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jueves, 9 de abril de 2015

LA MIARIEGA Y EL PEDREGAL (TINEO/TINÉU, ASTURIAS) LA FUENTE DE SANTIAGO, LA CASA EL COXU, LA ESCUELA Y EL SINDICATO: BAILES Y ROMERÍAS A LA SOMBRA DE EL CARBAYÓN

Cruce de L'Argumón, La Miariega a la izquierda y El Pedregal de frente

Desde el cruce de L'Argumón, dejando atrás L'Espín y Bedures, tenemos una espléndida vista de La Miariega o La Millariega, abajo a nuestra izquierda, que pertenece a la parroquia de La Pereda o La Preda y, de frente, El Pedregal, cabeza de la parroquia de igual nombre, ambas en la parte meridional de La Sierra Busmayor, por donde discurre el Camino de Santiago, bajo L'Alto la Degol.lada  y La Pena Rechón, en la parte de esta sierra, también llamada de la Miariega, de Tineo/Tinéu, o La Sierra 'a secas', conocida como La Güérgola, denominación de uno de los barrios de El Pedregal, por donde vamos a pasar enseguida


La Miariega y El Pedregal forman prácticamente un contiuum poblacional prácticamente unido salvo con un par de prados por el medio, siendo la carretera AS-216 La Espina-Ponferrada el 'cordón umbilical' que los une, como también en su momento el Camín Real o Camín Francés, ahora llamado Camino Primitivo, por donde vamos nosotros


Mismamente, algunos barrios de El Pedregal, como el de La Güérgola antes citado, o el de El Canarón, aquí en la carretera, pertenecieron en tiempos a la parroquia de La Pereda/La Preda. El Pedregal hace referencia en su nombre a la abundancia de piedra, existiendo en la parroquia varias canteras. La Güergola a algo referido a 'camino estrecho' o paso, posiblemente hacia La Sierra Busmayor, y El Canarón parece ser un aumentativo de 'canal'


La Miariega, por su parte, tendría que ver con plantaciones de miyu, 'mijo', cereal panificable que fue desplazado por el maíz pero que se plantó hasta aún no hace demasiado tiempo, cuando el campo asturiano y, muy especialmente el tinetense, se centró en la producción láctea, siendo la mayor parte de los terrenos dedicados a prados de pasto y siega o, como se decía antiguamente, 'de diente y guadaña'


También es posible, de todas maneras, que pudiese su nombre estar vinculado a 'miliario', columna que colocaban los romanos en los antiguos caminos cada mil metros y, dado que el Camín Real está vinculado a la antigua calzada Lucus Asturum-Lucus Augusti, señalada como tal en sus itinerarios y fundamental para el control y comunicación de la gran zona aurífera del occidente astur, no sería descartable esta posibilidad


La Miariega llegaría hasta esta nave de ganado que vemos prado abajo. Luego están los barrios de El Canarón, La Güérgola, El Riñón, La Calea d'Arriba, etc., que son de El Pedregal. Un poco más allá, junto a la iglesia, está el de Las Campanas o Cu la Ilesia. De la iglesia recocemos su espadaña, blanca, al pie de El Carbayón (arriba de la foto y ligeramente a la izquierda), árbol totémico de la parroquia, al lado también de la antigua escuela de niñas, que es ahora sede vecinal


Entre La Güérgola, pasando por Casa Xacalén, de prestigiosa ganadería, y por Ca'l Coxu o Casa El Coxu, el último bar que estuvo abierto en el pueblo, y un poco más allá de la iglesia de San Justo y San Pastor, el Camino irá por la carretera unos metros más, dejándola prontamente en La Torre o Casa del Hospital, así llamada por estar situada en el solar del antiguo hospital de peregrinos que aquí habría existido antaño, saliendo ya del pueblo, donde retomaremos el Camín Real


"La Millariega/La Miariega. Aldea de la parroquia de La Pereda (Tineo). (...) La atraviesa la carretera AS-216 (La Espina-Ponferrada (antes C-631), a 8 km de la villa de Tineo", ubica esta aldea el Diccionario Geográfico de Asturias. Ciudades, Villas y Pueblos, añadiendo que dispone "de extensas y ricas praderías que son base de una potente ganadería productora de leche". Hay también una capilla dedicada a Nuestra Señora del Rosario, cuyas fiestas se celebran como de "La Pereda y La Millariega"


Las praderías son, tanto las de la ladera de La Sierra como las que se extienden al sur por la llamada orográficamente 'meseta de La Espina' y que es una sucesión de llanuras y suaves y alomada colinas que se extienden desde Porciles en Salas, al este, hasta el Cruceru, cerca ya de la capital tinetense, y que reciben diferentes denominaciones cada una de ellas


Ahí por ejemplo, La Sierra Ondinas formaría parte de La Curiscada, serranía que llega también hasta más allá del Cruceru. Por ahí va la frontera parroquial entre La Preda y El Pedregal, pues Ondinas pertenece a esta segunda parroquia


El nombre de Ondinas hace referencia al agua, diminutivo de 'onda' y que hace referencia al agua (en gallego y asturiano occidental onda es 'ola'), dado que en las zonas más llanas esta formaba grandes charca, algunas aprovechadas por los romanos para la minería del oro, de ahí otros topónimos como L.lama 'lodazal' o Muel.les o Mueches (lagunas), existentes en las inmediaciones


En días claros, más allá de La Sierra Ondinas, que va de La Ponte Requeixu a la aldea de Modreiros, llegamos a ver La Chano las Penas, con Las Penas de L'Aural y, sobre todo y en la distancia, La Sierra Bixega, en el vecino concejo de Miranda, con su gran parque eólico. Entre ambas discurre, en un profundo valle, el río Narcea, del que son afluentes todos los demás ríos y regatos del suroccidente


Más a la izquierda, y al este, es La Sierra Idarga y más en lontananza y a la izquierda de La Sierra Bixega, está la Sierra'l Courío, con su cota máxima en el pico de su nombre (1.017 m), frontera de Miranda y Salas. Más a la izquierda y más cerca asoma la cima del Alto Calabazos (724 m), en La Sierra Carrales, en Salas, accesible por el pueblo de La Bouga antes citado por Joseph Millariega. Dice así la Enciclopedia del paisaje de Asturias:


El pueblo y parroquia de Idarga, que da nombre a la sierra, ya pertenece a Salas, y allí se encuentra La Molina, una gran charca en sus tiempos, ahora cubierta de vegetación, la cual fue de las aprovechadas en la minería del oro. De ella nos habla el antropólogo historiador Joseph Millariega en su libro El Pedregal, historia, vida y recuerdos:
"La laguna de La Molina está en una zona pantanosa, con base de arcillas de gran calidad. Fue el punto de origen de la energía hidráulica utilizada en el sistema de explotación minera. Actualmente es una zona pantanosa, con una escasa potencia acuífera, de unos 400 metros de largo por otros tantos de ancho, que es el punto de arranque de arroyos, siguiendo en parte los antiguos canales mineros. El pantano viene a formar una gran cubeta natural y converge a modo de embudo en un punto conocido como el morón o dique definitivo. De los primigenios intereses mineros pasó a tener otros relacionados con actividades de molienda, de ahí el toponímico local La Molina. 

Los autores de la carta arqueológica local, al llevar a cabo la delimitación del embalse, tomaron las cotas de la parte superior del antiguo muro (Peraza y Bueyes: 2007) de lo que resultó un eje mayor del pantano de unos mil metros y otros setecientos tanto al este como al oeste de esa línea central, con una extensión de 42,8 hectáreas y una profundidad máxima en el sector central de unos 4,5 y 5 metros. El dique tendría una longitud de unos 66 metros y unos 10 de anchura media. 

Cuando Peraza y Bueyes examinaron la zona, ya solo encontraron algún resto de dicha presa de contención, así como bloques de cuarcita descolocados que parecían haber formado parte del morón y que, según ellos, han sido reutilizados de forma casi masiva para la construcción de cierres en los aledaños del pantano y para otros cometidos, como servir de relleno a la caja de lo que hoy son las actuales carreteras que surcan la zona. 
Dicho muro tenía una abertura de considerables dimensiones para regular el flujo de salida de agua, con sólidas jambas de piedra y dintel a modo de frontispicio con inscripción en latín, posiblemente clásico. Y en su interior una laja también de piedra, movida con palanca, regulaba los flujos de agua, según testimonios de personas del pueblo de La Bouga, cuyos antepasados llegaron a conocer el muro y dicho aliviadero. Por desgracia, nada queda de estas reliquias históricas que hoy sería un patrimonio cultural que se podría contemplar por visitantes de todo el mundo, dado su fácil acceso. También hay que hacer notar que a lo largo del tiempo muchos vecinos de los pueblos colindantes han observado el afloramiento de maderas en el antiguo embalse de La Molina (especialmente en la zona del desaparecido dique), lo que se podría atribuir a una posible existencia de palafitos (incluso del Neolítico final) [De Luis, C.M.: 1987] o a paramentos utilizados para el control del agua"

El fenómeno del megalitismo, como el del Neolítico y la Edad del Cobre, están representados pues en la gran cantidad de necrópolis tumulares existentes y localizadas por doquier, así Joseph Millariega, citando al filólogo e historiador de la Universidad de Oviedo José Manuel González y Fernández Vallés, que hizo un recuento de lo túmulos sepulcrales megalíticos de Asturias en 1973, y que a a su vez cita al arqueólogo Pedro Alejandrino García y su pequeña publicación sobre ‘Los túmulos de El Pedregal’ (1960), nos refiere los siguientes enclaves funerarios en la zona: 
"... el Alto del Pan de la Vara, sierra de Idarga, que parte términos de Tineo y Salas, un túmulo, localizado el 25 de octubre de 1970; en el extremo SO de la sierra de Idarga y término de La Cruz, cuatro túmulos, localizados el dos de febrero de 1969; en la sierra de Ondinas, cuatro túmulos, localizados el 2 de febrero de 1969; entre El Pedregal y El Crucero, 100 metros a la izquierda de la carretera de La Espina a Tineo, 5 túmulos; en el collado de Chamas Chongas, sierra de La Curiscada, 17 túmulos, localizados el 20 de diciembre de 1970. Sin embargo, estas necrópolis, en su tenor literal, no están como tales recogidas en la Carta Arqueológica Local de Tineo (algunas pueden pertenecer a la de Salas), Resolución de 23 de diciembre de 2013, de la Consejería de Educación, Cultura y Deporte, por la que se incluyen en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias diferentes bienes arqueológicos del concejo de Tineo".

El megalitismo llega a La Sierra Bixega y casi todas las demás, al igual que las minas de oro, pues allí en Las Cobertorias (1.112 m), su cota más alta, tiene una necrópolis, y los restos de minería romana son visibles desde su vertiente oeste. "En sus laderas se asientan las brañas vaqueiras de Villaverde, Lu Puntigu, Santa Marina y Mudrerios, en donde pasan el inverno algunas de las últimas familias que todavía durante los meses de verano suben al concejo de Somiedo (Somiedu)", dice la Enciclopedia del paisaje de Asturias, es decir, pervive la trashumancia, cuyo origen habría que encontrarlo en el mismo Neolítico y que pervive en nuestros días con los vaqueiros de alzada y sus brañas de invierno y de verano


En El Picu Gaméu (973 m), en "el espolón norteño de la misma, que da paso después a la Sierra'l Couríu", es zona de paso también de la trashumancia vaqueira, como gran parte del occidente asturiano, pues desde La Bureba se accede a "la carretera que desde Silviella asciende hacia las brañas vaqueiras del concejo de Belmonte de Miranda"


Señala Joseph Millariega que los túmulos, y sus necrópolis, además de ser espacios posiblemente sagrados por constituir sepulturas, "también tenían una función de amojonamiento: los montículos delimitaban el territorio y casi nadie duda de que tenían una función también ritual. Fue una de las primeras señales de escenificación de una propiedad privada: los muertos velaban por una tierra que pertenecía a una o más tribus y todos sabían a qué atenerse"


La siguiente gran fase histórica, la de la Edad del Hierro con la cultura castreña, está aquí también representada con en castro de Pena Chana, cerca del pueblo de El Rañadoriu, del que nos informa también Joseph Millariega:
"... un enclave del que no se tuvo conocimiento hasta el año 1989, cuando se elaboró el inventario arqueológico de Tineo, que pudiera tener hasta retoques medievales. Pero la falta de presupuesto para excavaciones y el escaso interés de la Administración en recuperar este patrimonio tan cercano a nosotros nos hace pensar que los secretos de Peña Chana seguirán enterrados durante muchos años. O quizás para siempre, porque con el paso del tiempo los cambios del terreno son muy evidentes: erosión y sedimentación, entre otros..."

Los astures pésicos, los del occidente, ya conocerían la minería del oro, sin duda las labores de recogida en los ríos y posiblemente alguna más o menos rudimentaria minería. Pero cuando llegaron los romanos, cuyo motivo de guerra y conquista pudo ser antes que nada el conocimiento de la existencia de ese oro aplicaron técnicas que podríamos mismamente calificar como industriales. Damos la palabra de nuevo a Joseph Millariega:
"El apogeo minero de Ablaneda y Carlés tuvo su fase más álgida durante la dinastía de los Flavios; es decir de los emperadores Vespesiano, Tito y Domiciano: 69-96 d.C. Una actividad extractiva muy intensa, que debió de requerir ingentes recursos humanos, lo que por lógica debió ir acompañado también de enormes penurias. Una fuerza importante de trabajo eran los numerosos prisioneros de guerra, a los que, sin distinción de sexo ni edad, se les encomendaba muchas de las tareas más rudas. Las condiciones en los tajos eran muy severas; de ahí que hasta los escritores antiguos hayan vertido unas espantosas crónicas. Estrabón dejó testimonio de las mujeres que trabajaban en las minas y de los niños mineros. Diodoro señaló que '...los mineros han de extraer unas fortunas increíbles para sus amos, mientras que ellos mismos agonizan trabajando día y noche, cayendo muertos a menudo a causa de tantas penalidades. Para ellos no existe descanso o tregua en el trabajo. Se ven forzados a soportar la fatiga y los golpes que les dan los capataces. Y aún aquellos que sobreviven, gracias a la fuerza de su cuerpo y a la energía de su espíritu, solo logran alcanzar la miseria eterna. Para ellos sería mejor la muerte que una vida tan penosa...’.

Algunas Inscripciones halladas son del todo significativas: Germanus, esclavo de Marinus falleció a los 15 años; Fuscus murió a los 22; Sutrius, a los 30; Paternus, a los 20...

La minería del oro tuvo que experimentar un elevado nivel de explotación, sobre todo, a largo de los siglos I y II, enlazando con los aprovechamientos indígenas anteriores. Y no solo de oro, sino que de plata, hierro, cobre, plomo y estaño". 

