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La Cabeza de Cristo, entre Celoriu y Barru (Llanes, Asturias)
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La Cabeza de Cristo, la Cara de Cristo, el Cristu de Celoriu... es un muy llamativo efecto visual o una pareidolia que se forma con dos elementos geográficos de la costa asturiana de Llanes, entre las parroquias de Celoriu y Barru, por una parte los acantilados de
La Punta Borizu, cerca de la playa de este nombre, y por el otro el islote del Castru Llubeces, situado unos metros más allá mar adentro, pero que al superponer ante nuestra vista uno con otro se asemeja a la cabeza de Cristo la corona de espinas y el rostro con su cavidad ocular, nariz barba y barbilla y hasta el pelo
Dependiendo de diversos factores, luz, oleaje y sobre todo nuestra posición en el acantilado, esta cabeza se hace más visible y es un auténtico espectáculo óptico que mucha gente acude a admirar. Ahora más o menos no es difícil de localizar el lugar exacto para ver la Cabeza de Jesús, pero al primer fotógrafo que la plasmó le costó varios días y muchas horas buscarlo y esperar además que las olas terminasen de completar el óptimo momento de la foto
Se llamaba José Antonio García y en el laboratorio de su estudio, Foto Pepe, vio que el esfuerzo había merecido la pena, llegando a venderse miles de postales para los turistas, allá por el año 1954.Dos décadas después José Antonio volvió al mismo lugar y repitió la toma en color. En el reverso, como único texto explicativo, pone: Celorio (Llanes). Perfil de Cristo (Roca Natural)
La Cabeza de Cristo está a muy escasos metros del Camino Norte en Asturias, en concreto en el corto tramo entre Celoriu y Barru (que vemos al fondo a la izquierda de la foto), por lo que es muy factible acercarse a verla y de paso visitar el impresionante lugar en el que se halla, la península de Borizu, que como una larga cuña se adentra en el Mar Cantábrico y nos permite además recorrer otros imponentes acantilados, además de contemplar una parte muy amplia del largo litoral llanisco
La península de Borizu, La Punta Borizu, es hoy en día una finca particular, El Borizu, pero tiene acceso de servidumbre según la Ley de Costas y puede entrarse libremente y recorrerla, Está junto a la playa de Troenzo, Arenal de Troenzo o de Truenzu, paso de la parroquia de Celoriu a la de Barru
La playa se sitúa en el lugar de Llubeces, a solamente cien metros de la carretera LLN-9, que sustituye en este trecho al aquí desaparecido trazado del viejo camín real de la costa, si bien nosotros, aunque no somos muy partidarios de desviarnos de la señalización oficial, en este caso sí que lo hemos hecho. Dado la a nuestro entender hoy día insulsa carretera, que aunque con buena acera y farolas es cómoda y rápida de caminar no deja de ser una travesía netamente urbana entre colonias de chalets y bloques de pisos vacacionales, hemos presentado un posible itinerario playero por los arenales entre ambas localidades que dispone de sus correspondientes entradas de blog: Borizu y Barru
Visto desde la playa, o desde el acantilado sobre ella, nada nos recordará aquí este islote a la cabeza de Cristo, para ello y como hemos dicho hemos de acercarnos a los acantilados de la península, sitos a su derecha
Es únicamente su parte superior, por su forma, la que forma la parte superior de cabeza de Jesús, la cual al recortarse por la línea acantilada, asemeja este corte su corona de espinas
Se dice que en Llanes se llama isla a la que tiene pradería y castro al islote peñascoso con escasa o ninguna vegetación, sin embargo y tal y como se informa en la
Enciclopedia del paisaje de Asturias, en este
castru se recogía hierba para el ganado, la cual se arrojaba directamente a las lanchas desde lo alto. Incluso se llevaron a pastar conejos, que criaban en el peñasco, pero acudían a cazarlos personas ajenas que no eran sus dueños, lo que fue causa de peleas
El acceso a la península es el mismo que a la playa: allí donde acaba el muro de la finca se abre el paso de servidumbre a ambos lugares
A La Punta Borizu a ver el Cristu de Celoriu se sigue de frente y a la derecha. Para bajar a la playa se emplean las escaleras de la izquierda, con su buena barandilla en este desnivel
La senda bordea pues este sector de la finca El Borizu, fundada por el farmacéutico ovetense
Tomás Vázquez-Azpiri, casado con la celoriana Manuela Alonso-Fueyo, quien para hacerla compró, al parecer sin discutir mucho sobre el precio, pequeñas parcelas dedicadas a labrantío propiedad delos vecinos, haciendo una sola y llamándola Montemar, con una extensión de unos 90.000 metros cuadrados
L' Arenal de Troenzo es la playa más occidental de Celoriu y la más oriental de Barru, pues se dice que parte está en una parroquia y parte en otra. En bajamares mide unos 170 metros de ancho por unos 160 de largo. Parte es arena, fina y clara, y parte pedral. Al oeste está la llamada
Peña'l Celleru, vinculada al histórico monasterio de
San Salvador de Celoriu que hemos dejado atrás tras visitarlo, pues un
celleru es un almacén monacal
En el lugar, que también antaño fueron tierras comunales, está en nuestros días el camping
Playa de Troenzo, que cuenta con diversos servicios, incluyendo bar y restaurante. La playa, como pasa en tantos casos, prácticamente desaparece en las pleamares
En el Mar Cantábrico es muy conveniente estar al tanto del flujo mareal, pues es mucha la diferencia de la superficie de los arenales de la bajamar a la pleamar, con todo lo que ello conlleva si deseamos visitarlas y recorrerlas
Más allá, vemos un pequeño castru, El Lladrón. Islas y castros forman a veces verdaderos archipiélagos frente a estas ensenadas llaniscas, siendo una de las características de este paisaje
"Los colonizadores romanos llamaron CASTRUM (EM) a los poblados de los indígenas, probablemente por el aspecto de fortifica ción que ofrecían. Recuerdo de ello podría guardarlo la referencia a terreno difícil a que debía ir asociado el término CASTRUM pues pervive hoy en asturiano el apelativo castru con el significado de ‘islote de difícil acceso'. A veces pueden recibir el nombre de castru algunos puntos del territorio situados en zonas muy agrestes y no habitados. La idea de lugar de máxima protección se mantiene en la terminología del juego de bolos donde castru es el círculo donde se colocan y concentran los bolos en la bolera"
Llubeces nos hace pensar en lugar de
llobos, lobos, máxime si tenemos en cuenta que las cercanías existe el topónimo Pozabal, que tal vez se refiera a un pozo para cazarlos (
puteum lupalem) de los que tanto abundaron en siglos pasados, a no ser que pueda referirse a lobos de mar o especies similares de mamíferos marinos. Una buena explicación y otra posibilidad etimológica la da Álvarez Castrillón en su
Toponimia medieval del concejo de Llanes en los documentos del monasterio de San Salvador de Celoriu:
"Barrio con el mismo nombre en la actualidad. Etimológicamente nada se puede afirmar con seguridad, quizá sugerir una muy hipotética relación con los cultos a IOVIS, trasunto del Júpiter romano y que en otras partes de Asturias ha trascendido claramente a la toponimia20. Citado por primera vez en 1151 como «Luezes» y después como «Lubezes» , «Lubezes» y «Llubezes» en un mismo documento, y «Llubezes»
En cuanto a Troenzu, Truenzu o Troenzo no sabemos etimológicamente su origen toponímico, pues puede proceder de lugar de troncos, tal vez arrastrados por la marea o derribados por el temporal, que a la vez darían definición a un lugar elevado. De lo que hemos hallado hasta la fecha nos quedamos con la explicación que da García Arias para un nombre similar, Troncéu, aunque no sabemos si esta percepción personal nuestra será válida o no:
"Del lat. TRŠUNCUM ‘tronco de árbol’ (EM) se sigue ast. troncu, tronca ‘tronco viejo, hueco o podrido por dentro’. Tal vez de la contemplación del troncu talado haya surgido la expresión tar como un troncu o bien tar atroncáu ‘estar durmiendo profundamente’.
(...)
En nuestra toponimia mayor no perviven derivados del diminutivo TRŠUNCULUM (EM) pero sí el apelativo correspondiente tronchu ‘tallo’ sobre el que se forma el verbo tronchar ‘cortar por el tallo o tronco’.
También pervive un derivado de *TRUNCEUM (REW) > tronzu ‘tronco’, ‘caña del maíz’, y el femenino tronza ‘corte hecho a un madero transversalmente’, de donde se formó el verbo tronzar ’aserrar’, ‘cortar troncos’.
En competencia con el derivado de truncum debió de estar TORUM ‘cuerda’, ‘baranda de tierra’, ‘protuberancia, parte carnosa del cuerpo bajo la piel’ (...)
Sobre TORUM ha debido de formarse el adjetivo TORAL, -¯ALIS ‘cubrecama’, expresión que podría estar en la base de los numerosos nombres de lugar del tipo Toral, acaso con la acepción metafórica de *‘elevación del terreno’ a los que hemos aludido al hablar de Turón donde parece que pervive la primitiva acepción de TORUM ‘protuberancia’. De la misma manera derivados de TORUM pueden explicar los topónimos del tipo truébanu..."
En este mirador sobre la pequeña playa, muy frecuentada por los campistas, se divide el camino que baja a la playa del que sube a La Punta Borizu
Hay una especie de escalera, apenas cuatro diminutos peldaños de piedra, muy gastados, que nos permiten acceder por este paso hacia la finca
Aunque parece fácil existe cierta dificultad, es posible que tengamos que agarrarnos a la pared de piedras o a los barrotes metálicos aquí colocados para subir al prado o bajar de vuelta. Mucho cuidado con los nada deseados tropezones o caídas
Y así subimos a La Punta Borizu, un topónimo relacionado con la vegetación silvestre, pues se trata de una especia de cereal, tipo mijo o panizo, que crece espontáneamente entre el maíz o las hortalizas, muy posible reminiscencia de cuando estas eran tierras de labor vecinales antes de ser la Península de Azpiri, como también se la conoció por el apellido del boticario que compró las tierras para hacer realidad su finca
Con el tiempo, Azpiri vendió la finca al empresario catalán
Luis Prat, dueño de una empresa de importación de coches de lujo y casado en Ribadesella/Ribeseya, quien se quedó absolutamente enamorado del lugar, llegando después a comprar algunas parcelas más de la península que aún estaban en manos de particulares, llegando a poseer casi nueve hectáreas de terreno
Pero Luis Prat cometió un error, decidió cerrar la isla con un muro, cortando el paso a la finca, lo que le granjeó la enemistad del vecindario, pues independientemente de propiedades era su lugar de paseos y pesca, además de encuentros románticos de la juventud. A tal punto se llegó que el flamante Mercedes-Benz de Luis fue apedreado, llevando todo ello a nada menos que cuatro juicios
Aunque Luis Prat ganó los cuatro pleitos e intentó utilizar su influencia social y política para asentar definitivamente su propiedad como finca cerrada, nunca consiguió un pleno respaldo administrativo, llegando a comprar varios perros de ataque para evitar el paso a particulares, que a pesar de todo se seguía produciendo, lo que condijo a nuevos juicios por sus mordeduras, prolongándose estos durante largos años...
