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lunes, 2 de diciembre de 2024

LLANERA (ASTURIAS) LA GRAN LLANURA DE "LOS PERXURAOS": EL CAMÍN DE LOS EROS, LA VANA Y ANDORCIO, PARROQUIA DE ABLES


Llanera con Asipo y Posada. A la izquierda Severies, al fondo La Miranda y a la derecha el Santufirme

Aunque los peregrinos del Camino del Norte suelen identificar este con duras etapas montañeras y continuas subidas y bajadas a montes y valles, existen también llanuras en su trayecto, una de ellas tan importante como para dar nombre a todo un concejo asturiano, Llanera, al que hemos entrado cruzando El Río Nora en La Ponte Cayés, en la ruta de la Sancta Ovetensis a Avilés, dirigiéndonos primeramente a Posada, su capital

Los Eros, saliendo de Campiello por el Alto la Ermita (Cayés)

A esta llanura llegamos tras una corta subida desde el Nora hacia la iglesia parroquial de San Martín de Cayés, La Catedralina y, de ella, a Campiello, barrio de esta parroquia llanerense de Cayés, del que salimos por el Alto la Ermita siguiendo el Camín de los Eros, topónimo relacionado con seculares tierras de cultivo, como nos dice el filólogo profesor Xulio Concepción Suárez en su estudio La toponimia de Llanera: un conceyu en el tiempu:

"Del latín AGROS (campos, tierras laborables). Son lugares soleados, más bien secanos, propos del cereal sobre todo, pues así la paja no crece demasiado ni cae con el orbayu de San Juan. Si, además, tenían agua corriente de río, permitían otros sembrados que los puramente cerealísticos."


Y es que, secularmente esta gran planicie verde fueron grandes y extensos pastos y tierras de labor. Muchos ganaderos trashumantes de las montañas, los vaqueros (vaqueiros más al occidente), se establecían aquí parte del año, pasando el invierno y, avanzando la primavera, iban a los pastos altos de la Cordillera Cantábrica y vivían allí


Los cereales dejaron prácticamente de plantarse, a no ser el maíz pero como forraje, con el abandono del campo y, muy importante, la especialización ganadera del campo asturiano para suministro de leche y lácteos (también carne) a los grandes espacios urbanos que crecían en este área central, satisfaciendo su creciente demanda. Aún así seguimos viendo no pocos huertos dedicados al autoconsumo y a algunas ventas en tiendas y mercados


Desde aquí empezamos a ver los edificios de Posada, al fondo a la derecha, bajo el Alto de la Miranda (240 m) que, con El Picu Santufirme (439 m) a su derecha y la Sierra les Areñes (451 m en El Picu la Banga), cierran el valle al norte-noroeste. Más a lo lejos, la Sierra del Águila (482 m en Peña Menende) da paso al vecino concejo de Les Regueres, otro de los del valle del Nora, el más occidental, guardado al oeste por la Sierra Bufarán con el Alto la Degollada (629 m -a lo lejos a la izquierda de la foto-)


En esta bifurcación seguiremos a la derecha por El Camín de los Eros. Viendo esta gran llanura, regada por el Nora y sus afluentes, no es extraño pues que en Llanera se asentasen grupos humanos desde la Prehistoria y, controlando este valle y sus caminos, así como los pasos a sus circundantes montañas, los pueblos megalíticos levantasen sus túmulos y los astures sus castros, y que luego con la romanización estuviese aquí la mítica Lucus Asturum, capital o centro administrativo dentro del territorio astur central o de los luggones, civitas de la que hemos hablado mucho en las entradas de blog correspondientes a los tramos anteriores de Camino, el ya citado de La Ponte Cayés pero también las de Villaperi y Cuyences


A lo lejos Posada, capital de Llanera, como hemos dicho. A pesar de que el milenario enclave de Lucus Asturum tuvo rango de cierta capitalidad o cabeza rectora del centro de la actual Asturias en tiempos de Roma , parece ser cayó en decadencia y llegó a ser incluso abandonado con el declive del Imperio y ante las sucesivas invasiones, pues se dice que llegó incluso a ser atacada por bárbaros y muy posteriormente tomada por Muza cuando cayó el Reino Visigodo. Fuese como fuese lo cierto es que desde la baja Edad Media aparece reseñada Posada y no Llugo como centro de reunión de los "omes bonos fillosdalgo e foreros de Lanera", que es como se refleja en los documentos de la grave rebelión antiseñorial aquí acontecida en 1408, la de los perxuraos


Las tierras de Llanera y Les Regueres, como buena parte de Asturias, eran entonces (s. XV) propiedad de la mitra ovetense, independientemente de que el documento que así lo estipuló, fechado en 1112 y por el que la reina Urraca lo cede al obispo Pelayo, sea una de las falsificaciones del prelado. Sea los que fuese, en 1161 otra reina Urraca, Urraca la Asturiana, la hija de Alfonso VII con doña Gontrodo Petri, entrega a la Iglesia una gran donación de tierras y vasallos en Llanera, incluyendo familias enteras


Así es que los obispos regían estos sus dominios y nombraban representantes o encomenderos a cobrar sus tributos, lo que entraba en disputa con otros señores y con los propios vecinos, sus vasallos. Se trató de una verdadera resistencia pasiva no exenta de terribles consecuencias para aquel momento


Se dice todo empezó porque un vecino de Llanera, con pocas posibilidades de satisfacer el cargo impositivo episcopal, se planta y se niega a pagarle al delegado de la Iglesia el buey que por este concepto había de abonar al obispo, pues era un animal imprescindible para el trabajo en su menguada hacienda. En aquel toma y daca algunos vecinos se acercaron al lugar y, sin duda víctimas de similares y sucesivos abusos, se dejaron llevar por tanto agravio sometiendo al comendero a malos tratos y atándolo a un comedero o pesebre del ganado, de vuelta en su montura a la ciudad. Nada más  enterarse el obispo Guillén de Verdemont decide cortar por lo sano tamaña burla a su autoridad y, posiblemente temeroso que esta situación se repitiese en sus demás posesiones, dictó rápida y solemne pena de excomunión a todos los habitantes y vecinos de Llanera


Lo cierto es que los excomulgados no tardaron en darse cuenta que poco podían hacer contra el inmenso poder catedralicio, y ante las penas de la temida excomunión decidieron pedir perdón y regresar al redil, cosa de la que nada quería saber el ahora agraviado obispo, por lo que hubo de esperarse cuatro años a que llegase un sucesor tras su fallecimiento para lograr misericordia


Fue el 31 de julio de 1412 cuando el alcalde de Llanera Menén Fernández de Castañeda, seguido de su concejo, realiza el juramento de no ser rebeldes al nuevo obispo, Diego Ramírez de Guzmán, quien los absuelve y levanta de la excomunión por medio del bachiller y canónigo Alvar Fernández

Hábito penitente de los perxuraos o esconxuraos

El concejo de penitentes estaba formado por treinta personas, veinte fidalgos y diez colonos, quienes acudieron en procesión, descalzos, vestidos con sacos y una soga al cuello, con velas encendidas en la mano, así como la cabeza manchada de ceniza, a recibir el perdón en representación de la vecindad de Llanera. Luego de postrarse y recibir el agua bendita, rezando el Miserere mei Deus, junto con otros salmos y plegarias, se dio por finalizado el rito de absolución



Aún así durante siglos los de Llanera serían conocidos como los esconxuraos y perxuraos, apodo que llegaría a nuestros días, pero lo que antaño fue objeto de burlas ("de Llanera nin el polvu siquiera", solía decirse al tiempo que se sacudía las ropas con la mano, cualquier persona que quisiese provocar a un natural del concejo), se transformó luego motivo de orgullo vecinal por tan sonada revuelta antiseñorial en un mundo todavía férreamente feudal


En la actualidad Llanera celebra todos los años una concurridísima feria del medievo, la de los Exconxuraos, dedicada a aquel episodio del que se han realizado numerosos estudios, trabajos, películas y documentales. Esa multitudinaria fiesta medieval se festeja en el Recinto Ferial de Llanera, sito a unos tres kilómetros de aquí, en pleno valle, entre Ables y Guyame, un lugar conocido como La Viesca, del latín vescam, 'matorral espeso', lo que da que pensar que antaño hubo ahí un bosque



Verdaderamente fue la de los perxuraos una auténtica premonición que poco a poco iría cambiando la anquilosada mentalidad medieval: un año después una rebelión similar estallaría en Sariegu contra sus señores del Císter en Valdediós y una década más tarde un alcalde del rey, Gómez Arias de Judán, habría de someterse a similar penitencia por intentar cobrar tributos en las tierras episcopales de estos concejos



Más allá de la Sierra de Areñes, solar del santuario de El Fresno, la Virgen del Fresno o del Dulce Nombre de María. Llanera llega hasta El Pedregalón (623 m), picu que se sitúa sobre Illas, Castrillón y Avilés (a la derecha de la foto), fácil de reconocer por sus antenas pero no por su nombre (también Picu Taborneda), pues un error topográfico se mantiene tanto tiempo que hace tiempo ha arraigado, siendo llamado Picu Gorfolí (también Forfoliz), que es en realidad el pico cónico que hay a su izquierda (586 m -en medio de la foto)


Más cerca, por la ladera de Peña Menende (482 m) sube de Bonielles el camino a dicha ermita de El Fresno, de gran tradición romera y de la que existe el dicho popular "eres más viejo que la capilla de El Fresno", lo que denota su antigüedad. De este lugar dice Xulio Concepción lo siguiente:
"La Capilla’l Fresno (Bonielles), con un gran fresno conservado delante. Los Fresninos (Campiello, Cayés): pradería actual . El Fresneo (Ferroñes): parte baja del campo de la iglesia. Lat. FRAXINUS: muy apreciadas sus ramas como alimento animal, y su madera para mangos y utensilios diversos. El fresno se consideró árbol sagrado ya en la cultura celta, en parte alimentada la tradición por las cañas en cruz que formas sus ramas, en las más alejadas del troco grueso, sobre todo. Veían en esas pequeñas cruces un signo de adoración. La realidad debe ser más sencilla: los fresnos daban de comer a los animales, y sobre todo, atraen los rayos, por sus raíces más profundas. 

Por ambas cosas, se plantaban los fresnos delante de las cuadras y cabañas: producen rama abundante, y, si cae un rayo, no va a la cabaña ni a la cuadra, sino que desgaja el tronco grueso; muchos fresnos viejos tienen una raja de arriba abajo, una quemadura antigua, una parte podrida… El efecto de algún rayo que nunca llegó a las personas ni a los animales. Por eso también están plantados alrededor de esos edificios, pero a una distancia prudente: que las chispas no se difundan al entorno inmediato. Se consideraban, en definitiva, protegidos por los dioses, lugares de culto."
Y esta es una crónica de su romería septembrina firmada por Paula Tamargo para el periódico La Nueva España del 11-9-2023:
"La capilla de El Fresno y su entorno volvieron a llenarse ayer de vida con la celebración del festejo que cada año tiene lugar en la pequeña ermita. La Asociación de Vecinos de Bonielles, parroquia de Llanera a la que pertenece la localidad en la que se ubica el templo, recuperó esta cita en 2019 y, tras el obligado parón por la pandemia, ha vuelto a organizarse la misa cantada por la Coralina de Santa Cruz, la procesión con gaita y tambor y a continuación la sesión vermú en el prao que ofrece como cortesía el colectivo y que es también uno de los momentos de encuentro entre los asistentes.
A los actos no solo acuden vecinos de Bonielles sino también de otras parroquias cercanas, pues asistir fue costumbre que quedó de la celebración de antaño, cuando había hasta tres días de fiesta. "Antes era sábado, domingo y lunes y también había novena. Venían vecinos de los alrededores, de Monteagudo y Les Areñes, en Ferroñes, también de Vendín, en Arlós, e incluso de Posada y San Cucao. Tal día como hoy, cuando era yo pequeña, la gente llegaba, iba a misa y traía comida campestre para comer en el prao", rememora Rosa García, presidenta de la Asociación de Vecinos de Bonielles. 
Hoy la cita, que había ido a menos desde 2011 y solo mantenía la misa, ha incorporado otros alicientes como la sesión vermú. Luego la gente ya no se queda a comer allí, pero sí se ha recuperado el momento de compartir entre los asistentes, tras la misa,con el pincheo que ofrece el colectivo organizador después de los actos religiosos. 
Sobre la historia de la capilla de El Fresno se cuentan algunas "leyendas" de generación en generación. "Lo que yo le escuchaba a mi abuela, que había nacido en 1908 y era muy mayor cuando falleció es que a ella le habían contado que la capilla se comenzó a construir en otro lugar del pueblo. Y que una noche, las piedras de la ermita aparecieron en el sitio donde está ahora la iglesia, que a partir de ese suceso, atribuido a un milagro, se continuó edificando donde hoy la tenemos. Eran las historias que pasaban de generación en generación", explica Rosa García preguntada acerca de lo que se sabe sobre el templo. 
La capilla está ubicada en El Fresno. Para llegar hay que ascender desde Bonielles por una estrecha y empinada carretera de aproximadamente un kilómetro que conduce a este punto. Las vistas desde el lugar son espectaculares y ofrecen panorámicas de Ables y de San Cucao, entre otros puntos."


En la falda de Peña Menende "Reconocible por la cicatriz que le dejó la cantera que se excavó en uno de los lados de la colina", leemos en Astures, hay un castro más de los localizados por José Manuel González, y además. en el entorno había cuevas con indicios de ocupación, un de ellas actualmente cegada "y la otra voló por los aires con la cantera". Sobre la subida a El Fresno y sus paisajes, que abarcan toda Llanera y buena parte de los concejos circundantes, escribe también Paula Tamargo para el mismo periódico el 6-9-2023:
"La ruta hacia la capilla de El Fresno partiendo de Bonielles es de apenas un kilómetro, pero el trayecto es una pendiente continua, muy pronunciada, que hace necesario parar cada poco para recuperar el aliento. Eso sí, las vistas son espectaculares según se va cogiendo altura durante el camino, lo que permite disfrutarlas mientras se detiene la marcha durante unos minutos. 
No es necesaria una forma física fuera de lo común para hacer esta senda, pero el recorrido es cuesta arriba casi en su totalidad. Solo afloja y se torna llano al llegar al pequeño núcleo de población ya próximo a la ermita. El esfuerzo, no obstante, merece la pena para alcanzar un paraje lleno de paz, que ofrece la belleza del propio templo, del fresno ubicado a su derecha y de una estampa que al frente deja ver una amplia panorámica con Ables a la izquierda, la iglesia parroquial de San Cucao y el palacio de Villanueva en el centro, y la localidad de Agüera hacia la izquierda. El Naranco de Oviedo también se aprecia desde este lugar. Si vamos a la parte trasera del templo, la vista alcanza hasta la zona de Avilés. 
A Bonielles se puede llegar desde Posada de Llanera, cogiendo desde allí la carretera a San Cucao, conduciendo durante toda la recta de esta vía hasta pasar el restaurante Peña Mea para un poco después coger un desvío a la derecha, que desciende hacia Bonielles y está indicado. Desde este giro para tomar la LL-5 son 4 kilómetros hasta el punto donde se localizan las casas próximas a la iglesia de San Nicolás, el templo principal de la parroquia. 
La explanada de la iglesia parroquial tiene espacio para dejar el vehículo. Para acceder a este lugar que nos permite estacionar, una vez en el pueblo de Bonielles hacemos un giro hacia la izquierda en dirección a Carbajal. Bajando unos metros por esa vía ya vemos el templo y el área que podemos utilizar como aparcamiento. Lo más habitual es situar el coche frente a los muros del cementerio. 
Una vez hemos dejado el vehículo, ya a pie, desandamos el camino hasta el cruce donde hemos girado y al frente ya vemos los indicadores a El Fresno. Tomamos esa carretera y comienza la cuesta arriba, que se torna enorme pendiente en algunos puntos. Son 800 metros de subida y otros 200 aproximadamente hasta la ermita que ya discurren en llano. 
Cuando se vislumbra la capilla el trabajo de la subida se da por bien empleado. Merece la pena llegar y sentarse un rato bajo el Fresno a contemplar la vista. La Virgen está dentro del templo. Puede verse por el espacio de mirilla de la puerta o por los dos ventanucos de piedra abiertos a cada uno de los dos laterales de la entrada. Es precisamente este mes de septiembre, el domingo día 10, cuando se celebra la fiesta en honor de Nuestra Señora de El Fresno, con misa a las doce del mediodía, cantada por la Coralina de Santa Cruz, y encuentro vecinal en torno a la iglesia. 
En las casas junto a las que discurre el trayecto hay algunos perros, pero están atados o controlados por los dueños. No es posible subir el coche hasta la ermita. La carretera por la que discurre la senda a pie de hecho es muy estrecha y solo está permitido el paso a residentes, que son escasos en El Fresno, por lo que el visitante apenas se cruzará con vehículos en el camino hasta la capilla. Esta es del siglo XVIII-XIX, según la ficha de la consejería de Cultura, que la ha catalogado y destaca también de ella la belleza del paraje natural en el que se ubica."
Aunque perteneciente a la Iglesia asturiana, este amplio territorio era muchas veces administrado en su nombre por encomenderos o representantes, entre los más famosos el gran potentado Rodrigo Álvarez de las Asturias, también encargado de los bienes en Llanera del ovetense monasterio de San Vicente, quien accedió al puesto en 1325. Poco antes, en 1296, hubo serios problemas con alguno de sus antecesores, pues el obispo Fernando Alonso Peláez avisó a los clérigos que no aceptasen las cargas tributarias de ningún encomendero si no portaba las oportunas credenciales del propio prelado


