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miércoles, 28 de mayo de 2014

EL CAMINO DE LAS BALLOTAS (ASTURIAS) 2: LA PLAYA RICABU, DONDE SE HUNDIÓ EL "TITINIA", Y EL PASO DE "LE PONT QUI TREMBLE". SUBIENDO A TABLIZU Y RIBÓN (VALDÉS, ASTURIAS)

Llegando a la Playa Ricabu

Dos son las rutas que, recorriendo el Camino Norte por la costa occidental asturiana, salvan las fragosidades existentes entre los concejos de Cudillero/Cuideiru y Valdés: uno es el de la montaña, el Camín de la Sierra las Palancas, y otro es este, el Camín de Las Ballotas, el cual seguimos en esta ocasión, viniendo de Albuerne, Novellana, Castañeras y Ballota, el cual baja a los profundos barrancos de los ríos que, nacidos en los cordales costeros, desembocan en el cercano Cantábrico, como aquí, donde el río Ricabu, oculto por las frondosa vegetación ribereña, llega aquí al mar en la playa del mismo nombre, la Playa Ricabu o Río Cabo, también llamada la Playa Ballota


Justo antes de llegar a la playa tomaríamos el camino de la izquierda, donde un puente de piedra, totalmente camuflado por hierbas y arbustos, salva el río y entra en territorio del concejo de Valdés. Aquí estuvo antaño y antes que él el temido Pont qui Tremble o Puente que Tiembla, una temida pasarela de madera y cuerdas que oscilaba peligrosamente sobre el abismo, reseñada en crónicas y canciones de los peregrinos y viajeros de antaño de la fuerte impresión que causaba el paso por ella



De todas maneras, antes de cruzar el puente, ahora pétreo y nada zozobrante, la mayor parte de los peregrinos suelen seguir de frente para visitar la cercana playa, que vemos parcialmente desde aquí, a muy escasos metros


Antes de la guerra civil existió en esta playa un puerto comercial maderero de chalanas que llevaban la carga recién talada a barcos que aguardaban en alta mar


La abundancia de naufragios hizo correr algunas leyendas, como que los instrumentos de navegación se volvían locos y no registraban bien la longitud y latitud, como si de un "Triángulo de las Bermudas" se tratase, máxime si tenemos además Cabu Bustu, Cabu Vidío y Cabu Peñes como referencias visuales


Aunque las labores agropecuarias tradicionales eran la ocupación fundamental de los pueblos cercanos, no pocos vecinos eran además pescadores y mariscadores, por lo que bajaban frecuentemente a esta playa, algunos incluso tuvieron una pequeña lancha


Era muy frecuente también bajar a por ouca, lo que en el centro de Asturias, como vimos realizando del Camino Norte, llaman ocle, algas marinas de arrastre, que eran un excelente abono. Hoy en día ya no suelen recogerse, lo cogen en alta mar empresas especializadas, destinado a la industria química


Ahora sí vemos el río, encajado en un acantilado fluvial, no muy alto, pero sí lo suficiente para que, más atrás, los peregrinos de entonces temiesen precipitarse si Le Pont qui Tremble se desplomase con ellos cruzando


La desembocadura es llamativa, está literalmente cerrada por las piedras que forman la playa. El río se filtra y llega subterráneamente al mar, pero esto impide por ejemplo a ciertas especies piscícolas desovar. El un problema que se da comúnmente en no pocos lugares, por ejemplo en el cercano río Esva, que cruzaremos más adelante, que estuvo gran parte del siglo XX así, hasta que se le abrió un paso


El río arrastra troncos y ramas, que se quedan aquí varados, sobre todo con lluvias torrenciales. Son ríos cortos, no muy caudalosos, pero que muchas veces bajan con fuerza dado el desnivel desde su nacimiento


Las fuentes del Ricabu están cerca, a unos tres o cuatro kilómetros más al sur, en la Sierra de las Palancas, por cuyas crestas discurre el otro camino 


El Cantábrico suele golpear con fuerza esta costa rocosa, y los cantos rodados, cuando son arrastrados por la fuerza del mar con la resaca, componen una intensa sintonía natural de fondo al rozar unos con otros por cientos y millares


En medio de la playa una peña picuda es El Penón de Ricabu, es como una avanzadilla del acantilado, contra el que baten con fuerza las olas del mar


Unas mochilas posadas en las rocas indican la cercana presencia de peregrinos


No es una mala idea posarlas aquí, teniéndolas siempre a la vista, para bajar sin tanto peso por los roquedos y caminar por el montón de piedras sueltas, que hacen un suelo no demasiado firme y sí bastante inestable al pisar


Los romeros han bajado siguiendo las flechas que indican el mejor paso por los escalones naturales labrados por la erosión en la misma roca


A la derecha, al este, numerosas rocas de los bajos o bajíos marinos. Estos eran los que, cuando aquí hubo puerto maderero, hacían que los barcos grandes hubiesen de fondear mar adentro, transportándoles la carga los chalanos


Unas de esas rocas forman una fila: son Los Travesones, que están como su nombre indica travesaos, atravesados en medio de la playa


Cuando sube la marea quedan casi ocultas. Incluso para aquellas chalanas o para pequeñas lanchas de bajura son un gran riesgo


Enfrente, Las Penonas, peñas en medio de las aguas, parecen pequeñas pero si su nombre es aumentativo va a ser señal que son grandes, con su mayor parte debajo de las aguas


Ricabu se extiende hacia el este al pie de este gran acantilado en la zona en llamada Cabrilleras, y que efectivamente debió ser en tiempos un excelente criadero de cabras, que fue durante siglos el ganado predominante en estos pueblos, al menos desde la época castreña. Los grandes rebaños de vacas, trashumantes, eran de los vaqueiros de las brañas


Esta línea acantilada es sumamente bella. Visitar esta playa, de buen acceso, al menos a pie, y cercana al camino, es un ejemplo de las muchas más o menos similares de esta tramo de la costa occidental astur, formaciones orográficas no demasiado antiguas en tiempos geológicos, que no han sido tan erosionadas como las de otras costas más suaves. Otras playas o no están tan próximas al camino, por lo menos para quien va andando, o tienen accesos difíciles, algunos casi imposibles desde tierra


Al fondo asoma La Punta Esquión, la más occidental del concejo de Cudillero/Cuideiru. Allí vemos aflorar otras muchas rocas y pedreros: Las Cumbiel.las o Cumbiechas, frente a las que ya hace muchos años se hundió un barco, el Titinia, como consecuencia de un golpe de mar que corrió en la bodega su carga de carbón


A pesar de la peligrosidad de los bajos rocosos, la buena comunicación de la playa con la carretera hizo de esta fondeadero y puerto natural, donde había también numerosas embarcaciones de recreo, las cuales fueron guardadas durante la Guerra Civil, sabemos del nombre de dos de ellas, Amparo y Doshermanas, llevadas a casa de sus propietarios por miedo a que se perdieran, según datos del libro Cudillero, caprichos del mar, de Covadonga Loy Madera


Vamos ahora a mirar al oeste, a nuestra derecha: a lo lejos cierra la ensenada La Punta de Cuernu, que guarda y protege La Ribeirona, la playa más concurrida de la zona, en Cadavedo o Cadavéu


Esa playa, que apenas vemos desde aquí fue puerto ballenero y es la que dispone de mejores accesos, rodados y asfaltados, además de en verano servicios, salvamentos, etc. No está lejos del camino y recomendamos también su visita


