| Doriga, con El Freisnu a lo lejos. Vista desde el Camino cuando sale a La Veiguina |
Desde un poco más adelante también reconoceremos algo de su cabecera. Un poco más allá vemos la loma de La Pedregosa, bajo la que sigue el Camino hacia Carbayal y La Veiguina, saliendo del pueblo
"En 1086 los hermanos Osorio, Pelayo y Elvira Froilaz donaron a la catedral de Oviedo in valle de Doriga, iusta flumen Narceie, in monasterio Sante Eulalie cum ómnibus villis et hereditatibus. Años después, en 1104, Gontrodo Osoriz, tía de los anteriores, hizo lo propio con su parte del monasterio Poco tiempo después, en un momento impreciso, en las primeras décadas de ese mismo siglo XII, el conde Suero Bermúdez hizo entrega al hospital de peregrinos de San Juan de Oviedo de su parte del préstamo de Santa Eulalia de Doriga, propiedad que también aparece incluida en la controvertida donación del monasterio de Cornellana a San Salvador de Oviedo, que este mismo conde otorgó en 1128.En 1121, según reza la inscripción que se conserva en el pórtico de la iglesia, el obispo de Oviedo Don Pelayo consagró el templo, o mejor debiéramos hablar de una nueva consagración, pues, como vimos anteriormente, el templo ya existía. Este acto, que también se produjo en otros templos, puede ser considerado un acto de confirmación de la nueva propiedad de la iglesia, que tras haber permanecido en manos privadas pasaría en esos momentos a formar parte de los bienes del señorío episcopal."
Este rellano en la gran bajada de El Freisnu al valle del Narcea, al lado de una muy importante vía de comunicación de la antigüedad, el Camín Real de Galicia o Camín Francés, continuador de la vía romana Lucus Asturum-Lucus-Augusti, en base a la que se vigilaba, comercializaba y administraban las vetas auríferas del occidente astur, debió ser poblada desde tiempos prehistóricos. Así aparecen en Las Dorigas restos paleolíticos, megalíticos y castreños, así como señales de una mansio o parada caminera romana en la ruta del oro astur, que fue también después ruta de peregrinación y arriería...
Así, dicen en Wikipedia que "En el año 2001 se realizaron unas prospecciones arqueológicas que revelaron varios restos romanos al noroeste de la población, interpretados como una villa rústica o, más probablemente, una parada en la ruta romana que iba de Lucus Asturum a Lucus Augusti según el Anónimo de Rávena"
Pasando al pie de un hórreo, el Camino se encaja un poco entre una casa y una cuadra, saliendo luego a una explanada y cruce de caminos
Ca Rico es de las situadas en las inmediaciones de la iglesia parroquial de Santa Eulalia, cuya estructura ya reconocemos mejor desde aquí. Pronto pasaremos a su lado, tras cruzar el río, que pasa un poco más abajo del Camino, al otro lado de estas huertas
Muchos peregrinos llegan aquí con gran ilusión, pues hacen un final de etapa o, al menos, una parada para comer, tomar algo o descansar, en Ca Pacita, situada al otro lado de la iglesia y que también prontamente visitaremos
La parte de la vivienda es totalmente diferente, aquí un portón de verja guarda el acceso a la corrada o espacio delantero de la casa
Casa con zaguán o portalón en la planta baja y buena galería acristalada la alta, también con una ventana, orientadas ambas al sur, al sol
Justo antes del puente hay una higuera a la izquierda y, a la derecha, un hórreo sobre bodega que en su momento fue comunicado con la casa de la galería que acabamos de ver por un cuerpo añadido, hecho de ladrillo
"Situada en las inmediaciones de la iglesia esta vivienda está rodeada por un amplio jardín y consta de casa principal, gran panera sobre caramanchón, cuadra, tendejón y molino dentro de la finca.
La propiedad tiene parte del perímetro que la rodea cerrado con una tapia de mampostería en la que se abren dos puertas, una que da acceso directo a la vivienda y otra que comunica con el pórtico de la iglesia. La casa es de planta rectangular en forma de bloque compacto y se compone de bajo, un piso y gran espacio abuhardillado que se eleva en el eje de la vivienda por encima de la cubierta en forma de galería flanqueada por dos balcones enrasados.
El bajo muestra la fachada principal orientada al este con la fábrica del muro a la vista (eliminado el revoco a finales del s. XX) con dos puertas y ventanas adinteladas. El piso superior se abre a la calle por medio de balcones adintelados y enrasados protegidos por antepechos de hierro. En el eje sobre este piso se eleva un cuerpo en forma de galería acristalada (solana).
En el interior se distribuye en la planta baja, la cocina y salones, mientras que los pisos superiores acogen los dormitorios. Heredera de la tradición arquitectónica regional, emplea materiales y soluciones formales cuyo resultado es fruto de la fusión de fórmulas clasicistas y de elementos introducidos por el movimiento ecléctico (empleo de galería acristalada en el espacio bajo cubierta)
La fábrica de la obra se realiza con aparejo de mampostería trabada con mortero, enlucida y pintada, dejando a la vista los sillares bien trabajados de los recercos de vanos de la fachada y cadenas de esquina. La cubierta es a cuatro aguas con alero de madera sustentado por canes, empleando armazón y viguería de madera. En tres de los faldones de cubierta se ubican buhardillas que aprovechan el espacio bajo cubierta y emplea como protección externa tejas de barro de tipo árabe dispuestas a canal y cobija."Si bien desde aquí no vemos su monumental panera os recomendamos para ello Caminos de Salas, en la web del fotógrafo Alejandro Braña
"... una pequeña y sencilla portada con arco de medio punto que se remata con guardapolvo decorado con dientes de sierra moldurados, y descansa sobre impostas con un fino baquetón; mientras que las jambas, con excelente sillería, presentan la arista ligeramente bocelada y flanqueada por baquetones. Un esquema sencillo dentro de los repertorios del románico tardío y popular de los siglos XIII y XIV, que cuenta con numerosos ejemplos en templos cercanos, como los de San Vicente de Castañedo o San Cosme de Rañeces, en el vecino concejo de Grado."
"En 1121, según reza la inscripción que se conserva en el pórtico de la iglesia, el obispo de Oviedo Don Pelayo consagró el templo, o mejor debiéramos hablar de una nueva consagración, pues, como vimos anteriormente, el templo ya existía. Este acto, que también se produjo en otros templos, puede ser considerado un acto de confirmación de la nueva propiedad de la iglesia, que tras haber permanecido en manos privadas pasaría en esos momentos a formar parte de los bienes del señorío episcopal."
