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martes, 14 de julio de 2015

ÁLVARO CUNQUEIRO, LENCE SANTAR, JOSÉ PACHECO, VICTORIANO LÓPEZ, LEIRAS PULPEIRO, PASCUAL VEIGA Y NORIEGA VARELA: ILUSTRES MINDONIENSES EN LA RUTA A SAN PEDRO DE ALCÁNTARA (GALICIA)


La estatua de Álvaro Cunqueiro, sedente, preside la cabecera de la Praza da Catedral de Mondoñedo y recibe a los viajeros y peregrinos que se adentran en las rúas y plazas de las que fue una de las antiguas capitales del Reino de Galicia. Ante esta obra de su amigo, el escultor Juan Bautista Puchades, repasábamos la vida, obra y figura del escritor mindoniense, según continuamos nuestro periplo por el Camino del Norte


 Junto con ello visitábamos, palmo a palmo, su casa natal, situada justo enfrente, en la línea de edificios porticados de O Cantón Grande, y que es en la actualidad la tan recomendada Casa-Museo Álvaro Cunqueiro. Además, conocíamos mayormente la historia de esta plaza, donde tanta historia se rezuma por sus cuatro costados, y nunca mejor dicho


También dedicábamos todo un gran capítulo, cómo, no, a recorrer todos los rincones de la Catedral de Mondoñedo, catedral-basílica de la Asunción, de la portada a la capilla mayor, la girola, el museo catedralicio y el claustro, repasando todo ese magno proceso constructivo de siglos, así como todo el devenir histórico que hizo que aquí se asentase esta cabeza de diócesis, allá por los años 1112 a 1117, en tiempos de la reina Urraca


Ante esta plaza y catedral dos ramales del Camino Norte se unen: a la derecha el que ha pasado de Asturias a Galicia por la Ría de Abres y Trabada, llamado camino histórico, y a la izquierda el que lo ha hecho por Ribadeo


A la vez, dos camino se separan y así nos informa la señalética caminera pertinente: el llamado ahora camino complementario, pero que durante mucho tiempo era el único señalizado, y el ahora denominado camino oficial, que es del que vamos a ocuparnos en esta ocasión


Este camino sigue por la parte norte de la plaza, y pasa enfrente de la estatua de Álvaro Cunqueiro


A la derecha, al pie y al lado de la estatua (tapada aquí por unos arbustos), hay un jardín donde una placa recuerda la ejecución en esta plaza del Mariscal Pardo de Cela, detalle y asunto del que nos ocupábamos ampliamente en nuestro trayecto alrededor de la plaza. Era este O Cantón Pequeno, donde hubo edificios porticados, derribados en 1915, en la zona de la calle Padilla (calle donde vivía la fotógrafa Filomena Díaz Villada), actual rúa Alfonso VII. Unos planos de unas antiguas casas habidas en el lugar en 1771 han permitido hacernos de la evolución de esta gran plaza central mindoniense desde la Edad Media a nuestros días. Escribe así de ello Roberto Reigosa en Mondoñedo documental. Fuentes para su estudio:
"Todo el Cantón Pequeño se consideraba antes como parte de calles, e igualmente la plaza principal,  como una mixtura entre otra calle importante, la Rua da Praza, y el espacio destinado a cementerio, de momento no tenemos datos como para suponer que hubiese divisiones físicas entre estos. El primitivo Agro do Bispo o Curral parece que contenía en comunión espacio para muertos y vivos, algo similar a lo que en su momento sucedió con la Quintana en Santiago de Compostela..."

En ese lugar estuvo, además, a finales del siglo XVI, la primera sede del Seminario de Santa Catalina, otra institución mindoniense. Nosotros caminamos así hacia el Consistorio Vello y rúa de Lence Santar


Mirando, como Cunqueiro, a la Praza da Catedral, no podemos dejar de evocar en esta ocasión lo que escribe J. Trapero Pardo de esta plaza durante Las Ferias y Fiestas de San Lucas en la ciudad de Mondoñedo:
"Así en la plaza, que tiene por amplio telón la hermosa fachada de la catedral , y en sus laterales el cantón , paseo un día obligado de las parejas de jóvenes -y de sus mamás vigilantes- , y un lateral con robustos arcos de granito de sus soportales; allí se venden todavía hoy los cemidores de la harina, la manta de Palencia, hogazas del famoso pan de Mondoñedo, los zapatos de artesanía y otros artículos; algunos de ellos al pie mismo de la estatua sedente del mindoniense Alvaro Cunqueiro , y aliado del antiguo edificio del consistorio municipal, ornado de ventanales, balconada y remates, pero que tuvo su origen el el siglo XV"

Al pie de la estatua sedente de Álvaro Cunqueiro pasamos nosotros ahora. Álvaro Cunqueiro es un símbolo de Mondoñedo y de Galicia entera: novelista, poeta, dramaturgo, periodista y gastrónomo, uno de los máximos escritores de Galicia en gallego y en castellano. Nacido en Mondoñedo el 22 de diciembre de 1911 muy cerca de aquí, en una casa al lado de A Fonte Vella (por donde pasa el otro camino)



Dado que nos hemos empapado ya de su vida y biografía en nuestro recorrido por la plaza y visita a su casa-museo, y que ya le hemos presentado nuestros obligados respetos al llegar a Mondoñedo, antes incluso de entrar en la catedral, acudiendo a esta estatua, a la que volvimos también luego de salir de su casa, sólo vamos a recordar aquí en este caso lo que de él escribió uno de sus grandes biógrafos, Miguel González Somovilla (entrevista en El Correo Gallego 12-3-2020)
"Cunqueiro logró algo tan infrecuente como un estilo personal, inconfundible, de gran calidad literaria, que es fácil de reconocer, pero muy difícil de imitar. Para esos posibles émulos del verbo cunqueiriano él mismo tenía acuñada una frase: «Benditos sean nuestros imitadores porque de ellos serán mis defectos».

Varios escritores, entre ellos Álvaro Mutis o Pere Gimferrer, han apuntado que Cunqueiro no ha tenido descendientes literarios porque él era un género en sí mismo, irrepetible"

Mar Maior
, ventana gallega abierta al mundo, hija de Editorial Galaxia, define así al autor y su obra:
"Álvaro Cunqueiro (Mondoñedo, 1911 – Vigo, 1981) se dedicó desde muy joven a la literatura y al periodismo. Su obra abarca todos los géneros y los más diversos temas, desde la poesía al libro de cocina, pasando por la narración y el drama. Dotado de una singular fantasía y de una extraordinaria capacidad de fabulación, Cunqueiro renovó hondamente tanto la literatura gallega como la española.

Su maestría lingüística, su libérrimo uso de las convenciones literarias, el poder que su literatura le asigna a la imaginación, la integración de distintas tradiciones culturales y estilísticas en un todo novedoso y personal hicieron de este célebre autor una de las figuras más importantes de la historia de la literatura gallega que, además, cuenta con múltiples traducciones a otras lenguas"

Y en la Editorial De Conatus se le dedicaba esta preciosa semblanza con motivo de su centenario (2011)
"Decía Cunqueiro que Galicia tenía los pies en el río del olvido y la cabeza al final de la tierra, donde empezaba el océano tenebroso habitado por una infinidad de monstruos marinos. La vida en este lugar ahistórico, amenazada durante siglos por invasores, integrada en un paisaje envolvente, generó un pueblo a la defensiva, dialogante y falador, acostumbrado a tener muchas palabras y a valorar todos los prismas  sin tener una respuesta rápida y clara a los interrogantes como el que formula Hamlet a Poloño en su obra O incerto señor Don Hamlet. «¿Sabes lo que se preguntan los fantasmas cuando se encuentran? Se preguntan: ¿Cómo podemos existir y no existir al mismo tiempo?» 
Y de ese mundo surge su voz como un narrador más, el que pone por escrito lo escuchado y lo observado deformando la memoria de una realidad con tantos puntos de fuga que recurre a la magia como una manera natural de ordenar sin límites. 
La repercusión internacional de Cunqueiro, que ya era tema de tesis en universidades de Italia o Inglaterra en los años 70, se entiende desde el interés que suscitaba esta manera de contar la realidad al hilo de la fantasía, la vuelta al mito desde lo cotidiano, él era muy consciente del «vivir en leyenda» que le rodeaba y de la necesidad de soñar contra la aspereza de la vida ordinaria. Un realismo mágico ya en los años cuarenta. 
Al narrador de Cunqueiro no le interesa si lo que cuenta es verdad o mentira, la invención está por encima de cualquier corpus ideológico limitador. Su universalidad es radical. Cunqueiro concibe un solo personaje en un gran sincretismo cultural, el hombre que vive buscando y encuentra inventando, que nunca espera que algo real se manifieste como verdad única, que vive al margen de las fronteras de espacio y tiempo. Y ese hombre puede adoptar distintas formas, puede ser Ulises, Hamlet, un hombre que habla con su caballo, un emigrante gallego en Buenos Aires casado con una judía que no le deja comer jamón o  Merlín llevándose a la nariz, muy fino, con las puntas de los dedos, un poco de rapé. Ninguno es más importante que otro. Cuando retrata a Os outros feirantes, gente integrada en la naturaleza con debilidades y deformaciones  que no son castigo divino, sino más bien un error que con una buena invención pudiera tener solución, habla de ellos como xentiña de nós. Cada personaje se percibe integrado en un nosotros que no es masa, sino un conjunto infinito de individualidades, todos los personajes son singulares, pero iguales bajo esa falta de verdad unificadora. 
Y este es un valor actual de Cunqueiro, si hay que renovar su lectura, supongo que el objetivo principal de celebrar un centenario. Ante la globalización, no podría soportar la idea de que la cultura se igualara en una especie de anticultura. En él está presente un nosotros que aúna la diferencia. Merlín y Ginebra viven perfectamente adaptados en la gallega selva de Esmelle. «Puedo decir lo que he oído hablar del Mago Merlín, profecías suyas y prodigios que están vivos en la memoria, o en la imaginación de las gentes de mi país». 
Debemos celebrar que un hombre fuera capaz de contar lo más cercano para llegar a lo más universal"


Y este es el Consistorio Vello, construido en el siglo XVI para sustituir a la Sala dos Cabaleiros existente en la catedral, siendo reformada en el XVIII. En la actualidad es Biblioteca Municipal y, un poco más atrás, la Oficina de Turismo (en la foto su entrada se ve a la izquierda de la estatua de Cunqueiro)


En los bajos hay tiendes y, al lado de la esquina, una hornacina con la imagen de San Roque. En el itinerario por la Praza da Catedral hablábamos de la historia del inmueble, así como que, desde su balconada, fue orador Cunqueiro en tiempos de la II República


Y por aquí, donde estaría hace años el comercio de Cabanas, dejamos el entorno de la Praza da Catedral de Mondoñedo, O Cantón, y sus casas porticadas, viendo las terrazas de O Rei das Tartas, otra cita inexcusable siempre para, por la rúa Lence Santar, otro de los grandes escritores mindonienses, dirigirnos cuesta arriba hacia la que fue su casa, parte de un itinerario cultural, histórico y sentimental de Mondoñedo, que ningún viajero ni peregrino deben nunca perderse, pues sería una pena


Subimos así por esta coqueta rúa del casco histórico de Mondoñedo, que aquí tiende a estrecharse un poco, en este bellamente empedrado suelo. En esta calle, antigua Batitales, de origen medieval, estuvo una de las antiguas imprentas de Mondoñedo, la de Hermenegildo Mancebo, con prensa de hierro de tintero automático, comprada a la casa alemana Carlos Blors por 3.000 reales, según datos aportados por Andrés García Doural en Miscelánea Mindoniense, por los que sabemos además que Hermenegildo fue también un excelente músico, nombrado en 1881 director de la Banda Municipal, y que en esta su imprenta de editaron varios periódicos, continuando su hijo Edesio al frente del negocio tras su muerte:
"D. Hermenegildo Mancebo, fue miembro de la capilla de música de la catedral de Mondoñedo. En ella tocó el bajo (1875-1884); tocó el figle (1875-1884) y tocó la trompa desde (1860-1884). Fundó el periódico “El Mindoniense”, de tendencia liberal, que se confeccionó en su imprenta y comenzó su andadura el 7 de enero de 1888. También se confeccionaron en este taller “El Hermandino” (1882-85), “El Eco Mindoniense”, “El Semanario Católico” (1887-88), “El Baluarte de Galicia” (1893), “Río Navia”, “Luarca”, “Ecos Vegadenses”, “La Democracia” y otros periódicos de la comarca. Los temas eclesiásticos y religiosos ocuparon la mayor parte de los trabajos de esta imprenta. También se imprimieron Reglamentos de distintas sociedades mindonienses. Otra faceta de D. Hermenegildo fue la afición a la fotografía. Todavía existen algunas postales realizadas por él, con imágenes de Mondoñedo. Actualmente son muy cotizadas y se hallan en manos de algunos coleccionistas"

Hermenegildo Mancebo murió el 29 de noviembre de 1915 en el número 6 de la calle Cándido Martínez, actualmente esta de Lence Santar. Uno de sus hijos, Edesio, nacido en 1861, siguió al frente del negocio:
"D. Edesio Mancebo, también fue miembro de la capilla de música de la catedral de Mondoñedo. Tocó la trompa desde 1878 hasta 1883.

