La Ría del Nalón y Muros desde el Palacio de la Magdalena |
Puente de la Portilla |
Estemos atentos también aquí, pues si los eucaliptos crecen es posible que no lo veamos en su frondosa umbría, si bien al llegar a él está bien señalizado
La Casilla fue, durante años, una explotación ganadera, pasamos primeramente junto a la nave y el silo
Seguidamente la casa, con una buena explanada delante de ella, a un nivel más bajo que la carretera, que sigue subiendo
Mirando a la derecha las marismas de La Xunquera y El Picu, y más allá el pueblo de L'Arena/San Juan de la Arena, en la parte sotobarquense de la desembocadura del Nalón, histórico puerto de pescadores y villa angulera por excelencia
Los tradicionales usos pesqueros ha cedido paso a los servicios y a la industria del turismo, con buena oferta hotelera y hostelera y rica gastronomía marinera. Las casas nos tapan la Playa los Quebrantos, que veremos algo mejor desde un poco más arriba. El actual muelle es eminentemente deportivo
Arriba son los altos de Ranón, la gran rasa costera donde se emplaza el Aeropuerto de Asturias, no en Ranón exactamente, sino en Anzu, parroquia de Santiagu'l Monte y concejo de Castrillón, cerca del que pasábamos en los tramos anteriores. Abajo en la ribera es El Picu, antiguo desguace de barcos
Como un buque fantasma, los restos de una embarcación señalan el lugar en el que estaba ese antiguo desguace, al lado del campo de fútbol del Atlético Arenesco, refundación del año 2010 del anterior Arenesco, refundación a su vez de 1998 de su antecesor de 1966: La Arena
"Una vez vadeado el Nalón, la barca de El Castillo fondeaba en el embarcadero de El Forno, ya en la orilla izquierda perteneciente al concejo de Muros. Desde aquí el Camino inicia un ascenso que culmina en Era, donde actúa de eje vertebrador de la localidad.Aunque el Camino es practicable en todo el tramo, su ascenso desde el E. es algo problemático ya que comienza bajo el puente y llegar a él implica cierto riesgo, o bien un ir y volver innecesario. Por esto, la mejor opción, salvo que encontremos paso franco, la constituye el nuevo trazado de la N-632..."
Trazado de la N-632 que, insistimos, dejamos aquí, abandonando por fin el sufrido asfalto y tráfico. Esta es una foto del mismo lugar que la anterior pero cuando crecen los eucaliptos, lo cual sirve para darnos una idea de cómo puede cambiar el paisaje en pocos años
Y otra foto más, esta además con sombra y tanto el camino como las señales camineras en la penumbra, que casi no se ven. Atentos en estos casos siempre
La carretera va quedando abajo, junto a El Hortón: empezamos a ver bastante bien la desembocadura del Nalón entre San Esteban y L'Arena
"Rubén Darío (Félix Rubén García Sarmiento, 1867-1916), quien veraneaba cuando el Nalón estaba contaminado por el carbón y encontró inspiración, no obstante, para cantar a las aguas argentadas de San Esteban y La Arena y a su cielo de cobalto rejado de vellones, manchado de pincelazos de nieve.
Quien está considerado como el padre del modernismo poético embarcaba al atardecer en La Arena vestido de frac y tras desembarcar en San Esteban se iba a tomar unas copas de ajenjo a “El Brillante”. Allí escribía en papeles que sacaba del bolso izquierdo de su chaqué y cuando los rellenaba de escritos los metía en el bolso derecho.
Tras regresar a La Arena –su barquera se llamaba Raquel- festejaba su retorno con buen champagne francés con su amante Paca Sánchez del pozo –una campesina abulense analfabeta que había conocido en una de sus noches locas por la casa de Campo de Madrid- con quien después se bañaba desnudo en la playa de Los Quebrantos.
"Veraneó durante casi treinta años en Salinas, en casa de su cuñada Anne Devlin profesora de inglés en la localidad veraniega. Seamus, que obtuvo el premio Nobel de Literatura en 1995, quedó tan seducido que trasladó ese sentimiento a sus escritos.
La última vez que lo vi por Avilés, a primeros de abril de 2013, fue participando en un acto en el Niemeyer donde resaltó la importancia de Asturias en su obra. Hablando de su versión de ‘Beowulf’ (héroe de un poema épico en lengua anglosajona) manifestó que buena parte de la misma la había hecho aquí.
En su tríptico divino, ‘Pequeñas cantigas de Asturias’ (también conocido como ‘Cantares de Asturias’) y siguiendo el relato de la aventura de Dante (infierno, purgatorio y cielo) Seamus sitúa el infierno en un paisaje de fundiciones y hornos siderúrgicos (made in Ensidesa), el purgatorio en Piedras Blancas y el paraíso en San Juan de la Arena.
