San Salvador de Valdediós. El Conventín |
En lo más profundo del valle de Valdediós, al sur de Villaviciosa, antiguo valle de Boides en la alta Edad Media, El Conventín, la iglesia de San Salvador de Valdediós, consagrada con toda la solemnidad el 16 de septiembre del año 893 por los obispos de Dume, Coimbra, Astorga, Compostela, Lamego, Lugo y Zaragoza reinando en Asturias y el asturorum regnum Alfonso III El Magno que aquí tenía también su palacio (o en las inmediaciones) y aquí se retiraría al final de su reinado, tras el cual sus dominios se repartirían entre sus hijos y la capital pasaría a León
De la historia de este monumento que constituye el esplendor del Arte Asturiano a la vez que del reino en el que germinó y se divulgó (justo antes de su cénit) hablábamos en un primer capítulo dedicado a este Valle de los Reyes asturiano pues, tres siglos después y también por inspiración regia, otro Alfonso, este ya el IX y de León, fundaría, a finales del año 1200 y con su mujer Berenguela de Castilla, el monasterio cisterciense de Santa María de Valdediós, situado unos metros más allá tras permutar estos terrenos con el convento ovetense de San Vicente, al que habían pasado a la muerte de El Magno
Deambulando por su plaza cuadrada, rodeada de edificios construidos posteriormente para el cenobio, repasábamos asimismo la historia de esta abadía y su iglesia, conociendo sus dos portadas occidentales románicas y una tercera barroca acogidas bajo su monumental pórtico
Dado que hay en Valdediós albergue de peregrinos en las antiguas dependencias monacales, pasamos por recepción para realizar una visita pormenorizada a estas maravillas de la historia y del arte, pues si pernoctamos aquí y disponemos de tiempo es una oportunidad digna de aprovechar
De esta manera, y siguiendo un orden cronológico, podremos acercarnos primeramente a El Conventín y verlo bien de cerca, así como acceder a su interior y, después, hacer lo mismo con la iglesia de Santa María de la que, recalcamos, ya hemos visto y descrito su historia y sus portadas románicas y barroca de la fachada occidental, sus edificios anexos de los siglos XVII y XVIII y otros elementos, quedando pendiente su muro norte con su pequeña portada, el triple ábside semicircular y sus naves por dentro, así como el claustro visitable de los dos existentes"Durante mucho tiempo la mayoría de los especialistas han defendido que San Salvador fue fundada por Alfonso III a fines del siglo IX basándose, fundamentalmente, en una lápida fundacional de mármol conservada en la capilla exterior de los Obispos, entre la sacristía y el ábside del Evangelio.
Pero las restauraciones e intervenciones arqueológicas llevadas a cabo entre 2010 y 2011 han introducido nuevos parámetros, pues tras la recogida de muestras de morteros, el estudio de los mismos por la petróloga Araceli Rojo Álvarez han dado lugar a una teoría que concuerda, en parte, con la hipótesis que ya formuló César García de Castro en 1995 de que San Salvador se construyó en dos fases: una primera, posiblemente a iniciativa de Alfonso II en el último tercio de siglo VIII, a la que estas últimas conclusiones añaden que quizá se hiciera sobre la base de una construcción anterior tardorromana o visigoda, y otra posterior de la mano de Alfonso III el Magno en la segunda mitad del IX a la que se adscribiría el pórtico sur y una posible reforma del cuerpo principal, que es lo que conmemoraría la mencionada lápida.
Alfonso III habría decidido la remodelación de un templo preexistente como parte de un conjunto en el que también habría otras dependencias donde al rey le gustaría llevar una vida relajada de fiestas y cacerías, pero no demasiado lejos de su capital, Oviedo, y sin la significación oficial de los complejos palaciales levantados por sus antecesores Alfonso II en Santullano y Ramiro I en el monte Naranco, conformados como arquitectura símbolo de la autoridad real.
intra Ovetum Castellum et Palatium quod est justa illud, et Palatia quae sunt in valle Boidisen Oviedo, el castillo y palacio inmediato al mismo, y los palacios sitos en el valle de Boides"
Al otro lado de esas ventanas bíforas hay una tribuna, la tribuna regia a la que se accede por una escalera desde el interior adosada al muro sur, también flanqueada por dos estancias. Es un lugar privilegiado dispuesto para que el rey asistiese a las liturgias. El aspecto de este imafronte o fachada principal, a los pies del templo, es realmente soberbio y una de las clásicas imágenes, tantas veces reproducida, incluso como símbolo y emblema, del Arte Asturiano. El campanario, eso sí, no es el original, nos explican en la página del Conjunto Monumental de Valdediós:
"El campanario de San Salvador no es el original. A finales del siglo XVIII, tras un fortísimo vendaval, el campanario del templo de San Salvador sufrió importantes desperfectos. Poco tiempo después se puso en marcha la construcción de otro.
Para ello se reaprovechó, en buena medida, la piedra labrada del anterior e incluso se reutilizaron piezas altomedievales en las que aún se advierte la presencia de pequeñas hendiduras, en las que se encastraban piezas metálicas para afianzar su estabilidad.
La espadaña se eleva sobre un pequeño basamento de formato rectangular. Su estructura está formada por dos pilares sobre los que apoyan gruesas líneas de imposta lisas y se remata con una cubierta a doble vertiente, en cuyo vértice sobresale el merlón escalonado labrado a finales del siglo IX."
"El cuerpo central, rematado por una tronera construida en el siglo XVII para ubicar una campana, presenta un arco de medio punto sobre columnas y capiteles y una ventana ajimezada de pequeños arquitos de herradura sobre la que se ubica un sillar decorado con una gran cruz asturiana con el alfa y el omega, símbolo de Alfonso III de carácter apotropaico que también encontramos en otras construcciones laicas relacionadas con el monarca y que responde a una tradición posiblemente de origen visigodo para liberar los ámbitos de todo mal, pero que también es la Cruz de la Victoria, su emblema de triunfo y de paz alcanzada en su reino. Los dos cuerpos laterales, más bajos, cuentan con una estrecha ventana cada uno."