En el año 1887 se puso al frente de la imprenta que fundara su padre, quién se dedicó a la encuadernación y venta de libros litúrgicos. Un poco más tarde instaló una interesante librería.
Participó en una Exposición Regional celebrada el 9 de octubre de 1896 en Lugo, en la cual fue premiado con diploma y medalla de plata por la impresión de un libro titulado “Previsión de Prebendas y Beneficios de la Iglesia de España”. 
Se casó en la parroquia de Santiago de Mondoñedo el 22 de agosto de 1888 con María Remedios Rodríguez del Riego. Esta era hija de D. Enrique Rodríguez del Riego y de Dª Antonia Rodríguez. 
El 12 de enero de 1889, “el joven y aventajado” músico D. Edesio Mancebo Rey es admitido como músico de la Banda municipal de Música, ofreciéndose a prestar su ayuda para la instrucción y enseñanza de los actuales músicos y de los que ingresen en lo sucesivo. A comienzo de los años noventa del siglo XIX, siendo Alcalde D. José María Lage, desempeña el cargo de concejal del Ayuntamiento de Mondoñedo. 
D. Edesio falleció en la casa señalada con el número 6 de la calle Cándido Martínez (actual Lence Santar) de Mondoñedo el 21 de enero de 1930, a la edad de 69 años. Le quedaban de su matrimonio tres hijos: Justo (ausente), José y Concepción 
Los herederos de D. Edesio Mancebo deciden vender la imprenta a su ejemplar empleado D. Jesús López Díaz, quien posteriormente la trasladará a la planta baja de una edificación de la calle Progreso de Mondoñedo y pasa a denominarse desde entonces “Suc. de Mancebo”. De este modo sigue funcionando la imprenta a pleno rendimiento y además continúa la tradición musical de sus propietarios. D. Jesús había sido niño de coro desde 1913 a 1917 y tocó la flauta en la capilla de música de la catedral mindoniense en el año 1920. En este taller se confeccionaran en el año 1936 cinco números del periódico local “La Voz de Mondoñedo”, en su segunda época, figurando ya como propietario y director D. Jesús López. 
Las instalaciones de esta imprenta comenzaron a quedarse pequeñas y a faltarle unas comodidades acordes a los tiempos en que vivimos. Fernando López, hijo de D. Jesús, propietario y operario de la imprenta, compró unos buenos bajos comerciales en una nueva edificación, curiosamente levantada en la calle Imprenta de Mondoñedo, donde continúa con su actividad desde el 24 de septiembre del año 2001"

Y aquí, donde se ensancha la rúa, vemos a la izquierda la casa donde nació Lence Santar, (el "cruzado del honor mindoniense". como le llama José de Cora) escritor y periodista nacido en Mondoñedo el 16 de julio de 1879, residente en Portomarín y Sarria pero que regresó a esta ciudad en 1901, miembro de la Real Academia Galega desde 1905 y  Cronista oficial de Mondoñedo en 1917, el primero de la ciudad. Le sucedería a su muerte nada menos que el mismo Álvaro Cunqueiro. El escritor Armando Requeixo dice en Álvaro Cunqueiro e Mondoñedo. Guía literaria, que la relación entre ambos "fue, con certeza, entrañable y singular". Cunqueiro como escritor nuevo ante el erudito veterano que representaba ser Lence Santar, si bien con una joven rebeldía ante el "maduro polígrafo que parecía anclado en otro siglo". Su colega Xosé Trapero Pardo, que conoció bien a ambos, pues publicó de los dos en los medios que dirigía, como Vallibria, dejó por escrito esto en su artículo De cronista a cronista (El Progreso 3-4-1960):
"Lence, el cronista de entonces, no compartió la opinión de Cunqueiro, el cronista de hoy. Vivo de genio era Lence. Ágil de piernas Cunqueiro. Y como aquel tomó por burlón lo que era convicción. las piernas de este le libraron de que la mano del cronista viejo "tomase medida del futuro cronista". Espectáculo curioso fue para los mindonienses ver a Lence, barbas al aire, corriendo por la plaza de la catedral tras el larguirucho y espigado Cunqueiro, "que se mete donde no sabe", me decía Lence. Mondoñedo se divertía con aquellas luchas dialécticas e incruentas entre "el ratón de archivos" y el escritor en ciernes. Pero Cunqueiro y Lence acabaron siendo amigos y mutuos admiradores de la labor de cada uno"

En 1918 sería además uno de los firmantes del manifiesto da I Asemblea Nacionalista por la que las históricas Irmandades da Fala, entidad fundamental para la recuperación de la lengua, cultura e identidad gallegas daban un trascendental paso político. Él había fundado la Irmandade Mindoniense en 1917. Miembro del Instituto histórico do Minho de Viana do Castelo desde 1922 y, desde 1945, miembro del Congreso de Estudios Sociales de Madrid 

 En prensa fue director del periódico Mondoñedo pero colaboró en otros, tanto de la misma Galicia como de sus emigrantes en Cuba y Buenos Aires: La Voz de MondoñedoVallibriaEl Eco de ViveroEl CompostelanoEl Eco de SantiagoEl Ideal GallegoEl Regional e El Eco de Galicia. Fue miembro correspondiente de la Real Academia Galega y recibió 1949 la Encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio

Falleció en esta ciudad que le vio nacer el 14 de enero de 1960. Sus obras son una verdadera elegía a Mondoñedo, su historia, gentes, lugares, cultura e idiosincrasia: Mondoñedo (1907), El santuario de los Remedios de Mondoñedo (1909), El seminario de Mondoñedo (1909), El convento de la Concepción de Mondoñedo (1910), El convento de Villanueva de Lorenzana y San Francisco de Vivero (1910), Del obispado de Mondoñedo (1915, tres tomos), El mariscal Pardo de Cela. La Santa Hermandad (1930), Los gremios de Mondoñedo (1953), Poesía galega (1999, libro póstumo), Etnografía mindoniense (2000, recopilación póstuma de artículos en El Compostelano) y Mondoñedo Regreso al Pasado (siete tomos de artículos publicados en varios medios de comunicación)


En Álvaro Cunqueiro Cuenta su vida a Pedro Rodríguez, publicado en El Pueblo Gallego el 8-1-1959, se recoge este recuerdo de Cunqueiro hacia Lence Santar y su aspecto, bien plasmado en este relieve colocado en la fachada de la casa:
"Es una gran persona este viejo. Cierta Miss O'Connor que anduvo por aquí no hace mucho tiempo, escribió un libro disparatado, pero graciosísimo, en el que narraba su encuentro con Lence, el cronista. Decía que sus barbas eran el orgullo de la comarca y que cuando les ofreció diez mil pesetas por cortárselas, este renegó, diciéndole que ni por diez mil duros. Estuvo mucho tiempo sin hablarme por mis ingerencias en su cometido sagrado de investigación hasta que un día llegó tarde a un banquete que dábamos a un notario y se encontró sin sitio.Preguntó: "¿Dónde me puedo yo sentar ahora?" y yo contesté desde el otro extremo del salón: "A la diestra de Dios Todopoderoso, Lence..." . Nos reímos todos y se le pasó el berrinche"

Y otro gran escritor mindoniense, Xe Freyre, hablaría así de "o gran barbazán" en Poesía Galega, libro póstumo que no sería publicado hasta 1999
"a figura miuda e algo desvalida, case oculta tralas laúdas barbas de imperante carolinxio: o erguido camiñar de fidalgo que pasea fachendoso o seu pedigrí polas rúas de Mondoñedo; o extremo ascetismo de seu vivir cotián, de laico ermitán estrafalario; o xenio de recalcitrante célibe perrenchudo que lle asoma, as veces, por debaixo da súa serena apariencia, de amable avó tirado dun conto de fadas; pero, sobre todo, a auréola de romántico vesánico que o adorna, a enfermiza paixón mindoniense que bule nas súas veas, unha doenza sublimada en relixión á que le consagrar a vida en cualidade de sumo sacerdote"

Esta placa en su homenaje fue colocada el 16 de julio de 2001 conmemorando el 125 aniversario de su nacimiento. El 14 de enero de 2020 José de Cora publica en El Progreso:

SE CUMPLEN HOY los 60 años de la muerte de Eduardo Lence-Santar y Guitián (Mondoñedo, 1876), cronista de su ciudad, hombre de luengas barbas valleinclanescas, de las que Honor Tracy, en su libro Silk Hats and no Breakfast, escribe que “eran el orgullo de la región”, y a quien Cunqueiro dedica en La Noche una bella, bellísima necrología, nacida de la amistad y el reconocimiento.

Por fuerza y gusto hemos de seguirla, aunque los datos los complete su otro biógrafo oficial, Enrique Cal Pardo, a quien, en caso de vivir, le pediríamos permiso para abandonarnos en la prosa de don Álvaro, ya que la suya es de fácil acceso.

“Una revista gallega de la Argentina dijo una vez que D. Eduardo de Lence-Santar y Guitián había nacido en Sarria, lo que motivó que el cronista de Mondoñedo montase en cólera. Se salvaron los de Buenos Aires porque había mar por el medio”.

“Tenía por su Mondoñedo un amor turbulento y celoso, _ como acaso lo sean todos los amores sin medida. Sólo él podía tocar el secreto de la ciudad y conservar la memoria de su vida pasada. Más de una vez puso al final de un artículo algo como esto: “Todos los datos que figuran en este trabajo son propiedad del autor, excepto uno, que es del P. Flórez”.

“A Lence tocaba decidir, y sin apelación, lo que era memorable o no, lo que pasaba a los anales mindonienses o se dejaba al vendaval. Le preguntaba a José María de la Fuente: “¿E meterei a Alvarito Cunqueiro entre os fillos ilustres de Mondoñedo?” Esto lo trajo preocupado algún tiempo, pero yo ya estaba en su “Guía de la Muy Noble, Leal y Fiel Ciudad de Mondoñedo”, porque con un hermano de José María, Edmundo de la Fuente, le había ayudado una noche a medir el perímetro de la urbe, siguiendo las rondas y por donde iría la cerca que mandó construir D. Martín el Calígrafo. Al día siguiente me gritaba Lence desde la ventana de su casa: “_ ¡Xa escribín o capítulo da “Guía” coas medidas! ¡Xa pasaches á Historia!”

