viernes, 22 de agosto de 2014

SUBIENDO A PANICERES (OVIEDO / UVIÉU, ASTURIAS) EL CAMINO PRIMITIVO SALE DEL CASCO URBANO POR EL SOLAR DE LA ANTIGUA MALATERÍA DE SAN LÁZARO, LA QUINTA MÉNDEZ Y LA TRAPA

Parque Camino de Santiago en La Florida. Al fondo los campos de Paniceres, en la falda del Naranco

Tras recorrer el casco urbano de la ciudad desde la Sancta Ovetensis, la catedral de San Salvador, el Camino Primitivo sale por La Florida al Parque Camino de Santiago, dando vista al Monte Naranco, al norte de la ciudad, y a sus cimas, por cuyas laderas nos disponemos a caminar saliendo de la población en dirección a la aldea de Paniceres o San Llázaro de Paniceres, advocación de un lazareto o malatería, hospital de leprosos, que allí existió en el pasado, al lado mismo del Camino y estrechamente vinculado con él

Parque Camino de Santiago en La Florida. Al fondo los campos de Paniceres, en la falda del Naranco

Aquí, al lado del mojón con su concha y su flecha amarilla que nos indica ir del parque a la izquierda, un panel nos orienta sobre el tramo que nos aguarda a partir de nuestra salida de la capital. Es la clásica etapa a Grado/Grau, que se suele hacer cómodamente en una jornada de andadura, no obstante las etapas son orientativas, cada peregrino puede optar por otro final para las mismas, según su tiempo, gustos y fuerzas, máxime hoy en día que tenemos varios albergues y alojamientos jalonando el recorrido

La malatería de San Lázaro de Paniceres se encontraba justamente a la entrada del pueblo y al lado del antiguo Camín Real de Galicia o Camín de Grao, el viejo camino que ahora es carretera local y por donde suben los peregrinos del Camino Primitivo saliendo de la ciudad. Ahí estuvo la Quinta Méndez, "construida por la familia Méndez-Vigo aprovechando los bienes adquiridos en la desamortización de la vieja malatería", nos cuenta el erudito escritor Adolfo Casaprima Collera en su Diccionario geográfico del concejo de Oviedo, publicado en 2002, informando que él la conoció ya en ruinas, al igual que su capilla, "en la que se guardaba la imagen de San Lázaro", patrón de los leprosos, desparecida en la Guerra Civil y "procedente de la iglesia de la malatería vecina".


Apenas vemos las casas de Paniceres pero sí, un poco más arriba y en la misma ladera del monte, las de Ules, que pertenece a la parroquia ovetense de Naranco que lleva el mismo nombre de la montaña, etimológicamente un topónimo de raíz nar, prerromana, referida a lugar de agua, por cuenta de los numerosos regueros que nacen en sus faldas y que fueron suministro de la ciudad, llegando a construirse para ello un gran acueducto en el siglo XVI, el Acueducto de los Pilares, que llevaba agua del manantial de Ules, así como de los cercanos de Boo y Fitoria, al entonces mucho más pequeño núcleo urbano



Sustituido en 1875 por un sistema de tuberías, el acueducto fue abandonado y, en un tiempo en el que el aprecio por el patrimonio no era el actual, terminó siendo demolido casi por entero en 1915 a causa del crecimiento urbano y la ampliación del nudo ferroviario ovetense. De haberse conservado con sus 42 arcos, 390 metros de longitud y 10 metros de altura hubiera constituido un elemento especialmente singular. Únicamente se conservaron cinco arcos, encajados entre los edificios del barrio de Vallobín, cerca del Camino


La Florida, al oeste de Vallobín, formaba parte de la antigua parroquia rural de Los Arcos o San Pedro de los Arcos, llamada así por las arquerías del antiguo acueducto, y antes de San Pedro de Otero por estar en un otero de la ladera del monte, popularmente conocido más como La Cuesta Naranco que por Monte Naranco. Su urbanización, si bien incipiente desde tiempo atrás, se produjo sobre todo entre los últimos años del siglo XX y las primeras décadas del XXI, continuando en nuestros días


El Parque Camino de Santiago pues, viene a señalar el límite entre lo urbano y lo rural (o rural-residencial de baja densidad) en esta parte del concejo, formando parte del cinturón verde en torno a la ciudad, inaugurado el 15 de septiembre de 2007. Una placa de bronce colocada en una roca en el césped con el nombre del parque fue descubierta para la ocasión


Por aquí baja del Naranco El Regueru Boo, que poco más abajo se une al de Ules para formar El Ríu la Maxuca. Otro más, el Lavapiés o Llapiés, era donde antaño se lavaban los pies, al decir de la tradición del topónimo, los que entraban en la ciudad por El Camín de Grao o Camín Real de Galicia, el que nosotros seguimos, siguiendo su trazado, haciendo el Camino de Santiago


Bifurcación: a la derecha se va al Parque Deportivo Purificación Tomás, por donde si lo deseamos podemos atajar unos escasos metros pero, para seguir la señalización oficial y no despistar al caminante en los entresijos y cruces de las áreas urbanas, optamos por seguir todo recto por esta ancha rampa adoquinada junto al Polideportivo de La Florida (a nuestra izquierda)


Es la calle Corvera, por la que nos acercamos a los últimos bloques de pisos del barrio, cuyas calles, tal que esta, están dedicadas a concejos asturianos por acuerdo plenario del Ayuntamiento el 6 de noviembre de 2001, con la urbanización de la zona ya en marcha


Así de frente tenemos la calle Candamo y, a la derecha, la calle Soto del Barco, a la que vamos a ir nosotros al llegar al final del parque


Más a lo lejos vemos la línea de cumbres de la zona occidental de La Cuesta Naranco, desde El Cantu Borbotón (605 m) a la derecha hacia el Altu la Rasa (622 m) a su izquierda y, a continuación, El Cantu Caleyines o Picu la Caleyina, también llamado La Contriz (582 m)


Destaca especialmente al oeste La Peña Llampaya (561 m), que es una muy buena referencia geográfica y visual, pues por sus laderas inferiores continuaremos ruta de Paniceres a Llampaxuga y Lloriana, hasta salir del concejo en La Ponte Gallegos, sobre El Ríu Nora, pasando a Les Regueres


El topónimo Llampaya, como el de Llampaxuga, dice el profesor Xosé Lluis García Arias en Toponimia asturiana. El porque de los nombres de nuestros pueblos, tienen que ver con el asturiano llampa, que se define como 'cuesta inclinada' y con llampu, "terreno liso, raso despejado. Se trata de una palabra del mismo origen que el portugués lampo, castellano lampiño..."


Su forma cónica y su cumbre cubierta de paredes de rocosa caliza, algo apartada del resto de la sierra, la hacen fácilmente reconocible en la distancia. Más abajo son las casas de El Campón, que pertenecen a la aldea de Paniceres. Más al este, El Llanu que, como El Campón, se sitúan en sendos rellanos de la falda de la montaña


Por contra, Ules está más en cuesta, sus casas se emplazan desde los 320 m de altitud a los 400 m en su cota más alta. Justo encima está La Pasera que, como su nombre indica, se emplaza en uno de los pasos de la montaña. Por Ules pasa el sendero GR 100.1, el cual recupera una histórica ruta de la que nos dice así Wikipedia:
"El GR-100.1, denominado Ruta Gijón - Puerto de Pajares, es un Sendero de Gran Recorrido alternativo al GR-100 (Ruta de la Vía de la Plata) en su tramo asturiano
Este trazado había sido señalizado y homologado por parte de la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo del Principado de Asturias (FEMPA) en el año 2000 como GR-100, mientas que el GR-100.1 era otro trazado diferente denominado Vía de la Carisa. Pero en 2013, la Red de Cooperación de la Ruta de la Plata propuso a la FEMPA modificar el trazado del GR-100 para que pasase por la Vía de la Carisa,[2]​ la primera y principal vía de comunicación romana de Asturias, que debe su nombre a Publio Carisio, el legado de Augusto, que ordenó su construcción. De acuerdo con la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME), la FEMPA no tuvo inconveniente en modificar la signatura de ambos GR, pasando a ser el antiguo trazado del GR-100 el nuevo GR-100.1".

Siguiendo la indicación del mojón, con su concha y su flecha amarilla direccional, seguimos por la explanada de la calle Soto del Barco en dirección al Recinto Ferial La Florida, dando vista al norte al Altu la Rasa y al Picu la Contriz en La Cuesta Naranco


En el momento de escribir estas líneas habían empezado las obras del recinto ferial, en el que, como su nombre indica, se celebrarán ferias y fiestas. Se contempla además explotación hostelera, por lo que podrá ser una oportunidad para tomar algo, si esto se confirma, antes de salir de la ciudad


A nuestra derecha más lejos y más arriba del Parque Camino Primitivo, son las arboledas de Riello, antigua casería cuyo nombre, diminutivo de río ('rivum, rivellum') se debe al paso del Regueru de Boo, otro hidrónimo de los que abundan en el Naranco y su entorno


Con las aguas del arroyo funcionaron dos molinos harineros, Los Molinos de Riello, y un puente, El Pontón de Riello, lo pasaba en el viejo camino que iba por ahí a Paniceres, topónimo que por cierto tiene que ver con el pan, palabra que designaba no solamente al amasado y horneado sino al cultivo de cereales panificables, trigo, escanda, centeno, panizu, etc., luego llegaría el maíz procedente de las Américas, a cuyo pan se denominaría específicamente boroña o borona. Paniceres estaría en concreto relacionado con el panizu


Oculto por el boscaje está el Hospital Monte Naranco, una de las numerosas entidades que se establecieron en la cuesta del monte, aprovechando el extrarradio de la ciudad, su cercanía al centro pero, a la vez su situación apartada de él, en la naturaleza y con buenas vistas, orientado al sur, al sol durante todo el día


Más arriba aún, en Monte Alto, un importante castro astur fue destruido con la urbanización de la zona pero arqueólogos como el profesor José Manuel González y Fernández Valles, que lo conocieron y exploraron, nos han transmitido su memoria:
 «El recinto estaba protegido por un escarpe de 4 metros de altura, rodeado de un foso que se conservaba en el cuadrante Noroeste del castro. No existían restos visibles de construcciones, ni de la muralla o del parapeto que sin duda tuvo sobre el escarpe, al menos en el lado norte, frente al istmo que enlaza el contrafuerte con el monte. La ausencia de restos visibles de las antiguas construcciones, obedecería al aprovechamiento de la piedra de los mismos en las edificaciones posteriores del contorno o a que se trataba de un castro con empalizada y vivienda de madera»

El castro de Monte Alto es uno de los precedentes poblacionales permanentes de lo que luego sería la ciudad y sus parroquias circundantes. Él y otros castros y algunas villas romanas, junto con otros hallazgos como fuentes, han puesto en entredicho la discutida fundación de Ouetus con los monjes Máximo y Fromestano en el año 761. Escribe de ello el también arqueólogo Fon S. P. en Ástures:
"Es una afirmación que sigue sorprendiendo a muchos carbayones (ovetenses) cuando la oyen por primera vez. No es extraño si tenemos en cuenta que la historia oficial, recogida en el Pacto monástico de San Vicente, sigue perpetuando que la fecha de fundación de la ciudad fue el 761, y que antes este lugar era una selva inhabitada. 
Desde mediados del siglo XX se comenzó a cuestionar la exactitud de ese documento a través de una revisión crítica del mismo, llegando a la conclusión de que los monjes se apoyaron en los habitantes de la zona para la construcción del monasterio y de su propia subsistencia. Ni siquiera la propia colina donde se fundó la ciudad debió habitarse por primera vez en aquellos tiempos ya que la ampliación del Museo de Bellas Artes, a un centenar de metros del monasterio desveló la existencia de una fuente monumental que fue datada en el siglo IV d.C., curiosamente con una estructura similar a la Foncalada, que aún se puede ver en pie en la ciudad y que es de época altomedieval. En diversas excavaciones se documentan restos cerámicos y pétreos que no se corresponden con un asentamiento medieval, sino con uno romano, y que cuentan con sus defensores y detractores. 
Precisamente desde esa época se comenzaron a detectar distintos asentamientos tanto en las colinas que rodean al Oviedo medieval como en la falda del Monte Naranco.  No es extraño ya que la ciudad se asienta en altura sobre la vía proveniente de las montañas que separan Asturias y León y que llevaba a Lucus Asturum conectando posteriormente con Noega (y posteriormente el Gijón romano). La importancia de este punto estratégico como nudo de comunicaciones queda plasmada cuando, en época medieval,  Alfonso II recorre por primera vez el Camino de Santiago Primitivo, que aprovecharía sin duda vías establecidas ya desde siglos atrás, partiendo de Oviedo hacia Galicia. Ya en esa época la ciudad habría sustituido a Lucus como gran cruce viario de la región central de Asturias.
Precisamente en las estribaciones del monte Naranco, siguiendo esta vía, en la parte que hoy ocupa el Parque de Purificación Tomás, se encuentra, o se encontraba, el castro del que os hablo en este post. La zona conocida como Monte Alto se ubica en un escalón en la ladera que ofrece una visibilidad extraordinaria sobre la ciudad y sobre las vías que discurren por el valle entre las colinas, alcanzando decenas de kilómetros hasta la sierra del Aramo por el sur."

