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miércoles, 6 de abril de 2016

LLANES (ASTURIAS) DEL MUELLE A LA MAGDALENA, LA CALLE MAYOR Y LA PLAZA DE SANTA ANA: EN LA POBLACIÓN INTRAMUROS

 

Llanes; puerto deportivo y calle del Muelle
El Camino Norte de Santiago ha cruzado el puente sin nombre sobre El Riveru, nombre como se conoce al Ríu Carrocéu en la villa de Llanes, Asturias, que se forma a unos cuatro kilómetros más al sur, en Las Mestas (mesta, unión fluvial) de la confluencia de las riegas que nacen en las faldas de Las Cuestas, bajo Mañanga, estribaciones septentrionales de la Sierra Cuera antes de desembocar se abre a una pequeña ría que fue durante siglos abrigo natural del puerto llanisco, actualmente deportivo y pesquero pero que fue también comercial y ballenero


Antes que existiese este puente, cuya primera noticia documentada es del año 1568 y posiblemente esté hecho sustituyendo a una pasarela de madera, El Riveru se cruzaba en las barcas que dieron nombre a Las Barqueras, barrio de la margen derecha, que se constituyó como tal a partir del año 1509 cuando la población intramuros sufrió un pavoroso incendio


Al otro lado, las barcas llegaban aquí, actual calle del Muelle, donde antes que estas casas había un lienzo desaparecido de la muralla o cerca de Llanes. Entre ellas discurre la estrecha calle de Manuel Cué, que era la vieja rúa de entrada en la población amurallada por la también desaparecida Puerta del Llegar, también llamada de los Remedios, como la rúa, por la extinguida capilla de esta advocación


Por la rúa que es esta calle de Manuel Cué discurre por tanto el camino señalizado directamente hacia la iglesia parroquial de La Asunción, Santa María del Conceyu, antiguo lugar reunión del conceyu o asamblea vecinal. Desde allí puede salirse al otro lado del antiguo Llanes intramuros por la que fue la Torre del Castillo, cuyo gran torreón circular que le da nombre se conserva muy bien y es uno de los grandes símbolos de la villa


Pero nosotros, en vez de ir directos a la iglesia y salir del viejo Llanes por las otras puertas vamos a recorrer un poco más el puerto y El Riveru, accediendo a la villa intramuros por un lugar, un poco más allá, que nos enseñará partes conservadas de la antigua muralla, a la que accederemos por la Plaza de la Magdalena, donde está la capilla de este nombre, para luego ir a la de Santa Ana, San Nicolás y San Telmo, sede que fue del histórico Gremio de Mareantes, así como al Palacio de Rivero o de Gastañaga, que vemos a lejos, en lo alto del barrio de Cimadevilla


La ría, canalizada, es el resultado de sucesivas obras llevadas a cabo a veces más o menos acertadamente y otras no. El antiguo puerto histórico que comerciaba con toda Europa desde el Atlántico al Mediterráneo es ahora un pantalán deportivo. Antaño, hace siglos ya, era un trajín de barcos mercantes de exportación e importación de toda clase de mercancías, aparte por supuesto de pesqueros, balleneros y astilleros de ribera, pasando también por milicias portuarias, pues aún hasta primeros del siglo XIX estuvo amenazado ocasionalmente por buques corsarios



Estamos en una localidad eminentemente turística, como lo es la gran parte de la costa cantábrica, pero especialmente villas como esta, con su casco histórico y playas, no solo las de la población sino las numerosas que hay en todo el concejo de Llanes, el de más extenso litoral de Asturias



A nuestra izquierda, la explanada de la Plaza del Muelle, en medio está el pequeño y entrañable puesto de churros de Juanita Varela Dosal, Juanita la Churrera, persona muy querida en el vecindario, tanto es así que quiere ponérsele su nombre a esta plaza. De esta forma publica la noticia el 16-8-2020 la Radio Televisión del Principado de Asturias (RTPA): Juanita "La Churrera", 35 años haciendo churros en Llanes:
"Los vecinos quieren que la plaza donde se ubica la churrería lleve su nombre 
De Pancar a Llanes pasando por Australia es el recorrido vital de Juanita "La churrera" que, a sus 88 años, sigue endulzando los paseos de oriundos y visitantes desde su puesto en el paseo del muelle llanisco. 
Juanita nos dice que venir a echar un cable a la churrería es para ella la terapia que la mantiene activa. Ahora es su nieta, la tercera generación, la que se encarga de atender a los clientes. 
Cada día los churros de Juanita se agotan. Es ya, tras 35 años en este negocio, un personaje mítico del verano. 
Por eso, varios vecinos nos comentan que la plaza donde se ubica el quiosco debería llevar su nombre: Plaza de Juanita "La Churrera"

También en Llanes Life se le dedican buenas fotos-reportaje a quienes siguen tras ella con el negocio churrero, pero es el gran Higinio del Río, Director de la Casa de Cultura de Llanes, quien le realiza esta bella semblanza en Mis personajes favoritos:

"A Juanita Varela Dosal, nacida en Pancar en 1932 y criada en Llanes, la llevamos en el corazón varias generaciones de llaniscos. En su puesto de churros en el muelle se convirtió en un paradigma, en una figura amable y familiar con la que se fueron encariñando, también, tanto los turistas de segunda residencia como los viajeros y visitantes de estancias breves pero repetidas. La conoce todo el mundo.  
Con nueve o diez años de edad, y con mucho luminoso remango en una época de “jambre” y miserias cotidianas, Juanita solía acercarse a casa de Pedro Pérez Villa (“el Sordu”) y Aurora Bernot García, un entrañable matrimonio que tenía nueve hijos y vivía en el Barrio. Iba allí a empezar a ganarse la vida con su esfuerzo. El Sordu era albañil, mariscador y pescador de caña, y Aurora cosía. En la casa, humilde y llena de vida, de aquella santa pareja, Juanita echaba una mano. Barría hilos y trocinos de tela de mahón, con la que Aurora hacía los calzones de los marineros, y luego, con una lecheruca en la mano, iba a buscar la leche como una centella. El sitio donde se despachaba estaba en el Cotiellu (era el local en el que, muchos años después, tendría Juanjo Llamazares su taller de electrónica), atendido por dos mujeres: la corita Teresa (la madre del que habría de ser luego el párroco más querido de Llanes, Luis Díaz García) y Amparo. Juanita recibía por aquel trabajo un bocadillo o un platín de lo que andaba cocinando en el puchero Aurora ese día, y volvía a su domicilio, o a jugar en la calle con otras crías.  
Juanita se casó con Arsenio Torres Crespo, un buen hombre de Bustio. Emigraron a Australia, donde estuvieron trabajando siete años (ella, primero, en un hotel, lavando y planchando sábanas y manteles, y más tarde en plantaciones de tabaco).  
Cuando regresaron, Juanita tomó el relevo de María Quiroga Asueta como encargada de la playa del Sablón en verano. Se ocupaba del cuidado de las casetas, las duchas, los palos para las sombrillas de los bañistas y del chiringuito al pie de las murallas medievales (una caseta colorista y minimalista, muy bien surtida), en el que daba gusto tomar una cerveza con patatas fritas después de jugar un partidín de fútbol en la bajamar y de darnos un prolongado calumbu de película. Llanes, de aquélla, no sufría, ni remotamente, la masificación que sobrevendría después.  
Arsenio y Juanita atendieron el Sablón durante más de dos décadas. Les tocó sufrir desgracias familiares cuando aún estaban en plena lucha por la vida y por sus hijos, y supieron sobreponerse. Él ya no está entre nosotros. Ella abrió en la plaza del Muelle un puesto de churros y nos endulzó a todos un poco la vida. Trabajadora y luchadora como la que más. Pequeñuca, pero fuerte como una roca. Es historia viva de Llanes"

Preciosa galería de cristal en la esquina de este edificio que mira al muelle, edificado adosado a lo que parece ser una porción de la muralla, derribada en gran parte en 1870 pero de la que aún perviven unos cuantos elementos, especialmente su lienzo norte. Al otro lado de ese aparente torreón está el Hotel Puerto Rico, y a continuación toda una serie de bajos comerciales, como el de La Muñequita de Trapo

De la Churrería Juanita, que recibió el Premio Turismo de Llanes en su edición de 2018, dicen esto en en Pligrino.com, página dedicada muy especialmente a dar a conocer cosas y lugares interesantes a los peregrinos:

"En Llanes matan por sus churros y ciertamente son un manjar. Siempre recién hechos, bien presentados y entregados con una sonrisa en la boca. Abren solo en verano, eso sí. Churrería Juanita, en el muelle de Llanes"

Plaza adelante y a continuación de Comercial Trébol, el gran toldo del bar La Gallera, bajo una hermosa casa también construida en un muro de la vieja muralla o cerca de Llanes, de la que sabemos tenía unos 800 metros de perímetro que guardaban unas siete hectáreas, suponiéndose fue auspiciada cuando hacia 1270 Alfonso X El Sabio le dio a Llanes el Fuero de Benavente, confirmando, incluyendo parcialmente y aumentando los ya otorgados por Alfonso IX hacia 1225

Más allá, los edificios de la calle Mayor y en lo alto, la fachada sur del Palacio de Gastañaga, de San Nicolás o de los Rivero, una de las poquísimas casas que sobrevivieron al incendio de 1509, si bien muy reformada en esta cara durante los siglos XVIII y XIX

Altísima casa con largo corredor entre cortafuegos, adosada a otro torreón de la antigua cerca que asoma a su derecha

La misma casa parece un castillo. La muralla, aparte de ser una defensa física ante ataques enemigos, bien de invasores externos o de apetencias señoriales cercanas, guardaba el espacio aforado de la villa y sus vecinos, entendiéndose por tales los que tenían residencia aquí, pues los habitantes del concejo, su antiguo alfoz, aunque regidos por el mismo fuero, este diferenciaba entre pobladores de la puebla y de las aldeas del espacio que se administraba desde aquí

Ese espacio era la antigua Tierra de Aguilar, gobernada por un potestas o representante regio desde el castillo de Soberrón, unos pocos kilómetros más al sur, el cual quedó relegado al crearse la Puebla de Llanes y centrarse ese cometido en la villa de Llanes, cuyo topónimo parece referirse a las sierras planas que caracterizan el paisaje costero entre las alturas de la Sierra de Cuera y el mar


El torreón y la galería: estas grandes cristaleras, que a veces ocupan fachadas enteras excepto el bajo, son una característica de la arquitectura de muchas villas costeras asturianas y gallegas


Si nos fijamos, en el muro del torreón veremos una aspillera, o tronera, es posible que defendiera uno de los portiellos o portillos, pequeñas entradas de la muralla existentes entre las puertas principales, como la que tal vez hubiese aquí, acceso de la Plaza de la Magdalena, cuya capilla ya vemos desde aquí, en concreto la cabecera de la misma, escaleras arriba


Más allá, donde el palacio, estaba la Puerta de San Nicolás, cuya llave era posesión del Gremio de Mareantes, a diferencia de las de las otras tres, la mencionada del Llegar o de los Remedios, la de la Villa y la del Castillo, que estaban en manos del Alcalde. Y es que en la capilla de San Nicolás, más conocida por su advocación compartida de Santa Ana (asimismo tiene la de San Telmo), tenía esta institución gremial su sede y celebraban sus reuniones y elección de cargos

En el libro Antiguos Mareantes de Llanes, de Antonio Celorio Méndez-Trelles, nos enteramos que, pese a ser puerto pesquero, Llanes no tuvo un edificio de pescadería, lonja o rula del pescado hasta 1917, cuando la Cofradía de Pescadores fundó en el antiguo muelle de Las Barqueras la almotacenía o edificio destinado a la venta de pescado al vecindario. Antes la venta se hacía de manera ambulante por las casas y los pueblos. El proyecto había arrancado en 1898 con el alcalde Egidio Gavito y sería la antecesora de la rula, como la describe Maiche Perela Beumont en la página de la Cofradía de Pescadores Santa Ana:

"En 1917, la Cofradía de Pescadores crea la almotacenía, local para subastar el pescado, que ubican en una bodega de unos veinticinco metros cuadrados del muelle de las Barqueras. 
Recoge “El Oriente de Asturias”que la almotacenía en el  año de su fundación, por derechos en la venta del pescado, recaudó poco más de 5.000 pesetas, y pasados diez años alcanzó por ese concepto 21.000 pesetas. Añade el semanario que el primer administrador fue León de la Fuente, que murió ejerciendo su cargo, sucediéndole Agustín Guijarro que, como su antecesor, cumplió su cometido a satisfacción de todos. El Sr.Guijarro falleció en 1927, y pasó a administrar su hijo, el joven Agustín Guijarro"



Pero no pensemos que no se controlaban las ventas de pescado, en las Ordenanzas del Gremio de Mareantes de San Nicolás se implanta a mediados del siglo XVIII el cargo del Contador de Ribera para controlar todo el pescado que entrabase y asistir a su venta, aplicando lo estipulado en estas operaciones mercantiles pesqueras, sigue diciendo Perela Beaumont:
"Como ejemplo de la rigurosidad del control de las ventas de pescado en la Villa, y de conformidad con lo recogido en “Antiguos Mareantes de Llanes”, el 10 de septiembre de 1812, se tuvo noticia de que había entrado una pinaza con cargamento de sardina, cuyo patrón era José Hernández, de la Coruña, y, en su totalidad, fue vendido a Josefa Linares, comerciante de Llanes, omitiéndose la venta de tres mareas que, por derecho y costumbre, era para surtido público. Dicho patrón informó que ignoraba las costumbres de la villa y acto seguido se hizo traer dichas sardinas, acordando que la compradora tendría que vender, al por menor, tres mareas al vecindario y fijando el precio de siete reales el centenar y a tres maravedíes cada sardina"

Tras aquel pequeño edificio de la almotacenía, se hizo la primera rula del pescado propiamente dicha, un llamativo edificio de corte racionalista proyectado en 1931 e inaugurado en abril de 1936, vísperas casi de la guerra civil, se atribuye a la mano del reputado arquitecto municipal Joaquín Ortiz, aunque cuando comenzaron los trabajos este ya no estaba en el Ayuntamiento y se haría cargo del mismo el ingeniero director del puerto José María Aguirre, o así lo expresa la profesora Natalia Tielve García en la página de Patrimoniu Industrial.com
"Situada a pie de puerto, la antigua Rula de Llanes es un soberbio edificio racionalista que, inaugurado en abril de 1936, fue concebido para la recepción y subasta del pescado. Como un buque asentado en tierra, la lonja conjuga planta poligonal y curva generando, con su desarrollo en dos alturas, un acompasado juego de volúmenes. Su cuidada concepción se debe Joaquín Ortiz García, arquitecto municipal de Llanes y, al igual que ocurre con otras significativas mejoras acometidas en las infraestructuras portuarias en los años treinta, detrás de la obra se situó ingeniero director del puerto José María Aguirre"

Por su parte, el investigador y erudito Guillermo Fernández Buergo aporta documentos que dicen demostrar realmente la autoría del citado ingeniero portuario José María Aguirre y publica el resultado de sus pesquisas en la página de la Cofradía de Pescadores Santa Ana de Llanes:
"Durante muchos años, sin ningún tipo de documento que lo avalase, los llaniscos fueron informados de que Joaquín Ortiz, arquitecto municipal, había redactado el Proyecto para la construcción de la antigua Lonja del Pescado, hoy Oficina de Turismo. Hace fechas, desde el Archivo General de la Administración del Principado, me facilitaron dicho Proyecto, firmado el 12 de septiembre de 1934, por José María Aguirre, ingeniero director de dichas obras, quien en la Memoria hace constar que el citado Proyecto se redactó con la colaboración del arquitecto Manuel del Busto, el hombre que proyectó el Centro Asturiano de La Habana (1923). Eso sí, por ningún lado aparece el nombre de Joaquín Ortiz. 
Para una mejor compresión del tema voy a tratar de resumir el citado Proyecto, que consta de tres partes: Memoria, Planos y Presupuesto. Y, como prueba de buena fe, pongo el ejemplar a disposición de quien quiera consultarlo. 
Estamos en el año 1934, se está construyendo el puerto de Llanes y nadie había asumido la necesidad de armar una nueva Lonja. Aguirre si apuesta por ello. Vamos ahora con la Memoria, elemento clave de esta aspiración, y subdividiré el resumen en seis apartados: 
1).- Panorama: Sugiere Aguirre la imperiosa necesidad de levantar una moderna Lonja porque «la rula de Llanes es muy deficiente y se impone a la mayor urgencia construir una nueva. La rula actual (estamos en 1934) está situada en los bajos de una vivienda, no tiene ventilación ni extensión suficiente, además de estar situada a 700 metros del punto de descarga del pescado en bajamar». En estas condiciones, «las operaciones se dificultan y encarecen, ocasionando protestas de armadores, marineros y compradores». Concluye proponiendo que resulta «imprescindible que el puerto cuente con un local para que la venta de pescados se pueda hacer de modo práctico, económico e higiénico». 
2).- Ubicación: Aguirre propone que se construya «dentro de la zona flotante. Situarla en el lugar fijado en el plano general». Esta solución ofrece para el ingeniero tres importantes ventajas: A).- Situarla aguas arriba de la compuerta, al abrigo de grandes temporales, por lo que no precisa robustez. .- Tiene fácil acceso por mar y tierra. Tiene llegada en bajamares de coeficiente inferior a 80 y por tierra está a 150 metros de la carretera Torrelavega-Oviedo. C).- Está situada en la parte ancha de la ría y sería fácil su ampliación si fuera necesaria. 
3).- Estructura.- Debería ser «amplia, con excelente luz, ventilación, dotada de servicios higiénicos y de un local para oficinas. La sala de subastas debe de ser el elemento de mayor importancia y contar con lavaderos, almacenes de hielo y efectos». 
4).- Convicciones: Escribe Aguirre que «la poca importancia del Presupuesto y la necesidad de que la obra se ejecute con gran esmero, aconsejan la ejecución de la misma por Administración, siendo el presupuesto por este sistema de pesetas: 49.802,86». En cuanto a la explotación de la construcción, para el ingeniero solo hay una manera posible, que consiste «en el arriendo de ella al Gremio de Pescadores, ya que los asociados a esta entidad y los pescadores de puertos limítrofes, que entre todos dan más del 95% de la pesca que entra en Llanes, tienen la obligación de subastar la pesca en la Lonja del Gremio». 
5).- Construcción: Propone Aguirre la apuesta por «una estructura de hormigón armado formando los elementos resistentes, pilares, vigas, dinteles, pisos y cubierta, cerrando los entrepaños con fábrica de ladrillo». No voy a ser minucioso, pero el ingeniero establece con detalle los cálculos de forjados de cubiertas, vigas de armadura, vigas de embrochalado, vigas de armadura laterales, dintel de arriostramiento, apoyos, segundo dintel de arriostramiento, voladizo del piso intermedio, piso de planta principal, vigas principales, viga exterior del contorno y pilares de cimentación. 
6).- Autoría: Finaliza Aguirre su exposición asegurando que «no queremos terminar esta Memoria sin hacer constar que para la redacción del Proyecto, hemos obtenido la colaboración del arquitecto don Manuel del Busto que, por su reconocida competencia y gusto, creemos ha acertado a dar a la construcción la verdadera belleza que emana de la naturaleza misma del asunto». Llegados a este punto, opino que queda meridianamente clara la autoría de Manuel del Busto como arquitecto de la obra. 

El proyecto se completa con los Planos y el Presupuesto. Sigue afirmando Buergo:
"A lo largo de la Memoria no aparece nunca el nombre del arquitecto Joaquín Ortiz. Quien o quienes nos presentaron a Ortiz como el autor del Proyecto de la Lonja llanisca de 1934 conocían este documento e hicieron caso omiso poniendo en valor dos excusas peregrinas: 
1).- No aparecía el nombre de Joaquín Ortiz porque, debido a su pertenencia a un sindicato socialista, se había significado políticamente durante la Revolución de Asturias de 1934, que tuvo lugar en octubre. Se trata de un cuento chino ya que Aguirre firmó la Memoria el 12 de septiembre de 1934, un mes antes del proceso revolucionario en el centro de la región, que, además, por su flanco oriental no pasó de Lieres. 2).- Se recurre a tres historiadores, calificados como «notables» y, en un acto de fe, se dice de ellos que «no dudan en atribuir la paternidad de esta obra a Ortiz». Buenas intenciones, pero ningún documento como el que nos ofrece el Archivo General de la Administración del Principado"

Por su parte Higinio del Río también participa en el debate sobre si fue Joaquín Ortiz o José María Aguirre el autor del proyecto:

"Historiadores notables de la arquitectura asturiana, como José Ramón Alonso Pereira, Joaquín Aranda Iriarte y María Cruz Morales Saro (que ve en la Rula “una construcción derivada del ‘estilo barco’ que había impulsado Le Corbusier”), no dudan en atribuir la paternidad de esta obra a Joaquín Ortiz. El entonces arquitecto municipal de Llanes había concretado el proyecto de una nueva lonja en los primeros meses de 1931. “Representará el puente de un barco con su mástil de señales”, según revelaba el semanario “El Pueblo” en su edición de 21 de marzo de aquel año. El presupuesto estimado era de 50.000 pesetas. En esa misma época, su colega y amigo Manuel García Rodríguez estaba ultimando el proyecto de la lonja de Ribadesella.  

El de la Rula llanisca se retomó en 1935, en un momento en el que Ortiz ya no estaba en el Ayuntamiento, como consecuencia de su activa participación en la revolución de octubre. Las obras se financiarían con un préstamo blando de 20.000 pesetas al gremio de pescadores, conseguido por mediación del ingeniero de Caminos Gumersindo Gutiérrez de la Gándara para el comienzo de los trabajos. El nombre de Joaquín Ortiz García no figura en el proyecto retomado, y en su defecto José María Aguirre señala en la memoria la colaboración prestada por Manuel del Busto (arquitecto que había proyectado la sede del Centro Asturiano de La Habana y la casa “La Javariega” en Poo). Sin embargo, el arquitecto represaliado había sido su autor, y acabará siendo también el que lo lleve a ejecución en su fase final, tras la llegada al gobierno local del Frente Popular. El edificio fue inaugurado en abril de 1936"


Efectivamente, se ve en el edificio inspiración del denominado "estilo barco" de Le Corbusier, el gran renovador de la arquitectura moderna. De esta manera cuenta su construcción Natalia Tielve García:
"La rula venía a reemplazar a un pequeño edificio que, inaugurado en 1917, desempeñaba las funciones de depósito y puja de la pesca; sus reducidas dimensiones -  apenas alcanzaba los veinticinco metros cuadrados -  insuficientes dotaciones y otros problemas técnicos y de gestión, habían forzado su sustitución. Así, la planificación de la lonja de Ortiz va a responder a un racional diseño, aspirando a lograr la máxima eficiencia y dar respuesta a las necesidades higiénico-sanitarias que la conservación de la pesca demanda. En el espacioso interior de la lonja se dispone una sala destinada a la puja y al depósito. Las galerías, organizadas en altura, reservadas a los compradores, permitirían ver la mercancía y entrar en la subasta. Completaban las dotaciones de la rula básculas, cámara frigorífica, máquina fabricadora de hielo y equipo electrónico para su control.

