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lunes, 21 de julio de 2025

EN LOS BOSQUES DE LA CASTAÑA VALDUNA (LES REGUERES, ASTURIAS) EL VALLE DEL REGUERU LA LLONGA, EL PALACIO DE ARDAXE Y LA CALZADA LUCUS ASTURUM-LUCUS AUGUSTI

 

Castañéu en el Camino de Premoñu a Valdunu

A nuestro paso por el concejo de Les Regueres, el Camino de Santiago se adentra en hermosos bosques autóctonos en los que predomina el castaño o castañal, los castañeos o castañares, como el que tenemos a la salida de Premoñu, parroquia de Valdunu, dirigiéndonos al valle del Nalón en nuestro camino hacia Grado/Grau, en lo que son los primeros kilómetros del Camino Primitivo

Castaña valduna

Es en estos bosques donde nace la castaña valduna, uno de los grandes tesoros gastronómicos de Les Regueres, 'castaña grande, sabrosa, brillante y dorada', de la que veremos no pocos ejemplares por estos pagos en otoño, cuando, allá por el mes de noviembre, se celebra su festival en Santuyanu, la capital del concejo. En Cómo distinguir una castaña valduna, de la web de Villa Palatina (uno de los albergues, este con restaurante, que hallaremos en este tramo reguerano del Camino de Santiago), hallaremos esta descripción:

"La valduna gusta por su “culo” rechoncho. Ésta es una de las principales peculiaridades de esta variedad de castaña que destaca también por su tamaño, color y brillo. 
Para distinguir una buena valduna, además de mirar su culo, los recolectores más expertos y veteranos recomiendan fijarse en que tenga un color rojizo con rayas único y que parezca que esté recién barnizada. Eso por fuera; una vez que la metes en la boca, ya es inconfundible, su sabor dulce no engaña a nadie."


Casi al final del pueblo de Premoñu, en el barrio de La Tabierna, donde abre sus puertas La Tabierna Alborada en la bodega debajo de un hórreo, tomamos el camino que, dejando la carretera, nos llevará a Valdunu, siguiendo la señalización xacobea, atravesando uno de estos bellos castañares, alguno de cuyos primeros ejemplares vemos ya al fondo


La Tabierna Alborada es un excelente lugar para tomar algo en un pueblo que, de unos años acá, se había quedado sin bares y que ahora han renacido gracias al paso de peregrinos, algo que ha redundado en beneficio de ellos y de los vecinos


En Camino pasa entre el hórreo y la casa y sigue todo de frente, viendo al fondo, al oeste, La Sierra Sollera que, con sus 604 metros de altura en el pico de ese nombre, es uno de los cordales que separan el valle del Nalón del valle del Narcea


Llegamos a un viejo muro de piedra y el camino sigue de frente al lado de la tapia de una finca donde hay un cobertizo de ladrillo. Flores de campanilla o calas (Zandeschia aethiopica) crecen en la vereda...

El Camino sigue en llano antes de adentrarse en el bosque, pasando entre unos prados. La muria de piedra lo separa de la finca de la izquierda


Luego sigue la sebe o seto silvestre; nos encaminamos al pequeño valle del Regueru la Llonga, que nace muy cerca de aquí, al pie del Alto Ania, al norte de Premoñu, y desemboca en el Nalón en La Fonte, al oeste de Valdunu y antes del pueblo de Paladín. Sin embargo, podemos decir que su cauce discurre seco salvo algún leve charco en época de lluvias

Prado abajo, algunas casas entre Premoñu y La Casanueva. Más allá son los montes de Santa María, al otro lado del valle del Nalón, en términos del concejo de Grado/Grau

Ante nosotros y a la derecha, el monte, también boscoso y con alguna casería, de La Mata, cierra el valle del Regueru la Llonga por el norte. También llamado valle de Ardaxe por un histórico palacio situado sobre su entrada y bajo el que pasaremos al salir del bosque y salir a La Veiga Valdunu


Más atrás es El Picu Cimeru (435 m), fácil de reconocer por sus plantaciones de pinares y sus pistas forestales


Aquí es donde empezamos a bajar viendo al oeste la planicie amesetada de El Llanu las Ayalgas en La Sierra Sollera, donde hay una necrópolis tumular megalítica, de las que gustaban saquear los antiguos ayalgueros o buscadores de tesoros en búsqueda de ofrendas de oro y otras riquezas que fueron objeto de leyendas transmitidas oralmente de generación en generación

Esa sierra conforma una continuidad hacia el norte de los montes de Cabruñana, paso del Camín Real de la Mesa que, por el puerto de ese nombre, se dirigía desde la Cordillera primeramente a la costa, a Pravia, la astur-romana Flavionavia y acaso antigua capital de los pésicos o astures occidentales, luego capital del Asturorum Regnum con Silo y Adosinda. Un ramal bajaba a Grado/Grau, donde se unen los valles del Nalón y su afluente el Cubia y se dirigía a la antigua Ouetus por las sendas del actualmente llamado Camino Primitivo, antiguo Camín Real de Galicia, Camín de Grao o Camín Francés, pues francés era como se conocía a todos los caminos por los que pasaban peregrinos y viajeros en general de origen franco, como se denominaba a los actuales franceses y centro-europeos en general

Más al oeste es El Picu los Horrios, en el Alto de Anzu (261 m) sobre el pueblo de esta nombre, Anzu, en la parroquia moscona (de Grado/Grau) de Peñaflor, que da nombre al túnel de la Autovía A-63 Oviedo La Espina (a la izquierda de la foto)

También se le llama El Picu la Peña, por sus afloramientos rocosos y nos sirve de referencia pues a sus pies y un poco más al oeste entraremos en el concejo moscón por El Puente de Peñaflor. El nombre de Los Horrios, más que por la presencia de graneros tipo hórreo tendría que ver también con esas peñas, horrios, de la raíz prerromana ur, 'piedra', que pasó a significar 'elevación'

Nos gusta esbozar este panorama de la situación con los accidentes geográficos que tenemos ante nosotros avanzando a occidente. Ya muy atrás ha quedado el valle del Nora (otro afluente del Nalón), cuyos paisajes recorríamos al salir del casco urbano de la capital asturiana

El Camino hace un poco de curva a la derecha y empieza a bajar, muy suavemente. El descenso al valle será cómodo por esta ladera al oeste de Premoñu y al norte de La Casanueva

El Camino es una senda de tierra muy agradable de caminar, que se desbroza periódicamente y que, aunque tiende a estrecharse, siempre ofrece buen paso dada la cantidad de peregrinos que lo transitan


Aquí pasamos a la sombra de una figar o figal, una higuera de sabrosos frutos en otoño, cuando también sale la castaña valduna

La senda se encaja entre sebes o setos naturales que se hacen tan altos como una persona, o más, pero como decimos el Camino siempre permanece expedito. Únicamente con los brotes de primavera habríamos de apartar con el bastón algún escayu o zarza, muy ocasionalmente


Aunque no hay mayormente riesgo de error, este mojón confirma el camino a seguir a la entrada de una finca, evitando que nos equivoquemos


A nuestra izquierda, La Casanueva y, más allá, Nalió, en términos moscones de "la parroquia de Báscones, situado en la loma divisoria de las cuencas del río Sama y el regueiru La Porra", como señala la Enciclopedia del paisaje de Asturias. Ciudades, Villas y Pueblos, ambos afluentes del Nalón, La loma es la del Picu la Parrada (229 m)


Una portentosa castañal nos da la bienvenida al castañar, nos metemos en el frondoso bosque de castaños cuyos frutos caídos al suelo, considerados 'públicos' en ese caso, tantas hambres mitigaron a lo largo de los siglos


El castaño en otoño, con sus oricios o erizos, cápsulas espinosas que guardan las castañas, lucen en su esplendor tras nacer a finales del verano, y van cayendo al suelo...