EN NOMBRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRITSO, EN ESTE ALTAR + ESTAN GUARDADAS LAS RELIQUIAS DE LA CRUZ DEL SEÑOR, SANTA MARIA SIEMPRE VIRGEN, SAN MIGUEL ARCANGEL, SAN JUAN BAUTISTA, SANTOS PEDRO Y PABLO, SAN ANDRES APOSTOL, SANTOS LAURENCIO, ESTEFANO Y VICENTE MARTIR, SAN MARTIN... CONFESORES NICOLAS E ISIDORO, SANTA EULALIA, MARINA, CECILIA VIRGEN, Y LO CONSAGRO EL OBISPO PELAYO EN LAS XIII KALENDAS DE LA ERA MILESIMA CLVIIII
"La nave tiene capillas laterales añadidas a modo de crucero y el ábside es cuadrado, cubierto con bóveda de cañón apoyada sobre imposta que recorren los muros laterales. Los brazos, se cubren con bóveda de crucería, reforzada por arcos torales de sillares de piedra bien trabajada apoyados sobre imposta y pilastras. Fábrica de mampostería vista con empleo de sillares bien trabajados en zonas de refuerzo."
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| Foto JMRWeb: Videopaisajes |
"Se trata de figuras de total rigidez y frontalidad, sin indicio alguno de movimiento, de rostros con mirada hipnótica, en los que los gestos estereotipados de cruzar las manos sobre el pecho (María) o llevar la mano a la mejilla (San Juan), no implican ningún tipo de espontaneidad, ni rompen con el rigor simétrico de la composición"
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| Foto JMRWeb: Videopaisajes |
"En el interior, situado en el ático del retablo mayor, se conserva un interesante Calvario, muestra de la conjunción entre la tradición románica, ya un tanto arcaizante, y las innovaciones góticas. Este conjunto es ejemplo de un fenómeno habitual en la imaginería medieval asturiana en la que, acompañando a un Crucificado plenamente gótico, se colocan las figuras más arcaizantes de los dolientes. Hecho que se viene explicando en relación con la jerarquía y simbolismo de cada una de los personajes de la escena, siendo el Crucificado el lugar más indicado para el despliegue de las innovaciones técnicas y la trasmisión de la nueva sensibilidad del gótico, donde trabajarían las manos más cualificadas del taller, mientras que el resto de imágenes quedarían en manos más inexpertas y sujetas a la tradición. Esta circunstancia trae como consecuencia la difícil datación de las piezas, en la mayoría de los casos obras tardías del siglo XIII o incluso del XIV, pero por sus características iconográficas y formales se enmarcan todavía, al menos en algunos de sus aspectos, en la estética románica.En el Calvario de Santa Eulalia de Doriga, como ya hemos dicho, a ambos lados del Crucificado gótico, se disponen los dolientes de tradición románica. Siguen esquemas codificados de la iconografía del dolor: las dos figuras, en posición frontal, hieráticas y rígidas, no dejan entrever atisbo alguno de naturalismo o expresividad. La Virgen se lleva las manos al pecho, mientras san Juan apoya la mejilla en su mano y porta los Evangelios. Los dos visten túnicas largas, con toca en el caso de María, en las que los plegados duros y sumarios transmiten lo “descuidado” del tratamiento, contrastando así, en cierta medida, con la imagen del Crucificado, en la que la expresividad y el detallismo incipiente son claros ejemplos del cambio de sensibilidades entre uno y otro estilo."
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| Foto: El Camino de Santiago desde Asturias |
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| Foto: El Camino de Santiago desde Asturias |
Situado al lado de la actual carretera SL-9, el establecimiento se 'reinventó' en 2010 con las obras de la autovía y, seguidamente, con el auge del Camino de Santiago de la mano del nieto de Pacita, Antonio Arias, a quien entrevista el periodista Ignacio Pulido para periódico La Nueva España del 13 de enero de dicho año, repasando pormenorizadamente la historia del lugar:
"Antonio Arias es un valiente. A pesar de la que está cayendo, este salense optó, hace unos meses, por regresar a Doriga, su pueblo natal, y tomar las riendas de su negocio familiar, el chigre Cá Pacita. Tras una época de actividad frenética en este enclave salense como consecuencia de la construcción de la autovía entre Oviedo y Salas, las cosas se han calmado por completo. Ya no hay obreros trabajando en el trazado. La crisis aprieta. Es lo que toca. No obstante, este hombre, por cuya sangre corre el comercio, ha decidido plantar cara a la coyuntura y dar una segunda oportunidad al establecimiento, que pretende convertirse en un referente para los peregrinos que cubren el Camino Primitivo de Santiago.
Su abuelo, Sandalio García, un praviano nacido en el pueblo de La Tabla, abrió el negocio junto a su esposa, María de la Paz Abello, «Pacita», a principios de la década de los treinta del siglo pasado. «Mi abuelo había sido emigrante en Cuba. Tras contraer matrimonio con mi abuela, que era natural de Moratín, inauguró este comercio», precisa Antonio Arias. Sin embargo, la Guerra Civil se interpuso en el camino de esta pareja. En plena contienda, Sandalio fue llevado de su hogar junto a otros vecinos de la zona antes de ser fusilado, supuestamente, en los alrededores de La Espina. «En casa no supieron nunca más de él. Mi abuela y su hermana Esther tuvieron que trabajar duro en el comercio para sacarlo adelante y para criar a mi madre, que apenas era un bebé», comenta Arias.
Tras la guerra llegaron los no menos duros años de la posguerra y, con ellos, el contrabando de productos de primera necesidad. «Doriga era un lugar de paso para los contrabandistas. Pasaban por aquí para evitar La Cabruñana. Esto daba lugar a un intercambio de productos. Se trataba de un punto obligado en el tráfico comercial con la meseta», subraya el hostelero salense, hijo, precisamente, de un comerciante de Villablino, Evencio Arias. «Mi familia paterna poseía una empresa de refrescos llamada Anaical. Eran habituales de esta carretera, puesto que compraban la cerveza en la fábrica del Águila Negra, en Colloto», enfatiza.
