LA SENDA COSTERA EN LLANES (ASTURIAS) Y 6: LA CUESTA CUE Y ENLACE CON EL CAMINO DE SANTIAGO EN EL CRISTO DEL CAMINO
Llegando a Llanes por La Cuesta Cue (Senda Costera de Asturias GR-204)
Esta es una de las más encantadoras vistas de Llanes, la villa y el puerto, que podemos tener, desde La Cuesta Cue y siguiendo la Senda Costera de Asturias (GR-204), un itinerario que se ha perfilado como alternativa para el Camino de Santiago para muchos peregrinos en este sector de la costa asturiana, al menos desde Santiuste (entrada al concejo llanisco desde La Franca, En Ribadedeva), hasta la villa de Llanes, donde el indeseado asfalto de la antigua Carretera Santander (desde 1939 N-634) solapó al viejo Camino Real costero y los caminantes no gustan de exponerse demasiado al tráfico, asfalto y ruidos por el penoso arcén durante unos cuantos tramos de varios kilómetros cada uno
Peregrinos en la senda costera por La Cuesta Cue
Por eso y aunque en principio no somos partidarios de abandonar el Camino de Santiago oficial (pues se supone que sigue el trazado del antiguo camino costero por el que iban los peregrinos históricos y como tal está señalizado) salvo casos puntuales, este sería uno de ellos y por razones más que comprensibles, apartarse de la peligrosa N-634, caminar tranquilo en una senda peatonal cercana a la costa y aproximarse a algunas playas realmente hermosas (Arenillas en Buelna, Castiellu en Pendueles y Bretones en Pendueles/Vidiago) y acercarse a ver espectaculares fenómenos costeros como los bufones de Santiuste o El Palu (Arenillas-Vidiago), fundamentalmente
Peregrinos descansando en La Cuesta Cue con Llanes al fondo
También hemos de decir no obstante que, aparte de esos indeseados tramos por la carretera general el resto del trazado del Camino de Santiago oficial por Llanes es realmente encantador, jalonado por pueblos preciosos, con no pocos elementos de gran interés histórico y etnográfico y sendas entre praderías y bosquetes a lo largo de Buelna, Pendueles, Vidiago, Riegu, Puertas, San Roque l'Acebal, etc. permitiéndonos llegar con un corto desplazamiento a un lugar tan mágico como el ídolo de Peña Tú. Además, es más directo, sigue la distancia más corta a Llanes, donde había hospital de peregrinos, según las posibilidades de la época, la senda costera, como buena parte de los GR y rutas similares, no lo hace así necesariamente siempre sino que se guía por otros criterios paisajísticos, medioambientales, etc. y puede prolongar bastante el kilometraje
Un peregrino en La Cuesta Cue con Llanes al fondo a la derecha
Este es el caso de esta Senda Costera de Asturias, a partir sobre todo de La Venta'l Pumar y Andrín, y más aún tras subir al magnífico mirador de La Boriza, pues este recorrido, aunque extraordinariamente bello, sigue toda la sinuosa forma del monte de La Cuesta Cue hasta enlazar con el Camino de Santiago en La Cuesta'l Cristu, solar de la ermita del Cristo del Camino, a las puertas de la villa llanisca. Este es el recorrido que presentamos en esta entrada de blog
La senda costera y el cruce de la LLN-2
Así, tras dejar atrás el mirador de La Boriza, con sus extraordinarias vistas de las playas de El Sable Ballota y Andrín (El Sable), la senda costera cruza la carretera local LLN-2 en este lugar y continúa cerca de la cima de La Cuesta Cue por toda la ladera de esta montaña
Es preciso decir, llegados a este lugar, que aquellos peregrinos que deseen llegar más prontamente a Llanes por cualquier razón pueden hacerlo carretera abajo por Cue atravesando el pueblo, a partir del cual hay un buen paseo con aceras hasta el casco urbano. No verán Llanes desde lo alto pero a cambio pasarán por playas tan hermosas como El Sable Toró y Puertuchicu
Nada más cruzar dos señales muy importantes, arriba la del GR-204, el cual forma parte del gran Camino Europeo E-9 y abajo la que nos indica que esta es la ruta a la ermita del Cristo, hito jacobita de gran importante donde enlazaremos con el Camino de Santiago reflejado aquí en su concha identificativa
Tras una corta cuesta la senda costera llanea, estamos a escasos metros al oeste del vértice geodésico del monte La Tuerba (137 m), una de las cotas más altas de La Cuesta Cue, también llamada La Sierra Plana de Cue, una de las sierras planas costeras que caracterizan la orografía del concejo de Llanes
Abajo a nuestra derecha, sobre el mar, reconocemos los acantilados de La Tembladera, y La Punta Mojosa o Moh.osa ("h." es la grafía de la hache aspirada), también llamada de Santa Clara, donde estuvo la capilla de esta advocación, con renombrada romería y célebre procesión ramos de ofrendas y danzas populares, donde se dice nació El Pericote de Cue, leemos en la Enciclopedia del paisaje de Asturias:
"Sector de costa de elevados acantilados, localizado al norte del pueblo de Cue, entre Canales al oeste y La Mojosa al este y también entre La Cuevona y El Barru. En La Punta Santa Clara se hallaba una capilla a la que probablemente debe su nombre; es fama que allí nació "el antiguo pericote de Cue"; decía una canción: "El Picu Santa Clara, nos ponemos a cantar, esperando a los ausentes cuando vienen a la Mar". Pertenece a la parroquia de Cue y al Paisaje Protegido de la Costa Oriental"
En este sentido, en Wikipedia se nos dice que "Etimológicamente el nombre proviene de la localidad de Cué (Asturias), donde los "pericos" eran mujeres que se vestían de hombres para realizar los bailes. De gran antigüedad, el pericote asturiano nació en esta localidad del oriente de Asturias donde la gente realiza cánticos y giraldillas"
Por su parte el erudito Fermín Canella en su libro de 1896 Historia de Llanes y su concejo escribía al respecto, refiriéndose también a Cue, pero en este caso en la romería de San Antonio con su baile y joguera o h.oguera, el gran tronco que roban y plantan los mozos en el campo de la fiestas:
"El 13 de junio se celebra en Cue la fiesta de San Antonio, y era de rigor en lo antiguo en dicho pueblo que ese día saliesen acompañando a la joguera tres lindas jóvenes, cuyo característico traje consistía en zapato corto, media blanca, saya encarnada y corta, y debiendo ir en mangas de camisa con la trenza colgando y sombrero de copa en la cabeza. Así dispuestas se llamaban pericos, y el baile a que se entregaban, el susodicho pericote"
Naturalmente, se hace imprescindible aportar un video del Pericote de Cue tal y como se interpreta hoy día en la fiesta del pueblo, que ya no en el histórico campo de la capilla donde la tradición asegura que este nació:
"La gente va ataviada con el traje típico de porruanu y de aldeana (nombre tradicional de estos trajes característicos del oriente de Asturias). La utilización del nombre de porruanu tiene dos teorías, una es que se comenzó a utilizar porque el traje masculino más antiguo que se conserva pertenecía a un hombre de Porrúa, y la otra es que donde mejor lana había para hacer los trajes era en Porrúa entonces la gente pedía traje porruano.
Existen dos versiones del pericote llanisco: el pericote antiguo y el pericote.
El denominado pericote antiguo, surgido o recuperado según interpretaciones hace menos de 50 años, se interpreta casi exclusivamente en las fiesta de San Antoniu en Cué. El pericote tradicional, del que se viene teniendo constancia hace cientos de años es interpretado, con variaciones, en las demás fiestas del Concejo. Cabe destacar la interpretación del baile que se da en Pancar, lugar del que era oriundo "el Nino de Pancar", persona a la que se atribuye la adaptación de este baile a grupo."
No llegamos a ver aún desde aquí el pueblo de Cue, oculto por los pliegues de la falda del monte, pero sí un poco de la villa de Llanes y su frente costero asomando parcialmente más allá de la ladera
La punta de la escollera del dique del puerto, los acantilados de La Punta del Guruñu que guardan la playa de El Sablón y sobre ellos el Paseo de San Pedro, antigua atalaya ballenera. Más a la izquierda son las urbanizaciones de La Talá, zona de expansión urbana desde hace décadas. Los campos de La Talá, La Collada y El H.orcáu adivinan el paso a la playa y ría de Poo
Y ahí está La Punta la Talá, Punta Jarri (o H.arri, con hache aspirada 'h.') otro solar castreño, mirando para los islotes de El Castru Poo, El Palu Poo, Los Castrinos y El Castru Peláu así como, más grande, La Isla de Poo
El Palu Poo, que recibe este nombre por su forma, más alta que ancha y con una anchura bastante uniforeme, se alza unos 21 metros sobre el nivel del mar. Es, como, los demás peñascos e islotes de la zona, así como los inmediatos acantilados sitos enfrente de ellos, un importante refugio de avifauna, solar de la gaviota patiamarilla, el paíño común y el cormorán moñudo, aquí llamado pagoche. El más alto de estos islotes llega a los 29 metros de altura
Aquí abajo, los grandes bloques de hormigón del espigón son la base de la obra pictórica Los Cubos de la Memoria, de Agustín Ibarrola, una intervención plástica de vivos colores que destacan desde la distancia y en los que se plasman motivos llaniscos, motivos del arte, y motivos de la inspiración y memoria del propio artista, quien contó para culminarla con un pequeño grupo de ayudantes
Seguimos avanzando, en llano y recto, por lo alto de La Cuesta Cue, también llamada la Sierra Plana de Cue, su máxima altura es de 188 metros (otras fuentes dicen 191). En sus alturas hay actualmente un campo de golf que ocupa el lugar del antiguo Aeródromo de Cue, desde donde los aviones de la Legión Cóndor despegaban a bombardear las posiciones enemigas en la Sierra de Cuera dentro de las operaciones de la batalla de El Mazucu en septiembre de 1937, así como realizar otras operaciones en el Frente Norte
El aeródromo había sido ocupado por los nacionales el 5 de septiembre durante su avance. El piloto más afamado de la escuadrilla alemana, Adolf Galland, que se alojaba en la quinta indiana de El Coju La Guía, calificó la pista como una "cancha grande de tenis"
Y como si de una premonición se tratara, no una cancha de tenis sino otro equipamiento deportivo hay ahora, un campo de golf, mientras del aeródromo lo más que queda parecido es una pista de aeromodelismo, las señales de ambos nos informan que estamos pasando por sus inmediaciones
Según leemos textualmente estamos "caminando en el perímetro de un campo de golf" y, con letras grandes de PELIGRO entre signos de admiración se nos advierte del "impacto de bolas en toda la senda"
Más gráfico imposible, según esto hasta podría caernos una pelota en la cabeza, un riesgo que sin duda no esperaba el peregrino que se acerca a estos parajes
Por si fuera poco hemos de estar pendiente a la "navegación aérea", casi como en los tiempos del histórico Aeródromo de Cue, esta señal también nos lo indica así. Esperemos que no haya aficionados a las maquetas de aviones-kamikaze.
Realmente la historia del aeródromo habría de remontarse al año 1919, cuando el piloto acrobático francés Leonce Garnier, que ya había volado en las gijonesas fiestas de Begoña en 1911, fue el primer aviador que aterrizó en la planicie de la sierra. Más tarde, durante la II República, el arquitecto municipal Joaquín Ortiz García, elaboró el proyecto para un aeródromo de uso eventual, tanto para aviones civiles como militares, en caso de emergencia. En 1933 sería final de etapa de la II Vuelta Aérea a España y un año más tarde jugaría un papel importante durante la Revolución de Asturias. Tras la Guerra Civil, estuvo operativa la Escuela de Vuelo sin Motor, en la que se formaron unos 550 pilotos de planeadores entre 1944 a 1963
La carretera LLN-2, va un poco más abajo, desde aquí vemos parte de la playa de El Sable Ballota, al norte de Andrín, y al oeste de Cue (parroquia a la que pertenece), guardada por La Punta Ballota y conformando una bella concha que da vista al islote de El Castru Ballota, de altos acantilados de 43 metros al que antaño se pasaba el ganado menudo a pastar, trepando peligrosamente a la pradería de su cima
Realmente, si sube la marea, tal vez desde aquí no podamos ver la arena, de la que solo queda una parte al descubierto, también aquí la ladera nos la oculta pero es preciso decir que es de las más grandes de Llanes. Respecto al Castru Ballota la Enciclopedia del paisaje de Asturias afirma que es el islote "más famoso de la costa llanisca" y que es alargado de noroeste a suroeste:
"solitario, de paredes casi totalmente trucadas (pero con una especie de zócalo que se divisa desde la orilla) y muy visible desde la costa. A él llevaban ganado los vecinos de los pueblos próximos y en una ocasión un cabrero sufrió un accidente mortal. Se puede subir a su cima, una vez se accede al castro en lancha. Situado entre las parroquias de Cue y Andrín, en el concejo de Llanes, se integra en el Paisaje Protegido de la Costa Oriental; la costa más cercana son los acantilados que cierran por el norte El Sable Ballota"
La palabra castru es común en Llanes para estos islotes acantilados, su difícil acceso parece les hizo recibir este nombre, como los recintos fortificados castreños. En cuanto a Ballota o Vallota el filólogo Xosé Lluis García Arias busca su raíz etimológica en el latín vallem altum (valle alto), es posible que referido a las praderías sobre los cantiles, tanto en el castru como encima de la playa y su litoral, tal y como leemos en Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos. El topónimo lo volveremos a encontrar en el occidente asturiano, en el antaño temido paso de Las Ballotas
Viene a ocupar una superficie en torno a una hectárea y se encuentra entre El Sable Ballota y La Playa Andrín, llamada por los vecinos de antaño El Sable, separadas por La Punta'l Pandón. La primera era denominada en documentos antiguos como Ballota la Mansa por la placidez de sus aguas, mientras que la de Andrín, más abierta al mar, era Ballota la Brava
Aunque en días de mar tranquilo no se ve, sí podemos admirar en épocas de temporal con el Cantábrico bravío el grandioso Bufón de Cue, altísimo chorro de agua a presión que surge en los campos de La Punta Ballota, uno de los fenómenos costeros más espectaculares de la costa llanisca que pueden maravillarnos realizando esta senda costera, pues puede llegar hasta los 50 metros de altura que se dice pronto
Del bufón, con fotos y videos en todo su esplendor, así como del mirador de La Boriza, hablamos abundantemente en la subida a La Cuesta Cue desde Andrín, al igual que de estas playas de ensueño, agrestes pero a la vez muy accesibles
En el año 2017 se organizó en la Casa de Cultura de Llanes la exposición Llanes¡a volar!. Historia del campo de aviación, en la que se detallaba la construcción y evolución de esta pista a lo largo de su existencia. De ella extraemos esta reseña en la página del propio Ayuntamiento:
"La muestra, de la que es comisario Higinio del Río Pérez, director de la Casa Municipal de Cultura (autor del guión y de los textos de los 28 paneles, así como del vídeo de introducción), recorre un período de cinco décadas, desde la visita a Llanes, en 1919, del francés Leonce Garnier (primer piloto que aterrizó en la Cuesta de Cue) hasta los años de la Escuela de Vuelo sin Motor, que estuvo operativa desde 1944 hasta 1963, y en la que se formaron 550 pilotos de planeadores.
La historia que se relata habla de personajes que contribuyeron decisivamente a la consecución del aeródromo llanisco, como el comandante Pío Fernández Mulero, el arquitecto municipal Joaquín Ortiz García (autor del proyecto elaborado en los años de la Segunda República), el piloto francés Desmazières, el protagonismo de los llaniscos Benjamín Gutiérrez Junco, José Yanguas, Ricardo García Portilla (Rico), José Llaca Álvarez (destacado piloto de caza que en los años 40, formando parte de la Escuadrilla Azul durante la campaña de Rusia, sería condecorado con la Cruz de Hierro, tras derribar cuatro aviones soviéticos) y María de la Salud Bernaldo de Quirós y Bustillo (Eca), la primera mujer que obtuvo en España el título oficial de piloto, en los años 20.
El campo de aviación llanisco, que en 1933 sería final de etapa de la II Vuelta Aérea a España, adquiriría una relevancia determinante en los años de la Revolución de Octubre, de 1934, y en la Guerra Civil, durante la cual sería base operativa para la aviación republicana, primero (con la presencia de pilotos soviéticos enviados por Stalin), y para la Legión Cóndor, uno de cuyos oficiales destinados en Llanes sería Adolf Galland, que posteriormente se convertiría en un legendario as de la Luftwaffe en la Segunda Guerra Mundial"
La exposición incluye fotografías, libros, insignias, partes de guerra, maquetas a escala de varios modelos de aviones y diverso material bélico cedido por el anticuario Arnaldo Bell (Antigüedades Intaria)"
Por el borde del antiguo campo de aviación y actualmente de golf y aeromodelismo, continúa la senda, aquí a la derecha encontramos uno de sus monolitos señalizadores
Aparecen el escudo de Asturias y, debajo, a la derecha las líneas blanca y roja de los senderos de gran recorrido (GR), a su izquierda una flecha verde y seguidamente la marca P.K. 10 que se refiere a esta pista en concreto
El comandante Pío Fernández Mulero y el arquitecto municipal Joaquín Ortiz García se hicieron cargo de sacar adelante el proyecto de un aeródromo en Llanes que estaba fraguándose al empezar la década de 1930, al igual que el piloto Benjamín Gutiérrez Junco, nacido en el cercano pueblo llanisco de Parres, y el francés Desmazières, en cuyo avión llevó al fotógrafo y barbero Francisco Rozas Ramírez, autor de las primeras fotos aéreas de la villa llanisca en agosto de 1931. Llegada la II República, desde la Diputación Provincial el diputado llanisco Juan Antonio Pesquera Menéndez hace valer la idea. Luego, el capitán Pérez Pardo elabora un informe y en 1933 el naciente aeródromo será como hemos dicho final de Etapa de la II Vuelta Aérea a España
Uno de los grandes promotores del aeródromo, el piloto Benjamín Gutiérrez Junco, es el protagonista de una trepidante historia, la de una de las primeras filmaciones aéreas del oriente asturiano, auspiciada por la productora alemana UFA, por entonces parte del gran aparato propagandístico del ministro Joseph Goebbles. De ella escribió Higinio del Río Pérez para La Nueva España el 10-3-2021:
"Benjamín Gutiérrez Junco, de Parres, se había convertido en prófugo cuando desoyó la orden de movilización para la guerra del Rif. Huyó a Francia, y allí se formó como mecánico y piloto de aviación. No pudo retornar a su casa familiar hasta más de diez años después. Vino volando en cuanto la Segunda República concedió una amnistía para los delitos políticos, sociales y de imprenta. Llegó a Llanes en agosto de 1931, en plenas fiestas de San Roque, en un avión pilotado por su compañero francés Desmazières, que se posaría en un improvisado campo de aterrizaje al oeste de la villa. Los dos aeronautas, recibidos como estrellas de la Universal por una comisión encabezada por el concejal Juan Antonio Pesquera, habrían de resultar aquí providenciales para el desarrollo de la aviación.
Hicieron de taxistas aéreos, leyeron la geografía y persuadieron a las autoridades para construir un aeródromo en la cuesta de Cue. La idea fue acogida con entusiasmo y pudo hacerse realidad a corto plazo. Tres circunstancias concretas contribuirían a ello: la designación de la villa llanisca como meta de una etapa de la II Vuelta Aérea a España (1933), la revolución de octubre de 1934 (que hizo ver a los mandos militares, Franco entre ellos, las ventajas operativas del privilegiado altiplano de Cue y la posición estratégica de Llanes en la cornisa cantábrica) y, sobre todo, la Guerra Civil.
Desmazières regresó a su país antes de que terminase el verano con un montón de fotografías de recuerdo que le había hecho Francisco Rozas Ramírez, y a Benjamín le aguardaría en su tierra una sugestiva carrera de aviador. Una de sus experiencias más curiosas la vivió cuando le encargaron llevar a bordo de su avioneta a un cameraman de la UFA (Universum Film Aktiengesellschaft) para rodar una de los primeras filmaciones turísticas desde el aire en Asturias. Fue en febrero de 1935, dos años después de la llegada de Hitler al poder. Para entonces, la UFA, productora cinematográfica alemana fundada en 1917 en Babelsberg, a las afueras de Berlín, se había convertido en un poderoso instrumento propagandístico del régimen nacionalsocialista. En aquel año, Leni Riefenstahl estrenaba el documental “El triunfo de la voluntad”; Hans Sierck (Douglas Sirk) se iniciaba sobre los mismos platós de la eclosión del expresionismo, un tal doctor Hippel (al que en la película “La niña de tus ojos”, de Fernando Trueba, da vida el actor Heinz Rilling) velaba por la ortodoxia del cine nacional alemán desde una oficina instalada en la productora, y el führer acababa de visitar en enero los estudios de Babelsberg de la mano de Goebbels, convencido de que estaban ya completamente “arianizados”. Los genios judíos del Séptimo Arte (Lang y Wilder, entre otros muchos, así como decenas de guionistas, actores y compositores), artífices del prestigio adquirido por la UFA durante la República de Weimar, habían partido al exilio.
A más de dos mil kilómetros de distancia, entre tanto, el piloto de Parres y el cámara alemán, tras citarse en el vestíbulo del hotel Victoria, eran conducidos en automóvil hasta el aeródromo de Cue. El biplaza del llanisco sobrevoló playas y acantilados y, a continuación, puso rumbo a Sierra de Cuera y a los Picos de Europa. Debió de ser una película maravillosa.
