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miércoles, 26 de febrero de 2014

VEGA Y SU PLAYA, EL "PUEBLO DE SUPERMAN": CAMINO DE LAS DUNAS Y EL MAR (RIBADESELLA/RIBESEYA, ASTURIAS)

 

Vega desde el Camino

Al oeste de la parroquia riosellana de San Esteban y tras dejar atrás el cruce de Abéu, el Camino Norte de Santiago, histórico Camín Real de la Costa, pasa al pie de El Forniellu y, tras dar vista al valle del Ríu Acebu en Barreu, baja al pueblo de Vega, admirando sus casas y barrios, que se extienden, escalonados y en ladera, entre el camino y su magnífico arenal, La Playa Vega, junto a la que pasaremos enseguida, la más grande del concejo, Monumento Natural de un kilómetro y medio de extensión y unos 300 de anchura de media según el flujo de las mareas, la cual conserva un importante conjunto dunar, Les Dunes, con su característica vegetación

Bajada a Vega desde La Cruz

Luego de una corta cuesta al sur de Barréu, los peregrinos comienzan la bajada a Vega en La Cruz, un cruce de viejos caminos en el que hubo antaño una cruz de piedra, amparando esta encrucijada, parajes tenidos por especiales y sagrados desde tiempo inmemorial

El Camino, cuidado y acondicionado, es desde que empieza la bajada de La Cruz, de suelo de cemento con franja central de empedrado de cantos rodados. Prácticamente no tiene tráfico, ni siquiera en verano pues, pese a haber sido antaño el principal, en el que se unían el camín real procedente del riosellano arenal Santa Marina (Camino de Santiago Norte) con el que venía del vado de Lloviu, Sella arriba, y otros, en la actualidad el principal acceso al pueblo es la carretera RS-4, que desde la N-632 en Barréu cruza la foz o desfiladero de Entrepeñes (también Monumento Natural), y sale, desde el otro lado del monte El Calerón, aquí a nuestra izquierda, directamente a la playa por la gran vega que da nombre al pueblo, bañada por el Ríu Acebu en su desembocadura

La carretera llega en concreto a Vega por las casas de abajo, pasando por los barrios de El Molín (el del antiguo molino que funcionaba con el agua del Ríu Acebu), La Sapera, El Potril, La Pedrera, El Cantón y luego, por las casas de La Cecotilla y El Carrizal sigue a las de La Playa, junto a la misma desembocadura del río y en la entrada al arenal, donde el Camino cruza el Acebu por una pasarela que sustituye al viejo puente medieval, derribado en 1988 por una riada

La playa es de las más concurrida de Asturias en verano: ahí vemos llegar a ella la carretera, camino del puente. Vemos algo de Les Dunes y, a la derecha y más allá del puente, una casa blanca casi sobre la arena, Los Ángeles, cuyo bajo es alquilado para bar en verano. Más allá está, aunque no lo llegamos a ver aún, el Superman, bar que fue una institución en Vega, el primer hotel-pensión que hubo en el pueblo, que tuvo además un animado baile, cuyo dueño era el popular Pepe Viña, más conocido como Pepín el del Superman, apodo familiar basado en la afición por tan afamado superhéroe del cómic (al cine pasaría muy posteriormente a esto)

Nosotros además vamos a pasar por la casa de Superman, pues pasaremos delante de ella bajando a la playa por los barrios de La Sertal y La capilla, solar de la capilla de Santa María Magdalena, la patrona del pueblo, cuya romería del mes de julio es ahora, a pesar de la masiva afluencia de veraneantes, casi una fiesta familiar, pequeña pero muy acogedora y entrañable 

Los campos situados justo frente a la playa, pasado el río, se habilitan como aparcamiento en verano, pero se tiene especial cuidado en preservar el espacio natural de las dunas, cuya abundancia de flora dunar hace de ella uno de los parajes de mayor interés botánico de Asturias. Se trata toda esa vega y ribera de una ancha llanura aluvial, que en la prehistoria fue un estuario, transformado, por la sedimentación, en un estuario fósil

Más, allá por donde el camín real conserva tramos de su antiguo empedrado, está El Cuetu les Xanes, donde cuentan las historias se aparecían estas ninfas asturianas de las aguas a las mujeres que iban a lavar la ropa al ahora restaurado lavadero del Güeyu Mar, que es también como se llama a la punta que cierra la playa por el este y además actualmente da nombre a un afamado establecimiento hostelero, enfrente del puente, donde estuvieron las antiguas escuelas. Les xanes, según la tradición común, no sólo en Asturias sino gran parte de Europa occidental donde haya leyendas de hadas similares, gustan de dar el cambiazo de sus hijos (el mito del niño cambiado) por los de las mujeres, que las acompañaban al lavadero, para que estas los críen, dado que según la tradición la xana no tiene leche para darles de mamar. Las mujeres terminan dándose cuenta pues los xaninos tienen la facultad de de hablar, o tienen todos los dientes aún siendo bebés, por lo que vuelven al lugar a reclamar la devolución del niño: "toma la to cría y dame la mía", "toma'l to sarnosu y dame'l míu hermosu", etc.

Por allí sube después el Camino a El Cuetu, subiendo a Berbes, donde la frondosa vegetación va tapando las cicatrices de las antaño muy activas minas de fluorita, cuya explotación comenzó en 1931, estratégico mineral, fundente de primer orden del acero, que llegó a exportarse a los dos bandos en la II Guerra Mundial y alcanzó su máxima producción en los años 1970 para seguidamente entrar en una paulatina crisis que hizo desaparecer estas explotaciones en la zona, a no ser el lavadero de Mina Ana en Torre, al sur de Barréu, el pueblo vecino, al otro lado de Entrepeñes

Parte de la playa, en concreto se dice que desde el lugar llamado Piedra Colorada al oeste, es de la vecina parroquia de Berbes, la última ya del concejo de Ribadesella/Ribeseya, si bien es cierto que, durante el llamado Trienio Liberal (1820-1823), perteneció al de Caravia

Más allá, al oeste-noroeste, el Cabu Llastres, al norte de Colunga, es una larga cuña-promontorio que se adentra en el mar, con sus famosos acantilados jurásicos de la Costa de los Dinosaurios y su puerto y pueblo de pescadores, antiguamente también de marineros mercantes, balleneros y corsarios, Llastres, inmortalizado por la famosa serie de televisión Doctor Mateo, en la que se le denominaba San Martín del Sella

Su topónimo viene de llastra, piedra lisa, grande y plana, abundante en sus cantiles y pedreros. Precisamente el río de La Llastra es el límite occidental de su parroquia, frontera entre los concejos de Colunga, al que pertenece, y el de Villaviciosa, parroquia que abarca también al pueblo de Lluces, arriba, en La Rasa, este de tradición agrícola-ganadera, que secularmente se complementaba con la marinera-pescadora de Llastres

La población se asentó en una ensenada natural que el cabo protege de los vientos del norte, fondeadero en el que hubo astilleros y carpinteros de ribera. Sus casas se construyeron en un lugar en el que el acantilado pierde su verticalidad. Las señales más antiguas de poblamiento aparecen en el periodo neolítico-megalítico, con las necrópolis tumulares de La Rasa de Lluces y en la Edad del Bronce, a manera de tres hachas votivas localizadas una en dicha rasa o llanura litoral y las otras dos registradas en su hallazgo como de la parroquia de Llastres en general.

Posteriormente a ello, el precedente poblacional que podríamos calificar como urbano, al menos localizado hasta ahora, estaría más al sur, en el castro astur de La Villeda, al otro lado de la Playa la Griega (de briga, fortaleza, nada que ver con ninguna griega), que aún no llegamos a ver desde aquí, si bien toda la ensenada debió ser un fondeadero natural desde los tiempos de las lejanas navegaciones atlánticas ya atestiguadas en la prehistoria

Lo que sí vemos es, al oeste de esa playa, y entre ella y Llastres, los acantilados de La Peña'l Quesu y La Punta los Estudiantes, bajo El Cantu l'Arenal y arriba, en El Monte la Salú, el gran edificio del MUJA, el Museo del Jurásico de Asturias, popularmente llamado de los Dinosaurios, donde se muestra la riqueza de hallazgos de aquel apasionante periodo de la historia de la Tierra, cuando los grandes saurios dominaban el planeta y cuyos restos, sobre todo sus huellas o icnitas, abundan en estas costas. 

Más a la derecha, la Playa de Llastres, al pie de los acantilados, donde desemboca el Ríu Frayón o Astuera, relacionado este con astures y el topónimo Asturias. Esta playa está separada, por la Punta'l Caballu, de la del Escanu, al lado del puerto y al pie de la población, que fue su primer embarcadero, muy bien resguardada

El largo (y ancho) brazo de tierra acantilado del cabo proporcionaba esa seguridad, pues se adentra bastante en el Cantábrico, haciendo una barrera natural contra temporales y galernas que se prolonga desde L'Escanón y La Punta Miseria, al norte de Llastres, hacia Les Llastres de La Cotariella, El Pedreru de Llimixide, El Pintu, La Piedra'l Rayu, La Teyosa, El Talameru, La Vaca, El Teyadín, y por fin el extremo final, El Cabu Llastres propiamente dicho, sobre el que se construyó en 1994 El Faru Llastres, o Faru Lluces, que hasta el momento es el último construido en Asturias (balizas portuarias aparte que eso es realmente otra cosa)

Por los restos localizados del tiempo de Roma esta comarca costera fue intensamente romanizada a partir de sus estructuras y poblaciones indígenas, como vimos en El Forniellu. La existencia de enclaves portuarios en esa época como el Portus (precedente de Ribadesella/Ribeseya) y, especialmente por su importancia y cercanía a Llastres, el de La Isla, delatan la actividad portuaria de esos embarcaderos naturales al abrigo de rías y cabos

Hay quien a querido ver en Llastres la Noecantrum de Agrippa en los tiempos en los que la flota de Aquitania desembarcaría en este litoral para atacar a los cántabros y los astures por retaguardia. Más seguro parece que una de las calzadas romanas que llevan el nombre de este general (Marco Vipsanio Agripa), tuviese un ramal que, desde Las Landas de Aquitania aprovechase, el camino natural prehistórico entre la Cordillera Cantábrica y el Mar, para la vía Ossaron-Brigantia (Irún u Oyarzun a Betanzos o A Coruña), precedente del Camín Real (del reino, del Estado, público) que a lo largo de la costa enlazaría todos estos enclaves, uniéndose también a los caminos del interior, entre los puertos húmedos, del mar, a los puertos secos, los pasos de dicha cordillera, al sur, las principales vías de comunicación hasta la construcción de las primeras carreteras, precedentes de todas las rutas seculares, incluidas las de Santiago, pues por supuesto eran las que escogían los peregrinos, el precedente, en este caso que nos ocupa, del Camino de Santiago, este llamado tradicionalmente de la Costa, como lo fueron el camín real y luego la primera carretera, pero que técnica y burocráticamente en la moderna nomenclatura institucional jacobita parece haber cambiado a Camino Norte

Llastres ya en el siglo XIII era célebre por sus pesquerías, que dotarían, entre otras villas y lugares, a la Puebla de Colunga, constituida como tal población aforada en algún momento antes de 1274, cuando se la menciona por primera vez, a la cual, además de sus respectivos fueros comerciales, administrativos, políticos, etc. para ella y sus habitantes, se la declaraba cabeza o capital de un alfoz al que pertenecía Llastres, libre, teóricamente, de poder feudal nobiliario y monástico, precedente del actual concejo


Llastres se asentaría pues como el puerto de este alfoz y el más importante entre el muelle riosellano y en Villaviciosino de Tazones, con el que siempre hubo estrecha relación. Como si de una capital de concejo se tratara, se asentaron bastantes linajes de la nobleza local de estos contornos, que edificaron sus casonas de prominente heráldica, mostrando su abolengo y remarcando su influencia en un puerto especialmente enriquecido por la caza de la ballena. La primera referencia documental de su Gremio de Mareantes de Santa Ana es de 1542, aunque se supone una existencia anterior de esta u otra entidad, tal vez a raíz de la carta puebla de Colunga, y a mediados de esa centuria se construye el primer muelle, según leemos en el Gran Atlas del Principado de Asturias:

"La instalación portuaria soportaba el tráfico mercantil -que combinaba el comercio marítimo y la práctica arrieril hacia el interior- y, sobre todo, una intensa actividad pesquera, que generaba otras labores artesanales subsidiarias (escabeches, salazones, tonelería, etcétera). Los pescadores de la localidad situaban en un lugar preferente entre sus múltiples faenas la peligrosa captura de la ballena. Según R. Baragaño, en el siglo XVII la flota de Lastres rondaba la treintena de embarcaciones. El mismo autor informa de que al sur del puerto había unas ruinas que correspondían a una antigua casa de las ballenas. En 1622 Luis de Valdés venía a asegurar, no sabemos si exageradamente, que Lastres era el puerto ballenero más importante de Asturias. Lo que sí es seguro es que para entonces la localidad costera constituía, con mucho, la mayor entidad de población del concejo." 

Llastres, con sus casas blancas resaltadas en la falda de la ladera bajo La Rasa de Lluces, destaca como un faro en la lejanía. Tanto la población como su faro serán a partir de ahora una de nuestras referencias geográficas y visuales camino de Berbes, Caravia y Colunga

Es esta una estampa que, por su belleza, es fotografiada hasta la saciedad por peregrinos y senderistas que se encuentran en este lugar con esta maravilla del paisaje

Los prados de extienden en cuesta a nuestra izquierda hasta casi la corona de El Cuetu, donde el arbolado forma un bosque. Llamado también El Cuetu l'Aspa, ahí estuvieron algunas de las minas de fluorita de Berbes: Cuetu I, Cuetu II, Cuetu Norte y Busteriza. La minería de espato flúor, su nombre comercial, llegó aquí con el empresario minero Celestino Menéndez en 1931. Sin embargo, ya en 1802, D. Lope José Bernaldo de Quirós y Miranda  el párroco de San Esteban advertía de su existencia, pues aunque aún se habían descubierto las cualidades del mineral, principalmente como fundente del acero (de ahí su interés estratégico), este llamaba la atención por su aspecto acristalado y muy colorista

Mucha gente de estos pueblos trabajó en estas y otras de las minas de la zona, que alcanzaron gran notoriedad durante la II Guerra Mundial, cuando llegó a venderse espato flúor a los dos bandos en conflicto. La producción siguió creciendo hasta casi la mitad de los años 1970, luego comenzó la crisis del sector, el crecimiento se detuvo y seguidamente cayó en picado. La muerte de cinco mineros en el trágico accidente de Foncaravia en 1982 agravó la situación, produciéndose una cascada de cierres de estas explotaciones hasta su extinción, quedando únicamente en actividad Mina Ana, al lado de la N-632, pero como lavadero del mineral procedente de otras minas


Este es el primer barrio de Berbes al que vamos a llegar, La Sertal, en la ladera de la derecha, que baja del monte de La Mortera, un topónimo vinculado a pastos, aprovechamiento secular de este monte, donde también existe el topónimo La Braña, también relacionado. El erudito especialista Xosé Lluis García Arias dice así en Toponimia Asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"A nuestro modo de ver estos topónimos deben explicarse por la palabra toda vía en uso, mortera, con que se alude al terreno de pasto, propiedad comunal, que queda acotado durante determinados períodos del año y al que sólo se puede acceder para disfrute colectivo, previo acuerdo tomado en xunta de vecinos que es quien fija el día de la derrota o de la irrupción de ganados en la morteraLa derrota se explica desde DERRUPTAM, participio del compuesto dirumpere ‘romper’ y bien merece el nombre porque en realidad se quebraba el cierre que impedía el acceso al pasto.

