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martes, 29 de noviembre de 2022

EL ARENAL DE SANTA MARINA (2) EN LA COSTA DE LOS DINOSAURIOS: LA FUNDACIÓN RUISÁNCHEZ, VILLA ROSARIO, EL "PADDLE SURF" Y EL "ZAR DE ASTURIAS" (RIBADESELLA/RIBESEYA)

 

Arenal de Santa Marina y Monte Somos
Recorremos la encantadora concha del Arenal de Santa Marina, al oeste de la villa de Ribadesella/Ribeseya, antigua ensenada ballenera a la que se pasaba en lancha sobre la ría, muy solitaria cuando la recorrían los peregrinos de antaño siguiendo el camín real hacia el valle del Ríu San Pedru, a la izquierda del Monte Somos, que cierra la bahía por el oeste. Un primer puente de madera, en 1865, supuso el fin de las barquerías, y otro metálico hecho en 1898 permitió la colonización del vacío arenal, a partir de los auspicios de la Marquesa de Argüelles, doña María Josefa Argüelles Díaz, rica heredera indiana que adquirió lotes de tierras en la franja de El Campín, al lado de la playa, por donde discurría el citado Camín Real de la Costa, construyó su propia mansión y vendió parcelas a otros indianos tras promocionar el lugar con la visita a su chalet del rey Alfonso XIII


Uno de los primeros en establecerse aquí, acudiendo al llamado de la marquesa y al incipiente por entonces veraneo playero riosellano, fue el indiano Luis Piñán, natural de Oseja de Sajambre y que había hecho las Américas amasando buenos caudales en Cuba, dedicado al almacenamiento de víveres. Le compró a la marquesa este terreno y en 1910 mandó construir este primer edificio a nuestra izquierda, el Chalet de Piñán, acabado al año siguiente, más o menos como la propia mansión de la marquesa, de la que hablamos abundantemente en la primera entrada de blog dedicada a este arenal


Este es el Chalet Verde, de gran historia, pues está vinculado a la histórica Fundación Ruisánchez por iniciativa de Avelina Cerra, que da nombre al instituto al otro lado de la calle, calle continuidad de la de Ricardo Cangas que lleva el nombre de su marido, Dionisio Ruisánchez, quien dispuso testamentariamente la creación de esta fundación. Pero antes había estado aquí la fábrica de sidra de los hermanos Blanco, la que se tiene por precedente industrial riosellano, fundada en 1880, cuando aún no había ningún chalet y en el río aún estaba el puente de madera


Y es que en un primer momento, Santa Marina pudo haber sido un barrio industrial antes que residencial. Por entonces, un poco más a la izquierda, el Ríu San Pedru, afluente del Sella, era navegable y por él entraban pequeños barcos a las conserveras de Benito Suárez Rodríguez, fundada en 1900, y a la de Izarieta-Aguigorriaba y Cía, esta en 1902. Es más, en 1906 se presentó el proyecto del Ferrocarril de las Cinco Villas, que la final no se llegaría a construir, pero arrancaría desde detrás de la antigua fábrica sidrera


En el antiguo Chalet Piñán el indiano Luis y su familia pasaron los veranos hasta el trágico de 1936. Luego de los avatares de la contienda civil y en plena posguerra, es vendido a Falange Española en 1945, que lo utiliza como residencia estival de su Sección Femenina, lo que dada la vinculación política con el régimen hace que el palacete pase al dominio público


Con la llegada de la Democracia el chalet fue clausurado pero un grupo de jóvenes riosellanos lo ocupó y empleó como centro cultural, celebrando en su interior todo tipo de actividades y siendo posteriormente, con la autonomía, puesto al cargo del Gobierno del Principado de Asturias, que lo habilitó para albergue juvenil con el nombre de Albergue Roberto Frassinelli, dedicado a este ilustre personaje, apodado El Alemán de Corao, erudito bibliófilo, dibujante, anticuario, naturalista y arqueólogo de origen alemán afincado en la canguesa localidad de Corao, cuyas actividades marcaron profundamente la impronta cultural asturiana desde el siglo XIX, la centuria del romanticismo, hasta nuestros días


En 1880, antes aún de la compra de terrenos por parte de la Marquesa de Argüelles, se establecía en este lugar la fábrica de sidra de los hermanos Blanco, considerada la primer empresa industrial riosellana, cuando aún no estaba no siquiera hecho el puente metálico sobre el Sella y todavía se pasaba el estuario por la pasarela de madera. Eran seis hermanos, los Blanco Junco, María Teresa, Salvador, Benigno, Antonio, Ramón y José, dos de los cuales, Salvador y Benigno, emigran desde Ribadesella/Ribeseya a Cuba en el célebre bergantín Habana hacia el año 1870


Tras unos pocos años de trabajo resultan agraciados con un gran premio de la lotería, regresan y con los demás hermanos fundan aquí la citada fábrica sidrera, en la que, dada la abundante cosecha de manzana, acontece un exceso de producción que les hace tirar parte de la sidra, por lo que, tras viajar a Francia, aprenden el método Calvados para hacer aguardiente de sidra. Según explica el profesor Ramón Capín Rama en El sabor de los establecimientos comerciales de Ribadesella (3), publicado en La Nueva España el 26-7-2013, en 1901 la industria amplía su capital con nuevos socios y pasa a denominarse Blanco, Daro y Cía:
"La actividad empresarial se extiende a la energía eléctrica mediante la compra de un molino en el salto de San Román, en el río Sella, lo cual redundará en la traída de la electricidad al pueblo. Según Juan José Pérez Valle, en 1950 la empresa hidroeléctrica llegó a generar 466.300 kW/h.(...) 
Más tarde, la empresa pasa a denominarse Gran Sidrería Modelo de Ribadesella y, a continuación, se convierte en sociedad anónima con la denominación El Sella. Posteriormente, la sociedad pasa a manos de la marquesa de Argüelles y Ramón Cifuentes para, finalmente, disolverse en 1957. 
Las instalaciones serían adquiridas por Avelina Cerra, viuda de Dionisio Ruisánchez, y remodeladas como centro de enseñanza y sede de la Fundación Ruisánchez, que aún perdura otorgando pensiones y becas a personas de la villa riosellana."

Y aquí arranca la historia del Chalet Verde, conocido así por el color de los azulejos de sus  fachadas, otro de los primeros palacetes indianos del Arenal de Santa Marina, construido en 1916 dentro de un estilo entre el eclecticismo tardío y el movimiento Sezesión por el arquitecto Enrique Plitz para Rafael Pérez, quien lo vende justo al acabar la obra a Dionisio Ruisánchez Fuentes, natural de Oridellu (otros dicen de Sardéu), en este mismo concejo, quien hizo fortuna en La Habana, donde emigró con sólo doce años y trabajó duramente hasta abrir una mueblería en la ciudad


Se casó Dioniso dos veces, primero con María Iglesias Blanco y, tras el fallecimiento de esta, con María Teresa Avelina Cerra Rosete, de Abéu, con la que vivirá en Cuba viniendo aquí a pasar sus vacaciones. Ninguno de los dos matrimonios tuvo descendencia y Dionisio dejó en testamento fundar aquí una asociación benéfica. Fallecido en 1956 su esposa llegaría a hacerla realidad en 1965, naciendo la Fundación Ruisánchez, a la que Capín Rama también dedica un trabajo sobre sus orígenes, publicado asimismo en La Nueva España, fecha 8-11-2008:
"Para conocer los orígenes de dicha entidad hay que remontarse a 1866. En este año nace don Dionisio Ruisánchez Fuentes, natural de Oridellu (Ribadesella). Con doce años emigra a Cuba, donde trabaja duramente hasta abrir una mueblería en dicha ciudad. Se casa en primeras nupcias con doña María Iglesias Blanco; tras enviudar, años después, conoce a doña María Teresa Avelina Cerra Rosete, oriunda de Abeo (Ribadesella), con la que se casa. Ambos viven en Cuba y vienen a España frecuentemente a pasar el verano a su casa de la Playa, el denominado chalet Verde. Ninguno de los dos matrimonios tendrá descendencia. Habiendo vivido hasta los 90 años, don Dionisio muere el 27 de abril de 1956 y doña Avelina lo hace veintidós años después, tras haberse asegurado de dejar cumplidas las últimas voluntades de su esposo."

Don Dionisio había dispuesto en su testamento una dotación económica para la fundación de esta institución benéfica, valorada en 1956 en 9.463.667,47 pesetas de las de entonces, que en 1970 ascenderían a 38.311.830,75 pesetas, cuyas rentas generadas se destinarían a sufragar las actividades de la fundación:
1965 doña Avelina consigue constituir legalmente la Fundación Ruisánchez, que desde entonces no ha cesado en las actividades para las que fue creada. Años más tarde, los estatutos de la Fundación serían aprobados por el Ministerio de Educación y Ciencia.
Además de la dotación económica antes mencionada, en 1965 doña Avelina dona un terreno ubicado en la Playa, sobre el cual se construye el Colegio Libre Adoptado Fundación Ruisánchez, que funcionará como centro de educación secundaria y formación profesional hasta la inauguración en 1991 del actual instituto."

Vamos a dejar un instante el Paseo de Santa Marina para ir a ver las fachadas de estos edificios que miran al sur, la más soleada y, aunque no miren a la playa, la principal por lo tanto. Según empezamos a caminar por eta calle transversal vemos, a la izquierda del Chalet Piñán y Albergue Frasinelli, el Hotel Ribadesella Playa, cuyo origen está en los llamados Chalets Gemelos, dos mansiones mandadas edificar también por la Marquesa de Argüelles y construidos entre 1905 y 1910 para alquiler a veraneantes


En lo concerniente al Albergue Roberto Frassinelli hemos de decir que es una referencia para los romeros jacobitas desde la recuperación y señalización de los caminos de Santiago a partir de 1993


No es un refugio propiamente de peregrinos, pero los acogen con gusto, pues a partir de aproximadamente la década de 2.010 el número de caminantes se incrementó notablemente


Este como otros alojamientos turísticos, si bien no se han especializado en los romeros a Santiago, tienen muy en cuenta este importante flujo de caminantes que, a diferencia del turismo del playa, no es siempre tan estacional, aunque efectivamente, en verano también hay muchos más


Para los peregrinos es una buena alternativa a continuar camino al albergue público de San Esteban, no lejos de aquí pero ya fuera del casco urbano y al que hay que llegar remontando una buena cuesta. Cuenta con 12 habitaciones y un total de 44 plazas y forma parte de la Red Asturiana de Albergues Juveniles. Su inmediatez a la playa es uno de sus grandes alicientes, aunque recordemos siempre, al no ser de peregrinos en exclusiva se comparte espacio con otros usuarios y no necesariamente existen las mismas normas


Avanzando por esta calle transversal vemos la fachada principal del Chalet Verde. Avelina Cerra, quien hizo realidad el mandato testamentario de su marido para crear la Fundación Ruisánchez, nació en el cercano pueblo de Abéu en 1900 y estudió magisterio en Santander, pasando los veranos en esta playa, donde su tía tenía dos casas en primera línea. Conocería aquí a su futuro marido, Dionisio Ruisánchez, trasladándose a vivir a Cuba, donde él tenía sus negocios, pero pasarían los veranos en este lugar


Con el fallecimiento de su marido en 1956 hace realidad su disposición testamentaria comprando la finca y fábrica de sidra que fue de los hermanos Blanco en 1965, que vemos en el medio de esta foto de la página del Ayuntamiento, donándola a la fundación, dedicada, según leemos en esa página, a "proporcionar la adecuada instrucción para el aprendizaje de un oficio a la juventud de ambos sexos de Ribadesella, menores de 21 años, de familias modestas que carecieran de medios para costearse los estudios" 


En lo concerniente al Chalet Piñán podemos decir que su "elegancia sobria pero de indudable encanto", se basa en el estilo ecléctico francés de finales del siglo XIX, el cual a la vez puede definirse como una mezcla de elementos de diferentes estilos artísticos y arquitectónicos


En la calle Ricardo Cangas y junto al portón del Chalet Verde vemos las conchas xacobeas que señalizan el trazado oficial del Camino. Esto se debe a que este era realmente el Camín Real de la Costa, por donde pasaban los viajeros, arrieros y peregrinos de antaño antes de hacerse puentes y carreteras. Además, en esta zona se dice estuvo la capilla de Santa Marina que dio nombre al arenal y al actual barrio, la cual aún existía a principios del siglo XX



No obstante ya en el anterior capítulo dedicado a Santa Marina advertíamos que nuestra opción era ir por el paseo del arenal para admirar toda la playa, desviándonos sólo puntualmente a ver las fachadas de los palacetes que miran a esta calle, como es este el caso, contemplando los elegantes jardines del Chalet Verde


Enfrente, al otro lado de la calle que lleva el nombre del benefactor Dionisio Ruisánchez, está el IES Avelina Cerra, fundado en 1991 y sucesor del Colegio Libre Adoptado Fundación Ruisánchez, Centro de Educación Secundaria y Formación Profesional ubicado donde estuvo la fábrica de los hermanos Blanco. En la página del Ayuntamiento, donde le dedican un apartado a Avelina Cerra, podemos leer:
"El Instituto de Educación Secundaria de Ribadesella y el Chalet Verde están indisolublemente unidos, no sólo por encontrarse uno frente al otro, sino que el puente de unión es una familia, una mujer: Avelina Cerra Rosete. 
Una de las características de los Indianos y las Indianas, fue el interés que manifestaron por el bienestar y el progreso de su comunidad de procedencia, participando entre otras cosas: en iniciativas en favor de la enseñanza, teniendo en cuenta que, sufrieron en carne propia una rudimentaria formación o nula en su infancia. En este contexto y por su labor altruista se puede entender las figuras de Avelina Cerra y de su marido Dionisio Ruisánchez"

Y esta es la muy hermosa gran fachada sur del Chalet Piñán o Albergue Juvenil Roberto Frassinelli, el cual fue preciosamente restaurado en el año 2009, casi un siglo después de su construcción con un presupuesto de 40.000 euros


El chalet costó por entonces unas 30.000 pesetas que, pese a las devaluaciones y cambios monetarios de aquella época respecto a la nuestra era una cantidad absolutamente irrisoria ya de aquella. La singularidad del edificio radica, además de en su categoría de ser de los pioneros de esta playa, en su sencillez arquitectónica, así descrito por la historiadora del arte Covadonga Álvarez Quintana en su libro Baños de mar en Ribadesella 1890-1936
«cinco plantas sobre muros maestros de mampostería, maquillados al exterior con carga y elementos de piedra artificial: el sótano, el bajo, el primero, el segundo ya sobre la cornisa y una planta para trastero bajo el último quiebro de la cubierta francesa».

