"Situada en línea recta a unos quince kilómetros de Oviedo, extiende su gran masa caliza, de norte a sur, desde Peñerudes hasta la collada de la Cobertoria. Cobijan sus tierras agrestes por la parte oriental los concejos de Lena, Riosa y Morcín: limitan su término por la parte occidental los municipios de Quirós, Proaza y Santo Adriano..."
Sus cumbres llegan a pasar de los 1.700 metros de altura, destacando El Gamoniteiru con 1.786, El Barriscal de 1.734, El Gamonal 1.712, El Picu Xistras con 1.775 y Penapodre de 1.631, así como Las Bizarreras de 1.626 y Pelitrón de 1.562
Realmente, a pesar de la altitud y de lo abrupto, toda la serranía es terreno en el que la peña caliza gris comparte espacio con hermosas camperas verdes de grandes pastizales en sus majadas, mayadas o mayeos, si bien, cuando llega el invierno, las nieves cubren esos pastos y el ganado baja al valle, tal y como lleva aconteciendo desde que antiguas civilizaciones pastoriles dejaran patente su presencia desde la más remota noche de los tiempos con sus necrópolis funerarias y monumentos mágico-religiosos, ofrendas y quizás algunas tradiciones y reminiscencias legendarias que han llegado a nuestros días, empezando por buena parte de la misma toponimia
Hoy como ayer El Puertu l'Aramo es zona de ganados en verano, cuando la hierba surge tras irse el manto blanco de las nieves. Pastos y agua para abrevar dieron, incluso en nuestros días, ocasión a rencillas ganaderas en las que se involucran concejos enteros. No en vano parece ser que, por esta razón fue también desde épocas muy remotas una suerte de divisoria natural plasmada posteriormente en las divisiones administrativas o en las mismas isoglosas lingüísticas
Constituye a la vez una suerte de paso entre los valles centrales asturianos del Nalón y Caudal (antaño valle del Río Grande), con los valles del Trubia, al otro lado de estas montañas, así como, cuando el clima lo permite, entre la meseta y el centro de Asturias. Ancestrales rutas de pastoreo, pero también de arriería, trashumancia y peregrinación atraviesan el Aramo y no pocos santuarios parecen cristianizar cultos prerromanos muy anteriores, como es el caso de la Virgen del Alba en Quirós
"El conocido coloquialmente como El Aramo tiene el nombre de un dios celta. Es una sierra de la montaña asturiana que se levanta imponente en el centro de la región. Sus estribaciones comienzan a apenas 20 km de la capital del Principado de Asturias, y se elevan hasta casi los 1800 metros de altura en el alto del Gamoniteiro.
Un enorme accidente geográfico como este no pudo pasar desapercibido a los astures luggones, que vivían en los valles centrales de la Asturia trasmontana. Sus cumbres cubiertas de bruma ofrecen muchas tardes un paisaje espectacular. Las nieves lo cubren con bastante frecuencia durante los meses fríos del año, y de hecho es una fuente de agua potable, entre otras, para la ciudad actual de Oviedo.
El nombre Aramo ha sido identificado como un teónimo. En la línea de explicar la toponimia sacra de muchas de las montañas astures a un lado y otro de la Cordillera. Aramo tiene un paralelismo en un nombre de un dios celta que nos llega a través de la epigrafía.
Dice Martín Sevilla que Aramo, -onis sería una divinidad de culto local, que en la Galia acabó dando un nombre a una localidad (igual que Lugdunum p.ej.)
La imponente muralla divide el centro de Asturias, y la vía de comunicación hacia la meseta corre a los pies de este espacio, sagrado en tiempos antiguos. Quizá es lo que significa Aramo, (bifurcación), ya que en la Galia adquiere ese significado, y Sevilla lo pone en el contexto del culto a los lares viales, tan típico del noroeste prerromano. No se olvidó su carácter en siglos posteriores. En él se ubica el Monsacro (el monte sagrado), que emparenta el espacio sagrado prerromano con el mundo sagrado de la monarquía asturiana. Una pervivencia presente en el paisaje actual.
Estos paisajes del Aramo, del Monsacro y de otros montes y valles al oeste de la capital asturiana son los que acompañan al peregrino en sus primeros kilómetros por el Camino Primitivo, cuyo origen, y acaso el de todos los demás caminos de Santiago, que vinieron después, se halla aquí, en esta zona en el corazón de Asturias
El Camino Primitivo, nada más salir del casco urbano ovetense, camina por la ladera sur de otra montaña totémica, El Monte Naranco, viendo sus estribaciones occidentales, La Peña Llampaya (561 m) desde la Avenida Alfonso Molina, en el lugar de La Trapa del pueblo de Paniceres, antigua parroquia extinguida en 1782 con la ruina de su iglesia parroquial y la extinción de la antigua malatería de San Lázaro de Paniceres, leprosería que existió unos 500 años en este lugar del antiguo Camín Real de Galicia o Camín de Grao
Esta idea vecinal se plasmó prontamente en el callejero y pasó a ser denominación oficial de este tramo del Camino. Más tarde los vecinos repitieron la iniciativa con otro personaje local, El Cuco, si bien en esta ocasión no parece haber pasado al nomenclátor oficial
"Un protector de las encrucijadas de los caminos, se le recuerda en el monte Aramo, llamado en su honor (sagrado por antonomasia para los astures, situado entre los concejos de Morcín, Riosa, Quirós y, en menor medida, Lena, Santo Adriano y Proaza), en donde hay una importante necrópolis dolménica y por lo tanto ya era un lugar sagrado antes de la época castreña en la Edad de Bronce. Su nombre significa "cruce de caminos" o "bifurcación".
"... palabra indoeuropea sería la que sirvió para designar El Aramo: la masa rocosa sobre El Sosechar, Los Pumares, Peral..., aunque extendida a toda la cumbre entre Quirós y Morcín.
Martín Sevilla ha estudiado la voz detenidamente. Cita en principio el teónimo galo Aramo, lo que indicaría la presencia de esta cultura en nuestras montañas. El mismo autor recoge otras interpretaciones (Pokorny) de Aramo, a partir de una posible voz indoeuropea, reconstruida como *aramo, con el sentido de 'bifurcación de caminos', donde se rendiría culto a la citada divinidad.
Y hay otras interpretaciones aún (prerr. *ar-m-, 'valle', conjunto de valles). El Valle de Aram (Pirineos) se interpreta como una redundancia por sucesión de culturas; en realidad, 'valle de valles', o algo parecido. O la del lat. aerāmen (‘objeto de bronce’), apoyada en que L’Aramo siempre fue lugar de yacimientos de cobre (Arias, Toponimia..., p. 751). Pero las minas de cobre de Teyeo, por ejemplo, se documentan con vestigios de varios milenios antes de los romanos, de modo que el monte ya habría de tener nombre asignado, por supuesto.
Más tarde, la importancia del nombre La Cobertoria (la del alto y la del valle) habría desplazado, con el tiempo, al topónimo Aramo hacia el picacho inmediato, y por extensión, a toda la cadena que le sigue más al norte.
En todo caso, se trataría de un primitivo culto a un lugar del monte próximo a los enterramientos hace unos años descubiertos en la necrópolis megalítica, localizada por toda la línea divisoria de Lena con Quirós: El Prau Chagüezos, La Campa los Fitos, La Cochá Cimera y La Mata'l Casar , Chan de los Fresnos.. (catalogados y excavados algunos).
El Aramo designaría, en fin, el culto a una divinidad, en la bifurcación del camino que cruza todo el cordal en dirección al centro de Asturias: cordales hacia los valles de Riosa, Mieres, Quirós, Lena. O un conjunto de valles altos, los pequeños tollos, que siempre caracterizaron el monte y todo el entorno de L'Angliru ('lugar anguloso, con abundantes ángulos, esquinas, recovecos en el terreno).
