El Puente Recuna |
Al oeste de la parroquia de Marcenao y en el paso a la de Samartino por El Rayu, a menos de 1 km de la entrada a La Pola, capital de Siero, por El Rebollal, El Puente Recuna, de origen medieval, sobre El Río Seco o Recuna, en el viejo Camín Real "que viene de Francia" guarda el testimonio del paso de miles de viajeros y peregrinos ya desde antes mismo que existiese la puebla, fundada en 1270 (pero no de manera real hasta 1310), cuando en el lugar de Rioseco, llamado como el río, María Ordoni u Ordóñez fundaba una casa hospital para pobres que, donado en 1141 al monasterio ovetense de San Vicente, sería el origen de la Alberguería de San Pedro o San Pedro de los Hospitales, germen de La Pola y del que sería el hospital de peregrinos de los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián
Aquel Rioseco fundacional tal vez se refiriese no obstante a otro arroyo, pues según los datos recopilados por la historiadora Mª Dolores Alonso Cabeza en Páginas de la historia del concejo de Siero dividía en dos la antigua población, por lo que estaría dentro de la misma villa:
"Atravesaba la villa de la Pola un riachuelo llamado antiguamente Río Seco, en el Diccionario de Madoz río de los penitentes, posteriormente río de la Pola. Se formaba de algunos regatos que bajaban de Vega de Poja y desembocaban en el Nora. En época de lluvias la crecida de las aguas perjudicaba a los vecinos y deterioraba los puentes de madera "... como la divide en dos partes tiene para comunicación cuatro puentes, dos de piedra y dos de madera"
Por ello podemos decir que, en este caso, fue antes el albergue que la población, es más, esta se fundó, por disposición del rey Alfonso X El Sabio, en base a aquella vieja alberguería siglo y pico más antigua que la nueva villa, cuando lo común era que los centros de acogida de pobres, transeúntes, enfermos y peregrinos, los hospitales en el sentido antiguo del término, más parecido al de hospital de caridad que al hospital-sanatorio, se creasen, junto con demás instituciones de servicio, administración y gobierno, una vez fundada la puebla y no antes
Bajando al Puente Recuna desde Rebollinos (Marcenao) |
Desde El Camín de la Granxa, al oeste de la parroquia de Marcenao, un hermoso sendero entre prados y árboles nos llevará a la ribera del Río Seco o Recuna (también El Río Cuna) a la sombra de sus bosques de ribera a la vez que nos acercamos al casco urbano polesu
Bajamos suavemente con la arboleda a la izquierda y el prado a la derecha; los rebollos, especie de robles, género Quercus, dan nombre a este lugar de Rebollinos en lo que son nuestros últimos metros de Camino por la parroquia sierense de Marcenao
Coloristas flores silvestres y, prado arriba, una casa de madera estilo 'fin de semana'
Las alambradas que separan el Camino de la finca delatan los usos ganaderos de la misma, la de prado de pasto y siega o, como se solía decir, "de diente y guadaña"
Según bajamos nos adentramos en la espesura, un magnífico bosque de rebollos, fresnos, castañales, algunos ablanos y nozales... el pasar por espacios naturales más o menos similares a este ha sido la tónica general del Camino desde que entramos en Siero por El Castru y proseguimos por Aveno, la capilla de la Bienvenida, Marcenao...
El sendero hace un poco de curva y se mete aquí de lleno en el bosquete
Deja atrás la finca y se mete de lleno en la fronda mientras sigue bajando...
Troncos altos y largos nos recuerdan lanzas o pértigas, la vegetación crece exuberante pero se pasa bien
El sendero está bien trillado y no ofrece dudas, pues además iremos encontrando acá y allá flechas amarillas de confirmación
Fuera del Camino, la intrincada vegetación hace que salirse de él sea además impracticable e imposible
La senda zigzaguea para seguir perdiendo altura muy ligeramente y poco a poco
Salimos de la zona más frondosa y enlazamos con otro camino al pie de estos carbayos, siguiendo nosotros desde él a la derecha
La unión de caminos: le vegetación crece pero recalcamos que nunca hay problema para pasar, se desbroza y limpia periódicamente
El Camino va ahora, más ancho y en llano bordeando la finca que llega, al fondo, al oeste, al bosque de ribera del Río Seco o Recuna: El Prau Regueru
A la derecha, una sebe o seto natural nos separa del bosque que hemos dejado atrás, bajando de Rebollinos
Paisaje del Prau Regueru al sur hacia El Molín, Cotadiellu, Los Alpargatos, La Chata y La Granxa, en la zona más occidental de la parroquia de Marcenao por la N-634, muy cerca del prau La Sobatiella, donde se celebran las fiestas polesas de El Carmín y de la unión del Río Seco con el Nora, el río que forma este gran valle central asturiano. Más al sur, montes de Santolaya y Valdesoto por la parte de La Peñuca y El CuituEl 28 de enero de 2011, escribía Benigno Martínez-Fuego en el periódico La Nueva España la reseña o artículo titulado El puente Recuna en Siero, único en el Camino de Santiago, donde pasa revista a la situación caminera xacobea por entonces en Siero:
"El pasado 23 de octubre se cumplía con una nueva edición de la peregrinación a San Salvador de Oviedo, coincidiendo en su ruta con la etapa del Camino de Santiago, con salida de Pola de Siero, marcha organizada por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Siero, Noreña y Sariego, con el objetivo de aunar esfuerzos para la promoción, conservación y recuperación del patrimonio cultural y turístico de los tramos del Camino de Santiago a su paso por estos tres concejos.