Pasamos ahora a ver la entrada del Hotel Ribadesella Playa, construido sobre uno de los dos Chalets Gemelos de la Marquesa de Argüelles, llamado Villa Cochola en el registro de 1922. Como hemos dicho, ambos inmuebles fueron muy reformados y transformados. En la página del hotel se nos dice que aquí estuvieron hospedados veraneantes amigos de la marquesa:
"Entre los inquilinos que los ocuparon figuraban Pepe Pidal Guilhou, Lola Caneja, Martín González del Valle, Marqués de la Vega de Anzo; además de arrendatarios que más tarde estabilizarían aquí su veraneo. Unos de los últimos inquilinos de este palacete fue el torero Manolete"
A Manuel Rodríguez Manolete, el cronista Guillermo González le atribuye esta frase:
«Ribadesella es el lugar más hermoso que vi y donde menos adulones encontré»

La torre, también muy reformada, es uno de los elementos característicos de aquellas construcciones originales. Villa Cochola pasó por diferentes propietarios y quedó prácticamente abandonado y en ruinas hasta que en 1987 fue adquirida por José Luis González y Carmen Vega, fundadores del hotel


A la derecha, el otro de los Chalets Gemelos mantiene cierto parecido con su compañero pese al tiempo transcurrido y que ambos pasaron por diferentes vicisitudes y fueron reformados de manera muy diferente al estar destinados a diferentes usos y pasar por distintos propietarios tras la Marquesa de Argüelles, que si bien no era exactamente una hotelera, su influencia le daba intrínsecamente una buena mano para los negocios y supo aprovechar su posición y la de su marido, Federico Bernaldo de Quirós y Mier, aristócrata llanisco de linajuda estirpe ida a menos, pero dedicado a la política, para acometer estas iniciativas inmobiliarias. 


Ella era hija única del indiano de Garaña (Pría Llanes) Ramón Argüelles Alonso, que había hecho una inmensa fortuna en Cuba. Sus servicios a la causa española en la isla, realizando cuantiosas donaciones y organizando milicias, le dieron el título, otorgado por la regente María Cristina Habsburgo-Lorena del Marquesado de Argüelles, por lo que su hija heredaría el título. La marquesa, tras una intensa vida social en Asturias y Madrid, fallecería en un accidente de tráfico en 1947, regresando de la boda en Sevilla de Cayetana Fitz-James Stuart, XVII Duquesa de Alba. La página del Ayuntamiento le dedica esta semblanza:
"La señora murió jarta de tó". La "señora" era María Josefa Argüelles Díaz, marquesa de Argüelles; "tó" eran los banquetes, fiestas y placeres mundanos de los que no se privó en vida; la expresión literal fue de una de sus sirvientas, con la hache aspirada natural del Oriente de Asturias.

La marquesa, era de corta estatura, menuda y con gran temperamento, evidenciado en el mundo de los negocios, ya que era una mujer activa y emprendedora, dotada de astucia e intuición singulares. Por otra parte era sociable, alegre y simpática lo que hacía que tuviera una intensa vida social, codeándose con la aristocracia, burguesía, la clase política y por supuesto, la Familia Real. Se decía de ella, que era una mujer liberada, nada remilgada y con una dinámica vida afectiva.

María, como se le llamaba familiarmente, era hija única de Ramón Argüelles Alonso, Indiano que hizo gran fortuna en Cuba. Se casó en 1883 con Federico Bernaldo de Quirós y Mier, de rancio abolengo, pero no de desahogada posición. Eran frecuentes estos matrimonios, que se llamaban en la época "unión de blasones y talegos" aludiendo a la fortuna indiana de ella y los títulos nobiliarios de él.

Es indudable el protagonismo de María en los negocios turísticos emprendidos en la costa oriental asturiana, pese a que la historia diera protagonismo a su marido, ya que ella pondría la fortuna, las ideas e iniciativas económicas y las relaciones sociales. Sin embargo, la condición de varón permitía el acceso a los consejos de administración de las empresas, al ejercicio político y a la concesión de propiedades públicas, vetado a las mujeres.

La marquesa es la responsable del proyecto turístico riosellano en primera línea de la playa de Santa Marina, donde hoy se levantan magníficos chalés, por ello se nombró hija adoptiva y predilecta del concejo de Ribadesella en el año 1912 en su papel de promotora del turismo estable y de élite en Ribadesella.

La visita de Alfonso XIII en 1918, fue una hábil estrategia de la marquesa para promocionar a nivel nacional el emergente barrio de veraneo de la playa de Santa Marina. 
"Los marqueses de Argüelles, que puestos a organizar fiestas sabían hacerlo y lo hacen siempre regiamente, habían dispuesto todos los detalles para que la visita le resultara al Monarca deliciosa. El largo trayecto de carretera que desde la general conduce al magnífico chalet de los marqueses y a la playa, se hallaba engalanado artística y  vistosamente con guirnaldas de flores, gallardetes, banderas y escudos. A la entrada del puente había un arco del Ayuntamiento con la dedicatoria "Ribadesella a S.M. el Rey".
El Carbayón, diario asturiano de la mañana. 19.7.1912
Estos actos sociales contaban con visitas distinguidas tanto en su chalé de Ribadesella como en su domicilio madrileño.

La construcción del puente metálico sobre la ría, soldó El Arenal con la villa de Ribadesella, viendo sus posibilidades como espacio residencial de recreo inmediato a la playa, convirtiéndolo en una colonia veraniega de élite. La marquesa invirtió en un negocio en la época poco frecuente: el inmobiliario. Supo entrever la potencialidad turística de Ribadesella cuando a inicios de siglo estaba concentrada en Gijón y Salinas. Esto no puede entenderse sin el fenómeno global y contemporáneo de los baños y estancias veraniegas en el litoral, practicado por la buena sociedad de entonces.

Hoy en día, esta hilera de chalés en primera línea de la playa de Santa Marina, componen una de las imágenes más representativas de Ribadesella gracias a la iniciativa de una mujer."
Foto: página del Ayuntamiento de Ribadesella/Ribeseya

Y así y con aquel despliegue mediático en la prensa gráfica a todos los niveles, el Arenal de Santa Marina pasó de ser un lugar vacío y olvidado, eso sí con una incipiente industria conservera que tal vez pudiese haber hecho de él un barrio fabril, dado que además existió el malogrado proyecto de un puerto exterior, a constituir un enclave residencial-veraniego donde los indianos, la nobleza y otros potentados, competirían en la prestancia de sus caudales, de lo que las nuevas quintas harían ostentación


Quintas, chalets, en primera línea de playa, para disfrutar del ambiente marino, algo que se había puesto de moda tras los avances médicos de la primera mitad del siglo XIX que hicieron se valorizasen las playas, espacios naturales beneficiosos para la salud, máxime con sus baños de algas, esto es, las zambullidas en el mar, y el respirar los benefactores aires de estos parajes. La costumbre se extendería luego a las clases populares y con las conquistas sociales del siglo XX (descansos, vacaciones, jubilaciones, etc.) el turismo de playa se transformaría en una industria puntera para consumo de todo el mundo. La existencia de diferentes alojamientos, desde lujosos hoteles a apartamentos, casas vacacionales, segundas residencias y hasta un albergue juvenil en uno de estos chalets, es una buena muestra de esta amplia implantación social que logró el turismo de playa y el acudir, a veces dirariamente, a los arenales a bañarse y tomar el sol


Más antiguamente, las playas eran casi por norma entendidas como lugares húmedos e insalubres a los que iban a parar, río abajo, las inmundicias de las poblaciones, sólo frecuentadas por pescadores, algunos contrabandistas (como la sal en tiempos pasados y otros productos, sobre todo de ultramar) e incluso malhechores, desembarcos ocasionales de corsarios principalmente. Si bien existieron precedentes en siglos pasados de paseos y baños playeros, solían ser considerados como extravagancias de algún aristócrata. No sería hasta el siglo XIX cuando la moda de la playa se extendiese, dejando de ser modismo para hacerse costumbre permanente



Otro de los palacetes indianos de Santa Marina, es el de Antero Prieto. Siguiendo la denominación de su época lo seguiremos llamando chalet, una palabra de origen suizo francoparlante que, de denominar a las casas de los pastores alpinos pasó a referirse, según cada país a estas verdaderas mansiones de lujo dedicadas en origen al recreo, descansos y veraneo


La quinta pasó en 1946 a Bernardo, Antonio y Celestino Uría Aza, hermanos riosellanos autores de las famosas pinturas de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, y por eso vemos su nombre, Villa Uría Aza, a la entrada de su jardín. Azares del destino, estos hermanos habían nacido, como vimos en la entrada de blog dedicada a L'Atalaya, en la misma casa, al pie de dicha iglesia, que el pintor Darío de Regoyos Molenillo, cuyo padre, Darío de Regoyos, fue el autor del ensanche riosellano y de la estructura de ciudad-jardín para el Arenal de Santa María


Antero Prieto era natural de la vecina Caravia y había emigrado a Cuba, donde llegó a ser co-propietario de una empresa tabaquera. A su regreso a España se asentó en Madrid, donde conocería a la Marquesa de Argüelles, también con palacios en la capital española en los que celebraba fiestas y reuniones sociales. Esta sería la razón por la que adquiriría una de las parcelas en la franja de terreno de El Campín, entre la playa y el camín real, dado que además la marquesa tampoco quería vender terrenos a cualquiera, pues su propia casa estaba a escasos metros y le agradaría más estar cerca de las familias con las que trababa mayor amistad


Así en 1922 encargaría al prestigioso arquitecto Miguel García-Lomas Somoano esta su residencia estival. Este arquitecto, autor del proyecto de varios de estos chalets, veraneaba también en esta villa, de la que era oriundo su madre, Regla Somoano Rivera, conociendo a los indianos y poniéndose de moda entre ellos. Si uno le había encargado una preciosa mansión pronto otro le seguiría


Cuando fue vendido a los hermanos-artistas Uría Aza estos dejaron su impronta en ella, empezando por su escudo, obra de Antonio, esculpido en piedra, que se ve desde la calle, frente al portón, al estar en la planta alta, bien destacado


El escultor plasmó en él la unión de los apellidos, uniendo los lobos de los Uría a la Cruz de Santo Domingo de Guzmán y Aza. Arriba, la celada manifiesta el origen caballeresco de las estirpes


A los lados otros símbolos, sendos dragones en actitud desafiante protectora del escudo. Leemos a propósito de ello en el blog Dibujo Heráldico de Xavier García lo siguiente:
"El dragón (...) se suele representar de perfil, con apariencia de reptil, cuerpo de cocodrilo, con dos patas de reptil o de águila, alas tipo de murciélago, una lengua acabada en punta de dardo y una cola girada en volutas y con la punta alzada. 

Puede ser representado con cuatro patas.

Si el dragón tiene cabeza de hombre y con barba formada con serpientes, se le denomina dragón monstruoso (supongo que el resto deben ser dragoncitos simpáticos y amables...)

Tal y como pasa con el grifo, se cree toda la leyenda de este animal mitológico se basa en los descubrimientos de fósiles de dinosaurios antiguos que dieron rienda suelta a la imaginación ancestral."

Construido en mampostería, destacan sus hermosas fachadas, esta con escalinata de piedra, así como la torre, que veremos mejor desde el paseo marítimo. En el jardín hay numerosas esculturas de uno de los hermanos, Antonio. Estos hermanos, nacidos entre 1892 y 1904, realizaron numerosas obras, entre las que cabría destacar las pinturas y frisos de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, de la que hablamos abundantemente en la entrada de blog correspondiente a ese tramo del Camino por el casco urbano riosellano. Cuando residieron aquí además de su vivienda instalaron su taller. Pasarían toda su vida en esta población villa del Sella, donde cursarían sus estudios y regentarían una tienda de tejidos


Esta es otra de las esculturas de Antonio Uría Aza, la de la fuente del palacete. En la página Hermanos Uría Aza cuentan de ella lo siguiente:
"El artista decidió colocarla en la fachada principal de la casa familiar ,donde "PEPITO",(como le han llamado todos los niños de las diferentes generaciones de la familia Uría Aza ),les recibe con una sonrisa cuando pasan por delante. 
Es impresionante cada verano como llama la atención a turistas que se aglomeran en la puerta del chalet para fotografiarlo. 
Cómo anécdota que cuenta la familia, puedo decir que al artista no le gustó del todo su obra, decía que le había salido con cara un poco de" tontín".
¿Pensáis lo mismo que Antonio?"

Y más cerca, al lado del portón, sendos leones custodian la entrada. Antonio Miguel Uría Aza (1902-1987) fue pintor, escultor, dibujante y poeta, además de aficionado a la caza, el esquí y el montañismo. Su biógrafo, el erudito riosellano Ramón Capín Rama, dice no obstante que la mayoría de sus obras permanecieron en manos de familiares y ajenas al reconocimiento social, lo que no quita el mérito de su gran relevancia


Esta casa de los hermanos era su lugar de descanso y de trabajo, verdadero museo de sus obras, cuadros, repujados y esculturas, verdadero refugio privado para su disfrute y el de sus amigos a quienes recibían en este auténtico palacio del arte que en sí mismo, y en su ubicación, constituiría una fuente inagotable de inspiración 


El jardín de los Uría Aza se extiende alrededor de la mansión, entre esta calle y el Paseo de Santa Marina, allí tenemos más esculturas de Antonio. Los tres hermanos eran de formación autodidacta, podríamos decir, pero realmente sus vocaciones artísticas son herencia familiar, su madre, Polina, tenía gran maestría con las pinturas sobre telas, y su padre José Ramón, trabajaba la escayola y la decoración de paredes. El padre de este, y por lo tanto abuelo de los hermanos, ya había sobresalido como pintor, decorador y repujador. Además, los Uría-Aza llegarían a ser amigos de artistas que influirían notablemente en su obra, como los pintores Nicanor Piñole, Paulino Vicente, Luis Menéndez Pidal, Junquera, Álvarez Sala, los hermanos Soria, Mariano Moré, Juan Martínez Abades y Evaristo Valle, o los escultores Víctor Hevia y Gerardo Zaragoza


Como escultor Antonio utiliza piedra, barro, cerámica, madera, escayola, bronce y alabastro. Aquí se recrea con personajes clásicos estilo griego, pero en su obra hay también imágenes cristianas de santos, bustos, animales, sillones, estanterías, medallones, e incluso arcas, una de las cuales, repujada y dorada, se llevaría a exposiciones nacionales e internacionales


Como dibujante, Antonio Miguel hacía los personajes que luego serían coloreados por su hermano Bernardo. Además de la riosellana iglesia de la Magdalena estas se encuentran en otros templos asturianos. En su faceta poética predomina el lirismo:
(...) ¡Llora infeliz poeta!
que cuando el campo todo era alegría
y el aire olía a violeta
murió una flor amada
que todo era hermosura y lozanía.
¡Ay, Dios no somos nada!
(...) ya me es costoso esculpir
pronto imposible pintar;
después no podré escribir;
tan sólo me ha de quedar
con la angustia del sentir
el dolor de recordar
y la agonía de sufrir...
¿valdrá la pena vivir?

