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martes, 18 de mayo de 2021

VIL.LAR (LUARCA/L.LUARCA): LAS QUINTAS INDIANAS, LA SAGA DE "LOS PACHORROS", EL HOSPITAL-ASILO Y EL COLEGIO. "CUANDO ROOSEVELT RECIBIÓ A LA ASTURIANITA" (VALDÉS, ASTURIAS)

La Argentina, que fue de Manuel García Fernández, uno de los indianos benefactores de Vil.lar
La Castellana, paso de La Barcel.lina a Vil.lar

Recorren los peregrinos del Camino Norte la preciosa rasa costera del concejo asturiano de Valdés, muy cerca del mar y las playas, y desde Barcia pasan a Barcel.lina, donde entran en la parroquia de Luarca/L.luarca, la capital concejil, ya muy cerca de aquí, célebre por la belleza de su concha, puerto de pescadores y playas. Pero antes, saliendo a la Carretera del Faro (VA-1), llegaremos a Vil,lar, uno de sus encantadores arrabales, famoso por sus quintas y fundaciones indianas, que guardan muchas historias, algunas realmente asombrosas...


Aquí encontraremos quintas con notable historia: de frente La Searila (derecha) y Villa Cristina (izquierda), a las que nos aproximamos en esta recta


Más a la derecha a lo lejos los edificios de pisos de la urbanización Jardines de Villar anuncian ya los barrios netamente urbanos de la villa luarquesa en una de sus zonas de expansión 


Muy cerca está el castro de El Castiecho, antecedente poblacional de la villa, uno de los numerosos castros costeros existentes en este litoral


Grandes extensiones de maizales a nuestra derecha. La especialización ganadera en leche y carne propicia este cultivo como planta forrajera. Antaño se plantaba, como otros cereales, fundamentalmente para consumo humano en forma de pan (borona), cuyas mazorcas se guardaban en hórreos y paneras


Unos canapés, poyos o bancos de piedra, para sentarse los viajeros de antaño a la entrada de las poblaciones,  dan paso a una de estas quintas de Barcel.lina, La Searila, cuyo nombre recuerda al de la protagonista de la dramática historia de amor, real pero que parece leyenda, de María Rosa, del Palacio de Seares, en Castropol, junto al que pasan los peregrinos del Camino Norte si deciden pasar a Galicia por Vegadeo/A Veiga en vez de por Ribadeo (el llamado Camino del Norte histórico), en cuya entrada correspondiente nos extendemos con esta romántica narración


Ciertamente se sabe que los padres de la Searila, don Pedro Pérez Castropol y doña Rafaela Fuertes, eran gente de abolengo descendiente de linajes luarqueses, si bien no sabemos si tenían relación con esta casona, de la que vemos primeramente la que debía ser la casa de los caseros


Luego va el portón de la quinta con su muro almenado, y más atrás la mansión


Otra entrada, más pequeña y de arco de medio punto, también almenada como el muro


La quinta dispone de capilla particular, dedicada a Nuestra Señora del Carmen


La Virgen del Carmen, claramente identificable con su escapulario, aparece representada en una bella composición de cerámica en la pared que mira al camino


Entrando oficialmente en el casco urbano de Luarca/L.luarca por Vil.lar, llegamos a la esplendorosa Villa Cristina, construida en 1882. Además de la mansión propiamente dicha destacan a los lados la casa de los caseros o criados y las cocheras


Este sería el acceso a la citada casa del servicio. Un alto muro cierra esta parte de la finca, que se extiende linealmente a lo largo de la carretera


La parte eminentemente residencial con la vivienda de los señores y el jardín está cerrada con verja, lo que permite apreciar todo su esplendor. Es obra atribuida al prestigioso arquitecto y urbanista Juan Miguel de la Guardia


Se trata de una casa en estilo neo-renacentista comprada nada más acabarse por Macario Fernández y Cristina Pérez, de ahí su nombre, pasando tiempo después a propiedad de José Trelles Anciola. De ella leemos en Turismo Luarca:
"La puerta de acceso al interior de la construcción está situada en el centro de la fachada formada por dos columnas adosadas derivadas del orden corintio con volutas y un dintel decorado con una fina guirnalda de laurel y un espejo oval. La decoración, de claro influjo historicista a base de espejos, guirnaldas, palmetas , rosetas, motivos florales, veneras y volutas, se concentra en vanos, dinteles, pilastras y ménsulas"

Nombre de la casa en el portón de la verja



En el mismo portón aparece la fecha de construcción un poco más arriba, el citado año de 1882


La quinta forma parte del conjunto de casas indianas de la villa luarquesa


Seguimos adelante por esta acera, pasando a la a la altura de la cochera


Y ahora la vemos desde este otro ángulo, al ir dejándola atrás


Al sur las nuevas urbanizaciones de Almuña y más allá, L'Estoupo (849 mts.), frontera al sur con el vecino concejo de Tineo/Tinéu, serranía también de brañas vaqueiras como la de Aristébanu, donde se celebra el Festival Vaqueiro y de la Vaqueirada, así como también las de Cabornu, Musmouriscu, Braña Escardén y Candanéu. Por allí va la carretera que comunica con Navelgas y era paso de otro camín real que enlazaba la costa con los puertos de montaña hacia la meseta, ruta también empleada también por peregrinos que pasaban del camino interior, actual Camino Primitivo, con el costero, este Camino Norte. a través de los monasterios de Oubona y Bárcena. De las cuestas de este camino existe el cantar de la Gallegada de Cezures...
A la subida L'Estoupo
y a la baxada de Nera
el galán perdéu la capa
la moza el mantón de seda...

El entorno se hace más urbano a cada paso, con aceras, calles y farolas: cruzamos y seguimos de frente por la Carretera del Faro


Perro quedan buenos testimonios del reciente pasado rural de estos lugares: na panera solitaria en estos prados


Justo después dejamos la carretera para tomar este camino a la izquierda para ir a La Barrera, topónimo vinculado evidentemente al barro, muy común en parajes tan llanos


Una flecha amarilla en el poste telefónico del cruce nos indica esta dirección


Y tomamos esta calle, estrecha pero tranquila, con badén en el suelo


Preciosa parra a la derecha


Casas unifamiliares en esta zona ya eminentemente residencial, no solo de ahora, ya de antiguo, pues en base a las viejas caserías sus hijos emigrantes construyeron sus nuevas viviendas, quintas de recreo para sus veraneos y estancias en el pueblo de nacimiento, existiendo aquí un importante núcleo de arquitectura indiana digno de conocer a nuestro paso


A la derecha por ejemplo es la tapia de Villa Mercedes, antiguamente Villa La Zarzuela y antes Villa Benigna


Si nos apartamos un poco de la tapia podremos ver algo de la parte posterior de esta quinta indiana, construida en 1907 para Luis Suárez y su esposa Benigna, de ahí su primer nombre. Su entrada principal mira a la carretera, al otro lado. Los Suárez eran apodados Los Taquinos


En la Plaza la Barrera cruzamos la calle y seguimos de frente todo recto. Hay un pequeño parque con muy hermoso jardín y arbolado, en torno al que se disponen varias casas indianas formando un bellísimo conjunto


Justo a nuestra derecha se extiende la verja de una de una de ellas, que yace sumida en el olvido: Villa Barrera


Fue encargada también al genial Juan Miguel de la Guardia y construida en 1899 para José García Fernández, miembro de una familia de campesinos con tierras y caseríos en este barrio de Vil.lar. Su abuelo fue el guerrillero José García Cepeda que luchó contra los franceses, apodado El Pachorro (persona tranquila), pues se dice que, atrapado y condenado a muerte en 1810, su serenidad le sirvió para escapar justo la víspera de su fusilamiento. El mote pasó a sus hijos y nietos, llamados Los Pachorros, que tienen plaza dedicada en Luarca/L.luarca, por donde pasaremos haciendo el Camino


José García Fernández hizo fortuna en Argentina, a donde emigró en la década de 1860, primeramente se estableció en Córdoba con un negocio de cigarrería, ampliándolo a otros negocios, con tan buen éxito que en 1873 llamó allá a su hermano Manuel, con quien crearía la sociedad García Fernández Hermanos en Tucumán, fundando un emporio azucarero, el Ingenio Buena Vista. Más tarde, década de 1890, José se retiraría de los negocios


Ambos hermanos fueron benefactores que construyeron escuelas, hospitales, bibliotecas, etc. y dieron becas a estudiantes. Una de sus obras es el antiguo Colegio Asilo, fundado el 1 de enero de 1911 y que en nuestros días es el Colegio José García Fernández. Dado que todos los años venía de visita hizo construir este palacete, donde llegaría a alojarse en 1927, en uno de sus viajes, el entonces Príncipe de Asturias Alfonso de Borbón y Battenberg, volviendo a hacerlo en septiembre de 1930


De la estructura y características de la mansión, que realmente vemos solo en su parte posterior, pues también su portada principal mira a la Carretera del Faro, leemos en el excelente blog Casonas de Indianos:  
"El edificio de la Barrera es un bloque prismático de planta cuadrada, rematado por una cubierta, a modo de terraza, rodeada por una balaustrada de piedra, poco apropiado para la climatología de la zona. En la actualidad el edificio se encuentra en muy malas condiciones y el jardín es utilizado para la celebración de banquetes de boda"

Y en Turismo Luarca también disponemos de esta buena explicación:
"... es una casona de gran originalidad y rareza en las construcciones de Juan Miguel de la Guardia, así como en la mayoría de los edificios realizados para burgueses o indianos.