María de la Paz Abello y su hermana Esther escribieron tras su mostrador una de las páginas más gloriosas del comercio tradicional salense. Durante décadas, Cá Pacita gozó de gran fama gracias a sus festejos y sus bailes. Las festividades del Corpus, El Rosario, Santa Eulalia de la Doriga y San Pedro eran citas ineludibles para los mozos y mozas de los alrededores. «Incluso había una orquesta que solía tocar en el chigre. Se trataba del conjunto "Jazz Bahía"», afirma Antonio. Asimismo, la cercanía del local con respecto al templo parroquial lo convertía en el lugar idóneo para celebrar banquetes nupciales. «Las bodas han cambiado mucho. Antes el banquete se limitaba a los familiares más allegados. Como mucho, había quince o veinte comensales», advierte.
Ya nada es lo mismo. Pacita y Esther se jubilaron en 1995 tras toda una vida dedicadas por completo al comercio. Zulima García, su hija y sobrina, respectivamente, las ayudaba desde hacía décadas y fue la encargada de perpetuar la saga durante años. Ahora, Antonio Arias ha llegado dispuesto a dar un nuevo aire al comercio. «Tomé sus riendas durante la pasada Semana Santa. Lo habilité para echarlo a andar, sin olvidar sus orígenes», matiza. No en vano, todo su mobiliario y alguna que otra joya, como es el caso de un viejo medidor de aceite, permanecen inalterados."
"Cuando Restituto regresó de América echaba de menos algo más que su pueblo.
Sí, se había esforzado en reunir un capital -a estas alturas conocía el valor del dinero- pero seguía persiguiendo la certeza de que nunca le faltaría de nada.
Restituto construyó su casa y grabó en la piedra del dintel Restituto G. Rico 1890.
Pero lo que de verdad calmó su espíritu fue construir una panera más larga y grande que su casa.
En ella guardaría las cosechas, el futuro, las certezas. Pase lo que pase, nunca me faltará de nada.
Guardaría el vino, el maíz, las patatas, la leña, el seguro de una vida sin más privaciones.
Si el tamaño de las paneras es un baremo de prosperidad, en Salas les ha ido muy bien.
No sé dónde está la madre de todas las paneras, pero en el concejo de Salas hay grandes ejemplos.
Son el reflejo de buenas cosechas, extensas fincas y abundancia de recursos..."
"Ca’ Pacita cierra. El mítico chigre de Doriga (Salas), punto de encuentro de peregrinos y la casa de los amigos de la comida casera, el buen embutido, y perfecto lugar para escuchar buena música, echa el candado. Una pérdida irreparable para muchos de sus clientes y para la comarca, en donde cada vez van quedando menos chigres con encanto, con el gusto por lo viejo, con el sabor de lo antiguo. Toño Arias era su alma mater. Personaje cálido, siempre sonriente, gran contador de historias, curioso para la decoración y la creación de ambientes acogedores y siempre atento a sus clientes, del pueblo o de paso, lo deja. Su abuela dio nombre al bar hace ya 90 años. Él reabrió el negocio en 2010, en un momento bueno porque paraban muchos obreros de la construcción de la autovía a La Espina, que hoy ya está a la altura de Espinedo y que entonces estaba en Doriga. Albergue también de peregrinos, al estar situado en el corazón del Camino Primitivo, sin embargo su clientela fiel era la de muchos pueblos y villas de la zona Grado, Cornellana, Trubia, Pravia, Salas, Belmonte… que acudían a Ca ‘Pacita porque se encontraban a gusto con Toño, con su música y con sus buenas viandas. Entrar en Ca’Pacita era volver atrás, palpar el ambiente de los chigres auténticos de antes. Viejos recuerdos colgados en sus sus paredes, mobiliario vintage (sin pretensiones postmodernas), pesas, fotos de sus antepasados, una colección de gorras militares, medidores de aceite, botellas muy antiguas… Un auténtico museo etnográfico creado por un urbanita que un día sintió la llamada de su pueblo, de la casa de sus güelos. Muchos serán los clientes que echen de menos la cecina de León con este toque de aceite de oliva virgen extra, o el pote o el jamón bien cortado, pero sobre todo echarán de menos la socarronería de Toño."
-Toño, me acuerdo de todos y cada uno de los chigres que me cerraron. -Le dije cuando me dio la triste noticia del «cese temporal de la relación empresarial chigrera».
Y no me refería a los que me echaron para cerrar esa noche (a base del noble arte de barrerte los pies) si no a los que cerraron definitivamente para no volver a abrir bajo las mismas condiciones.
Las condiciones en las que conocí Ca Pacita en Doriga son fruto de casualidad y ésta aparece como un duende solo de vez en cuando, y muy dosificada para que no te vengas arriba, para demostrarte que la perfección es un señor de corbata muy serio y muy formal que ya no sale en nochevieja y es aburrido a más no poder.
Desembarcas un día informado por un buen amigo («te va a molar, Fredo, ya verás») que no te lo supo definir a pesar de que le preguntaste mil veces de qué iba el garito ese del que hablaba con tanta pasión.
Entonces descubres que aún queda un rayo de esperanza en la condición humana y que detrás de la barra de algunos bares debería haber un cartel donde figurase la inscripción «CHIGRERO PROTEGIDO»
Toño te confirma en cada gesto y en cada palabra que el caos es mejor que el orden por el mero hecho de que te permite vivir más años y lo pasas jodidamente mejor.
Tú eres un pringadillo y no lo sabes hacer. Él sí.
– ¿Qué te debo, Toño? -preguntabas después de unas horas bebiendo.
– Con veinticinco euros lo solucionas – te decía después de desviar los ojos hacia el techo durante cinco segundos.
Somos los bares en los que nos despacha (en los chigres se despacha y en los bares se atiende) ese tipo de personas que tras una breve conversación te lanzan de bruces contra el muro de la bondad más absoluta mientras una vocecita en tu interior que te dice que ojo, que lo que ves es lo que hay y que está confiando en ti sin conocerte y entonces piensas que de esos quedan pocos y abondo de los otros.
Y si le preguntas porqué cierra te dirá que le tocó la lotería. Y si le preguntas cuánto le tocó te dirá que «lo puesto» renovando así su condición de chigrero en peligro de extinción.
Somos los bares que nos cierran.
Que os vaya bonito y que tengáis abondo de todo lo bueno.
A Toño y a Chiti, de Ca Pacita."