Rodrigo Álvarez de las Asturias donó sus dominios a su ahijado Enrique, hijo bastardo de su señor el rey Alfonso XI, estos y otros muchos bienes, villas, términos y comarcas, pasaron a formar parte del cambiante vaivén estratégico en las disputas y guerras civiles endémicas al trono castellano que se sucederían durante tiempo. Así en 1381 Alfonso Enríquez, conde de Noreña, entraría en disputas muy serias con el obispo ovetense por estos tributos a sus vasallos


Es en este contexto de abusos impositivos cuando se produce la rebelión de los perxuraos o esconxuraos de Llanera en 1408, cuyos precedentes explica muy bien el historiador Ramón Rodríguez Álvarez en su libro Llanera de la serie Asturias concejo a concejo del Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA):
"A finales del siglo XIV, en el Libro de las Jurisdicciones de la Catedral de Oviedo queda establecido que los prelados ovetenses tienen todo el poder en Llanera, "espiritual e temporal, pero misto enperio". El territorio de Llanera es uno de los más importantes de los integrados en la mitra ovetense, tanto por su extensión y número de sus habitantes, como por sus situación y sus recursos naturales. Dicen los profesores Ruiz de la Peña y Beltrán Suárez que "a partir de la... concesión que otorga la reina Urraca, el 27-III-1112, a favor de la Iglesia de San Salvador de Oviedo y de su obispo Pelayo de "tota Lanera integra", y que representa el fundamento jurídico de la futura autoridad señorial de la mitra ovetense sobre este concejo y sus vecinos, asistimos a un proceso en el que se van perfilando las facultades del nuevo poder local, claramente trascendidas ya en la documentación de los siglos finales de la Edad Media" ("El concejo de Llanera en la Edad Media", p. 324-325). De tal manera que todos los vecinos de Llanera, por encima de su condición de nobles, eclesiásticos o campesinos, eran vasallos del obispo de Oviedo y los oficiales de este sustituyen a los representantes de la Corona en todo lo que toca a cuestiones jurisdiccionales.

Las funciones que corresponden al obispo de Oviedo, dominus o tenente como delegado del rey, son:
-Administración de la justicia. Los obispos confirmaban a los jueces elegidos por los moradores del concejo.
-Nombramiento de notarios y comenderos.
-Asignación de mayordomos para recaudar rentas y derechos señoriales. Entre los impuestos que había que cobrar se hacen constar el nuncio, mañería, cotos y caloñas.
El encomendero o comendero se convierte en una figura clave en Llanera. Él era el responsable de la defensa de los intereses de la mitra ovetense en el concejo, evitando toda clase de ataques y rebeliones, tanto externos como internos, a la vez que se hacía cargo de la seguridad de la población. Todo parece indicar que el mismo comendero hacía efectiva la jurisdicción episcopal en Llanera y en el vecino concejo de Las Regueras. Las encomiendas, que se ligaban a la mitra generando unas relaciones vasalláticas de naturaleza feudal, recaían por lo general en personajes poderosos, muy frecuentemente miembros de los citados linajes Solís y Valdés. En el siglo XIII, tanto en la primera mitad, como sobre todo en la segunda, son frecuentes los encomenderos de la familia Solís. Ya en 1224 Rodrigo Gutiérrez de Solís ocupaba la tenencia de Llanera en nombre del obispo de Oviedo. En 1294 comparten la encomienda de Llanera Menén Suárez Valdés y Rodrigo Álvarez Solís, representantes de las dos familias más poderosas del concejo (...). En 1325 el obispo don Odo dio la encomienda de Llanera y Las Regueras a uno de los hombres con más poder en el reino, Rodrigo Álvarez de las Asturias. El obispo don Gutierre de Toledo otorgaba en 1380 la encomienda de los dos concejos a Pedro Menéndez de Valdés, padre del miembro más destacado de la familia Valdés, Diego Menéndez de Valdés. Pedro Menéndez de Valdés fue un gran defensor de los derechos del obispo frente a los abusos del conde de Noreña, don Alfonso, hermanos bastardo de Juan I de Castilla. Otro encomendero conocido, miembro de la familia Martínez de Oviedo, emparentada con los Valdés, fue Gonzalo Martínez de Oviedo, nombrado por el obispo Guillén de Verdemonte, sucesor de don Gutierre de Toledo, a quien nos referiremos más adelante.

Los conflictos de los encomenderos con los vecinos eran frecuentes, pues en ocasiones éstos les hacían frente para responder a sus abusos. Pero no sólo los encomenderos irrumpían en la paz de los vecinos de Llanera. El concejo de vio afectador por las disputas provocadas en Asturias por el conde don Alfonso contra su hermano Enrique III en los años 1394 y 1395 y por la anarquía subsiguiente, que permitió, siendo merino mayor Diego Fernández de Quiñones, que sus incontrolados oficiales perpetrasen toda serie de atropellos contra los vecinos de Llanera y de otros muchos concejos. Como dicen los profesores Ruiz de la Peña y Beltrán Suárez "los vecinos de Llanera se vieron directamente afectados por esas arbitrariedades, recurriendo al propio monarca en demanda de justicia: el 15 de marzo de 1406 y desde Valladolid, Enrique III ordenaba a Gonzalo Fernández de Pajares, merino en Asturias por Diego Fernández de Quiñones, que restituyese a aquel concejo las prendadas indebidamente tomadas dos años antes pretextando el resarcimiento de una deuda de 1.150 maravedís" ("El concejo de Llanera en la Edad Media, p. 327).

Este conflicto de prolongó en el tiempo y las disputas entre el merino mayor y el obispo, los dos principales titulares de las rentas y jurisdicciones del Principado, en torno a los diferentes tributos que el obispo cobraba en el concejo, dieron lugar a un hecho sonado, la detención en 1431, por parte de los hombres de Quiñones, de los dos jueces ordinarios del obispo, Alvar Rodríguez y Juan de Baúro, a quienes, junto a otros vecinos, se les retiraron dos bueyes a cada uno, tasados en 200 maravedís.

En estos tiempos de crisis va a estallar un conflicto de proporciones desconocidas en la Asturias medieval, la insurrección de los vecinos contra el obispo, conocida como la rebelión de los perxuraos."


Pasando ya a la revuelta, Ramón Rodríguez Álvarez titula el siguiente capítulo de la sección de la historia del concejo en su libro Los perxuraos de Llanera, una rebelión antiseñorial:
"Con los acontecimientos que acabamos de describir someramente, es fácil comprender que los habitantes de Llanera se sintiesen hartos del poder señorial. Había sucedido a Gutierre de Toledo el francés Guillén de Verdemonte como titular de la mitra de Oviedo. Era el encomendero del obispo, no sabemos si también en Las Regueras, uno de los nombres ilustres de Llanera y de la capital, Gonzalo Menéndez de Oviedo. Éste se llevó por la fuerza un buey del hidalgo Gonzalo Rodríguez de Posada, "por razón de nunçio". Este episodio, menor si se quiere, encendió la mecha de la rebelión en todo en concejo. Era el año 1408. La respuesta del obispo fue inmediata: ante la insurrección general de los vecinos, pronunció pena de excomunión contra todos los habitantes del concejo, y de entredicho sobre el territorio. A pesar de la gravedad de la sentencia episcopal, los habitantes de Llanera no se arredraron y mantuvieron su postura a lo largo de cuatro años. Podemos imaginar el hartazgo de las gentes, que prefirieron arrostrar unas penas que en una sociedad teocéntrica como aquélla, eran consideradas terribles antes que soportar las continuas humillaciones de los representantes del obispo. Durante aquellos cuatro años las iglesias cerraron sus puertas y no se pudieron celebrar los diferentes sacramentos ni proceder a enterramientos canónicos, algo sobrecogedor para unas gentes que, en la mayoría de los casos, sólo encontraban un poco de sosiego y de felicidad en la esperanza de una vida ultraterrena.

Hubo que esperar a la muerte del obispo francés, ocurrida el 17 de febrero de 1412 tras veintidós años de pontificado, y a la entronización del leonés Diego Ramírez de Guzmán, en junio del mismo año, para que el conflicto entre la mitra y los habitantes de Llanera entrase en una vía de solución. No sabemos quién dio el primer paso para llegar a un acuerdo, pero todo hace suponer que fueron los vecinos, deseosos, a buen seguro, de acabar con una situación que tan gravemente pesaba sobre ellos. El 25 de julio el cabildo de la Catedral, con su deán al frente, otorga pleno poder a los canónigos Alvar Ferrández, arcediano de Tineo, Alvar Pérez, chantre, y Alvar Ferrández, bachiller en decretos, para tomar las medidas necesarias que pusiesen fin al conflicto entre el obispo y los de Llanera, contando siempre con el acuerdo de Pedro Suárez de Argüello, arcediano de Saldaña y provisor y vicario general del recién nombrado obispo.

El 27 de julio, dos días después de la asamblea capitular, se reúnen en concejo en Posada, convocados por el alcalde, los hombres buenos, hijosdalgo y foreros de Llanera, con los representantes del obispo, contando con la presencia de varios testigos, capellanes y nobles de la comarca, entre los que sobresalía por el estamento noble Diego Menéndez de Valdés, que era vasallo del rey y no del obispo, amén de varios notarios para dar fe de los acuerdos. El obispo don Diego Ramírez de Guzmán estaba representado por los tres citados canónigos de la Catedral ovetense y por su vicario general. El concejo de Llanera pide a su personero, Juan Fernández, que manifieste a los representantes del obispo que el concejo volvía a la obediencia señorial en las mismas condiciones existentes antes de la rebelión y que los habitantes prometían no volver a sublevarse. Una vez hecha esta declaración, la asamblea de vecinos pidió al representante del obispo, su vicario, que allí estaba presente, que levantase la pena de excomunión en la que los de Llanera estaban incursos y el entredicho que pesaba sobre el territorio del concejo.

Los delegados del obispo acceden a las peticiones de los vecinos y se comprometen bajo juramento, en palabras de Ruiz de la Peña, "a respetarles sus libertades, privilegios y buenos usos y costumbres y mantenerles en ellos en la forma que "vsaron e acostumbraron de estar e estouieron por espaçio de quarenta annos sin interruçion antes del tiempo de la dicha rebellión" y se los habían guardado los antecesores de D. Guillén. Seguidamente, considerando "la humildat e repentimiento del dicho conçello e omes bonos", les levantan las penas en que habían caído, espirituales y temporales, perdonándoles todas sus deudas, sin embargo "por quanto los sobredichos conçello e omes bonos... abía grant tienpo que estouieran endoresçidos en las dichas sentençias de scomonión e de intredicho", se les mandaba que "en signal de penitençia" eligiesen de entre ellos treinta hombres buenos, veinte hidalgos y diez pecheros, para que fuesen un día de fiesta a la Iglesia de San Salvador de Oviedo, participando en la "proçessión della descalços en sacos o en jubones sin otra cubertura con sendas cuerdas çennidas e con sendas candelas en las manos", comprometiéndose solemnemente el provisor del obispo a absolverlos de las penas de excomunión y alzar el entredicho puesto en el concejo una vez cumplida esa pública humillación penitencial. Finalmente, y en relación con el hecho que había sido la ocasión próxima de rebeldía -el haber tomado un comendero del obispo D. Guillén, cuatro años atrás, "por razón de nunçio", un buey propiedad de un vecino hidalgo de Llanera- el representante episcopal y los procuradores del cabildo declaran expresamente que aquella exigencia de nuncio no prejuzgaba el reconocimiento de tal derecho a los obispos ovetense sobre los vecinos hidalgos del concejo si antes estos "non lo vsaran a pagar", quedando a salvo en todo caso la facultad episcopal" ("Los "perxuraos" de Llanera... ", pp. 267-268) para volver a cobrar dicho tributo si así se estimase conveniente.

Después de estas declaraciones y de haberse perdonado las dos partes, los vecinos, reunidos en concejo, piden de nuevo perdón al delegado del obispo "mucho omildosamente", con lo que queda resuelto el conflicto."
Recreación de la comitiva de los perxuraos. Foto: Ayuntamiento de Llanera

Así, pocos días después se realizaba el ritual final del acto de perdonanza, explicado así por los insignes medievalistas Juan Ignacio Ruiz de la Peña Solar y Soledad Beltrán Suárez en El concejo de Llanera en la Edad Media:
"el domingo 31 de julio, se desarrollaba el último acto del drama: el cumplimiento de la humillación penitencial del que pendía la firmeza del perdón concedido a los rebeldes en la asamblea celebrada en posada unos días antes. Las calles de Oviedo fueron el escenario de la singular peregrinación expiatoria de los treinta penitentes de Llanera, veinte nobles y diez pecheros, quienes descalzos, con jubones y sacos ceñidos con cuerdas y con candelas encendidas en las manos asistieron a la procesión, misa y sermón en la Catedral, y "todos a genollos fincados (hincados de rodillas)" ante el altar mayor, los absolvió el provisro del obispo D. Diego Ramírez "con agua bendita" y los demás ritos y oraciones propios del caso"


No es imposible que esta rebelión llanerense haya inspirado a la que al año siguiente protagonizarían los habitantes de otro concejo del valle, Sariegu, esta vez armada, contra sus señores los cistercienses del monasterio de Valdediós, de la que tanto hemos hablado recorriendo esos lugares por este mismo ramal ovetense del Camino de Santiago del Norte, la cual se saldó en proceso judicial con las correspondientes multas


No mucho después de la rebelión de los perxuraos, en 1421, el obispo Diego Ramírez ofrecía a Les Regueres, el concejo vecino, que llegamos a ver parcialmente desde aquí, una carta de población que suavizaba las cargas señoriales, pero no la hacía extensiva a los castigados habitantes de Llanera, un valle que también vería el poder señorial de los Valdés, que tuvieron torre en San Cucao, y que accederían prontamente también (s. XIV), al cargo de encomenderos del obispo en estas posesiones, participando, como no, en las sangrientas guerras dinásticas bajomedievales entre reyes y pretendientes al trono. Seguimos leyendo a Ramón Rodríguez Álvarez en Llanera:
"Los documentos nada nos dicen sobre la abolición de los impuestos, en particular el nuncio, que había provocado el conflicto. Sabemos que el mismo obispo, Diego Ramírez de Guzmán, que perdonó en 1412 a los vecinos de Llanera, eximió en 1421 a los vecinos de Las Regueras, en una carta de población otorgada el 2 de junio, del pago del nuncio, así como de otros tributos antiguos, boda y mañería. ¿Quedaron los habitantes de Llanera eximidos de esos tributos después de la rebelión de 1408-1412, hecho del que no tenemos constancia documental, o siguieron pagándolos? En este caso habrían quedado discriminados con respecto al vecino concejo de Las Regueras, ¿Pudo deberse al conflicto de los perxuraos el nombramiento de los jueces ordinarios de Llanera, como sugiere Gonzalo Crespo? Desde luego, el Libro Becerro, hecho por mandato del obispo Gutierre de Toledo, establece que la elección de justicias correspondía al Concejo, siendo posteriormente confirmados por el obispo que recibía su juramento. Sin embargo, en 1430, quizás como consecuencia de la citada rebelión, la situación era diferente, ya que los jueces eran elegidos en común por el obispo y el deán del Cabildo de Oviedo, siendo posteriormente confirmada su elección por el prelado. De todas formas, parece que los vecinos de Llanera no volvieron a tener más problemas con la mitra mientras duró el dominio de ésta sobre el concejo, es decir, hasta los años postreros del siglo XVI. En cualquier caso, el recuerdo de la rebelión permanece vivo en el concejo. Tradiciones documentadas desde el siglo XVIII se refieren a los habitantes de Llanera como conxuraos, perxuraos, perjurados, excomulgados y conjurados. A lo largo del pasado siglo XX, era todavía común referirse a los perxuraos. Y hoy, desde el año 2000, la conmemoración de la fiesta de los exconxuraos (sic.), de gran éxito popular."

