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lunes, 22 de julio de 2019

EL PARQUE DE ALFONSO X EL SABIO EN LA POLA (SIERO, ASTURIAS) EL AYUNTAMIENTO, LA FIESTA DE LOS GÜEVOS PINTOS, EL PALACIO DEL MARQUÉS DE SANTA CRUZ DEL MARCENADO Y EL MERCADO DE ABASTOS


Plaza del Ayuntamiento y Parque de Alfonso X El Sabio en La Pola (Siero)

A muy escasos metros de la Plaza de Argüelles, paso del Camino de Santiago por el casco urbano de La Pola, la capital de Siero, tenemos la Plaza del Ayuntamiento, edificio construido en 1886 tras haber estado en la calle San Antonio, una de las más antiguas de La Pola y, al lado de él, el Parque de Alfonso X El Sabio, llamado así en honor al rey que otorgó la carta puebla fundacional de la villa en 1270, escenario todo ello de la animadísima fiesta de los Güevos Pintos, que se celebra el martes siguiente al Domingo de Pascua


No se sabe cuál es el origen de la tradición y fiesta de los Güevos Pintos, no existen datos, ni escritos ni documentos, ni memoria de ello. Dado que ni los ilustrados como Jovellanos, que transcribían al detalle todo cuanto veían o acontecía a su alrededor dan cuenta de ellos, se supone fue una costumbre traída posteriormente por trabajadores alemanes o centroeuropeos que vinieron a las minas asturianas desde finales del siglo XVIII. Leemos de ella en Wikipedia:
"Aunque el origen de pintar huevos en Pola de Siero es incierto, la tradición se relaciona con la llegada en el siglo XIX de gentes procedentes de otros países de Europa a trabajar en las minas del concejo (dado que fue en Siero donde se descubrieron los primeros yacimientos de hulla en Asturias)"

La fiesta se celebraba en varias localidades pero en ninguna alcanzó el apogeo y continuidad que en La Pola Siero, donde a lo largo de todo el martes se venden en numerosos puestos dispuestos en este Parque de Alfonso X El Sabio:
"La fiesta se celebra el martes siguiente al domingo de Pascua. La fiesta consiste en la exposición y venta de huevos pintados de forma artesanal. Los huevos están pintados con dibujos y escenas tradicionales acompañados de símbolos o frases alusorias. Durante todo el día se celebran además espichas, bailes tradicionales, se gastan bromas, se bailan danzas, se hace la subasta del ramo y la fiesta acaba con una verbena nocturna. La sierense fue declarada de Interés Turístico Nacional en 1968".

En un principio eran verdaderamente "pintos", color con el que se teñían al cocerlos con castañas, luego se pintaron con diferentes motivos, especialmente costumbristas:
"Si bien la costumbre de pintar huevos en Pascua y gastar bromas este día está muy extendida en otros países de Europa (como Francia, Rusia, Inglaterra, Alemania, Grecia y Polonia), es bastante rara en España, con casos puntuales como los Huevos Teñidos en Cañada Rosal en la provincia de Sevilla. También en Cataluña y Valencia se pintan huevos cocidos pero con un color homogéneo. El inicio de la costumbre en Pola de Siero no está datado y llega a nuestros días por tradición oral. Tradicionalmente se pintaban con sarro (hollín de las cocinas), en la actualidad se pintan con anilinas, acuarela y óleo, dependiendo del virtuosismo del artesano".

En la actualidad están abiertos a toda clase de inspiración, desde equipos deportivos hasta dibujos animados, personajes de todo tipo, equipos deportivos, paisajes, etc.


Según manda la tradición los Güevos Pintos son bendecidos con un sermón en asturiano por el párroco de La Pola en la Plaza del Ayuntamiento


Su regalo con dedicatoria es un muy preciado presente, pues demuestra una especial vinculación afectiva con la persona de la que te acordase en la fiesta


El parque formaba parte de la finca del Palacio del Marqués de Santa Cruz de Marcenado, barroco pero con una fábrica muy sobria, de escasa decoración, siendo tal el gusto del siglo XVII, aunque con un escudo muy trabajado, importante conjunto palacial restaurado e integrado en este espacio público, con una hermosa fuente decorativa. Es también conocido como La Casa del Jardin



A escasos metros tenemos el Mercado de Abastos, magnífica obra de hormigón y cristal del año 1930, todo, recalcamos, a muy escasos metros del trazado caminero jacobita por el centro urbano y casco histórico polesu


Se trata de uno de los edificios asturianos escogidos por la organización de Documentación y Conservación del Movimiento Moderno (Docomo), como uno de los ejemplos más relevantes de este estilo en toda la Península Ibérica


A su alrededor las gentes de las aldeas venden los martes de mercáu en La Pola sus productos 'kilómetro cero', directamente de la huerta y la casería, siendo una oportunidad excepcional para adquirir comestibles de proximidad y de temporada, de la quintana a la mesa


Antiguamente el mercado se celebraba aquí en la Plaza de Argüelles, por donde llega el Camino desde la calle San Antonio, donde también se disponían muchos puestos, extendiéndose a la derecha a La Plaza les Campes y calle del Convento o de la Soledad, a la que le dedicamos su necesaria entrada de blog y, a la izquierda, a la Plaza del Cabo Noval o Plaza de la Loza. En El mercado, motor de La Pola, Franco Torre publica en en periódico La Nueva España del 13-10-2010 su disposición e historia, contando con la explicación del estudioso local Enrique Medina:
"La historia de Pola de Siero es la de su mercado. Entre los principales privilegios que otorgaba a sus habitantes la Carta Puebla de 1270 se contaba el de hacer mercado los martes, una condición esencial para la supervivencia y el desarrollo de las villas en la Edad Media. Este privilegio fue confirmado por Rodrigo Álvarez de las Asturias el 16 de octubre de 1310, cuando ordenó ejecutar la carta de población, y fue ampliado en 1370, por Enrique II de Trastámara. 
A partir de ese momento, el mercado poleso se convirtió en uno de los principales centros comerciales de la región, lo cual, a su vez, marcó el desarrollo del concejo. No obstante, aquel primitivo mercado era muy distinto al que ha llegado hasta nuestros días y su evolución ha ido señalando el propio devenir de la localidad. 
A la hora de hacer un recorrido por la historia del mercado, no se puede encontrar mejor guía que el estudioso local Enrique Medina, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA. «El mercado se instalaba en las entradas a la localidad», señala Medina, quien explica que, a lo largo de los siglos, el mercado cambió varias veces de día y de ubicación, adaptándose a esa realidad mutable que era la Pola. «Llegó un momento en el que el mercado se celebraba tres días por semana: los martes, los viernes y los domingos», señala Medina, quien ha documentado diversos pleitos entre Siero y algunos concejos cercanos, como Piloña, Sariego y Noreña, a cuenta de los mercados. 
Medina ha plasmado en sus estudios la realidad del mercado poleso entre el siglo XIX y la primera mitad del XX. No en vano, el abuelo y el padre del propio Medina tenían un puesto fijo en el mercado, en la que es hoy la calle de la Soledad. «Esta era la entrada desde Forfontía. A la altura del cruce con La Piñera había un prado en el que, durante un tiempo, debió instalarse parte del mercado. Por esta zona tenía su casa "Joaca la partera", una especie de comadrona que debió traer al mundo a media Pola, en la primera mitad del siglo XX. Un poco más abajo se instalaban los gocheros, entre ellos mi padre y mi abuelo, que era tratante y capador de gochos». 
Medina, que se acercaba al puesto de su familia al salir del colegio, aún recuerda como «ponían a los gochos en "banastras", una especie de cestas sin tapa, para venderlos». 
Un poco más abajo, en la plaza Les Campes, se instalaban los ganaderos y había un pozo que se usaba como abrevadero para los animales. «En la parte baja se instalaban los que vendían caballos y burros y, arriba, el otro ganado». Medina continúa la ruta por la calle Inocencio Burgos y Corporación: «A la derecha, según vas hacia la iglesia, se colocaba el mercado de la avena, el trigo, la cebada y la escanda, y, al final, estaba el puesto de Agustín Feijoo, un paragüero de Orense. Y enfrente, en la otra acera, había argollas para que los aldeanos dejaran amarrados a los burros». 
Esta calle confluye con San Antonio frente a la plaza de Argüelles. «En la calle San Antonio se colocaban los carniceros, en la acera que linda con la plaza. Todo esto estaba muy regulado y yo tengo fotos que muestran que tenían los xatos colgados e iban cortando las piezas según les pedían». 
En la acera de enfrente se instalaba otro gremio, el de los panaderos, venidos muchos de ellos de El Rebollal: «Allí había como 200 panaderos a finales del XIX. La última creo que fue Rosario, "la pamestera", que murió en la década de los 50 del pasado siglo». 
Ya en la plaza de Argüelles, Medina señala el punto en el que se instalaba otro de los personajes emblemáticos del mercado: «Aquí ponía su puesto Chucha "la Cagancia", una vendedora muy famosa». Chucha se dedicaba a la venta de frutas y verduras, una actividad que perduró en la plaza de Argüelles hasta hace año y medio, cuando las obras de renovación de las plazas de Argüelles y Cabo Noval obligaron a trasladar los puestos hasta los aleros de la Plaza de Abastos, donde aún permanecen. Medina concluye el recorrido en la plaza de Cabo Noval: «Esta era la plaza del Carmen y aquí se instalaban los puestos de loza, donde las piezas más apreciadas eran las de la fábrica de loza del Villar y las de Vega de Poja», comenta. 
Entre finales de los años 50 y principios de los 60 del pasado siglo, el mercado se trasladó a las caserías del río Ñora. Más tarde se instaló en La Isla, donde las actividades tradicionales empezaron a perder fuerza ante el auge de los puestos textiles. En estos años comienza una nueva etapa del mercado, quizá menos lustrosa, pero que igualmente se entrelaza con la propia historia de la Pola"

El Camino de Santiago continúa por la actual calle Celleruelo hacia la iglesia parroquial de San Pedro de la Pola, pasando primeramente al pie del edificio de los Vigil-Escalera, del año 1901, que fue sede del Banco de Siero, cuya estrepitosa desaparición constituyó un grandioso escándalo financiero. Poco más allá estuvo el desaparecía al Hospital de los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián, con su capilla, centro de acogida de pobres y peregrinos, sucesor de la Alberguería de San Pedro donde, en 1141, es decir 129 años antes de la fundación de La Pola (que no se hizo no obstante efectiva hasta 1310), una tal María Ordóñez había fundado una casa de acogida para pobres, luego abierta a peregrinos, que delimitaba en sus términos y propiedades para cederla al monasterio ovetense de San Vicente


Estos lugares por tanto son el solar originario de La Pola, antes incluso de que esta existiera, pues en base a esa primigenia fundación caritativa se creó un núcleo poblacional que fue la base para fundar la nueva puebla, llamada en principio San Pedro de los Albergues, por lo que puede decirse que, aquí, fue antes el albergue y luego la población, al contrario de lo que suele suceder


Pero nada queda ya de aquello, ni el hospital o alberguería, ni su capilla, ni siquiera la primera iglesia parroquial trasladada en el siglo XIX desde este su emplazamiento original a un solar más espacioso y grande que acabase con las quejas vecinales sobre su estado y pequeñez, aunque, a causa de guerras, revoluciones, revueltas y mala pata con la construcción, el proceso se demoró entre 1801 y 1870, casi como para construir una catedral


Ahí detrás de la Plaza de Argüelles vemos, más allá de las terrazas del bar La Flaca, la Plaza del Cabo Noval, héroe polesu de la Guerra de África, con acceso también desde la calle San Antonio (a la izquierda), por la que hemos venido tras entrar en La Pola por El Rebollal, esa era la Plaza del Carmen o de la Loza donde se vendía la preciada cerámica de El Rayu y otros alfares de las vecinas parroquias de Samartino y Marcenao, de la que tanto hemos hablado cuando las recorríamos haciendo Camino


De la Plaza de Argüelles de frente y a la derecha se va a Les Campes o la Plaza les Campes, el antiguo mercado de ganados. De la historia y disposición de aquel mercado nos cuenta también Luján Palacios en La Nueva España del 27-3-2007 en Historia de una cita ganadera:
"La historia del mercado de ganados de Siero tiene orígenes ancestrales. La plaza de Les Campes fue el primer lugar elegido para celebrar el mercado de animales de la Pola. Posteriormente, el casco urbano de la villa se fue organizando alrededor del mercado de ganado, como eje en torno al que transcurría la vida comercial y como punto de encuentro para todos los vecinos de las aldeas próximas que bajaban a la Pola los martes de mercado. 
El evento fue creciendo poco a poco y se convirtió en uno de los mejores mercados de ganado vacuno de Asturias. Según datos municipales, a finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX el mercado de los martes abarcaba la plaza de Les Campes, la plaza de La Pedrera, la calle de La Soledad, la plaza de Argüelles, la plaza de Cabo Noval, la calle de San Antonio, la plaza de la Iglesia y la calle del Marqués de Canillejas. 
Asimismo, y también según datos recogidos por el Ayuntamiento, había una distribución marcada para cada tipo de puestos y de animales. En la plaza de Les Campes se localizaba el mercado de ganado vacuno y lanar; en la plaza de La Pedrera y en la calle de La Soledad se situaba el mercado de cerdos cebones, al que acudían tratantes de todas las comarcas asturianas; en el lateral derecho de la plaza de Argüelles se encontraba el mercado del burro; la plaza de Argüelles albergaba también los puestos de verduras y productos del campo y en la plaza de Cabo Noval se vendían loza y madreñas, por lo que también se le denominó la plaza de La Loza. 
Además, en la calle de San Antonio se situaban las llamadas tiendas al aire, que vendían tocino, carne, quincalla, sidra, aguardiente y otros productos de uso doméstico, tal como recuerdan los archivos municipales. 

Por aquí más o menos habría estado la antigua iglesia de San Pedro o San Pedro de los Albergues y de frente, donde ahora sería el bloque de la Casa Naranja (más o menos), el poderoso Marqués de Santa Cruz de Marcenado, el mismo que el del palacio de la Casa del Jardín, tenía otra casona-palacio (destruida en 1936, al empezar la Guerra Civil), esta con derecho a paso directo a la misma para sus moradores. El Camino, con el antiguo Banco de Siero a la izquierda, sigue todo recto calle Celleruelo arriba, donde justo a continuación del antiguo edificio bancario, un caserón que asoma sobre la calle a la izquierda señala, también 'más o menos', donde estuvo aquella alberguería fundacional de María Ordóñez, luego Alberguería de San Pedro y Posteriormente Hospital de San Fabián y San Sebastián


Pero nosotros en esta entrada de blog vamos a dedicarle una entrada al Parque de Alfonso X El Sabio que, como a Les Campes, estimamos imprescindible hacerles una visita. Es más, se dice que por Les Campes pasaba el Camino de Santiago y que bordeando la posesión del Palacio del Marqués de Camposagrado, en lo que se llamó Palacio del Jardín y luego Parque de Alfonso X El Sabio, había un río, con varios puentes, que también fue acceso a La Pola antigua


Admiramos estas grandiosas galerías que cubren, menos el bajo, los dos pisos de las fachadas de dos casas que miran a esta Plaza del Cabo Noval



El segundo edificio es la parte posterior de la Farmacia Cabezas de Herrera, que al otro lado tiene la entrada, en la calle Celleruelo nº 2. A su izquierda, al fondo, asoma el Ayuntamiento de Siero


Fue en 1884 cuando el entonces alcalde D. José Miranda San Martín anunció la venta de varios inmuebles para acometer la construcción de un nuevo consistorio, encargándose los planos, y adjudicándole la obra, con un presupuesto de 69.990 pesetas, dos años después, al arquitecto vasco Javier Aguirre, uno de los profesionales que evolucionaron del clasicismo decimonónico imperante hacia el eclecticismo. Nos lo explica muy bien la propia web del Ayuntamiento de Siero:
"El 5 de febrero de 1883 la Corporación Municipal, decide la construcción de una nueva Casa Consistorial. El día 26 de ese mismo mes se encarga al Arquitecto Provincial, Javier Aguirre, la realización del plano y el presupuesto. En el año 1886 se adjudica la edificación con un presupuesto de 69.990 pesetas. Javier Aguirre, de origen vasco fue también arquitecto del Balneario de las Caldas, del Mercado del Fontán en Oviedo y del Mercado de Avilés entre otros edificios. 
En Occidente, entre 1860 y finales de los años 20 del pasado siglo, se desarrolló en arquitectura una tendencia artística historicista, conocida a menudo como “Eclecticismo arquitectónico”, que se manifiesta entre otras cosas por la búsqueda de soluciones estéticas en el pasado. El término ecléctico, viene del griego y significa mezcla. Esto es lo que hacen los artistas, escogen elementos del pasado y los revisan mezclándolos en sus edificios".

Nos asomamos al comienzo de la calle Celleruelo, por donde pasó antaño la Carretera de Santander que relegó a los antiguos caminos reales o 'caminos franceses' del valle del Nora a vías locales y pecuarias. En el siglo XVIII, como buen conocedor de aquellas viejas sendas, Jovellanos afirmaba que "De Infiesto a Ribadesella el camino es malo, y mortal de la Pola de Siero a Nava". En esa misma centuria, en 1784, el regidor perpetuo de Siero y alcalde mayor de la villa de Noreña, D. José Camino Miranda, se quejaba de la escasa atención en su demarcación para con los caminos reales (del 'reino', como del 'estado') que comunicaban estas dos poblaciones con Sariegu, Villaviciosa, Colunga, Nava y Piloña


Ya en 1847, cuando la apertura de la nueva carretera a Villaviciosa afectaría a la antigua iglesia parroquial, "los vecinos pidieron que el valor de la expropiación se destinara a la iglesia nueva que se estaba construyendo", nos informa la historiadora Mª Dolores Alonso Cabeza en su libro Páginas de la historia del concejo de Siero


El Ayuntamiento tiene los cimientos incrustados en la antigua carretera, que cruzaba un puente sobre El Río Teresona o Río de los Penitentes, que continuaba bordeando el palacio del marqués de Santa Cruz, a su izquierda, el actual Parque Alfonso X El Sabio, "hasta cruzar por delante de la primitiva fuente del Correyu y perdiéndose por la Venta de la Uña", leemos en Vivir Asturias.


Ya en 1851 los vecinos habían manifestado su preocupación para con un proyecto de nuevo puente para la nueva carretera "sobre el río de la Pola", dice Alonso Cabeza, pues "Temían que no permitiera el desagüe necesario para las grandes crecidas, cuando el torrente arrastraba troncos, ramas, vigas, gavillas de maíz, etc., e inundaba las casas y deterioraba las calzadas". En 1857 se acometió la cubrición definitiva del río, "cuyas obras cenagosas podían originar enfermedades", solicitando el Ayuntamiento un arquitecto para esa obra:
"Los vecinos pedían que se cubriera "a lo menos desde el puente que llaman del medio, hasta el de la carretera que conduce a Villaviciosa, dando así mayor ensanche a la plaza de la iglesia (actual Plaza de Argüelles) y sus alrededores y evitando las muchas desgracias a que uno se ve expuesto, particularmente de noche", así decía un periódico de Oviedo el 14 de noviembre de 1856"

Aquel río, ahora pues cubierto, parece haber sido el Rioseco que María Ordóñez menciona como nombre del lugar donde tiene su casa-hospital en 1141, aunque en la actualidad El Río Seco, también llamado Recuna sea como se conoce, un poco más allá, a otro afluente del Nora, sobre cuyo puente medieval hemos pasado viniendo a La Pola por el Camino. Volvemos a consultar los datos recopilados por la historiadora Mª Dolores Alonso Cabeza en Páginas de la historia del concejo de Siero:
"Atravesaba la villa de la Pola un riachuelo llamado antiguamente Río Seco, en el Diccionario de Madoz río de los penitentes, posteriormente río de la Pola. Se formaba de algunos regatos que bajaban de Vega de Poja y desembocaban en el Nora. En época de lluvias la crecida de las aguas perjudicaba a los vecinos y deterioraba los puentes de madera "... como la divide en dos partes tiene para comunicación cuatro puentes, dos de piedra y dos de madera"

Los Celleruelo fueron, como los Vigil-Escalera, una de las familias más influyentes de Siero y, como ellos, estaban radicados en origen en La Carrera y, siguiendo una misma trayectoria, se adaptaron a los trepidantes cambios acaecidos en el siglo XIX que pusieron fin al Antiguo Régimen; ostentaron escribanías y oficios de regidores perpetuos del concejo de Siero, destacando también entre ellos el militar Pedro Álvarez Celleruelo y el magistrado de la Audiencia Pedro Álvarez Celleruelo García



Por la calle pasan les carroces del del Desfile de los Güevos Pintos, carrozas engalanadas para la ocasión, abriendo el desfile la que hubiera ganado el famoso concurso de Les Carroces de Valdesoto, que se celebra el agosto anterior en esta parroquia sierense al sur de La Pola. Esta es una crónica del desfile del año 2024 de Lucía Rodríguez para el periódico La Nueva España que puede servirnos de 'patrón' para saber como se celebran todos los años:
"Cientos de personas se congregaron en los alrededores de la Plaza del Ayuntamiento de Pola de Siero para ser testigos del Desfile Tradicional de Güevos Pintos, que dio comienzo pasados unos minutos de las 18.00 horas. En él participaron los sidros de Valdesoto, los grupos folclóricos El Ventolín, Principado, La Sidrina, el Piñote y el Cuélebre, además de Xiranda Brass Band, los cabezudos de la Sociedad de Festejos y escenas tradicionales escenificadas sobre las carrozas de San Félix de Valdesoto".