Observemos la ventana bífora, que tiene encima una placa pétrea con la Cruz de la Victoria, mandada colocar por el rey Magno en sus edificios en base a la que también él hizo recubrir de oro y pedrerías y que, según la tradición, habría enarbolado Don Pelayo en la batalla de Covadonga
La Cruz de la Victoria tiene las letras alfa mayúscula y omega minúscula, la primera y la última del alfabeto griego, símbolo del Principio y Fin que en el libro del Apocalipsis se plasman en esta combinación para referirse a Jesucristo, suelen aparecer en el arte europeo con la cruz, como es este el caso, el crismón u otros símbolos cristianos
Como hemos dicho, antes de entrar vamos a dar una vuelta completa a la iglesia, empezando por ejemplo por la derecha, por el tan llamativo Pórtico Real, y en concreto por su delicada celosía en este su muro oeste
"La celosía del pórtico de Valdediós es especialmente atractiva iconográficamente, al transmitirnos plásticamente las ideas centrales del pensamiento cristiano: el Paraíso y el verdadero Árbol de la Vida que es Cristo. Actúa como cierre de la ventana occidental del pórtico, representa a una pieza de perfecta factura y ejecución de un tracista mozárabe. Está conformada por motivos de rejería, roleos y cogollos de inspiración paleoislámica. Su esquema se centraliza a partir de tres tallos con figura circular, dispuestos de acuerdo a una perfecta simetría axial y a un tratamiento armonizado del conjunto decorativo; en toda la placa calada domina la desestructuración de la forma, y una pérdida de la referencia plástica original. Así la representación de nuestra placa pétrea perforada está enriquecida por una rica labra fija que refleja un tallo vegetal serpenteante del que se van creando una malla decorativa de seis círculos con formas vegetales. Hojitas pequeñas son unidas por virtuosos lazos semejando flores que son acogidos en el interior por finos entrelazos, a modo de frondosa malla reticular plena de una geometrización de la naturaleza."
"Esta representación última de una manifestación cierta de una masa arbórea plenamente integrada en el interior del vano con remate semicircular del regio pórtico nos transmite la esencia, acorde con la lectura bíblica, del Árbol de la Cruz de Cristo, en un árbol cargado de frutos de felicidad y acoge con su follaje al verdadero Árbol de la Vida que es la Cruz, el símbolo del Cristo escatológico, que es también la Iglesia. Realmente es el Árbol de la Vida que estaba situado en el centro de la Jerusalén Celeste según el relato del Apocalipsis de San Juan. En realidad Árbol y Cruz se erigirán en centro de la tierra sosteniendo el Universo.Este árbol ascensional extiende sus hojas contrapuestas manifestando su proyección como imagen de un Mundo en ascensión. De acuerdo con Rábano Mauro en su obra Allegoriae in Sacram Scriptum, el árbol de la vida adquiere por extensión el símbolo de la naturaleza humana; la cruz de la Redención se vincula "directamente", pues con el Árbol de la Vida. Y a este respecto es preciso mencionar la espléndida cruz tallada en la Fachada Oeste de nuestra iglesia de Valdediós. Con su alfa y omega, protege la Jerusalén celeste, la iglesia convertida en relicario."
Pasamos a ver ahora el lado meridional de El Conventín y con él de todo este Pórtico Real, construido en sillería perfectamente escuadrada por un taller de cantería claramente diferente al del resto del edificio y que se relaciona, como las celosías, con los activos talleres mozárabes que se conoce tenían gran actividad en todo el norte peninsular. Con él, dice Lorenzo Arias Páramo, la iglesia se adaptaba a un uso funerario "con funciones de panteón regio para el monarca Alfonso III y su esposa en vida de ambos. Si bien su enterramiento sería en otro lugar por motivos políticos."
A la derecha del Pórtico Real está la entrada al mismo y, de ahí, al interior del templo; a su derecha hay una estancia lateral que es original del monumento, no así la que hallaremos al lado norte, que es reconstruida. A su derecha hay otra cámara, de ancho arco de medio punto, es la Capilla de los Obispos, otro espacio añadido al templo original y donde se encuentra la lápida de consagración. Su nombre evoca funciones monacales y rememora a los obispos que participaron en dicha consagración
"En el Pórtico Real de San Salvador de Valdediós existe una celosía en la que el entrelazo genera delicadas formas geométricas.
La pieza original se conserva en el Museo Arqueológico de Asturias y habría sido labrada durante la segunda mitad del siglo IX por un autor anónimo. En ella se puede apreciar cómo un cuidado entramado de círculos y rectángulos surge a partir de una suerte de lacerias que se entrecruzan.
Estos sencillos motivos ornamentales han tamizado durante más de mil años la luz solar y nos remiten a soluciones que unos años antes se habían materializado en el territorio andalusí."
"El historiador del arte Lorenzo Arias Páramo defiende que el monarca incluso planeó ser enterrado en San Salvador por sus malas relaciones con el obispo de Oviedo Hermenegildo I por la crisis del Adopcionismo, pues Alfonso III estaba abierto a una influencia de mozárabes procedentes del sur que entraba en colisión con la política de la Iglesia asturiana, lo que podría haberle llevado a renunciar a ser enterrado en la iglesia de Santa María del Rey Casto, el panteón real de la monarquía asturiana adosado a la catedral.
