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lunes, 13 de octubre de 2025

LA IGLESIA DE SANTIAGO EN QUINTANA Y LA VEIGA VILLAZÓN (SALAS ASTURIAS): LA FUENTE SANTIAGO, EL HOMENAJE A JUAN MENÉNDEZ ARANGO, EL MEXIL, LA VEIGA LENTÚN Y FUENTECALIENTE

Iglesia de Santiago de Villazón, en Quintana, desde el Camino

El Camino de Santiago recorre el valle del río Nonaya, que atraviesa de oeste a este el concejo de Salas, y por la aldea de Llamas ha entrado en la parroquia de Villazón, prosiguiendo por La Carril, Las Caleas y Las Chamargas, lugares del pueblo de Villarraba, desde donde damos vista la iglesia parroquial de Santiago de Villazón, en la aldea de Quintana, cabeza de la parroquia, templo que resalta su silueta sobre La Sierra Bodenaya, reconocible con su parque eólico, al oeste, referencia geográfica y visual que nos indica la ruta a la cercana villa de Salas, capital del concejo, a unos 6 kilómetros de aquí


El Camino, al llegar a Quintana, pasará a sus pies cerca del cementerio. Luego proseguirá por abajo a su derecha, donde La Fuente Santiago, a la sombra del boscaje, será un lugar ideal para hacer un alto y descansar antes de proseguir ruta hacia Salas por Casazorrina


A la derecha de la iglesia está La Sierra la Rabera, con los 434 metros del monte Fumarrosa, en el que se ven los enormes desmontes y montañas de tierra de la Autovía A-63 Oviedo-La Espina, que ha transformado el paisaje del valle y de buena parte del Camino Primitivo


La Sierra la Rabera guarda por el norte el valle del Nonaya a su paso por la parroquia, donde se forma, en la margen izquierda del río, la gran llanura de La Veiga Villazón, con sus praderías y maizales. El curso fluvial esta oculto por su arbolado ribereño pero este delata bien su paso, regando estos campos a la vez que recibe el agua de varios afluentes, cerca ya de su llegada al Narcea en Cornellana


Al otro lado del Nonaya, el barrio de Allence se extiende por la estrecha ribera existente entre la orilla y la sierra, siguiendo la carretera N-634, y a lo largo de unos 600 metros. Dicha carretera fue primeramente la Oviedo-Villalba, también llamada del Occidente y de Galicia, que en la segunda mitad del siglo XIX, sino ya antes, fue sustituyendo al Camín Real o Camín Francés, este que estamos siguiendo nosotros, ahora denominado Camino Primitivo, como principal vía de comunicación entre Asturias y Galicia por el interior


La autovía, pese a su tremendo impacto con desmontes y viaductos, aún no la ha podido sustituir, al menos en este tramo de Cornellana a Salas, inacabada aún más de un cuarto de siglo después de iniciadas las obras, en uno de los procesos más largos de construcción de nuevas vías de comunicación acontecidos en la historia reciente de España. Las paralizaciones-ralentizaciones se suceden, y aunque se ven algunas máquinas trabajando, no hay fecha segura prevista para su culminación y apertura


Durante muchos años, al menos desde 1993 cuando pasamos por primera vez, el trazado oficial del Camino Primitivo iba un poco más abajo, por la pista, recta y llana, que cruza La Veiga Villazón de este a oeste. Se supone que ese trayecto, que da servicio a las fincas, está o estaba en zona inundable y, por lo tanto no sería el itinerario histórico


No obstante, al aparecer en guías y publicaciones, además de conservar parcialmente su antigua señalización, aún siguen pasando por él no pocos peregrinos. Nos hemos separado de él más atrás, en La Chamarga, y nos reuniremos de nuevo con el bajo la iglesia de Santiago de Villazón


Este Camino, efectivamente, más alto que La Veiga y fuera de la zona inundable, tiene visos de ser efectivamente el trayecto original, si bien su aspecto actual de ancha pista difiere de la antigua calea o calleja rural que era antiguamente


El Camín Real de Galicia ('real', es decir, del reino) o Camín Francés (todos los caminos procedentes de allende los Pirineos eran llamados francésfrancofrancisco y similares), se basa en rutas ancestrales, de origen prehistórico, que como las actuales carreteras y autovías aprovechan los pasos naturales de valles y cordales con sus puertos de montaña. Rutas que, con la romanización, fueron parte de la mítica vía Lucus Asturum-Lucus Augusti por la que controlaban el acceso a las minas de oro del occidente astur y oriente galaico, las cuales empezaban cerca de aquí, en las serranías de esta 'puerta del occidente' que es el concejo de Salas


El oro, ya explotado por los astures y cuya presencia pudo ser fundamental para su conquista por los romanos, favoreció la fundación de numerosas poblaciones camineras a lo largo de la calzada a Lucus Augusti, la actual Lugo, que atravesaba esta gran comarca aurífera, una vez sometida la población castreña preexistente, habitante de los también numerosos castros localizados en la zona. La nueva base poblacional serían las villae agrícolas desde las que, además de organizar la explotación agropecuaria de la zona, eran centros de control y administración, entre las que habría además alguna mansio o paradas camineras similares (cauponae, mutatio, etc.) que serían las antecesoras de las ventas y posadas de los caminos


Según se sostiene, estas villae, cuyo germen en algunos casos pudieron ser granjas prerromanas preexistentes, fueron el centro de algunos núcleos de población nacidos a su amparo y, dada su característica de lugares de paso y administración, se supone habría en ellas gentes dedicadas especialmente al trato con viajeros, muchos de ellos funcionarios imperiales, militares y comerciantes, por lo que estarían al tanto de las noticias y corrientes de ideas y pensamientos que pululaban por el Imperio de oriente a occidente. Por su misma condición, algunos de estos anfitriones tendrían tiempo de tener inquietudes existenciales que el resto de la población no podrían permitirse, ocupada fundamentalmente por sobrevivir


Se sostiene que en estas comunidades de las villae es donde aparecen los primeros testimonios de cristianización que, posteriormente y sobre todo al proclamarse el cristianismo como religión oficial, fueron el germen de los primeros monasterios que, además de su fundación piadosa, parecen suceder a las villae como centros de organización y poder territoriales, control y explotación del territorio, como puede seguirse, por ejemplo, en la secuencia histórica por la que de la villa de Cornelio se pasó al monasterio de San Salvador de Cornellana, de la que tanto hemos hablado en las entradas de blog correspondientes a dicho convento y población, y a sus alrededores


De la misma manera, Villazón habría sido la villa de Zonus, nombre, como Cornelio, de su antiguo posesor y figuraría como monasterio en la alta Edad Media. La fundación monacal, además de seguir motivos piadosos, era una manera de asegurar la unidad de una posesión en manos de una familia y de rentabilizar su explotación de los recursos circundantes para su mantenimiento, además de administrar tierras, colonos y las rentas correspondientes para su mantenimiento


Los monasterios familiares podrían dar paso a nuevas refundaciones y a su cesión a órdenes religiosas, principalmente las benedictinas y sus ramas (Cluny en el caso de Cornellana), con sus reglas, liturgias y disposiciones, al ir llegando la baja Edad Media, auspiciadas por nobles, reyes y obispos. En otros casos, como este de Villazón, pasarían a ser iglesias parroquiales en las que, además de su función espiritual, ejercerían de centros de decisión y administración a ser el lugar de reunión de los conceyos o juntas vecinales (a la que se solicitaba la presencia de al menos un miembro por familia) para tratar de asuntos del común. Villazón, además, pertenecía al coto de Cornellana, regido por los abades, el cual no se integraría en el concejo de Salas hasta 1827


De ahí que la palabra monasterio en la alta Edad Media no significase necesariamente la presencia de un gran cenobio sino de una muy pequeña comunidad de frailes o monjas, incluso únicamente de una familia acogida a algún voto monacal. La gran proliferación de topónimos en ana y compuestos por villa en este valle señala la relativa abundancia de posesiones agrícolas que habrían pasado a ser propiedad del monasterio de Cornellana desde su primera fundación en 1024 con la infanta Cristina Bermúdez en base a la villa de Cornelio. Esta acción fundacional, aunque no consiguió evitar el reparto de sus bienes por sus herederos, sí logró que su bisnieto el conde Suero Bermúdez consiguiese un siglo después reunir su herencia para, con su mujer Enderquina, donarlo a la que sería la única comunidad cluniacense en Asturias, confirmada por el rey Alfonso VII en 1026 tras un intento de Suero de revocar aquella cesión, acaso por ciertas diferencias con los monjes 


"La Iglesia de Santiago de Villazón, localizada en un posible asentamiento romano, posee un origen medieval y ha ido sufriendo diversas transformaciones a lo largo del tiempo, como la realizada en el S. XVIII y que le ha proporcionado su configuración actual", como bien explica el arquitecto Juan Llamas Menéndez en su informe Reforma de la iglesiade Santiago de Villazón, en el que describe la amplia restauración de esta parroquial en 2013 y que comienza así:
"La Iglesia de Santiago de Villazón se halla situada en la ladera en la parte alta de la Parroquia de Villazón en el Concejo de Salas-Asturias; dentro de la parcela y a un nivel inferior se halla la Casa Rectoral. La iglesia domina la vista del Valle de Villazón donde un poco más abajo discurre el Camino de Santiago en su tramo entre Cornellana y Salas. Paralela a dicho tramo y hacia el norte se prolonga el tramo de carretera N-634. Entre ambos trazados transcurre el Río Nonaya".