"Carrozas engalanadas para la ocasión, el vecindario de niños y mayores con trajes típicos asturianos y grupos folklóricos, asociaciones musicales, desfilan por las calles de la villa que se llena de animación y colorido", explica la historiadora Mª Dolores Alonso Cabeza en su libro El concejo de Siero en sus fiestas. Datos de su historia



Y de la calle Celleruelo pasan a la Plaza del Ayuntamiento, pasando enfrente del consistorio, tal y como vamos a hacer nosotros, siguiendo luego por la calle Florencio Rodríguez, al lado del parque



También aquí, a modo de ejemplo, adjuntamos la presentación del programa de la fiesta del año 2024, tal y como lo publica José A. Ordóñez para La Nueva España del 26 de marzo de dicho año:
"La Pola está lista para los Güevos Pintos. El programa de la segunda gran cita del calendario festivo local se abre este jueves con la inauguración de una nueva edición del Mercáu Polesu en el parque Alfonso X el Sabio. Se trata de un evento en que se combinarán los puestos de artesanía tradicional, las representaciones teatrales y las actividades infantiles hasta el próximo domingo. Todo para para ir calentando motores de cara al "día grande" del martes 2 de abril. Además, durante toda la semana que viene tendrá lugar la 43ª edición de la Selmana del Folclor Astur que organiza El Ventolín. 
El programa de la jornada central de los Güevos Pintos de la Pola se abrirá a las diez y media de la mañana del próximo martes con una alborada de gaita y tambor por las calles de la capital sierense, en la que también tomarán parte varios "cabezudos". La tradicional bendición tendrá lugar a mediodía. A su término, también en la plaza del Ayuntamiento, se procederá a la entrega de premios a los mejores "güevos" presentados al concurso organizado por la sociedad de festejos. Además, habrá una actuación del alumnado de la escuela de música tradicional y del grupo de baile de El Ventolín. Para terminar los actos de la mañana se procederá a la espicha de un tonel cedido por Sidra Muñiz para su degustación gratuita por parte de los asistentes. 
El tradicional desfile de los Güevos Pintos arrancará a las seis de la tarde y discurrirá por las calles Celleruelo y Florencio Rodríguez. Participarán El Ventolín, Xiranda Brass Band, Grupo Folclórico Principado, Grupo Folclórico El Cuélebre, Grupo de Baile El Piñote, Grupo de Baile La Sidrina, Estampes Tradicionales, los Sidros y los cabezudos de la Sociedad de Festejos de la Pola".

Un vídeo del desfile a su paso por este tramo de la calle Celleruelo



El baile, animación, alegría y algarabía, pues además y a propósito de los Güevos Pintos el Grupo Folklórico y de Investigación El Ventolín organiza la Selmana del Folclore Astur:ç
"La Semana del Folclore Astur pretende acercar a nuestros vecinos de Pola de Siero, y al resto de nuestra comunidad los distintos aspectos de la cultura asturiana desde su perspectiva más amplia. En ella se llevan a cabo exposiciones, conferencias, recitales musicales y un festival folclórico que da cierre a toda esta semana de actos. 
Toda ella gira alrededor de un mismo tema, que cada año es diferente y siempre guarda relación con algo concreto de nuestra cultura popular: «El Llinu y la llana», «L´acebache», «La Cerámica en Vega de Poja», «Las Fuentes ,Bebederos y Lavaderos», «El Sanmartín», «El Bosque», «La Minería», «El Mercau de La Pola», «La Sidra», «La Luna», etc. 
La Semana sigue siempre el mismo desarrollo: 
-El Lunes, tiene lugar la presentación oficial a la que acuden personalidades políticas y culturales muy relevantes tanto locales como provinciales, donde se da paso a la inauguración de las diferentes exposiciones: «Etnográfica» «Pintura y Escultura» y «Filatélica» ya clásicas en nuestros Festivales. 
-El Martes, coincidiendo con el día de Los Güevos Pintos – Fiesta de interés Folclórico Nacional – se lleva a cabo una demostración – Exhibición en la calle relacionada con el tema de la Semana – que siempre congrega numeroso público. 
-El Miércoles, se representa una muestra de Canción Popular asturiana. 
-El Jueves, se representará una obra de teatro costumbrista asturiano. 
-El Viernes, se subastan diferentes obras de arte donadas por importantes artistas de Asturias. Están, estas obras, expuestas en la sala de exposiciones de la Casa de la Cultura de La Pola de Siero durante toda la semana. 
-El Sábado, tiene lugar el Festival de Baile, que es siempre cierre de La Semana y en el que participan: El grupo invitado, grupos de Asturias y gentes de sus pueblos, que nos muestran su particular forma de efectuar y sentir sus bailes".

Y este en concreto es el programa de la semana del año 2024 publicado en La Voz de Asturias por Manuel Noval Moro:
"El Grupo Folclórico y de Investigación El Ventolín, una de las asociaciones culturales con más solera de Siero, inaugura el lunes 1 de abril la cuadragésima tercera edición de la Semana del Folclore Astur, una cita con la tradición que es ya ineludible en los días siguientes a la Semana Santa, y que tiene su momento más lucido en la fiesta de los Güevos Pintos, que se celebra en la Pola el día 2. 
Este año, como explica Isaac Vallina, uno de los organizadores de las actividades, El Ventolín ha dado un giro significativo a la semana, y lo ha hecho en dos sentidos: el primero, centrar la mayoría de las actividades, aunque no todas, en su propia sede, situada en la calle El Pumarín de Pola de Siero. El segundo, centrarse casi exclusivamente en la tradición musical y de baile. Así, Vallina considera 2024 «el año cero de los talleres». Porque, a lo largo de la semana, todo el que quiera podrá asistir, gratuitamente y previa inscripción, a un puñado de talleres de instrumentos tradicionales asturianos, impartidos por los profesores de la Escuela de Música Tradicional de El Ventolín. Es una forma de, por una parte, abrir de par en par al público las puertas de su sede, para que la gente conozca la mucha actividad que hay en ella, y, por otra, ofrecer la posibilidad de que los aficionados a la música tradicional se acerquen con curiosidad y sin miedo a los instrumentos y —quién sabe— quizá inicien un camino de práctica de alguno de ellos. 
La presentación oficial del programa tendrá lugar el lunes 1 a las ocho de la tarde en la sede de El Ventolín, e incluirá un video acerca de todas las actividades. El día de Güevos Pintos, una de las fiestas centradas en la tradición más importantes de Asturias, el alumnado de la Escuela de Música Tradicional de El Ventolín y el grupo de baile actuarán a las 12 del mediodía en la plaza del Ayuntamiento, tras la bendición de los güevos. Y por la tarde no faltarán al desfile de grupos folclóricos y bandas de gaitas organizado por la Sociedad de Festejos de Pola de Siero. 
Al día siguiente comienzan los talleres con el de acordeón diatónico, dirigido por Nel Sánchez. Será a las cinco y media de la tarde. Ese mismo día, miércoles 3, tendrá lugar en la sala principal del auditorio de la Pola el estreno de la obra «Por un puñáu de castañes», del Grupu de Teatro Carbayín. La actuación del grupo dirigido por José Ramón Oliva tiene todos los años un extraordinario éxito de público, y es una cita ya clásica en el programa de la semana. 
El jueves 4 de abril tendrán lugar otros dos talleres. El de flauta travesera, dirigido por Daniel Álvarez, será a las cinco de la tarde. El de tambor, bajo la dirección de Arsenio Ruiz, a las ocho y media. Y para el día siguiente, el 5 de abril, están previstos el taller de gaita, dirigido por Guillermo Pérez a las cuatro de la tarde, y el de pandereta, a las seis y dirigido por Laura Ruiz. 
La programación cierra el sábado 6 de abril a las siete de la tarde con el Festival de Música y Baile Tradicional en el auditorio. Presentado por Esther Fonseca, el festival contará con la Escuela de Música Tradicional de Fitoria, la Escuela de Música Tradicional y Banda de Gaitas Villaviciosa-El Gaitero, el dúo formado por Chino el Indio y Carlos Velasco, y tanto la escuela de música como el grupo de baile de El Ventolín".


Allá entre la Plaza del Ayuntamiento y el Parque de Alfonso X El Sabio se extiende el Mercáu Polesu con los puestos de venta de los Güevos Pintos y el hórreo donde se despacha sidra que corre que da gusto, de todo ello hablaremos seguidamente


Pero antes vamos a acercarnos a ver el Ayuntamiento, el cual sigue una estructura porticada con dos plantas, con elementos propios del eclecticismo, que es en sí mismo una mezcla de estilos. Sigue el patrón de numerosas casas consistoriales asturianas construidas en aquella época, tal y como recalca el Gran Atlas del Principado de Asturias:
"Es un edificio de dos plantas, de estructura cúbica, con solución porticada para el acceso por la fachada principal, un modelo muy extendido para edificios de similar tipología en toda Asturias. Presenta elementos característicos provenientes del eclecticismo, como la forma de los vanos y balcones, pilastras y la diferenciación en el paramento del piso inferior y superior"

Sobre la corriente arquitectónica que inspiró sus trazas, así como otras características de su fábrica, seguimos asimismo de nuevo la web del Ayuntamiento:
"En Occidente, entre 1860 y finales de los años 20 del pasado siglo, se desarrolló en arquitectura una tendencia artística historicista, conocida a menudo como “Eclecticismo arquitectónico”, que se manifiesta entre otras cosas por la búsqueda de soluciones estéticas en el pasado. El término ecléctico, viene del griego y significa mezcla. Esto es lo que hacen los artistas, escogen elementos del pasado y los revisan mezclándolos en sus edificios. 
De estructura cúbica y con planta cuadrada. En la planta baja un pórtico acabado con arcos rebajados o escarzanos, protege la entrada principal de las inclemencias del tiempo. En la primera planta, los elementos más significativos son los amplios vanos adintelados y el balcón corrido y volado".

Llaman especialmente la atención en el piso alto el gran balcón central y, arriba, los grandes óculos del bajocubierta


Sobre la frase CASA CONSISTORIAL vemos el año 1887, cuando oficialmente se inauguró este consistorio, el reloj se instaló posteriormente, en 1890, obra del relojero Lorenzo Redondo Bonilla, especialista en instalación de relojes públicos en toda la península. Paula Tamargo le dedica este artículo en La Nueva España del 1-1-2022 El reloj del Ayuntamiento de Siero, 130 años de historia y una semejanza con el de la Puerta del Sol:
"Hace más de 130 años que el reloj del Ayuntamiento de Siero da la hora a los vecinos. Pero probablemente el paso de tanto tiempo ha borrado ya de la memoria colectiva algunos detalles sobre este destacado elemento de la Casa Consistorial que, sin duda, merecen ser recordados. Y uno de ellos, el más anecdótico, es que en su esfera tiene una curiosidad: la numeración es la romana, pero a la hora de formar el 4, lo hace con cuatro palillos (IIII) en vez de con el palillo antes del símbolo V (IV). No es ni mucho menos el único caso ni en España ni en el mundo y, aunque nunca se ha dado por totalmente buena una explicación al respecto de esta circunstancia, una es la más extendida. Tendría que ver con razones estéticas y, según el Instituto Británico de Relojería, el hecho de emplear IIII y no IV es “para favorecer la armonía visual del reloj”. Los cuatro caracteres (IIII) crearían una mejor simetría con los caracteres del número 8 (VIII), que se sitúan justo al lado opuesto de la esfera.
Esto mismo sucede en relojes tan famosos como el de la madrileña Puerta del Sol desde la que se ofrecen por televisión las tradicionales Campanadas o el de la fachada de la Diputación Provincial de Zaragoza. 
Más allá de la anécdota, en el caso del reloj del Consistorio de Siero se trata de una pieza cuyo responsable fue un afamado relojero que colocó este tipo de elementos por toda la geografía española. Se trata de Lorenzo Redondo Bonilla, un reputado profesional de Motilla del Palancar (Cuenca) que tras la bonanza de su negocio acabaría fundando una fructífera empresa que llamó “Relojería Franco-Suiza”. 
“Relojes de torre sistema Redondo con patente de invención por 20 años, campanas metal Font a 2'25 pesetas kilo. Se han colocado en varias provincias de España y se mandan catálogos con precios y condiciones”, rezaba la publicidad de la época que se hacía en la prensa la “Relojería Franco-Suiza”. El reloj del Ayuntamiento de Siero se instaló en torno a 1890, según la información municipal disponible, si bien algunos autores sitúan la colocación un año después, en 1891. Sea como fuere, lo cierto es que unos años después, también en anuncios de prensa, el relojero se promocionaba con una relación de las 16 provincias españolas y las más de setenta localidades dentro de ellas en las que había puesto relojes. 
“Relojes de Torre instalados por Casa Redondo (…) Pidan catálogos” se leía en un anuncio en el periódico El Liberal en 1912. En la relación publicada, en Asturias, entonces como provincia de Oviedo, solo se citaba el de Pola de Siero. 
El reloj de la Casa Consistorial polesa –que vivió algunas polémicas a cuenta de los intentos de mecanizar el sistema, algo que contó con la oposición de colectivos y vecinos- sigue más de un siglo y tres décadas después sumando horas a su bella historia".

Efectivamente, en su numeración es romana el número 4 está representado por cuatro palillos 'IIII', en vez del clásico 'IV', algo más usual de lo que parece, la razón no se sabe con total seguridad pero esta curiosidad nos la explican en Relojería Ramón Regal:
"Seguramente en el colegio estudiaste la numeración romana, ese sistema que emplea letras mayúsculas para representar valores, así que posiblemente sepas que el 4, en números romanos es IV. Sin embargo en algunos relojes con numeración romana el 4 aparece como IIII. Y no solo en relojes de pulsera, sino también en relojes tan famosos como el de la Puerta del Sol de Madrid.

Muchos piensan que son errores puntuales. Que los relojeros que los fabricaron tuvieron un mal día, pero la verdad es que se siguen diseñando relojes con cuatro "palitos".

Un error que no lo es tanto

La numeración romana se inspiró en la numeración etrusca, un sistema basado en que la adición de cada signo iba sumándose al anterior. Para los etruscos el 4 era 4 veces I (IIII) pero los romanos transformaron el sistema y lo convirtieron en sustractivo, por lo que el 4 pasó a ser IV.

Aún así en la antigua Roma continuaron escribiendo IIII. Y de hecho preferían hacerlo de esta forma por superstición. En latín, IV son las dos primeras letras de Júpiter (IVPITER), el dios más importante de la mitología romana, y los romanos creían que utilizar IV para denominar un número era blasfemo. De este modo, el uso de IIII no era (ni es incorrecto).

La explicación más razonable: estética

La explicación más extendida, y probablemente la correcta, es que sea por razones estéticas. Según el Instituto Británico de Relojería el hecho de empelar IIII y no IV es para favorecer la armonía visual del reloj. Estos cuatro caracteres (IIII) crean una buena simetría con VIII, los otro cuatro caracteres que están en su lado opuesto de la esfera.

De la misma manera, también se dice que IIII es más cómodo de leer que IV debido a su posición dentro de la esfera, y evita confusiones con el número VI, que también está boca abajo.

¿Motivos monárquicos?

También hay quien atribuye un origen monárquico al que el número 4 se escriba como IIII con una historia que no deja de ser curiosa.

La historia nos traslada al siglo XIV. Según ella el rey Carlos V de Francia encargó un reloj para la torre del Palacio Real de Francia y cuando lo vio, reprendió al relojero por haber puesto IIII y no IV, creyendo que era incorrecto. Ante las explicaciones del relojero, el rey concluyó el tema con la frase "yo nunca me equivoco". Y como el monarca era apodado "El Sabio" allí terminó la discusión.

¿Será verdadera esta historia? ¡Quién sabe!, aunque lo cierto es que en el reloj de La Conciergerie están los cuatro "palitos" para representar al número 4...

La verdad es que no podemos señalar con total seguridad el motivo concreto por el cual se usa IIII en los relojes. Incluso los relojeros, actualmente, parecen no ponerse de acuerdo al emplear la numeración romana. Pero si algo podemos extraer de todo esto, es que escribir IIII no es tan erróneo como se suele pensar... Y si alguien lo pone en duda... ¡Tienes estos datos para contar!".

En cuanto a la campana, que toca a en punto, a y media y en los cuartos, tiene también su historia, pues se afirma que el templete que la cobija procede del desaparecido Hospital de los Santos Mártires


No se acometieron obras de relevancia hasta 1983 con el arquitecto municipal José Benito Díaz Prieto, consiguiendo esta reforma el Premio Asturias de Arquitectura al año siguiente


Una siguiente reforma se hizo en 2007, cuando "se aumentó el espacio de la buhardilla, iluminada con ojos de buey", con un tejado en forma de mansarda de gusto francés, de cubierta con vertientes quebradas, en la que la parte inferior es más empinada que la superior, "lo que le da un aspecto afrancesado"


En el interior, la escalera está presidida por un gran mural de 12 m² obra de Casimiro Baragaña, autor de los existentes en la iglesia parroquial de San Pedro y de los que hablamos en la entrada de blog correspondiente a la calle Celleruelo


En la planta baja, de fachada principal porticada, se emplea el almohadillado como elemento decorativo, así como otras filigranas


Es en estos soportales donde el párroco de Siero pronuncia la solemne Bendición de los Güevos Pintos, de la escribe para La Nueva España del 2-4-2024 en Los Güevos Pintos de la Pola, de aniversario: medio siglo de la bendición en asturiano del cura Carlos Sánchez Martino:
"La fiesta de Güevos Pintos regresa hoy, martes, a Pola de Siero. Y además de lo mucho que por sí sola representa para los polesos, tiene también en esta ocasión una efeméride que conmemorar: se cumple medio siglo de la primera vez que la bendición se hizo en asturiano. Fue en 1974 cuando el párroco de entonces, Carlos Sánchez Martino, pronunció los tradicionales versos en bable. A partir de ese año, los curas que le sucedieron al frente de la parroquia mantuvieron la costumbre. Hasta este momento, con el actual, Fermín Riaño, que ya la ha realizado de este modo en ediciones anteriores. 
Carlos Sánchez Martino fue párroco de la Pola desde 1972 hasta 1991, año en el que falleció. En 1973 no hizo la bendición en asturiano, sino que fue en 1974 cuando la estrenó. "Era un hombre con grandes conocimientos humanísticos y un apasionado de la cultura tradicional asturiana", recuerda Rosi Villa, que fue archivera de Siero durante más de 35 años y está ya jubilada. 
El sacerdote fue un hombre muy querido en la Pola, impulsó la ampliación del cementerio, la de la iglesia con la capilla de los mártires Fabián y Sebastián, fue uno de los promotores de El Ventolín y trabajó, además, en publicaciones sobre mitología asturiana. De su mano se comenzó también la recuperación y ordenación del archivo parroquial."

La bendición consta de dos partes, una es libre y cuyo texto está a cargo del párroco correspondiente, la cual suelen ser peticiones al Ayuntamiento o al Principado de Asturias, a necesidades sociales y económicas, al igual que a rogar y solidarizarse con las personas aquí o en cualquier lugar del mundo:
"Hay otra parte, el estribillo, que es lo que todos los curas repiten en asturiano desde que Sánchez Martino lo hizo por primera vez en 1974. Son dos párrafos extensos que comienzan implorando al Señor, que hizo "toles coses pa que-y valieren al home". Y finalizan pidiendo la bendición: "Pa toos, pa los que tamos y los que falten, los gayasperos y atrisyaos, los que piensen tener too y los quéchen daqué en falta, manda, como rosada al riscar del día, la to ayuda y la to bendición".

Ya que volvemos a hablar de la fiesta, estimamos oportuno adjuntar el programa de dicho año 1924 tal y como lo transmite en su artículo Paula Tamargo
"La fiesta de Güevos Pintos se inicia hoy, martes, a las 10.30 horas con una alborada de gaita y tambor por las calles de Pola de Siero, acompañada de los cabezudos de la Sociedad de Festejos, organizadora de esta cita además de la de Comadres y El Carmín. A las doce del mediodía, como manda la tradición, comenzará la bendición en la plaza del Ayuntamiento. Después, finalizados los actos religiosos, tendrá lugar la entrega de premios del concurso de Güevos Pintos y la muestra de baile a cargo del Grupo Folclórico El Ventolín. Para concluir, se romperá la espicha del tonel, con degustación gratuita de Sidra Muñiz. 
A las seis de la tarde dará comienzo otra de las actividades más esperadas, el desfile tradicional de Güevos Pintos por las calles Celleruelo y Florencio Rodríguez. Este año participan, El Ventolín, Xiranda Brass Band, los grupos Principado, El Cuélebre, El Piñote, La Sidrina, la Bandina Gaites Conceyu Siero, Estampes Tradicionales, de nuevo los cabezudos de Festejos, y estarán también presentes, los Sidros de Valdesoto".