Hoy, L'Aramo (L'Aremu, para los más arraigados) es un conjunto de brañas a medias entre riosanos, morciniegos, lenenses y quirosanos: Espines, La Paradiecha, Los Veneros, Los Pumares, Los Fitos, Cuevas, Gamoniteiru, El Barriscal, Zanzabornín, Robles, Fompedrín, Vatsongo, Tresnona, La Gamonal, L'Angliru... Fue, y en parte sigue siendo, lugar preferido por el ganado en el verano, dada la calidad de sus pastos, y a pesar de la escasez de agua en pleno estío. Un puerto entrañable para los vaqueros y vaqueras tiempo atrás, como recoge la copla:
Adiós, Acebín del Vatse.
Adiós, Fuente Braña Vieya.
Adiós, puerto de L'Aramo,
Adiós, cabana cimera"
"Si en asturiano verano se reduce a branu por caída normal de protónica, desde veraniego ('lo relativo al verano') se ha de llegar a braniego, aunque sea sólo en el uso toponímico. Por lo mismo branar es 'mantener las vacas en el verano'. En el uso común se mantiene veraniegu ('el que va con poca roca'). (...)Sería un caso más derivado del latín vulgar veranum tempus (antes 'tiempo primaveral'), aplicado al 'final de la primavera', frente al estío ('segunda parte del verano'): no coincide con el verano actual, por tanto. (...)En resumen, la distinción verano / estío era imprescindible en aquel entorno rural de las montañas, cuando había que subir los ganados al ritmo marcado por los tiempos: hoy se llama verano a los dos períodos entre mayo y septiembre (no hay estío en las palabras."
Pero antes de seguir, mirando atrás, tenemos este paisaje brañero de grandes prados donde pasta el rebaño de vaques roxes, las razas autóctonas asturianas, campos regados por El Regatu Ules. A la izquierda vemos los edificios de la ciudad en los barrios de Olivares, Buenavista y El Cristo
Más abajo a nuestra derecha otro enclave urbano es el de Les Campes, al pie de El Cantu, donde estuvieron también las caserías de Casarín, Llampaza, La Casa la Laxa, La Casa'l Llobu, La Casa Bayetes...
Una línea de arbolado ribereño delata el curso del Regatu Ules, que pasa subterráneo bajo la Avenida Alfonso Molina y se une cuesta abajo con El Regueru Boo en La Fuente la Plata, formando El Ríu la Maxuca, que forma el valle en el que se ubican los barrios de Les Campes y La Florida
En Olivares reconocemos el Estadio Carlos Tartiere del Real Oviedo, inaugurado en el año 2000 para sustituir al anterior, situado en la llamada Parcela Buenavista, donde se había inaugurado en 1932 en lo que aún era una pequeña aldea de la parroquia rural de San Pedro de los Arcos. En él se construyó el Palacio de Congresos, cuya gran 'visera' blanca se reconoce bien en la distancia
A la izquierda del Carlos Tartiere se encuentra el Estadio Hermanos Llana, del Astur Club de Fútbol, bajo los edificios de Buenavista. Al pie de la casería en primer término asoman algunos edificios de La Florida, zona de expansión del casco urbano, por donde hemos salido de la ciudad para subir a Paniceres
En Olivares predominan aún las viviendas unifamiliares y, entre ellas, algunas caserías tradicionales con hórreo, aunque lo que más va proliferando es la topología residencial tipo chalet, bien individuales o bien formando calles, grupos y colonias. Más arriba, en El Cristo, la zona más alta de la colina de Buenavista, hay más bloques de pisos, además de ser donde se construyó el campus universitario
Y esta es la Facultad de Enfermería y Fisioterapia, otro de los edificios del Campus del Cristo
Les Cortines, una de las antiguas caserías de Olivares, donde la construcción crece. Estos barrios al oeste de la ciudad empezaron a urbanizarse ampliamente a partir de la Guerra Civil, cuando la necesidad de vivienda se hizo perentoria dada la destrucción casi completa de los barrios en torno al centro histórico, los cuales fueron primera línea de frente durante más de un año
Seguimos camino por La Braña, una de las antiguas caserías de la extinguida parroquia de San Lázaro de Paniceres y que sigue formando parte del pueblo
A nuestra izquierda, la ladera norte de El Pando. Estamos en uno de esos trayectos, tan abundantes en los caminos de Santiago, en los que, pese a pisar asfalto, andar por ellos es sumamente placentero, rodeados de campos y bosquetes
Hermosa fila de árboles a nuestra izquierda, acaso 'supervivientes' de los que antiguamente daban sombra al Camín Real o Camín de Grao
Hay otra curva bastante cerrada, ahora a la derecha, al pasar a la altura de esta casa, mientras el camino sigue en bajada hacia el pequeño valle del Matamurrión
Valle arriba y ante nosotros La Cuesta les Campes, con las caserías de El Regueru y, más arriba, El Carbayu, en el camino que sube a Villamorsén, donde se han hallado restos posiblemente del tiempo de los romanos, no en vano los topónimos villa hacen referencia a antiguas villae agrícolas
Nuestro Camino de Santiago no sube tanto, va por los setos que vemos más abajo, que lo separan de los prados que caen hacia el regato por un pastor eléctrico
Aguas arriba, la vegetación fluvial forma un frondoso bosque ribereño; pasamos ahora encima de su curso cuando empezamos de nuevo a subir
Esta es una hermosa estampa de los prados cuesta arriba y arriba en lo alto La Peña Llampaya, de llampa, una palabra con diferentes acepciones orográficas pero que aquí valdría la de "pendiente con pastos, pero con piedra" que explica Xulio Concepción. Por su parte el también profesor y erudito filólogo Xosé Lluis García Arias nos da esta explicación en Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"El asturiano llampu, a, o se aplica, entre otros usos, al terreno liso, raso, despejado. Se trata de una palabra del mismo origen que el portugués lampo, castellano lampiño, palabras que han de justificarse desde un étimo con L-. También el asturiano llampa tiene usos nominales dado que se define como ‘cuesta inclinada’.
En cuanto al otro nombre por la que se la conoce, La Peña'l Cuervu, puede parecer se deba a la presencia de dichas aves en sus peñascales, pero no se descarta, como en tantos topónimos similares, una raíz prerromana kor o korb 'piedra' o del latín curvus 'curvo', 'encorvado'
Seguimos bajando en recto pero al llegar a la altura de aquel cobertizo tomaremos un camino que sube a la derecha por El Caleyu, al sur de El Carbayón
Los árboles forman aquí un hermoso y romántico puente vegetal que llamará la atención a los peregrinos de espíritu sensible, observadores o, al menos, que no vayan con demasiadas prisas ni prisioneros del reloj, saboreando cada paso y cada instante, algo no siempre fácil de conseguir
Esta multitud de cruces y desvíos del Camino Primitivo en zonas de bastante vegetación hacen que no sea recomendable caminarlo antes del amanecer pues aunque fuésemos con linterna es fácil despistarse. Esto es común a otros muchos caminos
En torno a la fábrica, tristemente cerrada en 2015 tras llevar el nombre del lugar con prestigio por todo el mundo, se configuró un núcleo urbano en lo que era llamado Cuatro Caminos, desplazándose hacia él el centro de la parroquia, antes algo más al oeste, en Villaverde, donde estaba la iglesia antigua. Se construyeron casas para obreros y sus familias y luego viviendas de pisos y urbanizaciones
Aquí por ejemplo tenemos en barrio de La Cruz, donde se encuentran las casas de pisos de El Bloque, en la carretera de La Lloral a San Roque, otros barrios de la parroquia. Adolfo Casaprima Collera nos informa que "antiguamente existía una cruz de piedra o crucero en el entronque de la carretera a San Roque con la que se dirige a Villamar, donde hoy se levanta una nueva urbanización de chalets adosados. Hay lavadero público".