Si la tónica dominante en este tipo de edificaciones es la esbeltez de inmueble, en este caso predomina la horizontalidad. Resulta un edificio en forma de prisma apaisado y chato, más relacionado con las proporciones de los cuerpos construidos en los países americanos, que consta de semisótano y una única planta principal. También es llamativa en de la Guardia la combinación de dos fachadas simétricas de tratamiento clasicista y otras dos de tratamiento goticista, dispuestas en los muros opuestos, anunciando una modalidad de eclecticismo arquitectónico insólito. Asimismo es destacable la cubierta plana rematada por balaustrada, más propia del mundo colonial. No sabemos si el cliente influyó en el tracista para que realizara un edificio tan peculiar"


Vamos a dejar un momento el camino propiamente dicho para conocer las otras quintas de los americanos alrededor del parque, que aprovecharemos también para recorrer, pues merece la pena



De frente Casa Joselón, buen ejemplo de caserón rural, ahora hotel, que fue la casa familiar natal de Los Pachorros, labradores luarqueses acomodados 


Este es el portón de la quintana de Casa Joselón, la entrada principal al actual hotel, mirando al parque



También hotel y a su izquierda es Villa La Argentina, con su capilla particular, antes quinta indiana de Manuel García Fernández, el hermano de José, el de La Barrera, a cuyo llamado acudió a Argentina en 1873


En Argentina Miguel pasó a trabajar en una tienda pero pronto quiso tener su propio negocio en Córdoba (la Córdoba argentina naturalmente) y abrió una confitería, de la que fue copropietario, marchando luego a San Miguel de Tucumán abriendo un almacén de cigarrería y una librería, exportando poco después fruta a gran escala, lo que le familiarizó con el campo argentino montando una azucarera, constituyendo para ello con su hermano la citada empresa "García Fernández Hermanos" luego Ingenio Bella Vista


Como su hermano volvía cada poco a este su pueblo y por ello quiso construir esta mansión estilo ecléctico encargada en 1899 también a Juan Miguel de la Guardia


Llama la atención que las casas de estos hermanos no están dedicados a una mujer, que por lo común era la esposa, sino en este caso al país al que emigraron, La Argentina, y en el otro al lugar de su emplazamiento, La Barrera


En Turismo Luarca dicen de su historia y características:
"En el año 1899 Juan Miguel de la Guardia firmará dos nuevas construcciones, sitas en el barrio de Villar y encargo de los dos hermanos Manuel y José García Fernández, más conocidos por el sobrenombre de Los Pachorros. Los dos hermanos, vecinos de dicho barrio, eran indianos emigrados a la Argentina, donde residían regentando sus prósperos negocios, aunque destacarán por las fundaciones y donaciones que realizarán en Luarca. Ambas construcciones servirían de residencias veraniegas. Villa Argentina será encargada por Manuel García Fernández, en una amplia finca próxima a la primitiva vivienda natal. 
Resulta un elegante chalet en el que destaca poderosamente la fachada. 
Es una construcción con fuertes enmarques esquineros de sillares de granito, que a su vez bordean las dobles ventanas coronadas por arcos rebajados; la parte central de la fachada, ligeramente resaltada, concluye en un alero en frontón, orlado en su parte central con una palmeta en forma de acrótera, elemento decorativo que ya se había empleado en Villa Tarsila"

Destaca no obstante la hermosa galería acristalada de hierro fundido, con la primera planta superpuesta a la puerta principal, a la que se sube por una escalera lateral de doble tiro. La Galería tiene abajo cuatro columnas hechas también de hierro fundido


En la quinta hay un espléndido jardín con especies arbóreas americanas, sobre todo palmeras


La capilla neogótica, con su propia entrada, completa el conjunto


Todo forma parte del hotel que ha conservado el nombre de la casa, Villa la Argentina


Justo enfrente, al otro lado de la calle está  Villa Rosario, otra de las mansiones indianas de La Barrera y Villar. Antes de esta hubo una primera casa de americanos, construida hacia 1885 y atribuida también a Juan Miguel de la Guardia, proyectada por él para Gervasio Martínez y su esposa Salomé González Canero, llamada así en recuerdo a la ciudad de Rosario en Argentina, donde prosperaron como emigrantes. Una de sus hijas, Salomé, casada con Marcelino Rico Rivas, vivió aquí con sus hijos Cipriano y Marcelino, Lino, este nacido aquí


Posteriormente la casa fue vendida, en algún momento entre 1910 y 1914, a otro emigrante, Ramón García por 35.00 pesetas, pues este tenía intención de tener casa de veraneo aquí, dentro del creciente gusto por las vacaciones en las playas norteñas. Es entonces cuando se encarga una reforma total al también famoso arquitecto Julio Galán Carbajal, en unas obras acometidas entre 1915 y 1919 que respetaron la primitiva planta en forma de H, reformando su fachada y el interior, dándole el actual aspecto


La familia de Ramón García vendría aquí anualmente a pasar los veranos hasta 1936, al estallar la Guerra Civil, procedentes de Rosario o de otra casa que poseían en Madrid. En Turismo Luarca se nos da este resumen explicativo de su arquitectura:
"Las buhardillas y cuerpos altos de las alas laterales, sólo ligeramente adelantados sobre el volumen central, se configuran a modo de frontispicios de perfiles mixtilíneos, como soluciones características del eclecticismo, de clara influencia vienesa en la pureza de la geometría de las líneas y volúmenes.
De nuevo un elegante pórtico resalta la fachada del edificio, constituyéndose en su parte superior un balcón-mirador.

Utiliza Galán en la fachada un elemento decorativo de moda en ese momento: los azulejos de delicados colores, predominando la gama de azules, verdes y amarillos"

Y en el muy recomendado blog Casonas de Indianos tenemos esta biografía:
"Ramón Urbano y su hermano Ángel García Fernández nacieron en la parroquia de San Bartolomé de Otur, Ramón en 1.871 y Ángel en 1.877 ocupando el cuarto y sexto lugar entre los seis hijos nacidos del matrimonio de los modestos labradores Ángel García y María Fernández. Dada la mala situación económica familiar Ramón en 1.885 con tan solo 14 años emigra a Argentina siendo su destino Rosario de Santa Fe por recomendación de Ramón Fernández Asenjo propietario de la fábrica de tabacos de la marca “Colon”. Ángel emigraría seis años más tarde reclamado por Ramón. 
En 1.897 adquirió en traspaso la modesta puntillería “La Favorita”, pero en apenas cinco años se había convertido en un gran almacén. La sociedad “García Hnos. y Cía.” en 1.912 construyó un primer edificio expresamente concebido para las necesidades del negocio y en 1.929 sobre el mismo solar el definitivo que hoy continua. La Favorita por la novedad del negocio, por la imagen y monumentalidad de sus edificios fue todo un hito comercial en Argentina. 
Ramón García Fernández en 1.899 contrajo matrimonio con Josefa Fernández “doña Pepita”, también natural de Otur, teniendo ocho hijos y todos ellos se dedicaron al negocio familiar.

Volviendo a atravesar al parque, desde donde podemos ir también al albergue de Almuña, regresamos al camino entre Casa Joselón y La Barrera


De La Barrera seguimos de frente por el camín real


Pasamos así junto a la entrada de otra renombrada casa de comidas: Los Jardines del Marisol, con grandes jardines, como su propio nombre indica


Siguiendo todo recto pasaremos ahora entre estas dos casas


La de la derecha era la de los caseros y servicio de otra quinta indiana, Villa Teresa. Su alta tapia también nos impide verla, pero un poco más adelante tendremos una buena vista de esta mansión


A nuestra derecha hay unos grandes prados, que se extienden entre este camino y la Carretera del Faro, al fondo a la derecha, a la que vamos a volver un poco más adelante 


La mayor parte de las casas se disponen a lo largo de ella, uno de los accesos a la villa de Luarca/L.luarca y a su puerto y concha


Aquellas son las casas del cruce, que tendremos como referencia. Más atrás son los bloques de pisos de Torrealtina, donde empezaremos a ver la preciosa ensenada, playas y muelle pesquero luarqués


Pasando el cruce con el Camín de la Pateta vamos a fijarnos en otra serie de edificios notables aquí existentes


Primeramente a nuestra derecha, el más próximo es el mencionado de Villa Teresa, otra quinta indiana arruinada, de la que se cuenta en Asturias por descubrir que es obra de 1905, muy posiblemente asimismo de Juan Miguel de la Guardia, si bien no hay un documento que lo especifique. Fue construida también por un indiano que, tras el fallecimiento de su mujer, cuyo nombre ostentaba, apenas llegó a residir en ella, por lo que fue comprado por otros indianos, el matrimonio formado por  Antonio González-Vega, uno de los fundadores de Automóviles Luarca (ALSA) y su mujer Amada, que tuvieron siete hijos, dos de ellos herederos de la casa

