POSADA, CAPITAL DE LLANERA (ASTURIAS) EL CRUCE Y SU MURAL VECINAL "HOY ES SIEMPRE TODAVÍA", LA RECTA, EL PARQUE Y LA QUINTANA
Entrando en Posada viniendo de Ables, con El Picu Santufirme (439 m) en lontananza
El Camino de Santiago entra en Posada, capital del concejo de Llanera, pasando así a la parroquia de Rondiella y dejando atrás la de Ables en la ruta de la Sancta Ovetensis a Avilés, donde retomaremos la ruta costera hacia la marina occidental asturiana. Posada es la capital de Llanera desde la Edad Media, lugar de reunión de los homes buenos o representantes del concejo, que pertenecía al obispo de la mitra ovetense del Salvador, contra quien llegaron a rebelarse en 1408 por sus abusos tributarios, siendo excomulgados y no siéndoles levantada dicha excomunión tras pública penitencia de dichos representantes en la catedral en el verano de 1412, de ahí que su antiguo apodo sea el de perxuraos o esconxuraos, pero lo que antes era motivo de oprobio ahora lo es de orgullo y fiesta, celebrándose todos los años un festejo medieval que conmemora el acontecimiento
Así, de aquel dicho "de Llanera, ni el polvo siquiera", con el que se provocaba a sus habitantes, se ha pasado al "Llanera, Dios te la diera", según una leyenda basada en aquellos sucesos, perfectamente documentados, según la cual, esa habría sido una respuesta de los vecinos al obispo ovetense que los excomulgó
Posada debe su nombre a un lugar de parada, de posarse, de posada, en el antiguo camino entre la catedral ovetense del Salvador y Avilés, que seguirían muchos peregrinos que, desde la capital asturiana, optaban por tomar el trayecto costero (actual Camino de Santiago del Norte) en vez del del interior (actualmente conocido como Camino Primitivo), vieja ruta al que era el puerto avilesino, sin duda el principal de Asturias desde la Edad Media hasta el siglo XIX, centuria en el que la nueva carretera, actual AS-17 sustituyó a este antiguo trayecto, ahora recuperado como ruta xacobea oficial
Este habría sido además posiblemente el itinerario de los perxuraos de Llanera, de sus treinta representantes en concreto, veinte hidalgos y diez pecheros que, vestidos con sacos atados con cordel, soga al cuello y ceniza en la cabeza, cumplieron el ritual de perdonanza de la catedral, si bien ellos en sentido inverso al que vamos nosotros. En la actualidad este tramo, muy transformado, evidentemente, es la carretera local LL-1, que desde Ables comunica con Posada a través del pequeño valle del Ríu Zaladrón o Ríu la Tarabica, que hemos dejado atrás
Posada estaría además en el cruce de este Camino con el de la antigua vía Lucus Asturum-Lucus Augusti que, desde la actual Llugo de Llanera, en cuyas inmediaciones estuvo aquella mítica ciudad romana de Lucus Asturum, poblada con astures bajados de los castros de las montañas en torno al valle, iba aLucus Augusti, la actual Lugo. Esta vía, basada también en caminos mucho más antiguos, prehistóricamente, sería en parte a su vez la base de dicho Camino Primitivo, pero no ya saliendo de Llanera, sino de la colina de Outeao, germen de la actual capital asturiana, proclamada como tal por Alfonso II El Casto en 791
Posada sustituiría como enclave de importancia a Lucus Asturum cuando esta ciudad, fundada por Roma en base a castros preexistentes, fue abandonada y desapareció, bien por invasiones o bien por la crisis general de los que la historiografía clásica llamaba 'siglos oscuros', en algún momento entre la caída del Imperio Romano y la llegada de los musulmanes. Sin embargo, posteriormente algunos cronistas quisieron recrear un pretendido esplendor de aquella ciudad perdida, como forma de ensalzar la nueva sede regia ovetense
Estamos además en los caminos de la arriería, los de los arrieros y sus recuas de mulas, los grandes transportistas de la antigüedad, que pululaban con sus mercancías por estos caminos entre la costa y el interior, entre el oriente y el occidente, no siempre siquiera aptos para carros. También son los caminos de la trashumancia, los de los pastores y, sobre todo los de los vaqueros, vaqueiros en el occidente, que pasaban el otoño y el invierno en estos pastos de clima suave cercanos al mar, regresando avanzada la primavera a pasar el verano en los grandes pastos de los puertos de la Cordillera Cantábrica, en concreto en Babia y Somiedo
Posada nació al amparo de los caminos y creció luego al de la nueva carretera Oviedo-Avilés, la industrialización del valle, la minería del Picu Santufirme (439 m), que vemos ante nosotros y, de unos años acá, de la enorme demanda de vivienda, a lo que ayuda su proximidad a las áreas urbanas más grandes de Asturias, el famoso "triángulo Oviedo-Gijón-Avilés" (está situada en medio)
Al mismo tiempo, paradojas de la historia, la antigua Lucus Asturum 'resucitó' en base a La Estación, antiguo apeadero del ferrocarril, inaugurado, en 1876 que fue posteriormente transformado en estación ferroviaria y es la actual Llugo, nombre que antaño agrupaba a todos los barrios de la parroquia, limítrofe con esta de Rondiella por el este y por donde ahora ambas poblaciones, distantes apenas tres kilómetros una de otra, tienden a unirse formando un único núcleo urbano lineal que se extiende de aquí al este
Antes de llegar a lo que es propiamente el casco urbano de Posada vemos estas praderías de las cercanías de La Piniella, El Cardiel, El Prau los Señores o El Barradiellu, zona rural que va transformándose en residencial y periurbana
A nuestra izquierda es el barrio de Severies, donde estuvo la cabeza de esta parroquia de Rondiella, así como el antiguo Ayuntamiento, al pie de La Cogolla o Picu la Cogolla (355 m), donde se ha localizado el castro astur que fue el precedente poblacional del lugar. Fue reconocido el 22 de septiembre de 1960 por el gran historiador, profesor y arqueólogo José Manuel González y Fernández Valles, luego incluido en el Inventario Arqueológico de Llanera elaborado por Carmen Cabo Díaz en 1985 y luego en el del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) EL 23 de diciembre de 2012 y en el Catálogo Urbanístico de Llanera
Como tantos castros y montes, se ha plantado de ocalitos para las fábricas de celulosa, aunque aún se pueden reconocer sus defensas, como el foso, que según los vecinos de Severies era una 'carretera' que hicieron 'los moros' que allí vivían, donde jugaban con bolos de oro, pues había minas de oro y plata, leyenda muy común a yacimientos castreños. Estas son algunas de sus características, extraída de la web ArqueoAstur del arqueólogo Eduardo Pérez-Fernández:
"Elevación aislada a 324 msnm, delimitado A N y W por el regato que separa este montículo del Alto del Veredal, al S por las Casas de Rondiella y al E por Posada.
Recinto de planta ovalada de 100 x 50 metros, delimitado por restos de derrumbes, sobre todo en el frente N, posibles restos de una muralla o empalizada. Unos 2 metros por debajo de recinto se dispone una terraza de 7 metros de ancho que bordea todo el perímetro de la cumbre, al igual que otra terraza a cota inferior, de 5 metros de ancho. Las obras defensivas se localizan en el lado W, conformadas por un foso de 3 metros de ancho rodeado por un parapeto de tierra (Cabo Pérez, 1985; Cid et alii, 1991)
También ha sido descrito como castro en corona de grandes dimensiones, 100 x 60 metros y planta ovalada definido por una plataforma llana que pudo albergar tanto el espacio de hábitat como una línea defensiva a modo de muralla o empalizada; se refiere igualmente otra línea defensiva en la vertiente occidental y meridional conformada por un foso de tamaño pequeño, de 3 metros de longitud y 4 metros de ancho (Fanjul Peraza, 2005, 2014)."
Tras los castros llegaron las villae agrícolas, la de Severus o Severinus, antiguo posesor de la misma, darían nombre a este pueblo que ahora es una continuidad urbana con Posada, donde en nuestros días lo que más destaca es el edificio del Colegio San José de Calasanz, que tiene enfrente a la Escuela de Educación Infantil Bernardo Sopeña, sobre la carretera de Posada a San Cucao (AS-373). Más a su izquierda y en lo alto, sobre las casas, se reconoce la antigua iglesia parroquial de San Salvador de Rondiella
"La casa consistorial, que hacía a la vez de cárcel y tenía las armas del rey esculpidas en piedra, era de reducidas dimensiones y ofrecía escasas medidas de seguridad. Estaba situada en la parroquia de Rondiella, en el lugar de Posada, al este de la iglesia parroquial. En ella se celebraban las audiencias públicas los miércoles y los sábados de cada semana y las juntas de Ayuntamiento. Asimismo custodiaba los papeles y documentos propios del concejo."
En cuanto a la antigua iglesia parroquial de San Salvador de Rondiella, donde sigue estando el cementerio, su estructura revela que se trata de un templo estilo popular asturiano propio de los siglos XVII y XVIII, si bien muy posiblemente hecho sobre otro más antiguo que sería el inventariado en el censo parroquial del obispo Gutierre de Toledo. En 1971 se inauguró una iglesia parroquial más cercana al centro de Posada, en la citada carretera de San Cucao
Justo encima de la iglesia y bajo La Cogolla está El Cantu la Cerra, "Un cantu en asturiano es un altozano; misma raíz citada, indoeuropeo *KANT- (roca), luego cantizal, borde, límite", mientras que cerra, como cierru, "Del latín SERARE
(cerrar). Un lugar límite, de uso limitado, lindero, cerrado al paso en ciertas épocas… Se
ponían portillas en las erías, en los sembrados comunitarios", vuelve a explicarnos Xulio Concepción
El Picu Santufirme también tiene un castro pero no en su cima sino algo más al este, en El Cuetu, encima de Caraviés, ya en la parroquia de Llugo. Lo que hubo en su cima fue una capilla de Santu Firme, es decir, San Fermín, cuyo nombre implica fuerza y fortaleza en la fe
La senda peatonal sigue en subida junto a fincas, casas y parcelas, en dirección al barrio de Cortina y con la cima del Santufirme siempre a la vista. Esta cuesta desde el valle, si bien no muy dura sí bastante larga y al sol, nos demuestra que los sitios con fama de llanos, como Llanera, no siempre lo son tanto cuando se recorren caminando. Al menos, una franja o vereda peatonal, a la derecha, nos ofrece buen trecho para caminar con seguridad, en esta carretera con no poco tráfico en ocasiones
Vista a la izquierda hacia El Prau los Señores y la divisoria de Rondiella con la parroquia de Ables, por donde están también El Cardiel, 'campo de cardos' y El Caleyu
Ahí molía uno de los antiguos molinos del Ríu Zalandrón o Tarabica y, más lejos y más allá de Severies, en la falda de La Cogolla, reconocemos los lugares de El Requexu, en Rondiella, y El Carbayal y Baúro, estos ya en la vecina parroquia de San Cucao, al occidente del concejo
No muy lejos se encuentra el Recinto Ferial de Llanera, donde se celebra la fiesta de los Exconxuraos (sic), que conmemora el episodio de la rebelión de los vecinos contra el obispo Guillermo de Verdemonte en 1408
Aquellas casas, más allá de los invernaderos, están a la entrada de Guyame, también en San Cucao
Una senda peatonal va en paralelo a la carretera, de la misma manera que hay otra entre Posada y Llugo de Llanera
Al llegar aquí, la LL-11 o Carretera de Ables va suavizando su recuesto y finalizamos lo más duro del repecho
Es el barrio o lugar de Cortina, arrabal de Posada, donde siguen predominando las casas unifamiliares
Dejamos a la izquierda el Camín del Molín y continuamos todo recto sin abandonar la vereda peatonal
Va acabando el recuesto cuando ya empezamos a ver, al fondo, los bloques de pisos del barrio de El Cruce, por donde entraremos en el casco urbano, así llamado porque se cruzan esta carretera de Ables (LL-1) la de Avilés-Oviedo (AS-17) y la de Posada- Llugo (AS-374)
El cruce es un barrio con su particular idiosincrasia, a la entrada de la población, que celebra desde 1980 sus propias fiestas, en julio. Posada entera celebra San Isidro Labrador en mayo. A la entrada del mismo veremos un mural en el que se representa a un grupo de vecinos 'de siempre'
De El Cruce al centro urbano y zona del Ayuntamiento, La Recta, con sus nuevas urbanizaciones entre las calles Fondín, Carrión, Carbayu...
Transición entre lo rural-residencial y lo urbano entre Cortina y El Cruce, casas con terreno aquí y urbanizaciones al fondo. Esta es Casa María El Mancu y José María y Luz
A la izquierda una quintana, en el Diccionario geográfico de Asturias. Ciudades, villas y pueblos, se nos recuerda que "Si bien Lugo de Llanera (sede de la antigua urbe denominada Lucus Asturum), constituye el núcleo habitado más importante de la historia del concejo, Posada figura ya documentada en 1412 y 1529 como tradicional lugar de reunión de los "hombres buenos hijosdalgo y foreros de Llanera", sin embargo, el concejo no fue plenamente independiente hasta la supresión de los señoríos en el siglo XIX
Efectivamente, tras la desamortización de Felipe II por bula del papa Gregorio XIII de 1574, Llanera pasó de la iglesia a la Corona durante un breve tiempo, en 1581, pero, como la idea de dicha desamortización era sanear las cuentas del reino, maltrechas con las guerras de religión, la corporación ovetense ya había acordado en 1578 comprar el concejo y, aunque los llanerenses se movilizaron para evitarlo, Llanera fue comprada por 6.323.766,5 maravedís, tomándose los ovetenses posesión del territorio el 10 de abril de 1581, por lo que su independencia duró apenas 50 días desde el 20 de febrero del mismo año, cuando el rey tomó posesión del concejo
Ese nuevo señorío, el de la corporación vecina, fue motivo de conflictos durante mucho tiempo pese a la relativa autonomía de la que disfrutaba llanera, los cuales tienen un periodo de calma en el siglo XVIII pero se reanudan en 1763 con la elección de cargos del concejo (cuando el Ayuntamiento estaba en Rondiella). No sería hasta la supresión definitiva de los cotos señoriales, ya mediado el siglo XIX, cuando Llanera consigue la independencia plena, parece ser que sin traumas ni pleitos, pues no se conserva la documentación pertinente, siendo su primer alcalde independiente Antonio López Coto, quien ejercería como tal en 1859 y 1860, sucediendo a José Suárez Valdés, que se supone fue el último alcalde mayor nombrado por Oviedo/Uviéu
Un hórreo, el de la quintana de Casa Xuan, simboliza el paso de lo rural a lo urbano y las transformaciones acaecidas en Posada, muy bien plasmadas también por José A.Ordóñez en Posada pero no dormitorio, artículo de la serie Asturias: Viejas y nuevas polas publicada por el periódico La Nueva España en los primeros años de la década de 2010:
"Posada se tensa entre lo rural y lo urbano. Entre el hórreo y la fábrica. En pleno corazón metropolitano de la región, en la Asturias rica, la capital de Llanera ha experimentado una gran transformación en las cuatro últimas décadas. Todo empezó cuando a la centralidad de un terreno excepcionalmente llano se le unieron la mejora de las comunicaciones, la implantación de las primeras fábricas en los grandes polígonos del concejo y el éxodo de población de las aldeas. Fue entonces cuando Posada de Llanera comenzó ese viaje que la llevó de pequeña población tranquila y abierta al campo -congregada en torno a una carretera por la que apenas pasaba un coche y que hasta servía de escenario para el baile festivo- a pujante villa de servicios en la que residen algo más de tres mil personas. En concreto, 3.243 según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Pese al riesgo más que evidente, la localidad no se limita a hacer de dormitorio para las grandes ciudades de la región. Entre prados y fábricas, mantiene por sí misma las constantes vitales y sus gentes afrontan el futuro con optimismo".
