el orden toscano y es otra de las obras de Antonio Sanjurjo, "sucesor que fue de Manuel de Prado en los trabajos de imaginería efectuados para la iglesia de Santa María"


En él se muestra la escena de la Circuncisión del Señor en un relieve flanqueado por los bustos de San Sebastián y San Roque


A los lados, sendos medallones ovales representan a San Esteban a la izquierda y a San Roque a la derecha con el perro y vestido con hábito de peregrino, de las que el historiador del arte Otero Túñez afirma que "parecen obras de taller"


Otro medallón, de tamaño y estilo diferente pero también oval, "ensalzado entre sartas de laureles, enmarca el busto de un prócer representado de perfil al más puro estilo clasicista; el personaje es difícil de identificar, aunque no es descabellado pensar que pueda tratarse del propio marqués de Camarasa", escribe Rosario Valdés Blanco-Rajoy


Aquí, una ventana orientada al este da luz natural a la capilla, fundada en un momento de gran ebullición constructiva, de los muchos que tuvo la ciudad de Santiago de Compostela:
"La construcción y dotación de las capillas funerarias privadas actuó como un elemento más, capaz de dinamizar la producción artística de la ciudad de Compostela. En ellas trabajaron canteros, escultores, entalladores y pintores locales, que se formaron y emplearon al abrigo de los grandes maestros que por entonces se hallaban en Santiago realizando obras de gran envergadura en los principales edificios de la ciudad. La notable renovación urbana que experimentó Santiago a partir del siglo XVI como centro religioso y cultural de Galicia que era, dio cabida a la proliferación de talleres de artistas y artesanos de muy variado alcance, que encontraron mecenazgo no sólo entre los clérigos y religiosos, sino también entre la élite laica representada por las grandes casas nobiliarias, junto a otros títulos menores y también por los burgueses más destacados de la urbe.

Los encargos que solía hacer éste último grupo se centraban principalmente en sus casas y palacios urbanos, en las capellanías de su propiedad y también en sus fortalezas, ya que en este período muchas de ellas se reformaron para adaptarlas a las exigencias de los nuevos tiempos."

Los dos tramos de la capilla están cubiertos por bóvedas de crucería o bóvedas estrelladas, con arcos apuntados. En el centro de cada una de las bóvedas aparece una estrella de cuatro puntas, entrecruzada por las nervaduras de los arcos. Dejemos que nos lo explique con su buena y amena erudición Blanco-Rajoy:
"La capilla de los Neira de Luaces tiene planta rectangular distribuida en dos tramos cubiertos con sendas bóvedas de crucería de arcos apuntados; los soportes o aristones de las bóvedas se apoyan en sencillas ménsulas que sobresalen de la pared a media altura; la excepción la constituye el aristón central del lado sur, ubicado entre los los dos arcos de la entrada, que se sustenta sobre una pilastra de sección semicircular. Los aristones se abren en forma de abanico trazando cuartos de círculo tangentes. En el centro de cada una de las bóvedas, los bordes de los círculos dibujan una estrella de cuatro puntas, entrecruzada por las nervaduras de los arcos. Las nervaduras se dinamizan con la alternancia de molduras cóncavas y convexas, que les confieren un acusado relieve. 

La clave de la bóveda oriental de la capilla, se orna con la cruz floronada y cargada de cinco veneras de los Ribadeneira, mientras que a la clave de la bóveda del lado de poniente se le sobrepuso en época posterior a su construcción, un escudo partido. En el primer cuartel de este escudo se distingue la cruz floronada cargada de veneras y debajo las fajas y los peces de los Gayoso. En el segundo cuartel se disponen dos calderos con sierpes y una bordura con otros siete calderos semejantes, cuya atribución no puede precisarse. Por su tipología este escudo puede ser datado en las últimas décadas del siglo XVI o en las primeras del siglo XVII, lo que permite relacionarlo en un momento próximo al entronque de los Neira y Luaces con los Gayoso y Noguerol"

Únicamente los emblemas heráldicos aparecen pintados en ocre, rojo, verde y oro, el resto de las bóvedas fue encalado en su momento:
"Hoy en día las bóvedas de la capilla de los Neira de Luaces están recubiertas con cal, excepto en lo que atañe a los emblemas heráldicos, que aparecen repintados en ocre, rojo, verde y oro. Es muy posible que originariamente se concibiese dotar a todo el conjunto arquitectónico de policromía, como era propio del estilo de la época. Sabemos con certeza que en el año 1537 el pintor Pedro Noble (o Nobre) contrató en veinte ducados la obra de pintura al temple de la capilla mayor de Santa María do Camiño y además dos escudetes de armas de la manera “[…] que están de bulto en los monumentos [sepulcros] de la dha capilla […]”. En el contrato se explica con detalle la obra decorativa, en la cual entraban follajes, lazos, racimos, florones, etc.. Cabe la posibilidad de que los monumentos, a los que se refiere el documento, sean los de la capilla de Juan de Outeiro que por lo que sabemos, estaba adosada a la cabecera de la iglesia; de ser esto así resultaría que estaría ya construida en esa fecha."
Blanco-Rajoy nos llama la atención sobre un elemento muy importante que podría pasarnos desapercibido, formando parte del enlosado, una lápida sepulcral de granito que, de la inscripción en ella grabada, podemos saber que es la tumba de Gonzalo de Luaces:
:TIAGO:MVRIO A 7DE SET:DE:156[…] 
I DE SVA MVGER […] 
[…]IA DE NEIRA […] 
MO
"La información que aporta la inscripción -aunque incompleta- es coincidente con lo dicho en el testamento de Gonzalo de Luaces el Mozo, por lo que con toda probabilidad esta losa debió pertenecer a su enterramiento. Parece estar fuera de su emplazamiento originario habiendo sido reaprovechada para pavimentar la capilla. A esta pieza cuando menos, le acompañaría otra pieza más, donde figurase el nombre del finado y el cargo que desempeñó como regidor de la ciudad Santiago, de cuyo topónimo podemos leer las dos últimas sílabas escritas en el extremo superior izquierdo del epígrafe. Es muy posible que esta losa formase parte del frontal de una yacija funeraria que originariamente podría estar empotrada en uno de los dos arcosolios que tiene la capilla en el muro norte. El estilo y la disposición de tal enterramiento tendría paralelos en otros sepulcros coetáneos, que aún podemos ver en distintas iglesias y capillas de la ciudad compostelana.

Gonzalo el Mozo estuvo casado en primeras nupcias con María Pérez; de este matrimonio nació Francisco de Luaces. De su segundo matrimonio con María de Neira nacieron Juan de Otero (también llamado, Juan de Neira de Luaces), Juana de Neira y Catalina de Neira (también llamada Catalina Vargas, como su abuela materna). 