El inmueble, erigido en la margen derecha de la ría, junto a la curva del muelle, se eleva sobre una plataforma de hormigón sustentada en apoyos de hormigón armado. En cuanto al tratamiento exterior, en la composición de fachada alternan líneas rectas y curvas, remate en azotea, paramentos enfoscados y pintados en tono gris de acabado rugoso. Se introducción diversas tipologías de vanos, entre ellos, los óculos abiertos en la fachada proyectada hacia el mar"

En el año 2008 una nueva rula se inauguró para la cofradía en la dársena exterior del puerto, casi en la bocana, donde ahora se concentran las embarcaciones pesqueras, contando con fábrica de hielo, frigorífico y viveros, proyecto del arquitecto José Luis Batalla. Mientras, la vieja rula fue restaurada y es ahora la Oficina de Turismo de Llanes, no sin su correspondiente polémica al quitarse para ello un añadido realizado en el edificio original


Ese mismo año 2015 se inauguró la nueva pasarela entre ambas márgenes de la ría y puerto, la cual sustituyó a una anterior que fue retirada de manera provisional en 2008 pero que luego no se repuso. Las obras del puerto de Llanes en 2010 desaconsejaron hacerla hasta que estas no estuviesen concluidas y el asunto se demoró también con importantes debates, no solo sobre cuándo hacerla sino también dónde 


Y ahí tenemos el barrio de Las Barqueras, del que salían las barcas que le dieron nombre. En la actualidad hay casas de diferentes épocas y estilos, casi todas, nuevas o modernas, con galerías o balcones galerías. Antaño hubo varias fábricas de salazones, conservas y escabeches, fundadas por industriales locales o foráneos, entre ellos italianos, tal y como vimos por ejemplo en Santoña. En la recitada página de la Cofradía de Pescadores escribe de alguno de ellos Maiche Perela Baumont, con un artículo titulado En Llanes, conserveros sicilianos:
"Todas las fábricas de conservas de Llanes tuvieron relevancia económica en la villa. Llegando a ser de las más ponderables  “La Llanisca”, propiedad de Conde y Teresa, ubicada en un principio en las inmediaciones de la antigua barra, muy próxima al Fuerte, donde un día un temporal de mar arrasó sus instalaciones. Después, construyeron una nueva factoría en el puerto interior, encima del muelle, en el lugar en que hoy está el Hotel “Las Rocas”.

También, desde la calle Marqués de Arguelles, donde estaba ubicada su fábrica, contribuyó al auge de la industria conservera Francisco García Llerandi.

Si bien, lo que resulta muy curioso y llamativo es que procedentes de Sicilia, más concretamente de la localidad de Trapani, los hermanos Alfonso y Pio Cimino, instalaran una industria de conservas en la Moría y más tarde entre la calle Marqués de Argüelles y San Antón, que abastecía principalmente al mercado italiano y griego"

Otros italianos que tuvieron conservera en Llanes fueron Baldassare Scola, Claudio Schezzi, Liborio Orlando y los hermanos Giuseppe y Antonio Cusimano 

De los tiempos de las barquerías únicamente queda una casa de traza y aspecto antiguos y visiblemente más antigua que las demás, entre muros cortafuegos pero sin galería ni corredor, se lada en llamar Casa de las Sirenas por tener dos sirenas esculpidas en la fachada. El cronista del viaje de Carlos I desde Flandes recorriendo esta costa, el también flamenco Laurent Vital, escribe de una sirena que tenía amoríos con un joven del puerto. Ahora la única sirena que hay es la de la rula, que antaño, además de llamar a los compradores del pescado, anunciaba procesiones, llegada de personalidades, accidente en la playa, incendio, embarcación en peligro, etc., para ello se realizaban toques intermitentes, lo que causaba cierta desazón mientras no se supiera qué pasaba en realidad. Cuando se trataba del pescado era un solo toque para el bonito y el besugo en sus temporadas, o para especies pescadas en pocas cantidades; luego para dos toques eran las sardinas y tres para el bocarte


Las casas de Las Barqueras se extienden hacia el puente, por eso el lugar aparece en documentos antiguos como Allende la Puente. Ahí están la Cafetería Xana y la Sidrería Matute. Al río que aquí se hace ría dedica el poeta llanisco Ángel de la Moría estos versos:
Llagrimina de Dios
rapaz parlleru,
Enriador y espumosu gorgoritu,
Gotera d'un llagar del infinitu,
Sorbiquín corredor y bullangueru.
Siempre rebizcador y gayasperu,
Lixeru y blincador más qu'un cabritu,
Que sin miéu al escayu, ni al espitu,
Abaxas dende'l monte hasta'l Riberu. 
¿Qué música e meyor que to mormuyu?
Qué cánticu hay igual a to sormiella?
Yo, que aborrezo'l mundanal barullu
Y to so'l corazón dura postiella,
solo me queda placenteru orgullu
D'haber nacíu a to floriada oriella

Al fondo, unas escaleras comunican con la calle Mayor, subiendo al pie de otra casa de grande y largo corredor cerrado en galería: era la Plaza de Don Cayetano, ahora oficialmente conocida como Plaza del Ingeniero Garelli (Garelli con "i" final) dedicada a quien fuera Director General de Canales y Puertos de España, Antonio Garelly (con "y" final), quien visitó los muelles de Llanes, junto con otros del Cantábrico, en agosto de 1956. El periódico El Oriente de Asturias publicó una crónica que nos resume Maiche Perela Beaumont en la página de la Cofradía de Pescadores:
"Garelly, al que acompañaba el ingeniero del puerto de Llanes, Sr. Álvarez Castelao, había sido invitado a Llanes por el alcalde, a la sazón don Regino Muñiz Cotera. 
Seguidamente, leí con avidez que recorrió nuestro puerto, pesadilla constante de los marineros y anhelo de todo buen llanisco, y manifestó que “el puerto de Llanes fue, tiene que ser, vivero de riqueza, de bienestar, de seguridad para los hombres de mar, de trabajo en las fábricas de mujeres y de obreros en tierra”. 
Confirmando a continuación, que las obras del puerto exterior se harían realidad en pocas fechas, además de la instalación de alumbrado en los márgenes de la ría con luz fosforescente. Y, también, la apertura de dos evacuatorios de los muelles. 
Seguía el semanario narrando la visita del Director de Puertos, el cual se detuvo en la Playa del Sablón y subió al incomparable Paseo de San Pedro. El escrito avanzaba y tal parecía que no haría mención a la plaza que lleva su nombre, pero afortunadamente como  broche de oro se visitó la que hasta entonces era conocida por los llaniscos como la “Plaza de don Cayetano”, donde Garelly mostró su satisfacción por las obras realizadas en la misma, ofreciendo la colocación de una majestuosa farola. Todavía, tenía el alcalde un as en la manga, que no era otro que comunicar al Director General de Puertos que por acuerdo municipal aquella plaza pasaría a llamarse en lo sucesivo “Plaza del Ingeniero Garelly”. De nada sirvieron las protestas del Ingeniero, apuntando su falta de méritos, el acuerdo  consistorial, sentenció el alcalde, era firme. De todo modos, Antonio Garelly de la Cámara, ingeniero, político, escritor y muy buen gestor, debía de estar acostumbrado a esos homenajes, ya que  también en Santander, Comillas, San Vicente de la Barquera, Laredo, Cangas de Morrazo y hasta en Isla Cristina (Huelva), existen calles, avenidas y plazas con su nombre"

A la calle Mayor subiremos nosotros ahora pero por otras escaleras, las que, pegadas al muro de la casa-castillo nos llevan a la capilla de la Magdalena, del siglo XIII pero seriamente reformada desde entonces. Viendo su cabecera reparamos en su estructura de nave única que en sus tiempos estaba dentro de las murallas, la cuales jugarían un importante papel contra las pretensiones nobiliarias que intentaban tener estas villas a su obediencia dentro de las endémicas guerras civiles dinásticas castellanas que asolaron el reino durante los últimos siglos de la baja Edad Media


Desde el principio, la nobleza feudal terrateniente, de muy cambiantes fidelidades, no vio bien la independencia de estas villas y sus alfoces, y en momentos de debilidad de la Corona que las amparaba, ansiaban tenerlas bajo su jurisdicción. Ya en 1295 Llanes se unió en Valladolid a la Gran Hermandad de concejos de los reinos de León y Castilla para defender sus fueros y autonomía frente a las pretensiones de los señores feudales, lo que no evitará que la población sea parte de las ricas donaciones con las que la reina madre María de Molina comprase la fidelidad del magnate Rodrigo Álvarez de las Asturias, conde de Noreña y  hasta entonces partidario del infante don Juan de Castilla, haciéndole cambiar de bando en favor de su hijo el rey Fernando IV, menor de edad


A la muerte de Álvarez de las Asturias hereda sus posesiones, incluyendo Llanes, su hijo adoptivo Enrique de Trastámara, pero al comenzar su guerra al trono contra su hermanastro el rey Pedro I, Llanes toma partido por este como villa afecta al monarca por sus fueros reales y vinculación con la Corona, junto con muchos concejos de Asturias y León y gran parte de la nobleza, en asamblea de representantes celebrada en el monasterio ovetense de Santa María de la Vega en 1367


Cuando dos años más tarde y con la famosa frase"Ni quito ni pongo rey pero ayudo a mi señor", atribuida al mercenario Bertrand du Guesclin, Pedro I muere en Montiel a manos de Enrique de Trastámara, este pasa a ser el nuevo rey con el nombre de Enrique II, quien otorgará Llanes a su hijo bastardo Alfonso Enríquez, junto con todas sus posesiones en Asturias, a las que exigirá en 1378 servicios especiales al estallar la guerra contra Navarra. Esta exigencia no solamente se extenderá a Llanes y los de su señorío directo, sino a todos los demás, de realengo y de obispalía, por los que estos enviarán a sus representantes a la gran asamblea reunida en el cabildo de la catedral de San Salvador de Oviedo, para oponerse a esas pretensiones, en lo que sería el origen de la Junta General del Principado


Ni que decir tiene que Llanes también tomaría partido a favor de los reyes Juan I en 1383 y Enrique III en 1395 en sus guerras contra Alfonso Enríquez, por lo que derrotado este Llanes volverá a ser por fin concejo de realengo y recuperaría sus fueros. Aunque no por mucho tiempo, pues en 1440 otro rey, Juan II, donará Llanes y Ribadesella/Ribeseya a Diego Fernández de Quiñones, primer conde de Luna, en compensación por haberle confiscado las de Cangas, Tineo y Allande, quien a su vez las traspasará a su hijo Pedro Suárez de Quiñones, siendo despojado de ellas en 1444 por don Enrique, hijo de Juan II, pero a la vez restituidas en 1447 dentro de aquellas cambiantes decisiones en tan turbulentos periodos


Fallecido Juan II y proclamado su hijo nuevo monarca como Enrique IV, vuelve a repetirse la historia, pues Diego Fernández de Quiñones participa en una liga nobiliaria para que el nuevo monarca reconozca como heredero al infante Alfonso, poniéndose Llanes en favor del rey y siendo atacada, asediada e incendiada por ello por el conde de Luna. Estas defensas son testigo de aquellos episodios tan tremendamente convulsos, según leemos en la biografía del conde de la Real Academia de la Historia:
" se alinea, como hicieron casi siempre sus antecesores, al lado del almirante de Castilla, de los condes de Benavente y de Valencia de Don Juan, del vizconde de Palacios de la Valduerna y de don Enrique Enríquez, en estos momentos ya conde de Alba de Liste. Todos unidos forman una gran liga, constituyen un grupo nobiliario que, junto con el arzobispo Carrillo, el maestre de Calatrava, el marqués de Villena y el marqués de Santillana, tiene como único objetivo el que Enrique IV reconozca como Príncipe de Asturias, y, por tanto, como legítimo heredero, al infante don Alfonso exigiéndole también que restablezca la justicia en sus reinos y, sobre todo, que conserve la debida preeminencia de los nobles. Estas pretensiones sirven al conde de Luna para tomar el principado bajo el supremo poder del “rey” don Alfonso. Corre el año 1465 y Diego y sus seguidores, entre los que sobresale el deán de la iglesia de Oviedo, se enfrentan a otro importante grupo nobiliario, leal a Enrique IV, que encabezan los condes de Acuña y de Trastámara a los que se unen en Asturias diversos caballeros como los Bernaldo de Quirós o los Argüelles. Pero los enfrentamientos no sólo tienen lugar en Asturias, también en León y en diversas zonas castellanas con parecidos actores. El resultado de la anarquía reinante en toda la Corona de Castilla culmina en la conocida “segunda batalla de Olmedo” en el verano de 1467, que termina sin claros vencedores ya que de hecho la paz se establece, momentáneamente, al año siguiente al producirse la muerte del príncipe don Alfonso en Cardeñosa, no lejos de Arévalo. Esta etapa sirvió a Diego para conseguir un constante aumento de su poder político, obtener el condado de Luna y lograr un importante aumento de su señorío solariego y jurisdiccional, pues la comarca de Babia en la montaña leonesa, la villa de Avilés y los concejos de Grado y Pravia pasan a sus dominios, además de ejercer, muchas veces en beneficio propio, el importante cargo de merino mayor del Principado.

La desaparición de don Alfonso (1468) no trae la paz al reino —y se inicia un segundo momento en la vida del conde que dura aproximadamente hasta 1480—, al contrario, provoca que la oligarquía nobiliaria dirigida antes por él, se escinda en dos grupos.

Los que piensan con el arzobispo Carrillo que lo mejor es coronar de manera inmediata a doña Isabel como reina de Castilla, y los más moderados que, siguiendo al marqués de Villena, creen que la mejor solución es convencer al Monarca para que reconozca como legítima sucesora a su hermana. El conde de Luna se alinea con los primeros, aunque en algún momento de los años 1469 o 1470, por intereses o motivos que se desconocen, jure por princesa a doña Juana la Beltraneja, la hija de Enrique IV. No obstante, en marzo de 1471 se le vuelve a encontrar en la órbita de doña Isabel anudando un pacto de mutua ayuda con los condes de Benavente, de Valencia y de Castañeda, así como con el maestre de Santiago y con Alonso de Quintanilla además de con otros destacados caballeros formando un grupo, que se declara defensor de los después denominados Reyes Católicos, en la lucha abierta en Castilla que se inicia al morir Enrique IV y que pasa a la historia como “Guerra de Sucesión”.

Diego Fernández de Quiñones, al igual que defendiera otrora al “rey” don Alfonso, pone ahora sus fuerzas al servicio de su hermana doña Isabel. Apenas iniciadas las hostilidades entre Castilla y Portugal, el conde de Luna recibe orden expresa de los Reyes Católicos como merino mayor, de repartir en Asturias tres mil peones para que sirvan a la guerra, orden que inmediata y diligentemente cumple. En recompensa a tal envío y a la participación con otras tropas de sus propios estados en la guerra contra Portugal, los Reyes le conceden, después de ciertos tratos, las villas de Cangas y Tineo —que habían pertenecido con anterioridad a su familia— con título de marqués (1477), título que, sin embargo, nunca más vuelve a usar, ya que poco después de recibir la posesión de ambas villas inician los Reyes contra el conde un largo pleito que termina con la incorporación definitiva del occidente asturiano a la Corona real.

El pujante condado de Luna, que había gozado de momentos de esplendor político, escalonados entre 1462 y 1480, sufre a partir de esta última fecha un acusado decaimiento, sobre todo por haber iniciado los Reyes Católicos su conocida política de limitaciones y freno al poder nobiliario. En esta atonía se mantiene hasta los primeros momentos tradicionalmente considerados como comienzo de la época moderna.

Los doce años que comprende esta última etapa del conde, desde 1480 a 1491, coinciden con un momento bastante convulso y complicado para Diego Fernández de Quiñones, por una serie de conflictos que tanto él como su hijo primogénito mantuvieron con tres tipos de instituciones en sus señoríos leoneses.

Por un lado, con los nobles próximos a sus extensos dominios, tanto con los Acuña como, sobre todo, con los Osorio, que estaban vinculados a la familia por lazos de sangre —no hay que olvidar que su hijo Bernardino casa en segundas nupcias con Isabel Osorio—.

En segundo lugar, mantiene tensas relaciones con el concejo de la ciudad de León por las constantes intromisiones del conde en los asuntos ciudadanos y, por último, se producen fuertes enfrentamientos con los monasterios de San Isidoro, Otero de las Dueñas y Carrizo, así como con la iglesia de Astorga por injerencias del conde en lugares pertenecientes a éstos.

Pero además, y sobre todo, son largos y muy perjudiciales para el de Luna los conflictos que mantiene con los Reyes Católicos en Asturias que se manifiestan en los años ochenta con la llegada al Principado de los corregidores Juan de la Hoz (1481) y Luis Mejía (1483), lo que supone un notable freno a su poder y que concluyen con el acuerdo entre ambas partes, en 1490, por el que se establece que los Reyes concedan al conde 5.000.000 de maravedís y los concejos de Babia a cambio de que Fernández de Quiñones entregue a la Corona la Merindad Mayor de Asturias —pocos años atrás (1482) también había perdido la Alcaldía Mayor—, todas las escrituras y derechos que tuviere sobre las villas de Cangas, Tineo, Llanes y Ribadesella —que eran ciertamente muchos— así como la tenencia de las fortalezas de Oviedo, Avilés, San Martín y Tineo que le reportaban pingües beneficios. Diego ha sufrido, por tanto, un duro golpe en sus estados. Poco después, el 2 de noviembre de 1491 falleció en su castillo de la villa de Laguna que, iniciado por su abuelo de igual nombre, él había terminado de construir"

Un año antes de su fallecimiento pues, Llanes volvía a ser concejo libre o de realengo, bajo jurisdicción directa de la corona castellana, representada por los Reyes Católicos, otorgándosele a la población ayudas tras los incendios de 1480 (confirmación del fuero en 1481) y 1509 (ayudas a la reconstrucción), si bien también se le quitó el alfolí de la sal, comercio vital para el puerto y las industrias salazoneras


Es tras el incendio de 1509 cuando se empiezan a configurar los barrios extramuros como los de Las Barqueras. Entretanto se reconstruían las casas intramuros la población se asentó por los alrededores, principalmente en los accesos. Aún en 1517 Laurent Vital escribirá en sus crónicas que aún faltaban por reedificar la mitad de las casas


Dada esta relación directa de las pueblas fundadas en la Edad Media con la Corona no debe de extrañarnos el buen recibimiento, pese a lo inesperado de sus visita, del joven Carlos I en 1517, cuando tras comer en la Torre de San Xurde de Nueva llegó aquí de noche, con procesión encabezada por el clero y gran regocijo popular, engalanándose las calles y casas


El puerto era el fundamento de Llanes, pesca y comercio dinamizaban la población y su mercado semanal, más ferias e industrias, lo que atraía a muchas gentes, tanto arrieros y viajeros de paso como nuevos pobladores, fundamentalmente artesanos y comerciantes, para asentarse en la localidad, que contaba desde 1330 con su hospital de peregrinos de San Roque, donde pernoctaban numerosos romeros jacobitas


La antigua rula es símbolo de esa constante preocupación de Llanes por supuesto, sobre todo tras entrar en decadencia en el siglo XVII al desaparecer los balleneros tras el exterminio casi total de los cetáceos del Cantábrico. Llanes llegó incluso a oponerse al arreglo del puerto de la ría de Barru y Niembru en el siglo XVIII por miedo a su competencia. En el siglo XIX mermó la pesca considerablemente pero el arreglo del muelle llanisco no era vista como demasiado prioritaria desde Madrid al considerar la barrera geográfica de los Picos de Europa para comercializar sus productos con el interior


La modernización del puerto avanzaría a lo largo del siglo XX y principios del XXI. El gran calado de los nuevos barcos de transporte hizo desaparecer el tráfico comercial pero continuó el pesquero. Se canalizó la ría y se quitaron rocas molestas y peligrosas, desapareciendo los arenales de El Sablín, pero la flota pesquera se sacó a una nueva dársena en la bocana, a resguardo de un espigón, quedando el muelle histórico transformado en puerto deportivo. Así cuenta esta historia la Cofradía de Pescadores Santa Ana:
"Desde el siglo XIII, aparece organizada la Cofradía de Mareantes de San Nicolás, cuyas ordenanzas, reformadas en varios ocasiones, fueron aprobadas por los Reyes Católicos. 
La misma, a la que pertenecían hombres de la Villa de Llanes y abras de Nueva, Hontoria, Niembro, Barro, Celorio y Buelna, levantó su propia Capilla y también el Cabildo, y ofreció al Rey Felipe II cuatro galeras armadas y tripuladas por su naturales para participar en la Armada Invencible. Gozaba de privilegios exclusivos, como ser su mayordomo custodio de una de las cuatro llaves de las puertas de la muralla de la villa. Asimismo, sus miembros gozaban del privilegio de llevar las imágenes y los pendones de Llanes en las procesiones. 
Prestó dinero al concejo y también sostuvo pleitos con el. 
Con las ballenas, su principal pesca en aquellos primeros tiempos, llegó la riqueza, haciendo que aumentara el número de marineros, pasando de 65 a mediados del siglo XVI a 228, a finales del mismo. 
En el siglo XVII empezó el declive de la pesca de los cetáceos, lo que unido al mal estado del puerto, condujo a la decadencia de la actividad marinera. Durante la segunda mitad del siglo XVIII y los albores de la centuria siguiente comienzan a peligrar este modo de organización y los Gremios de Mareantes se acaban disolviendo a mediados del XIX. 
Sin embargo, los amplios caladeros de nuestro litoral ricos en merluza, palometa, moluscos y mariscos, como langosta, bogavante centollo, nécoras, fueron el motivo de que el puerto llanisco contará en los años 20 del siglo pasado con una flota de barcos a vapor considerada como una de la principales del litoral asturiano, con un censo de pescadores superior a 240. 
En el año 1931, fecha de la proclamación de la Segunda República, se crean los llamados Pósitos de Pescadores. El Pósito de Llanes inauguró nueva Rula en 1936, y era tanta la pesca desembarcada y subastada que de aquellas contaba Llanes con gran cantidad de fábricas de conservas, salazón y escabeche. 
A principios de los años 40, terminada la guerra civil, los Pósitos pasaron a ser Cofradías bajo la advocación de un Santo o Santa. En Llanes fue elegida Santa Ana, y desde entonces se viene festejando el día 26 de julio a la Patrona por todo lo alto, incluyendo la Salea, la procesión por la mar. 
Curiosamente la decadencia nuevamente del puerto de Llanes comenzó con la modernización de la flota, a lo que ayudaba el Crédito Social Pesquero, organismo que daba grandes facilidades para construir barcos de mayor tonelaje o potencia, pero los armadores llaniscos no se pudieron acoger a dicho beneficio dado las deplorables condiciones del puerto. 
En la actualidad, La Cofradía de Pescadores Santa Ana de Llanes presta apoyo administrativo a los pescadores, organizando su trabajo en conexión con la Administración del Principado, gestiona la venta de pescado a través de la Rula y no ha dejado de trabajar en la sostenibilidad, la explotación responsable y el control de calidad. 
Así, La Cofradía de Pescadores de Llanes, después su larga travesía, desde la medieval Cofradía de los Honrados Mareantes de San Nicolás, y tras la construcción del puerto exterior y la nueva rula, se ha convertido en un referente en el litoral asturiano y sigue vinculada al desarrollo de la Villa"

Y esta es la Casa del Mar, cuyo restaurante regentó durante muchos años Juan José Noriega Dosal, Juanjo, acompañado de su simpático loro, de quien escribía así, al igual que de la casa, el periodista Ricky del Hoyo en su blog Lo que coma Don Manuel:
"Seguro que más de uno/una, cuando lea el titulo de este post no sabrá muy bien de qué local  de Llanes estamos hablando. ¿Casa del Mar? ¿lo cualo? Otra cosa es que digamos, que aclaremos, que es el bar del famoso loro Paco. Un loro, al que hace mucho tiempo que no vemos (preguntaremos en próximas visitas por su salud o si se ha retirado al paraíso de los loros). Un ave  casta y desinhibida embajadora de la cocina marinera. La Casa del Mar de Llanes, en pleno puerto, en una ubicación privilegiada  a barlovento junto a la nueva Marina llanisca, es un  lugar de comidas popular, de los de mesas corridas, mantel de papel, y de poca etiqueta. Con carta corta pero  con producto fresco, que les es vendido por los pescadores artesanales que recalan y con cocina contundente, rápida, sin complicaciones, con especial querencia por los productos del mar, como no puede ser de otra manera. Aunque es un lugar que visitan numerosos turistas atraídos por la pátina de lo auténtico, siempre nos ha ofrecido  especial confianza el comprobar que, en las épocas desestacionalizadas (que en Asturias duran  casi diez meses) es uno de los pocos sitios a los que van los locales. Y también sabemos porque nos lo han contado que otros que llegaron a la costa del Oriente Astur antes que nosotros, que es un local donde cuidan al percebe. No en vano una de sus ofertas estrella es el medio kilo del percebe más botella de sidra (...) 
El lugar, por la cercanía se presta a la conversación, y uno que es de mucho socializar lo aprovecha siempre que puede. En nuestra última visita ayudamos a elegir a una simpática pareja de Brooklyn (NYC) que había llegado recomendada por otros neoyorquinos que habían cursado visita previa. El buen hombre, cuando le comenté la jugada sólo me pidió, me imploró más bien, que no le eligiera carne (que la hay en la carta) sino fish or seafood, please. La razón de su apetencia ictiófaga era que llevaban en la semana de visita a tierras astures  comiendo cantidades ingentes de carne y ya habían llegado a su límite carnívoro. Pobres."