Más a lo lejos El Picu Canales (546 m), El Picu la Cueta (588 m) ya en territorio moscón (de Grado/Grau)
Se reconocen bastante bien, más allá de Les Canterones de Sograndio y de la Sierra de Buanga con El Picu Bobia (699 m) y el Piantón (751 m) separando los valles del Trubia y del Sama, al sur de los puertos de Marabiu y San Lorenzo
"divinidad indoeuropea Vindos (el color blanco, el Sol); latinizado en Vindonnus: el dios blanco, el dios Sol, la divinidad gala; el culto a los elementos imprescindibles de la Naturaleza (que diría Fernando Pessoa): el culto a la luz, al calor necesario para que se derritan las nieves y comience a florecer todo de nuevo en primavera. Porque sin la luz, sin el calor del sol tras el invierno, era imposible la vida en las montañas más altas. Eran otras las necesidades, a las preocupaciones y los tiempos..."
Más allá de las nieblas mañaneras que suelen cubrir el valle del Nalón a partir de su unión con el Trubia y el Nora en dirección a Peñaflor y Grado/Grau, una línea de cumbres que se extiende de sur a norte señala el paso de esta cuenca fluvial naloniana con la del Narcea: los altos de El Freisnu y Cabruñana, paso del Camino hacia Cornellana y Salas
Realmente estos picos son los que están justo al sur de El Freisnu, paso del Camino oficial: de derecha a izquierda, que es como decir de norte a sur: El Picu l'Esqueiriz (532 m), El Picu las Peruyales (671 m) y El Picu Pedroliu o Pedroriu (787 m), por donde discurre el ramal más antiguo del Camín Real de la Mesa, acaso su vía romana o mismamente prerromana, por su línea de castros de las cumbres que, desde el puerto, busca la línea recta hacia el mar en la desembocadura del Nalón, en cuya ría y al lado de su confluencia se encuentra Pravia, antigua Flavionavia, 'la dulce capital' de los reyes Silo y Adosinda y, acaso antes, de los astures pésicos
Dicha serranía es llamada Sierra de Miranda o del Pedroriu. Más atrás es la del Courío, puerta del alto Narcea
Más al la izquierda, cierra dicho valle del Narcea por el este la Sierra Begega o Bixega, cuya cota cimera es El Picu las Cobertorias (1.112 m)
Fácil de identificar por su parque eólico y por su forma, con Las Cobertorias en medio, a la izquierda Los Picos Prietos (1.056 m) y El Picu Caunéu (1.087 m) y, a la derecha, La Pena l'Urru (1.067 m) y El Picu la Bobia, existen en dichas cimas necrópolis megalíticas y señales de minería del oro, según señala la Enciclopedia del paisaje de Asturias, que informaba que por entonces (año 2003) aún existían en sus laderas brañas vaqueiras que practicaban la trashumancia. Por entonces diversas empresas volvieron a explotar los yacimientos auríferos del lugar con métodos industriales
Volvamos a lo cercano, a Miramar y valle y parroquia de San Claudio o San Cloyo, con Niévares, Beloviu, La Navaliega y el Valle en lontananza, en una colina
Un poco más allá se encuentra Villaverde, donde estuvo como hemos dicho la cabeza de la parroquia, con su iglesia, y sigue estando el cementerio. Justo después está El Cotayón con La Planadera, solar de un castro astur, antecedente poblacional estable de las actuales aldeas. El lugar es llamado también El Prau los Castros
Desde él se dominaba todo este territorio en torno a la confluencia de los ríos Nora y Nalón con sus valles y pasos naturales, terrestres y fluviales. Compartimos parte de su ficha en la web ArqueoAstur del arqueólogo Eduardo Pérez-Fernández:
"Historiografía
Identificado en 1965 por José Manuel González y Fernández Valles, siendo añadido a su catálogo de castros de 1966. Incluido en el Inventario Arqueológico del concejo de Uviéu elaborada en 1984 por Beatriz Junquera Lantero. El yacimiento también ha sido descrito por Pedro Chaín y Miguel Ángel López Blanco en 2002 y Alfonso Fanjul Peraza en 2004.
Régimen de Protección Legal
Incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) del 23 de diciembre del 2013 y en el Catálogo Urbanístico del concejo de Oviedo-Uviéu.
Descripción Arqueológica
Se localiza en una elevación aislada a una altitud de 214 m.s.n.m.s, sobre el río Nora. Recinto de planta triangular de unos 150 x 60 metros de longitud conformado por una gran explanada de forma ovoide ceñida por un talud en el sector septentrional y desfigurado en las laderas E y S. En la parte alta se documentó una acumulación pétrea en forma de cono sobre la que se construyó un bunker de 10 x 4 metros, una trinchera y una estructura pétrea no definida de complicada interpretación (Junquera Lantero, 1998).
Según descripción de Pedro Chaín y Miguel Ángel López Blanco en 2002, el recinto, localizado en la parte alta de la elevación, recibe el nombre de Prado de los Castros. En el sector occidental se documentaron los restos de una construcción de 1,5 metros de altura que alterna sillares y lajas planas de piedra, interpretada con dudas como parte de una muralla o torreón. En el flanco septentrional también se reconocieron restos de derrumbes y roca tallada. También se identificó un posible acceso al recinto en el sector SW, junto a un camino moderno (García Chaín y López Blanco, 2002).
También ha sido descrito como castro de grandes dimensiones y planta alargada de 120 x 70 metros, defendido por un bastión en el flanco occidental del que quedan abundantes derrumbes, y la pendiente natural en el resto de frentes (Fanjul Peraza, 2005, 2014)
Cultura Material
Hacia los años 30 del siglo pasado se descubrió una moneda sin clasificar que en la actualidad se encuentra desaparecida (González y Fernández-Valles, 1976; Maya González, 1988; García Chaín y López Blanco, 2002). Durante la prospección de 2002 se recuperó en superficie material cerámico oxidante muy tosco de datación poco precisa (García Chaín y López Blanco, 2002).
Periodización
Posible ocupación romana (Maya González, 1988). Reutilización durante la Guerra Civil.
Estado de conservación
Construcción de un bunker que afecta a 15% del conjunto (Junquera Lantero, 1984; García Chaín y López Blanco, 2002)".
Es muy llamativo pues que un enclave tan estratégico hubiera sido empleado varias veces con objetivos similares, dominar el territorio inmediato. En cuanto a Villamar decir que se trata de uno de tantos topónimos en villa que delatan villaes agrícolas tardorromanas o altomedievales; la 'villa de Mario' o Marius

Justo en medio de la foto está la capilla de Santo Domingo de Guzmán, en el barrio de La Torre

Prado abajo, líneas de alambradas con sus estacas y cables revelan los usos ganaderos predominantes aún en el espacio agrícola
"Antiguamente servían sus prados para celebrar la romería de San Roque, de ahí el nombre que se le ha dado ahora al barrio que ha crecido, a 180 m de altitud, en torno al cruce de caminos que supone, y que le sirvió el nombre popular de Cuatro Caminos (...) a Ponteo al norte; calle San Roque, al este, hacia Oviedo; calle de la estación o de la fábrica, al sur, hacia Rivero; y calle de la iglesia, al oeste, en dirección a La Barrosa. En la actualidad, al haber perdido Villaverde el eje catalizador que suponía el viejo templo y haber crecido las nuevas urbanizaciones en torno al cruce de caminos y cerca de la fábrica de loza que sirvió de revulsivo para el crecimiento de San Claudio. Así, en sus terrenos se encuentra el centro de salud, las escuelas públicas, el centro social municipal, la biblioteca municipal y la piscina municipal descubierta. Recientemente se ha urbanizado una plaza al este del cruce de caminos, en la que se ha instalado una fuente de agua potable. Existe otra igual en el cruce que separa las carreteras de La Cabaña y La Barrosa, cerca del centro social. En los prados vecinos se celebra el 16 de agosto y fin de semana próximo fiestas en honor al santo que da nombre al lugar."
