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lunes, 22 de julio de 2019

LA PLAZA LES CAMPES EN LA POLA (SIERO, ASTURIAS) EL CARMEN Y EL CARMÍN, LES SAMPEDRAES, LA "COMPUESTA LA PEREGRINA", LA DANZA PRIMA, LES COMADRES, LES COMADRINES Y LES MIGAYES

La Plaza les Campes y el Monumento al Carmín (La Pola, Siero)

A muy escasos metros al norte de la Plaza de Argüelles, por donde pasa el trazado urbano del Camino de Santiago en La Pola, la capital del concejo de Siero, se halla la Plaza les Campes con el Monumento al Carmín, un conjunto escultórico que representa un grupo de mozos y mozas danzando rememora que aquí nació en 1695 la Fiesta del Carmín, uno de los multitudinarios y tradicionales festejos de Siero, junto con los de los Güevos Pintos y Les Comadres (por citar dos de los de mayor empaque, luego iremos añadiendo más)

La Plaza les Campes y el Monumento al Carmín (La Pola, Siero)

Es una obra de 1980 del escultor Constantino Rozada Castro, Tino Rozada, y es un homenaje, recalcamos, a la fiesta del Carmín de La Pola, en la que desde su origen se bailaba la Danza Prima, danza asturiana por excelencia, que es lo que están ejecutando los personajes, dos moces y dos mozos, ataviados con el traje tradicional asturiano (el existente justo antes de la revolución industrial) representados en este monumento


Para empezar, hemos de hablar, antes del origen de la fiesta del Carmín, del origen de Les Campes: cuando se otorgó la Carta Puebla de fundación a esta población en el año 1270 por parte del rey Alfonso X de Castilla (El Sabio), en un principio y sin que se sepa muy bien porqué, esta fundación, enclavada en el núcleo poblacional preexistente de la Alberguería de San Pedro, casa-hospital de acogida de pobres y peregrinos en el antiguo Camín Real, quedó en suspenso y no se hizo efectiva hasta 1310 y con el visto bueno no de un rey sino de un noble, el poderoso señor de Noreña Rodrigo Álvarez de la Asturias, en cuya órbita habría caído este territorio en pago a sus cambiantes fidelidades a las endémicas guerras dinásticas al trono castellano


Cuando nació, La Pola, la Puebla de Siero, era, como las otras pueblas o polas asturianas fundadas bajo la égida repobladora de los reyes castellanos y leoneses, fundamentalmente una villa-mercado, con derecho a celebrarlo semanalmente (los martes en este caso) para sufragar su economía, además de ferias estacionales, no rindiendo cuentas nada más que ante el rey y librándose de las apetencias señoriales de la nobleza terrateniente y feudal así como de la Iglesia, la mitra ovetense y los monasterios, dueños todos ellos de la propiedad del territorio. Otra cosa es que, como hemos visto, llegando a la baja Edad Media la nobleza vuelve a afianzar bien su dominio directo, o bien su influencia, presión o vasallaje sobre ellas


La puebla o pola tenía sus fueros y privilegios como forma de atraer gentes a que la poblasen, de ahí su nombre, emparentado con 'poblar' y 'población' y hacer de ellas incipiente núcleos urbanos que centrasen la administración y representación de un territorio o alfoz, en este caso el de Siero, antes gobernado desde un castillo, situado en lo alto de un castro de las inmediaciones (acaso El Picu Castiellu de Marcenao), que sería el germen del concejo como ente municipal en Asturias


Entre esos privilegios y concesiones estaba el tan aglutinador de la celebración del citado mercado semanal de los martes, el cual acontecía aquí, en Les Campes, pero se extendía hasta las inmediaciones del núcleo preexistente de la Alberguería de San Pedro, a escasos metros de la que se construyó la iglesia parroquias de San Pedro de los Albergues, como empezó conociéndose a La Pola, acaso hasta el siglo XV


Pues bien, es en Les Campes, donde antaño había un castañéu o castañar que daba buena sombra, especialmente de agradecer en días de mercado, cuando en el año 1695, unos particulares, Andrés del Quintanal Nosti y su esposa María García fundaron una ermita bajo la advocación de Nuestra Señora del Carmen, cuyas cofradías se prodigaban en Asturias durante los siglos XVI, XVII y XVIII


A partir de esa fundación, el domingo siguiente al 16 de julio se celebraba la romería del Carmen, a no ser que esa misma fecha cayese también en domingo, pues entonces los miembros de la Cofradía del Carmen, fundada al efecto y a la vez que la capilla, organizaban una celebración más pequeña el martes siguiente, llamada El Carmín. Nos lo explica muy bien la historiadora Mª Dolores Alonso Cabeza en su libro El concejo de Siero en sus fiestas. Datos de su historia:
"Se celebraba cada año el domingo siguiente al 16 de julio, si el 16 no caía en domingo. Ante el crecido número de asistentes, para que los cofrades de diferentes pueblos del Concejo pudieran participar en la festividad, se hizo el martes, día de mercado, una fiesta más pequeña que por eso se llamó El Carmín. Los madrugadores romeros llegaban a La Pola con sus provisiones de comida, generalmente empanadas de anguilas, que antes abundaban en los ríos de Siero, y después de la celebración religiosa compartían sus meriendas a la sombra de los castaños del entorno de la ermita"

Dado que la capilla era pequeña había de sacarse a la Virgen del Carmen afuera, a la sombra de unos castaños aquí existentes, colocándose así para ser venerada por los romeros, bailándose al atardecer, como era costumbre secular, la Danza Prima al son de ¡Viva la Virxen del Carmen!. Y de ahí que, a los pies de los danzantes del monumento, aparezca esta placa:
EN ESTE MISMO LUGAR
JUNTO A LA ERMITA DE 
LA VIRGEN DEL CARMEN
Y BAJO LOS AÑOSOS 
CASTAÑOS QUE AQUI
EXISTIERON NACIO
EL CARMIN DE LA POLA
EN EL AÑO 1695


La capilla fue destruida en 1810 durante los episodios de la francesada Guerra de la Independencia, salvándose la imagen de la Virgen del Carmen al guardarse en la capilla del Hospital de los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián, sucesor de la Alberguería de San Pedro en el acogimiento de peregrinos y necesitados


La capilla del Carmen no se volvería a reconstruir pero no desapareció ni su cofradía, ni por lo tanto su fiesta, cambiándose eso sí al lunes (evitando coincidencia y competencia con el mercado) y celebrándose de entonces acá El Carmín de La Pola tal y como lo conocemos, si bien cambiando de ubicación el prau de la romería según las épocas


El entorno además fue urbanizándose; el mercado de alimentación se trasladaría a la Plaza de Abastos (año 1930) y el de ganado a otro construido a tal efecto al oeste de la población (luego al este, a La Venta la Uña) pero la Plaza les Campes, con su elenco que sidrerías, casas de comidas, chigres, terrazas, etc., constituyó el animado lugar que es hoy en día, al igual que todo el centro histórico polesu

La Plaza de Argüelles: el Camino sigue de frente, a la derecha Les Campes

El Camino de Santiago llega al corazón de La Pola bajando por la calle de San Antonio, que tuvo una también desaparecida capilla y cuya fiesta se ha recuperado, a la Plaza de Argüelles, antigua Plaza de la Iglesia, al ser el solar de la antigua iglesia parroquial de San Pedro, que estaría situada un poco a la izquierda, hacia la actual calle Celleruelo, antigua del Hospital o de los Peregrinos, pues se dirigía al citado Hospital de San Fabián y San Sebastián, a lado del que se construyó, en el siglo XIX, la iglesia nueva, hacia la que sube el Camino por dicha calle


Pero si deseásemos asomarnos a la Plaza les Campes habríamos de desviarnos unos metros a la derecha para conocerla, dejando momentáneamente el Camino, pasando frente a la casa de El Corredor, por su hermoso balcón corredor, casa antigua de esta plaza donde estuvo el Gasoline, uno de los discobares de moda cuando en la década de los 1990 La Pola fue la capital de la animación juvenil durante sus famosos domingos, "Los domingonos", un fenómeno social que aún se guarda con cariño en muchos recuerdos de quienes vivieron aquellos años


Enfrente, un gran bloque de pisos es La Casa Naranja, antaño había una casona del Marqués de Santa Cruz de Marcenado (destruida en 1936 y que no debe confundirse con el cercano palacio del mismo marqués, en el Parque de Alfonso X El Sabio) con privilegio de acceso directo a la iglesia vieja por su correspondiente pasadizo. En el nuevo edificio se instaló la Ferretería González, fundada a mediados del siglo XX


Estas son unas fotos un domingo por la mañana muy temprano, a la hora de despertarse los peregrinos, aún con la mayor los establecimientos cerrados y las terrazas aún sin colocar, con toldos y sombrillas plegados, pero que nos permiten ver la plaza y sus zonas adyacentes en toda su amplitud, casas incluidas


A finales del siglo XIX y hasta mediados del XX el celebérrimo mercado del martes se extendía desde Les Campes (mercado de ganado vacuno y lanar) a la Plaza la Pedrera y calle La Soledad (mercado de cerdos cebones), así como a la Plaza de Argüelles (puestos de verduras, productos del campo y, al lado, mercado de burros). Mientras que la loza y les madreñes estaban en la Plaza Cabo Noval o Plaza de la Loza, al igual que les tiendes del aire, puestos de tocino, carne, sidra, quincallería, aguardiente, etc., estaban en la calle San Antonio. Todo esto, por lo tanto, formaba parte de aquel mercado. Mª Dolores Alonso Cabeza, en Páginas de la historia del concejo de Siero, lo describe así, con una cita incluida de la Biblioteca Nacional:
"El mercado de Pola de Siero fue conocido desde antiguo. En el siglo XVIII se celebraba tres días a la semana: martes, viernes y domingos. El del martes era el más importante, "acudía todo género de frutas y legumbres de parroquias contiguas y concejos inmediatos, y ganado vacuno tanto para trabajo del campo como para abastecer de carne lugares dentro y fuera del Principado. Abunda de todo lo necesario para la vida y regalo del hombre, y por lo mismo y ser muy frecuentado de muchos traficantes del país y de los reinos de Castilla, les hace ser uno de los mayores de nuestra península". En la villa "se fabrica un pan muy delicado".

Aquí, siguiendo una tradición ancestral cuyo origen se sume en la noche de los tiempos, se planta un tronco de álamo la noche de San Juan por parte de los solteros, a la que sigue la plantación del del roble de la noche de San Pedro por parte de los casados. Escribe de ambos rituales la historiadora Mª Dolores Alonso Cabeza en su libro El concejo de Siero en sus fiestas. Datos de su historia:
"FIESTA DE SAN JUAN, el 24 de junio. A la celebración religiosa en honor de San Juan Bautista se unen actividades derivadas de ceremonias paganas frecuentes en primavera, dedicadas a las fuente, los ríos, los árboles, el bosque, por los beneficios que estos elementos producen.

La noche de San Juan el fuego y el agua despiertan sentimientos mágicos. Los mozos preparan la foguera, hay cantos y danzas en derredor. Los solteros salen a cortar un álamo y lo plantan en la plaza de Les Campes y colocan escritos alusivos a los casados.

También participan los niños que a la puerta de sus casas, en la calle, forman "Capillines de San Juan" con una estampa y macizos de flores.

Hoy queda como más destacable el rito de la foguera que lleva el nombre de la fiesta. Y adquiere interés la renovación de capillas enramadas en la plaza de Les Campes mediante el Certamen y variedad de premios organizado por la asociación polesa "Amigos del Roble".

FIESTA DE SAN PEDRO, se celebra el 29 de junio. Solemnidad religiosa en honro del Santo titular de la parroquia.

El ritual profano tiene cierta semejanza con el de San Juan. Ambas celebraciones, inmediatas en el tiempo, corresponden al ciclo vital de exaltación de la naturaleza; coinciden con el culto al sol, al fuego y al agua. La vegetación, el árbol, está presente en las dos fiestas anuales que los celtas celebraban y asimilaron los romanos. Continúan en las costumbres cristianas.

El 29 de junio la producción agraria era puesta bajo la protección y el amparo de San Pedro. La noche anterior se encendía la hoguera en la plaza de Les Campes. En la danza se cantaban Les Sampedraes, coplas dedicadas al santo. Los casados y los viudos cortan un roble, lo plantan en la misma plaza y colocan letreros en respuesta a las alusiones que los solteros les habían hecho la noche de San Juan:"

Cuando vinimos estaba recién colocado el álamo de los casados; La Pola dormía tras una noche de intensa fiesta. Esta es una crónica del periodista Manuel Noval Moro para La Nueva España del 25-6-2018 que puede servir como ejemplo de cómo se desarrolla el festejo todos los años:
"Una concurrida plaza de Les Campes acogió la noche del sábado en la Pola la fiesta de San Juan, que como es bien sabido cuenta con una tradición extendida por todas partes y otra exclusiva de la localidad. 
La primera es la hoguera de San Juan, que levantó unas enormes llamas en el centro de la plaza adonde la gente -bomberos mediante- arrojó papeles para pedir deseos o quemar las cosas malas. 
Unas horas antes había llegado a la plaza el álamo cortado por los solteros, que marca la singularidad de la noche de San Juan polesa. Allí permaneció acostado mientras las llamas de la hoguera se consumían, y cuando estas se convirtieron en ascuas, los solteros fueron llamados a capítulo para plantar el árbol unos metros más abajo, en la calle Inocencio Burgos y Corporación. 
La plantación de este año se caracterizó por una gran confluencia de jóvenes. Fueron muchos los solteros que se prestaron a echar una mano para levantar el árbol. La plantación costó, todo hay que decirlo, bastante trabajo. 
Los jóvenes llevaban el árbol al pie del hueco que está habilitado para plantarlo en torno a las doce y media de la noche y la plantación acabaría aproximadamente a la una y cuarto. 
Hubo varios intentos, algunas acometidas fallidas, e incluso hasta hubo un pequeño receso para ir a por más instrumental. Pero finalmente ocurrió lo que tenía que ocurrir: el árbol se erigió y los jóvenes, aplaudidos por el público, jalearon movidos por la victoria. Ahora, un hueco cercano espera a los casados para el roble de San Pedro".

Un vídeo de la fiesta...


Y esta es una crónica, de otra periodista, Marta Jardón, para otro periódico, El Comercio, y para la otra fiesta, la de San Pedro, y en otra fecha y año distinto, 29-6-2023, pero que sirve de modelo para todos:
"Esta medianoche los casados polesos han plantado su tradicional roble en la plaza de Les Campes en respuesta a los solteros que hicieron lo propio con un álamo en la víspera de San Juan
Decenas de personas se reunieron para animarles en su labor durante todo el proceso, preludio de las fiestas de San Pedro. La Asociación Amigos del Roble portó a hombros el árbol hasta la plaza para poder cumplir allí con esta costumbre que cuenta ya con décadas de arraigo. 
Una vez lograda la gesta, cantaron las tradicionales «Sampedraes».

Vídeo de les sampedraes con los etnógrafos Ramsés Iglesias y Xosé Antón Ambás


Nos fijamos a ver cómo se ha colocado el tronco en un hueco dejado en el adoquinado, bien asentado y asegurado con cuñas, así como los carteles de desafío, en este caso de los solteros a los casaos, estos responderán también con sus cantos de les sampedraes. Paula Tamargo publica para La Nueva España el 29-6-2023 este completo reportaje donde transcribe alguna de ellas y nos informa de la historia de la fiesta:
"Tradición polesa en estado puro, con el cronista oficial de Siero, Juanjo Domínguez, y Rufino Vigil, "el patriarca de los Malcornes", cantando "Sampedraes". Fue la escena que se pudo disfrutar en la plaza de Les Campes, pasadas ya las doce y media de la noche y una vez que los casados habían cumplido y plantado el roble. 
"¡Señor San Pedro! ¡Arrodiemos la farola! ¡Viva La Pola de Siero!", "San Celedonio, soy legítimu polesu, de la calle San Antonio" o "¡San Pedro fue pescador! ¡Y después fue marinero! ¡Y ahora tien toles llaves del paraíso del cielo!", fueron algunas de las estrofas de las más típicas "Sampedraes". En otros casos se improvisó para hacer referencia a alguna cuestión local de actualidad y en esta ocasión el protagonista fue el alcalde, Ángel García, "Cepi". "¡Ay San Fermín! ¡Hízonos otra rotonda el alcalde Cepinín!", se oyó al final de uno de los cánticos. 
Fue una noche mágica, con mucho ambiente en Les Campes, de jóvenes y mayores, aunque con los más veteranos como protagonistas del mantenimiento de la tradición de estos cantos, coplas de temática variada y en las que la improvisación también es parte de la costumbre. Rufino Vigil es hijo de Antón, apodado "El Malcorne", que era una de las personas "que mejor cantaba Sampedraes en la Pola", explica Juanjo Domínguez. Verles cantar juntos hizo las delicias de los asistentes, polesos que en algunos casos les acompañaban si conocían la letra o simplemente les escuchaban atentos, sabedores de que ya no son tantas las personas que quedan para seguir cumpliendo con estos ritos locales que tal vez en unas décadas dejen de poder contemplarse. 
Entre el numeroso público, también Pilar Domínguez, presidenta de la Asociación de Amas de Casa de la Pola, exconcejal sierense, hermama del cronista oficial de Siero y que se animó a cantar junto a los dos "directores" del coro de les "Sampedraes". Ambos son hijos del que fuera alcalde de Siero, Leandro Domínguez Vigil-Escalera.  