En julio del año siguiente, estallada la contienda civil, Benjamín Gutiérrez se incorporaría como voluntario a la aviación republicana. Prestó servicio en el frente Norte y en la zona de Valencia, y se perdió su rastro en la costa levantina. Una suerte idéntica a la que correría después el documental de la UFA entre los escombros de la Segunda Guerra Mundial"
"María Bernaldo de Quirós era la quinta hija de seis hermanos, oriunda de Llanes. Su padre, el marqués de los Altares, le proporcionó una amplia formación académica. Pronto sintió la llamada de la aviación y a mediados de 1928 fue la única mujer de un grupo de dieciocho alumnos que se inscribió en el Real Aero Club de Espala para recibir la formación aeronáutica necesaria en el aeródromo militar de Getafe (Madrid)
La joven superó los requisitos físicos e intelectuales para acceder al curso de piloto. Su formación aeronáutica le fue encomendada al entonces capitán de Infantería y piloto militar de aeroplano José Rodríguez y Díaz de Lecea, profesor que, en cierta ocasión, afirmó que las mujeres carecían del esfuerzo necesario que exige la aviación. consideró a Bernaldo como una alumna excepcional, y le permitió hacer su “vuelo de suelta” (el primer vuelo en solitario en argot aeronáutico) el día 7 de octubre. María Bernaldo aprobó los exámenes siguientes, obteniendo el 24 de noviembre de 1928 el preciado título de piloto civil de aeroplano que otorgaba la Federación Aeronáutica Internacional (FAI)
Siglos atrás, en La Cuesta Cue se intentó hacer frente a la primera incursión francesa acaecida en Llanes, en mayo de 1809, si bien el teatro de operaciones más inmediato abarcó el cercano llano de San Roque, donde acamparon las tropas napoleónicas y todo el valle de Mijares. En Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres, libro de Manuel García Mijares publicado en 1893, se cuentan estos episodios:
"Los franceses, en número de 2500, al mando del general Bonet, pasaron el rio el 21 de dicho mes; el paisanaje de estas inmediaciones, el Gobernador militar Posada y otros Jefes de la alarma se reunieron en esta villa, y con sus chuzos salieron en la tarde del 22 a la cuesta del Santo Cristo del Camino: el enemigo, con la vista de la gente se contuvo y se acampó en las inmediaciones de San Roque; a la mañana siguiente avanzó muy temprano: los paisanos quemaron la pólvora y se retiraron, y el enemigo entró sin oposición. Como hallaron al pueblo sin prevenciones, y no hubo quien los recibiese, saquearon las casas y robaron cuanto pudieron, lo que no sucedió en otras villas de la costa que les salieron a encontrar. También estropearon el archivo del Ayuntamiento, raseraron los padrones de calle hita, órdenes y demás papeles que se hallaban en él. Los primeros soldados que entraron dispararon y mataron al marinero Hilario del Castillo, por que tenía un fusil en la mano y no le quiso largar. Tambien mataron a Santiago de la Fuente, vecino de Póo, por que le hallaron en casa unos cartuchos de pólvora. Pero uno de los oficiales primero de a caballo, al llegar a la portilla del convento (que estaba al extremo Occidente de la Huerta de don Ramón M. de Labra, frente al colegio de primera y segunda enseñanza), fue muerto de un balazo que le disparó un soldado asturiano desde el camino.
Dejaron una guarnición corta en esta villa al mando del Coronel Cretén, y los demás siguieron a Oviedo con otras tropas que después fueron entrando, y al cabo de un mes volvieron a pasar por esta villa y Cabrales, por que los asturianos, al mando de Ballesteros, les llamaron la atención por Santander, a donde fueron a caerse tomando el camino por los montes de Covadonga. Al pasar el enemigo por el valle de Mijares, disparó a José Mijares, por que se les hizo sospechoso
En 19 de Agosto del mismo año de 1809, volvieron a entrar los franceses en esta villa en número de trescientos hombres; la mitad se adelantó a Ribadesella y trajo arrestado a don Antonio Ardines"
La Cuesta siempre nos trae recuerdos del antiguo aeródromo y su historia, su conquista en la Guerra Civil costó numerosas bajas a los nacionales, según leemos en La huella de la Guerra Civil en Asturias:
"El día 4 de septiembre los nacionales iniciaban el asalto al aeródromo de Cué, improvisado campo de aviación, de enorme valor estratégico, desde el que los republicanos operaban con aviones Breguet XIX y los Fokker F-VII, de las Líneas Aéreas Postales Españolas, militarizados de forma artesanal. Los navarros, que tuvieron 250 bajas en un ataque suicida de su infantería, dejaron el espacio abierto para que volase desde allí la Legión Cóndor, al mando de Adolf Galland, con el Messermitch 109 y el temible Heinkel 51. Ello resultó fundamental para el posterior asalto a El Mazucu y el Benzúa. Al día siguiente, los navarros entraban en Llanes sin efectuar un solo disparo. Los terrenos del campo de aviación de Cué forman parte en la actualidad de un campo de golf de 18 hoyos"
Antes que la Legión Cóndor hiciese del aeródromo su base de operaciones, destacaron en el bando republicano los pilotos de caza Francisco Tarazona Torán, que vino de México a combatir a España, y Eloy Fernández Navamuel, cántabro de Torrelavega
No debía de ser fácil el aterrizaje en la planicie de La Cuesta, un piloto alemán, Walter Adolph, se estrelló el 5 de septiembre de 1937, recién ocupado el aeródromo, pilotando un Messerschidt Bf-109, si bien salvó la vida, existiendo varias fotografías del accidente
En aquel tiempo, un hangar subterráneo, proyectado por el arquitecto municipal Joaquín Ortiz, de quien ya hemos hablado, fue empleado por ambos bandos. Desaparecido en 1941, en 2009 se localizó la que debe ser la única foto conservada del mismo. Sobre él se construyó uno nuevo, de piezas prefabricadas de metal, según ordenó el primer jefe de la Escuela de Vuelo Sin Motor que aquí tuvo sede hasta 1963, Juan Catoira Garaboa, que había hecho los correspondientes cursos de vuelo en aeropuertos del III Reich, llegando a conocer a Hermann Göering, el jefe de la Lutwaffe
Según avanzamos vemos un poco más de Llanes por la zona del puerto, el Paseo de San Pedro y El Sablón
Se reconoce ya por ejemplo toda la escollera de Los Cubos de la memoria, algo del arenal y además, a la izquierda del Paseo de San Pedro, la Avenida de las Gaviotas y la Urbanización Malzapatu
Los motivos siguen tres ejes básicos: la memoria del Arte, inspirada en los símbolos prehistóricos de la zona, la memoria del Artista preocupada por formas y colores, y la memoria del territorio, recuerdo de Llanes y sus gentes, los marineros, los emigrantes, la villa y los pueblos
La montaña, literalmente, se desparrama ladera abajo hacia el mar, donde unos acantilados, los de La Islona (en muchos mapas Isla Grande), señalan el lugar donde se encuentra la bellísima playa de Antilles, cercana y bien comunicada con el pueblo de Cue, siendo su arenal por excelencia
Estamos llegando ya a la altura de La Punta la Moh.osa y el antiguo campo de la capilla de Santa Clara, con sus acantilados, de la que hablábamos antes
Vemos abajo, en la carretera, la pista que se dirige al Sable Ballota, y más allá, entre La Moh.osa y La Tembladera, los cantiles de El Gordu, que forman una pequeña cala a sus pies
La Tembladera pensábamos que tal vez tuviera que ver con los envites del mar y el surgimiento del Bufón de Ballota, que se siente también rugir a los pies de quien se halle en las inmediaciones, con un muy ligero temblor, o al menos sensación de tal, pero es posible que se refiera a una especie de pez raya, del género Torpedo, abundante en este litoral
En relación al Campo de Golf La Cuesta, ahora existente, podemos decir que su historia arranca en 1989, cuando se crea una sociedad deportiva de este deporte según idea de Antonio Mijares Mijares, acondicionando su terreno de juego en el solar del antiguo aeródromo, cedido por el Ayuntamiento, quien había pasado la propiedad. El primer torneo se celebró el 24 de marzo de ese año, el cual constituye un éxito de participación. A partir de entonces el campo se va ampliando hasta nuestros días, aumentando el número de socios de manera considerable
La senda hace una serie de curvas siguiendo la sinuosidad de la ladera, por aquí baja a desembocar a la ensenada de El Gordu un arroyo, El Regatu la Cuesta
A lo lejos, en la ladera de un monte, vemos un pueblo grande, es Niembru, frente al que pasará el Camino de Santiago tras recorrer su bella ensenada desde Barru, un pequeño puerto por el que, en el siglo XVIII, llegaron a exportarse ingentes cantidades de naranjas y que hoy en día constituye una de las estampas más fotografiadas de la costa asturiana
El monte es El Llanu la Cuesta (135 m), fácil de reconocer por su altísima antes. A su izquierda subiremos pues es paso del Camino de Santiago hacia San Antolín (monasterio y playa) y Naves (y al monumento natural de Gulpiyuri). A la derecha, por la rasa de El Castiellu (108 m), solar de una fortificación (castro, fuerte o castillo), se accede a la famosa Playa Torimbia y, por abajo y también desde Niembru, a la de Toranda, otras dos joyas de los arenales llaniscos
Estos montes costeros, mismamente este que está prácticamente a la orilla del mar, suelen tener un gran campo de visión en derredor, si bien al norte es la inmensidad del mar, en otras direcciones, desde su cima, nuestra mirada alcanza lugares situados a muchos kilómetros de distancia, Aquí por ejemplo tenemos Los Resquilones, peñones calizos situados al sur de la villa de Posada, con La Corona Cantiellu o El Bijorcu (669 m), y a su derecha La Peñe Llabres (689 m), estribaciones de la sierra de La Peñe Villa
Más allá de la rasa del campo de golf y antiguo aeródromo continúa la línea de cumbres hacia las estribaciones que desde Llanes entran en el concejo de Ribadesella/Ribeseya y caen ya hacia su ría, en el Alto Sella, por las inmediaciones del Picu Mofrechu (900 m) y, más al sur y a su derecha, La Sierra la Cueva Negra
La Sierra la Cueva Negra con su estribación occidental de La Peñe les Pandes, señala ese paso del concejo de Llanes al de Ribadesella/Ribeseya. A la derecha están El Picu Maor (369 m) pero destaca especialmente El Picu Mediudía o Sorrolles y, sobre todo, El Picu la Teyadura (743 m), el más alto, ya en tierras riosellanas, fácil de reconocer por la tajadura caliza que le da nombre
La gran sorpresa es el Sueve o Puertu Sueve ya bastante más allá del Sella, que señala otro importante hito geográfico, el paso del oriente al centro de Asturias, ya de Ribadesella/Ribeseya a Caravia, Colunga y Villaviciosa
Inconfundible por su clarísima peña caliza que a veces en la lejanía llega a confundirse con la nieve, reconocemos sus dos máximas alturas, El Picu Pienzu (1.161 m) y a su derecha El Picu Mirueñu, Miruenu o Miruellu (1.137 m), este en el extremo noroeste del concejo de Parres. Mucho hablaremos de este monte según avancemos camino y pasemos a sus pies
La montaña a un lado y la mar al otro, ahora reparamos en lo altos que son los acantilados de La Islona
Unos 22 metros de altura sobre el mar, nos dice laEnciclopedia del paisaje de Asturias, a lo que añade que "es de propiedad particular, en ella pastaban las ovejas y contiene una cuadra en ruinas", y es que accesible en bajamares y su cima es aplanada y llana, con pradería
La planicie del antiguo aeródromo y actual campo de golf es, como no podía ser de otra manera, intensamente verde, mientras que en la ladera predomina el monte bajo de brezos, helechales, algunos arbustos y matorrales. La Cuesta Cue es "La más famosa de las muchas cuestas del concejo de Llanes", se afirma también en dicha enciclopedia
Estas sierras planas de Llanes no tienen una cumbre definida, sino que hay unas cotas máximas que oscilan entre los 156 y 188 metros en el caso de La Cuesta Cue. Esta cima amesetada es llamada El Llanu por los de Cue y El Campu o El Llanu'l Campu por los de Andrín. Antaño eran majadas pastoriles donde pastaban los rebaños
Las encinas o ardinas crecen formando pequeñas matas de arbolado y bosquetes en este monte que es llamado La Cuesta Cue en todos los alrededores, aunque "en Cue, a cuyo norte se encuentra, la denominan simplemente La Cuesta, y en la villa de Llanes La Cuesta el Cristo", advocación de la ermita a la que nos dirigimos para enlazar con el Camino de Santiago a las puertas de la población
Así, desde un tramo umbrío a la sombra del arbolado salimos de nuevo a otro al sol, siguiendo la serpenteante senda que discurre por esta falda
Cada cierto trecho la senda tiene una línea de losas con un canalillo para las aguas sobrantes y que estas no encharquen la pista, canalizándolas monte abajo
Vista de El Gordu por las inmediaciones de La Quintana Palaciu, por ahí abajo, entre el bosque, va la carretera
Dentro del GR-204 este trayecto forma parte de la Senda de la Cuesta, que comunica Llanes con La Boriza y seguidamente se regresa a Llanes por abajo, por Cue
Bordeamos zonas de hoyos y green del campo mientras la senda hace otra cerrada subida a la derecha
Y subimos una corta rampa entre las helechales que crecen en estos cuetos, poblados hace milenios por pueblos neolíticos pastoriles y megalíticos constructores de monumentos de piedra, que dejaron sus necrópolis tumulares como verdaderas cámaras del tiempo en las que guardaron el testimonio de su existencia
En otra pequeña cuesta de La Cuesta tendremos, ahora mirando al este, a nuestra derecha, un paisaje de la parte del monte de acabamos de dejar atrás
El monte La Tuerba y el mirador de La Boriza, con La Punta'l Pandón o La Mesa un poco más abajo, donde un rellano sobre el acantilado es la causa del topónimo de ese saliente que separa las BallotasMansa y Brava pero a la vez las une en bajamares por un paso rocoso o llastra
Ahí arriba está la explanada, a medio camino entre Andrín y Cue, donde aparcan coches y autocaravanas y un sendero se dirige al mirador propiamente dicho, cuya forma triangular sobre sale en el extremo del espolón acantilado, dando vista a la costa más oriental de Asturias y más occidental de Cantabria. Ahí tenemos el Cabo San Emeterio, el Santu Medé de Pimiango, en el asturiano concejo de Ribadedeva, tierra que fue de zapateros de emigraciones periódicas y cuya capilla, con advocación romera y milagrera hacia los cojos, aparece también en la letra del Pericote:
Valamé, Valamé
Pericote rompió un pie
y depués que lu rompió
llevólu a Santu Medé
La pista hace una vuelta completa y continúa ahora recuperando de nuevo el rumbo oeste, hacia Llanes
Llanes, villa y puerto de la que tenemos ya una visión más completa y general desde aquí, con Antilles también a nuestros pies, perfilándose muy bien ahora sus islas e islotes o castros al pasar nosotros justo encima de ellos
Forman un pequeño archipiélago al norte de La Serna, barrio de Cue, y con acceso rodado directo desde la carretera LLN-2. A su izquierda guarda la ensenada el Altu del Cobre (39 m) y a la derecha la ya citada campiña de Santa Clara, solar de la histórica capilla de su advocación y de sus antiguas romerías de ofrendas y danzantes
La Islona, detrás de los otros dos islotes, es la isla más grande de Antilles, como hemos dicho tiene 22 metros de altura y es propiedad privada. Hay restos de una cabaña para hierba y aperos, pues antaño se llevaban ovejas a pastar. Además de en lanchas se pasaba en bajamares al quedar comunicada con tierra firme
En primer plano tenemos La Islina, llamada así por su tamaño, pero también Isla de la Ballena por su forma o Isla de Ramonón por su antiguo propietario. Mide 15 metros de altura y es accesible en bajamar. En medio entre las dos está El Castrucu, la más pequeña pero que llega a los 16 metros de altura y es el de peor acceso y más peligroso por los golpes de mar. es también el más rocoso
No llegamos a ver el arenal pero podemos decir que el lugar es llamado asimismo Los Canales por los estrechos que se forman de isla a isla y La Salmoriera (salitre). En muchas guías aparece también como Playa de Cue. Como es usual, "ciertas zonas tienen nombre propio pero desconocido para la mayoría excepto los lugareños", leemos en Vivir Asturias. En grandes bajamares se forma un enorme espacio arenoso con charcas de agua de mar que forman piscinas naturales, La Playina. En la web del Hotel Restaurante Migal aportan esta muy interesante información:
"La Playa de Antilles está protegida por tres islotes del embite de las olas del Cantábrico, lo que la convierte en una bahía muy segura y tranquila, ideal para los niños. El mayor de estos islotes, conocido como «La Islona», aún conserva los restos de una cabaña de piedra utilizada antiguamente como refugio para los pescadores, que debían pasar largas horas esperando la bajada de la marea para poder volver a costa, así como del ganado que pastaba allí habitualmente.
Los tres islotes y los dos «picos» que franquean la playa son también puntos habituales de pesca de xáragos, un pescado de roca muy sabroso y cotizado en la zona por su especial «sabor a mar», ya que se alimenta de percebes y moluscos adheridos a las rocas. Además, la configuración caliza de nuestra costa facilita la formación de grandes formaciones rocosas, conocidas en la zona como «castros», y muy características de todo el litoral Llanisco.
La Playa de Antilles es un lugar mágico que muestra diferentes caras según la acción de las mareas, la luz y el oleaje. Podrás encontrar rocas totalmente al descubierto que dos semanas más tarde, han sido cubiertas totalmente por la arena. Esta peculiaridad es común en la mayoría de las playas de la zona, que por acción de las mareas y las corrientes, llevan y traen la arena, sobre todo tras un temporal. Dependiendo del estado de la mar, Antilles es una tranquila piscina sin olas, o presenta olas enormes que podrás ver saltando por encima de los castros, todo un espectáculo para los amantes de la fotografía en días de temporal.
Además, cuando la marea está baja, forma un gran arenal de arenas finas y blancas, y hace posible llegar a «La Islona» caminando. Pero es importante tener precaución de no descuidarse de la subida de la marea, ya que cuando sube, solo se puede salir de ella nadando. Casi todos los veranos, algún visitante queda atrapado por la marea en «La Islona», pues les resulta difícil imaginar que la marea pueda cubrir la playa por completo con tanta rapidez.
Con la bajamar, aparece «la playina», una pequeña playa que se forma entre los islotes. Los aventureros que disfruten descubriendo charcas y cuevas, encontrarán en la playina el lugar perfecto para hacerlo. Hay una cueva que emana agua dulce, charcas con cangrejos y vida marina, y el acceso a uno de los 3 islotes que rodean la playa.
Cuando sube la marea, el arenal queda cubierto por completo, convirtiéndose en una impresionante piscina natural de aguas cristalinas y tranquilas, que recuerda a las playas del Caribe. Es ideal para nadar, hacer snorkel, Stand Up Paddle, kayak de mar, etc.
Además, la playa cuenta con un chiringuito, «El Topu», que forma parte de la historia de este paraíso.
Aunque hay un pequeño inconveniente, que a la vez es una gran ventaja: para llegar a la playa, es necesario caminar, ya que no se permite el acceso en coche. Hay un aparcamiento a cierta distancia, pero tendrás que superar una pendiente pronunciada, tanto para subir como para bajar."
A la izquierda de Antilles y del Altu del Cobre hay otra playa, El Sable Toró, y otra más ya entrando del todo en el casco urbano de Llanes, Puertuchicu, por cuyas inmediaciones podrán pasar aquellos peregrinos que hayan preferido bajar a Cue por la carretera y continuar por el paseo hasta la villa
Tampoco llegamos a ver bien El Sable Toró aunque sí, el acceso a Antilles y el Altu del Cobre por el edificio de dicho hotel, las dos grandes casas a la derecha de la foto, justo encima de ellas sí asoma La Isla d'Entremís, también en Cue, de la que nos cuentan en la Enciclopedia del paisaje de Asturias:
"Isla caliza de 11 m de altura, alargada hacia el norte y abundante en vegetación (lo que la convierte en isla y no en castro). Si queremos acceder a ella andando y sin mojarnos, para ello hemos de aprovechar una marea extremadamente baja; en todo caso, es visitada por pescadores mucho más que por turistas. Una vez en ella, se puede recorrer sin mayor dificultad casi toda su llastra (terreno rocoso que descubre la marea baja). Accesible desde el pueblo de Cue..."