Sobre La Punta de Cuernu se extiende La Garita y El Campu la Regalina, capilla y santuario mariano del pueblo valdesano de Cadavedo o Cadavéu, donde se celebra una de las más multitudinarias romerías del occidente asturiano, promovida por el sacerdote y gran escritor Fernán Coronas, El Padre Galo


Una serie de rocas, cual peligrosos espolones, se extiende desde La Punta de Cuernu hacia el mar


 Más allá asoman unas islas rocosas, Las Chugaronas o L.lugaronas ("l.l" pronunciado "ts"), también llamadas L.lubare y situadas medio kilómetro mar adentro, muy frecuentados por aves marinas como el célebre cormorán moñudo. Son un ejemplo de los procesos erosivos que han hecho retroceder el acantilado hasta la posición que hoy conocemos 


Más cerca y a nuestra izquierda están, también en Valdés, La Puntina y El Penéu los Cuervos, sobre las playas de Tablizu y Ribón, 



La Punta Vieras, encantador topónimo de concha marina y peregrina, y la Playa de Tablizu, también llamada L'Abiera, la primera de Valdés, al pie de un acantilado de más de 100 metros de altura y 600 de extensión. Aparte de cantos y bloques tiene algo de arena y es ocasionalmente visitada por algunos bañistas, aparte por supuesto de mariscadores. No tiene un acceso demasiado complicado, si bien hay que recordar que no hay tampoco salvamentos ni servicios playeros. El camino pasa sobre ella, cerca de sus acantilados, en bajada y subida en otra de estas agrestes vallotas


Estos son los peregrinos que han posado sus mochilas y toman el sol al lado los acantilados de El Castel.lón y El Tayadeiru. El Castel.lón hace a veces referencia a la orografía, peñas similares a murallas o castillos, pero más comúnmente a milenarios asentamientos castreños. Es muy posible que este puerto natural fuese empleado desdela prehistoria y en algún momento se hubiese construido uno castro en la Edad del Hierro, como es común en toda la costa, y más según avanzamos hacia occidente, vinculados a pesca, comercio y minería aurífera y de hierro. El Tayadeiru por su parte está relacionado con la "tajada" o "tajadero" que forma aquí la gran peña del acantilado




Desde la playa volveremos, por el mismo camino, junto al río, hacia el antiguo Pont qui Tremble, retomando la ruta señalizada donde la hemos dejado


Hay un sendero, si no lo ha tapado la vegetación, que enlaza directamente con el Camino, el cual sube ladera arriba a Tablizu, pero vamos a regresar, insistimos, al mismo lugar desde el que iniciamos el camino a la playa, para ver el puente que sustituye a aquel temido paso



Vamos pues ahora, de nuevo ante las señales camineras, al paso del río Ricabu en el puente de los temblores. No sabiéndose quién temblaba más, si el puente mismo o quienes se veían en el brete de cruzarlo. Así en 1502, uno de los primeros testimonios escritos del paso por este puente, que debería existir desde mucho tiempo más atrás, sería el del muy distinguido regio peregrino Antoine de Lalaing, señor de Montigny, que acompañando a Felipe el Hermoso en su viaje a España, se separó del séquito real en Burgos con otros dos caballeros, Carlos de Lannoy y Antonio de Quiévranis, con la idea de ir a Santiago vía Burgos, León y Oviedo/Uviéu, donde visitaron las Reliquias del Salvador, haciendo caso al antiguo dicho de "Quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al Señor", del que existen algunas variantes 


Para salvar las montañas tanto costeras como interiores, desde la capital asturiana decidieron ir a Avilés para embarcarse rumbo al puerto de A Coruña y seguir ruta de allí a Santiago. pero en el puerto avilesino los vientos no eran favorables, y sin ganas de esperar, emprendieron con sus caballerías este itinerario por el camín real costanero, causándoles especial sensación el paso por Las Luiñas y Las Ballotas, con estos sus estrechos valles, auténticos barrancos de los ríos que nacen en las cercanas montañas y labran un profundo surco para desembocar en el mar, con sus continuas subidas y bajadas. Así, el 28 de febrero de 1502, pasando por aquí, Lalaing plasma sus impresiones de esta manera:
"el lunes pasaron siete montañas, llamadas las Siete Hermanas, y luego pasaron el río de las Cabras, que es la peor, y pasaron el puente que tiembla, porque se tiende sobre un abismo en el que no se pueden asentar pilotes"

Está Lalaing describiendo uno de aquellos peligrosos pasos, de los que debían existir no pocos, que más que puentes eran unas oscilantes pasarelas de madera y cuerdas que se bamboleaban al paso de las gentes


Otro viajero, Antoine Jouvin, cita también en 1612 un puente temblón, el cual sitúa en Luarca/L.luarca, la capital de este concejo de Valdés al que vamos a entrar pasado el puente: 
"... hondonada en torno a un río no muy caudaloso que se cruza por un puente que tiembla al pasar. Este lugar es muy conocido por todos los peregrinos y viajeros. El puente no es muy sólido y está construido con madera. El fondo del río es de cantos rodados. El paso es peligroso porque con él el paso se bambolea, sobre todo cuando llega a sus pilotes la subida y bajada de la marea"

No sabemos si Jouvin confundiría la ubicación del Puente que Tiembla en su relato, o es que, como sería lógico, hubiese varios hechos así. Ciertamente el que él cita informa que tiene pilotes, no así el de Lalaing de más de un siglo atrás, puede que porque sean dos diferentes, o una de tantas reconstrucciones tras años de uso y crecidas. Si estuvo aquí, aunque la altura no es aparentemente excesiva sí es la suficiente para romperse la crisma. Pensemos que a veces pasaban varios a la vez, en ocasiones a caballo, aunque hubiesen de descabalgar de su montura. Toda una odisea


El actual puente de piedra ofrece un paso más seguro. No sabemos cuando se construyó, pero sí que en la centuria del 1700 el Camín de las Ballotas fue acondicionado para el paso de carruajes, en concreto carrilanas de cuatro caballos, de las que aún hay memoria, siendo muy posible pues que fuese entonces. Puente y camino quedaron en desuso, sólo empleados como vía forestal o acceso a la playa-puerto, al construirse la carretera, tanto fue así que en él llegó a crecer la hierba, pareciendo una porción de prado. De no ser porque vemos claramente el río a nuestros pies podría incluso pasarnos desapercibido


Al otro lado del puente, ya concejo de Valdés, iremos a la derecha, pero si queremos antes podemos verlo, bajando un momento a la izquierda


Este es el famoso puente de Ricabu, por el que pasan despreocupadamente los peregrinos de ahora, pero no así los de antaño, que se decían al parecer el paso por aquel endeble entablado del Puente que Tiembla, a ver qué pasaba. No es exagerado, el suceso pasó a las canciones peregrinas populares de toda Europa, como la impresa en Valenciennes en 1616: 
Quand nous viensme au pont qui tremble,
 nous etions bien trente ensemble, 
tan de walons qu'allemande. 
Et nous disions, si'l vous semble
Compagnon marchez devant
Podríamos traducirlo como: 
Cuando vimos el puente que tiembla
éramos al menos treinta
tanto valones como alemanes.
Y dijimos si os parece
Compañeros pasad delante

