lunes, 12 de agosto de 2013

SAN SALVADOR DE CORNELLANA: UNA OSA AMAMANTA A UNA INFANTA EN EL MONASTERIO (ASTURIAS)

Fachadas barrocas de iglesia y antiguo monasterio

Luego de cruzar el Puente del Narcea desde La Rodriga, el Camino Primitivo entra en Cornellana, concejo de Salas, atravesando la población para llegar, cruzando otro puente, sobre el Nonaya (afluente del Narcea) al viejo monasterio de San Salvador, uno de los grandes emblemas de la ruta xacobea en Asturias, tanto por la historia, arte e importancia que atesora, como su potencial si algún día se restaura y se aprovechan sus grandes estancias vacías y que en base a ello se cree actividad que redunde en favor y en beneficio del Camino, de los peregrinos y por supuesto de todos los visitantes y vecinos de esta población y concejo. El monasterio es además una parada que realizan numerosísimos peregrinos, pues cuenta con una reconocida alberguería, sucesora del antiguo Hospital de Peregrinos, localizado en una casa enfrente, barrio de Baoño, y datado en el siglo XV, si bien su origen podría ser anterior, que disponía de capilla dedicada a Nuestra Señora de la O


La historia nos cuenta que posiblemente se encontraba aquí la primitiva villa de Cornelius, villa registrada documentalmente desde el 897 y que a finales del año 1000 estaba a cargo del Infante Ordoño, hijo de Ramiro III de León, infante casado con su sobrina Cristina Bermúdez, hija a su vez de reyes: Bermudo II y Velasquita. Ordoño falleció en el 1012 y su viuda, la Infanta Cristina , hizo voto de consagración fundando una primer iglesia en este lugar, para retirarse con su servidora, la monja Animia



Poco después la iglesia se hizo monasterio por solemne documento del 31 de mayo de 1024, dedicado a San Salvador, como la catedral capitalina de Oviedo/Uviéu y otros muchos templos del Camino Primitivo. La dotación para esta fundación era más bien escasa, lo necesario para vivir las dos mujeres y socorrer alguna vez a pobres y peregrinos en tránsito por estas tierras


 Pero la leyenda siempre quiere añadir más pasión y sentimiento a la realidad, pues asegura que Cristina, siendo niña, se perdió por los montes de los alrededores. La familia y sus criados estuvieron buscándola desesperadamente varios días, hasta que, cuando menos lo esperaban, pues ya no tenían donde mirar, apareció milagrosamente en la cueva de una osa que le daba de mamar


Esta sería la razón por la que, tanto en la parte románica como en la barroca, se repita en bajorrelieves unas seis veces la escena de la osa amamantando a una niña, bien es verdad que para algunos eruditos la representación podría tener otro significado, como ahora veremos


Enfrente está, en el campo de la iglesia, La Plaza del Campillo, junto a algunas casas, plaza con zona verde y arbolado, prau de las romerías y fiestas de San Xuan, el 24 de junio, y de Nuestra Señora, el 15 de agosto, donde se alza la Cruz de Piedra


Los herederos de Cristina se repartieron el viejo convento y las tierras, incluso con algún pleito entremedias. Por eso en el año 1122 Suario Bermúdez, nieto de Cristina, cedió este monasterio junto con su mujer Enerquinda a los monjes de Cluny, grandes impulsores de las  peregrinaciones a Compostela, quienes rehicieron todo el conjunto y acabaron de terminar de construir la iglesia, dándole vida conventual


Cuatro años más tarde, en 1126, Alfonso VII El Emperador concedió voto de impunidad a estas posesiones, en las que los vecinos quedaban bajo la jurisdicción del abad. No olvidemos que en la Edad Media un monasterio no era solo un centro de retiro y oración, sino una verdadera empresa de explotación agropecuaria y administración del territorio, sufragándose y sufragando a su orden de pertenencia con las rentas que abonaban sus colonos


