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martes, 9 de diciembre de 2014

DEL MONASTERIO DE SAN PELAYO A SAN VICENTE, LA CORRADA DEL OBISPO Y LA CATEDRAL DE SAN SALVADOR: OVIEDO/UVIÉU (ASTURIAS)

Llegando a San Pelayo
Viniendo de La Tenderina y El Campo de la Vega, el Camino Norte de Santiago sube por la calle de Azcárraga y, tras pasar un lienzo de las antiguas murallas ovetenses, se adentra en el casco antiguo de la ciudad, acabando la cuesta al llegar a la calle Jovellanos, donde cruzaremos hacia la de San Vicente para pasar ante el histórico monasterio de San Pelayo, fundamental para conocer la historia de Oviedo/Uviéu y de Asturias. Al otro lado, detrás, llegaremos, pronto, a la catedral de San Salvador...


El monasterio de San Pelayo, reedificado sobre su asentamiento medieval cerca de la antigua Puerta de la Noceda, así como el nuevo ayuntamiento, y diversas casas se realizaron aprovechando las murallas, las cuales siguieron derribándose hasta bien entrado el siglo XX, siendo declaradas en 1931 Monumento Histórico Artístico. Todavía en 1963 fue tirada la Torre de Gascona y las acciones efectivas en defensa de su integridad no comenzaron hasta 1977. Por aquí iremos siguiendo ruta hacia el antiguo monasterio de San Vicente, la Corrada del Obispo, el Tránsito de Santa Bárbara y la misma catedral...


El Real Monasterio de San Pelayo fue una de las muchas fundaciones que hizo en la entonces naciente ciudad Alfonso II El Casto, entonces cenobio dedicado a San Juan Bautista, aunque la fachada que vemos en la actualidad, la Vicaría, es del año 1703, obra de Fray Pedro de Cardeña. En su interior se conservan partes medievales románicas, con señales del primitivo claustro, pues tuvo completas reformas a lo largo de los siglos


Las monjas pelayas, benedictinas conocidas popularmente como Les Pelayes, son una auténtica institución ovetense. Sus cantos, los sones de las campanas, su historia, forman parte consustancial del mismo origen de la población que llega a nuestros días. Habitan el convento de manera ininterrumpida desde hace un milenio, pues fue el único cenobio asturiano que se libró de la Desamortización de Mendizábal, e incluso recibió en 1854 a las religiosas del Monasterio de La Vega, sito en las inmediaciones y transformado en fábrica de armas


Este monasterio está situado justo al lado de la catedral asturiana, origen y salida del Camino Primitivo y por ende de todos los caminos a Santiago. Todo ello forma parte de un conjunto monumental construido, en su aspecto actual, entre los siglos XVI-XVIII, pero en el interior conserva elementos de tiempos medievales



Las crónicas del obispo Pelayo informan, en la Edad Media, que el primer convento estaba dedicado a San Juan Bautista y se construyó reinando Alfonso II El Casto, quien acababa de hacer de esta su capital tras diferentes avatares y traslados en reinados anteriores. El mismo obispo afirma que pasó a estar bajo la advocación a San Pelayo tras el traslado desde León aquí de las reliquias de este niño-martir, amenazadas por las incursiones musulmanas de Almanzor en el reinado de Bermudo II. Ciertamente la primer referencia documental existente es del año 996, cuando este rey dona el valle de Sariegu a esta comunidad femenina, presidida entonces por la reina Teresa Ansúrez. En aquellos momentos estas fundaciones, además de vida religiosa, constituían en otros casos lugar de retiro de reinas y damas de alta alcurnia, bien viudas o bien despechadas por sus regios maridos, como fue el caso asimismo de la reina Velasquita. Ambas reinas llevaron aquí una vida familiar, acompañadas de parientes y sirvientes, llegando mismamente a transmitir al citado obispo Pelayo una verdadera crónica negra del monarca Bermudo II, a quien el prelado censuraba sus continuos divorcios y casamientos de conveniencia