A la derecha, Casa Suárez, donde vivieron José Suárez y Ricardo y Amparo, otra vieja quintana con hórreo y, bajo él, en el solorru, el carro de labranza, carru de rayos, 'radios', que mucho hace ya se detuvo allí a descansar. Seguimos leyendo a José A. Ordóñez:
"Lo cierto es que el proceso de pérdida de identidad que se ha registrado en muchos pueblos y villas de Asturias durante los últimos lustros ha sido especialmente intenso en esta tierra. Sin vestigios históricos o artísticos de relieve, sólo un puñado de edificios de Posada acumula más de cincuenta años de antigüedad. Son, por ejemplo, el maltrecho cuartel de la Guardia Civil; la plaza de abastos, cuya construcción fue sufragada hace casi un siglo por los llanerenses emigrados a Cuba y que hoy acoge una activa escuela de música, y el bar-restaurante Casa Laureano. También quedan en pie algunos hórreos, situados en lo que se podría denominarse como la Posada antigua, al paso del Camino Real."
Vamos a cruzar a Casa Xuan, donde vivieron Consuelo Xuan y Veva y Firme, desde donde podríamos atajar, a su derecha, hacia los edificios del fondo
Ahí están a continuación Casa Mari Cruz y Manolito El Caxeru y Casa Tino y Sofía, pero no vamos a tomar ese atajo, vamos a segur hasta el cobertizo que hay seguidamente, donde está aparcado aquel coche, en lo que era la Carpintería del Caxeru
Hay un poco de acera y, unos metros más adelante y en este mismo muro, una sorpresa...
Es el mural vecinal Hoy es siempre todavía, cita de Antonio Machado que titula esta obra pictórica de la artista Isabel González Díaz, el que muestra a algunos de los vecinos de siempre, cuyas casas acabamos de ver, historia viva del barrio y de Posada, participando en una esfoyaza, tradicional labor comunal de deshojar les panoyes o mazorcas de maíz y luego enrriestrar o hacer ristras, atándolas unas a otras con unas pocas hojas dejadas a tal efecto, colgándolas luego en corredores, gabitos (escarpias) o donde fuese menester para que curasen, endureciesen los granos y luego estos, desgranados, se llevasen en sacos al molino, para molerlos y hacerlos fariña con la que seguidamente hacer la boroña o pan de maíz en casa. He aquí su explicación en la misma web de la artista:
"Hoy es siempre todavía" es el título del proyecto de intervención artística, realizado en colaboración con el Ayuntamiento de Llanera, que bajo un verso de Antonio Machado, ha servido para poner en valor la memoria de un barrio, de sus vecinos y para rescatar de nuestra tradición la esfoyaza una de las labores del campo en torno a las que se juntaban los vecinos para ayudarse y divertirse en la época de la seronda.
Las personas que aparecen en el mural ya no están entre nosotros pero han dejado en sus descendientes y vecinos anécdotas, aprendizajes y lazos que constituyeron un núcleo rural de personas que se ayudaban y querían.
Está ubicado en el barrio de El Cruce en Posada de Llanera- Asturias.
De izquierda a derecha en la fila superior están representadas: María "El Mancu", Tino y Sofía, José "Suárez", Mari Cruz y Manolito "El Casieru". En la fila inferior: Consuelo "Xuan", José María y Luz, Ricardo y Amparo y Veva y Firme."
Estos son los nombres de los presentados, Vecinos que son eternos, titulaba la noticia de su inauguración la corresponsal del periódico La Nueva España el 24-8-2023, contándonos de esta obra, los vecinos en ella plasmados y de la autora:
"El Cruce, a la entrada de Posada de Llanera si se llega desde la carretera que atraviesa Coruño, era antaño zona residencial con muchos menos vecinos. Con casas contadas y en la que todos se conocían. Algunos de ellos, "gente de siempre" de este lugar y ya fallecida en algunos casos, son ahora eternos a través del mural pintado por Isabel González, artista local además de bibliotecaria de Lugo. La obra se ve justo al hacer el giro para coger el desvío hacia Ables, sobre una pared antes desnuda y deteriorada que ahora se ha embellecido para inmortalizar a "María ‘El Mancu’, Tino y Sofía, José ‘Suárez’, Mari Cruz y Manolito, ‘Consuelo Xuan’, José María y Luz, Ricardo y Amparo, Veva y Firme". Los protagonistas aparecen así expresamente citados a un lado de la obra, por este orden, por parejas en algunos casos, agrupados por familias, y por sus nombres de pila o apodos. Todos en un listado que se escribe con el pincel bajo el verso de Antonio Machado que parece titular el trabajo y que reza "Hoy es siempre todavía".
La escena es la de una esfoyaza, reunión que era común entre ellos, según recuerdan sus descendientes. Aida Cuesta es una de ellas y pasa por la zona en dirección a casa de la familia. Después se ve llegar también a su hija, Estela Suárez, que no vive en la zona pero que viene cada vez que puede y sobre todo en verano.
"María ‘El Mancu’ era como llamaban a mi abuela, Consuelo también era abuela y José María y Luz son mis padres. Veva y Firme mis tíos, ella hermana de mi madre", explica Aida Cuesta, preguntada por este periódico acerca de los protagonistas del mural.
La iniciativa de la pintura es de Isabel González, con familia en esta zona y también protagonizando esta obra que ahora se ve desde las casas de enfrente, una de ellas de antepasados de la propia autora. Antes se veía una pared desconchada y dañada por el paso del tiempo y ahora este trabajo que también llama la atención de los que pasan por allí y se detienen a mirar la escena. Los personajes están vestidos como se les recuerda en El Cruce, alguno con boina y todos disfrutando del encuentro de hermandad y vecindad que suponía la esfoyaza.
El retrato colectivo, pintado recientemente, trae a la mente otros tiempos, en los que este lugar residencial a la entrada a Posada de Llanera, donde también existe un bar llamado El Cruce, no se había desarrollado aún con los bloques de pisos que se ven frente al punto de localización del mural. "Antes nos conocíamos todos, todo lo que se ve hacia allá no estaba hecho. Éramos los de estas casas", explica Cuesta, en referencia a las viviendas unifamiliares que siguen habitadas en la mayor parte de los casos por descendientes de los que antaño fueron dueños y hoy son recordados en la obra de Isabel González.
Esta artista colabora en numerosas iniciativas locales, como las once obras sobre las once parroquias de Llanera que hizo para una pared interior de la sección local de la biblioteca de Posada, con una ilustración de un elemento o edificio que representara a cada una de ellas. El conjunto se conforma con estas ilustraciones colocadas sobre un mapa del concejo y cada una en el lugar que geográficamente le corresponde.
González, bibliotecaria del equipamiento de Lugo, es diseñadora gráfica por la Escuela de Arte de Oviedo, además de graduada en Información y Documentación por la Universidad de León y tiene amplia formación en materia de ilustración científica, caracterizada, entre otras cosas, por la precisión en las representaciones gráficas.
Entre sus trabajos destacados se encuentra la exposición "Aves de tu entorno", hasta hace pocas fechas en el Aula de la Naturaleza de La Manjoya (Oviedo) y que está integrada por una colección de más de cuarenta ilustraciones naturalistas.
La muestra, solo parte del magnífico y abundante trabajo de este autora, se vio también su momento en distintos puntos de Llanera y de Asturias, además de su recorrido por tierras leonesas o la presentación que se hizo de ella en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) en Madrid en 2017."
"El Cruce, barrio a la entrada de Posada de Llanera, tiene desde hace algo más de un año un mural que representa a vecinos que fueron de este lugar, ya fallecidos. Sus nombres figuran en un lateral de la obra, pero la artista Isabel González ha añadido un detalle a su trabajo: un código QR con el que se puede conocer la biografía de cada una de las trece personas que aparecen representadas. Nunca han sido anónimos, pero este gesto, que demuestra la sensibilidad de la autora con la preservación de la historia de estas figuras, convierte en aún más especial este trabajo de González, especialista en ilustración, diseñadora gráfica con numerosas pinturas sobre naturaleza, pero también sobre tradiciones, patrimonio o gentes del concejo en el que además es bibliotecaria en Lugo.
En el mural de El Cruce (que se encuentra en un pequeño muro a la entrada de Posada si se llega desde la zona de Coruño, justo al hacer el giro hacia Ables) está instalado junto a los nombres el código QR, que si se escanea permite conocer quiénes fueron cada uno de estos vecinos, en algunos casos matrimonios, hijos o familias, "gente de siempre" del lugar. Son "María El Mancu", Tino y Sofía, José Suárez, Mari Cruz y Manolito, "Consuelo Xuan", José María y Luz, Ricardo y Amparo, Veva y Firme, tal y como aparecen nombrados en la pintura. La que sigue es su historia, recogida por la artista Isabel González.
María Fernández Díaz, "María El Mancu". Natural de Campañones (Corvera), trabajó en la Fábrica de explosivos de Coruño (Llanera) y se dedicaba, junto con su vecina Sofía, a llevar en un carro la leche para vender en Oviedo. "Además de ir por las romerías vendiendo avellanas, manzanas, caramelos y tabaco, el día diez de cada mes, que era día de paga, se acercaba también a la mina de Villabona para ofrecer sus productos a los mineros", destaca González. Su único hijo, José María, aparece también en el mural y esta mujer fue "siempre valorada entre los vecinos por su valentí, ya quee, a consecuencia de la Guerra Civil, sufrió la expatriación a Puigxardá pudiendo, años más tarde, volver a Asturias". Es el único caso en el que no se cuenta con el dato de fechas de nacimiento y fallecimiento de la persona, que sí se incluyen para el resto de personajes de la obra.
María Consuelo Menéndez Vázquez (1906-1984). De Severies (Llanera), su infancia no fue fácil, como sucedía en muchos casos en la época, y ayudaba en casa y en el campo haciendo tareas desde muy pequeña.
"Se levantaba a las cinco de la mañana para ir al monte, a una finca que tenían en 'El Cierru los Pinos'. Allí sacaba unas cuantas patatas necesarias para hacer la comida, que tenía que estar lista a tiempo para llevarla a 'los hombres' que trabajaban fuera de casa. De la que regresaba de sacar las patatas aprovechaba para ir recogiendo por el camino cotoyas y palos que iba metiendo en un saco y que más tarde servirían para encender la lumbre para cocinar. Guardó siempre en la memoria el recuerdo de haber presenciado el eclipse de sol total que ocurrió en 1912. Aquel del que decían 'sería el fin del mundo', aquel día en el que las gallinas se habían guardado a mediodía", rememora Isabel González sobre esta mujer.
A los catorce años se casó con Manuel Pérez Muñiz, vecino de La Quintana, lugar donde se fue a vivir en un principio. Después de unos años se trasladó a la que hoy en día se conoce como "Casa Xuan", en el barrio de El Cruce. "Su suegro se había casado en segundas nupcias con la tía Laura, propietaria de esa casería. Tuvo cuatro hijos, dos de ellas representadas en el mural: Luz y Veva. El resto de su vida la dedicó a cuidar de ellos, las labores de la casa y la casería. Las vacas y especialmente catarlas, siempre fue tarea de mujeres", indica la información que sobre esta figura ofrece el código QR.
José María Cuesta Fernández(1920-2011) yMari Luz Pérez Menéndez (1923-1989). Él fue durante nueve años trabajador de la mina de Villabona y en la Fábrica de Cerámicas Guisasola. Compaginaba esta dedicación con la siega de las caserías de la zona. "Siempre dispuesto a echar una mano a los familiares y vecinos en las tareas propias de sus caserías. Amante de los deportes, destacaba por su destreza jugando a los bolos y por supuesto al fútbol. También disfrutaba mucho de los baños en el mar o en el río siempre que tenía ocasión", ha recogido González sobre la vida de este hombre, que se casó con Mari Luz Pérez.
Ella fue primogénita de los cuatro hijos de la familia de 'Casa Xuan', fue una mujer amante de la jardinería y que se dedicaba con pasión a las plantas y flores que nunca faltaban alrededor de su casa. "Era conocida también por ser muy buena cocinera, tarea de la que disfrutaba mucho. Su arroz con leche era inigualable. De su matrimonio con José María tuvo dos hijas, una de ellas aún vecina del barrio", destaca su biografía.
José Ruiz Rodríguez (1882-1974). Era conocido por todos como "Suárez" por llevar la casería que aún hoy en día se denomina como" Casa Suárez". Nació a finales del siglo XIX y tuvo cuatro hijos, de los que uno falleció al nacer. "Enviudó joven, cuando la primera de sus hijas apenas contaba con cinco años de edad. Su esposa falleció a causa de la gripe, lo que por aquel entonces se denominó 'el mal de moda'. Trabajó en la construcción del campo de aviación de La Morgal, en la fábrica de explosivos de Coruño y, claro está, al cuidado de su familia y casería", recoge su biografía.
Explica Isabel González con la historia de este hombre otras curiosidades de los trabajos de la época que probablemente ya no muchos recuerden y se rescatan al sacar a la luz la historia de este hombre a través del mural. "En el día a día e incluso para trabajar, era muy habitual el uso de las madreñas, pero en la fábrica de explosivos no podían ponerles clavos en los tacos, ya que el roce del metal con el suelo podía provocar incendios o explosiones debido al contacto de este con el material inflamable", señala el texto de la artista.
"Sus vecinos le recuerdan ya de mayor por su afición a jugar a las cartas con los chavales del pueblo. Yo apenas le recuerdo, era mi bisabuelo, pero guardo en la retina la imagen de él sentado en el banco verde del portal ofreciéndome caramelos de eucalipto", concluye sobre esta figura.
Ricardo Díaz Suárez (1915-1998). Nacido en El Socavón, en Casa La Molinera, era huérfano de padre y su madre falleció al poco de nacer, por lo que fue criado por su familia materna.
"Le tocó vivir la guerra y las penurias posteriores de la posguerra. Se trasladó a vivir a El Cruce cuando se casó con Amparo y allí compaginó su vida con el trabajo en la casería y la fábrica de Cerámicas Guisasola "La Estufa". Una de sus dos hijas recuerda que solicitó para los obreros una parada de autobús en El Cruce para que los obreros no tuvieran que ir caminando hasta la fábrica cuando llovía. Con mucho esfuerzo, logró junto con su mujer, comprar la casería", rememora el texto de Isabel González.
Fue una persona emprendedora a la que le encantaba leer y estar al tanto de la actualidad y "era un fiel seguidor del Oviedo, especialmente de Herrerita'". Era abuelo de la artista.
Amparo Ruiz García (1914-2001). "Fue la primogénita de José, huérfana de madre desde los cinco años, le tocóllindar desde muy pequeña y andar delante de les vaques. De joven, iba a vender a la plaza de abastos de Posada conejos y hortalizas. En casa cosechaban remolacha azucarera, producto que en aquella época enviaban con carros hasta el tren en Lugo de Llanera para después descargarlo en la las fábricas azucareras implantadas en Asturias entre 1853 y 1957, en este caso en la que estaba en Gijón. Las fincas de cultivo eran las que en la actualidad se celebran las fiestas de El Cruce", se escribe en la biografía de esta mujer rescatando también en este caso detalles de lo que fueron formas de vida de otra época en el concejo.
Le encantaba escribir y anotar en su cuaderno cuando cambiaba el menguante para poder sembrar, "cuando había parido una vaca o las fechas señaladas de la vida familiar", se detalla sobre la vida de esta mujer que fue madre de dos hijas que hoy en día viven en El Cruce al lado de la casería familiar. Era la abuela de la artista Isabel González.
Juventino Martínez Martínez (1911-1989) y Sofía Rodríguez Fernández (1916-1993). Natural de Pola de Somiedo él, sufrió las penurias de la guerra y trabajó en varios lugares de Llanera: en el servicio de la Torre de San Cucao y en la Fábrica de Cerámicas Guisasola, conocida como "La Estufa". Casado con Sofía Rodríguez, el matrimonio tenía un par de vacas y una huerta. "Las vacas eran cosa de Tino y la huerta de su esposa Sofía", se lee en la biografía de ambos.
