La Ribera del Molín |
La Ribera del Molín es una bellísima playa solitaria al norte de Castañeras, por donde va el Camín de Las Ballotas, uno de los ramales, el más cercano a la costa, que enlazan los concejos de Cudillero/Cuideiru y Valdés, en la costa occidental asturiana. Es de arena y cantos, de unos 300 metros de longitud, al pie de altos acantilados, muy poco frecuentada pese a su belleza dada la relativa dificultad de acceso. Si bien lo hay desde el mismo pueblo, tal vez el camino más empleado sea en bajamares desde El Gavieiru, más conocida turísticamente como la Playa del Silencio
El Gavieiru o El Silencio: bajada peatonal |
A El Gavieiru y su camino desde Castañeras, con la bajada por las escaleras del acantilado, le dedicamos una entrada en este blog: es la de más fácil acceso en este sector de costa y la más frecuentada
Zona occidental de El Gavieiru desde la bajada por las escaleras |
Desde El Gavieiru, también de gran belleza por su concha, acantilados, paisaje marítimo y formaciones geológicas, recorreríamos toda la playa, de unos 500 metros de longitud, hacia su extremo occidental para acceder desde allí a La Ribera del Molín (en estas costas suele llamarse ribera a todas las playas)
Al final de la playa hay unas peñas y pedreros o roquedos: por allí va el paso de El Gavieiru a La Ribera del Molín. Es muy importante cerciorarse que vamos en bajamar y que esta va a durar lo suficiente para volver sin que las olas nos corten el paso. Para ello consultemos y confirmemos la Tabla de Mareas del día
"Otra manera de aludir nuestros paisanos a determinadas elevaciones o crestas del terreno se inspiró en un término latino CUCULLUM ‘capuchón’, de probable origen onomatopéyico y frecuente hoy en nuestra toponimia. Con la expresión cogollu o cogollu se alude también no sólo al centro o núcleo de algo sino a la bola donde se almacena la grana de la berza o lechuga; en todo caso se trata de algo abultado de fácil aplicación oronímica..."
A la derecha de La Cogolla, La Punta Nocedal esta compuesta por los acantilados, imponentes por su altura y verticalidad de Las Botas, Prieto y L'Óleo. Más a su derecha vemos el otro extremo de la playa, a donde llegan las escaleras
Es un pasillo, con grietas pero relativamente alisado, formado por estratos pizarrosos, cuarcíticos y areniscas
Vendría a ser un flysch, una hermosa formación pétrea de cuya definición técnica hallamos buena explicación en la Wikipedia
"Los flysch son facies rocosas de origen sedimentario compuestas por alternancia rítmica de capas de rocas duras cohesivas (calizas, pizarras o areniscas) intercaladas con otras más blandas friables (margas o lutitas). Esta disposición favorece la erosión diferencial, pues las capas friables son desgastadas con mayor facilidad que las capas cohesivas. Esto hace que las capas duras se queden en resalte y sin apoyo, que así son erosionadas más fácilmente, pero a la vez la existencia de las rocas duras protege a las blandas.
El término proviene del alemán y es relativamente antiguo, creado antes del estudio en detalle del fenómeno que describe. Quiere decir 'fluir', 'deslizarse' o 'terreno que resbala'"
Si nos fijamos estas rayas del flysch tienen su correspondencia a lo largo de todo el carreiro...
Es más, estas capas, testimonio del retroceso del acantilado, tienen también su equivalente al otro lado de la costa, en los acantilados de La Punta Nocedal
Nocedal debe su nombre al nocéu o nogal. Es posible que hubiese algunos de esos árboles, silvestres, en los terrenos verdes de esa punta más allá del cantil. Los acantilados de Las Botas se refieren a su forma de tales, si bien desde aquí no se aprecian bien las cuevas que forman sus tacones. Prieto alude al color oscuro y L'Óleo tal vez se refiera a olas...