"La fiesta de San Pedro se celebraba la noche del 28 de junio, es decir, la víspera de la festividad, y es en nuestra villa la fiesta de los casados y de los viudos. En tiempos no muy lejanos las celebraciones comenzaban al anochecer, una vez terminados los trabajos, con una foguera en la plaza de Les Campes, a la que seguía una merienda regada de abundante sidra. Repuestas las fuerzas, se formaba la danza, que llevaba el mismo paso que la Danza Prima, pero con un ritmo más lento y cadencioso, acompañada por 'Les Sampedraes', copla que los participantes cantan evocando a San Pedro y a los santos, o por 'Las Soberanas', musicalmente iguales que las anteriores, pero que comienzan siempre con la palabra 'Válgame'", se puede leer acerca de estas costumbres polesas en un trabajo sobre las tradiciones locales que firman Rosa María Villa GonzálezJavier García Díaz y Gregorio Fonseca Antuña. 
"Duraba la danza hasta el albor del día 29, en la que los casados, acompañados de gaita y tambor y provistos de un carro, si el árbol que se iba a cortar estaba lejos, o sin el carro, pues se traía a hombros si estaba cerca, marchaban a por el roble, que plantaban delante de la iglesia (desde hace años en la Plaza de Les Campes), previa colocación a los carteles alusivos a los solteros y como contestación a los que ellos habían puesto en el álamo. En el Siglo XVII y XVIII se cortaba y plantaba un pino. Actualmente, aunque la tradición de la foguera se perdió o se está perdiendo, los casados siguen reuniéndose a la misma hora del anochecer en algún bar de la Plaza de Les Campes de donde se parte en busca del roble, que se corta y se trae al mismo lugar de partida, en cuyo bar se merienda, también con abundante sidra, para posteriormente plantarlo aproximadamente a las 12 de la noche, previa colocación con los consabidos carteles. Una vez plantado, se interpretan las ya mencionadas anteriormente 'Sampedraes y Soberanas', prolongándose la celebración durante varias horas", añaden estos autores acerca de la evolución de una de las tradiciones de más solera de la Pola".


Un año y siete días después era Lujan Palacios, para el mismo periódico quien anunciaba, por sorpresa, que "Los solteros plantan un álamo en la Pola por San Juan y... los casados plantarán el roble en un tiesto por San Pedro."
"Bastaron apenas veinte minutos para que el álamo quedara de pie en Les Campes, en el corazónde Pola de Siero que sigue guardando alguna de las tradiciones de más raigambre del concejo. Y una de ellas es precisamente esa: el corte, traslado y levantamiento de un ejemplar por parte de los solteros de la villa en la noche de San Juan. Con ello se da un "desafío" a los casados, que plantan por su parte un roble en la noche de San Pedro. Pero este año, la costumbre se verá interrumpida por la protesta del colectivo de "Amigos del Roble". 
Su presidente, Enrique Meoro, ha avanzado que no habrá plantación por parte de los veteranos como se venía haciendo desde tiempos inmemoriales. "Plantaremos un roblín pequeño en una maceta, para no romper del todo con la tradición, pero no será como siempre porque queremos sumarnos de este modo a las quejas del resto de asociaciones del concejo que o no han recibido las subvenciones municipales este año o que han tenido que devolverlas", indica. Ellos mismos han sido perjudicados por los reparos de intervención, y han tenido que adelantar dinero para algunas de sus actividades. Por eso, este año el roblón se quedarán en roblín, y en un tiesto. Las que se esperan igual de "picantes" serán las "Sampedraes" que siempre dedican a la actualidad, los versos con mensaje dirigidos a mandatarios y personajes de Siero. 
En la velada de ayer se sumaron a la fiesta cientos de personas, animados por música en directo en la plaza y una noche de buenas temperaturas para seguir las evoluciones de los solteros. El árbol, de más de diez metros de altura, fue cortado ya por la mañana, y la maniobra se redujo a izarlo en su sitio, tirando con cuerdas para estabilizarlo, ayudándose con escaleras y apoyos. 
Jaleados por la multitud, sudaron lo suyo para subirlo, pero todo salió según lo previsto y no hubo ningún sobresalto como sucediera en algunas ediciones anteriores, con el árbol balancéndose y cayendo al suelo. Una vez en pie, los jóvenes le colocaron el cantar de San Juan, escrito sobre varios cartones para seguir la tradición. 
Antes hubo hoguera, a la que se colocó un muñeco encima ataviado con casco de ciclista, y las chispas subieron hacia el cielo anunciando que la Pola ya está en fiestas, y que el verano será largo y divertido".

Y llegó el reivindicativo festejo de San Pedro de 2024, lo narra el día del santo A. Fuente para El Comercio:
"Los casados de Pola de Siero no plantaron, la pasada medianoche, el roble en la plaza de Les Campes por la celebración de San Pedro. Tenía que ser la respuesta al álamo que los solteros erigieron poco después de encenderse la hoguera de San Juan. No se cumplió la tradición. El presidente de Amigos del Roble, Enrique Meoro, lo anunció a través de EL COMERCIO: «En señal de protesta ante las trabas y problemas que tenemos las diferentes agrupaciones del concejo para poder acceder y tramitar las ayudas y subvenciones que convoca el Ayuntamiento». Y así fue; no hubo la liturgia principal, pero sí que se trasladó un roble vivo en una maceta. 
Poco a poco, se fueron acercando decenas de vecinos que se concentraron alrededor del joven roble «que plantaremos en un lugar público, para que crezca», dijo Meoro bajo el incesante y muy fino orbayu. Con el arbolito, el cartel que, en esta ocasión, no contenía proclamas contra los solteros, pero sí mensajes de protesta por las citadas ayudas. «Esti año nun plantamos, nun por ganes y emoción, tan dándonos por Costco por culpa la sovención», se podía leer. «Bono, plantar sí vamos plantar, pero nun ye un arbolón ye un carbayu mui pequeñi qu'un día sedrá un carbayón, tan grande como la nuesa tradición. ¡Reivincamos el pagu de las nueses sovenciones ya!». 
Y sí, se mantuvo la tradición de cantar las 'sampedraes', esos versos que hacen un repaso a la actualidad municipal. Una de las primeras en lanzarse a cantar fue Pilar Domínguez, la presidenta de la asociación de Amas de Casa de La Pola. «Ay San Fermín, dónde comeré les mollejes cuando cierre el Pumarín», en referencia a la clausura del histórico chigre anunciado por su propietario, quien también fue nombrado Chigreru del Añu por los Amigos del Robles, Gúmer Fernández Fonseca. «Ay San Ataulfo, que los dineros de nuesos impuestos se dedican a pagar pitufos». 
Y es que el grupo municipal del Partido Municipal en el Ayuntamiento de Siero calificó de «escandalosa» la contratación de minifiguras del pitufo Gruñón de Lugones, a escala, como detalle institucional, por importe de 8.805,01 euros, tal y como se recoge en un decreto de 4 de junio de 2024. El portavoz de esta formación, Juan Luis Berros, lamenta que «se decida gastar casi nueve mil euros cuando se están restringiendo a mínimos nunca vistos las subvenciones a las entidades deportivas, culturales, recreativas y de mayores»".

Mirando a la plaza, una sidrería, La Madreñería, con sus terrazas en la explanada


A la derecha, un par de callejones entre las casas de bellas galerías comunican con la calle Celleruelo, justo enfrente del antiguo hospital de peregrinos, del que hablamos en la correspondiente entrada de blog


La casa del fondo es la de la Farmacia Cabeza, que abre sus puertas en dicha calle Celleruelo, casi enfrente de la iglesia, por donde Sigue el Camino


Más galerías en estos edificios rehabilitados de Les Campes


También, largos y elegantes corredores; al fondo, en el corazón de la plaza, que tiende allí a una forma romboidal, es donde está el Monumento al Carmín


Si bien se abarca todo como Plaza les Campes, y así podemos verlo en las direcciones de negocios y locales, esta vía de la Plaza de Argüelles a Les Campes aparece como calle Inocencio Burgos y Corporación. Inocencio Burgos fue un pintor polesu cuya biografía encontramos en el Portal de Archivos Españoles:
"Poeta y pintor, exiliado español. Su padre, también llamado Inocencio, fue diputado del PSOE y alcalde de Siero en 1931. Con el fin de la guerra civil española la familia cruzó la frontera hasta Francia y posteriormente embarcó rumbo a México. En dicho país estudió en la Academia Hispano- Mexicana, aunque por un breve periodo de tiempo ya que comenzó a dedicarse al aprendizaje de la pintura y a trabajar como dibujante en los talleres de los maestros mexicanos dentro del periodo comprendido entre 1941 y 1943. Participó como colaborador en la revista Clavileño. Alrededor de 1949 publicó un ensayo sobre Las flores del mal de Baudelaire, gracias al cual salió vencedor en un concurso del Instituto Francés de América Latina. En 1950 ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México para estudiar literatura, donde coincidió con más hispano-mexicanos como Luis Rius, Manuel Durán, Carlos Blanco, Tomás Segovia... Esta generación creó diversas revistas donde Burgos publicó sus poemas, como por ejemplo en Presencia, Segrel o Ideas de México. A su vez realizó un ciclo de poesía en la Sección de Literatura del Ateneo Español de México. A causa de su precariedad económica abandonó sus estudios y comenzó a trabajar en pequeños empleos. Finalmente gracias a un compañero mexicano ocupó un puesto en la Secretaría de Obras Públicas ejerciendo como corrector de estilo. En 1971 creó el taller literario Platero, así como la Escuela de Pinturas y Artesanías en Mérida y escuelas y cooperativas de artesanía en Yucatán y Cuautla. Realizó diversas obras murales, especialmente en México y Guanajuato. A partir de 1974 comenzó a gestionar en España talleres artesanales en Gijón y creó el Jardín del Arte y del Museo de Arte Popular en A Coruña. Organizó exposiciones en Cuba en los años 1960 y 1961, en México entre 1972 y 1977, en Yugoslavia en 1976 y en España entre 1973 y 1978. En 1977 fue galardonado con la medalla de la Tercera Bienal Internacional de Cartones y Esculturas de la Sátira en Gabrovo, Bulgaria. Contrajo matrimonio en dos ocasiones y ambos terminaron mal. Ejercieron una gran influencia en él los poetas modernistas franceses y llevó una vida bohemia que le hizo caer en el alcoholismo. En su obra poética predominaba la melancolía por influjo del decadentismo del "fin- de- siècle".

Aquí, unas escalera, llevan a una explanada que viene a ser una plaza anexa, al fondo uno pasadizo comunica con las calles Acebo y de los Peligros, también del casco antiguo, esta segunda antes de la Virgen de los Peligros, como salió a colación cuando se quiso dedicar una calle, tal vez esa, a uno de aquellos históricos locales de copas de la villa. Por eso titula Mariola Menéndez La Virgen de los Peligros manda en la Pola su artículo al respecto para La Nueva España del 12-4-2017:
"La propuesta ciudadana de que un tramo de la calle Peligros pase a llamarse del Abre César, en recuerdo del emblemático discobar poleso, no convence a todos. Quienes son más reacios son los vecinos de toda la vida, como Urbano Torre Álvarez, que nació en una de viviendas de esta vía del casco antiguo de la localidad. Este poleso defiende que es una de "sus primitivas calles", pues junto a las de San Antonio, Santa Ana y La Soledad "fue donde, a partir de Les Campes, comenzó a expandirse lo que sería La Puebla de Siero", explica Torre. 
Agrega que otra peculiaridad es que "ninguna más del callejero local fue bautizada con nombres del santoral católico". Antiguamente a Peligros y La Soledad les precedía "Virgen de...", pero el término desapareció por abreviar su denominación en el lenguaje habitual de los polesos. "Es por lo que actualmente suele originar un equívoco en la procedencia del nombre", esgrime Torre. 
Pero no es la primera vez que estas calles sufren un cambio. Urbano Torre recuerda que San Antonio fue calle de Fray Joaquín Fonseca y Les Campes fueron rebautizadas como plaza de la Nueva España. La Soledad cedió el nombre por el de General Mola y la de Peligros "figura en algunos escritos como trasera de San Antonio". Pero "estas denominaciones nunca fueron asumidas por los polesos", argumenta Urbano Torre. 
Por todas estas razones, Urbano Torre no comparte que un tramo de la calle Peligros pase a llamarse del Abre César, "un moderno discobar", frente a los años de historia de la denominación original. Además, sostiene que "ahora que restauraron la calle tendrían que restaurar también el nombre primitivo, de Virgen de los Peligros". 
Recuerda que el ambiente que había antes, cuando él se crió aquí, poco tiene que ver con la tranquilidad actual, pues la mayoría de los edificios están deshabitados y desde hace unos años se convirtió en la zona de copas de la Pola. "En las viviendas con números impares de la calle San Antonio la cocina, que era donde se hacía la vida, daba para la calle Peligros", apunta sobre la actividad en esta zona, donde había cuatro talleres de modistas, uno el de su madre, Carmina Álvarez, y tenía mucho tránsito. Desde hace semanas, los partidarios pusieron un cartel sobre la placa de la calle con el nombre del Abre César".

Cierto es, reiteramos, que Los "domingonos", fueron, como dice el periodista Manuel Noval Moro, "la locura que hizo grande a la Pola", y así lo titula, y resalta, "La capital de Siero se convirtió en los ochenta y noventa en el punto de encuentro de miles y miles de jóvenes hambrientos de fiesta", en su artículo para el periódico La Voz de Asturias del 8-10-2023:
"Visto en perspectiva, fue una locura. Un pueblo que apenas tenía 10.000 habitantes se convirtió de repente en el punto de encuentro de miles y miles de jóvenes llegados de toda Asturias con hambre de exceso. La fiesta era los domingos. Todos los domingos del año. Y duraba hasta muy tarde. Y la gente trabajaba o iba a clase al día siguiente. Y nadie se lo perdía. Toda Asturias se acercaba. No solo Oviedo y Gijón, que están cerca. Venía gente de los municipios más alejados del centro. Tal era el poder de atracción de un fenómeno que no tiene pinta de volver a repetirse y que hoy cuesta explicar a quien no lo vivió. Los domingos de la Pola. Los «domingonos». 
Pola de Siero (desde ahora, la Pola a secas) es una villa comercial y hostelera desde hace mucho tiempo. El mercado de los martes, con siglos de antigüedad, y su ubicación en el centro de Asturias han propiciado siempre una importante caída de gente a la localidad. Siempre ha sido un buen lugar para pasar el domingo. Hoy en día, sigue siéndolo. Hay una buena sesión vermouth y un montón de sidrerías cuyas terrazas se llenan con el buen tiempo. Pero ahora reina la cordura. Entonces, no.

Los ochenta 

En los años ochenta del siglo pasado, la efervescencia juvenil que llegó con la democracia multiplicó las ganas de fiesta en toda España de forma exponencial. Pola de Siero no fue una excepción, pero el comienzo fue tímido. La discoteca Lóriga, abierta desde 1967 como sala de fiestas, era el referente a principios de los ochenta. El furor de la película «Fiebre del sábado noche», estrenada en 1978, estaba muy fresco todavía. Pero las cosas iban a cambiar muy pronto. La liberación de los horarios propició la aparición de los «pubs», los discobares, que cambiaron totalmente la forma de salir y divertirse en la localidad. 
La Pola conservaba en parte su vena tradicional. La villa desoía en cierto modo los nuevos tiempos que invitaban a centrar todos los excesos en el sábado —emulando a Toni Manero, el memorable personaje encarnado por John Travolta— y dedicar los domingos a descasar o lidiar con la resaca. Y el discobar parecía acomodarse más a la idea de un domingo de fiesta, sin renunciar a lo que ofrecían las discotecas los sábados. Los «pubs» tenían música, pero seguían siendo bares, y al contrario que las discotecas, que normalmente cobraban entrada y te acaparaban a lo largo de una jornada, permitían ir de un lado a otro y sobre todo —eso marcó la diferencia— vivir la fiesta en la calle. El pub La Moto, situado en Les Campes, fue pionero. 
La deriva de dos bares señeros se convirtió en ejemplo del cambio de paradigma de los ochenta: La Bodega de Máximo, un mesón tradicional que los domingos ponía música y atraía a un montón de jóvenes, y el JBconocido popularmente como «El Jota», un bar de comidas que se reconvirtió e hizo sonar un montón de discos de vinilo entre sus cuatro paredes. Otros bares como El Refugio o el Pumarín atrajeron también a la gente más joven y registraron, un domingo sí y otro también, llenos absolutos, especialmente a primera hora de la tarde. 
El primer gran aglutinante de la juventud de esta nueva era compuesto en su totalidad por discobares fue la calle Hermanos Felgueroso. La apertura, a mediados de los ochenta,  del Gamusinos y, tras él, otros como el Papa’s, El Garaje, el Forfait, el Guateque, el Foque, el Boxes o el Yeyo’s (a la vuelta de la esquina, en la calle Ángel Émbil), convirtieron la calle en un hervidero todos los domingos del año. También empezaban a abrir otros en el casco antiguo. El Abre César, que acabó convirtiéndose en uno de los más longevos (echó el cierre en 2017) abría sus puertas en 1988 en la calle San Antonio. Junto a él, inauguraban la zona El Corredor, en la misma calle, y La Ferrería, en la calle Santa Ana. Después se incorporarían en esta calle otros clásicos como La Antojana o el Mashteo. Y a San Antonio, el Morrokoy (más tarde, La Nuit). En esas fechas, la fama de la Pola empezaba a cobrar forma, poniendo los cimientos de la explosión de gente que llegaría unos pocos años más tarde. 
Irónicamente, a partir de 1988 sonaría en algunos locales «indies» de la villa la canción «Every Day Is Like Sunday», de Morrissey, que describía los domingos como días silenciosos y grises. Y en los más convencionales, alguna de las canciones del álbum «Descanso dominical», de Mecano. 
Nada más lejos de la realidad.