Esa función funeraria de Valdediós se vería reflejada en la decoración del templo, en la presencia del pórtico meridional, donde se habría situado el enterramiento regio, y en la línea de cumbrera de la iglesia donde, a modo de crestería, aparecen seis cipos o signáculos de piedra calcárea con forma de bulbo, piña o huevo, piezas de función funeraria cuyo uso se registra ya en el mundo griego y en las necrópolis romanas y tardoantiguas y que también vemos, por ejemplo, en el Mausoleo de Gala Placidia en Ravenna, en San Miguel de Celanova, construido por San Rosendo de Dumio en memoria de su hermano Froila, o en relicarios, considerando que la propia iglesia actuaría como tal, con Alfonso III dentro.
El pórtico muestra una alta calidad constructiva, realizado con perfectos sillares dispuestos a hueso, y habría sido añadido al templo para adaptarlo a ese uso funerario, con funciones de panteón regio para el rey y su mujer, todavía en vida de ambos, aunque nunca llegara a desempeñar esa función. En este sentido, la lápida de consagración de 893 estaría indicando la fecha de construcción de éste y la adición de los cipos en el tejado, de ahí que incluya la súplica de salvación:
PIETAS ADSISTAT·FOVENS / QUAE TEGMINE CUNCTOS (HEDERA)/ CAELICO SALVIFICANS / PIETAS ADSISTAT (HEDERA)Asístame tu piedad alentadora, que nos asista la piedad, dándonos a todos la salvación para tu manto celestial
Alfonso III falleció en Zamora el 20 de diciembre de 910 y recibió sepultura en un sarcófago paleocristiano en la catedral de Astorga, donde dos años después también fue enterrada su esposa, doña Jimena de Asturias. Posteriormente, en el 986, Bermundo II de León ordenó el traslado de los restos de ambos al panteón real de Oviedo.
Cuando tres siglos después, el valle fue donado a los cistercienses para construir un nuevo monasterio, la nueva comunidad tuvo la sensibilidad suficiente como para preservar esta capilla real, en una actitud que podría compararse con la de los benedictinos en San Salvador de Celanova y la capilla-oratorio de San Miguel, pues ambos poseían valor de símbolo, el gallego como último testimonio del conjunto monástico levantado por san Rosendo y el asturiano como recuerdo de un monarca desterrado y al que las crónicas reales loaban por haber regido piadosamente a su pueblo."
"El uso de estas figuras con forma de bulbo lo encontramos ya en el mundo griego y en necrópolis romanas y tardoantiguas. Especialmente la Piña adquiere la simbología funeraria con valor de eternidad ya desde la antigüedad greco-romana. Como tal, es un símbolo de fecundidad, al igual que de resurrección pues representa realmente el símbolo de la inmortalidad"
"En lo alto de la nave, e inmediatamente debajo de la línea de imposta donde se apoya la bóveda, se abren cuatro ventanas en los lienzos norte y sur respectivamente. Responden a ventanitas geminadas, divididas por una pilastrita, con arquillos y molduras ornamentadas al exterior. Está abiertas a intervalos regulares en correspondencia con los tramos de la arquería"
Es de mármol y en la redacción de su texto se aprecia una plegaria al Salvador, la cual podría haber sido incluso de autoría del rey Magno, el cual tendría buena cultura pues por ejemplo se le atribuye la famosa Crónica de Alfonso III, aunque también es posible sea obra de un poeta y literato. Dice así:
"(CRUX) LARGA TUA PIETAS XPE / D(EU)S CLARET UBIQ(UE) / SALVATQ(UE) S(A)EPE IMPIOS·/ LARGA TUA PIETAS (HEDERA) / PATENTUR ISTA VIRI·DANT·/ PLAUSUS AGMINA PASSIM / EXTINCTA QUOD VIVIFI/CES·FATENTUR ISTA VIRI / (HEDERA) SIS·FAVENS MISERO·PAR/CAS CITRA MERITO BONO (HEDERA) / CLEMENTIA QUA PRAEVA/LES·ESTO FAVENS MISERO (HEDERA) / MEMET NEMPE DIRA CON/LIDUNT FUNERA MENTIS (HEDERA) / SAUCIATQUE CULPA·ME/MET NEMPE DIRA (HEDERA) / CLAREAT NUNC TUA·FRUC/TUOSA GRATIA CLEMENS (HEDERA) / QUAE SUBLEVET ELISUM / CLAREAT IAM TUA (HEDERA) / PIETAS ADSISTAT·FOVENS / QUAE TEGMINE CUNCTOS (HEDERA)/ CAELICO SALVIFICANS / PIETAS ADSISTAT (HEDERA) / (CRUX) CONSECRATUM EST / TEMPLUM HOC·AB EP(IS)C(O)PIS VII / RUDESINDO DUMIENSE·/ NAUTIS / CONIBRIENSE / SISNANDO IRIENSE (HEDERA) / RANULFO ASTORICENSE / ARGIMIRO LAMECENSE / RECCAREDO LUCENSE (HEDERA) / ELLECANE CAESARAUGUSTANE(N)SE / SUB ERA DCCCXXX PRIMA / DIE·XVIO K(A)L(EN)D(A)S·OC(TO)BR(I)S".
(Tu generosa piedad, Cristo Dios, resplandece en todas partes y tu generosa piedad salva muchas veces a los malvados. Esto afirman los hombres, las gentes aplauden por doquiera que des vida a lo apagado, esto afirman los hombres. Ponte a favor del pobre, perdona al bueno, haciendo caso omiso a sus méritos; con la clemencia que es tu fuerte, ponte a favor del pobre, es cierto que en mi interior entran en lucha las miserables flaquezas de mi mente, me hiere ciertamente mi punzante culpabilidad. Resplandezca ahora clemente tu gracia fructífera, que levante al decaído, y que ella resplandezca ya. Asístame tu piedad alentadora, que nos asista la piedad, dándonos a todos la salvación para tu manto celestial. Fue consagrado este templo por siete obispos: Rudesindo Dumiense, Naustis Conibrigense, Sisnando Iriense, Ranulfo Asturicense, Argimiro Lamecense, Recaredo Lucense, Elécanes Caesaraugustanense. En la era de DCCCCXXXI, el día decimosexto de las Kldas. de octubre (16 de septiembre del 893)
"Estos obispos, figuras esenciales de la Iglesia hispana, formarían parte del consejo real o curia magna, que tendría similares funciones a las del aula regia visigoda, convocados desde todas las partes del reino para asistir a los grandes actos de la monarquía, tanto para decisiones políticas como para las propias tareas de la Iglesia, asuntos administrativos, judiciales, militares… y su presencia en la consagración habría sido una forma de reconocer su carácter como oratorio destinado al príncipe, cuyo poder viene determinado por elección divina, y también como signo de agradecimiento por haber liberado del dominio musulmán muchas de esas sedes episcopales.
