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sábado, 30 de julio de 2022

NIEMBRU: LA FORTALEZA SAGRADA EN LOS ACCESOS A LAS PLAYAS DE TORANDA Y TORIMBIA (LLANES ASTURIAS)

  

Niembru y el arenal de La Parrera en la Playa la Entrada. Ría de El Vau, arriba el monte El Llanu

Sobre la orilla de la ría que forma el Ríu Calabres en su desembocadura, El Vau, el pueblo de Niembru fue de los que formaron la parroquia de Barru cuando esta se escindió de la de Celoriu el 5 de enero de 1788, una aspiración vecinal que seguramente se hizo realidad gracias a la influencia de José Sobrino Majón, natural de Niembru y oficial mayor de la Secretaría del Consejo Indias. Pueblo eminentemente turístico y residencial en la actualidad, aún guarda reminiscencias de su pasado marinero en las pequeñas lanchas varadas en su arenal de La Parrera, parte de la Playa la Entrada, cerca de la boca del estuario, y las verdes erías que se extienden por la costa hacia La Punta Prietu o Cabu Prietu

La carretera LLN-11 comunica Barru, cabeza de la parroquia, con Niembru bordeando El Vau por el sur. Una buena acera nos permite caminar por ella contemplando un espléndido paisaje ribereño hasta cruzar La Puente, el puente del Ríu Calabres, pero poco antes de la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores, construida entre 1794 y 1797 para esta por entonces naciente parroquia, dejamos el asfalto para tomar el viejo camino empedrado que sube por el bosque situado a sus espaldas

Saliendo del bosque tenemos tenemos ante nosotros una maravillosa a vista de Niembru, extendido con sus casas mirando al sur, por la ladera más oriental del monte Los Llanos, El Llanu, El Llanu la Cuesta, o La Cuesta Niembru, que de todas estas formas se le conoce

Por el barrio alto, El Cubiyón, sube el Camino que se dirige a la famosa Playa de Torimbia , que el periódico The Guardian incluyó en 2022 entre las cincuenta mejores playas del mundo, donde hay seis españolas

Por abajo, barrio de Socuetu, va el camino hacia otra playa no menos paradisiaca, Toranda, situada también poco más allá del pueblo y muy visitada en verano. Si se tiene oportunidad no deberíamos dejar pasar la ocasión de visitarlas

El Camino no pasa por las playas pero estas sí están bastante cerca. Si bien entendemos que los peregrinos no pueden estar desviándose continuamente ni deteniéndose para verlo todo, no queremos pasar sin señalar que para dirigirnos a ellas podríamos desde aquí ir prado abajo hasta la carretera y tomar el camino correspondiente a cada playa, o bien haber seguido esta LLN-11 desde La Puente pasando por la iglesia hasta llegar a Niembru

También podemos seguir este camino, sin desviarnos, hasta la bifurcación a ambas playas existente al otro extremo de Niembru, encrucijada a la que enseguida vamos a llegar, tras cruzar la carretera hacia el barrio de El Valle, al oeste del pueblo

El camino a Torimbia, tras subir por El Cubiyón, baja a Torimbia por El Castiellu, colina cuya planicie asoma un poco más atrás y a la derecha de El Llanu, impresionante atalaya y mirador costero donde se han localizado señales de una fortificación pendiente aún de estudios amplios y excavaciones arqueológicas: podría ser un castro de la Edad del Hierro que guardaba estas ensenadas que fueron antaño fondeaderos naturales, o un torreón romano o medieval con la misma función

Existe también el topónimo La Garita en ese lugar, atalaya de vigilancia ballenera y de embarcaciones corsarias que debió estar en uso hasta el siglo XIX. El propio topónimo Niembru podría estar relacionado con este recinto fortificado, del celta galo y latín nemus-oris (bosque o monte sagrado) y el céltico briga, montaña, altura, lugar fortificado. Estaríamos pues en un nemeton o santuario natural con un monte fortificado o briga, esto es, una de las célebres nemetobrigas que han dado nombre a tantos lugares de Europa: las fortalezas del monte sagrado

El monte sagrado podría ser, por ejemplo, El Llanu, una de las famosas sierras planas del concejo de Llanes, en cuya meseta hay una laguna, El Llau, de gran importancia ornitológica. Es sabido que estas lagunas de las montañas eran especialmente apreciadas por las religiones antiguas, a las que se arrojaban ofrendas, espacios naturales que formaban un claro rodeado de bosques, el nemeton o santuario natural, bosques transformados en pastos desde tiempo inmemorial y hoy plantados intensamente de eucaliptos para la industria papelera

A poco que nos fijemos, nos daremos cuenta, en la fisonomía de las casas, de dos tipos de construcciones, unas son las casas antiguas, con sus corredores y con sus galerías, también con alguna casona de balcones. Niembru fue pueblo campesino pero también marinero, siendo antaño famosas sus lanchas langosteras. Más antiguamente fue incluso puerto comercial cuya época dorada se prolongó los siglos XVI, XVII y XVIII, aunque siempre supeditado a Llanes. Se exportaban, normalmente a puertos franceses, grandes cantidades de madera y frutos secos y en 1635 pidió licencia para la exportación de 30 millones de naranjas producidas en el propio pueblo y en el vecino de Barru


Luego están las casas construidas con el boom turístico, muchas dedicadas a segunda residencia o al turismo rural. También veremos varios establecimientos de hostelería, ahí por ejemplo y en la misma carretera está por ejemplo el restaurante Al Debalu, especializado en parrilla de carne y mariscos del Cantábrico. Un poco más arriba y a su derecha los apartamentos y habitaciones de Casa Mariví


Más a la derecha vemos el camino que se dirige a Toranda, donde está el Hotel la Portilla. Las casas antiguas han sido también restauradas o reformadas y en buena parte con idénticos fines. Durante los meses veraniegos el pueblo es bullicioso y los accesos a las playas, sus aparcamientos y los mismos arenales, incluso masificados, pero al acabar estos el pueblo, como tantos de Llanes y de la costa Cantábrica, es casi solitario, viviendo de manera permanente un menguante número de vecinos. Por ejemplo, a 1 de enero de 2021 había 177 empadronados, siete menos que un años antes según datos del INE


Sin embargo en verano esta cantidad se multiplica varias veces en lo relativo a residentes y visitantes asiduos que se alojan aquí o en las cercanías, alguno incluso muy famoso, desplegándose entonces grandes reportajes en las revistas de sociedad y correspondientes páginas de los periódicos, además de los programas del corazón e incluso informativos. Ahí en la carretera por ejemplo, en el barrio de Socuetu, está el bar que lleva el nombre de la ciudad de Tlaxcala, en México, país de grandísima emigración asturiana y en concreto llanisca, un lugar muy frecuentado por quien fuera el vicepresidente del gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, el "veraneante afable, con gorra, bañador y chanclas"  que desde el cercano pueblo de Bricia venía a Niembru camino de Toranda y era asiduo de las partidas de mus en este bar, como leemos en la página de la cadena Cope:
"Durante las más de tres décadas que Alfedo Pérez Rubalcaba veraneó en un pueblecito de la costa oriental de Asturias forjó una estela de respeto y cariño entre los vecinos que, apenados por su muerte, le recordaban hoy como un hombre afable que iba siempre en bañador, con gorra y chanclas.

Todos los años, durante más de 30, Rubalcaba alquilaba una casa de tres plantas en Bricia, un conglomerado de apenas 20 casas cerca de Posada de Llanes, con otros dos matrimonios y un amigo.

En ese grupo estaba Jaime Lissavetzky, su inseparable compañero de mus, con quien disputó memorables partidas en el Bar Tlaxcala, de Niembro, teniendo casi siempre como contrincante al que fuera alcalde de Llanes, presidente del Principado y delegado del Gobierno, Antonio Trevín.

Casi todas las tardes, a eso de las cinco y media, Rubalcaba y su amigo Lissavetzky, ex secretario de Estado para el Deporte, caminaban desde la playa de Toranda hasta el bar para disputar la partida de mus y discutir de fútbol.

Raquel Corral, la dueña del establecimiento, le ha recordado como "un hombre cariñoso y simpático" que "era tremendo" por sus bromas y su sentido del humor muchas veces crítico.

Llegaba, encendía un puro, aunque desde hace como quince años había dejado de fumar por prescripción médica, y pedía que le pusieran algo de deportes en la televisión, como buen apasionado que era del atletismo y del Real Madrid.

Durante las más de tres décadas que Alfredo Pérez Rubalcaba veraneó en un pueblecito de la costa oriental de Asturias forjó una estela de respeto y cariño entre los vecinos que, apenados por su muerte, le recordaban hoy como un hombre afable que iba siempre en bañador, con gorra y chanclas.

Todos los años, durante más de 30, Rubalcaba alquilaba una casa de tres plantas en Bricia, un conglomerado de apenas 20 casas cerca de Posada de Llanes, con otros dos matrimonios y un amigo.

En ese grupo estaba Jaime Lissavetzky, su inseparable compañero de mus, con quien disputó memorables partidas en el Bar Tlaxcala, de Niembro, teniendo casi siempre como contrincante al que fuera alcalde de Llanes, presidente del Principado y delegado del Gobierno, Antonio Trevín.

Casi todas las tardes, a eso de las cinco y media, Rubalcaba y su amigo Lissavetzky, ex secretario de Estado para el Deporte, caminaban desde la playa de Toranda hasta el bar para disputar la partida de mus y discutir de fútbol.

Raquel Corral, la dueña del establecimiento, le ha recordado como "un hombre cariñoso y simpático" que "era tremendo" por sus bromas y su sentido del humor muchas veces crítico.

Llegaba, encendía un puro, aunque desde hace como quince años había dejado de fumar por prescripción médica, y pedía que le pusieran algo de deportes en la televisión, como buen apasionado que era del atletismo y del Real Madrid

Hacia 1986, el exvicepresidente "llegó a este pueblo cuando no era nadie y siguió viniendo, con su esposa Pilar Goya y un grupo de amigos", ha relatado la dueña del bar. Durante sus vacaciones, pocas veces se le vio al político vestido con chaqueta y corbata, sólo en algún acto oficial o en algún funeral, porque su "uniforme" desde que llegaba hasta que se iba era el bañador, la gorra y las chanclas..."

