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viernes, 17 de junio de 2022

SALIENDO DE LA VILLA DE LLANES POR LA AVENIDA DE LOS "INDIANOS Y ALCALDES": LAS AGUSTINAS , "EL GRAN ELECTOR" Y LA PAZ EN "LAS MALVINAS"

 

Un azulejo de la concha jacobita en la esquina del Ayuntamiento de Llanes señala a los peregrinos que, luego de pasar bajo la Torre del Castillo o de la Fortaleza, han salido de lo que fue el Llanes intramuros, el que estuvo desaparecido por la parcialmente cerca o muralla medieval, para emprender la aún larga salida de la población por las calles que constituyen el antiguo trazado del camín real costero por el que discurría la senda jacobea

El Ayuntamiento, trasladado aquí en 1862 de su antigua ubicación intramuros en Los Cuatro Cantones, y el Casino de Llanes, promovido por los indianos e inaugurado en 1912, simbolizan ese paso del casco histórico llanisco hacia el oeste, buscando la ruta secular de peregrinación y arriería hacia Poo y Celoriu, cuyo monasterio de San Salvador es otro importantísimo hito histórico caminero, muy vinculado a las peregrinaciones y al auxilio de los romeros de la antigüedad

Entre el Casino y el Ayuntamiento, la calle Alfonso IX, dedicada al monarca leonés fundador de Llanes como población aforada hacia 1226, viene de la desaparecida Puerta del Castillo, la custodiada por la citada torre que aún se conserva, y por donde sale a esta, señalizada, la ruta jacobea oficial, procedente de la iglesia-basílica de Santa María del Conceyu, otro de los símbolos del Llanes medieval que ha llegado a nuestros días y que también tiene su oportuna entrada a ella dedicada en este blog


El Ayuntamiento, muy ampliado y reformado, vino acá en 1862 de su primitiva ubicación en el corazón del Llanes amurallado, en Los Cuatro Cantones, donde la calle Mayor, comunicada con la también desaparecida Puerta de la Villa de la cerca, comunicaba con el camino de los Remedios (hoy calle de Manuel Cue), advocación de la capilla que existió en la llamada Puerta del Llegar, sita al este, por donde entraban los romeros jacobeos tras cruzar el Ríu Carrocéu, bien en barca por Las Barqueras o bien, a partir del siglo XVI, por el puente. También podrían emplear la primera, pues enfrente el presbítero Juna Pérez de Cue fundó el Hospital de San Roque, dedicado a peregrinos, enfermos y pobres, de cuya capilla, que aún se conserva, hablamos en la misma entrada que le dedicamos a La Torre, el Ayuntamiento y el Casino de Llanes



Aquí, la Plaza de los Bandos da paso a la calle Nemesio Sobrino, emigrante indiano lo mismo que sus hermanos Sinforiano y Faustino, grandes filántropos benefactores de su pueblo de nacimiento, donde sufragaron y apadrinaron importantes obras y actuaciones. Un poco más adelante a la izquierda está la Mercería Las Panesas, una de las pioneras de la confección de los trajes llaniscos para las fiestas. Higinio del Río, director de la Casa de Cultura de Llanes y gran investigador y cronista cuenta de ella cuando en su blog Llanes, mis personajes favoritos, dedica una de sus entradas al fotógrafo Norberto Cabeza Rodríguez, que trabajó en esta tienda con su tía Manolita Las Panesas:
"A Norber (Lyon, 1970) i-gusta llenar Facebook de fotografías. Lo jaz recorriendo con la su cámara el paraísu y captando olas y briznas de niebla, colores y texturas crespusculares, perspectivas urbanas y valles. Todo empezó a raíz d’ unos cursos municipales de Fotografía y Photoshop a los que asistió en la Casa de Cultura. 
Jiyu únicu, perdió a la su madre, Conchita Rodríguez Bueno, cuando’ l tenía tres añucos. Nació en Francia porque taba allí su padre, Ramiro Cabeza Sordo, trabajando en una fábrica. Conchita era de Panes y Ramiro é de Herreruela de Castillería (Palencia). Con un añu trajeron al jiyu a Llanes y aquí se crió con Manolita, la de “Las Panesas”, que era hermana de Conchita. 
Manolita, casada con el carpinteru Ceto Valderrábano, sería pa Norberto como su segunda madre. Regentaba en la calle Nemesio Sobrino un comerciu clásicu, que forma parte de la historia llanisca del siglu XX: la mercería Casa Rodríguez (“Las Panesas”), al láu de la confitería Abelardo y enfrente del Ayuntamientu, pionera en la confección de trajes de porruanu y aldeana. La había abiertu jaz casi 100 años una tía-güela d’ ella, llamada Benita, en la casa de la familia Ampudia. 
Desde que lu trajeron en 1971, Norberto tá viviendo en Llanes. Tras terminar COU, estudió Maestría y luego se puso a trabajar en la mercería con su padre, Ramiro, que había compartidu el timón de Las Panesas con su cuñada Manolita. Norberto está casáu con Dolores Sánchez Carrera, de Piñeres de Pría. Tienen 2 jiyas: Laura y Norma, de 15 y 12 años, respectivamente. Él, su padre y su esposa son protagonistas de l’ actividá comercial tradicional de Llanes: no sólu siguen manteniendo Las Panesas contra vientu y marea, sino que ampliaron el negociu abriendo otra mercería, especializada en ropa pa críos, cerca del Cinemar. Allí tienen como fiel empleada a Mercedes Arias Dorado (la Nena) que con manos maestras jaz trajes d’ aldeana y porruanu como los que i-os-dieron fama a sus ancestros desde’ l principiu del siglu pasáu"

Ciertamente, la confección de los trajes tradicionales (se entiende como tal los que se hacían antaño los sastres locales o particulares, de origen anterior justamente a la Revolución Industrial que extendió otras formas de confección, gustos modas, etc.) adaptados a los nuevos tiempos para lucir en las fiestas es toda una industria en Llanes. Tanto es así que Andrea Inguanzo la llama La batalla del traje llanisco en un reportaje para El Comercio del 28-8-2010, en la que cuenta con opinión de esta y otras mercerías especializadas:
"Desde hace unos años está proliferando la moda, si es que se le puede llamar así, del traje de llanisca, que llega ya hasta el centro de la región. Oviedo, Pola de Siero o Gijón son lugares donde cada vez se están demandando más los bordados de corales y el pañuelo repicado. Pero no todo es colocárselo, también es importante saber lucirlo y parece ser que hay poca gente que siga las reglas al pie de la letra, algo que lleva incluso hasta la desesperación a los que sienten esta tradición.

Es por eso por lo que, desde los negocios dedicados a la venta y alquiler de estos trajes, existe una insistente demanda de un reconocimiento regional para este símbolo llanisco. ¿Y cual sería la mejor forma para ese reconocimiento?. Hay algunos que lo tienen claro. «No sé cuánto tiempo más habrá que esperar para poder ver un museo del traje, donde se explique su historia y la gente pueda admirar la riqueza de sus diseños», reclamó Marina Tudela, encargada de la tienda de Tere Blanco en Llanes. Algo parecido proponen en Las Panesas. «Debería tener Denominación de Origen. La historia y las raíces de nuestro traje se van perdiendo con los años, y eso es algo que no deberíamos permitir». Hace ahora tres años, también los Bandos de Llanes y el propio Ayuntamiento se unieron con el fin de conseguir los derechos de imagen para el traje de llanisca ya que, a su parecer, «es indispensable que la vestimenta del municipio sea reconocida como tal tanto fuera como dentro de nuestras fronteras». Un lucha que, a día de hoy, parece que se ha enfriado.

Haciendo una poco de memoria, es obligado recordar que antiguamente el alquiler de trajes de aldeana no existía como tal. «Se tenía en casa una chaqueta y una camisa, y lo demás te lo iban prestando vecinas o conocidas», detalla Raúl Herrero, un joven diseñador llanisco que ha hecho una apuesta fuerte por la que siempre fue una de sus pasiones, los trajes regionales. Hoy en día es la forma más habitual de lucir una de estas piezas, lo que se ha convertido en un negocio muy lucrativo tanto económica como culturalmente hablando. Se calcula que el total de mujeres que posee un traje propio no alcanza ni una cuarta parte de todas las que se visten para alguna de las decenas de fiestas veraniegas. Pero toda regla tiene su excepción. Y es que, como todo cambio va por épocas, a la gente le está dando por innovar. «Cada vez hay más cursillos, en invierno, que es cuando hay más tiempo, para enseñar a la gente a bordar su propio traje», apuntó Herrero. 

 Aunque un traje regional persista con los años en su esencia inicial, hay cambios, épocas e incluso modas que le afectan. No iba a ser menos el de llanisca. Desde el largo de la falda, hasta los colores, pasando por el tipo de tela, son algunas de los innovaciones que esta vestimenta ha ido sufriendo. «Antiguamente se pedían más cortos, incluso por la rodilla. Hace unos años la largura fue bajando, hasta se podían ver algunos rozando el tobillo, y ahora mismo estamos volviendo a los cortos de nuevo», explica Belén Sánchez, sobrina de la fallecida Tere Sánchez, pionera, junto con Manolita Rodríguez Bueno, de las Panesas, en el negocio de los trajes regionales de Llanes. 

 Existen infinidad de opiniones encontradas sobre cuáles eran las características de los trajes antiguos. Los que se conocen como 'de picos', por la forma geométrica de sus bordados, hay mucha gente que los identifica como antiguos, por la poca cantidad de coral que contienen. Sin embargo, esto también parece ser un error. «Hay fotografías que documentan los adornos que se les ponían a los trajes por aquel entonces. Aunque parezca ahora una barbaridad, los había hasta con volantes. El traje se enriqueció mucho con la llegada de los indianos», explica Magdalena Fernández-Peña Bernaldo de Quirós, bisnieta del Marqués de Argüelles. Ella, periodista de profesión, cuenta con varios artículos escritos sobre el tema y con una amplia colección personal de trajes que datan incluso «de hace más de 125 años». Cuenta que en su casa siempre ha habido mucha tradición de vestirse y que su abuelo, José María Bernaldo de Quirós Argüelles, más conocido como 'Pepe el Marqués', «es el que nos enseñó a vestirnos de manera correcta, sin faltar a ningún detalle». Sabe además, tras muchos años en el bando de la Magdalena, «lo que es luchar para que la gente luzca el traje en condiciones. Hoy en día cualquiera se pone este traje como si fuera un disfraz, y eso no se puede permitir»



Seguidamente a Las Panesas, en los bajos del edificio de balcones estuvo el popular Café Pinín, tristemente cerrado el 9 de enero de 2016 tras un siglo largo de existencia. Tres días antes, Terry Basterra publica en El Comercio, cuya sede llanisca tenemos a la derecha, en el primer piso, las reacciones de vecinos y profesionales hosteleros ante la inminente clausura:
"El cierre del café Pinín de Llanes ha caído como una losa en el sector hostelero local. Y es que este establecimiento era para muchos profesionales de esta actividad «un símbolo» y «todo un emblema» de la villa llanisca. De hecho los profesionales consultados por este diario guardan todos con cariño recuerdos personales de este local que el sábado abrirá sus puertas por última vez después de haberlo hecho durante 132 años de manera ininterrumpida, los últimos 90 de la mano de la familia Armas.

«Yo paro en el Pinín cuando puedo. Soy un asiduo y lo conozco de toda la vida. Quedo allí a tomar un café con los amigos, para jugar una quiniela... Es una pena que vaya a cerrar. Es todo un emblema de Llanes». El que así habla es Ricardo González Sotres, para quien este establecimiento «forma parte de la historia de Llanes». «Fue el primer lugar donde se vio cine. Tiene mucha historia detrás y es un lugar con muchísima solera. Es una pena que desaparezca», considera. González Sotres es el primer chef de Llanes que consigue una Estrella Michelín, la que luce su restaurante El Retiro de Pancar. Al pensar en el cierre del Pinín los recuerdos se le agolpan. «Es un sitio mítico y que he utilizado muchas veces como lugar para quedar con alguien. Tanto si era de Llanes como si venía de fuera. Es una tristeza que 'Nano' y 'Tichu' (los propietarios) ya no vayan a estar allí», manifiesta con pena.

José Alberto Santiago Álvarez, conocido por todos como 'Canene', es uno de los hosteleros veteranos de la villa de Llanes. Su establecimiento 'Casa Canene', abierto en 1963, va a quedar tras el cierre del Pinín, si no como el más antiguo de la localidad, sí como uno de los que más años acumulan abiertos de forma ininterrumpida. «El Pinín es un lugar emblemático de Llanes. Mi padre trabajó allí. Tengo recuerdos de jugar a la quiniela de niño, que había que echarla el miércoles como último día», rememoraba ayer 'Canene'. Otra escena que le viene a la mente de la historia de este café es «cuando pusieron la televisión y había fútbol aquello era como una pequeña tribuna con gente de pie». «Recuerdo las partidas de cartas y de dominó. La máquina de bolas que había y en la que pasaba tardes enteras jugando. También que delante del Pinín paraba el autobús y esperábamos allí a que llegase. Tengo 60 años y siempre recuerdo este café igual», evoca el hostelero, quien también quiere añadir que «soy amigo de los propietarios y siento mucho de verdad este cierre».

En la Asociación Llanisca de Restaurantes (Allares) el próximo cierre de toda una institución histórica en el sector hostelero local y regional como es el Pinín también ha causado un hondo pesar. «Para Llanes es una pena este cierre porque era un establecimiento que ofrecía calidad y desde Allares todos los negocios hosteleros que ofrecen calidad tienen nuestro reconocimiento. Es una pérdida muy importante para Llanes», valora Javier Garaña, hostelero y presidente de Allares. Garaña destaca del Pinín que «ha sido un establecimiento en el que se ha cuidado el producto». «Ha tenido una gran variedad de buenos vinos y cavas. También de pinchos. Allí se hace una de las mejores tortillas de patatas de toda la villa y la gente estaba esperando a que saliesen estos pinchos para comerlos», recuerda Garaña, quien desea que «la familia se pueda establecer en otra ubicación y siga ofreciendo la calidad que ha dado en estos años»

El Pinín reabriría el 9 de junio de 2017 en otro local, sito en el número 5 de la calle Mayor


A la derecha y a continuación del Ayuntamiento, Casa Labra, de 1880, época de cuando Llanes se extendía hacia las afueras siguiendo el camín real que antaño bordeaba su cerca medieval frente a la Puerta de la Villa y seguía  hacia el oeste


El piso bajo está completamente transformado para bajos comerciales, es en el de arriba donde se refleja plenamente su estilo burgués-indiano, con sus miradores laterales cerrados con galería acristalada con estructura de madera pintada de blanco y en medio un balcón corrido de rejería, también blanco, al que se accede por dos vanos de arco de medio punto


A la izquierda, volvemos a mirar para el cerrado Café Pinín. Dos días antes de que cerrase definitivamente las puertas aquí es P. Martínez quien repasa su historia y avatares para La Nueva España, titulándola El café más amargo del Pinín llanisco:
"Cuentan que Manolete estuvo en el Café Pinín de Llanes cuatro días antes de morir. Sea como fuere, este sábado, día 9, se acabará más de un siglo de historia local. De la que marca los cambios políticos y sociales y también de las que inspiran libros y películas, pues, por ejemplo, en una de las muchas timbas que se celebraron en el Pinín perdió Eulogio Victorero el edificio del banco Santander a mediados de la década de los setenta.

Al emblemático establecimiento le quedan apenas cuarenta y ocho horas de vida porque quien lo regenta, Fernando Armas, no puede hacer frente al alquiler que le piden los propietarios del inmueble -de su propia familia- con la aplicación de la Ley Boyer, que el primer día del año pasado acabó con la llamada "renta antigua".

