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lunes, 2 de mayo de 2016

LA SENDA DEL RÍO PEÑAFRANCIA (1) UNA RUTA FLUVIAL ALTERNATIVA AL CAMINO PARA ENTRAR EN GIJÓN/XIXÓN (ASTURIAS)

 

El valle de Cabueñes y los dos caminos para ir a Gijón/Xixón. En medio la Universidad Laboral

Al bajar de La Olla, en Deva, procedente de Villaviciosa por El Curviellu, y tomando como referencia el valle de Cabueñes, con el gran edificio de la Universidad en medio, DOS son los caminos señalizados que permiten al peregrino llegar a la ciudad de Gijón/Xixón:

-Uno, en la parte superior de la foto, trazado de amarillo, es el Camino de Santiago del Norte propiamente dicho, que pasa por las cercanías de Cabueñes y luego atraviesa Somió para entrar en el casco urbano gijonés por La Guía

-Y otro que discurre un poco más al sur, siguiendo las riberas del Ríu Peñafrancia, donde se ha habilitado una senda peatonal y ciclista, que nos permite evitar mucho asfalto y el tráfico de vías locales y alguna carretera por las que discurre el primero

Ambos caminos se separan aquí, al acabar la mencionada bajada de La Olla y llegar a la N-632: 

-El Camino de Santiago la cruza a la derecha y sigue por El Camín del Estanco a través del barrio de La Pontica en Cabueñes

-Pero si queremos ir por la Senda del Peñafrancia, a escasos metros de aquí, tomaremos a la derecha El Camín de la Pasadiella, que se dirige primeramente al Camping Deva

En esta ocasión elegimos aquí ir a la izquierda por El Camín de la Pasadiella en dirección al camping para enlazar con la Senda del Ríu Peñafrancia unos metros más abajo, que es a la que vamos a dedicar esta entrada de blog

Verdaderamente no somos partidarios de apartarnos mucho de los caminos oficiales de Santiago porque se supone son los caminos de Santiago propiamente dichos, es decir, por los que pasaban, más o menos transformados actualmente, los peregrinos de las históricas romerías a Santiago, y todos los viajeros, pues serían los anteriores a las actuales carreteras

Sin embargo hay determinados trazados alternativos, por sendas no jacobitas, que pueden ser interesantes y apetecidos por los peregrinos, tal que este al que vamos a llegar ahora, una senda eminentemente fluvial (salvo en un tramo intermedio), que en su momento incluso se señalizó con flechas amarillas

Además el Camping Deva, que realmente está en Cabueñes (fronterizo con Deva pero en Cabueñes), tiene, entre las correspondientes opciones campistas (bungalows, parcelas, alquiler de autocaravanas, etc.), su propio albergue de peregrinos. Es más, viene a hacer las veces de albergue público o municipal, en tanto en cuanto no se inaugure el tantas veces pospuesto a abrir en el casco urbano gijonés

Área de autocaravanas. Pernoctar en el camping puede ser un aliciente también para acercarse, si se dispone de una tarde o media tarde libre, y tras el preceptivo descanso, alguna exploración de los alrededores, con muchas cosas interesantes que ver desde el punto de vista histórico y paisajístico, entre ellas la propia Senda del Peñafrancia, desde la que, por ejemplo, podemos acercarnos a la ciudad y regresar en autobús (parada de ALSA en la N-632 o municipal en la Carretera Deva -consultar horarios-) y al día siguiente hacer el Camino oficial dentro del discurrir de la jornada (esto para los más andarines)

Y esta es la entrada al camping, donde están la recepción, bar y restaurante, tienda, piscinas, y demás dependencias que pueden también utilizar los peregrinos si se albergan aquí, como unos usuarios más de sus instalaciones

Pernoctemos o no en el Camping Deva continuaríamos desde aquí todo de frente para ir a la senda fluvial, siguiendo El Camín de la Pasadiella al lado de la histórica Quinta Vereterra, de altos y viejos muros y con una muy arbolada finca

La Quinta Vereterra es actualmente La Quinta del Ynfanzón, ponderado negocio de hostelería, con bar, amplia terraza en el gran jardín, restaurante y hotel hecho todo en el antiguo palacio rehabilitado, que no podemos ver desde aquí, pues su entrada y acceso principal está justo al otro lado, en la Carretera Deva

De la Quinta del Ynfanzón, que tiene su propio fantasma, el de Ana de Solís, antigua señora de la Casona de Vereterra, que puede aparecerse por esta fina u oírse sus lamentos desde el Camino, hablamos abundantemente, así como del camping y otros rincones destacados de este Camín de la Pasadiella, en la entrada de blog correspondiente a la iglesia de San Salvador de Deva, una de los cortos pero muy bellos paseos que podemos realizar desde el Camping Deva y el Camino, pudiendo además visitarse, siguiendo la Senda del Peñafrancia en dirección sur, el nacimiento del río en El Güeyu Deva, bajo una peña sobre la que se asienta la capilla de Nuestra Señora de Peñafrancia, donde también se unen la historia, la tradición y la leyenda

El Camín de la Pasadiella bordea el muro de la Quinta Vereterra y así hace aquí un ángulo a la derecha, enfrente de la entrada a la Casa la Porciúncula, de la Comunidad Terapéutica la Santina

Caminando ahora en dirección oeste pasamos enfrente del llagar de Sidra Arsenio, fundado en el año 1930 y del que también nos explayamos extensamente en el citado artículo sobre la ruta hacia San Salvador de Deva

El camino baja muy suavemente haciendo de frontera entre Cabueñes y Deva, así, por ejemplo, La Quinta del Yinfanzón o Quinta Vereterra estaría en Cabueñes...

Y las casas de la izquierda en Deva. El Camín de la Pasadiella hace un poco de curva a la izquierda al llegar a su altura, y sigue en bajada

Ya vemos la carretera local de Deva y al otro lado las barandillas que la separan de la Senda del Ríu Peñafrancia. Estamos aquí a unos cinco kilómetros de La Guía, donde nos reuniremos con el Camino de Santiago en Les Mestes, donde el Peñafrancia da sus aguas al Piles (mesta, unión de ríos), poco antes de desembocar en La Playa San Lorenzo o San Llorienzo, pasando primeramente por El Molinón (Estadio de Fútbol Enrique Castro Quini), el Muséu del Pueblu d'Asturies, la Feria de Muestras, Parque Hermanos Castro, Parque Isabel la Católica...

Cinco kilómetros de los aproximadamente seis y medios que tiene en total esta senda. Si quisiésemos ir a su final en El Güeyu Deva nos aguardaría pues un kilómetro y medio hacia El Güeyu Deva pasando antes por la iglesia de San Salvador, a nuestra izquierda, pero de ello, reiteramos, ya hablamos ampliamente en la correspondiente entrada, nosotros ahora nos dirigimos pues a la derecha, una vez cruzada la Carretera Deva

Aquí en este poste aún se ve, borrosa, una de aquellas flechas amarillas con las que marcaron la senda en una ocasión. De todas maneras no hay mayormente pérdida posible: cruzar y a la derecha, después estará todo bien balizado

Ya estamos en la Senda del Peñafrancia, el río aún no lo llegamos a ver pese a estar casi en su misma orilla, pues pasa oculto a nuestra izquierda entre la vegetación ribereña. A la derecha un cartel anuncia algunos negocios de hostelería situados en las inmediaciones, además del camping

En estos nuestros primeros metros de senda avanzamos recto por la ribera, con la Carretera Deva a nuestra derecha. Justo después de la siguiente curva está El Cruce, salida a la N-632, con la entrada a La Quinta del Ynfanzón a la derecha y a la izquierda la sidrería merendero El Cruce, parroquia de Cabueñes, lo mismo que, poco más allá al otro lado de la carretera, El Mancu

Ahora sí vemos El Ríu Peñafrancia a nuestra izquierda, también llamado Deva, deidad femenina de la naturaleza, simbolizada principalmente en el agua y el nacimiento de los ríos, origen de vida, topónimo común a muchos lugares y poblaciones de gran parte de Europa, con sus formas y variantes pero siempre con esta raíz etimológica

Al otro lado La Vega, donde se encuentra la Casa Segundo'l Molín, uno de los que molían con el agua, canalizada hacia él y embalsada, como fuerza motriz de su maquinaria hidráulica cuando estos campos se sembraban de cereal, maíz fundamentalmente, pero antes también algo de trigo y, sobre todo, escanda, con lo que pagaban las rentas al Conde, el antiguo dueño de la mayor parte de la tierra


Luego, la gran reconversión agroganadera del siglo XX puso fin a una cultura cerealística de siglos, por no decir milenios, aprovechándose para prados de pasto y siega la mayor parte del terreno, con objeto de atender la grande y creciente demanda láctea y cárnica de los grandes y cada vez mayores centros urbanos e industriales. La mecanización del campo mejoró muchas vías pecuarias locales y el pan ya se pudo traer a diario de las tahonas de villas y ciudades, dejando de hacerse en casa y abandonándose los molinos a los que se traía a moler el grano


El río pasó a ser más conocido por Peñafrancia por la capilla de la Virgen de esta advocación, fundada sobre su mismo nacimiento entre 1689 y 1691, por un antepasado de los condes de Revillagigedo con solar en Deva, don Luis Ramírez de Valdés, prior de la catedral ovetense de San Salvador, tras pedir permiso a D. Juan Manuel Ruiz Amaya, arcediano y gobernador del Obispado, para hacer en un prado de su propiedad una capilla dedicada a la Virgen de Peñafrancia, advocación originaria de la sierra del mismo nombre en Salamanca, Nuestra Señora de la Peña de Francia

Justo detrás de la casa pasa El Camín de la Maquila, relacionado con el molino, pues la maquila era la parte de la molienda que, en concepto de cobro, se abonaba, en grano, a los dueños del molino cuando este era de propiedad particular, los moliñeros y moliñeres. Otros, lo de vecera, eran de varios vecinos, que tenían su turno o vez, de ahí su nombre, para acudir a moler periódicamente

La vivienda es de tipo rectangular, llamada técnicamente en Asturias casa terrena, emparentada con las long-houses o casas largas que, dentro de diferentes estructuras, gustos y materiales, son comunes a buena parte de Europa. De su evolución en tamaño hacia adelante, con dos cuartos o habitaciones más añadidos a los lados y un portal o portalón en medio, nace la casa denominada mariñana

Allí, el hórreo, el antiguo granero y almacén-despensa en general, elevado sobre pegollos o pilares para alejarlo de los roedores, guarda la memoria de las antiguas moliendas que aquí se guardaban

El Peñafrancia vendría a señalar aquí la divisoria entre los barrios de La Pontica y de Cefontes, los dos Cabueñes, el primero a este lado del río y el segundo del río hacia La Vega... o más o menos, según se desprende del mapa correspondiente de la Colección Parroquies del Ayuntamiento de Gijón/Xixón

Aquí nos separamos ya de la Carretera Deva, donde vemos, en la curva, asomar uno de los edificios del Centro de Formación Profesional Ocupacional para el Empleo, junto a cuya finca pasaremos por detrás, pues se extiende hasta la ribera

La senda, de grava o zahorra, también llamada aquí grijo, hace una curva a la derecha siguiendo el meandro del río

Su longitud, desde su nacimiento en El Güeyu Deva hasta su llegada al Piles en Les Mestes, es de unos diez kilómetros y salva unos sesenta de desnivel entre ambos lugares, según datos del Estudio Ecológico de los ríos del concejo de Gijón, de varios autores del Aula de Naturaleza de la Universidad Popular Municipal de Gijón

Esta es su parte alta, la de menos caudal, que tiende a aumentar conforme le darán sus aguas sus afluentes el Santurio y el Samiguel

Más atrás, también en La Vega y al otro lado del Camín de la Maquila, está el Vivero Municipal, donde, como nos dicen los vecinos, "les flores de Xixón nacen en Cabueñes", plantas y flores para los jardines, plazas, avenidas y zonas verdes de todo el concejo

Allí se organizaban antaño las giras o comidas campestres de El Castañéu la Vega,  en verano y con muchísima afluencia, animada música, bailes y "hasta echaben la comedia", a base de festivas representaciones teatrales. Su éxito llegó a compararse con el de la multitudinaria romería de Granda y se hizo popular una copla que inmortalizaba a sus grandes promotores.

Aquí van los cinco más alegres

Pepe la Bodega

Pepe la Parrala

Luisón el de Xico

Jaime y Andresón

                                                        

Al sur, en la lejanía, el Monte Deva (424 m) ostenta también el nombre de la diosa. Los espeolobuceadores del Grupo Ensame Aguarón han demostrado la secular creencia que El Ríu Peñafrancia recibe sus aguas del Riosecu, que forma un profundo valle detrás de la montaña, su cauce discurre seco y de ahí su nombre, pues realmente pasa subterráneo, surgiendo del Güeyu Deva. La existencia de dos santuarios marianos, el citado de Peñafrancia sobre el güeyu o nacimiento del río, y el de la Milagrosa en el valle de Riosecu, ha dado lugar a pensar en los ancestrales cultos acuáticos en torno a Deva

La senda en llana en casi todo su recorrido, solamente habrá una  pequeña subida antes de El Tragamón, emblemática carbayera gijonesa, cuando nos separemos ligeramente de la ribera, con posterior bajada posterior para volver a su encuentro, ya muy cerca de La Guía

Es muy común encontrarse con mucha gente paseando, casi a cualquier hora pero especialmente los domingos y festivos, cuando hay gran afluencia de gentes, caminando y en bicicleta


Prácticamente todas las sendas gijonesas tienen gran cantidad de usuarios, a ellas les dedicamos un libro entero: Rutas para conocer el concejo de Gijón 

Asimismo esta ruta es empleada por los peregrinos a Covadonga, el célebre Camín Xixón-Cuadonga/Gijón-Covadonga, estos saliendo de la ciudad camino de Deva y Peñafrancia, desde donde suben a La Olla, coincidiendo su camino con el de Santiago en bastantes tramos, solo que en sentido contrario, hasta Villaviciosa

A la ruta a la Santina no le hemos dedicado un libro sino dos: el de la izquierda, El Camín Xixón Cuadonga en 1998, y el de la derecha El Camino de Gijón a Covadonga en 2012... parece están agotados, pero buscando alguno aparece aquí y allá

Aquí enlazamos con El Camín de la Maquila, que enlaza La Vega con la Carretera Deva, y seguimos a la izquierda

Tras los arbustos de la derecha empieza la mencionada finca del Centro de Formación Profesional, a la que hace un momento hemos aludido

Y llegamos a un puente, pero atención, NO vamos a pasar por él

Justo antes y a la derecha sigue la Senda del Peñafrancia, bordeando la finca de dicho centro


Sigamos en todo momento la señalización de la senda. Aquí por ejemplo diversas flechas amarillas, muy gastadas (tal vez cuando vengáis hayan desaparecido si nadie las repinta), nos llevan a error: una en la barandilla del puente nos indica avanzar por él (NO), otra en su base y una tercera en el poste de madera, nos indican ir por aquí, que es lo correcto


Aquí arrancan una canal o acequia que llevará el agua a otro de los molinos de la ruta, también ya sin uso pero cuyo edificio y casa podremos ver un poco más adelante al paso de la misma, El Molín de Valienta o de Pepe la Isla, que se encuentra muy próximo


El sendero se estrecha un poco entre el borde de la orilla y una valla a nuestra derecha que nos separa del Centro de Formación Profesional Ocupacional y el Aulario Agrario, hay también a la izquierda un poco de seto de laurel y otros arbustos.