Suelo que se cubre de ellos...


Se extraen de su oriciu y se llevan para casa...


Si no hay otra opción, para sacarlas pueden pisarse; antaño se empleaban unas tenazas especiales para ello, les morgaces, de las que aportamos un par de fotografías en el Festival de la Castaña Valduna...



Mirando al suelo, también encontraremos las señales del Camino, como esta flecha pintada en la muria al pie de la castañal


En otoño, con las castañas cae también la hoja, ofreciéndonos un caminar aún más mullido para nuestros pies. Cuando secan, su crujido al pisarlas es una agradable sensación que nos ofrece la naturaleza, con su propio hilo musical que da música natural al ambiente, son los sones del bosque...


El castañéu en verano, una manguera en verano es señal de que hay cerca más prados de pasto


Tal que este, en un claro del bosque, donde las vacas, atentas a sus crías, los xatinos, nos observan al vernos pasar


El toro parece pastar más apaciblemente, ajeno a nuestra presencia...

El castañar o castañéu en primavera, cuando aún no ha crecido toda la hoja en los árboles pero, la que lo ha hecho, se muestra intensamente verde

Foto del mismo lugar en verano, en agosto en concreto, cuando ya incluso alguna hoja empieza a secarse. Enseguida aparecerán los oricios en las ramas

Antes que este, atravesamos otro bosque relativamente parecido entre La Rabaza y El Picarín, bajando al valle del río Andayón antes de subir a Premoñu, ambos conforman dos de los varios tramos boscosos el Camino en el concejo. El primero fue el de El Castañéu del Soldáu, tras pasar el pueblo de Gallegos, donde entramos en Les Regueres


Percibamos cómo cambia la luz según el día: este es el castañéu en verano una mañana de sol


Y aquí al caer la tarde, cuando desaparecen los juegos de sombras, al igual que en días nublados


Estamos siguiendo un trecho aparentemente llano pero que en realidad va bajando casi imperceptiblemente. Una muria a la derecha nos separa de la parte más grande del castañedo


Un tupido bosque de castaños jóvenes se extiende a nuestra derecha cuesta abajo hasta la ribera del Regueiru la Llonga, sus troncos delgados y numerosos se nos asemejan a lanzas...


Otra foto de primavera, cuando, al no haberse desarrollado toda la hoja, el sol llega a todos los rincones, incluyendo el suelo

Y otra foto otoñal, con el camino cubierto ya de hojarasca...


Tiempo de dir a la gueta o a la rebusca, ir la recogida de castañas, las valdunas, rojizas, brillantes y grandes. Esta castaña tan sabrosa corre peligro de extinción si no se potencian y se promueven sus excelencias y consumo. En torno a ella se promocionan otros muchos productos regueranos, concejo rural, agrícola y ganadero por excelencia en medio de importantes núcleos urbanos


Excelente es el artículo que nos ofrece Javier Llavona, periodista de paisajes y gastronomía, titulado La castaña valduna, joya desconocida de la gastronomía de Asturias, para Hule & Mantel: que encabeza diciendo: "El recetario otoñal del concejo asturiano de Las Regueras conserva la tradición de la castaña Valduna, protagonista de muchos de sus platos y guisos", continuando así, con estrecha vinculación a los peregrinos del Camino de Santiago que, en su mayor parte, la desconocen, pese a, literalmente, pisarla a su paso...
"Las tenadas de Las Regueras (Asturias) huelen a castaña. Su asado, con un inconfundible aroma a otoño, se entremezcla con el rocío de la mañana en las vegas, el rumor de los arroyos y regueros que vertebran este concejo —de ahí su nombre— y que guían al peregrino, en su tránsito por el Camino Primitivo, hacia el buen cobijo. 
El crujir de las ramas al paso del caminante parece perturbar un ambiente sacado de un cuadro impresionista. Los tonos pardos, rojizos y ocres inundan los bosques del concejo de Las Regueras, a pocos kilómetros de Oviedo. Un municipio rico en patrimonio y vasto en lo gastronómico. Su extrema belleza radica en una masa forestal que se ha mantenido prácticamente intacta y que nos lleva a rincones llenos de encanto donde disfrutar de uno de los frutos más codiciados por estas fechas: la castaña.  
Serán las aguas del cercano río Nalón o el hecho de que estos lares fueran territorio romano, con mosaicos y termas que dan buena prueba de ello, las que configuraron unos paisajes de bosque autóctono con gran predominio de robles y castaños. Estos últimos han servido de sustento a las aldeas cercanas, creando platos y recetarios que las abuelas preparan con paciencia utilizando la castaña valduna, propia del pueblo de Valduno, una de las joyas más desconocidas de esta zona y de la exitosa cocina asturiana. 
Con una tradición que se hereda y que permite una auténtica conexión entre paisaje y paisanaje, las plantaciones semi-salvajes de los castaños regueranos, con la valduna como referencia, sirvieron de dieta básica cuando la patata era un producto reservado para las clases más altas. Maíz, castaña y la propia matanza. En aquellas épocas, menos era más pero no por esloganes de sostenibilidad o buen-rollismo. Eran épocas duras, donde el ingenio superaba siempre a la realidad y donde de la nada se hacía un todo.  
Mientras que hoy los erizos verdes y amarronados parecen invisibles al paso del peregrino, en su día eran recursos inagotables de recetas reconfortantes. Suerte de los jabalíes y corzos que podían deleitarse con estos bocados ricos en carbohidratos, con gran aporte nutricional. Muestra de aquellos malabares en cocina, hoy en día es posible disfrutar de la castaña valduna en recetas como la sopa de castañas, que más bien puede recordarnos a un espeso puré, y que se elabora con este fruto, chorizo y una moderna nube de jamón. Villa Palatina, en Paladín, en plena ruta de los palacios de Les Regueres, es uno de los mejores restaurantes, y también albergue de peregrinos, donde disfrutar de este plato reconfortante, sencillo pero sumamente delicioso.  
Es tiempo de Santos y de flores que perfuman los camposantos, de mujeres que comulgan con las tradiciones y que mantienen ese romanticismo patrio de disfrutar de un puñado de castañas valdunas al calor del llar. Sin necesidad de mucho, como en los viejos tiempos. Con la idea de que esta castaña alcance el prestigio que se merece, desde Les Regueres organizan cada año un festival donde se celebra la seronda, el otoño astur. No faltan las valdunas, las gigantes calabazas, el misticismo del Samhaín y la sidra dulce, que convence a peques y mayores, pero cuya pequeña fermentación asegura tardes de digestión lenta.  
“Pañar” las valdunas, es decir, dejarse el lomo cogiendo una a una, casi se ha convertido en toda una experiencia de bota a estrenar y cámara en mano. No importa, lo cierto es que mientras el monte esté habitado, la valduna no quedará olvidada en el recetario de nuestras abuelas. Solo así, nuestro peregrino pueda disfrutar de un copioso pote de castañas esta noche. "

Crecen los helechos en las veredas en esta foto más veraniega, cuando la buena sombra del castañéu cobija al peregrino en jornadas de intenso sol castigador...