Si bien se ha dicho que los vecinos no volvieron a tener problemas con la mitra, lo cierto es que en 1421 acontece otro episodio bastante similar al del perdón de los perxuraos, centrado en una sola persona:
"Otro episodio en el que se hace una afrenta al dominio episcopal sobre Llanera, en este caso protagonizado por el alcalde del rey en Asturias, Gómez Arias de Judan, se resuelve el 12 de marzo de 1421, cuando este, en humillación penitencial semejante a la sufrida por los vecinos perxuraos, se presentó ante las puertas de la Catedral de Oviedo "teniendo las rodillas fincadas e vn cirio encendido en la mano" y confesó ante el obispo "en como él auía errado a él e a su Iglesia por quanto usara e auía usado del officio de la dicha alcaldía en las tierras e concejos de Las Regueras e de Lanera que eran de la dicha Yglesia e del dicho sennor obispo". El alcalde del rey pidió al obispo "humildemente absolución de las sentencias de excomunión e intredicho", lo que consiguió del prelado, según nos informa un documento custodiado en la Catedral de Oviedo"


Llanera no dejaría de pertenecer a la Iglesia hasta 1581, cuando, tras la desamortización de Felipe II, por la que el papa Gregorio XIII cedía numerosos territorios eclesiásticos a la Corona, pero Llanera, al contrario que su vecino Les Regueres, pasará de un señorío a otro, en este caso del prelado ovetense a la corporación ovetense, por compra, en apenas 50 días, ya que la idea era que esos nuevos territorios realengos pagasen, por venta a sus vecinos o a nuevos señores, las costosas guerras  de religión



Este cambio de propiedad señorial en Llanera, sin participación de sus habitantes, causaría hondo desagrado y tensiones, aunque estas irían calmándose a lo largo del siglo XVIII según los llanerenses conseguían participar en sus órganos de gobierno, por lo que el dominio ovetense iría paulatinamente aflojando las cuerdas de su jurisdicción hasta la abolición definitiva de los cotos señoriales en el siglo XIX


No se sabe el momento exacto de la independencia real de Llanera pero se supone fue en el año 1859; esta ausencia de documentación hace pensar que el asunto no fue demasiado traumático, siendo el primer alcalde de la Llanera independiente Antonio López Coto, quien ejercerá como tal entre dicho año y 1861, sucediendo a José Suárez Valdés, el último nombrado por el ayuntamiento ovetense. Poco después empezaría la industrialización del concejo que, sin embargo, socialmente "sigue siendo eminentemente rural y la propiedad continúa en manos, en buena parte, de grandes terratenientes", afirma Rodríguez Álvarez



La industrialización de Llanera avanzará grandemente a lo largo de los siglos XIX y XX con las nuevas carreteras y el ferrocarril. De las primeras industrias, como Cerámicas Guisasola (1868) o la Unión Española de Explosivos (1880) pasarán a crearse polígonos como el de Asipo, que empezamos a ver delante de Posada, constituido en 1968 e inaugurado a finales de 1976


Posada creció a lo largo de la carretera que comunica Avilés con Oviedo/Uviéu y que luego fue la Avilés-Puerto de Tarna y ahora es la AS-17 (Avilés-Riañu). La vía primigenia, que aquí forma La Recta, fue finalizada en 1847, planificada y dirigida su construcción por el ingeniero Severo Robles, sustituyendo a los viejos caminos reales, de origen muy pretérito, y que tuvo arriba, en el Alto la Miranda, uno de sus principales escollos. A la izquierda de La Miranda, nuestra ruta a Avilés también, vemos El Monte Abarríu con El Piquín (352 m) y a su izquierda el Monte Ferroñes o Forcón (394 m), separados ambos por El Campu los Llobos



A la izquierda del Monte Ferroñes es El Prau Calina, por donde va la carretera LL-2 que comunica Posada con Arlós por Montagudo, y baja al valle El Ríu Zalandrón o Socavón. A la izquierda es La Cogolla (351 m), recinto castreño que pudo ser el precedente poblacional de estos lugares, localizado y verificado por el profesor José Manuel González y Fernández Valles el 22 de septiembre de 1960 e incluido en el Inventario Arqueológico de Llanera en 1985 por Carmen Cabo Díaz. Esta es parte de su ficha en la web ArqueoAstur del arqueólogo Eduardo Pérez-Fernández:
Régimen de Protección Legal 
Incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) el 23 de diciembre del 2013 y en el Catálogo Urbanístico de Llanera. 
Descripción Arqueológica

Elevación aislada a 324 msnm, delimitado A N y W por el regato que separa este montículo del Alto del Veredal, al S por las Casas de Rondiella y al E por Posada. 
Recinto de planta ovalada de 100 x 50 metros, delimitado por restos de derrumbes, sobre todo en el frente N, posibles restos de una muralla o empalizada. Unos 2 metros por debajo de recinto se dispone una terraza de 7 metros de ancho que bordea todo el perímetro de la cumbre, al igual que otra terraza a cota inferior, de 5 metros de ancho. Las obras defensivas se localizan en el lado W, conformadas por un foso de 3 metros de ancho rodeado por un parapeto de tierra (Cabo Pérez, 1985; Cid et alii, 1991) 
También ha sido descrito como castro en corona de grandes dimensiones, 100 x 60 metros y planta ovalada definido por una plataforma llana que pudo albergar tanto el espacio de hábitat como una línea defensiva a modo de muralla o empalizada; se refiere igualmente otra línea defensiva en la vertiente occidental y meridional conformada por un foso de tamaño pequeño, de 3 metros de longitud y 4 metros de ancho (Fanjul Peraza, 2005, 2014). 

Cultura Material 

 No consta.  
Periodización  

Se desconoce 

Estado de conservación 

 Erosión natural, explanación de defensas, plantación de eucaliptos.  

Leyendas y tradiciones 

Según los vecinos de Seberies allí vivieron los moros, hicieron una carretera (posiblemente el foso) donde jugaban con bolos de oro y que también había minas de oro y plata."



Severies, a la izquierda de Posada, forma con esta la parroquia de Rondiella y allí estuvieron la antigua parroquial (sigue estando el cementerio) de San Salvador de Rondiella además del antiguo Ayuntamiento. En la actualidad lo que más se ve en la distancia es el gran edificio del Colegio Público San José de Calasanz, que nos sirve de referencia para saber que, unos metros a su derecha está dicha iglesia vieja, destruida en 1936 y algunos de cuyos muros se conservan en el camposanto y, un poco a su derecha, la iglesia nueva. Ambas apenas se distinguen en la distancia, sobre todo la segunda, más tapada por los árboles



Aquí abajo en primer término vemos La Vana, en Andorcio, parroquia de Ables. Por esas arboledas va al Nora el citado Ríu Zalandrón, que acaba de recibirlas aguas del Caraviés y que cruzaremos para dirigirnos a Posada por Les Aries (en medio de la foto)



Más allá de Andorcio vemos el barrio de Ables, cabeza de esta parroquia de su mismo nombre, que para Xulio Concepción es un "Antropónimo germánico Abbo, latinizado en otros derivados después: *Apilius, Abilius, Abilio, hoy. Sería la villa, el terreno de *Abillis, *Ablis… El posesor de terreno que daba protección, trabajo, vida a un contorno"


Xulio nos da también noticia que es zona arcillosa que proporcionaba barro para hacer tejas y ladrillos, "Es zona de barro usado antes para las teyeras de la zona, tal vez de ahí el origen privilegiado de una villa ya en tiempos romanos o altomedievales", de ahí el topónimo de La Barrera


Más al oeste, por la zona del Monte la Cava y el Monte Tuxa empieza el concejo de Les Regueres, el cual a su vez limita con el de Candamo más al oeste, en la Sierra Bufarán o de Faidiello, con sus montes de La Degollada (624 m), La Cotera (594 m) La Colada (492 m) o La Rebollona (515 m), que cierran por el occidente la comarca del Nora


Las casas de Ables van pasando, como las de tantas zonas rurales, sobre todo cercanas a las ciudades, de campesinas a residenciales, con la construcción de nuevas viviendas unifamiliares con terreno, y chalets, y con la reforma y transformación de las antiguas caserías


Un poco más allá de Ables vemos la llanura del Recinto Ferial de Llanera, donde se celebra la fiesta de Los Exconxuraos, de la que compartimos parte del artículo que le dedica la Wikipedia:
"La fiesta de “Exconxuraos” se ubica en el recinto ferial de Llanera localizado en la parroquia de San Cucao, en unos terrenos situados a aproximadamente 1'7 km de Posada de Llanera a partir del cruce entre la Avenida Prudencio González (principal calle de Posada; AS-17) con la propia Carretera de San Cucao (AS-240), tomando esta última durante 1'1 km. Se trata de un fin de semana repleto de actividades y espectáculos que pretenden dar una ambientación que ponga en situación al visitante y lo traslade a la época medieval. Diversas cintas, banderines, escudos, guerreros, bufones, caballero y, músicos que dan color a una fiesta medieval a la que el paso del tiempo ha convertido en referente no solo a nivel regional, sino también nacional. 
La actividad más destacada es la gran cena medieval, la cual cada año reúne a más de 1000 comensales que comparten mesa y mantel en una cena totalmente ambientada, como si de un patio de armas se tratase. Todos los asistentes acuden con vestuario que les hace sentirse como auténticos personaje de la época, y disfrutan de diferentes actuaciones: bufones, magos, hombres de fuego, etc., que hacen las delicias de los asistentes. Dentro de su ambientación se recrea un torneo medieval a justa, espada y lanza, ya que no hay cena medieval que se precie que no tenga un duelo entre caballeros. Tras finalizar la cena, cuatro caballeros luchan por conseguir el honor de su dama en tierras de Llanera. Una batalla sin pausa en la que sólo uno obtiene la victoria. 
Otro de los espacios típicos en la época medieval eran los mercados, donde las gentes del lugar y pueblos limítrofes vendían artesanía, ganado y excedentes. Más de 60 puestos de artesanos dan vida al mercado medieval. En él se pueden degustar productos típicos de la época, comprar joyas y artesanía, y contemplar cómo los artesanos realizan diferentes talleres. Además durante todo el día hay representaciones teatrales y espectáculos que dan un ambiente festivo y mágico al mercado. Típico de la época también eran los zocos árabes, cultura muy ligada a la vida medieval. En dicha fiesta se encuentran una zona cristiana con sus tradicionales bufones y juglares, y un zoco árabe con elementos y mercaderes que muestran su cultura mediante sus productos. En esa zona se disfruta de la exhibición de cetrería, diversas aves rapaces; búhos, lechuzas, águilas, etc., que realizan diversas exhibiciones de vuelo y caza. Viene siendo tradición que en la mañana del domingo se rememore la parte histórica de esta fiesta, en la cual, en el 1412, una representación de los vecinos, hidalgos y corporación caminaron en procesión hasta Oviedo en busca del perdón para eximirles de la Excomunión. En este caso se realiza en el propio recinto, con representantes de asociaciones, vecinos y corporación para finalizar con el pregón que siempre cuenta con personajes relevantes de nuestro concejo. Tras este, tiene lugar la eucaristía. Las bandas de gaitas y grupos folclóricos acompañan el Desfile de Exconxuraos durante la mañana del domingo. 
Los Exconxuraos de Llanera nacieron como símbolo de unión de los vecinos del Concejo, por eso las asociaciones están muy presentes y participan activamente en el evento. A lo largo del recinto ferial, diferentes comisiones de festejos y asociaciones regentan bares y tabernas donde el visitante puede refrescarse o disfrutar de manjares típicos de la época. Cada taberna tiene una ambientación medieval diferente."
Cuno Corquera. Foto: Biblioposada 1. CC-BY SA 4.0

En Ables nació en 1918 el poeta Cuno Corquera, seudónimo de Secundino Hevia Rodríguez, quien fundó y animó grupos de teatro costumbrista en la posguerra, cuando empieza a escribir en asturiano siguiendo modelos de escritores como Teodoro Cuesta o Antonio García Oliveros, participando asimismo en recitales, pregones, tertulias y fiestas. En 1993 el Ayuntamiento de Llanera y la Consejería de Cultura del Principado de Asturias publican Cuentos, cuentiquinos y poemes, con edición de la poeta Esther Prieto, recopilación de poemas y monólogos. En El legado centenario de Llanera, artículo de Manuel Noval Moro para La Nueva España del 24-4-2018, se nos informa de la exposición celebrada en conmemoración de los cien años de su nacimiento:
"El escritor llanerense Secundino Hevia Rodríguez, "Cuno Corquera", nació un 3 de marzo de 1918 en Ables, y cien años más tarde su legado sigue vivo en el concejo. Él será el protagonista de la exposición que acogerá entre el 2 y el 11 de mayo la casa de cultura de Posada, dentro de la Selmana de les lletres asturianes. 
Titulada "Cuno Corquera nel so centenariu", la muestra expondrá imágenes y textos relacionados con la vida y obra del poeta, y también varios textos escritos por él, algunos de ellos inéditos hasta la fecha. 
Es el último de los muchos reconocimientos que Corquera ha tenido en su tierra. Porque Llanera se ha empeñado siempre en preservar su memoria, y de hecho el parque principal de Posada lleva su nombre. 
Otro hito en el reconocimiento de Llanera al autor fue la adopción como himno oficial del concejo el "Cánticu a Llanera". Se trata de una obra realizada por iniciativa del director de la Coral Polifónica de Llanera en 1992, Luis G. Santana. La canción fue compuesta por el compositor Fernando Menéndez Viejo sobre un texto de Cuno Corcuera en el que se ensalzan las bondades del municipio. Se estrenó, precisamente, en la Selmana de les Lletres Asturianes de mayo de 1993, en el espacio escénico de la Plaza de la Habana. La Corporación lo convirtió en himno oficial del municipio en marzo de 2009. 
El mismo año del estreno del "Cánticu a Llanera", 1993, el Ayuntamiento de Llanera sacó el libro "Cuno Corquera. Cuentos, cuentiquinos y poemes", editado por Esther Prieto, que se encargó además de escribir la introducción. La publicación reunía por primera vez los textos de Cuno Corquera, cinco relatos en prosa y su obra en verso dividida en "cuentiquinos" los versos de corte más narrativo, y "poemes", el resto. Además, incluyó la partitura del Cánticu. 
La editora destaca en estas obras "la hegemonía de lo popular sobre lo culto, de lo oral sobre lo escrito", y "aunque sea esta literatura escrita, está llena de formas y recursos de la narratividad oral; es, en fin, una obra que entronca con la tradición asturiana y está escrita al modo popular". 
Cuno Corquera fue el penúltimo de siete hermanos de una familia obrera. Estudió tan solo hasta los catorce años, y su juventud estuvo marcada por la Guerra Civil, en la que participó y donde perdió a su padre. 
Desde el fin de la contienda hasta 1974 trabajaría en la Unión Española de Explosivos, en Cayés, hasta que se retiró por enfermedad. 
De formación autodidacta, su vocación fue la enseñanza, pero las circunstancias no le permitieron dedicarse a ello. Sí leyó y se cultivó a lo largo de su vida. 
Fundó, además, dos grupos de teatro con los que representaba obras de autores en asturiano, como Pachín de Melás o Ánxelu, y conoció a otros escritores. A partir de entonces, comenzó a escribir sus propios textos en lengua asturiana. 
También fue corresponsal de la revista "El Progreso de Asturias" editada en La Habana por el Club Llanera, hasta su desaparición en 1959. Cuno Corquera murió en septiembre de 2002, y fue al año siguiente cuando la Corporación decidió hacerle el reconocimiento póstumo al dar su nombre al parque recién remodelado."