Según esto creo que habría que pensar en la imagen que a nuestros paisanos ofrecieron unos terrenos que no podían aprovecharse durante una época del año. En realidad muy bien pudieron haberlos denominado (PASCUA) MORTUARIA ‘pastos muertos’ > mortera porque se trataba de verdaderos pastos muertos o sin aprovechamiento durante un largo período de tiempo. El hecho de que hoy en algunos concejos no se recuerden estos usos tradicionales no quiere decir que no hayan tenido vigencia en épocas antiguas cuando se formaron los topónimos"

La Sertal sigue cuesta abajo a los lados del Camino, ahí tenemos algunas de sus casas, dispuestas escalonadamente en la bajada y orientadas al sur, mostrando bellos corredores y galerías


Más abajo de La Sertal, los demás barrios que se extienden por la vega, hacia el río y la carretera, a los que se baja de La Capilla por La Calzada, un precioso camino que conserva su viejo empedrado. Sin embargo nosotros no iremos por ahí, bajaremos todo recto a la carretera y por La Cecotilla continuaremos a La Playa


Uno de los barrios de abajo, La Sapera, evidencia en su topónimo esa proximidad al río, al igual que el de El Molín, a donde venían a moler desde San Esteban, la cabeza de la parroquia, donde están la iglesia y las escuelas (actual albergue de peregrinos)


Los barrios de abajo, aledaños a la carretera, son hoy en día con diferencia los más transitados dado que son el acceso al pueblo y a la playa, que es además, ya al final del todo, donde se concentran los establecimientos de hostelería, de larga tradición y muy renombrados. Por ello la mayor parte de la gente, turistas, visitantes, veraneantes, suele dirigirse hacia allí, quedando bastante tranquila la parte alta, La Sertal y La Capilla, donde suele reinar la placidez, incluso en pleno, al menos en comparación con la caravana de coches y procesión de veraneantes y bañistas que se forma desde primera hora de la mañana hasta que cae la tarde, con especial incidencia las horas centrales del día 


Y es que Vega, como prácticamente todos los pueblos riosellanos y casi todos los del oriente asturiano, especialmente costeros, es en nuestros días un enclave eminentemente turístico pero sometido a una intensa estacionalización los meses de verano. No en vano su playa es la mayor del concejo y de muy buen acceso. Sin embarco Vega nunca tuvo actividad pesquera salvo la marisquera y de caña de pedral, ahora muy controlada, habiendo en su tiempo buenos pulpos y arcinos, oricios o erizos de mar


La agricultura y la ganadería fueron secularmente las labores que ofrecieron sustento a la población durante siglos. Sus excedentes se vendían en el cercano mercado riosellano, creado en el siglo XIII con la carta puebla, pues era una de sus prebendas. Un mercado en el que confluían los productos del campo y de la mar, a veces procedentes de muy lejos


Pero sería la minería del espato flúor la gran veta de empleos de estos concejos durante unas cuantas décadas del siglo XX, no pocos compatibilizados con las faenas pecuarias, las cuales fueron especializándose  en las ganaderas para el suministro de carne y leche a los grandes mercados de las ciudades y áreas metropolitanas, vía las correspondientes empresas de recogida y de distribución. Esta es la razón por la que vemos tan verdes prados de pasto y algún rebaño de vacas


La minería contribuyó a mantener población en estos pueblos en los años del éxodo rural, pero una vez empezó a decaer este se produjo casi súbitamente según iban cerrando las minas, y con ello resultó el cierre de otros negocios, los más visibles "los chigres-tienda de tola vida", las clásicas tiendas mixtas de bar-ultramarinos. Sin embargo Vega mantuvo los de primera línea de playa gracias al turismo veraniego, pues apenas quedó población en los pueblos, al emigrar a las ciudades del centro de Asturias y no pocos al extranjero


La belleza de aquel "cristal de roca de bellos colores", como lo llamó por D. Lope, el citado párroco de San Esteban, en 1802, no le pasó en absoluto desapercibida, llegando a decir que son "una especie de diamantes tan transparentes y diáfanos que parecen vaciados del mineral más puro", haciendo hincapié en sus formas cristalinas y tonalidades en aquel informe de su parroquia que le enviaba por entonces al filólogo Francisco Martínez Marina, que preparaba su Diccionario Geográfico


La siguiente noticia ya parte de alguien del gremio minero: el ingeniero de minas Guillermo Schulz, que habiendo sido nombrado Inspector de Distrito de Asturias y Galicia tres años antes, publica en 1836, dentro de sus pesquisas geológicas buscando yacimientos de todo tipo, anota en su libreta de cuarzo que en Berbes hay "infinidad de cristalizaciones de cuarzo, espato flúor y espato pesado". Pero aún faltaría tiempo para que por primera vez se explotase una mina en Asturias de este mineral, en 1905, pero no sería aquí sino en La Collá (Siero), por parte del ingeniero gijonés Felipe Valdés Menéndez


Abajo, el Camín Real recorre las dunas y estuvo tiempo ha afectado y cerrado por las minas, al llegar a lo alto de El Cuetu. En nuestros días está abierto pero veremos algunos de los restos de aquellos yacimientos, que en este sector movieron ingentes cantidades de tierra y roca en el mismo acantilado 


Los peregrinos es fácil de encaminasen a buscar refugio y sustento en el Hospital de Santa Ana de Colunga, existente en esa villa desde el siglo XVI y del que se conserva su capilla, centro de sonada romería, cuya advocación se debe a que fue fundado por el Gremio de Mareantes de Santa Ana, del vecino pueblo de Llastres. Sabemos muy poco de su historia y, como es frecuente, llegan noticias sólo de sus momentos de decadencia, en el siglo XVIII. Se mantenía, dice el Catastro de Ensenada en 1753, con la asignación voluntaria de "la Justicia y Regimiento de la Villa del caudal del arbitrio que sale de la sisa" y que por ello "solo da albergue" (otros daban lumbre, comida, etc.)


En el siglo XVIII se abría además en Llastres un centro benéfico con capilla y siete camas atendido por una mujer, fundación pía para pobres caminantes bajo el patronazgo del vecino don Bernardo del Castillo, quien lo mantenía por devoción y a su cargo. Por entonces también languidecía, pero por los registros de defunciones parece pasaban por él muchos peregrinos que se desviaban del camino principal. En 1738 fallece el francés Jacobo Oche y, hasta 1777, se sabe de otros once extranjeros fallecidos en el "hospicio de pobres y peregrinos de este puerto", al ir o al regresar de Santiago. Según precepto religioso se les hacía un funeral solemne "con misa cantada e ofizio de defuntos", oficiado por todos los sacerdotes de la localidad


Desde Llastres, aquel antiguo camino iría directamente a Villaviciosa por La Rasa de Lluces y La Venta'l Probe. Por aquellos tiempos de fundación del hospital Llastres hubo de ser puesto en alerta, reforzándose sus defensas, ante las guerras con Holanda, Inglaterra y Francia, cosa que se sucedió a lo largo de las dos centurias siguientes, llegando a ser cañoneado durante la Guerra de Sucesión


No mucho antes, y según un censo de 1660, había aquí "228 casas distribuidas en siete calles y dos plazas; 5 tiendas de paños, balletas y otras ropas; algunas puestos de abacería  y demás comestibles: escuelas de primeras letras frecuentadas por indeterminado número de niños cuyos maestros percibían  2.200 ducados de sueldo anual y una cátedra de latinidad suficientemente dotada". Fruto de aquella temprana tradición escolar sería la figura de Agustín Bernardo de Pedrayes y FoyoEl Matemáticu Pedrayes, nacido en Llastres en 1744 y cuyas primera letras estudió aquí, bajo la dirección de su padre, el médico Emeterio Pedrayes, y seguidamente cursó Humanidades en Colunga antes de seguir Filosofía, Teología y Leyes en la Universidad de Santiago de Compostela, base de su intensa trayectora científica. En 1798 y con el también matemático Gabriel Ciscar, representó a España para establecer, junto a sus homólogos franceses, un nuevo sistema de pesas y medidas del actual sistema métrico decimal, de lo que dice la Wikipedia:
"A propuesta de Pedrayes se adoptó el círculo repetidor de Jean-Charles de Borda para la medición del arco de meridiano que va de Dunquerque a Barcelona y que había de servir de base para la división del cuadrante de la circunferencia terrestre en diez millones de partes, y una de éstas sería el metro, que en griego quiere decir medida."
De la fama de su sabiduría nació la expresión popular "sabe más que El Matemáticu Pedrayes" y similares


El puerto tenía rutas marítimas con muchas poblaciones europeas, su época dorada fue entre los siglos XVII y XVIII, cuando se establecieron muchas familias venidas de fuera, gran parte de ellas de los pueblos de alrededor, conformándose por entonces la fisonomía urbana de la villa marinera, con sus calles y sus barrios. Extinguidos los cetáceos, con cuya grasa se alimentaron las lámparas de la iglesia parroquial de Santa María de Sabada, del monasterio de  Valdediós (con derechos y sisas portuarias) y de la misma catedral ovetense de San Salvador, la actividad en cuanto a la pesca se centró en las costeras del besugo, la merluza y el congrio, entre otros, escabechándose en gran parte para exportarlo a Castilla por los caminos de la arriería. Escabeches y salazones, junto con la fabricación de pipas, barriles, toneles y cajas para su almacenamiento y transporte daría paso, posteriormente, a una antaño potente industria conservera, desaparecida en nuestros días, cuando es también el turismo, con la hostelería, junto con la menguante pesca, la base económica del lugar


Sin duda, en su camino hacia Colunga, la vista desde aquí de las casas de Llastres, seguro que por entonces con algún buen velero surcando sus aguas al entrar o salir de puerto, animaría a muchos sufridos peregrinos, cansados de las cuestas arriba y abajo tras el paso del Sella, sabiendo o presintiendo de la relativa proximidad de establecimientos de acogida. De Llastres y su vinculación con la senda xacobea costera escribe el historiador Luis Antonio Alías así, en su libro El Camino de Santiago por Asturias. Itinerarios:
"Vigía cantábrico, desparrama sus casas por la ladera y parece recordar con indolencia lejanas hazañas balleneras. Hay que desviarse un poco delCamino,perono esposible renunciar a la visita. Además, cuando el siglo XVIII finalizaba, un vecino don Bernardo del Castillo, habilitó una de las casas de la villa como hospital de transeúntes y mantuvo, de su exclusivo pecunio, siete camas y una guardesa. El peregrino que tenía dificultades para hospedarse en el hospital de Colunga, podía probar aquí"

En el año 1678 el cura párroco de Berbes tuvo la buena idea de fundar un hospital de peregrinos que aliviase a los romeros tras la dura cuesta de El Cuetu y pudiesen alojarse allí sin tener que prolongar más su marcha hasta Colunga, o haber de detenerse en alguna venta caminera intermedia, también empleadas ocasionalmente por los romeros, si bien estos, por su características casi siempre de caminantes pobres, solían preferir acogerse a las fundaciones piadosas de carácter hospitalario especializadas en su cuidado y atención


El párroco, D. Alonso Ganancia, estipulaba en su testamento, sin duda con ilusión y devoción, que se construyese a sus expensas este refugio para los "pobres peregrinos que pasasen por aquella parte en donde se les diese agua, lumbre y leña y se conservasen en él dos camas de ropa", pero desgraciadamente esto no fue así, no disponía de buenas rentas y era difícil que los vecinos se animasen a ser hospitaleros, lo cual le llevó a una pronta decadencia


A la ruina total del malogrado hospital contribuyeron los propios peregrinos. Sin hospitalero y sin dotación para su mantenimiento, ellos mismos desmontaron sus tablas para hacer la lumbre con la que poder calentarse, según se señala en los Autos de Visita, que añaden que también robaban la ropa de las camas. En 1702 se decidió su cierre y posterior subasta


Desde aquí reconocemos las casas de La Ordiera, a la entrada de Berbes por la carretera N-632, justo enfrente de la entrada a las minas, que es ahora una pista por la que sube el Camino. Desde allí, y sin llegar a pisar dicha carretera, tomaremos un ramal a la derecha que, pasando junto a algunas casas situadas sobre la misma explotación, nos llevarán al otro extremo, donde sí cruzaremos la calzada y proseguiremos camino de Caravia


Aquí vemos uno de esos rebaños de vacas que mantienen, evolucionadas a los nuevos tiempos, los trabajos pecuarios antaño predominantes en estas aldeas. Baste, como ejemplo, el apodo de sus vecinos, acaso hoy un tanto olvidado, jarraperos o h.arraperos (con hache aspirada), que son papillas de maíz o trigo, cocido con agua o leche .También llamadas farrapesfariñes, pulientas, etc., base cerealística de la alimentación de muchos pueblos, especialmente en los que, como Vega, dispusieron de buenas tierras de cultivo y molinos


Hoy en día la agricultura casi ha desaparecido, salvo prácticamente para consumo propio en huertos familiares. Los pocos que siguieron trabajando el campo se especializaron en vacuno por las razones antes expuestas y hoy en día buena parte de las casas son segundas residencias y viviendas vacacionales. Es verdad que dada la belleza del lugar se ha dado el caso que algunos antiguos veraneantes viniesen aquí a establecerse y vivir cotidianamente, una vez llegada la jubilación


El bullicio del verano en la playa contrasta con las soledades del invierno, aunque siempre veremos a alguien paseando o pescando en el arenal o sus pedrales. Ahí vemos algo de las dunas y su protegida vegetación, incluyendo la aliseda pantanosa. Especialmente importante entre las plantas de Les Dunes es la "mosquita dorada" (Linaria supina) pues se trata del único lugar del litoral asturiano en el que ha sido localizada


Bajando, dejamos el amplio paisaje marino que se contempla desde La Cruz y llegamos ya a las primeras casa de La Sertal, un topónimo que parece tener con árboles frutales, de cultivo, plantas o similares, del latín insertare, que dio en Asturias ensertar inxertar, en castellano injertar


El camino antiguo era de piedra y barro y aún más estrecho. Se ha ganado un poco de espacio en algunos tramos a la derecha, donde hay prado en ladera. En otros, entre casas, no se ha podido


Un precioso caserón es una antigua casa de indianos que sigue el patrón de la arquitectura tradicional asturiana de casonas rurales a manera de bloque, de planta cuadrada y tejado a cuatro aguas con buhardilla. Una buena galería está orientada al sur, la parte más soleada


Desde ella hay una buena vista de este sector de costa, hasta Llastres. Abajo, en el pueblo, hay un comercio de ultramarinos, La Tiendinde Vega, en la carretera, que suele abrir en temporada. Seguimos viendo los prados cuestos por los que sube el Camín Real a Berbes por El Cuetu l'Aspa


Un  alto muro de piedra y cemento cierra la quinta de la casa. Poco más allá está la antigua cuadra


Pasamos junto al portón y seguimos bajando. El camino conforma ahora una preciosa callejuela, en dirección al siguiente grupo de casas


Y esta es una foto del mismo lugar a principios de la primavera, con los verdes intensos y los árboles en flor


Y este es el albergue Tu Casa, uno de los alojamientos que encontraremos en Vega, sin salirnos del Camino, para pernoctar. Está pensado para peregrinos y son sus hospitaleros Marina Ferrari y Coro Jiménez. Leemos en la página de Amigos de Ribadesella el artículo de Juan J. Pérez Valle titulado: De Ribadesella a Berbes por el Camino de Santiago:
"Vega merece un capítulo aparte, por su bien acondicionada calle principal, por sus hórreos, por sus trampantojos… El caminante se topa en el barrio de La Sertal con el albergue de peregrinos Tu Casa, que lleva la suiza, Marina Ferrari -curiosamente, los tres albergues privados que han abierto sus puertas al peregrino en Ribadesella, dos en Cuerres y uno en Vega, están regentados por extranjeros-. Llama la atención el que Marina haya tenido que poner en la puerta, junto a una campana bien visible, un cartel que dice: “Para llamar, campana. Ding, dong”. Estoy seguro que algunos seguirán utilizando los nudillos."