Monte arriba y al pie del Cantu Borbotón y La Rasa, en las laderas de Fontanines, un gran edificio es del del famoso Centro Asturiano de Oviedo, el cual nació en 1927 como dependiente del Centro Asturiano de La Habana e inauguró estas sus instalaciones ovetenses poco antes de la Guerra Civil, cuando fueron destruidas, las cuales tardaron bastante en ser reconstruidas a causa de distintos avatares


La entidad, efectivamente, nació en La Habana, de la emigración asturiana, en 1886 donde, tras encontrar sede en el Casino Español, que adquirieron, su principal preocupación fue aportar fondos para fundar un sanatorio para emigrantes retornados en Asturias, pero un incendio destruyó su sede cubana y los esfuerzos se centraron en reconstruirla antes de abordar otra iniciativa


Por fin en noviembre de 1927 se pudo reabrir la sede cubana y en 1928 se compraron estos terrenos en la falda del Naranco para hacer el sanatorio, que iban a ser doce edificios de los que se levantaron dos. Programada la inauguración el 12 de octubre de 1934 coincidió con la Revolución de Asturias, por lo que hubo que posponerla al 31 de agosto de 1935


Pero menos de un año después todo saltaba por los aires, la Guerra Civil con el largo Asedio de Oviedo destruyeron las instalaciones. Tras tres décadas de abandono en las que se plantea incluso vender los terrenos se retoma la idea en 1965, si bien como centro cultural y deportivo, llegando a ser una importantísima institución ovetense


Más a la derecha, El Picu'l Paisanu (637 m) es la cota más alta de La Cuesta Naranco, existiendo en ella una gran explanada y mirador donde se ubica la grandiosa estatua del Sagrado Corazón, obra de 1980 de Gerardo Zaragoza y  Rafael Rodríguez Urrusti y diseñada por García Lomas



La gran escultura es de Gerardo Zaragoza mientras Urrusti hizo una gran Cruz de la Victoria, símbolo de Asturias, que tiene en su base y no vemos desde aquí. Para hacer el montaje se contó con el también escultor José Antonio Nava Iglesias



La idea había partido en 1950 del padre Vega y Ramonita Beltrán apoyados por el rector de la Universidad de Oviedo Sabino Álvarez Gendín, además de diversas personalidades, con la idea de emular al de Río de Janeiro, si bien se tardó casi dos décadas desde que se colocó la primera piedra el 21 de junio de 1963 hasta la inauguración el 5 de julio de 1981


Llegados frente a la explanada del recinto ferial, la calle hace un ángulo recto a la izquierda, por donde seguimos, mientras vemos de frente la subida a Paniceres por la antigua Quinta Méndez


A partir de aquí empieza a ser la calle Muros de Nalón, también muy ancha y de amplias aceras jalonadas de árboles a manera de bulevar, como son todas las de La Florida


Un vallado cierra el recinto ferial, que esperamos esté en marcha cuando vengáis. Al fondo seguimos viendo la cuesta de Paniceres, por donde pronto subiremos hacia el pueblo


Las farolas fernandinas o isabelinas, características del paisaje urbano ovetense, jalonan también nuestro recorrido por las calles de La Florida. En la base suelen pintarse flechas amarillas


La calle baja suavemente, avanzamos en recto hacia el siguiente cruce, viendo al fondo el monte El Pando (277 m), al sur de Paniceres


Y aquí, llegamos al cruce con la calle Navia, en la que iremos a la derecha, bordeando el recinto ferial


El paisaje va cambiando, de los bloques de pisos salimos a las praderías en la vega del Regueru Boo


Este es el Parque de Juan Álvarez, antiguo concejal de Urbanismo bajo cuyo mandato se proyectó la urbanización del barrio de La Florida. Una placa honra su memoria


Y al pie de la placa, un mojón jacobeo nos señala que por aquí sigue el Camino


La placa en homenaje a Juan Álvarez fue colocada el 22 febrero de 2024, con el concejal ya fallecido. Así se daba la noticia en la web del Ayuntamiento de Oviedo al día siguiente:
"El alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, miembros de la corporación municipal, familiares y amigos de Juan Álvarez, han visitado esta mañana la calle que la ciudad le dedicó al exconcejal del Ayuntamiento de Oviedo en el barrio de La Florida 
Canteli ha asegurado que con este acto “se cumple con un viejo deber” de la administración local, y ha subrayado que “todas las referencias de Juan, son buenas, tanto como persona, como por su trabajo como concejal y técnico”. Entre los asistentes, su hijo, el actual concejal socialista, Juan E.M. Álvarez Areces y el exalcalde de Oviedo, Antonio Masip, con quien Álvarez empezó a trabajar en el Ayuntamiento de Oviedo, tras prestar sus servicios en el Consistorio de Gijón con José Manuel Palacio en la Alcaldía. En el capital de Asturias siempre se le recordará por sus numerosos proyectos, entre ellos, su empeño en la recuperación del Monte Naranco y el desarrollo del Bulevar de La Florida, barrio en donde su nombre forma ya parte del callejero".

Por esta calle salimos del casco urbano ovetense teniendo ante nosotros la silueta de La Cuesta Naranco, que nos acompañará en estos primeros kilómetros de andadura por el Camino Primitivo



El paisaje de avenidas y urbanizaciones va dando paso al de la campiña de la zona rural al norte del concejo aquí, en El Pontón de Riello, donde pasaremos sobre El Regueru Boo, que discurre por estos prados



Y he aquí la cuesta de Paniceres al pie de El Campón, uno de sus barrios. Más al norte seguimos viendo Ules, donde está Casa La Nicia, sidrería renombrada y restaurante con impresionantes vistas de la ciudad y las montañas de la Cordillera


Este es El Pontón de Riello, nada queda ya del viejo puente pero sí se ha conservado el nombre en el topónimo de lugar


El Regueru Boo, que baja desde su nacimiento en La Cuesta Naranco, al norte de Monte Alto, a unirse con El Regueru Ules en La Fuente la Plata, formando El Ríu la Maxuca. Al fondo es el monte El Pando (277 m), en El Cantu, al sur de Paniceres, del que dice Adolfo Casaprima Collera que José Manuel González halló otro castro astur del que, no obstante, no hemos localizado más información


Justo a su derecha y en el viejo camino que es ahora la carretera local que sube a Paniceres estaba, a la entrada del pueblo, la Quinta Méndez y, antes que ella, el albergue-hospital de leprosos de San Lázaro, la malatería de la que escribe el médico e historiador José Ramón Tolivar Faes en su libro Hospitales de leprosos en Asturias durante las edades Media y Moderna diciendo:
"A la salida de Oviedo por el antiguo camino de Galicia que seguía la falda del Naranco, se fundó esta malatería probablemente hacia la misma época en que aparece la de Cervielles a la entrada de la ciudad por el Camino de León¨. El lugar de Paniceres, que hallamos documentado desde el año 1055, se encuentra a unos cuatro kilómetros del centro de la capital, desviado algo al norte del Camino de Galicia, después de haber pasado el arroyo de Lavapiés, cuyo nombre parece tan relacionado con las peregrinaciones como el del río Gafo, al pie de la malatería de Cervielles, lo está con la lepra y los leprosos"

Dicha malatería de San Lázaro de Cervielles, luego de Entrecaminos, comparte con esta, además de ser también ovetense y del patronazgo de San Lázaro (como todas las leproserías, además de la Magdalena), su situación a la entrada misma (o salida) de la ciudad por un camino importante, esta el de Galicia y la de Cervielles el de León, el Camino del Salvador, al sur de la ciudad. Sin embargo tenían una importante diferencia, el patronato de la de Cervielles lo ejercía la Ciudad  mientras que el de Paniceres correspondía a la iglesia

Existía además una gran armonía entre las dos malaterías, pues hasta canjeaban enfermos y se sabía que entraban bastante libremente por la calles de la ciudad. Solían muchos malatos hacer una vida más o menos integrada en la sociedad, iban a ferias y mercados o comían a la mesa de algunos vecinos que los acogían en momentos de penurias, dándose casos incluso de casamientos con personas sanas. No deja de ser un notable contraste el miedo de causaba la enfermedad por sus dolorosas llagas y desfiguraciones con que los hospitales estuvieran al lado de la ciudad y en sus principales accesos

Bien es verdad, recalcamos, que muchos males de la piel que se consideraban lepra no lo eran, por lo que el miedo al contagio, aunque existía, no debió ser demasiado grave salvo en ciertos momentos de verdadera endemia que originaron miedos y crueles rechazos, cosa que aconteció en alguna ocasión, como cuando en 1274 el Concejo de Oviedo estableció muy severas medidas para que los leprosos, entre los que había sin duda personas aquejadas por otras enfermedades que no eran lepra pero se tenían como tales y, que como era común, deambulaban con cierta libertad, no pasasen al interior de la ciudad... "sinon for el dia de la cruz ata el mediodia, et el malato que en otro tiempo y entrara enna villa por la primera primera vez sáquenlo a aguillonadas (golpes a manera de pinchazo) de la villa, et por la segunda vez que lo batan  (golpear repetidas veces) et por la tercera que lo quemen"

En siglos posteriores siguen apareciendo documentos relativos al aislamiento de los leprosos, como  requerimientos al juez para que, como en 1543 "no consienta que ningún malato de su término aquí ande ni esté, especialmente un mozo de Lanera e Arango: que se notifique a los malatos que se vayan dentro de tercero día so pena de cient azotes". Todavía en fecha tan tardía como 1737, no mucho antes de su clausura, el Ayuntamiento recuerda a los malatos la "prohibición de salir por las noches a pedir limosna, como solían hacerlo


El Pontón de Riello, acceso a la ciudad por el oeste-noroeste, vería sin duda las andanzas de aquellos pobres malatos del Hospital de San Lázaro de Paniceres, quienes se cruzarían, disposiciones aparte, con los demás viandantes y viajeros del Camino, como lo eran y lo son los peregrinos...


