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viernes, 1 de marzo de 2024

EN LA PLAZA MAYOR DE GIJÓN/XIXÓN (ASTURIAS) UN OSCAR DE HOLLYWOOD Y UN HÉROE DEL PACÍFICO AL LADO DEL AYUNTAMIENTO: TRAS LOS PASOS DE "EL ALDEANU", "PULGARÍN" Y "TERESINA PUCHERU". LA INCREÍBLE HISTORIA DE LA FABADA CON PETA ZETAS"

 

Plaza Mayor de Gijón/Xixón (Asturias), presidida por el Ayuntamiento, a su izquierda viene el Camino

El Camino de Santiago entra en la Plaza Mayor de Gijón/Xixón (Asturias) procedente del Campo Valdés, cuyos árboles vemos al fondo a la izquierda de la foto y al que hemos llegado después de recorrer el gran paseo marítimo de El Muro, que pasa detrás del Ayuntamiento, que tenemos enfrente, presidiendo esta plaza...

Plaza que es un gran espacio cuadrado adoquinado, construido en 1858, en base a una plaza más pequeña, para albergar el nuevo Ayuntamiento, que a lo largo del tiempo pasó por diferentes casas consistoriales, según crecía la población y a antaño pequeña villa se convertía en una gran urbe

La Plaza Mayor vista desde el Ayuntamiento. Por el pasadizo de la derecha sigue el Camino

La Plaza Mayor seguía el modelo de las plazas porticadas castellanas pero se quedó sin concluir, pues solamente una parte fue hecha con soportales, la de los edificios del ángulo entre el sur y el oeste. El Camino la atraviesa de lado a lado, saliendo al oeste a la Plaza'l Marqués, acceso al actual puerto deportivo, que fue el antiguo muelle local, a través de un pasadizo que vemos a la derecha de esta foto, al extremo de uno de estos edificios porticado, actualmente de oficinas municipales, en cuyos bajos hay algunos cafés y terrazas


El lado norte se quedó pues sin porticar, por ahí pasan los peregrinos que vienen del Campo Valdés en dirección al pasadizo citado. Aquí abren sus puertos algunas tiendas de recuerdos y varias sidrerías


Hemos de decir que detrás de estos edificios está la Plazuela de Jovellanos, donde ubicada la casa natal (actual Museo Jovellanos) del gran ilustrado y prócer gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos, al lado de la capilla de los Remedios, que fue del antiguo hospital de peregrinos de esta advocación, popularmente llamado Hospital de Corraxos, donde reposan sus restos, constituyendo un lugar de gran interés que estimamos muy oportuno visitar


Al lado E de la Plaza Mayor, el Ayuntamiento, construido entre los años 1858 y 1865, forma parte también de los edificios porticados que miran a la plaza. Detrás vemos el mar y el Paseo del Muro, desde donde, como hemos dicho, hemos llegado hasta aquí siguiendo las flechas del Camino de Santiago del Norte


Así veíamos el barrio alto gijonés, Cimavilla, según recorríamos el gran paseo marítimo de El Muro, con el Ayuntamiento a la izquierda de la foto, del que vemos su parte posterior, con el Palacio Valdés y sus torres blancas a la derecha, las arboledas del Campo Valdés, la iglesia de San Pedro y el Real Club Astur de Regatas, solar de la Peña Santa Ana y Antiguo Balneario la Cantábrica, por donde discurría la antigua muralla romana destruida, como la población, en el terrible asedio trastamarista de 1395


Antes de llegar al Ayuntamiento pasábamos por El Muro a la altura de la antigua Pescadería Municipal, sita a su izquierda, así como de la torre-casona de los Jove Hevia, con su capilla de San Lorenzo, la histórica San Llorienzo de la Tierra, que dio nombre a la playa, y el actual Colegio San Lorenzo, enfrente de La Rampla o La Rampla la Pescadería, la de la Escalera 2 (que como su nombre indica es realmente una rampa) que da acceso a la playa (aquí subiendo la marea). A la derecha de la casa consistorial está, en el acceso a la Plazuela de Jovellanos (casa natal del prócer gijonés y capilla de los Remedios del antiguo Hospital de Corraxos -peregrinos pobres-), la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, pegada a la torre del oeste del Palacio Valdés (hoy Colegio Santo Ángel)


Pasando pues la que fue Pescadería Municipal, actualmente edificio administrativo con diversos servicios del Ayuntamiento, nos dirigimos a la casa consistorial pues por su parte posterior, teniendo de frente las torres almenadas del Palacio Valdés ante nosotros, con su capilla de Guadalupe


Las señales nos indican seguir de frente para no cruzar indebidamente la calle Cabrales, haciéndolo por el paso de peatones desde el Campo Valdés (recomendable visitarlo) y frente a los Jardines de Juan Ramón Pérez de las Clotas, delante del palacio 


Tras diversos cambios de ubicación desde el siglo XVI, en el XVIII la antigua Casa de la Villa (Ayuntamiento) viene a esta Plaza Mayor (por entonces llamada de la Constitución y más pequeña), a un edificio sito al otro lado y que va a ser subastado para su demolición el 1 de mayo de 1867, dos años después de construido este nuevo consistorio, que por entonces y durante un breve tiempo, también tuvo porticada esta fachada que mira al mar


Llegamos pues al paso de cebra y cruzamos hacia el Ayuntamiento y la Plaza Mayor; tanto uno como otra fueron una necesidad que se hizo manifiesta en el año 1858, cuando se vio la urgencia de contar con una casa del concejo lo suficientemente digna y amplia, así como una plaza grande frente a ella en consonancia con el nuevo edificio que iba a ser sede de la representación institucional gijonesa de la villa y su concejo


Así, en junio de ese año de 1858, se le encarga a quien fuera arquitecto provincial de Asturias entre 1837 y 1855, Andrés Coello, el proyecto para una nueva casa consistorial, teniendo ya uno listo en agosto presupuestado en 400.000 reales de vellón, iniciándose la búsqueda de financiación a base de emprésitos


Mientras, el proyecto de Coello pasaba por dos modificaciones, una a cargo del arquitecto provincial Luis Céspedes y otra del arquitecto municipal Lucas María de Palacios, para encuadrarlo aceptablemente en la nueva Plaza Mayor, adecentando su geometría


Las obras empiezan el 21 de julio de 1861 en este lugar en el que estaba hasta entonces la casa de José María Rato, donde se sabe que antes había unas viviendas más antiguas, derribadas en 1778 y bajo las cuales aparecieron enterramientos se dice que de época romana


El acto de colocación de la primera piedra se realiza unos días después, el 2 de agosto. Las obras van a durar unos cuatro años, pues aunque el edificio se da por terminado a mediados de 1865 los últimos colocados el 3 de septiembre de dicho año


En sus primeros tiempos y como era habitual, el ayuntamiento (ajuntamiento 'de gente') una reunión vecinal o conceyu abiertu que sabemos en el año 1500 se celebraba frente al hórreo del licenciado Ramírez, junto a la torre vieja del que sería el Palacio del Marqués, luego Palacio Revillagigedo, en la Plaza del Marqués, a la que saldremos por el pasadizo que vemos enfrente, al otro lado de esta Plaza Mayor


Luego pasaría a la Torre del Reloj y estaría también en este barrio de Cimavilla en la Casa del Chino y en la Plaza de La Soledad. Incluso se sospechaba que pudo haber estado alguna vez en la casona blasonada que es la actual sede de la Fundación Alvargonzález, pero esta última ubicación no parece para nada segura. Luego vendría, como hemos dicho, a la antigua Plaza de la Constitución, antecesora de esta Plaza Mayor


A la derecha del Ayuntamiento está el Hotel Asturias, fundado como Hospedería El Laurel a principios del siglo XX por Manuel Meana Canal El Aldeanu, nacido en la parroquia rural gijonesa de Fano en 1884 y auténtica institución de la historia local


Para empezar, hay que decir que, aún muy joven, Manuel Meana Canal abrió el chigre (taberna sidrera) El Diablo en la cercana Plaza del Marqués, justo al otro lado del pasadizo del fondo, como hemos dicho. Tuvo gran éxito pero pronto lo vendió para comprar una parcela en esta Plaza Mayor, abriendo una modesta hospedería de sólo 15 habitaciones en sus únicas dos plantas a la que llamará El Laurel, cuyas hojas dibujadas en el techo de la recepción es lo que queda de aquellos primeros tiempos


Pero pronto, en 1922, hará una importante reforma, adquiriendo el edificio de la lado, donde ahora está la cafetería, pasando a llamarse Gran Hotel Asturias


De esos comienzos existe una importante anécdota, un día un mozalbete entra a robar en el hotel y El Aldeanu lo sorprende y al recriminarle le pregunta porqué lo ha hecho, a lo que el rapaz le responde que por hambre. Impresionado Manuel Meana le deja ir y no avisa a la autoridad. Años después, cuando se vea preso y castigado a trabajos forzados en El Musel tras el estallido de la Guerra Civil, el antiguo ladronzuelo será el responsable de la prisión y, al reconocerlo, lo librará de un inminente fusilamiento


Cuando pasó la Guerra Civil, en la que como vimos estuvo a punto de ser fusilado, Manuel Meana Canal, El Aldeanu, vuelve a ponerse al frente de su hotel, que amplía gracias a un préstamos de Baldomero Alonso, administrador del Conde de Revillagigedo, con el que se hace con un nuevo inmueble contiguo que mira al Campo Valdés, con unos 1000 m² que aprovecha para un gran comedor abajo y en los pisos varios salones, llegando a tener 80 salones y pasando a llamarse Hotel Asturias


El actual Hotel Asturias es pues, fruto de sucesivas ampliaciones a lo largo de su historia y es preciso decir que se hizo internacionalmente famoso por ser uno de los escenarios de la oscarizada película Volver a empezar de José Luis Garci, estrenada en 1982, la cual fue la primera película española galardonada con un Oscar de Hollywood (mejor película extranjera). Leemos en la página del hotel lo siguiente en relación a ello:
"Don Manuel Meana Canal (Gijón, 1888 – 1958) era natural de Fano, apodado «El Aldeanu», fue un hombre cordial y un auténtico relaciones públicas muy querido y popular en Gijón. Muy joven abrió en El Muelle la taberna de sidra «El Diablo», y a principios de siglo XX compró una finca de la Plaza Mayor estableciendo en ella la hospederí­a El Laurel, que con los años se transformarí­a en el actual Hotel Asturias.
Desde él, José Luis Garci contó las emociones de su regreso y nos hizo vibrar de tal manera que, cuando en 1982 envió su historia de vuelta a América en su rollo de celuloide, volvió a conquistarla en forma de Oscar de Hollywood a la mejor pelí­cula de habla no inglesa. El primero para España. Gracias Garci."

Ahí está el busto dedicado a José Miguel Caso González (1928-1995) el gran profesor jovellanista, que no deseamos que nos pase desapercibido. Catedrático de Literatura, la mayoría de su trabajo estuvo centrado en el siglo XVIII español y muy especialmente en la figura de Gaspar Melchor de Jovellanos, con la publicación de sus Obras Completas, así como numerosos artículos, libros y publicaciones sobre la biografía, la época, las ideas, los proyectos y la memoria del ilustrado asturiano del que tanto contribuyó a estudiar y dar a conocer a toda la opinión pública, en trabajos tanto divulgativos como eruditos


Puede decirse sin duda alguna que gracias a José Miguel Caso el jovellanismo cobra nueva fuerza, un impulso que le hace llegar al siglo XXI con la misma vitalidad e innovación que tuviera para los contemporáneos de Don Gaspar. Esta es su biografía extraída de la Enciclopedia de Oviedo:
"Nació en Cangas de Onís en 1928. Cursó el bachillerato en Gijón y Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Oviedo. Fue profesor ayudante en Oviedo (1954-1956) y en Madrid (1954-1956), donde enseñó Historia del Español en la Universidad Complutense. Trabajó con Menéndez Pidal y se doctoró en Madrid. Se doctoró en Lyon en 1960 tras tres años de estudio, obtuvo una cátedra de enseñanza media, ejerciendo primero en Ponferrada y después en el Instituto Jovellanos de Gijón, de 1962 a 1966. Ocupó la cátedra de Lengua y Literatura en la Universidad de Oviedo en 1963, y después estuvo en la misma cátedra en la Universidad de La Laguna, volviendo a Oviedo en 1968, donde ejerció durante tres décadas y fue rector entre 1973 y 1977. Anteriormente había colaborado en la Gran Enciclopedia Asturiana
A partir de 1971 se especializó como dieciochista y en 1972 funda el Instituto Feijoo (anteriormente Centro de Estudios del Siglo XVIII). Fue el primer presidente del Foro Jovellanos y está considerado como el mayor especialista en Jovellanos, siendo muy notable la edición de sus obras completas que estaba realizando desde 1984 y que quedó inconclusa a causa de su fallecimiento, que tuvo lugar en Oviedo el 11 de octubre de 1995. 
A los numerosos homenajes realizados en su villa natal se unió el Ayuntamiento de Oviedo, que tras previa solicitud del Instituto Feijoo de Estudios Asturianos, decidió homenajearle el 2 de noviembre de 1999 asignándole el nombre de una calle que desemboca en la de Vicente Vallina."