Recordad siempre que albergues y alojamientos ha de confirmarse siempre personalmente si están abiertos o no, ninguna guía puede estar al día de forma exacta porque es materialmente imposible dada la cantidad de caminos y establecimientos que hay. Es una información orientativa que hay que corroborar


Tiene una preciosa antoxaja o delantera muy acogedora, a manera de porche o portalín, y arriba un corredor desde el que se ve llegar a los peregrinos


Seguidamente pasamos al pie de este hórreo, destartalado, qu eha perdido parte de su corredor, hecho con listones de manera colocados en horizontal


A la izquierda otro buen caserón indiano con hermosa galería orientada al sur, al Camino, y terreno plantado de frutales cerrado por una alta tapia


Pasada casona y hórreo hay un pequeño rellano en un cruce de callejuelas donde el Camino se ensancha enfrente de estas casas


Casa de galería. Aunque no exclusivo de los indianos estos sí contribuyeron a popularizarlo al coincidir su época dorada con la expansión de la industria del vidrio avanzada la segunda mitad del siglo XIX


La galería permite integrar térmicamente dentro de la vivienda espacios antes destinados a corredores y por lo tanto al exterior. Recordemos que los indianos, según su fortuna, hacían o casas nuevas o simplemente reformaban la vivienda familiar


Esta mira a la calle orientada al oeste. Las casas antiguamente nunca o casi nunca se orientaban al norte, la parte más umbría y más expuesta a los vientos y humedades


La verja es otro elemento que no siendo exclusivo de los indianos estos emplearon mucho como cierre de sus casonas y palacetes


Mirando atrás, el hórreo tiene mucho mejor aspecto. Ya cumplida su función principal como almacén de grano que luego se llevaba a moler al molino que dio nombre a uno de los barrios de abajo, ahora ha quedado como elemento decorativo y símbolo del patrimonio etnográfico de Vega. Fijémonos en los tiestos con flores colocados en la subidoria o escalera


Siguiendo camino, pasaremos a la izquierda de este otro caserón que mira de frente al hórreo y esta pequeña plazoleta, donde la callejuela sigue unos metros más en llano


Fijémonos en esta artística concha del Camino de Santiago hecha con piedras incrustadas en el suelo de hormigón

 
Otra vista del caserón de la verja, que cierra un hermoso jardín de tiestos y flores a la entrada


La calle vuelve a estrecharse entre el muro y la casona de la derecha. Apenas entraría un coche


Otra foto de principios de primavera. El Camino sigue teniendo este cuidado firme de cemento y cantos rodados


Conchas y flechas camineras orientan al peregrino y confirman el buen camino cuando llegamos a una bifurcación, en la que iremos a la derecha


A la derecha un bebederu o abrevadero de ganado. Tiempo hace que no se ven vacas ni bueyes en lo que fueron antaño casas de labranza y caserías


Más atrás, entre las plantas, una antigua piedra de lavar. Atrás hay un pequeño canal y un sumidero para las aguas que, con las lluvias, bajan del monte formando riegas o arroyos


Una hermosa parra cubre parte de la fachada de la casa de esta bifurcación, El Colladín. Está bien crecida y ase asoma sobre el Camino


Tal y como hemos dicho iremos a la izquierda, donde comienza de nuevo la cuesta abajo, delante de esta higuera


Al pasar admiramos toda la fachada de la parra, que en realidad es dos casas, la de la izquierda con un largo y precioso corredor. En su trabajo El corredor en las casas asturianas, sus autores Florencio Cobo Arias, Miguel Cores Rambaud y Matilde Valcarce dicen lo siguiente:
"El corredor de madera es un elemento que se encuentra reiterativamente en casas repartidas por toda la región asturiana: por su ubicación. disposición y diseño son posibles múltiples alternativas en la composición de fachada de las viviendas y servicios que adoptan esta solución constructiva. Determinados tipos de corredor predominan en área s concretas. unas veces de forma tan clara que caracterizan por completo su arquitectura. como es el caso del corredor volado diáfano en concejos centrales. mientras que en otras áreas coexisten dos. tres o más tipos de corredor -por ejemplo volados. sobre machones y entre muros cortafuegos en concejos costeros o o incluso es la importancia que adquieren sus cerramientos el denominador común más evidente."

El corredor daba un servició a la casa campesina, lugar donde se ponían a secar o madurar diversos productos y se tendía la ropa a resguardo de la lluvia. Funciones que sigue teniendo en aquellas casas que lo conservan. Dentro de los diferentes estilos existentes este sería el de corredor entre cortafuegos, o mejor dicho, entre cortafuegos y muro lateral de la casa contigua:
"El corredor se desarrolla a lo largo de toda la fachada principal de la casa, cerrándose sus laterales por la prolongación de los muros piñones, en los que encajan o apoyan las carreras sustentantes de aquél. Estos muros, denominados cortafuegos, protegen lateralmente del viento y de la lluvia tanto el zaguán como el corredor. Se consigue con esta composición una lectura similar a la que proporciona el corredor sobre machones; en ambos casos toda la fachada es un espacio de transición entre el extetrior y el interior."

Dicho zaguán, antoxana, delantera, etc., era un espacio se socialización en el que se sentaba la gente de la casa y conversaba con cualquier vecino que pasase, muchas veces con los animales yendo o viniendo del bebederu, camino de la cuadra o marchando de esta a los prados de pación. También, como en este caso, es un improvisado almacén de cosas, en este caso abundante leña para la cocina. De ve también en el suelo la porción de tronco sobre el que esta se pica


Otro azulejo de cerámica, tan abundantes en Asturias, nos garantiza, colocado en este muro de piedra, que nos encaminamos por el ramal correcto


Cuesta arriba, una casa en la empinada ladera. Esta tiene su fachada principal al otro lado, orientada al este, a la montaña


Letrero artesanal con el nombre del lugar: El Colladín


En El Colladín, otra casa, esta construida más de recién, se alza en la falda del monte, con buenas vistas sobre el pueblo y el Camino


A nuestra izquierda, magnífico portón de acceso a una de las quintas que hemos dejado atrás. Con estructura rematada en tejadillo de teja árabe


Vista de la finca con el portón abierto. Arriba las primeras casas de La Sertal, por donde acabamos de pasar, bajando de La Cruz


Una panera, evolución en tamaño del hórreo, construcción aparecida como resultado de la necesidad de albergar las grandes cosechas de maíz llegado de las américas (s. XVII). Se llamaba pan a todo cereal panificable, tanto hecho como en semilla, de ahí el nombre de panera, si bien con el tiempo el citado maíz fue el cereal panificable más plantado en gran parte de Asturias, desplazando al trigo, mijo, panizo, escanda, centeno...


A la derecha otro alto muro, este cerrando una finca plantada de árboles, el primero, una higuera cuyas ramas y hojas se asoman a la calle


A la izquierda otro portón de artístico tejadillo. Al fondo vemos ya las casas del barrio de La Capilla


A la derecha otro magnífico hórreo de corredor, este de los construidos sobre un almacén o bodega, con los pegollos más cortos que los de los que se alzan sobre el mismo suelo


La bodega podía tener un sinfín de utilidades, normalmente eran los enseres y aperos de labranza, incluyendo el carro y sus elementos. También podía estar el llagar de sidra, hacerse un gallinero, conejera la corripia'l gochu o pocilga de los cerdos, en incluso una cuadra u otra vivienda, si el tamaño lo permitía. En muchos casos también se empleó y emplea como cochera


El espacio entre el techo de la bodega y el suelo del hórreo servía también para almacenar cosas, en este caso leña


La comida, como el grano, se prefería guardarlos arriba, salvo de roedores y de humedades, donde curaba bien y se conservaba mucho tiempo


Como en el caso de las casas, los corredores de muchos hórreos y paneras tienen muchas funciones, pero la más empleada era la de colgar a secar les riestres o ristras de panoyes o mazorcas que, tras ser deshojadas en la labor de la esfoyaza o esfueya, se colocaban no sólo en los corredores de hórreos y paneras (también de las casas), sino en sus mismas paredes hechas de tablones, les colondres


Apenas se planta ya maíz para consumo humano sino como planta forrajera, por lo que este trabajo de la esfoyaza ya no resulta tan necesario. No obstante muchos propietarios guardan unes riestres para que no quede tan desangelada la panera o el hórreo. Y es que antaño la riqueza de una casa solía medirse por la cantidad de maíz que se veía colgando de estas construcciones, a veces cubriéndolas por entero salvo el tejado. Por su parte el trabajo de la esfoyaza era tan ingente, dadas las enormes cosechas, que se realizaba como una labor comunitaria más, yendo las gentes de casa en casa, coincidiendo vecinos, familiares e incluso gente de otros pueblos, organizándose cantares a la vez que se esfoyaba o deshojaban la hojas, dejando unas pocas para atar les panoyes unas con otras
Una panoya tirete
y nun me fixisti casu;
ya verás como te quedas
por siempre pa vestir santos
Era normal acudiese algún músico, por lo común un acordeonista, gaitero, violinista ciego, panderetera, etc. o se hiciese música con cualquier enser, latas, botellas, o mismamente dando palmas...
Alégrate vaqueirina
qu'esti añu hai bon maíz
tengo yo una panoyona
barbada pela raíz
 De la coincidencia de mozos y mozas y las subsiguientes picardías, dobles sentidos de los cantares y demás jolgorio, surgieron grandes preocupaciones entre las personas guardianas de la moral, por lo que existieron férreas disposiciones que prohibían, a las mujeres cómo no, participar esta labor. Otra es que estas se aplicasen de manera efectiva
El cantar de la panoya
yá nun se puede cantar
porque dicen qu'echa multa
el guardia municipal

A la izquierda Casa Superman, la de Pepe Viña o Pepe'l del Superman, también casa de Yolanda González, su cuñada, dueña de aquel famoso y pionero chigre-hotel de la playa. Excelente cocinera además, que recordaba que en un verano había llegado a hacer, entre otras cosas, 684 tortillas, siendo muchos de sus clientes veraneantes alemanes


Delante de Casa Superman otra bifurcación: nosotros seguiremos a la izquierda, siempre bajando


Grandioso caserón, con altísima fachada de piedra, según llegamos ahora al barrio de La Capilla


Enorme casa de tres plantas, restaurada de manera impresionante. Ahora, a diferencia de antes, se valora dejar las fachadas con la piedra a la vista. Antes se encalaban para evitar humedades. Admiramos especialmente los vanos adintelados con piedra de sillería, al igual que las esquinas


Peldaños de piedra sobresalen de esta muro. Se empleaban para subir y bajar de la finca



Otro buen palacete, tal vez de origen indiano, con elegante verja repujada cerrando el jardín


Pagada a ella por su parte posterior, otra casona de grandes fachadas y vanos adintelados


Una de las dos puertas que mira al Camino, la segunda y más pequeña, dispone de un tejadillo sobre ella


Ahora atención al llegar a este cruce en el barrio de La Capilla, lo primero que vamos a hacer es mirar hacia la casa que acabamos de dejar atrás...


Y es que en esta fachada, sobre el hórreo, vamos a descubrir un elemento que no quisiéramos dejar pasar desapercibido pues no parece sumamente interesante


Es una ventana en esquina, que da tanto a esta fachada sobre el hórreo como a la del Camino, pero es al darnos la vuelta aquí cuando mejor la identificamos. Con una columna en la esquina entre fachadas, es un modelo renacentista del siglo XVI muy poco representado en Asturias


Veremos una igual en la Casa de los Alonso Covián en Colunga (donde se dice durmió Carlos I en septiembre de 1517, haciendo este mismo camino pero en sentido inverso). Posiblemente se trate de una imitación de la misma, aunque la columna nos parece antigua


Y ahora, otra cuestión muy importante de frente y siguiendo Camino: este está señalizado a la derecha de esta fila de casas que se alarga hasta la capilla de La Magdalena, cuya fachada blanca se ve un poco, al final de la hilera. Realmente este camino es reciente en términos históricos, pues se abrió detrás de las casas para permitir el paso de vehículos


El Camino original e histórico pasa a la izquierda y paralelo, pasando por un pasadizo bajo el cuerpo central de esta casa, llamada L'Arcu, que es además otra de las grandes referencias para los peregrinos. No es un albergue, sino una Casa de Aldea, con habitaciones, en la que pernoctan muchos romeros jacobitas


L'Arcu debe su nombre al arco que veremos al otro lado de ese paso bajo la casa: la calle Sol, que es la que vamos a emplear para ir hacia la capilla de Santa María Magdalena


En la fachada, el nombre de L'Arcu puesto entre dos arcos semicirculares. Debajo la placa de Casas de Aldea dedicadas al turismo rural


Ya desde el hórreo vemos el pasadizo y al otro lado su arco de medio punto, L'Arcu. A la derecha del pasadizo está la entrada a la casa, aquí podremos pues también pernoctar y sellar nuestras credenciales con Loli Martínez, la propietaria, quien tan bien recibe a todos los peregrinos que llegan a Vega, quen escribe en la página Vivir Asturias lo siguiente:
"Durante más de 20 años he estado desempeñando trabajos en empresas de hostelería de la zona. Esto me ha permitido conocer en primera persona lo que el visitante desea. Mi ilusión era poder ofrecérselo personalmente, en mi propia casa rural

Al adquirir el terreno junto con la antigua vivienda, de casi cien años, se me planteó la posibilidad de afrontar este reto de una manera autónoma. Con los medios de los que disponíamos hemos ido reformando y adecuando la propiedad al uso familiar pero teniendo siempre presente la posibilidad de alquilar las habitaciones.

Me complace ofrecer a visitante una estancia agradable y económica, en la que disfrute de la casa y del maravilloso entorno"

Efectivamente, en verano, si realizamos una etapa corta, será un lujazo disponer de una tarde, o al menos media tarde libre para acercarnos a la playa, tomar el sol y pegarnos un chapuzón, reposando plácidamente con los aires marinos y reponiendo fuerzas para el día siguiente. Asimismo no nos perdamos los atardeceres de días soleados, desde la misma playa o desde el monte de La Mortera


Delante de la casa, el suelo conserva su antiguo empedrado: véase la canalina, el canalillo para las aguas de lluvia


En el túnelo del arco, más leña apilada, y calle abajo otro hórreo, este sin corredor


Al fondo, El Cuetu, por donde prosigue el camino rumbo a Berbes y Caravia. Abajo los barrios de la vega, en la carretera, donde hay más alojamientos rurales


Al otro lado del pasadizo volvemos la vista atrás y vemos el arco en todo su esplendor, al lado de esta casa de corredor


Y este es el hórreo. Aunque tenga seis pegollos y en contra de la creencia popular lo que lo diferencia con una panera es la estructura, pues la de la panera tiende a ser rectangular y su tejado en vez de uno, tiene dos picos, moños o cantapaxarinos. Este lo que tiene son unos cuantos tentemozos, estos palos que apoyan el peso del alero saliente del teyáu o tejado


Y así llegamos a la ermita de La Magdalena, construida en el año 1922 sobre otra más antigua de 1772. A su derecha nos unimos con el camino señalizado


A sus pies, una estrella de cinco puntas, centro de un círculo, todo hecho de regodones o cantos rodados. Nos recuerda al círculo de Salomón, que se dice hay que trazar en el suelo, a bien ser con una vara de olivo bendecida el Domingo de Ramos, en la que hay que meterse para que no nos lleve la Güestia o procesión nocturna de almas en pena


Todos los pueblos de la parroquia de San Esteban, especialmente estos que, como Vega, están alejados de la iglesia parroquial tenían su propia capilla, salvo uno, Abéu, sin duda por su proximidad o tal vez porque era también solar de la Casa Rectoral, el domicilio del cura párroco


Este es el óculo que, dispuesto al sur, arroja luz natural al interior...