Estos Sidros de Valdesoto son personajes de las mascaradas de invierno, las cuales empezaban ya en Navidad y se prolongaban en Reyes, la Candelera o Candelaria y, por supuesto el Antroxu o Carnaval, participando en el Desfile de los Güevos Pintos así como en numerosísimos eventos alrededor del mundo, principalmente en festejos similares existentes en toda Europa



Los sidros, con su atuendo blanco, botas negras y gran capuchón de pieles cubriéndoles medio cuerpo de cintura para arriba arman ruido y espolín, gritando, sonando lloquerones o cencerros, saltando y blincando ayudados por una piértiga dentro de la alborotadora tradición característica de su fiesta de origen ancestral, recuperada por la asociación Sidros y Comedies de la vecina parroquia de Valdesoto


Volvemos de nuevo no obstante a la calma en la Plaza del Ayuntamiento, viendo ahora la fachada este que, como es natural, es algo más sobria y de un sólo balcón, mirando al parque


Y en el parque, como decimos, antigua posesión del Marqués de Santa Cruz de Marcenado, que por eso a su palacio, oculto desde aquí entre los árboles Palacio del Jardín, vemos un pedestal y busto, al que queremos acercarnos


Está dedicado a Alfredo García Riestra, Fredi, "una de las personas más queridas en La Pola", obra del artista José Luis Iglesias Luelmo y aquí colocado el 22-7-2003


Cuando falleció, La Voz de Asturias publicó el 22-7-2018 su semblanza en el artículo La sonrisa de "Fredi" se apaga en La Pola, en el que se repasa su biografía y se recuerdan simpáticas anécdotas de las que fue protagonista:
"La Pola ha perdido en plenas fiestas del Carmen y Carmín a uno de sus personajes más queridos y entrañables. Alfredo García Riestra -conocido popularmente como 'Fredi' o 'Fredito'- falleció el pasado viernes en Oviedo a la edad de 68 años. Este hombre jovial y de eterna sonrisa recibió el cariño de varias generaciones de polesos y del asociacionismo local. 
Fue muchos años el gran protagonista de la fiesta de la calle de San Antonio, donde siempre formaba un equipo ganador para las competiciones deportivas. Su vida estuvo plagada de episodios simpáticos, desde su famosa discoteca en La Ferlera hasta su debilidad por las mujeres, lo que le valió el cariñoso apelativo de 'El capricho de las nenas'. Uno de sus momentos más felices fue cuando el alcalde Juan José Corrales decidió dedicarle un busto, que realizó el escultor José Luis Iglesias Luelmo en el parque Alfonso X..."

En la placa podemos leer:
D. ALFREDO GARCIA RIESTRA
"FREDI"
POLA DE SIERO
22-IV-2003

En cuanto al artista, Juan Luis Iglesias Luelmo, alguna de cuyas obras vamos a seguir viendo en el Camino, nos agrada traer este reportaje a él dedicado por Lucía Rodríguez, el 14-3-2024, en La Nueva España
"De niño, sus juguetes favoritos eran los lápices de colores y una libreta repleta de hojas en blanco donde poder pintar. Nacido en La Felguera, Juan Luis Iglesias Luelmo convierte sus bocetos en auténticas obras de arte de bronce fundido desde su taller de Areñes, en Siero. Cerca de Carbayín Alto, en las proximidades del cementerio parroquial de La Plana, y por un sendero al que solo se puede acceder caminando, se encuentra la casa que en su día compró con su mujer y "donde pasábamos los fines de semana con la familia", explica el escultor. Sin embargo, quiso el destino que, "por cuestiones de urbanismo, el lugar donde trabajaba en mi localidad natal, tuviera que cerrar y adapté mi trabajo a esta casa, a donde vengo a diario a tallar mis esculturas". 
En un principio, "la idea era que nos viniéramos a vivir aquí, pero por una cosa o por otra, la cosa se fue alargando y, de momento, seguimos viniendo todos los días a trabajar en el taller, tanto mi mujer, que colabora conmigo, como yo, esto es nuestra vida", subraya. 
Su relación con Siero se inició hace ya más de 40 años, aunque la trayectoria de Iglesias Luelmo comenzó mucho antes, cuando era solo un chaval. "Mi padre era tallista y tenía un taller, ya de bien pequeño a mí me gustaba mucho dibujar y modelar", recuerda. Y así pasaba las tardes, en el estudio de su padre. La suerte de nacer en La Felguera hizo que, tanto él como su padre, estuvieran muy relacionados con las fundiciones. "Así que según fui creciendo, iba pasando mis obras a piezas fundidas". 
Después de tantos años, su obra en Asturias es muy extensa. En el concejo de Siero una de las más conocidas es el Monumento al Ferroviario, ubicada en la plaza del mismo nombre, en El Berrón, e inaugurada en febrero de 2006. Se trata de un trabajador con todos los elementos característicos de su oficio, una placa de estación en la mano, una rueda de ferrocarril y un tramo de raíl. Y es que la talla no pretende ser más que "un homenaje a la profesión que sirva, además, para resaltar la influencia sector ferroviario en el desarrollo de la localidad". Tanto es así que, en el pedestal, puede leerse la siguiente inscripción "La Sociedad de Festejos de San Martín de La Carrera y el Ayuntamiento de Siero, en homenaje al ferrocarril y los ferroviarios". 
Entre otros ejemplos de las grandes piezas de Juan Luis Iglesias Luelmo, está el monumento a Les Carroces de Valdesoto, "Memoria de los recuerdos", inaugurada en 2012. La idea del monumento surgió dos años antes de la inauguración, promovida por la Comisión de Festejos a partir de una sugerencia de Avelino Cabeza, responsable de relaciones institucionales de la sociedad por aquel entonces. Así, el escultor concibió una obra de cuatro metros de altura formada por cinco dólmenes que podrían significar "manos creadoras, llamas de ingenio, desfiles de alegrías, leyendas y sentimientos que hacen de este valle de pueblos, un Valdesoto inmortal". 
El parque de Alfonso X, en Pola de Siero, acoge el busto de Alfredo García Riestra, "Fredy". Y Noreña es, junto con las Cuencas, uno de los lugares que cuenta con más obras del artista. Su primer trabajo en la villa se remonta al año 1995 y se encuentra en la entrada del Centro de Salud de la villa en recuerdo al médico don Luis Alonso Peña Rubio. Pero también es fruto de las manos del escultor el Monumento al Gochu, inaugurado en el año 2001, la placa que recuerda al exalcalde noreñense, Aurelio Quirós, ubicada en la calle a la que da nombre, el homenaje a los zapateros, en la Plaza de la Nozalera, o la placa en la que se señaliza el paso del Camino de Santiago por el concejo, cuya ubicación está en el parque de la Playina. También la placa que se encuentra en el vetusto olivo donado a Noreña en la zona del Fontán. 
Completa la obra de Luelmo en la Villa Condal el monumento a la Chacinera, de 2018. A tamaño natural, con una altura de 1,70 metros, la estatua "representa a una mujer joven, ataviada con su mandil, pañuelo en el cuello para protegerse del cáñamo y el gorro", explicó. 
Además, son muchos los años que lleva colaborando con la Orden del Sabadiego. Luelmo es el creador de la chacinera que los cofrades entregan, anualmente, con el Premio Nacional de Periodismo coincidiendo con la celebración de San Marcos. 
Y es que otra de las cosas que más éxito tiene entre sus obras, son los atributos para los premios. "Hago muchos para certámenes de coros y danzas, los de centros asturianos de toda España, como por ejemplo, el de Extremadura o el de Sevilla que tiene mucho aprecio a la placa de sus galardones 'La Giralda y la Encina'; o los premios del Teatro Costumbrista de Candás". 
La Muyerina (Grado), el General Riego en Tuña (Tineo), el aeronauta Julián Duro en Gijón -"que era el nieto de Pedro Duro, fundador de Duro Felguera", explica- o la escultura de David Villa en La Felguera, son algunas de sus obras más reconocidas. Pero aquella de la que se siente más orgulloso es de "las antepuertas de la Ascensión, en la Iglesia felguerina de San Pedro", asegura. Estas están hechas de latón, "ya que si las hubiera realizado en bronce, pesarían una barbaridad". Destaca su azul cobalto y el dorado, colores que en los años ochenta fueron utilizados en el interior del templo por los pintores langreanos Rico, Lafuente y Calderón. "Esto precisamente, generó una gran polémica en su momento, porque muchas personas decían que rompía con la estética del templo", recuerda. 
Actualmente, se encuentra trabajando en el proyecto futbolístico de los "Guajes" de Pando, y en "una obra pendiente de terminar", de la que no quiere dar mucho detalle. "Siempre tengo mucho que hacer", destaca. Y es que, además de sus esculturas, placas y trofeos, también colabora con numerosos Ayuntamientos asturianos. Uno de ellos es el de Siero y ayer recibió la visita del alcalde, Ángel García, y del concejal de Deportes, Jesús Abad. "Uno se queda sorprendido de ver aquí esta maravilla. Un taller de los que ya no te encuentras", concluyeron ambos responsables municipales".

En los años de la década de 1990, un proyecto de ampliación del consistorio pretendía extenderse por su parte posterior ocupando terrenos del parque, haciendo desaparecer un palomar y un estanque que constituyen una de sus señas de identidad


Ello provocó una inmediata reacción ciudadana constituyéndose la Asociación de Vecinos Carta Puebla, que se disolvió en 2008 pero una vez quedó preservada la identidad de este lugar que nos acercamos a visitar, el cual además fue rehabilitado



Los tres vasos del estanque tienen una superficie de planta de unos 130 m² y un volumen de agua cercano a los 100 m³, hay vegetación acuática y, sobre ellos, se alza el palomar. Detrás, zona de juegos infantiles


El palomar es circular y de una fuente mana agua continuamente al estanque


En el agua, entre otras plantas, bellos nenúfares


Enfrente, ahí tenemos el límite occidental del parque en la calle Pedro Vigil, en su intersección con la de Martín de Lugones, que se alarga al fondo hasta la de Marquesa de Canillejas. Pedro Vigil fue un sierense que ocupó importantes cargos en la corte de los Reyes Católicos, especialista en pesas y medidas


Martín de Lugones fue por su parte poeta, del que se sabe por haber ganado en 1691 el primer premio del certamen literario convocado con motivo de la canonización de San Juan de Dios, un año después de que el papa Alejandro III le concediera la santidad


En cuanto a la Marquesa de Canillejas, se trata de Isabel Armada Fernández de Córdoba, de la influyente aristocracia local, con solar y palacio en Valdesoto. La apertura de esa calle, carretera hacia el sur, supuso el derribo de la capilla del antiguo hospital de peregrinos y, aunque se construyó otra, esta desapareció más tarde también. Consultamos Páginas de la historia del concejo de Siero de Mª Dolores Alonso Cabeza:
"Acostumbrados a un poblamiento disperso, los polesos deseaban conservar amplios espacios libres y, en ocasiones, no coincidían con la planificación oficial.

Así ocurrió en 1856 con el trazado de la carretera hacia Laviana. Los vecinos opinaban que debía de partir de la plaza de la iglesia vieja, "el punto más céntrico y donde se hallaban establecidos los principales comercios de la villa", siguiendo por el lado de "nuevo Bombé" y término del "pradón", continuaría en línea recta, y podrían hacerse edificaciones a ambos lados de la vía sin alejarse del centro de la población. Se opusieron, sin ningún resultado, al trazado "por el Hospital" (sería hoy por la llamada carretera de Valdesoto, calle "Marquesa de Canillejas"), porque habría que derribar la Capilla, se reducía el campo de la iglesia, no era posible la edificación a los lados por la proximidad del cementerio y desembocaba en una calle estrecha (hoy "Celleruelo"), donde afluía el mayor número de gentes los días de mercado".

Por esas calles, Martín de Lugones y, antes la de la Marquesa de Canillejas, planificamos volver nosotros al punto de partida de esta entrada de blog (para continuar Camino) en la Plaza de Argüelles, tras este periplo que proponemos por la Plaza de Alfonso X El Sabio y hacia el Palacio del Jardín y, de él al Mercado de Abastos


La Pola crecía en varias direcciones fuera de su núcleo originario pero no fue hasta 1932 cuando se presentó un proyecto de ensanche de la población, obra del ingeniero Ildefonso Sánchez del Río, bien recordado por su colaborador Jaime Llanes Viesca en conversación con Franco Torre de La Nueva España, quien la publica el 26-8-2012, quien la publica con el título La Pola soñada por Sánchez del Río y de la que extraemos lo siguiente:
"Sánchez del Río presentó en 1932 un proyecto de ensanche para la localidad que preveía articular el desarrollo urbano en un gran eje entre la estación de ferrocarril y la propia plaza de abastos, que ejercía de bisagra con la carretera nacional, desarrollando en las cabeceras del edificio sendas plazas en las que confluían calles radiales. 
En total, Sánchez del Río trazó 44 calles y 64 manzanas que debían absorber el crecimiento de la localidad en las décadas siguientes. En esa línea, el propio ingeniero erigió el depósito del agua de El Rebollar, con capacidad para 2.000 metros cúbicos, que entró en funcionamiento en 1931 y que aún hoy abastece a Pola de Siero y a las localidades colindantes. 
«Ese plan de ensanche era su hito, pero no se llegó a completar», añade Llames. No obstante, el plan de ensanche capitalizó la política urbanística de la Pola durante medio siglo, y el plano de Pola aún conserva, en su parte oriental, un peculiar desarrollo semicircular entre las calles Alcalde Parrondo y Valeriano León, como vestigio del proyecto de ensanche, de aquella Pola soñada por Sánchez del Río. 
«Aún me sorprende el ingenio de este hombre, que partiendo de un papel en blanco era capaz de diseñar estas estructuras», concluye Jaime Llames".

Antes de proseguir nos fijamos en este gran mural en una medianera de un edificio de la calle Pedro Vigil, La Raposa de Xolaka, artista valenciano, esta es la noticia de su inauguración, también en La Nueva España, edición del 15-6-2021:
La raposa de la Pola no tiene nombre porque es un animal salvaje. Normalmente se ven por los pueblos, pero en este caso va a verse en una de las calles principales de la capital sierense. La zorra es obra del artista valenciano Xolaka, que ya ha terminado su mural, el de mayor altura que haya realizado a lo largo de su carrera. La figura de la raposa luce finalizada en la calle Pedro Vigil, sobre una pared de 23 metros de alto y 9,5 metros de ancho. Para el desarrollo del trabajo ha utilizado una grúa articulada y ha tardado ocho días, casi una semana menos del plazo inicialmente previsto. 
A la presentación oficial del nuevo mural poleso han acudido, además del artista, los ediles Ana Rosa Nosti, Aida Nuño y Jesús Abad. Ha estado también presente Pablo Suárez, coordinador de Ciudadanos Siero, que propuso el desarrollo de este tipo de arte urbano en el concejo. 
Este es el segundo mural que el valenciano pinta en el municipio: el primero lo realizó en Lugones, el famoso gato negro, bautizado ya oficialmente esta semana como “Uma” tras un concurso municipal para ponerle nombre".

Volvemos la vista y retornamos hacia el Parque de Alfonso X El Sabio, antiguas huertas y jardines del Palacio del Marqués de Santa Cruz de Marcenado que vemos parcialmente al fondo (a la derecha de la foto), más allá de los columpios, de ahí que se le conociese como Palacio del Jardín


Previamente vamos a fijarnos en la fachada sur del Ayuntamiento, la más austera posiblemente, pero no por ello sin belleza arquitectónica, por supuesto


Y también en la portezuela de acceso al palomar del estanque


Un gran pasillo recorre este parque, el cual se extiende a lo largo de un gran espacio verde de 66 m x 40 m, verdadero pulmón verde, actualmente en el centro de la creciente, con amplio espacio de recreo y socialización. Esta zona verde nació en 1886 como paseo en lo terrenos que se habían librado de las expropiaciones para hacer la nueva carretera a Villaviciosa, parte del marqués y parte municipales


Realmente el Parque de Alfonso X El Sabio empieza a merecer el nombre de parque entre 1917 y 1920, cuando se acometió hacer de él una hermosa arboleda plantándose tilos, acacias, pláganos y coníferas. Esta zona, llamada La Ería del Jardín estaba aún por entonces en las afueras de La Pola. Los árboles fueron reponiéndose a lo largo de todo este tiempo siempre que era necesario, mal estado, enfermedad, caídas y vendavales, etc.


El Quiosco de la Música fue construido en 1900, es decir, cuando había paseo pero el parque aún no era verdaderamente una realidad. Su estructura de hierro y su cubierta de zinc fueron rehabilitadas en 2016 con un presupuesto de 18.863 euros


Es de planta octogonal y fue construido en hierro, desde aquí vamos a acercarnos a la calle Florencio Rodríguez, la de la antigua carretera que se abrió junto a la finca del Marqués de Santa Cruz de Marcenado


La calle está dedicada al indiano Florencio Rodríguez Rodríguez, fundador del Asilo de Ancianos desamparados, otra gran institución polesa, inaugurada el 10 de febrero de 1886. Esta es la biografía del fundador en la Real Academia de la Historia:
"Rodríguez Rodríguez, Florencio. Pola de Siero (Asturias), 7.XI.1840 – Gijón (Asturias), 1.VI.1906. Comerciante, banquero, promotor de importantes firmas industriales. 
Emigró a Cuba hacia 1860, empleándose en el comercio de tejidos hasta tener en 1870 su propio establecimiento en Matanzas. En 1871 pasó a establecerse en La Habana, asociado a otro convecino con la razón Castañón y Rodríguez, quedando en 1876 como único propietario. En 1885 retornó a España, y construyó un asilo de ancianos en Pola de Siero, que se inauguró en 1886 a las pocas semanas de su vuelta.     
A pesar de retornar con un caudal que le hubiera permitido vivir de rentas, fue en España donde Florencio Rodríguez desarrolló todo su talento empresarial, fundando o respaldando numerosos proyectos, y comprometiéndose en su gestión: en 1887, la Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, de la que fue consejero, y la Plaza de Toros de Gijón, de la que fue presidente; en 1888, Cifuentes, Stoldtz y Compañía, a la que aportó el 9 por 100 del capital social; en 1890, la Sociedad Asturiana de Refinación de Petróleos “Santa Bárbara”, en la que participó con el 10 por 100 del capital social y presidió la comisión consultiva; en 1890, fue nombrado gerente de la sociedad de vapores Melitón González y Compañía; en 1893 respaldó la constitución de una fábrica de cervezas —Suardíaz y Bachmaier, S. en C.— aportando la mitad del capital social; en 1895, la Sociedad Industrial Asturiana Santa Bárbara, a la que aportó el 2,5 por 100 del capital social, siendo nombrado consejero y en 1899 el almacén de tejidos al por mayor Parúas, Abascal y Sánchez, del que fue comanditario. 
La actividad que le dio más renombre fue la banca: en 1894 abrió una casa de banca, con tal éxito que en 1899 la transformó en sociedad anónima con el nombre de Banco de Gijón. Y apenas un año después, en unión de Antonio Basagoiti, Bruno Zaldo y Luis Ibáñez, fundó el Banco Hispano Americano, del que fue primer consejero. 
Hasta su fallecimiento en 1906 fue presidente y director gerente del Banco de Gijón, consejero del Banco Hispano Americano, gerente de la sociedad de vapores Rodríguez y Cerra, presidente de la Comisión Consultiva de la Refinería de Petróleos Santa Bárbara y presidente de la Compañía Popular de Gas y Electricidad. 
Casó en 1871 con Aurelia Planell, con quien tuvo un hijo, Florencio; y en segundas nupcias en 1889 con Carmen González, de cuyo matrimonio nació José María, que fue el continuador de los negocios. 
Prestó su apoyo al pintor Evaristo Valle, a quien su nieta dedicaría una fundación-museo, en Gijón. Destacó por sus actuaciones conciliadoras en la solución de los desmanes populares de 1898 y el conflicto obrero-patronal de 1901, y por el apoyo financiero a los empréstitos municipales. Fue condecorado en 1886 con la Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica; en 1903 el Ayuntamiento de Siero dio su nombre a una calle, y en 2000 el Ayuntamiento de Gijón a una plaza".

Allí está la Sidrería El Parque, llegamos temprano, antes de que haya abierto y hayan puesto la terraza



A su derecha estuvo la sidrería de Casa Xingo, en un edificio al que el estudioso José Manuel Rodríguez Hevia, historiador e investigador de la arquitectura asturiana de los siglos XIX y XX califica como "el ejemplo más emblemático de obra particular de la desarrollada por el primer arquitecto municipal de Siero, Emilio Fernández Peña Villa".


