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viernes, 31 de enero de 2014

NUESTRA SEÑORA DE LA BLANCA EN NUEVA (LLANES, ASTURIAS): LA NIÑA NACIDA PEREGRINA Y LA GRANDIOSA ROMERÍA


Capilla de Nuestra Señora de la Blanca. Nueva de Llanes. El día de la fiesta

 NUEVA es la capital del valle llanisco de San Xurde, de ahí que a veces se le añada a la población de Llanes para distinguirla de otras de nombre similar, fue la antigua Puebla Nueva de Aguilar, población de entidad que llegó incluso a constituirse en Ayuntamiento durante el llamado Trienio Liberal entre 1820 y 1823, sabiéndose que hasta poco antes, tal vez hasta la francesada o invasión napoleónica tuvo su propio hospital de peregrinos, dedicado a la Virgen María con la advocación de Nuestra Señora de la Blanca, la cual no solo se conserva, muy reformada, sino que es incluso centro de una multitudinaria romería el 8 de septiembre, con su bando o agrupación festivo-social que la organiza y promociona, el Bando de la Blanca

La capilla estaba anexa a lo que era propiamente el hospital que alojaba a peregrinos y también a pobres, enfermos, desamparados y desvalidos, pues era esta la función de estas instituciones, antecesores de los actuales hospitales de caridad, albergues de transeúntes, pero también de los hospitales como centros sanitarios en el sentido que le damos hoy en día, así como de los actuales albergues de peregrinos, un concepto que nació con la recuperación de las rutas jacobitas, principalmente a partir del Año Santo Compostelano (Xacobeo)de 1993

Ese edificio hospitalario pasó a particulares con la desaparición del hospital y en su lugar se hizo una vivienda, donde se sabe de una ventana, tapiada que permitía a los romeros oír la misa y comulgar. El hospital dependía en este caso de la parroquia, con el cura-párroco como su máximo exponente, siendo denominado en los Libros de Fábrica "Santo Hospital de esta parroquia de San Jorge de Nueva". El párroco convocaba todos los años a los feligreses para elegir un administrador o Mayordomo, reuniéndose para ello en la sacristía de la iglesia parroquial "según que es costume en el día de San Silbestro, treinta y uno de Diziembre", procediéndose seguidamente con la votación


Parece que no era el de Mayordomo un cargo apetecible, al menos en sus últimos tiempos. En los documentos se lee que "era gravamen grande para ellos", para los vecinos, tal y como se expone en 1791 cuando ninguno quería serlo, habiendo de sacarse a remate en concejo, según nos informan los autores del libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta dela Costa, coordinado por María Josefa San Fuertes:
"Al término de su ejercicio, el administrador comparecía de nuevo ante el párroco y los vecinos para rendir las cuentas, cuyo remanente, si lo había, era guardado en el arca de tres llaves. Frecuentemente, sin embargo, estos administradores finalizaban su gestión endeudados con la parroquia, débitos que eran saldados, generalmente, años después por sus hijos o viudas, con pagos en dinero o tierra"


El párroco había además de elegir hospitalero, figura fundamental para el buen funcionamiento del hospital, pues era quien atendía a los pobres y peregrinos que aquí se alojaban, de los cuales no se efectuaba un registro como el que tienen ahora los albergues, pero sí cuando morían se anotaban sus nombres en los Libros de Difuntos Parroquiales, como es el caso en 1733 de un vizcaíno y en 1769 de un santanderino. No figuran como peregrinos en sus respectivas partidas de defunción pero sí se puede intuir que eran "pobres peregrinos mendicantes"


De la misma manera, cuando nacían, igualmente se les apuntaba. Pude parecer chocante pero hay quien nacía peregrino.... o peregrina, como es el caso, a finales del siglo XVIII, de la niña, hija de dos peregrinos alemanes, bautizada en la iglesia parroquial como Teresa Silvestra de Nueva, cuyo día y  lugar de nacimiento figuran en su nombre compuesto. Teresa tal vez por la capilla de esta advocación, Santa Teresa de Jesús, fundada a escasa distancia en aquella misma centuria


El Hospital de la Blanca o de Nuestra Señora de la Blanca era más bien pobre y de recursos limitados, que básicamente consistían en las rentas rústicas de "sesenta y cuatro celemines y medio de pan, y diez y seis reales y medio de vellón al año", según se sabe por el Catastro de Ensenada a mediados del siglo XVIII. No tenía tampoco capellán propio y era el mismo párroco quien celebraba misas en la capilla, de las que se sabe ascendieron en 1791 a 166 reales


Verdaderamente no aparecen peregrinos extranjeros muertos en este hospital, aunque sí numerosos pobres locales y foráneos, tal vez porque Nueva fuese un establecimiento intermedio entre las más importantes poblaciones de Llanes y Ribadesella/Ribeseya y el de Nuestra Señora de la Blanca fuese un paso fugaz respecto a los más capaces hospitales existentes en ambas villas


Es muy significativo que el hospital hacía las veces de casa conceyu para las asambleas vecinales, mismamente con la campana de la capilla se tocaba "para llamar a concejo a los vecinos que allí se reunían y trataban todos los asuntos referentes a la comunidad", según detallaba el escritor llanisco José Saro y Rojas


Accedemos pues ahora al interior, de muy pequeño espacio, apenas para un par de bancos en fila y otro más pequeño en la pared del fondo


El hospital desapareció se supone en una fecha no precisada a principios del siglo XIX, sucesivos avatares, la francesada, las reformas liberales, las desamortizaciones y demás cambios socioeconómicos y políticos que pusieron fin al Antiguo Régimen, transformaron la sociedad. Estas instituciones hospitalarias se sabe además ya llevaban largo tiempo languideciendo, hemos visto sus penurias y lo difícil que era hacerse cargo de ellas, por eso aquellas, muy pocas, que se adaptaron como otro tipo de beneficencia, desaparecieron


De frente a las filas de bancos y a la derecha de la entrada, el camarín de la Virgen, normalmente cerrado pero del que se puede ver el interior. En bastantes casos aunque el hospital se extinguió la capilla mantuvo su culto y devoción, pues aparte de su religiosidad, era un símbolo comunitario del lugar y sus gentes, máxime aquí en la Blanca donde como hemos dicho se celebraba el conceyu vecinal


Y este es el altar, con su peculiar forma abombada dada su bóveda de cañón, una estructura constructiva que delata bastante antigüedad. Si bien la capilla actual y su antiguo hospital se dice son del siglo XVII, no es imposible pensar en que, como en tantos casos, fuesen una refundación de edificios piadosos de amparo y refugio anteriores, pero sólo son elucubraciones


La imagen de la Virgen de la Blanca con el Niño preside el altar en destacada posición central dentro de su retablo


Con motivo de las fiestas, cuyos días grandes se celebran los días 7 y 8 de septiembre, la imagen aparece así expuesta sobre el pedestal de la procesión hacia la iglesia parroquial y su posterior regreso a su capilla


La noche del 7 al 8 se celebra una procesión nocturna en la que se lleva a la Virgen a la iglesia, entre cánticos, aplausos y fuegos artificiales


El día 8 y tras la misa cantada y rezada del mediodía, se realiza la grande, multitudinaria y emotiva procesión del día grande con cientos de personas ataviadas con los trajes tradicionales de porruanu y aldeana, gaiteros, tamboriteros, pandereteras cantando y tocando letanías piadosas den honor a la Virgen y su romería, bandas de música, etc.


También se transportan los ramos, ofrendas colocadas en un bastidor piramidal adornado con sedas, plantas, flores y roscos de pan, llevado a hombros en la procesión por cuatro mozos acompañados de las mozas entonando cantares al son de la pandereta. La subasta delos panes ayuda a sufragar la fiesta


Durante esas jornadas se bailan las caracterizan las danzas tradicionales que acompañan a la fiesta en todo momento. Además de la religiosidad, insistimos, estas celebraciones afianzan un fuerte sentido identitario en relación a un barrio o lugar con su emblemático espacio sagrado


Refuerza muy especialmente este sentimiento de comunidad, grupo y colaboración la impresionante muestra popular de fuerza y destreza comunitarias de la Joguera o H.oguera (con hache aspirada), consistente en erguir a pulso un enorme tronco de árbol que se planta en el campo de la capilla la tarde del 7 de septiembre en otro masivo desfile que recorre buena parte de las calles de Nueva 


El transporte del tronco por las calles de Nueva es una proeza y una epopeya, con su monstruoso tamaño de unos 40 metros y un peso medio de tonelada y media al que previamente hay que traer al pueblo y cortarles las ramas menos las de la parte superior


Además del esfuerzo físico y coordinación del ingente trabajo en equipo con la máxima coordinación imprescindible para acometer toda la operación con éxito, está la tarea de hacerse paso en muchas esquinas con ciertas estrecheces, para lo que es necesario probar cómo esquivar cada obstáculo


La tradición hace que el árbol haya de ser "robado" y para ello se "vigilan" o exploran antes los ocalitales de los montes cercanos compitiendo a ver donde se localiza el mas grande. Anteriormente a la introducción y plantación masiva de ocalitos se empleaban otros árboles de alto porte


Unos días antes se planta la h.oguera infantil, razón esta por la que vemos siempre dos, una grande y otra más chica, en la plaza de la capilla de la Virgen de la Blanca


La tradición de La H.oguera o Joguera existe en prácticamente todo el concejo de Llanes y muchos del oriente de Asturias, también está viva con otros nombres (L'Arbolón por ejemplo) y variantes en cuanto a sus características, en otros pueblos de Asturias, aunque antes estuvo mucho más extendida. Realmente es una celebración común a muchos lugares del mundo, la del árbol totémico que representa a la comunidad


Dentro del ámbito europeo se ha querido ver una representación de la misma en la decoración del famoso Caldero de Gundestrup, maravilla del arte celta, datado entre los años 200 a.C. y 300 d.C., en plena Edad del Hierro


¿Cómo pudo una modesta capillina rural que fue de un hospital de pobres, peregrinos y desvalidos ser el centro de estos formidables festejos?. Como hemos dicho la capilla no se extinguió con el hospital y siempre tuvo devoción, se hacían asambleas vecinales al son de su campana y esto asentó un sentimiento de comunidad, el cual se plasmaría no sólo para reuniones sino también en la fiesta vecinal, de tan marcado lugar en el calendario como la Virgen de septiembre, la Natividad de la Virgen María


Y es entonces cuando surge, en el siglo XIX y precisamente con los cambios políticos y sociales de esa centuria, el fenómeno de los bandos, agrupaciones vecinales en torno a una capilla, fiesta y lugar, que no son solamente una cofradía religiosa sino un fuerte sentimiento de pertenencia y de competencia y rivalidad con otros bandos, normalmente dos en cada pueblo


Según la folclorista y filóloga Yolanda Cerra Bada, el origen de los bandos está demostrado documentalmente en 1837 en la capital del concejo, la villa de Llanes, y luego fue extendiéndose a los demás pueblos y parroquias del concejo. Su primer origen fue político, cuando los liberales, ya en el poder, se dividían en exaltados y moderados, favoreciendo cada uno una fiesta local, no ya necesariamente la patronal, sino en determinada capilla, como forma de reunión festiva y sentimental, simbolizando su fuerza frente a sus rivales. Cerra Bada escribe al respecto en la revista Bedoniana del año 2010 lo siguiente:
"Bando es un término que significa facción política, lo que evoca desunión, disputa y confrontación; nada que ver, en principio, con fiesta y con mucho menos con devoción. Al origen político de los bandos festivos de la villa de Llanes es imputable la asociación de esos términos aparentemente irreconciliables. En un momento de cambios muy intensos, cuando, tras la muerte del rey absolutista Fernando VII se está acabando con el Antiguo Régimen y fraguando un nuevo sistema, los liberales –exaltados y moderados– serán los protagonistas de una confrontación política que dará lugar a la emergencia de un sistema festivo dual en Llanes. La fecha germinal es el año 1837, según nos transmite el historiador local Manuel García Mijares1 . Las elecciones a Cortes constituyentes del año 1836 habían quedado inconclusas debido a los movimientos insurreccionales que llevaron al poder a los exaltados. En Asturias había habido poca participación y los puestos vacantes, que irán a parar al partido moderado, se cubren tras la elección parcial de junio del 37, celebrada con mayor retraso debido a la invasión de la región por tropas carlistas. Uno de los escaños será para el marqués de Gastañaga y Deleitosa, perteneciente a la aristocracia terrateniente llanisca y jefe del partido moderado en Asturias. Sin embargo, es precisamente en junio, recién elegidos los moderados, cuando se promulga la Constitución progresista de 1837, a raíz de lo cual se convocan elecciones de acuerdo con una nueva ley que, por cierto, amplía algo el exiguo censo electoral. 

En Llanes, el partido de los exaltados o progresistas había sido derrotado en aquellas elecciones constituyentes, pero, considerándose ganador presente y futuro, «se anticipó a celebrar» –afirma García Mijares– un triunfo que no llegará tan pronto mediante una fiesta dedicada a Santa María Magdalena, el día 22 de julio. Pero los moderados, ganadores recientes de las elecciones parciales que correspondían al año anterior, responden al desafío con otra fiesta el 16 de agosto, día de San Roque.

Los líderes de los partidos, que son los señores de las casas nobiliarias de Rivero, Inguanzo o La Espriella, moderados, frente a los Posada, exaltados, fomentan estas fiestas utilizándolas durante varios años como arma política. Sin embargo, la creación de las mismas no se produce ex novo sino utilizando santos y capillas preexistentes, lo que contribuye no solamente a mantener y enriquecer el patrimonio artístico local sino a tejer un delicado hilo con la tradición, segura base de su éxito. Pasado el tiempo, las fiestas pierden significación política y pasan a ser apoyadas por los sectores populares. La segmentación entonces será geográfica; los partidarios de la Magdalena se distribuyen por la zona intramuros, en torno a la capilla de la santa y con la calle Mayor como eje viario central, mientras que los de San Roque se esparcen por la zona extramuros, en torno a la capilla del santo, anexa al antiguo hospital de peregrinos"

Este origen político desapareció pronto y se transformó en una fiesta de identidad de barrio o lugar que con sus picas, a veces importantes, establecía un régimen de competencia dentro de la dinámica social local a estos y otros niveles. Coincide efectivamente ello con el fenómeno de los indianos, los cuales, además de sufragar obras públicas en sus pueblos de nacimiento también apoyaban determinada fiesta:
"Con el triunfo de los bandos, el sistema festivo del Antiguo Régimen –donde tenía importancia central la patrona, Nuestra Señora, en su advocación de la Asunción celebrada el 15 de agosto, junto con las viejas fiestas de San Juan, San Pedro, San Bartolomé, Santa Ana, el Corpus Christi y otras–, no puede competir contra esa fuerte polarización festiva. A efectos prácticos, la patrona dejará de ejercer su patronazgo. Con posterioridad, la Guía vendrá en cierta medida a romper el modelo hegemónico de la oposición La Magdalena/San Roque. El desequilibrio tiene que ver con nuevas circunstancias sociales, como el apoyo de indianos, el inicio del turismo moderno y el interés por las tradiciones. La Guía, vieja devoción de los arrabales y de las aldeas del entorno de Llanes, acabará constituyéndose como bando después de la Guerra Civil, tras un largo periodo de gestación. 