La pequeña espadaña del campanario, con su campanina, y arriba la cruz


Nos asomamos a ver el interior. Aunque esté cerrado desde la puerta puede verse. Fijémonos en el arco de medio punto de la portada y, sobre las alas de la puerta, la viga con el nombre MARIA MAGDALENA y arriba una composición que asemeja los rayos solares emergiendo al amanecer u ocultándose en el horizonte al atardecer. Todos confluentes en una media circunferencia, el sol, con una cruz de malta en su interior


Y en el interior, el altar con sus imágenes piadosas y, en las paredes, una exposición fotográfica de lugares y personajes de la historia de Vega. Estas exposiciones fotográficas ya eran glosadas por el corresponsal de El Comercio Juan García el 11-12-2013 en Vega rinde homenaje al pasado:
"El pueblo de Vega sigue rindiendo homenaje a su pasado. Lo hizo el último verano con una primera exposición de fotos antiguas dedicada a grandes grupos de vecinos y lo vuelve a repetir en este mes de diciembre con otra muestra compuesta por una treintena de reproducciones. La colección fotográfica permanecerá expuesta en la capilla de Santa María Magdalena hasta el último día del año. Esta vez, según explicó Amaya Aguirre, la muestra quedó dividida en cuatro grupos. Uno está dedicado a las mozas y mozos en tiempos de fiesta y romería. Otro se ha centrado en trabajos vecinales, prestando atención tanto a los que tienen que ver con las labores propias del campo como a las sextaferias relacionadas con el arreglo de caminos. El tercer grupo se fija en la chavalería de Vega. El cuarto y último en las familias. La selección se realizó a través de las aportaciones que la asociación de vecinos recibe a través de la página abierta en las redes sociales, «todo un éxito después de un año de andadura».

Todas las fotografías llaman la atención, pero a Amaya Aguirre quiso destacar dos en particular. «Una en la que se ve a un grupo de vecinos trabajando en el arreglo de caminos con unas mazas llamadas porrillos y otra hecha en El Castañeu en la que se aprecia que aún no estaba construida la carretera de acceso al pueblo», explicó. La muestra se inauguró el pasado sábado con un pincheo para los asistentes, una oportunidad más para reunir a la vecindad de Vega, repartida en sus diferentes barrios de La Serial en la parte alta, El Potril y La Sapera en la zona baja, La Pedrera en la carretera, El Carrizal camino de la playa o El Molín y El Castañeu. «Hay épocas del año en las que pasan los días sin que lleguemos a vernos, la exposición es una excusa más para reencontrarnos, recordar viejos tiempos y rememorar el pasado», añadió Amaya Aguirre, asidua veraneante familiar que decidió convertir el pueblo de Vega en su residencia definitiva.

Los vecinos de Vega despiden el año viejo de esta manera y se aferran a las novedades que pueda traerles el año nuevo. Entre ellas, la esperada depuradora. La reciente visita del viceconsejero de Administraciones Públicas al concejo de Ribadesella dejó abierta la puerta a su ejecución a lo largo de 2014. La vecindad entiende que es una infraestructura muy necesaria, «sobre todo para acabar con los malos olores que durante el verano se originan en la zona donde desaguan las viviendas». Se trata de un pequeño rincón del río Acebo, el mismo que atraviesa el monumento natural de Entrepeñes para desembocar en una playa de dunas que forma parte del mismo espacio protegido. A pesar de su abandono, este arenal recibió la visita de 185.000 bañistas a lo largo del último verano. Sus habitantes y principales guardianes también esperan que de cara a la próxima temporada de baños se lleven a cabo las mejoras anunciadas desde el Ayuntamiento de Ribadesella. Entre ellas, la limpieza y desbroce de los espacios verdes que bordean las dunas y el acondicionamiento del camino adoquinado que se adentra en el área de servicios. De momento han comenzado trabajos de poda en la arboleda que envuelve el aparcamiento y de renovación del firme en algunos caminos de la localidad, actuaciones muy bien acogidas desde la Asociación de Vecinos de Vega"

Enfrente de la capilla, en la confluencia de las calles, nos llama la atención esta casa en chaflán, una estructura especialmente pensada para aprovechar al máximo el no muy abundante espacio


No deja de llamar la atención que la advocación de la capilla sea la misma que la dela capital del concejo. Es más, la villa capital fue primeramente llamada Santa María Magdalena del Puerto. En nuestros días es una "Fiesta muy familiar", como bien la describe La Nueva España el 23-7-2015:
"La localidad riosellana de Vega celebró ayer la fiesta de Santa María Magdalena en un ambiente muy agradable y familiar. A las 13.00 horas se celebró la misa en la capilla, que ofició José María Orviz, y seguidamente la santa salió en procesión, acompañada de una bandina tradicional. El médico madrileño afincado en Vega Carlos Jiménez Escolano pronunció el pregón, en el que glosó la figura de María Magdalena, antes de la sesión vermú y por la tarde hubo juegos infantiles, teatro y baile con "Nueva Sensación"

A su derecha, y cuesta abajo, sigue el Camino con su firme de franjas lisas y empedradas de morrillos 


Justo detrás de la capilla, otro guapísimo caserón de los que jalonan este recorrido, este con unas vistosas ventanas de cristal de colorinos en su planta baja


Muro de contención de la ladera de la finca y flecha amarilla. Prados del monte La Mortera, que se extienden hasta las alturas de La Braña


Y ahora, otra exposición, esta de pintura y al aire libre, los célebres Trampantojos de Vega, ante los que también se detienen y hacen fotos visitantes, veraneantes y peregrinos


En esta pared, abajo, un gran pasillo porticado por el que apetece caminar. Arriba, un conocido cuadro, La Lechera de Veermer, homenaje los grandes maestros holandeses


Dicen que al menos en dos ocasiones un peregrino quiso seguir de frente para tomar la sombra en estos soportales y se pegó de bruces con la pared. A la derecha, en la puerta de una tenada o henar, la reproducción de otro famoso cuadro


Los arcos de los soportales, muy bien definidos, dan una fuerte sensación realista, de túnel, por el que se puede pasar y continuar al otro lado


Y al fondo, una bella escena rural de época. ¿Quién es el autor de estas maravillas pictóricas que a nadie dejan indiferente?. Esto leemos  en El Fielato del 5-11-2019:
"Aunque huya del protagonismo como gato del agua, los dibujos que ha pintado en la fachada de su casa de Vega, en Ribadesella, llaman la atención de los viandantes de esa zona, muy transitada, además, por coincidir con el paso del Camino de Santiago. Su obra callejera la componen varios trampantojos, muy rurales y realistas, que desde lejos consiguen engañar al ojo del observador..."

El propio Johannes Vermeer (1632-1675) estaría orgulloso de la reproducción, arriba, de su cuadro, Het melkmeisje, también llamado por sus compatriotas De kekenmeid o De melkmeid, el antes mencionado de La lechera


Compatriotas de los que, no pocos de ellos pasan en Vega al pie de su obra


En la pared norte de la casa vemos más pinturas y, en la esquinera de piedra, una placa


Y en la placa este texto...


En la primera de las pinturas de esta fachada desentrañaremos el misterio del autor...


Alguien nos mira, asomado tras el visillo de la ventana. Es lo primero que se nos viene a la cabeza, pero no, está pintado es cuadro, como lo es la ristra de cebollas a su derecha


Verdaderamente es algo muy importante: el autor, su autorretrato. Seguimos leyendo en El Fielato:
"Aparte de las obras que ahora adornan el pueblin de Vega, Piti tiene numerosos cuadros  («por ahí desperdigados»)y también es el autor de la fachada de la Iglesia de San Esteban de Leces, que imita los bloques de mármol de la fachada gótica del Palacio Ducal, en Venecia. Ahora, ya jubilado de su trabajo como funcionario, ha decidido llenar de pinturas el pequeño pueblo de Vega, empezando por su casa. Un trabajo que realiza solo y de manera íntegra «antes de pintar tengo que alisar la pared, para dejarla como un lienzo. Es un trabajo de albañilería y es lo que más me cuesta. Además, para hacer los dibujos debo pedir autorización a Cultura, por tratarse del Camino de Santiago, y abonar una tasa en el Ayuntamiento. Voy a seguir haciendo dibujos y pinturas y puede usted hacer las fotos de ellos que le de en gana», explica. Eso sí, su única condición es no salir él retratado en las instantáneas, «soy muy tímido y tengo un pánico escénico aterrador y un gran sentido del ridículo. Creo que me viene de cuando recibí el sacramento de la Confirmación, allá en los años 60, cuando de regreso a mi sitio en la iglesia me tropecé y caí, poniendo perdido mi traje  blanco de marinero. El Sr. Obispo me dijo «Fernandito, tenga cuidado, no vaya dando tropiezos por la vida» y todo el mundo se echó a reír... Desde entonces, nunca jamás he hablado en público ni quise ser protagonista de nada», rememora, justificando un ansia por no figurar que ha llevado a rajatabla siempre."

Seguidamente, más pinturas de gran realismo. Este concejo es especialmente receptivo al arte del mural siempre que este sea bello y respetuoso. Ya hemos hablado, por ejemplo, del de El Rey de la Ruina bajando de Abéu y pronto hablaremos de alguno más


A la puerta de la cuadra un caballo, hasta con su célebre mancha blanca singular que permite identificarlos


Más a la derecha, sigue la composición pictórica


Una vaca en la ventana. Todo es pintura, hasta los ladrillos...


Más arcos porticados en largo pasillo (la columna de ladrillo de la derecha sí es real)


A la derecha, el portón de la cochera, también pintado


El coche, Wolkswagen Polo, parece verdaderamente aparcado a la entrada de una finca desde la que se ven los Picos de Europa


Hay un perro adentro, en la baca un gato, y El Picu Urriellu (Naranjo de Bulnes) en lontananza


Vamos ahora pues, a acercarnos a la tenada, donde había otro cuadro en la puerta del piso alto, al que se accede por esta escalera


Aquí nos deslumbra otro cuadro y obra de arte. Lo cierto es que sus vivos colores hacen que vayan hacia él los ojos de cualquiera, por muy apurado que vaya y mirando al suelo


Es El aguador de Sevilla, de Diego Velázquez (1599-1660). Sin duda este gran pintor español estaría también entusiasmado de su reproducción aquí, a la vista de peregrinos procedentes de todo el mundo...


Agua fresca que sirve el aguador. También se dice que más de un peregrino al pasar y verlo ha sentido una repentina sensación de sed y ha tenido que detenerse para echar mano a su cantimplora... o apurar el paso al bar más cercano


Tras visitar y recorrer esta verdadera galería de arte, continuamos ruta calle abajo...


Aparece ahora ante nosotros otra pequeña explanada, esta a manera de corrada o corralada abierta entre las casas, las cuales forman un ángulo recto mirando al Camino


También aquí hay gran cantidad de leña apilada, gran parte debajo, en el solhorru (bajo el hórreo)


Fijémonos en el gran pegollu central de refuerzo colocado entre estos dos. Es diferentes a ambos y debió de colocarse posteriormente. Es una solución habitual


La gran piedra lisa y plana colocada en horizontal sobre el pegollu es la pegollera. Su función es la de evitar que cualquier roedor que logre esguilar o subir escalando la columna pueda entrar adentro, por eso se las conoce como tornarratos. También se las llama mueles por haber existido la costumbre de haberse reutilizado las piedras gastadas de los molinos, que ya no se podían reparar, en esta función


Sobre la pegollera están los trabes les trabes, las vigas que componen la trabazón de la estructura. Entre la pegollera y les trabes hay un elemento intermedio: el tacu o taza, que transmite el paso de la estructura a los pegollos. Suele ser de roble pero se emplea la madera, o piedra que se tenga a mano y mejor valga para este cometido 


Ya hemos hablado de les colondres o tablas de la pared. En la esquina de los más antiguos se ponía una sola enteriza que formaba el ángulo recto para sus dos paredes correspondientes, el engüelgu, que en los hórreos más recientes se sustituye por dos colondres. La estructura original de los hórreo estaba hecha para ensamblarse y desensamblarse y no llevaba un sólo clavo. Otras cuatro vigas más pequeñas, los lliños, atan esta paredes por su parte superior


Hay más piezas, ya hablaremos de ellas cuando veamos otros hórreos. Este sería un respiraderu, que permite la entrada de aire y de algo de luz, atenuada, al interior. Los hay realmente artísticos, formando figuras geométricas y símbolos religiosos o ancestrales


Y esta es ya la última fila de casas antes de la carretera, lo que nos hace pensar en si el camino antiguo no sería también una muy estrecha callejuela paralela a esta al otro lado de esta hilera


Son casas grandes, hechas sobre más antiguas casas de labranza ampliadas y reformadas, Las antiguas cuadras y tenadas por ejemplo han desaparecido y se han integrado en la vivienda propiamente dicha


A la izquierda, fijémonos en él y no nos lo pasemos, otro trampantojo, este bastante más pequeño


Una tabla a manera de tapa muestra pintado un grifo de agua...


Desde aquí, al pie del hórreo que vemos al fondo, pasa la carretera RS-4, que desde la N-632 y pasando por Barréu llega a Vega por Entrepeñes, atravesando el desfiladero, parte del mismo por un túnel


Antiguamente por Entrepeñes solamente había un mal camino y esta era la vía principal para llegar a Vega tanto desde Abéu y San Esteban como desde Barréu y Torre, otros dos pueblos de esta parroquia. Una vez pasado el desfiladero y antes de llegar al pueblo está el camping Playa de Vega


Pasamos el cruce de El Llagar y ya vemos la llanura de la vega por El Carrizal, antes de La Playa, un topónimo relacionado con la planta del  carrizu, especie de junco o cañavera, de nombre científico Phragmites communis Trin, propia de lugares húmedos, sombríos y orientados al norte. También se llama carriza a una hierba dura y áspera, pero propia de terrenos más escarpados y secos, según nos informa Julio Concepción, Xulio, en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana


Al lado de El Llagar una fuente con grifo y sumidero. Según la fecha se hizo en 1931, esto es, cuando aún no se disponía de agua corriente en las casas. Valdría de suministro a esta parte de Vega. Aquí muchos peregrinos llenan sus cantimploras


La carretera es un continuo trasiego de gentes yendo y viniendo de la playa en verano, así como de coches. No hay vereda peatonal por lo que habremos de tener cuidado al llegar a ella, pues aunque los vehículos no suelen circular veloces pasan continuamente


En este lugar dejamos el barrio de La Capilla y toda la bajada desde La Cruz y La Sertal


El hórreo de la carretera, que ya veíamos antes bajando es de los que tienen también bodega abajo. Tampoco presenta corredor pero sí los tentemozos


Más allá del hórreo, en la vega, se ha habilitado un parking. Vemos desde aquí los coches aparcados. En verano los prados al lado de la playa también se habilitan para aparcamientos 


Justo más allá de las arboledas pasa el Ríu Acebu a desembocar a la playa. En la distancia El Cuetu l'Aspa sigue siendo nuestra referencia visual para continuar el; al otro lado está Berbes, la parroquia de los cámbaros (cangrejos), como los llaman los de Vega, tal vez por el antiguo marisqueo en la playa y el pedral. Ciertamente a los de Vega ellos les llaman bígaros o bigarinos (caracoles de mar), además de jarraperos, como hemos dicho antes, según Luciano Castañón en su Diccionario geográfico popular de Asturias"Porque es el primer pueblo asturiano, de Oeste a Este, en que utilizan la j por la h o por la f". Es decir, la hache aspirada: h.arraperos


Desde la carretera hemos de ir a la derecha, si bien a la izquierda una señal nos indica el camino de la tienda. Confirmemos antes de ir su apertura. Fijémonos en esta estampa rural, de este vecino con sus enseres y aperos de labores agrarias


Salimos pues a la RS-4 y tomamos la dirección derecha, rumbo al ya muy cercano arenal. La Playa Vega suele tener sitio de sobra, por mucha gente que vaya siempre habrá algún hueco. Asunto diferente es el de aparcar, pero el peregrino, que va andando, en bicicleta o a caballo, no tendrá esta preocupación


Sí, en cambio, tendrá la preocupación de ver las flechas y las conchas, pero tampoco aquí habrá problema: miremos al suelo...


Otra concha xacobea, también de líneas de piedrines y, entre ellas, unas franjas rojas. Igualmente, al otro lado de la calzada y en la piedra de una muria, la correspondiente flecha amarilla direccional


Nos confirma el camino del barrio de La Playa, un tramo en el que desde la década de 1960 se han construido algunas casas a lo largo de la carretera, que en este tramo seguiría más o menos el trazado del camín real costanero


Según caminamos, nos fijamos en un detalle de les colondres del horru...


