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jueves, 1 de diciembre de 2022

DE SANTA MARINA AL VALLE DE SAN PEDRU "DONDE EVA MORDIÓ LA MANZANA": POR LA XUNCALERA, LA LLOSONA Y LOS PORQUEROS AL SON DE LA DANZA DE ARCOS Y LA GAITA DE GELU CUERVU (RIBADESELLA/RIBESEYA, ASTURIAS)

Arenal de Santa Marina desde Guía. A la derecha el valle del Ríu San Pedru

 Al final del riosellano Arenal de Santa Marina, la línea de chalets indianos y villas de época de la antigua ciudad-jardín construida a lo largo de las tres primeras décadas del siglo XX dan paso a las colonias de chalets adosados y pareados construidos a partir de las dos últimas de esa centuria. Más allá los edificios de pisos de Los Porqueros señalan el final del casco urbano en el valle del Ríu San Pedru, donde comenzará la subida a Abéu, con posterior bajada a Vega y su playa, camino de Berbes y Caravia. Ese es el trayecto del tramo del Camino de Santiago del Norte que presentaremos en esta entrada de blog

Urbanizaciones de Santa Marina y Abéu

Mucho han cambiado estos parajes desde aquellos tiempos de las peregrinaciones históricas, tan bien plasmados en el libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, de varios autores coordinados por la catedrática de Historia de la Universidad de Oviedo María Josefa Sanz Fuertes, donde se dice:
"... el Camino serpenteaba por el arenal de Santa Marina, donde estaba la capilla de Santa Marina, del Gremio de Mareantes, y la "Casa de la Ballena", en la que guardaban los aparejos para la captura de este cetáceo"

Tras la subida a Abéu, parroquia de San Esteban o San Esteban de Lleces, podríamos seguir dirigirnos directamente a Vega, o desviarnos unos metros a la derecha, en el caso querer pernoctar en el albergue público de las antiguas escuelas, situado un poco más a la derecha, pionero de los del Camino Norte:
"Seguían caminando los concheiros, siempre por la rasa litoral, que ahora remonta el curso del arroyo de San Pedro, hacia el lugar de Abeo, dondeles esperaba a la vera del Camino, que aquí muestra un empedrado de buena factura, la Venta del Manso, otro más de los establecimientos venteros documentados por Tomás López en 1772"

Dicho albergue apenas se llega a ver desde el arenal, casi completamente tapado por los árboles del campo de la iglesia parroquial de San Esteban, con importantes restos románicos que han sobrevivido a grandes reformas. Continúa hablando de ello el libro-topoguía:
"Su celo cristiano les guiaría seguramente hacia el cercano templo parroquial de San Esteban de Leces. Esta iglesia, que presenta en el ábside elementos románicos emparentados estilísticamente con los de Junco, está situada en un elevado paraje en el que se goza de una dilatada panorámica sobre el mar y el puerto de Ribadesella. De esta vista disfrutarían frecuentemente los peregrinos haciendo un alto en su viaje; alto en el camino que para los romeros franceses que fueron aquí enterrados en 1742 y 1764 ya no tendría continuación. Enfrente del templo se alzan, cubiertos por la hiedra, los vetustos muros de la torre de Junco, construcción defensiva de origen medieval, renovada y ampliada en época moderna"

Por esa iglesia vendría a unirse con este el otro gran camino que cruza el bajo Sella, el que lo cruzaba aguas arriba de su desembocadura por Lloviu, gracias a la barca de L'Alisal, que estuvo en funcionamiento hasta la extraordinariamente tardía fecha de 1968, si bien ya reducida al uso vecinal y de trabajadores de la madera. Dicho camino pasa por las cercanías de la mencionada iglesia de Junco, Santa María de Xuncu, solar de la estirpe de los Junco, que tuvieron torres y casonas en esta su zona de influencia


En la distancia, el Monte Corquiéu y estribaciones de la Sierra del Fitu anuncian ya el paso a la cercana Caravia, donde el Camino discurrirá un buen tramo por la misma orilla del mar, tal y como lo hará antes, en Vega

Estamos pues al final ya del Paseo de Santa Marina, contemplando los acantilados del Monte Somos (109 m), que cierra esta hermosa concha por el oeste, con La Punta'l Pozu, paso al pedral donde comienza la Costa de los Dinosaurios, afloramientos rocosos jurásicos, donde los movimientos geológicos han dejado a la vista las huellas o icnitas de aquellos formidables saurios que dominaron la Tierra durante muchos millones de años, así como otros restos de estos animales


La bahía está cerrada al este por La Punta'l Caballu, extremo occidental del Monte Corberu o L'Atalaya, con su doble cima, una de 102 m y otra de 104 m, el cual guarda la desembocadura del Sella haciendo de él un puerto natural desde la más remota prehistoria


Dicha ría era cruzada antaño en barca, como la de Lloviu, desde las inmediaciones de la capilla de Santa Ana, en L'Aguda, antiguo barrio de pescadores de la villa de Ribadesella/Ribeseya, frente a La Ribera, hasta este Arenal de Santa Marina, por donde los romeros y viajeros que se dirigían al oeste tomaban el camino costanero que pasaba junto a la capilla de Santa Marina que dio nombre a la playa, y la antigua Casa de la Ballena, de los balleneros que despiezaban allí los cetáceos y les sacaban su preciada grasa


El servicio de lanchas, concesión del antiguo Gremio de Mareantes, cesó al construirse el primer puente, de madera, sobre el estuario en 1865. Después, a primeros del siglo XX y tras sustituirse dicho puente por otro metálico, la Marquesa de Argüelles, María Josefa Argüelles Díaz, rica heredera del potentado indiano Ramón Argüelles Alonso, compró un buen lote de terrenos entre la playa y el Camino, en El Campín, aprovechando que empezaba a ponerse en boga, al principio entre las clases más pudientes, el turismo playero, haciendo en una parcela su gran mansión palacial y vendiendo las demás a otros indianos, aristócratas, industriales, banqueros y profesionales de prestigio, sobre todo médicos y arquitectos, mientras la promocionaba invitando al rey Alfonso XIII, construía un balneario (desaparecido en la Guerra Civil) y hacía edificar también casas de huéspedes para alquiler de veraneantes


La marquesa, que heredaba también el título de su padre, primer Marqués de Argüelles (por sus servicios a la causa española en la convulsa Cuba), estaba casada con Federico Bernaldo de Quirós y Mier, aristócrata de linaje de rancio abolengo con solar en el Palacio de La Espriella (Villah.ormes, Llanes) pero ido a menos, y dedicado a la política. Cuando este salió diputado por la circunscripción que abarcaba ambos concejos ambos parecieron centrarse más en Ribadesella/Ribeseya para sus operaciones turístico-inmobiliarias, pues se dice que aquí él tenía más apoyos


Se a como fuese, ella, la marquesa, llevaba la voz cantante pues además de la iniciativa era quien tenía el capital suficiente para acometer estas operaciones de tamaña envergadura, que muchas veces fructificaban en la intensísima vida social de fiestas, campeonatos y reuniones que organizaba en sus muchas villas y palacios llaniscos, riosellanos y madrileños. Por ello enseguida acudieron al llamado de la marquesa muchos de aquellos magnates de antaño, haciendo aquí sus quintas veraniegas o chalets, como se denominaba por entonces a estos verdaderos palacios, otros incluso su casa


Si bien antes que las casas existió un precedente industrial en Santa Marina, la fábrica de sidra de los hermanos Blanco en 1880, junto con un par de conserveras posteriores, el lugar quedó configurado como ciudad-jardín en el correspondiente plan urbanístico proyectado por Darío de Regoyos Molenillo (padre del pintor Darío de Regoyos), el mismo que lo había hecho con el ensanche de Ribadesella/Ribeseya en 1855


La ciudad jardín se configuró a lo largo de las dos primeras décadas del siglo XX con una treintena de palacetes veraniegos y casas familiares, sobre todo para el veraneo. Tras la posguerra, el despegue económico de los años 1960 con el auge del turismo propició el desarrollismo, construyéndose profusamente en todo el espacio entre la primera línea de playa, el Ríu San Pedru, y la carretera N-632. El mismo Chalet de la Marquesa, en La Punta L'Arenal, fue vendido por su nieta y se hizo un hotel, quedando el palacio original oculto por un gran bloque de habitaciones construido en 1862 para su ampliación


El antiguo chalet llegó a tener incluso su propio embarcadero, dando vista al puerto, en concreto a El Muelle, donde acabaron las obras del mismo en 1883 tras un siglo de avatares, guerras napoleónicas y carlistas incluidas. Esta parte del puerto, desde La Ribera a La Punta'l Caballu, se consideraba la mejor y por ello fue destinada al tráfico más pesado, el de minerales


Fue este el camino de sirga, por donde las yuntas de bueyes arrastraban desde tierra a los antiguos bergantines y otros veleros hasta La Punta'l Caballu, siendo las sirgas las gruesas y fuertes sogas empleadas en este menester. Una operación indispensable para evitar que los barcos encallasen en el arenal en esta estrecha bocana. Allí, al llegar a La Punta'l Caballu, una trainera los sustituía, llevaba al barco fuera de la concha y entonces este desplegaba las velas rumbo a ultramar, llevando los de pasajes, como el bergantín Habana, numerosos emigrantes a Cuba


La progresiva sustitución de aquellos bergantines, los últimos ejemplos de la llamada navegación romántica (muchas veces nada romántica para los sufridos pasajeros), por los barcos de vapor, puso fin a aquella sirga, pero los bueyes siguieron empleándose en los duros trabajos portuarios, hasta ir paulatinamente también desapareciendo en favor de la nueva maquinaria, como la grúa eléctrica sobre raíles aquí emplazada en 1957, la cual fue desguazada y vendida como chatarra en 1989 cuando el puerto perdió definitivamente su actividad comercial, reducida únicamente al mineral de las cercanas minas de espato flúor de Berbes y Caravia 


Seguidamente y ya sin trasiego de barcos, se hizo el Paseo de la Grúa, recordando aquel histórico elemento que muy posiblemente hoy en día se hubiese conservado como se hizo con algunos de los antiguos cañones de la Batería de Guía, emplazada desde finales del siglo XVI en lo alto del Monte Corberu, a la vez que el Gremio de Mareantes construía sobre la nueva fortificación la ermita de la Virgen de Guía o de La Guía, guía y orientación de navegantes hacia la entrada al puerto