Esta marcha que ya se ha convertido en una tradición el tercer sábado de octubre, este año contaba con la satisfacción de haber conseguido uno de sus objetivos, el albergue de peregrinos en la Pola, inaugurado el pasado mes de junio. Por otro lado, recogíamos también con satisfacción y alegría la noticia de que el emblema del peregrino decoraba ya nueva alternativa a estrenar entre Sariego y Pola de Siero, travesía por la que el peregrino puede realizar el trayecto sin el peligro que encierra el hacerlo por la AS-331. De este modo se recupera el sendero del primitivo trazado donde permanecen las huellas de todos los que en cualquier tiempo las caminaron y que ahora se quiere convertir de nuevo en lugar de encuentro de todos aquellos dispuestos a hacer camino.
La recuperación de este camino de peregrinación tiene un sentido pleno celebrarlo, ya que llevamos tiempo pidiendo subrayar con trazo grueso este trazado de los llamados caminos alternativa hacia Santiago de Compostela, el «camino primitivo» por el centro de nuestra comunidad, en Pola de Siero se juntaban los dos de peregrinación a Oviedo, los que venían de la costa y los que venían por el interior, por este trazado entraban en la villa por la calle San Antonio hasta la iglesia parroquial de San Pedro."
El Río Seco viene por el norte haciendo un meandro y formando el valle de Samartino, el del antiguo Camín Real de Villaviciosa que ahora es la AS-331, donde siguen colocados los mojones jacobitas camineros oficiales y se emplea como alternativa para bicicletas
Una grande y preciosa castañal nos proporciona buena sombra al entrar en otro bosque y sotobosque, por el que llegaremos ya al puente
"Bucólico", "idílico" son adjetivos que suelen darse a este trayecto de Recuna y que, en verdad, le vienen soberanamente bien, eso sí, no viene en todas las guías y es común encontrarnos conque solamente de explica el trayecto por la AS-331 que sigue el valle de Samartino en lo que fue el Camín Real
Este otro, el que viene del Piloña, si bien se solicitó acabó no siendo reconocido como Camino de Santiago oficial con derecho a ser señalizado con las pertinentes, conchas, hitos, flechas amarillas, etc. correspondientes; sin embargo, sí se señalizó en base a él el llamado Camín de los Santuarios, que comunica la Sancta Ovetensis con Covadonga y Santo Toribio de Liébana, señalizado en ambas direcciones
Y ya en un recodo del Camino reconocemos la característica silueta del Puente Recuna, con su característico arco de medio punto hecho de piedras de clara caliza, abundantes en las canteras de la zona
Se tienen noticias de él desde el siglo XIII, lo mismo que de la Malatería de San Lázaro (patrón de los leprosos) de Marcenao, lo que no quiere decir que, sin duda, fuesen bastante anteriores, la misma centuria en la que se otorga la carta-puebla a La Pola, la Puebla de Siero, como nueva población aforada por el monarca, núcleo urbano naciente y centro administrativo del alfoz de la antigua "Llanera de Siero", libre de las apetencias feudales y monásticas que, otra cosa es, que prontamente y dada la debilidad de la Corona en las luchas dinásticas, buscando afanosamente las cambiantes fidelidades de la nobleza guerrera y terrateniente, cayese en su órbita, mismamente es el poderoso magnate Rodrigo Álvarez de las Asturias quien, desde su palacio de Anes, daría el visto bueno para el asentamiento de gentes en el lugar en 1310, es decir cuarenta años nada menos después de darse la carta fundacional, sin que se sepa con seguridad la razón de esa tardanza
Estamos en un verdadero vergel paradisiaco entre fincas y arboledas que suelen permanecer muy verdes incluso en pleno verano, dada la humedad y zonas de frescor en la umbría. Podemos imaginarnos los pensamientos de los arrieros, ganaderos trashumantes, gentes que acudían al mercado, artesanos ambulantes y viajeros en general al llegar a este lugar de paso