FUNDADA EN 1929, CENTRO SOCIAL Y BAR. NO SE CANTA REGGAETON NI SE PIDEN TONTERÍAS
«¡Mañana podéis comer una tortillina de chorizo o fabada con un poco de pitu detrás, lo que os apetezca!». Los obreros del tramo de la autovía entre Grado y Salas se sienten como en casa en el chigre Ca' Pacita de Doriga, que reabrió sus puertas la pasada Semana Santa. Al frente del establecimiento está Antonio Arias, quien, cansado de la ciudad, decidió regresar a su pueblo para ocuparse del negocio familiar y seguir así los pasos de su adorada abuela Pacita. El local es también parada obligada para muchos peregrinos.
El reloj está a punto de marcar la una de la tarde y de la cocina del chigre Ca'Pacita sale un inconfundible olor a pote que hace sonar el estómago de más de un cliente. En la barra se dan cita los obreros del enlace del tramo Grado-Doriga con el corredor del Narcea y dos peregrinos del Camino de Santiago. Todos parecen agotados y con ganas de reponer fuerzas. En el chigre no hay carta, pero no hace falta: el propietario, como buen anfitrión, ofrece lo mejor de su cocina. «¿De qué quieres el bocadillo, de chorizo casero, de lomo, de filete de ternera...? mira a ver de qué tienes ganas», pregunta a un trabajador el hostelero. En pocos minutos, Antonio Arias aparece con un bocadillo de más de media barra de pan, mientras pone una tapa de chorizo a otro grupo. Nadie se va con hambre.
«Se les cae la baba con la cocina casera», presume el hostelero. Con respecto a las expectativas del negocio, el salense se muestra muy optimista. «Estamos muy animados, esto parece la calle Uría con tanto tráfico de vehículos», bromea.
A Antonio Arias el final de la obra del tramo Grado-Doriga no le preocupa demasiado, aunque ello suponga que la caja mengüe. «Los vecinos estaremos más a gusto, más tranquilos y recuperaremos la esencia del pueblo», afirma.
Su chigre sí que no ha perdido la esencia. Las paredes están llenas de fotos en blanco y negro, como los retratos de su abuela Pacita y su abuelo Sandalio, y los de sus padres, Xuan y Carmen. Además, el chigre, como un pequeño museo etnográfico, conserva piezas antiguas tan interesantes como un medidor de aceite, una báscula, botellas, una máquina de embutir y una caja fuerte. Los clientes de todos los días, los del café, el pincho o el vino, ya ni se fijan; los nuevos no pueden dejar de mirar para ellas."
"Así como que no quiere la cosa, en esta ocasión hemos llegado a un sitio pintoresco donde los haya, y que tenemos aquí al lado en el concejo de Salas, en La Doriga (Cornellana).
El local
Una vez que entras y ves el despliegue de mesas y sillas, cada una de un padre y una madre, imaginas que este sitio tiene algo.
A parte de un poco de desorden ordenado, tienen muchas cosas antiguas y viejas por todos lados. El techo es una carpa tipo circo, con alguna gotera, pero muy distinto a los suele haber por ahí.
Ya dentro del bar, es un auténtico museo de botellas de licor antiguas y demás trastos que por allí tienen.
El personal
Nada más entrar a preguntar si tendrían sitio para picar algo, ya nos encontramos con gente con ganas de cachondeo. Al estar lloviendo, iba con el traje de agua (que es verde fosforito) y me sueltan, que creían que era la Guardia Civil y estaban acojonados, unas risas.
Ya una vez en la mesa, no disponen de carta, así que el dueño-camarero-cocinero, nos fue diciendo los platos que podíamos probar y nos orientó sobre las cantidades, para no pasarnos.
En todo momento fueron muy atentos y sencillos. Un placer poder disfrutar en aquel ambiente de una comida tranquila.
La comida
Aunque no había carta, lo que nos fue diciendo, sonaba todo genial, pero personalmente me quede pillado con la Lasaña de freisuelos y espinacas, luego también para compartir, pedimos un cachopo de potro, que no fuera muy grande.
La lasaña estaba francamente buena, y quedé con ganas de probar unos tomates que nos ofreció, pero que ya era mucho.
El cachopo, para mi gusto estaba un poco pasado, o bueno también es cierto que al no ser ternera, la carne es más dura. Pero de sabor estaba rico, y el queso no era fuerte, por lo que sabía a la carne. Las patatas fritas que acompañaban el cachopo, eran de cosecha propia, pues las tenían en un cesto por allí cerca.
Ya por último un poco de helado de bola y como no, un café de pota.
Todo ello por la fantástica cantidad de (...) €, incluída bebida."
"Septiembre es uno de los mejores meses para peregrinar a Santiago realizando el Camino Primitivo por Asturias que se inicia en Oviedo y, por el interior, cruza toda la región en dirección a Santiago de Compostela. También es un mes excelente, aún con buena luz y temperaturas agradables, para todos los que gustan de caleyar nuestra tierra y disfrutar de la naturaleza, el paisaje, el paisanaje y la gastronomía de cada lugar antes de tener que ir pensando en meter en la mochila un buen chubasquero, el jersey gordo y unos calcetines de repuesto. Por ejemplo.
Aprovechando los días que aún nos quedan de verano antes de que haga su aparición el otoño, casi a la vuelta de la esquina -el otoño también tiene su encanto y mucho-, los peregrinos apuran el paso por el Principado y en ese caminar casi todos se detienen en Doriga, concejo de Salas, tanto para conocer la iglesia de Santa Eulalia como para comer e inclusive descansar en uno de esos bares asturianos auténticos de los que van quedando pocos y donde tanto la comida como el trato son reflejo del espíritu de sus fundadores: Pacita y Sandalio, que lo abrieron allá por los años treinta. Desde hace unos años cogió el testigo uno de sus nietos, Toño Arias García, quien ha sabido mantener la autenticidad de un chigre asturiano de siempre, adaptando el local a los nuevos tiempos e incorporando otros detalles en la decoración e inclusive en la música, que lo hacen, sin duda, un lugar único y especial. «Ca' Pacita fue un bar-tienda de los de mayor fama de Salas. Lo regentaron mi abuela y mi tía abuela Esther durante muchos años. Luego estuvo mi madre, Zulima, y finalmente yo me hice cargo del local», recuerda Toño Arias, que en su establecimiento y entre otras imágenes muestra las fotos de sus abuelos y sus bisabuelos.
No faltan en la barra un viejo medidor de aceite, una antigua pesa, el chigre o algunos carteles que rezan, por ejemplo, que hay café de manga o callos caseros. Y es que, desde primeras horas de la mañana, ya entra gente a su local a desayunar.