Si bien está extendida la opinión que el proceso de extraer las vetas de oro era el de la arrugia o ruina montium, con la perforación de galerías en las que se prendían grandes hogueras, entrando luego gran cantidad de agua canalizada desde grandes piscinas (Las Muel.les) lo que, con la diferencia de temperatura y la presión hacía derribarse la montaña, Jospeh Millariega afirma que aquí era otra técnica la más empleada:
"En muchas ocasiones se aprecia que algunos autores (incluso en páginas de ayuntamientos) hacen referencia a que el sistema de explotación fue el de ruina montium (desmoronamiento de galerías con presión de agua) en Carlés-Ablaneda-Artosa y Navelgas, lo cual no es cierto, aunque no se descarta que, en algunas ocasiones pudiera haber sido utilizado muy residualmente. Los trabajos de la minería del oro en las citadas explotaciones fueron en corta o trinchera, con decapados y lavado (erosión) de grandes masas de tierra y rocas para ir depurando, por sedimentación, el oro y los metales pesados. 
En La Artosa llegaron a usarse una especie de cribas: la tierra y la arena se desplazaban con el agua (que era fundamental), en tanto que el oro caía a unos depósitos que todavía eran visibles hacia 1980. Este sistema de trinchera puede apreciarse perfectamente en las fanas o cortas de Genestaza (Tineo) o La Misa y La Freita (Allande). Sin embargo, también se utilizaron galerías prospectivas y pozos, bien visibles todavía, por ejemplo, en La Artosa o Navelgas. 
La mano de obra de los tajos mineros sería muy numerosa y heterogénea, resultando difícil concretar sus condiciones laborales y sociales. Estaría integrada por una variopinta amalgama de estratos: esclavos, condenados a trabajos forzados (damnati ad metalla), personas libres (muchos de ellos oriundos), mercenarios de procedencia externa o bien ciudadanos libres que ofrecerían su fuerza de trabajo a cambio de un precio o salario. Además, estarían los semilibres autóctonos, que habían sido sometidos, así como otros sujetos nativos, cuyo trabajo en las minas les facilitaría la promoción social, al igual que ocurría con las tropas auxiliares aborígenes, las cuales hallaban en el ejército una forma de ocupación a cambio de la soldada y un sistema para optar a una nada asequible promoción social. 
Las tareas de capataces e ingenieros técnicos estaban, en su mayor proporción (con las salvedades que hemos visto antes) a cargo de personal de la milicia romana: dirección, control, vigilancia de las extracciones y su correcta evacuación hacia la capital del Imperio. La administración general la ejercían los procuratores. Es de suponer que, aparte del incremento a que se vieron sometidos los poblados castreños, habría sido necesario construir gran cantidad de tendejones, cobertizos y, por supuesto, barracones de madera".

Dado que las obras de Joseph Millariega nos acompañarán y serán nuestras guías en estos pueblos, estimamos muy oportuno, dado que es aquí nacido, compartir su biografía en Bubok, donde publica sus libros:
"Joseph Millariega (J. Mill) nació en el pequeño pueblo de La Millariega (Tineo, Asturias), aunque muy pronto su familia se desplazó a La Espina, donde pasó su adolescencia, ya que sus padres regentaron el conocido Bar París. Cuando estudiaba en el Monasterio de Corias (Cangas del Narcea) enfermó gravemente del pulmón y no pudo continuar con el Bachiller laboral. Intentó seguir estudiando de nuevo cuando recobró la salud, pero tuvo una recaída que truncó su formación. Ya de mayor debió realizar penosos trabajos en los ferrocarriles, los túneles y las minas, en situaciones muy peligrosas a veces (al ser muy precarios sus conocimientos técnicos). Después aprobó (junto con su esposa Hilda) una oposición al estado español y fue funcionario de Correos y, más tarde, de la Delegación del Gobierno en el Principado de Asturias. Se pasó muchos años trabajando y entrenando por el día y estudiando por la noche. Es Graduado Social, Licenciado en Ciencias del Trabajo, Maestro, Bachelor Degree Arts&Humanities (Antropólogo) y Master en Antropología Física y Forense. Posee cuatro masters en diversas ramas del Derecho del Trabajo por la Universidad Politécnica de Madrid y otro por una institución privada, entre otras titulaciones. Fue marchador y corredor muy conocido de maratón, 100 km, 24 y 48 horas. Tiene una milla dedicada en La Fresneda, donde se le nombró vecino ejemplar. Recibió el premio a los valores humanos en Santander y fue objeto de otras numerosas distinciones en su municipio de adopción, Siero, entre ellas el distintivo de plata del municipio". 


Este paisaje de la llegada a El Pedregal sobre la Miariega, siguiendo el Camín Real o Camín Francés, como se llamaba a TODOS los caminos procedentes de allende los Pirineos, con las vacas frisonas pastando en este prado, La Sierra Busmayor a un lado y al otro La Curiscada, es para quien esto escribe siempre altamente gratificante


"Entre los montes catalogados como de utilidad pública, figura el nombrado como sierra de Tineo y Grullomayor, que se extiende de SO al NE desde la parroquia de Obona hasta las de La Pereda y Villatresmil", leemos en la Enciclopedia del paisaje de Asturias. Ahí está también El Campu Gullada, por donde sale de El Pedregal El Camín de los caminantes, llamativo nombre que, para María José Buría Fernández-Campo, era un camino de pudieron emplear los peregrinos de antaño que decidían abandonar la ruta interior para dirigirse hacia la de la costa, dado que ya desde La Espina podía vislumbrarse cómo estaban de cerrados los puertos de montaña más al occidente o comprobar cómo estaban las condiciones meteorológicas para continuar por las montañas


Al otro lado del cordal y haciendo frontera entre El Pedregal y Cezures está la braña de La Brañina, por donde va a La Casa'l Puerto El Camín de los Caminantes. La Brañina es un asentamiento vaqueiro de familias de ganaderos trashumantes del que se ocupa ampliamente Joseph Millariega en su segundo libro dedicado a la parroquia, dedicándole todo un capítulo del que compartimos lo siguiente:
"El 7 de junio de 1764 firma como testigo  en la reclamación de hidalguía de Blas Fernández, de El Pedregal, un vaqueiro de La Brañuca (La Brañina), Domingo del Río, apellido valdesano, quizás marinueto de la montaña, pero vecino de la parroquia de El Pedregal. En el documento del impuesto del año 1883-84 (equivalente al de la sal, como reza su encabezamiento) del Ayuntamiento de Tineo, perteneciente al acervo documental de Antonio Bermejo (ver más adelante), cedido por su esposa Virginia Cano y transcrito por Mari Paz García González, figura un contribuyente de la parroquia que reside en La Brañuca con un apellido netamente vaqueiro: Francisco García Feito. Y cabe señalar al respecto que, aunque en el Instrumento que sigue se recoja que La Brañina no fue una braña en el sentido estricto de la palabra, hay que tomarla como tal (aunque sea de menor entidad que otras) pues tuvo ocupación por vecinos de El Pedregal y de las brañas de Valdés y posee todos los componentes de un hábitat vaqueiro. 

En los padrones de moneda forera (desde el primero disponible de 1632) no aparece ninguna referencia expresa a vaqueiros de La Brañina o Brañuca de la parroquia de El Pedregal..."

De vaqueiros y vaqueros, así llamados en el occidente y en el centro de Asturias respectivamente, ya hemos hablado mucho y seguiremos hablando a lo largo de estas entradas de blog, pero los primeros, los ganaderos de la trashumancia en occidente, tienen una marcada personalidad como grupo, la cual pervive en nuestros días, dado su secular enfrentamiento por cuestiones de paso, pasto, presencia estacional en los pueblos bajos o brañas de invierno y demás diferencias y disputas con sus vecinos xaldos o aldeanos no vaqueiros, y los marnuetos, los habitantes de las marinas, basadas en los diferentes modos de vida de cada grupo, nómadas y sedentarios, pero que dieron lugar a toda una serie de leyendas sobre su origen, incluso entre algunos eruditos hasta bien entrado el siglo XX, carentes de fundamento


La Miariega va quedando atrás y con ella la parroquia de La Pereda, entrando en la de El Pedregal. "La parroquia comprende la aldea de El Pedregal y las caserías de Modreiros, Ondinas y Las Pontigas", leemos en el Diccionario geográfico de Asturias. En el pueblo de El Pedregal sus barrios son El Rechayu, Las Campanas, Las Caleas, El Cuetu, El Riñón y La Güérgola


Cuando se recuperó el trazado caminero jacobita del Camín Francés o Camín Real de Galicia, la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Astur-Galaico del Interior realizó las oportunas pesquisas, tal y como relataba su presidente, Laureano Víctor García Díaz a Joseph Millariega para su libro:
"Cuando a finales de 1989 se comenzó a estudiar la ruta jacobea a su paso por el concejo de Tineo, de cara a la recuperación y puesta en valor de este trazado histórico que se estaba redescubriendo en Asturias, después de muchos años de abandono y dejadez, lo hicimos por la entrada natural del Camino de Santiago en nuestro municipio, las parroquias de Santo Tomás de La Pereda y de los Santos Justo y Pastor de El Pedregal. 

Lo primero que hicimos fue hablar con la gente de más edad, aquellos que aún tenían recuerdos de ver pasar a peregrinos camino de Galicia, que recordaban historias y anécdotas de tiempos pasados y que sabían reconocer por donde pasaba el camino que recorría esas dos parroquias en busca de la villa de Tineo. Más tarde buscamos en fuentes documentales datos del paso de peregrinos, de fallecimiento de alguno de ellos al paso por estas tierras o de citas de acontecimientos relacionados con el Camino de Santiago. Lo primero que consultamos fueron los libros parroquiales, tanto los de difuntos (donde encontramos cita de algún francés fallecido y enterrado en El Pedregal) como los de fábrica y aquellos donde los párrocos suelen anotar los acontecimientos de su parroquia, bien por infrecuentes o por tratarse de asuntos que tuvieron que trasladar a la superioridad. Algunos aún se conservan en las iglesias y otros ya han sido trasladados al Archivo Histórico Diocesano en Oviedo por su antigüedad.

Pero también hablamos con otras gentes que conservaban documentos en los que se cita ‘el camino real’ o ‘camino francés’, que era como se denominaba la ruta por donde transcurrió el Camino de Santiago en los siglos XVI al XIX. La que fuera casa palacio de los Begega fue una fuente inagotable de información para completar el primer expediente de delimitación de la ruta jacobea. Lucía Rodríguez Begega, fue desde el principio socia de nuestra entidad y una persona que nos facilitó el acceso total a la extensa documentación que se conservaba en su casa. Junto a ella su madre también fue una persona entrañable, cariñosa y accesible y mantenía una memoria que nos facilitó muchos detalles del paso de peregrinos y de la existencia dentro de su casa palacio de unas habitaciones dedicadas a servir de hospital de peregrinos: a acoger y dar descanso a algunos de los caminantes que pasaban por El Pedregal en su peregrinar hacia la tumba del ‘hijo del trueno’ en la catedral compostelana".

Como tantas sierras y cordales del occidente astur, las cimas de La Sierra Busmayor o Grullomayor han sido holladas por un parque eólico y sus aerogeneradores, comunicados por anchas pistas de esta serranía a la que, como hemos dicho, solían subir aquellos peregrinos que estimaban que continuar por el interior podía ser arriesgado si la climatología era adversa.


Es el Parque Eólico Sierra de Tineo, que llega, sobre nosotros, al Alto la Degol.lá (897 m). Según el Instrumento Correspondiente al Pedregal y la Fábrica de su iglesia, de la braña de la Brañuca. (Por Senén González Ramírez: 2024), referido a dicha braña también llamada La Brañina, en el Libro de Fábrica de la Iglesia de los Santos Justo y Pastor del Pedregal, recogido en el Archivo Histórico Eclesiástico de Oviedo, existía la costumbre que los viajeros y peregrinos que se aventurasen por esta serranía fuesen amparados por los propios vaqueiros de estas brañas ante la inexistencia de otros hospedajes, por lo que estarían libres del pago de ciertos tributos:
"Señor: Josef Pérez, vecino del lugar del Pedregal del Concejo de Tineo, por sí y en nombre de los demás vecinos de dicho lugar, puestos a los pies de V.S. dice: Que don Pedro de Merás y Solís, Subdelegado de V.S. en dicho Concejo, les molesta y apremia al suplicante y más vecinos a que restituyan la renta que han cobrado de los vaqueros de la braña de la Brañuca, términos de dicho lugar, por decir tiene orden de V.S. para embargar y depositar todas las brañas de dicho concejo, siendo así que la referida braña no lo es de tanto; solamente unos términos de dicho lugar en donde los vecinos de él apastan y cortan, siendo todo el dicho lugar y sus términos de realengo y comunes de los vecinos todo su aprovechamiento, sin que Señor, Convento ni Comunidad en dicho lugar tenga hacienda, voz, ni derecho ninguno, según tiene dichos términos, sus límites y linderos señalados y por ser lugar en montaña y camino pasajero en donde todos los vecinos dan albergue a los pasajeros y pobres, por no haber mesón, venta ni hospital, los vecinos tienen por tradición y noticias antiguas fuera libre de tributos y realengo, por esta razón como lo son los vecinos de brañas del Puerto y por la omisión y por negligencia de nuestro portador se perdieron los títulos y cédulas reales que tuvieron y hoy están pagando todas las pagas reales y concejiles, como todos los demás vecinos del concejo por haberlos obligado los poderosos a ello, sin tener medios ni papeles para defenderse, todo lo que verifica ser así cierto por ser los lugares inmediatos de los conventos de San Juan de Corias, Sta. María la Real de Obona; del Cabildo de Oviedo y otros Señores poderosos donde gozan rentas y presentaciones de curatos y de sus frutos diezmables; y en el dicho lugar los frutos y parte de ellos diezmables eran de los vecinos, los cuales por tener iglesia muy capaz y consta que hicieron los vecinos y un devoto, por obviar de quedar sin misa muchas veces y morir sin los Santos Sacramentos, por estar una legua de la villa de Tineo, en donde eran feligreses, los cedieron al cura de dicha villa por venir a darles la asistencia el párroco a dicha iglesia del Pedregal, como hoy lo hace; y por esta razón hoy se hallan los vecinos muy pobres y sin medios para la asistencia de cera y aceites y ornatos para la asistencia al divino templo, por no tener como no tiene dicha Parroquia e Iglesia de San Justo del Pedregal renta de fábrica ninguna, excepto la renta de la referida braña de La Brañuca, que ésta no viene a ser braña porque tan solamente vienen a embranar y dar pastos a sus ganados unos vaqueros del concejo de Valdés tres meses del verano y estos son vecinos todo el año del concejo de Valdés y renteros del Marqués de Ferrera..."

Según se desprende de dicho documento, los vecinos de El Pedregal subían también con sus ganados a La Brañina a darles pasto, sufragando los vaqueiros el culto en la iglesia parroquial de San Justo y San Pastor:
"Por todo lo referido y atendiendo V. S. con su acostumbrado celo y en virtud a nuestra pobreza con todos medios y ser aplicado este caudal a fin del culto divino, espero V. S. mande que dicho don Pedro Manuel de Merás, no nos obligue a restituir este caudal por estar ya empleado en lo que llevo referido en el servicio de dicho culto divino; y que dicha renta de dicho pasto de dichos tres meses no se entienda por las razones referidas de la dicha braña y se nos deje libre y desembarazada por no ser de ningún Señor, Convento ni Comunidad, que así lo espero de V. S. a quien guarde Nuestro Señor dilatados siglos.

Auto

Certificando el cura párroco de la feligresía de San Justo del Pedregal ser cierta la relación que se hace en esta petición que don Pedro de Merás, Juez Ordinario del concejo de Tineo, no moleste a estas partes en la paga de la renta de la braña que se expresa. Y para que en todo momento conste y sirva de resguardo a los depositarios de estos efectos se le dé su resguardo de esta Provisión el Sr. Don Antonio Joseph de Cepeda del Consejo de S. M. en el de Hacienda; lo mandó y firmó en este lugar y Puerto de Vega, Concejo de Navia, a dieciséis días del mes de junio de mil setecientos quince años=Cepeda= Ante mí=Manuel Díez Gutiérrez..."