Manuscritos de esta obra poética regaló en 1996, al responsable del restaurante La Escollera frecuentado por el poeta irlandés cuando iba a La Arena. Todavía hoy se pueden ver enmarcados y colgados en el comedor del local hostelero, donde sí que copulan cuadros y paredes"
San Esteban iba a ser el gran puerto carbonero de Asturias, pero dejó como tal de serlo allá por 1980. Empezando el siglo XX, allá por 1904, la llegada del Ferrocarril Vasco-Asturiano impulsó esta salida comercial del carbón de las cuencas mineras, construyéndose el puerto en base a un proyecto de 1868 en base a otro anterior que había fracasado, a caballo entre los siglos XVIII y XIX, de traer el carbón en grandes barcazas, lo cual se volvió irrealizable
Buena parte, por no decir todos, los edificios de San Esteban están vinculados con este puerto que ya en 1207, según registra el historiador Luis Antonio Alías, aparece documentado como lugar de transacciones de cierta relevancia, castigado eso sí por ataques corsarios y las crecidas del río. En 1630 se registra la exportación de madera de roble nogal y castaño con destino a Sevilla principalmente
Para conocerlos, vayamos a su encuentro, levantándonos de estos bancos y continuando ruta hacia Era y Muros...
El topónimo de Muros es elocuente, otra cosa es a qué muros y de qué construcciones o edificios se refiere. Se sostiene que son los cimientos de casas, catalogadas como romanas por Fortunato Selgas, así como tejas, vasijas y cerámicas. Otro precedente poblacional urbano podría ser sin duda el castro de El Campón, si bien no en este lugar sino unos pocos kilómetros más al norte, próximo a la Playa d'Aguilar. Toda esta zona podría ser el entorno portuario y fluvial de Flavionavia, capital de los astures pésicos que se ha identificado con Pravia, capital asturiana con Silo y Adosinda y luego cabeza de un extenso alfoz, germen de los actuales concejos
"El año 1521 conoce como señor del Coto de Muros a Rodrigo de la Rúa, alto funcionario de la corte del emperador Carlos V, que adquirió este señorío por su enlace con María Ponce de Miranda, señora de la casa de Trasona, de Avilés. Le sucede Gutierre González de Cienfuegos, señor del concejo de Allande y corregidor de Medina del Campo, a quien se debe la construcción de la mayor parte de la casa-palacio de Valdecarzana, de la que hoy sólo queda en pie su magnífica torre"
"En el inventario de los bienes de D. Diego, fechado el 28 de septiembre de 1631, figura entre sus posesiones: la casa carnicería de La Plaza; la capilla del Espíritu Santo, en estado de ruina, y pegado a ella la casa del ermitaño. Era dueño y patrono del Hospital de Peregrinos, sito en La Plaza, así como de la capilla de San Juan, en La Pumariega, ignorándose donde estuvo situada, Como tributo, sus vasallos debían entregarle una octava parte de los cereales y, además "y más le debe cada vasallo y vecino de dicha jurisdicción de tributo cada año dos carros de leña, media anega de erga, una carga de narvaso y dos dias de jornal"
"La relación de este concejo con la ruta jacobea está verificada por la existencia en Muros de un hospital de acogida y asistencia de peregrinos y pobres transeúntes. Este establecimiento figura ya en 1631 en un apeo de las prerrogativas, bienes y derechos que le correspondían a Don Diego Fernández de Muros por ser propietario del citado coto. Se volverá a mencionar en las Respuestas Generales al Catastro del marqués de La Ensenada de 1751 en donde se dice que estaba en las inmediaciones de la playa, fuera pues de nuestro Camino. Para su instalación el marqués de Valdecarzana cedió una casa de su propiedad y unas tierras de medio día de bueyes cada una, siendo por entonces hospitalero Fernando Bermejo. A Pesar de su modestia este hospital, que se mantenía dela caridad y de las dádivas del señor marqués, aparece reflejado en el Mapa de Asturias que el erudito cartógrafo Tomás López publicó en 1772"
"Muros de Nalón conservaba, al menos hasta el año 1777, un hospital de peregrinos, ubicado en un paisaje paradisíaco a la vera de la ría del Nalón. El patrón y dueño de esta institución era el marqués de Valdecarzana, noble que erigió en la localidad un palacio plateresco del siglo XVI, del que hoy en día tan sólo se conserva la fachada"
El Camino en Era, como hemos dicho, se hace calle: las casas se extienden a ambos lados, todas con su terreno. Precisamente el topónimo Era hace referencia a antiguas tierras de labor
Los hórreos muestran la historia del pasado rural del lugar, cada vez más residencial, como es habitual en la costa y cercanía de villas y carreteras principales
Unas son de construcción más o menos reciente, pero la mayoría tiene su solera y antigüedad, con las correspondientes rehabilitaciones y reformas
Sin duda entre todas ellas la que más destaca pues es la que más se ve desde lejos, es la Casa de La Torre, llamada así por su llamativa y picuda torre que de divisa desde muchos kilómetros a la redonda. Es del año 1912, con planos fechados en 1910, obra del arquitecto Manuel del Busto para el indiano de Somao Fermín Martínez García, emigrante a Cuba que con 18 años emigró a Cuba, empezando como contable para, cinco años más tarde, llegar a director general del almacén de coloniales de los indianos de Somao, en Caibarien. Así lo leemos en el excelente blog Casonas de Indianos, que dice también:
"D. Fermín se casó en primeras nupcias con una cubana con la que tuvo una hija llamada Rosita, ésta se casó con Santiago Martínez vecino de Pravia. Posteriormente D. Fermín se casó con Margarita Fernández con quien tuvo dos hijos Fermín y Antolín.