En Xingo despachaban los padres del músico Pablo M. Fernández García, quien recordó varias anécdotas de su infancia en el local, y en el cercano parque y en otros lugares de La Pola, como las fiestas del Carmín, con motivo de ser el pregonero de las mismas en su edición de 2013. Lo narraba así para La Nueva España Manuel Noval Moro a 19 de julio de dicho año en Memoria del Xingo para El Carmín:
"Pablo, «el del Xingo», que así se le conoce en muchos círculos, tuvo sus primeras vivencias en la sidrería del mismo nombre que llevaban sus padres en la calle Florencio Rodríguez. Allí vivió sus primeros carmines trabajando, viendo «cómo la gente subía y bajaba del prau». Aunque ahora lo recuerda con cariño, dice que en aquellos momentos «lo vivía como una condena». 
El Xingo formaba parte de una calle mítica de la folixa polesa y aunque sus puertas ya se han cerrado, su recuerdo sigue intacto en la memoria del pregonero, que aseguró que el Carmín ha sido fundamental en su vida, por la conexión que le ha traido con la música. 
El bar está justo enfrente del parque, muy cerca del quiosco de la música. Cuando durante las fiestas del Carmín las orquestas tocaban en el quiosco y su padre lo mandaba a por vasos solía demorarse. «Aprovechaba para subirme a la barandilla del quiosco y me quedaba embobado escuchando un buen rato a la orquesta de turno, pensando que lo que hacían aquellos señores era mágico y que a mí me gustaría hacer lo mismo que ellos algún día». Esa es, dijo «la gran conexión» que tiene con el Carmín, que lo une «de una manera tan especial» a estas fiestas. 
«Aquellos momentos subido en la barandilla del quiosco del parque fueron el detonante de una carrera musical que años después me ha llevado a actuar en escenarios de medio mundo», señaló. Por cierto, confesó que a la hora de recoger vasos no sólo recogía los de su bar, sino también los del vecino Colón. 
Hace casi 25 años que el pregonero no vive en la Pola y por motivos laborales ha estado en las fiestas mucho menos de lo que le hubiera gustado. De hecho, dijo que para dar el pregón aprovechó la baja de paternidad por el nacimiento de su hija Laia. «Gracias a Dios mi hija nació cuando le tocaba y todo se puso a favor para estar hoy aquí y compartir con vosotros estos momentos tan especiales para mí. No me imagino ni deseo estar en ningún otro lugar». 
El pregonero contó anécdotas del bar y también de la subida al prau, y no se olvidó de la banda de la Asociación Sierense de Amigos de la Música, una entidad en la que creció como músico antes de irse. Junto a esta banda interpretaría después del pregón, y tras las actuaciones del coro Sant'Ana y la academia de Patricia Laruelo, una versión para tuba de la canción «Campanines de mi aldea» compuesta por Rafael Moro".

En la calle Florencio Rodríguez, en la que después sería Casa Riaño, estaba en 1977 la escuela de La Coxa, "muy conocida y recordada por su "vara d'ablanu", la vara de avellano destinada a los castigos corporales, tal y como nos informan en el estudio Les Escueles dedicado a la historia de la enseñanza en Siero


Por el parque se extienden las carpas y tiendes del aire de los puestos de venta de los Güevos Pintos y del Mercáu Polesu la fiesta del martes siguiente al Domingo de Pascua, fiesta declarada de Interés Turístico Regional en 1968


Estamos en "Un evento en el que, desde primera hora de la mañana, la localidad se ha engalanado y los vecinos se han ataviado con el traje tradicional asturiano para mantener más viva que nunca está tradición, que ha pasado de generación en generación y en la que el gran protagonismo se lo llevan los huevos con decoraciones y tamaños muy variados", como bien escriben Esther Rodríguez y Cristina Centeno en La Voz de Asturias del 11-4-2023


En su reportaje, titulado ¿Porqué se celebran los Güevos Pintos en Pola de Siero? empiezan esbozando las teorías sobre el origen de esta costumbre que se hizo fiesta renombrada:
"Esta fiesta con siglos de historia ha llegado hasta nuestros días gracias al boca a boca. Su origen es bastante incierto, puesto que no hay documentos escritos que certifiquen la procedencia de la misma ni cuándo fue la primera vez que se celebró. Es por ello que existen varias teorías al respecto. Por un lado, se dice que esta celebración proviene del Oriente, «hay gente que lo atribuye a una costumbre indoeuropea», pero también puede tener un carácter religioso dado que la Cuaresma es tiempo de vigilia y, por tanto, está «prohibido» consumir ciertos alimentos. Los huevos no se podían consumir durante este periodo, se iban acumulando en las casas en las que se criaban gallinas y para darles salida, se regalaban a familiares o amigos. 
No obstante, hay quienes relacionan esta tradición de pintar huevos con la llegada en el siglo XIX de gentes procedentes de otros países de Europa a trabajar a las minas del concejo. «Se dice que aquellas personas que venían a trabajar aquí a Valdesoto, dado que por aquel entonces no existía la parroquia de Carbayín, tenían la costumbre de regalarse huevos y de ahí se fue pasando hasta llegar a nuestros días», señala Juan José Domínguez. En este punto, el cronista oficial de Siero asegura que la tradición de pintar los huevos también se encuentra en diversas regiones españolas como Sevilla, Cataluña o Valencia. «Sin ir más lejos, en Sama también se celebra y ahí también había minería», apunta. 
No obstante este acto religioso que tiene lugar a las 12.00 horas en la plaza del Ayuntamiento se ha convertido en tradición. Además este siempre es presidido «por el párroco de la Pola y en él también están presentes autoridades, no solo municipales sino de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado». Después de recibir el beneplácito por parte del sacerdote se procede a la entrega de premios del concurso de Güevos Pintos. 
«Antiguamente había un concurso que lo patrocinaba el Banco de Siero pero había mucha discusión porque había gente que era muy curiosa y aunque no eran profesionales se dedicaban a pintar y se presentaban. Como generó mucha polémica, quedó en pausa y ahora solo queda el concurso de huevos escolares», afirma Juan José Domínguez. Tras entregar los galardones, el grupo de baile tradicional G.F.I. El Ventolín hará una demostración para animar el acto, que concluirá con la rotura de la espicha del tonel, «con degustación gratuita de sidra para todos». 
Después hay una larga sesión vermú amenizada por bandines tradicionales, que tiene lugar en la calle Celleruelo y Florencio Rodríguez, hasta las cinco de la tarde, cuando tiene lugar el desfile popular. En él participan G.F.I. El Ventolín, Xiranda Brass Band, G.F. Principado, G.F. El Cuélebre, G.B. El Piñote y la Banda Gaites Conceyu Siero. «Este se celebra porque antiguamente se bajaban los ramos de las parroquias de Siero, aunque hoy en día cada vez hay menos y la tradición se va perdiendo», señala el cronista oficial"

Y en el apartado titulado Los Güevos Pintos, todo un arte nos explican su evolución artística de la mano del Cronista Oficial de Siero Juan José Domínguez:
"Al igual que el programa festivo se ha adaptado al paso del tiempo, también se ha modificado la técnica de pintar los huevos. «A los primeros huevos se les echaba cáscara de castaño para teñirlos. Eran prietos y no llevaban dibujos. Luego ya se empezaron a dar algunos retoques con algún pincel para hacer una especie de dibujo en ellos y ya después comenzaron a llegar auténticas obras de arte», manifiesta Juan José Domínguez. 
A día de hoy, son muchos los artesanos que cada año mantienen viva la tradición de los güevos pintos, convirtiendo las cáscaras en verdaderos lienzos sobre los que plasman sus variadas ideas: desde motivos asturianos a temática infantil pasando por todo tipo de animales y geometrías. 
(...) las previsiones para este martes de Pascua son «muy buenas» para los artesanos como Ana Fernández Noval, quien lleva tres décadas participando de esta fiesta y vendiendo sus creaciones, pintadas sobre huevos de gallina pero también de oca o de avestruz, que permiten que la obra sea más grande".

Los Güevos Pintos "tradicionales" incluyen un dibujo costumbrista en la parte frontal y un verso con dedicatoria en la parte trasera



Luego llegaron nuevas técnicas, óleo, acuarela o acrílico, y nuevos motivos y personajes


Mucho éxito tienen los de escudos de equipos deportivos


Pero siempre hay una nutrida representación de las escenas clásicas de motivos asturianos, buena parte de ellos rurales:
"Según recoge la Sociedad de Festejos de Pola de Siero, son más de una decena los artistas que forman parte del grupo de artesanos de güevos pintos, una tradición que se mantiene generación tras generación. El trabajo no es tarea sencilla. El arte oval sobre estos lienzos va precedido del cocido del huevo o del vaciado del mismo. Los artesanos tienen que hacerlo con el máximo cuidado para que la cáscara no se rompa y pueda sostener para siempre la obra. 
María Cimadevilla, otra de las artesanas que forman parte de este grupo, recuerda las muchas semanas santas que pasó junto a su grupo de amigos dedicándose a pintar los huevos, algo que aprendió a hacer con la técnica de la tinta china cuando solo tenía siete años. «Pasábamos noches pintando, escuchando a Los Planetas y cenando platos con huevos cocidos de los que rompían», asegura. 
También explica algunas de las técnicas tradicionales que utiliza. La más antigua es la de los güevos prietos, en la que la cáscara del huevo se tiñe con colorantes y luego se dibuja sobre él, eliminando el tinte. A su vez, es tradición la tinta china, que ella utiliza con el huevo recién cocido y en caliente para que se fijen mejor los pigmentos. Junto a las técnicas históricas María ha introducido otros métodos e incluso añadió textil a sus «asturianinos y asturianinas» tradicionales, de los que ha logrado vender más de 3.000. 
En los güevos pintos, como en la gran mayoría de oficios, cada maestrillo tiene su librillo, y por eso hay tantas formas de hacer como artesanos participan de una tradición declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional. Eso sí, todos tienen en común la intención de mantener viva una costumbre histórica en Pola de Siero. «Mi deseo es que las nuevas generaciones sigan pintando y que este arte permanezca», dice Ana Domínguez, otra de las artistas".

A los huevos de gallina se han añadido los de oca, más grandes, y también los de avestruz, mayores aún


Güevos de pata, nos dice también la Gran Enciclopedia Asturiana (GEA) que "Al principio, y quizás durante años, los polesos no pintaban los huevos, sólo eran "pintos", es decir, tenían el colorido que tomaban al ser cocidos con castañas; lo de la pintura vendría después, tal vez al ver el aprecio, cada vez mayor, que tenían lis que se iban haciendo por el molde o moda alemana, cada vez más artísticos. (...). Si alguna vez se recibe el regalo de un huevo de loro, por muy bien pintado que esté, este debe ser devuelto rápidamente, por considerarlo signo de muerte, Y si se rompe un huevo, ha de destruirse la cáscara, pues de no hacerlo los enemigos personales ejecutarán brujerías contra uno."


Considera pues la GEA que "Dejando a un lado a China, donde la costumbre también existía en su forma más pura, todos coinciden en señalar a Alemania y a los países del norte como los lugares donde se conserva de forma más tradicional esta costumbre. En el siglo XVIII y con motivo de las prospecciones carboníferas, vienen gran número de alemanes a Asturias y quizá se intercambiaran  huevos entre ellos entre ellos y los naturales de la región. En el mismo siglo, el Ayuntamiento de Pola de Siero consigna cantidades para atender estas fiestas; al no hacerlo antes, fija nuestra suposición. De ser más vieja en Asturias esta tradición, no hubiesen dejado de citarla  los que trataron el tema astur con anterioridad; Jovellanos mismo la habría citado".


Hasta los sidros tienen sus propios güevos pintos...


Todo tipo de composiciones, compartimos ahora parte de lo que nos dice la Gran Enciclopedia Asturiana sobre esta tradición, citando, para empezar, a varios estudiosos etnógrafos, cronistas y folkloristas:
"No podemos precisar exactamente el origen de los Huevos Pintos como costumbre tradicional. Aramburu dice: "se les busca oriundez o remembranzas orientales"; Bellmunt y Canella: "es fiesta  de primitivos pueblos"; Fausto Vigil: "es una de las costumbres populares más interesantes y de mayor abolengo histórico, aún cuando no sea de carácter local, pues es de las más extendidas por todo el Globo." Esto último está comprobado rigurosamente. En Grecia, por ejemplo, es una costumbre tradicional pintar los huevos y obsequiarlos en determinadas festividades, En Holanda tenemos el Huevo de Pascua, al que los niños pintan y luego esconden para jugar entre ellos. En el transcurso de la historia encontramos que en el siglo XII, en Partís, los estudiantes, los sacerdotes y los niños se reunían en procesión con gran estrépito en el atrio de Nuestra Señora, donde cantaban los laudes y después de esparcían para pintar los Huevos de Pascua. Una vez obtenidos, los pintaban de diversos colores y los distribuían entre los compañeros y amigos. Posteriormente, en los ss. XVI y XVIII, el día de Pascua a la salida de misa, se llevaban a las habitaciones reales unas cestas llenas de huevos dorados, que el rey personalmente distribuía. Estos huevos, pintados en oro, a veces estaban decorados incluso con auténticas pinturas; en la propia biblioteca de Versalles encontramos huevos decorados con firmas como Watteau y Lancret, que fueron ofrecidos a la hija de Luis XV, Victoria de Francia. Hay quien hace emparentar la costumbre con la tradición cristiana de la Iglesia primitiva y quien la remonta asimismo al martirio que se infligía a los cristianos, el ovaignita, huevo ardiente; tal vez sea que los cristianos hayan visto el huevo, a causa de la eclosión, un símil para explicar la resurrección de Cristo. Por eso se bendicen los huevos. Es curioso observar cómo un libro básico en el estudio de los mitos, como es La rama dorada de sir James George Frazer, n siquiera les dedica una línea, tratando, como lo hace, la mayor parte de los mitos y costumbres populares existentes".

Sí se hace imprescindible mencionar en este caso al Huevo Cósmico, común a tantas culturas, en el que se simboliza el origen del Universo. Consultamos la Wikipedia:
"Un huevo cósmico o huevo del mundo es un tema mitológico y cosmogónico usado en los mitos de creación de muchas culturas y civilizaciones. Típicamente el huevo cósmico representa simbólicamente un comienzo de algún tipo.

Mito del Huevo cósmico

Las primeras ideas de un naciente "Cosmos en forma de huevo" proviene de algunas de las escrituras en sánscrito. El término sánscrito Brahmanda (Brahm significa 'Cosmos' o 'expansión', Anda significa "huevo"). Entre los mitos Hindú que hacen referencia al tema destaca el de la diosa Ammavaru. Igualmente está relacionado con el concepto de Hiranyagarbha (que significa matriz dorada), y hace referencia a la matriz universal; siendo esta la fuente de la creación del universo o el cosmos manifestado en la filosofía védica.

La ciencia y el mito del Huevo cósmico

Huevo cósmico es también un concepto cosmológico desarrollado en los años 1930 y explorado por los teóricos durante las dos décadas siguientes. La idea viene de la aparente necesidad de reconciliar las ideas de Georges Lemaître, corroboradas empíricamente por Edwin Hubble, sobre que nuestro universo es un universo en expansión, basándose en las ecuaciones de la teoría de la relatividad general de Einstein).

Teorías científicas equivalentes al mito del Huevo cósmico

La conjetura afirmaba que hace varios miles de millones de años toda la masa del universo estaba comprimida en un volumen unas treinta veces el tamaño de nuestro sol, y desde este estado se expandió hasta su estado actual (el Big Bang).

Otra propuesta relacionada afirmaba que la gravedad estaría ralentizando gradualmente la expansión cósmica, y que en algún momento del futuro el universo podría volver a contraerse hasta formar una nueva singularidad espaciotemporal (equivalente un nuevo huevo cósmico), proceso conocido como Big Crunch. Entonces el universo "rebotaría" a otra fase de expansión, y el proceso se repetirá indefinidamente; teoría conocida como teoría del universo oscilante.

Sin embargo, las observaciones actuales muestran una expansión acelerada del universo, por lo que parte de la hipótesis anterior ya no tiene amplia aceptación, aunque es una solución posible de las ecuaciones de campo de Einstein con constante cosmológica nula (aunque en nuestro universo parece tener un valor pequeño pero positivo).

Teorías científicas alternativas contrarias al mito del Huevo cósmico

Un intento rival de reconciliar un universo eterno con la expansión cósmica es la teoría del estado estacionario desarrollada por Fred Hoyle y otros. Según Hoyle, nunca ocurrió ningún suceso como el Big Bang y la expansión cósmica es eterna, creándose continuamente nueva materia para mantener una densidad constante. Ambas teorías se oponen al más reciente modelo de universo sin límites propuesto por Stephen Hawking, en el que el espaciotiempo surgió de una singularidad espaciotemporal en el Big Bang. En este modelo, cualquier cuestión de lo que ocurrió "antes" del Big Bang carece de significado, dado que el propio tiempo fue creado en ese instante. Pero de hecho últimamente Roger Penrose, en conjunto con su amigo Stephen Hawking, han puesto en tela de juicio si carece de significado hablar de "antes" del Big Bang, agregando así modificaciones al modelo del Big Bang. Igualmente hasta la fecha esto es todavía un tema de discusión".

En Las tres espirales. Meditación sobre la espiritualidad céltica, el polígrafo Jean Markale abunda en este apasionante tema, comentado aquí en El simbolismo celta del huevo de la serpiente:
"La mitología céltica se enlaza con la antigua y misteriosa sabiduría de los druidas, los sacerdotes del pueblo celta. Las fuentes sobre estos hombres de lo sagrado que se negaron a la transmisión escrita de su saber, proceden del mundo clásico latino. Plinio el Viejo, el naturalista que murió al intentar acercarse al Vesubio durante su famosa erupción a fin de estudiarlo científicamente, es una de esas fuentes. Aquí, Jean Markale, destacado estudioso de la sabiduría céltica, recupera lo dicho por Plinio respecto a un huevo de serpiente. Lo hace en un ensayo filosófico sobre el saber celta, que recomendamos con entusiasmo: Las tres espirales, publicado en lengua española por José de Olañeta. En la interpretación de Markale, el huevo de la serpiente se convertirá en un símbolo que revela la apertura hacia el Otro Mundo y el conocimiento de lo invisible.      
Plinio relata, (Historia natural, XXlX, 52) una curiosa historia a la que apenas atribuye fe rebajándola a mera sesión de magia. Señala "una especie de huevo del que los griegos no hablan, pero que es muy conocido en las Galias. Durante el verano, innumerables serpientes que están enrolladas juntas, se unen en un abrazo armonioso gracias a la baba de sus gaznates y a las secreciones de sus cuerpos. Es lo que se conoce como el huevo de serpiente. Los druidas dicen que este huevo se lanza con silbidos y que hay que recogerlo con un manto antes de que toque el suelo. En este momento, el raptor debe huir muy deprisa a caballo, puesto que le persiguen las serpientes, las cuales sólo se detendrán ante el obstáculo de un río. Se reconoce este huevo debido a que flota contra la corriente, incluso si está enganchado a algo de oro. La extraordinaria habilidad de los magos (druidas) para esconder sus fraudes es tal, que sostienen que hay que apoderarse de este huevo sólo en una determinada fase de la luna, como si fuese posible hacer coincidir dicha operación con la voluntad humana. Ciertamente, he visto este huevo, del tamaño de una manzana redonda de talla mediana, con una corteza gelatinosa como los numerosos brazos del pulpo". Todo esto, si se toma a pies juntillas, es absolutamente inverosímil. Y sin embargo... 
 ...Es evidente que el huevo de Plinio que "flota a contra corriente", incluso si está  "enganchado a algo de oro", no puede ser un objeto real: es un objeto maravilloso, por no decir mágico, y en cualquier caso simbólico. Entonces, es imposible no reconocer ahí el equivalente del huevo cósmico de la tradición india, envoltura del Embrión de oro, germen principal de la luz universal, que se encuentra en las Aguas primordiales y que es incubado por el Pájaro único, es decir, el fabuloso cisne Hansa, el cual reaparece a continuación en la leyenda de Lohengrin, hijo de Parsifal, rey del Grial. 
...El texto de Plinio seguramente no es la descripción de un ritual, juzgado incluso aberrante o cuanto menos sospechoso. Es Plinio quien lo toma como tal. Debieron contarle un relato mitológico del que no comprendió nada, pero no obstante conservó los elementos esenciales: el arrollamiento de las serpientes, es decir, el nudo de víboras, el huevo secretado por las serpientes y que evidentemente no es un huevo, el rapto del huevo por un caballero audaz y veloz. La persecución que emprenden las serpientes para recuperar el huevo y la imposibilidad que tienen de cruzar el río. Este último punto es, por otra parte, paradójico, puesto que las serpientes nadan muy bien, pero sin duda hay que ver otra cosa más que una banal lucha entre el hombre y la serpiente entendida al pie de la letra. 
 Estos elementos son en efecto característicos de una verdadera epopeya iniciática: un  caballero, o sea un héroe civilizador, un buscador de infinito, podríamos decir, penetra en los ámbitos prohibidos al común de los mortales, este Otro Mundo con el que los celtas sueñan sin cesar y que es un mundo concomitante al nuestro, un mundo en el que es fácil extraviarse sin siquiera saberlo, porque está junto a nosotros y las puertas de acceso son numerosas a poco que se tenga el famoso don de la doble visión. Allí, el caballero descubre maravillas, lo que a partir del siglo Xll se simbolizará con el famoso Grial, y, deslumbrado, se apodera del mismo para llevarlo al país de los vivos, a fin de que puedan beneficiarse todos los miembros de la comunidad. Responde al tipo de héroe civilizador, del héroe de luz, de origen prometeico, pero es también el misionero que viene a despertar a quienes se dormían en la sombra, faltos de esta luz divina indispensable para la vida. Esto constituye un crimen para los del otro Mundo, los cuales quieren  reservarse esa luz para sí mismos. Así  pues, persiguen al caballero, pero no pueden cruzar determinados límites: cada uno en su casa, y tanto peor para quienes hayan perdido la carrera, es decir, la prueba de inteligencia y perspicacia. (*) 
(*) Fuente, Jean Markale, Las tres espirales, Meditación sobre la espiritualidad cética, José de Olañeta Editor."