Llega el otoño y, con él, las horas de luz y el sol tan directo, imperando más la umbría... es tiempo de castañas, lo que en Asturias se denomina l'aire les castañes, una época de especial sensibilidad anímica y psicológica que retrata de esta manera Miguel González Pereda, Cronista Oficial de Villaviciosa, en el periódico La Nueva España:
"Antes de que en las clases de geografía e historia nos contaran la mitología y líos de faldas de Zeus y Calisto, la venganza de Heras, Artemisa y todo aquello de la Osa Mayor y las constelaciones, ya nos contaban  la historia del “El Carriquín del Rey”, ese carro tirado por dos “gües”, que sube a lo más alto de la bóveda celeste en primavera para llenarse de rayos de sol, y baja lentamente hasta el horizonte en otoño para volcar su carga y llenar la naturaleza  de color dorado. En su caída se forman vientos muy cálidos y secos del sur y suroeste que agitan las ramas de los árboles y llenan el suelo de los “castañeos” de amarillentos “oricios” con punzantes púas que guardan brillantes y sabrosas castañas, circunstancia que el hombre aprovecha para apañarlas sin necesidad de “llimiles”. 
Ese aire caliente que aquí llamamos “el aire de les castañes”  es un viento que dicen que vuelve a le gente “lloca”, que propicia estados de irritabilidad, migrañas, jaquecas y mayor riesgo de accidentes, depresiones, suicidios y asesinatos. En algunos países europeos, especialmente en Suiza, Lucerna y la zonas de los lagos de Ginebra y Lyon, que por su configuración orográfica parecida a la de Asturias padecen también “el aire de les castañes”, que allí llaman “bise” o “foehn”, lo aceptan como atenuante de condena por asesinato y algunos delitos. 
El fraudulento cambio de horario, la disminución de la luz y adaptación del ritmo circadiano es otro de los fenómenos que activa algunos mecanismos neurofisiológicos y bioquímicos en las personas, la melatonina, serotonina y todo eso, produciendo en algunos individuos ese efecto “aventau”, el abatimiento y la melancolía que da el aire de les castañes. “Les andarines” y otras aves, que también acusan estas sensaciones,  inician sus migraciones hacia el sur, y los jubilados se apuntan al Imserso para ir a Canarias o a Benidorm.   
En la antigüedad clásica ya definían el humorismo, que nada tiene que ver con lo que hacían Gila, Eugenio, Grucho Marx y otros políticos, sino con los cuatro fluidos que condicionaban la mente y el cuerpo de los seres humanos, inherentes a los cuatro elementos, los cuatro vientos, las cuatro estaciones, las cuatro fases de la vida, etcétera. Así, el arrebato, la mala leche, la locura, la melancolía y la neurosis se asocian con el aire caliente y la mala influencia de Saturno el planeta, y los médicos antiguos predecían las consecuencias que podía producir este aire del sur o de “les castañes” en los individuos sensibles y alterados por él. (...)"

Pero, sin duda, la alegría de la recogida, y posterior saboreo e ingesta, de los frutos otoñales, entre ellos les castañes, y si son valdunes mejor, mitigarán cualquier pena o congoja que propicia el final del verano, tomándolas magostaes (asadas), pulguines (cocidas) o de mil maneras en suculentas recetas. No olvidemos que antes de la llegada de la patata y de la faba de la fabada de América los potes eran con castañas...


Pero ahora el recetario ha aumentado, con tartas, flanes, bombones y todo tipo de exquisiteces, pero especialmente dulces y postres que podremos ver en el Festival de la Castaña Valduna de Les Regueres

















Y aquí tenemos el material 'en bruto', los cestos cargados de castaña valduna y les morgaces para sacarlas de sus oricios sin pincharnos


Los cestos, se llenan rápidamente... acaso podamos celebrar un magüestu o cena comunitaria de castañas en nuestra cena comunitaria en el albergue, o en algún bar cercano. A veces los vecinos organizan alguna por estos pueblos, si se tiene oportunidad, acúdase sin dudar

Por eso, cuando recorramos el castañar, y más en otoño con sus mágicas penumbras, pensemos en el manjar que la naturaleza reguerana nos ofrece, y al alcance de nuestra mano. En la actualidad, la Asociación de la Castaña Valduna, ARECASVAL, vela por ello


En la web Nuestro Campo, la corresponsal A. S. González nos ofrece una buena relación de las castañas más extendidas en Asturias y en concreto la valduna:
"Asturias es tierra de castaños. Los frondosos árboles que durante siglos alejaron el hambre perfilan aún a día de hoy el boscoso paisaje rural y también los parques urbanos, ocupando el 26% de la superficie arbolada regional. El Principado es la comunidad autónoma con más ejemplares del país y, a su vez, España es el tercer país de Europa, solo superado por Francia e Italia. 
Las castañas forman parte de la esencia del asturiano casi desde la cuna. Es fácil tropezar con ellas los días de otoño y la inocencia infantil las convierte en improvisadas pelotas que reciben desmadejadas patadas cuando los bebés inician el paso. Luego llegará el amagüestu, el olor que impregna las calles con su asado en puestos ambulantes… 
Las castañas  no son una sino que existen multitud de variedades. Los estudios de caracterización morfológica y genética han permitido clasificar 42 cultivares asturianos. El Serida caracterizó algunas de las variedades para impulsar su inscripción en el Registro de Variedades Comerciales y cuenta con una colección activa de germoplasma para conservar la diversidad ante el declive del fruto y actuar como base de los programas de mejora genética. 
Las más extendidas 
Valduna. Es una de las variedades más populares y su fruto tiene gran calidad y tamaño, color rojizo brillante y sabor dulce, aunque dificultad media de pelado. Es un buen polinizador, con erizos con espinas de longitud media.   Es fácil de encontrar en Gijón, Las Regueras, Mieres, Oviedo, Allande, Pravia, Salas, Santo Adriano, Siero Tapia de Casariego, Teverga, Tineo y Villaviciosa. 
Chamberga.  Sigue a la Valduna en popularidad. Pelarlas es fácil. De color rojizo, brillo normal, calidad marrón natural y sabor dulce, están principalmente destinadas a la industria agroalimentaria, que las convoerte en mermeladas, purés, harinas, por su tamaño más bien pequeño. Presentes en Belmonte de Miranda, Candamo, Grado Las Regueras y Salas, su maduración es semitardía. 
Bacoa. De Ibias. Es un buen polinizador, con erizos con púas cortas. Sus frutos, dulces, son los más adecuados para fabricar las famosas castañas confitadas o marrons glacés, gracias a su facilidad para el pelado y su gran tamaño, y maduran en la segunda quincena de octubre. 
Grúa. Se localiza en los concejos de Villaviciosa y Parres. Los frutos tienen buen calibre, con calidad marrón natural, pero presentan una dificultad media de pelado y son insípidos, destinados para el consumo en fresco, con maduración entre semiprecoz y semitardía. 
Vaquera. Las encontrarás en el Occidente asturiano, en Belmonte de Miranda y Tineo.Son de color oscuro, brillo normal, fácil de pelar y de sabor dulce, pero con un grado de tabicación alto por lo que se desestima para un uso como marrón al natural, pero adecuada para consumo en fresco, con maduración entre semiprecoz y semitardía. 
Miguelina. La más precoz de las variedades asturianas, se distribuye por Pravia y Salas y debe su nombre a que su maduración coincide con la festividad de San Miguel. De sabor dulce, el calibre de los frutos es similar a los de chamberga, por lo que se destina para la fabricación de mermeladas, purés y harinas.  Los amentos no producen polen y los erizos tienen púas de longitud media 
Paré. Ocupa en occidente: Boal, Cangas de Narcea, Castropol, Ibias, Pesoz, Allande, Santa Eulalia de Oscos, Tapia de Casariego y Taramundi. El Serida vincula su amplia distribución a su buena adaptabilidad, sabor dulce y muy fácil pelado, aunque tamaño pequeño, así como a la apreciada calidad de la madera, ya que su nombre hace referencia a las vigas que sujetan la estructura del tejado. 
Con un menor interés comercial, el Serida destaca las variedades doriga, llanisca, navexa, pelona y rapuca."

