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miércoles, 21 de agosto de 2024

EL PUENTE RECUNA Y LA "RESURRECIÓN" DE LA CERÁMICA DE EL RAYU (SIERO, ASTURIAS) ENTRANDO EN LA POLA POR EL REBOLLAL Y LA VENTA LA UÑA


El Puente Recuna

Al oeste de la parroquia de Marcenao y en el paso a la de Samartino por El Rayu, a menos de 1 km de la entrada a La Pola, capital de Siero, por El Rebollal, El Puente Recuna, de origen medieval, sobre El Río Seco o Recuna, en el viejo Camín Real "que viene de Francia" guarda el testimonio del paso de miles de viajeros y peregrinos ya desde antes mismo que existiese la puebla, fundada en 1270 (pero no de manera real hasta 1310), cuando en el lugar de Rioseco, llamado como el río, María Ordoni u Ordóñez fundaba una casa hospital para pobres que, donado en 1141 al monasterio ovetense de San Vicente, sería el origen de la Alberguería de San Pedro o San Pedro de los Hospitales, germen de La Pola y del que sería el hospital de peregrinos de los Santos Mártires San Fabián y San Sebastián

 Aquel Rioseco fundacional tal vez se refiriese no obstante a otro arroyo, pues según los datos recopilados por la historiadora Mª Dolores Alonso Cabeza en Páginas de la historia del concejo de Siero dividía en dos la antigua población, por lo que estaría dentro de la misma villa:

"Atravesaba la villa de la Pola un riachuelo llamado antiguamente Río Seco, en el Diccionario de Madoz río de los penitentes, posteriormente río de la Pola. Se formaba de algunos regatos que bajaban de Vega de Poja y desembocaban en el Nora. En época de lluvias la crecida de las aguas perjudicaba a los vecinos y deterioraba los puentes de madera "... como la divide en dos partes tiene para comunicación cuatro puentes, dos de piedra y dos de madera"

Por ello podemos decir que, en este caso, fue antes el albergue que la población, es más, esta se fundó, por disposición del rey Alfonso X El Sabio, en base a aquella vieja alberguería siglo y pico más antigua que la nueva villa, cuando lo común era que los centros de acogida de pobres, transeúntes, enfermos y peregrinos, los hospitales en el sentido antiguo del término, más parecido al de hospital de caridad que al hospital-sanatorio, se creasen, junto con demás instituciones de servicio, administración y gobierno, una vez fundada la puebla y no antes

Bajando al Puente Recuna desde Rebollinos (Marcenao)

Desde El Camín de la Granxa, al oeste de la parroquia de Marcenao, un hermoso sendero entre prados y árboles nos llevará a la ribera del Río Seco o Recuna (también El Río Cuna) a la sombra de sus bosques de ribera a la vez que nos acercamos al casco urbano polesu 

Bajamos suavemente con la arboleda a la izquierda y el prado a la derecha; los rebollos, especie de robles, género Quercus, dan nombre a este lugar de Rebollinos en lo que son nuestros últimos metros de Camino por la parroquia sierense de Marcenao

Coloristas flores silvestres y, prado arriba, una casa de madera estilo 'fin de semana'

Las alambradas que separan el Camino de la finca delatan los usos ganaderos de la misma, la de prado de pasto y siega o, como se solía decir, "de diente y guadaña"

Según bajamos nos adentramos en la espesura, un magnífico bosque de rebollos, fresnos, castañales, algunos ablanos y nozales... el pasar por espacios naturales más o menos similares a este ha sido la tónica general del Camino desde que entramos en Siero por El Castru y proseguimos por Aveno, la capilla de la Bienvenida, Marcenao...

El sendero hace un poco de curva y se mete aquí de lleno en el bosquete

Deja atrás la finca y se mete de lleno en la fronda mientras sigue bajando...

Troncos altos y largos nos recuerdan lanzas o pértigas, la vegetación crece exuberante pero se pasa bien

El sendero está bien trillado y no ofrece dudas, pues además iremos encontrando acá y allá flechas amarillas de confirmación

Fuera del Camino, la intrincada vegetación hace que salirse de él sea además impracticable e imposible

La senda zigzaguea para seguir perdiendo altura muy ligeramente y poco a poco

Salimos de la zona más frondosa y enlazamos con otro camino al pie de estos carbayos, siguiendo nosotros desde él a la derecha

La unión de caminos: le vegetación crece pero recalcamos que nunca hay problema para pasar, se desbroza y limpia periódicamente

El Camino va ahora, más ancho y en llano bordeando la finca que llega, al fondo, al oeste, al bosque de ribera del Río Seco o Recuna: El Prau Regueru

A la derecha, una sebe o seto natural nos separa del bosque que hemos dejado atrás, bajando de Rebollinos

Paisaje del Prau Regueru al sur hacia El Molín, Cotadiellu, Los Alpargatos, La Chata y La Granxa, en la zona más occidental de la parroquia de Marcenao por la N-634, muy cerca del prau La Sobatiella, donde se celebran las fiestas polesas de El Carmín y de la unión del Río Seco con el Nora, el río que forma este gran valle central asturiano. Más al sur, montes de Santolaya y Valdesoto por la parte de La Peñuca y El Cuitu


El Camino, de blanda y suave tierra, es una delicia para caminar, se trata del que venía del oriente de Asturias siguiendo el pasillo natural que forman los valles del Piloña y del Nora pasando de Nava a Lieres y Feleches, en Siero, llegando aquí por Marcenao, donde un antiguo hospital de acogida caminera fue de los que se especializó en ser albergue de leprosos o malatería, de la cual se tienen noticias desde el siglo XIII hasta el siglo XVI, cuando decayó hasta desaparecer


Junto con este, entraba en La Pola o, ya de antes, en San Pedro de los Albergues, otro Camín Real o Rial, el que viene de la costa por Villaviciosa atravesando el valle de Sariegu de este a oeste, el cual, al entrar en Siero, fue transformado en parte de la carretera local AS-331 lo que dado, su relativo tráfico y ausencia de arcenes y vereda peatonal, obligó a buscar una alternativa por un sendero, El Camín de la Sienra, que desde El Castru sigue a Aveno, parroquia de Samartino, cruza luego dicha carretera y, por bosques y campos, nos lleva a la capilla de la Bienvenida, de honda tradición romera. Después, por Curuxeo, pasamos a escasos metros de la iglesia de Santa Cruz de Marcenao, al lado de la que estuvo la malatería y llegamos a aquí

El 28 de enero de 2011, escribía Benigno Martínez-Fuego en el periódico La Nueva España la reseña o artículo titulado El puente Recuna en Siero, único en el Camino de Santiago, donde pasa revista a la situación caminera xacobea por entonces en Siero:

"El pasado 23 de octubre se cumplía con una nueva edición de la peregrinación a San Salvador de Oviedo, coincidiendo en su ruta con la etapa del Camino de Santiago, con salida de Pola de Siero, marcha organizada por la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Siero, Noreña y Sariego, con el objetivo de aunar esfuerzos para la promoción, conservación y recuperación del patrimonio cultural y turístico de los tramos del Camino de Santiago a su paso por estos tres concejos. 
Esta marcha que ya se ha convertido en una tradición el tercer sábado de octubre, este año contaba con la satisfacción de haber conseguido uno de sus objetivos, el albergue de peregrinos en la Pola, inaugurado el pasado mes de junio. Por otro lado, recogíamos también con satisfacción y alegría la noticia de que el emblema del peregrino decoraba ya nueva alternativa a estrenar entre Sariego y Pola de Siero, travesía por la que el peregrino puede realizar el trayecto sin el peligro que encierra el hacerlo por la AS-331. De este modo se recupera el sendero del primitivo trazado donde permanecen las huellas de todos los que en cualquier tiempo las caminaron y que ahora se quiere convertir de nuevo en lugar de encuentro de todos aquellos dispuestos a hacer camino. 
La recuperación de este camino de peregrinación tiene un sentido pleno celebrarlo, ya que llevamos tiempo pidiendo subrayar con trazo grueso este trazado de los llamados caminos alternativa hacia Santiago de Compostela, el «camino primitivo» por el centro de nuestra comunidad, en Pola de Siero se juntaban los dos de peregrinación a Oviedo, los que venían de la costa y los que venían por el interior, por este trazado entraban en la villa por la calle San Antonio hasta la iglesia parroquial de San Pedro."

El Río Seco viene por el norte haciendo un meandro y formando el valle de Samartino, el del antiguo Camín Real de Villaviciosa que ahora es la AS-331, donde siguen colocados los mojones jacobitas camineros oficiales y se emplea como alternativa para bicicletas

Una grande y preciosa castañal nos proporciona buena sombra al entrar en otro bosque y sotobosque, por el que llegaremos ya al puente

"Bucólico", "idílico" son adjetivos que suelen darse a este trayecto de Recuna y que, en verdad, le vienen soberanamente bien, eso sí, no viene en todas las guías y es común encontrarnos conque solamente de explica el trayecto por la AS-331 que sigue el valle de Samartino en lo que fue el Camín Real

Este otro, el que viene del Piloña, si bien se solicitó acabó no siendo reconocido como Camino de Santiago oficial con derecho a ser señalizado con las pertinentes, conchas, hitos, flechas amarillas, etc. correspondientes; sin embargo, sí se señalizó en base a él el llamado Camín de los Santuarios, que comunica la Sancta Ovetensis con Covadonga y Santo Toribio de Liébana, señalizado en ambas direcciones

Y ya en un recodo del Camino reconocemos la característica silueta del Puente Recuna, con su característico arco de medio punto hecho de piedras de clara caliza, abundantes en las canteras de la zona

Se tienen noticias de él desde el siglo XIII, lo mismo que de la Malatería de San Lázaro (patrón de los leprosos) de Marcenao, lo que no quiere decir que, sin duda, fuesen bastante anteriores, la misma centuria en la que se otorga la carta-puebla a La Pola, la Puebla de Siero, como nueva población aforada por el monarca, núcleo urbano naciente y centro administrativo del alfoz de la antigua "Llanera de Siero", libre de las apetencias feudales y monásticas que, otra cosa es, que prontamente y dada la debilidad de la Corona en las luchas dinásticas, buscando afanosamente las cambiantes fidelidades de la nobleza guerrera y terrateniente, cayese en su órbita, mismamente es el poderoso magnate Rodrigo Álvarez de las Asturias quien, desde su palacio de Anes, daría el visto bueno para el asentamiento de gentes en el lugar en 1310, es decir cuarenta años nada menos después de darse la carta fundacional, sin que se sepa con seguridad la razón de esa tardanza

Estamos en un verdadero vergel paradisiaco entre fincas y arboledas que suelen permanecer muy verdes incluso en pleno verano, dada la humedad y zonas de frescor en la umbría. Podemos imaginarnos los pensamientos de los arrieros, ganaderos trashumantes, gentes que acudían al mercado, artesanos ambulantes y viajeros en general al llegar a este lugar de paso

Y sin duda y sobre todo, los peregrinos, tanto los de Santiago como los del Salvador o San Salvador, quienes deseaban visitar en la catedral las que para muchos eran las reliquias más importantes de la cristiandad, las de Cristo, la Virgen María, apóstoles, etc. custodiadas en la cámara santa, por lo que se daba en afirmar, por toda Europa, que "quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al señor". Dado que allí se guardan y exhiben además las emblemáticas cruces del Asturorum Regnum, la de Alfonso II El Casto o Cruz de los Ángeles y la de Alfonso III El Magno o Cruz de la Victoria (símbolo de Asturias en escudo y bandera), eran también ambas objeto de devoción, pues se les otorgaba la ansiada Indulgencia. Más tarde, la concesión del Jubileo de la Santa Cruz, 'la Perdonanza', por el papa Eugenio IV en 1438, incrementó notablemente las peregrinaciones ovetenses y fue el origen de las fiestas de San Mateo de la capital asturiana, pues su fecha, 21 de septiembre, era el último día para lograr dicha indulgencia

Volviendo al puente, en el antes citado artículo de Martínez Fuego del año 2011 se denunciaba su estado por entonces:

"Lo que es de sonrojar a cualquiera es el estado de «grave deterioro» que sufre el puente Recuna, enclavado en pleno corazón de este trazado original, que se enfatiza por el probable empeoramiento en caso de no actuar en él; lleva años venciendo al tiempo y esperando en vano una modificación al acusado deterioro que presenta por el olvido y el desprecio de quienes tienen la obligación de tutelarlo. Este año se señalizó el trazado y se colocaron paneles informativos, pero nada se hizo en este bello y sencillo puente que enriquece nuestro patrimonio, pero que nada cuenta para nuestros dirigentes políticos.

Si el señor Santiago el de Compostela levantara la cabeza, seguro que no le haría ninguna gracia ver cómo la vegetación y las zarzas que arraigan de las grietas ocultan el grave deterioro que sufre este puente medieval de Recuna, de un solo arco, del que tres grandes árboles con un grosor que supera los 40 centímetros hunden sus raíces entre las piedras de su bóveda. Es un ejemplo sin parangón en el Camino de Santiago por Asturias. No se conoce ningún ejemplo que se le parezca".