El hombre era un gran aficionado al ajedrez, que "enseñó a jugar a todos los niños del barrio y buscaba rápidamente la revancha si por casualidad perdía, cosa que no solía suceder".
Sofía Rodríguez era de Bonielles, llevaba la leche a vender a Oviedo en un carro con su vecina María 'El Mancu'."Se casó con Tino ya de mayor y no tuvieron hijos. Atendía la casería y trabajaba su huerta en la zona conocida como La Ería, cerca de su casa. Cada día se acercaba al Bar El Cruce a leer el periódico y gustaba de enseñar curiosidades de las noticias a los niños que venían por allí", se destaca sobre esta mujer.
María Cruz Álvarez Martínez (1931-2021) y Manuel Prado Carril (1922-2022). Nacida en Oviedo un 3 de mayo de 1931, ella vivió la mayor parte de su vida en San Cucao. Fue madre de cinco hijos, cuatro varones y una niña. "A pesar de ejercer el papel de madre y cumplir con todas las tareas que eso conllevaba en aquella época nunca dejó de lado los quehaceres que más le gustaban, entre sus pasatiempos preferidos estaba la lectura, sobre todo, acerca de temas relacionados con la medicina", explica su biografía en el mural.
Tejía a máquina y tocaba el piano, se detalla sobre esta mujer "llena de vida e inquietudes, pues sus ganas por aprender y conocer nunca cesaron".
Se casó con Manuel Prado, natural de Coruño (Cayés), de las 'Casas del Trigo', nacido un 9 de marzo de 1929. "Su familia tenía una serrería, carpintería, ebanistería conocida como 'El Caxeru', ya que se dedicaban, entre otras cosas, a hacer cajas para los difuntos", recoge la historia sobre esta figura del mural.
Lo que queda de lo que fue su antigua carpintería está justo detrás de donde se ubica esta pintura de Isabel González. "Sus vecinos le recuerdan como una persona alegre y dicharachera siempre con la canción en la boca", se destaca sobre Manuel Prado.
María Consuelo Genoveva Pérez Menéndez, "Veva" (1934-2015), y Fermín Súarez Martínez (1927-2012). Ella fue la última de los cuatro hijos de Consuelo y Manuel, "de niña fue a la escuela con doña Inés, una profesora que daba clases a muchos niños en un local próximo a la farmacia de Posada de Llanera, en la carretera de San Cucao". "Allí asistía a clases hasta la hora del recreo, a esa hora la iban a buscar para que fuera a llevar la comida a su padre, a su abuelo y a José Suárez, vecino de El Cruce y también representado en el mural, que trabajaban haciendo el campo de aviación, hoy aeródromo de La Morgal", detalla la biografía.
Se relata en la historia a la que se accede a través del código QR del mural que de los cientos de vivencias "contadas a su familia, recuerdan que de tanto que le pesaba la cesta de la comida, Olivina, de 'Casa El Dios, siempre la ayuda a acarrearla".
Con 22 años se casó con Fermín Suárez, matrimonio del que tuvo dos hijos. Con buena memoria, conocía y contaba historias "de los de antes", dice su biografía, que destaca su "inquietud extraordinaria por todo lo relacionado con las labores de aguja y especialmente por el difícil arte de los bolillos". "Aprendió a tejer de niña con las varillas de un paraguas, y sabía miles de puntos que enseñaba a cualquiera que quisiera aprender, siempre con una paciencia y un humor infinitos", se recuerda sobre ella.
Fermín Suárez nació en "Casa Chinta", en Tuernes el Pequeño (San Cucao), siendo el primero de cuatro hermanos. "La guerra la vivió de niño y de ella arrastró algún que otro trauma. En la escuela de Ablaneda recibió sus primeras lecciones junto con niños de distintas edades y a los catorce años ya comenzó a trabajar en Cerámicas Guisasola. Allí, por mediación de uno de sus compañeros de trabajo, Ricardo Suárez, conoció a la que sería su futura esposa, Veva de 'Casa Xuan', donde se instalaron a vivir", señala la biografía de este hombre.
Se explica asimismo en la información sobre el matrimonio que para poder celebrar su boda se vieron en la necesidad de vender un trozo de terreno colindante a la casa, "lugar que hoy en día ocupa la antigua vivienda de Tino y Sofía, también representados en el mural".
Isabel González Díaz plasma así de emotivamente sus impresiones y sentimientos ante su propia obra:
"Las trece personas que aparecen en el mural pertenecían a cinco familias. Sus descendientes o familiares aún viven en las casas que ellas ocuparon y son los que me han facilitado las fotografías que han servido de referencia para iniciar los primeros apuntes. A lo largo de estos últimos meses, han compartido conmigo muchos recuerdos que hacen que vuelvan a estar presentes de algún modo en el barrio y que han servido para que entre todos rescatemos del olvido: sus orígenes, aficiones y oficios y el recuerdo que han dejado entre las muchas vecinas y vecinos que se han acercado a compartirlas conmigo mientras pintaba. En definitiva su historia.
Me quedo con la frase que una de ellas me dijo un día "Ahora me siento de nuevo acompañada".
El Bar El Cruce estaba y sigue estando en el mismo sitio de siempre, en el mismo cruce, siendo la casa antigua, bellamente rehabilitada, que vemos enfrente, al otro lado de la carretera, detrás del árbol de la derecha
El Cruce, el mítico bar de Llanera que preparaba hasta cien kilos de callos es como encabeza el reportaje que le realiza para La Nueva España del 25-10-2023, remarcando que "El local, que ha visto crecer Posada y ha evolucionado con ella, es uno de los más antiguos de la localidad, anterior al gran desarrollo urbano de la capital", es decir, de cuando El Cruce era aún una aldea con caserías y quintanas:
"Mucho antes de que el desarrollo inmobiliario hiciese crecer Posada de Llanera, el del bar El Cruce era uno de los poquísimos edificios que había en esta zona de entrada a la capital del concejo. El local y sus propietarios han sido testigos directos de la evolución y auge de la localidad convirtiéndose en parada obligatoria para varias generaciones de vecinos y de los miles de trabajadores de las áreas industriales cercanas que han disfrutado de su buen ambiente de tertulia, sus famosos platos del día y una atención familiar y cercana. La fama que lograron sus buenos fogones –la cocina no funciona desde hace diez años– aún pervive y no es rara la ocasión en la que suena el teléfono para preguntar por los callos.
"Cuando lo cogieron mis padres en 1966 ya llevaba muchísimos años abierto, no sabemos ni cuántos porque el señor que lo llevaba hasta entonces no era el que lo había abierto. No había nada, todos los edificios que hay hoy entonces no existían, solo estaba este y el del bar de Rosita, que dieron mucha vida a esta zona", comenta Mabel Pérez, de la familia propietaria del negocio hasta 2014, cuando cedieron el testigo a la actual dueña, Tania Peixeiro Saldaña. Ella fue la elegida tras unas entrevistas para hacer el cambio de titulares, "porque queríamos que quedase en buenas manos por nuestros vecinos y clientes".
La historia del bar El Cruce comienza, según apuntan, entre finales del siglo XIX y principios del XX como bar-tienda y así se mantuvo hasta que los padres de Mabel Pérez, Celestino y Evangelina, incluyeron comidas que hicieron famoso al local por los cocidos, la carne asada, el conejo guisado, los escalopes y los callos. "De octubre a marzo hacíamos callos cada 15 días y hubo veces de preparar más de cien kilos de una sola vez", apunta Pérez. Ella siempre se encargaba de elaborar los segundos platos y asegura que "había pocos que me ganaran", al tiempo que aprendía de su madre los secretos del puchero.
Por aquel tiempo aún mantenían la venta de comestibles y otros productos del hogar en el bar-tienda "pesando el azúcar y con el vino en barricas, que reventaba uno cuando las había que cambiar", recuerda Pérez, quien es natural de Arlós. Debido al prestigio que adquirió la cocina, donde también se preparaban bocadillos, la familia empleó durante años a cocineros, ayudantes y limpiadores para fregar los platos que se doblaban los viernes y sábados.
En la década de los ochenta del pasado siglo, se produjo un cambio de titularidad del negocio cuando Pérez abrió una tienda de comestibles en la misma calle, "porque el local se quedaba pequeño para el bar" y su hija, Nuria Fernández, se puso tras el mostrador del establecimiento. "Ella cogió y arregló todo, amplió porque antes estaba el Garaje Carreño en el edificio y también puso billar y futbolín, por lo que empezó a venir mucha gente joven", comenta. La cercanía del instituto de Posada llevó a muchos adolescentes a comer allí el pincho del almuerzo consiguiendo un gran ambiente en las mañanas.
Durante ese tiempo, Pérez siguió entre bambalinas el devenir del negocio, ayudando a su hija "a preparar cosas para el siguiente día con mi consuegra, porque, aunque había cocineros y ayudantes, hacía falta". Y a día de hoy baja todos los días a tomar el café y ver cómo le van las cosas a Peixeiro. "Después de la pandemia vengo algo menos pero no concebía no tomar aquí el café, porque para mí el bar es parte de mi vida, aquí lo pasé muy bien con la clientela, que era ya mi familia", afirma la mujer.
Así se siente también la actual propietaria, quien ha mantenido durante esta última década el ambiente tradicional del local "muy familiar y con gente de toda la vida", dice. Por eso ha conservado muchas de las tradiciones del establecimiento, como la de los viernes y sábados de baile, al que asisten muchos matrimonios y parejas, o las celebraciones de Nochebuena o Fin de Año, en el que algunos clientes incluso cenan con ellos. "Queremos que sea familiar como siempre fue", insiste Peixeiro. En estos diez años también ha introducido novedades como pantallas gigantes para disfrutar de los partidos de fútbol y las nuevas generaciones comienzan a hacer parada en el negocio, sobre todo los aficionados al rally, ya que su pareja, Borja Rodríguez, tiene un taller mecánico. "Está empezando a venir mucha chavalería del mundo del motor que se mezcla con la gente de toda la vida, se hace muy buen ambiente".
Lo que no ha cambiado en absoluto es el número de la lotería de Navidad que se vende en el bar El Cruce desde hace décadas, el 26.370, con el que siguen repartiendo décimos con la ilusión de que El Gordo caiga en casa. "Quería seguir con el mismo número que tenían ellas, que lo llevaban vendiendo desde hace más de 40 años", dice Peixeiro, quien hace dos meses se convirtió en madre. Una nueva generación para este mítico establecimiento de Posada de Llanera que ha sido testigo de excepción de su más reciente historia y evolución."
Aquí, en la carretera AS-17, sí que vamos a encontrarnos con mucho tráfico la mayor parte de los días, al fondo, más tranquila, la calle El Cruce, que enlaza con la AS-374 hace las veces de parking, con su aparcamiento en batería a las puertas de Posada
El Cruce aprovecha su explanada de acera delante de la entrada, sita en la misma esquina de la casa, para instalar su terraza
Se celebran fiestas y actuaciones, sobre todo sesiones vermut, algunos domingos y festivos. Esperamos ansiosamente la publicación de la tercera parte del trabajo del historiador Chema MartínezBares tienda en Llanera, dedicado a los de esta parroquia de Rondiella para ampliar nuestra información de este emblemático local
Enfrente, al otro lado de la calle, la Sidrería La Llera, sita en los soportales de un edificio de pisos, fue fundada por Mari Carmen Iglesias, Juan Fernández y su familia en 2005, aunque ya antes, y en la misma Posada, regentaban otro chigre. Quien esto escribe tuvo el gusto de presentar el programa de la Televisión del Principado de Asturias (TPA) Guía Chigrín (pinchar aquí -y a partir del minuto 39:20-) en el que se realizó un reportaje de este célebre establecimiento. Recomendamos también visitéis la web gastronómica Les Fartures, de David Castañón, con sus dos visitas al lugar, la primera de fecha 10-4-2019, con abundantes fotos y cuidados textos, de los que compartimos lo siguiente:
"Situada a la entrada de Posada, bajo unos soportales y con terraza al sol en verano (aunque dé a la carretera). Sidrería enorme con una decoración tradicional, muy cuidada. Según entras, zona de barra con mesas altas para tomar algo. Sidra como epicentro del local, Peñón, Cortina, Trabanco y Villacubera (Cortina DOP). Además cuentan con uno de los mejores echadores de sidra de Asturies, así que sidra muy bien tratada y a perfecta temperatura. Echan sidra en todo el local, lo que siempre es un punto muy a favor. En la parte de atrás, amplio salón, con otro salón en un pequeño altillo.
Pedimos una Fabada, que estaba muy buena. Espesa, gorda, y con buen compangu. Nos gustó. De segundo, pedimos dos cosas para probar. Callos, que estaban bien, aunque nos trajeron el picante aparte para que echáramos al gusto. Un poco suaves para nuestro gusto, pero muy menudos y con patatas fritas aparte. Que siempre se agradecen.
Y Solomillo de Cerdo con Salsa de Ajo. Buenos trozos, con una salsa suave, y con base de patatas fritas. Muy rico. De postre, Tarta de la Abuela. Muy buena. Y Mousse casero de Limón. Muy rico también.
Para beber, Sidra Peñón. De la sidra más "fuerte" que hay en el mercao.
"Esto de que Javi Solís viva en Posada hace que de vez en cuando me arrastre a su terreno a tomar sidra, y, me dice, y creedme que es alguien de quien os podéis fiar, que para comer y tomar sidra, en Posada, hay que ir a Sidrería La Llera.
Ya fuimos hace unos años y salimos encantaos. Así que repetimos, y repetimos menú del día. Y mucha calidad. Cocina de siempre, muy bien hecha.
Tienen terraza exterior. Según entras, zona de barra, amplia, con mesas bajas para tomar la botellina sentado. Y al fondo, un amplio comedor en dos alturas. Ambiente sidrero total.
Después de tomar unes botellines en barra, pasamos al comedor a comer. De primero, Lentejas con Chorizo. Muy buenas. De segundo había, Lacón con Patatas. Y Parrocha con Jamón. Muy ricos los dos. De postre, Tarta de Queso. Y Tarta de Flan. Todos los postres caseros.
(...) € el menú. La Sidra aparte. Suelen tener Cortina, Villacubera (la DOP de Cortina) y Peñón. Comimos con Cortina. Es uno de los puntos fuertes de la sidrería, la echan muy bien. Pagamos 18€ por cabeza. Sidrería muy recomendable."
Vamos a la izquierda y, en el mismo bloque que La Llera y también bajo los soportales, pero mirando a esta carretera AS-17, aquí Avenida de Oviedo, hallaremos la Cervecería El Ñeru, recomendada en Cerveceando por Asturias de la web Tres milenios de cerveza asturiana:
"Cervezas se pueden tomar muchas... ¡y en muchos sitios!, pero aquí repasaremos solo algunas de aquellas cervecerías donde, además de beber, se pueden observar ciertas reliquias del pasado fabril de esta bebida en Asturias. (...)
Cervecería El Ñeru en Posada de Llanera
Si observamos con detenimiento las viejas fotos que cuelgan de las paredes de esta cervecería, en la avenida de Oviedo de Posada de Llanera, veremos las fotos de equipos de futbol locales que llevaban el patrocinio de El Águila Negra. Y, sobre la barra, unas cuantas botellas con varias décadas de antigüedad."
El Ñeru saca también sus terrazas a la calle, otro buen lugar para echar el freno y reposar de nuestra larga caminata, como lo es, unos metros más allá, el Restaurante Arraigo, donde antes estuvo La Corriquera, y al que le dedica el historiador y gastrónomo Luis Antonio Alías este reportaje en el periódico El Comercio del 18-3-2023:
"La Corriquera hizo de esta esquina un santo y seña en la cocina de autor. En este caso, autora, que durante dos décadas Nuria ganó voluntades y aplausos antes de seguir otros derroteros profesionales. Tal lugar clamaba por una digna continuación, y Ángel y Omar la logran y aseguran. Por eso, casi recién abiertos y visto y saboreado lo que trabajan y sirven, amplían diariamente aceptaciones y lauros.