Y sin duda y sobre todo, los peregrinos, tanto los de Santiago como los del Salvador o San Salvador, quienes deseaban visitar en la catedral las que para muchos eran las reliquias más importantes de la cristiandad, las de Cristo, la Virgen María, apóstoles, etc. custodiadas en la cámara santa, por lo que se daba en afirmar, por toda Europa, que "quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al señor". Dado que allí se guardan y exhiben además las emblemáticas cruces del Asturorum Regnum, la de Alfonso II El Casto o Cruz de los Ángeles y la de Alfonso III El Magno o Cruz de la Victoria (símbolo de Asturias en escudo y bandera), eran también ambas objeto de devoción, pues se les otorgaba la ansiada Indulgencia. Más tarde, la concesión del Jubileo de la Santa Cruz, 'la Perdonanza', por el papa Eugenio IV en 1438, incrementó notablemente las peregrinaciones ovetenses y fue el origen de las fiestas de San Mateo de la capital asturiana, pues su fecha, 21 de septiembre, era el último día para lograr dicha indulgencia
Volviendo al puente, en el antes citado artículo de Martínez Fuego del año 2011 se denunciaba su estado por entonces:
"Lo que es de sonrojar a cualquiera es el estado de «grave deterioro» que sufre el puente Recuna, enclavado en pleno corazón de este trazado original, que se enfatiza por el probable empeoramiento en caso de no actuar en él; lleva años venciendo al tiempo y esperando en vano una modificación al acusado deterioro que presenta por el olvido y el desprecio de quienes tienen la obligación de tutelarlo. Este año se señalizó el trazado y se colocaron paneles informativos, pero nada se hizo en este bello y sencillo puente que enriquece nuestro patrimonio, pero que nada cuenta para nuestros dirigentes políticos.
Si el señor Santiago el de Compostela levantara la cabeza, seguro que no le haría ninguna gracia ver cómo la vegetación y las zarzas que arraigan de las grietas ocultan el grave deterioro que sufre este puente medieval de Recuna, de un solo arco, del que tres grandes árboles con un grosor que supera los 40 centímetros hunden sus raíces entre las piedras de su bóveda. Es un ejemplo sin parangón en el Camino de Santiago por Asturias. No se conoce ningún ejemplo que se le parezca".
Aquellos árboles, cuyas raíces amenazaban la estructura e integridad del puente, fueron talados tres años después de dicha carta-denuncia, en 2014, de esta forma daba la noticia La Nueva España el 17 de marzo de ese año, ofreciéndonos otros muy interesantes datos con la firma de Manuel Noval Moro:
"El puente Recuna, que cruza el río del mismo nombre (también conocido como río Seco) en la parroquia sierense de San Martín de Vega de Poja y que es uno de los principales valores del tramo del Camino de Santiago entre Sariego y Pola de Siero, ha sido liberado de los tres árboles que amenazaban su integridad.
La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Siero, Noreña y Sariego había solicitado al Principado de forma reiterada que actuara sobre el puente para evitar que su deterioro fuera a más. Aunque la invasión de la maleza y el desgaste de la piedra estaban también entre las amenazas que se cernían sobre el puente, la principal de ellas era que le habían crecido tres árboles cuyas raíces se estaban hundiendo en la piedra. Finalmente, el Principado ha talado los árboles, y aunque el puente no ha sido objeto de una rehabilitación a fondo, sí se ha evitado que la invasión de la vegetación adelantase su estado de deterioro.
El puente tiene cerca de mil años de existencia, y ha sido paso de caminantes durante siglos. En los últimos tiempos, se habían hecho diversos trabajos para darle valor, pero ninguno de ellos afectaba directamente a su estado. Se construyó un área recreativa en un prado de sus inmediaciones, que se asoma a una represa y un recodo del río, y también se colocaron varios paneles explicativos de los valores del puente y su entorno. Lo cierto es que toda la zona tiene un considerable valor paisajístico.
Sin embargo, lo más urgente, a juicio de los caminantes, era salvar el propio puente, un ejemplar de arco único que, con el paso del tiempo, se ha integrado perfectamente en la naturaleza, y que tiene un gran valor histórico.
El puente está incluido en el Catálogo de Urbanismo de Patrimonio Cultural del concejo de Siero. Aunque construido en la Edad Media, el puente experimentó diversas reformas a lo largo de los siglos, pero recientemente apenas había sido tocado hasta que la asociación del Camino reclamó que se le prestase atención".