Más noticias las hallamos en el En medio de la foto está, de espaldas, la iglesia parroquial, que apenas podemos ver, aunque sí, más a la derecha, el cementerio. Como podemos comprobar, La construcción de casas va en aumento, como se refleja en el reportaje Ables, territorio indiano y del poeta Cuno Corquera, de Sara Arias para La Nueva España del 15-11-2023:
"La parroquia de Ables, situada a escasos quinientos metros de la capital de Llanera, Posada, es uno de los territorios que más crece en población del concejo. Si bien hace más de un siglo eran frecuente que sus vecinos fueran a buscarse el sustento y un futuro mejor en América. El eco de la emigración se nota al paso por las calles de la localidad, con sobresalientes ejemplos de arquitectura indiana como la villa Quinta Rosita, muestra del esplendor de la época. Ahora las viviendas de diseño vanguardista suponen la nueva tendencia en un lugar que vio nacer al escritor y poeta Cuno Corquera. 
"Era empleado de Unión Explosivos Río Tinto de Cayés, pero a él le hubiese gustado ser maestro. Supe que un tío suyo quería que fuese cura y como él se negó, no le pagó la carrera, pero aun así fue un gran escritor de poesía, cuentos y teatro. No le impidió hacer lo que él quería", cuenta Fernando Suárez González, de la directiva de la Asociación de Vecinos "San Juan" de Ables. "Un ejemplo que sirve para conocerle es que cuando sufrió un ictus que le afectó a la parte derecha del cuerpo, aprendió a escribir con la izquierda y así compuso su último libro, ya con sus añinos", añade Suárez, gran conocedor de la historia de la parroquia. 
Apunta con detalle que los primeros documentos que existen en torno a Ables datan del año 1104 y 1124 en lo que se refiere al templo parroquial de San Juan y el barrio de Andorcio "y en 1.385 hay constancia de que Ables era una de las diez villas existentes en el concejo", señala. Abunda, además, que la mayoría de los vecinos eran campesinos que trabajaban las tierras ajenas o como arrendatarios "pues eran propiedad de los nobles de la época por lo que alguna casa todavía conserva el escudo familiar", precisa. 
Una de estas viviendas es la Casa de los Menéndez, también conocida como la casona del escudo de los tres castillos, ubicada en La Portiella y vinculada al linaje de los Valdés, una de las familias de mayor raigambre del municipio. Aunque no se conoce con exactitud la fecha de su construcción sí se tiene conocimiento de que fue remodelada a finales del siglo XIX y principios del XX y que en la actualidad se encuentra a la venta. 
Cerca de allí se encuentra el Recinto Ferial de Llanera, donde el concejo celebra ferias y concursos ganaderos, citas como San Isidro y la Feria Agroalimentaria de Productos Ecológicos de Llanera, así como distintos eventos sociales como el festival de música "Boombastic", al que asisten miles de personas. 
"Lo que empujó la parroquia en el siglo XVIII y XIX fueron los molinos de agua, uno en Zalandrón y otro en Peruyeres. También hubo una mina de carbón, no sabemos dónde, pero existió porque además hay vetas que salen por La Monxa y Rexidoriu", señala Sonia Díaz, presidenta de la entidad vecinal. De hecho Ables es una de las parroquias que atraviesa la Ruta de Los Molinos, de 21,8 kilómetros, donde se puede ver el molín de Casa Paco, que aún conserva la maquinaria." 

Ables vio también los efectos de la industrialización al extraerse de aquí el barro de La Barrera para la industria de Cerámicas Guisasola, llegando a existir un cable aéreo para transportar la materia prima:
Pero el verdadero cambio de la parroquia se produjo a finales del siglo XIX con la actividad de Cerámicas Guisasola en la vecina parroquia de Cayés, pues era en Ables donde se extraía la materia prima para la producción de teja y ladrillos que se transportaba por vía aérea, aunque ya no quedan vestigios de esta infraestructura. 
"Era como un teleférico, fue un invento de la leche en esa época porque iba por vía aérea en unos cajones con 'ruedines' que iban colgados a un cable hasta Cayés", comenta Suárez, quien detalla que las mujeres metían el almuerzo de los hombres en los cajones "y ellos aprovechaban de la que volvía para mandar la ropa a lavar y volvían bien vestidos en bicicleta". Los miembros de la directiva siempre oyeron contar a los mayores de la parroquia que el sistema de transporte "metía ruido que se oía a kilómetros". 
Aunque las industrias comenzaban a cambiar la dinámica social de la parroquia fueron muchos los que por aquel tiempo hicieron las maletas para cruzar el charco y buscarse la vida en América. "Ables aportó mucha emigración a México, Argentina, Chile y, principalmente a Cuba y cabe destacar que a la vuelta muchos construyeron las famosas casonas indianas como Casa Tamón, Casa Pin, Casa Saturno, Casa Ramos, Casa Corvera, por citar algunas, y se conservan algunas edificaciones como la Quinta Rosita", concreta Díaz.

Es sin duda una de las construcciones indianas más emblemáticas del concejo por la belleza de la vivienda y su jardín aunque requiere una importante rehabilitación. Aunque la finca se encuentra cerrada por un alto muro de piedra es posible divisar el edificio desde la verja de entrada, así como en varios puntos donde el cierre se encuentra derruido. "Pasa mucha gente a verla", precisan. 

Este fenómeno migratorio que llevaba a los vecinos de Ables a América se observa en la actualidad, pero, en este caso, con decenas de familias que dejan las ciudades de la región para instalarse en la parroquia. "En los últimos diez años es exagerado lo que creció creo que porque estamos muy céntricos y tenemos muy buenas comunicaciones, sin ir más lejos a Posada puedes ir caminando en diez minutos, además está todo muy concentrado y eso ayuda a que haya más casas, todavía hay solares, pero nos vamos quedando sin parcelas disponibles", comenta la directiva."



Más a la izquierda están los barrios de Llineres y Portiella entre los que Xulio Concepción localiza la citada mina de carbón de Ables, por la zona de El Roxidoriu



Llineres, según la etimología que nos proporciona este erudito toponomista y filólogo, se refiere a antiguas tierras de cultivo de lino), del latín linum, 'planta del lino', "medieval linnarias (tierras sembradas de lino). Se sembraba el lino, se cardaba, se hilaba, se tejía, se abatanaba en los batanes…, hasta que las comunicaciones lo empezaron a traer de Castilla, o en los barcos."


Mucho hace que no se plata llinu o llín pues ya ni memoria queda de cuando la ropa, como el pan, se hacía en casa, pero se ha conservado el topónimo. En la actualidad impera la construcción, tal y como cuenta Sara Arias en su conversación con los vecinos:

"De hecho, la parroquia está llamada a ser una de las que crezcan en población en la próxima década, según un estudio de la Universidad de Oviedo, vinculada a su ubicación estratégica en el centro del centro de Asturias, unas buenas infraestructuras viarias y de transporte público y un entorno rural que es el principal atractivo para los nuevos pobladores de Ables. 

Este auge se ha notado, sobre todo, en los últimos años debido al confinamiento de la pandemia que llevó a muchas personas a apostar por viviendas en el medio rural donde poder disponer de terreno al aire libre. "Eso ayudó mucho y hay que decir que la gente joven que llega se integra muy bien y tienen interés por estar en la vida de la parroquia", dice Díaz. Eso lo advierten en las nuevas altas de socios de la entidad vecinal "y participan en todas las cosas que hacemos, desde la cena de Navidad a las fiestas de San Juan", añade la presidenta."

En cuanto a la etimología de Portiella, esta dice Xulio Concepción que parte del latín portam portellam (puerta, puerta pequeña), "entrada, lugar de paso y control de cierre al paraje contiguo. Se ponían portillas para que el ganado no entrara en las tierras sembradas de cereal sobre todo: erías, morteras, cortinales…"


Al occidente reconocemos algunos barrios de la parroquia de San Cucao, al suroccidente del concejo y limítrofe con Les Regueres, cuyo nombre deriva del santo patrón de la iglesia y su parroquia, cuya picuda torre campanario reconocemos desde aquí. 


La iglesia actual es de estilo historicista y construida para sustituir a la destruida en la Guerra Civil. Compartimos parte de la información que de ella aparece en Archivos de Asturias:
"La parroquia se constituye en unidad administrativa eclesiástica a partir del siglo IV pero no es hasta el periodo comprendido entre los siglos VIII y IX cuando aparece ya con una organización jurídica y administrativa muy estable. Es dificil precisar cómo se desarrolló este proceso en Asturias durante la Edad Media, aunque se cree que debió ocurrir a lo largo del siglo XI. Por aquel entonces el concepto parroquia no está plenamente consolidado y se ha de tener en cuenta más bien el de "ecclesiae" o "monasteria". En el Libro de los Testamentos de la Catedral de Oviedo se recoge un documento del 8 de agosto de 921 en el que Ordoño II dona a la Iglesia de Oviedo el "Monasterio de San Cucufato". A finales del siglo XIV se incluye como parroquia la de "San Cocado" en el Libro Becerro de la Catedral de Oviedo (1385), dentro del "Arçiprestalgo de Lanera", dependiente del Deanalgo. La parroquia sigue perteneciendo a dicho Arciprestazgo de Llanera y su iglesia continúa asentándose en la localidad de San Cucao. Lamentablemente no queda ningún vestigio del primitivo templo prerrománico o románico en la actual iglesia parroquial de San Cucao de Llanera, incendiada como otras muchas durante la Guerra Civil. En el ábside del edificio se han colocado varios canecillos románicos."


Sí se ha conservado un monumento excepcional, La Torre San Cucao o Torre los Valdés, parte de la cual, asomando entre los árboles, reconocemos desde aquí bajo la iglesia, soberbio edificio de piedra construido a finales del siglo XIV por Diego Menéndez de Valdés, de la antaño poderosa e influyente nobleza local. En la actualidad es un espacio de celebraciones y eventos, Castillo de San Cucao, en cuya web hallamos esta leyenda sobre su fundador:
"El Castillo de San Cucao, histórica Casa de los legendarios Valdés, conocida como La Torre de Valdés, es un solar de grandes memorias, porque sus antiguos señores fueron figuras principales, no ya en el Concejo, sino en la Provincia. En el año 2006, fue declarado Bien de Interés Cultural de Asturias. 
La Torre de Valdés es una magnífica construcción con muros de un metro y medio de grosor en la gran torre cuadrada y almenada, a la que se adosa un cuerpo rectangular. Aunque de origen medieval, ha sido restaurada y reformada en diversas épocas, la última en el siglo XIX. Se conservan diversos huecos con parteluces, algunos primitivos, que pueden corresponder al siglo XV. La construcción es un conjunto amable y bien dispuesto en el paisaje. 
La Torre de Valdés, como tantas otras torres y castillos, tiene su leyenda: se relata en viejas historias que Don Diego Menéndez de Valdés, a quien con razón apodaban "El Valiente", dueño y señor de la Torre de San Cucao, se negó a prestar auxilio a Don Enrique de Trastámara, quien luchaba por el trono de España contra su hermano el Rey Don Pedro. 
Cuando murió el Rey y Enrique subió al trono, Don Diego fue perseguido. Tal fue la saña de la persecución, que para salvar su vida, se vio obligado el noble caballero asturiano a recluirse en un monasterio de Galicia. 
Pasados los años y durante unas fiestas reales que se celebraban en Valladolid, hubo luchas (suponemos que serían grecorromanas), en las que los luchadores españoles fueron derrotados por los franceses. Pidió el monarca nuevos caballeros que tomaran parte en las luchas. Entonces, se presentó en la plaza un caballero vestido de negro y con el rostro cubierto por la visera del casco. Uno a uno fue derrotando a los caballeros galos, por lo que tuvo gran satisfacción del Rey. 
Terminado el espectáculo, llamó el monarca al desconocido caballero, a quien preguntó quién era: "Soy un antiguo vasallo de vuestra Majestad, que no os quiso dar posada ni ayuda cuando Vos la demandasteis en San Cucao de Llanera; mi casa está arrasada y mis tierras sembradas de sal." 
El Rey, como premio a su valentía, le devolvió sus tierras con el perdón. Don Diego volvió a Llanera y reedificó su Torre en el solar de la que había sido desmantelada por orden de Don Enrique de Trastámara."

Tal llegó a ser el poder de la casa que, durante los siglos de pertenencia ovetense y, aunque la capital de Llanera era, como ahora Posada, en la casa-fortaleza de los Valdés, también llamada Torre del Pico, se custodiaba el arca de los padrones de hidalguía del concejo, de la que nos cuenta así Ramón Rodríguez Álvarez en Llanera:
"La custodia del arca fue confirmada a los propietarios de la torre después de un juicio contradictorio del propietario de la fortaleza con el fiscal de la Real Audiencia. Según el fallo, el regente y los oidores de la citada Audiencia mantuvieron al propietario de la torre de El Pico en la posesión del arca de los padrones, disponiendo de una llave de la misma y ordenando que siguiesen allí. En la torre, además, se juntaban la Justicia y los regidores del concejo para llevar a cabo autos, como el nombramiento de los monteros, de los buleros -es decir, repartidores de la Bula de la Santa Cruzada-, del administrador del papel sellado, etc.

Esta situación de bicefalia entre Posada y San Cucao y el sistema de administración del concejo que acabamos de exponer duraron hasta la extinción del Antiguo Régimen, cuyo final iba a suponer el comienzo de Llanera como concejo libre de las ataduras que, desde su nacimiento, había tenido, primero con relación al obispo de Oviedo, y más tarde, a la propia ciudad".


Más allá, en Les Regueres, El Llanu Piedrafita (454 m) se yergue en paralelo a la Sierra Bufarán, más alta, con su parque eólico, haciendo de límite con Candamo, en tierras que ya en la baja Edad Media corrieron otra suerte, pues formaron parte del alfoz de la nueva Puebla de Grado, libre de vasallaje señorial (aunque no exenta de sobresaltos por ello), si bien, como Llanera, no llegaría Candamo a ser concejo independiente hasta el siglo XIX, a diferencia ambos de Les Regueres


En esa línea de cumbres estuvo durante más de un año el frente en la Guerra Civil, localizándose numerosas trincheras, búnkeres, fortificaciones, asentamientos artilleros, casamatas y demás ingenios bélicos recuperados dentro del denominado Espacio Histórico Frente del Nalón. Más cerca asoma una torre blanca: es la torre del agua de Ables, en Portiella...



Seguimos por El Camín de los Eros rumbo a Posada, cuyos edificios tenemos a la vista en todo momento. Ahora, a la derecha, vemos bien El Picu Santufirme (439 m), cuyo nombre parece relacionado con la antigua existencia de una capilla dedicada a San Fermín (Santu Firme), que se alza entre Posada y Llugo (Lucus Asturum), en esta su vertiente meridional y Villabona (parroquia de Villardebeyo) en su ladera septentrional, tal y como nos señala Xulio Concepción:
"Parecería evidente que el topónimo se podría referir a San Fermín, del latín, FIRMINUS (hombre firme en la fe), asturiano Firmo, Firmu, Firme. No obstante, quedó sin arraigar demasiado una tradición cultual continuada: hay restos documentados de una capilla, pero nunca se llegaron a reconstruir con el tiempo. También hubo épocas de celebrar misa, pero que no se continúan de momento tampoco. Por esto, el adjetivo firme podría haberse aplicado, sin más, a un lugar seguro, protegido: algo así como la equivalencia de fuerte (el fuerte), la fortificación de los lenguajes más bélicos posteriores."


Desde Posada subiremos por esta ladera meridional del Santufirme pero no hasta su cima, sino que continuaremos por su falda occidental hacia La Miranda por La Minona, topónimo relacionado con las antiguas minas de la montaña, "yacimiento carbonífero y de espato flúor"



Montaña que, en su mayor parte, está ahora plantada de ocalitos, como la mayoría de las de la cornisa cantábrica más cercanas a la costa y valles interiores. Si bien no demasiado alta se divisa desde ella un amplísimo panorama desde el mar a la Cordillera Cantábrica:
"Desde el montículo alomado se divisa todo un impresionante panorama que se abre desde el Macizo más oriental de Picos de Europa (los tres macizos, Occidental, Central y Orientas, hasta Peña Castil, Cuetu Teyao…), y se prolonga hasta las crestas de Penamanteiga, Somiedo, Teverga…, más al occidente; con Peñaubiña, Tresconceyos, Los Picos de la Liebre…, más al centro; o El Pierzu, Ten y Pileñes…, más allá de Caso, Amieva, Ponga... 

En consecuencia, desde el cordal de Santufirme se conecta visualmente con toda la cadena de picachos que separan la vertiente asturiana de la vertiente leonesa de oriente a occidente, con todas las sierras interiores incluidas: Naranco, Aramo, Monsacro en parte… Y con un giro de la vista, cara al norte, desde la cima del monte Santufirme se conecta directamente con el mar desde Xixón hacia el occidente de Avilés. Toda una redonda de picachos asturianos confluyen visualmente en la intersección de las montañas con las mismas costas del mar: un verdadero centro interpretación del contorno asturiano, de forma directa o indirecta, entre los pasos y pastos más altos de los puertos y las llanuras y praderas más apacibles de la rasa costera, siempre reverdecidas (hasta en invierno y en verano) por las brisas del mar."

