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viernes, 22 de enero de 2016

A LA VISTA DEL ARAMO (ASTURIAS) LA MONTAÑA DEL DIOS CELTA DE LOS CAMINOS, Y DEL MONSACRO, EL DEL GUERRERO Y ATRONADOR TARANIS: SOBRE EL VALLE DEL RÍO LA MAXUCA CON LA FÁBRICA DE LOZA DE SAN CLAUDIO EN EL RECUERDO




Durante los primeros kilómetros del Camino Primitivo, desde la salida del casco urbano ovetense por La Florida y Paniceres, dominan el paisaje por el sur las formidables montañas de la Cordillera Cantábrica y, entre ellas, destaca por su altura y proximidad respecto a nosotros la sierra del Aramo o, como más propiamente se dice por parte de pastores y vecinos, El Puertu l'Aramo, cordillera situada en el mismo centro y corazón de Asturias, cuyo "aspecto más espectacular es desde el norte", afirma la Enciclopedia del paisaje de Asturias, es decir, este que vemos nosotros en nuestro camino de Paniceres a Llampaxuga:
"Situada en línea recta a unos quince kilómetros de Oviedo, extiende su gran masa caliza, de norte a sur, desde Peñerudes hasta la collada de la Cobertoria. Cobijan sus tierras agrestes por la parte oriental los concejos de Lena, Riosa y Morcín: limitan su término por la parte occidental los municipios de Quirós, Proaza y Santo Adriano..."

Sus cumbres llegan a pasar de los 1.700 metros de altura, destacando El Gamoniteiru con 1.786, El Barriscal de 1.734, El Gamonal 1.712, El Picu Xistras con 1.775 y Penapodre de 1.631, así como Las Bizarreras de 1.626 y Pelitrón de 1.562


Entre sus alturas destaca también L'Angliru, a 1.625 metros de altura, una collada entre los picachos que ocultan buena parte del año sus cimas entre nieves o a veces entre nieblas, no siendo extraño que no pocas veces se eleven más altos que las propias nubes. Es una braña o majada, territorio de pastos, desde hace milenios, ahora famosa a nivel internacional por ser culmen una de las míticas etapas de montaña de competiciones deportivas como la Vuelta Ciclista a España


Realmente, a pesar de la altitud y de lo abrupto, toda la serranía es terreno en el que la peña caliza gris comparte espacio con hermosas camperas verdes de grandes pastizales en sus majadas, mayadas o mayeos, si bien, cuando llega el invierno, las nieves cubren esos pastos y el ganado baja al valle, tal y como lleva aconteciendo desde que antiguas civilizaciones pastoriles dejaran patente su presencia desde la más remota noche de los tiempos con sus necrópolis funerarias y monumentos mágico-religiosos, ofrendas y quizás algunas tradiciones y reminiscencias legendarias que han llegado a nuestros días, empezando por buena parte de la misma toponimia



Hoy como ayer El Puertu l'Aramo es zona de ganados en verano, cuando la hierba surge tras irse el manto blanco de las nieves. Pastos y agua para abrevar dieron, incluso en nuestros días, ocasión a rencillas ganaderas en las que se involucran concejos enteros. No en vano parece ser que, por esta razón fue también desde épocas muy remotas una suerte de divisoria natural plasmada posteriormente en las divisiones administrativas o en las mismas isoglosas lingüísticas 


Constituye a la vez una suerte de paso entre los valles centrales asturianos del Nalón y Caudal (antaño valle del Río Grande), con los valles del Trubia, al otro lado de estas montañas, así como, cuando el clima lo permite, entre la meseta y el centro de Asturias. Ancestrales rutas de pastoreo, pero también de arriería, trashumancia y peregrinación atraviesan el Aramo y no pocos santuarios parecen cristianizar cultos prerromanos muy anteriores, como es el caso de la Virgen del Alba en Quirós