En la década de 1980 Luis Prat vendió El Borizu al banquero y empresario asturiano
Pedro Masaveu Peterson, que la empleó como lugar de refugio y descanso del ajetreo financiero, viniendo muchas veces de incógnito hasta su fallecimiento en 1993. Sus herederos vendieron el terreno en marzo de 2003 a otro empresario ovetense, Alberto Delgado, quien era además descendiente del boticario Azpiri que la fundó, deseaba tener aquí su residencia de recreo y vacaciones, pero enseguida encontró otra finca, muy cercana, que le permitía edificar una casa mayor que la existente, por lo que puso de nuevo a la venta El Borizu en 2012
El empresario ovetense negoció durante un tiempo vender la propiedad al Ministerio de Fomento, pues este estaba interesado en adquirirla para preservarla por su interés ambiental, ecológico y paisajístico. Incluso se barajaba vender El Borizu más barato que a un particular para hacer realidad este fin, pero la crisis económica de aquellos años echó el proyecto abajo
Seguidamente se publicaron noticias que afirmaban que un grupo de empresarios, encabezados por el astur-mexicano Manuel Arango, estaban interesados en comprarla para seguidamente cederla al estado a condición de que fuese especialmente protegida en sus valores naturales, haciendo del lugar sede de una fundación vinculada a la protección del medio ambiente. Para ello se planeaba rehabilitar los inmuebles existentes con objeto de que pudiesen albergar reuniones, zonas de estudios, etc., pero al parecer el proyecto también se fue al traste ante la falta de colaboración de algunas de las empresas
Y así, a finales de 2015, a parece la noticia que esta finca había sido por fin adquirida por los británicos Bob y Phillipa Medlcock, pareja que alternaba sus estancias en Nueva Zelanda durante el invierno europeo con el veraneo en España. El 22 de diciembre Ramón Díaz entrevista para
La Nueva España a los nuevos propietarios de la finca, quienes se muestran muy interesados en su conservación:
"Construiremos algo respetuoso con el entorno", anuncian los dueños de Borizu. Los británicos Bob y Philippa Medlock ya trabajan con su arquitecto para rehabilitar los edificios para que la finca sea su residencia habitual en Europa
Los nuevos propietarios de la espectacular península de Borizu, en Celoriu (Llanes) ya trabajan con su arquitecto para rehabilitar las construcciones existentes, con la idea de convertir la finca, a partir de 2017, en su residencia habitual durante sus estancias en Europa, pero, a la vez, dejando paso libre hacia la "Cara de Cristo" y otras zonas desde las que se pueden contemplar magníficas vistas. Los británicos Bob y Philippa Medlock, que se encuentran desde hace unos meses en Nueva Zelanda, donde disfrutan cada año del verano austral, han contestado a un cuestionario enviado por LA NUEVA ESPAÑA a través de Miriam Malga, responsable de Asturian Property, la agencia que intervino en la compraventa.
Los dueños de Borizu adquirieron la península en noviembre al empresario ovetense Alberto Delgado. El matrimonio británico conocía Asturias desde hacía años. "Hace tiempo que estábamos buscando una casa de vacaciones y decidimos volver a Asturias el año pasado después de varios años sin venir.", señalaron. La pareja asegura que eligió Asturias, en vez de Galicia o Cantabria, "por el clima, el buen acceso y las comunicaciones".
Supieron que la península, una de las "joyas" del Cantábrico, estaba en venta en 2014, a través de internet. Decidieron adquirirla porque tiene "una situación maravillosa y es una propiedad única", indicaron.
En cuanto a sus planes para el futuro de Borizu son muy claros: "queremos rehabilitar las construcciones que hay en la península para disfrutar de nuestra casa de vacaciones con familia y amigos. Estamos trabajando con nuestro arquitecto y las distintas autoridades para crear algo respetuoso con el entorno", añadieron los Medlock.
También tienen clara otra cosa: no construirán canchas deportivas u otro tipo de instalaciones en la finca, pese a que la legislación urbanística vigente en Asturias sí se lo permite. Dijeron "definitivamente no" a nuevas instalaciones en Borizu. "¿De dónde ha salido ese rumor?", preguntaron.
Los Medlock esperan poder instalarse en Borizu en el verano de 2017. Su idea es cambiar su residencia habitual en Europa, en la actualidad situada en Gran Bretaña, por la península llanisca. "Hemos adquirido un gran compromiso con la zona y tenemos muchas ganas de disfrutar de la península durante años", resaltó el matrimonio, que suele pasar seis meses en Europa y otros tantos en Nueva Zelanda, aprovechando los veranos de ambos hemisferios. Ambos están prejubilados. Los propietarios de la finca celoriana planean "separar parte de la zona privada de la península", pero dejando paso libre, incluso más allá de la zona de servidumbre de Costas en algunos puntos. Esperan acometer esta idea "de una forma respetuosa con los alrededores para dar acceso a la 'Cara de Cristo' y a las maravillosas vistas" existentes.
En cuanto a si ven posible compatibilizar sin problemas los usos privados y públicos en la finca, los Medlock son optimistas: "los cambios nunca son fáciles pero esperamos llegar a un acuerdo satisfactorio". El matrimonio británico, que antes de comprar Borizu estuvo en negociaciones para adquirir una finca en Villaviciosa, no tiene pensado adquirir ninguna otra propiedad en Asturias. "La península ya es suficiente para nosotros", concluyó la pareja británica.
La península de Borizu ofrece uno de los parajes más espectaculares del norte de España, pues guarda en su interior playas, acantilados y praderías. La finca está cerrada por un muro y una gran portilla, pero hay una entrada peatonal en el extremo oeste. Aunque la finca es privada, la entrada, a pie, es libre por el borde litoral, pues forma parte de la zona de servidumbre de Costas"
Según vamos recorriendo El Borizu y conocemos su historia vamos a la izquierda toda la ensenada del Arenal de Troenzo y el camping. Un camino de servidumbre lo bordea por entero y continúa desde Llubeces hasta más allá de La Peña'l Celleru, llegando a Barru, por lo que puede ser una buena alternativa, aunque un poco más larga, al camino oficial por la carretera
Mirando atrás, vemos el camino (izquierda dela foto) que comunica El Borizu y Troenzu con la carretera, situada al otro lado del camping, donde tiene este su entrada principal. Si bien nosotros hemos venido directamente de la Playa Borizu, por el Camín de Miguel, que viene a la izquierda, recorriendo el istmo de esta península
Ahí vemos, entre el vallado del cierre del camping y el borde del acantilado, el camino que emplearemos para ir a Barru y evitar la carretera, que discurre al otro lado de la arboleda que tan buena sombra proporciona s los campistas
Pero antes, seguimos nuestro recorrido por La Punta Borizu, siguiendo esta ancha pista de tierra y piedras que se dirige hacia la casa y de allí a la base del promontorio de la Cabeza de Cristo, pasando antes sobre la Playa la Tayada
Según subimos, iremos apreciando nuevos paisajes costeros. Desde esta pronunciada curva, mirando al este, tendremos un buen panorama de parte del litoral
Desde más arriba tendremos una panorámica aún mayor, pero ya podremos ir reconociendo algunos elementos de mucho interés
De frente asoma ya buena parte de la Isla de Sorraos, de unos 27 metros de altura y a la que se accede por el arenal de su mismo nombre, por el que pasaremos en nuestro camino a Barru
Es también conocida como Isla Ramón, tal vez un antiguo dueño del lugar. A la isla se llega en bajamares caminando sobre la arena y sería de las que eran aprovechadas como pasto para el ganado, siega o incluso huertos
Más allá y a su derecha volvemos a reconocer e
l castru El Lladrón. Su peculiar forma alargada y con dos jorobas nos recuerda algo al famoso Castru'l Gaiteru que vimos en Celoriu
A cierta distancia un peñasco más pequeño y como El Lladrón totalmente rocoso, La Espeya, y a su izquierda La Punta Prietu o Cabu Prietu, en Niembru, parroquia de Barru
En La Punta Prietu las camperas de El Viveru Sovalles. A sus pies están las peñas marinas de Castrillón, El Pinto y La Peñona. Más a la izquierda está la
Playa Toranda, formada en realidad por varios arenales
A cada paso que damos vamos percibiendo nuevos detalles en lontananza según vamos subiendo...
Vamos a fijarnos ahora en alguno de los montes costeros entre Barru y Niembru
Teniendo como referencia la Isla Sorraos veremos más atrás El Castiellu, con 106 metros de altitud cuyo topónimo que podría evidenciar una fortificación costera que luego pasó a atalaya con garita para protección del atalayero expuesto a las inclemencias del tiempo en ese promontorio sobre La Punta Prietu, cuyo alargado istmo reconocemos a la izquierda
El lugar es también conocido como La Garita y a él sube desde Niembru la carretera que luego baja a la famosa
Playa Torimbia
Más alto y más a la izquierda es El Llanu la Cuesta, muy reconocible por su gran antena de comunicaciones, una de las sierras planas de Llanes, que se extiende al oeste hasta la desembocadura del
Ríu Beón o Bedón en la Playa de San Antolín, paso caminero hacia Naves y Villah.ormes en la ruta a Nueva, Pría y Ribadesella/Ribeseya
Más cerca y justo detrás de la Isla Sorraos unos árboles delatan la posición de la isla de El Foro, de la que solamente vemos desde aquí la corona. A su izquierda y más alta la Peña los Cuervos, que es un excelente mirador sobre la Playa Barru o L'Arenal, que está ahí escondida pero que veremos muy bien desde más arriba
Y más arriba un amata de árboles rodea la casa y otras dependencias auxiliares de El Borizu. Muy posiblemente la libraban de los vientos y ofrecían intimidad a sus moradores aunque les quitaba visión
Ese frente de costa acantilada que cierra la playa a la derecha es desde el que se ve la cabeza de Cristo según nuestra posición respecto al Castru Llubeces: una buena referencia para saber el lugar al que nos dirigimos
Aquí podríamos decir empieza a componerse la Cabeza de Cristo. Sería precisamente la parte superior, con parte del pelo y el efecto de la corona de espinas que estará formado por la línea del nivel de las aguas, con las grutas del acantilado dando sensación de pinchos
Abajo una roca rodeadas de aguas entre el castru y el acantilado de la península señala la divisoria entre las playas de La Tayada y Troenzu
En la casa familiar de El Borizu fue secuestrado en 1951 Héctor Vázquez Azpiri, hijo del farmacéutico Tomás Vázquez-Azpiri que la construyó, por El Bernabé, Bernabé Ruenes Santoveña, quien fuera llamado El Último Bandolero
Nabé no era un maquis o un fugáu, como se conocía a los últimos combatientes republicanos que aún resistían en los montes tras la Guerra Civil, se trataba de un prófugo o huido de la justicia que escapó del cuartel militar tras abrirle la cabeza a un superior con la culata de un fusil durante una discusión, o al menos esa es la versión más extendida de un personaje del que tampoco puede separarse bien la verdad de la ficción. Tras ello Bernabé se ganó la vida asaltando y secuestrando según la técnica de los bandidos del siglo XIX, sólo que en plena posguerra
Según cuentan las pesquisas, Bernabé entró en El Borizu disfrazado de mujer y con un acompañante, simulando ser una pareja de las muchas que paseaban por el lugar, por lo que pasaron a la finca sin despertar sospechas a los jóvenes que, jugando al fútbol en la playa, los vieron caminar por donde nosotros lo hacemos ahora...
