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lunes, 1 de enero de 2024

VIRGEN DE GUÍA PATRONA DEL MAR (LLANES ASTURIAS)

 

Capilla de la Virgen de Guía (Llanes, Asturias) vista desde el Paseo de San Pedro

En lo alto de un cueto en la zona de La Galea, sobre los tejados de El Barriu o Barrio Bustillo y el Barrio de Pescadores, en San Antón, margen derecha de el Riveru o desembocadura del Ríu Carrocéu, origen del puerto y villa de Llanes, se alza la capilla de la Guía o de la Virgen de Guía, de gran tradición romera y honda raigambre llanisca, especialmente vinculada a la marinería y cuyas fiestas corren tradicionalmente a cargo de uno de los bandos o cofradías que existen en Llanes, el Bando de La Guía, que junto con los de San Roque y la Magdalena compiten (y colaboran) sanamente en hacer la más espectacular celebración, costumbre esta que se extendió de la villa a los demás pueblos y parroquias de Llanes. Los bandos actualmente realizan además numerosas actividades y acciones en común en favor de Llanes y sus gentes

Si bien la capilla de La Guía está datada en 1515, no tuvo siempre este aspecto que le vemos hoy en día, grandioso y que se asemeja a un  castillo con sus dos grandes torres circulares en la fachada principal y  flanqueando su portada de acceso, así como su tamaño en superficie y altura con sus ventanas picudas, es decir, ojivales y góticas. El escritor José Bolado, en su blog La Montera Picona, nos ofrece sus fases de construcción según los documentos existentes: el 1516 presentaba un único cuerpo cuadrangular y una ventana encima de la puerta en la fachada sur, en 1525 se construye el atrio de la fachada oeste con puerta, abriéndose dos ventanas en la fachada sur. En 1660 se construye un cuerpo adosado al este y en 1755 una nueva sacristía

Las dos grandes torres almenadas, con ventanas, son del año 1851, y en 1912 se proyectó una ampliación, consistente en adosarle al este una torre-campanario, que se desestimó y no llegó a realizarse. Alrededor, su campo es un lugar digno de visitar y conocer, muy concurrido no solamente en las fiestas, sino también en verano, una de las atalayas sobre el puerto y villa de Llanes, la antigua Puebla de Aguilar, aforada por la Corona con derechos y privilegios para sus habitantes desde que le fuera concedida la preciada Carta Puebla desde tiempos del rey leonés Alfonso IX y confirmada después por el castellano Alfonso X El Sabio

El Sablón, a la derecha la muralla, al fondo la capilla de La Guía, con La Cuesta Cue al sur y Cuera

Desde ella, como desde el Paseo de San Pedro y otros lugares, se contemplaba toda la villa intramuros y sus alrededores, incluyendo el viejo puerto y la ensenada ballenera de El Sablón, pues una muralla, de la que se conservan porciones, amparaba a la población, tal vez, como en tantos casos, de manera más simbólica (tasas, sisas, derechos de entrada y salida, etc.) que bélicamente efectiva, delimitando su coto más estrechamente aforado, fuera de la influencia de la nobleza feudal y las extensas posesiones monacales de San Salvador de Celoriu, entre otros cenobios, con los que siempre hubo tiranteces

La capilla de La Guía a la izquierda, en medio la Torre del Castillo y a la derecha la iglesia

La vista alcanza una gran panorámica de la zona central del largo y extenso concejo de Llanes, el de más litoral de los concejos costeros asturianos, la cual incluye un gran tramo de costa (hasta otro enclave portuario de relevancia en Llanes, Niembru, sino también, al sur, La Cuesta Cue, a cuyo otro lado discurre el camino real costanero, la principal vía de comunicación terrestre a lo largo de la cornisa cantábrica hasta la construcción de las primeras carreteras ya avanzada la segunda mitad del siglo XIX, camino ancestral que entraba en Llanes por otra capilla, la del Cristo del Camino, y sigue entrando, pues su trazado ha sido recuperado y señalizado como itinerario oficial del Camino de Santiago, siguiendo la estela de los antiguos peregrinos que acudían al refugio del Hospital de San Roque, fundado extramuros frente a la Puerta la Villa o acceso principal a la población en 1330 por el presbítero Juan Fernández de Cue, de patronato laico y, estipuladamente, destinado a "pobres caminantes y "pobres, enfermos, peregrinos, o simples viajeros". En esta foto vemos la situación de la capilla respecto a Llanes, a la izquierda de la foto con la Torre del Castillo en medio y a su derecha la iglesia de Santa María del Conceyu, construcciones del Llanes medieval. Antaño con menos edificios desde la capilla se vería el puerto