Otra hermosísima vista de La Cogolla, donde quiere la leyenda la existencia de un tesoro escondido, una ayalga o chalga, guardada por los moros o mouros, que en la mitología y tradición define a los pobladores antiguos, paganos o precristianos, de estas costas de castros y ensenadas naturales, así como de asentamientos poblacionales que se sitúan en los mismos albores de la humanidad. Varios buscadores de tesoros, ayalgueros o chalgueiros, buscaron infructuosamente esas legendarias riquezas por la zona...
"Se duda acerca de la etimología de gamón ‘Asphodelus albus’ (DCECH s.v. gamón) pero no juzgamos muy acertada la propuesta de García de Diego (35 p. 119) que parte de CAMBA o GAMBA dado que, en asturiano, aunque no imposible no es habitual la asimilación MB > m. Nos parece que para averiguar la filiación etimológica de gamón sería mejor acercarse a palabras que presentan un, al menos, aparente parentesco fonético y semántico como gamayu y gamachu o gamacha ‘rama desgajada’, gamacha ‘vara verde y delgada’, esgamachar ‘desgajar ramas’, esgamotar ‘cortar las cañas’.A nuestro entender son palabras que han de explicarse desde el lat. CALAMUM ‘rama’, ‘púa’ (EM) responsable del ast. cáramu ‘rama que se seca en el árbol’. Desde CALAMUM —> cáramu hubo dos posibilidades evolutivas según que se perdiera o no la -R-, de ahí gamu ‘palo con un gancho para la pesca’ y garmu ‘vara seca y fina del árbol’. A su lado ha pervivido la variante femenina garma ‘terreno pendiente y peligroso’, ‘precipicio’, ‘saliente de una roca’. Probablemente al lado del citado cáramu se dio la correspondiente variante *cárama que hoy vive en el diminutivo garameta ‘zarza’, documenta en nuestra Edad Media como mote “Iohan garameta” (DMB a. 1290, p. 136), y que pervive toponímicamente en Los Garamateros (Xx).Del diminutivo *CALAMACULUM se formó *CA(R)AMACULUM > *camayu —> gamayu ‘caña’. Al mismo tiempo sobre CALAMUM fue posible el verbo *CALAM¯ARE —> *caramar que admitió, lógicamente, una variante *ga(r)amar que explica el ast. gamar ‘alcanzar’. Son compuestos encaramar —> engaramar ‘subir’, y *agalamar —> algamar ‘alcanzar’, ‘conseguir alzando la mano"
Las Gamallas parecen el guía del pedreru, pues nos señalan el siguiente paso entre las rocas, situado a su izquierda, y que vemos claramente ante nosotros
Justo ahí, entre esos peneos, está nuestro siguiente pasillo. Desde ahí ya veremos La Ribera del Molín
En las rocas del pedreru, además de los estratos, podremos ver la fauna marina, como estas llámparas o lapas. Recordemos que estamos en una zona especialmente protegida, que para mariscar es obligatorio disponer de la preceptiva licencia, y que además hay temporadas de veda
A la derecha, este penéu tiene una gran muy pared lisa, estratificada, con una cueva: nosotros seguimos a la izquierda
Al llegar al pasillo dejamos las rocas propiamente dichas y volvemos a caminar por los cantos que anuncian nuestra llegada a La Ribera del Molín, que ya vemos enfrente
Unos 300 metros de playa o ribera, otras fuentes dicen 200, mayoritariamente de cantos rodados aunque también hay algo de arena, bajo unos acantilados que llegan a los 80 metros en la zona más alta y sobre los que crece un pinar
Su nombre se debe, por supuesto, a un molín, un molino al que bajaba a moler la gente de Castañeras, El Molín de Fausto, situado un poco más arriba, en el monte pero había al menos también otro más, El Molín de Marcial. Ambos funcionaban con el agua del río Cándano, que desemboca en la parte más occidental de la playa, formando cascada cuando lleva mucha agua
Y de frente a la desembocadura del Cándano; El Candanón, otro de esos grandes peñones marinos, cuya cima se yergue unos 16 metros sobre el mar
A su izquierda y más lejos La Forcada, un topónimo muy habitual em Asturias, tanto en el monte como en el valle y el mar, en accidentes geográficos como en núcleos de población, siempre con varias acepciones. En el Diccionario Toponímico de la Montaña Asturiana el filólogo Xulio Concepción dice:
"Una forcá, forcada, es en asturiano un palo bifurcado, en horquilla, con dos gayos, para varios usos rurales como utensilio de trabajo. Y una forca es una horca. En usos toponímicos puede tener barios sentidos, siempre como bifurcación del terreno: lomas, peñas, arroyos, valles..."