La finca del Aulario agrario, con sus invernaderos, haciendo calle alumbrada por farolas. Al fondo vemos los edificios de la entidad y los árboles de El Cruce y La Quinta del Ynfanzón o Vereterra


Por aquí está El Pielgu una parte del río donde los hombres y chavales iban a bañarse antiguamente, mientras que las mujeres solían llevar el agua en un balde para hacerlo en casa


 Incluso en meses del invierno como enero o febrero no faltaba al menos un día a la semana, corrientemente los sábados, para ir a zambullirse al Peñafrancia. Los cuartos de baño eran un lujo impensable que nada más existía en las quintas y mansiones más pudientes. Al no disponerse aún de agua corriente también se venía a traer el ganado para que abrevase


Dependiendo de lo crecida que esté la vegetación podremos ver, entre los árboles, más tramos del río según vamos caminando


He aquí una presa o ñora de las inmediaciones del molino. Al otro lado los prados de La Vega donde al fondo, entre los árboles, dos palmeras delatan el solar del Vivero Municipal de Cefontes


Fijémonos aquí en los trabajos de asentamiento del terreno de la orilla, con grandes rocas que eviten inundaciones y que el río, cuando baja en torrente con las crecidas, arrastre la tierra, cosa que siempre hace algo, por eso pasa a veces marrón, con y tras las lluvias, como es este el caso

 
Seguimos junto al río este relativamente estrecho paso entre el arbolado de ribera y el vallado del Aulario Agrario


El paisaje se abre un poco ahora a una hermosa, separándonos un poco del río


Por aquí va la canal, el canal del molino, la acequia, casi del todo tapada por la hierba crecida y las plantas silvestres


En esta foto del prado recién segado a principios de la primavera vemos el agua que aún lleva la canaliega pese a que el molino, al fondo, con la vivienda, hace tiempo que dejó de moler


Crecen entonces estas preciosas flores de "campana", las calas, blancas y amarillas, llenando de color la canalizada vereda caminera. Un rincón de gran belleza natural


En el prado, frutales, y a lo lejos parece reconocerse alguna huerta junto a la casa


Más a lo lejos, parece reconocerse la copa de alguno de los carbayos de El Trole, donde la senda saldrá a la carretera de este nombre, donde hay un muy ponderado llagar de sidra, a un paso de la bella fuente y lavadero de La Castañal


Más a la izquierda, una hilera de árboles recorre las orillas del Peñafrancia, delatando su curso fluvial


Paralelo a la canaliega, el camino hace una muy ligera, casi inapreciable, cuesta hacia los edificios del centro ocupacional


Y al subir, seguimos admirando esta encantadora mata de calas que crece por toda la orilla


Sigue el vallado a la derecha, la cuesta acaba en un par de zancadas


Curva a la izquierda, otra vez encajados entre la valla y la hermosa y tupida enramada


Pequeños túneles vegetales cuando las ramas de los árboles se unen no ofrecen cortos trechos de sombra


Pero casi todo el camino, al menos hasta El Trole, está al sol


Alisos, castaños, mimbreras, carbayos y avellanos, además de arbustos como el lloréu o laurel son algunas de las especies arbóreas más comunes


Vamos llegando al final de la valla perimetral, donde acaba uno de estos cortos trechos rectos. Fijémonos cómo abunda bastante el arbolado autóctono


Hermosa caleya entre el setos y la finca que nos lleva directamente al que fue El Molín de Valienta o de Pepín de La Isla: cuya casa deja asomar el tejado un poco encima de la sebe. Vamos a arrimarnos un poco al matu a ver si la vemos mejor 


Se trata de una vivienda de planta alta con el antiguo molino al lado y finca, guardada por muros y portiella, con hórreo y huertos, además de varios árboles frutales, una delicia de lugar


Bajando ligeramente, una señal de la senda confirma que vamos por buen camino en este cruce


Está señalizando las dos direcciones según se vaya o se venga de la ciudad. Aunque no haya, recalcamos, mayor problema, estas señales aseguran al que pasa que no se ha equivocado ni dejado ningún cruce atrás


Volvemos a llanear y pasamos junto a la canal, aquí totalmente seca, en pleno verano


Aquí en primavera temprana, tras las lluvias, con bastante agua, el viejo molino parece seguir sirviendo como canal de aguas sobrantes


La canal hace casi las veces de foso entre el camino y la finca, también guardada por seto


Y aquí tenemos el sumidero... el agua pasaría antaño a una balsa o barbacana y con su fuerza embalsada caería por un agujero pendiente, el cubu, hasta la parte inferior del molino, por donde salía con mucha fuerza por otro agujero denominado salibu. El chorro a presión hacía moverse y girar una rueda colocada en horizontal, el rodendu, que tenía muchas astas o péndoles. De esta rueda salía hacia arriba un palo o eje que haría moverse a su vez a las muelas y a toda la maquinaria

Fuente: libro Los molinos de Maliayo de Rafael Balbín Loredo

Este sería un gráfico de un molino prototipo de los de esta zona, el de Barréu, en Rozaes (Villaviciosa). Si bien podría haber variaciones en cuanto a composición y estructura de algunos elementos, así como de su denominación, básicamente sería así. En El blog de Acevedo hallamos un excelente artículo de Juan José Menéndez Fernández describiéndolo:

"Una pequeña construcción aprovechando un desnivel del terreno, por lo general de una planta, en la que entra el agua por la parte alta -el cubo- y sale por la parte inferior, abierta muchas veces en forma de arco de piedra -el infierno-. Es frecuente que utilizando un mismo cauce de río o regato se hallen varios molinos, en ocasiones muy cerca unos de otros. En algunos casos el mismo estanco recoge el agua del cauce del río para derivarlo hacia un molino, y el agua que sale de este se canaliza hacia un segundo molino, dándole dos usos a un mismo caudal antes de revertirlo al río. En el exterior encontramos la conducción de agua hasta el molino. A veces, sobre todo en pequeños regatos, el molino se halla muy cerca del cauce de agua, pero por lo general suele estar a una distancia considerable del río que le suministra.
El molinero realiza constantes tareas alrededor de su molino. Arranca el molino tirando de la paradoria. Cargará de maíz, trigo, escanda o cebada la tremoria. Regulará la inclinación de la canalexa, para controlar la cantidad de grano que caerá en el güeyu de la muela. Con el aliviu elevará más o menos la volandera, regulando la aproximación entre las muelas, y consiguiendo darle a la harina mayor o menor finura. Recogerá la harina caída en el banzal para echarla en el saco y maquilará la parte que le corresponda por su trabajo. En ocasiones, cuando la molienda es para consumo humano, peñerará la harina con el cedazo, separándola del salváu. El molinero se siente orgulloso de su molino; tenga uno o varios molares, siempre hay uno que "da muy buena harina". Cuando la molienda es para hacer torta o boroña el molinero se esmera, muele despacio, con poca agua y aproxima bien las muelas, para que la harina salga fina."

La casa y a su izquierda el Camino. Estos molinos del Peñafrancia parece ser que eran todos de maquila, es decir, privados, donde los dueños o molineros cobraban esa medida de lo molido, la maquila, en unidades denominadas celemín 


Antes de los molinos de agua se molía en morteros de mano, piedras en las que se hacía un hueco y en él se machacaba el grano, muchas son mismamente de época prerromana y no es demasiado difícil que las podamos ver en alguna quintana reconvertidas en bebederos pa les pites, pequeños abrevaderos para las gallinas, en medio de los gallineros. Es factible que ya en el tiempo de la dominación romana existiese algún molino hidráulico que emplease la fuerza motriz del agua para hacer girar toda la maquinaria, pero indudablemente muchos se construyeron en la Edad Media. Se molía lo que se plantaba: trigo, escanda, mijo, centeno... pero con la llegada del maíz de las Américas la molienda prosperó, desde los siglos XVII ó XVIII los molinos se propagaron grandemente por toda la red fluvial hasta en los ríos y regueros más pequeños


Y al lado siempre, el hórreo, para guardar el grano. La importancia del pan era tal que se llegó a crear toda una cultura con él relacionada, desde su cultivo hasta la elaboración y consumo, desde los usos y utensilios hasta los esconxuros y oraciones, no faltando las casi siempre pícaras historias, canciones, refranes de las horas pasadas, muchas nocturnas, con el trabajo de moler en los molinos. En el siglo XX, sobre todo pasada la postguerra, se popularizaron en muchas caserías los molinos eléctricos, por lo que ya no era necesario emprender cada pocos días el proceso de llevar los sacos de grano al molino, sino que ya se molía en casa


Después las tahonas, panaderías y obradores empezaron a repartir el pan por las aldeas, con lo que ya se hacía un trabajo menos. Más adelante la implantación de impuestos especiales como actividad industrial hizo parar la muelas de muchos de los que aún quedaban trabajando. Hoy en día en Asturias aún muelen unos pocos, algunos de ellos especializados en productos de calidad o integrados en establecimientos hosteleros y comerciales. Otros no muelen pero los dueños han conservado su maquinaria y estructura, buena parte han sido readaptados a las viviendas, como habitación o almacén



En muchos concejos se han abierto y promocionado sendas turísticas por el cauce de los ríos molineros, esta es una de ellas, pues aunque no nació exactamente como "ruta de molinos", al seguir las riberas de un río, nos encontramos varios de ellos, al menos sus canales y edificios externos o quintanas contiguas


Prados en verano, muy agostados, recién segados el verde ha pasado a ser ocre pálido


La primavera recién llegada, con los verdes más intensos


Y enfrente, El Camín del Trole, donde hay un conjunto de buenos carbayos extendidos a lo largo de la ahora carretera local que comunica esta parte de Cefontes, y el barrio de La Cuesta, en la vecina parroquia de Santurio, con la N-632


Nada más llegar a la carretera habremos de ir a la izquierda, pues coincidiremos con ella unos metros, volviendo hacia el río


Al otro lado tenemos el llagar El Trole, fundado en el año 1935 y adquirido en 1970 por Amador y María Herminia, quienes empezaron a hacerlo famoso por sus renombradísimas espichas. Así explican su historia en la página del llagar:
"La antigua casona asturiana fue construida como lagar de sidra en 1935, y como tal fue adquirida por el matrimonio formado por Mª Herminia y Amador en la década de los 60, pero no fue hasta el año 1970, que comenzaran a celebrarse espichas al público, siendo pioneros en hacer que esta tradición se popularizase. 
El boca a boca hizo el resto, siendo en la actualidad lugar de referencia para este tipo de celebraciones, bajo la dirección ahora de las hijas del matrimonio, Esmeralda y Elena, que cuidan y miman las instalaciones con cariño y dedicación, siguiendo la tradición familiar."


La senda físicamente se acaba al llegar aquí. Durante unos metros o caminamos por este estrecho arcén o lo hacemos por la verde vereda donde crecen los árboles delante de la tapia de la gran terraza del llagar. Pero enseguida recuperaremos el sendero fluvial unos pocos metros más abajo, en La Castañal, donde iremos a la derecha, de nuevo en la ribera


Una señal indica que además la carretera se estrecha un poco. Aunque sea un escaso trayecto por ella extrememos la atención


Caminamos pues ahora a la sombra de los carbayos que se extiende por esta franja verde a nuestra derecha que puede hacer bellamente de senda. Este pequeño robledal es llamado La Carbayera del Trole, aunque figura como Carbayera de Cefontes en el libro de Árboles notables del concejo de Gijón, de varios autores de las Escuelas Taller de Gijón


Está abierto el portón del llagar, señal que hay espicha. La espicha es una fiesta con sidra, en la que además de beber se come, principalmente tortillas, huevos cocidos, chorizo, jamón, llacón, etc. En realidad el término alude a la "espita"(asturiano espicha) que cierra el orificio de los toneles de sidra, por eso la acción de abrirlo es espichar 


En la vieja sociedad rural los vecinos iban de casa en casa ayudando en su elaboración y después hacían el mismo periplo probando la sidra, la preba, de los diferentes llagares, esto fue el origen de la espicha, que siguió evolucionando hasta ser como hoy la conocemos, donde la gente se reúne, por lo general comiendo de pie aunque siempre hay unas sillas dispuestas donde quien quiere se sienta y se levanta ocasionalmente, mientras los camareros espichan la sidra de los propios toneles. No resulta difícil que se contrate algún gaitero que amenice la velada y raro es que no se termine cantando, existiendo numerosas composiciones especiales para la ocasión, muchas de ellas recopiladas ahora en libros y discos de cantares de sidra y chigre


Vamos por la derecha, que es más seguro, o eso parece, pero a la izquierda cierto es que tenemos un lugar de extraordinaria belleza natural que creemos que merece la pena conocer


Este es el lavadero de La Castañal, que vemos de espaldas y al que se bajan por estas escaleras a la izquierda. Justo a la derecha dejaremos seguidamente la carretera a la derecha para seguir por la Senda del Peñafrancia, apartándonos del asfalto


Pero antes, desde la misma carretera, vamos a conocer este precioso lugar, La Charca, donde, como su nombre, indica, hay un gran charco en este enclave bellamente rehabilitado


Un verdadero encanto de la naturaleza, ente árboles y junqueras, xunqueres o cañaverales, formando una pequeña vega donde el río se cruza con la canal que devuelve el agua al Peñafrancia tras pasar por El Molín de Valienta o de Pepín de La Isla, de donde venimos y forma, enfrente del lavadero, el remanso de La Charca, con su pequeña presa


En la foto anterior las aguas bajaban turbias pero en esta se aprecia mejor el fondo de La Charca. Aquí se forma un estanque, con salto de agua incluido y puente de madera, mesa y banco para sentarse, un lugar maravilloso donde echar el freno y reposar unos momentos de nuestra caminata, justo donde dejamos el barrio de La Pontica y entramos en el de Cefontes, también de Cabueñes, el de las "cien fuentes" y solar del apellido Cifuentes, como pronto comprobaremos


El lavadero fue reformado en su momento pero seguidamente cayó en desuso, aunque fue restaurado con motivo de las obras de mejora del lugar. Lamentablemente no obstante hay que limpiarlo periódicamente para que no se convierta en un lugar vandalizado repleto de inmundicia


A la izquierda y más allá del lavadero reconocemos ahora desde aquí la parte posterior de la casa Molín de Valienta o de Pepe la Isla por la que acabamos de pasar. El lugar es pequeño pero merece la pena acercarse


Comprobamos que desde el lavadero no hay comunicación con esta pequeña "isla" en medio de las aguas, con una mesa y bancos corrido de madera, cerrado al este por un muro natural de árboles y vegetación


De todas maneras nos percatamos que a ese bucólico espacio baja un camino empedrado al otro lado del puente, nada más cruzarlo. Luego una pasarela de madera pasa sobre la canal que, como hemos dicho, devuelve al Peñafrancia las aguas remansadas al pie del lavadero 



En la zona llamada Los Testeros también se bañaban los mozos de antaño, así como los ganaderos que bajaban de Pion hacia los mercados y ferias gijonesas los traían a esas orillas para que abrevaran, en aquellos tiempos en los que, además, todo era de tracción animal, pues hasta el transporte de mercancías con Villaviciosa se realizaba por medio de carros de bueyes o de cinco mulas, equipados con toldos


Vista del Ríu Peñafrancia desde esta pasarela de La Charca, aquí se venía a lavar la ropa antiguamente, antes aún que existiese el lavadero


El lavadero fue todo un adelanto en su tiempo, pues permitía hacer la colada sin necesidad de hincar las rodillas ni someterse a insanas mojaduras, contando con tejado para soportar mejor las inclemencias meteorológicas, pero aún así era esta una ardua tarea


Por eso, cuando el agua llegó a todas las viviendas, el poder disponer de ella a domicilio y en la casería fue uno de los mayores bienes que se recuerdan en las parroquias rurales, al unirse el vecindario normalmente en cooperativas para aprovechar los manantiales y recursos acuíferos del entorno, o bien para enganchar directamente a la EMA o Empresa Municipal de Aguas. Luego llegaría la lavadora, y el pesado recorrido, a veces con bastantes distancias hacia los lavaderos o las piedras del río, para hacer la colada y morirse de frío con el agua helada gran parte del año, también pasó al recuerdo, afortunadamente


Y, del lavadero de La Castañal cruzamos la carretera para tomar, justo antes del puente, el ramal a la derecha, retomando la senda propiamente dicha


Sí señalar, aunque no pasemos por ella, que al otro lado del Peñafrancia está la fuente también llamada de La Castañal, oculta y que pasa desapercibida pese a su importancia histórica para la parroquia


A este lado del río nosotros pasamos de la carretera a la finca La Castañal, cuya ribera derecha ha sido integrada en la Senda del Ríu Peñafrancia, conservándose también aquí sus viejos muros


La Castañal formaba parte de una de las quintas señoriales de esta parte de Cabueñes, pues en las cercanías están Les Quintes de Duro, una de ellas, la Quinta Duro propiamente dicha (hoy hotel), era una casona señorial con casería adquirida por Pedro Duro, uno de los pioneros de la industrialización asturiana, fundador de la empresa Sociedad Metalúrgica de Langreo, luego Duro y Compañía, en 1857, que en 1900, siendo la primera siderurgia española, pasará a ser la Sociedad Metalúrgica Duro-Felguera. La otra es la Quinta Velázquez Duro, comprada por Antonio Velázquez Duro (casado con Dolores Fernández Duro, nieta de Pedro Duro y Marquesa de la Felguera) en 1893, donde vivió su nieto el famoso aeronauta Jesús Fernández Duro


Ahora, el portón de la finca ya no está, solamente sus artísticas columnas de sujeción, hechas de ladrillo y de planta cuadrada, rematadas en sendas pirámides escalonadas


Además del arbolado autóctono, en La Castañal hallaremos también especies foráneas de árboles ornamentales, todos de gran belleza, como este laurel cerezo (Prunus laurocerasus), magnífico ejemplar cuyo origen como elemento de jardinería se busca en 1575 en los jardines de Constantinopla


Sin duda destaca por su altura y majestuoso porte un ciprés de Lawson, especie originaria del estado de Oregón, en los Estados Unidos. Se planta en Asturias como árbol exótico decorativo pero en otras latitudes de aprecia especialmente su madera, ya que es ligera y duradera, especialmente estimada en Japón en la fabricación de ataúdes, santuarios y templos


Seguidamente una xunquera o cañaveral, "bosquete de bambú", a la izquierda del camino, al borde del río


Ahora, en el prado de la izquierda y al lado de los juncos, vamos a fijarnos en un detalle


Aquí está el puente, ahora cerrado, que comunicaba ambas partes de la finca La Castañal


Estas cañaveras de bambú se empleaban antaño profusamente para hacer cañas de pescar, siendo una imagen clásica de los pescadores de río de antaño, ahora sustituidas por nuevos materiales


En la otra orilla, en la parte privada de La Castañal, un hórreo de corredor. La Quinta de Velázquez Duro está más allá, al otro lado de aquellas arboledas al final del prado


La Castañal llegaba, y llega, hasta el altísimo muro de la derecha, que la separa de otra canal molinera, la que llevaba agua al Molín de Lucinda, situado un poco más allá y que también llegaremos a ver desde la senda


Al fondo, el límite occidental de La Castañal, también abierto


Hay, al lado del sendero, que atraviesa la finca siempre en paralelo al río, mesas y bancos de madera apostados en esta cuidada pradería


Y en este lugar, otro antiguo paso entre ambas orillas, ahora cubierto de musgo


La vegetación crece profusamente en la ribera izquierda en este último tramo antes de salir de la finca


Antaño se pescaban truchas y anguilas, incluso el Conde hizo una gran laguna con idea de hacer una explotación piscícola en su nacimiento en El Güeyu Deva


Castaños y carbayos, especie predominante en buena parte de la orilla. Esta es la vegetación ribereña que, aunque oculte el río, delata en la distancia por donde va su curso


Aquí vemos formarse los característicos meandros "meandros del Peñafrancia" que tanto abundan en él


Ahora el río forma un poco de "trinchera", encajado entre paredes de tierra donde crece la arboleda


A la derecha, un vallado nos separa de una finca



Es la del Molín de Lucinda, al que antes nos referíamos, que ya no muele pero del que se conservan, restaurados, sus edificios y dependencias. El molino es el primero a la izquierda, pegado a la casa, que en tiempos debió ser de corredor. Enfrente, oculto por el árbol, el hórreo y, a la derecha, el almacén. La quintana es ahora alojamiento rural


Según avanzamos, tendremos nuevas perspectivas de la finca y del molino...