Es la zona de Cimadevilla, casas en torno a su plaza, donde está la capilla del Carmen, anexa al Palacio de Gastañaga, que se abría cada 16 de julio para conmemorar su fiesta. Es del siglo XVIII y fue construida a iniciativa de D. Francisco Rivero, señor de la casona, con motivo de la boda de una de sus hijas. En el barrio hubo además antiguamente un astillero, El Astillero de Cimadevilla, cuya memoria recupera también Perela Beaumont:
"Al igual que en Niembro, Celorio, Poo, Vidiago y Pendueles, en Llanes tenemos una Moría, ese terreno pedregoso a la orilla de la mar, y sabemos que en el siglo XIX estaba habitada por familias marineras y que las pocas que no lo eran tenían de alguna manera fuertes lazos con la mar.

Entre aquellas personas, que vivían pegadas a la costa, “como lapas a las rocas”, destacó Francisco García Ruenes quien, además de escribano, notario y armador, edificaba casas y construía barcos.

El pequeño astillero de este personaje, trabajador infatigable, estaba en la rampa que bajaba desde el barrio de Cimadevilla a la Concha, después la Dársena, donde era habitual verle calentando el alquitrán en un gran perol, calafateando y pintando.

Así, en aquella suerte de dique se construyeron el patache “San Francisco”, “el Carrocedo”, el quechemarín “Magdalena” y la gran lancha “Nuestra Señora de las Lindes”.

Y a esta embarcación quería llegar yo para contarles que durante la gran galerna del 15 de octubre de 1833, en la que naufragaron muchos barcos y hubo cientos de víctimas, la única que se salvó, según recogen nuestros autores Demetrio Pola y García Mijares, fue “Las Lindes”.

Cuentan que los 18 tripulantes con su patrón Manuel García a la cabeza, se postraron ante la primera Virgen que vieron, que no fue otra que la de la Barquera de San Vicente, preciosa imagen que según la leyenda apareció a la deriva en un bote sin vela ni remo. Posteriormente, ya de vuelta en Llanes, subieron al Cristo del Camino y, por fin, acompañados por muchos vecinos de la villa, se arrodillaron ante la Guía, Virgen que también vino por la mar"

Otro de los barcos construidos en ese astillero de Cimadevilla es protagonista de un misterioso episodio,  verdaderamente novelesco
"Al parecer, en una noche de fuerte marejada, coincidiendo con copiosas lluvias y crecidas de nuestro aprendiz de río, a un barco fondeado en la Peña Redonda -ahora, gracias a ese libro de Tano, sé que podría haberse tratado del “Carrocedo”- se le soltaron las amarras y, como si lo gobernará el más experto de los patrones, salió limpiamente por entremuelles dejando atrás el puerto y desapareciendo en aquella encrespada mar. Milagrosamente, un tripulante, llamado Martín Bustillo, que solía dormir a bordo, se salvó de una muerte cierta al pasar aquella noche en tierra. 
La seguridad de que el barco había naufragado se instaló en la mente de todos los llaniscos, pues entendían que “el Carrocedo” tuvo que ser envuelto por la rompiente de la Plancha y estrellado contra las rocas de Puerto Chico o Toró. Durante mucho tiempo no hubo ningún vecino de la villa y del concejo que no esperara la aparición de algún resto, pero ni una tabla, ni ningún pedazo de aparejo fueron vistos jamás. 
No se me ha olvidado que de cría tras escuchar aquella narración sin desenlace me preguntaba: ¿Existirá algún Triángulo de las Bermudas en nuestras costas? ¿Tendría que ver con la Atlántida? ¿Habría sido secuestrado por seres de otros mundos? ¿Existiría el Llanisco Errante?"

Entremuelles, salida de la ría al mar. A la izquierda, más allá de las casas de Cimadevilla, está El Campu'l Gatu. A la derecha vemos los edificios del sidrería El Puerto y del hotel Las Rocas, donde estaba la fábrica de conservas La Llanisca, fundada en 1914 por José Conde Rodríguez, y que vendía sus afamadas anchoas a los ejércitos francés e italiano en la I Guerra Mundial, cuenta Higinio del Río en Llanes y la industria de conservas de pescado:
"En 1914, en pleno conflicto desencadenado a raíz del asesinato del archiduque Francisco Fernando, la fábrica “La Llanisca”, fundada por José Conde Rodríguez (Burguillos del Cerro, Badajoz, 1876-Vibaño, Llanes, 1953), y dedicada “a beneficiar bonito y sardina y a toda clase de salazón de anchoa”, era pionera en la elaboración y comercialización de latas de filetes de anchoas en aceite de oliva. Una exquisitez. Sus productos (sobre todo las sardinas en aceite) se exportaban a Francia e Italia, y eran consumidos por los soldados en el frente. Las latas de anchoas, presentadas con un envoltorio de artística litografía, a modo de bombones de lujo o de inalcanzables perfumes, entraban en los lotes a exportar, pero probablemente iban a destinos de la retaguardia, lejos de las trincheras de barro y sangre. Acaso, al “Maxim’s” de París. O, tal vez, incluso, a la mesa de los estadistas firmantes en Versalles del tratado de paz que ponía fin a la Primera Guerra Mundial. 
El fundador de “La Llanisca” se había establecido en Llanes en 1909, tras haber dirigido empresas de conservas en Santoña, Lastres y Comillas. En 1911 se ubicó, provisionalmente, en un edificio a la entrada de la calle Mayor, donde luego estaría el hotel “Crumar”, y pronto pasaría a ocupar un amplio inmueble en el Barrio Bustillo. En el proyecto le acompañarían como socios Vicente Pedregal Galguera (alcalde de Llanes entre junio de 1917 y enero de 1918) y, sobre todo, Gabriel Teresa Robles (que en octubre de 1934 sería nombrado alcalde por la autoridad militar, como consecuencia de los hechos revolucionarios de Asturias). 
La fábrica hizo posible el reparto de bastantes jornales, algo que en el Llanes de hoy sería una auténtica bendición. En la planta baja se había instalado una caldera de vapor y un cocedero de procedencia vizcaína, y allí se salaba y preparaba la pesca, mientras que en el primer piso estaban la oficina, el almacén y salas para armar y soldar las latas. 
Conde aportó a la economía del lugar un dinamismo inusual. Contribuyó a modernizar la flota pesquera (construyó embarcaciones como “La Dolores”, “Don Tomás I” y “Don Tomás II”), y por iniciativa suya se crearía una lonja"

Más atrás, en la calle Marqués de Argüelles, barrio de San Antón, estuvo la conservera de uno de los italianos que se establecieron en Llanes, el siciliano, nacido en Trapani en 1893, Alfonso Cimino Romeo, que vino en 1917, primero trabajando en la fábrica de conservas de salazones y pescados abierta por su tío Giovanni Vella, y luego asentándose por su cuenta en las mismas instalaciones familiares. En 1933 adquirió un solar en el citado barrio y construyó una nueva fábrica, junto con oficinas y casa familiar del propietario. Tras la muerte de Cimino en 1956 la empresa desaparece y sus dependencias serán derribadas en un triste episodio contado también por del Río:
"El plano del almacén de salazón de Cimino, fechado en 1933, fue obra del arquitecto municipal, Joaquín Ortiz García. Más tarde se añadiría al proyecto, en el extremo que daba a la calle Marqués de Argüelles, un edificio para la vivienda del propietario y su familia y para las oficinas de la empresa. Cada una de estas dos partes contaba con su propio portal de acceso. Morfológicamente, el anexo, que era del mismo ancho que la nave industrial, abandonaba la factura racionalista, habitual en los trabajos de Ortiz, y se ajustaba, más bien, a modelos de arquitectura tradicional. Era el último vestigio que nos quedaba en Llanes de la época más activa y próspera de la industria conservera, y acaba de ser borrado del mapa. 
Ya se sabe que la legalidad urbanística no entiende de romanticismos ni de sentimentalismos. Los criterios modernos, la relectura de los espacios, las razones de salubridad y el interés público (y privado, en la mayoría de los casos) propician a menudo la desaparición de señas de identidad del paisaje urbano. Cuando el barón Haussmann, el radical reformador del París del Segundo Imperio, arrasó las callejuelas y los barrios medievales de la ciudad del Sena, ya se estaba tramitando en el Llanes de la era isabelina el derribo de la Puerta de la Villa y de la Puerta de San Nicolás. Desde entonces para acá se ha producido entre nosotros una pérdida paulatina e inmisericorde de patrimonio arquitectónico, especialmente en las décadas finales del siglo XX. En el catálogo de bajas se cuentan, entre otras construcciones, Villa Vicenta (el palacio del Coju de la Guía), la casa del “Marigordu”, la Compuerta, el sanatorio de García Gavito, las casas de Ceferino Ballesteros y de Gabriel de Teresa en la avenida de la Paz y un interesante edificio que había diseñado Fermín Coste en el muelle (junto a lo que hoy es el Bar Matute), todas las cuales sustanciaban la fisonomía inconfundible de la villa. 
Las licencias para las correspondientes obras de demolición se concedieron con arreglo a la ley, pero no ocultan una aterradora falta de sensibilidad. La pérdida irreparable de aquellos bienes podría haberse evitado si se hubieran incluido en el inventario de patrimonio arquitectónico a proteger, es decir, si los gestores del municipio y los del Servicio de Patrimonio del Gobierno regional se molestaran en conocer mejor la historia local y las peculiaridades arquitectónicas de la villa. 
La casa de Alfonso Cimino que se ha llevado ahora la piqueta era un triste y desvencijado testimonio del pasado, pero, al igual que una tejera, formaba parte de un profundo relato compartido. Representaba, en su caso, el vínculo con arraigados valores etnográficos del Llanes de la actividad industrial y artesanal conservera y con los años de las “bocartadas”, vividos por mujeres, jóvenes y mayores, que ganaban eventualmente un jornal en las fábricas del Barrio Bustillo descabezando bocartes para la elaboración de la anchoa. Vivencias modestas, pero esenciales, de unas cuantas generaciones de llaniscos"


A la derecha de la antigua rula, en la primera casa del bloque de la Casa de las Sirenas. está Náutica Chambelena, tienda que recuerda en su nombre al antiguo barco pesquero vasco Txambelena (que es bonito, gracioso o lindo en euskera) matriculado en Zumaya (Guipúzcoa) el 20 de diciembre de 1937 y en el que sirvieron tantos llaniscos. En Diario del Oriente el investigador Fernando Suárez le dedica un muy buen y extenso artículo del que extraemos lo siguiente
 "Cuantos recuerdos nos trae ese “barcón”, ya que en realidad era un gran barco, pintado en verde oscuro, la pintura de su patente en rojo teja y rematando su parte trasera una curiosa, pero elegante popa de las denominadas “colas de pato”. 
Su gobierno, o caseta de madera montaba a proa del guardacalor y sobre este una gran chimenea con las letras A y G cruzadas sobre ella; las letras del nombre y apellido de Adolfo García “el Buzu”, patrón, armador y propietario del Chambelena.
Portaba un rancho a proa con ocho literas, por llamarles algo, y a popa montaba otro rancho con cuatro literas mas, encontrándose también en esta zona del barco la nevera para la conservación de los bonitos. En sus callejones, tanto en el de estribor como en el de babor, se encontraban dos troneras de hierro que servían para cargar el carbón, que luego se usaba para abastecer la caldera del barco"

La Casa de las Sirenas, de los siglos XV o XVI, con su picuda ventanuca gótica a la derecha de su puerta de arco de medio punto, nos despide (de momento) de El Riveru y muelle de Llanes mientras seguimos subiendo escaleras arriba...


Escaleras arriba vamos por esta callejuela entre la casa-castillo y la capilla a la Plaza de la Magdalena, lo que habría sido su campo de romerías, situado ya dentro de las murallas, que desde Alfonso IX de León a Alfonso X El Sabio es posible que no las tuviese, o que hubiese una empalizada de madera que esa sí que no sabríamos decir por donde discurriría ni qué terreno abarcaría, pero sí que los incendios de Llanes de 1480 y 1509, junto con el provocado por las tropas napoleónicas en 1809, provocaron las reedificaciones que transformaron la traza original de capilla que sin embargo conserva buena parte de la misma


Durante los años que se tardó en construir la iglesia parroquial-basílica de Nuestra Señora de la Asunción o Santa María del Conceyu, aproximadamente desde 1240, cuando se inician las obras, a 1480, cuando se consagra el templo (poco antes del ataque del conde de Luna), esta sería la primera parroquial llanisca, y su culto muy posiblemente tendría que ver con los traídos por las peregrinaciones desde la actual Francia, a donde según algunas tradiciones se embarcó al exilio María Magdalena, según apuntan en la extraordinariamente buena página del Bando de la Magdalena:
"La rápida propagación de la resurrección de Jesús puso en serio peligro a los más cercanos, sobre todo a la principal testigo. Existen varias leyendas sobre el destino de María de Magdala tras la Resurrección. Una tradición oriental asegura que después de Pentecostés partió junto a la Virgen María y san Juan a Éfeso donde murió, y sus reliquias trasladas a Constantinopla en el año 886 d.C. 
Hay otra corriente más potente, la llamada tradición francesa u occidental que sostiene que a consecuencia de la muerte del pro mártir san Esteban, la Magdalena, junto con sus hermanos Lázaro y Marta, y varios discípulos se embarcaron en una pequeña nave y arribaron a las costas galas. Las sucesivas invasiones que sufrió la región borraron muchas huellas del pasado. Pero existen indicios históricos hacen muy factible que María Magdalena llegase a Francia. Allí, la Magdalena predicó las enseñanzas de Jesús, hasta que se retiró a una gruta cerca de Aix-en-Provence-conocida desde entonces como la Sainte-Baume. La tradición narra que hacia vida terrestre y celestial arrebatada por ángeles y conducida al cielo a la presencia del Señor. Poco antes de su muerte fue trasladada milagrosamente a la capilla de san Maximino donde recibió los últimos sacramentos y fue enterrada allí. 
El presbítero Casiano fue el encargado de conservar sus restos, estableciendo una comunidad de religiosos llamada casianistas, que veneraron su cuerpo desde el siglo IV al siglo XIII. Las invasiones y los siglos los hicieron desaparecer hasta que en 1279 Carlos II, rey de Nápoles, ordenó la construcción en la Sainte-Baume de un convento para los dominicos, hallando intacto un sepulcro con la siguiente inscripción: "Hic requiescit corpus Mariae Magdalenae» (Aquí reposan los restos de María Magdalena). Años antes, en 1187, se encontró en Tarascón otro sarcófago con una inscripción muy similar: «Beata Martha Jacet Hic” (Aquí yacen los restos de la bienaventurada Marta). Respecto a Lázaro,"sus reliquias se encuentran en la catedral de Autun, consagrada a él"

Aquel primer santuario de la Magdalena alcanzaría renombrada fama entre los reyes de Francia, un primer paso hacia un expansión por toda Europa a través de los caminos de Santiago, seguimos leyendo amenamente en El Bando de la Magdalena:
"La devoción de los monarcas franceses hacia María de Magdala es una constante en el tiempo. Tanto Luis XI, como su hijo Carlos VIII continúan esa veneración aprendida de sus antepasados. Le siguen su primo y sucesor, Luis XII (último rey de la dinastía Valois-Orleáns) y su esposa Ana de Bretaña. Hacía 1438 el rey René de Anjou poseía un cáliz con una curiosa inscripción: “El que beba a fondo verá a Dios; el que la apure de un solo trago, verá a Dios y a la Magdalena”. Francisco I, en 1515 tras la batalla de Marignan acude ante la Santa a dar gracias por la victoria, ordenando ampliar la hospedería de la Cueva Santa. Prosiguieron el ejemplo de sus predecesores, Carlos IX y Luis XIII, hasta que Luis XIV (el rey Sol) fue el último monarca que visitó la Sainte-Baume el 4 de febrero de 1660 en compañía de su madre Ana de Austria.  
Ningún otro sepulcro -a excepción del de Jesucristo en Jerusalén; el de San Pedro en Roma o el del apóstol Santiago en Compostela- recibió tantos homenajes como el de Santa María Magdalena. Baste decir que en el año 1332 se postraron ante él cinco reyes: Felipe de Valois, rey de Francia; Alfonso IV, rey de Aragón; Hugo IV, rey de Chipre; Juan I de Bohemia, conde de Luxemburgo y Roberto I de Anjou, rey de Sicilia. También visitado por siete papas: Juan XXII, Benito XXIII, Clemente IV, Urbano V, Gregorio XI, Clemente VII y Benedicto XIII. Y un dato curioso: la Cueva Santa fue respetada durante la Revolución francesa.  
Ya en el siglo XIX, el padre Jean-Hernry de Lacordaire reinstaló a los dominicos en la Sainte-Baume y en la basílica de San Maximino. A principios del s. XX fue descubierto en la Universidad de Oxford -cuya patrona es Santa María Magdalena, y unos de sus “colleges” se llama Magdalen College- un manuscrito atribuido a Raban Maur, arzobispo de Maguncia en el s. IX, que narra la vida de la Santa. Estos escritos, junto con otros documentos hallados en La Sorbona de París fueron la base sobre la que el abate Faillon reconstruyó la historia de la santa. A estos se añaden el descubrimiento en 1945 de los manuscritos de Nag- Hammadi (Egipto), que arrojan otros datos sobre María Magdalena"

Los contrafuertes del santuario, tres a cada lado, son fruto de las últimas restauraciones, pues en las fotos del siglo XIX el edificio carece de ellos. El templo original fue construido en el siglo XIII, ya en plena transición del románico al gótico, el siglo de la creación de la puebla y las subsiguientes confirmaciones de sus fueros, una disposición que alentaría el asentamiento de gentes y el paso de peregrinos por Llanes desde los caminos procedentes de Francia:
"El culto a Santa María Magdalena tiene un claro origen medieval ligado al Camino de Santiago. En el 1130 ya están fijadas en Francia las cuatro rutas de peregrinación, de ellas la segunda vía, vía Lemosina o Lemovicensis parte de la abadía románica de Santa María Magdalena de Vezélay, en Borgoña, donde se veneraban a sus restos. Son los peregrinos de la ruta jacobea, junto con los monjes benedictinos, procedentes de Francia quienes extendieron la devoción. En 1297, los dominicos la nombran patrona de la orden con el epíteto de: “Hija, hermana y madre de su Orden”. 
En Asturias el culto a la Magdalena se extiende por toda la región. A principios del s. XII se crea el hospital para leprosos de Santa María Magdalena de la Malatería de Ardisana. Las malaterías aumentaron desde el s. XIV hasta el s. XVIII cuando son suprimidas creándose el Hospital Provincial. Hasta ese momento hallamos veintisiete bajo las advocaciones de Santa María Magdalena y San Lázaro. 
Respecto a la devoción en Llanes es simultánea al origen de la Puebla de Aguilar, siendo Santa María Magdalena su primera patrona. Algunos opinan que su capilla fue el primer templo de la Villa, pero que tras la concesión del Fuero de Llanes, se hizo necesario un templo mayor para dar cabida a los fieles. Es difícil indicar una fecha exacta para la construcción de la capilla, se data entre los siglos XIII- XIV. Aunque la tradición, y Tirso de Avilés le otorgan una antigüedad posterior. La ubicación de la misma refrenda esta opinión al estar intramuros de lo que formaba la antigua Puebla de Aguilar. Aspecto éste que nos subrayan los cantares del Bando: “Antes de Llanes ser Llanes, sino Puebla de Aguilar, ya tenía la Magdalena, en nuestra villa un altar”. Diversos expertos como Francisco Mijares Mijares, Demetrio Pola, Fermín Canella o Mª de la Cruz Morales Saro, manifiestan la misma opinión. No hay duda del enorme arraigo de La Magdalena en Llanes desde tiempo inmemorial"

Y ante la capilla, la pequeña pero coqueta y encantadora Plaza de la Magdalena, donde se celebra fiesta y romería desde el siglo XIII, según datos del Gremio de Mareantes de San Nicolás, que las sufragaba. Luego llegarían los bandos, agrupaciones festivas vecinales que organizaban estas fiestas. El de la Magdalena mantenía rivalidad en esta villa con los de San Roque y La Guía:
"... la existencia de las fiestas data de los siglos XIII, XIV y XVII, tal y como atestiguan varios documentos, entre ellos, el Libro de la Cofradía del Gremio de Mareantes de San Nicolás que recoge anotaciones de 1657 a 1714, período de máxima actividad económica de la Villa. Este gremio poseía un gran poder económico durante la Edad Moderna, y sufragaba los gastos de dichas celebraciones. 
La primera noticia acerca del nacimiento de los bandos- tal y como los conocemos hoy- aparece en la obra de García Mijares, el cual establece el origen La Magdalena y San Roque en 1837 como consecuencia de las diferencias políticas que generó la publicación en 1836 de la Constitución de 1812, y de la posterior apertura de las Cortes y posteriores elecciones. Los exaltados (liberales) se anticipan a celebrar su triunfo para las legislativas de 1837 a 1839, y a este fin organizan una fiesta el día veintidós de julio festividad de santa María Magdalena. A esta responderían los moderados (conservadores) con otra, el día dieciséis de agosto, festividad de san Roque. 
Se preguntaran Uds. ¿qué es un bando? Bien, podríamos decir que un bando es: una asociación de vecinos de distinta extracción social que celebra la festividad patronal con diversos actos religiosos y profanos. 
En la actualidad los Bandos se han constituidos en asociaciones culturales, herederas de un importante legado que de no ser por ellos hubiese caído en el olvido. Así se ha conservado un importante patrimonio cultural. La pertenencia a un bando, suele ser herencia familiar, circunstancia que se mantiene hoy. Aunque en las fiestas no sólo participaban los habitantes de Llanes, sino también de otros pueblos del concejo, y diversos lugares de España y del mundo. La Magdalena es un bando abierto a todo aquel que sienta devoción hacia la santa y que quiera compartir con nosotros las fiestas. En julio Llanes es un magnífico destino para pasar unos días disfrutando del paisaje y de las tradiciones. 
La particularidad está en que Llanes carece de festividad propia, es decir, organizada y sufragada por el Ayuntamiento siendo las más importantes las organizadas por los bandos. El consistorio aporta ayuda de carácter logístico y facilita otras cuestiones, pero no aporta subvención económica alguna. El bando de La Magdalena carece de subvención estatal, regional o local. Se financia a través de sus socios, simpatizantes, el comercio, la hostelería y otros donativos particulares. Llanes, tiene fiestas gracias a la generosidad y empeño de los particulares. 
Un rasgo característico entre bandos son las rivalidades, merced a ellas estos pervivieron desde siglos. La “piquilla” es la savia que hace nos hace esforzarnos, y brindar unas fiestas mejores que el contrario. Existen numerosas anécdotas al respecto, incluso cantares y versos, que con ironía resaltan las diferencias. 
En cuanto a la estructura del bando, este tiene una junta directiva o comisión, encabezada por su presidente. En un principio, había presidente y presidenta, más tarde el cargo siempre lo ostentaría una mujer. Es un característica particular, del bando de la Magdalena"