También en esa zona hay una pequeña cala, Portiellu, situada entre La Moría Praos y La Isla'l Diablu, también conocida como El Castrín del Portiellu. Su pequeño arenal aparece y desaparece con las mareas y él "se bañaban los curas después de la Guerra Civil" nos dice la Enciclopedia del paisaje de Asturias, por lo que algunos lo conocen como La Playa los Curas y así figura en algunos mapas
La Punta Radón separa Portiellu de El Sable Toró y La Punta Güertu Roque separa seguidamente El Sable Toró de Puertuchicu
Y Puertuchicu limita al oeste en La Punta San Antón. Ahí, sobre los acantilados, hay tres chalets de época, son los que mandó edificar la célebre Marquesa de Argüelles, María Josefa Fernández Díaz, pionera del turismo en la costa oriental asturiana en los albores del veraneo de playa, inauguradas en 1906 para alquilar a distinguidos veraneantes madrileños con sus familias, los cuales participaban de la amistad de la aristócrata, persona de gran influencia con varias casas y palacios en Llanes, Ribadesella/Ribeseya y Madrid y con altísimas influencias en su tiempo (Alfonso XIII la visitó en su mansión riosellana). A su derecha está El Faro de Llanes, inaugurado en 1860, electrificado en 1920 y reconstruido en 1950 tras padecer un pavoroso incendio en 1946. Está situado en la boca del puerto, en La Punta San Antón, enfrente de él es el tendedero de redes de pesca, rehabilitado en 2018
Al otro lado de la entrada al puerto está la nueva rula o lonja de pescadores y vemos de nuevo los bloques de Los Cubos de la Memoria. Más atrás, en El Sablón, se despiezaban antiguamente las ballenas hasta su casi extinción de los grandes cetáceos del Cantábrico en el siglo XVII. La Punta del Guruñu cierra la playa por el norte haciendo de ella ese refugio portuario natural tan apreciado por los balleneros de antaño. En la Enciclopedia del paisaje de Asturias dicen esto de ella:
"Punta caliza que guarda por el norte la playa de El Sablón y que va perdiendo altura poco a poco hasta sumergirse en el mar. Accesible desde San Pedro, forma parte de la parroquia llanisca de Santa María del Conceyu de Llanes y del Paisaje protegido de la Costa Oriental. La Punta del Guruñu llama la atención porque, vista desde El Sablón, parece que está ligeramente entornada, pero mirada desde la costa de Cue o desde el aire se aprecia bien que en un momento dado pierde súbitamente la mayor parte de su anchura, por la parte que mira a la mar abierta. En esa parte presenta varias paredes de escalada, no muy difíciles pero sí bastante peligrosas"
Entre El Sablón y La Punta del Guruñu está El Pozu los Pulpes, indudablemente referido a la existencia de pulpos en esos pedrales o pedreros que cerraban una ensenada en la que, bien dejada atrás la tradición ballenera, se asentó la playera, al ir apreciándose, avanzando el siglo XIX y adentrándonos en el XX, las virtudes terapéuticas de los baños de sol y de ola, fundamento de toda una tradición vacacional en costas y playas tenidas falsamente durante siglos por lugares insalubres. Seguimos leyendo en la Enciclopedia del Paisaje de Asturias:
"Antaño, los bañistas de El Sablón eran de más rango social que los de Puertu Chicu y los sexos se apartaban por lugar y por horas. De arena blanquecina y forma de concha, su utilización es masiva"
En el peñón encima de El Sablón se apostaban los atalayeros o vigías del Gremio de Mareantes de San Nicolás, el promontorio empezó a ser transformado en el actual paseo por el Alcalde Francisco Posada Porrero, si bien desde tiempo atrás llevaban realizándose diversas intervenciones, como la colocación de un canapé de piedra en 1720, justo donde arrancaba la senda que subía desde el arenal. En la actualidad el acceso se realiza por unas escaleras
Con Entremares en primer término vemos la Carretera Toró (travesía urbana de la LLN-1) se dirige al centro de Llanes, siendo fácil de identificar por sus farolas blancas haciendo un poco de curva. De la antigua villa medieval vemos dos torres en medio de la foto, la del Castillo y la de la iglesia de Santa María del Conceyu
Situada en un cerro en lo que era la población extramuros, tal vez distingamos también la parte posterior de la capilla de La Guía (color piedra claro como las torres anteriores), datada en el año 1515 aunque tuvo a lo largo del tiempo profundas reformas y ampliaciones. La Virgen de la Guía está estrechísimamente vinculada con los marineros, su nombre es la guía que les lleva a buen puerto, una advocación también muy caminera y que se manifiesta en las viejas sendas. Su misma historia aparece reflejada en el Libro de Apeos de Heredades de la iglesia de Santa María del Conceyu, en los Libros de Fábrica y en los Libros de Actas del Gremio de los Honrados Mareantes de San Nicolás de Llanes. Su romería está al cargo de uno de los famosos bandos de Llanes, el Bando de la Guía
A la derecha, las urbanizaciones de la salida de Llanes hacia el oeste, por donde el Camino de Santiago sale a los verdes campos de H.aces o Jaces, tomando la ruta a Poo. Al fondo, Niembru con El Llanu la Cuesta y su antena sigue siendo una estupenda referencia visual para hacernos una idea de por donde continúa el Camino
Abajo y en medio de la foto llegamos a reconocer la iglesia San Vicente de Poo, al lado de la que continúa el Camino de Santiago rumbo a Celoriu, alguna de cuyas casas, las de la carretera, vemos un poco más adelante. Sin embargo nosotros llegaremos más próximos a la costa, en dirección al monasterio de San Salvador de Celoriu y las playas
Más allá, el nombre de Niembru podría estar relacionado con este recinto fortificado, del celta galo y latín nemus-oris (bosque o monte sagrado) y el célticobriga, montaña, altura, lugar fortificado. Estaríamos pues en un nemeton o santuario natural con un monte fortificado o briga, esto es, una de las célebres nemetobrigas que han dado nombre a tantos lugares de Europa: las fortalezas del monte sagrado
El Camino de Santiago pasa a Niembru procedente de Celoriu y Barru y seguidamente sube a su izquierda La Cuesta Niembru para bajar, directo, a San Antolín, su viejo monasterio arruinado y las hermosas playas camino de Naves
Las hermosas siluetas de Los Resquilones y El Cerru Llabres destacan soberbias sobre la rasa costera de Llanes y, a lo lejos, asoman Benzúa, el Mofrechu o sus inmediaciones y la Sierra Cueva Negra, ya anunciando el paso al Alto Sella y el paso de la ría riosellana, uno de los grandes hitos fluviales del Camino de Santiago del Norte en Asturias
Según avanzamos, también vamos viendo un poco más del emblemático pueblo de Cue a nuestros pies, un paso de Llanes
Estas son las casas de Quintana y La Serna, barrios de Cue en el camino a Antilles, que en gran parte, además del hotel ya mencionado, son alojamientos turísticos como La Playina y Las Villas de Cue
Asimismo, y un poco más atrás, se reconocen bien las instalaciones de los Viveros Mijares, empresa fundada en 2000 y que abrió su centro de jardinería en 2005
Algo más allá y en lo alto de un cueto (lugar de La Mata, a la izquierda de la foto) vemos la iglesia parroquial de San Román de Cue y a su derecha el cementerio, gestionado por la vecindad y donde existe un panteón dedicado al también indiano benefactor Alonso Noriega Mijares, nacido en Cue en 1823, costeado en su tiempo por los propios vecinos en señal de agradecimiento. En Las llaves del cementerio de Cue el periodista Emilio G. Cea explica esta circunstancia en La Nueva España del 1-11-2008:
«Lo que eres, fui. Lo que soy serás. R.I.P». Esto es lo que reza en la placa de mármol, situada en lo alto de la entrada al cementerio de Cue, uno de los más peculiares del Oriente de Asturias. Este cementerio parroquial tiene la singularidad de que no es la Iglesia, sino los vecinos del pueblo, quienes llevan a cabo la administración del mismo.
El cementerio de Cue fue construido a la vez que la iglesia de San Román, constituida en parroquia tras múltiples reclamaciones del pueblo en el año 1789. En documentos del siglo XIV ya hay noticias de la existencia de esta iglesia. En el libro -editado con motivo de la presentación de Cue al premio al «Pueblo Ejemplar» de 2012- se explica que el motivo por el que el camposanto de Cue no es administrado por la Iglesia se refleja en el reglamento del cementerio editado en el año 1947. Dicho reglamento sentencia que «habiéndose construido este cementerio con fondos del pueblo de Cue y aportaciones del vecindario, al pueblo le corresponde la administración, cuidado y dirección del mismo, sin menoscabar el respeto a la jurisdicción y derechos de la Iglesia Católica».
La norma sigue vigente en pleno siglo XXI. Los vecinos eligen en concejo público y por votación popular a los integrantes de la denominada Junta del Cementerio, compuesta por un presidente y cuatro vecinos del pueblo.
Gerardo Noriega Noceda es a día de hoy uno de los vecinos que componen la Junta del Cementerio, organismo este presidido por Fidel Gutiérrez. Noriega hace en la parroquia de Cue las labores de sacristán y hasta hace unos años ejercía también como enterrador. En la actualidad es el encargado de llevar las labores de mantenimiento en el camposanto. Segar y limpiar nichos y panteones son sus principales ocupaciones. Estos días se ocupa también de cerrar el cementerio por las tardes. Fidel Gutiérrez lo abre a primera hora de la mañana. Pese a que todos los vecinos que tienen nichos o panteones tienen llave del cementerio, Noriega está pendiente de la llegada de gente de afuera para depositar las flores del día de Todos los Santos. «Me conozco todos los rincones del cementerio. Estos días hago también de guía, pues aquí llega gente a dejar las flores que no se acuerda donde están enterrados sus muertos», dice.
El cementerio de Cue, según explica Noriega, se financia cobrando a la funeraria treinta euros cada vez que se produce una inhumación en concepto de derechos de enterramiento. Otra fuente de ingresos es la de la venta de nichos y panteones. «Aquí, los nichos y los panteones son a perpetuidad. Nada es alquilado. El que lo compra lo hace para toda la vida. La junta se reúne cuando es preciso y decide si es necesario hacer nuevos nichos o panteones», dice."
Ya en el siglo XIV se informa en documentos de por entonces de una iglesia de San Román de Extramuros de la Villa, situada como su nombre indica fuera de las murallas de la puebla o villa de Llanes, en el lugar de La Carúa, antecedente de la actual parroquia. Pero es en 1788 cuando la identidad parroquial se consolida y se construye esta nueva iglesia en el lugar de La Mata, luego de varios pleitos jurisdiccionales con Llanes y donde antes estaba la capilla de la Santa Cruz, en terrenos del Conde de la Vega del Sella. En el blog La Montera Picona de José Bolado se nos informa de ello:
"Existía una Parroquia, de la que hay constancia, en el año mil trescientos y pico, que se llamaba San Román Extramuros de la Villa de Llanes. Su Iglesia Parroquial estaba emplazada entre La Carúa y La Portilla, cerca del puente. Aún quedan restos de sus muros. Allí se bautizaban, se casaban y se enterraban los vecinos de Cue quienes alternaban su parroquialidad con la de Santa María de Llanes.
Transcurrían los primeros meses del año 1789, después de haber sido aprobado por el Obispado el año anterior, cuando la Parroquia pasa a llamarse San Román de Cué. En La Mata había una Capilla de la Santa Cruz, sita en terrenos del Conde de la Vega del Sella. Se tira aquella pequeña Capilla y se construye la actual Iglesia parroquial. (...)
Donde estaban las campanas se puso el reloj y se le añadió un cuerpo más para colocar las campanas. Esto sucedía en el año 1928. También se añadió la Sacristía grande."
Efectivamente, en el año 1928 se amplió la torre para colocar un reloj que costó 10.000 pesetas costeado por el benefactor Juan Gutiérrez y que se hizo popular con el refrán "si oyes el reló de Cue é que'l temporal se h.ué"
La torre-campanario tiene dos campanas, San Marcos y Santa María, donadas en 1956. En el camposanto existen tres capillas privadas y una tiene una interesante historia, pues su cúpula llega a destacar casi tanto como la de la iglesia, nos lo cuenta asimismo en su artículo Emilio G. Cea:
"Otra de las peculiaridades de este singular cementerio es que en su interior no existe capilla pública. Por el contrario, sí que hay tres capillas de carácter privado, pertenecientes a otras tantas familias. «Hace muchos años un indiano quiso financiar la construcción de una capilla. Las obras comenzaron y quedaron a medio hacer, pues éste se negó a continuar pagando la obra al enterarse de que sería la Iglesia la que se haría cargo de la capilla, una vez esta estuviera finalizada», dice. A día de hoy la capilla a medio terminar preside el cementerio de Cue.
Ubicada justo al fondo del mismo, el lugar que estuvo a punto de ser la capilla pública del cementerio se le conoce hoy como el panteón de los curas. Allí, reposan los restos de Don Rosendo, párroco de Cue durante la primera parte del siglo XX. «Yo tengo 66 años y no llegué a conocer a Don Rosendo. Ni siquiera sé cómo se apellidaba, pues en la lápida las letras grabadas en piedra están muy gastadas por el paso del tiempo», asegura mientras señala las columnas de piedra de lo que pudo ser la capilla del cementerio de Cue."
Destacar además que este lugar fue uno de los escenarios de la película El Portero (2000) de Gonzalo Suárez, por eso se titula Cue, una película de naturaleza, una bella semblanza del pueblo en el blog La Magia de Asturias, la cual empieza de esta manera:
"Cue, fue y será escenario de películas, y es un escenario privilegiado desde donde admirar la belleza de un paisaje donde no falta de nada. Se puede decir de este pueblín llanisco que lo tiene todo, playas, acantilados, paisaje y casitas muy antiguas que junto con las nuevas hacen un conjunto con armonía y encanto, es el escenario perfecto para una buena película donde la protagonista es la naturaleza."
De todas maneras, cierto es que aún apenas vemos el pueblo de Cue, salvo esas casas y alojamientos en el camino a Antilles y al borde de los acantilados:
"... en la carretera general, está la pequeña bolera, situada al lado de un castaño centenario, de ahí, a la izquierda parte una estrecha caleya que os llevará a la playa. Desde el alto, antes de bajar a la playa podréis disfrutar de unas vistas espectaculares de la costa, llegando a ver desde aquí Llanes y los islotes de Poo. "
El camino de la playa va directo a Antilles y su pequeño pero extraordinariamente bello archipiélago que también se describe así en dicho blog:
"Bajar hasta la playa, cuando baja la marea se puede pasar a la isla grande pero cuando la marea está alta se cubre entera de agua y no queda nada de arena, se puede decir que hay dos paisajes muy diferentes según esté la marea alta o baja, ¿cuál de los dos os gustará más?, a mí me gusta más con la marea alta, y si la mar está un poco agitada mejor, impresiona bastante, es precioso, la naturaleza en su estado salvaje, nada más que agua, acantilados y verde a su alrededor, parar el tiempo un momento y sentaros a admirar tanta belleza, y disfrutar, ya que como dice la canción, la vida se compone de momentos."
El camino a Antilles se distingue bien y es todo ello un portento del paisaje, pues los acantilados pueden recorrerse también, a partir de él, campo a través:
"Cue lo tiene todo, también tiene unos bonitos acantilados, para ello volver hacia el pueblo y dirigiros a la salida, antes de que la carretera comience a elevarse, a la izquierda, encontraréis una pista que se termina dividiendo en dos, podéis hacer un circuito, ir por uno y venir por el otro, si vais por la izquierda iréis derechos a los acantilados y podréis volver a ver la playa desde otro lugar diferente, luego seguir bordeando la costa hacia la derecha y al final podréis ver donde una arboleda un arroyo que se adentra por un sumidero al mar y un poco más allá un bufón; para ver el bufón surtiendo agua tiene que estar la marea alta y haber un fuerte oleaje, sino sólo lo podréis oír. Si camináis hasta el final del cabo podréis ver la playa de la Ballota con su islote o castro. Perderos por estos paisajes y disfrutar de sus vistas al mar y a la montaña, lo tenéis todo, ¿qué más se puede pedir?, sólo una cosa más, una buena compañía."
Y de nuevo, otra magnífica vista de Santa Clara, un buen reportaje de estos cantiles podemos encontrarlo en el blog del Grupo de Montaña Los de las Claras. En cuanto a que El Pericote de Cue, una de las versiones tal vez más antiguas de esta danza ancestral, surgió aquí, aportamos esta parte del artículo Llanes reclama atención para "su" pericote, de Ramón Díaz para La Nueva España del 18-11-2015, en el que recoge la explicación de la por entonces concejala de Cultura Marisa Elviro:
"Cue, una localidad que es considerada la "patria" del pericote. Elviro aseguró que en Cue se lleva a gala desde hace muchísimos años que el pericote nació en el paraje que denominan Santa Clara, donde hubo una capilla de la que ya sólo se conserva la imagen principal, y que el nombre del baile deriva del hecho de que en sus inicios solía ser interpretado sólo por mujeres, dado que los hombres andaban bien por la tejera, bien metidos en guerras. A las mujeres que hacían el papel de hombres en el baile se les llamaba "pericotes", y de ahí el nombre, según los coritos."
Los coritos son, por apodo, los vecinos de Cue, pueblo y parroquia que desde siempre mantuvo sus peculiaridades dentro de Llanes, pues se regían por una junta de ancianos y tuvieron ordenanzas propias basadas en la tradición como norma de ley y en conceptos solidarios. Se conocen documentalmente desde 1774 pero también se sabe que estas no eran sino modificaciones de otras más antiguas
Algunas de estas normas siguen vigentes en lo relativo a servicios y propiedades, como es el ya comentado caso del cementerio, pero también el agua corriente o el alcantarillado
Esta peculiaridad que pasó a ley y otras singularidades hicieron que Cue fuese visto como un enclave con entidad propia dentro del concejo, lo cual fue objeto de mitos legendarios sobre el origen de la población, la naturaleza de sus habitantes y otras facetas estudiadas por eruditos y especialistas desde antiguo. Quien fuera Cronista Oficial de Llanes, el escritor José Ignacio Gracia Noriega nos ha dejado un compendio de todo ello en este extraordinario artículo, Las ordenanzas de Cue:
"En Asturias se formaron algunos núcleos antiquísimos que tenían su propia defensa en el aislamiento. ¿Qué llevó a aquellos pastores cabraliegos a establecerse en Sotres o en Bulnes, que a pesar de que ya hace miles de años que se inventó la rueda, allí continúa siendo un artefacto totalmente inútil? Acaso la misma razón que llevó a los «pixuetos» de Cudillero a habitar un hondo fiordo encarado al mar, pero que no se ve ni desde tierra ni desde el mar. Algunos grupos, a quienes se les supone con una etnia diferente, como los vaqueiros de alzada, igualmente se aíslan en sus brañas y son aislados a su vez por los aldeanos, que señalaron sobre el suelo de la iglesia de San Martín de Luiña, tallado en la piedra, el límite hasta el que podían llegar a oír misa aquellos vaqueros montaraces.
Entre las comunidades que se aislaban, una de las más extrañas es Cué. Probablemente fue judería. El pueblo se asienta al N. de la sierra plana de su nombre y se extiende a lo largo de su ladera, por encima de un mar del que le separan altos acantilados. Con el mar tan próximo, los coritos no son sin embargo marineros, sino ganaderos, y muchos de ellos emigraron a Méjico: a pesar de esto y de hallarse tan cercanos a la villa de Llanes (tan sólo a dos kilómetros), los vecinos de Cué conservan rasgos distintivos inamovibles e irrenunciables. Como escribe Saro y Rojas: «Aunque la población no reúne las mejores condiciones higiénicas, por hallarse expuesta al Norte, en terreno bajo y húmedo y excesivamente poblado de árboles, lo cual le hace sombra, siempre está vivo entre sus naturales el amor patrio, recordándoles el hogar donde nacieron, y así se explica que son muchos los que retornan al suelo nativo, después de largos años de ausencia, generalmente en las Américas españolas, y toman en él asiento, no obstante haber reunido en fuerza de perseverancia y economía capital suficiente para vivir con comodidad en pueblos de más atractivos». De estas gentes dice el autor mencionado, hace cien años: «Los vecinos de Cué se distinguen por su sobriedad y amor al trabajo. El turista no encontrará en Cué ni pobres postulantes ni tabernas, pero en cambio llegará a saber, si en Cué penetra, que todos sus hijos, tan pronto como llegan a edad competente, aprenden oficio que les proporciona un jornal fijo, con el cual, y el cultivo de pequeñas labranzas, viven holgadamente y hacen ahorros, teniendo siempre por objetivo el aumento de su fortuna realizado por legítimos y decorosos medios». Señala asimismo Saro y Rojas el carácter eminentemente tradicionalista de los coritos, celosos guardianes de sus viejas tradiciones; y como anota el autor de «Pequeñas jornadas», Cué «guarda con todo rigor las fiestas que S.S. Pío IX suprimió».
En Cué se enraman las fuentes por San Juan y San Fernando, ceremonias que tienen reminiscencias célticas; y su caserío, pese a muchas modificaciones arquitectónicas, tributo que ha pagado también este pueblo a los tiempos modernos, es antiguo y peculiar: aunque de labradores, el pueblo está apiñado, lo que demuestra la existencia de praderías comunales, y con una estructura urbana, que se manifiesta en muchas casas con sus buenos cortafuegos de piedra de sillería. Algunas casas, tal vez las más viejas, presentan una puerta con arco de medio punto para entrada a la cuadra, debajo de la escalinata que conduce a la vivienda: en estas construcciones encontraba don Fernando Carrera huellas de judería; y Celso Amieva llama a Cué «la medieval aljama», en uno de sus poemas.
La personalísima administración de Cué, basada en leyes viejas no contenidas en los códigos de los leguleyos, mereció el comentario admirativo de Foronda, que escribe: «Allí se goza de una vida patriarcal, y aunque habitando diferentes casas, todos toman parte directa e inmediata en las alegrías y pesares de sus convecinos, hasta el punto de parecer una sola familia»; y añade, refiriéndose al sistema establecido para las relaciones entre los vecinos: «Ninguno trabaja a menor jornal ni contrata destajo a menor precio que aquel que se le tiene asignado por la comunidad de vecinos. Allí se cumplen todas las formalidades externas de las leyes económicas y administrativas. Tienen sus elecciones municipales; exponen al público los repartos de las contribuciones que satisfacen por medio de un solo encargado, con envidiable puntualidad, y su administración es tal que jamás ha sido objeto de la menor censura por parte de las autoridades».
La vida en Cué se regía por unas antiquísimas ordenanzas, cuya última edición es de 1923, y en cuyo preámbulo se dice: «Para que ningún vecino alegue ignorancia a lo que en ellas se ordena, estas Ordenanzas serán impresas y repartido un ejemplar a cada vecino para su mejor cumplimiento; de esta manera todo vecino sabrá a qué atenerse». Con lo que se da por supuesto que todo vecino había de saber leer. El cuidado de los ganados y de los pastos correspondía a todo el vecindario, y recaía la responsabilidad en los miembros de cada familia, que lo hacían de forma rotatoria. Si alguien moría en una casa, todas las familias del pueblo habían de enviar una representación al entierro, y la que no lo hacía era sancionada con una multa. El pueblo elegía un celador y un consejo de cuatro ancianos, que impartían la justicia, y cuyo fallo era inapelable. No se sancionaba la embriaguez directamente, pero se determinaba que nadie, en ese estado, pudiera asistir a las deliberaciones de la Casa de Concejo, y la ausencia, también en ese caso, se penaba con multa. El pueblo estaba cerrado y protegido por dos portillas, una en el camino que lleva a Andrín, atravesando la sierra, y otra en el de la Villa. Según Foronda, «modelo de administración es la suya, como lo es, entre los de su clase, el camino vecinal que desde el pueblo conduce a la carretera, construido por medio de la prestación personal, sin subvención alguna, ni más intervención que la de los habitantes de Cué, quienes en este punto demostraron ser tan buenos constructores de obras públicas como excelentes canteros».
