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sábado, 1 de junio de 2024

LA RÚA DE SAN PEDRO EN SANTIAGO DE COMPOSTELA (GALICIA) EL MONASTERIO DE SAN PEDRO DE FÓRA Y EL CRUCEIRO DO HOME SANTO: LA LEYENDA DE JUAN TUORUM Y EL CONVENTO DE BONAVAL

A Cruz de San Pedro

Esta es A Cruz de San Pedro, sita en la encrucijada de este nombre, donde la rúa dos Concheiros, al cruzarse a la rúa da Angustia, da paso a la rúa también denominada de San Pedro, advocación de un viejo monasterio del antiguo Santiago extramuros, San Pedro de Fóra (de 'afuera' de las murallas), fundado en la baja Edad Media en el acceso principal a la ciudad del apóstol por el Camiño Francés o Camiño de Castilla, que se dirige a la Porta do Camiño, donde estaba la puerta de este nombre, en la desaparecida fortificación de la ciudad. Aquí llegamos procedentes de San Lázaro por As Fontiñas y el antiguo barrio de Os Concheiros, donde siglos ha estaban los vendedores de conchas o vieiras para los peregrinos que se dirigían al monasterio y, de allí a la catedral


A Cruz de San Pedro es un cruceiro de mediados del siglo XVIII en estilo neoclásico que vino aquí (no sabemos de dónde) con motivo de las mejoras urbanísticas que se acometieron en la ciudad con motivo del Año Santo Compostelano de 1965; dispone su columna de fuste cilíndrico sobre un pedestal alto y un capitel toscano


La cruz tiene abundantes nudos, que imitan un tronco podado, con Cristo crucificado a un lado, mirando hacia la rúa de San Pedro y el trayecto a la catedral; y a este la Virgen de la Soledad, mirando a la rúa dos Concheiros



La rúa de San Pedro está formada mayoritariamente por edificios urbanos populares construidos durante los siglos XVII, XVIII, XIX y principios del XX. Destacan en su arquitectura balcones, galerías, algunas son moradas altas y estrechas, de varios pisos, abajo pueden estar los portales pero lo común era que tradicionalmente hubiese tiendas, bodegas-almacén, tahonas, tascas y talleres, según la disposición tradicional, que en buena parte se sigue manteniendo


Otras son de bajo más planta, también arriba era el espacio destinado a vivienda y abajo para atender al público. En esta calzada de un tanto sinuoso trazado, lo que evidencia su antigüedad, convivían artesanos, comerciantes y posaderos. Pero su origen es muy anterior, se remonta a los tiempos en los que se construyó la muralla de Santiago tras la destrucción de la ciudad por Almanzor en 997 y, con ella, la destrucción de la primitiva cerca defensiva de San Sisnando II, mandada erigir por este obispo en 968 y que únicamente protegía, y mal, el llamado Locus Sancti Iacobi (el antiguo santuario prerrománico de Santiago y poco más). Nos lo explica Carlos Rey en San Pedro: la historia de un barrio único e independiente en Santiago de Compostela, artículo para El Español del 28-9-2020:
"La construcción de la muralla de Santiago -destruida en su práctica totalidad en el siglo XIX- se remonta al siglo X, cuando Almanzor arrasó la ciudad y la catedral sin encontrar apenas resistencia en su camino. 
El cierre de la ciudad, cuyas puertas sólo se abrían entre el alba y el atardecer, llevaba a los peregrinos a buscar cobijo extramuros, de tal modo que, poco a poco, se fue creando un ecosistema propio, relacionado con el Casco Histórico y a la vez independiente: el Barrio de San Pedro. 
De este modo, en San Pedro convivían desde peregrinos a artesanos, pasando por mercaderes y personas acaudaladas. El barrio fue tomando forma de la mano de múltiples ordenes religiosas, que levantaron muchos de los edificios que hoy día siguen en pie y en los que aún se pueden apreciar escudos con las iniciales de las órdenes de San Martiño Pinario (S.M.) y San Caetano (S.C.), así como de la propia Iglesia compostelana (S.T.)."

Con grandísima emoción, empezamos a ver desde esta rúa una de las torres de la catedral, en concreto es la torre llamada del Reloj o Berenguela, al igual que su campana de 14 toneladas que da las horas, obra impulsada por el arzobispo Berenguel Landoira, quien mandó construirla en el siglo XIV


Entre 1676 y 1680 le fueron añadidas dos plantas más y fue embellecida por el maestro mayor Domingo de Andrade. Bajo ella todas las noches puede verse la aparición del célebre Fantasma del Peregrino, en la Praza da Quintana, en concreto en la llamada Quintana de Mortos, llamada así por haber estado el antiguo cementerio. Es el acceso a la Porta Santa durante los años santos compostelanos


Justo a su izquierda se ve una torre cuadrada más pequeña, esa no es de la catedral, sino una de las dos torres que iba a tener la iglesia de San Agostiño, de mediados del siglo XVII, construida a mediados del siglo XVII por el arquitecto Fernández Lechuga con una donación del Conde de Altamira al convento que fue de la Orden de los Agustinos Descalzos


Esta torre nunca fue terminada y así se quedó, la otra fue destruida por un rayo en 1788 y desapareció, el convento fue desamortizado en el siglo XIX y en la actualidad hay una comunidad jesuita y funciona como colegio mayor universitario. Es una buena referencia visual además para saber que, a sus pies, está el Mercado de Abastos, del que se dice que es el segundo lugar más visitado de Santiago después de la misma catedral, así como la iglesia de San Fiz de Solovio, vinculada al origen de la ciudad 


Cruce con la rúa do Campo do Forno, de la que se decía que era de las calles que mejor olía en Santiago de Compostela, dado que en ellas se concentraban los panaderos con sus masas, harinas y hornos, de ahí su nombre, según nos cuenta Javier Rosende Novo el 6-3-2024 en El Correo Gallego:
"Se decía que Campo do Forno era una de las calles que mejor olía en Santiago cuando allí se concentraban los panaderos con sus masas, harinas y molletes. Ahora poco queda de aquel antiguo oficio que colmaba este estrecho y alterado cruce de callejones, antiguamente sin salida y a mitad de la Rúa de San Pedro, adonde se habían trasladado los obradores del pan, que poco a poco habían sido retirados del interior del recinto amurallado y de sus inmediaciones por los peligros que suponía trabajar con fuego dentro de una ciudad hacinada de edificios de madera."


Dicen que es en los barrios, como este de San Pedro, donde aún se mantiene la esencia típica del pichelerismo, es decir, de los picheleiros o habitantes de Santiago, por los antiguos artesanos fabricantes de picheles o vasos altos de estaño, uno de los gremios de la ciudad. Así, la picheleira Tamara Montero escribía, ensalzando este su barrio en La Voz de Galicia del 21-5-2014, El barrio de San Pedro, el Soho compostelano, con motivo de sus fiestas:
"Yo, que crecí al abrigo de Os Concheiros y la calle Betanzos, que hice la primera comunión en la iglesia de la Angustia y aprendí a leer y a multiplicar en el colegio de las Fraguas. Yo, que recuerdo a Daniel haciendo magia con los zapatos en la rúa de San Pedro, las partidas del Cruceiro y que el parque más cercano con columpios era el de A Trisca. Yo, que pasé veranos enteros corriendo por el Don Bosco y tenía (todavía tengo) como punto de encuentro la Cruz. Yo. Yo no puedo. No quiero. No debo ser objetiva con esto. Lo que vengo a contarles es que he crecido en el mejor barrio de Compostela. Me atrevería a decir, aunque me linchen, en el mejor barrio de Galicia. En el mejor de Europa. En el mejor del mundo. Yo soy hija de los Estados Unidos de San Pedro, de Quiroga Palacios a la rúa do Home Santo. De Belvís a Bonaval. 
En su cara misma se lo digo: la verdadera compostelanidad, el picheleirismo de primera división, no está en el Obradoiro. Ni en la Alameda. Ni en la Catedral. La esencia misma de la ciudad está en los barrios. Salgan ya de la constreñida muralla de siete puertas de la primigenia Compostela y vean la vida con sus propios ojos. Vengan a los Estados Unidos de San Pedro, donde es picheleiro hasta el tuétano el kurdo que vende kebabs, el hipster de pura cepa que toma el vermú en A Moa y las cañas en el Mercromina y la señora que sigue bajando con su carro por la rúa do Medio para hacer la compra en la Plaza de Abastos. Vengan a San Pedro, el SoHo compostelano, el súmum de la modernidad. El súmum de la tradición. El súmum del multiculturalismo. El súmum de la compostelanidad. 
(...) Prepárense. La próxima fiesta es la del barrio, del 25 al 29 de junio. El año pasado nos tatuamos un Amor de barrio bien grande en el pecho. Nos echamos a las calles. Hordas de compostelanos de otras zonas se acercan a nuestros Estados Unidos de San Pedro y aprenden lo que vale un peine. Cómo es la verdadera fiesta. Qué significa querer tus raíces. Diez años se cumplían de aquella gesta que supuso recuperar la esencia de San Pedro, la llave de Compostela. Amor de barrio que han sabido transmitir a todos y cada uno de sus vecinos, auténticos protagonistas de la vida diaria y de las celebraciones que han conseguido insuflar nueva vida a la zona. 
Solo una cifra. En esta Feira da Primavera, que nació dentro de las fiestas del barrio pero que pronto tuvo entidad propia, había, en total, alrededor de 300 puestos. Muchos de comerciantes del barrio, que ese día se echan a la calle para vender al sol. Otros de artesanía, de comida y de bares, que tiraron litros y litros de cañas durante una jornada que tuvo una amplia programación para todos los gustos y todas las edades. San Pedro da la bienvenida a todo el mundo. Tanto, que tal y como destaca Antonio Pérez Casas, miembro de la comisión de fiestas y uno de los miembros más activos de la coordinadora del barrio de San Pedro, en un momento de profunda crisis esta zona es una de las pocas que dan la bienvenida a nuevos negocios ¿Los últimos? Una tetería con muchísimo encanto, al lado de una tienda de lanas y costura. Un poco más allá, una tienda de informática acaba de iniciar su andadura. Y se prepara ya la apertura de otro bar, según parece. Conviven con tabernas que parecen nacidas con el propio barrio. Con el ultramarinos y la droguería que ha surtido a mi familia desde siempre. Con la mercería en la que me compré mis primeros bikinis. Conviven con el bazar chino y el súper de barrio. Con el kiosko que me enseñó el amor por el periodismo. 
Ojo, que también hay ya dos albergues. Porque la calle con más encanto de Galicia es también el preludio del casco histórico para los peregrinos. San Pedro es el futuro bien anclado en el pasado. 
Les decía que acabamos de salir de una en San Pedro y ya nos estamos metiendo en otra. Porque la comisión de fiestas y la coordinadora trabaja ya en la undécima edición de las fiestas del barrio, que allá por la década de los 80 habían perdido fuelle pero que desde hace una década brillan con igual esplendor que las del Apóstol, sin desmerecer los fuegos, oigan, que además se ven fantásticamente desde el parque de Bonaval. ¿Que dónde está? Donde iba a estar, hombre. ¡En los Estados Unidos de San Pedro! 
La señora Julia, que tras la barra del Mosquito nos prevenía de que el licor café no es vino y que no se puede beber de la misma manera, seguro que mira desde donde esté ahora la juerga que se montará a finales de mes en nuestros Estados Unidos. La comisión trabaja ya a fulespín con el recio apoyo de los vecinos. Detalles, lo que se dice detalles, todavía no han podido darme. Una pena. Pero sí es verdad que habrá alguna que otra sorpresa en unas fiestas que tienen más de 40 actividades distintas. Empiezan el miércoles, justo después de San Xoán, que también da trabajo del bueno porque su cacharela -el picheleirismo nombra así a sus hogueras- es de las más concurridas y de mayor tradición. Otra vez, qué fiesta. Qué sardinas. Qué todo. 
Así las cosas, el miércoles, primer día de oda al barrio, habrá sorpresa. Durante la semana las actividades serán de tarde y de noche, pero el fin de semana, que la gente está más descansada y con más ganas de pasarlo bien, fiesta todo el día. Y atención a la Noite do Lastro, que en la plaza 8 de marzo, popularmente conocida como a Porta do Camiño, se lía pardísima con unos conciertos que no desmerecen a los de la Ascensión. Hay que ir ahorrando ya para la camiseta de las fiestas, el uniforme oficial del 25 al 29 de junio. Aunque también se puede ir de hippy. O de hipster. O de lo que uno quiera. En San Pedro caben todos. Para eso somos unos Estados Unidos. Vengan hombre, vengan. Somos los que tenemos las llaves del paraíso. Por eso somos San Pedro."