Por eso, no debe ser excesivamente difícil encontrar en otoño, atravesando Asturias por el Camino Primitivo, algún magüestu o, sino, acaso podamos organizarlo aquí, en la tierra por excelencia de la exquisita castaña valduna


Y con la castaña, los venerables castaños, que, como dice Ignacio Abella en su libro La magia de los árboles, la opinión más común es de la creencia que este árbol es oriundo de Asia Menor, Irán en concreto, de donde pasó a Grecia, siendo posteriormente difundido por los romanos. Sin embargo, los recientes "descubrimientos de restos de carbón de castaño, en cuevas prehistóricas y el hallazgo de polen de esta especie en diferentes yacimientos y edades", demuestra su anterior ubicación por toda Europa ya antes de las conquistas romanas


El castaño "debió sufrir fluctuaciones, retrocesos y apariciones" a lo largo de siglos y milenios, manteniéndose en sus reductos más favorables o desapareciendo "hasta su reintroducción por la mano del hombre", estas fases vendrían marcadas por enfermedades y otras causas, incluyendo las glaciaciones:
"El carácter autóctono de una especie es un concepto bastante relativo y, en cualquier caso, este árbol puede ser considerado como indígena por su excelente aclimatación y por su grado de integración en el medio natural y en la economía y cultura del medio rural."

"Dar voces en castañéu" es una expresión asturiana equivalente a la castellana de predicar en el desierto, haciendo alusión a las soledades del castañar, sin embargo algunos son especialmente concurridos, tal que este del valle de Ardaxe o del Regueru la Llonga, que pasa metros abajo a nuestra derecha, en la espesura, frecuentados por peregrinos y senderistas, como los de la Ruta de los Palacios de Les Regueres, que por aquí pasa


Por contra, la castaña es fruto esencialmente comunitario por sus mencionados amagüestos dónde, además de castañas, corría la sidra del duernu, dulce, recién mayada o elaborada y, en buenas épocas, hasta algo de carne de la matanza casera del gochu o cerdo. En La castaña símbolo de amistad, artículo que encontramos en el blog Leyendes asturianes, abundan en ello:
En Asturias la castaña es un símbolo de amistad desde tiempos inmemoriales. Antes de que los romanos ayudasen a que se extendiesen las plantaciones de castaños, estos ya eran conocidos en nuestra tierra. En favor de la castaña, y haciendo algo de memoria, hemos de decir que sirvió, mucho antes de que la patata se popularizase, para quitar mucha hambre entre los asturianos. 
Aún se conserva en nuestro recetario algunas muestras culinarias que tienen a este fruto como protagonista y se celebra algún que otro festival de la castaña como los de Aces (Concejo de Candamo, desde 1992), Arriondas (Concejo de Parres, desde 1991), Villoria (Concejo de Laviana, desde 1979), LA Pedrera (Concejo de Gijón, desde 1980). Todos ellos a lo largo del mes de Noviembre, como no podía ser de otra manera. 
La llegada de los inviernos, de los fríos y las lluvias que antaño los llenaban, era recibida por los asturianos con la celebración de amagüestos, magüestos a amagostos. Se trataba de reuniones que hacían los vecinos para asar festivamente castañas ( magostar o quemar) y acompañarlas por lo general, con sidra dulce. 
El carácter comunitario de la fiesta es destacable, por cuanto cada vecino reafirmaba su condición de miembro de una colectividad y ofrecía su amistad al resto de la comunidad. Desde las plazas de los pueblos se partía hasta los bosques asturianos llenos de castañales, donde se recogían las castañas que más tarde se asarían en una fiesta en que la bebida (la sidra dulce) hacía subir de tono los actos y comportamientos de algunos vecinos. Algunas coplas nos trasladan a las noches de los amagüestos y lo que la fiesta podía llegar a provocar.
"Madre mía toi en cinta
fía mía cares son
les castañes que comisti
de que castañeru son"