Justo encima, en lo alto del cueto boscoso que se extiende entre el pueblo, lugar de La Moría, y la boca del estuario, está El Palaciu, antigua casona muy transformada donde se sabe hubo una fortificación que guardaría la ensenada, tal y como apuntan en la Asociación Española de Amigos delos Castillos:

"Este palacio desaparecido conserva restos de grandes muros que recuerdan una fortificación"

En un gran claro del bosque de El Palaciu se extiende actualmente la finca y mansión propiedad del empresario astur-mexicano Juan Antonio Pérez-Simón, también destacado coleccionista de arte que recibe visitas de numerosos amigos, industriales, actores, artistas y grandes magnates de relevancia mundial. Esta es su biografía, extraída de Wikipedia:

"Juan Antonio Pérez Simón (TuranzasLlanes, 8 de mayo de 1941)​ es un hombre de negocios y coleccionista de arte español, concretamente asturiano, residente en México. Se hizo rico gracias al negocio de las telecomunicaciones.​ Pérez Simón ha conformado una de las mejores bibliotecas privadas de México y una colección de más de 3000 pinturas, incluyendo obras de DalíGoyaEl GrecoRubensVan Gogh y Monet.​ En 2010, Paris Match la describió como la colección privada más grande del mundo
Pérez Simón tenía solo 5 años cuando su familia emigró de Llanes a México. No eran muy adinerados. Viajando por mar durante 28 días en tercera clase y pasando un mes en Cuba, eventualmente, llegaron a Ciudad de México. El padre de Pérez Simón trabajó en el negocio de las bebidas y su hijo se autoeducaba en economía y contabilidad. Pérez Simón conoció a Carlos Slim cuando ambos aún eran jóvenes. Entraron en Grupo Carso, uno de los conglomerados empresariales más importantes de Latinoamérica, como socios en 1976 donde Pérez Simón tenía una inversión del 30% del total.​ En mayo del 2014, la firma capitalizó en el mercado de acciones por más de 12 billones de dólares. 
El interés de Pérez Simón por el arte comenzó en su adolescencia. Empezó coleccionando a sus 20 años; primero, impresiones baratas de pinturas del paisaje mexicano, ya que en ese entonces él y su esposa no tenían mucho dinero. Al día de hoy, la colección de Pérez Simón incluye obras del siglo XIV en adelante; pero él no disfruta del arte contemporáneo, sintiendo que es muy intelectual y falto de emoción. 
Grupo Carso tiene su propio museo, y Pérez Simón está en coordinación con su socio Carlos Slim para así no competir el uno con el otro por las mismas obras. Pérez Simón afirma no rechazar nunca una solicitud de préstamo de alguno de sus cuadros. 

Entre las obras más destacables de la colección, se cuentan el Retrato de Teresa de Vallabriga de Francisco de Goya y La Ascensión de Cristo de Salvador Dalí, junto a ejemplos entre los primitivos italianos y el siglo XVIII: Spinello AretinoBronzinoLucas Cranach el ViejoAlonso Sánchez CoelloRubensVan DyckDavid Teniers el JovenFerdinand BolJosé de RiberaBartolomé Esteban MurilloLuca GiordanoCanalettoGiambattista Tiepolo... Uno de los puntos fuertes de la colección es la pintura victoriana, y hay además un repertorio impresionista y de finales del siglo XIX (Camille PissarroMonetPaul GauguinVan GoghCézanne) así como del siglo XX, desde Pablo PicassoJoan Miró y Julio Romero de Torres hasta Leonora CarringtonDavid Alfaro SiqueirosTamara de Lempicka y artistas aún en activo como Eduardo Arroyo y Antonio López"


Según leemos también en Wikipedia, Pérez Simón estuvo casado con Josefina Carrera, con quien tiene una hija, María José, y dos nietos. Tras la separación del matrimonio mantiene una relación sentimental con Silvia-Gómez Cuétara, heredera del imperio de las galletas Cuétara. El 15 de agosto de 2012 por ejemplo, La Nueva España daba la noticia de una de sus estancias en Niembru titulándola El veraneo sereno de "la Divina":, donde se dan también interesantes detalles del palacio
"Pocas salidas, largos paseos, descanso y mucha tranquilidad. El veraneo llanisco del empresario y coleccionista de arte astur-mexicano Juan Antonio Pérez Simón y la mujer con la que en la actualidad se le relaciona sentimentalmente, Silvia Gómez-Cuétara Novoa, está resultando reposado y sereno. La pareja apenas si se ha dejado ver fuera de la finca que el emprendedor tiene en un paraje espectacular: sobre la bahía de Niembro, en Llanes. La pareja prefiere recibir allí a sus amistades, a las que agasajan con fiestas, actuaciones folklóricas y convites.

Pérez Simón llegó a Llanes en los primeros días del mes de julio. Silvia Gómez-Cuétara Novoa, conocida con el sobrenombre de «la Divina», lo hizo una semana más tarde. Desde entonces sólo se han dejado ver en Llanes, Ribadesella y Oviedo. En la villa llanisca la pareja disfrutó una tarde del paseo de San Pedro, uno de los parajes más espectaculares de la costa cantábrica, y se detuvo en el restaurante La Marina, situado junto al puerto local, y en la terraza de la sidrería El Cuera, en la céntrica plaza de Parres Sobrino.

También se ha visto a la pareja dar un largo paseo por la villa de Ribadesella. Y, en compañía del cantante lírico Plácido Domingo y su esposa, Marta Ornelas, visitaron el Museo de Bellas Artes de Oviedo. Pérez Simón y «la Divina» pasaron unos días en Niembro con el tenor y su esposa, a los que invitaron con motivo de sus bodas de oro matrimoniales.

Tras recoger a Domingo y Ornelas con su avión privado en Verona (Italia), ambas parejas visitaron la localidad vasca de Guetaria, de donde era oriunda la madre de Plácido Domingo, y luego se trasladaron a Niembro, donde el tenor y su esposa permanecieron dos días, antes de regresar a Italia, de nuevo a bordo del avión privado del empresario, natural de la aldea de Turanzas, de la que salió hacia América con sólo 5 años de edad.

Pérez Simón, de 71 años, y «la Divina», de 48, descendiente de la familia fundadora de la empresa de galletas Cuétara y viuda del empresario Luis García Cereceda, han convocado varias fiestas este verano en la finca de Niembro, coronada por un enorme chalé, con, entre otros servicios, piscina interior climatizada. En una de estas celebraciones, organizada el pasado día 4, estuvieron presentes integrantes de destacadas familias de emigrantes españoles en México; los ex presidentes regionales, el asturiano Juan Luis Rodríguez-Vigil y el cántabro Juan Hormaechea; la nieta de Franco Carmen Martínez-Bordiu; así como Jaime de Marichalar, ex marido de la infanta Elena de Borbón.

Pérez Simón, amigo de las jornadas de relax en su residencia de Niembro, ha recibido la visita de su hija, María José, y sus dos nietos, Jorge y Josefina. Y ha salido aún menos si cabe este año que en anteriores estancias en Llanes. De hecho, el empresario ni siquiera ha visitado todavía el parque nacional de los Picos de Europa, un espacio natural al que suele acercarse todos los veranos.

Las personas que han tratado con «la Divina» durante su estancia en Llanes no reparan en alabanzas. Aseguran que es una mujer de trato exquisito, dulce, amable y cariñosa. Silvia Gómez-Cuétara, que estuvo casada con el abogado Ramón Hermosilla, mantuvo en su día, según algunos medios, una relación sentimental con Carlos Slim, considerado el hombre más rico del mundo, que es a su vez socio y amigo íntimo de Pérez Simón"


Bajo El Palaciu un camino comunica la LLN-11 con el pequeño puerto de Niembru, los marineros desaparecieron a principios del XIX con la implantación del pago de las matrículas de las embarcaciones cuando sólo medio siglo antes había "tres buques mayores de comercio y diez lanchas pesqueras" según datos del erudito Francisco Martínez Marina. Hubo seguidamente una importante tradición pesquera, de pescado de roca o pedreru, siendo célebres sus lanchas langosteras, a las que recuerda con cariño el vecino Fernando Granda en su artículo para La Nueva España El Bau se muere, salvemos El Bau del 3-8-2008
"Las lanchas langosteras de Niembro daban vida al Bau, esa ensenada o ría donde desemboca el río Calabres, el pequeño cauce fluvial que para unos separa Barro de Niembro y para otros es una de las causas de unión de los dos pueblos llaniscos (...)

El Bau y su entorno era también una fuente de vida porque gracias a su resguardo entraban las lanchas de langosteros que daban trabajo y ambiente a los marineros de Niembro, entraban también en sus aguas sabrosas especies de peces, del rodaballo a la lubina, además de dar cobijo a cangrejos (cámbaros se llaman allí), andaricas y hasta gusanas de mar que servían de preciado cebo para los muchos pescadores que se acercaban por el litoral de Llanes..."

Esa tradición marisquera de Niembru se mantiene en La Parrera, otro renombrado restaurante (a loa derecha de la foto que tiene el nombre del arenal ribereño que, formando parte de la Playa la Entrada, no llegamos casi a ver desde aquí por muy poco, en la bocana. Dentro del mundo de los famosos La Parrera también tiene su relevancia, leamos esta parte de la crónica de La Nueva España del 26-7 de 2012 titulada Marta Sánchez recarga pilas en Llanes:

"La cantante Marta Sánchez recargó pilas el pasado fin de semana en Llanes. Pasó unos días de descanso en la localidad de Barro junto a su hija, Paula, y a su novio, el asturiano Hugo Castejón (...)