El respiraderu, este es circular y con el símbolo de la hexapétala, otra estrella que en origen tuvo significados mágico-religiosos, pues aparece al menos desde la época castreña. Era alegoría de la buena suerte y protección de lo que se guardaba en el interior, básicamente el grano, la garantía de supervivencia de una comunidad campesina. Con el tiempo pasó a ser un elemento decorativo más cuyo significado se fue olvidando


En la pared de una tapia una concha de cerámica, y seguidamente otro gran mural


En ella se ve a un peregrino (identificable por la vieira o venera en la mochila) bebiendo de una fuente parecida a la que acabamos de dejar atrás. Al lado hay un perro, que tal vez sea de los que deambulan por estas calles de Vega y al fondo un hórreo y un paisaje que recuerda a la vega del río y los montes cercanos, si bien más a lo lejos se descubre el Picu Urriellu, que no se ve desde Vega. Abajo a la derecha una concha más y, entre esta y el perro la forma del autor, Jiménez Escolano, cirujano madrileño afincado en Vega, así nos lo explica Juan García desde las páginas de El Comercio el 30-6-2018 con su artículo Un muro para el peregrino en el pueblo de Vega:
"La instalación de estatuas, monumentos y aderezos urbanos para la decoración en el concejo de Ribadesella parece ir por barrios. Los vecinos de El Cobayu disfrutan desde hace una semana de su monumento conmemorativo del cincuenta aniversario. Próximamente le tocará turno al barrio de La Cuesta, donde el Ayuntamiento está colocando una alegórica estatua que presidirá la glorieta situada a la entrada del cementerio municipal. Se trata de un Ícaro donado a la comunidad riosellana por el artista Manuel Díaz Migoyo.

Pero quienes ya presumen de trampantojo son los habitantes del pueblo de Vega. Uno de sus vecinos, el cirujano madrileño Carlos Jiménez Escolano, ha decidido decorar uno de los muros de su residencia con un motivo jacobeo. Teniendo en cuenta que la vivienda está ubicada en pleno Camino de Santiago, dirección a la playa, ha decidido utilizar ese paramento para rendir homenaje a los cientos de peregrinos que cada año transitan frente a su casa dirección a Santiago de Compostela.

El resultado ha sido extraordinario, aunque la modestia del autor le lleva a calificarlo como «decente». Lo cierto es que, hasta ahora, solo ha recibido felicitaciones. «Crítica ninguna», asegura. El trampantojo se ha convertido ya en un elemento más a fotografiar dentro de las maravillosas estampas naturales y urbanísticas que ofrecen el pueblo y la playa de Vega o el desfiladero de Entrepeñes, ambos monumentos naturales.

Aficionado a la pintura en lienzo y en otros soportes similares, esta era la primera vez que Jiménez Escolano se adentraba en la pintura mural al aire libre. Las dificultades iniciales fueron muchas. Debido a la irregularidad de la superficie del tabique, requirió de un saneado inicial y una posterior imprimación, «labor que me hizo un vecino, porque lo de la llana no está hecho para mí», explicó. Su colaborador fue el hijo de su vecino Alfonso Llera.

En su particular homenaje a los peregrinos que caminan rumbo a Santiago, Carlos Jiménez Escolano dibujó y pintó a uno de ellos bebiendo de una fuente con su mochila y su perro. Como fondo eligió «una especie de alegoría paisajística en la que aparece el Picu Urriellu, un hórreo y los verdes prados de la Asturias litoral». La concha del peregrino, con su Cruz de Santiago, remata la obra junto a su firma, la de 'J. Escolano'.

Concluido el trabajo ya son muchos los vecinos que le han animado a continuar la labor hacia otros puntos de la finca. En concreto, le han propuesto utilizar los parapetos de la escalera de doble tramo que da acceso peatonal a su vivienda. No lo descarta, «aunque ahora como jubilado tengo menos tiempo que cuando estaba ejerciendo mi profesión, pero es cierto que jubilado no es muerto, como decía un buen amigo mío».

Todo es posible y más aún si la que insiste es su mujer, la encargada de mantener en perfecto estado de revista el vergel ajardinado que sube a la vivienda"

Juan Escolano que desde hace años imparte clases de pintura en un taller habilitado en las antiguas escuelas del cercano pueblo de Torre, también fue noticia en las Noticias Jacobeas de la página de la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago:
"La localidad de Vega, en Ribadesella, tiene, desde hace unas semanas, una nueva atracción turística. Y es que un vecino del lugar ha decidido dibujar sobre el muro de su vivienda una estampa que refleja a un peregrino a su paso por Asturias, una curiosa ornamentación que no ha pasado desapercibida.

Carlos Jiménez, que imparte un taller de pintura en Vega, cuenta que decidió decorar el muro de su casa por petición de su mujer porque "estaba muy irregular y muy feo". Así, el motivo enseguida estuvo claro, ya que el Camino de Santiago discurre justo por delante de su propiedad. De hecho, su creación ya es parte de esta ruta. "Los peregrinos al pasar se sorprenden y muchos se paran a hacerse fotos", cuenta el autor de esta original obra, con la que ha pretendido "hacer un homenaje a todas las personas que hacen el Camino".

Además, para darle ese carácter asturiano que lo identifique con la zona en la que se encuentra, Jiménez ha decidido añadirle varios toques de la región. Así, en el dibujo se pueden ver un hórreo, el Urriellu al fondo y un manto (cala), ya que "es una flor que en esta zona se puede encontrar en muchísimos sitios". Una vez tuvo clara la idea, este vecino de Vega empleó dos días de trabajo y un tercero para rematar los últimos detalles"

La carretera hace un poco de curva al pasar delante de las casas de La Cecotilla, casi tapadas por estos vergeles de plantas y flores


Dada la afluencia de gentes, en verano se puede poner en marcha un dispositivo de aparcamiento regulado y la Policía Local podrá disponer, si el aparcamiento se completa, cortar la entrada de vehículos al pueblo y a la playa para evitar colapsos, como los ocurridos veranos atrás


Altos muros pétreos cierran estos jardines de las casas de La Cecotilla y a la vez asientan el terreno, en ladera, sobre el que están construidas


A la izquierda La Baragaña y La Pedrera. Más a lo lejos los montes de El Fornu, al sur de El Cuetu


Lo correcto en estos casos es caminar por la izquierda de la carretera, siguiendo los Consejos de la Dirección General de Tráfico (DGT):
"Siga la indicación amarilla, respete las normas viales y hágase ver en todo momento con prendas reflectantes o llamativas.

Por carretera debe circular por la izquierda y por el arcén, si es que existe, y en sentido contrario a la marcha de los vehículos.

Podrá hacerlo por la derecha siempre que por la izquierda resulte peligroso o hubiese obstáculos.

En grupo, camine en fila, de uno en uno, guardando una distancia de 3 metros entre cada uno.

Si se necesitara cruzar al otro lado, es necesario poner mucha atención y hacerlo siempre por el sitio más seguro, evitando curvas y cambios de rasante.

De noche es obligatorio usar un chaleco reflectante u otra prenda visible desde una distancia mínima de 150 m.

En grupo, deberá llevar encendidas al menos dos luces: una blanca o amarilla en la cabeza del grupo, y una de color rojo al final."

Siguiendo las mismas pautas de la DGT los bicigrinos han, en cambio de circular "por la derecha y usando el arcén" (entendemos cuando lo haya), así como procurar hacerse visibles y "señalizar todas las maniobras". Menos frecuentes son los caballos, pero de vez en cuando pasa alguna cuadrilla de romeros cabalgando:
"Si hace el camino a caballo: circule por vías pecuarias; es aconsejable que tenga seguro de responsabilidad civil; de noche deberá llevar elementos luminosos que marquen sus dimensiones y use casco homologado"

Salimos de La Cecotilla y nos dirigimos a El Carrizal, donde están los aparcamientos


El Camino serpentea por esta vega ribereña antes de llegar a la playa. Coincidimos con no poca gente camino del arenal...


 En el aparcamiento han sido plantados pláganos o plátanos (Acer pseudplatanus), para dar sombra a los coches aparcados


Una chumbera a la entrada de esta finca donde un hórreo solitario parece estar montando guardia junto al parking


Una parte tiene corredor y otra no, debajo se guarda el remolque para el trabajo agropecuario de la casería. La subidoria es de cemento


Más allá, la escuela de surf. La historia de este deporte en Ribadesella/Ribeseya puede decirse que en buena parte empieza aquí, en Vega. Aquel año, Fernando Rodríguez Quesada, veraneante madrileño que luego abriría su tienda surfista en la villa y por ello sería conocido como Nano el de Waikiki, trajo las primeras tablas en 1971, año que, casualmente, aparecieron unos "hippies australianos" practicando surf en esta Playa de Vega. El grupo de pioneros de Nano contactó con ellos y aprendieron de su arte, incluyendo la fabricación de tablas de surf


A la derecha una vara yerba o facina, algo cada vez más difícil de ver en el agro astur, pues la hierba se empaca en plásticos automáticamente desde un dispositivo empacador transportado por un tractor


Más arriba, La Mortera, los pastos que se extienden monte arriba hasta La Braña y al norte, hacia la mar, sobre la Punta los Carreros


A sus pies, casas, frutales, fincas y huertas, entre sus laderas y la carretera. Antaño, en los tiempos del famoso Diccionario de Madoz (mediados del siglo XIX), se citan estas producciones en los pueblos de esta parroquia de San Esteban
"... trigo, escanda, maíz, habas, patatas, muchas manzanas, castañas, nueces, peras y otras frutas; se cría ganado vacuno, caballar, de cerda, lanar y cabrío; caza de liebres y perdices, y pesca de truchas y mariscos"

Madoz cita a Vega cuando al hablar de esta parroquia menciona al río Torre (el Acebu) y su desembocadura, donde estaba uno de sus puentes, el otro es el arco natural de Torre:
«la cruza el arroyo llamado la Torre, que nace en los montes de Sueve y después de atravesar la feligresía de Moro, penetra en el mar junto al pueblo de Vega: tiene dos puentes, uno de sillería en dicho lugar de Vega y otro muy notable por ser un arco de peñaviva de más de 40 pies de elevación, 50 de luz y 20 de ancho, pasando por encima de un camino. El terreno es arenisco y flojo, no tiene montes considerables y abunda en bosques de robles pertenecientes a particulares; encontrándose también bastantes castaños y prados naturales con buenos pastos»

Dice también Madoz que "reinan con frecuencia" los aires del Nordeste y oeste, que el clima es benigno y que las enfermedades comunes son "fiebres y pulmonías"


Acercándonos a la playa aumenta el trasiego de gentes, desde la entrada del parking hasta el arenal


Aquí se ha habilitado una acera a la izquierda de la calzada, por la que iremos hasta el puente. A la derecha una buena mata de hortensias


A la izquierda, Casa Lucía Celorio, otra de las de El Carrizal, en el trayecto a la playa


El césped, bello y florido en esta vereda en la primavera temprana, cuando aún faltan casi tres meses para la llegada masiva de veraneantes


Este era el camino, además de a la playa, a la antigua escuela, que en nuestros días es uno de los más afamados restaurantes asturianos, el Güeyu Mar, inaugurado en 2007 por Luisa Cajigal y Abel Álvarez en 2007, justo enfrente del puente sobre el Ríu Acebu


El Güeyu Mar es la casa que vemos tras la parra, por su parte posterior. La delantera, cuando la veamos, comprobaremos que no está para nada exenta de espectacularidad. Junto con ello han puesto en marcha también una industria conservera, Conservas braseadas Güeyu Mar, una fórmula que permite además mantener los empleos del restaurante durante todo el año. De ello informan convenientemente en la revista de innovación Innovaspain de fecha 12-9-2022:
"En 2007, Álvarez abría las puertas de Güeyu Mar junto a su mujer, Luisa Cajigal, y daba vida a una pasión que desde 2016 compagina con otro negocio conectado en filosofía y técnicas con el restaurante y con el que ha cosechado muchas alegrías. “Me dedico a la gastronomía desde hace 30 años, pero en el poco tiempo que llevo con la conservera (Conservas Güeyu Mar) he aprendido más que en toda mi trayectoria anterior”, asegura.

El chef innova desde la tradición con la calidad como base. Mucho trabajo, visión y algo de suerte han hecho el resto. “Decidimos apostar por la brasa (razón de peso para peregrinar hasta Vega) en lugar de la plancha para rizar el rizo de determinados productos. Queríamos darle otro empaque al pescado y al marisco y atraer a un tipo de cliente más especializado”.
El giro estratégico se produce en 2010-2011. “La crisis aún no arreciaba en Asturias, pero la veíamos venir”. Álvarez reorienta Güeyu Mar. “No íbamos a poder subsistir a base de menús del día servidos a gente de la zona. Debíamos abordar a un cliente que estuviera dispuesto a viajar hasta aquí solo para comer. No nos equivocamos y situamos al restaurante en el mapa nacional e internacional”. 
Con el producto en el centro, Abel Álvarez recupera, bajo una nueva óptica, la elaboración de algunos pescados, como el rey, “que siempre comimos en Asturias, pero que estaba un poco olvidado”. “Ahora es casi como la mascota del restaurante”, añade el chef. “Lo cocino con cortes novedosos y aprovecho mejor la pieza. Hemos optado por una manera de asar distinta a la de los asadores vascos hegemónicos”. 
La conservera tiene un prólogo en el propio restaurante. “Estaba empeñado en incluir una conserva de sardina a la brasa en el menú. Soy un fanático de las conservas, dominan mi dieta sobre todo en agosto. Los primeros pinitos los hice al abrir Güeyu, con pruebas de conserva de salmonete, de lubina… era algo innovador, pero tuve que dejarlo por falta de medios”. Sin embargo, la bombilla de la idea ya no se apagaría. 
“Percibí que el sector conservero tenía mucho margen de mejora”. Abel Álvarez empieza a trabajar con el clúster agroalimentario asturiano ASINCAR para ‘rematar’ el producto en el plano tecnológico. “La dificultad no estuvo tanto en el proceso de braseado, que dominamos en el restaurante, como en el autoclave y la esterilización”. 
Juntos desarrollaron una técnica de asado de la sardina que patentaron a nivel industrial. El chef contactó con varias empresas conserveras para dar el salto al mercado. “Me pusieron muchas pegas, así que seguí adelante yo solo. Me metí en este ‘tinglao’ con cierta ingenuidad. Y me alegro de haberlo hecho, porque hoy Conservas Güeyu Mar da trabajo a 12 personas” 
Pulpo, angulas, berberechos, mejillones, merluza y por supuesto sardinas. La oferta (disponible online) asciende a 19 productos distintos, una variedad al alcance de muy pocos. “Me aconsejaban que me centrara solo en la sardina. El tiempo nos ha dado la razón: si la sardina sufre un paro biológico y escasea tendríamos que dejar de trabajar en la fábrica. Preferimos cumplir escrupulosamente con el ciclo de la naturaleza y trabajar la sardina, el mejillón, el pulpo o la navaja cuando el mar decide” 

Esta es la noticia, fecha 16-5-2017, del suplemento gastronómico Yantar de El Comercio al ser proclamado un de los cien mejores restaurantes de Europa:
"El Güeyu Mar de Ribadesella, entre los cien mejores restaurantes europeos

El establecimiento se mete por primera vez entre los reconocimientos de Opinionated About Dining, que encabeza por segundo año consecutivo el parisino L'Arpège
El Güeyu Mar de Abel Álvarez , en Ribadesella , se ha colocado entre los mejores restaurantes de Europa dentro de una lista que encabeza, por segundo año consecutivo, L'Arpège de París, del chef Alain Passard. Entre los establecimientos reconocidos por Opinionated About Dining (OAD), también se encuentra Azurmendi, del español Eneko Atxa, que baja del segundo al cuarto puesto en la clasificación. Por suparte, el establecimiento asturiano se coloca en el puesto 94 ."

En el mismo periódico, Miguel Llano afirmaba, el 23-2015: "Punto y aparte. Así es este restaurante frente a la playa de Vega, en Ribadesella", y prosigue de esta manera...
"Aquí el pescado se hace a la brasa, con un mejunge secreto, que Abel denomina, en broma, Agua de Covadonga.