D. Fermín le encargó al arquitecto Manuel del Busto Delgado el proyecto de esta casa, los planos están fechados en 1.910, terminándose la construcción en 1.912 en un estilo modernista tardío de inspiración vienesa. La casa se construyó como residencia de vacaciones ya que D. Fermín a su regreso de Cuba se instaló en Madrid dedicando a las inversiones bursátiles"
No es Era pues pueblo exactamente pequeño del todo, pero más que concentrado en torno a un centro lo hace longitudinalmente a lo largo del camín, con unas 142 casas y en torno a los 250 habitantes
Si bien los usos agropecuarios tradicionales han ido a menos algunas huertas y frutales se ven en torno a las viviendas del lugar
Vivía por entonces en aquel coto 136 vecinos (familias) "incluidos 1 párroco, 1 excusador, 2 presbíteros, 36 viudas y 6 celibatas", nos dicen, basándose en datos de dicho catastro, el Gran Atlas del Principado de Asturias
En el año 1809, durante la invasión napoleónica, el mariscal Michel Ney ordenó el saqueo de la población como represalia por la resistencia encontrada en su avance. Dos años después, en 1811. los nuevos ideales liberales surgidos con el conflicto desatan una rebelión contra los Valdecarzana, señores del coto, con quienes ya pleiteaba desde tiempo atrás. Ello traería consigo la extinción del señorío en 1827, reintegrándose Muros en Pravia tras cuatro siglos de poder nobiliario
Pero las ideas liberales no se quedaron allí, en 1847 y en base al antiguo coto se crea el concejo independiente de Muros que, dos décadas después, en 1868, logra zafarse de una ordenanza gubernamental de integración de concejos pequeños en grandes que podría haber acabado con su independencia. El 27 de junio de 1916 y como manera de afianzar esta soberanía concejil, pasa a llamarse oficialmente por acuerdo plenario Muros de Nalón, evitando la coletilla que aparecía a veces, que añadía a su topónimo original, Muros, la frase de Pravia, como pasaba con Riberas y San Esteban, entre otros lugares del antiguo concejo y alfoz
Concha y flechas amarillas remarcan la dirección a seguir en un cruce en el que a veces alguien se ha despistado y salido a la carretera prematuramente. Desde aquí vemos La Pumariega, con varios edificios notables...
Por su parte Tomás García Sampedro, después de una estancia en Roma, regresó aquí en 1892, donde instaló su pabellón-estudio. al que seguiría invitando a más artistas a La Pumariega durante los años siguientes, destacando entre ellos al célebre pintor Joaquín Sorolla, quien retomó la inspiración de aquellos genios del arte para recrearse y plasmar los paisajes del Bajo Nalón. Junto con él se acercaron al lugar los también pintores Cecilio Pla y Juan Antonio Benlliure
"A partir del verano de 1884 y durante seis años se reunieron en los veranos de Muros, alumnos y amigos de Casto Plasencia y Tomás García Sampedro, desarrollando y difundiendo un estilo característico e incluso equiparable al de otras colonias de la época. Experiencias similares en la España de finales del siglo XIX fueron también: la escuela paisajística de Olot y el Círculo Artístico de Sant Lluc, en Cataluña; la llamada luego escuela del Bidasoa, en el País Vasco; o la de Alcalá de Guadaira, en Andalucía.
En todas ellas, con mayor o menor voluntad y conciencia de grupo, se desarrollaron tímidas escuelas paisajistas, a imagen y semejanza de otras que en la época se estaban creando en Europa y América. Todas ellas seguían el ejemplo de la escuela de Barbizon, en los bosques de Fontainebleau próximos a París, cuna de la pintura impresionista y el plenairismo.nota 1 En el caso concreto de la colonia de Muros, llegaría a realizarse un proyecto de construcción de un espacio físico para la colonia de artistas, autorizado por el ayuntamiento a comienzos de 1890 en la desembocadura del río Nalón.