José Miguel Caso González nació en Sotu Cangues, un pueblo cangués muy cerca de Covadonga y por tanto, dentro del tema caminero que nos ocupa, en los últimos metros de la famosa Travesía Andariega Xixón-Cuadonga/Gijón-Covadonga. Estudió efectivamente en Gijón/Xixón el bachiller y la carrera de Comercio, licenciándose en Filosofía y Letras por la Universidad de Oviedo en 1951 con premio extraordinario. Entre 1952 y 1954 ejerce de profesor ayudante de Literatura Española en dicha Universidad y de 1954 a 1956 hace lo mismo en la Universidad de Madrid en la especialidad de Historia del Español


Trabaja en colaboración con Ramón Menéndez Pidal en el Romancero Hispánico y, en el periodo 1956-1960 tiene el cargo de Lector de Español en la Universidad de Lyon, de la que se va, después de opositar, para asumir la cátedra de Profesor de Lengua y Literatura Españolas en Enseñanzas Medias, labor que realiza en el Instituto de Ponferrada y en el gijonés Instituto Jovellanos


Se doctora en 1961 por la Universidad de Madrid con una tesos sobre el prerromanticismo de Jovelanos y en 1966 gana la cátedra de Lengua y Literatura Española en la Universidad de La Laguna, trasladándose al año siguiente de nuevo a la Universidad de Oviedo, donde fue Secretario General y Rector (el primero elegido por el Claustro)


Desde 1965 dirigió la Cátedra Feijoo, en la que fundó el Centro de Estudios del Siglo XVIII. Fue Vissiting Professor en las universidades de Maryland y California. De 1973 a 1977 dirigió el Instituto de Estudios Asturianos y fue Vicepresidente de Honor de la Sociedad Española de Estudios del Siglo XVIII, publicando a lo largo de su vida más de doscientos libros sobre Historia y Literatura de España, destacando los relacionados con el romancero. El Cantar de mio Cid, Alfonso X El Sabio, el Lazarillo de Tormes, Cervantes, Calderón de la Barca, Valle Inclán y otros muchos, no dejando de lado la poesía asturiana de Caveda y Nava y Juan María Acebal, así como otros temas y asuntos relacionados directamente con Asturias. Aunque, recalcamos sobre todo ello destaca su dedicación a Jovellanos, su mundo y su obra


El busto, en bronce, es obra de Juan Martínez Rionda y fue instalado el 18 de diciembre de 1996, inaugurándose dos días después


De alguna manera es una señal que nos advierte de la cercanía de la casa natal de su amado Jovellanos, en la plazuela de su nombre y donde, enfrente, se fundó el primer Instituto Asturiano por él auspiciado, a un paso del antiguo hospital de peregrinos y a la que se accede luego de pasar la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe del Palacio Valdés o Colegio Santo Ángel


A la Plazuela de Jovellanos, su casa natal e instituto y al antiguo hospedaje de romeros jacobitas, con su capilla de los Remedios, donde descansan los restos de Don Gaspar tras muchos avatares, le dedicamos toda una entrada de blog, por lo tanto, desde el busto del insigne profesor retomamos nuestro camino a la Plaza Mayor, al lado del Ayuntamiento, por el Tránsito Campo Valdés


Vamos a fijarnos precisamente ahora en la placa con el nombre de la calle, aquí a la izquierda de la foto, entre la esquina la primera ventana de ese lado en esta fachada norte del consistorio


Es una placa ovalada que presenta la fecha de 1998 en la parte inferior, mientras arriba aparece una versión antigua del escudo de Gijón/Xixón


Ese año se hizo una edición conmemorativa en la que Don Pelayo aparece con una armadura antigua, incluso con un yelmo que le tapa la cara. En la mano de la derecha blande la espada en alto y en la izquierda lleva una cruz más pequeña que la Cruz de la Victoria. Este emblema existió hasta 1873, cuando ya se le vistió con ropajes más acordes con la época en la que vivió (s. VIII), inspirándose en un cuadro del pintor Federico Madrazo

Wikipedia SanchoPanza XXI CC BY-SA 4.0

Más adelante, el 2 de diciembre de 1949, la corporación acordó lo siguiente:
"Primero, aprobar por unanimidad que el escudo de Gijón sea la efigie del Rey Pelayo con la Cruz de la Victoria; y segundo, que los elementos accesorios se sometan a votación, y al efecto se acuerda que la efigie del Rey Pelayo ha de llevar la Cruz de la Victoria en la mano izquierda, y la espada desenvainada hacia abajo en la mano derecha. Se acuerda que la Cruz ha de llevar báculo."
Y así es, como, también con diferentes diseños y colores pero haciendo caso a esta disposición luce el escudo en la actualidad. En cuanto a la presencia en él de este rey se basa a que según ciertas tradiciones legendarias no comprobadas Pelayo habría asentado su corte en el castillo de la antigua muralla romana gijonesa tras expulsar al gobernador Munuza


Y, de la misma manera que miramos arriba, en este Tránsito Campo Valdés hemos de hacer hacia abajo, hacia el suelo, buscando más detalles y más señales



Placa de bronce del GR 100 Vía de la Plata, camino de Gran Recorrido que comunica con Sevilla, esta es su ficha:
"Descripción del sendero
El GR 100 o Vía de la Plata es una antigua vía de comunicaciones de origen romano que comunicaba Emérita Augusta (Mérida) y Astúrica Augusta (Astorga). Esta ruta canalizó el desarrollo urbano y comercial de todo el occidente peninsular desde el siglo II a.C. hasta bien entrado el siglo XIX, cuando aún era utilizada como camino trashumante, lo que le confirió el nombre de Cañada Real de la Plata o de La Vizana. 
La Vía de la Plata se construyó, como el resto de las calzadas romanas, con fines militares y desempeñó un papel decisivo en la dominación y posterior romanización de los pueblos indígenas del centro-oeste ibérico. Mérida era ciudad de retiro para los legionarios romanos y Astorga fue fundada en el año 15 a.C durante las campañas de Roma contra cántabros y astures. En las fuentes bibliográficas antiguas este itinerario viene recogido como Itera b Emerita Asturicam. 
También se empleó, fundamentalmente durante el Medievo, como camino de peregrinación a Santiago de Compostela. La Vía de la Plata constituye el Camino de Santiago de Sur o Camino Mozárabe, que en buena parte coincide con la propia calzada romana y con la Cañada Real de la Plata en las rutas de trashumancia ganadera. 
El GR 100 cruza de norte a sur la península desde Gijón en Asturias hasta llegar a Sevilla y Cádiz en Andalucía. A lo largo de sus más de mil kilómetros de recorrido pasa también por Castilla y León y Extremadura. En total recorre nueve provincias: Asturias, León, Zamora, Ávila, Salamanca, Cáceres, Badajoz, Sevilla y Cádiz.
Observaciones
El GR 100 está homologado en Asturias y en algunos tramos de Castilla y León (Salamanca). Está pendiente de señalizar la mayoría del recorrido con las marcas de GR aunque tiene señalización propia y puede seguirse entero gracias al trabajo de la Red de Cooperación de Ciudades en la Ruta de la Plata."

A nuestra derecha, la entrada al Hotel Asturias y a su comedor, en la fachada que mira a la Plaza Mayor. La ciudad recuerda con cariño a El Aldeanu pues, durante la durísima posguerra y de acuerdo a sus convicciones, no quiso quedarse impasible ante la gran miseria padecida por muchas gentes del barrio y estableció un servicio diario de reparto de un plato de comida, un potaje, a los necesitados, el cual servía hacia las dos de la tarde, personalmente y ayudado por algún empleado, en la puerta posterior del hotel, que mira a la Plazuela de Jovellanos


En la cola que siempre se formaba solía estar otro gran personaje de la Cimavilla de entonces, Emilia Gómez, La Perala, quien se encargaba de contar los platos y los cubiertos al terminar. La costumbre, que comenzó tras el funeral de su esposa, al que acudieron muchos mendigos a darle el pésame, quedó estipulado que se mantuviese aún después de su muerte


Hacía él mismo la compra, acompañado de algún pinche, como el botones Manuel Peón, que llevaba un pequeño carro, acudiendo cotidianamente al Mercado del Sur a adquirir sus productos a las aldeanas que tenían allí sus puestos, ofreciendo la mercancía que traían de las caserías rurales del entorno. Al regreso se le veía cargado con lo que sería la comida del hotel, normalmente con algunos pollos en las manos y al lado el botones con el carrito cargado de verduras y mantecas


 Así en 1956 compra otra manzana cercana a la Plazuela de Jovellanos y calle Acacia ampliando su oferta a 125 habitaciones. Su fallecimiento en 1958 a los 71 años causó gran conmoción en la ciudad. Sus descendientes seguirán con el negocio y restaurarán la parte antigua del hotel, siguiendo su buen hacer hasta nuestros días