Años después (1053), el rey Fernando I ratifica durante su visita a la capital astur el apoyo real a este monasterio y sus cada vez más extensas posesiones. La primera abadesa cuyo nombre conocemos es doña Gontrodo en 1097, integrándose definitivamente el cenobio en la orden benedictina y su disciplina en el siglo XII, cuando aumentan considerablemente las donaciones tanto en la ciudad como en sus dominios rurales. Otro rey, Alfonso VII, les concedió los derechos de portazgo (algo que llamaríamos hoy en día "peaje" sobre mercancías) sobre el paso del Puente de Olloniego, la principal vía de comunicación entonces de Oviedo/Uviéu con los puertos de la cordillera hacia la meseta, así como de la propia capital y del concejo de Gozón. Muy importante fue el de Olloniego, aunque hubo de empeñarlo en el año del hambre de 1192 por la cantidad de 300 sueldos, recuperándolo no obstante poco después


En el año 1222 Alfonso IX  le concedería al monasterio derechos sobre el alfolí de Avilés, almacenes y comercio de sal y mercancías de una ciudad portuaria que comerciaba entonces con toda Europa. Las posesiones se incrementan aún más notablemente, aunque estas se encuentras muy diseminadas a excepción del valle de Sariegu, razón esta por la que se opondría con éxito, junto con el monasterio cisterciense de Valdediós, a la concesión de una Carta Puebla para los habitantes de ese valle por parte del rey Alfonso X El Sabio en 1270, dado que sus especiales derechos para con sus pobladores, librándolos del poder señorial, afectaría gravemente a los intereses monacales. Entonces buena parte de Asturias les pertenecía, especialmente el núcleo en torno a Oviedo/Uviéu y Siero al igual que buena parte de la zona costera central. Por ello las abadesas pertenecían a las más linajudas estirpes. viendose en su sucesión y ascensión las diferentes fases de prosperidad e influencia de las familias de la nobleza, llegando a estar San Pelayo al cargo de la abadesa doña Sancha, hermana del emperador Alfonso VII, durante la segunda mitad del siglo XII. Una parte de sus posesiones era trabajada directamente por sus vasallos de Sariegu pero otra correspondía a arriendos, cobrando el monasterio en especie o en dinero. Agricultura y ganaderías constituían la base de su riqueza



La autonomía monacal fue decayendo cuando, a partir de las reformas de finales del siglo XV, entró en la órbita de la obediencia directa a la Congregación de Valladolid. Se intenbaba reformar las órdenes religiosas para acabar con el relajo de costumbres y que fuesen más a veces centros de retiro social que de oración y recogimiento


Fue entonces cuando San Pelayo fue escogido como sede asturiana de estas reformas de estricta observancia, pasando a él las tierras de San Bartolomé de Nava, Santa María de Villamayor y Soto de Dueñas, únicas fundaciones femeninas en el medio rural existentes en Asturias, cuyas monjas habían sido severamente amonestadas con duras acusaciones por el enérgico obispo Gutierre de Toledo, dado el estado en el que encontraba entonces la susodicha observancia religiosa. Si bien tanto o más pesaban los pecados de aquellas monjas "descarriadas" como el deseo de hacerse con el control de aquel fértil y estratégico valle entre el centro y el oriente de Asturias


Aquel importantísimo aumento de ingresos permitió realizar en el edificio una profunda transformación, en realidad hacer un nuevo y gran conjunto: la iglesia entre 1592 y 1601, más luego obras posteriores que se rematan en 1703 con la fachada de la Vicaría


Ciertos elementos que se suponen originarios del primer santuario se hallaron al acometerse las obras de restauración tras la guerra civil. También hay hospedería dedicada a aquellas personas que soliciten esta necesidad para "encontrarse a sí mismos o a Dios", tal y como rezan sus frases


En el monasterio de San Pelayo se custodian en la actualidad importantes documentos del cercano, prácticamente anexo, cenobio de San Vicente, actual iglesia de Santa María la Real de la Corte, otro de los de grandísima trascendencia en Asturias durante siglos y frente al que también pasaremos en nuestro camino hacia la catedral...