Los noventa  
La entrada en los años noventa estuvo acompañada de un crecimiento extraordinario. A decir verdad, los «domingonos» propiamente dichos, aquellas riadas de gente que llegaban a tomar el casco antiguo y varias calles aledañas, ocurrieron ya entrados los noventa. Antes, los domingos había gente. En aquel momento, no cabía un alfiler. La efervescencia era máxima. Las calles estaban plagadas de discobares, y había días en que era difícil acercarse a la barra a pedir. En la cima de los «domingonos» llegó a haber en torno a 50 locales. Y con ellos llegó la diversidad. 
El Cubano, situado estratégicamente en el paso de Hermanos Felgueroso a la calle San Antonio, fue uno de los clásicos de aquella década. En él, además de la música del momento, podían atisbarse ecos de la tradición musical de la Pola. Cualquiera que se asomase a última hora podía verse sorprendido al oír, una vez que terminaba la música para bailar, canciones como «Alfonsina y el mar», interpretada por Mercedes Sosa, o el himno del Sporting, compuesto precisamente por un poleso, Falo Moro. 
La música «indie», que se puso muy de moda en aquellos años aunque seguía siendo en cierto modo minoritaria, tuvo en la Pola dos grandes templos: La Verja y La Biblioteca, donde la gente se aglutinaba, entre otras cosas, para escuchar la música popera, ruidosa o de baile según el caso.  Durante muchos años, la fiesta acababa en la calle Florencio Rodríguez. Allí se encontraba un discobar, el Notturno, que era un canto a la locura. Estaba abierto hasta altísimas horas, y no era raro encontrarse tanto en su interior como en la calle o en las escaleras de la antigua Casa de Cultura un montón de gente dispuesta a olvidarse de que al día siguiente tenía que trabajar o cumplir con cualquier otra obligación.

El declive 

El declive de los «domingonos» fue paulatino pero implacable. Entre los factores que mucha gente atribuyó a la caída está el aumento de los controles de alcoholemia. En los noventa, llegaba gente en coche de todas partes, a pesar de que las carreteras eran mucho peores que las actuales. La Autovía del Cantábrico no inauguró la mayoría de sus tramos hasta ya entrado el siglo XXI. Cuando empezó a haber cada vez más controles, mucha gente protestó. Eran otros tiempos. Hoy la tasa de alcoholemia está en 0,25 miligramos por litro de aire. No hay que olvidar que, hasta 1989, el mínimo para dar positivo en un control estaba en 0,8 mg/l. Esa tasa hoy está considerada delito penal. Las cosas han cambiado mucho desde entonces. En 1989, se redujo a 0,50 mg/l, pero durante muchos años el control en las carreteras no fue tan exhaustivo como lo es ahora. Además, hasta 1996 uno se podía negar a hacer la prueba. Solo desde ese año negarse se convirtió en delito. 
También se achacó el declive al aumento de precios propiciado, por una parte, por la llegada del euro —que al sustituir a la peseta en 2002 disparó el precio en casi todos los productos, mientras que los sueldos se ajustaron al cambio establecido de 1 euro=166,386 pesetas— y, por otra, por los crecientes impuestos a las bebidas blancas.  
El caso es que, aunque en los dosmil todavía hubo resistentes —entre ellos, el Gasoline (antes, El Corredor) y El Gato Tuerto, que además de discobares también hacían las veces de clubes y organizaban monólogos y actuaciones— la caída se había vuelto ya imparable. 
Con el tiempo, la mayoría de los discobares cerraron de forma estrepitosa, y otros se reconvirtieron para acomodarse a los nuevos tiempos. Quizá el caso más sonado de supervivencia y adaptación sea el de El Mini, que estaba ya en los años gloriosos y que, con el cambio de paradigma, se ha integrado perfectamente en el paisaje más sidrero y menos noctámbulo de la Plaza de Les Campes. 
La noche del domingo —en realidad, cualquier noche— había dejado de ser rentable para la mayoría. Tuvieron que pasar unos cuantos años para que abrieran nuevos discobares, que tenían otro concepto bien distinto: mucho más tranquilos, para gente no tan joven y con unos horarios bastante más razonables. 
En los años de bonanza, cualquier discobar que abriese sus puertas tenía casi asegurado el lleno los domingos. No hacía falta hacer gran cosa. Ahora, triunfar con esa fórmula es bastante mas difícil. El día ha vuelto a reinar. Los domingos en la Pola siguen siendo buena idea, pero ha vuelto la cordura. Los «domingonos» 


En un extremo de esta "plaza dentro de otra plaza", algunas antiguas casas que no pasaron por las campañas de restauración y rehabilitación del casco antiguo


En esta manzana están dos de los escasos "edificios setenteros" o de bloques pisos que, como el de La Casa Naranja, se asoman a la plaza


A la izquierda, los bolaños impiden el acceso de vehículos al rellano de las fiestas de San Xuan y San Pedro


De la misma manera de antiguos chigres y tascas se transformaron en disco-bares y pubs con los domingonos, estos a su vez ser reinventaron, si pudieron, en sidrerías, cafés y similares, aunque también en otro tipo de negocios


Los nombres, casi todos van cambiando, como El Gallo, a la derecha de la foto, en un edificio construido en 1880, ahora El Corral de Gayo


Si bien hay negocios que se mantienen otros no, unos reabren, otros no, unos cambian de nombre y otros no. Lo nocturno se transformó en vermuteo y tardeo, el copeo en tapeo, cartas, menús, gastrobares, vinotecas o lo que los tiempos traigan y lleven. Sigue eso sí corriendo la rica sidra asturiana y se vuelve a cantar con los cancios de chigre, de los que da cuenta A. Fuente para El Comercio del 10-2-2024, Los cancios de chigre que animan a cantar a los polesos:
"Ya se encargó la Asociación Amigos del Roble de repartir los 5.000 libritos con el cancionero con muchos temas, unos populares y, otros, más tradicionales. «Empezamos a editarlos porque la gente, al principio, conocía las canciones pero no las letras al detalle», señaló anoche el presidente de este colectivo, Enrique Meoro. 
Y así, librito en mano, eran muchos quienes, en once establecimientos hosteleros de Pola de Siero, acompañaron a las tertulias en sus actuaciones durante el XVI Certamen de los Cancios de Chigre, iniciativa que patrocina EL COMERCIO.  
A las nueve de la pasada noche fue el pistoletazo de salida. El grupo Tornabaxu comenzó a animar a los parroquianos -y a los visitantes, había tres alcaldes de municipios vecinos, como Juan Cañal de Nava, Saúl Bastián de Sariego y Aitor García de Bimenes- con temas bien conocidos. «Nos gustan mucho las habaneras», comentó uno de sus componentes, Arturo Argüelles. 'Esta noche no alumbra la farola del mar, esta noche no alumbra, porque no tiene gas», comenzaron a entonar. Y el público, rápidamente, se sumó al cántico. 
En El Pamarín estaban los Ñerbatos; con ellos comenzó todo. Fieles a esta sidrería de Les Campes no se pudieron olvidar de quien fuera su alma y corazón, Elena Fonseca, quien falleció el pasado enero. Más apretados, pero con las mismas ganas se escuchó el mismo tema. 
En total fueron once los chigres: además de los mencionados, El Madreñeru, el Bar Amigo, el Cuévano, Los Portales de Jaminón, la sidrería El Parque, La Teya, sidrería Casa Victorín, sidrería Serendipia y Manolo Jalín".


Llegamos ahora a la terraza de la Sidrería Les Campes, antesala del corazón de la plaza polesa por excelencia, origen y cuna de la población junto con la Alberguería de San Pedro, tierra de promisión hoy, ayer y siempre... "dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino...". Y así debió ser, cuando Mariola Menéndez anunciaba en La Nueva España del 23-2-2019 que El Principado reconoce el paso de la ruta por la plaza de Les Campes, añadiendo que "Mari Salva Prieto, estudiosa de la historia local, analiza ahora otros elementos para convencer al gobierno municipal sierense":
"El Camino vuelve a casa". Así resume la estudiosa de la historia polesa Mari Salva Prieto su último logro: el reconocimiento de que la ruta jacobea histórica transcurre por Les Campes y las calles Convento y Soledad. Su batalla comenzó en 2000, porque se empezó a publicitar el paso oficial del de la costa, más tardío, por delante de la iglesia parroquial. 
En su lucha, Prieto se dirigió al Ayuntamiento de Siero, al Principado y a la Procuradora General para lograr una modificación. 
Mari Salva Prieto tiró de documentación para demostrar que la ruta antigua no transcurría por delante del templo. Uno de estos archivos es de 1970, y hace referencia a una subvención que el consistorio recibió para el arreglo de Les Campes (entonces, plaza de Nueva España), donde consta expresamente que el Camino de Santiago transcurre por aquí. En folletos de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Siero, Noreña y Sariego reconocen que la ruta oficial pasa por delante de la iglesia, pero la variante histórica lo hace por Les Campes. 
Después del reconocimiento del Principado, Prieto explica que seguirá insistiendo al Ayuntamiento con cuatro elementos más: un crucero en forma de rollo, el monumento al trato, un estudio sobre la antigua fortaleza y el regreso del mercadillo tradicional. Agradece que los hosteleros apoyen su causa con guiños como la compuesta "La Peregrina".
Foto: coctelería El Patio de Butacas (Les Campes)

La Peregrina es una compuesta que elabora, aquí en Les Campes, Tania Nosti, de la coctelería El Patio de Butacas, reputado establecimiento del que enseguida vamos a hablar y cuya fórmula es servir dos hielos y colocar dos aceitunas en un vaso "antes de echar la compuesta de la casa, que prepara en grandes cantidades y sirve directamente desde el tonel de cristal donde se almacena. Aromatiza colocando encima un tuist de naranja", explica Jessica M. Puga para la sección gastronómica Yantar de El Comercio quien, en Los secretos del cóctel asturiano nos responderá a la siguiente pregunta, ¿qué es una compuesta?:
"La compuesta es la manera que tenemos los asturianos de referirnos a una mezcla alcohólica en la que predomina el vermú. Lo mismo que los vascos identifican como marianito preparado. Lo que se le eche más allá del vermú, producto vínico macerado con hierbas, depende del ingenio y los gustos de su autor, que guardará el secreto de su cóctel como el mayor de sus tesoros. 
No deja de resultar irónico que nadie sepa de qué se compone exactamente la compuesta que se está bebiendo. Sin embargo, esta anécdota pone de manifiesto su trascendencia social en Asturias y esa picaresca tan nuestra. Podríamos decir que se trata más bien de un concepto, no de una receta exacta, cuya razón de ser estaba, precisamente, en conseguir con ella diferenciarse del vecino y aumentar la clientela propia. «Ahora se podría decir lo mismo, por ejemplo, de las bravas, ¿no? Que cada local tiene la fórmula de la suya», apunta Tania López, de la coctelería polesa El Patio de Butacas. 
Antes, la compuesta era el sello del bar, y eran muchos los que tenían su propia fórmula casera y miraban con recelo a la del local de al lado o a la del pueblo vecino. En zonas como Siero o Laviana eran del todo populares y había compuestas tanto en aldeas remotas como en núcleos urbanos. Ahora, su abundancia se ha reducido y son muchos los locales especializados en tragos que abogan por mantener su esencia. «Yo escucho mucho hablar a clientes recordando cuando tomaban la compuesta en tal sitio o en este otro. Y, por lo que dicen, creo que en general pecaban de ser tragos bastante alcohólicos», cuenta Saúl Vega, copropietario en Oviedo del Mala Saña. 
Lo que no ha cambiado es su momento de consumo habitual: a la hora del aperitivo, antes de comer. A fin de cuentas responde a los requisitos de bebida ligera, refrescante y con un sabor entre amargo, herbáceo y floral. 
En lo único que coinciden los responsables de las tres coctelerías que preparan sus compuestas para YANTAR y las comparten en estas páginas es en el calado social del trago a todos los niveles y en referirse al mismo como «vermú preparado». A partir de ahí, cada maestrillo tiene su librillo. En el Mala Saña, en Oviedo, explican que el vermú «se combina con otros ingredientes, como por ejemplo la ginebra o el Campari» y que abogan por que «no sea tan alcohólica». Por su parte, en El Palace, en Gijón, la compuesta «la entendemos si lleva determinados ingredientes, siempre los mismos, que son vermú, angostura, licor de naranja y ginebra», explica al respecto Alberto Puebla. Preparan tres: clásica, seca y dulce, cuya diferencia está en las medidas que lleve de cada ingrediente. 
¿De dónde procede entonces tan popular cóctel? No hay historia que esté perfectamente documentada, si bien el responsable de El Palace explica que «a finales del siglo XIX se consideraba al vermú como un cóctel en sí mismo, pero luego cada bartender quiso diferenciarse haciendo algo propio. Al final se trata de una evolución natural y lógica del consumo del vermú». Aprovecha para recordar a Perico Chicote, el coctelero que creó escuela y afianzó el sector nacional, quien «se refería a la compuesta como el cóctel asturiano». 
Alguna teoría apunta hacia América –de donde proceden la inmensa mayoría de bebidas mezcladas–, especialmente gracias a los indianos, los emigrantes asturianos que hicieron fortuna al otro lado del Atlántico. «Nosotros referenciamos a uno que caló muy bien en el chigre asturiano, la compuesta cubana, que lleva, además, unas gotitas de ron», explica Puebla, quien aprovecha además para negar una idea que, dice, está extendida: la que asocia el origen del vermú con Cuba. «Fueron los griegos y los romanos de tiempos del imperio los que empezaron a añadir hierbas que consideraban medicinales para que el vino, que bebían en abundancia, fuese más digestivo», ahonda. 
No hay dos compuestas iguales que salgan de diferentes manos. O, al menos, sería muy complicado identificarlas al azar. Mantener la tradición por tan popular trago, pieza fundamental de la coctelería más clásica, fue un empeño que Tania López y Alberto Díaz se fijaron desde que abrieron El Patio de Butacas en 2018 en Pola de Siero. La consiguieron y tanto la quisieron destacar, que en pandemia empezaron a prepararla para llevar a domicilio, servida ya en frascos de 200 mililitros. El nombre sirve de tributo a Marisalva Prieto, «quien nos dijo que donde estamos ubicados se encuentran los restos de la capilla de la Virgen del Carmen. Por ella, defensora de que el Camino Primitivo, por tanto, tenía que pasar por Les Campes, llamamos a nuestra compuesta la Peregrina».

Llegamos ahora al arranque de la Avenida de Gijón, la célebre Carretera la Pola, oficialmente la AS-377, que comunica La Pola con Gijón/Xixón y era la empleada por las gentes de las parroquias rurales del este-suroeste gijonés y norte-noreste sierense para ir y volver del célebre Mercáu los martes en La Pola, existiendo una línea regular de autobuses, que antaño fueron los célebres Nazario, de los que escribe Ángel Mato en MiGijón del 19-3-2023 con su artículo Autobuses de época:
"Desde la década de 1930 funcionaban autobuses a los pueblos y las villas próximas a Gijón (Villaviciosa, La Pola, Avilés), además del servicio de ALSA a Oviedo con varios trayectos diarios. Durante la guerra civil, estos servicios continuaron bajo control obrero, a pesar de las dificultades para el suministro de gasolina y de recambios de piezas. En la foto, el autobús de Autos Nazario que hacía el servicio a Somió y Pola de Siero con el traslado de viajeros, mercancías y ganado pequeño sobre el techo, algo muy frecuente en la época".