Aquellos árboles, cuyas raíces amenazaban la estructura e integridad del puente, fueron talados tres años después de dicha carta-denuncia, en 2014, de esta forma daba la noticia La Nueva España el 17 de marzo de ese año, ofreciéndonos otros muy interesantes datos con la firma de Manuel Noval Moro:

"El puente Recuna, que cruza el río del mismo nombre (también conocido como río Seco) en la parroquia sierense de San Martín de Vega de Poja y que es uno de los principales valores del tramo del Camino de Santiago entre Sariego y Pola de Siero, ha sido liberado de los tres árboles que amenazaban su integridad. 
La Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Siero, Noreña y Sariego había solicitado al Principado de forma reiterada que actuara sobre el puente para evitar que su deterioro fuera a más. Aunque la invasión de la maleza y el desgaste de la piedra estaban también entre las amenazas que se cernían sobre el puente, la principal de ellas era que le habían crecido tres árboles cuyas raíces se estaban hundiendo en la piedra. Finalmente, el Principado ha talado los árboles, y aunque el puente no ha sido objeto de una rehabilitación a fondo, sí se ha evitado que la invasión de la vegetación adelantase su estado de deterioro. 
El puente tiene cerca de mil años de existencia, y ha sido paso de caminantes durante siglos. En los últimos tiempos, se habían hecho diversos trabajos para darle valor, pero ninguno de ellos afectaba directamente a su estado. Se construyó un área recreativa en un prado de sus inmediaciones, que se asoma a una represa y un recodo del río, y también se colocaron varios paneles explicativos de los valores del puente y su entorno. Lo cierto es que toda la zona tiene un considerable valor paisajístico. 
Sin embargo, lo más urgente, a juicio de los caminantes, era salvar el propio puente, un ejemplar de arco único que, con el paso del tiempo, se ha integrado perfectamente en la naturaleza, y que tiene un gran valor histórico. 
El puente está incluido en el Catálogo de Urbanismo de Patrimonio Cultural del concejo de Siero. Aunque construido en la Edad Media, el puente experimentó diversas reformas a lo largo de los siglos, pero recientemente apenas había sido tocado hasta que la asociación del Camino reclamó que se le prestase atención".

Si nos fijamos, su arco de medio punto podría delatar su origen románico (que no 'romano' como a veces se da en confundir ambos términos) propio de aquellas centurias del s. XIII y anteriores, pero no parece haber documentos o estudios que avalen con total seguridad una fecha aproximada de construcción, sí que está en el que fue el principal camino de acceso a La Pola y a su antecesora, la Alberguería de San Pedro, por el este

De todas maneras, hay quien atribuye su autoría al maestro cántabro Juan de Cerecedo el Mozo, fallecido en 1580, por lo que entonces esta traza actual sería del siglo XVI y no del XIII (aunque se basase en ella), como bien explica, también en La Nueva España, esta del 16 de enero de 2023, Luján Palacios en su artículo, Los tesoros sobre el agua de Siero: así son los puentes históricos que el caminante atraviesa a su paso por el concejo, del que extraemos lo dedicado a Recuna:

"El concejo de Siero se ha propuesto hacer del Camino de Santiago uno de sus principales recursos turísticos, toda vez que la ruta jacobea es una de las principales vías de entrada de visitantes al concejo. Dentro de los muchos puntos de interés que se pueden visitar a lo largo del trazado, Siero presume de contar con varios puentes catalogados, que en algunos casos forman parte del trazado del Camino y que en otros bien merecen un desvío para su visita en tránsito a Oviedo. 
Uno de ellos es el puente de Recuna, que tal y como consta en la ficha municipal sobre este bien, daba acceso a la antigua malatería de Marcenado desde Pola.  Esta malatería, de la que ya existen noticias en la segunda mitad del s. XIII, fue una importante institución hospitalaria que, además de leprosos, pudo atender a otros enfermos y caminantes. Además se encuentra en el trazado de uno de los seis principales caminos reales dentro de la caminería histórica en Siero: El Camino Real de Villaviciosa a Pola de Siero en el itinerario el Camino de Santiago. 
Su traza se atribuye al maestro cántabro Juan de Cerecedo “El Mozo”, que también dejó su sello en la construcción la Catedral de Oviedo. Según consta en los archivos, el día 2 de octubre de 1813, el veedor mayor de caminos de la parroquia de Vega de Poja, Francisco Riestra, presenta una instancia en la que solicita al Ayuntamiento de Siero la reparación del Puente denominado del Rio Cuna o Recuna, el cual se encuentra es estado de ruina y con peligro de derrumbe, siendo este camino real que da servicio a las parroquias de Aramil, Feleches, Collado y Lieres. El puente es uno de los monumentos incluidos en el Catálogo Urbanístico del Patrimonio Cultural del concejo con un nivel de protección integral".


Sí se percibe una forma como que cayese en rampa ligeramente de esta orilla hacia la contraria, pero caminando sobre él puede decirse que esta circunstancia de hace inapreciable


El que el Camino antiguo no fuese reaprovechado como carretera local o vía pecuaria de cierto tránsito favoreció sin duda la conservación de este puente en el que parece evidente se hicieron en algunas épocas las obligadas reparaciones y refuerzos de su estructura



Si bien con relativamente escaso caudal, en esta zona sobre todo puede llegar a cubrir bastante, e incluso bajar con fuerza el río pese a su nombre del Río Seco, anegando tierras y campos así como arrastrando todo a su paso en caso de fuertes lluvias que ocasionasen crecidas y desbordamientos

Un cartel informativo nos aporta también más información de este antiguo vado y de la fábrica del puente

Si bien no se da una fecha concreta de construcción, ni época o centuria, sí se relaciona con el "camino de Francia" y la malatería de Marcenao, "de la que ya existen noticias en la segunda mitad del siglo XIII, fue una importante institución hospitalaria que, además de leprosos, pudo atender a otros enfermos y caminantes". Esta noticia nos vuelve a revelar el contraste entre el miedo al contagio imperante, con severas disposiciones al respecto sobre el aislamiento, al menos sobre el papel, y que estas malaterías estuviesen al paso de los caminos principales y atendiesen a personas no leprosas. Lo que unido a las noticias de que, en la Edad Moderna y hasta finales del siglo XVIII, cuando disminuyó la endemia y las malaterías fueron subastadas a particulares, nos lleva a saber que los malatos solían llevar una vida bastante cercana las demás gentes, albergados en estos centros pero, a la vez, pidiendo limosna por los caminos, yendo a los mercados o, mismamente, siendo acogidos en casas particulares si la malatería de desmoronaba, incluso llegó a haber matrimonios

Sin duda esto se vería favorecido porque se tenía por lepra a muchas enfermedades de la piel, o con efectos sobre ella, que no eran tal enfermedad, en concreto la llamada "lepra asturiense" o "mal de la rosa", un tipo de pelagra ocasionado por la falta de vitaminas. De ahí tal vez el importante número de curaciones registradas en muchas de sus hospitales, pese a que, más que hospitales en el sentido actual, eran hospederías donde, eso sí, se aplicarían rudimentarios métodos, como el baño en fuentes consideradas salutíferas y mejoras alimentarias si bien se podía. De todas maneras pocos datos hay de la de Marcenao en este aspecto pues se sabe desapareció tempranamente, en el paso de los siglos XVI al XVII, unos dos siglos antes que la mayoría

No sería pues difícil imaginarse que los malatos de Marcenao también pasasen este puente durante aquellos siglos que se sabe existió su malatería, marcándose el tremendo contraste entre las normas de aislamiento y la vida cotidiana, si bien en momentos de peste o epidemia manifiesta las penas se endurecían, incluso con azotes, otra cosa, es que se aplicase o no lo que se escribía en el papel. Leemos al respecto en la Gran Enciclopedia Asturiana, voz Malaterías, lo siguiente:

"El aislamiento fue, en los siglos que duraron las malaterías, la única medida eficaz en la lucha contra la lepra. Pero en nuestras malaterías, el aislamiento era muy relativo; desde luego, no se practicaban en Asturias las truculentas ceremonias con las que se solemnizaba el hecho de considerar al enfermo muerto parta el mundo; y aunque se amenazaba con castigos severísimos (Entrecaminos) a los leprosos que anduviesen entre la gente, en realidad esos castigos no se cumplían; el sentimiento cristiano de amor al prójimo y, sobre todo, el carácter indisciplinado de la raza, hubieron de hacer imposible una  mayor rigidez en las medidas de aislamiento. Los enfermos mendigaban por nuestras aldeas, comían y bebían con los sanos, y a veces dormían fuera del hospital; pero, a pesar de todo, ese relativo aislamiento debió de jugar un importante papel en la disminución de la endemia.