No era la primera vez que Marta Sánchez elegía Barro para descansar: lo había hecho ya en varias ocasiones desde que, en 2010, comenzara su noviazgo con el economista del Estado ovetense, cuya familia tiene una vivienda en la localidad llanisca desde hace años. Según algunos lugareños, Hugo Castejón ha veraneado en Barro desde bien joven.

Pero la relación de Marta Sánchez con Llanes es incluso anterior a su primer encuentro con Hugo Castejón, ya que una familiar suya es propietaria de un chalé en la vecina localidad de Celorio. Asimismo, la cantante, nacida en Madrid hace 46 años y considerada una de las mejores voces del pop español, había actuado, tal día como hoy en el año 2001 en las fiestas de Santa Ana de Naves de Llanes.

Más aún: la relación entre Marta Sánchez y Hugo Castejón giró desde el primer momento en torno a Llanes. De hecho, la cantante eligió para dar a conocer su noviazgo un evento protagonizado por un llanisco: el empresario Juan Antonio Pérez-Simón. Fue el 5 de octubre de 2010 en Nueva York, durante la entrega de los premios con los que la prestigiosa Hispanic Society of America (HSA) distingue a quienes contribuyen a difundir la cultura y el arte en el ámbito hispano. Pérez-Simón fue galardonado por su labor al frente de la Fundación Juntos Actuando por la Superación (JAPS), que fomenta el desarrollo de proyectos artísticos y que trabaja para acercarlos al gran público en México y España. Marta Sánchez actuó en aquel evento y presentó a su entonces nuevo novio.

La cantante llegó a Barro el viernes. Una de sus primeras paradas fue el restaurante La Parrera, en la localidad de Niembro (...)

La cantante dejó muy buena impresión entre las personas que la atendieron: «Es una chica muy agradable, muy atenta y muy normal, nada engolada», señaló un integrante del equipo de La Parrera. Marta Sánchez pasó inadvertida para la mayoría de los clientes que se encontraban en el restaurante de Niembro. Llevaba gafas de sol y una imagen «muy discreta, nada llamativa». Visitó el vivero de marisco del local en compañía de uno de los propietarios y departió amistosamente con todo el que se le acercó..."

De La Parrera, que vemos desde aquí únicamente parte de su fachada posterior, hallamos un excelente reportaje gastronómico con fotos y textos en el blog Fuego de Mortero de carbayon1970 y del que plasmamos esta suculenta parte:

"Esta a 50mts. del pueblo y a unos 200mts. de la preciosa iglesia que con marea alta se ve de esta manera. Me anunciaron que lo fundamental en La Parrera es darle al marisco y como persona educada y acoplada a tal menester no puse objeción alguna, para la dieta siempre viene bien. 
Comimos en un agradable comedor exterior, una galería acristalada muy luminosa. Me deje llevar y mis amigos tomaron las riendas de la comanda, la indecisión entre centollo y bogavante tuvo fácil solución, ambos. Mientras el marisco se cocía nos entretuvimos con unos ricos bocartes. 
El primero en llegar fue el centollo, un buen ejemplar de 1,5kgs, muy fresco y sabroso, vaya diferencia con los que compro de importación en el supermercado aunque cada cosa en su sitio, ya os comente que esos franceses están bastante bien, sin demasiadas pretensiones, como único objetivo de entretenimiento y beber una botella de sidra. Este es otra cosa, calidad, potencia de sabor…..vamos un centollo como Dios manda. 
Después llego el bogavante azul, una preciosidad, hasta me dio pena pero……..me duro un segundo. A la plancha el marisco es una delicia y este ejemplar de 1,1kgs no podía ser menos, jugoso, prieto, sabroso, babeo solo con recordarlo..." 

Es posible que este fuese el Otero"Altozano que se yergue sobre el pueblo, al este. Orónimo. Citado en 1463", pero también y dada la existencia de una capilla de esta advocación, es también posible que este sea el Cueto de San Pelayo así citado en 1329 en la documentación de la abadía de Celoriu de la que dependía Niembru, estudiada por José A. Álvarez Castrillón en Toponimia medieval del concejo de Llanes en losdocumentos del monasterio de San Salvador de Celoriu, donde leemos qu epodría estar en otro lugar:

"Existe en el pueblo una capilla dedicada a San Pelayo aunque el cueto en el que se asienta no se llama así. Asimismo existió en las cercanías un solar, ahora urbanizado, conocido con idéntica advocación. En cualquier caso los linderos que acompañan la referencia en el documento («en la ería de Niembro, do dizen Villa, que linda a una parte con el cueto de San Pelayo») inducen a ubicarlo en un cueto que no tiene denominación alguna en la actualidad y que se encuentra en el centro del lugar conocido por Villa"


En medio del cruce de la carretera LLN-11, entre Socuetu y La Parrera, está el prau la fiesta de Niembru, que festeja precisamente a San Pelayo en la mencionada capilla de esta advocación, sita al lado de El Palaciu y sobre Socuetu, la cual veremos enseguida. Aquí se alza la monumental Joguera o H.oguera (con hache aspirada), altísimo tronco de ocalito (antes era de álamo), que siguiendo una tradición ancestral se planta en el campo de la romería en muchos pueblos llaniscos y de otros concejos asturianos, es común a numerosos lugares de España y toda Europa y parece su origen puede ser algún rito festivo-religioso y social cuya razón se retrotrae a creencias de cultos naturales de varios milenios atrás


Por si todo ello fuese poco, a escasos metros más al sur de este mismo camino está la prehistórica Cueva de Jonfría o H.onfría, también pronunciada con hache aspirada pero que el Conde de la Vega del Sella, Ricardo Duque de Estrada y Martínez de Morentín, primer gran estudioso de su yacimiento, plasmó como Fonfría y de esta forma se catalogó arqueológicamente desde entonces


Se trata de una cueva con dos entradas donde apareció un conchero del Asturiense y Magdaleniense inferior, culturas de recolectores que perfeccionaron sus técnicas marisqueras hasta tal punto que los concheros son los grandes montones de las conchas de moluscos (lapas, ostras, bígaros, etc.) por los que destacan y se descubren sus asentamientos, en los que suele hallarse su herramienta, el pico asturienseEl estudioso José María Montes Villa publica un muy interesante artículo con fotos de este instrumento, el concreto por el hallado por él mismo en Bañugues (Gozón) en Terrae Antiqvae:
"Hacia el 9.000-8.000 a.C., la suavización del clima a escala global provocó la retirada de los fríos de las sucesivas glaciaciones lo que ocasionó la fusión masiva del hielo de los glaciales y una elevación del nivel del mar, a la vez que el calentamiento de las aguas del mismo. Estos acontecimientos ocasionaron un gran incremento en los recursos disponibles en las costas y los habitantes de la Cornisa Cantábrica aprovecharon esta abundancia de comida, salieron de sus cuevas en el interior y se trasladaron hacia la costa, donde se instalaron en otras en la misma línea costa (Cueva de Pindal) o en sus proximidades (Llanes), o en campamentos o asentamientos en las mismas playas (Bañugues, Verdicio,…).

Las gentes asturienses se especializaron en la explotación de los recursos costeros (“cultura de los concheros”), sus yacimientos se sitúan normalmente sobre la plataforma litoral, en zonas de fácil comunicación, tanto hacia la línea de costa rocosa y de ensenadas como hacia el interior del país. La recogida de crustáceos, percebes, erizos de mar, diversos moluscos, es decir, el marisqueo y la pesca de peces de roca y playa, que se complementa con la caza de ungulados propios de bosque y sotobosque (caballos, corzos, jabalíes y ciervos), especialmente de sus crías, y de otros animales de zonas mas agrestes próximas a la línea de costa (rebecos y cabras), era su actividad principal. 

Así en la costa cantábrica comienza una cultura epipaleolítica propia: el Asturiense, de la que el instrumento lítico más característico y representativo es el “pico asturiense”, elaborado a partir de un canto aplanado con retoque unifacial que lo apunta hasta lograr una herramienta con más metros de filo por kilo de piedra que ninguna de las fabricadas por otras culturas paleolíticas. 

Las dataciones de los concheros por el método del C14 precisan el desarrollo del asturiense cantábrico desde comienzos del VIII milenio hasta poco después de concluido el VI (Mazaculos II en 7.340 +- 440, Coberizas en 5.150 +- 170), prolongándose en un inmediato postasturiense según indican las dataciones de los concheros de Les Pedroses (3.830 +- 180) y La Lloseta (2.510 +- 660), ya en contexto “neolítico”. Las fechas más antiguas del asturiense se solapan con las del aziliense de algunos yacimientos de la zona cantábrica.

Al constituir el aprovechamiento de los recursos marinos la base de la alimentación de la población, el marisqueo se convirtió en una de las actividades principales y para facilitar este trabajo se diseñó una herramienta específica que suplía a lo que en Asturias se conoce como un “cuchillu ferruñosu”, es decir, un cuchillo o navaja vieja y oxidada utilizado para arrancar el marisco (principalmente les llámpares o lapas) de la roca.

 El “picu asturiente” era el “cuchillu ferruñosu” de aquella época. La herramienta se asiría de la manera que se ve en la siguiente fotografía y por golpeo desprendería al marisco de las rocas. Miles de ellas se han encontrado a lo largo de toda la Cornisa Cantábrica desde Biarritz (Francia) hasta Nigrán (Pontevedra). 

Foto de José María Montes Villa en Terrae Antiqvae

El marisco recolectado era consumido en los asentamientos o en las cuevas. Los restos de esas primitivas mariscadas  eran depositados en las proximidades dando lugar a los típicos “concheros” tan abundantes en Asturias y que definen a la cultura asturiense. Si tenían sidra para acompañar al marisco, eso ya no lo sé, pero tampoco seria de extrañar.

 (...) ... se trata de una herramienta de 13 centímetros de longitud por una anchura  máxima de 7 centímetros. La herramienta está tallada en un canto rodado y aplanado de cuarcita (...) eran utilizados en las tareas de marisqueo. Este asentamiento sería un campamento que estaría habitado por un grupo no muy numeroso de gentes dedicadas a la pesca, caza y recolección. 

