A solo un par de kilómetros de la villa de Llanes, sale el Camino Norte del pueblo de San Roque o San Roque L'Acebal, bien por la acera de la N-634, sustituta del desaparecido trazado en este tramo del Caminu Real de la Costa, o bien por un ramal que la evita unos metros y que forma parte de la Senda del Valle Invisible, que recorre numerosos lugares de esta parroquia llanisca. Vayamos por donde vayamos tenemos una formidable vista de la Sierra de Cuera, gran murallón calcáreo que se extiende unos 30 kilómetros de este a oeste paralelo a la costa y cuyas máximas cotas sobrepasan los 1.000 metros de altitud, a solo unos seis kilómetros de la orilla del mar en línea recta
Ya acercándonos desde Cantabria, el Cuera, Sierra Cuera, de Cuera o del Cuera (hay debate sobre colocación o no de preposiciones y artículos en su topónimo), es una referencia visual y geográfica para saber dónde está Asturias. Luego, entrados en tierras asturianas, desde Colombres esa referencia se hace más próxima y nos acompañará, recorriendo la base de esta serranía por los pueblos de la rasa costera, durante nuestro recorrido por el oriente de Asturias, principalmente los concejos de Llanes y Ribadedeva (este ya ha quedado atrás)
En primer término, como espolón en la ladera norte del Cuera que se adentra como una cuña sobre la rasa, vemos la picuda mole caliza del Picu'l Castiellu, de unos 450 metros de altitud. En sus estribaciones estaba El Castillo de Soberrón, desde donde un representante regio gobernaba el territorio en la antigüedad, cuando aún no se llamaba Llanes, sino Aguilar o Tierra de Aguilar, allá por la alta Edad Media, y cuando era parte de la llamada provincia de Primorias o Primoriense (entre los ríos Sella y Deva). Más arriba tenemos el paso de La Muezca en El Risque, a unos 652 metros de altitud
Del Castillo de Soberrón en El Picu'l Castiellu, apenas queda nada salvo leyendas y algunos documentos. No estaba exactamente en la cima al parecer, sino en alguna de sus estribaciones. Una de esas tradiciones legendarias afirma que el picu está hueco por dentro y hay un gran palacio lleno de tesoros con una mora cautiva que espera ser desencantada y librada de su guardián, un moro que la tiene presa y guarda el lugar armado con una espada curva. Si alguien lo consigue se quedará con ella y las riquezas
Es muy posible una leyenda elaborada y evolucionada de una base real. Moro en Asturias, Galicia y gran parte del noroeste y otros lugares, significaría en origen "gente antigua", "no cristianos", "paganos". Uniendo esta tradición milenaria con las también fantásticas historias de "los moros que derrotó Pelayo" que escondieron sus tesoros, a veces guardándose ellos mismos en las quebradas y, mucho más recientemente, con los rifeños que lucharon en el bando nacional durante la Guerra Civil, ha dado lugar a una mezcla de épocas y noticias legendarias
Otra creencia popular, también culta o ya propia de gente algo leída, hablaría de los romanos como constructores de un baluarte para dominar este territorio, de los cántabros orgenomescos, tras la conquista de Augusto. A tenor de ciertos estudios de fortalezas similares esto no se descarta y explicaría porqué el castillo sería centro administrativo antes de la concesión por parte de Alfonso IX de la Carta de Población a la Puebla de Aguilar, la que sería villa de Llanes, en algún momento en torno al año 1222.Sucesivos monarcas (Alfonso X y Alfonso XI), confirmarían y ampliarían esta protección aforando su puerto, población, mercado y ferias, haciendo de ella la nueva capital del actual concejo
De los tiempos en que un gobernador (potestas, dominante o tenente) impartía justicia, reclutaba soldados y cobraba tributos desde su frío castillo en nombre de la Corona, conocemos únicamente el nombre de dos, Rodrigo Moniz y Diego Urmaiz, citados en un documento del año 1078. Otra cosa que se cuenta es que desde estas alturas se prendían hogueras para avisar de la llegada de piratas o de la presencia de ballenas, así como guiar a los barcos a puerto, por lo que habría un faro, en el sentido antiguo del término, siendo muy abundantes estos en todos los promontorios costeros
"En Asturias también hubo castillos en la Edad del Hierro, consistentes en torres situadas en lugares de difícil acceso, protegidas por fosos si bien institucionalmente tales castillos prerromanos eran muy diferentes de los medievales.
