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lunes, 16 de agosto de 2021

LA PLAZA DE MUROS Y EL PALACIO DE VALDECARZANA: EL MESÓN DE LOS ESPÍAS RUSOS, EL HOSPITAL DE PEREGRINOS Y LA VENGANZA DEL MARISCAL NEY "EL FAVORITO DE NAPOLEÓN"

 

La Plaza de Muros, paso del Camino
La Plaza de Muros es el corazón y origen de la villa de Muros de Nalón, capital de este concejo asturiano desde su escisión de Pravia en 1847. Esta plaza se hizo cuando el territorio de Muros, junto con otras costas y riberas nalonianas eran, en el siglo XVI, un coto señorial propiedad de Gutierre González de Cienfuegos, señor de Allande y Corregidor de Medina del Campo, señorío heredado de su padre, Rodrigo de la Rúa, también alto funcionario de la corte de Carlos V, quien lo había conseguido hacia 1521 al casarse con María Ponce de Miranda, de la casa de Trasona en Avilés, pues eran los Miranda sus posesores

Los Miranda poseyeron este coto, que en el siglo XIII era parte del alfoz de la Puebla de Pravia, fundada por Fernando III sobre la Flavionavia de los astures pésicos y la capital de Asturias con Silo y Adosinda, tal vez por sus fidelidades a los Trastámara, quienes se lo darían en premio, o bien por su vinculación con el cenobio femenino ovetense de San Pelayo, con fuertes intereses y posesiones en la zona desde mucho tiempo atrás

Como corregidor de Medina del Campo, Gutierre quiso hacer esta plaza como lugar de celebración de un mercado similar al de aquella población, solicitado a Carlos V, quien se lo concedió, a celebrar quincenalmente los domingos, pasando en 1768 a los sábados

En torno a esta plaza pues, nació la población tal y como hoy la conocemos, no obstante sobre otra preexistente. Bajo la Plaza y debajo de la misma iglesia fueron localizados cimientos de edificios, teja y cerámica catalogados como de tiempos de Roma

Subiendo a La Plaza por la calle Arango

A La Plaza, centro histórico y corazón de Muros, llegaremos siguiendo el trazado del Camino Norte de Santiago, subiendo por la calle Arango, desde Era y La Pumariega, luego de cruzar la Ría del Nalón por el Puente de La Portilla


A la derecha por ejemplo tenemos la Casa los Carreño, con dos grandes galerías en los pisos superiores y un zaguán, que en su momento también se cerró con galería acristalada, en el piso bajo que mira al jardín


Las flechas amarillas nos confirman la ruta a seguir hacia La Plaza, así como un panel con el  de la etapa de Avilés a Soto de Luiña


Según vemos, es una jornada larga, de más de 32 kilómetros, además con varias subidas y bajadas, por lo que puede ser conveniente dividirla en dos. Recordemos que, evidentemente, las etapas, que no siempre son las mismas según cada guía o autor, son trayectos descriptivos y orientativos, nunca son itinerarios rígidos. Por supuesto cada persona puede hacer alto y pernoctar donde mejor le convenga


Este esquema de la casa lo hemos visto en otras quintas del entorno, sobre todo en La Pumariega, donde estuvo la antigua colonia de artistas. Parece ser este modelo abundaba en los catálogos de arquitectura de la época, entre los siglos XIX y XX, y era escogido tanto por arquitectos como por sus clientes para sus nuevas casas, sobre todo aquellas con impronta indiana. No olvidemos que los indianos tanto hacían construir sus mansiones nuevas como reformando, a veces totalmente, el antiguo solar familiar


En la calle, en plena cuesta, un bajo comercial. Era usual que alguna de estas casas lo tuviesen, bien desde el principio o bien a lo largo del tiempo, como fuente de ingresos a los dueños de la casa, que podrían serlo también de la tienda o tenerla arrendada


Dos de los peregrinos históricos de este Camino Norte, que dejaron plasmadas por escrito sus impresiones del viaje, mencionan su paso por aquí. Uno es el noble flamenco, miembro del séquito de Felipe El Hermoso, Antoine de Lalaing, que en 1502 menciona cruzó el Nalòn el 27 de febrero de aquel año. Iba a caballo con dos acompañantes y se ve pasaron casi de largo, pues comieron en Cudillero/Cuideiru. Dos siglos y cuarto después pasaba el picardo Guillaume Manier, llamando en su relato a Muros Mort, a Cudillero Condidierre y un San Cobiesde que podría ser San Esteban o Santianes de Pravia


Aprovechando el espacio, a la altura de la Casa los Carreño vemos otra vivienda que se eleva a lo lato, si bien en vez de galerías presenta un magnífico balcón-corredor. El final del poder señorial en 1827, la independencia municipal en 1847 y los capitales indianos favorecieron el desarrollo urbano del concejo


Por esas fechas recorrió Muros George Borrow, no peregrino pero sí gran viajero políglota y divulgador de la Biblia protestante, quien describe con todo detalle la posada donde se hospedó:
"La casa era grande e irregular, con espaciosa cocina en el piso bajo. Escaleras arriba había un vasto comedor con inmensa mesa de roble, rodeada de pesados sillones de cuero muy altos de respaldos, que lo menos tenían tres siglos. Con este aposento se comunicaba una galería o voladizo de madera, abierta al aire, que conducía a un cuarto pequeño, provisto de un lecho antiguo, con dosel y cortinas donde yo había de dormir. Era una de esas posadas que los novelistas gustan introducir en sus descripciones, sobre todo cuando los sucesos narrados ocurren en España"

Por esta descripción, parecería aquella posada un gran palacio, esto hizo pensar que Borrow se hospedase, más que en una fonda, en el cercano Palacio de Valdecarzana u otro similar, pero el gran estudioso de su viaje, José Manuel Gómez Tabanera, publica en La Asturias que conoció George Borrow (1837), que aquel hospedaje no podría ser otro que este, el Mesón de Muros, cuyo edificio aún se conserva en esta calle, si bien el gusto de Borrow por fantasear y exagerar un poco para da mayor aliciente a su narración, según Tabanera, dio origen a esta abultada descripción

Dentro de este gusto por novelar tan propio de Jorgito El Inglés, como llamaban a Borrow en diferentes lugares, introduce en su narración una conversación que habría tenido en este mesón con un "asturiano locuaz" al calor de la lumbre, mientras afuera castigaba con fuerza la galerna: la célebre historia de los "espías rusos"...


Al lado del mesón, Casa Atilana. En Muros de Nalón. El Libro del concejo, de Xosé Nel Riesgo y Armando Grande Riva, hablan así de este celebérrimo huésped y viajero:
"En el mesón de muros, en 1837, pasó noche George Borrow, conocido también como "el inglesito" o D. Jorgito el inglés. Venía desde Galicia propagando la Biblia protestante y tratando de hacer prosélitos. Desde hacía tres años, no pernoctaba ningún extranjero en el mesón"

Y a la derecha, en la Travesía del Marqués de Muros, la parte posterior de la casa consistorial, donde hay diversas dependencias, como por ejemplo la sede de Correos


La cuesta va acabando según nos acercamos a La Plaza


Detrás de nosotros, la fachada oeste de la Casa los Carreño


Esta entrada por la travesía dispone de un pequeño jardín. A la izquierda una soberbia panera restaurada


A lo lejos Era, por donde hemos venido caminando tras pasar el Puente de la Portilla, población extendida a lo largo del camín real, formando calle


Más a lo lejos L'Alto'l Praviano y Caseras


A nuestro paso por la calle Arango, Casa María Paz Uría González, vivienda unifamiliar de dos plantas y desván incorporado, todo ello con referencias estéticas inspiradas en el Art Decó, el movimiento Secesión y reminiscencias modernistas


Aquí se acaba la cuesta y llegamos a La Plaza


A nuestra derecha la iglesia parroquial de Santa María de Muros y la fachada principal del Ayuntamiento, ante una buena explanada que forma parte de esta plaza, cuya balaustrada y escalinata se hicieron en 1928. De la iglesia se habla ya en documentos del siglo XII, además de otros anteriores más cuestionados, de tiempos de la monarquía asturiana, siendo construida sobre primitivos cimientos de edificios romanos, localizados en esta plaza por el investigador Fortunato Selgas


El templo se reformó a finales del XVI y se reedificó entre 1782 y 1801, siendo cura párroco de Muros desde 1771 D. José Díaz Palacio, leyéndose en los libros parroquiales que la obra estuvo a su cargo y del monasterio ovetense de San Pelayo, que por lo que se ve aún tendría vinculación con el santuario, colaborando y aportando  también la vecindad en los trabajos. En 1783 y 1784 se hicieron las capillas laterales, como las de Nuestra Señora del Rosario y la de Jesús de Nazaret, así como los arcos, las bóvedas y la renovación de la capilla mayor, que era patronato de la casa de Miranda, la espadaña, el techo, "puerta de costado" y pórticos 

El edificio fue saqueado no muchos años después por las tropas francesas del mariscal Michel Ney, el 22 de mayo de 1809, en castigo a la resistencia ofrecida a su avance, dice la Gran Enciclopedia Asturiana:

"Dieron muerte a varios murenses, y hasta hace poco tiempo se podían notar en las puertas de la iglesia parroquial señales de metralla de los disparos hechos por las tropas francesas"

Dos años más tarde, en 1811 y dentro de una revuelta antiseñorial contra los señores del coto, se quemaron retablos, sillería y todo lo que ostentaba el blasón de la casa de Miranda, incluyendo la lápida de Doña Leonor Ponce de Cienfuegos, hija de Gutierre, que en el siglo XVI se llamaba orgullosamente la "Señora de Muros"


La torre se remató justo un siglo después, en 1883, según planos del entonces arquitecto diocesano Lucas María Palacios, sufragada con dinero de los indianos y más aportes y trabajo de los vecinos, que le dieron a la iglesia su aspecto actual.de nave única, cabecera poligonal, pórtico lateral y torre a los pies, "muy esbelta y rematada en agudo chapitel", según se lee en el Gran Atlas del Principado de Asturias


Por su parte, el actual edificio del Ayuntamiento se inauguró en 1877 sustituyendo al anterior. Muros había conseguido la independencia respecto a Pravia el 14 de abril de 1847, cuando tomó posesión la primera corporación. Veinte años antes se habría reincorporado a Pravia tras ser coto señorial durante unos cuatro siglos, cuando en algún momento antes de 1431 fue cedido a los Miranda, luego Valdecarzana, desgajándolo del alfoz praviano


En 1827 una ley estipulaba que los cotos y señoríos habrían de incorporarse a los ayuntamientos en cuyos territorio estuviesen enclavados, por lo que Muros volvía a la jurisdicción ordinaria praviana. Pero aquellos cuatro siglos asentaron una identidad y una entidad aparte que se plasmaron veinte años después en este nuevo concejo


En 1868 una disposición gubernativa según la cual Muros habría de ser suprimido como concejo independiente para volver una vez más a ser parte de Pravia fue ampliamente contestada, resolviendo el 29 de julio el Ministerio de Gobernación "que se conserve entre otros el concejo de Muros, por tener más de doscientos vecinos"