La batería sustituía a otro fuerte más antiguo, que en la documentación de 1574 y con motivo de la guerra con Holanda aparece denominado como torrejón de los Tiros, el cual desaparecería del todo en el siglo XVIII al concentrarse el esfuerzo defensivo en lo alto del cerro de Guía. Se sabe que fueron tirados al mar durante la francesada, no se sabe a ciencia cierta si por soldados enemigos o por los mismos defensores para evitar que cayeran en sus manos, pero lo cierto es que posteriormente se recuperó alguno, con la idea de emplearlos contra posibles ataques carlistas, pero en vez de ser empleados en ellos fueron empleados para amarre de los barcos en El Muelle, aún en construcción


En 1999 los cañones recuperados fueron restaurados y repuestos en su emplazamiento original, alrededor de la ermita y apostados en la vieja fortificación rehabilitada, ya no con carácter bélico, sino como un atractivo más para los visitantes. No está en el mismo Camino pero recomendamos visitar el lugar, dadas sus inolvidables panorámicas sobre la ría y puerto, abarcando la vista desde el mar hasta las montañas costeras que separan el litoral de los valles del interior. Por ello le dedicamos la necesaria entrada de blog, al igual que al Paseo de la Grúa, empezando en Santa Ana, la otra capilla del Gremio de Mareantes, a la que se encomendarían los peregrinos de antiguamente, antes de cruzar la ría


Abajo está El Farín de la Grúa, la baliza de entrada a puerto, torre cilíndrica de hormigón blanco rematada en llamativo color rojo que sustituye a otra más antigua, La Farola, que era de forma octogonal, construida en 1905 pero cuya instalación ya se venía reclamando desde 1865


En el lugar del torrejón de los Tiros estuvo tiempo después La Cetárea, criadero de mariscos que se hizo aprovechando una piscina natural existente en La Punta'l Caballu. Llegó a tener buena producción pero una galerna en 1977 arrasó sus instalaciones que, pese a alguna iniciativa, nunca llegaron a recuperarse. En 2007 el edificio anexo, arruinado y que fue empleado como cárcel en la Guerra Civil, fue derribado dado que amenazaba desmoronarse y no constituía un elemento dado a conservar


Sin embargo a la punta y su piscina acuden muchísimas personas, admirando su gran poza y también los muy llamativos sedimentos, el flysch, tan característicos de este cabo calizo. Antes, como a todos los pedreros, acudían las mariscadoras. En el apartado Les Muyeres riosellanes de la página del Ayuntamiento se plasman algunos testimonios:
"La tradición marinera en Ribadesella viene de siglos atrás, pues desde la Edad Media fue un puerto pesquero muy pujante. Desde entonces vivían familias enteras alrededor de la pesca, hoy en día se podría decir lo mismo, aunque en menor medida.

Durante los años 50, con la costera del bocarte, el puerto se transformaba desde las primeras horas de la mañana hasta el mediodía en un trajín que hoy no podríamos imaginar: pensemos en casi un centenar de barcos atracados en hilera, venidos de distingos lugares, el olor a marmitas, la actividad frenética de los pescadores desembarcando el bocarte, los carros de transporte a las fábricas de salazones y conservas, el vocerío en el puerto y la sirena de la Rula (Lonja) llamando a la subasta... Es aquí donde se encontraban nuestras pescaderas compitiendo con las fábricas de conservas en la puja, pudiendo comprar 4 o 5 kilos de xardes, sardines, parroches... lo más habitual... raro era merluza o lubina y por eso lo cambiaban por fabes o patates.

La precaria situación económica hacía que abandonaran la educación elemental a los 10 años para trabajar ya como adultas. Sin embargo, jugaban a correr por las calles y a las canicas como niñas que eran. Comenzaban ayudando a sus madres, vendiendo de casa en casa, agarrando la caja de pescado, cada una por un asa. 

Durante la posguerra, la necesidad hacía que no sólo vendieran pescado, iban al pedral a por "llampares", lapas o "arcinos", erizos de mar. "Mi madre pasó muchu, la probitina, pa danos de comer y pasó toa la vida vendiendo pescau y yendo al pedral a por llámpares y yo iba con ella aunque era una cría". 

El poco tiempo libre que les permitía el trabajo, ya de mozas, celebraban las Fiestas de Santa Marina, la Fiesta de Les Piragües o de la Virgen de Guía, a quien tienen gran devoción por ser la patrona"

Quien fuera el gran cronista por antonomasia de esta villa y concejo, Guillermo González, le dedicó a la ermita de Guía y a todo El Monte Corberu y L'Atalaya el poema Peinada por el viento, en el que menciona tanto a La Punta Borines, sita al otro lado, como a La Fuentina, fuente que antaño suministraba agua al puerto y que inspiró al también poeta José García Peláez, Pepín de Pría, para escribir el libro La Fonte del Cai (cai, muelle) :
Peinada por el viento de todos los cuadrantes
La Ermita de Guía es el gran mascarón
de un barco de gran porte que se llama el Corberu
y que está fondeado en el Pozu el Airón
En El Llanu la Horca está el puente de mando
La Fuentina y Borines son babor y estribor,
en la playa pedrera llamada la Atalaya,
está con la caseta, la rueda del timón

Avanzamos por el Paseo de Santa Marina y llegamos a la urbanización El Pedral. Tras la ciudad jardín y el desarrollismo de 1960; un par de décadas después, la de los años 1980, comenzó una tercera fase constructiva en el sector más occidental de la concha, las urbanizaciones de chalets y viviendas vacacionales en forma de adosados, pareados y otras estructuras más o menos similares que se extendieron valle arriba, al interior, siguiendo el Ríu San Pedru, que desemboca en la ría antes de su desembocadura


A la derecha del Monte Somos, más allá de La Punta'l Pozu, están los bajos de El Simpatías, nombre de un bergantín de bandera italiana que encalló allí en 1872 y naufragó pese a la ayuda del vapor Guipúzcoa, que salió del puerto para ayudarlo y por poco no acaba como él. Ese suceso dio lugar a todo tipo de coplas populares que circularon durante años por esta villa, recuperadas algunas recientemente por el grupo de folk Baxel, cuyo primer disco se tituló, precisamente, El Cantar del Simpatías
"Se ha perdido el Simpatías debajo de la farola´ 
por un pícaro vapor que tuvo la culpa toda, 
que vengo de Borines, que vengo de Arbidel, 
que vengo de Borines, del agua de beber"

La Farola es el faro de Ribadesella/Ribeseya, El Faru, en lo alto del Monte Somos, que entró en funcionamiento en 1861 dentro del plan de obras del nuevo puerto, pero que hoy somos incapaces de verlo desde el arenal, dada las plantaciones de eucaliptos que han cubierto toda esta emblemática montaña, comienzo de la Costa de los Dinosaurios



Realmente el trazado del Camino de Santiago del Norte va en paralelo al paseo, a nuestra izquierda y detrás de estos chalets, por la actual calle Dionisio Ruisánchez, que viene a ser la que sigue el itinerario histórico del antiguo Camín Real de la Costa. No obstante hemos preferido seguir este paseo marítimo ya que, sin alejarnos prácticamente nada del trayecto jacobita, nos permite admirar el excelso paisaje de esta concha


Cuando Santa Marina estaba sin edificar, en los tiempos de las peregrinaciones históricas, entendidas como tales las efectuadas hasta el siglo XVIII o incluso principios del XIX (antes de la Revolución Industrial o los cambios político-sociales y económicos de esta centurias), los romeros y demás viajeros verían la bahía sin edificar desde el mismo Camino. Otra cosa es que apreciasen el paisaje con los parámetros que actualmente tendríamos nosotros, pues por ejemplo, las playas estaban, por lo general y salvo excepciones, consideradas lugares desangelados e insalubres, sólo transitadas por pescadores, contrabandistas y corsarios


Fue a partir de los avances médicos tras las guerras napoleónicas y epidemias posteriores cuando se reparó en los beneficios salutíferos de las playas y los baños de mar, también de sol, y empezaron a apreciarse paulatinamente estos arenales, primeramente puestos en boga por las clases más pudientes, como fue el caso del Arenal de Santa Marina con la Marquesa de Argüelles y la visita, fugaz pero determinante, del rey Alfonso XIII en 1912


Más adelante, con las conquistas sociales del siglo XX (vacaciones, descansos, salarios, etc.) esta costumbre se generalizó a todas las clases sociales y trascendió a lo meramente higiénico o sanitario, transformándose en una forma de pasar los veranos, fundamento de la potente industria turística tal y como hoy la entendemos


De ahí viene que gran parte de las casas de Ribadesella/Ribeseya, y la mayoría de las de Santa Marina, sean de veraneo, segundas residencias y viviendas turísticas, incluyendo apartamentos, hoteles y demás tipos de alojamientos


Tomando como referencia la Rampa 7, iremos dejando la playa, viendo su extremo occidental en La Punta'l Pozu o Punta Queriz, con sus pedreros o pedrales que dan paso a los acantilados jurásicos que siguen hasta el vecino pueblo de Tereñes, y de allí a lo largo de la costa hacia Caravia, Colunga y Villaviciosa


Hasta las piedras se vuelven verdes, pues se cubren de musgo. En bajamares es factible caminar este tramo de pedreros hasta Tereñes, pero es enormemente fatigoso y no poco peligroso para quien no esté habituado. Además de poner cuidado a cada paso de dónde se pone el pie hay que tener muy en cuenta la tabla de mareas, pues no es infrecuente tener que rescatar gente de los pedrales y cantiles cuando estas suben en las pleamares


Dejamos pues atrás esta maravillosa ensenada, Santa Marina, la villa, el puerto la ría y L'Atalaya, a los que hemos dedicado unas cuantas entradas de blog, tanto ciñéndonos al Camino Norte señalizado como a otros lugares dignos de ver y visitar pues, como diría el citado gran cronista Guillermo González, "Ribadesella es el más maravilloso Belén que vieron los mortales"


Esta es una vista de la playa con marea alta, la diferencia de superficie de arena cubierta por el agua entre pleamar y bajamar es considerable en el Cantábrico, algo que puede causar sorpresa a los habituados a otros mares