Sea lo que fuere, con algo de vinagre, lo vierte sobre el pescado durante la cocción para que así, sea lubina o xarda, esta alcance su máximo esplendor. Difícilmente superable, se ha ganado el reconocimiento de la crítica nacional y ha sido nombrado mejor restaurante de playa de España.

En las vitrinas puede uno encontrarse cualquier pescado de temporada: lubinas, meros, virreyes enormes, besugos y xarda. Para hacer a la parrilla o, por qué no, también a la plancha.

Mención aparte también merece su bodega, donde no escatima en champanes ni vinos de todas las latitudes para que la experiencia sea completa."

El Güeyu Mar extiende su terraza en el espacio entre la delantera y la curva de la carretera, mirando al puente por el que seguidamente vamos a cruzar el río. Como leemos en el blog Comerviajar y nada más
"El ambiente del restaurante es curioso, ya que puedes encontrar gente que sale de la playa y va a comer en chanclas, como otros comensales con un outfit elegante. El servicio es muy profesional, pero a la vez de una informalidad y cercanía que se agradece."

Ahora empezamos a ver la espectacularidad de la fachada del restaurante, con un gran pez saliendo literalmente de la pared del piso alto, sobre el corredor volado de madera.


Es un rey, el Rey Rojo del Güeyu Mar, verdadero emblema y símbolo de este ponderado establecimiento, dado que Abel ha sido de los que más ha reivindicado este rico pescado y divulgado su protagonismo en los mejores fogones. Escribe el erudito gastrónomo Eufrasio Sánchez en Club de Gourmets
"El rey o virrey no hace mucho era considerado un pescado de segunda, hasta que comenzó a ganar prestigio cuando fue adoptado por la alta restauración y por las mejores pesca­derías. Larga es la nómina de restaurantes del Principado que rinden pleitesía al rojizo pescado, tanto al horno como a la espalda o a la plancha, e incluso en elaboraciones vanguardistas. En cualquier caso, mejor es no complicarse ni llegar a faltarle al respeto al monarca, por muy rojo que sea, con ade­rezos innecesarios.

Dado el equilibrio entre su grasa, su fina gelatina y la firmeza de su carne, ensambla muy bien con el fuego de la brasa de la parrilla, en la que Abel Álvarez, propietario de Güeyu Mar (Playa de Vega, 84) en Ribadesella, que sabe tanto de reyes de mar como Jaime Peñafiel de reyes de tierra, consigue de la que él llama “la mejor criatura del mar”, un punto caramelizado que realza de manera exquisita sus virtudes de nobleza marina."


El crítico gastronómico José Carlos Capel titula El arte del pescado a la parrilla el artículo que dedica a este local en El País el 6-2-2015, en el que hace un repaso a su historia y comenta la trayectoria profesional de Abel:
"No tenemos carnes ni arroces", afirma la carta de esta casa que recuerda a un refugio de pescadores a pocos metros del agua. Frase no menos rotunda que la que figura en su lacónica web: “Solo pescados y mariscos del Cantábrico”. Antes de cada servicio, Abel Álvarez extiende brasas abundantes sobre parrillas de acero articuladas. A la vista, una gran vitrina escaparate en la que se amontonan besugos, doradas, lenguados, meros, salmonetes y, sobre todo, reyes, sus pescados fetiche. Pescados enormes que recibe de los puertos de Luarca, Lastres, Llanes y Ribadesella y se tarifan al peso, según mercado. “Solo trabajamos ejemplares grandes, no utilizo pequeños”, afirma. Piezas que nunca asa enteras, o las corta en gruesas rodajas o las coloca sobre las parrillas abiertas a lo largo. “Necesito el contacto de la combustión y el humo, busco la reacción de Maillard, no pretendo que los pescados se asen sino que se doren. Cuando las grasas empiezan a oler el espíritu de los pescados se está yendo”.
Durante 20 años Álvarez manejó la plancha en el restaurante La Parrilla de Ribadesella; inauguró Güeyu-Mar en 2007 junto con su mujer, Luisa, y a partir de 2011 se iniciaría en la parrilla en la que innova a diario. Analiza los aromas de las maderas y sustituye las de encina por las de roble, más húmedas, para preservar la jugosidad de los pescados; reemplaza el típico refrito de aceite y ajos por un aliño que denomina agua de Covadonga, y deja reposar durante días piezas recién capturadas para que ganen con la maduración en cámara. “Los más frescos no siempre saben mejor. Desde marzo hasta mayo es el momento de los salmonetes, lenguados y rodaballos. Todavía no han desovado y andan cargados de grasa”. 
Una buena recomendación es dejarse aconsejar por el patrón. Lo mismo sugiere unas zamburiñas asadas sobre rejilla de colador que un puñado de ostras sobre brasas directas. Son muy finos los lomos de dorada y aún mejor los de mero. Inconmensurable la piel de los grandes salmonetes, delicados sus lomos y excelentes sus higaditos. Todo a la brasa. Otro de sus hitos, solo en temporada, es el calamar de potera a la parrilla sin limpiar, que se trocea en la mesa. El punto final lo pone el rey, que se abre en lascas jugosas."

De nuevo, el rey, tal vez mejor con mayúsculas, el Rey Rojo. Del tema de este pescado que tiene en el Güeyu Mar su santuario culinario ante el Cantábrico, nos sigue diciendo Antonio Sánchez en su blog Comerviajar:
"En una primera visita al restaurante Güeyu Mar hay que pedir rey, virrey, palometa roja o como lo quieras llamar, que es el producto fetiche de Abel Álvarez. Abel utiliza la parrilla con una maestría que solo es comparable a la de Bittor en Etxebarri. A diferencia de otros parrilleros, Abel, en Güeyu Mar, asa los pescados grandes, como el rey, en trozos grandes en lugar de el pescado entero. Mientras esperaba al rey me acerqué con disimulo a ver la parrilla de Güeyu Mar. Da gusto ver trabajar a Abel entre las brasas, por las que se mueve como si fuera una coreografía estudiada.
El resultado es magnífico, un pescado jugoso, sabroso, amariscado y con la piel prácticamente caramelizada. Pero con lo que realmente gocé fue con la cabeza del bicho. Ir disecando con las manos cada zona gelatinosa, cartilaginosa, y rechupetear cada recoveco fue algo glorioso. Hasta le ataqué al ojo del rey, un bocado majestuoso."

Y en Vanitatis de El Confidencial se afirma que esta del Güeyu Mar es "probablemente la mejor parrilla de pescado de España":
"Güeyu quiere decir ojo en asturiano. Güeyu Mar, ojo y mar. Eso es lo que Abel debe de tener para todo lo del mar, buen ojo. Pero además de buen ojo para los pescados y los mariscos, tiene un instinto especial para las brasas. Abel y su pareja, Luisa, abrieron Güeyu Mar en 2007; hasta entonces, y durante mucho años, Abel estuvo estudiando y enamorándose de la parrilla en La Parrilla de Ribadesella.

Güeyu Mar está en playa de Vega, una minúscula aldea de menos de 50 habitantes pegada a una de esas grandes playas del Cantábrico, abiertas y de arena blanca, que invitan al paseo y a la meditación. Abel únicamente sirve en su establecimiento mariscos y peces a la brasa, además de algún excepcional queso gamoneo. Después de casi 25 años de moverse entre parrillas y ascuas, ha conseguido, si puede decirse así, dominar y entender el fuego y sus misterios. El dueño de Güeyu Mar dice que: “La gente no sabe controlar el fuego; al fuego hay que conocerlo”. Este parrillero astur, ha conseguido sofisticar lo sencillo, tecnificar lo natural e innovar las brasas . Abel ha conseguido que la simple cuestión de hacer un pescado a la parrilla se convierta en algo elaborado y sutil. Experiencia, brasas, parrillas y, sobre todo, producto, son los ingredientes esenciales del éxito de este restaurante. En Güeyu Mar se gasta anualmente entre 25 y 30.000 euros en madera. Abel utiliza preferentemente maderas de roble, encina y cerezo.

Desde que cada día a las 10 de la mañana enciende el fuego, nuestro parrillero dedica entre 3 y 4 horas hasta conseguir las brasas perfectas. Su larga experiencia con los fuegos le ha enseñado los secretos básicos de su maestría parrillera: “El producto debe ser siempre de primerísima calidad. Al producto hay que hacerle y echarle lo menos posible.Hay que probar, probar y probar hasta conseguir lo que se busca. En la parrilla hay que jugar mucho con la lentitud».

Años y años en la parrilla han llevado a Abel a saber perfectamente: como manejar la intensidad de las ascuas; la diferente distancia entre los hierros y el fuego que requiere cada pescado; como hay que exponer cada pez a las brasas: abierto, cerrado…..


El precio del super producto que utiliza Güeyu, Mar dice Abel que supone el 60/65% de la factura al cliente. Ostras, bogavantes, quisquillas, santiaguiños, andaricas, almejas, sardinas, calamares, pulpo, bonito, lenguados, salmonetes, lubinas, rodaballos, merluzas, rapes, doradas, meros, besugos y, sobre todo, el rey o virrey, el pez preferido y fetiche de Abel.

El día que mi amigo Miguel y yo estuvimos por allí pudimos probar: Unas sorprendentes zamburiñas al aroma de cerezo. Una exquisitez desconocida al paladar que como las ostras a la brasa, constituyen un autentico y verdadero mar y montaña, una suerte de sutil y sorprendente sabor a mar ahumado.  Un tronco de rape levemente dorado por fuera y con la misma consistente jugosidad en toda la pieza. Unos salmonetes de textura y sabor desconcertantemente inusuales. Un queso gamoneo de la tía de Abel, de esos realmente buenos de verdad: aromático, untuoso e intenso.

La comida la acompañamos con un sorprendente Louro un soberbio Valdeorras con crianza, de Rafael Palacios, sugerencia de la casa ."


Continúa diciendo este artículo en El Confidencial que comer aquí "es una fiesta para los sentidos" en la que se demuestra la complejidad de convertir lo sencillo de verdad en un auténtico manjar gracias a la dedicación de Abel:
"La pasión que Abel siente por lo que hace se parece mucho a la exhibida por esos artistas que después de realizar una obra se resisten a tenerla que vender porque sienten su creación como algo intimo y personal que, en el fondo, nunca dejará de pertenecerles. Eso es lo que a veces le pasa a Abel, cuando preferiría no vender ese magnifico bogavante de 2 kilos a punto de abandonar el trono de su parrilla.

Si va a la cornisa cantábrica asturiana, aunque le pille un poco lejos, no deje de acercarse a Güeyu Mar, porque seguro que te compensará. Aunque llegue sin reserva y haya mucha gente, algo que sucede casi siempre, Abel y su mujer Laura nunca le dejarán sin comer."


Y ahí está El Rey de los Mares, que es como llamará Kino Verdú en el magazine Tapas, especializado en gastronomía, al chef Abel Álvarez, en una entrevista en la que este explica el origen del edificio y el nacimiento de su negocio:
"Era la Escuela Nacional de Vega. En todos los pueblos antiguos había una escuela así. En los años 50 salió a subasta e hicieron el primer chigre de Vega, evoluciona, se convierte en sidrería, y yo lo cojo en 2007. Le dije al dueño: te lo alquilo y si no funciona te quedas con las rentas y santas pascuas. Me di cuenta de que tenía potencial, le metimos una obra bestial, fuimos evolucionando… pero es muy hostil, la playa funciona muy bien en verano, ¿cómo mantienes a los camareros el resto del año? Lo pasé de Caín, las broncas que tuvimos mi mujer y yo… Pero yo era de pescado, es lo que quería, pasaba de carne, no la controlo al milímetro."

"Güeyu significa ojo, y luego mar. Cuando lo estábamos abriendo pensamos en nombres, que si el bar de Lucía, el bar de Abel, marisquería de la playa de Vega, siempre lo mismo. Una compañera del pueblo me habló de Güeyu, y dije, ostras, eso, una palabra muy asturiana. La playa de Vega siempre fue muy hippy, digamos que a la de Ribadesella iban los ricachones, y los desnudos y tal iban a Vega, a bañarse en Güeyu mar, que era una fuente grande en un cabo saliente a la que le llaman así. Y así es. Me aseguré que no estuviera en Google, y hala"

Enfrente, el puente con barrera, para cerrarla si se llenan los aparcamientos de los prados al otro lado del Ríu Acebu.  Pero tranquilos, los peatones siempre pasan


Y ahí tenemos toda la fachada en su máximo esplendor, de frente y mirando al oeste, con el rey asomado al balcón. Nuestro amigo el gastrónomo David Castañón publica en su blog Les Fartures alguna de sus varias visitas al lugar, tal que esta, del 11-2-2022:
"Un "Güeyu Mar" en lengua asturiana no significa cocinar con un ojo (güeyu) mirando a la mar, no; Güeyu Mar es el nombre de la punta oriental de la Playa de Vega, donde se ubica el restaurante, y que, en asturianu, significa "pozo de tierra adentro que se cree que sus aguas proceden directamente de la mar por comunicación subterránea".
Preciosa casona de piedra situada en la Playa de la Vega, una terraza maravillosa donde puedes comer en verano. Dentro, una gran parrilla preside la entrada principal, con alguna mesa para comer. Es la zona más guapa. Tiene también un mini salón privado. A la derecha, acceso a un comedor-carpa-ampliación del local, que es donde comimos nosotros, ganado al exterior de la casa.  
En su carta lo pone claramente "No tenemos carne". El Rey es el pescao, y particularmente El Rey, que preside con una figura enorme en la fachada de la casa. Cocina de producto, de primera, con el toque mágico de la brasa. Y sus conservas, por supuesto todas la brasa. Cantábrico en estado puro

Comimos 2 personas. Nos trajeron de aperitivo un Paté de Sardina a la Brasa. Con pan tostao. Asadas con madera de encina. Trituradas y mezcladas con alga nori y aceite de oliva virgen extra. Intensidad y salinidad pura. Maravilloso. Cuando se acabó el pan tostao, nos trajeron sus panes, por cierto, uno de castaña espectacular. 
Otro aperitivo, Mejillones a la Brasa en Escabeche. Braseados con madera seca de eucalipto y enlatados escabeche elaborao con aceite de oliva virgen extra y vinagre de vino. Excepcionales. El escabeche muy elegante, incluso suave. Los mejillones ya veis en la foto lo hermosos que son y el toque del vinagre le queda genial.  
De entrante, pedimos Tomate, Cebolla y Conserva de Atún a la Brasa. Esto en plena temporada de tomates, tiene que ser un espectáculo; porque los tomates estaban buenos, pero todavía se pueden mejorar. Los lomos de bonito son enormes, el punto de brasa le queda genial. Con un poco de sal negra que le da un toque alegre junto con la cebolla. Y coronado con aceite de oliva.  
Y 1 ración que quedaba del Rey. Que nos gustó todavía más. Un puntín todavía más jugoso y con más sabor que el Besugo. Acompañados de una ración de patatas paja. Postres no pedimos. Para beber, Señorío de Ibias. Os hable de este vino aquí"

El pez rey "Es la mejor criatura de la mar o al menos, la que mejor ensambla con el fuego", le dice Abel Álvarez al escritor y periodista Jesús Ruiz Mantilla de El País, en base a lo que escribirá su artículo en la sección Hasta la cocina y titulado El arte del pescado a la brasa: 8-8-2015):
"El dueño del Güeyu Mar lo considera rey. Para otros, es conocido como virrey, cachucho, palometa roja, dorada hembra o alfonsino, si eres tendente a los anglicismos. Su color rojo bastante intenso y sus ojos enormes lo convierten en una pieza inconfundible. Vive bien al fondo, busca desenvolverse a unos 400 metros de profundidad. Su carne es amariscada y posee una textura fina de exquisita digestión. Busca los corales y arrecifes, se alimenta de peces, crustáceos y cefalópodos. La manera de cocinarlo no debe agredir sus esencias naturales. Plancha u horno, mejor no complicarse ni faltarle al respeto con aderezos que lo estorben."