Por este camino accedieron a la vivienda y se llevarían al joven Héctor, que con el tiempo sería el famoso escritor
Héctor Vázquez Azpiri, quien relataría su secuestro en su primera novela,
Víbora, con la que llegó a ser finalista del premio Nadal en 1955. De la misma manera y 57 años después describe estos duros recuerdos para J. Morán, redactor de
La Nueva España . que los publica el 30-5-2012:
«En 1951 fue el secuestro. Veraneábamos en Celorio, cerca de Barro, y el que cuidaba la casa era Jesús Somoano. También teníamos una cocinera, Esther, y otra chica que era una preciosidad de mujer. Llegaron por la noche el Bernabé y Eduardo. Éste iba disfrazado de veraneante y Bernabé, que era pequeño y cabezón, de mujer, con falda y pañuelo en la cabeza. Yo estaba acostado ya y mi madre, para no asustarnos, nos avisó diciendo que habían llegado unos amigos. Mi padre estaba limpiándose los dientes, bajó y se encontró con que uno de ellos tenía una bomba de mano con la anilla ya quitada. Yo estaba en la cama; Bernabé entró y puso encima un pistolón, un nueve largo. "Tú eres Bernabé", le dije. "Sí, por suerte o por desgracia", respondió. No me hice el valiente, porque hubiera sido una estupidez; lo llevé con frialdad. Piden el dinero, pero no lo había en casa, así que querían llevarse a mi padre, pero yo, qué coño iba a entenderme con los bancos, con lo que me llevaron a mí como garantía. Salí amarrado y aquella chica empleada se lanzó a darme besos. Me besó las manos, y Eduardo me miró contrariado, como si a él le gustase la chica y creyera que yo me había estado aprovechado de ella. No era así; yo le tenía un gran respeto. La cocinera le decía de mí a Bernabé: "Es muy buen rapaz, muy buen rapaz". Lo conocía desde niño».
Y así Héctor fue llevado a las cercanas montañas, donde El Bernabé tenía su guarida preparada. Sus captores se cambiaron de disfraz delante de él. Así fue aquel terrible periplo a la Sierra del Cuera:
«Me llevaron al monte. El Bernabé se quito la ropa de mujer. Llevaba pendientes y le pedí uno de recuerdo. Me lo dio, pero luego me lo quitó la Guardia Civil, tras el rescate. Entonces se disfrazaron de guardias civiles, y aunque el disfraz era malísimo (el rombo del uniforme era de tela, por ejemplo), daba la sensación de que eran guardias. Cogieron también unas metralletas y todos los trastos de matar. Pasamos cerca de la carretera y vi pasar algún camión. Sentí envidia de aquellos camioneros"
El rescate exigido para liberarle nunca se ha sabido a cuánto ascendió de 20.000 a 30.000 duros, una fortuna en aquellos tiempos de penurias de posguerra. El padre de Héctor aceptó sin rechistar, entregó el dinero el fiel sirviente de la familia Jesús Somoano siguiendo un periplo señalado de antemano:
"Tuve que escribir el itinerario que tenía que seguir Jesús Somoano para llevar el rescate al monte. Tenía que pasar por varios pueblos antes de llegar a nosotros, ir en bicicleta con el dinero, y con una pernera arremangada y un pañuelo en la cabeza con nudos. Al escribir esa nota es donde noté cómo era Eduardo, porque dijo que el pañuelo iría atado "a guisa de boina". Cogí lo de "a guisa". Él también había dicho en otro momento "es que nos ponen ustedes en esta tesitura". El Bernabé, en cambio, era una bestia y se ponía muy violento. Al principio, echaba mano a la pistola y decía: "¡Cago en D?! Aquí morimos todos". Bernabé era un tío al que si le pisas un callo se creía con derecho a matarte. El Bernabé dictaba la nota de instrucciones y yo le corregía alguna falta de sindéresis. Le decía "aclárate", porque yo era un purista y no toleraba un gerundio mal empleado. Antes de que me sacaran de casa ya le había corregido otra vez. Le hice bajar unos miles de pesetas del rescate, porque le dije: "Coño, llévate en su lugar unos prismáticos, que te vendrán bien". Suerte que los encontré en casa y se los di. Pero así como el Bernabé era un animal, cuando Eduardo dijo lo de "a guisa" lo vi como una persona mucho más serena. A Bernabé le pregunté si había leído la novela "Sachka Yegulev", de Leonid Andreyev, que va de un secuestro. "Yo no leo", me respondió, así que era el otro con el que podía hablar y, en fin, defenderme. A Eduardo le apunté escritores que podía leer, porque estaba muy atrasado. Contaba chistes antiguos, como el de un tartamudo de los años veinte. Le puse un poco al día y le conté chistes más recientes. Me dejó un bloc y le escribí los nombres de escritores».
Pero no todo era ni mucho menos, un agradable espíritu de confraternización, Héctor Vázquez-Azpiri, temió muy seriamente por su vida...
"Pasé un momento malo cerca del Cuera, no lejos de Porrúa. Me dice el Bernabé que me tire al suelo y veo que sacaba un puñal. Pensé: "No voy a dejarme morir estúpidamente", pero lo que sucedía es que pasaba por allí el agua de Porrúa y él pinchó en el plomo de la tubería para que bebiéramos. Pasé miedo en ese momento y cuando hubo un tormentón. Me habían puesto un saco en la cabeza y cayó un rayo. Caí por el suelo como llevado por algo. Fue una sensación muy desagradable que mucho tiempo después padecí también una vez en México, durante un terremoto. Te entran las náuseas de repente y tienes ganas de vomitar. El secuestro no llegó a dos días. Llegó Somoano en la bicicleta. Bernabé había bajado antes a esperarle, a la carretera del Pozal, y me dejó con Eduardo. Después subió con el fajo de billetes. Sacaban limpias 100.000 pesetas, pero creo que mi padre, por equivocación, les dio 10.000 pesetas de más. Pasan cosas curiosas que no se esperan. En Celorio estaba un indiano de México, aunque apenas teníamos trató con él. A pesar de que mi familia no podía decir nada del secuestro, por orden de la Guardia Civil, lo supo la gente y este indiano se prestó a mi padre para darle el dinero, pero él no lo aceptó, sino que fue al banco y lo sacó».
Fueron sólo unas horas lo que duró el secuestro pero fueron realmente terribles, al estar al merced de sus secuestradores, con los nervios todos siempre a flor de pie, pero ellos armados y sin dudar en emplear sus armas contra su víctima al menor imprevisto:
«Me llevaron al monte de nuevo, antes de separarnos. Ahí es donde metí la pata otra vez, porque sin querer le di un manotazo al Bernabé, que tenía la pistola en la mano. No pasó nada y me despedí de ellos. Le di la mano al Bernabé y le dije: "Espero que no nos veamos más en estas circunstancias, sino más amistosamente". Me dijo que no diera parte hasta el día siguiente por lo menos. Lo prometí y lo cumplí. También me dijo que fuera caminando hasta casa, que estaba en el quinto coño, bajo la lluvia. Eso no lo cumplí. Somoano y yo cogimos un taxi de Posada. El taxista, que también era electricista, me contó que había pasado miedo porque pensó que lo íbamos a atracar. Llegué a casa y estaba allí aquel indiano. Mi padre por poco me rompe los huesos del abrazo que me dio"
El final de sus captores, Eduardo y Bernabé fue tiempo después bastante trágico, incluso el farmacéutico Tomás Vázquez-Azpiri llegaría a interceder por Eduardo, reo de garrote vil:
"A Eduardo lo pillaron al cabo de años, después de que matara al Bernabé. Cuando pidieron la pena de muerte para él, mi padre fue a verle a la cárcel. Se la conmutaron. Eduardo había estado en el maquis y antes de la guerra había matado a alguien en la mina. Tenía el pretexto de la guerra para sus andanzas y sobre él pesaba la acusación de varias muertes. El Bernabé había estado haciendo la mili en Oviedo y le dio un golpe un sargento. Cogió una pistola y no sé si le mató a él o a otro, y se tiró al monte. El Bernabé era un ser deforme, hinchado de cabeza. Además tenía una encefalitis y por lo visto daba voces en el caserío donde estaban escondidos. Eduardo, por miedo a ser descubiertos, cogió un piquete y se lo quitó de en medio»
La versión de que Bernabé fue asesinado mientras agonizaba por su compinche Eduardo, temeroso que con sus gritos les delatara, no es compartida por todo el mundo. Así quien fuera Cronista de Llanes, José Ignacio Gracia Noriega, da otra interpretación con el artículo En busca de Bernabé, publicado en 1989:
"Hace dos o tres inviernos, por Navidad, se rumoreaba insistentemente en los bares, en las plazas y en los mercados de Llanes y de Posada que Bernabé había vuelto: que se había ido a Venezuela al final de los años cincuenta y que allí se había hecho la cirugía estética y había hecho fortuna. La familia de Bernabé nunca habló de él como si estuviera muerto.
Yo le pregunté al director de un Banco amigo mío (porque los directores de los bancos se enteran de muchísimas cosas) si eran ciertos aquellos rumores y me contestó: «Eso dicen».
Bernabé puede que haya sido el hombre más popular de la Asturias oriental durante algunos años.
Si no se le podía encuadrar entre los bandoleros que Eric J. Hobsbawn clasifica bajo el epígrafe de «Robin Hood» (es decir, aquellos que robaban a los ricos para dárselo a los pobres), sí se tejió en torno a él una leyenda próxima al «sebastianismo»: es decir, que lo mismo que los portugueses esperaron que regresara su rey don Sebastián, muerto o desaparecido en la batalla de Alcazarquivir, en Llanes, de vez en cuando, se dice que Bernabé regresa; pero no regresa como bandolero, sino como indiano que vuelve para curar nostalgias y para ver a la familia"
Nos acercamos, como
El Bernabé, a la parte residencial de la finca, cerrada por estacas con alambre de púas. Pese a las operaciones de compra y proyectos de construcción y reforma, nada parece haber cambiado mucho en El Borizu
Aquella sería la fachada sur-suroeste de la mansión, de alguna manera podríamos decir que su parte trasera pues la principal mira al este-nordeste, hacia Celoriu
Se perciben de manera los inequívocos signos de la decadencia. En el año 2012 el fotógrafo
Alejandro Braña le dedica un muy interesante trabajo en su blog, titulado
El paraíso perdido y preocupándose también por ofrecer nuevos datos, pues nunca ha dejado de estar rodeada de un halo de misterio. Estos datos son de la situación del lugar en el otoño del año 2012:
"En lo alto de este saliente de tierra de varias hectáreas, se construyó hacia los años 60 una casa de veraneo por encargo de una notable familia asturiana. La Ley de Costas acabó con este privilegio, y el espacio quedó abierto y abandonado.
Hoy en día pace un rebaño de vacas, pasan los pescadores de camino al acantilado, y los más avezados se acercan a una pequeña y bellísima cala conocida como “Tayada”, escondida en un extremo de la propiedad.
Hace unos diez años, un alemán apareció por el lugar y se quedó a vivir en condiciones muy precarias en el exterior de la casa. Murió a principios de este verano. Quedan aún sus cosas tiradas por doquier"
Insistimos en que el estado del lugar no parece haber cambiado desde entonces salvo para peor, solamente esta alambrada parece preservarlo de una aún mayor destrucción. La seguimos en nuestro camino por la pista hasta el extremo de la península
Aquí tenemos la bajada a la Playa la Tayada, al pie de los acantilados dela zona oeste y ante el Castru Llubeces, así descrita en
Celoriu.com:
"Se trata de una pequeña cala salvaje, poco conocida y con acceso difícil, que se forma en la península que separa las playas de Borizu y Troenzo (península de Azpiri). Se accede a pie desde la propia península, desde donde también se divisa una formación rocosa muy característica de Celorio y conocida como «La Cara de Cristo» por su similitud con un rostro humano. Para la playa no existe ninguna bajada delimitada, y los usuarios suelen acceder por las mismas rocas. Es la cala más pequeña de Celorio, con apenas 100 m. de ancho por 90m de longitud en bajamar. Es frecuente que los usuarios practiquen nudismo.