Dentro de este bagaje entre natural y sagrado se atribuye al Aramo ser lingüísticamente un teónimo dedicado a la divinidad céltica gala Aramo-onis, así lo presenta el profesor Martín Sevilla Rodríguez en su obra Toponimia de Origen Indoeuropeo Prelatino en Asturias (Real Instituto de Estudios Asturianos, 1980). Se trata de un dios de los caminos o, más concretamente, de sus encrucijadas y es que, sus puertos son pasos naturales entre valles y por ellos discurren caminos, sin duda prehistóricos, que comunicaban el centro y costa central asturiana con la meseta. Escribe de ello el arqueólogo Fon S.P. en su web Ástures:
"El conocido coloquialmente como El Aramo tiene el nombre de un dios celta. Es una sierra de la montaña asturiana que se levanta imponente en el centro de la región. Sus estribaciones comienzan a apenas 20 km de la capital del Principado de Asturias, y se elevan hasta casi los 1800 metros de altura en el alto del Gamoniteiro. 
Un enorme accidente geográfico como este no pudo pasar desapercibido a los astures luggones, que vivían en los valles centrales de la Asturia trasmontana. Sus cumbres cubiertas de bruma ofrecen muchas tardes un paisaje espectacular. Las nieves lo cubren con bastante frecuencia durante los meses fríos del año, y de hecho es una fuente de agua potable, entre otras, para la ciudad actual de Oviedo. 
El nombre Aramo ha sido identificado como un teónimo. En la línea de explicar la toponimia sacra de muchas de las montañas astures a un lado y otro de la Cordillera. Aramo tiene un paralelismo en un nombre de un dios celta que nos llega a través de la epigrafía. 
Dice Martín Sevilla que Aramo, -onis sería una divinidad de culto local, que en la Galia acabó dando un nombre a una localidad (igual que Lugdunum p.ej.) 
La imponente muralla divide el centro de Asturias, y la vía de comunicación hacia la meseta corre a los pies de este espacio, sagrado en tiempos antiguos. Quizá es lo que significa Aramo, (bifurcación), ya que en la Galia adquiere ese significado, y Sevilla lo pone en el contexto del culto a los lares viales, tan típico del noroeste prerromano. No se olvidó su carácter en siglos posteriores. En él se ubica el Monsacro (el monte sagrado), que emparenta el espacio sagrado prerromano con el mundo sagrado de la monarquía asturiana. Una pervivencia presente en el paisaje actual.

A la izquierda del Aramo y separado de él por El Cantu Viapará está efectivamente el Monsacro o La Madalena, con una altitud máxima de 1.060 m en El Llenu Vellar y de 1.055 metros en el Cuitu Rumiru. Se trata de otro monte sagrado como su nombre indica, pues en su cima están las capillas de Santiago y La Madalena, obras románicas que cristianizan campos de túmulos o enterramientos megalíticos en un paraje de extraordinaria tradición romera


Y es que allí  se guardaron las Reliquias de Jerusalén, en el Arca Santa y Santo Tesoro, que la tradición asevera ser de Cristo, la Virgen y los Apóstoles y que, escapando a lo largo del tiempo de la invasión musulmana, primero a lo largo del norte de África y luego en la visigótica Toledo, vinieron a parar allí para luego pasar al primer templo ovetense, antecesor de la actual catedral de Oviedo/Uviéu, lo que hizo ya desde el comienzo un gran centro de peregrinación en la naciente capital asturiana, a la que Alfonso II El Casto trasladó su corte luego de su pretendida fundación (o refundación sobre más que probables asentamientos castreños astures y villas romanas muy anteriores) por parte de los monjes Máximo y Fromestano en tiempos de su padre Fruela, todo ello en el siglo VIII de nuestra era


Estos paisajes del Aramo, del Monsacro y de otros montes y valles al oeste de la capital asturiana son los que acompañan al peregrino en sus primeros kilómetros por el Camino Primitivo, cuyo origen, y acaso el de todos los demás caminos de Santiago, que vinieron después, se halla aquí, en esta zona en el corazón de Asturias


El Camino Primitivo, nada más salir del casco urbano ovetense, camina por la ladera sur de otra montaña totémica, El Monte Naranco, viendo sus estribaciones occidentales, La Peña Llampaya (561 m) desde la Avenida Alfonso Molina, en el lugar de La Trapa del pueblo de Paniceres, antigua parroquia extinguida en 1782 con la ruina de su iglesia parroquial y la extinción de la antigua malatería de San Lázaro de Paniceres, leprosería que existió unos 500 años en este lugar del antiguo Camín Real de Galicia o Camín de Grao


La Trapa extiende sus casas a lo largo del Camino que lleva el nombre de Alfonso Molina en homenaje a un vecino, Alfonso, que ganó un festival de canciones, por lo que se discurrió ponerle su nombre a la calle principal del pueblo, pero sí cambiando su apellido para ponerle el de Molina por el cantautor Antonio Molina, con quien se comparaba a Alfonso