Si nos fijamos, su arco de medio punto podría delatar su origen románico (que no 'romano' como a veces se da en confundir ambos términos) propio de aquellas centurias del s. XIII y anteriores, pero no parece haber documentos o estudios que avalen con total seguridad una fecha aproximada de construcción, sí que está en el que fue el principal camino de acceso a La Pola y a su antecesora, la Alberguería de San Pedro, por el este
De todas maneras, hay quien atribuye su autoría al maestro cántabro Juan de Cerecedo el Mozo, fallecido en 1580, por lo que entonces esta traza actual sería del siglo XVI y no del XIII (aunque se basase en ella), como bien explica, también en La Nueva España, esta del 16 de enero de 2023, Luján Palacios en su artículo, Los tesoros sobre el agua de Siero: así son los puentes históricos que el caminante atraviesa a su paso por el concejo, del que extraemos lo dedicado a Recuna:
"El concejo de Siero se ha propuesto hacer del Camino de Santiago uno de sus principales recursos turísticos, toda vez que la ruta jacobea es una de las principales vías de entrada de visitantes al concejo. Dentro de los muchos puntos de interés que se pueden visitar a lo largo del trazado, Siero presume de contar con varios puentes catalogados, que en algunos casos forman parte del trazado del Camino y que en otros bien merecen un desvío para su visita en tránsito a Oviedo.
Uno de ellos es el puente de Recuna, que tal y como consta en la ficha municipal sobre este bien, daba acceso a la antigua malatería de Marcenado desde Pola. Esta malatería, de la que ya existen noticias en la segunda mitad del s. XIII, fue una importante institución hospitalaria que, además de leprosos, pudo atender a otros enfermos y caminantes. Además se encuentra en el trazado de uno de los seis principales caminos reales dentro de la caminería histórica en Siero: El Camino Real de Villaviciosa a Pola de Siero en el itinerario el Camino de Santiago.
Su traza se atribuye al maestro cántabro Juan de Cerecedo “El Mozo”, que también dejó su sello en la construcción la Catedral de Oviedo. Según consta en los archivos, el día 2 de octubre de 1813, el veedor mayor de caminos de la parroquia de Vega de Poja, Francisco Riestra, presenta una instancia en la que solicita al Ayuntamiento de Siero la reparación del Puente denominado del Rio Cuna o Recuna, el cual se encuentra es estado de ruina y con peligro de derrumbe, siendo este camino real que da servicio a las parroquias de Aramil, Feleches, Collado y Lieres. El puente es uno de los monumentos incluidos en el Catálogo Urbanístico del Patrimonio Cultural del concejo con un nivel de protección integral".
Sí se percibe una forma como que cayese en rampa ligeramente de esta orilla hacia la contraria, pero caminando sobre él puede decirse que esta circunstancia de hace inapreciable
El que el Camino antiguo no fuese reaprovechado como carretera local o vía pecuaria de cierto tránsito favoreció sin duda la conservación de este puente en el que parece evidente se hicieron en algunas épocas las obligadas reparaciones y refuerzos de su estructura
Un cartel informativo nos aporta también más información de este antiguo vado y de la fábrica del puente
Si bien no se da una fecha concreta de construcción, ni época o centuria, sí se relaciona con el "camino de Francia" y la malatería de Marcenao, "de la que ya existen noticias en la segunda mitad del siglo XIII, fue una importante institución hospitalaria que, además de leprosos, pudo atender a otros enfermos y caminantes". Esta noticia nos vuelve a revelar el contraste entre el miedo al contagio imperante, con severas disposiciones al respecto sobre el aislamiento, al menos sobre el papel, y que estas malaterías estuviesen al paso de los caminos principales y atendiesen a personas no leprosas. Lo que unido a las noticias de que, en la Edad Moderna y hasta finales del siglo XVIII, cuando disminuyó la endemia y las malaterías fueron subastadas a particulares, nos lleva a saber que los malatos solían llevar una vida bastante cercana las demás gentes, albergados en estos centros pero, a la vez, pidiendo limosna por los caminos, yendo a los mercados o, mismamente, siendo acogidos en casas particulares si la malatería de desmoronaba, incluso llegó a haber matrimonios
Sin duda esto se vería favorecido porque se tenía por lepra a muchas enfermedades de la piel, o con efectos sobre ella, que no eran tal enfermedad, en concreto la llamada "lepra asturiense" o "mal de la rosa", un tipo de pelagra ocasionado por la falta de vitaminas. De ahí tal vez el importante número de curaciones registradas en muchas de sus hospitales, pese a que, más que hospitales en el sentido actual, eran hospederías donde, eso sí, se aplicarían rudimentarios métodos, como el baño en fuentes consideradas salutíferas y mejoras alimentarias si bien se podía. De todas maneras pocos datos hay de la de Marcenao en este aspecto pues se sabe desapareció tempranamente, en el paso de los siglos XVI al XVII, unos dos siglos antes que la mayoría
No sería pues difícil imaginarse que los malatos de Marcenao también pasasen este puente durante aquellos siglos que se sabe existió su malatería, marcándose el tremendo contraste entre las normas de aislamiento y la vida cotidiana, si bien en momentos de peste o epidemia manifiesta las penas se endurecían, incluso con azotes, otra cosa, es que se aplicase o no lo que se escribía en el papel. Leemos al respecto en la Gran Enciclopedia Asturiana, voz Malaterías, lo siguiente:
"El aislamiento fue, en los siglos que duraron las malaterías, la única medida eficaz en la lucha contra la lepra. Pero en nuestras malaterías, el aislamiento era muy relativo; desde luego, no se practicaban en Asturias las truculentas ceremonias con las que se solemnizaba el hecho de considerar al enfermo muerto parta el mundo; y aunque se amenazaba con castigos severísimos (Entrecaminos) a los leprosos que anduviesen entre la gente, en realidad esos castigos no se cumplían; el sentimiento cristiano de amor al prójimo y, sobre todo, el carácter indisciplinado de la raza, hubieron de hacer imposible una mayor rigidez en las medidas de aislamiento. Los enfermos mendigaban por nuestras aldeas, comían y bebían con los sanos, y a veces dormían fuera del hospital; pero, a pesar de todo, ese relativo aislamiento debió de jugar un importante papel en la disminución de la endemia.