Efectivamente, su hermano Bernardo (1892-1974) sobresaldría como consumado pintor, donde destacaría desde el comienzo de su adolescencia. Excelente paisajista, su amor por la naturaleza se plasma espacialmente en sus marinas, pero también dominará el retrato, aunque era el mar, como la montaña, la inspiración principal de su obra pictórica. El mar embravecido impresiona en sus románticos paisajes de los cuadros como Del Cantábrico, y las cumbres y paisajes en Del alma de la montaña, Sierra de Santianes o La Collada de los osos. Expondría sus cuadros en importantes exposiciones y colaboraría en publicaciones nacionales e internacionales. "¡Quién lo hubiera dicho!", escribe Capín Rama, "Cuando de niños veíamos a Bernardo casi a diario con boina, gabardina un tanto raída, y montado en su vieja bicicleta con la caña de pescar al hombro, jamás hubiéramos podido sospechar que en aquel hombre latía el corazón de todo un artista". Por su parte el Doctor en Bellas Artes Carlos Tejo Pérez dice de él:
"Bernardo atrapa las tormentas en sus lienzos. Se palpa la niebla. Sufren los árboles el vendaval que azota la tela, de ahí que sus grises, azules y verdes sean auténticamente norteños y específicamente cantábricos"

Hemos de hablar ya de Celestino Rufino Uría Aza, Tyno (1904-1984), pintor, cartelista y filósofo que domina el francés, con lo que puede colaborar en publicaciones en ese idioma. Tiene como Bernardo una abundante obra pictórica de paisajes, autorretratos y retratos de familia y amigos, participando y consiguiendo varios premios en concursos de cartelismo, continúa Capín Rama en su biografía de estos hermanos con su obra:
"Hombre de gran sentido del humor, se caracterizaba por ser persona de profundo pensamiento, extraído de sus lecturas así como de su capacidad de reflexión sobre temas humanos universales. Los trabajos pictóricos realizados por los tres hermanos siempre se apoyan en la aportación temática y filosófica de Tyno.

Si bien Bernardo era quien tenía fama de pintor, Antonio de dibujante y Celestino de filósofo, tras la muerte de Bernardo, Tyno aclararía el asunto -o lo enturbiaría según se mire- al escribir "resulta que el pintor también dibujaba, el dibujante pintaba, y el supuesto filósofo hace ambas cosas"

Ya que estamos en el jardín, vamos aprovechar para acercarnos a admirar otra de las primeras quintas indianas a pie de playa, Villa Rosario, verdaderamente espectacular, proyectada en 1914 por el arquitecto local José Quesada Espulgas para el indiano cangués, también afortunado con las empresas tabaqueras cubanas, Antonio Quesada González, quien, como era costumbre en muchos casos, le puso el nombre de su mujer, que era hermanastra de este arquitecto, del que apenas parece se conocen más obras destacadas. Existe sin embargo, hemos de decir, cierta controversia sobre el proyecto de esta mansión. Ciertos autores la atribuyen al también arquitecto Manuel del Busto, mucho más conocido que Quesada


Como nota llamativa habremos de decir que es una de tantas villa Rosario que existen en casonas asturianas de indianos y todas por el mismo motivo. El fotógrafo-investigador Alejandro Braña dedica todo un reportaje gráfico a este asunto en su blog Asturias por descubrir, que queremos recomendar, titulado ¿Cuántas Villa Rosario conoces?De esta dice:
"Villa Rosario, aunque solo sea en un detalle, condensa todos los sueños románticos. Te camela y te vuelve a camelar."

Destaca su aspecto sobrecargado, al decir de los entendidos en arte, y es muy muy llamativo el tejado de su torre, de tejas vidriadas de colores. Arriba cuatro ventanas, una a cada lado, miran a los cuatro puntos cardinales. El tejado se remata con una pequeña terraza-atalaya, muy artística con cuatro columnitas en las que nos parece distinguir una veleta y un pararrayos


El chalet es de los que ha pasado a ser hotel, el cual ha mantenido en nombre que le puso el fundador, Hotel Villa Rosario, del que leemos así en la página Inout Viajes:
"Villa Rosario Palacete está considerado como uno de los hoteles más singulares del cantábrico gracias a su arquitectura indiana y a un imponente entorno natural que se enmarca en la playa de Santa Marina entre la desembocadura del río Sella en el mar y los Picos de Europa. La gastronomía también es uno de sus puntos fuertes de su oferta pues posee un restaurante con una estrella Michelín: Ayalga. Todo un referente de la gastronomía asturiana que dirige el chef Marcos Granda junto a su equipo"

Otra curiosidad a añadir, en este hotel se vende de manera exclusiva una vela de hogar, Habana, recuerdo y homenaje al indiano fundador Antonio Quesada, pues aparte del nombre de la ciudad en la que prosperó su empresa tabaquera, la vela, hecha de cera desoja con soja de algodón y envasada en vidrio ámbar, desprende aroma a rosa y tabaco, y es que antaño se sabe el jardín era todo él una bella rosaleda


En otro excelente reportaje, este de Covadonga Pendones, especialista en decoración, que vemos en la página Decoratrix, se dice que en el momento en que esta lujosa villa se estaba diseñando, Antonio Quesada le dijo al arquitecto "¡Para!, no añadas más cosas que ya me he cansado", dada la cantidad de elementos decorativos que había desplegado


Verdad o no lo cierto es que iría en consonancia con su ornamentación sobrecargada, si bien todas las guías revelan que el arquitecto había de competir en belleza y decoración con las construcciones precedentes, tarea nada fácil, pues una de sus funciones era precisamente la de "apabullar con su ornamentación y despliegue de riqueza a sus vecinos"



El actual hotel cuenta con catorce habitaciones dobles y tres individuales, seis de ella mirando al mar, comunicando directamente con la playa, como es habitual en estas construcciones de primera línea de costa, por la terraza posterior


Reparemos ahora en este detalle de las tejas vidriadas que hacen de este un tejado especialmente llamativo por su policromía. Un niño diría, sin duda, que "parece hecho de caramelos Lacasitos"...


A la izquierda, en el cuerpo central y como referencia constructiva, el año de su construcción: 1914


Buena es la descripción que nos ofrece Cova Pendones del edificio, que enseguida veremos por su cara norte cuando regresemos al paseo marítimo. En su decoración, por ejemplo, nos cuenta que destacan las tonalidades sobre los azules, inspirados en la marina cantábrica, dando un ambiente de "tranquilidad y equilibrio a todo el hotel", lo cual tiende sin duda a contrarrestar su famosa sobrecarga ornamental:
"Es una construcción de carácter historicista, el estilo vigente por aquel entonces, aunque ya cediendo terreno a otras concepciones como el modernismo, más dinámico. Por un lado, el historicismo de origen francés, el estilo imperio (de Napoleón III) es visible en las cubiertas amansardadas con arista y remates de zinc. Una cubierta repartida en cinco volúmenes, dos de ellos torres. También se incluyen elementos del modernismo, empezando por la variedad volumétrica de cuerpos y torres y cubiertas, tanto de la escuela vienesa visible en los diseños rectilíneos dominantes, el juego de vanos y relieves, y la franco-belga apenas evocada por el arco de peineta del porche de la entrada y el balcón nordeste, adintelado y flanqueado por dos curvas.
Hay también elementos de claro origen regionalista, como las galerías acristaladas de amplia tradición local que conviven, paradójicamente, con terrazas más propias de climas más calurosos. Elementos de cerámica esmaltada y polícroma presentados de la mano del modernismo son también destacables, como las tejas imbricadas de colores y los frisos de la línea de imposta. En su interior se conjugan diferentes materiales nobles como el mármol, el acero y la magnífica escalera de madera tallada de cerezo."

A la izquierda de Villa Rosario, una de las viviendas unifamiliares, más funcionales, que se construyeron a partir de 1960 en las parcelas  entre las antiguas villas indianas: La Atopadiza

Desde su muro vemos Villa Teresa, justo a su izquierda

Y seguidamente otro edificio notable, el de Villa Argentina, que tiene una curiosidad, es igual que otra Villa Teresa, no esta, y que veremos también en el Camino, en Berbes, también en el concejo de Ribadesella/Ribeseya pero justo antes de entrar en el concejo de Caravia 

Pasamos primeramente junto a la Villa Teresa de Santa Marina, edificio de dos plantas, que al otro lado y como todos estos, tiene acceso directo a la playa a través del paseo, al que pronto vamos a volver

Placa con el nombre, sobre la puerta

Y pasamos a Villa Argentina, también separada de esta por una tapia, a cuyos pies crecen vistosas hortensias. Fue un encargo del indiano gallego José Rodríguez Rey-Barredo al prestigioso arquitecto madrileño veraneante en esta villa Miguel Ángel García-Lomas, del que tanto hemos hablado y hablaremos, pues es el autor del proyecto de numerosas casas en Asturias

Es de estilo montañés, muy en boga en aquellos tiempos, construida en 1922-1923. Unos grandes árboles ornamentales crecen en su jardín

El motivo de su construcción fue el que al lado de una casa más sencilla, anterior a esta, se construyó la grandiosa de Villa Rosario, siendo por lo tanto un caso de evidente competencia entre la magnificencia de las casonas de estos indianos

Esta primera casa de los Rey-Barredo era esta, justo a su izquierda, se hizo ampliando una casa de labranza preexistente al lado del camín real, la cual adquirió en 1910 y la reformó y amplió haciendo una vivienda de tres plantas con un aire más urbano a la que puso el nombre de Villa Buenos Aires. Esa obra se hizo sin arquitecto ni proyecto arquitectónico y sin demasiada vistosidad en comparación con las que prontamente se irían construyendo

Y así es por lo que José Rodrígez Rey-Barredo encargaría este nuevo palacio, igual a la citada casona indiana de Berbes pero que ya no desentonaría con la ostentación artística y arquitectónica de las demás que se erigían en esta franja de terruño entre el viejo camino y la playa, de elegante torre de inspiración nobiliaria, solana montañesa, detalles neobarrocos como el revestimiento de estuco y las formas de arcos en las ventanas, entre otros. Destacan también los grandes aleros de madera en el tejado

Magnífico mirador rematando la torre, con sendas columnas

Al otro lado, vista al mar...

Los nombres de Villa Argentina y Villa Buenos Aires revelan el lugar de emigración del fundador, pontevedrés de nacimiento. Desde aquí realmente podríamos continuar todo recto, calle Dionisio Ruisánchez adelante, que es por donde está señalizado el Camino oficial

Pero nosotros, reiteramos, preferimos volver sobre nuestros pasos para caminar por el muy sugerente Paseo de Santa Marina a la vez que admiramos la fachada norte de estas maravillas de la arquitectura indiana asturiana. Pasamos así de nuevo frente a Villa Rosario...

Y también nos fijamos ahora en la fachada occidental del Chalet de Antero Prieto o Villa Uría Aza, reparando de paso en su torre-mirador

Y en el portón del Chalet Verde, dando vista al Chalet Piñán, Albergue Roberto Frasinelli, volveremos a la playa yendo a la izquierda


Volvemos a ver también la esplendorosa fachada sur del Chalet Verde, del que la página Asturies Camín al andar, que recoge el patrimonio de los caminos de Santiago en Asturias, da esta definición en la ficha a él dedicada:
"Vivienda unifamiliar construida entre 1913 y 1916 por el indiano Dionisio Ruisánchez, enriquecido en Cuba.  El proyecto de la construcción es del arquitecto Enrique Pfitz y López. Se sitúa dentro de una parcela delimitada por un muro de piedra y rejería. 

Es una construcción de de planta poligonal, con cuatro plantas y distintos cuerpos que se singularizan con cubiertas independientes. Destaca una torre rematada con un mirador en una de las esquinas del chalet, que también presenta diversos balcones, galerías y ventanas de tipo “bay window” inglés."