Magnífica vista de conjunto de los edificios que cierran Les Campes por el norte, todos y cada uno con su chigre en el bajo, y cada chigre con su terraza, aún a esta hora "ensin desplegar"


Y aquí vemos ya el entrañable Monumento al Carmín, hacia el que nos encaminamos directamente mientras, atrás, van abriéndose las primeras sombrillas terraceras


A la izquierda, las casas que cierran Les Campes por el oeste; la primera casa a la derecha es la de la peluquería de Vero Fernández. Luego a su derecha está la coctelería El Patio de Butacas, fundada en 2018, la de la compuesta La Peregrina, de secreta fórmula, entre otras muchas especialidades de las que leemos en ActualGastro:
"Desde 2018 la apuesta de Patio de Butacas es clara: raíz, identidad y apego. Tres pilares que Tania López y Berto Díaz, al frente de este bar asturiano, han plasmado en Melecina, una nueva carta basada en los remedios mágicos tradicionales de Asturias.  
Con una distinción en los Top Cocktail Bar 2024, ambos bartenders hacen patria desde Pola de Siero, un pequeño y encantador concejo donde probar brebajes modernos que reflejan el entorno y la temporalidad de los ingredientes.  
Sostenibilidad, arraigo y entorno 
Como en tantas otras zonas rurales, lo normal en Pola de Siero es ir al huerto o “ir a la hierba” y cocinar con lo que da el campo. Bajo la filosofía “farm to table”, esta coctelería demuestra que la sostenibilidad en el bar no es una fantasía y además, lo hacen con el ojo puesto en la tradición.  
En Melecina“lo que antes curaba males, ahora cura almes” o lo que es lo mismo, es una carta donde los remedios mágicos -el mal de estómago, el dolor de cabeza, la tos o mejorar la visión-  se han transformado en 21 cócteles. Para su elaboración recurren a pequeños productores como Angelón, una sidrería de Navas, a los mercados de excedentes de los vecinos y, sobre todo, se valen de su propio huerto.  
En él cultivan fresas, cardos, hierbas aromáticas, y crecen higos, almendras, castañas, avellanas, peras o albaricoques, y pronto, casi un centenar de nuevas plantas gracias a un huerto hidropónico que no requiere tierra. “Cada acción es importante por pequeña que sea” insiste Berto, mientras rebusca en el campo una zanahoria silvestre o un helecho que formará parte de un nuevo cóctel.  
Melecina: ingredientes vivos y únicos 
Con los ingredientes de temporada en la mano, Berto y Tania les dan vida en cócteles más enfocados al aperitivo – es el momento de más consumo del bar – con un poco de gas – la burbuja manda en Asturias – y con un toque salino como rasgos diferenciadores.  
Para empezar, destaca Urtica (ortiga), una planta que se usaba como remedio contra el dolor de articulaciones, y que integran a través de un hidrolato de ortiga con ginebra, albarín de diente de león y un encurtido de rabanito como garnish. “Es un trago seco, que evoluciona mucho con el tiempo” y que recuerda a un Bijou.  
Los aromas a higuera llegan con Ficus y explican que “nuestros higos tienen un toque ahumado, son especiales. Solo duran 15 días en el árbol y los conservamos gracias a un licor”. El resultado es un dulzor amable que se puede ver transformado al añadir unas gotitas de solución salina.  
Otro imprescindible de la carta es Apium, a base de sidra de hojas de zanahoria y polvo de apio. En esta línea le sigue Prunus, donde el licor de ciruela y un hidrolato de brotes de abeto conviven con brandy hasta conseguir notas ahumadas y amargas muy interesantes. Igualmente destaca el refrescante Eucaliptus, con sidra ecológica, vermut de eucalipto, árnica (hierba) y ginebra.  
De lo que da la tierra aprovechan las avellanas, integradas junto a la espelta tostada en Corylus, una versión del Espresso Martini; los guisantes en el muy recomendable Prisus Satibus o el excedente de pipas de calabazas transformado en un aceite para el cóctel Helecho. Todo se aprovecha.  
(...) Patio de Butacas pelea por ser una coctelería de destino, tanto para los paisanos como para quienes no tienen la suerte de vivir en Asturias. A su favor está sin duda su capacidad para elaborar tragos que solo se pueden beber allí y que además desprenden el orgullo de la tradición asturiana".

Cruzamos pues la Avenida de Gijón, AS-377 o Carretera la Pola en les Campes, de la que nos cuentan así en Wikipedia:
"La AS-377 conocida también como Carretera de La Pola es una vía de comunicación que pertenece a la Red Local de 1º Orden de Carreteras del Principado de Asturias. Si bien su inicio histórico se encuentra en la zona de la playa de San Lorenzo, en la actualidad este se considera en la rotonda de enlace de Granda, por lo que tiene una longitud de 19,5 km y une Gijón con Pola de Siero, la capital del concejo de Siero
Tras nacer en la citada rotonda que da acceso por un lado al barrio de Nuevo Roces y por el otro al nudo de comunicaciones que supone el empalme de la autovía Minera y la autovía del Cantábrico, atraviesa las parroquias de GrandaVegaLavanderaFano y Baldornón, todas ellas en el concejo de Gijón y La Collada y Vega de Poja, en el de Siero, llegando finalmente a Pola de Siero a dónde entra a través de la Avenida de Gijón. 
Hasta la inauguración de la actual autovía Minera, en el año 2003, constituía el eje principal de comunicación de la ciudad de Gijón con toda la zona de Siero y un acceso muy importante a las cuencas mineras. Sin embargo, debido a su trazado estrecho y sinuoso, el alto número de tráficos pesados que soportaba, y las travesías de núcleos de población, se planteó la construcción de una nueva carretera, relegando a la AS-377 a prestar un servicio local, únicamente para las poblaciones que atraviesa. En la actualidad sigue siendo una carretera sinuosa con problemas de desprendimientos y que requiere un mantenimiento constante. 
Denominaciones antiguas
Antes de que se publicase en el Boletín Oficial del Principado de Asturias el Catálogo de Carreteras de 1989, la AS-377 estaba formada por 1 carretera local del Plan Peña de 1939: 
O-140 Gijón a Pola de Siero (Todo su trazado) 
Cabe decir que antiguamente la AS-377 fue nombrada como AS-248 hasta que después, en el Catálogo de carreteras del año 2007, pasó a denominarse AS-377, que es la denominación con la que se la conoce hoy".

Y aquí tenemos el famoso Monumento al Carmín de Tino Rozada, instalado en 1980, recordamos, y restaurado en 2019. A su regreso, a 5 de marzo de ese año, publicaba El Comercio...
"El Monumento al Carmín regresó ayer a su emplazamiento de la Plaza de Les Campes de la Pola, después de más de dos semanas en el taller de Construcciones Metálicas Sevi, de Lugones, para su restauración. Operarios de la empresa fueron los encargados de reinstalar durante toda la jornada las cuatro figuras de hierro, realizadas en 1980 por el escultor local Tino Rozada. Cada bailarín, ataviado con el traje regional, tiene un peso de entre 100 y 120 kilos. 
Las figuras del monumento se encontraban oxidadas, sobre todo de la rodilla hacia abajo, y con varias piezas dañadas, según explicó ayer su restaurador, Francisco Vigón. Tres personas se ocuparon de esas labores durante ocho días. Para ello, tuvieron que quitar la soldadura original, sustituir los elementos dañados y volver a soldar las figuras. Y después realizaron un tratamiento de protección y aplicaron una pintura especial para la intemperie «para que aguanten otros treinta años más», comentaba Vigón. 
El monumento, que representa la Danza Prima, nunca se había restaurado desde su instalación hace 39 años en el lugar donde se erigió en 1695 la ermita que dio origen a la fiesta del Carmen de la Pola. 
El coste de la rehabilitación ascendió a unos cuatro mil euros, según apuntó el alcalde de Siero, Ángel García, quien visitó ayer los trabajos de reinstalación de la escultura".


"Toda Asturias cabe en el Carmín, la reina de las fiestas de prau", titula para La Nueva España Ana Paz Paredes su artículo del 18-7-2024, "La ermita y el castañéu que dieron origen a la fiesta desaparecieron hace más de dos siglos, pero nada puede con una romería que es la cita ideal de pandillas y familias", continúa...
"Dice Loreto García, propietaria de la sidrería La Madreña de Loreto, en Pola de Siero, que el acto central de las la fiestas del Carmín (que empiezan este jueves con el pregón de Siero Musical) bien puede decirse que "ye la romería más grande de Asturies. Lo digo sin miedo a equivocame. Porque hubo años que se llegaron a juntar en el prau de La Sobatiella más de 30.000 personas", explica esta polesa y reconocida escanciadora –fue campeona de Asturias del Concurso de Escanciadores en 2009 y, excepto Gijón, "que se le resiste", ganó tambien todos los locales–. García sostiene que a lo largo de su historia la procesión de romeros camino de la jira, comandada por las dos peñas polesas, Los Pepitas y Los Cascaos, tuvo diferentes recorridos debido al crecimiento urbanístico ocurrido en Pola de Siero. 
Así, pasó del Castañéu Llanu, la finca donde están las escuelas, al prau de la Venta la Uña; y tras un paso breve por una finca de la carretera de Gijón se ha pasado a la sede actual en los campos de La Sobatiella, junto al mercado de ganados. 
Como un rito cada año, el lunes después de la festividad del Carmen, las peñas de Los Pepitas y Los Cascaos comandaban la subida y bajada de los romeros. "Si un año tocaba iniciarla a los Pepitas, estos eran los que encabezaban la subida a partir de las cinco de la tarde y detrás todo el mundo; y cerrando, nosotros, Los Cascaos. Y para la bajada, sobre las diez de la noche, era a la inversa: nosotros encabezábamos la bajada y cerraban los Pepitas. Íbamos variando cada año. Desde hace unos años los Pepitas ya no continuaron y ahora somos Los Cascaos los que nos encargamos de encabezar subida y bajada", rememora Loreto. Y es que cientos y cientos de personas, pertrechados de tortillas, empanadas, bollos preñaos y lo que haga falta para disfrutar de una merienda que terminan compartiendo muchos, subían y suben hasta La Sobatiella al ritmo de las charangas y los grupos que llegan de diferentes lugares de Asturias para animar la romería más espectacular, en cuanto al número de participantes, que ha que vivirse una vez en la vida. 
"No solo viene gente de Siero; es que viene gente de toda Asturias y de muchos lugares de España e incluso del extranjero. Empiezas a invitar a la fiesta a unos amigos, estos a su vez avisan a otros y estos también a otros y llegan a contarse por miles entre grupos familiares y jóvenes", dice Loreto hablando con pasión de una romería en la que ella no para de escanciar sidra en una madreña, junto con otros compañeros, a cuantos participan, bailando y cantado, en el desfile. 
El origen de El Carmín, declarada fiesta de interés turístico regional, se remonta a 1695. Por aquel entonces dos vecinos polesos, Andrés Quintanal y su mujer María García, decidieron homenajear a la Virgen del Carmen con una ermita, en pleno centro de La Pola. Les costó 12.000 reales y la levantaron en un castañal al lado del camino que seguían los peregrinos. Hoy puede verse donde fue su ubicación exacta, ante el "Monumento al Carmín", en la plaza de Les Campes, donde una placa lo recuerda. 
La capilla, que se construyó a finales del XVII, acogía cada domingo siguiente al 16 de julio tres misas en honor de la Virgen. También había procesiones y bailes. Empezó a ir tanta gente que decidieron que había que hacer una segunda fiesta el martes coincidiendo con el mercado, así que allí llegaban con sus empanadas de anguila, tortillas y otros platos para degustar tras el oficio religioso. Al anochecer, y tras bailar la danza prima, la gente volvía a sus hogares. 
La capilla, donde reposaban los restos de sus fundadores, y el castañeo desaparecieron durante una incursión de los franceses entre 1808 y 1814, en la Guerra de la Independencia –se cuenta que la campana de la ermita se fundió para una nueva iglesia–. Sin embargo, ello no impidió que muchos continuaran acudiendo a festejar el Carmín a La Pola, a lo largo de los días de fiesta programados y, especialmente el día de la jira al prau de La Sobatiella. En los años 80 nació en la calle Florencio Rodríguez la costumbre, que se mantiene hasta hoy, de echar desde balcones y ventanas agua a los romeros que vuelven del prau, y que la demandan al grito de "¡agua, agua!". 
Este año los festejos del Carmín comienzan hoy y finalizan el día 22 con la multitudinaria romería a la que hay que ir, como mandan los cánones, con pantalón vaquero, camiseta blanca y pañuelo azul al cuello. Y si hay sed en el trayecto, ahí estará Loreto García escanciando sidra con la maestría que la caracteriza. ¡Viva el Carmín!"

"Es la plaza Les Campes, lugar de visita obligada para los amantes de la sidra, lleno de ambiente y con numerosos establecimientos donde disfrutar de lo bueno que allí se cocina. Los danzantes señalan el lugar donde empezó el Carmín.", comenta Paz Paredes es este lugar, del que se dice pagó Andrés Quintanal unos 12.000 reales "y donó para su conservación los productos de una finca de 12 días de bueyes", afirma Mª Dolores Alonso Cabeza:
"El 16 de julio del año 1695 fue bendecida una capilla propiedad de Andrés Quintanal y se constituyó la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen, cuya lista de cofrades fue encabezada por el patrón Andrés Quintanal y su mujer María García, vecinos de La Pola, y se nombró mayordomo para celebrar la fiesta en 1696".

La fiesta religiosa se celebra el domingo con misa solemne a la que sigue la procesión con la Virgen del Carmen recorriendo las calles polesas y deteniéndose aquí, en Les Campes:
"... los numerosos fieles rezan a su Patrona en el lugar que ocuparía la ermita del siglo XVII; ya de regreso, a la entrada de la iglesia polesos y visitantes renuevan sus plegarias. Grupos ataviados de elegantes trajes regionales bailan la "danza prima" con el estribillo propio:

"¡Viva la Virgen del Carmen!"

La fiesta profana, el lunes, comienza tradicionalmente por la tarde con el desfile de las bandas de música, los gaiteros y tamboriteros, grupos folklóricos, "gentes de todas las edades con su merienda", encaminándose al Prau Carmín, actualmente en La Sobatiella, al sureste de La Pola, al lado de la nave del Mercado Nacional de Ganados y muy cerca por tanto de El Rayu y El Rebollal, por donde entra el Camino en La Pola; seguimos a Alonso Cabeza:
"... a compartir con familiares, amigos, vecinos y conocidos la consabida empanada, variedad de manjares y bebidas. Crece la animación con música, cantos y bailes, realizaciones de interés turístico y después del alegre y multitudinario regreso del "prau" al anochecer, la fiesta de prolonga en la villa hasta más de medianoche.

Es la "Romería de Asturias".

El calendario de festejos comprende más de 15 días que se van superando en entusiasmo y animación, con diversas actividades: Competiciones deportivas, diferentes juegos y chocolatadas en el día de los niños, entrega del "bollu" a los socios, sesiones de cine de una semana, conciertos musicales. Cada noche la verbena amenizada por importantes grupos de diferentes procedencias (...)

En la plaza de Les Campes, el "Monumento al Carmín" 2 parejas con traje regional bailando la Danza Prima, realizado en hierro forjado por Tino Rozada, perpetúa el lugar donde dio comienzo la festividad en 1695".


En cuanto a la danza, la Danza Prima, la danza asturiana por excelencia y, en concreto, la tradicionalmente ejecutada, acaso con su evolución y variantes, en El Carmen y El Carmín de La Pola. Mucho es lo que se ha escrito y lo que se escribirá, así como, por supuesto, lo que se discutirá y debatirá. Para no ser demasiado eruditos empezamos poniendo parte de la explicación resumida que nos ofrece la Wikipedia:
"La danza prima es un tipo de danza casi exclusiva de Asturias. Se trata de un baile colectivo en el que los miembros forman un corro que va bailando al son de la música y en el que sus miembros cantan a capela la tonada. Los miembros van unidos de los meñiques que se mueven rítmicamente al de la canción y en concordancia con los pies, girando lentamente en sentido inverso a las agujas del reloj. Las danzas se bailan durante todo el año en diferentes zonas y normalmente a estos bailes se les denomina danza."

Metiéndonos un poco más en materia, aportamos la explicación que hallamos en Bailes y danzas de Asturias. La Danza Prima, de AsturSevilla, página del Centro Asturiano de Sevilla:
"La danza prima, o simplemente “La danza” es el gran baile popular de Asturia. Junto con el “Corri-corri” y el “pericote” es la la danza ancestral de los asturianos. Pero, al contrario que estas, circunscritas, al menos en nuestros días, a un ámbito geográfico muy delimitado, “la danza” se ejecuta en prácticamente todo el territorio de nuestra región, quizás con excepción de una pequeña franja al occidente, casi lindando con Galicia. 
No es de extrañar pues que, teniendo en cuenta su longevidad en el tiempo y el amplio marco geográfico en el que se desarrolla, hoy en día haya llegado a nosotros en una gran variedad de formas, tanto en su ejecución como en los cantares que la acompañan. 
Por tanto vamos a partir de lo que podríamos llamar la danza “estandar”, por ser la más ejecutada y después veremos algunas de sus variantes más importantes. Esto no quiere decir, o al menos en este artículo no lo pretendemos, que una sea más importante, más auténtica o más identificativa que otras. 
Ejecución 
La danza prima es una danza grupal, esto es es ejecutada por hombres y mujeres, que no necesariamente tienen que formar parejas y no es extraño que se unan a ella danzantes incluso una vez haya comenzado esta. 
Los danzantes se unen unos a otros cogiéndose por las manos o entrelazándose los dedos meñiques (el moñín). Estos forman un corro, normalmente alrededor de una hoguera, o una “ḥoguera” (Un gran poste clavado en el suelo) o bien sin nada en el centro. 
Una vez que el corro está formado comienzan los pasos de la danza. Estos suelen ser andados, comenzando por avanzar un paso el pie izquierdo, con pasos de avance y retroceso del pie derecho mientras que el izquierdo se mueve en sentido horizontal hacia la derecha. Se va rotando el círculo en sentido contrario a las agujas del reloj. 
Mientras tanto y siguiendo el ritmo del canto, se elevan los brazos entrelazados en dos movimientos, hasta la altura de la cabeza, después estos se bajan con esos dos movimientos, hasta que quedan extendidos. Mientras los brazos suben el corro avanza un paso hacia el centro, por lo que este se estrecha, cuando los brazos bajan el paso es hacia atrás, por lo que el corro se abre. Y en cada paso el corro gira lentamente, como ya se ha indicado en el sentido contrario a las agujas del reloj. 
La danza no va acompañada por ningún instrumento musical, sino que, a capela, uno o un pequeño número de los danzantes empieza a entonar el canto que la acompaña, mientras que el resto van respondiendo con un estribillo. Los cantos pueden ser un romance (“¡Ay! Un galán de esta villa” por ejemplo) o coplas sueltas, que tienen un carácter picaresco, con frases de doble sentido, o pueden ser de carácter religioso (“Viva la Virxen del Carmen”). 
No es de extrañar que se oiga algún “ixuxú” o algún viva al pueblo o al concejo lanzado por algún danzante. Las letras, especialmente las coplas, suelen estar cantadas en asturiano o en un castellano muy asturianizado. 
Su origen y significado 
Este es quizás el punto más controvertido y sobre el que, quizás, más se haya escrito. En lo que todos los folkloristas y eruditos están de acuerdo, es en que es una danza muy antigua. 
Para algunos tiene un origen griego, otros opinan que es una danza celta de culto lunar ( por aquello de su giro, contrario a las agujas del reloj; otros la sitúan en una danza religiosa medieval… 
En cuanto a su significado tampoco están muy de acuerdo y las explicaciones van desde que es una danza de “comunión”. Esto es, que reforzaría los lazos de una comunidad, otros dicen que es una danza guerrera y para otros tiene un marcado significado relioso y se danzaría en honor de algún dios… 
En definitiva que tanto su origen como su significado sigue siendo motivo de discusión".