Nuestros leprosos no estaban, pues, muertos para el mundo. Contraían matrimonio, compraban, vendían y conservaban muchos derechos; pero, a pesar de ello, parece que vivían más o menos sujetos a una especie de regla religiosa, cuya forma original debió de perderse pronto, pero que parece latir todavía en las distintas ordenanzas y reglas que hasta nosotros han llegado.
Los malatos recibían en ocasiones una alimentación variada y abundante, aunque otras veces aparezcan datos relativos a hambres espantosas. Pero, es de advertir que tan erróneo como negar la existencia de falsas lepras en la malaterías, sería pretender que todos o la mayoría de los enfermos (incluso en los siglos anteriores a la introducción del cultivo del maíz),) fuesen simples polineuríticos o pelagrosos."
Y esta es la bóveda de cañón del ojo único del puente, construida en sillería, mientras el resto es de mampostería concertada
Si nos fijamos y observamos sí percibimos aquí esta leve rampa en descenso de una orilla a la otra a la que nos referíamos al principio. No conserva pretiles o muretes laterales para evitar caídas, aunque tal vez los haya tenido. De él leemos comentarios en sus redes y blogs de no pocos peregrinos y viajeros, algunos escribiendo con especial sensibilidad de sus impresiones en este puente, como este, que firma como Fcl:
"Perdida su primitiva utilidad, satisface visualmente el paso de los peregrinos o errantes desde el punto de vista histórico, arquitectónico, económico, estético y simbólico, transportándonos a épocas pasadas con su importante traslado de personas y bienes".
El Río Seco no hace honor a su nombre, al menos en este tramo; en cuanto al de Recuna o Río Cuna se supone tenga que ve con el latín cuneam, 'cuña'
Su suelo de piedra, con tierra y cubierto de hierbas, es una maravilla además de una bendición para nuestros sufridos pies. Es de esperar que a nadie se le ocurra encementar el suelo, ni el del Camino, dentro del creciente gusto por las "sendas alicatadas" imperante aún cuando estas ya no cumplan ninguna necesidad de comunicación vecinal local y solamente sean paso de senderistas, caminantes, paseantes y peregrinos deseosos de disfrutar de estos lugares, no demasiado abundantes en la cercanía de las poblaciones, rodeados de naturaleza ribereña
Al cruzar, dejamos Marcenao y entramos en la parroquia de Samartino por El Rayu, a un paso, repetimos, de La Pola. A nuestra izquierda, en un coqueto rincón semitapado por la enramada, un romántico banco mira al puente y a la orilla
Una buena figar o higuera crece tras él, bajamos un momento para descansar, dejando momentáneamente el Camino
Esto nos permite contemplar muy bien el puente sobre el río, con toda su fábrica. El río en este último trecho antes del Nora no sería fácil de vadear a pie y por eso se decidiría hacer este puente que, independientemente de su fecha de construcción, no es difícil que sustituyese a otro más antiguo, acaso de madera, como solía suceder
La orilla no es exactamente una playa fluvial arenosa, sino de piedras sueltas a manera de morrillos o cascajares. En cuanto al río, decir que este se formó de la unión de los ríos de la Cueva y de Aramanti en Sariegu, a unos pocos kilómetros aguas arriba, pasando nosotros al lado de su vega justo antes de subir a El Romeru y entrar en Siero por El Castru
Retomamos el Camino y continuamos ruta por esta ribera por el llamado Camín de Recuna
Primeramente llegamos a una relativamente amplia vega formada en un meandro, donde hay alguna mesa y bancos
Suele haber casi siempre gente, pero si lo encontramos libre podemos sentarnos unos instantes antes de subir al pueblo de El Rayu y entrar en La PolaEn esta parte de la orilla crece profusamente la vegetación, formando zarzas y ortigas una modesta pero efectiva barrera natural en el pequeño pero a la vez no desdeñable desnivel entre el prado y el agua
Empezamos a subir, un prado, separado con seto silvestre y alambradas, se extiende a nuestra derecha, pero las primeras casas de El Rayu no las veremos hasta subir un poco más
Esta es una foto del mismo lugar con menos agua y vegetación, podemos ver otro pequeño salto a la derecha y la formación de pequeñas playas fluviales de guijarros
En tiempos de grandes crecidas y riadas se forma una espectacular cascada de parte a parte digna de admiración
Detalle del salto de agua, con la presa y el remanso. Nos han dicho que antaño fue esta una buena puesta de pesca
En estas fotos en pleno estío, el lecho del río, abajo a la izquierda de la foto, sí le hace merecedor del hidrónimo del Río Seco. Aquí tenemos La Fuente Recuna, construida en 1928 y restaurada en 2007
Unas escaleras nos permiten bajar al cañu de la fuente...