Ángel, que iba para químico cuando sintió la nueva inclinación, cambió la Facultad por la Escuela de San Francisco; encontró más divertidas las reacciones y transformaciones de las potas que de las probetas. Omar, amigo de la facultad, probó en laboratorios y farmacias, pero prefirió acompañarle en el primer gran proyecto personal, Casa Carulo de Porlier. Y sigue.
Decir comida de autor es dar un retrato parcial. Decir comida de autor con productos muchas veces de la quintana propia -Ángel y su mujer poseen huerta y establos provisorios- amplía las facetas. Recordar los provechosos aprendizajes previos, muy especialmente en L'Alezna de Pedro Martino «quien me proporcionó bases y los mimbres», junto a La Salgar, Ca Suso, Deloya o Eutimio, acaban perfilando la imagen. Por último el estilo profesado, pulido, depurado, recurre a las cosechas propias, los distribuidores vecinos y las materias amigas: la preparación, presentación y entrega de cada plato respeta y cuida el detalle.
Platos como la albóndiga de centollo y su caldo, o las alcachofas con paleta y caldo de jamón son abanicos perfectamente ensamblados, las albóndigas de ciervo con pera caza frutal, el lingote de lechazo con endivia terneza golosa, las manitas de cerdo densidad deliciosa, el calamar de potera en caldo de cocido ensamblaje armonioso, la perdiz con verdura clásico renovado...
«Mi mujer y yo vivimos en Llanera, concretamente en Arlós, donde trabajamos la tierra y criamos ganado, otra razón para trabajar aquí, centro de industrias, de comercios, de comunicaciones, e importante punto de paso para el Camino de Santiago», subraya Ángel. No en vano, se puede recordar que se llamó Lucus Asturum y fue capital de los Transmontanos más de mil años antes que Oviedo."
Estos dos negocios son además una buena referencia, pues precisamente enfrente del primero cruzaremos el paso de peatones, haciendo caso a las señales del Camino de Santiago
Recordamos, aunque lo tengamos en verde no perdamos de vista el tantas veces intenso tránsito de vehículos
Entre El Ñeru y Arraigo hay una tienda y un portal. Nada más cruzar la avenida iremos a la izquierda, tal y como señala la flecha amarilla de la columna que tenemos enfrente
El restaurante debió causar buena impresión en Luis Antonio Alías pues repitió visita, publicada, también en El Comercio, a fecha 22-6-2024. En cuanto a La Corriquera de antaño traemos este artículo de Graciela M. Camporro, publicado en La Voz de Asturias del 27-11-2016 con motivo de su Estrecha Michelín:
"Las estrellas Michelin es un término bien conocido por todos, especialmente si eres amante de la buena gastronomía. Sabemos que significa, a quién se le otorga y que supone eso para un cocinero. Lo que quizás muchos no conozcan es el Bib Gourmand, otro término que se introdujo en la Guía Michelin en 1997, el cual premia la relación calidad-precio del plato que se sirve, indistintamente del estilo de cocina. Durante casi diez años, La Corriquera ha conseguido esta distinción. Para su propietaria, Nuria González, el secreto reside en la fidelidad de la gente y saber rodearse de un buen equipo. «Lo importante es vincularse con el cliente», afirma.
Si por algo destaca este restaurante de Posada de Llanera es por la calidad de sus platos y el precio de estos, asequibles para cualquier bolsillo. Su cocina de mercado fusiona la tradición asturiana con las tendencias internacionales más diversas, lo que supone «un baile de sabores, aromas y texturas que sigue la melodía interpretada por cocineros orgullosos de su tierra y su gastronomía». ¿Su especialidad? Los arroces y las manitas de cerdo, un plato que lleva realizando varios años.
Desde 1999, La Corriquera ha querido hacer a los clientes partícipes de su filosofía y su manera de entender la gastronomía. Para Nuria, lo más importante es que el cliente sepa que cuando va a su restaurante es para disfrutar, por eso su lema es «sal, come y disfruta». Tal es su vinculación y su preocupación por el cliente, que durante la crisis diseñó una estampa para colocar en cada uno de sus platos en la que se podía leer «Recuerda: estás aquí para olvidarte de todo lo demás». Afirma entre risas que la única justificación para sentarse en una de las mesas de La Corriquera es «estar dispuesto a que te pase lo mejor. Es un riesgo, te puede gustar o no».
Ser la única asturiana poseedora de esta distinción es, sin duda, un honor. Reconoce que en el mes de mayo, cuando los franceses disfrutan sus vacaciones de pentecostés, se nota una mayor afluencia de turistas."
En las columnas de estos soportales, flechas y conchas confirman que vamos por el Buen Camino...
Desde los soportales, al sur, vemos el paisaje rural de La Piniella, El Molín, El Cardiel, El Prau los Señores...con sus rebaños de vacas pastando en las vegas del Zalandrón, bosquetes de La Viesca, invernaderos y, al fondo, la campiña de Ables, de donde venimos
Allí, El Ríu Zalandrón recibe las aguas de El Fondín, un arroyuelo que da nombre al lugar por el que ahora vamos a pasar
Los soportales parecen querer anunciarnos los que veremos, antiguos y señeros, en la avilesina calle Rivero, paso del Camino, esos siglos más antiguos, que permitían el paso y paseo cómodos tanto con lluvia como con calor intenso
Sin embargo, en el siguiente bloque, esquina con la calle El Fondín, los soportales ya se acaban. Al fondo, las grúas simbolizan el creciente casco urbano de Posada... 'pero no dormitorio', como escribe José A. Ordóñez, plasmando la situación de crecimiento de aquella segunda década del siglo XXI, en la que el tráfico ya era una gran preocupación:
"Muchos vecinos llegaron a Posada en los últimos lustros para trabajar en las áreas industriales de Asipo y de Silvota, o para aprovecharse de la envidiable centralidad de Llanera, ubicada a un paso de Oviedo, Gijón y Avilés, donde tienen sus empleos. En la capital del concejo queda una sola ganadería profesional. En cambio, aunque la crisis mantenga el freno de mano echado, la actividad industrial y de servicios no ha dejado de crecer y marca la ruta hacia el futuro: un millón de metros cuadrados esperan por la ampliación de los grandes polígonos. El último informe del servicio estadístico regional señala que el 66,7% de la población de Llanera trabaja en los servicios y que el 18,35% lo hace en la industria. Sólo un 2,16 por ciento se emplea en el sector primario. Con una población de 13.919 habitantes, en el municipio hay en la actualidad 941 personas en paro.
Pero el mismo desarrollo que ya sitúa a Llanera como el segundo municipio de Asturias en renta per cápita, y que le llevó al pleno empleo en épocas de mayor bonanza económica, también pasa factura. El intenso tráfico de la travesía local de la carretera de Avilés (AS-17) atormenta a los vecinos de Posada, sobre todo después del atropello mortal de una menor el pasado agosto. En el camino más reciente, también se ha quedado buena parte de la identidad local. «Esto es hoy mucho más impersonal que hace apenas veinte o treinta años», subraya Abel González, ex presidente de la Coral Polifónica de Llanera y perfecto conocedor de la intrahistoria local, a la que ha dedicado varios libros."
Una de las antiguas casas de El Cruce, refirmada. El tráfico ya era un problema antiguamente en Posada antes de la llegada de los vehículos de motor al ser este lugar un importante cruce de caminos, tal y como se desprende del artículo de las Viejas y nuevas polas...
"El problema con los burros de hace décadas se reproduce hoy en el centro de Posada con los coches. Cuando se pregunta a cualquier vecino por las necesidades más imperiosas de la localidad siempre salen a colación sacar el tráfico del centro y contar con más plazas de aparcamiento. Fermín Duque está convencido de que se trata de las dos cuestiones «fundamentales» para mejorar la calidad de vida de la población, ya que, según afirma, «en cuanto a servicios tenemos casi de todo». El plan para el desdoblamiento de la carretera, dentro del proyecto general de la Autovía del Acero (AS-III), duerme en los cajones a causa de las dificultades económicas derivadas de la crisis. Sin embargo, son muchos en Posada los que están convencidos de que hay alternativas a ese proyecto capaces de descongestionar el centro y erradicar los riesgos de atropello, especialmente graves para niños y personas mayores. Abel González defiende la construcción ce una variante desde donde empieza el polígono de Asipo hasta el alto de El Merón. «Con eso evitaríamos la mayor parte del tráfico, sobre todo el pesado, porque la verdad es que hacia Avilés hay muy poca circulación y casi todos los coches y camiones salen en dirección a San Cucao, hacia Las Regueras y Grado», subraya González, quien también cita la escasez estacionamientos entre las carencias que aprecia en su localidad natal. «Pero la cuestión es de dónde sacamos el espacio para más aparcamientos», puntualiza.
La necesidad de reducir el tráfico del centro de Posada es compartida por los comerciantes y los hosteleros, pese a que la medida puede incidir de manera negativa en sus negocios. Desde detrás del mostrador de Casa Rosa, Tamargo se muestra de acuerdo con la propuesta de la variante de Asipo a El Merón, aunque reconoce que puede ser contraproducente para la actividad comercial. Entre otras cosas, da por seguro que, por ejemplo, conllevará el cierre de la pequeña estación de venta de gasolina que hay justo delante de su establecimiento y que, en tiempos pasados, fue regentada por su familia.
Mientras atiende a los parroquianos que disfrutan de la partida a media tarde, Ezequiel Fernández, del bar Casa Antonio, frente al parque de Cuno Corquera, también reconoce que para Posada es «primordial» acabar con el incesante tráfico que a diario transita por la avenida que atraviesa la localidad. Eso y más aparcamientos. Además, este hostelero también estima necesarias más actividades festivas en el centro y no parece muy de acuerdo con que la que es considerada ya la principal fiesta del concejo, la de los Exconxuraos, se celebre en el recinto ferial y no en el casco urbano. «Traer los festejos al pueblo es importante para que haya más actividad», señala. Sin embargo, su planteamiento es rebatido por otros vecinos."
Y aquí cruzamos la calle El Fondín, "Zona húmeda, orientada al sur. Arroyo que lleva aguas de
Caraviés al río Zalandrón. Tal vez, del latín FUNDUM (heredad, propiedad rústica), sufijo
diminutivo: heredad pequeña, o buena", explica Xulio Concepción
El riachuelo viene a la derecha, entre la arboleda ribereña, y se sume, subterráneo, bajo la Avenida de Oviedo, para salir al otro lado y continuar prados abajo a su encuentro con el Zalandrón. Observemos el azulejo de la concha amarilla con flecha en el poste señalético a nuestra derecha
Dada la abundancia de carteles, letreros y demás señales de todo tipo, no siempre resulta fácil seguir la señalización de rutas en los cascos urbanos de las ciudades, por lo que es mejor andar bien atentos. No obstante, hasta pasado el parque, un poco más arriba, no dejaremos esta avenida, al llegar al edificio de la casa consistorial
La acera es muy ancha, las farolas isabelinas o fernandinas nos recuerdan un poco a las ovetenses. Subimos un poco en rampa cuesta arriba entre estos prados que son zona de expansión urbana actualmente, no siendo difícil que los halléis urbanizados cuando paséis por aquí
El Fondín, a nuestra derecha, un espacio verde y frondoso que sí estimamos oportuno preservar especialmente
A continuación y también a nuestra derecha, al otro lado de estos prados de El Fondín la calle Carrión, con el edificio del Instituto de Enseñanza Secundaria de Posada con las casas del Camín de Caraviés a su izquierda, bajo El Picu Santufirme
Justo detrás del instituto se extienden los prados de Caraviés, que ya pertenecen a la parroquia de Llugo
Y es que Posada se concentra linealmente a lo largo de la Avenida de Oviedo, como se la conoce popularmente, incluso en ocasiones para referirse a la población, eso, 'si no nos engaña' la Wikipedia:
"Posada es un lugar del concejoasturiano de Llanera (España), capital del mismo. Pertenece a la parroquia de Rondiella y es la segunda localidad más poblada del municipio, tras Lugo de Llanera. Es conocida popularmente a nivel regional como "La Recta", debido a su distribución a lo largo, prácticamente de forma completa, de una carretera."
Y desde esta carretera contemplamos el paisaje hacia La Piniella y El Prau los Señores, a continuación Ables y, más al sur y al otro lado del Nora, la parroquia ovetense de Brañes, en las estribaciones más occidentales del Monte Naranco, la Sierra de Llubrió, con El Cantu l'Árbol (497 m), en lontananza
Vemos parcialmente Ables, la aldea cabeza de la parroquia del mismo nombre, con la iglesia de San Juan un poco a la izquierda. Más a la izquierda aún una torre blanca es la del depósito de agua, sita en el barrio de Portiella
El topónimo Brañes, así como estos rebaños de vaques roxes, autóctonas, nos recuerdan los caminos de la trashumancia entre estos concejos cercanos a la costa, de inviernos relativamente suaves, a donde venían con su ganado los vaqueros, vaqueiros al occidente, a principios del otoño, desde sus brañas de la Cordillera Cantábrica, en Babia y Somiedo principalmente, cuando estas empezaban a cubrirse de nieve, a estas sus brañas de los valles, pasando la estación fría y regresando arriba al ir avanzando la primavera
Al otro lado de Portiella, El Ríu Zalandrón o Tarabica da sus aguas al Nora en La Vega, al sur de Andorcio, otro de los barrios de la parroquia, aunque no llegamos a ver ninguno de ambos ríos, ocultos por suaves lomas y por la vegetación ribereña
Pero sí llegamos a ver, tomando como referencia la torre del agua, la aldea de Castiello, que recibe su nombre por la presencia de un castro, otro de los muchos que guardaban el valle del Nora desde lo alto de sus montañas circundantes, también identificado por José Manuel González y Fernández Valles a fecha 20 de mayo de 1958, siendo posteriormente añadido en 1966 a su catálogo de castros. En 1984 la arqueóloga Beatriz Junquera Lantero lo incluye en la Carta Arqueológica de Oviedo y en 2013 pasa a formar parte del Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) y del Catálogo Urbanístico del concejo de Oviedo. Esta es parte de su ficha en ArqueoAstur:
"Se localiza en un promontorio o espolón en ladera a una altitud de 255 m.s.n.m. al SE de las casas de Castiello, sobre el río Nora. EL recinto es un peñascal calizo con una sima y una cavidad abierta en la ladera occidental. Los únicos elementos reconocidos son un aterrazamiento o plataforma que se ensancha hacia el sector oriental y desaparece en el meridional y que se encuentra separado por un talud térreo de otro aterrazamiento o plataforma utilizado como camino (Junquera Lantero, 1998; Requejo Pagés, 2013). El lugar también ha sido interpretado como una torre de control vial medieval (Fanjul Peraza, 2005 y 2014)
Cultura Material
Hallazgo de un hacha de talón y anilla, varios fragmentos de tégulas en la ladera septentrional y dos castos alargados de cuarcita, uno de ello un percutor (Junquera Lantero, 1984).
Periodización
En base a los restos documentados posibles fases de ocupación desde el Bronce Final hasta época medieval (Junquera Lantero, 1984; Fanjul Peraza, 2005 y 2014).
