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viernes, 28 de junio de 2024

VALDEDIÓS: EL VALLE DE LOS REYES (3) VISITA A LA ABADÍA DEL CÍSTER (PUEYES, VILLAVICIOSA, ASTURIAS) ROMÁNICO, GÓTICO, RENACIMIENTO Y BARROCO EN LA IGLESIA DE SANTA MARÍA "EL CONVENTÓN"

 

Esta es la tercera entrada de blog (habrá una cuarta más) que dedicamos a recorrer el histórico conjunto monumental de Valdediós, con el que se encuentran los peregrinos del Camino de Santiago del Norte que, desde el cruce de Casquita, en el concejo de Villaviciosa, hacen caso al antiguo dicho de origen medieval que afirma que "quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al Señor" y se encaminan por la ruta a la capital asturiana por este antiguo valle de Boides, el del Ríu Valdediós y sus afluentes, que pasó a ser llamado el valle de Dios con este monacato

 Así, y tras una nueva e importante bifurcación en esta misma senda ovetense salvadorana en Castiellu Ambás, y atraídos por la fama de esta abadía donde una de sus antiguas dependencias ha sido habilitada como albergue de peregrinos, continúan valle arriba y por La Ribera, parroquia de Pueyes, llegan a este magnífico enclave en la cabecera del valle, en plena vega, rodeado de bosques, una muy buena opción para descansar, pernoctar y visitar estos monumentos

Tras una primera toma de contacto con el lugar y su historia, accediendo primeramente desde el Camino a los edificios monacales construidos entre los siglos XVII y XVIII sobre la primigenia fundación medieval, nos dirigíamos al mencionado albergue de peregrinos de paso que recorríamos la plaza del monasterio y nos acercábamos a la entrada de la iglesia de Santa María, la cual mira a esa plaza donde también está la hospedería, donde veíamos sus magníficas portadas románicas occidentales así como una tercera, barroca, todo ello bajo el pórtico, construido en 1687 que, como los demás edificios adyacentes, camufla su estructura medieval

De ahí, y pasando por el centro de recepción (al fondo a la derecha de la foto), habilitado en uno de esos edificios de dicha plaza, anexo a la iglesia, visitábamos la iglesia primigenia del lugar, San Salvador de Valdediós, más conocida como El Conventín, maravilla del Arte Asturiano (prerrománico) en todo su esplendor, consagrada en el año 893 reinando Alfonso III El Magno, que aquí (o en su inmediatez pues no se ha localizado pese a estar documentado) tenía su palacio de recreo, al que se retiró al ser depuesto por sus propios hijos al final de su reinado


Sobre un templo preexistente el monarca mandó añadirle en este costado sur un pórtico-panteón donde plantearía ser enterrado aunque, por avatares del destino, falleció en Zamora en 919, fue inhumado en Astorga y sus restos trasladados al Panteón Real en la catedral ovetense un siglo después

Tras la muerte del monarca sus hijos se reparten el reino y Asturias pierde la capitalidad con el traslado de la corte a León, pasando este bucólico valle al también ovetense monasterio de San Vicente, por lo que se considera habría presencia monacal posterior

Trescientos y pico años después, otro rey Alfonso, el leonés Alfonso IX, permuta esta propiedad con los monjes de San Vicente y funda, diciembre de 1200, el monasterio de Santa María de Valdediós, otorgándose a los monjes de la Orden del Císter, quienes construyeron su cenobio siguiendo las pautas de un románico monumental entre pleno y tardío al que, como hemos dicho, se le añadieron nuevos edificios en siglos posteriores, sobre todo tras las inundaciones del año 1522 en la que el río anegó y destruyó el cenobio exceptuando la iglesia, aunque también muy afectada

Luego de aquella primera visita a sus portadas y luego a El Conventín o iglesia vecina de San Salvador, nos dirigimos ahora, en esta tercera entrada, saliendo de El Conventín, a conocer todo lo mucho que nos queda aún por descubrir de dicha iglesia de Santa María de Valdediós, empezando por su grandioso muro norte, donde está otra de sus portadas, más pequeña y sencilla que las otras pero sumamente importante

Era la Puerta de los Muertos, así llamada por ser por donde se sacaba a los frailes fallecidos a enterrar al cementerio, en este lado norte de la iglesia de Santa María, que además estuvo comunicada por un pasadizo de mampostería y cubierta a dos aguas con la de San Salvador, construido por los cistercienses, que sin embargo respetaron escrupulosamente la fundación del rey Magno y su entorno, no transformándola ni añadiéndola a sus edificios


También nos acercamos a su magnífico triple ábside semicircular escalonado, como corresponde a una iglesia de planta basilical (El Conventín también lo es) en la que la nave central es mayor (más grande y más alta) que las laterales y, por supuesto el interior y el claustro 

Para construir el monasterio los monjes desviaron el curso del Ríu Valdediós, canalizándolo y haciéndolo pasar al otro extremo de esta vega, al pie de la arrimada ladera del monte, en El Bosque y Llaneces, pero cada cierto tiempo el río, en este curso alto llamado Asta (hidrónimo vinculado a astur y Asturias y de discutida y muy debatida etimología), de vez en cuando viene a recuperar lo que es suyo, desbordándose, con tan inusitada fuerza que en 1522 llegó a destruir el cenobio a excepción de la iglesia, en una situación que se repitió en 1691, con ya prácticamente todo costosamente reconstruido

Un muro de mampostería, bastante alto, separa el campo del viejo monasterio del camino a Llaneces y una pasarela, nueva y de madera, pasa a la otra orilla, siendo este un muy buen lugar para el paseo

Allí está el viejo palomar, grande y circular, construido en el siglo XVIII y donde se dice se criaban palomas mensajeras, las cuales serían un medio bastante eficaz para la época para estar en comunicación rápida con los monasterios de la orden cisterciense extendidos por el orbe, sin duda especialmente el de la Congregación de Castilla, del que Valdediós dependió directamente desde el siglo XVI (se había fundado bajo la égida del de Sobrado dos Monxes, en Galicia, que también visitaremos pues es paso de este Camino Norte)

El palomar como las demás dependencias del monasterio, serían utilizadas por los frailes cistercienses hasta la Desamortización de Bienes Eclesiásticos en 1835. Unos años antes, en 1827, se había suprimido su coto, el cual correspondería más o menos con la actual parroquia de Pueyes, integrándose plenamente en Villaviciosa

Monte arriba, en Arbazal, los cistercienses fundaron su mesón caminero en 1640 y allí atendían a los peregrinos y demás viajeros, arrieros sobre todo, artesanos ambulantes, pastores y trashumantes, segadores a Castilla y otras emigraciones periódicas, etc.,etc., etc. Ese Camino es también oficial a efectos de las rutas xacobeas (se separa de este en Castiellu Ambás) pero apenas es empleado por los peregrinos en nuestros días en comparación con este, que viene al monasterio


Unos eruditos sostienen que el de Arbazal sería eminentemente un camino de arriería y demás, mientras que los romeros a Santiago y el Salvador preferían acercarse al monasterio a acogerse a la hospitalidad más personal de los monjes del cenobio. Otros argumentas que los frailes no eran demasiado proclives a acoger visitas aquí dado su voto de retiro y ascetismo, dentro de la consabida sobriedad cisterciense reformadora y por eso preferían prestar sus atenciones arriba en Arbazal

Sea como fuere lo cierto es que ambos caminos se unen arriba, en La Campa, paso al concejo de Sariegu y al valle del Nora, gran pasillo natural hacia Oviedo/Uviéu por tierras también de Siero y Noreña

Entre El Conventín y "El Conventón" está El Prau'l Conventu, que podemos atravesar directamente o bien recorriendo los pasillos de losas dispuestos en su extensión, los cuales ayudan, además de a no pisar tanto el cuidado césped, a las visitas guiadas y audioguías que nos proporcionan en recepción (el edificio adosado al costado de la iglesia


Las destrucciones provocadas por las inundaciones (y también por algún incendio) y las necesidades de crecimiento de la estructura monacal, hicieron preciso proceder a la reconstrucción de las dependencias del cenobio y a edificar otras nuevas y hacer ampliaciones, que no obstante no afectaron excesivamente a la estructura básica de la iglesia del monasterio románico salvo a partir precisamente del mencionado edificio habilitado en la actualidad para recepción, a partir del que está el pórtico mencionado con sus portadas, que visitamos en el primera entrega



También a la izquierda y en torno a los claustros se habilitaron numerosas dependencias, llegando a ser, como tantas abadías, el conjunto una pequeña ciudad en sí mismo

Y aquí apreciamos la ya referida estructura netamente románica de planta basilical de tres naves dispuestas en cinco tramos, pronunciado crucero y formidable triple ábside semicircular de tres cabeceras correspondientes a las respectivas naves, también en lo concerniente a su tamaño. Su espadaña originalmente es románica, enorme, como lo es todo en este edificio, dado que los cistercienses consideraban a las torres-campanario superfluas y ostentosas para su ideal ascético. Sus dos huecos originales de vieron ampliados en el siglo XVII con otro más pequeño construido sobre ellos

Hay que decir no obstante y antes que nada que, si bien fundado por el citado Alfonso IX y su mujer Berenguela de Castilla a 27 de noviembre del año 1200 ya desde hacía un par de años antes se registraba cierta actividad pues habrían empezado las primeras donaciones. No obstante y como contraste las primeras obras no empezaron ¡hasta 1218!, casi dos décadas después, habiendo por medio incluso un intento de trasladar la fundación a Boñar, en León. La obras se prolongaron hasta 1226, aunque algunos autores las prolongan hasta mediados de esa centuria


Inmediatas al crucero, las tres capillas de la cabecera de este triple ábside románico presentan la clásica forma semicircular pero arrancando primeramente de tramo recto, muy propio de los benedictinos, a cuyos ideales originales querían volver los cistercienses, en oposición a los para ellos más 'relajados' cluniacenses

Es muy considerable la diferencia de tamaño entre el ábside de la capilla mayor y las laterales del lado de la epístola (el de la izquierda visto desde aquí) y del evangelio (derecha). Tanto es así que varios contrafuertes a manera de columnas ayudan a mantener la estructura. Tres ventanas románicas tipo saetera, ahora cegadas, daban luz natural al altar mayor, de la misma manera que una lo hacía en las capillas laterales. De ellas nos explican esto en Románico Digital:

"Las ventanas (...) adquieren mayor protagonismo por número, proporciones y desarrollo, e iluminaban abundantemente el espacio interno, dando origen a una claridad y diafanidad lumínicas – hoy desvirtuadas al haber sido cegados los vanos meridionales y encontrarse ocultos los de las capillas – bien diferenciadas de los espacios en penumbra románicos. Favorecen esta nueva estática lumínica, no exenta de un sentido alegórico, la mayor amplitud de los vanos y aislamiento mediante translucidas placas de alabastro que no alteran la luminosidad natural, potenciada aún por la blancura original de la piedra."

Observemos en la base la estructura sobre la que se asienta el conjunto. Dichas ventanas siguen la sobriedad del Císter y son totalmente lisas, sin concesión alguna al ornamento, sin columnas siquiera

Observemos los poderosos contrafuertes de los edificios anexos, en la parte exterior del claustro contiguo, que fueron edificándose en el siglo XVI tras la riada de 1522, siguiendo pautas góticas, renacentistas o barrocas, como es el caso de la sacristía, a la izquierda, o la torre de la biblioteca nueva, arriba, añadida en altura al edificio medieval

Volviendo a los ábsides, si bien cierto es que las ventanas son lisas y sencillas, muchos canecillos que sostienen el saliente de sus tejados están profusamente labrados, así como los capiteles de las columnas-contrafuertes de la capilla mayor

 Dado su interés, vamos a verlos todos, empezando por estos, los de la capilla de la epístola

Estos son los tres de la izquierda, dos con una decoración muy escueta, el tercero con motivos de barriles o fardos, tal vez una alegoría a la "carga del monje"


Figuras esquemáticas, símbolos, nos hacen imaginar más que saber con certeza qué puede ser y qué puede significar cada elemento representado


Se debate sobre su funcionalidad a la hora de transmitir ideas o conceptos o si eran, o habían pasado a ser, elementos meramente ornamentales. Sea como fuese, el taller de canteros y constructores de Valdediós ejerció influencia sobre el arte y la arquitectura de un extenso territorio


Una vulva y, sobre ella, una figura picuda y piramidal al estilo "punta de diamante", algunos elementos son muy usuales en el arte románico


Bolas, apomados, rayas en forma de punta de flecha que serían los nervios de una hoja, tal y como nos explican en Conjunto Monumental de Valdediós:
"Los motivos geométricos y vegetales son muy abundantes en los templos de la orden cisterciense. 
En el tercer canecillo del lado derecho de la capilla de la Epístola aparecen representadas dos gruesas bolas que ocupan la parte superior e inferior del mismo. Entre ambos motivos esferoides se dispone un motivo vegetal dotado de marcados nervios que parten de dos gruesos tallos. 
Este canecillo fue labrado a lo largo del primer tercio del siglo XIII por un taller anónimo en estilo románico tardío."