En la Xacopedia se dice que este paso del puente estaba cargado de simbolismo para muchos autores, incluso una alegoría del purgatorio:
"Para el creador anónimo de Le Perellin Spirituel esta estrofa estaba cargada de simbolismo, al igual que otras similares referidas a lugares del Camino que despertaban el temor de los peregrinos. El tránsito de los romeros por este puente movedizo vendría a ser una alusión al purgatorio. Humbert Jacomet, por su parte, ve en este fragmento una alegoría del paso del peregrino de la vida a la muerte"

Desde el puente continuamos la marcha cuesta arriba emprendiendo una más de las subidas de Las Ballotas. Ya no llevamos bien la cuesta pero debe ser la cuarta... o la quinta, si contamos también la subida de Soto, que no sabemos muy bien cómo llevaban la relación los creadores de aquel célebre dicho... "Siete ballotas y un ballotín, vaya'l demoniu que más camín" 


Desde el puente subimos por esta campera a la sombra de los arbustos, por donde viene a la derecha el sendero que sale de la parte occidental de la playa. Nosotros seguimos a la izquierda, siempre en subida


Este sería el viejo camín real, pero a base de siglos en desuso la vegetación habría ido cercándolo


Es diferente a la otra vertiente, donde una pista ancha baja de la carretera a la playa, por donde bajaba la madera al puerto. Abajo a nuestra izquierda, tapado por árboles y vegetación, va el río Gal.lineiru, que se une al Ricabu justamente antes del puente


Los viejos muros de piedra o murias delatan el paso de un antiguo camino, este, sucesor del Camín Real de la Costa, este a la vez de una discutida pero nominalmente aceptada vía romana, o conjunto de vías costeras Brigantium (A Coruña o Betanzos) a Ossaron (Oyarzun o Irún), la cuales a la vez seguirían pasos naturales no solo ya de época castreña o megalítica, sino recorridos ya por el Homo heidelbergensis hace medio millón de años. Ahí están los muy cercanos yacimientos de Cabo Busto para demostrarlo


En esta honda vaguada hay además una cueva, llamada de Los Xentiles, una de las denominaciones tradicionales para llamar a los antiguos, los precristianos, como mouro o moro, los más antiguos pobladores de estos parajes, siempre angostos y ahora especialmente, con las grandes plantaciones papeleras de los eucaliptos y los pinos, que le incrementan su aspecto selvático


Estos son los pasos de Las Ballotas, profundos y estrechos valles, surcos boscosos que dan paso a tramos más o menos llanos de praderías donde se asientan los pueblos, tradicionalmente escrito también vallota, de valle, y pronunciado en la fala local las val.loutas (l.l como ts), que no han de confundirse con bellotas ni nada que se le parezca, como alguna vez ha pasado


De ahí la narración del gran políglota, viajero y predicador o vendedor de biblias protestantes George Borrow que en su libro The Bible in Spain, traducido por Manuel Azaña, dice de estos repechos...
"... el más terrible de todos era el del centro, del cual desciende un torrente impetuoso (...) En la cima de esta bellota hay una venta miserable donde descansamos, continuando después el viaje"

Viejos mojones de la compañía telefónica son empleados para pintar las flechas que han recuperado este histórico Camín de Las Ballotas. Ya en el tramo anterior explicábamos la controversia sobre si era este o el de Las Palancas, el de la cercana sierra, el camino principal y desde cuando


Ya hemos dicho que en el siglo XVIII este de Las Ballotas fue acondicionado para aquellas antaño célebres carrilanas de caballos, pero hay quien sostiene que antes era el de Las Palancas el principal, sin embargo otros argumentas que era ese más bien un camino de trashumancia ganadera a las brañas, por eso se le conocía también como Camín de los Vaqueiros, y que solo cuando este de Las Ballotas se volvía impracticable (sigue pasando), con desbordamientos y lluvias torrenciales, se empleaba el de la montaña


No podemos negar que se trata de un auténtico "rompedero de piernas" de continuos subeybaja que no envidia a ninguna ruta montañera, si bien tiene la ventaja, sobre el Camín de la Sierra las Palancas, que estamos siempre pasando cerca de pueblos, carreteras y lugares poblados y más o menos frecuentados, donde hallaremos bares, albergues y diversos alojamientos


También el de Las Palancas es duro, además de despoblado, sin embargo básicamente es subir todo seguido para de inmediato bajar todo seguido también. Recomendamos conocer los dos pues merece la pena, un año por ejemplo se hace uno y al siguiente o cuando se pueda se viene a conocer el otro, solo sea expresamente: sin duda nos agradará


Giro completo ganando altura. Oficialmente y no sin debate se ha considerado oficial en Asturias el Camín de las Palancas. Este de Las Ballotas ha sido recuperado básicamente gracias a la señalización de Pepe el hospitalero de Soto de Luiña, al que un día habrá que agradecer como se merece esta ingente labor no del todo bien apoyada institucionalmente, pionero de la recuperación de esta histórica vía que vio el paso de numerosos viajeros y peregrinos, algunos grandes e insignes narradores, a lo largo de los siglos


Muchos peregrinos que no deseaban aventurarse por las alturas de la sierra costera optaban por la carretera, máxime cuando tras la inauguración de la Autovía del Cantábrico la N-632 se quedó sin apenas tráfico, pero el sufrido asfalto, del que hay sobrado en los caminos de Santiago, y su monotonía en larguísimas curvas y contracurvas, eran también un inconveniente. Ahora tenemos también esta magnífica senda de Antoine de Lalaing, Georgue Borrow y tal vez del célebre obispo armenio Mártir o Mártirus de Arzendjan, entre muchos más


Tras no muy larga pero ardua subida llegamos a ver al fondo las primeras casas de Tablizu, que pertenece a la parroquia valdesana de Arcallana o Arcayana, pero vinculado secularmente a la de Ballota, y por lo tanto a Las Luiñas, dada su lejanía del centro de la primera


Así en el aspecto religioso los vecinos habían sido dispensados de ir a misa a la parroquial de Arcayana. En el libro El valle de Las Luiñas de Cudillero en el Camino de Santiago, su autor, Ángel Ardura Parrondo. escribe:
"Así por mandato del Arcediano de Ribadeo, D. Ramón de Miranda y Sierra, en 1786 se autorizó a estos vecinos la exención de oír misa, por ser la distancia a su templo de 2.275 varas..."

El entorno cambia, son prados de siega, pasto y frutales. Las alambradas revelan sus usos eminentemente ganaderos 


Muy revelador es en Tablizu el barrio llamado La Cartería, cuyo nombre no tiene más misterio y es absolutamente claro: hubo una parada y puesto del correo, algo totalmente relacionado con el Camín Real de la Costa y su importancia


No sabemos si aquella cartería estaría aquí o en las inmediaciones, pero donde hay correo hay parada de postas. El carruaje de la carrilana de cuatro caballos había de parar y cambiar de caballería tras las duras subidas y bajadas de cada ballota o vallota


Estaríamos ahora más o menos a la altura de la ya citada Punta Vieras, viendo ya de nuevo el Cantábrico en otro admirable paisaje azul y verde dentro del Paisaje Protegido de la Costa Occidental...