No obstante, aunque era incipiente, por entonces aún no era aún tan grave el tremendo proceso de turistificación que afectaría a la ciudad y más a su casco histórico, con especial incidencia en los lugares por los que discurre el Camino, tal que este barrio de San Pedro. En el estudio Gentrificación y overtourism en destinos urbanos. El caso del Barrio de San Pedro en Santiago de Compostela (Galicia, España) de Ángeles Piñeiro Antelo, Lucrezia López y Miguel Pazos Otón se refleja cómo ha afectado totalmente al barrio esta situación, común a muchas ciudades y zonas turísticas:
"Durante la última década, uno de los principales desafíos del desarrollo de la industria turística en ciudades históricas europeas, y cada vez más en todo el mundo, ha sido enfrentar los efectos perniciosos de la gentrificación y el overtourism, que afectan a la calidad y autenticidad de la experiencia turística, y que provocan problemas de privatización y congestión de espacios públicos, pérdida de poder adquisitivo de los residentes, y aumento de los precios de la vivienda en los destinos afectados. Este trabajo analiza estas tendencias en el Barrio de San Pedro, uno de los más emblemáticos de la ciudad de Santiago de Compostela, destino de turismo urbano internacional, que también es la meta del Camino de Santiago, primer Itinerario Cultural Europeo, y una de las rutas de peregrinación más importantes del mundo. El principal objetivo del estudio es presentar los primeros avances de una investigación, centrada profundizar en la toma de conciencia y la elaboración de una respuesta ciudadana y asociativa, ante los problemas percibidos y asociados al desarrollo del fenómeno turístico en ciudades patrimonio. Se adopta una metodología cualitativa para conocer las dinámicas sociales y culturales que interactúan en este barrio singular dentro del espacio urbano y turístico compostelano."

De ello hablábamos ya en la entrada de blog correspondiente a San Lázaro, As Fontiñas y Os Concheiros, pues, como se lamentaba una vecina, "O barrio non ten nada que cer co que era, agora é todo para el turista", tal y como leemos en el artículo San Pedro: de la masificación a la pérdida de identidad de un barrio ahogado por el turismo que Lucía Martínez y Lois Lázara firman para El Correo Gallego del 13-2-2024:
"Calles abarrotadas en las que caminar es casi un deporte de riesgo, proliferación de viviendas de uso turístico (VUT) y otros negocios dirigidos a este sector, pisos de alquiler con precios disparatados, basuras apiladas, falta de mantenimiento, de aparcamiento, comercios “dos de sempre” que han bajado la persiana y lucen en estado de abandono carteles de se alquila o se vende… 
Estos son los ingredientes de un cóctel molotov llamado turistificación que lleva haciendo mella en el barrio compostelano de San Pedro desde hace ya unos años. 
Aunque algunas de estas problemáticas son extrapolables a cualquier otro barrio de la capital gallega, desentonan con mayor intensidad en esa zona, especialmente durante la temporada alta de turismo y al tratarse el Barrio de San Pedro, además, de la entrada natural del Camino en Compostela. 
Por situar algún dato: la capital gallega cerró 2023 con 446.039 peregrinos según cifras aportadas por la Oficina de Peregrinos. 
Precisamente en el turismo es donde muchos vecinos y comerciantes ponen el foco al origen de algunos de sus principales problemas, como es el caso de la vivienda. Así lo cuenta en declaraciones a EL CORREO GALLEGO la presidenta de la AAVV A Xuntanza, Montse Vilar, haciendo hincapié en la falta de vivienda residencial disponible y en la subida desmedida del precio del alquiler y de compra de los pisos. Además de ser la problemática sobre la que más número de quejas recibe la asociación vecinal, en los últimos meses es también una realidad “preocupante, porque no momento no que a vivenda é o principal problema para asentarse no barrio ten toda unha deriva”, desencadenando un proceso que acaba por afectar al comercio local y de proximidad que “é do que se sostén o barrio”. 
Si bien es cierto que el problema de la vivienda “é moito máis amplo e multicausal”, forma parte de un “cambio importante que levamos vivindo no barrio, nós levamos falando xa da turistificación dende 2019” y que se evidencia, entre otras cuestiones, en la subida del precio de la vivienda y en la proliferación “de negocios que non están dirixidos aos servizos, senón a outros perfiles de poboación que poidan estar polo barrio, principalmente turístico”, relata Montse. 
Un cambio visible para cualquier vecino del barrio o para aquellos que ven imposible alquilar una vivienda en la zona. “O barrio non ten nada que ver co que era, agora é todo para o turista”, cuenta en declaraciones a ELCORREO una vecina que lleva más de veinte años viviendo en San Pedro y, por tanto, presenciando su transformación. 
Un barrio en el que es prácticamente imposible encontrar un piso asequible, pues como fruto de la turistificación, muchos propietarios de viviendas optan por subir los precios, ya que según su parecer “el barrio lo vale”. 
La transformación del modelo 
Hai unha transformación real do modelo de barrio (como fruto de esa turistificación), que se acelerou trala pandemia”, a la que se suman una “serie de actuacións a nivel das administracións sobre o espazo físico que están transformando de maneira clara o que son os modos de vida das comunidades que habitan San Pedro”, explica Montse Vilar. 
Entre esas actuaciones, la presidenta de la asociación destaca las obras de humanización de Concheiros que, desde su inicio, estuvieron marcadas por la polémica y el malestar de los vecinos, especialmente por la gran demora, pues los nueve meses del plazo de ejecución previstos inicialmente, se convirtieron en más de dos años. 
Las obras, que los vecinos denominan como “impostas”, estaban enmarcadas en un proyecto impulsado por el Gobierno gallego para mejorar e integrar las entradas de los Caminos de Santiago en la capital gallega. Siendo el barrio de San Pedro la entrada del camino francés, se convirtió, por lo tanto, en el gran foco. 
Durante meses, las obras de humanización de Concheiros mantuvieron en vilo a vecinos y comerciantes, que se vieron afectados por una intervención que duró más de la cuenta y que afectó a una de las calles más transitadas de Santiago. Para muchos, como es el caso de Fernando Lema, uno de los socios fundadores de la Unitaria, la obra “é un cúmulo de despropósitos e é para facer tres tempadas de Netflix”, comenta sobre todas las problemáticas que derivaron de dicha intervención. 
Y es que, en la actualidad, muchos vecinos siguen sufriendo sus consecuencias, pues como fruto de la remodelación de las calles, se redujo el número de aparcamientos disponibles. 
Una situación muy criticada por los comerciantes de la zona, ya que llegó incluso a afectar en la productividad de sus establecimientos. “Os negocios non funcionan se non hai onde aparcar, hai xente que deixou de vir por iso”, cuenta Ramona Martínez, que regenta la Churrería San Pedro junto a su marido desde hace ya 19 años. Una afirmación que también ratifica la peluquera Marta Álvarez, asentada en el barrio desde hace casi dos años con su negocio, y que también ve como la falta de aparcamiento “repercute a nivel clientes”. “Algunos no vienen porque no tienen donde aparcar”, sentencia al respecto. 
La pandemia: punto de inflexión 
A pesar de que tras la pandemia ese proceso de turistificación se ve incrementado, el confinamiento también supuso un antes y un después para los vecinos y comerciantes de San Pedro. “O confinamento permitiunos evidenciar o que era a cidade sen turistas (...) e fumos plenamente conscientes de que non necesitábamos saír do barrio para subsistir”, explica Montse Vilar. Una percepción que permitió al vecindario “redescubrir o que era a cidade, que a sostén e cal é a súa identidade”. 
Esta ‘revelación’ se vio interrumpida con la llegada de la desescalada, donde se produjo un incremento de visitas “hasta o punto que había unha sobreturistificacion e masificación de chegadas, un descontrol de números que a cidade non era capaz de manter”, cuenta Vilar. 
Así, a los problemas derivados de la vivienda, de la falta de aparcamientos y de la obra de Concheiros, con el fin del encierro volvía un viejo conocido con mucha más fuerza: la masificación turística. 
Por aquel entonces, raro era el día en el que por San Pedro no entraban grandes grupos de turistas sin control y con actitudes poco cívicas con el vecindario. “Todo é ruído, cantan seguido, eu non entendo porque teñen que entrar cantando a San Pedro”, se queja una vecina en alusión a varios grupos de peregrinos que inundaron el barrio gritando, una estampa que no dejó de repetirse durante los meses de verano. 
Al respecto, Lema lamenta “que se siga promocionando tan salvaxemente e se obvie que hai un problema”. Los últimos acontecimientos (en alusión a la llegada masiva de la JMJ Lisboa o el Ecofin, en el que no había taxis) evidencian que “a cidade non ten capacidade nin está preparada para aturar máis turistas nas tempadas altas”. 
“Desde Semana Santa ata setembro, ti non podes pedir un taxi”, explica el socio de Unitaria que hace mención además a que “hai un desprazamento, están botando aos veciños”. 
Como consecuencia de esa masificación, que irrumpe en el día a día del vecindario, se asentó un gran descontento y malestar social entre vecinos y comerciantes, especialmente por los ruídos y la ocupación del espacio público. 
Lema también pone el foco en estos ruidos: “eu vivo en Concheiros e é que non podes descansar un día, é esgotador”. En los mismos términos habla la peluquera, que ironiza sobre la “convivencia maravillosa” con los turistas, pues hay ocasiones en las que la masa de peregrinos es tal que “no nos dejan entrar por las puertas, salir del garaje o incluso tomar algo en una terraza porque no hay sitio”. 
Otro de los conflictos con los peregrinos se debe al uso de la bicicleta para bajar la calle de San Pedro, lo cual está prohibido y señalizado, pero “aínda que non se pode baixar, baixan igual”, explica Lema, que incluso llega a decir que “se non vivira xa no barrio, agora mesmo non decidiría vivir aquí”. 
Es muy triste que no vean que la gente que vive aquí no está muy cómoda”, es otra de las opiniones más reiteradas en un barrio ahogado por el turismo. 
Código de Boas Prácticas 
A esta “chegada descontrolada” se sumó “unha falta de responsabilidade a nivel afectivo por parte das administracións” que evidenciaban “o modelo turístico polo que está apostando a cidade”. “Parece que todo é camiño e é Xacobeo, que todo é camiñizable e xacobilizable”, incide Montse Vilar. 
Por ello, y tras lo vivido durante el confinamiento, “a veciñanza puxo un freno, unha barrreira como dicindo: ‘estamos aquí, vivimos aquí, necesitamos que alguén o teña en conta’”, explica la presidenta de A Xuntanza. 
Como fruto de esta sensación, la organización vecinal recopiló las principales quejas de los vecinos y surgió el Código de Boas Prácticas, que además de tener como objetivo trasladarlo a las administraciones, tenía otro mucho más amplio: el de repensar el modelo turístico de la ciudad. 
Al respecto de la iniciativa, Vilar sostiene que tuvo bastante más repercusión de lo esperado y que incluso “pensamos que o goberno actual recolleu un pouco o espíritu e empezou a mover a campaña esta de Compostela Fráxil”. 
Con todo, esta iniciativa de la asociación, que también tuvo un trabajo audiovisual por detrás, supone solo un grano de arena de todo lo que aun queda por hacer. 
Montse vuelve a incidir en que la solución pasa por “repensar o modelo turístico de Compostela”. É necesario poñer sobre a mesa todo isto e ver cara onde queremos camiñar (…) senón esto desembocará na expulsión da veciñanza e a cidade convertida nun parque temático”, sentencia. 
Y es que, el modelo apuesta por un turismo que presiona, que invade y cuya consecuencia más directa, además de la expulsión de los vecinos, será la pérdida de identidad que antaño caracterizaba y atraía de este barrio compostelano a partes iguales. 
Otras claves 
A pesar de todas las consecuencias negativas que la turistificación puede tener sobre los establecimientos de San Pedro (como el cierre de comercios y su sustitución por otro tipo de negocios como albergues o lavanderías autoservice), existen locales en los que su supervivencia depende, en mayor medida, del gasto de los peregrinos. 
Es el caso de la Churrería San Pedro. Su dueña nos cuenta que durante el verano apenas queda gente del barrio, por lo que “traballamos moitisimo, sobre todo do peregrino”. A su parecer, “se tiveramos que traballar no verán sen ningún peregrino, teríamos que cerrar”. 
Una situación que para ella sufren muchos hosteleros, ya no solo de la zona sino del casco histórico compostelano: “Creo que se a Santiago lle falta o peregrino, os negocios pecharían”, finaliza. 
El ascensor y otras problemáticas 
Siempre la hubo, pero no tanta como ahora”, así habla de la droga la vecina que lleva más de veinte años viviendo en San Pedro. Y es que, junto a todos los problemas mencionados, la droga y los okupas son otras dos cuestiones por las que el vecindario “está tendo bastantes conflictos”, explica. 
Una situación que se vive en otros barrios de la ciudad y en la que, en los últimos meses, se produjeron varias redadas en narcopisos. 
Por otro lado, la falta de mantenimiento es otra de las peticiones más reiteradas. “Está moi desatendida a calle principal, o barrio de San Pedro abarca moito máis”, exclama otra vecina de la zona. 
Finalmente, fuentes consultadas por este medio también incidieron en la falta de mantenimiento del ascensor de Triacastela que, a pesar de ser fundamental para conectar los barrios de Fontiñas y San Pedro, acumula ya varios fallos en su funcionamiento. 
(Des)facendo barrio: el documental 
“As admnistracións só se preocupan do récord”, é unha das voces que protagoniza o documental transmedia (Des)facendo barrio. San Pedro, autovía para turistas. 
Un corto de unos aproximadamente 15 minutos en los que son los vecinos los que cuentan lo que están sufriendo. Fue grabado entre abril y julio de 2023 por dos estudiantes para su TFM: Érika Martínez y Samuel Pérez; y ha sido presentado recientemente en la Unitaria. 
“O obxectivo era poñer sobre a mesa a problemática, visibilizala. Vimos que había bastantes novas pero non había ningún traballo audiovisual”, comenta Érika. "Queríamos poñerlle cara á xente que sufre este problema", añade Samuel. Ambos coinciden y destacan la gran implicación de los vecinos durante la grabación."