Nada más cruzar el puente dejamos la calle para tomar un camino peatonal adoquinado a la izquierda, empezando aquí la subida a Paniceres, de cuya malatería se desconoce la fecha de fundación, pero ya en el 1266 debía tener buena fama pues es beneficiada en testamento por el arcediano don Fernando Alfonso, así como el canónigo Don Bartolomé en 1275, el chantre Don Arias Pérez en 1280, Pedro Díaz de Nava en 1289, Rodrigo Álvarez de las Asturias en 1331 o Fernando Álvarez Valdés en 1348 entre otros


Y es que, tanto para la alta nobleza como reyes y estamentos eclesiásticos, la protección de las malaterías se tenía por uno de los actos supremos de caridad cristiana ante una de las enfermedades más temidas de la antigüedad, la lepra y todo lo con ella relacionada, la pelagra, el mal de la rosa, el mal de San Lázaro, patrón de los malatos, junto con La Magdalena, bajo cuya advocación eran fundadas. Así en 1505 Martín de Uceda deja 200 maravedís para redimir cautivos, otro tanto para la malatería de Entrecaminos (antes Cervielles) y 150 para esta de Paniceres. En 1575 es Bartolomé Camuño quien deja cincuenta reales a cada una de las leproserías


La relación de las malaterías con los caminos de peregrinación es más que reveladora, no dejando de haber estudiosos que sospechan que algunos hospitales de peregrinos (recuérdese que el término hospital en este contexto tiene más que ver con "posada para peregrinos y pobres" que con el actual significado de "sanatorio") se hubiesen por así decirlo especializado en estos afectadosya que en muchos de ellos, más o además que peregrinos, circulaba toda una serie de vagabundos, desocupados, enfermos, desamparados, pobres y pícaros, que no hemos de olvidarlo, puede decirse que eran los que más viajaban entre las clases populares, buscando manutención, más como modo de supervivencia que como auténtico acto de peregrinación. Pero no por ello hemos de despreciarlo o tenerlo a menos, también ellos, o sobremanera ellos, son un elemento fundamental de la historia del Camino de Santiago. Lemos a José Ramón Tolivar Faes:
"La lepra y San Lázaro, aparecen a su vez relacionados con la peregrinación a Santiago. De un lado, la lepra encabeza la lista de enfermedades curables por mediación del Apóstol, según en Liber Sancti Iacobi, y de otro, los caminos de Santiago, especialmente en Asturias, se muestran salpicados de leproserías de San Lázaro. La literatura crea la leyenda en la que el Cid, peregrinando a Santiago, se encuentra con un leproso que resulta ser el mismo San Lázaro. Parece, pues, presumible, la presencia de leprosos entre los peregrinos, a pesar de lo cual, hemos de reconocer no haber hallado constancia del ingreso de ninguno en nuestras malaterías. Tampoco encontramos en Asturias referencias escritas de curas milagrosas logradas por intercesión de San Lázaro. Pero el culto que en todas partes se daba al santo, es evidente que tendría por finalidad impetrar el alivio de los enfermos, siendo de suponer que al santo se atribuyese la frecuente curación de los leprosos acogidos en las malaterías ya que no podía pensarse en la eficacia de tratamientos que no se hacían"

Pero nunca hemos de olvidarnos de la economía, tal y como hace Tolivar Faes en el apartado titulado "Profusión de las malatería como negocio rentable", considerado el gran aumento de su número, de más de una veintena en el siglo XIII a más de cincuenta tres siglos después:
"Tal profusión puede indicar dos cosas: que la lepra y enfermedades con ella confundidas habían ido en aumento, o que el establecimiento de malaterías era un negocio que valía la pena emprender, ya que tan pronto se fundaban, las buenas personas comenzaban a dar heredades y bienes, lo que junto con las mandas, foias, limosnas y demás ingresos (...) aseguraba a los patronos, comenderos, curas y mayordomos, la percepción de una rentas lícitas y la posibilidad de apropiarse ilícitamente de lo que las personas caritativas fuesen donando para beneficio de los enfermos"
Gracias al Catastro de Ensenada sabemos que, al menos hacia mediados del siglo XVIII, la malatería de San Lázaro de Paniceres tenía incluso participación en el diezmo de la "parroquia de Paniceres", a cuyo cura correspondían dieciséis de cada treinta partes, percibiendo las otras catorce el hospital


El Monte Naranco ofrece una buena protección a la ciudad y este su inmediato entorno, de los fríos vientos del norte. Estos son los campos y arboledas de El Polleo, del latín pullum 'brote' que, como las de La Viesca, castellano 'bosque', son testimonio de la exuberante vegetación que habría antaño. Poco más allá, El Molinón refleja la memoria de los antiguos molinos del Regueru Boo


A la derecha del Picu'l Paisanu es El Pozu l'Agua (601 m), que a partir de la Guerra Civil fue llamado El Picu la Miliciana por estar allí las posiciones republicanas durante más de un año durante el llamado sitio de Oviedo. En el monte existieron antaño pozos de nieve de los que se extraía hielo para los cafés, boticas y hospitales ovetenses. Cuando aparecieron las primeras fábricas de hielo cayeron en desuso


En esta vertiente occidental del Picu'l Paisanu se halla La Fuente los Pastores, "por debajo de un socavón abierto a comienzos del siglo XX en las explotaciones mineras de Fábrica de Mieres", empresa minerometalúrgica fundada en 1879 y cuyas minas pasaron a Hunosa en 1967. Del Naranco extraían mineral de hierro con destino a sus altos hornos mierenses, que en ese mismo año pasaron a Uninsa


Otra hermosa vista del Sagrado Corazón de Jesús que, con sus treinta metros de altura y sus brazos extendidos sobre la ciudad, está inspirado en el Cristo Redentor de Río de Janeiro, simbolizado el abrazo y protección a la ciudad en la que se veneran las reliquias del Salvador en la Cámara Santa de la catedral de esta advocación


Y otra vista hacia Monte Alto, solar de aquel desaparecido castro de cuyas características nos informa Fon S. P. en Ástures basándose en las pesquisas de José Manuel González y Fernández Valles:
"Se trataba de un recinto ligeramente ovalado, situado en un escalón de la ladera a unos 312 metros de altitud. Especifica que se ubicaba al sur de los monumentos prerrománicos del Naranco, al norte del actual barrio de la Florida. Las dimensiones del recinto eran de 72 metros en el eje norte-sur y de 85 metros de este a oeste.
Contaría con un foso que en los años 60 se conservaba en la parte norte. El asentamiento estaría protegido por una pendiente de 4 metros de altura y estaba unido al resto de la ladera por un paso estrecho de tierra donde se encontraría el foso defensivo, hoy desaparecido, como el resto del castro. (...) 
En el lado norte se ha especulado con que tendría una torre o bastión, donde se conservaba un derrumbe, que reforzaría la posibilidad de que hubiera sido un puesto de vigilancia de la ruta en un momento más tardío, muy similar a lo ocurrido por ejemplo en otro malogrado castro, el de Llagú, que corrió la misma suerte. 
Es frecuente que los desmontes de las estructuras murarias de los castros se aprovechen en las construcciones modernas que los rodean. Sin embargo en este caso las nuevas edificaciones fruto de la ampliación urbana en los años 60 del siglo XX requirieron de este y otros espacios en la ladera del Naranco acabando totalmente con la morfología de este asentamiento y poniendo contra las cuerdas otros similares, como el de Fitoria, a unos cientos de metros. El propio José Manuel González se refería al peligro que la expansión urbanística de la ciudad tenía para este tipo de castros."

Debido a ello, poco más se puede saber de lo que fue este recinto fortificado pero llama bien la atención su proximidad a villas romanas y a los monumentos del Arte Asturiano sitos un poco más al este, Santa María del Naranco y San Miguel de Lliño:
"Su corta historia en la bibliografía académica comienza con la catalogación de J.M González, y termina prácticamente a la vez. No tenemos dataciones ni más datos salvo la prospección que se hizo con motivo de la construcción del parque. Es difícil adscribirlo a cualquier periodo histórico sin más información. 
Es interesante por su proximidad con los monumentos prerrománicos y con la villa de Linio, que estaba cerca. También J. M. González creyó que podría tratarse de una turris, pero es perfectamente posible que estuviera habitado por una pequeña comunidad por sus dimensiones. 
En el Naranco hay evidencias de ocupación romanas, con varias explotaciones agrícolas de ese periodo en forma de villae, además de las supuestas ruinas «viejas» en la época de Ramiro I en las inmediaciones de los monumentos prerrománicos. Pero nada más."

Por allí se extiende en nuestros días el Parque Purificación Tomás, dedicado a esta mujer clave de la historia asturiana desde la Guerra Civil al exilio y la Transición. Se trata del más grande de la ciudad, como nos recuerda Luis Fernández en La Voz de Asturias del 22-8-2019:
"Oviedo es una ciudad salpicada de zonas verdes. El Naranco es el gran pulmón del concejo, pero la capital tiene un amplio listado de parques y zonas ajardinadas que suponen un respiro en mitad del agitado ritmo del día a día. El más emblemático es el Campo San Francisco, en el corazón de la localidad, pero hay muchos más. Uno de los menos conocidos -salvo para los vecinos de La Florida y Vallobín- es el Purificación Tomás, el de más tamaño del concejo. 
El Parque de Purificación Tomás tiene una extensión de 213.667 metros cuadrados. Situado al norte de los barrios de Vallobín y la Florida, en una finca al oeste del Monte Naranco conocida como «Monte Alto», fue inaugurado en el año 1991. Está asentado en un antiguo castro prerromano y, según explica el ayuntamiento, se encuentra «en un entorno excepcional y con buenas vistas tanto del Naranco como de la Sierra del Aramo». 
Entre los equipamientos de los que dispone, destaca un parque infantil, caminos para pasear, merendero y zonas verdes. Además tiene a disposición de los amantes del deporte numerosas actividades como frontón, pista de voleibol o canchas polideportivas (que se encuentran en mal estado de conservación). El Purificación Tomás tiene además una pista de bicicletas y un campo de disc golf."

Y aquí, otra vista también del Recinto Ferial de La Florida, con el Parque Camino de Santiago, que ya vamos dejando atrás


Y, también a la derecha, el final de la calle Navia. En esta parte del parque se ha plantado nuevo arbolado. Tal vez cuando vengáis haya todo un bosque...


Seguimos cuesta arriba en dirección a la antigua Quinta Méndez solar de la antigua malatería de San Lázaro de Paniceres de la que, como las demás malaterías asturiana, "No existe ningún documento fundacional ni prueba de que haya existido", añadiendo que, aparte de que pudiesen haber sido fundadas por la Orden de San Lázaro, especializada en atender a estos enfermos, o algún lazarista, "es fácil que algunas surgiesen por fundación o dotación testamentaria de algún magnate o persona piadosa, pues la asistencia al repugnante leproso hubo de ser considerada siempre como acto especialmente meritorio y grato a Dios. Nuestros romances del Cid pintan al héroe, camino de Santiago, tratando con extremada caridad a un leproso que resulta ser San Lázaro, y en la vida de los santos se describen acciones como la del obispo de Tours. San Martín, que socorre y besa a otro de estos enfermos".


Pero Tolivar Faes apunta a que en algunos casos el proceso que dio origen a las malaterías se fundamentó en originarias alberguerías de caminantes y peregrinos:
"lo que primero era una simple alberguería, en atención al servicio que prestaba a peregrinos y caminantes obtendría franquezas y exenciones de pechos y tributos, especialmente cuando por la inevitable estancia prolongada del algunos peregrinos enfermos, venía a convertirse en hospital. La conversión del hospital en malatería puede imaginarse considerando, por una parte la relativa abundancia de enfermos de lepra y demás afecciones con ella confundidas entre los crónicos obligados a permanecer en el hospital, y por otra, figurándose la aversión entre los no leprosos a hospitalizarse mezclados con aquellos. Este doble mecanismo pudo determinar que algún hospital quedase exclusivamente destinado a malatos, es decir, convertido en malatería. Esquematizando la cosa, desde la forma más primitiva de albergarse los peregrinos en las iglesias, hasta la segregación especializada de los leprosos en malaterías, la evolución podría representarse así:

iglesias - alberguerías - hospitales generales - malaterías 

Pero debemos advertir que en ninguno de cuantos documentos hemos estudiado pudimos encontrar pruebas de la hospitalización de peregrinos en nuestras leproserías. La necesidad de hospitales o malaterías donde albergar los enfermos, hubo de sentirse de forma apremiante en cuanto a transeúntes o peregrinos se refiere, más no por ello debemos creer que los hospitales no se hiciesen principalmente pensando en los enfermos del vecindario, que serían con muchos los más numerosos y que, por cierto, sabemos gozaban derecho preferente para ingresar en las leproserías según hemos podido ver en el estudio particular que hicimos de cada una de ellas. Esta última es a nuestro juicio la principal causa de proliferación de las malaterías: los pueblos se mancomunaban para sostener -como un servicio público- una malatería en la que poder apartar las personas del distrito de llegase a contraer la lepra".