En el siglo XVI el antiguo monasterio de San Vicente fue reformado en su integridad, demoliendo su vieja traza románica y rehaciéndolo en su totalidad, incluyendo esta su iglesia. El artífice de la obra fue el maestro cántabro Juan de Cercedo el Viejo, quien falleció en 1568 sin ver conclusa la obra, por lo que le sucedió su sobrino al frente de los  trabajos, aunque estas pararon por problemas económicos en 1572


Retomadas en 1587 por el trasmerano Juan del Ribero Rada fue consagrada en 1592. El monasterio fue desamortizado en 1836 y su templo pasó a ser la iglesia parroquial de Santa María la Real de la Corte en 1845


En lo relativo al monasterio su importancia es total pues aquí nació la ciudad, su documento fundacional fechado el 25 de noviembre del año 781 describe que aquí se asentaron, bajo el reinado de Fruela, los monjes Máximo y Frómista veinte años atrás, en el 761, en un lugar llamado Oueto, fundando una primer basílica dedicada a San Vicente, que seguidamente pasará a ser monasterio acogido a la regla de San Benito, con veintiséis personas, que serían los primeros habitantes del actual Oviedo/Uviéu, aparte de la existencia en todo el entorno de poblamientos de época romana y castreña


Luego, al asentarse aquí la capital de Asturias en tiempos de Alfonso II El Casto pasó San Vicente a la obediencia directa del obispo ovetense, siendo reconstruido en los siglos XI y XII, cuando perdería su estructura prerrománica para covertirse en románica, la primera de una serie de reconstrucciones en las que los elementos medievales fueron perdiéndose. En esas obras llegó a tener comunicación directa con la catedral de San Salvador


La iglesia actual es un claro ejemplo de los templos monacales del siglo XVI, con nave única y capillas laterales. La fachada se quedó inconclusa, pues iba a tener dos torres y solo se hizo la de la izquierda


Pasamos al interior viendo esta magnífica portada de 1666


Y aquí estamos ante la magnífica nave con las capillas a ambos lados


En una de estas capillas está, ente otras imágenes, la de la patrona, Santa María la Real, estilo rococó del siglo XVIII y que venía de la iglesia de San Isidoro de la Corte


Este es el baptisterio, con la pila bautismal, y una imagen de San Juan Bautista del escultor barroco Luis Fernández de la Vega, antaño ubicada en el altar mayor y trasladado aquí tras desmontarse esa parte en 1976


Cristo crucificado, obra de Antonio Borja


El Sagrado Corazón, San Francisco y San Antonio



En esta capilla a la derecha La Piedad


Procede del antiguo Hospital de los Remedios


Nos acercamos al altar mayor


Por esta puerta, ahora cegada, se pasaba al claustro del monasterio, museo arqueológico en la actualidad


Y este es el retablo mayor, estilo manierista, etapa final del arte renacentista, atribuido en sus trazas al monje benedictino Juan Andrés Ricci y hecho entre 1638 y 1641 por Luis Fernández de la Vega, Pedro García y Francisco González, el único retablo asturiano formado por lienzos, representando a San Vicente en el centro y a Santa Escolástica y San Benito, pintados en 1641 poe Diego Valentín Díaz y repintados por Francisco Reiter en 1779. Arriba tenía un cuerpo más con el retablo de la Inmaculada, de autor desconocido, y que ahora está en el crucero sur, así como las tallas de San Juan Evangelista, esta perdida, y de San Juan Bautista ahora en el baptisterio y obra también del gijonés Luis Fernández de la Vega


A la derecha, en el crucero sur, el retablo de la Inmaculada al que hemos hecho mención