Abandonamos pues aquí el paseo y con él la primera línea de costa para dirigirnos al interior, tomando la ruta del valle del Ríu San Pedru, a la izquierda de la arbolada ladera del Monte Somos


Senda enlosada desde los chalets al paseo, cada uno con su pequeño jardín. Al fondo la urbanización La Xuncalera y el parking de la playa


Pasamos junto a la caseta de los salvamentos, operativos estos en verano, entre junio y septiembre, dependiendo cada año de la fecha concreta, pero suelen ser de los primeros de los concejos de la comarca oriental asturiana, un dispositivo que abarca a Vega, la otra gran playa riosellana. En Santa Marina existe asimismo un servicio de biblioplaya en temporada estival


Esta es la calle Ramón y Cajal, desde la que iremos ahora a la izquierda


A partir de aquí y hasta el comienzo de la cuesta hacia las aldeas de San Pedru y Abéu, las urbanizaciones ocupan todo el valle


Es el gran espacio edificado que ha crecido enormemente en estas últimas décadas, si bien el censo de vecinos permanentes apenas ha variado entre los años 2000 (255 habitantes) y 2020 (261 habitantes). Eso sí, la población real de residentes multiplica varias veces esa cifra con la llegada de veraneantes


Llegamos a la carretera de San Pedru, que atraviesa estas urbanizaciones de este a oeste, prolongación de la calle Dionisio Ruisánchez que aproximadamente seguiría el itinerario del viejo camín real


Aquí encontramos las conchas oficiales del Camino Norte. Entendemos indican ir a la derecha, que es lo correcto, pero hemos de tener en cuenta que, según las disposiciones oficiales, no necesariamente son un símbolo direccional, informan que por aquí pasa el Camino pero habrían de ir, para bien ser, acompañadas de la pertinente flecha amarilla, que sí es esta obligadamente direccional. Las Directrices para la Señalización del Camino de Santiago del Consejo Jacobeo son bastante claras en este aspecto:




La carretera suele tener bastante tráfico en verano, no obstante existen señales de limitación de velocidad para vehículos y no pocos badenes en el suelo


También hay aceras en ambas márgenes, tal vez no demasiado anchas para lo que podría haber sido un magnífico bulevar entre estas urbanizaciones pero que permiten caminar con seguridad a los muchos peatones que las frecuentan, entre ellos los mismos peregrinos, cuyo paso se ha incrementado notablemente a partir de la segunda década del siglo XXI


No nos equivoquemos, que alguna vez ha pasado, la carretera de San Pedru es la de la izquierda, que es la que hemos de seguir, la derecha es la calle Bergantín Habana, que va un poco más arriba y paralela a esta, por las casas en la ladera sur del Monte Somos, transformado, como tantos otros, en una inmensa ocalital. El Gran Atlas del Principado de Asturias dice lo siguiente al respecto en el capítulo dedicado a este concejo:
"... las actividades agrarias evolucionaron hacia una progresiva especialización ganadera, en tanto los montes se poblaban de eucaliptos para abastecer la demanda dela papelera de Torrelavega (Cantabria). También se dejó sentir con fuerza el éxodo rural con destino a la zona central de la región, a otras ciudades del Estado o a los países centroeuropeos. Únicamente el sector terciario se mantuvo con cierta vitalidad, aunque ya muy desvinculado del tráfico mercantil de su otrora importante puerto u relacionado sobre todo con su evidente atractivo turístico y su capacidad como centro comarcal de la marina oriental asturiana, atribución que comparte con Llanes"

La carretera es llana y no tiene mayor riesgo de pérdida, fijémonos en uno de los badenes en ella dispuestos. A la izquierda el boque de Casa Iris y Noelia, en la Urbanización Puente del Pilar, nombre del cercano puente de piedra sobre el Ríu San Pedru, que antaño fue navegable por barcazas desde la ría, la cuales suministraban material a dos antiguas conserveras ubicadas en su ribera


El mismo Gran Atlas del Principado de Asturias, citando al prestigioso urbanista y geógrafo Ramón Alvargonzález, describe este modelo urbanizador riosellano al oeste de Santa Marina:
"... la iniciativa privada prefirió actuar sobre los espacios de las clases pudientes y, sobre todo, en el Arenal de Santa Marina, sometiéndolo a una suerte de degradación morfológica -en palabras del citado geógrafo-, que ha acabado por multiplicar la densidad constructiva de los solares y la altura de los edificios, conduciendo, a la sazón, a la degradación funcional de parte de la arquitectura de la originaria ciudad-jardín"

Y es que si bien en esta zona se mantiene un cierto control en altura de los chalets y casas de estas colonias, al final de la urbanización, en Los Porqueros, enlace con la N-632, se han edificado bloques de pisos en altura, los cuales veremos más adelante


A la izquierda el bloque de Musgo, donde la carretera empieza a realizar una ligera curva a la izquierda...


Seguidamente las casas del cruce con la calle Danza de Arcos, dedicada a esta ancestral danza riosellana de la que escribe el profesor Ramón Capín Rama en La Nueva España el 21-3-2009, vinculándola en su origen a los balleneros:
"No nos resulta posible establecer en qué siglo se creó la danza de arcos de Ribadesella, ya que, en palabras del investigador Jaime Álvarez Rivero, «los orígenes de esta antiquísima danza se pierden en la lejanía de los tiempos».

De analogías con ritos del País Vasco y Cantabria, parece estar vinculada con la pesca de ballenas, una fructífera actividad del puerto riosellano que duraría hasta principios del siglo XVIII.

Entre mayo y septiembre tenía lugar la costera de la ballena. En acción de gracias por las capturas obtenidas, el primer domingo de octubre el Gremio del Mar (antecedente de la actual Cofradía de Pescadores) organizaba una fiesta en honor de la Virgen del Rosario. En la explanada de la iglesia parroquial, y ante la imagen de la Virgen, un grupo compuesto por marineros le rendía homenaje con los giros propios de la danza de arcos. A continuación, el grupo acompañaba a la procesión por las calles de la villa, rodeando con sus arcos a la Virgen.

Cuando dejó de celebrarse esta festividad, el homenaje se trasladaría a la Virgen de la Guía, patrona de los marineros. Posteriormente, como veremos, los danzantes serían reclamados para actuar en numerosos festejos.

Si bien eran numerosos los movimientos ensayados por los componentes de la danza, los pasos esenciales recibían el nombre de «la reverencia», «el túnel» y «la media naranja». Los volteos requerían una gran coordinación entre los danzantes, por lo que se hacían necesarias interminables horas de ensayos.

La danza estaba compuesta por un regidor, un abanderado, un tamborilero y veinticuatro jóvenes con sus respectivos arcos, que se movían al ritmo de un único tambor. La vestimenta consistía en camisa y pantalón blancos, alpargatas blancas de cintas rojas trenzadas a los bajos del pantalón, fajín colgante de color rojo y pañuelo rojo de pico anudado en la frente. Los arcos estaban hechos con palos de avellano encintados con franjas rojas y blancas. Sin duda, el colorido del grupo debía de resultar espectacular."

Cruzamos el cruce, valga la redundancia, con esta calle Danza de Arcos, mientras de la mano de Capín Rama continuamos sabiendo de esta tradición danzarina riosellana, lo cual amenizará la monotonía del recorrido por la urbanización...
"Con la emigración de las ballenas a Terranova y Groenlandia en los albores del siglo XVIII, el Gremio de Mareantes subsistirá de la pesca del salmón en el río Sella hasta que, finalmente, se disuelve en las postrimerías del siglo XIX. Con él, también la danza de arcos desaparecerá durante varias décadas.

En 1934, el entusiasmo riosellanista de Guillermo González -posteriormente cronista local de la villa- va a hacer revivir la danza de arcos de Ribadesella. Junto con los supervivientes del grupo: el regidor Celso Valdés, el tamborilero Pedro Aguilera, «Pedrín», y los danzantes Agustín «Monona» y Paquín Cueto, la danza es rescatada del olvido e inicia una nueva singladura. Durante unos años, las nuevas generaciones son adiestradas por estas personas en el aprendizaje de los pasos y evoluciones tradicionales. Pero esta iniciativa se ve truncada por la Guerra Civil.

En sus «Estampas riosellanas» Guillermo González nos dice que «la danza de arcos está ligada a lo más bello de nuestras tradiciones», y nos deleita con uno de sus poemas:
Con la «media naranja»
de la danza de arcos
haré a mi nietina
dos collares muy largos.

Ya viene por la calle,
madre, danzando
la tradición más nuestra
¡la danza de arcos!

Mira, asómate, madre,
¡son veinticuatro!
Y Cuetín y Monona
son cabeza y son mando.

Como jefes de fila
van bordeando los pasos.
Pedrín con el tambor,
que brilla como un astro,
da la armonía precisa
a los que están danzando.

La música tribal
tiene un don en sus manos,
y la «media naranja»
con su gracia y encanto
es casi un arco iris
perdido en el espacio.

Las calles se iluminan
con resplandores claros.
¡Todo es luz y alegría
con la danza de arcos!

Flores de vivos colores alegran nuestra vista en esta verja. Esto nos recuerda que los colores de ciertos elementos de los danzarines también revistieron destacada importancia, a veces de gran simbolismo. Continúa Capín Rama:
"En 1942, de nuevo de la mano de Guillermo González, la danza vuelve a revivir para caer en la inactividad unos años más tarde. En 1953 es reorganizada de nuevo y, en 1960, por primera vez deja de estar compuesta por hombres sólo para pasar a ser mixta. En 1963 vuelve a desaparecer hasta 1974, en que reaparece con nuevos bríos, así como con algunas modificaciones; este año el atuendo ancestral experimenta una transformación por el que pasan a ser azules el fajín y el pañuelo, éste último anudado al cuello en lugar de a la cabeza. Las cintas de los arcos son ahora azules y blancas, y las niñas llevan falda blanca de campana. Bajo la magistral dirección de Argimiro Valdés -nieto de Celso Valdés-, los riosellanos vuelven a deleitarse una vez más con las rotaciones de su tradicional danza local.