La talla está realizada por percusión con otro canto y el artesano le dio la forma típica..."

El pico asturiense llegó a tener, como herramienta artesana, una fuerte carga simbólica respecto a su dueño y/o hacedor. Muestra de ello es que, cuando los asturienses entran en contacto con pueblos neolíticos que se asientan en este territorio, entraron en contacto de tal manera que, de la misma manera que en los concheros parecen primitivas vasijas de barro propias de estos nuevos vecinos que dominan ya una alfarería rudimentaria, estos neolíticos adoptan el pico y picos aparecen en sus enterramientos tumulares en lo alto de estas sierras dentro de las nuevas prácticas funerarias  por ellos aportadas

¿Sería este el origen de Niembru como fortaleza sagrada?, si tenemos en cuenta que las siguientes civilizaciones indoeuropeas que trajeron las palabras nemus y briga, raíz de Nemetobriga, mantuvieron los lugares de culto anterior (como en gran parte haría también el cristianismo) habríamos de entender que no sería extraño, no descartándose tampoco que fuese un topónimo referido directamente al lugar o un antropónimo de esa misma raíz lingüística. La actual capilla de San Pelayo, que empezamos a ver un poco a la izquierda encima del Tlaxcala sería tal vez la sucesora de aquellos espacios sagrados que dieron nombre a Niembru

Justo al pie del bosque de El Palaciu, el barrio de Socuetu (so significa debajo, en este caso del cueto) abunda en este viejo topónimo de Niembru. Allí en el Tlaxcala arranca además el camino que desde la LLN-11 se dirige a los arenales de Toranda 

Fijémonos en su soleada galería en el piso superior, balcones en el primero y terraza en el bajo. A su derecha buen balcón con escalera y a su izquierda una casa de corredor, más pequeña. En la página Asturias Activa aparece como Bar mexicano en Niembro:

"El bar Tlaxcala es un tranquilo y agradable bar situado en Niembro, Llanes. Dispone de una agradable terraza donde disfrutar del buen tiempo veraniego.

Ofrece desayunos, chocolates, variedad de infusiones, tapas variadas, pinchos y bocadillos.

El establecimiento está muy próximo a la playa de Niembro, una de las playas más importantes del concejo de Llanes.

También está próxima la Playa de Torimbia, por lo que es un lugar ideal para relajarse comiendo y bebiendo algo con los amigos o familia si decides pasar un día de playa.

Además, el Bar Tlaxcala es la sede de la Peña Sportinguista La Tiendina.

Cerramos los Lunes, excepto en Julio, Agosto y Septiembre"

Algunas fotos de sus especialidades podemos verlas en su página Tlaxcala La Tiendina, la peña sportinguista fue fundada en 2009 y todos los años celebra aquí su fiesta de aniversario con la presencia de jugadores, entrenadores, etc., del Real Sporting de Gijón, entre otras actividades

El pastor eléctrico revela que estos prados son de uso ganadero pues evitan que el ganado pase al Camino. Se extiende ladera abajo hasta la misma carretera, que hay quien dice que se hizo en terrenos antaño posiblemente inundables en las pleamares, por eso el milenario Camín Real de la Costa sigue por lo alto de este cueto y no entra en Niembru hasta llegar al otro extremo del pueblo, a donde siglos ha alcanzarían las mareas

Esta sería entonces una ensenada donde las embarcaciones quedarían, como en tantos puertos antiguos, varadas en bajamar, y las casas de los pescadores, marineros y navieros estarán cuesta arriba mirando a esta rada. Tal vez fuese el origen no solo de las viviendas más antiguas sino también al menos el de algunas casonas señoriales de este pueblo a cuyos habitantes se les llamaba con el apodo de cámbaros (cangrejos) por sus labores marisqueras, de las que escribe la investigadora Maiche Perela Beaumont en la página de la Cofradía de Pescadores Santa Ana de Llanes:

"El puerto de Niembro fue muy importante en cuanto a la captura de centollos, langostas y bogavantes, llegando a tener más de una docena de embarcaciones tripuladas por buenos pescadores como los Hermanos Sustacha, Murúa, Bilbao, Llorente…  
Contaba Luis Fernández Trespalacios, en “El Oriente de Asturias”, que José María Sustacha pescaba en una temporada, sin contar los centollos y bogavantes, alrededor de 1.800 langostas. 
Usaban métodos tradicionales y selectivos, como las nasas que fabricaban durante el invierno para tenerlas listas en el verano que era cuando se abría la veda. 
Las elaboraban con varas de avellano o castaño, las cuales se cortaban cuando la luna se encontraba en cuarto menguante por ser más manejables. Los fondos se hacían con las más gruesas, que trenzaban con madera de parra. Las varas se doblaban sobre un aro de madera separado del fondo y se las hacía coincidir en el centro donde se ponía la boca, dejando entre ellas un espacio de unos cuatro centímetros para que pudieran salir los ejemplares pequeños. También, había nasas de dos bocas, colocadas una en cada esquina. 
Los pescadores de Niembro al cerrarse la costera de la langosta se enrolaban en embarcaciones llaniscas, a donde acudían, antes del amanecer, generalmente andando, teniendo que volver a menudo porque el mal tiempo impedía ir a la mar. 
Para las mujeres de aquel puerto llanisco también fueron tiempos muy duros, y como ejemplo Ramona Gutiérrez, viuda de Murúa, que con una edad avanzada salía de Llanes con una carga de pescado que no bajaba de 30 kilos"

Y la mencionada fortaleza de El Palaciu sería como hemos dicho la protección más inmediata de esta rada. Estamos pues ante un antiguo pueblo marinero que en el siglo XVIII ganó al puerto de Llanes un pleito suscitado por no permitir este la habilitación del muelle local y tener además Niembru que pagar un congrio todos los años por Cuaresma al alcalde.

La fortificación de El Castiellu, cuyo camino ese el mismo que a Torimbia, por El Cubiyón arriba, sería otra antigua defensa portuaria, tal vez mucho más antigua incluso, pues en la Playa Torimbia, bien resguardada, existe también el topónimo La Entrada referido al acceso de embarcaciones. En el libro Marinos, puertos y barcos de la antigua Asturias, a sus autores, Hernán del Frade y Rubén Figaredo, no se les pasa por alto:

"La existencia de un monte del Castillo sobre la entrada de la ría de Niembro, en Llanes exactamente, sobre Torimbia, indica la posible existencia de un puesto de vigilancia costera en ese lugar, más aún si tenemos en cuenta lo privilegiado del lugar, ya que goza de una gran panorámica dela costa asturiana en su extremo oriental. Quizá este topónimo este relacionado con los posibles restos de la colina de La Talá, La Atalaya, junto a cabo Prieto, en donde la existencia de taludes circulares concéntricos, un posible foso y restos de muros indican la posible existencia de una fortificación"

El Camino llanea, ya ha perdido su empedrado pero como vía pecuaria conserva su primitivo trazado desde los tiempos del primitivo poblado de Villa, citado como tal en 1329 por los monjes escribas de Celoriu y del que tampoco conocemos la exacta ubicación, nos dice Álvarez Castrillón:

"Ería situada a mitad de camino de la fuente de H.onfría. En su centro se encuentra el que pudiera ser «cueto de San Pelayo» arriba mencionado (...). Es un enclave privilegiado y bien pudiera haber albergado algún asentamiento, como su nombre invita a imaginar. La proximidad a tres molinos, alguno de ellos de fábrica inmemorial, ayuda a considerar esta hipótesis"

Praderías y bosques en estos parajes habitados desde la alborada de la Humanidad pues no muy lejos, al sur-suroeste, existe otro importantísimo yacimiento prehistórico, La Llera, cerca de Posada, nada menos que ¡cuarenta cuevas!, de las que las más importantes son El Cuetu la MinaLa RieraEl Tebellín y La Cuevona

No son únicamente los yacimientos prehistóricos, con toda su fundamental importancia, sino nada menos que... ¡22,5 kilómetros de galerías ! que son el paraíso de la geología, la espeleología, y de los muchos amantes del impresionante mundo subterráneo que tenemos exactamente bajo nuestros pies. Leemos con placer este resumen que abre el magnífico documento Más de un siglo de exploración espeleológica (1908-2020) en el Karst de La Llera (Llanes, Asturias) de Pablo Solares Villar de la Sociedad y Espeleológica y Barranquista Escar:

"El karst de La Llera (Llanes, Asturias) es uno de los más relevantes del litoral asturiano, con 22,5 km de conductos subterráneos topografiados en la actualidad y con la presencia de cavidades tan destacadas como el Sistema Pradón-Ḥonfría-Arite, con 7,4 km de desarrollo, el Sistema Ḥoulagua-Las Matas, con 4,7 km, o la Cueva'l Tebellín, de 1,6 km. Fruto de una amplia revisión bibliográfica, este artículo repasa la historia de las exploraciones espeleológicas desarrolladas en el sector, año a año: desde 1908 en que se producen las primeras prospecciones arqueológicas en cuevas de La Llera, hasta los trabajos espeleológicos de revisión y topografía que la S.E.B. Escar ha venido desarrollando en la última década. Se establecen algunas conclusiones sobre las fases en que dichas exploraciones se han desarrollado, y se publican en dos tablas el listado de las cuevas topografiadas en La Llera, y el de los clubes y colectivos espeleológicos que han participado en las exploraciones"

Nos acercamos a una espléndida pumarada de manzana de sidra en las inmediaciones de La Barrera. Es tradicional en Asturias, como en tantos lugares, complementar prados de pasto y siega con frutales


En la distancia pero a la vez próximos, los barrios del extremo occidental de Niembru, El Rochel, El Rochelón, Sobrepeña y El Castañedu. Por allí subiremos La Cuesta Niembru hacia L'Amilladeru, donde existió una antigua venta caminera y desde donde contemplaremos una formidable vista de La Peñesanta o Peña Santa en Los Picos de Europa antes de bajar a otra pequeña ría, la de San Antolín, también y como en Celoriu con su playa y monasterio, este relativamente bien conservado (el templo monacal) a pesar de desamortizaciones y polémicas sobre su propiedad, tal vez haciendo gala del triunfo de la famosa sobriedad cisterciense