Las causas de la aparición o, mejor, retorno de estas construcciones defensivas en la Edad Media, fueron la fragmentación del territorio peninsular y la debilitación del poder central o superior. Lo mismo que el cese de su construcción o utilización específica tuvo, a su vez, por causas la unificación política y territorial y el robustecimiento del poder real. En este orden de cosas existe cierto paralelismo entre la Edad del Hierro y la Edad Media y entre la Época Romana y la Edad Moderna. Durante la Edad del Hierro, la población asturiana agrupada en tribus y gentilidades, se vio en la necesidad de protegerse particularmente en sus poblados y castillos; mas, tras la conquista romana, el Imperio se encargó de esta función y las fortalezas se tornaron in útiles. Con la llegada de los bárbaros y la Edad Media, al encontrarse otra vez la población insegura, se amurallaron ciudades y pueblas y se erigieron los castillos.
Para el conocimiento de los castillos medievales asturianos existen dos clases de fuentes principales: escritas y arqueológicas.
Entre las fuentes escritas, pueden contarse los diplomas y crónicas medievales, la epigrafía, la heráldica y toda clase de documentos y obras literarias. En este aspecto, Asturias es una región española privilegiada, pues para época tan lejana como los primeros siglos de la Reconquista, cuenta con una abundante documentación procedente de la cancillería real y de los monasterios, aparte de las crónicas cristianas y musulmanas. En tales fuentes, los castillos aparecen generalmente bajo las denominaciones de castrum, castellum o sus derivados. Pero no estará demás apuntar que tales voces poseen también otras acepciones, para no sufrir efectos de espejismo, como les ha ocurrido a algunos escritores regionales por desconocer que, a veces, estos vocablos aluden a sitios donde existen restos prerromanos y otras que, empleadas en sentido figurado, se refieren a ciertos accidentes topográficos como picos, peñascos y roquedales.
La arqueología podría informarnos sobre los castillos asturianos en muchos aspectos, pero aun no se ha ocupado de ellos. Estos llegaron a nuestros tiempos en estado diverso. Íntegros, ninguno. Los mejor conservados, como el de Priorio, restaurado con poca fidelidad histórica, maltrechos. De la mayoría no, quedan más que ruinas o vestigios, si no es que desaparecieron casi totalmente, como los de Noreña, Oviedo, Tineo, y otros. Las causas inmediatas de la ruina de los castillos fueron varias. Algunos ya habrán sido destruidos en las contiendas medievales. Otros, por disposición real para atajar las rebeliones de la nobleza. Los más en tiempos modernos por abandono al, cesar la razón de su existencia.
El examen de los restos de los castillos medievales asturianos permite distinguir entre ellos, de conformidad con lo expresado, castillos en sentido estricto, torres y atalayas, y casas fuertes. A diferencia de los castillos propiamente dichos, que constan de varias edificaciones o de una sola con varias dependencias y elementos defensivos, las torres, aunque contasen a veces con algún complemento para su defensa, no consistían más que en un edificio turriforme, valga la redundancia; al igual que las atalayas en las que es condición esencial su situación en puntos dominantes. Hay que añadir que de cada clase de construcción defensiva, no existe en Asturias un tipo único sino varios, cuya cronología y distribución sería interesante determinar. En términos generales, deberá suponerse que en el transcurso del milenio medieval, hubo en Asturias, como en todas partes, cierta evolución en la técnica y en la tipología de los fuertes defensivos. Pero estos son aspectos cuya develación está reservada a la arqueología.