Salimos aquí a la calle dedicada al fotógrafo José Manuel Nebot, que dejaremos a nuestra izquierda para subir por la carretera local que comunica Paniceres con la ciudad por La Florida, la cual seguiría aquí el trazado del antiguo Camín Real de Galicia, Camín de Grao o Camín Francés por los peregrinos francos, que pasarían al lado de la antigua malatería, ubicada parece ser al final de la cuesta y de la que nada a simple vista parece haber llegado a nuestros días, tal y como escribe Tolivar Faes:
"En San Lázaro de Paniceres sólo el topónimo conserva un recuerdo de la malatería que allí hubo. En lugar tan próximo a la ciudad de Oviedo son nuevas casi todas las familias allí avecindadas, y es total y absoluto el desconocimiento del pasado local."

A nuestra izquierda destaca la gran mole del Aramo, la gran montaña central asturiana, cuyo "aspecto más espectacular es desde el norte", afirma la Enciclopedia del paisaje de Asturias:
"Especialmente desde Oviedo, ofrece una imagen cautivadora, que la luz hace cambiante a distintas horas del día y según la época del año. Situada en línea recta a unos quince kilómetros de Oviedo, extiende su gran masa caliza de norte a sur, desde Peñerudes hasta la collada de la Cobertoria. Cobijan sus tierras agrestes por la parte oriental los concejos de Lena, Riosa y Morcín; limitan su término por la parte más occidental los municipios de Quirós, Proaza y Santo Adriano..."

Abajo y en primer término vemos algunas aldeas de la parroquia de Santa Mariña de Piedramuelle, al oeste de la ciudad, donde existieron canteras de las que se extrajo piedra "para la construcción de la ciudad de Oviedo. Buena parte de las piedras de la catedral, por ejemplo, proceden de Piedramuelle", dice Adolfo Casaprima Collera, con "dos tipos de piedra, una blanca y la otra rojiza, de color muy característico", añade. El propio nombre de la parroquia, registrado desde la Edad Media, tiene que ver con 'piedra blanda', como explica García Arias:
"Este topónimo ovetense se origina de la composición PETRAM MOLLEM ‘piedra blanda’. Juan Uría encuentra la primera documentación (“petra molle”) en 1079. Evidentemente no es la única vez que aparece documentado el lugar pues, p.e. aparece también en 1092 “per termino de Petra Molle”. Precisamente por lo blanda, la piedra de Santa Mariña de Piedramuelle resultaba muy fácil de trabajar, lo que explica que se explotaran allí las canteras que proveían de la piedra necesaria para la construcción de la catedral según reiteradamente testifican los archivos de la Iglesia asturiana leídos por Francisco de Caso."

"Distinguen las canteras del lugar dos tipos de piedra, una blanca y la otra rojiza, de color muy característico", dice asimismo Collera y la proliferación de canteras ha dejado más huella en la toponimia menor: Les Canteres, Les Canterines, Les Canteronas, El Cantu Coloráu... abundando también los areneros de L'Arena, L'Arenina, L'Areneru y otros, así como barrizales, tal el de Les Llamuergues, con el que trabajaron los teyeros de antaño fabricando tejas y ladrillos. Hubo asimismo una laguna, La Braña, hoy día desaparecida


Esta es la zona de El Trigal, antiguas plantaciones de trigo le dieron nombre, ahora predomina la construcción de chalets que dan vista al Aramo en la grandiosa verticalidad de esta su ladera oriental, tal y como leemos en la Enciclopedia del paisaje de Asturias:

"La plataforma superior de la sierra en la que los montes de forma roma se dilatan hacia lo alto de manera uniforme, contrasta con la verticalidad de las paredes que cierran en muchos casos el acceso a ella. Observamos la escasas diferencias de altura que hay entre sus cumbres señeras..."


Aparecen en el Aramo, y concretamente en esta ladera oriental, la explotaciones mineras más antiguas de Asturias, minas de cobre explotadas desde la Prehistoria, incluso han aparecido restos de los antiguos mineros en una de sus galerías, debatiéndose si era un ritual de inhumación o consecuencia de un accidente minero, Las minas volvieron a tener actividad un tiempo entre los siglos XIX y XX


Separado del Aramo por El Cantu Viapará, el Monsacro sería el lugar en el que estuvieron guardadas primeramente las reliquias del Arca Santa procedentes de Jerusalén, que luego se llevarían, asentado el Reino de Asturias, al antiguo templo prerrománico del Salvador, antecesor de la catedral, que hicieron de Oviedo/Uviéu un gran centro de peregrinación medieval. Y es que "las palabras parecen claras sobre aquel entorno de tradiciones arraigadas, un monte sagrado en el sentido religioso de tantos otros asturianos, en ocasiones muy mitificados y transformados ya", dice Julio Concepción, "El Monsacro es todo un monte rocoso entre Morcín y Riosa, con una larga tradición de caminos, cultos y explotaciones minerales: zona de buenos pastos en toro a les capilles y al llagu".

El Monsacro, el Aramo y otros montes y cordales más al occidente serán referencias visuales y geográficas muy importante durante las primeras etapas del Camino Primitivo



Y esta de Paniceres sería la primera cuesta de cierta importancia del Camino Primitivo, no demasiado larga ni pronunciada pero un prolegómeno de las que nos aguardan. "Recorrer el Camino Primitivo de Santiago supone adentrarse en los orígenes mismos del fenómeno jacobeo ya que, en efecto, fue ésta la ruta utilizada por los primeros devotos que se acercaron, a comienzos del siglo IX, a venerar la tumba del apóstol en Compostela", leemos en el folleto Camino Primitivo a Santiago de Compostela, de Asturias a Galicia por el Camino Primitivo 


El Camino se basaría en las red de rutas medievales que, a su vez tendrían su origen en vías romanas y estas en sendas y pasos naturales prehistóricos. Serían los caminos principales de comunicación hasta que en el siglo XVIII y, sobre todo en el XIX, se construyeron las primeras carreteras, aptas para grandes carros y, más adelante, para vehículos a motor


Entonces, aquellos antiguos caminos reales (del reino) quedaron relegados a vías secundarias, pecuarias o de comunicación local, cuando no desaparecieron. Andado el tiempo y con la mecanización del campo, muchos fueron ensanchados para permitir el paso de maquinaria y camiones, sirviendo además para comunicar los pueblos entre sí y con las carreteras principales, como sería el caso en este tramo de la cuesta de Paniceres


A nuestra derecha, otro hermoso paisaje del valle del Regueru Boo que baja del Naranco. Arriba es El Cantu la Caleyina (576 m), encima de Ules, cuyas casas ya apenas podemos ver tapadas por el arbolado


La apacible estampa de las vacas pastando en los prados plasman la pervivencia de lo rural en estas áreas de expansión urbana ovetense


El Monte Naranco tiene también su leyenda "según la cuál donde está el monte, habría vivido en tiempos míticos un gigante llamado Noraco que reinaba en Asturias y que fue enterrado allí. Al morir, los habitantes habrían echado tantas piedras sobre su tumba que habrían formado un monte".
, nos cuentan en la Enciclopedia de Oviedo


Un poco más arriba, a la sombra de unos árboles, es un buen lugar para contemplar la ciudad con todo su paisaje circundante


Al fondo están los edificios de Les Campes, núcleo urbano al pie de Paniceres y sobre la carretera AS-371 que recorre el valle del Ríu la Maxuca comunicando la ciudad con el paso del Nora en La Ponte Gallegos, frontera con Les Regueres y subida a L'Escampleru (ambos también hitos del Camino Primitivo)


Hay mesas y bancos de madera, si hemos salido de la Plaza de Alfonso II El Casto, por ejemplo, enfrente de la catedral, ya llevamos cerca de una hora de Camino andando y puede ser también una oportunidad para descansar un instante antes de culminar la cuesta y continuar por las aldeas ovetenses al pie del Naranco


Paisaje de La Florida con la colina de Buenavista al fondo, al sur, seguido de Santa Mariña de Piedramuelle y el Aramo y el Monsacro a lo lejos


Es el valle del Ríu la Maxuca que, como hemos dicho, se forma de la Unión de los regueros Boo y Ules. Por ahí están las aldeas y caseríos de Pedruño, La Grandiella, La Cespedera, La Costana, La Cuesta y varias más


Más abajo la carretera de Paniceres, calle José Manuel Nebot en ese tramo, enlaza con la calle Muros de Nalón, en lo que es una zona de expansión urbana que comunicará La Florida con el núcleo de Les Campes, enclave urbano que veremos mejor desde un poco más arriba


Más allá de La Florida, en la ladera de Buenavista, es el barrio de Olivares, "situado al este y en la propia ciudad de Oviedo", dice Casaprima Collera, que se extiende desde arriba por la calle Fuertes Acevedo  (tramo urbano de la N-634) hasta la Fuente de la Plata, ya aquí abajo en el valle. "Entre ambos puntos serpentea la que hasta hace bien poco se llamó carretera de Olivares, pues se trataba de una zona fuera del casco urbano y eminentemente rural", añade. Desde que Casaprima Collera publicó su diccionario geográfico ovetense hasta ahora el barrio ha sido aún más urbanizado con colonias de chalets, bloques de pisos, calles, plazas y parque, así como el estadio de fútbol Carlos Tartiere del Real Oviedo


Seguimos pues subiendo a Paniceres a la vez que contemplamos el paisaje desde esta atalaya natural que constituye esta cuesta al solar de la antigua Quinta Méndez y antigua malatería de San Lázaro


Avanzado el siglo XVIII, al disminuir notablemente la enfermedad y cambiarse los ideales médico-sanitarios también con la Ilustración, los bienes de las malaterías, símbolo asimismo del Antiguo Régimen, pasaron al recién fundado Real Hospicio De Oviedo, así 1751 la de Entrecaminos pasó a depender de él, llegando a denunciar sarcásticamente el Marqués de Camposagrado que "la Malatería de San Lázaro no sirve más que de alvergar Sarnosos que los Médicos baptizan con lepra", lo que da a entender que ya se discernía entre diferentes enfermedades de la piel


De esta manera, en 1757 las dos malaterías ovetenses, San Lázaro de Paniceres y San Lázaro de Entrecaminos, tenían ya un solo administrador, del que se conoce su Anselmo Miranda, por un documento que señala que desde dicho año y hasta 1774 ejerció como tal


Si bien para Tolivar Faes "nos queda en duda de si en esos años había o no malatos en Paniceres", pues en un documento se cita a "D. Anselmo Avila y Miranda como Mayordomo de la fábrica de San Lázaro", y se hace referencia a un expediente del cura de Paniceres, del fiscal de la Audiencia "y de los Malatos contra D. Anselmo Miranda sobre dación de cuentas y asistencia a los malatos" que refleja irregularidades contables y administrativas y de asistencia, "mas, como el Sr. Miranda era administrado de ambas malatería, no podemos asegurar si estos malatos que reclaman contra él, entre 1757 y 1774, eran de Paniceres o de Entrecaminos".