Aquí se quema La Joguera o H.oguera ("h." es hace aspirada) un ritual, el de quemar un gran tronco de árbol que será el símbolo de las fiestas, siendo el de la Magdalena el único de Llanes al que se prende fuego, los demás se levantan y compiten en altura unos con otros según cada bando, barrio o pueblo:
"Es un rito de origen pagano de las fiestas de la primavera entorno al árbol, cuya La procedencia proviene de las prácticas religiosas del norte de Europa donde la adoración a los árboles era frecuente. En España puede asociarse con los “mayos”. La costumbre de poner una rama verde (mayo) ante la casa de la amada surge de la creencia del poder fertilizador del espíritu del árbol. El árbol simboliza: salud, juventud, sabiduría, e incluso inmortalidad. También representa el culto a la virilidad, que rinde la comunidad. Antiguos cultos solsticiales -hoy cristianizados- que significaban “ritos de fecundidad”. De entre todos los árboles, destaca el roble, incluso podríamos hablar de la “religión del roble” o del culto al roble. Ritos similares existían en Grecia y Roma asociados a la máxima deidad, Zeus y Júpiter. Los bosques de la Europa meridional y central, eran santuarios naturales, en los robledales se realizaban actos sagrados. Según el historiador llanisco, Canella Secades, esta práctica es un vestigio de los celtas que celebraban los solsticios de invierno (23 de diciembre) y de verano (23 de junio) adorando al sol y al fuego; o de los griegos, que conmemoraban el nacimiento de Adonis encendiendo hogueras, y gritando en torno a ellas. El cristianismo absorbió esas tradiciones paganas celebrándose en las romerías nocturnas, precedentes a las grandes fiestas parroquiales, principalmente la noche de san Juan y en otras solemnes como en honor de santa María Magdalena. 
A este protocolo le añadimos el fuego, otro elemento sagrado en varios rituales. En el concejo de Llanes se denomina Hoguera, FogueraJoguera, e incluso Cucaña. La Hoguera de La Magdalena conforma uno de los actos más vistosos del ceremonial del bando. Nuestra Hoguera es la única de todo el concejo que se quema, el resto se plantan. Característica que la diferencia y la hace única. La referencia más antigua de la data de 1574 del Libro de cuentas de cargos y descargos de los procuradores de la Villa de Llanes y de otras cosas tocantes a dicha Villa 
La Hoguera posee un protocolo concreto. Consiste en portar a hombros un árbol de grandes dimensiones (entre veinte o treinta metros de longitud). Antes era un aliso o chopo de la rivera del Carrocedo, hoy es eucalipto. En un principio su itinerario era más reducido, desde la Puerta de Villa se organizaba la procesión de las aldeanas y decanas hasta la plazuela. Respecto al itinerario hallamos constancia de que sale de La Concepción desde 1885, trayecto que continúa en la actualidad. Comenzaba a las doce del mediodía del día veintiuno donde se reunían ante la capilla. A las dos de la tarde se disolvía la reunión hasta las cinco, cuando se plantaba en el centro de la plaza de arriba, una vez adornada la quima con lazos, cintas flores y con una bolsa de monedas, para el mozo más aguerrido capaz de trepar por ella hasta alcanzar el premio. 
En la actualidad se celebra el veintiuno de julio, pero no siempre fue así, por ejemplo en 1906 se llevó a cabo el día veintidós a las cuatro de la tarde. Y tampoco se planta, sólo se “baila” y se quema. 
Una vez finalizada la novena, los “madalenudos” se reúnen entorno a la capilla. Allí se forma un desfile para ir a recoger las hogueras hasta La Concepción. La comitiva discurre por toda la calle principal y ofrece al público numerosos bailes, destacando el Xiringuelu y el Pericote, interpretados de manera magistral por el grupo folclórico del bando. 
Hoy, salen tres hogueras: la infantil, la de los jóvenes y la de los mayores. Llevadas a hombros y “bailadas” en suave zigzag de lado a lado de la calle. Suele colocarse algún niño de corta edad sentado a horcajadas en la de los mayores, algo que llama mucho la atención del público. Detrás de las hogueras desfilan las aldeanas tocando la pandereta y entonando los cantares alusivos animando a los mozos al grito de ¡Vivan los mozos de la Hoguera! La comitiva discurre desde la calle Pidal, y cruza el Carrocedo acercándose al antiguo recinto amurallado hasta la calle Mayor. El culmen del trayecto llega al girar en esta calle que para nuestro bando es algo más que una vía, diríamos que es nuestra alma hasta el punto de que se le denominó “calle de la Magdalena”. Al entrar en la citada calle, la Hoguera no es “bailada”, para poder doblar la esquina ha de abrirse hacia la izquierda y girar de golpe. Dirigida por una sola persona a las “voces” de “aire”, “avante” o “cambio”. Una vez enderezada comienza de nuevo su paso característico hasta la plazuela de la Santa, donde al grito de “se acabó el baile” es depositada en el suelo por los mozos. Entonces comienza el rito de la quema, y se le prende fuego a la quima, mientras aldeanas y porruanos forman un círculo para continuar con el ceremonial de danzas y cantares exclusivos del bando como: El Rodeo de la Hoguera. 
Este “rodeo” es un romance alusivo a la “enramada” momento de la relación íntima entre el hombre y la mujer. Contiene estrofas de ambiguo simbolismo como: “Naranjal ante mi puerta, quién te ha dado la vuelta”, que significa “quién poseyó a mi amada”.  Otros fragmentos narran la lucha entre moros y cristianos: “Mal moro, no me lo robes” e incluso rivalidades dentro de la misma raza: “Plantáronla dos galanes de aquesta villa de Llanes”. El grito final marcaría el sentido de posesión sobre las mujeres de la misma tribu: “Aquí cortaremos los ramos los asturianos.” 
Finalizado el Rodeo, le siguen otras danzas -siempre alrededor del fuego- variaciones de la Danza Prima exclusivas de La Magdalena, y son: El Bolero, La Bonita Calle Mayor. Para finalizar con la Danza Prima que se dirigirá desde la calle Mayor en dirección al Muelle, siempre cantando los versos alusivos al acto donde participa toda la gente poniendo el broche final a la Hoguera. Luego comienza una verbena"

De frente, a la izquierda del árbol, está el restaurante Siete Puertas. Más al fondo Le Bistro. Desde el año 2002 el Bando de la Magdalena organiza un animado Mercáu Tradicional en estas calles del casco antiguo:
"Allá por el año 2002, los que por entonces formaban parte de la comisión se propusieron crear un Mercau Tradicional en el casco antiguo de la Villa, después de muchísimas trabas y sinsabores consiguieron poner la semilla de lo que hoy en día es considerado uno de los mejores mercados tradicionales del Principado. 
Distintos puestos de artesanía y alimentación jalonan las distintas calles del casco antiguo de llanes, creando un ambiente de luz, olores y sabores que invitan a disfrutar de los productos y viandas puestas a la venta. 
Dentro del “Mercau” hay que destacar el empeño de un grupo de “Madalenudos” que desde el primer momento lucharon por hacer del “Chigre del Bandu” algo más que un bar, decidieron que debía de ser un lugar de encuentro para los socios y simpatizantes del Bando y una plataforma de despegue para los muchos de nuestros jóvenes a la hora de trabajar para conseguir que nuestras fiestas sean lo que hoy en día conocemos. El “chigre del bandu” es el punto de reunión durante un fin de semana festivo en el que todos los que trabajan en el se encuentran como en casa, en familia. Por eso os animamos a que vengáis a degustar nuestras riquísimas costillas con un culín de sidra bien fresca"

A la derecha El Bodegón. de esta sidrería hemos encontrado esta referencia gastronómica firmada por el escritor César Cubillo en la página Lo que coma Don Manuel. Omitimos precios porque es de hace unos años pero puede ser un buen indicativo de la comida del lugar y de las viandas que nos podemos encontrar en Llanes, adornado con comentarios para todos los gustos:
"Llanes mola tanto que pienso seriamente irme a vivir ahí. Le falta una playa larga y en condiciones de fácil acceso, pero todo lo demás me seduce: el paisaje verde del fondo, cierta sensación de aislamiento, los vericuetos urbanos que nunca dejan de sorprenderte, los diferentes ambientes (marinero, medieval, modernuqui… y el paseo San Pedro), los paisanos y hasta las manadas de turistas invasivas en el estío. No me hace gracia la peatonalización que resta personalidad a la villa asturiana, pero sí las nuevas vinotecas que desagradan a mi hermano Igor. Me gustan porque la oferta de líquidos se amplía y no te limitas a las sidrerías. 
Para papear, en Llanes prima el menú del día, el pienso turístico. El de mejor recuerdo lo degusté un invierno, en el Hotel Sablón. La mayoría suelen ser de batalla, con vinos indignantes. Otra opción culinaria es la de las raciones de las sidrerías, siempre más caras. Raciones hemos picado en muchos locales, desde el entrañable y avejentado Matute hasta el macarril y en semisótano Galeón. Pero nuestra sidrería favorita ahora es El Bodegón, garito estrecho con dos entradas, una a la calle Mayor y otra a la plaza de la Magdalena, ésta generalmente atestada de gente contenta y con mucho visitante madrileño. 
Sus camareros andan prestos, el suelo tiene serrín, las columnas son de madera y las paredes de piedra y están adornadas con yugos de bueyes y demás. En tal tasca casta hemos abrevado a menudo con sidra a raudales y reforzado el estómago con raciones diversas. En barra hemos flipado con la calidad, frescura y buena fritura de sus raciones de parrochas (sardinas pequeñas) y bocartes , exquisitas y para chuparte los dedos pues se comen con las manos; el chorizo a la sidra también está por encima de la media de Llanes (jugoso, contundente y sabroso, a 3 euros); y el cabrales es para quitarse el sombrero 
La última vez que gozamos de la vida ahí los parroquianos eran los de siempre: parejas pijas, familias enteras (¡una italiana!), cuadrillas de señores y señoras, algún indígena observando en derredor y adolescentes nerviosas, por ejemplo. Nos sentamos por primera vez en El Bodegón (siempre hemos papeado acodados en la barra o de pie en la plaza) y nos dimos un pequeño homenaje en tres tandas regadas con solo dos botellas de sidra Cortina, de Villaviciosa, dulzona y de seis grados. 
Empezamos con una de sus especialidades: pixín rebozado, o sea rape, ocho medalloncitos albardados, exquisitos, auténticos y una tanto escasos. Nos los sirvieron a la vez que la tortilla de gambas, ésta increíblemente pimpante, exultante… Disfrutábamos ambos con los dos manjares y oíamos chillar en la barra «¡¡una de rabas!!», que es otro de los platos estrella del Bodegón  
La segunda tanda fue más contundente: el consabido chorizo a la sidra, una pieza servida en su cazuelita de barro, menos  conseguida que en ocasiones anteriores, y media ración de anchoíllas de Llanes (4 euros; la entera cuesta 8,5), cinco filetitos justitos y perjudicados por el burdo aceite y adornados con una minipilita de pimientos rojos de rechupete. 
Y de postre rematamos con dos medias raciones de queso. En El Bodegón solo lo tienen de cinco tipos, a 6,5 la ración: cabrales, manchego, Peñamellera, Vidiago y fresco. Como el Vidiago ya nos lo llevábamos a casa, solicitamos Peñamellera, de vaca y curado, correcto nada más (el camarero nos lo recomendó sobre el Vidiago), y el clásico cabrales, picante, de sabor larguísimo y tan hondo que te prende la boca y se adhiere al paladar. Por las seis raciones de manduca y las dos botellinas de sidra pagué (...) y dejé propinilla, no solo obligado porque La Txurri hubiera roto un vaso, sino porque el camarero era un profesional veinteañero empático y gordito y mal afeitado. 
Me quedé con ganas de comer los chipirones pequeñuelos y la ensalada de bogavante, pero habrá más días (aunque ni en jueves ni en octubre, que cierran el local). También en El Bodegón tienen pulpo a la vinagreta, que no me llamó la atención, pescados como xáragu, rey y bonito, y carnes para niños entre las que no contamos los callos"

Y más allá El Llagar. Antaño el Bando de la Magdalena celebraba bailes de sociedad, en los que participaban miembros de los bandos de San Roque y La Guía. Además fue el primero en celebrar cenas americanas, con platos fríos y semifríos para poder bailar entre uno y otro. Costaban cien pesetas y acudían también de los otros bandos pues constituían un espléndido banquete. También se celebraban las verbenas del clavel y del mantón para con sus ganancias sufragar las fiestas:
"La “Verbena del Clavel” fue una idea gestada por Ernesto Luque Maraver, Jesús Palacios y Mª Luisa Bernaldo de Quirós Cuesta. En ella además de disfrutar de grandes orquestas en un entorno muy elegante, había un concurso que premiaba al mejor clavel rojo natural presentado ante el jurado. El ganador se llevaba un importante premio en metálico, alrededor de 500 pesetas de los años 50. 
La “Verbena del Mantón”, fue idea de Teresa Cué y Mª Luisa Bernaldo de Quirós. El requisito para acudir era que las señoras y señoritas acudiesen ataviadas con mantones de Manila. 
Ambas verbenas eran de pago al objeto de recaudar fondos para las fiestas, la del Clavel, y la del Mantón para costear las funciones teatrales del Bando"

Efectivamente también había teatro, comedias que surgieron a principios del siglo XX y acabaron de celebrarse en 1965:

"Estas representaciones surgieron a principios del siglo XX y continuaron hasta 1965. Compuestas por números musicales donde actuaban los integrantes y simpatizantes del bando que visitaban Llanes en la época estival. Destacaban los magníficos decorados traídos desde diversos lugares, y el impresionante vestuario del elenco. Los números musicales respondían a los éxitos del momento, junto con otras piezas más clásicas. Marcaron toda una época en Llanes donde llegaron a actuar grandes figuras del momento cómo “Los Pekenikes,” Juan Pardo, y muchos otros; incluso estuvo a punto de actuar Julio Iglesias. Desgraciadamente ciertas divergencias entre la directora del teatro y la comisión del bando, en aquel entonces, impidieron su actuación y fueron el punto y final de los teatros de La Magdalena"

Puede asegurarse además que música, cantares y romances son los grandes elementos diferenciadores del Bando de la Magdalena:

"Son el elemento diferenciador del Bando de la Magdalena. Ante la escasez documental sobre los bandos por múltiples vicisitudes históricas, los cantares constituyen todo un archivo de la historia del bando y de Llanes. Están relacionados con el Romancero y la épica popular medieval. A modo de ejemplo citaremos a: El Barquero -romance de la Salea- donde se nos habla de don Rodrigo ¿Se referirá a don Rodrigo Álvarez de las Asturias, primer conde de Asturias y abuelo del Cid Campeador? Autores como Mª Luisa Castellanos, ven en El Rodeo de la Hoguera antiguas leyendas de rivalidades entre moros y cristianos. Otros como El Bolero datan de la Guerra de la Independencia. Este cantar lo trajeron a Llanes las tropas del general Acevedo, quienes combatieron al ejército de Napoleón Bonaparte. SE da la curiosidad, que había un número importante de universitarios de Oviedo entre los soldados. Este bolero también era conocido como “La Pilita” o “La pepita”.

El repertorio musical de nuestro bando es muy extenso, desde su famosa HabaneraLa Pesarosa, su pasodoble El Magdaleno, la Jota de La Magdalena, la Salea, la Hoguera, el Ramo, la Enredadera y otras muchas giraldillas y demás cantares que guardamos con celo como el mejor legado a nuestros sus sucesores"


En la capilla de la Magdalena, el arco gótico de la portada es uno de los elementos conservados de su fundación medieval, mencionada por primera vez documentalmente en 1385 pero que por su estructura debería ser de la centuria anterior. Su culto también podría haber llegado por mar, dentro de la gran conexión del puerto de Llanes con los puertos franceses, especialmente con La Rochelle. Relacionado con ello se ha querido ver influencia templaria, dada la devoción de esta orden de frailes-guerreros por la santa, pero más allá de especulaciones y leyendas, nacidas muchas al calor de la corriente romántica del XIX, no existe ningún documento fehaciente que demuestre su presencia en Asturias 


La puerta suele estar abierta y esto nos permite acceder a ver el interior


Interior que, de no haber misas ni celebraciones, está protegido por una reja


La nave es rectangular con cabecera cuadrada, sin embargo es la parte más reformada y transformada de la capilla, cuya cubierta es de bóveda de crucería, estando separados nave y cabecera por arco de medio punto


El retablo tampoco es original, está inspirado en el arte gótico pero se sabe de uno anterior, barroco. El actual se hizo en los talleres José Díaz, de Madrid, y fue instalado y bendecido en 1923. junto con las imágenes laterales de esta cabecera, estas de la también madrileña Casa Aloina, a la derecha San José y a la izquierda el Sagrado Corazón


La imagen de la Magdalena se basa en las más antiguas representaciones de ella que se conocen, con una cruz en la mano, pero esta iconografía tuvo varios cambios a lo largo del tiempo, según volvemos a leer en la página del Bando de la Magdalena:
"Santa María Magdalena ha sido representada a través de las Bellas Artes de muy distintas maneras. Es una de las santas que más han inspirado a los artistas de todos los tiempos. Estas representaciones han ido acordes con las épocas. En las primeras iconografías de la Santa, esta solía aparecer con una luz o antorcha en la mano, como símbolo de la Resurrección, la luz ante la muerte, al ser ella la primera en ver a Jesús resucitado, tal y cómo nos revelan los evangelios. Otra iconografía común era representarla con tres clavos en la mano, los clavos de la cruz. El concilio de Trento, estableció la actitud de la Iglesia sobre el arte sacro, en respuesta a la Reforma protestante, que lejos de ser un freno, supuso un auge del arte sagrado. A partir de entonces comienza a representarse a La Magdalena como penitente, dejando poco a poco otras imágenes más voluptuosas y ricas, aunque muchos artistas dejan al margen estas consignas y  la muestran con ricos vestidos y adornos. Para identificar una obra que represente a la Santa, esta suele ir acompañada del vaso de alabastro, de una cruz, de un libro o una calavera, además de su larga melena"

A la izquierda de la Magdalena vemos una imagen de San Esteban, pues según la tradición francesa, extendida por todo occidente, fue el martirio del Santo lo que la hizo exiliarse en la Galia con sus hermanos Marta y Lázaro. Este Lázaro de Betania y la Magdalena  han dado patronazgo además a los leprosos y sus hospitales o malaterías y sus capillas, pero fue debido a una confusión entre dos personajes bíblicos diferentes, así lo leemos en la página de la misma Orden de San Lázaro:
" Lázaro de Betania, fue el conocido amigo de Jesús, hermano de Marta y María, que tras sufrir una grave enfermedad y morir, fue resucitado por el Señor. Tras esta experiencia, que inevitablemente tuvo que cambiarle su manera de entender la vida, la tradición ortodoxa cuenta que se entregó a la predicación en nombre de Cristo, y que tras ser perseguido por los judíos se acabó refugiando en Chipre, dónde fue obispo de Kition (actual Larnaka). 
La tradición occidental cuenta, sin embargo, que no huyó hacia Chipre, sino hacia la Provenza francesa, desembarcando en Marsella, lugar del que se convertiría en obispo. Posteriormente, en el año 60 D.C y durante la persecución de Domiciano, sería decapitado por los sicarios del emperador romano. 
Pero a principios de la Edad Media, la figura de Lázaro de Betania se fue confundiendo con otro Lázaro: aquel que aparece en la parábola que Jesucristo dirigió al pueblo, recogida bajo el título de “Lázaro y el rico Epulón” (Lucas 16, 19-31). La parábola cuenta como había un hombre rico que organizaba cada día banquetes en su casa, y continúa el relato: 
Había también un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta de aquel, lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las llagas.” 
 Ese pobre llagado al que los perros le lamían las llagas, fue identificado rápidamente como un leproso, y al llamarse Lázaro al igual que el mejor amigo de Jesús, la confusión se fraguó de manera efectiva: San Lázaro tenía que ser el patrón y el protector de los leprosos. Por eso, al nacer el primer Hospital de Tierra Santa dedicado al cuidado de leprosos a las afueras de Jerusalén, es rápidamente puesto bajo la advocación de San Lázaro."

 A la derecha de Santa María Magdalena nos parece reconocer a San Martín de Tours, con su hábito de obispo, aunque también pensamos en su parecido con el San Nicolás existente en la hornacina del Palacio de Gastañaga, que veremos en la Plaza de Santa Ana


Magdalena es como decir "mujer de Magdala", ciudad de Israel cercaba a Tiberíades y también llamada Tariquea, conquistada por los romanos en el año 52 a. C. y luego cedida por Nerón a Agripa. Enclave de gran importancia, en la gran rebelión contra Roma fue plaza asediada por las legiones de Vespasiano y conquistada en el 66 d. C. según narra Flavio Josefo, testigo del sitio, en La guerra de los judíos. Dice la renombrada página del Bando de la Magdalena:
"La elección del nombre en la cultura judaica es muy importante. No existían los apellidos. Para diferenciarse, al nombre se le añadía el del padre, el del lugar de nacimiento, el de la profesión o el del lugar donde se residía. El verdadero nombre de santa María Magdalena era Myriam, María en hebreo, puesto de moda por las princesas asmoneas. Existe diversidad de opiniones sobre su origen, para algunos es egipcio, al unir la raíz egipcia myr (amada) y la hebrea yam. En este caso Myriam significaría “amada de Dios.” Para otros significa: mar amargo, iluminada o iluminadora. El sobrenombre: Magdalena o Magdala, derivaría del sustantivo arameo Migdal (torre) identificado con Migdal Nunnaya del Talmud. Para Margaret Starbird, experta en la figura de María Magdalena, proviene del pasaje del profeta Miqueas que dice dirigirse a Magdal-eder (“torre de guardia “o “torre del rebaño”). Y según Susan Haskins, otra estudiosa de su persona, resulta de la derivación del término griego Magdalini. Afirmación que se basa en que los Evangelios canónicos fueron trasmitidos en esta lengua. Otros significados son: elevado, grande, magnífico. Por tanto si decimos María la Magdalena, en realidad decimos, María la Grande, la Elevada 
El Bando de La Magdalena, debe su nombre y su fervor a uno de los personajes más importantes de los Evangelios. Una figura cargada de misterio de la que existen no pocas leyendas, quizás por falta de información. Tres personajes evangélicos, se asocian habitualmente con ella: María Magdalena, María de Betania, y la pecadora anónima. Otros van más allá e incluso la relacionan con la mujer adúltera, como vemos en la película de Mel Gibson, “La Pasión”. Pero, ¿quién era realmente María Magdalena? ¿Una prostituta? ¿La hermana de Marta y de Lázaro? 
En los primeros años del Cristianismo circulaban muchos escritos, fue en el Concilio de Nicea en el año 325 d. C donde se escogieron los cuatro evangelios canónicos, es decir, aprobados por la Iglesia. Estos son los de: Mateo, Lucas, Marcos y Juan. Pero hubo otros llamados apócrifos. Ambos nos ofrecen valiosa información para determinar la identidad de María de Magdala. Tras un estudio comparativo de los cuatro evangelios canónicos, llegamos a la conclusión de que María Magdalena y María de Betania son la misma persona y negamos taxativamente que fuese una prostituta, sino un personaje importantísimo siempre presente al lado de Jesucristo, en un contexto muy difícil para la mujer, donde Jesús se saltó las costumbres al rodearse de ellas, a instruirlas, a conversar públicamente con ellas, tratándolas de iguales a los hombres hasta el punto que escogió a una mujer como el primer testigo de su Resurrección, y esta fue María Magdalena. 
Esta actitud de Jesucristo hacia las mujeres no sólo le enfrentó a la sociedad de su tiempo, sino contra sus mismos discípulos según nos relatan los diferentes evangelios. Un caso similar ocurre con María de Magdala, bien sea como la Magdalena, o bien como María de Betania, observaremos que se salta muchas de esas reglas sociales, pero no consta en ningún Evangelio que fuese una prostituta, es rotundamente falso, no existe aseveración histórica al respecto. Grandes doctores de la Iglesia como san Agustín, san Ambrosio, o san Efrén, niegan esta asociación entre la “pecadora” y la Magdalena. Esta leyenda negra surge tras la homilía número 33 del Papa Gregorio el Magno, pronunciada en la basílica de San Clemente en Roma el viernes 14 de septiembre del año 591, quien la describe como “ejemplo de perdición” y “esclava de la lujuria” al asociar a “la pecadora” con María de Magdala. 
Acusación que carece de fundamento, ya que ni en el Nuevo Testamento, ni tampoco en los Evangelios apócrifos se menciona, una vez que fuese una prostituta. No existe, es mentira. En 1969 el Papa Pablo VI dijo que lo dicho por Gregorio el Magno no corresponde a la verdad. Y en 1978, durante el pontificado de Juan Pablo II son suprimidos de la sección del breviario romano los epítetos “María poenitens” (María penitente) y “Magna pecatrix” (gran pecadora). Sin embargo, resulta lamentable que aún hoy, en pleno s. XXI algunos sigan empeñados en dedicarle estos adjetivos, algo que no responde a la realidad, según ha reconocido hasta el mismo Vaticano. Será el Papa Wojtyla quien en Mulieris Dignitatem otorgue de nuevo la verdadera relevancia a María Magdalena, señalando su figura como una de las más importantes de los Evangelios. Es hora ya de devolverle su auténtica identidad y reconocerle su importantísimo papel, su fidelidad extrema, a lado de Jesús de Nazaret. 
¿En qué nos basamos para afirmar que María Magdalena y María de Betania son la misma persona? Existen relevantes datos que así lo indican en los textos examinados. Demasiado largo para exponerlos aquí, pero animamos a quien le interese a leer con detenimiento los evangelios. Nuestras conclusiones son: 
María de Betania, al igual que María Magdalena, siempre aparece con su nombre, la pecadora es anónima, por tanto no se trata de la misma persona. 
Mateo, Marcos y Juan coinciden en narrar el reproche por el excesivo gasto de la unción en Betania. Sólo Juan ofrece una cifra del perfume -unos trescientos denarios- cantidad muy elevada para quienes sostienen que María Magdalena era una pecadora pública ¿No les parece un perfume muy caro para una mujer de esa índole? ¿No es más lógico pensar que esa María, era la hermana de Lázaro, que como sabemos por los Evangelios, se trata de una familia de  posición, y por tanto podía permitirse ese gasto? 
Los Evangelios narran dos unciones realizadas por María de Betania, y otra cuando María Magdalena lleva ungüento a la tumba el día de Pascua. ¿No es mucha casualidad, que cada vez que Jesús se hallase en un determinado lugar, acudiese una mujer llamada María, con un pomo de alabastro de riquísimo ungüento de nardo legítimo, y realizase el mismo ritual? ¿No es más razonado pensar que se trata de la misma persona? 
Vamos más allá, aceptemos que son dos personas diferentes. La festividad de Santa María Magdalena se celebra el 22 de julio, pero ¿Por qué María de Betania no consta en el santoral si sus hermanos Marta y Lázaro sí son santos y, tienen su festividad? ¿Por qué la que “escogió la mejor parte” según dice Jesús, no es santa? ¿No será que María Magdalena y María de Betania son la misma persona? 
No vamos a responder a esta pregunta. Dejemos al lector que llegue a su propia conclusión"

En las fiestas de La Magdalena se bailan danzas tradicionales como El Pericote, si bien una variante específica llamada El Pericote de la Magdalena. También es muy famosa la célebre Jota de la Magdalena:
"Según la folklorista Yolanda Cerra Bada, es un baile de diversión por pareja que está extendido por casi toda España. Su primera referencia es del siglo XVIII, en un sainete de Ramón de la Cruz. En Asturias es común en cualquier rincón. Los pasos de baile son los característicos de las jotas asturianas, la fase álgida de la misma se denomina: “Moje”. La Jota de La Magdalena es exclusiva del Bando. Compuesta en el s. XIX por los maestros Segura Ricci y Verguilla, tiene letra y música. SE puede bailar con banda de música, o con gaita, y tan sólo es bailada por miembros de dicho Bando aunque para ocasiones excepcionales, como festivales a nivel nacional o internacional, si puede ser interpretada por otras personas que no pertenezcan al Bando. SE baila el 22 de julio durante el festival folklórico, a los sones de la banda de música. Una curiosidad es que siempre lo bailan solteras"

Y así, tras la Plaza de la Magdalena y su capilla, nos dirigimos a la calle Mayor, la que durante siglos fue la principal de Llanes...