Le toca el turno ahora a ABC viajar, que en sus Diez restaurantes donde comer realmente bien en Asturias incluye al Güeyu Mar:
"Güeyu Mar. Lo que era un chiringuito en la playa de La Vega, en Ribadesella, se ha convertido, de la mano de Abel Álvarez en uno de los mejores restaurantes de pescado no sólo de Asturias sino de España. Piezas de todo tipo, siempre de la máxima frescura, que se hacen en las brasas y llegan a la mesa en su justo punto. Lo mismo virreyes que lubinas, meros, besugos, rapes o, ahora en verano, espectaculares ventrescas de bonito o unas sencillas sardinas. El marisco es también de primera calidad, procedente, como el pescado, de la costa asturiana: centollos, bogavantes, camarones, nécoras… Y además, una bodega por encima de la media. Eso sí, el producto de tanta calidad hay que pagarlo. Un sitio imprescindible para los entusiastas de los productos del mar."

El Rey Rojo parece que nos mira, de despide de nosotros... hasta una próxima visita. El 12-9-2016 Eva Garcinuño, de Gastro Activity afirmaba que estábamos ante "el mejor pescado a la parrilla de Asturias", y así lo explicaba:
"Hay tres protagonistas en el restaurante Güeyu Mar: los mejores peces del Cantábrico, la parrilla de brasas y la mano magistral de Abel Álvarez. Parrilla diseñada por él mismo y que maneja con precisión, para darle y sacarle a cada pescado su punto exacto. La alimenta con encina o roble y con un juego de poleas, sube o baja la parrilla para controlar la intensidad del fuego (...)

El pescado rey, es el rey de esta casa. Preside la fachada del edificio y en ningún sitio lo vas a tomas más rico. Un pez típico de la costa asturiana y difícil de encontrar en otras zonas. Con un llamativo color rojo y grandes ojos. No tiene mucha espina y su carne es semigrasa. Abel lo parte y lo hace a la parrilla troceado, nunca el pez entero (marca de la casa)."

Y llegamos al puente y a la barrera. No olvidemos que, más adelante, hay varios sitios más para comer, dos son de temporada veraniega, Vega Beach Bar y Vega Snack Bar, cuyas terrazas divisamos al fondo, donde se corta el tráfico rodado


Y al final, por supuesto, el antiguo Superman, ahora El Miradoriu de la Playa, que no vemos desde aquí, en el mismo extremo del paseo, pero del que hablaremos enseguida, pues lo reconoceremos al pasar el puente. Sólo decir que de su cocina y gerencia se ocupa Luisa Cajigal, propietaria junto a Abel Álvarez del Güeyu Mar 


Nunca está de más detenerse un instante a ver los carteles de información, pues siempre vamos a enterarnos de cosas útiles, por no decir que frecuentemente esenciales...


Aquí por ejemplo hay un plano de la playa, en su sector de Vega, que no informa de los sitios de interés existentes en ella, dónde están y cómo llegar a ellos


Parkings, caminos, puente y río, hostelería, salvamentos, aseos, rutas accesibles, icnitas o huellas de dinosaurios...


Y esta es una descripción de tan extraordinario paraje, Monumento Natural


Un gran panel, en forma de tabla de surf, nos informa de la vegetación de Les Dunes y su conservación


Ahí tenemos diferentes especies y las razones por la que es un paraje de excepcional interés necesario de preservar


Y este es el puente, que empieza haciendo un poco de rampa. Nos llaman la atención los pequeños monolitos en forma de tiestos invertidos, a manera de bolardos, a ambos lados


Y aquí está nuestro particular monolito, el de la concha y la flecha, el mojón jacobita, indicándonos el Camino de Santiago


El puente, ya lo hemos dicho, sustituye a otro más antiguo, que se llevó por delante una crecida del río en 1988, la peor riada que se conoce en el concejo, cuando se desbordaron los ríos, especialmente el Sella y Acebu, arrastrando todo a su paso, afectando especialmente al camping. Numerosas personas, familias enteras, hubieron de ser rescatadas, muchas por los propios vecinos


Los prados a nuestra derecha forman parte del parque-playa proyectado en esta ribera. Allí están el Vega Beach Bar, Los Ángeles y Vega Snack Bar, los edificios playeros y de salvamentos, el parque infantil, etc. Leemos en La Voz de Asturias del 28-7-2022:
"Si hay algo que no falta en el verano de los españoles es el post playa en el chiringuito. Nos encantan despedir nuestra jornada playera disfrutando del atardecer en este tipo de locales. Los hay más clásicos, otros presumen de un estilo chill out y música en directo, pero todos ellos tienen en común las buenas vistas, la comida rica y las reuniones de amigos y familia. Son muchos los ciudadanos que consideran que la época estival no ha comenzado hasta que no disfrutan de un buen tentempié con el batir de las olas como banda sonora"

Además de ese ramal, ya cortado al tráfico salvo para residentes y personal vinculado a la playa y sus establecimientos, un paseo recorre la pradería. A lo lejos empezamos a ver la fachada sur del Miradoriu de la Playa y sus terrazas (antiguo Superman). El artículo de La Voz de Asturias recién citado se refiere a él pues está titulado Uno de los mejores chiringuitos de España está en Asturias, según Forbes:
"En Asturias existen un montón de chiringuitos pero hay uno de ellos que ha llamado la atención de la revista Forbes. La sección Tapas ha elaborado una lista en la que recoge los 25 mejores chiringuitos de España en los que deleitarse de los pequeños placeres de la vida y, entre ellos, se ha colado uno asturiano.

Se trata de El Chiringuito Miradoriu, en la playa de Vega, en Ribadesella, lo que fue, durante más de 50 años, el Superman, un hostal en el que se podía comer cocina casera contemplando el mar.
El chiringuito ha sido destacado por los usuarios de la guía por los impresionantes atardeceres frente al Cantábrico desde su mirador. Un chiringuito desde el que es posible contemplar «la más bella puesta de sol de Asturias» mientras se disfruta de un cóctel y de su cuidada propuesta gastronómica. 
La publicación señala que el lugar «debe ser considerado como mucho más que un simple restaurante de playa». La gastronomía de El Miradoriu se encuentra a cargo de Luisa Cajigal, dueña junto a Abel Álvarez del afamado Güeyu Mar, y en su menú se pueden encontrar productos del mar, guisos de cuchara y magníficas carnes, todo acompañado con las mejores vistas y el mejor servicio."

Pasamos así sobre el Ríu Acebu. Además de muchos veraneantes, en temporada de playa circulan de continuo vehículos hacia los aparcamientos de los prados al lado de las dunas, al pie de El Cuetu. Suele haber bastante control pero hay que estar atentos pues entran y salen continuamente


Desde la barandilla contemplamos la desembocadura, el Ríu Acebu, nace 9 kilómetros más al sur, de fuentes y arroyos nacidos entre el Monte Moru y la serranía de Les Corones, en plena frontera riosellano-parraguesa, viniendo por el valle de Calabrez y la vega de Llinares a Torre y Barréu, de donde pasa a Vega y el mar tras la estrechura de Entrepeñes tras recibir, entre las dos últimas localidades citadas, las aguas de su principal afluente, el Ríu Castañar


Si bien baja bastante directo desde su nacimiento, al llegar al mar forma algunos pequeños meandros, incluso en la misma playa, parte del proceso de sedimentación experimentado en este antiguo estuario prehistórico


En la parte más cercana a los prados abundan las piedras arrastradas tanto por el río como por el mar. Un poco más abajo ya predomina plenamente la arena. Esta es la razón por la que se ven las sombrillas en la parte más cercana a la orilla del mar


De aquí al camping ocurrieron aquellas graves inundaciones que pasaron a la historia del pueblo y de todo el concejo. Al cumplirse 25 años de aquella riada, el cuarto de siglo, la corresponsal de La Nueva España Elisa García Faya, publica (20-8-2013) Vega memoria de un desastre, en donde plasma los recuerdos de algunos de los testigos y protagonistas de aquel durísimo episodio:
«No tengo miedo a la muerte», asegura el riosellano Jorge Cerra. Los muros de su casa aún se alzan en Barreu, un pequeño pueblo situado entre la mina Ana y la playa de Vega que fue víctima, hace ya 25 años, de la peor riada registrada en los anales del concejo riosellano. Cerra salvó muchas vidas aquella madrugada del 3 de agosto de 1988. Aún recuerda cómo apretaba el calor el día anterior y el sonido de los truenos que hicieron que a él y a su mujer, Amalia Sierra, les costase esa noche conciliar el sueño. Los ríos Sella y Acebo se desbordaron a causa de una gran tormenta y acabaron con todo a su paso.

«Algo está pasando», le susurró Amalia a su marido. Y no se equivocaba. Las olas alcanzaron en los laboratorios de la mina una altura aproximada de siete metros. Afortunadamente, el encargado, Alberto Cerra, abandonó la instalación por miedo a la tormenta antes de que llegase lo peor. Jorge Cerra se sirvió del tractor que empleaba en las labores del campo para rescatar a las víctimas que, en su mayoría, pernoctaban en aquellos días en el camping de Vega. Amalia Sierra explica que muchos de ellos acababan de llegar y no conocían la zona."

Y aquí estaba el antiguo puente que el río se llevó aquel día por delante.  No se sabe la fecha exacta de su construcción, sería en algún momento entre los años 1797 y 1847, se dice que sustituyendo a una más antigua pasarela de madera o a otro tipo rudimentario de vadeo. Sigue el artículo de García Faya:
"Corría la primera semana de agosto, esa en la que tradicionalmente se celebra el Descenso Internacional del Sella. Jorge Cerra se asomó a la ventana de la cocina y divisó la luz de una linterna a lo lejos. Muchas voces pedían auxilio.

Sin pensárselo dos veces se dirigió al lugar en el que hoy se encuentra el túnel de la carretera de Vega. Ante sus ojos, desprendimientos de tierra y agua, mucha agua, cubriéndolo todo. «Si me lleva por delante, es el destino que tengo; si no me lleva hoy, va a llevarme otro día», fue la idea que le vino a la mente.

En la primera caravana con la que se topó, se encontraban unos alemanes que tenían una niña pequeña. Ellos, al igual que una veintena de personas más, se quedaron unos días en casa de Cerra y su familia, hasta que el Ayuntamiento habilitó un acceso y fue posible abandonar el pueblo.

«La pequeña aprendió algo de español en el tiempo que estuvo con nosotros», cuenta Amalia Sierra. Ella y su esposo acogieron entonces a tantas personas que, según relatan, «la casa se quedó sin ropa», pues llegó incluso gente desnuda, que lo había perdido todo a causa de la riada. «Hicimos comida para no sé cuánta gente. Donde comían seis, de pronto comían treinta», añade Sierra.

Algunos coches municipales trasladaron a varias personas al polideportivo y un helicóptero rescató a un hombre de lo alto del monte. Sierra está convencida de que, viéndose uno en tales circunstancias, trepa como nunca antes hubiese imaginado poderlo hacer. En cambio, Cerra no pudo salvar a las personas que se encontraban más allá del octavo coche en dirección a la mina aquella madrugada. Hacia las once de la mañana del día 4, cuando la riada parecía haberse calmado, le fue posible rescatar a unas 11 personas más. «Jorge es muy arriesgado, yo no quería que fuera», cuenta Amalia Sierra. «Fueron momentos muy difíciles», añade. Por suerte, el agua no alcanzó su casa y el peñón que se encuentra hoy tras los árboles a la altura del túnel se cayó hacia el río frenando posibles daños mayores."

Ahí vemos lo que ha quedado del viejo puente de Vega. En esa época dieciochesca del tiempo de la Ilustración se acometieron numerosas obras públicas, algunas muy sonadas que han pasado a los libres de historia y a los catálogos monumentales, otras no tan renombradas pero especialmente útiles, como fue el acondicionamiento de los más que milenarios caminos reales para posibilitar el paso carruajes y establecer unas primeras líneas regulares de los mismos


Viajeros como Gaspar Melchor de Jovellanos dejaron por escrito sus impresiones de aquellos sufridos viajes, donde frecuentemente tocaba apearse por un sinfín de motivos y pasar no pocas inclemencias. Gracia Noriega lo comenta de esta forma en su artículo Los caminos de Jovellanos:
"Jovellanos recorrió la mayor parte de Asturias, dejó constancia de sus recorridos en sus diarios y en las cartas a Ponz, y puede decirse, sin exageración alguna, que ningún otro viajero español viajó por su tierra natal con tanta dedicación, con tanta atención, con ánimo a la vez tan fervoroso y constructivo. Decía Unamuno -y no es la primera vez que lo repito- que el requisito principal para amar una tierra, un país, es conocerlo, y se le conoce recorriéndolo, entrando en sus aldeas y villas, cruzando sus ríos y montañas, deteniéndose ante sus obras de arte o ante la belleza de su paisaje. En una palabra: se conoce a la propia tierra pisándola. 
Jovellanos recorrió Asturias, ante todo, como asturiano. También lo hizo como ingeniero, como economista, como arqueólogo, como experto en arte. Entendía que el problema principal de Asturias era su aislamiento, entre montañas y un mar encrespado. Por ello buscó salidas a Castilla y al mar. Su punto de partida y de regreso era Gijón. Viaja por la Asturias central, a Pajares, a Avilés, a Pravia; por la occidental a Salas, a Tineo, a Cangas del Narcea; y por la oriental, a Llanes y a Covadonga. En su «Diario» anota lo que le sucede y lo que observa; señala el pésimo estado de los caminos, que las más de las veces ni ese nombre merecen, y el de las posadas, que están a la altura de los caminos, o son peores. Por ejemplo, comenta acerca de la posada en la que posó en Llanes: «Mala, pésima, pulgas, humo». Para viajar en aquella época era preciso armarse de mucho valor, de mucha paciencia y disponer de mucho tiempo. No se podía tener prisa; y aun así, hombres como Jovellanos eran capaces de hacer, ellos solos, mucho más que una legión de ejecutivos modernos y frenéticos, armados de ordenadores y teléfonos móviles y viajando constantemente de aeropuerto en aeropuerto, en veloces aviones y en otros aparatos igualmente supersónicos."

Fijémonos a los patos revoloteando sobre las aguas de la desembocadura, una encantadora estampa de la fauna fluvial del Ríu Acebu, afectado secularmente por los aportes sedimentarios de las explotaciones de fluorita, arrastrados por la corriente desde los lavaderos de Mina Ana, según leemos en la Enciclopedia del paisaje de Asturias


Al otro lado del río sigue el Camino, que es una ancha pista hasta los aparcamientos. Más adelante empezaremos a ver su antiguo empedrado


A la derecha, las dunas, cerradas y protegidas de este Monumento Natural, Les Dunes. Ahí tenemos los cardos marítimos, las flores rosadas dela soldanela o berza marina, las lechetreznas de las dunas y los "largos mechones de finas hojas del barrón", como bien lo describe el biólogo Luis Frechilla García en su Guía de la costa asturiana: playas, pueblos, paisajes y paseos


Efectivamente, el conjunto dunar es un ecosistema tan sumamente importante que ha sido vallado para que no se vea afectado por los pasos de los numerosos bañistas y visitantes que acuden a este magnífico arenal. A su lado varios caminos comunican el área de aparcamientos, incluyendo autocaravanas, con la playa. Este Monumento Natural abarca al desfiladero de Entrepeñes, por donde viene la carretera y de su fauna dicen así en la Wikipedia:
"Dentro de la vegetación cabe destacar la manzanilla bastarda y las mosquitas doradas (especie en peligro de extinción). En cuanto a fauna existen dos zonas: la de la playa, en la que aparecen cormoranes y gaviotas, y la del desfiladero, en la que aparecen el halcón peregrino y la rana verde."