El acto tuvo lugar en el momento de máximo esplendor y poder del Reino de Asturias, cuando éste abarcaba todo el noroeste ibérico después de que sus ejércitos acabaran de conquistar a los musulmanes las ciudades hoy portuguesas de Braga, Oporto, Chaves, Lamego y Coímbra, logros importantes ante las marcas fronterizas de los omeyas que encumbraron a Alfonso III como el continuador de la monarquía visigoda y de la tradición isidoriana, tendiendo un puente entre el presente y un esplendor pasado no olvidado.
Podría entenderse como acto por la función de Alfonso III como rector ecclesiae que debía buscar para su pueblo el bienestar temporal y espiritual, pues como responsable de la pax territorial y de la pax cristiana, su misión apostólica debía mostrarse levantando templos-bastión para la defensa de la fe ortodoxa, ya que dentro sus funciones estuvo el adoctrinamiento y la propagación del cristianismo para consolidar la Iglesia del reino asturiano y convertirla en factor de orden y de estabilidad gracias a la legitimación que dio al ritual litúrgico hispanogodo practicado por los mozárabes del sur. En este sentido, durante su reinado se llevó a cabo un amplio programa de construcciones en el que se levantaron ex novo y se restauraron multitud de templos repartidos por todo el reino, una labor que se complementó con abundantes donaciones de libros y material litúrgico con el que poder construir un ornamentum eclesiae y transmitir la fe a través de las artes suntuarias y una decoración pictórica de interiores que buscaba asombrar a los sentidos y acercar al fiel a Dios además de resaltar la condición divina del poder."
"La presencia de técnicas poéticas de tradición visigótico mozárabe en la corte de Alfonso III, y presentes en la inscripción fundacional de San Salvador de Valdediós, constituye un nuevo testimonio del peso y de la importancia de dicha cultura en los ambientes cortesanos del Rey Magno. La lista de obispos que figura en la Crónica Albeldense, redactada en hexámetros, en círculos eruditos vinculados a la sede política del último rey asturiano, es otro testimonio paralelo del mozarabismo cultural alfonsí."
"La fachada oriental se corresponde con la cabecera. El cuerpo del ábside central, que sobresale respecto de los laterales, presenta una ventana inferior que ilumina el altar mayor compuesta por una pieza monolítica en la que están tallados tres arcos de herradura no muy pronunciada, de tipo visigodo o mozárabe, según los autores, que apoyan sobre columnas con capiteles, todo ello enmarcado por alfiz sogueado, y otra ventana superior formada por dos arcos con igual organización y que se corresponde con la cámara sobre el ábside. Los cuerpos de los ábsides laterales muestran pequeños arcos de medio punto en ladrillo."
A continuación esta presenta no uno sino tres corazones, los otros dos en las esquinas superiores de su alfiz
"En la fachada norte destaca el cuerpo reconstruido en 1970 de lo que sería la sacristía del Evangelio y el resto se organiza mediante muro de sillarejo con contrafuertes y una puerta con dintel y arco de medio punto de ladrillo dispuesto en forma radial a la altura del segundo tramo de la nave lateral, hoy tapiada, de la que no se sabe exactamente su uso.
Por encima sobresale el cuerpo de la nave central, con cuatro ventanas geminadas con arcos de herradura abarcadas por alfiz sogueado."
El mismo capitel, en la parte que mira al interior...
"Primero se accede a un pequeño nártex abovedado que está flanqueado por dos pequeños recintos laterales abiertos mediante arcos rebajados y también abovedados, espacios que podrían haber sido refugio para peregrinos, estar relacionados con el rito procesional de entrada al templo o destinados a los penitentes, lo que podría corroborarse porque la única forma de acceder a ellos sería agachándose mucho, indicando la humillación que requiere una actitud penitencial.
En la Iglesia hispana la expiación pública era muy importante, exigiéndose a los penitentes que se situaran a las puertas de los templos para que sirviesen de ejemplo. Además, no podían asistir a la misa completa, teniendo que abandonar la liturgia en un momento determinado, sin poder recibir la comunión. El castigo penitencial recaía por muy variados pecados y después del parto las mujeres, durante la cuarentena, también debían permanecer en el pórtico entre los penitentes, pues en ese tiempo se las consideraba impuras. También se consideraban en parte penitentes a los catecúmenos, pues al no haber recibido todavía el bautismo estaban en pecado original.
La duración de las expiaciones penitenciales era distinta según qué pecados pero algunas eran muy duras. Entre las impuestas en el II Concilio de Braga leemos:
"Si alguno cometiere homicidio voluntariamente, quedará toda la vida a la puerta de la iglesia, recibirá la comunión al fin de su vida. Pero si cometió homicidio no voluntariamente, sino casualmente, un primer canon mandó que haga siete años de penitencia. Y un segundo canon ordenó cinco años. (...) Si la esposa de otro cometiere adulterio o el esposo se uniere a la mujer ajena, harán siete años de penitencia".