Unos meses antes, el 10 de junio de 2023, Álvaro Sevilla titula su artículo para La Voz de Galicia "La alta presión turística moviliza a los barrios de Santiago: «O que estamos vivindo é unha hiperturistificación da cidade»", haciéndose eco de las quejas vecinales, anunciando que "En San Pedro retomarán el decálogo de buenas prácticas que se hizo viral en el 2022 y recuerdan que "que paga os impostos e os servizos son os que estamos aquí". Y así, el 31-7-2023 y en el mismo periódico leemos el titular El Ayuntamiento de Santiago saca un decálogo de buenas prácticas para evitar las actitudes incívicas relacionadas con el turismo, que se desarrolla en la siguiente noticia:
"El Ayuntamiento pondrá en marcha mañana una amplia campaña informativa y de concienciación para tratar de erradicar los actos incívicos que se están produciendo en la ciudad relacionados con la actividad turística, sobre todo en el entorno de la Catedral y en el principal acceso jacobeo a la ciudad, el barrio de San Pedro. La campaña se desplegará en múltiples soportes (las páginas web de Turismo y el Concello y sus redes sociales) y en las oficinas de turismo municipales y autonómicas, así como en el aeropuerto, autobuses, mupis urbanos de información y de una veintena de parques, además del despliegue de personal para informar a pie de calle. 

 Eso en la ciudad, porque la iniciativa llegará más allá. Al menos a los albergues y alojamientos del Camino más próximos a Compostela, para que los peregrinos y turistas que lleguen por esa vía se vayan concienciando sobre la necesidad de conciliar su derecho al disfrute de la ciudad con el respeto a una convivencia ordenada con los compostelanos y con su patrimonio artístico, que también lo es de la humanidad. 

Turismo de Santiago remitirá a todos esos centros, además de a los hoteles de la ciudad y establecimientos turísticos, el Código de Boas Prácticas, un decálogo para promover un turismo sostenible y en el que se invita a los visitantes a disfrutar de la ciudad, de su patrimonio artístico, zonas verdes y su vida cultural, pero también a hacerlo con sentido común en el uso de los espacios públicos y con el respeto que se merecen los compostelanos frente a manifestaciones de júbilo acompañadas de griteríos que alteran la convivencia. 
Un símbolo de reconocimiento universal, el que identifica el material delicado, el que debe «tratarse co máximo coidado», como el patrimonio histórico, es la base de esa campaña, que ayer presentaron en Raxoi la concejala de Turismo, Míriam Louzao; la subdelegada del Gobierno en la provincia, María Rivas; y la gerente de Turismo de Santiago, Flavia Ramil. Se trata de trasladar el mensaje de que Santiago es una ciudad patrimonio de la humanidad y exponer el cuidado que exige por parte de todos, también de quienes la habitan ocasionalmente. 
El Código de Boas Prácticas recoge, en gallego, castellano e inglés, una docena de consejos e indicaciones: la corresponsabilidad en el cuidado del patrimonio; el respeto a la diversidad; el interés por la autenticidad frente a «pseudo tradicións ou prácticas inapropiadas»; la singularidad del comercio y la gastronomía local; la necesaria contribución de los visitantes a mantener limpia la ciudad; su aportación también a la calidad acústica, evitando excesos de ruido al celebrar sus llegadas, ya sea vociferando o con el ruido de bastones sobre el pavimento, al que también dañan. 
La segunda mitad de ese decálogo arranca haciendo mención indirecta a los desmanes que se han visto en los últimos años en el Obradoiro y que se han intensificado este verano, aunque la alcaldesa defiende que no se han amplificado. El folleto indica que la calidad visual del paisaje urbano también «ten un valor excepcional» y que «non é unha área de pícnic nin unha zona de acampada». Los demás mensajes inciden en el respeto a la preferencia peatonal, recuerdan a los grupos numerosos que no están exentos de cumplir las normas de circulación y piden respeto para quien descansa sin tener que dejar de disfrutar de las muchas opciones de ocio que ofrece la ciudad, además de invitar a los visitantes a disfrutar de la tranquilidad de los parques urbanos y de ayudar con su actitud a la hospitalidad también. 
La campaña está pensada «en positivo», según Louzao, para motivar esas buenas prácticas entre los visitantes, aunque, con la información ya disponible en distintos formatos y medios, se comenzará a multar las situaciones sancionables. En San Pedro se empezará con los que bajan en bici en dirección prohibida en los próximos días, cuando se refuerce la señalización al efecto. Louzao defendió la tasa turística como medio para reforzar la limpieza y la seguridad.   
El Ayuntamiento está dispuesto a sancionar los actos incívicos ahora que ha puesto en marcha la primera fase para pedir sentido común en el uso de la ciudad a turistas y peregrinos. Pero lo tiene complicado con algunos de los actos que en los últimos meses han llamado la atención de los compostelanos. Ninguna ordenanza prohíbe comer en la calle —sí beber alcohol— ni dormir al raso en espacios públicos. 
Así lo asumía ayer Louzao, quien adelantó que el Concello quiere «facer as mudanzas precisas» en las que regulan el uso de los espacios públicos «para recoller estas cuestións que non están e que deberían estar». Pero eso precisa tiempo, dice la responsable de Turismo, quien también advierte que, aunque no sean punibles según la normativa municipal, hay cuestiones que son «de sentido común» y que deberían evitarse, como los pícnics en el Obradoiro. Y eso pretende el decálogo que ayer ya era visible en los mupis y que hoy se comenzará a distribuir en múltiples formatos y con distinto alcance social.ç 
Borja Verea (PP) insistía ayer en que con la información no es suficiente y reclamaba más presencia policial en el caso viejo y un reglamento para evitar estas situaciones y sancionarlas."

Ya un año antes aún había saltado la máxima alarma, bien descrita por Rodrigo Brión Insua en Galicia@Press con la noticia Compostela tiene que elegir: o "parque temático para peregrinos" o ciudad que no "expulse" a sus vecinos en la que podemos leer lo acontecido tras una masiva llegada de peregrinos a la ciudad:
"Los vecinos de Santiago de Compostela han vivido semanas de tensión por la llegada de miles de peregrinos en las últimas semanas con motivo de la Peregrinación Europea de Jóvenes, un evento que puso contra las cuerdas el difícil equilibrio existente para la convivencia entre residentes y turistas. Los vecinos del barrio de San Pedro son de los más afectados por un modelo de turismo que consideran incompatible con una ciudad "con turismo religioso, pero también una oferta cultural atractiva, capital de Galicia, tradición universitaria, foco de innovación con una economía y vida social dinámica...". 
Mercedes Vázquez, miembro de la junta directiva de A Xuntanza, explica para Galiciapress las principales tensiones existentes en un barrio con los alquileres disparados por el peso del turismo, "hostil" para sus residentes más veteranos y que corre el riesgo de morir de éxito.  
Imaginen por un momento que toda la población de Baiona o Fene se marcha a Santiago de Compostela durante una semana entera. Más de 12.000 personas en agosto por la capital gallega, que ya dispone de un espacio limitado. Añadan a esto los turistas habituales, un goteo constante de centenares de personas en pleno Xacobeo. Pues este colapso es el que han vivido los compostelanos la semana pasada, con motivo de la Peregrinación Europea de Jóvenes, un evento que despertó las críticas de muchos vecinos por las escenas consideradas “incívicas” por los residentes, que se quejaron de los ruidos y las molestias provocadas por los jóvenes.  
Entre los denunciantes está la Asociación Veciñal A Xuntanzadel barrio de San Pedro, puerta de entrada para muchos peregrinos que terminan el Camiño de Santiago. La plataforma reconoce que estos días fueron “complicados” por “el impacto que tanta gente tuvo” en la vida cotidiana de la zona. “Hay que tener en cuenta que a día de hoy en la zona histórica deben residir alrededor de 15.000 personas, así que 12.000 (más los turistas de otro perfil) son mucha gente para una zona bien pequeña”, recalca Mercedes Vázquez, parte de la junta directiva de la organización. 
Espacios públicos saturados, basuras que no se recogen, ruidos, riesgos para la movilidad… Muchos son los inconvenientes que citan los vecinos por la turistificación que sufre su barrio y con la que conviven “durante varios meses al año”. “Por no hablar de la presión del turismo sobre el precio de los alquileres de viviendas y bajos comerciales, o de la evidente banalización de la experiencia del Camiño”, apostilla Vázquez.  
UN TURISMO QUE “EXPULSA” A LOS VECINOS 
Sin embargo, estos días el turismo fue un paso más allá y el difícil equilibrio para la convivencia entre los visitantes y los vecinos se fue al traste. “¿Conoces la diferencia entre un aficionado al fútbol y un grupo de hooligans? Pues eso es lo que tuvimos aquí”, ejemplifican desde la Asociación, que no entienden cómo en los alrededores del Bernabéu o Riazor esas prácticas no se consienten mientras que “aquí sí”. 
“Pero estas personas son solo la punta del iceberg de una industria que, como una fábrica de quesos o tableros, tiene un impacto que tiene que ser estudiado y limitado”, razona Vázquez. 
Ante ese iceberg del que habla la organización, A Xuntanza puso a disposición de todo el mundo un decálogo de buenas prácticas para peregrinos y visitantes, especialmente enfocado para la etapa final del Camiño de Santiago. Respetar a los vecinos, minimizar los ruidos o reducir el impacto sobre la vía son algunos de los puntos del documento, que actuó como “medio de denuncia” y que tuvo una acogida “unánimemente muy positiva” en el barrio, pero también de personas y negocios de otros puntos de Galicia atravesados por ramales de la ruta xacobea que sufren a diario episodios como los relatados en San Pedro."