María de Neira era hija de Juan de Otero, quien (...) es señalado en el testamento de Gonzalo el Mozo, por ser el fundador de la capilla familiar de la iglesia Santa María. Este último dato permite retrotraer la fecha de construcción de dicha capilla a la primera mitad del siglo XVI, cuando el padre de María de Neira ejerció como regidor de la ciudad de Santiago.

Juan de Otero fue hijo de Diego de Neira y estuvo casado con Catalina de Vargas. Crespo del Pozo dice de él que adquirió numerosas tierras y propiedades entre los años 1537 y 1541. De los Neira nos dicen los García Carrafa que era apellido gallego originario de la provincia de Lugo, en donde tuvieron antiguas casas hidalgas, particularmente en los partidos judiciales de Becerreá y de Sarria. Es muy posible que Juan de Outeiro y Gonzalo de Luaces el Mozo estuviesen emparentados antes de que llegasen a ser suegro y yerno respectivamente, ya que a la coincidencia de los apellidos se añade la procedencia común de ambos, en tierras lucenses. (...)

"Gonzalo de Luaces el Mozo y su segunda mujer María Neira estaban afincados muy cerca de la iglesia de Santa María, en calle de la Algalia de Abajo, transversal de la “rúa do Camiño”. Tenían allí una “casa de morada” -que según el Crespo- fue comprada por el matrimonio poco después de su boda, celebrada en el año 154649. En su solar se construiría posteriormente uno de los mejores palacios de la ciudad de Santiago, levantado por sus descendientes y conocido como palacio de los marqueses de Camarasa o de Amarante. En dicha casa es donde testa y muere Gonzalo de Luaces; en su testamento consta que él mismo, junto con su mujer María de Neira, hacen vínculo y mayorazgo con los bienes de ambos y nombran sucesor a su hijo Juan de Neira Luaces y a sus legítimos descendientes, estableciéndose las condiciones a las que estaba sujeta la sucesión y dejando el usufruto a María de Neira."


La capilla de los Neira de Luaces es además lo que ha quedado a la vistas de las sepulturas de patronos y protectores del templo que se enterraban en su interior, pues las tumbas que estaban en el cuerpo de la iglesia y en el coro fueron desmanteladas en el año 1619, al mismo tiempo que se abrían nuevas sepulturas a la entrada de la iglesia de las que hoy tampoco queda nada, al menos a la vista e identificables, , a no ser únicamente el posible resto del sepulcro del fundador del hospital de San Miguel, Ruy Sánchez de Moscoso


Una vez visitada la iglesia, tan relacionada con los peregrinos y el Camino hasta en su misma advocación y en su vinculación con el Hospital de San Miguel regresamos al exterior


Dice Asar Fernan Rodri que la iglesia de Santa María do Camiño fue en sus inicios empleada por el Conde de Priegue como santuario palaciego, por lo que hizo acondicionar el espacio existente entre ella y su pazo "para mayor vista de su Palacio" conformando esta "pequeña Plaza de gran calidad"


Su pazo urbano, como hemos dicho, estaba en el lugar donde se alza ahora el magnífico edificio modernista que veíamos antes, del arquitecto José Franco Montes


Fue en el siglo XVII cuando el rey Felipe IV otorgó el Condado de Priegue a Baltasar de Sequeiros Sotomayor Zúñiga y Silva, caballero de Santiago, ostentando su antiguo pazo el escudo familiar de los Sequeiros Sotomayor, Silva y Ozores


Los Priegue habitaron este su palacio hasta finales del siglo XIX o principios del XX, cuando es adquirido por el citado José Cotos López, quien va a demolerlo para encargar el proyecto de esta casa al prestigioso arquitecto, cuya biografía encontramos en Wikipedia:
"José Franco y Montes (Vigo, 21 de enero de 1879-ídem. el 31 de julio de 1939) fue escultor, arquitecto y político español. 
Arquitecto de la Real Academia de San Fernando, profesor de las Escuelas Superior y Elemental de Artes e Industria de Vigo y de la municipal de la misma ciudad,​ arquitecto municipal de Vigo y arquitecto diocesano de Tuy. Fue vicepresidente y fundador de la Asociación de Arquitectos de Galicia (actual Colegio de Arquitectos gallego), fundador de la Cámara de la Propiedad Urbana de Vigo, secretario del Partido Liberal de Vigo, concejal del ayuntamiento de Vigo por el Partido Liberal, teniente de alcalde del ayuntamiento de Vigo y alcalde en funciones, diputado provincial por Pontevedra. También fue escultor. 
Nacido en Vigo (Provincia de Pontevedra) en 1879, hijo de Manuel Franco y Franco (concejal de Vigo) y Matilde Domonte. Hace sus primeros estudios y bachillerato en el colegio de los Jesuitas de Camposancos (La Guardia, Pontevedra). Estudió arquitectura superior en Madrid acabando la carrera con 24 años. Casó con Emérita Fernán-Díez en la iglesia de Santiago de Vigo en 1915. Sólo tuvieron una hija, Matilde Franco y Fernán-Díez, que casó con el marqués de la Sala de Partinico, Manuel Santiago Thomás de Carranza y de Luque-Romero. 
En 1905 es nombrado arquitecto municipal de Vigo y en 1906 vicepresidente de la Asociación de Arquitectos de Galicia. En 1908 funda la Cámara de la Propiedad Urbana de Vigo. En 1909 es elegido secretario del Partido Liberal de Vigo y con 30 años se convierte en concejal del Ayuntamiento de Vigo. Fue también diputado provincial y concejal honorífico de La Coruña. En 1916 es nombrado arquitecto diocesano de Tuy. Queda viudo el 10 de junio de 1936. Fue nombrado teniente de alcalde de Vigo en 1938, ostentando el cargo de alcalde en funciones de Vigo. Fue nombrado presidente del Patronato local de Formación Profesional de Vigo en el mismo año. 
Nacido en Vigo (Provincia de Pontevedra) en 1879, hijo de Manuel Franco y Franco (concejal de Vigo) y Matilde Domonte. Hace sus primeros estudios y bachillerato en el colegio de los Jesuitas de Camposancos (La Guardia, Pontevedra). Estudió arquitectura superior en Madrid acabando la carrera con 24 años. Casó con Emérita Fernán-Díez en la iglesia de Santiago de Vigo en 1915. Sólo tuvieron una hija, Matilde Franco y Fernán-Díez, que casó con el marqués de la Sala de Partinico, Manuel Santiago Thomás de Carranza y de Luque-Romero.  
En 1905 es nombrado arquitecto municipal de Vigo y en 1906 vicepresidente de la Asociación de Arquitectos de Galicia. En 1908 funda la Cámara de la Propiedad Urbana de Vigo. En 1909 es elegido secretario del Partido Liberal de Vigo y con 30 años se convierte en concejal del Ayuntamiento de Vigo. Fue también diputado provincial y concejal honorífico de La Coruña. En 1916 es nombrado arquitecto diocesano de Tuy. Queda viudo el 10 de junio de 1936. Fue nombrado teniente de alcalde de Vigo en 1938, ostentando el cargo de alcalde en funciones de Vigo. Fue nombrado presidente del Patronato local de Formación Profesional de Vigo en el mismo año."
Antiguo Palacio de Priegue. Foto Picheleiros - Asar Fernan Rodri