El nuevo grupo actúa con frecuencia en las fiestas locales como Nuestra Señora de la Guía, Santa Marina (patrona de la villa riosellana), Santiago Apóstol, y también en otras localidades, como en el Día de América en Asturias y la entrega de los premios «Príncipe de Asturias» en Oviedo, la Fiesta del Bollu en Avilés, la Casa de Asturias en Benidorm, el Excelentísimo Ayuntamiento de Benidorm, el Centro Asturiano de Madrid, el Centro Asturiano de Granada, etcétera.

En una ocasión, y a petición del creador del Descenso Internacional del Río Sella, Dionisio de la Huerta, el color de los arcos se cambió para representar los cinco colores de los aros olímpicos, y así actuaron en la popular Fiesta de las Piraguas.

También en esta época los miembros del grupo actuaban desinteresadamente, de manera que los gastos para adquirir vestuario o reposición de material se cubrían con la venta de lotería, subvenciones municipales y aportaciones individuales de los integrantes de la danza.

La devoción marinera a la Virgen, la tradición folclórica, el colorido festivo, la alegría de niños y jóvenes, todo ello constituía la base de esta ancestral y entrañable danza de arcos de Ribadesella."

El espeso y alto seto de Villa Yelce viene a continuación. La carretera hace aquí una larga recta, al fondo los altos de La Portiella, en Tereñes, continuación al oeste del Monte Somos 


Atención ahora al llegar a esta artística verja...


Cierra una preciosa pumarada, plantación de manzanos de sidra, lo que nos hace recordar de nuevo al cronista Guillermo Gonzáles cuando en su libro Estampas riosellanas afirma aquello de...
«Asturias es una pomarada inmensa y, por lo tanto, tenemos más motivos que nadie para asegurar que aquí tuvo que estar el Paraíso, donde nuestra madre Eva mordió la famosa manzana»

Guillermo González fue además miembro de la tertulia literaria El Portiellu, nombre de su barrio de nacimiento, la cual se constituyó en base a un grupo de amigos, entre los que estaba el afamado periodista Lorenzo Cordero, los cuales fundarían el famoso periódico que se llamaba como el monte a muestra derecha, Somos, editado entre 1954 y 1961, del que en la obra Asturias concejo a concejo (Llanes y Ribadesella) del Real Instituto de Estudios Asturianos. Ana Belén de los Toyos de Castro dice:
"Este seminario, que buscó, no sólo informar, sino también contribuir a la formación de una nueva sociedad democrática, tuvo en Lorenzo Cordero a su máximo inspirador. De corta vida (su último número vería la luz en mayo de 1961), las opiniones e ideas recogidas en sus páginas le valieron ser mirado con recelo por parte de los poderes locales"

Cruce de la calle Falúa con más colonias de chalets, estos de diferentes estilos. Continuamos de frente y siempre en recto sin dejar la carretera de San Pedru en ningún momento


A la derecha filas de adosados rodeados de jardines, donde empieza la ladera del Monte Somos por la zona de Serón, tal vez vinculado al asturiano serondo, con el significado de tardío u otoñal (del latín serus y serotinus), muy posiblemente relacionado con antiguos pastos existentes antaño. Por su parte Somos parece indudablemente vinculado etimológicamente con el latino summum, la parte más alta, de ahí por ejemplo el verbo asomar


En Turismo y más que turismo, reportaje del periódico La Nueva España para la serie Asturias viejas y nuevas polas firmado por Marcos Palicio, se hacía un repaso de esta potente pero muy sensiblemente estacional industria del veraneo, tal y como era allá por la primera década del 2000...
"El monocultivo de la desembocadura del Sella casi obliga a trabajar donde el ochenta por ciento de la población, más o menos: en el trinomio interconectado del comercio, la hostelería y el turismo... «Aquí se han puesto todos los huevos en la misma cesta», ilustra el alcalde, Ramón Canal, hablando «del turismo y el ladrillo. Y en el momento en que falla la construcción, la cosa se complica». Diversificar y desestacionalizar, he ahí las cuestiones; encontrar alguna manera de producir a la salida del turismo y, dentro del sector preponderante, nuevas fórmulas para que algún hotel riosellano esquive la obligación de cerrar prácticamente la mitad del año."

Recabando opiniones de diferentes personalidades riosellanas, plasma las impresiones, por ejemplo, de Luis Pablo González, empresario hotelero, entre otros:

"Ribadesella, orgullosa de haber sido pionera del turismo en el Norte, nunca ha dejado de tener tirón y el modelo resiste, «dependiendo de cómo lo enfoques», asegura González. «Si tienes que empezar de cero ahora y pedir un crédito para comprar un hotel como el nuestro, a los cuatro días sale a subasta». De ahí la exigencia de escarbar debajo el modelo turístico que ha escogido este destino distinguido «de calidad» en la clasificación del Ministerio de Industria; por eso la conveniencia de buscar otros turismos. Nadie dijo que fuese a ser fácil. La fórmula para explotar el invierno en Ribadesella se aparece, según la perspectiva pesimista del Alcalde, al menos igual de difícil que encontrar «la gallina de los huevos de oro». No está todo perdido, «se pueden hacer pequeñas cosas», concede Canal, presidente a la vez de la Fundación Ribadesella Turismo. Vender gastronomía, comercio, una media maratón por aquí, una concentración de motos allí, la promoción de las olas riosellanas como destino para surferos o la pesca en el Sella."


Dentro de la misma serie y por la misma época, Fermín Rodríguez y Rafael Menéndez, daban en La excelencia territorial, un reto alcanzable, una visión algo más optimista de la situación, incluyendo la prolongación urbana bajo el Monte Somos más allá de Santa Marina:
"Ribadesella es una síntesis de belleza de todas las villas cantábricas. Espectacular escenario montado sobre la base del estuario del Sella, que acoge a un antiguo puerto oceánico resguardado por el monte Corberu y el farallón de La Atalaya. Al otro lado de la ría se extiende el arenal de Santa Marina (...)
Ribadesella ejemplifica por qué un núcleo de poco menos de 4.000 habitantes es una ciudad de pleno derecho. (...) La construcción del puente de madera, en el XIX, permitió también dar el salto al otro lado de la ría y desarrollar, desde la época de entresiglos, el espectacular caserío de chalés y casonas indianas asomadas al arenal de Santa Marina. Núcleo primigenio del veraneo, que situó a Ribadesella entre las primeras y sofisticadas ciudades precursoras del turismo de costa en España. 
Hoy Ribadesella sigue aprovechando su posición estratégica, en un enclave de paisaje prodigioso y excelentemente comunicado, para convertirse en una joya urbana. Artefacto prodigioso que contiene varios microcosmos: la villa, ordenada; la playa, de exquisita tradición de casas de veraneo. A partir de ambos han surgido otros mundos: el de la expansión de primera residencia hacia Oreyana; el de las notables urbanizaciones contiguas a la playa; el mundo lineal de segundas residencias que ha brotado cortándole el pie al monte Somos; las viviendas sociales que culminan esta alineación y dan la bienvenida a un dinámico enclave turístico, que logra crear actividad y empleo, al tiempo que mantiene cierta preeminencia comarcal y que se extiende a las aldeas y pueblos vecinos: El CarmenTereñes... Pese a ello, la villa no logra frenar una moderada mengua demográfica y cierta pérdida de importancia en cuanto a su ámbito de influencia. Una vez más, las potencialidades no terminan de corresponderse con actividad. Orientarse hacia una mayor diversificación, al tiempo que se potencian los lazos de cooperación con los concejos vecinos, son mecanismos que refuerzan y aseguran el futuro de Ribadesella como emplazamiento urbano de calidad a orillas del Cantábrico."

Cruce de la urbanización Astursella, un referente en este crecimiento urbanístico-turístico hacia San Esteban. Ambos autores miembros del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet), describen así la cuestión demográfica del por entonces, se pierde población pero la villa crece, especialmente en este valle:
"La pujanza demográfica de la villa la hizo importante a lo largo del siglo XX y hasta la década de 1980. Desde entonces, su población estadística se estanca debido a que su crecimiento se extiende a las parroquias vecinas. En la última década se han expandido la actividad y el empleo, el saldo migratorio es positivo, pero no alcanza a llenar el hueco que deja la débil natalidad. La población sigue estancada, rondando los 6.200 habitantes el municipio y aproximadamente la mitad la capital. La villa pierde población, pero en realidad sigue creciendo, porque el crecimiento se orienta hacia la vecina parroquia de San Esteban de Lleces, que ha ido aumentando hasta los 1.100 habitantes, con la expansión de nuevas urbanizaciones cada vez más hacia el oeste del arenal de Santa Marina, en el valle del río San Pedro."

La serie Viejas y nuevas polas se publicaba en un momento en torno a los años de la crisis de la burbuja inmobiliaria que afectó en España a la recesión general de la época a nivel mundial. Sin embargo ciertas cosas pueden ser extrapolables a nuestros días, como la necesidad de la diversificación "evitando una excesiva especialización y dependencia del sector terciario-turístico" y el extremo cuidado con el patrimonio natural y paisajístico:
"El paisaje, de elevada calidad, no acepta cualquier tipo de uso y por ello el papel a jugar por la ordenación del territorio es vital, evitando procesos de degradación que resten valor y capacidad de desarrollo sostenible. El reto reside en la excelencia territorial. Es primordial actuar sobre la oferta de vivienda protegida y el desarrollo urbano vinculado a la villa, que permita el crecimiento y la continuidad de Ribadesella como nodo de residencia habitual, evitando el efecto de expulsión de los altos precios actuales. La mejora de la accesibilidad propiciada por la autovía abre un potencial importante para la oferta de primera residencia y para que continúe la atracción de población desde el centro de Asturias
El oriente de Asturias ha sido pionero en el proceso de transformación del mundo rural hacia la diversificación de actividades, la recuperación patrimonial y el desarrollo terciario y turístico. La mejora se ha centrado en los concejos de mayor dimensión, los que tienen una gran villa de referencia urbana, como Ribadesella. Este proceso ha apoyado la puesta en valor de los recursos existentes en el territorio y la capacidad de atraer actividad a partir de flujos externos, deseosos de gozar de la calidad del paisaje y de la oferta turística. Hay que replantearse la expansión urbana y ponerla en estrecha relación con la villa y el poblamiento existente para optimizar el valor de lo que hay ya consolidado, evitando la urbanización segregada que empobrece el territorio sin impulsar actividad a cambio. Ribadesella debe apostar por el crecimiento ordenado, la diversidad de actividades y la calidad ambiental, paisajística y turística, y evitar procesos de degradación propios de las áreas turísticas masivas y envejecidas. Debe apostar por su condición urbana, la que la ha hecho como hoy la conocemos"

Por ello, el artículo finaliza describiendo la población como una "magnífica villa, joya urbana, pequeña y exquisita ciudad de veraneo abierta al mar", pero afirmando que aún necesitaría abordar asuntos importantes, dentro, insistimos, de los valores dominantes de expansión urbanística vigentes en aquella época: 
Ribadesella muestra su encanto a quienes buscan lugares de excelencia. Ha encontrado su hueco en la nueva economía, pero aún necesita resolver problemas, como la limitación de la expansión urbana sobre el espacio costero, la búsqueda de nuevos ejes de crecimiento hacia el Este y el Sur y la diversificación de actividades."