En el siglo XIV desaparece el poder cluniacense en este convento, el cual se ve envuelto en las endémicas luchas nobiliarias que se disputaron su posesión, cuyos protagonistas fueron el obispo Gutierre de Toledo, el concejo de Salas, y diversos nobles que deseaban hacerse con todas sus extensas posesiones donadas por Alfonso VII en el siglo XII. Precisamente Gutierre de Toledo quiso, tal vez como excusa para gobernarlo, enmendar la "relajación moral del cenobio", pues había acusaciones de robos y cosas peores


Si embargo y pese a aquellos convulsos años, se llegan a acabar las obras del claustro y a reorganizarse sus posesiones, incluyendo derechos de pesca sobre el Narcea e impuestos feudales como los portazgos, antecesores de los actuales peajes


Las luchas nobiliarias en todo el reino no cesarían hasta el reinado de los Reyes Católicos, que iniciaron unas profundas reformas administrativas que continuarían en tiempos posteriores. Así en 1536 el monasterio pasó a depender directamente de la  Congregación de San Benito de Valladolid, acabándose definitivamente el periodo de irregularidades detectadas por Gutierre de Toledo e iniciándose una serie de reformas que supusieron una verdadera reedificación del conjunto, motivada por el deseo de amoldarse a las normas y usos de la Contrarreforma, superponiéndose a la obra anterior románica



Lo que vemos en El Campillo es la gran fachada barroca de iglesia y cenobio dentro de esas profundas reformas acometidas en este y otros monasterios asturianos. La fachada de la iglesia es de 1678 mientras que la de las otras dependencias monacales es de 1696, un gran cuerpo con cierto aire palaciego en balcones, ventanas, marcos, molduras...


La de la iglesia cuenta con dos grandes torres de planta cuadrada, con óculos, así como artística portada y otros elementos


Allí en la torre de la izquierda tenemos en un escudo la representación del patrón, San Salvador, Cristo y abajo la imagen de lo que es claramente una osa, hasta con sus pechos en acción de amamantar, acunando a una niña desnuda


De frente lo vemos mejor, la osa con sus pezones cuidando de una niña que parece sonreír



Esta impresionante fachada barroca de la iglesia muestra otros detalles, como una imagen en una hornacina sobre la portada, la de San Benito y, arriba en este cuerpo entre las torres, el escudo real, el de Castilla y León, mostrando este símbolo la dependencia monacal de Valladolid


Este primer tramo, accediendo al interior, guarda perfectamente la estructura barroca de las torres y el cuerpo intermedio entre ellas, con su arco carpanel y su bóveda decorada con sus motivos geométrico-vegetales muy del gusto de ese arte


Avanzando uno poco más vemos la estructura original románica de planta basilical tres naves divididas a su vez en tres tramos, y separadas entre sí por grandes arcos, románicos, de medio punto, prácticamente sin decoración, muy del gusto, sobrio, de aquella refundación cluniacense, de la Orden de Cluny, reformadores de la Orden Benedictina, simbolizando una vuelta a los ideales sobrios y de pobreza, concepto representado en esa ausencia de dibujos y filigranas tallados en la piedra, todo liso, exceptuando unos mínimos detalles


La nave central es la más grande y da paso a la capilla mayor, la del altar principal. A la izquierda el  púlpito de piedra es de factura barroca


Desde aquí vemos la cabecera tripartita. románica, el interior de un precioso triple ábside semicircular que luego veremos por el exterior


Este es el altar mayor con su gran arco toral y triunfal. A la izquierda vemos el que parece el único capitel decorado


Este, de temática vegetal


A ambos lados del ábside central o capilla mayor, donde está el altar principal, se encuentran los sepulcros de Suero Bermúdez y Enerquinda, quienes donaron el monasterio a los cluniacenses en 1122


Y este es el retablo mayor, que parece obra neoclásica del siglo XVIII


Arriba Cristo crucificado


A los lados de nuevo los escudos del reino


Abajo San Salvador, en la gran escena central. A los lados imágenes de Santos


Más imágenes religiosas, como el Sagrado Corazón y otros. Abajo, escenas piadosas


Cuadro de lo que parece ser la Sagrada Familia


Vamos ahora a la capilla lateral izquierda, donde hay otro altar


 Ventanuco central. Más abajo llamativa cenefa que recorre la pared


La cenefa con estructura de picos, es otra de las escasas concesiones cluniacenses a la ornamentación del templo. Arriba el capitel historiado


Capìteles de la izquierda lisos


Hay retablos barrocos del siglo XVII


Y ahora vamos ábside y capilla lateral derecha


También con ventanuco central románico, arco de medio punto con capiteles lisos y cenefa recorriéndolo. Se aprecian restos de policromía


A la derecha, otro retablo


Más cuadros, tallas, confesionario...