Y aquí abajo vemos la carretera AS-216, la llamada de La Espina-Ponferrada, cuya apertura en la segunda mitad del siglo XIX relegó al viejo Camín Real a vía pecuaria. Su trazado no dejó contentos, como vimos en la entrada correspondiente a la parroquia de La Pereda/La Preda, a los vecinos de la capital del concejo, pues desde El Cruceru bajaba al valle del Narcea sin llegar a dicha villa


Los vecinos de la parroquia de la villa de Tineo/Tinéu pleitearon asimismo para tener acceso a los terrenos comunales, propiedad del Ayuntamiento, que secularmente aprovechaban los vecinos de El Pedregal y de la vecina parroquia de Santolaya o Santa Eulalia para sacar rozu, plantas de monte bajo que se empleaban como mullida o cama para el ganado en las cuadras, resultando parte después del estiércol, fundamental para abonar los campos. Esto dio lugar a los 'sangrientos sucesos de La Curiscada', de los que Joseph Millariega extrae noticias de la prensa de la época, como esta noticia en La Opinión, diario independiente de la mañana, de Madrid, a 29 de diciembre de 1931:
" El alcalde de Tineo intentó aprovecharse del monte Curiscada contra lo dispuesto en tres Reales Órdenes y una sentencia del Supremo y al efecto consiguió concentrar varios puestos de la Guardia Civil y, amparados por ésta, se presentaron los vecinos de la villa para aprovecharse del citado monte. Se opusieron las parroquias de Santa Eulalia y Pedregal, intervino la Guardia Civil al mando de un teniente y del choque resultaron un muerto y varios heridos, cuatro de ellos gravísimos".

Y es que el trabajo de las caserías siempre fue fundamental para la economía tinetense; estamos en un concejo en el que las labores agropecuarias predominan totalmente en sus parroquias. Las antiguas caserías familiares, eso sí, han desaparecido por falta de rentabilidad y los ganaderos han tenido que especializarse en grandes rebaños de vacuno de leche y carne. En El Pedregal nació además la famosa industria de la Mantequera de Tineo, junto a cuyo edificio histórico pasaremos prontamente, al llegar a la carretera. Ahora está ubicada en el Polígono de la Curiscada. Compartimos el reportaje que le dedica El Campo en Asturias:
"En un municipio de referencia en la producción láctea asturiana y nacional como es Tineo, se recuerda cómo antiguamente las mujeres de los pueblos bajaban al mercado semanal de la villa a vender mantequillas elaboradas de forma artesanal y que envolvían en hojas de berza para que se conservasen y no sufrieran alteración en el viaje. Allá por 1920 se fundó Mantequera de Tineo apostando por la transformación y ofreciendo un producto fresco, artesano y de calidad, nacía mantequilla Imperial que se diferenciaba del resto por su comercialización en lata y conservar el sabor de siempre, el que recuerda a las rebanadas de pan con mantequilla que nos daban nuestras abuelas como desayuno o merienda. 
En 1987 la familia Rodríguez Peláez de Cafés El Gallego pasó a tener una participación mayoritaria en la factoría respetando uno de sus valores más destacados, su arraigo al territorio y con la idea de darle un impulso. En 1999 adquirieron la marca leonesa Lorenzana para trasladar la producción a Tineo. Posteriormente Cafento adquirió la factoría en su totalidad. El 27 de julio de 2020 se elaboraba la primera lata de mantequilla en las nuevas instalaciones de Mantequera de Tineo ubicada en el Polígono Industrial de La Curiscada y cuya producción alcanza las 500 toneladas anuales bajo las marcas Imperial y Lorenzana. 
“Asturias es una comunidad con una fuerte tradición mantequera. La empresa estuvo marcada por la evolución del mercado, en un principio con clientes cercanos, posteriormente con su foco en Madrid donde habían emigrado tinetenses en busca de trabajo y llevaron el producto, después se expandió hacia Andalucía”, explica Lorena Rodríguez Martínez, responsable de Marketing de Mantequera de Tineo. “En nuestra región y en toda la zona norte del país se consume mantequilla sin sal, pero en los inicios de la factoría cuando había demanda de otras regiones, la sal era el método de conservación más natural y eficiente, motivo por el que de Madrid hacia abajo se consuma mantequilla con sal y tengan el paladar acostumbrado a ello. Aproximadamente un 70% de nuestra producción es mantequilla con sal, la cual es destinada mayoritariamente al sur de España donde es muy habitual que sirva de desayuno con tostadas”, afirma Lorena. “En el año 2000 se relanzó la marca Lorenzana y es la que más peso tiene allí, así como Imperial es más conocida en el norte”, concluye. 
Actualmente Mantequera de Tineo cuenta con 15 empleados y siguen elaborando sus productos “con materia prima muy fresca y con un toque especial, el secreto en la elaboración lo aporta el manaser, sus rodillos amasan la mantequilla logrando la textura y untuosidad que el maestro mantequero considera adecuadas para pasar al envasado”, explica Pedro Álvarez, el director de la factoría tinetense. 
El trabajo en su sala I+D aporta unas excelentes perspectivas de futuro ligadas a nuevas elaboraciones con leche sin lactosa, con leche ecológica o con especias. “Hay varios proyectos encima de la mesa y trabajamos en ellos, ofrecemos un producto diferente y no competimos en producción con la elaboración industrial, por eso seguimos apostando por un producto artesano y diferenciado que tanto el mercado como los consumidores aprecian”, afirma Pedro Álvarez. “La idea es incrementar la producción y destacar que otra de nuestras señas de identidad es la frescura con la que ponemos nuestro producto en el mercado”, comenta. 
En un futuro próximo Mantequera de Tineo ofrecerá visitas guiadas donde se podrá conocer el proceso de elaboración y disfrutar de un museo que recoge la historia de la factoría, así como degustar los productos in situ e incluso tendrá una parte de tienda donde se podrán adquirir. “Esta será una opción más y un incentivo para las visitas turísticas al municipio, ofrecer una experiencia diferente manteniendo viva la cultura de la mantequilla, algo tan arraigado en nuestra tierra”, afirma Lorena Rodríguez. “También queremos dar a conocer otras posibilidades culinarias del producto”, explica".

Sobre la carretera, de la que, como hemos dicho, ya hemos hablado algo en las entradas de blog correspondientes a los tramos anteriores del Camino de Santiago, decir que antaño circulaba por ella El Centello, el autobús de Lucianín el de Ablanedo. Pero cuando se trataba de la pasión futbolística varios vecinos cogían un taxi para ver los partidos del Real Oviedo, como le relata la vecina Mari Paz a Joseph Millariega en su libro, hablando de su padre José Antonio, Pepe El Churro:
"Lo llevaba con mucha ilusión, interés y alegría, aunque ya sabemos que el fútbol produce algún altibajo, dependiendo de la marcha del equipo y del resultado. Iban al Tartiere varios de la zona: Arsenio el de La Espina, Luis el de Ablanedo, Ángel el de Tineo, Lolo de Brañameana, otro de la funeraria de Cornellana y no sé si alguno más... En esta etapa alquilaban un taxi para llevarlos y traerlos. En cada partido que el Oviedo jugaba en casa llevaban un bollo preñado un día cada uno y lo comían al regreso en el Bar Covadonga de La Espina".

Más adelante la empresa ALSA puso en circulación para los aficionados del suroccidente la Línea Azul, autobús que salía de Cantas del Narcea recorriendo todos los pueblos de la carretera:
"Pero cuando era más joven, antes de que existiese la ‘línea azul’ ya acudía a presenciar los partidos del Oviedo en el Carlos Tartiere. Iba en bicicleta desde El Pedregal hasta Grado y allí tomaba el ferrocarril de línea estrecha conocido como El Vasco, que era el que le retornaba de nuevo a Grado al terminar los encuentros. Allí cogía otra vez la bicicleta para afrontar las subidas de La Cabruñana y de La Espina, llegando de nuevo a su casa de El Pedregal. Puede que hasta le cogiese la noche por el camino..."

Este vecino de El Pedregal siguió yendo carretera adelante y atrás, yendo y viniendo, quincenalmente a ver los partidos de su equipo, siendo Un oviedista ejemplar, como le tituló el tinetense René García Fernánez en La Nueva España del 12-11-2010:
"Hoy quiero llegar a los lectores del diario LA NUEVA ESPAÑA para presentar a un tinetense del pueblo de El Pedregal, en el concejo de Tineo. 
Me refiero al actogenario José Antonio García Rodríguez, más conocido por «Pepe el Churro». 
Este hombre gran aficionado a su Oviedín del alma es socio del Real Oviedo desde hace muchos años, con carné número 2.101 (Tribuna Herrerita) pero seguidor del mismo desde hace 70 años. 
A los 17 años (1940) del siglo pasado empieza su camino deportivo desplazándose quincenalmente desde su pueblo hasta la capital a presenciar los encuentros que el Real Oviedo disputaba en su campo de Buenavista, hoy desaparecido, donde conoció a sus grandes figuras, Lángara, Herrerita, Antón el de la Boina, Chuché y muchos más ya desaparecidos de aquel glorioso Oviedo. 
¿Cómo hacía el viaje? Pues yendo en bicicleta hasta las localidades de Pravia o Grado y desde allí coger el tren que lo llevaba a la capital y regresando a su pueblo por el mismo medio que lo había llevado, sufriendo los avatares de la climatología y de su inseparable «dos ruedas». Sólo su amor a los colores azules pudo con tantas adversidades que el bueno de Pepe supo sobrellevar. 
Por todo ello y por tratarse de un socio ejemplar, pido a la directiva que preside don Dámaso Bances un pequeño reconocimiento a la persona de Pepe, que lo tiene bien merecido".

El Canarón, en la carretera hay señales que advierten a los automovilistas que están en un tramo del Camino de Santiago, por lo que pueden aparecer peregrinos en la vía


Realmente a la carretera no salimos más que un trecho desde Cá Xacalén, en La Güérgola, hasta La Torre, pero cierto es que, por diferentes motivos, hay peregrinos que optan por el sufrido y, todo hay que decirlo, peligroso asfalto de una vía en muchos tramos sin siquiera arcén. Recordamos al respecto lo que dice la web de Villazón, en Salas, donde recomiendan seguir el Camino y no la carretera:
"Aconsejamos siempre a los peregrinos que sigan esta ruta y no vayan por la carretera nacional, mas peligrosa, sin arcenes, sin sombras y con el suelo mas duro. Desgraciadamente, a veces, personas bienintencionadas, les recomiendan la carretera, decisión equivocada. pues además de cansarse mas, de sufrir mas en los pies y de correr mas peligro, no disfrutarán de las bellezas que les hemos descrito..."

Antes que las caserías se especializasen en la ganadería vacuna había grandes plantaciones de maíz para hacer el pan, la borona, en casa. Se llevaba a moler a los varios molinos de la parroquia, como El Molín d'Ondinas, que sería de los de vecera, de siete casas que cada una tenía su vez, de ahí 'vecera', su turno o día para ir a moler. Allí está también L'Alto Burrales, que da paso, al oeste a La Sierra la Curiscada, de la que nos cuentan así en la Enciclopedia del paisaje de Asturias:
"Importante monte de utilidad pública llamado sierra de La Curiscada. Se extiende con más de mil hectáreas uniéndose por la parte occidental con el catalogado monte de La Curiscada y Cetrales, abarcando una amplia superficie de suave topografía, aunque no exenta de barrancadas, crestones rocosos y pequeñas elevaciones. Está atravesado por la carretera AS-216, y en su interior se ubican un polígono industrial, un aeródromo para uso contra incendios, varios restos de túmulos funerarios, reliquias de antiguas canalizaciones de aguas para explotaciones mineras de los romanos, y un excelente actual aprovechamiento de sus pastos para la cabaña local. Su altura oscila entre los 500 y poco más de 700 m. A fines de la década de los 80 del siglo XX se instaló un pequeño aeródromo con pista de despegue de 1.000 m con orientación SO al NE y apto para aviones y helicópteros utilizados en la lucha contra incendios forestales de la zona occidental. Se ha ubicado en la parte occidental de este monte, inmediato a la AS-216 desde la que se accede a través del camino municipal que conduce a Truébano y La Uz. En 1936 ya se había habilitado una simple pista de tierra y césped, la lado de la misma carretera, en terrenos hoy día ocupados por el polígono industrial (antes llamados "los llanos de la Curiscada"), donde aterrizaron algunos de los aparatos utilizados por los nacionales en la Guerra Civil en Asturias. Y en el mismo lugar aterrizó y sirvió de base operativa durante varios días de las fiestas veraniegas del año 1929, la avioneta que pilotaban el comandante José Rodríguez y Díaz de Lecea (que llegaría a ser ministro del Aire en 1957-62) y la señorita María Luisa Bernaldo de Quirós".

Este trecho del Camín Real es aquí llamado El Camín de Güérgola, que va desde el barrio de El Riñón hasta Bedures, según nos informa la historiadora María José Buría Fernández, Licenciada en Historia del Arte, aquí nacida en el 28 de septiembre de 1953 y autora del libro Toponimia de El Pedregal


Vacas frisonas, grandes productoras de leche, de la casería de Cá Ladio. Otra vecina, Pacita, le relata a Joseph Millariega sus recuerdos de las caserías de antaño y de cómo fueron llegando ejemplares de esta raza al pueblo:
"Empezamos con nueve vacas en ese año de 1951. No eran tantas como las que hay ahora en las caserías, pero en aquel tiempo la hacienda de El Churro era la que más vacas tenía. El abundante terreno que teníamos nos lo permitía y llegó a haber más de treinta, contando las novillas: dos cuadras llenas. En otras casas había menos: en unas dos, en otras tres, en otras cinco (...) Además no era una gran cantidad de leche la que había en un principio (aunque de buena calidad), porque se trataba de vacas roxas y además una parte la mamaban los terneros. Las holandesas tardaron en venir... Aquí en El Pedregal se habían traído también unas novillas de Canadá y nosotros nos quedamos con una. Pues bien: cada año paría una xatina, que íbamos criando con mimo y cuando nos dimos cuenta teníamos varias vacas de esa raza. Después la llegada del tractor lo revolucionó todo..."

Cuesta abajo grandes castaños y carbayos se elevan sobre el camino, supervivientes de los muchos castañeos y carbayeras de antes, plantándose no pocos ejemplares por los caminos, dando buena sombra a los viajeros, arrieros, trashumantes y peregrinos, así como ofreciéndoles sus frutos que, caídos a suelo público, eran de uso público, según el derecho consetudinario. Recordemos que en tiempos de penurias, servían para hacer pan y, antes de la llegada de las fabas y patatas de América, las castañas eran la consistencia de los potes...


El Camino sigue bajando suavemente con El Pedregal de frente, pueblo de Manel de La Carrina: ganadero y monologuista, como le dice Joseph Millariega en su libro, rescatando alguno de sus célebres monólogos y conversando con Ana Elia Fernández Arviza, su mujer, de sus recuerdos de este artista que fue su marido...
"Nací en Casa Franca de Ovés parroquia de La Espina (Salas) y conocí a José Manuel Fernández de la Uz (Manel de La Carrina) en 1971, en la Festona de La Espina, pues tampoco íbamos a tantas fiestas y muchos noviazgos solían formarse en esas ocasiones. Tuvimos tres hijas: Mónica, Verónica y Ana Isabel. Manel era muy conocido por sus monólogos, aunque comenzó con un grupo de teatro en El Pedregal dirigido por el sacerdote José Luis García Vigón. Todos los años actuaba en la Feria de Muestras de Tineo. También participaba en muchos concursos, sin ningún interés económico. Muchas veces ganaba o era finalista, aunque siempre le gustaba que le dieran algún trofeo, recuerdo o detalle. Como teníamos vacas, había que combinar el despachar el ganado con la hora en la que actuaba. En ocasiones los concursos eran por el día o por la tarde y entonces había que salir corriendo para llegar a atender las vacas adecuadamente (darles de comer, ordeñarlas y otras labores que hay que hacer enlas ganaderías). En un principio tuvimos unas quince reses, aunque cuando ya se hizo la cuadra nueva había muchas más... (...) 
Manel disfrutaba mucho con los monólogos: era algo que formaba parte de su vida y que yo siempre respeté. Le gustaba hacer reír a los demás y que fueran felices. Tenía un arte especial para ello y siempre gustaban sus actuaciones. Aunque él arreglara los textos con partes de su cosecha propia, la mayoría de los monólogos los extraía del escritor y humorista de Tineo Constantino Pérez Suárez, Tino’l Rufo. 
Manel intentaba transmitir un mensaje al público sobre temas de actualidad o sobre aquellos asuntos que eran muy clásicos y populares, como por ejemplo los de las relaciones con las suegras. También tenía mucho éxito otro en el que actuaba con una muñeca y cuando Ana Isabel era pequeña, en vez de utilizar dicha muñeca cogía en brazos a la nena y hacía la función con ella como si se tratara de la muñeca, pero, claro, con mucho más cariño. (...) 
Ensayaba en voz alta mientras mucía las vacas, pues, aunque todo estaba mecanizado, siempre había alguna que había tenido un parto o que estaba delicada (a lo mejor padeciendo mamitis) y había que catarla a mano. O bien cuando se marchaba la luz, pues hace años faltaba la energía muchas veces... 
Cuando tenía actuación, aunque estuviese trabajando con las vacas, lo veías ensayando y maquinando en voz alta: rucurucu, rucu rucu... O incluso cuando estaba segando o trabajando por los praos..."