El 11 de marzo de 2022 se colocó una placa institucional del Ayuntamiento en la fachada rememorando los cuarenta años de la película Volver a empezar que tuvo en este hotel buena parte de sus escenarios. Así daba la noticia La Voz de Asturias:
"La emblemática película Volver a empezar continúa fresca en el recuerdo de los gijoneses, como una especie de postal que trae a la memoria lo mucho que ha cambiado la ciudad. La cinta de José Luis Garci cumple 40 años y hoy el Ayuntamiento de Gijón ha descubierto una placa conmemorativa en la fachada del Hotel Asturias, uno de los principales escenarios de la misma y el lugar en el que Antonio Miguel Albajara, inmortalizado por Antonio Ferrandis, se hospedaba durante su estancia en Gijón. 
La alcaldesa de Gijón, Ana González, quiso traer al presente el «vago recuerdo» que queda del Antonio Miguel Albajara real, que murió en un campo de concentración del sur de Francia y al que «la ficción acudió para reivindicar su memoria». 
González destacó como José Luis Garci, «paseando por San Lorenzo se preguntó que habría sido de Antonio Miguel Albajara si hubiera sobrevivido». En definitiva, qué hubiera pasado con ese amigo de juventud del padre del director «si el destino le hubiera dado la posibilidad de volver a empezar». 
La alcaldesa de Gijón destacó también que la cinta «abrió el camino para el reconocimiento internacional de nuestro cine» y supuso todo «un hito cultural», gracias al cual la ciudad «entró por la puerta grande en la historia del cine». «Ese Gijón de 1981, cuando se rodó la película, es el origen de nuestro hoy», resaltó. 
Indicó además que la película se rodó en 1981, un «momento clave en la Transición», considerando que el «adecuado mensaje» de «amor, amistad y perdón» de la película «en estos tiempos inciertos que vivimos» está más presente que nunca."
Y he aquí su texto; dos días después de colocada es el periodista Nacho Poncela quien realiza una semblanza a propósito de la película y su aniversario en el digital MiGijón:
"Tenía dieciséis años cuando un joven José Luis Garci vestido con esmoquin blanco subió al escenario del Dorothy Chandler Pavillion de Los Ángeles a recoger la estatuilla de manos de la actriz Luise Reiner. Era el año 1983 y en Gijón la noticia de que la película española acababa de ganar el Oscar a la mejor película de habla no inglesa la recibimos, lógicamente al día siguiente, pero con la algarabía y el grandonismo con que en esta ciudad se reciben las buenas noticias o, por ejemplo, que el Sporting gane dos partidos consecutivos. 
El Gijón de Oscar que nos contó Garci en “Volver a empezar” acaba de cumplir cuarenta años. Al igual que el resto del país, la ciudad estrenaba una década tan incierta como emocionante. Con una democracia recién recuperada, Tejero y su banda nos metieron el miedo en el cuerpo la noche del 23 F de 1981 y los disparos en el techo del Congreso reforzaron la idea de que había que afianzar el nuevo tiempo. Volver atrás, ni siquiera era aceptable para coger impulso. En 1982, el fútbol convierte a España en la sede del mundial de fútbol y en El Molinón, amén del claro cambalache entre Alemania y Austria para dejar fuera de juego a la selección argelina, pudimos ver fútbol internacional en un momento en el que el Sporting sí que era vencedor por los campos de España. 
La ciudad a la que vuelve Antonio Albajara se encontraba en plena crisis industrial de la siderurgia, el sector naval y el textil.  El paisaje de ese Gijón se conformaba aún con grandes fábricas e industrias incrustadas en la ciudad como la Fábrica del Gas y una costa de grúas y astilleros. Todavía quedaban instalaciones militares en el cerro de Santa Catalina y poblados chabolistas como la Santina o la Cábila, a escasos cien metros del Paseo de Begoña. En lo que hoy es el centro comercial del Llano, se jugaba a la petanca y, salvo unas concretas excepciones, no había museos, ni polideportivos o piscinas públicas; tampoco centros municipales, bibliotecas o parques en los barrios. Por el contrario, aún se podía ver el cine en el Robledo, Maria Cristina, Hernán Cortes o Arango, la sala en la que hace cuarenta años se estrenó “Volver a empezar”. 
Es esa la ciudad a la que Albajara vuelve para vivir una historia que el director escribió con el objetivo de demostrar que aquella España oscura y siniestra que dejábamos poco a poco atrás no podía volver a repetirse. Había que volver a empezar y bien lo entendieron alcaldes como José Manuel Palacio y sobre todo Vicente Álvarez Areces que dieron la vuelta a una ciudad que, a día de hoy, mantiene la esencia pero que nada tiene que ver con los fotogramas de José Luis Garci. 
Y ese trabajo nunca acaba. Hace 40 años hubo que superar los obstáculos de una ciudad oscura, sucia y llena de barreras. Hoy, cuarenta años después, hay que seguir volviendo a empezar. Desde lo hecho para lograr nuevas metas y para que la esperanza, el entusiasmo y el coraje del que hace gala nuestro oscarizado Gijón siga siendo un estímulo en todas las facetas ciudadanas. Incluida la futbolística. 
Desde el viernes, en el Hotel Asturias una placa recuerda que hace cuarenta años Gijón volvió a empezar, en casi todo, excepto y así parece en este Sporting que de vencedor por los campos de España ha pasado a casi arrastrarse por los estadios en los que antes defendía con orgullo los colores del club con el estadio más antiguo de España. La grada silbó el domingo y con razón pidiendo a la directiva que se vaya. Y es que la afición es la única que una semana tras otra vuelve a empezar pensando que va a ver alguna esperanza de aquel Sporting que esa temporada acabó en el octavo puesto de Primera División. 
Acabo con nostalgia del Sporting de Joaquín, Ferrero, Redondo, Jiménez…, y parafraseando a un sportinguista de corazón, gran periodista y mi extraordinario amigo Edu González cierro hoy está columna con una de sus muchas frases magistrales que este domingo nos dedicó durante mi paseo diario: “el viernes una placa, el domingo una lápida”. A quién corresponda: tomen nota y vuelvan a empezar."

Poco menos de un año antes, el 26-4-2021, Cope Gijón se adelantaba y rememoraba los cuarenta años de la película que, verdaderamente estrenada en 1982, fue filmada y dirigida en 1981, que es cuando se desarrolla la acción:
"En la cinta, se ven lugares de Gijón como el Palacio de Revillagigedo, los antiguos cines Robledo o el estadio de El Molinón. Pero una de las localizaciones principales fue el Hotel Asturias, situado en la Plaza Mayor de la ciudad asturiana, donde el protagonista del film, el profesor Albajara (interpretado por Antonio Ferrandis) se hospedaba.
Cuarenta años después de aquella gala, COPE ha vuelto al hotel, que sigue teniendo tirón entre los turistas: "Vienen, ven la habitación en la que Ferrandis se sentaba, pensaba y escribía y les gusta. Está modernizada en todos los aspectos, pero es una habitación clásica y con vistas a la playa", explica en COPE el propietario del establecimiento, Manuel Lázaro. 
Lázaro ya regentaba el hotel cuando Garci montó allí un set de grabación. Sin embargo, no era la primera localización que barajaba el director de cine. Lo ha desvelado en Mediodía COPE Gijón: "Él quería utilizar un barco, pero le gustó el hotel"


Arriba en el primer piso, entre los dos balcones de la derecha, otra placa muy importante, anterior al actual hotel


Fue colocada el 2 de mayo de 1897 por el Ayuntamiento, recordando que aquí nació D. Claudio Alvargonzález y Sánchez, general de la Armada y Héroe del combate de Abtao en la Guerra hispano-sudamericana que enfrentó a España con Chile, Perú, Ecuador y Bolivia entre 1864 y 1865. Esta es su biografía en Wikipedia:
"Claudio Alvargonzález Sánchez (Gijón, 9 de agosto de 1816 - Gijón, 21 de agosto de 1896) fue un marino español conocido como el «Héroe de Abtao», por su actuación en el combate homónimo, durante la Guerra hispano-sudamericana

Alvargonzález nació en la actual Plaza Mayor, número 22 de Gijón en el seno de una familia de marineros. Hijo de Mateo Alvargonzález Pérez de la Sala -piloto y dueño de una incipiente industria conservera- y Josefa Sánchez García-Jove. Estudió en el Instituto Jovellanos de la misma ciudad obteniendo el título de piloto. El 2 de julio de 1835 ingresó en el cuerpo de guardiamarinas perteneciente a la Escuela de Ferrol. 

Durante la Primera Guerra Carlista participó en distintas batallas navales libradas en el Cantábrico, ascendiendo al grado de Teniente de Navío. En 1855 fue ascendido a Capitán de Fragata y destinado a Santander. Permanece tres años en aquella ciudad, ocupando el cargo de Comandante de plaza. En 1861 es nuevamente ascendido, obteniendo el grado de capitán de navío. 

El 20 de diciembre de 1864 se unió a la Escuadra del Pacífico, participando en la Guerra hispano-sudamericana. Durante este conflicto, dirigió la primera expedición a Chiloé con el objetivo de localizar a la escuadra combinada chileno-peruanaflota a la que se enfrentaría el 7 de febrero, sin resultados concluyentes. Participó, más tarde, en el bombardeo de Valparaíso (Chile) y en el combate del Callao (Perú). Tras este último enfrentamiento, regresaría a España con el resto de la escuadra española. 

Por los méritos en combate, el 29 de julio de 1886 se dictó una Real Orden por la que se le ascendió a brigadier. 

Durante los disturbios al ser destronada la Reina Isabel II, es requerido por las autoridades constituidas en Junta Revolucionaria para intervenir ante el pueblo exaltado. Es nombrado Alcalde de Gijón el 11 de octubre de 1868 y 3 días después se forma la nueva Junta Municipal, que será presidida por Nemesio Sanz Crespo. 

Una vez jubilado se retiró a su ciudad natal, donde pasó los últimos años de su vida. Falleció allí el 21 de agosto de 1896."


Y del Hotel Asturias pasamos a la Plaza Mayor, con la fachada porticada del Ayuntamiento a nuestra izquierda y, de frente, los edificios, también con soportales, de sus lados sur y oeste


La Plaza Mayor, recalcamos, se hizo a la vez que el nuevo Ayuntamiento a partir de los primeros proyectos del año 1858, basándose en los modelos de plazas castellanas porticadas existentes en numerosas localidades españolas e hispanoamericanas


Antes que esta había una plaza más pequeña y de forma irregular, conocida como Plaza Principal, Plaza de la Villa o simplemente La Plaza, que en el siglo XIX fue llamada de la Constitución en homenaje a la de 1812, "Nombre glorioso para la libertad y que recuerda la época en la que un gobierno despótico fue sustituido por otro representativo y constitucional", se decía según frase recogida por el Cronista Oficial Luis Miguel Piñera en su libro Las calles de Gijón, Historia de sus nombres


En el número 2 de aquella vieja plaza estaba, desde el siglo XVII, la antigua consistorial gijonesa, sito en un local de paredes de mampostería entre las calles Trinidad, Valladolid y Veintisiete de Diciembre (de aquella Salsipuedes) donde hoy día se levanta el edificio que alberga los despachos municipales de Ingeniería


Aquel antiguo y pequeño inmueble desagradó tanto al entonces gobernador civil, Antonio de la Escosura, cuando lo conoció que se puso de acuerdo para construir uno nuevo con el entonces alcalde Zoilo García Sala, negociando con el propietario del solar cercano, el mencionado José María Rato, para adquirir su casa y terrenos y hacer realidad un nuevo edificio y una nueva plaza, todo más grande y digno


En la publicación Un Ayuntamiento al norte. Breve historia de la casa consistorial (1865-2002)editada por el Ayuntamiento de Gijón/Xixón, se dice que aquel antiguo consistorio tenía dos plantas y ocupaba una superficie de 145 m², estando en la primera planta los despachos del alcalde y el secretario municipal, con portería, pasillo y escalera. En la segunda se encontraban el salón de sesiones y el archivo


Y por el historiador Julio Somoza y su obra Cosiquines de la mió quintana nos enteramos que, cuando fue derribado en 1867 "se notó que el suelo, que era todo arena, estaba interrumpido por varias capas superpuestas de tierra vegetal y guijarros, restos del antiguo camino del Gijón amurallado, cuya entrada principal era el arco de la cárcel."


La casa de José María Rato, de la que existen fotografías antiguas, estaba realmente en medio de la actual plaza. Era un edificio de dos plantas y uno de sus extremos iba en perpendicular a la calle Acacia (a la derecha de la plaza vista desde aquí). Primeramente se le ofreció cambiarla por el edificio del antiguo Ayuntamiento pero el afectado se negó. No fue hasta 1867 con su subasta y derribo cuando Rato cobró la expropiación, es decir, casi una década después de auspiciarse el primer proyecto de Coello


Andrés Coello era un arquitecto de sólida formación clasicista, discípulo de Custodio Teodoro Moreno, gran maestro del neoclasicismo español entre los siglos XVIII y XIX, razón por la cual se hizo un Ayuntamiento de corte neoclásico que inspiraría a otras muchas casas conceyu asturianas


La elección de Coello para proyectarlo sin duda está relacionada con el éxito de su proyecto de construcción el antiguo Teatro Jovellanos, no el actual de este nombre en el Paseo de Begoña sino otro anterior que hubo al lado del Antiguo Instituto Jovellanos, en la actual Biblioteca Pública y anterior Banco de España. Un edificio que, pese a cierta parquedad al exterior, agradó a la población con su capacidad para unos setecientos espectadores. Sus honorarios, 3.320 reales de vellón para proyectar esta nueva consistorial gijonesa, un precio no excesivamente gravoso para la época pero que, dentro de la relativa escasez presupuestaria municipal y con el coste en conjunto del nuevo edificio y plaza, iban a constituir un quebradero de cabeza largos años


El precio y los pagos no fueron sino parte de una serie de vicisitudes y problemas, tanto con el contratista como con los materiales, que supusieron serios inconvenientes que se prolongaron hasta años después de su apertura, incluyendo los asuntos con los pagos, el encaje de las piezas, quejas vecinales, la normativa del uso de las escupideras, el color de las escaleras y el pasamanos, inauguraciones pospuestas, bailes suspendidos y hasta un incendio al estallar los voladores guardados para las fiestas, quemándose entre otros, un retrato de Jovellanos, componiendo todo ello un sinfín de anécdotas originadas antes, durante y después de su inauguración en agosto de 1865. "Más de veinte años después de ser inaugurado el Ayuntamiento, las diferentes corporaciones municipales, con la forma de los alcaldes correspondientes, seguían abonando los intereses de algunas de las acciones suscritas", leemos en Un Ayuntamiento al Norte


Coello proyectó un edificio de planta cuadrada porticado en sus cuatro lados, posteriormente los citados Luis Céspedes y Lucas María de Palacios (quien asumió la dirección de la obra) alargaron las fachadas principal y posterior, pasando de los 20 m a los 22,30 m; se quitan los pórticos laterales, se agrandan los balcones y se alargan también las fachadas laterales hasta llegar a los 24 m, haciendo de su planta un rectángulo. Habría una entrada en esta fachada principal y otra en la posterior, esta segunda sería eliminada una vez hecha, junto con el pórtico, no mucho después de la inauguración. En el interior se mejoró la escalera principal


No fue fácil la elección de la piedra, que habría de ser arenisca, pero el tipo de roca de las canteras próximas había que escogerlo bien, había arenisca roja demasiado blanda y otra gris más dura pero que con el tiempo ennegrecía, por lo que el arquitecto municipal escogió "otra incoloras que no se descompone al aire libre ni pierde los perfiles de labra", procedente de Les Mariñes de Villaviciosa y que "es conocida por su blancura y dureza. Esta es la que conviene que se emplee para la obra." 