En el antiguo palacio vivió Antonio Pintos, uno de los comerciantes más importantes de Santiago a finales del siglo XIX y que tenía una ferretería en sus bajos, siendo además constructor de obras. Del final del histórico pazo leemos en El Correo Gallego del 26-4-2021:
"Cualquiera que camine actualmente por la rúa das Casas Reais, una de las vías de entrada al casco histórico, ya no encontrará en el número 19 el imponente Pazo de los Conde de Priegue. El edificio sobrevivió hasta la primera década del S.XX, cuando fue derribado para albergar otra construcción. Tal y como recuerda el actual conde de Priegue, sus bisabuelos lo vendieron alrededor de 1911, pero no tiene constancia de su llegaron a vivir en él, ya que tenían casa en A Coruña y después se mudaron a otro pazo, el de Anceis. Pese a su antigüedad, todavía son muchos los vecinos de la ciudad cuya historia ha llegado hasta sus oídos."

De este el nuevo edificio añade El Correo Gallego que, "después de varios años a la venta por hasta cinco millones de euros, la propiedad solicitó autorización para la rehabilitación del inmueble y un máximo de ocho viviendas en su interior"


Siguiendo los pasos de Picheleiros, de Fernan Rodri, sabemos que, colindante con Casa Cotos, estaba el negocio de quincalla, mercería, paquetería y géneros de punto de Juan M. Pintos San Martín, sucesor de Viuda de Manuel Neira Torrado, en un edificio, el nº 17, obra también del arquitecto Manuel Pereiro, este por encargo de Manuel Neira Torrado, de 1898. El siguiente, el nº 15, también es proyecto suyo, tres años anterior, de 1895, este encargado por la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Santiago y que forma un solo solar con los números 4 y 5 de la Praza das Ánimas, que está a continuación. En sus bajos hubo un estanco durante mucho tiempo:
"Y desde aquí, la calle se estrecha y se hace un poco más lúgubre, pero no por ello, menos hermosa. La vista se recrea contemplando la caligrafía de los magníficos ejemplos de balcones Barrocos de las casas números 14 al 22, coronadas por luminosas Galerías y algún que otro escudo de armas en sus fachadas"

Vamos pues a fijarnos en los edificios de la izquierda donde, en el nº 20, abrió en 1938 y en plena Guerra Civil la Taberna O Porrón, "a los pues del poderoso "blasón" que asoma, desafiante, en su fachada", dice Fernan Rodri, y "que a lo largo de 70 años apenas cambió su fisonomía", añade:
"Un espacio principal a la entrada, un salón trasero y una terraza interior, en donde las numerosas generaciones de clientes fueron dejando su firma en forma de inscripciones en la pared. En 1984, ISABEL, la hija de RAMÓN, se hace cargo del negocio junto con su marido, RAMÓN VILLAVERDE, manteniendo la tradición del local, hasta que un proceso judicial por el estado en el que se encontraba el edificio, los obligó a cerrar el local, de forma definitiva, el 24 de julio del año 2006. Fueron setenta años de cuncas, queimadas, sangrías, pinchos con sabor gallego, porrones llenos de dulce vino, y muchas, muchas conversaciones.   
Pero este edificio nº 20, sin embargo, fue algo más que el domicilio de una Taberna en la que se escribió parte de la historia de esta ciudad. Según algunas fuentes, en este edificio vivió PEDRO I EL CRUEL, hijo de ALFONSO XI y MARÍA DE PORTUGAL. Nacido en BURGOS en 1334, se vio obligado a huir de las tropas de ENRIQUE DE TRASTÁMARA cuando fue nombrado REY de CASTILLA. La leyenda dice que se refugió en esta vivienda entre 1366 y 1370. En los años cuarenta del siglo pasado, el edificio pertenecía a la familia de médicos de JOSÉ MORENO SEGOND, JOSÉ ASOREY SEGOND, y PILAR ASOREY. En agosto de 1942 vendieron la propiedad a un matrimonio procedente de CASTILLA, MARÍA DEL PINO PRIETO y su esposo LADISLAO PÉREZ LLANOS. Previo desembolso de 58.000 de las antiguas pesetas, cerraron el contrato de compra ante el Notario de la ciudad del APÓSTOL en aquella época, GONZALO REY FEIJÓO. La pareja decidió entonces alquilar el inmueble. Diferentes inquilinos le darían uso como Escuela, Fonda, Hotel, vivienda familiar, Hogar para estudiantes y finalmente, la Taberna O PORRÓN. Después de una rehabilitación integral del edificio, parece ser que se convertirá en un Hotel. "
Otro autor, Jesús Tomé, en Mi calle, publicado en La Voz de Galicia del 16-4-2022. nos dice que O Porrón fue también el Bar Órdenes "o la playa de Noia, por sus famosas tapas en berberechos"


Y este es el Pazo de Fondevila, en As Algalias, hecho a mediados del siglo XVIII por  de Clemente Fernández Sarela dentro del gusto y estilo de los pazos barrocos compostelanos. Su decoración destaca por la esquina en chaflán con un gran escudo bajo frontón circular. Los balcones volados y las enmarcaciones de los mismos y de las ventanas son otro aspecto a resaltar:
"Esta panorámica de balcones Barrocos remata con el balcón de esquina en chaflán con escudo perteneciente al PALACIO DE FONDEVILA, con el nº 14. En 1761, CLEMENTE FERNÁNDEZ SARELA demostró sus aptitudes para adecuar el "palacio urbano" a una red viaria tan complicada como la de COMPOSTELA. Ese año, se le encomendó la construcción de este Palacete urbano. Iba a tener como inquilino al Regidor PEDRO VARELA DE FONDEVILA, de ahí le viene el nombre a este edificio. El problema que aquí se presentaba era compaginar su tamaño con la estrechez de la vía pública y la presencia de dos plazas. FERNÁNDEZ SARELA lo solucionó con dos fachadas diferentes y el corte en chaflán de la esquina que une ambos frentes y facilita el tránsito de los carros que subían hacia la PLAZA DO CAMPO.