La tarea construcción del nuevo consistorio se inicia en 1874 cuando una herencia estipulaba su construcción y la de una escuela, aportando un primer presupuesto el maestro de cantería D. Manuel Riera Valdés, del vecino barrio de Reborio, por 29.265 reales, pero las obras se suspenden en marzo del año siguiente al carecerse de fondos. A finales de agosto de 1875 se expone al público el plano de ambos edificios, y el del Ayuntamiento, tras varias vicisitudes, es inaugurado el 1 de julio de 1877. E ra en origen un edificio de dos alturas con un amplio desván, cuyo espacio bajocubierta fue ampliado a comienzos del siglo XX, reformándose los balcones de la primera planta con un voladizo y añadiendo el frontón curvo que realza la fachada principal


 En ese frontis se lee 1876, pese a que la fecha de inauguración, insistimos, es un año después


Enfrente vemos el busto del primer marqués de Muros, a quien está dedicada esta plaza, Constantino Fernández Vallín y Álvarez, nacido en la emigración de La Habana en 1830, hizo la carrera diplomática y fue diputado y senador vitalicio. Gran benefactor del naciente concejo, el rey Amadeo de Saboya le concedió el título de Marqués de Montoro, luego cambiado a petición del interesado por el de Marqués de Muros. Esta es su biografía en Wikipedia:
"Miembro de una familia de ricos hacendados cubanos de origen asturiano, con diez años fue enviado a estudiar en un colegio de jesuitas de Suiza y posteriormente cursó estudios de filosofía y derecho en Madrid y La Habana. Inició la carrera diplomática como agregado de la embajada de España en París, pero pronto se vio obligado a abandonarla por motivos de salud.​ Tras el triunfo de la Gloriosa, en la que participó como miembro de la Unión Liberal y por su amistad con los generales Serrano y Dulce, fue designado gobernador civil de Asturias por el Gobierno provisional surgido de la revolución y elegido diputado para representar al distrito de Avilés en las Cortes Constituyentes de 1869. 
Por la ejecución de su hermano Benjamín Fernández Vallín en vísperas de la batalla del puente de Alcolea, fue recompensado con el título de marqués de Montoro, por la localidad cordobesa donde sucedieron los trágicos sucesos, título que pidió cambiar por el marquesado de Muros, de donde procedía su familia materna y donde conservaba propiedades, que le fue otorgado por Amadeo de Saboya el 17 de abril de 1871.
Volvió a ser elegido diputado, en representación del distrito de Tineo, dentro de la circunscripción de Oviedo, en las primeras elecciones de la Restauración, celebradas en enero de 1876, y de nuevo en abril de 1879, y en representación del distrito de Pravia en agosto de 1881.​ En diciembre de 1883 fue nombrado senador vitalicio, cargo que desempeñó hasta su muerte.​ Desde su escaño se interesó por la mejora de las comunicaciones entre Asturias y el resto de la península, participando en las diversas comisiones que con ese fin se crearon en el Senado, y defendió los intereses de los propietarios azucareros cubanos. 
Falleció en Madrid, el 5 de febrero de 1895"

El 7 de julio de 1916 la Corporación se da por enterada que por Real Decreto del 27 de junio anterior el topónimo pasa a ser Muros de Nalón, según se dice para evitar errores en la correspondencia, pero que en la práctica suprime la coletilla de Pravia con lo que aparecía la villa citada no pocas veces, al igual que San esteban o Riberas, pese a no ser parte ya del concejo praviano

A la izquierda, en el edificio adosado a las consistoriales, está el Albergue Camino de la Costa, con bar y amplia terraza


En este lugar, ante el pórtico meridional de la iglesia, fue donde se encontraron restos de un gran edificio que se atribuyó, por la forma y estructura de sus materiales, a la época romana. Escribiendo el investigador Fortunato Selgas de ello en 1880...
"los restos de un pavimento formado de menudos fragmentos de ladrillos unidos por un duro cemento. Aparecieron algunos restos de este suelo, al que el tiempo ha dado resistencia de roca, en el cimiento de la capilla mayor" 

También se encontraron "tejas planas (tegulae) con rebordes en sus lados mayores, curvas (imbrices), ladrillos de forma cuadrada y trozos de vasijas de finísimo barro"


Realmente, el historiador y erudito Antonio Juan de Bances y Valdés ya decía en 1805 que había reconocido los vestigios "del castro delante de la iglesia, así como de frente al cabildo. Los de frente a la puerta principal del templo, aún eran visibles en los años treinta del pasado siglo", leemos en Muros de Nalón. El libro del concejo


La primera referencia documental a Muros es del año 905, figurando como donación de Alfonso III El Magno a la catedral ovetense de San Salvador en base a su iglesia, a la que denomina "S. Maria super flumen Nilonis". Aunque el documento en sí se trata de una falsificación un par de siglos posterior, obra del Libro de los Testamentos del obispo Pelayo, determina la existencia de un templo en la alta Edad Media, superpuesto a estructuras anteriores mucho más antiguas


Desde entonces no aparecen más documentos hasta mediados del siglo XII, cuando Muros y San Esteban empiezan a citarse en donaciones al monasterio de Santa María de Lapedo, en Belmonte, fundado en 1142. Así en 1148 Urraca Vermúdiz cede en testamento al monasterio convento de "San Stephano e Boca de Mar", confirmado tres años después por Alfonso VII El Emperador, y en 1152 por ejemplo Martín Vermudiz y sus hijos donan al cenobio terrenos "in territorio de Muros"


En 1156 la abadesa Aldonza Fernandi, del monasterio femenino ovetense de San Pelayo, otorga en usufructo a Martín Iohannis la iglesia de Santa María de Muros, afirmando que fue ella quien la fundó y consagró junto con el obispo Martín. Esta dependencia de Las Pelayas, y en menor medida de Belmonte, se plasmará en sucesivos documentos a lo largo del medievo


Muros se integrará en el alfoz de la Puebla de Pravia tras su fundación, en alguna fecha indeterminada entre 1233 y 1240, hasta pasar a formar parte, como hemos dicho, de las posesiones señoriales de los Miranda unos 200 años después, pues en 1431 ya aparece mencionado como coto en la documentación de San Pelayo, dicen en el Gran Atlas del Principado de Asturias

"Probablemente el proceso guarde alguna relación con la consolidación de determinadas familias de la aristocracia regional, cuyas hijas, que a menudo profesaban como monjas pelayas, favorecieron la creciente influencia del cenobio femenino en Muros. En este caso se trata de la herencia de una nieta de Diego García de Miranda"


De la siguiente fase ya hemos hablado: el funcionario de Carlos V Rodrigo de la Rúa figura como señor del coto tras su casamiento con María Ponce de Miranda, y a este le sucede Gutierre González de Cienfuegos, quien hace construir esta plaza, según leemos en la Gran Enciclopedia Asturiana (tomo 10, voz Muros de Nalón):

"... este Gutierre acrecentó aún más el Coto, con los señoríos de Ranón y La Arena, adquiridos por compra al monasterio de Cornellana. A él  le debe también Muros la fundación de lo que es hoy su enclave urbano, pues en sus tiempos comenzó a levantarse el caserío que rodea la hermosa plaza, ante su actual Ayuntamiento"

Este señorío será heredado por la hija de Gutierre, Leonor Ponce de Cienfuegos, que casaría con su primo Lope de Miranda, Corregidor de Granada y alcaide del Castillo de San Martín, al otro lado del Nalón, incorporándose así al coto todo el amplio territorio de la desembocadura del estuario. Al hijo de ambos, Diego, le otorgaría Felipe III el título de alcaide perpetuo de ese castillo, y a su hijo Sancho de Miranda le dio Felipe IV el título de marqués de Valdecarzana, nombre del solar familiar en el valle tevergano del río Carzana, título concedido al levantar el cerco francés de Fuenterrabía con cien hidalgo asturianos por él reclutados. De ahí viene que la casa de Miranda empiece a ser llamada de Valdecarzana

 La razón del ordenamiento urbano de La Plaza se debió, recordamos, a la celebración de un mercado, sigue diciendo la GEA:

"Gutierre, seguramente inspirado por la importancia que en Medina del Campo, de donde fue corregidor, tuvo el mercado, se animó a solicitar del emperador, a quien tan fielmente sirvió, la concesión de un mercado para esta villa, Carlos V se lo concedió, siendo éste quincenal y en los domingos, y llegando a alcanzar gran renombre e importancia en el mundo transaccionista de entonces y durante muchos siglos después. En 1768 fue trasladado al sábado, con carácter semanal..."

En esta plaza fueron edificándose nuevas casas a lo largo del tiempo. Una de ellas es la del indiano Francisco Grande, la primera a la derecha de la iglesia, de la que extraemos esta explicación de Muros de Nalón. El libro del concejo, de Xosé Nel Riesgo y Armando Grande Roca:

"En el número 10 de la plaza Marqués de Muros se encuentra la casa del indiano Francisco Grande, se trata de un edificio de carácter netamente urbano que se organiza en tres plantas y se remata en un ático retranqueado. Aunque en el momento presente muestra tres fachadas, originalmente había sido pensado como edificio en esquina, como lo demuestra el hecho de que la fachada Este, con la cornisa sin rematar, y con unos huecos decorados de una forma un tanto espontánea, se concibió para completar la alineación de la calle. Se trata de un inmueble de estilo libre, que presenta tanto un repertorio acristalado marcadamente neogoticista, como elementos de raíz clásica presentes en zócalos, esquinales, recerco y remate de los vanos, líneas de imposta, la cornisa o acroterio, ascribiéndose por tanto en el lenguaje estético del eclecticismo"


El Camino cruza La Plaza. Su función como mercado le da más aspecto de "campo de celebración de  ferias que plaza en sentido estricto", leemos también en Muros de Nalón. El libro del concejo.