"En el dintel de la puerta de acceso al interior del templo se conserva una inscripción que amenaza a quien ose violarlo:
"[SALVATOR, SIT HOC SA(N)CTU]M VOCATUM TUO NOMINE TEMPLU(M), SI(N)T ET CUNCTA / CHARA EA QU(A)E HIC TIBI LITAVIMUS DONA, ADST QUISQUIS MEA / TEMERE NITERIT SCINDERE VOTA, LUX CAREAT, XPE, TUA VIBENSQUE / EUM SORBEAT TERRA, MENDICITAS ET LEBRA PROSAPIA(M) TENEAT SUA(M)"
(Salvador, éste sea tu santo templo bajo la advocación de tu nombre, que también sean de tu agrado todos estos dones que aquí te ofrecemos, pero quienquiera que intente quebrantar temerariamente mis votos, que se vea privado de la luz, Cristo, y que la tierra lo trague a él en vida y que la mendicidad y la lepra hagan presa en su descendencia)
La amenaza de la lepra está relacionada con su consideración como maldición divina según Levítico XIII, 28, 47-49, carne en pudrición en vida, como si fuera un cadáver. Tanto es así que en el medievo los leprosos eran también muertos civiles, sin que pudieran heredar, comprar o vender, causa de divorcio y de la pérdida de todos sus bienes."
"Entre el tercer y cuarto tramo del cuerpo de la iglesia se cree que se levantaría un cancel de aproximadamente metro y medio de alto sobre el que se colocaría una cortina que se cerraría o abriría según el momento de la liturgia y que separaría las tres naves de la cabecera del resto de la iglesia, tal y como después también se verá en San Miguel de Escalada. Se conservan en la cubierta los machones en los que iría sujeto el cortinaje."
Las tres naves se cubren efectivamente con bóveda de cañón, esta nave central mide aproximadamente unos 2,80 metros de ancho y unos 8,80 metros de alto, es unas tres veces y media más alta que ancha, lo que transmite una sensación espacial hacia lo alto, así nos describe esta estructura Sira Gadea:
"Las naves están separadas por cinco gruesos pilares monolíticos terminados en impostas molduradas que sustentan cuatro arcos de medio punto y se cubren con bóvedas de cañón continuo en piedra de toba, sin arcos fajones aunque con contrafuertes exteriores."
"La nave central es más ancha y alta que las laterales, dando gran sensación de verticalidad y permitiendo la apertura de cuatro ventanas a cada lado, una sobre cada arco de separación, proporcionando al interior una luminosidad casi cenital y poco habitual en las construcciones de la época."
"La conservación de la decoración de la nave central es muy fragmentaria. Los restos aún visibles se encuentran situados en la zona más próxima al ábside central. El motivo del dibujo está configurado por un complejo tramado de grandes círculos de color rojo, alternando con cuadrados pequeños con ribete de color negro y rojo. Entre estos motivos geométricos de círculos y cuadrados se perfilan rectángulos con sus lados mayores curvados hacia el interior. Los círculos mayores encierran una composición ricamente decorada y en su interior se dibuja una cruz gamada que prolonga sus brazos en diagonal entrecruzándose con los círculos y los anillos de color negro y rojo. La composición contiene diversidad de motivos: hojas estilizadas, cintas grises y amarillas, cadenetas de color rojo y negro, cuadriláteros en cuyo interior se reproducen haces de estilizadas ramitas rojas. Todo el motivo compositivo descrito está flanqueado por una ancha franja compuesta por un vaso del cual surge una guirnalda constituida por estilizadas hojas de tonalidad verdosa y rojiza."
"La frecuencia del recurso al círculo con un sentido trinitario está confirmado en un amplio elenco de representaciones iconográficas medievales. El círculo simboliza la divinidad considerada no sólo en su inmutabilidad, sino también en su bondad, "como rigen, subsistencia y consumación de todas las cosas; la tradición cristiana dirá; como alfa y omega". Representa la figura mística presente en el Liber figurarum; los tres círculos conforman la propia Revelación de Dios a través del Antiguo Testamento: el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob se encuentran integrados en los tres círculos trinitarios."
"Son reutilizados los fustes de las columnas del arco de triunfo de la capilla mayor, los dos pequeños fustes de las columnitas de la ventana trífora de la capilla mayor, las basas de las columnas de ingreso al porche, los fustes y capiteles de las columnas de los arcos de triunfo de los ábsides laterales. Además, se han localizado tégulas romanas en la necrópolis medieval en el lado sur del templo, que se sabe que también cubrieron la iglesia hasta su restauración de 1979-1980, y restos de un conducto de opus spicatum entre el Conventín y el vecino monasterio de Santa María."
"La elección de ese lugar preciso, aparatado pero no muy distante de las grandes vías de comunicación, no sería casual, y se relaciona con una tradición que situaba allí un monasterio levantado por Pelayo. También, según constatan los estratos arqueológicos romanos descubiertos en las inmediaciones y los materiales reutilizados en el propio edificio, podría haber sido una forma de contrarrestar el recuerdo de algún antiguo rito pagano en la zona. En este sentido hay autores que relacionan el vocablo “Boiges” con una derivación de votivis > Boites.