Se dice que una tarde mucha ventolera, allá por 1945, estando sus propietarios ausentes, entró por la chimenea una chispa que provocó el incendio que la destruyó. Otra versión dice fue una plancha dejada encendida. Sea como fuese no había bomberos y los pocos vecinos nada pudieron hace pese a que intentaron apagarlo llevando cubos de agua, siendo pasto de las llamas y nunca reconstruida



Más allá, en la carretera, una fila de árboles, entre ellos dos palmeras, delata la ubicación del antiguo Hospital-Asilo de Luarca, fundado en 1897 y con una larga e intensa historia, pues sería sucesor del viejo hospital de peregrinos y pobres que existió al lado de la iglesia de Luarca/L.luarca desde la Edad Media, desaparecido finalmente tras larga decadencia con las desamortizaciones decimonónicas, renaciendo en la primer idea de esta nueva institución a finales de esa misma centuria, según escribe el investigador Jesús Evaristo Casariego en su artículo Secular historia del Hospital de Caridad de Luarca, publicado en el Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos nº 117 (1986):
 "En 1894, una benemérita señora llamada doña Bernarda Anciola, más conocida por la «Xarria», dejó un legado de cuarenta mil pesetas y diversos efectos para fundar un Asilo de ancianos. Esto removió la necesidad de restaurar el Hospital, creando un nuevo Hospital-Asilo. Se abrió para ello una suscripción en el periódico «La Voz de Luarca». El Ayuntamiento contribuyó con diez mil pesetas; los vecinos don Ramón Asenjo, doña María G. Trío, don Manuel García Fernández y don Gil Rico, cada uno con cinco mil pesetas, en total treinta mil pesetas, que unidas a las cuarenta mil de doña Bernarda Anciola, montaron un capital inicial de 70.000 pesetas, cifra estimable para la época, que enseguida se vio incrementada por la contribución de gran número de vecinos. Se realizaron las primeras obras en unos solares adquiridos en el barrio de Villar, dos pabellones exteriormente gemelos, uno para Asilo y otro para Hospital, separados por una torreta donde estaba la capilla y algunos servicios. Las obras costaron cincuenta y ocho mil pesetas. Se compraron camas, ropas, muebles, instrumental médico y utensilios necesarios. Se nombró director facultativo al prestigioso médico local don Ceferino Rodríguez, que era un oculista formado en Madrid y en París, que gozaba de justo renombre en toda la provincia; le auxiliaban dos médicos más y se nombró también un boticario y un capellán. Un grupo de entusiastas señoras y señoritas luarquesas se encargó, con caridad cristiana, de la atención a los primeros enfermos, secundadas por varias criadas-hospitaleras. Enseguida llegaron las Hermanas de la Caridad. El establecimiento quedó bajo la advocación de María Inmaculada. Alguien propuso que en el frontispicio del edificio nuevo se esculpiese la vieja frase «Virtus in infirmitate perfecitur» (La virtud se perfecciona con la enfermedad), que figuraba en el antiguo. Pero ya terminadas las obras no se llegó a grabar tan clásico aforismo"

Al Hospital Asilo de Luarca le dedica asimismo un interesante estudio en su blog Vicente Pérez Suárez (Saramino), gracias al que sabemos que dio un gran servicio pues evitaba el por entonces larguísimo y pesado trayecto a Oviedo/UviéuEstaba al frente del hospital D. Jesús Landeira. experto médico de cirugía general cuyo busto se halla en el jardín, ayudado por otros dos médicos, los luarqueses Herrero. Así leemos sus comienzos en El blog de Vicente Pérez:
"La idea de esta institución benéfica, inaugurada en 1897, con varios pabellones añadidos posteriormente, salió de la reunión celebrada el 25 de setiembre de 1895 en el ayuntamiento de Luarca, por una serie de señores, entre ellos: Raimundo Camino –párroco de Sta. Eulalia-, Ramón Asenjo, Antonio Suárez Coronas, Francisco Fdz. y Cesar Álvarez Cascos, decidiendo, ante los muchos desvalidos del concejo, crear un centro donde podían asilarse las personas sin recursos, cuando ya no pudieran trabajar. En el acta de su constitución se destaca su carácter privado, se forma una Junta Directiva y se establece que podrán formar parte de la asociación todas las personas que lo deseen sin distinción de sexos, si bien las mujeres tenían un protector en la Junta. El proyecto es, por tanto, de carácter privado y se va manteniendo con suscripciones particulares, entre las que hay algunos indianos. El vecindario también colabora con pequeños donativos según sus posibilidades"

De esta manera, con las 81.767 pesetas recaudadas el 22 de marzo de 1896, se acomete la obra, primero comprando este terreno y seguidamente esbozando los planos, colocándose la primer piedra el 8 de diciembre, día de la Inmaculada, a quien se le dedica la capilla. El hospital se inaugura oficialmente el 22 de agosto de 1897, comprándose camas, muebles, ropa y todo el equipamiento necesario. Los primeros enfermos fueron atendidos altruistamente por un grupo de señoras, junto con los tres médicos, un capellán, un boticario y las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul
"Había muchos pobres que pagaban un real o dos al mes, sin esperar ningún beneficio, pues se trataba de un hospital de caridad, sólo para pobres de solemnidad, los que podían tenían que pagar las costas correspondientes, lo mismo que los asilados. Los aldeanos daban patatas, huevos, cebollas, etc. más lo que se obtenía de la huerta"

Al Hospital-Asilo de Luarca se le fueron añadiendo pabellones en sucesivas ampliaciones casi desde su comienzo, siendo su primer arquitecto otro famoso profesional, Nemesio Cobreros y Cuevillas, autor de numerosas obras y edificios en Mondoñedo, Lugo, Cervo, Vilalba, Valdoviño... este era su estilo según la Real Academia de la Historia:
"Influido por el ambiente historicista de su formación, en su obra predomina el eclecticismo, escogiendo el lenguaje más apropiado para cada tipología edificatoria, de manera que en las construcciones residenciales siguió la moda neobarroca del Segundo Imperio, mientras que en la arquitectura religiosa optó por el estilo neomedieval, con influencias del rundbogenstil o estilo del arco de medio punto germano"

Por su parte, el referido Vicente Pérez Suárez cuenta en su blog:
"El conjunto fue construido por el arquitecto Nemesio Cobreros de promoción indiana de emigrantes, estilo secesión-racionalista (tendencia que propugna la máxima adaptación de un edificio a la función a que está destinado). Toda la fundación se debe a varios autores: conjunto hospitalario formado por varias edificaciones, realizadas durante bastante tiempo, situado en Villar de Luarca, junto al área residencial. Presenta planta en forma de V, situándose las edificaciones en los bordes, destinando el espacio intermedio a jardines y huerta, zona de ocio y paseo para los ancianos" 

Nemesio Cobreros sería el autor de la primera edificación, inaugurada en 1897. Otra segunda sería el pabellón de infecciosos, auspiciada por el alcalde Ramón Asenjo en el año 1918 y construida en ángulo con la anterior


 En 1922 se hace la casa del capellán, en la entrada oeste, al lado de la que se construirá dos años más tarde el Pabellón Tulio, costeado por el benefactor indiano Manuel García Fernández (uno de Los Pachorros de los que hemos hablado) y su esposa, dedicado a enfermos pulmonares en memoria de su hijo, fallecido por enfermedad del pulmón. Fue su arquitecto el ya mencionado Julio Galán Carvajal. Otro de los hermanos Pachorros, Ramón García Fernández, financiará, con planos de este arquitecto, el Pabellón de Cirujía, dando su emplazamiento la disposición en V del conjunto de edificios hospitalarios. Posteriormente se añaden laboratorios, centro de higiene y casa del conserje.  De aquella primera parte de su historia, hasta la posguerra, recuerda Vicente Pérez, Saramino:
"Antiguamente estaba atendido por las monjas de Caridad de San Vicente de Paul, cuyo largo uniforme blanco, llevaba una toca o cofia, especie de sombrero de tela blanca muy ceñida a la cabeza, cuyas anchas alas almidonadas sobresalían a cada lado del rostro, unos 25 ctms., teniendo, casi, que entrar de lado por alguna puerta. Este uniforme, con su rara toca, era algo que llamaba la atención..."