En el año 1515, cuando se construye la capilla de la Virgen de Guía, Llanes acababa de recibir dos duros golpes, uno institucional y otro trágicamente accidental: en 1493 los Reyes Católicos rescinden su derecho al alfolí de sal, es decir, el de importar, comerciar y almacenar sal, algo imprescindible para sus salazones de pescado, incluyendo los muy solicitados productos balleneros, y todo lo relacionado con el tráfico portuario de alimentos perecederos, dado que la salazón era por entonces la única manera efectiva conocida para conservarlos largo tiempo (la palabra 'salario', como sinónimo de 'sueldo' viene de ahí, pues hasta los pagos se hacían muchas veces en sal). El otro fue el pavoroso incendio de 1509 que arrasó la puebla, quedando únicamente en pie los pocos edificios de piedra existentes por entonces, la iglesia y uno o dos palacios

Esto para un puerto tan activo como el de Llanes, que había sido el más importante de Asturias junto con el de Avilés durante toda la Edad Media, constituyó un revés dramático, pues sus líneas comerciales abarcaban puertos de toda la Europa Atlántica y Mediterránea, así como buena parte del interior con los caminos de la arriería, si bien dos formidables barreras montañosas al sur, Cuera y luego los Picos de Europa, constituían barreras naturales muy difíciles para el comercio con la meseta. Puede decirse que aquí empezaría su decadencia

El Camino de Santiago llega a Las Barqueras (Llanes), a la derecha se sube a La Guía

Cuando el Camino de Santiago, atravesando la villa de Llanes, llega, procedente de la llamada Milla de los Indianos, por la calle Pidal al barrio de Las Barqueras, este sigue de frente hacia el paso del Ríu Carrocéu por el puente de El Riveru, que en el siglo XVI sustituyó a las barcas que pasaban a los viajeros al Llanes intramuros por la Puerta del Llegar, y los peregrinos al Hospital de San Roque

Hotel Peñablanca: a la derecha la carretera de La Guía, por donde se sube al santuario

En este cruce de calles, a la altura del edificio del Hotel Peñablanca, los peregrinos que deseen acercarse a la capilla de la Virgen de Guía pueden dejar el Camino a la derecha y tomar la Carretera de La Guía, que sube al campo de la capilla, situado a unos 400 metros escasos

Cuesta arriba, llegamos a la calle Cabrales, dando vista de frente al barrio de Bustillo, popularmente conocido como El Barriu, cuyos bloques de viviendas para pescadores y sus familias, así como clases populares (albañiles, pintores, etc.) fueron inaugurados en 1957, sustituyendo a un poblado más antiguo y precario. Nosotros no nos dirigimos allí, sino que continuamos subiendo por la Carretera de La Guía, a la derecha en esta bifurcación

La capilla de la Virgen de la Guía, que se construyó pues cuando Llanes aún no se habría recuperado totalmente del incendio de 1509 (hubo otro anterior en 1480) y poco antes de la imprevista llegada de Carlos de Gante (pronto Carlos I de España y V de Alemania) en septiembre de 1517, está estrechísimamente vinculada con los marineros, su nombre es la guía que les lleva a buen puerto, una advocación también muy caminera y que se manifiesta en las viejas sendas. Su misma historia aparece reflejada en el Libro de Apeos de Heredades de la Iglesia de Santa María del Conceyu, en los Libros de Fábrica y en los Libros de Actas del Gremio de los Honrados Mareantes de San Nicolás de Llanes