En cuanto a sus antiguos propietarios y benefactores de la enseñanza riosellana hemos de decir que un sobrino de los fundadores, Dionisio Ruisánchez y Avelina Cerra, José Ruisánchez Rosete, fue el primer presidente del patronato gestor de la Fundación Ruisánchez, actuando como tal en su defecto el mayor de sus hijos varones, José María Ruisánchez Blanco, siendo uno de sus vocales el escultor Antonio Uría-Aza, además de Gerardo García González, Javier Ruisánchez Rosete y José Ramón Blanco Suárez. Como vemos se unen aquí importantes apellidos de artistas, benefactores de la enseñanza y de los fundadores de la primera empresa riosellana en este arenal, la de la sidra de los hermanos Blanco


A lo largo del paseo encontraremos grandes mapas con el plano de la playa y de la población. Frente a nosotros, la Rampa 3 del acceso al arena y las características barandillas de motivos marineros


Fachada norte del Chalet Verde, la más umbría pues pero la que tiene excelentes vistas de la playa. Fijémonos en la portilla que da acceso de su finca al paseo


Esta es la bellísima estampa que aquí se conserva de esta concha hasta el Monte Somos, en cuya cima, a unos 107 metros de altura, está El Faru, el faro de Ribadesella/Ribeseya, que entró en funcionamiento en 1861 dentro de aquella dilatada obra del nuevo puerto riosellano que se dilató todo un siglo, entre 1784 y 1883, guerras napoleónicas y carlistas por el medio


A sus pies está La Punta'l Pozu, de donde se proyectó habría de salir un dique, base de lo que sería un puerto exterior, que nunca llegó a realizarse pero que sin duda habría cambiado la fisonomía del entorno, no solamente la vista del mar, sino que posiblemente Santa Marina, o al menos el sector más occidental de la playa, hubiese evolucionado para usos portuarios-industriales y no residenciales


Sus acantilados abruptos y su prominente altura sobre el mar pueden ser el origen del topónimo Somos, del latín summun (la parte más alta), emparentado con palabras como somu y soma (lo más alto o cima) y con el verbo asomar, que en un principio pudo significar llegar a la cumbre, siendo una raíz toponímica muy común


Cierra la concha al este La Punta´l Caballu, el extremo del Monte Corberu o sin duda más correctamente escrito con v, Corveru, también denominado L'Atalaya, que guarda la desembocadura del Sella en una ría que fue puerto natural desde la remota prehistoria


 En la punta estuvo el denominado en la documentación antigua como Torrejón de los Tiros, baluarte defensivo muy antiguo al que se le había artillado con una bombarda. Fue sustituido en el siglo XVI por la batería de Guía, así llamada por la venerada ermita de esta advocación, construida a la vez, en lo alto del cerro y sobre La Punta'l Caballu, a cargo del antiguo Gremio de Mareantes


El Torrejón de los Tiros desapareció definitivamente en el siglo XVIII, cuando se decidió concentrar la defensa portuaria en la batería de Guía. En 1865 y también con las obras del puerto se solicitó colocar allí un faro-baliza que guiase a la entrada del puerto por la bocana de la ría, cosa que no se hizo hasta 1905, cuando se puso la primera, llamada La Farola, que era octogonal, la cual fue posteriormente demolida para hacer la actual, cilíndrica, que vemos a la izquierda de los antiguos edificios portuarios, El Farín de la Grúa, de hormigón blanco y posteriormente rematada en rojo para hacerla más visible


Mirando atrás, la fachada oeste del Chalet Verde, la que nos quedaba por ver, y el arranque del muro de Villa Uría-Aza



Fachada marítima de la villa de estos hermanos que marcaron la impronta artística riosellana y de buena parte de Asturias durante décadas, el antiguo chalet del tabaquero Antero Prieto. En el trabajo de investigación Casas de Antero Prieto y los Tilos, dentro del proyecto La Caza del Indiano, se informa que esta casa fue muy conocida por tener una de las mayores catas de puros de Asturias y que muy posiblemente tanto la terraza como el comedor del ático sirviesen para que los señores "salieran a fumar el puro y a tomar el café"


El estudio de la casa fue realizado por varios alumnos del curso 2011-2012 del IES Avelina Cerra, Álvaro González Caso, Jorge Martínez Obradors, Gael Thurre Gómez, Rodrigo Calvo Sáez y Sergio Fernández Peñil (coordinador del grupo). Gracias a ellos conocemos la estructura de esta construcción, de cuatro plantas, con un semisótano con cocina, comedor y dos cuartos que eran las habitaciones del servicio, ahora empleados como almacén


La primera planta tiene un hall a manera de recibidor, cuya entrada vimos al otro lado, desde la calle. También hay un despacho, un gabinete, un office y un salón comedor con vistas a la playa, además de un cuarto de baño. También apreciamos en el exterior esta parte del jardín, con hermosas matas de hortensias


En la segunda planta hay cinco habitaciones, un baño grande y un recibidor, una habitación dispone de oratorio y capilla, hecha para los hermanos. Arriba hay un ático con cinco habitaciones, cocina y baño grande, sala con terraza y unas escaleras que subían a la torre, donde los hermanos Uría-Aza "hacían, pintaban y perfeccionaban sus obras"


Actualmente vive Mari Luz Fernanda Uría-Aza con su marido Efigenio Pérez Martín, veraneando toda la familia en esta maravillosa mansión "de cinco puertas" en cuyo interior se guardan las obras de estos geniales maestros creadores que "dedicaron su vida a dar forma y color al mundo que conocieron" como muy acertadamente apunta la corresponsal de La Nueva España Patricia Martínez en El Universo de los hermanos Uría Aza :
"Bernardo Uría Aza era el mayor, el pintor de más renombre y, en palabras de su discípulo y amigo José Manuel Zapico, «un bohemio de su época». Su hermano Antonio era escultor y tallista y el tercero, Tino, el «lector, el filósofo, el que discurría», añade Zapico, quien recuerda una anécdota sobre el primero que ilustra bien la polimatía de la estirpe: «Un veraneante ve en la Punta´l Pozu a un pescador y le dice que tiene un oficio muy poético. Más tarde lo encuentra en el jardín podando un seto, y le dice que el de jardinero también es un oficio muy poético. Días después le ve pintando. "Tiene usted unos oficios muy poéticos", le comenta, y el remate es cuando lo ve atendiendo en la tienda de tejidos».

La familia regentaba esta tienda junto al Gran Hotel, donde por fin le explica que es Bernardo Uría Aza."

Asomándonos a la tapia, vemos la cancha de tenis, donde están las estatuas que veíamos también desde la calle Dionisio Ruisánchez, obra de Antonio, así como varios bancos de piedra. Hay también un garaje. Patricia Martínez entrevista además a su sobrina, Mari Luz Fernández Uría, que creció con ellos, "entre pinceles y pintura", como afirma al recordarlo:
"Ella misma empezó a pintar «con seis o siete años, a manchar los cartones que me daban», explica. Le enseñaron cosas, pero la invitaban a experimentar por sí misma, «arréglate a tu manera», eran algunas de sus palabras.

Fernández Uría lo hacía, y sus tíos le decían «que valía, que llegaría a pintar muy bien», aunque años después tuvo que dejarlo para dedicarse al cuidado de personas enfermas en su familia. La sobrina de los artistas riosellanos, la hija de todos ellos, los describe como «muy cariñosos, buena gente. Se molestaban por todo lo que les pedían, como los murales de la iglesia, que pintaron gratis». Concepción Blanco, íntima amiga de la madre de los artistas, pagó el andamio, pero murió durante la obra y el resto de materiales necesarios salieron del bolsillo de los Uría Aza." 

En su artículo, publicado en el citado periódico a fecha 12-9-2012, Martínez escribe que los Uría-Aza "dejaron una impronta, un universo, del que son testigos sus dibujos, cuadros, esculturas y escritos", incluyendo también en ello a sus amigos y familiares:
"La nieta de Mari Luz Fernández Uría, Carlota Pérez, dibuja muy bien para sus siete años de edad. Quién sabe si la pequeña desarrollará, en un futuro, habilidades tan poéticas, según admiraba el veraneante, como las que convirtieron en arte sus antepasados."

Seguimos nuestro recorrido por el Paseo de Santa Marina, admirando, a continuación de la cancha de tenis de Villa Uría-Aza, la fachada oriental de Villa Rosario, el actual hotel y restaurante que, según  Alejandro Braña, fotógrafo e investigador, fue habilitado como hospital en la Guerra Civil, por lo que en su blog Asturias por descubrir, escribe así:

"Como consecuencia, la mayoría de muebles originales desaparecieron de una u otra manera. A tenor de lo caprichoso de su arquitectura, el interior debió de ser digno de ver. "

Ahora desde aquí apreciamos que la casona tiene en realidad dos torres, asimétricas y diferentes, pero ambas con esa llamativa cubierta de tejas vidriadas de colores. Lo otros tejados, si bien no tan policromados son también muy llamativos, de tejas negras y verdes y con varias filigranas

El rojo intenso de sus alerones, el mismo que se repite en la estructura de las ventanas, contrasta con la suavidad de los tonos de sus fachadas. Esta es la descripción que hallamos en la ficha correspondiente de Asturies, Camín al andar:

" Es el más significativo de los palacetes del arenal riosellano. Tiene planta cuadrangular, con dos torres, destacando la de la derecha, que remata con chapitel con tejas vidriadas polícromas. La fachada principal, a la que se accede por un pequeño pórtico precedido de escaleras laterales, cuenta con una terraza en el primer piso y se remata con un frontón en forma de piñón escalonado, con la inscripción relativa al año de construcción de la villa. "

He aquí pues otro detalle de las tejas vidriadas y aquella terracita que mencionábamos antes, el chapitel, con la veleta y el pararrayos

Coqueto acceso a la playa, portilla entre columnas con tejadillo verde a dos aguas. En esta fachada preciosa escalinata. Estas son las solicitadas habitaciones que miran a la playa. Reparemos también en la terraza del ático y en la otra torre, más pequeña que la anterior, a la derecha, abierta al exterior en pequeñas balconadas

Capítulo aparte merece el Restaurante Ayalga, al que la página turística Gran Hotel le dedica este artículo el 22 de marzo de 2022:

"Ayalga es sinónimo de tradición, hospitalidad y autenticidad. Sin duda, valores que Marcos Granda, sumiller y propietario, trabaja a diario junto al equipo del primer restaurante con una estrella Michelin situado en el interior de un hotel en Asturias, el acogedor Hotel Villa Rosario, en Ribadesella. Con una propuesta de alta gastronomía que navega entre el mar y la montaña, y se acompaña de una impecable selección de vinos, la primavera inspira nuevos platos con el mejor producto de proximidad y por supuesto de temporada.

Afianzado referente culinario de la costa oriental de Asturias, Ayalga deleita a la clientela con dos menús degustación, Sabores de la Tierrina y Experiencia Ayalga, que representan el recetario de la cocina asturiana a través de icónicos productos, técnicas y elaboraciones tradicionales, pero con una mirada sofisticada. El equipo de cocina, liderado por el chef Israel Moreno, presenta nuevos platos: tartaleta de panceta y alga; vieira y su salpicón, o espárrago blanco de temporada, sin pasar por alto el entrecot de vaca y demi glace de pimientos, y guisante, salmón y notas lácteas.

Se mantienen clásicos como: mejillón en escabeche asturiano; bollu preñau; coca de verduras encurtidas, así como huevo con velouté de pitu caleya; y pescado de la rula y matices salinos. El broche lo ponen postres como Asturias su kiwi y matices, y chocolate y especias. 

La experiencia en Ayalga es una suma de alta gastronomía, servicio impecable, mimo de cada detalles y maridajes de altura. Marcos Granda junto al sumiller y jefe de sala, José Miranda, armonizan los platos con una espléndida selección de sidras, vinos y espumosos nacionales e internacionales."

Un poco más adelante estuvo el antiguo Balneario de Santa Marina, otra de las iniciativas de promoción turístico inmobiliaria de la muy activa Marquesa de Argüelles, el cual estaba aproximadamente a la altura de Villa Argentina, cuya fachadas norte y este vemos ahora a la izquierda, en medio de la foto

A su izquierda Villa Teresa, aquí presentando sus torres simétricas. Todas estas casas tienen su parcela dedicada a jardín

Una foto otoñal, en la que percibimos los intensos tonos rojos de algunas plantas sobre la hiedra del muro que separa Villa Teresa de la Atopadiza. Fijémonos también en el óculo en medio de la fachada de Villa Argentina, uno de sus detalles barroquizantes presentes en sus vanos

Foto en verano, las dos torres y el cuerpo central de Villa Teresa, este con tejado a dos aguas, las torres a cuatro. En medio de la finca un cenador de cuatro columnas

A la izquierda, la Atopadiza y la magnífica fachada oeste de Villa Rosario: "Vivo en un mundo de chefs pero yo soy un simple camarero", afirmaba el genial gerente del Restaurante Ayalga, Marcos Granda, "el asturiano con cinco estrellas Michelín", en la entrevista concedida a Esther Rodríguez, de La Voz de Asturias, publicada el 16-12-2021 y la cual empieza de esta manera:

"Ganar dos estrellas Michelín en una misma noche no es tarea fácil. Mucho más complicado es hacerse un hueco entre la cumbre de la alta gastronomía nacional. Muy pocos lo consiguen. Sin embargo, el empresario y sumiller asturiano Marcos Granda brilla desde hace unos años con luz propia. Una luminosidad que se incrementa con el paso del tiempo, puesto que el sotrondino ha conseguido dos nuevos reconocimientos de la afama guía roja. De esta manera, ostenta ya cinco estrellas. Una constelación conformada por los dos astros del restaurante Skina, en Marbella, y otros tres repartidos por Clos, en Madrid, Nintai, en Marbella, y Ayalga, en Ribadesella. El empresario, quien ni siquiera ha decidido parar su agenda para celebrar dichos reconocimientos, explica las claves de su éxito profesional. Eso sí, sin olvidarse de sus orígenes"

En el transcurso de la entrevista habla Marcos de su formación en la Escuela de Hostelería de Gijón pero también recuerda que creció en la barra de la sidrería regentada por sus tíos y en la que trabajaba su padre. Plasmamos aquí varios extractos de aquella sustanciosa entrevista:

"... me seguí formando durante todos estos años porque me apasiona la sala, el servicio del vino, la buena comida, el calor de la gente, el trato humano… Vivo en un mundo de chefs y sigo siendo un simple camarero. Se trata del día a día y en mi ADN está el mejorar en todo y adaptarme a las circunstancia (...)

Siempre tengo a los mejores conmigo. Soy una persona muy agradecida en ese aspecto por todo el esfuerzo que todos los miembros de Ayalga hacen. Es una profesión en la que se pasan muchas horas, los horarios son largos, y a esto se suma la situación que estamos pasando, que no debemos olvidar lo difícil que es esto para todo. Por eso a la hora de seleccionar el equipo no solo tengo en cuenta la trayectoria profesional sino el conocimiento y el talento que hay que tener para el cargo. Se trata de guiarse de la intuición y de suerte (...) 

A través del lenguaje corporal y un montón de experiencias puedo ver cuáles son las necesidades del cliente, que al fin y al cabo son lo más importante de un restaurante porque sin cliente no hay emoción. La gente de sala lo que aportamos es el calor humano, esa cosa intangible que no puede medir (...)

Un restaurante es el resultado del trabajo de una variedad de gente. Siempre trabajamos en conjunto, ya que cada uno aportamos nuestras ideas y la forma de entender el servicio. Soy una persona muy positiva y trato de que el cliente se sienta importante a través del servicio, la hospitalidad y de lo que podamos aportar todos en un conjunto (...)"