Estado de conservación
Recinto afectado por la construcción de un plancha de hormigón que servía de base a una antena de repetición y cercanía a una cantera en el frente meridional (Junquera Lantero, 1984)"
La torre del agua de Ables se encuentra en lo alto de un promontorio denominado El Cantu la Figal, entre los lugares de La Binada (de bi, 'dos', en relación al tierras sembradas por segunda vez) y El Barreru, lugar de barro como su nombre indica, preciada arcilla con la que antaño trabajaban las tejeras artesanas de la zona y que luego aprovechó Cerámicas Guisasola, empresa pionera en la industrialización del valle
Las arcillas de Ables salían de varios lugares fáciles de identificar por los topónimos vinculados con el barro, El Barreru, La Barrera, La Teyera, Barreo, Barradiellu, etc., llegando a existir un pequeño teleférico que transportaba la materia prima hacia la factoría, sita en Coruño, en la vecina parroquia de Cayés, a unos tres kilómetros
Reconocemos los tejados de algunas casas de Portiella, Andorcio, La Vega, Les Casines del Monte y otros barrios y lugares de Ables, dando todos ellos vista al sur al Naranco, Monte Naranco o La Cuesta Naranco, al que bordea El Ríu Nora desde su falda oriental a esta septentrional y hasta la occidental, de ahí que al territorio ovetense se le llamase en documentos medievales "de Nora a Nora"
Esta falda septentrional es la más castigada por la actividad extractiva de las canteras, el aprovechamiento de la piedra, así como de algunas minas de carbón, se registra desde antiguo en todas sus vertientes, pero la siderurgia acometió su perforación en proporciones gigantescas, prácticamente ahuecando la montaña, primero con Fábrica de Mieres, que llegó a hacer un ferrocarril minero, más tarde con Ensidesa y en la actualidad con ArcelorMittal
Sobre las canteras sigue la línea de cumbres, de izquierda a derecha El Picu la Glaya (526 m), El Cantu la Caleyina (576 m), El Cantu los Texos (606 m), El Picu la Vara (605 m), El Picu'l Paisanu (637 m) y El Pozu l'Agua o Picu la Miliciana (690 m), cuyo segundo nombre se debe a haber permanecido el frente 'estancado' durante más de un año en torno a la capital en la Guerra Civil, existiendo numerosos búnkeres, trincheras, emplazamientos artilleros y otros ingenios militares, unos ocultos y otros al descubierto
En la cima existieron además varios pozos de nieve, suministro para los cafés, hoteles, hospitales, etc. ovetenses al menos desde el siglo XVII, dejando de usarse cuando se generalizó el uso de electrodomésticos entre finales del siglo XIX y, sobre todo, principios del XX
En la cima destaca la escultura del Sagrado Corazón de Jesús, instalada en 1981 emulando al Cristo Redentor de Río de Janeiro, la cual ha sido referencia visual durante nuestro periplo por el valle del Nora desde tierras de Siero y Sariegu, y aún lo será cuando subamos a La Miranda desde Posada. Esta es su historia extraída de Wikipedia:
"La escultura, hecha en piedra, es obra de Gerardo Zaragoza y Rafael Rodríguez Urrusti, y está datada en 1980. La escultura del Sagrado Corazón de Jesús fue diseñada por García Lomas; tenía treinta metros de altura y es obra de Gerardo Zaragoza, mientras que la de la Cruz de la Victoria, de 5 metros de altura, es obra de Rafael Rodríguez Urrusti. Para realizar el montaje de la obra se contó con el escultor ovetense José Antonio Nava Iglesias, quien realizó las mejoras y las copias necesarias para hacer frente a los desperfectos que el transporte había ocasionado al conjunto de la obra.
Para sufragar los gastos se realizó una colecta popular en la que se recaudaron 10 de los 17 millones necesitados, lo cual permitía ver posible la realización del proyecto ideado en 1950 entre el padre Vega y Ramoncita Bertrand, con el apoyo de Sabino Álvarez Gendín (rector de la Universidad de Oviedo), y de otras personalidades de la vida ovetense y asturiana, para emular el que se había levantado en Río de Janeiro. Dieciocho años se tardaron en acabar el proyecto, que se inició el 21 de junio de 1963 con la colocación de la primera piedra, y se finalizó el 5 de julio de 1981, fecha en que se llevó a cabo su inauguración."
Las urbanizaciones avanzan en estos terrenos de El Fondín, llegamos así a la calle dedicada al médico de Arlós, José Ramón González-Granda, uno de los únicos tres médicos que antaño había en Llanera, el cual se ocupaba principalmente de la zona occidental del concejo, además de Arlós, San Cucao, Bonielles, Ferroñes y Santa Cruz, y de allí hasta Corvera por Molleda y Los Campos
Esta recta, insistimos, fue el origen de la Posada actual en base a un pequeño caserío en el viejo cruce caminero y que creció en base a la carretera, de la que nos cuenta lo siguiente Alberto del Río Legaspi en sus Episodios Avilesinos para El Comercio-La Voz de Avilés:
"Las principales carreteras que parten o llegan a la villa avilesina tienen poca historia y mucha curva. La que comunicaba con Gijón había sido diseñada discurriendo por el valle que hay entre Prendes y Tamón tal y como, había sugerido Gaspar Melchor de Jovellanos en uno de sus viajes a Avilés, en 1794, tal y como recogen sus ‘Diarios’.
La que une la ciudad con Oviedo fue planificada por el ingeniero Severo Robles quien también dirigió su construcción finalizada en 1847, teniendo sus principales escollos en el alto de La Consolación, paso a nivel de Cancienes y alto de La Miranda.
Pero a partir de la instalación de la gran industria (década de los cincuenta) ir a Gijón (cerca de una hora) se convirtió en un suplicio por la estrechez de la carretera (con dos direcciones) y los cientos de baches en el firme que causaban constantes reventones de neumáticos sobre todo en los camiones. Tampoco andaban bien las cosas en la vía que comunicaba con Oviedo cuya conexión en Lugones con el tráfico procedente de Gijón convertía la ruta en un calvario para llegar a la capital, algo que se conseguía generalmente una hora después de partir de Avilés.
Este penoso tráfico terrestre duró hasta el año 1976 con la entrada en servicio de la Autopista conocida como la Y (y griega) por unir Oviedo, Gijón y Avilés."
Aunque se hicieron más autovías, esta carretera sigue siendo muy utilizada pues comunica núcleos de población y áreas industriales muy importantes, y muy crecientes, en el centro de Asturias. Jugando por el centro, titulan Fermín Rodríguez y Rafael Menéndez, del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) otro de los artículos dedicados a Posada en Asturias en Viejas y nuevas polas:
"Posada es villa capital de un concejo situado entre las tres ciudades principales surgidas del ciclo industrial asturiano. Por tanto, ocupa el centro del centro. Una localización que la llevó a ver cómo en su término municipal, desde la segunda mitad del siglo XIX, se abrían ferrocarriles y carreteras, se localizaban industrias de nuevo cuño y se utilizaba su suelo llano y bien comunicado para la localización de equipamientos regionales y metropolitanos de primer nivel. A pesar de ello, Posada superó ese proceso con pocos cambios, más cualitativos que cuantitativos, ya que siguió siendo una pequeña cabecera municipal, que administraba un territorio extenso y complejo, pegado a lo agrario y a la ganadería, y que ofrecía a Oviedo espacios industriales periféricos en enclaves como Cayés, Villabona y Lugo. Así, en 1950 Posada contaba 577 habitantes, en una localidad dividida en varios barrios en torno a los cruces de la carretera principal: El Cruce, La Quintana, Rondiella y La Piniella. Y no alcanza el millar hasta la década de 1970. A partir de aquí, su centralidad metropolitana acelera el crecimiento y en 2010 alcanza los 3.243 residentes. Algo ha cambiado. La reestructuración, que modifica el sistema de ciudades especializadas propio del distrito industrial tradicional, le proporciona una nueva configuración, la metropolitaniza, y Llanera conoce la implantación de las nuevas formas propias de la ciudad metropolitana, las vinculadas a los grandes viales, a los espacios de actividad logística, a los grandes equipamientos. Por otra parte, el crecimiento va colmatando el plano tradicional de la villa, que sigue apoyándose en las carreteras y llenando paulatinamente los espacios intermedios de vivienda colectiva, hasta conformar un núcleo compacto de paisaje urbano, que marca el extremo oeste de una nueva centralidad metropolitana que surge como artefacto urbano complejo y perplejo, de traza nebulosa, expandido de Oeste a Este, entre Posada y Pola de Siero, y cuya aparición refuerza extraordinariamente la antigua centralidad ovetense.
Posada encabeza uno de los pocos concejos que crecen, hasta los 14.000 habitantes de 2010. Antes, entre 1950 y 1981, su población se mantuvo prácticamente estancada o en leve retroceso; en cambio, desde 1991 ha pasado de 10.457 a 13.919 residentes en 2010, lo que supone un incremento del 33%. Las proyecciones futuras indican una continuidad de la tendencia, aunque más moderada, debido al crecimiento de la urbanización en los principales núcleos y al precio más bajo de la nueva vivienda en comparación con las ciudades metropolitanas. Y también a la extensión de las viviendas unifamiliares aisladas, surgidas al amparo de la cercanía de las principales ciudades. Otros núcleos urbanos del concejo que forman parte de este nuevo sujeto metropolitano, como Lugo y Santa Eulalia, también han acelerado su ritmo de crecimiento en la primera década del siglo XXI, incluso más que la propia capital, de tamaño algo menor que Lugo y mayor que Santa Eulalia (Pruvia), que contiene la urbanización Soto de Llanera.
En cualquier caso, el aumento de los nacimientos en Llanera alcanzó los 130 en 2009, año en el que superan a las defunciones (127), abriendo una esperanzadora vuelta al crecimiento natural, algo que no se conoce en Asturias desde mediados de la década de 1980.
Posada surgió a partir de un pequeño caserío en el eje de la carretera de Oviedo y Lugones a Avilés, sobre los cruces de Lugo y San Cucao. El crecimiento reciente consolida el paisaje urbano a partir de la apertura de algunas nuevas calles y la construcción de vivienda colectiva en altura, que sigue utilizando la carretera como referencia principal, dando como resultado un plano alargado, de ciudad-calle. El eje Posada-Lugo, centro del centro del centro, ha atraído viviendas unifamiliares aisladas que se dispersan a partir de los núcleos de La Bérvola, Castañera, Pondal y, más al Norte, Caraviés, Truébanu, Mundín y Robléu, en la ladera de Santufirme y bajo su impresionante mirador, y que ocupan espacios agro-ganaderos en las Irías de Calvín, Socaraviés, La Sienra y El Padrón. El sur de la carretera entre Posada y Lugo está ocupado por la extensas instalaciones deportivas y de ocio del área de La Morgal. El fenómeno también es perceptible, aunque de menor intensidad, en la carretera de San Cucao, con establecimientos hosteleros y caserío más esponjado, aunque en crecimiento continuado.
Posada se ha reconfigurado como una nueva población metropolitana; aun así, se puede intentar ver como nodo urbano precisamente delimitado, apareciendo entonces como villa pequeña, secundaria. Pero esto es intentar poner puertas al campo. O mejor, si transponemos el sentido de la frase a esa nueva forma de la centralidad metropolitana nos encontraremos con la dificultad de definir tal entidad de vida y trabajo, que se difunde en arco al norte de Oviedo y que apoyada en varias villas preexistentes crea un nuevo, potente y dinámico tejido urbano que no sabe si dotarse de identidad propia o encajarse con Oviedo, al que aporta, entreveradas, áreas residenciales, empresariales, de infraestructuras, de servicios y dotaciones. En cualquier caso, el desafío es hacer ciudad, un espacio de valores. Lo tiene fácil."
Pero acá y allá encontramos algunas de aquellas casas de lo que fueron caserías hacia las que creció la población, como, a nuestra izquierda y al otro lado de la calle, Casa Justa, un típico modelo de casa terrena, rectangular, estructura base de la arquitectura de las long houses, 'casas largas' características de muchas zonas rurales europeas desde hace siglos y de las que existen infinidad de modelos. Un verdadero modelo histórico y etnográfico de casa rural popular, como lo es Casa Xuan en El Cruce
Artística placa al lado de la puerta de la calle...
Calle adelante, el Edificio de Servicios Municipales; en Posada, pero no dormitorio, Ordóñez plasmaba por entonces como título de un apartado Los vecinos ensalzan el nivel de servicios:
"Dejando a un lado los graves problemas derivados de la carretera, los vecinos de Posada de Llanera se muestran, por lo general, muy satisfechos de la localidad en la que viven. «Siempre se puede mejorar, pero hay que tener los pies en el suelo y la verdad es que tenemos todos los servicios básicos, y alguno más, cubiertos. Esto mejoró mucho a partir de 1983», afirma Vicente Llaneza, ex concejal socialista en el Consistorio, mientras observa una partida de cartas en el céntrico y popular bar Casa Antonio. Si acaso, hay quien echa de menos una mayor programación cultural.
Posada tiene centro de salud, Casa de Cultura, Casa de la Juventud y Escuela de Música, entre otros servicios. Además, en la localidad hay dos parques públicos de cierta entidad que pueden marcar el inicio y el final de ese pequeño paseo que, desde luego, también debe incluir una visita a los hórreos de la parte alta, de la Posada vieja. Uno de estos parques está junto al Ayuntamiento y lleva el nombre del desaparecido escritor Cuno Corquera, autor de la letra del «Cánticu a Llanera», himno del concejo. El otro, el del arroyo Zalandrón, se encuentra ubicado en una de las zonas en las que se ha concentrado buena parte de la expansión urbanística de la capital de Llanera en los últimos años. Dotado de juegos infantiles y de una zona de gerontogimnasia, está dedicado al cardenal Francisco Álvarez, natural de la cercana aldea de Ferroñes.
No demasiado lejos, porque en Posada de Llanera apenas hay distancias, están el polideportivo y el campo de césped sintético que lleva el nombre de Pepe Quimarán. Allí juega la UD Llanera, club heredero de la larga historia futbolística local y que está a punto de cumplir medio siglo de vida. La Escuela de Música, en la antigua plaza de abastos, es un referente regional en la materia. En la misma calle está la Casa de Cultura, con biblioteca, bebeteca y salón de actos. En el ámbito educativo, Posada cuenta con colegio e instituto de Secundaria. El primero ha registrado un notable incremento de matrícula en los últimos años y plantea diversas necesidades. Entre ellas, por ejemplo, cubrir la cancha deportiva o dotar a las instalaciones de un salón de actos y de un comedor de mayor tamaño. El centro de Educación Secundaria es motivo de orgullo local por sus excelentes resultados académicos, que están entre los más destacados de toda la región. Buena prueba de ellos es que el 85 por ciento de los alumnos de Bachillerato aprobó el curso pasado y sólo uno suspendió la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU)."
Hacia el Ayuntamiento y el Parque Cuno Corquera, cuyos árboles empezamos a ver desde aquí nos encaminamos nosotros por esta acera, que aquí se estrecha un poco pero sigue siendo bastante ancha, todo un bulevar
La rampa cuesta arriba de la Avenida de Oviedo va acabando ahora al llegar a los edificios de la calle Los Tilos, un poco más adelante y a nuestra izquierda
A partir de aquí y a lo largo de la avenida, se concentran los bajos comerciales, donde abren sus puertas numerosos negocios, con diversas tiendas y hostelería, supermercados, bazares, etc.
A partir de aquí la Avenida de Oviedo pasa a ser la Avenida Prudencio González, indiano al que se le puso su nombre en 1923, al traer la luz pública a Posada, proyecto en que también se implicaron el Ayuntamiento y el Club Llanera de La Habana. Unas palmeras acaso rememoren a aquellos emigrantes de ultramar. . El historiador Alfredo Rodríguez Iglesias le dedica al tema dos artículos en Llanera: Historia, patrimonio y curiosidades, de los que compartimos parte del primero:
"La primera noticia que tenemos de las gestiones que está realizando un particular, cuyo nombre no está autorizado a publicar pero que toda seguridad se trata de nuestro protagonista, la tenemos en la edición de El Noroeste del 21 de enero de 1922, y en ella se muestra el optimismo acerca de la llegada del alumbrado público a Posada, una mejora que «es incuestionable que desde hace ya muchos años, no la capital, sino la mayoría de los pueblos del concejo debiera disfrutar de tan necesario fluido». Sin embargo, por «la apatía de unos y la despreocupación de otros, estamos como los pueblos más incomunicados de España.» Al mismo tiempo, se pide, a las tres grandes industrias asentadas en el concejo, a saber, Cerámicas Guisasola, Fábrica de Explosivos y Sociedad Orueta e Irán explotadora de la mina carbonífera de Santufirme, que colaboren con esta iniciativa.