La sensación de recogimiento del castañar lo hace proclive a los encuentros amorosos al volver la mocedad a casa tras el amagüestu y otras fiestas de la temporada, como la esfoyaza del maíz, que es en realidad un trabajo comunitario que resulta también en fiesta, así descrita en el blog Historia y Patrimonio de Riosa:
"Una de las celebraciones tradicionales de "LA SERONDA" - otoño - y que se realizó en la Asturias rural  durante siglos - cuando el maíz era el sustento de la familia y en menor medida, de los animales-, era "LA ESFOYAZA" . Era un trabajo que se hacía en comunidad y en la que participaban  los vecinos del pueblo. Mozas y mozos colaboraban en las distintas esfoyazas  que se celebraban en las casas del pueblo. La esfoyaza  no solo era un trabajo comunitario sino que también era un lugar de encuentro, ya que durante o después de terminar el trabajo, había festejos, juegos y convite. El convite a los participantes en la "Esfoyaza" era conocido como "GARULLA".  Era normal que, una vez concluida la "Esfoyaza", los dueños de la casa convidasen   a quienes les habían ayudado. En la "Garulla" podían degustarse,  tortillas, boroña caliente con  jamón, quesos, manzanas, avellanas, nueces, sidra .... Los dueños, por la cuenta que les tenía, solían agasajar a los participantes, porque si no, el próximo año, podrían quedar sin gente que les ayudara. 
Actividades previas a La "ESFOYAZA".- 
Previamente a la "ESFOYAZA",  era necesario realizar una serie de trabajos. En primer lugar era necesario segar o cortar las plantas del maíz, se separaban las "panoyas" - mazorcas" y el "narbaso" -plantas del maíz - se colocaba haciendo "picas" para que secaran; se cargaba en los carros y se transportaban a los locales donde se hacía la "esfoyaza". 
"LA ESFOYAZA" -propiamente dicha -. 
Una vez allí, se hacían grandes montones donde se sentaban las personas participantes y se iniciaba la tarea de deshojar -"esfoyar"- las "panoyas" - mazorcas -; para ello se quitaban casi todas las hojas, excepto dos o tres - las más fuertes - que se dejaban hacia atrás con el fin de  facilitar la labor de los los "enrestradores" -encargados de hacer las "riestras"-. 
EL "ENRESTRADO".- 
Las "panoyas"- mazorcas - se "apurrían" -entregaban- a los encargados de hacer las "riestras" que iban  confeccionando una coleta en la que, en cada vuelta, se colocaban tres o cuatro "panoyas" muy juntas, empleando para sujetarlas  "blimas", "velortos" o pajas de la escanda atadas por el extremo.  
Una vez hechas las "riestras", se colocaban  sobre el corredor, bien de la casa o de la panera u hórreo, para que secaran. 
TAREAS POSTERIORES A "LA ESFOYAZA".- 
Recogida de las hojas para hacer los "jergones". 
Concluída la "esfoyaza", se recogían las mejores hojas para utilizarlas  como relleno de los "jergones". Las hojas eran depositadas en grandes sacos  que a la vez servían de colchón. Cada año, en la época de la esfoyaza, se sustituía el relleno de los jergones. 
Secado de las riestras de maiz.- 
Las riestras de maíz permanecían en los corredores de las casas o las paneras hasta que estuviera totalmente secas. 
Deshacer las panoyas.- 
Cuando el maíz estaba suficientemente seco, se deshacían las panoyas, separando el grano del "tarucu"; para esta labor  se utilizaba  "un tarucu"  que  se restregaba contra la panoya con el grano, el cual iba cayendo y depositado en los sacos para llevarlo al "molín". El maíz no se deshacía en su totalidad, sino en la  medida que fuera necesario. 
Molido del maíz.- 
Generalmente no todas las familias tenían molinos, por lo que, quienes no disfrutaran de ellos, se veían obligados a llevarlos a los molinos existentes en el pueblo - normalmente, de carácter comunitario -. El pago solía hacerse en especie, la "maquila", con la que se quedaba el molinero en relación al maíz molido. Era una medida y consistía una especie de cajón - un copín (aprx. siete kilos) equivalía a una maquila- 
OTROS ASPECTOS DE LA "ESFOYAZA".- 
La "ESFOYAZA", representaba  algo más que una actividad comunitaria en la que participaban todo el pueblo era, también, un momento de reunión de la gente, de diversión, incluso de cortejo. Se contaban leyendas y cuentos, se cantaban canciones populares, había alegría y diversión. A la Iglesia  no le gustaba estas reuniones ya que suponía una relación muy cercana entre los mozos y las mozas hasta el punto de que, los párrocos,  se eregían en protectores de las buenas costumbres, hasta tal punto que, en ocasiones, instigaban a las Autoridades para que intervinieran las fuerzas de orden público. 
El Cortejo.- 
Los mozos que querían entablar relación con alguna moza que les gustara, aprovechaban la ocasión para tirarle algún grano de maíz, hasta alguna  panoya, para llamar su atención y, si no le hacía caso,  hasta se atrevían  a cantarle coplas "... no me hiciste caso, verás  como tu quedas para siempre para vestir santos". O la de la moza que no le agradaba el mozo que le tiraba los granos de maíz y cantaba "...la panoya que tiraste no la quise recibir, que mi madre ya no quiere que corteje  a un mozo ruin". 
Los Juegos y los bailes .- 
Finalizada la "ESFOYAZA",  llegaba el momento de los juegos, los bailes y los cantares. 
Uno de los juegos que solía hacerse  era el de "L´ALPARGATA". Se aprovechaba que había muchas hojas desparramadas por el suelo, las mozas y los mozos hacían un circulo con una persona en el centro. Los participantes comenzaban a mover la alpargata debajo de las hojas y la persona que estaba en el centro debía encontrarla para poder salir del centro del circulo, tarea difícil pues simulaban que pasaban la alpargata y realmente no estaba allí, circunstancia que aprovechaba quien realmente la tenía para darle un alpargatazo. Si conseguía  la alpargata se libraba del centro a donde pasaba  quien la había perdido.  
En sus Diarios, Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), hace la siguiente descripción de La "ESFOYAZA", cuando habla  del cultivo tradicional del maíz:  
"Síguese a esto, la operación de la esfoyaza, que se hace por turnos en las casas de los labradores, concurriendo los mozos de la redonda a ella: las mujeres desenvuelven las hojas, descubriendo el grano de la mazorca, separando las inútiles y dejando tres o cuatro, y los hombres tejen estas hojas unas a otras formando riestras (ristras) de cuatro o cinco varas de largo, a que llaman piñones cuando son más cortas. Esta operación es de mucha alegría; se canta mucho; se tiran unos a otros las panoyas; se retoza y se merienda tortillas de sardinas o jamón con boroña, precisamente caliente, queso y peras o manzanas cocidas con la misma boroña. En otras partes, en lugar de merienda, se da a cada uno un panecillo como de media libra, y en otras garulla, esto es corbates y peras manzanas crudas. Esta esfoyaza es siempre de noche, y acaba a la una o las dos. Entonces los galanes acompañan a las mozas hasta sus casas, que suelen ser distantes, y al amanecer están en el trabajo".
 En la actualidad  aún se celebran esfoyazas pero, más que por razones agrícolas, con el fin de mantener una tradición de gran arraigo en Asturias  en los siglos pasados.

Efectivamente, puede decirse que les esfoyaces han desaparecido como trabajo comunal y festivo de las aldeas y únicamente se celebran en ocasiones especiales como puede ser esta exhibición con motivo del Festival de la Castaña Valduna en Santuyanu


Se sigue plantando maíz, y en grandes extensiones, pero como planta forrajera y no como cereal para curar sus granos al sol y luego hacer la preciada boroña o pan de maíz tras llevarlo a moler a los molinos hidráulicos que había por doquier en ríos y regueros, los cuales casi han desaparecido salvo casos contados como El Molín de Quilo, que pertenece al vecino pueblo de Ania, cercano al Camino de Santiago y que pudimos ver en un corto desvío en El Picarín


No obstante, siempre en alguna casa alguien deja unes panoyes o mazorcas 'como recuerdu' para que luzcan en el hórreo 'y nun quede el corredor desnudu, que paez mal' y, aunque se deshojen o enristren, ya no es tampoco una esfoyaza en el sentido que tenía antaño


Este maíz, además de adorno, puede emplearse para 'echar a les pites' o incluso molerlo y hacer boroña, pero únicamente asimismo para momentos especiales, coincidiendo con alguna fiesta, feria, muestra, exhibición, visita especial de familia y allegados...


La especialización del campo astur, como el de buena parte del norte de España, en la producción de leche y carne para suministro de los grandes y crecientes núcleos urbanos e industriales, hizo que la cultura cerealística, destinada al autoconsumo y que fue el germen de la aparición de la agricultura, desapareciese en favor del aprovechamiento casi general de la tierra en forma de prados de pasto y siega


La mecanización del campo hizo que muchos viejos caminos impracticables fuesen ensanchados, allanados y más tarde asfaltados, para el acceso de la maquinaria, tractores, camiones, etc., a los campos. Ello ayudó al tráfico rodado y el pan de las tahonas podía llegar a diario y recién hecho a las aldeas y caseríos más dispersos, por lo que se hizo innecesario plantar cereal para consumo humano y se prefirió destinarlo a pasto


Se mantuvieron, aunque generalmente decrecientes, los huertos familiares, e incluso labores netamente agrícolas, que en algunos casos fueron a más, pero basados estos en otros productos de mayor demanda: lechugas, tomates, pimientos, etc. plantados al modo tradicional o en invernaderos, calabazas, ajos, cebollas...