Y el balcón corrido de la primera planta, tan importante en una calle como esta, salva con soltura el inconveniente que supone la esquina, abalanzándose hacia el exterior con el característico "vuelo" que parece desafiar a la gravedad. Este edificio posee en su interior un espléndido ejemplo de escalera Barroca, que en 1945 necesitó de una importante reforma. "

Por su parte, en la página del Centro Virtual Cervantes nos ofrecen una descripción del pazo dentro de su contexto histórico y social:
"La impresión de nobleza austera se acentúa en la rúa de Casas Reais. Sin duda, no es nuevo el espectáculo que ofrece esta vía. En el siglo xix, fue bulliciosa y comercial, pero antes sirvió de dominio residencial al patriciado compostelano. Muchas fueron las casonas que se asomaron a sus lindes. De ahí su nombre: casas reales. Hoy, sólo nos quedan dos muestras de esta efusión palaciega: el pazo de Fondevila y el palacio viejo del Conde de Aranda, distinguido por servir de sede a la primera notaría que se registró en nuestro país. No por casualidad, ambas edificaciones coinciden en la plaza donde abre su pórtico la iglesia de las Ánimas. Al cabo, es probable que más de un habitante de esas mansiones haya tenido que purgar sus excesos ardiendo en las azuladas llamas del purgatorio. Aunque de manera forzada y nada académica, esta conjetura sobrenatural queda sugerida por la contigüidad de los tres edificios que mencionamos. 
El responsable de diseñar el Pazo de Fondevila a mediados del siglo xviii fue Clemente Fernández Sarela. Los críticos identifican a este palacio con el paradigma del barroco compostelano. El motivo es fácilmente descriptible: tanto la Casa del Cabildo como este palacio son obra del mismo autor, maestro del estilo que dio en llamarse barroco de placas. Cuidadoso en la ornamentación de sus edificios, Fernández Sarela no escatimó detalles en esta oportunidad: balcones volados, ventanas primorosamente encuadradas y un frontón sobre el escudo que ilumina la esquina de la casa."


A su derecha, otro pazo urbano compostelano, Casa Bazán, con elementos medievales, góticos y reformas posteriores, varios blasones y una apasionante historia que nos relatará también Fernan Rodri en Picheleiros, donde nos da cuenta de sus ilustres inquilinos y de las entidades y establecimientos que en ella tuvieron sede:
"Y el otro edificio que conforma la Plaza, frente a la Iglesia, y pegado como una lapa al PAZO DE FONDEVILA con el que hace esquina, es el nº 12 que recibe el nombre de CASA BAZÁN con su gran ARCO GÓTICO en su PORTALÓN de entrada y cuatro BLASONES repartidos por su fachada, en los que se aprecia una Luna ranversada en el centro acompañada de dos estrellas en lo alto y tres en la parte baja, que nos indican que esta casa perteneció a los LUACES, familia noble originaria de LUACES (LUGO). Aquí vivió Don PEDRO MARTÍNEZ DE LUNA Y PÉREZ DE GOTOR, uno de los miembro de la familia LUACES. ç 
Según la novela de PÉREZ LUGIN (LA CASA DE LA TROYA) aquí vivió también LEONOR DE GUZMÁN, la amante favorita del REY ALFONSO XI, que a su vez era amada por un fraile compostelano. Este trío amoroso sirvió de base para que los Libretistas ROYER y VÁEZ escribieran un Libreto que se representa en la ÓPERA titulada "BEL CANTO" de GAETANO DONIZETTI, un drama en cuatro actos, estrenado en PARÍS en 1840, que cuenta con el único libreto que tiene como escenario a COMPOSTELA. Si nos acercamos al PORTALÓN de entrada de esta CASA BAZÁN y lo atravesamos, nos encontraremos con un "rústico" ZAGUÁN y una amplia escalera de dos tramos y sencillos peldaños en piedra a los que se sujetan unos BALAUSTRES metálicos de formas rectas. Y a la izquierda, como disimulada, una puerta ancha pero de escasa altura, con su puerta de vieja madera entornada, que invita a traspasarla. Si lo hacemos, nos encontraremos en territorio del que ANTONIO FERNÁNDEZ GONZALEZ, es dueño y señor. Estamos en la IMPRENTA ATLAS, que en 1950 aposentó sus reales en esta esquina de la noble CASA BAZÁN.  
Ahí están las vetustas maquinas de Tipografía desafiando el paso de los años, incansables. Y ahí sigue ANTONIO FERNÁNDEZ, un hombre serio, amable, educado, con los clientes "de toda la vida". Pertenece a la tercera generación de Tipógrafos que fundó su familia, oriunda de BETANZOS, que instalaron su primera Imprenta en los bajos del PAZO DE BENDAÑA. De ahí viene su nombre, del ATLAS "que sujeta el mundo", la escultura que adorna la fachada del PAZO en la PLAZA DO TOURAL.  
Pero esta noble CASA DE BAZÁN, también acogió en su seno, más exactamente en su Entreplanta, una Academia de Seminaristas, la ACADEMIA DE MODESTO ANIDO. Cuando QUIROGA PALACIOS acometió la construcción del SEMINARIO MENOR, una Comisión presidida por MODESTO ANIDO, logró el milagro: Adquirir docenas de parcelas en el monte de BELVIS (BUENA VISTA). Allí se levantaría el imponente edificio con capacidad para 500 alumnos. En 1953, año en que PÍO XII nombra Cardenal a QUIROGA PALACIOS, comenzaron las obras. Se inauguraría en 1958, resolviendo el problema de los seminaristas que no disponían de Casa propia ni apropiada."