Antes en el ático o parte alta del altar mayor



Hay una talla de San Roque y otra, también de Luis Fernández de la Vega, de la Virgen con el Niño, en el presbiterio


En la bóveda relieves representando a los evangelistas y escudo de la iglesia


El órgano, barroco de finales del s. XVII, está considerado el mejor conservado de Asturias



Y así volvemos al exterior


Enfrente del monasterio estaban los huertos de los monjes, hacia allí se iría extendiendo el convento en el siglo XVII, ocupando esos espacios en su crecimiento, donde ahora está la Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo


En medio está ahora la Plaza de Fray Benito Jerónimo Feijóo, con una estatua de este religioso de la Ilustración obra del escultor Gerardo Zaragoza


Feijóo nació en 1676 en un pazo de su estirpe, Pazo de Casdemiro, a orillas del Miño, parroquia Santa María de Melias, y concello de Pereiro de Aguiar (Ourense) estudiando en el Real Colegio de Ribas de Sil, concello de Nogueira de Ramuín e ingresando con doce años como benedictino en Samos, lo que le hizo renunciar a su derecho de mayorazgo por voto de pobreza, consagrándose al estudio y llegando a maestro general de la orden, dando clases en Galicia, León y Salamanca, estudiando también en su universidad. Ganó por oposición una cátedra de Teología en la Universidad de Oviedo y se estableció aquí en 1709 dedicado al estudio, a la enseñanza y a defender sus obras, especialmente el Teatro Crítico, publicado en 1726 y que levantó ampollas, al igual que Cartas Eruditas y Curiosas, por las cuales fue tan leído que llegó a proclamar

"Yo, ciudadano libre de la República de las Letras, ni esclavo de Aristóteles ni aliado de sus enemigos, escucharé siempre con preferencia a toda autoridad privada lo que me dictaren la experiencia y la razón"



Ya mayor, sordo y débil, era necesario traerlo a los oficios del coro en silla de ruedas, falleciendo en este Colegio de San Vicente el 26 de septiembre de 1764 con casi ochenta y siete años de edad, estando enterrado en esta iglesia de Santa María la Real de la Corte hacia la que mira su estatua. Fue elogiado y homenajeado por reyes, obispos y cardenales siendo considerado el introductor del género ensayístico en la literatura española y ejemplo de la Primera Ilustración


Sus obras son Teatro Crítico Universal (nueve volúmenes entre 1726 y 1740), Cartas Eruditas y curiosas (163 cartas en cinco volúmenes entre 1742 y 1760), Apología del Escepticismo médico (1725), Satisfacción al Escrupuloso (1727), Ilustración Apologética (1729), Suplemento de el Teatro Crítico (1740), Justa repulsa de inicuas acciones (1749), Adiciones (1783), Epistolario (sin recoger) y Poesías (en edición)



Atrás, la portada de la Facultad de Psicología, rememora su historia, la del monasterio y la del colegio. El antiguo Colegio de Teología de San Vicente ya estaba en funcionamiento a principios del siglo XVII, un siglo después llegaría el insigne Feijóo. Estos edificios, tras la Desamortización, pasaron a ser oficinas y dependencias del Estado, que sirvieron entre otras cosas como cuartel de la Guardia Civil. En 1932 el edificio fue restaurado para Delegación de Hacienda, destruida por la Revolución de Asturias en 1934



Tras la Guerra Civil volvió a ser de Hacienda hasta su traslado al más amplio convento de Santa Clara, pasando en 1968 a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Oviedo, luego, tras la fragmentación, la de Letras, pero al reunificarse las licenciaturas de Humanidades en el edificio del Seminario Diocesano pasó este a ser sede de los estudios de Psicología y Logopedia, que eran impartidos desde 1976 en otros lugares


Y así, ante el viejo monasterio, seguimos ruta


Subiendo plaza arriba


Pasando ahora pues bajo el Arco de San Vicente, comunicación con lo que fueron otras partes del extinguido monasterio