Les Campes fue el escenario de esta danza no solamente con las fiestas del Carmen y del Carmín sino en toda celebración, incluso las espontáneas de reunión de mozos y mozas a lo largo del tiempo o de las gentes que se reunían en el mercado de antaño, en el que, además de puestos de venta y transacciones de ganado no dejaba de haber músicos y atracciones populares


Eso sí, con la romería de julio la copla añadía la consabida frase ¡Viva la Virgen del Carmen!

Fuente: La Trinchera del Montoto


En La Danza Prima como Patrimonio Etnográfico, estudio de Marta María Villa Basalo publicado en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, profundizamos más en esta apasionante materia...
"Este artículo forma parte de un amplio trabajo sobre el romance asturiano ¡Ay, un galán de esta villa!, romance que ha sido estudiado por varios autores, los cuales han aportado, de este modo, una cantidad considerable de bibliografía. 
Quizás sea, de los romances asturianos, el que más ocupa a los estudiosos debido a su amplia difusión por el territorio astur, que ha hecho que algunos lo consideren un "canto nacional" en Asturias; afirmación rebatida por aquellos que objetan el desconocimiento de este romance en algunas zonas del Principado. Pero, cualquiera que sea la opinión, lo cierto es que se trata de un romance muy difundido y con abundantes variantes -todas ellas de cierta antigüedad- que le dan prestigio, valor y abolengo haciéndole así digno de ser objeto de estudio de prestigiosos autores, a los que me atengo para un mayor conocimiento del mismo, que fue el contenido que ocupó el trabajo en el que se inscribe este artículo. 
Sin embargo, la danza en sí misma no ha sido nunca tratada sino en relación con el romance, a pesar de su indudable interés, por lo que creo sumamente interesante recoger los testimonios que conocemos desde el siglo XVIII y, a partir de ellos, intentar seguir su evolución formal y dar explicación a su origen y a cada uno de sus elementos.  
Con ello deseo situar la "danza prima" en el contexto de la cultura oral y tradiciones españolas y, por lo tanto, dentro de nuestro patrimonio etnográfico. 
LA DANZA PRIMA  
El romance ¡Ay!, un galán de esta villa disfruta de una larga tradición en la historia del folklore asturiano. El primero en hablarnos de su existencia es Jovellanos en su Carta VIII a Ponz; carta que versa sobre fiestas asturianas y en la que el ilustrado astur trata de indagar sobre su origen (1).  
Al estudiar este romance se nos describe otro "elemento" que siempre, o la mayoría de las veces, le va unido; se trata de la famosa y muy difundida danza prima. De ella es forzoso hablar en cualquier trabajo que atienda al romance que nos ocupa, pues ambas van tan unidas que una parece depender de la otra. Aunque convendría advertir que este romance es sólo uno de los que se cantan en esta danza; no es el único pero sí el favorito. 
Me parece oportuno tratar primeramente las cuestiones y problemas que plantea la "danza prima" y, posteriormente, incorporar el estudio del romance, pues así resultaría un tratamiento más exhaustivo y completo de éste. 
Se considera esta danza como una de las más antiguas y arraigadas en el folklore astur y de ahí el interés que despierta en muchos estudiosos: Canella, Llano Roza de Ampudia, Benito Pérez Valdés, Torner, Aramburu, Emilio Peña, etc. 
El primer problema que plantea es el de su origen, sobre el que hay diferentes teorías. 
Para unos es una copia fiel de la danza pírrica de los griegos, que concedían a la danza un lugar privilegiado entre las artes. Esta danza pírrica se caracterizaba por una gran rapidez y por ser guerrera e inspirar fieras pasiones; lo que hace que tal origen sea improbable pues la "danza prima" es lentísima y tales pasiones son inexistentes. 
La opinión más común sigue a Menéndez Pelayo, que ve en esta danza un parecido con la que refiere Homero al describir la que talló Vulcano en el escudo de Aquiles. Apoya su creencia en los movimientos de la danza, que considera vestigio de costumbres antiguas. El citado texto homérico reza:
Una danza después allí Vulcano
talló artificiosa, y semejante
a la que en otro tiempo en la ancha Creta
Dédalo imaginó para la rubia
Aríadne. Y allí danzar se veían,
unos y otros asidos de las manos,
tiernas doncellas y ágiles mancebos...
en tirantes de plata suspendidos
cortos estoques de oro. Y unas veces
a la redonda en anchuroso cerco
danzaban todos con ligera planta
en fácil giro y en acordes pasos
así imitando la voluble rueda
que el alfarero con la mano agita
para que ruede en torno; y otras veces
en parejas bailaban divididos.
Y mucha gente la graciosa danza
mirando estaba, alegre y divertida (...)

J M. Pidal dice que "danza prima" es voz puramente latina, que expresa ya la remota fecha de origen, pero la raíz latina de esta palabra no se encuentra y no es aceptable suponer que este nombre proceda de "prima" (primera), a no ser que se tratara de un nombre culto dado a la danza más importante del folklore asturiano, lo cual no parece probable cuando hay zonas en donde no recibe tal nombre.

 Otros opinan que procede de la "chorea" a que se refiere San Isidoro en las Etimologías y, para apoyar tal teoría, se basan en la descripción dada por Jovellanos, que la describe como dos ruedas: una de hombres y otra de mujeres, girando en rededor con un movimiento lento y al compás del canto. 
Estas son una especie de "choreas" parecidas a las danzas de antiguos pueblos -lo que prueba la antigüedad del romance-, así como también lo prueba el hecho de que los romances entonados por el coro de los hombres fueran alternados con deprecaciones a la Virgen, que nos hacen relacionarlo con antiguas danzas en las que se entonaban así mismo alabanzas a héroes alternadas con cantos a los dioses. 
También hay quien la supone parodia de parte del ceremonial de los reyes visigodos, otros se inclinan a creer que es vestigio de rito y costumbres célticas, como Aramburu y Zuloaga, apoyándose -como J. M. Pidal- en la etimología del nombre. Para Aramburu "danza prima" procede de la voz celta "dancz", que significa movimiento acompasado del cuerpo. 
Costa atribuye igual procedencia al calificativo "prima", donde encuentra oculta la raíz "pra" -herir o matar- o "bhr", de las que ha derivado el sánscrito "pramatha" -carnicería-; encontrando así en "danza prima" el significado "danza guerrera". Para ello se fundamenta en el hecho de que antiguamente los mozos asturianos celebraban esta danza llevando garrotes, palos o bastones gruesos y nudosos que usaban de ordinario y al danzar llevaban erguidos en la dirección del cuerpo saliendo del hombro y que eran utilizados al final de las romerías, cuando enardecidos por las canciones de pique o conjunto de indirectas entonadas por las mujeres y con gritos de desafío o vivas, también llamados "ijujús", como ¡Viva Pilona!, ¡Viva Siero!, ¡Muera Pravia!, que iban dirigidos al otro bando, comenzaba una verdadera batalla cuyo resultado eran numerosos heridos. 
En medio de fuertes "ijujús" se descomponía la danza hacia el lado más flojo dando tremendas palizas sólo con palos (2). 
Otros consideran que la danza tiene un origen esencialmente religioso; ejemplo de ello es Torner, quien cree que esta danza, como la mayoría de las asturianas, tiene un origen litúrgico cristiano y se efectuaba -como se continua aún haciendo- en festividades religiosas. Para ello se apoya en la conservación del constante estribillo que es el entonado por los danzantes y en el que se invoca a la Virgen del Carmen. Considera que en un principio el romance fue religioso y posteriormente fue suplantado por el actual, no conservándose de aquel antiguo romance nada más que el estribillo, la imprecación mariana. 
Además se atiene al hecho de que su melodía tiene el mismo carácter que la del Rosario que se canta en Llanes durante las procesiones de la Asunción y de la Resurrección y así la denominación de "prima" se debe al momento de su ejecución o puede ser debida a la hora canónica en que se canta -después de laudes, a primera hora de la mañana-; es decir, se llevaría a cabo alrededor de la ermita después de los oficios sagrados celebrados a primeras horas de la mañana. Pero esto parece poco probable, pues los testimonios existentes concuerdan en que la danza nunca se ejecutaba por la mañana, sino por la tarde o al final de la fiesta. 
Cabría también la posibilidad de que fuera una danza medieval de salón que pasó a ser pública y se efectuaba al cierre de fiestas importantes. 
Otro de los problemas que la "danza prima" presenta es el de la forma en que antiguamente se realizaba y los pasos que se sucedieron hasta llegar a la forma actual de un único corro. 
Jovellanos nos la describe como dividida en dos coros, uno de hombres y otro de mujeres, cada cual con unos cantos y movimientos diferentes. El coro de los hombres danza al son de un romance octosilábico, cuyo tema era de guapos y valentones, que era entonado por uno de sus componentes, preferentemente aquel que tuviese voz buena y potente y gozase de buena memoria. El resto del coro respondía cada cuarteto con dos versos, que eran deprecaciones a la Virgen o a algún santo. 
Por su parte el coro de las mujeres entona un canto que consta de un cuarteto o copla de ocho sílabas, que alterna con un largo estribillo que se repite en determinadas pausas: "Hay un galán de esta villa..." El tema del canto de las mujeres es el amor y el tema del estribillo (nuestro romance) lo describe como una retahíla alusiva a los amores y galanteos, o placeres y ocupaciones de la vida rústica, cuyos tonos son tiernos y patéticos. El canto es entonado por tres o cuatro mozas de buena voz, además de buena figura, y el resto del coro repite el estribillo a la mitad de la copla. 
Estos son los datos que nos aporta Jovellanos y en los que percibimos errores, pues lo que es romance él lo entiende como estribillo y también se equivoca en la transcripción del primer verso del romance: 
Hay un galán de esta villa... (Jovellanos) 
¡Ay! un galán de esta villa... (correcto)
También es un error considerar que el romance trata "placeres y ocupaciones de la vida rústica", pues el tema es el amor en todas las versiones existentes. 
Todo ello demuestra lo que Jovellanos constata en su obra, que no entendió el romance, pero sí la danza al explicarla, pues también nos la describe en forma de círculo doble, siendo el interior de mujeres y el exterior de hombres y cada bando con sus respectivos guías que iniciaban las palabras del canto. 
D. Benito Pérez Valdés en el Romancero de Riego cuenta cómo en Candas presenció, en 1819, una danza de unos quinientos mozos con otra dentro de mozas; y Fermín Canella afirma que había danzas de hombres solos, dentro otras de mujeres y más adentro todavía, una de niños, lo que también afirma Aurelio Llano Roza (3). 
Vemos así, mediante testimonios, cómo la danza fue evolucionando siendo en un principio dos corros separados y posteriormente estos distintos corros se unirían en una rueda formada por dos o tres circunferencias. 
Esquemáticamente sería del siguiente modo: 
En principio: Ruedas separadas por sexos. 
Esta existencia de dos ruedas en la ejecución de la "danza prima" también está documentada por Juan Menéndez Pidal, que afirma la existencia de los dos coros, uno de hombres y otro de mujeres, formando una especie de "danza hebrea", en la que entonaban unos un verso y replicaban otros con el siguiente (4). 
Sin embargo, el paso del tiempo llevó consigo la evolución de la danza y también el considerarla como una actividad bárbara, así aparece en el prólogo del Romancero de Riego, de 1849; las dos danzas se reducen a una, lo que supuso la pérdida de elementos de una danza para aceptar elementos de la otra. Así quedó establecido como estribillo la deprecación de los hombres (¡Válgame el señor san Pedro!, ¡Nuestra Señora me valga!, ¡Viva la Virgen del Carmen!), y como canto central el que era entonado por las mujeres. Este canto lo constituían diferentes romances, de entre los cuales el más conocido y el que más arraigo tuvo fue "¡Ay, un galán de esta villa!". 
Hoy las mejores danzas de las que toman parte hombres y mujeres unidos se bailan en Llanes para la fiesta de la Magdalena, S. Roque y Santa Marina; en Pola de Siero el día del Carmen; en Mieres el día de S. Juan y en Cudillero el día de S. Pedro, acompañados de romances entre los cuales figura el que estamos estudiando. 
La forma actual más común de la danza prima es la forma circular en la que las personas se colocan convenientemente trabadas por el dedo meñique, la mano o el brazo y giran con lentitud. El movimiento consiste en pasos de avance y retroceso del pie derecho, mientras que el izquierdo se mueve en sentido horizontal hacia la derecha; además del movimiento de brazos que acentúa el compás del canto. 
Unos pocos llevan el hilo musical de la danza y el resto repite una frase o realiza una invocación religiosa. 
Esta forma circular, ya sea doble o único el corro, es para Aramburu una representación del círculo consagrado de los celtas. Cuando la danza se organiza en doble círculo o cuando rodea una hoguera situada en el centro, es cuando con más intensidad sugiere el recuerdo de los menhires, llamados "cromlechs" (templos, lugares de reunión y cerros funerarios). Así la danza prima resulta un "cromlech" viviente y, tanto por esto como por los sitios y ocasiones en que se realizan, por lo grave y lo lento de su marcha, por la índole del canto, invocaciones, etc., parece tener un origen religioso. Pero este origen sería doble si nos atenemos al hecho persistente de que los hombres lleven palos, que reemplazarían las antiguas lanzas; origen guerrero, por tanto, que también estaría respaldado por el rudo "ijujú" que da lugar a batallar al finalizar la romería y que serían la causa de la prohibición de esta danza por parte del orden público, como aparece en Jovellanos (5). 
A pesar de ello es esta danza una especie de hermanamiento entre los danzantes que la llevan a cabo en determinadas noches, bien en un rito pagano o celebración religiosa que se acompaña con el canto de distintos romances. Pero así como el romance, la danza varía, y tenemos danzas primas abiertas y cerradas (las danzas de S.Roque, de la Guía, de S. Juanón, la de Cabranes, la de Caso, son abiertas; las de Mieres, Aviles, Cadavedo, Teverga, etc., son cerradas), melódicas o monorrítmicas, de forma circular o paralela, etc. Además hay que añadir que esta danza con ser la más arraigada de las de Asturias, no es exclusiva de esta región, sino que se encuentra en otros lugares de la geografía hispana. Sin embargo, estas variantes, diferentes en la forma, canto, etc., parecen tener un mismo origen, una tradición común que las hermana. 
En conclusión, hemos visto distintas teorías acerca del origen y la forma de una tradición popular e íntimamente ligada al pueblo astur: la danza prima, cuyos orígenes creo que podríamos situar en el ámbito de lo religioso, atendiendo a las manifestaciones actuales. Esta afirmación puede avalarse con el hecho de que esta danza se ejecuta en distintos lugares de la geografía astur en festividades religiosas, marianas o de algún santo (fiestas de San Roque, la Virgen del Carmen, etc.) y, aunque con distintos romances como letra, siempre aparecen imprecaciones dirigidas a santos o a la Virgen, que son cantadas por las dos ruedas mixtas o paralelas (resultado de la unión de la rueda de hombres y mujeres que atestigua Jovellanos), como respuesta de la voz masculina que va entonando la letra del romance. 
Estas ruedas, como ya dije antes, se mueven de forma lenta y acompasada, con pasos de avance y retroceso del pie derecho mientras que el izquierdo se mueve en sentido horizontal hacia la derecha. Los danzantes van unidos bien por el dedo meñique, una mano o un brazo, y va a ser este hecho el que me ayude a afirmar la idea de una especie de hermanamiento entre los participantes en la danza; ya que es de orden natural en el hombre la tendencia a la unión, a la manifestación conjunta, ante hechos de alegría, de dolor o de tipo religioso. 
He tratado de plasmar en este artículo la íntima ligazón que existe entre esta manifestación popular y un pueblo concreto, pudiendo afirmar que la danza prima constituye un elemento sustancial de la identidad cultural de los asturianos.

NOTAS 
(1) JOVELLANOS: Obras en prosa. Ed. de J. Caso Gonzalez. Madrid, Clásicos Castalia, 1976, p. 143. 
(2) COSTA, J.: Poesía popular española y literatura celtohispanas, Madrid, 1931.  
(3) LLANO ROZA DE AMPUDIA, A. de: Del folklore asturiano. Mitos, supersticiones, costumbres. Oviedo, IDEA, 1924. Madrid, pp.249-262. 
(4) Poesía popular. Colección de los viejos romances que se cantan por los asturianos en la danza prima, esfoyazas y filandones. Madrid, 1885, pp. 147-151. 
(5) Memoria sobre los espectáculos y diversiones publicas en España. BAE, XLVI, p. 492".