Ahora por ejemplo vemos la parte posterior de lo que fue el molino y, delante de él, el hórreo, también soberbiamente restaurado. Solar todo ello de antiguos moliñeros y moliñeres, en aquellos tiempos en el que el panchón de trigo o la boroña de maíz se hacían en casa, arroxando na forna, siendo continuo el trasiego de gente a las moliendas, con el grano llevado en sacos, cargado en burros, o a recostines, a la espalda  Detrás, las arboledas de El Serbal y otras fincas que, al otro lado, llegan algunas a la N-632


La senda sigue la sinuosa forma de los meandros del río, delimitada por su borde a la izquierda y por el cerramiento de la finca a la derecha


A nuestra izquierda un prado plantado de pumarada en otra soleada vega de la margen izquierda, muy llana, como lo es casi todo el valle de Cabueñes, formado por el Peñafrancia y sus afluentes


El mismo lugar al comenzar la primavera, con el prado más verde, los pumares y otros árboles sin hojas, otros con sus primeros brotes verdes y algunos, los de la derecha, en flor


Atrás van quedando ya El Molín de Lucinda y El Trole, que vemos ahora por su parte posterior. Desconocemos la razón del nombre del llagar, que dio topónimo al lugar. Literalmente, dice el filólogo Ramón d'Andrés en su Diccionario toponímico del concejo de Gijón"Un trole es un 'cable tendido en alto, del que toma la tranvía o el trolebús', aunque también se empleaba como apócope de trolebús 'autobús para el transporte urbano de personas, que se mueve por la electricidad tomada de un trole'. En el habla de Gijón, trole significaba simplemente tranvía", pero lo cierto es que tranvía nunca pasó por aquí. Luego en su etimología añade que "es el apócope de la palabra inglesa trolleypole, compuesta por pole 'palo, pértiga' y trollecey 'carro, carruaje'. Luego, en "otras observaciones", apunta que "sirve también para referirse a una fuente del lugar"


Crece la hidra en algunos troncos, el murmullo de la corriente compone, junto con el trino de algunos pájaros, la música ambiente de estos parajes, así como el son de nuestros pasos pisando la zahorra del camino


Curva ahora a la derecha, según la forma de la orilla


Y seguidamente a la izquierda, el trayecto zigzaguea en estos meandros, como hemos dicho


La hierba crece en el borde izquierdo mientras por el derecho se prolongan las vallas con barrotes y red que nos separan de las fincas de esa parte


También los helechos, al pie de viejos árboles, de corteza rugosa


Y de árboles más jóvenes, que van levantando sus copas en hileras o grupos


Algunas ramas parecen combarse sobre el camino, como si quisieran acariciar la cabeza del caminante


En otra curva salimos ahora a otra gran finca que encontramos a nuestra derecha


Al otro extremo del prado el arbolado nos oculta La Torre Gregorio, otro elemento histórico muy importante del patrimonio de Cabueñes


Aquí la vemos cuando los árboles no habían crecido tanto, fue casona solariega de los García de Jove, de primeros del siglo XVII, con capilla dedicada a San Gregorio. Pedro Hurlé Manso, autor del apartado titulado El concejo de El Libro de Gijón (1979), contaba de ella por entonces:
"Torre de los García de Jove, con la capilla de San Gregorio, hoy totalmente arruinada. La torre es un edificio cuya construcción puede remontarse a principios del siglo XVI y es de forma casi cuadrada, ostentando en la parte superior el escudo de la familia amparado bajo el águila de San Juan.

La capilla, antes del años 1934 tenía un bonito retablo barroco, con una excelente talla de la Concepción y otra de San Gregorio.

Fue propiedad de Plácido Jove Hevia, vizconde de Campo Grande y hoy pertenece a un particular"

El mismo lugar la última vez que pasamos, se ha formado un auténtico bosque en medio del valle

Foto: Gran Enciclopedia Asturiana

En esta foto antigua, de la Gran Enciclopedia Asturiana, nos percatamos cómo era la casona cuando tenía casería:
"Torre de planta cuadrada típica de la nobleza rural asturiana -muy escasas- que forma un conjunto con la capilla de San Gregorio anexa, se trata de unas construcciones tradicionales del siglo XVII donde se conserva el escudo de armas de la familia."

La foresta sigue linealmente el borde izquierdo de la orilla, ocultándonosla en ocasiones como una malla verde e intrincadamente selvática


El camino serpentea cuando llegamos a otro meandro, pero pronto volveremos a ver el cauce fluvial


Y será aquí en esta curva, donde ahora sí vamos a pasar el río por un puente pasarela, en el lugar de El Xigal, de abundancia de xigues xigos, piedras menudas, cantos de río, guijos o guijarros


Es El Camín del Río, acceso rodado de esta parte de la parroquia a la N-632. Fijémonos en los postes señalizadores de la senda a la derecha, uno, el primero, advirtiendo del posible paso de vehículos


El camino, pues, para cruzar el río irá a la izquierda, pero hemos de decir que a escasos metros a la derecha, en la cercana carretera, está El Llagar de Cabueñes, otro prestigioso establecimiento hostelero, comedores y espichas, ambientado en el que fue El Llagar de Milio Xuan, muchos de cuyos componentes y piezas forman parte del local


A partir de aquí la senda en sí se desvanecerá, aunque siempre señalizada, solapada por vías locales, empezando tramos de asfalto, pero no perderá ápice de su belleza


Nos despediremos también, aunque momentáneamente, del Ríu Peñafrancia, pero se abrirán ante nosotros excelentes vistas del valle según nos acerquemos a otro gran hito caminero natural de esta travesía, La Carbayera'l Tragamón


Según nos apartamos de la ribera, además, la senda empieza a subir muy suavemente


Llegamos a una bifurcación, en la que nosotros seguiremos de frente todo recto por el camino de firme duro que hace calle entre varias fincas y parcelas de viviendas unifamiliares y chalets con terreno


A nuestra derecha, Villa Asunción, a continuación a la izquierda se suceden más


Y ahora, a la entrada de una finca a nuestra derecha, un elemento muy importante hará que le prestemos muy merecida atención


En medio del valle de Cabueñes se alza un edificio imponente, de altísima torre y cúpulas, que ocupa una gran extensión, el la Universidad Laboral, emblema de la arquitectura y auténtico símbolo gijonés, cuya construcción se fraguó como consecuencia de un gravísimo accidente en el que fallecieron ocho mineros de la Cuenca del Caudal en 1946, siendo entonces cuando las autoridades ponen en marcha, en plena posguerra y auspiciadas por el subsecretario del Ministerio de Trabajo, Carlos Pinilla Turiño, un Orfanato Minero para hijos de trabajadores de la mina muertos en accidente, creándose como Fundación José Antonio Girón, entonces ministro de Trabajo, con un capital de 1.500.000 pesetas


La idea primigenia era que fuese una residencia con huerta, talleres, granja y canchas deportivas, para ello se compraron en este valle 1.544.572 metros cuadrados de terrenos, 381.551 con trámite de expropiación forzosa. El lugar estaba bien situado, próximo a Gijón/Xixón y comunicado por la carretera de Villaviciosa, pero los habitantes del valle al principio quisieron oponerse, pese al peligro que entrañaba enfrentarse con las autoridades del régimen recién vencedor de la guerra civil: recibieron una notificación del Ayuntamiento en la que, sin aparecer la palabra "expropiación" se les decía que tenían que abandonar sus caserías y que se les iban a pagar 6.000 pesetas por cada día de bueyes


Había casas, huertas, pomaradas y pastos y aquel precio les resultaba injusto. Se unieron, tuvieron reuniones e incluso provistos de trientes y otros aperos de labranza se concentraron  en la zona de la Pecuaria de Somió para que los topógrafos no saliesen a medir el terreno. Aunque la Guardia Civil vigilaba no llegó a intervenir y los vecinos tuvieron finalmente que vender sus tierras, pero en unas condiciones más ventajosas. Los que más aguantaron llegaron hasta las 35.000 pesetas por día gües, aunque pocos pudieron ver todo el dinero pues no eran los dueños sino los llevadores de las fincas y caserías. Algunas de las caserías que desaparecieron fueron Casa'l Roxu, Casa Joselón, y Casa Portielles, donde estaba el pozo al que iban a por agua vecinos y vecinas de los alrededores


De esta manera en 1946 arrancan unos trabajos que durarán una década, encargándose el proyecto a un equipo de arquitectos dirigido por Luis Moya Blanco y entre los que estaban su hermano Ramiro, José Marcelino Díaz Cantelo, Pedro Rodríguez de la Puente, Enrique Huidobro Pardo, junto con los mejores especialistas de la época en escultura, pintura, mosaicos, jardinería, ingeniería agrónoma, etc. Pero luego los vaivenes políticos y sociales harían variar la filosofía con la que nació el centro, al anunciar José Antonio Girón en abril de 1950 la creación de centros de formación para hijos de trabajadores, a similitud de la Universidad del Trabajo Paul Pastur de Charleroy, en Bélgica.


De Orfanato Minero el edificio pasaría entonces a ser la primer Universidad Laboral de las creadas en España. Las obras constructivas empezaron en 1948, los primeros alumnos llegaron en 1955 y los trabajos finalizaron el día 25 de febrero de 1957,  al ser cesado Girón y reemplazado por Fermín Sanz Orrio, quedando pendientes entonces el remate de algunas labores. Tras un primer rectorado de Valentín García Rodríguez, amigo de Girón, la Compañía de Jesús estuvo al cargo de las clases y la dirección, la intendencia fue para las monjas Clarisas y en 1978 esta dirección y enseñanzas pasaron a personal docente de las Universidades Laborales



Los primeros alumnos del año 1955 estaban relacionados principalmente con la Construcción y otros a las Artes Gráficas. En 1956-57 llegó la Formación Profesional, Bachillerato Laboral y Peritaje Industrial, en 1972-73 BUP, COU, Pre-Cou y Ciencias de Formación Empresarial, luego en 1975 vino la Formación Profesional de Primer y Segundo Grado y en 1976-77 es Centro Asociado a la UNED



Actualmente sus dependencias albergan entidades como Laboral Ciudad de la Cultura, Facultad de Comercio, Turismo y Ciencias Sociales Jovellanos, Laboral Centro de Arte y Creación Industrial, sede de la multinacional ThyssenKrupp Elevator, Televisión del Principado de Asturias, y otras iniciativas. Desde la senda destaca su figura de superficie alargada, la planta tiene estructura rectangular de tamaño enorme, centrada en un gran patio central y con una sucesión de patios interiores de gran tamaño


Luis Moya quiso que la entrada estuviese en la parte más alejada de la ciudad, para que el conjunto fuese contemplado en su integridad por todos los que accediesen a él. Leemos al respecto del asunto en Wikipedia:
"El edificio está construido de espaldas a la ciudad de Gijón. Luis Moya lo diseñó de este modo a imagen y semejanza del Partenón de Atenas y con la misma intención: que para acceder a su interior hubiera que rodearlo para apreciarlo en toda su magnificencia. Sigue las directrices del estilo neoherreriano y neoclásico, propios de la arquitectura del franquismo."


La puerta está situada en la fachada principal, que como hemos dicho mira al este y está en el lado más lejano respecto a la ciudad, tiene un arco de entrada de medio punto rematado en forma de torre. Seguidamente hay un atrio situado tras esa torre puerta a manera de atrium corintio. No podemos verlo pero sí decir que está compuesto por diez columnas de granito de diez metros y medio de altura cada una para "proporcionar la debida impresión de dignidad en el accesos a la gran plaza y preparar su escalada"


Luego va el acceso al patio central consiguiendo una visión espectacular de la iglesia, cuya cúpula sí vemos, y por supuesto la grandiosa torre. Al atrio se le añadió en las reformas de 2007 un techo acristalado


El patio, que tampoco vemos desde el exterior, es descubierto y mide 150 x 50 m, a manera de plaza mayor, tanto es así que sus medidas son las de la Plaza de San Marcos de Venecia, teniendo soportales a la izquierda y el teatro neoclásico a la derecha. A su izquierda, visto desde aquí, está la iglesia, de la que sí admiramos su inmensa cúpula:
"La iglesia es sin duda el edificio más espectacular del conjunto arquitectónico de la Universidad Laboral. Con una superficie de 38,40 m por 24 metros, es una de las iglesias de planta elíptica más grandes del mundo. Se aprecia cierta similitud, especialmente interior, con la iglesia de San Agustín de Madrid, del mismo autor. 

En el exterior, sobre el dintel de la puerta, está colocada una imagen de la Virgen de Covadonga en una hornacina central y, flanqueándola, cuatro columnas corintias sostienen las imágenes de San JoséSan IgnacioSan Pedro y San Pablo. La imagen de San José destaca por carecer de cabeza como consecuencia del accidente que se produjo cuando se desprendió la gran esfera metálica situada sobre la puerta de la iglesia. Por encima, el Apóstol Santiago a caballo y dos ángeles adorando una reproducción de la Cruz de la Victoria, símbolo de Asturias, obra del escultor José Espinós Alonso realizada en bronce con incrustaciones de cristales, mármoles y piedras de color. También a ambos lados de la hornacina central, otras dieciséis estatuas representan a San Juan de la CruzSan Juan BoscoSan Vicente FerrerSan Melchor de QuirósSanta ClaraSan Juan de la CruzSan Pedro de AlcántaraSan LorenzoSan IsidoroSanta Teresa de JesúsSanto Domingo de GuzmánSan FranciscoSan José de CalasanzSanta EulaliaFernando III el SantoSan Isidro y Santo Toribio."

La cúpula pesa unas 2.300 toneladas y está montada sobre 40 nervaduras hechas de ladrillos cruzadas entre sí sosteniendo toda la estructura. La altura desde el suelo al inicio de los arcos es de 25 metros y de 33 hasta el centro del óculo, hecho para que entrase luz natural que iluminase el centro de la iglesia, sin embargo este efecto no se consigue en la actualidad porque la cúpula ha cedido ligeramente


Se ha dicho que existió gran temor a que el peso de la cúpula podría provocar su derrumbe al no tener columnas, una vez se quitasen los andamios, por lo que Luis Moya, siempre según ciertas versiones, organizó una comida con su familia en el centro de la iglesia cuando se procedió a desmontarlos


Pero es la altura de su torre lo que causa más admiración según se ve la Uni, como la llaman popularmente los estudiantes, desde fuera, pues con su altura de 130 metros es el edificio más alto de Asturias y, de los hechos en piedra, el más alto de España


Son sus referentes históricos el Faro de Alejandría, la Torre de Hércules y la Giralda de Sevilla, sus interiores están recubiertos de azulejos de Talavera de la Reina, pintados a mano, por lo que cada uno es único


El ascensor llega al mirador, sito en la planta 17, con extraordinarias vistas alrededor, sobre todo de la ciudad


El también altísimo pararrayos acaba en tres cruces, una central y dos laterales más pequeñas y más bajas, fijémonos asimismo en los relojes. El reloj de la Laboral fue el motivo del cupón de la ONCE del 29 de mayo de 2019 dentro de la serie Ciudades en punto y hora


Pasamos ahora a la antigua Casona los Cifuentes, con sus viviendas, antiguas cuadras, paneras y otras dependencias, como la capilla, forman con su disposición un espacio interior o corrada que dio nombre a la advocación de su capilla, Nuestra Señora de la Corrada


Se le da al conjunto de edificios, reformas aparte, una antigüedad que oscila entre los siglos XV y XVIII, según la fuente consultada. Así por ejemplo, el citado Pedro Hurlé Manso, en El Libro de Gijón, escribe:
"Lindando con el camino que va desde la carretera del viejo Infanzón hasta la parroquia de Deva, se levanta, muy sofisticada por construcciones más modernas, la antigua Torre de la Casa de Cifuentes.