La Punta'l Cuernu vuelve a estar a la vista: es casi como un cuchillo con filo de difícil acceso desde La Garita y campo de La Regalina, a su izquierda


La capilla fue erigida en 1932 recuperando la devoción mariana del lugar, la Virgen de Riégala o de la Regla, a iniciativa del mencionado Padre Galo, párroco de Cadavéu, cuya imagen es del siglo XIV y donde se celebra romería multitudinaria desde 1931


El camino es aquí llano y recto. A la izquierda vemos lo que actualmente es el núcleo principal del pueblo, extendido al lo largo del también viejo camino que, cruzando la N-632a, comunica con las brañas por el Monte Tablizu, al pie de La Vediñona y el Picu la Sieche o Las Cugol.las (441 m)


En Tablizu hubo una venta caminera, propiedad de Juan García y su mujer Josefa Rico, donde se dice paró en 1815 el séquito que transportaba el cadáver del prócer Gaspar Melchor de Jovellanos, tras su fallecimiento en Veiga, Puerto de Vega, Navia, unos años antes, en 1811. El traslado se hizo cuando portaban sus restos a Gijón/Xixón en septiembre de 1815, tras la francesada


Hubo además en Tablizu una capilla dedicada a San Bartolomé, de las que nos ofrece algún apunte el referido Ardura Parrondo en su libro de Las Luiñas, que ya en 1786, cuando el Visitador de la diócesis. D. Sancho Inclán Arango, la vio, denunció su situación de franco deterioro, amenazando con suspender el culto en ella y retirar sus imágenes. Los vecinos la repararon pero, paradoja, fueron advertidos después por no haber solicitado autorización al Tribunal Eclesiástico


Pasamos entre unas viajas torres de la luz y salimos a otro camino


Al llegar a él seguiremos a la derecha


La flecha amarilla no siempre se ve bien, estemos muy antentos


A partir de la torre el camino va a perder el asfalto y sigue llano por la ladera de estos prados sobre el acantilado


Es un maravilloso mirador sobre el mar, entre fincas y prados 


No la vemos pero bajo nosotros y a nuestra derecha está otra de esas playas salvajes de esta costa indómita, la Playa Tayadeiru


Vacas pastando en el prado ante otra espectacular vista de la Punta de Cuernu y un poco más lejos Las Chugaronas 


Idílico paisaje rural y marino en esta campera verde al borde de los cantiles


Sigue el Camino la sinuosidad de las laderas que bajan de la Sierra las Palancas. A lo lejos en Picu la Bobia (494 m) y el de Las L.liebres (672 m) -las alturas varían según la fuente que consultemos-


Dadas sus características, ancho suficiente, llano, trazado, etc, podría reconocerse el camín real.


Si antes pasaban carros, carruajes y carrilanas ahora lo hacen los pascualinos, los pequeños tractores, que marcan sus rodadas


Al llegar a las últimas fincas se pierden estas rodadas, pero sigue percibiéndose la caja caminera. Según leemos en Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, el investigador filólogo y toponomista Xosé Lluis García Arias, nos dice que el nombre de Tablizu, como Tabla, hace referencia  precisamente a "franja de terreno llana en una ladera":
"Del latín TABULAM ‘plancha’, ‘cuadrado de terreno’ proviene nuestro tabla que aplicado a la tierra se refiere a franjas lisas sin mayores accidentes. Abunda como nombre de núcleos poblados: La Tabla, Les Tables, Las Tabla. Una creación masculina sobre tabla la tenemos en el aumentativo tablón ‘tabla grande y ancha’ que pervive toponímicamente en Tablones 
En asturiano pervive lo que parece originariamente un derivado de TABULATUM ‘hecho de tablas’ (EM) que se continuaría en las aplicaciones al terreno tabláu ‘’faja de terreno llana y lisa en una ladera’, tablada ‘superficie plana’, ‘haza en terrenos pendientes’, ‘porción de terreno rectangular dedicada a cultivo’. Probablemente su presencia en toponimia alude a amplias extensiones de terreno liso divididas en hazas (...) 
Podrían estar también relacionados con TABULAM que pervive en algunos topónimos con incrementación sufijal: Tablazo, Tablizo, Tablizu, Tablizas, Los Tableros"

La ladera va ganando el terreno que perdió y sobre ella crece la hierba del prado. No obstante el camino, aunque se estrecha, va lo suficientemente marcado, pisado, recto y anchuroso para pasar caminando si problema


Nos metemos entre unos matorrales, llegando a una bifurcación, en la que tomamos el camino de la derecha


Al no haber buen sitio para pintar la correspondiente flecha, se ha clavado una estaca en el cruce. Gran trabajo


Siguiendo por la senda podemos fijarnos a nuestra izquierda en una buena referencia


Asoma allí la caseta de la parada de Tablizo del Ferrocarril Ferrol-Gijón, que aquí empezó a funcionar en 1962, al abrirse el tramo Luarca-Pravia


Y proseguimos entre latas matas de helechos. El camino sigue siendo llamativamente recto y lineal pasando al pie de aquel eucalipto


Seguidamente un bosquete de arbustos forma un hermoso trayecto vegetal muy frondoso


Luego, en un trecho algo en umbría, el camino vuelve a presentar una caja bien honda


Los árboles han crecido en las terrosas paredes que forman los bordes


Curva a la derecha: una fila de árboles delata el paso de un regato: El Pasadín


Luego un poco de curva a la izquierda, hacia los árboles


El sendero buscaba el mejor paso para pasar El Pasadín en este lugar al pie de los prados en cuesta


Durante unos metros el camino se estrecha un poco más pero se sigue adelante bien y sin problemas


Luego, ante un pinar, salimos a estos prados, prácticamente a campo abierto


En todo este trecho de Tablizu el itinerario es mayormente llano y bastante recto


Es casi como andar campo a través, si bien este paso de peregrinos siempre suele estar segado y en condiciones. El campo visual se abre en una extensa pradería con una plantación de frutales a nuestra derecha


Seguidamente continuamos entre estos dos cipreses...


Aquí están segando, el olor de la hierba recién cortada es una verdadera fragancia en estos casos


La hierba puede estar alta pero el camino sigue bien marcado. A la izquierda un alambre es un pastor eléctrico
 

Al sur vemos las estribaciones más occidentales de La Sierra las Palancas, hacia El Picu las L.liebres, La Bobia, Las Estazadas, Rodillera... por donde baja el Camino de las Palancas al valle de San Playu Tehona. Ese camino que se unirá a este en el pueblo de Villademoros o Vil.lamouros, una vez pasado Cadavedo/Cadavéu, donde hay albergues y alojamientos


Volviendo a lo inmediato, en esta bifurcación seguiremos recto y de frente


Bajamos ligeramente y volvemos a entrar en otro bosque


Sólo en alguna piedra hay sitio para pintar la correspondiente flecha amarilla


Todo seguido, vamos de frente a aquellos pinos. No agradeceremos nunca lo suficiente este regalo de camino. Allá por los años 90, sólo se había señalizado el de Las Palancas, que sigue siendo el oficial. Por entonces era prácticamente imposible ir por la carretera con su tráfico exageradamente denso y peligroso. Ahora puede irse por ella prácticamente sin problema, pero todo lo que sea evitar asfalto, que además hace grandes vueltas y rodeos, y recuperar el camín real, es mejor que mejor


Y así, por aquí seguimos la bajada, al principio suavemente, a la sombra de los pinos


Espesa vegetación en otro tramo de hondura caminera


Curva a la izquierda en descenso: es un tramo de muy agradable frescor que se agradece especialmente en días calurosos y de sol intenso 


Una paso más de vallota más nos acoge, la del río Vabliz o de Yeguas (a veces escrito Hieguas), que nace bajo el Picu Currión


Tengan plantaciones o sean árboles y arbustos autóctonos, el boscaje selvático es la características de las profundidades de estas vallotas