Otra explicación es que el templo fuera una ofrenda del rey a Dios para agradecerle las gracias recibidas, una ofrenda personal según la tradición merovingia y carolingia, el gesto del poderoso de fundar un lugar para la meditación al final de su vida. En este sentido, San Salvador fue el lugar en el que los hijos de Alfonso III, García, Ordoño y Fruela, le recluyeron cuando le obligaron a abdicar y la corte se trasladó a León en el año 909, según nos informa el mencionado Chronicon Sampiri:
Etenim omnes filii Regis, inter se conjuratione facta, patrem suum expulerunt a Regno, Boidis villam in Asturiis concedentesLos hijos del Rey conjurándose contra su padre, destronáronlo y señalándole por lugar de residencia la villa de Boides en Asturias
Quizá también contara con una pequeña comunidad de monjes, probablemente mozárabes, que le asistiría en su destierro, tal y como podría deducirse de la carta de privilegio extendida por Alfonso IX y Berenguela en 1201 a favor de los monjes cistercienses de Sobrado, en Galicia, para fundar un nuevo cenobio en el valle, pues se denomina al lugar como “monasterio”:
Concedimus Deo et monasterio de Valle Dei quod de novo construimus in Asturiis in loco nominato BoigesConcedemos en nombre de Dios el monasterio del Valle de Dios para construir un nuevo monasterio en Asturias en el lugar conocido como Boiges"
Las tres cruces del Gólgota, las famosas cruces de Valdediós, destacan en el tímpano o espacio bajo el arco del muro oriental de la capilla mayor, encima de la ventana trífora. Nos acerca a su simbolismo la web Románico Digital:
"Las tres cruces, presidiendo desde su superior altura y acogidas en el frontón del arco donde se abre la ventana tripartita, en el lienzo oriental de la capilla, encierran una valiosa lectura simbólica eminentemente circunscrita a las palabras de Apringio de Beja y su influyente obra In Apocalipsis (Cf. XXII, pp. 2 y ss.), así como en la versión In Apocalipsis de Tyconio, de las que Beato de Liébana, hombre muy vinculado con la Corte del rey Silo (774-783) asentada en Pravia, se serviría para componer su Comentario al Apocalipsis de San Juan (año 776 y 2ª versión 786). En su texto se expresa en términos que aluden significativamente a una lectura trinitaria de la representación de las tres cruces: “El tres se refiere a la Trinidad, que es Dios, que aunque sean tres personas, son afirmadas en una sola unidad de naturaleza”. (In Apocalipsis: Libro IV, líneas 30-32). Ampliando su pensamiento más adelante en los siguientes términos: “Por la perfección de este número, obró Dios en seis días la creación de todas las cosas. Estas tres divisiones del número seis nos manifiestan que la Trinidad de Dios, en la trinidad del número, de la medida y del peso, obró la creación de todo. Conoce, pues, que es muy valiosa la perfección del número seis, que encontramos frecuentemente en las Santas Escrituras”. (Libro IV, líneas 36-41)."
+DNI-ETSALVATORIS NSI-CUIVS EST DOMVS ISTADel Señor y Salvador nuestro, de quien es esta casa
"Es una práctica extendida en toda la decoración pictórica de las iglesias asturianas, la representación de las cruces del Gólgota en los ábsides central y laterales. Sus antecedentes los encontramos ya en iglesias paleocristianas.Observamos como el pensamiento religioso trinitario, con toda su carga dogmática y reflexión espiritual, se proyecta sobre una rica iconografía en constante enriquecimiento creativo. Es preciso tener presenta la gran importancia que adquiere la lectura de los libros sagrados. Ellos se convierten en referentes directos de la educación religiosa por parte del clero y con ello propician el salto cualitativo que permite la profundización en los conceptos simbólicos, anagógicos y alegóricos de la Biblia y los textos sagrados recopilados por los Padre de la Iglesia.La elección de este tipo de esquemas trinitarios, los vamos a encontrar también con igual éxito como tema cristológico en el Arte Asturiano. Ahora bien, su iconografía mantiene unas determinadas particularidades y una evolución artística de los modelos a la luz de nuevas lecturas que propiciarán novedosas conclusiones. Se mantiene, eso sí, su sentido original, cual es el señalar el camino de la vida eterna y mostrar que la salvación solo es posible a través de la Cruz."
"En nuestra triple representación cruciforme queda expresado plásticamente y con gran expresividad y eficacia iconográfica, uno de los problemas de mayor trascendencia religiosa y política, que se encontraban en el centro de las discusiones religiosas de la alta edad media hispana: la controversia adopcionista. Esta polarizó y radicalizó a diversos sectores político religiosos que cuestionaban la naturaleza trinitaria de la divinidad y con ello la unicidad de Dios. La crisis de la iglesia asturiana con la iglesia de Toledo y el alejamiento entre sí de ambas tendrá su reflejo lógico, su traducción, en las lecturas trinitarias recogidas plásticamente en los relieves decorativos eclesiales. El vínculo litúrgico-teológico es plasmado, como es obvio, con intensidad en los programas iconográficos y repertorios ornamentales: pintura, escultura, orfebrería, recogidos en las iglesias asturianas. En estas circunstancias determinadas lecturas iconográficas del Arte Asturiano van a adquirir mayor sentido y comprensión en el contexto de la polémica adopcionista. La placa de celosía habría sido realizada por un clérigo instruido en las sagradas escrituras, un verdadero iconógrafo. Este sería realmente el que seleccionase los temas convenientes así como el sentido trinitario de las representaciones plásticas."
"Se trata de pinturas realizadas con la técnica del fresco heredada del mundo romano. Los colores empleados mayoritariamente son el rojo, negro, ocre, etc.
Los motivos pintados están sujetos a un aniconismo propio de aquellos tiempos donde se seguía debatiendo sobre la conveniencia de representar los seres sagrados (cuando se pintan las iglesias asturianas, el Imperio Bizantino se encuentra en plena Iconoclasia o hace poco que ha salido de ella.
Por ello se emplean formas geométricas rítmicamente dispuestas como rombos, círculos o hexágonos alargados. En otros casos se imitan arquerías. También hay tallos vegetales y, algo muy importante, símbolos cristianos como las tres cruces -patadas- del Gólgota y crismones inscritos en círculos concéntricos y una Alfa y una Omega en la parte superior."