Una esfera envuelta en una hoja... o lo que nos podamos figurar, pero para eso tenemos a Conjunto Monumental de Valdediós, que nos lo explica soberbiamente bien:
"Sobre el segundo canecillo del lado derecho de la capilla de la Epístola se representan dos gruesos tallos de formato plano que parten de los ángulos inferiores del modillón.

Estos tallos se entrelazan para originar una gruesa hoja de acabado triangular que envuelve una bola. La hoja queda dividida en dos partes iguales a través de un nervio central.

Este motivo fue labrado a lo largo del primer tercio del siglo XIII en estilo románico tardío."

Y este, el primero por dicho lado derecho, podría parecer una paloma boca abajo y de espaldas alimentándose de un fruto, otra alegoría románica... pero quien sabe


Volvemos a fijarnos en la bien asentada base de este potente ábside triple a la vez que volvemos la vista arriba para ver ahora los canecillos de la capilla mayor, además de los capiteles de sus columnas


A la izquierda, en arranque recto del ábside, con un canecillo liso, como otro más a la derecha, otro con forma de quilla y uno más con una cabeza humana cincelada en la piedra. Arriba, la franja exterior del alero está decorada con semiesferas, tetrapétalas y octagramas


La cabeza tiene la coronilla plana y no deja de revelar cierto aire de tonsura; la cara mira hacia el suelo


Tiene además un robusto y grueso cuello, su mirada es severa más bien. Una explicación de la misma la hallaremos en la web Conjunto Monumental de Valdediós:
"Esta cabeza humana fue labrada sobre el tercer canecillo del lado derecho de la capilla de la Epístola de Santa María de Valdediós en estilo románico tardío, por un taller anónimo, a lo largo del primer tercio del siglo XIII.

La cabeza ofrece unos ojos abultados, una nariz recta y alargada y una boca pronunciada. El pabellón auditivo se representa de modo escueto y el mentón achatado y redondeado. Puede llamar la atención su cuello alargado y la parte superior del cráneo que aparece plano. Este motivo no es muy habitual en los monasterios de fundación cisterciense."

A su derecha el capitel de una columna, de temática vegetal


Su base sobre el fuste presenta forma de argolla y las palmas u hojas forman diagonales sobre otras filigranas en las que pequeñas hojas caen hacia abajo. Arriba hay una franja de motivos con pequeños arcos de medio punto y encima un ajedrezado. Y ahora, la descripción en Conjunto Monumental de Valdediós:
"El muro exterior del ábside principal del templo abacial se articula por medio de columnas que se rematan con capiteles vegetales, siguiendo la tradición cisterciense. De todos ellos éste es el más trabajado y decorado.

La parte superior aparece recorrida por flores de lis invertidas, mientras que la inferior ofrece hojas nervadas. La pieza fue labrada entre finales del siglo XII y comienzos del siglo XIII por un taller anónimo en estilo románico.

Por la disposición que ofrece podríamos estar ante una pieza que pudo haber sido concebida para ocupar otro sitio y que finalmente fue encajada en este lugar."

Pasamos ahora al siguiente tramo de este ábside, entre las dos columnas y sobre la ventana de la izquierda



Canecillo en forma de quilla, arriba en el alero un octograma de flor de ocho pétalos, tres tetrapétalas de cuatro y una serie de cuadrados


Los símbolos repetitivos si bien pueden haber pasado los primeros a ser meramente decorativos, transmitían sensaciones de repetición movimiento, infinito, eternidad, etc. Más abajo un canecillo en forma de quilla pero escalonada y que no acaba en arista, como su compañero de la izquierda


A su derecha, el siguiente capitel muestra otro elemento fitoforme que lo abarca por entero


Encima de él, entrelazo de tallos de plantas


Otra franja de pequeños cuadritos en el saliente llega hasta el siguiente canecillo, también de inspiración vegetal


Sobre él, dos flores de ocho pétalos a la que sigue un tramo de ajedrezado con dos líneas de cuadros que acaba en el capitel que va a continuación


Detalle del capitel izquierdo, con lo que parece debajo un grueso tallo


Canecillo con forma de ficha circular


Más tetrapétalas hasta el próximo capitel, con un nuevo motivo en forma de palma y, arriba, más entrelazos


La estética naturalista también tiene su significado, el paraíso terrenal, el Árbol de la Vida, etc., lo que no quiere decir que no llegase a transformarse en un mero motivo ornamental


En medio de la palma hay un círculo con otra tetrapétala en su interior. Este capitel presenta diminutos orificios o incisiones, que apreciamos también en el primero de este ábside de la capilla mayor


Vamos a fijarnos ahora en toda esta banda del tejado a la derecha, empezando por la parte que está sobre la tercera ventana



En el alero siguen los octogramas, cuadrados y tetrapétalas, que forman varias series que alternan a lo largo de su recorrido


El canecillo de la izquierda muestra dos fardos o cortos cilindros unidos y, en de la derecha, dos pequeñas semiesferas con una pequeña cuña en su parte superior


Capitel con flores de lis invertidas; se dice que cuando aparece en monasterios cistercienses apela a el origen francés de la Orden, dado que había sido empleado por los carolingios, así como continuó siéndolo por sus sucesores otonianos y capetos, siendo por tanto asimismo emblema de la realeza


Encima un entrelazo de tallos, empezando en el alero a la derecha otro entrelazo más


Entrelazo que, siguiendo esta estructura decorativa, acaba en un nuevo capitel formado por tres cilindros, tollos o barriles


Detalle de los tres rollos vistos de cerca


Más tetrapétalas y otro canecillo con otra peculiar forma de cuña o quilla


Línea de círculos entrelazados y canecillo con tres círculos más, estos en forma de moneda en la parte superior y un rollo en la inferior



Y ya llegamos al final, con otro canecillo liso en el arranque recto de la parte septentrional del ábside


Y pasamos al tercer ábside, el pequeño correspondiente a la capilla del lado del evangelio



Los canecillos de la izquierda  de este ábside, uno con dos rollos y otro con dos bolas o apomados, el alero es liso



Canecillo liso en forma de tobogán y otro con una pequeña bola en su parte inferior


Este otro presenta un triángulo invertido y, a partir de él, un surco o canal hacia abajo



Tres bolas ahora en el alero, que sigue siendo liso hasta su final, abajo cuatro canecillos, dos de ellos lisos, otro de quilla y un cuarto más de tres rollos o cilindros



El de la quilla tiene también un triángulo invertido arriba y el aparentemente plano muestra una especie de punta de lanza invertida y de punta redondeada


Entre dos contrafuertes lisos y cuadrados el último canecillo, con incisiones en forma de estrella


Fijémonos a su derecha en la ventana tipo saetera-aspillera en el muro del transepto o brazo transversal del crucero


 Y en otra ventana, más ancha, situada arriba. Estas no han sido cegadas y tienen cristales



Arriba, toda una banda de canecillos lisos, aparentemente, y cercanos  unos a otros


Solamente descubrimos uno tallado, con esta serie de rollos horizontales


Más arriba, alguno de los canecillos, lisos, de la nave central o mayor, que vamos a pasar a ver ahora


Para ello pasaremos primeramente delante del muro septentrional del transepto, donde está la Puerta de los Muertos que daba acceso al cementerio y es la ahora empleada para entrar en la iglesia en las visitas tras pasar primeramente por la recepción (el edificio que asoma a la derecha)


Llama mucho la atención que, pese a su fundación regia y a emplearse los mejores materiales, técnicas y maestros esta iglesia no presente una de las mayores características arquitectónicas cisterciense como es la proliferación de capillas en el testero "para que los monjes puedan cumplir con el precepto de la celebración litúrgica diaria", como dice la historiadora del arte Mª Soledad Álvarez Menéndez en su libro El románico en Asturias


Dado que aquí estaba el cementerio se sabe que en este muro norte y adosada al transepto hubo adosada una capilla funeraria añadida al edificio románico la cual fue luego suprimida



Dos contrafuertes asientan este muro de la nave del evangelio y arriba, en la nave mayor, cuatro. Aquí tenemos además una puerta cegada, de arco de medio punto: es la Puerta de San Blas, que se abrió en el siglo XVI cuando el papa Gregorio XIII otorgó a Valdediós el jubileo de este santo, en 1583



En los alerones de los tejados de ambos muros hay numerosos canecillos más, casi todos lisos, numerosas ventanas revelan, como en el triple ábside, la preocupación por dar suficiente luz natural que ilumine el interior. La erudita historiadora del Arte María Pilar García Cuetos, una de las autoras del libro Valdediós, escribe lo siguiente al respecto:
"Para los cistercienses un elemento sustancial en la arquitectura era la luz, una luz que debía ser incolora, para lo que se opta por las vidrieras translúcidas y las ventanas de mayores dimensiones que las del románico precedente, eliminándose la penumbra mística propia del mismo"

Las ventanas de la nave mayor, más altas, son lisas, pero las de la del lado del evangelio muestran arcos y columnas, estas con sus capiteles labrados


En el testero, otra ventana en aspillera con cristal


Y cristales también en las de la nave mayor y la del evangelio


Una de las ventanas del lado del evangelio, con capiteles sencillamente labrados con motivos vegetales


Y en ellos elementos fitoformes y apomados



Encima, un canecillo labrado también con fitoformes, entre ellos una tetrapétala. El arco de la ventana es prácticamente liso, solamente una hendidura lineal sigue su forma



Otros dos canecillos figurados, el de la derecha con dos rollos verticales que siguen su forma combada, el de la izquierda tiende a ser una cuña invertida con punta redondeada



Una banda de mensulones lisos delata que todo llegó a estar cubierto por un gran pórtico que luego fue desmantelado


Aquel pórtico también contribuiría a tapar la fábrica románica original, incluso parcialmente al menos estas ventanas de la nave del evangelio, de las que la de la derecha es más estrecha, pequeña y lisa que las otras y además sin arcos ni columnas


Uno de los mensulones al lado de otra de las ventanas. Encima canecillos lisos


Arriba, el pequeño arco, este con dos líneas hendidas en él que siguen su forma semicircular


Y estos son sus capiteles, también de temática naturalista, el de la derecha con hojas y bolas, el de la izquierda con tallos entrelazados, una bola en medio y otras filigranas


Aquel gran pórtico se extendía también al testero, como podemos ver con los mensulones sobre su portada, no tan espectacular como las occidentales pero sí sumamente importante, como vamos a comprobar a continuación



Junto con las ménsulas, algunos huecos cuadrados practicados en la pared, entre los contrafuertes, encajarían las vigas que sostendrían la estructura del tejado del antiguo pórtico


Sobre esta portada norte o Puerta de los muertos, en lo alto del monumental brazo septentrional del transepto que forma el crucero de este magnífico santuario cisterciense hay una enorme ventana románica que da abundante luz natural al interior de dicho crucero, ante el altar


Como la portada, está formada por varios arcos de medio punto con sus columnas de fustes, basas y capiteles, en los que descansan



Una de las franjas más exteriores de esta arquería presenta muy trabajadas numerosas filigranas así como estos capiteles en los que nuevamente predomina lo vegetal y sobre los que un ábaco muy bien rematado aunque liso llama también la atención


Ya hemos dicho que la iglesia monacal fue lo único que resistió la gran crecida del Ríu Valdediós en 1522, que obligó a reconstruir el cenobio, sin embargo el templo hubo de ser también reparado pues resultó muy afectado, como podemos comprobar en el estado de esta portada norte, un tanto rota y ladeada


Es de tres arquivoltas con sus guardapolvos y demás elementos, cuya estructura románica de arcos semicirculares o de medio punto destaca en tres columnas a cada lado, no del todo lisas pero sí sin las trazas ornamentales en los capiteles tan profusas como otros que acabamos de ver y que rompen un poco con la pretendida austeridad vital, y con ella también la artística, de los cistercienses


El gran interés de esta portada está aquí, en el tímpano, un documento excepcional en el que se conmemora el comienzo de las obras en presencia del gran maestro Galterio o Gualterio (Walter), artífice del cenobio. De ello y de cómo afectó la riada de 1522 a esta estructura queremos que nos hable Sira Gadea, también historiadora del arte, en su web Viajar con el Arte:
"El desplazamiento del curso del Asta, que provocó continuas avenidas que buscaban su cauce natural, y la acumulación de agua de manantiales subterráneos cercanos que empapan el sustrato de la edificación, fueron la causa de muchos problemas en la iglesia que se intentaron reparar al tiempo que se levantaba la fábrica. Las zonas más afectadas fueron el transepto del Evangelio, con el hundimiento parcial de la Puerta de los Muertos y la rotura del tímpano, en el que se ubica la inscripción de fundación, el monumentum aedifictionis, que dice que las obras comenzaron el 18 de mayo de 1218 y que corrieron a cargo del maestro Gualterio: 
“GALTERIO QUI BASILICAM ISTAM CONTRUXIT / POSITUM EST HOC FUNDAMENTUM MAGISTRO / EPS. AUTEM OVETENSIS JOHANES ABBAS VALLIS DEI JOHANES QUARTUS / XV KALD JUN II ERA MCC LVI REGNANTE DNO ALFHONSO IN LEGIONE” 
(El día decimoquinto de las calendas de junio en la era MCCLVI (18 de mayo de 1218), reinando don Alfonso en León y siendo obispo de Oviedo Juan y abad de Valdediós Juan IV, fueron puestos estos cimientos estando presente el maestro Gualterio, que construyó esta basílica)"

Este maestro Gualterio sería un gran profesional itinerante al que los historiadores le han seguido la pista en otras construcciones románicas:
"El maestro Gualterio mencionado en la lápida de consagración sería un alarife itinerante posiblemente de origen borgoñón, con una trayectoria que abarcaría desde tierras de los reinos de León y de Castilla, poniéndosele en relación con los monasterios cistercienses de Santa María de Moreruela en Zamora, Santa María de Sandoval, Santa María de Carrizo y Santa María de Gadefes en León y La Espina en Valladolid. Se desplazaría en solitario por distintas canterías, trazaría y planificaría llevando consigo libros de modelos que serían interpretados por los distintos talleres locales según sus posibilidades."