A la hora de comer o de cenar, y entre algunos de sus platos, se puede elegir entre una lasaña de frixuelos, espinacas, jamón york y queso, pimientos naturales rellenos de carne al horno, carne de buey, codillo al horno, crema de calabacín o ese plato que no falta en un buen bar asturiano: huevos caseros fritos con patatas, chorizo y jamón. También tienen ensaladas y tablas de embutidos, sin que falten tampoco el queso puro de oveja, el cabrales e inclusive un manchego. Por encargo también se hacen cordero a la estaca, fabada asturiana, conejo guisado y caldereta de cabrito. En cuanto a los postres, hay tarta casera, que varía según la semana, y cuajada. También hay otros comunes como la tarta al whisky. Entre las mesas del interior del bar y las que se encuentran en la terraza exterior, cubierta, la capacidad es para unas treinta y seis personas. Toño Arias recomienda llamar y reservar mesa."
Y aquí está Antonio Arias García, Toño, el nieto de Pacita que hizo resurgir esta su casan y devolverle su fama y esplendor. Observemos las estanterías bien guarnecidas de todo tipo de viandas, vinos y licores
Carteles de vinos y de café de manga. También tenemos el sello de las credenciales
Sombreros, guitarras, tambores, bacinillas, libros, discos y sifones, pero para moderno, el televisor
Desde Ca Pacita podemos continuar ruta o antes, si estamos bien de tiempo y fuerzas, sobre todo si dormimos aquí, acercarnos a ver el Palacio de Doriga, alguno de cuyos edificios divisamos desde aquí (a la derecha de la foto)
ESTA PUERTA LA ABRIO E MENDO FACER DOÑA GUIOMAR QUEIPO DE LLANO, VIUDA QUE FINCO DE GARCIA DE DORIGA, Y ESTAS SON SUS MARAS, LAS DE MANO DERECHA LAS DE SU MARIDO. AÑO 1600
El Palacio de Doriga fue construido entre los siglos XV y XVI como casona-fuerte a partir de la torre bajomedieval almenada (s. XIV) que vemos a la izquierda y que es el elemento que mejor se ve del palacio según se baja desde El Freisnu por Los Morriondos y La Meredal. La torre del palacio es de cuatro pisos y sus muros tienen 120 centímetros de grosor. De aquí era Garcí Fernández de la Doriga, quien en 1378 representó a Salas en la Junta General de conceyos asturianos, celebrada en Avilés. Luego, ya hecho el palacio, este fue residencia momentánea y cuartel general del mariscal Ney, 'el favorito de Napoleón', cuando avanzaba camino de El Freisnu tras pasar con sus tropas el Narcea por Cornellana en mayo de 1809, antes de la batalla de Peñaflor de la que tanto hemos hablado al pasar por allí
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| Foto: Real Academia de Ciencias Morales y Políticas |
El Palacio de Doriga fue adquirido en 1883 por Juan Fernández Bao, con todas sus posesiones, al Vizconde del Cerro. Y ha continuado desde entonces alojando entre sus muros a personajes de relevancia del panorama cultural español.
Posteriormente fue el suegro de D. Valentín Andrés y yerno de Fernández Bao, D. Indalecio Corugedo Fernández, quien llevó a cabo una reforma integral del complejo en los años finales del siglo XIX y los primeros del XX según el gusto de la época, en la que en aquella zona proliferaba la arquitectura y gusto de los indianos junto a elementos modernistas que llegaban también a Asturias desde otras tierras.
Fruto de aquel momento es el parque de estilo francés, el comedor modernista, o el grandioso baño traído de la Exposición Universal de París el año 1.900.
Esta herencia indiana, prisionera entre paredes medievales y renacentistas, no dejan de otorgarle un exótico carácter a este palacio rural asturiano.
Espacio de arte y cultura que será testigo de innumerables encuentros. Ya D. Indalecio Corugedo fue conocido en la época, siendo este Diputado por el Partido Reformista, por sus ostentosas recepciones.
Amigo de Melquiades Álvarez y emparentado con el intelectual y político Manuel Pedregal, hizo de esta casa su particular ateneo.
En época más cercana, como comentábamos al principio, Valentín Andrés Álvarez, discípulo de D. José Ortega y Gasset, recibiría innumerables amigos para amenas tertulias regadas con sidra elaborada en la propiedad.
En su casa acogió a Federico García Lorca con La Barraca, a Benjamín Jarnés, a su amigo Ramón Gómez de la Serna o a Juan Antonio Cabezas, por mencionar algunos.
Catedrático de Teoría Económica de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid, fue en ella vicedecano, decano y decano honorario.
Por su vida pasaron e influyeron gente como Arturo Duperier, Laureano Díez Canseco, Flores de Lemus, García Morente, Giner de los Ríos, Fernando de los Ríos, Juan Zaragüeta, Gumersindo Azcárate, Guillermo de Torre, Max Aub, o el profesor Stackelberg, además de los anteriormente mencionados. Como dice D. Juan Velarde Fuertes “fue un ardiente partidario del ingreso de España en la Comunidad Económica Europea, lo que significaría, también, una aproximación al sistema democrático liberal del mundo comunitario”.
Volviendo a Doriga, entre sus muros nació, como cuenta su autor (Juan Antonio Cabezas), la primera biografía de Clarín: “La primera biografía de Leopoldo Alas titulada «Clarín, el provinciano universal», nace de mi casual encuentro con el escritor Benjamín Jarnés, en el palacio de Doriga.
En el interior de su alto torreón, jugábamos una partida de billar, Jarnés, que ya había publicado «El convidado de papel»; el entonces propietario del palacio, Indalecio Corugedo (diputado liberal asturiano, hasta el «golpe» de Primo Rivera en 1923); su yerno el escritor Valentín Andrés Alvarez, que ya había estrenado con gran éxito su comedia «¡Tararí!». Y yo, que ya había dejado la dirección del periódico ovetense «El Carbayón». Estamos en el verano de 1933” … Fue Jarnés quien me dijo: «¿Por qué no haces tú una biografía del escritor asturiano, «Clarín»?
De aquella conversación en Doriga, nació la idea de lo que sería dos años después, mi Clarín, el provinciano universal”.
Conocidas eran también -más recientemente- las visitas anuales de nuestro Nobel asturiano Severo Ochoa o del también asturiano Juan Velarde Fuertes en tardes veraniegas de amenas tertulias.