El edificio se encuentra en el cruce de la Carretera de Oviedo o Carretera de San Claudio con la AS-371 o Carretera del Escamplero y con la calle Prudencio Fernández Pello, ex-presidente del Banco de Asturias y de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Oviedo. Un parque infantil lleva también su nombre al lado de este bloque
No nos cansamos de admirar este completo panorama de aquel valle rural que fue industrial con la Fábrica de Loza de San Claudio y, antes aún, con los artesanos del barro de les teyeres o tejeras que trabajaban con su tierra y preciada tierra arcillosa de la misma manera que, al otro lado del río, lo hacían, y hacen, los canteros y picapedreros
Cuesta arriba a nuestra derecha antiguas caserías reformadas y nuevas viviendas unifamiliares y chalets muestran los usos más residenciales también aquí, en la ladera meridional de La Peña Llampaya

Esta es, por ejemplo la Casa El Caleyu, con un larguísimo corredor orientado al este, a la salida del sol
Paisaje avanzando el verano, con los prados recién segados y agostándose al sol, cuando le hierba verde se torna amarilla y seca. Más abajo son los bosques de El Monte'l Tío, Collanes y El Gorgoyu en la zona de Tresllames, al norte de La Lloral. Fijémonos al sur en la larga loma de la parroquia de Santa Mariña de Piedramuelle, extendiéndose linealmente de este a oeste
Llegando a una de estas antiguas caserías, con su casa, cuadra y cobertizos, va acabando este primer tramo de cuesta en El Caleyu
"El protagonista privilegiado de estas celebraciones era, sin lugar a dudas, el Tararu. Y la quema del mismo tiene todas las apariencias de una ceremonia ritual. Sabemos, en efecto, que Tarmus/Tarmis era el dios de la guerra en las Asturias de la época prerromana. Por asimilación y al igual que los dioses de otras latitudes, el Trararu/Tarano lo era también del trueno y de las tormentas 18. El Monsacro, por su asperidad y singularidad reúne todas las condiciones para ofrecer un lugar idóneo de entronización a una divinidad dotada de semejantes atributos.En la época romana la divinidad indígena fue asimilada a la de lupiter Tonans. El Monsacro se convierte de ese modo en la morada del dios romano central, el padre de los dioses, señor también de la tormenta y vinculado significativamente al sol 19. Los famosos cardos del monte de Morcín adquieren así un valor taumatúrgico y hierofánico, «como símbolos del sol divinizado. Las fogatas de las noches festivas de julio, las fiestas, de Tararu, con una funcionalidad práctica evidente en los siglos más modernos, quizá tuvieran además connotaciones cultuales, relacionadas con el Iupiter, dios-sol.Hogueras, danzas, música, quema estruendosa de Tararu, explosiones de júbilo. NO recuerdan las manifestaciones de una celebración con resonancias orgiásticas? Todo hace pensar así, sobre todo. si tenemos en cuenta también que la cumbre de Monsacro era un lugar funerario y sacro desde la antigüedad.La destrucción ignea de Tararu en el contexto celebrativo cristiano nos recuerda las fiestas de destrucción y reintegrocón cósmica, que cada año abrían la posibilidad de comenzar una época nueva, un tiempo nuevo esencialmente diferente: «el instante prodigioso en que una realidad ha sido creada o se ha manifestado plenamente por primera vez».Los cristianos que celebraban al principio la muerte de Tararu pretendían seguramente -tal vez sin tener una conciencia refleja de ello- acabar para siempre con una divinidad pagana, entronizando en su lugar a santos portadores de sacralidad cristiana. Con el paso del tiempo, los ritos primitivos quedarían convertidos en gestos folklóricos, vacíos de contenido y significación religiosa.Esta interpretación que damos a la fiesta del Monsacro, apoyándonos en las aportaciones de la fenomenología religiosa, se hace más verosímil aún, si tenemos en cuenta que Tararu moría quemado cada año de forma estruendosa el día de Santiago: el Apóstol llamado Boanerges, el hijo del Trueno, cuyas virtualidades bélicas pertenecen también al rico acervo de las creencias medievales".
"San Claudio es una parroquia y lugar del municipio de Oviedo con tradición ceramista desde tiempo atrás, pues ya en 1890 existía allí la Cerámica Asturiana S. A., una tejera mecánica que producía ladrillos, tejas y otros productos juntamente con otras empresas del ramo. Esta situación provocó el entorno adecuado para el nacimiento de una fábrica de loza fina de mesa que llegó a ser la segunda más importante de España. En 1901 D. Senén Ceñal adquiere las instalaciones de una antigua industria de cerámica en San Claudio teniendo en cuenta las ventajas que proporcionaba para el desarrollo de la misma el suministro de agua, carbón y las buenas comunicaciones. Contó con el apoyo de banqueros locales y crea la fábrica de loza de San Claudio que destacó por su modernidad y por los diseños y decoraciones de cerámica esmaltada y la calidad de sus piezas llegando a ser una empresa con nombre internacional.
La primera Guerra Mundial repercutió negativamente en la producción, pero logró remontar de la mano de una familia de industriales de la zona, dirigida por D. José Fuentes y así quedó construida la «Sociedad Fábrica de loza de S. Claudio S.A pionera en la decoración de calcamonías bajo esmalte, técnica desconocida hasta entonces. A finales del XX se internacionaliza llevando su mercancía a los mercados de Italia, Chile, República Dominicana, Marruecos, Polonia y Finlandia.
En 1994 el Museo de Bellas Artes de Asturias organizó una exposición titulada «La fábrica de loza de San Claudio 1901-1996» (Archivo Histórico Provincial ) y en 2009 fue declarada «Bien de interés cultural» a propuesta de la Consejería de Cultura, Industria y Turismo, por acuerdo del gobierno del Principado de Asturias con la categoría de conjunto histórico.
Con el paso del tiempo llegaron lozas muy baratas de China y los cambios de hábitos de los consumidores iniciaron su declive hasta cerrar sus puertas 2009, el 30 de abril, después de 108 años de actividad y de exportar el nombre de San Claudio por toda la geografía nacional e internacional. Su último propietario, Álvaro Ruiz de Alda trasladó todo a Marruecos. En la actualidad es un vertedero «de fabricar 10000 piezas diarias a ser un foco de basura».
En primer termino Villamar, con su carretera local y su barrio de Les Pedroses a la entrada desde La Cruz y carretera AS-375. Más adelante La Cruz, donde hay algunos edificios de pisos y, un poco más abajo y a su izquierda, algunas urbanizaciones que caen hacia la vega donde estaba la Fábrica de Loza de San Claudio, en cuya web, aún operativa, leemos lo siguiente:
"San Claudio se funda en el pueblo del mismo nombre, junto a la ciudad de Oviedo, donde funcionaban desde tiempo inmemorial otras empresas de cerámica, lo que creó el entorno adecuado para la fundación de la segunda empresa de loza fina de mesa que se desarrolló en España.
En este marco, en el año 1901 D. Senén Ceñal, con el apoyo de los banqueros locales que han logrado gran fuerza merced a la industria minera y metalúrgica que se desarrolla en la región, adquiere las instalaciones de una antigua industria cerámica para crear la para entonces muy moderna fábrica de loza inglesa de San Claudio.
Desde sus inicios San Claudio se caracterizó por las técnicas de decoración cerámica bajo esmalte más avanzadas de cada época. La decoración bajo esmalte es la única forma de garantizar que la decoración y colores permanecerán inalterables para siempre."
"A pesar de que el crecimiento metropolitano de Oviedo se ha orientado hacia el Noreste, engarzando las dos ciudades principales de la región y creando un eje que incluye los concejos de Siero, Noreña y Llanera, la difusión del crecimiento urbano de Oviedo alcanza también al Oeste del casco urbano, que se ha ido estirando desde la Argañosa, siguiendo la vieja carretera de San Claudio.