Detalle de los capiteles de la derecha de la portada con sus argollas y sus dibujos fitoformes así como, encima, un cimacio de numerosas y bien remarcadas tetrapétalas dispuestas en dos bandas horizontales, de las que nos cuentan en la página Conjunto Monumental de Valdediós:
"En el cimacio izquierdo de la Portada de los Muertos aparecen labradas sencillas flores de cuatro pétalos de formato apuntado en los que tiende a marcarse su nervio central. Los pétalos adoptan una posición cruciforme y parten de un núcleo central circular de cierta profundidad.

Estos motivos fueron tallados a lo largo del primer tercio del siglo XIII por un taller anónimo, en estilo románico tardío, y siguiendo las pautas de austeridad decorativa propia de la orden."
Arriba, en el arranque del arco, hay algunos motivos geométricos, dobles líneas en forma de triángulos y semicírculos


Las columnas de la derecha y el arranque de sus arcos repiten el esquema. Nos da la sensación que, determinados elementos que parecen lisos y sin ornamentos a cierta distancia, al acercarnos comprobamos que no es así, sino que están bastante esculpidos; no sabemos si es una impresión buscada aposta o capricho artístico



Estos capiteles tienen una decoración muy diferente a la anteriror, con muy detalladas hojas en las que se han incluso representado sus venas, no faltando tampoco filigranas en espiral


Si la antigua iglesia de San Salvador es El Conventín, esta de Santa María es El Conventón, "el precioso Conventón", como le dicen en 1928 Víctor Vallín Martínez y Gerardo Fernández Moreno en su obra Villaviciosa y su progreso, donde lamentaban además la pérdida de su magna biblioteca:






Y por la Puerta de los Muertos entramos a la iglesia directamente por el transepto, contemplando primeramente el mismo en toda su extensión y conformando con las naves esta gran cruz que es el crucero que da forma a la planta de cruz latina de esta iglesia de la que seguiremos contando de su arte y de su historia, si bien, para un completo compendio, ha de abarcarse para ello las otras dos entradas de blog que también dedicamos a Valdediós y este magno conjunto monumental


Al entrar, en la nave de la evangelio, una losa en el suelo identifica un sepulcro, pues era común la inhumación en el interior


La inscripción está casi totalmente borrada, por la posición ante la portada es posible que se trate de un abad o personaje principal


Sí se ve el dibujo esquemático de lo que parece una portada románica con otras cuatro dentro...


Nave del evangelio esta primera, donde en la iglesia occidental se leían los evangelios en la liturgia; a continuación la nave mayor o central, entre la portada occidental y la capilla mayor; y nave de la epístola a continuación, donde se leían las epístolas (cartas) canónicas también en las liturgias, separadas por grandes arquerías sostenidas por gruesos pilares cruciformes, Aquí, este arco de la nave del evangelio es apuntado, una forma propia del románico tardío que ya anuncia las formas góticas


En este primer pilar se dispone la escalera para subir al púlpito, de piedra y adosada al mismo, con barandilla circular, como ella, de hierro forjado. Más arriba, un capitel liso en esta columna del arco citado y, más alto, otro, ese en una columna, también más alta, de uno de los arcos de la nave mayor


Al otro extremo del transepto, el transepto de la epístola vemos el acceso a la sacristía barroca, con un espléndido frontón triangular y, a la derecha, la escalera de maitines, por la que los monjes del coro bajaban desde el dormitorio común a rezar las primeras oraciones del día


Arriba sobre el crucero, crucería sexpartita; los arcos del transepto son ojivales o apuntados, lo que como acabamos de decir ya anunciaría el arte gótico al ser propios del románico tardío. Nos explica el esquema Sira Gadea en Viajar con el Arte:
"El crucero presenta crucería sexpartita, los transeptos son de cañón ligeramente apuntado, y los ábsides, que abren al transepto mediante arcos triunfales, los laterales apuntados y el central de medio punto, cuentan con un tramo de cañón y bóveda de horno con nervios de refuerzo."

El arco triunfal de la capilla mayor, con su magnífico y enorme retablo barroco, se abre a este transepto frente al crucero, cuenta con arco de medio punto o semicircular, plenamente románico, mientras que los de las capillas laterales son apuntados


Según entramos, vamos a detenernos primeramente en la capilla de este lado, la correspondiente a la nave del evangelio por la que hemos entrado, con la ventana sobre el ábside, que antes vimos desde el exterior


Admiramos su arco ojival liso y sus capiteles


Columna de la derecha: capitel, fuste liso y basa


Capitel con plantas y bolas cinceladas


Basa, sin apenas decoración


Capitel izquierdo, también aquí predomina lo vegetal como temática decorativa


Y este es el retablo barroco de esta capilla del evangelio, dedicado a la Virgen del Rosario, el cual se hizo para que encajase a medida en el espacio semicircular del ábside, constando de un cuerpo único rematado en ático-cascarón, enmarcado también por un arco con sus columnas de capiteles vegetales, fustes y basas


La Virgen del Rosario se identifica fácilmente al llevar uno en la mano izquierda, es una imagen de vestir que tan solo tiene talladas y policromadas las manos, los pies y la cabeza, nos dicen en Conjunto Monumental de Valdediós:
"Su rostro esboza una ligera sonrisa y viste una túnica blanca que se cubre con un manto de terciopelo rojo orlado con dorados. La imagen fue adquirida por la Hermandad Valdediós en la década de los años 50 del siglo pasado."

Bajo ella, un grupo de querubines


A la derecha la Virgen Dolorosa, cuya explicación histórica-artística la encontramos en la página Conjunto Monumental de Valdediós:
"...labrada en madera de nogal, avanzada la segunda mitad del siglo XVIII, siguiendo el estilo barroco por un autor anónimo.

Formó parte del Calvario que desde el siglo XVIII presidió la capilla principal del templo de San Salvador de Valdediós hasta el año 1912.

En la actualidad, ocupa la hornacina derecha del retablo de Nuestra Señora del Rosario, en la capilla del lado del Evangelio de la iglesia de la abadía.

La imagen viste una túnica dorada y sobre ella se dispone un manto rojo. Dirige su mirada hacia lo alto y las manos las sitúa delante del pecho, para transmitir el dolor que ha causado en María, la muerte de Cristo crucificado."

En la hornacina izquierda un santo, que parece amputado de manos, es posible que, si llevase un libro, fuese San Juan Evangelista, lógico en esta nave del evangelio


La mesa del altar, cuyas patas imitan columnas románicas


Ahora miramos arriba, a la ventana y los capiteles de los arcos laterales


Capitel de la derecha, con plantas de tallos con bolas cruzados. Arriba en el ábaco dobles tallos entrelazados con tetrapétalas en medio


Sobre el arco, una franja estilo imposta con tetrapétalas y entrelazos


Y capitel de la izquierda, tallos dobles entrelazados con hojas y con flores de lis


Otro capitel con plantas y flores de lis



Vamos a fijarnos ahora en la ventana románica sobre la Puerta de los Muertos por la que acabamos de pasar


Capitel de tallos, sogueado cruzado, argolla también de sogueado y hojas


Capitel liso


Y ahora vamos a pasar a la capilla mayor, con su grandioso altar barroco también hecho a medida para encajar en el espacio semicircular del ábside, obra de Manuel González Majoya encargada en 1749


Esta hecho en madera de castaño cubierta de dorado y está dedicado a Santa María, patrona de iglesia y cenobio, en concreto a la Virgen de la Asunción


Forma tres calles o divisiones verticales en las que aparece en el centro la Virgen de la Asunción, flanqueada por San Alberico y San Esteban Harding, dos de los cofundadores de la Orden del Císter. Abajo son escenas de San Bernado de Claraval, el gran impulsor de la doctrina cisterciense y arriba tres abadesas de la misma orden, de las Sira Gadea solamente se reconoce a la central, Santa Lutgarda, mientras otros autores dicen ser Santa Gertrudis, Santa Humbelina, hermana de San Bernardo, y Santa Escolástica, hermana de San Benito de Nursia fundador de la Orden de San Benito a cuyos ideales primitivos querían volver los cistercienses


La Virgen de la Asunción es una talla de mediados del siglo XVII restaurada hace unos años por encargo de la Hermandad de Valdediós, asociación de ex-seminaristas del seminario que aquí funcionó desde 1862 (ya desamortizado el monasterio) hasta 1951


A la izquierda de la Virgen de la Asunción está San Alberico, Albericus, Aubrey Albéric, monje borgoñón nacido en 1108 y cofundador con el citado San Esteban Harding y con Roberto de Molesmes de la Orden del Císter


No se sabe de su infancia y entra en la historia cuando, en su juventud, se inclina por la vida religiosa y se acoge a la guía del citado Roberto de Molesmes, quien había fundado una comunidad benedictina cerca de Tonnerre, población de esa misma región de Borgoña, pero como no resultó el lugar adecuado se fueron a Molesmes (Borgoña-Franco Condado), donde Roberto fue el primer abad, tomando el nombre del lugar, y Alberico el prior. Esta es la continuación de su biografía según Wikipedia:
"Pronto, sin embargo, la comunidad tuvo problemas de convivencia y algunos monjes se rebelaron; Roberto, el abad, se marchó hasta que los otros monjes que habían estado bajo el mando de Alberico llamaron al abad ya que estos se habían sublevado de tal forma contra su prior (Alberico) que hasta lo apalearon dejándolo inconsciente. San Roberto y San Alberico, sin embargo, viendo que no podrían llevar a término su ideal monástico, fueron, con algunos de los monjes, hasta Císter o Citeaux, en la diócesis de Châlons, donde en 1098 fundaron una comunidad con una forma de vida diferente al benedictino y que fue el origen de la Orden Cisterciense. Alberico, muy devoto de la Madre de Dios, puso la orden bajo la protección de la Virgen María
Alberico fue elegido abad cuando Roberto, por orden del papa Urbano II, dejó el monasterio. Lo fue hasta el 26 de enero de 1108, cuando murió. Alberico hizo, durante su mandato, que la regla de vida de la comunidad fuera más austera. Se le atribuye el cambio de color negro de la cogulla (es el hábito que se ponen los cistercienses para ir al coro) por el de color blanco; de ahí que en la época se les comenzó a llamar a los cistercienses: "los monjes blancos" y a los benedictinos "los monjes negros" por el color de sus cogullas. Le sucedió san Esteban Harding quien llamó a su gran abad y amigo "la lanza de plata" pues esto era lo que había sido, una lanza defensora contra los ataques al corazón de Jesus."

Y aquí tenemos a San Esteban Harding, su sucesor y tercer cofundador de la Orden del Císter, nacido en la inglesa Dorset el 28 de marzo de 1134 y tercer abad del Císter:
"Esteban Harding nació en Dorset (Inglaterra). Se sabe que hablaba inglés antiguonormando y latín. Joven, ingresó en la abadía de Sherborne, pero la dejó y se convirtió en un estudiante itinerante que visitaba diversos monasterios donde aprendía y enseñaba. 
Llegó a la abadía de Molesme, en la Borgoña, que había fundado Roberto de Molesme, que era el abad. Pronto, sin embargo, la comunidad tuvo problemas de convivencia y algunos monjes se rebelaron; Roberto se marchó, y el prior Alberico y Esteban se marcharon con él, hasta que los otros monjes los llamaron y Alberico volvió. Roberto y Esteban permanecieron solos y Alberico, viendo que Molesme no podría llevar a término su ideal monástico, fue, con veintidós monjes más, a reencontrarlos. Los tres fueron hasta Cîteaux, en la diócesis de Châlons, donde en 1098 fundaron una comunidad con una forma de vida diferente a la benedictina de aquel entonces y que fue el origen de la Orden Cisterciense. 
Roberto fue el primer abad de Císter, pero el año siguiente se marchó de nuevo a Molesme y Alberico lo sucedió, hasta que murió en 1108. Esteban Harding se convirtió entonces en el tercer abad de Císter. Como abad condujo el monasterio a un periodo de gran crecimiento. En 1112 recibió la visita de Bernardo de Claraval, que se quedó y se hizo monje. Entre 1112 y 1119, se fundaron doce nuevas casas cistercienses. Para ellas, Esteban escribió en 1119 la Carta caritatis ("Carta del amor"), documento fundamental de la orden cisterciense, que establece los principios. 
Durante veinticinco años, Esteban rigió la abadía y toda la orden cisterciense, siendo el responsable directo de la consolidación y crecimiento. Hacia 1125, fundó el primer monasterio femenino de la orden en Tart-l'Abbaye (Borgoña), dando origen a las congregaciones de monjas cistercienses. En 1133, renunció al cargo a causa de la edad y la mala salud y murió el año siguiente, el 28 de marzo de 1134."
Foto Prerrománico Asturiano

Dado que, por su posición, no podemos sacarle una buena foto desde abajo, tomamos esta de Prerrománico Asturiano y la acompañamos de esta explicación de la página Conjunto Monumental de Valdediós:
"La imagen de San Esteban Harding, quien sustituyó a San Alberico como abad de Císter, fue labrada en madera de castaño en 1750 por Manuel González Manjoya. De estilo barroco, ocupa la hornacina derecha del retablo mayor.