Esta encantadora y recóndita playa es una de las varias de esta gran ensenada que se forma al oeste de la Punta Nocedal y El Gavieiru, entre los pueblos de Castañeras y de Santa Marina. Sus difíciles accesos hace de ella un lugar tranquilo, incluso en los más bulliciosos días del verano
Hay también un acceso directo desde Castañeras, siguiendo el Camín de las Ballotas, el señalizado con flechas amarillas, hasta el río Cándano, y desde ahí, tomando algún camino que se dirige a los citados molinos, continúa hasta esta ribera, pero está sin señalizar y en algunos tramos, sobre todo al bajar el acantilado, se torna un tanto peligroso, por lo que muchos prefieren acceder aquí desde El Gavieiru
En el acantilado crece la vegetación. Son visibles los argayos y demás efectos de la erosión. Los estratos de la pared rocosa, las rocas caídas, los corrimientos de tierra. Árboles y vegetación contribuyen a asentar la inestable ladera con más o menos éxito
En esta costa de Las Luiñas, L.luiñas o Chuiñas, la más occidental de la antigua Pravia de Allende, que se integró en el concejo de Cudillero o Cuideiru cuando este se creó, en 1837las sierras costeras, Troncéu y Las Palancas, llegan directamente por sus laderas hasta el mar, donde literalmente se desploman, como estamos viendo, en este tramo de Las Ballotas
De esta abrupta y muy erosionada y erosionable orografía vienen las seculares dificultades de paso por Las Ballotas, no solo ya para los viajeros de antaño, sino para el trazado posterior de la carretera N-632, la Ribadesella-Canero, que no se completó en este tramo hasta la década de 1880, siendo llamada La Torturadora por los automovilistas, por sus continuas curvas cerradas, cuestas arriba y abajo y frecuentes atascos y formación caravanas. No sería hasta la construcción de la Autovía del Cantábrico cuando se solventó el paso de este tramo con sus viaductos, ya que el tren tardó exageradamente también en llegar (1962-1972), cuando ya triunfaban los viajes y transportes por carretera
Existe la creencia que muchas de estas ensenadas, pese a sus peligrosos bajíos, fueron fondeaderos de navegación de cabotaje desde tiempos prehistóricos. Lo mismo que las puntas y peñones son una terrible escollera, también protegen sustancialmente contra olas y corrientes. La localización de varios castros en las inmediaciones hace seguro que por entonces, como ahora o hasta hace muy poco, la vecindad aprovechaba estos recursos pesqueros, y tal vez ciertas singladuras comerciales, dando que los caminos por tierra eran tanto o más difíciles y peligrosos, pero además mucho más lentos
Las algas de arribazón, el ouca u ocle, eran muy valoradas también como abono, y las piedras se emplearon en construcción, incluso hasta épocas históricamente muy recientes
El trasiego de gentes es muy escaso en esta playa pero en verano alguien hay. Además de algún viajero o peregrino, mochila a la espalda, al que alguien advirtió de la belleza de estos parajes, alguna toalla se ve de gente tomando el sol
Seamos pues siempre respetuosos al máximo y procuremos nunca incomodar la intimidad de quien viene a estas riberas ansiando tranquilidad
Si nos fijamos, al borde del acantilado veremos alguna señal del aprovechamiento pesquero de estas riberas
Podría ser una caseta de aparejos de pesca, pero el estar hecha de hormigón abre la posibilidad que fuese una cetárea natural. Algunas veces las grandes mareonas llegan asta aquí. cubriendo toda la playa