Vemos bien, abajo, las casas de La Bérbola y Caraviés, al este de Posada y que ya pertenecen a la parroquia de Llugo. En esos barrios diversas excavaciones llevadas a cabo por el arqueólogo David Álvarez sacaron a la luz 108 piezas líticas del Paleolítico inferior, por lo que estaríamos ante uno de esos antiquísimos lugares de asentamiento nómada de las comunidades de cazadores-recolectores en los albores de la civilización



Asimismo, otro arqueólogo, Rogelio Estrada, halló una posible torre y restos tardorromanos datados en torno al siglo IV que, por su posición estratégica, tendrían muy posiblemente una función de la red viaria que existían en el valle y de la que este antiguo Camino forma parte, en dirección a Avilés, el cual se cruzaría con la vía Lucus-Asturum-Lucus Augusti (Lugo) seguramente en lo que ahora es Posada, de la misma manera que lo ha hecho con la que de Asturica Augusta (Astorga) de dirigía a Noega y la bahía gijonesa por Lucus Asturum. Continúa diciendo Xulio Concepción:
"Es evidente la continuidad de una línea casi recta que traza la Vía Romana de la Carisa desde La Cotsá Propinde (sobre Pedilla), pasando por El Castro de Currietsos, altos de Carabanzo, Uxo, Mieres del Camino, El Padrún, El Portalgo de Olloniedo, San Esteban de las Cruces, San Lázaro, La Carisa de La Corredoria, Llanera… Otro punto decisivo de estrategia sería la relación con el castro de Cellagú, centro de conexiones importante entre Oviedo, Les Caldes, Morcín…, y El Aramo en su conjunto." 

A la derecha de la cima, en un promontorio que unos metros más adelante veremos mejor, existe además un castro, El Cuetu o El Cuetu Caraviés, documentado el 16-9-1956 por el citado profesor José Manuel González y Fernández Valles, aunque no excavado, "al lado de Santufirme, donde también se documenta una turris de vigilancia romana. Se distingue bien todavía el área de ocupación y un foso en V", explica el arqueólogo Fon S. P. en la web Ástures


Para algunos investigadores la población de estos y otros castros del concejo fue la que habitó Lucus Asturum y otras poblaciones viarias fundadas tras la conquista, cuando según disposición de Augusto se hizo bajar a los castreños desde sus recintos fortificados a poblar el valle, donde estarían más controlados, fomentándose a la vez su asimilación. Prosigamos con la lectura de Xulio Concepción:
"No hay que olvidar que el montículo del recinto castreño principal, llamado El Cuetu, está rodeado de una línea de otros castros que se hubieron de alinear allí (y así) no por casualidad a modo de barrera continuada: hacia el oeste, Peña Menende, La Coroña, Picu Cogolla…; y hacia el este y El Cantu San Pedro, en Castiellu… Justo en medio, Santufirme. 

Todos ellos, en alto, a un tiempo vigilantes de las montañas interiores más alejadas, y de los acantilados más cercanos del mar. Con esta amplia línea de castros enlazados a modo de barrera, quedarían cubiertas las distancias interiores más altas y más bajas: las que están al otro lado del Naranco. Da la impresión de que Santufirme reunía las condiciones completas para la defensa (o la resistencia prolongada), comenzado por la más imprescindible: el agua, que se encuentra en el arroyo que fluye en la base del montículo por el oeste."


La Vana que, como hemos dicho, puede aparecer, por imitación, como La Habana en muchos mapas. Xulio Concepción recoge L'Ábana y da estas explicaciones:
"Ábana, L’ (Andorcio, Ables): lugar de Andorcio, también conocido como La Habana, sin duda por simple interpretación popular. Tal vez, deformación de Llábana (piedra lisa), en aquella tendencia castellanizante que transformó unos cuantos topónimos asturianos de siempre. Desde *Llábana, se habría interpretado *Lábana, y de ahí a *L‟Ábana, *El Ábana…, ya eran sólo pasos inevitables, una vez perdida la referencia remota a la piedra. Se trataría del prerromano *LAP-, *LAB- (resbalar, piedra resbaladiza). El Camín del Ábana: el que procede de Ables, de donde podría haber salido el topónimo (por la piedra lisa, resbaladiza en la época de los carros, las ferraúras de los caballos, las madreñas de clavos..)."

"Habana, La (Andorcio, Ables). Ver L’Ábana. No hay acuerdo de los lugareños para la pronunciación del topónimo. De un lado, en romance el abano era el „abanico‟, de origen portugués; podría estar relacionado con la forma del terreno o con el aire que diera en el lugar por temporadas. Los lugareños lo relaciones con las llábanas, por interpretación popular pensando en la palabra Habana, de modo que se trataría de una interpretación popular desde el original Llabana, pasando por la castellanización Labana, como otras. Raíz celta, *LAP-, *LAB- (piedra lisa). Finalmente, existió el antropónimo latino Abanus, deformado por la misma interpretación popular."


Justo detrás La Caleya y Les Cases de la Caleya, también en Andorcio. Al fondo las casas más occidentales de Severies, en la zona de La Braña, El Cantu la Cerra, El Coroñón y El Merón o L'Alto'l Merón, la tierra de Meronius, en la divisoria de las parroquias de Rondiella y San Cucao


Caminamos en dirección norte-noroeste en dirección a La Vana y La Caleya, con los altos de La Cogolla en la distancia, así como la Sierra del Águila y, en la lejanía, las sierras de Bufarán y Faidiello, un paisaje típicamente llanerense, como bien explica Ramón Rodríguez Álvarez:
"El territorio de Llanera es predominantemente llano. El 51,49% de su suelo, esto es, 59,94 km², no alcanza los 200 metros sobre el nivel del mar. Aunque el concejo ocupa una gran parte de la llanura que se extiende al norte de Oviedo, no faltan, sin embargo, algunos accidentes geográficos en forma de colinas y elevaciones de mediana altitud. El más notable, sin duda, lo constituye la sierra de Faidiello, que se extiende por los concejo de Illas al norte y Llanera y Las Regueras al sur, con una dirección noreste-suroeste. Enlaza al sur con la sierra de Bufarán, entre los concejos de Las Regueras y Candamo. Ambas constituyen el relieve más destacado del sector central-costero de Asturias. La mayor altura de la sierra de Fiadiello corresponde al Pedregalón o Friera, de 623 m, siendo, por tanto, la mayor elevación de Llanera y de Illas, y sirve de divisoria de ambos concejos, Desde hace unos años este accidente geográfico es denominado, por erro, Gorfolí, nombre que corresponde en realidad  a un pico de 586 m, situado íntegramente en Llanera, al que algunos mapas recientes adjudican el nombre de monte de Campanal, situado cerca del Campo de la Liebre, éste de 536 m."

Aquí vemos la Sierra del Águila, a la derecha, con La Peña Menende (482 m) como cota cimera y, a lo lejos al fondo domina siempre la escena la Sierra de Faidiello-Bufarán, con su larga loma



Las casas de Ables constituyen una buena referencia visual y geográfica, en medio de la llanura. Por abajo es la hondonada por la que El Ríu Zaladrón se acerca a dar sus aguas al Nora. En esa cuenca fluvial molieron varios molinos harineros, desaparecidos al dejar de plantarse cereales y hacerse el pan en casa



Los pastores eléctricos o llendadores revelan los usos eminentemente ganaderos del suelo en aquellos lugares donde no se ha parcelado para construir



Al extremo occidental de la parroquia de San Cucao, La Llomba, con las aldeas de Tuernes El Pequeñu y Tuernes El Grande, paso a Les Regures por Castiello, una cuña de terreno ovetense al norte de la parroquia de Brañes y cuyo topónimo delata la existencia de otro castro



Continuidad al sur de las de Faidiello y Bufarán es el monte de Pedrouzu (616 m), que por otro error topográfico suele aparecer como Pedroso, al sur del mismo está El Picu Cimeru (448 m). que por El Cantu y El Monticiellu cae al Nalón en Peñaflor, al sur, paso del Camino Primitivo


La Cogolla, La Miranda y, sobre todo, los edificios de Posada y Severies, que vienen a constituir un solo núcleo urbano, son otra estupenda referencia visual para reconocer hacia donde se dirigen nuestros pasos


Tras el crecimiento industrial, la demanda de vivienda dio como resultado un mayor crecimiento urbano en torno a La Recta, como se llama esta concentración de edificios a lo largo de la recta de la carretera de Avilés, que seguiremos un buen trecho para dejarla a la altura del Ayuntamiento, empezando la subida a La Miranda


A su alrededor, y siguiendo la tónica de gran parte del concejo, sobre todo esta la más cercana a la capital y las carreteras generales y autovías, la campiña de va llenando de casas unifamiliares con terreno


Vemos la larga fila de edificios de El Cruce, los primeros bloques de pisos, (de momento), al llegar a la población. A sus pies, una pléyade se chalets y casas individuales se extienden también a lo largo de la AS-17 entre las naves de Asipo y el casco urbano propiamente dicho


Algunos invernaderos muestran la pervivencia de los usos agrícolas en Los Eros, adaptados a los nuevos tiempos. Durante el siglo XX el sector primario dejó de ser el más importante, según nos comenta Ramón Rodríguez:
"Antes, el sector primario tenía un peso determinante en la vida del concejo, aunque la actividad industrial y minera no era, en absoluto, desdeñable. La economía mixta, que hacía compatible el trabajo en una empresa con el mantenimiento de una pequeña explotación ganadera, tenía su importancia. Aunque esta modalidad aún sigue existiendo, su presencia es cada vez más reducida. El sector terciario es el más destacado en la economía de Llanera, mientras que el primario da ocupación a un número decreciente de trabajadores. La excelente localización del concejo, sus magníficas comunicaciones tanto con la costa como con el interior de Asturias y su suelo predominantemente llano hacen que Llanera tenga una situación económica excepcionalmente buena..."

Ahora desde aquí reconocemos mejor el solar de El Cuetu, el castro cercano a la cumbre del Santufirme, en su falda oriental y encima de Caraviés y más allá de las naves de Asipo


El Cuetu se encuentra a una altitud de unos 350 metros y en las inmediaciones del Área Recreativa Santufirme, pasando cerca también la ruta GR 200 Los Palacios de Llanera, adjuntamos buena parte de su ficha en ArqueoAstur:
"Identificado vez por José Manuel González y Fernández Valles el 16 de septiembre de 1956. Incluido en el Inventario Arqueológico de Llanera elaborado por Carmen Cabo Díez en 1985. En 1991 el asentamiento también fue descrito por Cid López, Fernández Ochoa, García Díaz y Pedregal Rodríguez en su trabajo sobre el asentamiento romano y medieval de Lugo de Llanera.

Régimen de Protección Legal 

Incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) el 23 de diciembre del 2013 y en el Catálogo Urbanístico de Llanera. 
Descripción Arqueológica 
Se localiza en las estribaciones orientales de la Sierra de Santo Firme, en un espolón o contrafuerte a una altitud de 350 msnm. 
Recinto de unos 90 x 60 metros separado de la sierra por un foso excavado en la roca, único elemento apreciable. Igualmente se refiere que, según los vecinos, en su interior se podían identificar derrumbes (Cabo Pérez, 1985, Requejo Pagés, 2013). Posteriores descripciones del enclave refieren la planta surectangular del espacio intramuros así como unas dimensiones ligeramente mayores, unos 90 x 70 metros, con una superficie muy amplia y plana. Las vertientes NE y SW están ataludadas y en la NW se describe un gran foso excavado en la roca con presenta un perfil en «V» y paredes muy escarpadas (Cid et alii, 1991).  
Fanjul Peraza lo define como castro en ladera o espolón de planta casi rectangular de unos 70 x 40 metros. Su aparato defensivo se compone de un foso de tipo monumental que lo separa de la sierra y un posible bastión que ocupa la parte de acceso al poblado (Fanjul Peraza, 2014). 
Cultura Material 
En su entorno se han documentado numerosos restos romanos y ha sido ubicada la Lucus Asturum de los geógrafos clásicos.  
Periodización 
Se desconoce. 
Estado de conservación 
Está totalmente cubierto de monte bajo siendo impracticable su acceso. Una plantación maderera se extiende por la zona del foso."

El Truébano, otro de los barrios de Llugo de Llanera, que "significa inicialmente ‘tronco hueco’ de donde pasa a tener el sentido de ‘colmena’ porque ésta se fabricaba con el tronco vaciado de un árbol, explica el filólogo Xosé Lluis García Arias en Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos, se extiende escalonadamente entre El Cuetu y la carretera. Xulio Concepción abunda en esta opinión etimológica para el topónimo:
"... el nombre, con el antropónimo incluido, procede del germánico *THRAÚHS (arca); luego, truébanu: cajón para cobijo y trabajo de las abejas. De ahí los topónimos y las familias que se dedicaban a la apicultura (apellidos, sobre todo); eran lugares en la querencia de las abejas, muy rebuscados, lo mismo por los pobladores que por las propias abejas: soleados, orientados al saliente, con agua cerca… Dar con ellos suponía obtener una buena parte de recursos para la vida familiar: la miel como medicamento y azúcar; la cera para las velas del alumbrado nocturno… Hasta se pagaban rentas, impuestos, con miel. Muchos oficios artesanales con esta referencia remota."

La construcción, no ya de viviendas unifamiliares o chalets, sino de casas pareadas o adosadas, va llenando las antiguas praderías de la parte meridional del monte. Más arriba, impera el ocalito


Caraviés, posiblemente la tierra de Carvilius, antiguo posesor en tiempos de las villae agrícolas implantadas con la romanización para García Arias ofreciendo asimismo la explicación como posible nombre-apodo de alguien procedente del concejo de Caravia, que eso es 'caraviés', en lo que abunda igualmente Xulio Concepción:
"De la raíz prerromana, *KAR-B- (roca, planta dura), o a través de algún antropónimo con el mismo origen. Recuerda a Caravia, de algún antropónimo con el mismo origen. Recuerda a Caravia, oriundo de Caravia."


Otro lugar entre Posada y Llugo es La Bérbola, que para Arias, "probablemente represente un abundativo de *percha palabra originada en el lat. PERGULAM ‘construcción saliente y avanzada que prolonga otra’, ‘corredor’ (EM). Es posible, sin embargo, que desde la misma palabra latina se haya generado un término más conservador, esto es, ast. piérgola ‘parte superior de la casa, debajo del tejado’, ‘desván’ (Diccionario General de la Lengua Asturiana) con una posible variante presente en el topónimo La Bérbola (Llanera), doumentado como “illa Berbora”, mientras que Concepción esgrime lo siguiente:
"Paraje montaraz bajo las pendientes ligeras que ascienden hacia los altos de Caraviés. Nombre raro que recuerda otros como El Río Berbesa (Castropol), El Regueiru la Bérboga (Belmonte), Berbíu (Piloña), Berbeguera, en Villayón... Hay también Berbegal, en Huesca; Berberana, en Burgos… Varias propuestas: del árabe, barbaris (espino); del latín, VERVEX (carnero); o del latín, PERGULA (choza, galería). En este contexo, lo más adecuado parece una relación con el paso de los caminos, situada como está al lado de Posada, de nombre indudable: una rústica cabaña, en sus comienzos, luego, venta, mesón... "


Para el topónimo Posada hay una razón inequívoca, la existencia de una posada caminera, que explica Xulio Concepción de esta manera en su trabajo toponímico sobre el concejo:
"Lat. PAUSAM (detención, parada), PAUSATAM (la acción de parar, la zona de las paradas): se dice que el pueblo actual se ue asentando como paraba obligada en el camino principal hacia Avilés. Las posadas eran una fuente de vida en un paraje, pues creaban muchos oficios: ferraores y ferreros, carpinteros para los carros, vinateros, panaderos, transportistas, mesoneros, ganaderos, carreteros, albarderos, estanqueros… Y estanqueras, panaeras, mesoneras, venteras… Las vías de comunicación de entonces como caminos de progreso." 

Y en similares términos se manifiesta Xosé Lluis García Arias cuando dice que
"Un alto en el camino es una pousa o posa, del latín PAUSAM ‘pausa’, lo mismo que una posada se genera en PAUSATAM, participio del verbo PAUSARE ‘cesar’, ‘reposar’ responsable del asturiano posar. Ignoro si alguna posa o pousa asturiana alcanza el sentido de ‘pequeña meseta’ como parece ocurre en otros dominios lingüísticos"

Según avanzamos continuamos admirando la gran llanura de Llanera, compuesta por planicies y algunas suaves cuestas. Más allá, a partir de San Cucao, el vecino concejo de Les Regueres, aunque también con zonas llanas llanas, es más de pequeños cuetos y lomas a excepción de las tan mencionadas serranías que hacen de frontera con Candamo


Andorcio y Portiella, barrios de Ables, con El Monte El Roxidoriu al fondo, "Abundando en la idea de ‘hacer ruido el agua al pasar’ podríamos, tal vez, interpretar el topónimo El Ruxidoriu (Llanera), lugar de la parroquia de Ables al lado del río Nora. En realidad se trata de un nombre emparentado con el verbo RUG¯IRE ‘rugir’ (OLD) > ast. ruxir ‘hacer ruido’, dice Arias, mientras que Concepción manifiesta que "Tal vez en relación con la voz prerromana arrugia, usada luego en las explotaciones mineras con el sentido de canal de agua. Un arroyo, cauce de agua menor. O en relación al color del suelo en algunas de aquellas zonas, lat. RUBEUM (rojizo)."