Fuesen de Paniceres o de Entrecaminos, los últimos malatos de estas y otras malaterías asturianas serían trasladados Real Hospicio y con el tiempo esos terrenos fueron primero arrendados, a partir de 1779, y por fin subastados a particulares en 1805, incluyendo "los materiales que están existentes de la Iglesia de San Lázaro de Paniceres y su sitio"


Se hicieron con estos bienes los Méndez-Vigo pagando por ellos 136.000 reales en vales reales y 17.000 en metálico. Luego esta familia edificó una casa de campo, la Quinta Méndez, que fue destruida en el sitio de Oviedo de la Guerra Civil, en cuya capilla había alguna imagen de la desaparecida iglesia de San Lázaro de Paniceres, la cual desapareció en la contienda. Años después, trabajando estas tierras, apareció "una preciosa tabla labrada que seguramente perteneció a la capilla y constituye el único resto que se conserva de esta capilla", dice Tolivar Faes. Dicha tabla se encuentra en la colección del Tabularium Artis Asturiensis creada por quien fuera el Cronista Oficial de Asturias Joaquín Manzanares Rodríguez-Mir

La Florida ya va quedando atrás, con su recinto ferial y Riello, el valle del Regueru Boo y a lo lejos, Buenavista y Olivares, todo ello parte de aquella parroquia rural que fue de San Pedro de los Arcos, recuerdo del antiguo acueducto

Aquí tenemos la arboleda con bancos y mesas donde acabamos de estar, asomando Monte Alto, desaparecido solar castreño, sobre las copas de los árboles

A nuestros pies, el comienzo de la subida de Paniceres con la calle Navia y el Recinto Ferial de la Florida y, detrás, el Parque Camino Primitivo

Entre los bosquetes de Riello, en lo alto de la colina del parque, vemos los edificios del Hospital Monte Naranco, inaugurado el 21 de octubre de 1947 como sanatorio para tratamientos contra la tuberculosis y otras enfermedades respiratorias, perteneciente entonces al Patronato Nacional Antituberculoso como respuesta a la epidemia surgida en la posguerra. Fue construido por el organismo de Regiones Devastadas y su coste ascendió a trece millones de pesetas 'de las de entonces'. Amplía esta información Wikipedia:

"En una situación elevada y rodeado de pinares y praderas en un entorno natural, el hospital se construyó con amplias terrazas con orientación hacia el sur, pensando que así se favorecía la curación de los pacientes con tuberculosis, siendo esta una tendencia habitual en la arquitectura de los hospitales de la época. El sanatorio llegó a albergar alrededor de 250 pacientes, la mayoría con tuberculosis, en ocasiones familias enteras al tratarse de una enfermedad muy contagiosa y habitual durante esos años, y en muchos casos con estancias hospitalarias de varios meses. Hasta su modernización en la década de los 80, el sanatorio fue dirigido por una orden religiosa siendo las monjas enfermeras las encargadas de atender a los pacientes; la comunidad religiosa vivía en el mismo sanatorio. El antiguo sanatorio contaba con un quirófano que se empleaba para realizar intervenciones de tórax a los pacientes con tuberculosis".

En 1985 pasó a depender del Principado de Asturias, incorporándose a la sanidad pública y convirtiéndose en el primer centro del Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA). Comienza seguidamente un periodo de reformas y de sanatorio se transforma en hospital médico-quirúrgico asociado a la Universidad de Oviedo, referente en procesos de calidad y seguridad del paciente, a la vez que especializándose en Geriatría, Cuidados Paliativos y Cirugía Ortopédica y Traumatología:
" En el año 2000 se convirtió en el primer hospital de España en obtener el certificado de calidad ISO en cuidados de enfermería, obteniendo posteriormente el certificado de calidad ISO 9001 en sistemas de gestión de calidad para todas áreas del centro.[5]​ En el año 2007 recibió el Premio a las Prácticas Seguras del Ministerio de Sanidad. También en el año 2007 fue el primer hospital del SESPA en implementar la historia clínica electrónica con el sistema informático Selene, implantado posteriormente en el resto de áreas sanitarias de la región. Posteriormente se cambiará al sistema de historia clínica Millenium en su proceso de integración con el HUCA"
...

La Florida es uno de tantos lugares en Asturias con idéntico topónimo que no hace mayormente falta de explicar etimológicamente, la florida vega de estos regueros que nacen en el Naranco. Escribía Casaprima Collera en 2002:

"Hasta hace bien poco era La Florida un lugar a las afueras de la ciudad en donde sobrevivían distintas caserías rurales diseminadas por El Pradón, El Prado Grande, El Monticu, El Prado Colunga, los Prados de Cabal, los Prados de Méndez... La reciente urbanización ejecutada sobre dichos terrenos ha reconvertido prados y caserías y bosquetes rurales en grandes avenidas y rotondas donde se levantan bloques de altura, dando vida a un nuevo y poblado barrio urbano..."



Al pie del Parque de Invierno viene el Camino, bordeándolo por su parte sur, calles Corvera, Soto del Barco, Muros del Nalón y Navia que acabamos de recorrer, saliendo de la ciudad

Más a la derecha, una referencia muy importante, una el Estadio Carlos Tartiere, en el antiguo barrio de Oliavres, empieza a verse sobre los edificios de La Florida y, a su derecha, el césped y arbolado del Parque del Oeste, otro de los grandes espacios verdes de la ciudad

Se inauguró oficialmente el 20 de septiembre de 2000 durante las fiestas de San Mateo con un partido amistoso entre el Real Oviedo y el F. K. Partizan Belgrado que fue una verdadera fiesta con más de 15.000 asistentes. Sin embargo, en realidad tres días antes hubo una inauguración oficiosa al disputarse aquí un partido de Primera División entre el Oviedo y la U.D. Las Palmas

La afluencia de 22.000 personas en aquel encuentro resultaba muy superior a las que se registraban en el antiguo estadio, situado más arriba, en Buenavista, cuya ubicación delata la 'visera' blanca del Palacio de Congresos y Exposiciones construido en su lugar

Llamado popularmente El Calatrava y similares, al ser diseño de Santiago Calatrava, fue casi desde el principio centro de polémica por sus sobrecostes y fallos muy graves en su infraestructura. Se construyó a partir de 2003, con el derribo del antiguo estadio y sus diferentes dependencias fueron inaugurándose entre 2007 (entrega del edificio de Servicios Administrativos del Principado de Asturias), 2008 (centro comercial) y 2011 (Palacio de Congresos). Hubo un parón en 2010 a consecuencia de la crisis económica

La que iba a ser la 'joya' de la construcción, que es lo único que vemos desde aquí, la citada visera o cubierta móvil de la parte central del edificio, hubo de dejarse fija a causa de los problemas insalvables en el sistema hidráulico que debía moverla, a lo que se unió un informe que alertaba de problemas de diseño

Construido en la Parcela Buenavista, en una de las zonas más altas de la ciudad, su estructura es visible desde muchos kilómetros de distancia, por lo que es una referencia para los peregrinos que salen de la población por el Camino Primitivo o que entran en ella por los caminos Norte y del Salvador

Sobre el barrio de Olivares, su núcleo principal era el lugar de La Cuesta, comprendiendo además los de La Cruz, El Cotariello, La Frialdá, La Campa, El Casal, La Torre y La Vallina. Cuando fue urbanizado sus topónimos históricos pasaron a designar las nuevas calles

La Frialdá es la parte más cercana a La Fuente la Plaza y al Ríu la Maxuca, la más fría, de ahí su nombre, que "hace referencia a la vaguada del terreno, donde es frecuente se concentre la niebla, a la que se suma la humedad por el paso al norte del arroyo Maxuca", dice Casaprima Collera

Buenavista es un lugar que no aparece mencionado de esta manera hasta mediados del siglo XIX si bien puede ser fácilmente que estuviese englobado en Llamaquique, siendo entonces una aldea más del extrarradio con treinta y ocho habitantes y diez edificios, siendo fácil que fuese zona de paseos y hubiese ventas de arrieros. Allí se construyó el Hospital-Manicomio y la residencia de los jesuitas



Ya en 1926 los arquitectos Anasagasti y Sol planearon un crecimiento ordenado de la ciudad, pero no sería hasta la posguerra cuando se aplicase el Plan Gamazo que preveía hacer un ensanche lujoso, llamándose entonces Buenavista a un gran sector de Llamaquique e iniciándose la urbanización de la zona en la década de 1950. En 1967 se inicia la construcción del Polígono de Buenavista en la zona más cercana al Campo San Francisco y Uría


Más arriba es El Cristo, campus universitario donde estuvo la villa romana de Paraxuga, tristemente desaparecida al hacer dicho campus (todo un sinsentido) y, en lo alto, los depósitos de agua, en El Campón, que apenas llegamos a ver desde aquí


Los edificios del campus nos los ocultan a la vista casi por completo, este es el de la Biblioteca de Ciencias Jurídico-Sociales


A su izquierda es el de la Facultad de Enfermería y Fisioterapia, detrás del que asoma parcialmente un poco de la estructura de los depósitos, construcción de 1927 diseñada por el ingeniero Ildefonso Sánchez del Río


Esa es la zona de El Picayón, donde también hubo canteras, de cuya piedra de hizo la ciudad, incluyendo su catedral


Más abajo, la carretera de Olivares comunica la carretera N-634 (Carretera de La Coruña) con los lugares de El Monticu, La Quintana, El Pipón, La Vallina y otros de este barrio cuyo nombre rememora la hoy en día chocante presencia de olivos en algunos lugares de Asturias


 "Probablemente éstos son lugares de antiguas plantaciones de olivos, que sabemos se daban en el monte Naranco, o de ejemplares aislados que crecen en algunos parajes, especialmente costeros, resguardados en microclimas benignos", explica García Arias en Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos


Arriba a la izquierda son los edificios de la Plaza de Occidente, donde se levanta uno de los 'rascacielos ovetenses'. Detrás asoma, en el Campus del Cristo, la Facultad de derecho