Puerta ojival, marcadamente gótica, al igual que, si bien con otro modelo, el arco sobre la ventana de la derecha


Y en el tímpano o espacio bajo el arco este blasón, el escudo de los Luaces


Este lugar es la Praza de Salvador Parga, con la monumental pared de la fachada este-suroeste de la Capela das Ánimas, o Capela Xeral das Ánimas, sufragada por la Cofradía General de Ánimas de Santiago y cuya construcción comenzó el 8 de abril de 1784 con proyecto de Miguel Ferro Caaveiro, maestro de obras de la catedral de Santiago y arquitecto municipal de Santiago y dirección del maestro de obras Juan López Freire, consagrándose el 31 de agosto de 1788 bajo la advocación del Santo Cristo de la Misericordia. Fernan Rodri nos explica la sensación que se tiene al llegar al pie de esta mole:
"Y en este punto, y después de recorrer con la mirada las casas blasonadas de los números pares con sus ricos balcones Barrocos, la vista choca y rebota contra una enorme pared ciega de piedra de granito. Es el muro exterior que da al naciente de la Iglesia DAS ÁNIMAS. Aquí encontramos un espacio abierto regular, plaza de pequeñas proporciones dominada por la inmensa mole de este muro que produce una cierta sensación de aplastamiento, sin ningún elemento que amortigüe su escala. "

Avanzando un poco más, en la Praza das Ánimas, nos encontramos la majestuosa fachada de esta capilla que parece una basílica o incluso una catedral, la cual se construyó poco después, con el cambio de centuria, como enseguida vamos a ver. Primeramente se hizo el santuario, cuando la Cofradía das Ánimas compró una manzana de casas situada enfrente de este solar, donde había estado antiguamente el Hospital y Seminario de Pobres Impedidos y Niñas Desamparadas, hecho a su vez sobre los edificios de la Real Audiencia que, hasta el siglo XVI, habían estado aquí y que motivaron que la antigua Rúa do Camiño pasase a ser más conocida como Rúa das Casa Reáis. Consultamos nuevamente a Rosario Valdés Blanco-Rajoy, basándose en los estudios del historiador Bernardo Barreiro:
"... en la misma calle -un poco más arriba del hospital de San Miguel- se encontraban las casas que desde comienzos del siglo XVI, albergaron la sede la Real Audiencia de Galicia junto con sus cárceles18. La sede ocupaba además de la llamada casa principal, otras casas accesorias que le eran colindantes, lo que dio lugar a que partir de entonces y hasta hoy, el tramo de la calle en que se ubicaba la Real Audiencia se conociese como “rúa das Casas Reais”. A juzgar por el plano que de estos inmuebles levantó Juan López Freire entre los años 1782 y 1783, la casa principal era una residencia de carácter señorial con capilla propia, cuyas dependencias se distribuían y organizaban en torno a un patio porticado, con tres arcos abiertos en cada uno de sus cuatro lados; la construcción puede adscribirse -cuando menos- al final de la Edad Media, comienzos de la Edad Moderna.

López y López dice que en la misma manzana de la calle, estuvo también la casa del Dr. Beltrán abogado del Concejo, en donde se hospedó Felipe el Hermoso con su esposa Juana en 1506, cuando vinieron de Flandes para posesionarse del trono de Castilla." 

Es entonces cuando, a causa del traslado de la Real Audiencia, los Luaces, con su pazo enfrente, adquirirán terrenos en este lugar:
"Al otro lado de la “rúa do Camiño”, enfrente del lugar donde estuvo la Real Audiencia, se conserva -todavía hoy- otra casa-palacio en la que destaca la portada principal con un arco conopial de amplio dovelaje. En su fachada se colocaron varios escudos que ostentan -entre otras- las armas de los Luaces; esta casa la tuvo Bernardo de Luaces, que a mediados del siglo XVI había creado uno de los mayorazgos más importantes de Santiago con “[…] las casas de este Mayorazgo frontero de las casas reales de dicha ciudad […]

En 1545 la Real Audiencia se traslada a la ciudad de A Coruña y casi un siglo después, concretamente en 1641, las casas de su antigua sede son cedidas a María Cores para que estableciese el “Hospital y Seminario de Pobres Impedidos y Niñas Desamparadas”; la intención primera de esta última institución fue la de se recluyesen en ella a las mujeres de “mal vivir”. En 1730 se le incorporó la acogida de los tullidos hasta el punto de que en 1771, sus bienes y la propia fundación pasaron a engrosar los fondos de la “Casa de Pobres Tullidos Recogidos y Niñas Desamparadas” establecida en el nuevo asilo del barrio de Tarás, conocido como Asilo de Carretas, que fue fundado por el arzobispo Rajoy. La anexión significó el abandono de su antiguo emplazamiento. En el tiempo en que funcionó el hospital, se fueron vendiendo varios de los inmuebles de la plazuela y del callejón de las “Casas Reais”. Precisamente fueron los descendientes de una rama familiar de los Luaces (que por entonces ostentaban los títulos de señores de Oca y condes de Amarante), los que compraron al menos tres de estas casas, cuyo dominio era de “las Niñas Desamparadas”, a las que pagaban por ello rentas y pensiones. 

Tras el traslado del Hospital de las Desamparadas, la Cofradía General de Ánimas compró el solar para levantar en él su propia capilla, lo que supuso el derribo de gran parte de las antiguas edificaciones. La capilla de las Ánimas -que es la construcción que hoy nos resta- se empezó a levantar en el año 1784, bajo la dirección del maestro de obras Juan López Freire. El nuevo templo se bendijo en el año 1788."

Las casas pues, fueron demolidas con el objetivo de construir este nuevo templo, enviando diversas ideas a la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Entonces, y bajo la supervisión del arquitecto Ventura Rodríguez resultó escogido el proyecto de Ferro Caaveiro, el cual fue pagado por la cofradía con las limosnas y donaciones de los devotos de las Ánimas del Purgatorio:
"La COFRADÍA DE LAS ÁNIMAS, formada por todo tipo de profesionales ilustrados, cubría los gastos de enterramiento de todos aquellos indigentes que morían a pie de calle. Los Cofrades decidieron levantar su nueva Capilla (la anterior estaba junto al Convento de SAN FRANCISCO) en la Plazuela de CASAS REAIS, sobre el solar que ocupaba uno de aquellos viejos Hospitales medievales abandonados. El Arquitecto MIGUEL FERRO CAAVEIRO, que era miembro de la Cofradía, se hizo con el proyecto cuando presentó los planos en 1783. Para su construcción, se compraron los inmuebles que pululaban junto al viejo Hospital y se urbanizó la zona al demolerse las casas que había. Sin embargo, en 1798, todavía era una Iglesia sin fachada, de ella se encargaría el académico MELCHOR DE PRADO. Para su construcción, fue necesario el derrumbe de otras casas que estaban frente al Templo. Es una de las Iglesias más singulares de COMPOSTELA, y un fiel reflejo del carácter gallego, tan vinculado al culto a la muerte, porque esta Iglesia se erigió gracias a las limosnas de los devotos de las ánimas del Purgatorio."