Monolito a la entrada del Campu la Guía

La leyenda piadosa afirma que unos marineros, desesperados por una fuerte galerna o tempestad, se encomendaron a la protección de la Virgen cuando de pronto hallaron un objeto, una caja flotando en el mar. Tan misterioso resultaba todo que decidieron atarla a la barca, siendo entonces cuando aparece sobre ellos una paloma, que seguirán y les guiará a tierra firme. Alborozados por sobrevivir a las desatadas furias marinas abren la caja y descubren en su interior una imagen de la Virgen


Deciden pues los marineros venerar a la santa llevándola a la capilla de San Antón, pero la imagen desaparece y, tras buscarla, la encuentran allí en el lugar donde la paloma que los trajo a tierra desapareció. Naturalmente, pensando en alguna trastada de alguien, vuelven con la talla al santuario de San Antón y pero vuelve a desaparecer, vuelven a localizarla en el mismo lugar que la anterior y vuelven con ella a San Antón. Una vez más, la tercera, ocurre lo mismo y entonces deciden patrocinar la construcción de un santuario en este sitio, con la advocación de la Virgen de La Guía, siendo llamado desde entonces El Campu la Guía

En concreto se sabe que el día 2 de septiembre del año 1515, Fernando León Salas, con el cargo del clero secular de beneficiado de la iglesia parroquial de Nuestra Señora del conceyu de Llanes, solicita su fundación al papa León X mediante la intercesión del obispo de Oviedo/Uviéu Diego de Muros III, destacado humanista y mecenas. Las primeras noticias de la romería de La Guía datan del año 1632 aunque sin duda se celebraba desde, al menos el año de su fundación. El escritor llanisco Pedregal Galguera, Españolito, lo explica de esta manera:

 «La tradición es bien conocida de todos los llaniscos. La efigie que se venera en ese altozano, mirador espléndido sobre el mar, fue encontrada en éste por unos pescadores y depositada en la capilla de San Antón, en las inmediaciones de la barra del puerto. Al día siguiente apareció sobre el otero, y trasladada de nuevo a San Antón, repitióse hasta tres veces el milagro desplazamiento. Tomóse como deseo de la Virgen que allí se le erigiese una capilla; de ello se encargó un fervoroso devoto. Aquí acaba la tradición y empieza la historia: Don Fernando de Salas, el 2 de septiembre de 1515, presentó breve del Papa León X ante el Obispo de Oviedo, don Diego de Muros, para fundar una ermita en Llanes: la de la Guía, con patronato para el que designa a don Juan de Salas, don Domingo de Salas y Ana de Salas, su hija, sucesivamente. La primitiva capilla fue reformada en el siglo XVII por el licenciado don Fernando Pelaéz y en el XIX por el canónigo de Toledo don José Sánchez Ramos»

Se sabe hubo Casa de Novenas para los peregrinos que acudían al santuario. Existió también una Casa del Ermitaño, persona que estaba a su cuidado. De los ermitaños de antaño se conocen datos del Tíu Millán, del que se dice que portaba una imagen de la Virgen e pidiendo limosna por los barrios de Llanes. La tradición asegura que cuando falleció su mujer mandó poner en su tumba el epitafio "Aquí yace y yace bien, él descansa y yo también"



Desde El Campu la Guía, como hemos dicho, se tiene una gran perspectiva de Llanes que, en su época y con apenas casas alrededor, abarcaría el puerto en su estrecha ría y, sobre él, la villa con su muralla o cerca, el arenal de El Sablón, donde se despiezaba a las ballenas, así como, sobre él, la planicie del actual Paseo de San Pedro, antigua atalaya de los balleneros, desde donde oteaban el mar avisando del paso de cetáceos, por entonces muy abundantes en el Mar Cantábrico. Aquí abajo está ahora, a nuestra derecha, el Barrio de Pescadores, construido como el de Bustillo en los años 1950, si bien en medio de lo que por entonces "eran tou praos" al pie de la capilla de Guía. José Bolado escribe de estas casas marineras, hechas según el molde de la época, en su blog La Montera Picona:
"Juan de Llanes almuerza en casa y después acude a la tertulia donde se discute el emplazamiento de las futuras viviendas sociales para los pescadores.
Se sabe que el lugar ofrecido por los dirigentes de la Cofradía de Pescadores de Santa Ana era en San Antón, en el trozo comprendido entre la Tijerina y el Faro, en la proximidad de nuestros acantilados. Pero esa idea no ha despertado más que comentarios desfavorables. 
La realidad habla por sí sola. El terreno elegido se considera inadecuado, ya que nadie que no sea ciego sabe que en los crudos temporales de invierno y aún en otras estaciones, la mar bate con toda su furia este lugar de San Antón, llegando a veces, la fuerza de sus olas, a inundar los chalets de esta barriada. Se recuerda el aún no muy lejano tiempo -antes de la firme construcción del edificio de nuestro faro, hecho reciente- en que la familia del torrero tenía que abandonarlo por razón de los temporales, quedando él solo en la casa en cumplimiento de su deber. 