Clara muestra de edificación señorial medieval, el palacio de Doriga cuenta con una torre cuadrada construida a finales del S.XIV (fue una de las pocas torres que los Reyes Católicos no ordenaron tirar abajo para prevenir rebeliones nobiliarias) y un palacio del S.XVI que se estructura alrededor de un patio con grandes columnas toscanas que sostienen el entablamento del corredor abierto del piso principal, en el que se desarrolla fundamentalmente la vida diaria.
Es este corredor el testigo, no siempre mudo, de tantas tertulias y encuentros.
Rodeado de un parque cerrado por un muro almenado y con una señorial portada también del siglo XVI, acoge en su recinto una edificación anexa, para cuadras, lagar, pajar y vivienda del servicio, que se debe al prestigioso arquitecto Luis Bellido, autor entre otras obras del Matadero de Madrid, actual e importante centro cultural.
Nos encontramos, en definitiva, con un interesante conjunto, mantenido desde siglos como vivienda en manos particulares, lo que ha permitido que podamos admirar todavía, en buen estado de conservación, artesonados, suelos de madera y mobiliario originales del siglo XVI o intervenciones cualificadas con manifestaciones artísticas posteriores. El paso de los siglos y las continuas guerras no han supuesto ningún obstáculo para su pervivencia."
"El Palacio de Doriga tiene su origen en una torre defensiva medieval del siglo XIV, ampliada en el XVI con un cuerpo cúbico adosado a la torre.
En el año 1890 el indiano -natural de Grado- Juan Fernández Bao compró la propiedad al Vizconde del Cerro que se había arruinado por su afición al juego.
Su fortuna se forjó en Cuba con la conocida fábrica de tabaco Romeo y Julieta.
Fernández Bao adquirió y reformó el Palacio de Doriga para regalárselo a su hija Alejandrina con motivo de su boda.
Hay un legado muy interesante de indianos que compraron y reformaron antiguos palacios, convirtiendo sus interiores a la moda burguesa de principios del siglo XX.
El indiano Juan Fernández Bao tenía su casa en Grado, proyectada por Juan Miguel de la Guardia hacia 1890.
Un reportaje completo de los interiores y exteriores del Palacio de Doriga se incluyen en el Volumen II de Palacios y Casonas de Asturias
"Palacio rural construido a partir de una torre medieval situada en el extremo oriental de la fachada, cuya planta cuadrada se eleva cuatro pisos y remata los muros superiores con almenas. Sus vanos de pequeño tamaño y de formato cuadrado aparecen desordenados en cada uno de los pisos y fueron abiertos posteriormente cuando se levantó la fachada del palacio S. XVI. El palacio está compuesto por cuatro alas en torno a un patio central, abierto con corredores sustentados en el bajo por doce columnas de piedra de estilo toscano y pies derechos de madera en los pisos superiores (dos alturas en las alas laterales y trasera y tres en la de la fachada principal), protegidos con antepechos de barrotes de madera torneada. La fachada principal está delimitada por la torre en el extremo oriental y un cuerpo más bajo alargado, compuesto de bajo y dos pisos. En el tramo occidental se abre la puerta de acceso en forma de arco de medio punto con amplias dovelas, decorada con escudo en la clave y alfiz moldurado. Los vanos de pequeño formato, se abren en el los pisos superiores y están ornados con alfeizar moldurado, resaltando la situada en el eje de la puerta de entrada que aparece decorada con alfiz. Las fachadas laterales se componen únicamente de bajo y un piso y muestran una distribución de vanos más austero con alero de madera y canes. En la parte posterior se abre otra puerta de acceso abierta en arco de medio punto de amplias dovelas y el muro está calado con tres balcones protegidos por antepechos de hierro que probablemente se hayan creado a partir de las primitivas ventanas. Tiene capilla incluida en el ala del cuerpo sureste. La distribución interior sitúa las dependencias de servicio (almacenes, bodegas, lagar, etc) en la planta baja y la vivienda (salones, dormitorio) en el piso principal."
"No es difícil imaginarse a Garcí Fernández de Doriga que, en 1378, acudió como representante del concejo de Salas a la Junta General que se celebró en Avilés, pasear por sus estancias. Las adinteladas ventanas se realizaron al mismo tiempo que las del cuerpo palacial, siendo de igual forma y cegando las antiguas saeteras. Gárgolas en forma de cañón sobresalen en las esquinas superiores (...). En el siglo XV se agregó un cuerpo cúbico, hoy día integrado en la fachada principal, que se puede distinguir por los sillares que formaban sus esquinas."
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| Foto: Idealista |
Si continuásemos por la carretera adelante veríamos los demás edificios pertenecientes al palacio, cuadras, establos, caballerizas, almacenes, graneros, etc.
Y la capilla palaciega, anexa al lado izquierdo del palacio, con espadaña de un solo hueco y puerta adintelada
También algo del lado sur de la torre, cuya antigua puerta comunica las estancias interiores del edificio, como nos cuenta José Luis Avello Álvarez, Profesor Titular de Historia del Arte de la Universidad de León, en su libro Las torres señoriales de la baja Edad Media asturiana:
"La torre posee una planta cuadrada de 7,30 m. de lado, con un espesor de muros que alcanzan los 1,20 m. Está construida de sillarejos dispuestos, más o menos, en hiladas aunque un tanto irregulares. Los sillares se reservan para remate de las esquinas de las fachadas y el remarque de los vanos. Las fachadas se culminan en almenas, siete en cada una de ellas. En la parte superior y en cada esquina hay una canalización a modo de gárgola para la evacuación del agua recogida en la terraza de cubrición del último piso.Actualmente la torre se encuentra muy modificada, debido a las continuas restauraciones ala que fue sometida, la última de ellas llevada a cabo por su propietario Indalecio Corujedo. Los vanos existentes son todos ellos modernos, a excepción de la puerta principal de acceso, situada en la segunda planta y en la fachada S. que hoy se destina a comunicar las estancias del palacio con el interior de la torre. Quizá, la mayor parte de los vanos fueron abiertos a partir de saeteras, de ahí que todas las ventanas estén dispuestas casi sin orden en todas fachadas. Las saeteras restantes hoy quedan totalmente ocultas por haber sido cegadas todas ellas."