El Camino baja suavemente hacia las primeras casas de El Pedregal, viendo aquí abajo las de El Canarón, entre ellas Villa Estrella, Cá Francisco Carlota y otras


En El Canarón están también Cá Galdinu, Cá'l Gallegu o Cá Valle, Cá Olvido'l Churru, Cá Rúa... Más atrás están los campos de Las Xuirías, el barrio de El Rechayu, los prados de El Cortinal del Rechayu, de Vaucura, El Rozón, L'Aural y otros que se extienden hacia La Sierra Curiscada, cuya loma alargada destaca siempre en lontananza


Más vistas a la hermosa meseta de La Sierra Ondinas y La Sierra Modreiros, con La Sierra Idarga en la distancia y a lo lejos la línea de cumbres de El Courío, El Picu Gaméu y Bixega... 


La vista llega, mirando atrás, al este, al Monte'l Molinón, La Molina y la ya lejana Sierra Bodenaya, también con su parte eólico, cuya máxima altura es El Rebollín (816 m). Atrás ha quedado ya La Miariega, donde están Cá'l Cabrito, Cá'l Cagarato, Cá Telo, Cá Xuaco y Cá Pepe Tilia (José de La Torre), donde nació Joseph Millariega el 30 de junio de 1954...
"Mis padres fueron Eloy y Aurora. Mi madre era hija de María Fernández (mi abuela materna entroncada con Aurora La Rubiona de Villatresmil), una viuda temprana tras la guerra que había quedado expuesta a las miserias del mundo y de un país desvencijado con tres hijos más (aparte de mi madre): Lolo, Pepín (el padre de mí primo Joselito, de Ponte) y Edelmiro. Yo no tengo muy claro por qué nací en esa casa de La Millariega y nunca me lo quisieron contar, pero siempre supuse que Pepe Tilia había acogido a mi abuela María como compañera de viaje de sus últimos años, a pesar de tener ella detrás una abundante prole. Venían de una casa de Cezures (que yo visité no hace mucho tiempo) en la que no sé cómo conseguían acomodarse todos, dado lo reducido de sus espacios y la escasez de dependencias donde dormir. Supongo que varios en una cama... Allí tuvieron algo de ganado y cultivaron el campo: no sé cómo lograron sobrevivir... Sí, lo sé: pasando muchas privaciones, como la mayoría de sus coetáneos, de ahí que María muchos años después siguiera pelando las patatas como si les quitara en vez del mondo un papel de fumar... 
Yo jamás vi a María y a Pepe juntos, salvo para comer en la mesa. Sé que la nueva casa se estrenó hacia mediados de la década de 1940 porque hicieron una fiesta y a ella acudieron muchos vecinos(as). Verardo (que cumplió 90 años el día de San Bartuelo de 2024) y Tere, de El Pedregal, me cuentan que fueron a dicha inauguración y que había una gran sala a un andar que se utilizó como salón de baile, que fue la que yo conocí. Entrabas y a la derecha estaba la cocina, después la habitación de mis padres (en la que nací) y a continuación la de Pepe. De niño yo dormía con mi abuela en una cama solitaria al fondo de la enorme sala, en la que también se celebraban los esfoyones. A continuación, una puerta daba a un pajar cuya pared derecha colindaba con Casa Xuaco. Debajo del piso estaba la cuadra y anexa a ella la corte de los cerdos. También estaba la Casina del Forno, con horno tradicional y llariega. Creo recordar que mi abuela María me dijo que por algún tiempo había vivido en ella (supongo que cuando llegó a La Millariega), no me explico cómo, dado su reducido tamaño..."

Entramos en el pueblo y parroquia de El Pedregal dando vista a El Canarón, donde estuvo además, en la carretera, el bar de este nombre, "que se conocía como Casa Visita, porque así se llamaba la dueña, Visita Díez Álvarez, cuyo marido, José Rodríguez, era madreñeiro y las hacía de buena calidad y muy guapas. También tenían tienda-bar y se podían ver los calderos colgados en el techo del negocio", relata Anita Fernéndez García para El Pedregal: historias, vidas y recuerdos I, añadiendo lo siguiente...
"Además, ponían la televisión (en las casas no había) y los domingos íbamos a ver ‘La casa de la pradera’ (nos gustaba mucho) y a Herta Franklin con su perrita Marilín. La hija, María Esther, tenía un tocadiscos y hacíamos baile, poniendo canciones de Manolo Escobar, alguna mejicana, otras más modernas yeyés que empezaban a venir y cosas así... Íbamos para allí algunas mozas y venían también mozos y chavalas de Tineo y bailábamos con los chicos..."

Más allá de La Curiscada, las nieblas no nos dejan ver bien Penamanteiga o Pena Manteiga, también como La Sierra Bixega al otro lado del Narcea y en el concejo de Miranda, cuya cota cimera es El Picu l'Hurru (1.527 m)


El nombre del pico se refiere a 'lugar elevado', raíz prerromana ur, más que a un hórreo propiamente dicho, aunque las palabras puedan estar emparentadas. En cuanto al curioso nombre de Penamanteiga consultaremos el Diccionario toponímico de la montaña asturiana del profesor Xulio Concepción:
"...escuchamos la vos de los vaqueros y vaqueras: afirman convencidos que los pastos bajo la peña dan una leche especial para la manteiga. También cabrían otras raíces deformadas por la interpretación popular.

Pena Manteiga se levanta sobre unas brañas altas de buenos pastos, con yerbas fuertes sobre tupidas praderas, que producen una leche manteigosa, a poco de subir las vacas en verano. Cuentan los vaqueros que, cuando bajan leche de la braña en las butías, al llegar a casa, ya llega en parte mazada; con abundantes gorotsos de manteiga; sólo hay que axuntala ya."

La Sierra Bixega, por su parte, debe su nombre al pueblo y parroquia de este nombre en el concejo de Miranda que, según se entresaca de la documentación medieval es un antropónimo femenino de alguna dueña de una villae en época tardorromana o altomedieval. La Sierra'l Courío viene para Xulio Concepción de la raíz prerromana kor, 'altura, cumbre, roca', y El Picu Gaméu "tal vez de la raíz céltica kam-b- ('curva'); o gala kambo ('encorvado'), que daría el mismo latín camba, 'curva', en consecuencia. En el uso toponímico asturiano, se trataría de describir el terreno por su forma 'empozada', cóncava', 'encorvada' "



Más en la lejanía son los altos picachos de los puertos de la Cordillera, como el de La Mesa, paso del célebre Camín Real de la Mesa que fue, durante siglos, la principal comunicación entre el centro de Asturias y la meseta


Llegamos a la primera casa de El Pedregal en el Camino de Santiago, que sigue bajando moderadamente y, a partir de aquí, ya asfaltado para ir entrando en el pueblo. En la distancia, El Carbayón delata dónde se encuentra la iglesia parroquial


La expectación crece, ante la llegada del peregrino...


Se suman más, a vernos pasar, en esta bella y entrañable estampa canina en el jardín


"Tiene una superficie de 5 kilómetros cuadrados y en su relieve se distinguen dos áreas: la ocupada por un retazo de la vertiente meridional de la sierra de Tineo, y una plataforma inclinada a la que pone freno la sierra de La Curiscada, que se alza ligeramente sobre ella", esta es la explicación que, sobre la orografía de la parroquia de El Pedregal, nos ofrece la Gran Enciclopedia Asturiana en su edición de 1996 (tomo 20, pag. 165). También llama la atención sobre que La Torre o Casa del Hospital, a pesar de que este segundo apelativo "ha hecho pensar a algunos autores  que en este solar hubo en sus días una fundación hospitalaria para peregrinos; sin embargo  este supuesto establecimiento asistencial", no se encuentra suficientemente documentado", lo que contrasta con la noticia de las "habitaciones dedicadas a servir de hospital de peregrinos" que le habrían enseñado a Laureano Víctor García Díaz en dicha casa


En su edición de 1981 (tomo 11, pag. 158), la Gran Enciclopedia Asturiana dice así de El Pedregal:
"Importante parroquia ganadera del término municipal de Tineo. Comprende las siguientes entidades de población: Modreiros, Ondinas, El Pedregal y Las Pontigas. Salvo El Pedregal, que es importante aldea, los demás son pequeños caseríos diseminados sobre terrenos de cota no inferior a los 680 m., ricos en pastos que aprovechan lotes de ganado vacuno, siendo la venta de la leche una fuente de riqueza abundante y bien distribuida entre la población de toda la parroquia. Esta se halla situada al NO. de la sierra de La Curiscada, gran parte de la cual figura entre los terrenos propios, así como los de la sierra de Ondinas. La carretera La Espina-Ponferrada atraviesa el término parroquial de NE a SO. y en si mismo margen se levanta el viejo templo dedicado a los Santos Justo y Pastor. El elevado índice de motomecanización alcanzado por la población campesinba de la parroquia, la sitúa no sólo a la cabeza del concejo sino incluso de la provincia".

Tierras de antigua propiedad monástica, la impronta de los monjes marcó el devenir de estas parroquias si bien ya, antes de la desamortización del siglo XIX, muchas heredades habían pasado a particulares, principalmente de la nobleza local


La costumbre de dejar los abades la administración de sus dominios, especialmente el cobro de tributos a los campesinos, en manos de algunos linajes principales, fue ocasionando los inevitables pleitos y las tierras fueron cambiando de manos. Escribe Jospeph Millariega:
"Al igual que La Pereda, la parroquia de los Santos Justo y Pastor de El Pedregal perteneció antiguamente a los monjes del monasterio de San Juan de Corias. Es muy posible que el propio Hospital de Peregrinos de los Begega fuera una fundación de los monjes corienses, como agradecimiento a las donaciones que el rey Fernando III había realizado al monasterio en aquellas tierras. Este centro de acogida de peregrinos funciono hasta finales del siglo XIX, momento en que se vivió un declive importante en las peregrinaciones, especialmente en los itinerarios del norte y que hizo que estos lugares fueran cambiando de funciones, convirtiéndose en escuelas o centros con otros usos sociales muy diferentes a los originarios".


Acaba la bajada y llegamos, a la entrada de esta primera casa, a La Fonte'l Santu o de Santiago, un lugar de descanso para los peregrinos que tiene su historia, digna de ser contada...


Hay aquí una fuente con dos bancos de piedra y una máquina expendedora de vending de las que tanto proliferan actualmente en los caminos de Santiago. Fue hecha por el vecino Tino Pertierra de Casa Cuña, según él mismo explica a Sonia Fidalgo, presentadora del programa Pueblos de la Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA), que en su emisión del 17-10-2022 dedicaba a El Pedregal (minuto 32:08) y que transcribe Joseph Millariega en su libro:
"Una fuente que tien una historia... Los hijos del mi hermano que murió en Puerto Rico venían todos los años de veraneo y veían a los caminantes pasar. Y, aunque en aquellos tiempos (hace 18 años) eran menos, me encargaron: ¡hay que hacéis una fuente aquí! El caso es que ellos marcharon y yo me olvidé de la fuente, pero cuando nacieron el mi nieto y la nieta mandaron desde Puerto Rico un paquete pa los críos, con la sorpresa de que dentro venía también un croquis de la fuente (Tino se emociona). Y la tuve que hacer y ahí ta hecha... Además, recorrí la mitad de Asturias buscando un Santiago [Após-
tol]"

Efectivamente, si nos acercamos, vemos la fuente, con un cañu y una concha peregrina y, a la derecha, una hornacina, protegida por crista, con una imagen de Santiago


Santiago peregrino con su hábito, libro y bordón...


Existe un orificio encima por el que se pueden echar limosnas; dice de ello Tino Pertierra:
"... meten dinero allí... Y me dicen a veces que ¿ese dinero pa quién es? Bueno..., les digo, es pa quien hizo el trabajo, porque tuve que coger el tractor y el arado y dar un riego desde un manantial que tengo ahí más arriba en una arboleda. Bajé el agua y la puse..."

Y ahí tenemos la fuente propiamente dicha, donde no falta la concha peregrina y el cartel de agua potable, artísticamente dispuesto en forma de 'T' invertida


Cuando, avanzando la primavera y llegando el verano, crece la hoja de los arbustos, la fuente se convierte en un lugar de muy agradable sombra y frescor


En esta misma explanada, a la entrada de la casa, se han dispuesto unos palés para sentarse y descansar


Perfecto lugar para una parada...


Fijémonos también en las placas de cerámica en la columna izquierda del muro de la portilla


En ellas leemos AQUÍ VIVE UNA PEREGRINA y AQUÍ VIVE UN PEREGRINO, junto con los símbolos del Camino, la concha, la flecha y la cruz de Santiago


Desde la fuente continuamos ruta por los campos de El Canarón adelante, hacia La Güérgola...


El Camino hace ahora un poco de rampa en moderada cuesta, con El Canarón a nuestra izquierda


Y en La Güérgola Cá Loño Cuña, a nuestra derecha


Aquí acaba la cuesta y hay un cruce...


Seguimos ahora de frente, bajando un poco. A lo lejos, aquel grandísimo abeto plantado por Loño y Tino Pertierra en 1959, nos sirve de referencia para conocer cuándo y dónde vamos a llegar a la carretera


Fijémonos ahora en un detalle, aquí en el suelo


Una cruz con una concha peregrina. Cuando vengáis es posible ya estén borradas, a no ser que se repiten, las letras de la frase CAMINO DE SANTIAGO pintadas en el suelo


Desde aquí seguimos camino por La Güérgola, "el terreno de la Güérgola que está junto al de Pedregal, que es todo enteramente del dicho Monasterio de San Juan de Corias", se lee en un documento de 1636 en que se resalta también que los testigos en él nombrados "declaran que saben que todo el término de la Güérgola es propiedad y posesión del Monasterio de San Juan de Corias", al igual que "con términos de la Millariega que es asimismo de San Juan de Corias". Todo era posesión de aquella del monasterio cangués que, con sus enormes posesiones, dependía nominalmente de la mitra ovetense, aunque disponía de gran autonomía


Fundado en 1032 y gestionado por monjes benedictinos, alcanzó su máximo esplendor entre los siglos XII y XIII, cuando poseía gran parte del occidente asturiano y muchas tierras en León. Leemos en Archivos de Asturias:
"El patrimonio se extendía principalmente por los actuales concejos de Allande, Tineo y Cangas del Narcea, aunque llegó a extenderse por el norte hasta el Cantábrico y por el sur hasta León capital. Poco a poco el Monasterio iba acrecentando su poder y a principios del siglo XII era ya un foco de influencia fundamental en la zona, se había convertido en el señorío monástico más importante de la Asturias occidental. A partir de los siglos XIII y XIV parece que la observancia de la Regla Benedictina es menos estricta, los monjes relajaron sus costumbres y los Abades dejan de ser elegidos por la comunidad pasando a serlo los Obispos o altos cargos eclesiásticos"

En 1636, cuando se redacta el documento antes reseñado que menciona a La Güergola, hacía exactamente cien años que el monasterio había pasado a depender de la Congregación de San Benito de Valladolid, que puso coto a la relajación de costumbres. El convento perdía independencia y poder pero aún en el Catastro de Ensenada, a mediados del siglo XVIII, "aparece como "Mayor Hacendado del Principado de Asturias". La leyes desamortizadoras del siglo XIX llevaron a la exclaustración de los monjes Benedictinos en el año 1835. En el mismo año la comunidad de los Padres Dominicos llega a Corias donde se establece hasta la actualidad."