Y aquí tenemos el Decálogo de buenas prácticas para el final del Camino publicado por dicha Asociación Veciñal A Xuntanza, del que alguien ha dicho ya que habría de ser "extensible a todo el Camino"


Según avanzamos por la rúa de San Pedro, vemos ahora asomar, sobre los tejados de las casas y a la derecha de la Berenguela, una de las torres barrocas de la fachada de la catedral, la cual mira al otro lado a la Praza do Obradoiro, en concreto la torre de la izquierda vista desde aquí, conocida como A Torre das Campanas, que fue la primera que se hizo, dentro de la gran reforma del siglo XVIII del arquitecto Fernando de Casas Novoa. En la torre románica anterior que había en su lugar se guardaron en la Edad Media el obispo Diego Xelmírez y la reina Urraca I de una turba enfurecida que para hacerles salir quiso prender fuego al edificio


El obispo escapó pero Urraca fue atrapada y vejada por la muchedumbre si bien, consiguiendo escapar, se pone al frente de sus ejércitos y asedia a la ciudad, que se rinde y es sometida a gran represión. Esta es la explicación del suceso extraída de la biografía de la reina en la Wikipedia:
"A finales de la primavera del 1117, en preparación a la campaña contra Teresa, Urraca marchó a Santiago a intentar reconciliar el concejo de la ciudad con el obispo Gelmírez. Gelmírez y el conde Traba, tutor del infante Alfonso, pactaron con Urraca, pero la población, que temía un trato desfavorable, se amotinó y los cercó en una torre de la catedral, entonces en construcción. Los rebeldes le prendieron fuego y les obligaron a abandonarla. A continuación, desnudaron y apedrearon a la reina hasta que algunos pudieron calmar a la turba. La soberana fue liberada y reunió tropas que hicieron capitular a los rebeldes. El obispo recobró el gobierno de la ciudad, que hubo de pagar una onerosa multa y sufrir el exilio de los cabecillas de la revuelta. Tras la rendición de la ciudad, la reina la sometió a una fuerte represión. 
El levantamiento, ejemplo de la inestabilidad urbana característica de la época en Europa, era señal del dinamismo urbano en el Camino de Santiago, como lo fue también el conflicto entre los burgueses y el abad en Sahagún, que duró de 1110 a 1117"

Unos pasos más y reconocemos la otra torre "gemela" barroca, la Torre da Carraca, denominada de esta manera por ser donde suena este instrumento en Semana Santa, cuando callan las campanas en señal de duelo por la muerte de Jesús. La leyenda dice que su sonido espantó a un cercana partida francesa durante la invasión napoleónica, marchándose pues pensaron había estallado un gran motín


Entre las dos torres de la fachada barroca de la catedral se ve también un poco el cimborrio sobre el altar construido entre y 1663 y 1667 por el arquitecto salmantino José de la Peña de Toro y reformado en 1671, tal vez bajo la dirección del también arquitecto, este compostelano, Domingo Antonio de Andrade



Tiendas y hostelería. La rúa de San Pedro hace una suave bajada y las torres catedralicias van ocultándose a nuestra vista al ir haciendo camino, así nos lo explica Rosario Valdés Blanco-Rajoy, del Instituto de Estudios Gallegos “Padre Sarmiento” CSIC-Xunta de Galicia, en su trabajo La capilla de los Neira de Luaces en la iglesia compostelana de Santa María do Camiño (SS. XVI-XIX):
"El Camino Francés se denominó más tardíamente como Camino de Castilla y a su paso por el arrabal compostelano, llevaba el nombre preciso de “Rúa de San Pedro” con que se conoce hoy en día. A mediados del siglo XVI las rúas de San Pedro y Hortas eran las dos calles principales de la ciudad por el tráfico de personas y mercancías; según varios testimonios de la época, ninguna de ellas estaba empedrada por lo que “[...] las dichas calles ban muy fondidas e las casas quedan muy altas e descobiertos los cimientos y en muchas partes ha menester para subir a ellas dos o tres grades y están muy peligrosas para se caer […]” y en el invierno el agua de la lluvia, traía “[…] muchos lodos y fosas de tal manera que no pueden por ellas andar ni caminar a pie ni a caballos sino con trabaxo [… ]”, todo ello iba en detrimento de los vecinos, moradores “[…] e peligrinos e romeros y caminantes […]"

La rúa de San Pedro era una de las más transitadas de la ciudad, además del "nexo de unión entre la ciudad amurallada y el antiguo arrabal de San Pedro, el primero y quizá el más populoso de Compostela que se habría creado en el siglo X, en la márgenes del propio camino, extramuros y en el entorno del antiguo monasterio de “San Pedro de Afora”"


Dicho monasterio, fundamental además para la historia de las peregrinaciones se encontraba aquí, en este cruce a nuestra izquierda y, si vamos corriendo y con prisa con la vista puesta al frente es posible que ni lo veamos o, mejor dicho, la iglesia de su advocación, San Pedro, sucesora del templo monacal


Este santuario está en la Praza de San Pedro y al lado de esta vía, la Calzada de San Pedro, llamada calzada para diferenciarla de la rúa, "La fábrica medieval de este monasterio era de estilo románico, muy semejante a la de Santa María del Sar; fue definitivamente demolida en 1839. En su lugar se levanta hoy en día el edificio neoclasicista de la iglesia parroquial de San Pedro", nos dice Blanco-Rajoy. Podemos acercarnos a ella desde el Camino, pasando junto a la terraza del Bar Esquina


San Pedro, plaza y rúa, reciben evidentemente su nombre el templo aquí existente, donde contemplaremos el santuario de esta advocación, estilo neoclásico pero que se piensa su antecesor fue un posible edificio medieval del siglo IX erigido más allá de las viejas murallas. Según esto, habría sido construido siendo obispo de Santiago Sisnando I entre los años 877 y 920. Más segura es, no obstante, la fundación aquí de la abadía benedictina de San Pedro de Fóra en el siglo XI, llamada así (fuera, fuera de las murallas) para distinguirla del altar de San Pedro del monasterio de San Paio de Antealtares situado dentro de la cerca medieval al lado de la catedral


Se trataba por lo tanto de una de las primeras comunidades monacales asentadas en Santiago relacionadas con la atención al culto del Apóstol, junto con San Martín o San Martiño y San Paio, al lado del lugar donde aparecieron sus restos. Esta antigua abadía, entonces rural, ocupaba el solar del actual templo y subsistiría entre otras cosas de cobrar, al menos desde el siglo XX, rentas a los vendedores de conchas, concheiros, del cercano barrio de este nombre



En el siglo XV las reformas de los Reyes Católicos y del Papa Urbano VIII supusieron el final de la vida monacal. La relajación de costumbres y la centralización monástica encaminaron la actividad conventual al monasterio de San Martiño Pinario, al norte justo de la actual catedral, a donde pasaron sus rentas y monjes, si bien se instalaron algunos capellanes para mantener aquí el culto. Así empezó un tiempo de decadencia, si bien el cenobio e sabe fue mandado reconstruir en 1631 por el obispo Diego Vela Becerril, pero poco duró la obra nueva pues en 1667 es el Cabildo quien denuncia su nueva ruina así como la usurpación de sus imágenes



Aunque dos benefactores particulares, Simón Suárez Berbetoros y Tomasa de Luaces, desearon ampliarla, a finales del siglo XVIII ya no se podían celebrar aquí los oficios religiosos dado su franco deterioro, llegando a rebajarse paredes y techo para evitar su derrumbe. En 1842, ya sin tejado, se instó por parte del Ayuntamiento a su derribo,  pero al no hacerse y caerse parte de la estructura en 1854, fue derribada definitivamente y en su lugar se construyó la actual capilla. Con sus piedras se enlosó la Praza da Quintana, al pie también de la catedral de Santiago, así como la calzada desde la Porta Faxeira a la Alameda


Hasta ese siglo XIX su campo fue empleado como cementerio, en 1962 se hicieron estudios arqueológicos a cargo de José Guerra Campos y a principios del siglo XXI excavaciones arqueológicas en las que se hallaron cimientos de la iglesia románica y enterramientos desde el siglo IX de frailes y peregrinos inhumados en el antiguo monasterio, pues tuvo hospedería para los romeros, dándoles servicio desde mucho antes que se construyese del Hostal dos Reis Católicos en el siglo XVI. La reurbanización del año 2004 recupera en el tamaño y forma de la plaza las dimensiones de la desaparecida construcción medieval, así como con losa rojiza se señala ese camposanto. Esta es la evocadora descripción del Centro Virtual Cervantes de esta iglesia:
"Al igual que les ocurre en Trieste a Italo Svevo y a Claudio Magris, el viajero que llega a Compostela ama las cosas que no existen y encuentra en la ausencia su propio destino. Pensemos en la plazuela de San Pedro, donde figura la iglesia neoclásica bajo cuyos cimientos se oculta el tiempo perdido, o mejor, las páginas de un libro que leemos de atrás hacia delante. Ruinas, vislumbres, atisbos de lo que un día fue y dejó de ser la ciudad. Desde hace mucho la arqueología sabe construir este tipo de reminiscencias. De ahí que nos guíe esa disciplina a la hora de figurarnos cómo creció el recinto de San Pedro de Afora. 
En el atrio descubrieron los investigadores algunos enterramientos. Dicen que corresponden a romeros que hallaron su cobijo final en el viejo monasterio benedictino, antaño usado como hospedería. Los restos más antiguos están datados en el siglo xii, el mismo en el que se alzó el antiguo cenobio. Como un fondeadero en el que confluyen los regatos de la historia, el suelo de San Pedro nace de la memoria y asimismo la enciende y la excita. Por eso decimos que las figuras talladas por Ferreiro no sólo enriquecen el interior templo; tienen además algo de guardianes o de exponentes de una nostalgia gloriosa."

Si tenemos oportunidad, no dejemos de visitar el interior de la iglesia para admirar las tallas del citado prestigioso escultor José Caaveiro. Al entrar y, mirando hacia arriba la fachada del templo, contemplaremos el semióculo u óculo semicircular que da luz natural a dicho interior. Justo encima, un pequeño símbolo labrado en la piedra no ha de pasarnos desapercibido


Un pino y, al lado, dos conchas, símbolo de los peregrinos que aquí se acogían y aquí se enterraban. Las conchas tal vez revelen también la vinculación del santuario con las vieiras y su venta, pues, como leemos en Turismo Galicia, "Desde el año 1200 se beneficiaba del canon que tenían que pagar los vendedores de conchas situados en sus cercanías". El pino, por su parte, tal vez revele, como otros símbolos arbóreos compostelanos similares, su vinculación con el convento de San Martiño Pinario desde el siglo XV. Esta es su historia resumida en el Portal de Archivos Españoles (PARES):
"Se cree que su fundación data del siglo IX, pocos años después del descubrimiento, según la tradición, de los restos del Apóstol y del origen de la actual ciudad de Santiago. En sus primeros años se organizó como una iglesia rural anexa a la Catedral de Santiago. El nombre de Fóra le viene precisamente por encontrarse a las afueras de la ciudad y para distinguirlo del de Ante Altares que se encontraba dentro. 
Una vez establecida en ella la comunidad benedictina tuvo varios prioratos agregados, entre los que se encontraba el de San Antolín de Baíñas. Al igual que Santiago y sus templos adyacentes, San Pedro de Fóra fue destruido tras la campaña de Almanzor, a finales del siglo X. Edificado de nuevo, fue restaurado totalmente hacia el año 1173, tuvo funciones de hospital y hospedería de peregrinos del Camino de Santiago, albergando también un espacio dedicado a dar sepultura a los monjes, pobres y peregrinos que fallecían en sus instalaciones. 
Durante los últimos años del siglo XV, en el marco de la reforma de los monasterios impulsada por los Reyes Católicos, el Papa Inocencio VIII ratifica la solicitud de incorporar San Pedro de Fóra, junto a todas sus rentas, al monasterio de San Martín Pinario. La bula papal de 1487 suponía que el monasterio dejaba de existir como abadía y monasterio independiente, no obstante parece ser que la ejecución de la misma no se llevó a cabo inmediatamente y la comunidad religiosa se mantuvo durante unos años más. Sin embargo, en otra bula de enero de 1494, sí se mencionaba como definitiva la incorporación de San Pedro de Fóra a San Martín.ç 
Tras la salida de los monjes a Pinario, San Pedro de Fóra quedaba extinguido como monasterio, manteniendo únicamente algunos capellanes encargados de mantener el culto diario en la iglesia. Las dependencias del Monasterio fueron quedando en estado ruinoso hasta el siglo XIX que desapareció por completo. La iglesia actual de San Pedro conserva algunos restos de la primitiva construcción del antiguo monasterio."