Aquí sí enlazamos con la tradición asturiana, existente como vemos en otros lugares, de "la piedra la culiebra", formada, dice la creencia, al solidificarse las babas que echan serpientes enroscadas entre sí sobra la cabeza de una de ellas, a la que se atribuían poderes curativos, tratándose en realidad de fósiles marinos. Un resumen de esta costumbre podría ser esta, sacada de la web de la Lliga Celta d'Asturies:
"Se dice que cuando se juntan siete culebras, una de ellas en cuélebre, entre la baba que van soltando en la cabeza del culebro forman una piedra mágica, que vale para curar las picaduras de culebra o, en otros casos, para alcanzar la felicidad. Esta piedra de la culebra ha de colocarse encima de la picadura para que sorba el veneno, después se despega ella sola y hay que meterla en leche para que allí suelte el veneno.

En unos casos dicen que es azulada, verde, encarnada, oscura... suele tratarse de fósiles o de trozos ahumados de cuerna de venados. Plinio El Viejo hablaba de la piedra de la culebra como una leyenda muy conocida entre los celtas de la Galia. Se decía que había que cogerla con un manto antes de que cayese al suelo".

Basándose en la entrevista que la emisora COPE realizó a Lucía Noval, presidenta de la Sociedad de Festejos de Siero, en la web de esta radio se publica, al fecha 2-4-2024 y con la firma de Yolanda Montero:
"Los artesanos, casi una treintena, son los encargados de mantener la tradición con la venta de los Güevos decorados. La decoración de los huevos se ha convertido a lo largo de los años en un auténtico arte. Los dibujos suelen ser tradicionales: mujeres y hombres vestidos con el traje regional asturiano, hórreos, paisajes de la tierra o utensilios de los oficios asturianos, pero también podemos encontrar otras decoraciones más actuales. Los dibujos infantiles y las representaciones relacionadas con la actualidad no suelen faltar. 
Esta fiesta, que se celebra siempre el martes siguiente al Domingo de Pascua, tiene un origen un tanto incierto. No existen documentos escritos que den certeza a sus inicios., pero hay muchas teorías al respecto. 
“Se habla de que los emigrantes al regresar a la casa traían tradiciones de otras tierras. También que como en Cuaresma no se podían comer huevos se utilizaban como regalo, pero no hay nada que sepamos con certeza”, ha contado en COPE Lucía Noval, presidenta de la Sociedad de Festejos de Siero".

Por su parte Mª Dolores Alonso Cabeza en su libro El concejo de Siero en sus fiestas. Datos de su historia, manifiesta:
"Como ocurre, generalmente, con arraigadas tradiciones, no es fácil conocer el origen de esta Fiesta y sus comienzos en La Pola. Se dice que es de procedencia oriental y que se introdujo por gentes foráneas establecidas en Asturias, Pintar huevos es tradición de  muchos países. 

Entre los paganos se consideraba al huevo símbolo del origen del mundo, significó  comienzo de vida, brote de la naturaleza,

Pudo ser una de las formas con que el hombre primitivo expresaba el culto que rendía a las fuerzas naturales por la superioridad que observaba en ellas. 

Fausto Vigil recoge teorías filosóficas y leyendas de diferentes países referidas a los huevos y sus fiestas, pero no les ve relación con los huevos de Pascua.

Cree que la celebración de esta Fiesta es una costumbre "eminentemente religiosa", derivada de la prohibición que establecía la Iglesia de comer huevos durante la Cuaresma. Al llegar la Pascua se suspendía la prohibición y se utilizaban los huevos como objeto de regalo. Añade que en la Iglesia medieval se introdujo por los fieles la costumbre de llevar al templo los que se llamaban "huevos pascuales" que, bendecidos por el sacerdote, servían para mutuo obsequio entre los parroquianos; costumbre de muchos pueblos de España.

Y concluye del Cronista: "Réstame decir que en el Siglo XVIII era ya famosa nuestra romería. Por S.M: el Rey se dio al Ayuntamiento de Siero un Reglamento que había de regir su administración. Pues bien, en este Real Reglamento se autorizaba a la Corporación para gastar una importante cantidad para sufragar los gastos que ocasionaban los grandes festejos, así religiosos como profanos, que se celebran en los tres primeros días de Pascua de Resurrección".

Manifestaciones simbólicas de antiguas ideas sobre el resurgir de la vida, se unieron al trascendental significado cristiano sobre la Pascua de Resurrección".

La misma historiadora plasma de esta manera el espíritu de la jornada festiva:
"Consiste la fiesta en la exposición, venta y regalo de huevos pintados artesanalmente, cuyos dibujos de figuras y escenas típicas van acompañados de frases, símbolos, etc. La celebración termina a altas horas de la noche con animada verbena".

Acto importante de la fiesta es la bendición de los huevos pintos que realiza en asturiano el párroco de La Pola, al mediodía, en la plaza del Ayuntamiento, con asistencia de autoridades regionales y locales, y numerosos público de dentro y fuera del Concejo.

Carrozas engalanadas para la ocasión, el vecindario de niños y mayores con trajes típicos asturianos y grupos folklóricos, asociaciones musicales, desfilan por las calles de la villa que se llena de animación y colorido; no faltan tiovivos, carruseles, etc., para diversión de los pequeños.

En las tiendas, y también en improvisados puestos en el parque Alfonso X los visitantes pueden proveerse de los huevos pintados con paciente minuciosidad artística, y hacer un bonito regalo"

En el hórreo-chigre podemos tomar un culín de sidra antes de continuar nuestro paseo...


Tomando como referencia de nuevo el Quiosco de la Música retomamos nuestro deambular por el parque adelante, en dirección al Palacio del Jardín, el del Marqués de Santa Cruz de Marcenado (al fondo a la izquierda de la foto)


Al cruzar el paseo del parque desde el Quiosco de la Música hacia dicho palacio, reconocemos, al extremo oriental del parque en la calle Luis Navia Osorio, una fuente ornamental extraordinariamente llamativa instalada en el año 1999 durante las obras de rehabilitación del parque


El agua forma una semiesfera blanca, en continuo movimiento al brotar agua continuamente en un cierto efecto similar al de un pulverizador


Está compuesta por 190 varillas de metal cromado por las que mana el agua, consiguiendo este maravilloso resultado


Si tenemos oportunidad de acercarnos comprobaremos porqué es llamado El Pavo Real y El Alfiletero 


Sus alargados caños tubulares se asemejan a las plumas desplegadas de un pavo real al manar por ellos el agua en un espectacular halo en el que hasta se forma un arcoiris cuando sale el sol


El parque está dedicado al fundador de La Pola, Alfonso X El Sabio, dentro de la política repobladora llevada acabo en esa época por diversos monarcas para crear una red de nuevas poblaciones aforadas, con su administración, mercado y prebendas, dependientes directamente de la Corona, es decir, del 'Estado' que diríamos hoy aunque aún no existía ese concepto como tal, sin intermediarios como la nobleza feudal, la mitra o los monasterios, los terratenientes de entonces


La debilidad de los siguientes monarcas en las guerras civiles al trono hizo que, en pago a cambiantes fidelidades, la aristocracia guerrera volviese a tener bajo su hegemonía aquellas nuevas pueblas, tanto es así que La Pola, en realidad, no se fundó de manera práctica hasta que uno de aquellos magnates, Rodrigo Álvarez de las Asturias, señor de Noreña y dueño en la práctica de media Asturias, diese su visto bueno desde su palacio de Varé, al norte de Siero, en 1310, aunque sin embargo tampoco se sabe muy bien la razón de aquellas cuatro décadas de demora. En Páginas de la historia del concejo de Siero nos explica este auge de los Álvarez de las Asturias muy bien María Dolores Alonso Cabeza, ya desde tiempos del mismo Alfonso X, apoyando a sus opositores:
"La historia del concejo de Siero durante el siglo XIV está determinada por las cuestiones políticas de los Álvarez de las Asturias y los monarcas de la Casa de Trastámara. 

A finales de la centuria anterior la familia de los Álvarez de Asturias pasa a ocupar un lugar relevante en la vida política. Pedro Álvarez, heredero del solar de Noreña, desempeñó cargos administrativos, figuró como Merino del Adelantado Mayor del "reino de León y tierra de Asturias", y fue uno de los más leales colaboradores del infante D. Sancho en el levantamiento que este sostuvo contra su padre,  Alfonso X.

El señor de Noreña, enlazó, por matrimonio, con una destacada familia de la nobleza leonesa, circunstancia que contribuyó a elevarle en la escala social y a aumentar sus propiedades. Rey de Castilla, Sancho IV, le nombró su mayordomo mayor en 1285. Al año siguiente moría Pedro Álvarez de Asturias y el monarca, por los servicios que de él había recibido protegió a sus hijos, Pedro y Rodrigo Álvarez, y recomendó a persona de confianza la administración de la cuantiosa herencia que les correspondía.

Los dos hermanos figuran entre los ricos-hombres del reino y se les nombra vasallos del infante D. Fernando.

Como es sabido, en la Alta Edad Media los campesinos se acogían a una iglesia para hallar protección. Al ir afianzándose los señoríos laicos, tanto personas como individuales, como familias y también iglesias y monasterios, por el sistema de encomienda, buscaban la defensa de un señor. Con el tiempo, cuando la iglesia se hizo suficientemente poderosa, utilizó el mismo procedimiento, como manifestación de su poder entregando el gobierno de sus tierras al comendero o comendador que las administraba y recibía por ello ciertos beneficios. La encomienda llegó a ser un honor, a la vez que un medio de crecimiento económico.

Consta en un documento del monasterio de San Vicente que el abad del mismo, Juan Martínez, en el año 1287 entrega a Pedro y a Rodrigo Álvarez, hijos del difunto D. Pedro, la encomienda de los bienes monasteriales de Llanera, Siero, Nava, el cellero de Anes y otras tierras; se manifiesta que así los había tenido el padre y también D. Álvaro, el abuelo de los susodichos.

En el mismo año, Sancho IV concedía a Oviedo por alfoz toda la tierra de Siero, concesión que le fue reiterada en 1298 por su hijo Fernando IV, durante breve tiempo.

La muerte prematura de D. Pedro dejaba heredero del patrimonio familiar de Noreña a su hermano. D. Rodrigo Álvarez.

Don Rodrigo Álvarez de Asturias había vivido parte de su adolescencia cerca del rey, a sus extensos dominios añadía una posición influyente en los círculos cortesanos y la privilegiada situación que su familia había adquirido en la sociedad asturiana de la época.

Va a desempeñar un papel destacado en la turbulenta política de la corte castellana durante las etapas de la minoría de Fernando IV, reinado de este monarca, minoría y primeros años del reinado de Alfonso XI.

Siguió una política de fluctuaciones y oportunismo, la Reina D.ª María de Molina, figura primordial de las dos minorías citadas, para atraerlo a la causa de la Corona tuvo que hacerle importantes concesiones que contribuyeron a acrecentar sus dominios. En esas concesiones recibió el señorío de Siero, en el que fue confirmado por Fernando IV. En las cortes de Medina del año 1305 los personeros de Oviedo reclamaron aquel territorio que habían tenido por alfoz, el rey desoyó sus peticiones y permitió a los de Siero constituirse en municipio con el fuero de Alfonso X que antes habían tenido.

El prócer asturiano aumentaba sus dominios cuyos centros principales estaban en Gijón y en la "casa fuerte", o castillo de Noreña. Esta fortaleza edificada probablemente por Rodrigo Álvarez a finales del siglo XIII o a principios del XIV, según Uría Ríu estuvo entre el río Noreña y el lugar que hoy ocupa el cementerio de esta villa, a corta distancia de la actual iglesia parroquial.

Reunió el más extenso señorío laico de Asturias, con su prestigio y fuerza contribuyó a mantener un principio de autoridad y relativo orden, en una época de anarquía, de rebeliones y debilidad de la Corona por las luchas partidistas. Influyó decisivamente en el desarrollo de la vida regional durante el primer tercio del siglo XIV.

Desde principios del mismo era Adelantado Mayor de "tierra de León y Asturias", su carrera política culminó  con el cargo de Mayordomo Mayor del rey, como había sido su padre.

D. Rodrigo Álvarez de Asturias en el año 1310, en Varé, lugar de San Martín de Anes, accediendo a las peticiones de los habitantes de Siero les autorizó para que llevasen a cabo el poblamiento de la Alberguería de San Pedro que les había concedido Alfonso X."

Si bien no tan poderoso como los Álvarez de las Asturias, otro linaje de la nobleza local, los Vigil, con casa y solar en la vecina parroquia de Samartino, iba a conseguir gran poder tras emparentar con una poderosa estirpe leonesa, los Quiñones, que también participaban en la política asturiana en aquellas convulsiones civiles al trono, tomando partido por la casa de Trastámara, que fue la que al final se llevó el gato al agua, es decir, tomó el trono. Nacía así la estirpe de los Vigil-Quiñones participando de la vida de la corte hasta tal punto que uno de sus miembros, D. Sebastián Vigil de Quiñones, fue premiado por Carlos II en 1679 con los títulos de Vizconde de Puerto y Marqués de Santa Cruz de Marcenado, territorios ambos de su señorío, en agradecimiento por los servicios prestados


Este primer Marqués de Santa Cruz de Marcenado es quien mandaría edificar para su mayor gloria y la de su linajuda estirpe este palacio que se conoce por el nombre de su título además de, por razones obvias ya explicadas, la Casa del Jardín, en lo que entonces ya era el extrarradio de La Pola y en términos de su señorío. Por entonces ya hacía mucho tiempo que la nobleza feudal guerrera se había transformado en cortesana y aristócrata terrateniente pero ejercía total presión e influencia tanto en sus dominios directos como en villas y poblaciones, afectando a las designaciones de sus cargos de gobierno u ocupándolos directamente



Este mismo primer marqués que hizo este palacio era el que tenía otro al lado de la antigua iglesia, que a veces se da en confundir con este. Aquel, del que también hablamos al principio de esta entrada, había conseguido en 1670 el privilegio de acceso directo a los actos litúrgicos a través de un pasadizo para sus moradores. Fue destruido en 1936. Esa inmediatez del palacio polesu del marqués a la iglesia parroquia, donde además disponía de asiento en el altar mayor, así como la cercanía de este en la antigua ería de las afueras, hicieron innecesario un elemento palacial característico, la capilla, ¿para qué si tenían toda una iglesia?, no olvidemos que esta finca llegaba también casi hasta ella, aunque en origen puede ser que la tuviera, como vamos a ver ahora


Era, no solamente normal sino absolutamente 'imprescindible' que, para ejercer y, a la vez, mostrar su poder, una familia aristocrática tuviese varias casonas y palacios repartidos por sus dominios y zonas de influencia, aún muy cerca unos de otros como es este el caso; uno, al lado de la iglesia, domina directamente el centro de la población en el lugar de mayor concurrencia y de la toma de decisiones (reuniones vecinales y de cargos de gobierno), otro, más apartado pero a prudente distancia, busca algo más de retiro e intimidad, incluso en su orientación, al sur, pues esta es su parte posterior, aunque, eso sí, numerosos vanos y balcones daban vista a La Pola y sus accesos por el este y el oeste


Es más, tras casarse con Isabel Bernardo de la Rúa donde se instala como vivienda principal es en la casona del Palacio de la Rúa en Oviedo/Uviéu, es decir, haciéndose ver y sentir en la misma capital asturiana, por lo que este palacio sería el de descanso en su villa natal, mientras que desde el de la casona dominaría sus acontecimientos. Con el tiempo y ante la inexistencia de un local grande en La Pola hábil para ello, algunas juntas vecinales se celebraron en este palacio, como aquella de 1742 en la que acordó pagar 200 reales al maestro de la escuela


La población creció también al sur, y sigue creciendo hacia las riberas del Nora, y enfrente del palacio se trazó una nueva carretera general. Mucho antes, los intereses de la estirpe llegaban hasta la zona más occidental de Asturias. La segunda Marquesa de Santa Cruz de Marcenado, Jacinta Vigil y de la Rúa, hija de Sebastián Vigil y su esposa Isabel de la Rúa, se casó con Juan A. de Navia Osorio y de ahí que su hijo, Álvaro José de Navia-Osorio y Vigil de la Rúa, naciese en Veiga (Puerto de Vega) Navia en 1684 y, en 1701, se casase con Francisca de Navia Montenegro y Lantoira, de la casa del marquesado de Ferrera y titular de los mayorazgos de la Casa del Campo de Castropol, casa que pasaría a ser el palacio principal de los marqueses y en las que nacerían los sucesivos titulares del título de Santa Cruz del Marcenado

Álvaro de Navia-Osorio, grabado de Bartolomé Vázquez sobre dibujo de Manuel de la Cruz para los Retratos de los españoles ilustres, h. 1792. Biblioteca Nacional de Portugal
Es además ese Álvaro José de Navia Osorio y Vigil de la Rúa a quien se conocerá, a nivel popular, institucional e historiográfico como Marqués de Santa Cruz de Marcenado...'a secas', dada su enorme trascendencia a nivel internacional con su libro Reflexiones Militares, fruto de sus estudios y de su larga carrera militar (falleció en el asedio de Orán en 1732)


El palacio quedó parcialmente destruido en la francesada, cuando fue cuartel de las tropas francesas, y al ser reconstruido, el aún por entonces palacio rural quedó transformado en su planta, que pasó a tener forma de 'U', con este gran patio central orientado al sur, dado que su planta original era cuadrada y, aunque no se sabe con absoluta certeza, es fácil que siguiese el concepto de torre-palacio de otras casonas rurales de esta estirpe sitas en las inmediaciones (Santolaya y Aramil), con un gran patio interior e incluso, en origen sí, con una capilla adosada y otras construcciones adyacentes desaparecidas


En 1993 fue adquirido por el Ayuntamiento de Siero, rehabilitado, empleado para dependencias municipales e integrado en el parque. Observemos los chorros de la fuente ornamental hecha en esta explanada central empedrada, que surgen del suelo formando arcos al caer de nuevo a él, bajando por el sumidero sin estanque, consiguiéndose otro formidable efecto visual y sonoro


Es un claro ejemplo de palacio rural barroco hecho en mampostería revocada; alejándonos un poco llegaremos a ver, en sus dos esquinas de la base de la 'U', dos falsas torres cuadradas; allí está la de la derecha


Fijémonos también en los balcones-corredores en ambos extremos de la 'U'. Los antiguos muros de cierre, sin mayor interés histórico y artístico, fueron derribados


Dado que se trata de un palacio rural, aunque ahora dentro del mismo centro urbano, forma parte de la Ruta de los Palacios Rurales de Siero, que desde aquí se dirige, primeramente, a los ya mencionados de Santolaya y Aramil


Una placa con texto explicativo nos ofrece más información


Y aquí, al pie de acera, una boca de riego para el parque


Pese al gusto por la sobriedad, hay un elemento muy significativo que elude esa filosofía constructiva artística y arquitectónica, que por su tamaño y filigranas destaca incluso a cierta distancia: el escudo


Es realidad posterior a la construcción del palacio, dieciochesco, de los tiempos del III Marqués de Santa Cruz del Marcenado, Don Álvaro de Navia-Osorio y Vigil (el de las Reflexiones Militares), por lo que ya aparecen los símbolos de ambas familias


Se compone de un escudo central acuarteronado, con dos castillos en campo colorido y, en los otros dos cuarterones o divisiones, 10 ó 15 veros (forros heráldicos) en tres órdenes que, en colores, serían la mitad verdes y la mitad verdes y dorados. Dos leones rampantes que sujetan la corona del marqués simbolizan el poder de la Casa


Desde aquí vemos la 'falsa torre' de la izquierda. Las dos torres y un cuerpo central intermedio era una estructura tan extendida en los palacios rurales y urbanos de Asturias por entonces que sin duda no se quiso prescindir de ella tampoco aquí


También nos percatamos que el brazo derecho, visto de frente, de la 'U' es sensiblemente más largo que el izquierdo. El tejado de las torres, cuadradas, es a cuatro aguas, mientras que los lados o cuerpos del palacio es a dos, más una tercera en la parte meridional, sobre los corredores, donde estos tejados de teja árabe presenta gran alerón, el de la izquierda es corredor con columna y cortafuegos, el de la derecha es de dos columnas que sostienen dicho gran saliente


A la derecha, la citada calle Luis Navia Osorio y el edificio de la antigua Casa de Cultura y, más allá, los edificios de la calle Florencio Rodríguez hacia La Venta la Uña


En la actualidad está aquí la Oficina de Urbanismo del Ayuntamiento de Siero, en la esquina con la calle David Vázquez, prestigioso biólogo molecular 


Detrás se extiende una zona de casas unifamiliares de cuando esto eran los arrabales residenciales de La Pola, en la salida a Nava, Villaviciosa, Santander. En el momento de escribir estas líneas se aprueba la peatonalización de esta calle y añadirla al parque, haciendo una nueva plaza. Adjuntamos noticia del 25-4-2023 pues es fácil que cuando paséis ya pueda estar hecha:
"El parque de Alfonso X El Sabio de Pola de Siero, principal espacio verde de la capital sierense, se "tragará" la calle Luis Navia Osorio para ampliar su superficie, de manera que ante el edificio actual de Urbanismo (la antigua Casa de la Cultura) se acondicionará una gran plaza abierta, a nivel y con arbolado. 
Es una de las principales novedades que se contemplan en el proyecto de intervención para la creación de una conexión peatonal y ciclista en el entorno de la calle Florencio Rodríguez, a la que ha quedado circunscrita la expansión del parque, y que ayer mismo se presentó a los portavoces municipales por parte del personal de la Oficina Técnica, tras ser aprobado en la Junta de Gobierno Local del pasado viernes".