Sin embargo de lo expuesto, no hemos de contemplar los castillos medievales como simples construcciones defensivas cuyas características materiales agotan el objeto de su conocimiento, sino como determinantes de complejas instituciones que condicionaban muchas actividades y manifestaciones de la vida regional en los tiempos de su vigencia. De aquí la importancia del estudio de los castillos para la historia de la Asturias, medieval.
La tradición asegura que los romanos, para batir a los difíciles astures, construyeron allí un «castillo roquero», aunque mas bien era un torreón de planta circular, del que todavía quedan vestigios arqueológicos, construido en mampostería.
El en verano de 2018 me encaminé en la busca de Castillo de Soberrón, una pequeña aventura, ya que los posibles senderos de acceso, se encuentran ocultos tras un inverno y primavera lluviosa en el norte peninsular. Conseguí llegar hasta la cima (cota 455) mas alta del cordal, gracias a las veredas del ganado, aunque me fue imposible acceder a la la peña donde estuvo ubicada la torre"
"Conocido e identificado por diversos autores desde el siglo XIX con el castro Souerrone de las fuentes medievales. Identificado como fortificación medieval por Carlos Pérez Suárez en 1982 y posteriormente durante la elaboración de la Carta Arqueológica de los Concejos de Llanes y Ribadedeva en 1992. Incluido como castillo en altura en el Catálogo de castillos y fortificaciones medievales y modernas en Asturias (Proyecto CASTELLA) realizado por Patricia Suárez Manjón y Avelino Gutiérrez González en 2011 y en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) del 23 de diciembre 2013"
Espesos matorrales forman una barrera vegetal a ambos lados de la travesía. El tráfico, aunque en su mayor parte va por la autovía. suele ser bastante intenso, dada nuestra proximidad al área industrial y a numerosos núcleos poblados, que multiplican en verano su número de residentes y visitantes al ser este un concejo eminentemente turístico, especialmente los pueblos más cercanos a las playas
Al oeste tenemos más referencias geográficas y montañeras: Los Resquilones
Los Resquilones, con sus impresionantes vistas del Cuera y el mar, suele llamarse a este macizo cuya cota más sobresaliente sería La Cabeza los Resquilones (669 m). Ahí están también La Peñe las Garbas (581 m) y más a la derecha Llabres, con sus 682 metros de altura. Suele denominarse El Monte Llabres y ahí está también La Vega Llabres, entre El Valleyón, El Prau del Cura, La Peñe Cueva y el Prau del Cachi. Es zona de pastos de vacas, cabras, caballos y ovejas. Está entre las parroquias de Vibañu, Caldueñu, Posada, Celoriu y Porrúa
"El ejército franquista calculó que Asturias caería en apenas siete días. Así lo hizo saber Queipo de Llano en una intervención radiofónica. Razones no le faltaban para el optimismo. La República estaba centrada en la reestructuración de su Ejército de maniobra para atacar Teruel y sus fuerzas aéreas estaban prácticamente destruidas. Para colmo, la Legión Cóndor nazi trabajaba a pleno rendimiento para abrir paso a las tropas franquistas. Sin embargo, la batalla se alargó durante 51 días. La resistencia republicana fue tal que diversos historiadores llegaron a calificar la batalla del Mazuco, enmarcada dentro de la ofensiva del ejército franquista por Asturias, como la batalla de las Termópilas.
Fiel conocedor de aquella batalla, que produjo un número de muertos imposible de conocer, es Felipe Matarranz, alias Lobo, quien probablemente es el último soldado superviviente de aquellas. A sus 98 años, Felipe recuerda la dureza de la batalla, el olor de la muerte y el cielo "lleno de bombarderos nazis".
"Pasamos mucho rato mirando hacia arriba esperando a que dejaran de bombardear para poder salir a batallar", explica a Público Felipe Matarranz, que señala que cada día vivían "una lluvia de bombas nazis". "Llegaban tres aviones para bombardear por minuto", añade.