De arena blanca y fina, es una pequeña cala con mucho encanto para aquellos que huyan de las aglomeraciones. La playa con cuenta con ningún servicio, y el acceso a pie es de unos 5 minutos desde el aparcamiento situado en el mismo acceso que la playa de Troenzo. En mareas muy fuertes puede unirse en bajamar a la playa de Troenzo, si bien normalmente esta aislada. No cuenta con servicio de salvamento"
Es efectivamente otro de los muchos arenales que desaparecen con mareas altas. En bajamares pude llegarse a ella desde aquí o desde la arena de Troenzu
Se aprecian muy bien desde aquí además las grutas del
castru en su acantilado este. No nos extraña que en esta costa hayan recogido los folkloristas de antaño algunos relatos de
serenas o sirenas atrayendo a los navegantes contra estos escollos
Los castros, islas, islotes y bajíos supusieron desde tiempos ancestrales un gran peligro para la navegación de cabotaje pero a la vez un obstáculo natural para evitar desembarcos hostiles en las buenas playas de la costa oriental asturiana
Playas que ofrecen excelentes puertos naturales de abrigo, más aún en algunas pequeñas rías que aquí se forman, como las de Poo o Niembru, y en las bahías o conchas como las de Celoriu y Cuevas (Nueva) y otras. Todo ellos se agrupaban, como los del puerto y capital del concejo, en el antiguo Gremio de Mareantes de San Nicolás de Llanes, antecesor de la actual
Cofradía de Pescadores Santa Ana, de donde leemos en su página web:
"Desde el siglo XIII, aparece organizado el Gremio de Mareantes San Nicolás de Llanes, especie municipio industrial independiente, que en el siglo XIV logró gran prosperidad. Pertenecian a el gentes de esta villa, Póo, Celorio, Barro, Niembro, Hontoria y Cuevas del Mar, cuya principal pesca era las ballenas. Merced al trabajo tan asiduo y lucrativo que suponía la pesca de las ballenas surgió la riqueza, a cuya influencia se vio aumentar considerablemente el número de marineros, de tal modo, que en las levas de los años 1665- 1667 y 1674 correspondieron a Llanes 65 marineros, ascendiendo el número de estos en el año 1696 a 228 según una lista creada en el mismo año por el mayordomo de la Cofradía de Mareantes de San Nicolás.
Fueron en aquellos lejanos tiempos las aguas de Llanes muy abundantes en cetáceos de grandes tamaños. En la Gaceta Oficial de Madrid del 7 de Febrero de 1800, se puede leer que el diez de ese mismo mes, vararon en el arenal del abra de San Antonio, en la parroquia de Nueva, más de 400 cetáceos, de los que 138 quedaron en seco y se pudieron aprovechar por el vecindario de dicha parroquia. Las ordenanzas del Gremio de Mareantes San Nicolás de Llanes, fueron aprobadas por los Reyes Católicos y modificadas en 1492- 1594- 1608 y 1674. Decayó en el siglo XVIII y se extinguió en la primera mitad del XIX, A finales del siglo XVIII, debido a la importancia de algunos accidentes marítimos y a la falta de medios con que se contaba en los puertos para las tareas de salvamento, asi como las precarias condiciones con que se encontraban las instalaciones portuarias, se crea la Sociedad Española de Salvamento. La de Llanes se constituyó en Mayo de 1887, pues de todos es sabido la importancia que tuvo el puerto de Llanes, desde los tiempos de la Edad Media, principalmente en los siglos XVI y XVII, cuando los marineros llaniscos llegaban hasta Terranova, por no decir de la pesca de la ballena que tanta importancia tuvo para la economía de Llanes.
Desapareció la pesca de la ballena en Llanes, pero su litoral amplio en caladeros, como por ejemplo son, Pelayo, Cabeza de Manuelo, Gantíl del Medio, Resueste, Abascal, Las Piedras, La Blancona, El Reviru y parte del Cachuchu ricos en merluza, besugo, mero, palometa, etc., como asimismo su baeda en las diferentes especies de pescado, moluscos y mariscos (langosta, bogavante, centollo, nécora y otros), fue motivo por el que el puerto llanísco, en los años veinte contaba con una flota de barcos a vapor considerada como una de las principales del litoral asturiano, con un censo de Pescadores que en los años cuarenta eran superior a los doscientos cuarenta. Eran grandes las cantidades de pescado que en la lonja llanísca se subastaba, tanto de las embarcaciones locales como las de otros puertos, que a diario faenaban en aguas llaniscas, a las que también se acercaban barcos arrastreros, incluido franceses. Muchas fueron los marineros procedentes de otros puertos, que en embarcaciones de Llanes buscaron plaza y aquí fijaron su residencia"
En nuestros días las lanchas pesqueras han dejado de faenar o se han trasladado a Llanes y a otros puertos, salvo alguna de las más pequeñas y prácticamente para consumo propio. Con la riqueza marina esquilmada comenzó la crisis del sector y la flota no ha parado de menguar, de forma paulatina pero sin pausa. Quedan no obstante algunos puertos deportivos como los de Niembru y Celoriu, además del mismo de la villa de Llanes
El antiguo conocimiento de estas costas por los navegantes y comerciantes griegos, al menos desde el siglo IV a.C. favorecerían que la flota de Aquitania desembarcase en algunas de estas playas en la guerra contra los cántabros y los astures, sorteando todos estos escollos rocosos para llegar a los arenales y sorprender a los naturales que a duras penas mantenían los frentes de la cordillera y la meseta
Vamos viendo un poco mejor El Llanu la Cuesta, también conocido como La Cuesta Niembru, con su antena repetidora, así como más abajo la rocosa pared de La Peña los Cuervos y su mirador
Mirador sobre la ensenada El Xiglu, es el sector más occidental de la Playa Barru o L'Arenal,
"de arena blanquecina salpicada de algunas rocas de forma caprichosa", según nos dicen en la Enciclopedia del paisaje de Asturias
A lo lejos se identifica muy bien por su forma de
" > " (parte superior izquierda de la foto), la carretera que sube a El Castiellu o La Garita así como el ramal que sigue ascendiendo a El Llanu la Cuesta. Más cerca y en el mar, a la derecha de la Isla Sorraos, que tenemos en primer término, otro
castru, otro
castru, El Castru Cuevamansu, también llamado
La Lladrona, lo que ha dado en pensarse que ello se debe a operaciones de contrabando a través de dicha ría. Sin embargo su razón también podría buscarse etimológicamente en las palabras del latín
latus o
laterarius, ladera o lateral, refiriéndose a su escarpadura
Este
castru era uno de los peligros a esquivar por los marineros que entraban y salían del puerto de la ría de El Vau, que tuvo cierta intensidad de tráfico comercial en siglos pasados. Más allá los acantilados y prados de La Ería Toranda
Es magnífica la vista de La Ería Toranda hacia La Punta Prietu, son las playas llamadas propiamente Toranda, a su derecha Valles y a continuación y antes de la punta la de Sovalles
La de Toranda se dividía además en dos zonas, una la de Picu, donde antaño se bañaban las mujeres, y la de Jodulce, orientada al nordeste, con forma de concha de arena blanquecina. Delante de ella se reconocen los citados islotes de Castrillón y La Espeya
La Punta Prietu es además un importantísimo enclave de aves de interés ornitológico, sobre todo en la migración otoñal. Protege la bocana de la Ría de Niembru de los temporales del norte-noroeste, la cual un importante puerto natural por el que llegaron a exportarse en 1605 treinta millones de naranjas, tradición comercial que, no obstante necesitar la autorización del puerto de Llanes, enviaba también madera y frutos secos a Francia.
Aquí abajo, un islote entre el Castru Llubeces y el acantilado a nuestros pies y que apenas asoma en pleamares, separa las playas de La Tayada y Troenzu en las bajamares...
En el siglo XVIII el puerto de Niembru, El Vau, tuvo que pleitear con Llanes, que no permitía mejoras portuarias, así como contra el pago de un congrio al alcalde en Cuaresma. Había en ese siglo XVIII diez embarcaciones pesqueras y tres buques comerciales grandes, según datos del erudito
Francisco Martínez Marina, pero aquella prosperidad terminaría en el siglo XIX con la implantación del pago de matricula
Niembru forma parte de la parroquia llanisca de Barru, que en este tramo de costa se extiende desde La Peña'l Celleru al Llanu la Cuesta. Se constituyó como parroquia independiente el 5 de enero 1788, disgregándose por aquel entonces de la jurisdicción del monasterio de
San Salvador de Celoriu, que sería desamortizada en 1835
Más en la lejanía llegaremos a ver el Sueve, Monte Sueve o Puertu Sueve (arriba a la izquierda de la foto), cuyos 1.161 metros de altura en su cota máxima del Picu Pienzu constituyen uno delos mayores desniveles respecto al mar a nivel mundial. Será una referencia visual y geográfica muy importante en nuestro trasiego del oriente al centro de Asturias, e incluso al occidente, pues lo veremos hasta más allá de Avilés
Y aquí tenemos Llubeces de nuevo con La Peña'l Celleru y el camping Playa de Troenzo y su precioso bosque. Esta es una foto en pleno verano, lleno de tiendas y caravanas. Ahí, en la diplomática del monasterio de Celoriu se cita al
Cueto de el Llano en el año 1478, del que el investigador de la Universidad de Oviedo José A. Álvarez Castrillón dice en su estudio
Toponimia medieval del concejo de Llanes en losdocumentos del monasterio de San Salvador de Celoriu, que es un cueto que limita por el oeste el barrio de Llubeces
El Llano hace referencia a la pequeño altozano que hay en lo alto, por donde vemos las estacas que cierran el terreno del camping. Al otro lado está la Cueva la Inxana, de resonancias mitológicas, pues es como se llama aquí a las
xanas o ninfas encantadas. El poeta
Celso Amieva recoge Cadexana (casa de la xana) como el nombre mitológico de Barru, así lo leemos en estos versos del poema
Blaquitón:
Allá en Cadexana cazó saltapraos,
en Xiglu bañóse, bañóse en Sorraos,
se dio en el Calabres algún chapuzón.