Estas fiestas de la capital llanisca son sobradamente conocidas por el concejo; la prensa local –y ahí es básico el papel de El Oriente de Asturias y también de El Pueblo– difunde con profusión todos los detalles. Ese sistema de la villa es reproducido en otras localidades del concejo tras la guerra citada. Así ocurre en Nueva, con el Cristo y la Blanca, en Naves con San Antolín y Santa Ana y, décadas más tarde, en Villahormes, con Santa Olaya y San Antonio"

Las razones por las que espontáneamente los bandos se extendieron por todo el concejo, aún ya sin connotaciones políticas, pueden ser varias, pero sin duda habría un gran trasfondo de imitación, así como cuestiones tales como seculares disputas entre lugares por cosas como qué barrio era mejor, quien contribuía más a las celebraciones, dónde se haría mejor la fiesta, etc:
"Los señores de las familias llaniscas más poderosas, al asentar una celebración política en la onomástica de dos importantes santos del santoral católico, conseguirán indirectamente reactivar la devoción a estos santos en un momento en que la tendencia será precisamente la contraria. Diversas causas como la pérdida de privilegios de la Iglesia, su reorganización, la desamortización de bienes o el cambio de las mentalidades provocan un desplazamiento de los santos a favor de la Virgen María y Jesucristo. El modelo de la villa se impone en Naves, con Santa Ana frente a San Antolín y en Villah.ormes, con San Antonio y Santa Olaya. Los contendientes o bien son santo y santa o, en el caso de Nueva, el Cristo y la Virgen de la Blanca. En cualquier caso la oposición es masculino/femenino.

La religión proporciona unos soportes básicos: el temporal (onomástica de los santos), el espacial (la capilla), el iconográfico (las imágenes) y el ideológico (la creencia religiosa). Pero constreñir el análisis a lo estrictamente religioso no es posible, pues existen otras dimensiones: la económica –la fiesta proporciona intercambio de bienes y servicios, un hecho verdaderamente antiguo, incrementado ahora con la facilidad en las comunicaciones y el incremento del turismo–; la social –por medio de los encuentros familiares y comunitarios, la comensalidad, las iniciaciones juveniles y la socialización, los cambios de roles–; la estética –músicas, danzas, canciones, flores, fuegos, colores, vestidos u olores son elementos inherentes a la fiesta capaces de producir momentos de intensa emoción–. Pero, con todo, la dimensión simbólica es fundamental, pues la fiesta es capaz de crear una unidad social que se percibe y se define como grupo: un «nosotros» frente a un «ellos». La fiesta permite a los individuos, creyentes y no creyentes, integrarse en un grupo y reafirmarse como miembros del mismo, bajo el icono religioso convertido en símbolo de identidad

(...) , la primera crónica periodística que describe las fiestas de los bandos de San Roque y la Magdalena en 1862, 25 años más tarde de su emergencia como bando, pone de manifiesto la división y rivalidad pero también el interclasismo y la ruptura simbólica de las divisiones sociales, una ilusión de comunidad democrática, mientras dura la fiesta, subrayada por hechos como que las jóvenes distinguidas vistan de aldeanas y la marquesa de Gastañaga se una a la danza prima"

Estas piquillas vecinales no se viven ahora con la intensidad de antaño, los bandos colaboran y sus actividades trascienden, como entidades sociales, más allá de lo festivo-religioso, pero no vamos a negar que sigue existiendo una importante rivalidad a ver quien hace la mejor fiesta o tiene "más larga" la Joguera. Dice también Cerra Bada que el hecho de que los bandos tengan origen político, aunque asientan sus celebraciones en lo religioso, es quizá la causa de su relativa independencia con respecto a la Iglesia;

" En efecto, un bando no es una asociación religiosa, no es una cofradía ni tiene por qué serlo. Las cofradías son asociaciones seglares con fines religiosos, sometidas a la autoridad eclesiástica correspondiente, frente a los bandos, que ni son asociaciones ni están sometidos a autoridad alguna"

La pertenencia a un bando suele transmitirse de padres a hijos, pero también existen adscripciones voluntarias y dobles pertenencias

"La afiliación al bando se establece por vía familiar; el bebé se adscribe automáticamente al bando de sus progenitores. En caso de matrimonios mixtos, la regla no está claramente definida: la matrifiliación no está reñida con los pactos a que llega el matrimonio de «reparto» de los hijos o con el grado de presión ejercido por una de las familias («el que más pueda»). Ello no quita para que también exista la opción, minoritaria, de elección libre motivada por el grupo de iguales, en el caso de que las amistades juveniles pertenezcan a un bando distinto al familiar; e, incluso, algún caso de doble afiliación"
Capilla del Cristo del Amparo y su Joguera

Es normal que una fiesta suceda inmediatamente a la otra en el tiempo, a la semana de la de la Blanca comienza en Nueva la de sus competidores en el barrio de Llende'l Ríu que pasó a ser más conocido como Triana, el Cristo del Amparo, también con su ritual de bailes, procesiones, desfiles, danzas y Joguera. Acabadas estas y según avanzan otoño e invierno, este antagonismo de la fiesta dual, tiende a diluirse... para ir reviviendo según se acerca el verano:
"La latencia invernal contrasta con la efervescencia del antagonismo veraniego. En el verano se producen los momentos de máxima solidaridad entre los miembros y de máxima tensión entre las mitades. La exhibición de los elementos de autoidentificación (flores, músicas), la minusvaloración del contrario a través de comentarios irónicos, la exhibición del gasto para emular o sobrepasar al contrario son parte del juego escénico que los bandos se prestan a interpretar. La fiesta será el ámbito privilegiado de antagonismo, donde se pretende eclipsar al rival por medio de la competición en el gasto («Viendo como los otros tiran para arriba…». «Todos arrastran»). Los discursos tienden a sobredimensionar lo propio y a minusvalorar al contrario («Somos los primeros», «Hasta la flor é fea»), estableciendo también oposiciones de espacio (arriba/abajo; dentro/fuera), de cantidad de adeptos (menos/más), de poder económico (a base de sacrificios/dinero), de capacidad de iniciativa y liderazgo (ir por delante/imitar)"

Y estas vendrían a ser las conclusiones de esta gran investigadora e historiadora, válidas para Naves, Nueva, Villah.ormes y otros pueblos llaniscos:
"Todos somos sujetos de identidades múltiples (género, familia, profesión, barrio, nación, etnia, confesión religiosa, partido político, etc.) pero la identidad que más se exhibe en las fiestas de Naves es la que define a dos grupos semicomunales (...). La fiesta se convierte en un ritual de división desde un punto de vista interno a la comunidad y «ser» del bando proporciona una poderosa identidad básica que se reactiva con fuerza cada verano bajo el icono religioso como símbolo aglutinador. Gracias a ello y a las esforzadas comisiones de fiestas, que trabajan infatigablemente por hacer de la suya la mejor, es posible el milagro (...) anual de sus dos fiestas rivales y hermosas (...) que disfrutamos, con admiración y respeto, forasteros, observadores y turistas"

EL SIETE DE SEPTIEMBRE: LA JOGUERA:


Tras traerla hasta Nueva desde los montes cercanos, la tarde del 7 de septiembre los mozos de todas las edades se disponen a llevar a hombros el voluminoso tronco de la Joguera o H.oguera. En esta ocasión lo vemos colocado a lo largo de la adoquinada Plaza de Laverde Ruiz, Plaza del Mercáu o simplemente La Plaza, paso del Camino


Muchos se sientan en el mismo tronco que enseguida van a transportar, unos pensativos y otros departiendo amigablemente. Fijémonos en los pequeños troncos debajo de La Joguera que han ayudado a su colocación en el lugar y a preservar las losas y adoquines de La Plaza de posibles desperfectos a causa de su descomunal peso


La camiseta blanca es obviamente el símbolo y emblema del Bando de la Blanca. El pantalón es azul, normalmente un vaquero, y muchos llevan también un pañuelo al cuello color azul claro alusivo a la fiesta


Otros visten el traje asturiano tradicional de la zona, el traje llanisco o como se suele decir porruanu, al parecer por haber sido en Porrúa donde más se conservó esta vestimenta, evolución de otras más antiguas que pervivió podríamos decir hasta la Revolución Industrial, si bien en no pocos lugares mucha gente la siguió manteniendo hasta aproximadamente la segunda década del siglo XX


El traje de porruanu, como en las mujeres el de aldeana, se mantuvo y mantiene especialmente vivo para las fiestas y demás celebraciones y ocasiones solemnes, incluso se enriqueció con aportes y detalles en ciertas filigranas. Se dice que pudieron contribuir a ello especialmente los indianos, que gustaban de ponérselo cuando venían a las fiestas desde sus países de residencia en ultramar, a ellos puede deberse también el mantenimiento y total triunfo social de esta tradición, según cuenta también Yolanda Cerra Bada en la revista Bedoniana del año 2002:
"Un rito como la plantación de la hoguera destinado a desaparecer por carecer de funcionalidad fue reactivado por los indianos que, a sus regresos estivales o definitivos, pagaban los gastos para ver aquellas fiestas de su pueblo que tuvieron que abandonar para emigrar a América en busca de fortuna. No sólo el impulso económico hace posible estas manifestaciones populares; más importante es la revalorización cultural del vecino enriquecido que proporciona prestigio a unas vetustas costumbres rurales. Hoy ya no son los indianos sino los vecinos los que quieren que «no desaparezca» una costumbre antigua. Porque les dota de identidad y porque es revalorizado por un turismo que, proveniente de una sociedad urbana despersonalizada, se vuelca en lo «natural», busca espacios «naturales», rurales, «autenticidad», «antigüedad», proyectando, en fin, una imagen idealizada de un pasado rural que imagina lleno de valores positivos, de esencias, donde cree que se ha detenido el progreso algún día. Estas actitudes forman parte de una estrategia que se inserta en la búsqueda de las identidades locales, proceso contrario y complementario al de la globalización"

En las mujeres, de todas las edades, se presta especial atención a el repicáu o nudo que se hace en el pañuelo colocado en la cabeza, cuya hechura constituye todo un ritual que ha de hacer otra persona para que salga perfecto, como lo es todo el proceso de confección, artesanal, de los trajes y de ponérselos. En los hombres la cabeza se cubre con una montera picona, que en origen fue un pasamontañas. Según la posición del picu quien lo llevaba puesto mostraba e informaba simbólicamente de su estado estado de ánimo


Las mujeres hacen dos filas a los lados de la Joguera y cantan al son delos panderos cánticos y letanías alusivos ala fiesta y a la Virgen de la Blanca


El público se va aglomerando en torno a la Joguera, el 8 de septiembre se coincide con muchísimas romerías marianas y es además del Día de Asturias y de la Santina de Covadonga, perola gente abarrota el lugar a lo largo de estos días. Además, aunque ya no es agosto, aún hay en el pueblo muchos veraneantes


En los pañuelos del cuello de los mozos que van a participar en el transporte y plante de la Joguera vemos normalmente estampados de fotos, dibujos y lemas referentes a la fiesta y en el pañuelo la cruz de la Victoria, emblema de Asturias. Aquí vemos unos cuantos repicaos de los pañuelos de las mozas, que no todas llevan panderetas, otras tocan tambores


Participan gentes de todas las edades, son tradiciones que se transmiten de generación en generación y que incluso asume y lleva a participar mucha gente vinculada al pueblo, incluso visitantes, amigos y veraneantes


Gaiteros y tamboriteros acompañarán también a la Joguera, tanto las clásicas parejas de gaita y tambor...


Como las bandas de gaitas, tal que esta, que recorren Nueva anunciando y dirigiendo el comienzo del mágico ritual ancestral


Es evidente que gran parte de los participantes ya empieza desde la más tierna infancia, tanto con los cánticos y la música


Como portando la Joguera, aunque sea a la cola...


Otro traje de porruanu, tanto en la chaqueta como en los calzones muestra el socorrido símbolo vegetal de la palma o rama, que aparece ya en las estelas de los autóctonos pueblos vadinienses y orgenomescos y que pasaría con el tiempo a ser un elemento decorativo si bien en tiempos debió ser emblema vital y naturalista de carácter sagrado como lo es el mismo árbol de la Joguera que se transforma en tótem comunitario. En la página del Bando de la Magdalena en la villa de Llanes nos dicen esto:
"Hoy día el traje de porruano vuelve progresivamente a sus raíces. Sus colores son los de la tierra: marrones, avellanas, verdes; aunque también es muy típico el azulón. Se han incorporado nuevos tonos como el burdeos. El negro se usa mucho, y en algunos casos se convierte en el traje para la boda, suele ser en este caso de terciopelo o panilla lisa. Los adornos de fieltro negro que llevan, dibujan formas de la naturaleza como las hojas de roble o “carbayones”, hojas de hiedra, helechos, etc."