Entre Pescadores y Bustillo se alza el Edificio Sol y Mar, construido en 1971 y en cuyos bajos está el Restaurante Casa Güelu, de Pedro José Morán, sede de la activa Asociación de Vecinos de Bustillo. Enfrente se encuentra la Plazuela Antonio Batalla "Machi", dedicada por petición popular a este célebre vecino que vivió en este barrio, cuya biografía glosa la escritora Maiche Perela Beaumont en la página de la Cofradía de Pescadores de Llanes:
"Antonio Batalla, al que todos conocíamos cariñosamente como “Machi”, perteneciente a una legendaria familia marinera, nació en Llanes el 1 de marzo de 1919. Fue el segundo de los 22 hijos que tuvieron el matrimonio formado por  Ramón Batalla “Camará”, un marinero de primera división, y  Esperanza Díaz, de muchos afectos en Llanes.  
A la temprana edad de 14 años, comenzó a ir a la mar para contribuir al mantenimiento de su más que numerosa familia. 
Desde el comienzo de la Guerra Civil, con apenas 17 años, participó en la contienda combatiendo en diferentes frentes, tomando parte en la Batalla del Mazucu, donde fue herido y salvado por un compañero. Después de la Guerra, estuvo encarcelado en las  prisiones de Gijón, Bilbao, Navarra y Madrid. 
Cuando al fin regresó a su casa, lo primero que hizo fue preguntar por su novia Gloria García Ruenes “Yoyi”, dos años más joven que él e hija de otro marinero de raza, Manolo García “Garbanzu”, y con la que contrajo matrimonio 31 de marzo de 1943. El matrimonio, que tuvo cuatro hijos, Toño, Lolín, Gloria e Isidro, ninguno de los cuales se dedicó a  la mar, vivió los primeros años de casados con la familia de ella, en la casona de la Magdalena, y la pesca se convirtió en el sustento familiar, primero como marinero y luego como patrón de sus propias lanchas. 
Tuvo en propiedad compartida con Francisco Herrero Melijosa, “Tisto”,la lancha “Corazón de María”, “Sisina” y la “Guía”, luego adquirió en solitario “La Guapa”, con la que salió a faenar hasta que se jubiló a la edad de 63 años. 
Continuó pescando sobre todo calamares y percebes. Diariamente, siempre afable, amable, cariñoso y sin faltarle nunca la sonrisa, acudía a contemplar la mar, siendo un habitual del puerto y la rula. En sus últimos años, era frecuente verlo por la mañana, en compañía de otros marineros jubilados, tomando café en el “Bálamu”.

Son innumerables sus anécdotas en tantos años en la mar, como aquella en que un día de Nochebuena, con una carga de 250 kilos de besugo, no se mataron de milagro, al embestir su barco contra el puerto de Ribadesella, ya que por llegar pronto a casa no esperaron a la marea.  

En el año 2018, a petición de sus vecinos, fue bautizada con su nombre una plaza del Barrio Bustillo.  

Murió, a la edad de 99 años, el 13 de noviembre de 2018, poniendo de luto a todo Llanes, pues fue uno de sus personajes más queridos."