Es un curiosísimo edificio de finales del siglo XV, cuna de una de las más prestigiosas familias gijonesas"

De la capilla, Pedro Hurlé Manso sospecha que a un cuerpo más antiguo se le añadió un nuevo anexo a manera de atrio que agrandó el santuario original. Llaman la atención las ventanas tipo saetera y los contrafuertes en las esquinas del ábside, al igual que sus canecillos, lisos


En 1998, el Diccionario Geográfico de Asturias. Ciudades, Villas y Pueblos afirma por su parte de este barrio de Cefontes que "En él se encientra la casa solariega de los Cifuentes junto a la capilla de Nuestra Señora de la Corrada, ambas obras del siglo XVIII, aunque la capilla ha sido reformada hace 25 años". No obstante acto seguido menciona al historiador Tirso de Avilés que ya en el siglo XVI informaba de su existencia de esta forma:
"está a media legua de Gijón el solar de la casa Cifuentes, en una torre o castillo antiguo con un gran cercado, y dentro una iglesia o ermita a lo mosaico, de Nuestra Señora"

De lo que se desprende que esta capilla, o una antecesora, ya estaba por entonces en este enclave y que la Casa de Cifuentes tendría su origen en una fortaleza, con su torre y castillo, tal vez no muy grande pero que desapareció, como tantas otras, cuando la antigua nobleza feudal guerrera y terrateniente se hizo cortesana con los nuevos tiempos que dejaron atrás el medievo


Por otro lado en Vivir Asturias se la data en el siglo XVIII, "pero la obra actual es el resultado de una restauración llevada a cabo hace un cuarto de siglo aproximadamente" pero manteniendo, según el especialista e historiador Moisés Llordén "la sencilla factura y agradables proporciones volumétricas"


Enfrente tenemos el gran bosque de la quinta La Isla, que fue del industrial Florencio Valdés Menéndez, mecenas y emprendedor, nacido en 1836, de numerosas iniciativas de hondo calado para la ciudad de la que llegaría a ser alcalde, como la de ser fundador del periódico El Comercio o impulsor del tranvía de Somió), por citar dos de las más relevantes. El jardín, estilo inglés (imitando la naturaleza, no lineal) se diseñó en 1870 y es actualmente el Jardín Botánico Atlántico  de Gijón, junto con buena parte de la cercana Carbayera'l Tragamón, así como el área del Molín de Rionda, uno más de los molinos que trabajaban con el agua del Peñafrancia, el cual, con sus almacenes, panera y otras dependencias ha quedado integrado en uno de los espacios verdes y expositivos que más se han hecho en los últimos años con el cariño de vecinos y visitantes


Su entrada principal está por el otro lado, mirando hacia la Universidad Laboral, pero no queremos olvidarnos de su presencia en las inmediaciones de la senda ni de su historia: se inauguró el 25 de abril del año 2003, tras un concurso internacional convocado por el Ayuntamiento, y se dispone en cuatro entornos diferentes, el Cantábrico, la Factoría Vegetal, el Jardín histórico de La Isla y el Itinerario Atlántico, dispone del molino y quintana de Rionda, cafetería, centro de recepción y otras numerosas dependencias y detalles, entre los que se encuentran la antigua caseta de baños de la mansión y alguno de sus primitivos ingenios hidráulicos


Son 250.000 metros cuadrados de los que buena parte eran del antiguo patronato de la Universidad Laboral y de la Quinta La Isla, siendo el primer jardín botánico del noroeste de España y el único especializado en vegetación y flora atlánticos, con más de 30.000 plantas de 2.000 especies diferentes. A lo largo de todo el año se ponen en marcha todo tipo de actividades dirigidas al público, cuenta con numerosas publicaciones, acoge presentaciones, conferencias y dispone de una Asociación de Amigos del Botánico fundada en el año 1999


Pero quién mejor que el doctor geógrafo urbanista Rafael Suárez-Muñiz, especialista en jardines históricos, para deleitarnos con su narración de la historia de este frondoso paraje y de su creador, porque desde aquí solamente apreciamos una franja arbolada, "los árboles no nos dejan ver el bosque" pero sí este artículo que el erudito publica en El Comercio del 26-12-2021 titulado La Isla de Florencio Valdés. El despertar de la jardinería botánica en Asturias:
"Polifacético. Estaba en todas. Pasas página a un legajo y aparece algo de él. ¿Cuánto le debemos en Gijón? Estamos hablando de Florencio Valdés-Hevia Menéndez-Fano (1836-1910), un emprendedor en toda regla. De todo ello podría hablar el catedrático Ramón Alvargonzález, pues se lo ha cruzado inevitablemente en muchas de sus investigaciones. Para empezar, la redacción de estas líneas es gracias a él: fue uno de los fundadores de nuestro diario EL COMERCIO (decano de la prensa asturiana) en 1878. En 1871, la sociedad Cifuentes, Valdés y Cía. terminó la construcción del muelle de la Victoria, también conocido como el Muellín o el muelle de Valdés, que es donde se asienta la Rula. Tanto El Comercio como Florencio Valdés eran claros partidarios de la causa apagadorista (consolidar el tráfico marítimo en el puerto viejo). Fue una de las figuras clave de la propulsión del ocio en Gijón (en Asturias, por ende, por ser Gijón la capital del ocio).
Florencio Valdés fue el promotor de la primera concesión de la línea de tranvía de Somió, que en 1890 solo llegaba hasta La Guía y al año siguiente se condujo hasta Villamanín; hecho sin precedentes en las comunicaciones intraurbanas de Asturias, que motivó el orden del crecimiento urbano de la urbe y la dirección de los grandes espacios de ocio. A raíz de esta explotación fue socio accionista de los grandes espacios de ocio extramuros que jalonaban su discurso: la plaza de toros y los Campos Elíseos. Formó parte de dicha sociedad (1873) y adquirió, tras lotificarse los terrenos del ensanche del arenal de San Lorenzo (1853), ese rombo verde que eran los jardines de La Florida a lo largo de la avenida de la Costa. Allí construyeron el primer teatro-circo de Asturias, que sobrevivió hasta 1963 como cine Los Campos. En 1899 se celebró la Exposición Regional que fue el germen de la Feria de Muestras. 
Los comienzos de la jardinería de diseño gijonesa no se pueden explicar sin Florencio Valdés. ¿Por qué se llamaban los Campos Elíseos? Pues es evidente. Este joven empresario a menudo se escapaba al sur de Francia con uno de sus jardineros para aprender y conocer cosas nuevas en que inspirarse. Eso lo trasladó a Gijón: hizo los Campos Elíseos en el Continental, el complejo de juegos hidráulicos de su quinta La Isla y posteriormente diseñó el jardín de la quinta Bauer."

Conocido el personaje y conocida su trayectoria Suárez-Muñiz no acerca ahora a la historia de La Isla propiamente dicha y su curioso origen fruto al parecer de una disputa familiar:
"En 1870, Florencio Valdés «hizo la finca en competencia con su suegro Anselmo Cifuentes, cuenta la leyenda, que para que esa serie de personalidades que venían a Gijón en verano: fuesen a La Isla y no fuesen a casa de su suegro», indica Jesús Oliva. En el barrio de Cefontes (Cabueñes) levantó una residencia secundaria llamada La Isla, que tan bien ha llegado a nuestros días gracias al celo patrimonialista de su tataranieto Jesús Oliva Pérez-Andújar. Esta imponente posesión ha sido, a su vez, el cordón umbilical necesario para el nacimiento del Jardín Botánico. Se llamó La Isla por hallarse en unas condiciones de insularidad entre el arroyo de Cefontes y el río Peñafrancia. 
Allá por 1870, sus vastas dimensiones podían alcanzar una superficie próxima a los 60.000 m2. La Isla se caracteriza por el diseño jardinero y arquitectónico diferenciado en dos fases. La primera y genuina es la de su jardinería romántica del último tercio del siglo XIX jalonada por juegos hidráulicos y antiguos estanques, y la combinación de ambientes pintoresquistas y paisajistas, que le confieren esa singularidad a La Isla, tal y como apuntan los profesores Alvargonzález y Álvarez Brecht. 
El jardín de La Isla combinaba esos aires franceses de los juegos hidráulicos pero también el paisajismo inglés bajo el abrigo mencionado del romanticismo y el pintoresquismo. Sin ir más lejos, como curiosidad, había superficies de pradera y buena parte del arbolado era frutal (granel de fruto seco) para el autoabastecimiento de los titulares y del ganado del que se alimentaban. La leña era el combustible de las calderas y también tenían un pintoresco depósito de agua que era una torre de estilo medieval. La Isla era una posesión autosuficiente. 
En las postrimerías del siglo XIX, el jardín de La Isla ya era un incipiente jardín botánico, caracterizado por una relación botánica de gran interés, en primer lugar, por integrar genuinamente en su posesión un tercio de la aledaña carbayera histórica de El Tragamón con más de 200 robles. De los primeros años data la plantación de una hilera de 43 plátanos de sombra en el perímetro suroccidental; enormes eucaliptos centenarios; los exóticos cedros del Líbano y del Himalaya también centenarios; cedros japoneses; cipreses de Lambert; tejos; castaños de Indias; álamos; robles; falsos abetos; olmos; avellanos; el moteado de boj trabajado mediante topiaria de aires más barrocos junto a la casa; secuoyas; los laureles y helechos ribereños; plantas acuáticas tales como nenúfares; hortensias y agapantos, y las camelias de Japón anteriores a 1900, entre otras especies. 
El jardín tenía una pendiente tendida y «el tatarabuelo compró los tres molinos que había para hacer los juegos de agua» apunta Jesús Oliva. El profesor Alvargonzález (2004) describe perfectamente el juego hidráulico que Florencio Valdés realizó en los citados arroyos para que pudieran ser partícipes sus invitados. En torno al río Peñafrancia, en el borde nororiental, realizó el estanque de La Terracina —por su contigüidad con el mirador homónimo— que tiene una pequeña isla en el centro a la que se accede a través de tres pequeños puentes de piedra y ladrillo. Un canal de 60 metros lo distancia del estanque de La Caseta, allí Florencio Valdés construyó una pintoresca caseta de madera contigua a una pasarela curva del mismo estilo. Este estanque se comunica a través de una cascada con una tercera poza de dos niveles según la experiencia de los bañistas, el estanque de Los Baños, el cual contaba con su propia escalera de piedra. Los baños de ola eran una forma de ocio tan solo estilada por la aristocracia cuando los arenales apenas eran frecuentados; una actividad prebalnearia que Florencio Valdés desarrolló en su propia casa. 
A poniente, «siguiendo el canal que sale de esta rústica piscina se encuentra una pequeña cascada, la llamada «cascada del grito» […] y poco después una segunda cascada de tres niveles, «La Cascadona», desemboca en el estanque de La Noria», señala Alvargonzález (2004). La noria puede verse en fotos antiguas del archivo familiar pero ha desaparecido y solo se conserva una estructura recreada. Su función era la de bombear el agua hacia la torre inmediata, que también puede visualizarse gráficamente, puesto que era el depósito de agua para el autoabastecimiento. En el extremo occidental de La Isla había una laguna con embarcadero y un puente, por ella se podía ir en barca y acceder a una gruta —sigue existiendo— en la que Florencio Valdés instaló una efectista lámina de agua artificial a modo de cascada para que se cubriese y descubriese a su antojo. 
En el sector central del jardín se instaló una mesa de granito clasicista rodeada de camelias japónicas —procedente de Francia— donde se servían algunas de esas comidas entre amigos, autoridades y apagadoristas como la famosa caldereta de Calixto Alvargonzález. 
La casa original de La Isla, de estilo suizo, era pequeña, pero realmente solo vivía allí el matrimonio y el personal de servicio. Era una quinta de recreo, estaba pensada para el uso estival y el disfrute de los jardines. Pasaban más tiempo fuera que dentro. La residencia tenía casa de caseros y capilla. En 1953, el conjunto arquitectónico se reformó y amplió hacia atrás y en altura por parte de los hermanos Somolinos, que le añadieron un piso y definieron la fachada frontal con los típicos tornapuntas. «Todo permaneció como lo hizo Florencio hasta los años 50», añade Jesús, quien señala como artífices del jardín suroccidental francés a mi abuelo Andrés Oliva Mack y a mi tío-abuelo Félix Valdés Patac». El resultado fue un jardín francés aterrazado de 2.000 m2, configurado por dos grandes piezas octogonales abiertas de boj con el círculo central ocupado por bolas de topiaria. El interior de estas formas está ocupado por agapantos para darle otro volumen y romper la textura rígida del seto; anteriormente eran rosas de Sevilla traídas por Andrés Oliva. 
En la cota inferior se diseñó un estanque de nenúfares procedentes de Barcelona con una pequeña estatua en el centro y un borde de hortensias de invierno. 
Jamás estarán en deuda los gijoneses con esa familia, en primer lugar con Florencio Valdés por haber sido el precursor de una forma de ocio tan extendida, sobre todo entre las clases populares, como las giras campestres." 

Gran parte de la mata de arbolado que vemos desde aquí, entre La Casona los Cifuentes y La Laboral, pertenece al actual jardín botánico. Rafael nos cuenta que ya su dueño permitió visitas al bosque y jardín, precedente del gran espacio natural público que es ahora, así fue su nacimiento:
"Entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, este hombre abría las puertas de su finca para que los excursionistas tuvieran una forma de ocio visual o estético gracias a la contemplación de su casa y de sus jardines, amén de poder hacer un picnic allí o darse un chapuzón en el río. Paz Fernández Felgueroso efectuó la transmisión de 235 millones de pesetas, el 14 de septiembre del 2000, a su propietario Jesús Paulino Oliva Pérez-Andújar para la compra de 40.045 m2 de La Isla a fin de crear a partir de la misma nuestro Jardín Botánico Atlántico abierto en 2003. Allí podemos disfrutar entre otras cosas de amenities como la primera cancha de tenis documentada en Asturias, el libro de visitas de La Isla de 1896 —posiblemente el libro más antiguo de Gijón—, la fuente de Talavera de la Reina realizada por Juan Ruiz de Luna (hoy patrimonio de la humanidad por la UNESCO) y los carbayos originales de más de 300 y 400 años de antigüedad. 
Por este jardín histórico, uno de los más importantes, antiguos y mejor conservados de Asturias, pasaron todas las grandes autoridades regionales, la mayoría dejaron su firma e incluso su dibujo en el histórico legajo; desde Calixto Alvargonzález, Arturo Truan y Concepción Arenal, pasando por los pintores Nemesio Lavilla y Juan Martínez Abades y llegando a Ataulfo Friera y José Prendes Pando. Pero también cabe recordar la visita con intención de compra del príncipe de Gales Albert Eduard en 1896 y de la infanta Isabel de Borbón, «la chata», en 1915. 
No se podría hablar de jardinería botánica en Asturias sin mencionar a Florencio Valdés y su ingenioso experimento personal que ha llegado a nuestros días bajo el nombre de La Isla."


El filólogo Ramón d'Andrés explica en su obra Diccionario toponímico del concejo de Gijón que efectivamente la raíz etimológica son las "cien fuentes" relativas a su abundancia en el lugar. Aporta también documentación histórica de menciones a Cefontes desde la Edad Media en las que se revela cómo fue evolucionado el topónimo en su transcripción escrita:
"Etimología: viene del latín cĕntum fŏntes [kéntum fóntes] ‘cien fuentes’, que pasó por un estadio intermedio Centfontes (documentado en la Edad Media) y posteriormente *cenfontes. Aunque etimológicamente podría proceder también del latín sĕptem fŏntes ‘siete fuentes’, la documentación medieval elimina la duda. En todo caso, no se toma el numeral al pie de la letra, sino aludiendo a una cantidad grande de fuentes o de agua en esa zona. 

Documentación histórica del topónimo«In Gigion: […] et Sancio de Centfontes» (Monasterio de Santa María de la Vega, 1153); «Sepan quantos esta carta vieren commo yo, Ruy Ferrandiz de Çefontes, que es en el conçello de Gigion… »Testigos: Alvar Gonzaliz, canonigo de la dicha eglesia de Oviedo, e Martin Ferrandiz de Çefontes…» (Monasterio de San Pelayo de Oviedo, año 1282); «et Diego Ferrandez de la Laviada, el Moço, vezino e morador en el conçejo de Gigion, fiio de Diego Ferrandez de Çefontes» (Monasterio de San Pelayo de Oviedo, año 1432). En el Libro del Cay, año 1561, encontramos: «Alonso Garçia de Jobe de Cefontes», «Alonso Garçia de Jobe de Cefonte [sic]».


Desde la entrada de esta finca, que nos ofrece tan buen paisaje hacia La Isla, la Casona los Cifuentes, La Corrada y la Universidad Laboral, continuamos camino, en ligera subida, por El Camín del Río



El camino es ancho y está pavimentado para permitir el buen acceso a los chalets y viviendas edificados en este tramo. Recordemos que durante un buen trecho vamos a coincidir con vías públicas accesibles para vehículos


Cabueñes va así transformándose, como la mayor parte de la zona rural gijonesa, sobre todo la más próxima al casco urbano y más en este sector oriental del concejo, en parroquia residencial. Ya Justiniano García Prado en su libro La Villa de Gijón, del año 1954. decía que "sus tierras son bajas, situadas entre los 20 y los 40 metros de altitud, con buenas condiciones para prados y cultivos y ricas caserías"



Las fincas más antiguas, como esta de la derecha que sigue teniendo usos ganadero como prado de pasto y siega, conservan muchas de ellas sus cierres naturales de matos o sebes, pero las nuevas parcelaciones suelen presentar vallados, tapias o setos cultivados



En otros casos la sebe ha sido sustituida por las vallas al haberse ensanchado el camino, como es también este el caso



Así está El Camín del Río en la actualidad, ancho y con suelo de hormigón, pudiendo llegar a cruzarse dos vehículos



Y así estaba poco antes, de tierra y grijo, zahorra, con matos a ambos lados. llegando al Campu'l Horru


Desde El Campu'l Horru. mirando encima de la sebe, tenemos más buenas vistas de la Universidad Laboral con el solar de los Cifuentes en primer término, el corazón del valle de Cabueñes, del que también nos habla Ramón d'Andrés en su diccionario toponímico aludiendo a la etimología de su nombre y en su transcripción documental a lo largo del tiempo:
"Etimología: existen varias hipótesis para explicar el nombre de Cabueñes. Según una de ellas, su origen estaría en un nombre de hombre, Bŏnĭus, de época romana o altomedieval; con él se formaría la expresión Casa Bŏnĭis [kása bóniis] ‘la casa de Bonius’. En asturiano es muy frecuente que el sustantivo casa, cuando va seguido del nombre de su propietario, se apocope en ca; por otro lado, la «ŏ» del latín se convierte en el diptongo «ue», y una secuencia «ni + vocal» da lugar a una «ñ». De ahí resultaría Ca(sa)buéñes, esto es, Cabueñes. Se puede pensar también en un compuesto de la palabra latina capŭt ‘cabeza, cabecera, parte última, extremo’ y la voz prerromana *ŏnna ‘río’, significando por tanto ‘la cabecera del río’. Tiene poco fundamento una etimología a partir del nombre latino Gavinius, como conjeturaba Jovellanos. 