"Siguiendo las normas del IV Concilio de Toledo, celebrado en el año 633, el espacio quedaba dividido entre el ordo laicorum, los seglares, que se colocarían en los tres primeros tramos de la nave central y en las naves laterales, muy probablemente separados por sexos, y el ordo clericorum, que ocuparía el coro en el último tramo de la nave central y el altar mayor, un ámbito que estaría ocupado por los lectores, los cantores y el diaconato, pues en el ceremonial mozárabe el acto litúrgico no era solo coral, sino que se acompañaba de tres grandes lecturas: la Profética, que realizaba el lector, la de la Epístola y la del Evangelio, estas últimas realizadas por el diácono.
Esta separación no afectaría al ámbito del poder temporal, la tribuna real, que sí tenía visión sobre la cabecera al estar en alto. Hay otros autores que creen que los canceles solamente delimitaban el último tramo de la nave central, sin afectar a las tres naves."
"Los ábsides laterales se iluminan mediante ventanas adinteladas al interior pero que al exterior son arcos de medio punto de ladrillo. Podrían identificarse con la prothesis y el diaconium visigóticos y desempeñarían funciones auxiliares de custodia de los ornamentos sacros, del libro de los Evangelios… espacios necesarios porque el ábside central es pequeño, ampliaciones que no alteraban el valor del recorrido longitudinal del templo. Al contar con advocaciones y al albergar altar propio, también podrían haber estado dedicados a la consagración de ofrendas previa a su entrega en el ofertorio.
En este sentido, hay autores que los interpretan en función del rito hispánico, en el que las dos especies, el pan y el vino, se preparaban en un altar lateral y después eran llevadas en procesión a la capilla mayor. Otra posibilidad es que simplemente albergaran altares votivos para la veneración de reliquias."
"La rica decoración pictórica mural estaba elaborada con los colores amarillo, rojo, azul, gris y negro y buscaba elevar el espíritu hacia lo divino, mediante un efecto fascinante e hipnótico, y maravillar al fiel. Aunque solo se conservan algunos restos, éstos nos ayudan a deducir que estaba formada por franjas, dibujos geométricos entrelazados y motivos vegetales inspirados en la pintura tardorromana, lo mismo que en San Julián de Prados, en motivos y colores relacionados con los mosaicos encontrados en los restos de la villa romana de Veranes y en la decoración musulmana a través de la mirada mozárabe."
+ SCI IACOBI ZEBEDEIDe Santiago el Zebedeo
"En cuanto a los dos espacios adosados a los últimos tramos de las naves laterales, su función, común a todos los templos altomedievales hispánicos, se relacionaría con necesidades litúrgicas, las sacristías identificadas con el sacrarium/secretarium y el thesaurum/donarium mencionadas en las fuentes y relacionadas con la liturgia hispana. En las Etimologías de san Isidoro de Sevilla se lee:
“En su sentido propio, sacristía (sacrarium) es el lugar del templo en el que se depositan los objetos sagrados; del mismo modo que donarium es donde se guardan las ofrendas (oblata). (…) En consecuencia, el nombre de sacrarium deriva de que en él se guardan y depositan los objetos sagrados (sacris). Los donaria deben su denominación a que allí se guardan los donativos (dona) que suelen hacerse en los templos”.
"SI QUIS CONVELLERE HAEC PRAESUMPSERIS DONARIA NOSTRA QUAE HIC IN TUO HONORE POSUIMUS TERRIBELEM MORTEM PATEAT MALIS LONGAEVIS QUAE CUM IUDA LUGEAT"
(Si alguien intentare apoderarse de estas ofrendas nuestras que (…) aquí, sufra una profunda amargura por los terribles males y llore en compañía de Judas por (tiempo) interminable)
La utilización de la figura de Judas Iscariote, el traidor por excelencia, y el desear al profanador un fin tan terrible como el que él tuvo, parte de la tradición paleocristiana, heredera de la romana, de colocar inscripciones de amenaza en los enterramientos para los profanadores de tumbas. Según Apóstoles 1, 16-18, Judas, tras ahorcarse, pendió de una soga con el cuerpo hinchado hasta estallar y caer al suelo. Pero la versión de Papías, obispo de Hierápolis en la primera mitad del siglo II, transmitida por Apolinar de Laodicea dos siglos después, es más espeluznante todavía, pues narra que Judas sobrevivió al ahorcamiento convertido en un ser monstruoso con el cuerpo inflado y lleno de pus y gusanos y cuando murió fue abandonado en un paraje solitario desde el que su hedor se extendió por toda la tierra, de ahí su relación con el infierno, la putrefacción, la peste y la lepra, relacionada con la mencionada maldición divina según Levítico XIII.
En la década de 1980 se localizaron por casualidad dos sarcófagos cerca Valdediós y uno de ellos, datable setenta años después de la lápida de fundación de San Salvador, cuenta con la siguiente inscripción en la que también se menciona a Judas:
"+ HIC IN PACE REQUIEVIT FAMULUS DEI IOH(A)NNES PR(E)SB(ITER) / OVIIT VIIII KLDS FBRS ERA Mª VIIA / + QUI UNC LAPIDEM REVOLVERIT ET ALIUM CORPUS IBIDEM / TUMULAVERIT CUM IUDA PRODITORE [PEREAT]"(Aquí descansó en paz el sacerdote Juan, siervo de Dios. Murió el 24 de enero en la era 1007 (año 969). Quien removiere esta piedra y sepultura, y depositare en la misma otro cuerpo, perezca con el traidor Judas)"
+SCI IOHANNIS BAPTISTE(De San Juan Bautista)
CURA SALVATOR NOSTER (HOC SANCTUM TEMPLUM AEDIFICATUM) SCO ISTI SOLO, SIRIGA FUNDOS MANCIPIA (AUT QUIDQUAM AUFERRE) VENDITOR FURATOR SUBTRACTOR (TEMPORALITER PRAESUMPSERIT) CREMETUR CU(UM) OM(N)IBU(S IMPIIS AETERNIS IGNIBUS IN INFERNO)
(Cuida, Salvador nuestro, de este templo, edificado en este santo solar, si del coto pretendiera llevarse temporalmente fundos o siervos o cualquier cosa un vendedor, un ladrón o ratero, que sea quemado con todos los impíos en el inferno)
"Teniendo en cuenta su alta calidad constructiva, realizado con perfectos sillares dispuestos a hueso, hay autores que defienden que sería un vestíbulo real al que Alfonso III llegaría desde su residencia privada para ser acogido e incensado y después entrar en la iglesia por una puerta adintelada abierta al segundo tramo de la nave de la Epístola, desde donde arranca una escalera por la que subiría a la tribuna."