Esta idea vecinal se plasmó prontamente en el callejero y pasó a ser denominación oficial de este tramo del Camino. Más tarde los vecinos repitieron la iniciativa con otro personaje local, El Cuco, si bien en esta ocasión no parece haber pasado al nomenclátor oficial


La Trapa es un topónimo muy común en Asturias, es, sencillamente, una variante o evolución de 'trampa', acaso de las que se pondrían antaño a los animales salvajes en este lugar de la falda del Naranco


Llegamos al cruce de El Pinal, donde seguimos de frente subiendo un poco mientras dejamos a la derecha el camino al antiguo lavadero y vemos, prado arriba, las casas de La Pachuca, otro de los lugares de Paniceres, antigua tierra de cultivo de panizu, cereal panificable de antaño


La Pachuca por su parte parece un antropónimo, diminutivo de Pacha, 'Francisca', apodo muy posiblemente de alguna propietaria o residente en la casería del lugar


El mojón con la concha amarilla sobre cuadro azul que identifica al Camino de Santiago y la flecha amarilla como elemento direccional certifican la dirección a seguir


Hay un poco de suave cuesta en recto; son evidentes los signos de haberse ensanchado el Camino en su momento para permitir el paso de vehículos. Estos caminos reales en muchos casos no eran practicables ni por los carros, únicamente los pequeños carros del país de antaño y en ocasiones


Eran las recuas de arrieros las que se movían por estos antiguos caminos 'de herradura' y, por supuesto, los viandantes, toda una pléyade de viajeros y transeúntes que incluía desde pícaros a emigrantes estacionales, pobres y vagabundos, pastores trashumantes, feriantes, tratantes y, por supuesto, peregrinos. Únicamente gente 'principal' y/o con posibles y algún funcionario censal o similar en oficio podía tener alguna cabalgadura. Las primeras líneas de carruajes regulares no aparecerían hasta el arreglo de caminos en la Ilustración y, por supuesto, con las primeras carreteras


A nuestra izquierda es el monte El Pando (277 m), donde el escritor Adolfo Casaprima Collera dice en su Diccionario geográfico del concejo de Oviedo que el profesor José Manuel González y Fernández Valles localizó en su cima un castro astur del que, no obstante, no hemos hallado más información


Las casas de El Cantu, abajo a su izquierda, dan vista a la famosa ladera norte del Aramo, la cual es una referencia no solamente para los peregrinos del Camino Primitivo que salen de la ciudad, sino también de los del Camino Norte que se acercan a ella siguiendo el trazado caminero del valle del Nora


Asimismo, también los peregrinos del Camino Norte que salen de la ciudad por la falda oriental del Arama seguirán viéndolo al alejarse tomando el camino de vuelta a la costa rumbo a Avilés y, por supuesto, los peregrinos del Camino del Salvador, que lo verán viniendo del Puertu Payares, en la Cordillera


El Aramo, en invierno, dios de la protección de los cruces de caminos, qué mejor que adorarlo en lo alto de una transitadísima montaña llena de encrucijadas pastoriles y pasos abruptos hacia sus majadas que, además, comunican los valles del Trubia y del Caudal, asomándose al del Nora, todos ellos afluentes del Nalón, el mayor de los ríos asturianos, al que se unen bajo sus pies. En Mitología asturiana de Wikipedia nos lo describen así:
"Un protector de las encrucijadas de los caminos, se le recuerda en el monte Aramo, llamado en su honor (sagrado por antonomasia para los astures, situado entre los concejos de MorcínRiosaQuirós y, en menor medida, LenaSanto Adriano y Proaza), en donde hay una importante necrópolis dolménica y por lo tanto ya era un lugar sagrado antes de la época castreña en la Edad de Bronce. Su nombre significa "cruce de caminos" o "bifurcación".