Enfrente es el edificio que fue del famoso Hotel La Gruta, inaugurado en 1959 y que, con sucesivas reformas, estuvo abierto hasta 2019. Después fue transformado una vez más para pasar a ser residencia de estudiantes. En La Gruta, el último adiós a la gran familia de los Cantón, la periodista Elena Fernández-Pello publica en La Nueva España del 11-1-2019 la historia de sus fundadores:
"El menor de los hermanos Cantón, Ernesto, fue el primero en llegar a Oviedo desde su pueblo natal, Matalobos del Páramo, en León. Es también el único que sigue vivo, porque Benito, el mayor, y Valentín, hace años que se quedaron por el camino. Aquel niño huérfano salió adelante con sus hermanos, a base de trabajo e inteligencia hasta levantar un complejo hostelero que durante una época fue el más moderno de Asturias. Su éxito se basó en la excelencia, en el producto y en el servicio, y en la consideración de los trabajadores como el activo más valioso del negocio. Hace años que los Cantón vendieron La Gruta, por más de tres mil millones de las antiguas pesetas. Después de ellos tuvo otros dos propietarios. El último ha sido Amado Alonso, que acaba de anunciar que echa el cierre. A pesar del tiempo transcurrido -la primera venta se formalizó en 1999- La Gruta sigue siendo, en Oviedo, el negocio de los Cantón. Los antiguos trabajadores se cuentan por decenas y siguen en contacto. Los Cantón eran familia y trataban a sus empleados como si ellos también formaran parte de ella: había familiaridad para exigir y la había en el trato, y en una lealtad que iba más allá de lo laboral.
La familia Cantón se abrió paso en Oviedo poco a poco, de negocio en negocio. Ernesto empezó como empleado en una tienda de ultramarinos, luego los tres hermanos abrieron una propia, cerca de la antigua fábrica de armas de La Vega, que se llamó El Bodegón. Después llegó La Jabonera, en el Alto de Buenavista. En 1959, los Cantón compraron Casa Zabaleta, una tienda-bar también en Buenavista, en la que paraban los carreteros. Con el tiempo le añadieron un restaurante y un llagar y la convirtieron en La Gruta, que se llamó así por la cueva en la que ponían a enfriar la sidra y el vino. Era el primer lugar donde parar a tomar algo y comer que encontraban los viajeros que llegaban por la carretera de Galicia. El emplazamiento era una baza y los dueños supieron aprovecharlo con un amplio aparcamiento que en los buenos tiempos atendían dos personas. 
José Ramón Faedo González empezó a trabajar en La Gruta en 1961, cuando el restaurante estaba atendido por tres empleados. Se jubiló en 2006, y cuenta que el negocio llegó a tener 90 empleados fijos, más unos 60 que se contrataban como refuerzo los fines de semana. En 1971 se inauguró la primera gran ampliación de La Gruta, y con ella el complejo adquirió la fisonomía con la que, con alguna que otra reforma, ha llegado hasta la actualidad. 
Los Cantón, cuenta Faedo, que llegó a ser maitre, "contrataban gente joven e iban haciendo equipo con ellos, a base de horas de trabajo". "Ellos estaban siempre a la cabeza, trabajando como nosotros, se les trataba con respeto, porque eran los dueños, pero si hacían falta manos para fregar platos estaban allí los primeros", recuerda. Las jornadas eran largas, a veces llegaban a las 16 horas, pero la contrapartida merecía la pena. Los propietarios eran generosos, y no había año que los empleados no tuviesen su recompensa en la nómina, y contaban además con su apoyo personal, lo mismo para buscar a un médico cuando un trabajador o alguien de su familia afrontaba una enfermedad que para adelantar la entrada del piso. 
La hija de Ernesto Cantón, Maite, recuerda que hasta que tuvo nueve años no veía a su padre, de tantas horas como echaba en el negocio. "Había que vivir allí, el trabajo era duro, para todo el mundo. Se ayudaban, se autogestionaban, tenían su equipo deportivo...", cuenta. Cada año los trabajadores hacían la marcha a Covadonga en bicicleta y esa afición a los pedales se mantenía a lo largo del año. Al salir de trabajar de madrugada no era raro que los más jóvenes cogieran la bici y subieran al Naranco. Había reuniones de empresa, cenas y comidas y una estrecha relación entre muchos trabajadores. 
La ética del trabajo la aplicaban los Cantón de forma natural y espontánea, con un trato exquisito a los empleados y a los clientes, y tuvieron el acierto de saber sacar partido al talento de cada uno. Eso sucedía entre los mismos hermanos. Maite Cantón explica que "Benito era el relaciones públicas, era el mayor de los hermanos y la gente lo adoraba, tenía carisma; Valentín trabajaba por detrás, se aseguraba de que todo funcionara, mantenía la maquinaria engrasada; y mi padre Ernesto, el más joven, era el de las ideas, que ponía en marcha las jornadas de la faba, del jabalí..., lo que hiciera falta". 
Eugenio Fernández empezó a trabajar en La Gruta con 15 años. A esa edad, o incluso mas jóvenes, se incorporaron muchos. Su carrera, como la de la inmensa mayoría de sus compañeros, es un fiel espejo de la que siguieron los Cantón. Llegó de aprendiz de cocina y fue subiendo en el escalafón hasta acabar de jefe de cocina. Trabajó en La Gruta 35 años. 
La lealtad al negocio era compartida por los propietarios y los empleados. Faedo habla de días de ocho bodas, de años de cerca de 250, y de domingos con 17 comuniones. La Gruta no escatimaba en el personal y este no reparaba en esfuerzos, el servicio estaba garantizado. La clientela también era fiel, y se mantenía por generaciones. 
Se era generoso en la formación de los empleados. Muchos hablan de sus viajes y sus cursos de formación en Madrid, e incluso en Suiza, para estar a la última. Y la misma política se aplicaba a los proveedores. Eugenio Fernández recuerda que los jamones de Joselito se reservaban con un año de antelación. La bodega era de las mejores de Asturias. Había pescado y carnes a discreción, la carta era amplísima. Había un cetárea en la sidrería, con el marisco vivo, cuando no la había en ningún otro establecimiento de la ciudad. 
Alfredo García, Richar, primero camarero y luego jefe de sector de la sidrería, se refiere al pequeño de los Cantón como un hombre de "ideas muy avanzadas", que viajaba y que compartía con sus empleados lo aprendido. Esa profesionalidad llenaba el negocio, lo mismo de eventos deportivos como la Vuelta Ciclista a España o con los equipos de Primera que en su día competían con el Oviedo que de convenciones políticas, del PP al PSOE, de jornadas gastronómicas, actividades culturales o, simplemente, reuniones familiares y encuentros entre amigos. 
El profesor Alberto Vilela habla de una historia "digna de contar". Ernesto Cantón le confió sus memorias, que están pendientes de publicación por falta de financiación. "Son un ejemplo de emprendedores en Asturias", afirma, "una historia novelesca, que merece la pena que la gente joven conozca".

Y es que, solamente diez días antes y en el mismo periódico era David Orihuela quien daba la triste noticia de que Cierra La Gruta, histórico hotel y restaurante ovetense, tras 60 años de actividad:
"El hotel La Gruta, en la plaza de Occidente, la zona conocida como alto de Buenavista, ya no volverá abrir. El establecimiento cerró sus puertas el pasado 24 de diciembre por vacaciones y la propiedad ha decidido que esa medida se convierta en definitiva. Así, lo confirmó ayer Amado Alonso, último dueño del histórico establecimiento ovetense que fue inaugurado en 1959 y del que Alonso se hizo cargo en 2009. Ahora, tras una década al frente de negocio, ha presentado en el Juzgado una liquidación voluntaria de la actividad.. Ya era entonces "La nueva Gruta", nombre que se le puso tras la venta del negocio de los hermanos Cantón. 
El cierre afecta a los quince trabajadores que mantenía actualmente un complejo hotelero con 105 habitaciones y que hace ya tres años que había cerrado su restaurante. Los empleados se acogerán a un ERE (expediente de regulación de empleo) de extinción de actividad. 
Para comprar La Gruta, Amado Alonso firmó una hipoteca con el Banco Popular de doce millones de euros. La situación actual no le permite hacer frente a los pagos fijados por el banco y por ello el propietario ha decidido cerrar. "Llevamos años intentando renegociar esa hipoteca, pero ha sido imposible, no nos han dado ninguna opción", explica Alonso. El propietario asegura que la sociedad no es, ni mucho menos, deficitaria. "De hecho, hay dinero suficiente en la cuenta bancaria para pagar la liquidación a todos los trabajadores", afirma, pero reconoce que los beneficios que obtiene anualmente, de unos 400.000 euros, no le permiten hacer frente a una hipoteca bancaria que supera esa cantidad. 
Ante esta situación, la propiedad planteó numerosas opciones, primero al Popular y luego al Banco Santander. Se barajaron, según explica Amado Alonso, varias posibilidades. Por un lado, se intentó renegociar la hipoteca para alargarla en el tiempo, bajar las cuotas anuales y poder hacer frente al pago con solvencia. También se pensó en la venta del inmueble a un fondo de inversión y que los actuales propietarios y administradores del hotel quedasen como inquilinos. En esa misma línea, se propuso a la entidad bancaria que se quedase con el hotel para liquidar la hipoteca y que cobrase un alquiler mensual a los actuales gestores. "Llevamos años de reuniones y les hemos hecho numerosas propuestas, pero ha sido imposible negociar absolutamente nada con el banco", subraya Alonso. (...) 
La situación de La Gruta no ha sido la mejor a lo largo de las dos últimas décadas. Según explica Amado Alonso. Las instalaciones del alto de Buenavista perdían un millón de euros al año ya en 2001, cuando tenía unos 80 trabajadores entre el hotel y el restaurante. Esa situación fue mejorando, pero el actual propietario reconoce que en 2014 la sociedad que gestiona la instalaciones quedó "totalmente descapitalizada". Lograron poco a poco ir mejorando, hasta lograr que el negocio diese beneficios, pero no fueron los suficientes como para hacer frente a la actual hipoteca. (...) 
Así las cosas, Oviedo pierde uno de sus hoteles más emblemáticos de las últimas décadas. La Gruta era referencia local y regional especialmente a finales del siglo pasado. Su ubicación en el alto de Buenavista, en la salida o entrada a Oviedo por la vieja carretera de Galicia, lo convertía en lugar clásico de parada de viajeros. Además, su tradición hostelera lo convirtió en lugar de celebración de bodas, bautizos y comuniones".

A su izquierda, las filas de edificios de la calle Fuertes Acevedo y, debajo y en paralelo, más pequeños, los de la de Antonio Martínez Vega. Más abajo aún la Urbanización Olivares y el gran edificio verde de las pistas de tenis y pádel del Parque del Oeste, en La Campa de Olivares


Otra hermosa vista del Parque del Oeste, el barrio de Olivares, los edificios de Buenavista y El Cristo y, sobresaliendo entre ellos, el de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud


La Florida y arboledas ribereñas del Regueru Boo, frente a las fachadas de losa edificios del barrio. Más arriba otra vista del Carlos Tartiere, emblema de estos nuevos barrios que crecen hacia el oeste de la ciudad


El Parque del Oeste, en medio de la ladera, es un pulmón verde inaugurado en 1991 pero cuyo origen se remonta al siglo XIX como jardín botánico concebido por el arquitecto Ramón Rodríguez en lo que era una zona rural, de caserías. Tiene una superficie de 100.000 m² y se extiende por los barrios de L'Argañosa, La Ería y Olivares hacia Buenavista y El Cristo


En Olivares, a diferencia de La Florida y El Cristo-Buenavista, siguen predominando las casas unifamiliares y, si bien las antiguas caserías han desaparecido como explotaciones agropecuarias, se conservan algunas casas tradicionales más o menos reformadas


Hay mismamente algunos hórreos, pero cada vez destacan más en el paisaje las colonias de chalets, formando grupos y calles, como bien vemos en El Centenal, La Quintana y El Campo, donde están además el Parque El Casal y el centro social. Poco más arriba están El Pradín, El Campo y El Monticu


La Torre y La Cuesta. Hace años se había puesto en marcha un programa en el que se realizaban visitas guiadas para conocer los cambios acontecidos en Olivares a lo largo del tiempo, llamado Orgullo de Barrio, así explicado por Ángel Fidalgo para La Nueva España del 20-10-2016 en su artículo Un paseo nostálgico por Olivares:
"Olivares creció de una manera desmesurada en los últimos veinte años, en el que pasó de ser un núcleo rural a una zona residencial, con lo que perdió toda la esencia que tenía", comentó al principio del recorrido Joaquín Salas, el entusiasta representante de la asociación vecinal. 
De lo que era el núcleo rural ya no queda prácticamente nada. La quintana de Gervasio, muy representativa de la construcción típica asturiana con hórreo, horno, pozo de agua, molino y otras instalaciones que le permitían ser autosuficiente. También incluía lagar, que finalmente se trasladó en los años treinta del siglo pasado a Fuente de la Plata, dando nombre a la conocida sidrería del mismo nombre, explicó su propietario, Joaquín Salas. Después quedan algunas casas con hórreos, y otros que están dispersos. 
¿Y tantas fuentes que había? Sólo quedan en fotografías y en el recuerdo de los vecinos de más edad de Olivares. Pero una logró sobrevivir a las construcciones de adosados, la de La Torre, pero no echa agua. 
María Álvarez, secretaria de la asociación de vecinos, lamentó la desaparición de tantas fuentes y lavaderos, como la del Casiellu que incluía abrevadero, la fuente del Pipón, la del Salgueru o la Teyerina. "Y menos mal que aún quedan restos de la fuente de La Fueya, que los vecinos intentamos restaurar". 
Otra vecina, que prefiere permanecer en el anonimato y de nombre Carmen, aprovechó para recordar la primera traída de agua que tuvo Olivares en el año 1963, que llegaba desde Las Cortinas, un poco más abajo de La Gruta, hasta La Campa, gracias a la generosidad de un indiano del barrio que hizo fortuna en Cuba y de nombre Manuel Álvarez Alonso. Los vecinos, ni cortos ni perezosos, fueron los que hicieron las zanjas de las tuberías. Y así transcurrió la tarde. Entre historias".

El Monticu y la Frialdá, con El Monte Canales más arriba. Entre las arboledas de arriba pasa la carretera N-634, antigua Villalba-Oviedo, cuya construcción sustituyó al Camín Real como principal vía de comunicación con el occidente


Vista completa del valle del Ríu la Maxuca y sus afluentes, tierra llana por donde La Florida crece hacia Les Campes


Un viejo hórreo, más bien lo que queda de él, guarda el testimonio del lugar de la antigua Quinta Méndez y, con ella, de la antigua malatería de San Lázaro de Paniceres, justo aquí donde va acabando la subida


Un poso de agua solitario en una explanada de aparcamientos a nuestra derecha da paso a una extensa finca de plantaciones arbóreas cuya entrada sirve se aparcamiento



Bajo nosotros el ya mencionado barrio urbano de Les Campes, al pie de Paniceres, y que cae hacia el valle por estas antiguas "praderas para el pasto en terrenos comunales hoy desaparecidos por la sobreurbanización", escribía ya en 2002 Adolfo Casaprima Collera en su Diccionario geográfico del concejo de Oviedo. El barrio nació con el cambio de milenio y que el 4-7-2022 era Un barrio joven y en la naturaleza, escribía Covadonga del Nero para el periódico El Comercio:
"Un barrio que con todo lo necesario para vivir, exceptuando una de sus grandes luchas vecinales: una farmacia. Cafeterías, restaurantes, academias de idiomas y de clases particulares, peluquerías llenan los bajos comerciales de sus edificios. Algo que llena de vida la zona, con unos vecinos que, al no ser demasiados y vivir el día a día en sus calles, se conocen todos. «Una especie de pueblo en plena ciudad y con todos los servicios», resumen los vecinos".