Documentación histórica del topónimo: en un documento de San Isidoro de León, del año 1181, aparece «in Cauonias, Pelagium Regem»; en el Inventario de Parroquias del año 1385 aparece escrito como «Santa Olalla de Camuennes», una variante con la confusión de «m» por «b», al estilo de almóndiga en vez de albóndiga. En el Libro del Cay, año 1567, ya aparece en la forma actual: «Alonso de la Reonda, vezino de Cabueñes», «en la dicha felegresia de Cabueñes». En el Catastro del Marqués de la Ensenada (1752) se cita como «Cabueñes». En el Libro Ordinario se observa cierta oscilación entre la forma autóctona y una castellanización del tipo «Cabueñas», que no triunfó ni llegó al uso administrativo moderno: «y en la aldea de Cabueñas a Toribio de la Reonda»«En Cabueñas a Diego de Piñueli»«Cabe a Cabueñas…»«En Cabueñas a Marcos de Billanueba» (año 1576); «Juan de Zifuentes de Cabueñes» (año 1577); «E luego nonbraron en Cabueñes a Luques de la Ballina» (año 1578); «y en Cabueñes dijo que nonbraba y nonbró a Marcos Menendez por fiel e cogedor» (año 1577). 

Otras observaciones sobre la denominación: los hablantes más tradicionales de la propia parroquia, del concejo de Gijón y otros cercanos, dicen Cagüeñes, variante muy extendida y quizás más genuina desde el punto de vista de la lengua oral tradicional, pero no desde el punto de vista de su forma histórica."

De la capilla de Nuestra Señora de la Corrada vemos ahora ya la portada, con arco de medio punto, que recuerda a los del románico pero sin columnas, capiteles ni demás filigranas arquitectónicas y artísticas propias de ese estilo. Se dice que tras su última reforma se destacó su traza medievalizante historicista


El edificio es de planta alargada con tres tramos en línea, el central es algo más alto y ancho y el ábside, la cabecera, presenta unos contrafuertes que recuerda las soluciones del arte gótico. el occidental es que se adelanta para albergar la citada portada. enmarcada por una especie de pilastras. Encima está la espadaña del campanario


La cuadra de la Casona los Cifuentes y su panera. Quizás en alguno de estos campos se plantó remolacha para la Azucarera Asturiana de Veriña, y tabaco para la fábrica de Cimavilla. Los agricultores recibían la semilla del tabaco y después habían de vender las hojas al Estado, por un precio fijado de antemano, pues era un monopolio; estaba prohibido hacer más de un corte a la planta porque el segundo era de mala calidad, pero se hacía, llegando a venir gente especialista desde Cuba, eran los años del estraperlo y con las hojas del segundo corte se elaboraban artesanalmente puros para posteriormente venderlos en la ciudad, quedando aún en algún campo de Cabueñes alguna planta tabaquera que crece de manera silvestre, como símbolo de toda una época


En la lejanía, junto a la carretera de Villaviciosa, está la Casa Adolfo, mirando para los edificios del Parque Científico Tecnológico, el único de España impulsado totalmente por un Ayuntamiento e inaugurado en el año 2000 en terrenos que fueron también de la Universidad Laboral.


Toda esta zona entre Somió, Cabueñes y Castiello donde se edificaron estos centros educativos, culturales, científicos, sanitarios y tecnológicos, reaprovechando terrenos y dependencias de la Universidad Laboral, recibe el nombre de "La Milla del Conocimiento"


Si nos fijamos podremos llegar a divisar desde aquí el Hospital de Cabueñes, no muy lejos de la Universidad Laboral, gran centro sanitario que, como todo en este valle, está relacionado con la antigua fundación universitaria, pues se ideó en principio como un hospital para los alumnos de La Laboral, erigiéndose en una finca de Manuel Tuya, donde al no haber agua, se llevaba en toneles desde el barrio de La Pontica, para hacer la pasta de cemento. Actualmente el Hospital de Cabueñes es centro asistencial del SESPA, Área V de Asturias (Gijón/Xixón, Villaviciosa y Carreño) y está asociado a la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo. A lo lejos al norte los altos del Infanzón, El Tasqueru, La Corolla... entre Somió y Cabueñes


Continuamos caminando por El Campu l'Horru, el vallado cierra un campo de huertas, frutales y jardín en el el que crece una mata de coloristas hortensias



Hay unas casas, y desde ellas salimos a la Carretera Santurio, donde hay una pequeña glorieta, una vía local donde puede en ocasiones haber cierto tráfico por lo que tengamos bastante cuidado al cruzar y miremos bien



Para cruzar vamos un poco hacia la izquierda, entre la glorieta y la casa



Al otro lado sigue un tramo de senda entre barandillas de madera: por allí continuaremos


La visibilidad es relativamente buena pero hay un par de curvas cerradas, una delante de nosotros y otra a nuestra derecho, por lo que no nos confiemos y miremos bien al pasar



Es posible sigan aquí las flechas amarillas, como las del Camino de Santiago, pintadas en estos postes. De frente, una mata lineal de arbolado es la vegetación ribereña del Regatu Santurio, afluente del Peñafrancia, al que se une en El Tragamón


Allí vemos el llagar de Sidra Gil, en el que se vende sidra por cajas, situado en el cruce de las carreteras de Santurio y de Las Isla, a la que saldremos al llegar a la carbayera de ese nombre


Más a la derecha, otra hermosa vista de la Universidad Laboral en la distancia, destacando enormemente en llanura del valle de Cabueñes, a la que el historiador Inocencio Ares le dedica un buen estudio La Universidad Laboral obra artística de la arquitectura española, publicado dentro de la colección Historia vivida del diario El Comercio (año 1999) en colaboración de su Aula de Cultura con la revista Ábaco de Cultura y Ciencias Sociales, el cual comienza así:
"El retorno y el reencuentro con la cultura clásica aparece siempre en los momentos de manifiesta debilidad emocional de los pueblos, y en las épocas que siguen a las tensiones y desajustes bélicos entre sociedades. Los arquitectos responden a esa constante. En medio de la actividad ecléctica dominante durante las primeras décadas del siglo XX, hacen valer su nostalgia y su saber por la simetría, por el ritmo y por las limpias armonías clásicas. Es un volver, una vez más, al orden y a los postulados de la dignidad compositiva de la arquitectura, aunque con diferentes sistemas de conjunto."


Explica muy bien Ares que eso mismo sucedió en la posguerra civil española, cuando el régimen franquista implantó o modelo económico autárquico "basado en el intento desesperado de acumular capital proveniente del sector agrario", pasando el dinero luego, a través de los bancos, al sector industrial. Es en ese momento cuando aparece un arte deseoso de emular grandezas imperiales, basado sobre todo en el estilo herreriano bajorrenacentista (de Juan de Herrera, 1530-1597) y el neoclasicismo de Juan de Villanueva (1739-1811)


Si bien ese concepto arquitectónico del régimen se imponía al racionalismo anterior, no rompía drásticamente con él y además cada arquitecto tenía su propia idea de cómo plasmarlo, pues aquí, en el caso de Luis Moya, bebía de las fuentes grecorromanas, renacentistas, barrocas y novecentistas, que culminarían en la construcción de esta universidad que había nacido para orfanato


De ahí viene el debate, siempre abierto, sobre el simbolismo ideológico de esta magna construcción, que de la misma forma que nace con los auspicios del ministro Girón sus obras de remate se detienen con su cese en 1957. Esta es la historia de su edificación según Wikipedia:
"Se adquirieron en la carretera de Gijón a Villaviciosa, al sur de la parroquia de Somió, unos terrenos con una superficie de 1 544 572 m², de los que 381 551 m² lo fueron mediante el trámite de expropiación forzosa. Otra superficie complementaria, de 1 464 300 m², se adquirió para la Granja Lloreda, en El Infanzón.
Las obras se iniciaron el 1 de abril de 1948, día de la Victoria,​ y se prolongaron hasta febrero de 1957.El primer curso escolar comenzó en 1955. 
Durante el transcurso de las obras, en 1950, el ministro de Trabajo, Girón, anunció la creación de las Universidades Laborales, destinadas a la formación profesional de los jóvenes con una gran ideología nacionalsindicalista y católica. ​La primera Universidad Laboral de España fue la de Gijón, creada en 1955 al iniciarse el curso lectivo en la Universidad Laboral «José Antonio Girón». De este modo desaparece parcialmente su enfoque como orfanato minero.​ 
La Fundación «José Antonio Girón» se disuelve a nivel económico en 1954 y se integra en la Caja de Seguros de las Mutualidades Laborales, que era la mayor aportadora de fondos de la enorme obra. A pesar de eso, la gestión de la Universidad siguió en manos del Patronato de la fundación, formado por varias personalidades y especialmente por José Antonio Girón. Sin embargo, en 1957 Girón es destituido como ministro debido a su creciente protagonismo y, debido a que las universidades laborales, y en especial la de Gijón, eran prácticamente un proyecto personal suyo, se decide la disolución del Patronato y la gestión del centro se transfiere exclusivamente al Ministerio de Trabajo. En 1957 se paralizan las obras y se inicia una investigación ante sospechas de despilfarro en la construcción, aunque sus conclusiones acabaron siendo incluso positivas sobre el bajo coste del enorme conjunto. 
Las obras constaron, como mínimo, 742.231.656 pesetas"

Es de destacar que Franco, por ejemplo, nunca visitó la Laboral durante sus visitas a la ciudad pese a que se presuponía sería un edificio de su agrado. Como hemos dicho, su dirección y planes de estudio se dejaron en manos de órdenes religiosas hasta 1978:
"La enseñanza y dirección del centro se encomendó en 1955 a la Compañía de Jesús por deseo expreso de José Antonio Girón, puesto que estaba previamente otorgada a la Congregación Salesiana. ​Los jesuitas se encargaron de las labores administrativas y educativas hasta 1978. ​La intendencia del enorme complejo se encargó la Orden de las hermanas pobres de Santa Clara (Clarisas), que se instalaron el área más occidental del centro y administraron al personal de servicios. En 1978 se entregó la dirección a personal docente secular de las Universidades Laborales, que sustituyó a los jesuitas y el 24 de diciembre de 1996 se rescindió también el convenio con las monjas, que se trasladaron a un nuevo monasterio en Cigales.​ 
Al comienzo de su primer año de actividad, en octubre de 1955, la Universidad Laboral acogió en total a 408 niños. 111 eran asturianos y el resto llegaron de Cataluña (64), C. Valenciana (4), Aragón (12), Vizcaya (37), Andalucía (37), Castilla la Nueva (61), Castilla la Vieja (27), Extremadura (8), Galicia (18) y León (22). Sin embargo, las obras se prolongarían hasta 1958, cuando se completa el teatro. 
En 1972 la Universidad Laboral se funde en el Ministerio de Educación y por lo tanto en la Ley General de Educación, pasando a ser un Centra de Enseñanzas Integradas, cuya función comprende la impartición de las enseñanzas de BachilleratoC. O. U.Formación Profesional y Educación Universitaria, y la educación permanente de adultos. ​Desde 1995 la antigua Universidad Laboral de Gijón se denomina IES Universidad Laboral. ​Tras abandonar el edificio, el IES se ubica en la actualidad en parte de la antigua Granja Lloreda, próxima al edificio central. 
En su momento fue el Instituto de Educación Secundaria más grande de España, con cabida para más de 3000 alumnos. 
Durante los años 1980, el edificio fue prácticamente abandonado, quedando deteriorado con el transcurso de los años. El salón de actos es cerrado en 1999. 
Más de 110 000 alumnos, 40 000 de ellos asturianos, recibieron educación en el edificio."


La estampa de las vacas pastando apaciblemente en el prado con la laboral al fondo recuerda los usos agropecuarios tradicionales en el valle y su pervivencia hasta nuestros días. La Universidad Laboral incluía terrenos destinados a estudios y actividades agrónomas, a sus pies la Granja Agronómica y, más lejos, la Granja Lloreda, pasado el Altu l'Infanzón y al lado de la Carretera Villaviciosa (N-632)


La idea era conseguir que, dentro de los ideales autárquicos de la posguerra, la Uni fuese autosuficiente incluso alimentariamente, objetivo nunca logrado, pues con el cese de Girón en 1957 y con el nuevo rumbo aperturista del régimen tras los Pactos de Madrid de 1953 y la visita del presidente de los Estados Unidos Dwight D. Eisenhower en 1959, además del triunfo de los llamados tecnócratas en la dirección del Estado, el objetivo de la implantación efectiva de la autarquía en España fue totalmente desechado


Las obras pendientes, o al menos buena parte de ellas, no se retomaron hasta casi 50 años después, cuando el gobierno asturiano de Vicente Alberto Álvarez Areces acometió la rehabilitación y reforma del nuevo edificio. Seguimos leyendo en Wikipedia:
"En 2001 el gobierno asturiano se hace cargo del deteriorado inmueble y comienza la elaboración del Plan de Usos. En el año 2005 inician la obra de la rehabilitación del complejo, que se prolongará hasta 2007 bajo el proyecto Laboral, ciudad de la cultura. Las obras concluyeron en marzo de 2007.​ Estas actuaciones rehabilitaron el edificio, los jardines, la iglesia, reformaron el teatro, crearon el LABoral y propusieron un hotel de cinco estrellas nunca realizado. Se invirtieron 80 millones de euros y más de 1 000 personas trabajaron conjuntamente"

Reorientado pues a nuevas funciones y adaptándose a los nuevos tiempos y vaivenes sociopolíticos y económicos, el edificio de Luis Moya Blanco y su nutrido equipo de colaboradores sigue mostrando su magnificencia en lo alto de una colina sita entre las parroquias de Cabueñes y Somió, Los peregrinos que hagan el Camino de Santiago oficial tendrán unas soberbias vistas del mismo por su cara este, la de la entrada, y la norte. Este era el equipo técnico encargado de su construcción:
"Se encargó la construcción del complejo a un equipo de arquitectos dirigido por el madrileño Luis Moya Blanco y formado por él mismo, su hermano Ramiro Moya Blanco, Pedro Rodríguez A. de la Puente y el gijonés José Marcelino Díez Canteli. Los mejores técnicos de la época se ocuparon de las diferentes especialidades que la obra demandó. De este modo se formó un extenso equipo de trabajo formado por:
Arquitectos: El equipo principal lo formaron Luis Moya BlancoRamiro Moya Blanco, Pedro Rodríguez A. de la Puente y José Marcelino Díez Canteli. También colaboraron Luis García Amorena, Manuel Thomas y el ingeniero Juan Moya Blanco para el cálculo y diseño de la estructura, así como el matrimonio de Manuel López Mateos y María Juana Ontañón, que diseñaron el Parainfo.

Aparejadores y técnicos: Manuel de las Casa Rementería, Alberto Fernández García, Luis Junquera, Fernando Martín y José María Mendoza. Gabino Figar, ingeniero agrónomo, elaboró la Granja Escuela.

Jardineros: Javier Winthuyssen, Inspector Nacional de Parques y Jardines Artísticos;

Ornamentación: Manuel Álvarez Laviada y Florentino Trapero como escultores; mosaicos por Santiago Padrós sobre trabajos del pintor Joaquín Valverde; y los importantes murales que cubren el acceso al teatro y que coronan superiormente el escenario son obra de Enrique Segura"

Ya en los tiempos del Orfelinato Minero se plasmaba entre las materias las dedicadas a la "Explotación racional de la riqueza de la tierra" y el "Aprovechamiento de cuanto se deriva de la ganadería", además por supuesto del "aprendizaje de los mejores oficios, antiguos y modernos como la transformación de materias primas procedentes de nuestro suelo". Primaban pues la industria minerometalúrgica (en 1950 nacía ENSIDESA) y la agroganadería, pero posteriormente los estudios principales se encaminarían a otros campos. Dice Inocencio Ares:
"...la educación se fundamente en la religión y en las ideas políticas de la época, complementándose con una disciplina férrea y con una plena dedicación al estudio, como base del aprendizaje. 

Con el tiempo, las Universidades Laborales se convirtieron en instituciones docentes y públicas no estatales en el orden administrativo, con personalidad jurídica y patrimonio propio, según las considera la ley 40/1599, del 11 de mayo de 1959. El proceso de integración en el Ministerio de Educación y Ciencia se inicia con el decreto de 2 de julio de 1972".

Los arquitectos Luis Moya, Enrique Huidobro, Pedro Rodríguez de la Puente y Ramiro Moya son los que firman la primera memoria sobre el emplazamiento elegido para el que iba a ser la Institución de Formación Profesional y Social para Huérfanos de Mineros a la que daría el visto bueno el ministro Girón el 31 de diciembre de 1946:
"Puesto que la institución había de formar especialistas industriales, se consideró que el emplazamiento más lógico tendría que ser en las inmediaciones del más importante centro industrial de Asturias, que, según los arquitectos, reúne, además, la ventaja de servir para el esparcimiento y solaz de los jóvenes estudiantes."