Luego sigue la cuesta, entre los prados, agostados aquí por el sol del verano, hasta las siguientes casas, sobre las que se alza un alto abeto ornamental
Foto más primaveral, con el prado más verde, dada su proximidad a la frontera con La Pola se ha especulado sobre si el topónimo El Rayu tenga que ver con 'raya' en el sentido de linde. Escribe el filólogo Xosé Lluis García Arias en Toponimia asturiana el porqué de los nombres de nuestros pueblos.
"A veces los límites se señalan gracias a una marca, incisión o señal en forma de raya, de ahí que raya, voz de raigambre latina (DCECH), haya pasado a significar también ‘línea divisoria’ como, por otro lado, recuerdan topónimos como La Raya la Bueya (Ca).
No sabemos si El Rayu, pueblo famoso desde el siglo XVIII por su cerámica, guarda alguna relación con lo que antecede."
Foto Alcordances de Asturies |
"... en el pasado hacía cerámica fina, del tipo talavera, de ahí que a este barrio se le llamara Talavera. El barro se sacaba de Cobasil, lugar muy próximo a La Cabaña, y el mineral de cobre, utilizado para dar una coloración azul, venía de Cabranes".
"El sucesor, D. Juan Nepomuceno Cónsul Requejo, como sus antecesores realizó estudios en Francia y continuó con la fábrica, plantíos y cultivos. En 1782 ingresó en la Sociedad de Amigos del País de Asturias y tomó parte activa en sus tareas. En 1783 fue comisionado con autorización de la Junta de Comercio y Minas del Reino para hacer excavaciones y estudios sobre tierras y minerales para la fabricación de loza, pintura y hule".
"Conviene distinguir en este alfar dos etapas o estilos de cerámica: la que está cobrando en la actualidad fama por su calidad, conocida con el nombre de "Cerámica de El Rayu"; y la loza o cerámica común de los alfareros, algunos de los cuales aún viven"
"Esta localidad, sita en el término de Siero, fue uno de los puntos más importantes de la mayólica asturiana. (...)Otra parroquia, Marcenado, célebre en otro tiempo por la fabricación de campanas, fue también lugar de importantes centros alfareros.La historia de estas dos parroquias y su industria alfarera la estudia en la actualidad Cándido Sánchez, que en su retiro de Siero anota cuanto recoge en sus correrías por los barrios de las dos feligresías.Nosotros vamos simplemente a transcribir lo que nos ha sido posible reunir preguntando e investigando.Diego Martín Gallardo en Guía de comerciantes para el año 1789, cita dos industrias en Vega de Poja: una de loza pedernal, "muy parecida a la que viene de Inglaterra", y otra de loza fina. Es esta última de "loza fina" la conocida hoy con el nombre de "Cerámica de El Rayu", de la que tiene una espléndida colección, en su bar-museo de Villamayor, Leoncio Palacio. Allí se pueden encontrar las piezas más representativas de esta fábrica, que pueden competir, según los técnicos, en calidad, por su parecido con la de Talavera.