Los del Muros prolongaron el modelo francés, materializado en las obras de Jules Breton, Jules Bastien-Lepage o Jean-Francois Millet, mezclando paisaje y pintura de costumbres, y construyendo un capítulo más de la utopía del mundo rural y la dignificación del campesino. Conviene no olvidar que era, un vez más, la visión que los "señoritos", elevados a artistas pintores, proponían de un mundo que en la mayoría de los casos les era casi absolutamente ajeno. Y así, las sesiones de plenair se combinaban con excursiones de caza o pesca. El resultado, en lenguaje teórico convencional, era una simbiosis de romanticismo y pintura del realismo llevados al género del paisaje.
"Además de Casto Plasencia y Tomás García Sampedro -en sus papeles de maestro y anfitrión respectivamente-, fueron habituales: Francisco Alcántara, Vicente Bas, Tomás Campuzano, Manuel Domínguez, Lhardy, Tomás Muñoz Lucena, Alfredo Perea, José Robles, Luis Romea, además de Ángel Andrade, Luis Bertodano, Antonio Cordero,Marcelina Poncela, Rafael de la Torre, Adolfo Marín, Asterio Mañanós Martínez, Fernando Cabrera Cantó, Enrique Salazar y Zubía, Maximino Peña Muñoz, Heliodoro Guillén Pedemonti y Félix Granda y Buylla.
Javier Barón, en su estudio de la colonia de Muros, refiere que incluso la vestimenta de sus miembros seguía el modelo galo: camisa de franela, faja de seda roja o blanca, cinturón de cuero, polainas o botas blancas y fieltro mou (sombrero flexible). Otra anécdota referida por Barón es que varios pintores compartiesen la misma modelo para sus composiciones; la más popular de ellas, protagonista de cuadros de Plasencia, Robles, Lhardy, Marín, Perea y Campuzano, falleció, siendo aún muy joven, en 1891.
"Entre 1905 y 1909, Darío veraneó en San Esteban de Pravia y San Juan de la Arena, y de su estancia en ambos pueblos dejan constancia tanto sus propios escritos como las crónicas que han sobrevivido al paso del tiempo. Sabemos, por ejemplo, que en San Esteban se alojó en la fonda “El Brillante” y que visitó con frecuencia la residencia de su amigo Rafael Altamira, con quien solía pasear hasta el mirador del “Espíritu Santo”, en Muros de Nalón. Las malas lenguas comentan que el poeta, en sus largas caminatas junto con su amigo, llegaba hasta la cumbre de “Monteagudo” y que allí, borracho, declamaba versos oscuros con la mirada puesta en la desembocadura del Nalón.
También sabemos que en San Juan de la Arena se hospedó en una de las casas del indiano Feliciano Menéndez, y que hasta allí viajaron a visitarle los noventayochistas Azorín y Pérez de Ayala. “El mar -les dijo el poeta en cierta ocasión- llega algunas veces, cuando hay tormenta, hasta lamer los muros de esta casa. Las barcas de los pescadores saltan entonces entre olas inmensas, luchando por entrar, en tanto que aquí, en la orilla, las mujeres gritan y rezan angustiadas…”Qué es verdad y qué leyenda en estas historias, nunca lo sabremos con suficiente certeza, y creo que tampoco hace falta. Lo importante es que uno de los más grandes poetas de la lengua española estuvo aquí, contemplando el Nalón, admirando el Cantábrico, caminando nuestros pueblos y montes..."
"El último tercio del siglo XIX y los albores del siglo XX fueron una época vivida con especial intensidad en el bajo Nalón. Sus bondades paisajísticas, aún vírgenes, propiciaron el asentamiento de una escuela pictórica en la que figuraron algunos de los pinceles más destacados en la España de aquel entonces. Años más tarde, a consecuencia de esta experiencia embrionaria, Sorolla y Rubén Darío visitarían la comarca y dejarían su impronta grabada en unos vecinos aún ajenos al envite industrial que cambiaría para siempre sus vidas.
Las riberas del Nalón supieron enamorar a Casto Plasencia, socio fundador y profesor del Círculo de Bellas Artes. En 1884, este alcarreño cambió el mundanal ruido de Madrid por los afables paisajes de Muros, pueblo donde vivía su amigo, el también artista Tomás García Sampedro. Alojado en la quinta murense de Gumersindo Rodríguez, Plasencia comenzó a impulsar, junto a José Robles, la creación de una colonia de pintores inspirada en la academia de Barbizon.