Curva a la derecha para ir perdiendo altura en esta bajada


Descenso recto y directo en esta ocalital 


Los pinos y el mar: ya estamos al borde mismo del acantilado


Estos acantilados s yerguen a unos cien metros de altura sobre la La Playa Tablizu o L'Abiera, tal como ya dijimos cuando los vimos de frente, desde la Playa Ricabu


El sendero se estrecha de nuevo y baja directo, pero si nos asomamos a la derecha, entre los pinos, tendremos oportunidad de contemplar bien el arenal


Con mucho cuidado, pues recordemos que nos estamos asomando casi al mismo borde del acantilado, admiramos a nuestros pies este arenal de Tablizu, de difícil acceso. Allá La Puntina y los pedreros de La Xixouricia nos ocultan la Playa de Ribón o de los Cuervos. Al fondo La Punta de Cuernu


La playa, a diferencia de la de Ricabu, tiene arena, y no poca, de color tostado. Hasta 600 metros de largo puede tener en bajamares. Leemos de ella en el Diccionario Geográfico de Asturias:
"Un acantilado que supera los 100 m de altura, formado por areniscas, cuarcitas y pizarras, deja a sus pies una incipiente plataforma de abrasión fruto de la socavación basal. Gravas, cantos, bloques y arenas se acumulan en una estrecha banda, que queda al descubierto en marea baja y que es aprovechada esporádicamente por bañistas, pescadores y mariscadores"

Su calidad es muy buena, su acceso es este, peatonal, careciendo de servicios y salvamentos. A lo lejos, en medio del mar, la roca llamada El Cuadru de Tierra


Desde esta magnífica atalaya regresamos al camino y proseguimos el descenso


Ahora salimos del pinar para llegar al fondo del valle: esa umbría revela el curso del regato, que como suele suceder en estas quebradas, baja casi oculto por la vegetación


Curva a la derecha, al lado mismo del surco del riachuelo, que apenas puede verse


Encajados en la hondonada, en forma de V, de este paso de vallota caminamos en dirección a la playa


La verdad que el paraje es de una verdadera belleza natural, se percibe el olor del salitre y se oyen las olas del mar llegando a la arena y pegando con las rocas. En días de galerna y temporal llega incluso a sobrecoger un poco, pero gratamente. Un lugar para disfrutar de todas las sensaciones


Y aquí pasamos el río, Yegüas, Vabliz, Hiegüas o también Busmarzu, pues nace en las inmediaciones de la braña de este nombre: aún le queda un buen despeñadero hacia el mar


Cruzado el arroyo el camino sube la vallota cuesta arriba. A nuestra derecha sigue la bajada a la playa, que está cerca pero hay una bajada relativamente seria que luego habría que volver a subir, por lo que en este caso, salvo que se tengan muchas ganas, tiempo y fuerzas, optamos por continuar, admirándola desde arriba


Benditas flechas indicadoras


A partir de esta playa las rocas areniscas van dejando definitivamente sitio a las pizarrosas. Esto se hará patente en las construcciones de los pueblos. Si bien ya hemos visto cubiertas de pizarra de casas y hórreos pronto estas serán las predominantes


El topónimo Abiera parece esta relacionado con abeyera, que puede ser una planta a la que van muchos las abejas o sencillamente lugar abundante abejas, al menos para el recitado García Arias, si bien puede referirse metafóricamente a algo relacionado con el terreno, en este caso sería con las oquedades del acantilado:
"Del latín APICULAM ‘abeja’ provienen el apelativo asturiano abeya con su variante abeicha, insecto que en épocas pasa das debió de ser bastante apreciado por el papel que le estaba reservado en la economía doméstica como productor de edulcorantes. 
Como nombre de lugar es frecuente y aparece en nuestros pueblos (...). Algunos topónimos (...) podrían, en cambio, deber el nombre a la planta conocida en asturiano como abeyera ‘toronjil’. 
De todas maneras es difícil asegurar que siempre que nombres similares hagan acto de presencia en la toponimia guarden relación directa con la apicultura; en algún caso quizá sean debidos a los huecos o cavidades de la roca, caliza fundamentalmente, por el parecido que ofrecen con el panal. Así ocurre al menos en otras latitudes donde hay datos fehacientes para tal afirmación"

A nuestros pies la bajada a la playa, buena parte de la cual va siempre en umbría, lo que es dado a humedades y por lo tanto a resbalones. Cuidado si bajamos


Al este magnífico paisaje hacia la Punta Esquión y Ricabu, donde estábamos hace un momento, el escenario del naufragio del Titania


La senda sigue ascendiendo al lado del cantil, dando vista a más ocalitales en Las Cabadas, si bien el topónimo habría de ser más correctamente escrito con v, cavadas, relativo a montes comunales, tal y como leemos en Toponimia Asturiana el porqué de los nombres de nuestros pueblos, de Xosé Lluis García Arias:
"Al terreno comunal apropiado particularmente para convertirlo en tierra de labor se le conoce en algunos concejos con el nombre de caváu o cavada, nombre que sin duda alude a la acción de cavar, del latín CAU¯ARE ‘cavar’ que sin duda manifestaba la posesión. Probablemente desde el participio débil se forma el apelativo la cavada origen del topónimo (...) 
Del participio fuerte se formó el deverbal cava ‘una medida agraria’, probablemente equivalente a lo que se consideraba que podía cavar en una jornada un cavador trabajador del viñedo"


Ciertamente se sabe que antiguamente las tierras eran aprovechadas bien para cultivos o bien para pastos hasta la misma orilla del mar. El éxodo rural y el abandono del campo provocaron o que se volviesen monte, como popularmente se dice en Asturias, o que se plantasen de pinos y eucaliptos para darles mayor rentabilidad, antes para la construcción y la minería, ahora para las celulosas


Por la misma línea acantilada, siguiendo la ondulante orografía costera, el camino sube serpenteando


Muchísimo cuidado en esta bifurcación: vayamos a la izquierda. En esta ocasión no hemos visto flecha ninguna, tal vez estuviese en algún eucalipto que ha sido talado o en alguna piedra removida durante las talas


El Camino es aquí balcón natural sobre la mar océana, merece la pena detenerse sólo se aun instante a contemplarlo


Abajo una magnífica vista de la playa y un maravilloso panorama de abruptos acantilados, en los que se aprecian las capas verticales de cuarcita y pizarra gastadas y moldeadas por los efectos de la erosión marina 


A la derecha son los acantilados de El Castel.lón y El Tayadeiru, que antes veíamos en su sector oriental desde la Playa Ricabu, que se extiende a su izquierda, hasta la Punta Esquión


Bifurcación y a la derecha. Si no hay flechas fijémonos en el ramal más abierto y pisado, con más piedras y tierra


Las zigzagueantes subidas de Las Vallotas. Sería la sexta, si no andamos mal de memoria, desde Albuerne


Y este es el mismo paisaje de antes sólo que desde un poco más arriba


A lo lejos Cabo Vidío o Cabu Vidíu, el saliente más septentrional de Asturias tras el Cabu Peñes, con sus acantilados que se elevan 80 metros sobre el nivel del mar. Allí está su faro, construido entre los años 1948 y 1950 y a su izquierda el Couzano L'Horrión del Cabo, gran peñasco a manera de islote enfrente de su punta, donde forma un bellísimo estrecho

Más cerca La Punta'l Castru y La Furada, picudo peñón agujereado por la erosión. En los acantilados a su derecha, que cierran la Playa Destillo, hay varias cuevas donde se refugió gente durante la Guerra Civil. Eran pequeñas y alargadas y únicamente podían estar adentro echados o en cuclillas. Se les bajaba la comida con una cuerda desde lo alto y la estrategia funcionó, nunca fueron capturados, según leemos en Cudillero, capricho del mar, de Covadonga Loy Madera. A la izquierda de La Furada Las Biguchinas y La Piedra del Paso


Seguimos la subida por Las Cabadas a la sombra de los ocalitos. Estas especies crecen en pocos años y enseguida son taladas, cambiando el paisaje de un día para otro prácticamente, hasta que crecen los siguientes


También se pintan flechas en ellos, si bien sus cortezas mudan también rápidamente y las flechas desaparecen


El camino es pues aquí una auténtica pista forestal por la que suben y bajan los vehículos de los taladores y de transporte de los troncos


El helecho crece profusamente en el margen del cantil...