Seguido al Patio de Butacas y a su derecha, dos edificios de pisos con bajos comerciales. En la esquina con la calle Soledad está el Café Bar Amigo, célebre por sus veladas musicales y conciertos y, al otro lado de la calle, en El Pumarín, del que hablaremos más tarde, fue donde renació con vigor la costumbre de cantar en chigre, como recuerda Alejandro Puente para El Comercio del 11-2-2024:
"Fue en El Pumarín, en la plaza de Les Campes de Pola de Siero, donde ya, hace años, un grupo de amantes de la música y del buen yantar acudían a su esquina a cantar, a animar las cenas y, sobre todo, a disfrutar. Eran Los Ñerbatos. En la pasada noche de Comadrines, el viernes, allí regresaron, en el que ya fue el XVI Certamen Cancios de Chigre que organiza la Asociación Amigos del Robles y que patrocina EL COMERCIO. Cantaron temas de todo tipo -muchas habaneras- en los que el público, rápidamente, se animó a cantar con ellos. Si la gente no se sabía las letras, no pasaba nada; se habían editado un total de cinco mil libritos con lo «principal» del cancionero para esta actividad, ya, tan arraigada en la localidad. 
En total, participaron once terturlias en otros tantos establecimientos de La Pola. Muy cerca de El Pumarín, El Ventolín llenó el Café Bar Amigo. Prácticamente al lado, en la Sidrería Manolo Jalín, actuó la agrupación de Santa Apolonia de Pañeda y, cerca, en El Madreñeru, Los Tunos Veteranos de Oviedo. El Cuévano acogió al grupo Xeitu, y la Sidrería Serendipia, a La Capia, agrupación que acudió desde la población cántabra de Vargas. 
Pero los cantes iban más allá de Les Campes; en la calle San Antonio, en la Sidrería Los Portales de Jaminón, actuó El Rincón del Cante de Luanco. En la Sidrería El Parque, en la calle Florencio Rodríguez, cantaron los Masquetunos de Oviedo. La Agrupación Musical Solvay, de Lieres, animó el ambiente en la Sidrería Casa Victorín y el Coro Samartino acudió a La Teya. La inauguración del certamen se celebró en El Polesu, donde actuó el grupo ovetense Tornabaxu. Uno de sus miembros, Arturo Argüelles, destacó que siempre es «una satisfacción venir a cantar a Pola de Siero con motivo de este certamen; fue, en su día, todo un acierto para salvaguardar una tradición importante». 
El presidente de Amigos del Roble, Enrique Meoro, destacó, por su parte, la buena salud de la que goza el certamen «que está totalmente consolidado y goza de muy buena salud». Lo que espera es que, poco a poco, se vayan sumando nuevos establecimientos hosteleros a esta iniciativa cuyo objetivo es, quiso recordar, proteger y difundir la cultura tradicional asturiana. Y, por eso, se destaca que los cancios no están reservados a las tertulias: «Aquí canta todo el mundo».

El haber sido plaza del mercado desde el nacimiento mismo de La Pola en el medievo hizo de Les Campes lugar de encuentro y socialización que propició fiestas y bullicio, también espiritualidad con la capilla aquí fundada y con ella romería renombrada, pero también trabajo, nos recuerdan en Conocer Asturias:
"En esta plaza podían encontrarse todo tipo de talleres de artesanos: madreñeros, boteros, herreros, guarnicioneros, etc, era donde tradicionalmente se celebraba el mercado semanal de los martes y el mercado de ganado. Hoy en día es uno de los lugares emblemáticos de La Pola Siero, ya que en ella podemos admirar aún algunos ejemplos de arquitectura popular".

Hoy las terrazas ocupan la plaza, chigrera por antonomasia, en la que se celebran otras fiestas, como la de Les Comadres, esta en realidad por toda La Pola y otros lugares del concejo. Realmente es de muchas partes, pero en Siero reviste unas connotaciones que queremos nos cuente Mª Dolores Alonso Cabeza:
"Antigua en La Pola, es de fecha movible, tiene lugar el jueves inmediatamente anterior al miércoles de ceniza, primer día de cuaresma. De carácter profano, con gran animación y personad e todas las edades. Diferente de las romerías en las que es imprescindible la actuación de bandas o grupos musicales para dar ritmo y señalar el comienzo; en este caso se comienza con la sencilla reunión de los participantes. El aspecto folklórico se ha añadido después.

En la actualidad, voladores y pasacalles abren la mañana, la música acompaña al día, y la noche se cierra con divertida verbena. 

"Tradicionalmente y desde tiempo inmemorial la fiesta de Les Comadres en Pola de Siero, consiste en "comadrar": reunirse los familiares y amigos a merendar el "bollo preñao" (masa de pan de hojo de hojaldre hecha en casa con mantequilla y rellena de chorizo), acompañado de abundante sidra y una naranja de postre".

Aunque estas meriendas se hacían en el campo, por razones de climatología se comadra en los bares y se aumenta el menú con tortillas, embutidos, exquisitas tartas y bebidas variadas; no falta el acompañamiento musical

Algunas personas prefieren el ambiente del hogar y comadran en casa.

Últimamente la Comisión de Festejos coloca en la calle Luis Navia Osorio una carpa climatizada para dar facilidades a grupos o padilla de jóvenes que desean lugares abiertos; tableros provisionales durante el día, se retiran por la noche y queda el espacio dispuesto para la verbena con renombrada orquesta.

Por el crecido número de participantes de toda Asturias y la abundancia de manjares preparados por amas de casa, panaderías y confiterías, continúa la fiesta al día siguiente, "viernes de comadrines", y se finaliza el sábado de "migayes", con un tono propiamente local y familiar, no por ello menos divertido, y también con su verbena.

Se desconoce el origen de esta fiesta y la fecha de comienzo en nuestra tierra, tal vez tenga relación con las Matronalia, fiestas que en la antigua Roma dedicaban el primero de marzo las mujeres casadas a Juno, Lucina, diosa de la luz. Se incorporaría más tarde al trato y parentesco espiritual de la madrina con su ahijado y el regalo del bollo que aquella le entrega.

En  algunos lugares de España se celebran Comadres con una  festividad religiosa"


Al otro extremo de Les Campes, ya a la salida por la Avenida de Gijón, El Mini, uno de aquellos míticos establecimientos de los domingonos en La Pola que se mantiene firme al pie del cañón, hoy como ayer, en la plaza. Más allá, carretera adelante, tenemos la Taberna El Cuévano


No se han olvidado, ni mucho menos, aquellos años en los que La Pola era "la capital de Asturias los domingos". El ambiente juvenil de la tarde-noche de esa jornada era seña de identidad de la localidad. Había decenas de discobares y locales para copas y venían autobuses hasta de Santander", escribía Andrés Illescas en Los domingos de la Pola, cuando la capital sierense vivió su propia "movida" para La Nueva España del 21-11-2021, cuando ya pasaban dos décadas de aquello pero cuando a la vez "aún se escuchan los ecos a través de las voces de los hosteleros cuyos negocios protagonizaron aquellos tiempos dorados".


"Tiempos dorados" de cuando "todos los domingos eran el Carmín", como también se solía decir, comparándolo con las multitudinarias fiestas polesas del verano, El Carmín de la Pola, que nació en Les Campes. En La Pola Siero, centro de la diversión dominical de finales del siglo pasado, artículo publicando en la página de la Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA), lo cuentan así:
"En un paseo por el casco antiguo de La Pola Siero llama mucho la atención los carteles de inmobiliarias situados en los locales que reinaron en la movida juvenil asturiana de finales del siglo pasado y principios de este. 
César Loredo, expropietario del pub 'Abre César' en La Pola Siero, explica que fue después de los Juegos Olímpicos de Barcelona cuando se pondría poner fecha al inicio de la movida polesa. 
Más de 50 discobares en la época de máximo esplendor convirtieron a la Pola Siero en el centro de la diversión dominical, recuerda también Juan Carlos Hevia, periodista y vecino de La Pola Siero. 
El euro, los controles de alcoholémia y las crisis acabaron con aquel fenómeno y con aquellos bares. 
Ahora esos viejos locales, en venta, esperan un futuro. Hace unos días el ayuntamiento de Siero concedió el permiso para que seis de esos edificios sean rehabilitados y convertidos en apartamentos turísticos. Otro tipo de ocio. Otros tiempos"

La cervecería La Birra de Brian y el pub La Biblioteca, cuyo nombre nos recuerda otra celebración en Les Campes, más cultural, la "suelta de libros", en la que colabora además la hostelería; nos habla de ella Lucía Rodríguez en La Nueva España del 23-4-2024:
"Puede que esta mañana algunos polesos que habitualmente pasean por la Plaza de Les Campes, bien para "dar una vueltina" o porque es zona de paso para ir a trabajar o estudiar, sean los afortunados en encontrarse libros depositados en un banco, sobre una losa del camino, al lado de una papelera o en un portal. Y es que esta noche, al amparo de escasa luz y a hurtadillas, un grupo de apasionados de la lectura han dejado un total de 30 tomos repartidos por la plaza polesa en busca de dueño. 
Tania López, una de las promotoras del evento, denominado "Suelta de Libros y Piedres" explica que "así, durante el día de hoy, Día del Libro, todo aquel que quiera pueda coger alguno de los ejemplares e, incluso, cambiarlo por otro que tengan en casa".  
La iniciativa forma parte de la I Semana del Libro, organizada por algunos hosteleros de Les Campes junto con la Asociación Polarte, La Biblioteca de Milio o Piedres nel Camín. Esta nueva propuesta nace de "la unión de cuatro personas que casi no nos conocíamos, pero nos juntamos porque nos gustaba la lectura y la literatura y nos prestaba recomendarnos libros", explica López. "Si bien es cierto que la mayoría de las actividades se van a realizar en locales de hostelería, no lo hacemos con ningún ánimo de lucro, sino con la intención de que la gente tenga varias alternativas".  
Los actos continuarán el miércoles 24, con la presentación del fancín "Arre Calambur" y "Retayos de Vida Polesa" a cargo de Pablo X. Suárez, a partir de las 20.00 horas, en el Bar Amigo. El Patio de Butacas será el escenario, el jueves 25 a las 20.00 horas, de una charla coloquio a cargo de las escritoras Leticia Sierra, autora de "Animal" y Maldad"; y Carlota Suárez, "Muerte en el Meridiano"; que contará, además, con la participación del periodista asturiano José Cezón. 
El sábado 27 será el día dedicado a los más pequeños, con el cuentacuentos "El cuento del Punto", a cargo de Marta García en el Bar Amigo, a partir de las 17.00 horas. La sesión está destinada a un público de entre tres y siete años de edad. La música también tendrá cabida en esta primera Semana del Libro con los conciertos, el domingo 28, de "Perro Blanco Blues" y "The Marshmellows", en los locales Amigo y El Patio de Bucatas, a las 13.00 y a las 19.00 horas, respectivamente.  
Además, durante el fin de semana, tendrá lugar un Mercadillo del Trueque en las terrazas de los bares y Venta de Segunda Mano con La Biblioteca de Milio, encabezado por Marta Casielles. El padre de esta polesa tenía una gran biblioteca en su casa, "incluso realizaba visitas guiadas a su casa para todos aquellos que quisieran verla o estuvieran interesados en saber qué libros poseía su padre". Sin embargo, tal y como explica Tania López, "se está deshaciendo poco a poco de todos esos ejemplares y el mercadillo es una manera de acercar a la calle todo ese patrimonio literario y darlo a conocer a todos aquellos que no supieran de su existencia".


Y aquí llegamos a la sidrería El Madreñeru de Loreto, que ocupa lo que eran dos bajos de dos casas contiguas, "Loreto García es una amante de la sidra que conoce el oficio a la perfección y rompe moldes con destacados éxitos en concursos de escanciadores", leemos en GastroViajeros, a lo que añaden:
"La mano y el carácter de Loreto se notan para bien en este local ubicado en la Plaza Les Campes de Pola de Siero dónde se cuida al máximo la sidra.

Algunas de sus especialidades son el pulpo, callos, calamares frescos fritos, queso Provolone con jamón, cachopo descapotable -sin rebozar, relleno de queso manchego y jamón de bodega-, croquetas, puerros a la plancha con jamón y queso o la parrilla.

Es un lugar ideal para picar algo disfrutando unos culetes de sidra aunque la carta también ofrece varios pescados, mariscos y carnes."

"Hay que reivindicar la labor de los escanciadores", afirmaba Loreto García a Luján Palacios de La Nueva España tal y como aparece en esta noticia del 6-12-2022 titulada Una sidrería sube treinta céntimos la botella escanciada y baja veinte la que no echa:
"La de escanciador es una categoría profesional aún sin reconocer y la hostelera polesa Loreto García ha dado un paso al frente para conseguir más dignidad para esa actividad. En El Madreñeru, establecimiento que regenta en plena plaza de Les Campes, una botella de sidra ha subido treinta céntimos si es escanciada por uno de los camareros, pasando de 3,20 a 3,50 euros en el caso de la variedad normal y de 3,70 a 4 euros en las acogidas a la Denominación de Origen Protegida (Dop). Por contra, el precio de la botella ha bajado veinte céntimos cuando es el cliente quien se encarga de servirla. En este caso, la sidra normal que estaba a 3,20 euros queda en 3 euros y la de Denominación de 3,70 euros sale ahora a 3,50 euros. Es la primera vez que se aplica este criterio en Asturias."
Foto: Sidrería El Madreñeru de Loreto

Al día siguiente, en la revista La Sidra, se hacen eco de esta misma iniciativa de Loreto García:
"La conocida propietaria de la Sidrería El Madreñeru –La Pola Siero-, referencial en el mundo de la sidra, ha tomado la iniciativa y ha decidido bajar 20 céntimos el precio de la sidra sin escanciar y subir 30 la sidra escanciada. Al final, una diferencia de 50 céntimos por botella según se quiera contar o no con el servicio de un/a profesional. 
Y es que la situación del escanciado y de los escanciadores no acaba de solucionarse, principalmente por la desidia, cuando no incompetencia, de los responsables políticos, el ‘Principado’, que no acaban de asumir la necesdad de una categoría profesional específica de escanciador, de forma que reciban una retribución de acuerdo a su especialidad; ni tampoco parece tener la intención de definir legalmente lo que es y no es una sidrería, de forma que se exija para ser considerada como tal, contar con el servicio de estos profesionales escanciadores. 
Mientras se eterniza esta situación, Loreto ha decidido tomar la iniciativa poniendo en valor el servicio de escanciado, para ello ha dotado su sidrería de un moderno equipo de escanciadores eléctricos de COEM, personalizados con el logo de su sidrería y de la sidra Pekdo, del llagar JR, a disposición de aquellos clientes que no estimen necesaria la función de este especialista –y quieran ahorrarse 50 céntimos por botella- y ofrece la posibilidad de un servicio atento y profesional para quien quiera disfrutar de la sidra servida en condiciones. 
La polémica está servida y parece más que probable que, dada la parálisis del ‘Principado’ –al menos en lo que a la sidra se refiere- tengan que ser iniciativas privadas como esta las que vayan solucionando una problemática que, de no arreglarse, pone en peligro un elemento principal de la cultura sidrera asturiana".



Unos meses antes, el 22 de octubre de dicho año, la misma revista le dedicaba el reportaje Loreto García maestra escanciadora, el cual empieza así:
“Escanciadores, productores y llagareros tenemos que ir de la mano; si falla uno, falla todo” 
Loreto García vive por y para la sida, campeona de Asturies de escanciadores en 2.009 regenta desde hace 25 años la sidrería polesa El Madreñeru, siendo una asidua como jurado en diferentes concursos de sidra y de escanciadores. 
¿Cómo empezó en el mundo de la sidra? 
En 1997 abrí la sidrería El Madreñeru en La Pola y en el año 2000 hice un curso de escanciadores con una de las hermanas Ovín y entre las dos, me fueron perfeccionando hasta ganar, en 2009, el Concurso Regional de Escanciadores, superando a mis maestras. Desde el principio, me metí de lleno en el mundo de la sidra y aprendí de muy buenos maestros como Villarrica, Sindo, Ovidio o Belisario. Es un mundo que me apasiona y cuando voy con llagareros veteranos siempre aprendo de ellos porque saben muchísimo."