El primer negocio que abrió sus puertas en el naciente barrio fue al parecer el Restaurante El Pisón, de Manolo Pérez Lanas, pero realmente lo que primero hubo, antes aún que urbanizaciones fue un colegio, el Colegio Público Juan Rodríguez Muñiz, fundado en 1977 y dedicado a este maestro allandés que ejerció en la ciudad durante medio siglo

Al otro lado del valle que aquí forma El Ríu la Maxuca reconocemos la loma de la vecina parroquia de Piedramuelle, de la que ya hemos hablado, pero sin duda lo que más nos va a llamar la atención, sobre todo en días claros, luminosos y despejados, es la gran línea de cumbres de la Sierra del Aramo que, aunque ninguna llega a los dos mil metros, sobresale como una gran dorsal que se extiende de sur a norte sobre los valles centrales asturianos del Nalón, Caudal, Trubia, Nora y otros afluentes, destacando desde muchos kilómetros de distancia, como sin duda habrán podido comprobar los peregrinos que, antes que el primitivo, hayan llegado a la Sancta Ovetensis por el Camino del Norte, el del Salvador o el Camín de los Santuarios

Un poco más cerca y a su izquierda, casi siempre en contraluz, tenemos el Monsacro o La Madalena, mucho más pequeño en extensión, más bajo en altura, pero no por ello menos importante, sino acaso todo lo contrario

Es, como su nombre indica, el Monte Sagrado, unos kilómetros al sur de Oviedo/Uviéu, la capital asturiana y en cuya cima existen dos capillas, una dedicada a Santiago y otra a la Magdalena, razón por la cual también se le conoce como La Madalena


Las capillas están en la cima, en lo alto, aunque no en la misma cumbre de sus picachos, sino algo más abajo y, a veces con suerte y si les da algo el sol pueden llegar a reconocerse, mejor naturalmente con zoom o con prismáticos. La Madalena está justo sobre una necrópolis tumular prehistórica, lo que delata la cristianización de un elemento sagrado unos 4.000 años anterior, 'milenio arriba o milenio abajo'; mientras que la de Santo Toribio se encuentra unos metros más arriba en la ladera este del Cuitu Rumiru ('cueto romero', es decir, de romeros o peregrinos), que con sus 1.055 m es su cota más alta, estando a su lado La Fayona (1.020 m)



La historia y la tradición afirman que en ellas se guardaron las Reliquias de Jerusalén (en el Pozo de Santo Toribio), escapando desde Toledo (y antes desde la propia Palestina y del norte de África), como consecuencia de la expansión persa y árabe 


Se sabe además de la antigua existencia de una comunidad de monjes que se ha querido ver, más o menos legendariamente, vinculada a los templarios, pero realmente no hay ningún documento que lo avale pues la palabra frades que recogen esos documentos puede referirse a cualquier orden religiosa


En esta foto remarcamos dónde se encuentran ambas capillas la de la Madalena o Magdalena o La Capía Baxo, justo donde acaba La Cuesta la Llorera, subiendo desde Santolaya, capital de Morcín;  y la de Santo Toribio o Capía Riba, bajo El Picu Marieyu (979 m). Más a la izquierda tenemos El Rozu la Espina y El Picu la Granda (931 m)



Algo más separado y cónico reconocemos El Cantu la Sierra (914 m), separado por el collado conocido como Entrepuertes, por donde asciende otro de los caminos principales, este desde La Foz de Morcín, por Otura y Los Yanos


Las advocaciones de las capillas no son tampoco casuales y está vinculada tanto a espacios funerarios (La Magdalena) como a los albores de la cristianización de Asturias y de todo el Noroeste. María Magdalena porque se presenta en los textos sagrados como a quien se le encomendó cuidar el sepulcro de Jesús, siendo por ello la primera en encontrarlo vacío, y Santo Toribio por aunar la doble tradición de Santo Toribio de Astorga, martillo contra los priscilianistas; y Santo Toribio de Palencia, que se une con el anterior y se le vincula como el mismo aunque hay sensibles diferencias, pues como dice Wikipedia, existe "cierta controversia sobre si se trata de dos personajes diferentes, o el mismo pero con diversas tradiciones", que se unifican en episodios tales como la fundación del monasterio de Santo Toribio de Liébana. Leemos en Santo Toribio de Liébana, aproximación a una biografía, de la web de Valdefuentes del Páramo:
"La principal confusión ha sido la existencia de varios santos con este mismo nombre, uno de ellos Santo Toribio el Monje, Obispo de Palencia en el siglo VI, fue quien fundó el Monasterio de Liébana (Cantabria). “Nuestro” Santo Toribio de Astorga que vivió en el siglo anterior, entre 402 y 476 no estuvo en Liébana durante su vida pero sí fueron trasladados allí sus restos en el siglo VIII poco después de que los musulmanes invadieran la península en el año 711. Además de sus restos fue llevada a dicho Monasterio la reliquia de la Cruz de Cristo (Lignum Crucis) que el propio Santo Toribio había traído de Tierra Santa y sobre la que luego ampliaré más datos. 
Por eso cuando se habla del Monasterio de Santo Toribio de Liébana hay que tener en cuenta que hubo dos santos con el mismo nombre, que el nombre originario del Monasterio era San Martín de Turieno y que se cambió al actual mucho más tarde, concretamente en el siglo XII. De todos modos, Santo Toribio de Liébana, se relaciona automáticamente con Santo Toribio Obispo de Astorga, por su mayor significación."

El profundo valle del Ríu Morcín separa el Monsacro del Aramo, o como más propiamente se dice por parte de pastores y vecinos, El Puertu l'Aramo, montes ambos que enlazan más allá, por los altos de Covariella o Covarriella y Viapará, zonas de túmulos y cuevas relacionadas también con las más ancestrales tradiciones de estas montañas


La gran cresta central del Aramo presenta varias alturas similares, siendo la máxima El Gamoniteiru (1.791 m), el cual puede reconocerse por su antena repetidora, no demasiado bien visible desde aquí, pero que podemos decir está en medio de esta foto. Justo a su izquierda y más cercano es El Picu Xistras (1.764 m), mientras que atrás asoman El Picu Rosal (1.741 m), La Campona (1.721 m), Brañavieya (1.671 m), El Picu la Cardosina (1.681 m), o Vega Llonga (1.641 m). Más alejadas están Penapodre (1.618 m) y La Bizarrera (1.555 m) aún más atrás, al igual que El Mosqueiru (1.328 m)


Más a la derecha del Gamoniteiru están El Picu Santiago (1.684 m), El Picu Rasón (1.661) y El Picu Carba (1.654 m)


El Picu Llanón (1.718 m) y El Barriscal (1.734 m). Hemos de destacar que la altitud, posición y a veces hasta denominación de cada cumbre varía según la fuente consultada, tanto escrita como por parte de los diversos informantes. Nosotros usamos básicamente la Enciclopedia del paisaje de Asturias (varios autores), el Diccionario toponímico de la montaña asturiana de Xulio Concepción y otra variada bibliografía, guías y mapas, incluyendo Mendikat, Iberpix y Google Maps, si bien estos dos últimos suelen adolecer de los mayores errores en 'cantidad y calidad'


Si bien no exactamente una cima propiamente dicha, en lo algo de la montaña se encuentra L'Angliru, un mayéu, 'majada' situada en un rellano a 1.625 m de altura que se hizo popular por ser fin de etapa de montaña de la Vuelta Ciclista a España, pues hasta ella llega una carretera montañera que en origen fue pista ganadera. Sus acusadas rampas llegan a desniveles del 22% en La Cuenya les Cabres, la dura cuesta que divisamos perfectamente desde aquí


El Picu El Gamonal (1.710 m -y no La Gamonal-) es otra de las cimas más destacadas. Ahí están asimismo El Picu Monrasiellu (1.673 m) y El Picu Calzá (1.671 m). Luego es la bajada de Fonfría (1.550 m), que es otra majada, rodeada por los picos Lángano (1.411 m), Ortigales y Garma (1.513 m)


Ahí están también El Monte'l Tambarón y la vega de Fontazán, es la bajada por El Picu Mosquil (1.288 m) al collado de Pan de la Forca (1.038 m), que separa esta parte central del Aramo del Picu la Mostayal (1.305 m), el situado más al norte de la serranía, cuyo topónimo se atribuye lingüísticamente a un teónimo dedicado a la divinidad céltica gala Aramo-onis, así lo presenta el profesor Martín Sevilla Rodríguez en su obra Toponimia de Origen Indoeuropeo Prelatino en Asturias (Real Instituto de Estudios Asturianos, 1980). 


La Toponimia, no siempre ciencia exacta no obstante, le plantea otros posibles orígenes etimológicos, así el doctor Xulio Concepción en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana  (KRK ediciones 2001), sin desdeñar la opción anterior, propone su vinculación a la raíz del céltico ar-, ar-n con su variante ar-m, relacionado con valle y/o agua. En este caso conviene no olvidar que, aparte del agua para pueblos, villas y brañas circundantes, de aquí mana el agua que abastece a la ciudad de Oviedo/Uviéu a través del embalse de los Alfilorios


En lo concerniente a la historia se vincula al Aramo no menos mítico Mons Vindius de la última resistencia astur contra las legiones romanas de Augusto en las campañas de conquista del 25 al 19 a.C. Mons Vindius o del monte blanco, o del dios Vindio, otro teónimo celta al que se le busca relación con el santuario mariano de Bendueños en Lena/L.lena. Si bien es cierto que la geografía y escenarios concretos de las guerras asturcántabras contra Roma están sujetos a numerosas interpretaciones y los nombres transmitidos por los cronistas clásicos abarcan en su ubicación, según el parecer de cada historiador, una amplia franja del noroeste peninsular, desde Peña Sagra y los Picos de Europa hasta las montañas del Bierzo, Ancares y los cordales astúricos


Poco más abajo de La Mostayal se encuentra la Peña la Vara (1.213 m) y Cazminín (915 m). Sobre el embalse de Los Alfilorios, cerrado por un circo de montañas entre las que podemos destacar El Picu Llera (529 m), El Picu Roces (503 m) y a su derecha El Picu Aguda (461 m) y La Torre con El Picu Castiellu (533 m). Toda esta vertiente pertenece al concejo de Morcín


Allí abajo a la izquierda de la foto llegamos a divisar El Torrexón de Peñerudes, torreón medieval en uno de los antiguos caminos que comunicaban el valle del Trubia (y la meseta a través del Puertu Ventana) con la capital asturiana por la vertiente quirosana, al otro lado del Aramo, de Pedroveya. A su derecha están La Cardosa (643 m) y, seguidamente, El Picu la Encina (616 m). Más arriba y a la izquierda del Aramo es El Picu Airúa o Airúa Naval (1.413 m), en el concejo de Quirós, el más alto de la Sierra de Tene, parte de la cual está en el de Proaza


Por ahí va la Ruta de San Melchor, señalizada como GR-106, que sería la que seguiría en su tiempo Melchor García Sampedro, canonizado en 1988, desde su pueblo natal quirosano de Cortes para venir a la capital asturiana. Son 52 kilómetros por uno de aquellos antiguos caminos que por la Cordillera enlazaban con la meseta, en concreto por Babia