Cá las Pachinas, antiguo caserón de piedra de La Güérgola que nos muestra cómo serían las casas del pueblo antiguamente, siguiendo el esquema de paredes de mampostería con esquinas y vanos de sillería


El Camino se torna calle, al pasar entre estas casas, ye en llano, haciendo una curva un poco más adelante


A pasar, nos llama la atención poderosamente esta puerta, o portón, más bajo que una persona...


Su dintel, además, no es de piedra, sino de madera


A la derecha, casa de portalón, con cierre de cristal en el piso alto


El perro guardián vigila la entrada...


Atención ahora al pasar, pues aquí a la izquierda está el taller de Tino Pertierra, de Cá Cuña...


Un gran almacén de leña que tiene una artística y muy llamativa lámpara hecha de madreñas. Se trata de una pieza de fundición, una de las ruedas de unas máquinas antiguas procedentes de Tárrega, en Cataluña, que se empleaban para segar hierba en el prado con una pareja de bueyes o de vacas


Cuando las máquinas quedaron obsoletas Tino Pertierra aprovechó la rueda para hacer una lámpara colocándole seis madreñas y, en cada una de ellas, su correspondiente bombilla


Un poco más adelante mucha atención pues al llegar a aquella casa con esquina en chaflán habremos de ir a la izquierda


Si nos fijamos hay una pequeña señal amarilla, en forma de flecha, colocada al pie de la ventana


Y aquí es donde salimos a la carretera AS-216, que ya tenemos delante...


Allí al otro lado de la carretera es el barrio de El Rechayu


Y este es el 'arbolón' plantado por los hermanos Loño y Tino Pertierra en 1959, cuando el segundo tenía 19 años. "Hablo con los peregrinos y le echan 200 o 300 años. Y les digo yo: ¡pues yo nun tengu tantos y soy más viejo que el árbol!", le contaba Tino a Sonia Fidalgo...


Y esta es la placa, colocada en su tronco que recuerda al fallecido Loño Pertierra


Al salir a la carretera hay que extremar las precauciones, pues suele tener bastante tráfico y carece de arcenes


Hay además bastante tráfico pesado, camiones, tractores, etc., no olvidemos que estamos en las cercanías de un polígono industrial, que hay mucha ganadería y actividad agropecuaria y que es el acceso principal de la capital del concejo con el centro de Asturias


A nuestra derecha, esta es la entrada a Cá Xacalén o Casa Xacalén, prestigiosa casería de El Pedregal, muy premiada y galardonada, fundada por el matrimonio Alicia Fernández y Aladino Menéndez, quien contaba en el programa Pueblos constancia de sus comienzos con el trabajo del ganado:
"Yo empecé a andar con la ganadería en los concursos en plan de hobby... Naquella época era malo: nun daba el rendimiento debido (...). Además, empecé a coger revistas y quedaba alucinado con lo que había por otros sitios, por otros países... 

Nací aquí y éramos cuatro hermanos. Al final dos marcharon para Madrid. Aquí quedé con una hermana y mis padres. Y con el tiempo se me presentaron dos problemas gordos: uno, el hacer una casa, porque la casucha vieja solo tenía una habitación y una cocinina: vivíamos todos ahí en una habitación como se podía. Cuando conocí a Alicia la nueva casa solo tenía las paredes y el techo, aunque seguíamos en la casucha vieja. Y así llegó el momento en que había que casarse ––Y Alicia ahí ya empezó a decir ¡ay miou nenu, ay miou nenu, hay que poner alguna habitación más...!, (...) llegó el otro problema gordo: ella tuvo que quedar en su casa y yo en la mía durante nueve meses..."

Ahí tenemos sobre la puerta los azulejos con el nombre de la casa y, a la derecha, otro de los colocados en el siglo XIX, con la llamativa forma Hüérgula, con diéresis encima de la u a pesar de empezar con hache, imperante por entonces. Compartimos parte de la entrevista realizada a Aladino Menéndez Gancedo en la revista Frisona Española en diciembre de 1998:
"Casa Xacalén, la ganadería asentada en El Pedregal, Tineo (Asturias), ha conseguido el premio a la vaca Gran Campeona en el Concurso Nacional de la Raza Frisona celebrado en Silleda (Pontevedra), con ‘Sebastian Luna’, una vaca excelente (Sebastian por el padre de la res), que para su propietario Aladino colma las aspiraciones de su pequeña ganadería, aunque no es la última meta que espera alcanzar.
¿Cuáles son los orígenes de la ganadería?
Nos remontamos al año 1955 cuando teníamos unas pocas vacas cruzadas. Con el frisón empezamos en el año 1966, cuando se hizo la nueva instalación, que fue la bomba. Porque construimos un forjado y metimos el estercolero debajo y las vacas arriba. La gente se echaba las manos a la cabeza. Esto lo hicimos para ocho vacas y ya nos parecía exagerado que pudiéramos alimentar a ocho vacas.

¿De dónde eran estas vacas?

La mayoría de Santander, del mercado de Torrelavega, ganado frisón del que no sabíamos ni procedencia ni nada...

¿Fueron incorporando más vacas del país a la granja, importando?

Yo toqué todos los palillos posibles... Se trajeron vacas de Dinamarca y de Canadá, pero terminabas en nada...

¿Por qué motivo?

Porque no había una continuidad en el semen que fuera apto para ellas. Te metían un semen de unos toros del centro de inseminación, procedentes de Inglaterra y Holanda. Pero de unos toros que, si las vacas eran buenas, las hijas eran peores. Hasta que no entramos en el año 1985 no empezamos a avanzar...

¿Ya estaban en control lechero en ese año?

Yo fui uno de los promotores en formar un núcleo de control lechero en esta zona. Seria en el año 1966, que fue cuando inauguramos las nuevas instalaciones y como consecuencia del saneamiento que tuvimos que hacer en la granja. Solo te hacían saneamiento de forma regular si estabas en control y me recomendaron desde la delegación del Ministerio la creación de un núcleo de control para realizar el saneamiento de forma periódica.

¿A partir de aquí es cuando empieza a crecer la ganadería?

Fue cuando empezamos a funcionar de forma más o menos clara. El control lechero parece una tontería, pero te estimula mucho. Que te vengan a mirar lo que te da una vaca y si te da tanto... Si tienes un poco de amor propio, eso te pone loco y entonces tienes que ir a ganado que produzca y que esté bien cuidado. Como decía, de nuevo volvimos a Torrelavega a comprar reses, pero siguiendo ya las directrices de ganadería. Fuimos directamente a las explotaciones a comprar a los propietarios. Con esto y con las importaciones de Dinamarca y Canadá empezamos a funcionar mejor. Pero teníamos el problema de las hijas... Yo había visto en la revista ‘Frisona’ (en los anuncios que hacían del semen) unos toros de ABS. Llamé y me mandaron diez dosis. Recuerdo que eran ocho de ‘Dolan’ y dos de ‘Columbus’. Pero teníamos el problema de que los veterinarios en aquella época querían hacer lo que a ellos les apetecía, no lo que tú les mandaras... Te ponían las dosis a regañadientes. Por tanto, es en la década de los 80 cuando va tomando cuerpo la ganadería y notándose los resultados..."

Unos metros más adelante, el nombre de la casa en letras grandes, a la entrada de esta corrada. Antiguamente fue Cá Anxelón, Cá Xaime y Cá las Fuentes. "Cerca de La Fonte'l Valle. Fue casa de postas y tuvo hórreo", dice María José Buría Fernández


Y aquí tenemos la carretera, cuesta arriba hasta la iglesia y sin arcén ni acera en este primer tramo. Máxima precaución pues 


En principio, lo adecuado en estos casos es ir por la izquierda, para ver a los coches que nos vienen de frente, aunque para ello hay que cruzar  y también te juegas el tipo. Vamos así ahora hacia el barrio El Riñón


El Riñón es un barrio cuya etimología se nos escapa, pues lo más parecido que hemos encontrado sería el Retriñón, nombre de un pico "que debemos entender desde el verbo asturiano retrañir ‘resonar el eco’, voz formada sobre el lat. RETINNI¯RE ‘sonar, resonar’ con influjo de TONITRUM ‘trueno’, dice el filólogo Xosé Lluis García Arias en Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos. Mientras, el ya referido profesor Xulio Concepción, es de opinión parecida: "En asturiano, retriñar, retiñar, retriñir, es 'retumbar con eco'. Así se dice que un sonido estridente retriñe y se oye con fuerza, incluso de valle en valle". Este 'resonar', de ser cierta la etimología, podría deberse a propiedades acústicas naturales del lugar


Lo que sí que hay aquí es una gran hondonada, la de El Regueiru'l Regueirón "que separa La Güergola de El Pedregal", nos dice María José Buría Fernández en su estudio sobre la toponimia de la parroquia


Dado que La Güérgola perteneció en tiempos a La Pereda o La Preda, es muy fácil que esta profunda riega fuese antiguamente la frontera parroquial. Estamos pues pasando sobre un puente, llamado El Cantarillón


"El Pedregal y todos los caseríos que lo rodean forman una de las zonas con mayores y mejores explotaciones ganaderas de todo el Principado, habiendo sido durante muchos años la mayor productora de leche de España y la comarca mejor dotada en cuanto a la maquinaria agrícola y ganadera", escribe en su libro Joseph Millariega. El trabajo en las caserías se hace patente según atravesamos El Pedregal de parte a parte, pero había otros oficios, como los que recuerda Mari Paz a Jospeh Millariega:
"Desde luego, muchos tratantes de ganado... Y, además, que yo recuerde ahora, Angelín el fotógrafo, que también hacía arreglos. Le llevabas una lata de aceite vacía y te preparaba un recipiente para la leche: por ejemplo, una zapica...

También Ramonín El Paragüeiro, que reparaba paraguas, como de su nombre se puede colegir. Era muy cafetero y le gustaba mucho tomar alguna taza por las casas. En una ocasión, en una de aquí al lado le dieron uno algo flojo y después le preguntaron si le había gustado: —Esto no era café: era tilina, reprochó sin reparos. Era pequeñito, con barba desdejada... También venía por las casas Pin el Madreñeiro, que era natural de cerca de Villatresmil. Otro artesano era Eugenio, que hacía maniegos: vivía con su familia en la antigua casa de Borrón, ahora hundida. Cuando yo era niña recuerdo verlo preparar las blingas y luego entretejer los paxos. No puedo olvidar tampoco a la pescadera Coro, que paraba aquí en nuestra casa a comer el bocadillo, lo que además le venía muy bien porque podía pasar al cuarto de baño. Traía sardina, bacalada, raya, chicharros...

Aparecía por aquí cada cierto tiempo un afilador, pero no recuerdo su nombre... También venía a las casas cuando era llamado el capador Pichu, si bien los matachines del San Martín eran del pueblo: Arsenio de Casa El Velero, Aurelio de Casa Campanero y Paco Sico. Las inyecciones en mi casa las ponía mi padre Pepe, que sabía hacer un poco de todo (...)

En los pueblos también solía haber alguien que escribía las cartas y redactaba algunos documentos de compraventa, préstamo de dinero, actas u otros similares, imitando al antiguo escribano, aunque en El Pedregal no recuerdo quien hacía esa función, pero seguro que había alguien en la primera mitad del siglo XX y en fechas anteriores. Aunque creo que el abuelo de El Baradal tenía práctica en hacer documentos de ese tipo..."

A la izquierda, Cá Felipón. Tenemos aquí un pequeño margen que nos ofrece mayor seguridad según continuamos subiendo camino de la iglesia, donde antes tenemos la curva de Cá Anxelu, que después fue Cá'l Coxu (Casa El Coxu) una fila de casas un poco más arriba a la derecha donde estaban también Cá la Rubia y la Mantequera de Tineo


A nuestra derecha Cá Carmen, o Casa Carmen Teresona, antiguamente Cá Rafaelón, que en tiempos tuvo taberna. Fue sin embargo Ca'l Coxu el último chigre en cerrar del pueblo, que formaba un todo con el edificio de La Mantequera de Tineo. Anita, o Tina, de Ca'l Coxu habla así de bien de Carmen para El Pedregal: historias, vidas y recuerdos:
"... Y otra persona que fue muy buena para mi madre fue Carmen de Casa Teresona, la abuela de Falo el de Carmen (él ahora está en Madrid). Para mi madre fue también como otra madre. Cuando voy a limpiar el cementerio siempre repaso bien la lápida de Carmen Teresona. Un día una mujer me preguntó, extrañada: ‘¿quién limpió esta lápida tan bien?’. Al decirle que había sido yo, la curiosidad le hizo volver a interrogarme sobre el por qué lo hacía... Y yo le contesté: ‘lo hago porque aquí tengo a mi abuela: ¡esta mujer para mí fue como mi abuela!’. Es más, a lo mejor mi madre estaba trabajando afuera y yo quedaba con Carmen Teresona. A veces mi madre tardaba en llegar la pobre (ya muy cansada de tanta faena agrícola) y a mí me entraba el sueño y me adormilaba en el cuello de Carmen. Estaba tan a gusto que siempre le decía ‘¡Rácame, Carmen!’, no sé si porque me picaba la espalda o era que estaba acostumbrada a que me rascase. Y así me dormía en el cuello de ella. Eso no se puede olvidar en la vida..."