El proyecto suponía un abandono del academicismo y una búsqueda de la inspiración en la naturaleza y el mundo rural. Durante varios estíos, pintores como Agustín Lhardy, Cecilio Pla o Alfredo Perea plasmaron sobre lienzo la realidad del bajo Nalón y de sus gentes. El influjo de los artistas plásticos trajo consigo a otros grandes creadores como los escritores Cañete y Vital Aza o el músico Emilio Arrieta.
En 1890, la colonia gozaba de pleno apogeo. El Ayuntamiento de Muros llegó a aprobar la construcción de unas instalaciones para artistas en la desembocadura del Nalón, en la zona actualmente conocida como La Tronca. No obstante, la muerte repentina de Plasencia, acaecida el 18 de mayo de aquel mismo año, precipitaría la desaparición de la comunidad de pintores, que poco a poco se fue disolviendo"
Y así se acababa la incipiente y colonia artística, pero, como hemos dicho y prosigue Pulido, no la de la presencia de grandes pintores.
"No obstante, el destino aún deparaba al bajo Nalón una segunda oportunidad. Apenas cuatro años después del Desastre del noventa y ocho, Sorolla recalaba en La Arena animado por Agustín Lhardy. Lo que en principio iba a ser una visita de dos o tres meses se tradujo en un idilio con el Cantábrico que se repetiría durante tres veranos más. Pertrechado con sus útiles y protegido por una boina, el maestro del luminismo se mimetizó entre los lugareños y recorrió la desembocadura del Nalón y sus aledaños reflejando con pinceladas sueltas y repletas de color la imprevisible luz asturiana, tan diferente de la de sus escenas levantinas.
(...) La vida del valenciano transcurría junto a Sampedro entre paseos en barca por la ría, tardes de dominó en el casino de Muros y pitanzas en el Espíritu Santo"
"En lo económico la vida del concejo depende de la agricultura. Goza de justo renombre la extraordinaria calidad de sus patatas y habas; su ganadería, especialmente el vacuno, fue considerada todavía por los año veinte, como la mejor y de más calidad de la provincia. El porcino también gozó de justa fama, con la magnífica raza de York y sus cruces"
Y este es el panorama, ya drásticamente diferente, que dibuja la misma enciclopedia en su edición de 1996, con la emigración a los cercanos espacios urbanos e industriales de la comarca de Avilés:
"Muros se ha visto afectado, en los últimos años, por movimientos migratorios de radio corto. La cercanía de los centros industriales y la creación y mantenimiento de cierta actividad industrial en la propia comarca evitó la emigración masiva a la que se vieron sometidas las alas asturianas. Los principales destinos fuera de la comarca son, en primer términos, los concejos vecinos de Avilés, Castrillón y Cudillero. y. en segundo lugar, Oviedo y Gijón"
Finca y panera en el jardín. Ya sin su función primigenia de graneros, algunos de estos elementos del patrimonio tradicional asturiano se mantienen como símbolos de la casa, a veces con otras funciones o como construcción ornamental, aunque hace años que no cuelgan del corredor las riestras de panoyas, las ristras de mazorcas, tan características de las fotos de los pueblos, aún hasta la década de 1970
"... la cercanía y la mejora de infraestructuras de comunicación hace que el Bajo Nalón se convierta en una zona atractiva para los habitantes del área central. En consecuencia, se ha experimentado un notable incremento de viviendas fijas o secundarias de residentes habituales de las ciudades de dicha área"
Abajo, el Nalón, formando su ría, cuyos derechos de pesca y otros privilegios de pesca eran celosamente guardados por los frailes de los monasterios de Belmonte, Las Pelayas, y Cornellana, cuando ya las incursiones vikingas habrían dejado de remontar por ella sus drakkar río arriba para intentar adentrarse por el interior del país. Así, en 1160, los monjes belmontinos hacen constar documentalmente que los pescadores de San Esteban (San Setphano de Boca de Mar), les proveyeran de todo el pescado necesario para la Cuaresma
Aquellos bienes monacales, que habrían de integrarse en el alfoz de Pravia, no tardaron en ser parte del gran coto señorial de los Miranda-Valdecarzana, al que pertenecieron durante largos siglos, pues en 1431 Muros ya aparece en una partición de bienes de varios descendientes de Diego García de Miranda, si bien la mención expresa al coto no aparece hasta el documento fechado el 20 de marzo de 1521, en el que se menciona a "Que D. Rodrigo de la Rúa, contador de SS.MM. y del su consejo, era dueño con Alonso de las Alas, del coto de Muros"
Una foto del mismo lugar a principios de la primavera, con el arbolón aún sin hojas, bajo el el el Camino Pasa a su derecha
Es la célebre subida de Muros, que durante años fue también uno de los hitos de la vieja carretera Ribadesella-Canero, cuyas continuas curvas, subidas y bajadas no habían hecho más que empezar