Adentro nos dirigimos al altar, admirando las capillas laterales


Se estructura de nave central, separada de las de la epístola y la del evangelio por dos arcos de medio punto a cada lado: este es el izquierdo según entramos, o lado del evangelio


Y a la derecha, el de la epístola


Este es uno de los retablos y oratorios de ese lado, una de mas magníficas obras de José Ferreiro


A su derecha un cuadro de la Virgen con el Niño estilo icono ortodoxo, colocado sobre una orla de rayos celestiales; arriba dos ángeles portan una corona. Encima, uno de los ventanucos que dan luz natural a estas naves


En el retablo, de llamativo color claro, hay diversas hornacinas para algunas imágenes religiosas, destaca por su tamaño la del Ecce Homo que lo preside. Arriba a su derecha están las de los evangelistas San Marcos y San Juan (esta sin su talla) y a la derecha San Mateo y San Lucas (en esta su figura también ha desaparecido)


Entrada a la sacristía, con una talla de la Virgen del Carmen a la izquierda de la puerta y otro retablo a la derecha


El escultor José Ferreiro, de nombre completo José Antonio Mauro Ferreiro Suárez es considerado el más importante representante del neoclasicismo en Galicia entre la segunda mitad del siglo XVIII y el primer tercio del XIX. La mayor parte de su obra está repartida por las iglesias de Santiago de Compostela


Este retablo representa una escena del Nacimiento con María, José y el Niño en el pesebre. A la izquierda hay una talla grande de un santo que no hemos podido reconocer


La vinculación de José Ferreiro, nacido en la cercana villa coruñesa de Noia el 14-1-1738, con Santiago de Compostela se remonta a los ocho o nueve años de edad, cuando llega con su madre a esta ciudad tras la muerte de su padre, Domingo Ferreiro, de quien heredó el oficio de escultor


Al faltar el padre de familia y ser el mayor del cinco hermanos hubo de ponerse a trabajar y por ello ingresó en el taller del maestro José Gambino, coruñés de ascendencia genovesa, cuya familia había fundado en Faramello la primera fábrica de papel de Galicia, aunque sin embargo su abuelo, llamado como él, era escultor y de él aprendió estas artes que luego transmitiría a su vez a su discípulo José Ferreiro, que terminó siendo su yerno, pues se casó con su hija Fermina en 1758. Leemos en su biografía de la Real Academia de la Historia:
"En el taller de Gambino, Ferreiro no sólo completó su formación técnica y estilística, sino que progresó de tal forma que en el año 1758 se casó con la hija de su maestro, Fermina Gambino, con quien tuvo tres descendientes. El lazo familiar vino a ser la culminación del perfecto entendimiento entre maestro y discípulo, hasta el punto de contratar ambos en pie de igualdad las obras que debían realizar, aun las de mayor envergadura. 
En el taller de su suegro, además, Ferreiro entró en contacto con el arte italiano, puesto que Gambino era hijo de un genovés que, a principios del siglo xviii, había montado una fábrica de papel cerca de Santiago, adonde además traía consigo la tradición artística de su país, legado que pasó a sus sucesores en forma de bocetos, estampas y grabados que se convirtieron en fuente de primera mano para conocer el arte de los grandes maestros (Rafael, Miguel Ángel...), pero sobre todo el barroco italiano encarnado por Bernini, huella que se descubre una y otra vez en la obra de Ferreiro, cuya evolución pasa por tres etapas: una de formación, otra de madurez, que algunos llaman también “magistral”, y una última, la de Sanabria, denominada así por transcurrir en estas tierras actualmente pertenecientes a Zamora. 
El patrimonio técnico y artístico de raíces barrocas, heredado de su propio padre, se verá endulzado por la estética rococó dominante a mediados del siglo xviii en Compostela que su suegro le transmite y que se manifiesta en la producción de juventud que se atribuye a Ferreiro..."

Vista del altar y del magnífico retablo con las tallas de santos de José Ferreiro, cuyo primer trabajo de envergadura fue con su suegro en el retablo del monasterio de Sobrado dos Monxes, en el de San Mamede de Carnota y en el frontón escultórico de la fachada del Pazo de Raxoi. En Sobrado, Ferreiro conocería al maestro escultor Manuel Francisco Álvarez de la Peña, de quien incorporaría las pautas del arte neoclásico, pues los monjes le habían encargado dirigir la construcción del grandioso retablo mayor "con arreglo al nuevo orden", trayendo para ello el abad "a los mejores escultores del Reino de Galicia"


A la derecha y orientado al sur, otro ventanuco da luz a esta cabecera con su altar mayor y retablo, en el que arriba, rematando su estructura, vemos otra imagen de la Virgen María con el Niño mientras que abajo, en medio, está San Pedro, inconfundible con sus llaves; a la izquierda es San Andrés con su cruz y a la derecha un evangelista, tal vez San Juan, hermano de Santiago el Mayor


Esta temprana veneración y patronazgo a San Pedro en el acceso más importante a Santiago no es casual, la Xacopedia nos informa que desde el primer momento se quiso vincular en Compostela el culto a Santiago con el de San Pedro, lo que no dejó de levantar serias suspicacias en otro gran centro de peregrinación de la cristiandad, San Pedro de Roma. Ya al descubrirse los restos de Santiago o los que por tales se tiene, se construye un primer templo dedicado a San Pedro, a los que seguirán otros más tal que este de San Pedro de Fóra, apoyado en el siglo XII por Diego Xelmírez:
"Tras la desaparición física de los dos apóstoles, no volvemos a tener noticias que los vinculen, hasta que en la Edad Media surge la cuestión jacobea. El primer motivo que los vuelve a unir -y ahora no precisamente en positivo- va a ser la problemática cuestión de la evangelización de la Península Ibérica. Según la tradición compostelana, Santiago viaja al extremo occidental del mundo conocido -España y Galicia- y logra establecer, no sin esfuerzo, las primeras comunidades cristianas. Sin embargo, según la tradición romana, serían los apóstoles Pedro y Pablo los protagonistas indirectos de la evangelización peninsular, al enviar desde Roma a los primeros discípulos encargado de la misión. Se sostiene que el propio Pablo pudo ser el primer evangelizador peninsular. En algún texto incluso se alude a una posible visita de San Pedro. 
Pese a las periódicas suspicacias entre Roma y Compostela por la cuestión indicada, la Iglesia compostelana procuró, desde sus primeros tiempos, vincular la figura de San Pedro a la del Apóstol enterrado en Compostela. Cuando, tras el supuesto descubrimiento de los restos de Santiago, se construye el primer templo a él dedicado, también se levanta otro, posteriormente desaparecido, bajo la advocación de San Pedro como cabeza de la Iglesia. En el siglo XII el arzobispo Diego Gelmírez promueve la iglesia de San Pedro de Fóra, en la entrada del Camino Francés en la ciudad, en el actual barrio de San Pedro."

Y es que además, en tiempos de Diego Xelmírez, el Codex Calixtinusel gran corpus documental jacobeo, destaca a San Pedro, San Pablo y Santiago el Mayor como los discípulos favoritos de Jesús, considerándolos las Tres Columnas de la Iglesia, Roma con San Pedro, Compostela con Santiago y Éfeso con San Juan, una idea que llevaba latente tiempo atrás. La propia evangelización de Hispania sería entonces indirectamente obra también de San Pedro y San Pablo al habérsela encomendada a Santiago, e incluso se diría que ambos en algún momento estuvieron en la Península


Sea como fuese la teoría de las Tres Columnas fue atacada por Roma pues casi planteaba una paridad entre las tres sedes, Santiago en occidente, Roma en el centro y Éfeso (San Juan) en el oriente. La suspicacia de Roma hacia Santiago había llegado a ser tal que en el Concilio de Reims del año 1049 el papa León IX pronunció excomunión contra el obispo de Santiago, Cresconio, por utilizar el título Episcopus Apostolicae Sedis o, en concreto, Episcopus Iriensis et Apostólice Sedis, lo que hizo temer a Roma por un posible cisma, "A pesar de que surgía la idea metropolitana de la sede del Apóstol, sería Gelmírez quien un siglo después lograría convertir este prestigio moral en estatuto jurídico, pero siempre supeditado a la iglesia romana", leemos en Xakopedia:
"Basándose en una interpretación interesada de la figura de Santiago el hermano del Señor o el Justo, que asimila a la del Santiago el Mayor, la Iglesia compostelana de los siglos XI y XII intentó difundir al Apóstol jacobeo como uno de los tres grandes pilares del cristianismo. La intención última era promover a Compostela como una de las tres grandes sedes de la Iglesia universal. Al final la propuesta no funcionó, pero evidencia la ambición y el atrevimiento de varios de los prelados de este periodo. 
En este sentido Manuel Díaz y Díaz explica que esta teoría sitúa a Pedro, sucesor de Cristo, en el centro del ecúmene, a Santiago a la izquierda en el Occidente, y a su hermano Juan en Éfeso, a la derecha, de acuerdo con la conocida petición hecha por la madre de estos a Jesús. Esta teoría se atestigua en el capítulo XIX de la Historia de Turpín, y con matices más elaborados en el sermón Exultemus, pero ya aparece establecida de manera rudimentaria en el conocido himno astur de 786. Las tres sedes debían tener preeminencia absoluta y ser los grandes patriarcados de la cristiandad. La teoría, terminantemente reprobada por Roma, que ve peligrar su jurisdicción única, se mantuvo en terrenos puramente especulativos, concluye Díaz y Díaz. 
López Alsina destaca que, para la Iglesia compostelana, “estos tres santos lugares en que predicaron tres apóstoles están por encima de las demás sedes del mundo. Roma tiene que ser la primera sede, pues Pedro era el príncipe de los apóstoles. Compostela debe ser la segunda, porque Santiago fue, tras San Pedro, el mayor de los apóstoles. Sabemos por Giraldo de Beauvais que Gelmírez deseaba que la apostolicidad compostelana se reconociera con la concesión de un patriarcado”.