Primeramente vemos La Casona, gran caserón a continuación de la capilla, donde en sus bajos está la sidrería de este nombre. Allí trabaja Josefina de la Fuente García, incluida en sus biografías de Mis personajes favoritos por Higinio del Río Pérez:
"E d' Unquera, como' l su padre, José de la Fuente González. La madre, Ana María García Sánchez, de Pendueles. Ya no tán con nos ningunu de los dos, pero su recuerdu y su ejemplu son eternos pa Josefina. 
José y Ana María eran agricultores y también estuvieron empleaos en el San Ángel (él era' l encargau del almacén d' esi hotel, y la madre del ofice) 
Josefina cumplió los 14 años trabajando en el San Ángel. Primero estuvo en el ofice y luego de camarera. Cuando otras rapazas sólu tenían que preocupase de tararear las canciones d' Adamo, Josefina, con 16 añucos a cuestas, ya sabía de sobra lo qu' era el fatigosu día a día pa ganase' l sustentu. 
Había estudiau lo básicu en un colegiu de monjas, el de San Felipe Neri, en Unquera.
Del San Ángel pasó a "La Barata", en Colombres, onde estuvo un veranu curtiéndose como camarera. Y luego en el hotel Don Paco, en lo que fue el conventu de las agustinas recoletas, del siglu XVII.
 
Más tarde la vida jizo que a Josefina i-tocara ir a Madrid, al restaurante La Fonte del Cai, un local de mucha categoría, abiertu por el hosteleru Amable Concha en el edificiu "Asturias" de la calle Farmacia. Allí estuvo 21 años, en la última parte d' esi tiempu como co-propietaria. 
Josefina tien tres jiyos: Pedro, que lleva el restaurante "El Castañu" de Cue, Samuel, que trabaja en Madrid, y Laura, que tá tovía estudiando.
Desde el 2004 regenta la sidrería La Casona juntu a Jose Vía. Un sitiu onde se cuida la cocina tradicional, que e sinónimu de calidá. Sin la cocina tradicional tamos perdidos"

Al pasar vemos los tres contrafuertes del otro lado de la capilla, así como los canecillos de la cornisa


Se ven lisos pero es posible que alguno hubiese tenido cincelada alguna filigrana


Seguimos caminando junto a las terrazas de La Casona, que recomiendan en la página de casas rurales Primorias:
"Probablemente otro de los sitios más visitados por la gente local en cuanto a sidrerías se refiere. Comida tradicional 100%, desde cachopos hasta el típico plato de tortos con picadillo de chorizo, regados siempre con buena sidra que escancian sus camareros. Es muy recomendable probar la morcilla matachana, es diferente a las tradicionales pero su sabor es tan intenso que no deja indiferente a nadie. Está ubicado en la calle Mayor, vía principal de la villa. No tiene pérdida y si estás de visita recuerda pasar por allí a tomar algo, cuentan con una terraza amplia en una pequeña plaza al lado de la capilla de la Virgen de la Magdalena"

Los edificios de la izquierda, entre la Plaza de la Magdalena y la calle Mayor, esta mantiene el mismo trazado que cuando se fundó la villa, aunque los antiguos edificios de madera hayan desaparecido en el pavoroso incendio de 1509. La morfología urbana se realizó con esta calle como eje viario principal al ser una fundación ex-novo, donde no había una población, al menos desarrollada urbanísticamente anterior, sino que como mucho sería un pequeño enclave portuario


Paralela a esta se hizo una calle más y a la vez otra transversal cortando a ambas, así como más calles y callejas longitudinales y transversales, todo ello rodeado por la cerca o muralla que diferenciaba plenamente la población de las aldeas circundantes. Podemos consultar el trabajo Arquitectura y ciudad. Urbanismo medieval en Asturias. La Historia del Arte como instrumento de análisis de la morfología urbana medieval de la Villa de Llanes(siglos XIII-XVI) de Marta Álvarez Carballo, Universidad de Oviedo. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia del Arte y Musicología:
"La observación del plano de Llanes permite concluir que la pola constituye, de entre la larga veintena de villas de nueva fundación asturianas, el ejemplo más depurado de la aplicación de una malla urbana racional basada en la articulación ortogonal a partir de calles principales y secundarias. En líneas generales, el plano de la villa responde al modelo de creación exnovo, basado en la repetición sistemática de quadriellas de análogas dimensiones –en torno a los cinco metros de frente de cuya compacta seriación surgen manzanas de casas y calles. La malla urbana resultante se articula a través de dos calles paralelas, la calle Mayor y la de Babilonia, y una perpendicular a ambas, la del Llegar o Llagar, en cuya intersección se genera una plazuela de pequeñas dimensiones denominada los Cuatro Cantones. Dicho espacio constituye el centro gubernamental de la villa por oposición a su centro comercial, la plaza del mercado, sita en el arrabal extramuros de Cotiello. El tejido urbano quedaba constituido por un conglomerado de estrechas calles y callejas longitudinales y transversales, plazas de reducidas dimensiones conformadas a partir de la confluencia o cruce de varias calles y una abundante serie de solares de dimensiones análogas, a través de cuya compacta seriación se definieron manzanas más o menos simétricas en virtud de su proximidad a la ría. El conjunto adquirió unos perfiles cuadrangulares -exceptuando aquellas zonas topográficamente irregulares- delimitados por el muro de la cerca, del cual aún se mantiene en pie buena parte"

De frente, ya en la calle Mayor propiamente dicha, está desde 1999 la sede de la Escuela Municipal de Música, en la casa que antiguamente era sede de Acción Católica y más anteriormente primera escuela de Llanes, tal y como explica Higinio del Río en Callejeando en Llanes. Historias por descubrir:
"Obra debida a la generosidad del clérigo Fernando Villar y Abariega, que instituyó en él una fundación con fines docentes en 1757, funcionaría hasta el curso 1928-1929, en que se inauguró la sede de las Escuelas Graduadas a espaldas del Parque de Posada Herrera (un proyecto, éste, firmado inicialmente por Juan Álvarez Mendoza, pero reformado por Leopoldo Corugedo en septiembre de 1921). Algunos de los críos más espabilados que estudiaron en el centro escolar de la calle Mayor llegarían a esguilar luego a carguinos de cierta importancia, como los de cardenal primado, diputado en las Cortes de Cádiz, ministro de Gobernación, presidente del Congreso, jefe del Gobierno de España o ministro de Hacienda. La escalera y la distribución de espacios son las que tuvo siempre, y junto a una de las ventanas el maestro Francisco Mijares escribió su “Monografía geográfico-histórica” (1902), cuando habitó el piso de arriba con su familia"

Cerca de aquí y en esta misma calle Mayor (un poco a la izquierda, en Los Cuatro Cantones) había estado la antigua escuela de niñas, en lo que había sido el Ayuntamiento, también a ella Higinio del Río de dedica esta semblanza:
"Aquella escuela de niñas estaba incrustada en una encrucijada del casco histórico de Llanes. Una de las antiguas alumnas, la escritora María Luisa Castellanos (1892-1974), evocaría en su libro “Baluarte de gracia” el ambiente y la sonoridad del lugar: “Todos los ruidos del mundo parecían haberse concentrado en los alrededores de las clases: los golpes del Cajón de Donato al batir la suela; en la carpintería de Presa la sierra y el claveteo armaban demasiada bulla; el repique de las campanas parroquiales, los cohetes de alguna fiesta (…)”. El inmueble, levantado a mediados del siglo XVI en la calle Mayor, en el punto denominado “los Cuatro Cantones”, no llama mucho la atención. Es la sede de la Escudería Villa de Llanes y, probablemente, sólo los turistas avisados se fijan en la placa de la fachada, que nos recuerda su pasado: reconstruido en 1795, en la época del alcalde Blas Alejandro de Posada y Castillo (padre de José de Posada Herrera), fue cárcel y Consistorio. Tenía entonces dos pisos: en el superior albergaba las dependencias municipales, y en la planta baja, las celdas, “bastante sombrías e incómodas”, según recoge Martínez Marina (1754-1833) en su informe para el Diccionario geográfico-histórico de Asturias.  
Funcionó como Ayuntamiento hasta el último tercio del siglo XIX. En 1875, una vez que la administración municipal completó la mudanza al edificio que ocupa en la actualidad, el contratista Bonifacio Garro y Suárez recibió del alcalde Román Romano el encargo de reformar el viejo caserón para destinarlo a escuela de niñas. Garro, que construiría también la iglesia de Poo y varias escuelas en el concejo, añadió un piso y redistribuyó los espacios interiores. La primera planta sería la vivienda de la maestra, y en la segunda estarían las aulas.  
Pero no era la única escuela pública que había en la villa. En la calle Mayor, un poco más arriba, frente a la plaza de la Magdalena, estaba la escuela de niños, fundada a mediados del siglo XVIII por el clérigo y beneficiado de la Parroquia de Llanes Fernando Villar y Abariega y rodeada también de “ruidos del mundo” y tañidos de campanas, en la que habían aprendido las primeras letras el cardenal Inguanzo, el hacendista Cayetano Sánchez Bustillo (ministro con Alfonso XII y con Alfonso XIII) y el propio Posada Herrera. En 1928, los dos centros escolares cerrarían sus puertas y quedarían integrados en la escuela nacional mixta, inaugurada aquel año en la misma ubicación que tiene hoy el Colegio “Peña Tú” en la calle Celso Amieva.  
Antes y después de ese momento, la figura insigne de la escuela de niñas fue la maestra ovetense Soledad Mieres Pérez (1868-1944), esposa del secretario del Ayuntamiento, Tomás Estévez. Doña Solita, como la llamaban, católica, republicana y sanrocuda acérrima, ponía el alma en todo lo que hacía, especialmente a la hora de enseñar a las niñas de familias pobres. Como recordaba María Luisa Castellanos, “daba a la hija del más modesto marinero una explicación de Física, lo mismo que a la alumna de familia acomodada enseñaba a colocar un remiendo”. Cuando el agotamiento la apartó de su labor en 1935, fue sustituida durante tres meses por una muchacha recién titulada por la Escuela de Magisterio. La joven maestra se llamaba Dolores Medio, vivía en la propia casa de los Estévez-Mieres y mostraba aficiones literarias. Algunas veces, acompañada de doña Solita, asistía al novenario de San Roque y a mítines en el Benavente; otras, paseaba en soledad junto al mar, ajena a los tambores de guerra. En el Paseo de San Pedro alumbraría la idea de escribir su primera novela (“Mar y cielo”)"

Por su parte, de la historia de formar una banda musical y la correspondiente escuela de música, dice Higinio que arranca a mediados del siglo XIX con Félix Segura Rici, tal y como escribe en 2002 en El renacer de la Banda de Música de Llanes:
"Del violinista y compositor Félix Segura Ricci, coetáneo de Brahms, sólo se conserva una fotografía, incrustada en 1878 en una orla del Colegio de la Encarnación. Había nacido en Santander, pero pasó más de la mitad de su vida en Llanes, donde fallecería en 1889. Fue él quien, en 1858, cimentó la escuela (Academia) de Música, que se había abierto tres años antes bajo la dirección de Genaro González. Dejó en la villa llanisca muchos discípulos y compuso para los Bandos de fiestas brillantes partituras. 
A él se debe la idea de fundar en la Academia una Banda –bautizada como la de Santa Cecilia-, con la que daría conciertos en El Fuerte durante las tardes de verano. Por momentos, aquel grupo de músicos que dirigía quedaba diezmado como consecuencia de la emigración a América, si bien su presencia en las solemnidades locales se hacía imprescindible. Dos de los elementos fijos eran el tambor “Machote”, alguacil del Juzgado de 1ª Instancia, y el bombardino “el Tato”, que a la muerte de don Félix formaría su propia orquestina. 
La Banda y la Academia (cuya sede estaba primeramente en el antiguo inmueble del gremio de mareantes de San Nicolás, en la Plaza de Santa Ana, y más tarde cerca del sitio en el que se levantaría la Rula a mediados de los años 30) eran las dos caras de la misma moneda. 
Actor aficionado, el maestro Segura gustaba de asomar sus barbas en obras de teatro que se representaban en el salón del segundo piso de la casa “de las Maestrinas” –después Colegio de las Monjas-, situada al final de la Calle Mayor, y formó parte de la Sección de Declamación del teatrillo de la Pedraya, habilitado en un almacén que estaba en el sitio que ocupa el Café Pinín. Interpretó un papel en “El zapatero y el Rey”, poco antes de que se construyera en 1882 el Teatro de Llanes en una huerta trasera de aquel lugar. 
Le siguieron en la dirección de la Banda Estanislao Verguilla (autor de la música de la zarzuela “La romería de Santa Marina”, de Demetrio Pola, estrenada en el Teatro de Llanes en 1894); Federico Gassola (ex solista de saxofón de la Banda de Alabarderos de Madrid); Luis Espinosa de los Monteros (director, después, de la Banda Municipal de Santander); Pedro Gorrochátegui; Miguel González Arce; y Rodolfo Pérez Balmori, “Roro” (éste último, organista de la iglesia parroquial y artífice de la reorganización del grupo, sería asesinado por un izquierdista fanático dos meses antes de estallar la Guerra Civil). 
Con altibajos y alguna interrupción, la cosa duró hasta el drama de 1936. Pero hoy, sesenta y seis años después del último pasodoble, algo se está moviendo en Llanes. Al igual que sucedió en el seno de la primitiva Academia, en la actual Escuela Municipal de Música ha germinado el proyecto de una nueva Banda. Maneja la batuta el profesor de guitarra Julián Tuero García, que en su etapa de estudiante en los Estados Unidos había dirigido bandas de música escolares en Edgewood (San Antonio, Texas) y en Wichita (Kansas). Él y una veintena de alumnos se afanan en ensayos para hacer posible el milagro de recuperar una parte de nuestra historia. ¿Conseguirán contagiar su entusiasmo a los llaniscos?"


Seguida a la Escuela Municipal de Música está la sidrería La Carbonería de Pepe Caballé, de la que explican su historia y especialidades en la revista La Sidra:
"Emblemático y acogedor local asentado en un embarcadero peatonal del centro de la Villa, al lado del puerto deportivo y regentado desde el año 2003 por Pepe Cavallé, persona bien apreciada y conocida por sus varios negocios como el de la elaboración de paellas y fabada gigantes (de hasta 2.000 o más personas) para todo tipo de eventos. 
En La Carbonería podemos degustar una gran variedad de tapas y raciones, también disfrutar de su carnes rojas a la piedra (chuletones, solomillos…). Elaboran también en sus hornos cochinillo y lechazo procedentes de La Velilla-Pedraza, provincia de Segovia. En una falta su pez como la lubina, dorada, el bacalao o bonito en temporada, la especialidad de pulpo a la brasa o su mariscos. 
Disponen también de elaboración de cocina italiana con una gran variedad de pizzas con masa casera o todo tipo de pastas. El palo de sidra que escogen es Trabanco"

La calle Mayor viene de La Puerta de la Villa y Cuatro Cantones, tal y como bien informa el corresponsal Guillermo F. Buergo en El Comercio el 10-10-2010:
"La arteria más antigua de Llanes es la calle Mayor. Desde hace 800 años se mantiene inalterable en su trazado, aunque el caserío sufrió una transformación radical tras el pavoroso incendio que sufrió la villa en 1509. Y fue estructura principal hasta el siglo XVIII. 
De las llamas que asolaron aquel Llanes de intramuros sólo quedaron a salvo la iglesia parroquial, la casa de Rivero y la de Juan Pariente. Las viviendas eran de madera, pegadas unas a otras, con cuadras y pajares, lo que facilitó la propagación del fuego. El rey Fernando el Católico, temiendo una desbandada de la población, aprobó la concesión de un millón de maravedíes para facilitar la reconstrucción. Fue la primera subvención que recibieron los habitantes de Llanes. 
La calle Mayor estaba cruzada perpendicularmente por la del Muelle, hoy de Manuel Cue, y por la de la Iglesia, actualmente de Posada Herrera. Y el lugar donde se produce la intersección era conocido como los Cuatro Cantones. Ahí se levantó la primera casa tras el incendio. Estaba destinada a cárcel, en la planta baja, y al Ayuntamiento, en la primera. Se reformó en 1759 y en 1920 se destinó a escuela de niñas. Hoy ocupa el edificio la Escudería Villa de Llanes. 
A la entrada de la calle Mayor por el Oeste se situaba la Puerta de la Villa, un lugar en el que celebraban sus reuniones regidores, jueces y alcaldes. Contaba con dos pórticos: el de la izquierda, con dos mesas de piedra, para juicios y debates, y el de la derecha para pesar y medir las mercancías que entraban en la villa. La puerta fue demolida en 1845 alegando razones de salubridad y utilidad pública"

Un peregrino en la calle Mayor, tal y como nos pasa a nosotros y tal como ya predecía en 1992, justo antes de la recuperación de estas rutas xacobeas, el historiador Luis Antonio Alías en su muy recomendable libro El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarios
"Si el peregrino costero medieval llegaba a Llanes la primera villa asturiana de importancia, con dos objetivos concretos, hospedarse en el hospital de San Roque, extramuros de la villa y construido por don Juan Pérez de Cué hacia el 1330, cuya existencia aparece documentada al riscar el siglo XIV, y rezar en la iglesia de Santa María, el peregrino actual llega a Llanes para perderse por callejuelas, plazas y recovecos sin seguir ningún itinerario especial, dejándose sorprender por una villa portuaria crecida irregularmente alrededor dela pequeña ría"

A la derecha, después de La Casona, la Taberna Mezcolanza, de la que leemos en Guía de Asturias:
"Déjate llevar… por las sensaciones… vientos del sur en Llanes, cocina y trato abierto a un público que busca la calidad a buen precio y ese desparpajo culinario con regusto sureño que nos acercan algunos detalles de cocina de sabores frescos.
Sorprende encontrarnos con los salmorejos, tortillitas de camarones, carpaccio de atún rojo, tostas y demás raciones en el corazón de la calle más sidrera y tradicional del Llanes de tapas, donde ofrece sus atractivas y económicas propuestas esta taberna que, sin mucho ruido, se ha abierto un espacio propio y novedoso por su calidad, originalidad y buen trato. 

A destacar sus pescados siempre en su punto, el salmorejo y sus berenjenas gratinadas, aunque no conviene dejar de probar las carnes, sus tostas (como la de caballa y salmorejo), y su bolsita crujiente «artesanal»… todo exquisito y a un precio realmente popular"


Terrazas, toldos, corredores, galerías y una puerta de arco de medio punto en la casa a nuestra izquierda, el animado panorama de la calle Mayor y de todo el casco histórico, como dicen en Vente a Llanes:
"Y como no podía ser de otra manera, el Centro histórico de Llanes aparte de su interés cultural también ofrece una variada oferta gastronómica. Un ramillete de sidrerías, restaurantes y tabernas se agolpan para ofrecer todos los productos de la afamada gastronomía asturiana. Fabes, carnes, pescados y mariscos, que deben ser degustados acompañados de la bebida más icónica de Asturias, la sidra.

Por tanto, visitar el Centro histórico y medieval de Llanes es obligatorio para cualquiera que quiera visitar la comarca del Oriente de Asturias. Un espacio “atávico” ideal para conocer a través de sus piedras la historia, la cultura, el arte y la gastronomía del concejo de Llanes." 