Por la posición de los dedos de la mano derecha habría portado en ella el báculo abacial, mientras la izquierda destaca por la gesticulación de sus dedos.

El Santo viste cogulla blanca y bajo ella se deja ver el pie izquierdo calzado. La rodilla izquierda, ligeramente flexionada, se manifiesta a través del plegado de la cogulla. A sus pies se representa la mitra episcopal que rechazó.

El rostro del monje presenta una barba bien poblada, la boca un poco abierta y la cabeza se rodea de la aureola de santidad."

Abajo las escenas de San Bernardo de Claraval que, como Roberto, era de Borgoña, nacido como Bernardo de Fontaine el 20 de agosto de 1153 en Fontaine-lès-Fijon, es una de las personalidades esenciales en la historia de la iglesia católica, cuyas contribuciones perfilaron la religiosidad cristiana, el canto gregoriano, la vida monástica y la expansión de la arquitectura gótica, ejerciendo notable influencia en la vida política y religiosa de Europa. Organizó la Orden del Temple con Hugo de Payéns, su fundador, interviene contra el cisma de Anacleto II, predica la Segunda Cruzada, además de, por supuesto, expandir la Orden del Císter, a la que ingresa con 23 años. Extraemos parte de su extensa biografía también de Wikipedia:
"Nació en el castillo de Fontaine-lès-Dijon, en BorgoñaFrancia en el año 1090 con el nombre de pila de Bernard de Fontaine. Fue el tercero de siete hermanos. Su padre era caballero del duque de Borgoña y lo educó en la escuela clerical de Châtillon-sur-Seine. Después de la muerte de su madre, entró en la Orden del Císter
Esta orden había sido fundada pocos años antes por Roberto de Molesmes bajo la regla de san Benito. Solo tenía un monasterio, y por la dureza de la vida que llevaban, tenía pocos miembros.Tal monasterio se encontraba cercano a su casa paterna. Odón, duque de Borgoña, su benefactor, contribuyó con la construcción de este primer monasterio; igualmente, le donó tierras y ganados. 
Cuando a los 23 años, en el año 1113, ingresó como novicio en la Orden del Císter, le acompañaban cuatro hermanos, un tío y algunos amigos (hasta 30 personas, según otras fuentes). Previamente los había probado durante seis meses, asegurándose de su lealtad y formando un grupo muy unido. El convencer a tantos fue una labor ardua, especialmente a su hermano Guido, que estaba casado y tenía dos hijas, y que finalmente dejó a su familia y entró en la orden.​ Posteriormente entrarían en la orden su padre y su hermano menor 
El año 1115, Stephen Harding, el abad de Císter, ante el doble problema de la masiva presencia del clan de los Fontaine y el repentino hacinamiento que habían provocado en su monasterio, decidió enviar a Bernardo a fundar el monasterio de Claraval, una de las primeras fundaciones cistercienses. Fue designado abad del nuevo monasterio, puesto que desempeñó hasta el final de su vida. Fue el obispo de Chalons-sur-Marne, el filósofo Guillermo de Champeaux, quien le ordenó sacerdote y le bendijo como abad. 
El inicio de Claraval fue muy duro. El régimen impuesto por Bernardo era muy austero y afectó su salud. Guillermo de Champeaux debió intervenir, delegado por el capítulo general del Císter, para vigilar la salud de Bernardo, suavizando la falta de alimentación y la mortificación implacable que se imponía a sí mismo. Este se vio obligado a dejar la comunidad y a trasladarse a una cabaña que le servía de enfermería y donde era atendido por unos curanderos. 
A lo largo de su vida fundó 68 monasterios distribuidos por toda Europa. Los inicios fueron lentos. En los 10 primeros años solo se establecieron tres nuevas fundaciones: Tre Fontane (1118), la Fontenay (1119) y Foigny (1121). A partir de 1130 se extendieron las primeras abadías por AlemaniaInglaterra y España (Moreruela, 1132). 
Espiritualmente fue un místico y se le considera uno de los fundadores de la mística medieval. Tuvo una gran influencia en el desarrollo de la devoción a la Virgen María. 
Bernardo fue un inspirador y organizador de las órdenes militares, creadas para acoger y defender a los peregrinos que se dirigían a Tierra Santa y para combatir el Islam.​ Así, tuvo gran influencia en la creación y expansión de la Orden del Temple, redactó sus estatutos e hizo reconocerla en el Concilio de Troyes, en 1128. 
En 1130, el cisma del antipapa Anacleto lo apartó de la vida monástica en clausura y comenzó una intensa actividad pública en defensa de Inocencio II. Estuvo movilizado de 1130 a 1137 e hizo del abad uno de los políticos más influyentes de su tiempo. 
Participó en las principales controversias religiosas de su época. Sostenía que el conocimiento de las ciencias profanas es de escaso valor, comparado con el de las ciencias sagradas. Sus sentimientos frente a los dialécticos se revelaron en los enfrentamientos que mantuvo con Gilberto de la Porré y Pedro Abelardo. 
La predicación en la Iglesia medieval era esencial y Bernardo fue uno de sus grandes practicantes. Reclamado constantemente por el clero local, realizó numerosos viajes por el sur de Francia, Renania y otras regiones. También predicó las excelencias espirituales de la vida monástica y convenció a muchos para que ingresasen en la orden cisterciense. Se le conocía como "Doctor melifluo" (boca de miel), por su suavidad y dulzura. 
Se desplazaba habitualmente a pie, acompañado de un monje, que hacía de secretario y escribía a su dictado durante los desplazamientos. 
Bernardo predicó en el Languedoc en 1145 a los cátaros o albigenses, y fue elogiado, pero en Verfeil, cerca de Toulouse, se le abucheó. Años después de la muerte de Bernardo, en 1209, los cátaros fueron declarados herejes, y varios cistercienses se pusieron al frente de la cruzada que reprimió este movimiento. 
En 1145, Eugenio III fue nombrado papa. Es el primer papa cisterciense y discípulo de Bernardo. Había coincidido con él en uno de sus viajes y le siguió desde Italia hasta Claraval. Allí pasó 10 años de vida monástica. En 1140, Bernardo lo había enviado de vuelta a Italia como abad de Tre Fontane, la 34.ª fundación de Claraval. 
Su mayor y más trágica empresa fue la Segunda Cruzada, cuya predicación fue por completo obra suya. Allí apareció con toda su fuerza y con toda su debilidad su ideal religioso. Su fracaso afectó negativamente a su influencia y a su figura carismática, excepcional hasta entonces tanto con el poder religioso como con el político. 
En 1153, enfermó del estómago -no retenía la comida y las piernas se le hinchaban-, quedó muy débil y murió. 
Fue canonizado el 18 de enero de 1174 por el papa Alejandro III, y fue declarado Doctor de la Iglesia por Pío VIII en 1830. Su fiesta litúrgica se celebra el 20 de agosto en el aniversario de su muerte, siendo el santo patrón de Gibraltar,​ de Algeciras, de los trabajadores agrícolas y del Queen’s College de Cambridge. Sus atributos iconográficos son la pluma, el libro, el perro, el dragón, la colmena y la figura de la Virgen María."

Esta es una de las escenas de su vida, postrado en una cama y visitado por la Virgen María, San Benito y San Lorenzo, al lado de una iglesia que tiene cierto parecido con esta de Santa María de Valdediós


Como en el caso de San Esteban Harding, vamos a acompañar de una foto de Prerrománico Asturiano y un texto de Conjunto Monumental de Valdediós:
"En la parte inferior del lado izquierdo del retablo mayor se encuentra el relieve de la Virgen María, San Benito y San Lorenzo intercediendo por la salud de San Bernardo. Una pieza labrada en madera de castaño por el taller de Manuel González Manjoya a lo largo del año 1750, en estilo barroco.

En el centro, acostado sobre una cama cubierta con un dosel, aparece San Bernardo. El santo viste un camisón de ricos bordados, se cubre con una colcha de esmerados plegados y su cabeza tonsurada se apoya sobre un almohadón.

A su lado se representa a María ataviada con una túnica blanca y una capa azul de cuidados estofados. La Virgen lleva la mano derecha sobre el pecho y mira fijamente al enfermo. También aparecen San Lorenzo y San Benito.

La escena se delimitada por un templo que ofrece cierto parecido con el de Santa María y una estructura arquitectónica que recuerda al claustro de la abadía, cuando aún no contaba con el segundo piso, finalizado en el año 1777."

Esta es otra escena más en la que se ve un carruaje de época, no de la de San Bernardo sino la del retablo, aunque se recrea una escena de su vida en el medievo, en la que no había estos vehículos, de estilo barroco como el retablo, ni las gentes iban así ataviadas. El artista, del taller de Manuel González Manjoya, plasmó el mundo que conocía, año 1750, para recrear este episodio del siglo XII, es decir, seiscientos años atrás, San Bernardo dominando al Príncipe del Averno



Se representa una carroza tirada por briosos caballos grises, guiados por un cochero que mira al espectador, al igual que mira también el lacayo, situado detrás. Adentro va Bernardo de Claraval para asistir a un cónclave en Roma para elegir un nuevo papa al fallecimiento del anterior. Pero en el trayecto el Príncipe del Averno le rompe la rueda trasera pues quería retrasar su viaje, sin embargo Bernardo le somete y obliga al demonio a sustituir la parte de la rueda rota para llegar a tiempo y sin más contratiempos. La piadosa tradición evoca sin duda los muchos viajes del santo, para lo que seguimos repasando su biografía en Wikipedia:
"A los 23 años, en el año 1113, ingresó en la Orden del Císter. Dos años después, Esteban Harding, el abad de Císter, le envió a fundar una de las primeras fundaciones cistercienses, el monasterio de Claraval, del que fue designado abad, puesto que ocupó hasta el final de su vida. 
La orden, entonces, estaba en formación. Esteban Harding era el tercer abad que tenía la orden, y en 1119 dotó al Císter de una regla propia, la Carta de caridad, en la que se establecían las normas comunitarias de total pobreza, de obediencia a los obispos y de dedicación al culto divino con dejación de las ciencias profanas. 
Bernardo participó personalmente en la formación del espíritu cisterciense y fue el artífice de la gran difusión de la orden cisterciense, pasando del único monasterio cuando ingresó a 343 cuando murió, de los que 168 pertenecían a la filiación de Claraval y 68 fueron fundados por él mismo. 
La enorme influencia que alcanzaron los cistercienses se debió a Bernardo que trascendió ampliamente a la orden. Ha sido la figura más destacada de la Orden y es venerado como fundador. 
Císter fue una concepción de la vida monástica medieval totalmente distinta a Cluny. La regla cisterciense era, en la práctica, una crítica de la de Cluny. Esta crítica a los cluniacenses, la concretó Bernardo en 1124, en su escrito Apología a Guillermo: 
La iglesia relumbra por todas partes, pero los pobres tienen hambre. Los muros de la iglesia están cubiertos de oro, pero los hijos de la iglesia siguen desnudos. Por Dios, ya que no os avergonzáis de tantas estupideces, lamentad al menos tantos gastos. 
Apología a Guillermo

 A partir de la Apología a Guillermo, la regla cisterciense apareció como una reacción contra los excesos cluniacenses. Si durante el siglo XI los monjes cluniacenses habían asumido un gran protagonismo dentro de la iglesia, ocupando sus más altos cargos y ejerciendo su influencia sobre el poder civil, en el siglo xii ese papel les correspondió desempeñarlo a los cistercienses."


En medio de esta parte de abajo del retablo, el sagrario y debajo un relieve del Cordero de Dios, labrado en madera de castaño por el mismo Manuel González Manjoya en 1750 y en estilo barroco

Foto: Prerrománico Asturiano

En él, el Cordero de Dios aparece tumbado sobre una nube y su Cruz con una tela blanca representa el triunfo de Cristo sobre la muerte, nos explican en Conjunto Monumental de Valdediós:
"La escena está presidida por el Cordero de Dios, que aparece tumbado sobre una nube y porta un banderín blanco, simbolizando el triunfo de Cristo sobre la muerte. El motivo se completa con un rompimiento de gloria en el que se hace presente Dios Padre, a través del vértice de un triángulo que se deja ver bajo una nube y al que le acompaña un querubín."