Es una difusión relativamente reciente, largo tiempo limitada por las deficientes comunicaciones por carretera y el olvido del antiguo eje ferroviario industrial, abandonado y amenazado ante la incomprensión de su potencialidad como modo de transporte metropolitano, tratado casi como un estorbo urbano o como solar de operaciones urbanísticas al uso. Es una característica negativa del crecimiento urbano de Oviedo su desarticulación de las redes básicas de transporte, con proyectos largo tiempo postergados por diversas razones, necesarios para evitar el habitual colapso del tráfico rodado en todo el oeste de la capital. San Claudio ve pasar la autovía junto a su casco urbano, pero no dispone de enlace a ella, a pesar de ser uno de los núcleos destacados de Oviedo. Tampoco existe salida al tráfico rodado hacia Avilés y la costa por el oeste del Naranco y el maltratado ferrocarril afronta un futuro más que incierto.
San Claudio y Trubia son dos localidades surgidas en torno a establecimientos industriales que forman parte del patrimonio histórico de la región, la histórica fábrica de cañones y la de loza, en torno a los cuales se instalaron y crecieron barriadas de trabajadores superpuestas al poblamiento rural, áreas empresariales y notables equipamientos y servicios públicos. Estos núcleos industriales de la periferia de Oviedo han ido evolucionando hacia localidades metropolitanas de función residencial, amparadas por el crecimiento urbano de la capital y la puesta en el mercado de viviendas a precio más asequible que en su casco urbano. Lo que ha permitido el crecimiento de San Claudio, como continuación de los desarrollos urbanos de La Florida y de Las Campas, hoy ya prácticamente ensamblados en una sola localidad. (...)
San Claudio ha ido aumentando su población, participando de la difusión metropolitana ovetense. La población de la parroquia ha aumentado de 2.393 a 2.575 residentes en la última década. Los mayores incrementos se localizan en aquellos núcleos que han acogido desarrollos urbanísticos de entidad, en la tipología de vivienda colectiva, destacando San Roque, La Cruz y San Claudio, por encima de Las Mazas, La Lloral y otros, hasta completar 26 núcleos, algunos de poblamiento semirrural en transformación rápida. Se necesita, también aquí, una actualización del nomenclátor oficial que recoja la actual realidad urbana.
Lamentablemente el crecimiento urbano se ha llevado por delante buena parte de la estructura tradicional. La propia fábrica de loza está abandonada. Un ejemplo más de la progresiva desaparición de buena parte de la industria tradicional asturiana y del desapego creciente hacia el mundo industrial asturiano. Algo a revisar con urgencia, porque si algo necesita Asturias en estos momentos es volver a pensar en una estrategia industrial que mire hacia el futuro y en el impulso del debilitado tejido empresarial. Volver la mirada a la economía productiva y cerrar definitivamente el ciclo de las operaciones especulativas."
Volvemos a ver la iglesia parroquial de Santa María, con algunas de las casas a la entrada del barrio de La Cabaña a sus pies. Al fondo asoman los tejados de Cimavilla y, arriba a la derecha, Les Eres
Como hemos dicho, la iglesia fue construida tras la destrucción de la antigua, sita algo más al oeste, en Villaverde, en la Guerra Civil. De ambos templos compartimos parte del artículo que les dedica Románico digital:
"LA REFERENCIA MÁS ANTIGUA que se conoce a la iglesia de Santa María de San Claudio aparece en un documento fechado en abril del año 1086 según el cual Osorio, Pelayo y Elvira Froilaz, hijos de Froila Osoriz, donan a la iglesia de Oviedo diversos bienes, incluidos aquellos que se encontraban secus flumen Naura ecclesiam Sancti Claudi. Una nueva referencia documental la aporta un testamento de 1104 en el que Doña Gunterodo Osoriz dona a San Salvador de Oviedo diversos lugares y propiedades, entre los que figura el monasterio sci claudi iuxta flumen Naura. Nuevas menciones del topónimo, citado como San Cloyo o San Clodio, se repiten a partir del siglo XIII, aunque no se refieren directamente a la iglesia.La actual iglesia parroquial de Santa María, de carácter neohistoricista y planta de cruz latina, fue construida más próxima a la población y algo distanciada del lugar de culto original. De la antigua iglesia, que quedó destruida durante la guerra civil, solamente han llegado hasta nuestros días algunos capiteles, de buena factura, que se conservan en el Museo Arqueológico de Asturias. En 1949 J. Manzanares visitó la primitiva iglesia de San Claudio que, aunque en ruinas, aún se mantenía en su emplazamiento original.En el momento de su destrucción, el templo conservaba buena parte de su fábrica románica, a la que se habían añadido en los siglos XVI y XVII la sacristía y la capilla del Rosario. Se trataba de una iglesia de nave única y cabecera semicircular; como era habitual, la nave estaría probablemente cubierta con techumbre de madera a dos aguas, y el ábside, ampliado posteriormente con remate de testero recto, con bóveda de cañón."
Las casas de los barrios más poblados se disponen en la zona más llana, tal que aquí, en La Cai d'Allá, las casas a la salida de Villamar, que miran al antiguo solar de la primitiva iglesia, en Villaverde, así como al Prau los Castros, origen poblacional de la parroquia
Y es que, por el valle, es muy posible hubiera existido otro antiguo camino hacia el occidente, alternativo a este, que cruzaría el Nora en San Pedro de Nora, donde hay una famosa iglesia prerrománica, o bien el Nalón en Udrión, donde existe el topónimo La Barquera. No es un Camino oficial ni señalizado pero peregrinos conocedores de la zona lo han hecho opcionalmente
"A mediados del siglo XIX se había visto interés estratégico en conectar la Fábrica de armas de Trubia con la de Oviedo y con la red ferroviaria convencional. El primer proyecto para conectar la fábrica de Trubia mediante ferrocarril data de 1852 y se debió a su director, el general Elorza. El proyecto planteaba una conexión ferroviaria con un puerto y con las minas que la fábrica poseía en el concejo de Riosa, para sustituir el transporte por camino carretero.
Una ley de 12 de enero de 1877 declaraba comprendida dentro de la ley de 2 de julio de 1870 «el ferro-carril que, partiendo de Oviedo y pasando por la Fábrica nacional de Trubia, vaya a terminar en la villa de Pravia», lo que permitía al gobierno subvencionar su construcción, con una previsible extensión hasta el puerto de San Esteban de Pravia. Finalmente, por una ley de 19 de diciembre de 1879 del Ministerio de Fomento, se autorizó al gobierno la concesión de la construcción de la línea de Oviedo a Trubia, perdiéndose el tramo que conectaba Trubia con Pravia. La concesión se otorgó a la Compañía de los Ferrocarriles de Asturias, Galicia y León, compañía que construye la línea y la abre al público el 30 de abril de 1883.
La línea partía de la estación de Oviedo, donde conectaba con la línea en construcción León-Gijón, cuyo trazado se completaría un año más tarde al abrirse la rampa de Pajares. Abandonaba la ciudad paralela a la antigua carretera a Grado[hasta alcanzar el valle del arroyo de Llápices (o San Claudio), afluente por la izquierda del río Nora. Atraviesa la localidad de San Claudio y en las proximidades del Nora su trazado describe una curva a izquierdas y, mediante el túnel de La Boza, pasa al valle del Nora. En las proximidades de San Pedro de Nora abandona el valle del Nora para situarse en la margen derecha del río Nalón, por el túnel de El Estrecho. Con rumbo sur atravesaba un nuevo túnel, La Peña, para alcanzar las proximidades de Trubia y cruzar el río Nalón mediante un puente metálico. La estación se situaba en la margen derecha del río Trubia, enfrente de la fábrica de armas, pero en la orilla contraria".
"Asturias es, dentro del territorio nacional, la región de la más fuerte y poderosa orografía. Mucho más que dilatada marina y Costa Verde, más que la serie de valles espléndidamente ubérrimos y siempre en lozanías inmarcesibles, es la verticalidad y la cumbre en ensamble y sucesión. Es la Montaña por antonomasia, la montaña eterna que es como el símbolo consustancial y determinante de su naturaleza y paisaje".