Hizo en veraneante su vida canina:
pis en Torobences, popó en Palombina,
pipí en la Mazuga, popó en el Sablón
Podemos fijarnos en el camino de servidumbre que bordea dicho camping y al que nos hemos referido como posible alternativa a tener en cuenta para no volver a la carretera, el cual empieza en llano sobre la playa y luego asciende poco a poco
Siguiendo la línea de estacas comprobaremos por donde va esta senda, que suele limpiarse al comenzar la temporada veraniega, aunque con la llegada del otoño cierto es que suele dejarse crecer la vegetación y pasa menos gente
Una vez arriba del todo la senda bordea la corona de El Cuetu Llanu, de unos 42 metros de altura, y sigue a la izquierda para iniciar la bajada a Sorraos y de allí llegar a Barru y su playa de L'Arenal. Al sur-suroeste se divisan las Sierras de Cuana o Puertu Cuana o de Santianes, en la divisoria concejil riosellana y canguesa, donde destacan los 875 metros del Picu Joyadongu o H.oyadongu (o La Peña Joyadongu y El Cantu Joyadongu, siempre con hache aspirada) y sobre todo los 900 metros (otras fuentes dicen 897 m) del Mofrechu, mítica cumbre montañera. Poco más allá se reconoce también El Cantu Arriundu (791 m)
Y ese es El Picu Benzúa (724 m), en el monte o sierra de su nombre, también llamado La Cabeza Benzúa, con su peculiar forma que le hace inconfundible. Coincidiendo con las fiestas de San Julián de Los Carriles se celebra todos los años una popular carrera pedestre, la
Subida a Benzúa
Contemplando la costa y los cordales costeros seguimos caminando por el cierre de la casa de El Borizu, comprobando cómo siguen en ruinas sus construcciones. Cuando en 2012 la propiedad salió al mercado se publicó en
La Nueva España el 14 de junio de ese año el artículo
La Península de Borizu está en venta, en el que el corresponsal Ramón Díaz informaba de sus características
"La península de Borizu está en venta. La finca, propiedad del empresario ovetense Alberto Delgado, está ubicada en Celoriu (Llanes) y guarda en su interior playas, acantilados, praderías, extraordinarias vistas y algunos de los rincones más espectaculares de la costa cantábrica. Tiene 90.000 metros cuadrados de superficie y cuenta con tres edificaciones: la vivienda principal, de 245 metros cuadrados; la casa de invitados, de 65 metros cuadrados, y una cabaña, de 105 metros cuadrados. Son edificaciones antiguas, construidas hace unos cincuenta años, pero se pueden rehabilitar de manera inmediata, ya que el dueño tiene al día y en regla todos los permisos y escrituras, incluidas las de primera edificación"
"La franja costera de Llanes es una de las más apreciadas del Cantábrico. Se trata de un tramo que en poco más de 30 kilómetros reúne abruptos acantilados, salpicados por decenas de arenales de pequeño tamaño, algo que no tiene igual en todo el litoral del norte de España y que ha hecho del concejo llanisco uno de los principales destinos turísticos de Asturias, en particular, y de la costa cantábrica, en general.
Recientemente se ha puesto a la venta una porción de terreno de este singular paraje. Se trata de una finca de unos 90.000 metros cuadrados que ocupa la península de Borizu. La propiedad, además del terreno en sí, consta de una vivienda principal de 245 metros cuadrados repartidos en dos alturas, de otra secundaria de 65 metros cuadrados y de una tercera edificación de 105 metros cuadrados y que en el pasado realizó las funciones de cobertizo. Estos tres inmuebles tienen más de medio siglo de antigüedad, por lo que los futuros propietarios deberán rehabilitarlos.
Uno de los principales atractivos de esta porción de tierra es que junto a ella se encuentran tres de los arenales más llamativos del concejo llanisco: Borizu, Troenzo y La Tayada, a esta última sólo se puede acceder por mar o desde la propia finca, por lo que se asemeja bastante a lo que podría ser una playa privada. Otro de los aspectos llamativos de este lugar es que uno de sus puntos, cuando la marea está baja, adopta una silueta conocida popularmente como la cara de Cristo, y que es objeto de numerosas fotografías de vecinos y turistas.
La cara de Cristo la veremos desde lo alto de aquel cueto, el extremo septentrional de la finca, La Punta Borizu, pero a nosotros nos puede la curiosidad e iremos primero a la derecha, a ver la casa o lo que queda de ella
La hiedra cubre los muros de lo que fueron cuadras, cocheras o almacenes, pero más allá un árbol ornamental delata el lugar en el que se encuentra la mansión... o lo que queda de ella
Un sendero, pisado en la hierba, si dirige hacia el árbol y continúa más allá, vamos a seguirlo para llegar a la antigua morada de los dueños de la finca
La arboleda y la vegetación casi la oculta por completo, pero ya empezamos a ver algo de la casa, construida en la década de 1950 por Tomás Vázquez Azpiri y que se dice a lo primer no tenía luz de la red eléctrica sino con una "hélice que generaba corriente"
Entre el ramaje descubrimos parcialmente su torre-mirador de planta cuadrada y tejado a cuatro aguas situada a este lado
Otro mirador, a manera de cenador, se encuentra sobre el acantilado orientado al este. Hacia él se dirige esta senda bien trillada que atraviesa el prado
Sin duda a Vázquez-Azpiri le agradaba despertarse con el sol de la mañana, pues la casa está orientada hacia el sol naciente
Al pasar no podemos dejar de sorprendernos al percatarnos de su penoso estado. La torre disponía de grandes ventanales para admirar el paisaje. No debería por entonces haber estos árboles, pues dificultarían la visión en torno a ella
Abajo un gran porche está sostenido con barras metálicas para que la estructura del edificio no se venga abajo. Esta sería pues la entrada principal a la quinta, que tendría su jardín en este terreno
El mirador está hecho a base de piedras y ofrece excelentes vistas...
Desde él se divisa en primer término la Playa Borizu, con su aparcamiento, chiringuitos y urbanizaciones. Abajo Las Barcas, más allá El Jornu y Solares
Aquí acaba la alambrada y se dispone un paso, a manera de
saltadera, por el que la gente entra a este viejo mirador
También a simple vista el paso parece fácil pero hay que tener cuidado no hacerse daño pues no estamos libre de algún tropezón, resbalón o rodillazo
Hay un pequeño rellano de forma semicircular cuyo muro es más bajo en la parte que mira a la playa
El mismo muro parece haber sido un banco corrido. En medio se ven lo que fue una mesa de piedra
Y este es el paisaje que se ofrece ante nuestros ojos: la costa de la parroquia de Celoriu, con la Playa Borizu a la derecha y enfrente los peñascos de Los Castrones, rodeados por el mar en las pleamares. Esta es una foto sacada por la mañana temprano, un poco a contraluz, tal y como se vería desde la casa al levantarse
La playa y La Ería de Alsedi con el acceso al arenal desde la carretera, donde está el
camping María Elena, abierto en 1961, que fue pionero en Llanes, fundado por Félix Talavera Arias a imitación de los que había conocido en Francia
Esta es la misma foto pero sacada al atardecer y en día nublado, sin contraluz, apreciándose muy bien la blancura de la arena y la sur el murallón calizo de la Sierra del Cuera. A nuestra derecha unas piedras hincadas sobre el acantilado pertenecen a otro mirador, al que puede llegarse por el otro lado del cierre de alambre de la casa
Esta zona de Celoriu ya al lado de Barru el lugar de El Llagu, en la Ería de Alsedi, donde se formaba un verdadero lago, mencionado como
Traslago en 1157 en la diplomática monacal celoriana, el cual se formaba con las lluvias y permanecía gran parte del año, hasta que fue rellenado en la década de 1980 para ampliar el camping hacia el oeste, siendo bautizado entonces como
Corea, según datos de José Álvarez Castrillón (Universidad de Oviedo) publicados en
Toponimia medieval del concejo de Llanes en losdocumentos del monasterio de San Salvador de Celoriu
En aquellos tiempos no se verían tantas edificaciones, el desarrollo urbano ha hecho crecer estas antiguas aldeas costeras no sin inconvenientes, el concejo de Llanes lleva décadas arrastrando polémicas con las nuevas construcciones y los planes generales de ordenación, que han dejado su secuela social, judicial y política a veces de forma estrepitosa
La zona conocida como La Cabrera, la situada más a la derecha, en ocasiones llega a quedar separada en bajamares y es entonces prácticamente otro arenal
Este promontorio se prolonga al este hacia El Picu, Picu, o
La Punta'l Picu, donde hay un muelle-embarcadero, actual puerto deportivo, que guarda la memoria del antiguo puerto pesquero y tal vez ballenero aquí existente
El Picu guarda pues la ensenada de Celoriu, con su
Playa Palombina que visitábamos al venir hacia Borizu, formada a su vez por varios arenales. La playa recibe varios nombres, según fuentes documentales, guías, e incluso informantes del mismo pueblo, estos pueden variar, si bien por lo general se emplea Palombina para todo el arenal. Otro topónimo, Las Cámaras, parece referirse más bien a los acantilados y sus cámaras o cuevas marinas, pero existe discusión al respecto, pues para otros se referiría la parte oriental
Situado sobre la misma playa, otro lugar que visitábamos en nuestro caminar fue el monasterio de
San Salvador de Celoriu, de oscuros orígenes allá por el siglo XI ó XI, el cual delata en su misma advocación su relación con las peregrinaciones a San Salvador de Oviedo y sus veneradas reliquias, germen además de los primeros caminos a Santiago por la estrecha franja costera entre la Cordillera Cantábrica y el mar, por donde discurren las viejas sendas jacobeas del Norte. Aquí llegaban, acogiéndose a su alberguería monacal, los peregrinos que, procedentes de Llanes, donde tenían el amparo y cobijo del Hospital de San Roque, proseguían hacia la catedral ovetense y de allí continuaban a Santiago
Desamortizado en 1835, cuando los monjes fueron exclaustrados, la torre románica es el único elemento medieval conservado que vemos a simple vista. La gran nave central se construyó sustituyendo a la medieval en 1679, que había quedado muy empequeñecida con la cabecera hecha en 1548, tras la integración en la Congregación de San Benito de Valladolid que puso fin a una larga etapa de decadencia
Dado que entre Poo y Celoriu el viejo Camín Real de la Costa ha desaparecido en buena parte al hacerse la carretera, y dado que esta no tiene arcén, se ha señalizado un tramo alternativo por la senda costera entre ambas localidades, lo que nos permitió conocer La Ería Samartín y el archipiélago formado por el
castru de este nombre, la Isla Poo o L'Almenada y El Castru'l Gaiteru
El Castru Samartín o San Martín, con sus 44 metros de altura sobre el agua del Cantábrico (a la derecha de la foto) es el más próximo a la costa, refugio de una colonia de gaviotas patiamarillas. Quien pasaba al castru, podía subir por su bien visible cuesta hacia la cima, pero es muy peligrosa a causa de los muchos pozos existentes ocultos por la vegetación
El topónimo se debe a una capilla situada en tierra firme ya citada en 1086, a donde antaño llegaba una popular romería y en cuyo subsuelo la leyenda dice hay enterrada una bolera de oro, conocida por los frailes benedictinos del monasterio
También rodeado por e
l mar bravo, como llamaban los celorianos al límite septentrional de su parroquia en el Apedo de Cepeda de 1713, la doble joroba verde del Castru'l Gaiteru, rocoso islote de 19 metros de altitud sobre las aguas del mar, que recibe su nombre, cuenta la tradición, por un gaitero que llegó a él nadando con su gaita, salvándose así de un naufragio
Más atrás La Isla o Isla de Poo o L'Almenada es, con sus 5 hectáreas de superficie y 49 metros de altura en su cota más alta, la isla por antonomasia de Llanes.
fue incluida por El Viajero Fisgón entre Las 5 islas secretas de España que debes visitar, entendiendo más que secreta, desconocida, al menos por el gran público
Más cercana a nosotros, otra isla, la Isla de Arnielles, también conocida en Celoriu como La Isla Borizu o del Borizu y su cota más alta es de 34 metros como máximo. Una de sus características principales no la vemos desde aquí pues está situada al norte, se trata de un gran entrante u oquedad que le da una peculiar forma de
U o de cruasán, vista desde el aire
A veces se pasaba el ganado en bajamares a pastar en ella, otras veces incluso en lanchas, normalmente cabras, más adaptadas a los riscos y despeñaderos, de ahí viene el lugar conocido como Las Cabreras Se pescaba desde el acantilado y un revelador topónimo, El Güertu, indica que también se cultivaba.