Pila bautismal y arriba cuadro en relieve con la imagen de San Juan Bautista bautizando a Jesús en el Jordán


Sobre ellos, el Espíritu Santo


Pasamos ahora al lado del evangelio, donde hay otro retablo y esculturas de José Ferreiro, de quien se dice que de la influencia rococó de su maestro evolucionó con Manuel Francisco Álvarez de la Peña a un clasicismo muy personal, llegando a ser definido por el historiador de Arte Ramón Otero Túñez como "un escultor barroco de alma neoclásica"


En Santiago de Compostela, además de estas esculturas de San Pedro de Fóra, aparecen obras suyas en el convento de San Martiño Piñario, en el de San Francisco, en el de San Domingos de Bonaval, el frontón del Pazo de Raxoi con la escena de la batalla de Clavijo y la estatua de Minerva para la Universidad (hoy en la Facultad de Química), etc.:
"Numerosas parroquias de toda Galicia presumen de tener alguna obra de este artista y, a pesar de que, efectivamente, trabajó de manera incansable para dar satisfacción a todos los encargos que recibía, gran parte de las que se le atribuyen son obras de escultores que, ya en vida de Ferreiro, lo imitaban, algunos con gran habilidad"

En este retablo aparecen de nuevo la Virgen María, San José y el Niño Jesús en su infancia


Detalle de las esculturas, estos retablos laterales reflejan pues episodios de la vida de Jesús


Arriba, en la pared transversal, una imagen de San Roque, santo peregrino cuyo culto se extendió tanto con las peregrinaciones como con la peste, que él mismo padeció cuidando a los enfermos durante su peregrinación a Roma. Aparece mostrando las llagas de su pierna contraídas con la enfermedad y, al otro lado, un ángel, siendo esta una de sus características iconografías



Seguidamente a este retablo de la Sagrada Familia llegamos ya al último que encontraremos en esta iglesia


Muestra una gran escultura de San José con el Niño Jesús


En la etapa final de su vida Ferreiro se va a vivir y a trabajar a Sanabria, llamado en 1813 por el párroco de Hermisende (donde morirá el 2 de enero de 1830), el sacerdote José Rodríguez, natural de O Carballiño, en Ourense, quien le conocía de su antiguo destino en San Martiño Pinario. Hermisende además pertenecía por entonces, como otras parroquias sanabresas, del obispado de Santiago:
"El motivo por el que el afamado escultor decidió instalarse allí, ya con setenta y cinco años, hubo de venir determinado por un cúmulo de circunstancias que se iniciaron con el fallecimiento de su esposa, en 1806, seguida de la muerte de su hija mayor, María, y el pleito puesto por su yerno Jacobo Pecul, disconforme con las partijas que Ferreiro había decidido hacer en 1812 entre su hija Manuela, casada con Pecul, y su yerno Vicente Portela, viudo de María, en representación de sus hijos menores. Pero para cuando el litigio se hubo resuelto, en 1817, con la corrección de las partijas, el escultor ya había decidido quedarse a vivir hasta su muerte como huésped del párroco de Hermisende, para quien hizo sus últimas obras importantes, trabajando también esporádicamente para otras feligresías vecinas. (...) 
En Hermisende murió a los noventa y un años, aún trabajando. Su muerte puso punto final a la producción de uno de los artistas más prolíficos no sólo de Galicia, sino de toda Europa."

Como solemos hacer cuando visitamos iglesias y otros santuarios, es al salir cuando nos fijamos especialmente en el coro


Desde la Praza de San Pedro regresamos a la rúa homónima, que hace ahora un poco de curva a la derecha. Además del germen en torno al viejo monasterio medieval de San Pedro de Fóra, la web del barrio de San Pedro nos dice que este nació "como un conjunto de arrabales y rúa extendidos a la entrada de Santiago por el Camino Francés" y que es "un barrio casi tan antiguo como la propia ciudad", un Camino por el que venían los peregrinos pero también, y sobre todo, comerciantes, viajeros y campesinos. 


Dejamos a nuestra derecha la Travesía de San Pedro, que comunica la calle con la rúa do Medio, paralela a esta, la cual viene de otro histórico santuario de este barrio, que aunque no vemos desde el Camino, estimamos muy conveniente mencionar, pues es la razón de la existencia de la rúa da Angustia en A Cruz de San Pedro. Nos habla de ella Blanco-Rajoy:
"En el mismo arrabal de San Pedro se encuentra la capilla de “Nosa Señora da Quinta Angustia” o de la “Angustia de Arriba”, erigida por Cristóval Francés en 1465, quien en esa fecha recibió de manos del abad de San Pedro de Afora, el foro de un solar para poder edificarla5; en la inscripción fundacional (que se conserva en el dintel de la puerta de la sacristía), se menciona la ermita junto con un hospital6. Precisamente en “unos hospitales” que estaban cerca de esta capilla, fue donde se recluyó a los afectados por el brote de peste que se produjo en la ciudad en 15977. El visitador Jerónimo del Hoyo indica que lo que allí había por entonces eran “[… ] tres casas junto a Nuestra Señora de la Angustia para los pobres de mal contagios, a cargo de los limosneros que fuesen de los señores arçobispos […]”

Pasando la curva, se va acabando la ligera pendiente en baja de la rúa de San Pedro viendo ahora ya su final ante la Porta do Camiño, de la que nada queda ya allí, como tampoco de la muralla, por donde se entraba en el Santiago intramuros, de la que dice Blanco Rajoy:
"La llamada “Porta do Camiño” de la ciudad de Santiago de Compostela, corresponde a la antigua “porta Francigena” que menciona el Códice Calixtino como “primus introitus” de la urbe2. No solo era la entrada correspondiente al Camino Francés por tanto, una de las más transitadas de la ciudad, sino también el nexo de unión entre la ciudad amurallada y el antiguo arrabal de San Pedro, el primero y quizá el más populoso de Compostela que se habría creado en el siglo X, en la márgenes del propio camino, extramuros y en el entorno del antiguo monasterio de “San Pedro de Afora"

Por aquí desfilaba la comitiva de los nuevos arzobispos compostelanos, que eran recibidos en la Porta do Camiño como señores de la ciudad dentro de un ceremonial de recibimiento y entrega de llaves, para luego continuar hacia la catedral
 

La línea de edificios de elegantes balcones de hierro forjado, algunos salientes y floridos, de galerías, con escaparates en los bajos, se extiende por toda la rúa. Es nuestra verdadera "calle mayor", como en algún momento lo fue, para dirigirnos al corazón de la ciudad. Al igual que vía de llegada, era también utilizada para todos los que se dirigían de aquí hacia Asturias, León y Castilla. El barrio ha sido descrito alguna vez como "una pequeña ciudad dentro de Santiago"


Hablar de todos los comercios y locales de la rúa sería prolijo, pero podríamos citar, a la izquierda, el Restaurante A Moa, célebre por sus productos y comida de mercado, dividido en dos espacio, el sótano, abierto a jardín, que es propiamente el restaurante y, a la misma entrada, el bar


 A continuación están el Mesón Aflador y el Restaurante DeLito, del que encontramos esta reseña de Juan Capeáns en La Voz de Galicia del 8-11-2021:
" Qué puede surgir de una conversación entre vinos y carnes en un restaurante de Santa Comba en la que están presentes uno de los mejores sumilleres de Galicia, un exitoso empresario de la informática con fincas ganaderas en Ávila y dos hermanos tratantes de carne con ejemplares repartidos por granjas en Outes y Negreira? La respuesta es DeLito, en el número 26 de la rúa de San Pedro, el local que ocupó durante décadas la parrillada San Clodio. Los cuatro socios lo han calificado como un espacio gastronómico, pero se puede hablar sin reparos de un restaurante-restaurante, esa especie hostelera en extinción que se ha dejado ganar terreno en favor del tapeo, la ración compartida y el tique accesible. 
Vayamos por partes, como los buenos carniceros. El nombre, DeLito, explica muchas cosas, y todas legales. Lito es el paño de cocina de los camareros, pero también era el apelativo cariñoso y familiar de los dos Aurelios que inspiran este negocio: Aurelio Vázquez Fachal, compostelano de nacimiento, nariz privilegiada y continuador de la saga hostelera que hace siete décadas abrió una casa de comidas en Santa Comba que a día de hoy es uno de los referentes gastronómicos de Galicia; y Aurelio Delgado, Lito, el que fuera asesor y amigo íntimo, además de cuñado, del presidente del Gobierno Adolfo SuárezSu hijo, Carlos Delgado Suárez, es consejero de una empresa de nuevas tecnologías, pero paralelamente ha mantenido la tradición ganadera de la familia, con fincas en Ávila. Las otras dos patas que tiran de este peculiar carro son los hermanos Sergio y Rubén Rama, aparejador el primero, tratante de ganado el segundo, que se han ido reinventando profesionalmente hasta dar con su pasión por los animales y la carne, ejerciendo como profesionales con base en el sur de la provincia coruñesa pero con la lupa puesta en cualquier ejemplar singular que se mueva por España. 
El Aurelio compostelano pondrá el alma, la profesionalidad y el «cariño» en este negocio sin perder de vista las brasas de Santa Comba, mientras que el resto de los socios serán los proveedores exclusivos de carne para degustar los chuletones y chuletas de vaca labrega, los solomillos y los T-bone de ternera avileña o un steak tartar que ejecuta con maestría el también sumiller Manuel Corralero, que desde la sala llevará el peso de un equipo muy bien escogido y con currículos contrastados.  
En una carta relativamente corta hay pescados (lubina a la brasa o bacalao confitado con crema de coliflor, además de lo que ofrezca el mercado ese día) y seis entrantes, tres pasados por la parrilla —navajas, berberechos y pulpo—, y también almejas a la marinera, mejillones en escabeche y foie con setas y patatas de Coristanco. Con los postres (torrija con helado, tiramisú, coulant de chocolate y tarta de tres quesos) se conforma una oferta muy compacta y basada en el producto que deja poco margen para el fallo. 
Como los negocios vecinos, el local cuenta con una planta al nivel de la calle, con barra y mesas altas; y un comedor en el bajo que da acceso a una terraza que tendrá su propio recorrido, aunque tiempo habrá para disfrutarla cuando llegue la primavera. De momento, la sensación del otoño, a cubierto, se llama DeLito, y no juzgarlo debería estar tipificado en el Código Penal."

Un poco más adelante, la Pulpería Vermutería O Trasmallo y  Calzados Suso, tienda fundada en la década de 1950, es uno de los comercios más veteranos del barrio


A la izquierda de la rúa de San Pedro tenemos que citar al menos al restaurante Casal do Cabildo y al mítico O Diezaséis - Casa de Xantar; del primero nos cuenta así el periodista y profesor Manuel Gago Mariño en su blog Capítulo Cero:
"O Casal do Cabildo (San Pedro, 18) está pegado ao Dezaseis, a famosa casa de xantar compostelá concorrida por unha variada fauna funcionarial, política e cultural. En certo xeito, repite a exitosa fórmula posta en práctica por Suso Cova no Dezaseis: rehabilitación respectuosa, comida sinxela e sen complicacións, prezos moi axustados e unha carta abundante en racións para compartir. O sotarrego congrega as habitacións para xantar e cear, ao redar dun patio central velado. Un lugar ideal para quedar a unha comida de encontros ou para as ceas dos venres ou sábados. O servizo é moi atento, nada entrometido, aínda que anda algo descompasado pola novatura. Seguro que nalgúns meses a cousa mellora notábelmente.  
A carta destaca pola súa sinxeleza discreta, pero os pratos teñen un notábel coidado no produto e ás veces permítense innovacións prudentes e divertidas. As tostas, por exemplo, fanse con grosas rebandas de pan de leña e contan cun gran número de combinacións. Chegan sobre un tacor de madeira, o mesmo que as carnes, unha especialidade da casa, en plan chuletón-ton (esta repetición da sílaba final ten por obxectivo describir a dimensión das pezas). A maior excentricidade é a táboa Terra-Mar, que se sirve para un mínimo de 2 persoas, e que parece ter un tremendo efecto sorpresa nos incautos comensais que a solicitan. É un menú completo servido sobre un tablón de madeira, unha base de leituga e unha fila de patacas fritidas. Comézase co cheiro, co queixo, cos pementos morróns, cogumelos asados e pásase aos choquiños, aos lagostinos, ao churrasco de tenreira e ao de polo, todo por 11 euros por persoa. Nas dúas veces que pasei por alí saían táboas terra-mar da cociña como chineses de fábricas. Mención especial merecen os viños: aínda que a carta é escasa, pero correcta e con prezos contidos, é unha boa ocasión para probar os viños da propia adega propietaria da casa de xantar, a Casal do Cabildo. O mencía do ano é un viño moi sinxelo, moi frutal e cun potente e significativo final a regaliz. No Casal do Cabildo barrica, que debe ter sobre 4-6 meses de barrica, esa diversións poténciase coas vainilla da madeira, e sae só a 10 euros. Un viño divertido para quen non quere complicarse. 
Un lugar xenial para comezar unha noite na rúa máis viva e bonita de Compostela."