El depósito de agua de Ables destaca en lontananza y es fácil pensar que sea una torre campanario a primera vista, se trata de uno de esos depósitos en altura pensados para dar presión al agua en zonas llanas tal que esta



Otra de nuestras referencias visuales en nuestro camino a Posada atravesando el concejo de Llanera. Se encuentra en el lugar de El Cantu la Figal, un pequeño promontorio entre los lugares de El Barreru (otro lugar de barro) y La Binada (del latín binam, tierra labrada por segunda vez) en Portiella



Entre las casas de Portiella vamos a fijarnos en una de especial interés, aunque únicamente la veamos muy parcialmente y a distancia, el medio del grupo de la derecha


Es la Quinta Rosita, de marcada impronta indiana, de la que solamente reconocemos su fachada oriental, medio tapada por más casas. Paula Tamargo escribe de ella en La Nueva España del 25-4-2023:
"Llanera tiene un buen número de edificaciones promovidas por indianos del concejo que, como desde otros tantos lugares de Asturias, partieron a hacer las Américas regresando algunos con fortuna con la que luego dejaron su impronta en el municipio. Quinta Rosita es una muestra de las muchas construcciones de este tipo que atesora el territorio llanerense, aunque no de las bien conservadas. Situada en Portiella (Ables), pese a su mal estado -se ha derrumbado el techo y con él algunos elementos decorativos de la parte superior del inmueble que lo hacían singular-, es de carácter neohistoricista y está rodeada de una hermosa finca. No falta la típica palmera que suele ser seña indiana en el exterior y si uno toma la "Caleya El Emigrante", camino que la recorre por uno de sus laterales, las partes del muro de cierre derruidas dejan observar el interior de la propiedad, que aún en su decadencia permite imaginar el esplendor que debió representar en un tiempo pasado."

Dos días antes, la misma periodista y en el mismo periódico publicaba la notica que la posesión había sido adquirida e iba ser rehabilitada, titulándola Quinta Rosita, el sueño indiano regresa a Llanera y ahondando en la historia de la casa y de la familia fundadora:
"Quinta Rosita ya tiene dueño y sigue en manos de la familia de Edelmiro González Martínez, el indiano de Llanera que cumplió comprando el lugar una parte de los sueños que tenía de niño. La finca y la casa, en Portiella (Ables), es una de las más emblemáticas del concejo por la belleza de la construcción y la zona, pese al estado de la vivienda, que requiere de rehabilitación. Esto último, su restauración, entra en los planes de su actual propietario, Elías Rodríguez González, que quiere devolverle su antiguo esplendor y tal vez convertirla en un establecimiento de alojamiento rural. Él es nieto de Edelmiro y regresó de México, donde nació, hace unos años. Compró la quinta a su tía durante la pandemia y tiene muchos planes para conservar un inmueble cuya historia habla de la de su propia estirpe, que sigue bien apegada a esta tierra aunque una parte de ella cruzara el Atlántico en su día como tantos otros asturianos que emigraron para buscar fortuna en América. 
"Queremos reconstruirla tal y como era. La casa se quemó en un incendio hace como 10 años. Ya estaba mal y con el fuego casi se vino abajo. Quedan los cuatro muros perimetrales. Queremos devolverle aquel esplendor que llegó a tener. Es una vivienda protegida, pero no es por eso que lo haremos, sino un poco por gusto, por nuestra intención de revivirla como era y es la intención que tenemos. Ahora estamos limpiando, empezando a arreglar árboles y jardines, y si acaso darle una pequeña pintada para que eso se vea mejor. Y luego rehabilitarla, no tanto para vivir, porque es muy grande, pero pudiera ser un hotel o casa rural", explica Elías Rodríguez González, que no tiene ninguna intención de vender la casa sino de "volver a ella, de que vuelva a ser como fue". 
El relato de su vida, como el de la de su abuelo, es una historia que nunca rompe el vínculo con Asturias, que siempre parece tener principio y fin en Llanera. Edelmiro González Martínez, el indiano, marchó como polizón en un barco que lo llevó primero a Cuba desde donde más tarde viajaría a México para asentarse allí definitivamente. Sus primeros años no estuvieron exentos de lucha por salir adelante, como la de tantos que probaron suerte a principios del siglo XX cruzando el Atlántico. Pero hizo fortuna y volvía cada vez que podía a su tierra natal. En una de esas ocasiones ya traía recursos suficientes para comprar la quinta. La había visto de niño, porque ya estaba construida. "Creemos que era de un hombre que había venido de Cuba y mi abuelo se la compró. De pequeño, en Ables, le llamaba mucho la atención la casa y el lugar, que era precioso. Y acabó por poder comprarlo cuando hizo dinero y le puso el nombre de su hija, de mi madre Rosa", cuenta Elías Rodríguez. 
El indiano Edelmiro González Martínez nació en Ables, en 1906, en Casa Tamón. "La casa sigue ahí y mi familia también. Pensamos que el bisabuelo, que se llamaba Antonio, vino de la zona de Tamón y de ahí el nombre. A mis primos, de hecho, aún los llaman los ‘Tamones’. Mi abuelo Edelmiro se fue de aquí a los 12 años. En Cuba estuvo trabajando un año, luego enfermó y lo estuvieron ayudando unas personas que de aquella estaban en Cuba pero vivían en México. Le dijeron para irse a México: llegó a Veracruz y de ahí se fue para Puebla, que yo creo que es el estado donde hay más españoles o descendientes de estos", explica su nieto Elías Rodríguez. 
En Puebla conoció a su esposa, Adela, que era hija de un emigrante asturiano, de Cudillero. Sus vidas se enlazaron por casualidad en la que fue una hermosa historia de amor que llenó de felicidad, hijos y éxito económico al matrimonio. "Estando mi abuelo ya en Puebla al padre de mi abuela Adela le dijeron, oye, por ahí anda un asturiano que acaba de llegar. ¿Y a qué se dedica? Pues es carpintero. Entonces mi bisabuelo de Cudillero, Bernardo Fernández, del que ya no me sé tanto la historia dijo, a ver, pues llámenmelo para acá. Fue a su casa y le encargó la recámara de su hija. La hija, Adela, fue a la postre mi abuela, porque ahí se conocieron, se casaron y bueno, él ya se quedó a vivir allá", cuenta hoy su nieto. Adela Fernández llevaba por segundo apellido Meyer, pues su madre, mexicana de nacimiento, era hija de un alemán. La casa de esta rama familiar sigue existiendo en el concejo cudillerense, donde una placa nombra la vivienda de los Fernández Meyer. 
El abuelo indiano de Llanera, Edelmiro González Martínez, empezó a abrirse camino en México con la carpintería, "luego tuvo un negocio de transportes, de carga, compró un camión y bueno, ahí iba haciendo transportes de México a Puebla y de Puebla a México". Más tarde puso también un negocio de abarrotes. Hizo dinero. "Regresó a España en tres o cuatro ocasiones y en uno de esos viajes ya compró la quinta. También adecuó la casa en la que había nacido, que ahí sigue", precisa su nieto. 
Dudó en aquel momento, a mediados de los años cuarenta del siglo pasado, entre comprar la quinta o la Torre de los Valdés, conocida hoy como castillo de San Cucao. "Él estaba viendo si comprar ese castillo o la quinta. Y andaba entre las dos cosas, hasta que le preguntó a mi mamá Rosa. Ella prefirió la quinta, que no se llamaba así, ese es el nombre que le dan en México a estas propiedades de campo. Y con la quinta se quedaron y desde ahí es la Quinta Rosita. Entiendo que la compró a un señor que había estado en Cuba. Compró, estuvieron viviendo ahí él y su familia, mis tíos, mi mamá... Y ya quedó en la familia", cuenta Elías Rodríguez.
La casa existía muchos años antes de ser Quinta Rosita y algunos autores apuntan que la edificó otro indiano que estuvo en La Habana, de nombre Fructuoso Hevia. "Estaba ya hecha. Mi abuelo, de pequeño, se metía ahí a coger manzanas y le llamaba mucho la atención esa propiedad", cuenta su nieto. La adquisición por parte de Edelmiro González Martínez se produjo a mediados del siglo XX, entre los años 1945 y 1947, pues no se sabe de la fecha concreta de la operación. Fue en uno de los viajes que el abuelo hizo a España. 
El abuelo indiano siempre vivió en Puebla durante su estancia en México y allí fallecería, a finales de los años setenta del siglo pasado tras sufrir un accidente, un atropello por un coche, que le dejó enfermo durante largo tiempo y que acabaría finalmente con su vida. En México Eldelmiro González Martínez había tenido seis hijos. "Dos de ellos, Ketty y José Manuel González Fernández, vinieron a vivir para acá, antes de que muriera mi abuelo y se fueron a vivir precisamente ahí, a la quinta", relata. La herencia de la propiedad al cabo del tiempo pasó a una tía de Elías Rodríguez que aún vive. Con la pretensión de que siguiera en manos de la familia, "mi tía y primo muy gustosamente nos animaron a quedarnos con ella", explica el nieto del indiano, que es su dueño desde hace un par de años. 
Elías Rodríguez conoció la casa en sus buenos tiempos. "Yo nací en México, vine en varias ocasiones y viví en la quinta. Y siempre me quedé con la cosa de que este lugar, la finca, la vivienda, me gustaba mucho", cuenta. Regresó a España hace ya dos décadas y tiene aquí a su familia. Sigue teniendo negocio en México y vuelve de vez en cuando, pero el plan es quedarse definitivamente. Y en ese plan tiene mucho que ver Ables. Y la familia. "Aquí está toda la familia de mi abuelo, todas las hermanas y hermanos, hay mucha descendencia y nos vemos, de seguido, en Casa Tamón", señala, insistiendo en que la quinta no se vende. "La idea es quedarnos, devolver la casa a lo que fue y que lo haga en manos de la familia", dice. "La idea es esa vuelta a la casa de Llanera", incide el nieto del indiano Edelmiro González Martínez, que también quiere ahora cumplir su sueño en la Quinta Rosita."

El Camín de los Eros baja un poco, suavemente, hacia La Vana y La Caleya, en el extremos occidental de Andorcio y de la parroquia de Ables, con Severies a lo lejos, parroquia de Rondiella, en la ladera de La Cogolla, "paraje que domina buena parte de Llanera; hubo un castro, documentado por J. M. González. De un prerromano *KOK, *KUK- (roca, saliente rocoso), latinizado en cuculla (capucho, cucurucho). Se aplica figuradamente al terreno que sobresale a modo de relieve vistoso, que resalta sobre el contorno, como una capucha", nos informa Concepción


La franja de vegetación ribereña del fondo delata el curso del Ríu Zalandrón, que da nombre también a un lugar de la parroquia. Consultamos para su etimología de nuevo a Xulio Concepción:
"El río Zalandrón (Montiagudo, Ferroñes): nace en Montiagudu, en La Granxa, pasa por Rondiella, atraviesa Ables por tres de sus barrios (Ables, Andorcio y Portiella), y desemboca en el Nora. En el tramo próximo a Les Casines del Monte, ¿Dónde? discurre paralelo al Camín de la Vega, y se le conoce tambien como Arroyo Tarabica. Da nombre a Fuente Zalandrón, bebedero de importancia en Andorcio. Tal vez, FONTEM LATEREM (fuente de lado, en lugar sombrío), *lateronem. En ocasiones se formaron leyendas de ladrones, por pura interpretación popular: simples lugarse sombríos, de lado respecto al sol. También pudiera latir un antropónimo griego derivado de ANDRÓS (hombre), tipo Andronius, Andronicus (que pasó a varias lenguas, con formas distintas)."


A lo lejos, las casas que se extienden a lo largo de la carretera LL-11, en Ables y Llineres, donde están las praderías de El Vallín


Casi todas fueron construidas en la parcelación de antiguas fincas, a excepción de una, más antigua, que fue una de las caserías del pueblo, fácil de reconocer por su largo corredor entre cortafuegos, en su planta alta


En Llineres se encuentra el lugar de Les Ablanales, topónimo que revela la antigua presencia de avellanos. En cuanto al Camín de la Ciprieste, "En latín tardío existió archipresbyter (arcipreste). Sería la tierra del arcipreste, el cura", dice Xulio Concepción. Allí molía también El Molín de Paco


En la lejanía, volvemos a ver la iglesia de San Cucao, cerca del Ríu los Gafares, para el que Xulio Concepción busca una etimología relacionada con el asturiano gafo, 'enfermo', 'infectado', 'leproso' y con el viejo camino que desde L'Escampleru, iba a Avilés por la parroquia reguerana de Biedes, empleado también por los peregrinos pero que ni está señalizado hoy día ni es ruta xacobea oficial:
"Kauallare, forma medieval? En árabe QÁFCA (encogida, encorvada); de ahí, gafo (leproso, por las manos, los músculos encorvados). En asturiano se dice que una herida está gafa, cuando está muy infectada y con mala pinta de curar; y gafo, en general, es „agresivo‟. Podría ser el río que servía de ayuda, de higiene, a este tipo de enfermos, transeúntes sobre todo, o próximos a una posada, albergue, camino principal… Las aguas para la limpieza. No hay que olvidar su situación próxima al paso del Camín de Santiago, entre Les Regueres y Arlós, más o menos por el trazado de la carretera actual. La iglesia parroquial, antiguo Monasterium Sancti Cucufatis, está a unos 200 m, como un dato más que podría justificar el topónimo, en la preocupación hospitalaria de los monasterios en aquellas fechas. El nombre de este río es Cagüernia, en Piñera, La Botía, en Villanueva, localidades de San Cucao; y La Vega, en Panizales (Bonielles)"


Alrededor de la iglesia de San Cucao está El Manso, "Del latín MANSUM (terreno amansado, domesticado): se aplicaba a suelos bravos ganados al monte para cultivos nuevos; o para familias más necesitadas, jóvenes… Había mansos de la Iglesia que trabajaban gratis los feligreses; o que se subastaban o se arrendaban en beneficio de las iglesias respectivas" . Muy cerca, un poco más al sur, se encuentra El Torrexón, "donde a principios del siglo XX quedaban los restos de la primitiva Torre de los Valdés", es decir la anterior al actual Torre de San Cucao a la que antes nos referíamos


Más cerca de Ables, los campos de Les Planes, "Del lat. PLANAS (lisas, sin relieve), luego llanas. Se trata de un cultismo, pues tendría que ser Les Llanes, en su resultado asturiano, como en Llanera. Por ello, podría relacionarse con un uso temprano, ya altomedieval, o en relación con alguna institución eclesiástica, monacal…, como en otros casos asturianos. Como existen Los Llanos, en Baúro, en la misma parroquia de San Cucao, también los lugareños tenderían a mantener la pronunciación culta para no confundirlos."


Aquí, a la derecha de La Vana, un bosquete nos oculta el Polígono de Asipo en Sovilles, 'bajo les villes', es decir, al pie de núcleos poblados, como es este el caso


Sigue destacando en la distancia, en Severies, el edificio del Colegio Público San José de Calasanz, que tiene delante, más pequeña, la Escuela de Educación Infantil Bernardo Sopeña, al lado de la carretera AS-375 que comunica Posada con San Cucao. Más abajo, en los boscosos campos del Ríu Zalandrón, son Les Aries, "conjunto de praderías, que pudieron ser sembradas. Del latín AREAM (era, campo llano), usado como medida agraria después (cien metros cuadrados)"


Severies sería la tierra de Severus, Severius, o Severinos, por lo que estamos ante un antropónimo latino basado en el nombre de un posesor. Esta habría pasado en la Edad Media al monasterio ovetense de San Vicente, pues es muy mencionado en su documentación


Ante nosotros se extiende La Iría de Villar, del latín villam, 'posesión rústica', "villa pequeña, a través de *villaculum, desgajada o extendida desde una villa mayor próxima", mientras que Iría, como ería, procede también del latín aream, 'campo', 'era', 'lugar llano', ahora un prado llano de pasto y siega pero que antaño pudo ser empleado como "zona de sembrados para el cereal, cada uno con su parcela abierta, sin sebes, separada por muñones de las vecinas"


Muchas casas campesinas además han sustituido los huertos por jardines, algo que es general en las viviendas de nueva construcción, incluso va disminuyendo la economía mixta, aún "muy frecuente en Llanera", como decía el Gran Atlas del Principado de Asturias a finales de la década de 1990, "que compagina la actividad en el sector industrial con la agrícola, como ocurre de modo significativo en los núcleos de Cayés y Ables", dada su inmediatez al Polígono de Asipo y al de Silvota


Valle adelante va La Caleya de los Difuntos, entre Andorcio y el cementerio (al lado de la iglesia), por el que antaño se llevaban los difuntos al hombro y de ahí su nombre, "caminos muy respetados, conservados, empedrados…, siempre con los trabajos comunales (estaferias)", es también llamado El Camín de l'Anguernal:
"lugar también conocido como La Güernal; da nombre al camino que lleva de Andorcio a Fuente Riba, Les Escueles, la iglesia de San Juan y el Cementerio, por lo que también se llama Caleya de los Difuntos. Pensando el La Cagüernia de Piñera, cabría el latín CAVUM (hueco, cóncavo), aplicado al terreno en hondonada; de donde cavuerna, cagüerna… Prefijo –in (en), y sufijo de relación: como en una cueva, concavidad."