A la izquierda, en el bajo de otro hermoso edificio de piedra y galería, La Bodega del Buzu, uno de los restaurantes recomendados por la Cofradía de Pescadores Santa Ana de Llanes si queremos comer buen pescado de la rula local:
“La villa huele a mar por sus cuatro costados. La mejor forma de comprobarlo es acudir a la subasta de pescado en la Lonja. Es en la rula donde se concentra la cofradía de pescadores, allí donde se despliega aún toda la actividad diaria de la pesca de bajura: pura memoria en acción. Memoria -ancestral e histórica.” 
-National Geographic-

De él cuentan además en Menú y carta:
"En el número 23 de la calle Mayor está La Bodega Del Buzu. Un nuevo restaurante regentado por una familia con una historia muy marinera y que no ha podido elegir una mejor ubicación. 
El restaurante dispone de una pequeña plazoleta, a modo de terraza, donde están dispuestas 6 amplias mesas de madera, y una terraza mucho más amplia en plena Plaza Garelli desde donde se tiene una privilegiada vista del puerto deportivo de Llanes y del la sierra del Cuera. 
Ofrece una carta ajustada donde cada plato se ajusta a lo que el Chef Manuel Acosta quiere ofrecer al comensal. Destacan las tapas rápidas, las carnes con D.O. y una especialización de pescados de la rula"

Y esta es la vista del puerto que tenemos desde aquí, sobre la Plaza de Don Cayetano, ahora del Ingeniero Garelli, que veíamos antes desde abajo, por donde se extienden las terrazas de La Bodega del Buzu


En medio tenemos la pasarela y la antigua rula y actual oficina de Turismo. Un poco más a lo lejos la planicie de La Cuesta o La Cuesta Cué, una de las sierras planas que dieron nombre a Llanes, por donde viene la senda costera que muchos peregrinos emplean en cuenta de el camino oficial, pasando por el campo de golf en lo que fue el antiguo Aeródromo de Cué. Más a lo lejos las estribaciones del Cuera


Más allá las casas que se extienden hacia el barrio de San Antón, solar de antiguas e históricas conserveras. Y, en lo más alto, una construcción muy singular, que puede parecernos, a simple vista, un castillo por sus dos altas torres circulares almenadas, pero es la veneradísima capilla de la Virgen de la Guía también de renombradas fiestas y fundamento del segundo de los tres bandos de Llanes, el Bando de la Guía


La capilla, en lo alto de un cerro, está datada en el año 1515 aunque tuvo a lo largo del tiempo profundas reformas y ampliaciones, la Virgen de la Guía está estrechísimamente vinculada con los marineros, su nombre es la guía que les lleva a buen puerto, una advocación también muy caminera y que se manifiesta en las viejas sendas. Su misma historia aparece reflejada en el Libro de Apeos de Heredades de la Iglesia de Santa María del Conceyu, en los Libros de Fábrica y en los Libros de Actas del Gremio de los Honrados Mareantes de San Nicolás de Llanes

La leyenda piadosa afirma que unos marineros, desesperados por una fuerte galerna o tempestad, se encomendaron a la protección de la Virgen cuando de pronto hallaron un objeto, una caja flotando en el mar. Tan misterioso resultaba todo que decidieron atarla a la barca, siendo entonces cuando aparece sobre ellos una paloma, que seguirán y les guiará a tierra firme. Alborozados por sobrevivir a las desatadas furias marinas abren la caja y descubren en su interior una imagen de la Virgen


Deciden pues los marineros venerar a la santa llevándola a la capilla de San Antón, pero la imagen desaparece y, tras buscarla, la encuentran allí en el lugar donde la paloma que los trajo a tierra desapareció. Naturalmente, pensando en alguna trastada de alguien, vuelven con la talla al santuario de San Antón y pero vuelve a desaparecer, vuelven a localizarla en el mismo lugar que la anterior y vuelven con ella a San Antón. Una vez más, la tercera, ocurre lo mismo y entonces deciden patrocinar la construcción de un santuario en este sitio, con la advocación de la Virgen de La Guía, siendo llamado desde entonces El Campu la Guía



En concreto se sabe que el día 2 de septiembre del año 1515, Fernando León Salas, con el cargo del clero secular de Beneficiado de la iglesia parroquial de Santa María del Conceyu de Llanes, solicita su fundación al Papa mediante la intercesión del Obispo de Oviedo/Uviéu Diego de Muros. Las primeras noticias de la romería de La Guía datan del año 1632 aunque sin duda se celebraba desde, al menos el año de su fundación. Se sabe hubo Casa de Novenas para los peregrinos que acudían al santuario. Hubo también una Casa del Ermitaño, persona que estaba a su cuidado. De los ermitaños que hubo se sabe del Tíu Millán, que portaba una imagen de la Virgen pidiendo limosna por los barrios de Llanes. La tradición asegura que cuando falleció su mujer mandó poner en su tumba el epitafio "Aquí yace y yace bien, él descansa y yo también"

El 15 de Octubre de 2016 la Virgen de Guía, fue Coronada Canónicamente por el Arzobispo de Oviedo, Don Jesús Sanz Montes, en la Basílica de Santa María de Asunción de Llanes, siendo la cuarta imagen de la Virgen Coronada canónicamente en Asturias


Seguimos por la calle Mayor, aquí se concentrarían la mayor parte de las 13 tiendas que el Catastro de Ensenada registra había en esta villa en 1752, en las que se vendía hilo, trenza, botones, papel, seda, cintas, azafrán, pimientas y otras especies, existiendo además un médico, un cirujano, dos barberos y dos boticarios


Pasamos también junto al bar al bar Parrilla JJ, del que comentan esto en Guía de Asturias:
"Un excelente lugar, donde se puede disfrutar de una exquisita comida, siendo sus carnes a la parrilla su especialidad, también cuenta con una amplia carta de vinos y deliciosos postres. El estar en un lugar privilegiado de la ciudad, lo hacen perfecto para compartir con amigos y familiares de veladas muy agradables"

Placa con el nombre de la Plaza del Ingeniero Garelli. Nos llama la atención que en las biografías consultadas el apellido figura como Garelly 

El geógrafo Tomás López manifestaba a finales del siglo XVIII que la villa conservaba la fisonomía de su reconstrucción tras la gran quema de 1509, incluida la muralla con foso incluido:

"Esta dicha villa se halla murada con su torre antigua cercada de un foso todo muy bien conservado. Se entra en ella por quatro puertas y otra se halla tapiada dentro de una huerta propia del conde de la Vega del Sella. Hai varias casas de cavalleros de construcción mui sólida y arreglada que adornan el pueblo"

En 1826 el Diccionario de Sebastián de Miñano ofrece similar panorama, al igual que el de Pascual Madoz, que a mediados de esta centuria sigue mencionando la muralla, las puertas, el foso y el puente levadizo. La cosa cambiará en 1870, donde en el plano de Francisco Coello se muestra la muralla gran parte derribada

Zona de tiendas, además de hostelería sigue habiendo comercios en esta calle Mayor que un día fue la artería comercial llanisca, centurias en las que la población variaba de número notablemente, de 1.400 vecinos en 1594 se pasa a 1.970 en 1643, a 1.065 en 1694 o a 2.775 mediado el siglo XVIII. Esta fluctuación puede deberse a muchos factores, fundamentalmente el declive portuario con el final de los balleneros y una cierta recuperación comercial dieciochesca

Gobernaban la villa  dos jueces alcaldes-nobles que celebraban audiencia los lunes y los viernes, cuatro regidores, un procurador-síndico general, dos alcaldes de la Santa Hermandad y un depositario. Se sabe también ejercían su oficio nueve escribanos de número, seis de ellos también de Ayuntamiento. Estos cargos públicos eran comprados por las familias nobiliarias establecidas en la villa, los Rivero, Posada, Corro y Valdés, a razón en 1585 de 200 ducados cada uno, además del de alférez mayor, por el que los Posada pagaron unos 600, dado que era uno de los cargos más valorados. Leemos en Wikipedia:

"El alférez mayor era el que alzaba el pendón real en las aclamaciones de los reyes y tenía voz y voto en los cabildos de los ayuntamientos con asiento preeminente y el privilegio de entrar en ellos con espada. Era reputada la dignidad de alférez como uno de los oficios mayores de la corona, entre los cuales el primero y más honrado es el de alférez, dice el rey don Alfonso el Sabio en sus Leyes de Partida"

Hacia el año 1600 el Concejo pudo recuperar alguno de esos cargos comprados y volvieron a ser electivos, ya plenamente todos a finales de ese siglo. El alcaide de la fortaleza, otro cargo muy importante, fue en 1628 para Fernán Duque de Estrada. Así lo contaba en 1893 Manuel García Mijares en su obra Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres:

"El municipio establecido en Llanes desde que se le concediera el fuero, se componía de diez individuos de libre elección; dos con el cargo de Jueces de villa y Concejo, presidiendo el primero; cuatro regidores; un Alférez mayor o procurador general; dos diputados y un síndico personero del común. De estos oficios, servidos todos por nobles, por ser muy reducido el número de plebeyos, los cuatro últimos, con más un Juez y dos regidores, se elegían anualmente por la villa y sus arrabales, y el otro Juez con dos regidores, por el Concejo, dividido al efecto en quintas, que nombraban en su turno los valles de Ardisana, Mijares, Pendueles, Posada y San Jorge. Los oficios públicos de Alferez mayor y de los cuatro regidores, fueron vendidos más tarde, en 1585 por el Rey, en 600 ducados el primero, y 200 cada uno de los otros; pero quince años después los redimió el Ayuntamiento, quedando así suprimidos los cargos Concegiles perpetuos, siendo nuevamente de elección popular."

En 1808 las calles de Llanes vieron entrar a los franceses por primera vez el 24 de noviembre, una avanzada cuyos oficiales fueron agasajados por el Ayuntamiento en el Palacio del Duque de Estrada, pero pocos días después otras tropas se dedicaron al saqueo. Los soldados del general Francisco Ballesteros padecieron una epidemia pestífera y el palacio fue habilitado como hospital, pero la enfermedad se transmitió a la población y causó tal mortandad que hubo de improvisarse un cementerio en una huerta de Las Barqueras

En mayo del año 1809 y forzada la línea defensiva del Deva vuelven los franceses a Llanes al mando de François Bonet, repitiéndose los saqueos y las represalias. Entraron y salieron más veces, en mayo y julio, siendo incendiado el Palacio del Duque de Estrada. En enero de 1810,otra línea defensiva más próxima, la del río Purón, es rota por las tropas napoleónicas, quienes esta vez dejan una guarnición permanente, exigiendo importantes y muy gravosos tributos a la vecindad, a la vez que hacían frente a las guerrillas asturianas de José Balmori y ZapatinosLos franceses se fueron en junio de 1811 y regresaron sólo fugazmente, en junio del año siguiente

Nos acercamos hasta la Plaza de Santa Ana, que ya vemos al fondo, hasta donde llegaba antaño el lienzo sur de la muralla y comenzaba el muro oeste, el de la Puerta de San Nicolás, advocación del antiguo Gremio de Mareantes, del cual se tienen noticias desde el siglo XIII, centuria en la que se fundó la puebla aforada. Pero aparte de los de esta pertenecían al gremio pescadores de los pequeños puertos de Poo, Celoriu, Barru, Niembru, H.ontoria y Cuevas del Mar, dedicándose muy especialmente a la altamente lucrativa caza (más que pesca es caza) de la ballena. Esta es parte de su historia en la página de su sucesora, la Cofradía de Pescadores de Santa Ana:

"Merced al trabajo tan asiduo y lucrativo que suponía la pesca de las ballenas surgió la riqueza, a cuya influencia se vio aumentar considerablemente el número de marineros, de tal modo, que en las levas de los años 1665- 1667 y 1674 correspondieron a Llanes 65 marineros, ascendiendo el número de estos en el año 1696 a 228 según una lista creada en el mismo año por el mayordomo de la Cofradía de Mareantes de San Nicolás. 

Fueron en aquellos lejanos tiempos las aguas de Llanes muy abundantes en cetáceos de grandes tamaños. En la Gaceta Oficial de Madrid del 7 de Febrero de 1800, se puede leer que el diez de ese mismo mes, vararon en el arenal del abra de San Antonio, en la parroquia de Nueva, más de 400 cetáceos, de los que 138 quedaron en seco y se pudieron aprovechar por el vecindario de dicha parroquia. Las ordenanzas del Gremio de Mareantes San Nicolás de Llanes, fueron aprobadas por los Reyes Católicos y modificadas en 1492- 1594- 1608 y 1674. Decayó en el siglo XVIII y se extinguió en la primera mitad del XIX, A finales del siglo XVIII, debido a la importancia de algunos accidentes marítimos y a la falta de medios con que se contaba en los puertos para las tareas de salvamento, asi como las precarias condiciones con que se encontraban las instalaciones portuarias, se crea la Sociedad Española de Salvamento. La de Llanes se constituyó en Mayo de 1887, pues de todos es sabido la importancia que tuvo el puerto de Llanes, desde los tiempos de la Edad Media, principalmente en los siglos XVI y XVII, cuando los marineros llaníscos llegaban hasta Terranova, por no decir de la pesca de la ballena que tanta importancia tuvo para la economía de Llanes"

La caza de las ballenas existía desde la prehistoria, si bien eran realmente animales varados en las costas, aunque con el tiempo se idearon embarcaciones para salir a asustarlos al mar, enviándolos hacia las playas. En algún momento de la baja Edad Media ese rudimentario procedimiento se mejoró y se especializaron gentes y embarcaciones para cazarlas en el mismo mar, así como técnicas y utensilios (arpones, remeros, etc.). Se atribuye a marineros vascos, exactamente vizcaínos, que pronto extendieron este método por todo el Cantábrico e incluso más allá, llegando a Terranova, no descartándose que ese procedimiento lo pudiesen haber aprendido de otros navegantes. La caza fue tan intensa que los cetáceos llegaron a extinguirse prácticamente del Cantábrico:

"Desapareció la pesca de la ballena en Llanes, pero su litoral amplio en caladeros, como por ejemplo son, Pelayo, Cabeza de Manuelo, Gantíl del Medio, Resueste, Abascal, Las Piedras, La Blancona, El Reviru y parte del Cachuchu ricos en merluza, besugo, mero, palometa, etc., como asimismo su baeda en las diferentes especies de pescado, moluscos y mariscos (langosta, bogavante, centollo, nécora y otros), fue motivo por el que el puerto llanísco, en los años veinte contaba con una flota de barcos a vapor considerada como una de las principales del litoral asturiano, con un censo de Pescadores que en los años cuarenta eran superior a los doscientos cuarenta. Eran grandes las cantidades de pescado que en la lonja llanísca se subastaba, tanto de las embarcaciones locales como las de otros puertos, que a diario faenaban en aguas llaniscas, a las que también se acercaban barcos arrastreros, incluido franceses. Muchas fueron los marineros procedentes de otros puertos, que en embarcaciones de Llanes buscaron plaza y aquí fijaron su residencia"

Esta es la Casa de la Condesa de Castañeda, también llamada la Casa Gótica por las evidentes muestras de este estilo en su estructura y detalles, sobre todo sus ventanas picudas (arcos conopiales). Aunque reformada, parece ser anterior al incendio de 1509 dado que carece de los cortafuegos que se generalizaron a partir de entonces. Seguimos leyendo a Marta Álvarez Carballo en su estudio sobre la arquitectura de Llanes:

"La lectura de la fachada de la residencia y la adscripción de sus vanos a diferentes etapas constatan que la vivienda fue edificada a finales del siglo XV y ampliada durante las primeras décadas del XVI. En una primera etapa se unificaron dos solares contiguos -operación que por si sola releva la significación urbana del edificio y el rango adquisitivo de sus propietarios- y se levantó la vivienda, concebida como casatienda o casa-taller de una única altura. No obstante, el esquema de composición de fachada indica que la residencia bajomedieval fue ampliada a principios del siglo XVI –probablemente tras la quema de la villa-, momento en que se añadiría el piso superior con las dos ventanas adinteladas, de filiación más clasicista, situadas en el centro de la fachada, mientras que el resto de vanos responden al tipo conopial, con o sin incisiones. Asimismo, la ausencia de cortafuegos, estructuras incorporadas en la arquitectura residencial tras las destrucciones masivas provocadas por incendios, atestigua que la vivienda fue levantada con anterioridad al año 1509"

En el bajo esta ventana de arco conopial muestra un detalle decorativo con incisión de dos líneas paralelas siguiendo su silueta. Este arco es muy común en la arquitectura de los siglos XV y XVI, el gótico tardío o flamígero. Esta es la definición de este tipo de arquería sacada de la Wikipedia:

"El arco conopial es un tipo de arco algo apuntado, pero que tiene una escotadura en la clave, de modo que esta tiene un vértice hacia arriba. Se encuentra formado por dos arcos de cuarto de circunferencia cóncavos en los arranques y dos convexos. Su aspecto es similar a la llave mecanográfica ( { ) con la escotadura hacia arriba. Tiene cuatro centros, dos en el lado interno y otros dos en el lado externo"

La ventana del primer piso también presenta estas líneas grabadas, así como salientes o cornisas, arriba con bolas o apomados y abajo un antepecho con las llamadas puntas de diamante

Aquella otra ventana en cambio no presenta decoración esculpida

En el segundo piso hay dos ventanucos rectangulares, este con apomados. Dice Álvarez Carballo:

"El análisis estilístico de las tipologías de vanos se torna especialmente revelador en aquellos casos en que las viviendas recurren a más de un modelo, pues manifiesta una remodelación del inmueble originario"

En otro de sus estudios arquitectónicos llaniscos, Análisis urbano de una villa norteña. Llanes (Asturias), Marta Álvarez Carballo señala que fueron estas casas de piedra las que sobrevivieron a la gran quema de 1509:

"... fueron las casas de piedra, aquellas que pertenecían a las familias más linajudas, las que se mantuvieron en pie: la de Juan Pariente en los Cuatro Cantones, la Casa Gótica de la Calle Mayor y las partes más antiguas del Palacio de Rivero, junto a la Puerta de Cimadevilla. Se caracterizan por la escasez de vanos abiertos, por el uso de sillares de cantería en las zonas nobles y sillarejo en el resto de la fachada, además de la sobriedad decorativa, limitada a las ventanas y a la heráldica, que cobrarán verdadero protagonismo. Algunas debieron contar con escalera de acceso exterior, si bien se accedía a los pisos altos a través de estrechísimas escaleras interiores de paso. Tras el fuego se generalizará el uso de la piedra, aunque la mayor parte de viviendas continuaron levantándose en madera, lo que supondrá que durante los siglos XVI y XVII se insista en repetidas ocasiones sobre su peligrosidad"

Abajo presenta dos portadas gemelas de arco de medio punto, una sería el acceso a la vivienda y otra al taller o almacén: 

"La presencia del doble vano remite a la finalidad comercial del inmueble, pues facilitaría el acceso directo a la tienda o taller (...) Las dovelas, de mala talla, se encuentran a medio camino entre la mampostería y el sillar. La hipótesis más probable es que sus propietarios, deseosos de adoptar las modas arquitectónicas que se imponían en la villa y, dado lo gravoso del uso de la piedra de cantería, se vieron forzados a recurrir a un tipo de trabajo y materiales menos costosos"

Es esta casa un ejemplo contemporáneo a aquellos tiempos cuando la actividad de los balleneros era muy importante en estos puertos. Leemos algo más acerca de ellos en Diario del Oriente:

"La ballena se ha cazado como objeto de consumo por su aceite, huesos y carne durante siglos. La historia de la pesca de la ballena parece haber comenzado hace miles de años, posiblemente en el año 2200 a.C. 
Para nosotros, esta pesca se realizó en un principio en las costas del mar Cantábrico. La especie que más se pescaba era la “ballena franca” o “ballena negra” (Eubalaena glacialis), ya que, además de ser la más lenta y confiada, tenía la ventaja de que una vez muerta, no se hundía como ocurría con otras especies. Pero fue su pesca intensiva por los balleneros vascos durante los siglos XIV y XV agravada por la aparición de las flotas holandesas, británicas y alemanas que comenzaron con esta actividad, cuando comenzó a desaparecer esta especie del Golfo de Vizcaya, y por ende en todo el Cantábrico. 
El primer documento referente a la caza de ballenas del que existe constancia, es del año 670, e incluye el transporte por parte de labortanos vascos  (vasco-franceses habitantes de Labort y Baja Navarra), de diez toneles de “sain” , a la abadía de Jumieges (monasterio benedictino de Normandía), remontando el rio Sena 
No es hasta entrado el siglo XVI, cuando debido esta escasez de ballenas que se acercan a los litorales de nuestras costas, se empiezan a fletar barcos más especializados, galeones, que las van a buscar más allá de la “cinta de la Mar”, comenzando así el período de caza de ballenas pelágicas, es decir, en alta mar, dirigiéndose hacia el Mar del Norte, posteriormente  hacia las aguas de Islandia, y más tarde a las costas norteamericanas, especialmente a las canadienses de Labrador y Terranova, para seguir dedicándose a esta actividad, en viajes que podían durar años (...) 
El primer documento referido a la caza de la ballena en el norte de España procede del Cartulario de Santa María del Puerto de Santoña, del año 1190. El breve texto reza así: “Yo Durannio, prior de Najera… compadeciéndome de la penuria de los pobres clérigos de Puerto (de Santoña), restituyo las primicias del pescado a todos los clérigos, excepto las de la ballena, para que las posean para siempre con derecho hereditario”. 
En muchos de estos documentos, ya aparecen mencionados la mayoría de los actuales puertos pesqueros asturianos en donde se practicó esta actividad. Así, en el Oriente de Asturias, aparecen los de Llanes, Ribadesella y Lastres"

Proseguimos por la calle Mayor, donde un alto muro cierra una quinta con árboles y palmeras, a nuestra izquierda

A la derecha un antiguo edificio de viviendas avanza sobre la calle Mayor, que se estrecha un poco en estos sus últimos metros, pues a partir de él sigue a la derecha el también alto paredón de piedra que cierra el jardín del Palacio de Rivero o de Gastañaga, que empezamos a ver claramente desde aquí. Leemos de él en el Gran Atlas del Principado de Asturias:

"En el tejido urbano de Llanes, de las múltiples construcciones residenciales de época medieval tan sólo han sobrevivido algunos testimonios. Como monumento especialmente destacado intramuros ha permanecido el palacio de Rivero, también conocido por Gastañaga, ya que en el siglo XVIII, los vínculos y estados de los primeros pasan a los marqueses de Deleitosa y de Gastañaga. Situado en la plaza de Santa Ana, es el palacio urbano más antiguo de la villa, como corresponde a tan viejo e influyente linaje. Está catalogado como monumento histórico artístico"

La calle Mayor, si bien también aquí muy transitada por los muchos turistas y visitantes que recorren el casco antiguo de Llanes, es sensiblemente más tranquila que todo el tramo anterior, con la alegre animación de terrazas y sidrerías. A la izquierda otra casona parece querer competir con el Palacio de Gastañaga en altura y porte. Esto escribe Álvarez Carballo de los cambios arquitectónicos acaecidos pasado el medievo:

" en época moderna parte del caserío heredado del medievo fue sustituido por suntuosas residencias palaciales, exponentes de una nueva concepción arquitectónica tendente a la monumentalidad y concebidas como expresión material de la preponderancia social de las familias que encargaron sus respectivas fábricas"

La misma historiadora sostiene, a diferencia de Juan Uría Ríu al reconstruir el plano de la muralla, que en este sector sur tal vez no se construyese como tal sino que estaría formada por la parte trasera de las casas:

"... el sector sur de la villa, el más próximo al ribero, presenta ciertas irregularidades derivadas del aprovechamiento de la totalidad de espacios posibles, de ahí la morfología particular de las traseras de las viviendas, a lo que es necesario sumar la ubicación en esta zona de la Capilla románica de la Magdalena, cuya funcionalidad sigue sin ser aclarada. Uría Ríu dibujó un cuarto lienzo de muro en este sector, si bien parece que no se construyó como tal en el tramo que se extiende desde el Palacio de Rivero o Gastañaga hasta las proximidades de la Puerta del Llegar, si no que fueron las traseras de las casas las que ejercieron de muralla en esta zona. La configuración semeja un muro macizo, sin vanos. Puede concluirse que la peculiar disposición de este sector no es aleatoria ni espontánea, más bien utilitaria, consistente en aprovechar el máximo espacio edificatorio, dependiente en último término, del condicionamiento geográfico además de económico ya que, las obras de construcción y mantenimiento de la cerca eran las más costosas para las haciendas concejiles"

Cuando las murallas de Llanes, como las de todas las poblaciones que las tenían, fueron derribadas (total o en parte), aún no existía la sensibilidad actual hacia elementos del patrimonio histórico o artístico de las poblaciones. Eran consideradas un estorbo urbanístico y, aunque en su época determinaron las lindes de fueros y privilegios ciudadanos, avanzado ya el XIX eran en buena parte consideradas, con razón o sin razón, un legado físico del Antiguo Régimen feudalizante que se acababa de dejar atrás. Fueron consideradas en la práctica cantera pública y sus piedras se reaprovecharon para nuevas construcciones

Tiempo atrás, sobre todo a partir del siglo XVI un proceso similar, aunque más transformador que destructivo, había hecho de torreones y castillos medievales las nuevas casonas solariegas y palacios de la antigua nobleza terrateniente que se había establecido en estas villas, que ahora eran el centro administrativo del territorio, para ejercer de manera directa su control sobre el mismo haciéndose y disputándose los cargos de gobernación y administración, tal y como acabamos de ver