Los edificios actuales son del siglo XVIII los más antiguos, si bien se conserva con fidelidad el parcelario original


La Plaza se divide tradicionalmente en varios espacios, uno sería el institucional, que acabamos de dejar atrás, formado por la iglesia y el Ayuntamiento 


La construcción de la torre-campanario y reloj en 1883 debió ser una antigua espiración pues, unos años antes, entre 1861 y 1865, se prolongó el trámite de colocar un primer reloj, entonces harto necesario mara marcar las horas a la población. La inversión, 11.147 reales, fue aprobada en 1864 para ser colocada su maquinaria en la antigua espadaña, a cargo del arquitecto D. José Carbonell


Un año más tarde el Ayuntamiento ha de adquirir deuda para culminar esta obra relojera, diciéndose de él que "Es tan buena la maquinaria que sólo ella costó 7.500 reales, puesta en Oviedo". Sin embargo se sabe que "aún no marcaba las horas ni daba las campanadas". Cuando se construyó la actual torre el reloj fue recolocado en ella, siendo el que vemos hoy en día


El Camino, desde el paso de cebra, cruzaría La Plaza en diagonal donde, aún en la década de 1860, había dos paneras, vendiéndose una y trasladándose otra, pues dificultaban la celebración del mercado. A nuestra derecha, en el lado norte, En el lado norte de La Plaza hay un grupo de viviendas de diferentes épocas y estilos, el cual forma un interesante conjunto


En medio y a la izquierda hay dos casonas asturianas cuyo aspecto actual obedece a las reformas de los siglos XIX y XX. A la derecha, donde ahora hay un bajo comercial con estanco, una casa de dos pisos sustituye a la que fue la primera casa del concejo o Ayuntamiento, la cual se conservaba hasta hace poco y fue donde se firmó el acta  constitucional del 14 de abril de 1847

 A la derecha, en el número 9, estuvo, en una casa anterior a la que vemos hoy día, el hospital de peregrinos. El edificio existió hasta 1929 y se conservan fotos, una de ellas puede verse en la página 179 de Muros de Nalón. El libro del concejo, de Xosé Nel Riesgo y Armando Grande Roca. Aparece por primera vez dentro de los bienes posesión del por entonces señor del coto, Don Diego Fernández de Muros, en 1631, tal y como se informa en el libro reseñado:
"En el inventario de los bienes de D. Diego, fechado el 28 de septiembre de 1631, figura entre sus posesiones: la casa carnicería de La Plaza; la capilla del Espíritu Santo, en estado de ruina, y pegado a ella la casa del ermitaño. Era dueño y patrono del Hospital de Peregrinos, sito en La Plaza, así como de la capilla de San Juan, en La Pumariega, ignorándose donde estuvo situada, Como tributo, sus vasallos debían entregarle una octava parte de los cereales y, además "y más le debe cada vasallo y vecino de dicha jurisdicción de tributo cada año dos carros de leña, media anega de erga, una carga de narvaso y dos dias de jornal"

Algo irregular, tal vez cierto abandono y decadencia, debía de pasar en estos hospitales, pues releyendo la obra Muros de Nalón. El libro del concejo, se afirma que en el año 1700 se emite una Real Orden por la que se obliga a estos hospitales a atender a los peregrinos (cuando era este en principio su cometido original), "habiendo de conservarse en perfecto estado". En la mitad de ese siglo XVIII vuelve a aparecer el hospital en el Catastro de Ensenada, si bien extrañamente lo hace figurar cerca de la Playa d'Aguilar. De él aportan esta información los autores de El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa:
"La relación de este concejo con la ruta jacobea está verificada por la existencia en Muros de un hospital de acogida y asistencia de peregrinos y pobres transeúntes. Este establecimiento figura ya en 1631 en un apeo de las prerrogativas, bienes y derechos que le correspondían a Don Diego Fernández de Muros por ser propietario del citado coto. Se volverá a mencionar en las Respuestas Generales al Catastro del marqués de La Ensenada de 1751 en donde se dice que estaba en las inmediaciones de la playa, fuera pues de nuestro Camino. Para su instalación el marqués de Valdecarzana cedió una casa de su propiedad y unas tierras de medio día de bueyes cada una, siendo por entonces hospitalero Fernando Bermejo. A Pesar de su modestia este hospital, que se mantenía dela caridad y de las dádivas del señor marqués, aparece reflejado en el Mapa de Asturias que el erudito cartógrafo Tomás López publicó en 1772"

Por su parte en la Xacopedia leemos lo siguiente:
"Muros de Nalón conservaba, al menos hasta el año 1777, un hospital de peregrinos, ubicado en un paisaje paradisíaco a la vera de la ría del Nalón. El patrón y dueño de esta institución era el marqués de Valdecarzana, noble que erigió en la localidad un palacio plateresco del siglo XVI, del que hoy en día tan sólo se conserva la fachada"

Por entonces no se llevaba un registro de peregrinos como los que existen hoy en día en albergues y alojamientos, pero si fallecían sí se registraban en los libros parroquiales de difuntos. Gracias a los libros parroquiales sabemos de numerosos peregrinos que pasaron por Muros en el pasado pero murieron aquí, yendo camino de Santiago. Al inscribirse los fallecimientos, conocemos nombres y procedencia de algunos de ellos: en 1661 el flamenco Francisco Vanch, en 1669 el paduano Jacobo Valerio y el francés de Toulouse Antonio Max, en 1765 el también francés Pedro Labadía, de San Prey, obispado de Lauch, Languedoc

Los edificios que tenemos enfrente, el lado oeste, son también especialmente llamativos, siguen fielmente el trazado original y tienen una importante simetría pese a las transformaciones en ellos realizadas a lo largo del tiempo, con su línea de balcones-corredores, o galería, además de los buhardillones en la cubierta. El de la derecha, el del bar La Plaza, está porticado, pues el balcón-galería se sostiene sobre columnas

Vienen a formar parte de la parte comercial o de esparcimiento de La Plaza. Uno de ellos es La Casona, bar y restaurante, que saca sus terrazas a la calle. Casas, bares y comercios son sucesores de los existentes antaño, que por sesión del 17 de mayo de 1866, y según expone el licenciado D. José M. González, sabemos había "siete establecimientos que tiene de líquidos y otros efectos, cinco estanquillos nacionales y tres lonjas de primera clase". Lo que da idea de la actividad y entidad de la población

Curiosamente, en el mes de agosto de aquel año de 1866, se da cuenta de quejas porque debajo de una de las antiguas paneras de esta plaza se realizaban "matanzas de carne fresca", lo cual fue motivo para que el Ayuntamiento pidiese presupuesto para construir un matadero en otro lugar y se decidiese "útil y conveniente que desaparezcan de La Plaza pública cuantos horreos y paneras existan en ella y puedan afear su aspecto". Esta es la razón, dentro del esquema estético de la época, de la desaparición de estos elementos de muchas plazas de villas y ciudades

El presupuesto para un matadero incrementaba los gastos del Ayuntamiento, que aún estaba afrontando el pago del reloj de la iglesia, consiguiendo aquel mismo año recaudar hasta 2,000 reales de vellón

Según leemos en el recitado Muros de Nalón. El libro del concejo, la casona del número 20 de La Plaza fue construida en el siglo XVIII por el "presbítero y canónigo de la catedral de Oviedo Don Juan del Riego, quien ordenaría labrar inscripciones de carácter religioso en los dinteles de los vanos, la casa fue conocida popularmente como la "Casa de las Pilotinas", ya que fue habitada por las hijas de Don Andrés del Riego, piloto de mar"

A la izquierda de La Casona sigue la fila de casas adosadas, fechadas en el siglo XVIII, también con bastante simetría en cuanto a su alineación y altura, si bien ya sin corredores ni galerías, ni tampoco buhardillones

La que está pegada a La Casona presenta cuatro buenos balcones, y abajo, simétricamente a ellos, ventanas y puerta de entrada. La del medio parece la que muestra la fachada más transformada, y la de la izquierda, ligeramente más alta, tiene dos balcones

Los peregrinos que iban a "Santiago en Galicia" y pasaban la Ría del Nalón descansarían en Muros sabedores ya de la cercanía del dificultoso paso de Las Ballotas, que sin duda lamentarían tener que recorrer Antoine de Lalaing y sus dos acompañantes den 1502, pues su idea primera había sido embarcarse en Avilés rumbo a A Coruña, pero hubieron de desistir a tener vientos en contra

Estas casas verían el paso de aquellos peregrinos de los tiempos históricos de las romerías a Santiago, cuya última época dorada fue en el siglo XVIII, antes de los cambios sociales económicos, políticos, industriales, y también de las vías de comunicación, que acarrearían su decadencia, sobre todo en el sentido tradicional de hacerla andando o a caballo por los viejos caminos reales, que caerían en desuso paulatinamente con la nueva red de carreteras y las primeras líneas regulares de diligencias

El Camino que llega a esta plaza desde "las barquerías" y se dirige luego a Cudillero/Cuideiru por el "puente de Ricabo" es acondicionado en 1857 con la aportación de 2.000 reales. Sin embargo el azaroso viajero e impulsor de caminos Juan de Llano Ponte, apodado Juan de las Carreteras, aún manifestaría en 1864, escribiendo uno de sus artículos en El Faro de Asturias, que "El trayecto de Muros a Luiña es hermoso, si bien el camino es infernal"

Los antiguos peregrinos, luego del de Muros, irían a otros centros de acogida para ellos, como el hospital de Cudillero/Cuideiru y los existentes en Soto de Luiña, perfectos estos para acometer el paso de la sinuosa y montañosa franja costera de Las Luiñas, bien por el Camín Real de la Costa a lo largo de Las Ballotas y cercano al mar, bien por el Camín Real de Las Palancas o Camín de los Vaqueiros, por las brañas de la sierra

Los arrieros, trashumantes y otros viajeros buscarían acomodo en las diferentes ventas que jalonan este recorrido, unas veces un simple refugio a cubierto para prender la lumbre y compartir sus propias viandas, y otras con algún mejor acomodo y hasta taberna o mesón, como el mencionado Mesón de Muros o, pasado El Pitu, el de El Ventorrillo

Peregrinos, vecinos, arrieros y demás visitantes coincidirían, hoy como ayer, en el marcado del sábado. Realmente las pueblas medievales, como Pravia, eran básicamente poblaciones-mercado con fueros para sus moradores que solo rendirían cuentas al rey, que era como decir al reino o estado, el cual se beneficiaba de estas transacciones con las correspondientes alcabalas o tributos pertinentes. Estos ingresos además de incrementar las arcas públicas valdría para mantener estos nuevos centros urbanos

Cuando la nobleza terrateniente fue haciéndose con esas villas o estos sus cotos, promovió también estos fueros y mercados, pero en su beneficio directo, creando otros nuevos, como sería este el caso de Muros. No obstante, los ominosos tributos y otros abusos señoriales fueron creando una fuerte animadversión a la casa de Valdecarzana desde su primer marqués, el mencionado Sancho de Miranda, al que plantearon tan importantes pleitos que se fue a vivir a la Corte, comenzando así su decadencia, pues al fallecimiento de Sancho en Rioseco (Valladolid) en 1661, le sucede su hijo Lope de Miranda, quien tampoco residirá aquí, aunque lo hará más cerca, "en su casa de Grado"

Llamativamente se sabe la razón por la que se cambió el mercado dominical al sábado, pues un documento de 1768 dice "para otro día que no fuese festivo y de obligación de oír misa"

Vamos a pasar ahora, siguiendo camino, al otro lado de La Plaza, donde están, en el edificio porticado de la esquina, el bar de este nombre y la farmacia

Aquí cruzaríamos la calle para acercarnos al otro extremo de esta Plaza del Marqués de Muros, donde dos filas de árboles conforman un pequeño y muy bello paseo, donde se extienden más terrazas entre más bloques de edificios notables

En esta foto, de principios de primavera, con los árboles sin hojas, apreciaremos mejor la estructura de las casas de ese extremo, hacia las que vamos a cruzar

Nos dejamos guiar por el buen hacer de Xosé Nel Riesgo y Armando Grande Roca en Muros de Nalón. El libro del concejo:

"Los números 3,4, 5 y 6 de la misma plaza conforman un conjunto de cuatro edificios de diferente altura y perfectamente alineados y que a excepción del número 6 son el resultado de diferentes intervenciones operadas entre los últimos años del siglo XIX y los primeros del XX, resumiendo diferentes corrientes estéticas de aquella época y que hoy confieren una singular armonía al ámbito del paseo y parque al que dan frente"

Avanzando la primavera, los árboles del parque se cubren de hojas, haciendo más agradable el paseo y la estancia con su frescor al llegar el verano, sobre todo en las concurridas terrazas, pues hay bar y loterías

Una concha peregrina nos señala al cruzar la dirección a seguir

Y una placa nos muestra la historia de esta histórica plaza por la que pasaron y pasan tantos peregrinos rumbo al occidente. Ha sido declarada de interés histórico-artístico 

Aconsejamos recorrer de lado a lado este coqueto paseo para seguir ruta por el centro urbano de Muros... ahí tenemos por ejemplo una de las escasas cabina telefónicas que aún presentan servicio en estas villas, casi desaparecidas con los móviles

A nuestra derecha la casona asturiana al lado del que fue la primera casa del Ayuntamiento y esta a su vez, del antiguo Hospital de Peregrinos de Muros. De la función de estas instituciones dice así la Xacopedia:

"La doble función de los hospitales de peregrinos, durante la Edad Media, consistente en alojamiento y atención sanitaria, se reconvirtió en los albergues actuales, que contribuyen al desarrollo local por la atracción de personas que realizan en Camino de Santiago. Eran atendidos por los denominados hospitaleros, personas dedicadas a los peregrinos que, en algún caso, fueron santificadas, como Santo Domingo de la Calzada o San Juan de Ortega.