De la fachada se hizo cargo, posteriormente, el escultor Melchor de Prado Mariño, arquitecto académico, maestro de obras de la catedral de Santiago y arquitecto municipal coruñés, quien realizó este proyecto hacia 1812, tal vez inspirándose en el álbum de dibujos que el citado Ventura Rodríguez tenía para el Sagrario de la Catedral de Jaén. Leemos en la biografía de Melchor de la Real Academia de la Historia:
"El alzado presenta dos pares de columnas de orden gigante sobre podio flanqueando la entrada y sosteniendo la reciedumbre de un entablamento liso y su correspondiente frontón triangular. En 1813 la cofradía de las Ánimas propuso la realización de un atrio ante la fachada de la capilla, también proyectado por Prado, pero que no pudo realizarse por prohibición municipal."
Impresiona verdaderamente esta monumental fachada neoclásica de cuatro gigantescas columnas jónicas, que sostienen un "vertiginoso fróntón" y, sobre él, dos ángeles arrodillados en el tejado triangular adora a la Santa Cruz. Más abajo un gran óculo aporta la luz natural al interior y, debajo de él y sobre la puerta, un bajorrelieve también policromado de las Ánimas del Purgatorio



Esta escena de las almas, las ánimas, padeciendo los rigores del Purgatorio, llama poderosamente la atención. Está hecha en terracota, piedra poco utilizada en Galicia pues suele ser muy afectada por la humedad. Sin embargo este elementos se conserva notablemente bien y se ha mantenido su característica policromía


Según antigua costumbre, al pie de este bajorrelieve los peregrinos de antaño se paraban a rezar seis padrenuestros por las ánimas que padecían los rigores del Purgatorio antes de continuar camino hacia la cada vez más cercana catedral, llamándose este lugar la Praza das Ánimas. Como curiosidad a tener en cuenta, decir que la escritora Emilia Pardo Bazán pone aquí uno de los escenarios de su novela Un destripador de antaño:
"Cotorreando así, se les hizo llevadero el camino a las dos comadres. Llegaron a Compostela a tiempo que las campanas de la catedral y de numerosas iglesias tocaban a misa, y entraron a oírla en las Ánimas, templo muy favorito de los aldeanos, y por tanto, muy gargajoso, sucio y maloliente. De allí, atravesando la plaza llamada del Pan, inundada de vendedoras de molletes y cacharros, atestada de labriegos y de caballerías, se metieron bajo los soportales, sustentados por columnas de bizantinos capiteles, y llegaron a la temerosa madriguera de don Custodio."

Accediendo al interior, antes de la nave hay una especie de pórtico en el que vemos, a las puertas d ela nave, sendos medallones ovales con las imágenes de un hombre a la izquierda y una mujer a la derecha también entre las llamas del Purgatorio, representadas de manera similar a las del bajorrelieve de la portada


Y admiramos así el interior de este templo de nave única, con tres capillas laterales, sacristía y bóvedas de cañón. Hay un gran arco triunfal dentro del estilo del clasicismo barroco español de los tiempos de Carlos III similar al de la capilla del Palacio Real de Madrid. El altar y la iconografía se basan en la veneración del Santo Cristo de la Misericordia, la religiosidad de la cofradía y al Vía Crucis que aquí se celebra todos los domingos por la tarde. Un programa ideado por el mismo Melchor de Prado, autor de la fachada, junto con algunos de los más doctos cofrades y realizado ente 1803 y 1814


Sobre el altar una pintura representa a Jesús en Majestad, el Cristo de la Misericordia, advocación del santuario, con la Virgen María a su derecha y Dios Pater a su izquierda, a continuación San Juan y otros santos y evangelistas, surgiendo de las nubes y rodeados de querubines. Leemos en la entrada de Wikipedia dedicada a esta capilla lo siguiente:
"En cuanto al concepto de altar y al planteamiento del programa iconográfico desarrollado en su conjunto, hay que decir, que responde a la advocación del Santo Cristo de la Misericordia, a la religiosidad de la cofradía y al ceremonial específico del Vía Crucis, celebrado cada domingo por la tarde en la Capilla General de Ánimas. Ideó este programa el arquitecto académico Melchor de Prado Mariño, con el apoyo de los cofrades más formados. Su realización, entre 1803-1814, se materializó en una serie de emotivos y catequizadores relieves en estuco veneciano policromado, modelados por su hermano Manuel de Prado Mariño, escultor de formación académica, también compostelano, que demostró en esta empresa grandes cualidades de escenógrafo."

Manuel de Prado y Mariño, hermano de Melchor, realizó los relieves de la Pasión para el Via Crucis, hechos en estuco veneciano en lo que constituyó una ruptura con los tradicionales altares barrocos gallegos de madera policromada. Se trata de un trabajo de estuco de yeso sobre ladrillos, único en Santiago de Compostela. 


Son en total nueve bajorrelieves, pero otros cuatro quedaron pendientes y nunca se hicieron, este es el del Camino del Calvario. De su historia y escenas representadas nos explican en la biografía de su autor de la Real Academia de la Historia:
"Recién estrenado el nuevo siglo, en 1803 contrató la que sería su obra más importante tanto en dimensiones como en importancia, y no la concluyó hasta 1814. Se trata de los relieves sobre el ciclo de la Pasión de Cristo para la capilla de Ánimas de Santiago. De gran formato, rodean la iglesia, alojándose bajo arcos de medio punto. Los realizó en estuco veneciano, con gran detenimiento en describir pormenorizadamente cada uno de los pasajes que representan, sin escatimar en multiplicación de figuras de gran expresividad, ni en una minuciosa localización tanto en las escenas en la naturaleza como en los interiores, aunque no siempre logra una eficaz representación de la perspectiva. Los pasajes son los siguientes: el huerto; el prendimiento, la presentación ante Anás y la “Noche Terrible”; Ecce Homo; camino del Calvario; erección de la cruz; Cristo crucificado (éste ocupa todo el fondo de la capilla mayor, por lo que es de mayor tamaño que los otros); en él, el Crucificado, la Virgen y san Juan son obra anterior, en madera, de Juan Pernas. Parece que, en la solución de algunos problemas arquitectónicos de este relieve mayor, colaboró con él su hermano Melchor."