Si bien sensiblemente más pequeño y bajo que el Aramo, el Monsacro o monte La Madalena tiene, como aquel, una altura bastante similar en su línea de cotas cimeras. Ya hemos hablado de los 1.060 m de El Llenu Vellar y de los 1.055 m del Cuitu Rumiru, pero ahí tenemos asimismo La Fayona, El Cantu la Sierra, El Rozu la Espina y, a la izquierda y bien reconocible, El Picu Marieyu (979 m). Entre ellos se extiende la campera de Les Capíes, las capillas de la Magdalena, al final de La Cuesta la Llorera; y de Santiago, situada algo más arriba y en cuyo Pozu de Santu Toribio la tierra se decía tenía propiedades milagrosas
Cercana a la de la Magdalena, que da también nombre al monte, La Madalena, se encuentra La Campa les Flores, "relacionada con los 'cardos de la Santa', cuyas virtualidades prodigiosas ya hemos indicado más arriba. En ella tenía lugar la celebración del sacrificio ritual del Tararu", leemos en Toponimia y tradiciones del Monsacro. Otro paraje sumamente importante es La Covarriella, que "era el lugar de reunión en la romería del día de Santiago. A ella recalaban los romeros desde la Campa de les Flores para poner broche final a las celebraciones". En las inmediaciones de la capilla de la Magdalena está asimismo La Cueva les Bonetes:
"Pequeña oquedad natural, en las primeras estribaciones de la sierra de La Fayona, a la derecha del camino que conduce a los picos elevados del Monsacro por Vallina Monxa. Este topónimo, el mismo de Vallina Monxa, la llamada Cueva I'EmitaÍiu, pegada a la iglesia de La Magdalena, el Preu o Güertu I'Ermitañu, un cercado próximo a la capilla de Santa Catalina y varias denominaciones relativas a huertos: el Güertu, sito en la vertiente norte del Monsacro o el Güwtu Mingu, un pequeño recinto, a la izquierda de Vallina Monxa, cercado por paredes naturales de roca y de difícil acceso. parecen estar aludiendo de manera implícita a la presencia de ermitaños o monjes en este lugar, caracterizado desde siempre por la sacralidad."
Es una maravilla, repetimos y repetiremos hasta la saciedad, que nada más salir de la ciudad nos hallemos en esta magnífica senda caminera, esperemos que nunca sea malograda, como ha acontecido con tantas y tantas otras
Llega ahora un tramo bastante más empinado, en el que ganaremos altura rápidamente
Una foto al sol de la tarde, cuando apenas suelen pasar peregrinos. No obstante, si alguno sale tarde o desea hacer una etapa corta, el primer albergue está cerca, en L'Escampleru, a menos de seis kilómetros de aquí y a unos 11 de la Sancta Ovetensis
Una concha jacobea en la muria de una finca
Los prados antes de su siega, los frescos pastos al pie del Naranco...
El mismo lugar con los prados segados y la vereda izquierda más desbrozada
Más vistas de Villamar y su entorno... La Lloral, Tresllames, Les Maces... más a lo lejos las nubes cubren los puertos
A lo lejos Sograndio, puerta del valle donde está Trubia, otro gran núcleo industrial y urbano del concejo con la Fábrica de Armas de Trubia, que no vemos desde aquí, fundada a finales del siglo XVIII por la necesidad de apartar la producción armamentística española de la frontera con la Francia revolucionaria
Prosigue así nuestro ascenso por la cuesta, agradable, suave pero, a la vez, continuado, aunque al llegar a los árboles del fondo habremos llegado al final de esta subida
No se llega a ver la confluencia de los ríos Nora y Nalón pero sí montes y aldeas de las parroquia de Báscones, Berció y Santa Marina, en el vecino concejo de Grado/Grau. Muy en la distancia, una larguísima hilera de eólicos nos señalan los pasos entre los concejos de Salas y Tineo/Tinéu, por los que pasaremos en la zona de La Espina, otra de las 'sucesivas puertas del occidente' que hallaremos en nuestro camino a Compostela por tierras asturianas
Según avancemos hacia el occidente, además, predominarán los usos agropecuarios sobre los residenciales en la campiña, con grandes caserías y naves de ganado, así como cultivos agrícolas y otras labores agropecuarias tradicionales adaptadas a los nuevos tiempos que constituyen otro de los grandes alicientes del Camino Primitivo como cuando, por ejemplo, hallemos los grandes rebaños de vacas y caballos que pacen apaciblemente en los pastos abiertos de las montañas o en las grandes ganaderías de tantos pueblos del Camino
Este será el paisaje predominante durante las etapas asturianas del Camino Primitivo; luego, adentrándonos en Galicia, si bien bastante similar en la zona de A Fonsagrada, las grandes extensiones de pinares se harán más presentes y se suavizarán paulatinamente la fraguosidad de las montañas
Valles profundos, valles menos profundos, algunos rellanos y colinas que van haciéndose montañas más altas según miramos hacia el sur serán la tónica general de nuestro paisaje y entorno más inmediato
La Cai d'Acá, al sur de la ermita y antes de la capilla según se sube a ella desde El Cruce y San Roque
"Tierras en barbecho parece que fueron las llamadas La Binada, Las Binadas, Les Binaes (Llg), a juzgar por un documento del siglo XVIII en que se dice “... hay tierras de secano que llaman de vinada que producen trigo o escanda un año y descansan al siguiente...”
Dominando los caminos y su territorio más inmediato, defendiendo pero, a la vez, controlando con derechos de paso a los arrieros y tributos a los vecinos, torres, casonas y castillos jalonaban sus trayectos y. aún hoy alguno se conserva, solo sea en parte, como La Torre Peñerúes
Ahí tenemos La Cuesta la Llorera que llega a una especie de llanura, cerrada en forma de 'U' invertida y que mira al norte guardada por El Llenu Vellar, El Picu'l Romiru, El Cantu la Tinta, El Picu Marieyu y otros. Ahí está primeramente y al borde La Capía d'Abaxo o de la Magdalena y, más cuesta arriba, La Capía d'Arriba en Los Escalones, entre ambos se extiende El Mayéu la Madalena:
"Los pequeños (mayaos) o majadas son abundantes en toda la montaña de Morcín. De ahí la importancia ganadera de ésta. El que se extiende entre las dos capillas, el más grande de todos, es el mayeu por excelencia. Por eso, no podía menos de recibir la denominación específica hagiopatronimico más importante del Monsacro: La Malena".