A la izquierda, en la pared, un arcosolio y una sepultura, posiblemente de algún antiguo abad o personaje principal


Este magnífico retablo de la Virgen de la Asunción es una joya del tan sobrecargado barroco que tal vez no encajase en aquel pensamiento de austeridad cisterciense propagado por Bernardo de Claraval. Así lo describe el Gran Atlas del Principado de Asturias:
"Como es natural, a esta sobriedad escapan los retablos barrocos. El encargo del retablo mayor de la iglesia recayó, en 1750, sobre Manuel González Manjoya, arquitecto-escultor que, según Germán Ramallo, esa conocido y apreciado en los ambientes artísticos de le época. La arquitectura cisterciense obliga a plantear un diseño innovador, toda vez que el retablo debía adaptarse al cuerpo semicilíndrico del ábside y rematarse con cascarón de cuarto de espera que ocultase toda la bóveda; dice Ramallo que esta solución, muy empleada en Castilla, es la primera vez que se sigue en Asturias. Al final, la adecuación entre la arquitectura de la iglesia y el espacio ilusorio creado por el retablo es perfecta. El proyecto original especificado en el contrato no se corresponde con el producto final; así, los tres cuerpos de los que se habla en aquél, que  debían incluir un total de 13 imágenes, quedaron reducidos a uno solo, en el que hallan cabida una asunción y cinco santos cistercienses. Un pedestal de piedra sirve de apoyo a un amplio banco en el que se colocan, además del expositor, dos relieves narrativos; en el de la izquierda, con la iglesia del mismo monasterio como fondo, se representa la muerte de san Bernardo; en el de la derecha se narra la historia en la que el diablo rompe  una rueda del carruaje de San Bernardo cuando éste se dirigía a hacer una fundación; existen anacronismos evidentes en ambos relieves, toda vez que la ambientación (mobiliario, indumentaria y utensilios) es  dieciochescas. Encima de esta banco se dispone el único cuerpo, provisto también de su propio banco; corona corona este cuerpo un ático-cascarón con hornacinas, que casi podría pasar por un segundo piso; la cornisa del retablo queda alineada con la del resto de la iglesia. En suma, presenta una gran plasticidad, a la que contribuyen el adelantamiento del expositor (semiexento) y sus gradas, y el considerable vuelo de las repisas sobre las que van los elementos sustentantes, que lleva aparejado asimismo quebramientos simultáneos en la cornisa. En la calle central del cuerpo principal se coloca la imagen de la Asunción sostenida por Ángeles, que, según Ramallo, recuerda la hecha para el ático del retablo de la capilla catedralicia del Reu Casto, ángeles incluidos, aunque "sin el airoso movimiento y delicadeza de los modelos originales"; ocupan las calles laterales San Alberto y san Esteban, situándose en las hornacinas del ático las antas Gertrudis, Humbelina y Escolástica; todas esas figuras ,mantienen posturas similares, presentan cabezas poco detalladas y van provistas de pasado s hábitos. A estas  imágenes hay que añadir media docena de ángeles exentos repartidos por las cornisas y un buen número de serafines."

Entendemos que el que el Atlas llama san Alberto sea el San Alberico cofundador del Císter, pero las santas Gertrudis, Humbelina y Escolástica nos dejarían fuera a Santa Lutgarda que es la que estaría en medio y la única que reconoce Sira Gadea. La primera, Santa Gertrudis, fue monja benedictina cisterciense y escritora mística, nacida en Eisleben, Alemania, en 1256. Esta es parte de su biografía en Wikipedia:
"De los orígenes de Gertrudis de Helfta solo se conoce la fecha de nacimiento: 6 de enero de 1256. El lugar y la familia son un enigma. El silencio al respecto ha resultado sospechoso y se han elaborado conjeturas, como la procedencia servil o pobre, haber sido abandonada o ser hija ilegítima de algún noble. Lo que es seguro es que en su familia existían circunstancias que en la época no era adecuado mencionar. 
A la edad de 5 años ingresó en el monasterio de Helfta. Sobre esto tampoco han quedado noticias: se desconoce cómo llegó y si fue acogida exclusivamente como educanda, para ser formada en la escuela de niñas a cargo de Matilde de Hackeborn, o como oblata, ofrecida a Dios para convertirse en monja.

Gertrudis inició su aprendizaje monástico. Realizó el noviciado, profesó y recibió una cuidada formación teológica, filosófica, literaria y musical. Su vida fue normal hasta los 25 años, como una monja más del monasterio, dedicada a la copia de manuscritos, la costura y las labores agrícolas de la huerta monástica. No desempeñó cargos importantes, o al menos solo se conoce que fue cantora segunda a las órdenes de Matilde de Hackeborn. 

El 27 de enero de 1281 tuvo su primera experiencia mística, que supondría un profundo cambio en su vida. Se trató de una visión de Cristo adolescente, que le decía: No temas, te salvaré, te libraré... Vuélvete a mí y yo te embriagaré con el torrente de mi divino regalo. A partir de esto dejó los estudios profanos y de literatura por los estudios teológicos; y su existencia pasó de ser rutinaria a vivir una profunda experiencia mística. 

Gertrudis vivió una intensa vida mística en medio de la vida comunitaria. A menudo sufrió enfermedades, pero esto no la incapacitó para dedicarse a escribir diversas obras literarias entre las que se encontraban comentarios a la Sagrada Escritura. Se han perdido casi todas las obras, conservándose solamente tres. 

Memorial de la abundancia de la divina suavidad 

Tiene 24 capítulos. El género es semejante a las Confesiones de San Agustín. Recoge la experiencia mística de Gertrudis desde su conversión hasta el año 1290. 

Heraldo del amor divino 

De los materiales sueltos escritos o dictados por Gertrudis, así como los recogidos por las monjas contemporáneas, surgió la segunda obra, Legatus Divinæ Pietatis, el Heraldo (o Mensajero) de la piedad divina. La editora que los ordenó permanece en el anonimato, y se llama a sí misma "redactora" (redactrix). La compilación se terminó poco antes de morir Gertrudis. Consta de cinco libros. El primero es un panegírico de la persona y actividad de Gertrudis de Helfta, obra de la redactora. El segundo incorpora el Memorial exclusivamente. Los libros tercero, cuarto y quinto recogen los materiales de diversa procedencia, que relatan las experiencias místicas de Gertrudis en torno al Año litúrgico, así como revelaciones recibidas sobre la muerte y gloria de personas de su entorno. Ocho manuscritos completos o parciales, todos del siglo xv, sobreviven del original latino. 

Ejercicios Espirituales 

Libro de oraciones compuesto íntegramente por Gertrudis. La finalidad es reavivar el fervor religioso mediante la meditación. Son siete ejercicios, que responden a los momentos más importantes de la vida de una monja: bautismo, conversión, consagración virginal, profesión monástica, alabanza divina y muerte, entendida como encuentro con el divino Esposo. Ningún manuscrito medieval de los Exercitia Spiritualia ha llegado a nuestros días. El texto más antiguo del original latino es la impresión de Colonia de 1536, editada por el cartujo Johannes Lanspergius a partir de algún manuscrito hoy desaparecido. (...)

Santa Gertrudis Magna murió en la segunda mitad de 1302, a los 45 años de edad. La fecha del 17 de noviembre, que a veces se ha mencionado como su fecha de muerte, procede de la confusión que largo tiempo reinó (aún el Breviario Romano), entre esta santa y su predecesora Gertrudis de Hackeborn, abadesa de Helfta, hermana de santa Matilde, que sí murió un 17 de noviembre, pero de 1292.  
Sus escritos y espiritualidad pasaron desapercibidos hasta 1536 en que los cartujos de Colonia imprimieron el Heraldo. La aceptación y éxito fue enorme, y se produjo toda una corriente espiritual en torno a ella que se tradujo en reediciones continuas de sus escritos y numerosas biografías. Por tal éxito, y al desconocerse su apellido, empezó a ser llamada Gertrudis la Grande o Magna. En el siglo xvii es tal la veneración en torno a su persona que Roma se vio forzada a aprobar su culto en la Orden Benedictina y otras Congregaciones religiosas. El 22 de enero de 1678 fue inscrita oficialmente en el Martirologio Romano, y en 1739 su fiesta se eleva a memoria para toda la Iglesia católica. En la actualidad ha sido propuesta para ser nombrada Doctora de la Iglesia."



Santa Escolástica no es una monja cisterciense pues cuando nació en 480 aún faltaban siglos para que se fundase la Orden del Císter, pero dado que esta sigue la regla de su hermano mellizo San Benito tampoco sería extraño que se la representase aquí y con hábito blanco:

"...fue consagrada al servicio divino desde niña. Cuando su hermano fundó Montecassino, abrió cerca un convento femenino con la misma regla, llamado Piumarola, del que Escolástica fue abadesa. 
Tenía la costumbre de visitar a San Benito una vez al año y como no estaba permitido que entrara al monasterio, él salía a su encuentro para llevarla a una casa de confianza, donde los hermanos pasaban la velada orando, cantando himnos de alabanza a Dios y discutiendo asuntos espirituales. Sobre la última visita, San Gregorio hace una notable descripción, en la cual, la santa, presintiendo que no volvería a ver más a su hermano, le rogó que no partiera esa noche sino al día siguiente, pero San Benito se sintió incapaz de romper las reglas de su monasterio. 
Entonces, Santa Escolástica apeló a Dios con una ferviente oración para que interviniera en su ayuda, y acto seguido, estalló una fuerte tormenta que impidió que su hermano regresara al monasterio. Los dos santos pasaron la noche hablando de las cosas santas y de asuntos espirituales. Tres días después, la santa murió, y su hermano, que se encontraba absorto en la oración, tuvo la visión del alma de su hermana ascendiendo al cielo en forma de paloma. Él falleció cuarenta días después."


La presencia de Santa Humbelina, como hermana de San Bernardo de Claraval y a quien se atribuía erróneamente la fundación de la rama femenina del Císter es también totalmente posible, si bien iconográficamente no ha sido muy representada ni su biografía demasiado divulgada. Compartimos parte del estudio Santa Humbelina: el desarrollo medieval de su iconografía y su proyección a la Edad Moderna, de Irene Lázaro Romero, Doctoranda del Departamento de Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid:
"A pesar de ser la hermana de san Bernardo, santa Humbelina no gozó de un gran éxito iconográfico. En un principio, su hagiografía estaba ligada inseparablemente a la de su hermano Bernardo. Con el tiempo, sin embargo, su leyenda se fue enriqueciendo y ampliando con nuevos episodios relativos a su vida monástica y a su muerte. Esta evolución es análoga a la de las hagiografías de otras santas cistercienses, que incorporaron nuevos temas, especialmente, episodios místicos muy variados. Este cambio en la percepción de las santas cistercienses seguramente estuvo propiciado por un deseo de lograr su canonización, así como para que pudieran servir de ejemplo moral para monjas y otras mujeres del mundo secular (...)

Humbelina nació en el año 1091en Fontaines. Sus padres fueron Tescelín le Roux, un caballero vasallo del Duque de Borgoña, y Alicia o Aleth de Montbard, ambos muy piadosos. Humbelina tuvo seis hermanos, todos ellos varones, el tercero de los cuales fue san Bernardo, siendo santa Humbelina la cuarta en orden de nacimiento. La Leyenda Dorada explica cómo su madre Alicia puso mucho esmero en el cuidado de sus hijos y les inculcó ideales de pobreza y austeridad . De entre sus hermanos, Humbelina pronto destacó por su belleza e inteligencia, además de por sus conocimientos de música y latín.

Muchas de las hagiografías de san Bernardo incluyen un episodio en el que el santo se sintió tentado por una mujer y, para calmar el deseo, se arrojó a un lago de agua helada. Esta escena aparece ya en la Vita Prima, la primera hagiografía de Bernardo, escrita por varios monjes que le conocieron personalmente, uno de ellos Guillermo de Saint Thiery que es precisamente el que narra este episodio. En este y otros relatos medievales y modernos, Bernardo es tentado por una mujer anónima que no formaba parte de su familia. Sin embargo, a pesar de las fuentes escritas, en ocasiones la leyenda popular asimiló a este personaje femenino con su hermana Humbelina. Debido a esta y otras tentaciones, san Bernardo decidió ingresar en la orden del Císter en el año 1112, uno después de la muerte de su madre, cuando contaba veintidós años de edad. Todos sus hermanos varones se unieron a él progresivamente, dejando a Humbelina en el palacio de Fontaines acompañada solo de su padre, aunque era evidente que este también deseaba adoptar la vida monástica en cuanto le fuera posible. Pronto, Humbelina contrajo matrimonio con el noble Guy de Marey que se quedó prendado de las virtudes que la santa había heredado de su madre. En sus primeros años de matrimonio, Humbelina llevó una vida de lujo y ostentación, asistiendo a todo tipo de ceremonias de la nobleza borgoñona. Se dejó agasajar por los caballeros de la corte en las convenciones del amor cortés.