Al otro lado, donde hay también un buen arcén, veremos las señales correspondientes; placa y mojón, para continuar Camino
Su indumentaria le delata, casco, espada y escudo
La espada choca con el escudo, que muestra un águila bicéfala
Entre ambas estatuas un escudo solariego
Busto femenino, mujer de pelo recogido y cara seria y pensativa, tal vez entristecida o ausente, mirada perdida hacia el suelo
Otra escultura, esta de una mujer desnuda, sin brazos, al estilo de las venus
Más pequeñas, pareja de figuras dieciochescas. Al final, el arte y los artistas siempre presentes en este rincón del Alto Nalón: La Pumariega
Frente a la casa de las estatuas hay una bifurcación: nosotros iremos a la izquierda
Una concha en azulejo, en este viejo muro de piedra, señala la dirección a tomar. La casa que tenemos enfrente dispone de un espléndido corredor, que vemos parcialmente, tapado por la tapia
Las razones por la que la concha es símbolo de los caminos de Santiago no están plenamente claras. Se sabe que a partir de cierto momento en la Edad Media se emplean como símbolo de los peregrinos jacobitas, independientemente de las rutas empeladas para llegar a Santiago. Se esgrimen diferentes razones, aunque no pocas puedan ser compatibles, el ser un símbolo pagano (también con varios significados) cristianizado, o representar haber llegado ciertamente a Santiago, cercana a las playas de la Costa da Morte, como la de Lagosteira en Fisterra, donde tanto abundan, o a la misma Fisterra, Muxía o Padrón, grandes centros de peregrinaciones en sí mismos, culminación de los rituales xacobeos
Pasando al lado de la casa, con un pequeño soportal que más de una vez sirvió para cobijarse de un chaparrón a algún peregrino, empezamos la subida a La Plaza, en lo alto de Muros, villa a la que le dedicó sus Cantos Muradanos el poeta José Fernández-Quevedo y González-Llanos. Su extenso coto fue notablemente acrecentado por uno de sus señores, Gutierre González de Cienfuegos, sucesor de Rodrigo de la Rúa, quien lo había conseguido al casarse con María Ponce de Miranda, linaje posesor, bien por sus relaciones con Las Pelayas ovetenses, con intereses en la zona desde la Edad Media, o bien por premio a la fidelidad a los Trastámara o por ambos casos. Dice la Gran Enciclopedia Asturiana:
"acrecentó aún más el coto, con los señoríos de Ranón y La Arena , adquiridos por compra al monasterio de Cornellana"
Se debe a este señor la construcción de La Plaza, configurando la disposición de las casas en torno a la iglesia, que podríamos suponer se construyeron sobre otras anteriores, propias de una configuración poblacional preexistente, dado que la existencia de una iglesia es mucho más antigua y que hay hallazgos de cimientos de edificios romanos. La Plaza de Muros se hizo con la idea de albergar la celebración del mercado, concedido por Carlos V
"Parador es un establecimiento de hostelería similar a la posada. Del primitivo edificio «destinado a hospedar o albergar viajeros», evolucionó hacia un modelo mixto de hostal y mesón, con servicio de restaurante, bar, centro de convenciones y hospedaje. A partir del siglo xx pasó a denominar en España a una cadena de hoteles de lujo como atracción turística asociada casi siempre a edificios históricos de la ciudad, lugar o región en la que se crearon, y dependiente de organismos oficiales (...)Nomenclatura histórica:
El término parador toma su origen de los establecimientos de descanso (como las sencillas «cauponae») que en el Imperio Romano de Augusto funcionaban como puntos de parada o pausa (parador) en el camino. En España el uso del término se mantiene en pleno siglo xx como puede leerse en el libro Viaje a la Alcarria del Nobel Camilo José Cela o, un siglo antes, en el Madrid en la mano, publicado en 1850 por Pedro Felipe Monlau, catalogado en el capítulo titulado Posadas, paradores y mesones. También utiliza el término parador el escritor británico nacido en Malta, Gerald Brenan, en su libro autobiográfico Al sur de Granda relatando su estancia en España entre 1920 y 1943"
El Camino la cruza y continúa a la izquierda de esta casa, El Huerto, por el Camín de los Carbayones
El cantar de la panoyaya no se puede cantarporque dicen que echa multael guardia municipal
No solamente los corredores, también las colondras o tablas de la pared de hórreos y paneras se llenaban de panoyas enrristradas, y por supuesto el interior. Los hórreos nacieron como granero elevado pensado para que no entrasen los temidos roedores, y la panera fue su evolución en tamaño, aparecida en el siglo XVII, como granero para las grandes cosechas de maíz
Seguidamente y en plena cuesta, una vieja casa arruinada antes de un nuevo cruce