Según datos que me ha facilitado Juan Uría, "la fábrica se perfeccionó a finales del siglo XVIII, gracias a la iniciativa de la familia Cónsul, asentada allí y procedente del Delfinado francés". En efecto, tal cerámica existió en la finca de Juan Cónsul, barrio de Villar (Siero). Según las Memorias asturianas del año ocho de Canella, Juan Cónsul y su esposa Ana Malén llegaron de Francia en tiempos de Felipe V. Procedían de la localidad de Finill (Solomeai), Delfinado francés, fronterizo con Italia. Su primogénito Juan Cónsul Malén, oriundo de dicho lugar, casó con Gertrudis Jove en Oviedo. Se le conocía por Juan Cónsul "el mayor" y fue el que fundó la fábrica de Siero. Falleció en Oviedo en 1730. Su hijo Juan Cónsul "el menor" fue a Francia con el fin de proseguir los proyectos industriales inaugurados en Siero. Trajo a Villar operarios franceses y nuevas técnicas, echando a funcionar un horno nuevo. Falleció en Villar en 1771. Jovellanos, en su Carta VII a Ponz, la califica, siendo como era un gran conocedor de la artesanía popular, de "loza fina en que se trabajan piezas admirables, tanto por su forma como por su color y vidriado o baño". E. Casariego afirma que "era del tipo de la de Bristol y llevaba por contraseña una cruz con trazos a los lados".
Enumera Feito algunas muy importantes innovaciones que la familia Cónsul introdujo, como fueron el horno refractario con chimenea y una mirilla de cristal para observar su interior desde fuera sin problema, con su cochura o cocción y su grado de temperatura, junto con una técnica de vidriado especial:
"Miñano ya la cita como "loza fina de la que se surte gran parte de la provincia y aún sale para otras". La ubica en Villar (Vega de Poja). No obstante no debía tener la perfección de la última época ya que añade que "si se procurase distinguir bien las arcillas de las inmediaciones de esta parroquia se daría grande impulso a esta fábrica y mayor finura y perfección".
Foto: La cerámica del Rayu, de Isaac Montes Solares y Jesús Avelino de la Pienda |
"... Senén, que era el más hábil en la decoración de piezas. Compraba el azul cobalto en Oviedo, pero como resultaba caro lo obtenía no sin un gran esfuerzo cerca de las minas de cobre de Cabranes. Los mercados más importantes fueron en Avilés y Villaviciosa. A primeros de siglo usaban ya la técnica del molde para la fabricación de platos. En aquella época tomaban parte casi solamente las mujeres. Senén viajó a Llamas del Mouro en donde aprendió la técnica del barrio negro".Senén Puente García es el último alfarero superviviente y quien nos ha facilitado estos apuntes. Tenía el horno en Marcenado. En la actual carretera a Santander, por la que fue cortado, aún se pueden ver indicios del mismo. A su padre lo conocían por el mote de El Inventor y se llamaba Benjamín Puente Moro. Hacía botijos, cazuelas, escudillas... pero sobre todo se hizo famoso en el lugar, y a eso se sebe su mote, por un porrón o botijo fabricado de modo que cuando daba de beber por él todo el mundo bebía agua, pero él, tapando un agujero secreto, hacía que saliera vino. Es la misma tradición que recogimos de otro alfarero en Villayo. Cuando ya no podía trabajar y con el fin de que nadie copiara su técnica lo rompió. También llegó a hacer cerámica esmaltada con rayas azules.Su hijo Senén sólo hizo potes de color rojo y con baño de "miel". Dejó de trabajar entre los años 1955 a 1960. Conoció los difíciles momentos de la decadencia por los que pasaron todos los alfareros. Fue entonces la época en la que supervivían gracias a la fabricación de bebederos para gallinas y, sobre todo, tiestos"
"El artesano sierense comenzó ese mismo año a recuperar las formas y técnicas de entonces basándose en piezas que le prestaron algunos coleccionistas o en fotografías de museos, que hubieron de ser renovadas para adaptarlas a los modos actuales. Por ejemplo, las tinturas que se usaban tradicionalmente llevaban plomo, un material que actualmente está prohibido.
Y la cerámica de El Rayu se cocía a 1.000 grados, mientras que ahora se elabora a 1.200 grados. Según Iglesias, lo que más se demanda son las vajillas y, en menor medida, jarras, fuentes y botijos. Pero ahora, aseguró, «la cerámica tradicional está de capa caída». Lo más llamativo es que los pedidos que le hacen (trabaja en función de lo que le encargan) vienen de lugares de fuera de Asturias, como Galicia y Valladolid, «y, sin embargo, aquí nadie se preocupa de nada».
No es que este artesano viva de la cerámica de El Rayu, porque también trabaja con cerámica artística, «de autor», y con otro tipo de producción más innovadora, por ejemplo, de mezcla de hierro y cerámica.
Aunque la cerámica de El Rayu no sea su principal producción, este artesano considera que se debería defender más este tipo de producción autóctona. Señala, con todo, que esta cuestión «va por épocas», y que es probable que más adelante vuelva a resurgir y a tener más demanda.
Entre tanto, su taller de Balbona se ha convertido ya casi en el último reducto de una producción artesanal característica del concejo de Siero que a punto estuvo de perderse y que, aunque renovada y puesta al día, por suerte aún sigue viva".