El 2 de agosto de 1861, en el acto de colocación de la primera piedra, se depositó en los cimientos una caja de madera con una vasija de cristal en la que se guardaron diversos documentos de la época. No obstante y dada la gran expectación popular la obra de miró con lupa por toda la ciudadanía, dada la trascendencia de tener un nuevo consistorio. Es entonces cuando una vecina, doña Purificación Alvargonzález, manifiesta por escrito una queja en la que manifestaba que la nueva alineación del edificio, resultado de las modificaciones sobre el proyecto original de Coello, perjudicaba sus intereses
 

Lo que parecía un pequeño inconveniente burocrático se agravó cuando el Gobierno Civil mandó parar las obras el 26 de septiembre, las cuales no se reanudaron hasta cinco meses después, en febrero de 1862. En octubre ya estaban hechas las cuatro fachadas desde los cimientos hasta la parte superior de la cornisa, así como las paredes de la caja de la escalera y las de los pórticos y los vestíbulos


Hasta 1863, en plenos trabajos del nuevo Ayuntamiento, no surge la idea de la necesidad de un reloj, encargándolo, previo presupuesto solicitado a dos empresas francesas, a la casa Niot, en París. Los relojes del Ayuntamiento eran por entonces fundamentales pues los de pulsera aún no existían, los carrillones o similares eran muy caros y estos relojes públicos eran los que daban la hora a la población


Las condiciones mínimas del Ayuntamiento eran que el reloj tuviera cuerda para treinta horas, esfera transparente y de un metro de diámetro, "dando las horas, su repetición, media y cuarto", además habrá de tener tres campanas, una para las horas y otras dos para las medias, con un pequeño cuadrante para el arreglo, las pesas no deberían tener más bajada de ocho metros y su sonido tendrá que oírse en un kilómetro a la redonda al menos


El pedido a la casa Niot se hace en octubre de 1836 y el reloj llega cuatro meses más tarde. Era una esfera de un metro de diámetro, con una autonomía de cuerda de 36 horas y posibilidad de dar los cuartos y las medias. Tenía tres campanas de acero, la más pesada de 55 kilos. Su precio subió a 7.718 reales de vellón pero nada ha llegado de él a nuestros días


Sí ha llegado la balaustrada que recorre la parte alta del edificio, rematada por los jarrones floridos de piedra, y entre ellos, el elemento en forma de media esfera dentro del que se coloca el reloj, uno de los elementos originales y de más puro corte neoclásico del proyecto de Andrés Coello, que como vimos, pasó por tantas modificaciones, pero en este detalle se conserva en su plenitud, así como los capiteles de tema vegetal que admiramos en esta fachada


Pero no todo iba "como un reloj", más o menos cuando este llegaba, en enero de 1864, empiezan los problemas con el contratista Ruiz al haber ya un sobrecosto de 67.000 reales, quedando gastado el presupuesto de 339.000 reales llegado mayo con mucha obra pendiente aún, lo que causa incredulidad en la corporación, dejándose que decida el entonces Gobierno de la Provincia y escribiendo al alcalde, atribulado, una carta al gobernador, explicando esta situación, quien aprobará en agosto los aumentos de obra y presupuesto


Las relaciones entre Ayuntamiento y contratista fueron mal desde el principio a causa de los retrasos acumulados, acusándose a este de no haber contratado el personal necesario, entre otras cosas. Dentro de este contexto, las de Ruiz con Lucas María de Palacios se degradaron hasta tal punto, que el contratista preguntaba directamente al alcalde por detalles como el tipo de pavimentos a instalar en el suelo y otros asuntos sin contar con el arquitecto municipal, lo que ocasionó la protesta de este


Ruiz entrega oficialmente el nuevo edificio el 31 de diciembre de 1865, pero aún en verano seguían las obras y todavía así se estrena la nueva casa concejil, trasladándose de la vieja aquí la nueva sede consistorial en la segunda quincena de agosto. El haber pedido una lujosa escalera a una empresa barcelonesa en junio, cuyas piezas vinieron por mar, retrasó la inauguración, pues cuando se procedió a su montaje esta no encajaba en el espacio disponible. Se hizo responsable al arquitecto municipal y este presentará su renuncia el 3 de octubre, si bien no parece llevarse a efecto, pues su nombre seguirá figurando en expedientes municipales


El primer pleno se celebra el 3 de septiembre de 1865 pero Ruiz aún escribía, el 19 de diciembre de 1866, pidiendo se le abonen las cantidades pendientes, como al final se hizo. "No estaba el horno para bollos", leemos en Un Ayuntamiento al Norte, en agosto de ese año se había suspendido un "baile de forasteros" para agasajar a los veraneantes con motivo de las fiestas de Begoña:
"No estaba el horno para bollos ni para pasodobles. Justamente un año antes la corporación había decidido posponer una anunciada manifestación oficial de inauguración del Ayuntamiento a causa de los problemas surgidos con la escalera de mármol y la falta de mobiliario de la casa"

Por si esto fuera poco, al año siguiente, el 14 de agosto de 1867, el Ayuntamiento sufre un incendio al explotar varias docenas de cohetes almacenados también para las fiestas de Begoña. Se quemaron varios cuadros, entre ellos un retrato de Jovellanos, por lo que se encargó uno nuevo al pintor gijonés Ignacio Suárez Llanos, "por el que percibió diez mil reales, de cuya cantidad, abonó la cuarta parte la familia del gran gijonés", escribiría el cronista Joaquín Alonso Bonet en Biografía de la villa y puerto de Gijón


Ese mismo año de 1867, y dado el estado de las arcas municipales, se posponía un proyecto tan importante como la nueva traída de aguas, dado su coste y no poder compatibilizarlo con otros como la nueva cárcel, el mercado cubierto, el matadero, el traslado del cementerio de La Visitación (junto a San Pedro) a Ciares, calles nuevas, etc.


Sin embargo y a la vez que esto ocurría, se sugería al reconocido empresario Anselmo Cifuentes viajar a Madrid para comprobar la calidad de las alfombras y cortinas que una empresa había ofrecido para los salones del nuevo Ayuntamiento, la cual resultó satisfactoria pues se formaliza el encargo a un precio de 13.000 reales, pagados a plazos de 2.000 reales mensuales. Al mismo tiempo, el erudito Estanislao Rendueles Llanos escribía en su magna obra Historia de la villa de Gijón desde los tiempos más remotos hasta nuestros días:
"En adelante y por mucho tiempo, el edificio que indudablemente más que otro alguno ha de llamar la atención, es el palacio consistorial: en desdoro de Gijón venía recayendo que en población tan importante se alojara el Ayuntamiento en una casa sobrado mezquina y humilde; á vez de remediar esta falta venían dedicando sus trabajos de mucho tiempo atrás las celosas personas que formaron parte de la municipalidad: por fin, conseguidos algunos fondos que fue posible distraer de otras atenciones y obtenido el consiguiente permiso, se subastó en el año de 1862, terminándose en 1865. Forma este edificio el frente de la plaza de la Constitución; todo él es de piedra sillería, perfectamente ajustada. Consta de cuatro fachadas, si bien no arregladas á un riguroso órden arquitectónico, vistosas y de agradable perspectiva (...). Su interior corresponde al resto del edificios: espacioso vestíbulo, magnífica escalera de mármol de Carrara, gran salón de juntas regiamente decorado, antesalas y despacho del Alcalde también de mayor lujo; despacho del secretario, adornado con sencillez y buen gusto; oficinas, espacioso salón de quintas, sala de estadística, archivos y otros muchos departamentos"

No es de extrañar pues que, seis años después de su inauguración, la corporación de 1871 se planteará denunciar a las anteriores, leemos también en Un Ayuntamiento al norte, por el sorprendente deterioro del edificio, hecho "con materiales inútiles en calidad y dimensiones", decían los informes. Al final se decide apuntalar el consistorio y que este fuese reconocido por facultativos


Sin embargo, buena parte de los problemas se habrían subsanado en 1879, cuando se celebró en el salón principal una verdadera puesta de largo de la consistorial con el gran banquete en honor del consulado francés, en señal de agradecimiento a la campaña de ayuda y donativos celebrada poco antes en el hipódromo de París, en solidaridad con las víctimas de las inundaciones padecidas en el Levante español que causaron más de 170 muertos. Se invitó al ágape no solamente a los franceses sino a todo el cuerpo consular extranjero presente en la ciudad. Poco después, los viajeros ingleses Mars Ross y H. Stonehewer-Cooper, que la conocieron, escribieron de ella, con bastante buena flema inglesa, en su libro The Highlands of Cantabria or three days from England, publicado en Londres en 1885:
"El Ayuntamiento de la plaza no es un mal edificio dentro de los de su clase, pero una mirada crítica es una lástima que mientras los peldaños de la escalera principal fueran de mármol blanco, los pasamanos sean de madera pintada de blanco. Lo inadecuado se detecta fácilmente y no es bueno para Gijón. En la sala de sesiones hay algunos cuadros, el mejor es el de Claudio Alvargonzález, que comandó la fragata "Villa de Madrid", y hay un retrato bastante diferente del rey actual, Su Majestad Alfonso XII. El mobiliario del edificio es sencillo pero sustancioso: la presencia de numerosas escupideras es tal vez un mal necesario. En la Exposición del centenario de Filadelfia, en 1876, la siguiente placa adornaba en las paredes: "los caballeros usarán las escupideras; los demás no deben hacerlo". Sin embargo a nuestros amigos españoles les compete la ley, pues en otros tiempos ellos pertenecían invariablemente a la primera categoría".


La obra pasó por tanto desde el principio por diferentes arreglos y reformas, como la del salón de sesiones del arquitecto Luis García Bellido, del año 1902, inicio de una serie de pequeños y grandes trabajos que se sucederían en el tiempo, entre ellos los de la techumbre y el despacho del alcalde, del arquitecto municipal Miguel García de la Cruz, quien haría en 1921 un proyecto para una tercer planta que nunca llegó a materializarse


Afectada por los bombardeos de la Guerra Civil, cuando llegaron a celebrarse sesiones en el Colegio Santo Ángel (Palacio Valdés) y en el Banco de España, el entonces arquitecto municipal José Avelino Díaz y Fernández Omaña, proyecto transformar el Antiguo Instituto Jovellanos como nueva casa consistorial, mientras también buscaba nuevas utilidades para esta plaza, aparcamientos, vial de tranvía, pasos de peatones, aseos subterráneos, jardines, fuente luminosa... incluso el escritor Emilio Robles Muñiz, Pachín de Melás, proponía hacer de este consistorio, una vez trasladado a dicho instituto, un museo de Bellas artes, pero nada se llevó a cabo, ni durante ni después de la contienda estaba la cosa para gastos


En cuenta de ello, se aborda un nuevo proyecto de reformas en 1945 y en 1949 se mejoran el despacho de la alcaldía y el salón de recepciones, embelleciéndose seguidamente el salón de actos, renovándose tapicerías y cortinajes al igual que acometiéndose otras iniciativas que se irán prolongando durante esos años


En 1953 Álvarez Sala interviene en el salón de sesiones y caja de la escalera principal, celebrándose su centenario el 6 de agosto de 1965, en la época en la que se restauran sus forjados. En 1973 se instala cableado subterráneo y, a posteriori, hay una renovación más de los interiores con aseos, ascensores, infraestructuras telefónicas, sala de prensa, etc. 