Históricamente, el paso de peregrinos que se dirigían a Compostela desde todos los países europeos precisaba de instalaciones específicas tales como hospitales, hospicios, albergues y posadas, que pudieran atenderlos en su camino. Además de los hospitales propiamente dichos, también recibieron, de forma más o menos continuada, ayuda asistencial en monasterios, conventos, iglesias, castillos y catedrales. Esta red generó un cuantioso y valiosísimo patrimonio histórico y artístico que, por desgracia, sólo en parte ha llegado hasta nosotros.

En sus inicios, estos centros fueron fundados y dotados por reyes, nobles, obispos, órdenes religiosas y militares, incluso existieron algunos impulsados por cofradías de gremios de artesanos, con el nacimiento de la burguesía (...)

La fundación de los hospitales de peregrinos podía ser por motivos religiosos, como el cumplimiento de un mandato espiritual, el interés de asegurarse la salvación cuando el promotor partiera al otro mundo, o el intento de garantizarse la concesión de alguna petición pagada bajo promesa. También abundaban las razones políticas, estratégicas y filantrópicas.

 Los hospitales estaban destinados a ofrecer acogida y ayuda en todas sus formas al peregrino, para poner en práctica obras de misericordia afines al peregrinaje como “dar de comer al hambriento, dar de beber al sediento y dar posada al peregrino”.

De Molina explica que “el hospital acostumbraba a cumplir tres funciones: asistir a los enfermos, asilar a los mendigos y dar alojamiento a los viajeros, en especial a peregrinos. Por eso los hospitales proliferaron en las rutas de peregrinación”. Los servicios más valorados y comentados en los diarios de peregrinación que surgen en el siglo XV eran los que daban cobijo por varios días y el sustento, que constaba de desayuno, comida y cena.

En las numerosas escrituras de hospitales se dan instrucciones sobre el uso y dedicación de estos centros y ya en las más antiguas se indica que su función era servir de uso a los pobres y sustento a los peregrinos, según constató Alfonso VI, al referirse a la alberguería de Burgos en el año 1085.

Reyes, obispos y señores feudales se aseguraban de dotarlos tanto de equipos como de medios suficientes; ya en propiedad, como tierras de cereales, huertos, granjas y animales, o bien en usufructo, mediante derechos y concesiones especiales, como diezmos. Así, se sabe que existía una considerable diferencia de unos sitios a otros, y de unos períodos a otros, pero todos tenían el mismo denominador común de dar a los peregrinos una comida lo más abundante y variada posible, según el régimen de la zona"

Y ahora vamos al bloque de casas a las que nos hemos referido anteriormente, las situadas propiamente frente al parque-paseo

Esta primera, que también habíamos visto antes atravesando La Plaza, es una de las casonas situadas en este frente. En su fachada lateral, con entrada cerrada por verja, hay un buen balcón-corredor en el primer piso. Abajo, mirando al bulevar, abre sus puertas una entidad bancaria

Arriba en el primer piso, cuatro balcones; y en el segundo ventanales adintelados, el del medio alargado en forma de pequeño balcón-galería

Justo debajo, entre los dos balcones centrales del primer piso, hay un pequeño escudo solariego

Aunque sobre él permanece bien visible la celada lo que son propiamente las armas del blasón están muy gastadas y borradas, así como la frase que rodea el escudo

El paseo, iluminado por farolas, es el marco por el que discurre este hermoso tramo urbano del Camino Norte

Balcones, ventanas, galerías, miradores y bajos comerciales conforman la estructura artística y arquitectónica de esta preciosa fila...

Al fondo, las casas de la calle Fierro Ordóñes. Un poco a su derecha, aunque no lo vemos desde aquí, estuvo el Cine Copacabana, antiguo almacén habilitado como cinematógrafo y sala de fiestas, inaugurado el 25 de julio de 1955 con la proyección de la película Peter Pan. Cerró en 1978 y aunque conservaba buena parte de su estructura se encontraba en franco deterioro

Este tramo de la calle es peatonal, por lo que las terrazas se extiende por el paseo y también por ella...

Pasamos frente al bar y puesto de lotería Copacabana, que rememora al antigua cine, y este a la vez a la venerada capilla de esta advocación (Virgen de la Candelaria de Copacabana), originaria del lago Titicaca, entre Bolivia y Perú, que parece haber sido traída por el sacerdote murense Francisco Varela hacia 1720, tras haber estado destinado en la diócesis boliviana y volvió a Muros para ejercer de párroco, construyendo para ella una capilla en su casona familiar 

Nosotros vamos a ir un poco hacia la izquierda, hacia el paso de peatones que vemos al final del parque...

Aquí cruzamos la calle Fierro Odóñez para continuar de frente por la calle de D. Gerardo González Menéndez

Esta casa, en la esquina, presenta  también una muy llamativa y notable estructura: esta es la fachada que mira a la plaza, con buenos balcones y cubierta abuhardillada

Y esta es la fachada que mira a la calle, con estas amplias balconadas- galerías bajo las que vamos a pasar siguiendo Camino y dejando atrás La Plaza

Aquí la calle se estrecha y las aceras también. Puede haber en ocasiones bastante tráfico y trasiego de gentes como principal salida de La Plaza hacia la carretera N-632 y la Autovía del Cantábrico (A-8): estimamos que lo mejor es continuar por la acera de la derecha, más ancha

A nuestra izquierda veremos también notables ejemplos de edificios urbanos de época. Llama la atención por ejemplo en el primero a nuestra izquierda este largo y elegante balcón de hierro forjado y pintado de blanco. Abajo algunos bajos comerciales


Si tenemos oportunidad admiremos, sobre la mencionada galería del edificio a la derecha, otro elegante balcón-mirador forjado y pintado


La galería presenta, como la casa en este tramo de calle, forma de L y tiene dos cuerpos de estructura totalmente diferenciada


Seguidamente, en un trecho más ancho de la calzada, hay también zona de terrazas


La concha indica la dirección a seguir para ir saliendo ya del centro urbano de Muros


Edificio de cubierta a dos aguas. Abajo El Rinconín de Pepe. A la derecha un muro cierra el terreno arbolado de una de las quintas


Salimos así del centro urbano por la Avenida de Galicia, el acceso principal a La Plaza: aquí recomendaríamos cruzar ahora a la izquierda...


Y luego cruzar la avenida por el paso de peatones para seguir hacia El Campo Palacio, solar de la ruinas del Palacio de Valdecarzana, la estirpe, continuadora directa de los Miranda, que dominó este coto durante siglos


Una flecha amarilla en el asfalto nos indica cruzar por aquí


Antiguamente se celebraban en El Campo Palacio renombradas ferias ganaderas. Ahora es un cuidado jardín y espacio verde arbolado que ha ido acondicionándose y ampliándose paulatinamente, El Parque del Palacio


El Camino como tal sigue por el parque a la derecha, hacia la caseta de la Oficina de Turismo, que vemos desde aquí medio tapada por los árboles. Pero nosotros vamos primeramente por el camino que sigue de frente hacia la portada del arruinado palacio de Valdecarzana, que también vemos al fondo


El Parque del Palacio se ha ampliado a la finca colindante de la izquierda, haciéndose accesos por este muro


Es una gran área recreativa con mesas, bancos y arbolado, ideal también para hacer un alto y sacar el bocadillo de la mochila, por ejemplo...


La Oficina de Turismo fue el antiguo Fielato de Muros, puesto de recaudación de bienes de consumo. El Fielato era el nombre popular, basado en el fiel o balanza que empleaban para pesar los productos. Se trataba de verdaderas aduanas interiores en la que declarar lo que entraba en las poblaciones


Oficialmente eran llamados estaciones sanitarias de abastos, pues además de recaudar teóricamente vigilaban la calidad sanitaria de los alimentos. En el Diccionario de la Administración Española de Marcelo Martínez Alcubilla en el apartado referido a la contribución de consumos, se plasman varias de las normas por las que se regían: 
"Art. 37. Los fielatos serán abiertos a la salida del sol y cerrados a la puesta del mismo. 

Art. 41. Los fielatos centrales reconocerán y adeudarán las especies que concurran a ellos al tiempo de entrar y salir de los mismos. 

Art. 42: Donde no existan fielatos exteriores deberán establecerse uno o más interiores según lo exijan las conveniencias del servicio. 

Art. 45: Donde sólo existan fielatos interiores, la circulación de especies para dirigirse a ellos, sólo podrá verificarse por las calles designadas al efecto con marcas o rótulos visibles" 

 Dada su mala fama, la picaresca y que pronto quedaron obsoletos, fueron sustituidos, pasada la posguerra, por otros sistemas recaudatorios y tributarios. Gran parte de ellos desaparecieron, para otros se buscaron nuevas utilidades, como es este el caso. 

Aunque existieron durante más de cien años, fueron especialmente recordados los de la larga posguerra con sus carencias y hambrunas. Un buen artículo sobre ellos es el de Zorita, publicado en La Gaceta de Salamanca el 27 de enero de 2016, titulado ¿Qué era el fielato?