La ofensiva franquista por hacerse con el control total del norte de España comenzó el 1 de septiembre de 1937 y duraría hasta el 21 octubre del 1937 cuando las tropas del ejército autodenominado nacional llegaron a Gijón. La guerra que debía duras apenas una semana se había prolongado 51 días. "El ejército franquista llegó a utilizar 145 batallones para ganar esta batalla frente a los 75 que utilizó para conquistar Bilbao. Este dato por sí mismo explica la dureza de la batalla en Asturias", explica a este diario el historiador especializado en la guerra del norte Luis Aurelio González.
Felipe Matarranz conoce a la perfección la dureza de la que habla Luis Aurelio. Llegó a ser herido tres veces durante la Guerra Civil, dos durante la ofensiva de Asturias. "Estaba luchando en Oviedo cuando recibí un tiro en la pierna. El dolor era fuerte pero no podía parar de disparar. Me até un pañuelo sobre la herida y seguí luchando. Ahora tengo una cicatriz de siete centímetros para no olvidar la batalla", recuerda Felipe, que señala que las fuerzas republicanas siempre lucharon en inferioridad numérica y armamentística.
Una guerra de resistencia
La batalla por Asturias tenía una importancia fundamental para el desarrollo final de la guerra. En disputa estaban las minas, la industria siderúrgica y las fábricas de armas. Sin embargo, fue una batalla desigual. El historiador Luis Aurelio Rodríguez explica que la República nunca tuvo oportunidad de avanzar en el frente. "Fue una guerra de resistencia. El ejército republicano resistía y retrocedía, pero nunca avanzaba", explica el historiador que añade que la población asturiana resistió el avance del fascismo en "condiciones dantescas". "No había ni comida".
Los 15 días que duró la batalla en el Mazuco siguieron una misma lógica de guerra. A primera hora de la mañana llegaba un avión de la legión cóndor. Reconocía el terreno, realizaba fotografías y volvía sobre la base de Llanes. Los mandos militares franquistas, tras ver las fotografías, diseñaban la secuencia del ataque. "Primero el bombardeo de la artillería pesada. Después el bombardeo de la aviación, después los cazas alemanes que ametrallaban en posición noria, es decir, de tres en tres y mientras se producían estos bombardeos, la infantería avanzaba hasta situarse a 70 metros del objetivo. Ahí empezaba la lucha con la bomba en la mano", explica.
En estas circunstancias, ya sólo resistir era una auténtica odisea, añade Rodríguez. A la superioridad numérica del ejército franquista había que sumar la inestimable ayuda de la Legión Cóndor y de la artillería aportada por la Alemania nazi. "Asturias luchó completamente sola. No recibió ningún tipo de refuerzo humano, ni armamento, ni munición. Sólo en la última semana de la batalla llegó un barco con armamento y en su mayoría fue a caer en manos del ejército de Franco", asegura.