Si en enero se había mantenido en secreto el nombre del impulsor del proyecto, al mes siguiente El Noroeste deja claro que es Prudencio González el principal promotor de la idea, quien recién llegado de La Habana se vio «extrañado de ver llegar la luz á las mismas puertas de Posada (…) creyó conveniente iniciar un movimiento de opinión en este sentido.» El primero contacto lo estableció con la empresa Cerámicas Guisasola, la cual respondió favorablemente y ofreció la posibilidad, de forma gratuita, de continuar la línea desde la ubicación de la empresa en La Venta del Gallo (Cayés).
Asimismo, se forma una comisión gestora en la que se integraron los siguientes delegados: Justo Fernández Ablanedo, para Cuba; Crisanto Álvarez Cueto, en Buenos Aires; Eduardo Menéndez López, en México; y José Álvarez Salvador, en los Estados Unidos; con el objetivo de conseguir aportaciones por parte de los emigrantes de Llanera en cada uno de esos países. La comisión estaba presidida por el sacerdote, Ramón Díaz; con Prudencio González como secretario; Froilán Menéndez, tesorero; y los vocales, Fermín Rayón, Eugenio Vázquez, Guillermo Toca, Francisco Virsida, Bernardo Díaz y Bonifacio Rodríguez.
Aunque no se dan detalles pormenorizados, El Noroeste del 24 de mayo de 1922, señala la satisfacción que tienen los miembros de la comisión pro alumbrado de Posada, por los éxitos que se van logrando, hasta el punto de que en su primera reunión, el presidente propone da un voto de gracias a Prudencio González, quien «á más de ser su organizador, llevó á cabo multitud de trabajos que tan franco y lisonjero éxito obtuvieron.» Animados por la buena marcha del proyecto, muestran su voluntad de seguir con la actividad de la comisión, y utilizar parte del dinero recaudado «en mejorar el servicio de aguas y construir un lavadero cubierto, previa aquiescencia de las personas que habían hecho donativos para la luz.» En esa reunión no pudo estar presente el vocal Francisco Virsida, debido a su fallecimiento, y se acordó nombrar a Ramón Rayón, secretario judicial, como vicesecretario de la comisión.
Lógicamente, el asunto termina por llegar al pleno municipal, y será en una sesión extraordinaria celebrada el 9 de agosto de 1922, cuando se trate del asunto con la lectura de una carta enviada por la Sociedad Popular Ovetense (SPO), en la que ofrece sus servicios para dotar de alumbrado a la capital municipal, y otra de la Sociedad Hijos de Guisasola facilitando el uso de su red para traer la electricidad hasta Posada. El pleno designa una comisión, integrada por el alcalde, Joaquín Palacio Muñiz, y los concejales, Benjamín Valdés Medio y Marcelino Rodríguez, para entrevistarse con la SPO y con Hijos de Guisasola «y de la entrevista habida, dar cuenta á la Corporación en un día para que esta resuelva lo que estime más procedente.»
A pesar de que parecía todo estar encarrilado para que el alumbrado público fuera una realidad ya en ese año de 1922, habrá que esperar hasta el año siguiente para encontrar noticias sobre la evolución del proyecto, concretamente hasta un acta de la sesión plenaria del 17 de marzo de 1923. Todos los concejales estuvieron de acuerdo ese día, en «dar toda clase de facilidades a la sociedad empresaria» para instalar el transformador y los postes necesarios, mientras que el coste de las luces correría a cargo de los fondos municipales. Los encargados de trasladar ese ofrecimiento a la SPO fue una comisión integrada por los concejales Eugenio Vázquez y José Rodríguez, y los miembros de la comisión pro alumbrado, Froilán Menéndez y Guillermo Toca. Esa reunión debió de producirse y en ella se concretaría el número de luces a instalar en Posada, ya que en el pleno del 2 de junio se pide a la comisión citada que vuelva a hablar con la empresa con el fin de instalar dos luces más de las concertadas, una «en la plazuela de la casa de D. Primo Álvarez, cartero, y otra en las inmediaciones de la casa de D. Bonifacio Rodríguez.»
La Voz de Asturias, deja constancia el 28 de julio de 1923, de que la Diputación tiene para informar la concesión solicitada por la Sociedad Popular Ovetense, para hacer una línea de baja tensión en la carretera Lugones-Avilés, con el fin de dar alumbrado a la capital de Llanera, y con ello el proyecto entraba ya en su fase decisiva.
Otro medio de comunicación, esta vez editado en Cuba para la emigración asturiana con informaciones tanto de la isla como de Asturias, como fue El Progreso, nos informa en sus páginas del 30 de julio de 1923, que el proyecto de alumbrado público se había conseguido sin necesidad de recurrir al dinero recolectado por la colonia de naturales de Llanera en la isla caribeña, por lo que la dirección del Club Llanera de La Habana toma la decisión de reservar ese dinero para llevar adelante otro proyecto muy ambicionado por ese colectivo, como era el de dotar a Posada de Llanera de una plaza mercado cubierta, proyecto que finalmente fue una realidad y del que hablaremos en otro momento. Con todo ello, podemos concluir que el año 1923 fue el año en el cual Posada de Llanera, empezó a contar con iluminación eléctrica en su calle principal.
La iniciativa de bautizar la avenida con el nombre del indiano fue del comerciante de Posada, Ramón González Llosa, cuya petición oficial se discute en el pleno el 17 de noviembre de 1923. «Todos conocéis las gestiones realizadas para conseguir el fin que se proponía y sin desmayar ante los obstáculos que al paso se le presentaban vio colmado el éxito de la empresa emprendida. De corazones nobles y adornados de sentimientos humanitarios es ser agradecidos a los favores que reciben», se decía en el texto presentado por el promotor de denominar como Avenida de Prudencio González, el tramo de la calle principal entre el domicilio de Froilán Menéndez y el suyo propio. La propuesta salió adelante por unanimidad. En ese momento, el homenajeado se encontraba de nuevo en La Habana.
Ramón González no se quedó ahí, sino que además abrió una suscripción popular entre los vecinos de Posada, con el fin de costear los rótulos con los que hacer visible el nuevo nombre de una calle que hasta ese momento era más conocida como Avenida de las Huelgas. El encargado de recoger el dinero recaudado era Antonio Menéndez Varela, a la sazón corresponsal en Llanera del periódico El Noroeste. Una suscripción que, sin embargo, no logró el éxito apetecido, como así hizo constar el promotor en una carta enviada a La Voz de Asturias del 27 de diciembre de 1923, «unos por apatía, por diferencia de criterio otros y por indiferencia los más.» En total se hicieron once aportaciones por un importe total de 75 pts, que fueron suficientes al renunciar Francisco López y Ramón Menéndez, a la cantidad que les correspondía por la colocación de las nuevas señales indicativas.
En el pleno del 22 de marzo de 1924, se dio lectura a una carta enviada por Prudencio González agradeciendo el gesto de dar su nombre a la calle, y en el acta de la sesión queda patente el agradecimiento del consistorio hacia el indiano: «Nuevamente la Corporación queda altamente agradecida al benemérito hijo de Llanera, y acuerda que jamás se borre esta memoria en pro de un joven que tantos desvelos ha sufrido por llevar a la práctica obras de vital interés para el concejo. Que se le comunique este acuerdo para satisfacción del mismo.»
Los homenajes no sólo los acabará recibiendo Prudencio González en Llanera, sino que en la propia capital cubana, de la mano del Club Llanera de La Habana, del que era socio, en el conocido como Salón H se organizará un banquete en su honor acompañado por la dirección del club, encabezada por su presidente, José María Martínez, en el transcurso del cual se le nombrará presidente de honor del club."
Cruzamos la calle Carbayu y llegamos al Parque Cuno Corquera, escritor nacido en Ables en 1918, de la conocida como Xeneración de Posguerra, es autor entre otros trabajos del Cánticu a Llanera, que sería adoptado como himno oficial del concejo, con música de Luis G. Santana, director de la Coral Polifónica de Llanera. De Cuno Corquera, seudónimo de Secundino Hevia Rodríguez, hablamos cuando recorríamos parte de su parroquia de nacimiento y ahora adjuntamos su biografía en Wikipedia:
2Cuno Corquera nació en una de las caserías de la zona del Castañéu de Corquera (del que tomaría su sobrenombre), en la parroquia de Ables, concejo de Llanera, el 3 de marzo de 1918. Perteneciente a una familia obrera, estudió hasta los 14 años, aunque siempre se ha considerado un autor autodidacta.
Participó en la Guerra Civil, conflicto en el que perdió a su padre, y al poco de acabar la empezó a trabajar en la empresa Unión Española de Explosivos en Cayés (Llanera), donde trabajaría hasta su jubilación por enfermedad en 1974 compaginándolo con el trabajo en la casería.
Su vocación la era de la enseñanza, aunque las circunstancias no le permitieron ser, como él quería. maestro nacional. En su pueblo ejerció como tal no obstante en los años 40, enseñando a los niños del lugar a falta de un maestro oficial. Siempre mostró interés por la cultura y su difusión, y así en la década de 1950 funda en su parroquia grupos de teatro aficionado con los que representa, entre otras, obras de autores asturianos de corte costumbrista como Pachín de Melás, Anxelu, etc. Organiza también por esa era a leer a poetas como Teodoro Pendiente, Antonio García Oliveros, Pepín de Pría, y se hace escritor siguiendo sus modelos de poesía festiva y popular (“escribo en esta forma en que lo hago yo, desde 1954”.
Junto a esta labor literaria, también como escritor, ejerce de corresponsal en Llanera de la revista El Progreso de Asturias, editada en La Habana, hasta el año 1961 en que desaparece la publicación
Alejado de los circuitos culturales y literarios, su obra en estas décadas es básicamente de difusión oral por el concejo de Llanera y alrededores, participando en recitar, pregonas, tertulias, animando festejos privados (bautizos, bodas, etc.), quedando como mucho recogidas su composiciones en alguna colaboración de prensa o folletos de fiestas).
En la década de 1980 retoma su labor de dinamizador cultural del concejo, formando un nuevo grupo de teatro, el grupo Tejoque junto con el grupo de teatro Talía de Villabona recorren las parroquias de Llanera.
En 1993 el concejo de Llanera y la Consejería de Cultura publican Cuentos, cuentiquinos y poemes, una recopilación de su composiciones que sirve también de homenaje a su dedicación de escritor popular, sucediéndose en los años siguientes algunos reconocimientos, como la celebración del Día de les Lletres Asturianes en Llanera en 1993, dedicado a él, o el homenaje que se le tributó en el VII Concurso y muestra de Folklore Ciudad de Oviedo el 30 de mayo 1999.
En el año 1992 sufrió una trombosis que le afectó a la movilidad de la parte derecha del cuerpo, aunque siguió escribiendo hasta su muerte, el 6 de septiembre de 2002. A modo de reconocimiento póstumo, en el año 2003, tras la remodelación de este parque de Posada, el Ayuntamiento decidió ponerle el nombre de Parque Cuno Corquera."
En el parque un hórreo y otra casa de estilo tradicional, reformada como oficina de turismo, agencia de desarrollo local y casa de la juventud, simbolizan el pasado rural de Posada
En el césped, una placa nos informa de las áreas recreativas del concejo de Llanera
Y aquí tenemos un plano, en el itinerario jacobita llanerense nos hemos encontrado con una, la número 3 (abajo a la derecha), la de Campiello, en Cayés
El parque dispone de una gran explanada, justo detrás de la casa, en la que se celebran mercados, festejos, conciertos y todo tipo de actividades
La casa sigue un modelo tradicional asturiano de las zonas rurales, se trata de una evolución en tamaño de las casas terrenas
Es la casa mariñana, a la que se le añadían dos grandes cuartos a los lados y quedaba en medio un gran espacio, el portalón, que aquí ha sido cerrado con cristalera
Hemos visto una de estilo similar en La Pola, capital de Siero, actualmente habilitada como albergue de peregrinos, La Casona San Miguel, solo que más grande y de dos alturas, otra evolución en tamaño, y sin el portalón cerrado, como esta
Y esta es una placa dedicado a la ruta de la Vía de la Plata, ancestral vía de comunicación que recorre la Península de norte a sur y que se cruza en Llugo de Llanera con la Vía Lucus Asturum-Lucus Augusti en Llugo, siguiendo luego hacia el castro de Noega, en La Campa Torres, en la bahía gijonesa o hacia la misma ciudad. Está actualmente señalizado como GR-100, con su variante GR 100.1
Si bien actualmente no hay albergue de peregrinos, existen otros alojamientos en Posada que los reciben con gusto y de los que nos pueden informar aquí, así como de cualquier asunto de interés vinculado con el Camino y con el concejo
Volvemos a fijarnos en el gran portalón, cerrado con cristal, que hace las veces de tablón de avisos
En la fachada, una concha y un cartel que nos anuncia que podemos sellar nuestra credencial
Visitada la casa podremos continuar por la Avenida de Oviedo, parque adelante
También, si lo deseamos, podríamos seguir por este Parque Cuno Corquera, bajo las arboledas setos del jardín, apartándonos un poco del tráfico
Verdaderamente, podríamos atravesarlo en diagonal, atajando por el quiosco de la música hasta las casas del fondo y tomando la calle Agustín González para empezar a subir por La Quintana
Pero para seguir el trazado propuesto en la señalización oficial y para no perder ninguna referencia vamos a seguir unos metros más por la acera, hasta el Ayuntamiento
Así podemos admirar esta franja ajardinada entre la acera y la explanada del parque
A lo largo de la acera iremos encontrándonos más bancos por si queremos poner nuestras posaderas y descansar o tomarnos el bocadillo
"Era una sidrería, ahora un gastrobar. ¿Significa algo el cambio? Siguen sus protagonistas, los del chigre y los del restó. Un caso de perseverancia en abrir caminos y ensanchar horizontes, obsesión de Nuria y Alejandro, quienes aprovechan la antaño mueblería familiar para marcar diferencia y sello. De proyecto familiar precisamente se trata: él atiende y ella cocina.
Pero luego y además, Víctor Manuel y Pablo, socios propietarios de una empresa de logística, estrategia y fletes minerales, se han unido deseosos de entonar músicas corales diferentes a las de sus obligaciones empresariales. Víctor, llanerense y hermano de Alejandro, y Pablo, noreñense, relajan las tensiones de los mercados mundiales, y descansan levemente de sus obligaciones cotidianas (comprar y vender antracita, bauxita y otros minerales de Egipto a Brasil o de Sudáfrica a Perú), creando también este espacio gastronómico propio y común: Cuando la vida te obliga a conducir por autopistas y supervisar contenedores, hay que disponer de caleyines y tanques de cerveza para la copa, el plato y el recreo.
El cambio ocurrió durante lo peor de la pandemia: el renovarse o morir lo convirtieron en arriesgar, renovar y seguir viviendo. Lo reza un lema propio: «Ahora que la esperanza vuelve a nuestras vidas y vemos el futuro con ilusión, reabrimos deseosos de estar junto a nuestros clientes, pues lo mejor está por venir».
Entre lo mejor encontramos el timbal templado de bacalao, flor blanquirroja que une pétalos marineros noruegos y hortelanos vecinos y deja delicadas notas de dulzor salobre. O las carrilleras de ibérico al Ribera, donde la carne y la uva del Duero se enlazan jugosas y tiernas. O el crujiente de pak choi con salsa ponzu, acelga confuciana rellena de mar y cítricos. O el rabo de vaca setenta horas, que cuando el fuego lento pasa a lentísimo, jugos y texturas alcanzan su cénit. Y los callos, las cebollas y patatas rellenas y la tortilla melosa de bacalao, tradiciones puristas de la familia Prado y sus guisanderas con nombre: Nieves, Luisa y Margarita.