Último repecho fuerte de esta vallota


Se acaba la cuesta y salimos a los prados de Ribón, parroquia de Cadavéu o Cadavedo, solar de muy antiguos pobladores prehistóricos, pues se encontraron útiles del Paleolítico Inferior y Medio, lo que demuestra el antiquísimo poblamiento de esta franja marítima


Y allí está Ribón, bajo los altos de La Pachera, La Campa Blanca y El Picu la Bobia (494 mts.). Al otro lado baja por Las Estazadas Nuevas el Camino de las Palancas


El topónimo designa un lugar alto, como arribón, y así es respecto a la costa y los acantilados


El camino va ahora en dirección oeste, muy llano ya, delimitado por alambradas de las fincas ganaderas colindantes


Estamos ya a punto de dejar atrás los tramos más agrestes del Camín de Las Ballotas


Las casas de Ribón se extienden esparcidas en su mayor parte a lo largo del camino que baja a la playa de su nombre, la Playa de Ribón, también llamada Playa de los Cuervos, prado abajo


Antes hemos hablado de la roca pizarrosa. Ribón es todo un símbolo de ello, aproximadamente la mitad de las casas son de teja, la otra mitad ya de pizarra: es la transición geológica de la gran veta de pizarra del occidente astur y del occidente gallego. A partir de Cadavéu, la cabeza de la parroquia, las cubiertas de casas, hórreos, iglesias, edificios de pisos, etc. serán mayoritariamente de losas de pizarra, y así será hasta bien metidos en Galicia, prácticamente hasta la Serra da Cova da Serpe, paso de tierras lucenses a Coruñesas en el camino a Sobrado dos Monxes... 


Buenas vaquerías de raza Asturiana de los Valles, la vaca roxa, de excelente carne. Estas son algunas de sus características, según la ficha del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación:
"La raza Asturiana de los Valles es una raza bovina autóctona que se cría fundamentalmente en zonas montañosas de la Cordillera Cantábrica. De carácter muy noble, resulta ideal para su manejo en condiciones extensivas, desenvolviéndose bien en terrenos accidentados y soportando perfectamente temperaturas extremas. Las vacas de raza Asturiana de los Valles son mansas, paren sin dificultad y destetan terneros de pesos elevados con buena conformación. Su extraordinaria capacidad de cría quizás sea una reminiscencia de su antigua utilización como vaca lechera"

Y estos son sus datos morfológicos, según la misma ficha ministerial:
"Los animales de la raza Asturiana de los Valles son de tamaño medio y están provistos de buen desarrollo muscular y esquelético. La cabeza es de mediano tamaño, bien proporcionada, ancha en la base de los cuernos, con perfil recto o ligeramente subconvexo. El cuello es corto, musculado y bien insertado con la espalda. La línea dorso-lumbar es recta o ligeramente ensillada. La grupa es ancha, cuadrada, bien musculada, ligeramente inclinada.

La capa es castaña con tonalidad variable que va desde el amarillo pajizo hasta el castaño rojizo"

Las casas se disponen de manera que la mayor parte del terreno sea para pasto, prácticamente Ribón es una continuidad de las brañas vaqueiras de la montaña, pues además aquí la sierra llega en la práctica a primera línea de costa


Esas casas serán nuestra referencia, pues por ellas seguiremos a la carretera N-632a, que seguiremos un buen tramo hasta las inmediaciones de Cadavéu, donde la volveremos a dejar


Para ir a la carretera tomaremos el camino que, poco más adelante, a la altura de aquella cabaña, comunica las casas y lugares de Ribón con la playa


Los hórreos de esta zona, más que corredor propiamente dicho, tienen altos faldones que lo protegen de los vientos del norte y el mar


Únicamente, en este caso al menos, presentan, orientado al sur, el clásico corredor abierto al estilo de un balcón con pasamanos de madera


Al desaparecer la sociedad cerealística, que plantaba el cereal panificable para molerlo en los molinos del río y luego amasarlo y cocerlo en casa, perdieron la función para la que fueron ideados, desapareciendo muchos y otros adaptándose a nuevos usos, no siempre bien avenidos con las correspondientes leyes de protección


También las casas cambiaron, o se construyeron de nuevo cuño, para cometidos turísticos, residenciales o de segunda vivienda


Pasamos la casa y llegamos al cruce


Primeramente miramos abajo...


A la derecha una preciosa quintana, La Casina, reformada, con hórreo y palmera en el camino a la playa


Pero nosotros no vamos a la playa sino a la carretera, como hemos dicho, tomando el camino según sube a la izquierda


Si nos fijamos, más arriba de las casas, en la ladera norte del Picu Las L.liebres (672 m), podemos ver, bajando ligeramente, el Camín de Las Palancas, que viene del Picu Paradiel.la, bajando a la derecha hacia la braña de Busmarzu


Pasando junto a la finca de la cabaña que veíamos antes subimos esta cuesta que asciende toda recta y directa hacia la carretera


El suelo es de cemento u hormigón, no de asfalto, en el que puede resbalar fácilmente el ganado


Un poco más arriba pasamos al pie de una vieja torre de la luz


Otra quintana en la subida, la casa está evidentemente reformada, el hórreo conserva su estructura de faldones de protección


Y debajo la bodega, normalmente empleada como almacén de aperos entre otras funciones


Y seguimos subiendo, con el Cantábrico a nuestras espaldas y pasando junto al seto silvestre que cierra el terreno de la casa, hasta la entrada a su finca


Una bonita palmera en lo que es casi ya el final de la subida 


Pasamos así delante de la siguiente casa de Ribón


Luego, al llegar a la última antes de la N-632 y casi sin darnos cuenta, caminaremos sobre el ferrocarril, cuyo trazado pasa bajo nosotros


El tren de mercancías pasa bajo nosotros saliendo del túnel. Este es el famoso Ferrocarril Ferrol-Gijón del que tanto hemos hablado en etapas anteriores y del que volveremos a hacerlo en las siguientes. Este tramo, (Luarca-Pravia) se inauguró en 1962, faltando todavía una década para culminar un proyecto que había echado a andar en 1886 con su aprobación en el Congreso


Salimos pues ya a la carretera N-632, que sustituyó al viejo camín real y por la que vamos a seguir hasta las inmediaciones de la cabeza de la parroquia: Cadavéu


Primeramente la carretera hace una muy pronunciada curva a la izquierda


Aquí realmente hay otra ballota, vallota o val.louta, la del río Ribón o La Pasalváu. No sabemos  si el camino subía o bajaba por ella o si iba por aquí arriba o si se ha perdido, pero ahora seguimos la carretera general