Es significativo que dos tan importantes monasterios para el devenir histórico de Llanes, San Salvador de Celoriu y San Antolín de Beón o Bedón, estén tan próximos y cercanos, tanto es así que el segundo se integró en el primero como priorato dependiente en el año 1544 con la reordenación benedictina aplicada entre 1517 y 1531 que acabó con un largo periodo de abandono, lo cual tendría sus consecuencias en sus territorios intermedios de influencia, como es este de Niembru, también con dependencia laica de Llanes en sus actividades marineras

Todo serían razones por las que los pueblos de Barru, Niembru y Balmori o Valmori ansiarían su independencia parroquial, algo que socialmente trascendía a lo meramente religioso y que como hemos visto conseguirían en los primeros días de 1788, casi medio siglo antes de la Desamortización que extinguió ambos cenobios

Pasada la pumarada parece el Camino tiende a bajar lentamente en el trayecto a otro de los barrios de Niembru: El Valle


Al sur, una referencia visual y geográfica que nos ha acompañado en nuestras correrías llaniscas desde al menos San Roque L'Acebal, La Peñe Llabres, con sus cotas más alta en La Becerrera (689 m) y Brañueta (693 m). A su izquierda Los Resquilones, que como Llabres forman parte del sector más oriental de la Sierra Villa, separada del Cuera por el Altu la Tornería


Un magnífico reportaje visual de una excursión a esta emblemática Peña situada justo al sur del vecino pueblo de Posada (topónimo caminero por excelencia) la hallamos en el blog Caleyando con Cienfuegospero podremos encontrar muchas más, como en Paseos MontunosLos de las Claras, etc. etc. etc.  Muy cerca están las famosas cuevas de El Cuetu Lledías, no tal vez por su trascendencia para el estudio de la Prehistoria sino todo lo contrario, pues parece se trato de un evidente caso de falsificación arqueológica. Leemos por ejemplo en el Diccionario Geográfico de Asturias:

"Cerca del pueblo, en el lugar de El Cuetu, se halla la polémica Cueva de Lledías, descubierta en 1937 por Cesáreo Cardín, que había sido prospector del historiador conde de la Vega del Sella. Tiene pinturas (ciervos, cabras y bisontes, sobre todo) supuestamente paleolíticas, aunque la mayor parte de los historiadores las consideran de realización reciente"

Un muy recomendable artículo sobre este apasionante tema de la falsificación arqueológica y de lo muy difícil que resulta a veces discernirla, lo que ha sido causa de los flagrantes errores en ese aspecto que afectaron gravemente incluso a cuevas rupestres reales y no falsificadas como Altamira, lo encontramos en Arqueología e Historia en las falsas cuevas prehistóricas de Socampo y El Cuetu Lledías (Llanes, Asturias) de Fructuoso Díaz García y Miguel Polledo González en la revista de arqueología Nailos (21-12-2019)

El camino es una preciosidad, entre prados y dando vista a Niembru y a El Llanu la Cuesta, paso al valle del Ríu Beón o Bedón, en cuya pequeña Ría de San Antolín se emplaza el que fuera monasterio cisterciense de esta advocación

Estamos en La Barrera, topónimo que delata la abundancia de barro en estos terrenos llanos que forman un pequeño y hermoso valle que se extiende desde La Parrera en la Playa la Entrada de la ría de El Vau hasta La Vega, al norte de Bricia, un par de kilómetros escasos más al oeste


En la actualidad, la carretera LLN-11 aprovecha la llanura del valle y traza en ella una larga recta que comunica con Posada a través del citado pueblo de Bricia


Barrios de Socuetu y San Pelayo ya desde otra perspectiva, viendo la capilla de esta advocación en la ladera de El Palaciu, sobre las casas del camino a Toranda desde el Tlaxcala por Casa Mariví, El Casetu y La Portilla


El día de la fiesta de San Pelayo una procesión sale de la capilla camino abajo y sale a la carretera pasando al lado del prau la fiesta dirigiéndose por La Parrera hacia la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Dolores, donde se celebra la misa del patrón de Niembru y se recitan al son de la pandereta y el tambor los famosos cánticos o coplas del Genaro por parte de las mozas vestidas de llaniscas, una tradición por la que se honraba en verso a Genaro Riestra, antiguo alto jerarca del Movimiento que logró importantes y numerosos cargos políticos y públicos en las primeras dos décadas del franquismo y que realizó varias mejoras en Niembru


Realmente el día grande de San Pelayo viene a ser la culminación de toda una semana de festejos en los que se celebran numerosas actividades, como el enramado de fuentes. El corresponsal en Llanes de El Comercio, Guillermo Fernández, escribía así su crónica de la fiesta el 29-6-2014:
"Tras una exitosa semana de actos en honor a San Pelayo, los vecinos de Niembro finiquitaban en el día de ayer su amplio programa festivo con procesión, misa en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Dolores, los cánticos del Genaro y el ofrecimiento del ramo, la subasta de los panes y, por la tarde, suelta de patos en la bahía, espicha y verbena. El jueves habían enramado las fuentes de la localidad y la jornada del viernes estuvo dedicada a los más pequeños con juegos infantiles.
A mediodía de ayer los vecinos se concentraron en la capilla de San Pelayo, ubicada en la parte más alta del pueblo. Y desde allí formaron una concurrida comitiva para caminar en procesión hacia la iglesia parroquial. A la gaita y el tambor abrían la marcha los hermanos Rey, Ángel y José, dos intérpretes de postín llegados desde Vibaño. Tras ellos marchaban dos ramos repletos de pan artesanal y muy bien adornados con hortensias. De arrimar el hombro a uno de ellos se encargaban los lugareños Pablo Granda, Iván Cue, Manuel Bilbao y Álvaro Pérez, mientras que de trasladar el otro se ocupaban Alex Sustacha, Felipe Rivaz, Joan Balmori y Juan Ruisánchez 
Tras los dos ramos aparecían más de medio centenar de niñas y mozas ataviadas en el rico traje de llanisca. Y entonaban las tradicionales coplillas al contrapunto de un tambor en manos de Mariluz Ardisana. Entre las dos largas filas de aldeanas se hacían visibles las andas de San Pelayo, en cuyos varales oficiaban cuatro niños como voluntarios y entusiastas costaleros: Borja Tamargo, Lucas Prada y las hermanas Lara y Alba Rivero. A los pies del santo habían colocado un delicado centro floral con claveles blancos y ramas de paniculata. El párroco, Francisco Panizo, y un elevado número de romeros cerraban la comitiva que recorrió, de punta a punta, toda la geografía de Niembro. 
En la explanada de acceso a la iglesia las mozas formaron un amplio círculo y bajo las ramas de un roble centenario cantaron las tradicionales estrofas del ofrecimiento de los panes del ramo al santo. Se trata de uno de los momentos más emotivos de la fiesta y sin duda, frente a los toques de modernidad actual, uno de los actos que representa un viaje al pasado con cientos de años de historia. 
Al concluir la misa, las mozas, acompañadas por las panderetas y el tambor, entonaron las coplillas del Genaro, unos versos con más de medio siglo de antigüedad que en su día sirvieron para homenajear a Genaro Riestra, el que fuera gobernador civil de Vizcaya, por sus contribuciones en favor del pueblo de Niembro"

Entre la capilla y la casona con jardín y palmeras de la izquierda se ve la cuesta de uno de los caminos que suben a El Palaciu, cuya finca vemos más arriba


Aunque la advocación de San Pelayo está atestiguada en Niembru desde la baja Edad Media (el citado Cueto de San Pelayo de la documentación de San Salvador de Celoriu), la capilla parece algo posterior, tal vez del siglo XVI o XVII con profundas reformas en el XVIII, no sabemos si sobre un santuario anterior medieval o construida ex novo


Seguimos caminando por la zona de La Barrera y avanzando en dirección a los barrios más occidentales del, justo antes de acometer la subida al Llanu la Cuesta, al norte de Bricia, donde existió una venta caminera


También casi al final de Niembru una finca recibe el nombre de La Venta, lo que revela su origen como fonda caminera, hecha como todas que parasen en ellas los grandes viajeros de la antigüedad, los arrieros, artesanos ambulantes (como los célebres tamargos o tejeros de Llanes o los zapateros de Pimiango), pastores trashumantes, etc., los romeros jacobitas y a otros santuarios podían utilizarlas pero preferirían para alojarse los establecimientos de beneficencia a ellos dedicados, los famosos hospitales de peregrinos, como San Roque en Llanes, o los refugios que ofrecían los monasterios como Celoriu y muy seguramente San Antolín



En estas fértiles erías hoy dedicadas a hierba de diente (pasto) y de siega, se plantaban antaño las muy famosas patatas de Niembru, pero fue la marinería de los cámbaros la que se hizo poesía de la mano del genial Celso Amieva :
Marinos de Niembro, al mar nos hacemos
sin que la galerna nos cause emoción.
Al compás de avante que marcan los remos
va como otra proa nuestro corazón

En Niembro suspiran, ansiosas y bellas,
las mozas que esperan vernos regresar
y besos envían hacia las estrellas
que el buen derrotero nos han de marcar

Desde su atalaya, la Virgen de Guía
y el faro de Llanes la mano nos dan
si sobre la cresta de la ola bravía
su danza macabra pone el huracán.

¡Noche en  que el marino arría la vela!
¡Astros en la  del palo mayor!
¡Noche en que a la luna la gaviota vuela!
¡Cánticos que entonan un coro de amor!

¡Noche de verano! ¡Aires de aventura!
¡Mágicas sirenas del cántabro mar!
¡La tierra da el vaho de su calentura!
¡Brilla misteriosa la Estrella Polar!

¡Sol de mediodía. Costa de Esmeralda.
Montañas azules que cierran el sur.
Casita que humea, de un cueto en la falda.
Aves elegantes cruzando el azur.