Como hemos dicho, el ritual no ha empezado aquí, sino con la elección, corte y traslado del árbol. Sigamos leyendo de este apasionante tema con Cerra Bada:
"Estas fases, realizadas por los hombres, suelen hacerse en el oriente de Asturias desprovistas de todo aparato ritual y festivo. En fechas inmediatamente anteriores a la plantación, el árbol susceptible de ser cortado es elegido por los hombres en los montes cercanos. Se trata, de modo muy general, de un eucalipto alto y liso que es regalado por su dueño o robado simbólicamente. Hay que tener en cuenta que los hombres jóvenes, en ciertas fechas del calendario festivo, tenían licencia para hacer lo que se llamaban «trastadas», es decir, pequeñas gamberradas previstas y admitidas de antemano como cambiar los carros, los tiestos, las portillas de sitio o, en el caso que nos ocupa, robar el árbol ritual. De alguna forma, entrar a formar parte del grupo de varones que realizan estos actos constituye un rito de paso de la infancia a la juventud"

Llama la atención, dice esta investigadora, que se llame h.oguera a un árbol que no se quema, aunque hay datos que en algunos lugares sí se hizo en el pasado:
"Además, la denominación hoguera o joguera, siendo propia aunque no exclusiva del oriente de Asturias, no es la única; por ejemplo, en el Llanes del siglo XVIII, este nombre alterna con el de «ramo de San Juan», por ser en la víspera de esta festividad cuando se plantaba el árbol. Hay que decir, sin embargo, que en la literatura es conocido como «mayo», apelativo genérico y antiguo que guarda relación, por inaugurarlo, con el mes primavera . Ya lo definía el Diccionario de Autoridades como «árbol alto, adornado de cintas, frutas y otras cosas que se pone en un lugar público de alguna ciudad o villa, a donde todo el mes de mayo concurren los mozos y mozas a holgarse y divertirse con bailes y otros festejos». 

Continúa esta gran especialista contándonos muy amenamente todas estas fases preliminares de lo que vamos a ver ahora, empezando por cómo ha llegado este tronco hasta aquí:
"Este árbol, hoy eucalipto y antes aliso, se corta y se traslada en tractor a un lugar inmediato a la localidad. Pero el árbol ha de sufrir una transformación antes de ser conducido festivamente desde allí al lugar donde se plantará. Se le desnuda y alisa, quitándole la corteza, las ramas y los nudos hasta convertirlo en un enorme y grueso palo o cucaña en cuya cima se deja la copa, que suele adornarse con una bandera instantes antes de la elevación. No hace muchos años se colocaban regalos, dinero, un gallo y, untado de grasa el tronco, había una competición entre los mozos por ver quién era capaz de alcanzar la cima"

Y así empezaría lo que es el ritual público de la Joguera propiamente dicho, en la tarde de la víspera del día grande "luego de reunirse en lugar prefijado donde está dispuesto el árbol los hombres que habrán de trasladarlo a hombros y las mujeres que acompañarán con cánticos su marcha..."


Parece que han llegado puntualmente todos los mozos que se harán cargo de la operación de llevar el tronco, pero siempre hay unos momentos de espera hasta que se da la señal de empezar


Aquí tenemos varios tipos de camiseteas y pañuelos del Bando de la Blanca


Ahí vemos la emblemática imagen de esta tradición tan extendida como a la vez no demasiado frecuente de ver. Si algún peregrino pasa por Nueva coincidiendo con estas romerías es preferible vaya sin prisa en el reloj, pernocte en la población o en sus inmediaciones y disfrute plenamente de estos instantes inolvidables


Según llega la banda de gaitas, trayendo a más gente, poco queda ya para empezar, el público llena la plaza pues se espera la señal en cualquier momento...


Ahora más que sentarse los mozos se suben al tronco de la Joguera para prestar máxima atención a cualquier detalle o aviso


Mozos, mozas y público, pues mientras el tronco esté en el suelo crece la expectación y todos quieren subirse a ver quién da el primer aviso para que todos se aparten excepto los transportadores de la Joguera


Y efectivamente ya se avisa al agente para que se aparten y queden únicamente los mozos encargados de izar el gran palo. Si bien hay muchas personas al cargo de todo el proceso el voceru será el encargado de dirigir toda la maniobra


Es un momento feliz y de gran ilusión, pero también de cierta preocupación para que todo salga bien, además de fuerza y resistencia es indispensable una coordinación perfecta de tantísima gente para que no ocurra ni el más mínimo percance


La parte más alta del ocalito será la vanguardia, el pequeño, toma posiciones y mira hacia el ramaje que le han dejado en la copa, agarrando ya una de sus ramas:
"El objeto ritual se ha transformado de árbol en ramo; propiamente el ramo será la copa misma del árbol incrementada con otros elementos y el tronco, su largo soporte. Deja, pues, de ser árbol, para convertirse en el llamado mayo, ramo de San Juan o joguera. Bien entendido que forman parte de esas tareas previas la corta y eliminación del mayo viejo así como la preparación del hoyo y la recopilación de las herramientas que servirán para plantar el nuevo ejemplar"

También aquí, llega la señal de empezar...


Un poco más atrás, chicos un poco más grandes asumen ya su papel y van ocupando su lugar


Y a una voz todos se agarran al ocalito y al unísono lo cargan sobre sus hombros con una sincronización realmente admirable en todo lo largo de tan extensa fila...
"Efectivamente, los hombres jóvenes, dirigidos por algún experto y ayudados por otros no tan jóvenes, cargan en hombros el pesado tronco y, en un alarde de vigor y esfuerzo, sorteando los obstáculos y las curvas que encuentran a su paso, lo conducen al lugar establecido para la plantación"

Es un espectáculo realmente impresionante y asombroso que podremos admirar en más lugares pero es posible que en no tantos de una forma tan multitudinaria como en Nueva. Seguimos leyendo a Yolanda Cerra Bada:
"El área que abarca este rito vegetal es enorme. Desde luego no se trata de ninguna manera de un rito local, puesto que encontramos rituales de plantación de árbol por toda Europa desde Rusia a Galicia o desde Inglaterra hasta Italia. En cuanto a la Península Ibérica la representación es muy alta: Cataluña, Aragón, País Vasco, León, Castilla, Galicia, Andalucía son zonas donde, con más o menos vitalidad, se ha documentado o se documenta en la actualidad este ritual. En lo que concierne a nuestra región, es Llanes el concejo que aporta mayor número de ejemplares y también donde el respaldo social es también mayor. Se pueden nombrar, dentro del Valle de San Jorge, las del Cristo y la Blanca de Nueva, la de San Antonio en Villahormes y la de San Antolín de Naves; en el resto del concejo, las de Celorio, Balmori, Quintana, Bricia, Pancar, San Roque del Acebal, Vidiago, La Borbolla, Riego, Buelna o Pendueles. En otros municipios del oriente también se plantan hogueras, como en Cabrales (Asiego, Tielve), Ribadedeva (Villanueva) o en las Peñamelleras (Abándames, Cuñaba, Siejo, Alevia, Robriguero, Cimiano). En la vecina comunidad cántabra, hay también algunas referencias de las cuales la más representativa es la de la localidad de Pujayo. En el resto de Asturias pueden contarse con los dedos algunos ejemplos, como el arbolón de Cangas del Narcea, el roble de los casados y el álamo de los solteros de Pola de Siero o el ramo de Borines. Por lo tanto, la extensión del fenómeno es europea, siendo el oriente de Asturias el área hispánica norteña donde quizá se asienten el mayor número de ejemplares"

Coordinando cada paso y movimiento, siempre vigilando cada centímetro de la fila pero a la vez no perdiendo nunca la visión de conjunto


Si bien sin pausa y casi con una cierta prisa en el paso, imprescindible para la inercia de soportar el inmenso peso, recorrer toda La Plaza el tronco entero a cuestas se toma unos buenos momentos


La verdad es que es una visión muy dinámica y espectacular, esta mezcla de fuerza y acompasado de tanta gente en este sumo esfuerzo, verdaderamente titánico


Junto con los portadores de la Joguera, hay coordinadores y ayudantes comprobando que todo esté correcto y todo el mundo vaya bien, soportando su peso correspondiente sin flaquear y en caso que ocurra saber cómo contraponer el apoyo correspondiente casi sin pensar


Cada hombro de cada persona es fundamental, todo depende de la buena marcha de todos y cada uno de los componentes


También es necesario mantener el espacio totalmente libre y que nadie del público se acerque demasiado o se interponga. Aunque son momentos alegres estos están acompañados de la necesaria tensión y el preciso tesón


Tensión y esfuerzo que se notan en las caras y respiración profunda de los hombres que tiran sin pausa de tonelada y media repartida linealmente


Más camisetas y lemas de la Blanca


Nada más salir de La Plaza y embocar los primeros cruces de las calles de Nueva, surgen las primeras complicaciones debidas a la longitud del árbol. Hay que variar los ángulos para acometer las esquinas, ayudándose de algún soporte para aguantar el peso descomunal


Con el soporte, que habrá sido convenientemente probado, se apoya en él el tronco y algunos de los situados en la cola del ocalito se toman un cortísimo respiro, pero nunca bajando del todo la guardia...


Esta operación de apoyado ha de hacerse también con el máximo cuidado y delicadeza. Otros han de seguir aguantando, si bien no soportando tantísimo peso


El muro que rodea una finca en el centro de Nueva parece ser el problema. Mientras se para un poco se delibera sobre la mejor manera de pasar y esquivarlo. Arriba a lo lejos, el monte de El Llanu Nueva (220 m), testigo mundo de la tantas veces milenaria historia del Valle de San Xurde


Parece que ya se ha decidido cómo proseguir camino y se va a reiniciar la marcha


Hay pues que volver a tomar posiciones y ponerse manos a la obra, moviendo el tronco hasta hacerlo pasar 


Aquí vemos el embotellamiento, cuesta terriblemente realizar cualquier operación


Momento crítico en el barrio de La Nogalera, pero el tronco va saliendo. Recogemos el testimonio de un visitante en el blog de Estrella, que puede darnos una idea de la impresión que puede dar asistir inesperadamente a esta circunstancia:
"Lo de la hoguera no es cosa de un ratito, primero hay que ir a los montes vecinos a buscar el árbol idoneo, siguiendo dos reglas básicas que sea muy recto y, lo más importante, que sea más grande que los del vecino. Y entonces pasa lo que pasa. Este año el «honor» de quedarme atascada en Nueva mientras un montón de mozos y no tan mozos pretendía doblar en una esquina en 90 grados (...) un palillito de 40 metros.

Después de infinitas maniobras , me consta que dieron marcha atrás y que al final entraron por otro lado sin tanta esquina. (esto lo sé por los rastros dejados por el palito en el asfalto"

Los mozos mueven en el sentido que va siendo acordado según los resultados y con duro trabajo salen del trance



El tronco se va moviendo, no solamente ya con el impedimento del muro, sino de los arbustos del jardín. Estas situaciones son habituales al transportar y mover la Joguera en muchísimas ocasiones, baste como ejemplo


Poco a poco se va saliendo del atolladero... pero es un esfuerzo sobrehumano


Se ha salvado el obstáculo y ya se puede continuar hacia la capilla de Nuestra Señora de la Blanca


Todos a arrimar el hombro, la Joguera sigue camino... 


Se retira el soporte de apoyo y  se apura el paso con tamaño tonelaje sobre nosotros



A pesar de los obstáculos todo se va sucediendo dinámicamente y antes de que nos demos cuenta habrán llegado, entusiásticamente, al campo de la ermita, La Plaza de la Blanca o del Hospital



Ya estamos a la vista de la capilla de Nuestra Señora de la Blanca. Se va a hacer otro alto y merecido descanso, echando el tronco a tierra


Acompañan el ritual las mozas con sus cantos. Esta es una crónica del año 2014 para La Nueva España  que sirve para hacernos una idea de cómo se vive la fiesta, se titula Nueva planta una monumental hoguera de 41 metros de altura en honor a la Blanca:
"Cuarenta y un metros mide la monumental hoguera que el bando de La Blanca, de Nueva de Llanes, plantó ayer en honor a "su" Virgen. Dos mil quinientos kilos, calculaban los romeros, que debía pesar el enorme árbol, cortado en las inmediaciones de Güerbu y que los mozos del bando, todos a una, trasladaron a hombros hasta la plaza de La Blanca. Como manda la tradición, los hombres avanzaron con la hoguera mientras que las mozas, vestidas de llaniscas, cantaban coplillas de ánimo y de alabanza a la Virgen local. La jornada dio para mucho más: desfile de carrozas, bailes del país, reparto del bollu, una emocionante procesión nocturna y verbena"

El refuerzo del carácter comunitario de esta fiesta, comparándolo con otras relacionadas con los árboles y sus ramas, nos lo explica asimismo Yolanda Cerra Bada:
"Plantar la hoguera es un rito que utiliza como soporte lo vegetal y trasmite unos significados simbólicos con gran repercusión en lo social. Tenemos otras muestras en la sociedad agrícola tradicional donde los vegetales se hallan presentes de modo ritualizado. Por ejemplo, el ramo de laurel que se lleva a bendecir a la misa del Domingo de Ramos para después desempeñar una clara función profiláctica: colocado a la puerta de las casas o entre los aperos de labranza, impide la entrada del mal y asegura buenas cosechas; quemado durante las tormentas, preserva del rayo; entregado al padrino refuerza los vínculos sociales. En las fiestas, podemos destacar el que se colocaba a las mozas por San Juan, símbolo de sanción social positiva o negativa sobre su atractivo o conducta, los enrames de las fuentes en esa noche mágica, así como los ramos de Navidad y los conocidos ramos de pan que constituyen la ofrenda real y simbólica que se hace al santo patrón en su festividad. A estos podrían añadirse tanto el ramo que, cuando se abría un tonel de sidra, se ponía a la puerta de la taberna o de la vivienda particular como reclamo y que con su frescura anunciaba y representaba la del líquido, como el que se coloca en el tejado al acabar una edificación, hoy anuncio de fin de obra así como velada petición de convite al dueño, pero antaño seguramente con función preservativa."

Al oeste, el legendario Picu Mediudía, en la Sierra Cueva Negra, con sus legendarias tradiciones marianas de la Virgen que viene por mar con el Niño y huyendo de sus perseguidores, revela lo arraigado de muchos ancestrales rituales paganos cristianizados existentes en estos parajes del oriente asturiano de los que escribe Hernán del Frade de Blas para la revista Bedoniana del año 2010 con el título Mediudía y Socampu, dos montañas sagradas:
"Hace cosa de treinta años, estando en invierno en Llames, mi hermano subió al monte a cazar con mi tío Toño, mi primo Toñín, Ramón –un paisano del pueblo– y su hijo, Ramonín. Yo era un crío y no se me dejó subir por mi condición. Todo el día estuve mirando al monte con los prismáticos de mi padre, sin lograr ver la partida de cazadores por el Pico Mediodía. 