Esta estrechura de es llamada Las Foces y ahí abajo está la Playa de Ribón, que no vemos, pero sí la Punta de Cuerno


A nuestra izquierda, campos de Los Menéndez, solar de los Menéndez de Luarca, cuyo solar originario está en el vecino concejo de Tineo/Tinéu, en el siglo XVV o XVI, asentándose luego en el valdesano pueblo de Setienes y seguidamente en Luarca/L.luarca, la capital


 La carretera baja suavemente tras esta primera curva. Carretera Literaria la llegamos a llamar, tanto a esta como a su hermana la N-634, con la que enlazaremos en Canero o Caneiru, al paso del Esva, las carreteras a Galicia, con sus interminables curvas en las que echabas a veces el día, en las que de todo circulaba, turismos, tractores, camiones, algunos tan grandes que habían de parar para hacer maniobra en determinadas curvas, autocares de línea, de excursiones. Cada vez que se iba acontecía o se era testigo de alguna epopeya automovilística, glosada por algunos cronistas en sus obras, muchas de ellas artículos de prensa de los que podría hacerse una selección para publicar un volumen dedicado expresamente al tema


Tal vez el más célebre de aquellos cronistas de la carretera de las mil curvas fue Francisco Carantoña, director del diario El Comercio, que no queremos exagerar cuando decimos que sus semblanzas de sus muy frecuentes trayectos por aquí rumbo a su Galicia natal (Muros, A Coruña) y posterior regreso entrarían plenamente en la mejor literatura de viajes, describiendo no sólo los embotellamientos de Avilés o los del Semáforo del Cantábrico, sino también reclamando mejoras, relatando las primeras obras o proyectos de la autovía, las paradas obligadas en establecimientos de solera carreteril para descansar del mareo, o la llegada de la primavera cuando florecen las hortensias en estos pueblos del occidente asturiano, el Far-West como él decía por entonces


Así estas ballotas siempre han inspirado crónicas como vemos, son literalmente sierras cuyas faldas se sumergen en el mar sin apenas transición salvo en esas camperas verdes donde se asientan todos estos pueblos entre barranco y barranco, tal que aquí, donde para salvarlo la N-632 realiza una muy pronunciada y larguísima curva. Vemos desde aquí caminos alternativos a ella, más o menos similares a los que hemos pasado en las otras ballotas desde Albuerne, pero no están señalizados, tienen visos históricos, son practicables o se trata de pistas forestales


Aunque relativamente tranquila desde la inauguración de la Autovía del Cantábrico (A-8), la carretera no dispone de arcén en este tramo y hemos de extremar las precauciones ante el ocasional paso de vehículos, con mayor intensidad en verano con el turismo, las playas y las fiestas


Allí está el paredón sobre el que se dispone la vía férrea y, un poco más arriba, asoma un poco la autovía. Este tramo (Ballota-Cadavedo) fue inaugurado, si no nos fallan los datos, el 4 de julio de 2007


Este ferrocarril, como la carretera, nos ha dado que hablar y aún nos dará a lo largo de este Camino Norte, vía férrea histórica que nació como tren estratégico para comunicar las fábricas de armas asturianas con los astilleros y base de la armada en Ferrol. Cuando se inauguró totalmente, en aquel año de 1972, hacía ya muchísimo que esas premisas habían cambiado, e incluso la misma esencia del ferrocarril, triunfando ya el transporte por carretera


Aunque sin grandes subidas y bajadas la carretera es sumamente sinuosa y serpenteante para salvar la orografía de estas laderas montesinas


La misma plataforma férrea sigue estas sinuosidades orográficas en paralelo en este tramo a la carretera. Seguidamente se introduce en hondas cajas, a manera de trinchera, o en continuos túneles. La idea originara era que no se viese desde altar mar para evitar su bombardeo por flotas enemigas. Cuando fue concebido no existía la aviación y las tensiones con Estados Unidos a causa de Cuba ya hacían presagiar guerra, no descartándose ataques de la flota americana en la misma Península


Y aquí está el vértice, porque casi es un vértice geométrico, de esta cerradísima curva al salvar el curso del río Ribón o Pasalváu (¿pasu salváu?), que nace en las estribaciones occidentales del Picu las L.liebres, en Las Palancas


Este es el puente por el que baja el río a desembocar en la Playa de Ribón


Ahora hay una ligera subida a la sombra de la arboleda, relativamente recta, por lo menos en este primer trecho


El paso continuo de peregrinos ha hecho que en la cuneta de la izquierda se haya trillado un buen sendero. Atención pues al fondo ya hay alguna curva con visibilidad escasa


Pasando este pinar, arriba al final de la curva, donde acaba la cuesta, tendremos una buena vista


Vista de Ribón, dando final a lo que sería el paso por las continuas ballotas que, cual montaña rusa, hemos recorrido desde Albuerne. De Ribón, y de toda la parroquia de Cadavedo o Cadavéu, habla un ilustre oriundo de la misma, el político asturiano Santiago Menédez de Luarca, en entrevista que le realiza Marcos Palicio para La Nueva España publicada el 14-11-2011 y titulada Colores y olores del tiempo perdido:
"Si esto es Cadavedo, es que ha llegado verano. Al frente hay una playa casi virgen encajonada entre dos acantilados y arriba, en el saliente de la izquierda, una pequeña ermita vigilante. Se ve y se huele la mar. El pueblo es un gran verano con playa en la memoria de Santiago Menéndez de Luarca Navia-Osorio, según su autorretrato «un periférico de Cadavedo» con casa en Ribón, a cuatro kilómetros sin salir de la parroquia, y una singular capacidad para oler el pueblo a varias décadas de distancia. «Es difícil definir los olores», asume, pero si hay algo que asalta la memoria en la primera mención de Cadavedo es el aroma tan propio de aquella playa, «una mezcla entre mar y ocle, parte de él entrando ya en fermentación». El recuerdo del olor viene a ser la remembranza proustiana «del tiempo perdido», la confirmación de que aquel Cadavedo sigue presente, de forma literal, «en todos los sentidos». A la vista, mientras tanto, saltan las pulgas «que cogíamos para cebo» en la primera pesca de «esquilas y quisquillas en la parte más oriental de la playa, la del extremo contrario al campo de La Regalina». Aquel niño que anda descalzo, «tan guapamente», por entre las piedras del Pozo Cayón se ve a sí mismo unos años después y constata que ahora no podría, verificando cuánto «nos vamos ablandando con el tiempo»

La imaginación del político asturiano, ex subsecretario del Ministerio de Medio Rural y ex consejero de lo mismo en el Gobierno del Principado, hoy vocal asesor de la subsecretaría, le ha devuelto al entorno en el que muchos años atrás «cogí afición al ganado, a las vacas y al campo». Menéndez de Luarca siente de nuevo aquel empujón que le hizo ingeniero agrónomo y de algún modo hoy le impele a volver a volver a Ribón y a Cadavedo. Con la marea del recuerdo viene también el descubrimiento de aquella primera «denominación de origen», marcada y espontánea, que llama «indias» a las patatas de esta zona, de la parroquia de Cadavedo «como mucho» hasta Cortina. «No he vuelto a oír en ningún otro sitio aquello de "vamos pañar indias"». En el retrovisor se han detenido también aquellos trabajos duros del campo, «las cuadrillas que venían a la siega en las ganaderías grandes», las esfoyazas, las excursiones al molino de Friera, o al de Ribón, cargados con sacos de maíz y tantas otras actividades «que en cierto modo han pasado a la historia».