Estamos pues ante un templo que, como tantísimos, fue totalmente transformado en el siglo XVIII, muy posiblemente a causa del aumento de población de la época, además de las reformas litúrgicas, con sus correspondientes cambios en la estructura, arquitectura y ornamentación templos, junto con la expansión de las fórmulas barrocas y neoclásicas además, de, por supuesto y acaso en primer lugar, el estado en el que habría llegado hasta entonces el templo anterior, románico, del que se conservan escasos elementos. Un amplio reportaje fotográfico de estas obras, que incluyeron retablos, lo tenemos en el apartado de Historia y patrimonio de la web de Villazón, cuya visita queremos recomendar

Iglesia de Santiago de Villazón y casa rectoral

De una etapa anterior prerrománica no parece haber llegado nada a nuestros días, salvo acaso algunos materiales reaprovechados y documentos que la mencionan, el más antiguo del año 1069 cuando Martín Veremundiz o Bermúdez, uno de los descendientes-herederos de Cristina Bermúdez, donaría este lugar "a la Iglesia de Oviedo y a su obispo Arias, junto con las villas donadas por sus padres", dice la Gran Enciclopedia Asturiana, añadiendo que "Este territorio pertenecía al monasterio de Cornellana a comienzos del s. XII. Cuando el conde Suario y su esposa Enderquina conceden dicho monasterio a Cluny en 1122, Villazón figura entre sus propiedades", por lo que formaría parte del patrimonio reunido por los condes que perteneció al monasterio fundado por Cristina en 1024


La iglesia se encuentra en el pueblo de Quintana, alguna de cuyas casas, como Ca Fonso y Ca Tuñón, vemos a su izquierda. El topónimo Quintana procede del latín quintus y revela junto con la iglesia el enclave de aquella antigua villa de Zonus. De su etimología compartimos lo que dice el erudito filólogo Xosé Lluis García Arias en Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"El lat. QU¯INTUS, A, UM ‘quinto’ pudo dejar algún resultado en Asturias (...). Incrementado con un sufijo, se forma QUINTANAM ‘calle paralela a la via principalis’. Este término adquirirá diversos sentidos según las realidades a las que se aplique y según las épocas históricas. Así puede, en ocasiones, ser sinónimo de villam, esto es, casería o heredad cercada, heredad dentro de una villa, etc., en otras ‘barrio de un pueblo’ o ‘explotación en terreno comunal’. 
La palabra quizá sea deudora de la colonización militar romana, cuyos campamentos conocían una de sus calles con el mismo nombre de quintanam. En Asturias es frecuente este topónimo, considerado por alguno como “elemento básico del poblamiento” (...) 
Ha de advertirse, de todas maneras, que la toponimia de quintana, a diferencia de la de villa, no presenta una antroponimia demasiado arcaica ni seguida de nombres de persona en genitivo lo que podría dar a entender una distribución diferenciada de ambos términos tradicionales".

En Santiago de Villazón, mencionado 'como monasterio', es donde figura documentalmente que se realiza la escritura por la que una particular, Sancha Rodríguez, donaría varias heredades al monasterio de Santa María de Lapedo en Miranda (Belmonte) en 1219, según figura en la documentación de dicho cenobio


Dentro de dicha centuria del XIII, la fundación de la Puebla de Salas por Alfonso X El Sabio hacia 1270,  sobre una población preexistente en torno a una torre-castillo, siguiendo la política repobladora de otros reyes castellanos y leoneses, que favorecían esta creación de pueblas amparadas por fueros y autogobernadas con fidelidad directa a la Corona, con su territorio correspondiente o alfoz, el cual llegaría hasta Casazorrina, es decir, cerca de esta iglesia, daría lugar, como acontecía en otras pueblas, con nuevos pleitos entre estas y los monasterios preexistentes:
"... la concesión de carta puebla a la Pola de Salas a finales del XIII y su cercanía, irán mermando el poder de Cornellana, unido a la injerencia de la aristocracia local. Los monjes recurrirán reiteradamente a la corona para salvaguardar sus derechos e integridad territorial, pero el decrecimiento de su coto será imparable, quedando reducido a lo que sería actualmente la parroquia de Cornellana. Ejemplo de ello será la pérdida de las Dorigas del coto o los constantes pleitos con vecinos de la zona de Godán que reclaman recibir justicia en la villa de Salas y no de parte del monasterio. La corona otorgará a Cornellana otros dos cotos, Luerces y Ranón para paliar esa pérdida territorial, encontrándonos ahora con una dispersión más amplia del coto. No solo la casa de Miranda intervendrá en nuestro monasterio. Vemos como el conocido conde Alfonso Enríquez, querrá controlar el cenobio y hacerse con su encomienda. Estos avatares irán minando con el paso del tiempo el poder alcanzando por Cornellana, siendo el culmen de su desarticulación la Guerra de Independencia y las Desamortizaciones. Como otros territorios de la zona, el antiguo coto de Cornellana, acabará integrado en el concejo de Salas."


De ahí que estos montes y otros hitos geográficos figurasen constantemente como límites entre ambas jurisdicciones aunque, pese a todo y por diversos avatares, el coto de Cornellana vería reducidos sus límites considerablemente entre los siglos XIII al XVIII


Quintana llega hasta el río Nonaya, en cuya vega estaba El Molín de los Picos (a la izquierda de la foto), uno de los que molía el maíz (y otros cereales plantados en La Veiga), cuando se empleaba su grano para hacer pan (boroña o borona), ya que ahora se emplea como planta forrajera. Funcionaba, al lado del puente, con el agua canalizada y embalsada. Al otro lado es Ca los Maestros, ya en Allence, al igual que, poco más arriba, Ca Aldaro y, a la derecha, La Rabera


Existe una notable diferencia entre esta margen derecha del Nonaya, llana y fértil en La Veiga Villazón, con la orografía montesina de la margen izquierda. El río divide en dos, norte y sur, la parroquia, así como todo el concejo de Salas. El nombre del pueblo de Allence podría tener que ver con ello, dice Arias:
"Nuestra lengua medieval conoció también dos adverbios hoy ya en desuso, aquence / allence, para significar respectivamente ‘la parte de acá’ y ‘la parte de allá’; en la toponimia sólo pervive el segundo en lugares como Allence, Llence. Se trata, en realidad, de un derivado del posible adverbio ILLINCE, expresión conjetural que dejaría resultados en asturiano y en italiano actual a no ser que los topónimos tengan que ver con la posesión de LENTIUS".

Un poco más al este vemos El Pedroco (325 m), el pico más meridional de La Sierra Lorís o Llourís, a cuyos pies El Regueiru Camuño entrega sus aguas al Nonaya


Aún más a lo lejos está el monte de Las Cuestas (281 m), donde existe el topónimo El Castiellu, el cual podría delatar la antigua existencia de un castro astur. A sus pies y a continuación de Allence, la aldea de Villampero o Villampeiru es otro de los topónimos de raíz villa que hacen referencia a la existencia de más villae en el valle. El lugar aparece denominado como Monte Lampeiro en la descripción de los límites del coto de Cornellana del documento de Alfonso VII


Contemplemos los grandes movimientos de tierra efectuados para la obra de la autovía. A lo lejos y al norte vemos la cima del Muxagre (662 m) en La Sierra Sandamías, que hace frontera con el vecino concejo de Pravia


Muxagre, también llamado Monxagre y variantes similares, viene de un Mon Sacer o 'monte sagrado', en cuyo santuario mariano de la Virgen del Llanu, situada en términos de Salas y de gran tradición romera, se han querido ver reminiscencias de cultos precristianos, tal y como podemos leer en el excelente estudio Arqueología del Espacio simbólico en el concejo de Salas (Asturias). Dos montes sagrados: El Visu y el Picu Muxagre de Andrea M. Miranda Duque


En medio de La Veiga Villazón está el cementerio parroquial, construido a mediados del siglo XX en el lugar de Las Corviellas, "en la «Huerta del Cura» o «Nieto» que se inaguró en 1956, el cual culminó las gestiones que ya se venian realizando desde 1947 . El proyecto fué del arquitecto Ignacio Alvarez Castelao que elaboró el primer plano en 1952. También elaboró el dibujo de la verja", según nos informan en la web de Villazón


El anterior estaba en El Picarosu, barrio al sur de esta aldea de quintana de Quintana y nombre también del monte que hay detrás, en La Sierra Quintana. Dicho cementerio se hizo en 1834 haciendo caso a las disposiciones higiénico-sanitarias que ya encarecían la construcción de camposantos exteriores para evitar las inhumaciones dentro y alrededor de las iglesias


Santiago de Villazón aparece, como parroquial ligada a Cornellana, incluida en el Arciprestazgo de Salas con el obispo Gutierre de Toledo, figurando en su Libro Becerro (1385-1386), donde se lee: "Santiago de Villalón húsanla apresentar padrones. Es capellán della García Rodríguez. Non ha manso. De los diezmos lieva el abbad de Cornellana…"


En el año 1777 se inició la reforma completa del viejo templo medieval, que duró varios años y que le dio su actual traza de estilo barroco popular dieciochesco, a la que posteriormente se le hicieron sucesivos cambios y añadidos, de los que informa también Juan Llamas Menéndez en su estudio dedicado a la restauración total realizada en 2013:
"Las diversas reparaciones realizadas desde entonces no habían bastado para garantizar su permanencia y el edificio se hallaba en peligro. La Providencia – de la mano de Jerónimo Arango Arias que ha promovido la actual reforma- ha hecho posible la intervención integral en la iglesia, con la reconstrucción de la cubierta, saneado de todos sus elementos e instalaciones, restauración de los retablos y realización de estudios histórico-artísticos, arqueológicos y petrológicos. Todo ello ha permitido consolidar la edificación y documentar la historia de la Iglesia certificando su importancia y su origen medieval."

Dado el interés de dicha restauración, que abarcó incluso a los retablos barrocos instalados también en el siglo XVIII, compartimos el resto del informe de este arquitecto, quien nos explica cómo logró financiarse este trabajo, en el que aparecieron elementos del antiguo templo románico, aunque no así del prerrománico, destacando, entre otras cosas, que el el actual cabildo estuvo antes la cabecera, como corresponde a las iglesias antiguas:
"La iglesia se hallaba en un deficiente estado de conservación. Si bien los muros no presentaban importantes deficiencias, las humedades de la cubierta estaban provocando desprendimientos en el interior, en el falso techo de cañizo de la nave principal. Urgía reparar el tejado ya que se había detectado la presencia de xilófagos que atacaban la estructura de madera. Las paredes interiores presentaban humedades, sobre todo en la fachada sur, donde la iglesia se encuentra ligeramente enterrada. La disposición desordenada de canalones y bajantes agravaba los problemas de humedades en cubiertas y muros debidas a la deficiente y descontrolada evacuación de las aguas. Las tejas descolocadas se habían ido reparando con pegotes de mortero que no ayudaban a solucionar los problemas de entrada de agua si no que los acentuaban. 

La Providencia llegó de la mano de Jerónimo Arango Arias, empresario mexicano con orígenes en Villazón, de donde su padre había emigrado a principios del siglo XX. Quiso Jerónimo Arango Arias realizar un homenaje a su tío Manuel Arango Díaz, originario también de Villazón, muy vinculado a la parroquia y al concejo. Para ello encargó a su primo Juan Menéndez Arango que promoviera un homenaje que consistiría fundamentalmente en los trabajos de reforma de la iglesia. Juan Menéndez vio la oportunidad de reparar la Iglesia de Santiago de Villazón, pero no quedándose en un simple lavado de cara, si no en realizar una reforma que garantizara la permanencia de la construcción, la restauración de los retablos que se encontraban dañados y una labor de documentación de todos los trabajos que se habrían de realizar, al objeto de dar a conocer la historia de la iglesia y su evolución, ligada a la memoria de Villazón y sus alrededores. Así, se encargaron los estudios histórico-artísticos, arqueológicos y petrológicos, cuyo fin no era solo cumplir un expediente administrativo o que sirviera para apoyar la redacción del proyecto arquitectónico, sino ir un poco más allá y estudiar la iglesia con el fin de conocerla más a fondo y poder divulgar la información recogida. La toma de información histórico-artística de la iglesia fue realizada por el historiador Alberto Fernández Suárez y sirvió de base para la toma de decisiones sobre los distintos elementos; los datos histórico-artísticos que figuran en el presente artículo han sido extraídos del citado estudio. 