Al pasar hemos de detenernos


Aquí está la placa, colocada en 1985, que rememora la fundación del primer germen de la ciudad por Máximo y Frómista o Fromestano en este que fue monasterio de San Vicente



La fachada que vemos en la actualidad es renacentista y barroca


Si tenemos oportunidad podemos ver el claustro, del siglo XVI, sede del Museo Arqueológico de Asturias, con piezas del monasterio de época románica y prerrománica, además de elementos de tanta importancia como el magnífico sepulcro del Señor de Noreña Rodrigo Álvarez de las Asturias, del que tanto hemos hablado en las anteriores entregas de este blog dedicadas a este camino


Hasta la Desamortización de Mendizábal estaba considerado San Vicente el monasterio más influyente de Asturias, amparado por reyes y nobleza


Al fondo ya vemos La Corrada del Obispo, paso a la catedral


Esta es la parte exterior de la Sala Capitular de la Catedral de Oviedo/Uviéu. Puede decirse que aquí empezó su transformación de basílica románica-prerrománica en catedral gótica al empezar a construirse en 1293 bajo el patrocinio del chantre Pedro Esteban y del deán Fernando Alonso. Aquí se reunía el cabildo de la catedral y la Junta General del Principado y aquí se declaró la guerra Napoleón en 1808


Más allá, asoma la cúpula de la catedral


Gótico flamígero que simboliza el final de las obras de dicha catedral, muy avanzado el siglo XIX


Gran rosetón de piedra en el suelo


A la izquierda la Residencia Femenina de María Inmaculada, regida por las religiosas de esta orden desde 1911, así como la Cocina Económica, fundada en 1888 a instancias del obispo Fray Ramón Martínez Vigil y llamada primeramente tienda-asilo


A la derecha son los edificios exteriores del claustro gótico, añadidos en época barroca. A la izquierda la Casa del Deán Payarinos


Su nombre viene del deán de la catedral Benigno Rodríguez Pajares, quien la encargó en el año 1900 a Juan Miguel de la Guardia


Alberga en la actualidad el Conservatorio Superior de Música Eduardo Martínez Torner


Y ya pasamos a La Corrada del Obispo, cuya primera mención es de un documento de 1177 de unas casas pertenecientes al Monasterio de Courias, en Cangas del Narcea, que estaban en el palacio del obispo "ad plateam domino episcopi". En 1265 ya aparece como Corral del Obispo. El Palacio Arzobispal es el que vemos al fondo, si bien no es ni mucho menos el antiguo, dado que la plaza tal y como la conocemos tiene su origen en la reconstrucción de la ciudad tras el terrible Incendio de Oviedo de 1521


Así será como nace esta plaza y se reconstruya el Palacio Arzobispal y luego, en 1730, el cabildo catedralicio, al decidir levantar un claustro alto sobre el ya existente claustro gótico, aprovecha, según el gusto de la época, para añadirle a la catedral una portada en estilo barroco


Ciertamente la estructura resultante tiene todo el aspecto de un palacio que rivaliza incluso con el del obispo


La plaza era entonces más pequeña pues había casas en hilera adosadas al palacio episcopal, en una de las cuales nació el jurista Francisco Martínez Marina


Esta portada al claustro de la catedral, a la derecha, es llamada la Puerta de las Limosnas, por ser donde el cabildo catedralicio daba pan a los pobres el día del Jueves Santo. Desde su balcón se llamó a la revuelta contra los franceses en 1808 cuando, el día 9 de mayo, la multitud se enteró, al llegar el correo de Madrid, que tenía su estafeta en la Plaza de la Catedral, de los sucesos del 2 de mayo contra las tropas francesas, lo que caldeó los ánimos, lanzándose proclamas contra ellos y quienes les apoyaban