Pesca milagrosa. Rumbo de regreso.
El torvo exabrupto del palo de Póo.
Lois labios yodados que acendran ya el beso.
¿Está ella en la orilla? ¿No, sí, no, sí, no?

Mozas las de Niembro, las de Cadexana
que veis en la barra los barcos entrar:
¡En vuestras mejillas de fresca manzana,
la sal de los besos va pronto a quemar!


Villa Amelia, en el lugar o barrio de Las Llaviercas, en la mítica Cadexana que era para Celso Amieva el nombre mitológico de Niembru, literalmente la casa de la xana, ninfas míticas pobladoras de fuentes, reminiscencia de culto a las aguas, también con solar en las cuevas, memoria ancestral de sus antiguos moradores. Con una de ellas, la Xana Mega, entabla el poeta este mágico diálogo:
-Dígasme, la xana Mega de la fuente de Laspral
que serena sus cristales en la sombra de un nogal,
la zagalilla que busco, si aquí abrevó su ganado…
-Por mi fontana, zagal, con sus bestias ha pasado.
Mas tú, si te ves sediento, de mi clara linfa bebe:
sobre el limo de la margen, esta huella de un pie breve
te dice que la zagala también templó aquí su sed.
Ven, del sabor de sus labios te endonaré la merced.
-Xana Mega, xana Mega, ¿la sed que abrasa mi labio
no será porque del suyo guarda perenne el resabio?
Yo en tus linfas serenadas de buen grado bebería,
mas temo el encantamiento traicionero de la umbría:
en tus aguas, xana Mega, están acendrando el mal
tres culebras cantarinas con la sombra de un nogal.
-Si llevas ya en tus entrañas el más sutil bebedizo,
¿por qué has temor a ponzoña, por qué guardarte de hechizo?
-¡Ay, yo no sé, xana Mega, qué me habrá dado su boca!
Mi sangre loca circula y el ánima vuela, loca.
La estoy contemplando en todo. El cielo de este país,
del alma inasible de Ella refleja el enigma gris.
¡La oigo en todos los trinos! ¡La huelo en todas las rosas!
¡La toco en todo lo suave! ¡La siento en todas las cosas!
¡Por eso la amo en el Todo! Yo vivo para adorar
su presencia en esta tierra y este cielo y esta mar.
-¿En su ser privilegiado cífrase Naturaleza?
¿En ella el Todo termina y el Todo también empieza?
Luengos siglos llevo oyendo esa infinita canción
que salta de boca en boca pero jamás cambia el son…
-Nidia es Natura lo mismo que Natura es también Nidia
y es la Vida y es la Muerte, la ternura y la perfidia,
el bálsamo y el veneno y el dolor y el regocijo…
Pan es Amor y el Amor es Pan o sino su hijo.
-¡Ay, quien a mí convidara con ese alado tormento!
¡Quién desfallecer me hiciera del dulce envenenamiento!
¡Quién me diera en esta umbría caer rendida, zagal,
cabe el cristal serenado de la fuente de Laspral
donde cantan tres culebras a la sombra de un nogal!

El litoral oriental asturiano del que forma parte la antigua esencia marinera de Niembru, bravo y golpeador, es por ello llamado en su poesía Las Costas de Tor (el dios del martillo):
¿Existe todavía mi sacra mar de Tor 
con sus bárbaras olas, con su espuma bravía, 
con su galerna ciega y con la algarabía 
de sus gaviotas sobre las playas de mi amor? 
¿existe todavía…?


Ahí en la carretera estuvo El Buzu, popular establecimiento de pescados y mariscos de la rula de Llanes y de nombre también muy marinero, tal vez de los antiguos buzos de la ría. También eran célebres sus paellas y la gran gama de postres caseros


En todos estos chigres de Niembru habidos y por haber corría y corre, cómo no, la rica sidra asturiana que también inspiraba a Celso Amieva:
Sidra, bendita seas, ora en chorros aurinos 
de las botellas saltes a vasos cristalinos, 
ora a tarreñes rudas de metales cetrinos, 
ora a los frescos labios de Nidia purpurinos. 
Bendita sea tu espuma, cual mexar de angelinos
 de dulce y rumorosa; benditos gorgorinos 
que de la voz de Nidia humedecéis los trinos 
benditas las manzanas y sus jugos divinos. 
Bendita sea la sidra, pues que a la gaita dota
 de vibraciones celtas y da al cantor la nota. 
Bendito el ijujú que a su conjunto brota.
 Bendito viaje, neña, el que a la astur bebida
 tu cuerpo todo sed a mi salud convida; 
bendito su trayecto, su entrada y su salida

Y en alguno de ellos, no sabemos cuál, el gran escritor Xuan Bello conoció la historia, fabulosa o no, pero de trágico desenlace, tan repetida en nuestras costas, de un submarino alemán que merodeaba frente a la ensenada, pues como él mismo dice

"Me lo contaron en Niembru, tras una comida donde las verdinas con marisco invitaban a soñar distancias y el chupito de orujo blanco calentaba las palabras"

Publica Bello la historia en El Comercio el 5-1-2006 y la titula El Misterio de María, la protagonista:

"Todavía está por escribir, y buena falta que nos hacía, una historia marítima asturiana. Hay capítulos sueltos como los que escribió -muy bien por cierto- José Evaristo Casariego (que no sé por qué aquel señor de capa española que conocí en la Librería Santa Teresa hace tantos años aparece y reaparece en mi memoria con puntualidad casi kantiana) y esas cosas que te encuentras al azar, en papeles viejos comprados en El Fontán, o que alguien te cuenta por pasar el rato sin darle demasiada importancia al asunto. Mientras esperamos y no por ese compendio de historias, que habría de comenzar con las aventuras famosas de Diego de Valdés en China, aquí va un apunte de uno de sus sucesos más extraños: la presencia casi continua, en 1945, de submarinos nazis en nuestras costas. Me lo contaron en Niembru, tras una comida donde las verdinas con marisco invitaban a soñar distancias y el chupito de orujo blanco calentaba las palabras. Andrés, que se ha hecho hace años un chalet en las inmediaciones, y que maldice casi a gritos la urbanización de adosados que están construyendo ahí a un tiro de piedra, se siente como expulsado del paraíso. No es de aquí, sino de Lieres, pero en este concejo de Llanes se encontró, hace ya treinta años, con que la tierra le hablaba en su mismo acento. Ha grabado -la etnografía es su pasión- a todos los ancianos del lugar y tiene preparada, para cuando haya ocasión de publicarla, «una rellación de las cosas chocantes que pasaren en Niembru y rodiada, amás d'unas notas pensatibles jechas n'asturianu de Llanes a la manera de mio señor Montaigne»; ya ha cumplido sesenta años y sigue escribiendo: cuando cumpla setenta y cinco, si el huerco no le da la lata antes, tendrá ya acabada una obra que incluye un diccionario de la lengua del lugar, la transcripción con su notación musical de un millar de canciones y exactamente 366 cuentos que refieren, desde el año de Maricastaña, la historia de Niembru y sus hijuelas.

-Siempre me gustaron los años bisiestos -nos dice para aclarar lo de los 366 cuentos, y añade-: ¿Sabéis que en Inglaterra se celebra el 29 de febrero el día de la propina? Pues eso es lo que yo quiero hacer, darle una propina a Niembru -dice mirando el cementerio sobre el mar y espantando con su mano, inútilmente, el revuelo que momentáneamente han levantado las gaviotas.

En 1945, cuenta confidente, atracó muy cerca de Niembru un submarino nazi. Yo ya había oído hablar de algunos de ellos, tal vez del mismo; los pescadores del puerto de L.luarca vieron uno varias veces y en las tabernas del puerto, llegó la noticia hasta Tinéu, se habló de la nave fantasma que viajaba hacia la Isla Incógnita, esa que no aparece en los mapas; en el puerto de Xixón atracó uno, averiado, y venía cargado de prostitutas que el III Reich destinaba al Frente norteafricano; esta última historia, por cierto, tiene gracia: estuvieron varios meses en Xixón y las prostitutas salieron a ganarse la vida como pudieron, lo que provocó algún problema vecinal. Se habla, incluso, de una manifestación espontánea de las de su gremio quejándose, pues las germanas cobraban menos y hacían cosas que no era decente hacer con dinero de por medio.

Andrés se ríe y me cuenta que el submarino que él me refiere, averiado o no, estuvo casi tres meses, supone que esperando órdenes, frente a Niembru. Por la noche, cuando el silencio del mundo cubría la tierra, mandaban una barca al pueblo a por víveres y agua fresca. Miro la bocana del pequeño puerto, y la playa de La Entrada hacia el fondo como un laberinto entre peñas que busca su salida hacia el mar, e imagino, ya muy metida la noche, a aquellos hombres callados, respirando hondo.

-Estaban en misión secreta y las autoridades de aquí, por lo que yo sé, no sabían que estaban en Asturias- me dice Andrés.

En 1945 varios submarinos alemanes trasladaron el oro del Reich desde Europa a la Patagonia. La idea, con la aquiescencia del General Perón, era reconstruir en el desolado sur del mundo los cimientos del IV Reich. No fue así, evidentemente, pero hoy sabemos que las naves sumergibles comandadas por Otto Wermuth arribaron a las costas argentinas y que algún jerarca nazi, ya vencida Alemania en la guerra, sobrevivió con impunidad. Aún hoy algún destacado banquero tiene que negar quién fue su abuelo. Bueno, esto es por lo menos lo que me cuenta Andrés. Y añade:

-Fue un crimen horrible.

Se entretiene, pictórico, en detalles que no vienen a cuento: que si los vecinos de El Cuetu algo sospechaban, y que los de los de La Moría eran los que les vendían comida y agua fresca. El caso es que la marinería de aquel submarino, por lo menos los diez que por la noche se arriesgaban cada tres días en una barca a llegar hasta el pueblo, llegaron a intimar con los parroquianos del bar y que, muy entrada la noche, se organizaban con acordeón y vodka unas timbas que no se recordaban ni cuando la República. Todo se llevaba muy en secreto pero en aquel marzo, me cuenta, alguna mujer del pueblo llevaba, de pañoleta, un pañuelo de seda.