En una ocasión, sintió el deseo de visitar a sus hermanos en el monasterio, según Guillermo de Saint Thierry por inspiración del Espíritu Santo, y lo hizo acompañada de un gran séquito. En el momento de su llegada, el monje portero era Andrés, uno de los hermanos de Humbelina, que informó a san Bernardo de la visita. Este, al ver todo el boato y riqueza de los que se rodeaba su hermana, se negó a recibirla. Según la Leyenda Dorada, Andrés, que no tuvo más remedio que atenderla, le dijo estas duras palabras: “Para mí no eres más que un puñado de estiércol envuelto en ricas y lujosas telas”. Ante esta respuesta, Humbelina se puso a llorar y contestó: 
No niego que soy pecadora; mas tú no olvides que por los pecadores precisamente murió Cristo. Por eso, porque me siento llena de pecados he venido hasta aquí en demanda de ayuda y de buenos consejos. Anda, ve y di a Bernardo que, aunque en cuanto hermano desprecie a su hermana, en cuanto a siervo de Dios tenga piedad de mi alma; ve y dile que venga y me diga lo que debo hacer; ve y dile que yo prometo vivir de ahora en adelante en conformidad con las normas que él tenga a bien señalarme.
 Al escuchar estas palabras, san Bernardo se apiadó de Humbelina y acudió a recibirla, recriminándole la vida que llevaba y la instó a imitar el ejemplo de su madre Alicia. La reprimenda de su hermano surtió el efecto deseado y, en adelante, Humbelina cumplió sus recomendaciones. Aunque siguió viviendo en el siglo, adoptó las costumbres de la vida monacal. Se desprendió de todo lujo y mortificó su cuerpo constantemente con ayunos y vigilias. Sorprendió a todos el cambio que se operó en una mujer tan joven. Su marido permitió que Humbelina llevase una vida monástica en el hogar y la respetó “como templo del Espíritu Santo”. Finalmente, Humbelina pidió permiso a su marido para ingresar en un monasterio y, cuando este se lo concedió en 1122, entró al monasterio de Juilly, que había sido creado poco tiempo antes. Algunas fuentes consideran que santa Humbelina fue la fundadora de la rama femenina del Císter. Esto, sin duda, era una creencia muy sugerente que debió estar bastante extendida. Sin embargo, la evidencia sugiere que la orden femenina ya existía en el momento de ingresar Humbelina en el monasterio. Eugenio del Corral consideró que, aunque Humbelina no fue la fundadora de las monjas del Císter, su llegada al monasterio supuso una mudanza en las costumbres y una observancia más estricta de la regla. Sea como fuere, la santa se acostumbró muy rápido a los rigores del claustro. Por su virtuosismo, fue elegida priora del monasterio en el año 1130.

Los episodios anteriores son los que se narran en las hagiografías más antiguas de san Bernardo, así como en la Leyenda Dorada. A partir de la Edad Moderna, la hagiografía de la santa fue ampliándose para incluir su vida monástica y su fallecimiento. Según las leyendas posteriores, Humbelina vivió en Juilly durante dieciséis años hasta el momento de su muerte. Al caer enferma, se avisó a san Bernardo, que acudió a visitarla junto a sus hermanos Andrés y Nivardo. Cuando llegó el santo a Juilly, encontró a su hermana febril en el lecho, pero esta, al oír la voz de san Bernardo, volvió en sí. Le dijo a su hermano que él aún tenía por delante algunos años para servir a la Iglesia, pero lo mejor que podía ocurrirle a ella, por su fragilidad y su sexo, era la muerte. Cuando los monjes se retiraron, la santa se quedó sola con su confesor. Finalmente, al salir este de la sala, se le apareció un ángel que le advirtió de la proximidad de la muerte de Humbelina. El ángel hizo sonar las tablas que acostumbran a tocarse en los monasterios en el momento de la muerte de un miembro de la congregación para avisar de que el fallecimiento de la santa estaba próximo. Gracias a esto, san Bernardo y sus acompañantes, que estaban a punto de marcharse del monasterio, acudieron al lado de Humbelina. La encontraron serena, les dijo que un ángel la había visitado para avisarla de su muerte diciendo: “hoy caminaremos a la casa del Señor”. Murió el 21 de agosto de 1141 a los cincuenta años de edad24. San Bernardo se encargó de oficiar la misa del funeral de su hermana, cuyo cuerpo fue enterrado en Juilly. Al poco, a Bernardo se le apareció Humbelina rodeada de un resplandor de gloria, lo que permitió confirmar que disfrutaba ya de la Salvación."

Y ya tenemos tres biografías para tres santas representadas, pero tampoco podemos dejar a Santa Lutgarda, la que se ha identificado con esta, la imagen central de esta zona alta del retablo, monja cisterciense nacida en Tongres, Bélgica, en 1182; volvemos para ello a Wikipedia:
"... fue una de las más grandes místicas del siglo xii. Junto con Santa Gertrudis y Santa Matilde, es una de las primeras propagadoras de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús. Cinco siglos antes que Santa Margarita María Alacoque, fue la primera en practicar la devoción al Sagrado Corazón. Su biografía fue escrita por el dominico Tomás de Cantimpré. Fue inscrita en el Martirologio Romano en 1584.
Hija de ricos burgueses de Tongres, Lutgarda fue llevada a la edad de doce años a un monasterio benedictino de Santa Catalina en Tongres. 
Cuando tenía 17 años «la vida mística la invadía como un huracán» (Jacques Leclercq). Su vida cambió y tuvo una visión de Jesucristo, quien le mostraba la herida de su costado. Esta aparición es considerada como la primera visión medieval del Sagrado Corazón de Jesús. 
A partir de entonces, Lutgarda tuvo numerosas experiencias místicas, visiones, levitaciones, éxtasis y estigmas. Además, poseía el don de la sanación y el Don de lenguas, lo cual le permitía comprender los salmos en latín. Oraba por los pecadores y enfermos y meditaba largamente sobre la Pasión de Cristo; sus hermanas observaban cómo su propia sangre se escurría después de un profundo éxtasis. Lutgarda fue elegida priora con solo 25 años de edad. Rechazó el puesto y buscó una vida retirada y de más austeridad para entrar al fin en la Abadía de Aywiers, en la Provincia del Brabante Valón a pesar de que solo hablaba flamenco, dialecto del neerlandés hablado en Flandes. 
Quedó ciega y pasó sus últimos doce años de vida en el silencio y en la humildad. Al parecer, Cristo le anunció la fecha de su muerte: 16 de junio de 1246."

Arriba del todo, rematando el retablo, tenemos una imagen del Espíritu Santo entre cuatro querubines y, encima, dos angelotes portan el escudo de la Congregación de Castilla de la Orden del Císter, de la que pasó a depender Valdediós en 1515. Aparece rematado con la corona real y rodeado del toisón de oro del que pende la gran Cruz de San Carlos y el Vellocino de Oro


Extasiados con el retablo, no nos olvidemos de admirar el arco triunfal de esta capilla mayor, enorme y de medio punto, con sus capiteles


Capitel de la izquierda, con hojas colgando verticalmente y arriba varios entrelazos


Capitel de la derecha con hojas de palma, este un tanto oscurecido. El monasterio padeció un grave incendio una década después de su construcción que arrasó con el archivo que contendría sus documentos fundacionales, mas otro en 1348, sin embargo, al estar recogidos en otras obras, pudo al menos conservarse su historia


En el arranque recto del ábside, una cenefa-imposta con octogramas, tetrapétalas y entrelazos


Y alzando más la vista, la impresionante bóveda de crucería del crucero a la que ya antes nos hemos referido, justo encima de donde se unen nave mayor y transepto. La bóveda sexpartita, evolución y ampliación, con un nervio más, de la cuartipartita, así explicadas ambas en Wikipedia:
"La bóveda cuatripartita, o bóveda de crucería simple, es el diseño más sencillo de bóveda de crucería. Está formada por el cruce de dos arcos diagonales o cruceros, que dividen la plementería en cuatro segmentos: de ahí el nombre de cuatripartita. Existen diferentes tipos de bóveda de crucería simple. Una de las más utilizadas es la propuesta por Vicente Lampérez, quien distingue entre las escuelas francesa, aquitana, normanda y angevina, según la disposición de los arcos y de los plementos. La bóveda cuatripartita es la más común en la arquitectura gótica clásica, y resulta la más adecuada para cubrir tramos cuadrados o rectangulares.
La denominada bóveda sexpartita es similar al modelo anterior pero incrementándole un tercer nervio transversal, con lo que la plementería queda dividida en seis partes."

A la derecha de la capilla mayor pasaremos ya a la capilla del lado de la epístola, esta sin retablo, tal y como estarían todas antes de las reformas barrocas que propiciaron su construcción y colocación en estos altares


En este vemos pues toda la estructura interior del ábside que antes reconocíamos desde fuera, aquí con sus arcos y columnas, primero las exteriores...


Capitel derecho


Capitel izquierdo


Columnas y arco del interior, en las que termina el arranque recto del ábside a ambos lados y comienza el semicircular, aquí la ventana central en aspillera no ha sido cegada y deja pasar luz exterior al altar, con su mesa y cruz, tal y como estaría en la Edad Media


Los ábsides están un peldaño más elevados que el suelo de la nave, fijémonos también en basas y losas


Dejamos pues las capillas de la triple cabecera y en el otro extremo del transepto, en este lado de la de la epístola encontramos la entrada a la sacristía y la ya citada escalera de maitines, donde la columna que sostiene otro gran arco llega solamente hasta la mitad de la pared para no estorbar el paso de los monjes, el cul-de-lampe de nuevo


En el arco, el capitel izquierdo, con más dibujos de plantas y entrelazos. En el arranque del intradós del arco nos parece ver una inscripción pintada


La sacristía es obra de Juan Cerecedo El Viejo de mediados del siglo XVI, con una preciosa portada barroca de frontón triangular y escasamente ornamentada


En la sacristía hay ahora un pequeño museo y espacio expositivo con  piezas y elementos antiguos


Hay entre la capilla y esta puerta de la sacristía un hueco con arco de medio punto que se emplea tradicionalmente para guardar objetos litúrgicos


Nos asomamos a la sacristía, suele estar cerrada, pero desde esta cristalera podemos verla entera, si bien no podremos acercarnos a los objetos expuestos


En primer término por ejemplo, fustes, capiteles y tégula procedentes de El Conventín o iglesia de San Salvador


Al fondo por ejemplo, hay en la pared un calvario románico cuyo Cristo crucificado formó parte del altar mayor y que describen así Eduardo García e Ignacio Faes en La Nueva España del 14-8-2011 con el guía Adrián Carneado, "sobrino, nieto y biznieto de guías de Valdediós":
"Tiene corona de espinas y paño hasta las rodillas, y sus pies están clavados con un solo clavo. El experto ve en estos detalles la llamada del Gótico, pero lo realmente excepcional de ese Cristo vapuleado por el tiempo es su expresión, ojos abiertos, mirada de resignación. Hay más pena que dolor físico. La mirada del hombre, más allá del rostro hierático del Románico."
Foto: Prerrománico Asturiano

Como solemos encontrar la sacristía cerrada echaremos mano a alguna foto de Prerrománico Asturiano a la que acompañan textos de Conjunto Monumental de Valdediós:
"Habría sido esculpida por un autor anónimo en madera de negrillo, entre finales del siglo XIII y el primer tercio del siglo XIV. 
Siguiendo la tradición impuesta por el románico tardío, los brazos han perdido la rigidez, el pie derecho se dispone sobre el izquierdo y son atravesados por un solo clavo. El tronco ofrece un tratamiento más naturalista y el paño de pureza presenta un tratamiento más virtuosista, con plegados dispuestos en zigzag. 
Nos encontramos ante un Cristo muerto, con los ojos ligeramente entreabiertos y con una corona de espinas trenzada con esparto ceñida a la cabeza."

Hay porciones de lauda y un sepulcro de piedra que por su tamaño debió pertenecer a un niño de familia de cierta posición social. En la pared de la izquierda, bajo la ventana, en el edículo de otro frontón triangular, está lo que en Conjunto Monumental de Valdediós afirman que es una de las piezas más importantes expuestas en esta sacristía

Foto: Prerrománico Asturiano

El relieve de San Bernardo de Claraval, de estilo renacentista y datado en la segunda mitad del siglo XVI:
"El santo aparece arrodillado y ataviado con una ampulosa cogulla blanca de cuidadosos plegados. En sus manos porta los instrumentos de la Pasión del Señor y a sus pies las mitras y los báculos episcopales que rechazó a lo largo de su vida. La cabeza se rodea por la aureola de santidad y dirige su mirada hacia lo alto en actitud orante."
Foto: Prerrománico Asturiano

Y esta es una imagen en estilo barroco de San José con el Niño Jesús hecha en un taller ovetense en madera de nogal por un artista anónimo en el año 1670 y al año siguiente dorada y policromada, leemos en Conjunto Monumental de Valdediós:
"La imagen de San José con el Niño fue labrada en Oviedo, utilizando madera de nogal, por un autor anónimo en el año 1670 y es de estilo barroco. Al año siguiente la imagen fue dorada y policromada.

La talla de San José se representa de pie y lleva cogido de la mano al Niño Jesús. Este modelo iconográfico es muy abundante en tierras castellanas y en Asturias y fue introducido por el escultor Luis Fernández de la Vega.

El santo viste una túnica ceñida a la cintura y sobre ella se dispone un manto que parece agitarse al caminar. Los pies se calzan con sandalias de cuero y porta una vara en la mano izquierda."

A la izquierda vemos, sobre un expositor parte de un conjunto escultórico que acompañaba unas estatuas de caballeros cristianos cortando cabezas de infieles y que complementaban a una de Santiago Matamoros que luego veremos en la nave central, de la que leemos en dicho artículo de La Nueva España:
"En la nave central se mantiene la talla en sobrerelieve del Santiago matamoros, que hasta hace muy poco tiempo era complementado con las cuatro estatuas de caballeros cristianos cortando cabezas de infieles. Presidían el crucero de la iglesia y fueron retiradas por la carcoma. Eran tan políticamente incorrectas que el abad anterior, Jorge Gibert, de la orden benedictina, no debía de tener demasiadas ganas de reponerlas en lugar tan destacado. Mejor las columnas sin hazañas bélicas, que para eso estamos en un lugar de paz."