Constantino Cabal escribe a propósito de las Ordenanzas coritas: «Cué tuvo Ordenanzas viejas de esencial y total patriarcalismo, que fueron modificadas –cabe decir que fueron profanadas, el año setenta y cuatro, siglo XVIII, veintiséis de Abril. Se saben de las viejas, sin embargo, las cláusulas principales. Se sabe que decretaban que las Juntas del Concejo siempre las presidieron cuatro ancianos, hombres buenos, del lugar. Ellos actuaban de jueces y eran inapelables sus sentencias. El pueblo, a propuesta suya, nombraba dos celadores, y éstos cuidaban, guardaban y les imponían a todos el cumplimiento de las Ordenanzas que acordaba la justicia. Ante los cuatro ancianos no había nadie que se atreviese a jurar, ni nadie que pudiera desmentir. Las penas que se imponían a quienes se olvidasen de ambas cosas se aplicaban con rigor. Las cuestiones de vecinos, ya por deudas, ya por golpes, ya por motivo de injurias, ya por razón de derechos, no se podían llevar en ningún caso a la justicia ordinaria, siempre eran los cuatro vecinos los que las resolvían en concejo, después de oídas las partes, examinadas las pruebas e incluso consultado algún letrado, si hubiere necesidad. Cuando un vecino demandaba a alguien, o era demandado por alguien de otro pueblo cualquiera, tenía la obligación ineludible de decírselo al concejo, y allí consultado el punto, con el consejo de los cuatro ancianos, de no avenirse las partes a una solución honrosa, si estaba la razón por el vecino, tomaba todo el pueblo como propia la defensa de su causa, y el pueblo pagaba gastos...»
El Gremio de Mareantes de la Villa de Llanes, tan poderoso a lo largo de toda la Edad Media, también se regía por leyes propias, y en todas las cuestiones que pudieran originarse de la subasta, tasación y beneficio de las ballenas, no podía intervenir tampoco la justicia ordinaria, ni el Juez ni el Alcalde Mayor, e igualmente era el Gremio quien custodiaba la llave de una de las puertas de la Villa, la llamada «puerta del Llegar», que era por la que entraban los marineros a Llanes cuando llegaban del mar, aunque luego el nombre se deformó, e incluso hubo algún erudito que aseguró que en esa casa se había establecido un «llagar» de sidra. Pero las Ordenanzas de Cué tenían un sentido más profundo: no se trataba de defender los derechos e intereses de un gremio, sino de preservar la singularidad, la independencia y el arraigado individualismo de una comunidad, que vivía apegada a su pasado y a sus fueros, rústicos e consuetudinarios, pero de observancia mucho más profunda que los de la propia Villa. Las Ordenanzas contenían todo el espíritu individualista y solidario de un pueblo; por eso escribe Cabal, a propósito de tan curiosos textos: «Y las Ordenanzas todas hablaban de honradez y de nobleza, de caridad y de ayuda, y tenían providencias para todo, para el dolor y el esfuerzo, y para la orfandad y la injusticia, y para el abandono y la maldad... Enseñaban a amar y a reprimir. Y parecían tener en cada artículo que inspiraban los ancianos, el sentimiento generoso y puro de plena esencia cristiana de cien generaciones de hombres buenos...».
Más allá de la iglesia de Cue y a su izquierda, reconocemos La Portiella, por donde el Camino de Santiago llegará a Llanes tras bajar La Cuesta'l Cristu por La Jorcada o H.orcada, seguidamente van Pancar y Parres
En la lejanía y al pie de los Picachos de la Sierra la Cueva Negra reconocemos bien la planicie de otra de las sierras planas de Llanes, la del Llanu Santana y otros llanos que se extienden al otro lado del Ríu Beón o Bedón, entre Rales y Naves. Al otro lado está la costa, con la célebre playa interior de Gulpiyuri, que podremos visitar desde la de San Antolín en un corto desvío
Aquí abajo y más cerca tenemos la carretera LLN-2 o Carretera Cue y los edificios de Las Llamas y parque de El Rinconín, donde esta carretera, antiguo camino principal de Llanes por el este aún a finales del siglo XIX, se cruza con el Camino de Santiago en El Caleru
La vista desde La Cuesta o La Cuesta Cue hacia el oeste es pues espectacular con la villa de Llanes que parece aguardar por nuestra visita, , población de gran vinculación caminera, no solamente de los caminos de tierra sino también de los demás, pues su puerto recibía y enviaba mercancías y viajeros, entre ellos peregrinos, documentadamente desde la Edad Media, cuando era también ballenero y pesquero, comerciando con numerosos puertos atlánticos y mediterráneos
Puede decirse que junto con Avilés llegó a ser el principal puerto de Asturias del medievo y uno de los mejores hasta que, a partir de los siglos XVIII y, sobre todo, XIX, las nuevas técnicas de navegación precisaron de grandes ensenadas de muy hondo calado para los grandes barcos, sobre todo tras la llegada del vapor, quedando paulatinamente relegado a puerto pesquero y, ya en nuestros días, también deportivo
Llanes adquiere su rango cuando el rey Alfonso IX otorga la preciada Carta Puebla hacia 1.228 a la Populatione de Lanes, de la que ya se tienen documentales desde 1225, un enclave portuario al que se le fueron confirmando derechos y fueros por monarcas posteriores, tanto para sus actividades mercantiles y comerciales como para amparo de sus habitantes, dejando esta, la antigua Tierra de Aguilar, de estar gobernada por un delegado regio desde el frío Castillo de Soberrón, unos kilómetros más al sur, al pie del Cuera, y pasando a ser administrada desde aquí, favoreciendo todo ello su crecimiento urbano, guardado por murallas al menos desde 1270
Poco más abajo, una línea de arbolado revela el paso de la LLN-2 al sur de Santa Clara, de la que vemos nuevamente su gran campera con sus acantilados, los de El Gordu a su derecha y Antilles a su izquierda
Celebérrimo es ahí el chiringuito de verano El Topu, que ya forma parte de la historia de Cue, con su terraza sobre la playa. He aquí una crónica de su estancia aquí de Pepe Monteserín, Cronista Oficial de Pravia, que hallamos en la web de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales:
"Pasé la tarde del domingo en la playa de Cue o Antilles, Llanes; llegué con la marea alta, caminé hasta Punta Mohosa, o de Santa Clara, desde el acantilado, qué sé yo los metros de altura que tiene, hice un clavado, con dos tirabuzones y medio, nadé hasta la Isla Grande y de ahí al continente, me duché en la ducha pública y, hablando de mojarse, tomé un mojito en El Topu, el chiringuito pequeño; aguardé hasta que el sol se puso en la bahía de Toró, luego se puso en Celorio, luego en San Lorenzo, Aguilar, Artedo y así hasta Finisterre y Cuba, que el sol no para, mientras yo aguardaba a que bajara la marea para ver el arenal de Cue, que convierte los islotes en tómbolos y la bahía en cuatro playitas diferentes, con sus horizontitos. ¡Ay!, pero un ajuste de motores cósmicos, fenómeno que sólo ocurre cada millón de años, atascó la marea durante casi cinco horas, en pleamar. Ya se ha resuelto."
"Al otro lado de Llanes, hacia el este, un tanto escondida de los ojos de quienes no la van buscando, se encuentra la playa de Antilles, en Cué, y, sobre ella, el chiringuito “El Topu”, cuyas mesas parecen estar sobre el agua cristalina de este arenal. Un auténtico lujo veraniego para el que hay que reservar hueco en la agenda."
Pese a su proximidad en línea recta el trazado de la senda costera aumenta la distancia real para el caminante, pues recordamos que estas rutas no necesariamente buscan el trayecto más corto entre dos lugares, sino que se recrean con el entorno, siguiendo otros criterios, culturales o paisajísticos y ambientales, como es este el caso
Comprobemos aquí como serpentea siguiendo la forma de la falda de La Cuesta por la zona de El Pontón
Esas dos curvas pronunciadas, que acaban en cuesta, van hacia El Cantu Jariu o H.ariu, la bajada final a la ermita del Cristo del Camino, que no veremos hasta estar justamente enfrente de ella, a unos dos kilómetros de aquí, unión, recalcamos, de esta senda con el Camino de Santiago
Vemos que El Cerru Llabres está separado de Los Resquilones por El Valle Llabres, profundo tajo entre las parroquias de Viabañu y Valdellera, también llamado La Vega Llabres o El Monte Llabres, "Vacas, caballos, ovejas y cabras pastan tranquilamente en el paraje", leemos igualmente en la Enciclopedia del paisaje de Asturias, que la describen como una vega "situada a 410 m de altura, entre El Valleyón, la peñe Cueva y el prau del Cachi..."
Más abajo, Porrúa, uno de los lugares donde más se mantuvo la vestimenta tradicional de Llanes, por lo que en las fiestas y eventos, los trajes populares llaniscos son llamados porruanos. Ahí está el Museo Etnográfico del Oriente de Asturias, emblema de la conservación, divulgación y promoción del patrimonio llanisco y su acervo cultural
Los Resquilones (derecha de la foto) están separados de la Sierra de Cuera por el Altu la Tornería, paso de montaña disputado en la última gran batalla defensiva republicana en el Frente Norte durante la Guerra Civil, El Mazucu, en septiembre de 1937. A su izquierda está el gran paredón calizo de El Texéu, que llega a los 766 m en su cota más alta, una de las doce franjas serranas que constituyen La Sierra de Cuera, a la que siguen El Risque, y El Cantu, sobre Las Cuestas y Mañanga
Observemos arriba en la planicie de la cima a la gente jugando al golf. Justo detrás de ellos asoma un picacho puntiagudo, es El Picu'l Castiellu, de unos 450 metros de altitud. En sus estribaciones estaba El Castillo de Soberrón, desde donde un representante regio gobernaba el territorio en la antigüedad, cuando aún no se llamaba Llanes, sino Aguilar o Tierra de Aguilar, allá por la alta Edad Media, y cuando era parte de la llamada provincia de Primorias o Primoriense (entre los ríos Sella y Deva)
Más arriba tenemos el paso de La Muezca en El Risque, a unos 652 metros de altitud, "Muchísimo más largo que ancho, este enorme espolón calizo es muy afilado y en un par de tramos extremadamente angosto", nos dicen en la Enciclopedia del paisaje de Asturias. La cota cimera pasa bien de los 700 metros en esa zona
Pero es arriba del todo La Cabeza Turbina (1.315 m) la máxima cota del Cuera, con El Picu H.aba (1.162 m) a su izquierda
Más a la izquierda La Cabeza Liñu (1.117 m). Es línea de cumbres o cumales ya se alza en términos de Cabrales y El Valle Altu Peñamellera, concejos vecinos al sur de Llanes
Mientras contemplamos a los golfistas jugar, pasamos al pie del green mientras continuamos nuestro periplo por las faldas de La Cuesta, cubiertas de helechales
No existe mayor problema de error o despiste, la senda es ancha y es más que identificable para seguirla en todo momento, no existiendo tampoco ningún cruce, hasta el Cristo del Camino, que nos pueda despistar o hacer dudar
El paso de gente es bastante constante buena parte de los días, sobre todo peregrinos y senderistas, además de ciclistas y bicigrinos, en verano incluso con bastante concurrencia
Por aquí baja un arroyuelo, aunque casi siempre parece verse el cauce seco, que baja por La Quintana Palaciu a desembocar a la ensenada de El Gordu
Tras esta siguiente curva volvemos a tener una magnífica vista de Llanes y su entrada a puerto
Su antigua muralla, que además de su relativo valor defensivo era un símbolo de sus fueros, resistiría, aún perdiendo su función, hasta muy avanzado el siglo XIX, cuando la villa se desparrama en su crecimiento fuera del núcleo medieval, contando para ello en gran medida con el aporte económico de los emigrantes de ultramar, los famosos indianos
En todo ese periodo su vecindario se incrementó notablemente, de los 1.000 ó 1.500 habitantes calculados en los siglos XIII y XIV se pasó a los 15.492 en 1857, y a los 24.999 en 1920, su cifra más alta, empezando entonces a decrecer
En 2018 por ejemplo su número de habitantes era de 13.639, sin embargo la cifra de empadronados es sensiblemente sin duda inferior a la real, máxime si tenemos en cuenta la gran cantidad de vivienda de segunda residencia existente y que va creciendo, y ni qué decir tiene que en verano, con las residencias turísticas, el número de personas residiendo en Llanes temporalmente multiplica varias veces esa cantidad: en 2014 llegó a los 70.000
Desde la lejanía se divisan algunas de esas nuevas urbanizaciones que acogen tanta gente, como las de La Talá, cercanas a la costa de La Playina y La Punta la Torre, donde existen señales de la antigua existencia de un torreón defensivo y atalayero, difícil de datar, pudiendo ser castreño, romano o medieval, tal vez un precedente del asentamiento poblacional en este lugar portuario que aprovechaba el pequeño estuario de la desembocadura del Ríu Carrocéu
Su fundación supuso un gran revulsivo económico y social, además de político, en la costa oriental asturiana. El historiador J. Ignacio Ruiz de la Peña afirmaba que el monarca leonés Alfonso IX quiso hacer de ella una réplica de la de la vecina villa de San Vicente de la Barquera, aforada por su homólogo castellano Alfonso VIII en 1210:
"creaba un centro local fuerte, capaz de competir económicamente con la villa marítima castellana y de potenciar la defensa de las tierras fronterizas de la marca oriental de Asturias"
Alfonso X El Sabio concedería un nuevo y actualizado fuero, basado en el Fuero de Benavente, a la villa, al que se incorporarían parcialmente los términos de la Carta Puebla de Alfonso IX. En 1333, justo tres años después de la fundación del Hospital de San Roque, Alfonso XI confirma este fuero, tal y como lo harían en 1481 los Reyes Católicos
Tal y como dice Luis Antonio Alías en su libro El Camino de Santiago por Asturias. Itinerarios, el peregrino costero medieval llegaba a Llanes, la primera villa asturiana de importancia, con dos objetivos claros, hospedarse en el Hospital de San Roque, extramuros de la villa, y rezar en la iglesia de Santa María, "el peregrino actual llega a Llanes para perderse por callejuela, plazas y recovecos sin seguir ningún itinerario especial dejándose sorprender por una villa portuaria crecida irregularmente alrededor de la pequeña ría"
Si bien históricamente existieron otras fundaciones hospitalarias para romeros intermedias, Serdio, Pesués, El Peral, etc. y no pocas ventas y otros refugios, estos hospitales de peregrinos de San Vicente de la Barquera y Llanes sin duda serían los preferidos por los jacobitas de antaño, al cuidado de prestigiosos patrones y al amparo de pujantes poblaciones, cabeza de concejos y comarcas
De Llanes salían, y llegaban, rutas interiores, caminos con la cordillera y de ahí con la meseta, trasiego igualmente de gentes y mercancías y con ellas de peregrinos, dentro de este ámbito están recuperadas y más o menos señalizadas las de Covadonga y Santo Toribio de Liébana, atravesando las formidables serranías del Cuera y los Picos de Europa
Un paisaje inolvidable y unas vistas de ensueño. Pero como hemos dicho el recorrido es una verdadera minietapa montañera que retrasa nuestra entrada en la villa dando un gran rodeo por estas alturas, el cual merece la pena no obstante si estamos bien de tiempo y energías
Seguimos en la zona de más vueltas y también con alguna cuesta pero siempre con la senda bien marcada y ancha
Y es que es evidente que en su momento se hicieron trabajos de ensanche para abrir camino. Observemos toda la helechal que cubre La Cuesta hasta el campo de golf
Aquí arranca otro tramo de baranda de madera de los que suelen ponerse cuando el desnivel el grande y se forma precipicio monte abajo
Utilicémosla como orientación para no arrimarnos al borde pero nunca nos apoyemos en ella, y mucho menos nos sentemos, con el paso del tiempo suelen ceder
Si bien, recalcamos, no hay pérdida posible, los monolitos y demás señalética caminera nos permiten confirmar que seguimos por la ruta correcta y no nos hemos saltado ningún desvío que nos hubiera pasado desapercibido
Según avanzamos, vemos nuevas perspectivas de todos estos parajes, como Antilles y su ensenada, rodeada de prados y camperas pero a la vez inmediata a Cue y bien comunicada con Llanes por carretera
Carretera LLN-2 de la que vemos un tramo en La Serna por donde irán aquellos peregrinos que hayan decidido seguir por ella para anticipar su llegada a Llanes
Si aún así tienen tiempo, pueden dirigirse a Antilles desde que camino que sale de la bolera de Cue, en Quintana, y también continuar a Llanes por los acantilados
Es una maravillosa línea de costa que disfrutamos también desde aquí, divisándola desde las alturas
La iglesia de Cue es también una verdadera atalaya sobre Llanes y su entorno. Además del paisaje de casas y tejados los ojos se nos van hacia el colorista espigón del puerto con su escollera de Los Cubos de la Memoria. De ellos leemos en la página de Turismo de Llanes:
Es una obra de gran belleza destinada a la contemplación armónica de sus formas y colores que cambian a cada momento con la luz, el agua... cubriendo y descubriendo elementos y símbolos como los ojos y los peces"
La pintura de los cubos abarcó varias fases entre 2001 y 2006, son en total 236 bloques de la escollera y su presupuesto llegó a los 700.000 euros. Veinte años después de la primera intervención se abordó el tema de restaurarlos con la participación de familiares del mismo artista
En los tranquilos y largos días del verano las aguas de El Sablón son casi una piscina natural muchas veces, a resguardo de olas y vientos y siempre dando vista a la escollera de Los Cubos de la Memoria. En la página Llanes.net hallaremos un buen reportaje de texto y fotos de lo llamativos que lucían en el momento de su inauguración:
"El pintor y escultor Agustín Ibarrola realiza sobre los bloques de hormigón que conforman la escollera de defensa del puerto pesquero de Llanes su obra de mayor envergadura. A decir de sus palabras, la actuación, constituye el “mayor reto al que me he enfrentado, convirtiendo la escollera del puerto llanisco en una gigantesca escultura policromada de infinitos escorzos”. A petición del alcalde de Llanes, Ibarrola pintó la superficie de los bloques de hormigón plasmando, según su propia interpretación, el paisaje, la cultura y el modo de vida de los llaniscos a lo largo de la historia. Los temas, tanto figurativos como no figurativos, son engarzados por una estructura ajustada a la geometría de los cubos y a la discontinuidad de sus aristas, prismas y superficies. Las pinturas se componen de múltiples composiciones, para ser observadas desde los más diversos puntos de vista próximos o lejanos, desde tierra o desde el mar. Con esta obra el espigón del puerto pesquero de Llanes tiene, según Agustín Ibarrola, un fuerte impacto internacional, tanto por sus dimensiones como por su originalidad y, también, “porque es mi obra más poderosa”. Con esta actuación, Llanes se convierte en el eje central de la actuación de Ibarrola en la cornisa Cantábrica, tras sus obras en el bosque de Orna (Vizcaya) y el entorno del pueblo de Allariz (Galicia). Llanes dispone, además, de un elemento diferenciador de gran espectacularidad y originalidad, y de un indudable valor artístico"
Helechos y arbustos se asoman a la baranda, que acaba a la vez que esta corta cuesta
Nos nos cansamos de contemplar este sublime y bucólico paisaje entre Llanes y Cue, dándonos buena cuenta que el esfuerzo ha merecido la pena al contemplar estos paisajes de La Cuesta Cue, parroquia comprendida dentro del llamado Valle de Mijares o Miyares, el cual agrupa a varias parroquias llaniscas, pues el valle, en Llanes, es, y fue más, una entidad de agrupamiento comunitario que, en el caso de este de Miyares, agrupaba unas nueve parroquias cuyas reuniones y acuerdos se celebraban en la ermita de San Roque l'Acebal, justo al sur de La Cuesta
El topónimo Mijares hace referencia al mijo o miyu, cereal vital para hacer el pan antes de la llegada del maíz de América y que antaño abundaba por estos pagos. No obstante, reiteramos que Cue, por alguna secular razón, siempre mantuvo una cierta, sino independencia sí diferenciación expresa, respecto a su entorno, de ahí sus propias ordenanzas y pleitos, así como una entidad compleja, según podemos comprobar en la voz Cue de la Gran Enciclopedia Asturiana:
"Parroquia del concejo de Llanes. Es la más antigua del valle de Mijares, y está situada entre los ríos Purón y Carrocedo, Sierra del Cuera y el mar. Compartía la jurisdicción de estos términos con Llanes, La Portilla, Andrín y Cue, a excepción de 11 casas situadas entre Riego y Puertas, que pertenecían a la capital municipal; las demás eran anual y alternativamente de Llanes y de San Román (Cue), cuya iglesia estaba en La Carúa, perteneciéndole, además Parres"
Continúa diciendo la Gran Enciclopedia Asturiana que esta "caprichosa división" fue causa de dos "reñidos pleitos" con la villa de Llanes, trasladándose en 1788 la iglesia a Cue, abarcando la parroquia también a la ahora diferenciada parroquia de Parres, que primeramente pasó a ser filial de Porrúa en 1891, de la misma manera que Andrín pasó a serlo de Cue
Por entonces las iglesias representaban la independencia parroquial en lo religioso-espiritual a la vez que en lo social y administrativo, son lugares de reunión, de decisión y de apego al terruño. Las juntas vecinales o conceyos tras la misa dominical, así como las primeras escuelas estuvieron allí. Los rituales comunitarios del bautismo o celebración de la llegada de un nuevo miembro a la comunidad, las romerías donde se conocía la juventud, tenían como base la iglesia, a las que continuaba en la iglesia el matrimonio, el bautizo de los hijos, la despedida a los seres queridos en los funerales y entierros...