Detrás, las pérgolas del parque, donde se encuentra la fuente del Pavo Real


Vista de cerca, una de esas pérgolas fue renovada en 2022, es posible que el aspecto general de esta parte del parque cambie con el nuevo proyecto en marcha


A la izquierda, vista del parque con el Ayuntamiento casi totalmente tapado por los árboles y algunos de los edificios del centro urbano


Del Parque Alfonso X El Sabio hay que decir además que fue el primero público de La Pola y su jardín, aunque transformado, al ser en origen del palacio, está considerado el primer jardín barroco del que hay constancia en Asturias


Hacia el centro histórico y corazón de La Pola volvemos ahora nosotros, pero no sin antes acercarnos a otro elemento muy importante de su patrimonio, el Mercado de Abastos que, aunque rodeado de edificios que fueron construyéndose alrededor, sigue destacando por su peculiar forma


Unas media lunas hacia abajo con cubierta ondulante en su estructura de hormigón y cristal resaltan sobre el urbanismo rectilíneo de los bloques de pisos pese a ser más bajas que ellos, magnífico proyecto del ingeniero Ildefonso Sánchez del Río, cuyo diseño de estructura laminar volveremos a encontrar en el Camino unos kilómetros más al oeste, en el Palacio de los Deportes de Oviedo, en La Tenderina. En La Pola, unos metros más adelante y a escasos metros del Camino tendremos a la vista otra de sus obras, uno de los grandes "paraguas" invertidos con los que se cubría el antiguo mercado de ganados


La planta de este Mercado de Abastos es además triangular, confluyendo en torno a ella esta calle, Alcalde Parrondo, dedicada a José Parrondo, que desde la alcaldía encontró financiación para su construcción con la calle dedicada a Ildefonso Sánchez del Río, a su derecha. Detrás discurre la calle Marquesa de Canillejas por la que, como dijimos antes, regresaremos a nuestro 'punto de partida' en la Plaza de Argüelles, para retomar el Camino


La calle Ángel Parrondo sigue el trazado de la Carretera de Santander, que pasó al nomenclátor de 1939 como N-634, de este alcalde se alaba "la capacidad que tuvo para sacar adelante proyectos en circunstancias difíciles". Su memoria, como la de otros del siglo XX, finales del XIX y principios del XXI, en concreto entre 1895 y 2015, fue recuperada por el investigador Fructuoso Díaz García en su diccionario biográfico de los alcaldes de Siero


Estamos sin lugar a dudas en el cruce de más tráfico de La Pola, confluencia de calles y carreteras, entrada y salida del casco urbano hacia los enlaces con la Autovía A-64 y en todas direcciones, sobre todo hacia el sur, hacia la zona de los colegios, el instituto, el cementerio, Valdesoto por La Venta la Salve...


Al pasar frente al cruce con la calle de Ildefonso Sánchez del Río nos complace compartir, dada su trascendencia, la biografía del genial ingeniero en la Real Academia de la Historia:
"Sánchez del Río Pisón, Ildefonso. Haro (La Rioja), 1.V.1898 – Madrid, XII.1980. Ingeniero de Caminos, proyectista de estructuras. 
Ildefonso Sánchez del Río fue el mayor de ocho hermanos, hijos de un juez de origen asturiano, mientras que la familia materna estaba arraigada en la ciudad riojana de Haro. Estudió la enseñanza media en Madrid, en la Institución Libre de Enseñanza y en el Instituto Cardenal Cisneros. Ingresó en la Escuela de Caminos en 1916 y terminó la carrera a comienzos de 1922. 
Su primer empleo, entre 1922 y 1925, lo tuvo en el puerto de San Esteban de Pravia y en 1924 empezó a trabajar como ingeniero del Ayuntamiento de Oviedo. El decenio 1926-1936 marca el período más creativo de su vida, en el que, aparte de atender a las obras municipales, realizó todo tipo de proyectos y obras en distintos puntos de Asturias. Destacan el puente de Laneo, articulado en la clave, y, especialmente, sus estructuras laminares, como el depósito de aguas de Oviedo y el mercado de Pola de Siero. 
Pasó la Guerra Civil en Oviedo y al término de la contienda se le otorgaron varias condecoraciones militares. En 1941 se trasladó a Madrid, abandonando su empleo en el Ayuntamiento para trabajar por su cuenta. Ese año se presentó al concurso para la ejecución del dique del oeste del puerto de Palma de Mallorca. Para la realización de las obras, se fundó una sociedad que daría origen a Dragados y Construcciones. Sánchez del Río, con escaso espíritu empresarial, se apartó pronto de la constructora. 
Durante el quinquenio 1941-1945 participó en múltiples proyectos. Destaca, entre ellos, el de los talleres del Instituto Nacional de Técnica Aeronáutica, hecho en 1944 en colaboración con Fernández Casado. Desarrolló también sus sistemas de forjados cerámicos, que habrían de tener una enorme difusión; pero, más interesado por los aspectos técnicos que por los comerciales, no defendió sus innovaciones con patentes y nunca obtuvo los beneficios que podría haber conseguido. 
En agosto de 1945 fue nombrado director general de Carreteras por el ministro de Obras Públicas Fernández Ladreda que, en su época de alcalde de Oviedo, había entablado amistad con el antiguo ingeniero municipal. Ostentó el cargo durante seis años, hasta julio de 1951 y, a pesar de sus escasas dotes políticas y de sus nulos conocimientos administrativos, sacó adelante la Ley de Modernización de Carreteras, de 1950. Según declararía al cesar en el puesto: “Me sentí como prisionero dentro de una gran jaula llena de mecanismos cuyas teclas apenas osaba tocar”. Un antiguo colaborador, Ángel del Campo, recordaría muchos años más tarde que Sánchez del Río no llegó a entender la complicada mecánica burocrática ni a interesarse lo más mínimo por ella. Uno de los proyectos de esa etapa fue el del puente llamado de Santo Domingo de la Calzada, sobre el río Ebro, en Haro, que realizó con Vicente Roglá. Fue un puente oblicuo de hormigón en masa, con cuatro arcos triarticulados de treinta y cuatro metros de luz, que se inauguró el 12 de mayo de 1950. 
Reincorporado a sus actividades privadas, continuó proyectando estructuras, inventando ingeniosos dispositivos y ocupándose de su fábrica de productos cerámicos establecida en Torrejón de Ardoz. En estas instalaciones, con la colaboración del ingeniero Fernández Oliva, llevó a cabo una gran labor, auspiciada por el Ministerio del Aire. A partir de la década de 1950 fue consejero de varias sociedades, entre ellas de Dragados, más por su condición de fundador que por sus conocimientos financieros."

Y en la esquina de la calle Ildefonso Sánchez del Río con la del Conde de Santa Bárbara de Lugones, Casa Gorín ( a la derecha de la foto), la popular mercería de Aurina Braga, otra gran institución polesa, "una historia de amor y casi un siglo de vida en La Pola", como titulaba Paula Tamargo en La Nueva España del 16-5-2021:
"Tras uno de los enormes ventanales de Casa Gorín, en la calle de Ildefonso Sánchez del Río, cada día, mañana y tarde, se atisba la figura de Aurina Braga. Tiene noventa años casi recién cumplidos y hace muchos que ya no trabaja en uno de los comercios más emblemáticos de la Pola. Pero sigue siendo su titular. Y yendo, cada jornada, al establecimiento. Ni atiende clientes ni desarrolla ninguna tarea laboral. Solo se sienta en un rincón esquinado en el interior del local y observa. O charla, a veces, con quienes acuden a la mercería y la saludan. 
Conoce a casi todos los que entran y casi todos la conocen. Tras los antiguos mostradores se ha surtido de género, hilos, agujas, lanas, botones, pañuelos, ropa interior, paraguas y todo lo que fuera menester a muchas generaciones de vecinos y se ha visto evolucionar a la capital sierense y a sus modos de vida. La memoria de su última propietaria guarda el transcurrir de la cotidianeidad de la localidad durante décadas. Y su historia habla de un tiempo que era otro y que avanza hasta llegar a estos días en los que todo es muy diferente. Aunque haya cosas que nunca cambien. Porque el negocio sigue abierto casi un siglo después de haberse fundado. Y ella continúa estando allí, semana tras semana, entre las mismas paredes en las que conoció el amor que determinaría el discurrir del resto de su existencia. 
El establecimiento abrió sus puertas a comienzos de la década de los años treinta del siglo pasado, según el recuerdo de la familia, que vincula la inauguración con el momento en que se edificó la plaza cubierta polesa que se ubica justo enfrente del comercio. Bautizaron el negocio como “Sucursal de Gregorio Miranda”, con el nombre del primer titular, pero pronto, por no decir que casi desde el principio, fue “Casa Gorín” para todo el mundo. En sus inicios fue comercio de ultramarinos. Pero luego se transformó en mercería. 
El fundador tuvo cuatro hijos. A uno de los varones, Ramón, lo conoció Aurina Braga por casualidades del destino. Una amiga hacía por aquellos años labores para la tienda, “cogía puntos a las medias”. “Y yo pasaba a veces por aquí a hacer recados, a verla”, cuenta. Así coincidió las primeras veces con el que luego se convirtió en su marido. 
Iniciado el noviazgo, curiosamente, empezó a ir menos por la tienda. “Cosas de la época, que daba como más apuro ya entrar. No pasaba ni por esta calle. Qué ridícula, ¿no?”, rememora con humor. Se casaron en 1954. Ella tenía 23 años. En los primeros tiempos del matrimonio no frecuentaba tan asiduamente el comercio, que también estaba a cargo de otro hijo del fundador, de nombre José Miranda. Este último fallecería años después y al frente ya quedaría solo el marido de Aurina Braga. 
“Entonces se vendía de todo, hasta máquinas de tejer y también se tejía para afuera. Lana mucha salía. Botones vendimos a barullo. También se forraban. Había mucha modista, no había confección, porque tiendas de ropa había en Oviedo, pero aquí no y la gente iba a modistas y todo lo necesario para confección y labores lo teníamos y se venía a por ello aquí”, explica. 
A ese tiempo aún retrotrae el local. A aquel en el que cientos de modelos de botones, pegados en el exterior de las cajoneras de madera, se mostraban en exposición para que el cliente tuviese toda la variedad existente a la vista, del mismo modo que aún permanecen hoy en el lugar. A aquel en el que decenas de tipos de pañuelos de bolsillo, de mil estampados de flores y colores colgaban extendidos, uno a uno, de ganchos en perfecta hilera en un lateral del comercio, el mismo donde ahora siguen colocados de igual forma. A aquel en el que las niñas acudían a Casa Gorín con sus madres para elegir un paraguas entre los del altillo donde se exponían los de cada temporada, en idéntica ubicación en la que están a la venta los actuales. 
Hay establecimientos en la Pola cuya fecha de fundación puede ser similar a la de Casa Gorín, pero han sido reformados. Este conserva su mobiliario original, las mismas paredes y hasta el mismo suelo de sus comienzos. Y al traspasar la puerta pareciera que uno accede al tiempo atrás del que habla Aurina Braga. 
“Yo vine para aquí por matrimonio”, dice cuando empieza a echar las cuentas de lo que ha sido su vida. Al principio, rememora, no era nada continuo, porque se ocupaba de la familia que fue teniendo. “Venía los días de mercado, los martes, o alguna vez por la tarde, porque estaba aquí mi marido Ramón y yo me acercaba”, explica. 
Desde la muerte de su cuñado, su presencia en la tienda fue haciéndose más frecuente. Los años fueron pasando y, “por desgracia”, ella también se quedó viuda. Fue a partir de entonces cuando hubo de tomar en solitario las riendas del establecimiento. Su esposo falleció en 1997, hace ya unos 24 años. Y en Casa Gorín, tras el mostrador, pasó ya desde entonces buena parte de su vida, hasta su jubilación. Tiene dos hijas, María Amanda y María Ángeles Miranda Braga, que no se dedican al negocio pero están siempre pendientes de su madre. 
“¡Ay Dios mío, qué tiempos de los que hablamos! Ya tengo muchos años. Y eso que parece que algunas cosas fueron ayer cuando era tan joven”, dice. “El paso del tiempo asusta a cualquiera, no crea. Hace poco no pensaba en ello, pero desde que llegó el cumpleaños, que hice 90 el 14 de abril…”, reflexiona con gesto algo serio para recuperar de nuevo con rapidez el humor. “Mi madre, Palmira, era muy simpática, muy salada. Vivíamos en La Carrera y como nací el día de la República, en 1931, cuando vine al mundo creo que dijo ‘marchó el Rey y llegó la mi fía’”, cuenta, entre risas de todos quienes la escuchan. 
Y vuelve a coger el hilo de la historia de la tienda, que es en buena medida la de gran parte de su propia existencia. Aclara que, cuando tomó el timón del negocio, estaba arropada. “Sola en Casa Gorín realmente nunca estuve”, explica. Porque la acompañaron siempre las empleadas que hoy siguen al pie del cañón en el negocio. Son tres y, aunque pudieran parecer muchas para una mercería de una localidad no demasiado grande, apenas si pueden parar de atender a los clientes que entran uno tras otro y no dan tregua en una jornada que es martes, mercado en la Pola y día de gran bullicio. 
Las dependientas son como “de la familia”. Yolanda Suárez, lleva 42 años trabajando en la mercería. Pilar Cedrón 38. Y su hermana María José, 35. “Una vida también aquí”, coinciden todas. “Son Pili, Yoli y Mari, que los nombres son más guapos así”, las presenta.  
Aurina Braga, que se ha levantado de su silla para fotografiarse con las trabajadoras de la mercería, que la cubren de atenciones y cariño, vuelve a su asiento habitual, tras uno de los grandes ventanales del establecimiento. Los clientes siguen entrando en un goteo constante. Muchos son conocidos de años. Si vienen a por alguna prenda, la talla se sabe de memoria. La del que viene a comprar o la de la persona para la que se la lleva. O la que usan todos los miembros de una familia si se da el caso. 
Es la profesionalidad de las dependientas, añade, la que hace del negocio lo que sigue siendo hoy en día. “Hay una clientela muy fiel y de muchos años, pero se trabaja mucho todos los días y ellas son la parte fundamental de esto”, explica cuando se refiere a los motivos por los que el negocio ha sobrevivido tantos años y mantiene su vitalidad actual. “Y porque esto es Casa Gorín, claro, Casa Gorín”, concluye con orgullo la última propietaria de un negocio que, cercano a cumplir un siglo de vida, es una institución en la Pola".

Tres años y pico después, el 13-8-2024 después y para el mismo periódico, Paula Tamargo da la triste noticia, Fallece a los 93 años Aurina Braga, de Casa Gorín, emblema del comercio de Pola de Siero:
"Aurina Braga Fanjul, de Casa Gorín, en la Pola, falleció este lunes a los 93 años de edad. Mujer queridísima en la localidad, era el alma del establecimiento de mercería de la capital sierense, que atendían varias empleadas, pero a las que acompañaba desde fuera de los mostradores, sentada en el rincón que da a la plaza de abastos, donde lo usual era verla a diario sentada observando el exterior desde un gran ventanal o charlando en el interior con quienes entraban, porque todo el mundo la conocía. Nunca se desvinculó del negocio de sus amores, uno de los de siempre de la localidad, y que había fundado la familia de su marido Ramón Miranda. 
La historia de Aurina y la de su familia política está íntimamente ligada a la del desarrollo de la Pola. Ella misma narraba a LA NUEVA ESPAÑA en 2021 el origen y la trayectoria de un negocio que ha sido testigo del transcurrir del la cotidianedad de la localidad durante décadas. El establecimiento abrió sus puertas a comienzos de la década de los años treinta del siglo pasado, según el recuerdo de la familia, que vincula la inauguración con el momento en que se edificó la plaza cubierta polesa que se ubica justo enfrente del comercio. Bautizaron el negocio como “Sucursal de Gregorio Miranda”, con el nombre del primer titular, pero pronto, por no decir que casi desde el principio, fue “Casa Gorín” para todo el mundo. En sus inicios fue comercio de ultramarinos. Pero luego se transformó en mercería. 
El fundador tuvo cuatro hijos, uno de ellos Ramón, con el que Aurina Braga se casó en 1954. En los primeros tiempos del matrimonio no frecuentaba tan asiduamente el comercio, que también estaba a cargo de otro hijo del fundador, de nombre José Miranda. Este último fallecería años después y al frente ya quedaría solo el marido de Braga. 
"Entonces se vendía de todo, hasta máquinas de tejer y también se tejía para afuera. Lana mucha salía. Botones vendimos a barullo. También se forraban. Había mucha modista, no había confección, porque tiendas de ropa había en Oviedo, pero aquí no y la gente iba a modistas y todo lo necesario para confección y labores lo teníamos y se venía a por ello aquí”, explicaba la mujer hace tres años a este periódico. 
El negocio ha llegado hasta nuestros días y se mantiene como una de las referencias imprescindibles del comercio poleso. Las empleadas de siempre, durante décadas, han sido Yolanda Suárez, Pilar Cedrón y su hermana María José, "como de la familia", destacaba Aurina en 2021.  “Hay una clientela muy fiel y de muchos años, pero se trabaja mucho todos los días y ellas son la parte fundamental de esto”, insistía Aurina para poner en valor la labor de estas tres mujeres".


Seguimos por la calle Alcalde Parrondo admirando toda la fachada del Mercado de Abastos de La Pola, del que ya decíamos al principio que para el organismo de Documentación y Conservación del Movimiento Moderno (Docomo) es de los ejemplos más relevantes de este estilo en toda la Península Ibérica. El erudito especialista Juan Ignacio San Marcos Espinosa escribe así de él:
"El proyecto, de planta triangular, se adapta a la forma de la parcela, situada en el centro urbano. El volumen generado por la cubierta alberga un espacio simétrico en dos niveles, estando el inferior bajo el nivel de calle. La distribución de los espacios interiores presenta una fuerte modulación, y las circulaciones responden al uso del edificio: amplias en el pasillo central y recorridos perimetrales, y con accesos en cada una de las tres fachadas. 
Las esquinas se resuelven en chaflán, que suaviza el recorrido exterior, cubierto en su perímetro bajo un voladizo construido a base de dovelas curvadas de fibrocemento. La estructura es de hormigón armado, a base de dovelas-onda, y la cubierta se divide en 2 bóvedas simétricas respecto al arco de intersección, desde el que emergen otros transversales. El esquema estructural se completa con pilares de hormigón en la fachada principal. Las bóvedas presentan grandes lucernarios, que confieren junto con los planos verticales acristalados de fachada una generosa iluminación al interior. Cabe destacar la presencia de la perfilería de los puestos exentos de venta, modulados en cubos de 3 m, pilares interiores, barandillas y tribunas circulares, repartidos simétricamente respecto al eje principal".