Más arriba, panera-vivienda en este mismo barrio de El Riñón. La panera de Cá Sabelona


Si bien también existen en otras partes de Asturias estas construcciones son más habituales en el occidente. Tiene corredor mirando al sur y 'mandil' al este


Aquí frente a Cá Felipón tenemos ahora un buen espacio para caminar bastante seguros este tramo de cuesta de la carretera


Contemplamos la elegante fachada de Cá Carmen, a la izquierda y entrando por la panera tenemos la Peluquería Rizos, que abrió sus puertas de la mano del buen hacer de Alicia Ramírez Álvarez, que además, hace música y triunfa en los escenarios, a quien le dedica Joseph Millariega esta biografía en su libro:
"Alicia Ramírez Álvarez nació el 28 mayo de 1996 en la localidad de La Espina (Salas). Su padre trabajaba como albañil y su madre realizaba las tareas del hogar. Vivian en un piso de alquiler, pero con trabajo y esfuerzo fueron mejorando su situación laboral y económica. Pasados un tiempo se trasladaron a vivir a Tineo y llegó un nuevo miembro a la familia, su hermano. Con los hijos escolarizados la madre se incorporó al mercado laboral, trabajando en una empresa que presta servicios domiciliarios, en la que continúa. Poco a poco consiguieron construirse una casa en El Pedregal y aquí se establecieron. Con todo esto intentamos resaltar los orígenes humildes de Alicia y como ella desde bien pequeña se convirtió en el artífice de sus sueños. 
Comienza sus estudios en el C.P. Verdeamor de Tineo siendo una alumna aventajada tanto en la Enseñanza Primaria, como en la Secundaria y Bachillerato, cursando estas últimas en el I.E.S Concejo de Tineo. 
La familia Ramírez siempre fue muy aficionada a la música, y Alicia ya desde bien pequeña muestra sus cualidades musicales y su gusto por esta actividad artística. Con solo cinco años se inscribe en el Grupo de Música Tradicional donde baila y toca la pandereta y a partir de los once comienza a simultanear sus estudios reglamentarios con clases de música, teniendo como profesor a Jesús Manuel, con quien aprende a tocar los tecla- dos; y, más tarde, en la Escuela Ovetense de Acordeón está aprendiendo a tocar este instrumento. 
Con tan solo trece años Alicia empieza a trabajar animando reuniones, fiestas y otros eventos mientras continuaba con sus estudios. Al terminar el bachillerato se matricula en el I.E.S Pérez de Ayala de Oviedo donde cursa la especialidad de Peluquería y Estética, estudios que finaliza en el 2015 con el mejor expediente académico, como consta en la placa que exhibe con orgullo en su peluquería. 
En cuanto a su vida laboral, finalizados los estudios comienza a trabajar en algunas peluquerías de Tineo, lo que le permitió coger experiencia en esta profesión, para más tarde poder abrir su propio negocio, ‘Peluquería Rizos’, en El Pedregal, lugar donde reside. En dicho negocio atiende tanto a hombres como a mujeres y niños(as), acudiendo además a los domicilios para prestar sus servicios a las personas que no pueden desplazarse a la peluquería. Y, un día fijo de la semana, a la residencia de ancianos de Tineo, donde es muy querida. Además, durante el fin de semana se desplaza por pueblos del municipio y alrededores con sus teclados para animar romerías, verbenas, sesiones vermut y lo que le propongan. Aunque en un principio solo hacia interpretación musical, actualmente ha incorporado acompañamiento vocal para completar la actuación. 
Pero tanto trabajo y esfuerzo requiere momentos de relajación, que Alicia busca en su huerto, donde cultiva verduras y legumbres de la zona, actividad por la que recibió el premio de ‘El Huertín del Cayelín’. 
Por otra parte, Alicia es la mujer más joven de la Asociación de Mujeres ‘El Carbayón’ de El Pedregal, participando de las actividades que se organizan y proponiendo otras que ella misma sugiere y dirige, como los talleres de decorado de tejas, platos y macetas, a través de los que nos trasmite su saber, experiencia y buen gusto, con mucha paciencia y generosidad. 
También pertenece a la Comisión de Fiestas de El Pedregal (a través de la que se proponen comidas, cenas o chocolatadas de convivencia) y diseña la decoración navideña del pueblo, entre otros eventos. 
Formó parte del grupo ‘Aires de Valdés’, donde tocaba el acordeón. En la actualidad asiste a la Escuela Municipal de Música, donde está aprendiendo a tocar la batería. 
A modo de conclusión final, puedo decir que estamos ante una mujer joven, de gran valía en diferentes campos, con un futuro prometedor en el pueblo donde vive, aprovechando el tiempo a tope y contribuyendo a dar vida a lo que ha dado en llamarse la España vaciada, siendo por tanto un ejemplo para los más jóvenes. Alicia, con su trabajo y su temperamento, nos aporta cada día ilusión, alegría y admiración, por lo que nos sentimos muy felices de poder contar con ella".

Subiendo un poco más vemos toda esta ajardinada panera de altas columnas, donde se vendía de 'estreperlo', una especie de 'contrabando a la española', como le contaba la vecina Anita Fernández García a Joseph Millariega:
"Había una paisana que venía de Grado (sigue diciendo Anita Fernández García), que se llamaba Rosario la de Grao y era estraperlista. Poníase ahí debajo de la panera de Carmen. Iban todas las mujeres y llevaban a cambiar lo que podían las probes: unos kilos de fabas, patatas, huevos... Y ella dábais a cambio productos que necesitaban para la vida diaria y que no podían conseguir en el pueblo. Y había otra mujer que era también estraperlista, que está en el libro de Xinralín, Teresa Cueto o Teresa La Estraperlista: tenía una hermana en Madrid que vino a atenderla en la vejez y cuando murió Teresa esta casa de El Pedregal quedó para ella. Después, durante un tiempo, esta hermana vino de Madrid todos los veranos durante unos años con su hija Tere, que cantaba muy bien. Luego pararon de venir, la vendieron y fue adquirida por Angelín y Teresa".

La panera fue hecha por un gallego de Feces, en Ourense, nos dice Buría Fernández-Campo. "Panera sobre columnas de hormigón; corredor en todo su perímetro, de rejas; tiene puertas y ventanas al corredor; cerrado al N; habitáculo de ladrillo; subidoiro y puerta al E; buen estado; siglo XX", es la ficha de esta panera en el libro Hórreos y Paneras del Cuarto de Tineo, del erudito investigador tinetense José Manuel Bouzas, editado por la Asociación Cultural Conde de Campomanes 


Y ya nos vamos acercando a la fila de la Mantequera de Tineo y Cá'l Coxu o Casa El Coxu, que conforman 'un todo' en plena curva de la AS-216


Y esta es la panera de Ca'l Coxu, una "panera sobre edificio dedicado a vivienda y local destinado a la recogida de leche para la Mantequera de Tineo; la parte superior de la vivienda está azulejada para que haga de torna ratos; habitáculo de ladrillo; acceso desde la casa; corredor en todo su perímetro de rejas", nos dice José Manuel Bouzas en su libro


El chigre de Ca'l Roxu era la tercera de las casas desde la mantequera. La casa fue fundada por José El Coxu de El Pedregal, y abrió sus puertas en la Nochebuena del año 1952 donde antes era Cá Anxelu. El 31-3-2011 el periodista Ignacio Pulido publica en el periódico La Nueva España el reportaje titulado  La memoria está viva en Casa El Coxu, contando con su hijo, Eloy Antonio Fernández, Toni, quien sucedió a su padre al frente del negocio con su mujer Anita Fernández. Cuando ambos se jubilaron, primero Toni y después Anita, el negocio cerró sin continuidad, siendo este el motivo de este artículo...
"Eloy Antonio Fernández profesa una inmensa admiración por la figura de su padre, José, «El Coxu de El Pedregal». «Él me enseñó todo lo que sé», enfatiza. Toni, como es popularmente conocido, ha desempeñado labores como tratante, taxista, transportista de ganado y tendero en el bar tienda inaugurado por su progenitor en la Nochebuena de 1952. Hace dos años se jubiló y ahora es su esposa, Anita Fernández, quien abre cada día al público el negocio familiar. Sin embargo, los días de su chigre están contados. «Cuando ella se retire, lo cerraremos», asegura.
José, «El Coxu de El Pedregal», nació en el seno de una familia de campesinos en 1905. Cuando apenas era un chaval comenzó a tratar con bueyes por los pueblos. «En aquellos tiempos, eran tan importantes para las casas como lo son hoy en día los coches», recalca Toni Fernández, quien añade que, en torno a 1940, su padre comenzó a regentar un chigre. «Se llamaba "El Figón"», precisa. De todos modos, su gran oportunidad llegaría en 1951. «Ese año falleció el propietario de un viejo bar del pueblo, "Casa Anxelu", y mi padre compró el inmueble a sus herederos para fundar un comercio», afirma. 
Poco o nada queda del chigre de Anxelu. Tan sólo una vieja ventana y una mesa de madera conservada en un almacén. «Calculo que la casa tendría unos cien años de aquella. Mi padre sólo conservó una pared y reedificó el resto», comenta el tendero tinetense, quien evoca con añoranza los tiempos en los que el vino se guardaba en pellejos y se servía por cuarterillos. «De un mismo vaso bebían tres o cuatro paisanos», rememora. 
A Toni Fernández se le acumulan los recuerdos. Él y sus cuatro hermanos se criaron tras el mostrador, ayudando a su padre y a su madre, Regina Rodríguez. «Mi padre se dedicaba también a recoger leche para la mantequera tinetense La Imperial», manifiesta. Prueba de ello son los utensilios de trabajo de El Coxu que aún se conservan en el hogar, y un viejo rótulo pintado sobre una puerta en el que se puede leer «Nº 3 Mantequera de Tineo». 
A lo largo de su vida, Toni Fernández ha tratado de seguir las enseñanzas de su padre. Durante 12 años trabajó como taxista al volante de un Seat 1500. También se dedicó al trato y transporte de ganado con un camión Ebro. Ahora, a pesar de que ya está jubilado, su bar tienda sigue siendo un modo de mantener viva la figura de su progenitor, fallecido en 1987. «Me gusta recordarle. Me encantaría que pudiese levantar la cabeza y ver todo lo que he conseguido gracias a sus consejos», subraya. «El día que se retire mi esposa, todo se acabará». Sus hijos, Roberto y Héctor, han buscado su porvenir fuera de casa. «Todo cambia», concluye".

Dejamos a nuestra izquierda el cruce de con el Camín de El Rechayu y seguimos de frente hacia Cá'l Roxu, la antigua Cá Anxelu como dijimos, también muy recordada por Anita, la mujer de Toni, en Un negocio con alma de mujer, primer capítulo del primer libro de Joseph Millariega, del que compartimos lo siguiente:
"Lo que hoy es la tienda de Casa El Coxo era el antiguo Bar Anxelo, que fue comprado por mi suegro y rehabilitado, siendo inaugurada la tienda y el bar en las Navidades del año 1952. Anxelo era un señorín que vivía con su mujer María de lo que sacaban del barín y pasaban por unas escaleras (queda la marca de ellas) hasta la casina pequeña que tenían. Vendían vino, anís corriente, algunos licores y poco más... Tengo miedo de que si alguien les pedía algo para comer (como un trozo de pan con chorizo) ni lo tuvieran... Vivían muy humildemente: en una de las fotos que hay de ellos está María con un puñadín de berzas y Anxelo así con las manos metidas en el pantalón. Tenían un huertín, algunas pitas, harían algo de matanza y de eso irían tirando..."

En El Camín  del Rechayu, a nuestra izquierda, como hemos dicho, vemos en primer término al pasar la hermosa quintana de Cá Sandalio, de la que desde más adelante veremos su preciosa panera. Aquí se celebraban filazones, cuando las mujeres se reunían para filar o hilar la lana, informa Palmira Xenral a Joseph Millariega:
"Por la noche también las mujeres torcían la lana con una rueca, se hacían ovillos y después tejían jerseys pa los nenos y calcetines con cinco agujas, que en su día yo hice también. Además, había filazón por las casas, siendo unos de los que más gente reunían los de Casa Sandalio, donde daban a los vecinos café con leche, avellanas y nueces, que por aquí había muchas y les ponían un puñadín a cada persona. También el que tenía por casa un poco de anís, coñac o bien otra bebida más barata que se llamaba Caña Ron, llevaba estas espirituosas a Casa Sandalio, para repartirlo en unas copinas (tengo yo alguna por ahí todavía) pequeñas: lo que era casi solo mojar la boca... Tenían una rayina roja y todavía se echaba por debajo de ella. ¡Así que mira tú lo qué podían beber! ¡No..., emborrachar no se emborrachaban! La gente era muy feliz así..."

Nosotros seguimos de frente carretera adelante hacia Casa El Coxu o Ca'l Coxu, de la que Joseph Millariega recaba información en el vecindario, como María Paz García González...
"En marzo de 2012 cerró el último bar del pueblo por baja de la titular, con posterior jubilación también de Anita Fernández (Tina el Coxo). José Fernández (El Coxo,) antes de abrir este bar que lleva su nombre, regentó otra taberna al lado de la Iglesia conocida como El Figón y de este primer negocio procede el libro de registro que guarda con cariño su nuera Tina. En este libro El Coxo anotaba las compras de las familias, que pagaban al mes; es decir que compraban fiao y través de los productos que aparecen reseñados en dichos apuntes podemos hacernos una idea de los hábitos alimenticios de la época y de la carestía de la vida. 

En dicho libro registro se recogen anotaciones desde 1932 a 1934. Lo primero que nos llama la atención son la cantidad de apuntes de velas y cerillas que aparece, también carburo, lo que nos hace suponer que en esa época no había luz eléctrica en el pueblo. Ya a finales de 1934 empiezan a aparecer las bombillas, pero solo en algunas familias. También llama la atención la cantidad de pimentón que se vendía, suponemos que sería para la elaboración de chorizos, una práctica habitual en todas las casas en esa época, en la que se subsistía con los productos que se obtenían de las huertas y la matanza del cerdo. No aparecen registros de ventas de patatas, verduras o huevos, como tampoco frutas y eso que en el pueblo había pocos árboles frutales. Era habitual la compra de aceite, café, azúcar, chocolate, arroz, sopa, en todas las familias y solo en algunas de ellas garbanzos, sardinas en lata, pan, queso y tomates. Resulta curioso observar la cantidad de bebidas alcohólicas o espirituosas que se vendían, ya fuera para consumo familiar por litros: vino, anís, coñac, jerez, cerveza, ron, quina, sidra y sifones o bien para consumo en el bar por vasinos, cuartillos o copas. El Coxo también vendía tabaco en cajetillas, picadura, libritos, farias, mechas y mecheros. Otros productos menos comunes eran jabón, escobas, ovillos de hilo, colorante alimentario, golosinas y clavos.

Con relación a los precios se observa un incremento de los mismos a lo largo de estos dos años, pues si bien al comienzo de 1932 el litro de vino costaba 1 peseta, a finales de 1934 costaba 1’20 pesetas. Lo mismo ocurre con el aceite que pasa de 0’90 céntimos a 1’40 pesetas; el azúcar de 1’10 pesetas a 1’70, etc... Pero el Coxo, además de fiar la compra también prestaba dinero a sus vecinos, tal y como aparece registrado en este libro y cuando se lo devolvían (o le hacían abonos parciales) lo apuntaba, indicando la fecha".