VOLVIENDO AL CAMINO
El muro almenado del palacio, a partir de la portada de acceso, con otro de los edificios de la finca a la izquierda, el de la 'segunda torre'
Y sube hacia las casas de La Veiguina y El Carbayal, dando vista a La Llomba o Picu los Carbayinos y al Picu los Tayos
"Esta fue una deidad céltica con la característica de sus cuernos de ciervo en la cabeza. Así se muestra en el célebre caldero de Gundestrup, con un torques en su mano derecha y en la izquierda una serpiente. Hay quien asegura verla también en un vaso pintado de Numancia y en la diadema de San Martín de Oscos. Tal vez vengan más al caso Cermoño y Cermuño, nombres de dos lugares asturianos, y un topónimo Cernuño o Cermuño en Tornadizos de A vila, como vestigios de un culto hispánico a tal deidad. Próximo al lugar abulense se conoce un recinto semejante a lugares de culto en estaciones célticas latenianas".
"Se ubica en una elevación redondeada en el extremo septentrional de la Sierra Miranda, sobre el margen derecho del río Narcea, a una altitud de 248 msnm.
Los autores del Inventario Arqueológico no reconocieron vestigios de la existencia de un asentamiento fortificado. En el frente W, el de más pendiente y cercano a la cumbre, describen un estrecho rellano entre el roquedo, interpretado como resultado del modelado diferencial del substrato natural. En los flancos oriental y meridional observaron un gran derrumbe de bloques medianos que interpretaron como restos del muro de cierre de una finca. En el sector septentrional, la abundante vegetación, no permitió su prospección. Sin embargo y preventivamente, el lugar fue incluido en el Inventario Arqueológico en base a su anterior catalogación, su topónimo y emplazamiento (Camino Mayor y Rodriguez Otero, 1989). Otros autores, tampoco hallaron indicios reveladores de la supuesta naturaleza arqueológica del lugar (Álvarez Martínez et alli, 2006).
Según comunicación personal de Rogelio Estrada García, el lugar fue prospectado por él mismo en 2002, con objeto de evaluar la ampliación de una cantera cercana y su afección sobre el castro. En dicho reconocimiento el autor documentó en la cima los restos de una muralla delimitando en tres de sus vertientes un recinto de planta ovalada de unos 70 x 50 metros. En el flanco oriental, ocupado en aquel momento por un prado, se documentó cerca de la cima un escalón con paramentos alineados rompiendo la ladera, únicos restos en este sector de la muralla. El alineamiento rodeaba la cima, hacia los flancos meridional y septentrional, pudiendo observarse que aún conservaba en sus segmentos terminales, abundantes bandas de derrumbes de su ruina. Parte de ellos se localizaron varios metros por debajo del alineamiento original de la muralla en la ladera oriental como consecuencia de su remoción deposito para la construcción de un bancal de época reciente.
Cultura material
Hallazgo por Rogelio Estrada García de un molino barquiforme, entre los derrumbes removidos de la muralla original del sector meridional, para la construcción de un bancal. La pieza fue depositada en el Museo Arqueológico de Asturias en 2011.
Periodización
Se desconoce
Estado de conservación
Labores agrarias (Camino Mayor y Rodriguez Otero, 1989). Según comunicación personal de Rogelio Estrada García en 2002 los derrumbes de la muralla en el sector E fueron removidos varios metros abajo, y el yacimiento arqueológico fue cubierto por una plantación de eucaliptos."
Y aquí tenemos una hermosa vista de Doriga, la cabeza de la parroquia, con sus casas en torno a la iglesia parroquial. Observemos encima de las casas el 'tajo' de la trinchera del mencionado enlace en la falda del Monte Payón. Más a lo lejos es El Picu Curueza o Curuoza (526 m)
"Cernunnos fue un antiguo dios celta que estaba asociado a la naturaleza, el bosque con la flora y fauna, así como la fertilidad. Se le repesenta habitualmente con una cornamenta (de la que recibe su nombre) y con un torques en su cuello, y ocasionalmente otro en su mano en posición vertical, como en el caldero de Gundestrup."
"Pese a lo que puede parecer, el nombre Cernunnos no tiene una explicación clara. Lo habitual, que es asociarlo a la cornamenta con la que se le representa, ha sido discutido entre los estudiosos de la religión celta. No hay evidencias epigráficas apenas (solo una) que se refiera a él directamente así, y lo es en un monumento romano.
La alta consideración de este dios en el panteón celta puede deducirse de la gran cantidad de representaciones que se han encontrado. Desde Irlanda a Rumanía, aunque como digo no se puede asegurar con certeza qué representa o qué culto se le prestaba.
Una de las fuentes históricas que tenemos son los Comentarios a la Guerra de las Galias, el texto de César sobre las campañas de ocupación y masacre de las tribus galas. En este relato nos habla de algunos dioses celtas, y entre ellos Cernunnos puede estar asociado a Dis Pater, el dios romano de la muerte y del inframundo. En otros autores clásicos se habla de que le sacrifican animales y cautivos de guerra, a él y a otros dioses. Es evidente que en el culto doméstico, si es que se le prestaba, las ofrendas serían de otro tipo.
Representaciones
El dios astado es uno de los más identificables del arte celta. Ataviado con la cornamenta, (incluso se ha sugerido que no fuera un dios, sino la representación de un «sacerdote», o «chamán» si se prefiere, una figura que tuvo que tener su importancia manifiesta y del que tenemos evidencias arqueológicas así ataviado). Quizá su parecido con la figura mitológica del fauno es la que le ha valido el título de señor del bosque y de ahí a ser la representación de la fertilidad. Los cuernos de ciervo se renuevan cada año y se han encontrado tallados como amuletos fálicos. Aparece sentado habitualmente, en una postura relajada. En algunas de las representaciones escultóricas se han detectado huecos que probablemente acogían cuernos reales o figurativos añadidos.
En cuanto a la representación más antigua que hay sobre Cernunnos está la de Val Camonica entre los celtas de la Galia Cisalpina que muestra una figura de un astado con torques asociado a un sol, por lo que también se le atribuyó el papel de deidad solar en su interpretación.
Donde más claramente aparece representado y seguro que es donde lo habeis visto en muchas ocasiones es en uno de los paneles del Caldero de Gundestrup. En él aparece el dios sentado con las piernas cruzadas con la cornamenta de ciervo. Con un torques alrededor del cuello y otro en su mano. Recientmente se ha averiguado que muchos torques son huecos en los extremos, y que contienen una pequeña pieza dentro que les hace sonar como un cascabel. Quizá la figura de Gundestrup está haciendo precisamente eso, o al menos así puede parecer.
En la otra mano sostiene una serpiente. Se interpreta que ella y el torques representan la abundancia, además aparece rodeado de animales, lo que potencia su figura como dios de la Naturaleza aunque habría que indagar sobre la importancia e intención de cada una de ellas."