Destacaron en aquellos sucesos Juaca Bobela y Marica Andallón; la primera, Joaquina Fernández Bobela, acudió con obreros de la fábrica de armas y estudiantes a la citada plaza y destacó por sus enardecidas proclamas. De noche arrancó de las paredes puestos por la afrancesada Audiencia y participó en todos los acontecimientos de aquellos días, involucrándose de tal manera que, cuando los franceses entraron en la ciudad, hubo de huir, siendo saqueada su casa. Marica Andallón por su parte, María González Suáres (de Andallón o Andayón, en el vecino concejo de Les Regueres, estuvo también en primera línea y, al entrar los invasores, socorría a los heridos en una improvisada Asociación de Caridad. Acabada la guerra y yendo a la corte a demandar una pensión ante el rey, se dice respondió "irrespetuosamente" al infante don Antonio al decir este que "estaba harto de patriotas"


Desde La Corrada del Obispo tomamos, entre el Palacio Arzobispal y esta fachada palacial la Travesía de Santa Barbara para ir hacia la portada principal de la Catedral de San Salvador, que volvemos a ver desde aquí



Allí está la Torre Vieja o torre románica, con sus ventanas de arco de medio punto de columnas y capiteles labrados,  muy del siglo XII, si bien su origen parece ser más antiguo, pues su primera construcción tendría carácter defensivo de la Cámara Santa, guardiana de las Reliquias y tesoro de la Basílica de San Salvador contra ataques de los normandos y sería de los siglos IX ó X siendo su promotor el rey Alfonso III El Magno, conservándose una inscripción que dice

"En el nombre del señor Dios y salvador nuestro Jesucristo, y a la gloria de todos, de la gloriosa Santa María Virgen, a los doce apóstoles y restantes santos mártires... el príncipe Alfonso hijo del rey Ordoño de santa memoria mandó edificar esta fortificación con la esposa Scemena, habiéndoles nacido dos hijos, para que la defensa de la fortificación del aula del tesoro de esta santa iglesia permanezca sin daño; precaviendo que nada perezca, pues los gentiles suelen apresurarse con su ejército pirata naval, Dios no lo quiera. Esta obra ofrecida por nosotros, sea concedida en perenne posesión a la misma iglesia"



La torre original debió ser la que vio el rey Alfonso VI  al acudir a San Salvador a abrir el Arca Santa y descifrar su misterio, registrando todo lo que se hallaba en ella, acompañado de un numeroso séquito en el que destacaban su hermana Doña Urraca, la infanta Doña Elvira, varios obispos y personas de su confianza como Rodericus Diaz, que, avanzando el tiempo, sería otro de tantos personajes que, como esta historia, formarían parte tanto de la realidad como de la fantasía, El Cid Campeador, quien entonces conocería aquí a la que sería su mujer Ximena. De aquella época parte la famosa leyenda de Oria, la peregrina endemoniada, una de tantas historias sobre exorcismos de las que se vanagloriaban todos los templos del orbe para atraer más masas de peregrinos ansiosos de librarse de males físicos o espirituales y que hicieron desde entonces sonada romería que acudió a la que fue una de las capitales del mundo entonces conocido



La reforma del XII, cuando la torre pierde su impronta defensiva y se asienta más como parte del edificio religioso, forma parte de las reformas de una época en la que la frontera de los reinos cristianos se desplazaba hacia el sur y con ellas las capitales y los caminos, entre ellos los de peregrinación pero, no obstante, viajeros de todo el orbe seguían acudiendo a la antigua capital del rey casto y de varios de sus sucesores, cuya catedral era llamada la Sancta Ovetensis. Abajo hay una portada barroca hecha por el cabildo catedralicio para salir directamente al Tránsito de Santa Bárbara y Corrada del Obispo. Es este el Patio de la Torre Vieja o de la Perdonanza



La Torre Vieja es de planta cuadrada y tiene un gran cuerpo interior de dos pisos sobre el que se superpone el campanario, que vendría a ser la parte netamente románica y religiosa que se superpondría al preexistente torreón, también reformado. La vista de las dos torres, la románica y la gótica, simboliza las transformaciones del templo y de la misma ciudad a lo largo del tiempo