La soledad del ejército republicano la sintió Matarranz en el frente. "Veíamos a gente abandonar al frente, heridos o muertos, y llegaban menos refuerzos. Estábamos tristes, sentíamos el abandono, pero más vale morir que vivir de rodillas", emplaza el guerrillero, que tras la guerra pasó doce años en la cárcel y fue condenado a muerte en dos ocasiones"
A nuestra izquierda, en Cuera, las paredes calizas de El Texéu, que se extienden sobre las laderas de Las Cuestas, entre La Tornería y El Picu'l Castiellu
Las Cuestas es "una interminable sucesión de cuestas, paralelas entre sí y separadas por riegas (arroyos), que avanzan de sur a norte desde El Texéu hasta Mañanga", tal y como nos dice la Enciclopedia del Paisaje de Asturias. las cuales se extienden por las parroquias llaniscas de San Roque, Llanes, Parres y Porrúa, siendo uno de los accidentes geográficos más característicos del concejo de Llanes
El Picu'l Castiellu, que sigue siendo referencia, con La Muezca y La Risque más arriba y La Cabeza Turbina asomando aún más allá. Abajo los que asoman son los tejados de La Galguera, pueblo de la parroquia de Llanes, la de la villa capital del concejo, a la que perteneció también San Roque L'Acebal hasta 1891. Más que en lugar de galgos habría que pensar en galgas, estacas de maderas para diferentes usos, como etimología para su topónimo. Algunos de sus barrios son El Corneyal (lugar de cornejas),El Robleal (lugar de robles) y Los Molatos, lugar de malatos o leprosos, los de la cercana Malatería de Cañamal, que acudirían a una fuente, La Fuente la Galguera, a aliviar sus males con las propiedades curativas y salutíferas de sus aguas, en fila india y tocando una campanilla para advertir de su presencia
"El canto del ramo se interpreta en muchos pueblos de Asturias durante las fiestas patronales. Los ramos son ofrendas que se colocan sobre un armazón de madera listo para ser transportado hasta la capilla del santo patrono. Las ofrendas son diversas según el pueblo y la época de la fiesta: pan, cereales, uvas, manteca. Las mozas adornan el palanquín con flores y cantan el ramo, generalmente acompañándose de percusión, mientras los hombres lo portan sobre los hombros. Este ramo del oriente de Asturias está dedicado a la Virgen del Rosario y se interpreta con panderetas y tambor en un difícil ejercicio de repetición"
Llegamos al cruce cerca del poblado de La Cabanzona y tomamos la pista que sigue subiendo a la derecha
"El emblema de la concha se creó con la intención de identificar un símbolo con el Camino de Santiago. En su origen, tiene un significado orientativo, de posición, no necesariamente direccional. Representa la convergencia de rutas que desde distintos lugares conducen a un punto, siempre en el oeste. No se creó, por tanto, como indicador de dirección, sino como símbolo del Camino, si bien podría ser usada con ambos fines (posición y dirección) en casos puntuales, como en el entorno de bienes declarados por su interés cultural o en conjuntos históricos, donde se podrá sustituir el cartel indicador por una concha en suelo, a fin de minimizar el impacto de la cartelería. El Consejo Jacobeo recomienda que el emblema de la concha se utilice como símbolo identificativo del Camino de Santiago y aconseja que su representación, proporciones y colores, así como su utilización, se ajusten a las indicaciones contenidas en el Manual de Uso publicado por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo en 1989
Es aconsejable que este símbolo aparezca junto con la flecha amarilla, que indica la dirección, en aquellos soportes que así lo permitan"