Luego, una pequeña mesa con más restos arqueológicos y a continuación otro edículo de frontón triangular en el que encontraremos otros bajorrelieves muy interesantes, el de Cristo Resucitado y San Blas

Foto: Prerrománico Asturiano

Está labrado en madera de nogal por Andrés González en estilo renacentista, datado en la segunda mitad del siglo XVI. Esta es su descripción en  Conjunto Monumental de Valdediós:
"San Blas aparece representado con los atributos episcopales, como obispo de Sebaste, situando los dedos de su mano izquierda cercanos a la garganta y con una espada que atraviesa su cuello, pues fue martirizado en el siglo IV. El Santo aparece rodeado por ocho mártires, identificados por cartelas."

Y este es el relieve de Cristo Resucitado, también tallado en madera de nogal, obra de Andrés González El Viejo datada en 1590 y también en estilo renacentista:
"Cristo aparece con el torso desnudo y porta entre los dedos de su mano izquierda una Cruz presidida por una cartela en la aparece labrado el "INRI".

La cabeza de Jesús aparece enmarcada por un nimbo dorado, el cabello le llega hasta la altura de los hombros y presenta una barba bien poblada."

Impresionante en esta sacristía es esta esplendorosa bóveda estrellada obra también de Juan de Cerejedo El Viejo y pintada al temple por Francisco Reiter en 1762, un artista barroco al que algunos autores ya incluyen en el neoclasicismo. De este tipo de bóvedas leemos también en Wikipedia:
"En la última fase del gótico, denominada gótico tardío, los arcos de la bóveda se multiplican hasta constituir una trama espacial, que sirve para cubrir espacios más amplios, con un mayor número de nervios de refuerzos que se entrelazan entre sí para una mejor transmisión de las cargas, que dan lugar a las denominadas bóvedas estrelladas, en las que aparecen nervaduras de trazado curvo en forma de lazos y ondas, que cumplen una doble misión por una parte la expresiva y artística y por otra parte constructiva, constituyendo a la vez una manifestación manieriesta de la evolución de estilo y un soporte constructivo eficaz. "

Arriba entre los nervios aparecen diferentes alegorías, como el Arca de Noé, "símbolo de la iglesia cristiana que vence todas las tormentas". De frente, el mural representa una escena de la vida de San Bernardo de Claraval


A la derecha otra escena biográfica del santo


A la izquierda, entre las ventanas, el escudo del Císter


Detalle de las pinturas de la bóveda


Volvemos hacia el crucero, con la Puerta de los Muertos al fondo, dirigiéndonos ahora hacia la nave mayor


Volvemos a pasar pues debajo de la majestuosa bóveda del crucero, con nervadura de ocho brazos o paños. Si bien se ha puesto en relación con las iglesias cistercienses españolas de Castañeda y Sandoval, la citada especialista María Pilar García Cuestos afirma que es una solución tipo borgoñón (origen de los cistercienses)


Los que los cuatro que forman la cruz presentan líneas en zigzag en todo su recorrido


Arco ojival en el pasillo de la nave de la epístola y arco de medio punto en la nave mayor


Arcos de medio punto separan las tres naves, queremos volver a la lectura, esta vez del citado Gran Atlas del Principado de Asturias, en esta parte de descripción de este monumento:
"Santa María de Valdediós (Monumento Histórico Artístico), que pasa por ser el cenobio cisterciense más importante de Asturias, paradigma de esta orden en la región; su fundación, allá por el 1200, contó con la aquiescencia de Alfonso IX. La iglesia, al frente de cuyas obras estuvo el maestro Galterio (Walter) -coautor de los monasterios leoneses de Gradefes y Sandoval-, se construyó entre 1218 y 1226 (...)

El templo, de grandes dimensiones, presenta una planta basilical de tres naves, pronunciado crucero y triple ábside escalonado. La nave central es más alta y ancha que las laterales..."

Aquí tenemos esta magnífica perspectiva de estas tres naves de Santa María de Valdediós desde el crucero y mirando hacia el occidental, que es donde está la portada principal, la cual, recordamos, vemos en la primera entrada dedicada a esta conjunto monumental de Valdediós, titulada Valdediós: el Valle de los Reyes (1) La llegada al monasterio y la historia de las iglesias de San Salvador (El Conventín) y Santa María (Pueyes, Villaviciosa, Asturias)


Las naves tienen cinco tramos separados en esta nave central por cinco grandes arcos ojivales. Al fondo tenemos, guardado por reja, el sotocoro, donde está la portada principal; arriba el coro alto, allí trasladado en el siglo XVI pues antes estuvo aquí, en la delantera de esta nave central, el órgano y el rosetón


El rosetón también lo vimos desde el exterior, como la portada, en el referido primer capítulo de nuestra llegada a Valdediós. No es románico sino de "tracerías eminentemente góticas" según Arteguías, y de él esto es lo que nos cuentan en Románico Digital:
"Bajo la espadaña se abre un óculo que contó inicialmente con una tracería recuperada en parte durante los últimos trabajos realizados en el monasterio, que es un signo de las innovaciones constructivas propias del gótico que en este monasterio asturiano conviven con una arraigada tradición románica."

A la vez que avanzamos por la nave mayor pasaremos también a las de la epístola y del evangelio, así como en los arcos y columnas con sus capiteles historiados


Aquí por ejemplo, la columna adelgaza sensiblemente para no molestar al orador del púlpito; es el llamado cul de lamps, o cul-de-lampe 'pie de lámpara, una características de la arquitectura borgoñona que los cistercienses expandieron desde sus monasterios primigenios


Y este es su capitel, de nuevo plantas y entrelazos en una nueva composición


A nuestra derecha, en la nave del evangelio, vemos de nuevo el arco ojival que nos encontramos al entrar, junto a la escalera al púlpito


Si antes nos fijábamos en el capitel liso de la izquierda ahora lo hacemos en el de la derecha


Tal vez represente tallos, o frutos


Aquí tenemos la bóveda de crucería en este tramo de la capilla mayor, el cual llega a la siguiente columna


Al fondo, hay una ventana románica bajo la que hay otra portada, también románica y al lado de la principal, pero está cerrada y no se utiliza. La vimos también por fuera en el referido primer capítulo


A nuestra izquierda, en el pilar entre las naves del evangelio y mayor, un muy interesante retablo barroco. Al fondo, en el lado de la epístola es el acceso al claustro, que visitaremos después


En esta parte del retablo barroco, una imagen de San Esteban en su martirio, que es como se le suele representar


Es no obstante el retablo de San Blas, que celebra la concesión del jubileo en honor al santo que obtuvo Valdediós en 1583, si bien la obra es como hemos dicho posterior, barroca 


¿Imagen de San Blas?, en otros momentos hemos visto que se han puesto otras. Pero en cuanto al tema que nos ocupa, hemos de decir que es el investigador Juan Uría Ríu quien nos informa que, en un inventario de privilegios del monasterio de Valdediós de dicho año de 1583 se encuentra este importante documento: 
«Bula de Gregorio XIII en la que se concede por 10 años un Jubileo a todas las personas que vinieron el día de San Blás al monasterio y confesasen y comulgasen. Concede indulgencias plenarias de todos los pecados»

Pequeño pero muy sobrecargado retablo, vemos en él arriba dos ángeles sosteniendo una escena en la que se ve a un personaje con mitra y a su izquierda lo que parecen dos guerreros huyendo


Como referencia, podemos decir que el retablo de San Blas está en la misma columna que el púlpito


Seguimos fijándonos en los detalles de la escena de la parte superior...


Al papa o prelado de la mitra le faltan las manos la izquierda a uno de los guerreros


Es posible que se trate del propi papa Gregorio XIII que concedió esta bula a Valdediós, famoso por organizar la Liga Santa contra los turcos (batalla de Lepanto)


Desde el púlpito vamos a mirar ahora a la cabecera y vamos a acercarnos de nuevo al crucero para vera una muy importante inscripción en la columna derecha


Se lee "Aquí llegó el agua en agto (agosto) de 1691", una de las grandes inundaciones que sufrió el monasterio, el día de San Luis, el 25 de dicho mes


Desde el crucero y mirando de nuevo a la escalera de maitines, con la puerta del claustro abierta a la derecha (nave de la epístola), vamos a observar la columna, enfrente de la del púlpito, en este cruce de la nave mayor con el transepto, con solución cul-de-lampe. Más arriba es el balcón de los enfermos, desde donde, como su nombre indica, los monjes enfermos podían asistir a los actos litúrgicos, pues está comunicado con sus celdas en los edificios en torno al claustro


He aquí el capitel del cul-de-lampe, con motivo de hojas alargadas en vertical


Y, junto a las escaleras y al empezar este tramo de la nave del evangelio


Capitel de la derecha, de temática también vegetal


Y ¡novedad!, un capitel no vegetal, sino que muestra unas arquerías románicas, es posible que las del antiguo claustro, al que por aquí también se entraba, destruido en otra inundación, la de 1522


Desde la nave de la epístola cruzamos la nave mayor y retomamos nuestro deambular por la del evangelio al lado del retablo de San Blas


La sucesión de pilares arquerías forma un gran entramado que, junto con la sucesión de bóvedas de crucería, le da gran monumentalidad incluso en las más estrechas y bajas naves laterales


Las ventanas de la pared norte, bajo las que estaban la antigua capilla funeraria y el cementerio


Magníficos sillares de piedra arenisca


Las continuas series de entrelazos y tetrapétalas, uno de los motivos constantes que encontramos acá y allá


Y de nuevo un capitel vegetal, lo cierto es que, si bien en algunas guías se alude a la escasez de ornamentos cincelados y casi su ausencia en esta iglesia, como corresponde a una abadía cisterciense, a la hora de recorrerla podemos comprobar que no es una afirmación del todo consistente. Si bien es verdad que los elementos geométricos y las figuraciones vegetales entran dentro de los criterios de San Bernardo de Claraval en su obra Apología a Guillermo, en la que rechazaba los motivos ornamentales figurativos (de los que no obstante hay en esta iglesia, como hemos visto y veremos). Leemos de ello en Wikipedia:
"Su Apología a Guillermo estableció también los criterios teóricos que luego se emplearían en la construcción de todas las abadías cistercienses. En este escrito, Bernardo criticó duramente la escultura, la pintura, los adornos y las dimensiones excesivas de las Iglesias de los cluniacenses. Partiendo del espíritu cisterciense de pobreza y ascetismo riguroso, llegó a la conclusión de que sus monjes, que habían renunciado a las bondades del mundo, no precisaban de nada de esto para reflexionar en la ley de Dios. La crítica la desplegó sobre dos ejes. En primer lugar, la pobreza voluntaria: las esculturas y adornos eran un gasto inútil: despilfarran el pan de los pobres. En segundo lugar, rechazaba también las imágenes porque distraían la atención de los monjes, los apartaban de encontrar a Dios a través de la Escritura. 
Cuando, en 1135, tenían unas 90 abadías y aumentaban a un ritmo de 10 nuevas por año, Bernardo debió pensar que la orden estaba consolidada y con un crecimiento desmedido siendo urgente un modelo de abadía que garantizase la uniformidad de la Orden. También debió reflexionar que la orden no podía seguir con las efímeras construcciones de madera y adobe, precisando monasterios en piedra que sirviesen a las generaciones futuras de monjes. 
Ello lo concretó en la construcción en piedra de las dos primeras abadías, Claraval II (a partir de 1135) y Fontenay (comenzada en 1137), que se construyeron de forma simultánea. En las dos intervino de forma decisiva, ya que de Claraval era su abad y Fontenay era filial suya. Él fue el inspirador de ambas construcciones y de sus soluciones formales. Para él, la arquitectura cisterciense debía reflejar el ascetismo y la pobreza absoluta llevada hasta un desposeimiento total que practicaban a diario y que constituía el espíritu del Císter. Así terminó definiendo una estética de simplificación y desnudez que pretendía transmitir los ideales de la orden: silencio, contemplación, ascetismo y pobreza. 
Estas primeras abadías se construyeron en estilo románico borgoñés, que había alcanzado toda su plenitud: (bóveda de cañón apuntada y bóveda de arista). Posteriormente, cuando en 1140, surgió el estilo gótico en la benedictina abadía de san Denis, los cistercienses aceptaron rápidamente algunos conceptos del nuevo estilo y empezaron a construir en los dos estilos, siendo frecuentes las abadías donde conviven dependencias románicas y góticas de la misma época. Con el paso del tiempo, el románico se abandonó. 
Al prescindir de todo lo superfluo, el estilo cisterciense consiguió unos espacios desnudos, conceptuales y originales que lo hace plenamente identificable."