Parcelas sin edificar alternan con grupos de chalets y viviendas unifamiliares. Fijémonos en las flechas amarillas pintadas en algunas farolas y en las limitaciones de velocidad en el firme de la calzada 


Estas fotos, aún en pleno verano, muestran abundante espacio de aparcamientos. Sin embargo, aunque no alejados de la playa sí lo están de la población propiamente dicha, tanto la villa histórica como la zona más comercial de Santa Marina. Los aparcamientos eran un problema muy importante que, en parte fue solucionándose y en parte no. Esta era la situación cuando Palicio escribía Turismo y más que turismo:
"Pero es que además de turismo por aquí siempre hay turismos dando vueltas. Del paisaje urbano de Ribadesella ya forma parte el coche que se marea buscando un hueco para aparcar. No hay. «Dan veinte vueltas y se escapan con su dinero», acepta el Alcalde. Ha buscado sitios y se ha encontrado cercado por «la ley de Costas, el Plan de Ordenación del Litoral Asturiano (POLA), Patrimonio, la Confederación Hidrográfica, Fomento, Feve...». El intento de enfrentarse al problema ha recorrido la villa, por dentro y por fuera, buscando posibles ubicaciones y ha pasado por la dársena del Tocote, la zona de la rula, la antigua fábrica de conservas Albo o el Cobayu, antes de la gran rotonda que da entrada a la villa y acceso al puente sobre la ría."

Frente a nosotros, Villa Albe, donde vamos llegando a los últimos grupos de casas antes de emprender la subida a San Pedru y Abéu


Por aquí al pie de este gran abeto, baja la Riega Somos, que nace monte arriba, a desembocar al Ríu San Pedru. Una pequeña barandilla delata que pasamos sobre un puente, casi sin darnos cuenta. A la izquierda la Urbanización Los Naranjos, en La Llosona


A la derecha casas de la Urbanización Monte Somos, al final ya de la zona de expansión urbana al oeste de Santa Marina. Se trata de viviendas sociales, hechas con la idea de asentar y mantener población estable, un proyecto que quiere ampliarse enfrente, en La Llosona, dada la cercanía del lugar a Los Porqueros, donde está el enlace con la N-632


Y es que el 26 de abril de 2019 el corresponsal de El Comercio informaba de la sorprendente noticia que el concejo tenía ya de aquella tantas viviendas como habitantes, por lo que estaban en marcha nuevas promociones de este tipo de viviendas, tal como plasma en el artículo titulado Las viviendas de segunda residencia suponen el 45% del parque riosellano:
"El concejo de Ribadesella cuenta en la actualidad con tantas viviendas (5.712) como habitantes (5.779 según los datos de 2017). Esto quiere decir que el 45% de las viviendas construidas en el municipio son de segunda residencia. Un dato preocupante que el Ayuntamiento espera reducir con la entrada en vigor del nuevo Plan General de Ordenación (PGO) aprobado esta semana en Pleno. De hecho, uno de sus principales objetivos pasa por fijar población y reducir así ese porcentaje de vivienda vacacional.

Para lograrlo, el plan permitirá la construcción de 1.325 nuevas viviendas en los núcleos rurales y 1.580 en los suelos urbano y urbanizable. En el urbano destacan tres importantes bolsas de suelo residencial con distinto grado de desarrollo y con capacidad para 378 nuevas viviendas. Se trata de La Llosona, situada frente a las viviendas sociales de Monte Somos; El Mantequeru, en la zona de la estación de Feve, y El Fuerte Norte, en la misma carretera de la estación."

En La Llosona dejamos las urbanizaciones y nos acercamos precisamente a la rotonda donde se cruzan los caminos que van a la N-632 por Los Porqueros, a Tereñes y a Abéu por San Pedru, que es el que vamos a emplear nosotros


Vamos para ello a fijarnos en las señales que hay al llegar a este cruce, en la acera de la derecha


Ahí se nos indica claramente seguir de frente a San Pedru, pues vemos debajo la confirmación que es el itinerario del Camino de Santiago


Observemos a la derecha los fuertes muros de contención hechos a base de grandes rocas en la falda del monte, y es que los argayos, corrimientos o desprendimientos de tierras, son un problema en esta ladera, no en vano la corresponsal de La Nueva España Bárbara Morán titulaba como Siete Argayos para llegar a Tereñes la noticia de los que se produjeron en marzo de 2010, poco después de acabarse las obras de ensanche del ramal que sube al pueblo, razón por la que hubieron de hacerse estos muros


Como nota importante hemos de decir que, casi al comienzo de la carretera de Tereñes está la Panadería Maos, donde podremos proveernos de alguna de sus suculentas especialidades, panes, empanadas, los típicos bollos preñaos, pasteles y tartas. Puede subirse por la senda peatonal existente a la derecha de la carretera


En esta tahona de elaboración artesanal de gran calidad se elaboran además los panes que la misma empresa, propiedad de José Manuel Álvarez, ofrece para el tradicional ramu en la Fiesta la Santina de Tereñes, en el mes de agosto. También hay  posibilidad de comprar refrescos 


Nos dirigimos al paso de peatones para cruzar la Avenida de los Porqueros frente a esta fila de adosados


Y al otro lado tomamos la acera a la derecha...


Será entonces cuando nos fijemos, si no lo hemos hecho antes, en lo que hay en medio de esta rotonda y que es lo que le da nombre


Un seto podado en forma de dinosaurio, si bien cuando vinimos parecía necesitaba algunos retoques. Esperemos que cuando lo veáis vosotros siga ahí y más perfilado. Aún así se reconocen la cabeza, las patas, el cuerpo y la cola


Es una alegoría al comienzo aquí de la Costa de los Dinosaurios, ejemplificada tanto en los acantilados y pedrales de Santa Marina y Tereñes, muy visitados, como en los de la cercaba Playa de Vega, hacia la que nos encaminamos


Bordeamos así está Rotonda del Dinosaurio y tomamos seguidamente, a la izquierda, la carretera de San Pedru


Es esta primera, no nos equivoquemos aquí tampoco, pues la de la derecha es la de Tereñes, la que sube también a la panadería. A nuestra izquierda es la entrada al camping Los Sauces Playa


Este camping fue fundado por Miguelín, el hijo de Miguel y Luisa, que llevaban el que fue el bar El Concilio, el famoso Vista al Sella, del que hablábamos al cruzar la ría a Santa Marina por El Picu, dando vista al puente, donde se ubicaba, en la antigua Tahona de Toraño. Miguelín abrió allí el Pub de Chicho, para posteriormente fundar este camping y más tarde otro más, el Camping Ribadesella. Tenía dos hermanas, Nedi y Tere, esa tuvo la primera boutique de la villa, en la calle Comercio


Pasando la entrada al camping vamos a continuar por la margen izquierda de la carretera


Y es que aquí se ha habilitado una senda peatonal, separada, tanto de la carretera como del matorral, por sendas barandas de madera


Empezamos a subir mientras pasamos ahora justo debajo de las instalaciones de la Panadería Maos


Además de habilitarse esta senda se han instalado farolas. Las obras de la misma era una antigua reivindicación vecinal que de paso ha ayudado mucho a los peregrinos, que antaño caminaban por esta vía local sin arcén. Juan García daba así la noticia para El Comercio el 7-6-2018:
"El primero de los tramos de la senda peatonal a San Pedro, en Ribadesella, ya está operativo. Los trabajos, iniciados en 2017, fueron concluidos esta misma semana tras la puesta en marcha de un nuevo Plan de Empleo Local. El nuevo camino discurre paralelo a la carretera, en su margen izquierda, uniendo la glorieta del dinosaurio con el núcleo rural. Se da cumplimiento así a una reivindicación vecinal y con un resultado «formidable», según manifestó el teniente de alcalde, Pablo García. De hecho, los vecinos están preparando un acto inaugural para dar la bienvenida a una senda muy esperada que les dará servicio no solo a ellos, sino también a los cientos de peregrinos que cada año transitan por allí."