El tronco del que surgen largas y finas vigas de madera, el pasillo entre comedores de mesas altas y finos raíles separadores, el mural de utillajes caseros pegados y encalados, o el estrellado y cespeado techo, diseñan espacios gustosos, claros y cómodos, mientras la menestra del martes, las patatas rellenas del miércoles, la fabada del jueves o el pote del viernes prueban que lo mejor no está por venir, sino que ya llegó: se llama Nuria y posee duende innegable e innato."
A la derecha y sobre un seto ya asoma el edificio del Ayuntamiento, nuestra siguiente referencia
A la izquierda y al otro lado de la Avenida Prudencio González está el Cuartel de la Guardia Civil de Posada y, unos metros más adelante, el cruce con la carretera de San Cucao, pero nosotros dejamos aquí la Avenida Prudencio González y tomamos a la derecha la calle de la Plaza de la Constitución para ir hacia el Ayuntamiento, construido en 1969 y varias veces reformado
Y en este jardín enfrente de las consistoriales surge la conversación de José A. Ordóñez con el erudito local Abel González Rodríguez, plasmada en De La Huelga al Goia otro episodio para la serie Asturias: Viejas y nuevas polas:
"Abel González Rodríguez es un experto en grandes obras, pero no de piedra o cemento, sino de carne y hueso. Un especialista en esos «monumentos humanos» que han perfilado durante las últimas décadas la Posada de Llanera en la que nació en 1948 y, también, por extensión, todo el concejo. Por las páginas de la serie de libros «Historias vividas, historias contadas», que ya tiene casi a punto un tercer volumen, el que fuera director de la prestigiosa Coral Polifónica de Llanera, bucea, de la mano de la periodista y escritora Nieves García Ordóñez, en la intrahistoria local. En sorprendentes biografías de vecinos muchas veces anónimos, pero que, a la postre, explican y dan carácter a un municipio que está en el centro del centro de Asturias.
Sentado en un banco del pequeño jardín que hay delante del Ayuntamiento, Abel González echa la vista atrás y rememora la Posada de su infancia y de su juventud. El imparable progreso, la privilegiada ubicación geográfica, el éxodo rural y el desarrollo de los polígonos industriales han cambiado profundamente la fisonomía urbana y humana de la localidad. Luces y sombras: «Los avances han traído riqueza, pero, a cambio, Posada ha perdido buena parte de su propia identidad», comenta González. Pasado y presente. ¿Y el futuro? «Halagüeño, a poco que las cosas se hagan bien. Con esta ubicación que tenemos...»
Pasea Abel González por una Posada atravesada diariamente por miles de vehículos, hasta 30.000 según algunos estudios. Atrás han quedado los tiempos en los que la capital de Llanera era una tranquila villa rural asturiana en la que «los chavales jugaban al fútbol en una carretera que también hacía las veces de improvisada pista de baile, porque el tráfico era mínimo».
Recuerda Abel González los tiempos dorados del cine Goia, en plena avenida de Prudencio González, con películas y baile hasta bien entrados los sesenta. Y al aire libre cuando el tiempo lo permitía. También aquel mercado de los sábados, que colapsaba la localidad. Entonces, Casa Rosa era centro neurálgico de buena parte de las compras semanales de las gentes de los pueblos y el abuelo paterno de Julio Iglesias, el padre del doctor Iglesias Puga, regentaba una farmacia a unos pocos metros, también en plena calle principal de la capital llanerense.
José Manuel Tamargo, de la centenaria Casa Rosa, es una de las principales fuentes de suministro de datos para Abel González. «Un libro abierto sobre Posada», en palabras de su íntimo amigo, quien subraya la relevancia histórica de la plaza de abastos, «la plaza a secas» para los vecinos de más edad. «Fue inaugurada en 1926 y sufragada por el Club Llanera de La Habana», rememora González, para añadir que «la estructura actual, aunque reconvertida en escuela de música, sigue siendo la misma».
Este paseo también lleva al histórico campo de fútbol de La Huelga. Abel, autor de un libro sobre la historia del balompié local, reseña que la actual Unión Deportiva Llanera, hoy en el grupo segundo de Primera Regional, fue fundada en el verano de 1961 como heredera de otros clubes más antiguos. Es el caso del Llanera Sporting de los años treinta del pasado siglo, del Llanera Deportivo de los cuarenta, o del Atlético Aviación de los cincuenta. Desde hace unos años, La Huelga lleva el nombre de Pepe Quimarán, tío de Abel y alma máter del Llanera durante muchísimos años. Hoy, el césped es de hierba sintética y aguanta a la perfección el trote al que le someten todos los equipos de cantera del club. Los barrizales han pasado a la historia.
Y del campo de fútbol al polideportivo y, en seguida, al paseo fluvial que lleva el nombre del cardenal Francisco Álvarez, natural de Ferroñes. Se trata de una de las principales zonas de expansión de Posada, que no ha parado de crecer en los últimos años, aunque la crisis haya ralentizado el avance.
De vuelta al centro, en el parque principal de Posada un hórreo recuerda el reciente pasado rural. Explica Abel que este espacio lleva el nombre de Cuno Corquera. Es el seudónimo de Secundino Hevia, poeta de Ables, fallecido en 2002, que cuenta entre sus obras con el «Cánticu a Llanera», himno oficial del concejo musicado por su coral, y al que Abel González califica de «entusiasta» de esta tierra. A un paso, en la zona alta, está ese pequeño barrio que podría definirse como la Posada antigua, junto al camino real. Allí perviven varios hórreos, alguno de ellos de cierto valor, como el de Casa Quimarán. Las típicas construcciones están a resguardo del incesante e inclemente tránsito de la carretera. Abel comparte la necesidad de descongestionar el centro de Posada. La reivindicación, ya histórica, se incrementó a raíz del atropello mortal de una menor el pasado agosto. En pleno siglo XXI, la AS-17 ya nunca va a ser un baile o un campo de fútbol, pero los vecinos reclaman algo de tranquilidad y la máxima seguridad. «Con hacer una variante desde Asipo a El Merón sería suficiente», opina Abel en tertulia con Tamargo. ¿Temas de conversación? Los de Posada, por supuesto".
A la derecha, en el parque, un nuevo panel informativo, este dedicado al GR-200. la Ruta de los palacios de Llanera, con la que coincidimos unos metros, desde aquí la mitad de la subida al Santufirme, por la zona de Caraviés
Como su nombre indica es una ruta por los palacios del concejo, que incluye una variante
Junto con el trazado de dicha ruta en el mapa se señala asimismo el del Camino de Santiago en el concejo, una línea discontinua azul-amarilla que atraviesa el concejo por la mitad de abajo arriba, marcada también con pequeños cuadraditos azules con concha amarilla, como los azulejos señalizadores
Y es que el Camino de Santiago cruza Llanera de sur a norte: de Cayés a Posada y de allí al Alto la Miranda
Y aquí, en la Plaza de la Constitución, donde está el Ayuntamiento de Llanera será donde empecemos a subir a La Miranda o Alto la Miranda, ya en la vecina parroquia de Villardebeyo
Verdaderamente es indistinto tomar la acera derecha o la izquierda, pero como antes o después hemos de cruzar la calle podemos hacerlo aquí mismo, aprovechando el paso de peatones que nos lleva a la casa consistorial y sus jardines
Aquí está además el azulejo xacobeo con la concha y la flecha que identifican al Camino y la dirección a seguir en él
Más bancos al pie de las cristaleras
A la derecha, El Edificio Parque, que antes veíamos desde la oficina de turismo, con las terrazas del Sirocco, anunciada de esta manera en La Nueva España del 3-10-2024:
"Situada en Posada de Llanera, Sirocco Coffe and Bar cuenta con una de las mejores terrazas de Llanera. Para empezar, se trata de un cafetería con terraza con un amplia carta de platos. Entre ellos, podrás disfrutar de unos pinchos y batidos naturales o, si lo prefieres, deleitarte con cócteles de lo más variados y combinados.
En particular, el establecimiento resulta ideal para aquellas familias que cuentan con niños; cerca de allí, hay una zona infantil que les permitirá tener un tiempo de juego.
En lo referente a su horario, matizar que abren de martes a viernes de 12:00h a 22:00h. Mientras que los sábados abren de 10:00h a 1:00h y los domingos de 10:00h a 22:00h. Adaptándose a una amplia oferta de planes. "Tenemos mucha suerte de tener el Sirocco en Posada de Llanera", "Recomendable" o "Espectacular terraza", son algunos de los mensajes más populares de los clientes."
Y ahora vemos también el quiosco de la música, la parte de atrás de la casa mariñana de la oficina de turismo y los edificios de la calle Carbayu
Este es pues el atajo que se puede tomar para salir hasta aquí atravesando en diagonal el parque
Y salimos al cruce con la calle Carrión, que viene de la derecha, detrás del Edificio El Parque
A nuestra izquierda y detrás del Ayuntamiento la finca de Casa Clara, otra de las antiguas casas de Posada, muy bien restaurada
Parece una variante de casa mariñana con portalón y con un cuerpo anexo de planta alta a su derecha. El Camino sigue detrás de ella por la calle Agustín González
Y es que, al llegar a la glorieta donde confluimos con la calle Carrión, nosotros iremos a la izquierda por dicha calle Agustín González
Agustín González, El Dios, fue alcalde de Llanera entre 1936 y 1937, siendo fusilado al final de la misma. Anteriormente había sido concejal y protagonizado una larga trayectoria política y sindical como minero en las minas de Santufirme, esta es su biografía en la Fundación Pablo Iglesias:
"Minero. Comenzó a trabajar en la mina de Santofirme (Asturias) a los 12 años de edad. A la vez acudía a las clases nocturnas en San Cucao. Fue secretario de la Sección del Sindicato de Obreros Mineros de la UGT de Santofirme en 1917. Afiliado a la AS de Llanera (Asturias). Conocido como “El Dios”. Fue elegido concejal del ayuntamiento de dicha localidad en 1920, ejerciendo el cargo hasta 1924 que fue depuesto por la dictadura de Primo de Rivera. En abril de 1930 fue delegado en el Congreso de la Federación Minera de la UGT representando al SOMA-UGT. A su regreso fue elegido vicesecretario segundo de su Comisión Ejecutiva pasando a ocupar la primera vicesecretaria en mayo de 1931. En octubre de 1930 fue elegido presidente de la reorganizada Sociedad de Obreros Cerámicos de la UGT de Cayés (Asturias) cuya primera organización se remontaba a 1916. Frecuente colaborador de La Aurora Social y Avance donde además de con su nombre firmó con los seudónimos de “Juan de Llanera” y “El de los ojos azules”. En abril de 1931 volvió a ser concejal del ayuntamiento de Llanera. En 1932 además de este cargo era presidente de la Sección Minera y de la Mutualidad Obrera de Santofirme, vicesecretario del SOMA-UGT y vocal suplente del Jurado Mixto de la Minería. Estuvo exiliado en Bélgica por su participación en la revolución de octubre de 1934 regresando después de la victoria electoral del Frente Popular en febrero de 1936. Ejerció como alcalde de Llanera en 1936 y 1937. Al caer Asturias en octubre de 1937 fue detenido el 27 de enero de 1938 en Agunda-Cemero. En Consejo de Guerra celebrado el 6 de febrero siguiente fue condenado a muerte siendo ejecutado en Oviedo (Asturias) el 13 de mayo de ese año".
Como hemos dicho, aquí nos separamos del GR-200 y continuamos por dicha calle a la izquierda
Un largo bloque de pisos ocupa un buen tramo de la calle, observemos la flecha amarilla pintada en la farola de la izquierda
La calle no es del todo llana pero casi, avanzamos todo recto acera adelante pasando junto al portón de Casa Clara
Desde el portón vemos la panera, en medio de la corrada de la vivienda
Y esta es la parte posterior de Casa Clara; una barandilla nos separa de la caída a un surco o zanja, que era el nivel antiguo del suelo en este lugar
El nombre de la casa, en la fachada
La calle es mucho más tranquila que la avenida, pero al tráfico que pasa tiende a tomar velocidad en esta recta, por eso se han colocado badenes
Al fondo son las casas de la calle Alejandro Mon, dedicada a quien fuera hasta cinco veces ministro de Hacienda, Alejandro Mon y Menéndez, defensor de la Constitución de Cádiz y contrario al absolutismo de Fernando VII que, aunque nacido en Oviedo/Uviéu, tiene solar familiar en Bonielles, Llanera, donde está enterrado
A nuestra derecha, algunos bajos comerciales, como el de Motos Tamargo
Seguidamente va el Café Bar Las Candelas de Asturias, con su toldo, que nos sirve de referencia
Y es que aquí, antes de llegar a la citada calle de Alejandro Mon, seguiremos a la derecha
Y en esta bifurcación tomamos a la derecha la cuesta de La Quintana
La subida se hace más pendiente y pronunciada por lo que tendremos que arrimarnos bien a la tapia de estos chalets
En este murete de ladrillo, bajo el seto de cierre, vemos la concha con la flecha que nos asegura el camino correcto
En las zonas urbanas cuesta más seguir la señalización de rutas, pero estando atentos esta 'aparece', sino lo correcto es preguntar, los vecinos suelen saber por donde van los peregrinos
Aprovechamos bien el estrecho arcén al pie de estos adosados
Hay una curva bastante cerrada a la derecha pero la visibilidad es buena
Casas con un poco de terreno y algunos arbustos, parras y jardín
Y a la derecha los bloques de pisos, escalonados y en cuesta, separados por calles y zonas ajardinadas
Volvemos a tener acera, ahora a la derecha, vamos por ella pues nos ofrece mayor seguridad
A la izquierda y, también escalonadas pero pegadas formando una hilera, casas unifamiliares con terraza, escalera y garaje debajo
Arriba volvemos a ver la falda del Santufirme, por la que subiremos un buen trecho
En La Quintana, topónimo que evidencia su pasado rural, vamos saliendo ya del casco urbano de Posada
Una barandilla nos separa de la calle y a nuestra derecha bordeamos los jardines de este último bloque
Pasamos ahora por detrás y se acaba un primer tramo de cuesta
En esta bifurcación seguiremos hacia la derecha, caminando un trecho casi en llano
Enfrente, una finca con huertos, frutales y un cobertizo simboliza nuestro regreso a lo rural
En el muro las señales del Camino de Santiago y del GR-200
Así estaban hacía unos años, repintadas y que se veían mejor. La concha había desaparecido últimamente pero esperamos que la repongan
Y aquí, al empezar la siguiente curva, desaparecen acera y barandilla
Pasamos frente al portón de una casa y observamos de frente no venga ningún coche delante
Apenas hay espacio para el peatón pero al menos el tráfico es por lo común muy escaso
Dos pequeñas cunetas de hormigón llevan las aguas sobrantes carretera abajo, a manera de canalillos, No pongamos el pie en ellas pues, aparte de pisar más, pueden estar resbalosas
Y ya estamos en plena subida por el Santufirme, pero tranquilos que no hay que llegar a la cima ni mucho menos, aunque sí ascender un repecho más
Pasamos una quinta cerrada por altos muros con la cumbre del picu en lontananza, cada vez más cerca
A la entrada, un abeto y, a la izquierda, unos árboles proyectan su sombra sobre el Camino
Llegamos ahora a un rellano delante de la entrada a una finca, donde un elemento llamará poderosamente nuestra atención
Este llamativo portón y portalada, con puerta, torres y almenas, como una muralla o castillo. El Camino sigue a su derecha, junto al alto muro rematado en un cierre de malla en forma de red
A partir de aquí y durante otro tramo, el Camino tiende a llanear
Azulejo de concha y flecha, se agradece encontrárnoslo cada no demasiados metros, asegurando que vamos por el ramal correcto
Y ahora, al llegar a esta casa, bifurcación y a la derecha
He aquí, en su muro, la flecha amarilla
Pasamos así ante la entrada y fachada principal
Aquí, alguien nos observa...