Poco después y en pleno comienzo de la Transición Española, en 1976, será el escritor y periodista Juan Cueto Alas quien se refiera a esta plaza en su Guía secreta de Asturias:
"La Plaza Mayor es moderna, del siglo pasado, pero el conjunto, con sus clásicos soportales norteños para resguardarse del orbayo, el edificio del Ayuntamiento con el clásico balcón apto para toda suerte de pronunciamientos aunque, lo confieso, le "pegan" más los de tipo civil y racional que los otros, la vieja Pescadería, no muy lejos de allí y, detrás, el Cantábrico, sonoro y oloroso, posee unos reconfortantes estigmas antiguos, románticos y literarios"

Es en los años de la década de 1980 cuando el Ayuntamiento se amplía a inmuebles aledaños como los de la antigua Pescadería Municipal y otros de la Plaza Mayor, pero también descentralizándose a nuevos centros municipales en los barrios


En 2001 se aborda una remodelación integral del histórico inmueble, efectuada por los arquitectos Uría y Estébanez, en la que se derriba gran parte del interior y se reconstruye, reinaugurándose el 24 de agosto de 2002 en ceremonia presidida por Felipe VI. Durante aquella restauración se dejaron al descubierto algunos "secretos", uno de ellos que el edificio tenía tres puertas en esta su fachada principal, la central más pequeña que la actual y las laterales son ahora ventanas bajo los soportales


Y esta es la descripción arquitectónica extraída de Wikipedia:
"Andrés Coello diseña un edificio siguiendo un estilo clasicista según las directrices de la Real Academia de San Fernando. El edificio conforma un volumen cúbico de 3 plantas, con unas líneas sobrias únicamente interrumpidas por un reloj coronado con el escudo de la ciudad en la fachada principal.

La fachada principal cuenta con cinco arcos que forman una galería porticada. En la segunda planta las ventanas están coronadas con frontones y hay un balcón en la ventana central. Las paredes están decoradas con columnas y capiteles embebidos."


En 1928, la construcción de la nueva pescadería municipal unió su edificio con los porticados de la Plaza Mayor a través del Pasaje de la Fuente la Plaza, una pequeña calle peatonal que enlaza con la calle Ventura Álvarez Sala, dedicada a este gran pintor que nació en ese mismo lugar, al lado del palacio de los Jove Hevia (actual Colegio San Lorenzo) en 1871


Por aquí venía, mucho antes de que existiesen estos edificios, el acueducto de La Matriz, que traía agua a la población desde el manantial de El Llanío en Les Mestes (en terrenos del actual Real Grupo Cultura Covadonga), descubierto en 1656 y donde se abrió un pozo artesiano. En 1657 se encarga al maestro fontanero Francisco de Villanueva de la construcción del Arca Matriz, la estructura de captación del agua, que dará nombre al acueducto


En 1661 se encargan las obras de canalización al maestro trasmerano Simón Pérez Tío, construyéndose el acueducto entre 1662 y 1667, sufragado con un tributo especial sobre el consumo de sidra. El agua llegaba a la villa por un canal cubierto de unos tres kilómetros de longitud que venía en un primer tramo siguiendo el Camín Real de la Costa (actuales Carretera de Villaviciosa y Avenida de la Costa), atravesando seguidamente las dunas del entonces gran arenal de San Lorenzo por lo que ahora son las calles de Uría, Plaza San Miguel, Plaza del Instituto y San Bernardo


El acueducto de La Matriz estaba cubierto de mampostería y era abovedado, pudiendo ser recorrido en su mayor parte gracias a un pasillo paralelo al canal, complementado con varias arquetas elevadas con forma de torreón en las que se ubicaban las entradas a la canalización


Pasando desde aquí al otro lado de los soportales, en el Pasaje de la Fuente de la Plaza, veremos la placa que recuerda su paso. Julio Somoza, también en Cosiquines de la mió quintana, habla de otra fuente, la de la pescadería, además de los hallazgos arqueológicos localizados en este lugar verificados por el citado Erudito Rendueles Llanos
"En 1865, cuando la edificación del Ayuntamiento, vio el historiador Rendueles en el mismo sitio varios sepulcros de gran antigüedad, con esqueletos bien conservados. Mucho debió subir de entonces acá el nivel del terreno, cuando antes pasaba el mar de banda á banda, bien que esta subida sea general el toda la población. A espaldas de la casa de Rato, mirando a San Pedro, estaba la fuente de la pescadería"

El agua aportaba a razón de unos 15 litros por segundo a la fuente aquí existente por entonces, la Fuente la Plaza o Fuente Nueva, en lo que se consideraba el centro de la población, así como a la de la Barquera (la Plaza'l Marqués), que ya existían sin embargo antes de la construcción del acueducto, alimentadas por aguas de filtración, de no demasiada calidad pero ahora mejoradas


Según esta placa, la Fuente la Plaza debió existir en este lugar hasta 1860, cuando se fueron abriendo nuevas fuentes a lo largo de la ya creciente villa que ansiaba ensancharse más allá de la muralla de las guerras carlistas que con su foso la encorsetaba desde 1837 y que empezaron a ser demolidas treinta años después. En 1864 se trajo agua en tubería desde La Fuente la Vizcaína (por la actual Carretera Vizcaína, barrio de El Parrochu) y en 1890 la gran traída del manantial de Llantones, al sur del concejo, lo que hizo desaparecer definitivamente aquel acueducto de La Matriz, el cual fue redescubriéndose posteriormente al excavar en subsuelo de la ciudad


Vista pue la placa que rememora esta antigua fuente y acueducto volvemos de nuevo a nuestro periplo por la Plaza Mayor, gran escenario de fiestas y mercados, saludos, pregones recepciones, bodas y actos oficiales, también de manifestaciones y protestas populares. Leemos en Wikipedia:
"A pesar de su reducido tamaño, la plaza es lugar habitual de numerosas celebraciones, desde conciertos a espectáculos, además de acoger el pregón de la Semana Grande, las fiestas de Begoña en agosto. Además es un lugar de concentración habitual de visitantes gracias a su situación de paso entre el Puerto Deportivo, la calle Corrida, el barrio de CimadevillaEl Centro y la playa de San Lorenzo, hospedando numerosos locales hosteleros. Además la plaza se usa para eventos de toda clase como concentraciones, eventos religiosos, mercadillos (generalmente de artesanía y gastronomía) e incluso conciertos durante la llamada "Semanona" y por el Día de Asturias.

Es tradición de entes municipales como la Policía Local y en especial de Emtusa el despliegue de los nuevos modelos de sus flotas en la plaza para la familiarización de la ciudadanía y la prensa".


Una de las primeras, sino la primera, de las protestas populares registradas en esta plaza es la protagonizada por el célebre Pulgarín en 1873, cuando apedreó la Casa Consistorial al proclamarse la Primera República Española mientras cantaba himnos con estrofas anticlericales, y eso pese a ser quien pedía ofrendas y limosnas por las las Ánimas del Purgatorio, todos los domingos por la mañana, a la puerta de la iglesia de San Pedro o de La Colegiata al lado del Palacio del Marqués, donde según relato del escritor Víctor Labrada estaba en ese emocionante día de la proclamación. Al final, al acabársele los regodones o piedras del empedrado del pavimento, que cogía al palpu, arrojó  los cepos de madera con las imágenes de los santos y las limosnas por una ventana sin cristales del Ayuntamiento. Un primer donativo, el de las Ánimas del Purgatorio, para el nuevo alcalde republicano que vendría al día siguiente


Diferente fue el caso de Teresina Pucheru, narrado por el mismo autor, que bendecía todos los años el Ayuntamiento, el lunes después del Domingo de ramos, con su puchero de agua bendita y su ramín de lloréu, dando vueltas a la Casa Consistorial mientras asperxaba, salpicaba con esos utensilios las paredes, recitando aquel ancestral conjuro... "fuera sapos, fuera ratos, fuera toda comezón que aquí está el agua bendita y el Ramu de la Pasión", pues decía que era necesario para que los asuntos públicos fuesen por buen camino



De frente, el ala norte de la Plaza Mayor, con la calle Acacia en medio, hasta donde llegaba la antigua casa de José María Rato, calle corta, peatonal y estrecha que comunica con la Plazuela de Jovellanos. Esta parte no fue porticada, se dice, que por falta de presupuesto, aunque en 1980 se planteó derribar los edificios y rematar la plaza porticada construyendo otros con soportales, este proyecto fue desechado rápidamente. Vamos a consultar este caso en Wikipedia:
"... el proyecto original contemplaba construir una plaza cuadrada y porticada por sus cuatro lados, mientras que finalmente sólo se porticaron dos lados y se cerró un tercero con la casa consistorial, la cual da la espalda al mar. Los soportales se cierran con arcos de medio punto en edificios de dos plantas. El lateral que no está porticado conserva edificios antiguos de factura tradicional y otros modernos que siguen la estética de los anteriores. El motivo de esto es debido a la falta presupuestaria durante la construcción de la plaza y a la buena conservación e interés arquitectónico de los edificios cuando se planteó su demolición en los 1980, además uno de esos edificios, el Hotel Asturias, aparece en la película Volver a Empezar, ganadora de un Oscar. La plaza es totalmente peatonal, está empedrada y presenta una farola de hierro ornamental en el centro."

Y esta es la plaza vista desde los soportales del Ayuntamiento. Antiguamente, nos dice el etnógrafo Luis Argüelles en El Libro de Gijón, se celebraba en la Playa Mayor el mercado de "cosas menudas", colocándose los puestos bajo los arcos de la misma y también debajo de toldos armados en toda su extensión


Acudían al mercado, entre otros muchos, los afamados zapateros de Noreña, que apilaban su mercancía en montones, zapatos nuevos y usados, de segunda mano o para remendar; las parejas de botas y zapatos estaban atados por los cordones y había que sacarlos de aquel balagar. Valían hacia 1870 unos diecisiete reales y medio pero la norma era regatear, tanto aquí como con los que vendían ropa nueva y vieja, clavos, potes y tarteres, aceiteras, faroles y todo tipo de cacharrería


Después, como sucesoras de aquellos mercados, vinieron Les Tiendes del Aire, situadas, como El Mercáu del Adobu, en el terreno de lo que después sería la Pescadería Municipal, así llamadas por estar hechas de lona, de forma bastante parecida a la de muchos mercadillos y rastros actuales


Un poco más allá del Pasaje de la Fuente de la Plaza llega a la Plaza Mayor la calle San Bernardo, la secular comunicación entre Cimavilla y Baxovilla, antiguo solar de la capilla de los monjes bernardos, que desapareció hace mucho y que estaba hacia el número 61, de ahí el nombre de la calle, que unificaba con las de Morales y Real según acuerdo del 17 de agosto de 1891, pasando todas a llamarse San Bernardo


Si bien hubo diversas tentativas de cambiarle el nombre a lo largo de todo este tiempo, estas no fructificaron. De todas maneras sí aparece, tiempo atrás, el de Las Arrebalgadas, que nos explica Luis Miguel Piñera:
"El nombre más antiguo de esta calle. Ya se cita en el Catastro del marqués de la Ensenada: «Antonio Menéndez Valdés Cornellana tiene casa en la calle que va a la Plaza de la Villa, que llaman de las Arrebalgadas». Lo de Arrebalgadas era debido al levantamiento de faldas de las mujeres para cruzar una calle con agua por el medio y embarrada. En realidad, el término rebalgar es eso: andar a grandes pasos para pisar en las piedras que hacían transitable la calle"

Aquí estuvo, en la Plaza Mayor y entrando por San Bernardo, el Hotel Madrid. Otro establecimiento famoso fue el Restaurante Asturias, más conocido como La Botica, de Servando Menéndez Alonso. 