Este asunto les llevó ante los tribunales, donde el hostelero reclamaba continuar durante los cinco años que le quedan para su jubilación. "Se podía haber hablado y haber llegado a un acuerdo, pero no me dieron opción", lamenta quien ha luchado "toda la vida" para ahora verse "en la calle" y teniendo que hacer frente, además, al pago de los 30.000 euros que el juez (que falló a favor de la propiedad) le ha impuesto por el alquiler de los últimos doce meses. Armas no es el único que ve injusta esta situación y ya ha recibido el apoyo de innumerables clientes, amigos e incluso de plataformas sociales.

Se hizo cargo del negocio en 1994, pero antes ya estuvo su padre, Miguel Ángel Armas, quien en 1968 pagó un millón de pesetas por el traspaso al abuelo del hostelero, José Armas Caso. La cantidad se comprende mejor si se tiene en cuenta que un piso en Llanes costaba entonces unas 200.000 pesetas y Fernando destaca cómo su progenitor luchó durante toda su vida por sacar adelante un negocio sin el que el siglo XX no se puede comprender en Llanes.

"El dinero se recupera, pero la historia que tiene este local, no. Se la van a cargar de un plumazo", siente el llanisco antes de reparar en que podrían plantificar un supermercado o cualquier otra cosa en el lugar del Café Pinín, pues en las intenciones de los propietarios está venderlo. El hostelero lamenta que no se aprecien unas "raíces" históricas que conocieron tres siglos y que brotaron en 1866, cuando unos emigrantes retornados de Cuba montaron el café-teatro "La Pedralla", donde se vio el cine en Llanes por primera vez en julio de 1897, en Asturias, sólo después del teatro Jovellanos de Gijón.

Fue en los años diez del XX cuando José Armas Caso (abuelo de Fernando), que había venido de Comillas (Cantabria) a trabajar de camarero en el Casino, cogió el establecimiento a medias con Pinín, "personaje republicano de la época". Continuaron programando "varietés", "can-can" y otros espectáculos, hasta la Guerra Civil. Mientras Llanes fue republicana José Armas estuvo encarcelado, hasta que llegaron los nacionales, cuando fue Pinín quien dio con sus huesos entre rejas. El abuelo del actual hostelero cambió entonces el nombre del local a Café Armas, pero cuando él se puso al frente, en 1994, recuperó el original, como todo el mundo lo conoce. En él falleció el escritor Fernando Vela y compartieron tertulia los cineastas Gonzalo Suárez y Garci, los actores Hugh Grant, Paco Rabal o Alfredo Landa y entre sus mismas paredes unos cien amigos celebrarán el sábado una cena que era tradición y será despedida"

Efectivamente, una placa recuerda en la fachada, al lado de la puerta, que aquí fue el primer lugar donde se vio públicamente cine en Llanes, el 17-7-1897. Era el Teatro La Pedraya, inaugurado en 1884 pero en activo realmente desde 1866, antecesor inmediato del Pinín y del que con motivo de su cierre escribía Guillermo F. Buergo el 5 de enero de 2016 para El Comercio en Adiós a 132 años de historia de Llanes:

"Este sábado, 9 de enero, el café Pinín echará el cierre en Llanes después de 132 años ininterrumpidos de actividad en el sector de la hostelería. El negocio abría sus puertas en 1884, aunque con el nombre de Teatro de La Pedraya ya estaba en funcionamiento desde 1866, dedicado a representaciones escénicas (...)

Y lo cierto es que tras el cierre del próximo sábado van a quedar atrás 90 años de la familia Armas en la hostelería llanisca, ligada al café Pinín. Hacia 1925, José Armas Caso se asociaba con el hostelero 'Pinín' para darle más lustre al negocio. En 1968 cogía el traspaso Miguel Ángel Armas González y su hijo Fernando Armas Gago se colocaba en solitario detrás de la barra en 1994 (...)

Entre sorbo y sorbo reconocía Armas Gago que el Pinín «es de los cafés más antiguos de Asturias, entre los que todavía se encuentran abiertos». Esa ancianidad servía para rememorar importantes momentos que se vivieron en los 240 metros cuadrados útiles del histórico negocio. Una placa situada en la pared del bar recuerda que allí estaba la «entrada al teatro donde se vio el cine por primera vez en Llanes, el 17 de julio de 1897». Nadie olvida que el 6 de septiembre de 1966, el filósofo Fernando Vela, discípulo predilecto de Ortega y Gasset, fallecía en el Pinín mientras jugaba una partida de ajedrez a la hora del café. Y todos los llaniscos entrados en años saben que la primera televisión que se instaló en un local público de la villa fue la del Pinín. Allí se colocaban más de cien sillas supletorias para ver en blanco y negro los goles del Real Madrid en la Copa de Europa y el 21 de junio de 1964 se colgaba el cartel de «completo el aforo» para presenciar la final de la Eurocopa entre las selecciones de España y Rusia.

Los chavales llaniscos de finales de la década de los 40 fundaron el Club Deportivo Llanes en las mesas del Pinín y en un local anexo, llamado 'El Cuartín', aseguran que se jugaron inolvidables partidas de póker. También acogió peleas de gallos y durante bastante tiempo fue el único lugar de la villa en el que se podían sellar las quinielas de fútbol. Sería imposible enumerar a toda la gente famosa que pasó por el Pinín, aunque Fernando recordaba ayer a «Lola Flores, Antonio Molina, Paco Rabal y Antonio Machín»


Hay también algún bloque de pisos, como el de El Globo, librería y juguetería


A continuación empezamos a ver un edificio notable, el de los Victorero Dosal, fácil de reconocer por su grande y picuda cúpula, grandioso edificio mandado construir por Manuela Dosal Sobrino, pariente de los hermanos indianos Sobrino Díaz, mujer del senador José Parres Sobrino, cuñada del segundo conde de Mendoza Cortina y hermana de Sinforiano Dosal Sobrino, "un filántropo adelantado a su tiempo, que sufrago la compra de instrumentos para la banda de música", dice de él Higinio del Río, y además adquirió el primer automóvil que hubo en Llanes, "y presenció en París la inauguración de la torre Eiffel en 1889"


La mansión le fue encargada al maestro de obras gijonés Fermín Coste, siendo construida entre 1906 y 1909, tiempo en el que Coste se dice introdujo el fútbol en Llanes. En ella vivió el hijo de Manuela, Manuel Victorero Dosal, que fue alcalde en los años de la dictadura de Miguel Primero de Rivera


Justo enfrente, al otro lado de la calle, está la casa de Manuel Romano, de 1907, pegada a la que fue el "glamuroso Hotel Victoria", como lo llama Higinio del Río Pérez que yace en ruinas y cayéndose, testigo de una historia familiar de esplendor acabado en tragedia, a la que le dedica este investigador estudioso de Llanes y sus gentes el artículo Algo se desmorona en Llanes:
ra famoso por su esmerada cocina y por las tertulias que acogían sus salones, donde a menudo se promovían brillantes actos sociales y encuentros políticos. Entre ellos, quedó reflejada en los anales la multitudinaria cena organizada el viernes 24 de junio de 1932 en honor de Félix Fernández Vega, por su nombramiento como gobernador civil de Granada, a la que asistieron los prohombres locales de la nueva era republicana, como el comerciante Juan Antonio Pesquera, el médico Thaliny o el poeta Félix Pedregal. Aquel Hotel Victoria perdido en el tiempo compartía el glamur y el incesante bullicio de los hoteles berlineses de entreguerras, y a él acudían personalidades de todos los ámbitos, como el torero intelectual Ignacio Sánchez Mejías, amigo de Alberti y de García Lorca, la bailaora La Argentinita y el actor Rafael Rivelles, y allí almorzarían el ministro Fernando de los Ríos y José Antonio Primo de Rivera. 

Lo habían puesto en marcha a finales del siglo XIX Juan Martínez Garaña, antiguo emigrante en Cuba, y su esposa, Francisca Morán Villanueva (Quica). Inicialmente se ubicó en el número 21 de la Calle Nemesio Sobrino, frente a la finca de Labra y junto a la parada de las diligencias, y en los años 20, se trasladó al actual número 25 de la misma calle. El piso superior estaba destinado a las habitaciones del hotel, y la planta baja a comercio. Era una familia de larga tradición en el negocio de la hostelería y en el del transporte de viajeros. Los padres de Quica Morán, Griselda Villanueva y Manuel Morán, habían abierto en Puente Nuevo, alrededor de 1850, un establecimiento mixto de tienda, bar y fonda, y un hotel en Arenas de Cabrales. Una parte del clan familiar gestionaba también la línea de diligencias entre Llanes y Cabrales.  
El “Victoria” vivió su época dorada en los 30. Contaba con sesenta y ocho habitaciones y con más de veinte huéspedes permanentes, entre ellos el juez, el arquitecto municipal, el farmacéutico, el secretario del Juzgado, el del Ayuntamiento, el practicante, el veterinario y varios profesores del Instituto de Enseñanza Media. El comedor, con capacidad para ciento cincuenta comensales, estaba siempre muy animado, tanto a la hora de las comidas como de las cenas. Cada 14 de abril se conmemoraba allí el aniversario de la Segunda República. En un amplio recibidor se extendían a la vista ejemplares del “ABC”, “El Sol”, “El Heraldo de Madrid” y otros periódicos y revistas ilustradas, junto a los paragüeros y al lado de una mesa de madera noble con varias escribanías, siempre dispuesta para los viajantes que llegaban en los trenes de Oviedo y Santander. Una docena de empleados hacía frente a aquel acompasado guirigay, propio de un relato de Vicki Baum: cocineras, camareras (que iban y venían a diario al Lavaderu, cargadas con bateas de ropa), botones y maleteros.

De repente, un día lluvioso de septiembre de 1937 aquel mundo tan rico en sensaciones y sonoridades se diluyó. Llegarían las represalias e incluso un fusilamiento (el de Ángel Martínez Morán, en Gijón), como consecuencia del compromiso político de la familia; los muebles fueron saqueados y repartidos; un escritorio y el tresillo de la sala de recepción iría a parar al Ayuntamiento, y el hotel se convirtió en sede de distintos organismos del nuevo régimen (delegación local de Prensa y Propaganda, Sección Femenina y Auxilio Social).

La familia Morán Villanueva había partido, precipitadamente, sin despedirse, unas horas antes de la entrada en la villa de las tropas de Franco y después de servir la cena a sus huéspedes, con el comedor lleno o casi lleno, como siempre. Subió a un camión en silencio, prácticamente con lo puesto y unas maletas, y en Ribadesella embarcó rumbo al exilio"


Por su parte, la Casa de Manuel Romano o Casa de los Romano, fue construida en el año 1910 por el entonces joven arquitecto Juan Álvarez Mendoza (a la vez que acometía el proyecto del Casino de Llanes), en elegante influencia del Art Nouveau, sobre otra casa anterior, La Casarota, cuyo origen sería dieciochesco y habría sido en principio de los Valdés. Así lo explican en la página Asturies camín al andar:
"Casa con origen en el siglo XVIII, vinculada sucesivamente a las familias Valdés y Romano, conocida en su día como Casarota. La construcción fue remodelada en el siglo XIX, configurándose como un edificio adaptado a un solar típicamente medieval, con una estrecha fachada hacia la calle Manuel Cue y de largo desarrollo en profundidad. Cuanto con un piso bajo y tres superiores, así como un añadido en el bajocubierta. Destaca su construcción a base de sillería labrada en los recercos de ventanas y puertas. Tiene miradores de madera y balcones alineados con la fachada y con barroteras de madera y abundantes elementos decorativos"

Es un edificio de corte ecléctico modernista de preciosos balcones en esta impresionante fachada. Destacan también las muy artísticas buhardillas en cada extremo de la casa


Fijémonos en las trabajadas filigranas florales de los balcones


Detalle del balcón del primer piso


La calle es un precioso bulevar de anchas aceras cuando nos acercamos a la dicha casa de los Victorero. Sabemos, también por del Río Pérez, que hacia 1930 o 1931, Manuel Victorero Dosal, alcalde que fue primorriverista, cedió el ático de su casa "bajo una cúpula señorial de capital", al arquitecto municipal, racionalista y masón, Joaquín Ortiz García, para que instalase en él su estudio
"Unos años después, al sobrevenir la Guerra Civil, el ex alcalde sería detenido y conducido a Gijón (la casa de doña Flora había sido requisada y convertida a esas horas en sede central de las oficinas del Frente Popular), y sucedió un hecho que muy poca gente conoce: Ortiz, fundador de la Agrupación Socialista Local, consiguió excarcelar a Victorero, librándolo muy probablemente de la muerte a manos de milicianos incontrolados, y lo llevó en secreto a la casa de Eduardo García Valverde (Lalito), junto al paseo de San Pedro, en la que estaba viviendo circunstancialmente el arquitecto con su familia. Lo mantendría escondido allí hasta la entrada de las tropas de Franco en septiembre de 1937"

Mucha menos fortuna tuvo el hijo de Manuel, Logio Victorero, "señorito calavera y arruinado, símbolo de la dignidad en la derrota", a quien Higinio le dedica su artículo, por el que conocemos su historia, la de sus parientes y la de la casa, titulado Un funeral pagado por los amigos:
"Logio nunca estuvo al tanto de estos arcanos de su genalogía. Huérfano y multimillonario, bastante tenía él con zambullirse en la dolce vita en la que estaba atrapado. Embuchado en esmóquines blancos o negros, sus jornadas de multimillonario transcurrían a velocidad de vértigo. Le veíamos aparcar su descapotable inglés junto al bar Palacios y entrar en el Casino, del brazo de mujeres de una belleza apabullante. Jugaba al póker sobre la misma mesa del Café Pinín donde el filósofo Fernando Vela había dirimido partidas de ajedrez, y nos parecía un James Bond de mirada triste y de corazón generoso, rodeado en cada juerga de adulones que chupaban del bote todo lo que podían y más. Compró un yate y se lo incendiaron, por envidia (a los pocos días, compró otra embarcación del mismo modelo). Una mañana se despertó completamente arruinado. Le tocó ganarse el rancho como pescador, enrolado en “El Vendaval”, la lancha de José Manuel Gutiérrez Meré, “El Belga”, y aprendió a encallecer sus manos de aristócrata viscontiano. En su recta final, desde hacía diez años, era camarero en el turno de noche del Madison, la elegante cafetería que regentan los hermanos Alvar en la calle Pidal. Su destino último fue el tanatorio, donde permaneció su cadáver dos días sin que nadie lo reclamara. Logio lo había tenido todo y lo había perdido todo. Todo menos la dignidad y el respeto de viejas amistades y antiguos amores, que pagaron a escote su funeral"

Cuando era niño, empieza diciendo en su artículo Higinio del Río, su criada Ramona Tamés Gavito, de Celoriu, que trabajaba aquí desde década de 1920, ama de llaves de su padre de toda confianza, "miraba por él como un hada madrina":

"Entraba Ramona a diario en La Pilarica (calle Mayor, 5), y entre las cosas que le pedía a Pilar Pérez Bernot nunca faltaba la especialidad suprema de aquella inolvidable tienda: “Córtame pa Logio un cuarto de esi jamonín tuyu tan buenu, Pilarina”. Se veía que Eulogio Victorero Hartasánchez (1941-2011), que murió hace unas semanas, sólo probaba los mejores manjares. Era el último eslabón de una saga de gran importancia en la intrahistoria de Llanes"


El edificio ha sido rehabilitado en varias ocasiones, lo que posibilitado su perfecto estado de conservación. Destacan las influencias francesas en todos sus detalles. Su fachada en rotonda da a dos calles, donde están los balcones con antepecho de hierro, así como la mencionada buhardilla cubierta con cúpula


La fachada está cubierta de brillantes azulejos esmaltados, blancos y verdes. Vamos a fijarnos en más detalles


En esta fachada vemos dos imágenes muy a destacar


Una de ellas es el Sagrado corazón, donde se lee la frase:   YO SOY     NO TEMAIS


Dos mujeres salen entre plantas tocando cada una un cuerno


La misma escena, repetida al otro lado de la misma fachada, a la derecha, en la esquina de la medianera


El Edificio Victorero fue construido enfrente del antiguo convento de La Encarnación de Llanes, que en 1873 pasó a ser el colegio del mismo nombre, el cual da nombre a la calle que ahora vamos a cruzar. En nuestros días es el Hotel Don Paco


Fue fundado en 1662 por sor María de Santo Tomé, de las Agustinas Recoletas, de nombre bautismal María Peláez Escobar, hija de ilustres Llaniscos pero que se crio en Villalón de Campos, Valladolid, ingresando de novicia con solamente dos años, recibiendo como nuevo nombre el Sor María de Santo Tomé. Explica bien su biografía Manuel García Mijares en sus Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de los hombres de Llanes, publicado en 1893:
"La joven doña María Pelaez Escobar, hija lejítima de D. Juan Pelaez de Posada y de doña María de Escobar, naturales de la villa de Llanes, y emparentados con las más ilustres familias de villa, vecinos de Villalon en la provincia de Valladolid, profesa en el Monasterio de Agustinas Recoletas de dicha ciudad, el día primero de Enero del año de mil seiscientos sesenta y uno, adoptando el nombre de Sor María de Santo Thomé.