“Tenía un sentido heroico de la lealtad mindoniense. Tengo para mí que cuando suponía que alguien no dedicaba a Mondoñedo los vítores que él consideraba el mínimo cortés, acariciaba en su armario aquellos sables que tenía de guerrilleros de la Independencia o del Rey legítimo, que terminaron sus días siendo canónigos y racioneros en nuestra Catedral, y pasaban por su corazón ventoleras de pasos honrosos de la antañona y estrepitosa caballería. Salía de sus casillas áspero y ciego, y no se paraba en barras”.

“Porque Murguía dijo no sé qué de la Alborada de Veiga, _ nunca llegué a enterarme bien _, Lence enarbolaba un artículo que iba a mandar a El Progreso de Lugo y lo titulaba: “La calumnia de Murguía”. Tenía, como el Dante, partido el censo galaico en Infierno, Purgatorio y Paraíso”.

“Tenía una prosa característica, llena de admiraciones e interrogaciones, y usaba una graciosa reduplicación del adjetivo: “rica, riquísima”, o “hermosa, hermosísima”; ésta última era su famosa mantelería de Vilaboa, “damascada, parece de seda”. Se refería a ella tres o cuatro veces al año en sus artículos, advirtiendo que no la vendía ni por catorce mil pesetas”.

“Solamente dos veces habían salido bien fotografiadas sus barbas: una en Santiago de Compostela por un tal Almeida, que creo tenía su salón en Bautizados, y otra en Ribadeo”.

“Mandaba a El Progreso de Lugo noticias urgentes que decían: “Ha llegado prematuramente la primavera. En la plaza ya se vendieron los primeros guisantes, y en el huerto de quien esto escribe han florecido unas hermosas clavelinas”…


Y ahora, dejaremos la rúa Lence Santar y vamos a la derecha


Aquí, en el arranque de la rúa Pena de Francia, vinculada a una antigua capilla de esta avocación, nosotros tomaremos a la derecha la rúa Pacheco, pero no dejaremos de prestar atención, a la izquierda, a un gran pazo urbano, llamado Casa Samarugo, la casa del Regidor Luaces, de la que se dice es el edificio más antiguo de Mondoñedo después de la catedral


El pazo del regidor es enorme, dispone de dos blasones en la fachada y en su interior de ocho dormitorios, gran salón, despacho, tres cuartos de baño y espaciosa cocina, además de buen patrio empedrado, Fue edificado en 1556 por don Luis de Luaces y Labrada, señor de Abadín y Lagoa de Montes de Meda, Regidor de Mondoñedo. Allí estaba la capilla de esta advocación, de Nuestra Señora de Peña de Francia, actualmente desaparecida, que da nombre a la calle

Este regidor es de una gran trascendencia histórica para la ciudad; en 1569 mandó plantar la arboleda en el camino que sale para Abadín, actual Alameda dos Remedios y Camino Norte oficial. Cuando lo hizo invitó a la vecindad a un gran banquete para que quedase memoria de que él había sido el artífice de aquella plantación, naciendo así la primera fiesta del árbol de Europa

Su hija Doña Magdalena Fernández de Luaces Estoa y Miranda, casada con el Almirante D. Gonzalo Méndez de Cancio y Donlebún, gobernador y Capitán General de La Florida, fue la que trajo, a su regreso a España desde América en 1604, varias arcas con semillas de maíz, que empezará a ser cultivado en Galicia, Asturias, y el resto de Europa. Se conservan los arcones y dos tarros con imagen de espigas de maíz. En el palacio de su marido, en Casariego, concejo asturiano de Tapia, existe la misma historia. Dice la tradición que trajeron dos arcas, una para cada localidad, así que existe la doble leyenda que en cada una, Mondoñedo y Casariego, fue donde se plantó primero, la que sería la cosecha de 1605. Sin embargo algún cronista señaló que es muy posible que esta fuese la primera constancia indiscutible documentada de la llegada del maíz y su plantación, pero que esto ya fuese conocido, al menos en algunos lugares costeros o próximos a puertos, desde unos años atrás

Casa Samarugo le viene de José Pardo Osorio Aguiar, Señor de Samarugo, quien se estableció en Mondoñedo a finales del siglo XVIII, llegando a ser Regidor,  Alférez Mayor y, an abril de 1795, Alcalde Mayor, siendo nombrado como tal por el obispo Francisco Cuadriello y Mota. Sus herederos subastaron la casa en 1905, estando por entonces pegada a la Casa Eduardo de Cea


Tal y como decimos, justo antes del palacio nosotros tomamos, a nuestra derecha, la rúa Pacheco, dedicada a José Eusebio Pacheco Basanta (1784-1865, otras fuentes dicen José Basanta Fernández Pacheco), maestro de capilla de la catedral de Mondoñedo, que aquí nació en 1784, cuando era esta la Calle Alta de Batitales (una de las desaparecidas puertas de la muralla), que estaba un poco más allá. Quedó huérfano de niño y fue acogido por su abuela, Agustina Fernández Pacheco, de la que adoptó su segundo apellido, por lo que resultó arduo a los investigadores localizar su  partida de nacimiento


José Pacheco llegó a ser uno de los más importantes músicos gallegos del siglo XIX, empezó de niño en el coro catedralicio, en el que ingresó el 6 de febrero de 1795, completando seguidamente su formación como organista y compositor, pues irá a Santiago, donde recibirá clases del autor de referencia y maestro de capilla de su catedral Melchor López, del que se aficionó a los villancicos gallegos


El 5 de febrero de 1806 sucede, némine discrepante, a Ángel Custodio González Santavalla, al frente de la capilla de música de la catedral de Mondoñedo, cargo que ocupará durante 60 años, hasta su muerte, pues recibió ofertas para ir a las catedrales de Lugo y Oviedo, pero nunca llegó a un acuerdo con sus cabildos que lo hicieran posible. En 1809 recibió la Orden del Subdiaconado y en 1824 optó sin éxito al magisterio en Santiago de Compostela


Poseía una gran formación musical, lo que se conoce hasta ahora de su obra, se conserva en las catedrales de León, Lugo, Oviedo, Sevilla, Tui y Santiago de Compostela, y era mayormente orquestal, escribiendo muchas misas, salmos, himnos, arias, etc. en gallego y en castellano, notándose la influencia su maestro compostelano Doctor Melchor López, maestro de capilla de Santiago de Compostela desde 1784, autor de referencia en aquella época de su formación, siendo su maestro en la capital gallega


Docente, organista y compositor, destaca entre sus más de 300 obras un Miserere de 1805, empleando en muchas de sus composiciones el folklore gallego. En música religiosa sobresalen varios salmos, dos Stabat Mater, dos Te Deum, mientras en música culta se valoran motetes y, sobre todo, villancicos de Navidad, 150, 29 de ellos en gallego. Una de sus obras maestras, El Plorans, sigue cantándose, casi siempre con música, en la procesión de La Soledad de la Semana Santa en Mondoñedo, ante numeroso público que guarda un respetuoso silencio. Uno de sus alumnos fue el gran Pascual Veiga, autor de la música del Himno de Galicia, y del que hablaremos también en esta ruta mindoniense


Falleció en Mondoñedo el 23 de marzo de 1865. El 21 de junio de 1886, la corporación municipal mindoniense acuerda ponerle su nombre a esta calle, previa solicitud del periódico local El Hermandino. Junto con ella se modificaron también las de Rúa Nova por Progreso, Perejil por Pardo de Cela, Angustias por Padilla, la Fragua por Libertad, Herreros por Marqués de Rodil, La Cruz por Obispo Sarmiento, Ronda por Febreru, Pumar por Imprenta y Fuente Vieja por Ménde (nombres oficiales en aquel momento)


Aquí, donde la rúa de Pacheco hace una curva, alzando la vista a la derecha veremos un antiguo balsón en esta fachada


En las armas del escudo leemos:
"SON DEL DOCTOR DIEGO LOPEZ DE GRANDA VILLAAMIL 1679"

La rúa sube ahora en recto, formando las casas, alguna notablemente estrecha, si bien de varios pisos, dodo un frente lineal de viviendas. A la derecha de esta curva, un edificio con puerta de arco de medio punto, balcón de hierro forjado encima y galería acristalada arriba, es la actual Casa da Xuventude, antigua sede de la Sociedad de Obreros Católicos, fundada en 1881 por Antonio Díaz Núñez do Cura, ebanista y maestro de obras, de la que sería su primer presidente entre 1881 y 1894. El compraría en 1884 una vieja casa aquí existente, que haría reformar, dotándola entre otras cosas de un amplio salón para baile y teatro (luego estaría el Cine Pacheco), que posteriormente donaría a la Sociedad. Esta Sociedad disponía entre otras cosas de médico, el Dr. Víctor Salvatierra Freire, que dimitió en mayor de aquel año, siendo sustituido por Vicente Leiras Mon, padre de otro ilustre mindoniense: Manuel Leiras Pulpeiro, poeta continuador del Rexurdimiento, quien también sería médico de esta entidad y del que pronto habremos de hablar concienzudamente

Andado el tiempo, y aunque la sociedad como tal no se dio de baja, se acordó en asamblea de socios, siendo presidente Manuel Santamarina Candia, dejarla sin actividad y donar el edificio al Concello, por eso es ahora la Casa da Xuventude


Fue esta además la escuela primaria de Álvaro Cunqueiro, donde muchos de sus compañeros eran hijos de artesanos, lo que lo familiarizó con los oficios tradicionales. Su padre, Joaquín Cunqueiro, llegó a ser presidente de la sociedad, así como su amigo Manuel Ledo Bermúdez O Pallarego. En Entrevista. Álvaro Cunqueiro: ¿él último patriarca de las Letras Gallegas? de J. L. Muñoz, publicada en la Hoja del Lunes el 21 de abril de 1980, Cunqueiro dice:
"Fui a la escuela de obreros católica de la ciudad, porque mi padre era presidente de la sociedad. Todos los que fueron a la escuela conmigo, eran gentes de los más variados oficios, hijos de artesanos, y artesanos muchos de ellos. Esto me ha permitido conocer, en mi infancia, los talleres de carpintería, a los alfareros que hacían el barro... en fin, conocer todos los oficios y todas las gentes"

Gracias al muy recomendable libro-guía literaria Álvaro Cunqueiro e Mondoñedo, de Armando Requeixo, podemos recuperar aquella entrevista y esta, la de Carlos Casares en Leria con Álvaro Cunqueiro, de la revista Grial nº 72 (1981):
"Eu conozo moi ben á xente de Mondoñedo. Meu pai era presidente da Sociedade de Obreros Católicos e fixo que fóramos á escola que estes tiñan na cidade. O maestro, ademáis, era moi bo. Chamábase don Anxel Gaioso.Non tiña máis defecto que se emborrachaba e nos batía. Era pai de tres fillos: Licinio, Héctor e outro de nome raro que xa non recordo. Eran tres antigüedades grecolatinas ás que obrigaba a facer ximnasia con unas poleas que tiña no cuarto da casa. Naquela escola eu fun compañeiro de todos os que vinte anos despois en Mondoñedo eran cazoleiros, xastres, carpinteiros, canteiros... Todos seguen sendo grandes amigos meus. De modo que eu podo decir que a cidade era a miña familia"

Sólo unos metros más allá vamos a llegar al Convento de la Concepción, el famoso Convento das Concepcionistas de Mondoñedo, donde empieza la rúa de Leiras Pulpeiro y donde estuvo, en la antigua muralla, la Porta de Batitales, A Porta de Batitales, donde había además dos casas, y su iglesia abrió al culto en el año 1716. La Orden había fundado un primer convento en Mondoñedo en 1656 en O Couto do Outeiro, y se trasladaría aquí dada la situación de ruina de su primer asentamiento. En la actualidad viven monjas de clausura dedicadas a bordados y artesanía