Previamente a todos los trabajos se realizó un estudio sobre patologías en la estructura, detectándose la presencia de termitas y carcoma. Se comprobó que la estructura de vigas y cerchas de madera se encontraba muy dañada por lo que se decidió realizar una nueva estructura de madera que garantizara la durabilidad de la edificación. De hecho, cuando se realizó el desmontaje de la antigua estructura, se comprobó que las secciones de los elementos de madera se habían reducido considerablemente ya que se encontraban carcomidos por dentro y su estado era incluso peor del inicialmente previsto.

Se dispuso una nueva estructura de vigas de madera laminada en zonas sobre las naves, previo atado de la coronación de los muros con un zuncho perimetral de hormigón armado, y de madera aserrada en las zonas vistas del pórtico copiando las vigas, pontones y pilares existentes. Como soporte de la cubierta se dispusieron sobre las naves una base de tableros de fibrocemento, en la sacristía y despacho tableros tipo sandwich y en el pórtico un tablero sencillo de madera protegido por tela impermeable y transpirable. La cubrición de teja original era irrecuperable por las numerosas tejas rotas y porque era imposible desmontarla debidamente a causa los pegotes de mortero. En todos los faldones se sustituyó la teja original por nuevas tejas cerámicas curvas sujetas con grapas metálicas. Se retiraron los canalones de PVC y se dispusieron canalones de zinc únicamente en la zona del pórtico; se mejoró el vuelo de las tejas sobre las cornisas para evitar la aparición de manchas de humedad en los paramentos exteriores. La impermeabilización de los encuentros de los faldones con los muros se reforzó con fibra de vidrio y caucho butilo, y las limahoyas y limatesas con piezas prefabricadas del mismo material.

Otra importante decisión fue la de retirar el elemento del campanario adosado a la parte posterior de la espadaña. Si bien se trataba de un elemento original, ligeramente posterior a la reedificación iniciada en 1777, reparaciones llevadas a cabo en el siglo XX habían desvirtuado el elemento, que mostraba un acabado de placas de uralita. Dicho elemento colgaba tras la espadaña y se apoyaba en los elementos de la cubierta y su conservación suponía posibles futuras patologías estructurales y constructivas por entrada de agua. La eliminación de dicho elemento ha liberado la espadaña y permite su completa visión, ganando en gracia y esbeltez. Dado que las campanas se han automatizado también se procedió a retirar la escalera de acceso al campanario que también ocasionaba diversos problemas estructurales y constructivos, mostrándose ahora el interior del coro como un elemento más diáfano y cuya viga de madera principal también se reforzó para evitar la excesiva flecha.

Con el fin de proteger la base de los muros y el interior de la iglesia se ha realizado un drenaje perimetral con tubo drenante de PVC, lámina impermeabilizante, protección geotextil y grava filtrante. El zócalo exterior de los muros se ha cargado con mortero deshumidificante, que se ha aplicado también en las zonas interiores donde los muros se hallan enterrados. Las cargas exteriores hubieron de ser picadas, cargándose posteriormente con un mortero mixto de cal. Las paredes interiores fueron picadas en aquellos tramos que presentaban irregularidades que no permitían rematar correctamente los paramentos. Tanto el exterior como el interior se pintó con pintura a base de resina de Pliolite de Revetón que permite la transpiración de los muros eliminando así la acumulación de agua en los muros y minimizando las posibles condensaciones y se aplicó un tratamiento protector hidrofugante a las fábricas pétreas exteriores para impedir la entrada de agua en las mismas. En la espadaña se colocó una chapa de zinc en las superficies horizontales bajo las campanas para impedir el deterioro de la piedra en un punto tan delicado por las filtraciones de agua.

No se realizaron cambios funcionales en el templo, si bien el almacén lateral en la fachada norte con acceso desde el pórtico exterior se habilitó para despacho de uso parroquial, dotándolo de un pequeño aseo y se procedió a subir el dintel de piedra de la puerta de acceso, dado que la altura del paso era insuficiente. La pila bautismal se ha retirado de su ubicación actual en la zona del altar y se ha devuelto a su ubicación original en la zona de entrada, donde se encontraba el plinto original de la misma. El resto de la reforma ha consistido en intervenciones puntuales con el fin de realzar los elementos arquitectónicos o de corregir reformas espurias que no respetaban los elementos originales. Así se procedió a picar la carga exterior del murete del pórtico que ocultaba el muro original de mampostería.

El enmarque moldurado de la puerta principal se había alterado en 1981 con un dibujo escalonado en el sillarejo “artificial”, como se podía ver en la tonalidad de las piedras. Se resaltaba así el despiece de los sillares en vez de la elegante moldura barroca. Por ello se ha regularizado la silueta del enmarque de la carga de mortero devolviendo así el protagonismo a la moldura de piedra arenisca naranja. También se ha retirado la deficiente pintura de la puerta de madera, que data de la reforma realizada entre 1780 y 1784 por los mismo autores del retablo mayor, recuperando el acabado de madera y su volumetría de cuarterones trapezoidales sin necesidad de artificiosos juegos de tonalidades. Ambas intervenciones habían sido sugeridas en el mencionado estudio histórico-artístico.

La falsa bóveda de la nave principal presentaba una forma de artesa invertida con faldones curvos, como una bóveda de cañón truncada y databa de 1788-1791. Aparentaba estar apoyada en dos cornisas molduradas pintadas de marrón. Esta bóveda mordía la rosca del arco de triunfo, produciendo un efecto de “achatamiento” de la nave principal y además el techo de cañizo se encontraba muy deteriorado y se estaba derrumbando. Por ello se ha procedido a sustituir la bóveda y la cornisa deteriorada con la misma forma y corrigiendo ligeramente su perfil para “sobrepasar” la rosca del arco. De esta forma el espacio gana en esbeltez y se corrige el efecto de “achatamiento” de la sección pero manteniendo la imagen abovedada del interior de la iglesia desde hace más de 200 años. Al igual que en la puerta principal, se habían simulado sillares en los arcos del interior de la iglesia de forma artificiosa, por lo que se ha descubierto la mayor parte de sillar posible pero de forma regular en línea recta.

Todas las intervenciones estaban más o menos previstas, incluso la de descubrir en la pared de la nave principal la ventana saetera románica que aparecía en el cerramiento norte del almacén, ahora despacho. Esta ventana, localizada e identificada por el historiador Alberto Fernández Suárez durante la elaboración de su estudio histórico-artístico sobre la iglesia, se fecharía en época románica. En el citado estudio se sugirió el análisis de esta parte del muro original románico y la retirada del enfoscado que la ocultaba hacia el interior. La iglesia posee una orientación con el presbiterio orientado hacia el oeste, en vez de hacia el este como es habitual en este tipo de espacios. En el estudio histórico-artístico previo ya se suponía que había estado ubicado en la zona central del pórtico actual y que posibles derrumbes provocados por la orografía de la ladera en la que estaba asentado podrían haber aconsejado el cambio de orientación. Por eso que fue precisamente en la zona este donde se realizó la excavación por parte el equipo arqueológico de Alejandro García Álvarez y Covadonga Ibáñez Calzada, donde se podrían hallar restos de la cabecera del templo románico original. Estos restos fueron localizados bajo el murete del pórtico casi en la superficie y ocultos por la maleza.

Pero la sorpresa vino al picar las cargas del muro sur con el fin de regularizar los paramentos interiores donde apareció otra ventana románica frente a la anteriormente descrita y otra media embutida en el muro correspondiente a la Capilla de Virgen del Rosario. De esta forma se descubrió otro muro medieval original y la verdadera magnitud del templo primitivo, con un ancho de nave mayor de considerable magnitud de 7 metros. El conjunto de vestigios conservados de la obra y de la planta románica invitan a encuadrar su cronología en el siglo XIII, no correspondiendo con la primera construcción altomedieval. Tanto el estudio histórico-artístico de Alberto Fernández Suárez como los estudios del arqueólogo Alejandro García Álvarez vienen a coincidir en este hecho. 

Respecto a los retablos interiores hay que mencionar que el Retablo Mayor había sido restaurado en fecha reciente por Magdalena Aguirregomezcorta, pero que se ha reformado con el fin de devolver el tabernáculo, que había sido despiezado y repartido por la iglesia y el almacén, a su lugar original en el centro del retablo. Su reconstrucción y reubicación, sugeridas e impulsadas por Alberto Fernández Suárez, fueron realizadas por el restaurador Carlos Nodal ayudado por Andrea Marina y Sara Díaz. Este equipo fue el encargado de restaurar los dos retablos de la nave principal dedicados a San José y Santa Ana, con la tarea fundamental de limpieza y recuperación de los colores originales, así como el fijado de la policromía y dorados en los puntos en los que estaban próximos a desprenderse. 

Los dos retablos restantes, el de San Antonio y Virgen del Rosario, situados en las dos capillas laterales fueron restaurados por el equipo dirigido por Luis Suárez Saro. La restauración consistió, además de la reparación de la estructura dañada, fisuras, golpes y tratamiento antixilófagos, en la limpieza y retirada de repintados y capas degradadas, y posterior regeneración y sentado de policromías y oros. Luis Suárez Saro ya se había encargado de la restauración del Cristo que preside la nave principal.

Con el fin de realzar la iglesia y los retablos se dispusieron nuevas luminarias tanto en el interior como en el exterior. La reforma se completa con intervenciones puntuales en diversos elementos: restauración de ventanas corrigiendo desperfectos, renovación de las instalaciones, reconstrucción de las melenas de las campanas, reparaciones puntuales del solado de canto rodado de la entrada, entre otras. La guinda al homenaje a Manuel Arango Díaz fue la colocación en la parte posterior del pórtico de un monolito de homenaje realizado por el escultor Ignacio Zamorano Fernández.