Efectivamente, tiene unos grandísimos aleros sobre la acera que permiten la instalación de puestos de venta al exterior con gran amplitud y las anchas aceras ofrecen buen espacio a la vez para el paso de viandantes


Enormes cristaleras permiten una buena iluminación del interior con luz natural


No obstante, la construcción de esta plaza pasó por no pocos avatares de los que escribe también Paula Tamargo para La Nueva España con el encabezado de La azarosa historia de la plaza de abastos polesa:
"La plaza de abastos de Pola de Siero está a punto de cumplir 90 años. El edificio cuyo diseño es obra del ingeniero de caminos Ildefonso Sánchez del Río se inauguró un 3 de noviembre de 1931, así que este próximo miércoles el emblemático inmueble celebrará nueve décadas de vida. Mucho se ha escrito sobre la innovación arquitectónica que supuso en su tiempo el planteamiento de la singular cubierta de hormigón armado a partir de la que se definía la volumetría total del espacio, sin columnas en el interior y cuya estructura fue un ingenio del cálculo de resistencias y apoyos entre los arcos que la componen. Pero se conoce menos la polémica ciudadana que generó inicialmente su ubicación y que el rechazo de una parte de la población acabó con el proyecto sometido a una serie de litigios judiciales que llegaron entonces hasta el Tribunal Supremo. 
La documentación que habla de todo ello y permite conocer esta historia se guarda en el magnífico Archivo municipal de Siero, a través del que se hace posible reconstruir la memoria de los avatares que sufrió este proyecto que, pese a todo, sí contó con el respaldo de los tres alcaldes que pasaron por el Ayuntamiento en los apenas cuatro años que duró el proceso administrativo y las obras para hacer realidad la iniciativa. 
José Parrondo Presa, nombrado alcalde de Siero el 4 de mayo de 1927, será el impulsor de la plaza de abastos, que se planifica ante las necesidades de una población creciente en la capital del concejo. En diciembre de 1928, el propio Sánchez del Río y Luis Sanz Fernández, entonces director de Obras Municipales, aconsejan que se compre el terreno sobre el que hoy se ubica, en pleno centro de la villa actual, pero en aquel momento un lugar que se veía alejado del espacio considerado como núcleo urbano y punto neurálgico de la vida cotidiana y que conformaban la plaza de Les Campes y la de Argüelles. La elección del emplazamiento –una propiedad del marquesado de Santa Cruz de Marcenado– que finalmente se acordó en un pleno extraordinario del 13 de diciembre de 1928, supuso enfrentamientos con comerciantes e industriales locales, además del rechazo de algunos ediles y vecinos. 
Se presentó incluso un recurso de reposición contra el acuerdo plenario acerca de la ubicación aprobada, hubo una moción de rechazo por parte del edil Anselmo Vigil Escalera y distintos escritos de una comisión de vecinos suplicando al Ayuntamiento una rectificación. 
Con todo, el plan siguió adelante. En enero de 1929 se realiza la escritura de “los terrenos del Pradón”, que así se denominaba la zona, y Sánchez del Río dirige las obras de las primeras calicatas realizadas mientras varios vecinos de la Pola interponen recursos contencioso-administrativos contra el acuerdo municipal de la elección de los terrenos. En junio, el Ayuntamiento abona honorarios a Sánchez del Río por el proyecto y, previa subasta pública, se adjudican las obras al contratista Bernabé Morales Almendros por la cantidad de 331.794 pesetas de la época. La batalla judicial prosigue: en octubre de 1929 industriales polesos formalizan una demanda contra el Ayuntamiento para que revoque el acuerdo del emplazamiento. 
A principios de 1930, la situación política en España, con la dimisión de Primo de Rivera en enero, alcanza al Ayuntamiento de Siero. En marzo de ese año, el alcalde José Parrondo Presa es destituido. El nuevo regidor será Ramón Rodríguez Fernández, que revocará algunas decisiones del periodo dictatorial, pero no dará marcha atrás con el proyecto de la plaza de abastos. Entiende que este se impulsó con toda la tramitación legal oportuna y que, pese a la oposición de una parte de los vecinos, no procede otra cosa que seguir adelante con las obras. El 13 de mayo llega a celebrarse una manifestación contra el proyecto. 
En junio, “el Tribunal Contencioso-Administrativo de Oviedo dicta sentencia favorable a los vecinos contrarios a la construcción de la Plaza Cubierta”, según puede constatarse en el Archivo de Siero, pero esta es recurrida por el Fiscal ante el Tribunal Supremo. Pese a las peticiones de los detractores, el Ayuntamiento se niega a parar las obras. Y se comienza ya a recabar apoyos que serían de gran importancia para su continuidad: entra en juego el respaldo que, en el verano de 1930, da la Sección del Sindicato Minero de La Llovera y de los vecinos de la parroquia de Arenas. 
Llegado 1931, el 15 de abril de ese año, la Alcaldía de Siero pasa a manos de Inocencio Burgos Riestra, que era afiliado al Sindicato de los Obreros Mineros de Asturias (SOMA). No solo continuará con el plan de la plaza de abastos, sino que, entre otras cosas, encargará a Sánchez del Río el proyecto del ensanche de Pola de Siero. 
El edificio se inauguró finalmente el 3 de noviembre de ese año, sin celebraciones, pero sí con una gigantesca “manifestación pacífica de obreros” –muchos mineros– que, en esta ocasión, apoyaban la apertura de la plaza. Según la prensa de la época, eran más de tres mil los que llegaron a la Pola para respaldar la puesta en marcha de la instalación, apagando así el movimiento de oposición que se había generado ante la ubicación de un inmueble que hoy, tras décadas como mercado y distintas reformas interiores, ya no es plaza de abastos. Es un espacio para acoger diversas actividades sociales y culturales y que, al paso de los años, no solo es un emblema de la identidad polesa y de su patrimonio, sino que, al ritmo del desarrollo urbanístico, es punto neurálgico de la actividad de la villa y a cuyo alrededor –el diseño de la planta es un triángulo isósceles encajado dentro de tres céntricas calles– discurre la vida cotidiana de la capital del concejo sierense".

En el ya referido artículo La Pola soñada por Sánchez del Río, de Franco Torre entrevistando a uno de sus más estrechos colaboradores, el también ingeniero Jaime Llames Viesca, se cuenta de esta plaza de mercado:
«Las corporaciones de Siero, habidas y por haber, no se han enterado de lo que tienen en Pola. La plaza de abastos tenía que ser el emblema de la localidad, tenía que aparecer en el logo, y todas las promociones de Ingeniería que salieran de la Universidad tenían que visitar las obras de Ildefonso Sánchez del Río en la ciudad». Jaime Llames Viesca no escatima elogios a la hora de hablar de Ildefonso Sánchez del Río. (...) 
«De todas sus obras estaba especialmente orgulloso del Palacio de los Deportes de Oviedo y de la plaza cubierta de Pola de Siero», explica Llames.  
No es para menos. La plaza de abastos de Pola se erigió entre 1929 y 1931. Con una planta en forma de triángulo isósceles, la plaza tiene una espectacular cubierta en la que se aprecian dos bóvedas que confluyen de manera perpendicular. A fin de evitar las columnas en el interior, Sánchez del Río desarrolló una gran arcada que sostiene la línea de intersección de las dos bóvedas. «Es un arco antifunicular, porque en unos puntos necesitaba sostener una presión y apoyar a una altura distinta a la de los otros», explica Llames, que compara esta solución con algunas de las empleadas por Antonio Gaudí. «Cuando veo algo suyo, de inmediato pienso en Sánchez del Río. Tenían el mismo ingenio», dice".

"La plaza de abastos -construida entre los años 1929 y 1931- está considerada como una de las obras de ingeniería más importantes del primer tercio del siglo XX en España. Y una de sus singularidades es la ausencia de columnas de apoyo en todo el edificio de planta triangular", resume José Cezón en El Comercio del 31-10-2009, mientras que el historiador Luis Antonio Alías en su libro El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarios dice que "su original diseño racionalista -planta rectangular cubierta por dos atrevidas bóvedas semielipsoidales apoyadas sobre el muro central, cristal y hormigón armado como materiales- constituyó toda una revolución arquitectónica".


Recorrida toda la fachada de la plaza cubierta que da a la calle Alcalde Parrondo cruzaremos para tomar la calle Marquesa de Canillejas



Fijémonos en la esquina que forma el vértice del triángulo de su estructura. En este lugar estamos a la vista de las primeras carreteras que hubo en La Pola, esta de la ahora calle Alcalde Parrondo (N-634) que cuando se trazó eran esto las afueras y, a lo lejos, donde acaba la calle Marquesa de Canillejas, la calle Celleruelo, antigua calle del Hospital o de los Peregrinos por ser donde tenían su acogida en la Alberguería de San Pedro, luego Hospital de los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián


La Pola nace en torno a la Alberguería de San Pedro, de la que hay noticia, recordamos, desde unos 130 años antes que la carta-puebla de Alfonso X El Sabio. Su primer trazado era muy irregular, entre el citado hospital de pobres y peregrinos (al lado del que se construyó en el siglo XIX la nueva iglesia), la antigua iglesia parroquial (Plaza de Argüelles-calle Celleruelo) y la Plaza les Campes que era donde se celebraba el mercado, paso al parecer original del Camino, según algunos estudiosos. Nos lo explican en el Diccionario Geográfico de Asturias. Ciudades Villas y Pueblos:
"El crecimiento del núcleo original incorpora los barrios de La Soledad, hacia el oeste, y la zona de la calle San Antonio y el barrio de El Rebollar, hacia el este, a los que se unirán las calles que hoy forman el núcleo comercial  central de la Pola, Enrique II, Martín de Lugones, Villaverde y Conde de Santa Bárbara. En 1932, el Ayuntamiento encargará un proyecto para regular el crecimiento espacial de la villa al ingeniero de caminos Ildefonso Sánchez del Río, aunque no se llevará a la práctica hasta muchos años después, e finales de los ochenta. Para esa época las vías de comunicación de la villa se habrán ido trasladando cada vez más al sur, coincidiendo con los sucesivos ensanches del núcleo urbano. A la primera carretera general que entraba en la Pola desde La Carrera por La Soledad y cruzaba la villa por la calle Celleruelo, sucederá la que atraviesa la calle Alcalde Parrondo y continúa por delante de la plaza Cubierta y el campo de fútbol hasta salir por la Venta  La Uña. Hoy, la autovía del Cantábrico pasa pro el sur del río Nora, y La Pola a incorporado a su núcleo zonas que hace años parecían muy alejadas del mismo, como La Isla, el barrio de Tocote, El Nozalín o Ferlera."

Pasamos a caminar por rellano exterior del mercado, donde se instalan los puestos de venta de las gentes de las aldeas. Una excelente ocasión para adquirir productos locales y hacernos, por ejemplo, una buena cena comunitaria en el albergue


Las calles se llenan de animación y vida con la llegada de las vendedoras y los vendedores que se colocan en sus improvisados puestos


Como bien dice Franco Torre en El mercado, motor de la Pola en La Nueva España del 13-10-2010, "La historia de Pola de Siero es la de su mercado":
"Entre los principales privilegios que otorgaba a sus habitantes la Carta Puebla de 1270 se contaba el de hacer mercado los martes, una condición esencial para la supervivencia y el desarrollo de las villas en la Edad Media. Este privilegio fue confirmado por Rodrigo Álvarez de las Asturias el 16 de octubre de 1310, cuando ordenó ejecutar la carta de población, y fue ampliado en 1370, por Enrique II de Trastámara. 
A partir de ese momento, el mercado poleso se convirtió en uno de los principales centros comerciales de la región, lo cual, a su vez, marcó el desarrollo del concejo. No obstante, aquel primitivo mercado era muy distinto al que ha llegado hasta nuestros días y su evolución ha ido señalando el propio devenir de la localidad. 
A la hora de hacer un recorrido por la historia del mercado, no se puede encontrar mejor guía que el estudioso local Enrique Medina, colaborador de LA NUEVA ESPAÑA. «El mercado se instalaba en las entradas a la localidad», señala Medina, quien explica que, a lo largo de los siglos, el mercado cambió varias veces de día y de ubicación, adaptándose a esa realidad mutable que era la Pola. «Llegó un momento en el que el mercado se celebraba tres días por semana: los martes, los viernes y los domingos», señala Medina, quien ha documentado diversos pleitos entre Siero y algunos concejos cercanos, como Piloña, Sariego y Noreña, a cuenta de los mercados. 
Medina ha plasmado en sus estudios la realidad del mercado poleso entre el siglo XIX y la primera mitad del XX. No en vano, el abuelo y el padre del propio Medina tenían un puesto fijo en el mercado, en la que es hoy la calle de la Soledad. «Esta era la entrada desde Forfontía. A la altura del cruce con La Piñera había un prado en el que, durante un tiempo, debió instalarse parte del mercado. Por esta zona tenía su casa "Joaca la partera", una especie de comadrona que debió traer al mundo a media Pola, en la primera mitad del siglo XX. Un poco más abajo se instalaban los gocheros, entre ellos mi padre y mi abuelo, que era tratante y capador de gochos». 
Medina, que se acercaba al puesto de su familia al salir del colegio, aún recuerda como «ponían a los gochos en "banastras", una especie de cestas sin tapa, para venderlos». 
Un poco más abajo, en la plaza Les Campes, se instalaban los ganaderos y había un pozo que se usaba como abrevadero para los animales. «En la parte baja se instalaban los que vendían caballos y burros y, arriba, el otro ganado». Medina continúa la ruta por la calle Inocencio Burgos y Corporación: «A la derecha, según vas hacia la iglesia, se colocaba el mercado de la avena, el trigo, la cebada y la escanda, y, al final, estaba el puesto de Agustín Feijoo, un paragüero de Orense. Y enfrente, en la otra acera, había argollas para que los aldeanos dejaran amarrados a los burros». 
Esta calle confluye con San Antonio frente a la plaza de Argüelles. «En la calle San Antonio se colocaban los carniceros, en la acera que linda con la plaza. Todo esto estaba muy regulado y yo tengo fotos que muestran que tenían los xatos colgados e iban cortando las piezas según les pedían». 
En la acera de enfrente se instalaba otro gremio, el de los panaderos, venidos muchos de ellos de El Rebollal: «Allí había como 200 panaderos a finales del XIX. La última creo que fue Rosario, "la pamestera", que murió en la década de los 50 del pasado siglo». 
Ya en la plaza de Argüelles, Medina señala el punto en el que se instalaba otro de los personajes emblemáticos del mercado: «Aquí ponía su puesto Chucha "la Cagancia", una vendedora muy famosa». Chucha se dedicaba a la venta de frutas y verduras, una actividad que perduró en la plaza de Argüelles hasta hace año y medio, cuando las obras de renovación de las plazas de Argüelles y Cabo Noval obligaron a trasladar los puestos hasta los aleros de la Plaza de Abastos, donde aún permanecen. Medina concluye el recorrido en la plaza de Cabo Noval: «Esta era la plaza del Carmen y aquí se instalaban los puestos de loza, donde las piezas más apreciadas eran las de la fábrica de loza del Villar y las de Vega de Poja», comenta. 
Entre finales de los años 50 y principios de los 60 del pasado siglo, el mercado se trasladó a las caserías del río Ñora. Más tarde se instaló en La Isla, donde las actividades tradicionales empezaron a perder fuerza ante el auge de los puestos textiles. En estos años comienza una nueva etapa del mercado, quizá menos lustrosa, pero que igualmente se entrelaza con la propia historia de la Pola".

Directamente de la huerta y el corral al cliente, efectivamente, estos son los puestos de venta de alimentación, pero el mercado de los martes, con todo tipo de mercancías, desde ropa a bisutería, mientras que el de ganado, por razones de higiene, fue habilitado en un recinto aparte desde mediados del siglo XX, primero al oeste de la villa, cerca del Camino y desde 1992 a la gran nave del Mercado Nacional de Ganados en La Venta la Uña, al este, y que vimos al entrar en La Pola por El Rebollal


El 14 de agosto de 1270 el rey Alfonso X de Castilla, El Sabio, otorgaba a los moradores de la tierra de Siero la carta puebla, en la que era fundamental para su funcionamiento y mantenimiento la celebración de un marcado semanal, los martes, junto con un alfoz o término municipal, el concejo o conceyu


"Se fijaron así dos características de la villa que han permanecido desde su fundación hasta hoy: ser centro de mercado comarcal los martes y convertirse en cabecera administrativa de un territorio que, con algunas modificaciones posteriores, se convertirá en el concejo de Siero", leemos también en el Diccionario Geográfico de Asturias


La huerta en el mercado, otra fuente de información imprescindible, el Gran Atlas del Principado de Asturias, dice de esta manera:
"La Pola de Siero, que está atravesada por la N-634 que va de Oviedo a Santander, se encuentra a unos 15 kilómetros de la capital del Principado, en una planicie rodeada de montañas.

La villa nació en torno a un hospital levantado en el siglo XII, la alberguería de San Pedro, en el que fuera camino de peregrinación hacia San Salvador de Oviedo y Santiago de Compostela. Su activo mercado semanal tiene también origen medieval (siglo XIII), en la carta puebla concedida por Alfonso X. Este hito dio un considerable impulso económico al concejo..."

Huevos de aldea, ¡excelentes tortillas que nos podemos preparar! o el famoso "platu la güela" de huevos, patatas y chorizo, todo frito


Patatas, manzanas, limones, fabes, perejil, verduras, hasta fabadas y potajes nos podemos preparar


Conversación el el mercado, que es también un gran centro de socialización pues, según compramos algo, mismamente para hacernos un bocadillo, podemos preguntar por cosas como sitios para comer, distancia al albergue de peregrinos, cuánto falta para Oviedo, algún comercio determinado, centro médico, o cualquier noticia o servicio


Listas para plantar...



Aquí está una de las entrada a la plaza cubierta...


Aquí se celebran todo el año numerosas ferias exposiciones y otros eventos



Si cuando vengamos se celebra alguna es un aliciente más para visitar y recorrer La Pola


Algunas de estas ferias están dedicadas al Camino de Santiago o lo tienen bien presente y representado


Historia del Camino, descripción del itinerario, información de interés


El albergue público de peregrinos, en la Casona de San Miguel, caserón asturiano tradicional rehabilitado en la zona de La Soledá, al oeste de la población, ya casi saliendo hacia La Carrera


Recursos e información útil para el peregrino


La activa Asociación de Amigos del Camino en los concejos del Nora


Escanciando, echando un culín de sidra


Cofrades de la Sidra, los siceratores


Composición sidrera


Xigantes y cabezudos de las fiestas


Libros y publicaciones...


Turismo rural y de aventura, canoas y piraguas


Vídeos y proyecciones


Concurrencia de público...


De nuevo nos encontramos con los Güevos Pintos


Diferentes formas, tamaños y dibujos


Todos impresionantes trabajos artísticos


Mojón jacobita y cabezudos de las fiestas


Pacas de heno y trampantojo


Un peregrino de época odopérica, un sidru y una pareja de traje tradicional asturiano


Además de visitar la feria podemos ver la estructura interior del mercado de abastos polesu


Un hórreo en miniatura


Los mojones señalan, como el Camino, un itinerario por los diferentes expositores


Productos autóctonos


Exquisiteces de Siero y de Asturias


Amplias cristaleras nos permiten ver la calle desde el interior


Los Camino de Santiago en Asturias, Norte, Primitivo y del Salvador


Nos detenemos acá y allá, especialmente en los stands jacobitas


El Camino Norte


Lugares ya familiares para el peregrino, pues ha pasado por ellos, la iglesia de Nuestra Señora del Conceyu en Llanes, La Capilla'l Cristu a la entrada de Colombres y la Ría de Tinamayor en Bustio (Ribadedeva) y paisaje de la senda costera en Llanes


Caminos Primitivo y del Salvador... porque "quien va a Santiago y no al Salvador visita al criado y olvida al señor"


Magna exposición fotográfica caminera


Al salir, admiramos de nuevo las bóvedas de tan magna estructura


Afuera, sigue el Día de mercáu. Siempre alegre en La Pola


Ofreciendo mercancía, también tarros de miel casera.


Clientes, clientas, vendedores, vendedoras.


Amplia muestra de maravillas de Siero y de Asturias


Llamativos colores, patatas, cebollas, pimientos, repollos...


Esencia del campo...



Productos netamente asturianos a nuestra disposición y por doquier


Trasiego de gentes y venta de producción


El Mercáu La Pola... imprescindible conocerlo. Pasen y vean...


Esperando a los clientes...


Despachando a las clientas...


Lujo de detalles y colorista exposición


Venta altamente personalizada y al por menor: los mercados populares de siempre


Nueces, de nozal de casa


Esto sí que son buenos "escaparates"...


En primer plano... ¿unos cuernos?


Verduras, lechugas, fariña y buena muestra de fabes. Trasiego continuo.


De la huerta a la mesa...


Charrando un poco...


Escogiendo...


A la buena sombra, mientras la gente pasa mirando


Zanahorias, ajos, cebollas y mucho más...


Fabes y más fabes, de tantos gustos, tamaños, tipos y colores...


Cajas y mostrador, bien guarnecido


Fresas, naranjas y demás frutas...