Volviendo la vista atrás nos fijamos en la fachada principal de la destartalada residencia que muestra evidentes signos de decadencia y completa ruina
Además suciedad y pintadas añaden más penuria a la arruinada construcción cuyo aspecto nada tiene que ver con el de sus años de esplendor
Con cierta melancolía volvemos a saltar afuera, saliendo de la casa y su mirador
Desde este rincón contemplamos la longitud de La Punta Borizu por sus acantilados del este
Regresamos al camino, volviendo a recorrer este sector de la alambrada por el mismo sendero por el que vinimos
Y retomamos nuestra ruta a los acantilados del norte por la gran explanada sobre La Tayada, un topónimo vinculado a la forma de tajo o tajada de la pared acantilada en este lugar
Esta belleza de El Borizu ha hecho que estos parajes fuesen escenario cinematográfico para algunas escenas de las películas
Aoom (1970) y El genio tranquilo (2006) de
Gonzalo Suárez
Esta gran llanura de El Borizu, que se extiende entre los acantilados a ambos lados de la península, se asemeja a un aeródromo de hierba y empieza a subir ligeramente hacia los cuetos más altos de su promontorio
Vista de nuevo al oeste, hacia los castros e islas entre Borizu y La Punta Prietu, la costa de Barru, que tiene dos pueblos netamente costeros, el llamado propiamente Barru y el de Niembru. Al interior pero cercano a las playas está Balmori o Valmori, con importantes yacimientos prehistóricos en sus cuevas de La Ería, Quintanal y Vega Chica, que demuestran el antiquísimo poblamiento de esta marina oriental asturiana
"La existencia de un monte del Castillo sobre la entrada de la ría de Niembro, en Llanes, exactamente sobre Torimbia, indica la posible existencia de un puesto de vigilancia costera en este lugar, más aún si tenemos en cuenta lo privilegiado del lugar, ya que goza de una gran panorámica de la costa asturiana en su extremo oriental. Quizás este topónimo esté relacionado con los posibles restos de la colina de La Talá, junto a cabo Prieto, en donde la existencia de taludes circulares concéntricos, un posible foio y restos de muros indican la posible existencia de una fortificación"
Pese a galernas y tempestades, muchas veces los caminos del mar, eran considerados más seguros y rápidos que los de tierra. Se sabe de una navegación de cabotaje relativamente importante ya desde la edades del Bronce y del Hierro que se valdrían de estas calas y bahías, pero se conocen también grandes singladuras de fenicios, griegos, tartésicos y celtas por el Atlántico, del que forma parte este mar cantábrico. Diversos hallazgos de objetos de procedencia foránea demuestran que hubo comercio entre el Mar del Norte y el Mediterráneo, y las sagas irlandesas incluso más que eso: grandes migraciones marítimas
En aquellas singladuras ancestrales se supone se empleaban embarcaciones de casco de cuero y de madera, con varios remos y una o dos velas también de cuero, siendo la orientación astronómica y siguiendo las rutas migratorias de los pájaros
En el caso de la proximidad a tierra las señales orientativas serían los accidentes geográficos, principalmente las montañas, y más próximos a costa islas, cuetos, cabos y atalayas. Las atalayas costeras serían faros en el concepto antiguo del término, prendiéndose grandes fogatas para advertir de la línea de costa y la entrada en algún puerto o fondeadero
También algunas construcciones, castros (en el sentido de poblados fortificados) y algún túmulo y megalito harían las veces de balizas litorales, muy especialmente los de las tan visibles sierras planas de Llanes, que se divisan muy bien desde el mar, si bien hoy día están más ocultos con la plantación intensiva de pinos y eucaliptos en sus llanas cimas
Uno de los grandes impulsores de aquellas navegaciones fue la
ruta del estaño, imprescindible para la obtención del bronce (mezcla de cobre y estaño) y muy escasa en el mundo mediterráneo. Esta ruta o rutas no son demasiado conocidas hasta pasada la conquista romana ya que parecen haber formado parte de itinerarios comerciales estratégicos y secretos, pero profusamente empleados por fenicios, griegos, etruscos y cartagineses
Tenemos ahora una mejor vista de La Ería Toranda o de Niembru, bajo La Garita y El Castiellu, con su línea de playas
El Castru Cuevamansu (en algunos mapas Castru L'Abarra) y a su izquierda La Punta Jodulce, que separa la Playa Toranda de la boca de la Ría de Niembru
Toranda y
Torimbia son las playas emblemáticas de Niembru, un topónimo muy interesante para lo que nos ocupa pues está compuesto de la palabra latina
nemus-oris, bosque-santuario o espacio sagrado natural, y la céltica
briga, altura, montaña o fortaleza
Volvemos de nuevo la vista a la Isla Sorraos, con su aspecto similar al de una ballena o cachalote. Atrás vamos viendo algo más de L'Arenal o Playa Barru, bajo La Peña los Cuervos, por la parte de El Xiglu. Enfrente de la playa está la zona de pesca conocida por los pescadores como Miracielos y descrita por Celso Amieva
Detrás de la playa vemos algunas casas, por allí volveremos a salir a la carretera enlazando con el trazado oficial del Camino Norte en caso de que tomemos como alternativa el camino de los acantilados
Más allá está el monte La Boriza y La Punta la Boriza, que cierran la Ría de Niembru por el este. Seguimos viendo El Llanu la Cuesta con su antena en la cima y más a la izquierda el Sueve
Más abajo y a nuestros pies las peñas que separan las ensenadas de La Tayada y Troenzo. En 1478 se menciona en la diplomática monacal de Celoriu al
Corral de la Figareda, del que Álvarez Castrillón dice así:
"Correspondiente sin duda a la finca rodeada de un alto muro cuya entrada está en el barrio de Llubeces. Tiene aún alguna higuera, árbol al que se debe el origen de este fitónimo, pero estas abundan en toda la comarca; la ubicación se puede hacer por descarte, al ser el único lugar cercado y también el único susceptible de serlo en la zona, pues linda con varios cuetos (que son recogidos en el documento como sus linderos), y por otro lado con lo que en tiempos fue el «lago de la Bárcena»
La Bárcena es citada como La Barrena en 1461; Lago de la Barrena y sumidero de la Barrena, que el mismo investigador señala como
"un seguro error de transcripción":
"El lugar es conocido como La Bárcena, un topónimo frecuente en Asturias en diversas formas (Bárzana, Barcia, etc.), que mezcla hidrónimo y orónimo con un significado de ‘vega’ o ‘lugar llano con agua abundante’. El lago era de carácter estacional, de temporales; y el sumidero, que los vecinos conocen como El Sumidoriu, es una cueva kárstica que realizaba el desagüe de la zona y conducía el agua por debajo de El Cuetu Llanu hasta la zona de El Llagu, frente a la playa de Barru. El lago de grandes proporciones que embargaba el uso agrícola de unas excelentes fincas durante buena parte del año, se canalizó a finales del siglo XX al nuevo alcantarillado y dejó de formarse. Unos años después se construyó en él una urbanización de segundas residencias bautizada como «Quintas del Mar». El sumidoriu se halla a su vez semicubierto y sobre él se instalaron un abrevadero y unos columpios"
En su extremo norte, La Punta Borizu se ensancha a los lados formando un gran promontorio de hierba y afloramientos rocosos que acaba en los acantilados, formando varios cuetos, cuestas y altozanos ante el mar
Siguiendo a la izquierda iríamos directamente a la parte del acantilado desde la que se forma la Cabeza de Cristo, pero vamos a proponer primeramente ir un poco más arriba para conocer la parte más alta, sobre los espectaculares acantilados de La Olla Borizu
Aunque no hay señalización tampoco existe pérdida posible: nos dirigimos a la derecha, a la cota más alta, donde asoma un roquedo sobre el acantilado de La Olla
Mucha gente además suele ir allí primero buscando el lugar de la pareidolia, dado que la ser la cota más alta es fácil divisar todo el contorno
Decimos que no hay señales pero esta campera puede recorrerse bastante fácilmente al predominar el suelo herboso de la pradería y no haber demasiados peñascos
Cuando vinimos la primera vez tampoco sabíamos bien donde estaba la cabeza cristológica y fuimos siguiendo a la gente que veíamos caminar por lo alto de este cueto
Aquella pareja se detiene y parece estar absorta mirando algo desde el borde del cantil...
Allí vamos nosotros detrás, a ver qué se divisa...
Descubrimos con sorpresa el imponente acantilado de La Olla Borizu, un impresionante entrante marino bajo estas altas paredes verticales, con sus cuevas batidas por el mar
Un poco más allá, al otro lado de La Olla, volvemos a reconocer la corona del Castru Llubeces
Nos encaminamos entonces hacia allá, pues debe ser el lugar exacto desde el que se contempla la escena, conocido como
El Púlpitu, un llano a manera de pequeño cerro también con excelentes paisajes sobre la costa, de ahí su nombre
Más allá de El Púlpitu tenemos una vista algo más completa de L'Arenal, la más grande de la parroquia de Barru y ante la que se han construido varias urbanizaciones, alguna incluso de pisos. La parte más antigua del pueblo y era antaño mencionada como Villaescusa o Villaescusa de Mar Menor, nombre antiguo de la cercana ría, según manifiesta en su estudio Álvarez Castrillón:
"A veces aparece solo y otras asociado a «Mar menor», en todas dando nombre al núcleo original del pueblo de Barru. Ahora sólo se conoce por ese nombre una casa en el camino que une los barrios de La Corrada y de L’Aldea, y que se sitúa en las inmediaciones de la casa-concejo y la capilla de la Magdalena. Puede identificar una «villa en seco, junto al agua». Citado por vez primera en 1132"
Tras la Isla Sorraos, la Isla Foro es también llamada El Pinu por unos árboles de esta especie en lo alto de su empinada pradería entre el acantilado y la cima
Más a la izquierda de nuevo La Peña los Cuervos, donde están el mirador y el depósito del agua. Abajo El Xiglu, donde está el chiringuito de playa de este nombre, que abre en verano, especialista en pollo asado y sangría de sidra. Pasaremos al lado de él de continuar camino por Sorraos en vez de por la carretera
L'Arenal en pleamar, con una longitud de unos 300 metros y cuya anchura puede más que duplicarse en bajamares, incrementándose entonces notablemente su superficie
Actualmente es considerada playa urbana o semiurbana a causa del desaforado crecimiento de las edificaciones a lo largo de la carretera. Llanes vio tumbado hasta tres veces su Plan General de Ordenación siempre entre gran revuelo vecinal, político y empresarial. Atendamos por ejemplo a este extracto de una noticia de Emilio G. Cea para
La Nueva España el 18-5-2019:
"Llanes tiene encarrilado su nuevo Plan general de ordenación (PGO) después de que los tres últimos hayan sido tumbados por los tribunales. El Gobierno cuatripartito (Vecinos, Foro, PP e IU) aprobó ayer de manera inicial el documento a diez días de las elecciones y en medio de gran polémica con los constructores -que preferían dejarlo para el nuevo ejecutivo local que surja el 26 de mayo- y con el PSOE, única oposición, que considera electoralista la decisión.