La idea era que esta vereda andariega continuase al menos hasta Abéu, pero al menos nos llevará, seguros, hasta la entrada de San Pedru


Desde este cruce, y siguiendo siempre de frente, vemos a lo lejos, de nuevo, en lo alto de la colina, la iglesia de San Esteban de Lleces, cabeza de esta parroquia homónima


Hasta allí han de subir quienes pernocten en su albergue, sito al otro lado de la iglesia. Dado que es un albergue público tengamos siempre a mano nuestra Credencial del Peregrino


Entre la iglesia y las casas de la izquierda pasa la carretera N-632, la antigua Ribadesella-Canero y Carretera de la Costa, que fue carretera de tercer orden hasta ser designada carretera nacional. Era la vía costera alternativa a la N-634, pues esta va por el interior, hasta la construcción de la Autovía del Cantábrico (A-8)


A la izquierda, algo oculto por las nieblas, reconocemos el Picu Babú (929 m) en el Monte Sueve, llamado también Picu los Foyos y Picu los Cuervos. Era famoso por sus mitos y leyendas sanjuaneras, como que los mozos y las mozas de Caravia subían esa mágica alborada a ver bailar el sol y las mozas de Borines (Piloña) a revolverse desnudas por los prados a sus pies, impregnándose del rocío de la mañana, al que se atribuían propiedades benefactoras


De frente a la iglesia es el Picu Bustronci (534 m), en la Sierra del Fitu, también llamado Cantiellu


A la derecha, El Picu Gobia (538 m). Entre ellos discurre la frontera con el ya muy próximo concejo de Caravia


Situada en un hermoso campo, La iglesia parroquial de San Esteban de Lleces es de origen medieval,  aunque resultó destruida en la guerra civil sobreviviendo pocas de sus partes antiguas al restaurarla


La primera mención a Lleces aparece en el Libro de los Testamentos o Liber Testamentorum de la catedral ovetense, fechado en el año 921 pero que se supone una interpolación del siglo XII hecha con objeto de demostrar el territorio de la diócesis y su antigüedad frente a otras


Mencionada como Leduas, esta tierra, que abarcaba el territorio al oeste del Sella antes de Caravia,  se unió en 1270 a la de Melorda o Meluerda (la zona oriental hasta el Ríu Mía) para formar el actual concejo de Ribadesella/Ribeseya, con motivo del otorgamiento de la Carta Puebla de la que sería su capital, por entonces llamada Santa María Magdalena del Puerto


En el costado de la iglesia aconteció el día 24 de marzo de 1960 un suceso extraordinario que nos relata así el historiador riosellano Juan José Pérez del Valle en su artículo El municipio riosellano durante el franquismo (III), publicado en la revista Plaza Nueva nº 50 de la Asociación de Amigos de Ribadesella
"un acontecimiento que habría que calificar de histórico; gracias al radiotécnico, Ángel Díaz, Angelín el de les radios, se pudieron ver en San Esteban de Leces las primeras imágenes de televisión captadas directamente desde el Sollube. La noticia se propagó a los cuatro vientos y el partido de fútbol entre el Madrid y el Barcelona de mayo de aquel año, congregó en San Esteban a cientos de aficionados que, provenientes de Arriondas, Ribadesella, Colunga, Cangas y hasta de Gijón, llegaron al pueblo para presenciarlo, habilitándose la escuela y el cine-hogar parroquial para poder acoger a tanto visitante."

Al este, los altos de Los Cofiños, La Teyerona y La Peridiella (115 m), también cubiertos de ocalitos, al este de San Esteban, del asturiano pandu, collado, paso en ladera de un monte, o también hondonada en la montaña, pues su raíz latina pandum tenía varios significados, según explica el toponomista Xosé Lluis García Arias en Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"En latín PANDUS, A, UM lo mismo significaba ‘arqueado, alabeado’ que ‘abombado, cóncavo’ (DCELC s.v. pando). Ello se debe, quizá, a modificaciones semánticas debidas a fenómenos de contigüedad en el espacio y por eso encontramos en asturiano una variación signi ficativa para tales expresiones; así mientras en Oseya de Sayambre panda es sinónimo de ‘pendiente’, en otras zonas como Tinéu y Teberga pándanu se aplica a la vasija o al cauce ‘poco profundo y mucho más ancho arriba que abajo’. El femenino pándana llega a aplicarse a la piedra ‘aplanada y lisa’."

Zona de Los Porqueros. No sabemos etimológicamente si habría en el pasado corripies o cubiles (pocilgas) que le dieran este nombre, pero el topónimo también puede designar a lugares puercos, sucios, de barro, como sería esta ribera del San Pedru en tiempo de lluvias o crecidas. En este aspecto, la vega es llamada La Llama, de llamarga o llamuerga (lodazal, barrizal, de ahí a que la aldea a la que nos aproximamos se la llame también San Pedru la Llama


Ahí están algunos de los edificios de Los Porqueros, en la ladera entre el río y la N-632, donde hay gasolinera y supermercado. En el año 2002 arrancó una operación inmobiliaria para construir 119 viviendas que fue noticia seis años después al resultar afectada por la llamada crisis del ladrillo o crisis inmobiliaria española 2008-2014. Así publicaba el redactor Juan García la noticia para El Comercio el 20-3-2008:
"La promotora que construye 119 pisos en la zona de Los Porqueros de Ribadesella solicita concurso de acreedores, o lo que es lo mismo, suspensión de pagos, por falta de liquidez. Pretende así hacer frente a sus compromisos económicos tanto con trabajadores como con proveedores.

Se trata de la constructora Seop, filial de Seif Residencial, pertenecientes ambas al grupo Silver Eagle. Se convierte de este modo en la primera constructora española en adoptar esta medida de urgencia. Los rumores de crisis en la empresa se venían sucediendo en las últimas semanas, aunque la solicitud de suspensión de pagos se ha retrasado hasta justo después de las elecciones generales.

La de Ribadesella es su única promoción inmobiliaria en Asturias. Con ella pretendía abrirse camino en esta comarca del Oriente, pero esta suspensión de pagos pone en peligro su conclusión y los puestos de trabajo.

En la zona de Los Porqueros, junto a la glorieta de intersección de la Ronda Oeste con la carretera N-632, está construyendo 119 pisos en la urbanización Residencial Ría del Sella. Sus trabajadores están rematando las dos últimas fases. En la primera, ya concluida, se incluyen 59 viviendas repartidas en dos bloques. En la segunda 37 pisos y en la tercera 23. Su oficina de ventas está ubicada en un bajo de la calle Manuel Caso de la Villa.

La promotora que construye 119 pisos en la zona de Los Porqueros de Ribadesella solicita concurso de acreedores, o lo que es lo mismo, suspensión de pagos, por falta de liquidez. Pretende así hacer frente a sus compromisos económicos tanto con trabajadores como con proveedores.

Se trata de la constructora Seop, filial de Seif Residencial, pertenecientes ambas al grupo Silver Eagle. Se convierte de este modo en la primera constructora española en adoptar esta medida de urgencia. Los rumores de crisis en la empresa se venían sucediendo en las últimas semanas, aunque la solicitud de suspensión de pagos se ha retrasado hasta justo después de las elecciones generales.

La de Ribadesella es su única promoción inmobiliaria en Asturias. Con ella pretendía abrirse camino en esta comarca del Oriente, pero esta suspensión de pagos pone en peligro su conclusión y los puestos de trabajo.

En la zona de Los Porqueros, junto a la glorieta de intersección de la Ronda Oeste con la carretera N-632, está construyendo 119 pisos en la urbanización Residencial Ría del Sella. Sus trabajadores están rematando las dos últimas fases. En la primera, ya concluida, se incluyen 59 viviendas repartidas en dos bloques. En la segunda 37 pisos y en la tercera 23. Su oficina de ventas está ubicada en un bajo de la calle Manuel Caso de la Villa."

Aunque cercano, no llegamos a ver el río pero sí su arboleda ribereña. De la carretera a la orilla es prado de pasto y siega, o de diente y guadaña como se suele decir. A la derecha y cuesta arriba hay otra buena pumarada. Más allá una mata de castaños y demás arbolado autóctono


La bañera como bebederu o abrevadero para el ganado, entrañable y omnipresente elemento de reciclaje práctico en las zonas rurales


En la vega, abajo, prados llanos inundables, razón del topónimo La Llama y posiblemente del de Los Porqueros, así como del dicho popular "cuando voi pa Tereñes llevo madreñes, porque ta llenu de barru peles caleyes" 


Más allá, entre los ocalitos baja, entre pronunciadas curvas, la N-632. Parece mentira que durante tanto tiempo haya sido la principal vía de comunicación de este gran tramo de la costa asturiana, incluyendo el tráfico pesado


El camino, siempre al lado de la carretera local, sube en un largo pero no demasiado pronunciado ascenso ganado altura poco a poco, cerca ya de los lugares de La Guaruca y La Vallina, antesala de la aldea de San Pedru


La iglesia y casas de San Esteban, cabeza de esta parroquia, siguen en todo momento constituyendo para nosotros un muy buen referente visual, al igual que las sierras de El Fitu y el Sueve, señalando el paso del oriente al centro de Asturias por la costa


San Esteban, junto con Abéu, San Pedru y demás núcleos de la parroquia celebran en Tereñes la famosa Fiesta del Pez, que tiene su origen en 1960 y que fue recuperada por el activo alcalde de barrio José María González Varas, Chichi, en  2010. Es una pescata que se organiza a mediados de julio, cuando el vecindario acude a los acantilados a pescar y los peces son degustados en una comida popular en el mismo pedral. A la tarde-noche se hace merienda cena en el campo de la iglesia, en la que destacan los postres caseros


Ameniza esta y otras fiestas riosellanas el insigne, gaiteru Gelu Cuervo, miembro del afamado grupo folk Corquiéu y cuyo nombre porta ahora en su homenaje un prestigioso concurso de gaita, de cuya primera convocatoria se hacía eco Cope Ribadesella el 11-6-2019:
"A las doce de la noche de este miércoles 12 de junio se cierra el plazo de inscripción para participar en el 1º Concurso de Gaiteros Solistas ‘Gelu Cuervo’ que se celebrará el sábado en Ribadesella en el marco de La Folixa de la Sidra. Su promotor, Roberto Suárez ‘Rigu’, gaitero de Corquieu, decidió dedicarle el concurso a Gelu porque “es una persona muy implicada con todo lo que se refiere a la música tradicional en el concejo, porque lleva muchos años con la gaita al hombro y porque nadie se imagina una fiesta de Las Piraguas en Ribadesella sin la gaita de Gelu”. Además, Rigu es de los que prefiere dedicarle las cosas a la gente en vida para “que pueda disfrutar de esa dedicatoria”.

El propio interesado se mostró “contento, satisfecho e ilusionado” con la dedicatoria “porque es la única vez en mi vida que me hacen algo así”, afirmó. Gelu lleva alrededor de cincuenta años tocando la gaita. La primera se la hizo Peyo, “uno de los amigos de Mieres que suelen venir todos los años en Piraguas”. Hoy en día compagina la gaita con el tambor y como corista de La Fuentina. A partir de 2019 da nombre a este primer Concurso de Gaiteros que contará con una categoría adulta y otra infantil para menores de 15 años. Las inscripciones en el correo electrónico rigu.sua@hamail.com o a través de las redes sociales de Entaína Ribeseya organizadora de La Folixa."