El mismo Vicente Pérez conoció a las monjas, de las que cuenta así en sus memorias, así como de las vicisitudes de aquella época: 

" ... Por los años cuarenta yo, personalmente, conocí las 3 monjas –pienso que no había más- : Sor Julia, que era la adjunta al médico Landeira, estaba presente en todas las intervenciones y ella misma decía que de tantas operaciones que presenciara, no tendría inconveniente operar si tuviera facultada; era una monja todo atención y desvelo para con los enfermos, siempre sonriente y moviéndose con un dinamismo y seguridad que daban mucha confianza. Otra de las religiosas era Sor María, quien, con la misma atención y esmero, atendía a los enfermos en todas sus necesidades. La otra, Sor Florencia, una mujer muy alta y delgada, de carácter un tanto brusco, pero sólo con aquellos pacientes un poco “rebeldes” o insumisos para los medicamentos y otras atenciones; era, también la que rezaba el rosario todos los días al atardecer, desde el centro de las salas de habitaciones, pues tenía una voz especial para ello. (Creo que había otra que se llamaba Sor Blanca, pero no estoy seguro). Como allí se operaba de todo, los cuidados y atenciones eran también muy diversos y complicados, pero siempre con mucha pulcritud, higiene y seguridad. No había nadie que no simpatizara con estas monjas que lo daban todo por el bien y la salud de los residentes. En aquellos tiempos, las intervenciones se hacían anestesiando con cloroformo; las operaciones llevaban su tiempo; el posoperatorio era también bastante largo y doloroso, se pasaba una sed tremenda hasta expulsar el cloroformo: baste decir que una apendicitis o una hernia el enfermo estaba hospitalizado más de 15 días, si las cosas iban bien. La monja de guardia recorría las habitaciones durante toda la noche para ver a los enfermos, darles algún calmante o medicamento y, también una taza de leche a media noche. En el exterior se veían numerosos ancianos y ancianas paseando en torno a los jardines, contemplando la huerta, tomando el sol o la sombra en los bancos diseminados por las aceras. Algunos, que no debían estar muy bien mentalmente, caminaban como ausentes, hablando solos y un tanto desaliñados. Había también enfermos convalecientes que disfrutaban del lugar y rezaban en la capilla. Durante los días de buen tiempo se notaba mucha actividad por el recinto, tanto de paseantes como personal asistente y trabajando en la huerta. Todo fue continuando así durante muchos años"

Pasada la posguerra, no será hasta 1971 cuando se realicen nuevas intervenciones trascendentales, cuando se habilitó edificio para ambulatorio con la aportación testada de María Luisa Coat, viuda de Francisco Gerstrug, el cual se comunica con el Pabellón Tulio. Más tarde, en 1987, se erige un nuevo edificio, para habitaciones, detrás del primitivo asilo, alineado con el ambulatorio pero dejando un espacio libre en el que en 1998 se instala una nueva capilla, proyecto de Félix Gordillo, cuya alta cúpula blanca destaca picuda sobre los edificios. Vicente Pérez describe así todo este gran centro y sus edificios y dependencias
"El lugar es encantador: con la edificación en forma de V en la que en un ala se pueden ver el asilo, la capilla, cocinas, comedores y aposentos de los asilados, así como de las monjas que atienden a los residentes y enfermos hospitalizados. La otra ala consta del hospital, consultorios y varias estancias más, como el quirófano y otras. En el exterior se podía contemplar una huerta en la que se cultivaban hortalizas de toda clase para el sustento de los internados, quienes, los que podían, trabajaban en él con todo gusto y esmero. Por el frente de la edificación, se cuidaban diversas plantas florales, formando hermosos jardines, cuyas flores aromatizaban y embellecían el ambiente y entorno del recinto."

Y, comentada por el mismo autor, esta fue la evolución de la institución hasta nuestros días: 

 "Luego vino la Seguridad Social y el conjunto dejó de prestar servicios sanitarios durante un tiempo, sólo funcionaba el ambulatorio. Pero, por los años 1980, se vuelve a instalar un quirófano, donde se operaba de apendicitis, hernias y otras intervenciones poco arriesgadas, así como un paritorio, quirófano que funcionó durante algún tiempo, atendido por un cirujano, creo que dos médicos y varias enfermeras y auxiliares que lo hacían muy bien. Luego empiezan las dificultades debidas al cambio sanitario de la S. S., nuevas técnicas costosas, más gastos laborales, mayores exigencias de los pacientes y contribuyentes, por lo que se cierra el quirófano y el paritorio. El ambulatorio actual se alquiló, la planta baja, a la Administración, se conciertan las plazas hospitalarias con la Seguridad Social, se enajenan al ayuntamiento de Valdés y al Principado una parcela de terreno donde está situado el pabellón Tulio y otro donde se sitúa el Centro de Salud Mental. Después de unos años de vaivenes con el Insalud, el área hospitalaria se cierra, manteniéndose sólo el asilo, que es lo que sigue funcionando. A lo largo de los años, las diferentes edificaciones se modifican y se llevan a efecto numerosos añadidos"

Y así escribe también el citado Casariego sobre la historia y trayectoria del hospital, incluyendo recuerdos familiares: 

"Desde finales del siglo XIX hasta no ha muchos años, el Hospital luarqués, aunque pasó apuros, pudo ir viviendo y progresando. En ocasiones recibió valiosos donativos, todos de luarqueses residentes en la América hispana, como por ejemplo los de los hermanos García Fernández (los «Pachorros») y los de don Ramón García. Durante ese período se construyeron nuevos pabellones para enfermos infecciosos, cirugía, laboratorio e higiene y otros servicios. Allá por el final de la década del 20, se nombró cirujano a un médico muy capaz y laborioso, don Jesús Landeira, el cual modernizó y dio impulso y prestigio al establecimiento.

Entonces al sostenimiento de tan ejemplar institución contribuían casi todos los luarqueses. Recuerdo que mi abuelo pagaba 15 pesetas al mes, que era una cuota alta, pues permitía costear una cama durante tres o cuatro días. La mayoría de los abonos eran entre dos y cinco pesetas mensuales. Pero había muchos pobres que pagaban un real o dos al mes y hasta se contaban los del perrón (moneda de cobre de diez céntimos). Y conste que gran parte de los donantes no esperaban recibir nunca ningún beneficio, pues se trataba de un «Hospital de Caridad» sólo para «pobres de solemnidad», como se decía entonces con frase muy tradicional y expresiva.

 Había también numerosos donativos en especies, como el de un almacenista de carbón para vapores, que regalaba dos o tres toneladas al año con destino a las cocinas y estufas. Los aldeanos «fuertes» entregaban un carro de patatas y los demás sus cestinas de patatas, cebollas, etc., o su docena de huevos o una « pita pal caldo de los vieyinos», y los pescadores generalmente muy pobres, daban, cuando podían, su cuarterón de sardinas (veinticinco) o unas botonas, fanecas o barbadas para los convalecientes.

 En los primeros años, cuando la escasez apretaba, las Hermanas tocaban de cierto modo la campana, se corría la voz y la gente acudía con los socorros, incluso con viandas ya guisadas. Luego, el capellán en la misa, daba las gracias a todos los que tal hacían «por amor de Dios a los pobres». Y hubo más de un capellán que renunció a sus míseros estipendios a beneficio de los acogidos. ¡Qué tiempos aquéllos!"

Un paseo de farolas jalona este tramo del camino en Vil.lar, un topónimo muy común a muchísimos lugares pues que hace referencia a núcleos de población, si bien según leemos en Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, en un principio aludiría a una villa de explotación agrícola y sus dependencias:

"VI LLAREM (EM), adjetivo no minalizado con que se aludía a un conjunto de dependencias de una VILLA o establecimiento para la explotación agrícola, debió de aludir también a diferentes dependencias rurales dependientes de una villa o similares a ella y, a su vez, también origen de un nuevo pueblo"

Estas villae en Asturias se levantaban muchas veces cerca de los antiguos castros astures, precedentes y contemporáneos a ellas, como sería en este caso el de El Castiecho, situado un poco más al norte, junto a la Playa Portizuelu, que ya hemos mencionado al principio de esta entrada


Los castros a la vez guardarían los caminos costeros, tanto los de la mar, donde cada ensenada era un puerto de abrigo, como los de la tierra, aquí la gran vía romana de Brigantium (A Coruña o Betanzos) a Ossaron (Oyarzum o Irún), la cual recorrería toda la cornisa cantábrica, aprovechando sin duda rutas naturales anteriores y por diferentes ramales, y sería el antecedente de este camín real (del reino, público), que hasta la construcción de la Carretera de Galicia (actual N.634) a principios del siglo XX, sería la principal vía de comunicación terrestre de la franja costera


Llegamos así ya a las casas del cruce con la Carretera del Faro, la VA-1


Estos son los preciosos jardines de Casa Tinina. Al fondo Torrealtina


Saliendo a la carretera del faro veremos allí más cerca el Hospital-Asilo, del que también dice Saramino:
"... fue ejemplo de atención, tanto sanitaria como de morada de ancianos y personas desvalidas y muchas sin familiares, haciendo de estos y sus atenciones, sus cuidadores y personal sanitario, tanto para aquellos que tenían posibilidades como para los que carecían de medios económicos. Allí continúa todo el conjunto, con sus edificaciones, jardines y huerta, aunque ya no se ven las monjitas con sus tocas de anchas alas almidonadas. Aquí dejamos el testimonio benéfico de esta obra ideada y sufragada por muchas personas de la vecindad del concejo de Valdés y, como siempre, por indianos que continuamente estaban al tanto de estas fundaciones de Caridad, al objeto de prestar su colaboración económica. Son muchos los testimonios de agradecimiento de personas que pasaron por él, bien para ser intervenidas de una enfermedad o asiladas. Actualmente cuenta con unos 500 asociados y asociadas, atiende a una media de 115 personas mayores y tiene una plantilla de 60 trabajadores"

En este momento es gestionado por la Asociación Benéfica Hospital Asilo de Luarca (ABHAL)  que en su página dedica también un apartado a su historia:

"La Residencia para personas mayores ABHAL Residencia, está situada en Villar de Luarca, Concejo de Valdés. La Residencia es un Centro Socio-sanitario gestionada por la Asociación Benéfica Hospital Asilo de Luarca (ABHAL), titular de la actividad, institución sin ánimo de lucro. Fue constituida en el 25 de septiembre de 1.895, como “Casa Hospital con destino a los pobres del concejo” inaugurándose el 29 de agosto de 1.897 como el Hospital de Caridad de Valdés – Luarca; el 1 de diciembre de 1.908 se cambia el nombre por Hospital Asilo de Valdés – Luarca y el 25 de mayo de 1.910 queda nombrado definitivamente como Hospital Asilo de Luarca. Se refunda después de 100 años en Asamblea General Extraordinaria, el 9 de enero de 1.998, como Asociación Benéfica Hospital Asilo de Luarca"

Asimismo estas son son sus características en la actualidad, plasmadas en la misma página de ABHAL 

"Su dedicación ha sido, desde su creación, la asistencia a los colectivos más necesitados: área quirúrgica, paritorio, hospital de guerra, centro de infecciosos, orfanato, etc. Motivo por el que en la residencia, actualmente, conviven personas mayores que llevan aquí desde su niñez, personas mayores que van llegando por su situación socio-sanitaria (mayores de 65 años) y también personas con discapacidad, mayores de 50 años.