Asoman sobre los tejados del centro de Llanes dos destacados edificios: a la izquierda vemos las torres del Casino de Llanes, y a su derecha, muy cerca, La Torre del Castillo, parte que fue de las antiguas murallas, llamadas documentalmente la cerca, erigidas en el siglo XIII. El casino fue promovido por la Sociedad del Casino-Teatro a principios del siglo XX como lugar de encuentro social y recreo de los indianos.  En el lugar estaba anteriormente el mercado cubierto y a sus pies pasa el Camino. A lo lejos los campos de La Talá, donde se han localizado, en su punta marítima, señales de un recinto fortificado, muy posiblemente castreño, que pudo ser un antecedente poblacional del actual Llanes


La Torre del Castillo o de la Fortaleza estaba al lado de la desaparecida Puerta del Castillo, alto torreón circular almenado. Antaño parece ser solo era accesible a través de un hueco al que habría que entrar por una escalera móvil. La muralla o cerca, como tantas otras, fue derribada en su mayor parte, incluidas las cuatro puertas, a partir del siglo XIX cuando hacía mucho habían perdido todo valor defensivo y, dentro del esquema de valores de la época, cuando solamente significaban resquicios del Antiguo Régimen y molestia para el crecimiento urbano de la población. Aún así no se tiró por completo, se conservan porciones, incluyendo alguna de sus portezuelas menores o Portiellos, siendo los elementos más significativos el lienzo norte, de trescientos metros, localizado tras las ruinas del Palacio de los Duques de Estrada, mirando para la playa de El Sablón y, sobre todo, esta magnífica torre circular, Monumento Nacional desde 1876, que fue cárcel y oficina de turismo y que inspiró al poeta Celso Amieva:
Torre de Llanes que en el siglo XX
desde el fondo del XIII te levantas,
yo me quito la boina ante tu mole
reina y anciana.
Ceñida de galernas, eje rudo
de la rueda terrestre y la terráquea,
tu tronco secular conecta a Llanes
con la Vía Láctea.

Otro elemento del Llanes medieval que reconocemos desde aquí, si bien muy parcialmente, es la iglesia-basílica de Santa María del Conceyu, la parroquial llanisca, cuyo nombre evoca la reunión del conceyu, concejo o junta vecinal, que en ella se celebraba, pues su construcción se inició en 1240 en estilo románico. Sobre esa estructura primigenia se hizo el edificio plenamente gótico entre los siglos XIV y XV, que fue consagrado como parroquial  en 1480. En 1517 le fue presentado aquí a Carlos V el artista flamenco que aún estaba trabajando en su altar mayor. En 1594 todavía estaba en obras y en 1610 se le añade el pórtico sur, protegiendo otra de sus magníficas portadas. Fue proclamada basílica el 25 de abril de 1973. A la derecha asoma un poco del citado Palacio de los Duques de Estrada


La orientación de la capilla de La Guía, por cuyo tamaño parece también una basílica por no decir una catedral, es al oeste, como los templos antiguos, situado su altar al este, a la salida del sol, según estipulaba la antigua liturgia. Desde aquí sale y aquí llegan las procesiones de la Virgen de Guía. Maiche Perela Beaumont apunta que la primera vez que su imagen bajó a la parroquial de Llanes fue en 1912, si bien no volvió a hacerse hasta 1929. Apunta de aquel acontecimiento esta reseña de la prensa local:
“ A la terminación de la novena, salió procesionalmente la imagen desde la ermita a la iglesia parroquial, recorriendo las calles de Pidal, Arguelles, Mon y Posada Herrera.

La comisión solicitó a los habitantes de las casas del trayecto que engalanaran e iluminaran las fachadas al paso de la Procesión, como así hicieron”