La Flagelación. Ambos hermanos, Manuel y Melchor, aprendieron su oficio de su padre Andrés de Prado, maestro de escultura y arquitectura, si bien después realizaron estudios en la Escuela Patriótica de Dibujo, dependiente de la Sociedad Económica de Amigos del País, donde conocerían, como profesor, a Miguel Ferro Caaveiro


Representación del Ecce Homo. Ciertos autores hacen nietos a Manuel y a Melchor del genial escultor Andrés Ignacio Mariño, mientras otros se decantan por el no menos importante tallista Mateo de Prado. Parece que en principio Manuel aprendía las artes de la escultura también de su hermano Melchor, quien, tras ganar varios premios académicos, fue enviado por el arzobispo Malvar a Madrid para que se formase académicamente como arquitecto, siendo prontamente contratado por el cabildo catedralicio, incluso ganando el concurso de un proyecto a su mismo maestro Caaveiro


La Elevación de la Cruz; Manuel, su autor, afirmaba en su currículum que estudió con su hermano los rudimentos de la Arquitectura, lo que le hacía capaz de, además de tallar esculturas, diseñar los retablos, recurriendo a su hermano para las obras de cierta envergadura. Precisamente fue su hermano Melchor quien le proporcionó su primera escultura, en 1791, cuando le encargó las imágenes para los retablos de la Dolorosa y las Ánimas de San Mamede (A Coruña) y, con apenas veinte años, hizo una Dolorosa, un Ecce Homo, cuatro adoradores y un Calvario


Y este es el Crucificado, el que como hemos dicho ocupa todo el fondo de la capilla mayor y cuyas imágenes de la Virgen María, San Juan y el mismo Cristo Crucificado son tallas posteriores de otro maestro,  Juan Pernas, cuyo primer maestro fue asimismo su padre, el también escultor Antonio Pernas, tanto es así que algunas obras suyas se atribuyen a su antecesor. Sería asimismo tío de otro escultor, José Ferreiro


El Descendimiento, el resto de los relieves ya serían también enteramente obra de Manuel


Cristo muerto en brazos de su madre o la Lamentación de Cristo muerto. Continuamos leyendo en Wikipedia:
"Con esta concepción, ligada a la de los Vía Crucis o, más bien, a la escenografía franciscana de las capillas de los Sacromontes europeos, se rompe con los altares gallegos de tradición barroca, presidios por retablos de madera policromada." 

El Santo Entierro, en el sepulcro...


La Resurrección:
"Los relieves de las Ánimas desarrollan el relato evangélico de la Pasión del Señor, concentrando en un espacio único el itinerario devocional, místico y catequizante del Vía Crucis de un Sacromonte. En las capillas laterales y altar mayor del templo se despliegan las escenas de la Flagelación, el Ecce Homo, el Camino al Calvario, el Alzamiento en la Cruz, la Crucifixión (altar mayor), el Descendimiento de la Cruz, la Lamentación sobre Cristo muerto, el santo Entierro y la Resurrección del Señor."

Una capilla lateral, donde nos parece reconocer a Santa Teresa, abajo y, arriba, en una pintura, el Sagrado Corazón


Saliendo al exterior tenemos otro importante edificio en la Praza das Ánimas, el Arquivo Histórico Universitario, que alberga la documentación administrativa y académica generada por la Universidade de Santiago de Compostela (USC) a lo largo de su historia, así como los fondos documentales no universitarios adquiridos, donados o confiados en depósito a la Universidad. Su función consiste en conservarla, ordenarla, clasificarla y facilitar su consulta y uso


Con diferentes ubicaciones, su origen se encuentra en los mismos orígenes de la universidad y en la actualidad tiene una vertiente administrativa e histórica, que trasciende más allá de la propia USC, pues con las diferentes transferencias de fondos, por compra, donación o deposición, a lo largo del, siglo XX, se ha convertido en un archivo fundamental con fondos documentales indispensables para conocer la historia de Santiago y de toda Galicia, pues, por ejemplo, dispone también del archivo municipal de la ciudad, del Hostal dos Reis Católicos y de la Capitanía General de Galicia, entre otros muchos, incluyendo notariales, personales y familiares, entre otros. En cuanto a la descripción arquitectónica del edificio echamos mano de Asar Fernan Rodri en Pichelerios:
"Una vez demolidas las viejas casas de planta baja y piso existentes en los números 3 y 5 y la nueva alineación de fachada, consiguiendo con ello el ensanchamiento de la calle, se levanta este edificio comercial, que hoy alberga el ARCHIVO HISTÓRICO UNIVERSITARIO. Magnífico edificio-fachada que dispone de un ancho de 11,75 metros con 82,50 de fachada y frente a tres calles. El proyecto se concibe en función de la amplitud de los espacios a los que da frente, dentro de su propio eclecticismo con tratamiento común a todas las fachadas en dos cuerpos, el de la planta baja ---con su potente IMPOSTA delimitadora--- y el de las dos plantas altas, rematadas por la fuerte CORNISA coronada de PINÁCULOS sobre fajas de PILASTRAS. Destaca sobre las demás la armónica composición simétrica de la amplia fachada a PRAZA DAS ÁNIMAS, con predominio del "hueco" sobre el "macizo" y de ARCO de medio punto TRIPARTITO en la parte central, contrastado con los sencillos ARCOS laterales de menor dimensión separados por PILASTRAS en toda la altura. Hay que destacar la acertada solución circular de la esquina entre las calles ALGALIA DE ABAIXO y CASAS REAIS, que modificó la original en estrecho CHAFLÁN, evitando la discontinuidad geométrica de su volúmen. Esta esquina en CHAFLÁN circular es, sin lugar a dudas, una de las más hermosas de toda la ciudad. Cabe citar también el armónico trabajo de la carpintería de las puertas, integrado en su versión ecléctica con el conjunto de las fachadas. Esta intervención arquitectónica dentro del casco histórico, se estima como otro de los ejemplos en que, con una arquitectura no tradicional sino de su propio tiempo, se contribuye a una mejora cualitativa del entorno. Edificio ejecutado con estructura metálica remachada en su interior; viguetas metálicas de "tablero de ladrillo fino" abovedado en el techo de planta soto y entramado de madera en las plantas superiores. El edificio ha sido rehabilitado interiormente para poder adaptarlo a sus funciones actuales, por el Arquitecto JULIÁN MORENAS, y apenas se conserva la distribución original. "