"permite esclarecer la gran proyección estético-espiritual que llegaron a tener estos modelos de representación dentro de la plástica asturiana altomedieval. Ciertamente, tenemos un atractivo elenco de buenos ejemplos en los que quedan brillantemente reflejados los arquetipos del Árbol de la Vida y del Árbol de la Cruz que apoyan esta lectura en muchas otras iglesias altomedievales asturianas."
"Este árbol de la vida, en el centro del paraíso, es una imagen que anuncia la cruz del Salvador, que es el árbol de la vida verdadera, y esa cruz fue levantada en el centro de la tierra."
"Los escritos de los Padres de la Iglesia, al igual que la literatura eclesiástica, han expresado esa realidad que constituye el signo de la Cruz y que atraviesa y organiza el conjunto de los textos bíblicos, desde el Génesis hasta el Apocalipsis de San Juan. Una idea-fuerza dentro del pensamiento cristiano que permanecerá viva desde los orígenes hasta los largos siglos del Medievo. En la Biblia encontramos textos fundamentales en los Proverbios (III,18) en el cual se establece una singular comparación de la Sabiduría con el Árbol de la Vida.Esta triple representación, pues, del motivo circular fitomorfo en cada una de las alternancias rítmicas del eje axial, constituye una forma estereotipada de patente expresión del misterio trinitario."
Detalle de otro...
"¿A quién le importa? Pues es lo de menos. El caso es que lo sabemos porque Aurelio se empeñó en dejar constancia sobre un sillar de la galería meridional del templo de San Salvador de Valdediós (Asturias), también llamado el Conventín. Esta iglesia, una de las joyas del llamado «arte asturiano» (si está en Asturias… parece lógico el adjetivo), se protegió en 1931, cuando se declaró Monumento Histórico-Artístico, y desde 1985 es Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO, junto al resto de «Iglesias del Reino de Asturias». No voy a entrar en la descripción de un templo estudiadísimo, ni tampoco en la polémica científica sobre su uso inicial, o si fue el evergetismo de Alfonso III el responsable o no de su erección. Me centraré en un grafito que pasa desapercibido, a pesar de su visibilidad.
Es lógica la desatención, y comprensible. San Salvador tiene tantas cosas y tan buenas que es difícil posar la vista en un testimonio así, una gamberrada si se hubiera hecho anteayer, pero que por su factura y cierta antigüedad (en edificios como este, ¿dónde está la línea que separa lo «antiguo» de lo que no lo es?) merece unas líneas. Entre otros atractivos, y puesto que de letras sobre superficies verticales tratamos, cito una interesante serie de inscripciones altomedievales epigrafiadas que son una gozada para especialistas y para curiosos. Por una de ellas, situada en el dintel de la portada occidental, sabemos que el templo se consagró un 16 de septiembre de 893, hace 1121 años, aunque no esté claro si pertenece al edificio o se trajo de otro lado. En otras se registran las advocaciones de cada uno de los altares. A San Salvador el central, claro, y a Santiago y San Juan Bautista los laterales. Hay más medievales, no obstante.
El pórtico que acoge el grafito se apoya en el muro sur de la iglesia, se construyó poco después que la nave, pero en otro momento constructivo, y preludia las galerías porticadas que en el periodo románico proliferarán en las iglesias castellanas, elemento que singulariza el Conventín y lo separa de su inmediato antecedente, la cercana iglesia de San Miguel de Lillo. Y ahí, en el sillar pasante de la jamba occidental del arco de ingreso a la galería, a la altura de la cabeza, con caracteres que parecen del siglo xix y con un trazo bastante seguro, alguien escribió dos palabras. Y digo «alguien» y no Aurelio, porque parece probable que fueran dos manos distintas (y dos momentos) quienes grafitearan cada una de las líneas del epígrafe. La línea superior exhibe mayúsculas con cierta prestancia y garbo («aq[u]í estubo»), un ductus regular que intencionadamente remite a inscripciones «antiguas», remates en los astiles rectos de las letras, y hasta una abreviatura por contracción. Se oponen los caracteres de la línea inferior, más descuidados e inclinados, sin tales remates, de peor factura, y que discriminan en altura la primera letra de las restantes. El personaje que, en tercera persona, comenzó la tarea grafitera abandonó y fue continuado por Aurelio, que entendió que al adverbio y al verbo les faltaba un sujeto. No era un buen ordinator, pero sabía de las leyes de la sintaxis. Y completó la faena, apurando el espacio, y aprovechando el borde de la junta con el sillar inferior para emplearlo de línea guía. No debía de estar muy seguro.
Da la casualidad de que en 1916 Aurelio de Llano y Rosa de Ampudia (1868-1936), ingeniero, pero también especialista en historia, arqueología y folclore asturiano, excavó San Miguel de Lillo, costeando él mismo la intervención. Ese año se intervino también en Valdediós, aunque fue otro personaje, José Fernández Menéndez, el impulsor. Seguro que De Llano estuvo en el Conventín, pero cuesta creer que dejara su firma de ese modo.
Lo cierto es que un Aurelio estuvo en Valdediós, que lo sepáis, aunque nos importe poco. Yo también. Él dejó su nombre. Yo, un rinconete."
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