Enorme frutería, aquí ya con productos de diversa procedencia


Borrachera de colores intensos


Las cajas hacen de mesas supletorias



Magnífico despliegue


Animación también en las terrazas de las calles aledañas


Siguiendo ruta, dejamos el mercado y llegamos al cruce con la calle Ildefonso del Río


Cruzamos y seguimos de frente todo recto por la calle Marquesa de Canillejas que, recordamos, tenía su palacio en Valdesoto y esta calle, cuando se abrió, fue como carretera a Valdesoto. En la esquina de la derecha se estableció en 1905 el colegio Notre Dame de las religiosas de Anglet en Francia, del que nos cuentan en Les Escueles, estudio sobre la historia de la enseñanza en Siero lo siguiente:
"... se centró en un primer momento en la enseñanza de niñas, que estaban mucho más desamparadas en lo que a enseñanza se refiere. En 1931 deciden abandonar la villa ante las circunstancias políticas del momento y los padres católicos de La Pola deciden tomar las riendas bajo la asociación Mutua Escolar Cultural de Pola de Siero, aprovechando todos los recursos que la congregación había dejado en el edificio. De aquel centro de religiosas aún se recuerdan sus enseñanzas de música o pintura o las colchas que elaboraban".

Vista del vértice septentrional del triángulo del Mercado de Abastos, que ya dejamos atrás


Seguidamente a la izquierda la sidrería de Casa Victorín


Dos casas más allá estaba la escuela privada de Francisco Alba Álvarez, una de las creadas en La Pola a partir de 1916,  "bien como escuelas de primera enseñanza o como centros de segunda enseñanza", leemos en Les Escueles, destacando entre ellas también "la Escuela de Collao de Manuel Rubio o El Liceo Pelayo a cargo de Rudesindo Baizán, que impartía clases de enseñanza primaria, bachillerato, perito mercantil y magisterio"


La apertura de la calle, como hemos dicho, supuso el derribo de la antigua capilla del hospital de peregrinos y, aunque se hizo otra, en tiempos en los que las antiguas peregrinaciones eran historia y el mismo hospital servía para juntas vecinales, esa nueva capilla también desapareció.


Verdaderamente podríamos seguir de frente por la calle Marquesa de Canillejas y retomar el Camino señalizado en la calle Celleruelo a la altura del antiguo hospital desparecido, al pie de la actual iglesia parroquial de San Pedro de La Pola, pero para no perder ápice del trazado del Camino oficialmente señalizado en La Pola, vamos a dejar, aquí a la derecha, la calle de la marquesa para volver al lugar desde el que empezábamos esta entrada de blog, tomando la calle Martín de Lugones


Aquí está la Librería San Vicente, gran referencia literaria polesa que queremos recomendar


Y al fondo vemos ya el palomar circular del Parque de Alfonso X El Sabio, completando nuestra 'travesía circular' por esta parte de La Pola


Pero bien es verdad, con los hábitos de compra actualmente imperantes, que el comercio local está de capa caída, El centro de la Pola se vacía, titula Luján Palacios su artículo para La Nueva España del 28-2-2023:
"Hace unos años era el eje comercial por excelencia de la capital sierense. Pero de un tiempo a esta parte, el paseante se encuentra en las popularmente conocidas como "calles cerradas" una sucesión de locales sin uso, en venta o alquiler, en los que la actividad se ha esfumado. Hasta un total de 18 negocios han cesado su actividad en esta zona de la localidad. Algunos tan populares como la librería San Vicente, la perfumería Rovi, la joyería Cezón, el café Lisboa o, más recientemente, la juguetería El Cero. Todos ellos han bajado la persiana, dejando un panorama desolador. De momento, no hay perspectivas de que cambie la tendencia. 
 Paralelamente, mientras las calles Martín de Lugones y Conde de Santa Bárbara se quedan sin comercio, los negocios parecen estar basculando "hacia la periferia, hacia otras calles fuera de la zona peatonal como, por ejemplo, la subida de Ildefonso Sánchez del Río hacia el Paraguas, donde no hay casi ningún local vacío, o, incluso, hacia la Isla", explica Begoña González, presidenta de la Asociación de Comerciantes de la Pola. Se trata de un fenómeno que lleva tiempo dándose y que podría explicarse por dos factores fundamentales: el precio de los alquileres de los bajos y la ausencia de tráfico rodado. "Los comercios suelen preferir que haya tránsito de coches por sus calles, ya que hace que pase más gente y que se vean más los negocios. Las vías peatonales tampoco son aquí un lugar de paseo preferente", indica González. 
 El factor económico también es clave, porque las calles peatonales cuentan con elevados precios de alquiler. Lo señalaba hace meses Juan Bautista Gómez, de la librería Naredo, pendiente de traspaso por jubilación. A su juicio, el corazón de la Pola se está quedando sin pulso porque "parece que a los dueños de los bajos les sale más a cuenta dejarlos vacíos que alquilarlos". 
En esta tesitura, "sobreviven quienes tienen local propio y llevan ya muchos años en ello", indica la presidenta de los comerciantes, antes de recordar que "los gastos cada vez son más grandes para todos". "Ser autónomo en el comercio es muy duro. Muchos negocios no cierran para cambiar de sitio, lo hacen para siempre, porque la gente prefiere trabajar para terceros", añade González. 
A todo ello se le suma que el comercio electrónico y las ventas por internet hacen cada vez más innecesario contar con grandes tiendas físicas. "La gente está optando por pequeños locales más baratos, porque no necesitan almacenar y les sale más rentable", sostiene la máxima responsables del colectivo de comerciantes".

Locales vacíos y que se vacían, además de internet, la cercanía de grandes áreas comerciales de compras y ocio han transformado muchas costumbres en este sentido, algo especialmente palpable en lo que fueron las calles comerciales de villas como La Pola


Esta es la zona llamada de Las Cuatro Calles, que ya el 21 de marzo de 2021 Juan Vega alertaba para El Comercio que la mitad de sus locales comerciales estaban cerrados:
«Esto parece un cementerio con tumbas incluidas». Así de tajante se muestra la propietaria de La Despensa de Mon, Montse Piedra, para describir la difícil situación por la que atraviesa su negocio, ubicado en una de las calles peatonales de Pola de Siero. La zona comercial, popularmente conocida como 'las cuatro calles', es hoy simplemente un reflejo de lo que fue hace unos años. De los sesenta pequeños espacios comerciales que se aglutinan en el espacio tan solo hay abiertos treinta y uno. Los veintinueve restantes han ido echando el cierre de manera progresiva con el paso del tiempo. La crisis del coronavirus no ha hecho más que azuzar el problema, provocando el cese de actividad de más de una decena en 2020. 
Los supervivientes de 'las cuatro calles' ven «casi imposible» frenar el declive al que se enfrenta uno de los ejes comerciales de la capital del concejo. Esther López, propietaria de Confecciones El Chico, abierto «desde toda la vida», considera que uno de los principales motivos que está impidiendo la repoblación de la zona es el elevado precio de los alquileres: «En las condiciones en las que estamos los interesados van a pagar lo menos posible». De la misma manera, piensa que el crecimiento de la capital del concejo, que se está focalizando en los alrededores de la Plaza Cubierta y en el barrio de La Isla, también está perjudicando a la zona. (...) 
A Ana Belén Ania, de Ania' s Boutique, la difícil situación le ha obligado a realizar «muchos esfuerzos» para poder salir adelante. «En el momento más crítico de la pandemia lo pasamos fatal», lamenta. Tiene claro que la mejor manera para combatir la competencia de la venta 'online' y de las grandes superficies es el ajuste de precios, ya que «es la manera de lograr captar la atención del cliente». «Ya incluso más que la calidad», concluye".


Justo once meses después, el 21-2-2022, el mismo periodista reiteraba en el mismo periódico que La mitad de los negocios del eje comercial de la Pola están cerrados:
"Los negocios de las calles peatonales de la capital de Siero llevan dos años luchando contra las consecuencias de la incertidumbre económica, derivada de la crisis sanitaria. Y ven un futuro complicado, hasta el punto de cuestionar a quien se anime a abrir un bajo. Y hay muchos vacíos. La realidad es que la mitad de los setenta locales con los que cuentan 'las cuatro calles' están cerrados y algunos han decidido poner punto y final a su etapa comercial después de casi un siglo de trabajo. 
El precio de los alquileres es el principal motivo de que muchos de los emprendedores no duren más de un año abiertos. «Superan los mil euros, esto parece 'La Milla de Oro' de Madrid», explica en tono irónico la propietaria de La Despensa de Mon, Montse Piedra. 
Su versión y la del sector la comparten las inmobiliarias de la capital. María Ángeles Rivas explica que en la actualidad el problema está en que los nuevos empresarios carecen de un sustento económico para afrontar imprevistos: «Tienen lo justo para llevar a cabo su idea y si hay un problema terminan cerrando». A pesar de que «sigue existiendo demanda», otro de los problemas que frenan estas inversiones, según los empleados de Inmobiliaria Reina, es el auge de los comercios no presenciales: «Es una pelota de nieve y los comercios tienen que pensar en reducir el máximo de gastos posibles; en nuestro caso los precios de los locales que gestionamos se han mantenido en el tiempo, pero, claro, la vida es más cara». 
El Cero es uno de los principales negocios de las peatonales y sus propietarios han decidido este año cerrar sus puertas tras casi un siglo de vida. A escasos metros está previsto que se inaugure próximamente una tienda de ropa. «Esperemos que dure y que 'las cuatro calles' de la Pola vuelvan a ser lo que eran antes», concluyen los propietarios".

Más optimista se muestra no obstante el titular "El comercio local da vida y crea ambiente en La Pola" de Covadonga Nero para el mismo periódico, de fecha 8-5-2023:
"Hace ya catorce años que varios comerciantes de diferentes sectores crearon la Asociación de Comerciantes de Siero, donde buscan «el bien común». Rondan ahora las sesenta empresas, mayoritariamente comercio pero también del sector servicios, hostelería, centro deportivos, asesorías... "

A la izquierda, el Café Copahue, en la esquina del cruce con la calle Enrique II, otra de Las Cuatro Calles del centro de La Pola. Este rey concedió en 1370 diversos privilegios a La Pola y en concejo de Siero en premio a sus servicios, eximiéndoles de varios impuestos y concediéndoles libertada para el transporte de mercadería por todo el reino, al igual que hacer mercado también los domingos, además del martes. Una disposición que estimuló la actividad comercial


A la derecha es la calle Conde de Santa Bárbara de Lugones, título nobiliario que Alfonso XIII otorgó el 6 de julio de 1922 al industrial José Tartiere y Lenegre, fundador de la Sociedad Industrial Asturiana Santa Bárbara para explotación de ferrocarriles y minas y del periódico La Voz de Asturias


En la siguiente esquina confecciones "El Chico" de la Pola, una tienda como las de antes con una historia para conocer, como escribe Inés Gago para La Nueva España del 14-12-2021:
"En un golpe de vista, lo primero que se ve al entrar en "El Chico" es un mostrador de madera, antiguo. Sobre él tiene ese característico papel para envolver paquetes, donde se lee de forma repetida el nombre del establecimiento. A su lado, paños de cocina para vender. Justo encima hay colgados sobre una estantería una línea de pañuelos de caballero, paraguas aún envueltos en plástico, cajas de medias y una amplia variedad de prendas de ropa, de todos los tamaños y para todas las edades. 
Seguramente falte algo en la descripción, pero define su esencia: con más de cincuenta años de historia a sus espaldas y recién nombrado "comercio de oro", el negocio poleso en el corazón de la Pola se enorgullece de decir que es una tienda de "las de antes". Donde se pueden comprar desde bañadores hasta abrigos en cualquier época del año. Antes, a los clientes de toda la vida se les fiaba. Y ahora, se sigue haciendo. 
Detrás del mostrador está Esther López, que es quien lo regenta desde el 2012. En dos horas tiene que ir al hospital a operarse, pero pasa por su tienda para echar el último vistazo antes de ingresar. Nada grave, una cirugía menor. Pero no por ello está menos nerviosa. Precisamente, fue en un hospital hace ya 35 años donde tuvo el primer contacto con El Chico, por un familiar: "Me encontré a Rosi, en la línea (se refiere a la anterior dueña, Rosa González, y al autobús de linea regular) y me preguntó que si quería trabajar en la tienda. Me dijo: 'Consúltalo en casa'. Y yo le respondí: 'no hace falta consultar nada, claro que quiero'", relata. Lo recuerda con todo lujo de detalles; fue por estas fechas, para una campaña de Reyes. Así comenzó de dependienta, de manera intermitente. Antes, había tenido otros empleos, pero ninguno al que le pusiera tanta pasión. 
Antes de que llegara Esther, el Chico ya tenía una larga tradición detrás. Lo abrió en el año 1934 Baldomero González, que en ese momento estaba soltero. El local no estaba situado en el mismo sitio que está ahora, sino "varios metros más abajo". El género era aún más amplio: desde peras hasta hilos y botones, cuenta su actual dueña. El negocio crece y Baldomero se casa con Delfina Rodríguez, la que fue "el alma de la tienda durante muchísimos años". 
Se trasladan a donde ahora mismo están ubicados, en la calle Martín de Lugones, número 6. En la década de los 50 piden la licencia de apertura de nuevo, y dejan atrás las frutas y comidas, centrándose en la venta de ropa. Baldomero y Delfina se jubilan, y "El Chico" pasa a manos de sus hijas, Rosa y Natividad, aunque los progenitores nunca lo dejarían del todo. Fue en el año 1983. A los tres años entró Esther. 
La actual dueña recuerda que ella de niña ya visitaba la tienda con su familia, y sabía que quería trabajar ahí porque "era como un juego". Le fascinaban los colores, las telas, las prendas de ropa y el contenido de todas esas cajas. Por eso no tuvo dudas cuando le ofrecieron el puesto de trabajo. Ni tampoco cuando se jubilaron las dueñas y alguien tuvo que coger relevo. Fue en el 2012, cuando ya llevaba detrás del mostrador 26 años. "O se compraba, o se cerraba. No había otra. Era cuando la crisis y había que arriesgar mucho, pero yo no me podía imaginar que un negocio tan especial bajara la persiana", señala. Junto a una compañera, constituyeron una sociedad y se tiró a la piscina. Empezaba su segunda etapa: el periplo de autónoma. Y desde hace cuatro años, Esther López lleva sola el negocio. 
"Mis hijos a veces no entienden que yo eche tantas horas aquí. Es muy sacrificado. Me dicen: 'Mamá, trabajas mucho'. Pero es que esto es parte de mi vida", continúa. Precisamente, ya se quedó embarazada de ellos cuando estaba en "El Chico" de empleada. Desde los 23 recién cumplidos, hasta los 58 años que tiene ahora lleva en ese mismo sitio. Le merece la pena, dice. Cuando llega mercancía nueva y tiene que cambiar la tienda por dentro, cuando viene un cliente que lleva mucho tiempo sin ver, o cuando llega alguien preguntando por un objeto súper específico que "dicen en redes sociales que se puede encontrar ahí", como le pasó hace varios días con una parca. 
Con el coronavirus tuvieron miedo a no poder seguir adelante. "Recuerdo el primer día que vine. Me paró el policía y no era capaz de hablar. Me caían las lágrimas", cuenta. Estaba sola para recolocar la tienda, porque tuvo que poner a sus trabajadoras en erte. Tuvo que "aplazar las letras": "Hubo distribuidores que se portaron muy bien e incluso alguno nos hizo descuentinos". Ahora, esperan que venga una buena campaña de Navidad para el pequeño comercio y que se siga apostando por ellos. Aunque no tiene mucho más tiempo de conversación; tiene una operación y, además, acaba de entrar un cliente. Se dirige a ella: 
-¿Qué es que todavía no te pagaron la ropa del otro día? Voy yo ahora a sacar dinero. 
-Déjalo, hombre. Ya pagarás"

Antes El Chico era una tienda de ultramarinos veterana de La Pola, a su cierre por jubilación Lydia Is le dedica su artículo para El Comercio del 9-3-2008:
"El año que viene la Pola se quedará un poco más huérfana. Después de 75 años de imparable actividad, uno de los comercios de referencia de la villa, ultramarinos 'El Chico', cerrará sus puertas y con ellas un trozo de la historia polesa. 
El 13 de marzo de 1933, Baldomero González, natural de León, abría por primera vez, en la planta baja de una casa de la calle Conde Santa Bárbara de la Pola el establecimiento con el nombre de 'Al Contado'. Por aquel entonces, Baldomero decidió combinar la venta de ultramarinos con la de tejidos. Para todos los que se pregunten qué hacía en aquella época un hombre de León abriendo un comercio en la Pola, hay que matizar que Baldomero llegó a la región a través de un conocido que se dedicaba a la venta de vino y que le encontró trabajo en 'El Chico' de El Berrón. 
Con el paso de los años la actividad comercial fue aumentando y en torno al año 1958 el establecimiento se fue quedando pequeño. Fue entonces cuando se decidieron separar los dos sectores y Baldomero abrió una tienda de tejidos y mantuvo la de ultramarinos, de la que se hizo cargo Chon, su hermana. 
Dedicación desde 1960 
«Comencé a trabajar en 1960. También vine de León y con 15 años empecé ayudando a mis tíos en la tienda de ultramarinos. Estuvimos todos juntos hasta 1975, cuando mis tíos se retiraron y el 1 de febrero de ese mismo año me hice cargo del comercio», narra Adolfo Álvarez, actual propietario del establecimiento. 
«Al retirarse mis tíos tuvimos dependientas en la tienda para echar una mano. Ya en 1980 me casé con Mari Carmen y luego cuando mis dos hijas, Laura y Carmen, crecieron, también ayudaron en la tienda», añadió. 
El año que viene a Adolfo le llega la jubilación y con ella la despedida de una vida entera de trabajo y dedicación en 'El Chico'. «Da mucha pena, pero llega un momento de la vida en que uno tiene que tomar ciertas decisiones. Yo me retiro y me merezco un descanso después de tanto trabajo, una nueva vida», explicó Adolfo, quien asegura que la casa donde se ubica la tienda está en mal estado y necesita una modificación. «Laura y Carmen están estudiando oposiciones y para el día de mañana estaría bien que tuvieran su propio espacio, así que ya tengo los planos del nuevo edificio y en cuanto nos den el permiso empezamos las obras», señaló Adolfo. 
Su familia coincide con él al señalar el gran trabajo que supone dedicar el tiempo a la tienda. «Es muy bonita y gusta mucho, pero no compensa. Es muy duro estar de 8 a 21 horas sin parar, sólo con una hora para comer», reconoció Adolfo. 
La última en la Pola 
La familia aún no tiene prevista una fecha de cierre, pero saben seguro que será en el primer trimestre del año que viene, y así se lo han ido comentando a sus clientes. «De momento no lo están tomando nada mal, la gente lo asume, pero es la última de estas características que queda en la Pola y se nota que da cierta pena». 
La villa contó en otra época con un gran número de establecimientos como 'El Chico', pero poco a poco todos fueron cerrando. «Se notaron mucho los años en los que empezaron a ponerse de moda las grandes superficies y los supermercados, pero tenemos que agradecer a nuestra clientela, su fidelidad hacia nosotros», afirmó Adolfo. 
El perfil del cliente de 'El Chico' es de lo más variopinto. Desde las personas más mayores hasta el último vástago han pasado por el establecimiento. «Todavía hay clientas que vienen a comprar que lo hicieron el primer día que abrió. Y también gente que emigró y que volvió muchos años después y todavía se acuerdan. Nuestra clientela es fija, sobre de todo gente mayor. Pero es curioso si vienen las abuelas, lo más normal es que también lo hagan sus hijos y sus nietos», cuenta Adolfo. 
Y es que 'El Chico' se caracteriza «por un trato directo, amable, servicial y de calidad», tal y como explican sus clientes, a los que les queda el consuelo de saber que si hay algún tipo de cambio en los planes de Adolfo, éste no descarta reabrir otro negocio. «Nunca se sabe», señaló. 
Con el cierre de 'El Chico' se perderá uno de los símbolos polesos, un referente para aquellos que prefieren la atención de Adolfo y su familia que la megafonía vacía de un supermercado".


Continuamos por la calle Martín de Lugones con el palomar del parque como referencia


A la izquierda, La Despensa de Mon, tienda gourmet especializada en productos asturianos


Y ya llegamos a la calle Pedro Vigil, pero no iremos hacia el Parque Alfonso X El Sabio de nuevo


Seguiremos calle adelante de vuelta a la Plaza del Cabo Noval, pasando primeramente al lado del Ayuntamiento para retomar, como hemos dicho, el trazado señalizado del Camino de Santiago en La Pola


Luego, la Plaza del Ayuntamiento, por donde hemos venido antes


Y la calle Celleruelo con Malaca Gastro a nuestra izquierda



Por la calle Celleruelo a la izquierda nos reencontramos con el Camino de Santiago delante de la Casa Naranja tras pasar frente a la entrada de la Farmacia Cabezas de Herrera, o también podemos volver primero a la Plaza de Argüelles por la del Cabo Noval, dirigiéndonos hacia la iglesia de San Pedro y al lugar donde estuvo la alberguería de esta advocación, origen de La Pola














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