A nuestra izquierda, en la esquina con callejón de la Rúa das Ánimas, fue la sede del Banco Simeón, fundado por Simeón García de Olalla, que tenía aquí casa y despacho. Tuvo patio interior pero las reformas ocultaron la antigua edificación. El origen de esta banca está vinculado a la industria textil, leemos en La Voz de Galicia del 1-11-2009:
"El fundador de la saga Simeón fue García de Olalla y de la Riva, que emigró desde La Rioja a Santiago en 1845, donde asumió desde 1854 los negocios de su fallecido hermano Timoteo García. Los primeros años fueron decisivos para desarrollar su red de distribución de tejidos en Galicia y su incipiente entidad bancaria. Los primeros pasos de Simeón García estuvieron muy relacionados con su amigo Jorge de la Riva, que estuvieron asociados varios años hacia el 1875. El crecimiento del negocio textil hizo crecer a la Casa Simeón y, con ello, a su banco, con sede en Casas Reais. Al fallecer el promotor, su viuda e hijos formaron en 1889 una sociedad. Entre 1894 y 1969 su capital se multiplicó por 300. En 1984, el Banco Exterior de España se hizo con el Banco Simeón, que pasó a ser del la Caixa Geral de Depósitos de Portugal en el 95. Los almacenes Simeón desaparecen en 1986"
Luego el edificio se reformó para ser la Casa de Jimena y Elisa Fernández de la Vega, ahora dependiente de la Universidade de Santiago, Vicerreitoría de Estudantes, Cultura e Responsabilidade Socia-USC. Y ahora, continuamos, de la mano de Asar Fernan Rodri:
"Nos paramos un momento delante del edificio nº 6, en donde podemos ver una tienda de venta de ropa reciclada que bajo el nombre de ARROUPA, gestiona la Asociación de CÁRITAS. Pero durante muchos años, y desde su año de fundación en 1949, una Asociación privada mantuvo abierta en este local, una de las Bibliotecas más importantes de la ciudad, por la que pasaron miles de estudiantes. Estoy hablando de la BIBLIOTECA DE BUENAS LECTURAS, una idea que tuvo la Familia SAINDIZ. Gestionada por voluntarios de la Asociación, fue PILAR RAJOY su principal directora, ayudada por ELENA BORRAL, LOLITA GARCÍA y CARMEN TUÑAS, las que durante años dirigieron esta Biblioteca que contaba con cerca de 5.000 ejemplares. Las tecnologías modernas y la apertura de otras Bibliotecas, acabaron por decretar su cierre.  
El edificio colindante, el nº 4, en el que se aprecia en su fachada la huella de MANUEL PEREIRO, quien realizó el proyecto de su reforma por encargo de ÁNGEL SANMILLÁN en 1887. Con tres huecos rematados en ARCOS de medio punto en la planta baja (hoy ocupada por una entidad bancaria) y una hermosa Galería en la última planta. A destacar, el imprescindible BALCÓN corrido en primera planta, siempre adornado de hermosas flores.

De frente, vamos a salir a la Rúa da Algalia de Arriba, en 1999, en una casa de la parte de la calle a la derecha, colindante con la Capela Xeral das Ánimas, se descubrió, en una  pared medianera, una portada gótico-renacentista procedente de aquel pazo de la Real Audiencia de Galicia, propiedad de la Corona, que dio nombre a esta calle por la que vamos y a las casas que formaban parte del pazo


Dejamos a la derecha la Rúa da Algalia de Abaixo y, en la siguiente, la Rúa da Algalia de Arriba, topándonos de frente con las casas de O Escuriño, iremos a la izquierda, camino de la la Praza de Cervantes:
"Y termina la calle con el edificio nº 2, cuya fachada fue reformada por MANUEL PEREIRO en 1884, con adición de una planta en Galería, obra encargada por TERESA BUHIGAS. Este edificio tiene su entrada por PLAZA DE CERVANTES, y viene a representar un "telón de cierre" de la ALGALIA DE ARRIBA en sentido descendente hacia PRAZA DE CERVANTES. En este punto se situaba el "nudo" más crítico de toda la red viaria compostelana, una compleja encrucijada en la que se encontraban las dos ALGALIAS, la RÚA DE CASAS REAIS y el ramal de acceso a CERVANTES. La propia denominación del lugar O ESCURIÑO (Pequeña Oscuridad) era significativa, pero lo que le daba nombre al lugar, era el "voladizo" de dos casas que por ser tan pronunciado, no dejaba sitio para el paso de la luz ni permitía su ventilación. Además se veían muy perjudicadas ciertas actividades colectivas, como podían ser las Procesiones, y lo que es más grave, ponían en peligro las demás casas en caso de incendio. Por lo que el CONCELLO tomó la decisión de derribarlas, tomando la forma y alineación de fachadas, tal como se encuentra hoy."

Justo al salir a Algalia de Arriba, nos encontramos con una "casa en pincho", con frente triangular a fachada y aguas a medianera, del siglo XVI. Detrás, una gran pared medianera pintada de blanco es la Casa de Olimpio Pérez, "producida por un cambio de escala en las edificaciones colindantes", nos cuenta también Asar Fernan Rodri. Se trataba de otro Banco surgido en la ciudad con el auge de los textiles, tal y como leemos también en el artículo de La Voz de Galicia que citamos en relación al Banco Simeón:
"El desarrollo de la industria textil marcó la economía de Compostela durante buena parte de los últimos años del siglo XIX. Su huella no quedó solo en las construcciones, algunas de ellas transformadas en zonas residenciales desde hace más o menos tiempo, sino también en inmuebles del casco histórico que albergaron en su día a entidades bancarias ahora desaparecidas o absorbidas hace algún tiempo por bancos de mayor peso económico. Algunas de estas entidades nacieron impulsadas por la necesidad de financiación de estos negocios textiles, que llegarán a convertirse en una importante fuente de riqueza económica de la ciudad. Otros incluso fueron propiciados por los mismos empresarios del textil, que desarrollaron paralelamente ambas actividades: la textil y la financiera.

Una pisada de la historia financiera de Santiago está en la praza de Cervantes, donde Caixanova rehabilita el edificio que ocupó hasta no hace muchos años el Banco Gallego. Fue esta la última entidad bancaria que se hizo con el Banco de Olimpio Pérez, fundado en 1845 por el comerciante riojano Manuel Pérez. Durante seis generaciones de esta familia, el banco se mantuvo activo y de su paso por la capital gallega queda, en la sede de su edificio en Cervantes, una placa con los tipos de cambio de monedas extranjeras de finales del siglo XIX; todo un recuerdo de la historia de Santiago. En 1965, la Banca de Olimpio Pérez fue absorbida por el Banco de Crédito e Inversiones y en 1987 pasó a formar parte del Banco Gallego."

Saliendo ahora a la histórica Praza de Cervantes, antigua Praza do Campo y O Foro, veremos los magníficos soportales de su edificio porticado, a la derecha, según seguimos hacia la catedral y la Praza do Obradoiro. Acabamos esta entrada con las palabras de Rosario Valdés Blanco-Rajoy:
 "...antiguo mercado y centro neurálgico donde a comienzos del siglo XVII se desarrollaban los principales eventos de la ciudad como podían ser el levantamiento de pendones por el rey, las celebraciones por la “buena venida” de los arzobispos y también otros actos de carácter festivo como eran “los toros”, “las máscaras” y las carreras de “la sortija”, que se sucedían a lo largo de una semana con motivo de la onomástica del Apóstol Santiago. En la organización de todo ello participaban activamente los regidores de la ciudad y otras autoridades locales, que además contribuían a sufragar los costos."


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu visita y contribuir con tu comentario... Únete a la Página Oficial en Facebook para descubrir nuevos contenidos....Ultreia!