Su virtud acrisolada y sus cualidades relevantes, le proporcionaron muy pronto el aprecio y consideración de sus superiores, y de las más distinguidas personas.

Tanto le hablaron sus padres y otros llaniscos, que continuamente la visitaban, de la belleza de este rincon de Asturias, que concibió el proyecto de fundar aquí un convento; previa las necesarias licencias de los superiores de la órden, no solamente por el favor que entre los mismos tenía, sino por el apoyo de las personas más ilustres"

Se cuenta que caminó desde Castilla a Llanes en una larga travesía que se prolongó tres meses, logrando conseguir, gracias al apoyo de la cofradía de San Roque y del obispo, sufragios para construir este convento en Llanes, según sigue informando Mijares:
"El 13 de Julio de 1662, abandonó el claustro Vallisoletano, acompañada de tres hermanas profesas que se llamaban Sor María de la Encarnación, Sor María Agustina de Jesús y Sor Magdalena de Jesucristo, con más dos legas, Sor María de San Gabriel y Sor Ines de la Encarnación, entrando en Llanes el día cuatro de Octubre siguiente, y siendo recibidas con las mayores muestras de alegría y satisfacción, hospedándose en la casa palacio conocida por el Cercado, fundada por el docto y versado en letras humanas don Pedro Junco de Posada, Presidente de la Chancillería de Valladolid y Obispo de Salamanca, y habitada entonces por el señor don Pedro de Posada Argüelles y doña María de la Espriella Brabo de Hoyos su lejítima esposa.

Pronto se dió comienzo a la construcción del convento, para cuyo emplazamiento, el de su hermosa y espaciosa capilla, y el de las huertas que le circundaban, cedió sus rentas la cofradía de San Roque; el Obispo de Oviedo, el uno y medio quintos que de los diezmos de la parroquia de Llanes le pertenecían; los ilustres señores don Gregorio de Inguanzo, don Pedro Gomez de La Madrid, don Juan de Rivero y Posada, don Pedro de Posada Argüelles, don Juan de Valdés Junco y otros muchos, terrenos, fincas y donativos en metálico; los demás vecinos también contribuyeron con su óbolo, con materiales, y con su trabajo personal.

Muy luego se dió por terminado el edificio y capilla en el sitio de las Pedrayas, extramuros de esta villa; y el día de la instalación lo fué de gozo para los religiosos moradores de ella.

El Clero del distrito, presidido por su arcipreste, decano del cabildo de Beneficiados de Llanes, se dirigió procesionalmente, acompañado de inmenso gentío, desde la Iglesía parroquial al reciente construido monasterio, en cuyas puertas fué recibido por Sor María de Santo Tomé, las tres hermanas profesas y dos legas, con otras varias jóvenes que profesaron en manos del anciano Arcipreste, a la conclusión de los divinos oficios celebrados con la mayor solemnidad y pompa.

Apenas instalado este monasterio, se extendió por toda la provincia su fama, y la Municipalidad de Gijón, accediendo a reiteradas instancias de sus administrados, solicitó de Sor María de Santo Thomé, por medio de una comisión, que pasase a aquella villa a convento, para lo cual habían allegado suficientes recursos, y contaban además con la caridad del vecindario nunca desmentida.

Al propio tiempo el Obispo de la Diócesis señor Riquelme, con las licencias necesarias, que consiguió a fuerza de intrigas y de influencias poderosas, se presentó en el convento, para que la nueva comodidad se instalase en la capital de la provincia. Opusiéronse a ello tenazmente los hijos de Llanes; y la venerable Superiora, viendo que eran inútiles las razones expuestas al Prelado en contra de su pretensión, en un arranque de inspiración divina le suplicó que antes de llevar a efecto su órden, celebrase el sacrificio de la Misa en la capilla del Monasterio. Hízole así el Prelado, asistiéndo a él todas las religiosas, cuyos fervientes ruegos consiguieron del cielo, que el Diocesano desistiera de hacerlas abandonar su santo retiro

 Sor María de Santo Thomé, con tres de sus hermanas, marchó luego a Gijón y fundó el monasterio, cuya instalación autorizó con su presencia en Octubre de 1669, el Obispo señor García Pedrejón"


En efecto, a este convento de la Encarnación de Llanes seguiría en 1868 otro de las Agustinas Recoletas que también fundaría Sor María de Santo Tomé en el gijonés barrio de Cimavilla, que lo mismo que este de Llanes pasó a ser colegio con la aplicación de las leyes desamortizadoras, aquel se transformaría en fábrica de tabacos. Se supone que Sor María de San Tomé estaría enterrada allí, en alguna de aquellas dependencias. El 9-2-2008 C. Fernández Escandón firma en El Comercio esta noticia:
«Una mujer mortificada, abnegada y caritativa». Así describen las hermanas Agustinas Recoletas de Gijón a la madre María de Santo Tomé, fundadora de esta congregación en la ciudad. Recientemente, durante una exploración del subsuelo de Tabacalera, los arqueólogos de Terra Arqueo encontraron unos restos óseos que podrían pertenecer a esta religiosa. Entre las hermanas es sabido que la madre María estaba «enterrada entre el coro bajo y la capilla». Los expertos coindicen en que sus compañeras podrían haberla enterrado allí a modo de reconocimiento. No obstante, todavía falta que el departamento de Antropología de la Universidad de Oviedo verifique la autenticidad del hallazgo"

Al avanzar hacia el paso de peatones de frente al antiguo convento admiramos en el Edificio Victorero su citada esquina en chaflán, junto con la azotea y la cúpula, donde estuvo Joaquín Ortiz, el arquitecto, también muy estudiado por del Río, que ha publicado un libro muy completo sobre su biografía, el cual fue resumido, dando la noticia de su publicación, por el corresponsal Julio Antonio Vaquero Iglesias en La Nueva España del 28-5-2012
"Joaquín Ortiz, de origen vizcaíno, pero nacido en Valladolid, recaló en 1929 en Llanes como primer arquitecto municipal que tuvo la villa asturiana, donde ejerció su cargo de manera ininterrumpida (salvo los dieciocho meses que pasó en París, refugiado en la capital francesa por su participación en la Revolución de Octubre de 1934) hasta la toma de Asturias por el bando franquista, en septiembre de 1937, fecha en la que, a través de Francia, pasó a la Cataluña republicana y de allí, finalmente, tras la derrota definitiva, al exilio en Francia, después a la República Dominicana y finalmente a Venezuela, países en los que ejerció con notable éxito su profesión. Casado con una llanisca, Regina Tamés Gavito, regresó a Asturias en 1977 y falleció en Ribadesella en 1983.

Con una sólida formación técnica (era, además, licenciado en Ciencias Exactas), Ortiz rechazaba el decorativismo arquitectónico imperante y era seguidor y profundo conocedor del racionalismo que difundía la Bauhaus. Y la mayor parte de sus numerosas obras en Llanes (algunas de ellas desgraciadamente desaparecidas) responde a los cánones de ese estilo arquitectónico. Baste mencionar, entre otros muchos, los proyectos, en Llanes, del chalé y consultorio del médico José de la Vega Thailiny, el sanatorio (ya derribado) del doctor José María García Gavito, el chalé de la Asociación de Comerciantes e Industriales, el edificio de pisos Borinquen y, sobre todo, el del emblemático edificio de la lonja llanisca; y, en Gijón, un edificio de pisos en la plaza Evaristo San Miguel, n.º 1, diseñado en colaboración con el arquitecto gijonés Manuel García Rodríguez"

Vaquero Iglesias destaca no obstante que la biografía publicada incide especialmente en la forma de ser y actitud ante la vida del arquitecto, sus ideales y conciencia, su altura de miras y su humanidad:
"Pero lo más notorio de esta biografía no es todo ese cúmulo de datos biográficos sobre su vida y su obra, que Higinio del Río ha rastreado con la sagacidad de un detective a través de archivos y testimonios, recogido y ensamblado con rigor y minuciosidad y casi me atrevo a decir que con devoción y pasión por su biografiado, proporcionándoles significado en el marco de la vida cotidiana y la historia local del Llanes de los años treinta. Lo que el autor ha conseguido captar y expresar con meridiana claridad es la profunda coherencia que impregnó su vida. Esto es, la concordancia entre sus ideales y sus actos, coherencia que tanto echamos hoy de menos en la vida política que padecemos y que nos recuerda, además, a la actitud consecuente que mostraron otros muchos republicanos que vieron en aquel régimen, por el que lucharon y fracasaron, pagando con el exilio la posibilidad de modernizar el país, poner fin a tantas injusticias históricas y construir una España para todos. Afiliado a la UGT, cofundador de la Agrupación Socialista de Llanes y miembro de la masonería, gran parte de su obra y de su actuación pública está vinculada con sus ideales políticos y el apoyo a los cambios y reformas que aquel régimen trataba de introducir, como demuestra su gran implicación como arquitecto en el despliegue constructivo de escuelas (hasta dieciocho se crearon en Llanes en la etapa republicana) o su labor -no sólo gratuita, sino onerosa porque él mismo pagaba los materiales y los instrumentos didácticos- como profesor en el Centro Republicano de Llanes.

Como no podía ser de otra manera, durante la guerra colaboró activamente en el diseño de las defensas antiaéreas en Llanes y en el frente asturiano y diseñó el original hangar del aeródromo de Cue, que llamó la atención, primero, de los aviadores soviéticos y, después, de los componentes de la Legión Cóndor que lo utilizaron. En aquellas trágicas circunstancias dio, además, muestras de su talante tolerante y solidario, como fueron su decisiva actuación para que los milicianos pusiesen fin a la destrucción de los retablos de la iglesia parroquial llanisca, salvando de la orgía iconoclasta el valioso retablo de la Trinidad, o la protección que dispensó al político derechista Manuel Victorero Dosal, ocultándolo en la casa familiar hasta el triunfo de los sublevados en Asturias"

Al fondo vemos el antiguo hostal Casa del Río, que es actualmente el albergue La Casona del Peregrino, uno de nuestros posibles alojamientos en Llanes especializado en los caminantes jacobitas, pero con mucha historia, cuando feliz y cuando trágica, pues fue hospital de sangre en la Guerra Civil, cuando estos edificios fueron cuarteles y oficinas militares. De ella escribe, cómo no, también Higinio del Río Pérez:
"El edificio de lo que fue el hostal “Casa Del Río”, junto al Hotel Don Paco (y que hoy es un albergue de peregrinos), acumula más de cien años de historia. Durante la Guerra Civil fue hospital de sangre del Socorro Rojo, en medio de un área que concentraba una gran significación política (en el antiguo Colegio de la Encarnación funcionaba un comedor para milicianos, y al otro lado de la calle, en la mansión de Manuel Victorero Dosal, estaban las oficinas del centro neurálgico del Frente Popular, que ocupaban tres plantas). En ese edificio que digo, durante cuarenta años justos, desde 1974 hasta 2014, Federico del Río del Río (Llamigo, 1938) y su esposa, María Argentina Berguño Fernández, natural de Cangas del Narcea, regentarían un acreditau negociu de hostelería.
Los padres de él, Federico del Río Rodríguez y Felicitas del Río Calleja, eran los dos de Llamigo y se dedicaban a la labranza. Tuvieron seis jiyos: Ofelia (la Nena, que tuvo el restaurante “Riomar”, en Toró), Federico, José Antonio, Juan Luis, María Francisca y Blanca. Ésta y Juan Luis ya fallecieron.  
Llamigo siempre fue el sitiu de Llanes en el que más abunda el apellido del Río.
Cuando Federico era un criúcu, los sus padres tuvieron que ir a trabajar a una casería de Ribadesella, y entonces quedó él a cargu de unos tíos en Llamigo. A la escuela fue lo justu, con maestros como don José, de Nueva, y doña Carmen, de Ríusecu, y en seguida empezaría a trabajar en el campu.  
Cumplió la mili en León, en 1959, y nada más licenciarse emigró a Basilea (Suiza), donde pasó once años y picu, empleáu en una fábrica de productos químicos. Conocería a Argentina, que trabajaba en una cafetería en la misma ciudad. Se hicieron novios y se casaron allí mismu, en 1973. En Basilea vio la luz su primer jiyu, Federico, nacidu en 1974, añu en el que regresaron a España para establecerse en la villa llanisca.  
Aquí nacerían después sus otros dos jiyos: Alba y Adrián.  
Sin pérdida de tiempu, alquilaron a los Llerandi una casa muy guapa, próxima al Paseo, y la conviertieron en el negociu de hospedaje Del Río, al tiempu que Federico se metía de repartidor de la panadería que está frente a la Basílica de Santa María. Llevaba el pan por muchos pueblos del conceju y llegaba hasta La Franca. Dejó el repartu en 1990, que fue el añu en el que “Casa Del Río” dio un saltu cualitativo, al edificar bungalows en la zona del aparcamientu.  
Tenían, añu tras añu, fieles huéspedes procedentes de numerosos países europeos. Está claru que Federico y Argentina, desde su discreción y su laboriosidad, contribuyeron a consolidar aquí un auge turísticu sin precedentes.  
Hoy, saborean la jubilación en la armonía familiar en la que se han movido siempre, y su jiyu Federico, casáu con Elisa Alonso Antón, ya les ha dado la primera nieta: Nora"

Al cruzar la calle Colegio de la Encarnación vamos a ir viendo también la otra grande y monumental fachada del Edificio Victorero, revelándose cierta la aseveración que afirma parece propio de la arquitectura de una capital Europea


El convento de la Encarnación tiene la importancia de estar considerado la primera obra plenamente barroca hecha en Asturias. Fue encargado al prestigioso arquitecto cántabro Ignacio de Cajigal, que unos años antes había trabajado en la capilla de Santa Bárbara de la catedral ovetense de San Salvador, al confiársela el obispo Caballero de Paredes. Estaba aún por terminar cuando en 1666 muere Cajigal, conservándose abundante documentación que plasma su autoría en planos, contratos y pagos. En la Guía del Viajero en Llanes nos lo dicen así:
"El monasterio de Agustinas Recoletas se ubicó extramuros de la villa de Llanes y para 1666, año de la muerte del arquitecto que lo diseño, no se había terminado. La investigación realizada por Germán Ramallo apunta como autor de las trazas de esta fundación religiosa al arquitecto cántabro Ignacio de Cagigal, quien también llevaría a cabo otras construcciones en Asturias entre las cuáles las que cabe destacar la capilla de Santa Bárbara de la catedral de Oviedo"