"Las entradas (...)  estaban vigiladas por los guardias del fielato, más temidos incluso que la Guardia Civil. Desde los años 50 del siglo XIX hasta los años 60 del siglo XX. Hoy son solo recuerdos de aquella España de la postguerra dominada por el estraperlo y la escasez de alimento. 
El consumero o inspector del fielato era la persona que  cumplía la misión fiscalizadora para que ningún producto alimenticio de consumo se escapara sin pagar el correspondiente impuesto: Las gallinas, los pavos en Navidad, los conejos, los embutidos y los huevos de las gallinas, incluso el pan blanco que traíamos del  pueblo, siempre intentábamos agudizar el ingenio para ver cómo podíamos ocultarlos a los aduaneros, operación difícil, porque los inspectores se subían a los autocares y todo lo fiscalizaban y casi siempre encontraban el producto, la picaresca en la ciudad del lazarillo no era efectiva. 
A pesar de lo que nos costaba pagar por la introducción de los alimentos y la antipatía que teníamos a los inspectores, que siempre nos obligaban a pagar lo que por ley correspondía, ahora y pasados muchos años, he sabido la  finalidad de lo que allí se recaudaba: se destinaba a asfaltar calles, arreglar jardines, construir alcantarillas y pagar los servicios públicos, como es el alumbrado de las calles por parte del Ayuntamiento. 
En la sociedad de entonces, con cartillas de racionamiento para casi todo y una economía que podíamos llamar de subsistencia, en una España deprimida por el final de la Guerra Civil, necesitada de reconstrucción, con el trascurso de los años y en momento de comienzo de una cierta bonanza económica los fielatos fueron desapareciendo 
Hoy son un eco lejano, desconocido para la gran mayoría. Aquellas casetas de consumos se fueron perdiendo con el devenir de los años. Existen diversas iniciativas para conservar los que aún existen, rehabilitándolas para fines turísticos o como lugar de parada de peregrinos en la ruta del Camino de Santiago. Aún así, la gran mayoría no existen, son un recuerdo de ruinas abandonadas a la vera de caminos y carreteras, a la salida de pueblos por los que ya no transitan autobuses de viajeros, ni carros con caballerías, solo pasa el tiempo por aquellos lugares"


Por su parte, el Palacio de Valdecarzana y Vallehermoso, o lo que de él queda, es un caserón del siglo XV, a medio camino entre la fortificación defensiva y la mansión señorial, símbolo de las estirpes que dominaron el coto de Muros


Rodeada por muralla almenada, en el siglo XVI se hizo esta gran portada plateresca, atribuida a la mano del arquitecto Juan de Cerecedo, por encargo de Gutierre González de Cienfuegos, quien fuera Corregidor de Medina del Campo e hijo de Rodrigo de La Rúa, señor de este que fue coto señorial de Muros y contador del emperador Carlos I, bajo cuyos auspicios de hizo La Plaza, para el mercado por él conseguido ante el rey


En medio está el escudo de los Cienfuegos, quienes emparentarán con los Miranda, pasando después a ser los marqueses de Valdecarzana, como hemos visto. También están los de La Rúa, Ponte y Quirós


La portada es de arco de medio punto, hecha de cantería y formada por grandes dovelas planas. El portón, siempre cerrado, deja no obstante ver en la abertura de su parte superior el caído palacio. Como hemos visto, Ya en tiempos de Sancho de Miranda, primer marqués de Valdecarzana, los abusos señoriales, como los abusivos tributos, fueron causa de tales pleitos con los habitantes del coto que Sancho decidió retirarse a vivir a la corte, escogiendo algunos de sus descendientes otros domicilios más o menos cercanos. La decadencia comenzaba pero el coto señorial aún imperaría un par de siglos más


Los Valdecarzana seguirían teniendo un importante papel en la corte y de representación asturiana de la Junta del Principado ante el rey, naturalmente mirando por sus intereses. Acabando ese siglo XVII tiene lugar un episodio singular relativo a las levas de soldados y a la resistencia asturiana a darlos, donde aparece esta familia. La extraemos, una vez más, de Muros de Nalón. El libro del concejo:
"En 1694, el Rey, cansado de los reparos, trucos y subterfugios utilizados por el Principado para no surtir las reclutas de soldados, monta en cólera, haciendo saber que las órdenes no se oponen a los privilegios del Principado y que conviene complacerle sin alterar el número pedido de 725 soldados. Ante las reticencias del Principado para la recluta, resuelve, inviolablemente, la Cédula Real, son pena de una sanción de 10 ducados a cada componente de la Junta, y que ni el Marqués de Valdecarzana ni el Conde de Toreno, se les ocurra personarse en la Corte para solicitar rebaja de la leva, dado que se les impondría sanción de otros 10 ducados a cada uno, y además "servir personalmente en la campaña y con dios ginetes"(...)

En enero de 1695 se da cuenta de una Orden de S.M. pidiendo un soldado por cada 101 vecinos, echando mano de "vagamundos, ociosos, malentretenidos y voluntarios". La Junta hace saber a S.M. lo reducido del vecindario con "la epidemia, esterilidades y saca de gente", haciendo también mérito "de que el año será de muchas nieves, por que comenzó a nevar en la Luna d3e Setiembre y seguirá hasta Junio, por lo que se solicita de S.M. dilate el plazo señalado para enviar gente a León"

En las Juntas del Principado de los días 27 y 31 de agosto y 2 de septiembre de 1700, presentaba poderes "Por Prabia D. Sancho de Miranda Ponce de León Marqués de Valdecarzana... representante de la Obispalía de Yernes y Tameza... diputado por Peñaflor y Teverga... nombrado diputado, además, por Grado y Miranda, así como por las Obispalías de Pajares y Morcín". Ese mismo años, al fallecer su padre D. Lope de Miranda, Sacho será nombrado Alcaide del Castillo de San Martín por Carlos II, siendo sin duda un cargo honorífico pues el castillo habría perdido su valor defensivo, que no, eso sí, sus derechos sobre las barquerías, entre otros privilegios

A lo largo de la primera mitad de la centuria del XVIII aparecen los Valdecarzana en los reiterados asuntos de levas e impuestos, comercio en el puerto de San Esteban, administración del coto, y por supuesto la representación en la Junta del Principado y en la Corte, donde pasarán a residir definitivamente en 1745, lo que contribuirá a un mayor abandono del señorío, lo que tendrá funestas consecuencias posteriormente

En el año 1809, el mariscal Ney entraba con sus tropas en Muros dentro de una gran maniobra de envolvimiento en la que participaban otras tropas napoleónicas operando desde León, rodeando al ejército español mandado por el marqués de la Romana desde su cuartel ovetense. Ney había avanzado penetrando en Asturias desde Galicia, pero al regresar a sus bases gallegas hallaron fuerte resistencia en Avilés y posteriormente en el paso del Nalón por Muros, tal vez esta no tan encarnizada pero lo suficiente para que el mariscal, favorito de Napoleón al menos desde su ascenso en 1804, y al que le aguardarían jornadas intensas en Rusia y otros frentes, hasta su desastrosa decisión en Waterloo, ordenase en venganza el saqueo de la población, "operación que realizó la soldadesca con rara habilidad" dice la Gran Enciclopedia Asturiana

En aquel castigo fueron saqueados la iglesia y este palacio, al que además incendiaron, talando los carbayos de este campo y quemándolos. Dos años después, y ante el acusado abandono de los Miranda-Valdecarzana de este su coto, se produciría la revuelta antiseñorial contra ellos que arrasó su capilla-panteón en la iglesia parroquial, de lo que hemos hablado, incluso con apoyo eclesial, ya que las mismas Córtes de Cádiz habían anulado ese años los privilegios de los cotos y las jurisdicciones señoriales.  dice asimismo la Gran Enciclopedia Asturiana:

"... para esta actuación se encontró apoyo en las armas que los nuevos tiempos liberales prestaban, y también con la ayuda de la Iglesia, que se unió al pueblo murense en su motín contra la casa dominadora de Miranda y Valdecarzana, llegando, incluso, a concederles una aportación económica de tres mil reales para pleitear"

El coto desaparecería en 1827 y esta casa-palacio pasaría luego a los condes de Santa Coloma y a los de Girabeli, posteriormente y hasta 1926 a la condesa de Cifuentes, viuda del conde de Girabeli. Más tarde al alcalde Gerardo González y por herencia a su sobrino el doctor Blas Aznar


Por El Campo Palacio retomamos la senda peatonal por la que sigue el Camino, paralela a la carretera


El Camino sigue de frente por la senda. A la derecha tenemos la carretera a La Playa d'Aguilar, a unos dos kilómetros de distancia, que puede visitarse, máxime si nos alojamos en Muros. pues baja hacia ella una senda peatonal. Esa ruta puede además, aunque más larga y por asfalto, una alernativa para bicicletas, pues más allá sube a El Pitu, donde enlaza con el camino señalizado a la altura de las Escuelas Selgas


Camino señalizado que seguimos nosotros, prácticamente fuera ya del casco urbano murense


A nuestra izquierda seguimos viendo la muralla almenada del Palacio de Valdecarzana


Y a la izquierda, al otro lado de la Avenida de Galicia, el campo de la capilla de Santa Eulalia, integrado también en el parque


El camino sigue siendo todo de frente, pero si deseásemos ver la capilla, o ir a la playa, habríamos de cruzar al otro lado


El santuario se ve bien al llegar aquí a su altura, rodeado de árboles y cuyo acceso está flanqueado por dos altas palmeras. A su derecha un frondoso tejo, árbol muy relacionado con lo sagrado desde tiempos ancestrales


La capilla es también llamada de Santa Regina, pues antaño se oficiaba una misa a ella dedicada el 7 de septiembre, al cargo de la casa de Valdecarzana, propietaria también de este santuario, vinculado a su casona


Es también llamada del Espíritu Santo, pues hasta aquí se trasladó el retablo existente en la capilla de esa veneración, en el promontorio de ese nombre, sobre la desembocadura del Nalón


El pórtico está cerrado con rejería y se sostiene sobre dos columnas toscanas. La capilla es de planta rectangular y cabecera plana, hecha de mampostería pero con sillar en las cadenas esquineras. El tejado es de teja a tres aguas


Proseguimos camino por El Campo Palacio y su parque de árboles venerables


Sigue por aquí la alta cerca del palacio, cubierta de vegetación. Hay mesas y bancos de madera en el césped, en buena sombra. estamos en un tramo muy transitado normalmente, es zona de paseos de de algún comercio (a la derecha), además de la principal entrada y salida de Muros y sus playas hacia la N-632 y la autovía
 

A la derecha, uno de los comercios de esta avenida, el de Jardinería El Parque, en el bajo de esta casa


El paseo adoquinado sigue ahora todo recto y siempre en paralelo a la Avenida de Galicia, formando otro precioso bulevar en el Camino a lo largo de este parque


Nuevas construcciones. La cercanía a la gran metrópoli urbana del centro de Asturias, especialmente Avilés y su comarca, así como a las principales vías de comunicación, playas y aeropuerto, ha hecho que se establezcan en Muros nuevos residentes en diferentes urbanizaciones, como suele pasar en determinados núcleos de la costa


Paneles informativos: al ser la principal entrada en el casco urbano murense es un buen lugar para emplazarlos. Al lado, el hórreo de la antigua Oficina de Turismo


El tráfico puede hacerse especialmente denso aquí, al paso del puente sobre la línea férrea


Aquí acaba el paseo del Parque del Palacio y el paso se estrecha luego de este banco, cuando nos disponemos a cruzar


En este momento, es fácil que pueda llamarnos la atención una espléndida mansión que vemos a lo lejos, al sur, en el vecino pueblo de Somao, famoso por su conjunto de casas de indianos