Puede decirse pues que, además de en un paraíso de mar, arena, paisaje y arquitectura indiana estamos también en un paraíso gastronómico, pues varios son los establecimientos hosteleros, y de todo tipo, que abren sus puertas en este arenal y sus inmediaciones

Y por supuesto de los deportes náuticos, con ría, famosa por el Descenso Internacional del Sella o Fiesta les Piragües, y con mar abierto para los amantes del surf. En la entrada de blog correspondiente a la primera parte de nuestro recorrido por Santa Marina hablábamos de los legendarios pioneros de este deporte en esta encantadora bahía, Nano el de Waikiki y Perico Alonso

Otro paraíso es el de la prehistoria. Más allá de La Punta'l Pozu, donde acaba este paseo, se extienden los pedrales del bajo El Simpatías, así llamado por el barco que encalló allí, bajo El Faru. En esos acantilados se ven, en vertical y por un capricho de la geología y los movimientos tectónicos, numerosas huellas de dinosaurios herbívoros y de sus perseguidores los carnívoros. Y es que en ese lugar empieza la Costa de los Dinosaurios, que se extiende seguidamente por el litoral de Caravia, Colunga y Villaviciosa


A nuestra izquierda Villa Argentina y a su derecha y poco más atrás Villa Buenos Aires, la primera casa de José Rodríguez Rey-Barredo. A las dos les dedica también un artículo fotográfico Alejandro Braña, esbozando su historia en Asturias por descubrir:
José Rodríguez Rey fue un indiano nacido en Pontevedra que hizo fortuna en Argentina. Fue de los primeros, junto con la Marquesa, en abonarse al veraneo en el Arenal de Ribadesella. En 1910 adquirió una casa de labranza ya existente y la reformó y amplió para convertirla en una vivienda de tres plantas con aspecto urbano, a la que le puso el nombre de Villa Buenos Aires 
Las mansiones espectaculares fueron creciendo a su alrededor. En tan solo dos años tendría a su lado nada menos que a Villa RosarioSeguramente el indiano pensó entonces que era tiempo de ponerse a la altura de sus vecinos. Así fue como en 1923 mandó construir, dentro de la misma parcela, la conocida como Villa Argentina. Quizá el juego de los siete errores nos llevaría a encontrar diferencias entre ambas, pero a simple vista parece que hasta el color es bastante aproximado. 
Lo que cambia -desde luego- es el entorno que parece empequeñecer un poco a Villa Argentina al compararla con sus vecinas, lo que no ocurre con Villa Teresa. Es muy probable que haya otros ejemplos de casas indianas iguales. 
Sí está claro que se repitieron muchos modelos de casa favoritos entre los nuevos ricos. Los maestros de obras se ocupaban de reproducirlos una y otra vez con ligeras variaciones en función de los caprichos del cliente."

La forma del porche y las ventanas vuelven a revelar esa inspiración barroca que tanto gustaba a los amantes de los estilos historicistas. Realmente la arquitectura indiana no sigue, ni mucho menos, un único patrón, sino que bebe de muchas fuentes, no pocas veces mezclándola, desde la arquitectura en boga del momento a nuevos experimentos y a imitar modelos antiguos, también incluidas estructuras campesinas o tradicionales, autóctonas y foráneas


A la izquierda el Hotel Don Pepe, 32 habitaciones, buena parte de ellas con su llamativo balcón semicircular dando vista a la playa. "De estilo clásico, este hotel situado en plena playa, por sus características diferenciadoras habitualmente logrará que los clientes se lleven una grata sorpresa", leemos en HotelSearch.com


Está justo a continuación de Villa Buenos Aires, que vemos a su izquierda


Viene ahora una nueva hilera de chalets y casas de interés que vamos a ver tanto por esta su fachada norte como por su fachada sur, la de la calle Dionisio Ruisánchez, por lo que tomaremos la calle de la izquierda, donde está la primera, la Casa los Prida


Se trata propiamente de una casa más que de un chalet, es del año 1910 y por lo tanto de las primerísimas del arenal, edificada por Luis Fernández Prida. Llama la atención su gran galería, amplia buhardilla en el tejado, con gran ventanal, y el portón del garaje, sobre el que hay una buena terraza 


Destacan también los grandes vanos, estilo balcón, de esta su fachada a la calle transversal, al igual que los alerones del tejado


Bajo los alerones una franja recorre estas fachadas con coloristas filigranas ornamentales


Una gran palmera se enseñorea sobre el jardín. La tapia ha sido crecida con un añadido metálico en forma de red, de hierro, pintada de verde y por el que asoman las plantas y los arbustos. En la pared sur un alto seto culmina este cierre por la calle Dionisio Ruisánchez


Calle adelante seguimos hacia las siguientes casas. La primera de ellas, con dos torres gemelas simétricas, llama especialmente la atención


Es Villa San Bruno, el Chalet de Cecilio Vega, cuyo proyecto encargó este acaudalado indiano, afortunado por sus negocios mexicanos, al arquitecto García-Lomas, siendo inaugurado en 1926


En las torres sobresalen también sus grandes aleros de madera que recuerdan al estilo regionalista montañés. En la parte más alta hay una franja de estuco dibujado


El eje central de la casa, con porche y solana, es de inspiración barroca. Esta es su ficha en Asturies, Camín al andar:
"Construcción promovida en 1925-26 por Cecilio de la Vega, con proyecto del arquitecto Miguel García Lomas. 

Es una vivienda de estilo montañés con sótano, planta baja y dos pisos de altura. Hacia el Camino de Santiago presenta una fachada simétrica, con dos torres cuadradas en los lados y un cuerpo central en forma de pórtico sobre el que se levanta una buhardilla. 

La finca ajardinada en la que se asienta el edificio se rodea con un cierre a base de verja de hierro, destacando la monumental puerta de acceso a la propiedad"

Nombre de la quinta, junto a su portón de acceso


Espléndida forja barroca en su verja. Es asimismo importante decir que aquí estuvo, antaño, el Hostal La Playa


A continuación La Casina, que fue proyecto también de Miguel García Lomas, pero en colaboración con el también arquitecto Urbano de Manchobas, para el médico madrileño Eugenio Rugarcía en 1915. Dada la temprana construcción del mismo es fácil pensar que sería amigo de la Marquesa de Argüelles, quien tenía una intensa vida social también en sus palacetes madrileños de La Huerta de Cánovas y Galapagar, con festejos y eventos para la alta sociedad, incluida la casa real


La torre con alerones sigue los modelos del estilo regionalista montañés. Dispone de balcones y miradores y en su fachada orientada al mar veremos después su mirador de cristal


También junto al portón el nombre de la casa...


Realmente el diminutivo no casaría bien con sus proporciones, que no son para nada pequeñas, sin embargo, al tratarse de su quinta de recreo en Asturias, es fácil que su propietario le diese este cariñoso nombre asturiano


Esto muestra que, aunque los indianos eran mayoría, también acudían a vivir a estos primeros palacetes de Santa Marina artistas, comerciantes y profesionales de especial relevancia, como este sería el caso



En el porche hay algunas imágenes e inscripciones e imágenes piadosas, tal que esta frase, pintada en un cuadrado de azulejos junto a la puerta, que dice:
¡HERMANO... QUIEN QUIERA QUE SEAS
QUE A ESTE PUERTA TE ACERCAS ¡SALUD!
Y QUE DIOS TE PROTEJA EN LA VIDA
Y LA INUNDE DE AMOR, CON SU LUZ.

Y ahora tenemos un elemento muy interesante, esta pequeña casa se conoce como el Bungaló Santa Marina y está datada en el año 1908, por lo que sería anterior incluso a la inauguración del Chalet de la Marquesa. Se trata de una sencilla pero encantadora casa de veraneo de tejado pluvial a dos aguas con evidente influencia inglesa


Este prematuro chalet playero se explica en que era propiedad de José Blanco Junco, uno de los hermanos Junco que fundaron en 1880 la cercana fábrica de sidra que hubo en este arenal y de la que hablamos recientemente. Se supone que la obra fue dirigida por Manuel Celorio, maestro de obras municipal


El detalle del nombre de la casa...


Al lado de sus muros, con más preciosos setos y arbustos ornamentales, se instala, mirando a la playa, uno de los chiringuitos de verano.  Por aquí podríamos salir de nuevo al arenal pero vamos también aquí a volver por donde hemos venido para contemplar las fachadas marítimas de estas casas


Regresando de vuelta por la calle Dionisio Ruisánchez volveremos a pasar por La Casina y El Chalet de Cecilio Vega, pudiendo fijarnos en nuevos detalles de su costado occidental


En el de Cecilio Vega, por ejemplo, un artístico óculo nos recuerda al de Villa Argentina


Y ya estamos enseguida otra vez saliendo al paseo por la Casa los Prida, con su gran palmera...


Y el garaje. Al fondo La Punta'l Caballu, en cuyo pedral estuvo La Cetárea, como se sigue llamando al lugar, donde en sus buenos tiempos, pasada la posguerra, se llegaron a criar hasta 2.000 kilos de langosta procedente de Canadá vía aérea, pero en el año 1977 un gran temporal o galerna se llevó por delante las instalaciones. Su reconstrucción representaba asumir un alto coste que no podían permitirse los pescadores que estaban a su cargo (la llevaba Felipe Fernández) y ello supuso su cierre definitivo


De La Cetárea únicamente queda el criadero pues el edificio, completamente arruinado y que había servido de cárcel en la Guerra Civil, fue demolido hace años. Hacia 2004 hubo una iniciativa empresarial tendente a reconstruir La Cetárea y devolverle su uso fundacional, pero tras diversas gestiones quedó en nada y en 2007 Costas decide derribar el edificio de la empresa dada su peligrosidad en un lugar tan concurrido. En 2014 hay un nuevo proyecto para relanzar el asunto de las piscinas pero resulta también infructuoso. En la actualidad acuden a ella algunos amantes de los deportes náuticos pues forma una muy bella y recóndita cala en la que suele verse muy bien el fondo marino, además de los estratos que conforman sus famosas rocas del jurásico con su espectacular flysch, capas de rocas duras estructuradas linealmente en alternancia de capas muy llamativa


Algunos de los que se acercan a La Cetárea lo hacen practicando el Paddle Surf, el surf sin remo, uno de los deportes náuticos más recientemente incorporados a los no pocos que se practican en esta costa, dado que es una buena alternativa para cuando no hay oleaje, sobre todo en los veranos. Esta es su definición en la página de la Escuela de Piragüismo Kayak K-1:
"El PADDLE SURF, también llamado Surf de RemoSurf de PalaStand Up Paddle o abreviado SUPStand up Paddle SurfStand-up Paddle Surfing, etimológicamente proviene del idioma hawaiano. Allí se denomina “Ku Hoe He’e Nalu” (¡ignoro su pronunciación!) y significa ponerse de pie, remar o palear, navegar sobre una ola.

Así entonces se puede definir como una forma de deslizamiento sobre el agua con una tabla de Surf, con la utilización de una pala como medio de desplazamiento mientras se permanece de pie.

Es el deporte acuático que ha ganado más popularidad en los últimos años. Se puede practicar en el mar, en lagos, embalses y ríos, a cualquier edad."

Podríamos decir que, en los albores de la navegación y en prácticamente todas las culturas, alguien se puso sobre un tronco, tabla o similar y surcó ríos, lagos y mares (caboteando sin duda en este caso) y con un algún rudimentario remo, timoneaba aquella primigenia embarcación:
"Inicialmente, podemos decir que el Paddle Surfing lo practicaban probablemente ya en el antiguo Egipto hace más de 3000 años. Otras investigaciones nos llevan a que podía haberse originado en el Perú, en la época Precolombina, donde los nativos les llamaban “Caballitos de Totora”. También existen teorías sobre su origen en los pueblos polinesios.

De todas formas el origen se le atribuye a Hawai, en la playa de Waikiki, en el año 1960. Los instructores de Surf utilizaban remos de canoa para tener mayor visibilidad y así dirigir a sus grupos, para observar la llegada de olas y para tomar fotografías de sus clientes. El padre del Paddle Surf es John Zapotocky, originario de Waikiki y que falleció en el 2013."

De todas formas el Paddle Surf como deporte nació, como el Surf, en Hawái, dada la necesidad de estar en forma para practicar este deporte aún cuando no haya olas:
"El Surf con el tiempo produce una evolución tanto técnica como en material. Sin embargo se continuó con la práctica del Surf de Remo gracias a las ventajas para conservar la forma física en días sin olas. En estas condiciones se practicaba el Surf con la ayuda de una moto de agua. Prestigiosos surfistas de Hawai a principios de la década del 2000 utilizaron esta modalidad.

Algunas celebraciones como el Makaha, la Junta Big Surf Classic y la Molokai Oahu Paddleboard Race introdujeron este nuevo deporte. Otros muchos eventos introdujeron categorías especiales para los SUPers (practicantes de SUP). El más importante fue el que se celebró en Hamburgo el julio del 2009. Este tuvo mucha difusión mediática. En él concurrieron multitud de participantes y esto provocó que el Paddle Surf se instaurara como un nuevo deporte para todos los públicos.

El Paddle Surf llega a España en el año 2008. Actualmente tiene innumerables aficionados. Nuestros Paddle Surfers se han acercado ya a los primeros puestos en competiciones internacionales"


A nuestra izquierda la gran galería de la Casa los Prida. Si bien la galería acristalada no es ni mucho menos una innovación de origen indiano, estos las emplearon mucho pues su esplendor americano coincidió con el gran desarrollo de la industria del vidrio en Asturias con la creación de la gijonesa fábrica de vidrios La Industria en 1844, pionera en el sector de su fabricación industrial


Estas galerías acristaladas permitían integrar térmicamente en la vivienda corredores y balcones salientes por lo que fueron empleadas con mucha profusión


El gran seto cierra la finca hasta el Chalet de Cecilio Vega, donde vemos otro de sus óculos, este en su fachada oriental


En su fachada norte destaca su porche y sobre él ese precioso balcón saliente desde el que los antiguos huéspedes del Hostal La Playa tendrían formidables vistas de la concha riosellana. Fijémonos en el paseo en las líneas de bancos corridos y en las farolas de inspiración marinera


Otro hermoso porche y grandes ventanales en La Casina, así como buhardilla en el tejado. Su jardín marítimo está cerrado con un murete y sobre él crece un pequeño seto


Prácticamente estas en la playa sin salir de casa. Sales por la portilla cada vez que quieras dar un paseo o darte un chapuzón, una maravilla


Nos acercamos a la Escalera 4, a la altura de La Casina, que tenemos a nuestra izquierda. De frente tenemos la última gran fila de viviendas y chalets de época antes de llegar a las urbanizaciones de adosados, pareados y similares, construidas al final de la playa a partir de las dos últimas décadas del siglo XX


Desde la distancia destacan, las primeras, la llamada Casa del Reloj y su vivienda menor anexa, también de las primerísimas de Santa Marina, pues fueron hechas entre 1910 y 1914 por María Rosete para alquilarlas a veraneantes


Antes de ellas, la casina, con su grandioso tejado a dos aguas en forma de T orientada este-oeste y su arbolado jardín


Portezuela de acceso al paseo y la playa y en la fachada buen balcón galería mirando al mar...