En efecto, su precedente fue el oficialmente denominado Convento de la Encarnación Francisca de Coto de Otero, sito en una ladera del monte al este de Mondoñedo, en las afueras de la ciudad, pero tampoco llegar allí tampoco fue fácil. Todo empezó en 1622 cuando María Pardo de Andrade, viuda del Licenciado y Oidor de la Real Audiencia de Galicia, Agustín Tejada, residente en Viveiro, acordó con las dominicas de esta villa trasladar su convento de Nuestra Señora de Valdeflores a la población intramuros. Su idea era que se siguiesen los planos de los maestros Diego Ibáñez Pacheco y Juan de Ris, que estuviese dedicado a la Encarnación, que ingresasen 40 monjas y que en su capilla mayor reposasen sus restos, en sepulcro con escudo de armas, siendo ella y sus herederos patronos del monasterio a condición de la asignación de 600 ducados anuales


Las obras comenzarían en 1627, pero el Concello no estaba de acuerdo, pleiteó con la fundadora y las obras pararon enseguida, se reiniciaron en 1635 pero volvieron a paralizarse, muy posiblemente por resurgir las discrepancias, según señala el historiador Javier Gómez Darriba, quien realizó un 
interesante estudio del cenobio


La fundadora tenía como alternativa Pontedeume, y allí quiso fundarlo, pero ahora serían las monjas un máximo de 30 concepcionistas, siendo las primeras de Viveiro, la única casa de la Orden de la Inmacualda Concepción en ese momento en Galicia. La renta del patrocinio subiría a 650 ducados y su capilla-panteón y de su familia estaría también en la capilla mayor


Sin embargo todo cambiaría en 1638 cuando, en octubre, María Pardo de Andrade, estando muy enferma, ratifica en testamento las cláusulas de fundación, pero decide que esta se haga en el Campo de Nosa Señora dos Remedios. Gómez Darriba supone que podría haber en este cambio razones devocionales pero también económicas


El Cabildo de la Catedral de Mondoñedo no era muy dado al establecimiento de monasterios que pudiesen perjudicar sus intereses, cual competencia, y se opuso frontalmente a que se hiciese en la ciudad, por lo que María Pardo solicitó entonces construirlo en las afueras, en el barrio extramuros de Couto do Outeiro, donde su heredero y futuro patrón, el Capitán y Regidor Pedro Fernández de Vaamonde, fundase en tiempos una ermita dedicada a Nuestra Señora del Socorro, siendo aprobado el proyecto por el obispo Juan Juaniz de Echalaz en 1646. Se sabe que en 1649 estaba en obras, en 1656 se otorgaba carta de fundación y en 1658 pasan a residir las cuatro primeras monjas, franciscanas, procedentes de Viveiro


Las monjas comprueban que era ese un lugar muy frío y húmedo, que estaba mal hecho, entraba agua de lluvia, los nuevos patrones, el citado Fernández de Vaamonde, junto con su esposa María Pardo Castro y Pimentel, patrón no cumplen lo pactado, no se hacen cuartos para más monjas y el santuario carece de todo lo necesario para la liturgia. La bóveda se caía y hubo que apuntalarla, al igual que el claustro y otras partes, tanto es así que en 1708 el arquitecto Fray Gabriel inspecciona el edificio y afirma que, dada las condiciones de vida de las monjas allí residentes, lo mejor sería tirarlo y hacer uno nuevo, cosa que se realiza a partir de 1710


Mientras una devota residente en León, María Marquesa Pardo, aforó a las monjas unos solares, con casas y huerta, que tenía en este lugar que vemos ahora, y les dio carta blanca a que edificasen todo lo necesario. Este sería el origen del actual Convento de la Concepción, tal vez con planos del arquitecto José Martínez Celiz y Bula de Clemente XI. Para hacerlo se derribó la citada Porta de Batitales y un lienzo de la cerca medieval de Mondoñedo, ya por entonces en plena decadencia


La soberbia portada da a esta calle, es de dos pilastras de media caña tipo dórico, con cornisa y frontón circular acabado en bolas


En la cornisa un frontón semicircular y en él la imagen de la Virgen Inmaculada en piedra. Es posible proceda del antiguo convento de Couto de Outeiro, del que se aprovecharon algunas cosas, no muchas, entre ellas también el retablo mayor y algunos arcosolios, sepulcros con arco, en el interior


La Virgen con corona y media luna, uno de los símbolos marianos más comentados, presente en el Apocalipsis de San Juan:

"Una gran señal apareció en el cielo, una mujer vestida de sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas. Está en cinta y grita por los dolores de dar a luz"

Ella, que va a dar a luz, se enfrenta a un dragón monstruoso..."con siete cabezas y diez cuernos" (...)

"pero se le dieron a la mujer las dos alas del águila grande para volar hacia el desierto"

 Ello no es incompatible con que sea un elemento precristiano presente en divinidades femeninas de otras religiones de la antigüedad


 Arriba escudos del obispo Fray Juan Muñoz y Salcedo (quien sufragó gran parte de esta obra), de la Orden Franciscana, , y del patrón del convento, con el que llegaron a un acuerdo por escritura de concordia que, entre otras disposiciones, les otorga lugar a sus sepulturas en el interior
“Junto al altar mayor al lado del Evangelio en la pared se haga a su costa el Patrono un nicho en donde construirá un sepulcro en que pueda disponer de enterrarse y se entierren los patronos sus sucesores y más personas de su voluntad y que en el referido nicho pueda poner su piedra de armas” 


Por su parte, del obispo dice el citado historiador Javier Gómez Darriba en La arquitectura de la humildad...

 "Fray Juan Muñoz salvó de una muerte segura a las monjas concepcionistas del convento de la Encarnación, pues su casa, levantada en la pendiente de una colina en el decenio de 1650, se había convertido en una ruina al poco tiempo de terminarse2 . El prelado tuvo que litigar durante años con los patronos del cenobio y con el Cabildo para que las religiosas abandonasen el convento extramuros y se instalasen en uno ex novo en el núcleo urbano. E igualmente para que estas pudiesen vivir en el Palacio Episcopal mientras se edificaba su nueva morada"


El retablo mayor es barroco, bellísimamente dorado, y se dice es una verdadera réplica del Monasterio dos Picos, este hoy día arruinado, otra fundación monástica que en tuvo por aquella época serios problemas para establecerse en el casco urbano mindoniense por las mismas causas de pleitos catedralicios. Tiene en medio un gran relieve con la Encarnación y, arriba, el Padre Eterno y el Espíritu Santo

 En los laterales hay más retablos, uno con una Inmaculada del siglo XIX y el escudo, rodeado de ángeles, del obispo Muñoz y Salcedo, quien lo costeó. Otro, con un relieve de Santo Domingo de Guzmán y, a los lados, tallas de Santa Bárbara y de San Benito de Palermo, además de escudo de Don Antonio Moscoso, que lo mandó hacer. Hay también un hermoso claustro central

Además del arcosolio con las tumbas de los patrones, hay otro, el del Obispo Muñoz y Salcedo. Hay también un lienzo de la Virgen con el Niño, del siglo XVII, una Piedad del XVIII, y una imagen de San José del siglo XIX, que salía en la procesión de la Sociedad de Obreros Católicos


Siguiendo ruta por la rúa Leiras Pulpeiro pasamos al pie de la torre barroca del campanario del convento, que tiene en su interior claustro central rodeado de huerta. El convento, el único de clausura de la ciudad, no fue suprimido con las desamortizaciones en 1835, si bien perdió buena parte de sus bienes


Justo enfrente, a la izquierda, está la casa donde nació en 1910 Victoriano López García, Ingeniero Industrial y cineasta que, tras sus estudios de carrera en Bilbao, su pasión por el cine hizo de la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid, de la que fue catedrático, un ejemplo de enseñanza en el ámbito de los estudios cinematográficos, hacia los que se sintió prontamente atraído, colaborando en revistas y publicaciones como Primer Plano, Radiocinema, Espectáculo y la Revista Internacional de Cine

Su afición por el cine sin duda le viene dada porque su abuelo era el dueño del Cine Galicia, el único de Mondoñedo, del que recordaría años después:
"O local estaba nun baixo do Casino e ía moito alí cos meus amigos, entre os que estaba Álvaro Cunqueiro"

Fue ingeniero jefe de la Sección de Distribución de Materias Primas de la Subcomisión Reguladora de la Cinematografía y, en 1942, realizó un curso cinematográfico, germen de la Sección de Cinematografía, construyéndose un plató, un laboratorio de revelado y una sala de proyección, publicándose además la revista Cine Experimental, que en su primer número decía:
"CINE EXPERIMENTAL aparece para un público más restringido: para los profesionales del cine y para todas aquellas personas, cada día más numerosas, que se acercan a su área impulsadas por una afición o vocación seriamente enraizadas

En España no existe ni ha existido nunca una revista de este tipo. Seguramente no ha habido ocasión para ella. Ahora, que el cine español ha adquirido un volumen considerable, en el que están complicados extensos e importantes intereses y una multitud creciente de seres que le dedican su actividad profesional, ha llegado el momento, creemos nosotros, de dar a luz una revista que puede desenvolverse cómodamente dentro de la órbita cinematográfica. Todas las grandes industrias son capaces de alimentar publicaciones que pongan en relación los distintos elementos que la integran. Con mayor motivo el cine, el cual, a la potencia de sus intereses económicos añade la seducción de ser un arte que hace vibrar a los espíritus atentos.

Se considera al llamado Séptimo Arte como un arte tributario a otras artes ya viejas en la historia del mundo: la música, la novela, el teatro, etc.; sin embargo, tiene una personalidad irresistible que supera el plural vasallaje y atrae no solamente a las grandes masas que llenan los locales de proyección, sino también a las inteligencias selectas, que si bien un día lo contemplaron con desdén, hoy comienzan a darse cuenta de su enorme trascendencia"


Con eso, desde su jefatura en la Subcomisión Reguladora de Cine, y con la ayuda de su tertulia de amigos del madrileño bar La Elipa, funda en 1947 el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, llegando a ser su primer director. Sus aulas recibirían a los primeros estudiantes en el otro de aquel año, haciéndose cargo López García de la asignatura Óptica y Cámaras, transformando el cine español, de forma artística e industrial, instruyendo a realizadores, productores, directores de fotografía, actores y guionistas


Dirigió esta novedosa entidad nueve años, hasta 1955, cuando pasó a depender del Ministerio de Información y Turismo y, la cierta independencia con la que funcionaba este Instituto, terminó, proceso que culminaría en 1962 al refundarse como Escuela Oficial de Cinematografía, que seguiría formando nuevos profesionales, pese a que la s últimas convulsiones de la dictadura agitaran su estabilidad, provocando su extinción en el curso 1975-1976, ya decretada tres años antes por el ministro Sánchez Bella. En 1990 Victoriano López García recibió el Premio Goya de Honor. Le entregó el premio su alumno de aquella primera promoción el gran cineasta Luis García Berlanga, Presidente de Honor de la Academia de Arte y Ciencias Cinematográficas. José de Cora recuerda así aquel momento:
"En esa ocasión, cuando Andrés Pajares y Carmen Maura anuncian el premio de Victoriano y Berlanga se lo entrega, el mindoniense, hombre ya de 79 años, arranca su agradecimiento sin esperar a más preámbulos. Berlanga, hace un gesto inequívoco como para decir a los presentes: «Aquí tenían que venir mis palabras», pero acepta con una sonrisa la anticipación de su maestro. El hombre está acostumbrado a que nadie hable de él"
Esta placa fue colocada en 1999 en la fachada de su casa natal, cinco años después de su fallecimiento en Madrid y cien años después del Centenario del Cine en Mondoñedo, celebrado entre el 27 y 30 de abril, con un homenaje a su obra y figura, así como diversas proyecciones