Desde esta su portada occidental accedemos al interior. Por Asturias paraíso natural nos enteramos que la capilla tuvo hasta hace unos años carácter privado, pasando su conservación y cuidado por varias familias de Llanes. A su fiesta acuden numerosos antiguos vecinos e incluso sus descendientes, desde la emigración. Maiche Perela Beaumont nos informa de varios escritores que contaron La leyenda de la Virgen de Guía, plasmando aquí por la de José de Parres Sobrino:
"Sobre la leyenda de la aparición de la imagen de la Virgen de Guía en la mar escribieron, entre otros, María Luisa Castellanos, Vicente Pedregal Galguera y José Parres Sobrino. 
Recogemos el poético relato de este último, ilustre llanisco que fue senador del reino. 
“Amaneció  una mañana espléndida de otoño, sin nubes en el cielo, ni las más leve señal de tempestad. Aquella mañana salieron varias lanchas de pesca. Pasaron el puerto, izaron las velas, que se hincharon de gusto al recibir el cariñoso impulso de la brisa,  promentiéndoselas muy felices los marineros de tan hermoso día. La mar estaba completamente en calma, solo agitaba su superficie el aire matinal, rizando pequeños copos de espuma que parecían erguir sus penachos únicamente para saludar a las embarcaciones, antiguas conocidas suyas. Reflejábase el sol en todas las extensiones del mar, abrillantándolas con tonos metálicos, y en cada rayo de luz parecía enviar a los pescadores un rayo de esperanza, al tiempo que infundía suave calor en el ambiente, saturado aún de la helada de la noche. 
Muy cerca del mediodía, cambió el panorama. En la linea  en que la mar y el cielo se confunden, aparecieron nubecillas  y más tarde se tiñó el mar a lo lejos con tintes negruzcos. Aunque para el profano nada presagiaban estas señales, los marineros más precavidos procuraron acercarse al puerto a toda velocidad. Una racha de viento se pasó de pronto levantando gran oleaje y haciendo girar sobre si mismas a las descuidadas embarcaciones. Recogiénronse las velas, échose mano a los remos y emprendieron el camino hacia tierra, dirigiéndose pocas palabras entre si y muchas e inquietas mirada a las nubes. 
Faltaba una de las lanchas, una que había ido más lejos que sus compañeras, y distraídos los  tripulantes con la abundancia de la pesca,  no se fijaron en la maniobra de las otras. Solo cuando la ráfaga de aire caliente les dio en el rostro y obligó a crujir la lancha, los hombres se miraron, cambiando sin hablar sus impresiones, y con el ceño fruncido  y la cabeza baja comenzaron a remar acompasadamente. 
Quien no haya vivido  en la costa Cantábrica no puede figurarse la rapidez con el que el cielo se cubre de negros y espesos nubarrones, se encrespa el mar, comienza a estrellarse contra las rocas de la costa y en un instante se vuelve oscura y terrible aquella decoración. 
En tan críticos momentos, una ola terrible, altísima, venía hacia ellos. Al lado de aquella montaña verde, la lancha y los hombres parecían una hoja de  árbol. Y sobre la ola, cabalgando sobre su inmensa cresta de espuma, venía un madero grande. Sobre este monstruo no había defensa posible. Los marineros abandonaron todo, se encomendaron a Dios y aguardaron. La tripulación se creyó levantada en el aire unas veces y sumida en el abismo otras, y siempre girando con vertiginosa rapidez, se oyó mucho ruido de columnas de aire que chocan entre si, luego el golpe que produjo el madero al caer en la lancha y de la madera rota en pedazos. Cuando aquellos infelices recobraron el dominio de si mismos, estaban dentro del puerto. La ola les había llevado en sus entrañas. Fijáronse entonces en el madero, era una imagen tallada de la Madre de Dios. El grito de ¡milagro! ¡milagro! corrió de boca en boca y los marineros agradecieron su salvación a la Virgen, que les había  guiado para entrar en el puerto”

Si bien la aparición de imágenes religiosas, cristos, santos y vírgenes en el mar o en las costas es una tradición muy común, hay un trasfondo de base real pues su aparición coincide más o menos con la reforma protestante, la anglicana y su rechazo a las imágenes, que eran sacadas de los templos y arrojadas al mar. Si a ello unimos que los marineros llaniscos (y otros), tanto mercantes como pescadores, recorrían el Atlántico Norte cercanos a las costas de "herejes" como se les llamaba, no es nada extraño que la aparición de estas imágenes tuviese que ver con aquel contexto histórico

En cuanto al ceremonial de la romería, este empieza con la celebración de la novena, la cual se cumple el 8 de septiembre, que antaño era el día en el que se concentraban todos los actos: Misa Solemne, procesión alrededor de la ermita con la Danza de Arcos, comida y romería en El Campu la Guía. Será en 1929 cuando se establezca dicho ceremonial tal y como lo conocemos actualmente