Y en el cruce, al pie de las urbanizaciones, más de lo mismo, todo de frente y en recto
En esta rampa podremos caminar por esta ancha acera a la izquierda. En el entorno de estas nuevas urbanizaciones puede haber algo más de tráfico y coches
Estamos en un precioso mirador sobre El Parador y ante Monteagudo
En esta bifurcación iremos a la izquierda, por la calle Arango. Atención porque en algún momento, no sabemos porqué realmente, ha pintado flechas indicando ir a la derecha
De nuevo, otra concha de vieira o venera (de la diosa Venus), símbolo del Camino y del peregrino, en estos términos las describe el Codex Calixtinus:
“unos mariscos en el mar próximo a Santiago, a los que el vulgo llama vieiras, que tienen dos corazas, una por cada lado, entre las cuales, como entre dos tejuelas, se oculta un molusco parecido a una ostra. Tales conchas están labradas como los dedos de la mano y las llaman los provenzales nidulas y los franceses crusillas, y al regresar los peregrinos del santuario de Santiago las prenden en las capas para gloria del Apóstol, y en recuerdo de él y señal de tan largo viaje, las traen a su morada con gran regocijo. La especie de corazas con que el marisco se defiende, significan los dos preceptos de la caridad, con que quien debidamente los lleva debe defenderse, esto es: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo”.
El Camino hace ahora un poco de bajada. En principio habría de ser este el trazado correcto, o más aproximado, pues además de ir directamente a La Plaza, pasará primeramente por el antaño famoso Mesón de Muros, histórica fonda de viajeros
Estos altos muros señalan que aquí hubo en tiempos una buena quinta, ahora edificada. Como hemos dicho, la proximidad a la zona urbana-industrial de Avilés y comarca, las buenas comunicaciones y la cercanía a las playas, favorecen la construcción en Muros de Nalón
A nuestra izquierda el edificio de la Panadería de Muros
Más vistas de El Parador y Monteagudo. A la derecha y más lejos La Peñona (496 m)
Más nuevas urbanizaciones en La Pumariega
La calle Arango también se estrecha aquí un poco entre la tapia de la izquierda y el alto muro de piedra de la derecha
Pasemos bien atentos al bordear esta casa
"Joaquín Sorolla llegó a esta comarca animado por su amigo el pintor y cocinero Agustín Lhardy, en una segunda etapa de esplendor de ‘La Pumariega’, en la que también la frecuentaban Cecilio Plá y Juan Antonio Benlliure o el ya citado Rubén Darío.
El punto de encuentro de referencia, para reuniones y comidas, tanto en la etapa de la Colonia Artística como en los primeros años del siglo XX, era El Parador, ya entonces conocido restaurante ubicado en un punto estratégico próximo a La Pumariega: el cruce de carreteras entre Muros de Nalón, San Esteban de Pravia y Soto del Barco.
El tal restaurante no es otro que el actual Casa Zoilo, regentado por la familia Grana Alonso, a cuya cabeza están la ‘guisandera mayor’ Paloma Alonso Arribas y su hijo, cocinero titulado por la Escuela Superior de Hostelería de Santiago de Compostela, Zoilo Grana Alonso.
Estamos hablando del segundo restaurante más antiguo de Asturias e indagando en su historia hallamos un dato de conexión con la Colonia Artística: fue fundado en 1837 y en el último tercio del siglo XIX perteneció al matrimonio Menéndez Menéndez, Eulogio y Fulgencia, una de cuyas hijas, Engracia se casó con el pintor José Robles, cuyo chalet estaba al lado del restaurante (todavía está).He aquí el nexo, probablemente decisivo, por el que los pintores frecuentaban el hostal El Parador. Se sabe que durante la guerra civil se llamaba ‘Casa Navarro’, cuyo dueño fue asesinado por no entregar un jamón requisado, y que fue después de la contienda cuando el matrimonio de Zoilo Alonso y Damiana Arribas, estupenda cocinera, dio inicio a la etapa que continúan todavía hoy sus hijas y nietos.Para cerrar el círculo diremos que la ‘informadora’ que nos pone en la pista de esta historia, la citada Ángela Grana Alonso, nieta de Damiana, hija de Paloma, es la hermana del cocinero Zoilo"
Y Luis Antonio Alías, en el periódico El Comercio del 9-9-2016 le dedica este artículo y semblanza:
Casa Zoilo. Fue parador de diligencias y cuna del pixín alangostado; sigue siendo lo mejor del entorno emplatado
Hay dos Zoilos: el primero refundó la vieja parada y fonda tras la Guerra Civil, el segundo su nieto lleva una década mimando la herencia; el primero fue mayordomo de nobles locales con mansión madrileña donde conoció a Damiana, la cocinera y luego esposa; el segundo posee títulos oficiales y prácticas al lado de maestros y una encantadora esposa y ayudanta del Pacífico Sur; el primero compró un parador caminero secular, el segundo recoge de su abuela, madre y tías un brillante faro de la cocina comarcal.