Durante la Guerra de Independencia el comandante Guillot, a las órdenes del general Bonet, estableció en él su cuartel de la guarnición en febrero de 1810.Volvemos a los Apuntes históricos de Llanes de García Mijares cuando dice:
"Mas de dos siglos habitaron el convento de Llanes las monjas agustinas, sostenidas con los recursos que cada una aportaba por vía de dote, con las limosnas del vecindario, y con los donativos de otras personas piadosas, mereciendo especial mención el de treinta mil reales que hizo el señor don Juan Gonzalez Ahedo, natural de la Borbolla, por su testamento otorgado en Sevilla ante el notario don Pedro Leal, el 6 de Mayo de 1754, con la sola carga de que por la comunidad se rezase una salve diaria perpetuamente en favor de su alma. A fines del año de 1809 se vieron obligadas a abandonar su tranquilo convento de Llanes por haberle convertido los franceses en cuartel, al posesionarse de la misma villa, retirándose a Caldueño donde ocuparon por espacio de dos años la casa del Doctor don Domingo Enrique de Puertas, Abogado de los Reales Consejos, Arcediano de Benavente, Canonista eminente, Maestrescuela, Provisor y Vicario general de Oviedo y su obispado y Rector de su Universidad literaria, cuya casa puso generosamente a disposición de las monjas"
El Sacerdote Beneficiado de la iglesia de la Asunción o Santa María del Conceyu, Lorenzo Simón, fue testigo de aquellos quebrantos y escribió de la tropa napoleónica:
"se entregó al desorden, cometió mil excesos con las gentes que encontraron escondidas por las cuevas y pajares, y es imposible explicar la pena y aflicción en que todos se vieron; muchos se salvaron subiéndose a los montes de noche por medio de las nieves, prefiriendo la compañía de las fieras a la de los franceses"

Más de medio siglo después las monjas serían exclaustradas por la Desamortización el 13 de noviembre de 1868. Mijares recoge también estos tristes episodios para la comunidad
"Las leyes desamortizadoras del presente siglo, han arrancado sus bienes y propiedades a esta comunidad de Religiosas consagradas exclusivamente a la oración: bienes y propiedades que habían llevado de las casas de sus padres, y no bastando aun este despojo, se las expulsó de su santo retiro el 13 de Noviembre de 1868, haciéndolas marchar solas y abandonadas a sus fuerzas, para unirse a sus hermanas de Gijón, excepto una, que anciana y enferma, fue recojida por una piadosa señora en su propia casa, y en la que a pesar de los cuidados y auxilios que se la prodigaron, rindió su alma al esposo amado.

El convento sirve en el día de Colegio para primera y segunda enseñanza de niños; y una parte de sus huertas, para paseo y jardines, en donde se levantó la estatua del Excmo. Señor don José de Posada Herrera, que fué inaugurada y descubierta el 16 de Septiembre de 1893"


García Mijares explica en su libro que desde mucho tiempo atrás se hacía patente en Llanes la necesidad de un centro de enseñanza secundaria, recordándose al que existió en el también desamortizado monasterio llanisco de Celoriu, pero este habría de establecerse en la villa capital del concejo. Se emprendieron iniciativas, se abrieron suscripciones y se realizaron donativos, pero siempre había inconvenientes que evitaban que se hiciese realidad
"Donde más se significó la iniciativa individual, y demostró bien a las claras de cuanto es susceptible si se pone al servicio de una idea, es sin género alguno de duda en la creación de el Colegio de primera y segunda enseñanza en la villa de Llanes, para cuya realización había que imponerse grandes y crecidos sacrificios. Tiempo hacía ya que se dejaba sentir tan imperiosa necesidad, justificada más y más por la precisión en que se encontraba todo aquél que desease seguir una carrera, de comenzar los estudios preliminares de latín y filosofía en el próximo Monasterio de Benedictinos de Celorio, como los Exemos. Sres. Cardenal Inguanzo, Posadas, Cortinas, Prietos, Quintanas y otras notabilidades que después brillaron en la Iglesia, en la Política y en el Foro, sopena de no hacerlo en otro punto más distante, y que habría de originar imprescindiblemente mayores gastos, traba con que siempre tropieza la familia regularmente acomodada. 

Estas y otras razones que omitimos, movieron ya de antiguo el ánimo de los buenos llaniscos en pró de un establecimiento de esta clase, y más de una vez se levantó la voz con éste fin, pero afortunadamente por cierto, pues sus ecos no se perdieron como acontece en las eternas soledades del desierto nó, antes bien el Ayuntamiento con un afecto y pasión que le honra, haciéndose intérprete de la opinión pública, consiguió interesar a la Excma. Diputación provincial en 13 de Septiembre de 1862 en asunto de tanta trascendencia, demandando de aquélla al propio tiempo una subvención para que sirviera de estímulo a los propósitos expresados; S. E. aplaudió el pensamiento; y si bien no se comprometió a la construcción del edificio, cuya dirección había de estar encomendada a los Padres de las Escuelas Pías, acordó en cambio en 24 de Septiembre del mismo ano, satisfacer el 50 por 100 del gasto total, o lo que es lo mismo, igual suma a la que por suscripción se reuniese.

Con este gran apoyo pecuniario, se pensó abrir suscripción allende los mares entre los hijos del pueblo que ya en distintas ocasiones habían dado irrefragables muestras de su amor pátrio: y aún no se había recibido la resolucion de S. E., cuando el malogrado hijo de esta villa D. Sinforiano Sobrino Díaz (q. e. p. d.), dejaba en la cláusula sexta de su testamento otorgado el 22 del propio mes, un legado de 40.000 reales para tan plausible y moralizadora institución, allegando a la temprana edad, que el país llora, la primera piedra, cimiento de tan anhelado edificio.

Con vista a los datos expuestos, el Presidente del Ayuntamiento convocó a Junta general a la Corporación y mayores contribuyentes el 29 de Diciembre, para inaugurar la suscripción iniciada; pero con éxito tan satisfactorio, que con el donativo de D. Sinforianó Sobrino, llegó a reunirse en aquél día 204.500 reales, debiéndose gran parte a la actividad de los señores que componían la Junta directiva nombrada entonces: Sres. D. José Bernaldo de Quirós, como Alcalde, los Excmos. Marqueses de Gastañaga y de los Altares, y los Ilustrísimos D. Joaquín María de Posada Herrera y D. Juan Dionisio de Posada Argüelles, por quienes se hicieron cuantas diligencias les ha sido posible, y a las que el distrito municipal respondió dignamente. Entre las comisiones que se nombraron, la de México la formaban los Sres. D. Cándido Guerra, D. Manuel Mendoza Cortina y D. Nemesio Sobrino Díaz. No había llegado a conocimiento de este señor su nombramiento, cuando penosa enfermedad, minando su existencia, le obligó a hacer testamento en 15 de Enero, antes que la segur guadaña le sorprendiera, dejando para este Colegio el exorbitante donativo de 400.000 reales, sustituyéndole a su muerte su tercer hermano D. Faustino Sobrino Díaz. Otros varios señores de la Península y fuera de ella, han contribuido muy expléndidamente, y los señores D. Román y D. Manuel Romano Mijares, conservan aún en su poder algunos miles de duros, producto de la suscripción en San Juan Bautista de Tabasco, donde eran comisionados.

La Real orden de 25 de Febrero de 1863, aprueba la resolución tomada por la Excelentísima Diputación, para creár el Colegio de segunda enseñanza, y debido a la actividad que desplegaron todas las comisiones que con este objeto se nombraron, logrose reunir la importante suma de 49.000 y pico de pesos fuertes; pero obstáculos que nunca faltan, vinieron a servir de rémora para la consecución de tan levantado propósito"

Tras la desamortización del cenobio en 1868, prontamente se reparó en que sus instalaciones, reaprovechadas, servirían para acabar con el que debió ser el mayor problema, conseguir un edificio para el nuevo centro. De esta manera, enseguida se habilitaron en él una escuela de niñas y una cátedra de latín, germen de lo que sería en 1873 la fundación del se fundaría, el colegio del mismo nombre que el convento, Colegio de la Encarnación, centro de enseñanza secundaria por el que pasaron destacados llaniscos, acabándose con el tremendo parón que esta iniciativa llevaba padeciendo hacía tiempo:
"En esta inacción, permaneció unos años, hasta que vino la revolución de Septiembre de 1868, la expulsión de las Monjas Agustinas Recoletas, de su Convento, extramuros de la villa, y el aprovechamiento del edificio por la Corporación municipal para escuela de niñas, y para una cátedra de latinidad, que después, muy luego, sirvió para abrir en 1873 el Colegio de la Encarnación, bajo la dirección del Presbítero don Juan Redondo Blanco, y el Licenciado D. Miguel Mantilla de Hoyos, para primera y segunda enseñanza y comercio, quedando al año siguiente bajo la exclusiva dirección del Sr. Mantilla, y por su fallecimiento, acaecido el 24 de Septiembre de 1887, entró a sustituirle el Presbítero Licenciado en Filosofía y Letras D. Manuel Pardo Fernández, que continúa en la actualidad.

Las importantes mejoras que tan celosos Directores han venido haciendo en el establecimiento, son notorias, pudiendo hoy competir con cualquiera de España, no solo por lo bien montado, como por los resultados lisonjeros que ha obtenido, a lo que contribuye eficazmente el escogido personal de profesores que forman el cuadro de este Colegio, cuyos talentos son reconocidos. En él se da 1º La primera enseñanza elemental y superior, 2º La segunda enseñanza distribuida en los cinco grupos que previene la ley vigente de estudios hasta el grado de Bachiller, 3º La carrera mercantil distribuida en esta forma:–Iª Gramática Castellana, Geografía comercial, y Aritmética mercantil.–2º Operaciones mercantiles y de Banca, Teneduría de libros y primer curso de Francés.–3º Ampliación de las anteriores y segundo curso de Francés. Nociones de derecho mercantil y Correspondencia:–á Clases de adorno que son: Dibujo en sus varias clases; Música vocal e Instrumental; Inglés, Italiano y Caligrafía. 5º Gimnasia higiénica y Ortopédica, y 6ª Dá semanalmente el Director una clase de Religión y moral, y otra de educación social y escritura epistolar, obligatorias y gratuitas para todos los alumnos.

En nombre de D. Faustino Sobrino Díaz, ha venido subvencionando éste Colegio con 5.000 pesetas anuales desde su creación, su hermano político D. José de Parres Piñera, y por muerte de éste, D. José de Parres Sobrino y D. Simforiano Dosal Sobrino, como sucesores de albaceazgo y patronatos fundados por D. Faustino; más 500 pesetas también anuales para el Observatorio Meteteológico establecido en el Colegio, y 625 a 750 pesetas para la escuela nocturna y gratuita de artesanos que está abierta desde Octubre a Marzo.

Los alumnos que por término medio asisten anualmente a este establecimiento, son 124, de los que 68 son internos, cuatro medio pensionistas y 52 externos. Matriculados: 17 en primera enseñanza, 65 en segunda y 42 en la clase de comercio. Sus adelantos nada puede comprobarlos mejor que las calificaciones de examen ante el tribunal de profesores del Instituto de Oviedo que vienen a este Colegio a fin de curso, y son; 25 por 100 sobresalientes; 25 por 100 notables; 20 por 100 buenos; 29 por 100 aprobados; y uno suspensos. No son menos satisfactorias las calificaciones que se obtienen en los grados de Bachiller, que ahora se hacen en la Capital de la provincia, en los que la tercera parte salen sobresalientes, y los demás aprobados, siendo como unos doce los que por término medio reciben el grado todos los años. En la clase nocturna de Artesanos se matriculan como unos 100 individuos todos los años"

Tras ser cuartel durante la contienda civil y luego de las vicisitudes de la larga posguerra, el colegio fue transformado en hotel, el cual sería adquirido por el empresario hotelero Benito Amable Concha Morán, pionero del auge turístico llanisco, y este el ahora hotel Don Paco, en el que, entre otras cosas, se conservan la fachada de la portería, soberbia portada barroca, y el frontis del monasterio agustino, al igual que la de la capilla conventual, en buen estado y que es ahora el comedor. El hotel y su pasado conventual y de enseñanza, son glosados así por Eduardo Gallardo para El País el 7-9-2018, escribiendo Entre muros centenarios en Llanes
"Por su ubicación, por su carácter monumental y, sobre todo, por su memoria histórica, este hotel merece una noche de otoño. No solo porque su apariencia barroca pone al descubierto unos muros del siglo XVII enraizados para albergar el convento de las agustinas recoletas, que desde 1873 los escolapios, y 27 años después otra congregación de agustinos, acabaron transformando en el emblemático colegio de La Encarnación. La memoria llanisca queda en deuda con el empresario Amable Concha, propietario de otros dos establecimientos hoteleros en el concejo, que, en tiempos de desarrollismo a ultranza, creyó en la singularidad histórica del edificio y lo convirtió en el santuario de hospitalidad que es hoy Don Paco. Fallecido en 2014, su hijo Benito Amable Concha continúa al frente del negocio tras una reforma que ha añadido confort a lo que su padre había conservado como museo turístico del oriente asturiano"

Oportunamente, añade que tomando algo en la terraza podremos admirar la antigua capilla y la portada barroca:
"En verano, los huéspedes se paran en la terraza exterior del frontispicio para tomar un respiro o beber un refresco. Enseguida, a la derecha, aparece la antigua capilla monástica habilitada hoy con el apelativo esclarecedor de El Cenador del Convento. A su cargo, Ángel Fernández propone cocina asturiana con los galones de su paso por el restaurante Trascorrales, en Oviedo"

A la izquierda del hotel subiremos estas escaleras que nos conducen a un paseo arbolado

 Señales del camino y del albergue de La Casona del Peregrino

El paseo conforma una ancha rampa en la que los árboles, en verano, forman con sus hojas un buen túnel vegetal que se agradece en jornadas de sol castigador


Con la fachada lateral del hotel a la derecha continuamos todo recto y sin pérdida con la calle, a un nivel más bajo que el paseo tras subir las escaleras, a nuestra izquierda, la cual en este trecho lleva el nombre de Egidio Gavito, nacido en Poo en 1829, alcalde y benefactor de Llanes. Bajo la égida de Égido se hicieron el hospital municipal, la traída de agua potable a la villa y la electrificación de la red de alumbrado público


A la izquierda, al otro lado de la citada calle, está la Casa de la Fuente, construida por Román Romano Mijares, alcalde de Llanes entre 1875 y 1877, tras regresar de Cuba, acondicionando esta calle y haciendo aquí su casa. En 1930 fue adquirida por Jesús Díaz de la Fuente, dueño por entonces del Palacio de Niembru, quien se la regaló a su hija Encarnación Díaz de la Fuente y Sobrino, casada con Alfredo de La Fuente Junco, de ahí el nombre por el que se la conoce