En Ables está el lugar de Casa Llangréu, "puede referirse a una voz antigua, o a una persona procedente del conceyu Llangréu, sin más. En todo caso, el paraje sería adecuado a la voz prerromana *LANK- (lecho de río), latinizada en *lancaretum. Próximo pasa el río Zalandrón, con algunas zonas más llanas, que se encharcan en ocasiones con lluvias prolongadas". 


A pesar de la distancia reconocemos en La Piniella, San Cucao (unos metros a la izquierda de la iglesia), una casa solitaria y rodeada por un bosque. En ese caserón dieciochesco pasaron su noche de bodas Francisco Franco y Carmen Polo, quien lo había heredado de su madre


Tampoco lejos de la iglesia de San Cucao, en Guyame, que pertenece a dicha parroquia, se encuentra la capilla del Diablo, actualmente en ruinas. Como en otros casos similares tan curioso nombre obedece a la existencia de la imagen de un santo, en este caso San Gabriel, San Miguel o San Bartolomé, según las fuentes, aplastando al demonio. La imagen desapareció en la Guerra Civil y el santuario, vinculado a otra casona dieciochesca, permanece en ruinas


Curiosamente, muy cerca, aquí en Ables, existe El Puente Matadiablos, si bien no parece relacionado con la capilla, sino que, en palabras de Xulio Concepción, su nombre "se atribuye a los viandantes que sufrían accidentes tras las consecuencias del vino en alguna juerga por los chigres de la zona. Un nombre, por tanto, preventivo: si el puente mata hasta los diablos…, ¡qué no haría con los pobres humanos…!"


Entre Andorcio y Ables, la cabeza de la parroquia, está el lugar de Santana, que da nombre a un camino y una fuente, denotando la existencia de una posible capilla de esta advocación. Seguimos leyendo siempre a Xulio Concepción Suárez:
"Es la fuente más importante del barrio de Ables, que también sirve al barrio de Andorcio. Está próxima al lavadero de Fuente Riba, lo que hace que a éste también se le llame Lavaderu Santana. Asimismo, da nombre al Camín de Santana, al lado; en dirección a Ables, conecta con el Camín de les Escueles, y con el Camín de L’Angüernal, en dirección a Andorcio."

En Llineres (Ables) están El Barreru y El Camín del Barreru, abastecimiento de las antiguas tejeras de la zona y luego de Cerámicas Guisasola, y es que los topónimos Teyera, Barrera, Barreru y similares son una constante de Ables a San Cucao


La especialización del agro astur en el ganado vacuno hizo que muchos huertos y cultivos cerealísticos fuesen aprovechados para prados de hierba, sin embargo resurge la agricultura adaptada a los nuevos tiempos, como vemos en estos invernaderos


Aún así, dentro de las actividades agropecuarias y sector primario, la mayor parte del territorio se destina a pastos. Luego le sigue el sector forestal con las plantaciones de ocalitos, aunque también algunos pino, siguiendo por detrás las antaño extensas manchas forestales autóctonas de castañales y carbayos. Se sigue plantando maíz pero básicamente como planta forrajera, seguido de patatas y demás cultivos de huerta e invernadero. Sobresale especialmente el manzano de sidra


Por La Vana y La Caleya veremos alguna casería, el ganado actualmente se estabula en grandes naves, habiendo desaparecido prácticamente las pequeñas explotaciones de antaño, por lo que las antiguas cuadras se han integrado en las viviendas, transformándose las casas campesinas


No nos cansamos de admirar el paisaje de Ables hasta San Cucao y la Sierra de Faidiello, que domina el horizonte al oeste, extendiéndose como una loma desde El Picu Cimeru (448 m) al sur, al Picu Pedrouzu (614 m) a su derecha, y continuando por El Campu Degollada, El Picu Grande (624 m), Los Picos del Horru, El Picu la Utre, El Picu la Llinar (598 m) y así hasta El Gorfolí y El Pedregalón. Su etimología es así explicada por Xulio Concepción:
"Indoeuropeo, *BAG-OS, lat. FAGUS, FAGEA (fruto de comer), luego lat. FAGEA (haya), imprescindible tiempo atrás por la madera, por las bayas para comer (el fayucu, fabucu…), lo mismo personas que animales. Con las bayas conservados en el suelo de los hayedos, o en lugares adecuados, el poblamiento podía pasar el invierno, aunque tuviera que disputar (compartir, en realidad) esos frutos con los animales del monte. Las tierras más bajas de Llanera (entre los 100-200 m), no podrían tener fayas, que se dan, sobre todo, de los 350 hacia arriba. Por eso, el nombre quedaría para los espacios donde se encontraban, y se valoraban en consecuencia."

En cuanto a su otro nombre, Bufarán, se le ha querido buscar razón en bufar, referido al sonido del viento en sus cumbres, no muy altas pero expuestas tanto a los aires del mar como de la cordillera, es decir, a los cuatro vientos. No en vano se ha instalado uno de los muchos parques eólicos que han hollado las sierras asturianas de aquí al occidente. Así es descrita en la Enciclopedia del paisaje de Asturias antes de la construcción de los eólicos:
"Debido a la particular orografía de la sierra de Bufarán, su aprovechamiento depende exclusivamente de los usos forestales. Las continuas quemas e incendios repetidos no favorecen la repoblación, por lo que la sierra presenta un aspecto descarnado, donde domina el monje bajo y algunas manchas de bosque, muy limitadas"

En la actualidad se han plantado grandes áreas con especies de crecimiento rápido, industrial, que no son consideradas propiamente bosques, entre ellas se encuentran las viejas trincheras, búnkeres y otras defensas del Frente del Nalón a las que ya nos hemos referido


El Cantu la Figal, en Portiella. Más atrás, a su izquierda, Roxidoriu. Por esa zona va El Camín de Sabeluca, entre Les Casines del Monte, que pertenecen a Andorcio, y ese barrio de Portiella 


Por ahí está el paraje denominado Los Cuatro Carbayos, donde hubo cuatro grandes robles que fueron emblema y razón del nombre del lugar, al igual que Curuxeo, también en Portiella, se refiere a les curuxes o lechuzas, "Del latín CORUGIA (ave nocturna en general), a su vez de CORUSCUM (resplandeciente), por el brillo de sus ojos en la noche, según parece".



En Portiella, el lugar de Teyera señala una antigua tejera o modesta fábrica artesanal de tejas y ladrillos con el barro extraído en La Barrera, donde ahora se ha formado una laguna pluvial, La Charca la Barrera, en la hondonada en la que se sacaba, antecedente industrial luego aprovechado por Cerámicas Guisasola


Entre El Camín de la Vega en Andorcio y El Ríu Zalándrón se extienden los prados de Ferrólica, topónimo relacionado de manera evidente con el hierro, pero no se sabe si con algún yacimiento o veta de este mineral, o por causa del color o sabor de las aguas, o también por la existencia antigua de ferreros y fragua



A nuestra izquierda algunas casas de Andorcio cercanas ya a Arroyo (Cayés), por donde va El Camín de la Vega, que comunica con Les Casines del Monte. Al fondo asoma la ladera septentrional de la ovetense Cuesta Naranco por la zona de Brañes, siendo su parte más occidental, La Sierra Llubrió



Más abajo de aquellos árboles es donde está La Vega, al sur de Andorcio, situado en una vega, como su nombre indica, en uno de los meandros del Nora, río que separa estos concejos y donde se encuentra, en El Roxidoriu, El Puente la Tarabica, que permite el paso de una a otra orilla, existiendo asimismo La Fuente la Tarabica, "Del latín TRABEM (madero, viga), que dio la tarabica asturiana (tranca pequeña que gira). Podía tratarse de algún tipo de control o cierre del puente con un madero, en determinadas épocas agrícolas, horas del día…"



Por esa zona del Naranco están El Cantu l'Arbol (497 m), El Picu la Boría (412 m), El Picu Montoto (409 m), El Picu Sanandrés (371), El Cantu Sopeña (479 m), El Picu la Glaya (526 m) y El Cantu la Caleyina (576 m)



También, más abajo, El Picu Castiellu (421), otro de los castros en torno al valle del Nora, este en la parroquia de Brañes, del que extraemos parte de su ficha en ArqueoAstur:
"Identificado el 20 de mayo de 1958 por José Manuel González y Fernández Valles, siendo añadido a su catálogo de castros de 1966. Incluido en la Carta Arqueológica del concejo de Uviéu elaborada en 1984 por Beatriz Junquera Lantero (AR10). 
Régimen de Protección Legal 
Incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) del 23 de diciembre del 2013 y en el Catálogo Urbanístico del concejo de Oviedo-Uviéu. 
Descripción Arqueológica 
Se localiza en un promontorio o espolón en ladera a una altitud de 255 m.s.n.m. al SE de las casas de Castiello, sobre el río Nora. EL recinto es un peñascal calizo con una sima y una cavidad abierta en la ladera occidental. Los únicos elementos reconocidos son un aterrazamiento o plataforma que se ensancha hacia el sector oriental y desaparece en el meridional y que se encuentra separado por un talud térreo de otro aterrazamiento o plataforma utilizado como camino (Junquera Lantero, 1998; Requejo Pagés, 2013). El lugar también ha sido interpretado como una torre de control vial medieval (Fanjul Peraza, 2005 y 2014) 
Cultura Material 
Hallazgo de un hacha de talón y anilla, varios fragmentos de tégulas en la ladera septentrional y dos castos alargados de cuarcita, uno de ello un percutor (Junquera Lantero, 1984). 
Periodización 
En base a los restos documentados posibles fases de ocupación desde el Bronce Final hasta época medieval (Junquera Lantero, 1984; Fanjul Peraza, 2005 y 2014). 
Estado de conservación 
Recinto afectado por la construcción de un plancha de hormigón que servía de base a una antena de repetición y cercanía a una cantera en el frente meridional (Junquera Lantero, 1984)"

Fijémonos como asoma el gran socavón de una de la enormes canteras de la montaña, bajo El Cantu Berruga (533 m). No hay ningún castro en la zona más alta, pero sí a todo su alrededor, por sus faldas y estribaciones, explica Xulio Concepción:
"...la defensa de los llanos desde los altos debió ser una obsesión de milenios atrás, simpre a una altura relativa respecto a la zona de protección en cada caso. Resulta paradógico que todo el Naranco esté rodeado de vigilancias y defensas sobre las cuencas más bajas a sus pies, pero que no se encuentren castros ni castiellos en la cumbre. Tal vez, no hicieran falta: desde Arbona al Cantu San Pedro se conecta con los valles más bajos que preside Cellagú (Uvieo, Les Caldes, La Foz…). Incluso el propio Naranco serviría de pantalla a la estrategia más discreta de los castiellos de Llanera".

Más a la izquierda están El Cantu Berruga (533 m) y, encima, El Picu la Vara (605 m), El Cantu los Texos (606 m), El Picu'l Paisanu (637 m) y El Pozu l'Agua o Picu la Miliciana (590 m)


El Picu'l Paisanu es el más alto del Naranco y, en la gran explanada de su cumbre se yergue el monumento al Sagrado Corazón de Jesús, inaugurado el 5 de julio de 1981 tras casi veinte años de obras, pues la primera piedra se colocó el 21 de junio de 1963, y tres décadas largas desde que fuese ideado en 1950 por el padre Vega y Ramoncita Bertrand


Tras aquella primera idea, la escultura fue diseñada por el arquitecto García Lomas, hecha por el escultor Gerardo Zaragoza, además de una Cruz de la Victoria de Rafael Rodríguez Urrusti, contándose con el ovetense José Antonio Nava Iglesias para realizar las mejoras y las copias necesarias "para hacer frente a los desperfectos que el transporte había ocasionado al conjunto de la obra", según Wikipedia:

"Para sufragar los gastos se realizó una colecta popular en la que se recaudaron 10 de los 17 millones necesitados, lo cual permitía ver posible la realización del proyecto ideado en 1950 entre el padre Vega y Ramoncita Bertrand, con el apoyo de Sabino Álvarez Gendín (rector de la Universidad de Oviedo), y de otras personalidades de la vida ovetense y asturiana, para emular el que se había levantado en Río de Janeiro."

Numerosas pistas surcan la montaña, que es recorrido por numerosos senderistas. Desde su cima se divisa también una gran panorámica en todas direcciones



Más a la izquierda El Picu les Vaques (509 m), por esas cumbres y hacia abajo, hacia la ciudad de Oviedo/Uviéu, estuvo también el frente en la Guerra Civil, existiendo numerosos búnkeres y trincheras, tanto a la vista como ocultos por la vegetación, además de un cuartel, este si bien muy anterior, del año 1916


Al otro lado de prado y a la izquierda empieza L'Arroyu, parroquia de Cayés, que etimológicamente García Arias compara a Arroxu,  "
"Una de las palabras que empleamos para aludir a la avenida torrencial de aguas es arroxu, expresión que también tiene un sig nificado cercano a argayu o argaxu ‘corrimiento de tierras’. En realidad conocemos por el testimonio de Plinio que en nuestras explotaciones mineras estaba en uso una voz, de probable origen prerromano, ARRUGIAM ‘galería de mina’ . 
Los resultados asturianos parten siempre de una expresión masculina, testimoniada ya en nuestros textos latinos desde el siglo VIII, de donde proviene la voz arroxu y arroyu. Se trata en realidad de una expresión con equivalentes en gallego, por tugués, castellano, gascón, sardo, francés. Como nombre de lugar aparece en la toponimia menor


Y esta es la explicación que nos ofrece Xulio Concepción:
"Barrio que tenía varios arroyuelos, aunque ninguno importante, salvo el de La Fuente la Mirandina, en la vertiente del Nora. También hay algunas charcas de poca importancia. Zona abundante en agua sobre el río Nora, como en La Fuente La Mirandina. Hubo una explotación de arcilla para la artesanía de la cerámica, explotada hasta hace unas décadas (Cerámicas Guisasola); y de las teyas, ladrillos... Próxima está La Barrera de Ables, también zona barrizosa. Prerromano ARRUGIA (canal, cauce de agua); un regato menor, siempre importante en aquellos contextos agrícolas y ganaderos sin otras canalizaciones del agua que las puramente naturales. O simplemente de AGRUM RUBEUM (campo rojizo, arcilloso): según la voz oral, aquí estaban las barreras principales para las teyeras". 

No queremos olvidar que en L'Arroyu abrió sus puertas entre 1925 y 1936 el célebre chigre El Chaquetu, del que escribe el historiador Chema Martínez en Bares tienda en Llanera 2ª parte:
"Estaba en la localidad de Arroyo, Cayés, en la casa de este nombre. Fue abierto por Enrique Fernández Fernández, (1899-1940), natural de dicho solar y por Benigna Fernández Vázquez (1887-1955), natural de Cayés, sobre 1925 y estaría abierto hasta la Guerra Civil. El bar ocupaba el bajo de la parte derecha delantera de la casa actual y era atendido fundamentalmente por Benigna y su numerosa prole, pues Enrique, además de su trabajo en la cercana fábrica de Explosivos, atendía una serrería y acudía con su gaita a las romerías, banquetes y celebraciones de los alrededores".