Esta rúa Leiras Pulpeiro era antaño por aquí la de Batitales Alta. Aquí vamos acabando un buen tramo de cuesta que comenzábamos a subir ya en el Consistorio Vello


Hermosas puertas adinteladas y, arriba, balcones de hierro forjado


Ya caminando en llano, o casi, nos acercamos a una pequeña plaza, la Praza de San Xoán


Justo antes de llegar a ella contemplamos este par de blasones en una magnífica fachada


En la Praza de San Xoán se construyó, allá por el año de 1726, una fuente de abastecimiento a la vecindad, cuando el obispo Fray Juan Muñoz y Salcedo manda canalizar las aguas del manantial de Os Pedregás. En 1929, cuando se inauguró una nueva traída de aguas, la fuente fue derribada, construyéndose una nueva a mediados de los años 50, que disponía de abrevadero para el ganado. De ella escribía Cunqueiro en Mondoñedo. Un valle y un pueblo encantados por el silencio:
"... aquí había una fuente al pie de las empinadas escaleras que llevan al viejo convento franciscano de Alcántara, una fuente con su pilón para abrevar el ganado y un chorro de graciosa y alta curva en el caño"
Esa fuente fue también retirada a principios de los 70. En 1998 se hizo otra, obra del industrial mindoniense José Pedro Lorigados, hacia donde nos dirigimos


Y es ahora cuando llegamos aquí al monumento dedicado a Manuel Leiras Pulpeiro, Príncipe de los poetas mindonienses, le dirá Armando Requeixo. Excelente médico y gran poeta, joya literaria del Rexurdimento gallego, nacido en Mondoñedo en octubre de 1854, estudiante de Latín y Humanidades en el Seminario de Santa Catalina, pasó luego al bachiller en el Instituto de Tapia de Casariego (Asturias), donde obtendrá el título de Bachillerato en Artes

Era hijo de cirujano y esa tradición médica familiar le hizo empezar la carreta de Medicina en Santiago de Compostela en 1870 sin por ello dejar de destacar ya como poeta festivo, trasladándose luego a Valladolid y Madrid, donde se licenció en su universidad en 1877


Luego regresaría a su Mondoñedo natal, donde ejerció desde 1878 como médico totalmente comprometido con los más pobres y desfavorecidos, no dejando de criticar las posturas fariseas de las altas jerarquías eclesiásticas que dominaban esta ciudad episcopal, lo que le ocasionó fuertes enemistades, tanto en vida como incluso décadas después de su muerte, pero no entre las clases más populares y las más reformadoras, quienes siempre le reconocieron y honraron su memoria, pese a los vaivenes del tiempo y de los gobernantes


Era Leiras Pulpeiro republicano federal y masón, participó en política con fuertes convicciones progresistas y galleguístas, enfrentándose a los sectores más tradicionales de la ciudad. Ya en 1866 era presidente del Comité Federal de Mondoñedo. En 1887 participa en la Xuntanza Federalista de Lugo, formando parte  del Consejo Ejecutivo de la Región Gallega hasta 1893


Constituyó gran escándalo, en esta histórica capital episcopal, la celebración en 1888 de su matrimonio laico con María del Milagro Antonia Andia Villar, cuando la pareja ya tenía dos hijos, un suceso entonces inaudito y más en este lugar, lo cual iría acompañado en su testamento, años después, de la petición de ser enterrado en cementerio civil, todo ello con fuerte oposición de los aún férreos e influyentes estamentos episcopales mindonienses, ciudad donde, no hacía mucho, incluso se habían formado partidas tradicionalistas durante la carlistada


Literariamente poeta en gallego, publicó a partir de 1884 en el semanario de Ourense O Tío Marcos da Portela y luego en la revista coruñesa Galicia y en Galicia Humorística. Fiel recopilador del acervo popular, sus poemas son fundamentalmente de ese carácter, con temática muy variada, si bien el ámbito cultural académico no se consideró merecedor en 1905 del nombramiento como miembro de la Real Academia Gallega, rechazándolo, pero donando material literario popular y lingüístico recogido por él. En ese año fundó el Grupo Esperantista Local y, dos años antes, la Junta Municipal de Acción Republicana


Se trata de un poeta fundamental del Rexurdimiento gallego, recuperación del idioma durante siglos denostado, sus Cantares Gallegos publicados en un solo volumen en 1911, compilan su obra de 244 composiciones de cuatro versos, cuando románticos y amorosos, cuando festivos y costumbristas, cuando patrióticos y cuando anticlericales con sátira, cuando plagado de retranca, metáforas y simbolismo, así como no pocas veces todo ello a la vez. En la obra es además uno de los impulsores de la recuperación histórica del Mariscal Pardo de Cela, noble gallego ejecutado con su hijo en la Praza da Catedral de Mondoñedo por oponerse a Isabel la Católica. En otro estilo sí publicaría en Mondoñedo en 1910, con Pastor Talaridad Pedreiras, una obra relacionada con su profesión, Apuntes para geografía médica del distrito municipal de Mondoñedo. En ese año sería premiada en un certamen poético de Vigo su poema Un Galo, publicando en el Almanaque Gallego una colección de cantigas, continuidad de una entrega anterior, de 1903

Recopilador de material etnográfico de la comarca de Mondoñedo a lo largo de su vida, publicó sus trabajos al respecto en el Boletín de la Real Academia Galega en 1913, donándose a esta institución su archivo


 Fallecido en Mondoñedo el 9 de noviembre de 1912, en 1913 la Sociedad de Hijos de Mondoñedo residentes en Argentina iniciará los trámites para erigirle un mausoleo, inaugurado en 1921 con la intervención de destacadas personalidades gallegas como Villar Ponte, Vicente Risco, o Luis Peña Novo entre otros. En su lápida del cementerio civil se graba el epitafio: Amou a verdade e practicou o ben (Amó la verdad y practicó el bien).


Tras su muerte, se recopilaron en una edición llamada Obras Completas las composiciones que había dejado inéditas, publicada en 1930 por la editorial Nós de A Coruña, si bien nunca apareció una segunda entrega


En 1970 Xosé Luis Franco Grande editaría un nuevo volumen con el resto de su producción, Obra Completa, que incluye Cantares Gallegos (1910), Cantares Inéditos, Poesías (1930), Frases, Adivinanzas, Adagios y Cantares y un Vocabulario que se puede complementar con la obra de Noriega Varela Cómo Falan os Brañegos


Se conservan además de Leiras Pulpeiro tres relatos en prosa, no incluidos en la edición de la Obra Completa de Franco Grande en 1970. Sus constantes, como en su obra poética, son la riqueza lingüística y la autenticidad sociocultural de sus textos

En 1983 se le dedicó el Día das Letras Galegas y 1998 se publicó Costumes antigos en Galiza, versión de un manuscrito escrito en castellano que había sido recuperado por su hermano

 Queremos mostrar, ante su imagen, lo que escribió de él Álvaro Cunqueiro...
"Me sería muy fácil reconstruir el retrato barbado de Leiras Pulpeiro, y también su ideología, yla generosa dedicación a la medicina, que profesaba, en primer término, como una caridad activa. Pero hoy  se trata solamente de recordar al poesta. Desde rapaz, cuando leía por primera vez sus versos, me aseguraban de la pureza y naturalidad de su gallego, de su curiosidad por el vocablo que el campesino conserva, y por la locución propia, cuya vivacidad es el más gozoso zumo de una lengua, más sorprendente y significativa cuando más violente el punto de partida o el orden sintáctico que al idoma le es propio. Estos vocablos, estas locuciones, Leiras las ha oído en Valiñadares, en Argomoso, en Cesuras, en Viloalle; forman parte del paisaje, Al repetirlas, Leiras tendría, además, que recordar la boca humana que las dijo. Un poema, tengo yo dicho alguna vez, es lo que una boca humana puede decir, y no más, y vana cosa es pensar que puede existir la poesía fuera del poema, como la lengua fuera de la boca y el acento que la entrega al aire (...)

Acostumbro a preguntarme, recordando a los poetas que nacieron y vivieron en Mondoñedo, si el país que yo veo, ellos lo vieron como yo lo siento y lo contemplo, si las palabras que yo digo ellos las encontrarían veraces: si ellos reconocerían, en mi decir, la imaginación suya. Porque todo paisaje -y esto vale para la memoria sentimental como para la pintura- es, esencialmente, una imaginación"

En el monumento, uno de los más conocidos poemas de Pulpeiro, dedicado a la fortaleza de A Frouxeira, escenario de la resistencia del Mariscal Pardo de Cela:
Des que lle a potaron,
ninguén máis foi á Frouxeira;
Soio Deus puxo floriñas
por entremedias das penas.

Floriñas perrechiñas
e agrouladas que semellan
lagóas de sangue callando
no bico das carrasqueiras.

Floriñas que, con ser flores,
caladamente se queixan
de que tanto, tanto, tarden
en cobrarse contas bellas!

Justo enfrente de esta pequeña plaza está una de las casas en las que vivió su infancia y juventud, Leiras Pulpeiro, y al fondo, otra, donde residió tras casarse, las dos en la rúa que lleva su nombre. Álvaro Cunqueiro, en su Escola de Menciñeiros (1960), lo incluye como personaje real:
"Houbo discusiós nas barberías de Mondoñedo sober si Perrón sabía francés ou non, un diccionario, ise seguro que o tiña. Cando se finóu Leiras Pulpeiro, Perrón mercó un xogo ingrés de lancetas que fóra do médico poeta. Aseguran que Leiras consultáballe a Perrón os casos peliagudos. Perrón, que foi siempre de casaca amargue, nos derradeiros anos da súa vida chegóu a beato, e meu señor tío, D. Xusto Moirón, ensiñoulle a axudar á misa no oratorio da casa dos mesu abós, en Cachán de Riotorto"

Y, en la placa de la fachada, otra de las poesías de Pulpeiro:

¡Miña casiña, meu horto,
meu caxigo e meus loureiros,
partem'a yalma deixarvos
pero non teño mais remedio!


Pero antes de seguir ruta por la rúa de Leiras Pulpeiro, vamos a hacer una cosa: justo detrás del monumento a Leiras Pulpeiro, no en el mismo Camino pero sí a escasos metros, se va al albergue público de peregrinos. Subamos a conocerlo


El albergue está detrás de esas casas, dentro de un conjunto monumental verdaderamente importante: O Convento, convento de San Pedro de Alcántara, edificado en el lugar de O Rosal en el siglo XVIII, un altozano con rellano, sobre Mondoñedo, razón por la cual fue llamado también de San Francisco del Rosal, ya que San Pedro de Alcántara, el santo, fue un reformador de la Orden Franciscana


Pasamos junto al edificio de A Tasca... un buen lugar para hacer un alto y reposar de esta cuesta y caminata por el casco urbano mindoniense


Sus paredes son además un museo fotográfico de la historia de Mondoñedo


Desde aquí unas escaleras suben junto al juzgado, construido adosado a de la que fue la iglesia del viejo monasterio, cuya primer intención nació del obispo Muñoz y Salcedo, que en 1726 se dirigió a la Justicia y Regimiento de la ciudad haciéndoles saber su deseo de fundar aquí un cenobio de esta orden, idea a la que se mostraron favorables, y también en este caso el Cabildo catedralicio, propietario de estos terrenos, a condición que los frailes que viniese pagaran diezmos, no fuesen a las procesiones con cruz, y no enterrasen a nadie en el convento sin su consentimiento, un conflicto y choque de intereses que se había convertido en endémico y que prevenía del asentamiento de nuevas órdenes en el casco urbano que planteasen intereses contrapuestos a los de la catedral