Mar perfecto para contemplar también desde esta Escalera 4, con el monte Somos en lontananza, la puerta de la Costa de los Dinosaurios. Su cima ha sido intensamente plantada de ocalitos, especie de crecimiento rápido para las industrias de celulosas, como toda la costa cántabro-atlántica del noroeste ibérico


El antiguo Balneario de Santa Marina, construido a instancias de la Marquesa de Argüelles en aquella mítica fecha de 1910, cuando estaban en marcha las primeras villas y chalets, o inaugurados ya o en construcción fue destruido en la Guerra Civil. Ofrecía baños de mar, yodo y algas, según la costumbre de la época. En un principio los baños se recomendaron como tratamiento contra diferentes afecciones o por demás motivos salutíferos, pero pronto fueron una forma de relax y veraneo, como ocurrió también en los balnearios fluviales y termales del interior


En la decisión de derribar este y otros balnearios costeros pesaron motivos urbanísticos de descongestión de construcciones pero también ideológicos al ser símbolo de la aristocracia y la burguesía. No obstante no fueron reconstruidos tras el triunfo de los nacionales en la contienda, que se supone eran más proclives a los intereses económicos de las clases sociales que los fundaron, gestionaron y más los frecuentaban. Josep Sánchez Ferré, Arquitecto Asesor del Ministerio de Fomento, dice en su trabajo Historia de los Balnearios en España lo siguiente:
"Será éste un período clave para el cese de la actividad de muchos de ellos. Las dificultades de su restauración y reparación, el estado de la economía del país, etc., hacen que una gran cantidad de establecimientos permanezcan inactivos desde entonces."

La recuperación económica de los años 1960 tras la dura y larga posguerra trajo otras costumbres a las playas, la gente tomaba el sol en bañadores que ya poco tenían que ver con los pudorosos trajes de baño de antaño. Se echaban en la arena sobre toallas, se bronceaban, se bañaban en el mar y no precisaban de los servicios balnearios marítimos, pues lonas, casetas y sombrillas les bastaban cuando les molestaba la intensidad solar. 


Al principio en aquel mojigato país, característica acentuada tras la contienda, hubo importantes escándalos por este motivo, plasmados en la prensa e inmortalizados en la literatura y el cine, con los primeros bikinis, minifaldas y demás prendas, traídos por el incipiente turismo extranjero, en muchos casos por estudiantes jóvenes. Tal fue así que incluso dieron nombre a una playa, como vimos en Santander, cruzando su bahía, la Playa del Bikini o de los Bikinis, pero ya no había vuelta atrás, el peso económico de la industria turística pudo más que el pundonor y la moralidad vergonzante de los "guardianes de las sanas costumbres"


Nada de eso había llegado aún cuando María Rosete construía estas casas para veraneantes en aquellos tiempos de la preguerra europea en los que España se mantuvo neutral, pero por cuyos puertos, incluido el riosellano, se exportaban cargamentos de materias primas a los contendientes


Aquí están dispuestas las mesas para inmediatamente instalar la gran terraza del chiringuito de playa junto al Bungaló Santa Marina que veíamos antes desde la calle Dionisio Ruisánchez. A ella iremos también otra vez para ver las no menos magníficas fachadas meridionales de estas casas


Las casas de María Rosete son estas de la izquierda pues a la derecha vemos el Chalet Antiguo de Zabala, con unos impresionantes miradores. La casa del medio, la pequeña, tiene como característica primordial una ventana mirador hemipoligonal sobre ménsula orientado a la playa.


Es conocido como oriel window al ser elemento de influencia inglesa, como nota curiosa podríamos añadir que Oriel Window es además el título de un tema instrumental de Enya...


La otra es la Casa del Reloj pues en el pasado tuvo un reloj en la fachada. Entre ella y el chiringuito tomaremos esta calle perpendicular para ver sus otras fachadas


Tras las casas del fondo pasa el Ríu San Pedru. Más allá está la carretera N-632, cuya apertura tras la construcción de los primeros puentes sobre el Sella sustituyó al camín real. Arriba los ocalitos del Monte Ardines, famosos por sus cuevas prehistóricas de Tito Bustillo (El Pozu'l Ramu, La Cerezal, La Cuevona y La Lloseta), de las que también hablábamos en entradas de blog correspondientes a anteriores tramos del camino por el casco urbano de Ribadesella/Ribeseya


Y así, una vez más en la calle Dionisio Ruisánchez iremos ahora a la derecha. Al otro lado de la calle están algunas filas de adosados, principalmente con uso turístico, en concreto los bloques denominados Atalaya y Cossío. La antigua ciudad-jardín de la preguerra fue intensamente edificada a partir del desarrollismo posterior a la posguerra y el boom turístico, desde los años 1960


Desde el portón de madera de la Casa del Reloj, vemos su volumen en forma de prisma en la cubierta oriental, el cual cobija un balcón-corredor de madera sostenido por columnas


Bajo el corredor, entre la ventanas, una imagen religiosa


Icono de la Virgen ortodoxa, con el Niño y los ángeles; sobre estos las abreviaturas a Ella dedicada, cuya explicación buscamos en la Wikipedia:
"En el cristianismo oriental, los iconos de la Virgen María se conforman a tipos iconográficos cuyas denominaciones se suelen dar, incluso en los textos occidentales, con palabras del idioma griego o del idioma ruso. Además de las denominaciones específicas aquí citadas, las más genéricas son las de Θεοτόκος (Theotókos, literalmente "la que pare a Dios", "Deípara", traducida habitualmente como "Madre de Dios"-) y Παναγιά (Panagiá -"Toda Santa", "Santísima"-). En las inscripciones se utiliza como nomen sacrum la abreviatura ΜΗΡ ΘΥ, también indicada en la forma ΜΡ ΘΥ (Μήτηρ Θεόυ, Méter Theóy -literalmente, "Madre de Dios"-)."

En la fachada sur destaca especialmente un elemento natural, una espesa y preciosa buganvilla que crece por toda su pared. Seguidamente el Chalet Antiguo de Zavala, reformado en 2005 y comprado en 2022 por el Hotel Villa Rosario para ampliar su oferta


Después del de Zavala es la Casa Cesáreo Sánchez, otra de las construcciones pioneras de Santa Marina, si bien muy reformada desde su construcción entre los años 1910 y 1915


El Chalet Antiguo de Zavala se atribuye al arquitecto Miguel Ángel García Lomas y se trata de otra de las primeras villas edificadas en el arenal, entre 1912 y 1914, para el periodista, de reconocido prestigio en Madrid, Mariano Zavala de la Cruz, nacido en Cuba pero con raíces familiares canguesas y casado con Jesusa Monasterio, natural de Viego, concejo de Ponga


Mariano Zavala era gerente de Prensa Gráfica, empresa editora de Mundo Gráfico, renombrada revista que se publicó entre 1911 y 1938, escisión de la revista Nuevo Mundo que habían fundado en 1894 el mismo Zavala y el también periodista José del Perojo. La historia de Mundo Gráfico la extraemos de la página En la prensa de aquel Día, de periódicosregalo.com:
"El miércoles 2 de noviembre de 1911, resultado de la escisión de la revista Nuevo Mundo tras la muerte de su fundador José del Perojo, tuvo lugar el lanzamiento de la revista semanal MUNDO GRÁFICO, adjetivo incorporado con la convicción de que el lector recibiría el primer impacto de la noticia a través de la imagen en una época caracterizada por un formato de prensa poco o nada ilustrado. Fue Isidro Cámara uno de los mejores profesionales del momento quien supervisó magistralmente los fotograbados. El director era Francisco Verdugo Landi, fundador de la editorial Prensa Gráfica, S.A. que junto con su hermano el pintor Ricardo Verdugo colaboró en las revistas La Esfera y Nuevo Mundo. El gerente de la revista fue Mariano Zavala, encargado de incrementar el éxito de la revista y que en 1913 compró la revista Nuevo Mundo.

A diferencia de otras publicaciones semanales del momento, mantuvo una comunicación directa con el lector a través de la inserción de notas informativas y de la publicidad ilustrada, siendo esta muy destacada, ocupando diversas páginas enteras de la revista que hacían de esta un medio muy útil de promoción. Su formato, de entre 36 y 48 páginas, era de calidad inferior en relación con otras revistas de la época, con papel fabricado con pasta de esparto de su producción por La Papelera Española."

La revista gozó de gran popularidad, pues su precio, 20 céntimos y años después 30 céntimos, era asequible en comparación con otras contemporáneas a ella como lo fue La Esfera, de manera que su éxito comercial hizo que llegase a realizar tiradas de 80.000 a 130.000 ejemplares:
"Otra particularidad fue su carácter popular, adquirible por un precio más asequible a diferencia de revistas más elitistas contemporáneas a su tiempo como lo fue La Esfera. Su éxito comercial obligó a tirajes de entre 80.000 y 130.000 ejemplares, convirtiéndose así en una de las revistas de mayor circulación por España asequible por su bajo precio, primero de 20 céntimos y años después a 30 céntimos.

Inicialmente, la redacción, administración y talleres de fotograbado se encontraba en el número 7 de la calle San Roque de Madrid, aunque posteriormente fueron trasladados en el número 57 de la calle de Hermosilla de la misma ciudad. La suscripción a los números y la publicación de anuncios se hacía desde la librería San Martín, situada en el número 6 de la Puerta del Sol, en el edificio del famoso cartel de “Tío Pepe”.

Éste semanario alcanzó su momento álgido, llevando a sus páginas los sucesos de la Guerra de África mediante las instantáneas enviadas por sus corresponsales gráficos especializados bajo la dirección de Campúa, fotógrafo oficial de la Casa Real. Dedicó asimismo un gran espacio a la actualidad gráfica de la primera guerra europea utilizando los servicios de las agencias Hugelmann, Central News y Chusseay Flaviens y con enviados especiales, y a Manuel Barroso como corresponsal en Londres. También sufrió la censura durante la Dictadura de Primo de Rivera.

Incluía fotografías, caricaturas, viñetas humorísticas, artículos de costumbres, viajes, arte, moda, deportes, divulgación, política nacional e internacional, críticas de espectáculos, teatro y taurinas, noticias de actualidad y de sucesos, así como narraciones breves, textos en verso y charadas, dedicándole gran espacio a los anuncios publicitarios, entre estos una sección de anuncios telegráficos o por palabras.

La alternancia de contenidos de actualidad con los geográficos dieron importantes reportajes destacados, como por ejemplo “Día de la Raza en Madrid, en provincias, en Barcelona”, “Figuras de la campaña marroquí”, “Feria de Zaragoza”, “Alfonso XIII”, “Bilbao”, “Londres”, “Cercedilla”, “Retiro”, “Príncipe de Gales”, “Paulino Uzcudun”, “Exposición de Barcelona”, “Concursos de mantones en Chamberí y en Vallecas”, “Avances en la aviación: el hidroplano gigante DO-X” y ”Reinas de la belleza en Cercedilla”, entre muchos otros.

Contó por aquel tiempo con las mejores firmas literarias como las de Salvador Rueda, Juan Pérez Zúñiga, José Francés, Arturo Reyes, Francisco Verdugo Landi,  José Demaría López (Campúa), José María Carretero Novillo (El Caballero Audaz), Ramón Puyol y Eduardo Gómez de Baquero, entre otros.

La elevada calidad de la publicidad de la revista llevó incluso a la aparición en diciembre de 1932 de un número especial extraordinario en el cual destacaba un artículo del publicista Pedro Prat Gaballí titulado “Los albores de la técnica. La publicidad en Cataluña” donde señalaba el papel precursor de Barcelona en el desarrollo de la publicidad en España. Los años en que se editó MUNDO GRÁFICO coincidieron con el nacimiento, desarrollo y consolidación en España de nuevas técnicas publicitarias. Muchos de sus anuncios presentaban características similares, entre ellas la buena presentación formal, diseños esmerados, ilustraciones fotográficas y un número de páginas estables. Todo ello demostró la solidez que había alcanzado el sistema publicitario español a lo largo de aquellos años, muestra de la modernización de la publicidad en particular, y de la economía, la sociedad y la cultura española de aquel periodo en general.

Durante la Segunda República, las clásicas portadas con retratos de modelos femeninas empezaron a alternar con imágenes de personajes famosos de la época, tanto políticos como artistas e incluso con imágenes relacionadas con hechos de actualidad del momento. El formato y la cabecera cambiaron pasando de un aspecto más clásico a otro de más moderno y acorde con los movimientos artísticos de la época.

Al estallar la Guerra Civil, en 1936 la revista fue incautada y colectivizada, pasando a cambiar el formato y las portadas por propaganda y publicidad relacionada con el conflicto bélico. Fue director Luís González de Linares. Finalmente, tras fuertes problemas económicos que hizo inviable su continuación, pues los últimos números editados tenían solo ocho páginas y en papel de baja calidad, en 1938 dejó de publicarse definitivamente."

En relación con el chalet, hemos de decir que muestra influencias arquitectónicas inglesas y francesas, presenta planta en y detalles constructivos en ladrillo visto


En la revista Nuevo Mundo del 17-12-2015 aparece esta casa (parte inferior izquierda de la foto), junto con el Chalet Verde (abajo a la derecha), el palacete de la Marquesa de Argüelles (arriba a la derecha) y Villa Rosario (arriba a la izquierda) como clientes de la afamada mueblería ovetense Casa Blanco (gran foto central)


Según escribe en Asturias por descubrir, aportando datos a Alejandro Braña, el bisnieto-sobrino de Mariano Zavala, Jaime Queralt-Lortzing Beckmann, don Mariano Zavala y su mujer abandonaron este chalet y construyeron uno nuevo a escasa distancia, que veremos enseguida, pues este les "resultaba excesivamente grande", añadiendo a continuación lo siguiente:
"ya que el Sr. Zavala y su mujer sólo tuvieron una hija, Carmen Zavala Monasterio, que murió en 1905 siendo una niña de cortísima edad. 
Por eso ambos chalets figuran construidos por él. Los dos son obra del arquitecto Miguel Ángel García Lomas y los dos continúan hoy en día en pie en la playa de Ribadesella."

A pesar dela belleza del Chalet antiguo de Zavala los ojos se nos van en todo momento a la preciosa buganvilla de la Casa del Reloj. Hacemos nuestra esta afirmación del blog Verdecora:
"Es uno de los regalos por excelencia del verano. La Buganvilla es una de esas plantas trepadoras que se convierten en una auténtica dama con la llegada del verano. Una majestuosa planta con flor que, con la llegada de los meses cálidos, comienza a regalar su imponente belleza"

Y desde la Casa del Reloj regresamos de nuevo al Paseo de Santa Marina, siguiendo nuestro itinerario costero


Paso a paso nos acercamos al Monte Somos: justo antes de llegar a él y, salvo que queramos desviarnos por ejemplo a ver las huellas o icnitas de los dinosaurios, justo donde naufragó el Simpatías, retomaremos el Camino Norte oficial para subir por San Pedru a Abéu, parroquia de San Esteban, para subir, bien al albergue de peregrinos o bien para tomar el camino a Vega y su playa


Una hermosa franja verde se extiende entre las casas y la esplanada del paseo. Aquí, delante de la Casa del Reloj se instala también la terraza del chiringuito de esta esquina


Un caminín de losas comunica la casa con el paseo. A lado, la vivienda pequeña con su característica oriel window da paso a la fachada norte del Chalet Antiguo de Zavala


En el otro de sus detalles, los dos pisos de galería mirando al mar y, sobre ellos, amplia terraza y ático


Pared oeste, con un pequeño balcón en el piso alto...