En esa zona existe además una de las sendas montañeras más célebres de Asturias, la Ruta de las Xanas, que de Villanueva, en Santo Adriano (valle del Trubia), sube al citado pueblo quirosano de Pedroveya por un hermoso desfiladero cuy nombre evoca a las ninfas asturianas que se aparecen en fuentes, ríos y manantiales


Por los pasos del Aramo, antiguos caminos comunicaban el centro de Asturias y la costa con la meseta por el valle del Trubia y, en la Cordillera, el puerto de Ventana. Por aquí viene el Camín Real de Quirós, ruta de arriería empleada también por los arrieros de la nieve del Aramo, que traían en mulas para proveer, como con la de los pozos del Naranco, a los cafés y boticas ovetenses


Allí, El Torrexón de Peñerúes, en el concejo de Morcín, controlaba esas vías de comunicación. Torre de vigilancia de origen medieval que acaso podría haber sido construida en el lugar de otras más antiguas. Desde allí los señores del antiguo coto señorial allí existente dominarían sus posesiones, que no se integraron en el concejo morciniegu hasta la abolición de dichos cotos en 1827. Es asombroso cómo pese a la distancia se distinguen bien sus paredes de piedra clara cuando les da bien el sol


Más a la derecha está la Sierra de Caranga, concejos de Proaza y Quirós, por cuya base, en el valle del Trubia, al cual cierra por el este, discurre otra famosa ruta, la Senda del Oso, aprovechando la caja del tren minero que enlazaba Trubia, su estación y fábrica de armas con las minas quirosanas y teberganas valle arriba


En la Sierra de Caranga reconocemos muy bien, a la izquierda de la foto, la picuda cumbre de La Forcá (1.111 m), concejo de Proaza y atalaya sobre un gran sector del valle del Trubia y mirador hacia los puertos de la Cordillera Cantábrica entre Ventana, La Mesa y Marabiu


A lo lejos Pena Negra (1.833 m), con El Picu Troncéu a sus pies, en el Cordal de la Mesa, entre Teberga y Somiedo (al otro lado), por donde discurre el Camín Real de la Mesa, antigua vía prehistórica empedrada con la romanización que constituyó durante siglos la principal vía de comunicación entre el centro de Asturias y la meseta


A su derecha, una alomada línea de cumbres protege por el norte dicho camino, que sube desde Torrestío, en Babia. Ahí tenemos El Cuetu Chubisnera (1.676 m) y el Altu'l Cuernu (1.709 m), franja montañosa que vemos cubierta de nieve y que llega a La Pena'l Michu (1.765 m), entre Teberga y Somiedo


Más abajo y más cerca, sobre los tejados de los edificios de Les Campes, es la Sierra de Serandi, prolongación montañosa de la Sierra de Tene hacia el norte, llegando al desfiladero de Las Xanas, sobre Proaza y Santoadriano y la cuña quirosana que constituye, hacia el norte, el pueblo de Pedroveya


A la derecha de las urbanizaciones de Les Campes, en la cuesta de El Cantu, se encuentra el Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) Juan Rodríguez Muñiz, dedicado a este ilustre profesor allandés que ejerció en la ciudad y tiene un busto en el Campo San Francisco


Un poco más allá divisamos los montes de Perlavia y Sierra Blanca, en primer término, que también se yerguen sobre el valle del Trubia, estos en su sector ovetense, el más septentrional; así como, al otro lado, el moscón valle de Sama (Grado/Grau). Luego, en la lejanía, descubrimos más cumbres de la Cordillera, más al occidente


La Sierra Porcabezas es otra por cuyas laderas discurre el Camín Real de la Mesa, entre los concejos de Miranda y Grado/Grau, siendo sus cotas más altas El Picu la Berza (1.434 m), La Cruz de la Sierra (1.161 m), Penas Negras (1.163 m) y el llamado como la Sierra, El Picu Porcabezas (1.210 m)


Aún más lejanas dividamos las montañas del Alto Narcea, hacia Peña Manteiga (1.527 m) y otras cumbres de su cordal, como El Picu L'Hurru. A la derecha asoma algo de la Sierra de Bixega, alturas que veremos muy bien desde La Espina y La Sierra Tineo, más al norte y al paso del Camino Primitivo


Sin movernos del sitio vamos a despedirnos aquí del barrio de La Florida y del Parque Camino de Santiago


Al lado del Hospital Monte Naranco, en El Monticu, asoma un poco el Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, cuyo pionero fue Adolfo Fernández-Vega, quien tras formarse en París como oftalmólogo abrió consulta en 1886, llegando a ser este centro, fundado por sus descendientes, toda una renombrada saga, una referencia a nivel internacional. Resume su historia el periódico El Comercio en este artículo de fecha 4-10-2013:
"Pasan 110.000 consultas y realizan 9.000 intervenciones quirúrgicas al año. El Instituto Oftalmológico Fernández Vega es «la empresa familiar por excelencia» y, por eso, ayer tuvo un protagonismo especial en el primer congreso de Empresa Familiar donde desarrolló una ponencia a cargo del gerente adjunto del Instituto, Guzmán Suárez. 'Más de 125 años de pasión por la oftalmología' fue el título de la charla. 
Suárez explicó que todo comenzó cuando Adolfo Fernández-Vega, un médico que ejerció en Infiesto, decidió en 1886, tras doctorarse en Madrid con una tesis sobre Neumonía, trasladarse a París para estudiar la especialidad de Oftalmología. Finalizada su formación, trasladó su residencia a Oviedo donde ejerció desde entonces como médico oftalmólogo. Su hijo Luis Fernández-Vega Valvidares siguió sus pasos en la segunda generación de oftalmólogos. Los hijos de éste, Luis y Álvaro Fernández-Vega Diego fueron los continuadores de la saga, ya en la tercera generación. La cuarta generación la constituyen Luis Fernández-Vega Sanz y sus hermanos Álvaro y Javier. Ellos fueron los grandes impulsores del Instituto Fernández Vega. Guzmán Suárez explicó que «en los años 90 se produjeron muchos cambios sociales y económicos, hubo más poder adquisitivo y preocupación por la imagen y en ese momento los Fernández-Vega tuvieron que decidir entre el traslado desde Oviedo a otra ciudad, aceptar ofertas de compra que les habían hecho otras compañías o bien, quedarse en Asturias. Decidieron apostar por el Principado, con la construcción del instituto. 
El gerente adjunto del Instituto Oftalmológico Fernández Vega señaló que en 1997 el instituto ocupaba 600 metros cuadrados y ahora tiene una superficie de 12.000 metros cuadrados; daba empleo a 28 personas y ahora tiene 200 empleados, y atendía 25.000 consultas al año y ahora pasan más de 110.000 personas al año por su clínica. Sobre el futuro, señaló que «emprender, innovar y apostar por los pacientes es la mejor garantía de continuidad, y puedo decir que tenemos un equipo y una estrategia con los que vamos a cumplir otros 125 años»


Desde la explanada del pozo regresamos al Camino al pie de El Campón, una de las antiguas caserías de Paniceres



Caminando casi en llano ya continuamos por la carretera de Paniceres, cuyo fin como parroquia independiente vino de la mano de la extinción de la malatería. La iglesia de San Lázaro desapareció tras un fuerte temporal que afectó a sus cimientos en 1782. Adolfo Casaprima Collera incluye Paniceres en términos de la parroquia de Naranco, pero otros investigadores, como Arantxa Margolles Berán y Carlos Fernández Llaneza, dicen quedó integrada en San Pedro de los Arcos



Aún queda efectivamente un poco más de cuesta para terminar realmente la subida de Paniceres, pero ya una rampa muy corta y suave a partir de la explanada



La Peña Llampaya es de nuevo una buena referencia visual para comprobar nuestro avance por las faldas del Naranco



Bajo la pared rocosa de la cima están los campos de La Carnera y, a la derecha, los de La Comuña. Se plantan ocalitos en los antiguos pastos, cultivo industrial con destino a las fábricas de celulosa



Acabada definitivamente la cuesta vemos al fondo ya los tejados de La Trapa, uno de los barrios de Paniceres por los que pasa el Camino


Un poco más atrás se ven las casas de La Pachuca, a cuyos pies, por La Braña, seguirá el Camino


A la izquierda son las casas de la carretera local que comunica Paniceres con Les Campes. Detrás volvemos a ver también el monte El Pando, cubierto de bosquetes



Del cruce a la derecha una fila de casas sube del cruce, sobre el que una palmera delate acaso un pasado indiano, a la derecha por el camino de Ules. Su fachada principal mira al Camino, dando vista a los peregrinos cuando van llegando; la posterior también, desde las que se los ve marchando hacia La Pachuca, el siguiente lugar de Paniceres como hemos dicho



Nosotros seguimos por abajo, de frente al pie de la palmera, en la llamada Avenida Alfonso Molina, cuyo nombre procede de una alegre ocurrencia entre los clientes de un bar que hubo a la derecha, La Trapa, centro de reuniones, tertulias e iniciativas vecinales 


Allí se creó la Peña la Trapa por parte de 25 amigos y vecinos, organizando viajes, comidas y fiestas. Allí un vecino llamado Alfonso amenizaba las veladas de la Peña La Trapa con sus canciones, por eso se le añadió Molina como mote, seguido al nombre, en referencia al cantautor Antonio Molina



Y así quedó en el callejero en el nombre de la Avenida Alfonso Molina que, dado el éxito, animó a la peña a poner el nombre de otro célebre vecino a otra de las calles del pueblo, Calles por decisión vecinal, titulaba La Nueva España del 17-8-2008 la noticia de esta propuesta para el nomenclátor de calles ovetenses:
«Vamos a ponerle una calle a El Cuco». José García charla tranquilamente con Víctor Álvarez junto a uno de los dos bancos de la plazoleta que ocupa el centro de Paniceres. Ambos se sienten orgullosos de homenajear a su vecino, fallecido hace tres años, «por su carácter abierto y su alegría durante los actos sociales». Esta razón es suficiente para que ya estén pintando el azulejo que inmortalizará su nombre en el pueblo más allá del cementerio. 
La peña que hace posible esto se reúne en el bar La Trapa, un lugar «de toda la vida» cuyas estanterías, además de contener las bebidas típicas de un bar, están repletas de embutidos, latas de conserva, chocolate y demás comestibles. Los vecinos consideran éste un lugar emblemático del pueblo. Fue ahí donde, hace 30 años, 25 amigos de la zona que frecuentaban el lugar se reunieron y dieron vida a la Peña La Trapa, que José define como «el centro de la vida social del pueblo. Es una agrupación cultural con la que organizamos actos como comidas, viajes o fiestas. Nos mantiene muy unidos», explica José. «Cuco fue socio desde el principio. Sin duda una persona que no pasó desapercibida, ya sea para lo bueno o para lo malo». 
El criterio para nombrar la calle José Fernández «El Cuco» tiene el precedente en su perpendicular, la avenida Alfonso Molina. Alfonso amenizaba con su voz hace 15 años a los socios de la Peña La Trapa. Esa voz fue la que le dio el «apellido», como un mote puesto a raíz del cantautor Antonio Molina. «Alfonso ganó un festival de la canción y le hicimos una cena de homenaje. Poco a poco nos fuimos animando y se nos ocurrió la idea de dedicarle la calle principal del pueblo», continúa explicando José. Lo que empezó como una broma continúo con una placa pintada a mano con el escudo de Oviedo. De ahí, hace aproximadamente diez años, saltó al callejero oficial del concejo, no se sabe bien si por un error o una casualidad. 
Con la calle de El Cuco piensan hacer lo mismo. «Vamos a colocar una placa igual que la de Alfonso Molina. Que después se haga o se deje de hacer oficial lo decidirá el Ayuntamiento. Para nosotros eso no es lo importante», añade José".

Este cruce con el camino a Les Campes es el de los dos bancos de la plazoleta donde se hablaba de estas decisiones tomadas. Al lado hay una fuente y, poco más allá, un mojón, que nos indica continuar de frente hacia La Braña y La Pachuca por la calle Antonio de Molina, cuyo nombre veremos en las pertinentes placas

















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