Seguimos con la revista La Sidra que ya un par de años antes, el 3-1-2020 le dedicaba un artículo a la reforma del local, titulándolo Sidrería El Madreñeru, una reforma muy acertada, del que aportamos lo siguiente: 
"Este negocio, regentado por Loreto García desde 1977 acometió el último año una gran reforma, con la que amplió la capacidad para seguir ofreciendo sus excelentes recetas tradicionales con la mejor sidra, entre ellas, Sidra JR, con la que lleva trabajando desde sus inicios 
LA SIDRA.- El Madreñeru se ha convertido por méritos propios en una sidrería de referencia en  La Pola Siero, situada en la plaza Les Campes, en pleno centro de la ciudad. Este negocio regentado por Loreto García comenzó su andadura en 1997, en el local en el que su abuelo, Milio «El Madreñeru», tenía el taller donde elaboraba madreñes y al que quiso homenajear. Aquel espacio se le quedó pequeño y decidió mudarse, hace una década, a su ubicación actual, donde ha realizado una espectacular reforma el último año, ampliando la sidrería y convirtiéndola, sin perder la esencia y con una decoración original, en un lugar muy acogedor. 
Esta sidrería sierense es el sitio idóneo para degustar las excelentes recetas tradicionales, aprendidas de su madre, de la gastronomía asturiana –cebollas rellenas, carrilleras de cerdo ibérico con crema de castañas, mollejas…–, acompañadas de la mejor sidra. Y no solo por la calidad de la bebida tradicional asturiana, sino también por el minucioso proceso de selección y escanciado, ya que Loreto –campeona de Asturies de escanciadores en 2009- cuida hasta el más mínimo detalle para que la sidra siempre esté perfecta". 
Foto: Sidrería El Madreñeru de Loreto

La sidrería se hizo donde estaba el taller de uno de aquellos madreñeros que había en Les Campes, su abuelo, de ahí el nombre y de ahí que Inés Gago titulase su reportaje a ella dedicado La nieta del madreñero cumplirá un cuarto de siglo echando sidra para La Nueva España del 19-6-2021:
"Loreto García guarda en su sidrería El Madreñeru de la Pola dos de las piezas más importantes de su historia familiar: son dos pequeñas madreñas que le regaló su padre, Benjamín García, “Jaminón”, a su madre, María Teresa Gutiérrez, para “cortejarla”. El local, que abrió junto a su hermana en honor de su abuelo, porque era el mismo donde este tuvo antaño el taller de madreñas, cumplirá 25 años el 10 de julio del año próximo, pero tiene que reconocer que, durante la pandemia, dudó de que pudiera llegar a celebrar tan notable aniversario: con todo cerrado y una reforma recién hecha, no sabía si levantaría cabeza. 
En una de las pequeñas madreñas que fueron regalo de cortejo de su padre a su madre están grabadas las iniciales de la que era en ese momento la novia y una flor. Y queda el rastro de los vivos colores que un día tuvo: rojos, amarillos y verdes. La otra, del mismo tamaño, es de madera pulida, y tallada con pequeños ornamentos. “Ella, que era de León, nunca había visto algo así”, cuenta Benjamín García, entre la nostalgia y la picardía. Pero eso no fue nada en comparación a cuando le regaló ocho Güevos Pintos con Blancanieves y los siete enanitos. 
La madreña siempre ha tenido un peso muy especial en la familia de Loreto García. Su abuelo, Emilio García, más conocido como “Milio el Madreñeru”, hacía cientos al año. Su figura aún vigila, custodia y vela por el bar que le homenajea, en una reproducción en la pared de una fotografía que salió en el periódico, en la que se le ve en su taller. Fue su nieta la que tomó la imagen. Se le aprecia sentado en su banco, con sus aperos para el trabajo. Y en resto de la imagen, se ve el resto del taller, lleno de madreñas, justo hasta llegar a una puerta que tiene fragmentos de un antiguo lagar. 
Para la primera sidrería que abrió Loreto García, junto a su hermana Rosana, precisamente, eligieron ese local donde su abuelo tenía el taller. Tenían guardadas todas sus herramientas de trabajo, pero un día, alguien se las robó: un disgusto enorme. 
Como anécdota de lo lejos que llegaron las madreñas de Milio, cuenta su nieta que un día estaba en casa de unos amigos y le pidieron que escanciara un culín (Loreto es campeona de Asturias de escanciado). Para no mojarse los pies, le ofrecieron unas madreñas. Y resultó que tenían tallado el símbolo distintivo de su abuelo, pues cada artesano tenía uno para distinguirse del resto, como una especie de firma. 
Aunque el Madreñeru también se distinguía, como cuentan sus descendientes, por buena persona. Una vez pasó un guaje mexicano por el taller de Milio y pidió probar el banco del madreñeru, una copia idéntica a la que tienen en la sidrería. Se encaramó a él y, cuando llegó la hora de marchar, no se quería bajar de ahí. 
Tal era la insistencia del niño que su padre le preguntó al abuelo de Loreto García que si podía comprarlo. Y lo que Benjamín García no sabe es si se lo acabaron llevando como regalo o si se lo pagaron, pero el niño se llevó el banco a su casa, metido en el coche deportivo de su padre. 
La sidra tampoco tiene demasiados secretos para el clan familiar. Benjamín García y sus cuatro hermanos tuvieron dos abuelos lagareros. Una vez fueron cinco hermanos, pero uno de ellos murió de pequeño por la bronquiolitis. Se pone triste al rememorarlo: su padre Milio se recorrió Asturias entera buscando penicilina, pero no pudieron salvarlo. 
De sus vivencias de niño, además de las múltiples heridas que se hizo cortando piezas de madera para la madreña, Benjamín García recuerda también cómo se echaba agua dentro de los toneles de sidra para limpiarlos. Había que colarse por un agujero minúsculo y frotar las paredes con un cepillo “hasta que el agua saliera blanca”, explica con detalle. 
Cada mesa de El Madreñeru es de “su padre y de su madre”, según afirma su dueña. Pero justo en la que está sentado Benjamín García hay un agujero en el medio: igual que las prensas para las manzanas. 
Cuando Loreto empezó con la sidrería, el 10 de julio de 1997, aún no sabía mucho sobre esa bebida. Solo tenía el arraigo a sus raíces, lo que le venía de nacimiento, así que empezó a formarse con Laura Ovín: “Somos muy pocas las mujeres que estamos en el mundo del escanciado. Por eso, estoy orgullosa de que me hayan elegido jurado para ‘les cates’ (elección de la mejor sidra de Asturias)”, afirma.

Aprendió dos cosas: que en todos los lagares se hace sidra buena, regular y mala, y que una sidra mala, con un buen escanciado, se convierte en regular; si es regular, se convierte en buena, y si ya es buena, se hace excelente

También ocurre lo contrario si la forma de echar la sidra es mala. “Hay muchos misterios de la sidra aún por conocer”, señala Benjamín García. Por ejemplo, le fascina que, si la sidra tiene espuma, al frotar tocino por el corcho, desaparece. 
Y cree que es diferente el primer culín de la botella que el último. Aunque en eso, su hija le contradice: “Ya te dije que no, papá. Ya lo expliqué muchas veces”. 
Mientras su hermana fue ampliando el negocio familiar y cogiendo otras sidrerías, Loreto García se quedó con la que tenía a su abuelo velando en forma de fotografía en la pared. 
De los muros y las barandillas del negocio cuelgan madreñas y se puede ver también una antigua cocina negra de carbón. Dentro suena música. Hay también, detrás de la barra, una colección de botellas de sidra firmadas por grandes personalidades, una idea que Loreto “robó” de otro amigo chigrero. 
No lo pasaron bien con la pandemia, que golpeó de manera muy dura al sector con los cierres obligados y el resto de restricciones que se aplicaron durante muchos meses cuando fue posible abrir. Loreto García había hecho una reforma en diciembre y se había cambiado de domicilio justo antes de que el coronavirus irrumpiera. Tuvo que hacer frente a todos los nuevos gastos, sin ningún ingreso. 
Optimistas y luchadores por naturaleza, en esta dice que ahora parece que se empieza a ver la luz al final del túnel. Pero es que, además, igual que Milio el Madreñeru buscando penicilina por los pueblos de Asturias con todas sus fuerzas y hasta el último momento, en su familia siempre se ha echado para delante y se le ha puesto empeño a la vida y a sus retos y dificultades."


Vamos a mirar de frente, hacia el otro lado de la plaza, las casas de la parte sur cuyas fachadas miran al norte, entre la calle Pelayo a la izquierda y la calle Acebo a la derecha, donde están El Misterio, a la izquierda; y La Tenobiera 'vinos y tapas', calle adelante


Dentro de poco, la animación reinará en esta plaza, "Les Campes, un territorio señero que ha tenido que resurgir de sus cenizas", leemos en La Nueva España del 22-2-2019, "Antiguo mercado de ganado, estuvo abandonada hasta que una reforma la hizo resurgir"


Y ahora llegamos a la sidrería de Casa Manolo Jalín, fundada en 1938, es decir, en plena Guerra Civil si bien cuando ya no había frente en Asturias a no ser el de la guerrilla del maquis o los fugaos, es decir, en la posguerra aún se celebraba delante de ella el mercado de ganados, por lo que los tratos serían moneda común en el lugar. Fue reabierto por Luciano Antón y Mario


Luego cruzamos la calle Cónsul, antiguamente La Caleya y ahora dedicada a quien crease, en base a artesanos locales pero con técnicas similares a las de Talavera, la famosa Cerámica de El Rayu, en la vecina parroquia de Samartino, Juan Consul Malen, de quien hablamos ampliamente, así como de estos alfares, a nuestro paso por las parroquias de Samartino y Marcenao


Y ahora vienen otra serie de chigres todos en fila, el primero Cava Alta, donde se celebraban veladas de cocina en directo. En el momento de escribir estas líneas figuraba como cerrado pero es posible que cuando vengáis lo encontréis abierto con este u otro nombre


Vemos que la casa tiene cortafuegos, un elemento que revela su antigüedad y que se ha mantenido pese a sin duda no pocas reformas a lo lago del tiempo. Antes estaba aquí L'Alborotu


A su izquierda La Tiendina de Marce, tienda de productos selectos de alimentación




El tercero de la fila, a la izquierda de La Tiendina de Marce, es El Rinconín de Les Campes, al que el historiador y gastrónomo Luis Antonio Alías le dedica su maravillosa glosa y prosa en El Comercio del 26-4-2018:
"¡Qué llugarín más prestosu! Ésta o parecida sería la primera exclamación de un forastero. O de un habitual. La Pola tiene aquí sus más viejos y típicos edificios en restauración continua. Algunos –el del Rinconín– asoman dobles pisos de balcones finamente tallados y buhardilla. Otros abren solanas, pintan fachadas de colores vivos y todos bailan la Danza Prima alrededor de la enorme plaza del mercado al aire libre, que viene celebrándose, por licencia de Alfonso X bien dicho 'El Sabio', todos los martes desde hace casi ochocientos años. Auténtico corazón de la villa, o mejor de la puebla, abre y despeja horizontes hasta el ayuntamiento y el parque. 
En un lado, dos parejas de bailarines señalan dónde nació El Carmín 'bajo los añosos castaños que aquí existieron'. 
El Rinconín, con bajo de barra y y taburetes y dos comedores superpuestos clásicos y claros, suma además la terraza de calle, tan pretendida que quien la pilla la retienehoras:«¡Otra ronda de café por favor!». 



Quien esto escribe participó en 2016 en el capítulo 17 del programa Guía Chigrín de la productora Racor para la Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA) en el que aparece un amplio reportaje sobre este veterano y reconocido establecimiento, emitido el 4 de agosto de dicho año y que puede visionarse en TPA a la carta. Posteriormente salió en el libro publicado con los locales participantes en las emisiones de ese año Guía Chigrín 2016

El Rinconín de Les Campes se amplió al bajo del edificio de al lado. El negocio fue fundado por los hermanos Peón en 1990. La madre, Geles, fue desde el inicio la gran 'matriarca chigrera'



Cuando en 1990 compraron la casa primigenia, esta estaba aún en ruinas y, como tenían otros negocios, entre ellos uno de compra-venta de coches, en un principio no tenían claro qué hacer con ella hasta que se decidieron a montar un chigre "para cuatro vininos y cuatro patatuques", como podemos leer en el citado Guía Chigrín 2016. Celebran además catas periódicamente


Acto seguido y continuando nuestro deambular pasamos delante de una casa y un callejón, donde empieza una rampa


Y ahí pasamos a la siguiente manzana chigrera, empezando por el Gastrobar Picofino, fundado en 2013 con Alicia García 


Aquí empieza la cuesta de la calle Soledad, antiguamente del Convento (a la izquierda), por donde seguiría el Camino que atraviesa la Plaza les Campes, según reivindica la historiadora Mari Salva Prieto. Sería además la ruta empleada por el prócer gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos para venir a La Pola por Muñó y La Peral, "malísima bajada todo el camino hasta Celles", escribía, y continuar a Covadonga, haciendo parada para pernoctar en "la posada Nueva de Centí", con "excelente asistencia, abundancia, limpieza, baratura."


Le toca el turno ahora el turno a la sidrería La Terraza, también en lo que parecen dos bajos, portal por medio


A la izquierda, una casa con un grande y elegante corredor volado, haciendo esquina


Luego, en la siguiente esquina, entre dos callejas de servicio, otro llamativo edificio, este de fachada de ladrillo y gran mirador esquinado acristalado a manera de galería


Una verdadera atalaya de observación sobre Les Campes...


Aquí volvemos a hablar de El Pumarín, pues está en su bajo, "El bendito Pumarín", como lo describió Andrés Fernández, el capellán del Real Sporting de Gijón, donde "Elena Fonseca hizo un lugar de encuentro", y así lo dijo en el funeral por él oficiado por el alma-mater de este popular chigre polesu, plasmado en El Comercio del 5-1-2024 con la firma de A. Puente:
«Ella vivía su trabajo, que era escondido. Con esfuerzo y dedicación hizo de ese bendito bar un lugar de encuentro. El Pumarín no es sólo un chigre, es la casa de Elena y quienes íbamos allí éramos recibidos en su casa; y nos trataba como hijos, que no pasásemos hambre ni necesidad». Eran palabras del sacerdote Andrés Fernández, que ayer ofició el funeral por la hostelera Elena Fonseca, quien falleció el miércoles a los 89 años. Ella fue hasta que cumplió los 82 la cocinera de este emblemático establecimiento de la plaza de Les Campes en Pola de Siero, cuyos sabores de la cocina más tradicional persisten con la continuidad que le da su hijo, Gúmer Fernández. 
«Cuántas generaciones de rapaces pasaron por allí; pero no solo críos, cuántos noviazgos se hicieron en el Pumarín y cuántos matrimonios pasaron bajo la vista de Elena que salvaba esas cosas en el corazón», decía desde el púlpito de la iglesia parroquial de San Pedro el capellán del Sporting de Gijón. «Estamos despidiendo a una mujer que, como tantas en esta Pola han hecho con su trabajo, amor y dedicación lo que somos; también con sus pecados y sus debilidades, pero han hecho de esta villa lo que es, una verdadera familia». El sacerdote también, en lo más personal, rememoró cuando él mismo era un chaval y recibió una de sus primeras clases de catequesis en ese mismo templo. «Enseñó a muchas generaciones a conocer el amor de Dios». 
Elena Fonseca dejó una huella profunda en la sociedad polesa desde que se hizo cargo de su chigre en 1985. El Pumarín es gracias a su trabajo y al de Gúmer centro de reunión gastronómica -por sus contundentes raciones de callos, mollejas, picadillo o lengua de ternera estofada- y punto de reunión social y cultural. Es por eso que el templo sierense se llenó ayer al mediodía para darle su último adiós. 
No era extraño ir a cenar y encontrarse con agrupación, ya sea local o de fuera de la región, cantando y disfrutando. El Pumarín es el escenario de muchas actividades, como los cancios de chigre, o punto de partida para los casados que tradicionalmente plantan un roble en Les Campes por San Pedro. Juanjo Domínguez, 'Guaracha'. además de cronista oficial de Siero, es uno de los habituales en esas tertulias musicales. «Se nos fue Elenina, que es como todos la conocíamos. Por el Pumarín pasamos todos. Los Ñerbatos celebramos allí la fiesta de Les Comadres y también Les Comadrines al día siguiente». Se lo puede ver en la imagen que acompaña a esta información con un brazo sobre Elena, en el chigre, donde tantas veces actuaron. 
«Elena fue siempre una mujer muy trabajadora, luchadora donde las hubiera y una excelente cocinera», destacó el gaitero Valentín Fuente quien señala que siempre apoyó la cultura popular".

Y seis meses después, Gurmesindo Fernández, el hijo de Ester Fonseca, se jubila, y Pilar Gutiérrez, también de El Comercio, le honra con este artículo cuando da la noticia el 26-6-2024:
"La hostelería de Siero dirá adiós a uno de los grandes chigres de La Pola muy pronto. El hostelero Gumersindo 'Gumer' Fernández Fonseca (La Pola, 1963) se retira del negocio familiar y echa el cierre al local El Pumarín, en la plaza de Les Campes, tras cuatro generaciones y casi 145 años al servicio de sus parroquianos. «Cuando llega el momento lo sabes y ya iba siendo hora de retirarme, el trabajo en un chigre ye muy duro», señaló. 
Con la entrada en vacaciones en agosto, el local no abrirá más, aunque el hostelero no descarta «alquilarlo y que otras personas continúen con la tradición del chigre asturiano o cualquier otro restaurante». Aunque, bromeó, «daría igual el nombre que le pusieran porque siempre será El Pumarín». 
El negocio lleva en la familia, aproximadamente, desde 1880, iniciado por los bisabuelos de Fernández, quienes tomaron lo que «era el llagar Pumarín con bar» y fue pasando de mano en mano en la familia hasta llegarle a él. 
Entró en el local con su madre, Elena Fonseca, en 1985 «con apenas 21 años» y desde entonces no ha parado. Ella falleció el pasado enero a los 89 años y estuvo como cocinera del emblemático establecimiento hasta los 82, cuando «la edad ya no la dejó seguir». Al final, resumió en cuanto a su trabajo, son cuarenta años escanciando sidra en La Pola y sirviendo delicias en tapas asturianas y casquería, su especialidad. 
Ahora, su mujer, María Luisa Parajón, y él se plantean una retirada tranquila, «el poder descansar y estar al otro lado de la barra que ye muy agradable». 
Ha vivido lo que él llama «la evolución del ocio de La Pola en un chigre de pueblo», con un especial recuerdo del tirón en los ochenta y noventa, de la juventud de Siero y «los ambientes de entonces». «Tengo trabajado hasta dieciséis horas seguidas y en época de fiestas hasta veintiún horas; es bestial la cantidad de gente que puede venir», subrayó. Ese tipo de cosas, no obstante, son «las que cansan y minan poco a poco», de ahí que vea el retiro en agosto como «muy cercano». 
Sólo a partir del año 2000 empezó a bajar la clientela «hasta volver a lo que era un chigre de pueblo». La llegada de la pandemia «cambió muchísimo» el ocio y el consumo de los parroquianos también, los cuales ya le han dicho «estar tristes» con su próxima marcha tras estar «tantísimos años parando en El Pumarín». 
Se va, además, con un cariñoso recuerdo de sus vecinos. Ya que recibirá hoy, en el auditorio de Siero, el premio Chigreru del Año de manos de la Asociación Amigos del Roble, entidad a la que tiene muy presente dentro de «la tradición de La Pola». 
Dicho premio se le concede en reconocimiento a su trayectoria hostelera y a él mismo como personaje de renombre en Pola de Siero. Para él, no dejó de ser «una sorpresa, algo que no me esperaba». Se lo dijeron hace una semana y está muy agradecido. «Cómo no, me alegra muchísimo», aunque es una d que, en su opinión, «se merecen también otros chigreros de La Pola»."