En Las empresas creadas en la primera etapa del siglo XX: de 1900 a la Guerra Civil, se nos ofrece esta información sobre la historia de la Mantequera de Tineo:



Otras vecina, Tina y Carmina, comentaba así sus recuerdos de La Mantequera para el programa Pueblos:
"... recogíase la leche en bidones y después venía La Mantequera y los llevaba a Tineo. (...) Los hombres cuando iban a llevar la leche tenían la costumbre de tomar la copina de anís perrero. (...) No es anís dulce, es corriente... Entonces aquí eso: la copina y luego en la acera tarará y las señoras esperando por ellos... ¡Ay, pero no sabes tú la otra! ¡Que las mujeres tamién tenían en casa a Sanson mientras esperaban!"
"El Sánson era un vino quinado, dulce y de agradable sabor, de alta graduación alcohólica, con el que se solía obsequiar a las parturientas", apunta Joseph Millariega


En cuanto a Casa El Coxu, es también Ignacio Pulido quien nos cuenta en Mostradores con Solera. Historias del comercio mixto en el occidente asturiano de los tiempos en los que el vino se guardaba en pellejos y se servía en cuarterillos, bebiendo tres o cuatro paisanos de un mismo vaso. Atendamos a lo que nos cuenta Palmira Xenral en el libro de Joseph Millariega:
"Por las casas, para comer, había lo que había... y los chavales venían a veces a consumir algo distinto a Casa El Coxo. Los bidones de la nata quedaban en la acera de mi casa, de Ca’l Coxo (la recogía Arcadio el de Mari Paz la de El Couto) y salía el mi Toni con una garcilla, sacaba la nata pa una fuente y en ella echaba por el medio galletas troceadas. ¡Se pegaban los chavales en el bar unos banquetes a todo meter! Y alguno de por las casas también bajaba a buscar la nata a escondidas. Pero un día el cacharro en el que la llevaban debía estar algo roto o estar muy lleno y fue dejando un rastro de gotinas de nata. Así que solo hubo que seguir las marcas dejada por la caleya para llegar a su casa: lo desafiaron, pero no sirvió de nada... ¡Siguió llevando la nata, tanto él como algunos otros! Continuó sisando natas y la mujer haciendo alguna mantequina... No era él solo... Venían de alguna casa, llevaban nata y hacían algo de mantequina pa dar a los nenos con pan y azúcar... La nata era de la empresa lechera, pero quedaban los bidones fuera y venían a sacala... ¡Ay, Dios! ¡Qué tiempos aquellos de miseria! A veces las mantequinas aquellas vendiánlas pa comprar algo de café, azúcar o pa rellenar una botellina de aceite de cristal, porque venía en bidones y se sacaba con la máquina que te dije antes... 
Llegaban desde las ferias gente como mi tío Varillas y otros de la edad de él y paraban en Casa El Coxo. Después bebían algo y les daba por cantar todo tipo de canciones y por bailar... Para casa iban a última hora, cuando ya estaban un poco aciclonaos".
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Aquí acudía, llegando en la línea de autobuses ALSA, Socorro la pescadera, que traía pescado con el balde a la cabeza,  explica Anita Fernández:
"...con hielo y helechos: merluza, chicharro, sardina, bonito... Cuando ella paró venir se acercaba hasta El Pedregal otra que se llamaba Irma, pero con la particularidad de que ésta vendía pescado y a la vez compraba productos que tenían las mujeres del pueblo (o hacía un trueque con ellas). Pasados los años 60 (porque tenía yo unos 12) Blanca y El Coxo tenían jabón, agujas, hilo de varias clases: vendían un poco de todo"

Casa Blanca era otro de los chigres-tienda del pueblo, que es la casa restaurada, que tenemos justo después del siguiente cruce, de la que seguimos leyendo de Joseph Millariega:
"Respecto a la tienda y bar de Blanca, cuenta Palmira de Cá Xenral que ‘un relato muy emotivo lo podría contar Jesús Prieto, de Casa Blanca, cuando su padre estuvo mucho tiempo en el hospital y todo el pueblo se relevó para estar con él día y noche, porque Blanca tenía que atender el negocio. [Y, además, en aquella época no sé permitía que las mujeres pasarán la noche en las habitaciones de hombres, puntualiza Mari Paz García González]. Había mucha solidaridad (continua Palmira) en el pueblo"

En Casa El Coxu también se organizaban bailes, como en muchos chigres-tienda de los pueblos, rememora asimismo Anita:
"...teníamos un tocadiscos que nos había tocado con una botella de coñac Fundador (todavía existe y los discos que se conseguían en esa empresa) y que antes de casarnos Toni organizaba bailes de los que salieron algunas parejas de novios, caso de Galdino y Lolita, de aquí del pueblo"

Y, de la misma manera que la gente se conocía en el baile, podía celebrar aquí su boda, como contaban también Verardo y Tere a Joseph Millariega:
"... el día de la boda había una nevada de miedo. El convite fue en la parte de arriba de Ca’l Coxo, que taba todo a un andar. Ya se había celebrado allí la boda de Inesita y de Antonín de El Couto, con unas cocineras muy buenas de Pravia, que, al tener tanta fama, las llamamos tamién nosotros pa que cocinaran en nuestros esponsales. Verardo aportó dos corderos y también mi madre había criado para la ocasión cuatro o cinco pitos roxos, que los peló y lavó bien. Una de las cocineras tenía una hija, Rosa, que hacía de camarera. ¡Qué sé yo cuántas mesas hubo que poner! El caso es que los más de cincuenta invitados quedaron impresionados de la buena comida que había. Hasta la alababan como algo fuera de serie unos tíos de Verardo que vinieron de La Coruña. Después hubo baile en el local del sindicato. Nosotros por la tarde dejamos el baile y llamamos un taxi a Tineo para que nos llevase a un hotel de Oviedo, que de aquella nadie iba de luna de miel a dormir a un hotel. Se dormía en casa y al día siguiente a ordeñar las vacas como siempre..."

"Aquí en Casa El Coxo compraran una televisión en blanco y negro y taban las muyeres como impresionadas por uno que lo llamaban El Santo (Roger Moore) y lloraban al verlo actuar en determinadas escenas. ¡Qué simpáticas taban aquellas situaciones! ¡Claro, no era normal ver aquellas actuaciones tan tiernas por los pueblos, a aquel hombre tan elegante que, además de enamorar a las mujeres, siempre lo solucionaba todo!", es otra acordanza del lugar de Palmira Xenral...


"Mandaban a Óscar de Cá Rama a mi casa, la de Ca’l Coxo, a buscar anís y de regreso, por el camino, entre él y a lo mejor alguno más que lo acompañaba, bebían una parte y después rellenaban la botella con agua. Por eso, después de tomarlo, Fausto, su vecín, decía: ‘¡Cagun la oca, este anís del Coxu muy pouco arrea!", es otra de las muchas historias que se cuentan en El Pedregal


Muchas son las vivencias de Cá'l Coxu conservadas en la memoria de la vecindad, así como en no pocos de los peregrinos que, como nosotros, pararon en ella y tomaron algo en este tramo sin bares ni tiendas (a no ser que bajemos a la carretera) que nos aguarda hasta la capital del concejo. Cedemos nuevamente la palabra a Anita:

"... yo todavía tengo por ahí un bidón de los que venían con el aceite y la máquina de sacarlo del mismo. Venían las mujeres a buscarlo con una botella de cristal. La máquina deba un cuarto de litro, medio litro y un litro. También conservo la máquina de pesar: los kilos de azúcar que venían de Anselmo de Salas, de la marca El Gato Negro. También una trampilla de las que cogen los ratones. (...) Luego Toni compró un camión (que aún tenemos de recuerdo), por lo que vendimos las vacas pintas y metimos roxas, porque las llevábamos para las fincas y entonces eso le dejaba más tiempo para trabajar con dicho camión..."


Acabando otro tramo sin arcén, en el que hemos ido bien arrimados al guardarraíl, llegamos al cruce con el camino que va a El Rañadoriu, más allá de La Curiscada, que nosotros dejaremos también a la izquierda para seguir de frente por la carretera hacia Cá Blanca y la iglesia, que ya empieza a asomar un poco al final de la cuesta


Ahora, mirando atrás, es cuando veremos la panera de Cá Sandalio, donde se guardaba el grano que se daba antaño a los pobres, según cuenta María José Buría Fernández. Mientras, José Manuel Bouzas Conde nos dice lo siguiente acerca de la misma:
"Panera sobre edificio destinado a guardar aperos; recién reparada; pegoyos de piedra; corredor de rejas al O y S; subidoiro y puerta tallada al E, con un trozo de corredor de rejas; otra puerta al O; tornos en el alero; piso de tablones; cabios en el tejado; a los lados de la puerta de entrada tiene dos estupendos entrelazos calados; tetrasqueles calados al S; tiene gatos; muy buen estado; siglo XVIII"

Como decimos, en el cruce seguimos todo de frente y subiendo un poco más por la carretera AS-216 camino de la iglesia



Aquí tenemos un poco de espacio para caminar con algo más se seguridad al acercarnos a la curva de la iglesia, curva cerrada y sin visibilidad, donde proyecta su sombra El Carbayón, el gran roble bajo el que se celebraban las fiestas, según le cuenta Mari Paz García González a Joseph Millariega para su libro:
"Durante la primera mitad del siglo XX  se celebraban en El Pedregal tres fiestas: el domingo de Pascua, a los 15 días la Virgen de la O y el 24 de agosto San Bartuelo, independientemente del día de la semana en que cayera. Con el tiempo las dos primeras se dejaron de festejar y solo se celebraba San Bartuelo, que, con la incorporación de parte de la población al trabajo en áreas urbanas, pasó a celebrarse el sábado más próximo al día 24. 
Hace unos años la Asociación de mujeres ‘El Carbayón’ recuperó la celebración de la Virgen de la O, pero con un carácter más familiar. 
La fiesta de San Bartuelo se hacía en la plazoleta de la iglesia, junto al ‘Carbayón’. Allí se situaba la orquesta sobre un carro o remolque y se bailaban las canciones de la época, preferentemente en pareja, pero a finales de los sesenta se puso de moda el baile suelto y la orquesta alternaba los ritmos rápidos con los lentos. Las orquestas más habituales eran de Tineo, primero el grupo de ‘Los Alienígenos’ y más tarde ‘Los Jekes’. 
A los que no les gustaba el baile acudían a los bares a saciar la sed... Por aquel entonces había cuatro: Casa Julio, Casa Blanca, Casa El Coxo y Casa Visita. Nunca faltaba la misa con procesión y el acompañamiento de gaita en muchas ocasiones. Durante la tarde solía organizarse un partido de solteros contra casados, donde los dos equipos ponían mucho empeño en conseguir el trofeo que donaba alguna de las casas comerciales de la villa. La víspera de la fiesta se hacía una hoguera en el Campo Redondo y los más atrevidos saltaban por encima cuando las llamas perdían fuerza, ayudándose de un palo largo que hacía de pértiga. 
Con el tiempo la plaza de ‘El Carbayón’ se quedó pequeña y se buscaron otras ubicaciones, como el prao de Casa La Begega, el Espín, el Chano de Casa Gaita, la nave de Casa Xacalén y en la actualidad se hace en el prao de Casa El Coxo, al lado de la carretera. 
A partir de 2015 hubo un parón, ya que no había una comisión que se encargara de organizar la fiesta. El alto coste de las orquestas, la necesidad de poner una carpa por si el día estaba lluvioso, los permisos y la obligación de recaudar suficiente dinero, fueron las causas de que durante cuatro años no hubiera fiesta. Hasta que en 2019 Jacinto García tomó las riendas, aunque la pandemia se encargó de frenar su iniciativa, impidiendo la celebración en 2020 y 2021. En la actualidad la fiesta de San Bartuelo puede medirse con las más importantes del municipio, a pesar de que coincide en el tiempo con celebraciones importantes como el Bollo en Salas o San Timoteo"

A la izquierda, la rehabilitada Casa Blanca, donde hubo tienda; con su nuevo aspecto. Escribe Joseph Millariega, "Casa Blanca fue el centro neurálgico de El Pedregal durante muchos años. Allí se sellaban las quinielas, se vendía La Voz de Asturias y teníamos el correo, además, del chigre y la tienda", cuenta Susi, la hija de la dueña, en El Pedregal: historias, vidas y recuerdos

 
Luego van Casa Bermejo, la antigua escuela de niñas con El Sindicato, El Carbayón y la iglesia de San Justo y San Pastor "construido a finales del siglo XV o principios del XVI", dice el Diccionario geográfico de Asturias, si bien muy transformada en los siglos XVII y XVIII al añadírsele capillas laterales, como la de San Bartuelo, de la Casa de Begega, "fabricada en 1707 por Francisco Díaz Valdéz y su mujer Ana Mª Torres"


El historiador Luis Antonio Alías en su libro El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarios, repara en su pórtico de tres arcos sobre columnas toscanas y en su portada, que veremos en el interior, que junto con su nave única y amplio presbiterio o ábside rectangular podría datar efectivamente esta iglesia en el siglo XVI, si bien el alfiz del arco de la portada parece anterior, del XV:
"En el siglo XVII se abrieron dos capillas. Una, con inscripción fechada en 1707, para uso particular de la familia Fernández Colado. Se adorna con retablo e imágenes del escultor Antonio de Borja. Las campanas son del siglo XVII"

Compartimos el muy relevante testimonio que cuenta Anita Fernández García de las penurias de antaño con esta anécdota que le sucedió al salir de la escuela bajando hacia la tienda de Casa Blanca. También nos habla de sus maestros en el libro de Joseph Millariega:
"... salimos un día de la escuela y llegamos a la tienda de Blanca, que no solía tener naranjas para vender, pero en aquella ocasión debió de venir algún frutero con ellas y cogió una remesa. Como, pasado algo de tiempo, vio que se le estropearon unas cuantas, las tiró en la cuneta, allí cerca de casa de ella. Los nenos, que vimos las naranjas, nos tiramos al suelo sobre ellas, con tan buena suerte por mi parte que logré hacerme con dos. Tenían una costra verde por afuera y yo con aquellos dedinos que tenía les quité aquella parte corrompida y ¡qué bien sabían! ¡Yo... que era la primera vez que probaba una naranja!
Y hablando de la escuela, tuve una maestra que se llamaba doña Manolita, cuyo marido iba también a poner escuela al Rañadoiro, pues también era maestro. Fue cuando se hizo la casa-escuela aquí en el pueblo, porque si no doña Manolita había dicho que se tenía que marchar a otro lugar donde le ofreciesen vivienda. Aun así, pasado un tiempo dejó esta escuela y se trasladó a otro destino. Entonces vino a dar clase doña Aida Alba Menéndez, que era de Bárcena, de El Puente de San Martín. Fue la mejor que tuvimos, pues aprendimos mucho con ella. Era muy buena (Dios la tenga en el cielo) y nos enseñó de todo: desde cuentas, escritura y otras materias, hasta las tareas del hogar como fregar y otras, además de a bordar y a coser tan bien que hasta hacíamos exposiciones. Estaba casada con Erundino, que era de los de Carvajal de Ordial. Después salí de la escuela con 14 años y durante tres o cuatro meses al año iba a aprender a coser con Pacita la de Román, con la que estuve más o menos hasta los 16 años. No se podía asistir de continuo porque cuando empezaban las labores del campo había ya que trabajar en casa. Aunque a los 18 años me fui a probar fortuna a Suiza, estando empleada en el restaurante Cheminot de Ginebra durante 18 meses..."

Aunque tengamos algo de margen para caminar andemos muy pendientes del paso de vehículos en esta curva; muchos la toman a gran velocidad. De este cogollo cercano a la parroquial sigue contando Anita:
"Otro bar muy conocido fue el de Julio, aquí al lado de la iglesia. También estaba el bar-tienda de Blanca y creo que hubo otro negocio de ultramarinos en Cá Donato, en una casa que es de Bermejo, pegada a la cual había otra en la que vivía el hermano de Colás, aquel que llamaban Pepe Xudas... Porque en la casa que te digo de Cá Donato, en la parte que da contra El Pedregal, todavía se podía leer en la fachada (aunque ya se fue borrando) ‘tienda, telas, ultramarinos’, negocio que regentaba una hermana de Pepe Xudas. También estaba Casa Jaime, hoy Casa Herminio, que, según escuché a mi suegro, había sido hospital de peregrinos’.