Los beneficios, en caso de existir, revierten en la propia actividad y se destinan a mejorar la atención, servicios, calidad, infraestructuras, así como a garantizar la sostenibilidad del centro a lo largo de los años. Es un Centro acreditado por la Consejería de Servicios y Derechos Sociales del Principado de Asturias y declarada de Utilidad Pública en fecha 11 de Julio de 2.001. Actualmente dispone de 150 plazas residenciales, de ellas 25 están concertadas con el Organismo Autónomo ERA.

El centro en su afán de avanzar y profesionalizar, todos y cada uno de sus servicios, cuenta con la certificación de calidad EFQM 300+, lo que avala la prestación del servicio asistencial, enmarcado en una línea de mejora continua"

Al salir a la Carretera del Faro iremos a la izquierda, contemplando estas instalaciones y pabellones:

"La Residencia Hospital Asilo de Luarca está ubicada en una zona privilegiada de la villa, en la zona alta, rodeada por el Centro de Salud, Centro de Salud Mental, Hospital de cuidados paliativos (privado), zona escolar con dos colegios y el IES, Hacienda, el Conservatorio Municipal de Música, urbanizaciones ajardinadas, Juzgado de Luarca (actualmente en construcción), etc…   
La residencia se extiende a lo largo de 6.000 m2, está compuesta por 3 edificios. A lo largo de su parte frontal, tiene las Galerías que dan a un precioso jardín, con huerto tradicional en uno de sus lados, zona soleada desde que sale el sol hasta que se pone"

 Ya en la carretera seguimos junto a Casa Tinina, de la que antes veíamos el jardín

Y llegamos a los primeros bloques de pisos, donde está el bar Mirador de Villar, célebre por sus pinchos y soleada terraza: seguiremos la acera a su derecha

Según bajamos seguimos admirando el gran jardín y campo del Hospital-Asilo de Luarca. Como hemos visto hay muchas historias personales que contar aquí. Una de ellas, ejemplo de tantas, podemos verla en el periódico El Comercio del 13 de febrero de 2019, en el reportaje que le dedica David Suárez Fuente a una de sus residentes: Consuelo, toda una vida en el asilo...

"Desde los nueve años lleva Consuelo Peláez Sierra interna en el hospital asilo de Luarca. Su madre, soltera, la abandonó en estas instalaciones en 1939, gestionadas por aquel entonces por la congregación de monjas de San Vicente de Paúl 
Lo hizo «porque no me podía atender», dice a sus 88 años, sin poder olvidar aquel trágico día. «Llegué en un carro de caballos que venía a vender leche». Fue recibida en el asilo por Sor Francisca y Sor Florencia y, desde el primer día, se puso a trabajar «limpiando y encerando los suelos», recuerda, mostrando las dificultades de movilidad que desde pequeña tuvo «debido a una parálisis cerebral 
A Consuelo Peláez le ha tocado vivir gran parte de la historia de este hospital, hoy convertido en residencia de mayores. «Cuidaba a los enfermos y, cuando se ponían graves, avisaba a la superiora»

Toda una vida en el asilo, pero no con pocas vicisitudes: así narra por ejemplo el incendio padecido en 1952

 "Una vida sin apenas salir del complejo, llena de historias, como el incendio que el 20 de febrero de 1952 se inició en el pabellón de Cirugía del centró «por un cortocircuito», recuerda esta anciana con detalle. «Estábamos comiendo en la galería y salimos fuera con un viento del nordeste muy fuerte». El fuego se logró sofocar gracias a la colaboración de los vecinos del concejo, que en un día de feria acudieron al ver el humo y sentir el resonar de las campanas, que alertaban del incendio. «Tuvieron que traer agua con cubos desde La Carril, creando una cadena humana para apagarlo porque aquí no había», recuerda esta anciana, quien explicó que se tardó casi cinco horas en extinguir las llamas, un tiempo en el que ella se encargó del cuidado de los enfermos en el exterior..."

Y algo que hoy en día nos parece inaudito, el no poder estudiar en el colegio al ser "hija de madre soltera": 

"A sus 88 años, Consuelo Peláez recuerda cómo no pudo estudiar en el colegio «porque era hija de soltera y no me aceptaron», una condición que, «por suerte, cambió al poco tiempo con otras niñas». Con una sonrisa en la cara no puede evitar recordar la fiesta de la matanza, en la que en los tiempo de hambruna «se mataban diez cerdos y una vaca, que se conservaban en salazón y se hacían embutidos». Una cantidad que no llegaba y que «las monjas solventaban pidiendo por el concejo», y con la crianza de gallinas y conejos. Desde joven trabajó duro a cambio de comida y cobijo, pero sin duda, pasó momentos muy divertidos junto a otras compañeras. Recuerda por ejemplo cómo se escapaban a la fiesta. «Íbamos a San Juan y colocábamos una almohada en la cama», evitando así que las monjas se enterasen de su ausencia. Una mujer que vivió sin apenas salir del complejo. De hecho no fue hasta el pasado año, cuando conoció por primera vez, durante la Semana Santa, la iglesia de Luarca. «Me emocioné mucho al ver allí al Nazareno». Consuelo Peláez no se pierde desde hace algo más de diez años su viaje a Lourdes en Francia, donde pasa unos días. Le gustaría volver a Covadonga, a donde fue cuando era joven, un deseo que cumplirá esta primavera, ya que la residencia ABHAL, que ahora gestiona el centro, tiene previsto realizar un viaje con sus mayores con su nuevo transporte"

Un círculo vital que se cierra cuando ella misma tuvo que cuidar de su madre, que por edad, ingresó en esta misma residencia...

"Una mujer que tuvo que cuidar de su madre, Benilde Peláez Sierra, en los últimos años de su vida, durante los que compartió con ella estancia en la residencia. «Mi madre tan solo me visitó dos veces», recuerda con lágrimas en los ojos Consuelo, a quien no se le borra de la mente aquella vez que una monja le propuso a su madre que la llevara a las fiestas de Santa Rita a Otur, de donde es oriunda. «No me quiso llevar porque le daba vergüenza que la vieran conmigo». Hoy en día Consuelo Peláez cuenta con las visitas de uno de sus tres hermanos, ya que los otros dos «fallecieron». Uno lo hizo en un accidente durante la construcción de una casa en Puerto de Vega y el otro «murió ahogado en Otur», motivo por el cual a esta anciana no le gusta nada la playa, que le trae malos recuerdos. También su sobrina Pilar la visita a menudo en este complejo del que destaca «el gimnasio». Y es que en este espacio antaño se encontraban las enfermas que ella atendió y de las que guarda un grato recuerdo 
Esta mujer que no puede caminar y que no pierde la fe, devota a San Vicente, ha visto evolucionar el centro que la ha visto crecer. A pesar de su dura vida se muestra «muy contenta, doy gracias al personal», dice mirando a una de sus cuidadoras. En su vida en la residencia no pierde actividad y ya tiene en mente su participación en los próximos carnavales luarqueses. «¿De qué nos disfrazamos este año?», pregunta, una respuesta que no se puede desvelar, pero sí los disfraces de tuna y de asturiana con el que se vistieron en los últimos dos años. Ochenta años en este hospital asilo en la que todo son recuerdos y que hacen que la presencia de Consuelo Peláez haya dejado huella en esta residencia que la ha visto crecer"

Y este es el barrio de Nuestra Señora del Rosario, Torrealtina, donde vamos iniciando la bajada al puerto en una zona ya netamente urbana. Se trata de grandes bloques de viviendas populares de promoción dentro de los esquemas socio-urbanísticos de los años 50 y 60 del siglo XX

La advocación a la Virgen del Rosario parte de la base de ser patrona marinera muy venerada en la población, si bien en otros muchos lugares era la del Carmen, pues tal y como dice la Gran Enciclopedia Asturiana (voz Carmen, tomo 4):