"Existe un lugar de gran belleza en esta ya de por sí singular sierra del Cuera: el valle de Viango. Es un salvaje valle que se extiende al pie de la vertiente septentrional del Cuera, entre las cimas de Peña Blanca y Torbina aproximadamente. Esta especie de poljé alargado se encuentra encajonado entre el Cuera, por una parte, y otra pequeña sierra con una serie de cuetos rocosos de los cuales el más elevado parece recibir el nombre de Picu la Valleya (766 m.) Es una zona de intrincado lapiaz, surcada por algunas sendas utilizadas desde antaño que buscan las zonas de verde prado. El fondo del estrecho valle está jalonado de cabañas y muretes de piedra que separan los pastizales. El extremo E. del alargado valle de Viango aun depara una sorpresa: la laguna de la Llosa de Viango. En este lugar el valle se abre, creando una planicie de un eterno verdor en cuyo centro suele haber una pequeña laguna, que en épocas de fuertes lluvias o deshielo adquiere proporciones mayores. Los accesos no son sencillos, pero se puede alcanzar dicho valle desde El Mazuco, desde Purón (itinerarios largos). Algo más sencillo es hacerlo desde el alto de la Tornería (carretera Llanes-El Mazuco), siguiendo sendas utilizadas por el ganado que descienden al valle. Ascender al Picu la Valleya parece factible, dado que es una cumbre rodeada de prados y viejas cabañas a los que llegan sendas. Una zona de gran belleza"
La línea de cumbres de la cresta cimera a la izquierda de La Cabeza Torbina y La Cabeza Ledesma continúa hacia El Picu H.aba (1.162 m) y La Cabeza de Liño (1.177 m), este situado sobre Alles, capital de Peñamellera Alta, El Valle Altu, al otro lado del cordal
"En las Consistoriales de Llanes dicho dia seis de Marzo de mil setecientos trece comparecieron Pedro de Ramos de cincuenta y siete años de edad, Domingo Galguera, de sesenta y tres, y Francisco Fernandez de cincuenta y seis, de los más ancianos y vecinos de el lugar de Covielles y digeron. Que el dicho lugar de Covielles por la parte de el Vendabal confina y tiene sus términos con el lugar de la Galguera do dicen el Llago la Salgar, y a la casa de Alonso Garcia, al llano de la mesa y a la Fuente grande hasta llegar derechamente a la jurisdición de Peñamellera. Y por la parte de el Nordeste confina y tiene sus términos con el lugar de La Ceval en la Ermita de San Roque al castiello y cueto de el Jorcado hasta topar con la jurisdición de Peñamellera. Y por la parte de el Norte con el término de el lugar de Cué en la cuenta. Por la parte de el Su con la jurisdición de Peñamellera, aguas vertientes hacia Peñamellera, y declararon que dentro de los dichos términos de este lugar, a la salida de él, hacia la parte de el Norte hay la cuesta de Cué, término comun y concejil. Y hacia la parte de el Su hay muchos árboles de castaños, manzanos, robles, perales y otros y muchos cierros de diferentes particulares de esta jurisdición que poseen de inmemorial tiempo a esta parte. Y hasta topar en la jurisdición de Peñamellera hay cuestas y montes bravíos, y que llevan arboles silvestres, y que dichos montes y cuestas sirven para pasto de los ganados de los vecinos de dicho lugar y más de esta jurisdición, por ser a todos comun en virtud de dicho privilejio y donación, y que no tienen que decir otra cosa en virtud de dichos apeos por lo a dicho lugar tocante"
"El Cuera es la zona intermedia entre los Picos de Europa y el mar. A la altura de Llanes le surge otra sierra paralela, de menor altura y extensión, llamada el Texeu o La Muezca, por una enorme muezca que hay en la montaña, y entre ambas sierras está la Llosa de Viango, a la que se entra con cierta comodidad desde el Mazucu. El Texeu, casi al borde de la costa, se apoya en una sucesión de contrafuertes paralelos, de mucha mayor antigüedad geológica y parecidos a las sierras planas, conocidos por el nombre de Mañangas; parecidas formaciones se ven en las laderas del S. de la sierra del Cuera.
El punto más al N. del Texeu es el llamado Pico de Soberrón o El Castillo, una enorme y pesada roca de aspecto extraño, con algo de ídolo vigilante de algún remoto lugar sagrado, que se adosa a la sierra. Se dice que el interior de este pico está hueco y que lo ocupa un palacio habitado por una mora encantada; y dentro de ese palacio, naturalmente, hay un tesoro que sólo espera al intrépido mozo que se adentre en las profundidades de la montaña para hacerse con él, y quién sabe si también con el amor de la mora. Cuando baja la niebla, se dice en los alrededores que las criadas de la mora están cociendo el pan. La delicadeza de esta leyenda tiene su oportuno contraste en la figura espantosa de un moro armado de alfange, guardián de la mora y de las arcas del tesoro.