Así lo describe Javier Gómez Darriba en La arquitectura de la humildad. El convento alcantarino de San Francisco del Rosal en Mondoñedo:
"En 1705 fray Juan Muñoz y Salcedo fue designado obispo de Mondoñedo. Este monje jerónimo de raíces giennenses, antiguo confesor de Carlos II y prior del monasterio de San Lorenzo del Escorial, rigió la diócesis hasta su muerte en 1728. Su mandato se caracterizó por el patrocinio de múltiples reformas urbanas y arquitectónicas en la capital episcopal, siendo la más llamativa la de la fachada de la catedral. En ellas puso un incesante y denodado empeño nunca antes visto en un prelado mindoniense. La empresa de mayor complejidad de todo su episcopado fue la de financiar nuevos conventos para las distintas ramas de la Orden franciscana, pues ello no solo implicó destinar grandes partidas económicas con que sufragar las fábricas arquitectónicas y el mobiliario litúrgico de dichas casas monásticas, sino también invertir considerables sumas de dinero y muchos quebraderos de cabeza en resolver los pleitos en los que se vio envuelto por su causa"

Ya en 1727 vienen los primeros frailes alcantarinos, los cuales, hasta que acaben las obras de su nuevo templo y residencia, se alojarán en diferentes casas de la zona. Es entonces cuando, iniciadas las obras, surge uno de aquellos seculares choques de convivencia y conveniencia: los monjes del cercano monasterio de Vilourente o de Os Picos, que en un principio habían dado el visto bueno, parece que se lo habían pensado mejor, pues también ellos habían querido asentarse en el casco urbano unos años atrás y, tras un pleito gravísimo, hubieron de volver a su viejo monasterio



El conflicto no sería dirimido totalmente hasta hasta que Roma dio el visto bueno definitivo en 1731, pero en esos años los alcantarinos fueron preparando proyecto y materiales, con lo que, cuando pudieron empezar las obras, en agosto, dirigidas por su frade Lorenzo de Santa Teresa, maestro de obras del convento leonés de Villamañán, todo se hizo tan concienzuda y rápidamente que, ayudados también por la sencillez arquitectónica de sus edificios, construyeron el nuevo convento en un tiempo récord, incluso para hoy en día, pues en diciembre ya estaba terminado y en enero se intuye algunos frailes tal vez ya establecían en él, si bien otras fuentes señalan que eso, al menos oficialmente, no ocurrió hasta que abandonaron su casa provisional en 1731. De esta manera  lo explica el citado Gómez Darriba:
"Los meses transcurrieron sin que nada hubiese cambiado y 1729 se inició con la situación heredada del año anterior. La bula no llegaba de Roma, el nuevo obispo todavía no había ocupado la silla, los terceros de Os Picos tampoco daban su brazo a torcer, y el gasto en materiales acarreados se cifraba en 6.000 ducados sin que por ello se hubiese levantado nada31. Ante semejante bloqueo los alcantarinos decidieron hacer caso omiso de la cláusula pactada con los terciarios y retomaron la construcción. De poco les sirvió, pues el 16 de abril un notario comunicó a pie de obra a los alarifes, aparejadores y demás oficiales que allí trabajaban, que los frailes de Vilalourente les exhortaban a cesar con la pared que estaban levantando. Esta notificación la enviaban a instancias del juez apostólico de Lugo, quien había estimado interrumpir las obras mientras no se fallase el pleito (...) 
Los oficiales obedecieron y todo se detuvo. Solo la oportuna intermediación del Real Consejo a instancias del obispo fray Antonio Alejandro Sarmiento permitió su reanudación, y el 12 de agosto se colocó la primera piedra"

Por su parte, Andrés García Doural, en Miscelánea Mindoniense, cuenta así:
"En el mes de enero de 1731, los religiosos de San Pedro de Alcántara se comenzaron a instalar en el recién creado convento de Mondoñedo. El 5 de agosto del mismo año se inauguró oficialmente. Las fiestas profanas duraron ocho días: tres comedias a lo divino, corrida de toros, juegos de sortija, disfraces y muchos fuegos"

Tras el fallecimiento de d. Juan Antonio Muñoz Salcedo, el convento se acaba de construir con el célebre prelado Sarmiento de Sotomayor, cuya colaboración con Fray Lorenzo de Santa Teresa pondrá en marcha numerosas iniciativas constructivas en Mondoñedo, tanto es así que hasta se fundará una cátedra de artes anexa al convento, dotada por el canónigo Francisco Bouso


Con el prelado Sarmiento, pese a su capacidad constructiva y emprendedora, las relaciones de carácter no eran buenas. Los regidores de la ciudad no solían tratarle más de lo necesario y hasta las solemnidades pasaron a celebrarlas aquí para no pasar por la catedral y vérselas con el obispo


No obstante la vida monacal aquí duró muy poco, desde ese año de 1731 hasta la Desamortización de Bienes Eclesiásticos de Mendizábal de 1835, esto es, poco más de un siglo, sirviendo luego sus edificios para otros menesteres


En 1859 el Concello de Mondoñedo accede a la petición del prelado Ponciano de Arciniega, de entregarle la iglesia, que había servido de teatro, al obispado mindoniense, siendo restaurada para devolverle el culto. En 1863 el obispo da permiso a la Asociación del Sagrado Corazón para establecerse aquí. Luego, con el obispo Juan José Solís y Fernández, serán los Padres Pasionistas los que se encarguen del santuario, hasta su marcha en 1964. La iglesia aún seguirá con culto unos años más hasta ser definitivamente clausurada. En 2010 fue restaurada por Manuel Gallego Jorreto y pasa a ser el actual  Centro Cultural da Alcántara, con una exposición permanente dedicada a mindonienses ilustre y sede del Centro de Interpretación del Camiño Norte. A su derecha, la capilla de la Venerable Orden Tercera sigue teniendo uso litúrgico


Esta capilla de la Venerable Orden Tercera, es también extremadamente simple nave de tres tramos y testero de perfil recto, sin pilastras ni ménsulas, a diferencia de la iglesia. Antaño estaba comunicada interiormente con la iglesia por una puerta hoy en día cegada

Asimismo la capilla tenía una sacristía anexa, transformada totalmente a partir de 1888 para añadirle un piso y, entre 1911-1913, remozada para ser la casa de los frailes de la Congregación de la Pasión, . La reforma estuvo proyectada y derigida por un monje pasionista, Gabriel de la Dolorosa, y hoy es el Albergue de Peregrinos de Mondoñedo (el publico, pues hay otros, privados, así como diversos alojamientos)


Aquí, junto al muro lateral del albergue, es donde está el busto en bronce dedicado a Pascual Veiga, otro ilustre hijo de esta tierra, nacido en Mondoñedo en 1842 y conocido principalmente por ser el compositor de la música del Himno de Galicia


Su entusiasmo por la música le vino ya de niño cantor del coro, llegando a componer un septenario dedicado a Nosa Señora dos Dolores, Virgen de gran devoción en su santuario mindoniense. Se presentó a las oposiciones para organista de la Catedral de Mondoñedo y de la Colegiata de Covadonga (Asturias), que no gana por ser demasiado joven, pero sí llegó a ser organista de la Iglesia de Santo Domingo de Betanzos y de la Colegiata de A Coruña


Fue fundador y director de varios orfeones, siendo reiteradamente galardonado por su trabajo y esfuerzo. A la vez compone su Alborada Gallega o Alborada de Veiga, estrenada con gran éxito en Pontevedra 1880, así como una repercusión notable en Galicia y en la emigración, así como en el incipiente movimiento galleguista. Poco después funda El Nuevo Orfeón, luego Orfeón El Eco, que sigue existiendo y, enseguida el Orfeón Coruñes nº 4, y durante la Exposición Universal de París (1889), gana con él la medalla de oro y las Palmas Académicas. En 1896 reside en Madrid y dirige el Orfeón del Centro Gallego y el Orfeón Matritense mientras ejerce como profesor del Conservatorio Nacional


Otra obra sumamente importante es La escala, pero por lo que se hará totalmente reconocido será, como dijimos por componer la música de Os Pinos el Himno Gallego), nacido de su correspondencia con el autor de la letra Eduardo Pondal, autor de la letra, y el propio Veiga, el cual se estrenará en Cuba el 20 de diciembre de 1907 en el Gran Teatro de La Habana por iniciativa de Xosé Fontela Leal, Pesidente de la Unión Redencionista Gallega e impulsor da Real Academia Galega

El estreno se celebró seis meses después del fallecimiento en Madrid del propio Pacual Veiga el 12 de julio anterior. Los emigrantes gallegos en Argentina sufragaron su monumento y sepulcro en el cementerio de Mondoñedo con el epitafio Homenage a Pascual Veiga, autor de la Alborada. Su hijo José Adolfo Veiga siguió como su padre la carrera musical de compositor



En el año 2007 un congreso ensalzó su figura conmemorando el centenario de aquel estreno y en el año 2014 se descubrió este busto en su honor, dándole también su nombre al auditorio. En los años 60 el grupo musical Los Relámpagos versioneó su Alborada Gallega, pero es el Himno de Galicia, Os Pinos, la obra de Veiga que lleva indiscutiblemente la fama más absoluta. Aquí ponemos un video con su música y después trascribimos la letra, que es de Eduardo Pondal, Os Pinos:


Que din os rumorosos
na costa verdecente,
ao raio transparente
do prácido luar?
Que din as altas copas
de escuro arume arpado
co seu ben compasado
monótono fungar?

Do teu verdor cinguido
e de benignos astros,
confín dos verdes castros
e valeroso chan,
non des a esquecemento
da inxuria o rudo encono;
esperta do teu sono
Fogar de Breogán.

Os bos e xenerosos
a nosa voz entenden
e con arroubo atenden
o noso rouco son,
mais só os ignorantes
e férridos e duros,
imbéciles e escuros
non nos entenden, non.

Os tempos son chegados
dos bardos das idades
que as vosas vaguedades
cumprido fin terán;
pois, onde quer, xigante
a nosa voz pregoa
a redenzón da boa
Nazón de Breogán


En esta misma fachada del albergue una placa celebra la inclusión de los Caminos del Norte de Santiago dentro del listado del Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO


Justo al lado estaban los huertos del convento.  Más atrás el edificio del Auditorio Pascual Veiga, a su derecha sale el Camiño do Sabelo. Por allí puede enlazarse, yendo luego a la izquierda, con el camino complementario, el que se dirige al Alto da Xesta por Maariz


Aquí podemos asistir a todo tipo de actividades, actos culturales, conferencias, conciertos. Aquí el mindoniense Eloi Cabanas interpreta la Alborada de Pascual Veiga


César Morán pone voz y música a estos grandes de la poesía gallega


Armando Requeixo diserta sobre Álvaro Cunqueiro


Volvemos ahora a la gran explanada del convento, donde antaño había grandes árboles, la cual es ahora la Praza Jaime Cabot, dedicada a Jaime Cabot Bujosa, organista oficial de la catedral de Mondoñedo de 1955 a su jubilación en 1981, nacido en Banyalbufar (Mallorca) en 1913 y ordenado sacerdote en Mondoñedo en 1948, ciudad en la que fallecería en 2005.Tal fue su impronta en Mondoñedo que a su fallecimiento llegó a organizarse una campaña de firmas solicitando su beatificación...


Desde esta explanada, vista parcial de Mondoñedo, los tejados de la ciudad...