Con el fin de divulgar y dar a conocer la iglesia se procedió a tomar fotos 360º antes y después de la reforma. El montaje realizado por ArteAparte con la visita virtual se puede ver en http://accesousuarios.com/villazon/ . Información complementaria se puede obtener en la página http://www.villazonsalas.com/"

Nosotros recomendamos siempre la página de Villazón para saber más de esta parroquia y, especialmente en lo relativo a la iglesia y su restauración, las numerosas entradas de la sección Historia y patrimonio antes citada, con abundante material gráfico y fotográfico, además de buenos textos. También para los monumentos del concejo la ficha de cada uno de ellos en el Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Asturias (IPAA) que encontraremos en Casas de Salas de la Fundación Valdés-Salas, del que compartimos también lo siguiente sobre la arquitectura de esta parroquial:
"Consta de una sola nave con capillas laterales a modo de crucero y cabecera recta. Tiene pórtico delimitado por muro bajo con pies derechos de madera apoyados sobre plintos que recorre el imafronte y el muro lateral sur hasta la capilla del crucero. La fachada se abre al exterior por medio de una puerta abierta con arco rebajado decorado con molduras mixtilíneas de tradición barroca. Sobre la clave hay una cartela con la inscripción: AVE MA SIN / PECADO COCEbidA / HIZOSE EStA obra SI / ENdo cura DN SANti / AGO CALLEXA AÑO / 1777. Por encima del pórtico en el hastial del imafronte se abre ventana de medio punto y sobre ella una espadaña apoyada en zócalo con dos pisos y tres vanos de medio punto coronada con frontón recto y remates de bolas. La nave se cubre con bóveda de madera en artesa, apoyada sobre imposta y tribuna de madera a los pies, mientras que la cabecera, de mayor alzado lo hace con bóveda de aristas y clave decorada con la Cruz de los Ángles El arco de triunfo es de medio punto y al igual que los que dan acceso a las capillas laterales que se apoyan sobre jambas con capiteles imposta lisos. En el muro del evangelio hay una puerta de acceso a la sacristía. La fábrica emplea aparejo d mampostería enlucida y pintada dejando los sillares trabajados a la vista. La cubierta de la nave es a dos aguas, las capillas laterales a tres y la cabecera a cuatro. J. Manzanares recoge inscripción en el pavimento de la nave, lado de la Epístola: S…. AB A MADO / PONER EN ESTA / CAPILLA DEL SEÑOR / SANTO DOMO Pa ENTI / ERO DE SVS SUZE / SORES Y PATRO / NOS DE VN CAPELLA / Q EN ELLA DEGO EL / ILLDO SOR D DOMO FERZ / Y SELGAS BILLAZON / COLLEJIAL MoR Q FVE / EN EL INSINE DE S SAL / VoR DE OVIEDO DE SALA / MCa PRESSTE EN EL CONSo / DEL GOVIERNo DEL ARZo / BPDO DE TOLDo I CANo EN / LA S. IGLa DE TOLDo DODE / ESTA ENTERADO / FALLESo AÑO DE 1649 / 1649".

La verdad es que la iglesia es, desde su cabildo, un gran mirador sobre buena parte de la parroquia, en concreto sobre su gran veiga del Nonaya que se extiende al este hasta Llamas, por donde hemos venido hasta aquí. No cabe duda sería esta una buena razón para invertir su orientación este-oeste y hacer su pórtico y portada mirando al este en vez de al oeste en un momento (año 1777) en que Villazón ya debería estar fuera del coto de Cornellana, según el mapa que nos aporta en su libro Álvarez-Busto:



Preciosa vista del barrio de Quintana; las casas presentan un hábitat concentrado en este promontorio, dejando libre para cultivos la extensa llanura de La Veiga Villazón. Volvemos a ver, de izquierda a derecha, Ca Fonso y Ca Tuñón, ya mencionadas, seguidas de Ca'l Cuco, Ca Eladia, L'Estanque y Ca Manolín, entre otras


Más a la izquierda, Ca Palmira, Ca Ramón, Ca Cordia, Ca Maruxina, Ca'l Chicho, Ca'l Cholo y algunas más


El Camino hace aquí un importante rodeo, yendo al extremo de Quintana para luego regresar hacia la iglesia, buscando el paso sobre El Regueiru Piñegua, que nace en La Sierra Villarraba, al sur. Más cerca es El Monte'l Picarosu y La Sierra Quintana (422 m), donde se encuentra la cantera de Sílices La Cuesta


Al sur de Quintana, a la derecha, se encuentra el barrio de El Picarosu, solar del antiguo cementerio y a continuación, es El Valle. A lo lejos al fondo del todo está La Llera y a nuestra izquierda el barrio o lugar de La Cuesta


Al sur son las alturas de El Picu'l Cerru (476 m) y El Llanón (442 m), y El Dornón (509 m), que vienen a ser estribaciones septentrionales de La Sierra las Traviesas, que separan este valle del Nonaya del valle del Narcea, que está al otro lado


Y La Sierra Villarraba con Peñallucia (481 m) y Peñamonteiros, al sur de la aldea de este nombre y también en la parroquia de Villazón


Allí están alguna de las caserías de Villarraba, en lo alto de un cueto, de nuevo otro topónimo relacionado con antiguas villae


Asoma detrás la cima del picudo y cónico Monte Monteagudu (373 m), que veíamos desde el pueblo de Llamas


El Regueiru Piñegua prácticamente no lo vemos, sumido en los prados a nuestra izquierda, pero tiene un estudio proyecto de  toda una ruta de los molinos que existen río arriba, trabajo y estudio de Lucía Álvarez Álvarez, Diplomada por la Escuela Universitario de Arquitectura Técnica de A Coruña y con raíces familiares en esta parroquia de Villazón, que podemos encontrar también en su página web


La iglesia va quedando atrás, viendo la gran horquilla que hace el Camino de Santiago para luego pasar al pie de ella y de la vieja casa rectoral


"Data del siglo XII, aunque su estructura es de fines del XVIII y fue reformada en 2013, siendo reinaugurada con una misa oficiada por el Arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes", leemos en Wikipedia, que añade:
"Está construido con piedra de la zona y ladrillo tocho para los muros y arcos, vigas y planchas de madera y tejas para el tejado y piezas pequeñas de madera, ramas y yeso para las bóvedas y cúpulas encamonadas. 
Su fachada es simple, con una puerta, flanqueada por una ventana a cada lado, siendo todos los vanos de arcos de medio punto y situándose sobre la puerta una cruz y sobre ella un óculo que da paso al frontón triangular que corona la fachada, que en las calles laterales se vuelve redondeado.Sobre este se sitúa una torre, con tres cuerpos de cuatro caras, el primero con dos ventanas estrechas de arcos de medio punto, el segundo con un solo vano con el mismo tipo de arco que paso a una terraza con una rejería y el último con frontones que sostienen el tejado. 
Cuenta con tres naves, siendo la central más alta y ancha que las laterales, empezando por un nártex y terminando en un presbitario plano y elevado con respecto al resto del templo, en el que se sitúa la capilla mayor, que tras el retablo del altar mayor alberga en el camarín la imagen de Santiago. Cuenta con una talla románica de Santiago y un Cristo crucificado del siglo XIII".

Vamos llegando al cruce en el que retomaremos el camino de la iglesia, frente a las casas de Quintana


 De frente es Ca Cordia y su panera: aquí iremos a la derecha


Ca Cordia, Ca Ramón y Ca Palmira más a la derecha, con hórreo, Ca Palmira


Vamos pues a la derecha, donde tomamos un camino asfaltado que de dirige al fondo al puente del Nonaya. Fijémonos en la iglesia asomando sobre una pequeña pumarada


De la misma manera que la pista subía antes ligeramente, ahora esta carretera local baja suavemente con El Pedrouco en lontananza al sur


Aquí volvemos a ver el cementerio, al otro lado llega, a esta misma carretera, el antiguo camino señalizado por La Veiga Villazón, muy cerca de la boscosa orilla del Nonaya


En el cementerio se hizo en 1983 una plataforma de cemento para hacer un altar y en 2013, año de inauguración de la restauración de la iglesia, se instaló una fuente, obra del escultor Ignacio Zamorano, en el pequeño monolito de piedra que hay en el centro del camposanto


La iglesia, a la izquierda, con El Monte Rei, L'Ablanal, Tanichu y la casería de La Pagana al norte


La existencia de un templo dedicado a Santiago documentada desde el siglo XI (pero cuya advocación puede ser anterior), revela la estrecha vinculación del lugar a esta histórica y temprana ruta de peregrinaciones jacobeas. Otro buen reportaje fotográfico lo tenemos en al blog asturgeografic, del que compartimos esta información:
"La restauración de la iglesia se inició en 2009, promovida por la Dirección General de Patrimonio del Principado de Asturias, y se realizó sobre el altar mayor. En 2013 se amplía el proyecto para una rehabilitación toral de la iglesia, financiada por J. Arango Arias, empresario mejicano con raíces en la parroquia". 

Se celebran las fiestas de Santiago, aunque no el mismo 25 de julio como antaño, sino normalmente al fin de semana siguiente. La romería no es en estos campos sino en Allence, al otro lado del Nonaya


Hemos de decir que, aunque suele estar cerrada salvo para las misas, fiestas y algunas ocasiones de relevancia, la iglesia suele estar cerrada pero, si nos interesan la historia y el arte, no dejemos de visitarla y conocerla en su interior si tenemos la oportunidad de tenerla abierta. Hay en su interior un Cristo crucificado románico del siglo XIII y otra talla de la misma época y estilo de Santiago peregrino, testimonio de la antigua iglesia, o monasterio, medieval, además de cinco retablos barroco del mismo taller


En cuanto a la restauración, hay un interesantísimo artículo en la revista Excavaciones arqueológicas en Asturias 2013-2016, el cual queremos también compartir:



De esta manera daba la noticia de la restauración la web de la Radiotelevisión del Principado (RTPA) el 29-6-2013:
"Villazón, en el concejo de Salas, inaugura mañana una renovada iglesia de Santiago. Su rehabilitación ha sido posible gracias a un importante donativo hecho por un sobrino a la memoria de su tío indiano, un hecho poco usual en estos tiempos.  
La cubierta ha sido sustituida y las estructuras de madera, afectadas por las termitas, cambiadas. Las paredes han sido picadas, revocadas y pintadas y su drenado impedirá humedades. La sorpresa surge mientras estas obras se acometen ya que la iglesia, datada en el Siglo XVIII, se construyó sobre un importante templo románico. 
A la reforma arquitectónica se le suma la restauración artística y un estudio histórico sobre la iglesia dedicada a Santiago. El ambicioso planteamiento multidisciplinar permite nuevos hallazgos como que la arquitectura está combinada con un conjunto de cinco retablos que hizo un único taller, el nombre el autor es Bernardo de San Miguel. La iglesia atesora además una importante imaginería. La colección abarca todas las épocas estilísticas.  
Hoy dan los últimos retoques antes de la reapertura definitiva. El párroco de Salas, Iván González, cree los vecinos tienen motivos para sentirse orgullosos ya que para el pueblo es una oportunidad de sentirse animado a participar en la vida de la iglesia.  
La obra ha sido posible gracias a un empresario mexicano sobrino de un filántropo indiano del pueblo, Manuel Arango Díaz, que emigró a América donde hizo fortuna para posteriormente retirarse en Asturias. Un monolito, obra del gijonés Iñaki Zamorano, recordará la vinculación de una familia, qué aún esparcida por el mundo, sigue agradecida al pueblo donde nació".