Y del segundo dice el gastrónomo Carlos Rey que es O Dezaseis: un clásico de Santiago de Compostela en el que sentirse como en casa en el periódico El Español del 2-10-2020:
"En el número 16 de la Rúa de San Pedro se encuentra O Dezaseis, todo un clásico de uno de los barrios de moda de Santiago. ¿Cuál es su secreto? Una cocina de inspiración tradicional adaptada a los tiempos, apuesta por el producto gallego y respeto a su esencia. 
O Dezaseis inició su andadura hace ya 25 años, cuando los socios de varios locales de copas la ciudad que compartían una inquietud por la cultura y adquirieron el actual local, tras lo que comenzaron a construir un equipo con esas mismas inquietudes para dar forma a lo que hoy es O Dezaseis. 
Su gerente desde hace quince años, Avelino Martínez, destaca que en O Dezaseis "se mantienen esas mismas inquietudes, pero incorporando gente con ideas e ilusiones nuevas". 
"Tenemos una raíz común basada en la identidad: estamos orgullosos de saber que tenemos buen producto y cultura, historia y tradición propias, ese es el tronco común que nos une", asegura Avelino. 
Esta idiosincrasia se traslada a la carta a través de una apuesta clara por el producto gallego y de proximidad, el punto de partida de todas sus elaboraciones, entre las que destaca su plato estrella: el pulpo a la parrilla. 
El restaurante es un clásico del corazón de la Rúa de San Pedro, un barrio que ha cambiado mucho desde que O Dezaseis inició su recorrido. Con el paso de los años, en la calle han ido proliferando restaurantes que han convertido a San Pedro en todo un polo de atracción para cualquier aficionado al buen comer. 
"Lo que me entristece es que San Pedro es una zona que siempre ha sido barrio y ahora toca defenderlo a capa y espada para que siga siendo así; está muy bien que haya muchos restaurantes, pero a mí me gusta pasear y ver tiendas de comestibles, zapaterías, tiendas de bicicletas... lo hay que cuidar al máximo para que siga habiendo esa diversidad entre el turismo y la vida de barrio", prosigue. 
La pandemia ha afectado a O Dezaseis, aunque Martínez destaca que "dentro de la dificultad, tenemos que estar agradecidos de la gran respuesta de la clientela local", que ha mantenido a flote el local ante la caída del turismo. 
Al preguntar a Avelino qué es lo que hace especial a O Dezaseis, no tiene duda: "Lo bueno es que la primera vez que vienes es una casa de xantar, la segunda puede seguir siendo una casa de xantar, pero a partir de la tercera ya te sientes como en tu propia casa".

A la derecha y seguidamente a Calzados Suso se encuentra la Casa do Taberneiro, que ofrece cocina tradicional gallega, del que leemos en Comunidad Slow Food lo siguiente:
"Situado en la Rúa de San Pedro, en Compostela, este centro sociocultural privado está gestionado por Susana y Pepe, responsables además de la cocina del CEIP López Ferreiro (perteneciente a nuestra red de comedores escolares Km 0). La edificación es una construcción tradicional con una tipología de origen medieval propia del callejero de Santiago. Es por tanto, un testimonio del origen del Barrio que nació como asentamiento fuera de la muralla ocupado por algunas granjas, hospedajes y tabernas que acogían a ciudadanos y visitantes que llegaban a la ciudad por el camino Francés, ruta principal de peregrinación histórica y actualmente.

José Castro Facal, nació en Aarberg (Berna, Suiza) en 1973 y se formó en la escuela de hostelería de Lamas de Abade en Compostela. En el ámbito laboral compaginaba el trabajo de un negocio familiar, la sidrería Abril Ares, con el trabajo para la administración dejando su marca en la guardería de Vires, la residencia de mayores Porta do Camiño y en la residencia de mayores Volta do Castro en Santiago y también en el colegio CPI Xaneda en Mesía, donde después de 4 años y con muy buenos recuerdos, renunció a su puesto de trabajo ya en en el comedor del López Ferrerio en Santiago quedaba libre por jubilación la plaza de cocinero. A día de hoy también compagina el trabajo en el colegio con un negocio familiar, el centro cultural privado A Casa do Taberneiro."

Antes, a la derecha, el Mercromina Bar Rock, "Rock, pop, country, power pop, surf, punk, folk, soul, indie... la mejor música para la noche y también exposiciones, conciertos acústicos, series televisivas subterráneas y terraza". Después va la colorista Barbería Milenio, "una peluquería de siempre" a la que Carlos Rey le dedica este reportaje en La Voz de Galicia del 22-8-2016:
"El barrio de San Pedro, pese a haber cambiado mucho en los últimos años, sigue manteniendo su esencia. Sus vecinos no solo viven allí, sino que también hacen vida allí. Es uno de los lugares que mejor preserva ese aroma a un tiempo en el que el reloj y las prisas no dominaban la vida de las personas. Justo ese ambiente es el que se vive en la Peluquería Milenio, regentada por Gabriel Nogueira (San Pedro, 1981). Con la Porta do Camiño al frente, el barrio en el corazón y el casco histórico en el horizonte, este pequeño negocio resiste el paso de los años. 
«En este bajo siempre ha habido una peluquería, yo tengo un cliente de 97 años que había sido aprendiz aquí y aún recuerda el suelo de tierra, por ejemplo», explica Gabriel. Como tantos otros peluqueros «de los de antes», él comenzó desde muy joven: con tan solo quince años cogió por primera vez unas tijeras para aprender el oficio que a día de hoy le da de comer. Eran otros tiempos, claro. «Ahora es impensable que un chaval se ponga a trabajar con quince años, pero es la única forma de aprender este oficio» explica Nogueira, que trabaja en San Pedro, el barrio que lo vio nacer y crecer. «Creo que la mía fue la última generación de peluqueros de oficio», se lamenta. 
En octubre se cumplirán 16 años desde que Gabriel empezó a trabajar en Milenio. Antes había pasado cuatro años con aprendiz sin ganar dinero, por lo que su primer sueldo se lo ganó el mismo tras terminar su primer mes operando la peluquería en solitario. Los comienzos nunca son fáciles. «Cuando esperas a que entre tu primer cliente tienes una sensación extraña: por un lado quieres que cruce esa puerta, pero por otra tienes miedo y nervios», recuerda Nogueira. 
En el número 9 de la Rúa de San Pedro, en el que pasa trabajando una media de doce horas al día, pasan clientes, personas e historias pero, tras tantos años en un mismo lugar, pasan sobre todo amigos. Es frecuente que la gente, como es habitual en las antiguas peluquerías de barrio, se pare a saludar de camino al trabajo o cuando tiene que hacer un recado. El ruido de las tijeras, las máquinas de afeitar y los secadores no consigue apagar el motor que mueve el local, que es la conversación entre su propietario y los clientes que están esperando o siendo atendidos. «Si quieres que te corten el pelo en silencio y en diez minutos este no es tu sitio, aquí se trabaja con calma pero se ofrece un trato amable y productos de calidad», señala Gabriel. 
Observa con preocupación el sector, en el que ahora ha entrado mucha gente nueva ante el creciente interés por la barbería. «Pero esto no se aprende con un curso, con treinta años no puedes empezar, hace falta oficio para montar una peluquería, aunque ahora se hayan abierto muchas», afirma sin dudar 
Ante la pregunta de si desea jubilarse en su negocio, Gabriel no puede evitar esbozar una sonrisa. «Si puedo, espero que sí», afirma sin dudarlo. Le han llegado ofertas de otros países, pero no han sido capaces de moverlo de su barrio. «Aquí estoy a gusto, muy tranquilo, y tampoco voy a moverme ahora que estoy casado y con un hijo», concluye Nogueira. Parece seguro que el número 9 de la Rúa de San Pedro seguirá acogiendo a un peluquero de los de antes, con denominación de origen del propio barrio. 
Nombre. Gabriel Nogueira, nacido en San Pedro en 1981. 
Profesión. Peluquero desde los quince años, ahora es propietario de un negocio en su barrio de toda la vida. 
Rincón elegido. La Praza do 8 de Marzo, que marca el final del casco histórico y el comienzo de San Pedro."

Un paso más y pasamos delante del Café Bar Rodeiro, otro sumun de la gastronomía compostelana con la gran Divina Varela (su nombre hace honor a su buen hacer) al frente con su marido Julio Vázquez: renombrado establecimiento, entre otras cosas, por sus cocidos. Veamos esta noticia de La Voz de Galicia del 1-2-2024
"Que al inicio del otoño pasado cuando el matrimonio que regenta el conocido bar Rodeiro, en la entrada de la rúa de San Pedro, en Santiago, se decidió a anunciar en redes sociales que este año no habría en él cocido especial. «Quixen avisar con tempo, pero aínda así moita xente chama case a diario preguntando», admite Divina Varela, la cocinera y artífice de que desde hace décadas este restaurante popular se consolidase como uno de los grandes templos del cocido compostelano, con una buena parroquia de fieles que no concebía el invierno sin su plato tradicional. 
«Cando o anunciamos moita xente preguntoume que por que o deixo. Algúns non o entenden, aínda que a maioría, si. Nós xa temos unha idade, e supóñenos moito traballo. Non se dá feito», continúa Divina Varela. 
«O ano pasado foi unha loucura. Comecei a servir o cocido especial en outubro e xa non parei —salvo en Nadal— ata maio. E iso, a maiores da comida de diario», incide desde un local donde entran 40 personas y donde recibía grupos de 20 o 25 para degustar su apreciado manjar. «Tiña que solicitarse con reserva e moitos grupos non podían tomalo por falta de sitio», señala. 
«Era un ritmo de vida difícil para nós. Aquí estamos só o meu marido, Julio Vázquez, e mais eu», insiste Divina Varela, aclarando que tras meditarlo mucho, decidió que no podía seguir así. «Síntoo polos que chaman, pero creo que xa non estou para esas cousas, e gústame tamén atender ben o cliente de todos os días», comenta, agradeciendo siempre al apoyo de toda su clientela, fiel desde hace más de 30 años. 
Divina, una emigrante retornada de Venezuela, recordaba en una entrevista en La Voz que ella había aprendido a preparar el cocido de una tía suya, que trabajaba en restaurantes, con bodas y eventos. Desde que comenzó a hacerlo en el bar Rodeiro el eco se multiplicó, estando su comedor siempre solicitado.  
«Este ano a xente pode seguir gozando do cocido, pero os martes e os sábados, dunha forma máis lixeira, dentro do menú do día, pero non como cocido especial. Agora iso xa non», se reafirma."