Domina la escena el mítico monte Padornelo (618 m). A la izquierda sobre los tejados asoma un poco la cúpula de la torre del convento de la Concepción y, a la derecha, las torres de la catedral


En medio, se distingue bien la imagen de San Rosendo. A lo lejos, O Carme e inmediaciones de O Cout de Outeiro, solar del desaparecido Convento da Encarnación


También, sobre los tejados, pa pica de A Igrexa Nova, la ilgesia parroquial de Santiago, consagrada a principios del siglo XX para que esta parroquia, la de la ciudad de Mondoñedo tuviese su templo propio, hasta entonces dentro de la misma catedral. En ella se bautizó Álvaro Cunqueiro


Vamos ahora a la antigua iglesia de San Pedro, ahora Centro Cultural da Alcántara, templo de planta de cruz latina y de una sola nave. Fue este el templo de la única fundación alcantarina en Galicia y el último convento que se construyó en Mondoñedo, su construcción vino seguida a la de la construcción de la casa, arrancando sus obras en marzo de 1730 y terminando en agosto de 1731, si bien el remate definitivo no vendrá hasta 1734. De su sobria arquitectura escribe así Gómez Darriba:
"Esta simplicidad tan notoria se manifiesta hasta en la fachada. Bien es verdad que resulta imposible determinar con exactitud cómo era originalmente, pues en la mitad inferior de su lienzo se incrustaron distintos inmuebles en los siglos XIX y XX. Pero viendo la parte superior indemne a estos añadidos, y conocida la fisionomía del resto del convento, no cabe imaginarse otra cosa que no fuese un frontispicio de lo más anodino. De lo que se conserva hoy día se puede apreciar un frente raso sin articulación ni ornato alguno, roto simplemente por una ventana rectangular. El ritmo de su cubierta a dos aguas se torna horizontal para recibir la espadaña, que presenta un vano oval en su base al que sigue un arco de medio punto destinado a albergar la campana. Este cuerpo se anima con un par de impostas, un frontón de remate, y cinco pináculos de base cuadrangular, tronco piramidal y bola. Su modelo recuerda a algunas espadañas de la provincia de León"

Luego de la construcción de los edificios mayores, se hicieron otras dependencias y fueron mejorándose detalles y estructuras, impulsadas muchas por Sarmiento, como un aula para instrucción en Artes para alumnos mindonienses, o enfermería con seis alcobas, hecha entre 1745 y 1746. Luego, también el obispo Riomol y Quiroga, sufragó una nueva  cocina y, en 1754, el Concello donó 500 reales para nuevas escaleras de acceso a la iglesia y capilla, dadas algunas quejas vecinales de lo costoso que resultaba subir a ellas. Escribe así Javier Gómez Darriba:
"Una de las nuevas escalinatas se construyó desde el antiguo Pazo de los Villapol –hoy sigue en pie– hasta la portada reglar. Junto al comienzo de la escalera se edificó una diminuta capillita con su escaparate dorado, en cuyo interior se guardaba una imagen de la Piedad. Mientras que en la cima de la escalinata se dispuso una efigie de san Francisco labrada en piedra. Tiempo después, a principios de la década de 1770, se aumentó el tamaño de la cárcel conventual o casa de disciplina"
Estas dependencias monacales, junto con las celdas de los monjes, sala capitular, cocina, etc. se hallaban al otro lado de esta iglesia, donde ahora únicamente se conserva un pequeño claustro de los dos con los que contaba, el resto ha desaparecido y el solar resultante se emplea como zona de aparcamiento: Dice también Gómez Darriba:
"El establecer un modelo ideal o prototípico de convento alcantarino es en sí mismo un equívoco, pues las decenas de fundaciones que se hicieron a lo largo y ancho de la Península Ibérica responden a distintos fines, momentos históricos, patrocinadores y posibilidades económicas. Además, muchos de estos conjuntos nos resultan prácticamente desconocidos por haber desaparecido o por haber llegado a nuestros días en un estado muy diferente del primigenio"

Vamos pues ahora a pasar dentro de la iglesia


En el interior admiramos su estructura, nave de tres tramos, crucero y presbíterio. La bóveda es de arista y en el transepto cúpula de media naranja


El retablo es de un solo cuerpo acabado arriba en frontón. Es del año 1859, cuando el convento ya estaba desamortizado, pero la iglesia fue sometida a una profunda restauración con el obispo Ponciano de Arciniega, el que trajo a los Pasionistas

Realmente el antiguo retablo mayor fue desmontado tras la exclaustración y destinado a la iglesia de Santiago de Lindín, en este mismo concello, retablo del que se desconoce autor, si bien se sabe que se hizo en algún momento entre los años 1731 a 1736 y que tenía cuatro columnas salomónicas y ocho imágenes. La fecha se presupone entre la construcción del templo y un contrato, que sí se conserva, fechado a 20 de enero de 1736 para su pintura y dorado, obra del pintor compostelano Juan Calviño que, según lo estipulado, lo dejó listo unos días antes de la Navidad de ese año 


Además de este hubo otros cinco importantes altares, dice Javier Gómez Darriba en su estudio:
"Uno de ellos el colateral de san Antonio de Padua, cuya imagen presentaba al Niño Jesús en brazos. Existía otro dedicado al Niño, cuya escultura provenía de Nápoles. Y también había retablos en honor a san Pedro de Alcántara, Nuestra Señora de la Portería o la Virgen de las Angustias, dispuesto este último en el lado del Evangelio del crucero. Todo este mobiliario se repartió por distintas iglesias de la diócesis tras la exclaustración"

Dentro de la que fue esta iglesia de San Pedro de Alcántara, deambulamos conociendo a los ilustres mindonienses


Este es el poeta y periodista Antonio Noriega Varela, nacido en Mondoñedo en 1864 y que comenzó a los 14 años la carrera eclesiástica en el seminario de la ciudad (su tío era clérigo), haciéndose entonces célebres sus poesías humorísticas y satíricas en castellano.  

El 18 de octubre de 1895 gana un premio en las ferias de As San Lucas de Mondoñedo por su composición De Ruada, con un selecto jurado compuesto por Manuel Murguía, Eduardo Pondal, Xosé Pérez Ballesteros, Andrés Martínez Salazar y Victorino Novo. Seguirá a Leiras Pulpeiro, con quien coincide en algunos temas de sus poemas, llegando a ser su amigo

Dejando los estudios seminaristas, Antonio Noriega Varela ejerció de maestro de primera enseñanza en Foz, siendo  nombrado gerente de las escuela de Fondés, casándose en ese concello con Ramona Bello Maíña en 1902, con quien tendrá seis hijos. En 1904 publicó su primer libro: Montañesas, siendo conocido por ello como "O poeta da Montaña".

Conocerá en Foz al político y escritor galleguista Antón Villar Ponte, quien le transmitiría sus ideas agraristas anticaciquiles, pasando a colaborar con poesías de carácter cívico en la revista satírica Guau Guau, donde publicará unas poesías que le costarían el traslado a Ourense, a Calvos de Randín en la frontera portuguesa y luego a Trasalba, donde conocería a Otero Pedrayo, del Grupo Nós, con quien se familiarizaría plenamente de la literatura portuguesa que tanto influiría en su obra
Calvos de Randín, paisanos,
non é capital de España;
pro desde logo aseguro
qu’é aldeiña…..d’importancia! 
Ó menos eu non coñezo
outra que teña máis cabras,
nin tantos fatos d’ovellas,
nin máis garridas rapazas
En 1913, año que fallecerá su esposa, publica las cantigas populares religiosas A Virxe e a paisanaxe. Es a partir de entonces cuando se percibe un cambio de orientación, pasando de la temática agrarista y costumbrista propia del ruralismo del siglo XIX  a una inspiración más modernista a consecuencia de sus lecturas de poetas portugueses y de Rubén Darío. En 1914 se casará con Dorinda Almansa Vázquez, con quien tendrá otros seis hijos

 Como resultado de las nuevas influencias literarias, en la tercera edición de Montañesas (1920), cambiaría su título por el de Do ermo. Entra en contacto con las Irmandades da Fala y adopta el sausodismo portugués

Con 57 años Noriega Varela residiría en Santa María da Graña en Vilarente, Abadín, cerca de Mondoñedo, retomando sus contactos de juventud y teniendo como compañero al también escritor mindoniense, el aún seminarista Aquilino Iglesias Alvariño, siendo nombrado en 1927 miembro de la Real Academia Galega y publicando en 1928 Como falan os brañegos, con dichos, frases y adivinanzas populares

Caída Galicia en manos del bando franquista en los primeros momentos de la guerra civil, Noriega Varela, de fuertes convicciones religiosas, abandonó definitivamente el agrarismo y apoyó a los sublevados, incrementando, dadas las nuevas premisas político-culturales imperantes, su producción en castellano, hasta su fallecimiento en 1947, en Viveiro, luego de una breve estancia en León, en una época de hondo pesimismo

En 1969 se celebró el Días das Letras Galegas en su honor...
Laverquiña que te axotas
das degaradas gueivotas
oindo o salvaxe berro;
musa, que a mariña extrañas,
olla as azules montañas
¡desde as plaias do desterro!
Esquence o mar, lembra o gado
miúdo, i o regalado
vivir, ¡as tumbadas festas!,
i as cantigas dos pastores,
que fan grinaldas coas frores
amareliñas das xestas.

El músico Pascual Veiga, compositor de la música del Himno de Galicia, del que hemos hablado cuando veíamos su busto en el exterior, al lado del albergue de peregrinos. Leiras Pulpeiro le dedicó estos versos:
A Pascual Veiga

Xa Galicia non é xibardal aspro;
nin lameiro mofado pola nebra;
xa non é conto de catro o que se diga
se recenden e pracen súas costeiras;
xa por fóra, po rlonxe, que se vaia,
saben canto os galegos na alma levan
de humildade e bondade, de de tenrura,
de alentos e grandeza!

Que un pequeno da Paula, un demonchiño
con mola afervoante trata testa,
e un corazón ardente,
tamaño como os contos de Tronceda,
abriu tódolos ollos, que ver poden,
e fixo a calar as malas linguas!
E fixoo... con, non mais, poñerse dereito,
e, cara para Castela,
dar ao vento, maiñina, unha alborada,
das que el repenicou con arte meiga!
Porque o tal canto seu levaba o celme,
e os ulidos das violas e as amentas
pillados ao pasar traspondo as lombas,
e os saudosos rechaos das nosas serras!
Porque o arrolo das mans caidiñas
tiña o aqueste da doce bris mareira,
cando vén roxo o sol, botando lumes,
e algunhas nubes brancas non peneiran!
Porque era mesturanza dos aturuxos
dos galos, de trouleo, pola aldea,
con acios e atafogos porque pasan
os doridos de amor que non se queixan,
e, calados, do seo as mágoas cobren,
e caladiños morren, se se terza!
Porque ían súas branduras ensinando
que esa banda galana é sempre aberta,
e sempre agarimosa, e sempre nobre,
e sempre dadiveira,
inda para as alburgonas das guripas
que a aldraxaron, roídas pola Envexa!
que só así se sente o que ela canta;
e só así se canta coma ela!!!

Ben pode Mondoñedo dende agora
aínda que vista farrapos, ter fachenda,
e, sen se engurriñar, a quen chegan
abrir en par as portas, para que o vexan!
Que, se pazos non ten, nin ten alaxes,
nin nada de seu vello glorias lembra,
abóndalle para honrarse e para que o honren,
a casiña onde embrollaron a Veiga,
a fontiña onde máis cantan as mozas,
e onde as el escoitaba: a Fonte Vella,
e o campiño florido onde os seus ósos
da patria agrardan a cumprida ofrenda!