Una de ellas, bellísima, era María. Andrés me da también sus apellidos, por si juzgo necesario usarlos, y me dice que en el pueblo suponían que era una maestra republicana, nacida en Madrid, de buena familia; su padre, bien situado en el franquismo, la había enviado a Niembru a una casa que se había comprado antes de la guerra y que había permanecido mucho tiempo vacía: allí, dice Andrés, su padre la supondría al abrigo de injurias, lejos de las miradas acusadoras que recordasen que su marido había sido un comisario político muy conocido en la defensa de Madrid.

-Esto es lo que suponían de María, pero lo que sucedió después no cuadra con la historia- me dice Andrés.

-¿Y qué sucedió?- pregunto.

-Nunca se supo muy bien por qué sucedió. Los marineros alemanes estaban muy borrachos, es cierto.

María empuñaba un arma y miraba sin ver. Sobre el suelo, muerto, yacía sin vida uno de los oficiales. El silencio se espesó en el humo de los cigarros y las miradas de los vecinos se escondían en la sombra. De repente, aquella muchacha se puso a hablar en alemán como dando órdenes. Los soldados formaron y se fueron con ella en la barca, rumbo al submarino.

-Nunca volvieron. La tumba del marinero alemán, si la quieres ver, está ahí en el cementerio"

Volvemos a mirar de nuevo a San Pelayu, nos fijamos ahora en que encima de su capilla, en la finca El Palaciu hay otra parecida, que debe ser particular


A su derecha, en el prado, se ve una de las famosas esculturas de la finca


En cuanto a la de San Pelayo, abajo, hemos de decir que también se venera a la Virgen de la O, "a salvo del orbayo, a salvo del demonio", como leemos asimismo en la poesía de Celso Amieva...
La Virgen de la O.
La O ¿qué es lo que expresa?
¿De qué se originó?
¿Qué O podrá ser esa?
¿Por qué Niembro, enterado,
su fiesta santifica?
Subamos al poblado
a ver si me lo explica
la comadre más vieja
en sustanciosa plática
hoy, cuando se festeja
la Virgen enigmática,
esa que se levanta
allá arriba en la ermita,
a la vera de Santa
Bárbara la bendita,
allí con San Pelayo,
allí con San Antonio,
a salvo del orbayo,
a salvo del demonio.
De la O, nadie sabe. 
Pregunto y es en vano.
Saludo y me voy: «Ave,
María del Arcano».
El acordeón del ciego
se oye en La Parrera.
Los mozos, cuando llego,
juegan en la bolera.
Forasteros, no es cierto
que en el Bau se peligre.
Si la ría es el puerto,
la Parrera es el chigre.
El puerto y su taberna.
La sidra con centollo.
Manjúa sin galerna.
Marea sin escollo.
Nunca en aguas ni en vinos
un naufragio remembro.
Que hablen los marinos
más antiguos de Niembro.
Lentamente, la bruma
cierra los horizontes.
El acordeón rezuma
el son de «Diego Montes».
Nostalgias montaraces
y la voz de las olas.
Rapazas y rapaces
en baile de cabriolas.
¡La Virgen de la O!
Vieja de las castañas:
a verte vengo yo,
pues sé que no me engañas.
A tu sabiduría
mi devoción impetra
cabal hagiografía:
la Virgen y su letra.
-En el nombre del Padre,
allá va y seré breve...
-Date prisa, comadre.
-Nin, paezme que llueve.
Aunque cunde el orbayo,
la danza -en almadreñas-
prosigue sin desmayo.
¡Paraguas de las neñas!
¡Quién no bailó al cobijo
de sus oscuros toldos!
Misterio de escondrijo
y calor de rescoldos.
Cúpulas en que toca
la llovizna el tambor,
mientras de boca en boca
va al asalto el amor.
Confesionarios donde,
fugitivo del agua,
dulce fuego se esconde
que picardías fragua.
Palios de sacrilegios.
Invertidas corolas.
íntimos palcos regios
para parejas solas.
Escuchan como bobos
la melopea de Mari
estos marinos lobos
de Sálgari o Salgari.
Orfeo, entre las fieras
no hizo más visajes
que Mari, el de las hueras
pupilas sin paisajes.
El acordeón trabaja
y el asma de su fuelle
resuella, sube y baja
a lo largo del muelle.
La almadreña del ciego
tercamente el compás
va, dale que te pego,
llevando a más y a más.
Entre adultos donaires
y pueriles asombros,
él solventa sus aires,
él encoge los hombros;
él, cantor mano a mano
con el cura, en el coro;
que da en buen asturiano
su Dies Irae sonoro;
él, que no tiene afanes;
él, que no tiene nervios;
él, costal de refranes
y almacén de proverbios...
¡Milagroso acordeón!
¡Su ritmo de jadeo!
¡El ciego socarrón!
¡Dineros para Orfeo!
-Tú, centollo sin llaves,
marinero que cantas:
¿quién fue la O tú sabes?
-Una letra de tantas.
Orbayo en la Parrera.
Huele a ocle la mar.
La barca marinera
está a medio varar.
Aquí con gusto vengo
a bailar en familia.
Un remoto abolengo,
a Niembro que me afilia.
A pesar del paraguas,
manchaste de agua y lodo
medias, falda y enaguas,
pantalones y todo.
Por entre pescadores,
por entre los tejeros,
entre los labradores,
entre los marineros.
Anocheció bailando.
Más chapotea la lluvia
por sobre el cieno blando.
¡Vamos a casa, rubia!

Pasando La Barrera el Camino baja suavemente y en recto hacia el valle, paralelos a la carretera que enseguida habremos de cruzar


En la ladera de la derecha los barrios de El Rochel y El Rochelón. No sabemos si estos topónimos, similares a otros nombres de localidades de la costa cantábrica (A Rochela en Ribadeo por ejemplo) guardan vinculación con las relaciones marineras seculares con el puerto francés de La Rochelle, popularmente La Rochela, diminutivo de roche, roca, o es una evolución autóctona que, como sable (arena), existe en varios idiomas y da origen a palabras y topónimos iguales o muy similares


Lo que sí sabemos es que El Rochel, o en concreto La Fuente del Rochel, es para Celso Amieva otro lugar de encuentro con los seres elementales del agua, las sanas...
A la fuente del Rochel
fue Nidia y le preguntó
por qué eran rojas sus guijas.
Entonces se apareció
por el ojo de la fuente
una xana de color
bermeja, hilandera en hierro,
que de esta manera habló:

-Tú misma tienes la culpa,
tú sola y el tu garzón.
Yo vivía allá en la mina
de la fuente, a mi labor.
No de oro ni de plata
cadejos hacía yo,
que hilaba y tejía hierro,
labraba que era un primor.
Entre estos peñascos, sólo
me acompañaba el fragor
del mar que bate en la fuente.
Y nunca viera varón;
bajo mi cota de malla
no latía corazón.

Pero un día tú viniste
aquí al pie de este peñón
con el galán que te adama,
doncella de perdición.
Y yo no sé lo que entonces,
al veros, por mí pasó,
que me sentí encandecida
por secreta turbación;
mi fuente, piedra por piedra,
sin saber cómo, tembló
y se enturbiaron sus aguas,
mis ojos y mi razón.
Mírame bien, doncellita,
mírame bien la color.
Como las guijas del agua
cuando el agua se aclaró,
me dejó a mí la caliente
oleada de rubor.
Ya no labro el hierro frío
y por gustar el licor
de esta fuente emponzoñada,
en ansia ardiente de amor
bajo la cota ferreña
se abrasa mi pecho en flor.

Así la Xana del Hierro
dijo con llanto en la voz.

A la derecha del camino y hasta media ladera respecto a la carretera se extiende otra pumarada, disfrutamos de excelentes vistas de los barrios al oeste de Niembru, también bajo los ocalitos de El Llanu la Cuesta


En lo alto, por El Castañedu, se han construido filas de viviendas vacacionales sobre el camino a Torimbia. Imitan más o menos la arquitectura tradicional de la zona


Otro de estos barrios es El Carrascal, donde está la antigua escuela, en la que en la década de 1950 daba clases la maestra Juanita del Carrascal


En la actualidad La Escuela ha sido rehabilitada y reformada para hacer viviendas. Llama la atención su volumen y estructura de edificio escolar de época y especialmente el detalle de su ventana trífora 


Un poco más allá está Sobrepeña (encima de la peña), en clave citado como tal en 1461 en la diplomática celoriana y del que nos dice Álvarez Castrillón en su estudio:
 "A mitad de camino entre el pueblo y La Fuente del Cañáu, promontorio calizo en la ladera situada a la derecha de la carretera que conduce a Posada. En su cima se yergue una casa que aún es conocida así"


En esos mismos documentos de San Salvador de Celoriu la Fuente del Cañáu es transcrita como Fuente del Cañadoiro en ese mismo año de 1461:
"... en su momento fue una de las dos que abastecían a los vecinos del pueblo hasta las canalizaciones de la segunda mitad del siglo XX. Se sitúa en una ladera a la salida del pueblo, a la derecha de la carretera que conduce a Posada, a unos doscientos metros del lugar de Sobrepeña. El segundo término podría quizás ponerse en relación con CANNAM, ‘caña’ → ‘utensilio que se puede hacer con una caña’ → ‘conducto de agua’

Aunque llevamos tiempo viendo Niembru, puede decirse que esta es la primer casa del pueblo junto a la que vamos a pasar, cuya finca se extiende cuesta abajo desde el Camino a la carretera


Una empalizada, sobre la que crece una maravillosamente colorista mata de hortensias, separa la casa del trazado del Camino Norte, el primitivo Camín Real de la Costa del que, a principios del siglo XIX, escribía de esta guisa el viajero francés Alexandre de Laborde:
"No es fácil dar una idea de los peligros de semejante camino, que no se puede andar más que a pie o a caballo. Pero a pesar de sus alturas peligrosas y profundos barrancos, se halla a cada paso la riqueza de la vegetación más fresca y vigorosa. Las cimas de las montañas están cubiertas de nieve, mientras que sus bases llenas de bosques de rosas, y de todas las flores de la primavera, adornan aún durante el invierno aquellos deliciosos valles..."