Zoilo Alonso y muy especialmente Damiana Arribas, los abuelos, convirtieron en comedor de fama una venta caminera donde los viajeros podían reponerse antes o después que las Ballotas cerraran curvas sobre precipicios angostos; en aquel entonces los cuidados abarcaban, en establos contiguos, a caballos y diligencias proveyóndoles de heno, engrases y remaches; luego llegaron los automóviles
En los años cuarenta comenzó la mencionada etapa fructífera de Zoilo y Damiana, pronto enriquecida con Paloma, Maricarmen y Teté, las tres hijas del matrimonio crecidas entre la escuela, las potas y las mesas: «Atendíamos gente de la mar y la huerta, ganaderos, comerciales, funcionarios, gobernadores civiles, ministros, primeras damas. Mi madre, mujer de bondad y carácter, nos enseñó que debíamos cocinar y atender sin distingos de ninguna clase» recuerdan Paloma y Teté.
Ahora su hijo proyecta en el siglo XXI los valores cimentados desde el XVIII; alumno de Adriá sabe de inventos y osadías, pero respeta demasiado la línea heredada y prefiere añadir técnicas y coloraturas a lo ya acreditado: repollo rizado relleno, salpicón de bugre, croquetas de la abuela, almejas a la marinera y pescados la duda ofendería de la inmediata costa con el pixín de divisa, que el pixín amariscado dícese creación inmortal de Damiana, como las fabas con setas y pixín.
Podremos saborear merluzas, virreyes o chopas, también lengua estofada, riñones, callos, manos de cerdo, que los Alonso Arribas miran al mar, trabajan la tierra y festejan la matanza. O la caza que comienza: jabalí, perdiz, venado y guisos en salsa y fabes de estas carnes salvajes y serenadas.
Zoilo el joven y su mujer prosiguen fielmente con el Parador de Zoilo el viejo, Damiana, Paloma, Maricarmen y Teté, mientras una nueva generación, aún recién llegada para prever qué futuro elegirá, da alas a la imaginación: si el actual Parador contempló el paso del coche de caballos al coche de gasolina, tal vez siga ofreciendo pixín amariscado cuando pasemos del éste al aéreo
Si deseásemos conocerlo, una pasarela comunica directamente con él, salvando la carretera
El Camino, por su parte, sube...
Acera y concha indicadora. De sus más antiguas reminiscencias precristianas informa así la Xacopedia:
"En el Diccionario de los símbolos de Jean Chevalier, sobre Venus se dice que para los sumerios es la diosa que muestra el camino de las estrellas, diosa del amor y de la voluptuosidad, pero también de la guerra; hija de la Luna y hermana del Sol. Se muestra al amanecer y en el crepúsculo. Partiendo de esta concepción, desde muy antiguo era costumbre en determinadas zonas llevar sobre las ropas una concha de vieira, con finalidad protectora y de servicio. También los soldados cartagineses y romanos tenían esta costumbre.
Venus nace de la espuma, según consta en la Theogonia, con que hierve el mar en torno a los despojos de Urano, mutilado por Cronos. Aparece en el vaso de Olinto, surgiendo de las entreabiertas valvas de su concha, entre Hermes y Poseidón. Varrón relata la navegación de Venus, hija del Fuego y del Agua, en la venera, rumbo a Citerea.
Los defensores de la teoría esotérica en el Camino de Santiago creen en su significado sexual y en la posibilidad de que represente la “pata de oca” (Jakin era el “maestro Oca”).
Originalmente, también la concha de vieira simboliza la fecundidad en el mundo pagano. Venus constituye el nacimiento tanto biológico como iniciático, la muerte de una vida y el renacimiento en otra distinta y mejor. La concha se une así al agua para el bautismo, símbolo purificador para los cristianos y de una joven vida, la vida en la fe"
Y al fondo, divisamos ya los edificios del centro de Muros,
A escasos metros del centro urbano reconocemos la gran galería de la casa solariega de los Arango, estirpe que da nombre a esta calle, así como, más lejos, los miradores de Casa de María Paz Uría, al lado del antiguo Mesón de Muros, a la entrada de la población por este el viejo camino, el Camín Real de la Costa, que entra así en el corazón y origen de la villa de Muros de Nalón
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