Álvaro Cunqueiro, cuya memoria guarda este recuerdo de infancia, escrito en Navidades Galaicas, y publicado en El Alcázar el 23 de diciembre de 1961:
 "En un belén animado de los frailes pasionistas, en Alcántara, estaba yo disfrazado de gran cabeza equina, moviéndola al compás, a dos pasos de Jesús, que dormitaba en un berce de abedul. Fue el marco más importante que desempeñé en mi vida"

Vemos una máquina de escribir que no es la mítica Smith Premier nº10 que vimos en su Casa-Museo de la Praza da Catedral, sino otra más moderna. Sí vemos las manzanas, a cuya fragancia era tan aficionado Cunqueiro. Escribe Víctor Manuel Iglesias Viqueira en Erudición fabulosa o fabulosa erudición:
"Cunqueiro, amigo de la mesa que harta, siempre mantiene en casa un cesto de paja con manzanas de piel rojo intenso, casi escarlata, dice él que por acariciarlas y por el aroma, allá el secreto de la inspiración que lo cobije. A suculentos platos y comida tradicional gallega dedica abundantes líneas que degustar, con el contrapunto de Gargantúa y Pantagruel no tan alejados: caldeiradas de rape o de xoubas... y, por lo menudo, los chorizos y la tarta de su Mondoñedo natal. Proteico Cunqueiro que, de una sentada, escribió Cantiga nova que chaman riveira, al fondo del bar y con Torrente de testigo"

Y Juan Cruz publica el 16 de noviembre de 1996 Quesos asturianos, manzanas gallegas en El País:
"Un año después de la muerte de Álvaro Cunqueiro, que falleció el 28 de febrero de 1981, Juan Cueto viajó a Mondoñedo y escribió para EL PAÍS un artículo de una enorme melancolía: Mondoñedo sin Cunqueiro. Durante años, Cueto había ido a ver al gran narrador pensativo y vitalista, aquel hombre que colgaba las palabras del bastón y de las gafas, y había llevado una cesta llena de quesos de la alta montaña asturiana que el escritor gallego untaba con placer en lascas de manzanas rojas, fuertes y gallegas, de ésas que llaman tres en rama. Hace un mes Cueto regresó a Mondoñedo y recorrió otros pueblos de Galicia; esta vez volvió a llevar consigo esos quesos asturianos de sabor tan fuerte que tanto le gustaban a Cunqueiro.Cuando se encontró con Manuel Rivas en la aldea de Urroa, en Vimianzo, donde vive el último premio Nacional de Narratia, Cueto le entregó esos quesos: "Espero que te gusten tanto como a Cunqueiro. A partir de ahora te los traeré a ti"

En este museo descubriremos también otras interesantes historias, como la de la Imprenta en Mondoñedo, de la que se sabe que ya en 1495 sale la primera obra impresa en esta ciudad, un incunable del que solo que conserva un ejemplar en la Biblioteca de Braga, titulada Breve Forma de Confesión de Alonso de Madrigal

En 1550 Se conoce la de Agustín de Paz, que confeccionaba ya por entonces varias obras, la cual existió hasta mediados del siglo XIX. En 1850 llega la segunda, cuando José Pérez trae aquí parte de la que tenía en Lugo. adquirida a Viuda e Hijas de Riesgo. En 1870 se inaugura la de Hermenegildo Mancebo. La visita ha de completarse con la que habremos de hacer al Museo da Imprenta, en la antigua Casa dos Canónigos, enfrente del Seminario de Santa Catalina y detrás de la catedral

Y por supuesto el Centro de Interpretación do Camiño Norte, que también podremos ver aquí


Visitado este magno espacio cultural, pasamos ahora a la capilla de la Venerable Orden Tercera, construida realmente por un particular en obra comenzada en 1731, siendo en 1749 donada a la Orden. La estructura constructiva del edificio es de extrema sencillez, como ya hemos dicho,afuera y adentro 


Cosa diferente totalmente es el retablo del interior, joya del barroco, sufragado como la capilla por Ciprián A. Gutiérrez. Gómez Darriba especula con las posibles fechas de su construcción:
"El mueble hubo de tallarse y ensamblarse antes de 1743, pues en octubre de ese año se aprobó concederle al pintor compostelano Andrés Barreira 120 reales de gratificación por haberlo pintado y dorado86. Con lo cual, el desconocido taller que lo ejecutó tuvo que efectuarlo entre 1735 y 174387. De hecho no fue hasta noviembre de 1735 cuando la congregación le pidió a Ciprián que buscase a un artista para llevar a cabo las imágenes de la Virgen de la Soledad y del Ecce Homo con vistas a procesionarlas el Domingo de Ramos. Eran estas dos devociones muy vinculadas a los terciarios seglares, al igual que el resto del santoral de las hornacinas"

 En el medio del retablo de esta capilla de la Venerada Orden Tercera una gran hornacina alberga una figura de Nuestra Señora de la Soledad y, arriba, vemos un lienzo de Nuestra Señora de la Portería, de gran tradición alcantarina, como afirma también Gómez Darriba: 

"Resulta muy llamativo que la iglesia conventual y la capilla seglar tuviesen sendos altares dedicados a un culto abulense tan reciente como este. Su origen se remonta al 3 de mayo de 1718, fecha en la que a fray Luis de San José, hortelano del convento de San Antonio, se le apareció la Inmaculada en medio de una fuerte tempestad para salvarlo de una muerte segura. La Virgen le pidió que le pintase tal y como se le había manifestado, y el fraile acudió al pintor Salvador Galván. El cuadro se terminó en 1719 y se dispuso en la portería del convento. A partir de ahí arraigó con gran fuerza la devoción en Ávila"

Se supone que esta veneración pudo ser traída en 1727 por uno de los primeros monjes alcantarinos llegados a Mondoñedo, fray Geroteo de San Pascual, que había sido guardián de este templo abulense unos años atrás, coincidiendo con el momento del milagro e inmediata devoción

Por eso, bajo el lienzo de Nuestra Señora de la Portería, se lee abajo:

"VERDADERO RETRATO/ D N Sª D LA PORTERÍA/ DABILA Q SE VENERA/ EN EL CONVENTO DE Sº ANTONIO DICHA CIUDAD/ BOI A SER TITULAR/ DE LA CAPILLA DE/ MIS DEVOTOS LOS / HERMANOS DE LA TERCERA ORDEN"

También se relaciona el culto con la difusión del libro La Milagrosísima imagen de Nuestra Señora de la Portería ilustrada en tres sermones panegyricos y tres solemnes sagrados novenarios, publicado en Madrid en 1739 por el franciscano Pedro de la Asunción

A los lados del lienzo podemos ver, a la derecha o lado de la epístola, a Santa Isabel de Hungría y, a la izquierda o lado del evangelio, a Santa Rosa de Viterbo, escultura a la que le falta una cruz pero que puede identificarse al presentarse sobre las llamas pero sin quemarse. Arriba vemos un Ecce Homo, sedente, como suelen representarlo los franciscanos

A los lados de la Dolorosa vemos, en grandes imágenes, a San Francisco, a la izquierda, y a San Luis de Francia a la derecha

En las vitrinas laterales se guardan diferentes imágenes, de vestir, relacionadas con la Semana Santa de Mondoñedo: el Nazareno, San Juan, la Verónica, el Cireneo...

Llama también bastante la atención este cuadro, en la pared, de la Santa Cena, tal vez procedente del refectorio o comedor comunitario de los antiguos monjes alcantarinos


Conocido el albergue, el conjunto monástico, sus joyas históricas, su acervo cultural y su impronta, salimos nuevamente al exterior


Retomamos el camino bajando nuevamente a la Praza de San Xoán, viendo su fuente, la del monumento a Leiras Pulpeiro, por el reverso ahora, donde hay un caño y pilón


Y volvemos a la casa donde pasó el escritor sus años mozos, en la rúa Leiras Pulpeiro, aquí antiguamente Santo Domingo


Placa de los itinerarios culturales por la ciudad y su concello...


Pegada a ella es la del comandante Salustiano Gacio, al que Doural dedica una buena semblanza en su completísima Miscelánea Mindoniense, al igual que a otro vecino de esta rúa, el practicante municipal Andrés Baamonde Ínsua, quien trabajó durante la guerra en el Hospital de Sangre que se estableció en el Hospital de San Pablo y San Lázaro de Mondoñedo...
"D. Andrés se casó con Elena Vidarte y fijó su residencia en la calle José Antonio de Mondoñedo. En el primer piso de su domicilio, instala su consulta. ¡A cuantas parturientas atendió D. Andrés, durante su larga actividad! ¡A cuantas personas facilitó remedio para sus males!. Persona muy estimada y querida en Mondoñedo. Muchos mindonienses recordamos la curiosa moto que poseía y que utilizaba con frecuencia para atender a sus pacientes más alejados. 
Cuando el médico y cirujano mindoniense, D. Enrique Cabanela Álvarez, creó a comienzos de los años cincuenta el Sanatorio Nuestra Señora de los Remedios de Mondoñedo, D. Andrés también prestó estimables servicios en las numerosas intervenciones quirúrgicas y atenciones que se realizaron en el centro sanitario"

Nos acercamos así, al fondo a la izquierda, a la casa donde vivió Leiras Pulpeiro desde su boda hasta su muerte, acaecida cuando Álvaro Cunqueiro tendría solamente un año o poco menos. No obstante, dado que el padre de Álvaro, don Joaquín, era boticario, siempre tuvo muy buena relación con el médico-poeta, llegando a ser buenos amigos transmitiéndose en la familia un muy buen recuerdo de él. Además, el abuelo materno de Cunqueiro, el militar Manuel Mora Bermúdez, era miembro de la misma logia masónica que Leiras, la Vallibria Redempta


En el momento de escribir esto (noviembre de 2020), reeditando información de un post anterior, está en marcha el proyecto de hacer des esta una casa-museo, similar más o menos a la de Álvaro Cunqueiro en la Praza da Catedral, estando al frente del proyecto  el vilalbés Enrique Debasa, profesor de la Universidad Rey Juan Carlos, y el economista catalán Javier Roselló


El 17 de mayo de 1983, cuando sele dedica el Día das Letras Galegas, Xesús Alonso Montero escribió un artículo en El País, La novela ejemplar de Leiras Pulpeiro, que comenzaba así...
"En Mondoñedo, patria de aquel extraordinario fabulador llamado Álvaro Cunqueiro, nació, en 1854, Manuel Leiras Pulpeiro, el poeta que este año protagoniza nuestra gran fiesta literaria: el Día das Letras Galegas. Pese a que falleció hace más de 70 años (1912), las gentes de Mondoñedo y su comarca aún mencionan su nombre con emoción, y la cita contiene, todavía, parte del respeto que infundía en su tiempo aquel santo laico que ejerció la medicina, en barrios y aldeas, con vocación, compromiso y generosidad.La novela ejemplar de su vida vive aún en la memoria de las gentes. Muchos ni siquiera saben que escribió versos, pero todos saben que fue un ser humano cabal y un médico abnegado. En su mausoleo, erigido en 1921 con el difícil dinero de los emigrantes de su pueblo, está grabada esta lacónica inscripción: "Amou a verdade e practicou o ben" ("Amó la verdad y practicó el bien"). Nadie, que se sepa, ha visto retórica o hipérbole en este hermoso epitafio..."

También aquí, una placa le recuerda... un instituto y un certamen literario llevan su nombre en nuestros días. Necesitamos imperiosamente volver a oír habla de él a su paisano y admirador, Álvaro Cunqueiro:
"Leiras era, en su época, un santo más que un médico, pero un santo anticlerical, un creyente apartado de la práctica católica y del que se decía que había obrado milagros. En más de una ocasión le robaron un pañuelo, el paraguas o las botas de montar que dejaba colgadas en la cuadra, para acostarlos con el enfermo, que más de una vez sanó súbitamente, gracias a la compañía de aquellas prendas de Leiras"

Cruzamos aquí la Avenida As San Lucas y continuamos de frente, por la rúa José María Pardo, donde está la hornacina del Santo Cristo dos Remedios, por donde subiremos al Hospital de San Pablo y San Lázaro, A Alameda y el santuario de la Virxe dos Remedios, otro lugares importantísimos de Mondoñedo. Luego nos decidiríamos para o bien seguir desde allí el actual camino oficial o bien regresar a la Praza da Catedral para seguir por el camino complementario. Ambos se unirán en Gontán, concello de Abadín, ya en la Terra Chá



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