Nuestros leprosos no estaban, pues, muertos para el mundo. Contraían matrimonio, compraban, vendían y conservaban muchos derechos; pero, a pesar de ello, parece que vivían más o menos sujetos a una especie de regla religiosa, cuya forma original debió de perderse pronto, pero que parece latir todavía en las distintas ordenanzas y reglas que hasta nosotros han llegado.

Los malatos recibían en ocasiones una alimentación variada y abundante, aunque otras veces aparezcan datos relativos a hambres espantosas. Pero, es de advertir que tan erróneo como negar la existencia de falsas lepras en la malaterías, sería pretender que todos o la mayoría de los enfermos (incluso en los siglos anteriores a la introducción del cultivo del maíz),) fuesen simples polineuríticos o pelagrosos."

Y esta es la bóveda de cañón del ojo único del puente, construida en sillería, mientras el resto es de mampostería concertada

Si nos fijamos y observamos sí percibimos aquí esta leve rampa en descenso de una orilla a la otra a la que nos referíamos al principio. No conserva pretiles o muretes laterales para evitar caídas, aunque tal vez los haya tenido. De él leemos comentarios en sus redes y blogs de no pocos peregrinos y viajeros, algunos escribiendo con especial sensibilidad de sus impresiones en este puente, como este, que firma como Fcl:

"Perdida su primitiva utilidad, satisface visualmente el paso de los peregrinos o errantes desde el punto de vista histórico, arquitectónico, económico, estético y simbólico, transportándonos a épocas pasadas con su importante traslado de personas y bienes".

El Río Seco no hace honor a su nombre, al menos en este tramo; en cuanto al de Recuna o Río Cuna se supone tenga que ve con el latín cuneam, 'cuña'

Su suelo de piedra, con tierra y cubierto de hierbas, es una maravilla además de una bendición para nuestros sufridos pies. Es de esperar que a nadie se le ocurra encementar el suelo, ni el del Camino, dentro del creciente gusto por las "sendas alicatadas" imperante aún cuando estas ya no cumplan ninguna necesidad de comunicación vecinal local y solamente sean paso de senderistas, caminantes, paseantes y peregrinos deseosos de disfrutar de estos lugares, no demasiado abundantes en la cercanía de las poblaciones, rodeados de naturaleza ribereña

Al cruzar, dejamos Marcenao y entramos en la parroquia de Samartino por El Rayu, a un paso, repetimos, de La Pola. A nuestra izquierda, en un coqueto rincón semitapado por la enramada, un romántico banco mira al puente y a la orilla


Una buena figar o higuera crece tras él, bajamos un momento para descansar, dejando momentáneamente el Camino

Esto nos permite contemplar muy bien el puente sobre el río, con toda su fábrica. El río en este último trecho antes del Nora no sería fácil de vadear a pie y por eso se decidiría hacer este puente que, independientemente de su fecha de construcción, no es difícil que sustituyese a otro más antiguo, acaso de madera, como solía suceder

La orilla no es exactamente una playa fluvial arenosa, sino de piedras sueltas a manera de morrillos o cascajares. En cuanto al río, decir que este se formó de la unión de los ríos de la Cueva y de Aramanti en Sariegu, a unos pocos kilómetros aguas arriba, pasando nosotros al lado de su vega justo antes de subir a El Romeru y entrar en Siero por El Castru

Retomamos el Camino y continuamos ruta por esta ribera por el llamado Camín de Recuna

Primeramente llegamos a una relativamente amplia vega formada en un meandro, donde hay alguna mesa y bancos

Suele haber casi siempre gente, pero si lo encontramos libre podemos sentarnos unos instantes antes de subir al pueblo de El Rayu y entrar en La Pola

En esta parte de la orilla crece profusamente la vegetación, formando zarzas y ortigas una modesta pero efectiva barrera natural en el pequeño pero a la vez no desdeñable desnivel entre el prado y el agua


El arbolado de ribera flanquea también aquí las orillas, admirando su magnífico porte según seguimos camino


Empezamos a subir, un prado, separado con seto silvestre y alambradas, se extiende a nuestra derecha, pero las primeras casas de El Rayu no las veremos hasta subir un poco más


Bajo nosotros va quedando el río, presto a dar sus aguas al Nora en las inmediaciones de El Molín Nuevu, donde confluyen La Pola, Marcenao, Santolaya y Valdesoto


Es aquí, donde tal vez tengamos la mejor vista del Recuna desde el Camino, con el pequeño salto de agua, diminuta pero hermosa cascada, que forma el río en el meandro...


Con grandes bloques de piedra se formó además una pequeña prensa y un remanso, el agua de la cascada compone una bella melodía fluvial con el sonido del agua al caer


Esta es una foto del mismo lugar con menos agua y vegetación, podemos ver otro pequeño salto a la derecha y la formación de pequeñas playas fluviales de guijarros



En tiempos de grandes crecidas y riadas se forma una espectacular cascada de parte a parte digna de admiración


Detalle del salto de agua, con la presa y el remanso. Nos han dicho que antaño fue esta una buena puesta de pesca


El lugar constituye bien en verdad un remanso, un verdadero remanso de paz, solo interrumpido a veces por el bullicio de las gentes que acuden a merendar en este magnífico enclave, esencia de la naturaleza fluvial


En estas fotos en pleno estío, el lecho del río, abajo a la izquierda de la foto, sí le hace merecedor del hidrónimo del Río Seco. Aquí tenemos La Fuente Recuna, construida en 1928 y restaurada en 2007


Se baja por unos escalones de piedra al rellano, también enlosado, dispuesto ante el muro de la fuente, cuya agua mana de un caño metálico aunque tiene otro, de plástico, justo encima, del que no sale agua, la cual cae a un sumidero y, por una canaleta estrecha en el suelo, baja al río
Unas escaleras nos permiten bajar al cañu de la fuente...


El río desde la fuente, con agua y otra pequeña presa o remanso..