Caminando a la sombra de los árboles del paseo, junto a los conventuales muros, se sigue recordando en el Hotel Don Paco la memoria de su fundador Amable Concha Morán, fallecido en 2014, sus amigos se reúnen para recordar aquellas reuniones que organizaba a la mesa, sirviendo lo que más le gustaba, buena carne de corzo. Así lo hicieron el primer cabudañu o aniversario de su fallecimiento, y así lo plasmaba Guillermo F. Buergo para El Comercio el 27-6-2015, Amable Concha, en el recuerdo de sus amigos:
"El 24 junio de 2014, a la edad de 81 años, fallecía Amable Concha Morán, empresario llanisco del sector de la hostelería con importantes negocios en España y México. Entre sus aficiones cabría destacar la caza y la pesca. Era miembro de la cuadrilla de cazadores que dirigía Manuel García Toribio 'Garci' y un amante de los recechos de corzo en compañía de su primo Manuel Concha y del guarda de SOCOA Miguel Ángel Pidal. Todos los años, a la llegada del verano, preparaba una comida de corzo para reunir en torno a bien surtidas mesas a medio centenar de amigos. 
Amable Concha ya no está, pasó a otra dimensión, pero sus amigos decidieron seguir recordando a un hombre de «personalidad y temperamento excepcionales». Convocados por Manuel García y Martín Huertas, 38 amigos de Amable, llegados desde diferentes concejos de la comarca, se reunían ayer en una interminable mesa rectangular en el restaurante del hotel Don Paco. Se sirvió lo mismo de siempre: Fabes con corzo, corzo con patatinas guisadas y pastel de manzana 
Antes de que los comensales llevaran la primera cuchara a la boca, Manuel García se dirigió a los presentes recordando que «Amable se merece el reconocimiento y el recuerdo de los que fuimos sus amigos. Y lo vamos a seguir haciendo por medio de una comida anual, que era lo que a él le gustaba», puntualizó. También explicó que «Amable Concha abatía un corzo y más que del lance, de lo que realmente disfrutaba era de poder compartir la pieza con sus amigos en grupos heterogéneos que él juntaba: indianos de México y colegas y cazadores llaniscos». «Nos volvía locos a todos en los preparativos de esas comidas, que significaban un hito en el paso de la primavera al verano», dijo. 
El hijo mayor, Benito Amable Concha González, confirmó que «estas fechas anuales de la comida del corzo eran señaladas para él y me parece fenomenal que los que fueron sus amigos quieran mantenerla en el tiempo»

Pasado el edificio del Hotel Don Paco, a la derecha, se extiende el parque de Posada Herrera, que se hizo en las huertas de las monjas


Farolas isabelinas jalonan el paseo, con varios bancos ubicados aquí y allí para que si lo deseamos nos sentemos a discreción


Vemos ahora bien la fachada principal de la Casa de La Fuente, la que mandó hacer Román Romano, uno de los casos de indianos que regresaron con fortuna a una edad aún con muchas fuerzas para acometer retos de suma entidad, nada menos que la alcaldía, siendo además gran benefactor en tiempos de penuria. Guillermo F. Buergo escribe de él en La huella del Indiano (El Comercio 11-4-2011):
"También hubo indianos que regresaron en los mejores años de su vida y tomaron parte activa en los destinos del concejo. Es el caso de Román Romano, alcalde de Llanes entre 1875 y 1877. El primer viaje de Román fue a La Habana y desde allí partió hacia las localidades mexicanas de Veracruz y Tabasco, donde fue propietario de importantes negocios relacionados con el beneficio de la madera.

En Llanes, en épocas de hambruna severa, llegó a repartir un año 500 sacos de maíz entre los más necesitados y contribuyó al desarrollo urbanístico de la calle de Nemesio Sobrino. Allí, en el año 1875, construyó su vivienda, y para la obra de carpintería utilizó maderas de caoba importadas de sus explotaciones mexicanas. Pasó sus últimos años en Barcelona, pero antes, como propietario del barco 'México', facilitó el tráfico marítimo entre Gijón, Llanes y Santander"

Seguidamente a ella tenemos ahora a la vista la Casa de Don Quicón, chalet de estilo montañés construido en 1925 para Rogelio Gutiérrez Sordo, indiano que hizo fortuna en México. Es un proyecto del arquitecto Miguel García-Lomas Somoano, compuesto por una vivienda exenta de planta rectangular, con dos pisos y desván,. Destacan las dos torres a cada lado de la fachada principal, frente la entrada, desde la que se sube por una escalinata de piedra. Un murete de piedra cerrado con rejería y espeso seto cierra su terreno y jardín

Seguidamente, en el cruce con la calle que va a la estación, reconocemos ya el Edificio San Román o de los Hermanos San Román, hecho en 1926 para Cosme San Román en estilo neorregionalista por el arquitecto Mariano Deogracias Lastra


A partir de allí, pasado el parque, comienza la Avenida de la Paz, llamada así por una ermita o humilladero, muy habitual en los viejos caminos, dedicado a Nuestra Señora de la Paz


Pero antes de seguir, vamos a acercarnos al parque, a nuestra derecha, donde está la estatua, de cuerpo entero y sobre pedestal, de quien le da nombre, José de Posada Herrera, jurista y político que fuera presidente del Consejo de Ministros entre 1883 y 1884, con casa familiar enfrente de la iglesia de Llanes (es la actual Casa de Cultura y hablamos de ella en la entrada de blog correspondiente a Santa María del Conceyu)


La estatua actual es una réplica a la inaugurada en 1893, destruida en la guerra civil para hacer proyectiles fundiendo su bronce, si bien consiguió ser rehecha gracias a que los herederos del escultor, José Gragera y Herboso, conservaron la muestra de la obra en pequeño tamaño de escayola, la cual sirvió de modelo al artista Emilio Sobrino Mier para volver a realizarla e inaugurarla en 1963, con presencia del presidente del Consejo de Estado, cargo equivalente al que había oculado Posada Herrera


José de Posada Herrera nació pues en el seno de una linajuda estirpe de la nobleza llanisca, el 31 de marzo de 1814, cuando aún no hacía más de dos años que se había ido de Llanes la última guarnición francesa. Era hijo de Blas Alejandro de Posada Castillo y Josefa de Herrera Sánchez de Tagle. Estudió Derecho y Economía, llegando a ser profesor de esta en la Universidad de Oviedo en 1838.Su biografía la extraemos de la Wikipedia:
"Catedrático de la Escuela especial de Administración (1843). Miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas (1857) y de Jurisprudencia y Legislación (1864) y presidente del Ateneo de Madrid. A partir del año 1839 inicia una intensa actividad política que lo convierte en un testigo y protagonista excepcional de su agitada época. Durante el periodo comprendido entre 1839-1841 fue diputado por el Partido Progresista y a partir de 1842 ingresó en las filas del Partido Moderado, combatiendo con dureza a su antiguo compañero Salustiano Olózaga y colaboró con la caída de Espartero y de la Regencia, destacando no obstante por su independencia como parlamentario.

Intervino en la redacción de las Constituciones de 1869 y 1876, llegando a ser elegido por unanimidad presidente del Congreso de los Diputados en 1876. Ocupó otros importantes cargos políticos como miembro del Consejo Real, presidente del Consejo de Estado (1881), embajador ante la Santa Sede en Roma (1868), ministro de Gobernación en 1858 y 1865 —en gobiernos presididos por Francisco Javier de Istúriz y Leopoldo O'Donnell— y presidente del Consejo de Ministros en 1883 —ahora perteneciendo a Izquierda Dinástica—. También fue presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación (1864-65) y del Ateneo de Madrid (1865-68).

Cuando era ministro de la Gobernación fue denominado "el gran elector", dada la falta de escrúpulos y habilidad para que en las elecciones se mantuviera el control gubernamental del resultado, dándole la victoria.

Dentro de su obra como jurista se encuentran los cuatro volúmenes de Lecciones de Administración (1843), reeditados los tres primeros por el Instituto Nacional de Administración Pública en 1978 y el cuarto —que se creía perdido y dedicado a la beneficencia pública— por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Oviedo en 1995, gracias a la investigación de Francisco Sosa Wagner, catedrático de Derecho Administrativo en la Universidad de León, sobre Posada, a quien considera el padre del Derecho Público en España y sobre el que ha escrito dos recientes obras: Posada Herrera, actor y testigo del siglo XIX (1995) y La construcción del Estado y del Derecho Administrativo: ideario jurídico-político de Posada Herrera (2001)"

Se le considera uno de los iniciadores de la ciencia jurídico-administrativa en España, si bien por su política electoral era llamado El Gran Elector. En esa actitud movilizaba todo el aparato funcionarial, político, de comunicación y clientelar del Estado para intervenir en el resultado electoral. Extraemos de su biografía en la Real Academia de la Historia:
"el político asturiano estableció la doctrina del influjo moral, por la que arrogaba para el Gobierno el derecho a orientar las elecciones. Esta formalización y, sobre todo, su magistral aplicación, de lo que hasta entonces había sido práctica habitual, le confirieron a Posada Herrera la fama de gran elector. Y lo fue. En las elecciones de noviembre de 1858 celebradas bajo sus auspicios se perfeccionó y llevó al extremo la intervención gubernativa, movilizando, previamente depurado, todo el aparato político y funcionarial del Estado, poniendo a su servicio los progresos técnicos (telégrafo) y todos los recursos legales y coactivos, y estableciendo una tupida red de relaciones clientelares, a favor del partido unionista. Lógicamente, se consiguió la mayoría (y a la misma pertenecía el escaño que él obtuvo por el distrito de Torrelavega), pero con la presencia de unas discretas minorías moderada y progresista para guardar la apariencia de normalidad representativa"

Tras una muy agitada vida política en el convulso siglo XIX español de guerras civiles carlistas y pronunciamientos, el fallecimiento de su mujer Carmen Ibáñez Corvera y Velarde (de la nobleza de Miengo, Cantabria) en mayo de 1870 le retira de la política, pero sólo de momento. Primeramente vuelve a Llanes, donde se casa en septiembre de 1871 con su sobrina carnal, Dolores Posada Posada, hija de su hermano Fernando. Es entonces cuando, tras la renuncia de Amadeo I de Saboya y la rápida proclamación y caída de la I RepúblicaCánovas del Castillo le llama para sumarse a la empresa de la Restauración Borbónica
"bien porque compartieran un mismo pasado unionista y éste hubiera ocupado la subsecretaría durante su primer mandato como ministro de la Gobernación, bien por el espíritu transaccional que se quería informar a la operación, Posada Herrera aceptó.

Esta vinculación a la restauración alfonsina le deparó la elección en enero de 1876 como diputado por Llanes (también obtuvo representación por Torrelavega) y en marzo, por unanimidad, como presidente del Congreso, que se encargaría de ratificar el nuevo texto constitucional de este año. La excesiva influencia del moderantismo que, para Posada Herrera, tenía esta Constitución, le fue separando paulatinamente del canovismo. Progresivamente, ya que todavía en 1879 seguía coqueteando con los conservadores y, en calidad de tal, obtuvo en los comicios de abril el acta de diputado por Llanes y en diciembre participó en las consultas regias para formar gobierno.

La articulación a mediados de 1880 de las fuerzas de la oposición en el Partido Liberal-Fusionista le situó en su órbita. Así, cuando en febrero de 1881 esta fuerza política de la mano de Sagasta alcanzó el gobierno, Posada Herrera, primero, fue nombrado ese mismo mes presidente del Consejo de Estado y, después, una vez revalidada en las elecciones de agosto su representación en el Congreso (ahora por Madrid), logró en septiembre la presidencia.

Pero todavía le faltaba un nuevo desplazamiento político. A finales de 1882, bajo el liderazgo del general Serrano, se fundó la Izquierda Dinástica, que recogía la bandera abandonada por el Partido Liberal- Fusionista del restablecimiento de la Constitución de 1869. Pues bien, Posada Herrera se comprometió con este nuevo partido hasta el punto de que cuando el 13 de octubre de 1883, tras el agotamiento del ejecutivo de Sagasta, formó gobierno, integró, además de amigos personales, a importantes figuras del mismo.

Pero este ministerio, que no contaba ni iba a contar con el decreto de disolución, duró el tiempo que le llevó exponer en las Cortes su programa reformista, cuyos presupuestos centrales eran el sufragio universal y la revisión constitucional. La sorprendente defensa de estos puntos por parte de quien nunca había creído en ellos, Posada Herrera, y oposición por parte de quien otro tiempo los había avalado, Sagasta, se saldaron el 18 de enero de 1884 con una votación parlamentaria contraria al primero. Acto seguido, el patricio asturiano presentó a Alfonso XII la dimisión, aconsejándole perplejamente que otorgara la confianza a Cánovas, como así lo hizo.

Aunque cuando Posada Herrera asumió la presidencia del Gobierno tuvo que abandonar la del Consejo de Estado, para entonces ya había superado los dos años en el ejercicio del cargo que le conferían, por derecho propio, la calidad de senador. En esta Cámara Alta simplemente se limitó a prestar juramento en mayo de 1884, ya que a continuación se retiró definitivamente a Llanes. Aquí, sin descendencia, el 7 de septiembre de 1885 falleció"

Ciñéndonos a su intervención e influencia en su villa natal, Manuel García Mijares, en sus Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres, incide en que fue merced a su intervención cuando se mejoró notablemente el servicio de correos en la población:
"Desde inmemorial tiempo existió en Llanos una Estafeta de Correos con su Administrador, dependiente de la principal de Burgos, y cuya dependencia se trasladó a Oviedo en el año de 1855.

El servicio de recibo y despacho con Oviedo y Torrelavega, era dos veces a la semana–«martes y viernes»;– y por medio de peatones se hacía la conducción. Las Autoridades y particulares que tenían apartado, lo recibían a primera hora después de la llegada de los correos, y el público lo hacía por lista, desde las nueve a las doce, por la mañana, y desde las dos a las cuatro, por la tarde.

En el año de 1859, siendo Ministro de la Gobernación el flustre llanisco D. José de Posada Herrera, habiendo aumentado considerablemente la circulación de la correspondencia, periódicos e impresos, se hizo diario el servicio de conducción y en caballería o carruaje.

Entonces se establecieron en Llanes, un cartero para el reparto a domicilio dentro de la villa y sus arrabales, y carterías fijas, en la mayor parte de los pueblos del concejo, a las que llevaban su correspondiente paquete en balija separada, los mismos conductores de los correos generales, si las carterías se hallaban en la misma línea del tránsito, o peatones especiales para las de fuera de ella"

El correo, como los carruajes, seguía la carretera que a la vez se basaba en el trazado del viejo camín real costero, donde estaban algunas paradas de postas, fondas y mesones y donde las Agustinas levantaban su convento y luego los indianos sus mansiones, chalets y quintas de recreo. Paralelo a él se proyectó la entrada en Llanes del ferrocarril


El Parque de Posada Herrera viene a ser el segundo gran espacio de esparcimiento de Llanes tras el Paseo de San Pedro, sobre El Sablón, del que también nos ocupamos en el pertinente artículo de este blog. Desde él regresamos al Camino


De vuelta al paseo, en esta foto de principios de primavera, con los árboles aún sin hoja, volvemos a ver a la izquierda el Edificio San Román, al comienzo de la Avenida de la Paz y en la esquina con la calle Rodrigo Grossi, quien también fue alcalde de Llanes, este entre 1973 y 1976, promotor junto con Manuel Maya Conde (director de El Oriente de Asturias, de la construcción del campo de fútbol San José y de la Acera de los Quioscos


Esa calle es la que comunica con la Estación de Llanes, justo detrás de esta manzana de casas, estación ferroviaria abierta cuando se inauguró el ferrocarril, el 20 de julio de 1905. Allí está el Albergue la Estación, albergue turístico inaugurado en 1996 que aloja también a numerosos peregrinos del Camino Norte


El Edificio San Román dispone de tres alturas y cuatro torres de cuatro alturas cada una. En el piso principal dispone de balcones volados con antepechos de hierro. En la fachada de la calle de Rodrigo Grossi tiene un corredor cortafuegos entre cortafuegos salientes, cubierto por tejadillo a un agua. En la esquina de las calles un gran local de grandes ventanales está dedicado a bajo comercial


En el mismo comienzo de la Avenida de la Paz está el Edificio Santa María de Ordas, bloque de pisos inaugurado en 1968 en los que eran antiguos prados del convento de la Encarnación. Fue autor de su proyecto el arquitecto Eleuterio Población Knappe, quien llegaría a ser más tarde decano del Colegio de Arquitectos de Madrid y autor allí de los edificios Eurobuilding


Eleuterio Población Knappe hizo este diseño por encargo de Aniceto Fernández Ordás, fundador del Banco de Levante, cuyo apellido es oriundo del municipio leonés de Santa María de Ordás, de ahí el nombre del edificio. El banquero pasaba sus veranos en Llanes y era amigo de tertulias del filósofo, escritor y periodista Fernando García Vela


Aunque al pasar solamente vemos este, son en realidad tres edificios con cincuenta viviendas, doce locales comerciales y una superficie de 7.250, si bien de él dice Higinio del Río que es un "admirable ejemplo de arquitectura moderna, aunque más propio del Mitte Berlinés (en construcción por entonces) que de una villa de 3.500 habitantes"


Cruzando el cruce, valga la redundancia, de la Avenida de la Paz con la calle dedicada al poeta Celso Amieva, nos topamos de frente con el edificio del Colegio Divina Pastora, verdadera institución de la reciente historia llanisca, cuyo origen arranca de Villa Esther. Una primitiva quinta de indianos que pasó a ser colegio y toda una institución en Llanes hasta su clausura en el año 2009 tras 115 años de historia docente


Todo comenzó cuando el emigrante Florencio de la Fuente Cabrales, a la temprana edad de 16 años, emigró en 1875 a México con su hermano Eutiquio, trabajando primeramente para los hermanos Romano y luego estableciéndose por su cuenta. A su regreso construyó dos edificios en esta calle, uno dedicado a su esposa Esther Bulnes Trespalacios, el cual hubo de vender posteriormente al perder buena parte de su fortuna, según unas versiones con la Revolución Mexicana y según otra con la quiebra del Banco Nacional de Puebla, muy posterior a la revolución


Es entonces cuando en 1.894 la congregación de monjas Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor estableció aquí con su colegio, que en un principio era el mismo palacete rodeado de huerto y frutales. Luego el el edificio se amplió en el terreno de la misma quinta, centro de enseñanza por el que pasaron miles de llaniscos y clausurado, un tanto sorpresivamente, en el año 2009. Unos meses antes del cierre, el 10-3-2009, la impactante noticia era anunciada de esta manera por La Nueva Españacuando aún había esperanzas de que se mantuviese abierto:
"Las hermanas Terciarias Franciscanas de la Madre del Divino Pastor anuncian el cierre del Colegio Franciscano de Llanes

Los padres se unen para mantener abierto el centro tras anunciar las monjas el cierre. El AMPA convence a la congregación para que continúe su labor docente durante otro año y estudia crear una cooperativa para asumir la gestión.