La primera es de galería, un elemento que se extendió sobre todo con la gran expansión de la industria del vidrio a partir de 1880 principalmente en Asturias, integrando en el interior térmico de la vivienda el antiguo corredor
"Puede disponerse a lo largo de toda la fachada o sólo en su parte central. avanzando respecto a ella cubierto por una prolongación del alero o por un tejaroz. que descansan en varios pies derechos de madera. El piso del corredor. siempre de tabla, puede apoyar bien sobre carreras que a su vez descansan en las cabezas de las vigas maestras que sobresalen del muro de la casa. o sobre ménsulas de madera empotradas en dicho muro. reforzándose en múltiples ocasiones con jabalcones o con pies derechos de madera. El antepecho del corredor está formado por una balaustrada de madera; la gran variedad de diseño de los balaustres, torneados o recortados, patentiza la voluntad estética de su constructor, la mayoría de las veces el propio usuario.La disposición proyectada al exterior hace que sea el modelo de corredor que proporciona una mayor diafanidad a la fachada. Cuando varias casas con esta solución se alinean en un núcleo rural, el espacio bajo el corredor es público y se utiliza como paso o cobija por los vecinos, pero a la vez los moradores de cada vivienda lo privatizan ocasionalmente, al conformar tertulias en él o al resguardar algún apero. Por su sencillez estructural. que ha determinado su empleo en construcciones elementales -existió hasta hace pocos años uno en una vivienda con cubierta vegetal de Degaña- y sobre todo por su mención en documentos de mediados del S. XIV y del S. XVI. podemos considerarlo como el tipo de corredor más arcaico de los utilizados en Asturias".
Foto: Alcordances de Asturies |
«Llevamos veinticinco años trabajando cerámica, aunque hasta 1999 no pudimos dedicarnos a ello de manera exclusiva. Tuvimos que trabajar mucho hasta poder vivir de ello, pero, mira, ya han pasado veinte años». El matrimonio formado por Florentino Iglesias y Elvira López regenta en la pequeña localidad sierense de Balbona el taller de artesanía «Laborna», galardonado por el Centro Asturiano de Madrid con el «Urogallo de bronce» en la categoría de artesanía.
Un premio que se une a la larga lista de galardones que atesora el matrimonio sierense en sus más de dos décadas de actividad. «Hace varios años participamos en la exposición del Carrusel del Louvre, en París», relata Iglesias. Su participación en esta muestra, una exclusiva exposición de escultura y pintura de todo el mundo patrocinada por el presidente de la República, fue uno de los hitos del taller, que también ha llevado sus piezas a ferias tan prestigiosas como las de Bilbao y Milán, y ha obtenido numerosos galardones, como el premio de artesanía de la Ascensión en 2009.
No obstante, el logro más brillante de los dos artesanos sierenses quizá sea la recuperación de la cerámica del Rayu, desaparecida en torno a 1936. Este tipo de cerámica fue desarrollada por los artesanos de Vega de Poja en el siglo XVIII. Eran piezas de loza con un baño de estaño que les da un característico color blanco, y decoradas con trazos azul cobalto. Pese a que este tipo de cerámica alcanzó gran difusión y popularidad en los siglos XVIII y XIX, los talleres artesanos que realizaban las piezas fueron desapareciendo ante la competencia de las fábricas de loza de producción industrial. Durante sesenta años, la cerámica de Vega de Poja -conocida popularmente como de l Rayu, en alusión a una zona concreta de esa población- dejó de decorar las mesas de los asturianos. No fue hasta 1997 cuando los miembros de «El Ventolín» contactaron con Florentino Iglesias y Elvira López para proponerles recuperar la técnica tradicional.
El matrimonio se puso manos a la obra, y ese mismo año pudo realizar las primeras piezas de cerámica de Vega de Poja fabricadas en más de seis décadas, aunque Iglesias ha modificado un tanto la técnica, para hacer las piezas más duraderas. «Originalmente, las piezas se horneaban a unos 1.000 grados, pero nosotros hemos elevado esa temperatura de cocción hasta los 1.200 grados», explica Iglesias. Este incremento de la temperatura propicia una mayor dureza de las piezas, que tienden a descascarillarse.
No obstante, esta pequeña modificación conlleva un gran esfuerzo: «Es más fácil subir desde la temperatura ambiente hasta los 1.000 grados, que desde ahí hasta los 1.200 o 1.300, tanto en tiempo como en recursos», añade. El resto del proceso se mantiene fiel al método tradicional, como también se respetan los modelos decorativos. Actualmente, el taller alterna la realización de piezas de cerámica de Vega de Poja con otras de creación propia".
A la derecha, El Camín de la Cuesta, el que sube a las casas de aquellos antiguos alfares de Ricardo, de Chilo y de Constante y Lola, su hija
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