Y, en la web de Villazón, encontramos esta buena sinopsis de la historia del templo y de la parroquia:

"El nombre de Villazón, se atribuye a la época romana. Esta zona situada en una rica vega agrícola estaba muy cercana a los yacimientos auríferos de Ablaneda, Godán y Carlés, explotados por los romanos en el mismo concejo. Estas zonas ricas por sus yacimientos, por su riqueza agrícola y por su situación cercana a la confluencia de los rios Nalón y Narcea fueron por eso muy romanizadas como todo ese territorio. El nombre Villazón parece romano, Villa Zon.  
Villazón aparece en la historia citada por primera vez el 20 de Marzo de 1064 cuando «Oveco Césariz vende al presbítero Álvaro Ximenez la villa de Magiti, en territorio de Salas, valle de Villazón, junto al río Anonaya» en tiempos del reinado de Fernando I de Castilla y León.  
En 1069 se le vuelve a citar en otro documento. «Villazon, sobre el rio Nonaya y junto a Magidi» Se puede aventurar que Magidi es El Mexil actual, en Quintana.  
Otra tercera mención interesante es de 7 de Marzo de 1122: «Los condes Suero Bermúdez y Enderquina Gutierrez donan a la orden de Cluny el monasterio de Cornellana con todas sus pertenencias, Incluyendo Villam Zon»  
Este Monasterio de Cornellana fué fundado en 1024 por la Infanta Cristina, hija del rey de león Bermudo II. Una parte de Villazón queda adscrita al Monasterio de Cornellana, que a partir de 1312 disfruta del Patronato de la Iglesia de Villazón.  
Transcurren los siglos tranquilamente. El crecimiento demográfico iniciado en Asturias desde finales del siglo XV se consolida en los siguientes siglos de manera constante hasta el siglo XX en el que se inicia el proceso de descenso. La economia de subsistencia agropecuaria del territorio se basaba en los cultivos tradicionales de escanda, centeno, cebada, castañas y las cabañas de ganado caballar, mular, lanar, cabrío y de cerda. La llegada de los cultivos de maiz, habas y patatan aumentan la prosperidad y la población. Por ejemplo, los hogares habitados en Villazón eran 151 en 1752 y 192 en 1794.  
La invasión francesa y la Guerra de la Independencia (las tropas francesas del Mariscal Ney pasaron por aquí) seguida de los procesos desamortizadores marcaron puntos de inflexión en el bienestar económico que inicia un descenso. Comienzan los procesos migratorios.  
Villazón tenia su importancia en el territorio de Salas y solo era superada por Malleza en número de hogares. En la Encuesta de 1752 del Catastro del Marqués de la Ensenada Villazón registara ocho molinos, dos batanes, una taberna y un tendero. En producción de grano solo era superada por Santa Eulalia de Doriga, estando por encima de Malleza, Cornellana y las demás. En la recogida de castañas, estaba a la cabeza del concejo.  
La propiedad de la tierra se repartia principalmente entre el Monasterio, el Arzobispado y las tres familias nobiliarias preponderantes en la zona (Casas de Salas (anteriormente Miranda), Malleza y Doriga. Alguna propiedad tuvo en Villazón la Orden de San Juan de Jerusalen o de Malta.  
Los monjes de Cornellana fueron expulsados en 1820 y en 1835 abandonaron definitivamente el convento.  
En 1855 las tierras correspondientes afectadas por la Ley Desamortizadora de Pascual Madoz fueron subastadas".


Efectivamente, aquí tuvo también algunas tierras la Orden de Malta, que había empezado siendo de los Caballeros Hospitalarios de Jerusalén, pues tenían también coto monástico no muy lejos de aquí, en San Xuan de Villapañada, junto con hospital de peregrinos, como lo tuvieron los monjes de Cornellana. Del cenobio de Villapañada hablamos ampliamente en las entradas de blog dedicadas al Camino de Santiago en esa parroquia del concejo de Grado/Grau


Como el de Cornellana, el coto de San Xuan de Villapañada se declaró extinguido en 1827 con la supresión de los señoríos, ambos conventos quedaron desamortizados, el de Cornellana en 1835, pasando al Estado ellos y sus propiedades, que luego tardaron un tiempo en subastarse y pasar a particulares. Sin embargo, en aquellos años Villazón ya aparece fuera del muy menguado coto del monasterio de San Salvador en el mapa antes compartido de Alejandro García Fernández-Busto


Seguimos bajando, acercándonos al antiguo Molín de los Picos y al Puente Villazón, que no llegaremos a cruzar, pues antes iremos a la izquierda


Y mirando al este, a nuestra derecha, nos despedimos de esta parte del valle del Nonaya, de La Veiga Villazón a El Farniegu, con la colina de Las Caleas, en Villarraba, en primer término


No llegamos a ver Llamas pero, un poco antes, a la izquierda, el topónimo de La Calzada, otra de las aldeas de Villazón, hace referencia a la vinculación caminera del valle, bajo El Castiellu y Las Cuestas


Sí vemos los bosques de El Ricabo, por donde bajábamos hacia Llamas y, más al este aún, el Alto la Mercé (357 m), cerca de Cabruñana, y a la izquierda La Sierra Sollera (602 m), en los cordales del Camín Real de la Mesa que separan la cuenca del Narcea de la del Nalón


El Camino continúa cuesta abajo y hace una curva a la izquierda mientras sigue perdiendo altura para llegar al cruce de la ribera, frente al Molín de los Picos


Arriba ha quedado la iglesia, parcialmente tapada ahora por la vieja casa rectoral, en ruinas, que amenaza venirse abajo 


Durante los trabajos de restauración y su seguimiento arqueológico se hallaron cerámicas antiguas, que probable adscripción entre las edades Media y Moderna, no pudiendo discernirse señales de la villae romana que habría dado nombre a la parroquia. También aparecieron monedas y restos de un molino manual, propiamente medieval


En la restaurada iglesia reconocemos la gran espadaña de tres huecos para otras tantas campanas, así como la ventana frontal, sobre el cabildo, que da luz natural al interior de la nave, de arco de medio punto


Sigue la curva a la izquierda en el que es ya el último tramo de bajada


A la derecha, los cables y barritas metálicas del pastor eléctrico revelan los usos ganaderos imperantes en La Veiga Villazón en la actualidad


Llega a nuestra derecha el antiguo trazado oficial del Camino de Santiago, que viene por La Veiga y seguimos bajando por esta explanada, yendo a la izquierda, de frente a un desguace de vehículos. El río Nonaya pasa detrás de los árboles de la finca

 
Yendo a la izquierda nos encontramos con esta bifurcación. Hacia arriba se sube a la iglesia y el Camino sigue de frente, junto  la finca del desguace, ya en llano


Fijémonos en el mojón que nos lo señala, justo aquí enfrente


El Camino toma rumbo oeste en paralelo al río, llano y rumbo a Casazorrina y Salas, ya sin apartarnos demasiado de la orilla del Nonaya


A nuestra izquierda, un paraje hermosamente bucólico en el que hacen un alto muchos peregrinos, sobre todo a su fresca sombra en calurosos días de verano


La Fuente Santiago, con su área de descanso, en un rellano al pie de la iglesia, un rincón verdaderamente bucólico que invita siempre a hacer un alto y descansar de nuestra larga caminata


La Fuente Santiago forma un hermoso conjunto lavadero y vistosas acequias y canales formando un cuadro, bien resguardada por altos muros que la separan del desnivel del terreno al pie de la iglesia


Las aguas pasan luego subterráneas, al río Nonaya. A la derecha se ha colocado un monolito... 


En él hay una placa dedicada al benefactor de esta parroquia de Villazón y de todo el concejo de Salas, Juan Menéndez Arango, quien patrocinó la restauración de la iglesia parroquial. Fue colocada tras su muerte, acaecida el 19-6-2022. Al día siguiente el periódico La Nueva España publicaba su semblanza:
"Juan Manuel Menéndez Arango, vecino de la localidad salense de Villazón y figura destacada en la protección del patrimonio del concejo, falleció ayer en Oviedo a los 80 años de edad. Muy imbricado en la vida de esta localidad había fundado hace años una asociación para promover la conservación de la naturaleza del concejo, y fue una figura clave en la restauración de la iglesia parroquial de Villazón. Menéndez Arango gestionaba, además, una web a través de la que ensalzaba a los vecinos y los paisajes de la zona. 
El finado era, además, uno de los miembros de la estirpe de los Arango. Es más, era el ocupante de la casa de esta conocida familia en la localidad de Rabadiello. La estirpe es conocida porque muchos de sus miembros tuvieron que hacer las Américas en su momento. Allá, al otro lado del Atlántico, hicieron fortuna. Fue el caso de Plácido Arango, un empresario hispanomexicano, que fue reconocido por su actividad como coleccionista y benefactor del Museo del Prado y del Museo de Bellas Artes de Asturias".

El monolito se inauguró a finales de ese mismo año, dando así la noticia, para el mismo periódico, Sara Arias el 21 de diciembre, titulándola Salas rinde homenaje a Juan Menéndez Arango, de la Asociación Amigos del Paisaje: "una persona que ha trabajado por el interés del concejo":
"En la fuente de Santiago de Villazón, en Salas, queda grabado para siempre el nombre de Juan Menéndez Arango, quien fuera presidente de la Asociación Amigos del Paisaje de Salas, fallecido el pasado mes de junio a los 80 años. El Ayuntamiento y el colectivo que lideró durante lustros le rindieron este martes homenaje con la inauguración de un monolito en su recuerdo, dedicado a su labor social altruista por el bien del concejo. 
"Con este humilde homenaje queremos poner en valor a una persona que ha trabajado por el interés de Salas, de todo el municipio, y en especial de su parroquia, Villazón, siempre de una forma positiva, intentando aportar, ayudar desde una perspectiva amigable, de colaboración y ayuda desinteresada", dijo el alcalde, Sergio Hidalgo, muy emocionado. "Ha sido intenso", reconoció al término del acto. No era para menos, Menéndez Arango era una persona muy querida y, sobre todo, valorada por su trabajo y proyectos en aras del beneficio del municipio. 
Al acto asistió también la familia, con su esposa, María Rosario Rodríguez-Vigil al frente, miembros de la Asociación Amigos del Paisaje de Salas como Juan Carlos del Campo, entre otros, la responsable de bienes culturales de Arzobispado de Oviedo, Otilia Requejo, y el presidente de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago Astur-Galaico del Interior, Laureano García. 
Tal y como se destacó en el homenaje, Menéndez Arango fue una persona "muy implicada" en la vida salense que fundó el colectivo para promover la conservación de la naturaleza del concejo. También fue una figura clave en la restauración de la iglesia parroquial de Villazón y gestionaba, además, una web a través de la que ensalzaba a los vecinos y los paisajes de la zona. El homenajeado pertenece asismimo a la estirpe de los Arango. Era el ocupante de la casa de esta conocida familia en la localidad de Rabadiello. Una familia que es conocida porque muchos de sus miembros tuvieron que hacer las Américas en su momento. Allá, al otro lado del Atlántico, hicieron fortuna. Fue el caso de Plácido Arango, un empresario hispanomexicano, que fue reconocido por su actividad como coleccionista y benefactor del Museo del Prado y del Museo de Bellas Artes de Asturias."