Así las cosas el salón de plenos estuvo ayer repleto: no faltaron muchos vecinos y miembros de la Asociación de Empresarios de la Construcción del Oriente de Asturias (Asecoa) para ver un debate tras el que el PSOE votó en contra y pidió, sin éxito, aplazarla a después de elecciones. Los constructores habían solicitado lo mismo. En el gobierno local hubo plena satisfacción. "Es un día histórico", dijo el Alcalde, Enrique Riestra Rozas (VxLl). "La aprobación inicial es el molde de un planeamiento con el que los vecinos se van a poder identificar. Me embarga la emoción. Es un día para recordar", destacó. En líneas generales, el plan del cuatripartido incluye la construcción de 1.900 viviendas en suelo urbano y 2.300 en rural. Se considerarán núcleos urbanos Llanes, Posada, Nueva, San Roque del Acebal, Barru, Celoriu y Poo"
No es difícil ver pues a las grúas trabajar: allí vemos las nuevas urbanizaciones de La Bárcena, a las que antes nos referíamos. Más allá son los boscosos montes de L'Acebu y L'Arite. En la lejanía La Peñe Ibéu (869 m), que cierra por el sur el valle del Ríu Beón o Bedón (Valle de Ardisana) y comunica al otro lado con el valle del Güeña, afluente del Sella
Entre L'Arenal y Sorraos una punta rocosa separa ambos arenales prolongándose hasta cerca de La Isla Sorraos. En la lejanía volvemos a ver Benzúa, donde todos los años se celebra una popular carrera de montaña y en su cima pastan los rebaños de cabras y ovejas. El monte fue también escenario de la Batalla de El Mazucu en la Guerra Civil, conservándose trincheras y nidos de ametralladora
Encima de Troenzu y del Cuetu las Cobariellas que limita Llubeces por el sudeste y citado ya en 1478 en los documentos medievales, se alza, más allá también de Posada, la gran pared caliza de La Peñe Llabres, en la Sierra de Peña Villa, con La Corona Cantiellu (549 m), encima de La Verde y al este de El Bijorcu. Está en la zona de Mañanga, una de las doce franjas paralelas de calizas que, según leemos también en la Enciclopedia del paisaje de Asturias, componen las serranías del Cuera o sus inmediaciones, al sur de la parroquia de Porrúa, que si bien no tan frecuentada por los montañeros como el Cuera, esa serranía dispone de varias rutas senderistas hacia sus majadas y cumbres
Y a la izquierda de Llabres Los Resquilones, con sus impresionantes vistas del Cuera y el mar, suele llamarse a este macizo cuya cota más sobresaliente sería
La Cabeza los Resquilones (669 m). Ahí están también La Peñe las Garbas (581 m) y más a la derecha Llabres, con sus 682 metros de altura. Suele denominarse El Monte Llabres y ahí está también La Vega Llabres, entre El Valleyón, El Prau del Cura, La Peñe Cueva y el Prau del Cachi. Es zona de pastos de vacas, cabras, caballos y ovejas. Está entre las parroquias de Vibañu, Caldueñu, Posada, Celoriu y Porrúa
Uno de sus accesos es La Prida, collado o paso existente a la derecha. A la izquierda de Los Resquilones, el Alto o Cuesta la Tornería, también Vega de la Tornería, lo separa de las estribaciones del Cuera, formando un paso natural donde se libró en septiembre de 1937 la
Batalla de El Mazucu, pueblo existente en ese lugar, en un último intento de las tropas del
Consejo Soberano de Asturias y León, leales a la República, para detener a las brigadas navarras, ayudadas por la alemana Legión Cóndor, que acababan de tomar Bilbao y Santander
La Sierra de Cuera es un gran murallón calcáreo que se extiende unos 30 kilómetros de este a oeste paralelo a la costa y cuyas máximas cotas sobrepasan los 1.000 metros de altitud, a solo unos seis kilómetros de la orilla del mar en línea recta
En lo cimero o más alto, La Cabeza Torbina con sus 1.315 metros es la máxima cota de Cuera. A su lado tenemos La Cabeza Ledesma Ladesna o La Desna (1.226 m) y La Cabeza Llacia (1.237 m), míticas cimas del montañismo asturiano desde la que, además de una soberbia vista de la costa astur-cántabra se divisa, al sur, una increíble panorámica de la Cordillera Cantábrica, destacando los Picos de Europa
Al atardecer y con algo de sol la clarísima caliza de las cumbres cimeras parece nieve, pero es piedra
Vemos alguno de los barrios del sur de Celoriu, cercanos a a la carretera, donde tambiénn se han construido nuevas viviendas para veraneantes, apartamentos, segundas residencias y alojamientos. Más allá y al otro de la carretera, del ferrocarril y de la autovía A-8 están La Vega la Tiyera, Conh.ita, El Cuetu Poli
En bajamares la Playa Borizu es profunda, llegando hasta los 430 metros en la parte más alejada entre el acantilado y el mar, por ello, salvo en las galernas del invierno o con condiciones muy adversas de grandes marejadas y vientos, es bastante factible andar por la arena sin riesgos la mayor parte de los días del año. Tal vez incluso más complicado en verano, cuando hay que mirar mucho para no pisar alguna toalla o tropezar con el petate de algún bañista, al llenarse la playa hasta la bandera
Entre Borizu y La Punta'l Picu está localizado un posible recinto fortificado, descubierto por el arqueólogo
Eduardo Pérez Fernández, pendiente de una verificación oficial
Es posible se trate de una de tantas atalayas y fortificaciones existentes en el litoral datadas entre la Edad Media y el siglo XVIII, pero si se confirmase fuese un recinto castreño se trataría de uno de los pocos hallados hasta ahora en la zona oriental asturiana
Más allá la finca de la Compañía de Jesús. Cuando el monasterio fue extinguido en 1835 la iglesia siguió siendo parroquial de Celoriu, como ya lo era desde el siglo XVI, pero las dependencias conventuales pasaron a particulares, los cuales la venderían posteriormente a los jesuitas, quienes reformarían los edificios en torno al claustro y los transformarían en casa de ejercicios en diversas fases a lo largo del siglo XX
A la izquierda de la iglesia pues está la casa de ejercicio y a la derecha un caserón blanco parcialmente tapado por unas viviendas era la antigua Casa del Abad, a partir de 1835 del párroco. En esa zona también se formaban lagos, como El Llagu Mestu, desecado no mucho antes de la Desamortización por iniciativa de los mismos frailes. Ahora hay varias urbanizaciones
Al pie de la iglesia está la Torre del Revellín, que se supone podía ser un torreón defensivo y atalaya en el antiguo puerto del cenobio benedictino tal vez también con funciones de almacenaje o control de mercancías
Más a la derecha, en La Punta'l Revellín, un mirador construido en 2002 ocultó los restos de lo que pudo ser una torre artillada para defensa de la ensenada de ataques corsarios, bastante frecuentes por entonces
A lo lejos divisamos las alturas más prominentes del Cuera: de izquierda a derecha están El Coteru L'Espinu (911 m), La Pica Morea (1001 m), La Cabeza Liño (1.179 m), El Picu H.aba (1.162 m) y La Cabeza Torbina (1.315 m), la máxima cota de esa serranía, mítica cima montañera y referencia tanto de pastores como de navegantes, pues se divisa perfectamente desde el mar y orienta hacia la entrada al puerto de Llanes
Esa cresta de cumbres cimeras está en realidad en el vecino concejo de Peñamellera Alta, la frontera con Llanes está más abajo, por
El Traviesu, paso de uno de los caminos que comunicaba ancestralmente Peñamellera con Llanes, muy empleado por los pastores que bajaban a vender el
quesu a su mercado semanal. En segundo término es la
presierra, con los paredones calizos y muy verticales de El Risque, El Texéu y La Muezca, donde destacan los 766 metros de La Valleya. De ella escribe
José Ignacio Gracia Noriega en
La Sierra del Cuera:
"El Cuera es la zona intermedia entre los Picos de Europa y el mar. A la altura de Llanes le surge otra sierra paralela, de menor altura y extensión, llamada el Texeu o La Muezca, por una enorme muezca que hay en la montaña, y entre ambas sierras está la Llosa de Viango, a la que se entra con cierta comodidad desde el Mazucu. El Texeu, casi al borde de la costa, se apoya en una sucesión de contrafuertes paralelos, de mucha mayor antigüedad geológica y parecidos a las sierras planas, conocidos por el nombre de Mañangas; parecidas formaciones se ven en las laderas del S. de la sierra del Cuera"
En el extremo de la península que cierra por el este la Playa los Frailes o Playa los Curas hay una construcción sobre el acantilado que figura en algunos mapas como Faro de San Salvador. Más allá la parte de la Cuesta San Pedro y el Mirador, por donde vienen a Celoriu los caminos que desde Poo pasan por La Ería Samartín, frente al castru y capilla de este nombre
Y esta es otra imagen de la costa de Celoriu con las primeras luces de la mañana y la Isla Borizu o de Arnielles en primer plano.
En el mencionado Apeo de Cepeda de 1713 los vecinos de Celoriu manifiestan que es de su propiedad:
"declaran haber una Isla que está dentro de el mar que llaman Arnielles, que siendo las mareas vivas por la parte de ella queda en seco de baja mar, y entonces entran dentro de ella ganados mayores y menores de los vecinos de dicho lugar, la cual Isla es propia de ellos, y su uso en todo tiempo"
Desde aquí sí que podremos reconocer la boca del profundo entrante que le confiere esa forma de U que veríamos si la sobrevolásemos
En lontananza, más allá de La Isla Poo vemos dos islotes: especialmente llamativo es el de la izquierda, por su forma llamado El Palu Poo, acantilado cilíndrico más alto (21 m) que ancho, donde se registró el naufragio del carguero vasco
Pedrosa, que relata Maiche Perela Beaumont,
Naufragio en el Palu de Poo:
"Al mediodía del 14 de abril de 1905, dos marineros llegaron sin aliento a la Sociedad de Salvamento de Náufragos participando que a milla y media del puerto, en las cercanías del Palu de Poo, un buque estaba en apuros y que su tripulación pedía auxilio.
(...)
Inmediatamente de conocerse y confirmarse la noticia, se comunicó a la Brigada de Auxilio, cuyo jefe, el Cabo de Mar del puerto, Lorenzo Anca Freire, mandó un despacho telegráfico a la comandancia de Gijón, de donde salió hacia el lugar del siniestro el buque “María”, patroneado por Florentino Cortazar. También, se le hizo saber al capitán del “Rosario”, vapor que estaba atracado en Llanes.
Antes de que este barco se hiciera a la mar, ya habían empuñado los remos marineros llaniscos en embarcaciones menores para prestar ayuda a la tripulación del que resultó ser el carguero “Pedrosa”, de la compañía Vasco Cantábrica, que sufrió una vía de agua a consecuencia de averías en la máquina, que la dotación fue incapaz de reparar. Y antes de que, a altas horas de la noche, el vapor “María” llegara de Gijón, los marineros llaniscos y el “Rosario” habían logrado poner a salvo a los 16 marineros y al capitán del “Pedrosa”.
Al parecer, el plan de rescate ideado era sencillo, llevar el buque hacia una playa cercana y recuperar la carga, que consistía en valiosos lingotes de cobre que se trasportaban desde Bilbao a Avilés. Sin embargo, el capitán, José Blanchard, se negó a ejecutarlo sin dar explicaciones, lo que dio lugar a que durante mucho tiempo corrieran por la Villa las más fantásticas y diversas teorías y suposiciones.
Así las cosas, tanto el “María” como el “Rosario” acompañaron al “Pedrosa” hasta que a las cinco y media de la mañana del día 15 de abril, hoy hace exactamente 112 años, se hundió en el mismo lugar donde había fondeado, en las proximidades del Palu de Poo.
Desde entonces, aquel carguero construido en el año 1889, de 1.105 toneladas de registro bruto, reposa en un fondo de arena a unos 36 metros de profundidad.