Ya entrada la tarde, volvieron con alguna arcea, pero lo que más recuerdo, aparte de mi frustración infantil por no haber ido a la aventura, fue el relato que me hizo mi hermano de cómo era aquella montaña que dominaba el paisaje. Abundó en detalles de cómo era de empinada, de la cumbre, en la que había nieve; de las praderas de la cresta, que yo imaginaba cortada a pico. Sin embargo, lo que más me interesó fue el que había visto la herradura del caballo de Pelayo. Ramón le había contado cómo Pelayo, batallando con los moros, había pasado por un pequeño y estrecho puerto entre rocas junto al Picu Mediodía y su caballo, al que imaginé fuerte y descomunal, había pegado una patada a la roca, dejando su herradura tallada en ella. Cuando ya tuve edad de subir al monte, busque varias veces la herradura, pero no la pude localizar
La leyenda
Pasó mucho tiempo hasta que, después de pasar unos años fuera, comencé a ir al monte de nuevo. Al pasar por el lugar de la leyenda, El Portillín, volví a intentar localizar la marca en la roca, otra vez sin éxito. Pregunté a gente por la zona pero las indicaciones eran ambiguas, y a veces contradictorias. Un día localicé un artículo de Cristobo de Milio Carrín, que decía que la Virgen y el Niño, habían cruzando el monte junto al Picu Mediodía. En este lugar la mula que montaban había pegado una patada abriéndose la montaña y dejando la herradura marcada en la roca. Las similitudes entre las historias eran casi totales, solo cambiaban los jinetes. A raíz de este artículo localicé otro de Elviro Martínez que recogía la leyenda con detalle, a la que denomina «la Corona de Estrellas» y cuyo resumen sería el siguiente: la Virgen, huyendo de los moros que vienen por mar tras ella, llega con el niño a Cuevas del Mar de noche. Un sirviente la lleva hacia Nueva sobre una mula con el niño bajo su manto. Al descubrir al niño, este emite un extraño fulgor que ilumina la noche. La comitiva va siguiendo a la «estrella más hermosa», que inicialmente está sobre el Socampu y va girando hacia el oeste. La comitiva sube por Robazón hacia el monte, pasando por lugares determinados. Unos pastores ven el fulgor el niño. Una vieja que está con ellos no lo ve por impía, se va a dormir y su lecho se convierte en un bloque de piedra llamado «Cama de San Pedro». La comitiva llega al Portillín. No puede pasar por las rocas. La Virgen ordena a la roca que se abra. Allí deja su marca la mula. Siguen por el Valle la Piedra hacia Covadonga. 

Tras leer la leyenda, se aprecia que el romance que esta narra se prodiga en descripciones exactas del camino seguido por la Virgen, todo parece indicar que estamos ante un mito local muy antiguo posteriormente cristianizado. Varios elementos tienen un significado especial, como es la «estrella más hermosa» que cabe identificar con Sirius, la estrella más brillante del cielo y a la que se denomina en la Edad Media Stella Maris, y representación en la cultura mediterránea de la diosa Isis4, relacionable con Démeter, Astarté, Potnia Theron, Cibeles, Sirona, Belisana, Danu/Ana –y la lista seguiría–, es decir, la diosa madre por excelencia. Es significativo que Sirius culmina, pasa por el sur, a medianoche el 30- 31 de diciembre y visto desde Cuevas del Mar, el Socampu marca el sur"

Otro elemento principal de la leyenda es la luz milagrosa que sale del niño cuando la Virgen abre su manto:
"El niño/dios brillante puede relacionarse en distintas culturas antiguas con los dioses Horus, Mithra, Helios, Hermes, Apolo, Dagda/Sucello o Belenos. Xose Lluis García Arias cita el pueblo de Belmonte, situado junto al monte de la leyenda, como un rastro toponímico del culto a Belenos, «el brillante» deidad principal del panteón céltico. La dedicación de montañas a Bel/Belenos se da en otros lugares, como Belén, en Valdés, o el monte Bilibio en La Rioja. Una deidad de raíz indoeuropea relacionada con Belenos es Sirona, representada con una corona en forma de estrella y un niño. Como curiosidad, en una cultura tan lejana como la de los indios Chumash, de California, su ceremonia del solsticio invernal se denomina Kakunupmawa, que significa el brillo del niño nacido en el solsticio de invierno»

La llegada a la playa de la Virgen huyendo de los moros, se puede relacionar con leyendas como la de la llegada a Saintes Maries de la Mer, en la costa mediterránea francesa, de las tres Marías, huyendo por mar de los romanos. Tras llegar a tierra, la Magdalena fue a retirarse a una cueva de la montaña de Sainte Baume, junto Aix en Provence. En relación con todo ello, el bretón Jean Markale interpreta un grabado en el dolmen de Petit Mont (Morbihan, Francia) con la Diosa Madre en su navegación nocturna durante el otoño, cuando el sol baja en el horizonte y no comienza a elevarse otra vez hasta el final de diciembre"

Otro elemento importante en la leyenda es la denominada Cama de San Pedru. Se trata de un gran bloque pétreo se alza en la cresta del monte entre los Cuetos Negros y el Picu Mediudía, siendo muy visible desde el norte y este:
" La mención a Pedro lleva a una identificación inicial con San Pedro, sin embargo, en gran número de tradiciones y leyendas, Pedro es el nombre de un ser sobrenatural, a veces de connotaciones negativas e, incluso, diabólicas. Quizá la roca lleva la mención a Pedro como algo pagano. Ha de tenerse en cuenta es que la vieja se acuesta en una cama y esta se transforma en roca. Las leyendas relacionadas con rocas denominadas «camas de santos» se repiten por Asturias y Galicia e incluso por Irlanda. Estas «camas de santos» suelen estar relacionadas con ritos de fertilidad en los que las mujeres que no pueden tener hijos realizan rituales que van desde las ofrendas, rodear la roca varias veces en determinado sentido, frotar el sexo contra la roca o incluso yacer las parejas sobre la roca misma. El valle cerrado que existe tras el Mediudía se llama Valle la Piedra, recalcando el artículo «la», referencia directa a La Cama San Pedru; advocación, por cierto, de la iglesia de Pría. Para finalizar, el elemento milagroso principal de esta leyenda, además de la luz milagrosa, es la patada de la mula que abre la montaña. La virgen obra el milagro por medio de la mula y su coz descomunal, y gracias a ella la Virgen puede escapar. Leyendas similares se reproducen en pasos de montaña del noroeste peninsular. Por citar solo dos lugares con similar leyenda, tenemos la Patadica de la Mula en el monte Pardomino, junto al embalse de Porma, en León, y la Patá la Mula en Teverga. Habitualmente, se relacionan los lugares en los que existen herraduras talladas en la roca con lugares de sacrificio de caballos relacionados con investiduras de jefes locales"

En el campo de la capilla, que ya vemos a la izquierda de la foto, La Plazuela de la Blanca, ya se yergue la Joguera infantil plantada pocos días antes. al lado va a procederse a plantar esta...


La gente se arremolina tras haber seguido el trayecto de los mozos acarreando la Joguera y busca la mejor posición para admirar el espectacular rito del plantado


Se ha colocado la base del tronco sobre el gran agujero donde se plantará la Joguera tras haberse retirado la del año pasado. Yolanda Cerra Bada nos deleita con sus comentarios de la trascendencia del momento:
"Plantar la hoguera es un rito que utiliza como soporte lo vegetal y trasmite unos significados simbólicos con gran repercusión en lo social. Tenemos otras muestras en la sociedad agrícola tradicional donde los vegetales se hallan presentes de modo ritualizado. Por ejemplo, el ramo de laurel que se lleva a bendecir a la misa del Domingo de Ramos para después desempeñar una clara función profiláctica: colocado a la puerta de las casas o entre los aperos de labranza, impide la entrada del mal y asegura buenas cosechas; quemado durante las tormentas, preserva del rayo; entregado al padrino refuerza los vínculos sociales. En las fiestas, podemos destacar el que se colocaba a las mozas por San Juan, símbolo de sanción social positiva o negativa sobre su atractivo o conducta, los enrames de las fuentes en esa noche mágica, así como los ramos de Navidad y los conocidos ramos de pan que constituyen la ofrenda real y simbólica que se hace al santo patrón en su festividad. A estos podrían añadirse tanto el ramo que, cuando se abría un tonel de sidra, se ponía a la puerta de la taberna o de la vivienda particular como reclamo y que con su frescura anunciaba y representaba la del líquido, como el que se coloca en el tejado al acabar una edificación, hoy anuncio de fin de obra así como velada petición de convite al dueño, pero antaño seguramente con función preservativa"

El pozo es estrecho, su anchura se corresponde poco más que a la del tronco. Pero es profundo, pues llega a los dos metros, y tiene forma de rampa, para favorecer el deslizamiento. Son técnicas dadas por siglos, por no decir milenios, de experiencia 

Alguien se ha sentado encima y sobre la misma boca del hoyo, quizás no casualmente sino que estará mirando que no se zarandee y controlando el ángulo para proceder a la acción del plantado.  Continuamos atendiendo a las explicaciones de Yolanda Cerra Bada:

"Mientras que en otros lugares lo que se resalta es el robo simbólico, la propia comunidad de los mozos (o quintos) o bien la ascensión a la copa, en el oriente de Asturias es la plantación lo que reviste mayor importancia social y ritual"

Al lado, tierra, palas y cuñas para asegurar la Joguera cuando se plante. No quedamos dejar de pasar por alto que aquellas dos palmeras delatan que estamos ante una preciosa casona indiana, la Casa Don Tomás, que es actualmente hotel. Dado el papel de los indianos en el resurgir de las fiestas populares, plasmamos su historia desde su propia página web:
 "Esta casa fue mandada  construir por el indiano Don Tomás Buergo Pesquera en vísperas de contraer matrimonio y formar familia con su sobrina María Josefa Díaz Buergo, en el año 1919. Era esta una situación muy peculiar de finales del siglo XIX y principios del XX, y propia de acaudalados indianos que estimaban necesario y positivo encerrar en la propia familia el gran capital acumulado con el ímprobo sudor de su frente. 
Cuando Don Tomás muere en su domicilio en Nueva de Llanes el 21 de Diciembre de 1949, deja una extensa prole formada por seis hijos: Tomás, Blanca, Josefina, Carmen, Anita y Manuel, más una hija reconocida como tal en el año 1902. La casa pasa a ser propiedad de su esposa y experimenta ligeras reformas para adaptarla a nuevas formas de vida en el año 1962. 
Pasado un tiempo, La casa de don Tomás llegó a propiedad de su hija Anita Buergo Diaz y de los hijos de ésta, José Miguel y Ana Gutierrez Buergo, quienes decidieron en el año 2001 iniciar las reformas de acondicionamiento en la vivienda para dar vida a este alojamiento en el que trataron de perpetuar la memoria de su celebre antepasado. 
La casa , que está rodeada por un amplio jardín de mil metros cuadrados, sitúa en la planta baja cuatro amplios salones destinados a recepción, comedor, cocinas y sala de estar. En las plantas primera y segunda se ubican ocho habitaciones(cuatro en cada planta)"

Júbilo en La Plazuela dela Blanca, las mozas se reúnen de nuevo para volver a tocar la pandereta y cantar:
"El hecho de que las mujeres (mozas solteras, en principio, aunque ahora intervienen casadas) acompañen el acto con sus canciones al son de tambor y panderetas, en filas y ataviadas con el vistoso traje de la zona, contribuye a resaltar la magnitud del acto, muy importante en la vida de la comunidad local y consumido como producto cultural por turistas y veraneantes"

Atrás, el público no se pierde detalle del trascurrir del acto, de tremendo impacto visual y emocional que culminará al día siguiente con la fiesta mayor


Fijémonos en la Joguera Infantil a la izquierda, como está de bien plantada. La tradición y el gusto por el bando empieza a temprana edad


Se empiezan a desplegar las cuerdas. Unas cintas evitan que los asistentes se acerquen demasiado


Todo se va a ir desarrollando con normalidad pero se requiere no sólo fuerza sino calma y destreza y hay que parar lo necesario para reponer fuerzas, el ritual acaba de empezar, al son de las órdenes del voceru que dirigirá la operación para conseguir un pleno éxito


Todos ya en sus puestos atienden de nuevo a la pertinente señal para comenzar a plantar la Joguera


Ya se va agarrando el voluminoso tronco para proceder a otra fase muy delicada, "Antes del izado, aseguran unos clavos hacia la mitad del palo que servirán de sujeción para las cuerdas de tiro" 


Ahí se va levantando poco a poco y con sumo cuidado y máxima atención. Reiteramos que todo se sucede dinámicamente pero no es para nada una tarea fácil, aunque la buena maña de los mozos haga a veces parecer hasta relativamente sencilla a un observador. Son la fuerza, la sincronización y los sentimientos comunitarios y de compañerismo que fomentan la fiesta y el rito


Y aquí está encajando, perfectamente, en la honda trinchera excavada


Unos levantan y otros hunden la Joguera, perfectamente acompasados al unísono


Se ayudan de un madero para meterla más en el hoyo, empujando hacia abajo 


La cuerdas dispuestas, pronto se tensarán tirando de ellas decenas de manos para contribuir al izado...
"Una vez iniciada la colocación del mayo dentro del pozo, que tiene forma de rampa y en su lado más profundo mide unos dos metros, los hombres tiran por los cabos de las cuerdas"

Allá se va levantando la copa del ocalito, con el ramu y las banderas. La gente se sube a los muros y a donde haga falta para admirar estas escenas inolvidables. A lo lejos las alturas de La Cabeza Benzúa (734 m en su cota más alta) cierran por el sur el valle del Ríu Ereba


En toda la operación otros hombres, ayudados por varias horquillas de diverso tamaño, llamados jorcaos o jorquetos, irán apuntalando el palo


Aumenta la expectación según va irguiéndose la monumental Joguera


Se suceden, voces, avisos, órdenes, contraórdenes, algunos gritos, puede que algún pequeño susto...