La pertenencia a una parroquia (y en Llanes al valle como agrupación inframunicipal) trascendía a la vida misma pues en la iglesia y su camposanto se enterraba a los difuntos y allí eran recordados, luego y por razones higiénico-sanitarias en los cementerios, que en el caso este de Cue, es llamativamente peculiar también su gestión vecinal aparte de la iglesia, cuya capilla y panteones destacan en la distancia
La iglesia era además referencia para muchas cosas, hasta para dar la hora, pues en sus torres se pusieron los primeros relojes, referencia horaria para ver y oír en la distancia
Vemos muy bien en todo momento la entrada a Llanes por la carretera LLN-1, destacando sobre ella y a la altura de la playa el restaurante Mirador de Toró con sus terrazas y aparcamiento, fundado en 1957 como un pequeño chiringuito fundado por Herminio Borbolla y Cesárea Rivero. Ofrecen en nuestros días grandes exquisiteces gastronómicas de pescados y mariscos, así como carnes y postres
Más a la derecha, el Camping Entreplayas sobre los acantilados de El Sable Toró y, al otro lado, los de Puertu Chicu, con los chalets de la Marquesa. El Sable Toró, dice la Enciclopedia del paisaje de Asturias, resultó una playa "muy urbanizada durante los últimos años, pasó de hallarse inmersa en un entorno mayormente rural hasta el punto de que hoy día a lo que parece es a una playa urbana (la mayor obra fue la apertura de un polémica paseo peatonal con suelo duro"
El Camping Entreplayas fue fundado en 1971 por Pano, el empresario coritu (de Cue) Bravo Noriega, a quien la periodista de El Comercio Andrea Inguanzo le dedica la entrevista y reportaje Con la honradez por bandera, publicado el 22-2-2016:
"Sentado en su sofá orejero, al pie de la ventana y con el calor del hogar, echaba esta semana la vista atrás el empresario llanisco Juan Cipriano Bravo Noriega, más conocido en su Cué natal y en todo el concejo como 'Pano'. A los 13 años aterrizó en la tejera y solo un año después cambió su rumbo hacia la mecánica. Trabajó en varios sitios hasta que decidió embarcarse en la aventura que iba a marcar el rumbo de su vida. 45 años después recuerda con orgullo todos los avances conseguidos, no sin gran esfuerzo y dedicación.
Es el propietario del camping Entreplayas de Llanes, emplazado a caballo entre El Sablón, Puertu Chicu y Toró, «el tercero más antiguo del concejo». Por ello, por haber estado tantos años en el mismo sector, puede presumir de haber visto mejorar la oferta y la demanda de los campings en Asturias «de cero a cien». Él fue el primer presidente que tuvo la Asociación de Campings de Asturias, que este mismo mes le premiaba por sus años de profesión en un acto «maravilloso y muy emotivo».
«Cuando empezamos no había más que 10 campings en toda Asturias», recordó. En aquella época la agrupación se movía por todo el Norte de España y incluso al Sur con un objetivo claro «la unión». «Necesitábamos estar unidos ante lo que pudiera pasar. Lo que hoy era un problema para uno, mañana lo podía ser para el resto, y había que trabajar desde la unidad», destacó. Un objetivo que se consiguió y aún hoy dura prácticamente intacto. «De la mano, hemos mejorado mucho. En mi caso, cada año casi invertía lo que había ganado en temporada para mejorar los servicios del camping y más que podría haber hecho», sostiene. Su hijo es ahora quién está al frente del negocio pero él nunca deja de estar para guiarle. «He vivido muchas cosas con muchos clientes, unos que son grandes amigos y se han convertido casi en familia y otros que no han dejado tanta huella. Lo que siempre digo es que para llevar un negocio la honradez tiene que ir por delante de todo», desvela.
Respecto al sector de los campings señala 'Pano' que, al menos en su caso, «no he notado la crisis, he tenido el mismo volumen de clientes». Sabe que, al menos para el concejo de Llanes, «la presencia de los campings empujó mucho al sector turístico» y celebra que la oferta actual para el visitante es «muy buena». Pero, como en todo, también hay puntos de mejora.
«Creo que los gobernantes deben tomar medidas respecto a la acampada libre, ya no solo por los campings, sino por todos los vecinos», defiende. Y es que advierte de que, tras dos años con aparcamiento, «en la playa de Antilles ha habido días de hasta 30 caravanas allí estacionadas», algo que considera «inadmisible». «El Ayuntamiento de Llanes está habilitando un aparcamiento para evitar este tipo de situaciones y confío en que tenga intención de cobrar, porque los vecinos pagamos el agua y la basura y ellos vienen aquí y no consumen ni en los bares, normalmente», denuncia el empresario."
Vemos bastante mejor, justo a la izquierda del cementerio y un poco más arriba, La Isla d'Entremís, que pertenece a Cue, y cuya descripción queremos extraer también de la Enciclopedia del paisaje de Asturias:
"Isla caliza de 11 m de altura, alargada hacia el norte y con un suelo abundante en vegetación (lo que la convierte en isla y no en castru). Si queremos acceder a ella, andando y sin mojarnos, para ello hemos de aprovechar una marea extremadamente baja; en todo caso, es visitada por pescadores mucho más que por turistas. Una vez en ella, se puede recorrer sin mayor dificultad casi toda su llastra (terreno rocoso que descubre la marea baja)"
Vemos el final del Paseo de de San Antón, bajo cuyos cantiles está Puertuchicu, un sable o playa netamente urbano como, al otro lado del espigón, la de El Sablón. El espigón, La Barra, se empezó construir en 1931 a partir del lugar denominado La Cabeza de Caballo pero las obras no culminaron hasta la Guerra Civil
Soberbia vista de Llanes. Por las casas de los tejadillos de la izquierda entra en Llanes el Camino de Santiago, el antiguo Camín Real de la Costa, rumbo a Las Barqueras, antiguo paso del Ríu Carrocéu, origen del puerto de Llanes, que entonces formaba una pequeña ría, era más ancho, y había que pasarlo en barca al Llanes intramuros o amurallado, de ahí el nombre de ese vado
Se supone el primer puente se haría tras el incendio de 1509 que asoló la población medieval, un suceso que ocurrió en muchísimas pueblas en crecimiento y que, a raíz de la desgracia, fueron compensadas con ciertos privilegios referentes a sisas o impuestos relacionados a mercados, puertos y transacciones en general, así como reconstrucciones y un nuevo urbanismo
Los vecinos de Cue, además de mantener su entidad, idiosincrasia y autonomía frente a la pujante puebla y villa capital del concejo, lo hacían frente a particulares, como el litigio acaecido en 1740 con José Arenas, vecino de Parres, para poder subir el ganado a las majadas de estas serranías
De ahí que los coritos esgrimiesen, guardasen e hiciesen valer sus Ordenanzas para hacer frente a numerosas circunstancias y regular su administración propia. Fueron estudiadas en 1858 por el erudito Nicolás Estévanez, quien llegó a escribir:
"El socialismo no es en Cué una esperanza, sino una realidad, porque allí se subordina la propiedad individual a la colectiva; allí pudieron convencerse algunos de que nada es nuevo y de que no hay utopías"
Moros, judíos, vikingos y demás ascendencia mítica se les atribuye a los coritos, como suele hacerse con todos los pueblos singulares, basándose en leyendas más que en demostraciones históricas. Pero Cue, como es común en Llanes, también tiene sus bandos o agrupaciones vecinales
El Riegu, un arroyuelo, divide por el lugar de San Antoniu (antigua capilla) las dos partes del pueblo de Cue que dan origen a dos bandos, el del Riegu arriba y el del Riegu abajo, cada uno con su flor identificativa en el traje popular que se luce con orgullo, el clavel unos y la siempreviva otros, el día de su fiesta, cada uno alrededor de su fuente representativa, la de arriba y la de abajo
Esta es la parte más occidental del pueblo, lugares de La Concha, El Cuetu y La Barriosa, fijémonos arriba en la salida hacia Llanes por la carretera LLN-2, con su paseo
El Cantu H.ariu o Jariu es esta parte de La Cuesta Cue bajo la que se asienta el pueblo, única entidad de población de la parroquia de este nombre, que se ve escrito Cue o Cué (con tilde o sin ella) indistintamente, si bien la forma oficial y correcta es la primera
Más allá y más al sur, Parres, parroquia llanisca que como hemos visto está históricamente especialmente vinculada a Cue, solar de la cueva prehistórica de El Covarón con sus cuevas prehistóricas, testimonio de las más antiguas civilizaciones que poblaron estos parajes y en la que fueron halladas pinturas rupestres. La periodista Sheila Vaca publica este reportaje para El Comercio del 28-9-2015:
"La cueva llanisca de El Covarón es valiosa en muchos sentidos. Las primeras referencias de presencia humana prehistórica en dicha cavidad aparecen en 1950 y no fue hasta comienzos del año 1983 cuando se detectó la existencia de pinturas paleolíticas, símbolos y figuras zoomórficas, además de grabados profundos a la entrada. Pero a día de hoy, la cueva sigue ofreciendo tesoros.
La revisión del arte realizada por un equipo de investigadores hace días permitió conocer la existencia de más pinturas y grabados que tendrán que ser analizados los próximos meses con técnicas de software de lo más avanzadas. Pero El Covarón cuenta además con un yacimiento arqueológico «particularmente rico» en la galería donde se encuentran las pinturas. «Parece por lo que declaran los arqueólogos que se han encontrado niveles paleolíticos bastante ricos, algo que no me sorprende. Esta cueva, como muchas otras de Llanes, eran cuevas campamento que se ocupaban de forma intermitente, a veces con abandonos durante siglos. Pasaron milenios entre el inicio y el final de la ocupación», explica Pablo Arias Cabal, experto de la Universidad de Cantabria que, junto a Carlos Pérez, publicó el análisis más reciente del arte de la cavidad, en 1993.
Aún no se ha podido precisar la cronología del yacimiento, pero las características de los materiales encontrados -industrias líticas, huesos de mamíferos, una punta aziliense en sílex o lascas de cuarcita- y de la fauna sugieren la existencia «de ocupaciones del paleolítico superior reciente o del aziliense». La importancia a nivel científico, es «evidente».
La galería fue visitada con mucha frecuencia, particularmente en los años que siguieron al muy divulgado descubrimiento de Tito Bustillo (1968), en los que la actividad «espeleológica no controlada fue particularmente intensa». Eso llevaría a poner en duda la autenticidad de las pinturas de El Covarón, pero hay signos concluyentes que la sostienen, como las técnicas empleadas, el estilo, que se da en otras cavidades, la intensa difuminación en los símbolos rojos y la calcificación de muchos otros elementos.
Con un recurso así, cabe preguntarse si podría aprovecharse a nivel turístico. «Es de las pocas cuevas del concejo llanisco que tienen representaciones figurativas, pero la mayoría de ellas se ven mal. Además, el acceso es complicado y está dentro de una propiedad privada. Es una cueva muy bonita y le tengo mucho cariño, pero no veo factible hacerla visitable», subraya Pablo Arias.
Bien de Interés Cultural
La Consejería de Cultura hizo pública en 2009 la protección del entorno de la cueva de El Covarón, en el término municipal de Llanes, tras la publicación del decreto en el Boletín Oficial del Principado de Asturias. La gruta está emplazada entre las localidades llaniscas de Parres y La Pereda y fue declarada Bien de Interés Cultural en 1985. La cueva se localiza en el fondo de una gran dolina y contiene dos conjuntos de manifestaciones parietales."
Los Resquilones y La Llabres dominan este sector de la franja costera, si bien antiguamente no tan visitadas estas cumbres como Cuera, últimamente suben por ellas numerosos montañeros y senderistas para disfrutar de su naturaleza, paisaje y vistas al sur de Posada y de la parroquia de Celoriu
Se ve muy bien, a la izquierda de la foto, la cantera de Santa Marina, llamada así por la capilla de esta advocación allí existente, al pie de Los Resquilones y al sur de Parres
En Pancar, a la izquierda del pueblo, llega a reconocerse la quinta indiana de La Casona del Carril, mandada construir por una vecina, María del Carmen Posada Junco, casada con el indiano Diego Escandón Estrada, para su hija María Escandón Posada, casada en dicha capilla de Santa Marina con el también indiano Bernardino Noriega Tamés, por lo que también se la conoce como Casa de Don Bernardino
Don Bernardino fue otro de esos indianos benefactores que llegaron a ser muy queridos por el pueblo, del que se dice que compró un carro y un caballo para que la vecindad pudiese llevar a vender a la villa de Llanes la leche de sus caserías
Por El Cantu H.ariu o Jariu es, con sus 188 metros de altura, la zona más alta de La Cuesta Cue y antiguamente eran majadas de pastos comunales. Los del vecino pueblo de Andrín sin embargo le llaman El Picu Romano por estar cerca de la casería de un vecino de este nombre, siendo su cima parte de la divisoria entre las dos parroquias
Aunque tapado parcialmente por esta ladera y sus helechales y bosquetes, vamos teniendo una vista bastante completa de Cue y sus barrios o calles, extendidas a lo largo del camino que es ahora la carretera LLN-2. En el libro Apuntes geográficos, genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres, de Manuel García Mijares, se recoge un acta de 1713 relativa a los límites de esta parroquia
"En el lugar de Cué, Concejo de Llanes. "En dichas casas de Ayuntamiento dicho dia mes y año de arriba [1713] comparecieron Santiago Sobrino de sesenta años, Pedro García de el Joaco de sesenta y seis y Juan García de Estrada de cuarenta, vecinos de los más ancianos de el lugar de Cué, y digeron que dicho lugar de Cué parte y divide sus términos por la parte de el Vendabal con el lugar de la Portilla por el camino que vá al Santo Cristo del Camino: Y por la parte de el Nordeste con Ballota y derechamente a la Boriza de Andrín: Y por la parte de el Norte con el mar bravo; y por la parte de el Su con el término del lugar de Andrín, en San Lázaro y la ería de la Pandera: y que dentro de dichos términos, no hay otro término comun, realengo ni valdío, a no ser la cuesta que llaman de Cué, y que esta es brava y pasto para ganados de los vecinos de esta jurisdición en órden a dicha donación y privilegio; y que lo demás que hay dentro de los términos de dicho lugar, es propio de los vecinos de él, y más de este Concejo: y que no saben que persona alguna poderosa o no poderosa se haya intrometido en poseer término comun alguno y ni haya en los de dicho lugar. Esto digeron saber y ser lá verdad y no otra cosa"
Al fondo, por ejemplo, ya habíamos dicho que es La Barriosa, con La Concha y El Cuetu. La iglesia, relativamente separada del pueblo, está en La Mata, ambos lugares en la parte más cercana a Llanes
En el camino de Cue a la iglesia está el núcleo de El Palaciu. En el pueblo hay varias casonas, como la de los Beltrán y la del Conde de la Vega del Sella
Un poco más acá son El Pozu, La Corrada y San Antoniu, solar de la capilla de esta advocación, fundada por María Soro a mediados del siglo XVII pero cuya primera referencia documental conocida es de 1776
Su estado no debía de ser muy bueno pues en 1800 el filólogo Martínez Marina cita a "una ruin capilla de San Antonio de Padua". Sería restaurada en 1896 por Antonio Mijares, reabriéndose el 11-7-1897, y en su renombrada romería se canta lo siguiente, según recopila Luciano Castañón en su Diccionario Geográfico Popular de Asturias:
Tienen los hijos de Cue
impreso en su corazón,
desde la más tierna edad,
Antonio en ti devoción.
Tu protección imploramos
con entusiasmo y amor,
repitiendo ¡viva Cue!
¡viva la paz y la unión!
El día de San Antoniu, el santo, que ha sido llevado a la parroquial, regresa a su capilla en procesión tras la celebración de misa de fiesta, acompañado de mozos y mozas con los trajes llaniscos, tal y como manda la tradición, siguiendo danzas y bailes además del ofrecimiento del ramu. Esta es una crónica de la misma para La Nueva España del 14-6-2022, tras dos años sin celebrarse por la pandemia:
"La localidad llanisca de Cue recuperó ayer la celebración de San Antonio, suspendida los dos últimos años por la pandemia del covid. No faltó la misa, la procesión, la ofrenda del ramu y la reverencia con sus cantares, y las verbenas. Pero el festival folclórico en el que participaron los niños y jóvenes del pueblo, una cuarentena en su conjunto, levantó una gran expectación. Los más pequeños, desde los tres años, bailaron, por ejemplo, la giraldilla, para ir formando cantera. Decenas de espectadores pudieron disfrutar de bailes como el xiringüelu, el xiringüelu de Naves, la jota del Cuera o el quirosanu. Y, por supuesto, el pericote, la danza por antonomasia de los coritos, que en esta ocasión bailaron los jóvenes de Cue."
Luego vienen La H.ilera y San Fernando, donde el bando de los de Arriba festeja romería con su imagen en la fuente de su nombre, que es enramada solemnemente siguiendo una tradición ancestral, cuando se canta o cantaba:
En la capital de Oviedo
celebran a San Fernando
y en este pueblo de Cue
lo celebra nuestro bando
Más acá están El Pedregal y Quintana con la conservera de Anchoas Ballota, de Juan Manuel Manzano y Susana González, barrio que cuenta con su correspondiente cantar:
Ya se llegó el momento
de venir aquí a cantar
a la bolera de Quintana
que es la principal
Y a nuestros pies El Juacu y La Serna, con el camino a Antilles en medio de la campiña de esta bellísima rasa costera que forma un pasillo entre El Cantu H.ariu y el mar
En estos acantilados, son noticia recurrente los rescates de ganado menor (cabras) que se enrisca en estos abruptos peñascos. Esta es, por ejemplo, una noticia al respecto publicada en El Comercio el 1-8-2022:
"Acabó enriscado en un acantilado, con el mar Cantábrico bajo él y un desnivel que no era capaz de ascender por sus propios medios. El incidente no lo protagonizó esta vez un humano, si un un cabritillo que quedó atrapado en el barranco de Santa Clara, en la zona llanisca de Cue. Ante tal complicación, los bomberos del Servicio de Emergencias del Principado (SEPA) con base en el parque de Llanes se personaron en la zona para prestar auxilio al animal. Con el adecuado material, los efectivos pudieron descender por el acantilado hasta la res, a la que evacuó uno de ellos y que, según afirmaron desde Bomberos, «agradeció poner punto final a su despiste y regresar con sus compañeros de rebaño». Los hechos se produjeron este sábado, diez días después de otro rescate a una cabra en el mismo concejo de Llanes. En ese caso la res, que estaba enferma y carecía de crotal, se encontraba en una fosa en el interior de una cueva entre Andrín y San Roque del Acebal."
Zona de nuevas construcciones en el camino a Antilles, "playa paradisiaca en Llanes", dicen de ella en el periódico El Fielato. Una de sus islas es llamada también La Ballena y se afirma que en sus tiempos hubo, como en Llanes, tradición ballenera en Cue, pues los grandes cetáceos abundaban y pasaban cercanos a la costa. Antes de salir, los balleneros se encomendaban a Santa Clara cuya desaparecida capilla estaba a la derecha, como habíamos ya dicho
La senda es realmente un gran balcón natural sobre buena parte del sector central del concejo de Llanes. Estemos pendientes, eso sí, a alguna pelota de golf que salga desviada, como nos advertía el cartel al empezar
Cue es también cuna del apellido homónimo, el cual pasó a México y Florida con los emigrantes de ultramar. En la página genealógica bisabuelos.com nos informan que el primer linaje entronca con los De la Fuente, a través de Felipe de Cue, del que se sabe con certeza que nació en el concejo de Llanes, y posiblemente en el mismo Cue, en 1715, casándose con Francisca de la Fuente hacia 1743
De aquel primer linaje nació Ana Cue de la Fuente en 1745, que se casaría con Francisco Sordo Mijares, de la villa de Llanes, el 30-1-1769. Más tarde tendrían como hijo a José Sordo Cue, nacido en Llanes el 12-VIII-1770 y se casaría con Gertrudis Sordo Calvo, también en Llanes, el 5-5-1788
Según dicha página, un segundo linaje, que entronca con los Merodio, estaría representado primeramente por Rosa de Cue, que nacería muy fácilmente aquí mismo hacia 1710 y de la que se sabe se casó con Santiago Sobrino hacia 1730. Su hija fue María Antonia Sobrino Cue, casa con Merodio Sobrino aquí en Cue el 25-5-1757
El Instituto de Historia familiar incide en este origen del apellido en el mismo pueblo de Cue y cómo se extendió también fuera de Asturias, siendo especialmente interesante el apunte que aporta del filólogo Gutierre Tibón, quien afirma que el topónimo vendría del latín collum, referido a 'cuello' en el sentido de paso estrecho, como es esta franja entre la sierra y el mar en la que se asienta Cue
Fijémonos de nuevo en la parroquial, construida en este privilegiado enclave a la vista de Cue por un lado y de Llanes por otro, con su cementerio y panteones y su crucero a la izquierda, en el campo de la iglesia, frente al pórtico. Poco más abajo, un llamativo espacio de cultivo en terraza entre prados y ardinas o encinas, con abundantes afloramientos rocosos calizos
Gestionado por los vecinos como hemos dicho, se ocupaba muy especialmente del cementerio, ya desde crío, Gerardo Noriega, llamado El Reverendo, por un "sermón" que soltó en el altar de la iglesia un día en que la "h.artura" se fue un poco de las manos, tal y como él mismo comentaba en el programa Pueblos, de la Televisión del Principado de Asturias (TPA) y presentado por Sonia Fidalgo, emitido el 30-5-2016
El Reverendo, del barrio de San Antoniu, empezó a cuidar el lugar con solo seis años, ayudando a una hermana de su padre, siendo más tarde enterrador y prosiguiendo con el servicio de limpieza y mantenimiento del camposanto, si bien también trabajó de marinero mercante y fue emigrante en Nigeria. Además, es el que tira los voladores (cohetes) en las fiestas del bando de Cue de abajo
Al fondo, los chalets de la Marquesa, sobre Puertuchicu, tienen también su historia; ya hemos dicho que fueron hechos construir por la Marquesa de Argüelles, María Josefa Argüelles Díaz, quien tenía un gran palacio a la entrada de Llanes, en la llamada Milla de los Indianos, que veremos al entrar en la población tras enlazar con el Camino de Santiago
Inaugurados en 1906, la marquesa se decantó posteriormente por Ribadesella/Ribeseya para sus grandes proyectos turísticos y su mismo gran nuevo palacio (donde la visitó Alfonso XIII) en el por ella empezado a promocionar (tras las desamortizaciones) Arenal de Santa Marina (lo recorreremos haciendo Camino). La razón, según la investigadora historiadora del arte Covadonga Álvarez Quintana, fue el escaso apoyo que tuvo en Llanes la carrera política de su marido Federico Bernaldo de Quirós. A su derecha seguimos viendo el faro, el antiguo tendedero de redes y, al otro lado de la entrada al puerto, la nueva rula de Llanes, inaugurada en 2008 según proyecto del arquitecto Rodríguez Batalla
Sigue nuestro periplo por El Cantu H.ariu sin mayor novedad disfrutando de un paisaje de ensueño entre las montañas y el mar
Sí nos percatamos, como habíamos advertido, que todo tiene su precio, en este caso un gran rodeo respecto al Camino de Santiago, que tras pasar San Roque l'Acebal sube a la ermita del Cristo del Camino y baja directo a Llanes por La H.orcada o Jorcada, El Brao, La Casa Vieya y La Portiella
También si hubiésemos bajado directamente a Cue desde La Boriza proseguiríamos bastante rápidamente hacia Llanes por El Sable Toró y Puertuchicu, pero no tendríamos estas perspectivas desde lo alto. Recordamos que todas estas alternativas están presentes en este blog
Quintana y La Serna con los invernaderos de los Mijares, primero dedicados a la agricultura y después evolucionados a la jardinería, muestra palpable de la transformación de las áreas agroganaderas en turísticas y residenciales
Es en las fiestas cuando, además de acudir los vecinos permanentes y los veraneantes, regresan al pueblo muchos coritos emigrantes y sus familias. Especialmente llamativa es la de la Sacramental, en junio, con sus alfombras florales, declarada de Interés Turístico. Esta es la crónica de una de ellas, en la que se refleja la actividad de los bandos, firmada por J. Quince para el periódico La Nueva España del 25-6-2023:
"En el barrio de Arriba y en el de Abaju, las calles de Cué se tiñeron de colores este sábado con las espectaculares alfombras florales que, como es tradición, cada año elaboran los vecinos de la localidad llanisca para celebrar las fiestas de la Sacramental, declarada de Interés Turístico Regional.