Adiós por todo lo alto al mítico bar Pumarín de la Pola, "siempre será nuestro chigre", anuncia, a manera de despedida, Lucía Rodríguez en La Nueva España del 12-7-2024:
"Esto es una defunción en toda regla". Son palabras de Enrique Meoro, presidente de Amigos del Roble, en referencia al cierre del mítico local Pumarín, ubicado en la plaza Les Campes de Pola de Siero, que cerrará sus puertas el próximo 30 de julio tras más de 140 años de historia. Este viernes, el colectivo, junto con el grupo Los Ñerbatos y la Asociación de Folclore Amigos de la Tradición (Afatra), se despedían del establecimiento con una celebración en la que, entre otras cosas, entregaron a Gumersindo Fernández, actual propietario del bar, una plaza conmemorativa. 
El pasado mes de enero, Fernández y su mujer, Luisa Díaz, se quedaban solos en el negocio familiar, tras la muerte de la madre de él, Elena Fonseca, a los 86 años de edad. Fonseca había tomado las riendas del negocio en 1985 y, desde entonces, su hijo estuvo trabajando con ella. Después de 40 años en el local, Gumersindo Fernández tomó la decisión de que "había llegado la hora de que me retirara", asegura. 
Recuerda cómo, en sus comienzos, "ofrecíamos comidas los martes y los jueves, que eran los días en los que se celebraba el mercado en la Pola y esto era un hervidero de gente", rememora Fernández. Por aquel entonces, esas citas comerciales eran de las actividades que más dinamizaban la zona. "Después, la cosa fue bajando, pero nos adaptamos a los tiempos", rememora. 
Sin embargo, siempre conservó la esencia del establecimiento. Así lo recuerdan Enrique Meoro y el gaitero Valentín Fuente. "Este es un chigre de los de siempre, donde se sigue vendiendo la casquería: los callos, las mollejas, la lengua, el picadillo con patatas y adobu ‘abondo’. Y es que el Pumarín nunca fue un restaurante al uso. Aquí siempre fue sota, caballo y rey. Lo de siempre. La casquería", dice Meoro. 
No solo eso. Si no que desde sus orígenes fue lugar de encuentro de mucha gente de la Pola. "Aquí se daban cita campesinos, comerciantes yvecinos. Todos éramos bien recibidos", coinciden sus fieles. Las tertulias y los cancios de chigre estaban a la orden del día. "Si estas paredes hablaran... Con las historias que aquí se contaban hay para escribir un libro", apunta el presidente de Amigos del Roble. 
Las paredes están llenas de fotografías antiguas, que reflejan la historia del local y que atesoran el recuerdo de la forja de grandes amistades. Esas que duran toda la vida. La fisionomía del establecimiento, aunque restaurada, también sigue siendo la misma. Tanto es así que Fuente recuerda que "hasta hace poco, Gumer todavía conservaba el banco de carpintero que su abuelo Guillermo tenía a la entrada del chigre". Allí hacía las madreñas para la gente del pueblo, "hasta que entraba un cliente y dejaba de ahuecar la madreña para servirle", cuenta. 
Además, durante un tiempo, en el Pumarín también había un llagar. "Elaboraban la sidra para consumo propio y para la clientela de toda la vida", explica Enrique Meoro. Y mientras los parroquianos recuerdan anécdotas, Gumersindo Fernández pone tras la barra las que serán las últimas consumiciones que servirá en el negocio familiar, aquel en el que creció. 
"Si después de 40 años te dijera que no lo voy a echar de menos, estaría mintiendo", asegura. Sin embargo, la hostelería es muy sacrificada y "he dejado de hacer muchas cosas porque estaba atado a esto". De manera que su objetivo más próximo es "descansar, pasear y, sobre todo, disfrutar y hacer todo aquello que antes no hacía por falta de tiempo". 
Desde el otro lado de la barra, sus clientes, los de toda la vida, esperan que haya continuidad y "que el que venga siga manteniendo la esencia del local". Para ellos, "este siempre será nuestro chigre, el Pumarín, el de siempre".


A la izquierda, la calle Soledad, antiguamente calle del Convento, donde las monjas del Sagrado Corazón, fundaron en 1938 un colegio en una casa donada por el sacerdote D. José Ania Vigil. En El mercado, motor de La Pola, Franco Torre publica en La Nueva España del 13-10-2010 que este se celebraba también aquí, contando con la explicación del estudioso local Enrique Medina:
«El mercado se instalaba en las entradas a la localidad», señala Medina, quien explica que, a lo largo de los siglos, el mercado cambió varias veces de día y de ubicación, adaptándose a esa realidad mutable que era la Pola. «Llegó un momento en el que el mercado se celebraba tres días por semana: los martes, los viernes y los domingos», señala Medina, quien ha documentado diversos pleitos entre Siero y algunos concejos cercanos, como Piloña, Sariego y Noreña, a cuenta de los mercados. 
Medina ha plasmado en sus estudios la realidad del mercado poleso entre el siglo XIX y la primera mitad del XX. No en vano, el abuelo y el padre del propio Medina tenían un puesto fijo en el mercado, en la que es hoy la calle de la Soledad. «Esta era la entrada desde Forfontía. A la altura del cruce con La Piñera había un prado en el que, durante un tiempo, debió instalarse parte del mercado. Por esta zona tenía su casa "Joaca la partera", una especie de comadrona que debió traer al mundo a media Pola, en la primera mitad del siglo XX. Un poco más abajo se instalaban los gocheros, entre ellos mi padre y mi abuelo, que era tratante y capador de gochos». 
Medina, que se acercaba al puesto de su familia al salir del colegio, aún recuerda como «ponían a los gochos en "banastras", una especie de cestas sin tapa, para venderlos». 
Un poco más abajo, en la plaza Les Campes, se instalaban los ganaderos y había un pozo que se usaba como abrevadero para los animales. «En la parte baja se instalaban los que vendían caballos y burros y, arriba, el otro ganado». Medina continúa la ruta por la calle Inocencio Burgos y Corporación: «A la derecha, según vas hacia la iglesia, se colocaba el mercado de la avena, el trigo, la cebada y la escanda, y, al final, estaba el puesto de Agustín Feijoo, un paragüero de Orense. Y enfrente, en la otra acera, había argollas para que los aldeanos dejaran amarrados a los burros».

Más antiguamente, en agosto de 1887, esta calle fue escenario de una revuelta campesina contra el elevado pago de tributo en un momento de especial escasez. Nos la describe Alonso Cabeza en Páginas de la historia del concejo de Siero:
"En la madrugada del día 29, al toque de campanas de algunas iglesias se reunieron en El Berrón vecinos de Bobes, Lugones, Viella, San Miguel, Santa Marina, la Paranza y Tiñana, Unos 1.500 provistos de palos y garrotes, presididos por los respectivos alcaldes pedáneos y una bandera que decía "Manifestación pacífica", se encaminaron hacia la Pola.

De nada sirvieron las advertencias del Juez, que les salió al encuentro a la entrada de la villa, para que desistieran de su propósito ya que carecían de permiso para la manifestación, ni las conminaciones de la Guardia Civil cuando por las calles de "la Soledad" y del "Convento" se dirigían a la Plaza de las Campas.

Ante el Ayuntamiento se enfrentaron al Juez y a los guardias, cada grupo utilizó sus armas. En la lucha murió el alcalde pedáneo de San Miguel de la Barreda, José Fanjul, y hubo varios heridos tanto entre los guardias como entre los paisanos. Los actos judiciales ocuparon días sucesivos.

El Ayuntamiento también consideraba elevada la recaudación que se le había señalado, además se veía sin medios para llevarla a cabo. El Alcalde, ante la imposibilidad de resolver la anormalidad originad, presentó su dimisión al Gobernado de la provincia, el cual se negó a aceptarla y prometió cooperar al restablecimiento de la tranquilidad en el Concejo y enviar toda la fuerza de que pudiera disponer."


Desde aquí, efectivamente, podríamos seguir calle adelante, por donde vinieron aquellos manifestantes de 1887, por la Plaza de la Pedrera, hasta enlazar con la calle Celleruelo en la actual Glorieta del Camino de Santiago, llegando a la Casona de San Miguel, donde ahora se ubica el albergue público, en el Parque del Peregrino Juan Manuel Rodríguez, casi ya a la salida de La Pola por el oeste, en plena zona de expansión urbana, en dirección a La Carrera y El Berrón o Noreña rumbo a la capital asturiana


Pero dado que no queremos perdernos, en la calle Celleruelo, pasar por el lugar donde estuvo la Alberguería de San Pedro, germen de San Pedro de los Albergues, La Pola Siero, así como visitar la iglesia, donde se conserva su último testimonio, cuando ya era el Hospital de los Santo Mártires San Fabián y San Sebastián, regresamos a Les Campes


Volviendo sobre nuestros pasaos recordamos el artículo de Manuel Noval Moro Les Campes o el auge del chigre, publicado en La Nueva España del 4-11-2007 en el que hace un repaso a la vida y ambiente de Les Campes cuando la fiebre de los domingonos pasaba a ser recuerdo y tocaba readaptarse a nuevos tiempos:
"La plaza de Les Campes de Pola de Siero es como el río de Heráclito en versión sidrera. Uno puede estar toda una sesión vermú, de arriba abajo, sin beber dos veces en el mismo chigre. Por hacerlo ordenadamente, se puede partir por la margen derecha en La Guarnicionería, saltar al bar Les Campes, cruzar la carretera y llegar al Manolo Jalín, de ahí pasar al Rinconín de Les Campes, La Terraza y el Pumarín, y de vuelta, ya por la otra acera, llegar a El Madreñeru y, unos metros más abajo, desembocar en la Bodega de Manolo. Puede hacerse así o en sentido contrario, o en zigzag, o no hacerse. Pero la oportunidad de hacerlo está ahí. 
Las sidrerías han ido apareciendo en la plaza en los últimos años, y como en esto de la hostelería la competencia es una bendición, porque hace ambiente y atrae gente, la plaza se ha convertido en el epicentro de la sesión vermú, especialmente los domingos. Y -Al Gore nos perdone-, gracias al cambio climático y al aumento del número de horas de sol, las terrazas están hasta arriba. 
Los hosteleros han visto este cambio como una bendición. Así, Loreto García, responsable del Manolo Jalín y El Madreñeru, explica que «en los últimos años cambió el ambiente en la Pola, y si hace sol, los domingos parece El Carmín. Y si hubiese más sidrerías, mejor todavía». Lo cierto es que la noche ha ido decayendo en beneficio del chigre diurno, algo más saludable de cara a los lunes. 
Por su parte, Raúl Carbajal, del bar Les Campes, dice que «la gente de la sidra no es estática, suele rotar, y es bueno que encuentre lugares donde haya muchas sidrerías. Nos beneficia a todos». Pero no todo son flores en el análisis de la situación. Hay dos asignaturas pendientes en las que todos coinciden. Una es el aparcamiento. «Quitaron más de doscientas plazas de aparcamiento. No hay dónde aparcar, y mucha gente no entra», asegura Manolo Ordóñez, de la Bodega de Manolo. 
La otra es la falta de unidad entre los hosteleros. Curiosamente, todos lo ven como un problema. Es decir, que están de acuerdo en que no se ponen de acuerdo. Lo cierto es que este mal es endémico en la Pola, no sólo en Les Campes. 
Los chigreros tienen la referencia de villas vecinas como Nava o Noreña, que son un ejemplo de unión en este tipo de actividades. Y, por supuesto, la madre de todas las asociaciones de chigreros, y el ideal de trabajo: la calle Gascona de Oviedo. Consideran que habría que hacer algo al respecto. «Necesitamos más unión», dice Raúl Carbajal. «Si nos uniésemos todos de verdad sería una zona envidiable en el concejo y en Asturias», añade Loreto García. 
El caso es que, con unión o sin ella, la plaza tiene cada vez más aceptación. La vuelta al chigre es un hecho en Pola de Siero, y Les Campes se ha convertido en su principal territorio, aunque -todo hay que decirlo- no en el único. Los tiempos de la ultratecnología y la revolución médico-genética no han podido con el deseo primario de comer, beber, dar voces y hasta gruñir que prima en los chigres, que siguen siendo reflejo de nuestra naturaleza y patria de esos miles de proyectos que nunca se llevarán a cabo".

Más allá de las casas de Les Campes asoman la de La Quinta, en las inmediaciones de la capilla de Santa Ana, la del afamado Cristo de Santa Ana"construida en época antigua, y ha tenido varias rehabilitaciones; se tiene noticia de la realizada en 1717", dice Mª Dolores Alonso Cabeza en su libro El concejo de Siero en sus fiestas. Datos de su historia"Fue casi destruida con la invasión francesa en 1810, rehecha en 1902, ampliada en 1922, deteriorada en el Guerra Civil de 1936 y nuevamente renovada después". Nosotros seguimos bajando por la calle San Antonio no sin dejar de recordar la poesía que le dedica al Cristo de Santa Ana el poeta Rufino Campal en la revista Pueblos y Gentes de Siero:
Cuando miro, en Santa Ana, a tu Cristo, en la noche del cielo estrellada.
se transforma en milagro mi fe y me canta la fuente dorada...
Es hermoso llegar hasta Ti, en silencio, con largas palabras,
expresando el sentir de mi pueblo y el amor de mi alma;
cuántas veces soñé... con tu ermita, con tus rosas jugosas, lozanas,
con tu campo de verte sentir y tus fiestas por Ti engalanadas.
Es mi Pola de Siero, y su Cristo, un racimo de flores cristianas,
un remanso de aguas muy limpias... que nos llena de dulce tonada;
es mensaje y candor a la vez, inclinarse de rodillas en tierra,
sobre el noble calor de tu suelo amoroso en la tarde callada,
donde vientos, que cruzan el alto, se asemejan a una aureola narrada;
es hermoso sentirse poleso, y besar esa imagen sincera, cargada.
con un brillo sencillo y de manos heridas, sangradas...
Cuando miro, Santa Ana, a tu Cristo, en la noche del cielo estrellada.
van llorando mis muchos pecados, cual problemas inmundos,
esperando, un milagro divino... de tu rostro lucero del alba.


Aquí, a la derecha, donde ahora se alza este edificio de pisos donde abre sus puertas el Bar Amigo,  hubo antes un gran caserón que se proyectó para ser escuela pública en 1861, pero fue desechado. Leemos en el trabajo de investigación Les Escueles dedicado a la historia de la escuela en Siero
"En el siglo XIX, con la Revolución Francesa, se introdujo definitivamente el concepto de Escuela Pública. La Constitución española de 1812 decide que en todos los pueblos se deberían establecer escuelas de primeras letras bajo un plan común que en un primer momento continuó dependiendo de los ayuntamientos, de los padres y de las aportaciones particulares. Ejemplo de esto es la propuesta del juez D. Juan Cónsul en 1816 ante la junta vecinal de Siero de la necesidad de dotar con dinero a la escuela para corregir el hecho de que los niños pobres no podían recibir ninguna enseñanza. Años más tarde, en 1861, la escuela prevista en La Pola no llega a construirse y se compra un edificio en Les Campes por 44000 reales, pero tampoco llegó a ser escuela, pues se prefirió poner en ella el nuevo ayuntamiento que previamente estaba en la calle S. Antonio".
"También tenemos referencias de la Escuela de Doña Nati en el año 1917. Las clases se impartían en el Nº35 de Les Campes, en la casa que más tarde albergaría la zapatería de Lucio Morilla. Doña Nati es aún recordada por la vara de volador que lucía en sus clases y por su educación y elegancia, que la hicieron ganarse el apodo de “Moñu Tiesu” y el más cariñoso mote de “La Maestrina”

El nuevo Ayuntamiento de Siero se construyó en 1886 poco más allá de donde estuvo la antigua iglesia parroquial de La Pola, en parte de lo que fue la Carretera Santander, unos metros más allá de la Plaza de Argüelles y calle Celleruelo, hacia donde volvemos ahora, en el actual Parque de Alfonso X El Sabio, antigua quinta del Palacio del Marqués de Santa Cruz de Marcenado, que también puede visitarse


Por allí pasaba El Río Teresona o Río los Penitentes, que bordeaba el citado palacio del marqués y cruzaba por la antigua Fuente del Correyu hacia La Venta la Uña, dando sus aguas al Nora o tal vez al Río Seco o Recuna, su afluente


Parece que el de Teresona p de los Penitentes, hubiese sido en tiempos también Río Seco, que sería el que dio nombre al lugar en el que que le habría denominado también a él cuando en 1141 María Ordóñez fija el emplazamiento y límites del lugar de Rioseco y solar de la casa hospital de la Alberguería de San Pedro que luego daría origen a La Pola. En Páginas de la historia del concejo de Siero  Alonso cabeza decía que dividía en dos la antigua población:
"Atravesaba la villa de la Pola un riachuelo llamado antiguamente Río Seco, en el Diccionario de Madoz río de los penitentes, posteriormente río de la Pola. Se formaba de algunos regatos que bajaban de Vega de Poja y desembocaban en el Nora. En época de lluvias la crecida de las aguas perjudicaba a los vecinos y deterioraba los puentes de madera "... como la divide en dos partes tiene para comunicación cuatro puentes, dos de piedra y dos de madera"

Volviendo a tener a la vista La Casa Naranja, desde ella, cruzando la Plaza de Argüelles podremos continuar por la calle Celleruelo hacia el solar del antiguo hospital de peregrinos o realizar esa visita al Parque de Alfonso X El Sabio, donde se celebra otra tremebunda fiesta polesa de renombre, Los Güevos Pintos













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