Cada uno de los lados del campanario se abre a dos huecos con los citados arcos de medio punto.Los capiteles muestran temas geométricos y vegetales


Este es el Arco del Palacio Arzobispal, hecho para comunicar el palacio con la catedral cuando se abrió en 1730 este Tránsito de Santa Bárbara. La vista de las dos torres, la románica y la gótica, simboliza las transformaciones del templo y de la misma ciudad a lo largo del tiempo


Ahora arriba vemos la torre gótica y a la derecha es El Prau de Pachu'l Campaneru, los cimientos de lo que para algunos fue el palacio de Alfonso II El Casto y para otros dependencias eclesiales, todo ello bajo el grandioso muro sur de la catedral gótica


Estos son los restos que se atribuye fueron parte del palacio de Alfonso II, que empezaron a aparecer a partir de las excavaciones realizadas en 1942, tras las destrucciones de revolución y guerra y los responsables de las mismas José María Fernández Buelta y Víctor Hevia las relacionaron con una gran construcción palacial de ese rey o de su padre Fruela la cual se extendería, según más restos de edificaciones que encontraron, entre la Corrada del Obispo hasta este Tránsito de Santa Bárbara, el llamado Jardín de Pachu,  y el actual claustro catedralicio. En concreto se trataría de seis construcciones de 2,30 x 1.80 metros y un horno que parece ser soportaba altas temperaturas


Aquí se ve parcialmente la parte más antigua de la catedral por su parte exterior. Bajo la Torre Vieja hay unos edificios prerrománicos con ciertas reformas descubiertos en las excavaciones de 1988 y que forman parte de la escalera de acceso hecha en el siglo XVIII a la Cámara Santa, la cual tiene dos capillas superpuestas, que pronto veremos cuando visitemos el interior: la capilla inferior es la Cripta de Santa Leocadia y la superior la Capilla de San Miguel, adosadas a la Torre de San Miguel, que debía ser anterior, muy transformada y que no puede reconocerse desde el exterior. En la Cámara Santa se guarda el Arca Santa con las Reliquias de San Salvador, que, según la tradición cristiana, se custodiaban el Jerusalén y fueron escapando de los avances persas y árabes hasta llegar hasta aquí


Entre las reliquias destaca el famoso Santo Sudario, denominado popularmente El Pañolón, relacionado con la Sábana Santa de Turín y sobre el que se han hecho numerosas pruebas y estudios científicos, ya que se dice cubrió la cabeza de Cristo en el descendimiento de la cruz se exponen las citadas reliquias que hicieron de la capital asturiana un gran centro de peregrinación. La Cámara Santa tuvo una tremenda transformación llegada la baja Edad Media, en el siglo XII y hubo de ser restaurada tras su voladura en la Revolución de 1934 cuando todo símbolo formaba parte del secular enfrentamiento interno de ideales sociales y políticos contrapuestos, independientemente de su importancia como patrimonio histórico-artístico a preservar


Junto con el Santo Sudario están la Caja de las Ágatas y el Arca Santa, con numerosas reliquias que fueron traídas de Jerusalén tras larguísimo periplo por la geografía norteafricana y peninsular, acabaron  en el templo de San Salvador fundado por Fruela y enaltecido por su hijo Alfonso II al trasladar aquí la capital del reino. Estas reliquias en sí mismas ya hicieron de Oviedo/Uviéu un gran centro de peregrinaciones y por lo tanto de llegada de romeros, viajeros, comerciantes, etc de todo el orbe cristiano, multiplicado todo ello al descubrirse, bajo el reinado del mismo rey (en una fecha que varía entre los años 813 y 834), la que se tiene por tumba del Apóstol Santiago en Compostela, naciendo aquí el primer Camino de Santiago de la historia, al ir el monarca con su séquito (otros dicen que uno de sus representantes) a verificar y confirmar tan trascendental hallazgo