Es la Casa Amarilla o de La Torre, que ya veíamos cuando veníamos desde El Castillo, antes de cruzar el Nalón, fácil de identificar por su picuda torre que le da nombre, o uno de sus nombres


Casa que fue de Fermín Martínez García, vecino de Somao e hijo de campesinos que emigró a Cuba a los 18 años con tanto éxito que empezó como contable y cinco años más tarde como era director general del almacén de coloniales que los americanos del pueblo tenían en la cubana ciudad de Caibarien


Fermín, que se casó dos veces y tuvo hijos de ambos matrimonios, regresó de Cuba y se asentó en Madrid, dedicado a invertir en bolsa, pero quiso hacer en su pueblo natal su residencia de vacaciones, Con esta idea le encargó el proyecto de esta casa al arquitecto Manuel del Busto Delgado, con planos fechados en 1910 y obras acabadas dos años después


¡Sigue un estilo modernista tardío de inspiración vienesa, de planta irregular con dos volúmenes adosados y tres pisos de altura que rematan en balaustrada, aunque lo que más destaca sin duda es su alta y picuda torre angular rematada en chapitel, que al principio tuvo recubrimiento cerámico y luego se sustituyó por uno de zinc a causa de las humedades


La torre y el azulejo amarillo que la recubre hacen que sea casi como un faro que identifica a Somao claramente desde muchos kilómetros de distancia, haciendo de ella tal vez la edificación más significativa, o al menos más identificativa, del pueblo


El Camino Norte invita especialmente a hacer etapas cortas, de esas que puedes disponer de una tarde, o al menos media tarde, para visitar lugares de mucho interés en el mismo camino o en sus cercanías, uno puede ser este pueblo de Somao, al menos para los amantes del arte, el paisaje y la historia, contando para ello con la inestimable guía que es el blog Casonas de Indianos, que queremos recomendar, con abundantes fotos y explicaciones de cada una de sus quintas más destacadas, que no son pocas


El ferrocarril costero, aquella línea Ferrol-Gijón que se aprobó en 1886 pero las obras no comenzaron hasta mediados del siglo XX, discurre en gran parte encajado en una trinchera y no se le ve hasta que no estás, como es este el caso, encima de él. Hablaremos mucho de él en nuestro trayecto por el occidente asturiano pues coincidiremos con él muchas veces


Al otro lado de la trinchera ferroviaria, dos largas filas de eucaliptos flanquean ambos lados del camino del cementerio. Son gruesos y muy altos pues se les ha dejado crecer. Se dice son algunos de los más antiguos plantados en Asturias, y es muy posible. Empezaron como árboles ornamentales, como es este el caso, pero al percibirse su rápido crecimiento se vio su rentabilidad como especie maderable, principalmente para minería y construcción, más tarde para las papeleras


Una vez cruzado el puente hemos de ir a la derecha: El Cruce de Villar, paso al barrio de este nombre, donde vemos, en el chalet del nº 1 de la Avenida de Galicia, El Hórreo, establecimiento de comida para llevar


Si nos despistamos no es extraño pasar de largo. Es un cruce complicado de señalizar y por eso suele haber flechas pintadas en el suelo


De frente, paralela a la vía, seguiremos por la calle de Francisco Cabal. En la esquina de la izquierda veremos el mojón xacobeo pertinente, junto a la entrada a El Hórreo


Y junto con él, la flecha señalizadora. En contra de lo que se suele pensar, la concha no indica necesariamente dirección, la flecha sí. Así se plasma en las Directrices para la señalización del Camino de Santiago del Consejo Jacobeo
"El emblema de la concha se creó con la intención de identificar un símbolo con el Camino de Santiago. En su origen, tiene un significado orientativo, de posición, no necesariamente direccional. Representa la convergencia de rutas que desde distintos lugares conducen a un punto, siempre en el oeste. No se creó, por tanto, como indicador de dirección, sino como símbolo del Camino, si bien podría ser usada con ambos fines (posición y dirección) en casos puntuales como en el entorno de Bienes declarados por su interés cultural o en Conjuntos Históricos, donde se podrá sustituir el cartel indicador por una concha en suelo, a fin de minimizar el impacto de la cartelería. 

El Consejo Jacobeo recomienda que el emblema de la concha se utilice como símbolo identificativos del Camino de Santiago y aconseja que su representación, proporciones y colores, así como su utilización se ajusten a las indicaciones contenidas en el Manual de Uso publicado por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo en 1989. Es aconsejable que este símbolo aparezca junto con la flecha amarilla, que indica la dirección, en aquellos soportes que así lo permitan"

En la calle, a la derecha, hay una acera: lo mejor es ir por ella


Y este es el cartel que anuncia nuestra entrada en Villar


Una fila de árboles nos proporciona algo de sombre a en este tramo: a la derecha la zanja del ferrocarril


A la izquierda otra hilera de árboles, Más allá El Chamberí, con edificios de pisos de la calle José Álvarez Rodríguez


Era usual poner este tipo de nombres "famosos" (Chamberí, barrio de Madrid) a los bloques de pisos de la época de las viviendas sindicales, como estas de 1968, en total 120, de la Delegación Nacional de Sindicatos


El primer lugar en el mes de abril, ya en primavera pero cuando aún no ha salido la hoja...


A la derecha, al otro lado de la vía, bloques de apartamentos: La Balandra de Muros


El mismo trecho en verano, con los árboles llenos de hojas y los helechos crecidos al borde de la trinchera


A la izquierda casas unifamiliares con terreno conforman, junto con los bloques de viviendas, todo un espacio residencial en esta calle


Mucha atencíón ahora justo al pasar esta casa, donde la recta de la calle va dar paso a una curva


A la derecha las casas de El Couz


Y al llegar a la citada curva vamos a cruzar a la izquierda para tomar El Camín del Escorial


También alguna flecha en el suelo confirmará este trayecto a seguir


En el poste telefónico de hormigón está puesta también la correspondiente concha señalizadora, así como más flechas pintadas


A la derecha las casas de origen campesino de Villar, a la izquierda las viviendas de El Chamberí


Al fondo el cruce de La Rixa, hacia donde nos dirigimos. Desde La Plaza el camino por el concejo de Muros de Nalón es bastante llano, y así lo9 será aún un buen trecho...


Las casas de la calle José Álvarez Rodríguez



Cruzamos por el paso de cebra y seguimos de frente



Al fondo, entre las casas, los almacenes La Cueva de material de construcción. Al otro lado pasa la autovía, que no vemos desde aquí



Atentos pues es tránsito de paso de camiones. Llegados ahora a este cruce de La Rixa iremos a la derecha 


Seguimos por el camino del Escorial, siempre en llano por este barrio de Villar. En origen el topónimo era relativo a las dependencias de una villae agrícola, de estructura romana o altomedieval, que con el tiempo pasó a definir a un núcleo poblado. Estas villae y villares tan comunes em nuestra historia y topónimos están especialmente vinculadas a caminos importantes, como sería este el caso



El entorno cambia, ahora predominan viviendas unifamiliares con terreno y dispersas, si bien nos llama la atención un edificio de pisos, en tres alturas, al fondo a la derecha. Son las llamadas viviendas Passivhaus, las primeras viviendas colectivas con estándar Passiv del norte de España. Básicamente podríamos decir que se trata de un modelo constructivo destinado al mayor ahorro posible de energía. Copiamos su definición de la revista Status:
Una casa pasiva o Passivhaus, es un estándar de construcción creado en 1988 por el físico alemán Wolfgang Feist y el sueco Bo Adamson, profesor de la Universidad de Lund. Este modelo responde a un determinado tipo de diseño constructivo que busca reducir al máximo la energía necesaria para su climatización, logrando mantener un ambiente y una temperatura constantes y confortables durante todo el año mediante la optimización de los recursos existentes. Los cinco principios que lo acompañan son: excelente aislamiento térmico, carpinterías de altas prestaciones (triple acristalamiento, baja transmitancia y correcta instalación), ausencia de puentes térmicos, hermeticidad del aire y ventilación mecánica con recuperación de calor. Cualquier nueva construcción, con independencia de su tamaño y uso, puede edificarse según los estándares Passivhaus.

Más a la derecha, un edificio con su historia, el de la Estación de Muros de Nalón, inaugurada el 30 de julio de 1962 al abrirse el tamo Pravia-Luarca del célebre Ferrocarril Ferrol-Gijón que tardó casi un siglo de pasar del proyecto a la realidad



En aquellos tiempos, el ferrocarril aún imperaba sobre la carretera, por lo que había importante tráfico ferroviario y trasiego de gentes y mercancía. Por ello la estación disponía de taquillas y taquilleros, viviendas para el jefe de estación y su familia y cantina, que estuvo abierta hasta hace unos años



Cuando la línea se abrió al completo, en 1972, el transporte por carretera ya estaba imperando, e imperaría aún más con la mejora de las calzadas y la llegada de la autovía, lo que fue relegando el papel de estas estaciones, en la práctica, en simples apeaderos sin personal permanente



En Villar sigue nuestra llana recta. Las flechas amarillas en algunos postes siguen orientándonos. Es muy importante ver alguna como confirmación, al igual que mojones, aunque no haya cruces ni desvíos. Normalmente si un caminante no ve alguna indicación de ruta, tanto en el Camino de Santiago como en otras sendas señalizadas, en aproximadamente unos 100 metros, puede llegar a temer que se ha dejado algún cruce atrás que no ha visto



Según nos alejamos de la capital el paisaje se torna más rural, con casas tradicionales, algunas más o menos construidas o reformadas siguiendo la impronta indiana. Esta sigue el esquema, tan característico en Muros desde La Pumariega acá, de zaguán en el piso bajo, galería en el superior y buhardillón en el bajocubierta



La integración del bajocubierta en la práctica como un piso más del espacio de la vivienda es una característica que veremos en muchas casas-bloque populares según nos adentremos en el occidente



Bifurcación y a la izquierda. Fijémonos siempre en las flechas amarillas



También vemos hórreos, algunos bien restaurados y conservados, aunque su función original como graneros haya desaparecido hace mucho. Su piso bajo o bodega, tradicionalmente caseta de aperos, se integran también en la vivienda



También se ven algunos ejemplos, reformados, de lo que fueron las casas terrenas en base a las que evolucionaron numerosos estilos constructivos campesinos populares. Las casas rectangulares que imperaron durante siglos en Europa



Y también viviendas de construcción más reciente, no pocas segunda residencia o casa vacacional, Muchos huertos son ahora jardines



Aquí sí que tenemos ahora una pequeña cuesta...



Como ya hemos dicho, los peregrinos que salían de Muros sin duda sabían ya aquí que les aguardaba uno de los recorridos más agrestes y bravos del actual Camino Norte: Las Ballotas, cuyos primeros tramos dificultosos empezarían en el trayecto de Muros a Piñera



Llegamos a esta encrucijada y continuamos de frente


Aquí cerrada por largos y gruesos muros, hay una quinta indiana muy importante, que podremos ver, parcialmente, desde el artístico portón de acceso


Es una gran finca y la mansión indiana está en medio, si bien solo vemos una parte, semioculta por otras construcciones


Es la Casa Ángel y Rosendo García Menéndez (1888), de planta cuadrada y gran balcón-galería, sostenido por columnas de hierro forjado, en el primer piso. Mientras arriba en el bajocubierta, de tejado a cuatro aguas, hay una buhardilla o bufarda. En su terreno más inmediato hay una buena plantación de frutales


Vista la quinta seguimos adelante, recorriendo todo este gran muro, en ligera subida...