Un nuevo amigo en el Camino...
A la derecha, la entrada a otra casa, cuyo acceso es un hermoso túnel vegetal
Tramo recto y ascendente junto a una pumarada
Las manzanas, con las que se elaborará rica sidra asturiana...
La pumarada, verdísima, al comenzar el otoño
El hábitat se hace cada vez más disperso, con las casas a una cierta distancia unas de otras
En plena subida otra quinta, con dos palmeras en el jardín
Pasamos enfrente del portón de acceso, que tiene un tejadillo encima
Y en él vemos su nombre
Casa Argentina, en artístico azulejo
A la izquierda, La Iría Calvirín y La Golpina, una extensa pradería, lugar del que dice Xulio Concepción:
"Golpina, La (Posada, Rondiella). Zona rocosa, frecuentadas por los raposos en algunas temporadas, lo que se vuelve a comprobar en la actualidad con el avance del matorral y el
monte bajo. Del latín VULPES (zorra, raposa)"
Según nos acercamos a lo alto del monte, empezamos a ver cerca las primeras plantaciones de ocalitos
En la tapia de Casa Argentina, de nuevo el azulejo de la concha y la flecha nos orienta
Castañales, carbayos y otros árboles autóctonos perviven en pequeños grupos, ejemplares solitarios o pequeños bosquetes, muchas veces siguiendo el curso de regatos o haciendo de linde de las fincas, como en este caso, formando parte de la sebe o seto silvestre
El Camino gana altura con relativa rapidez y, por lo tanto, enseguida tendremos hermosos paisajes ante nuestra vista, que compensarán el esfuerzo...
La arboleda forma aquí un bello arco natural de hojas y ramas
Y, en esta bifurcación seguiremos a la izquierda, en subida
Pero antes podemos aprovechar para contemplar este paisaje del valle del Nora que, en días claros, llega a su misma cabecera, en Sariegu, pero que lo que mejor veremos será la zona oriental de Llanera y la occidental de Siero donde confluyen áreas industriales y núcleos urbanos que van creciéndose y extendiéndose por la campiña
Queremos empezar por los edificios de Llugo, la 'resucitada' Lucus Asturum merced al apeadero que luego pasó a estación de tren, por eso al lugar se le llamó La Estación, pasando luego a reconocerse como Llugo o Lugo, nombre que antaño abarcaba a toda la parroquia, dividida en barrios y lugares
Un poco a la derecha de los edificios, una franja terrosa anaranjada es la trinchera del ferrocarril, inaugurado el 23 de julio de 1874, la cual afectó al promontorio de El Cantu San Pedro, solar del castro que fue germen de Lucus Asturum, en el lugar actualmente llamado Castiello y del que traemos también parte de su descripción en ArqueoAstur:
"Reconocido por José Manuel González y Fernández Valles el 31 de agosto de 1966. Incluido en el Inventario Arqueológico de Llanera elaborado por Carmen Cabo Díez en 1985. En 1991 el asentamiento también fue descrito por Cid López, Fernández Ochoa, García Díaz y Pedregal Rodríguez en su trabajo sobre el asentamiento romano y medieval de Lugo de Llanera y por García Chaín y López Blanco en la monografía sobre el Castiellu de Llagú, 2002.
Se localiza en una colina aislada de 191 msnm, en el extremo NE del valle de Llanera, sobre las casas del barrio de Castiello.
Fue descrito por José Manuel González (1976) como una colina un poco oblonda, elevada 20 metros sobre el entorno inmediato y definida en la cima por una explanada elipsoide cuyo eje mayor mide 150 metros aproximadamente. Los elementos defensivos se componen de dos terrazas escalonadas que debieron corresponder a las murallas y fosos. La superior rodea la colina en la mayor parte de su perímetro, con unas dimensiones de 4,5 metros de anchura y 4 metros por debajo de la planicie cimera; la terraza inferior es semejante a la anterior, discurre por los frentes N y E, a una cota de 4 metros más abajo. Los únicos restos reconocidos, consisten en conglomerados de piedras que son visibles al borde de la superficie de la explanada en lo más alto del corte oriental de la vía férrea. El autor adjunta igualmente un plano del recinto fortificado (González y Fernández, 1976).
También ha sido descrito como un pequeño montículo de forma oval elevado unos 25 metros sobre el valle y definido por una cima amesetada de laderas aterrazadas. Se refieren tres terrazas por la ladera N y en dos por la S, con sus correspondientes taludes (Cabo Díez, 1985; Maya González, 1988; Cid et alii, 1991, García Chaín y López Blanco, 2002; Requejo Pagés, 2014).
Fanjul Peraza lo define como una colina aterrazada de pequeñas dimensiones, 60 x 40 metros, y planta ovalada, no reconociendo restos estructurales defensivos (Fanjul Peraza, 2014).
Cultura Material
Tégulas e ímbrices, así como materiales cerámicos de cronología romana, depositados en el MAA.
Periodización
Hierro indeterminado, romano indeterminado, medieval indeterminado.
Estado de conservación
Seccionado por la trinchera del ferrocarril en el sector SW, recinto ocupado por edificaciones modernas, al igual que las vertientes N y E. También afectado a los pies por el desdoblamiento de la carretera AS-18."
Más allá son los boscosos altos de La Belga en la zona de La Campana, Granda y Fozalguera, en la vecina parroquia de Pruvia. Más lejos en en medio de la foto, los altos de Ceyes, en Siero, con La Peña Cubillina y, en lontananza (izquierda de la foto) La Peña Careses (552 m) con el paso de Puertecampu, que la separa de la Sierra de Fariu, con El Picu Fariu (707 m) y El Torrexón o Picu los Soldaos (737 m), frontera entre Siero y Sariegu
Mirando de nuevo en la distancia reconoceremos la silueta cónica del Picu Castiellu (435 m) de Marcenao, también en Siero, que fue una de nuestras grandes referencias visuales durante gran parte de nuestro trayecto por el valle, Aquí abajo y más cerca, en Santa Rosa (Llugo), paso del ferrocarril y de la autovía a la derecha de El Cantu San Pedro, se descubrieron restos de útiles del Achelense, lo que demuestra el antiquísimo poblamiento de esta 'llanura' que, como tantas veces decimos, no siempre es tan llana cuando se recorre caminando
Lo cierto es que, visto desde aquí, los árboles ''camuflan' toda la amplia red viaria de carreteras, ferrocarril y autovías que atraviesa el valle en todas direcciones, así como buena parte de sus núcleos poblados, aldeas, pueblos y urbanizaciones, junto con polígonos industriales y áreas comerciales. Escribe Ramón Rodríguez Álvarez en Llanera:
"En Llanera, desgraciadamente, se han destruido muchos restos arqueológicos debido a su situación estratégica. Esto ha dado lugar a grandes obras públicas y a la instalación de numerosas industrias que, por lo general, no han tenido en cuenta la existencia den restos prehistóricos"
Donde sí se ha excavado profusamente y se sigue excavando es en la llanura entre Llugo y Posada, La La Iría Castañera y el solar de la antigua iglesia parroquial de Santa María, saliendo a la luz importantes hallazgos que se atribuyen a aquella civitas mítica que fue Lucus Asturum, tan vinculada a las antiguas vías que aquí se unían y cruzaban que se halló una estela dedicada a los lares viales, divinidades protectoras de los caminos
Los árboles nos ocultan El Campo'l Morgal, donde en la década de 1930 se inauguró el aeródromo de La Morgal, que llegaría a ser el primer aeropuerto comercial de Asturias, trasladado posteriormente a Santiagu'l Monte, en Castrillón, (paso del Camino de Santiago del Norte) a causa de las pertinaces nieblas que se producen en este valle
Vemos, sí, alguno de sus grandes hangares, pues continuó empleándose como campo de aviación deportiva y de servicios de emergencias. Más acá, La Bérbola, en la carretera AS-374, lugar del que dice Xulio Concepción:
"Paraje montaraz bajo las pendientes ligeras que ascienden hacia los altos de Caraviés. Nombre raro que recuerda otros como El Río Berbesa (Castropol), El Regueiru la Bérboga (Belmonte), Berbíu (Piloña), Berbeguera, en Villayón... Hay también Berbegal, en Huesca; Berberana, en Burgos… Varias propuestas: del árabe, barbaris (espino); del latín, VERVEX (carnero); o del latín, PERGULA (choza, galería). En este contexto, lo más adecuado parece una relación con el paso de los caminos, situada como está al lado de Posada, de nombre indudable: una rústica cabaña, en sus comienzos, luego, venta, mesón..."
Más allá de El Campo'l Morgal, recocemos muy bien Silvota, polígono industrial el la zona de Llanera limítrofe con Siero por la zona de La Venta'l Gallo. Allí, un polígono industrial fue construido donde antes hubo una silva o selva, como su nombre indica, cuyas obras comenzaron en 1972, aprovechando su inmediatez a la línea ferroviaria, el Polígono de Silvota, junto al que pasa asimismo la AS-II o Autovía Industrial, vía rápida entre el gijonés polígono de Porceyo y estos de Llanera, inaugurada en 2007 y que se presenta como descongestionadora de la atestada A-66 o antigua Autopista Y, que discurre al otro lado del polígono, abierta al tráfico en 1976
Vega regada por uno de los afluentes del Nora, el Santa Rosa, en Silvota se encuentra además el área arqueológica de El Cantu Negru, en la que se halló un túmulo megalítico, así como elementos muy anteriores aún, del Paleolítico Inferior. También aquí, en La Bérbola, aparecieron útiles prehistóricos paleolíticos, bien estudiados por el arqueólogo David Álvarez Alonso
Destaca ahora en medio de la foto la torre de comunicaciones de La Morgal. Abajo, en La Bérbola, lo rural deja paso a lo residencial en colonias de chalets y otras nuevas viviendas. Llugo y Posada tienden a unificarse físicamente en la práctica en un núcleo urbano lineal
Pero los usos ganaderos perviven, otro hermoso rebaño de vaques roxes pasta apaciblemente en estas llanas praderías, golosas para la construcción, que es fácil de parcelen y edifiquen si continúan la expansión urbana y la creciente demanda de vivienda
Sobre los tejados de La Bérbola, la llanura de El Campo'l Morgal y Silvota; a lo lejos, parte de Llugones, en Siero, así como Bobes, Paredes, Viella, Granda y Colloto/Cualloto, con parte ovetense y parte sierense como Llimanes, bajo las sierras de La Grandota al oeste y La Paranza al este, que forma una sola loma que separa el valle del Nora del del Nalón, por cuyas laderas reconocemos las aldeas de las parroquias sierenses de Tiñana, Santa Marina, Hevia...
A la derecha de Silvota se inauguró en 1991 el Parque Tecnológico de Asturias que, de unos pocos edificios en la carretera AS-17 pasó a extenderse por toda la campiña al lado de la AS-II
Antes estaba allí La Gallineta, nombre de una charca en la que abundaban estas aves, donde estaba el Bar Jamín, al lado del edificio de Cerámicas Guisasola, que aunque arruinado en parte se conserva. Su ubicación puede reconocerse por sus chimeneas (a la derecha de la foto), que le dieron el sobrenombre de La Estufa, siendo su primer nombre oficial Tejería Mecánica
Justo detrás, Llugones, en Siero, pero que con el barrio ovetense de La Corredoria, unido este a su vez a Pumarín y Teatinos, conforman un verdadero continuum urbano que abarca desde aquí hasta el ovetense barrio de Buenavista, al oeste de la ciudad
En la práctica, las poblaciones del valle tienden a unirse en un gran complejo urbano-industrial-comercial, con urbanizaciones de pisos y de chalets, conformando un conglomerado de áreas residenciales de alta densidad y otras de baja densidad (viviendas unifamiliares, chalets) que junto con los polígonos, centros comerciales y otras construcciones hacen de este valle un fenómeno cuyo análisis y crecimiento ha sido comparado, dentro del característico grandonismo asturiano, con el Silicon Valley estadounidense
Urbanistas, sociólogos, geógrafos y hasta tertulianos buscan para este gran espacio, que abarca varios concejos, pues este crecimiento no se circunscribe al valle, sino que por el norte llegaría hasta el mar en torno a la costa gijonesa y la ría avilesina, y por el sur a las poblaciones de las cuencas mineras del Nalón y del Caudal, que ya van uniéndose a la ves entre sí, nombres y definiciones, ninguna oficial, aunque tal vez la que tiene mayor aceptación sea la de la Ciudad Astur, término del que nos dicen en Wikipedia:
"Ciudad Astur es el sintagma utilizado por Fermín Rodríguez Gutiérrez, catedrático de Geografía de la Universidad de Oviedo, y Manuel Carrero de Roa, investigador-colaborador del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet) de la Universidad de Oviedo,para reconocer oficialmente el área metropolitana de Asturias como un área metropolitana policéntrica.
El proyecto no ha sido llevado a cabo aún, pues muchos dudan de la conveniencia de llamar "ciudad" al centro de Asturias, ya que no presenta homogeneidad urbana, dado que en realidad la mayor parte de esta área corresponde a terreno rural, no urbanizado e incluso forestal.
El término ha sido aceptado de forma no oficial y puede verse en publicaciones como libros de texto".
En Coruño, parroquia de Cayés, sí reconocemos muy bien la gran extensión el Polígono de Asipo, llamado así por la Asociación de Industriales de la Provincia de Oviedo que, en 1968, promovieron su construcción para sacar sus factorías de los cascos urbanos de la poblaciones y que, unidas en un espacio, pudiesen compartir servicios comunes, siendo inaugurado en 1976
En el lugar estuvo la Unión Española de Explosivos, todo un complejo industrial de fábricas, almacenes, edificios de mantenimiento, viviendas obreras, etc. del que solamente ha llegado a nuestros días la desacralizada capilla de Santa Bárbara
A su derecha, por Los Eros, La Vana y La Caleya hemos venido a Posada, cuyos edificios de la calle Carrión y Avendia de Oviedo vemos desde aquí, siguiendo Camino tras haber pasado a Llanera por La Ponte Cayés, puente sobre el Nora, procedentes de la parroquia ovetense de Villaperi, en la falda del Naranco, cuyas canteras vemos en la distancia
Como hemos dicho, en la bifurcación tomamos el camino de la izquierda que sube por el Santufirme arriba, ahora todo directo
El azulejo caminero jacobeo de la concha y la flechan está oportunamente colocado en este poste telefónico
En días claros, podemos llegar a reconocer muy bien Peñamayor, montaña que se yergue, bien visible, entre los valles del Nora y del Piloña, al norte, y el del Nalón, al sur (a su derecha), cuya cota máxima es La Triguera (1.293)
Al este de Peñamayor, en tierras piloñesas, la Sierra de Ques cierra el valle del Piloña, afluente del Sella, por el sur, cuyo valle, junto con el del Güeña, otro de sus afluentes, este por el oriente, forma un gran pasillo natural que, desde los pasos de los Picos de Europa, cuyas cimas se ocultan aquí entre las nubes, llega, por el valle del Nora, hasta las sierras de Faidiello, Bufarán y el desfiladero de Peñaflor, en el río Nalón, puerta de Grado/Grau, ya en el bajo Nalón y cercano a la cuenca del Narcea, el occidente asturiano
Contemplamos estos paisajes según nos acercamos a las casas de La Boría, donde irá acabando la cuesta y tomaremos el camino que, faldeando por la vertiente occidental del Santufirme, nos llevará encima de Abarrío, llegar a La Minona y entrar en la parroquia de Villardebeyo, al norte de Llanera, por el Alto la Miranda, puerta ya del corverano valle de Solís, a un paso de Avilés
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