Es en ese año cuando se establece la procesión nocturna, bajando a la Virgen a la basílica de Santa María del Conceyu la víspera de la fiesta para la celebración de la misa al día siguiente. La razón era que la capilla no albergaba tanta gente como acudía y la iglesia parroquial sí. Volvemos a leer en la web del Bando de la Virgen de Guía: 

"La descripción del nuevo acto nos la dan los periódicos de la época donde leemos como el descenso de la imagen se realizó tras la finalización de la novena, al oscurecer y con el acompañamiento luminoso de velas. Poco después las mujeres del bando que formaban la comitiva empezaron a tocarse con mantilla, de ahí que en la actualidad dicho acto reciba el nombre de la procesión de las mantillas.  
Finalizada la novena y reunido el bando en las inmediaciones de la Capilla, se forma la comitiva en el siguiente orden: encabezan la cruz y los ciriales, que son seguidos por una cruz iluminada flanqueada por los faroles; a continuación los misterios, especie de grandes linternas portadas en andas por cuatro jóvenes; detrás, el estandarte del bando portado por un hombre y ayudado por dos niños que sostienen las borlas; siguen después largas filas de mantillas, mujeres vestidas de negro y tocadas con mantilla blanca o negra y portando en la mano una vela. Tras ellas, el grupo central de la procesión: La Virgen de La Guía sobre andas iluminadas portada por ocho hombres asistidos por cuatro horquilleros, tras la que van los sacerdotes, y cerrando filas la banda musical.  
La procesión sale del campo de la ermita, para bajar por la avenida de La Guía hasta la plaza de Las Barqueras, la cual cruza hasta detenerse en el puente, momento en el que los portadores hacen girar las andas hasta poner la imagen mirando hacia la ría, cara al mar. En ese momento es saludada por la sirena de la rula y por salvas de pólvora, al terminar es de nuevo contestado por la sirena y fuegos artificiales. Una vez finalizados estos, se vuelve a girar la imagen en el sentido de la marcha para continuar hasta la Basílica que recogerá la imagen sagrada y el estandarte del bando a derecha e izquierda del altar respectivamente."


El 15 de Octubre de 2016, la Virgen de Guía fue Coronada canónicamente por el arzobispo de Oviedo, Don Jesús Sanz Montes, en la Basílica de Santa María de Asunción de Llanes, siendo la cuarta imagen de la Virgen Coronada canónicamente en Asturias. Su imagen, por tanto, responde a la iconografía de la Reina de los Cielos, de pie y coronada, con el cetro, símbolo del poder, en la mano derecha, mientras sostiene al Niño con el brazo derecho. Cada día la imagen es vestida con un manto diferente y el 8 de septiembre se adorna con un bordado estrenado en 1893:
"El día patronal es saludado por el disparo de cohetes a primeras horas de la mañana y a mediodía para anunciar el comienzo de la Misa solemne. Una vez finalizada ésta se forma la comitiva procesional en la plaza delantera de la Basílica, dispuesta de la siguiente forma: abriendo la procesión cruz y ciliares, seguidos de los ramos, tambor y gaitas entonando melodías asturianas, estandarte del bando acompañado de numerosísimas aldeanas; continúan un grupo de niños que interpretan la Danza de Arcos precediendo a la imagen de La Virgen y a los sacerdotes; la comitiva es cerrada por un nutrido grupo de porruanos y la banda de música. 
El trayecto es el mismo del día anterior, solo que en sentido contrario. Una vez llegada la comitiva al campo que rodea la ermita, se sitúa a la Virgen delante de la misma para dar lugar a otro de los actos que conforman el ceremonial de la Guía: La Danza de Arcos. El programa se remata con el ofrecimiento de ramos y el festival folklórico en el terreno delantero de la capilla."

Dando la vuelta a la ermita vemos cómo todas sus paredes están hoy día con piedra vista, antaño estaban cubiertas con una capa de cal, como podemos comprobar en fotos antiguas. Aquí en El Campu la Guía se sigue celebrando la jira o comida campestre con la célebre Danza de Arcos:
"Esta se desarrolla de la siguiente manera: formados en dos filas de cara a la imagen, a una lado los niños y a otro las niñas, danzan realizando diversos trenzados de figuras entre las cuales destaca la venia o reverencia a la Virgen o la bóveda, siendo esta la ultima figura de la danza; sobre los arcos colocan al niño, más pequeño del bando lanzando vivas a la Virgen de La Guía.