El Picu Maor (369 m) y La Peñe Nueva, las estribaciones más orientales de la mágica Sierra de Cueva Negra, que con el mencionado Picu Mediudía conforma una verdadera montaña sagrada desde la más remota noche de los tiempos, nos continúa diciendo del Frade de Blas:
"Acerca del posible carácter sagrado de esta montaña, el Padre Risco, refiriéndose a la donación del monasterio de San Martín de Collera por parte de Piniolo y Aldonza al monasterio de Corias el siglo xi, al establecer los límites del alfoz de Melorda, al monte que cierra el territorio por el sur se le denomina como Monte de Santa Cruz. La sacralización de lugares paganos se ha producido desde antiguo colocando cruces en su cumbre, ahuyentando el antiguo culto y/o sustituyéndolo. No puede dejar de mencionarse la interpretación que al comienzo de La Fonte del Cai hacía Pepín de Pría acerca del lugar de los Robles del Concejo, al que identificaba con un antiguo bosque sagrado en el que se reunían los druidas y que se encuentra adyacente al monte. Si bien es una apreciación cargada de romanticismo, la posible existencia de un lucus, es decir, un lugar sagrado situado en un claro de un bosque, no es descartable. En apoyo de esta observación ha de tenerse en cuenta que este lugar, cada vez más destruido por el polígono industrial de «Guadamía», se halla junto a la Madre del Río, lugar de nacimiento del río Aguamía. Además, la referencia a los robles, el árbol sagrado por excelencia de la cultura céltica. Por último, el que ese bosque sea el del «Concejo» está indicando la existencia de reuniones en él, algo habitual en los lucus"

El sol del atardecer confiere mayor efecto visual a todo este arduo proceso...


Poco a poco se va consiguiendo gracias a este coordinadísimo trabajo descomunal 


Tirar y empujar, fuerza, aguante y muchas ganas... ¡ VIVA LA BLANCA !


Parece que cuanto más se avanza más rápido va, son otros instantes memorables y llenos de emotividad y sentimiento


Ahí la tenemos, la impresionante Joguera de la Blanca, irguiéndose hacia el cielo: ESPECTACULAR


Pero aún queda mucho por hacer, no hay que confiarse en ningún momento...


Los jorcaos son absolutamente indispensables para ir ganando altura palmo a palmo...


Con la posición y la gravedad el peso del ingenio parece multiplicarse, parece imposible maniobrar así... pero se hace, y se hace bien


Fijémonos también en el juego de cuerdas, compensando en varias direcciones. Es también asombroso y digno de admiración este poder de compenetración entre todos los participantes en el plantado del enorme tronco


A lo lejos, el Picu Mediudía se oscurece en su vertiente oriental anunciando el oscurecer. Lo ideal es acabar toda la operación con buena luz. El nombre del picu es sumamente revelador:
"Quizá nos hallemos ante la cristianización de un mito pagano que se repite por todo el Arco Atlántico: una diosa que procede del mar, interpretándose la travesía marítima como el viaje subterráneo o infernal que se repite en la diferentes religiones de la antigüedad más remota, en donde la diosa de la fertilidad desaparece de la tierra durante el invierno. De allí se escapa y vuelve a la tierra, haciendo que esta reverdezca. Al volver a la tierra, perseguida por las fuerzas del mar que quieren retenerla, esta revive en la forma de su hijo recién nacido y del que surge un brillo maravilloso. Este brillo es atributo del sol, del sol victorioso, que vence sobre las tinieblas y trae la vida y el calor de nuevo a la tierra" 

Dado que los momentos culminantes de este grandioso ceremonial popular son estos, la Joguera permanece plantada todo el año hasta ser renovada al siguiente:
"Será, pues, símbolo de una colectividad, sea esta pueblo o bando, sirviendo su bandera al viento como útil veleta colectiva. Frente a otros lugares de Asturias o de España donde sólo permanece plantado un corto periodo de tiempo, este mayo, en el oriente de Asturias, pasa a formar parte intrínseca del paisaje durante todo el año. 

Es el momento, pues, de preguntarse qué se hace con el tronco viejo y de volver a la denominación hoguera para el árbol mayo. La hoguera era una verbena que se hacía la víspera de la fiesta. Se nombraba así, con toda seguridad, porque en tiempos en que no existía luz eléctrica encender una fogata era indispensable para cualquier reunión festiva nocturna de importancia. En Llanes, se quemaban barricas de sebo frente a la iglesia parroquial en las grandes festividades del siglo XVIII: el Corpus, San Pedro, San Juan y la Patrona, según consta en los libros parroquiales (los bandos aún no habían nacido); en cambio, en otras como San Bartolomé sólo disponían de velas de sebo para alumbrar3. Plantar la hoguera es algo que se hace la noche de víspera; por lo tanto, fogata y árbol mayo serían elementos indisociables. Pero además de esta consideración acerca del significado antiguo de la palabra hoguera, hay que tener en cuenta que, aunque en el oriente los mayos no se quemen actualmente y tampoco existan referencias documentales, ese nombre estaría indicando una antigua cremación. Nada raro, además, no sólo por las referencias al mayo que se quema tanto peninsulares (Valle de Arán, Burgos, Cataluña) como extranjeras, sino también por la existencia de los árboles de fuego, con o sin pelele, cuya quema en las fiestas de verano es un hecho constatado"

Máxima tensión en estos momentos finales del izado de la Joguera, podemos apreciarla en el rostro de quienes tiran de la cuerda, y también en el del público. En Las Fiestas Tradicionales de Llanes de la página Picos de Europa, nos lo explican así:
"Pa joguera la nuestra". En las camisetas del bando de la Blanca, en el pueblo de Nueva, puede leerse esta inscripción. Son casi 40 metros de longitud y más de tonelada y media de peso sobre los hombros. Para levantar el tronco se tira de tres cuerdas: dos vientos y una cuerda guía o principal en torno a las que se congrega el pulso de un pueblo. El "voceru" es el encargado de dirigir la coordinación de la maniobra, y el tronco del eucalipto se va poniendo derecho a fuerza de voces aunque se precise toda una tarde.
Hay quien defiende que la clásica ofrenda del "ramu", las "hogueras" o las danzas primas, se remontan a una cultura ancestral difícil de delimitar. Para los estudiosos de la zona, existe una clara identidad con la naturaleza vegetal de la comarca"

Dice Yolanda Cerra Bada que en datos de las jogueras de Llanes en el siglo XVIII la madera era subastada y los ingresos iban a parar a la iglesia, figurando como tales en los libros de fábrica:
"Por ejemplo, son frecuentes entradas de este tenor: «Mas se le hace cargo de ocho Reales en que se bendio la hoguera que se puso delante de dicha Yglesia la vispera de San Juan de ssetecientos y tres»5; o en 1728: «Ittem de diez reales que dicho Juan Pariente dio por la hoguera o ramo de San Juan que se pone su Vispera delante de la Iglesia»6. Prueba de que la hoguera en estas fechas ya no se quemaba, nos las proporcionan, por ejemplo, las cuentas del año 1778 donde se dice: 
«Que se gasto en la fiesta de San Juan otros trece rreales con mas 3 rreales que se dieron al que subio a desamarrar los cordeles i azer la fosa y 16 rreales i 8 maravedies que costo la conduzion de la oguera i el esceso de lo que avia costado el año pasado, con la adbertencia que ai existente la oguera para el año que biene poniendole algunos ramos berdes» 
O sea, que el palo o soporte sirve de un año para otro: lo que se renueva es el ramo. El año siguiente, el mayordomo nos proporciona otros pormenores acerca de esa festividad de San Juan: 
«mas, que se gasto la fiesta de San Juan de la Barrica 6 rreales, de velas de sebo 2 rreales y 20 ms que se da al sacristan para refrescar 4= que costo el zepillar la hoguera i componerla 16 rreales de los ramos que se trajeron para ponerlos en ella 4= de una argolla de fierro que se hizo para poner los ramos 22 rreales que se dio al que hizo el hoio para plantarla 1= que se dio al que subio a desamarrar los cabos 1 rial y 16 maravedies de clabos para la argolla y tablas doce clabos de apontonar 1 rial y 16 maravedies todo 98 rreales y 20 maravedies y queda el Palo y argolla y tablas que puede servir para muchos años»

Asistimos a un verdadero portento de la fuerza de la comunidad ante un gran desafío que reforzará los lazos de compenetración y convivencia, al que acuden gentes venidas desde todas partes, vinculadas a Nueva y en concreto al Bando de la Blanca


Prosiguen los cantares y las panderetas, todo se acompasa al unísono para el éxito de tan emotiva solemnidad


Las palmeras por ejemplo son el símbolo de tantas estirpes de emigrantes que hicieron las Américas y mantuvieron la fiesta. Más al sur se abre el valle del Ríu Ereba, valle que fue molinero por excelencia y paso natural que se sospecha emplearon las huestes romanas desembarcadas en la cercana Playa Cuevas (Cuevas del Mar) por la flota de Aquitania para acometer al corazón de la resistencia vadiniense en el Monte Vindio y Picos de Europa durante las guerras contra cántabros y astures (29 a.C - 19 a.C.)


En relación a la antigua costumbre de quemar la madera esta parece se había casi extinguido a finales del siglo XIX, si bien hubo al menos una excepción, el Bando de la Magdalena en la villa de Llanes
"Cuando decimos que en el oriente no se quema, algo que atestigua para el Llanes decimonónico el historiador local Manuel García Mijares, quien en el año 1893 encuentra ya muy decaída esa costumbre, hay que aclarar la particular excepción del bando de La Magdalena, que, desde la inmediata posguerra, momento de cambio y reorganización festiva, sustituye el rito de plantar la joguera por la quema de su copa. Se trata de una reinterpretación del ritual, basada en el hecho de que, con anterioridad a la Guerra Civil, la víspera plantaban el árbol y, en la verbena del día grande, lo cortaban y encendían una hoguera con los troncos. La ausencia de datos de la quema antigua seguramente será debida a que parece carecer de aparato ritual; sería como retirar el quiosco de los músicos o las banderas, por lo tanto no se hace mención de ellos en las reseñas, programas de fiestas, etc."

Y en lo más alto, en la copa, el ramu y las banderas, allá en las alturas...


Las cuerdas son de una gran longitud y se extienden, con sus tiradores, a lo largo de muchos metros por calles y callejuelas aledañas


También los más pequeños participan de esta muy importante función...


La Joguera va subiendo... hay momentos de relajación al comprobar que todo discurre correctamente


Pero en cualquier momento puede sonar la voz de alerta y hay que ponerse a tirar con energía:
"El rito de plantar el árbol mayo no es moderno en la forma, sino arcaizante, pues remite a épocas pretéritas, a gustos pasados, a una sociedad campesina. En origen se planta el día primero de ese mes; una vez que se va perdiendo el significado primero del ritual se traslada funcionalmente a las fiestas patronales o se cristianiza a través de la cruz de mayo. Una explicación, dejando de lado atractivas especulaciones e indemostradas teorías, sería de tipo agrario; parece posible que haya sido un medio simbólico para asegurar la fertilidad general y, en especial, la protección de la cosecha, en un tiempo especialmente delicado de la vida agrícola en que debe asegurarse que la tierra ha de ser fecunda y dar su fruto. Eso garantizaría, por extensión, la supervivencia del grupo social, cuya alimentación, en una tradicional economía de subsistencia, depende, en última instancia, de factores atmosféricos"

Más adelante los adultos también están especialmente pendientes de estos movimientos pendulares imprevistos que hay que contrarrestar rápidamente


Pasa el momento de apuro pero las manos siempre en la cuerda... por lo que pueda pasar


Más adelante los más cercanos al tronco siguen tirando, fijémonos en este verdadero trabajo en equipo, casi como una correa de transmisión:
"Otra explicación sería de tipo sociológico: se trata de poner a prueba la energía, potencia, pericia, valor de los hombres y en concreto de su generación más joven. Los hombres que llevan la hoguera han de ser jóvenes y deben demostrar fuerza física, destreza y valor para abatir, trasladar, plantar y finalmente ascender al árbol más alto que llegará a ser símbolo de su comunidad. El ritual exige cooperación entre iguales y fomenta la unidad del grupo. Grupo que no es sino una representación de la comunidad entera"

Ya se está procediendo a los últimos trabajos en la parte final del izado, apuntalando bien el ocalito:
"Por comparación con otros datos regionales y peninsulares, creemos que, mientras fue árbol de mayo —en Llanes antes del XVIII—, permanecería plantado todo el mes. Una vez que se desplazó hacia la víspera de una festividad religiosa, como árbol de San Juan por ejemplo, estaría plantado un tiempo generalmente corto, hasta la siguiente fiesta importante, donde, destinado a desaparecer, se subastaría o bien se utilizaría como fogata. Esto es lo que hacían en Cue, según recuerda Luis Díaz, donde la hoguera plantada por San Antonio se quemaba la víspera de San Pedro; los mozos colocaban paja de maíz alrededor mientras las mozas cantaban: «Hoy víspera de San Pedro te venimos a quemar». Es, ni más ni menos, que lo que se hace en la tierra madrileña de Alcalá: en Ambite, el 30 de abril a las 12 de la noche, tras los cantos de mayo, los mozos van en busca de un árbol a una alameda cercana y lo plantan seguidamente en el pueblo; allí queda hasta el día de la Ascensión cuando lo guardan para convertirlo en hoguera que arderá la víspera de la Inmaculada12. Es decir, habría una relación íntima entre el mayo y las fechas a la que se halla adscrito; fuera de ese tiempo festivo, está destinado a desaparecer. Hoy, al contrario, está relacionado mucho más con la sociedad de la que forma parte que con la festividad" 

Otro momento emocionante, se cruzan las dos jogueras, esta y la infantil recientemente plantada. A lo lejos cae la noche en la sierra. Proseguimos con lo que nos cuenta Yolanda Cerra:
"¿Qué significa este ritual de plantar la hoguera? Su nombre antiguo, como venimos diciendo, se debe a que es el árbol propio de mayo, mes asociado a la fecundidad de la vegetación y al amor. Lamentablemente la documentación sobre el árbol ritual no nos lleva más atrás de la Edad Moderna y, aunque haya referencias de ritos aparentemente parecidos en la forma nada indica que los significados sean similares ni, por supuesto, se hayan mantenido inalterados a lo largo de siglos. Sin embargo, lo que sí se ha constatado es la gran homogeneidad que hay en este ritual."