Luego, abrió en esos soportales La Botica Indiana, la cual posteriormente pasó a otros negocios hosteleros tras veinte años en la Plaza Mayor. Con motivo de su cierre La Nueva España daba así la noticia el 8-1-2021:
"El popular establecimiento hostelero de la plaza Mayor, La Botica Indiana, cerrará sus puertas el próximo domingo, 10 de enero. "Después de 20 años nos vemos obligados a cerrar ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con la propiedad para renovar el contrato", aseguraban en redes sociales para anunciar su cierre. "Nos llevamos miles de recuerdos. Esos primeros desayunos de la mañana, los vermuts, los almuerzos, las meriendas, los cafés, las noches eternas, las fiestas interminables, bailes, risas, conversaciones, algunos amores y muchas anécdotas. Tanto en el interior como en la terraza. 20 años dan para mucho…" 

La Botica Indiana reabría, como franquicia y con este mismo nombre, en junio de ese mismo año. Aquí habría estado El Mesón Viejo, del que escribe Luis Miguel Piñera citando a otros autores
"Mesón que existía en tiempos del Gijón amurallado y del que Julio Somoza y Pachín de Melás nos aportan en sus escritos algún dato. Este mesón, estaba en la esquina de Melquíades Álvarez con Valladolid, en los bajos de una casa conocida como La Botica. "

Por eso se llamaba Travesía del Mesón Viejo a la actual calle Valladolid, a la que se sale por el pasadizo al lado de La Botica (a la izquierda de la foto) y donde vemos el toldo, terraza y fachada del Restaurante El Antiguo, por donde se va a la calle Trinidad, paso a la capilla de esta advocación, actual Museo Barjola, anexa al antiguo Palacio de los Jove Huergo, frente a los Jardines de la Reina, por los que pasaremos tras cruzar a La Plaza del Marqués por el pasadizo de la derecha, recorriendo el puerto deportivo. Por la calle Valladolid también se accede a la calle Veintisiete de Diciembre, conmemoración de la fecha de la referida traída de agua de Llantones, calle de la que también habla Luis Miguel Piñera en su libro Las calles de Gijón. Historia de sus nombres:
"Fecha del año 1886 en la que se cubre el empréstito para la traída de aguas del manantial de Llantones para abastecer a la ciudad. «En el Orden del Día de la Sesión Municipal bajo la Presidencia del señor Alcalde D. Alejandro Alvargonzález y con la asistencia de los Concejales Menéndez (Don Macario), Pidal (Don Ángel), Hevia (Don Donato), Menéndez (Don Jesús) y Menéndez (Don José) se dio lectura a un oficio de la Dirección de Hacienda, señalando el día 27 de Diciembre actual para la subasta del empréstito de la traída de aguas» (diario El Comercio, 21 de diciembre de 1886). «Se aprueba que el nombre de Sal-si-puedes, cuya significación no está ya en armonía con las condiciones de la aludida vía pública y que, por otra parte, no responde a ninguna idea religiosa, social, histórica o política se sustituya por otro más digno de la importancia que tiene dicha calle.» 
Nombres anteriores: Salsipuedes. O Sal-si-puedes, que de las dos maneras se llama esta calle, de nombre tan habitual también en otras poblaciones para referirse a calles estrechas y laberínticas. Dice Julio Somoza: «En el número 12 nació el General Evaristo San Miguel, aunque otros opinan que fue en otra calle cercana al Hospital de La Caridad»."



En medio de la Plaza Mayor hay una farola Isabelina. En su momento se pensó colocar una estatua de Jovellanos, la cual fue finalmente instalada en 1891 en la Plaza del Seis de Agosto


En la Plaza Mayor estuvo instalado asimismo el famoso Entoldado de lona que la cubría gran parte del verano desde mediados del siglo XX para actuaciones musicales, festivales y pregones, con especial relevancia social en los tiempos de la Transición democrática, donde actuaron tantos grupos y sobre todo destacados cantautores. Escribe de ello quien fuera concejal por entonces Daniel Gutiérrez Granda en su artículo Los veranos de una vida, publicado en El Comercio el 16-8-2008: 
"Aquellos primeros años de concejal fueron apasionantes y repletos de inicios de proyectos, era una época de grandes cambios. En el verano del 80, en junio, nada más llegar de la mili me incorporé al Ayuntamiento y el alcalde José Manuel Palacio, hombre muy serio y discreto, decidió que como era el concejal más joven me encargara de Juventud y Festejos. Mi primera responsabilidad sería hacerme cargo de un proyecto, que estaba aún verde, para poner un toldo en la plaza Mayor. La realidad era que estaba muchísimo más que verde, pero salió adelante y el Entoldado de la plaza Mayor nos proporcionó cuatro veranos sensacionales, en los que vimos desfilar grandes actuaciones, nacionales e internacionales, que en aquél Gijón de los primeros 80 parecían increíbles. El humilde Entoldado fue lo que encendió el interés por las actividades culturales y demostró la necesidad de tener espacios mayores y mejores. En los años posteriores, el reguero de actividades se extendió a Las Mestas, El Molinón y el Pabellón de La Arena. Después se expropió y rehabilitó el Jovellanos y se empezó a utilizar el Palacio de Deportes. También el teatro de la Universidad Laboral y el patio, empezando por aquellos Encuentros de Juventud de Cabueñes"


Animación en la Plaza Mayor, a la izquierda de la foto, pegada al Hotel Asturias, está la casa en cuyos bajos abre sus puertas La Galana, célebre sidrería y restaurante asturiano, uno de los veteranos del lugar, del que allá por 2019 ya decía el gran historiador y magistral gastrónomo Luis Antonio Alías que "A los entrados en canas nos parece que abrió ayer cuando pronto cumplirá un cuarto de siglo. Y por lo que se ve, en plenitud de facultades"


Luis Antonio Alías encabezaba con esa frase su artículo para El Comercio dedicado a esta sidrería y sus especialidades, publicado el 28 de junio de dicho año 2019, el cual continúa así:
"Ya posee título de sidrería clásica, y cuenta con trascendencia y proyección. Además, ejerce un papel imprescindible despachando buenos augurios, sea durante los rituales del Año Nuevo, sea durante las mil y un demostraciones de fiesta o protesta que enmarca el principal espacio cívico y público gijonés, sea cionando techo y sidra a los invitados antes de las bodas civiles para que las esperas se hagan cortas y bien libadas. Y de producirse la siempre temida ausencia de parte en el último momento, que la decepción disminuya ante barra generosa.
No cabe duda de que estar junto a Cimadevilla tiene su importancia; ocupar un amplio bajo de la mismísima plaza del Ayuntamiento, su excepcionalidad; aguantar el tipo veinticuatro años, donde pasamos de la riqueza fácil al recorte perpetuo, su virtud; ofrecer una cocina de raíz local y ramas sin fronteras imaginada y dirigida por un 'chef de cuisine' francés, inusual.

La Galana es, ante todo, un requexu guapu. Guapu por vistoso, por claro, por original, por espacioso, por moderno y bien dispuesto, capaz de que el indígena se identifique y el forastero se sienta, al mismo tiempo, en Asturias patria querida y en Gijón del alma, sin obviedades ni lugares comunes. 
Pasada la larga sala de barra, escanciados, tapas y encuentros, con momentos en los que atravesar la multitud exige andar igual que un egipcio, unos escalones nos suben a la sala comedor. Arriba y abajo, el entorno decorativo sorprende, complace, acoge y entretiene: techos de madera y vigas enmarcando coloristas pinturas, pipas y cajas de sidra cuidadosamente dispuestas, liños y bancos tallados de rosetas, un torno llagarero, un enorme llar chimenea y, resumiendo, un ambiente a la vez vetusto y renovador de taberna playa y mesón coqueto. 
¡Y sin televisores! Así, entre admiraciones bien marcadas, que la presencia de la caja tonta (actualicemos a placa o plancha tonta) constituye un error que la mayoría de chigres incorporan, sazonándonos las gracias de las mejores ingestas con igualmente indigestos políticos y accidentes, cuando no éxitos musicales dudosamente ídem. 
La vida pasa, pues, felizmente si hay amor y no televisor. Y con doble dosis de felicidad al poder elegir, aprovechando la reciente entrada del verano y las costeras en pleno ferver y fervor, soberbias sardinas asadas con tomate de Somió y, siempre partiendo de bonito de norte, sobrasada, ensaladilla clásica con ceviche, canelones con queso de Varé, marmitako, rodaja, rollo, ventresca, nigiri de solomillo y otras cocciones y presentaciones que el versátil gochín marino permite. 
El pixín en salsa de llámpares, el rodaballo salvaje a la plancha con espuma de placton, la merluza a la sidra según estilo pixuetu, la lubina salvaje a la espalda con wok de verduras, y las calderetas, parrilladas, y 'del puerto al horno' según lo disponible cuando preguntemos, revelan (ahora sólo en escrito pero aconsejamos el oral) la visión cosmopolita que gasta Denise y resume perfectamente el solomillo de carne roxa con micuit de foie y salsa perigueux, o sea, el tournedó Rossini 'à la asturienne'. 
Y del pitu de caleya sin adjetivos pasamos al pitu thai con noodles salteados."

Por su parte, del Hotel Asturias encontramos esta reseña sobre su historia y características arquitectónicas en Central de Reservas:
"Este hotel, que abrió sus puertas como tal en el año 1946, tiene sus orígenes en una antigua hospedería del siglo XIX. Aunque hoy está totalmente renovado, conserva esa esencia regia tan característica de los edificios de antaño, con las barandillas de las escaleras de filigrana de hierro, techos altos, columnas, suelos de madera... que lo convierten en un hospedaje con encanto. Sus salones climatizados, con diferentes capacidades, están preparados para acoger actos y celebraciones de todo tipo, tanto familiares como de empresa. Su restaurante, situado en la planta baja y en donde se sirve menú del día, comparte protagonismo con la zona de bar, un rincón acogedor que mantiene la magia de los cafés de estilo literario. La decoración clásica de estas zonas nobles continúa en las habitaciones "tradicionales" del Hotel Asturias, dormitorios que, con su mobiliario de madera maciza y sus vistas a la Plaza Mayor de Gijón, hacen un guiño a los establecimientos hoteleros de principios del siglo pasado. Por su parte, las habitaciones "modernas" incluyen cómodos armarios empotrados, bañeras o columnas de duchas de hidromasaje, así como muebles de diseño contemporáneo."

Cuántísimas veces vería esta plaza entrar y salir de su hotel a aquel entrañable gijonés de Fano apodado El Aldeanu, Manuel Meana Canal, del que tanto hemos hablado ya aprovechando una importante reseña biográfica que de él hace el periodista y escritor Ignacio Peláez en La Nueva España del 25-3-2018 y que también podemos encontrar en El Blog de Acebedo, la cual continúa así a partir de la posguerra:
"Cada día, sobre las dos del mediodía, muchos eran los que hacían fila a la puerta del hotel. Allí salía puntualmente Manuel Meana, acompañado por alguno de sus empleados, para dar de comer a los necesitados, liderados por "La Perala", que se encargaba de contar platos y cubiertos al terminar. Una práctica que "El Aldeanu" comenzó tras el funeral de su esposa, al que acudieron varios mendigos a darle el pésame para sobrellevar mejor el luto. Incluso, dejó escrito en su testamento que el rito se siguiese llevando a cabo a pesar de su muerte.
Las crónicas de la época le definían como "un perfecto caballero, católico de sentimientos bien afincados; un español que jamás renunció a sus ideas y que tuvo la valentía de proclamar sus convicciones en las circunstancias más difíciles". Con esa carta de presentación se dejaba ver diariamente por la ciudad, dando muestra de que era trabajador. Siempre acudía él en persona a comprar la mercancía en la plaza del Sur. Allí reñía con las campesinas del concejo o bien por el precio o bien por la calidad del producto. Luego, en compañía de algún pinche llevaba las viandas que se servirían ese día. Alguno quedará en Gijón que le recuerde todavía hoy con dos pollos en la mano por la calle Corrida seguido de un carro con verduras y mantecas. 
Otra de sus anécdotas que perdura en Gijón se produjo merced a la incorporación de mobiliario francés para los aseos. Al final de la cadena de la cisterna en una empuñadura de porcelana estaba escrita la palabra "tirez", es decir, "tire usted" pero pocos o nadie lo hacían. De ahí que colgase un cartel en el baño que ponía "tirad del tirez". Tal fue su contribución a la historia de la city que hasta el Ayuntamiento -tras acuerdo ratificado el 9 de octubre de 2001- estimó oportuno darle su nombre a una calle situada en el polígono industrial de Somonte, con entrada por el Río Pinzales y salida por la calle de María González, "La Pondala". Otra mítica."