Es una descripción que realza la belleza paisajística en parámetros muy parecidos a los actuales, pues en gran parte de los relatos anteriores la idea de belleza paisajística estaba supeditada a la dureza del Camino, que en buena parte siquiera tenía trayecto para carros y carruajes, sólo para las caballerías, las recuas de mulas de los arrieros, los caballos de algunos viajeros principales, bien propios o alquilados/adquiridos/revendidos y por supuesto los sufridos caminantes


Alexandre no niega la dureza pero la compensa con la belleza del entorno, si bien por ejemplo aún no se había producido la valorización del mar y las playas que tenemos hoy en día, sino que se preferían las tierras situadas algo al interior, como es el caso de estos viejos caminos, que apenas pasan por primera línea litoral: Se valoraban todavía más cursos fluviales y fuentes, por ejemplo:
"Encuéntranse a cada paso aguas limpias y sanas, manantiales, cascadas y fuentes; y la reunión de tantos objetos agradables, encanta al viajero fatigado de la estéril vista de las rocas, y de la uniformidad del color que presenta el océano"

Seguimos bajando en recto, dejando a nuestra izquierda la casa de Villamañín, con su frente cerrado por un espeso seto ante el Camino


Abajo, vemos ya la carretera LLN-11, que nos disponemos a cruzar, siguiendo los pasos de aquel andarín que tenemos delante, para pasar al otro lado


Este Camín Real de la Costa, más o menos documentado desde época de la baja Edad Media y la Edad Moderna, tendría sus cambios y variantes, como todos, a lo largo del tiempo. Se suele decir que sería el primero empleado por peregrinos europeos cuando las rutas de la meseta estaban o en poder musulmán o en la muy peligrosa tierra de nadie, alcanzando luego gran notoriedad cuando se fueron formando las pueblas costeras antecesoras de las actuales villas capitales del concejo, las cuales irían disponiendo de mercados, fueros y demás ventajas entre las que se encontrarían los hospitales de peregrinos, cuando a cargo de los concejos o entes públicos de dichas villas o de otras instituciones y personas particulares, laicas o eclesiásticas, pues se las tenía por obras de beneficencia para atender también a pobres, lisiados, enfermos y desamparados en general


En el geográfico Anónimo de Rávena se plasma una vía romana (o rede de vías) que recorrería la franja marítima cantábrica entre Ossarum (Irún u Oyarzun) a Brigantium, la cual a la vez iría aprovechando caminos anteriores basados en vías naturales prehistóricas a través de los pasillos entre las montañas y el mar o se adentraría por otros viejos caminos situados por los valles interiores. De todas maneras, como en el caso de todas las antiguas rutas, es un dato en permanente discusión


Nosotros aquí vamos a cruzar, con muchísimo cuidado, la carretera. Es una reta muy larga y con mucha visibilidad pero al tráfico suele pasar muy veloz y ser muy intenso en verano, a veces masivo, en estos accesos a las playas


Realmente por el margen derecho de la LLN-11 se ha habilitado una senda peatonal que nos permitiría seguir por ella hasta La Fábrica y allí, retomando la señalización caminera, subir La Cuesta Niembru, pero nosotros preferimos apartarnos lo más posible de las carreteras generales y por ello vamos a seguir las señales oficiales del Camino de Santiago, que se supone balizan el trazado del trayecto antiguo del Camín Real de la Costa, más  o menos conservado


En este trecho estamos coincidiendo también con la senda costera, cuya señalética G.R. nos encontramos en el recorrido


Es además como hemos dicho el acceso rodado a las playas de Niembru, Toranda y Torimbia, masivamente visitadas en verano


Aquí tenemos un mojón xacobeo, que seguiremos para bordear la finca de La Venta, evocador topónimo caminero


Hacia finales del siglo XVIII y avanzando el XIX el camino costanero fue paulatinamente habilitado para permitir el paso de carruajes de línea regular que empleaban las ventas como paradas de postas para cambiar caballos, conductores y otros elementos, además de para alojar a los viajeros en pesados viajes que duraban varias jornadas llenas de incomodidades. Por ejemplo, era corriente que en fuertes pendientes los pasajeros hubiesen de apearse de la diligencia o carrilana, a veces incluso empujando para ayudar a salir del trance, lo mismo que en algún vado, barrizal, pedregal, etc.


Luego llegarían las primeras carreteras, por lo común aquí incluso después que lo hiciese el ferrocarril, por lo que el viejo  Camino, en aquellos tramos que no era aprovechado por ellas, o desapareció o se transformó en vía pecuaria de comunicación local. Con la mecanización del campo algunos fueron ensanchados y posteriormente hasta asfaltados en los lugares pertinentes, otro no, unos se cubrieron de maleza y en otros desapareció el empedrado convirtiéndose en pistas. No son muchos los tramos más o menos intactos, por este motivo


El erudito Jesús Evaristo Casariego nos ha dejado una descripción de cómo serían aquellas vicisitudes viajeras decimonónicas en ventas y diligencias que estimamos muy oportuno compartir aquí con vds:
"El final de las rutas de diligencias llegó entre 1890 y 1915 con la inauguración del servicio de autobuses. La vida de las posadas asturianas de antaño era pintoresca, aunque algunas veces pobre e incómoda. Ventero ladino, pero servicial, mozas generosas en lo suyo, mozos de paja y cebada llenos de marrullerías: todos pendientes siempre de la propina; tipos que han sido muchas veces citados en una literatura de costumbrismo convencional, que no siempre respondía a las realidades. Arrieros y viandantes del común se amontonaban en las amplias cocinas de inmenso lar (llar y char, en asturiano), donde en los escaños , mesas y banquetas toscamente labrados , los "tayuelos" , tenían lugar animadas tertulias en las que se cambiaban noticias nuevas o se recitaban , una vez más, viejas leyendas y romances
En el lar barboteaban los grandes calderos colgados de la gramallera o se freían las truchas o la magra (Carnes), en amplias sartenes de asas, sobre los tréboles. De escarpias fijadas en la pared se colgaban mantas, capotes, escopetas, espadas y trabucos. En algún rincón sobre humilde mesa, se podía jugar a las cartas y generalmente los jugadores daban grandes puñetazos sobre el tablero al sacar los triunfos. 
La vida de las posadas se animaba singularmente al atardecer y al alba. A esa hora proseguía el viaje de la recua bajo el sol ardiente o entre la niebla lechosa o la lluvia insistente y monocorde. Todos se cubrían con sus capotes de capucha, arrebujándose en sus mantas o bajo los lienzos encerrados; algunos, ya en los últimos tiempos desenfundaban gigantescos paraguas de telas chillonas, rojas o amarillas. En determinadas épocas de guerras civiles y trastornos o en lugares donde se sabía que operaban bandoleros, las gentes iban con temor y recelo, y los valientes acariciaban los trabucos, escopetas o pistolas de arzón. Pero no eran frecuentes los asaltos a recuas numerosas, pues los bandoleros solían rehuir los posibles combates. Por eso, en esas circunstancias, los viajeros y arrieros solían esperarse unos a otros y unir sus recuas y caballerías, formando caravanas a veces de más de cien personas y animales; ello daba seguridad al camino, pero aumentaba las incomodidades de la posada, adonde entraba de repente tal multitud. 
Los arrieros, al menos los que tenían recua propia, que eran la inmensa mayoría, ganaban buen dinero y solían ser rumbosos en las ventas y mesones, comiendo buenas tajadas, bebiendo los mejores vinos y disfrutando de la alegre compañía de complacientes mozas. En cambio, casi nunca dormían en cama; usaban por alcoba pajares y cocinas y por colchón montones de heno o sacos de paja"

Era normal que en Niembru, con puerto pesquero y comercial, tuviese alguna venta o posada donde se uniesen viajeros y mercaderes de los caminos del mar y de la tierra, los a veces incluso empleados por los peregrinos con algunos posibles que preferían someterse al proceloso Cantábrico que a las mil inclemencias del camino por tierra en la muy abrupta costa cantábrica y de los que conoceremos algunos casos


Más allá, el Camino seguirá, paralelo a la LLN-10 pero suficientemente alejado de su ruido y tráfico, por El Valle. Regresará a ella en La Fábrica, cerca de Bricia, y volverá a dejarla para subir La Cuesta


En Camino pasa entre los viejos muros de piedra de sendas fincas una a cada lado. Poco más allá empieza la falda del monte que nosotros subiremos más al oeste, por lo que en la siguiente bifurcación habremos de ir a la izquierda


A la izquierda se va también, cuesta arriba como hemos dicho, a la Playa Torimbia por El Castiellu. A la derecha puede visitarse la de Toranda y de paso recorrer algunos lugares de Niembru. De frente, por ejemplo, tenemos los de El Rochel y El Rochelón


Además de las señales del Camino y la Senda Costera de Llanes, los carteles que indican la dirección de las playas también pueden orientarnos: en este momento es como si fuésemos a Torimbia


Alguien ha sentido la necesidad de especificar a spray la característica de nudista para Torimbia: lo es desde la década de 1960, de las primerísimas de aquella España aún sumida en su mayor parte en el pudor


Tomamos entonces pues aquí el camino de Torimbia que seguidamente y salvo que queramos acercarnos a tan bella playa vamos a dejar en el siguiente cruce 


Y este es el cruce: a la derecha la subida a El Castiellu para luego bajar a Torimbia, de frente sigue el Camino


Así nos lo indica esta concha de cerámica en este muro, el camino a San Antolín por La Venta, El Valle y La Cuesta Niembru, con sus maravillosas vistas a los Picos de Europa...














 

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