Desde aquí otra muy buena vista de Llastres desde su playa, a la izquierda, hasta el puerto, a la derecha, que por Real Cédula de Carlos III de 1773 se mandó reedificar (40 años después de quedar arrasado por un temporal -1734-) "a cargo de los repartos del Principado, con arbitrios provinciales bajo la inspección de los Regentes de la Audiencia(Gran Enciclopedia Asturiana). En 1807 el Ministerio de Marina ordena suspender estas obras, que el mar acabará por destruir, y no se reanudarán hasta finales de esa centuria


Entre 1935 y 1967 se sucedieron diversos proyectos para adecuar y modernizar el puerto, entre ellos el más importante fue el que hicieron en 1943 los ingenieros Saturnino Villaverde y Carlos Roa Rico, el cual fue revisado en 1947 por José Álvarez Castelar, director del Grupo de Puertos de Asturias, que preveía la construcción de un gran dique exterior y el relleno parcial de la antigua dársena para habilitar una amplia zona de servicios, nos cuenta Rebeca Menéndez Marino (Universidad de Oviedo) en Evolución histórica del puertode Lastres: del esplendor comercial y pesquero de los siglos XVI y XVIIa la actual reconversión en puerto deportivo:
"Las obras, adjudicadas a la empresa “Elosúa y Compañía S.L.”, fueron ejecutadas bajo la dirección de Enrique Vera entre 1948 y 1967, contando con un presupuesto total de más de 17 millones de pesetas. Tras esta intervención, que fue la de mayor envergadura de cuantas se habían emprendido en la larga historia del fondeadero, fueron acometiéndose distintas actuaciones aisladas, entre ellas la creación de una escollera de bloques prefabricados de hormigón bordeando el exterior del dique y el acondicionamiento de la explanada del muelle con la construcción de una hilera de almacenes al pie de la peña, la fábrica de hielo, el depósito de gasoil y la rula"

Y fue entre 1985 empezaron las obras para hacer de la antigua dársena de El Muellín el nuevo puerto deportivo, las cuales consistieron en el cierre de la bocana meridional, el dragado de la rada y la prolongación del malecón hacia el este para favorecer el abrigo de las embarcaciones: 
"Sin embargo, la reforma, concluida durante la primavera de 1995, se saldó con el derribo injustificable de la antigua lonja, a la que, a pesar de formar parte de la identidad cultural del pueblo, le fue denegado el indulto, perdiéndose con ella no sólo parte de la esencia del puerto histórico, sino también un recurso turístico potencial."

Sin embargo, se afirma que el máximo apogeo marinero de Llastres fue en el siglo XVII, cuando atracaban en su muelle hasta más de 40 embarcaciones de diferente tonelaje y arboladura. Abundaban las transacciones mercantiles de los armadores y nacían industrias subsidiarias como las de jarcias, aparejos, salazones, escabeches, tonelería, depósitos y almacenes, arriería...


A ello por supuesto habría que añadir la construcción de barcos, labor que se efectuaba en la Playa de Llastres, tradicionalmente llamada L'Estilleru, topónimo vinculado a astillero (lugar de astillas) y donde se botaron buques de diferente tonelaje durante siglos,


Entre ellos tal vez también los del corsario llastrín Juan de Abadía Cueva, quien tras conseguir la licencia pertinente (un corsario no es un pirata y ha de estar sujeto a las leyes y arbitrios del reino) rearma una fragata llamada Nuestra Señora de Atocha (es un nombre similar a un célebre galeón hundido pero no tiene nada que ver con él) y con una tripulación de marineros locales empieza a librar la guerra en corso por estos mares. Un buen artículo del tema lo tenemos en la página de la Asociación de Amigos de Colunga:
"Saldrían de Llastres haciendo la ruta mercantil prevista. Si en su singladura divisaban un navío extranjero sospechoso, o que les pareciera portar un buen cargamento, se le intentaba dar caza para comprobar que las licencias se encontraban en regla. Trataban de identificar su nacionalidad. Se aproximaban hasta la distancia prudencial para estudiar su potencial presa por si era asequible para el abordaje. El abordaje dependía de la envergadura del contrario, dotación de la tripulación, armamento, velocidad y destreza en el pilotaje para perseguirlo, maniobrar y alcanzarlo. Perseguido y alcanzado el barco, se le conminaba en nombre del Rey de España, a dejarse inspeccionar. Si se negaba, se les conminaba a rendirse y se disparaban unos cañonazos disuasorios ante una eventual resistencia. En el mejor de los casos se llegaba a un acuerdo entre el patrón del barco y Juan de Abadía. Si no se accedía a la inspección por las buenas, se procedía al abordaje, previamente preparado con cañonazos sobre cubierta y a los mástiles, barriendo la cubierta con los arcabuces y ballestas. Una vez abordado en barco, casi siempre con resistencia y con lucha cuerpo a cuerpo, si el barco era pirata, se les ahorcaba en el palo mayor siguiendo la tradicional ley de la mar. Después, se expoliaba el barco de su cargamento trasvasándolo al “Nuestra Señora de Atocha”. Y en la mayoría de los casos se hundía después el barco a cañonazos"

Pasamos el puente y seguimos hacia los aparcamientos veraniego en los prados llanos al pie de El Cuetu l'Aspa, por donde pronto subiremos a Berbes por sus antiguas explotaciones de fluorita, mineral que sigue siendo muy ansiado por los coleccionistas. Se encuentra en cristales cúbicos que pueden llegar a más de 5 cm de arista, color violeta intenso, traslúcidos o mismamente transparentes


Primera bifurcación en la entrada a los aparcamientos: seguimos a la derecha. En El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, una de sus autoras, Yolanda Viniegra Pacheco, dice de este paso del río:
"Ya en la playa de Vega se cruzaba el arroyo del Acebo por un puente actualmente derruido, hoy el paso de hace por otro de reciente construcción situado unos metros más al norte. Se inicia aquí la paulatina subida que tras unos 1.400 metros por la ladera norte de El Cueto, nos conduce a Berbes"

Realmente aún no hemos empezado a subir pero falta poco para que iniciemos esa cuesta en el camín real monte arriba. Mientras, seguimos avanzando por esta gran explanada en dirección a Les Dunes. 


A la derecha uno de los senderos habilitados entre Les Dunes para ir a la playa desde el parking


De frente, otra de las entradas-salidas del parking. Observemos la gran cantidad de espacio habilitado y lo pronto que se llena. En verano se han dispuesto medidas además contra la acampada libre en estos lugares


A partir de aquí vamos a ver parte del antiguo empedrado del viejo Camín Real de la Costa, un verdadero hallazgo en el patrimonio del Camino de Santiago. Más arriba encontraremos más, y con más piedra


Hay aquí una pequeña cuesta pero enseguida volvemos a llanear durante otros metros de trayecto junto a las dunas


Desde aquí vemos los acantilados de Berbes, más allá de El Cuetu, por la zona de El Frondil, donde las minas de espato flúor llegaban al borde mismo del mar


En esa zona las cicatrices de aquella intensa actividad extractiva son más evidentes que en El Cuetu. Son parte de las del llamado filón Ana (como la mina), El Frondil-La Cabaña, Los Cobayos y Valdelmar


Ahí vemos cuevas, derrumbes, galerías, etc., cesadas las labores mineras sus cristales de fluorita y barita son codiciados por coleccionistas, pues no en vano muchos ejemplares han pasado tanto a museos como a colecciones privadas. Ni que decir tiene que el acceso al lugar está cerrado y es sumamente peligroso no ya solo adentrarse en esas grutas sino mismamente incluso llegar a ellas 


A la derecha otra gran vista de Les Dunes y su vegetación, que se extienden desde el Camino hasta el arenal propiamente dicho


Fijémonos que por la parte de la playa también está delimitado con unas cuerdas. Tras muchos años de deterioro este conjunto dunar está en fase de recuperación


Franja de cantos rodado y después un poco de bajada hacia la arena. Es una playa muy rectilínea y abierta al mar. Muchos días no se permite el baño a causa de las cambiantes corrientes marinas en este sector y otros sí. En los primeros es cuando se aprovecha más para tomar el sol y dar largos paseos por sus casi dos kilómetros de longitud


Ahí vemos las plantas de la duna, creciendo sobre el suelo arenoso. Otra problemática es la proliferación de especies invasoras que afectan a esta flora autóctona protegida, con alguna especie incluso en peligro de extinción


Vamos a mirar ahora hacia el sector oriental de la Playa de Vega, donde está la punta de Güeyu Mar, bajo el monte de La Mortera y La Braña (165 m)


Vemos los chiringuitos de la zona de Los Ángeles al pie del monte y a lo largo del paseo que desde el puente sigue hasta el final del arenal


Veamos los pasillos de red de alambre que permiten acceder a la playa sin pisar la superficie protegida de las dunas


Poco más allá los salvamentos y el parque infantil. Es la parte no permitida al paso de vehículos salvo los relacionados con estas casas, equipamientos y negocios



Y ahí está, ahora sí que lo vemos bastante bien, El Miradoriu de la Playa, de Luisa Cajigal, mirando a este extenso sable: he ahí su gran fachada principal con las terrazas. En Asturias Mundial. Una ventana al paraíso, daban el 6-6-2017 la noticia de su reapertura con este nombre para el histórico Superman:

"Luisa Cajigal y Abel Álvarez, responsables del restaurante Güeyu Mar, se  hacen cargo este año del mítico restaurante Superman de Playa de Vega, al que añaden el sobrenombre de "El miradoriu de la playa". Mientras Abel se centrará en el cercano Güeyu, meca del pescado a la brasa, Luisa estará al frente del Superman defendiendo una nueva carta con platos infaltables en el verano asturiano, con elaboraciones y materia prima de excelente calidad. El Superman es uno de los restaurantes de playa con más tradición en Ribadesella. Con más de 50 años de éxito, ha sido regentado desde tiempo inmemorial por los propietarios del hostal, ahora cerrado, en cuyo edificio se ubica.


Con la llegada de Luisa y Abel, la propuesta gastronómica del Superman El miradoriu de la playa cobra protagonismo con una carta dividida en cinco apartados. Para Picar, ocho propuestas, como "Pulpo de aquí (a la gallega), Croquetas caseras, Coppa de Lomo Ibérico Joselito o ensaladas. Por pura lógica asturiana siguen dos Platos de Cuchara -Fabada asturiana y Pote asturianu - y sin perder coherencia llegan los cuatro De la Mar, Merluza del Cantábrico en salsa o Salmonetes pequeños fritos, por ejemplo. De Carne, El miradoriu ofrece Chuletilles de lechazu, Escalopines al Cabrales o Torto con picadillo de cerdo ibérico, entre otros. Y si ¿Quieres postre? puedes elegir entre los dos clásicos de Luisa Cajigal, también presentes en la carta de Güeyu, la Tarta de Queso Afuega´l Pitu y su Arroz con leche (hecho con leche de vaca de aldea).


Pero además de la carta y los cocineros, el Superman -con justicia rebautizado como El miradoriu de la playa-  juega con la baza ganadora de su ubicación de verdad privilegiada frente a la Playa de Vega.  Además de sus mesas en el interior, el restaurante cuenta con una terraza cubierta, desde donde comer disfrutando de la vista al mar.


Como total novedad, los clientes de El miradoriu también contarán con  la extraordinaria carta de vinos  de Güeyu Mar, que ambos compartirán. Infinitas referencias de vinos españoles y extranjeros, con gran importancia para los blancos y una fantástica selección de champagnes." 


No mucho después, el 27-7-2017, Marta Fernández da cuenta en Expansión de este acontecimiento con el artículo El nuevo proyecto de Güeyu Mar:
"Mientras Güeyu Mar ya es un negocio consolidado, sus propietarios han estrenado este verano un nuevo formato: El Miradoriu de la Playa. Ocupa el local que antes perteneció a Superman, un mítico restaurante de Playa de Vega situado en un hostal ya cerrado y que funcionó durante más de 50 años, siendo, de hecho, uno de los más conocidos entre los espacios tradicionales del entorno de Ribadesella.
Ahora, bajo la gestión de los dueños de Güeyu Mar, El Miradoriu presenta "una nueva carta con platos infaltables en el verano asturiano, con elaboraciones y materia prima de excelente calidad", de modo que así se diferencia así de la superespecialización en torno a la brasa de su sede central. 
La carta se estructura en cinco apartados. El primero, Para Picar, suma 8 platos, como el Pulpo de aquí (a la gallega), la Coppa de Lomo Ibérico Joselito y las Croquetas. Le siguen los Platos de Cuchara, con la Fabada asturiana y el Pote asturianu. El lado marino llega con el capítulo De la Mar, con opciones como la Merluza del Cantábrico en salsa o los Salmonetes pequeños fritos. La oferta se completa, en todo caso, con la vertiente carnívora, con las Chuletilles de lechazu, los Escalopines al Cabrales o el Torto con picadillo de cerdo ibérico. De postre, rigen dos clásicos de Cajigal: la Tarta de Queso Afuega'l Pitu y el Arroz con leche. 
Con la apertura del nuevo local, la pareja se ha repartido no solo funciones (entre cocina y sala, como hasta ahora, en Güeyu Mar), sino también negocios: Abel Álvarez sigue centrado en la casa madre, mientras Luisa Cajigal se hace cargo del nuevo local. 
Situado justo enfrente del arenal de la Playa de Vega, este nuevo establecimiento suma comedor interior y una terraza cubierta asomada al mar."

Más allá y en ese mismo extremo oriental de la Playa de Vega, asoman las rocas de los pedrales de La Punta la Pescadoria, El Picuetu y La Peña L'Orru, que realmente no tiene que con ningún hórreo/horru, sino con la palabra asturiana orru, esto es, "peñasco saliente o aislado en el mar", a veces relativo en toponimia a cualquier lugar elevado o sobresaliente en relación a su entorno


La verdad es que según las fuentes la playa tiene una longitud cambiante, entre 1.440 y 2.000 metros suelen decir, y es que con los grandes desniveles del mar según sea marea alta o baja, no sólo la anchura, sino también la largura pueden variar notablemente. Al este por ejemplo aflora a la superficie en bajamar la arena de La Playina, por donde puede accederse a los acantilados de la denominada en geología formación Vega, donde hay gran cantidad de fósiles marinos, además de varias huellas tridáctilas de dinosaurios bípedos, enclave que forma parte de la Costa de los Dinosaurios


En cuanto a la anchura media se cifra esta en 60 metros, pero esto puede también variar notablemente, pues podría llegar en bajamares incluso a los 300. En ello influye también la época del año, cuando se produce el fenómeno las mareas vivas y se alcanzan grandes cotas tanto de pleamar como de bajamar, con las mayores diferencias del año


La superficie, por lo tanto, es muy cambiante, en torno a los 200.000 y pico kilómetros cuadrados. Su entorno rural, pero sobre todo montañoso y dunar, les da esa característica agreste que no pocos viajeros y comentaristas califican de "virgen y salvaje" 


Las resacas son muy fuertes, se han dado casos de gente que fue arrastrada al mar con sólo el agua por la rodilla. Por eso se ruega máxima prudencia, únicamente de bañarse sea en verano, cuando hay salvamentos y cuando estos lo permiten. Por contra, es una playa venerada por los surfistas, pionera de este deporte en el concejo, como hemos visto antes


Como nota curiosa hemos de decir que los peregrinos recuerdan algunos naufragios, llegando a aprovecharse materiales que llegaban a la playa o que quedaban varados en los pedrales. Entre ellos grandes vigas de madera, uno de los tránsitos comerciales más habituales antaño en el muelle de Ribadesella/Ribeseya, que se aprovecharon para hacer, arreglar o ampliar casas


De todas maneras, la más dramática tragedia que se recuerda en esta parte de la costa fue la llamada Gran Galerna de 1944, cuando la mar se llevó a trece pescadores llastrinos de la embarcación Glorioso San Antonio, que habían salido el 6 de septiembre al bonito con otras once, en el caladero de El Cachuchu 


El Cachucho es ahora muy conocido por ser una zona de especial protección, gran montaña submarina que se eleva desde 4.000 metros de profundidad en la llanura abisal hasta los 425 m bajo el nivel del mar. Su cumbre se localiza 65 kilómetros más al norte. Es la primera Reserva Marina Protegida de España y tiene una superficie parecida a la de los Picos de Europa


Nuestro paseo por Les Dunes, junto a la playa, va acabando aquí: en la siguiente bifurcación, y atendiendo al mojón xacobeo, iremos a la izquierda: será el principio ya la subida a Berbes por El Cuetu o El Cuetu l'Aspa, donde daremos vista a aquellas estratégicas minas de fluorita que marcaron la historia más reciente de estos lugares...







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