El Colegio Divina Pastora de Llanes continuará abierto durante el año que viene y durante muchos más, esperamos que llegue a cumplir el bicentenario». Con estas contundentes palabras el presidente de la AMPA (Asociación de Padres y Madres de Alumnos) del centro, Antonio Balmori, quiso tranquilizar a los inquietos y nerviosos padres y madres de los ciento veinte alumnos del colegio, que durante los últimos días se han mantenido en vilo ante la posibilidad de que el histórico colegio, con ciento quince años de historia, cierre para siempre sus aulas. 
La noticia de que el Colegio de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor de Llanes cerraba en junio corrió sin parar de boca en boca desde que fue anunciada por las responsables de la congregación. Padres, madres y ex alumnos del colegio se mostraban apesadumbrados ayer antes de mantener un encuentro en el centro para analizar posibles soluciones. 
Todo comenzó según explicó ayer en la reunión la directora del centro, María Jesús Valladares, el jueves de la pasada semana. Este día, la Superiora provincial de la congregación se presentó en el colegio llanisco con la firme decisión ya tomada de que el centro no renovase el concierto educativo con el Principado a partir del mes de junio de este año. Esto fue transmitido a los nueve profesores del centro (dos de ellos son monjas entre las que se encuentra la directora), a la AMPA y al Consejo Escolar.
Las razones de esta decisión, según explicó María Jesús Valladares directora del centro, eran fundamentalmente «la falta de vocación al haber cada día menos monjas y los altos costes económicos que suponen para la congregación el mantenimiento del colegio».
Desde este momento Antonio Balmori, en calidad de presidente de la AMPA y el vicepresidente José Gregorio Varela, junto con otros muchos padres, comenzaron una carrera contrarreloj para convencer a la congregación de que mantuviese abierto el centro y, lo que es más importante, lograr que el Principado renovase el concierto con el centro, cosa que con toda probabilidad ocurrirá a lo largo de esta semana. Desde la asociación de padres se dio en la reunión de ayer un mensaje tranquilizador. «El colegio tiene futuro y todos los que creemos en el lucharemos porque siga en pie muchos años».
De momento y al menos hasta el 2011, la congregación de las Franciscanas Misioneras de la Madre del Divino Pastor mantendrá la titularidad del centro. A partir de este momento y con la casi segura salida de la congregación del centro, son muchas las ideas que desde ahora se plantean..."

Y este es el palacete original de Villa Esther, donde empezó el colegio. Así daba la noticia del cierre para El Comercio Guillermo F. Buergo el 19 de junio de ese año 2009:
"Nadie recuerda en Llanes la inauguración del colegio de la Divina Pastora, porque es un acontecimiento que tuvo lugar hace 115 años. Lo que nadie va a olvidar es el momento del cierre, triste circunstancia que se produjo en el día de ayer. A las dos de la tarde, los aturdidos alumnos traspasaban por última vez el marco de la puerta y un elevado número de madres y padres apenas podía contener las lágrimas. Y es que en su mayor parte habían sido alumnos y también hijos y nietos de antiguos escolares. La tradición quedaba fulminada por una decisión tomada en la distancia"

El resto era huerta con frutales y zona de juegos, en la que se construyó este gran edificio escolar posteriormente. Un antiguo alumno, Emilio G. Cea, evocaba sus recuerdos del lugar en La Nueva España el 24-6-2009:

"Pocas cosas en mi vida me marcaron tanto como la estancia durante diez años en el colegio de las franciscanas misioneras de la madre del Divino Pastor. En la vida de todo niño la época escolar supone algo más que años de estudio. Además de aprender a leer o escribir, me peleé por primera vez con las matemáticas, memoricé la tabla periódica, descubrí la fotosíntesis en aquellas clases de «natu» o diseccioné ojos de vaca en el legendario laboratorio del colegio donde el profesor Aníbal guardaba en un armario cerrado con llave una botella de Coca-cola con mercurio que para nosotros suponía una especie de santo grial. 
Pero mi estancia en el colegio no la mido sólo por la cantidad de conocimientos que allí adquirí. Más allá de todo esto, entre las paredes del centenario colegio y en sus patios alcancé otras cosas mucho más importantes. Fue allí donde hice amigos que aún perduran como inseparables, fue allí donde soñaba con emular a Hugo Sánchez y a mis ídolos de la «quinta del Buitre» en las legendarias finales de fin de curso que enfrentaban en el patio central del colegio a los futboleros de cada clase, mientras las chicas se desgañitaban animándonos para que ganásemos al curso contra el que nos enfrentábamos. Fue aquí también donde por primera vez miré a una chica no con ojos de amiga sino de algo más, fue aquí también donde los nervios jugaban malas pasadas cuando se acercaban las tradicionales «funciones» bien de Navidad o de fin de curso y no lograba recordar en mitad del escenario del abarrotado salón de actos la frase que me tocaba recitar y que tanto habíamos ensayado los días previos. Fue aquí donde inocentemente nos partíamos de la risa cada vez que alguna de las monjas, casete en mano, intentaba enseñarnos las canciones para cantar en misa, fue aquí donde me ocurrieron tantas cosas? 
No me quiero olvidar de todos aquellos profesores y religiosas (es así como quieren que se les llame ahora y no monjas) que soportaban estoicamente nuestras trastadas u ocurrencias, no siempre bien intencionadas. En mi memoria siempre quedará la bondad de la madre Benilde, que siempre amenazaba y muy pocas veces castigaba, la juventud de la madre Pilar, los consejos en clave psicológica que impartía la madre Matilde o las reprimendas de la madre Sagrario, a la que llamábamos «pies juntos», no recuerdo muy bien por qué, cuando bajábamos de tres en tres las escaleras para enfilar el patio a la hora del recreo. No me olvido tampoco de las señoritas Yolanda o Paloma, de los profesores todoterreno, como Aníbal, que destacaba por su seriedad, o de Tino. Recuerdo también el shock que para muchos de nosotros supusieron los cambios metodológicos introducidos en la clase de educación física por el profesor Pablo, cuando cortó de raíz los partidos de fútbol en la hora de gimnasia para introducir un nuevo concepto basado en la expresión corporal que a muchos de nosotros nos parecía cursi y una pérdida de tiempo"

Como en muchos casos similares, de vez en cuando salen a la luz noticias sobre un posible reaprovechamiento de este solar, para construir pisos por ejemplo, siempre contemplando la rehabilitación de la casa indiana, pero de momento la situación es la que vemos al pasar haciendo Camino

Eso sí, los antiguos alumnos siguen manteniendo viva su memoria con reuniones de confraternización, páginas dedicadas al colegio, celebraciones, artículos y todo tipo de actividades en las que repasan sus recuerdos. Higinio del Río, por ejemplo, firmando como Genín el de La Pilarica, recuerda las funciones de teatro que todos los años organizaban las monjas en la antigua sala del Cinemar:

"A finales de los años 50 del siglo XX y, sobre todo, a principios de la década de los 60, uno de los mayores acontecimientos sociales de cada año en Llanes era la función teatral que organizaban en el Cinemar las monjas del Colegio de la Divina Pastora.

El Coliseo local registraba siempre un lleno absoluto (600 localidades, entre el patio de butacas, el anfiteatro y el “gallinero”) para ver en familia un original espectáculo que año, tras año, creaban las monjas. Allí estaba todo Llanes. A las religiosaas no se les escapaba ningún detalle de la preparación de los espectáculos.  
Previamente, los párvulos pasábamos meses de ensayo, individualmente y en grupo, para cantar y saber movernos sobre el escenario. Una de las hermanas, la madre Auxilio, pianista de impecable formación, de un rigor técnico y artístico que trascendía a través de sus gruesas gafas de culo de botella, nos ejercía en el libreto, y la madre Luz Divina, guapa y siempre sonriente, lo supervisaba todo, por aquí y por allí. 
Hacíamos de cocineros, de reclutas, de limpiabotas…, y, con apenas seis, siete u ocho años de edad, probábamos la experiencia teatral, el vértigo del espectáculo y la victoria sobre el miedo escénico que podían provocarnos aquellos 1.200 ojos pendientes de nuestros movimientos y de cada uno de nuestros gestos. Había que perder la inhibición, superar la timidez y soltarnos en público con espontaneidad. 
Fue, sin duda, una época gloriosa de aquel Llanes de cuento de hadas, que era unas treinta veces más pequeño de lo que es ahora esta incierta urbe. 
Entre tantas cosas buenas como nos enseñaron las religiosas destaca la afición a la música clásica, cuando nos ponían en el tocadiscos piezas de Tchaikoski ("El cascanueces" era una de ellas) y de Mozart en el mes de mayo (que era el tiempo de las flores), mientras recitaban poesías y rodeaban de algodones azules y blancos el pedestal de la imagen de la Purísima. Allí estábamos Minín y Luisito (los de la Nestle), Pepín y Tomás Elvira (los de la Casita), José Antonio Pintado, Juanma el de Chefi, los de la Tienda Nueva (Tomás y Jose Fernández Buergo), los del Borinquen, Javier Ojeda, los hijos del Registrador, Tomy el Cubano, los de Miralles el médico, Pepe Pedregal, mi hermano Juan Pedro y yo, entre otros muchos críos llaniscos"

En




En el salón de la balconada de la fachada principal de Villa Esther estaba la sala de música, donde la Madre Auxilio daba la lección a los sones de un piano. Los exámenes se realizaban después en el Conservatorio de Santander. Entre otros muchos vecinos y vecinas aquí empezó a formarse en su carrera el que sería catedrático de musicología de la Universidad de Oviedo Ramón Sobrino Sánchez


Al lado de Villa Esther llegamos a otra quinta indiana, el Chalet Azul, también llamado de Don Ricardo. Se trata de una mansión construida en el año 1902 para el emigrante cabraliego Prudencio González, quien regresó a Llanes con sus dos hijas tras la muerte de su mujer. Una de las hijas, Modesta González Borbolla, heredaría posteriormente la casa. Al casarse con el abogado Ricardo García Herrera empezó a conocerse como Chalet de Don Ricardo. La otra hija se llamaba María Teresa, casada con el odontólogo Florentino Menéndez Cofiño 


Muy bien restaurada, dispone de dos plantas, sótano, bajocubierta y llamativa torre cilíndrica de tres pisos y cubierta


Además de esta dispone de pequeñas torres ornamentales en otros lugares de la fachada. El Chalet Azul consigue en su estructura dar una sensación de movimientos con sus cuerpos salientes y otros detalles arquitectónicos. Su alta palmera en el jardín es un símbolo indiano por excelencia


Llaman la atención en la fachada sus decoraciones de tipo vegetal, al igual que la alternancia de ventanas, galerías y corredores


De las filigranas vegetales más conseguidas destacan las de las ventanas de la torre, dentro de círculos


El chalet tiene un gran terreno y en él vemos también la casa de los caseros


Otro elemento muy importante y de curiosos detalles decorativos que no obstante no suele plasmarse en las guías de patrimonio


Según admiramos El Chalet Azul no ha de pasársenos, en un estilo totalmente diferente pero justo enfrente de él, al otro lado de la avenida, el Edificio Borinquen, bloque de viviendas proyectado por quien fuera el famoso arquitecto municipal de Llanes Joaquín Ortiz García, el gran arquitecto racionalista. Construido en 1932, este buen ejemplo del Movimiento Moderno asturiano fue un encargo del indiano Franco Marcos Purón, asentado en la ciudad de Borinquen en Puerto Rico, de ahí su nombre. De esta manera quería paliar la carencia de viviendas en el Llanes de su época. En Asturies, Camín al andar se dice que es el edificio más racionalista de cuantos promovieron los indianos en Asturias:
"Destaca por su horizontalidad, contención decorativa, funcionalidad extrema y el uso de materiales novedosos para la época como el forjado con losa de hormigón o la cubierta de fibrocemento. Su fachada está totalmente desornamentada."