Mientras en otros puntos de la comarca se enraman las fuentes en honor a San Juan, los de Cué dedican sus esfuerzos a engalanar el firme con todo tipo de elementos naturales. Una iniciativa original que también lleva consigo cierta rivalidad entre sus propios vecinos, aunque de una manera sana y con un único objetivo: comprobar qué bando viste sus calles con las ofrendas más bonitas. “Hay dos altares, uno el de Arriba y otro el de Abaju, y cada cual decora el suyo", explican los lugareños.
Fueron dos auténticas pasarelas artísticas pertenecientes al bando del altar de Arriba, también conocido como San Fernando, y al bando de Abaju, el de la Fuente. Entre los diferentes tapices y mosaicos se observaron dibujos, figuras circulares, cruces y símbolos religiosos. Todos ellos elaborados con ingredientes que proporciona la propia naturaleza como pétalos de hortensias, frutos de eucaliptos, serrín, piedras o hierba.
Las alfombras florales no dejaron indiferente a nadie y por la localidad se pasearon numerosos visitantes para contemplar las hermosas ofrendas. "Venimos con los niños, porque sabíamos que les iba a encantar", apuntó Martín Rodríguez, de Madrid. "No me esperaba que fuera a ser tan bonito", añadió Sara Bobes, de Avilés. Un trabajo muy laborioso de varios días que mereció la pena. "Es una fiesta muy bonita. Nosotros vinimos San Juan y nos vamos este domingo, pero disfrutamos del día”, señaló Judith Swan, de Manchester.
A la una de la tarde tuvo lugar la misa de la Sacramental en la iglesia de San Román, oficiada por el párroco de Llanes, Florentino Hoyos, a la que siguió una solemne procesión acompañada por una descarga de cohetes. Al frente de la comitiva, iban arrojando pétalos de flores Keira Mijares Arenas y Alicia Ujidos Prada, de nueve años, quienes vestían sus trajes de comunión.
La procesión recorrió las calles de Cué y caminó sobre las alfombras florales de los dos barrios para presentarse ante ambos altares . Primero en el de Arriba, engalanado con claveles y, posteriormente, en el de Abajo, cuyo símbolo floral es la siempreviva."
Dado que estamos sobre San Fernando, no está de más traer ahora a colación el artículo relativo a la fiesta de este santo que firma para La Nueva España M. Villoria el 31-5-2023:
"Cué, en Llanes, celebró los festejos en honor a San Fernando. Los actos, organizados por los vecinos del barrio de arriba de la localidad, arrancaron a las seis y media de la tarde del martes con solemne misa de campaña con la imagen del santo en el entorno de la fuente y el lavadero. En el oficio religioso estuvo presente el recuerdo del promotor de ambas construcciones hace más de un siglo, el indiano Alonso Noriega. Tras la misa y el desfile folclórico donde las mujeres lucieron mantones de manila, los vecinos iniciaron el tradicional enrame de la fuente. Después, en la zona de La Bolera tuvo lugar la danza prima, en la que mayores y pequeños bailaron unidos. Posteriormente, todos disfrutaron de una parrillada popular y verbena."
En la parte inferior de esta foto vemos el Polideportivo Municipal de Cue, que lleva el nombre del corredor de trail Carlos Ungidos Pérez"por sus valores humanos y deportivos", según reza la placa allí instalada. Falleció haciendo lo que más amaba, deporte, en los Picos de Europa, en febrero de 2022
Espectaculares vistas de la villa y puerto de Llanes en todo momento, es significativo que sea en Cue donde se mantenga, con la conservera de anchoas antes citada, esta actividad que antaño tuvo en la villa tantísimo predicamento, a pie de puerto mismamente, como en el barrio de La Moría, donde estuvo la fábrica de salazón y sardinas saladas en una casa de galerías construida por Francisco García Ruenes.
En La Moría abría también sus puertas la primera conservera de José Conde, que tras ser destruida por una galerna vuelve a ponerse en marcha en la calle Marqués de Canillejas con el nombre de La Llanisca asociándose con Gabriel Teresa y Vicente Pedregal. Tras la marcha de este último pasó a llamarse Conde y Teresa que, acabada la Guerra Civil, pasó a los hermanos Romano, sobrinos de Gabriel Teresa, y luego a Antonio Maya, que la llamó La Llanisquina. En esa misma calle, muy cerca de la rula, fundó su conservera Vicente Hernández y su hijo Domingo
Según la relación que consultamos de la escritora Maiche Perela Beaumont, en Marqués de Canillejas, al ser muy céntrica, inauguró también su conservera el italiano Alfonso Cimino, asentado en Llanes, una calle también elegida por Cayetano Rubín de Celis para su propia industria, que luego pasaría a Grabriel Balán, mientras que el riosellano Antonio Blanco abría la suya en la calle Nueva, poniendo al frente de ella al italiano Alfonso Orlando, que más tarde se independizaría fundando la suya propia
En la calle Nueva, dedicada a Gumersindo Gutiérrez de la Gándara, abrió la suya también Felipe González, de Valladolid, y Ángel García, de Casa Ángel, establecería una salazonera en la calle del cura marinero Tomás Gutiérrez Herrero. También, y en la calle Marqués de Arguelles, se instaló la conservera Fragardi, de Francisco García Llerandi, la única, junto con La Llanisquina, que tenía caldera de vapor, fabricando conservas de anchoas y otras especies de pescado
Y así, tras la puesta en marcha de una nueva conservera en San Antón, El Sablín, ya llegaría esta de Cue, Anchoas Ballota, fundada en 1995 por Luis González Sabero, con tienda en El Pozu y factoría en Quintana
El mar a un lado... y al otro las montañas, esencia de Asturias en la Senda Costera. La abundancia de piedra hizo que muchos coritos fuesen magníficos canteros
La tradición popular afirma que el gran arquitecto Juan de Herrera pidió canteros de Cue para acometer las obras de El Escorial, así como que estos, tiempo después y durante las obras de la Basílica de Covadonga, pidieron no se les diese de comer salmón más de un día a la semana, pues tal era su abundancia por entonces en los ríos, ahora es una preciada especie sometida a estricta regulación
El escritor José Ignacio Gracia Noriega dedica a Cue otro de sus artículos, este relativo a El enrame de las fuentes de Cue, en el que pasa revista a esta entrañable tradición y a sus respectivos bandos, así como del gran benefactor Alonso Noriega Mijares:
"Una vez más, como todos los años, se celebra en Cué, el pueblo de mis mayores, el rito del enrame de las fuentes. En este caso se trata de la fuente de San Fernando; porque en Cué hay varias fuentes, la de Arriba y la de Abajo, la de San Antonio y la de San Fernando, entre las que existe esa necesaria rivalidad local que permite que las tradiciones pervivan. Pero, mientras la estación se encamina hacia la plenitud del solsticio de verano, el antiguo pueblo de Cué, «la medieval aljama», como lo denominó Celso Amieva, cumple sus deberes de fidelidad hacia unos recuerdos que se pierden en la noche de los tiempos.
«El tercer elemento, el agua, parece de una considerable importancia en las prácticas druídicas –escribió Jean Markale en su libro Druidas, recientemente publicado–. Simbólicamente, el agua de la fuente es una especie de don de las potencias invisibles que reinan en el corazón de la tierra. El agua es fecundante. Los arroyos, los afluentes, los ríos tienen el mismo carácter sagrado, porque sin ellos toda vida sería imposible. Numerosos santuarios se hallaban en la fuente de los ríos».
Cué es lugar de aguas abundantes: situado al Norte de la sierra plana de su nombre, donde estuvo el campo de aviación, ahora abandonado, se asoma al mar desde altos acantilados y hermosas playas. Los de Cué son labradores y ganaderos, y tan excelentes canteros que se dice que hubo «coritos» en la construcción del Monasterio del Escorial; y emigraron a México, donde les sonrió la fortuna: durante más de cuarenta años, nadie de Cué entró en quintas, porque todos los jóvenes en edad militar se hallaban en América, dedicados a las más pacíficas artes del comercio; tanto es así que en la danza ancestral del «pericote», que lo «coritos» tiene por suya, una mujer había de bailar en el papel de hombre, de lo que acaso provenga el nombre de «perico» o «pericón», y de ahí, «pericote». En Cué había nacido, y siempre lo tuvo como motivo de orgullo, el hacendista Lorenzo Nicolás Quintana, director general de Hacienda durante el reinado de Isabel II y senador, hasta su muerte, en representación de la Universidad de Oviedo. La capital del Principado le ha dado su nombre a una calle; Llanes, en cambio, que tantos beneficios recibió de él, no tuvo el detalle de dedicarle un recuerdo.
Pero los «coritos» son diferentes, y recuerdan al indiano Alonso Noriega Mijares, que construyó a sus expensas la fuente de San Fernando, cuyo centenario se cumplió el año pasado. Las canciones del «enrame» le tienen en cuenta:
Las limpias aguas corriendo
giraban abandonadas
y un donante compasivo
hizo fuesen agrupadas
De Alonso Noriega Mijares escribió Fermín Canella: «Emigró joven a México, donde se distinguió por su honradez, laboriosidad y protección dispensada a sus paisanos». El historiador local Francisco Mijares le denomina «el prototipo de la honradez en Méjico». También le debe Cué un lavadero cubierto y una casa para albergue de menesterosos. En el concejo de Llanes hubo enrames en Pancar, Porrúa, Parres y San Roque del Acebal. Pero cómo escribió Antonio Cea Gutiérrez: «Cué ha sido el último reducto del enrame». Y añade que «la fuente de San Antonio quedaba enramada la víspera de San Juan con un arco; la de Abajo, con siemprevivas y la del Bolugu con una corona. En la de San Fernando las 'crías' iban con una corona, un mantón y un clavel».
Otra vista de La Barriosa, con El Cuetu, La Corrada y El Pozu. Ahí tenemos también La Plaza la Bolera donde, como su nombre indica, estuvo una de las boleras de Cue (por donde pasa el coche), donde está la célebre sidrería La Espuela, con José Ángel de la Fuente, al que quien esto escribe tuvo el honor de entrevistar para el programaGuía Chigrín de la TPA en 2016
En La Plaza la Bolera se celebra gran parte del programa de las fiestas de San Antoniu, como las renombradas danzas y bailes, gran romería corita por excelencia de la que escribe Daniel Guarda para La Nueva España del 14-6-2007:
"El pueblo de Cue (Llanes) se vistió ayer de gala para honrar a San Antonio. Más de cuarenta mozos y mozas, ataviados con el traje regional, dieron colorido a las calles del pueblo llanisco. A primeras horas de la mañana, los cohetes iniciaban su particular vuelo sobre los tejados de las casas de Cue. Los devotos de San Antonio madrugaron para acompañar a la imagen del santo hasta la iglesia parroquial de San Román, el templo donde más tarde los fieles celebraron una misa solemne en honor a San Antonio.
Después del sermón eclesiástico, los mozos y mozas del pueblo, vestidos como manda la tradición, sacaron en procesión al santo para retornarlo a la capilla que lleva su nombre, donde la imagen esperará hasta el año venidero. Acto seguido, las mozas del pueblo hicieron sonar la pandereta a base de palmadas sobre el instrumento musical, para después dar paso a una de las actuaciones más esperadas por los lugareños y forasteros que se encontraban en la plaza de la bolera, en Cue: los tradicionales bailes regionales.
Los vecinos de Cue son unos auténticos expertos en materia artística. Los coritos bailan con orgullo su particular pericote, el que aseguran que es el más antiguo de la comarca oriental. Si a ello se le añade que uno de los bailes más populares de la región estuvo amenizado por Ignacio Noriega, uno de los gaiteros de referencia de la música tradicional asturiana en la segunda mitad del siglo XX, el espectáculo fue digno de ser visto. La jota del Cuera o el fandango fueron algunos de los bailes interpretados."
Vemos ahora mejor El Pozu, El Bolugu y La H.ilera. La escritora y corresponsal de La Nueva España Ana Paz Paredes describe así sus impresiones del pueblo (encontrado en el blog La Montera Picona de José Bolado):
"Cué.
Su nombre y los de Barro, Póo y Celorio en el concejo de Llanes, están grabados en la memoria de los descendientes de quienes, hace siglos, se dedicaron a la pesca de la ballena.
“Si oyes el reló de Cue, e qu’él temporal se jué”, dice un refrán.
Ayer, hoy si acaso, lo que más se escucha al llegar a este pueblo, ubicado a dos kilómetros de Llanes, es el susurro del mar.
Y el tiempo detenido, que también puede escucharse cuando el “reló”, se deja en casa. El mar emite un sonido casi imperceptible porque está “a la otra orilla” de la carretera. Más allá del verde y de la iglesia. Mezclado con el cielo.
Cuenta la historia que Cue, junto con Barro, Niembro, Celorio y Poo son los pueblos llaniscos cuyos nombres están unidos a las grandes efemérides balleneras, una actividad que empezó a declinar a partir del siglo XVIII hasta desaparecer y ser sustituida, entre otras actividades, por la recogida de algas.
Por eso no es extraño que Cue huela a solera. A solera de marino viejo de tierra firme, sabedor de una y mil leyendas; éste que imaginamos con manos callosas y piel arrugada por el viento salado del Cantábrico, con la mirada perdida en la última ola, que siempre es la primera para quien vive del océano.
Cue también es cálido. De casas que se acercan las unas a las otras, ventana con ventana, en una especie de laberinto vecinal donde resulta fácil darse los buenos días.
Casas pequeñas y delgadas, que se levantan retadoras entre el mar y la montaña, frente al Pico Soberrón.
Sus playas no tienen que envidiar, en belleza, a las del resto de la costa llanisca. La de Antilles, tiene muy cerca “Isla Grande”, un islote que divide el horizonte en dos. Verla con marea baja y apenas sin gente, es algo que no hay que perderse. Otra playa que se puede visitar, aunque está más lejana, es la del Portiellu, enclavada entre islotes y acantilados.
El pueblo, sin olvidar su paisaje, cuenta con varios rincones que disfrutar sin prisa, además de la iglesia parroquial y su cementerio, posee una capilla bajo la advocación de San Antonio, que data de 1897, sin olvidar el lavadero y la fuente construidos a expensas de don Alonso Noriega Mijares, en 1888, restaurado exactamente un siglo después , y del que se sienten muy orgullosos sus vecinos, tal y como reza en una placa allí colocada: “Se restauró este lavadero de San Fernando gracias a los esfuerzos de la gente de este pueblo. 1988”.
Precisamente en honor a este santo hay fiesta el 30 de Mayo. Y en Junio, a San Juan, los días 13 y 14, fecha en que comienzan a llegar sus moradores vacacionales.
Cue rinde culto al mar, porque sabe mirarle con la pasión y el respeto de quien ama lo indomable, frente a frente. Como si fuera un viejo marino, merece la pena conocerle y escuchar, de sus labios, las aventuras de su vida…"
Más acá El Pedregal, San Fernando y La Serna, con los acantilados del Altu del Cobre y Barbalán al fondo
La Serna, la casona de La Barrera, los viveros de Mijares y el Hotel Migal. En La Barrera fue donde se crio Aniceto Ruiz, Cañero, que junto con su mujer Rosa Amieva, La Curina, regentaron tiempo ha una tienda en Cue. A ellos les dedica Higinio del Río, Director de la Casa de Cultura de Llanes, esta hermosa semblanza en su blog Mis personajes favoritos:
“Cañero” y “la Curina” forman parte de un pasado que nos llena de orgullo. Llanes, con sus alegrías y sus penas, vivió una época verdaderamente feliz, y ahí estaba entonces, regentando su bar tienda en Cue, esta bendita y ejemplar pareja. Aniceto Ruiz García, “Cañero” (1925-2005), nació en La Habana, hijo de Aniceto Ruiz Borbolla, de Boquerizu (Ribadedeva), y de Santa García Portilla, de Cue. Era el menor de cuatro hermanos: Ricardo, que murió en Sudáfrica, Santa, que pasó toda la vida en Cue, Francisco (al que llamaban “Bienes”), que moriría en la Guerra Civil, y Cañero. Aniceto y Santa vinieron de Cuba con sus hijos en 1929. En plena Gran Depresión. Cañero tenía sólo cuatro años, y el padre, que venía algo enfermo, moriría a los pocos meses de llegar. Cañero y sus hermanos, que perderían también a su madre en 1935, se criaron en Cue con unas tías que tenían la casa en la Barrera, frente al Castañu. Rosa María Amieva Herrero, “la Curina” (1931-2019), nació en Cue. Sus padres, José Amieva Noceda (1899-1957), de Meré, y María Josefa Herrero Hano (1904-1974), de Cue, tuvieron cinco hijos, y ella era la tercera: Pedro, María Josefa, Rosa, Concepción (que se casaría con José Ortega suboficial mecánico de la Escuela de Vuela Sin Motor) y Carlos. Esta familia tuvo ramificaciones en México. El hijo mayor y el pequeño, Pedro y Carlos, emigraron allí de bien críos, y allí siguen viviendo. Cañero y la Curina se casaron en la Iglesia de San Román de Cue en 1958 (tenían 33 y 27 años, respectivamente), y ese mismo año cogieron el traspaso del bar-tienda, que hasta entonces habían regentado los padres de ella. Estuvieron al frente del negocio hasta diciembre de 2001, en una honesta laboriosidad sin tregua que él hacía compatible con su afición a cazar, a pescar y a mariscar. En 1960 nació su primer hijo, Francisco (lo bautizaron así en recuerdo del hermano de Cañero que mataron en la guerra), que murió a los cinco meses. En 1964 les nació el segundo, y le bautizaron con el mismo nombre que al primero, salvando el criterio contrario del párroco, que al principio se negaba a ello en redondo. El bar era un apacible y pintoresco punto de encuentro. Un Edén poblado por gente con buena sombra, tanto del mismo Cue, como de la villa: Cholo (Francisco Gutiérrez Vallejo), Chuly Misioner (“el Ministro”), Víctor Galán, José Manuel Rugarcía, Paulino Romano, el del Banco Herrero, Pepín Torre (presidente del bando de la Virgen de Guía durante muchos años), Cosmín Menéndez, Mario Izquierdo, el de la Renault, Vicente el Segovianu, Quique, el de la Michelín, Carlos Saras… Un ambiente tranquilo y alegre. Sin parangón. Buen vino blanco de solera. Caldo en invierno. No daban comidas, pero siempre podía salir de la cocina para los clientes, en platinos, una garcillada de la rica comida de casa que estaba trajinando la Curina en el puchero".
La Serna y Antilles; el mar, aunque bello, también se cobra su tributo. Maiche Perela Beaumont rescata la trágica noticia del accidente de un vecino pescador en la página de la Cofradía de Pescadores Santa Ana de Llanes:
"El 4 de Septiembre de 1956, Jesús Montes Rodríguez, cuando se hallaba en sus faenas cotidianas de pesca en el Castro de Ballota, en compañía de Isidro Fernández, tuvo la desgracia de dar un mal pie precipitándose al mar desde una altura de 22 metros.
Pese a los rápidos auxilios de sus amigos, nada pudo hacerse para rescatar su vida, como también fueron inútiles los esfuerzos realizados por los vecinos de Cue y los jóvenes de Llanes Panchín Menéndez y Pepín Fernández Soberón “ Matute”, que a pesar de estar mucho tiempo bajo el mar, no pudieron dar con el cuerpo del infortunado corito.