El comienzo del artículo de Ignacio Peláez, puede ser un hermoso epitafio y semblanza de El Aldeanu, que guarda y mantiene su memoria en la ciudad:
"Su muerte corrió como la pólvora, de boca en boca, por toda una ciudad que se iba entristeciendo poco a poco con la noticia. Era un día 15 de mayo de 1958 cuando, horas después de que los rusos mandasen al espacio a el satélite artificial Sputnik 3, una larga enfermedad hizo claudicar a Manuel Meana Canal, "El Aldeanu", a sus 71 años. Había muerto un hombre cordial, trabajador, sincero, auténtico, generoso, popular y muy querido en Gijón. "Una verdadera institución" que en ese momento lograba pasar, con nombre y apodo propio, a la historia de la ciudad por ser el fundador del oscarizado Hotel Asturias y por haber alimentado a los muchos hambrientos que la posguerra dejó en Gijón."

Proseguimos nuestro deambular por la Plaza Mayor, siguiendo las casas no porticadas de su ala norte, de frente al pasadizo que nos llevará a la Plaza'l Marqués y de allí al muelle, actual puerto deportivo, en camino a los barrios al oeste de la ciudad


Pasando de nuevo pues frente a La Galana, hemos de retomar el relato que hace de la sidrería Luis Antonio Alías, hablando de su equipo al frente:
"Denise, natural de Sèvres, una de las grandes capitales mundiales de la porcelana, se formó en una culinaria académica, compleja, constructiva, que da importancia a las especias, las salsas, las combinaciones, los contrastes. Podría vivir de pintar, que su obra artística, aplaudida en numerosas exposiciones, reúne sobradas calidades y originalidades. No obstante, casado con una polesa y padre de una gijonesa, eligió la dura seguridad del oficio a la caprichosa bohemia del marchante, notándose -eso sí- un decidido y figurativo gusto por el individualismo, las materias, la sencillez y las armonías. 
A cargo de la sala queda Cristián García que, antes de los últimos once años, se formó en Los Hórreos, aquel adelantado de la estrella Michelin desgraciadamente perdido junto con su irrepetible entorno: contar a Gabino (qepd) y Nieves como profesores no resulta circunstancia baladí. 
Guisa y sirve un completo equipo que escancia, proporciona tapas y minis en barra, atiende la lateral terraza con la Casona de Jovellanos por fondo, pone igual cariño en la fabada y el dim-sum, y convoca reuniones festivas alrededor de los sabores y los culinos, luego de la alegría."

Fijémonos ahora en un detalle que veremos en la esquina del primer piso


Una hoja de acebo (Ilex aquifolium), en Asturias llamado acebu (o aceba si es fema -hembra-), carrascu y xardón, inconfundible con sus hojas puntiagudas


De frente, hay más sidrerías, al fondo reconocemos bien el pedestal de La Fuente Pelayo, como se conoce popularmente a la de La Plaza'l Marqués, sucesora de la de La Barquera, que era como se denominaba antaño el lugar pues era, antes de tener un muelle en condiciones, donde arribaban las lanchas y se sobordaban, es decir, se arrastraban tierra adentro, a salvo de pleamares, marejadas y tempestades. La Fuente la Barquera, como la Fuente la Plaza, se alimentaron primero con aguas de filtración y luego con la del acueducto de La Matriz


A nuestra derecha, la calle Acacia debe su nombre, dice Luis Miguel Piñera, a los árboles de esta especie, o similar, que fueron durante mucho tiempo característicos de esta parte de la plaza y de los que ahora no queda ninguno:
"El nombre de la calle es debido a los árboles, en otro tiempo muy abundantes en esta zona de la plaza Mayor. De hecho, en antiguas fotografías de la plaza se distinguen varios árboles, quizás Robinas o falsas acacias. (...) Jovellanos cita en varias ocasiones la calle «Las Acacias» para referirse a ésta, aunque con el paso del tiempo el nombre deviene en Acacias. Así la denomina Julio Somoza en su Callejero, y luego aparece ya en todas las relaciones de calles a partir de finales del XIX con la forma de hoy: Acacia."

Por esta parte subiría el antiguo camino hacia la puerta de la muralla romana que desapareció, como la totalidad de la población, intramuros, tras el terrible asedio de 1395 que acabó con la pugna entre Enrique III de Castilla o de Trastámara y su pariente Alfonso Enríquez, conde de Noreña. El atacante no quería que la plaza fuese nunca más baluarte (lo había sido varias veces) contra su linaje, por lo que decidió arrasarla, táctica que ya habían comenzado los defensores, capitaneados por la condesa o infanta Isabel de Portugal, esposa de Alfonso Enríquez (que se encontraba fuera buscando refuerzos), en una táctica similar a la de la tierra quemada, tras el acuerdo alcanzado con el rey para dejar la fortaleza a cambio de dejarlos marchar y un intercambio de rehenes


La antigua plaza "conservaba bien a las claras sus orígenes medievales", leemos en Un Ayuntamiento al Norte, y esos orígenes estarían en la reconstrucción de la villa, ya sin murallas, en el siglo XV, y era tan irregular, "tanto, que ni plaza parecía" que con el crecimiento urbano se hizo necesario acometer la construcción de una nueva, más espaciosa, y un nuevo Ayuntamiento



Como hemos dicho ya se preveía que aquella segunda muralla gijonesa que fue la de la carlistada (se la suele llamar muralla carlista, pero más bien era contra posibles ataques carlistas), situada a solo unos pocos cientos de metros más al sur, iba a ser derribada y que, nada más se hiciese, e incluso incipientemente ya antes, la villa crecería en todas direcciones a partir de este istmo y Bajovilla, la parte baja de la villa, haciéndose una gran urbe, siendo esta plaza una verdadera transición entre el viejo y el nuevo Gijón/Xixón


Con la muralla demolida, al menos en buena parte, en 1876, el mercado principal se desplazó, desde esta Plaza Mayor, al nuevo Mercado Jovellanos (actual Plaza del Parchís), construido sobre uno de aquellos espacios que dejó libre dicha muralla y al que se llega prontamente por esta calle de San Bernardo (a unos 350 m)


Luego llegaría la Plaza de Abastos, el Mercado del Sur, en 1899, en la Plaza 6 de Agosto, también relativamente próxima (La Puerta la Villa). La calle San Bernardo sería durante mucho tiempo uno de los grandes ejes, y sigue siéndolo, entre la ciudad y los barrios del Ensanche, el gran centro urbano comercial y bullicioso, con sus arterias viarias, que creció no siempre bien urbanísticamente pero sí de forma rotunda y bastante rápida, tragándose incluso varias parroquias rurales con sus caserías y aldeas, en todo o en parte


Como vemos, ya pasada la primera mitad del siglo XIX se hizo perentorio no ya únicamente un nuevo Ayuntamiento sino una buena plaza mayor que en aquel momento hiciese de centro neurálgico de la creciente urbe gijonesa y que sigue siéndolo en gran medida, pese a que el centro físico y comercial de la ciudad se expandiese hacia el sur a medida que esta avanzaba en todas direcciones con sus nuevos barrios, nacidos con aquel Ensanche del Arenal más allá de la muralla decimonónica y otros nuevos que vendrán después, sobre todo una vez pasada la posguerra, construidos sobre los prados de las parroquias rurales del extrarradio



Plaza peatonal desde hace décadas, forma parte de los paseos favoritos de muchos gijoneses y visitantes, estando a momentos solitaria y tranquila y a otros con importante trasiego de gentes como en esta foto. Y otras incluso bulliciosa y multitudinaria, sobre todo en las fiestas, cuando, aunque ya no se pone el entoldado, si se instalan escenarios para orquestas y actuaciones. También se leen los pregones, desde el balcón del primer piso del Ayuntamiento, para las fiestas de Begoña


La Plaza Mayor, más tranquila, en una mañana de invierno, pero casi siempre hay alguien pasando, incluso cuando aún no han abierto las sidrerías, tiendas y cafés


Sidrerías como El Centenario, sita en la esquina de la banda no porticada de esta Plaza Mayor, justo antes de entrar en el pasadizo a la Plaza del Marqués, la cual es de las más antiguas que continúan abiertas, inaugurada en 1892, cuando se conmemoraba el cuarto centenario del Descubrimiento de América por Colón, de ahí su nombre

 
Los investigadores José Luis Carmona García y Luis Arias González, recogen en su libro Comer fuera de casa; tres siglos de restauración gijonesa (1700-2000)un artículo del periódico El Comercio, fachado a 8 de febrero de 1894, en el que nos informan que debía ser en origen una tienda-chigre o colmado de tienda y bar, tan en boga ya en aquella época tanto en núcleos urbanos como rurales:
"se asemeja más a las tenidas por muchos montañeses en Cádiz y otras poblaciones andaluzas y reciben el nombre de colmados. Propiedad de nuestro Manín, mayordomo de la Marina Mercante"

El Centenario se encuentra en la esquina con la calle Recoletas, que hace referencia a las antiguas monjas Agustinas Recoletas, cuyo convento del Santísimo Sacramento y Purísima Concepción de Nuestra Señora, fundado en 1668 en lo alto del barrio de Cimavilla, pasó a ser tras su desamortización en 1842 la nueva Fábrica de Tabacos, fundada en 1822 (se dice que fue la primera fábrica de Gijón/Xixón) y cuyos primeros 20 años de existencia tuvo su sede en el Palacio Valdés, al lado de esta plaza y que veíamos al entrar en ella desde el Campo Valdés


Pegada a El Centenario está la tienda de La Gijonesa Comestibles, especializada en quesos asturianos y otros muchos productos locales y autóctonos, a la que pasan tantos gijoneses y visitantes de la ciudad y este su casco histórico


La terraza de El Centenario y al fondo, más allá del pasadizo, la Plaza del Marqués con la estatua de Pelayo y los mástiles del puerto deportivo al fondo. De El Centenario dicen así en la revista La Sidra nº 111:
"En la Plaza Mayor de Xixón, El Centenario es uno de los restaurantes con más historia de Asturies, cuyo nombre se debe al aniversario del nacimiento de Xovellanos, y que a su vez en 2011 ha cumplido los 100 años. Zona de chigre, comedor en la primera planta, una amplia terraza permanente en la Plaza Mayor y una cocina en la que destacan los estupendos pescados y mariscos del cantábrico, la fabada y las carnes de los valles asturianos. Por si fuera poco en El centenario se lleva una cuidada selección de las mejores sidras, alternando entre otras la sidra de los llagares de Coro, Gelo, Castañòn y Vallina"

Arriba, en el primer piso, sobre la sidrería, una terraza-corredor con un muñeco puesto sobre una mesa redonda 


Es un un echador de sidra, un escanciador


Por El Centenario pasó también Fuego de Mortero, magnífico blog gastronómico que plasmó la siguiente impresión de su visita a Gijón/Xixón, entrando, sobre la marcha e improvisamente, a este paraíso sidrero:

"... No había planeado nada y nos dejamos llevar, alcanzada la Plaza del Ayuntamiento volvemos a explorar un mercadillo navideño, ya habíamos estado en el del Paseo de Begoña. Las 20:30 es buena hora para tomar una botella de sidra y de entre todos los que hay por la zona, entramos en El Centenario, una sidrería-marisquería de toda la vida.

Aunque cuentan con un comedor en la primera planta, en la zona de sidrería ya se empezaba a acumular mucha gente y por si entraba el hambre y no fuese a ser demasiado tarde, nos sentamos en la única mesa libre que quedaba.

Val de Boides fue el palo elegido, una DOP del Llagar Castañón que fue galardonada como mejor sidra DOP en 2016.

Dicen que la sidra hay que acompañarla de algo de comida para que no caiga mal, pues oye, a rajatabla, tráenos un par de andaricas. Muy sabrosas y cargadinas.

Parece que el chupeteo y la segunda botella abrió el apetito y decidimos quedar a cenar. Unas buenas zamburiñas sirvieron de excusa para mojar algo de pan.

Por seguir con marisco y bajo la premisa de culo veo, culo quiero, ver las caras de satisfacción de la mesa de al lado mientras se comían una ñocla a la plancha, definió el siguiente plato.

Creo que ya os lo comente alguna vez, la gente se pirra por las centollas y no puedo decir que un buen carro no me encante, pero si de patas y más carne hablamos, no se puede comparar con un buey de mar. Encima si lo pedís a la plancha, la cosa mejora con creces.

Turno del pescado, con la chopa no hubo discusión pero pedirla con salsa, a la espalda o al ajillo fue otro cantar. Al final elegimos la última opción en función de mantener un poco la línea."