Frente a este pico, y aunque empequeñecida por su mole, plantándole cara, está la rústica capilla de San Felipe, en un paraje arcaico y misterioso. No se sabe qué ritos cristianizó este templo; pero si miramos hacia arriba y volvemos a ver el Pico, podemos imaginárnoslos"
"El bombardeo en alfombra (del inglés carpet bombing) también llamado bombardeo de área o bombardeo de saturación consiste en el bombardeo táctico de una zona, por medio de gran cantidad de bombas de caída libre, a menudo combinadas con bombas incendiarias. El objetivo táctico de este tipo de bombardeo, es la destrucción total de la zona objetivo, ya sea para eliminar personal y/o material militar o para desmoralizar al enemigo
Si bien normalmente se realiza mediante bombarderos, volando a gran altitud, también se realiza mediante la acumulación de obuses de artillería (terrestre o naval) en una zona determinada.
Dicha táctica se empleó durante la Guerra Civil Española cuando la Legión Cóndor en apoyo del bando sublevado bombardeó Durango y Guernica en marzo y abril de 1937 respectivamente, en la batalla de El Mazucu septiembre de 1937 y más adelante Barcelona en marzo de 1938. La Fuerza Aérea de la República también hizo uso de estas técnicas sobre el pueblo zaragozano de Belchite en septiembre de 1937, y la localidad cordobesa de Cabra en noviembre de 1938.
El bombardeo en alfombra más conocido, por el número de víctimas civiles causadas, es el que ejecutaron la RAF y USAAF sobre la ciudad de Dresde durante la Segunda Guerra Mundial"
Retomamos la empinada ascensión de La Cuesta'l Cristu y continuamos admirando estos sublimes paisajes llaniscos, verdadero anfiteatro natural, portento de la naturaleza, la geografía y la historia...
Bajo nosotros, la A-8, La Galguera, Soberrón, El Picu'l Castiellu, Las Cuestas, El Texéu y El Risque.
Cuera debe sin duda su nombre a la raíz preindoeuropea kar o kor, con el significado de piedra, roca o altura. Más allá, los valles interiores con la laguna de El Xuncal, la ladera de El Traviesu, L'Escar, la gran meseta de Cuera, componen otras de las doce franjas de estas serranías, que se completan, en la vertiente, con La Peña Cabrales o Las Cuestas de ese lado sur de esta magna cordillera
Ya vamos por fin culminando la corta pero dura y fuerte ascensión a La Jorcada, las estribaciones más occidentales de La Cuesta
Curva cerrada a la izquierda, ya dando vista a la cima. Monte arriba viene bajando la Senda Costera de Llanes, en su último tramo desde La Boriza, empleada como hemos dicho por muchos peregrinos como ruta alternativa a este, el camino oficial
Desde el mojón recordamos las épicas impresiones que Manuel García Mijares escribió de este paisaje para su libro, publicado en 1893, Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres:
"Desde la cumbre donde se halla situada la capilla del Santo Cristo del Camino, se admira el más bello panorama que la naturaleza pudo ofrecer a los ojos del hombre. Véase como la describe el señor Saro en sus pequeñas jornadas.– «Al Sudeste, los Valles de Mijares y Pendueles con sus frondosos bosques, sus blanqueadas casas, sus fuentes y arroyos, sus tierras y prados, todo salpicado de blancas rocas calizas, y sombreado por las estribaciones del Cuera, es maravilloso; el pico de Soberrón ante mural y sostén del mismo Cuera, en cuya cima se ven aun en el día vestigios de fuerte castillo, que servía de refujio y defensa a los naturales del antiguo territorio de Aguilar en la época de la Reconquista, y en las invasiones marítimas de los Normandos; al Noroeste, Llanes con sus arrabales, bosques que son berjeles, caseríos que parecen blancas palomas, pueblos que semejan villas recién construidas; Póo, Celorio, Barro, Niembro, gran parte de Posada ; todo esto se domina desde aquella altura y festonando la tierra firme el mar en toda su grandeza. Pintaros la magnificencia del cuadro que se ofrece a la vista de quien seducido por el amor a lo bello, asciende a la cuesta del Cristo, es tarea muy superior a mis fuerzas; confieso que no tengo alientos para tanto, as¡ que dejo con sentimiento tan agradable sitio, y ruego a quien allí no haya estado, que suba a él, y por si mismo vea que la realidad supera en mucho a cuanto de paisage tan encantador pueda decirse por la imaginación más lozana y fantástica».