Y de esta manera, dejando La Fuente Recuna y el río, volvemos al Camino, en cuesta hacia las casas de El Rayu


Hay una profunda caja caminera, que puede ser fruto de la antigüedad del Camino, de alguna labor del ensanche, o de ambas


Y estas son las primeras casa de El Rayu, restauradas aún no hace demasiado tiempo en un rellano de esta cuesta, sobre el río


Casas estilo rural-residencial con terreno y explanada con jardín, tal y como se suelen hacer ahora en los alrededores de muchas villas y ciudades


Luego sigue la cuesta, entre los prados, agostados aquí por el sol del verano, hasta las siguientes casas, sobre las que se alza un alto abeto ornamental

Foto más primaveral, con el prado más verde, dada su proximidad a la frontera con La Pola se ha especulado sobre si el topónimo El Rayu tenga que ver con 'raya' en el sentido de linde. Escribe el filólogo Xosé Lluis García Arias en Toponimia asturiana el porqué de los nombres de nuestros pueblos. 

"A veces los límites se señalan gracias a una marca, incisión o señal en forma de raya, de ahí que raya, voz de raigambre latina (DCECH), haya pasado a significar también ‘línea divisoria’ como, por otro lado, recuerdan topónimos como La Raya la Bueya (Ca). 
No sabemos si El Rayu, pueblo famoso desde el siglo XVIII por su cerámica, guarda alguna relación con lo que antecede."


El filólogo Julio Concepción Suárez incide en esta explicación en su famoso Diccionario toponímico de la montaña asturiana, "Voz latina raiam, a través del uso común, como 'línea estrecha divisoria' de terrenos contiguos", aunque también, en otro topónimo. comenta la posibilidad de "Voz común rayu, aplicada a un lugar de braña donde caen con más frecuencia en días de tormenta (...), Latín radium (en principio 'rayo de luz'), circunstancia muy tenida en cuenta por los vaqueros y pastores en los puertos, sobre todo a la hora de levantar las cabañas".


Pero si por algo fue conocido el pueblo y su nombre aún resuena en las páginas de artesanía asturiana es por su antigua tradición alfarera, cerámica que tuvo gran renombre en toda Asturias desde el siglo XVIII, la célebre cerámica El Rayu, cuyo origen se sitúa a primeros de esa centuria del 1700, cuando Juan Cónsul Malen, miembro de una familia de origen francés, se establece en la capital asturiana, consigue el título de hidalgo en 1720 y, dado sus estudios y mano para la industria hizo en Villar, parroquia de Samartino, una primera fábrica de loza fina  con el objetivo de igualar en calidad a la cerámica de Talavera y satisfacer la demanda de este producto en el mercado asturiano


Realmente aprovechaba una antiquísima tradición alfarera de la zona, cuyo origen puede ser remotísimo, sabiéndose de pequeños alfares que empleaban la buena calidad de la arcilla de lugares de Samartino como Covasil, Careses, La Cavada o, aquí mismo en El Rayu, al igual que en Villar, donde echó a andar su alfar


No es por ello difícil pensar que de campos como estos o cercanos se sacó buena tierra para el trabajo de aquellos artesanos cuya vertiente industrial, si bien bien básicamente artesanal también, protagonizó Cónsul Malén, pues incorporó a los artesanos del pueblo, que habían transmitido el oficio de generación en generación, a su proyecto, en el que "Con orientaciones nuevas pronto tuvo éxito y nombre en el mercado", nos dice la historiadora Mª Dolores Alonso Cabeza en su libro El concejo de Siero en sus fiestas. Datos de su historia 


Como en otros lugares, no sería difícil que aquellos antiguos alfares fuesen sucesores de una artesanía alfarera de origen castreño, dada la cantidad de recintos fortificados de la Edad del Hierro existentes en la zona, uno de ellos el del Picu Castillellu (435 m) de Marcenao, que vemos asomar a nuestras espaldas, al este, y por cuyas laderas vinimos caminado desde la subida de Aveno a la capilla de la Bienvenida bajando acto seguido por sus estribaciones más occidentales de El Cuitu desde Curuxeo al Río Seco. Se piensa además que pudo ser utilizado hasta avanzada la Edad Media y que en el siglo XIII ahí estaría el "Castro de Siero" de la documentación medieval, desde el que un potestas o tenente, representante del rey gobernaría el territorio de la "Llanera de Siero" hasta la fundación de La Pola


Las barreras para la excelente arcilla de estos alfares se extendían pues desde aquí hacia el este, principalmente por este valle del Río Seco, el cual se extiende por el sector nororiental de Siero. Además, el mineral de cobre empleado para dar la clásica coloración a la cerámica, venía de poco más allá, de Cabranes


Allí la iglesia parroquial de Samartino, de estructura dieciochesca, es de los tiempos en los que esta industria nació y prosperó en Siero y, como ella, tiene obstante un origen mucho más antiguo, dado que en este templo existen elementos románicos, como el arco de triunfo o el de la portada que, superpuestos a otros anteriores aún, prerrománicos del Arte Asturiano, muestran una continuidad poblacional en esta parroquia que nos lleva a épocas ancestrales 


Y es que algo más al norte hay localizado otro Picu Castiellu (488 m), este llamado de La Collá, nombre de la parroquia vecina, para distinguirlo de otros con el mismo nombre, como el de Marcenao, este con buenas muestras de otra artesanía, la metalúrgica, expuesta en el Museo Arqueológico


Domina la escena La Peña Careses (552 m), a cuyos pies y hacia El Camín Rial se extiende el pueblo de su nombre, de donde se sacaba arcilla para estos ceramistas, cuya mole caliza parece desde aquí que formase parte del más alto Picu Fariu (707 m), fácil de reconocer por haber sido plantado de pinares, siendo su cota más alta El Torrexón o Picu los Soldaos (737 m), que pertenece a la misma serranía y al que a veces en los mapas se le llama Fariu


A Juan Cónsul Malen le sucedió su primogénito Juan Cónsul Jove, "con vínculo de mayorazgo por escritura del año 1740", quien estudió en Francia Ciencias Naturales y Bellas artes con la idea de continuar el proyecto de su padre, haciendo "venir operarios franceses para la Fábrica del Villar que fue ampliada por varias dependencias, con horno nuevo para cerámica y otros talleres de hule y seda", llegando a decir el ilustrado prócer gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos que en esta fábrica "se trabajaban piezas admirables tanto por su forma como por su color vidriado o baño" 

Foto Alcordances de Asturies

Lo cierto es que su magnífica coloración azul cobalto del esmalte era comparada con Talavera y que el centro ceramista del cercano barrio de La Cabaña llegó precisamente a ser nombrado Talavera por esta razón, dice el Diccionario Geográfico de Asturias. Ciudades, Villas y Pueblos:
"... en el pasado hacía cerámica fina, del tipo talavera, de ahí que a este barrio se le llamara Talavera. El barro se sacaba de Cobasil, lugar muy próximo a La Cabaña, y el mineral de cobre, utilizado para dar una coloración azul, venía de Cabranes".

Juan Cónsul Jove se preocupó también por la producción agrícola, haciendo roturar tierras incultas, fomentando el cultivo de la patata, llegada de América, así como nuevas especies de árboles. Se casó con Gertrudis Requejo, formando una familia numerosa, y falleció en Villar en 1771, nos informa Mª Dolores Alonso Cabeza:
"El sucesor, D. Juan Nepomuceno Cónsul Requejo, como sus antecesores realizó estudios en Francia y continuó con la fábrica, plantíos y cultivos. En 1782 ingresó en la Sociedad de Amigos del País de Asturias y tomó parte activa en sus tareas. En 1783 fue comisionado con autorización de la Junta de Comercio y Minas del Reino para hacer excavaciones y estudios sobre tierras y minerales para la fabricación de loza, pintura y hule".