En el blog podréis ver las magníficas fotografías de estas exquisiteces


A su derecha, la calle Recoletas ya citada, tuvo, y tiene en parte todavía, una importante confusión, incluso a nivel callejeros, con la desaparecida Travesía de Recoletas, muy próxima, ya que sale de ella hacia la capilla de los Remedios, que fue del antiguo hospital de peregrinos de esta advocación, más conocido como Hospital de Corraxos, la cual pasó en 1941 a estar dedicada al Arzobispo Valdés Salas, pero al no quitársele la placa antigua se armó el revuelo de nombres. Nos lo explica Luis Miguel Piñera:
"... la placa de Travesía de Recoletas no se retiró en 1941, cuando se aprobó el nombre del arzobispo, con lo que prácticamente todos los habitantes de Cimadevilla seguían llamándola por el nombre antiguo. La confusión aumenta cuando vemos callejeros como, por ejemplo, el incluido en el padrón de habitantes de 1960 con la denominación de travesía de Recoletas para la corta calle perpendicular a Recoletas y Arzobispo Valdés, que desembocaba frente a la capilla de los Remedios. (...)

Trataremos de aclarar el asunto. El 7 de agosto de 1941 desaparece oficialmente la travesía de Recoletas para convertirse en Arzobispo Valdés, pero al no desaparecer la placa, lo que sucedió fue que en realidad la travesía se bifurcó, llamándose con el nombre nuevo a la vía así conocida hoy y manteniendo el de travesía de Recoletas otro tramo. En consecuencia, por eso aparecen en planos, incluso recientes, las dos calles."

Por su parte, la calle Recoletas estuvo dedicada durante breve tiempo a Ángel García Sobral, El Pescao, fundador del Pósito de Pescadores y militante cenetista que falleció el 8 de octubre de 1934 durante la Revolución de Asturias. La decisión de ponerle este nombre a la calle se adoptó el 16 de julio de 1936, es decir, dos días antes que estallase la Guerra Civil puesto que Portela habría muerto en este lugar, tal y como leemos en Gijón en la Revolución de Octubre (III) de la página Gijón en el Recuerdo, donde nos relatan lo acaecido en la ciudad aquel día que murió Sobral, el segundo de dicha revolución:
"La vigilancia del Musel, desmontada desde el asalto al puesto de Carabinaros, es retomada por 60 marineros del Libertad que establecen turnos de centinela. Dos marineros de los 60 que tenía el buque en tierra para la vigía, entablan contacto con los revolucionarios y traman un plan. A bordo del Libertad, el ambiente está enrarecido: algunos oficiales no eran partidarios de bombardear a la población civil. Se trataba de aprovecha el descontento reinante y para ello, decidieron que al relevo de la guardia, los dos marineros desde La Calzada avanzasen en manifestación hacia el Musel, captar a la guardia entrante y marchar hacia Gijón.

Así se hizo y los dos marinos sublevados rodeados de una muchedumbre se encaminan hacia el Musel dando vivas a la revolución. Los carabineros situados en el cargadero nuevo abren fuego y caen varios manifestantes. La oficialidad del buque que más quería que un buen motivo para cerrar filas con la marinería. Varias lanchas de desembarco parten del Libertad y a pesar de intentar repelerlas con 6 o 7 fusiles, lograron detener a 36 hombres y 24 mujeres.

El sufrido 29 batallón de Infantería: JMª Martínez se entera que el tren del 29 está detenido en Veriña. Los 400 soldados están desesperados intentando organizar el desplazamiento hasta Oviedo por tierra. Se dedican a confiscar carros y animales para transportar el material. A doce km de allí, JM Martínez al frente de unos cuantos cenetistas, repartidos por los montes anteriores a llegar a Veranes. Unas cuantas descargas hacen pensar al comandante Cerrada que tiene en frente una tropa de revolucionarios que les han tendido una emboscada. Se repliegan, frenado el avance. JMª Martínez y los suyos vuelven para Gijón.

Aeroplanos: por segunda vez aeroplanos vuelan bajo en tares de observación. Moriones, envalentonado por el aplastamiento del motín del Libertad, se decide a dar un golpe de mano. Desde Manuel Llaneza y la Puerta la Villa, guardias civiles y de Asalto lanzan un ataque que es rechazado con vigor por los revolucionarios dirigidos por Vázquez del Cte Local de CNT. Se repliegan y dejan dos heridos en el camino. Cimavilla por la tarde: El bloqueo al que están sometidos los revolucionarios y temiendo un nuevo ataque del Libertad, se lanza un nuevo asalto al Ayto., con bombas de mano y quemando los últimos cartuchos, logran llegar a los arcos de la Plaza, donde son rechazados por los de Asalto.

Justo e la esquina de “El Centenario”, cae Ángel García Sobral “el Pescao”, militante cenetista, por el disparo del viajante catalán desde la terraza de Los Laureles. Oscurece: Comienzan los bombardeos del Libertad contra Cimavilla. Esta vez potentes proyectiles derrumban todo lo que tocan. Varias casas sufren daños terribles, otras se desploman, la torre de la Iglesia de San Pedro, la fabrica de Tabacos… El polvo y la destrucción siembra el pánico en los vecinos del barrio de pescadores. Se había acordado que los revolucionarios (entre 30 o 40) abandonasen las armas y se mezclasen con la gente si hubiese que huir. Por las calles en riada, comienza a salir los pobladores de barrio enarbolando banderas blancas.

Los guardias detienen a todos los hombres para conducirlos a la Iglesiona. Allí son encerrados 600 vecinos. Comienzan los interrogatorios y las torturas a los que parecen responsables. Cae uno de los bastiones y además 15 revolucionarios de primera línea. El asunto se pone mal. Las fuerzas gubernamentales, no entran al barrio hasta el amanecer."

Luis Miguel Piñera, por su parte, además de informar de la muerte de Sobral "según la difundida leyenda, por la bala de un viajante catalán que disparó desde la terraza del Hotel de la plaza Mayor", añade:
"En principio, la calle iba a ser un homenaje al coronel Portela, aunque nunca se llegó a aprobar, «quedó sobre la mesa», dice el acta. En efecto, el 15 de mayo de 1931, con la proclamación de la República reciente, se trató en la Sesión del Ayuntamiento este asunto, al recordar a «quien había tenido una labor importante en la resolución de una huelga siendo Coronel del Regimiento de Guarnición en esta plaza»

Y allí mismo, a la derecha del pasadizo, está el Bar-Restaurante Entreplazas, así llamado por estar en este tránsito entre la Plaza Mayor y la Plaza del Marqués. En él se celebró la jubilación de Juan Maribona, médico del Real Sporting de Gijón, congregándose numerosos históricos del club, según leemos en El Comercio del 14-6-2019:
"Javi Fuego participó el miércoles en una cena muy especial en el Restaurante Entreplazas. El histórico Juan Maribona, ATS del Sporting durante décadas y una persona muy querida en el club, dejó de trabajar en Mareo después de 41 años, entre su etapa como futbolista e integrante de los servicios médicos, recibiendo entre varios regalos una camiseta de recuerdo firmada por numerosos excompañeros. 
La cena sorpresa congregó a varias personalidades de la historia del Sporting, como Abelardo y Ciriaco Cano, además de trabajadores tan destacados como Gerardo Ruiz e Iñaki Tejada y exfutbolistas rojiblancos: Juan Muñiz y Juan Pablo, entre otros. Maribona, que sigue con su profesión fuera del Sporting, estuvo a punto de debutar con el primer equipo como jugador, pero una grave lesión de rodilla en 1979 precipitó el final de su carrera."


El Entreplazas había sido noticia más de una década más atrás por tener "La fabada que sabe y suena", con la que el prestigioso cocinero Carlos Ramos ganó el II Certamen de pinchos y tapas "con su mezcla de puré de fabas y peta zetas", leemos en La Nueva España del 13-5-2008:
"Suena y sabe. Se paladea y cruje. Es asturiana y sus características peculiares le han otorgado un primer puesto en el II Certamen de pinchos y tapas de Gijón. La «Fabada sonora», nombre que se le ha dado con motivo del estruendo que produce al contacto con el paladar, resultó la tapa ganadora en un concurso que contó con la presencia de un jurado especializado. El creador de este ingenio responde al nombre de Carlos Ramos, el cocinero, desde hace dos años, del restaurante gijonés Entreplazas, un local que no es la primera vez que resulta premiado, ya que en la pasada edición del certamen su mousse de queso curado y jamón quedó en segundo puesto.
En esta ocasión, Ramos quiso hacer algo «de la tierra, aunque variando su forma de consumo», explica. De esta forma, transformó la fabada en puré y añadió el compango de morcilla y chorizo en polvos. Para rematar la «Fabada sonora», el hostelero incorporó un crujiente de tocino, gelatina de sidra y peta zetas. «Había oído hablar de los famosos peta zetas de Ferran Adrià, así que decidí usarlo en un producto asturiano como es la fabada», cuenta Carlos Ramos haciendo suya la iniciativa del cocinero catalán.  
El resultado no pudo ser mejor y el sabor diferente, pero «muy asturiano». «Es como tomarse una cucharada de fabes, pero con culín de sidra incorporado», dice Carlos, que en la mañana de ayer pudo comprobar el éxito del pincho, «ya pasaron alrededor de una veintena de personas pidiendo la "Fabada sonora"». 
Muchas tuvieron que esperar hasta media mañana, ya que la elaboración de este pincho asciende a cuatro o cinco horas. «Es una preparación muy larga y costosa, a la que después le debes sumar el emplatado», explica Carlos, «el chorizo y la morcilla se secan al horno para eliminar la grasa, ésa es la parte más laboriosa del proceso», añade. 
Ayer todos los clientes del Entreplazas pudieron disfrutar del entrante ganador, así como los habituales de la barra. Además, según los datos que maneja el establecimiento, «durante los días que duró el certamen se consumieron alrededor de 3.000 unidades de la "Fabada sonora"». 
El objetivo de Carlos Ramos era «sorprender» y considera que así lo ha hecho. «A partir de ahora incorporaremos la tapa en el menú y la mantendremos en la carta, para que no caiga en el olvido», puntualizó el dueño del local Entreplazas, Marcos Sanjurjo. 
Por su parte, Carlos Ramos, quien lleva más de diez años ejerciendo como cocinero en establecimientos de Tenerife, Mieres o Gijón, cree que el balance es «positivo». «De los dos años de existencia del certamen, uno fuimos finalistas y éste ganadores, creo que es una buena señal», puntualizó. 
«Fabada sonora» 
Ingredientes 
Espuma cremosa de fabes, polvo de chorizo, polvo de morcilla, crujiente de tocino, gelatina de sidra, peta zetas y salsa de pimentón. 
Presentación 
El pincho se emplata en un pequeño vaso de cristal y se toma con una cucharilla. 
Elaboración 
La elaboración asciende a cuatro o cinco horas. En la creación del pincho participa todo el equipo de cocina, aunque la idea original sea del cocinero Carlos Ramos. 
En primer lugar, se prepara una fabada al estilo tradicional en la que se incorpora el compango de chorizo, la morcilla y el tocino. Después, se reduce la fabada a puré, excepto el compango. El chorizo y la morcilla se introducen al horno hasta que eliminen toda la grasa, posteriormente se reducen a polvo. El tocino se introduce en el horno hasta que cruja. Se echan peta zetas y gelatina de sidra."


Desde el Entreplazas, haciendo honor a su nombre, hay acceso directo al pasadizo entre la Plaza Mayor y la del Marqués, desde el que vemos toda la parte porticada de esta ala oeste de la Plaza Mayor, con el otro pasadizo, el que va a la calle Valladolid desde La Botica y El Mesón Viejo, al fondo


Y es que el mismo pasadizo fue antiguamente un bar más, que había que atravesar, por el medio, para pasar de una a otra plaza, el bar La Pipa. La travesía fue llamada también (hoy ya no) de la Fuente la Plaza, por la de la Barquera


Y a La Barquera, Plaza la Barquera, y hoy día Plaza del Marqués, viendo ya al otro lado la estatua de Pelayo y los palos de las embarcaciones atracadas en el puerto deportivo, dejamos la Plaza Mayor y nos dirigimos hacia El Natahoyo y su arenal (Playa de Poniente) 













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