Nacido premonitoriamente en el edificio de la calle Jovellanos que hoy es la sede de la Agrupación Municipal Socialista de Oviedo, Ribón está desde casi siempre pintando el fondo, poniendo el decorado a los veranos, a las semanas santas y a algunos fines de semana. «Mis dos primeros veranos», rememora, «los pasé en Cadavedo, en lo que entonces era "Villa Hilda" y hoy "Villa Balbina"», y después, hasta hoy, siempre en Ribón desde la construcción de la casa familiar. Se erigió en 1948, «el año de mi nacimiento», se inauguró en 1950 y siempre «desde la ventana de mi habitación en el segundo piso se ha visto la punta de La Regalina. Era lo primero que veía al levantarme». La elección no fue casual. El apellido delata la procedencia aunque no afine demasiado. Originaria de Tineo, «en torno al siglo XV o XVI» la familia baja a Setienes (Valdés) y se establece a continuación en una casa en el muelle de Luarca..."

La entrevista es sumamente interesante pues entre los datos biográficos de la entrevista aparece la memoria viva de la historia de Ribón y de toda la parroquia: 
"Para el descanso, siempre Ribón, en esta parroquia que en boca de los geógrafos es «un núcleo rural disperso» y que «mi madre definía como un pueblo que no era ni villa ni aldea, sino más bien algo intermedio». Aquel Cadavedo que estaba a la misma distancia que hoy, pero bastante más lejos -«dos horas o dos horas y media desde Oviedo no te las quitaba nadie»- ha evolucionado perdiendo agricultores y ganaderos, pero el político asturiano agradece que el tiempo lo haya dejado «sumido en este equilibrio entre la mar y la montaña», mezclando el aroma del ocle con el de la madera de cuando ésta se tiraba con tronzador. «Me he dedicado a la cata de vinos, los olores son recuerdos» y aquí el ocle en la playa combina bien con «el de las sierras de madera», las dos que han resistido hasta hoy, Méndez y Los Barquitos. No están ya «las tiendas de la época, Casa Sabino y Casa Bernardo, adonde iba a comprar con mis padres», ni de Ribón a Cadavedo van ya a misa en carro las familias numerosas de nueve hermanos, pero a cambio sigue aquí, casi sin tocar, la fiesta muy asturiana de todos los últimos domingos de agosto. La Regalina de antes era menos multitudinaria y estaba más restringida «a una geografía más local, casi únicamente a los concejos de Valdés y Cudillero», pero ha conservado «lo más importante», agradece Menéndez de Luarca, «su espíritu de romería asturiana en un sitio tan particular y sui géneris como el campo de La Garita». Es «el equilibrio entre la fiesta y el paisaje», el preludio de aquella otra «fiesta de la playa, muy entrañable» ya cuando no había «ni altavoces, ni megafonía, ni nada más que un tingladillo que se montaba en la misma playa..."

La carretera, otra fuente inagotable de recuerdos, también en esta entrevista:
"En el paisaje también hay gente, personas «con mucha cultura, nacida y aprendida», y destaca don Juan, el médico. Ese doctor rural, «excelente profesional y persona», que «inicialmente se movía a caballo, luego en moto y por fin en un Seiscientos que se hizo muy famoso, que no era conveniente encontrarse de frente». Animando el panorama del recuerdo sigue María de Sija, «mi madre decía que era una de las personas más inteligentes que había conocido», o Juan, «peón caminero voluntario», un día que Santiago «iba a Luarca en bicicleta y me lo encontré a la ida y a la vuelta, por la mañana y por la tarde, en el mismo cruce de la carretera»
-¿Qué haces ahí?
-Apuntando los coches que pasan hacia Luarca y hacia Avilés. ¿Quieres creer que son los mismos? 
También Cadavedo, por expresa voluntad propia, quiere seguir siendo lo mismo. Sin entrar en la enorme polémica de hace unos años, con el pueblo levantado en contra de las pretensiones de hacer urbano el suelo de la localidad, a Santiago Menéndez de Luarca le parece «muy bien el mantenimiento de la esencia rural del pueblo, que no de la pobreza. Ha conseguido mantener una tipología muy propia de Cadavedo, con unos edificios más afortunados que otros, pero conservando esa estructura de la casa con huerta y prao que definió muy bien Ortega y Gasset cuando estableció la diferencia entre Asturias y Castilla y dijo que en Asturias se vive y se trabaja en el campo, mientras que en Castilla se trabaja en el campo y se vive en el pueblo». ¿Será esto esto el desarrollo sostenible? «Cadavedo lo consigue en sí mismo», sostiene, aunque aquí y en todo el campo asturiano la primera certeza confirma que «la agricultura y la ganadería son necesarias para mantener un medio rural vivo. No suficientes, pero necesarias».

Seguimos avanzando hacia aquel bosquete al final de la curva...


A nuestra izquierda Las Eras y sus campos bajo La Sierra las Palancas. Fijémonos en los somieres, siempre reciclados como improvisadas portillas


Y arriba el Picu Paradiel.la (716 m), el más alto de la sierra y otra muy importante referencia geográfica y caminera


Inconfundible con su antena, por su ladera norte baja el Camín de las Palancas. Su topónimo hace referencia a pequeña parada, si bien no se tienen noticias que hubiese una venta en esas alturas, demasiado expuestas a las inclemencias del tiempo. Pero parada hace también alusión a "parada de sementales equinos", criadero de caballos, abundantes en esas majadas También podría tener relación con prado o pared, como evolución de las palabras latinas pratella o parientem


De nuevo a la sombra de los pinos, la carretera baja un poco, muy suavemente


Al fondo, una curva: Los Carbayinos. Vamos a fijarnos mucho en ella pues allí dejaremos esta N-632a


Muchísima atención, es justo aquí a la derecha, donde hay un paso entre las barreras del quitamiedos


Hay flechas amarillas pintadas en el guardarraíl y además se ha colocado un poste señalizador artesanal para orientar a los peregrinos


Quedémonos en la memoria con este lugar pues a veces, con la umbría, la vegetación, o si nos despistamos podemos no verlo y seguir de largo


También el poste con señal puede haber caído o haberse colocado otro en sustitución diferente a este, como suele ocurrir a menudo


Tomamos pues el Camín de los Carbayinos y empezamos a bajar


Es otra hermosa senda por los bosques valdesanos, recordará a las de Las Ballotas, pues al final, tras el paso de un río, tocará subir para llegar a Cadavéu, pero tanto bajada como subida son sensiblemente más cortas y no tan selváticas como las dejadas atrás... ¿será este el ballotín del dicho o cantar: "siete ballotas y un ballotín, vaya'l demoniu qué mal camín"?


El camino, tal vez malo para los sufridos viajeros de antaño, no tiene nada de malo para nosotros, ancho y limpio, que conserva partes de su caja viaria, lo que delata su antigüedad


En la bajada, divisamos al norte, en lo alto de la rasa costera, las primeras casas de Cadavéu, cabeza de esta parroquia, glosada por el insigne Fernán Coronas, documentado desde la época altomedieval y que tuvo hospital de peregrinos, del que se sabe existía desde antes de 1646. Es además un importantísimo núcleo rural con abundante patrimonio etnográfico e indiano, de amplia e histórica actividad cultural y asociativa, uno de esos pueblos-villa con tiendas, camping, hoteles rurales y albergues de peregrinos, con mucho y bueno que ver y visitar...









                                                                
















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