Alonso Cabeza nos dice que, si embargo, Cónsul Requejo, dejó entonces sus trabajos en Villar, que fueron continuados por algunos de sus operarios en otros lugares de Siero, mientras que él hacía carrera política como "Regidor Perpetuo de Oviedo y en 1795 desempeñó el cargo de Juez Noble de la Ciudad", aunque no se desligaría del mundo del arte pues "figura entre los promotores de la Escuela Provincial de Dibujo, de la que fue el primer Director"


Tras la muerte de su hijo primogénito luchando contra los franceses en Madrid en 1809, heredó el vínculo familiar su hermana Dolores Cónsul García Villar, casa en 1828 con el compositor Juan Bross, maestro de capilla de la catedral del Salvador y, aunque al pasar el mayorazgo de Villar a su apellido se menciona a veces a los Bross con la fábrica de loza "después de la muerte de D. Juan Nepomuceno sólo tuvo continuación en pequeños talleres establecidos por los obreros en sus residencias".


La producción de la cerámica volvió a ser artesanal a mediados del siglo XIX y en Samartino y Marcenao continuaron, por tradición familiar, talleres en los que solían trabajar de seis a ocho personas. En Samartino, dice Mª Dolores Alonso Cabeza, se mantuvo la tradición ceramista aquí en El Rayu, en Villar y en La Cabaña hasta mediados del siglo XX, es decir, avanzada o acabando la posguerra, si bien, ya anteriormente, habían pasado de la cerámica estilo talavera a otra más sencilla para subsistir, la de barro rojo para tiestos y bebederos para los gallineros. De ahí que el sacerdote y erudito etnólogo José Manuel Feito quiera dejar claro, al comenzar su apartado dedicado a estos alfares en su libro La artesanía popular asturiana lo siguiente:
"Conviene distinguir en este alfar dos etapas o estilos de cerámica: la que está cobrando en la actualidad fama por su calidad, conocida con el nombre de "Cerámica de El Rayu"; y la loza o cerámica común de los alfareros, algunos de los cuales aún viven"

En aquel momento se había dejado de producir la de El Rayu, pero sus piezas habían logrado, efectivamente, gran popularidad, como estas que encontramos entre las varias del Muséu del Pueblu d'Asturies que encontramos en las fichas del Ministerio de Cultura


Citando diversas noticias y autores José Manuel Feito hace un repaso en su libro a la historia de esta cerámica y a los centros ceramistas de Siero por aquel entonces, empezando por Samartino...
"Esta localidad, sita en el término de Siero, fue uno de los puntos más importantes de la mayólica asturiana. (...)

Otra parroquia, Marcenado, célebre en otro tiempo por la fabricación de campanas, fue también lugar de importantes centros alfareros.

La historia de estas dos parroquias y su industria alfarera la estudia en la actualidad Cándido Sánchez, que en su retiro de Siero anota cuanto recoge en sus correrías por los barrios de las dos feligresías.

Nosotros vamos simplemente a transcribir lo que nos ha sido posible reunir preguntando e investigando.

Diego Martín Gallardo en Guía de comerciantes para el año 1789, cita dos industrias en Vega de Poja: una de loza pedernal, "muy parecida a la que viene de Inglaterra", y otra de loza fina. Es esta última de "loza fina" la conocida hoy con el nombre de "Cerámica de El Rayu", de la que tiene una espléndida colección, en su bar-museo de Villamayor, Leoncio Palacio. Allí se pueden encontrar las piezas más representativas de esta fábrica, que pueden competir, según los técnicos, en calidad, por su parecido con la de Talavera.

Según datos que me ha facilitado Juan Uría, "la fábrica se perfeccionó a finales del siglo XVIII, gracias a la iniciativa de la familia Cónsul, asentada allí y procedente del Delfinado francés". En efecto, tal cerámica existió en la finca de Juan Cónsul, barrio de Villar (Siero). Según las Memorias asturianas del año ocho de Canella, Juan Cónsul y su esposa Ana Malén llegaron de Francia en tiempos de Felipe V. Procedían de la localidad de Finill (Solomeai), Delfinado francés, fronterizo con Italia. Su primogénito Juan Cónsul Malén, oriundo de dicho lugar, casó con Gertrudis Jove en Oviedo. Se le conocía por Juan Cónsul "el mayor" y fue el que fundó la fábrica de Siero. Falleció en Oviedo en 1730. Su hijo Juan Cónsul "el menor" fue a Francia con el fin de proseguir los proyectos industriales inaugurados en Siero. Trajo a Villar operarios franceses y nuevas técnicas, echando a funcionar un horno nuevo. Falleció en Villar en 1771. Jovellanos, en su Carta VII a Ponz, la califica, siendo como era un gran conocedor de la artesanía popular, de "loza fina en que se trabajan piezas admirables, tanto por su forma como por su color y vidriado o baño". E. Casariego afirma que "era del tipo de la de Bristol y llevaba por contraseña una cruz con trazos a los lados".

Enumera Feito algunas muy importantes innovaciones que la familia Cónsul introdujo, como fueron el horno refractario con chimenea y una mirilla de cristal para observar su interior desde fuera sin problema, con su cochura o cocción y su grado de temperatura, junto con una técnica de vidriado especial:

"Miñano ya la cita como "loza fina de la que se surte gran parte de la provincia y aún sale para otras". La ubica en Villar (Vega de Poja). No obstante no debía tener la perfección de la última época ya que añade que "si se procurase distinguir bien las arcillas de las inmediaciones de esta parroquia se daría grande impulso a esta fábrica y mayor finura y perfección".


Tras acabar la cuesta del Camín de Recuna, pasamos entre alguna de las casas de El Rayu que sin duda conocieron los tiempos de la cerámica y los alfareros; sin embargo, y a diferencia de otros antiguos pueblos artesanos, como Miranda, en Avilés, por citar un ejemplo cercano, nada parece en principio recordar su memoria ni su legado, una placa, un monumento, señalización, etc. En este caso sería imprescindible contar también, además de con los trabajos de los estudiosos ya reseñados, con el impecable trabajo La cerámica del Rayu, de Isaac Montes Solares y Jesús Avelino de la Pienda, del que dado su interés adjuntamos aquí parte:








En 1902, en el libro Asturias industrial de Rafael Fuertes Arias, se dice se hacían jarras, escudillas, fuentes, platos, y jofainas, pero aportamos esta más completa relación de lo fabricado, incluyendo "piezas extraordinarias":



Importantes ceramistas fueron Marcelino García, Benjamín Puente y Prudencio Granda, este citado por Fuertes Arias dado que alcanzaba la cifra de 20.000 pesetas al año, "suma nada despreciable de aquellos tiempos de primeros de siglo (XX)", como bien advierte Feito
Foto: La cerámica del Rayu, de Isaac Montes Solares y Jesús Avelino de la Pienda