Continuamos sin pérdida por la Avenida de la Paz, dejando ya atrás el centro de Llanes y saliendo paso a paso del casco urbano, si bien estamos en zona de expansión urbanística en las antiguas erías de los alrededores, a los lados de la que fue principal vía de acceso a Llanes desde el oeste, así como por supuesto de salida, a occidente, la dirección de los peregrinos, pues su trazado, recalcamos, se basaría en el trazado del camín real


La calle sigue teniendo un trasiego muy importante y dada la relativa existencia de suelo edificable veremos edificios de pisos, de varias épocas y estilos, pues ya desde tiempos de los indianos estos buscaron, como estamos comprobando, construir aquí sus quintas y residencias, así como casas de vecindad para obtener sus rentas. No obstante no olvidemos que el urbanismo en Llanes es desde hace décadas una constante de polémicas y problemas con planes generales urbanísticos rechazados, construcciones en lugares sensibles y demás quebrantos que han tenido serias repercusiones políticas, e conómicas y sociales de todo tipo


La mayor parte de las urbanizaciones se extienden de aquí a la derecha, hacia La Talá y la costa. No se han edificado de mucha altura y apenas las vemos. También se ha edificado a la izquierda, hacia las erías de Camplengo y el campo de fútbol de San José, al norte de Pancar


En esta zona, ya apartada del tantas veces bullicioso centro histórico llanisco, sobre todo en verano, la avenida sigue siendo un bulevar arbolado. A la derecha los chalets con su terreno y jardín simbolizan esa transición entre lo urbano y lo residencial de baja densidad, antes de volver a los entornos rurales camino de Poo


A la izquierda fila de casas, algunas unifamiliares, como la de Mármoles Meré, y otras de pisos, como el Edificio Veracruz, otro nombre que evoca a la emigración llanisca a México


En esta Avenida de la Paz tuvo sus cocheras Laureano Morán Villanueva, mecánico y más tarde propietario de la línea de autobuses entre Llanes y Cabrales. Fue elegido concejal del Ayuntamiento de Llanes en las elecciones de 1931. En 1932 se unió a la recién creada agrupación socialista de Llanes y promovió la creación de la Granja Agrícola de Celoriu (cediendo uno de sus autobuses para visitas escolares) y la Escuela de Trabajo de Llanes. También cedió un automóvil para el servicio público del Ayuntamiento. En febrero de1936 fue chófer de Belarmino Tomás en la campaña electoral y en octubre 1937 fue detenido al caer Asturias, siendo condenado a 6 años de cárcel en Consejo de Guerra, dos de ellos en Batallones de Trabajadores, que dando en libertad condicional el 3 de marzo de 1942, cediendo ese mismo año un terreno con casa al Ayuntamiento de Cabrales y una casa paralas escuelas de Cerezu, vivió en Villaviciosa y falleció en 1962


Su línea Llanes-Cabrales, muy importante por entonces, fue comprada en 1945 por Sacramento de la Llana, el de los famosos Autocares Mento, empresa que empezó así su expansión tras la posguerra (otras fuentes dan la fecha de 1950)


De frente otro edificio de pisos, el Edificio Cuevas, conocido así por la empresa de este nombre ahí radicada, que fue de Pedro Cuevas Cueto


En el bajo del edificio está la tienda propiamente dicha y a continuación su almacén



A la izquierda los nuevos bloques de vivienda, con supermercado, en torno a la Urbanización Mar de Tor, llamada así por los versos de Celso Amieva dedicados a la costa oriental asturiana, Las costas de Tor:
¿No los oyes, doncella la del blondo cabello
que en la noche medrosa te abrazas a mi cuello? 
Son San Tiuste y Vidiago, son San Martín y Pría: 
el dios del trueno truena encima de Tronía».  
«Desde Tinamayor 
hasta Cabo de Mar, 
el martillo de Tor 
golpea sin cesar»

Mientras a la izquierda está el Mar de Tor a la derecha sigue otra fila de chalets con terreno. Ya en Proyecto de Ensanche de Llanes del año de 1905, obra del ingeniero Alberto Corral se planteaba el crecimiento de la villa hacia el este y el oeste, siguiendo la carretera de Santander que se superpuso al camín real costero. A partir de ella se crearían nuevos barrios, por aquí iría extendiéndose el de Posada Herrera, a partir del parque de su nombre:
"La trama diseñada por el ingeniero para dirigir la futura expansión de la población se desarrollaría sobre los escasos terrenos llanos presentes en las inmediaciones de la villa, al constituir el mar Cantábrico, el río Carrocedo y las colinas que circundaban al núcleo urbano límites infranqueables para el crecimiento espacial. Consecuentemente, el ensanche se proyectaría sobre tres espacios situados al Noroeste (barrio de Posada Herrera), al Sur (barrio de la Portilla) y al Noreste (barrio de San Antón) de la localidad. La apertura de nuevos viales en estas zonas se haría atendiendo a la inclinación, procurando que fuese lo menor posible, y a las condiciones ambientales, considerando los vientos dominantes y la exposición solar. 

El barrio de Posada Herrera ocuparía los terrenos llanos existentes entre el Paseo de San Pedro, el Sablón y la salida hacia Oviedo por la carretera general. En su mayor parte ocuparía fincas rústicas que no suponían obstáculo alguno para la apertura de nuevas calles, pero en la zona también existían algunas edificaciones que dificultaban el trazado de los viales. Los más importantes por sus dimensiones eran el hospital particular Faustino Sobrino y el antiguo cementerio, cuyo derribo se consideraba justificado por la mala ubicación del primero y la obsolescencia del segundo, que sería sustituido por un nuevo camposanto ya casi terminado. Sí se respetaría el edificio del colegio de la Encarnación, aunque una pequeña parte del mismo sería expropiada para ampliar el paseo de Posada Herrera"

El plan planteaba que la estructura urbanística se realizase mediante calles paralelas a esta avenida y carretera general, que sería su eje, cruzada por otras perpendiculares, permitiendo que las nuevas edificaciones construidas entre ellas recibiesen luz solar en sus cuatro fachadas durante todo el día, librándolas además de la exposición directa a los vientos dominantes


De todas maneras aquel proyecto no fue aprobado oficialmente (uno anterior de 1886 había corrido la misma suerte, obra de Tomás Álvarez Diez Morán, arquitecto e ingeniero que ejercía como catedrático en el colegio de segunda enseñanza de la villa) por lo que no tenía capacidad legal para dirigir el crecimiento de la población, si bien fue seguido parcialmente:
"El crecimiento espacial de Llanes se dirigió durante buena parte de la segunda mitad del siglo XX hacia el Noroeste de la villa, unos terrenos cuya ocupación, como hemos visto, ya se incluía en el proyecto de 1905. Aunque el trazado de determinados viales, como la calle Alfonso IX o la Avenida de las Gaviotas se ajusta fielmente a la trama ideada por Alberto Corral, el tejido urbano entre el Paseo de San Pedro y la carretera de Oviedo presenta, en su mayor parte, una mayor irregularidad y escasas coincidencias con el mencionado proyecto. Esta notable alteración respecto a la ortogonalidad propuesta en origen es resultado del largo proceso de urbanización de la zona, realizada bajo el influjo de otros proyectos posteriores y ejecutado después de que algunos solares hubiesen sido ocupados por algunos equipamientos de grandes dimensiones que implicaron una modificación del tamaño de las manzanas primigenias, pensadas para acoger únicamente un uso residencial"

Pasamos el cruce de la calle Manuel Díez Alegría, militar y diplomático llanisco, y continuamos de frente por la Avenida de la Paz, la antigua carretera de Oviedo. Estamos en la zona conocida como Las Malvinas por el barrio construido aquí coincidiendo en fechas coincidentes con la Guerra de las Malvinas, quedándole este nombre, caso que se repite en otros muchos lugares por similar motivo. Sus edificios de pisos asoman a la derecha, detrás del espeso seto de la parte posterior del chalet en primer término


Conchas jacobitas de azulejo jalonan el itinerario por la Avenida de la Paz, de momento no hay pérdida, pues todo es de frente y recto, pero confirman que vamos en buena dirección y que no nos hemos saltado ningún desvío en ningún cruce


Fijémonos bien en ellas pues no tardaremos en dejar la avenida para tomar el camino de Poo


Junto con los chalets y edificios de pisos de Las Malvinas vemos algunas casas indianas, precedente de la urbanización de estos terrenos entre Camplengo y el Paseo de San Pedro


La acera sigue siendo ancha. Estos aparcamientos suelen ser bastante empleados en verano, cuando en días de playa, fiestas o fines de semana los de El Sablón, a veces, se saturan


Uno de los antiguos chalets indianos es el de Mercedes Ribero, construido en 1935 tras el fallecimiento de su marido, el acaudalado indiano Florencio Miera Noriega, siendo su maestro de obras y constructor el santanderino Celedonio Torre


A la izquierda, otra casa de época, fechada en 1925


La casa de Mercedes Ricardo yace en ruinas. Su constructor, el citado maestro de obras Celedonio Torre, tenía un gran taller cerca del Matadero con tres oficiales de carpintería a su cargo, lo que le permitía acometer encargos de todo el concejo, donde contrataban, según cada pueblo, los peones necesarios para componer las cuadrillas. Construyó varias casas y edificios importantes, como las de la calle Nueva, la Casa de Ignacio Noriega, el Salón Moderno, las Casa de Joaquín Álvarez, la de María Romano o el proyecto del Balneario del Sablón


A la derecha la calle de José Purón Sotres, el gran pintor llanisco. una de las que comunican esta avenida con el Paseo de San Pedro, esta por la Urbanización Malzapatu, donde estuvo el campo de fútbol de este nombre


De frente, "siempre por La Paz tras Las Malvinas", una fila de adosados


A la izquierda, casas indianas unifamiliares



En la esquina, al pie de una columna de cierre del jardín del primero de los adosados, otra concha peregrina a ras de suelo...


En el segundo, el cierre de su casa jardín es un florido seto que crece en su murete a partir de la portilla


Casa del indiano Vicente Fernández Díaz, padre de Teresa Fernández Escandón, a quien Higinio del Río le dedica el 20 de abril de 2016 esta glosa en su blog Mis personajes favoritos:
"Teresa nació en La Borbolla en 1919. Su padre, Vicente Fernández Díaz, que tenía negocios en Méjico y raíces familiares en Tresgrandas y La Borbolla, se había casáu en segundas nupcias (tras enviudar) con Florentina Escandón Riloba, nacida en La Borbolla, pero de familia de Peñamellera. Vicente y Florentina tuvieron cuatro jiyos: Marina, Teresa, José y Eduardo. 
En la niñez, Teresa estudió en la Divina Pastora, aquel buen colegiu de monjas que estaba al final de la calle Mayor. La familia vivía entonces en una casa del Barriu, al láu del Palaciu del Coju la Guía, aunque luego se trasladaron a la calle Nueva, hasta que’ l padre jizo una casa en l’ Avenida de la Paz, en 1928. Vicente Fernández Díaz falleció al añu siguiente, y Florentina se las tuvo que arreglar pa salir adelante con los suyos. 
Lo pasaron mal sobre todo durante la Guerra Civil, cuando al mayor de los sus jiyos, José, lu llevaban obligáu, juntu a otros vecinos consideraos de derechas, a cavar y abrir zanjas nel aérodromu de Cue. Iban a buscar al diariu al rapaz unos milicianos a bordu d’ una camioneta requisada por el Frente Popular. 
Transcurridu todo aquello, los jiyos varones de Florentina emigraron pa Méjico, onde alcanzaron prosperidá. Allí murieron y allí están enterraos. 
Hoy, a Teresa, que ya cumplió 97 años, paez que i-suenan a conocidas algunas de las cosas espeluznantes que están pasando en el mundu. Conserva la cabeza en su sitiu, como siempre, y la bondá, y el señoríu, y el sosiegu… Como siempre. 
Su vida transcurre paralela a la de sus sobrinos, Ricardo, Vicente y Félix (los dos primeros, mellizos), que nacieron en La Habana, jiyos de su hermana Marina y de Félix Cue, natural de Niembro. El cuñau de Teresa había idu de joven a Cuba pa trabajar en el negociu d’ un tíu paternu; allí supo abrise caminu y prosperar, pero cuando llegó Fidel Castro lo perdieron todo. Mejor dichu: se lo quitaron todo. La casa que tenían en Miramar é hoy la base d’ una unidá militar. Desde Cuba marcharon a vivir a Nueva York, y Ricardo y Vicente se vincularon profesionalmente al mundu del ballet y del espectáculu. Así fue como Teresa tuvo la oportunidá de conocer mundu. Vio en Broadway actuaciones artísticas del máximu nivel, conoció a auténticas celebridades y aprendió a movese en la ciudá de NY en taxi, en metro o andando por la Gran Manzana. Todo gracias al cariñu de los sus sobrinos. Hoy vive entre Oviedo y Madrí, y ellos no dejan d’ estar pendientes d’ ella"

Estas casas han sido preciosamente restauradas. Justo detrás de ellas pasa la vía férrea, que cruzaremos unos metros más allá al tomar el tan citado camino de Poo



Otra fila de adosados, con seto y jardín, detrás la Urbanización Malzapatu


A la izquierda, otra casa preciosamente rehabilitada, con bajos comerciales a su derecha. Fijémonos en los balcones a los lados de la fachada principal y arriba en la gran buhardilla acristalada


Seguidamente está la Ferretería El Parque, de José Luis San Martín


A la derecha las urbanizaciones donde están entre otras las de los Apartamentos Cuera y Sueve


Es el cruce con la calle Ángel Pola, escritor, poeta y periodista que en 1920 llegará a ser propietario y director del periódico El Oriente de Asturias. A la derecha y en paralelo a la avenida es la calle Antonio Moriyón, quien fue párroco de Llanes, donde ejerció más de 50 años, involucrándose de tal manera en la vida llanisca que llegó a ser presidente del Llanes F.C.


De frente, un mojón caminero, junto la portilla de Villalis. Nosotros seguiremos de frente siempre por la Avenida de la Paz hasta llegar a las últimas casas, para lo que nos aguarda solamente un corto trecho. Vayamos atentos a la señales


Pasados los árboles que vemos al fondo será donde dejemos la carretera: tengámoslos como referencia


La Avenida de la Paz es el tramo urbano correspondiente de la carretera AS-379, que hasta el verano de 2019 fue la AS-263 y más antiguamente era la carretera nacional, por donde circulaba María Teresa Llaca, la querida maestra, la primera mujer conductora de vespa en Llanes. Con motivo del homenaje que le tributó en diciembre de 2009 por parte del Club Vespa-Lambretta de Llanes, el corresponsal le hizo un reportaje para La Nueva España, del que extraemos lo siguiente:
"La primera vez que María Teresa Llaca Álvarez dio una vuelta con su flamante Vespa por Posada de Llanes, en el año 1954, todo el pueblo salió a mirar. Sorprendida por aquella expectación, volvió a casa, cogió su bicicleta e hizo el mismo recorrido, pero entonces nadie la miró. Concluyó así que no salían a verla a ella, sino a su moto. María Teresa Llaca fue pionera en muchas cosas, también al utilizar una Scooter en una época en la que muy pocas mujeres en España se «atrevían» a llevar una moto y casi todas se limitaban a ir «de paquete» (...)

"María Teresa Llaca empezó a viajar en moto en 1953. Sólo ha tenido dos accidentes. Y el primero de ellos ocurrió, según cuenta con gracia, porque la tiraron de la Vespa «dos burros, uno de cuatro patas y otro de dos». Destaca que no sintió el acoso machista por viajar en moto, pero sí por vestir pantalones.

Fue maestra desde 1945 hasta que se jubiló, en 1984. Llegó a la enseñanza de casualidad: estudiaba Ciencias Químicas, pero en tercero de carrera se le cruzó una oposición. La aprobó y empezó a ejercer de maestra de escuela. Primero, en prácticas, en Guadalajara. Después, ya siempre en Llanes: dos años, en Ricaliente, catorce en Niembru y los últimos veinte en Posada"

Cuatro años más tarde y con 93 años recibe del Ayuntamiento de Llanes con uno de los premios Mujer del Concejo, por su trayectoria profesional y humana. El mismo periódico publica, a fecha 9-3-2013,otro artículo sobre ella, incidiendo en la anécdota de la primera vez que circuló en moto y ampliando a más información:
"A partir de aquel día aquella Vespa, que aún conserva, se convirtió en su principal medio de transporte, algo que en entonces era todo un atrevimiento para una mujer. El caso es que poco a poco los vecinos y, sobre todo, sus alumnos, que eran niños y estaban por ello más abiertos a las novedades, empezaron a ver «normal» que «doña María Teresa», condujera una Scooter, pese a que el resto de las mujeres se limitaban a ir «de paquete».

La «motera» María Teresa Llaca fue maestra durante 39 años, desde 1945 hasta que se jubiló, en 1984. Llegó a la enseñanza de casualidad: estudiaba Ciencias Químicas, pero en tercero de carrera se le cruzó una oposición. La aprobó y empezó a ejercer de maestra de escuela. Primero, en prácticas, en Guadalajara. Después, ya siempre en Llanes: dos años, en Ricaliente, dieciséis en Niembru y los últimos veinte en Posada, donde ha dejado honda huella entre sus centenares de alumnos. Ha enseñado a varias generaciones de niños y niñas y asegura que si volviera a nacer sería sin duda otra vez maestra de escuela. María Teresa Llaca relata a menudo con orgullo que nunca un alumno le faltó al respeto. Y también que sus discípulos salían bien preparados, como demuestra, por ejemplo, que los responsables de un importante colegio de la comarca la llamaran para felicitarla por el extraordinario nivel de dos de sus alumnos, hermanos, que habían cambiado de domicilio.