Si bien carece de la cubierta de otros lavaderos, la Fuente Santiago es una maravilla arquitectónica con su citado sistema de acequias a partir de un cañu del que mana el agua en la pared del fondo, en lo que es la fuente propiamente dicha


En el lavadero se acudía antaño a hacer la colada, evitándose tener que lavar la ropa de rodillas en el río, tarea que normalmente realizaban las mujeres, coincidiendo a veces varias, acompañadas por sus hijas o nietas, organizándose no pocas veces animadas tertulias y cantares. Desde que felizmente se dispone de agua corriente en cada casa cayó en desuso, pero en base a él se ha creado este bello rincón que da buen servicio a los peregrinos del Camino Primitivo


Salimos de la Fuente de Santiago y el Camino sigue recto al pie de la iglesia parroquial, de la que vemos ahora su muro norte...


Y también el de la casa rectoral, unos metros más abajo; es el lado más umbrío. En la rectoral la fachada principal mira al sur, orientada siempre al sol, y desde su corredor, así como desde las ventanas y balcón de su pared oriental, se divisa La Veiga Villazón, que ya vamos dejando atrás...


Llaneando, el camino va a ir ahora por La Veiga Lentún, con sus praderías y cultivos. Al otro lado de esta finca, entre los árboles, pasa la canal o canaliega que llevaba agua al Molín de Picos


Un poco más lejos, al otro extremo de la finca donde trabaja un tractor, es por donde va el río Nonaya; nunca ya nos alejaremos demasiado de él hasta que ganemos la meseta de La Espina en Bodenaya, donde están sus fuentes...


A la derecha, el monte Fumarrosa cierra y domina esta parte del valle desde el norte. Más lejos (a la izquierda de la foto), está el boscoso cueto de El Monte (231 m), bajo el que cruzaremos el río para entrar en Casazorrina. En la distancia es La Sierra Bodenaya


Sobre nosotros, los castaños extienden sus ramas sobre el Camino, muy hermoso y agradable de caminar pese a pisar duro suelo de asfalto. Apenas pasa un coche cada mucho tiempo


En los postes telefónicos algunas flechas amarillas siguen confirmando que vamos por el camino correcto


Si El Monte nos sirve para discernir con la vista cuánto nos queda para llegar a Casazorrina, La Sierra Bodenaya nos sirve para hacernos una idea de la distancia a Salas, a unos 5 kilómetros o poco menos, una hora larga de camino

 
Su cota más alta es El Rebollín (816 m), hollada como toda su cima por uno de los tantos parques eólicos que proliferarán cada vez más según avancemos hacia occidente


Fumarrosa muestra al caminante las tremendas cicatrices ocasionadas por la autovía en su ladera meridional, obra que ha afectado al Camino de Santiago con un gran impacto paisajístico


Y este es El Monte Rei por la zona de Tanichu, encima de La Rabera, al oeste de Allence


Avanzamos por este camino llano y recto al pie de las laderas del Monte'l Picarosu y La Sierra Quintana, que cierran el valle por el sur


Un poco más adelante vemos Ca'l Caritu, en El Mexil, que se dice sería la villa de Magiti citada documentalmente en 1064 y transcrita como Magidi en otro cuatro año después. Es posible se trate de un antropónimo de un antiguo posesor, como en el caso de las demás villae, un tal Maginus o Maximus


En La Sierra Quintana está una de las canteras de Sílices La Cuesta, otra está en Llamas, por donde hemos pasado viniendo de Cornellana


Esta quintana aprovecha el escaso espacio entre la falda del Monte'l Picarosu y el Camino. Parte de sus dependencias están en la misma ladera


Cobertizo para el tractor, enseres y maquinaria anexo a la alta bodega de piedra de un hórreo de corredor


Hace unos años sacamos esta foto en las que se ven colgando las riestras de panoyas de maíz. Antaño estaría todo lleno. En la actualidad apenas se emplea para consumo humano pues la planta se emplea básicamente como forraje, no por su cereal


Un vallado cierra la finca a la derecha, donde crece una bella rosaleda


Dejamos a la izquierda la entrada a la casa, donde hay un invernadero y continuamos camino adelante. Varios árboles forman una barrera vegetal delante de la cantera


Seguimos pues todo de frente entre las fincas de El Mexil y andamos al lado de la cantera, que se oculta a la vista tras este espeso bosquete


Bifurcación y de frente, encaminándonos hacia el puente que comunica la cantera con la N-634, que vemos unos metros más allá


Atrás van quedando también las últimas casas de Allence...


Ca Aldaro a la izquierda y La Rabera a la derecha; por abajo, al otro lado del río y los árboles, pasa la carretera


Poste telefónico de hormigón y flecha roja, esta tal vez señalizando otra ruta


Troncos apilados por los madereros al lado del Camino...


Pasamos debajo del puente, por donde circulan máquinas y camiones en días laborables...


Y llegamos a Ca'l Sordu, otra quintana, esta deshabitada, situada a continuación de El Mexil


A la derecha se planta el maizal, al fondo son los bosques ribereños del Nonaya en la zona de La Pachurra, ya al final de la parroquia de Villazón


Y aquí al lado del Camino una acequia o canal riega estos fértiles campos de La Veiga Lentún


La vegetación se ha tragado la antigua casería; únicamente se ve el hórreo, aunque va desmoronándose y es fácil que cualquier día se caiga entero


Esta es la muria que cierra la corrada delante de la casa, en la que ahora crece el bosque...


Desde la entrada puede verse algo de la casa, con la cuadra debajo y la vivienda encima


Luego sigue la muria unos metros más, cubierta de hiedra...


Paso a paso nos vamos a acercar al río Nonaya, aunque no llegaremos a él todavía, pues no lo cruzaremos hasta entrar en Casazorrina, a algo más de un kilómetro de aquí, que ya pertenece a la parroquia de Villamar, otro topónimo vinculado a las villae de la zona


Caminamos con paso resuelto por este apacible paraje a la fresca umbría de tan grata sombra


Llegamos al final de La Veiga Lentún en La Pachurra, que pertenece a Rabadiellu, el barrio más occidental de la parroquia de Villazón, en el paso ya a la de Villamar, camino de Casazorrina


Antes de meternos en el bosque para salir a Casazorrina haremos también aquí un alto, en Fuentecaliente


Fuente así llamada por causa del pensamiento popular, común a tantísimos manantiales, que mana agua caliente en invierno y fría en verano, situado en este rellano al pie del monte


De ella surge un regato que, canalizado prado abajo, pasa bajo el Camino y riega La Veiga Lentún


A la izquierda de la canal, un sendero nos acerca a la fuente, cuyo nombre anuncia un cartel con la concha jacobea


La fuente mana de un cañu a la izquierda mientras que, a la derecha, hay un lavadero alargado y al descubierto


Y al otro lado del prado y junto al Camino hay un refugio hecho por el escultor José Manuel Legazpi en base a una estructura de chapas de acero corten, con tejado a dos aguas y un asiento a cada lado, todo metálico


Una pasarela nos permite acercarnos a ella pasando sobre esta acequia


La fuente se alimenta de un manantial que nace cuesta arriba en esta selvática arboleda


Si nos fijamos, se ha colocado detrás una pequeña tubería para que el agua baje sin arrastrar barro ni piedras, saliendo directamente por el cañu


En su remate un frontón circular que nos recuerda a las estelas discoideas muestra, muy gatada la fecha de 1906, que sería la de la construcción de esta fuente


El agua cae a chorro en este pequeño estanque en el que se ha colocado una piedra que sirva de base cuando se llenan bidones y grandes recipientes


Y, como hemos dicho, va de aquí a la vega del Nonaya pasando bajo el Camino, por donde vemos pasar a algunos peregrinos


Estos no se han detenido, sin duda tienen intención de llegar a Salas a buena hora, o a Casazorrina, donde está el magnífico albergue-hostel con restaurante La Figal de Xugabolos, del que hablamos en la entrada de blog dedicada al Camino en dicho pueblo


Es posible que en Fuentecaliente haya un poco de barro y algunos charcos, pero si pisamos por la senda y la losa no nos mancharemos las botas


Frente al lavadero, también sin tejado, como el de La Fuente Santiago, hay además un tramo empedrado


Y, si lo deseamos, podemos descansar un momento en el refugio, cuyo suelo es también de acero cortén


Un buen lugar para descansar al frescor de la sombra del bosque pero también para resguardarnos si nos cae un aguacero


Y ya volvemos al Camino, que se adentra en la fronda ribereña de La Pachurra


Nos despedimos de La Veiga Lentrún y de la parroquia de Villazón pues, cuando salgamos al otro lado del bosque, ya estaremos en Casazorrina, parroquia de Villamar





Eso sí, al llegar al bosque y nada más pasar bajo los primeros árboles hemos de prestar mucha atención


Y es que aquí, justo antes de la siguiente casa, dejaremos esta pista llana para tomar el sendero que sube a la izquierda, metiéndose en lo más profundo y sombriego de la arboleda


Hay un mojón y se han pintado varias flechas, pues e esta umbría no es difícil despistarse y seguir de frente. Si esto nos ocurriese saldríamos a la carretera en La Pachurra de Baxo tras cruzar el puente que hay después de la casa, en cuyo caso recomendaríamos NO seguir por la N-634 (carretera peligrosa y sin arcén) y regresar aquí a retomar el Camino de Santiago, tal y como hacen también en la web de Villazón:
"Aconsejamos siempre a los peregrinos que sigan esta ruta y no vayan por la carretera nacional, mas peligrosa, sin arcenes, sin sombras y con el suelo mas duro. Desgraciadamente, a veces, personas bienintencionadas, les recomiendan la carretera, decisión equivocada. pues además de cansarse mas, de sufrir mas en los pies y de correr mas peligro, no disfrutarán de las bellezas que les hemos descrito".