Si bien en los tiempos de los cazadores-recolectores del Paleolítico se registra presencia humana en el valle, sobre todo en las vegas del Nora y sus afluentes, cuando el ser humano se hace sedentario pareció buscar aquí más asentarse en los altos que en el valle, incluso fortificándose en castros al llegar la Edad del Hierro, lo que hace a Xulio Concepción plantear las razones que se produjeron para ello: 
"Su situación antigua en una tierra más o menos llana, debió tener notas positivas y negativas. De un lado, ofrecía una excelente vía comunicativa entre el centro regional y el mar; o entre los caminos de la costa de oriente a occidente (por la rasa costera), evitando las pendientes del Naranco y los acantilados del mar, los vientos costeros…. De esta forma, Llanera, como La Corredoria (otro estratégico corredor natural en los comienzos de las llanuras que llevan al mar) se fue diseñando ya desde tiempos prerromanos como una buena encrucijada de caminos en todas direcciones, apta para ganados transhumantes, pasos humanos, carros... De ahí el nombre significativo de Santa Cruz: una verdadera cruz de caminos, santificada, cristianizada después. 

No obstante, desde tiempos antiguos también, la explanada exacta de Llanera (la llanura más fonda), lo que hoy sería más o menos La Morgal, hubo de tener escasas posibilidades defensivas, de ahí que los vestigios castreños estén en los altos en línea con Santuirme (Picu Cogolla, La Coroña, Peñamenende…). Otras alturas relevantes, en contraste con los llanos, son El Pedregalón, Gorfolí, El Cardón, El Peri… Es decir, que Llanera no es toda llana (lisa, uniforme, plana): el nombre primitivo no podría extenderse a lo que es hoy. 

Tal vez por eso, la palabra toponímica ha de ser ya latina, limitada a un espacio menor inicial, y asentada una vez mitigados los problemas más belicosos de las tribus prerromanas, siempre más preocupadas por los altos, lejos de los peligros y emboscadas (de otras tribus, o simplemente de animales) que podrían esconder los llanos. En aquellos remotos contextos poblacionales, sería difícil establecer en los llanos viviendas estables tan desprotegidas, en un principio. De ahí la adecuación de la palabra latina PLANA (tierra lisa), luego, *planaria (llanura, planicie). Hoy el concejo extiende el nombre hasta los altos: desde una línea que se cierra entre El Pedregalón (Bufarán), Gorfolí, el río Nora, ladera que asciende ligeramente hacia Siero, Castiellu… Hubo termas romanas en La Ería la Castellana (Lugo)"

Ciertamente, cuando los peregrinos del Camino de Santiago del Norte evocan la ruta, suelen comentar sus cuestas arriba y abajo, a veces en etapas prácticamente montañeras, incluso al lado de la costa, pero en este valle del Nora, desde que bajamos a él por La Campa, en Sariegu, procedentes de Villaviciosa, han predominado los trechos llanos o de muy ligera pendiente, y así será hasta que dejemos el valle subiendo a La Miranda 


Llegamos a La Vana, al norte de Andorcio y al sur de Asipo, donde acaba El Camín de los Eros


Hemos de ir ahora a la derecha, por esta carretera local


Pero vamos a fijarnos también es aquella magnífica panera de corredor que se enseñorea en la corrada 


La carretera hace una curva cerrada detrás de la casa, en completo ángulo recto


Hay un poco de acera en este tramo, observemos la placa de la concha y la flecha amarilla


A la derecha los campos y matorrales de Sovilles, de los que ya hemos hablado, al otro lado está Asipo


De frente La Caleya, que fue lo que debió ser, una calleja rural, esta carretera en un principio, del latín callem, calliculam, 'camino', 'senda', 'vereda', 'camino secundario'



Aquí se acaba la acera, por lo que continuamos por la izquierda, dando vista a los prados que caen suavemente hacia El Ríu Zalandrón


Les Cases de la Caleya se encuentran diseminadas a lo largo del Camino y campos adyacentes. Empezamos además a ver algo de ganado, caballos


Prados abajo, Zalandrón, lugar de Andorcio con le mismo nombre que el río, llamado también El Ríu la Tarabica. Veamos al sur de nuevo la silueta del Monte Naranco "monte bien conocido en las inmediaciones de la ciudad de Uviéu, y también de una casería en el mismo, se alza, lato sensu, por occidente sobre el río Nora", dice García Arias, quien le atribuye una raíz indoeuropea nar relativa a corrientes de agua, "aunque el cambio moderno del paisaje haya ocultado la mayoría de sus numerosos arroyos. Esta posible relación etimológica parece más aceptable, en principio, que admitir la suposición de Corominas (210, p. 106) quien lo considera un derivado indoeuropeo de *NERANKOS ‘gigante’, formado sobre *NER ‘hombre’". 


Por eso, es llamativo que en la Enciclopedia de Oviedo se recoja, en su descripción, la tradición que lo asocia con un gigante:
Existe una leyenda sobre el nombre, según la cuál donde está el monte, habría vivido en tiempos míticos un gigante llamado Noraco que reinaba en Asturias y que fue enterrado allí. Al morir, los habitantes habrían echado tantas piedras sobre su tumba que habrían formado un monte."

Pero también nos aporta, naturalmente, una explicación más científica de su historia y formación:
"Sierra de 5 kilómetros de extensión, en sentido Este-Oeste, cuya altura máxima no sobrepasa los 632 m. de altura que alcanza el Pico El Paisano. En éste se levanta la gran escultura del Sagrado Corazón de Jesús. 
La formación del monte se produjo durante los periodos herciniano y alpino, en el primero se formó la parte más elevada del Naranco y durante el periodo alpino se plegaron los estratos del cretáceo formando la ladera meridional. 
Contaba con poblamiento ya en época castreña e igualmente se descubrieron vestigios romanos en la zona. Por otra parte, en la ladera meridional, el rey Ramiro I levantó aquí el aula regia de Santa María de Naranco y la iglesia de San Miguel de Lillo. La sierra está cubierta por masas arbóreas autóctonas que muy probablemente sirvieron al citado monarca para cazar y distraerse. Posteriormente, en una colina a los pies de la sierra y de los dichos monumentos, se fundó la ciudad de Oviedo. 
El término Naranco se relaciona con el hidrónimo nora que hace alusión a los manantiales y arroyos de la zona y que, en el siglo XVI, llevaron a la construcción del acueducto de los Pilares para abastecer la ciudad ovetense.

Naturalmente, también traemos a colación lo que escribe Xulio Concepción en otro de sus libros, el Diccionario toponímico de la montaña asturiana:
"Voz toponímica con una raíz que suena a otras muchas con agua. El Naranco rezuma agua por todas sus laderas, aunque sea en fuentes semiescondidas entre los abundantes canalizos de sus vertientes, al norte sobre todo: EL Regueru Faeo, La Fuente Nora, La Fuente Rey, La Fuente l'Aspina, La Fuente'l Cubu, La Fuente San Juan, La Fuente'l Copu... (...) 

Voz considerada ya preindoeuropea *nar- ('agua, fuente, arroyo') más sufijo -ank-, prerromano también, con valor hidronímico. Sería el Naranco un lugar 'abundante en agua' en sus laderas, teniendo en cuenta que el entorno de Oviedo carece de otros ríos más caudalosos que el Nora."

Muy cerca de aquí está La Fuente'l Carbayu, una de las que se iba a por agua antes de que existiese la traída de la general


Paisaje del pequeño valle de Zalandrón entre Andorcio y Portiella, barrio grande de Ables, donde se concentraban los chigres de la parroquia, como Casa Mariano, que funcionó entre 1915 y 1990 y en sus buenos tiempos tuvo teatro, estanco, bolera y baile, al que le dedica un buen reportaje Chema Martínez en Bares tienda de Llanera 1ª parte:
"Este popular establecimiento sufrió desde 1975 cambios en su gobierno, mediante traspasos sucesivos, lapsus de tiempo inactivo y diferentes nombres: tras Casa Mariano, bajo la familia fundadora y el traspaso a los llamados de Casa Cándido, pasó a llamarse oficialmente Rancho Grande, Bar Santos y Bar Panera en diferentes momentos, si bien para los lugareños, siempre siguió siendo Casa Mariano. 

En la carretera de San Cucao a Cayés, en Portiella, en el margen derecho, estaba ubicado desde 1915 aproximadamente, este bar-tienda, y tras la Guerra Civil, con estanco, durante algún tiempo salón de baile, escenario de representaciones teatrales y equipado con bolera. Fue el matrimonio formado por Mariano Suárez Menéndez (1890-1983), natural del Rexidoriu y Rosario Menéndez Díaz (1892-¿?), nacida en Andorcio y pariente de los propietarios del Bar Pelayo de Oviedo, quienes lo fundaron y regentaron con la ayuda puntual de sus hijos. Dos de éstos Manolo y Pepe, y sus respectivas mujeres, Nieves y Enedina, sucesivamente y cada matrimonio por separado, serían los últimos de la familia en ocuparse del bar-tienda. 

En la retina de los mayores permanecen los pellejos de vino, las partidas de cartas, al tute y subastau con pequeñas cantidades de dinero en juego, comidas por encargo y los reconocidos callos caseros que preparaba Rosario, muy solicitados por lugareños y otros comensales capitalinos. 

Hay quien considera a Rosario impulsora de la costumbre de degustar los callos en los bares de la redonda. Sobre un suelo de cemento, disponía de mostrador y estanterías de madera, con puerta acristalada en algunas zonas de ésta para dejar a la vista los comestibles. Los domingos fuera de época estival, se celebraban bailes tanto en el bar como en el patio anexo, amenizados por gramolas. La representación de comedias corría a cargo de las alumnas de los últimos cursos de la escuela de la localidad, capitaneadas por la maestra María Concepción Roza Vallina y, en la bolera frente al bar, al otro lado de la carretera, se celebraban casi a diario concurridas partidas. 

1975 a 1981 tomó el traspaso María Carmen Fernández Vázquez, de Casa Cándido de Ables, puntualmente ayudada por su marido José Manuel Fernández García de Casa Ribera de La Granda; mantendrían la denominación original de Casa Mariano para el bar tienda, ésta bajo la marca Spar, con un poco de todo. Introducirían bastantes mejoras en las instalaciones, transformando el salón de baile en un amplio comedor donde los callos, el adobu casero, la carne guisada, el jamón al horno y arroz con leche eran los platos más significativos, tanto los fines de semana como en el menú diario para temporeros y empleados de los alrededores. Incluso sirvió alguna que otra tortilla de patata con huevos de casa, a unas 300 pesetas de la época, en los chalets de las inmediaciones. Los participantes en las competiciones de cartas se jugaban desde un guiso de jamón con verdura hasta una botella de whisky. María Carmen criaba cerdos y sacrificaba hasta dos a la semana a fin de dar satisfacción a las necesidades del comedor, donde se llegaron a servir bodas. 

Disponer de parrilla, organizar veladas de canción asturiana, donde las canturriadas de Loli de Cayés y la gaita de Heliodoro Fernández, Pravia, padre de María Carmen, contribuían a dinamizar la vida social de la zona. Un futbolín oportunamente instalado, era atractivo suplementario para la chavalería. El estanco original de Casa Mariano, con el número 75, siguió formando parte del establecimiento hasta el final del traspaso de María Carmen en 1981. 

Denominado Panera, sería regentado por Beatriz Díaz, natural de Castiello en Lugo de Llanera e Imelda, natural de Villacé, León. Excelentes cocineras ambas, pues habían sido demostradoras-vendedoras a domicilio de las bondades de una conocida marca de cacerolas, popularizaron los viernes como jornadas de la caza, donde el jabalí era el plato estrella, tan concurridas, que incluso necesitaban contratar a personas de las inmediaciones puntualmente. 

La parrilla los fines de semana, las fabadas y otros potajes diarios, los festivales de canción asturiana con la presencia incluso de Josefina Argüelles y el Presi, subidos a una tarima de madera en una esquina del salón con chimenea, eran seducciones que no pasaban desapercibidas. La campechanería de las dueñas, siempre dispuestas a sentarse con los parroquianos para una partida de cartas y a participar activamente en cuantas actividades allí se organizaban, contribuía a mantener los clientes habituales y a conseguir otros nuevos. 

Sin que hayamos podido, documentalmente hablando, establecer las fechas de los sucesivos arrendatarios del local, es seguro que aparte de momentos de inactividad entre un llevador y el siguiente, un tal Valentín durante muy poco tiempo llevó el bar bautizado como Rancho Grande. Guillermo Díaz Suárez, natural de Ferroñes y Rosa María Rivera Santos, de Piloña, serían los arrendatarios –sin tienda y sin comedor- bajo la denominación de Bar Santos. Hay quien dice que hubo más llevadores, sin que podamos precisar sus nombres. El cierre definitivo del local fue en 1990 aproximadamente y el edificio fue derruido en 2010 aproximadamente. En el propio local del bar se instalaban durante el franquismo las mesas electorales y allí se siguieron celebrando elecciones hasta el final de la época de Adolfo Suárez, momento tras el cual pasaron a celebrarse en el centro social."

En la misma carretera estuvo El Tropezón, que se supone abrió en 1938, aún en plena Guerra Civil pero cuando el frente ya no estaba en Asturias, y que cerró hacia 1950:
"Ramón Rodríguez González, Ramón de Jacinto, (Portiella, 1901-1977), y su mujer Prudencia Cuervo Rodríguez, natural de Cayés (1903-1969), instalaron y regentaron un bar-tienda en Portiella, en el margen izquierdo de la carretera de San Cucao en dirección a Cayés, entre Casa Pepón y Casa Mariano. Estuvo en funcionamiento desde el final de la Guerra Civil hasta los primeros años de la década de 1950. Él, emigrado joven a las Américas trabajó en La Habana y en Chile, donde perdió una pierna en un accidente en una mina de cobre. Retornado a la casa paterna, antes del comienzo de nuestra Guerra Civil, trabajó como herrero y carpintero. La tradicional tienda mixta y bar, atendida por el matrimonio, contaba con mostrador y estanterías de madera que había construido él mismo, donde se vendían comestibles y demás enredos de pueblo entre los que estaban madreñas y los tacos de goma, cantesas y clavos para ferrarlas, y, en lo referente a bebidas, sobre todo vino."

En Portiella tenemos que hablar también de Casa Pepón, que abrió en 1900 y cerró en 1995, llegando casi al siglo de vida, tuvo tienda hasta la guerra, también bolera, baile...
"Ubicado en Portiella, conocido en el primer tercio del siglo XX como Casa María, fue fundado por María Díaz, (¿?-1933) natural de aquélla casa como estanco y bar–tienda hacia 1900. Al enviudar y contraer segundas nupcias con José Rodríguez, de Cayés (¿?- 1938), también viudo y conocido como Pepón, este sobrenombre fue imponiéndose poco a poco y quedó establecido como definitivo al cabo de los años. 

Una hija de este matrimonio, Adela Rodríguez Díaz (1913-2003), acompañó a sus padres en el bar-tienda y siguió después con el bar hasta su cierre en 1995. En atender el establecimiento, ayudarían a Adela su hermano Ricardo que regresó a Chile en 1946, incorporándose el sobrino de ambos, José Manuel Después de la Guerra, ya con Adela al frente, sería solo bar, con bolera a su izquierda, desde 1940 hasta 1990. Algunos de mis informantes, aún recuerdan el comprar pipas a granel, como golosina infantil. En 1940 se inauguró la Pista Tres Robles, nombre tomado de los que daban sombra a la casa, donde se celebraban bailes los domingos con las gramolas de El Topu y Davicín. En la década de 1950 se añadió un servicio de barbería atendida por Benito, Pravia y Fernando y, más tarde, fue la sede de la Asociación de Vecinos de Ables, conocida como Seis Barrios. 

Atanasio Fernández de Avilés, primero, y Gómez de Oviedo, eran suministradores de vinos, primero en pellejos, después en garrafas y por último en barricas. En un principio iban a buscarlo con un carro de caballo y posteriormente con otro de vacas a Los Llongares, junto al actual reciento ferial, hasta que ya comenzaron a traerlo al propio establecimiento. Ya no queda rastro alguno del bar, que en su origen tenía mostrador y estanterías de madera. Hasta que los panaderos comenzaron a distribuir el pan a domicilio, los vecinos circundantes recogían allí lo encargado. Las partidas de cartas no solo eran habituales sino también muy concurridas."

El camino estaba muy transitado, desde La Ponte Cayés o desde la carretera de Avilés en Coruño hasta San Cucao había muchos chigres, muchos con tienda, baile, cine, etc., concentrándose muchos en San Cucao: El Chigre, Casa El Roxu, Casa Campana, Casa Martínez, Casa García, Casa Telva, Casa Ángel, Casa Pacha, Casa Rabada y Casa Luis de La Parte son los que recoge Chema Martínez


El Cantu la Figal sigue valiéndonos de referencia, bajo ella pasa dicha carretera, cerca ya de Llineres


En La Caleya, a solamente dos kilómetros de Posada, seguimos caminando en Llano por la planicie de Llanera, pasando a escasos metros de Asipo y dirigiéndonos al paso del Ríu Zalandrón y entrar en la parroquia de Rondiella






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