Pronto llegamos al final de esta ribera, dando ya con la pared vertical del acantilado que lo cierra al oeste
Sabemos existen o existían pasos, tanto de pesca de caña al pie del acantilado, como peatonales sobre él, para llegar al otro lado a las playas de Aguadulce, El Castro, La Conchona, Calabón y Gueirúa, pudiendo subirse desde esta última a Santa Marina, pero dada su falta de señalización, estado o peligrosidad, no nos aventuramos a seguir, prefiriendo aconsejar visitarlas, también en bajamares, desde el citado pueblo de Santa Marina, donde hay además alojamientos para peregrinos
Por ello decidimos poner fin aquí a este trayecto a La Ribera del Molín, siendo un lugar ideal para hacer un alto y descansar de nuestra caminata
No es en distancia un gran trayecto, pero cuatro kilómetros desde Castañeras no nos los quita nadie, una gran bajada hasta las escaleras, luego las escaleras hasta El Gavieiru, atravesar xorragales y pedreros, y ahora toca regresar desde aquí. Nos merecemos un respiro, recuperando fuerzas y aliento para reemprender la marcha
Mirando hacia El Candanón, vemos a su izquierda otro penéu marino en el que fijamos nuestra atención
La Caladoria, tal vez un topónimo vinculado con la raíz indoeuropea kal o kar, como podría serlo Calabón, según consultamos de nuevo en Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, de García Arias:
"Una expansión de *KAL-, *KAR- alusiva a la dureza semejante a la de la piedra la encontramos en ast. calamaya ‘cabeza’; también en calamona ‘cabeza del cerdo’. Lo mismo calamocha ‘cabeza del cerdo’, caramiella ‘cabeza del cerdo’, calancha ‘hueco pequeño en la roca’, calabexu ‘cabeza’, etc.
En Asturias, país abundante en piedra, tendríamos muestras toponímicas de esa antiquísima palabra, preindoeuropea quizá, en algunos lugares..."
Por su parte del hidrónimo Cándano, nombre del río que aquí desemboca, y del penéu de El Candanón, dice:
"El lat. CANDIDUS, A, UM ‘de color blanco’ pudo tener, en su paso al asturiano, un doble comportamiento; de un lado el más general con mantenimiento de la postónica dando lugar a resultados del tipo *candiu, *candia que pervivirían en el adj. candial ‘de buena calidad (especialmente el pan, el trigo)’, ‘cariñoso (un individuo)’.(...)
Pero, al mismo tiempo, debió de haberse producido la tendencia a la pérdida de la postónica dando lugar a realizaciones CAND(I)DUM > *candu.(...)
Sobre el ast. *candu seguido de un sufijo átono, el prerromano átono -ANU con las variantes -ALU, -ARU, el apelativo cándanu, cándalu o cándaru ‘rama seca y blanquecina’ y por extensión ‘persona alta y delgada’. De igual modo, el femenino cándana ‘caña grande y seca especialmente cuando queda algo blanca por haberse quemado’.
Con esta propuesta no creemos que sea necesario, para justificar los topónimos que siguen, acudir a una explicación céltica, aunque en este idioma es posible *KANDO- ‘blanco’ palabra emparentada no sólo con la latina candere ‘arder’ sino con otras de raíz también indoeuropea"
Fijémonos a su derecha en ese gran orificio en lo alto de la pared de la peña
Es esta pues una de las tan abundantes peñas furadas existentes en estas costas, otro capricho de la erosión y la geología
Y a la derecha Las Gamallas cierran esta concha de La Ribera del Molín, formando unas escolleras, recordamos, tan peligrosas para la navegación como relativamente seguras para fondear entre ellas, guardando esta playa a ambos lados
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