Escanda en Peñaflor

Sin embargo sí hay un cereal que, casi extinguido, se mantuvo para consumo humano, la escanda, el trigo de montaña, dada su demanda y del que existen algunos cultivos en concejos como este de Les Regueres. Es posible veamos alguna plantación a nuestro paso y, sino en Les Regueres, sí en Grado(Grau) en La Veiga, pasado Peñaflor


La manzana, otro fruto típicamente otoñal, fue incluso a más, casi toda ella destinada a sidra pero también hay alguna variedad de mesa, aunque de mucha menos producción. La de sidra es fundamento de otra fiesta, la espicha, (espita del tonel, que se quitaba o espichaba para beber) que en origen consistía en ir probando la producción casera de cada vecino, forrando con lo que buenamente se pudiese, huevos cocidos, chorizo, etc.etc.etc., y que se ha transformado en todo un acontecimiento festivo organizado por todo tipo de entidades y de particulares, desde sidrerías a llagares, asociaciones, familias, grupos de amigos...


Y la uva, la del vino de Les Regueres, tan extendido antaño por el concejo hasta la peste de la filoxera del siglo XIX y del que, en base a cepas asilvestradas que perviven, un vecino, Francisco Javier Fernández, de Ania, se ha molestado en recuperar y hacer cosecha. Sus uvas están también presentes en el Festival de la Castaña Valduna


Festival en el que recalcamos, veremos otros frutos de la seronda, el otoño, como les ablanes o avellanas...


Y los figos, los higos que dan las higueras, como aquella que vimos al empezar la bajada a Ardaxe...


El sendero, que tanto se había estrechado, se ha ensanchado paulatinamente hasta llegar aquí, al valle, aunque el curso del arroyo no lo vemos, seco y tapado por esta espesura ribereña de castañales que, como dijimos, mitigaron tantas hambres de gentes... y de animales silvestres, que "engordan en este fruto y los guardan en sus despensas", dice Ignacio Abella, así como domésticos, "entre los que cabe destacar cerdos y caballerías, lo comen con avidez..."


Después de llanear unos metros llegamos a una ligera cuesta que sube suavemente un corto tramo


Y salimos al camino que comunica La Casanueva con el Palacio de Ardaxe, el cual hace una curva cerrada aquí, en lo que sería el lecho seco del Regueru la Llomba

Atención pues nosotros cruzamos al otro lado, por donde sigue el Camino

Camino que vuelve a ser un estrecho sendero en esta vega seca del Regueru la Llonga

Un mojón nos indica seguir por esta senda, aunque entre la umbría y la vegetación hay veces que puede pasar desapercibido


Una línea de estacas nos separa de la finca a nuestra derecha, sita al pie del palacio, que se halla al otro de aquel bosquete, en un pequeño promontorio que da paso a La Vega Valdunu, ya valle del Nalón

En el bosque, los castaños han dado paso a los ablanos o ablanales, 'avellanos', que crecen a nuestra izquierda

De la línea de estacas, en una de las cuales hay una flecha amarilla, un cable de pastor eléctrico es señal de que aquí se echa al ganado a pastar

Hay también una pequeña pumarada de manzana de sidra, cultivo del todo compatible con el pastizal. Foto con hierba alta, en primavera


Y foto veraniega con el prado recién segado y la hierba secando al sol...

Luego nos metemos de nuevo en la foresta, al frescor de la umbría. Como hemos dicho, El Regueru la Llonga es prácticamente un lecho 'seco' pero algunos tramos de barro delatan que algo de agua siempre hay...

Para evitar la llamarga o lodazal hace años se empedró aquí un trecho del Camino

Nos recuerda a las calzadas o vías romanas, como la que hubo en Valdunu, donde las ruinas de unas termas, que pueden visitarse, revelan la existencia de una villae agrícola que pudo ser además una mansio o parada de postas, realmente algo similar a un parador actual, para altos funcionarios imperiales


El Camino en otoño; junto con las mansio había posadas de menor estrofa, como las cauponas, que no solían estar demasiado lejos de ellas, y las mutatio. Estos establecimientos habrían sido los precedentes de las ventas camineras que, desde la Edad Media y hasta la aparición de las actuales carreteras, jalonaban el trayecto de los viejos caminos reales, 'del reino'


Sobre pasos naturales y sendas prehistóricas, durante la romanización se adecuaron muchas de aquellas vías, abriéndose asimismo otras nuevas siguiendo las directrices de arquitectos como Vitrubio, quien se ocupaba de ellas y de otras construcciones, como las murallas, en su obra De Architectura

Se dice que la vía Lucus Asturum-Lucus Augusti será por ejemplo la base sobre la que se trazará el Camín Real de Galicia por el que irían la mayoría de los peregrinos a Santiago desde la Sancta Ovetensis, el actual Camino Primitivo, sin embargo su trayecto estaría sujeto a variaciones y cambios a causa de muchos factores, sociales, históricos, geográficos, desde la construcción (o destrucción) de puentes a la fundación de nuevas pueblas con sus servicios asistenciales, por ejemplo

La construcción de las primeras carreteras trajo consigo la paulatina marginación de los caminos anteriores, que quedaron relegados a sendas locales o de comunicación local, desapareciendo muchos de ellos y otros transformándose, con la mecanización rural, en carreteras locales, según cada trecho

Trechos que, como este, ni desaparecieron ni se asfaltaron y, dando servicio a las fincas, se mantuvieron hasta hoy, pudiendo ser recuperados. En relación con el Camino Primitivo y su origen dentro de las comunicaciones del noroeste ibérico, estimamos muy oportuno compartir parte del artículo Las vías romanas de los conventos asturicensis y lucensis, del arqueólogo Fon S.P., cuyos textos, fotos, mapas y gráficos podemos consultar en su web Ástures:

"Desde los inicios de la presencia romana en Hispania, el trazado de vías terrestres en el territorio juega un papel fundamental. La evolución de las vías romanas corre pareja a la evolución de los intereses de la República primero y del Imperio después, pero siempre siguiendo un patrón común como veremos a continuación. 
Caracterización de las vías romanas del noroeste 
Sin duda la primera necesidad que cubren las vías terrestres es la movilidad de tropas. Hay que tener en cuenta que es el ejército quien traza las principales vías sobre el territorio y que se encarga de su protección. Una vez cumplido ese objetivo, inmediatamente adquieren un carácter comercial, como lugares de tránsito de personas y mercancías en ese esquema bien engrasado de núcleos urbanos bien comunicados por una extensa red de vías en todo el territorio romano. Por último, las vías cumplen una función de transformación del territorio, ya que los asentamientos de nueva fundación, como villas, y otras explotaciones se ubican en torno a estas vías, y además conlleva una función de romanización del territorio, siendo la existencia de estas vías una de las mejores pruebas de la asimilación de la cultura romana en los conventus objeto de este estudio. 
Sin embargo se hace evidente la necesaria prudencia a la hora de hablar de vías romanas, y para ello debemos tener claras las técnicas constructivas empleadas realmente en época Imperial. Con ello obtendremos un número de vías seguras que son el objeto principal de este trabajo. 
Fuentes para el estudio de las vías romanas del noroeste 
En el caso del noroeste de la Península Ibérica contamos con fuentes epigráficas que nos proporcionan los itinerarios principales que recorrían los tres conventus que lo componen. Las veremos a continuación. También gracias al avance de las investigaciones y recuperación de miliarios se está pudiendo trazar con mayor exactitud cómo se comunican los principales asentamientos del territorio en época romana. 
Fuentes antiguas 
Las fuentes antiguas principales para el estudio de las vías romanas de los dos conventus objeto de estudio son el itinerario de Antonino, las Tablas de Astorga, y el Anónimo de Rávena. Estos tres documentos constituyen una fuente de primera mano de la red de comunicaciones de los dos territorios estudiados entre los siglos II y VII d.C. Además de ellos tenemos fuentes medievales de las que podemos obtener información relacionada con estas fuentes más antiguas. 
El itinerario de Antonino llega a nosotros a través de una copia del siglo IV aunque se considera de época de Caracalla, es decir, de finales del siglo II d.C. Hay que decir que no hay un sólo itinerario sino que sufrió diversas modificaciones a lo largo de su historia sobre todo en el siglo III d.C. 
Consiste en una compilación de rutas jalonadas por mansio, entre las que establece una distancia en millas. Algunas de las que menciona no aparecen en ninguna otra fuente y son la única cita que tenemos de ellas. Debemos considerarlo como una relación de las vías principales, lo que no supondría la no existencia de otras secundarias que no aparecen citadas. 
Las conocidas como Tablas de Astorga, son una relación de cinco rutas distribuidas en cuatro placas de barro de las que se tiene conocimiento desde principios del siglo XX, cuando fueron propiedad del coleccionista Soto Cortés, en cuyos archivos aparece que fueron encontradas en los alrededores de Astorga. Actualmente se encuentran en el Museo Arqueológico de Asturias. 
Se las considera la principal fuente de información sobre las vías del norte de la provincia de Hispania. La tabla I muestra la vía entre Legio VII y Portus Blendium, La II entre Asturica y Emerita Augusta, la III entre Asturica y Bracara. La IV entre Lucus Augusti e Iria Flavia 
El Anónimo de Rávena es otra de las fuentes de época antigua que nos proporcionan información sobre el trazado viario del noroeste. En este caso, compilado en el siglo VII hace referencia a documentos que se consideran de los siglos IV y V d.C. Básicamente se trata de una enumeración de nombres y accidentes geográficos sin información sobre distancias, pero nos sirve para constatar poblaciones que aparecen en otras fuentes, y tras un análisis de los textos vislumbrar la posible evolución de los mismos. También proporciona nombres que en las otras fuentes no aparecen. Al ser más tardía suscita dudas sobre la existencia de tales asentamientos en épocas anteriores o bien son de nueva creación.  
Por último la Geografía de Ptolomeo, de la primera mitad del siglo II d.C. nos aporta valiosa información sobre ciudades y distancias en el territorio estudiado. Su distribución es diferente. En ella se citan los distintos pueblos que habitan cada conventus y dentro de ellos sus principales ciudades proporcionando además unas coordenadas geográficas que permitirían su localización a un geógrafo. El problema que plantea es que la medición de las coordenadas es inexacta siguiendo los patrones actuales y es necesario aplicar diversos factores de corrección dependiendo del territorio estudiado para la localización de los asentamientos citados. 
Fuentes epigráficas 
Para el estudio de las vías romanas contamos con un documento epigráfico de incuestionable interés, el miliario. Un miliario es una columna que se ubicaba en los laterales de las vías romanas a ciertos intervalos y que indican entre otras cosas, el emperador que había ordenado construir o recuperar la calzada, la distancia hasta la localidad más importante del territorio donde se asentaba, y el nombre del gobernador o unidad militar que había dirigido la obra. 
Los principales miliarios que se han encontrado en los conventus asturicensis y lucensis están en las provincias de Lugo, Coruña y León, mientras que en Asturias no se ha recuperado ninguno hasta el momento. 
Técnica constructiva de las vías romanas 
Tenemos información abundante de los patrones constructivos de las vías romanas, tanto de las principales como secundarias, como para poder identificar cuándo una vía empedrada de época antigua es o no es romana. Es importante definir con corrección lo que es una calzada romana y las características que reúne para poder identificar claramente nuestro objeto de estudio. 
La calzada principal romana tenía un ancho de entre 4 y 6 metros[efn_note]Gallo, M. (2004). Vías romanas. Ingeniería y técnica constructiva, Madrid, Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas.[/efn_note] lo que permitía el cruce de dos carros que se encontraran por el camino. Además se despejaban una serie de metros en torno a la vía para facilitar maniobras, evitar peligros que surgieran de los lados de la vía etc, cuando se podía. 
Siempre tienden a ser rectilíneas y evitar las pendientes, resultando muy eficientes en cuanto a energía requerida por los animales de tiro para avanzar. En su construcción se tenía muy en cuenta factores como la inundabilidad del terreno, por lo que se llegaban a construir sobre el nivel del suelo circundante con el objetivo de evitar acumulaciones de agua que dificultan el tránsito. 
La construcción se realizaba con materiales disponibles en el entorno del trazado de la misma si era posible, siendo frecuentes a los lados de las vías, las huellas de la extracción de materia prima para su construcción. Pero si no lo era se empleaban recursos para proveer de material a la obra. En cualquier caso siempre siguiendo un patrón constructivo que es identificable en todo el Imperio. 
Como en todo trazado viario hay jerarquías, y este patrón constructivo quizá es sólo aplicable a las vías principales, pero en esencia se construyen con una base de piedras de gran tamaño, cajas laterales de piedras verticales que contienen el resto de capas sobre la base, y una serie de distintos niveles de materiales destinados a soportar el desgaste producido por el tránsito de carruajes, caballerías y los propios elementos. Una técnica precisa y relativamente sencilla que ha permitido que perduren durante dos milenios en algunos casos. En las vías secundarias se usaban técnicas más sencillas pero también efectivas que han hecho sobrevivir tramos de estas vías en entornos tan complicados como la Cordillera Cantábrica. 
Pese a lo que solemos imaginar, las vías interurbanas, es decir, las que están entre dos poblaciones, no solían estar enlosadas [efn_note] Morales, J. R. (2011). Calzadas romanas,¿ Propaganda o utilidad?. In Propaganda y persuasión en el mundo romano: actas del VIII Coloquio de la Asociación Interdisciplinar de Estudios Romanos, celebrado en Madrid los días 1 y 2 de diciembre de 2010 (pp. 177-212). Signifer Libros.[/efn_note] , ya que ello perjudicaría la capacidad de tiro de los animales que resbalarían sobre ella. En su lugar se disponía una capa de granulado que facilitaba la tarea y que hoy se ha perdido en la mayoría de casos. La imagen de vías enlosadas lujosamente pertenece a los trazados urbanos y a algunas vías principales muy destacadas por su importancia simbólica y propagandística 
En los conventus asturicensis y lucensis encontramos vías de todos los tipos, pero mayoritariamente de aquellas que difieren de la estructura clásica de una calzada romana debido a la necesidad de adaptarse a un terreno difícil y montañoso. Los mejores ejemplos de calzadas principales se reducen a los terrenos llanos y de fácil construcción de León y la provincia de Lugo, siendo en Asturias más escasos como veremos más abajo. También en las que enlazan a las capitales de los conventus citados. 
La creación del entramado viario en el noroeste 
Hablar de las vías romanas en el noroeste de la Península Ibérica es hablar del proceso de conquista del territorio en época de Augusto. Hasta ese momento, en el que se distribuye un amplio territorio enmarcado a grandes rasgos entre la mar y los cauces del Duero, Esla y el Sella en el norte, las vías de comunicación responderían principalmente a las necesidades ganaderas y por supuesto de comunicación, sin embargo no tenemos constancia de una actividad comercial o industrial a unos volúmenes que requirieran el trazado de unas vías en permanente estado de mantenimiento y que facilitaran el paso de carros, grandes ejércitos, o que posibilitaran un sistema de comunicaciones eficiente. 
Todos estos rasgos se los debemos atribuir a la llegada de Roma, que plantea en el noroeste una división territorial y jurídica en conventus que están bajo el mando de un gobernador, y en los que se establece una capital por cada uno de ellos. 
Las tres capitales son Asturica Augusta en el conventus asturicensis, Lucus Augusti en el conventus lucensis y Bracara Augusta en el conventus bracarensis. Es evidente por tanto que las necesidades de comunicación van a procurar como primer paso la comunicación entre esas capitales, lo que explica los trazados que vamos a ver en el siguiente apartado. 
Pero debemos plantearnos otra pregunta. ¿Se construyen todas a la vez?. De su estudio debemos suponer que no. 
Por ejemplo los miliarios de la llamada vía XVII que une Bracara con Asturica sabemos que son los más antiguos y que el trazado de las vías se hace más reciente cuanto más al norte nos dirigimos. Por tanto debemos pensar en un progresivo trazado de vías que facilitasen el movimiento de tropas hacia el territorio conquistado a una segunda fase que se centrará en la comunicación de las capitales conventuales, y que posteriormente continuará desarrollándose como una especie de capilaridad uniendo otras zonas. Así pues tenemos vías que unen Lucus Augusti con Lucus Asturum, o aquellas que se dirigen al Atlántico desde Lugo. Incluso tenemos una vía, la Nova, entre Bracara y Asturica, cuyo epíteto nos habla de un trazado posterior al plan inicial de época augustea. 
Del análisis de los textos del Itinerario de Antonino podemos observar una especie de jerarquización del territorio siendo Bracara Augusta la capital de mayor importancia y la de más antigua fundación. Hay que tener en cuenta que el conventus bracarense es el más poblado de los tres. Le sigue Asturica Augusta y el conventus asturicensis, con un porcentaje de población mayor que el lucensis, y sobre todo relacionada con las importantes extracciones de oro del territorio astur. Por tanto son los dos puntos principales de las vías enumeradas en las distintas fuentes, siendo Lucus Augusti, la capital del conventus Lucensis un punto intermedio, necesario por supuesto, en algunas de ellas (García Martínez, 1996). 
Bracara Augusta fue fundada en el 16 a.C. y adquiere su calidad de capital de conventus en época flavia, como las otras dos. Fue fundada sobre un asentamiento anterior indígena de los Bracari, una tribu galaica de la que obtiene su nombre. Fue capital de la provincia de Gallaecia tras la reforma de Vespasiano. 
Asturica Augusta fue fundada en el 14 a.C. como campamento de la Legio X por Augusto. En el siglo I d.C. ya era una pujante capital relacionada con la explotación de las minas de oro del noroeste de la Península Ibérica, así como con el control militar del conventus Asturum. 
Lucus Augusti fue fundada entre el 15 y el 13 a.C. por el legado de Augusto Paulo Fabio Máximo. Estableció la capital conventual en un sitio bien comunicado, con acceso navegable por un río y con aguas termales. El objetivo era controlar a las tribus del noroeste en el contexto de las guerras de conquista. 
Como vemos, la articulación del noroeste se puso en marcha inmediatamente después de las guerras cántabro-astures, en un territorio, a priori pacificado, aunque tengamos constancia documental de levantamientos posteriores, pero que llevaron a un sometimiento total del territorio a lo largo del siglo I d.C. 
Las vías de comunicación jugaron un papel fundamental en ese rápido proceso de organización del territorio y de la puesta en marcha de unos procesos productivos y de transporte de tropas y mercancías que compusieron una maquinaria perfecta que funcionó hasta el siglo III d.C." 