En este sentido, el Palacio de Gastañaga, primeramente de Rivero, tuvo grandes reformas y ampliaciones a partir de una primigenia torre medieval junto a la cerca o muralla, la cual guardaba la Puerta de San Nicolás y tal vez fuese un control de acceso a través de la misma. No olvidemos que, a diferencia de las llaves de las otras tres puertas, que tenía el Alcalde, la de esta era propiedad del Gremio de Mareantes, lo que demuestra su poder y gran autonomía dentro de la población. Repasamos lo que en este sentido continúa explicando el Gran Atlas del Principado de Asturias:

"Un primer acercamiento al edificio muestra una amalgama de elementos fruto de las reformas emprendidas entre 1565 y el siglo XVIII para dotar al palacio de un confort imposible en una estructura medieval. Probablemente la obra estaba en pie poco antes de 1340, fecha del término de gran parte de la cerca, ya que el lienzo oriental formaba parte de ella"

Por ejemplo, este primer cuerpo se ve claramente que es un añadido posterior a la torre medieval primigenia. El aspecto actual se debe fundamentalmente a las reformas de 1656 llevadas a cabo por Juan de Rivero y Posada, regidor de la villa de Llanes entre 1635 y 1637. De esta manera nos informa Álvarez Carballo:

"El análisis estilístico del palacio de Rivero, una de las escasas muestras de arquitectura civil bajomedieval de la región, ha revelado que es resultado de las sucesivas reformas y ampliaciones realizadas por sus propietarios desde comienzos del siglo XVI en torno a una primitiva torre, edificada, probablemente, durante el siglo XIV o el XV. La lectura e interpretación de sus muros y motivos ornamentales (...) ratifican que el origen de la arquitectura señorial asturiana se encuentra en los torreones defensivos, transformados e identificados progresivamente con los palacios urbanos

A partir de aquí ya empezamos a ver la que fue esa gran torre cuadrada medieval que guardaba la muy marinera Puerta de San Nicolás en base a la que fue creciendo el palacio. Este sí que es el edificio superviviente de los incendio de Llanes, exceptuando el piso más alto, un recrecido fruto de nuevas reformas en el siglo XVIII, con balcón central sobre la plaza:

"La vieja torre de Rivero, solar de la familia, se ubicaba en el extremo sureste de la población, contribuyendo con sus recios muros de piedra en la fortificación de la villa. Su ubicación, emplazada al franquear la puerta de San Nicolás y dominando el arranque de la calle Mayor, sugiere un posible control sobre las mercancías que en traban en la pola o una vinculación con el cobro de tributos relacionados con las actividades pesqueras o comerciales canalizadas por el puerto. El primitivo torreón no se adosaba a la cerca, sino que entre ambas estructuras mediaba un angosto tránsito de aproximadamente dos metros, equivalente al que aún se conserva entre el fragmento de muralla inserto en la construcción quinientista y las viviendas situadas en la cara externa de la cerca, correspondiente al espacio que debía dejarse libre de edificaciones"

La fachada del torreón ha conservado no pocos detalles del edificio medieval y de sus reformas posteriores: es un compendio de las sucesivas fases del palacio mostradas en esta pared que mira a la plaza. Diversos autores sostienen que la torre podría ser incluso anterior a la muralla y al os mismos fueros de Llanes, o sea, a la población fundada al amparo de los privilegios de Alfonso IX hacia 1225-1228, por lo que estaríamos ante un elemento importantísimo de un enclave portuario preexistente. El gran erudito Manuel García Mijares, dentro del contexto de los estudios históricos y pensamiento del año 1893, año en que publica sus apuntes históricos de Llanes, lo manifiesta así:

"Una de las casas solariegas más antiguas de esta villa de Llanes, aunque hoy se halla transformada por las reparaciones que sufrió a causa del trascurso de los años, es sin duda ninguna la llamada de Rivero que en el día posée el Excmo. Sr. Marqués de Canillejas, vecino de Oviedo, y habita su administrador en este Concejo. Forma esta casa parte de la muralla oriental de la población, e indica ser mas antigua que la misma muralla, obra del tiempo de los Romanos segun escriben algunos, y que yo la creo más bién de la época en que los árabes invadieron la España, derrocando en Guadalete el dominio y poder de los Godos el 9 de Septiembre, año de 714"

Un saliente pétreo que vemos enfrente, en la otra esquina de la vieja torre, formaba parte de la muralla en lo que era la Puerta de San Nicolás, que se piensa fue derribada en 1857. A la izquierda está la capilla de San Nicolás que le dio nombre, sede del gremio de mareantes de esta advocación, ahora más conocida por Santa Ana pero que también cuenta con el patronazgo de San Telmo, santo marinero por excelencia

La capilla es del siglo XV, pero como el palacio tuvo sucesivas reformas. Entre ambos, una línea de baldosas negras señala el trazado de la antigua muralla, por lo que el santuario se entiende estaría extramuros. La casa que vemos a su derecha es también muy antigua, la Casa de Valdés, del siglo XVI, que conserva buena parte de su estructura original y ha sido restaurada

La capilla de Santa Ana que ha llegado a nuestros días es resultado de las últimas obras importantes acometidas en ella en el año 1622, siendo restaurada en el 2000. Adosada a la capilla, en su lado derecho según vemos en la foto, estaba la Casa del Cabildo, donde se reunían los miembros del gremio, deliberaban sus asuntos y escogían sus cargos, como expone en su libro Antonio García Mijares:

"Su poder lo manifestaron al construir la espaciosa casa llamada del Gremio, donde se reunían para celebrar las juntas y tomar sus acuerdos; levantando también en el siglo XV. la capilla que aún existe, unida a la misma casa, bajo la advocación de Santa Ana, venerándose en la misma su patrono San Nicolás.

Segun las constituciones por que se regían, el Mayordomo y los dos Alcaldes de mar, eran elegidos por suerte de entre los marineros, gozando el primero, como privilegio esclusivo, el ser custodio de una de las cuatro llaves correspondientes a igual número de puertas de la muralla de la villa, llamadas Puerta de Villa, del Llegar, de San Nicolás y del Norte.

Además gozaban los individuos de tal cofradía varias gracias, como son: llevar el Viérnes Santo en procesión el lienzo con que se desciende el Cristo de la Cruz; conducir las imágenes de Jesus Nazareno, Jesús en el Calvario, y el Santo Entierro; y ser portadores en todas las procesiones de dos grandes Pendones, verde el uno, y encarnado obscuro el otro.

También los Estatutos les imponían la obligación de asistir personalmente todos los socios a las procesiones generales de parroquia, y sufragar los gastos de procesión, misa solemne, y festividad de Santa Ana y de San Nicolás"

Muy reformada también a lo largo del tiempo, la Casa del Cabildo, o asamblea de socios que diríamos hoy en día, ya sin su uso original fue cedida en 1976 por el Ayuntamiento a Cruz Roja Española. La actual cofradía de pescadores, sucesora del gremio de mareantes, lleva el nombre de Santa Ana, como le ha quedado a esta plaza

De la advocación del lugar también y más primitivamente a San Nicolás, tenemos un detalle en esta fachada del Palacio de Rivero, en una hornacina justo sobre la puerta de la derecha

San Nicolás, con su hábito de obispo, que incluye mitra y báculo, portando además un libro en su mano izquierda. Se trata del primer santo no mártir que gozó de gran culto en Europa oriental y occidental, tal vez a causa que sus restos, como obispo que fue de Mira (Licia, actual Turquía), fueron trasladados a Bari (Italia) a causa del avance musulmán, pues existía hondo temor a que fuesen profanados. Es muy posible que el culto llegase a Llanes a través de las rutas comerciales de su puerto, pues aunque algo conocido anteriormente en el orbe cristiano, su culto se extendió a partir del rescate de sus restos en el año 1087, llegando algunos de sus milagros a relacionarlo con la infancia y los regalos, haciendo el él el Santa Claus de la Navidad, como magistralmente explica Marta Poza Yagüe, de la  Universidad Complutense de Madrid, en San Nicolás de Myra o San Nicolás de Bari:

"Durante los siglos IV y V, como consecuencia de la cercanía con el lugar de nacimiento y actividad pastoral, su devoción se extiende por los territorios más orientales del Imperio, fundamentalmente entre las localidades anatolias más próximas a los enclaves que fueron escenario de su vida como Patras de Licia, Nicea o Myra. Allí empieza a ganar una fama de taumaturgo y milagrero que se verá notablemente potenciada con su temprano salto al continente europeo.  
Desde el siglo VI se tiene constancia de la difusión de su culto en Constantinopla, convirtiéndose en uno de los pilares de la Iglesia Griega quien, al igual que hizo posteriormente la Rusa, lo convertirá en su patrón. Durante estos siglos de la Alta Edad Media, su figura no es del todo desconocida para el occidente europeo dado que, a finales del siglo X, su culto fue introducido y favorecido en el Sacro Imperio por la emperatriz bizantina Teófano, esposa de Otón II. 

No obstante, el momento de esplendor se vivirá a partir del año 1087, cuando un grupo de peregrinos italianos trasladaron sus restos desde la ciudad de Myra, entonces bajo control musulmán, hasta la itálica de Bari. Antes de terminar la undécima centuria, San Nicolás se había convertido ya en uno de los santos más populares no sólo en el sur de Italia, sino en regiones septentrionales como Normandía, Lorena y los futuros Países Bajos, donde fue erigido patrón de los estudiantes, de los marineros y carpinteros navales, y hasta de los toneleros.  

La popularidad de San Nicolás trascendió a su culto en la Edad Media hasta el punto que se convirtió en el referente para la figura del célebre Santa Claus navideño. Por una parte, San Nicolás proporcionaba el concepto del regalo que se deja de noche mientras su destinatario duerme, como hizo él con las monedas que entregó a las tres doncellas; por otra, era uno de los santos más vinculados a la protección de la infancia, a partir especialmente del milagro de los tres niños descuartizados por el posadero y resucitados por él"

En la revista National Geographic, el investigador Brian Handwerk  es el autor del artículo De San Nicolás a Santa Claus: la sorprendente historia de Papá Noel, donde además de relatarnos esos milagros que hicieron de él un santo amable y protector, nos explican cómo se extendió su culto y cómo se transformó en el personaje eminentemente navideño actual:

"Nicolás saltó a la fama entre los santos porque era el patrón de numerosos grupos, desde los marineros hasta naciones enteras. Pero en torno al año 1.200, según explicó el historiador Gerry Bowler, autor de Santa Claus: A Biography, empezó a conocerse como patrón de los niños y portador de regalos mágicos por dos grandes historias de su vida. En  el relato más conocido, el joven obispo Nicolás salva a tres jóvenes de una vida dedicada a la prostitución cuando le da en secreto tres sacos de oro a su padre endeudado, que podrá utilizar para pagar sus dotes. «La otra historia no es tan conocida, pero era enormemente popular en la Edad Media», explicó Bowler. Nicolás entró en una posada cuyo dueño acababa de asesinar a tres niños y conservaba sus cuerpos desmembrados en barriles en el sótano. El obispo no solo descubrió el crimen, sino que también resucitó a las víctimas. «Fue una de las cosas que le convirtieron en el santo patrón de los niños». 

A lo largo de cientos de años, ca. 1.200 al 1.500, San Nicolás fue el portador indiscutible de regalos y la estrella de las celebraciones que se producían en su día, el 6 de diciembre. El estricto santo adquirió algunos rasgos de deidades europeas anteriores, como el dios romano Saturno o el noruego Odín, con una barba blanca y poderes mágicos, como la capacidad de volar. También se aseguró de que los niños cumplieran las normas, rezaran y se comportasen bien. 
Pero tras la reforma protestante, los santos como Nicolás cayeron en desgracia en gran parte de Europa septentrional. «Aquello fue problemático», afirma Bowler. «Quieres a tus hijos, pero ¿quién va a traerles regalos ahora?» 
Bowler dijo que en muchos casos la tarea recayó sobre el Niño Jesús y que la fecha se cambió del 6 al 25 de diciembre. «Pero la capacidad del niño para llevar regalos es muy limitada, y tampoco da mucho miedo», explicó Bowler. «Así que el Niño Jesús solía ir acompañado de un ayudante terrorífico que cargase con los regalos y que amenazase a los niños, algo que no parecía apropiado para el Niño Jesús». 
Algunas de estas espeluznantes figuras germánicas estaban basadas en Nicolás, que ya no era un santo sino un compinche amenazador como Ru-klaus, Aschenklas y Pelznickel. Estas figuras esperaban un buen comportamiento por parte de los niños, o de lo contrario estos sufrirían consecuencias como azotes o secuestros. Aunque parecen muy diferentes al alegre hombre vestido de rojo, estos coloridos personajes posteriormente desempeñarían un papel a la hora de crear al mismísimo Santa Claus. 
En los Países Bajos, los niños y las familias simplemente se negaron a renunciar a San Nicolás como portador de regalos. Adoptaron a Sinterklaas y llevaron consigo ese nombre a las colonias del Nuevo Mundo, donde también perduraron leyendas de los peludos y aterradores portadores de regalos germánicos. 
Sin embargo, las primeras Navidades en Estados Unidos no se parecían a las fiestas de hoy en día. Esta festividad se rechazó en Nueva Inglaterra y en otos lugares se había convertido en algo parecido a la Saturnalia pagana que en su día ocupó su lugar en el calendario. «Se celebró como una especie de fiesta comunitaria llena de alcohol y alboroto», afirmó Bowler. «En eso se había convertido en Inglaterra. Y no había ningún portador de regalos mágicos especial». 
Más adelante, en las primeras décadas del siglo XIX, todo cambió gracias a una serie de poetas y escritores que se esforzaron por convertir la Navidad en una celebración familiar reviviendo y reformando a San Nicolás. 
El libro de Washington Irving de 1809 Knickerbocker's History of New York retrató por primera vez a un Nicolás que fumaba en pipa mientras sobrevolaba los tejados de las casas en un vagón volador, repartiendo regalos entre niños y niñas buenos. 
En 1821, un poema anónimo ilustrado titulado The Children's Friend fue mucho más allá a la hora de dar forma al Santa Claus moderno, asociándolo con la Navidad. «Aquí finalmente tenemos la aparición de Santa Claus», dijo Bowler. «Han cogido el reparto mágico de regalos de San Nicolás, le han quitado cualquier tinte religioso y han vestido a Santa Claus con las pieles de aquellos peludos portadores de regalos germánicos». 
Ese personaje traía regalos a las niñas y niños buenos, pero también traía una vara de abedul, según señala el poema, que «dirige la mano de los Padres cuando sus hijos rechazan el camino de la virtud». Del pequeño vagón de Santa Claus solo tiraba un reno, pero tanto el conductor como el equipo sufrieron un importante cambio de imagen el año siguiente. 
En 1822, Clement Clarke Moore escribió A Visit From St. Nicholas, también conocido como The Night Before Christmas, para sus seis hijos, sin intención de sumarse al incipiente fenómeno de Santa Claus. Se publicó de forma anónima al año siguiente y, hasta el día de hoy, el Santa Claus regordete y alegre que se describe en él sigue montado en un trineo del que tiran ocho renos. 
«Se convirtió en un fenómeno viral», dijo Bowler. Pero, aunque este poema sea familiar para los estadounidenses, todavía deja mucho a la imaginación, y en el siglo XIX Santa Claus apareció en muchas vestimentas de diversos colores y tamaños, y llevando una serie de disfraces diferentes. «Tengo una fotografía maravillosa de él en la que aparece clavadito a George Washington, montado sobre un palo de escoba», afirma Bowler. 
Añadió que no fue hasta el siglo XIX cuando se estandarizó la imagen de Santa Claus como un adulto de tamaño normal vestido de rojo con adornos de pelo blanco, que viajaba desde el Polo Norte en un trineo tirado por renos y que vigilaba a los niños. 
El mayor responsable de la cara alegre, regordeta y de abuelo de este Santa Claus fue Thomas Nast, un gran caricaturista político. «Sin embargo, Nast lo dibujó con unos calzones bastante indecentes, en mi opinión», añadió Bowler. 
Cuando se estableció del todo, el Santa Claus norteamericano experimentó una especie de migración a la inversa hacia Europa, remplazando a los terroríficos portadores de regalos y adoptando nombres locales como Père Noël en Francia, Father Christmas en Gran Bretaña o Papá Noel en España"

La transformación de la torre defensiva y casona familiar de los Rivero en palacio residencial no fue tarea fácil, ya arrancaría incluso antes del incendio de 1509, en concreto en 1505, cuando Juan de Rivero El Viejo se la cede a su hijo a cambio de que la restaure. En Primeros Poseedores de que hay memoria, Manuel García Mijares rastrea el origen de esta estirpe poseedora de la torre, y pese a la desaparición de archivos con los incendios, encuentra en la genealogía familiar lo siguiente: 

"En la genealogía y árbol que se dio para las pruebas del hábito de Alcántara que se puso D. Fernando de Posada Valdés, en fines del siglo XVI, Señor y mayorazgo de la casa de Posada, como era nieto de Doña María Rivero Calderón, en una de las cajas de su árbol y genealogía, se dice lo siguiente.–«La casa de Rivero en estas montañas, es de las más antiguas y conocidas de armas y apellido, y tiene sus entierros en la Capilla mayor de la parroquia de Pendueles: Son patronos de aquella Abadía; y de este apellido hay casa en esta villa, más antigua que las murallas de ella, y de esta fue descendiente y poseedor Juan González de Rivero.»

En muchos papeles antiguos hallamos renombrado a este Juan González de Rivero, pero no pudimos encontrar su testamento, ni por consiguiente sabemos quien fue su mujer y sus hijos.

En el año de 1127, fue Conde y Gobernador de Asturias un Rodrigo González Rivero, Señor de la casa de Rivero en Llanes; y también Carvallo hace mención de otro Rodrigo González Rivero en el tomo que imprimió de casas y linajes de Asturias, el cual asistió con los demás caballeros del principado, a una junta general que hace seis siglos se celebró en la Sala Capitular de la Santa Iglesia Catedral de Oviedo, representando a este concejo de Llanes"

Cuando en 1505 los Rivero quieren reformar la torre se ven con los grandes problemas que les limitan el conseguir más espacio con ampliaciones: respetar la muralla y no invadir el trazado de la calle Mayor, evitando ocupar nada del no muy abundante suelo público. Pero he aquí que el incendio de 1509 los solucionó, pues el fuego provocó el desmoronamiento de la muralla precisamente en este sector

Aprovechando la coyuntura se construyen sendos cuerpos simétricos añadidos al este y al oeste de la torre, original ampliándola considerablemente a los lados. A la izquierda la nueva casona nacida de la ampliación llega a aprovechar un tramo de la cerca, bien visible, como pared maestra, así como el arco del paso de ronda, encima, reconvertido en ventanal

No obstante y como elemento de distinción social y antigüedad del linaje se conservaron elementos de la primitiva fortaleza en esta fachada

En esos detalles destacan las dos ventanas bíforas de medio punto, rematadas con molduras sogueadas y bolas enfiladas en el alféizar, con la piedra armera de los Rivero entre ellas, más pegada a la de la derecha

Representa a la torre original, gracias a ella podemos saber cómo era, obviamente más estrecha, de dos pisos y también con almenas. Sobre ella el águila de la Tierra de Aguilar, actual concejo de Llanes. Abajo un cuadrúpedo parece un toro y a su izquierda un guerrero a caballo galopa lanza en ristre nos recuerda los de las estelas y diademas prerromanas. Se ve también un árbol y tal vez otros elementos. Aunque confundiendo la torre con otro mítico castillo, el de Tudela (Olloniego, en el Camino del Salvador). El historiador Tirso de Avilés, dentro de los conocimientos y métodos históricos de su época (s. XVI) y recopilando a otro autores, cuenta de él en Armas genealogías de Asturias

«Riveros.–Los de este linaje y apellido de los Ríveros, son muy buenos hijos–dalgo, y de solar muy antiguo en el concejo de Olloniego: pintan por armas Una Torre Encima De Una Roca, Riveras De Un Río En Campo Verde, y encima de lo alto de la torre, una cruz roja ardiente en medio de dos árboles verdes a manera de pinos, por la puerta de la cual torre, sale un caballero encima de su caballo, y delante de él, un escudero con una larga lanza al hombro, y un lebrel. La historia y blasón de estas armas, se dice fue, que el tiempo que los romanos enviaron sus capitanes a conquistar provincias, llegaron a las Asturias de Oviedo, a donde pusieron su cerco sobre un castillo que estaba fundado sobre una roca, riveras de un río, que se tiene por cierto fue el castillo de Tudela, e teniendolo cercado por temor de no dejar aquella fuerza a mal recado, el Señor de ella salió a escaramuzar con los Romanos, con algunos hijos y criados, al cual mataron, y quedó envestida en el Castillo la Señora y mujer del dicho caballero Asturiano, la cual lo defendió valerosamente, y teniendo en poco a los Romanos, les envió un epitafio que decía –A las Aves dá Descanso la Rivera. Y a mí por Señora de Ella – y viendo los romanos que en tampoco los tenían, alzaron el cerco de sobre el Castillo y escribieron una letra en una piedra, que hoy día, se halla en las ruinas de dicho castillo. La cruz, fue por la defensa, que con ella se comenzó la restauración del Infante Pelayo; Todos la traían por bandera en aquellos tiempos, en todas sus guerras; y por haber sido la victoria riveras de un río, los que allí se hallaron, y de ellos dependieron, se llamaron Riveros: del cual apellido hay algunos en este principado, especialmente en las villas y concejos de Llanes y Colunga

Otra águila, muy borrada, sobre la ventana de la derecha sigue ostentando al blasón de Aguilar

En la planta baja presenta una puerta semicircular de amplio dovelaje, descentrada, junto al acceso principal, adintelado hacia 1600. Ahora vemos bien, de frente, el piso alto, añadido dieciochesco, con balcón central de repisas molduradas y ventanas simétricas

Construido en una fecha posterior pero cercana a 1656, se hizo al lado un edificio auxiliar, con dependencias para el servicio, cocinas, bodega y un nuevo santuario, la capilla del Carmen, con escudo de armas en la fachada sur

Pero entre ellos sí que parece ser hubo de dejarse el paso expedito, era la histórica Puerta de San Nicolás del Honrado Gremio de Mareantes y para comunicar las dos partes del palacio que fue torre hubo que buscar una solución, estos fueron dos corredores aéreos, una opción no excesivamente común en Asturias, al menos que haya llegado a nuestros días

Era pues y es este un elemento tan singular, que fue "especialmente urgente" dentro del plan de rehabilitación del edificio llevado a cabo a partir de 2004. Se ocupaba de la noticia Blanca M. García para El Comercio el 26-11-2006:

"A falta de recibir la licencia de obra del Ayuntamiento de Llanes, la segunda fase del Palacio de Gastañaga (siglo XV), en la actualidad propiedad de Enrique Casanueva Nárdiz, podría iniciarse a principios del próximo año. Se trata de un nuevo paso incluido en un proyecto integral diseñado por los arquitectos Cosme Cuenca y Jorge Hevia, autores del plan director de la Catedral de Oviedo, y que afectará al edificio en el que están ubicadas la capilla, cocinas y viviendas para el sacerdote y el servicio.

La rehabilitación de este Bien de Interés Cultural (BIC), conocido como Casa de Rivero o de los Marqueses de Gastañaga y situado en el caso antiguo de Llanes, está compuesta por tres fases y comenzó en el año 2004. La primera parte del proyecto fue realizada por la empresa asturiana Construcciones y Contratas Herrera y se prolongó durante cerca de cinco meses, mientras que se calcula que los trabajos de esta segunda duren aproximadamente un año y medio.

El objetivo era intervenir primero en los pasadizos aéreos o galerías que comunican los dos cuerpos independientes que componen el palacio y en la parte de la muralla medieval de Llanes, dentro de la cual se encuentra el edificio principal. Esta última intervención era la más urgente porque, según explica Jorge Hevia, «el muro poseía un desplome superior a los 50 centímetros y existía el riesgo de que parte de él cayera sobre la vía pública». Entre las intervenciones realizadas, el arqueólogo Sergio Ríos llevó a cabo una excavación en esta zona donde halló una moneda medieval del reinado de Alfonso X (1252-1284), anterior a la construcción de la muralla.

En la tercera y última fase se actuará sobre el inmueble principal, aunque antes será necesario acometer una compleja obra en el inmueble auxiliar, para lo cual la propiedad solicitó licencia el pasado mes de julio. Jorge Hevia asegura que éste está mal conservado. «Es una zona muy obsoleta, sin suelos o con suelos en muy mal estado».