Aprovechando la sombra de un buen árbol, un bando estilo parque, con sus clásicos listones de madera, nos ofrece la posibilidad de contemplar el paisaje, no sólo hacia el oeste, valle arriba hacia San Esteban, sino también valle abajo, hacia el este, de donde venimos


Y al este, se nos ofrece esta bella estampa de los buenos pastos que crecen en el valle y que llegan llegan a los bosquetes que casi ocultan los edificios de Los Porqueros


En medio, una nave ganadera y algunas vacas, lugar que ya veíamos antes al empezar la subida desde La Llosona y la Rotonda de los Dinosaurios


Asoman también los tejados de las urbanizaciones de Los Naranjos y el Monte Somos, en La Llosona. Más allá la aplanada cima superior del Monte Corberu o L'Atalaya, conformando dos cimas de 102 y 104 metros de altura respectivamente


Allí una antena repetidora seña la el lugar en el que se emplaza una muy antigua fortificación medieval o incluso anterior, denominada Vigía del Cerro de la Garita en el proyecto Castella de Patricia Suárez Manjón y Avelino Gutiérrez González, dedicado a al catalogación de fortificaciones medievales y modernas de Asturias. Esta es parte de su descripción en ArqueoAstur, excelente página dedicada a la divulgación de este patrimonio, recopilado por el arqueólogo Eduardo Pérez-Fernández:
"Los restos defensivos que se conservan y que rodean el recinto están formados por un talud regular en anchura y altura y una plataforma superior que debían rodear toda la cima, conservándose solamente un tramo de 138 metros en el frente occidental. Esta línea defensiva arranca en los acantilados septentrionales y discurre a lo largo de la cima, abrazando el flanco W y desapareciendo en la ladera SW por a un gran desprendimiento natural del terreno. Ladera abajo se observa bastante material arqueológico, como pellas de arcilla rubefactada.

Su continuidad por el sector meridional es mas complicado de interpretar al haber sido afectado por la caja de un camino y por las explanaciones realizadas para levantar una antena de telecomunicaciones en el extremo SE. Es precisamente en este sector donde se aprecian los restos de una pequeña atalaya o bastión presuntamente medieval que se ciñe a los acantilados orientales.

Periodización

Según algunos autores, Ribadesella constituía el límite entre Astures y Cántabros, situando algunos tratadistas modernos la Noega Ucesia citada por Ptolomeo en la desembocadura del Sella (González, 1954:48-61). La tradición considera restos romanos algunos que fueron hallados en el fondo de la ría, junto al puente de San Román (Del Frade, 2000:136-137), mientras que Diego Santos recoge una noticia de principios del siglo XX del coleccionista Sebastián de Soto Cortés, donde afirmaba que «de los altos inmediatos que rodean la población, tengo yo ladrillos, trozos de argamasa y toscos mosaicos que parecen antiquísimos» (Diego Santos, 1977:168).

Todas estas referencias, además del parecido tanto en planta como del talud perimetral con los agger campamentales, sugieren como mínimo una fase de ocupación romana sin descartar otras anteriores. Su reaprovechamiento en periodos medievales lo confirma la pequeña fortificación de La Atalaya.

Estado de conservación

De los 15.000 metros² han sido afectados 4.000 metros² por diversas explanaciones así como una antena de telecomunicaciones y la pista para acceder a ella. Esto se corresponde con un 26,6% de su superficie, por lo que lo incluimos en los recintos fortificados con un estado de conservación malo."

En L'Atalaya reconocemos los acantilados de La Punta Borines y, de nuevo, la ermita de Guía, verdadera guía de los caminos del mar y de la tierra, insistimos, a la que el cronista Guillermo González ensalza de esta forma:
 «La Ermita de Guía, peinada por el viento de todos los cuadrantes y lavada por los copos de la espuma de la mar que, pulverizada, sube hasta ella en gentil pleitesía, sabe bien de las sencillas plegarias y de las ofrendas de muchas generaciones»

A la derecha del Monte Corberu hay un socavón, acceso natural a la Playa L'Atalaya, pequeña pero coqueta cala cercana al casco antiguo a la que también le dedicamos la oportuna entrada de blog, ensenada con más pedreros que arena, sobre todo en pleamares, cuando prácticamente desaparece, pero menos concurrida que la de Santa Marina


A la derecha, otro promontorio es el de L'Espinu, entre los acantilados de L'Atalaya y El Pedralín, cercanos a los de Arvidel y Arra y sus casi inaccesibles y salvajes playas, portento geológico y natural de gran belleza paisajística


Por el borde del precipicio baja el camino que viene del Infiernu, esto es, los famosos acantilados de L'Infiernu, parte de esta tan abrupta como espectacular costa, que pueden recorrerse desde lo alto realizando un corto desvío desde el Camino de Santiago, procedentes de Cuerres y Toriellu. Realmente esa ruta costera podría hacerse desde los famosos bufones de Pría, en Llanes, El Bramadoriu o La Bramadoria, o incluso desde más atrás. Es más, algunos peregrinos la emplean, en todo o en parte, como alternativa al camino jacobita oficial, aunque no pasa por el trayecto histórico de los antiguos romeros xacobeos 


Tras descansar un momento y contemplar con detenimiento el paisaje de lugares que ya hemos ido dejando atrás, reanudamos la marcha y continuamos la cuesta a San Pedru la Llama, dando vista ya a la casa de La Guaruca, un topónimo que es muy posible que tenga que ver con "pastos comunales acotados para los bueyes", del asturiano güe (buey, Bos taurus macho), dice el también gran toponomista Julio Concepción, Xulio, en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana, a lo que añade que más tarde definieron a lugares de pasto para los bóvidos en general:
"En los pueblos asturianos a la falda de las peñas, todavía se recuerdan estos pastizales reservados a los gües: habían de ser lugares próximos a los poblados y de buena calidad"

Estaríamos por lo tanto en un lugar de importancia ganadera desde tiempo inmemorial, aprovechando esta vega y laderas. No olvidemos que los bueyes fueron los tractores de la antigüedad en las faenas agrarias hasta fechas históricamente muy recientes. También como vimos en otros trabajos pesados, como los del antiguo puerto comercial y minero de Ribadesella/Ribeseya, El Muelle


Por su parte San Pedru, nombre del río, el valle y el pueblo, se refiere a la antigua iglesia parroquial del lugar, que fue parroquial hasta las reformas administrativas a nivel eclesiástico de 1892, cuando pasó a ser capilla. Fue destruida en la Guerra Civil y reconstruida después. La veremos abajo en el valle, un poco más adelante, saliendo ya de San Pedru en dirección a Abéu 


La Guaruca y, más arriba en la falda del Monte Somos, La Vallina, uno de los diminutivos asturianos de valle, del latín vallem, En este caso puede hacer referencia a este valle, tomando como referencia un lugar concreto de sus vegas, o incluso a alguna otra pequeña hondonada de estos parajes


Al pie de la casa, bajo espesos helechales y en la vereda derecha de la carretera, está el letrero que señala la entrada en la aldea o lugar de San Pedru. Es este otro buen lugar para detenerse y contemplar el entorno


La Guaruca a nuestros pies, con su campo que baja desde la carretera al río y en la ladera la casa, rodeada de frutales y arbustos ornamentales. Más allá se ven algo mejor los bloques de Los Porqueros


Reconocemos las casas de la carretera, en la rotonda de la N-632, y a su derecha la citada gasolinera y supermercado-centro comercial, al otro lado de la calzada


En lo alto sobresale una gran casona, es Villa Teresa, en Los Pandales, Sebreñu, parroquia de Samiguel d'Ucio, que fue mandada construir por el indiano, emigrante en México, Abelardo Llano, restaurada en 2008-2009 para ser el Hotel VilladeSella, que alberga el Restaurante Sibariz, proyecto del chef Eriz Aznar, tal y como leemos en su página web:
"Natural de Vitoria, estudió cocina en la Escuela de Hostelería de Gamarra y realizó sus prácticas en el afamado Sagartoki para iniciar después su propio camino moviéndose por varios restaurantes en España, Andorra y Portugal hasta que, en 2003, llegó Sibariz, un restaurante pequeñito situado en Ribadesella y que hoy en día reabre sus puertas  dentro del hotel Villadesella con unas vistas privilegiadas.

En sus platos se reflejan pinceladas de cocina creativa respetando siempre la calidad del producto y aplicando las técnicas culinarias que mas favorezcan al mismo. Nos propone mensualmente jornadas gastronómicas basadas en los productos de temporada."

En la distancia el Picu Mediudía o Sorolles (557 m), en la Sierra Cueva Negra, célebre por sus leyendas marianas, basadas en enigmáticos enclaves arqueológicos que jalonan la montaña y del que tantísimo hemos hablado viniendo de Nueva y Pría, en Llanes. Se trata de algunos de los pasos antiquísimos entre la costa y la cordillera, hitos de tradición mariana hacia el santuario de Covadonga y de ahí a Picos de Europa y Santo Toribio de Liébana, glosada en la revista Bedoniana del año 2010 con el excelente trabajo Mediudía y Socampu, dos montañas sagradas, firmado por Hernán del Frade de Blas


Más a la derecha vendría, procedente del vado de L'Alisal, el antiguo camino de aquella antigua barquería que cruzaba el Sella desde Lloviu, cerca ya de juntarse con este en San Esteban


Es la zona o lugar de La Peridiella, donde hubo una venta, de la que se ocupan, así como de esa histórica ruta y sus ramales, los grandes montañeros e investigadores Carmen Piñán y Bernardo Canga en Calzada de La Peridiella a Ribadesella, artículo publicado en El Comercio el 16-11-2012:
"En la hermosa villa de Ribadesella terminaban o se iniciaban, o simplemente cruzaban, varias calzadas romanas o vías históricas, dado que era un lugar muy importante por su puerto y su fábrica de salazones, entre otras cuestiones. Las tierras riosellanas eran frecuentadas por viajeros, arrieros, comerciantes o militares que iban por la llamada Vía Marítima de Agripa (que unía la costa asturiana de Este a Oeste) o por las calzadas del Pontón (Senda del Arcediano) o de Ponga (Camín de Arcenorio y Ventaniella), llamadas también Ruta de la Sal y Vía del Almagre o Senda del Vino, pues por ellas se comercializaba con esos productos entre la costa asturiana y tierras castellanoleonesas) siguiendo el cauce del Sella (Vía Saliamica); o por la Calzada del Fito, con variantes por Collía, Colunga o Caravia (y La Forquita y posiblemente el Monte Cayón, si se seguía el Camín del Sellón).