Muro en el que veremos pintada esta gran flecha amarilla. De ella y de su origen como símbolo caminero nos cuenta así la Xacopedia...
"Señal con forma de flecha, de color amarillo, pintada en las paredes, en los árboles, en las piedras o en el suelo para señalizar las distintas rutas jacobeas o Camino de Santiago e indicar por donde deben andar los peregrinos. Ante la necesidad de señalización del Camino, a principios de la década de los ochenta del siglo XX, un grupo de voluntarios, con Elías Valiña y Javier Navarro a la cabeza, empezaron a pintar flechas en los cruces del Camino Francés para orientar a los peregrinos por el ramal adecuado.

Elías Valiña Sampedro, cura de O Cebreiro, primer lugar de Galicia por donde pasa el Camino Francés, recibía de la empresa encargada de pintar las rayas de la carretera N-6 botes mediados de pintura sobrante y con la ayuda de una simple brocha señalizó el Camino. La señal persistió y aumentó su presencia. Es el indicativo más reconocido, más valorado y más fiable de los caminos de Santiago, así como el único que da garantía de que se avanza andando hacia Santiago de Compostela. Se ha convertido en un símbolo y un reclamo publicitario y se puede encontrar por otras rutas de Europ"

Hermoso prado, con más frutales y palmeras, junto a otro grupo de casas


Acaba el muro de la quinta indiana y pasamos junto a este gran cobertizo, tal vez antiguas cuadras o caballerizas...


Luego otra casa, de las de galería en el primer piso. Esquema con variantes pero imperante en muchas de este estilo en Muros


Y así llegamos a un nuevo cruce, en una gran explanada, donde arranca, enfrente, el camino a El Salgueiro, ya todo en llano...


De frente, el portón de otra gran quinta indiana, con buena extensión de terreno


Nosotros seguimos del cruce a la izquierda


El Camino del Salgueiro, también con concha y flechas balizándolo, es ahora la ruta a seguir


Bifurcación y de frente, esto es, a la izquierda


A lo lejos el Monte Gamonéu (407 m) ya en el vecino y cercano concejo de Cudillero o Cuideiru, en la antigua Pravia de Allende, otro de los concejos desgajados de Pravia, como Muros, en el siglo XII



Pasamos un par de casas a nuestra derecha, casi tapadas por sus frondosos jardines cerrados con artísticas verjas: son de planta baja con bajocubierta abuhardillada, rodeadas de flores y arbustos


Flores que salen al mismo camino, saltando la citada verja...


Pasamos el portón mientras admiramos este jardín


Una alta mata de arbustos de cierre separa la finca del Camino


El Monte Gamonéu, que como gamonal es "lugar de gamones"Asphodelus albus, planta de los apreciados y jugosos pastos, "pasto grato a los cerdos" explica Xulio Concepción Suárez en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana, quien añade:
"Más tarde, el Diccionario de Autoridades define la voz gamonal en el siglo XVIII todavía, como "espacio de tierra o campo, en que nacen, y se crían muchos gamones"

Esos montes fueron antaño pastizal, muy aprovechado tanto por los vaqueiros trashumantes para sus rebaños, como los marnuetos y los xaldos, o campesinos sedentarios de la costa e interior


Y ahora, acabando el seto, otro cruce de caminos


Seguimos de frente pasando ya al lado de las últimas casas de Villar


El mojón nos guía: a partir de aquí empezamos a bajar al río Santolaya, frontera de concejos y que se une al río de Aguilar, el cual desemboca en la playa del mismo nombre


El descenso, al principio, es muy liviano, casi imperceptible


Nos acercamos a un paraje boscoso, donde a los árboles autóctonos se añaden plantaciones de eucaliptos. Desde aquí vemos un trozo de la rasa costera murense: L'Escorial


Son las praderías parceladas en las inmediaciones de la Playa d'Aguilar, que está un poco más al norte


Se han construido muchas casas unifamiliares y vacacionales, pero se ven algunas de las antiguas caserías, más o menos reformadas


En el Camino, que ha perdido su asfalto y se transforma en pista de zahorra, hay también algunos cipreses ornamentales


Vamos apartándonos de zona poblada y llegando al bosque cuando vemos el puente sobre el que volveremos a pasar la gran trinchera ferroviaria que como un tajo gigante atraviesa este sector de la costa asturiana


Tal y como pasa en la mayor parte de su recorrido al ferrocarril no se le ve hasta que se está literalmente encima de él. Tal vez, no sabemos cierto pero parece, esto tenga que ver con que en principio se diseñó como una línea estratégica de carácter militar para comunicar directamente las fábricas de armas asturianas (Trubia y La Vega) con las bases artilleras y de la armada de Ferrol, por lo que estratégicamente debía de ser visto desde el mar (no existía aviación) y había de circular por tonto lo más oculto posible


Además las estaciones no solían estar en las poblaciones sino algo apartadas, a veces incluso varios kilómetros. Esto no varió cuando, empezadas al fin las obras, su primera idea estratégica ya había quedado obsoleta. Naturalmente si se hubiese hecho hoy en día predominarían criterios turísticos y paisajísticos, y de había hecho pensando en los pasajeros y ofrecerles las más gratas vistas


Pero en aquel momento de su diseño (1886) había otras preocupaciones: las continuas crisis caribeñas hacían temer una guerra abierta con Estados Unidos (cosa que ocurrió), no descartándose que la flota norteamericana pudiese atacar suelo continental español, por lo que este ferrocarril se hizo con esos parámetros, junto con toda una serie de trincheras, búnkeres y demás sistemas defensivos, alguno de los cuales hemos podido visitar en algunas poblaciones de este Camino Norte


Al ponerse en marcha los primeros trabajos físicos del ferrocarril, ya avanzada la posguerra civil, si bien los criterios iniciales ya estaban desfasados, se aplicaron tal cual en gran medida, si bien ya se pensaba en este tren como de mercancías y viajeros más que con un componente defensivo claro


Aún así la tardanza de otros veinte años en abrir todos los tramos, en la extraordinariamente tardía fecha de 1972, también los nuevos usos quedaban obsoletos: ya triunfaba plenamente la carretera como vía terrestre de transporte de mercancías y pasajeros y, aunque las del occidente dejaban bastante que desear (la N-632 llegó a ser llamada La Torturadora), vencían ya al ferrocarril


La pérdida de población rural rumbo a las ciudades también causó mella en los usuarios del tren, siendo sin embargo empleado como buen transporte de materiales pesados y en grandes cantidades. Pero la frecuencia regular de líneas de pasajeros fue menguando, el mantenimiento de vías y estaciones deja que desear y su futuro es fuente de honda preocupación en las marinas asturianas y gallegas


Ha habido iniciativas para impulsarlo con usos turísticos, dado que comunica las villas y playas más pintorescas y concurridas de la franja cantábrica, por eso una de ellas, la más famosa, es El Tren Transcantábrico, el primer tren turístico de España, creado en 1983 y considerado en 2009 uno de los 25 mejores trenes del mundo por la Sociedad Internacional de Viajeros del Ferrocarril. Leemos de ello en la Wikipedia:
"Con el Transcantábrico, Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha creó el primer tren-hotel turístico de España. La idea original fue crear un tren turístico, emulando al mítico Orient Express, que recorriese la extensa red ferroviaria de ancho métrico del norte de España, siendo esa la gran peculiaridad de este servicio frente a los demás trenes turísticos operados hoy por Renfe. Técnicamente, el ancho de vía menor permite que el tren pueda circular por parajes a los que los convoyes de anchos de vía mayores no pueden acceder. 
El Transcantábrico inicia su andadura el 30 de julio de 1983,​ con un viaje inaugural entre La Robla y Cistierna en León. Su composición original era de tres coches salón Pullman construidos en Reino Unido en 1923 (pub, bar y salón), cuatro coches cama de literas, un furgón generador y un coche de servicio para la tripulación. 
Actualmente existen dos rutas: el Transcantábrico Clásico y el Transcantábrico Gran Lujo, este último está considerado el mejor tren turístico del mundo 
Trayecto: 
Los primeros años realizó los viajes entre León y Ferrol (pasando por Bilbao), hasta la clausura de la línea León - Bilbao (Ferrocarril de La Robla); desde entonces pasó a realizar el viaje entre Bilbao y Ferrol. 
Tras la reapertura de la línea de La Robla en el año 2003, realiza de nuevo el trayecto igual al primitivo. 
En 2009 se introdujeron servicios especiales desde San Sebastián hasta Santiago de Compostela y, a partir de 2010, se regularizaron los servicios desde/hasta San Sebastián utilizando para ello las vías de la Red Ferroviaria Vasca a partir de Basauri, enlazando con la red del gestor vasco en la estación de Ariz-Basauri. 
Desde 2011 existe también el Transcantábrico Gran Lujo, un nuevo tren turístico que realiza el recorrido entre San Sebastián y Santiago de Compostela,​ mientras que el anterior tren turístico pasa a denominarse Transcantábrico Clásico, manteniendo el recorrido tradicional entre León y Ferrol (pasando por Bilbao). 
Además realizan viajes chárter, a medida del cliente, para grupos y empresas para incentivos, congresos y exposiciones

Equipamientos y servicios: 

La composición actual del tren es de 4 coches-salón, 7 coches-cama, un furgón generador y un furgón de servicio para la tripulación. Se han sustituido los originales compartimentos de literas por cabinas suite dotadas de cama matrimonial, aire acondicionado, teléfono, minibar, armario ropero, maletero y w.c completo con ducha con hidromasaje y sauna. 

La composición del tren gran lujo es similar, salvo que las habitaciones tienen el doble de tamaño, por lo que la capacidad del tren es la mitad de pasajeros. 

La tripulación está dirigido por el jefe de expedición e incluye a la guía, el jefe de camareros, camareros, músico animador, personal de limpieza, de seguridad, maquinista, conductor de autocar y técnicos ferroviarios. La guía acompaña a los viajeros en todas las visitas e incluso a los distintos restaurantes. Además pone a disposición de sus clientes el programa detallado de cada día y la prensa nacional, internacional y local. 

La capacidad máxima del tren clásico es de 54 viajeros y la del tren gran lujo es de 28 viajeros"


Del tren, como de la carretera, tan vinculados al Camino y con quien coinciden y se cruzan en numerosísimos tramos, tocará seguir hablando, y mucho, a lo largo de estas jornadas costeras del Camino Norte. Ahora, pasado el puente, nos metemos en la umbría del bosque...