El mojón es de los que ha perdido hace tiempo la concha de cerámica hace tiempo pero a cambio se le ha pintado la flecha amarilla que es el elemento eminentemente direccional en toda señalización oficial del Camino de Santiago


Además se ha pintado una flecha rosa fosforito en el muro a su izquierda, acaso para hacerla más visible, y una segunda flecha amarilla en el cartel que anuncia el hostel de Casazorrina


El Camino, que es aquí de tierra y piedra, sube un corto pero fuerte repecho en el que gana altura rápidamente


Estamos en otro de esos hermosos trayectos por los bosques autóctonos de Salas que nos ofrece el Camino Primitivo a su paso por el concejo


Cuando parece que va a acabar la cuesta, esta continúa unos metros más, todo recto y sin tregua, pero en buena sombra. Observemos los afloramientos rocosos en la superficie


Hemos de estar de nuevo muy atentos pues a veces, en la penumbra, puede pasarnos desapercibido el siguiente mojón


Con el paso del tiempo, manchas de tierra, humedades, musgos líquenes y la misma erosión tienden a 'camuflarlo entre la vegetación de la foresta: fijémonos en él en esta bifurcación


Si alguien va delante de nosotros siempre es una ventana (si no se equivoca) para seguirle los pasos: la subida acaba en este mojón con su concha y flecha, esta indicando ir a la derecha


A partir del monolito empezamos un suave descenso siempre a la sombra del arbolado. Como hemos dicho, del bosque no saldremos hasta llegar a las primeras casas de Casazorrina, a menos de un kilómetro de aquí, por lo que nos aguarda un delicioso y selvático paseo por esta fronda de L'Espeñidal


Como manera de resaltar esta importante bifurcación se pintó una flecha amarilla en la corteza del árbol a la derecha del hito jacobita, pero esta casi se ha borrado


El paso continuo de peregrinos ha dejado el sendero bien pisado y trillado, lo que no deja de ser también una buena señal de por dónde va el Camino, sobre todo si vemos huellas de botas


Aquí, los amplios paisajes abiertos de La Veiga Villazón ya han quedado definitivamente atrás al entrar en lo más profundo 'la jungla verde'


Del paisaje 'extrospectivo' del valle desde el que veíamos en la distancia hemos pasado al 'introspectivo' de ver apenas un poco más que el hermoso muro vegetal que tenemos enfrente y unos metros de camino adelante


Restos de una flecha amarilla pintada en una roca. El Camino serpentea levemente siguiendo la orografía de esta ladera


Tras un poco de bajada llegan unas cuestas, moderadas pero continuas y que requieren su esfuerzo, máxime para el peregrino que ya lleva unos cuantos kilómetros andados, bien desde Cornellana o bien desde más atrás


Estas variaciones y cambios en el paisaje es otro de los grandes alicientes del Camino Primitivo, de las vistas en la lejanía, tanto en grandes valles como en altos puertos, se pasa en un instante a los bosques de castaños, avellanos, carbayos y otras especies autóctonas (también no pocas plantaciones de ocalitos para las celulosas) que nos adentran en estos mágicos umbrales de juegos de luz y sombra


No andamos muy lejos del río, pero no lo vemos, oculto entre troncos, ramas, hojas, helechos y demás plantas cuesta abajo


No habiendo cruces ni bifurcaciones, no hay mayormente riesgo de pérdida, pues más allá del Camino el paso es prácticamente infranqueable


La impresionante sensación de la soledad del bosque a veces nos sobrecoge, pero la delicia de esta experiencia de caminar por espacios tan naturales y escasamente humanizados lo compensa. De todas maneras, lo que para nosotros es sinónimo de belleza no era tal para los peregrinos, arrieros y demás viajeros y transeúntes de antaño


Los bosques eran secularmente refugio y teatro de operaciones de forajidos y bandoleros, una endemia que, en España, se prolongó en algunos lugares hasta bien entrado el siglo XIX e incluso principios del XX y, aunque existían severas penas, fueron una triste realidad en tiempos de penurias


Pensemos que esta situación, junto a la dureza de algunos tramos, hizo que algunos peregrinos buscasen, si las había, alternativas a los parajes boscosos y despoblados, aunque para ello hubieran de realizar grandes rodeos. Ello mismo les llevaba a juntarse en grupos de apoyo mutuo, a veces desde la misma salida de sus poblaciones de origen, otras según iban avanzando en su periplo, pero ello llevaba con el paso de los días a los correspondientes problema de convivencia en no pocos casos, como puede comprobarse en los relatos que han llegado a nosotros en la llamada literatura odopérica


De ahí que, en aquellos relatos, las excelencias de un Camino se medían más por su paso por pueblos hospitalarios y su facilidad para ser caminados más que por otros conceptos de belleza y naturaleza tal y como los entendemos en nuestros días


El sendero se estrecha pero se pasa bien, aunque haya que hacerlo en fila india. Se respira además muy bien en esta tupida fronda


El Camino sigue avanzando ladera adelante en esta intrincada maraña verde que crece a ambos lados. Uno de esos bosques ribereños en los que no vemos el río pese a su proximidad. Únicamente en el invierno y en ciertos trechos, con casi todos los árboles desnudos, veremos al Nonaya


Sin embargo, verdad es que no pocos de los peregrinos de ahora, tan prisioneros del reloj aquí como en su 'vida cotidiana' y por las razones que sean, disfrutan a veces del paisaje pensando en kilómetros y distancias, horario de llegada y salida de los albergues o similares, sin tiempo de percatarse demasiado en los detalles y rincones que nos ofrece el trayecto, como árboles y bosques, de los que compartimos parte de la entrada que a ellos les dedica la Xacopedia:
"Es uno de los elementos de referencia del Camino de Santiago. Según la Ruta discurra o no por zonas arboladas así serán las sensaciones y la forma de afrontar el itinerario. El árbol forma parte de los recursos del Camino proporcionados por la naturaleza, a veces con alguna colaboración humana, como el agua o la piedra
Quizá por esto el Codex Calixtinus (s. XII) no le presta especial atención. Sólo en el libro V alude de pasada a si alguna zona está más o menos arbolada. Le confiere, sin embargo, ciertas connotaciones divinas. Así sucede cuando, en las inmediaciones de Sahagún, recuerda a los árboles nacidos de las lanzas de los guerreros cristianos del emperador Carlomagno o cuando un peregrino en extrema necesidad acaba rendido y dormido al cobijo de un árbol y en ese escenario se le aparece el Apóstol. Al despertar encuentra como almohada un pan cocido. 
En relatos posteriores no se les concede una especial relevancia a los árboles del Camino, quizá porque la convivencia con ellos era lo habitual. Estaban en el Camino y cumplían su misión. Aportaban sombra para el descanso en verano y cobijo contra la lluvia en invierno y días de lluvia. Como mucho se podían echar en falta en algunos tramos desarbolados. Pero también, llegada la ocasión, representaban una amenaza latente -robos, asaltos, misterios, espíritus desconocidos- en las zonas excesivamente boscosas prolongadas en un interminable y sombrío corredor hasta el reencuentro de nuevo de los espacios abiertos, casi siempre más seguros y menos dados a exacerbar la imaginación. 
Los árboles actuales del Camino, como en el pasado, definen etapas, establecen lugares de descanso, reparan con su solitaria sombra los prolongados descampados del Camino -también necesarios e igualmente reveladores- y animan el espíritu. En muchos casos, permanecen en la memoria, aunque no todos los caminantes perciban y sientan su presencia".

Las ganas de llegar al siguiente pueblo, al próximo albergue, o el tener los días demasiado justos y contados, hacen que a veces pasemos tan fugaces por el Camino como una exhalación, o tan sumidos en nuestros pensamientos que no podamos atender a lo que tenemos delante de nuestros ojos


Cierto es que desaparecen unas preocupaciones (o no) pero aparecen otras, alguna de las más comunes la de tener plaza en algún sitio para pernoctar o, si la hemos reservado ya, la de no llegar demasiado tarde y que nos aguanten el tiempo y las fuerzas


También es verdad que los paisajes 'introspectivos', al menos en muchas ocasiones, según se avanza y avanza por ellos, aunque suponen un cierto alivio de inmediatez y frescor, pueden darnos sensaciones de monotonía y ansiamos por salir de nuevo a paisajes abiertos, aunque sean al sol o a la lluvia, y también a pueblos o enclaves poblados


Si esto nos ocurre ahora, consideremos a peregrinos de épocas medievales y posteriores, en los que los miedos en estos 'desiertos verdes', amplias zonas boscosas despobladas, algunas más grandes que ahora, unían terrores atávicos también a lo 'sobrenatural', como la aparición de la 'güestia caliera' que decían en esta zona, la procesión de ánimas que circulaba por los caminos reclamando causas pendientes a los vivos o anunciando funestos augurios


Troncos estrechos y largos de árboles jóvenes forman un verdadero 'bosque de lanzas' que alguna literatura odopérica quiso comparar con recuerdos de guerras y  guerreros de legendarias batallas acontecidas en estos mismos caminos que verían, por ejemplo, a las huestes de Ramiro reclamando el trono de Asturias yendo a la batalla con las de Nepociano en el puente del Narcea, frente a Cornellana, allá por el año 842, recién fallecido Alfonso II El Casto, quien acaso también habría pasado por aquí unos años antes, tal vez dos décadas atrás, en aquella mítica primera peregrinación a Santiago de Compostela...


Llegamos a un pequeño claro el Camino, a pleno sol, e inmediatamente volvemos a entrar en el bosque


Hay veces que incluso la senda puede aparentar cerrarse por la vegetación exuberante



Pero siempre tenemos paso franco, todo lo más hay que apartar algún helecho al pasar o alguna rama con los brotes primaverales 


Aquí pasamos sobre un arroyo, El Regueiru los Verdugos, que nace al pie de El Llanón, en La Sierra Villarraba. Su hidrónimo no tiene que ver con ejecutores de la justicia, como pudiera parecer, sino con virducum, 'vástago de una planta'


Ahora pasamos al lado de una finca, que tenemos a nuestra izquierda


Esta es una foto del mismo lugar en otoño, cuando va cayendo la hoja y vemos mejor el prado


Y este es el vergel primaveral en todo su esplendor


Aquí se forman barro y charcos, y los caminantes lo esquivan bordeándolos por la derecha


En este mismo lugar hay un mojón caminero y el camino es bastante llano



La senda parece ensancharse por aquí un poco, lo que podría ser señal que nos acercamos a lugar poblado


Algunos árboles que caen, derribados por las tormentas y temporales del invierno principalmente, son serrados por el tronco en porciones que son apartadas a un lado para dejar el paso expedito


Estamos en un magnífico entorno selvático pero no hay cuidado, se avanza perfectamente bien y sin problema


La luminosidad de este trecho parece anunciar que estamos próximos a salir del bosque



A nuestra derecha, vemos un poco de la vega del Nonaya al pie de un gran argayu en la obras de la autovía, corrimiento de tierras que fue conocido como L'Argayón de Salas, producido en abril de 2021 y que, además de paralizar los trabajos de la A-63 cortó la N-634 en este lugar durante tres meses, hasta que hizo un desvío, quedando mientras tanto el concejo privado de su principal vía de comunicación. Esas obras, que supusieron estabilizar el terreno con un talud, seguían varios años después


Tierra bien pisada, que forma una capa arcillosa; volvemos a observar cómo se esquivan al pasar los lugares más propensos a encharcarse


El Camino baja ahora todo recto directamente hacia el río


Y es que allí al fondo veremos ya el puente de Casazorrina, el paso del río Nonaya para entrar en este primer pueblo de la parroquia de Villamar a la que llega el Camino de Santiago