Arriba las copas también se cruzan en este magnífico escenario cargado de simbolismo, si bien adaptado a los nuevos tiempos...
"En la actualidad, el ritual de la joguera ha perdido su carácter agrario. Ya no se hace en fechas especialmente delicadas del ciclo agrícola, como mayo o San Juan; por lo tanto, pierde un objetivo final que sería el de perseguir la fertilidad de los campos, la protección de las cosechas o la fertilidad humana. Primero va desplazándose en el calendario hacia los meses de verano u otoño, ligada a la fiesta patronal, celébrese esta cuando se celebre, como un elemento más de diversión. Y como tal elemento de diversión se llegó a desligar de las festividades religiosas; en las Peñamelleras, por ejemplo, se levantaron hogueras con ocasión de actos civiles: como agasajo a personajes ilustres o para celebrar los triunfos en las elecciones políticas anteriores a la Guerra Civil"

Es al oscurecer cuando se va rematando la dura faena, pero no hay que perder de vista la Joguera aún ni un momento:
"En la sociedad actual las fiestas han cambiado de dirección. Manteniendo muchos rasgos formales de sociedades pretéritas, los significados son otros muy diferentes. Las fiestas estaban ligadas antes a la reproducción de lo natural e insertas en el ciclo agrícola. De ellas se mantienen ciertos elementos formales cuyo significado no sea muy marcado, pero se pierden aquellos específicamente ligados a lo natural. Por eso han desaparecido los rituales de bendición de los campos con el laurel y el agua bendita, como han desaparecido las rogativas para propiciar la lluvia o los toques de campanas para ahuyentar las tormentas"

Se apuntala y asegura bien el tronco para que quede bien plantado, es un momento de gran alegría...

Y las mozas siguen cantando, ahora especialmente que se está terminando la tarea de plantar la Joguera. Al respecto de esta separación de funciones nos informa Cerra Bada:

"Existe, como es preceptivo en sociedades anteriores a la actual, una radical separación entre las labores masculinas y femeninas, entre los papeles tradicionales asignados a los diferentes sexos: productivo para los hombres y reproductivo para las mujeres. Ambos grupos actúan simultáneamente, siendo las mujeres las encargadas de animar a los hombres en su actividad. Ellos, principales protagonistas del acto, exhiben fuerza física, destreza y valor, tradicionales valores masculinos. Ellas, en cambio, con el papel subsidiario de acompañar el acto colectivamente sin destacar ninguna de ellas de modo individual, son las encargadas del factor estético. Adornadas con traje favorecedor y aportando la parte musical del acto, en tiempos no tan lejanos representaron a las jóvenes casaderas que lucían su cuerpo y sus habilidades artísticas para lograr un puesto en el mercado matrimonial"

Ya se van quitando los jorcaos, más tarde se celebrará la procesión nocturna de la imagen de Nuestra Señora de la Blanca desde su capilla a la iglesiapara volver con ella en solemne y multitudinaria procesión a esta que fue capilla del hospital de peregrinos:

"Hoy las fiestas se han desnaturalizado pero a cambio están íntimamente ligadas a lo social. Sirven para la reproducción del grupo social, para crear conciencia de identidad local. La hoguera es «nuestra» y es mejor o más alta que la de «ellos»; el ritual de la hoguera «nos» identifica como grupo y es necesario para la permanencia y reproducción del grupo social, del «nosotros» comunitario. Ciertos rituales son renovados no atendiendo a sus contenidos simbólicos, a lo que representan, sino a la utilización que hacen de él determinados grupos sociales; se renuevan no en función de lo que significan sino en función de aquello para lo que sirven"


Pero aún queda una obligación más, alguien a de encaramarse y trepar por el tronco para desatar las cuerdas...


Ahí sube el encargado de esta función, nada fácil tampoco, solo sea por llegar allí y ponerse a la labor a esa altura. Algo digno del mejor acróbata


Y luego de subir... toca bajar, otra proeza

Y esta es la epopeya de la Joguera, al día siguiente 8 de septiembre será el día grande de estas fiestas de Nuestra Señora de la Blanca en Nueva





8 DE SEPTIEMBRE: DÍA GRANDE DE LAS FIESTAS DE NUESTRA SEÑORA DE LA BLANCA


Como hemos dicho, la noche del 7 al 8 de septiembre la imagen de Nuestra Señora de la Blanca es llevada en procesión a la iglesia parroquial de San Jorge de Nueva y al día siguiente se celebra la misa de la fiesta mayor antes de devolverla, también en procesión, a la antigua capilla del hospital de su advocación


Y aquí tenemos los trajes de llanisca, siempre elegantes y llamativos, muy espectaculares. Tradicionalmente se heredaban familiarmente pero en la actualidad existen empresas de confección de los mismos y de alquiler. Otra cosa es el debate sobre sus características y elementos más fidedignos. 


En líneas generales podemos recordar que en buena parte del oriente de Asturias se mantuvieron como traje de fiesta y solemnidades por el influjo de los indianos que tenían hacia ellos un especial cariño, así como a estas romerías y sus bandos. En el blog Trajes Regionales Josefina Martínez nos informan de su composición:
"Según Fe Santoveña “La denominación de “traje de aldeana” tiene su más probable origen en las clases acomodadas, nobles y burguesas, de la Villa de Llanes. Los pudientes de la época vestían habitualmente siguiendo los dictados de la moda (aquellas prendas llamadas de la moda de Paris) y, llegado el momento de ataviarse para el ofrecimiento de ramos lo hacían a la manera de las mozas del pueblo llano, es decir, como «las aldeanas”.
Blusa y faldón blanco o refaxu: Blusa y la falda de algodón que hacen de “ropa interior” (antiguamente, así era) y que se adornan con puntillas, tiras bordadas, entredoses y pasa cintas. Las mangas de las blusas también pueden ser de organdí, batista bordada, encaje, lino… Las mujeres que bailan pueden llevar pololos a juego con el resto de la “ropa blanca”. 
Justillu o cuerpu: Es un jubón sin mangas, o “especie de chaleco”, que se ciñe al cuerpo para realzar la figura de la mujer. Antiguamente se hacían de terciopelo o panilla. Hoy en día, las telas más usadas son las adamascadas. 
Falda: Saya de amplio vuelo con adornos de abalorios o agremanes enmarcados por cintas de terciopelo. Según fuese el poder económico de la mujer, sería de rico el bordado de la falda. 
Chaquetilla: Chaqueta corta, parecida a una torera, de la misma tela y, generalmente, con el mismo ornamento y del mismo color que la falda. Se lleva de adorno colocada en el hombro izquierdo. 
Solitaria: Pieza , normalmente de terciopelo negro, que envolviendo el tronco de la mujer, se aferra en la cintura por detrás. Va adornada haciendo juego con la falda y la chaqueta, bordada con piedras de abalorio, que, ahora, solemos llamar coral y que originariamente eran de azabache. Se remata con una tira de flecos hechos a mano con estos abalorios, o con puntillas. La solitaria puede llamarse también dengue o rebociñu. 
Pañuelu: Es un trozo de tela, normalmente idéntica a la del justillu y mandil, rematada, en forma de triángulo que se coloca en la cabeza componiendo, mediante cruces y pliegues, un original tocado que termina en dos picos sobre un moño; de esta manera, el pañuelu queda repicáu. 
Banda: Es un lazo ancho, normalmente de raso, que hace juego con los lazos de la blusa y los colores del cuerpu, el pañuelu y mandil. Va colocado a la derecha, a la altura de la cadera. 
Medias: Aunque actualmente no todas la aldeanas llevan medias, solían ser las mejores y más elegantes que cada mujer podía llegar a tener. Hoy las aldeanas que bailan o las quieren llevar, usan las medias de perlé azules (blancas en algunos pueblos), o medias de encaje o cualquier media de vestir. 
Mandil: Delantal encima de la falda. Normalmente de la misma tela que el justillu y el pañuelu, aunque puede diferir y ser de terciopelos o rasos. Adornado también con bordados de abalorios, se termina, haciendo juego con la solitaria, con flecos. 
La aldeana que va bien vestida, guarda tanto mimo en el vestir como en los complementos. Al ser un traje de gala, se usa zapato negro, y como joyas las más características las de coral rojo o azabache. Se llevan también broches, camafeos o guardapelos. Según la época se lleva una flor prendida en la chaqueta, flores que, además, en algunos lugares, hacen distinciones acerca del bando al que pertenece cada persona"

La gente va llegando al ajardinado campo de la iglesia parroquial construida en estilo historicista neorrománico. Enfrente de ella pasaba la antigua carretera general y lo hace actualmente el Camino Norte de Santiago, por lo que son muchos los peregrinos que caminan ante ella


Y esta es la representación del patrón San Jorge, patrón del valle de su nombre o Valle de San Xurde, atacando al dragón lanza en ristre, una iconografía que triunfó a raíz del libro La Leyenda Dorada, recopilación de leyendas de santos efectuada por Jacobo o Santiago de la Vorágine entre 1250 y 1280


Esta es la portada del santuario, de arco de medio punto y una cruz sobre la piedra de la clave. Aquí esperan los gaiteros y tamboriteros para la misa de gaita y procesión, también impecablemente vestidos


Estos ya podríamos decir que son trajes que en principio siguen unos parámetros más basados en las vestimentas del centro de Asturias, naturalmente evolucionadas para lucir en las fiestas


Al fondo otro grupo de mozas con los trajes de llaniscas o aldeanas. En el oriente asturiano suelen gustar de usarse los trajes tradicionales mucho más que en el resto de Asturias para todo tipo de ocasiones especiales. Así dice también el blog de trajes de Josefina Fernández:
"En Asturias no existe un traje típico tradicional estandarizado, aunque la costumbre nos lleve a hablar de “traje regional”. Definimos como “indumentaria tradicional” la manera característica en la que se vestían nuestros antepasados y por la cual eran reconocidos dentro y fuera de la región. El traje tradicional empieza a verse influenciado por los cambios de la moda del momento a finales del S.XIX. Los cambios en la economía y comunicaciones, hacen que los trajes empiecen a “evolucionar” hasta convertirse en un manifiesto de cada uno, según lo que llevaba puesto. Es importante -a la hora de hacer los trajes- mantener los patrones originales, las telas y los colores, engalanarse o ataviarse de una manera adecuada a la época que tratamos de reproducir, para poder conservar la tradición"

Estos trajes han sido declarados Patrimonio Histórico Protegido en 2017. Álvaro Suárez daba noticia de ello el 22 de julio de ese año para La Nueva España:
"Dos de las mayores joyas del oriente asturiano ya son oficialmente patrimonio histórico protegido: el traje de aldeana llanisca y el de porruano iniciaron el pasado jueves su andadura legal para ser declarados Bienes de Interés Cultural (BIC). LA NUEVA ESPAÑA asistió a la compleja ceremonia que supone vestirse con auténticas joyas culturales, manifestaciones únicas dentro del textil mundial.

Aunque se trata de atavíos que tienen un origen antiquísimo ligado al trabajo rural, los trajes experimentaron un primer impulso a finales del siglo XVIII, cuando por iniciativa del movimiento antiilustrado, las élites comenzaron a vestirse como las clases bajas campesinas. A ese campesinado, representante del pasado y de la estabilidad se le atribuyen valores positivos opuestos a la novedad del progreso industrial, según explicó la antropóloga Fe Santoveña, la máxima defensora de la protección al atuendo.

El segundo empuje se vivió durante el siglo XIX con el surgimiento de los bandos -agrupaciones festivas de afiliación emocional muy presentes en Llanes-, quienes promovieron su recuperación para ser vestidos durante las celebraciones parroquiales y las ofrendas al "ramu". Hoy en día, el uso de estos trajes se ha extendido a todo tipo de acontecimientos sociales y no entiende ni de edad ni de condición. También han llegado a traspasar la simbólica frontera del río Sella, dado que incluso las reinas de las fiestas de San Mateo de Oviedo o de San Pedro en La Felguera los visten. Y hasta ha alcanzado el ala contraria de la región, pues esta vestimenta llegó hace años a la villa de Navia.

En un antiguo caserón junto a la iglesia del pueblo de Naves, en Llanes, vive Gloria Galguera. Es artesana y dedica su tiempo al diseño y confección de indumentarias tradicionales. Ayer, tres parejas con trajes de porruano y de aldeana se juntaron en su taller para mostrar a LA NUEVA ESPAÑA las partes del traje y cómo es el proceso de vestido. Una transformación que suele durar más de una hora en el caso de las mujeres, y media hora en el caso de los hombres.

Una de esas "aldeanas" era la antropóloga Fe Santoveña, encargada de redactar el informe presentado ante el Pleno del Consejo de Patrimonio Cultural de Asturias para que su joya textil llegase a ser declarado BIC de carácter inmaterial. La propuesta, iniciada en el mes de febrero también fue avalada por la Agrupación Cultural de El Pericote, la Asociación Bando de La Magdalena, Asociación Bando de San Roque y la Asociación de Festejos Virgen de Guía, todas ellas de Llanes. Para Santoveña, vestirse de aldeana y de porruano es un sentimiento más allá de lo meramente estético, que es lo que la gente suele apreciar. Antaño, la tradición se vivía con gran pasión y devoción, y esa es la idea que se pretende inculcar en la juventud que continúa ligada a la conservación de unos valores esenciales. Y es que mientras antes el vestido determinaba valores como clase social, el estatus matrimonial, edad o la riqueza, ahora todo tipo de personas se suman a una costumbre muy arraigada en el oriente de Asturias.

Originalmente, el atuendo de aldeana estaba compuesto de "camisa y enagua de cáñamo o lino, justillo de tela pintada, refajo de bayeta, basquiña y jubón de sayal, sayalín o estameña, dengue de bayeta más fina, llamada miliquin, y pañuelo de hilo o algodón para la cabeza atada al moño; calzas o medias de lino o lana, corizas o zapato escotado, y un mandil de lienzo o percal pintado". Y el de porruano "por camisa de cáñamo o lino con un ribete por cuello y pechera plegada, calzoncillos de la mismatela, faja de lana azul, encarnada o negra, según el estado o edad del individuo, calzón corto, chaleco abierto y chaqueta". Todo una cultura condensada en un atuendo."

Y aquí tenemos otro traje de porruanu, por lo que volvemos a la lectura de Josefina Martínez:

"Hay quién dice que se llama así porque el último hombre que vestía tradicionalmente era un hombre de Porrúa o también porque se podía hacer el traje con la misma tela con la que hacían unas mantas que llamaban “de Porrúa”.

Calzoncillos: De algodón o lino blanco, se atan debajo de la rodilla de manera que asomen por debajo del pantalón.

Camisa: Es una de las piezas más bonitas del traje de porruanu, hecha de algodón o lino, a juego con el calzoncillu, tiene una pechera muy elaborada con varios pliegues y bordada con hilo blanco. Los botones están hechos también artesanalmente, con el mismo hilo del bordado..

Pantalón: Hecho de paño, terciopelo o pana de variados colores, llega hasta debajo de la rodilla. Lleva unas aberturas en la parte exterior de las perneras donde van colocados los botones y los ojales. Va decorado con dibujos de simbología vegetal hechos, normalmente, en fieltro.