Bosque que no dejaremos ya hasta salir a La Vana, la siguiente población caminera en este trayecto, en el camino a El Pitu y Piñera


Por su caja, anchura y trayecto es este el trazado original del camín real costanero., sin duda entonces con menos árboles y practicable para carros y diligencias, al menos desde el siglo XVIII, lo que no quita que aún en 1864 Juan de Llano Ponte hablase de él como "infernal" en sus "Impresiones de viaje (Por Occidente)"


La caja caminera es profunda, esto en un camino que no fue habilitado como carretera o pista delataría su notable antigüedad. Hay tierra, que con lluvia se transforma en barro, y en algún trecho abundante piedra suelta


Del trayecto entre la entrada de Muros hasta aquí (el que seguimos en esta entrada de blog) leemos esto en El Camino de Santiago pro Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa:
"El Camino llega a la capital del concejo entrando en la plaza por el lateral sur de la parroquial, prosigue hacia poniente tocando el palacio de Valdecarzana; a unos 150 metros es cortado por la vía del tren, a escasa distancia de la estación, pero nosotros realizaremos el paso por el puente de la carretera sobre la vía, concluido éste, giraremos a la derecha y después de 100 m a la izquierda entroncaremos con el curso originario que se desarrolla entre un grupo de viviendas; luego prosigue llaneando, siempre hacia el oeste, hasta encontrarse nuevamente con la línea férrea, al sur de El Escorial, salvándola por un paso sobreelevado. A partir de este punto, inicia el descenso por la vertiente E. del arroyo de Santa Olaya, cauce que pone fin al tránsito del Camino por el concejo de Muros..

Ciertamente uno de los alicientes de caminos como el del Norte es un variedad de paisaje incluso en poco metros, de un entrono rural a otro urbano, con casco histórico y con barrios nuevos, parques, viejas casonas, hórreos y quintas indianas, yendo luego a campos abiertos de la rasa costera o a los umbríos y frescos bosques de ribera, como es este el caso


También aquí, si bien en principio el Camino está bien pisado y no hay cruces con riesgo de pérdida, viene muy bien disponer de alguna flecha de confirmación, como se las suele llamar


Predominan, como en muchos de estos itinerarios, los castaños en la vereda. Su fruto, de usufructo libre en el Camino, libró antaño de muchas hambres a vecinos y transeúntes. Hoy apenas se aprecia y es cada vez más raro ver a alguien recogiéndolos en su época


Pero realmente si miramos al suelo y vemos el árbol que realmente predomina es el ocalito eucalipto, sus hojas lanceoladas lo demuestran


Hay ciertos tramos en los que el Camino se ensancha de manera evidente. No sabemos cómo sería en el siglo XVIII, cuando conocemos que muchas de las viejas sendas milenarias fueron acondicionadas para las diligencias regulares, como la carrilana de cinco caballos, la cual estuvo vigente hasta épocas históricamente bastante recientes aún, cuando las carreteras, habilitadas para carros grandes de los carreteros, fueron sustituyendo a estos caminos reales


Es probable que el camino estuviese más al descubierto y no hubiese tantos árboles, al menos en sus mismas veredas, sí castaños y carbayos pero sin duda no eucaliptos, y al menos no tanta selva, o quien sabe. Los pasos por bosques siempre fueron los mayores desafíos para los peregrinos, arrieros y viajeros a lo largo de los siglos. De ahí que se fuesen formando grandes grupos, de unos de otros y de toso juntos, para mayor seguridad, aunque también se estaba al acecho de pícaros, falsos peregrinos y descuideros, existiendo amplia documentación y literatura al respecto, castigándose además con la máxima severidad ciertos robos, sobre todo los sacrílegos, con pena de muerte mismamente, como ciertos homicidios


Hemos de recordar que en Asturias actuó uno de los ladrones impíos más célebres de los caminos de Santiago. No era salteador de caminos ni atacaba a los peregrinos, pero pagó cara su osadía. Era Bartholomeus Cassanu, quien tras salir como gallofo o falso peregrino de su tierra genovesa, robó objetos religiosos de la iglesia vasca de Zarautz, en el actual Camino Norte, tras descerrajar su puerta en la noche del 11 de abril de 1586. Haciendo lo mismo en la asturiana Salas (Camino Primitivo) unas semanas después, donde fue sorprendido sustrayendo los candelabros de plata, siendo prontamente ahorcado, descuartizado y expuestos sus restos en los caminos para escarnio público


Es preciso decir que las penas por asaltos a viandantes, peregrinos o quien fueran, eran también especialmente severas por entonces, a veces incluso ejecutados sobre la marcha si eran pillados in fraganti. Pero en honor a la verdad, en no pocas ocasiones los primeros salteadores eran las "autoridades", sobre todo en espacios de reñida titularidad entre nobles, obispos, monasterios y reyes. Las huestes de unos y otros se cobraban, no pocas veces por la fuerza, el tributo-peaje que estimasen necesario sobre cualquiera desaprensivo que deambulase por "sus" caminos


Naturalmente, en nuestros días, nada de esto se produce en tan graves términos. Es cierto que la seguridad completa no existe, pero hacer el Camino, cualquiera de los caminos, no es la proeza de siglos pasados, donde además se coincidía no pocas veces con hambrunas, guerras y pestes, lo que no quiere decir que no velemos siempre por la máxima seguridad ante el más mínimo incidente


Sirva esto para hacernos una idea de lo que significaba hacer el Camino en siglos pasados, no ya en las inseguridades del alto medievo, sino incluso hasta el siglo XVIII antes de la decadencia de las peregrinaciones históricas andando o a caballo desde los más recónditos lugares de Europa y del mundo. Recordando que el regreso se hacía también de la misma manera


Es sabido que algunos peregrinos que iban a Santiago por el ahora denominado Camino Francés (antaño se llamaba así no solo a este, sino a todos por los que venían peregrinos francos -centroeuropeos en general-) emprendían el regreso por este costero al enterarse del dicho que propagaba las reliquias ovetenses de San Salvador que dice "quien va a Santiago y no al Salvador, visita al criado y olvida al Señor". Uno de ellos fue el ya mencionado sastre picardo Guillaume Manier, en 1726


El Camino, como las viejas calzadas, tiende a buscar la línea recta, otro detalle de su solera y antigüedad, permitiéndonos elucubrar una vez más sobre la historia y origen del Camín Real de la Costa, para el que hay quien sostiene en su antecedente una vía romana Brigantium-Ossarun (A Coruño o Betanzos a Oyarzun o Irún) y otros una reda de caminos locales de este a oeste y de norte a sur enlazados unos con otros, que basados en rutas naturales mucho más antiguas sería su trazado primigenio y el de sus múltiples variantes y encrucijadas


Plantaciones de eucaliptos, el arbolado más abundante en la cornisa cantábrica, al menos en sus franjas litorales y valles interiores más o menos próximos. Tanto abunda que, lo mismo que hablamos abundantemente de tejos, castaños, fresnos o carbayos, también lo habremos de hacer sobre él


Seguimos bajando, ahora entre castaños jóvenes en esta mata de arbolado autóctono


Los juegos de luces y sombras, habituales en el bosque, son una maravilla, según la hora del día, con el sol de frente o de espaldas, con nublado o con despejado, con los árboles desnudos y las ramas a la vista, o vestidos y cubiertos de hojas, todo en la mágica tranquilidad de estas sendas del bosque


En estos tramos, relativamente solitarios o apartados de casas y otras referencias, ver los mojones es especialmente jubiloso y confirma que vamos por el buen Camino y no nos hemos dejado nada atrás


La concha y la flecha son la pareja de símbolos emblemática de todos los caminos de Santiago, independientemente de sus soportes, mojones, postes, tablas, muros, paredes, etc.


Seguimos perdiendo altura: casi es un entrenamiento para cuando nos toque ir por Las Ballotas, o por Las Palancas, a partir de Soto de Luiña, ya relativamente cerca de aquí, que suele ser una buena base para pernoctar antes de acometer cualquiera de las dos opciones, sobre todo la de Las Palancas, donde no hay opción a paradas intermedias y hacer esa ruta más corta, a no ser durmiendo en la sierra


Aunque es una bajada continua, con su correspondiente castigo de piernas, especialmente para los peregrinos que ya llevan muchos kilómetros a sus espaldas (no pocos desde Irún o Bayona), la senda es de una gran belleza en este paraje. casi selvático por el que pasamos de uno a otro concejo


Tramos al sol, a la sombra, y a sol y sombra, como suele decirse


Más pedregal suelto, atentos al pisar: son ya los últimos metros de descenso antes del río


Ahora hay que estar especialmente atentos pues hay un cruce donde el camino zigzaguea pasando el río. Vamos a poner varias fotos del mismo lugar para explicarlo


Esta por ejemplo es una foto de la misma serie que las anteriores, un día de sol en verano y por la mañana: hay una bifurcación y un mojón, pero las sombras y alguna vegetación pueden, sino ocultarlo, si camuflarlo bastante...


Esta es una foto de la misma bifurcación, a que hemos de ir a la izquierda, en verano pero un día nublado, no hay sombras ni contraluces y se ve mejor el mojón, si bien es verdad que aquí se le ve más limpio


Y ahora vienen unas fotos con sol pero en primavera temprana, con los árboles aún desnudos. Hay sombras pero tal vez, con menos vegetación, se vea mejor el mojón


Foto también en primavera temprana del Camiuo al final de la bajada y dirigiéndose al puente sobre el río de Santolaya, con el que existe cierta confusión al unirse aquí al de Aguilar o de Ricabu, y bien este segundo hidrónimo, Ricabu, puede llevar a su vez a error con el situado al otro extremo del concejo de Cudillero/Cuideiru (al que vamos a entrar aquí), llamado precisamente de la misma manera y por el que pasaremos si seguimos desde Soto de Luiña / Soutu Lluiña el Camín de Las Ballotas


En Muros de Nalón. El libro del concejo, se habla también de este camino y puente:
"En la reparación del camino que desde las barquerías conduce a La Plaza, y a Cudillero a través del puente Ricabo, se invierten 2.000 reales, en 1857"

Se trata de un pequeño puente pero muy importante en el pasado y muy afectado por las riadas- A la derecha una caseta de captación de aguas


El río no es de gran caudal aparentemente, pero a causa del desnivel desde su nacimiento hasta su desembocadura en la playa, su volumen de agua aumenta drásticamente con las crecidas causadas por lluvias y todo lo inunda, bajando velozmente y con fuerza, provocando no pocas veces argayos o desprendimientos, siendo este un problema muy común en la franja costera


Y es que por aquí nos acercamos a las antaño temidas Ballotas, serie de colinas con sus correspondientes barrancos o valles profundos, cada uno con ríos como este, de los que decían los viajeros y peregrinos de la antigüedad:

"siete ballotas y un ballotín, vaya'l demoniu qué mal camín"

Pasado el puente y cruzado el río entramos en el concejo de Cudillero/Cuideiru, como hemos dicho, otro de los que se escindieron del antaño gran alfoz y luego concejo de Pravia. este el 29 de diciembre de 1836, a la vez que Soto del Barco/Sotu'l Barcu y ambos una década larga antes que Muros


Y como en Las Ballotas, todo lo que se ha bajado toca subirlo inmediatamente otra vez, rumbo ahora a La Vana (o Cuesta La Bana) y El Pitu, solar del Palacio de los Selgas, el Versalles asturiano, en las puertas de la villa pixueta, la capital de este concejo de Cudillero/Cuideiru



















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