Maqueta del monasterio


Abajo a la izquierda la iglesia con sus torres barrocas. A la izquierda otra torre, románica, pero con un piso alto añadido en el siglo XVIII. A la derecha las dependencias donde estaban las celdas de los monjes, cocinas, huertos, caballerizas y cuadras


Y por supuesto el claustro, recorrido en sus cuatro lados por grandes arcos de columnas cuadradas y arriba por los ventanales de los pasillos


El primer piso de este claustro se acabó en 1719 y el segundo en 1759


Mientras recorremos las naves admiramos también las pinturas de las bóvedas


Y volvemos al exterior


Durante la invasión napoleónica los soldados franceses hicieron del monasterio sus caballerizas, quemándolo en su retirada. Los monjes volvieron, pero ya en pleno proceso de las desamortizaciones eclesiásticas del siglo XIX, pasando sus posesiones a particulares, incluyendo los edificios, llegando a fundarse una fábrica de manteca, hasta que en 1878 la Iglesia compró el convento, que pasó al Obispado de Oviedo, siendo declarado Monumento Nacional en 1931, restaurado en la posguerra civil por el arquitecto Luis Menéndez Pidal, que acometió el proyecto de obras de la iglesia, con la torre románica y parte del claustro


Luego, el conjunto monacal volvió a a caer en el abandono, hasta la creación de dos escuelas-taller y un taller de empleo en 1999 para rehabilitar el edificio en su totalidad, cosa que solo se logró parcialmente. Posteriormente se precisó la necesidad de más intervenciones firmándose diversos convenios entre administraciones y planteándose incluso la construcción de un hotel, un centro de documentación del Camino de Santiago, biblioteca y sala polivalente, acordándose para ello un convenio entre el Gobierno de España y Principado de Asturias en 2007


Todo quedó sobre el papel hasta que en 2013 un movimiento ciudadano, Salvemos la iglesia y el monasterio de la ruina, logró que al menos se reparase la techumbre, obras concluidas en 2016, consiguiéndose cierta protección con las humedades que amenazaban la ruina y derrumbe completos del edificio



La rehabilitación integral para lograr que el monasterio fuese restaurado en su totalidad y se le den nuevos usos, sigue pendiente. Su estado se compara al de otro cenobio de gran importancia dentro del Camino Primitivo, el de Santa María la Real de Oubona, del que hablaremos en su momento


En esta parte de la fachada tenemos acceso al claustro a través de una gran puerta con frontón de columnas barrocas y arriba, una vez más, a los lados del escudo, la representación de la osa abrazando a la niña, o en este caso las osas, una a cada lado.


Si bien aquí sí tienen los animales un aspecto más estilizado, demasiado delgados para ser osas, y con la cara más fiera, razón por la que también se dice que podrían representar al diablo llevándose el alma de una persona. En medio el escudo de España


A la derecha, una concha nos dirige a la entrada del albergue de peregrinos


Allí, doblando  la esquina, hallaremos un gran arco románico, que da paso al terreno, amplio, que está ante dicho albergue.


En este arco tenemos repetida tres veces la escena de la osa y la niña: arriba y en los capiteles de cada lado


También aquí hay quien dice que las osas podrían ser la alegoría de la fiera que roba una criatura y cría a un niño salvaje, tan reiterada en los cuentos europeos, o un simbolismo del morir para volver a nacer o... puede haber tantas posibilidades como se nos ocurran


Sea como sea se trata de un elemento anterior a los cluniacenses, el único que se conserva parece ser, de tiempos de la Infanta Cristina en el siglo XI.