Y en la esquina, el Cafetapería Plaza que da paso, al final de la rúa de San Pedro, a la Praza 8 de marzo, así llamada desde 2007 desde varias peticiones populares, tal y como nos cuenta Ana Gayoso en El Español del 7-3-2022:
"Si algo tiene Santiago de Compostela que lo caracterice es que sus rúas y sus plazas representan muy bien el sentir de todos y todas los compostelanos y compostelanas, de los peregrinos y las peregrinas, es decir, de cada uno de los ciudadanos que viven o llegan aquí. Y en una de esas llegadas más habituales, la que se indica por el Camino Francés, justo cuando termina la Rúa de San Pedro nos encontramos con una de las plazas que más ambiente y vida tiene actualmente. Se trata de la Praza 8 de Marzo, un lugar estratégico para el propio Barrio de San Pedro dada su ubicación y en la que es habitual que se organicen actividades de diversa índole, como conciertos, mercadillos, degustaciones gastronómicas… 
Además de todas estas cuestiones la Praza 8 de Marzo es, desde hace décadas, un punto en donde se ubican concentraciones y manifestaciones populares y de diferente carácter político algo que no pasó por alto el Ayuntamiento cuando en el año 2004 Mulleres Nacionalistas Galegas pedían que se nombrase en la ciudad una Praza 8 de Marzo. Aquel grupo de mujeres insistían en que se buscase una plaza céntrica, fácil de encontrar y que diera el merecido  protagonismo a las mujeres. 
Seguro que muchos ya lo sabrán pero por si queda algún despistado en la sala les recordamos que el 8 de marzo se celebra a nivel mundial el Día de la Mujer Trabajadora, instaurado así por la ONU en el año 1975. Es una fecha en la que, en origen, se reclama la igualdad de derechos de la mujer trabajadora, en un contexto de Revolución Industrial, pero que actualmente acoge todas las reivindicaciones propias del feminismo, de la igualdad entre hombres y mujeres como miembros de una misma sociedad. En realidad es un día que se celebra desde 1911 pero que no sería hasta 1975 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas estableciera este día como el Día Internacional de la Mujer.  
Si bien fue instaurado, como decíamos, en el año 1975 su razón se encuentra décadas atrás cuando en marzo de 1857 un grupo multitudinario de mujeres trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York salieron a las calles protestando contra sus condiciones laborales en las que trabajaban más de doce horas diarias y por las que recibían un sueldo más bajo que el de los hombres. Otro 8 de marzo, en este caso en 1908 terminó por hacer de esa fecha una efeméride mundial y es que tenía lugar otra revuelta en los Estados Unidos, esta vez mucho más numerosa, en la que 40.000 costureras de fábricas de todo el país se declararon en huelga para reclamar la igualdad de derechos. En una de esas huelgas ocurrió una verdadera tragedia. Dentro de la fábrica Cotton Textil Factory se declaró un incendio y los dueños del centro impidieron a las trabajadores la salida, causando la muerte de 120 mujeres. 
A la petición de que se nombrase en la ciudad una plaza como Praza 8 de Marzo se sumaron diferentes colectivos de la ciudad y el Concello tomó nota de las sugerencias aprobando en un pleno del año 2007 que la propuesta saliese adelante.  
Desde ese mes de noviembre del año 2007 la Praza 8 de marzo pasó a ser la ubicación por excelencia de los actos convocados por los movimientos feministas de Compostela, siendo el emplazamiento en el que tienen lugar las concentraciones alrededor del 25N, el 8M o las convocatorias de repulsa contra cada asesinato machista que sigue tiñendo de negro nuestra sociedad, recordándonos el camino que todavía tenemos que recorrer en materia de igualdad. 
La hoy llamada oficialmente Praza 8 de Marzo, como así lo acredita la placa que pueden ver en las fotos, cuenta con elevados árboles y piso empedrado y en el medio de la misma luce un antiguo cruceiro  del siglo XV de estilo gótico llamado Do Home Santo o Crucero Bonito y que recuerda el relato de Juan Tuorum, un herrero que habría sido condenado injustamente. Se conoce con el adjetivo de bonito porque cuentan que es el más hermoso de los siete que hay en el Barrio de San Pedro y al cual podríamos añadir que es testigo de una lucha que bien merece estar en la mejor de las consideraciones."

El Cruceiro do Home Santo o Cruceiro Bonito se encuentra a nuestra derecha en medio de la explanada de la plaza justo detrás de las terrazas, al pie de la Costa de San Domingos, acceso al histórico monasterio de San Domingos de Bonaval


Es un cruceiro del siglo XIV que representa escenas de Cristo camino de la Cruz, y es llamado Cruceiro do Home Santo por la historia Juan Tuorum, protagonista una tradición legendaria en la que aparece señalado como uno de los cabecillas de una revuelta vecinal acontecida en dicho siglo XIV contra los abusos jurisdiccionales eclesiásticos, cuando llegaron a arrojar al suelo el estandarte apostólico, obligando al entonces arzobispo Berenguel de Landoira (el de la torre Bereneguela de la catedral) y a todo el cabildo catedralicio a exiliarse en Pontevedra durante dos años 


Pero, consiguiendo regresar a su sede con todo su poder emprende una dura represión que alcanza al citado Juan Tuorum, al parecer injustamente, pues se debe, siempre según la leyenda, a un delator que quería vengarse de Juan, ya anciano, por causa de un desamor con su hija



Prendido en su propia casa y condenado a muerte, se dirigía por aquí Tuorom conducido desde la cárcel al cadalso, en macabra comitiva para ser ahorcado, a la vista de las gentes, en el Monte Ouriz o da Almácida, a donde se subía por la actual Costanilla do Monte. En esta zona, antiguo barrio de O Gozo, había una capilla dedicada a la Virgen de Belén, hoy desaparecida con una imagen de gran veneración, donde los reos se paraban para rezar sus últimas oraciones


Ante ella se arrodilla llorando Juan Tuorum diciendo en gallego antiguo "Vem et me-val" ( "ven e váleme", ven y sálvame) y, ante la sorpresa de todo el mundo, cae desplomado y los soldados del obispo no pueden reanimarlo: ha muerto antes de pasar por el trance, la humillación, el dolor y la deshonra de ser ejecutado públicamente


Se piensa que por intercesión o milagro de la Virgen a la que se encomendó, mitigando tan grave escarnio. Un perfume bien oloroso, casi de santidad, expele su cadáver. El pueblo de Compostela, asombrado, empezará a gritar "é un santo, é un santo", siendo enterrado entonces en la misma capilla y siendo puesta una lápida con su epitafio, lápida sobre la que se levantó este cruceiro. Con el tiempo el lugar sería conocido como Bonaval, del "ven et me val" que exclamó Juan antes de morir


La leyenda tiene, todo hay que decirlo, una base real, cuando Berenguer de Landoira, derivación de Berengar de Landoire o Landore, maestro general de los dominicos, quien llegó desde la sede papal de Avignón en 1318, con el mandato que tenía del Papa Juan XXII, su amigo, de poner orden en esta archidiócesis pues, como en otras ciudades y villas, la naciente burguesía local estaba disputando el señorío eclesiástico, siendo misión para la que parecía bien capacitado pues en aquel momento participaba en las negociaciones de paz entre Francia y Flandes


Lo cierto es que las cosas estaban peor de lo que tal vez parecía, los burgueses, encabezando una oposición vecinal, querían otro prelado más afín y, encabezados por Alfonso Suárez de Leza, llegaron a impedir que se instalase en el palacio arzobispal, habiendo de refugiarse en fortalezas próximas desde 1318 hasta 1320 cuando, a finales de ese año y durante unas duras negociaciones en uno de sus castillos de residencia, A Rocha Forte, cerca de Santiago, son asesinados los cabecillas de la rebelión, a lo que siguió una dura represión. El enérgico arzobispo fallecería diez años después en campaña contra los musulmanes en Andalucía. Si bien su mandato posterior suele considerarse de los más fructíferos para la ciudad y las peregrinaciones, la leyenda le ha dejado un poso de crueldad de tan agitada época




Justo aquí, si miramos a nuestra izquierda y, más arriba del Cruceiro do Home Santo, veremos el antiguo convento de San Domingos de Bonaval, sede ahora el Museo do Pobo Galego y Panteón de Galegos Ilustres, muy cerca del Centro Galego de Arte Contemporánea, abiertos ambos edificios a una plaza, también de San Domingos, antiguos terrenos monacales, que mira directamente a la Porta do Camiño. Una tradición piadosa atribuye su fundación a Santo Domingo de Guzmán en 1219,  pero la peregrinación e intervención del santo revelan ser otra leyenda más que una realidad. Leyenda que continúa haciéndose palpable pues en el siglo XIV se construyó un pórtico gótico con una inscripción dedicada al protagonista de la leyenda de Bonaval:
"esta image he aqui posta por alma de jhan tuorum"
El pórtico está situado en la capilla de la Virgen de Bonaval, trasladado en el s. XIX a A Lavacolla y regresando en 1970 aquí, donde se sitúa la entrada al cementerio del Rosario, donde descansan los restos de los miembros de la cofradía de esta advocación, fundada por familiares del conde de Altamira en 1504, la cual tiene una capilla en el interior de la iglesia. Este cementerio fue añadido al General de Santo Domingo en 1847, hoy en el Parque de San Domingos de Bonaval. La iglesia es de estilo gótico-renacentista y alberga el Panteón de Gallegos Ilustres. Dispone de varias capillas y preciados retablos, siendo panteón de linajudas estirpes


El convento se reconstruyó a partir de 1695 por mano de Domingo de Andrade siendo su impulsor el Arzobispo Antonio de Monroy, cuyo escudo ostenta la fachada, así como la imagen de Santo Domingo. La torre se atribuía al mismo arquitecto pero pudiese ser inspiración de Fernando de Casas Novoa, también al cargo de numerosas obras aquí y en otros monumentos de Santiago, destacando la fachada barroca de la catedral. Sí es más seguro que la triple escalera helicoidal del interior convento sea obra cierta de Domingo de Andrade. El claustro es obra algo anterior, pues fue encargada su reforma en 1621 a Leonel de Avalle, sustituyendo al antiguo claustro medieval. Con la Desamortización de 1836 el convento pasó al concello, llegó planearse derribarlo para hacer cuarteles pero fue salvado y destinado a hospicio por mediación del arzobispo Vélez que, en 1945, tenía también colegio de ciegos y sordomudos, luego fue desocupado y así quedó un tiempo hasta que se destinó en 1963 a museo municipal, cediéndose en 1977 al Patronato del Museo do Pobo Galego


Enfrente de la Praza 8 de Marzo está la Taberna O Catro, otro de los afamados restaurantes de esta rúa de San Pedro


Cruzamos la rúa de San Pedro y salimos ya a la rúa das Rodas, de frente a la Porta do Camiño, que tenemos enfrente, en la línea de casas emplazadas donde estaban las antiguas murallas de Santiago. La rúa das Rodas (ruedas), también llamada Costa (cuesta) das Rodas, es la comunicación secular de la Porta do Camiño con el antiguo Hospital de San Roque, es glosada así por el escritor y periodista Camilo Friol en La Voz de Galicia del 28-8-2001:
"Contar os aros do toro dunha árbore é o xeito que meu avó me ensinou para calcularlle os anos. Aplicándoo ás cidades, habería que substituílos por rúas como a das Rodas. Compostela xa enguliu esta que fora a primitiva circunvalación da cidade. E con dous tipos de mateirais, a pedra da muralla medieval que cercaba o habitado, e o asfalto que troixo a rampa, eliminadora de barreiras arquitectónicas. Daquela gañouse a rúa o nome que agora leva, en vixencia polos milleiros de neumáticos que a diario a suben e a baixan. Rodas de vespinos, de coches, dos buses urbanos ou das bicicletas dalgún turista despistado. Pero esta finalidade circulatoria acabou por comerse o baixo das casas que quedan aló metidas. Polas beirarúas de servicio que lles deixaron case que non pasa ninguén. Barandas de ferro protéxennos de caer ó pasado. Queda o Rock and Blues e unha mercería china con roupa occidental. Nunha das fiestras que dá ás Rodas hai un letreiro pequeno que anuncia clases particulares. O seu tamaño non me deixou descubrir aínda que se ensina alí e iso que paso varias veces tódolos días por aquela costa que lle lo pon difícil ós xubilados do Fogar da Porta do Camiño e ós autobuses cando chegan á curva de San Roque."

Aquí, según nos dirigimos a cruzar a la Porta do Camiño y rúa das Casas Reais por el paso de cebra de la rúa de Aller Ulloa, las losas del suelo muestran la frase, escrita en diferentes idiomas, "Europa nació en las peregrinaciones a Compostela"


Foto: Café Porta do Camiño

Y aquí nos detenemos esperando que el semáforo se ponga en verde, delante de la entrada al Café Porta do Camiño, otra posible parada antes de entrar en la antigua ciudad intramuros compostelana


Tras conocer estas historias y monumentos, cruzamos hacia la Porta do Camiño, allí donde según las leyendas vivía el legendario Juan Tuorum "O Ferreiro da Porta do Camiño", con la sensación de saber un poco más del espíritu, la esencia y la idiosincrasia de los rincones por los que pasa nuestro periplo peregrino, rumbo ya a la rúa das Casas Reais y de la Capela das Ánimas
















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