Se da, por parte de algunos investigadores, la fecha del 13 de octubre del año 821 como la de consagración de la basílica de San Salvador, lo que no quiere decir que no fuese inaugurada antes en la práctica pues esas ceremonias, con asistencia de autoridades y relevante liturgia, podía retrasarse tiempo, años incluso. Se supone seguiría la tónica de los templos del Arte Asturiano de tres naves, con unos 40 metros de largo por 20 de ancho y 25 de altura máxima, tendría un altar dedicado a San Salvador y otros doce a los apóstoles, que aumentarían a 21, algunos con doble dedicatoria. Su pintura mural sería semejante a la de Santuyano, templo contemporáneo a esta basílica. Su arquitecto constructor pudo ser Tioda o Teoda


Las Reliquias, antes que en el santuario de San Salvador, estuvieron largo tiempo escondidas y custodiadas en una de las capillas del mítico monte Monsacro, también llamado La Madalena, sito justo al sur de la ciudad. Sin duda su misma importancia favoreció la fundación de una sede eclesiástica y una nueva catedral para albergarlas...


Del Tránsito de Santa Bárbara salimos a la calle Santa Ana, antigua Calle Real y Plaza del Portal, viendo la torre de la iglesia de San Tirso, construida en el siglo XVI tras el incendio de 1522 sobre otra anterior, fruto de las reformas realizadas en el templo en el siglo XIV, la cual a su vez aprovechaba una torre-fortaleza medieval

Según indagaciones de Feliciano Redondo Cadenas, la base sería originaria de un castillo prerrománico del tiempo en el que los reyes tuvieron aquí su corte, otra altura sería de finales del siglo XI o principios del XII, la Torre del Rey o Torre de la Fortaleza, luego ya vendrían las reformas del siglo XIV, cuando los Argüelles construyen además al lado una capilla dedicada a Nuestra Señora la Virgen María. En 1574, tras la reconstrucción obligada tras el incendio, había otra... "que fizieron y dotaron los Señores Diego Carreño Becino e regidor de Oviedo e María González de la Rúa y del Portal su mujer a servicio de Nuestro Señor Jesucristo y de su Bendita Madre y de la bienaventruada Santa Ana"

En el siglo XVIII fue restaurada, con el tiempo se añadió una casa rectoral, luego centro parroquial, en 1924 se le puso el tejaroz y la cubierta actuales, y fue vuelta a restaurar tras las destrucciones de la revolución y la guerra. En 1977 se construyó en el interior una escalera de piedra dando acceso a la torre y bóveda de la iglesia, pavimentándose el patio que da a la calle y cerrándose con la verja que vemos hoy día

Aquí vamos a la derecha, a la catedral, siguiendo la antigua calle Santa Ana o Calle Real


Admiramos entonces otra preciosa simbiósis del arte y de la historia, ante nosotros la majestuosa torre gótica de la catedral y a la izquierda la cabecera original de esta iglesia de San Tirso del Real


Aquí está la clásica ventana prerrománica asturiana de tres arcos con sus columnitas y capiteles de temas vegetales


Es de los tiempos en los que Alfonso II El Casto asentó aquí so corte y capital, sus primeros templos y palacios y de donde saldría a comprobar la veracidad del que se tiene por sepulcro de Santiago en Compostela, siendo el primer peregrino, al menos el primero de nombre conocido, de la historia xacobea, y este el primer Camino


De la calle Santa Ana, bajo la inmensa torre, ahora a la izquierda


Y saldremos a la Plaza de Alfonso II El Casto. Aquí podremos decidir si continuamos por el Camino Norte o comenzamos el Camino Primitivo. Aquí además se unen a estos los peregrinos que vienen de León haciendo el Camino del Salvador. Pero antes, esta catedral, Catedral de San Salvador, espera por nuestra visita...




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