Próximo, pero no inmediato al casco urbano, el edificio de la futura Universidad Laboral se cuidó no llegase a entorpecer el crecimiento de la urbe, pues los planes de expansión se planteaban únicamente para la zona este del concejo colonias de chalets y villas de veraneo con jardines y parques, no obstante se alejó de las riberas del Piles que eran la parte más pronta a edificar. Para su comunicación, por entonces se pensaba tanto en la Carretera Villaviciosa como en la prolongación de la línea del tranvía de Somió


Las normas para comprar los terrenos se dictan el 30 de enero de 1948 en Orden conjunta de los Ministerios de Agricultura y de Trabajo, firmadas por Girón. Su aplicación es descrita casi finca a finca por Ares, destacando la figura del negociador, José María FernándezEl Ponticu, cuyas "grandes cualidades humanas de asturiano campechano" hicieron posible "edificar la magnífica obra arquitectónica que es la Universidad Laboral de Gijón". Posteriormente sería cabeza de turco de ciertas irregularidades nunca claras ni siquiera demostradas en las obras, pasando una temporada en la cárcel. Extraemos esta parte de un artículo a él dedicado por Asturias Semanal:
" José María Fernández Álvarez, alias 'El Ponticu', un personaje singular y cuya actividad con la construcción de la Universidad Laboral fue toda una leyenda. Fue nombrado hijo adoptivo de Gijón por el ayuntamiento de Gijón el 9 de diciembre de 1954, siendo presidente de la corporación José García-Bernardo y de la Sala. Fue presidente del Real Sporting de Gijón entre 1947 y 1948. Fue editor y máximo accionista del diario El Alcazar. Estudió en la Escuela de Comercio, donde cursó primero el peritaje y luego el profesorado mercantil. 
El Ponticu al vivir de cerca un grave accidente en la minería que dejó nueve mineros muertos y a sus viudas y huérfanos casi en la miseria, sugiere al entonces ministro de trabajo José Antonio Girón de Velasco la creación de un Orfanato Minero para que pudieran estudiar y hacerse hombres con futuro. El Ponticu dedicó los siguientes veinte años de su vida a la creación y puesta en marcha de la Universidad Laboral de Gijón, que representó la modernidad para la villa y el puerto de Gijón y un gran avance en las conquistas sociales de la Asturias trabajadora.En 1948 comienzan las obras de la Universidad Laboral y las ideas que entonces había sobre el edificio eran como novelas de Dick Turpin: decían que los camiones entraban por una puerta y salían por otra con la carga destinada al estraperlo. En aquellos años José María Fernández Álvarez, el Ponticu, mantenía reuniones en Madrid con Girón o con Pinilla, el subsecretario del Ministerio. De Madrid sale la idea de crear la Fundación 'José Antonio Girón que se constituyó en el año 1945 y el objeto de la misma era "la formación cultural, moral , patriótica y profesional de niños huérfanos cuyos padres hayan sido víctimas de accidentes de trabajo en la minería". En 1946 se encarga a dicha Fundación las obras del Orfelinato Minero de Somió tras ser aprobada por Decreto dicha construcción. Para ello se reunieron 388 hectáreas de terreno rústico ( la granja de Llorea 125 ha y los terrenos sede de la institución 193 ha). El objeto de la granja -que nunca llegó a funcionar- era proporcionar a los 1.000 alumnos y 200 educadores previstos el sustento necesario sobre el propio terreno. Las obras comenzaron el 1 de abril de 1948 , empezando por la granja agronómica (actual UNED). Un año después del inicio se trabajaba en las residencias, pabellones de cocinas, torre y teatro En 1949 se iniciaron a su vez las obras de iglesias y talleres. Con las obras en marcha, y con la escasez de cemento que había en los años cuarenta los camiones entraban y salían con la mercancía sin descargarla, pero se pagaba. Uno de los participantes en la operación dijo : es como la operación de Queipo de Llano en Sevilla durante la guerra que paseaba a los mismos legionarios con los mismos camiones por la ciudad para hacer 'bulto'. 
Los rumores aumentan de día en día y salta el escándalo y los ejecutores de la obra, ( hay un fragmento del mural del teatro de la Laboral, con los impulsores y ejecutores de la obra) Girón, el general Juan Yagüe y Carlos Pinilla; de pie, Fernando Cangas, José Luis Álvarez Castro, Domingo Hernández, José María Fernández -el «Ponticu»-, Luis Moya, José Díez Canteli, Enrique Segura y Manuel Laviada. 
La investigación del Tribunal Supremo (dada la categoría de los personajes) no se detuvo ahí, sino que halló irregularidades en la granja de La Lloreda, obra complementaria de la Laboral, construida entre el Infanzón y el límite de Gijón con Villaviciosa, y hoy campo municipal de golf, en parte. La Lloreda había centrado otros capítulos de la leyenda negra de la Laboral. Por ejemplo, de la casa solariega que existía en esa finca -antigua propiedad de la familia Vereterra; después, residencia de invitados de la Laboral, y hoy, hotel- se decía popularmente que contenía la «cama adoselada de Girón», con todas las connotaciones que de ello se quieran extraer, aunque inverificables. 
Pero las irregularidades de La Lloreda fueron más sencillas. A José María Fernández, el «Ponticu» -gironiano, populista, empresario minero, «grandón» gijonés-, se le acusó de la venta irregular de una vaca y de distraer obreros de Laboral para hacerse un camino hacia su chalé particular, también situado en Cabueñes. Girón viene al juicio como testigo y defiende durante una hora a su hombre y amigo, pero cada palabra suya es una palada de tierra. Y condenaron al Ponticu y pasó varios meses en la cárcel gijonesa de El Coto. La investigación sobre la Laboral en el Supremo no dio con corrupción. El caso fue al Tribunal Supremo al ser una querella que afectaba al ministro Girón, pero los comisionados que inspeccionaron la obra realizaron una valoración que resultó superior a la realmente pagada, con lo cual se archivó el procedimiento porque no había lugar a corrupción alguna. Sí hubo aquel procesamiento del "Ponticu", por haberse llevado forraje de la granja para una de sus vacas y cosas similares, pero no era un asunto de la obra de la Laboral. 
En 1957 Franco cesa a Giron y nombra ministro de Trabajo al navarro Fermín Sanz-Orrio y Sanz . Creó la Dirección General de Empleo, que confió a Wenceslao Fernández de la Vega Lombán, padre de la socialista María Teresa Fernández de la Vega, que fuera vicepresidenta del gobierno de España (2004-2010). 
Sanz Orrio a la vista de las irregularidades detectadas en la construcción de la Universidad Laboral de Gijón, disolvió el patronato de la Universidad Laboral que había sido formado por Girón de Velasco (entretanto se había procesado y condenado al "Ponticu", José Mª Fernández Alvarez, miembro del patronato), sustituyéndolo por un patronato de personal por razón del cargo (miembros natos de tipo profesional). Carlos Pinilla Turiño, mano derecha de Girón de Velasco, y abogado del Estado, recurrió la resolución al Tribunal Supremo, procediendo dicho tribunal a desestimar el recurso. Al final la resolución definitiva de disolución del patronato se publicó en el BOE"

La relación oficial de parcelas a expropiar de manera forzosa apareció en el Boletín Oficial de la entonces Provincia de Oviedo el 11 de febrero de 1948, en total 49 fincas, con sus prados, casas, cuadras, hórreos, huertas y pumaradas. La compra del llamado documentalmente Coto de Lloreda se realizaría posteriormente, el 26 de septiembre de 1950, a su propietario, Claudio Vereterra Polo



El 20 de septiembre de 1954 se produjo la cesión de la Universidad Laboral a las Mutualidades Laborales, dado que la Fundación José Antonio Girón carecía de recursos propios para acometer os trabajos pendientes, solventándose así un momento difícil que amenazaba con la paralización de la obra, escribe Inocencio Ares:
"... o se implicaba a la Caja de Compensación y Reaseguros en el proyecto educativo o todo lo que se había construido hasta ese momento se iba al garete. Fue un paso decisivo y acertado por parte de la Junta del Patronato"

No hubo más problemas económicos y el 10 de diciembre siguiente se comunica a la Compañía de Jesús el acuerdo unánime de que se hiciera cargo de la dirección y la docencia de la Universidad Laboral, siendo su primer Rector el Padre Valentín Gardía, al que acompañaron diecisiete jesuitas más, a partir del 15 de octubre de 1955. La llegada de los primeros alumnos, 320 internos y 100 externos, aconteció el 1 de noviembre de ese año


De entre todos los elementos del edificio, Inocencio Ares le concede gran relevancia a la capilla, que se colocó en el espacio más importante del conjunto, "ya que se consideraba el elemento más importante, por su carácter sagrado: al fondo de la plaza central, pero sobresaliendo ostensiblemente de la fachada oeste, como su por sí misma fuera un gran monumento"



El mismo Luis Moya escribe de la inspiración que tuvo para realizarlo de algunos baptisterios italianos, el más conocido el de San Giovani de la Divina Comedia de Florencia, no siendo sin embargo una solución habitual:
" octogonal y de silueta parecida a esta de Gijón, el cual se encuentra aislado en medio de la plaza del Duomo; losa antiguos colocaron casi siempre sus templos en esta posición, o sea aislados en medio de un recinto proporcionado, y en el Renacimiento fue siempre un deseo, que no llegó casi nunca a realidad, colocar así una iglesia"

Seguimos viendo bastante bien la gigantesca portada rematada en torre. En relación a sus avatares políticos y su adaptación a los nuevos tiempos, podemos leer el artículo La Laboral de Gijón, la imponente fortaleza franquista que alberga una pugna política estéril. "No es el Valle de los Caídos", que escriben Mónica Zas Marcos y Pablo J. Álvarez en el periódico El Diario del 1-3-2020:
"Es el edificio más grande de toda España, ocupa 130.000 metros cuadrados y se engloba en un complejo de 27 hectáreas. Para hacerse a la idea, es cuatro veces más grande que el monasterio de El Escorial y su superficie casi triplica la del Camp Nou, el estadio más grande de Europa. El complejo asturiano está siendo objeto de polémica por si debe incluirse o no en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, a la Laboral de Gijón le urgen otros asuntos que preocupan a expertos en historia del arte y conservación. 
La razón que divide a la opinión pública y a los partidos asturianos es el origen franquista del monumento. La idea de la Universidad Laboral nació en la II República y con la loable intención de abrir un orfanato para los hijos de los mineros fallecidos en accidentes. Pero quienes tomaron la decisión de construirlo finalmente fueron los funcionarios del Ministerio de Trabajo de Franco en 1946 (hasta el 1956) bajo una premisa algo distinta a la anterior. 
La Laboral pasó de ser un hospicio corriente a una “institución dedicada a formar en las doctrinas de la Revolución Nacional, de inspiración católica y española, a los huérfanos de los mineros a fin de que, ganados para la verdad y la emoción de la patria, puedan ser para ella herederos de la obra”. Si bien queda claro el adiestramiento que se impartía en esas aulas, no hay constancia de que su enorme estructura fuese erigida con mano de obra republicana, a diferencia del Valle de los Caídos. 
De hecho, el mausoleo ubicado en Madrid y la universidad gijonense tienen poco que ver más allá del oscuro periodo en el que ambos fueron construidos: ni hay restos de Franco en el interior ni sirve como espacio de peregrinación para ensalzar hoy en día la figura del dictador. Hace años que la Laboral fue resignificada por los ciudadanos y dotada de un contexto didáctico y cultural que queda lejos del que rodeaba a su estructura hace siete décadas."

Siguiendo camino en El Campu'l Horru, pasamos delante de Casa Ana y Casa Mari Paz, antigua Casa los Torrexones. Nosotros seguimos de frente, pero hemos de decir que, en el siguiente cruce y a escasos metros a la izquierda, se encuentra el llagar y sidrería de Casa Segundo, de la que escribe muy bien el historiador y gastrónomo Luis Atonio Alías en El Comercio del 26-3-2015:
"Ocupa un rincón solitario en el dédalo de carreterinas campestres entre el Botánico y Deva. Se anuncia al llegar, pero si preguntamos a cualquier caminante de inmediato nos guiará, que por resultar tan conocido dijérase prefiere ausentarse de los numerosos indicadores que recuerdan cómo La Guía, Somió, Deva, Santurio y ésta, Cabueñes, cumplen siglos, y el plural no es ninguna exageración, dando escape, aire fresco, praos, carbayeras, llagares y merenderos a los gijoneses urbanitas. 
Y Casa Segundo comenzó dando llagar, el ininterrumpido más antiguo del concejo (la primera factura conservada data de 1903) y terminó dando merendero. 
Merendero, cocina una cocina de carbón en negro y dorado con sus dos fogones vivos como entrañas de volcán y comedor sencillo, amplio, techado de madera y festivo, animado, alegre y generalmente lleno: mejor reservar que esperar. 
Claro que cuando el tiempo lo posibilite, el merendero ampliará aforos con sus mesinas de banco corrido, entre un sauce protector de solaneras y pomaradas responsables de la sidra Segundo, puntín dulce, puntín ácida, de las que placenteramente chascan y respingan. 
No hay menús, hay raciones. Y qué raciones. Dos para cinco alcanzan, dos para cuatro fartucan, y el precio total, incluidos cafetín y copa, sale por lo mismo. O por menos si valoramos las señas de identidad aportadas por Jesús, un paisanu atento, simpático, desenvuelto y cuyos consejos a la hora de plantearle el homenaje que seguidamente nos daremos merecen el máximo crédito, y de Mari Carmen, esposa y cocinera capaz de convertir los platos asturianos que guisa en arquetipos, sea la fabada, sean los callos, sea el cordero guisado, sea el vacuno guisado o asado, sean los chipirones afogáos, sea el bacalao de la casa, sea la merluza a la cazuela. 
Y en verano bonito, por supuesto. Además, para probar nuevamente lo que, familiar, básico y delicioso ya apenas preparamos en casa, podemos elegir una jugosa tortilla de patatas, un salsero hígado al ajillo o los inmortales y viciosos huevos con chorizo y patatas, una de las esenciales raíces gastronómicas patrias al menos desde que el tubérculo boliviano desterró migas, nabos y torreznos. Y de postre arroz con leche requemadín. 
Llegados a este punto subrayemos que Luis Argüelles, el inolvidable etnógrafo y recopilador de coses vieyes que hasta su muerte fue parte muy destacada de este diario, al que también se debe lo mayor y mejor del Pueblu d'Asturies, y que sufrió el desagradecimiento con el que suele la administración castigar a los capaces, tiene su responsabilidad e influencia en Casa Segundo. 
«Empecé con mi padre Segundo y mi madre Esther dirigiendo un restaurante tradicional bajo uno de los hórreos del Pueblu dAsturies; entonces la gente lo llenaba y lo disfrutaba, era un museo vivo y abierto, por eso, cuando tan injustamente retiraron de la dirección a don Luis Argüelles nos fuimos, igual que casi todos los artesanos allí instalados. Muchos de los clientes de aquellos años venían a por sidra y nos animaban a que siguiéramos cocinando y dando comidas, y al final ya llevamos treinta y dos años». 
Basta la fabada, con goloso compangu de la matanza propia y unas fabas mimosas primero, apasionadas después, para concluir que los llevan bien llevados."

Dejamos pues a nuestra izquierda el cruce a Casa Segundo, El Camín de les Quintes y seguimos avanzando por la senda, al lado de la Carretera Santurio


Ante nosotros los árboles del Camín del Valle y los setos de La Mata


Y contemplamos esta otra magnífica estampa del valle de Cabueñes con la Laboral en medio, la extensión de terreno expropiada en muchísimo más grande que la que ocupa el edificio, pues iban a ser sus campos de ganadería y cultivo para su autoabastecimiento. 


Luego se hizo el hospital, que en principio iba a ser también para servicio de la Universidad, "Las dos construcciones lapidaron en los años 40 las mejores tierras de cultivo y cambiaron la historia de una parroquia de manzana y tabaco", escribe la periodista de El Comercio Aida Collado en su artículo Cabueñes, más allá del hospital y la Laboral, publicado el 4-2-2011 entrevistando a los vecinos:
"Para ellos, es fácil dejarse llevar y recordar aquel Cabueñes en el que todo, "hasta donde llegaba la vista, eren pumaraes. Es más, del cementeriu para allá no había caminos, solo fincas". Los vecinos más veteranos de la parroquia conocieron todos los recovecos de esas tierras, cuyas zonas más fértiles yacen ahora bajo las dos grandes construcciones que cambiaron su historia en los años 40: la Universidad Laboral -auspiciada por el orfanato minero- y la que entonces fuese Residencia Sanitaria Jesús Gómez Sabugo -centro de hospitalización para los alumnos- y, ahora, Hospital de Cabueñes.

A Aquellos tiempos, a aquellas obras se remonta la más insistente lucha de los vecinos con las administración del Estado, para evitar que les quitasen "las mejores tierras de cultivo de Cabueñes". Las protestas se sucedieron en unos años en los que el movimiento vecinal era peligroso. Para quienes lo ejercían, claro. El régimen trataba de deshacerse de las quejas como de un molesto ataque de tos. Y casi siempre lo conseguía.

Un día, a los vecinos les llegó una carta del Ayuntamiento que no hablaba de expropiación. Pero les ofrecía 6.000 pesetas por cada día de buey de sus pastos y arboledas. ¿Cómo reaccionaron? Muchos de ellos, tridente y palos en mano, se reunieron en la zona de la Pecuaria, para evitar que los topógrafos midieran el terreno. La Guardia Civil estaba presente, pero no intervino. A quienes aguantaron sin vender, les ofrecieron más tarde 35.000 pesetas por día de buey. Aunque la mayoría nunca llegaba a percibir esa cantidad, "porque éramos llevadores", colonos sin derecho de propiedad sobre la tierra que cultivaban"

Uno de los vecinos entrevistados en el reportaje, Joaquín Fernández García, Xuacu, comentaba que el área a expropiar iba a ser en principio mucho mayor aún, "hasta donde ahora está el Llagar de Cabueñes y las escuelas. Pero aquella zona ya había muchos propietarios particulares no se logró". De todas maneras en aquellos terrenos expropiados se harían, además de los ya citados hospital y parque tecnológico, el campus universitario, mal llamado de Viesques y las grandes dependencias de la Laboral acogerían muchos equipamientos que ya hemos citado


Sobre la sempiterna diatriba ideológica existente en torno al monumento, dice por su parte Inocencio Ares en su estudio lo siguiente:
"Mucho se ha escrito sobre el posible carácter político de la arquitectura de la Universidad Laboral. En determinadas ocasiones con ramalazos sectario, que están muy lejos del concepto de arte. La realidad es otra muy distinta: por un lado es el logro de la lucha de los mineros asturianos en uno de los momentos más radicales de la dictadura; por otro, es la obra soñada, hecha realidad por un gran genio de la arquitectura española del siglo XX, Luis Moya. El representantes del régimen, José Antonio Girón, se limitó a facilitar las gestiones para la construcción y poner unos símbolos falangistas en determinadas partes del edificio, elementos coyunturales, que en nada afectaron ni beneficiaron a la esencia misma de la idea constructiva.