Bóveda de crucería en este tramo, bien iluminada por la luz del día que penetra a través de la ventana


Fijémonos en la clave


Efectivamente, si bien hay capiteles lisos, abundan más los historiados, aquí tenemos  un ejemplo más de cada uno, al pasar al siguiente tramo de esta nave del evangelio


Miremos también al suelo: un detalle de las basas


Pasamos ahora a la altura de la Puerta de San Blas la pequeña puerta ahora cegada que se abrió en el siglo XVI al concederse la Bula de Gregorio XIII el día de este santo y que antes también veíamos afuera, desde El Prau'l Conventu


Arriba, la bóveda de crucería, románico y gótico se dan la mano en este edificio de transición de estilos


Llamativa decoración geométrico-vegetal en la clave: un sello de Salomón o estrella de David unida a un hexágono y rodeada por un círculo, con una tetrapétala en medio y también rodeada por un círculo dentro del hexágono formado en medio de la estrella


Capitel liso y, a la derecha en el lado de la epístola, y con acceso desde el coro alto, el formidable órgano barroco de Valdediós. A su derecha asoma un poco la sillería de dicho coro, hecha en madera de nogal a finales del siglo XVI por Andrés González y su taller, como bien nos explica Siera Gadea:
"La sillería es de madera de nogal, realizada a fines del siglo XVI por Andrés González y su taller. Tiene planta en U y se compone de piso alto y bajo. En el alto los respaldos de los sillares, altos y rectangulares, se dividen mediante pilastras con semicolumnas adosadas con capitel jónico y fuste estriado recubierto con escamas en su tercio inferior. Las sillas están divididas mediante ménsulas con tarjetas vegetales adosadas y tanto en los respaldos altos como bajos aparecen motivos geométricos variados. Las sillas del coro bajo son más sencillas, divididas mediante columnillas exentas de capitel bulboso y fuste con éntasis pronunciado. Los laterales se rematan con escudos de la orden bernarda. El sitial abacial fue sustituido por una hornacina en el siglo XVIII y se desconoce su paradero.
Esta sillería formó parte de un encargo de gran envergadura que incluyó un conjunto de retablos y mobiliario para el monasterio, aunque sólo se conservan dos relieves del retablo mayor reutilizados en los retablos del siglo XVIII de Santiago y de las Santas Vírgenes."

En cuando al órgano, instalado entre dos arcos fajones de un tramo de la nave, decir que es obra del maestro organero Alejandro Brache y del escultor Antonio de Borja en 1713. Fue declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 2017


Su teclado consta de 45 notas, con octava corta. Las pisas tienen ocho notas ordenadas por quintas, no que es inhabitual en los órganos de este estilo, denominados ibéricos


Arriba hay cuatro angelotes, alguno en actitud de tocar una trompeta, que desapareció. Entre los dos más altos aparece de nuevo el escudo cisterciense


Y ya pasamos a otro tramo más de la nave del evangelio, con su correspondiente bóveda de crucería


Este es uno de los capiteles en los que aparece grabado el nombre de Nicolás, que sería uno de los escultores que trabajó en la fase inicial de construcción del monasterio, siendo posible que fuese el autor de varios capiteles de el cenobio, tanto del interior como del exterior


Llegamos de esta manera a otro tramo de la nave del evangelio, con su correspondiente ventana...


Y su bóveda de crucería con su clave


Aquí se acaba nuestro recorrido por la nave del evangelio, más allá una verja cierra el acceso, en el actual sotocoro, a la portada románica correspondiente a este lado, que permanece cerrada como hemos dicho


Asomándonos a la reja vemos, encima de ella, el interior de la ventana, que como también hemos dicho, es también románica y la vimos por fuera en el primer capítulo de esta entrega dedicada a Valdediós: el Valle de los Reyes


Por lo tanto, pasamos ahora de nuevo a la nave central, yendo hacia el sotocoro


Aquí en el lado izquierdo del arco de la reja tenemos otro de los capiteles con el nombre del cantero Nicolás


El siguiente capitel a su izquierda es liso, situado ya este en el arco que separa ambas naves


Y entre ambas naves un retablo también muy a destacar, el de Santiago Matamoros, al que ya hemos aludido en la sacristía


Esta es la escena central, con la imagen de Santiago en su versión bélica, pese a que el santo no tuvo más relación con la milicia que su legendaria aparición en la no menos fabulosa batalla de Clavijo ayudando a las huestes de Ramiro I contra los musulmanes. Pero mejor que nos lo explique Sira Gadea
"El Retablo de Santiago ocupa el pilar del Evangelio. Muestra a Santiago Matamoros a caballo delante del ejército enfrentándose a los sarracenos, algunos ya caídos bajo la montura, en una composición con una clara diagonal compuesta mediante el caballo y la cabeza de uno de los musulmanes y unas anatomías robustas, de canon reducido."

Encima del retablo, barroco del siglo XVIII, una pintura de San Juan Bautista que nos describen en Conjunto Monumental de Valdediós:
"Durante la segunda mitad del siglo XVIII fue pintado en técnica barroca San Juan bautista, en la parte alta del retablo de Santiago, sobre el ático.

El santo aparece sentado sobre una roca, con su cuerpo cubierto con una piel de camello, siguiendo la iconografía propia del precursor de Cristo. Con el dedo derecho estaría señalando al Cordero místico que no aparece representado."

En el lado del retablo que mira a la nave del evangelio hay una talla de Jesús Nazareno colocada sobre pedestal


Y en el lado que mira a la nave mayor, una figura orante, también sobre una repisa del retablo


Es la Virgen niña, de autor anónimo y datada en el último tercio del siglo XVII, hecha en madera de nogal, la figura representa a la Madre de Dios en su infancia, rezando y mirando al cielo con tierno rostro. Está vestida con motivos florales y su imagen fue dorada y pintada al temple


Desde aquí ahora nuestra perspectiva de la nave mayor es hacia el retablo de la capilla mayor, otra magnífica vista de la iglesia y su estructura interior


Arriba, el coro ocupa los dos primeros tramos de la nave; abajo, la reja del sotocoro es de autor anónimo y está fechada en 1722



Desde la verja del sotocoro vemos el arco escarzano en el que se sostiene el coro y, más allá, la puerta de la portada principal, que se abre en liturgias. Aquí están los bancos de los fieles. A la izquierda de la portada principal está la de la nave de la epístola, también románica, que al añadirse nuevos edificios a partir del siglo XVI quedó integrada dentro de ellos, la veremos cuando recorramos el claustro en la siguiente entrega de esta seri de entradas de blog sobre Valdediós


Arriba, el órgano, que se toca en determinadas liturgias y en conciertos programados normalmente dentro de ciclos musicales como el famoso Ciclo de Órgano de Valdediós que organiza la Fundación José Cardín Fernández. Cuando en 2023 cumplió 310 años, el corresponsal P. Tamargo de La Nueva España le dedica un artículo publicado el 8 de febrero de dicho año del que plasmamos aquí lo siguiente:
"El órgano de la iglesia de Santa María de Valdediós, en Villaviciosa, cumple este 2023 nada menos que 310 años. Construido en 1713, obra de Alejandro Brache, es el órgano más grande de los barrocos conservados en la región. Es Bien de Interés Cultural desde 2017 (BIC) y no se halla ni mucho menos en el olvido: cobra especial protagonismo cada año gracias al ciclo de conciertos que organiza la Fundación José Cardín Fernández. 
Restaurado en 1985 por G. Grenzing, cuenta con elementos de madera pintada y dorada. "Presenta una disposición clásica, propia de los órganos barrocos del siglo XVIII. La caja es también de factura excelente , tanto en la mazonería y celosía como en la decoración escultórica, con cabezas de ángeles soplando los caños horizontales. Ha sido restaurado por Grenzing y se encuentra en buenas condiciones. Se utiliza para conciertos de nivel internacional en verano", señala la ficha de Patrimonio que acompañó el proceso para ser declarado Bien de Interés Cultural junto a otros diez órganos históricos de Asturias."

Arriba, las impresionantes bóvedas nervadas y, a la izquierda, las ventanas del lado de la epístola quedaron cegadas con el añadido de nuevos edificios a partir del siglo XVI y hasta el XVIII. La sonoridad del árgano barroco se ve favorecida por la situación y colocación del instrumento y la altura de la nave, que hace de caja de resonancia


Y abajo, yendo ahora hacia la nave de la epístola otra proceder, camino del claustro, cuya entrada vemos a la izquierda, nos paramos ante otro retablo barroco


En él, en este lado que mira para esta nave central o mayor, una figura femenina levanta un cáliz, la Alegoría de la Fe, también barroca (año 1761), también en madera de nogal y también de autor anónimo, pintada al temple y que antaño estaba en el tornavoz del púlpito


Viste túnica blanca con motivos florales ceñida a la cintura mediante una lazada, capa roja con rameados. Desde aquí, otra maravillosa vista hacia la capilla mayor, crucero y transepto, con el retablo de San Blas a la izquierda, en su lado del evangelio


Es el retablo de la Santas Vírgenes, de autor también desconocido y que forma parte de las ingentes obras de retablos acometidas a partir del mayor en la segunda mitad del siglo XVIII. Sira Gadea las identifica en el santoral:
"La composición está centrada por dos de ellas vestidas con manto que les cubre la cabeza y portan palma de martirio y flecha respectivamente. Detrás de ellas hay otras tres santas y cabezas superpuestas a otras a los lados. Las santas, identificadas en los nimbos, son Santa Úrsula y Santa Escolástica las centrales flanqueadas a la izquierda por Santa Fe, Santa Prisca, Santa Sabina y Santa Cristina y a la derecha por Santa Ágata, Santa Petronila y Santa Margarita."

Dado que es una de las santas más identificadas también se llama a este retablo el de San Úrsula. En la parte superior o ático hallaremos una pintura religiosa


Es la Dolorosa, cuyas características nos aportan en Conjunto Monumental de Valdediós:
"Durante la segunda mitad del siglo XVIII y bajo el órgano barroco de la abadía, se representó a la Virgen Dolorosa en la parte más elevada del retablo dedicado a Santa Úrsula, sobre el ático, con la técnica del temple sobre tabla.

En esta pintura de estilo barroco se representa a María vistiendo una túnica de tonalidad rosada, sobre la que se dispone un manto azul oscuro que cae desde la cabeza cubriendo la espalda y deja visible el hombro derecho. La imagen se recorta sobre un fondo azul celeste.

La cabeza se rodea de la aureola de santidad y las manos se juntan delante del pecho dispuestas en actitud de oración. La madre del Salvador eleva la mirada hacia lo alto mientras siete puñales le atraviesan el corazón. Estos puñales representan los siete dolores de la Virgen María."

En el lado del retablo que mira a la nave de la epístola, sobre pedestal, otra talla de una Virgen o santa


Y mirando arriba, la bóveda de crucería de este tramo de la nave de la epístola


Y en la clave, la estrella de David, de la que también nos aportan buena información de su significado y origen en Conjunto Monumental de Valdediós:
"A lo largo del primer cuarto del siglo XIII un taller anónimo labró la "Estrella de David" o "Sello de Salomón" en la clave de la bóveda del tercer tramo de la nave de la Epístola, cerca del órgano.

En ella aparecen representados dos triángulos equiláteros superpuestos que se inscriben en un circulo.

El equilátero tiene sus tres lado iguales y el tres es el número del Cielo y de Dios. El circulo es símbolo de lo sagrado y la perfección. Además, al no tener principio ni fin, hace también referencia a la eternidad."

Y así avanzamos por los tramos de esta nave de la epístola hacia la puerta del claustro, viendo al fondo nuevamente la capilla de este lado, la que no tiene retablo


Ventana al claustro, reparemos en el grosor de estos muros


A nuestra izquierda, en uno de los pilares entre dos arcos de la nave mayor que dan paso a la del evangelio, otro cul de lamps del gusto borgoñón


Y en su base, una cabeza, humana, aquí sí que tenemos una representación pétrea poco acorde (como la del canecillo exterior del ábside, que vimos antes) con los ideales estéticos del Císter para sus abadías


Tramo a tramo seguimos viendo las bóvedas de crucería de cada uno y los arcos ojivales que separan uno de otro, correspondientes a los grandes arcos fajones de la nave central


Por doquier, los capiteles de adornos vegetales y las franjas florales de entrelazos en cenefas e impostas


Un detalle de las mismas...


Arriba en lo alto, en las claves, más filigranas


Una estrella con un círculo, y otro círculo en su interior, este cerrando una cruz


Vista hacia el lado del evangelio con la Puerta de San Blas y su retablo


Pronto cambiará nuestra perspectiva, del románico pleno, tardío e incipiente barroco de la iglesia (a excepción de los retablos, eminentemente barrocos), pasaremos desde aquí al claustro que, construido para sustituir al anterior, románico, tras la riada de 1522, tuvo obras durante nada menos que doscientos años, desde el siglo XVI al XVIII, por lo que podremos figurarnos que vamos a encontrar una amplia variedad de estilos constructivos y artísticos


Como broche final y antesala del claustro podemos admirar el capitel en lo alto de esta columna justo antes de la entrada al mismo


En él se alternan motivos florales arriba y, abajo, series de arcos de medio punto, posiblemente acaso los del desaparecido claustro románico precedente al que ahora vamos a pasar a visitar y recorrer


¿Una alegoría del claustro antiguo y su jardín, como la arquería que vimos cincelada en otro capitel al lado de la entrada?, quién sabe, no sería imposible...


Dejamos pues el gran compendio de arquerías medievales y cambiamos de escenario, pasamos por este lado de la epístola al gran claustro de Santa María de Valdediós







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