La vestimenta de los danzantes es blanca por completo, destacando únicamente el fajín azul celeste que les rodea la cintura. En los principios el fajín era rojo, pero después de la guerra civil, por razones obvias, se cambió al azul que perdura en nuestros días. La edad de los danzantes tiene posible origen en dar el carácter de danza blanca al baile, de este modo, un acto de carácter profano como es la danza, adquiere una dimensión diferente al ser ejecutada por niños que, merced a la inocencia que presupone su edad (inocencia que trasluce al exterior en sus vestidos blancos) sacralizan el baile y la imagen devocional puede asistir al mismo. En un principio no eran niños, sino más bien robustos mozos, pues parece que el origen de estas danzas está en la necesidad de permanecer largas temporadas en nuestra Villa los marineros vascos durante el mal tiempo, cuando Llanes era uno de los puertos balleneros más importantes del Cantábrico."


Como todos los bandos de Llanes, los miembros del Bando de La Guía lucen en sus prendas su flor distintiva, que en su caso es el nardo, "flor pequeña, blanca y olorosa que, como todas las asignadas a la Virgen, conlleva el símbolo de la pureza, leemos también en su web:
"En la antigüedad se elaboraba con nardos un costoso ungüento altamente apreciado por la intensidad de su aroma (con él ungió Maria Magdalena los pies de Jesús); por esta referencia y las que aparecen en el Cantar de los Cantares, los Padres de la Iglesia interpretaron al nardo como símbolo de humildad."

Desde la parte posterior de la ermita El Campu la Guía nos ofrece unas excelentes vistas de Cue, pueblo y parroquia a la que le dedicamos varias entradas de blog. La extensión de sus términos y su propia configuración respecto a la villa de Llanes llevó a sus vecinos a entablar varios pleitos jurisdiccionales y se dice que antaño esta capilla estuvo dentro de sus términos 



Su iglesia parroquial, a la izquierda de la foto, se construyó en 1788 en el lugar de La Mata, pero su antecesora es una más antigua y más cerca de la Puebla de Aguilar que aparece mencionada como San Román de Extramuros de la Villa de Llanes en el siglo XIV. Sus pastos comunales estaban arriba, en La Cuesta Cue, La Cuesta o La Cuesta'l Cristo, cuya cima amesetada fue aeródromo acrobático para los pioneros de la aviación, habilitado como aeródromo militar en la Guerra Civil y actualmente como campo de golf. Por esta su ladera norte y bordeando aquel antiguo Aeródromo de Cue pasa la Senda Costera de Asturias (GR 204), que muchos peregrinos emplean como alternativa al Camino de Santiago, con el que vuelven a enlazar, antes de entrar en Llanes, en la ya citada ermita del Cristo del Camino


Dado que ese trayecto por La Cuesta es bellísimo pero realiza un rodeo importante para entrar en Llanes, algunos caminantes jacobitas bajan directamente a Cue, pueblo famoso por sus antiguas Ordenanzas, dejando su parroquia aquí a nuestros pues, tras subir de la playa de El Sable Toró y entrar en Llanes por Puertu Chicu, el Barrio de Pescadores y Bustillo, en dirección a Las Barqueras, a donde vamos a regresar ahora nosotros, para continuar el Camino de Santiago del Norte , al son de aquella canción de Carlos Rubiera que dice...
Virxen de Guía, patrona del mar
los marineros, vanse a embarcar
ya van a embarcar, ya van a salir
los marineros, gústenme a mí.

Los mariñanes de Llanes 
vanse hasta Irlanda, diz el cantar
pero la mar ruxidora ye foína
y traidora nun ye de fiar.

Por eso nel cai del puertu xunta'l mar
mozos y moces encoplen esti cantar 
¡Virxen de Guía, patrona del mar!
los marineros vanse a embarcar
vanse a embarcar, ya van a salir
los marineros gústenme a mí

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