Chaqueta: Corta, de la misma tela que el pantalón y con los mismos dibujos, haciendo juego. Las mangas no se visten.

Chalecu: Antiguamente de terciopelo o pana. Actualmente suele hacerse, como los juegos de las aldeanas, de damascos o telas de tapicería. En la espalda lleva un corte que se destaca con raso.

Faja: Tira larga actualmente de color rojo, que se ciñe alrededor de la cintura del hombre, dando tantas vueltas como ésta alcance, y queda colgando a la izquierda. La negra se utilizaba para los días de diario, la roja para los días de fiesta.

Medias: Hoy se utilizan, en general, medias tejidas con perlé azul.

Corizas: Especie de zapatos hechos de piel de baquetilla, que se cierran con cordones y una lengüeta trenzada.

Escarpines: Hechos de sayal, protegen el pie del frío y se ponen entre las medias y las corizas.

Montera: Es un triángulo de terciopelo o pana, con un pico hacia arriba (montera picona) cosido a un casquete de fieltro negro o de colores con 8 cortes que hacen que siente en la cabeza. Se remata en un bordado de hilo de colores en la tira que termina el casquete.

Palu: Antiguamente todos los hombres solían llevar palos, para defensa (u ofensa). Hoy se llevan de adorno meramente y se hacen naturalmente cuando una enredadera envuelve una caña de madera."


Este es el interior de la iglesia. En primer término un pañuelu repicáu, un elemento netamente característico del traje de llanisca o aldeana, del que se dice deriva de los peinados de entre siglos, denominados "de corona". La forma de ponerlo se llama repicar, aunque ya se emplea más decir poner el pañuelu. Va sujeto sobre un moño llamado de picaporte y prendido por alfileres formando unas lorzas, normalmente tres para seguidamente hacer un nudo sobre el moño y los dos picos han de sobresalir por encima de la cabeza


En el altar, a la derecha de la foto, vemos la imagen de Nuestra Señora de la Blanca, que volverá a su capilla en procesión al acabar la misa



Y así regresa a su santuario la patrona de aquel antiguo hospital de pobres y romeros que es ahora centro de esta sonada fiesta grande del bando que lleva su nombre


Esta es la cabeza de la procesión, saliendo del campo de la iglesia y por La Nogalera dirigirse a La Plaza, Plaza Laverde Ruiz. Atrás vemos el Edificio Ereba, cerca de El Puente y E Cruce, por donde el Camino Norte de Santiago, antiguo Camín Real de la Costa, sale de Nueva en dirección a Pría


La procesión pues, sigue en este tramo la misma ruta que los peregrinos pero a la inversa, camino de La Plaza



Y aquí llega el ramu con las ofrendas, tradición muy extendida en Asturias, su origen es también muy remoto y los ejemplos más antiguos ramas de árbol o planta (recordemos la palma del chaleco del traje porruanu). La página Acción Cultural Española los define así:
"... están presentes en multitud de fiestas españolas, desde Asturias a Soria y desde Galicia a Extremadura, pasando por Burgos, Cantabria, León, Toledo o Palencia. Su presencia está ligada, en los casos de ramos en las fiestas, a la iglesia, presentándose como una ofrenda a la imagen titular que sea agasajada en esa celebración. Dentro del conjunto de objetos que lo componen están las propias ofrendas, que van de velas a manteca o de panes a derivados del cerdo. En el oriente de Asturias sobresale el pan. Esa ofrenda ha de ir colocada en un soporte, el ramo propiamente dicho. En el caso que nos ocupa adquiere una forma piramidal sita sobre unas andas, que ha de ser portada por, al menos, cuatro personas. Esta estructura contrasta con los ramos verticales del occidente de Asturias o de gran parte de Castilla y León o Extremadura, apareciendo de forma excepcional en puntos del sur de León. 
 La ofrenda que porta el ramo en el oriente de Asturias va decorada con flores, naturales o de papel y otros objetos como cintas de tela, formando un artefacto muy llamativo. Este es procesionado y presentado en el templo, pero durante todo este proceso la música está muy presente. En el caso de la procesión esta es encabezada por la pareja que tañe gaita y tambor. Tras ellos se sitúan las cantoras, portadoras de una pandereta cada una, que tañen al compás de la melodía que sirve de soporte para los versos del ramu, entendido ahora como la composición literaria que acompaña al ofrecimiento del mismo. Estas cantoras se sitúan en dos filas, a ambos lados del ramo, siendo las que encabezan cada una de ellas portadoras no de una pandereta como el resto de sus compañeras, sino de un tambor. Se tiene, en los pueblos en los que se conserva el ramo, el puesto del tambor como de mayor categoría que los de la pandereta, siendo las más avezadas en el canto y la percusión quienes tienen la potestad de tañer el tambor. 
Tras el ofrecimiento, que en algunos casos cuenta con varias tonadas según la secuencia de la ceremonia, tiene lugar la subasta de los panes del ramo y puede haber danza y bailes. 
En la actualidad se conserva en localidades costeras del Camino o cercanos a él como Pimiango, Llanes, La Franca, Valmori, Pendueles, Porrúa o Vivañu. También puede tener lugar la joguera (hoguera) para la cual también existe un repertorio de cantos al son del tambor y las panderetas"

Cuando acabe la procesión estos panes se subastarán para sufragar las fiestas, es la célebre puya'l ramu, otro ritual dentro un gran ritual. Compartimos la explicación de Asturian Ways al respecto:
"Os presentamos una costumbre asturiana ancestral.  Está documentada desde el siglo XIV, aunque se cree que puede tener orígenes precristianos, similares al Erntedank alemán y otras festividades europeas vinculadas a las cosechas. 
Actualmente se encuentra vinculada a las fiestas religiosas de los pueblos.  Tras la procesión del santo o virgen del pueblo y la misa, se bendicen una serie de panes, habitualmente de escanda.  También hay panes de otros cereales o incluso, como en la foto, roscos.  Los panes se colocan en una estructura piramidal adornada con flores, ramas y cintas. 
A continuación se subastan los panes.  Se dice que éstos panes bendecidos aportaban protección a la casa de quien los comprara.  Realmente, el dinero de la subasta servía para el mantenimiento de la iglesia y los gastos de caridad.  Actualmente, el dinero se utiliza para pagar las fiestas.  ¡No es difícil que lleguen a pagarse más de 50 euros por cada pan! 
Es muy habitual que “la puya’l ramu” se realice con vestidos tradicionales.  ¡Y no falta la música y el baile!"

En la Biblioteca virtual Miguel de Cervantes encontramos un maravilloso artículo, Las ofrendas de ramos en Asturias, de Herminia Menéndez de la Torre y Eduardo Quintana Loche, del que extraemos aquí lo siguiente:
"Hoy día, los ramos cambian de unas zonas a otras de Asturias e incluso de unos pueblos a otros, dándose la paradoja de que muchos ramos actuales no tienen de ramos más que el nombre y ofrecen las formas y representaciones más variadas. En toda la zona oriental y en muchos pueblos de la zona central de Asturias el ramu o ramo consiste en un armazón de madera, con forma de pirámide, formado por cuatro listones que se unen en un vértice y van apoyados en andas, como las que se utilizan en las procesiones para llevar las imágenes de los santos. Este armazón va recubierto generalmente de ramas, hojas y flores y lleva, colgando de los listones, roscas de pan y rosquillas dulces principalmente. En el vértice o extremo lleva un remate que en algunos sitios se denomina "pical", "copitu" o "cerquillo" y suele ser una rosca de pan con un ramo de flores, aunque modernamente llevan, a veces, muñecas vestidas con el traje tradicional u otros motivos. Todo ello va adornado, con cintas o pañuelos. Al tratarse de una tradición viva, se van superponiendo año tras año, elementos modernos sobre esta estructura tradicional"

Detrás, por edades, vienen las mozas con sus cánticos y panderetas. Seguimos leyendo del trabajo citado anteriormente:
"En el oriente de Asturias, desde que se inicia la procesión con el ramo hasta que se subasta se ejecutan una serie de ceremonias en las que participa todo el pueblo, vestidos con los trajes tradicionales. Las mujeres acompañan el cortejo con cantos y toques de pandereta durante todo el recorrido. La música es muy antigua, y creemos que, en muchas ocasiones, viene de viejos cantos de peregrinos del Camino de Santiago, uno de cuyos ramales pasaba por esta zona. Las letras pueden cambiar cada año, aunque en algunos lugares como Pendueles conservan siempre la misma. Termina la fiesta con la subasta de los panes y otras ofrendas que lo acompañan aunque no formen parte del ramo, (lacones, pollos, conejos, productos de la huerta etc.). Se puja según la costumbre y, en algunos casos, se conserva la fórmula antigua: por ejemplo, en el pequeño pueblo de Prendes, concejo de Carreño, en vez del consabido a la una, a las dos y a las tres, se dice: "Que buen pro", "Que buen provecho le", "Le haga".

Lo que se saca de la subasta, puja, puya, remate o rifa (que recibe estos distintos nombres), servirá en parte para pagar al cura, sufragar la fiesta del año próximo o arreglar la capilla del Santo.
Como muestra de lo antiguo de esta tradición, que se conserva en algunos lugares al menos desde el año 1522."

En el libro dedicado a Llanes y Ribadedeva de la colección Asturias concejo a concejo, del Real Instituto de Estudios Asturianos, se nos dice que el concejo de Llanes resulta especialmente pródigo en fiestas, principalmente en verano pero arrancan ya en primavera, siendo estas las más abundantes y multitudinarias, incidiendo además en que fueron los indianos los grandes protagonistas en la revalorización de costumbres tradicionales, aportando ayudas a estas añoradas fiestas de su juventud y costeando durante sus regresos estivales diversos elementos festivos, ramos, cohetes, música, y vistiendo el traje llaniscu (porruanu y aldeana)


Daban de esta forma realce a la fiesta grande de su pueblo, parroquia, barrio y bando, que de otra manera y por simple  cuestación no hubiese podido ser tan espléndida ni tampoco haber arraigado tanto en las nuevas generaciones


En la primavera, "época de plena eclosión de las fuerzas de la naturaleza", se celebraban el ramu, la Joguera o árbol de mayo y en enrame de fuentes, "elementos naturalistas de raíz lejanísima que han sufrido el consabido proceso de cristianización y hoy los encontramos asociados a fiestas religiosas", como es este el caso


La mayor transformación vino pues de la mano de los indianos, la tradición de los bandos de 1837 se exportó por todo el concejo y las picas o disputas vecinales por lograr las mejores fiestas no eran sino picas entre indianos extendidas a determinados barrios y aldeas con su propia fiesta y capilla que competía con la de los de al lado. Estos indianos mostraban ser los mejores organizando la mejor fiesta, lo que a veces conllevaba otras mejoras comunitarias, incluyendo la luz eléctrica


Esta es la crónica de la fiesta del año 2009 publicada para La Nueva España:
«Adiós, Virgen de la Blanca, hasta el año venidero, si no nos vemos aquí, nos veremos en el cielo». Así dice una de las últimas estrofas del cantar de la procesión de Nuestra Señora de la Blanca, en Nueva de Llanes. Es el cantar que interpretan las aldeanas mientras tocan sus panderetas. Es el cantar que provoca lágrimas de emoción entre los devotos; sobre todo, entre quienes acuden a la fiesta desde tierras lejanas. Nueva, como acostumbra cada 8 de septiembre, se vistió ayer de gala para honrar a «su» Virgen.

Tras la misa solemne, cantada por el «Coro Manín de Lastres», comenzó la emotiva procesión por las calles de la localidad. Tres aldeanas abrían la comitiva portando otros tantos crucifijos. Detrás, los porruanos con dos ramos, uno más pequeño, «el de los críos», y otro bien grande, «el de los mozos». A continuación, decenas de aldeanas, distribuidas en tres largas filas, con sus pañuelos repicados, sus collares y abalorios y las panderetas adornadas, al gusto de cada cual, algunas con los colores de Llanes (rojo y verde), otras con los de Asturias (azul y amarillo) y las más con los de España (rojo y gualda).

Justo detrás de las mozas, la imagen de la Virgen de Nueva, ataviada con sus mejores galas, resplandeciente, que avanzaba lenta y solemnemente a hombros de un grupo de devotos del bando, que se iban turnando durante el recorrido. Para Nuestra Señora, música de banda. Y detrás, cerrando la comitiva, varios cientos de personas en respetuosa procesión.