"Aunque la Virgen del Carmen es muy venerada por los marinos desde el siglo XVIII, no fue declarada patrona oficial de las marinas de Guerra y Mercante hasta principios del siglo XX. En Asturias lo gremios de mar no celebraban la fiesta del Carmen y sí la de sus patronos respectivos. El de Luarca, por ejemplo, lo celebra el día de la Virgen del Rosario, que era la Virgen antaño más venerada por los navegantes y cuya imagen llevó la Real Armada Española a la batalla de Lepanto"

Esta imagen de Lepanto será llevada por Don Juan de Austria al combate donada por la Serenísima República de Venecia. Luego iría a la Carrera de Indiasla comunicación con las colonias de ultramar

El gremio de pescadores luarqués tiene pues tradicionalmente gran devoción por El Rosario, con grandiosa fiesta el 15 de agosto, celebrándose la víspera verbena en el Muelle Viejo y bailándose la Danza Prima alrededor de la hoguera. El día de grande la imagen de la patrona encabeza la procesión marinera por puerto y concha a bordo de un pesquero mientras suenas las sirenas de las embarcaciones, engalanadas con banderas, flores y ramas

Por su parte Vil.lar celebra San Xuan en 24 de junio, pero la víspera había también foguera, así como serenatas por la villa y los mozos regalaban ramos floridos a las mozas. El día del santo llegaba el Saleo, paseo con bandas de música y almuerzos en las barcas, también bien decoradas

No podemos olvidar que desde 1910 se celebra San Timoteo a iniciativa de un grupo de vecinos encabezados por Marcelino Rico Rivas, el marido de Salomé de Villa Rosario, matrimonio del que hemos hablado. Su Cofradía Cívica se fundó en 1928

Placa del barrio en la fachada

Como en los centros urbanos de otras poblaciones, conchas doradas en el suelo señalizan el recorrido por las calles

A la derecha, pasado el hospital, otra institución luarquesa, el Colegio José García Fernández, otro patrocinio de este indiano de Los Pachorros de Vil.lar, fundado en 1911 como  siendo entonces llamado, a semejanza del hospital, Colegio Asilo, a cargo también de las monjas de la Caridad de San Vicente de Paul hasta el curso 2012-2013. A partir de entonces pasó a estar regido por una cooperativa de profesores del centro, sin ánimo de lucro y con el apoyo de ABHAL.  Así recogía la noticia de este cambio T. Cascudo en el articulo Los docentes del José García de Luarca crean una cooperativa para salvar el colegio, publicado en La Nueva España el 18-6-2013:

"Hace algún tiempo que las Hijas de la Caridad anunciaron su intención de abandonar este año la gestión del colegio concertado José García Fernández de Luarca. La noticia dejaba a la plantilla de dieciséis docentes en una delicada situación, así que decidieron dar un paso al frente y tomar las riendas para garantizar el futuro del centro. Acaban de constituirse en cooperativa (Colegio José García Fernández Sociedad Cooperativa Asturiana) y el próximo curso escolar se estrenarán como gestores de este colegio religioso fundado en enero de 1911.

«Somos profesores y no tenemos conocimientos en la gestión, pero tenemos ilusión y el respaldo de mucha gente. Malo será que no lo saquemos adelante», dice el docente Orlando Pérez convertido en secretario del Consejo Rector de la Cooperativa. No en vano cuentan con el apoyo de las familias de los más de 200 alumnos que se forman en el centro, de la parroquia y de la Asociación Benéfica Hospital Asilo de Luarca, la entidad dueña del edificio que ha decidido ceder las instalaciones de Villar a la cooperativa y en las mismas condiciones que tenían las hermanas 
«Es la parte final de un proceso largo de tres años cuando las hermanas nos notificaron sus planes. No es que quieran marcharse pero ante la falta de relevo generacional se ven obligadas a hacerlo», precisa Pérez. Ahora mismo quedan cinco monjas en el centro y sólo una continúa en la docencia 
Los profesores afrontan con responsabilidad esta nueva etapa y son conscientes de que deberán esforzarse para sacar adelante el colegio y garantizar su viabilidad económica. Marcelina Menéndez seguirá siendo la directora del centro en el que se imparte Infantil, Primaria y Secundaria. Por su parte, se ha elegido a la docente Belén Santamaría como la presidenta del consejo rector"

Y en el citado artículo de Jesús Evaristo Casariego dedicado al hospital de Luarca, este erudito habla así del colegio y sus recuerdos, así como de su vinculación con el Hospital Asilo:

"Existía también un Colegio-Asilo que, si no legal, sí espiritualmente formaba parte del Hospital-Asilo. En él cien niños y cien niñas pobres recibían diariamente medio kilo de pan cada uno, gracias a un legado del bienhechor del Colegio, don José García Fernández. Con otros legados y suscripciones se sostenía una «cantina escolar», que en las Escuelas nacionales (llamadas de baldre, o sea gratuitas) daban desayuno a los niños necesitados. Con iguales aportaciones funcionaba la «Cocina Económica», patrocinada por varias señoras, entre ellas mi abuela, que facilitaba raciones a diez, quince y veinte céntimos, o gratuitas con vale (...)

 El Hospital estaba a cargo de una junta de gobierno o patronato elegido por los vecinos que pagaban donativos fijos o eventuales. Esta dirección-administración era siempre eficaz y de honestidad irreprochable, pues también actuaba «por amor de Dios», sin sueldos, ni gajes, ni trampas. En ella intervinieron, a lo largo de casi un siglo, los vecinos de mayor prestigio. Además de los fundadores ya citados, pueden recordarse al Arcipreste Doctor D. Raimundo Camino, a D. César y D. Godofredo A. Cascos, D. Ramón R. Guatemala, D. Celestino Portal, D. Macario Fernández, D. Ramón García, D. Emilio Blanco y últimamente D. Román Suárez Blanco.

 En 1952, un incendio destruyó el pabellón de cirugía, que se reconstruyó rápidamente con donativos. Por entonces o algo antes, se instaló la calefacción central y se adquirieron algunos aparatos para realizar la moderna medicina y luego televisores para el recreo de los ancianos. Así el Hospital de Luarca llegó a ser, sin duda, el mejor que existía desde Avilés y Oviedo a la raya de Galicia, hasta Lugo y Coruña. 

En todo momento fue una entidad privada con recursos propios. El Ayuntamiento figuraba como un donante más y un puesto en la directiva. La Diputación Provincial, vista su capacidad sanitaria, le alquilaba camas para situar en ellas a enfermos de la zona occidental; de ese modo venía a ser, de hecho, el HOSPITAL DEL OCCIDENTE DE ASTURIAS"


En la página del colegio, donde hay una maravillosa Memoria Gráfica, en el apartado Quienes somos, se recoge la biografía de su fundador y benefactor:
"D. José García Fernández nació el 14 de enero de 1853 y era hijo de D. Ramón García Cepeda y Dª Josefa Fernández.   
Emigró muy joven a la República Argentina y, después de dedicarse a diversas actividades, llegó a ser un importante industrial tabaquero.   
Se casó con Dª Ernestina Mendy, de origen vasco-francés y no tuvo familia. Por ello decidió retirarse de los negocios bastante joven y pasar la mayor parte del tiempo en su finca “La Barrera”, en Villar de Luarca.   
Dedicó sus preferencias a las obras benéficas, siendo la más destacada la del Colegio Asilo que lleva su nombre, inaugurado el 2 de enero de 1911 y que daba acogida a 100 niños y a 100 niñas, a los que además de enseñanza gratuita le facilitaba ropa y calzado en invierno y les suministraba cinco bollos diarios de pan, lo que contribuyó a paliar muchas necesidades.   
También ayudó de forma importante al Hospital Asilo de Luarca y al Patronato de San José, de Gijón, dedicado a la enseñanza de los niños.   
En reconocimiento a esta labor social, el 23 de agosto de 1907 fue nombrado Hijo Predilecto de Luarca, el 9 de marzo de 1908 ingresó como Comendador en la Orden de Isabel la Católica y el 29 de octubre de 1912 fue condecorado con la Gran Cruz de Beneficencia. Falleció en su casa de "La Barrera", en Villar, el 24 de diciembre de 1916, a los 62 años

En la fachada, sendas placas sobre las ventanas a los lados de la puerta recuerdan fundación y fundadores

La de fundación, donde figuran José García y su esposa Ernestina Menoy

Y la del centenario de su fundación, colocada en 2011

Este colegio también tiene muchas historias, una de sus más célebres alumnas fue Regina García López, La Asturianita, celebérrima artista de variedades con una vida marcada por profundas tragedias y éxitos desde niña hasta el final de sus días, una auténtica leyenda hecha realidad

Regina García López, La Asturianita. Foto Memoria Digital de Asturias

Existen varios estudios y biografías sobre ella, nacida en Valtraviesu, un poco más al sur de Luarca/L.luarca, en este mismo concejo de Valdés, el 10 de agosto de 1898. Así lo describe una de sus biógrafas, Amalia González López, de este mismo centro, en su artículo Una historia de superación:

"Regina García López nació en Valtravieso (Luarca) del Concejo de Valdés en Asturias, el 10 de agosto de 1898 Valtravieso era un lugar pequeño, una aldea, con un grupo de 25 casas rurales. Las familias que allí vivían y eran dueñas de las casas y las tierras, cultivaban para su consumo verduras, patatas y maíz, y tenían establos para vacaslecheras y de carne La casa en la que Regina nació es conocida como Casa Trieches. El padre de Regina, Don Celestino García se casó muy joven con Dña. María López Pérez, y tuvieron ocho hijos, la segunda de las cuales fue Regina. Con 8 años Regina pierde los dos brazos en un accidente en la sierra de su padre"

Es entonces cuando El Pachorro, este gran indiano benefactor que fue José García Fernández, fundador del colegio, le pagó aquí su enseñanza, queriendo incluso adoptarla y llevarla a sus posesiones argentinas, pero la familia se negó. Encargó incluso implantarle unos brazos mecánicos trayendo un especialista de Alemania, aunque infructuosamente

"Regina, preocupada por su futuro, aprovechó cada enseñanza que le dieron. A los 17 años manifestó dos preocupaciones: la igualdad de las mujeres y la educación de los niños, y una ambición: estudiar Magisterio"

Foto Memoria Digital de Asturias

Sin embargo las familias pudientes luarquesas a las que acudió no le hicieron caso y le dijeron que se quedase en el asilo, pero entonces sucede uno de esos acontecimientos, aparentemente simples, que marcan para siempre. Se dice que un día vio a un mono de feria que divertía al público comiendo y tirando avellanas con las patas. Tanto le llamó la atención que enseguida a imitarlo y... a superarlo: empezó a ejercitarse y en unos meses escribía, cosía y bordaba con los pies, cosa que sorprendió grandemente a su protector José García en uno de sus viajes de regreso a Asturias en 1917. Así lo explica otro de sus biógrafos, Eduardo Bravo:

"De regreso a casa y tras descartar el suicidio, Regina encontró por el camino a un grupo de titiriteros que hacían bailar a unos monos que agarraban cosas con las patas traseras. La niña pensó que si los animales podían hacerlo, ella también sería capaz y comenzó a practicar, a pesar de la incredulidad de sus allegados. Primero garabateó papeles con lápices que agarraba con el pie y luego fue ampliando sus habilidades hasta ser capaz de coser, comer, beber y tocar el acordeón"

Foto Memoria Digital de Asturias

Tanto fue así que El Pachorro la llevó a actuar a una gala de beneficencia presidida por la Infanta María de Borbón en el gijonés Teatro Jovellanos, cosechando tan gran éxito que se dedicó al espectáculo, actuando en las villas asturianas, en el mismo teatro Jovellanos, con el circo Evans, compartiendo cartel con los grandes del momento, como la cupletista Raquel Meller


En una gira por Badajoz (otras fuentes dicen que en Avilés) conoció a quien sería su marido y representante, Juan Dámaso Cisneros, empleado de El Correo, casándose en 1922 en Santiago de Arriba, cabeza de la parroquia a la que pertenece Valtraviesu, cuando ella tenía 25 años. Tuvieron tres hijos, María, Marcelino y Juan, divorciándose en 1929, cuando La Asturianita ya triunfaba internacionalmente. Su hijo Marcelino, recordándolo, decía:

“Mi madre tenía una personalidad arrolladora. Era un cerebro y los hombres en aquella época querían ser tutores de las mujeres"

Triunfaba donde quiera que fuere: Turquía, Palestina, Egipto, Uruguay, Brasil, Argentina, Venezuela, Cuba, Puerto Rico, Estados Unidos... y así hasta 42 países. Así se anunciaba, por ejemplo, en un teatro de Girona en 1933:

"Lo nunca visto. El caso más portentoso de reformación humana mediante la voluntad. La artista sin brazos, ni los tiene ni los necesita. Es tiradora al blanco. Toca piano, violín, acordeón y xilófono. Es profesora de caligrafía. Es una excelente mecanógrafa. Juega al billar y a cartas. Conduce un automóvil con la ayuda de sus pies. Hace caricaturas de uno del público. Hace toda clase de labores propias de su sexo: corta, enhebra una aguja, cose...”

Revista Noticiario Ford

Sorprendía entre otras proezas, su conducción de coches de gran cilindrada con los pies. En 1933 fue recibida en la Casa Blanca por el presidente Franklin Delano Roosevelt: cuando él automáticamente le tendió la mano ella le ofreció el pie. Así se explica en El Blog de Acebedo:

"La primera de muchas. Regina García López, La Asturianita, fue recibida por el presidente Roosevelt en la Casa Blanca, adonde llegó, como era costumbre en sus actuaciones, conduciendo ella misma con los pies. El presidente estadounidense le tendió instintivamente la mano y La Asturianita le ofreció el pie"

Y es que, como dice Eduardo Bravo:

"Regina García López, conocida artísticamente como La Asturianita, nunca quiso ser una atracción de barraca de feria. Sus espectáculos se celebraban en teatros, nunca en circos ambulantes, hizo siempre gala de su cultura e incluso llegó a ser imagen de empresas de prestigio como Ford, marca de automóviles que acostumbraba a conducir y con la que hacía su entrada triunfal en sus espectáculos"

Foto Memoria Digital de Asturias

En 1935 dejó el mundo del espectáculo e invirtió tiempo y fortuna en obras filantrópicas que hiciesen realidad sus ideas de justicia social, como el proceso Selección para escolarizar a todos los niños y niñas con discapacidades, pronunciando discursos "a veces con pequeñas actuaciones, para mover conciencias y aligerar bolsillos", como escribe Amalia González. Mientras, en El Blog de Acevedo, se apunta alguno de sus primeros problemas con la política y las autoridades:

"Recibió muchas críticas por aquel proyecto, como recoge Luis González Fernández en Regina, el coraje de una mujer (Madu ediciones). El semanario La Democracia arremetió contra ella por pretender educar a los niños “sin Dios”. La Voz de Asturias la elogiaba: “Es excepcionalmente culta y siente inclinación fervorosa hacia la enseñanza (...) No veáis en ella el número de varietés, ved en ella a Regina García, altruista, filántropo, apóstol”. Es verdad que Regina era muy culta. Hablaba cinco idiomas: portugués, francés, inglés, alemán e italiano. Por eso el encargado de información del Ministerio de la Guerra, Ángel Pedrero, le propone trasladarse a Francia para espiar para la República. Regina se niega..."


También resalta resalta uno de sus discursos, donde explica aquellas otras duras vivencias, las de su infancia:

"El 27 de marzo de 1936, antes de comenzar una actuación en un teatro de Luarca, Regina quiso hablar de sí misma: “Los niños huían de mí... Obtuve las primeras revelaciones de la compasión, que hiere, que humilla. Las gentes derramaban sobre mí sus miradas piadosas. '¡Pobre manquina!', decían. '¡Y para los suyos, qué carga!'. Esto amargaba mi espíritu. Con la voluntad hecha acción, aprendí, trabajé, gané, gasté, soñé, amé y realicé, porque dentro de mi cuerpo mutilado está el alma de una mujer de cuerpo entero...”. Y a continuación, presentó su gran proyecto, Selección, con el que pretendía recaudar fondos en sus giras para pagar los estudios a chavales de aldea sin medios pero con aptitudes"

Pero entonces vuelve la tragedia, en una de sus campañas de captación de fondos es contratada en el teatro de la Zarzuela de Madrid en el verano de 1936, cuando estalla la Guerra Civil, llegando a ser encarcelada por los dos bandos y por el mismo motivo, acusaciones de confraternizar con el enemigo, traición y espionaje. De esta forma lo explica Amalia:

"Muchas veces esas denuncias estaban motivadas por rencillas personales. Regina no pudo quedarse indiferente. Utilizó las relaciones que había establecido anteriormente con personalidades de la República, para tratar de salvar la vida a personas represaliadas por ésta Esto, junto a los hechos de haber sido calumniada por no querer participar en la campaña política de 1936, haberse negado a la oferta del responsable del Servicio de Inteligencia de la República, de ir a París como espía, y haber intervenido en el regreso a casa de un joven de 16 años alistado en las tropas republicanas , sirvió de excusa para encarcelarla, afirmando que utilizaba sus contacto nacionales e internacionales e incluso una radio que poseía para enviar informes a las tropas franquistas. Fue encarcelada en abril de 1937"
Foto Memoria Digital de Asturias

Encarcelada largo tiempo, sufre una grave crisis nerviosa y es ingresada en una sala de Psiquiatría el hospital provincial de Madrid el 1 de marzo de 1938, siendo liberada al caer la ciudad en manos nacionales el 1 de abril de 1939. Escribe Eduardo Bravo:

"Culta, cosmopolita y políglota –hablaba español, francés, inglés, portugués, italiano y alemán–, las autoridades republicanas le propusieron que actuase como espía, pero ella se negó. Aunque participó en espectáculos benéficos como el del 15 de agosto del 36 en favor de los hospitales y heridos de las Juventudes Socialistas Unificadas, esa negativa la puso bajo sospecha y, en 1937, fue detenida bajo la acusación de ser una espía franquista. Encarcelada en la prisión de Ventas, solo saldría de allí con la caída de Madrid en abril de 1939. No obstante, cuando parecía que la vida de Regina se volvía a encauzar, las cosas volvieron a complicarse, esta vez, definitivamente"

Foto Memoria Digital de Asturias

Y es que l
a libertad le duró poco, celebrando su liberación, un día fue al cine vestida como acostumbraba, con un vestido capa hecho que ocultaba su falta de brazos. Por entonces al acabar la proyección se cantaba al son del Cara al Sol, y quien no lo hiciese se metía en problemas, obviamente ella no podía, tal y como sigue explicando Eduardo Bravo:
"... lo que le fue afeado por un falangista allí presente. «Yo no levanto el brazo ni aunque me lo pida el mismísimo Franco», respondió ella y, a continuación, fue detenida y llevada a comisaría. Allí explicó que carecía de brazos y que acababa de salir de prisión donde la habían enviado las autoridades republicanas. Si bien fue liberada, volvió a ser encarcelada poco después por negarse a colaborar como espía para el franquismo. Enviada otra vez a la prisión de Ventas, Regina coincidió con las 13 rosas y fue testigo de cómo fueron llamadas la víspera de su fusilamiento  

Durante los siguientes tres años, La Asturianita vivió a medio camino entre la prisión de Ventas y una clínica psiquiátrica a la que era trasladada temporalmente para ser tratada de unas alucinaciones que había comenzado a sufrir. En marzo de 1942 se celebró finalmente su juicio, en el que jugó un papel clave esa autonomía e independencia que había marcado su vida y no precisamente para bien.  