Ahora sí que vemos, a nuestra derecha y en lo alto de un cueto, el Palacio de Ardaxe, solitario den dicho altozano. Hubo un tiempo que la señalización del Camino iba a sus pies hasta que se recuperó este trazado ahora empedrado


De él vemos únicamente la planta alta de su edificio principal y, al lado, el tejado de la casa de los caseros. Hay también una panerona

La mansión es de planta rectangular y de tejado a cuatro aguas, destacando, en su parte central, su galería de ventana trífora con tres huecos de arco de medio punto sostenidos en el intermedio por dos columnas de piedra y cilíndricas. El lugar es llamado La Torre porque el palacio se hizo a partir de una torre medieval de planta cuadrada cuya estructura se conserva aunque rodeada de construcciones posteriores, como informa el investigador J. Luis Avello Álvarez en su libro Las torres señoriales de la baja Edad Media asturiana

A ella sube, prado arriba, el camino que la comunica con La Casanueva y la carretera local, camino que hemos cruzado saliendo del castañar

El Camino de Santiago prosigue por este empedrado y al pie de más castañales, ablanales, nozales y otros árboles y arbustos. La arqueóloga Patricia Argüelles sostiene que la construcción de la antigua calzada LucusAsturum-Lucus Augusti fue motivada por la riqueza aurífera del occidente asturiano, la cual se hizo preciso comunicar bien para la comercialización de su oro y, por supuesto, para su vigilancia y administración  


Este camino empedrado dispone a los márgenes de franjas más lisas, similares a las hechas para el antiguo paso de carros. Muchos caminos reales se acondicionaron en las postrimerías del siglo XVIII coincidiendo con la política de obras públicas de la Ilustración, permitiéndose el paso de carruajes, lo que dio cabida al establecimiento de servicios regulares de diligencias

Las primeras carreteras sacaron a las diligencias de los viejos caminos, muy sufridos para los viajeros, aunque algunos tramos siguieron empleándose un tiempo puesto que constituían un buen atajo. Los arrieros fueron dejando las mulas y las cambiaron por grandes carros y a no tardar, un nuevo medio de comunicación terrestre competiría a su vez con las carreteras, el ferrocarril, como veremos en su momento

Por esta acequia discurren las aguas sobrantes de lluvias que constituirían El Regueru la Llonga, el cual sale, como nosotros, aquí y ahora, a La Veiga Valdunu, la gran llanura del valle del Nalón en esta parroquia, la cual veremos tras dejar atrás estas sebes


El empedrado desaparece y da paso a un suelo de hormigón. El Camino de Santiago pues, sigue de frente pero antes, en esta bifurcación, un desvío señalizado nos permite ir a la izquierda al pueblo de Valdunu, cabeza de esta parroquia, para visitar sus termas romanas y, de paso, tomar algo en la antigua Casa Dylsia...












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