Estos alfares "transportaban la mercancía en carros al mercado de Oviedo. Tenían el almacén en una casa de la calle del Rosal que aún existe, y donde hacían las ventas así como en el famoso mercado de El Fontán". Luego, en cuanto a la "cerámica más vulgar o de los artesanos alfareros, hemos podido recoger escasos datos. Sabemos que contemporizaban su humilde trabajo con los de la loza fina", entre ellos Los Xingos, Tano la Voz, Jamín de la Perucha..."Como siempre, nos inclinamos a recoger los motes, por ser el modo común de conocerles y por el colorido popular que encierran"



Dado que El Rayu mismo había sido uno de los lugares de los que tradicionalmente se sacaba arcilla, esta gran hondonada en lo alto del pueblo, tiene todos los visos de haber sido uno de los lugares de extracción


De todas maneras, la saga de alfareros acabó con Senén Puente García y su hijo, llamado como él, pero no tenía el horno en El Rayu ni en Vega ni otro lugar de Samartino, sino en Marcenao (donde hablamos de él). Fue un gran informante de José Manuel Feito sobre este antiguo oficio:
"... Senén, que era el más hábil en la decoración de piezas. Compraba el azul cobalto en Oviedo, pero como resultaba caro lo obtenía no sin un gran esfuerzo cerca de las minas de cobre de Cabranes. Los mercados más importantes fueron en Avilés y Villaviciosa. A primeros de siglo usaban ya la técnica del molde para la fabricación de platos. En aquella época tomaban parte casi solamente las mujeres. Senén viajó a Llamas del Mouro en donde aprendió la técnica del barrio negro". 

Senén Puente García es el último alfarero superviviente y quien nos ha facilitado estos apuntes. Tenía el horno en Marcenado. En la actual carretera a Santander, por la que fue cortado, aún se pueden ver indicios del mismo. A su padre lo conocían por el mote de El Inventor y se llamaba Benjamín Puente Moro. Hacía botijos, cazuelas, escudillas... pero sobre todo se hizo famoso en el lugar, y a eso se sebe su mote, por un porrón o botijo fabricado de modo que cuando daba de beber por él todo el mundo bebía agua, pero él, tapando un agujero secreto, hacía que saliera vino. Es la misma tradición que recogimos de otro alfarero en Villayo. Cuando ya no podía trabajar y con el fin de que nadie copiara su técnica lo rompió. También llegó a hacer cerámica esmaltada con rayas azules.

Su hijo Senén sólo hizo potes de color rojo y con baño de "miel". Dejó de trabajar entre los años 1955 a 1960. Conoció los difíciles momentos de la decadencia por los que pasaron todos los alfareros. Fue entonces la época en la que supervivían gracias a la fabricación de bebederos para gallinas y, sobre todo, tiestos"

Salimos a la carretera AS-331, la que en este tramo se superpuso al Camín Real de Villaviciosa, en la que seguiremos a la izquierda, con mucho cuidado, dado que apenas hay arcén, o solo un poco de cuneta


De la carretera para arriba se extiende el barrio de La Cuesta, donde se recordaban, de los últimos tiempos, los alfares de Ricardo, de Chilo y el de Constante y su hija Lola, mientras que en La Cabaña permanecía el de Xingo. Ya en la década de 1920, las grandes fábricas La Asturiana y Loza de San Claudio, con sus grandes avances técnicos, simplificaron la producción y obligaron a ir cerrando a los artesanos:


Foto: Alcordances de Asturies

Sin embargo, antes de que el mismo siglo XX que la vio morir acabase, la cerámica de El Rayu va a tener una 'resurrección' , en 1997 y ante una llamada del Grupo Folklórico y de Investigación El Ventolín al artesano Florentino Iglesias Vega, afincado en Balbona, parroquia de Bobes, aquí en Siero, pues dedicaba su Semana del Folclore Astur a esta extinguida artesanía y buscaba a alguien que pudiese reproducirla lo más fácilmente posible. Nos lo explica el corresponsal de La Nueva España Manuel Noval Moro en su artículo El último reducto de la cerámica de El Rayu, publicado el 9-4-2008:
"El artesano sierense comenzó ese mismo año a recuperar las formas y técnicas de entonces basándose en piezas que le prestaron algunos coleccionistas o en fotografías de museos, que hubieron de ser renovadas para adaptarlas a los modos actuales. Por ejemplo, las tinturas que se usaban tradicionalmente llevaban plomo, un material que actualmente está prohibido. 
Y la cerámica de El Rayu se cocía a 1.000 grados, mientras que ahora se elabora a 1.200 grados. Según Iglesias, lo que más se demanda son las vajillas y, en menor medida, jarras, fuentes y botijos. Pero ahora, aseguró, «la cerámica tradicional está de capa caída». Lo más llamativo es que los pedidos que le hacen (trabaja en función de lo que le encargan) vienen de lugares de fuera de Asturias, como Galicia y Valladolid, «y, sin embargo, aquí nadie se preocupa de nada». 
No es que este artesano viva de la cerámica de El Rayu, porque también trabaja con cerámica artística, «de autor», y con otro tipo de producción más innovadora, por ejemplo, de mezcla de hierro y cerámica. 
Aunque la cerámica de El Rayu no sea su principal producción, este artesano considera que se debería defender más este tipo de producción autóctona. Señala, con todo, que esta cuestión «va por épocas», y que es probable que más adelante vuelva a resurgir y a tener más demanda. 
Entre tanto, su taller de Balbona se ha convertido ya casi en el último reducto de una producción artesanal característica del concejo de Siero que a punto estuvo de perderse y que, aunque renovada y puesta al día, por suerte aún sigue viva".

Como al día se han puesto algunas de las antiguas casas de El Rayu, que admiramos al pasar, tal que estas a nuestra derecha


La primera es de galería, un elemento que se extendió sobre todo con la gran expansión de la industria del vidrio a partir de 1880 principalmente en Asturias, integrando en el interior térmico de la vivienda el antiguo corredor


Otras, sin embargo, conservan su corredor, como la segunda, larguísimo, del tipo corredor volado, que de esta forma describen en su libro El corredor en las casas asturianas los etnógrafos Florencio Cobo Arias, Miguel Cores Rambaud y Matilde Zarracina Valcarce:
"Puede disponerse a lo largo de toda la fachada o sólo en su parte central. avanzando respecto a ella cubierto por una prolongación del alero o por un tejaroz. que descansan en varios pies derechos de madera. El piso del corredor. siempre de tabla, puede apoyar bien sobre carreras que a su vez descansan en las cabezas de las vigas maestras que sobresalen del muro de la casa. o sobre ménsulas de madera empotradas en dicho muro. reforzándose en múltiples ocasiones con jabalcones o con pies derechos de madera. El antepecho del corredor está formado por una balaustrada de madera; la gran variedad de diseño de los balaustres, torneados o recortados, patentiza la voluntad estética de su constructor, la mayoría de las veces el propio usuario. 