Los proyectos de esta gran obra salen de la mano de Luis Moya y de su competente equipo de arquitectos: José Díez Canteli, Pedro Rodríguez de la Puente, Enrique Huidobro y Ramiro Moya. Los 16 conjuntos de proyectos, escritos, cálculos y dibujos condensan la historia de la arquitectura universal. Aquí aparece la dimensión humana de Gracia, según la sentencia de Protágoras: "El hombre es la medida de todas las cosas". En los elementos sustentantes de la armonía visual, el ritmo, unas veces lento y sosegado, vivo y agitado en otras. Todo ello se complementa con el elemento sustentado, que responde al elevado idealismo de una construcción ambiciosa de responder a las severas exigencias del espíritu humano en todos sus espacios y alturas."

Continúa Ares diciendo que en la Universidad Laboral se hace patente asimismo el sentido romano del espacio, con una arquitectura en la que prima la creación de espacios internos:
"Se logra a la perfección aunar unas estructuras sociales, complejas y prácticas, con los aspectos suntuosos. A todo eso hay que añadir elementos y formas prerrománicos, mudéjares, renacentistas, barrocos, gaudianas y hasta surrealistas. Con todo ello, armónicamente ensamblado, pero con plena libertad. Luis Moya proyecta, organiza y realiza la "ciudad ideal" del hombre trabajador, del hombre proletario."

Sin duda la torre es su elemento más emblemático e identificativo, tanto es así que la revista de los antiguos alumnos se llamaba, precisamente, La Torre. Fue también restaurada en 2007 y al añadírsele una nueva espiga metálica por entonces, llegó a medir los 130 metros de altura. En la web Puedo viajar nos ofrecen esta interesante información:
"La Torre de la Laboral está situada dentro del complejo de Laboral Ciudad de la Cultura. Es una visita imprescindible porque desde arriba se puede apreciar una panorámica ideal de la ciudad de Gijón, sus alrededores y el mar (siempre que no haya niebla).

El acceso a la Torre de la Laboral se realiza a través del itinerario del patio interior por la zona de los soportales (no se puede atravesar el patio porque hay varios escalones de acceso). El acceso y la subida a la torre está adaptado para personas en silla de ruedas. Y desde arriba el acceso a la panorámica también posee una altura adecuada para personas en silla de ruedas o baja estatura, al igual que sucede con los carteles informativos. La deambulación en la parte de arriba es sencilla y libre de obstáculos."


De todas maneras, la que se tiene por obra cumbre de la Laboral sigue siendo la capilla, que Inocencio Ares compara con el templo redondo de Francisco de Giorgio en el fresco de Urbino, el templo poligonal de Rafael en los Desposorios de la Virgen de la Galería Brera y sobre todo en el proyecto de Miguel Ángel para terminar la basílica de San Pedro en el fresco del Vaticano


La capilla de trazó hacia el exterior como una gran escultura arquitectónica, tal como logró Francesco Borromini en San Carlino de las cuatro Fontanas: un maravilloso juego de movimiento en medio de curvas y contracurvas, siendo como era, en opinión de Inocencio Ares, "un verdadero escultor de edificios. expresando, con simplicidad y belleza, la coordinación de plantas exactas matemáticamente y espacios curvilíneos, que rayan la fantasía geométrica"


Ares expone que en esta capilla de la Universidad Laboral resaltan mucho más las luces y las sombras, produciendo nuevas sensaciones según la posición del sol a lo largo del día. Las dimensiones monumentales se hicieron necesarias para una universidad con capacidad para unos 1.000 alumnos mas lo profesores, pero también las normas litúrgicas, así como el ajuste entre la liturgia y la arquitectura de las primeras basílicas cristianas según el Edicto de Milán del año 313


Esgrime Ares que "se puede verificar que los construido es un calco de las basílicas paleocristianas con algunas modificaciones circunstanciales", unos cambios que permitieron un mayor y mejor rendimiento litúrgico a la capilla, tal y como lo escribió el mismo Luis Moya:
"La modificación hecha en esta disposición basilical primitiva consiste en que los muros de la nave y sus galerías se han curvado de modo que la forma rectangular de aquellas naves antiguas se han transformado en una elipse, y esto se ha hecho por razón del sistema de construcción que se proyecta. Salvo esta alteración, todo sigue como aquellas; se ha concentrado todo el interés en el Altar Mayor, que domina extraordinariamente sobre los otros, que se alojan en pequeñas capillas laterales, con objeto de observar rigurosamente la norma de unidad de Culto, en contra de la multiplicación de devociones particulares que tan criticada ha sido por muchos Pontífices, y que, por lo general, es lo que domina en nuestras iglesias. El Altar Mayor, donde se guardará el Santísimo sacramento, estará bajo baldaquino, como un trono". ... "La disposición de los amnones es la natural, para no separar la predicación de los otros actos del Culto, pues si se pone un púlpito a la mitad de la nave de la iglesia, los fieles que queden entre el púlpito y el Altar han de volver la espalda a este, o quedarse sin oir; lo mismo ocurre con los cantores y el órgano, que si se ponen lejos del Altar, sobre la puerta, como es costumbre, hacen muy difícil el diálogo entre el Sacerdote y el Coro, que es esencial en la Liturgia. El Presbiterio, situado como es tradición tras el arco triunfal, que presidirá la figura de Cristo bendiciendo, es amplio y de mucho fondo, para que las ceremonias puedan desarrollarse con la solemnidad debida. Está a gran altura sobre la nave, como el de El Escorial, del que se ha repetido la disposición y dimensiones aproximadas, y la Sacristía estará a su nivel"

Esta su ubicación también se concibió para ser vista desde los lugares más alejados del concejo, destacando en medio del valle por su monumentalidad y armonía irregular de formas, adaptado a la orografía del terreno, sintonizando con el paisaje y asentándose siguiendo el desnivel del terreno. Consigue además un contraste evidente con sus techumbres negras hechas de pizarra


Escribe igualmente Inocencio Ares que la entrada "situada al lado opuesto de la vista desde Gijón, acumula los mayores volúmenes de la masa constructiva" la fachada principal es asimétrica y de líneas sencillas que denotan la influencia de la Escuela de Chicago de arquitectura en la estructura de los elementos de su derecha


La puerta se abre bajo un gran torreón estilo defensivo siguiendo la tradición de Roma y de la Europa medieval:
"Un paso solemne, remedo de la bóveda de Santa María del Naranco, da acceso a un atrio romano de estilo corintio, siguiendo el trazado hecho por Palladio para el Convento de la Caridad, de Venencia. Representa la fuerza, la belleza y la grandeza del eterno espíritu clásico de Europa"

Como hemos dicho, los peregrinos que tomen el Camino de Santiago verán muy bien la Universidad Laboral desde otras perspectivas, esta portada por ejemplo en su esplendor frontal, desde La Pontica en Cabueñes, y luego la fachada norte según pasen a Somió


El Camino de Santiago va un kilómetro y medio más al norte, entrando en Somió por La Frontera (buen nombre de lugar para una divisoria parroquial) y atraviesa el barrio de Candenal por la carbayera de su nombre para luego dirigirse a La Plaza Villamanín, en el barrio de La Redonda y alcanzar La Guía para entrar en el casco urbano gijonés por El Molinón tras pasar el río Piles por la rotonda de El Puentín, donde esta senda acaba y podemos continuar por el trazado jacobita


Asoman entre los árboles algunos edificios del Parque Científico Tecnológico y en la ladera algunas casas de Somió en la ladera que por Fuexo y La Pipa sube a los altos de El Tasqueru y La Providencia, al oeste de L'Infanzón, parroquia que de rural pasó a netamente residencial en un proceso que arrancó ya en el siglo XIX, cuando Agustín Fernando Muñoz y Borbón, duque de Tarancón e hijo de la reina gobernadora María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, adquirió en 1862 finca Monte Alegre y mandó hacer en ella su palacio, poniéndose seguidamente de moda como parroquia en la que las familias más pudientes edificasen sus mansiones y quintas de recreo (para el veraneo y descansos)


Ahí llegaremos a reconocer la Quinta Bauer, La Concepción, edificada en 1903 por el arquitecto Luis Bellido por encargo de Fernando Bauer Morpurgo, representante de los Rothsild en España, que quiso hacer de ella su mansión veraniega


Un conflicto con los vecinos a causa de un manantial que se estimaba público y que estaba dentro de su propiedad pudo ser la causa que hizo que lo vendiese, en 1917, al empresario minero mierense Florencio Fernández Martínez, que cambiaría su primer apellido por Figaredo. Durante la Guerra Civil fue colegio-asilo de niños y, más adelante, escenario escogido para películas de cine. En la actualidad se celebran bodas


A su izquierda divisamos otra quinta, La Riega, que fue de los Bernaldo de Quirós y pasó después a los Figaredo. Se construyó en 1919 con proyecto del arquitecto Manuel del Busto en la finca La Perica, que justo la acababa de comprar José Bernaldo de Quirós, adquirida más tarde por Ismael Figaredo


La Riega, que fue hospital en la guerra, está en una gran finca de 44.000 m² y en la actualidad también se celebran bodas y eventos 


Nuevas construcciones, chalets individuales en la falda del monte. Se trata de una parroquia que ha aumentado considerablemente de población, si bien desde 1986 sus habitantes se dentro de los de la ciudad. Leemos relativo a ello un par de apartados en Wikipedia:
"En la periferia de la ciudad de Gijón se habían instalado las familias más pudientes del concejo. Sin embargo, con la industrialización en la zona oeste a partir de mediados del siglo xix (ferrocarril de Langreopuerto de El MuselFábrica de Moreda...), las clases altas se reubican paulatinamente en el este de municipio, especialmente en Somió, que a partir de 1890 contó con una rápida conexión con la ciudad mediante una línea del Tranvía de Gijón. Esta línea finalizaba en La Guía y en 1891 se prolonga hasta la plaza  de Villamanín"
"A efectos demográficos, la parroquia de Somió dejó de aparecer en el nomenclátor en 1986, al quedar incluidos sus habitantes dentro de la villa de Gijón. No obstante, según el Ayuntamiento de Gijón, es una de las parroquias en las que se divide su término municipal. Según el Nomenclátor geográfico de la toponimia oficial del Principado de Asturias, Somió es una «Agregación superior al barrio».​ 
En 1900 tenía una población de 1637 habitantes, en 1994 sumaba 5557 personas, en 2001 alcanzaba los 6800 vecinos y en 2012 registraba 7441 personas. En 2015, según el Ayuntamiento, el barrio de Somió contaba con una población urbana de 7290 personas (3769 mujeres y 3521 hombres).​. A principios de 2023, el padrón provisional de 2022 contabilizaba 7368 personas, lo que la convertía, según el diario El Comercio, en la parroquia más poblada del municipio."

Llegando a La Mata se acaba este tramo de senda entre barandillas al cruzarnos con El Camín del Valle


Salimos a la Carretera Santurio y a partir de aquí y hasta el cruce con El Camín del Pozón, a unos 50 metros más allá, caminaremos por el arcén de la derecha


Al fondo, donde hay unos contenedores, está el cruce. A nuestra derecha la entrada a La Mara y a la izquierda la Urbanización Quinta de Cabueñes, cerrada por seto sobre muro


Cruce de La Caleyina, seguimos todo recto por el arcén de la Carretera Santurio



Finca de La Caleyina, a lo largo del que hay algunos chalets y viviendas unifamiliares con terreno


El arcén, delimitado por postes metálicos que lo separan de la carretera y por otra barandilla de madera, diferente a la anterior, que lo separa de la sebe de una finca. Pasamos, sin darnos cuenta casi, sobre El Regatu Santurio


Prados de El Valle, con la cuesta del Camín del Pozón, que acaba poco más arriba de la Casa'l Chuchu, que vemos en lo alto


El Camín del Pozón empieza aquí, a la altura de estos contenedores. donde dejamos la Carretera Santurio y lo tomamos a nuestra derecha


Señalización del camino y de la senda


En este lugar empieza la corta subida hacia la Casa'l Chuchu. No tenemos arcén y la senda es la misma carretera


A nuestra izquierda, la gran fu finca de Casa Valentín Arce, con su prado y pumaradas


En el artículo antes reseñado de Aida Collado para El Comercio, otro periodista, Andrés Presedo, escribe una semblanza de Víctor, el Cartero, toda una sinopsis de los cambios acontecidos en la parroquia en las últimas décadas:
"Víctor, el mítico cartero de Cabueñes, quedaría boquiabierto al ver ahora una parroquia repleta de caminos asfaltados. Cuántas alpargatas, con sus cintas sueltas, destrozó aquel personaje repartiendo correspondencia, afortunadamente mucha menos que ahora, en las angostas caleyas de la pedanía, al tiempo que regentaba, junto a su germana María, el Chigre del Infanzón. ¡Qué sardines arenques más ricas tenía en su bar, a caballo entre estanco y cartería! Eran los tiempos, mediado el siglo pasado, en los que Cabueñes era un paraíso rural, con 'quintas' tan singulares como las de los Vereterra o Patac, por mencionar sólo dos, y con explotaciones agrarias enormes. "Algunas llegaban a producir hasta 100 toneladas de manzana, incluso, como la del llagar de Cabueñes, podía llegar a duplicar esa cantidad", recuerda José Luis Rubiera, uno de los más veteranos vecinos de la parroquia, quien mantiene vivo el recuerdo de aquellos tiempos en los que llevar a les vaques al bebederu era una actividad con su riesgo por "les engarradielles" entre los animales, que podían acabar de mala manera. Rememora también, con no poca nostalgia, cuando su familia disponía de una explotación, como tantas otras en la zona, con más de 30 vacas. "Ahora, tengo que comprar la leche", lamenta." 

Magnífica vista de El Valle, con las arboledas de La Caleyina, sobre las que asoman los altos árboles exóticos de La Isla y la torre de la Laboral. Seguimos leyendo a Presedo:
"Pero es que las cosas en Cabueñes empezaron a cambiar cuando se iniciaron las expropiaciones para construir la Universidad Laboral. Fue la primera gran construcción. Luego, vendría la Residencia Sanitaria 'José Gómez Sabugo'. Ya nada sería igual en la parroquia. Casa Tano, al lado de la iglesia, donde los jóvenes iban a cortejar tenía sus días contados, al igual que la ganadería Llanos, que llegó a tener más de cien ejemplares, y cuya selección genética la llevó a obtener premios en la Feria del Campo de Madrid, la más prestigiosa de España." 

Más en la distancia, sobre la casa de La Caleyina, reconocemos en Hospital de Cabueñes, otro de los símbolos de la transformación de la parroquia, que como buena parte de las de la zona este se especializaron en lo residencial. La carretera se adecuó y los viejos caminos se ensancharon y asfaltaron, lejos ya los tiempos en los que los carruajes tipo xarré (charrete) recorrían los caminos más accesibles:
"Les xarrés seguían siendo la forma de transporte de los vecinos para 'ir a Gijón', cuando había que tirar solo del burro, en el que solían cargar hasta diez litros de leche para vender en la ciudad, al igual que productos del campo. Concha Pinón los portaba en un gran cesto sobre su cabeza y siempre había algún gamberrete de la época que, palo en mano, buscaba y encontraba la forma de tirarlo al suelo, con el consiguiente monumental enfado de la señora. Son historias de Cabueñes, como la maestra doña Teresa, que durante más de 30 años se encargó de educar a los muchachos de la zona, o Maruja la de Antona, que hizo lo propio con dedicación y cariño, o del párroco don Rafael que durante 40 años estuvo al frente de la parroquia siempre con su gusto a llevar los temas de la iglesia a rajatabla, sin olvidar al 'Pericachu', especialista del ramu en las fiestas o Alfonso Menéndez 'El Camineru', capaz de cazar con una destreza nunca vista en la zona. El progreso acabó con el poso de estas viejas historias y personajes de una época dorada para Cabueñes en la que los 'fotingos', aquellos viejos vehículos de madera y con motor, marcaban la distinción y los caseros saludaban a su paso a los señoritos. Ahora es zona urbana y su futuro pasa, por lo que parece, por construir edificios al pie de la carretera del Infanzón. Víctor, el del chigre, perdería hasta las alpargatas"

Las grandes grúas revelan obras de ampliación, durante mucho tiempo era complicado vender fincas en su entorno, pues eran suelo de reserva sanitaria prevista para estas reformas. Escribe ahora Aida Collado:
"Casi nada queda ya del Cabueñes que exportaba sidra y manzana al concejo vecino de Villaviciosa. "En La Guía y en Les Ranes había cuadras para que las vacas descansaran, comieran y durmieran", cuentan Pepe y Xuacu. Este último recuerda cómo su madre "bajaba en xarré a Gijón para vender en la plaza manzanas, figos y leche... Donde está ahora el Bankunión, también había cuadras para dejar el caballo".