Dejamos a la derecha el acceso a los prado de la veiga y, según nos acercamos, vemos los uno de los petriles o muretes laterales del puente


El Camino hace una pequeña cuesta al dirigirse al él para cruzar el río


Otro de los carteles que señalizan el patrimonio jacobita nos indica que fue construido entre los siglos XVII y XVIII y es que, entre 1749 y 1754, siendo Isidoro Gil de Jaz regente de Audiencia de Asturias, se acometió una amplia campaña de obras públicas que incluía a los viejos caminos reales, medievales pero de antecesores romanos sobre antiguas sendas prehistóricas, lo que llegaría a permitir incluso el establecimiento de las primeras líneas de carruajes y sentar las bases de futuras carreteras


Y aquí tenemos el puente con sus dos petriles, aunque parece haberse perdido el viejo empedrado estos muretes se han conservado, a diferencia de los ocurrido en otros puentes dieciochescos


Contemplamos este idílico paraje con el río viniendo a pasar bajo el puente, a nuestra izquierda, formando pequeños saltos de agua e incluso pequeñas playas fluviales de cantos rodados en algunas zonas de la orilla



Aquí abajo, por ejemplo, algunos caminantes bajan a refrescarse en días de calor intenso o después de una larga caminata, siendo un buen lugar para hacer fotos a este puente y su ojo


Antes de Gil de Jaz, en el siglo XVI se sabe que Fernando Valdés-Salas, el Inquisidor General de Felipe II, entre otros cargos de Estado, tuvo especial relación con su villa y concejo de nacimiento, donde se quiso enterrar mandando construir la Colegiata de Salas para albergar su mausoleo panteón familiar, lo que pasaba por mejorar las comunicaciones, hacia dicha población viniendo por el Camín Real de la Mesa y a través de este Camín Real de Galicia o Camín Francés, imprescindible para transportar los materiales para su construcción y para traer sus restos tras su fallecimiento en Madrid el 9 de diciembre de 1568


El historiador Juan Ramón Coronas explica estos detalles de su traslado en Restauración del Mausoleo del Arzobispo Valdés Salas, publicado en la Fundación Fernando Valdés-Salas, en el que cita a su vez a otros historiadores y cronistas:
"El traslado de los despojos del Arzobispo, constituyó un espectáculo que asombró a las poblaciones por la que iba discurriendo. El cortejo fúnebre que le acompañaba ofrece, por otra parte, una imagen reveladora de la importancia de aquel personaje que los silenciosos vecinos veían discurrir ante sus ojos. Escalofriante, especialmente a ciertas horas, había de ser la contemplación de tan singular compaña que en pleno invierno, franqueó puertos, atravesó un valle tras otro, y siempre de atardecida brillando las antorchas, irrumpía, capas y casullas, espadas y cruces, ruido de caballerías y cantos funerarios, en el silencia de pueblos que jamás habían soñado una visión similar (Francisco de Caso. La Colegiata de Salas). 

En relación al traslado de los componentes del Mausoleo, D. Emilio Marcos Vallaure, lo resume así: 
“A comienzos del estío de 1584 una larga comitiva de 40 ó 50 carros de bueyes, que provenía de Aleas de Beleña, en la Provincia de Guadalajara se disponía a traspasar la cordillera astur-leonesa, siguiendo el único itinerario posible, el puerto de la Mesa, ignoto de los boyeros. El día 14 de junio, sabemos que paraba en Torrestío, alto lugar del concejo leonés de Babia de Yuso, a la entrada al puerto. Los carros conducían el más precioso cargamento consignado jamás al Principado de Asturias, las piezas que formaban el monumento funerario de D. Fernando de Valdés, arzobispo de Sevilla. Puerto de la Mesa que era D. Juan Uría Riu, camino de penetración en Asturias ofrece ventaja sobre cualquier otro a causa de su altitud constante y por ello camino principal de arriería hasta mediados del pasado siglo y en el XVIII gozaba fama de ser el único por el que podían llegar coches a Oviedo”
De las varias crónicas, la de Tirso de Avilés, sumamente detallada o la del Padre Risco, en su “España Sagrada” (Tomo XXXVIII), resume lo que habían dicho según él los “Escritores de este país”. 

Según estas crónicas “su cadáver fue traido con solemne pompa y aparato para ser sepultado en la Iglesia de Salas que había fundado. En una litera y atahúd, cubierta de luto, rodeada de mucho número de hachas ardiendo, y precedida de la Cruz Arzobispal correspondiente a su dignidad, acompañado de D. Fernando de Salas, su hermano de padre, Oydor del Consejo de Indias,y Arcediano de Granada, con otros cincuenta Caballeros, parientes y criados todos de su Casa, y dos Alguaciles de Corte, dos Aposentadores, uno por el Consejo y otro por la Inquisición, con las correspondientes provisiones para el hospedage, seis Religiosos Dominico, seis Franciscanos, seis Capellanes suyos, que cada día, antes de marchar celebraban el Oficio Divino y decían Misa por su alma.” 

 Y prosigue con la llegada a Oviedo, parada obligatoria, Diócesis de la que había sido Obispo y donde sus restos recibirá los honores con que le obsequiarán las autoridades religiosas y civiles del Principado. Aquí permanecerá dos días.
Con toda esta Comitiva llegó a Oviedo el cadáver en 29 de diciembre del mismo año de 1568, y fue recibido con la mayor solemnidad que haya recibido en Asturias otro ninguno. No llegó la litera hasta las quatro de la tarde, por venir muy despacio a causa del gran aparato, y acompañamiento, u habiendo sido puesta a la entrada de la Casa de la Platería, vino en procesión el Obispo, y Cabildo, las Parroquias, Ciudad y todo el Pueblo, y con solemnes cánticos fue llevado el ataúd por los Regidores hasta el Crucero de la Iglesia (Catedral) donde fue colocado sobre un estrado cubierto de luto, y se le hizo un muy solemne Oficio de Vísperas de Difuntos, á canto de órgano, que se continuaron hasta el segundo día, ardiendo siempre alrededor muchas hachas. Finalmente, en la misma orden que había sido traido fue sacado del a Iglesia el cadáver y puesto en la litera salió de la Ciudad, acompañado de todos los Caballeros y personas principales.” 
De Oviedo sale hacia su última morada, como había dispuesto en su testamento. “Tardó dos días en llegar a Salas, donde tubo igual recibimiento quanto era posible, y se le hicieron muy solemnes exequias, en que se ocupó la Capilla de esta Iglesia nueve días; y últimamente fue enterrado en el suntuoso sepulcro de alabastro que había mandado hacer”, termina su relato el P. Risco. 

Cruzado el puente seguimos de frente y en llano. La intrincada viesca sigue unos metros más camino adelante...


A la izquierda, podemos ver la 'playa del Nonaya' y el puente, de un solo arco de medio punto


Nos acercamos a examinar su estructura y a sacarle las pertinentes fotos para compartirlas aquí con vosotros. Del río podemos decir que será nuestro 'compañero de peregrinación' hasta casi llegar al Alto la Espina, en Bodenaya 'fuente del Nonaya'. De él y su relación caminera dicen en la Enciclopedia del paisaje de Asturias:
"Río que cruza de oeste a este la zona central del concejo de Salas, desembocando en el río Narcea a la altura de la localidad de Cornellana. Forma un valle ancho y extenso, apto para los cultivos y el asentamiento humano, por donde discurren las principales vías de comunicación, entre las que destacan el histórico camino de Santiago en el tramo Cornellana-Salas y Salas la Espina y la N-634, a la que pronto se sumará la autovía a La Espina. Nace en las cercanías de Brañameana (parroquia de Bodenaya), y tras un primer tramo encajado donde recibe diferentes afluentes provenientes de la sierra de los Gallos y de Bodenaya, en el lugar de El Llanón forma una pequeña cascada. El camino de Santiago corre en paralelo al cauce del río Nonaya hasta llegar a la capital, Salas, y se puede seguir gracias a la ruta senderista P.R. AS-22. Antes se encuentra el cargadero de la mina de caolín y el secadero de pieles, ambos abandonados. Previo a la entrada de Salas da servicio a la fuente de Pain y la zona libre de pesca. Tras cruzar Salas de oeste a este, corre con dirección este hasta Casazorrina, donde recibe las aguas del río San Vicente. En varios tramos se cruza con el Camino de Santiago. A lo largo del mismo se suceden molinos como el de Quintana. Desde Villazón recorre unos seis kilómetros hasta Cornellana, donde desemboca en la margen izquierda del río Narcea. En Espinedo, pueblo situado a la derecha del río Noanaya, se encuentra una cantera de áridos que afea el cauce del río, por otro lado bien conservado, y que en su cuenca alta mantiene una apreciable riqueza forestal y faunística. Tras cruzar la capital recibe los aportes urbanos e industriales, dado que a la orilla se encuentra ubicada la escasa industria (láctea, montajes, agrícola, etc.) del concejo y los principales núcleos de población, por lo que su ecosistema se degrada."

El hidrónimo Nonaya está vinculado, en su raíz, naya,  a la diosa celta (o precelta) Navia, vinculada, como tantas otras deidades femeninas, al agua, y por lo tanto a la fertilidad, las cosechas, la abundancia y la suerte... y que da nombre a no pocos lugares de Europa occidental, relacionados con hidrónimos, como es este el caso


El origen indoeuropeo de naya, navia, etc se hace ya patente en el sánscrito navya (curso de agua), y algunos topónimos de este origen son en Asturias Naviegu, Navelgas, Nava, Navidiellu o Nalón (antiguo Nauilo), así como Fontenavia, y otros


'Parientes' toponímicos del Nonaya podemos encontrar en Galicia el Navea, río afluente del Sil (Ourense) y el Nabalia, actual Eck, afluente del Rhin, en Alemania, o el Nauaeus, ahora Naver, en Escocia, el Naseby o antiguo Naubesia en el condado inglés de Northants o el Neber, el viejo Nabarcos, hoy Neber, en Gran Bretaña


Tras nuestra 'visita' al río y su ribera retomamos el Camino que avanza en llano por esta encantadora senda flanqueada de viva naturaleza fluvial


Aquí hay cantos rodados y morrillos que tal vez sean restos del antiguo Camín Real...


Y también tal vez algunas losas o lo que queda de ellas...


Las señales jacobeas nos llevan a un camino asfaltado que comunica el pueblo de Casazorrina con esta ribera


Y aquí hay un mojón, en el borde del canal de un arroyuelo que nace al pie de Villamar, cabeza de la parroquia, en la cercana sierra de La Minesa


Canal que pasa bajo el Camino en este cruce y que va en paralelo al que devolvía al río las aguas que hacían funcionar al Molín de Ca García, que se encuentra a la entrada de Casazorrina, pueblo de la parroquia de Villamar a la que sus vecinos gustan de llamar Zorrina, que vemos a nuestra izquierda, famoso también por su renombrada industria e historia cafeteras...







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