La disposición proyectada al exterior hace que sea el modelo de corredor que proporciona una mayor diafanidad a la fachada. Cuando varias casas con esta solución se alinean en un núcleo rural, el espacio bajo el corredor es público y se utiliza como paso o cobija por los vecinos, pero a la vez los moradores de cada vivienda lo privatizan ocasionalmente, al conformar tertulias en él o al resguardar algún apero. Por su sencillez estructural. que ha determinado su empleo en construcciones elementales -existió hasta hace pocos años uno en una vivienda con cubierta vegetal de Degaña- y sobre todo por su mención en documentos de mediados del S. XIV y del S. XVI. podemos considerarlo como el tipo de corredor más arcaico de los utilizados en Asturias".

Más atrás, las antiguas fincas parceladas de la ladera que baja de La Cuesta van construyéndose con nuevas viviendas unifamiliares y chalets tipo residencial


En otros casos, como los antiguos caserones estilo el de Casa de Eloy, que vemos desde atrás en el cruce de Tras la Venta, son viviendas destinadas al turismo rural. Se trata de otro lugar testigo de la historia de los antiguos alfareros


Además, el nombre de Tras la Venta hace referencia a una de aquellas viejas posadas camineras del Camín Real, tal vez La Venta la Uña, que se hallaba en las inmediaciones


No podemos engañar a nadie y las fotografías son elocuentes, no exageramos si decimos que, quien pase por aquí andando se juega el tipo; los automóviles suelen pasar a relativa velocidad, no tenemos lugar de paso, hay curvas y cambios de rasante... urge sin duda una solución


De la misma manera que no estaría de más anunciar el noble pasado alfarero de El Rayu y otros pueblos de Samartino y Marcenao, se hace imprescindible habilitar una vereda para peatones o solución similar por mínima conciencia que se tenga


Pasamos pues al pie de la noble casona mientras seguimos recordando a los alfares que aquí ejercieron su labor durante tanto tiempo, he aquí por ejemplo unos gráficos de sus dibujos decorativos e incluso algunos versos, del estudio de Isaac Montes Solares y Jesús Avelino de la Pienda:







Foto: Alcordances de Asturies

Y, en relación con su "resurrección", sus artesanos han seguido cosechando éxitos y galardones. Aquí tenemos El Rayu resurge en Balbona, que es como Franco Torre titula su reportaje al respecto en La Nueva España del 6-6-2010:
«Llevamos veinticinco años trabajando cerámica, aunque hasta 1999 no pudimos dedicarnos a ello de manera exclusiva. Tuvimos que trabajar mucho hasta poder vivir de ello, pero, mira, ya han pasado veinte años». El matrimonio formado por Florentino Iglesias y Elvira López regenta en la pequeña localidad sierense de Balbona el taller de artesanía «Laborna», galardonado por el Centro Asturiano de Madrid con el «Urogallo de bronce» en la categoría de artesanía. 
Un premio que se une a la larga lista de galardones que atesora el matrimonio sierense en sus más de dos décadas de actividad. «Hace varios años participamos en la exposición del Carrusel del Louvre, en París», relata Iglesias. Su participación en esta muestra, una exclusiva exposición de escultura y pintura de todo el mundo patrocinada por el presidente de la República, fue uno de los hitos del taller, que también ha llevado sus piezas a ferias tan prestigiosas como las de Bilbao y Milán, y ha obtenido numerosos galardones, como el premio de artesanía de la Ascensión en 2009. 
No obstante, el logro más brillante de los dos artesanos sierenses quizá sea la recuperación de la cerámica del Rayu, desaparecida en torno a 1936. Este tipo de cerámica fue desarrollada por los artesanos de Vega de Poja en el siglo XVIII. Eran piezas de loza con un baño de estaño que les da un característico color blanco, y decoradas con trazos azul cobalto. Pese a que este tipo de cerámica alcanzó gran difusión y popularidad en los siglos XVIII y XIX, los talleres artesanos que realizaban las piezas fueron desapareciendo ante la competencia de las fábricas de loza de producción industrial. Durante sesenta años, la cerámica de Vega de Poja -conocida popularmente como de l Rayu, en alusión a una zona concreta de esa población- dejó de decorar las mesas de los asturianos. No fue hasta 1997 cuando los miembros de «El Ventolín» contactaron con Florentino Iglesias y Elvira López para proponerles recuperar la técnica tradicional. 
El matrimonio se puso manos a la obra, y ese mismo año pudo realizar las primeras piezas de cerámica de Vega de Poja fabricadas en más de seis décadas, aunque Iglesias ha modificado un tanto la técnica, para hacer las piezas más duraderas. «Originalmente, las piezas se horneaban a unos 1.000 grados, pero nosotros hemos elevado esa temperatura de cocción hasta los 1.200 grados», explica Iglesias. Este incremento de la temperatura propicia una mayor dureza de las piezas, que tienden a descascarillarse. 
No obstante, esta pequeña modificación conlleva un gran esfuerzo: «Es más fácil subir desde la temperatura ambiente hasta los 1.000 grados, que desde ahí hasta los 1.200 o 1.300, tanto en tiempo como en recursos», añade. El resto del proceso se mantiene fiel al método tradicional, como también se respetan los modelos decorativos. Actualmente, el taller alterna la realización de piezas de cerámica de Vega de Poja con otras de creación propia".

Luego de esta curva con subsiguiente cuesta llegaremos a las últimas casas de El Rayu y, a la vez de la parroquia de Samartino, pera entrar en La Pola, alguno de cuyos bloques de pisos asoman sobre los tejados y las arboledas de la pequeña colina de El Rebollal, a la que vamos a subir


A la derecha, El Camín de la Cuesta, el que sube a las casas de aquellos antiguos alfares de Ricardo, de Chilo y de Constante y Lola, su hija


A partir de aquí un mínimo arcén nos ofrece un poco de margen para caminar, pero notoriamente escaso. Sigamos pues con total atención carretera arriba...


Al menos en la cuesta tendremos bastante buena visibilidad hasta llegar arriba, donde empiezan las aceras delante de la piscina municipal


En la subida, La Casa El Rayu y otras urbanizaciones


A la derecha, una quintana, de casas reformadas, donde se conserva una panera, simboliza la transición entre lo rural, lo residencial y lo urbano a las puertas de La Pola


Vuelve a desaparecer el arcén y se transforma en cuneta de cemento a manera de canaleta de aguas sobrantes. Mucho cuidado donde pongamos el pie. Prácticamente nos agarramos al vallado para arrimarnos bien si vienen coches


Las nuevas urbanizaciones de pareados...


Pasamos delante del acceso a otra casa y seguimos de frente con mucho cuidado, como podemos comprobar, espacio para caminar con seguridad y sin esquivar vehículos, cero


Aquí lo cierto es que gustamos dar unas zancadas para salir prontamente del paso...


Casa con jardines, donde setos y hortensias se asoman a la carretera, sobre un muro de contención, de piedra


Y aquí, acabando la cuesta, con el Polideportivo allí enfrente y el parking, ya caminaremos mejor, en llano y por las aceras en dirección a El Rebollal: entramos en La Pola, capital de Siero












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