La comitiva partió de la iglesia parroquial, pasó por la plaza de Laverde Ruiz -centro neurálgico de la capital del valle de San Jorge- y se dirigió a continuación hacia las plazas del Carmen y de La Blanca, donde la Virgen tiene su capilla. Finalizados los oficios religiosos y ofrendado el ramu a Nuestra Señora, hubo concierto de banda de música en la plaza de La Blanca"

La profusión de voladores era otra característica de una buena fiesta sufragada  por la emigración, así como la profusión de abalorios y cuentas de azabache en los trajes de aldeana, hasta el punto de considerárselos verdaderos trajes de gala

También los cada vez más grandiosos ramos fueron otro ejemplo de la impronta indiana para magnificar las ancestrales fiestas populares de antiquísimo origen. Esto describen al respecto Herminia Menéndez de la Torre y Eduardo Quintana Loche:

"El ofrecimiento o la entrega de un ramo como signo de admiración se remonta al menos a la época romana, cuando se coronaba con ramos de laurel a los vencedores de batallas o competiciones deportivas. La entrega de un ramo fue también símbolo de transferencia de autoridad y posesión para los antiguos pueblos germánicos. En este sentido se encuentran en Asturias documentos de los siglos XIV y XV en los que se pone de manifiesto esta misma costumbre. Hoy día sólo quedan vestigios de ello, como el relevo de la mayordomía de las fiestas patronales, que se efectuaba, en un pasado bastante reciente, entregando el mayordomo saliente el ramo procesional al entrante"

Ahí vemos nuevamente el símbolo naturalista y vegetal de las palmas en muchos trajes de porruanu

La casa indiana de Los Poyos, del año 1903, construida poco antes de la apertura de la nueva carretera y de la inauguración del ferrocarril, fue testigo de todas aquellas transformaciones acaecidas en Nueva de la mano de los que hicieron las América, México y Cuba sobre todo

Aquí dejamos atrás La Plaza y doblamos esta esquina siguiendo a las mozas por el camino que se dirige a la capilla del Carmen, otro de los santuarios de Nueva 

En el bloque de viviendas de la izquierda están, un poco más allá, otras casonas indianas, Las Gemelas, construidas en 1901 para los indianos Lucio Carriles y Francisco del Campo con proyecto del arquitecto Juan Sordo Mijares, El Rubio


Siempre y en todo momento se entonan los cánticos de esta fiesta renombrada., al son de panderetas y tambores 


Las flores puestas en la chaqueta o chaquetilla identifican al Bando de la Blanca. Cada mínimo detalle está marcado de simbolismo, nada se deja al azar


Este es el ángulo que hacen aquí todos los participantes en la procesión para dirigirse a El Carmen


Las formas del repicáu y sus peculiaridades: no puede colocárselo una misma pues es prácticamente imposible, debiendo hacerlo otra persona. La tela es igual al justillo, pudiendo ser lisa o estampada, nunca de terciopelo ni estampada de azabache


Sea como sea, seguidamente llegan las alabanzas o las críticas al resultado obtenido. No digamos nada si añadimos a ello las picas entre bandos. El proceso de repicar es tan importante que incluso se imparten curos y existen tutoriales para dominar la materia



Se ha señalado alguna vez que estos complicados repicaos pueden ser resto de unos aún más voluminosos y enmarañados tocados que lucían las mujeres de buena parte de Asturias y que tanto llamaron la atención a la comitiva de Carlos de Flandes cuando recorrió estas tierras en 1517 con deseos de hacerse con el trono y ser Carlos I, según narraba su cronista Laurent Vital:
“y fue allí donde por primera vez vi a las mujeres, ataviadas con los adornos de tan extraña manera; porque parecía que se hubiesen plantado sobre sus cabezas fárragos de cosas o golillas, o, hablando más clara y honestamente, esas cosas con las que los hombres hacen los niños y es el más endiablado adorno de mujeres que jamás se haya visto; porque así como las locas se encasquetan el gorro hasta las orejas y por encima de la forma y pelo ponen una cabeza de un gallo, que les llegue hasta debajo de la frente, así las mujeres casadas de esta provincia llevan un adorno de tela blanca o crepé hecho a manera de golilla, con un palo de grosor de medio palmo de vuelta, tan rizado y cosido sobre su cabeza, que el extremo de esa linda golilla íbales a descansar cerca de la parte superior de la frente. Pero las más gentiles y guapas llevaban el palo tan firme, rígido y estirado, que habían de cuidar mucho el tener la cabeza erguida, y era el extremo de otro color de tela que el palo; de tal modo, que, cuando los palos de sus golillas eran de tela blanca, ponían el extremo de tela amarilla, y «ex inverso » el palo amarillo y la cabeza blanca; y no hay manera, siendo la primera vez, cuando no se está acostumbrado, de que esos adornos no hagan recordar la dicha gentil golilla”.

“Las mujeres solteras, en cambio, llevaban el pelo corto, mientras que las viudas llevaban las tocas desmochadas, es decir sin aquellos altos adornos”

Llegan los porteadores con la imagen de Nuestra Señora de la Blanca. Fijémonos en la concha señalizadora del Camino de Santiago


Otro elemento que destaca en el traje de llanisca o aldeana es, por su intenso y brillante color negro, la solitaria, dengue o rebociñu, siempre de terciopelo de ese color y no de otro, bordada con abundantes elementos de azabache, que en Llanes suele llamarse coral, pudiendo llegar a pesar hasta más de kilo y medio, ya que además muchos han ido aumentando en tamaño. También el mandil va bordado de azabache, así como la saya



Ciertamente, la confección de los trajes tradicionales (se entiende como tal los que se hacían antaño los sastres locales o particulares, de origen anterior justamente a la Revolución Industrial que extendió otras formas de confección, gustos modas, etc.) adaptados a los nuevos tiempos para lucir en las fiestas es toda una industria en Llanes. Tanto es así que Andrea Inguanzo la llama La batalla del traje llanisco en un reportaje para El Comercio del 28-8-2010, en la que cuenta con opinión de esta y otras mercerías especializadas:
"Desde hace unos años está proliferando la moda, si es que se le puede llamar así, del traje de llanisca, que llega ya hasta el centro de la región. Oviedo, Pola de Siero o Gijón son lugares donde cada vez se están demandando más los bordados de corales y el pañuelo repicado. Pero no todo es colocárselo, también es importante saber lucirlo y parece ser que hay poca gente que siga las reglas al pie de la letra, algo que lleva incluso hasta la desesperación a los que sienten esta tradición.
Es por eso por lo que, desde los negocios dedicados a la venta y alquiler de estos trajes, existe una insistente demanda de un reconocimiento regional para este símbolo llanisco. ¿Y cual sería la mejor forma para ese reconocimiento?. Hay algunos que lo tienen claro. «No sé cuánto tiempo más habrá que esperar para poder ver un museo del traje, donde se explique su historia y la gente pueda admirar la riqueza de sus diseños», reclamó Marina Tudela, encargada de la tienda de Tere Blanco en Llanes. Algo parecido proponen en Las Panesas. «Debería tener Denominación de Origen. La historia y las raíces de nuestro traje se van perdiendo con los años, y eso es algo que no deberíamos permitir». Hace ahora tres años, también los Bandos de Llanes y el propio Ayuntamiento se unieron con el fin de conseguir los derechos de imagen para el traje de llanisca ya que, a su parecer, «es indispensable que la vestimenta del municipio sea reconocida como tal tanto fuera como dentro de nuestras fronteras». Un lucha que, a día de hoy, parece que se ha enfriado.

Haciendo una poco de memoria, es obligado recordar que antiguamente el alquiler de trajes de aldeana no existía como tal. «Se tenía en casa una chaqueta y una camisa, y lo demás te lo iban prestando vecinas o conocidas», detalla Raúl Herrero, un joven diseñador llanisco que ha hecho una apuesta fuerte por la que siempre fue una de sus pasiones, los trajes regionales. Hoy en día es la forma más habitual de lucir una de estas piezas, lo que se ha convertido en un negocio muy lucrativo tanto económica como culturalmente hablando. Se calcula que el total de mujeres que posee un traje propio no alcanza ni una cuarta parte de todas las que se visten para alguna de las decenas de fiestas veraniegas. Pero toda regla tiene su excepción. Y es que, como todo cambio va por épocas, a la gente le está dando por innovar. «Cada vez hay más cursillos, en invierno, que es cuando hay más tiempo, para enseñar a la gente a bordar su propio traje», apuntó Herrero.

Aunque un traje regional persista con los años en su esencia inicial, hay cambios, épocas e incluso modas que le afectan. No iba a ser menos el de llanisca. Desde el largo de la falda, hasta los colores, pasando por el tipo de tela, son algunas de los innovaciones que esta vestimenta ha ido sufriendo. «Antiguamente se pedían más cortos, incluso por la rodilla. Hace unos años la largura fue bajando, hasta se podían ver algunos rozando el tobillo, y ahora mismo estamos volviendo a los cortos de nuevo», explica Belén Sánchez, sobrina de la fallecida Tere Sánchez, pionera, junto con Manolita Rodríguez Bueno, de las Panesas, en el negocio de los trajes regionales de Llanes. 

Existen infinidad de opiniones encontradas sobre cuáles eran las características de los trajes antiguos. Los que se conocen como 'de picos', por la forma geométrica de sus bordados, hay mucha gente que los identifica como antiguos, por la poca cantidad de coral que contienen. Sin embargo, esto también parece ser un error. «Hay fotografías que documentan los adornos que se les ponían a los trajes por aquel entonces. Aunque parezca ahora una barbaridad, los había hasta con volantes. El traje se enriqueció mucho con la llegada de los indianos», explica Magdalena Fernández-Peña Bernaldo de Quirós, bisnieta del Marqués de Argüelles. Ella, periodista de profesión, cuenta con varios artículos escritos sobre el tema y con una amplia colección personal de trajes que datan incluso «de hace más de 125 años». Cuenta que en su casa siempre ha habido mucha tradición de vestirse y que su abuelo, José María Bernaldo de Quirós Argüelles, más conocido como 'Pepe el Marqués', «es el que nos enseñó a vestirnos de manera correcta, sin faltar a ningún detalle». Sabe además, tras muchos años en el bando de la Magdalena, «lo que es luchar para que la gente luzca el traje en condiciones. Hoy en día cualquiera se pone este traje como si fuera un disfraz, y eso no se puede permitir»

Al igual que ella, los profesionales del sector coinciden al describir la corrección a la hora de llevar un traje de llanisca. «El traje debe llevarse completo y bien sujeto, con el pañuelo bien repicado y el pelo retirado de la cara. Zapato cerrado de salón con hebillas o lazos y medias negras, lisas o de encaje. No se puede llevar reloj y los pendientes y collares suelen ser de coral rojo. Es muy usual llevar también al cuello una cinta de terciopelo con un camafeo o la medalla de una Virgen y finalmente un broche, que las aldeanas suelen llevar para sujetar la solitaria»

Es común ver a los niños acompañando a las madres en el desfile procesional, ellos también vestidos de porruanu


La procesión hace en ocasiones algunas detenciones pero no cesan panderetas ni cantares




Seguimos detrás de la Virgen y sus porteadores, en la casa de enfrente ondean banderas asturianas y de Nuestra Señora de la Blanca


Fijémonos en la Virgen Coronada. Nos recuerda a la leyenda de la Corona de Estrellas de Elviro Martínez relativa a la leyenda mariana del Picu Mediudía que comienza en Cuevas del Mar...
«Navegando va la Virgen,
navegando por la mar;
los remos trae de oro
y la barca de cristal,
el remador que remaba
va diciendo este cantar:
Por aquella cuesta arriba,
por aquel camino real,
por el rastro de la sangre
a Cristo hemos de encontrar»

Las flores blancas y rosadas del Bando de la Blanca resaltan en la distancia, como también lo hace en la fachada aquella preciosa buganvilla 


Y hablando de advocaciones marianas, pasamos ahora frente a la capilla de Nuestra Señora del Carmen


Desde la casona de la buganvilla la comitiva ha continuado a la izquierda


A un paso, otra preciosa casona de indianos nos muestra también la honda influencia que estos ejercieron en Nueva y en tantísimos pueblos de Asturias, muy especialmente y de manera fundamental y determinante en los de Llanes y de todo el oriente


Se cierra pues el círculo, las dos jogueras señalan que hemos regresado a la Plaza de la Blanca del Hospital, otro momento cargado de emoción y sentimiento ante, de nuevo, el mítico Picu Mediudía, que ahora recibe de pleno los rayos de sol en sus peñas de resonancias mitológicas, como La Peñe Pría, de la que relata Elviro Martínez:
"En la Peñe de Pría, también término de Llanes, a unos setecientos metros de altitud, se ve el Portellín por donde, según la tradición, pasó la Virgen camino de Covadonga, dejando la mula marcadas las herraduras en la roca en el sitio hoy llamado Patada de la Mula. En Caravia recogió Aurelio de Llano este romance: 
«Allá arriba hay un portillo, 
nunca le he visto cerrado, 
por allí pasó la Virgen 
de vestido colorado; 
el vestido que traía 
lo trae todo manchado, 
que lo manchó Jesucristo 
con la sangre del costado»

Las jogueras y las montañas sagradas, elementos ancestrales cuyas raíces pueden hundirse en la prehistoria de la más remota noche de los tiempos


Y en La Plaza de la Blanca ya estamos de nuevo ante la capilla y antiguo hospital de peregrinos, culminación de dos memorables jornadas en Nueva, si los caminantes tienen oportunidad no dejen de disfrutarlas, no olvidemos que estamos en la tierra donde nacen los peregrinos, la tierra natal de Teresa Silvestra de Nueva, la niña nacida peregrina


La Virgen de la Blanca ha vuelto a su capilla, la del hospital donde nació Teresa en la memorable fecha del 31 de diciembre de 1791. La historia, a partir del registro de su nacimiento, ya le pierde definitivamente el rastro. Es de suponer que a los pocos días, sus padres continuasen con ella en su regazo, camino de Compostela


¿Habrían llegado a Santiago?, ¿qué nuevas peripecias les habrán ocurrido?, ¿volverá a figurar el nombre de la niña en algún lugar?,¿regresaron a su Alemania natal o se asentaron en alguna población caminera?, ¿si volvieron, cómo fue ese regreso? ¿cómo fue el resto de su vida?


Quizás sólo la Virgen de la Blanca, ahora en pleno ceremonial de reingreso en su santuario del viejo hospital, sepa la respuesta de aquellos ya lejanos avatares de las romerías jacobitas históricas, con tantos romeros anónimos de los que poco o nada se sabe


Pasa el ramu infantil: quizás no por casualidad los niños siguen teniendo gran protagonismo en la fiesta de aquella Virgen hospitalaria a cuyo amparo se albergaron aquí aquellos romeros alemanes que se detuvieron aquí en el siglo XVIII, de desconocido nombre, pues solo se registraban, recordemos, nacimientos y defunciones, en este caso y por fortuna nacimiento, el de su hija Teresa, haciéndose realidad aquella máxima de caridad cristiana de...
"dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento, dar posada al peregrino, vestir al desnudo, curar al enfermo..."

Los panes que dan de comer y se van a puyar o a subastar para el buen funcionamiento de la fiesta

Una niña ya come de ellos, en concreto de los del gran ramu de los adultos, a la sombra del hotel indiano de la plaza, el de Don Tomás. Es como si la memoria y espíritu de aquellos antiguos emigrantes siguiesen amparando la fiesta



Los niños más pequeños, parecen hacerse protagonistas en no pocos momentos, como Teresa Silvestra de Nueva lo fue el día de su documentado nacimiento en este lugar


Los impresionantes trajes...


La majestuosidad de los ramos...


Los detalles del repicáu...


Los cantares al son de tambores y panderetas con las montañas por testigos


La extraordinaria historia de las jogueras, su izado, transporte, plantado y ritual en general...


Todos los muchos elementos de una fiesta que merece la pena conocer, especialmente por los peregrinos, dada su estrecha vinculación con ellos


Plaza y Hospital de Nuestra Señora de la Blanca, donde nació Teresa Silvestra de Nueva, la niña peregrina y el lugar donde nacen los peregrinos, los romeros de la Blanca y de Santiago, en Nueva, la capital del histórico Valle de San Xurde...


















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