Hija de emigrante, «doña María Teresa» nació en Tampico (México), en 1919 y llegó con cinco meses a España. Era la pequeña de seis hermanos. Vivió en Valladolid, donde fue alumna de francés de Antonio Machado, y en Madrid, pero siempre acudía cada verano a Asturias, donde estaban sus raíces: su padre había nacido en Turancias y su madre era ovetense.

En 1942 ingresó en la Universidad Complutense. Practicó allí varios deportes, como el hockey hierba o el remo. Al año siguiente se le presentó la oportunidad de hacerse maestra y, aprovechando el verano, sacó la carrera de Magisterio en dos meses y medio. Tras la jubilación, antiguos alumnos suyos le enviaban a sus hijos para que les impartiera clases particulares; de hecho no hace mucho tiempo que enseñó a leer a un niño de seis años.

Amante de las matemáticas (sus clases de esta asignatura eran divertidas y amenas, a decir de alumnos que gracias a ella se apasionaron por esa disciplina) y la música, siempre ha tenido otra pasión: los viajes. Guarda en su casa, perfectamente archivadas, miles de diapositivas y postales de todos los rincones de España. Viuda desde hace años, vive sola con sus perros. No tiene hijos, pero sí veinte sobrinos que la visitan a menudo, la adoran y la miman"

Sigue habiendo aceras en ambas márgenes. Considerada travesía urbana La carretera las tiene hasta Poo, pero como hemos dicho la dejaremos unos metros más adelante para caminar por las llanísimas erías apartados del tráfico y el asfalto


A la derecha, tras las viviendas unifamiliares que hasta hace unos años eran las únicas casas que había, casi todas a lo largo de la avenida, vemos las últimas urbanizaciones, al menos de momento, de esta zona de expansión urbanística de Llanes


A la izquierda, casas al norte de Camplengu, al otro lado de la vía que fue de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, fundada el 28 de julio de 1887 para comunicar Oviedo /Uviéu con la zona oriental asturiana y con Santander, razón por la cual nació su homóloga del Ferrocarril del Cantábrico, realizándose la conexión de las vías en la Estación de Llanes el 30 de mayo de 1905, si bien la inauguración oficial no se celebraría hasta el 20 de julio de ese año


La empresa asturiana ya abrió antes de cumplirse un año de su constitución un primer tramo desde la capital asturiana hasta Infiesto/L'Infiestu, capital del concejo de Piloña, saliendo a la palestra el debate si su continuidad hacia el oriente habría de realizarse por la costa o por interior. En el blog Trenes y tiempos, Ángel Rivera nos explica esta historia del ferrocarril astur-cántabro...
"La construcción progresó con rapidez aunque teniendo como gran prioridad para toda la obra de infraestructura la limitación de las inversiones. Se mantenía así el espíritu "económico" de Jerónimo Ibrán, el gran impulsor y primer director de este ferrocarril,  aunque esa condición de contorno condujo al establecimiento de un trazado difícil y complejo para su explotación. En cualquier caso, la inauguración de este primer tramo tuvo lugar el 13 de noviembre de 1891. 
Para prestar el servicio de tracción se adquirieron cinco locomotoras del tipo 130T a la factoría belga Saint Leonard. Numeradas del 1 al 5 recibieron los nombres de "Oviedo", "Siero", "Nava", "Infiesto" y "Covadonga". Para el transporte de viajeros llegaron desde Francia quince coches montados sobre bogies y equipados de freno de vacío. Y para el de mercancías se adquirieron en Bélgica 60 vagones cerrados y abiertos dotados algunos de ellos de freno de husillo y puesto de guardafrenos.   
En los años que siguieron a esta inauguración se mantuvieron contactos discretos entre Económicos y Cantábrico para la consecución de un acuerdo que permitiera el enlace entre ambos ferrocarriles, más allá de las continuas especulaciones y debates que se mantuvieron en los periódicos y tertulias durante aquella época. Al parecer fue la Compañía del Cantábrico la que llevó más la iniciativa pero, de un modo u otro, en 1899 se firmó en Santander un acuerdo entre ambas para acometer la construcción del tramo Cabezón de la Sal-Infiesto. Se establecía que El Cantábrico asumía el tramo Cabezón-Llanes y Económicos el de Infiesto a Llanes, tras haber recibido esta compañía en marzo de 1900 la transferencia de la concesión de este último tramo por parte de la del Cantábrico que la había obtenido previamente. 
Tras este acuerdo, Económicos inauguró el tramo de Infiesto a Arriondas de 21 km el 23 de mayo de 1903 y el de Arriondas a Llanes, de 46 km, el 30 de mayo de 1905, momento a partir del cual, se hizo posible el viaje por ferrocarril directo entre Oviedo y Santander. En cualquier caso, la inauguración oficial tuvo lugar el 20 de julio de ese año"

Más tarde ambas empresas suscribieron un acuerdo con otra tercera, la de Ferrocarriles Vascongados, para prolongar la línea hasta Francia. Esta historia, junto con el nacimiento y expansión del Ferrocarril del Cantábrico, nos la presentan así de bien en Escenas de Santander:
"En 1882 el ingeniero Adolfo Gónima y el ayudante de Obras Públicas Miguel Abajo, tras estudiar el gran volumen de mercancías movidas entre Gijón y Santander en barcos de cabotaje, más las transportadas por tierra en carros, consideraron justificado presentar un proyecto para la construcción de un ferrocarril entre Oviedo y Santander con un trazado de 213,7 Km. A eso se unía el hecho de que en Asturias el transporte de mineral se hacía desde embarcaderos fluviales de poca capacidad de carga.
Una Real Orden del 15 de junio de 1882 otorgaba a Gabino Mendoza Fernández-Cortina la concesión de un ferrocarril de vía estrecha entre Oviedo y Santander. El proyecto contemplaba la construcción de un ramal que uniera la estación de Torrelavega con la estación del Ferrocarril del Norte, también en Torrelavega. 
En 1891 los solicitantes del ferrocarril entre Oviedo y Santander reciben la concesión del Ferrocarril de Santander a Cabezón de la Sal con la obligación de construir un ramal que uniera la estación de Torrelavega con la estación del Ferrocarril del Norte en Torrelavega.  
Por otra parte, en 1890 se constituyó la sociedad Ferrocarril del Cantábrico, que en 1891 recibió la concesión de una línea férrea entre la Estación del Norte de Torrelavega y Cabezón de la Sal. En 1892 una Real Orden autorizaba a la sociedad Ferrocarril del Cantábrico a adquirir los derechos y obligaciones de la sociedad concesionaria del Ferrocarril de Santander a Cabezón de la Sal, por lo que ambos proyectos quedaron unificados. En 1895 entraron en servicio los 45 Km de vía entre Santander y Cabezón de la Sal, en 1900 se adjudicó la prolongación de la línea desde Cabezón de la Sal hasta Llanes y en 1901 se aprobó la concesión del tramo entre Cabezón de la Sal e Infiesto. 
Sin embargo, la empresa cedió los derechos del tramo entre Llanes y Arriondas a la compañía Ferrocarriles Económicos de Asturias, por lo que tuvo que renunciar a la concesión del tramo entre Arriondas e Infiesto. En 1902 llegó a un acuerdo con Ferrocarriles Económicos de Asturias, por lo que Ferrocarril del Cantábrico sólo llegaría hasta Llanes. El enlace en Llanes de las dos líneas tuvo lugar en 1905, por lo que ya era posible ir de Santander a Oviedo en tren. La longitud total de la línea era de 216 Km. En 1907 se construyó el ramal que unía las dos estaciones de Torrelavega. 
En 1912 las compañías Ferrocarril del Cantábrico, Ferrocarriles Económicos de Asturias, Ferrocarril de Santander a Bilbao y Ferrocarriles Vascongados se unieron para establecer un servicio directo entre Oviedo y la frontera francesa de 473 Km que entró en servicio en 1914"

A la derecha Casa la Maestra y Casa Villanueva, donde destacan estos preciosos jardines...

 Nos aproximamos a nuestra referencia, los árboles, tras los que dejaremos la Avenida de la Paz para continuar hasta Poo

Seguimos pues siempre de frente y dejamos a la izquierda la torre de la luz y uno de los pasos a nivel sin barreras (peligrosos por tanto), que unen esta avenida con Camplengu 


La acera se estrechará un poco a partir de aquí pero proseguimos sin problema aunque sea en fila india


A la derecha es el aparcamiento de camiones, autocares y área de Autocaravanas


Precioso árbol ornamental que se alza en una estrecha finca entre la avenida y el ferrocarril


La casa también se ha construido adaptándose al espacio existente en esta franja


Pasada la casa volvemos a ver la vía férrea. Si bien las compañías ferroviarias privadas que fundaron la línea acordaron una explotación conjunta de este itinerario, en la práctica cada una fue plenamente independiente hasta que las dos fueron absorbidas por Feve en 1972. Los ferrocarriles del norte, su idiosincrasia, historia y siempre incierto futuro, que más allá enlazarán con las líneas hacia el occidente de Asturias y Galicia (antiguo Ferrol-Gijón) serán objeto de nuestra atención muchas veces a lo largo del Camino Norte


Más allá del aparcamiento, la rasa costera al lado del mar en La Talá, donde los tribunales de justicia paralizaron en 2010 un megaplán urbanístico de casi quinientas viviendas que supuso un antes y un después en la política constructora de Llanes. Con El juzgado tumba la mayor urbanización de Llanes, Miguel Rojo daba así la noticia en El Comercio el día 7 de mayo de aquel año:
"La joya de la corona del urbanismo llanisco, la finca de La Talá, está de nuevo en el ojo del huracán. El Tribunal Superior de Justicia de Asturias daba razón en sentencia del 30 de abril de 2010 a la Asociación de Amigos y Vecinos de Llanes (Avall), que pedía que se anulase el Plan Parcial que ordena toda esa zona y en la que estaba previsto construir 480 pisos en bloque y unas 90 viviendas unifamiliares a la entrada de la capital del concejo de Llanes, en una gran franja de terreno paralela a la costa. El Tribunal basa su sentencia en que dicho Plan Parcial es inválido al estar anulado el Plan General de Ordenación Urbano al que se adapta, y no entra a valorar otras posibles irregularidades denunciadas por Avall, como la falta de exposición pública, la falta de documentación, la falta de una evalución de impacto ambiental o la ocupación de una zona de protección costera. Así, el juez desestima el recurso interpuesto por el Ayuntamiento de Llanes, la Junta de compensación del Plan Parcial de La Talá y la Dirección General de Costas, que solicitaban la desestimación del recurso de Avall, y anula el acuerdo de fecha 2 de septiembre de 2005 del Ayuntamiento de Llanes que aprobaba definitivamente dicho plan parcial. 
En sus fundamentos de derecho, el tribunal considera que, aunque haya un recurso de casación interpuesto por el Ayuntamiento de Llanes y el Gobierno del Principado, el Plan General de Ordenación de Llanes está anulado por ese mismo juzgado, y además en dos ocasiones, en los años 2007 y 2008, así como las Normas Subsidiarias de 1992, que también fueron anuladas en su día. El juzgado recuerda que el Plan Parcial de La Talá fue introducido en el Plan General de Ordenación Urbana de Llanes en lo que considera un intento de «convalidación» a través de una Disposición Adicional Única mediante la que se «declaran vigentes los instrumentos del planeamiento y gestión aprobados con anterioridad a la entrada en vigor de este plan y que son los siguientes: Plan Parcial de La Talá, Plan Parcial de La Huertona, Plan Parcial de Llavandera, Plan Parcial del Polígono de Posada y Unidad de Actuación de El Sablón». Considera el juzgado que «no se ha respetado el procedimiento de elaboración de todos ellos, al no haber pasado el trámite de exposición pública». 
Así, se da por sentado que al estar anulado el Plan General llanisco, «y sin necesidad de que se haya planteado un recurso o no», se «priva de de cobertura al planeamiento de desarrollo». Y basándose en diferentes sentencias, deja claro que «las sentencias anulatorias del Plan General producen efectos para el Ayuntamiento afectado aunque no hayan ganado firmeza, quedando aquél obligado a soportar sus consecuencias cuando se plantee un litigio y las partes invoquen la anulación», tal y como sucedió en el Plan Parcial de La Talá. Así, se explica en la sentencia que es más ajustado a derecho «resolver teniendo en cuenta la nulidad» del PGOU de Llanes, lo que lleva directamente a declarar la nulidad del Plan Parcial de La Talá. 
Lo más preocupante para el municipio es que esta sentencia abre un horizonte peligroso, que Avall además ya está oteando: el resto de planes parciales y hasta las licencias urbanísticas concedidas podrían seguir el mismo camino que el Plan Parcial de La Talá y ser declaradas nulas si alguien así lo reclama. «A partir de ahora estudiaremos qué acciones tomar», explicaban desde la asociación vecinal. Y apuntaron hacia otro de los proyectos estrella del Ayuntamiento de Llanes: el auditorio del Sablón. «Saben que ahí no se puede construir», advertían desde Avall, quienes no descartan «acudir a partir de ahora por la vía penal y denunciar a los responsables por prevaricación en cuanto sigan avanzando con estas actuaciones, porque todos los concejales y los miembros de la CUOTA fueron advertidos por escrito de que lo que estaban haciendo no se podía hacer, pero siguen en su insistencia de no hacer caso a los tribunales», advertían desde Avall. 
E iban más allá, porque lo primero que harán es pedir que se ejecute la setencia «y que se restituya toda la finca de La Talá a su estado original». Esto es, que se derriben los dos chalés ya construidos, así como las aceras, viales y farolas que se han desarrollado en toda la finca como paso previo a su construcción. «Lamentablemente la zona ya está destruida a efectos paisajísticos», lamentaban. Contra esta sentencia aún cabe recurso, pero de hacerse firme pone en peligro todo el urbanismo llanisco, y más teniendo en cuenta que hay quien tiene muy claro que «llegaremos hasta donde haga falta», avisaban desde Avall. Y es que, en su opinión, el Plan General de Ordenación Urbana de Llanes «caerá como una losa y todo lo que está bajo su paraguas caerá con él». Y recuerdan que «en Cantabria ya hubo derribos de urbanizaciones». 
Por otro lado, Avall ya ha realizado una petición de agilidad al Tribunal Supremo -que está pendiente de dictar sentencia sobre el recurso presentado por Ayuntamiento de Llanes y Principado de Asturias sobre la anulación del Plan General de Ordenación Urbana-, puesto que «al estar elaborándose un nuevo Plan General, que no es otra cosa que el refrito del anulado, debería tenerse claro si el anterior queda anulado definitivamente o no». 
Esta sentencia deja en el aire pues el destino de La Talá, una finca que, para Avall, es un ejemplo de «la especulación más podrida». Y es que la entidad asturiana Cajastur, a través de la sociedad Beyos y Ponga S. A. de la que es propietaria, adquirió la finca a la la inmobiliaria Nozar en 41 millones de euros, en un momento en el que la empresa tenía problemas de liquidez. Cincuenta años atrás, la finca se había vendido en 125.000 pesetas. Desde entonces, su precio se ha disparado, aunque parece que su valor puede quedarse en nada"

Y ahora muchísima atención. Aquí, justo antes de la siguiente arboledas, es donde dejamos la Avenida de la Paz

Si aún fuésemos por la acera de la derecha habríamos de cruzar este paso de peatones para venir a la de la izquierda

Y a la izquierda tomaremos ahora este camino por el que nos dirigimos a otro de los pasos a nivel sin barreras del ferrocarril, este solamente peatona, cruzándola para por las campiñas de Camplengu continuar ruta hacia Poo, atravesando el pueblo para proseguir hacia Celoriu, Barru y Niembru



















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