Osa y niña de la parte izquierda del arco, bajo un bajorrelieve naturalista, de temática vegetal


Osa y niña de la parte derecha


Entran los peregrinos


Bajo el arco románico vamos al Albergue de peregrinos de Cornellana


Antes que este albergue, el monasterio tuvo a su cuidado un hospital de peregrinos, citado en escritos de romeros franceses del siglo XVIII, pero ya documentado desde la centuria del 1500, hospital situado en este extremo de La Ponte Vieya, el puente viejo cuyo cimiento veíamos en el capítulo en el que bajábamos de Doriga, y por ello era llamado "Hospital de Allende la Puente". Entonces el río Narcea era navegable hasta aquí


La función hospitalaria del lugar ha resurgido con el Camino Primitivo



Recorremos pues de nuevo toda la fachada principal del antiguo convento para conocer otros elementos de gran importancia, así como para continuar ruta


Vamos a la parte de atrás de la iglesia pasando por la pared norte, donde se conservan los canecillos románicos, lisos y sin decoración tallada en ellos, una vez más la sobria impronta cluniacense


Aquí está el maravilloso triple ábside semicircular que antes vimos desde dentro de la iglesia, con el altar mayor y las capillas laterales. De frente sigue el Camino


El ideal de pobreza ornamental de Cluny se hace patente también en esta maravilla del arte románico



Solo unos pocos bajorrelieves geométricos o apomados, en forma de bola, cincelados en alguno de los canecillos que apoyan el saliente del tejado, es la cesión cluniacense a toda ornamentación



Alguno de estos elementos...


Y este es la magnífica cabecera tripartita de San Salvador de Cornellana, el gran ábside central de la capilla mayor, con columnas, y los laterales, que antes veíamos en su interior


Así, ni los canecillos de los aleros del tejado están cincelados con escenas, ni sus ventanas tienen los arcos, fustes y capiteles historiados característicos de otros santuarios, ni las de la torre románica, que vemos arriba, muestran ningún adorno ni detalle labrados


Realmente la ventana románica de la torre es la de abajo, las de arriba forma parte del piso que se le añadió en el siglo XVIII, como ya hemos dicho antes cuando veíamos la maqueta. Abajo a la derecha el óculo es fruto también del barroco


Llama asimismo la atención una construcción sostenida por altas columnas cuadradas a la izquierda del triple ábside


Desde el ábside continuamos camino bordeando todo el muro del viejo monasterio


Y seguimos la vega del Narcea. Por aquí vendría el antiguo camino de La Ponte, el antiguo puente del Narcea desaparecido en el siglo XVI


En el muro la fecha de construcción


"Año de 1757"


Pasando esta nave hay un cruce


Aquí vamos por el ramal de la derecha, que sube a Suburriba


Vemos así la fachada sur del monasterio y Cornellana más allá, bajo La Sierra de Faxas (361 m) y La Llomba (282 m)


Los edificios principales en medio...


Y aquí vemos de nuevo las tres torres, la románica con añadido posterior y las barrocas


Subimos unos metros más


Y tenemos otra perspectiva del monasterio y Cornellana. Antes el Camino salía del albergue directamente en dirección oeste, siguiendo las riberas del Nonaya hasta El Molín d'Adela o Molín d'Arriba, que fue propiedad del cenobio, pero esto últimamente había  cambiado tras las obras de la Autovía de La Espina



Las tres torres, las barrocas y la románica-barroca


A la izquierda están las dependencias del actual albergue de peregrinos, con entrada bajo la galería acristalada, donde están los soportales


A la izquierda la Rectoral


Más allá las casas de la ribera del Nonaya


Por ahí iba, a la izquierda, el antiguo camino a Suburriba, cortado con las obras de la Autovía de La Espina


Las casas de la entrada a Cornellana desde el puente del Narcea. Delante las torres barrocas


Y la torre románica con su piso superior barroco


Subimos por esta curva


Pasamos bajo la autovía por este túnel


Al otro lado un nuevo paisaje...


Y acabamos la subida en Suburriba


Suburriba o Sobrerriba está en una especie de meseta, extensa planicie verde y por lo tanto llana, bajo los altos de Santa Eufemia, El Campu los Vaqueiros y El Picu Los Tayos (426 m).  Hacia allí se dirigen ahora nuestros pasos, rumbo a Villazón, Casazorrina y Salas




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