Campos de La Barbina y La Güerta Nueva, que caen hacia el valle del Narcea, con La Siniella y El Picu Tieu ante nosotros
El perro nos ve pasar. Atrás, el Pascualín con la hierba recién segada
Allí abajo tenemos La Reguera, otra de las aldeas de la parroquia de Cornellana, donde da sus aguas El Regueiru'l Pascón, que baja entre El Picu la Bruitera y El Picu los Carbayinos, al pie del Picu los Tayos
"La Vía Escrita es un camino de valle, a diferencia de la Vía de la Mesa o la de La Carisa. No circula por los tejados de la cordillera, más bien entre los pasillos de sus claustros naturales. No tiene paisajes lejanos, todos son cercanos y en muchos casos sólo próximos, dando una sensación de recorrido íntimo, a modo de camino oculto de iniciación y recogimiento. Camino S-N en casi todo el recorrido.
Pravia se encuentra en una encrucijada de vias romanas entre una derivación que desde el Camin real de la Mesa se dirigia a la costa y la que unia Lucus Augusti (Lugo) con Gijon a traves de Lucus Asturum (Lugones) y Lucus Asturica (Lugo de Llanera), conservándose actualmente restos de la calzada original en la localidad de Bances a pocos kilómetros de Pravia. (...)
La Vía Escrita tiene un origen incierto, no obstante, no parece construida sobre un recorrido migratorio de animales, más bien su definición está hecha por el hombre prehistórico.
Claramente, es un camino para garantizar la máxima disponibilidad con mal tiempo, pues desciende muy rápidamente desde el puerto de Somiedo, recorre el valle por las laderas orientadas Oeste, sólo pasa el río Somiedo en el desaparecido puente Espinéu y después, sin justificación geográfica, en La Riera, para deshacer el cambio de ribera 1.500 metros abajo, en Jabriz. Esta disponibilidad se puede constatar cada año, pues los días de invierno en que el hielo hace casi imposible el paso por la carretera del Puerto, este camino se recorre sin mayores dificultades. La alternativa de paso de la cordillera más próxima sería la vía de la Mesa, que está impracticable más de cuatro meses al año, sin pueblo de apoyo desde Torrestío. Básicamente, es un camino de herradura, aunque pueden circular carros, pero en algunos tramos, con múltiples tornos para salvar los pronunciados desniveles, el descenso es muy dificultoso, debiendo de haber sido necesario retener los carros por detrás.
La Vía Escrita está identificada como calzada romana que une el interfluvio Pigüeña/Narcea del interior de Asturias con Piedrafita de Babia, donde enlaza con las calzadas del valle del río Luna, la de Omaña y la del valle del río Sil."
Un poco más al sur de La Reguera está Carbayal, por donde también pasa el GR 205, bajo El Monte Conventu, una de las propiedades antaño del monasterio de San Salvador de Cornellana. Arriba seguimos viendo Quintoños, con sus barrios de La Fonte, La Quintana y La Ribera
Dejamos a la izquierda el acceso al cementerio y seguimos todo recto junto a la plantación de ocalitos
Justo por allí abajo a su izquierda y al lado de la cantera viene por Moratín el camino que baja de Cabruñana y que pueden emplear los peregrinos que pernocten en su albergue de la antigua escuela
Podría decirse que ya hemos empezado la bajada al valle del Narcea, cuya veiga, por la zona de Los Canalones y Los Codexales, seguimos viendo desde aquí (el río pasa oculto bajo la vegetación ribereña)
Es casi cierto, pero no del todo, como enseguida vamos a comprobar. La autovía ha cortado un tramo del viejo Camino y ha trastocado un tanto este entorno, obligando a un cambio en el trayecto: bajar para luego subir (solo un poco)
Primeramente el Camino hace aquí una curva cerrada a la derecha, donde hay un quitamiedos para pasar bajo el viaducto de la A-63, que ya tenemos delante de nosotros
Desde aquí tenemos una espléndida vista del valle del Narcea al pie de Sobrerriba/Suburriba y sus barrios y lugares de Rondeiro, La Debesa, Los Pedreos, Las Vadías, Los Corros, La Casada, El Barrio Ramón
Justo aquí abajo está el barrio de Marcel, que pertenece a Doriga, que no llegamos a ver desde aquí, como tampoco a la AS-15 o Corredor del Narcea que por ahí pasa, pero sí los prados que hay delante y que llegan hasta el río, bien guardado, tanto él como su canal paralelo, unos metros más allá, por sus lineales bosques de ribera
Incluso llegamos a ver algo del río Narcea en su curso delante de La Ponte o Las Casas del Puente, hacia las que nos dirigimos en bajada, así llamadas por se donde estuvo un antiguo puente de piedra en el que se dice se libró la batalla definitiva entre Nepociano y Ramiro I por el trono del Asturorum Regnum a la muerte de Alfonso II El Casto. El río era navegable hasta allí y lo fue durante mucho tiempo. El puente, llamado La Ponte Vieya, acaso de origen romano, fue derribado por una riada en el siglo XVI y hubo se sustituirse por un servicio de barquerías hasta la construcción de uno nuevo aguas abajo un kilómetro más al norte, que es por donde vamos a pasar
"Cuenta con seis pilas y siete vanos, el más importante de los cuales tiene una luz de 175 metros, volando sobre el cauce del río. Cinco de las seis pilas han debido cimentarse profundamente mediante pilotes de 2 metros de diámetro al estar situadas sobre el aluvial del río Narcea. El tablero del puente está compuesto por un cajón de hormigón pretensado. La anchura del tablero, de 23,2 metros, permite albergar en la misma estructura ambas calzadas de la autovía. El tablero se construye en su mayor parte mediante la técnica de avance en voladizo, que permite la construcción del viaducto sin cimbras. Esto permite independizar en gran medida la construcción del viaducto del terreno, lo que reduce las afecciones ambientales bajo la estructura, algo obligado en este cruce de la autovía sobre la vega del Narcea."
Un último repecho hasta la carretera de la cantera puede resultar inesperado para los peregrinos que ya se veían en bajada directa a La Ponte Vieya, cuyos restos veremos al pasar. Pero este es el trecho del viejo Camino que cortó la autovía, a la que ahora hay que sortear de esta manera
Y es que aquí, saliendo casi a la carretera de la cantera y de Moratín, retomamos el trazado del antiguo Camino








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