De hecho, en el propio proyecto figura que existe: «Estado de abandono con ruina en los entramados de madera, mal estado de los muros en su coronación, daños generalizados en carpinterías exteriores e interiores, obsolescencia de las instalaciones, y agotamiento generalizado de cuantos materiales precisan tareas de mantenimiento y conservación».

Por eso, el primer paso de la obra será garantizar la estanqueidad y seguridad de esta construcción para arreglar luego los elementos internos, entre ellos el retablo renacentista de la Natividad (siglo XVII) y el del Carmen (siglo XVIII), que forman parte de un estudio realizado por el restaurador llanisco Luis Suárez Saro.

Además, Sergio Ríos excavará en la planta baja del edificio, ya que durante los trabajos se rebajará su nivel actual, y está previsto también estudiar los paramentos -las caras de las paredes- para intentar datar las distintas etapas constructivas.

A juicio de Hevia, la parte más importante de la rehabilitación será la de la capilla (siglo XVII), que al igual que la zona para el servicio cuenta con accesos independientes a nivel de calle y también desde la primera planta del edificio principal.

Entre los trabajos de esta segunda fase, se arreglarán la bóveda de la capilla, los fregaderos de piedra labrada y la chimenea-llar de la cocina, las fábricas de mampostería de los muros y otros elementos de sillería, los pavimentos y peldaños de piedra, así como los pisos, cubierta y aleros. Asimismo, se eliminarán algunos elementos distorsionantes, como los tendidos eléctricos de instalaciones que discurren por las fachadas y obras de reparación contemporáneas como tabiques y chimeneas de ladrillo.

Por último, se llevarán a cabo trabajos de actualización del sistema constructivo y de las instalaciones, entre ellas la extracción de rellenos de algunas dependencias de la planta baja, y la colocación de carpinterías complementarias en puertas, ventanas, escaleras y balaustres"

Debido al derecho de paso por una de las puertas primigenias de la villa y que además era esta del uso prácticamente particular del poderoso Gremio de Mareantes de San Nicolás no hubo otra manera de buscar un acceso más directo entre ambos edificios, que normalmente se hacía a través de patios

Los pasadizos son de madera, con algo de carga, cubiertos por un pequeño tejado de techo a dos aguas


Por aquí salimos a la Plaza de Cimadevilla, donde antaño estaba La Escuelina. Esta era la entrada al Llanes intramuros por la Puerta de San Nicolás, cuyo aspecto, naturalmente sería muy diferente al que vemos en nuestros días


Puerta marinera, sería el acceso directo de los navegantes a sus embarcaciones en el puerto natural que era la ría, situada poco más allá de El Campu'l Gatu. Se conoce además que existió en las cercanías un bosquete, propiedad del Gremio de Mareantes de San Nicolás, del que sacaban madera para hacer naves y lanchas de pesca los carpinteros de ribera


Aquí tenemos el muro de las antiguas huertas del Palacio de Rivero o de Gastañaga, así como la fachada este de dicha casona, la más sensiblemente reformada y transformada, como bien dice de nuevo Marta Álvarez Carballo:
"Las obras de ampliación no sólo se limitaron a la fachada norte, sino que hacia el Ribero también se acometieron interesantes reformas, quedando englobados los muros este, oeste y sur de la torre en el interior del palacio, parte de los cuales aún se mantienen en pie"

Ahora sí que vemos, mirando atrás, la capilla del Carmen, en el edificio auxiliar del palacio. construido en el siglo XVII. La capilla fue erigida en la siguiente centuria por deseo de D. Francisco Rivero con ocasión del matrimonio de una de sus hijas. Se abre tradicionalmente el día de la patrona, el 16 de julio, y en su interior tiene dos retablos, el del Carmen, de estilo barroco, y el de la Natividad, de finales del Renacimiento, con imágenes del Niño Jesús, la Virgen María, San José y San Juan Bautista


Durante los siglos XVII y XVIII se divulgó ampliamente la veneración de la Virgen del Carmen, Santa María del Monte Carmelo (Karm-El, jardín o viña de Dios), arraigando especialmente en la marinería, que no obstante y tradicionalmente se acogía al patronazgo de sus santos locales, como aquí serían Santa Ana, San Nicolás y San Telmo


La espadaña del campanario de la capilla está a la izquierda, exenta de ella, en el muro al pie del edificio palacial principal


En la fachada del santuario dos ventanas estilo saetera arrojan luz natural al interior


Entre las dos un escudo muestra las armas de los Rivero, Gómez de la Madrid, Valdés y Posada


Vistas la Plaza de Cimadevilla y la plaza del Carmen regresamos a la Plaza de Santa Ana


Y siguiendo las baldosas del trazado de la muralla nos dirigimos hacia la capilla que le da nombre


A la derecha, ya lo hemos dicho, la Casa de Valdés, del siglo XVI. Lo balcones y puertas de sillería moderna son fruto de la reforma acometida en el siglo XIX, presenta un arco de medio punto cegado


Algunos miembros de esta familia aparecen con Pedro Menéndez de Avilés en la conquista de la Florida (1565), en la expedición de la Armada Invencible (1588) y en la batalla de Trafalgar (1805). En Casa y linaje de Valdés, García Mijares nos informa de ellos:
"La casa y linaje de Valdés, es tan antiguo, conocido y estendido en Asturias, que apenas hay concejo ni villa, donde no haya o hubiese habido casa, y casas principales de este apellido, existiendo aún algunas muy distinguidas, que conservan esta varonía a pesar de los muchos enlaces con otras casas y familias.

En lo antiguo, y hasta los reinados de D. Pedro el Cruel, y de D. Enrique su hermano, el linage de Valdés, fue uno de los más ilustres y poderosos, pero en dicho reinado padeció mucho el dueño de la casa fuerte y solar antiguo de dicho apellido, que se entiende el de las Torres que llamaban de San Cucao de Llanera, donde aún se conservan vestigios de la primitiva casa fuerte y Torres, que se demolieron de orden del Rey Don Enrique segundo, por haber seguido la parcialidad del Rey Don Pedro su hermano; pero a pocos pasos de distancia, se ve la que posteriormente y con licencia y privilegio Real, se fundó de nuevo, cuyo privilegio fue concedido a Diego Menéndez Valdés «el mejor mi vasallo y guarda mayor de mi cuerpo.»

Si hubiésemos de recopilar y narrar las grandezas de este linaje en Asturias, y los varones ilustres de él, sería nunca acabar y desviamos de nuestro propósito, por lo que nos ceñiremos a hablar solamente de lo tocante a Llanes, en donde es tan antiguo, que no hay memoria ni por historia, ni por instrumentos, cuando vinieron los de esta familia a residir en su casa de aquí, que aún existe, y es antigua y la más inmediata a la capilla de la Magdalena; capilla que fue parroquia antes de la concesión del fuero a esta villa y concejo, y que después de construida la nueva iglesia que hoy existe, aún mantenía dos capellanes que sacaban su congrua de los diezmos.

La presencia de esta estirpe en Llanes la encuentra Mijares en el siglo XII, una centuria antes de la fundación de Llanes como puebla aforada:
"Hay motivo grave para creer que en lo muy antiguo, los dueños de dicha casa, usaban solamente del apellido de González, y que despues, añadieron lo de Valdés por algún casamiento, pues hallamos que por los años de 1131 y 1153, era Pedro González Teniente o potestad de Llanes, y toda su jurisdicción: así resulta de dos instrumentos hechos en aquellos años, que existían en el Real Monasterio de San Salvador de Celorio, orden de San Benito, y el uno de ellos, es una donación hecha por el mismo Pedro González a Rodrigo Muñoz, reinando D. Alfonso siete el Emperador; y como hallamos tambien cuatro poseedores seguidos de esta casa, que se nombran con los dos apellidos González de Valdés, es el motivo para persuadimos de que a González añadieron el de Valdes; pudiendo servir de apoyo a esto mismo lo que dice Tirso de Avilés, que García González de Valdes, murió sobre el Real de Gibraltar y se trajeron sus huesos a sepultar en el monasterio de San Vicente de Oviedo en tiempo del Rey D. Alonso el Onceno. Hay sin embargo una particularidad que observar aquí, y consiste en que el apellido de Valdés de otras casas de Asturias no vá unido al patronímico de González como le hallamos en Llanes"

Los Valdés y los Rivero se unirían familiarmente. Entre ambas casas se dice estuvo la Casa de las Ballenas, vinculada a la caza y despiece de estos cetáceos, pero la investigadora Maiche Perela Beaumont la ha localizado acertadamente en El Sablón, la playa al norte de Llanes, a escasos metros de aquí, actual arenal urbano que era donde se efectuaban estas operaciones balleneras:
"Abundan, a través de los libros de actas del importante y disciplinado Cabildo de los Mareantes de Llanes, datos para reconstruir la vida y las costumbres de aquellos intrépidos y diestros pescadores, sin embargo, como no podría ser de otra manera, existen lagunas y dudas, una de ellas es la ubicación de la Casa de Ballenas. 
No ayudan varios textos que erróneamente la sitúan en la Plaza de Santa Ana, muy cerca de la capilla bajo la advocación de la patrona de los marineros. 
Indagando sobre ese lugar en el que se beneficiaba el cetáceo que  durante siglos dio cuantiosos recursos para el sostenimiento de la vida municipal y para el sustento desahogado de los hogares de las gentes de la mar, me he tropezado con una reseña de  Cayetano Rubín de Celis que la sitúa sobre el Sablón. 
Nos cuenta Tano que en el siglo XIX únicamente había en el arrabal de la Moría sobre la playa un grupo de cuatro casas.  En una vivió la familia de Ángel de la Moría, y en ella nació el poeta según el mismo escribió: “En una casina vieya que a la orilla del Sablón tién una huertina a la vera”. En otra, Bernabé Sobrino y en la del oeste, con árboles frutales, la de Francisco de la Fuente, un popular personaje al que llamaban “Arranca”. La otra muy antigua, y la única que se conserva, era la Casa de Ballenas, que tenía un patio con servicio a la playa donde se beneficiaban los cetáceos, y añade que era propiedad de la familia Hevia"

La capilla de Santa Ana o de San Nicolás, junto con dicha Casa de las Ballenas y el Cabildo eran los edificios propiedad del Gremio de los Horados Mareantes del Señor San Nicolás, que llegó a ser prácticamente una república independiente dentro de Llanes. Su Mayordomo estaba a cargo de su puerta particular en las murallas, en caso de apuros económicos prestaba dinero al Concejo (Ayuntamiento), pero también tuvo pleitos con él


Sus miembros tenían derecho al honor de llevar las imágenes y pendones con los colores de la villa de Llanes en las procesiones, armó naves en corso para defenderse de otros corsarios y/o apresar naves hostiles y ofrecía buques para la guerra, como las cuatro galeras armadas y tripuladas "por sus naturales" ofrecidas a Felipe II para la Armada Invencible, como escribe también García Mijares:
"Desde el siglo XIII aparece organizado el Gremio de Mareantes de esta Villa, especie de municipio industrial independiente que en el siglo XIV logró gran actividad. Pertenecían a él gentes de esta Villa, Póo, Celorio, Barro, Niembro, Hontoria y Cuevas del Mar, quienes se dedicaban a la pesca, efectuando la salazón en la Casa de la Ballena, y el escabeche en una de Las Barqueras. Del año 1665 al 74 dio el Gremio 65 marineros para las empresas del Adelantado de La Florida; lucharon constantemente contra los piratas y corsarios que infestaban nuestras costas; disputaron en Holanda el premio ofrecido a los arperos de la ballena; iban a pescar a Terranova; armaron lanchas de altura, buques de pequeño porte y barcos de cruz para pescar ballenas. El centro de la Cofradía de San Nicolás era la Capilla de Santa Ana, que conserva vestigios pertenecientes a los siglos XV y XVI»

Otro autor, Vicente Pedregal Galguera, informa que en 1605 se exportaron treinta millones de naranjas y limones, así como avellanas, castañas, nueces, maíz, tablas de nogal, castaño y roble...
"Pero sobre todo estos datos hay uno extraordinario que denota verdadera riqueza. Hele aquí: En el año de 1585 entraron en el puerto de Llanes 417 barricas de vinos de Burdeos, Andalucía y Ribadavia con supremacía del francés, que no sólo bebían los nobles en sus casas, sino también el pueblo en las tabernas, pues hasta el nombre de las tabernas y lugares del despacho constan en algunos casos"

Anexa a la capilla y aunque muy reformada, merece la pena acercarnos a la Casa del Cabildo, dado que era el máximo órgano de representación, deliberación, gobierno, administración y elección del histórico gremio llanisco, si bien existían los llamados cabildos menores, reuniones de cargos como mayordomos y maestres, para otras decisiones. Las reuniones eran convocadas por el Mayordomo, personalmente o dando avisos en la misa del domingo, celebrándose juntas ordinarias y extraordinarias anunciadas a toques de campana, existiendo la obligación de acudir a ellas para todos los cofrades no enfermos y presentes en la villa de Llanes y los demás puertos del concejo, imponiéndose multas de dos a cuatro reales. Durante las juntas los presentes no podían cambiar de lugar aunque estuviesen de pie y, como dice Maiche Perela Beaumont:
"pronunciar palabras deshonestas o airadas, exhibir armas, siendo multados los infractores también con penas pecuniarias"

El día de San Nicolás, el patrón, se celebraba el gran Cabildo, pero las reuniones no se celebraron siempre aquí, en principio se celebraban en la iglesia parroquial, pero dadas las injerencias del Ayuntamiento se trasladan a una bodega (entendemos en el sentido del piso bajo de una casa, normalmente taller o, en el caso de los pescadores, almacén). El lugar no debía de reunir condiciones y hacia 1485 se construye esta casa para este cometido, adyacente al pórtico de la capilla de San Nicolás, hoy de Santa Ana, de ahí su patronazgo


La Casa del Cabildo tenía en origen una planta baja de 7 x 7,50 metros. Hacia 1751 se amplía y se le añade un piso superior, llegando a una superficie de 158 metros cuadrados, según datos que publica Perela Beaumont en la página de la Cofradía de Pescadores Santa Ana de Llanes, quien en sus indagaciones descubre cómo en el año 1899 el local es adquirido por la Sociedad Obrera Instructivo Recreativa de Socorros Mutuos "El Porvenir", recogiendo varias condiciones impuestas por el Gremio a favor de los marineros y sus familias:
"En otro paso, acudo a “El Oriente de Asturias”, que ha hecho que lleguen hasta nosotros los Estatutos de aquella sociedad, conocida como “El Porvenir”, en los que figura su objeto: “propagar entre la numerosa clase obrera de esta región oriental de Asturias, el alimento intelectual indispensable para las exigencias de la vida moderna, esto es, la instrucción y cultura, que ennoblecen y dignifican al hombre, y proveerla de los auxilios morales y materiales en caso de enfermedad y defunción”

También, a través del semanario, averigüé que ya en poder de aquella sociedad, se realizan obras durante los primeros meses del último año del siglo XIX, entre ellas la instalación de la luz eléctrica. Posteriormente, en el año 1919, se hacen importantes reformas y dos lustros después, se convoca un concurso para la ejecución de más obras, en las que se incluye almendrar la pared exterior contigua al atrio de la capilla de San Nicolás.

En el penúltimo paso, procede saber que fue de aquella sociedad que desarrolló tan importantes labores, y nos consta que siguió su andadura cumpliendo acertadamente sus funciones, aumentando el número de socios y patrimonio. En resumen, continuó próspera y desahogada, y en posesión de bienes propios, tales como el edificio social, obligaciones del Tesoro, acciones del Ferrocarril y del Casino de Llanes. Aunque, en 1936, suspende sus funciones, no llegando a reorganizarse, y pasando sus bienes  a ser propiedad del Ayuntamiento de Llanes.

Y el último paso, hasta la fecha, nos lleva a 1976, año en el que el Consistorio llanisco dona el histórico local a la Cruz Roja Española."

Aquí, desde la calle Pepín El Sardineru, en La Moría, vemos la zona de El Sablón, donde sí estuvo la Casa de las Ballenas, localizada también por Maiche Perela. La playa se encuentra al otro lado del hotel, al pie del Paseo de San Pedro, antigua atalaya desde donde se veía pasar las ballenas y se avisaba de su presencia


El paseo se construyó en 1847 y su nombre se debe a la advocación de una capilla allí existente antaño, siendo una iniciativa del entonces alcalde Francisco de Posada Porrero


El Paseo de San Pedro y la playa de El Sablón, son dos lugares que, por su interés y proximidad al Camino también merecen nuestra visita, pero en vez de ir directamente vamos a proponer primeramente ir por Babilonia, esto es, la calle Posada Argüelles en su antiguo nombre, a la iglesia parroquial de Santa María del Conceyu o de la Asunción, construida a raíz de la fundación de la puebla de Llanes


Para ello, desde la capilla de Santa Ana recorremos esta parte de la plaza volviendo a lo que era el Llanes intramuros pasando de nuevo sobre la línea de losas oscuras que señalan el trazado de la antigua cerca


Desconocemos la razón del nombre de Babilonia pero sí sabemos que es la calle paralela a la calle Mayor sobre la que se trazó, con sus respectivas transversales, la distribución de las casas de Llanes en quadriellas tras su fundación


Tras esa primera fila de casas una gran finca se extiende hacia la muralla, El Cercáu, nombre del palacio de este nombre, cercado entre muros. Aún no lo vemos desde aquí pero es otro de los importantes elementos del patrimonio de Llanes, terminado de construir en 1599


Aquí, un cartel referido a la Entrada de Oriente, por la Puerta de San Nicolás, nos pondrá un poco en situación


El plano está bastante claro y en él se ven las calles del recitado Llanes intramuros que estamos recorriendo, así como los puntos que hemos recorrido y recorreremos en este trayecto que proponemos, desviándonos ligeramente del trazado del Camino oficial a su paso por la villa para poder conocerla un poco más, pues bien merece la pena


Un fila de viviendas, de estilo urbano, entre burgués e indiano, de época y muy bien restauradas, arranca en esta calle


La primera fue en tiempo de los Vega Junco, que ostentaron en su tiempo el patronazgo del Hospital de San Roque, que acogía pobres y peregrinos, fundado en 1330 por don Juan Pérez de Cué, y del que hablamos en la correspondiente entrada de blog


Destaca el llamativo escudo redondo con las armas de los Noriega. Un ángel entrega a Don Pelayo, coronado y arrodillado ante él, la Cruz de la Victoria. El águila es la Tierra de Aguilar (concejo de Llanes) y las torres pueden hacer referencia a las que poseía esta estirpe


Estas viviendas suponen un cambio respecto a las de su paralela calle mayor. En Llanes se aprecia claramente el cambio de la villa medieval a la decimonónica pese a las muchas transformaciones acaecidas


El escritor Ignacio Gracia Noriega plasma esta transformación del Llanes marinero, comerciante y artesano en villa burguesa y turística, rememorando los escritos de viajeros, escritores, cronistas y novelistas desde el siglo XVI a nuestros días:
"Con el tiempo, Llanes se tornó una Villa burguesa, residencial y de servicios; como escribe Ramón Pérez de Ayala en su novela «El ombligo del mundo», que se desarrolla en un Llanes apenas disfrazado por el nombre de Reicastro: «Las clases sociales del valle de Congosto son cuatro. Una rústica, los aldeanos, que viven con descuido y sosiego, porque la propiedad está muy repartida, la tierra es dadivosa, cuando no la poseen pagan renta escasa. Tres clases urbanas. la marinería: hombres taciturnos, imbuidos de hereditario terror al mar, y mujeres alharaquientas, como si de continuo educasen la garganta y la carátula para las imprecaciones ante la tormenta y el naufragio. Los menestrales y artesanos. La clase media, que abarca desde los mercaderes con tienda puesta hasta las familias de añejo patrimonio, reducido ya a un rédito sobradamente parvo. Más que clases sociales son castas, y jamás se mezclan ni cruzan».

Sin embargo, la frecuente emigración a América, preferentemente a Méjico, aparte de elevar considerablemente el nivel de vida de la villa y de la comarca, permitió que en ciertos aspectos las relaciones entre las clases sociales no conocieran el enconamiento que hubo en otros lugares de Asturias. Por otra parte, diversos autores han ponderado el carácter cordial y abierto de los llaniscos; así, Laurent Vital: «Para volver a hablaros de la villa de Llanes, os digo que en verdad se hace mucho de estimar y encomendar y amar a sus habitantes»: y elogia el cronista su fidelidad a sus principios políticos. Para Jovellanos, Llanes es «población limpia, con señales de abundancia: gente de buena civilidad». Y el general Estébanez consigna su estancia en Llanes como uno de sus mejores recuerdos: «Mi vida en Llanes fue tan agradable que conservo memoria imperecedera de la villa, de sus cercanías y de sus habitantes. No he vuelto nunca; pero si me pusieran con los ojos cerrados en el convento de Celorio, o en el puente de San Antolín, o en el bufandero de Santiuste (bufón, como dicen por allá) me iría sin vacilaciones a una casita blanca, en la plaza de la iglesia». Y añade: «He tropezado con bastantes llaniscos por el mundo, sobre todo en Méjico, y siempre he visto con satisfacción que si yo me acuerdo de la patria de Posada Herrera, tampoco en ella se han olvidado de mí».

Para George Borrow, «Llanes es una ciudad antigua, de gran importancia en otros tiempos»; y según Caunedo, «la pesca, la navegación y el comercio enriquecieron a sus habitantes en los pasados siglos, más hoy aparece decaída de su esplendor. Conserva algunos trozos de su almenada muralla, y una torre fuerte con su foso, de la que es alcaide el Conde de la Vega del Sella. Tiene un delicioso paseo en la loma llamada San Pedro, de donde se descubre un magnífico y extenso panorama, conjunto de mar y tierra»

Y por su parte, el catedrático de Geografía Manuel Ferrer Negales expone en La región costera del Oriente Asturiano:
"La morfología llanisca opone una ciudad vieja dentro de un recinto murado y una ciudad moderna. Dentro de dicho recinto se sigue al parecer el trazado urbano de tipo cristiano medieval, es decir, el plano rectangular. La arteria principal, la calle Mayor, está atravesada por otra perpendicular, la actual de Posada Herrera y Manuel Cué, como los dos ejes de la ciudad (... ). La muralla, la hermosa iglesia y algunos palacios prestan al Llanes viejo un sabor arquitectónico excepcional. Llanes es un hermoso recuerdo urbano del pasado inyectado por expresiones urbanas actuales».

Buenos balcones-galería asoman a la calle, tranquila, peatonal, pero sin terrazas ni sidrerías, una especie de contrapunto de su gemela calle Mayor, con la que nació al fundarse la villa


Son casas de diversas épocas y estilos, esta con cortafuegos se asemeja más a los edificios dieciochescos que hemos encontrado


En los bajos hay almacenes per no abren sus puertas tiendas ni comercios


Seguido a este un edificio de grandes ventanas parece ser una reconstrucción moderna de otro más antiguo


Dos portadas de arco de medio punto en el bajo que no sabemos si imitan la arquitectura urbana llanisca del s. XVI o se trata de una conservación de las preexistentes. Aquí si hay un negocio, Fisiollanes, que puede ser de interés para el peregrinos cansado y a veces incluso lastimado, que necesita una buena recuperación muscular


A la izquierda un buen cortafuegos y dos estupendas casas de estilo popular rehabilitadas


Y como no podía ser de otra forma en un casco histórico, pasamos junto a una casa de restauración, Restauraciones Marina, con varias piezas expuestas en la misma rúa


Sigue una gran casa de vecindad con garaje. A la derecha muro y verja cierran un jardín y al fondo la Casa de los Mier, sobrio palacio del siglo XVII, señala que hemos llegado a la explanada de la Plaza de Cristo Rey, el campo de la iglesia



Y esta es la histórica iglesia parroquial de Santa María del Conceyu, edificada en estilo gótico entre los siglos XIV y XV sobre elementos románicos del XIII, pues se sabe su obra se inició hacia 1240.Tiene muchos añadidos posteriores, como este gran pórtico, del año 1610. Desde aquí podremos continuar nuestro itinerario errático por las calles de Llanes pero a la vez recuperando el trazado del camino oficial, que viene a la izquierda desde Los Cuatro Cantones























































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