Según distintas fuentes, entre ellas las de quienes, con grandes dificultades y esfuerzo, recuperaron los lingotes de cobre, no queda mucho del pecio. Tan solo las calderas y algunos restos desperdigados, que bogavantes y congrios comparten como refugio"
A la izquierda es El Castru Poo, más grande y alto (32 m en su cota más alta). Junto con otros islotes rocosos que no vemos desde aquí (Los Castrinos y El Castru Peláu, así como La Isla o L'Almenada) forman parte de este archipiélago costero que se extiende desde la Ría de Poo a las playas de Celoriu
Y otra foto de la parte oriental de esta península con Arnielles enfrente, pero al atardecer...
Esta parte del oeste insular sería la de Las Cabreras, accesible para pasar las cabras a sus pastos...
Disfrutando del paisaje vamos a bordear ahora La Olla Borizu, no acercándonos demasiado al acantilado
No es difícil orientarnos fijándonos en la parte del suelo que está más pisada...
El topónimo
Olla procede del latín
ollam, que significa precisamente
olla, antiguamente a manera de vasija de barro
Por extensión pasa a la lengua y a la toponimia para referirse a cualquier hondonada, como sería este el caso
Vamos a seguir este semicírculo para admirar La Olla Borizu en todo su esplendor
El mar ruge con fuerza a poco que haya oleaje, y es que
la olla y las cuevas funcionan como un auténtico amplificador de sonido, haciendo un
efecto de campana
También este entrante tiene por supuesto su clásica forma de U..."como un mordisco" nos ha dicho alguien
Empieza a asomar ahora el acantilado de la derecha, que vamos a ver también pues es espectacular
Seguimos pues por la pradera siguiendo la forma del semicírculo de esta
olla
De paso, y volviendo a ver la corona del Castru Llubeces prado abajo, vamos a ir comprobando atentamente dónde se ha de ver la Cabeza de Cristo...
Efectivamente ha de ser allí, al otro extremo de La Olla Borizu, en ese borde acantilado que se inclina a la izquierda, donde hay además una buena puesta de pesca...
El prado y el
castru van conjuntándose, pero de momento nada hace presagiar lo que vamos a descubrir como fenómeno óptico sólo unos metros más al norte...
Las cavernas puntiagudas y el nivel de las aguas van conformando la corona, con la Playa Toranda a lo lejos...
Los pliegues de la roca e incluso la vegetación empiezan asimismo a dar cierta sensación de pelo....
No nos desviemos para nada ni vayamos prado abajo: sigamos siempre todo de frente...
La senda trillada en esta verde campera junto al acantilado de La Olla
Tanteemos eso sí por donde caminamos mejor para evitar cualquier tropezón de nunca buenas consecuencias...
Insistimos que no hace falta para nada acercarse demasiado al borde: desde aquí ya tendremos una imagen magnífica de la parte derecha de La Olla Borizu...
También con un par de enormes cavidades producto de la erosión marina. Hace un momento estábamos sobre ellas...
Y ya sin más dilación avanzamos hacia el borde del cantil norte de la península, a solamente un par de zancadas ya...
A nuestra izquierda ya comienza a adivinarse la parte superior de la Cabeza de Cristo, El Cristu Celoriu...
La coronilla o parte superior de la cabeza, la cavidad del ojo derecho, algo de la cabellera...
Aquí, por donde este pequeño peñascal hemos de ir buscando la posición para ver el rostro de Jesús en una bella composición natural...
El acantilado que baja, donde está el pescador, y la parte derecha de la cara ya queda a nuestra imaginación
Vamos tanteando el lugar concreto de visión pero pongamos mucha atención, el precipicio está cerca y la peña forma una especie de escalones o peldaños...
Por supuesto, recalcamos, no todo depende de nosotros, es fundamental el preciso instante, quizás menos de un segundo, en el que las olas del Cantábrico culminen el encuadre e imagen perfectas. Al primer fotógrafo le costó muchísimo dar con el momento exacto para la foto que reflejase inequívocamente la apariencia de cara con nariz, ojos, barba y barbilla
La corona y la melena, así como el ojo, dependen básicamente de nuestra posición, pero el resto del retrato ha de ser
"dibujado por el mar"...
Aquel primer fotógrafo era, como hemos dicho al principio, José Antonio García Sánchez, de Foto Pepe, y todo arrancó de una comida campestre a la que fue invitado en este lugar por Doña Manolita, la mujer del propietario Tomás Vázquez-Azpiri. Ramón Díaz contó la historia para
La Nueva España en septiembre de 2012 titulándola
El perfil de Cristo:
"Verano de 1954. Celoriu (Llanes). Un grupo de personas avanza por la península de Borizu. Llevan tortillas, empanadas y otras viandas. Se disponen a disfrutar de una merienda campestre en uno de los rincones más hermosos del Cantábrico. Encabeza la comitiva la luanquina Manolita Fernández Rodríguez, «doña Manolita», propietaria, junto a su marido, Tomás Vázquez-Azpiri, «don Tomás», de buena parte de la península. Una de las personas que la acompaña es el fotógrafo llanisco José Antonio García Sánchez, hijo del dueño de Foto Pepe, fascinado por la belleza del lugar. Precisamente de eso hablan cuando doña Manolita le pide que la acompañe hasta las inmediaciones de la Olla de Borizu, el impresionante acantilado situado en el punto más septentrional de la península celoriana. Cuando llegan, doña Manolita le dice al llanisco: «¿Ves? Desde aquí siempre me parece ver la cara de Cristo». Donde la mujer veía un rostro, el fotógrafo vio una postal extraordinaria"
José Antonio, el fotógrafo, se sintió tan fascinado, que volvió varias veces a lo largo de los siguientes días a Borizu con objeto de captar la imagen perfecta...
"Se pasó allí horas y horas. Probó con marea alta, con marea baja y con media marea. Fue por la mañana y por la tarde. Tiró cientos de fotografías. Entonces las instantáneas, en blanco y negro (el color llegaría sólo unos años más tarde a España) no podían verse en el momento: había que revelarlas. Así que regresaba a casa con una buena colección de carretes y se pasaba aún más horas positivando y revisando fotolitos. Tachó decenas de negativos, poniéndoles equis con un bolígrafo. Hasta que, una tarde, encontró la imagen «perfecta» de la «cara de Cristo»
La foto fue imprimida en su estudio y salió a la venta: fue un éxito rotundo, se insinuó estaba retocada pero conservada tanto la estampa elegida como las demás, se ha demostrado que no es así sino una imagen espontánea y natural. Sin embargo había un secreto, para sacarla según la hora, el día,el momento preciso y la marea, que él nunca desveló, ni a su mujer, en quien sí depositó su confianza para guardar las instantáneas originales:
"Sacó a la venta aquella postal en las semanas siguientes. Fue un bombazo. Vendió miles de copias. El fotolito original está en poder de Gloria González Llerandi, su viuda (el fotógrafo llanisco murió en 1975), lo mismo que muchos de los que tachó porque no eran «todo lo perfectos que él quería». Se demuestra así que aquella imagen primitiva en blanco y negro de la «cara de Cristo» no estaba retocada, como algunos insinuaron en su día. Las pruebas están aún ahí, en la casa llanisca de Gloria González.
El dueño de Foto Pepe aseguraba que la «cara de Cristo» perfecta tenía un «secreto»: una hora, un momento de la marea y un lugar desde donde disparar. Se llevó ese «secreto» a la tumba. «No me lo quiso revelar nunca porque decía que las mujeres hablábamos demasiado», recuerda su viuda"
José Antonio García Sánchez, Toño para muchos de sus familiares y Pepe para los llaniscos estaba encantado y orgulloso de su fotografía, haciendo de ella su profesión:
"Él iba para piloto marino, pero conoció a Gloria González y dejó los estudios para centrarse en la fotografía, junto a su padre, del que heredó el negocio, y para no separarse ya nunca más de su novia. Se casaron en Covadonga, el 12 de octubre de 1956, y tuvieron cuatro hijos, uno de los cuales murió"
Dos décadas y pico después de aquella primer foto José Antonio regresó a Borizu e hizo otra fotografía perfecta pero esta vez en color. Poco después fallecería...
"A Pepe le gustaba la fotografía en blanco y negro. Por eso se resistió al color. Al final no tuvo más remedio. Y volvió a sacar otra «cara de Cristo» perfecta. Fue la que se publicó en la portada de un número extraordinario del semanario «El Oriente de Asturias» en marzo de 1975, que sirvió como último homenaje al fotógrafo, que moriría sólo cinco meses después. Su viuda aún siguió unos años con el negocio y sacó adelante a sus hijos"
Esta sería, en foto de archivo, la Cara de Cristo perfectamente definida. Partes esenciales del rostro, la nariz. mentón, barba, labios, boca, etc. han de ser moldeadas por el mar. No es fácil dar con el disparo más apropiado, puedes estar horas y no conseguirlo plenamente. Navegando por internet podréis localizar muchas más, de todo tipo, cámara y calidad
Esta es otra de mis fotos propias, también hemos venido al atardecer pues determinadas facciones parecen resaltar más con un cierto contraluz
Lo cierto es que puedes sacar bastantes instantáneas sólo que estés unos momentos, jugando con tu postura, posición y el oleaje, y salir de todo un poco...
De todo un poco pero realmente la imagen "buena buena" puede costar bastante, hasta días, como a José Antonio...
La cuevona de la izquierda, en la pared del acantilado, tiene también un muy importante papel en la formación de la efigie, no debe pasarnos desapercibida
Salga o no salga bien, como el pescador tarde o temprano nos tendremos que ir, piquen o no: En nuestro caso a retomar el Camino y proseguirlo
Volveremos por donde hemos venido la gran pista-explanada que recorrer el istmo de norte a sur, entre los acantilados
Pasando de nuevo por la vieja casa construida por Vázquez-Azpiri en 1952...
Y retornando a Llubeces y Troenzu, donde está el camping
De nuevo ante el acceso a la finca El Borizu, por donde hemos entrado, hemos de recordar nuestras dos opciones
Una es seguir de frente y desde el camino a la playa (donde están los coches aparcados) empalmar con el itinerario jacobita oficial por la carretera a la derecha, a la altura de aquellos invernaderos...
Y otro el que ya hemos manifestado varias veces, consistente con tomar la vereda de servidumbre que sigue el cierre del camping sobre el acantilado
El camino es bueno pero eso sí, hemos de asegurarnos esté en buenas condiciones: ante la llegada del verano y los vacacionistas suele limpiarse y arreglarse pero llegado el otoño crece algo la vegetación y puede ser más problemático, sobre todo quizás antes de llegar a Barru. No sería tampoco imposible que durante los temporales del invierno hubiese algún argayu o corrimiento de tierras que afectase a esta senda
Pero si comprobamos que el camino está bien puede ser una muy grata experiencia para llegar a Barru sin pisar la carretera local, que bastante asfalto y aceras nos tocan en estas travesías xacobeas
Dado que la carretera no tiene mayor problema ni interés añadido por algún monumento o lugar especialmente significativo en cuatro al patrimonio o vinculado a la historia de las peregrinaciones (el camín real aquí se ha perdido), vamos a ocuparnos, preveyendo las circunstancias, de este sendero al lado del camping que sigue a la derecha...
Sendero que recorriendo la ensenada de Troenzu nos llevará a la
Playa Barru o L'Arenal por la de Sorraos: otra maravilla del paisaje en el Camino Norte por Asturias
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