También La Galguera, año de 1713, estipulaba su marco geográfico en las consistoriales de Llanes fijando sus límites al pie del castillo y hasta las montañas...
"En las casas de Ayuntamiento de esta villa de Llanes a seis dias del mes de marzo de mil setecientos trece años, comparecieron Francisco Mijares Ortiz, Juan Galguera e Isac Diaz Balmori, vecinos del lugar de la Galguera, de esta parroquia y dicen que este dicho lugar confina y tiene sus términos por la parte de el Vendaval con el lugar de Soberrón y al cuchillón del Castillo: Y por la parte de el Nordeste, parte y divide sus términos con el lugar de Covielles en el Llago de la Salgar y al llano de la misma; y a la parte de el norte con tos términos de los lugares de Cué y la Portilla, do dicen la Güera de Collado y la Valleja de Alvaro Diaz; y por la parte de el Su con la jurisdición de Peñamellera, aguas vertientes hácia Peñamellera; y que dentro de los términos de este lugar hacia la parte de el Su, hay llanos y vallejos por plantar y otros plantados que son propios de los vecinos de dicho lugar los plantados y de otros vecinos de esta villa y su jurisdición, y que lo que está por plantar es común; Y así mismo hasta el término de dicha jurisdición de Peñamellera hay cuestas y montes que son bravas y llevan algunos árboles silvestres y sirven para pastos de los ganados de este dicho lugar y otros de este Concejo. Y así mismo en dichos montes hay algunos prados y casas de ganado de diferentes particulares de esta jurisdición: Y que dentro de los términos de dicho lugar referidos no hay más términos comunes, realengos ni valdíos que no sean propios de los vecinos de este lugar y otros de este Concejo, y que lo que tienen dicho es la verdad"
En la última curva de la subida La Jorcada, la pista y su pedregal de morrillos toca a su fin y el Camino recupera su traza de suelo de tierra y hierba, tornando su bella estrechez natural
A continuación un túnel vegetal sale a un soleado y luminosos campo a solamente un par de zancadas más arriba
"La entrada al concejo de Llanes se produce a través del núcleo de Buelna, donde se encuentra la iglesia neogótica de Santa María, siguiendo la estela de la omnipresente N-634. A continuación, un desvío lleva hasta la población de Pendueles, a la que se debe acceder para no perder la Ruta de la Costa. En este paraje se localizan la iglesia parroquial de Santo Acisclo y el palacio de Santa Engracia (s. XIX). El itinerario oficial prosigue por la carretera N-634 hasta el mismo núcleo urbano de Llanes, visitando Riego, Puertas y San Roque del Acebal. Sin embargo, se trata de una ruta peligrosa y no tan llamativa como el trayecto que bordea el mar, sin tráficos ni desniveles, y muy recomendable para los peregrinos que vayan en bicicleta.
Tras cruzar el valle del río Novales, el próximo destino es Vidiago, con su característica playa donde se producen los bufones, un fenómeno natural frecuente en los arenales del Cantábrico, en el que el agua es impulsada cual géiser entre las rocas. La ruta costera prosigue hasta la localidad de Andrín y se une al Camino oficial a la altura de la ermita del Cristo del Camino"
Una vez coronada la cumbre del collado, donde enlaza a nuestra derecha la senda costera, la ermita del Santo Cristo del Camino nos ofrece un lugar idóneo para el descanso en su campo arbolado, donde se alza un tejo o texu, árbol sagrado desde la más remota noche de los tiempos. Estamos muy cerca ya de la villa de Llanes, capital del concejo, hacia donde sigue el camino, ya en bajada, al costado derecho del santuario...
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