Más a la izquierda, por Vegará, Piedrafita y Puertu Braña (San Isidro) entran los ramales del Camino de Santiago Allerano que también vienen a San Salvador
"Aquel monte , debido a su gran espesura y altura de sus árboles, es sombrío y oscuro. A su abrigo, en el lugar y cumbre más destacados, a la interperie, fue colocada el ARCA con las RELIQUIAS y se pusieron dos travesaños recortados bajo sus cuatro patas"
Y acabamos la cuesta en esta encrucijada donde enlazamos con el camino que comunica Villamorsen con Villamar, testimonio de antiguas villae agrícolas astur-romanas que fueron el precedente de las actuales aldeas con sus caserías y quintanas
Tras subir el Camino empieza a bajar, una de las constantes en tantas y tantísimas cuestas y recuestas del Camino Primitivo. Dejamos a la izquierda la entrada a una finca y proseguimos de frente en suave descenso, tal y como nos señala el mojón
El Camino hace aquí una curva cerrada a la derecha siguiendo la sinuosa orografía de la falda de la montaña. Sigue siendo evidente ver cómo se ensanchó el paso a la derecha, permitiendo el acceso de vehículos a las fincas, que en principio sería todo el muy escaso tráfico rodado que nos podríamos encontrar y muy ocasionalmente
El Camino a partir de ahora va a seguir un trayecto mayormente llano durante unos cuantos metros, con la Cai d'Allá y La Pumariega, lugares de Villamar, a nuestra izquierda
Sin niebla, entre los árboles veremos el pueblo de Quexu, en la ladera del monte La Berruga, al otro lado del valle del Nora y en el concejo de Les Regueres, donde molía antaño El Molín del Requexu
Es salir del casco urbano ovetense y vernos inmersos en los hermosos paisajes del campo asturiano... prados y árboles, a veces solitarios y a veces formando pequeñas matas y bosquetes. Les sebes forman dibujos como líneas oscuras trazadas en el tapiz verde de los campos de siega y pasto o, como se decía antes, 'de diente y guadaña'
Cuesta abajo son los prados de Les Morteres, antiguos terrenos de aprovechamiento comunal que, etimológicamente, podrían tener que ver con el latín morari 'morar', relativos a los moradores o bien con 'pastos muertos' que permanecerían sin uso durante una época del año. El Camino es un espectacular mirador y atalaya del valle del Ríu la Maxuca o Llápices que forma parte de una de la 'Depresión de Oviedo'
Prados de La Llantada, de llantar 'plantar', que caen hacia Villamar. Magnífico paisaje de San Claudio/San Cloyo con el gran anfiteatro natural de las montañas de la cordillera
La Cai d'Acá, Les Pedroses, El Bloque con El Cruce y San Andrés a su derecha. "San Claudio, nuestra marca". La pintada llora la pérdida sobre los muros de aquello que fue una fábrica de loza y mucho más, una imagen de marca, un sello de identidad para este pueblo", describía en otro de los capítulos de la serie Asturias. Viejas y nuevas polas de La Nueva España el triste final de la fábrica de loza que dio renombre al lugar...
"Ahora que no se hace loza en el Rivero ni cerámica en La Lloral, que San Claudio sigue siendo una marca de porcelana que se fabrica en Marruecos, alguien retrocede hasta los tiempos en los que llegaron a 1.000 los trabajadores de la fábrica, con aquel alto porcentaje de empleo femenino. Santiago Menéndez es, además de alcalde pedáneo, el nieto de Elvira Fernández, «la primera mujer que trabajó en la loza de San Claudio», y sabe por eso que perderla «fue un mazazo». En 2009, con 45 operarios, acabó mal la lucha popular por dejar aquí la factoría. «La había comprado un especulador sin ninguna vinculación con Asturias, cuya única finalidad era hacerse con la marca», se queja Andrés Lázaro. Él se fue y San Claudio se quedó aquí, con su recuerdo de la loza y de la cerámica en La Lloral y los talleres Fuente Trubia. «Éste fue un pueblo eminentemente industrial», remata Menéndez, «que sufrió una transformación terrible».
Y en el capítulo para la misma serie, titulado Marcas de fábrica de Marcos Palicio se incide en el impacto y transformación que acarreó el cierre de la industria:
"El eco de los pueblos pioneros de la industrialización ovetense reconducidos hacia la función residencial recorre el Oeste del concejo, llega hasta San Claudio y allí calibra lo que duelen los restos de la fábrica de loza, que abrió en 1901 y cerró en 2009. Sus mil obreros, sobre todo trabajadoras, sólo eran ya 45 el día de la clausura, pero dejaron también aquí el regusto de la tradición industrial de toda esta zona tomada hoy por las urbanizaciones y las zonas verdes, con tanto intercambio de personal entre las dos industrias que en las fiestas de San Claudio celebraban un «día de Trubia». Hoy, este paisaje y aquél se parecen. También aquí es necesario abrirse paso entre los nuevos bloques de vivienda en altura para redescubrir el pasado industrioso de la loza y la cerámica en La Lloral. Fuera de Asturias, Antonio Huerta identificaba su pueblo por proximidad con la Fábrica de Armas. San Claudio ha sido siempre una marca de cerámica."
"En asturiano una muria es 'un montón de piedras procedentes de una pared derruida'; también es un simple paredón, un muro de contención. Aplicada al terreno, suele referirse a lugares que hacen de límites divisorios entre pastos, propiedades, vertientes distintas; o a simples lugares altos".
Otro excelente mirador y promontorio sobre el valle que mira a las montañas del Alto Cubia y Trubia
Campos de El Vallín, El Rabocán, La Llamera, La Tablada, La Mortera y El Cenoyal que suben hacia La Peña Llampaya al oeste de Villamorsén
Asoman algunas de las casas de Villamorsén al otro lado del seto a nuestra derecha, en la zona de Les Miraes, que parece sin duda hacer referencia a su condición de mirador y atalaya
Aunque no tal alta como el Monsacro y menos aún que el Aramo, la forma de La Peña Llampaya y su ubicación en las estribaciones occidentales del Monte Naranco la van a hacer también fácilmente reconocible cada vez que miremos al este según avanzamos por los puertos hacia el occidente asturiano
Continuamos caminando en llano en dirección a Llampaxuga, la en la vecina parroquia de Lloriana, la más occidental del concejo en el Camino Primitivo
Prados a derecha y a izquierda, cercanos pero a la vez un poco apartados de núcleos poblados, así discurre nuestro camino por estas laderas meridionales del Naranco
Estamos en una de las famosas 'rutas del colesterol', por lo que, además de peregrinos, veremos a numerosos vecinos de La Florida, Les Campes, San Claudio/San Cloyo y otros barrios de la urbe caminando y/o corriendo para mantenerse en forma
Y senderistas, pues son muchas las rutas, señalizadas o no, que discurren por la montaña y sus alrededores, desde sus cimas a los valles aledaños, formados por el Nora y sus afluentes
Una imagen de Villamorsén a principios de primavera, cuando aún no han florecido los pumares. Observemos la cantidad de cables eléctricos que controlan los lugares de pasto del ganado
Poco más arriba de Villamorsén esta Llano, por donde va la carretera que, desde la Avenida de los Monumentos (Santa María del Naranco y San Miguel de Lliño o Lillo) recorre la ladera del monte comunicando el Centro Asturiano de Oviedo, Ules, Villamorsén y sigue hacia Llampaya y Llubrió
Otra foto veraniega con los prados agostándose y tornándose amarillentos y brillantes 'como en Castilla'
Los edificios de El Cruce y San Roque se ocultan entre los árboles de las fincas de la llanura. San Claudio en tres tiempos y el censo virtual es otro de los apartados de Asturias. Viejas y nuevas polas que presenta la evolución de estos barrios al oeste del concejo tal y como acontecía al empezar la década de 2010:
"En La Cruz, cima de una leve pendiente que sube a otear la vega de San Claudio, un cartel ofrece 353 viviendas de protección autonómica junto a una recreación infográfica de esta misma ladera cubierta con doce bloques de facturas y alturas diferentes. En la loma real, sin embargo, asoman solamente tres inmuebles en construcción, sin terminar; todavía ni siquiera los cimientos de los demás. Es ésta casi la única promoción inmobiliaria en marcha en un pueblo reurbanizado que no crece ya al ritmo de hace algunos años, pero que tiene a la vista los resultados de la parte del pastel del crecimiento urbano que en el reparto de las expansiones ha cobrado este Oviedo del cercano oeste. No es el norte irreconocible de La Corredoria y Colloto, van a decir también aquí, pero ha crecido hasta niveles desconocidos incluso en el apogeo de la loza y la cerámica. Los pisos que hay sin contar La Cruz ya son suficientes para que el alcalde pedáneo, Santiago Menéndez, se haga una idea y sufra un poco por la falta de compañía de una dotación de servicios a la altura de la hinchazón demográfica reciente de la localidad. Menéndez viene de enseñar el pueblo reedificado urbano con parques y nuevas urbanizaciones y de cuestionar la parte del censo que sólo asigna en la revisión de mayo 2.629 vecinos a la parroquia de San Claudio. «La población real duplica por lo menos ese número», apunta, si se cuentan los que sí viven y no están censados y todos los que se ven un día cualquiera por la calle irreconocible que sube de Rivero a San Roque y que hacen engordar la población, pero no la estadística. Andrés Lázaro, presidente del colectivo vecinal «San Cloyo», habitante importado y reivindicador social organizador de fiestas, invita a comprobarlo de un vistazo al parque infantil y las pistas polideportivas. Enfocando al jardín amplio que rodean por todas partes los edificios de cinco alturas del residencial Monteverde, Lázaro reincide en el lamento: «Hay montones de niños menores de tres años y, curiosamente, la Consejería de Sanidad sostiene que no tenemos población suficiente para tener un pediatra». La proximidad y la disponibilidad de la vivienda asequible, la tranquilidad del entorno rural a diez minutos del centro han puesto a los habitantes del San Claudio de siempre en la pista de lo que pasa cuando un pueblo se hace barrio y se aproxima a la ciudad dormitorio.