Hermosísima vista del sector occidental de esta concha. Más allá de La Punta'l Pozu y por el pedral de los dinosaurios y bajos del Simpatías, en bajamares puede llegarse, al otro lado del Monte Somos, a los pedrales y acantilados de Tereñes, otro hito de la costa jurásica asturiana. No obstante hemos de decir que caminar por el pedreru puede llegar a ser especialmente fatigoso y hay que tener cuidado, tanto dónde se pone el pie como teniendo muy muy presente el régimen de mareas. No son por desgracia infrecuentes los rescates que han de hacerse en helicóptero


Aquí tenemos de nuevo la Casa de Cesáreo Sánchez, muy reformada como dijimos respecto a su construcción original, especialmente la galerías acristaladas, añadidas tiempo después. Es de planta rectangular, tejado a dos aguas y no se conoce quién realizó los planos. 


Seguidamente un chalet moderno, Villa Cristina, con grandísimo tejado a cuatro aguas rematado en claraboya, altas chimeneas y grandes terrazas en el piso alto

Y este es el Chalet Ribamar, de estilo cottage inglés, basado en las casas de la campiña británica, y de sencillas proporciones. Fue construido para su disfrute por el arquitecto García-Lomas, ayudado por su colega Urbano de Manchobas


Llegando a la Escalera 5 puede ser un buen momento para hablar del naufragio del Simpatías, al que ya nos hemos referido al menos un par de veces. Fue un bergantín de bandera italiana procedente de Estados Unidos cargado de maíz, que en el verano de 1872 quedó a merced del oleaje, que lo empujaba irremisiblemente a La Punta'l Pozu. Según el profesor Ramón Capín Rama publica en su Breve historia del puerto de Ribadesella (La Nueva España 23-1-2008), salió en su auxilio de puerto el vapor Guipúzcoa, pero con con tan mala suerte que el cabo que le lanzaron acabó en la hélice, quedando ambas naves sin gobierno enfrente de esta concha...


El Guipúzcoa logró desenmarañarse y volver a puerto pero el bergantín Simpatías encalló en el pedral y se hundió al pie de El Faru, el faro de Ribadesella/Ribeseya, llamado también La Farola, pasando su nombre a las cartas de navegación y seguidamente a la toponimia cartográfica oficial como los Bajos del Simpatías. El cronista de la villa y concejo, Guillermo González, recordaba una coplilla al respecto, parte de la cual decía: 
Se ha perdido el Simpatías
debajo de La Farola,
por culpa de aquel vapor
que tuvo la culpa toda

(Estribillo)

Que vengo de Borines
que vengo de Arbidel
a donde hui a beber.

Al vapor Guipúzcoa, niña
ya nadie lo puede ver
que ha perdido al Simpatías
sin nada malo le hacer

Simpatías de mi vida
cuándo te veré llorado,
como estabas en el muelle
y en La Fuentina Fondeado

Borines es una punta o cabo al otro lado del Monte Corberu o L'Atalaya, Arvidel unos acantilados y playa casi inaccesible situada más al este y La Fuentina una fuente existente enfrente de la ría y mirando a su bocana, al pie del Corberu, que suministraba a El Muelle, la que estaba considerada la mejor parte del puerto y por eso se dedicaba al tráfico más pesado, el de minerales, relativo al que existe otra canción:
Con tantu vagón y tanta carretilla
tienen les muchaches que enseñar la pantorrilla.
Eso é vergonzosu, hay que protestar,
con lo que ocurre con el mineral

Desde La Punta'l Caballu y hasta La Ribera o puerto de pescadores se extiende, recorriendo El Muelle, al Paseo de la Grúa, por una grúa eléctrica sobre raíles instalada en 1957 para aquellas duras y ya desaparecidas faenas portuarias, sustituyendo definitivamente a los animales de tiro, los bueyes, empleados en estos pesados trabajos y además, antaño, en el arrastre desde tierra de buques veleros desde los muelles a la boca del puerto


Era el llamado, antes que Paseo de la Grúa, el camino de sirga, pues sirgas eran las fuertes sogas empleadas en este arrastre, una labor que iría desapareciendo al desaparecer los veleros con la expansión definitiva de los buques de vapor


Una trainera tomaba el relevo a los bueyes al final del camino, en La Punta'l Caballu, sacando a bergantines y otros veleros más allá de la concha, donde desplegaban sus velas. Uno de ellos era el famoso bergantín Habana, que tantos emigrantes llevó a hacer las Américas en Cuba durante sus doce años de singladuras (1862-1874), del que se cantaba también:
Somos los marineros
del bergantín Habana
que salimos mañana 
para ultramar

Los tráficos de mineral, junto con los de madera, fueron los últimos del puerto comercial riosellano, desapareciendo a finales de los años 1970 en favor de los puertos gijonés y avilesino. La grúa que dio nombre al paseo se desguazó en 1989 y se vendió como chatarra. Posteriormente se puso esa vistosa barandilla blanca y se habilitaron dos rutas, las cuales recorremos en la entrada de blog pertinente, la de la Mitología Asturiana y la Ruta Histórica del Puerto


La Punta L'Arenal, la boca de la ría y desembocadura del Sella. De la misma manera que el Monte Corberu hizo del estuario un puerto natural atestiguado desde la más remota prehistoria, el estrecho canal resultante de las obras de El Muelle y el camino de sirga, continuaba siendo un peligro para la navegación, pues los sedimentos se depositaban en la barra y la zona a resguardo de los vientos ofrecida por el monte, junto con el oleaje y algunas crecidas del río, podía volver a los buques ingobernables, acabando en el sable (arena) de Santa Marina, por lo que para evitarlo había que echarles también una sirga desde tierra y llevarlos a su respectivo fondeadero


La solución hubiese sido, como en tantos puertos enclavados en rías y bahías, hacer un gran puerto exterior en base a un gran dique que cerrase la bahía desde La Punta'l Pozu, pero ya hemos visto que fue desestimado al constituirse el gijonés puerto de El Musel como el gran muelle de Asturias


Pero sin duda, reiteramos, es indudable que el futuro de Santa Marina hubiese ido por otros derroteros más industriales-portuarios que residenciales, como en un principio incluso estuvo a punto ser con aquellas primeras empresas conserveras y sidreras aquí radicadas aún antes que los primeros chalets


Y he aquí el Chalet Nuevo de Zavala, sensiblemente menor que el antiguo, que acabamos de ver, por deseo de sus fundadores como vimos. Sería el más pequeño, o delos que más, de aquella primitiva ciudad-jardín de una treintena de chalets, palacetes, casas y villas existentes en Santa Marina antes de la Guerra Civil


Construido como el anterior por García Lomas, se inaugura en 1922 dentro de un esquema simple, dos plantas y forma cuadrada, estilo barroco rural montañés. donde destaca la entrada principal, con zaguán o portal abierto. Mariano Zavala, como periodista, escribiría algunos reportajes sobre Santa Marina y Ribadesella/Ribeseya, especialmente dedicados algunos a la Marquesa de Argüelles


Este es un artículo de la revista La Esfera, sobre la casa, publicidad también de la mueblería Casa Blanco, cuyo texto transmite el ritmo de construcción que por entonces se vivía en el arenal, así como los diferentes gustos de cada propietario. 
"Las incomparables bellezas de Asturias; sus colosales montañas y profundos valles, perennemente matizados por una vegetación esplendorosa, subyugan el ánimo del turista sin dar término a la admiración que le produce este paraíso asturiano. En la prolongada línea de sus costas, bañadas por el bravío mar Cantábrico, se destaca, hermosa y sin par, la playa de Ribadesella, a la que todos los años concurre una selecta colonia veraniega.

El desarrollo rápido y creciente de la construcción de preciosos "chalets" tiene efectos de prodigio á los ojos de aquellos visitantes que conocieron la hermosa playa hace sólo veinte años. Hoy día, y gracias al impulso del marqués de Argüelles y á la labor meritísima del prestigioso arquitecto D. Miguel García Lomas, aquel hermoso lugar de esparcimiento y descanso se ha transformado en una población higiénica y confortable.

Los dos señores a la vez, ó independientemente el uno del otro, han operado el milagro de transformar el primitivo refugio de pescadores en lugar dotado de cuantos lujos y comodidades puede apetecer el más refinado gusto moderno.

A completar esta conjunto armónico de bellezas ha contribuido poderosamente una Casa asturiana de reconocido prestigio artístico. Nos referimos a la Casa Blanco, de Oviedo, que ha alhajado y amueblado la mayor parte de aquellos lindos y suntuosos "chalets" siguiendo el gusto de cada propietario y realizando en cada caso verdaderos modelos de arte en materia de mobiliario, desde el clásico del renacimiento español hasta el más flexible y coquetón de la elegancia moderna"
Llama poderosamente la atención, dentro del esquema propio de los valores de la época, que se mencione sólo al marqués y no a la marquesa, como promotor de esta magna operación turístico-inmobiliaria, cuando era ella no sólo la que llevaba la iniciativa en este campo, sino el peso de su organización, divulgación y, lo más importante, el dinero


Unas casas blancas al fondo son los adosados de la urbanización El Pedral, un de las más recientemente construidas en este arenal. A la izquierda una espesa arboleda oculta parcialmente la Casa de Alejandro Pidal y sus dependencias. Realmente había sido hecha por Miguel-García Lomas hacia 1921 para su suegra Emma Tiedemann, quien la vendió posteriormente a Pedro José Pidal y Bernaldo de Quirós, primer Marqués de Villaviciosa, quien la empleó como casa de veraneo para su hijo Alejandro Pidal Gilhou


En 1934 el Marqués de Villaviciosa encargó una casa más al lado, pensada para los sirvientes, al arquitecto municipal Manuel García Rodríguez. Disponía de habitaciones para el servicio y cochera en la planta baja. No reviste una especial relevancia arquitectónica, si bien este arquitecto era sumamente prestigioso e hizo obras tan notables como La Rula o el Mercado de Abastos, de las que hablamos en su momento en otra entrada de blog. En la actualidad hay aquí una tienda de pesca


Pedro José Pidal Bernaldo de Quirós, o Pedro Pidal, como se le solía llamar al marqués, era  una de las personas más influyentes de la Asturias de su tiempo, como lo habían sido su padre, Alejando Pidal y Mon, a quien el escritor Leopoldo Alas, Clarín llamó El Zar de Asturias, y  su abuelo, Pedro José Pidal y Cariado, primer Marqués de Pidal. Esta es parte de su biografía, extraída de la Wikipedia:
"Estudió el bachillerato en Madrid y, tras licenciarse en Derecho por la Universidad Central en 1891, comenzó a dedicarse a la política, siendo elegido en 1896 diputado a Cortes por Belmonte de Miranda y en las elecciones de 1907 por Luarca.​ En 1914 se convirtió en senador vitalicioComo parlamentario se interesó mucho por los asuntos medioambientales. Intervino en las proposiciones de la nueva Ley sobre Parques Naturales. Una vez aprobada esta ley se fundó el Parque Nacional de la Montaña de Covadonga, el primero de España, seguido poco después por el de Ordesa. Debido a su trabajo en este materia se le nombró Comisario General de Parques Nacionales. 
En el terreno deportivo, fue un excelente tirador con arco y con armas de fuego, y famoso cazador de osos. En 1900 participó en París en el Gran Premio de tiro de pichón del Centenario, quedando segundo tras el australiano MacKintosh. Pero sobre todo destacó como montañero. El 5 de agosto de 1904 escaló el Naranjo de Bulnes junto con Gregorio Pérez el Cainejo, siendo los dos primeros alpinistas que lo consiguieron. Fue miembro del primer Comité Olímpico Español, fundado en 1905 bajo la presidencia del marqués de Cabriñana. 
Sus restos mortales descansan por deseo suyo en el Mirador de Ordiales, en los Picos de Europa, adonde fueron trasladados por numerosos montañeros el 18 de septiembre de 1949."

Vamos acercándonos pues al último grupo de casas de cierta relevancia en este arenal antes de llegar a las urbanizaciones de adosados, las primeras aquí mismo a la izquierda, la del Doctor Calleja en primer término y un poco más allá Villa San Pedro


La casa del Doctor Calleja fue construida por los arquitectos García-Lomas y Manchobas en 1914 con trazas de casina montañesa para el médico gallego Camilo Calleja García. Dispone de torre, balcones y terrazas con barandillas de madera y una ventana de repisa redondeada, bow-window, mirando al mar, en la planta baja 


Bajo un alto pino tomamos la calle transversal, pues vamos a ver su fachada sur y la de Villa San Pedro


Esta de la izquierda es la citada Casa de Alejandro Pidal, pero la veremos mejor a la vuelta. Poco más allá están el río San Pedro, la N-632 y la carretera que sube a Sebreñu


A la derecha el portón de la Casa del Doctor Calleja. Reparemos en sus grandes ventanales del piso bajo y arriba la soberbia terraza. También en el porche con escaleras


Calle Dionisio Ruisánchez una vez más: ahora iremos a la derecha. Esta que tenemos enfrente es la Casa de los Duques de Tarancón, Juan Bautista Muñoz y Bernaldo de Quirós y doña Ángeles Cañedo, construida en 1925


Puede tratarse de una de las primeras de Santa Marina que no se hicieron exactamente en primera línea de playa


Blasón en la fachada con la heráldica de los apellidos del matrimonio


Vemos en todo su esplendor la fachada sur de Casa del Doctor Calleja, con su torre y terrazas, en medio de esta hermosa quinta arbolada


Atención a un muy importante detalle en el porche


Placa de cerámica con los apellidos de los arquitectos y la fecha de construcción, 1914


Se trata entonces de otra de las casas primerizas que se edificaron ante esta playa


Fijémonos también en los grandes aleros de madera de los tejados, que le confieren este aire montañés


También de marcada influencia barroca montañesa, y más separada de la calle, Villa San Pedro, proyectada en 1917 por García Lomas y su socio Urbano de Manchobas para la suegra del primero, Emma Tiedemann, considerado uno de los más "ampulosos, esbeltos y regios" de los palacetes construidos en Santa Marina. Tal es que asemeja una casona solariega, con visos de torre


Destacan el arco de medio punto de la entrada principal, la escalera de piedra, acceso a la casa desde el jardín, el corredor entre cortafuegos y las ventanas sobre ménsulas redondeadas. Parece ser que Emma Tiedemann la vendería también poco después de su construcción a Pedro Pidal y Bernaldo de Quirós"el hijo del Zar", es decir, del Zar de Asturias, Alejandro Pidal y Mon, antiguo ministro de Fomento en 1884 con Cánovas del Castillo, tras fundar tres años antes el partido Unión Católica, el cual era de directriz tan marcadamente confesional que, siguiendo instrucciones del Papa León XIII, acababa de integrarlo en el Partido Liberal Conservador. Fue también miembro de la Real Academia Española, numerario de la Real Academia de la Historia, presidente del Congreso de los Diputados y embajador de España en la Santa Sede


Esta es la razón por la que sobre la portada de medio punto aparezca el escudo de los Bernaldo de Quirós y en fotos de época aparezca la casa llamada de esta forma


Debajo, la placa con el año de construcción y el apellido delos arquitectos, los mismos que la anterior


En el blasón el famoso lema: 
DESPUÉS DE DIOS LA CASA DE QUIRÓS

Al lado de la entrada, en la calle, la casa del servicio, con las cocheras abajo


Y ahora, como solemos hacer para admirar estas fachadas por la parte de la playa, regresamos por donde hemos venido al Paseo de Santa Marina, pasando de nuevo junto a la casa del Doctor Calleja.