Chus Vargas, apodo por el que se le conocía, era un destacado pescador a caña y descubridor de la pesca del calamar desde tierra.
Chus tenía 26 años y sostenía a su familia, compuesta por padres y hermanos.
En “El Oriente de Asturias” y justamente en el ejemplar de fecha 15 de septiembre de 1956 de dicho seminario, encontramos que se publicó lo siguiente:
“Aumentando la información, en la que dábamos cuenta a nuestros lectores del triste accidente que costó la vida al que hasta ahora fue el mejor pescador de caña de esta zona, Jesús Montes, diremos que el cadáver del infortunado Chus, ha sido recogido por una embarcación de Llanes, el día 10, osea a los siete días de haberse ahogado.
Una vez hechas las diligencias que exige la ley, el cuerpo ha sido trasladado a Cué, donde al día siguiente recibió cristiana sepultura. Gran cantidad de personas de toda la zona, acompañaron sus maltrechos restos a la última morada, prueba inequívoca de las muchas simpatías que el buenazo y afable Jesús había captado en vida.
Que Dios le haya acogido en su Santo Seno, es nuestro deseo, y que sirvan estas líneas de lenitivo a sus desconsolados padres, hermanos y demás familias”
Las antenas del Cantu H.ariu en la cota más alta de La Cuesta Cue, señalan que paso a paso nos acercamos a la ermita del Cristo del Camino. Al sur volvemos a ver El Texéu y otras estribaciones de Cuera, la gran sierra que, extendiéndose a lo largo de unos 30 kilómetros en paralelo a la costa, separa la marina de los valles del interior, confluyendo en ella los concejos de Llanes, Cabrales, Ribadedeva y las dos Peñamelleras (El Valle Altu y El Valle Baju)
Alguna de sus cotas ya hemos visto que superan con creces los mil metros de altura, siendo su cota cimera La Cabeza Turbina con sus 1.315 m, que asoma un poco más allá de las camperas de La Cuesta y ha sido una muy buena referencia en estos caminos llaniscos
La villa de Llanes siempre ante nosotros en este admirable paisaje, histórico y pujante puerto ballenero, pesquero y comercial que fue durante siglos y junto con el de Avilés el más importante de Asturias. En nuestros días la actividad pesquera, menguante, es complementada con el muelle deportivo
Una de esas villas portuarias en las que confluían los caminos de la tierra y del mar, con gran actividad económica y mercado, además, y muy importante antiguamente, la concesión de un alfolí o derecho de almacenamiento y comercio de sal, pues la salazón era prácticamente la única forma eficaz de conservar alimentos conocida, concesión de Alfonso XI en 1338, lo que favoreció también la aparición de factorías salazoneras y sus proveedores, carpinteros especializados en tonelería, cajas de madera, cesteros, etc., para el almacenamiento, transporte y manejo de las capturas
Así es que, cuando por alguna razón, los Reyes Católicos rescinden este privilegio en 1493, el impacto en la economía local es notorio. Llanes mandará representantes, inútilmente, para conseguir una revocación de esa decisión, cosa que nunca llegó. Junto con la pesca, el comercio portuario era la base económica de Llanes, la cual además daba importantes ingresos con los correspondientes portazgos, y para demostrarlo se documentan noticias de ese carácter fiscal desde casi la misma concesión de su carta puebla en el siglo XIII
Al sur de Llanes, La Portiella y, más allá, Pancar, zonas rurales que, como buena parte de la costa, van tornándose en residenciales, en incluso urbanas, pero donde ya los indianos fueron el precedente de los cambios que acontecerían, levantando sus nuevas quintas y mansiones o reformando las antiguas casas familiares
En Pancar tal vez podamos reconocer desde esta distancia por su espadaña la capilla de San Pedro y San Patricio (a la izquierda de la foto), del año 1922 y que celebra la fiesta del santo irlandés el 17 de marzo. Anteriormente había una cueva de esta advocación, de cuyas reminiscencias ancestrales, algunas vinculadas a la tradición jacobea, leemos en la página de Céltica.es este excelente artículo: La cueva y la capilla de San Patricio en Pancar. Llanes:
"La consagración de capillas e iglesias a San Patricio en España no es cosa habitual, pero tampoco extraña. De hecho hay cierto desconocimiento sobre ellas, ya que en varias ocasiones me he encontrado con que tal o cual iglesia de San Patricio es la única en España, cuando es evidente que no es cierto. (...).
Empecemos por la cueva, aquí hay una buena historia que contar, porque todo comienza con una leyenda irlandesa.
En Irlanda, en el condado de Donegal está situado el Lough Dergh (el lago rojo), llamado así porque la leyenda dice que en él San Patricio cazó a la última serpiente de la isla (¿el último druida?) y lo tiñó de ese color con su sangre. En este lugar hay una pequeña isla que es conocida como el Purgatorio de San Patricio (Station Island, si buscas en el mapa).
Por resumir, la leyenda dice que Patricio, harto de que los irlandeses no le hicieran ni caso, pidió ayuda divina, y Jesucristo le desveló que en esa isla, había una cueva donde se podía ver el purgatorio. No hace falta decir que el lugar se convirtió rápido en un destino de peregrinación (lo es hoy día)
Con esta historia comienza la dispersión de las cuevas de San Patricio por medio mundo, posiblemente de la mano de los monjes cistercienses, gracias a la difusión del Tractatus , escrito por un monje de esa orden.
En realidad las cuevas de San Patricio parecen hacer referencia a lugares apartados donde expiar las culpas y limpiar el alma y la conciencia. Ubicados en sitios rodeados de naturaleza agreste y con un cierto aire de sitio peligroso y eremítico. En definitiva, un sitio apartado donde hacer penitencia. Fueron incluso patrocinadas por monarcas y nobles, como muestra de piedad, (y me imagino que como fuente de ingresos, como cualquier lugar a donde van los peregrinos).
De hecho, y ya nos metemos en Asturias, la aldea de Pancar, está situada en el camino de Santiago, incluso había un hospital de peregrinos en las proximidades, lo que me motiva a creer que el Camino tuvo mucho que ver en esta historia"
Un indiano aparece, cómo no, en escena, Gaspar de la Vega Isla, residente en Nueva York y devoto de San Patricio, cuya catedral neoyorkina es de gran renombre internacional, así como el gran desfile, el Desfile de San Patricio, que se celebra en la ciudad. La investigadora Mari Cruz Morales Saro escribe de ello en Llanes y América, cultura, arte y sociedad:
«San Patricio de Pancar tuvo origen en la fundación de una capellanía legada por Gaspar de la Vega Isla, en su testamento . … Se emplazó en una finca propiedad del fundador , llamada Cueva de San Patricio en el sitio del Abariego.»
Casualidad o no la capilla se termina en 1922, año de la independencia de Irlanda, al menos eso es lo que figura en su portada, si bien la inauguración oficial se celebra toda solemnidad en 1923. Para tal fin se compuso este cantar
«Venimos con devoción
las jóvenes de este pueblo
a inaugurar la capilla
de San Patricio y San Pedro.
Todos los santos son buenos
pero San Pedro el primero
tiene en sus manos la llave
y abre las puertas del cielo.
Gloriosísimo San Pedro
sois muy digno de alabar
por eso te veneramos
las jóvenes de Pancar.
Vivan las iniciadoras
de esta fiesta sin rival
que hoy hace 36 años
celebramos en Pancar.
A los donantes les damos
las gracias más expresivas
con su ayuda levantamos
esta preciosa capilla.
En una cueva vivió
el Glorioso San Patricio.
Allí se santificó,
con piadosos ejercicios.
No es posible ponderar
nuestro goza y alegría
pues vivirá eternamente
el recuerdo de este día.
Todo se alcanza en la vida,
con fe, esperanza y anhelo,
por eso los de Pancar
realizaron sus deseos.
No olvidéis vuestros devotos
que en el extranjero están,
protégelos y haz que vuelvan
pronto al pueblo de Pancar»
Por supuesto también celebra Pancar al copatrón, San Pedro, en junio, con subasta del ramu y Joguera, otra tradición llanisca, gran tronco que se planta en los campos de las iglesias y capillas conmemorando la fiesta, llevado y colocado a pulso por los mozos del lugar en una exhibición de fuerza, destreza y gran coordinación, además de cierta competencia con otros pueblos, barrios y lugares
Según avanzamos, ahora un poco en bajada, seguimos admirando Cue con su disposición marcadamente lineal y de poblamiento tan denso que se dice que, más que en barrios, su poblamiento, eminentemente caminero y concentrado, se estructura en calles
La parroquia de Cue llega hasta El Sable Toró y se cuenta que en tiempos, la misma capilla de La Guía, de honda raigambre en la villa de Llanes y origen de uno de sus bandos, estaba en terrenos de Cue, como lo estuvo, recordemos, aquella iglesia precedente de la actual en el lugar de La Carúa, San Román de Extramuros de la Villa, en el siglo XIV. Los sucesivos pleitos con Llanes conllevaron cambios fronterizos evidentes
Abundan las casas de corredor entre cortafuegos y patín o escalera exterior. En el piso bajo había muchos talleres de artesanos hojalateros y canteros. Volvemos a ver a la izquierda el polideportivo, donde se realiza una gran descarga de voladores durante las fiestas
La iglesia neogótica de San Román, aunque relativamente alejada, se divisa desde todo el pueblo, algo que era muy útil a la hora de mirar la hora en su reloj desde las casas
El crecimiento del pueblo de observa en dirección a Antilles, como podemos percatarnos al recorrer esta senda costera por La Cuesta
Es sin duda Cue de los pueblos llaniscos costeros que mejor han conservado su arquitectura popular, dado precisamente que las nuevas construcciones apenas han afectado a sus calles históricas sino que mayormente se han edificado fuera de ellas
La vista hacia occidente, en días claros, es también buenísima, tal y como estamos comprobando desde la senda por El Cantu H.ariu, en cuya vereda crecen algunos árboles en esta parte de la falda del monte, en la que siguen creciendo densamente los helechos
En su libro Historia de Llanes y su concejo, el erudito Fermín Canella dedica muy especial capítulo a las antiguas Ordenanzas de Cue, de las que dice que, en sus Juntas, que se celebraban el primer día del año y eran presididas por sus ancianos, se nombraban dos celadores "para hacerse cargo de todo el gobierno del vecindario", que además hacían rondas de vigilancia de día y de noche "y si hay alguna persona que quiera vivir desarreglada, den cuenta á la señora Justicia", velando al mismo tiempo por el buen cumplimento de dichas ordenanzas
Se menciona que las reuniones pertinentes se hacían en concejo "al son de la campana de la capilla antigua, llamada de la Verdadera Cruz", lo que nos hace pensar en si sería una capilla desaparecida o alguna antigua advocación de la existente o su precedente
Pleitos, reclamaciones y demás cuestiones eran de plantearse a dicho concejo y el fallo era de los ancianos, asesorados cuando fuese necesario, por "letrados, párroco y peritos". Si el pleito era de un vecino contra un forastero el concejo asistiría al vecino antes de que el asunto fuese a los tribunales y, si "apreciando que asistía justicia al corito, se le ayudaba para transigir, evitando un pleito", o se le auxiliaba, también económicamente, para llevarlo adelante, haciendo el vecindario suya su causa
El concejo defendía a los vecinos, mayormente arrendatarios, de los propietarios y señores "que recargaban ó subían la renta, sin razón para ello", entonces se ayudaba al colono a abandonar la finca y ningún vecino acordaba nuevo contrato de arrendamiento con el propietario, permaneciendo la finca sin nuevo arrendatario "hasta seguir el contrato como antes, ó lograr razonable avenencia". Pero ello no se hacía sin fundamentos documentales, "para estos y otros fines de su república", dice Canella, se disponía de un padrón especial en el que figuraban todos los colonos y propietarios de las fincas, incluyendo la extensión, ubicación y características de las mismas
Las Ordenanzas de Cue velaban asimismo por la buena avenencia dentro de las mismas familias, procurándose "la paz de los matrimonios, el buen ejemplo de los padres y la obediencia de los hijos", así como ayudaban a los canteros "labrantes de piedra y albañiles", que realizaban emigraciones estacionales a trabajar por gran parte de España, en el cumplimiento de los contratos sin necesidad de acudir a notario ni testigos. Mientras, los que no eran obreros se quedaban en el pueblo con las mujeres, los niños y los ancianos
Un poco después llega algo de cuesta. Los Resquilones (669 m), y a su derecha Llabres (689 m), nos señalan el sur en La Sierra la Peñe Villa. Los Resquilones es más conocido en Celoriu como Bijorcu (Bih.orcu) mientras que los de Porrúa lo llaman más por el primer nombre
El montañero Luis Astola Fernández escribe, como administrador de la página Mendikat, que nadie parece conocerlo en las inmediaciones como La Corona Cantiellu, como lo denominan los mapas del Instituto Geográfico Nacional, así como que su soberbia atalaya sobre la costa y su fácil acceso hace de ella una cumbre apetecida por los amantes del parapente
De la misma forma que Cue tenía concejo y Ordenanzas Llanes tenía su propia entidad concejil y además su antaño poderosa Cofradía de Mareantes de San Nicolás, que agrupada en cofradía en la capilla de esta advocación (hoy día más conocida como Santa Ana), velaba por los intereses de todo lo que tenía que ver con la gente del mar, que puede decirse que abarcaba a la práctica totalidad de cualquier actividad en la población, pescadores, marineros, armadores y comerciantes, aplicando también sus ordenanzas
A partir de las murallas predominarían la agricultura y la ganadería, sin menoscabar el trabajo artesanal, casi industrial, de los herreros en sus fraguas y de los trabajos de cantería, como la de los de Cue, o los célebres teyeros de tejas y ladrillos y, por supuesto, la arriería, pues eran los arrieros con sus recuas de mulas los grandes transportistas de la antigüedad
Si bien dependía de cada época, las importaciones por el puerto de Llanes consistían en sal, grano y vino, pues su llegada en barco era más rápida, segura y rentable que por los altísimos puertos de los Picos de Europa. A ello podríamos unir otras muchas mercancías, como paños y manufacturas, al igual que artículos suntuarios. Entre las exportaciones cabe destacar pescado salado y seco, madera, salazones de carne, fruta, manteca, madera y artículos de artesanía. El contacto era permanente con otros puertos asturianos y del Cantábrico, al igual de que la Europa atlántica y mediterránea
La última confirmación de los fueros de la puebla llanisca fue con el rey Felipe V en agradecimiento a su apoyo a la causa borbónica pero esta sería la única. Si bien no era una villa aforada las Ordenanzas de Cue siguieron vigentes mucho tiempo, pues el 30 de enero 1842 el alcalde de Llanes aprobaba una copia de las anteriores, documento ya en mal estado, fechadas el 26 de abril de 1774, la cual a la vez sucedían a otras más antiguas
A la vez, estas ordenanzas, como cualquier constitución, eran reformadas en puntos o capítulos determinados si así se estimaba oportuno, restringiendo o ampliando las reglas y subiendo o bajando las multas según las infracciones, que abarcaban desde la ausencia de trabajos comunales a los estropicios de los animales sueltos por los caminos del pueblo, como era costumbre estuviesen por entonces, como los cerdos. El cerrar o abrir las erías o tierras de cultivo, la asistencia a enfermos, la siega, la presencia en entierros, los aguinaldos, los juegos de cartas e incluso que en las casas no se almacenas hierba cerca de la lumbre del hogar eran parte de las normas establecidas
Antes del aeródromo, la planicie de la cima de La Cuesta Cue eran pastos y terrenos comunales, acordando las parroquias implicadas sus términos y usos
Cuesta en La Cuesta, además de seguir la sinuosidad orográfica de la montaña la senda tiene ciertos tramos de sube y baja
La pared caliza de El Texéu vuelve a lucir en todo su esplendor ante nuestra vista, al igual de las franjas montañosas de Cuera y sus aledaños
El paisaje, no nos cansamos de repetir y reiteramos hasta la saciedad, es lo que compensa este esfuerzo extra para llegar a la villa de Llanes por la Senda Costera de Asturias
Es un compendio geográfico de Llanes, las sierras planas, las sierras interiores, el mar, y la grande y larga rasa costera
Campos de El Brau entre Cue y Llanes, al sur de El Portiellu y El Sable Toró. Llanes fue también puerto corsario tras el asalto de unas naves francesas a pesqueros llaniscos en el Mar de Irlanda (Gran Sol) en 1528. Por eso algunos marineros llaniscos solicitaron a la Corona armar naves en corso, lo que les fue concedido. Eran Alonso. Hernández de Ribero, Juan de Nieto, Juan de Ribero, Gutiérrez González y Diego García, entre otros. Su hazaña reseñada es la captura de un navío inglés, el Cristo de Sotuhampton, cargado con 40 toneladas de mercancías, leemos en Asturias concejo a concejo. Llanes y Ribadedeva, del Real Instituto de Estudios Asturianos
Pancar y, en primer término, La Portiella, por donde el Camino de Santiago entra en Llanes y empiezan a verse los primeros bloques de pisos. Se configura por lo tanto un área residencial de edificios de bajo y dos plantas, no muy altos, de pisos y apartamentos, a lo largo del Camino, donde están por detrás las calles de Trancah.ilu, Gabriel Sotres Somohano y Antonio Celorio Sordo al sur de Las Llamas y bastante cerca del arenal del Sable Toró
Por ahí está la zona de Las Llamas, topónimo referido a antiguos lodazales, marismas y barrizales en esta zona tan llana y atractiva para edificar, tal que aquí, en el camino a El Sable Toró a partir de la carretera LLN-2
Es la Carretera Toró (en primer término), siendo casi todo, a lo largo de la que se han edificado alojamientos y segundas residencias en el acceso de la playa. Poco más atrás vemos los edificios de la actual Avenida de la Concepción, antiguo Camín Real y trazado del Camino de Santiago que entra en el casco urbano de Llanes.
Ese camino, ahora calle, era aún acabando el siglo XIX la principal entrada y salida de Llanes por el este, comunicación con el puerto de Santander, por el que, dada su proximidad, salían a la emigración de ultramar muchos vecinos
Vemos bien los aparcamientos de El Sable Toró al pie de El Mirador de Toró. Otro restaurante playero allí es el Riomar, a manera de acogedor chiringuito sobre la misma playa
El Camping Entreplayas recién terminada la temporada, una senda pública recorre todo el borde acantilado del Güertu San Roque
Ahí tenemos El Castru Redondu, islote a manera de peñasco enfrente de la playa
Más agreste es, más a la derecha, El Portiellu, aunque no vemos de esta pequeña cala arenosa y también acantilada, El Castrín o El Castru Portiellu
Dado su recogimiento y su relativa lejanía de la población, sin casas en las inmediaciones, era donde se bañaban los sacerdotes tras la Guerra Civil, por lo que muchos la conocen como La Playa los Curas y así figura en algunos mapas y guías
Luego de El Sable Toró, en el barrio urbano de San Antón debe su nombre a la capilla de esta advocación, a la que se iba, a manera de pequeña peregrinación local, todos los años. Los padres con sus hijos depositaban una panoya o mazorca de maíz y besaban la imagen del gochín o cerdito que acompaña al santo en su iconografía
Maiche Perela Beaumont nos cuenta que San Antón fue refugio antiaéreo con piedras traídas desde un lienzo que aún se conserva de la muralla medieval en El Cercáu, enfrente de El Sablón y de uno de sus torreones, devueltas a la vieja cerca tras la contienda "a expensas exclusivamente de la familia Aguirre Alvar González, propietaria del Cercáu. La obra fue ejecutada y muy bien por Juan Sotres, Juan "el de la Jorcada", como le decían"
La capilla tenía su tradición mariana, pues allí habrían recogido los marineros llaniscos la imagen de la Virgen que hallaron flotando en el mar, imagen que desaparecía misteriosamente del santuario y aparecía en el altozano donde luego se construyó la capilla de La Guía, pues parecía deseo de la Virgen. Por eso se canta...
Virxen de Guía patrona del mar
los marineros vanse a embarcar.
Vanse a embarcar, ya van a salir
los marineros gústenme a mí
Los mariñanes de Llanes
vanse hasta Irlanda diz el cantar...