Una noticia, la del hospital de peregrinos que pudiese haber existido aquí, no ya el de la Casa del Hospital, Casa del Llano, La Torre, o Casa Begega, cuya existencia también se puso en entredicho, un tanto sorprendente pero que, fuere como fuere, guarda el testimonio y la memoria del paso de romeros jacobitas. Joseph Millariega comenta al respecto lo siguiente...
"... sobre el hospital de peregrinos al que hace alusión Tina, en la prensa histórica se recoge una noticia relativa a un hospital de peregrinos de hace unos 400 años, como se verá a continuación, pero, pese a las averiguaciones realizadas en el Archivos Histórico de Asturias y en el Municipal de Tineo, este autor no ha encontrado evidencia documental sobre el mismo, lo que no implica tampoco que se pueda dudar de su existencia, pues estas instituciones fueron corrientes en diversos pueblos que eran paso obligado para Santiago de Compostela. La citada prensa histórica recoge la existencia de dicha hospedería en los siguientes términos: ‘Ya por el año 1600 existía el antiguo Hospital o Alberguería de El Pedregal (La Voz de Asturias, 1 de enero de 1932) y entre los bienes de este establecimiento se hallaba el monte Curiscada, que llevaron en arriendo mancomunadamente los pueblos de las parroquias del Pedregal y Santa Eulalia, cuyos arrendamientos y deslindes de aquella fecha poseen los vecinos, que más tarde fue convertido en foro, el cual fue redimido posteriormente. Hacia el año 1870-71 los vecinos de Santa Eulalia promovieron expediente de excepción de venta, en el que demostraron la propiedad y disfrute en común desde tiempo inmemorial del expresado monte por las parroquias de Santa Eulalia y Pedregal y reconociéndolo así se dictó Real Orden de excepción de venta a favor de estos vecinos y como tal se catalogó entre los montes comunales el de Curiscada...’. Aclarar que el foro fue una institución jurídica (Mill, J.: 2024) característica de León, Galicia y Asturias, a través de la cual el dueño de una finca (aforante o forista) cedía su posesión durante un dilatado período de tiempo (o incluso a perpetuidad) sin perder por ello su propiedad, a favor de una persona o de una comunidad (forero o foratario) que la cultivaba y mejoraba a cambio de pagar una pensión fija, abonada generalmente en especie, muchas veces en cereales"


La escuela de El Pedregal, una fundación pía sufragada por la Casa de Begega en 1750, es un documento recopilado y transcrito por el historiador Senén González Ramírez (Hijo Predilecto de Tineo en 2018) en el que se nos informa de cómo esta estirpe, con solar en La Torre, Casa del Llano o Casa del Hospital, poco más allá de la iglesia, fundó la capilla de San Bartolomé, aquí llamado San Bartuelo, en este templo así como el primer centro escolar de la parroquia:
"La Pereda y el Pedregal, dos pueblos hermanos que deben eterna gratitud a la Casa del Llano del Pedregal (hoy de Begega por enlaces de familias) por su gran filantropía hacia estas dos feligresías, costeando y edificando el antiguo edificio escolar de mediados del siglo XVIII, donde recibían enseñanza gratuita su hijos. Y no solamente por eso, sino porque también hicieron lo mismo en la congrua del maestro, el que también sería el encargado de mantener encendida durante día y noche una lámpara de aceite alumbrando al Santísimo en la capilla advocada al Glorioso San Bartolomé, sita en la nave de la iglesia parroquial, del lado de la epístola, propia de la Casa de Begega. Aplicaron a la continuación de esta fundación piadosa, infinidad de censos en distintos lugares del concejo y fuera de él, quedando de esta manera asegurada su continuación en el espacio y en el tiempo. Esta acción altruista lo fue por mandato del Ilmo. Sr. don Juan Lucas Díaz Valdés y Torres Angulo, Capellán Mayor de la Colegiata de Santa María la Mayor de la villa de Salas. Nacido en la Casa de Begega el día 17 de octubre de 1687 y fallecido en la villa de Salas el día cinco de julio del año de mil setecientos cincuenta y cuatro, sepultado en la capilla mayor de Santa María de la colegiata. Este gran benefactor fue hijo de don Francisco Díaz Valdés y de doña Ana María de Torres y Angulo, Sres. de la Casa y fundadores de la capilla de San Bartolomé y otras obras pías (...)

En el Archivo Municipal del Ayuntamiento de Tineo, bajo la signatura C 559/2, se custodia una copia auténtica en 14 folios de esa fundación piadosa..."


Aquí junto a la iglesia estaba también la Casa Sindical o Ca'l Sindicatu, como nos dice María José Buría Fernández: "Na vera la carretera, pegada a Cá Bermejo ya El Carbayón; féxose con dineru del pueblu". En ella hubo cine y baile y se divulgaron los avances técnicos de producción agroganadera entre los campesinos de El Pedregal, como recoge esta noticia de 1956:
"Los servicios Agropecuarios de la Excma. Diputación han proyectado en la Casa Sindical de esta localidad unos excelentes documentales extranjeros sobre el ganado Red-Poll y sobre los motocultivadores de aplicación universal, de construcción moderna. La primera ide las películas, en color, hizo las delicias de los mayores y peques, siendo precedida de una breve explicación, dada por un funcionario provincial; la segunda, mostrando las múltiples aplicaciones de las llamadas mulas mecánicas. Hubo de ser pasada dos veces, dado su marcado interés, pudiendo ser observada en menesteres tan variados como el de recolectar tubérculos, segar hierba, bombear insecticidas, espolvorear anticriptogámicos, aserrar madera, sembrar a chorrillo y muchos más. 

Al mismo tiempo, se ha iniciado en esta parroquia la campaña pro-fomento de cultivos pratenses, habiéndose inscrito los primeros colaboradores con un total de superficie cercano a las dos hectáreas..." 

Otros dos vecinos, Tere y Verardo, contaban así sus anécdotas de escuela y baile a Joseph Millariega...
"... íbamos al baile los domingos al local del sindicato y cuando yo tenía unos 19 años ya empezó Verardo a usmiar por allí, lo que a mí no me parecía mal, porque era demasiado guapo: ¡pa mozo era demasiao guapo! ¡Mira qué foto! Un día se la enseñé a una amiga y me dijo que era igual que un artista de Hollywood. Oye, la vieyera ya bien fea, ¿eh? La primera vez que Verardo me tiró los tejos fue en ese local del sindicato, en el baile. Ya teníamos simpatía el uno con el otro de cuando íbamos a la escuela, aunque éramos nenos y de aquello no salió nada (...) éramos nenos, ya salimos de la escuela ya después aquella simpatía quedó en nada... 
Bueno; volviendo a los bailes voy decite que en el local del sindicato había unos bancos alrededor, donde se sentaban las madres que iban con nosotras al baile. Y algunas, pa ver mejor lo que pasaba, se ponían derechas sobre aquellos asientos, chisbando, para ver bien como se garraban las parejas... Íbamos bailando y Verardo apretábame a veces algo, pero entonces no tenía derecho a apretar, porque, como quien diz, tábamos empezando y el tiraba a apretar, mientras vigilábamos a ver si mi madre nos taba observando. Esto era por diciembre y ya en marzo marchó para la mili..."

También se bailaba al pie de El Carbayón y en Cá'l Sindicato había proyecciones de cine, dice Tere, quien recuerda los tiempos en los que se prohibían los bailes nocturnos, pues hasta salir de noche a alguna fiesta estaba muy mal visto...
"El primer baile al que yo fui tuvo lugar aquí en El Carbayón el día de San Bartuelo. En mayo se celebraba también la fiesta de La Virgen de la O, que se hacía debajo de la escuela, en el recinto del sindicato. Ahí ya nos dejaban ir con 13 o 14 años y durante cierto tiempo vino un hombre de Tineo a ponernos películas de cine mudo. Colocaba una sábana blanca en la pared los domingos y empezaba la función dando al rabil, pues el proyector era de manivela. Cuando se acabaron las funciones de cine (no sé por qué) comenzó a venir a tocar un acordioneiro de la zona de Tineo y teníamos baile por la tarde todos los domingos hasta que oscurecía. De noche estaba prohibido, no se podía... 

También solíamos ir todas las amigas al Corpus Christi de La Pereda, pues los días ya duraban bastante. En una ocasión a una amiga y a mí se nos echó la noche encima y quitamos los zapatos para venir corriendo a pedazos (¡y andando ligeras!), fíjate tú, desde La Pereda a El Pedregal, porque además teníamos miedo a pasar por La Cavén, antes de La Miriega, donde decían que había fantasmas, pero no había nada... Ya cuando fuimos un poco mayores supimos que eran cosas de El Cagarato..."

Y este es el completo y ameno testimonio de una antigua escolina de esta escuela, Mari Paz García González, en El Pedregal: historias, vidas y recuerdos:
"Comencé en la escuela de El Pedregal en un mes de abril del año 1961, al cumplir los 5 años. Mi hermana ya llevaba 3 años asistiendo a clase y yo tenía muchas ganas de acompañarla. Además, para junio se esperaba el nacimiento de un nuevo hermano, que resultaron ser dos niñas. Ese creo yo que fue el motivo por el que empecé el colegio en el último trimestre del curso... 
La maestra era Doña Aida Alba Menéndez, que enseñaba con mano firme a unas 30 alumnas de entre 5 y 14 años. Durante la mañana hacíamos cuentas en la pizarra de forma individual con un pizarrín y la escritura en un cuaderno donde copiábamos frases con lápiz y/o pluma mojando en el tintero, que estaba bien colocado en el círculo que el pupitre tenía para este uso. Colgado en la pared, un mapa político de España, dond canturreábamos las provincias de cada región (así se llamaba a lo que ahora son Comunidades Autónomas), a la vez que las señalábamos con el puntero. Por la parte de atrás estaba el mapa físico y ahí estudiábamos ríos, afluentes, montañas, cordilleras, cabos, golfos, etc. Sin embargo, las tardes eran más entretenidas, pues hacíamos labores sentadas en unos banquitos alrededor de la estufa de leña o bien practicábamos lectura colectiva. Recuerdo haber leído una adaptación del Quijote. 
No había nadie parado: cuando la maestra explicaba a las mayores, las de menos edad trabajábamos y viceversa. Al ser alumnas de diferentes edades, las pequeñas aprendíamos de las mayores y éstas reafirmaban sus conocimientos al compartirlos con las menores. Este sistema de aprendizaje fue muy usado en el Reino Unido a comienzos del siglo XX con el nombre de Método Lancaster o de Enseñanza Mutua. 
Nuestro mayor problema era ir al aseo, ya que no teníamos en la escuela, así que hacíamos nuestras necesidades en un pequeño campo que había detrás de la iglesia y teniendo mucho cuidado de no ortigarse. Lo más divertido era la media hora de recreo: la maestra subía a su vivienda y nosotras campeábamos libremente por todo el pueblo, un comportamiento muy diferente al de hoy en día, pues ya se sabe que el alumnado no puede abandonar el recinto escolar. Si teníamos dinero íbamos a Casa el Coxo a comprar un bollo de pan, que costaba 1’10 pesetas, aunque si era de cuernos era algo más caro: 1’40.
Los juegos más habituales en el patio eran la comba, el cascayo, el corro cantando canciones, el escondite, las casitas, el balón quemado y las 12 piedrecitas, que más tarde descubrí que se llamaba las tabas. Las mayores organizaban los juegos, siendo las más diestras y hábiles Conchita del Campanero y Margarita la de Francisco, que también eran las que defendían y protegían a las más pequeñas. No recuerdo que hubiese bullying, aunque teníamos algunas peleas con los niños cuando pasaban para la escuela de arriba de Don Antonio Cañedo..." 

El patio del recreo se encuentra detrás de la escuela, pero la zona de juegos se extendía a la plaza al pie de El Carbayón, elevada respecto a la carretera con un murete de piedras y cerrada con barandillas entre columnas. También cuando llovía al mismo pórtico de la iglesia:
"Con el juego de la comba se podían poner en práctica algunas variantes, aunque la mejor y más divertida tenía lugar cuando saltábamos en pelotón: todas dentro y una a cada lado dando. Otro juego divertido era la pesca: una trataba de pillar al resto del grupo, que se iba incorporando para hacer como una cuerda. Ahí era cuando el carbayón anexo al colegio jugaba un papel importante, pues dificultaba la pesca, forzándonos a correr a su alrededor para conseguir una nueva pieza. 
Ahora bien, cuando el juego era el del escondite el patio de la escuela se extendía por casi todo el pueblo: cualquier lugar era bueno para camuflarse y dependiendo de quién se quedaba era más o menos fácil llegar y decir: ‘¡Alzo la malla por mí y por todas mis compañeras!’, con lo que nos salvaba a todas. 
Los días de lluvia el recreo lo hacíamos en la entrada de la Iglesia: allí jugábamos al escondite inglés, al piedra, papel o tijera y a otros juegos más tranquilos. 
El mes de mayo era un mes especial porque celebrábamos con flores ‘el mes de María’ y poníamos un pequeño altar rodeado de flores, rezando el Rosario todos los días al terminar la jornada y cantando ‘Venid y vamos todos con flores a María...’. 
Las clases se extendían a lo largo de toda la semana, aunque el jueves y el sábado no había por la tarde. Sin embargo, el primer jueves de mes no había escuela, pues todas las maestras del concejo iban a Tineo a cobrar su sueldo, que les entregaba el habilitado. Un día a la semana, al terminar las clases, hacíamos la limpieza del aula por turnos: movíamos los pupitres para barrer y limpiábamos el polvo..."

Mari Paz García González es asimismo socia fundadora de la Asociación de Mujeres El Carbayón, que tiene aquí ahora su sede, en la llamada actualmente Casa del Pueblo:
"La Asociación de Mujeres ‘El Carbayón’ de El Pedregal se constituye el 15 de junio de 2010, siendo Maite Ruíz Fernández la alcaldesa del pueblo y la presidenta fundadora de la misma. Los fines de dicha Asociación aparecen recogidos en el artículo 2 de sus Estatutos y son los siguientes: 
Promover el desarrollo y la expansión de nuevos sectores económicos - Mejorar la formación de las mujeres mediante cursos de Formación Profesional Ocupacional - Fomentar la cultura empresarial y la economía social del colectivo femenino - Informar a los colectivos de mujeres de las oportunidades de empleo - Favorecer el apoyo, asesoramiento y la orientación a la mujer en el plano social y laboral - Realizar estudios sobre la situación de la mujer en el mundo rural - Desarrollar políticas reivindicativas para un mejor y completo desarrollo de los servicios sociales en su integridad, donde se incluyan aspectos educativos, económicos y laborales, entre otros - Implantación de servicios complementarios a los de carácter público, que garanticen más bienestar y calidad de vida a las mujeres con determinas necesidades, adecuado a sus circunstancias familiares - Fomento y promoción del turismo y el ámbito de actuación de la Asociación, mediante la mejora de sus infraestructuras, productos, calidad turística y formación, así como el desarrollo de acciones de sensibilización y concienciación de la cultura turística - Fomento del desarrollo y aplicación de las nuevas tecnologías en el sector empresarial - Programación, promoción y fomento de actividades de educación y calidad ambiental - Atención a personas discapacitadas y/o en situación de desventaja cultural, social o familiar, así como la atención al menor..."

Aunque compartimos fotos desde ambas márgenes de la carretera, estimamos lo más adecuado es ir por la banda izquierda, donde sigue habiendo un poco de vereda para caminar al lado de la muria del campos de la iglesia o plazoleta de El Carbayón, en cuya verja un letrero nos informa que podemos sellar nuestras credenciales en el interior del templo que permanece abierto gran parte del día para poder ser visitado por los peregrinos gracias a la labor desinteresada del vecindario que se presta voluntario para ello, como dice en Pueblos Gonzalo, vecino del lugar...
"Esta iglesia es la única que encuentran abierta en todo el trayecto del Camino Primitivo. Se empezó a abrir hace dos años. Unos peregrinos vienen por deporte, pero otros por devoción y estos devotos siempre querían visitar la iglesia y estaba cerrada. Iban a casa de Pili a por la llave para entrar. Entonces, Pili y otra familia más, de acuerdo con el cura, tomaron la decisión de abrir de siete de la mañana a siete de la tarde"

Y eso es lo que vamos a hacer nosotros, subir a visitar la iglesia y conocerla por dentro, haciendo honor al trabajo de estas vecinas para mantenerla accesible y accesible. Conoceremos de esta manera el interior de esta parroquial de San Justo y San Pastor antes de continuar camino dirigiéndonos a las últimas casas del pueblo, una de ellas luciendo el escudo de los Fernández Colado, para dejar la carretera en la cuesta a la Casa Begega, Casa del Llano, Casa la Torre o Casa del Hospital, la del antiguo hospital de peregrinos de El Pedregal, no sin antes ver La Cruz, cruceiro de piedra símbolo de la vinculación de estas parroquias con el Camino de Santiago...






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