Uno de los lugares por donde aún se puede pasear tranquilamente, a la vera del Picu Pagadín, o La Peruyalina y la aldea de Sardéu (Sardedo es como figura en las placas de algunas casas, como la de Facundo y la Nena del Otero) es un trecho de esta última: el camino histórico que venía desde cerca de Arriondas, o Sorribas, por Bodes y río Chico (Riu Chicu), Santo Tomas de Collía, Coronas o Sinariega, Cueva Rosa y Sierra del Fito; siguiendo a La Forquita y Rasa de Berbés (ahora con campo de golf), Casa Diego y, ya en tierras de Ribadesella, por San Esteban de Leces o por Pando (o Bodes), cruzando La Peridiella, El Carmen (ahora parroquia, pero antaño era El Moro), Sebreño (con el Palacio de Piñán o de Junco) y final en el bello puerto riosellano, del río Sella, tras cruzar el puente romano del Pilar, aún en píe (a pesar de que se permite el paso de vehículos sobre él y está perdiendo alguna piedra); en las marismas casi desecadas de El Malecón.

A pie se puede recorrer parte de esa vieja calzada del Fito, pero aquí recomendamos un pequeño tramo de unos cuatro kilómetros, que se hace bien en una hora, entre la rotonda de Pando-Bones (en la autovía A-8, que tapó parte de ese camino, al no estar catalogado) y Sebreño o El Carmen.La subida, desde la citada rotonda de Pando-Bones, es muy pendiente en los primeros metros, hasta llegar a un maravilloso bosquecillo, donde se va llaneando por un caleyón y con bellas vistas de los Picos de Europa y Cordillera Cantábrica, a la derecha, al Sur; y, al Norte, a nuestra izquierda, el Mar Cantábrico y la simpar villa marinera de Ribadesella. El paseo puede ser corto, pero con excelentes panorámicas.

Tras recorrer un par de kilómetros la senda está algo asfaltada y pasa junto a un caserío y vaquería, donde sale un camino, a la izquierda, hacia la iglesia de San Esteban y carretera nacional 632; y a la derecha un poco antes sale otro ramal (al llegar al asfalto) que va a otro caserío y a la iglesia de El Carmen.

Pero, siguiendo de frente, estaremos en La Peridiella, donde, en lo alto, se conserva aún el magnífico edificio que, al parecer, debió de ser mesón o venta caminera (La Venta La Peridiella) desde donde se contempla una hermosa vista de Ribadesella.

Luego por una carreterina (que sigue siendo por donde iba la calzada), entre chales de muy distinto gusto y estilo, se desciende, hacia el Este, a Sebreño y a Ribadesella, siguiendo la senda peatonal, por el margen de la carretera AS-341, o al Oeste hacia El Carmen y Pando, nuevamente... Pudiendo finalizar en cualquiera de esos lugares y visitando la bella iglesia de El Carmen o el Palacio Piñán de Sebreño, así como el puente romano del Pilar. La caminata durará entre dos y tres horas, según el itinerario que decidamos seguir y su final, en El Carmen, en Sebreño o en la misma villa de Ribadesella"

Ya llegamos a la altura del cartel de San Pedru, donde hay una bifurcación. El camino de la izquierda baja al valle, en dirección a la capilla, nosotros seguimos de frente siempre al lado de la carretera, subiendo...


Por ahí continúan las farolas y la senda peatonal, separada de la calzada por la correspondiente barandilla


Otro grueso muro de contención, en el acceso a la casa de La Vallina que veíamos al subir


Pasamos a sus pies, admirando su esplendorosa finca arbolada y ajardinada, mirador sobre el valle de San Pedru


Nombre y número en azulejos cerámicos. Al lado el buzón, para que ningún cartero tenga dudas...


Al lado del camino también, los postes telefónicos, sin duda funcionales y duros, hechos de hormigón, pero cuestionablemente estéticos. Estos elementos tienen su historia, ya en octubre de1926, la Compañía Telefónica Nacional de España publicaba el Método de construcción para líneas de postes, basado en el de la estadounidense International Telephone & Telegraph Corporation, de New York, el cual dice así:
"El empleo arbitrario de los diferentes tipos de postes influye tan decisivamente en el coste de establecimiento de las líneas, que es conveniente dar reglas, lo suficientemente generales y flexibles para que se adapten a las diversas necesidades de la práctica. El uso de un poste de tipo superior al necesario obliga por su mayor peso a mayores gastos en su compra, transporte y colocación; como apoyo en la línea ofrece un exceso de seguridad con detrimento de la economía. Por el contrario si se emplea un poste de tipo inferior al que en realidad se precisa habrá que efectuar renovaciones frecuentes, y se reduce la seguridad de la línea." 

De nuevo otro banco para sentarse y reposar un momento más, antes de llegar al centro del pueblo, ya a escasos metros de aquí


Abajo tenemos ya las casas del valle, por las que baja el camino de la capilla que acabamos de dejar atrás. Cuenta la tradición que antaño el río era navegable y mucha gente acudía a la romería de San Pedro, en junio, remontándolo en pequeñas embarcaciones llamadas saleas. En la actualidad la fiesta se reduce a la celebración de una misa patronal pues el festejo del Campu San Pedru, en torno al santuario, ha desaparecido


Al llegar a la altura de esta casa la senda peatonal se acaba. La carretera sigue subiendo


La flecha amarilla marca la dirección a seguir en este poste telefónico. El Camino coincide con una ruta senderista en este lugar, marcada en dirección contraria. Nunca nos confundamos de señales


Pasada la casa tenemos de frente el núcleo más concentrado de la aldea de San Pedru, donde las casas forman calle. Más allá se ven los ocalitos del repecho que aún nos aguarda hasta Abéu, donde estaba La Venta del Manso, una venta caminera documentada en 1772 por el geógrafo Tomás López


Desde aquí, a nuestra izquierda, vamos a tener otro par de buenas referencias geográficas mirando a nuestra izquierda, al sur-sureste


Sobre este tejado asoma la cima de La Peñe les Pandes, la parte más occidental de la Sierra de la Cueva Negra, con los 743 metros del Altu Teyadura, la cumbre más alta de toda la serranía, así como, en primer término, los 719 metros del Picu Jorovitaya, también llamado Picu'l Taxista o Picu Manolete a causa de la gran popularidad de, taxista riosellano Manuel Fonticiella, que tras su jubilación subía casi todos los días a lo alto de esa montaña, donde fue amontonando piedras hasta formar un gran montón, a manera de hito, jitu o h.itu (con hache aspirada), de unos tres metros de alto


Manuel o Manolete, como le conocían, falleció con 84 años. En el año 2012 el Grupo de Montaña Mofrechu le rindió un homenaje el 22 de enero de 2012, Juan García publica la convocatoria del mismo un día antes en El Comercio, titulándola Honores en el Picu Manolete:
"El Grupo de Montaña Mofrechu organiza para mañana domingo una salida a los montes del concejo, una ruta homenaje a un aficionado recientemente fallecido que debido a su insistencia y obstinación puso nombre a uno de los picos de la Sierra de la Cueva Negra. El nombre oficial del picu es Jorovitaya, aunque algunos vecinos de Camangu aseguran que se llama Cueri. Está situado en la mencionada cordillera a unos 720 metros de altitud. Es perfectamente visible desde muy variados puntos del concejo y destaca sobre el resto de cumbres por el montículo de piedras colocado en lo alto de su cima. Un monolito, un torreón calcáreo que fue construyendo poco a poco un popular taxista de Ribadesella fallecido el 5 de diciembre pasado, Manuel Fonticiella, 'Manolete'. Por ese motivo, El Jorovitaya es popularmente conocido en el concejo como el Picu Manolete. El montículo en cuestión tiene más de tres metros de altura y está rematado con un mástil y una bandera de Asturias. Debido a su gran afición por la montaña, el grupo Mofrechu entiende que «está en deuda» con Manolete y por ese motivo quiere que la primera ruta de este año sea en su nombre a la cumbre que le hizo famoso en el concejo.

La ruta propuesta por el colectivo es fácil y muy hermosa. Los expedicionarios tienen programada la salida a las nueve de la mañana del domingo en la plaza de abastos. Esta vez todo el recorrido será a pie, dirección al puente y el Polideportivo. Atravesarán la vega de La Mediana y una vez en L'Alisal se dirigirán a Boquera y cruzarán La Cuevona para llegar al pueblo de Cueves del Agua. Aquí cruzarán el río Sella por la pasarela recientemente inaugurada y tomarán rumbo a Santianes del Agua. Desde este núcleo de población se iniciará la ascensión a Peme, una de las pocas majadas que aún se conservan en el concejo. Pasarán por el caserío de Peme e iniciarán el tramo final, la subida al Pico Jorovitaya (Picu Manolete). El regreso hasta Peme se realizará por el mismo lugar de subida, aunque desde aquí se desviarán para pasar por encima del cueva del Tinganón, alcanzar La Cuadrota de Llovio y finalizar la ruta de nuevo en Ribadesella."


A su derecha, otra cumbre emblemática de la que también hemos hablado mucho en este tramo del Camino de Santiago del Norte, el Picu Joyadongu (874 m), al oriente de la Sierra Escapa o Sierra Cuana, en la divisoria riosellana con Llanes y Cangues/Cangas de Onís, también llamado La Peñe Joyadongu y El Cantu Joyadongu


A su izquierda es El Colláu la Tabla (717 m) con El Picu Cebéu (748 m) y a la derecha la zona de La Muyerina (817 m), cresta de esta sierra que se alarga hacia el Mofrechu (897 m), el más alto del concejo, que no llegamos a ver desde aquí


San Pedru la Llama se asienta en un rellano en el que la carretera, hecha calle, pasa entre las casas, ofreciendo un poco de tregua en la larga cuesta y pasando junto al antiguo lavadero, luego poco más arriba de la capilla y posteriormente, por La Venta'l Manso, subirá a Abéu, a un paso ya nada más del albergue de peregrinos de San Esteban





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