Aunque no la llegamos a ver, enfrente del hospital está la iglesia, que fue reformada por el mismo patronato de la Laboral, casi al lado del antiguo baile de Casa Tano, del que le decían los vecinos a Aida Collado:
"Allí se formaron una cantidad de parejas terrible. Luego, donde estaba Casa Tano, hicimos un campo de fútbol, donde jugaba el Cabueñes F.C. Pepe era directivo y se encargaba de la contabilidad: "Tuvimos más de un problema con el cura, que estaba en contra, porque decía que durante los partidos se blasfemaba delante de los niños. Aunque, en cada encuentro, hacía acto de presencia la Guardia Civil"

El Cabueñes F.C. jugó durante unas temporadas al principio de la década de 1950, la ficha de la web Fútbol Regional presenta la siguiente información:


Parece que su estreno en los campos fue en la temporada 1951-52, sin embargo se desconoce la categoría, no es así las dos siguientes, 1953-54 y 1952-53, donde compite en la Federación Asturiana categoría Primera Regional-Oriental. Llamativamente figura en la 1954-55 pero también pone "última participación desconocida"

Tarjeta de socio del Cabueñes C.F. Muséu del Pueblu d'Asturies

Desconocida es también, al menos como tal aparece en dicha página, su equipación, no así su anagrama, un hórreo, que aparece también en esta tarjeta de socio, recogida en el archivo del etnógrafo y primer director del Muséu del Pueblu d'Asturies Luis Argüelles, donada la museo por su hijo Luis Argüelles Tamargo


Más lejos, otra vista de La Riega y su entorno, en Somió. A la izquierda, entre otras casas, los adosados de Balmoral, una forma de construcción muy polémica en su momento. En su libro Somió, la ciudad jardín de Gijón, el Doctor en Geografía Ramón María Alvargonzález Rodríguez, apunta lo siguiente:
"La distribución del espacio interno en las urbanizaciones de adosados persigue siempre la construcción del mayor número posible de viviendas, y la solución más generalizada para ello es la ejecución de un eje longitudinal de circulación en fondo de saco al que presentan fachada las viviendas, con el único acceso por ese frente"

"En raras ocasiones recogen los nombres de las urbanizaciones topónimos tradicionales. Junto a bastantes innominadas, unas recogen el nombre de caminos que las flanquean, otras son antropónimos, y en algunas más se cae en las denominaciones exóticas y pretenciosa, caso de la llamada "Balmoral"; como su el paisaje humanizado de la Marina asturiana tuviera algo que ver con Escocia, o como si los pequeños hastiales de ladrillo visto y las chimeneas de tubo de unas casas diminutas recordaran en algo el palacio de verano de los monarcas británicos" 

Hermosa vista de la finca, por arriba va la Carretera la Providencia, que recorre la franja marítima de Somiño, saliendo de ella los accesos a las playas y acantilados de La Ñora, Estaño, La Cagonera, Serín, Peñarrubia...


Va acabando la cuesta en la Casa'l Chuchu, una de las caserías "de Cabueñes de siempre", aunque reformada tras ir menguando el secular trabajo del campo


Hay aquí una curva un tanto cerrada en la que El Camín del Pozón sigue ganando altura, extrememos la precaución aunque no parezca que haya tráfico


Se conserva un espléndido hórreo de corredor, bajo el que pasamos, antiguamente se llenaba de riestres de panoyes (ristras de mazorcas de maíz) para hacer la boroña, cuando hasta el pan se elaboraba en casa


Unas cebollas, curando, colgando de los gavitos o ganchos, evidencian la pervivencia de los usos tradicionales de estas construcciones, granero y despensa


Si bien ha desaparecido muchos, aún se conservan y restauran hórreos y paneras, símbolo por excelencia del paisaje asturiano y que fue hasta emblema del equipo local


Otro viejo hórreo en la casa de al lado, una vez más comprobamos cómo todo el entorno de la ciudad ha ido transformándose de rural a residencial a lo largo de las últimas décadas


Espléndidas huertas a la izquierda, de frente cruce de caminos donde se han edificado nuevos chalets. Desde él iremos a la derecha...


Una muria de piedra cierra una finca con frutales. 
A la izquierda da sombra un espléndido carbayu


Una flecha amarilla pintada y repintada confirma que vamos en dirección correcta



Seguimos en El Camín del Pozón, tal y como trae el cartel indicador



Encantador y verde jardín, con rosaledas y limoneros



Seguimos de frente y en llano, pasando junto a la finca de Casa Inocencio, que queda a nuestra izquierda


Y a la derecha, un vallado cierta la gran pumarada de Casa Rubiera o Casa Antón de Medero, que vemos un poco más allá, asomando sus tejados sobre los manzanos


Nos asomamos pues a ver esta espléndida pumarada de Casa Rubiera, vivienda familiar de José Luis Rubiera, quien es presidente de la Agrupación Asturiana de Cosecheros de Manzano de Sidra AACOMANSI), de la que extraemos esta información de la página Sidrerías.com:
"AACOMASI S. COOP. Se fundó en el año 1994 con doce socios fundadores. Su actividad como empresa cooperativa agraria fue escasa hasta finales del año 2000, no contó con personal contratado, limitándose a fomentar el asociacionismo agrario y ser interlocutor de los productores de manzano de sidra asturianos a nivel institucional y sectorial, labor que desarrollo con dignidad y reconocidos logros pese a la ausencia total de medios y su escasa representatividad. 
Desde el año 98 hasta el año 2000 la Mesa Interprofesional de la Manzana y Sidra natural de Asturias puso en marcha proyectos de apoyo y desarrollo para el sector productor, y un poco a remolque de esta institución e indirectamente, se empezaron a prestar los primeros servicios a los socios de AACOMSI S. Coop., la consecuencia fue un incremento significativo del número de socios. 
El 17-6-00 la asamblea general ordinaria celebrada en dicha fecha adoptó el acuerdo para desarrollar un proyecto de futuro, los objetivos aprobados en esta asamblea fueron ratificados el 21 de Octubre de 2000 fecha en al que se celebró una asamblea general extraordinaria con el fin de ratificar y comenzar la puesta en marcha del nuevo proyecto. 
En dicha asamblea extraordinaria, se aprobó la contratación de personal necesario para ejecutarlos (el contrato de un técnico - gerente, y la contratación de dos operarios de campo), la compra de maquinaria agrícola y además se tomó la determinación de aumentar la aportación de capital obligatorio de 5000 pesetas a 25.000 pesetas, con esta medida se abrió una REESTRUCTURACIÓN DE LA COOPERATIVA y LA PUESTA EN MARCHA DE SUS PROYECTOS DE FUTURO: 
La respuesta habida tanto de antiguos socios como de nuevas incorporaciones, sobrepasó las estimaciones más optimistas realizadas a priori y es la base social para comenzar la nueva andadura. Al contrario de lo que pueda parecer, esta permuta de socios al integrarse fruticultores más profesionales, representa para la cooperativa un aumento muy notable en número de hectáreas de cultivo y de su potencial en producciones de manzana, lo que supone un refuerzo moral como interlocutor de peso en el sector. CUENTA EN LA ACTUALIDAD CON 220 SOCIOS REPARTIDOS POR TODA LA GEOGRAFIA ASTURIANA- 
Las actividades que desarrolla, con los cuales se pretende revitalizar la cooperativa y transformarla en una empresa de servicios cuya rentabilidad repercuta en mayores beneficios sociales y económicos para sus socios, se pueden resumir en dos, COMERCIALIZAR LA MANZANA DE SUS ASOCIADOS Y PRESTAR LOS SERVICIOS que estos demanden de la cooperativa. De forma sucinta son los siguientes. 
Prestación de servicios de campo 
Asesoramiento técnico 
Suministro de productos 
Comercialización de las cosechas 
Atrias de manzanos 
Formación e información 
Implantación de nuevas tecnologías 
Defensa de los intereses de los socios y del sector 
Apoyo a la investigación y planes I+D"


El 15-8-2008 se habla de esta pumarada y de Rubiera en el artículo La fruta ya luce en las pomaradas. La sidra esquiva la crisis, de M.J. Iglesias para La Nueva España:
"La producción de manzana en Asturias se concentra en su mayoría en el centro y en el oriente de la región. Los cosecheros ya casi pueden presumir de manzanas. En la pomarada gijonesa de José Luis Rubiera el avance de la fruta marcha viento en popa. Salvo un desastre natural a finales de verano, la cosecha pasará airosa la prueba de la vecería.(...) 
La sidra se libra de la crisis, al menos de momento. Así se desprende de las valoraciones realizadas por lagareros asturianos como Eloy Cortina y por el propio presidente de la Asociación de Lagareros (ALA), José María Osoro. La favorable meteorología de las últimas semanas también acompaña y los culetes de sidra siguen animando el verano ajenos al descenso de ventas de otros productos. 
José María Osoro resalta que a pesar de que siempre se dice que el consumo de sidra ha tocado techo la bebida regional «tiene cada vez mejor imagen entre los jóvenes y mejor calidad». Los lagareros destacan que la sidra siempre ha sido un valor refugio, un producto de precio moderado, que ya ha salido airosa de anteriores crisis económicas. La costumbre de beber sidra está tan arraigada en Asturias que se mantiene incluso en los momentos más críticos para los bolsillos. 
La enorme atracción que la sidra y su ritual de escanciado ejerce en los visitantes es otro de los factores que ayuda a mantener el consumo en niveles altos. El sector de la sidra vive momentos de expansión con apertura a nuevos mercados como el chino, donde ya exportan las empresas Trabanco o El Gaitero. 
José Luis Rubiera, presidente de la Agrupación Asturiana de Cosecheros de Manzano de Sidra (Aacomasi), estima crucial que los lagareros definan si están decididos a elaborar sidra con manzana asturiana «para saber si se sigue plantando o no». En su opinión, los elaboradores no están aprovechando lo suficiente la posibilidad de destacar en las etiquetas de las botellas que la mayor parte de las manzanas empeladas para sidra carecen de abonos químicos, «lo que las convierte en casi ecológicas», comenta. Los lagareros son optimistas ante las perspectivas de mercado para los próximos meses."

Unas hermosas higueras se yerguen sobre el vallado y hacen compañía a los pumares


Continuamos camino hacia la casa, situada frente a otro importante cruce, en el que iremos a la derecha


Justo en el cruce, admiramos esta monumental panera de corredor, delante de la casa


Casa que conforma la bella Quintana Medero, es normal que los nombres de los fundadores de la casa se mantengan hasta mucho tiempo después de fallecidos


Desde ella tenemos otra bellísima estampa de la Laboral, sobre los árboles de La Isla, la capilla y la torre, sus construcciones más prominentes. En la web de la Sociedad Cultural Gijonesa, Pablo Huerga Melcón, profesor de Filosofía en el IES Rosario de Acuña escribe Un plan para la Universidad Laboral de Gijón, publicado el 12-6-2021, el cual empieza así:
"Con la Universidad Laboral de Gijón, igual que con el Metro de Moscú u otras reliquias, tenemos ante nosotros la extraña sensación de que esas configuraciones arquitectónicas son incongruentes con nuestra comprensión del comunismo o del franquismo. Por ello se hace necesario intentar explicar dichas reliquias en términos del relato, y ante esto caben al menos cuatro posibilidades metodológicas: Primera, modificar el relato en función de las reliquias de manera tal que el relato pueda incorporar una explicación cabal de la reliquia; Segunda, reinterpretar la reliquia para que ella sea congruente con el relato que manejamos; Tercera, destruir o deformar la reliquia misma para ajustarla al relato, o para salvar el relato; Cuarta, dejarnos de monsergas y aprovechar esa obra sin más prejuicios atendiendo a su valor de uso y de cambio. 
Para tergiversar la propia institución educativa, se ha pretendido, como en el caso del Metro de Moscú, acusar a los promotores de utilizar mano de obra esclava en la construcción, acusación, al parecer, sin fundamento. Además, se ha defendido que se trataba de un centro educativo dirigido a adoctrinar en el franquismo, algo también insostenible. Consecuentemente, desde que se cerraron las universidades laborales, se puso en marcha un intento de abandono por parte de las administraciones públicas en virtud del cual el edificio de la Laboral de Gijón fue poco a poco entrando en decadencia. El abandono se argumentaba en la imposibilidad de afrontar los gastos astronómicos que habría traído consigo, lo que nos obliga a preguntarnos cómo fue posible construir semejante estructura en época tan difícil como el franquismo. 
El edificio civil más grande de España construido en el siglo XX también es el reflejo de los cambios sociopolíticos ocurridos desde su construcción. Porque ¿qué edificios emblemáticos ha acometido el Principado de Asturias durante la Democracia del 78? El edificio Calatrava, incrustado en medio de la ciudad de Oviedo, por ejemplo, ha servido para dar cabida a un triste centro comercial y diversas oficinas. Frente a esos palacios del consumo sobrecalentado se yergue la torre de la Laboral para apelarnos, pues nació con el proyecto de un Orfanato minero, como centro educativo para adolescentes de pocos recursos de toda España, donde encontraron la oportunidad histórica más firme y eficiente para desarrollar al máximo sus capacidades personales y mejorar su situación social. Quizá los chicos que un día estuvimos allí estudiando somos los padres que hoy llevamos a nuestros hijos a atiborrarse de ultra-ocio en los nuevos centros comerciales. 
Como no se pudo derribar, aunque proyecto hubo, se optó por desmembrarla y desarticularla de manera que algunos pedazos de lo que fue en su día Universidad Laboral hoy tienen funciones diversas: Uno de los dormitorios que alojaba a cientos de estudiantes del antiguo BUP en habitaciones individuales -una especie de celdas monásticas perfectamente diseñadas para el recogimiento y el estudio aplicado- albergan el Conservatorio de Gijón. El antiguo aulario de BUP, un entramado de aulas con preciosos azulejos manufacturados, con nobles y resistentes muebles, diseños cómodos y vanguardistas para el estudio, más un particular paraninfo, recoge hoy la prestigiosa ESAD. Y uno de los edificios más curiosos de la Laboral, el circular convento de las monjas, situado en un jardín con tapia serpenteante verdaderamente audaz, que conforma una de las más bellas fachadas de la Universidad Laboral, la que se ve desde Gijón, fue pasto de una serie de intervenciones “performativas”. Los artistas desmontaron todas sus estructuras, muebles, cristales, etc., para hacer en cada celda una experiencia estética particular. Después de este despropósito, se instaló allí la TPA. Han quedado espacios vacíos como la Iglesia desacralizada y la zona de residencia de la antigua FP, y parte de sus aulas, en la zona suroccidental del edificio, mientras que la zona de Formación profesional es hoy un dinámico espacio de Grados que ha reconvertido en gran medida sus instalaciones."

La torre, totémica, y la capilla, la obra cumbre, que también sublima a Huerga Melcón cuando escribe sobre su construcción y estructura:
"Los arquitectos de la Laboral, dirigidos por Luís Moya, se inspiraron en muchos referentes arquitectónicos, desde el Partenón de Atenas en la fachada del Teatro, o en la propia disposición del edificio, hasta los patios renacentistas y por supuesto, el Escorial. De entre los curiosos elementos, quisiera comentar la disposición elíptica de la Iglesia, una elipse que invita a reflexiones interesantes. Como se sabe la elipse está en la base de la fundamentación de la ciencia moderna, que conducirá al ateísmo. Postulada en la primera de las tres leyes de Kepler, abrió el camino para la Teoría de la Gravitación universal de Newton. Por otra parte, el óculo superior y el interior de la iglesia recuerdan el Panteón de Agripa en Roma, el edificio de todos los dioses. Por ello, la Iglesia adquiere un simbolismo extraordinario, incrustada en el foco de un edificio dedicado al cultivo más exhaustivo y sistemático del conocimiento tecnológico y científico; recogiendo así la fecunda tensión histórica entre la razón y la fe. Quiero advertir que, en la Edad Media, la necesidad de la armonía entre la razón y la fe no obedecía tanto al hecho superficial de que la razón acatara los dogmas de la fe, sino a la más profunda idea de que la razón debe someterse a un ideal moral, sin el cual nos precipita en “El sueño de la razón” de Goya, como demostró el desarrollo científico que culminó en Hiroshima. Después de 1945, justo cuando comienza la construcción de la Laboral, la armonización de la razón con un ideal moral superior era una necesidad inexcusable y a él se entregaron sus arquitectos. Yo perdí mi fe sentado en esa Iglesia, algo que ya tampoco se puede hacer, porque uno no tiene ni dónde sentarte. La desacralización de esta Iglesia expresa el rechazo de ese elevado ideal, que era el que confería verdadera unidad al todo."

Desde el cruce, como hemos dicho, tomaremos el ramal de la derecha, El Camín del Tragamón, que nos llevará a la carbayera de este nombre 


Pasamos así frente al portón de la Quintana Medero, Casa Antón de Medero o Casa Rubiera, lo que nos permitirá ver el hórreo



Nos arrimamos pues, un instante a la entrada, contemplando esta corrada o corralada, el espacio delante de la vivienda


 Y comprobamos que el hórreo constituye un buen compendio etnográfico, con numerosos enseres y aperos expuestos en les colondres o tablas que componen sus paredes


Ahí tenemos, por ejemplo, aperios agrícola como el xugu, llabiegu, hachu...



Macetas de coloristas flores resaltan esta magnífica colección de objetos antaño de mucho empleo en esta casería y que hoy se enseñan aquí como muestra del ayer...



Detrás del hórreo una buena mata de árboles frutales, entre ellos una platanal, no demasiado extraña de ver, si bien como árbol ornamental, en alguna quintana asturiana


Placa de la Quintana Medero


Visto el hórreo y la corrada tomamos pues El Camín del Tragamón, cuyas arboledas aparecen ya en lontananza


La Carbayera'l Tragamón, parte integrada dentro del Jardín Botánico Atlántico y parte, Los Maizales, siempre abierta a la concurrencia, a donde nos dirigimos y empezamos a ver desde aquí, donde antaño se celebraba la famosa fiesta del Día de la Cultura, verdadera romería laica de los años de la Transición en Asturias, por donde regresaremos a la orilla del Ríu Peñafrancia, camino de La Guía y de nuestra reunión con el Camino de Santiago













































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