El alcalde pedáneo calibra el alcance del problema cuando de repente se cruza en el supermercado «con gente que conozco y que ni siquiera sabía que llevaba años viviendo en San Claudio». Rosi Pérez, que mira todo esto desde el otro lado del mostrador de la sidrería Casa Rubiera, asiente a la sensación de que para el comercio y la hostelería la expansión urbana no ha ganado tantos clientes como habitantes. El fenómeno expansivo de San Claudio, que como Trubia tuvo sus «tres tiempos», su intenso pasado industrial y su orientación agraria antes de este presente de enfoque terciario residencial, se explica sólo, al primer vistazo, mirando al pasar antes de llegar desde la capital del Principado. Estéticamente, sostiene Menéndez, Oviedo «creció hacia La Corredoria mucho más que hacia esta zona», y esto conserva por eso y pese al auge inmobiliario cierto regusto a campo, un cóctel de sabores que tiene su público. A la vista está. En el poblamiento disperso de San Claudio, a un paso del centro reedificado, «todavía se mantiene el encanto de la zona rural. Si ahora mismo te secuestro y te saco en Pedreo», pone por ejemplo, «puedes pensar que estás en los Picos de Europa. Y en realidad estás a media hora de Oviedo andando. En coche, a cinco minutos». La aceptación del modelo explica la mutación estética que incrustó un trozo de ciudad en este sitio que dio nombre y marca a una fábrica de loza, que conserva como sustituto un polígono industrial con quince empresas y en torno a un centenar de empleos y que se ha convertido en un refugio a salvo de la voracidad urbana, pero muy cerca de ella. «Significa que hay mucha gente que por la apetencia de vivir en un sitio tranquilo y en un ambiente estupendo», aclara Lázaro, «trabaja en Oviedo o en los polígonos del entorno y tiene su residencia en San Claudio».
De ahí el aspecto de barrio urbano que no reconocería un habitante del esplendor agrario o del apogeo industrial. Por eso incluso contando sólo los del padrón hay aquí hoy muchos más habitantes que en cualquier década del siglo pasado. La expansión hasta los 2.600 residentes oficiales y los muchos más no censados es todavía asumible, de momento, pero antes del frenazo de todo lo inmobiliario los planes urbanísticos generaban algún sobresalto en la localidad. «Hay, según el planeamiento, once actuaciones urbanísticas pendientes en San Claudio, 4.200 viviendas», calcula el presidente de la asociación de vecinos. Sólo dos en desarrollo -aquella de La Cruz y otra en La Lloral, en la misma salida del cogollo urbano por la carretera que esquiva San Claudio de Oviedo al Escamplero-, y menos mal. Porque para dar cobertura a los residentes de otros 4.000 pisos esta población tiene que pedir servicios, empezando por los más básicos. «Todo ese desarrollo urbanístico me parece bien», resume Andrés Lázaro, «siempre que se añadan las infraestructuras que necesitamos». Empezando por el principio, la enumeración requiere «una depuradora» y después «los accesos a Oviedo, aquella ronda exterior que lleva veinte años en proyecto... Sería ideal que se resolviese todo eso antes de hacer esas viviendas. No me quiero imaginar 4.000 pisos más en San Claudio, 10.000 habitantes intentando entrar y salir de aquí» con las condiciones actuales de algunas infraestructuras, «caducas».
Al hablar de las carencias, aquí casi todos los caminos van a dar al paso a nivel del Rivero. El acceso principal a San Claudio se hace a través de «uno de los cruces de Feve que soporta más tráfico ferroviario» y aquí el «embudo» resquema, confirma Conchita Vázquez, presidenta del colectivo local de amas de casa. No cuadra con el nivel de la expansión demográfica que ha recrecido el pueblo ni con los servicios que demanda una población que trata de llamar la atención por su excelencia residencial ni con el tipo de edificación abierta que ha escogido una «ciudad jardín» con aire y césped entre los bloques de vivienda. «Llevamos dos años esperando la respuesta del Ministerio de Fomento», lamenta el presidente de la asociación de vecinos. También faltan aparcamiento y un uso público para el edificio alargado de planta y piso de las antiguas escuelas, una reparación y aceras en la carretera de Ponteo, que da salida al Escamplero, y, por qué, no el «pinchazo» de la Autovía del Suroccidente, que pasa de largo por encima de San Claudio, o un colegio para menores de tres años que reconozca que hay niños aunque no salgan en el mapa... El otro plato de la balanza, vuelve Santiago Menéndez, tiene «tres bancos, una farmacia, un consultorio nuevo gracias a la pelea de la asociación de vecinos, un colegio público también reciente, unas instalaciones deportivas muy interesantes y un centro social que da envidia». Es en este punto donde asoma el reverso del crecimiento incesante de la población de San Claudio, este lugar donde hay mucha gente aunque no lo diga el censo, y la ciudad dormitorio amenaza con ir sustituyendo poco a poco al pueblo que pierde vitalidad. Aunque eso todavía no pasa del todo. «Aquí hay cada vez más gente», remata Andrés Lázaro, «pero a veces menos vida».
En el verano, aunque hay sol y calor casi siempre suele haber humedad, por eso, es común que, sobre todo si no hay viento, las brumas y calimas cubran las montañas o difumen sus relieves en la lejanía
Por ello, no pocas veces, bajo las cimas del Aramo se forma un mar de nubes, como el de la fotografía. A veces arriba luce intenso sol mientras abajo está nublado e incluso llueve
Más allá de La Lloral y por la carretera AS-371 está el barrio de Les Maces, donde se han construido numerosas viviendas unifamiliares en lo que es el eje urbanizador que, como un cordón umbilical, une los enclaves urbanos del valle con la ciudad a través de Les Campes y La Florida
Mirando atrás, nos despedimos de Villamorsén. En la distancia al que reconocemos ahora es al Picu'l Paisanu (637 m), el más alto del Naranco, con la estatua del Sagrado Corazón en su cima, inaugurada en 1981
Y al oeste ya se va abriendo ante nosotros un nuevo paisaje, el de Llampaxuga, paso a la parroquia de Lloriana, que extiende sus casas por el canto de una colina y a lo largo del camino que la comunica con la AS-371
Más allá, las nieblas cubren el valle del Nora pero dejan ver bien Quexu con el monte La Berruga (292 m) a su derecha
El Camino hace una curva a la izquierda y empieza a bajar hacia otro pequeño valle en la falda del Naranco, el del Regeru El Llano o Ponteo, también llamado El Rabocán por nacer al pie de esas praderías bajo La Peña Llampaya
Por ahí vemos el valle y el Camino, en El Vallín, rumbo a Llampaxuga, parroquia de Lloriana, otro hito caminero importantísimo en estos primerísimos kilómetros del Camino Primitivo, pues en su capilla del Carmen suelen los peregrinos hacer un alto a sellar sus credenciales y descansar unos instantes en su hermoso campo con fuente y lavadero restaurados
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