A la derecha de la calle vamos a fijarnos mejor ahora en la Casa de Alejandro Pidal, otra de las influenciadas por el estilo cottage inglés que vemos en este itinerario por Santa Marina


Presenta gran tejado a dos aguas, altas chimeneas y buhardillas. Crecen la hiedra y la buganvilla, plantas trepadoras con importantes propiedades térmicas para el interior de la vivienda. A la derecha asoma la ya mencionada casa del servicio 


Y ya retornamos una vez más al paseo, donde podremos seguir contemplando el maravilloso paisaje de esta encantadora e inolvidable concha


Esta es una imagen de la playa con marea alta, algo muy a tener en cuenta para quien no está familiarizado con las aguas del Cantábrico


A lo lejos, más allá de Villa Rosario, unas casas, L'Espinu, cerca de los acantilados de L'Atalaya y El Pedralín. En lo alto de La Cuesta y muy cerca del Infiernu, esto es, de los famosos acantilados de L'Infiernu, próximos al Camino y que pueden visitarse en un corto desvío según venimos de Cuerres y Toriellu


Tanto en La Cuesta como en el Monte Corberu y L'Atalaya existieron fortificaciones desde tiempo inmemorial. Al no haber estado nunca fortificada, Ribadesella/Ribeseya basaba su defensa en la propia orografía, los altos sobre la ría y la ría misma. En el siglo XVI fue puerto de refugio de todo tipo de buques amenazados por el célebre corsario inglés Francis Drake, cuando merodeaba por estas costas


A partir de esa centuria, la silueta de la ermita de Guía o La Guía sería una muy buena referencia visual para embocar la entrada al puerto. La propia advocación, guía de los caminos del mar y de la tierra, estaría directamente relacionada con esta función


Ya a principios del siglo XX sería La Farola, luego El Farín de la Grúa, pasaría a cumplir esta función, orientando a los marineros en el proceloso mar. Guillermo González, el gran cronista de esta villa y concejo, escribía estas impresiones marinas en sus Estampas riosellanas:
«Todos los que nacimos a orillas de la mar y sus arrullos mecieron nuestras cunas estamos esclavizados por ella. Sus calmas agobiantes y sus terribles cóleras cuando su sinfonía implacable ataca y barre El Caballu, el Pozu del Airón y La Atalaya, marchaban al unísono con las alternativas de nuestro corazón»

 Reconocemos ahora muy bien la formación rocosa de La Punta'l Caballu, el flysch, sedimentos de capas de rocas dura muy espectaculares. Si nos fijamos veremos gente recorriéndolas

Ahí es donde estuvo La Cetárea, el malogrado criadero de mariscos cuyo edificio fue derribado por costas en 2007, aunque se conserva la piscina, pues aprovechaba la forma natural de ese cabo calizo


Se reconoce muy bien el zigzagueante camino que comunica el Paseo de la Grúa con la ermita de Guía. Por él bajábamos nosotros en el artículo que dedicábamos a conocerla, subiendo desde Santa Ana. No está obviamente en el mismo Camino de Santiago pero es una maravilla conocer el lugar y sus vistas


Se sabe que antiguamente, cuando estaba aquí el Torrejón de los Tiros, no existían ni este ni el camino se sirga, luego Paseo de la Grúa, y se accedía a la fortificación a través de un sendero por la ladera del Monte Corberu


Antaño era este el lugar de paseo de muchas parejas, e incluso, en tiempos de hambre y miseria, la dura y larga posguerra, el viaje de novios de no pocos recién casados. En el apartado Les muyeres riosellanes, de la página del Ayuntamiento, se recogen algunos testimonios:
"El poco tiempo libre que les permitía el trabajo, ya de mozas, celebraban las Fiestas de Santa Marina, la Fiesta de Les Piragües o de la Virgen de Guía, a quien tienen gran devoción por ser la patrona. El muelle además de para trabajar servía para cortexar o ligar y así se casaban celebrándolo con los pocos medios de los que disponían:

 "Comimos garbanzos con los que llenamos la barriga, fuimos de paseo a La Grúa y después al cine: esi mismu día cuando íbamos paseando decíanme los que me vieron: ¡madre vas muy guapa! iba con un traje de chaqueta que mi había hechu la modista."

El paseo de La Grúa era por entonces destino habitual para muchos de los nuevos matrimonios.
"De viaje de novios fuimos a La Grúa, no teníamos perres y quedábannos veinte duros porque guardelos yo en una jarra, pa tener algo pa comer. Había una caseta al final de la Grúa y en ella Tino "el prácticu" tenía unos antiojos que se veían los barcos de fuera. Cogímoslos y así vimos el mundu."

Un ancla, frente al edificio de la derecha, en la explanada, es el Monumento al Monumento al Marinero, con una placa a sus pies y una poesía de Alfonso Camín referida a Ribadesella/Ribeseya:
¡Villa trocada en navío
no sabremos al despertar,
si el bajel penetró en el río
o ha tendido la vela al mar!

El camino de Guía está perfectamente acondicionado y, como el Paseo de la Grúa o este de Santa Marina. Todo él es un gran mirador


Algunos de los cañones que estaban en la batería de Guía fueron recuperados tras haber sido tirados al mar durante la francesada. Se planeaba empelarlos en las siguientes guerras, las carlistadas, pero no llegaron a emplearse en combate, por lo que se reaprovecharon en el puerto, instalados en vertical, para amarre de los buques


Ese reaprovechamiento permitió recuperarlos y volverlos a instalar en 1999 en su emplazamiento original, en lo alto del cerro de Guía, donde se conservan los muros del antiguo fuerte


De la capilla reconocemos su portada oeste y su magnífica portada sur de piedra de sillería, típicamente renacentista. Sobre la oeste hay un óculo y arriba está la espadaña del campanario. Detrás, un gran paredón almenado cierra el lugar donde estaba el ábside o cabecera, desaparecido en 1892 afectado por un argayu o desprendimiento de la pared acantilada situada a su espalda



Continuamos nuestro recorrido por el que ya es el último tramo que nos aguarda antes de dejar esta fantástica playa, de la que también dice Guillermo, el cronista:
«Ribadesella es la única playa de Europa que reúne esta condición: te estás bañando en ella a las dos de la tarde y a las tres estás en el lago Enol, a mil metros de altura, en pleno macizo de los Picos de Europa, viendo rebecos y nieves perpetuas»

A la izquierda la fachada de la Casa del Doctor Calleja orientada a la playa. Ahora sí que vemos bien la ventana bow window bajo la torre, a la derecha


Eucaliptos u ocalitos. En un principio se plantaron como un árbol exótico y ornamental más, como este fue el caso. Más adelante se emplearon para la minería (estiba de las galerías) y construcción. En la actualidad se planta masivamente para la industria papelera...


El Monte Somos, ya lo hemos dicho, es un ejemplo de ello, tanto es así que no se llega ni a ver el faro desde ningún lugar de esta concha. En este momento, y volviendo a ver La Punta'l Pozu, hemos de recordar que el grupo de folk riosellano Baxel tituló su primer disco El Cantar del Simpatías


Un largo muro de piedra cierra Villa San Pedro, de la que vemos ahora sus fachadas este y sur. La finca, como otras, empezando por la de la Marquesa de Argüelles, disponía de su cancha de tenis, lo que facilitó que Enrique Chapa, uno de los hermanos herederos de la villa por parte de madre, recuperasen este deporte en el lugar en el verano de 2013, tal y como se desprende de este artículo de Patricia Martínez a fecha 19 de agosto de aquel año:
"El campo original era de tierra batida, pero para su rehabilitación se han decantado por la hierba natural. «Hasta ahora hemos utilizado esta parte de la finca como jardín, por lo que tampoco quería perder esa estampa verde», explica el propietario. Fue durante la Guerra Civil Española cuando la pista original cayó en desuso y acabó por perderse, al volver a habitarse en 1939 los inquilinos dejaron que la arena se convirtiese en prado y 'Villa San Pedro' se quedó sin terreno de juego. Enrique Chapa es aficionado al tenis, y como él mismo cuenta tomó la idea de un amigo que posee una pista de condiciones similares a la que ahora estrena el madrileño. 
La obras de acondicionamiento del terreno se iniciaron en el mes de mayo. Facilitó el proceso que en esa parcela ya hubiera habido una pista antes, puesto que algunos elementos del campo inicial se pudieron aprovechar, siendo éste el caso del drenaje subterráneo o los huecos para instalar la red de tenis. El primer paso del proceso fue matar con herbicidas la hierba existente. Una vez fumigado se procedió a echar treinta toneladas de arena sobre el terreno para conseguir la nivelación perfecta, además de realizar la instalación de riego automático. Enrique Chapa acudió a Marco Mortera, hijo de Antonio Mortera, presidente del Club de Golf de Castiello para replantar el terreno. «Fue él quien me recomendó que utilizase semilla de agrostis, la misma que se usa para los greens de los campos de golf», explica. 
El cuidado de una pista de estas características requiere tiempo y dedicación, pues «hay que cortar el césped dos o tres veces por semana». En cuanto a las líneas blancas que marcan los límites del campo no es necesario pintarlas siempre que se corta la hierba, pero si «repasarlas de vez en cuando, pues si no acaban por borrarse». 
Pese a que reconoce que ya ha probado la pista, reserva su raqueta para el día de la inauguración. El acto de apertura tendrá lugar hoy mismo y contará con la presencia del ex jugador profesional Juan Avendaño. El luanquín ha pasado a la historia tenística nacional por ser el único asturiano entre los 66 tenistas que han representado a nuestro país en la Copa Davis. Como capitán del equipo ganó el primer título para España en el año 2000 y repitió cuatro años más tarde levantando la segunda Ensaladera en tierras sevillanas. El anfitrión contará además con un nutrido grupo de amistades llegadas desde Comillas así como de Ribadesella."

Apreciamos en su estructura y detalles que, además del estilo regionalista montañés se nota la influencia inspiradora del barroco cántabro. Las bolas herrerianas a los lados del tejadillo que protege la plata baja de los vientos del norte no deberían tampoco de pasarnos desapercibidas


Es digno de admiración cómo los arquitectos se amoldaban a gustos y presupuestos, haciendo todo tipo de estilos, desde los más sencillos a los más modernistas, tradicionales, señoriales, etc. Veamos las tres grandes ventanas-mirador de la planta alta y, de nuevo, los grandes aleros de madera sobresalientes del tejado


Será después, cuando nos asomemos a ver la esquina de la fachada sur con la fachada oeste cuando veamos algo que tampoco ha de pasarnos desapercibido


La imagen de San Pedro, colocada en una hornacina en la misma esquina. Es fácil de reconocer por las llaves del cielo en la mano. El santo de Pedro Pidal, el Marqués de Villaviciosa...


A continuación, tras el seto a la izquierda, asoma el último de los chalets de la primigenias ciudad-jardín de Santa Marina, el del Chalet de Aledo


Es del año 1919 y se trata de otra obra de la sociedad de arquitectos Lomas y Manchobas, en este caso para el banquero Ignacio Herrero de Collantes, propietario del Banco Herrero e hijo de su fundador. Persona de notables inquietudes culturales, fue miembro de la Real Academia de la Historia. Esta es su biografía en Wikipedia:
"Hijo de Policarpo Herrero Vázquez y de Teresa de Collantes, estudió Derecho en la Universidad de Oviedo y pasó temporadas en París y Madrid para completar su formación. Fue cinco veces diputado (desde 1914 a 1923). Su padre fue el fundador del Banco Herrero, banco del que fue consejero desde su fundación en 1911 y presidente a la muerte de su padre, en 1929. El banco desapareció como persona jurídica en septiembre de 2002 (entrando en el grupo del Banco Sabadell). Presidente de la Hidroeléctrica del Cantábrico desde 1929,​ en 1932 tomó la presidencia del Banco Hispano Americano, y en 1940, la de la Unión Española de Explosivos.​

Su entrada en la Real Academia de la Historia el 6 de mayo de 1949 (y toma de posesión el 15 de enero de 1950) se debió a su interés e investigaciones sobre el patrimonio y el folclore español, dejando una colección de 35.000 fotografías hechas en sus viajes por toda España. También sus publicaciones contribuyeron al conocimiento del patrimonio histórico-artístico español dentro y fuera de España."

Una magna información de todas estas casonas podemos hallarla en el libro Baños de Mar en Ribadesella 1890-1936, de Covadonga Álvarez Quintana, publicada por la Asociación de Amigos de Ribadesella


Llegando a la Rampa 6 estimamos oportuno hacer un alto y descansar, bien bajando a la playa a echarnos sobre la suave arena, tal vez a darnos un chapuzón si es verano (atención a los servicios de salvamentos), o también, por qué no, sentándonos a tomar algo en alguna de estas terrazas, antes de dejar este  inolvidable Paseo de Santa Marina y, saliendo del casco urbano, tomar el camino del valle del Ríu San Pedru hacia el pueblo de este nombre, subiendo a Abéu, parroquia de  San Esteban y de allí continuar a Vega o parar en su albergue de peregrinos






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