Mientras que la policía testificó que no había colaborado como espía para la República, como probaba el hecho de haber pasado parte de la guerra en prisión, la Guardia Civil de Luarca la califica de persona indomable, contestataria y de ideas progresistas. A este perfil, se sumó el diagnóstico de los facultativos que habían encontrado en ella ciertos problemas mentales. Con todo ello, el juez la declaró inocente de los cargos, pero resolvió enviarla a un hospital psiquiátrico donde falleció unas semanas más tarde. Si bien la causa oficial de la muerte fue el tifus, su familia siempre sospechó que había sido envenenada"


En la gran fuente de información que es El Blog de Acevedo extraemos este texto:
 "Para celebrar su libertad, decide ir al cine. Llevaba un vestido-capa que disimulaba su defecto y al terminar la película fue la única que no hizo el saludo fascista. “¡Brazo en alto!”, le gritó un falangista. “Yo no levanto el brazo ni aunque me lo pida el mismísimo Franco”, contestó. “Pues queda usted detenida”. El episodio lo cuenta ella misma en su diario y lo recuerda bien Marcelino: “Mi madre no se callaba nunca. Protestaba sin medir las consecuencias. Era muy temperamental”. Regina terminó mostrando al falangista que no tenía brazos y explicó que acababa de salir de la cárcel, donde la habían metido los republicanos. La dejaron marchar, pero ella vería varias veces a aquel falangista espiándola. Poco después, el Régimen le pide que colabore como soplona. Regina también se niega esta vez y es encarcelada de nuevo, ahora por los franquistas. La prisión de Ventas es ahora un penal abarrotado en el que ingresan cada día entre 80 y 100 reclusas, según recoge González Fernández en su libro. Durante su estancia será trasladada varias veces al psiquiátrico. Ella misma explica en su diario que tenía alucinaciones. “Voy perdiendo la noción de todo y los ruidos en mi imaginación son completamente distintos a lo que deben ser...”. El 5 de agosto de 1939, Regina oye llamar a 13 compañeras que serán fusiladas esa madrugada y pasarían a la historia como Las 13 rosas

El 3 de marzo de 1942 se celebra su juicio. “Llevábamos seis años sin ver a mi madre y casi no llegamos ese día porque a mi tío le parecía un capricho gastar el dinero en que viajáramos a Madrid para el juicio”, recuerda Marcelino, que entonces tenía 16 años. El que no estuvo fue su marido. 

El juicio dura ocho horas. Tres agentes franquistas la acusan de crear “una vasta organización internacional calificada por ella como Selección, de corte masón”. Falange dice que es “bastante peligrosa”. La policía militar de Madrid la considera, sin embargo, “afecta al glorioso movimiento nacional y políticamente de toda confianza, habiendo estado presa con los rojos la mayor parte de la guerra y adquiriendo su libertad el mismo día de la liberación de Madrid”. La Guardia Civil de Luarca advertía: “Muy propagandista del comunismo. Es peligrosísima para la causa ya que por su cultura se desenvuelve con mayor facilidad”.

 Y en el informe de Sanidad Militar se lee: “Habla en tono autoritario. Aunque perfectamente lúcida, sus contestaciones se desvían enseguida del tema principal a asuntos accesorios de que ella quiere hablar. Niega las sospechas que pesan sobre ella como espía internacional y dice que es víctima de una intriga. Los médicos que suscriben opinan que padece una parafrenia sistemática”. El fiscal pidió para ella la pena de muerte por “prestar servicios como confidente a las órdenes del subnegociado de servicios especiales del Estado Mayor Rojo”. Finalmente, fue absuelta por loca, pero enviada a un psiquiátrico. Un año después, Regina seguía recluida en la sala de dementes de un hospital. Y allí murió el 19 de mayo de 1942. Su abogado llegó un día tarde: el 20 de mayo de 1942 pidió que le dieran la libertad total. Los franquistas se incautaron de todos sus bienes. Marcelino cree que su madre no murió de tifus, como le dijeron, sino que fue envenenada. “En su diario había dejado escrito que temía por su vida”, explica. “No estaba loca, pero no era una mujer corriente. Yo la admiraba muchísimo, como si no fuera mi madre. Me parecía infalible”. Regina García tenía 44 años el día que murió. Le había dado tiempo a recorrer el mundo, a enamorarse, a ser madre, a demostrarle a todos que podía hacer mucho más que comer, dormir y rezar"


Y este es su muy triste final contado por Amalia González López:

"La libertad le duró poco. Un día fue al cine ataviada como solía, con un vestido capa hecho para disimular la falta de brazos. Terminada la película, a los acordes del himno de Franco, todos los espectadores se pusieron en pie y levantaron el brazo

Pues yo no levanto el brazo ni al mismísimo Franco, aunque me mate ”.

Encarcelada por los franquistas Después de este episodio, Regina comenzó a recibir visitas de agentes franquistas que le pedían colaborar con ellos en la represión de los llamados “rojos”. De nuevo se le ofrece trabajar para los Servicios Secretos, pero en este caso en el bando contrario, a lo que Regina se negó de nuevo. Pocos días después, llegaron dos policías con una orden de detención y registro. Regina fue enviada al calabozo del Paseo del Prado nº 6, y luego a la cárcel de Las Ventas, sin firmar ninguna declaración .

Desde el mes de mayo de 1937, Regina pasa tres años en la cárcel y luego, siempre como detenida, en la Sala de Psiquiatría del Hospital Provincial de Madrid

En la cárcel, Regina se dedicó a enseñar a las reclusas que tenían la oportunidad de acercársele. Regina se encuentra cada vez más cansada y los músculos no le respondían cuando intentaba escribir. Era el comienzo de una enfermedad grave. El 1º de mayo de 1941 recibe una postal de su hija y la visita de su madre a la que no veía desde hacía 5 años. La madre trata de consolarla diciéndole que el Conde de San Justo y el Dr. Landeira, dos personalidades de Luarca que la tenían gran aprecio, la sacarían de prisión. 

Regina, recae de nuevo y le diagnostican tifus exantemático (enfermedad infecciosa producida por una bacteria y transmitida por los piojos). Esto aplaza de nuevo el juicio. Su único consuelo lo constituye la frecuente correspondencia con su hija Maruja, que ya tiene 18 años. Cuando Regina ve cercano el juicio pide a su madre que le envíe a sus 3 hijos, a los que no ve desde hace 6 años

Tras el juicio, se le notifica la orden de libertad, pero Regina es devuelta al hospital, sin ninguna explicación. Pasaron así marzo, abril y tres semanas de mayo sin que llegara la libertad concedida ¿Por qué? Sigue siendo una incógnita. 

Un día Regina sufre una caída, y de pronto su estado se agravó y le diagnosticaron de nuevo tifus exentemático. El diagnóstico era equivocado, ya que ella ya lo había sufrido en la cárcel y habría quedado, por lo tanto inmunizada. Regina muere el día 22 de mayo de 1942. Cuando sus hijos pudieron finalmente intentar recoger sus restos para llevarlos a la Parroquia de Santiago en Asturias, se encontraron con una dolorosa decepción: donde estaba antes el cementerio, se había construido la estación ferroviaria de Chamartín. Los restos de Regina, habían ido a parar a una fosa común situada al pie del monumento dedicado a los caídos en Filipinas"


Justo enfrente del colegio donde estudió La Asturianita, dejamos la carretera para tomar a la izquierda la calle de La Carril, secular entrada histórica a la villa luarquesa antes de la construcción de las carreteras. Su propio nombre hace referencia a camino de carros


En La Carril, bajando al centro de la villa, contemplamos una bellísima estampa de la concha de Luarca/L.luarca, con la población y sus barrios, el puerto de pescadores las playas, la rasa costera, una inolvidable vista de La Pequeña Venecia, como en su momento la llamó un viajero italiano de tiempos pasados, Luigi Salandra...











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