Desde la capilla de la Virgen de la Guía vemos todo un símbolo del Llanes medieval, la iglesia de Santa María del Conceyu, construida en estilo gótico entre los siglos XIV y XV sobre otra anterior románica. Su nombre delata las antiguas juntas o conceyos vecinales. A su derecha vemos una de las torres del Palacio de los Duques de Estrada, en ruinas desde la francesada o invasión napoleónica. A su derecha asoma la espadaña de la capilla y el tejado de otro palacio, El Cercáu, ambos construidos aprovechando como cierre de su finca dicho lienzo norte de la muralla. Más a la derecha la fachada del Palacio de Rivero, de San Nicolás o de Gastañaga en la fachada que mira al puerto, detrás está la capilla de Santa Ana que fue sede del Gremio de Mareantes de San Nicolás
Las obras para mejorar el viejo puerto medieval de Llanes comenzaron en el siglo XIX con el dique de La Osa, el 6 de mayo de 1897, pero una gran galerna en 1900 destruyó lo hecho. En 1901 fue anulada la obra por Real Orden, pero la necesidad de un puerto de refugio hizo que el proyecto se retomase en 1929, planeándose hacer tres cajones de 21x12 metros de planta, colocándose en octubre de 1931 y terminándose el trabajo en 1945
Hermosa vista de los chalets de la Marquesa de Argüelles, con El Faru detrás y la nueva rula con La Barra a sus espaldas y, más atrás, La Punta'l Guruñu cerrando El Sablón, donde llegó a proyectarse en 1959 un nuevo puerto que nunca se llegó a construir, según planos del ingeniero Juan Argent Ulloa, prolongando esa punta con un gran dique rompeolas
Cuando las conserveras desaparecieron, sus solares, por lo común bastante grandes, fueron aprovechados para hacer viviendas. Más atrás, en la antigua atalaya ballenera, el Ayuntamiento y algunas personalidades ilustres, apoyadas por los vecinos, decidieron en 1846 transformarla en un paseo para ocio y esparcimiento de naturales y visitantes, cosa que en la práctica ya se hacía desde tiempo atrás, pues más de medio siglo antes Jovellanos describía sus impresiones de este lugar, señalando que se había instalado en la subida un canapé de piedra, del que escribe en la entrada de sus Diarios, a fecha de 25 de septiembre de 1790 que se había colocado un año antes, si bien según su inscripción databa en realidad de 1720:
"Mirador sobre el mar, del cual se descubre a la derecha la punta de Santander y a la izquierda la de Lastres; el canapé nuevo de dos caras se fabricó en el año anterior"
El proceso de construcción del paseo, gran mirador tanto sobre el mar como sobre el casco antiguo de Llanes, se prolongó hasta finales del siglo XIX, pues su actual configuración se remató en 1998. Multitud de casas unifamiliares se han edificado en su ladera sur
En la distancia, bloques de pisos de las nuevas urbanizaciones de la Avenida de las Gaviotas. El urbanismo en Llanes ha sido desde hace décadas objeto de agrias controversias, con varios planes urbanísticos echados abajo por la justicia al afectar a zonas y espacios protegidos o especialmente sensibles, llegando a ser llamado La Marbella Nueva en la célebre canción del músico Dark La Eme con el grupo folk Tuenda (voz de Xosé Ambás):
Te voy a hablar de ese lugar aunque no sea llanisco porque, me sangra ver progreso disfrazado de urbanismo. La era Trevín fue el comienzo del fin, esa es mi opinión, y el siguiente eslabón, parking en el Sablón. Desde el paseo de San Pedro veo Picos de Europa, y sobre el pueblo ocho o diez grúas de obra, no creo que sientan este sitio como su mitad los que quieran ver la villa convertida en ciudad. Otra urbanización para dos meses al año surge de las cenizas del camping que había debajo. Llanes, segunda residencia que escoge la gente, pues que desmonte los edificios en septiembre y se los lleven. Pidra, papel, o tijera, ladrillo vence a paisaje y sin paisaje esto ya no es lo que era. Mi segunda casa allí es la pensión La guía, o cualquiera, cuidar ese tesoro es la tarea.
[Estribillo] Vo pa Llanes, vo pa Llanes, vo pa la Marbella nueva, vo pa la Marbella nueva. No voy por ver la mio xente, que dellu pocu mi queda. que dellu pocu mi queda ….
Vale está bien que opino desde fuera, sólo voy nueve o diez veces al año y a ser posible evito el verano, pero sólo hay que ir un par de veces pa que la gente entienda que en la mitad de los sitios los camareros pasan de ti como de la mierda. Si tu te vas, otros cien ocupan tu lugar, no hay peligro de que el del bar pierda, y esto no es un cuento de viejos, fue de unos pocos años para acá, bajó la calidad y subieron los precios, quizás se quiera dar un servicio de mierda, para un turismo de mierda invasor, porque chalets levantan muros a su alrededor. Hoy hablo de ladrillo en Llanes, podría hablar de Puerto de Vega esperando los yates. Es necesario un equilibrio entre hundirnos en el lodo y matar la gallina de los huevos de oro para no dejar como herencia una Asturias llena de urbanizaciones y campos de golf con los romanos no terminó la expoliación.
[Estribillo] Vo pa Llanes, vo pa Llanes, vo pa la Marbella nueva, vo pa la Marbella nueva. No voy por ver la mio xente, que dellu pocu mi queda. que dellu pocu mi queda …
La subida acaba muy cerca de la cima del Cantu H.ariu, la cota máxima de La Cuesta Cue
En este lugar hay una mesa de madera con bancos, un lugar ideal para sentarse y compartir algunas viandas que llevemos en la mochila en este maravilloso lugar
Al otro lado de la senda, uno más de los monolitos de la senda costera, sobre el que los peregrinos han colocado algunas piedras
Deliciosa vista hacia Llanes y Pancar, de donde era Carmen Duarte Dosal, La Chusca, la última pescadora ambulante. Esta es su historia, también contada por Maiche Perela Beaumont en la web de la Cofradía de Pescadores Santa Ana de Llanes:
"Carmen, nuestra última vendedora ambulante de pescado, nació en Pancar en el año 1934.
Su padre, Gabino Duarte Iglesias natural de Poo, que cada temporada iba a la Tejera, un año no regresó, dejando abandonados a su esposa y a sus cuatro hijos, Vicente, de nueve años, la propia Carmen de siete, otro crío de dos años, que murió al poco tiempo, y Ángel, que acababa de cumplir cinco meses.
Vicente y Carmen no pudieron ir mucho a la escuela, con nueve y siete años hicieron de todo, fueron a la leña, a coger maíz, a escoger habas. Además, recorrían la vía de tren, desde el túnel de Pancar a San Roque del Acebal, recogiendo los trozos de carbón que caían para poder venderlos.
Recordaba Carmen, en una entrevista en “El Oriente de Asturias”, que su abuelo materno tuvo que vender un xatín para comprar cobertores para sus nietos, ya que en invierno pasaban mucho frío.
La madre falleció a los 47 años, y Carmen y sus hermanos nunca dispusieron de las pocas pesetas que costaba coger el tren para visitar a su progenitora en el hospital.
Contrajo matrimonio a los 22 años con Martín Dorado Bustillo y establecieron el hogar familiar en el Cueto, en una pequeña vivienda que solo tenía una habitación. Tuvieron ochos hijos, cuatro varones y cuatro mujeres, pero los chicos murieron al poco de nacer de difteria, sobreviviendo solo las chicas.
Martín era marinero y ella vendedora ambulante de pescado, pero además limpiaba casas, descabezaba bocarte en la fábrica de anchoas “La Llanisca” y también ejercía de lavandera.
Carmen, como todas aquellas esforzadas y ejemplares mujeres, compraban al contado en la Rula, y con los cajas de pescado en la cabeza primero y después en los carrinos, voceaba por las calles: ¡Colean!."
Para no entrar en competencia, aquellas antiguas pescaderas tenían su zona de venta y donde entraba una no lo hacía la otra:
Recordaba nuestra protagonista, en la nombrada entrevista, que la vendedora de pescado que tenía mejor voz del oriente de Asturias fue Chelo “la Pita”; y que cada una de aquellas esforzadas mujeres disponía de su área geográfica. Así, Tina “la Chisca” tomaba el tren a Posada y caminaba hasta Rales, Los Carriles y La Malatería para acabar en Caldueño, a veces tenía suerte y algún tramo del camino lo hacía en el camión de la Sadi. “La Chavala” vendía en Meré y “La Nena de Camará” en Cue y Onís. Milia “La Colilla”, abuela de Pepín del Rosal, en Posada. Amalia Amunárriz pateaba Colombres, Noriega y la Franca. Nueva era territorio de Pilar “La Parrada”. Y ella vendía en Parres, La Pereda, Pancar, la Portilla y Porrúa.
En el año 1970, la familia consiguió una vivienda en el Barrio Bustillo. Martín murió de repente., le dio un infarto en la Casa del Mar y falleció camino del hospital, y Carmen pasó a vivir con su hija Marina, su yerno Ernesto y su nieta. Marina cogió el testigo familiar y estuvo enrolada en un barco, siendo nuestra primera mujer marinera.
Se jubiló a los 71 años y donó el carrín, con el que tantos kilómetros recorrió, al Aula del Mar."
Efectivamente, las emigraciones estacionales en los pueblos de Llanes fueron tan numerosas hasta bien entrado el siglo XX, como la del padre de La Chisca, que era tejero, o los canteros de Cue o los segadores a Castilla, que en el año 1775 las Ordenanzas del concejo tuvieron que regular la salida de jóvenes adultos, pues las aldeas quedaban en gran parte del concejo casi sin población masculina a excepción de ancianos y niños, recayendo sobre las mujeres una ingente cantidad de trabajo en las pequeñas caserías de por entonces
Estas restricciones quedaron sin efecto con las reformas liberales del siglo XIX, que dieron una gran libertad de movimientos a los ciudadanos, incluso para salir fuera del país. Ello contribuyó, no ya a las emigraciones periódicas de trabajadores y artesanos, sino también a la llamada "emigración en masa" a ultramar sobre todo a partir de 1845
Por entonces, las nuevas repúblicas americanas necesitaban abundante mano de obra para su gran despegue económico y gran parte de los mozos querían huir de un largo servicio militar en el que las guerras, carlistas, de África y en las últimas colonias, eran trágicamente habituales, junto con los pronunciamientos. Por eso, no solamente emigraban los hijos de las familias más pobres, sino los de las mejor situadas y mismamente los de los aristócratas, evitando así también la excesiva división de las propiedades en las herencias
Realmente ya había emigración a América anteriormente pero era un fenómeno poco abundante. Uno de esos pioneros fue Antonio Vega Riestra, de Meré, que emigró a Veracruz en 1820, amasando una gran fortuna con el comercio, la cual a su regreso invirtió en bienes rústicos desamortizados, pues las desamortizaciones de propiedades eclesiásticos (monasterios) y civiles (comunales y similares) se aplicaron ampliamente en esa centuria del XIX
Aquellos emigrantes dieron a Llanes y sus pueblos, con sus inversiones, tanto en su propia casa como en viviendas de vecindad, negocios y todo tipo de obras públicas, buena parte de la traza con la que conocemos estos núcleos en la actualidad, la cual fue la base de su estructura urbanística hasta el boom de la construcción al acabar la posguerra, continuado por el desarrollismo y neodesarrollismo hasta nuestros días
De la misma forma que La Talá, al fondo al oeste, constituye un área de expansión de la construcción nueva en el caso de la villa de Llanes, La Portilla o La Portiella lo es al sur, precisamente, como hemos dicho, al paso del Camino de Santiago
Allí ahora la carretera AS-379 constituye la gran arteria de entrada y salida de Llanes, con enlace a la Autovía del Cantábrico (A-8), otra de las razones de la proliferación de los bloques de pisos, junto a los que pasaremos prontamente tras bajar de la ermita del Cristo del Camino
El camino, aunque largo para llegar a Llanes, es muy cómodo y apacible, bordeando las instalaciones del Campo de Golf la Cuesta que fueron de aquel antiguo aeródromo, primero acrobático y luego militar, pero cuyas pistas fueron con razón temidas por los aviadores de la Legión Condor
Vemos cómo la senda baja por la ladera y sube para luego bajar al bosque que divisamos un poco más allá, hacia La H.orcada y L'Arquera, solar de la capilla del Cristo del Camino a la que tanto nos estamos refiriendo
Los Resquilones y Llabres parecen en la lejanía dos totémicas pirámides de roca calcárea y verdes bosquetes y camperas en sus abruptas pendientes
Atalayas de la rasa costera y de la mar océana como lo es también La Cuesta Cue, no tan alta pero sí más cercana a las orillas del Mar Cantábrico
Llanes tiene el litoral más extenso de los 21 concejos costeros asturianos, con un total de 56 kilómetros. Si bien con sus entrantes, salientes, puntas y cabos el aspecto general es bastante rectilíneo, "Pese a ello la acción erosiva marina conjugan una serie de formas que lo convierten en una constante sorpresa para el visitante", leemos en Asturias concejo a concejo, a lo que se añade que "En ella aparecen acantilados verticales, depresiones cársticas capturadas por el mar que penetra a través de estrechas bocas formando en su interior pequeñas ensenadas y playas, islotes o castros que el mar, en su incansable labor, ha conseguido arrancar al continente"
La Cuesta Cue es llamada en Llanes la Cuesta'l Cristo, pues la capilla del Cristo del Camino, a la que nos encaminamos, era la referencia de su entrada y salida principal por el este, paso del Camín Real de la Costa o, como se decía antaño, Camino de Bayona a Galicia, y fórmulas similares. Más allá continúan las estribaciones serranas por L'Arquera, topónimo relacionado con arcas o túmulos funerarios megalíticos
Un poco de montaña rusa nos hace subir otra vez antes de la bajada final a la capilla. Fijémonos, además de en Los Resquilones y Llabres, en el pueblo de Parres bajo sus alturas
Las vistas de Llanes, siempre impresionantes, con los prados de El Brau en primer término y a la izquierda Pancar
Pancar y La Portiella, puerta de Llanes por la carretera y el Camino
Más al oeste, La Ería H.aces y Poo, por donde prosigue el Camino de Santiago tras dejar la villa de Llanes
Entre Poo y Celoriu el antiguo Camín Real de la Costa ha quedado solapado en buena parte por la carretera en un tramo no excesivamente largo pero sí altamente peligroso para el peatón, por lo que va a ser preferible tomar la senda costera, ya que incluso el Camino de Santiago con su señalización oficial discurre por ese necesario ramal alternativo, cruzando la pequeña Ría de Poo por el puente allí existente. Una ruta que nos permitirá admirar unos cuantos islotes y castros
En Celoriu pasaremos por el monasterio y las playas y, para ir a Barru, el Camino de Santiago toma un nuevo tramo de carretera, con buenas aceras, pero si bien no somos partidarios de abandonar el Camino para hacer otras rutas, en ese trecho proponemos continuar por los arenales de Borizu y Troenzu hasta Barru y de allí seguir a Niembru admirando la hermosa ría de El Vau
Al norte de Niembru, La Punta Prietu (Cabo Prieto en muchos mapas), precioso saliente acantilado entre las playas de Toranda y Torimbia
Las partes más altas de La Cuesta, casi sin árboles, pueden ser especialmente duras de recorrer algunos días de verano de achicharrante calor, aunque a estas alturas raro es que no sople alguna reconfortante brisa. Más abajo crece un frondoso arbolado
Por un lado en La Cuesta Cue se han plantado ocalitos y por otro se han replantado especies autóctonas con la Plantación Bosquia, lo que no deja de ser un contraste en la política forestal imperante que podemos comprobar a nuestro paso y con nuestros mismos ojos
Nuevas urbanizaciones en el acceso a Llanes en la carretera AS-379 cercanas al enlace con A-8 y la N-632, por la zona de La Vega, El Cantón y El Melendru
Posiblemente reconozcamos mejor, en medio de la foto, la capilla de San Patriciu. Más allá son los montes de Los Santos, Tiebes y Cuetu Quemáu, con Niembru y la alargada silueta del Llanu la Cuesta en lontananza
Abajo a nuestros pies, La Vega, casas de La Portiella por donde pasa el Camino de Santiago y por donde muy pronto caminaremos nosotros
La Portilla o La Portiella es en su topónimo sinónimo de lugar de paso y tránsito, a la vez que del control que desde aquí ejercería una antigua torre que se sabe existió ahí en el pasado. Por documentos de 1713 sabemos que la extensión de este arrabal llegaría desde la villa de Llanes por el norte hasta Soberrón, por el sur, más allá de La Cuesta'l Cristu, al pie del Picu'l Castiellu, desde donde de gobernaba antaño, en su desaparecida fortaleza del Castillo de Soberrón, la antigua Tierra de Aguilar, antecesora del actual concejo de Llanes
El camino real se hace calle allí; travesía urbana, recta, ancha y bien pavimentada por el lugar de El Brau, como hemos dicho en plena zona de expansión urbanística al sur de la población. Cerca del Camino se encuentra el albergue La Portilla, una de las posibles posadas para pernoctar los peregrinos
La Vega de La Portilla, además de excelente llanada para construir, es un espacio a preservar y recuperar, escenario de grandes romerías como las del Cristo y La Velada, también hubo una muy concurrida bolera de Birle o Bolu Palma, la modalidad bolística imperante en el oriente de Asturias y gran parte de Cantabria
Según avanzamos, y aunque el paisaje pueda parecer el mismo, nuevos detalles se ofrecen a nuestra vista que desde más atrás permanecían ocultos
A la derecha de Llanes, por ejemplo, una nueva perspectiva de El Sable Toró que no debería pasarnos desapercibida
Allí, además de ver mejor su concha y El Castru Redondu, hay otra característica de esa playa que no hemos de dejar escapar
Su gran cantidad de rocas puntiagudas, "pléyade de pináculos rocosos que son restos de formaciones cársticas", describen en la Enciclopedia del paisaje de Asturias. Sorprendentes afloramientos sobre la arena y sobre el mar, en forma de pinchos, que singularizan totalmente este arenal de unos 200 metros de largo y una anchura que depende mucho de las mareas. A la derecha vemos ahora el Riomar y, a la izquierda, el Mirador de Toró, así como el camping
La Punta Güertu Roque a la izquierda y La Punta Radón a la derecha guardan esta muy coqueta ensenada en su entorno residencial de baja densidad que va progresivamente urbanizándose. Cuenta en verano con todo tipo de servicios playeros y es muy visitada por los veraneantes y que ha sido calificada de "paisaje lunar" por la abundancia de esos agudos y punzantes monolitos labrados por la fuerza de la erosión marina
Vamos a ver también ahora mejor otra de las calas playeras de Cue, El Portiellu o La Playa los Curas, con los campos de La Moría Praos
Los Curas... y El Diablu, pues otro de los nombres de El Castrín del Portiellu es ese, La Isla'l Diablu, vayamos a saber el porqué
Un camino peatonal llega a ella desde Cue, en bajamares se llegan a formar dos pequeñas playas, aunque desde aquí no vemos su arena, su longitud es de 105 metros y la anchura media de 25
Volvemos a repetir que, aunque el paisaje, aunque impresionante, parece el mismo, vamos a ir descubriendo nuevas referencias visuales a cada paso que damos
Aquí abajo por ejemplo, entre los pinos, se reconoce el tejado de la casería de La Jorcada, al pie de La Cuesta'l Cristu y donde acaba la bajada desde la ermita del Cristo del Camino
Desde ella, se ve perfectamente el tramo del Camino que va a La Portiella por La Vega, donde además de una gran pradería hay hermosos robledales, castañares y encinares. De aquí era el famoso Manuel Rivas de la Fuente, El Gaiteru la Portilla, considerado uno de los mejores gaiteros de su tiempo, nacido en este arrabal de la villa de Llanes en mayo de 1884
Según cada parcelación, hay una diferente urbanización, de diferente tamaño, traza y estilo. Apenas empezado el siglo XX La Portilla, a lo largo de este camino llamado por entonces la Carretera de Santander, el Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Alberto Corral, ya había diseñado un ensanche urbano en esta dirección sur, junto con otro al norte-noroeste, en el barrio de Posada Herrera (paso también del Camino saliendo de Llanes), y otro más, el de San Antón, localizado al noreste
El Camino de Santiago llega allí al cruce de El Caleru, topónimo que hace alusión a los antiguos hornos de cal, elemento muy empleado para la construcción y como fertilizante, cociendo en ellos para extraerla la abundante piedra caliza existente. Ahí están el parque de El Rinconín y la rotonda de La Güertona, nombre que evoca los antiguos usos agrícolas del lugar
La parte más cercana al núcleo originario de Llanes de la antigua Carretera de Santander, la que ahora es la Avenida de la Concepción, se convirtió en el lugar donde los acaudalados indianos construyeron sus quintas de recreo entre finales del siglo XIX y primeros del XX cuando numerosos indianos erigieron allí sus residencias y quintas de recreo, en lo que fue en la práctica el primer ensanche urbano de la localidad
El primero de ellos, el de Partarríu, construido en los últimos años del siglo XIX, es de los más significativos pues fue escenario de cine de películas como el El Orfanato, de Juan Antonio Bayona, Los jinetes del alba de Vicente Aranda y Mi nombre es sombra de Gonzalo Suárez. En origen era Villa Parres, pues fue propiedad de José Parres Piñera, que no era exactamente indiano, pero sí un gran benefactor de Llanes, sobre todo de Posada, su población natal) con importantes cargos en los ministerios de Marina y Justicia, casado con Antonia Sobrino, esta sí hermana de importantes indianos
Alguien ha llamado a ese tramo de la antigua Carretera de Santander que se superpuso al camino real costanero la Milla de los Indianos, dada la cantidad de chalets (por entonces se llamaba así a estas mansiones, usualmente de recreo y veraneo, que ahora denominaríamos palacios) de época por ellos construidos a lo largo de la ahora Avenida de la Concepción
Algunos se conservan, otros languidecen y algunos están arruinados, los veremos prontamente según nos acerquemos al centro histórico y al antiguo Llanes intramuros, que recomendamos visitar y conocer, máxime si pernoctamos en la villa o sus inmediaciones
Empezamos ya a bajar hacia La Jorcada o La H.orcada, solar del santuario del Cristo del Camino
Enfrente de nosotros, a la izquierda de Los Resquilones y al pie de El Texéu, Las Cuestas, sucesión de laderas onduladas en cuesta, separadas por profundas riegas, que son uno de los accidentes geográficos más característicos de la vertiente llanisca de la Sierra de Cuera
Ahí están La Cuesta Capellu, La Cuesta Caballu, Las Cabezas, La Pedrosa, La Sirbial y otras, a la izquierda del Picu Castiellu o Picu Soberrón, solar del antiguo castillo desde el que se gobernaba la Tierra de Aguilar, actual concejo de Llanes, antes de la fundación de su puebla
Nos adentramos en los pinares y la bajada se hace más pronunciada
Aquí el suelo está hormigonado y hay varios canalillos para aguas sobrantes
Ahora, curva cerrada a la derecha en un desmonte hecho en sus tiempos para ensanchar la pista
Entre el ramaje vemos ya el campo de la ermita
El Camino de Santiago sube a nuestra izquierda, nosotros continuaremos a la derecha
Y al fin las dos rutas coinciden aquí, enEl Campu'l Cristu del Caminu, campo de romerías desde donde arranca la bajada final a la villa llanisca, a menos de un kilómetro. No obstante, pocos peregrinos son los que, al llegar a este solar y solaz, pasan de largo, casi todos hacen una parada en este precioso prado, reposando merecidamente de su larga caminata y visitando la ermita y su entorno
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