La toponimia, no siempre ciencia exacta no obstante, le plantea otros posibles orígenes etimológicos, así el doctor Xulio Concepción Suárez en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana  (KRK ediciones 2001), sin desdeñar la opción anterior, propone su vinculación a la raíz del céltico ar-, ar-n con su variante ar-m, relacionado con valle y/o agua, según explica también en su blog con el artículo La voz Aramo:
"... palabra indoeuropea sería la que sirvió para designar El Aramo: la masa rocosa sobre El Sosechar, Los Pumares, Peral..., aunque extendida a toda la cumbre entre Quirós y Morcín. 
Martín Sevilla ha estudiado la voz detenidamente. Cita en principio el teónimo galo Aramo, lo que indicaría la presencia de esta cultura en nuestras montañas. El mismo autor recoge otras interpretaciones (Pokorny) de Aramo, a partir de una posible voz indoeuropea, reconstruida como *aramo, con el sentido de 'bifurcación de caminos', donde se rendiría culto a la citada divinidad. 
Y hay otras interpretaciones aún (prerr. *ar-m-, 'valle', conjunto de valles). El Valle de Aram (Pirineos) se interpreta como una redundancia por sucesión de culturas; en realidad, 'valle de valles', o algo parecido. O la del lat. aerāmen (‘objeto de bronce’), apoyada en que L’Aramo siempre fue lugar de yacimientos de cobre (Arias, Toponimia..., p. 751). Pero las minas de cobre de Teyeo, por ejemplo, se documentan con vestigios de varios milenios antes de los romanos, de modo que el monte ya habría de tener nombre asignado, por supuesto. 
Más tarde, la importancia del nombre La Cobertoria (la del alto y la del valle) habría desplazado, con el tiempo, al topónimo Aramo hacia el picacho inmediato, y por extensión, a toda la cadena que le sigue más al norte. 
En todo caso, se trataría de un primitivo culto a un lugar del monte próximo a los enterramientos hace unos años descubiertos en la necrópolis megalítica, localizada por toda la línea divisoria de Lena con Quirós: El Prau Chagüezos, La Campa los Fitos, La Cochá Cimera y La Mata'l Casar , Chan de los Fresnos.. (catalogados y excavados algunos). 
El Aramo designaría, en fin, el culto a una divinidad, en la bifurcación del camino que cruza todo el cordal en dirección al centro de Asturias: cordales hacia los valles de Riosa, Mieres, Quirós, Lena. O un conjunto de valles altos, los pequeños tollos, que siempre caracterizaron el monte y todo el entorno de L'Angliru ('lugar anguloso, con abundantes ángulos, esquinas, recovecos en el terreno). 
Hoy, L'Aramo (L'Aremu, para los más arraigados) es un conjunto de brañas a medias entre riosanos, morciniegos, lenenses y quirosanos: Espines, La Paradiecha, Los Veneros, Los Pumares, Los Fitos, Cuevas, Gamoniteiru, El Barriscal, Zanzabornín, Robles, Fompedrín, Vatsongo, Tresnona, La Gamonal, L'Angliru... Fue, y en parte sigue siendo, lugar preferido por el ganado en el verano, dada la calidad de sus pastos, y a pesar de la escasez de agua en pleno estío. Un puerto entrañable para los vaqueros y vaqueras tiempo atrás, como recoge la copla:
Adiós, Acebín del Vatse.
Adiós, Fuente Braña Vieya.
Adiós, puerto de L'Aramo,
Adiós, cabana cimera"

Seguimos subiendo suavemente por la Avenida Alfonso Molina (Cantante), como reza la placa señalizadora existente en La Trapa, subiendo en suave rampa a La Braña, topónimo muy extendido en el noroeste y vinculado con branu 'verano' en relación con pastos óptimos para el ganado, que se trasladaba de unos a otros según la estación


Estas de los valles y montes cercanos a la costa solían ser lugares de brañas de invierno, de clima más suave, veraniego o 'braniegu', que la de los grandes pastos comunales de las brañas altas, las de los puertos de la Cordillera, que habría que dejar antes de las primeras nieves para bajar a 'brañear' a estas majadas de los valles inferiores y cercanos a la costa, de clima más suave, hasta avanzada la primavera. Consultamos de nuevo a Xulio Concepción:
"Si en asturiano verano se reduce a branu por caída normal de protónica, desde veraniego ('lo relativo al verano') se ha de llegar a braniego, aunque sea sólo en el uso toponímico. Por lo mismo branar es 'mantener las vacas en el verano'. En el uso común se mantiene veraniegu ('el que va con poca roca'). (...)

Sería un caso más derivado del latín vulgar veranum tempus (antes 'tiempo primaveral'), aplicado al 'final de la primavera', frente al estío ('segunda parte del verano'): no coincide con el verano actual, por tanto. (...)

En resumen, la distinción verano / estío era imprescindible en aquel entorno rural de las montañas, cuando había que subir los ganados al ritmo marcado por los tiempos: hoy se llama verano a los dos períodos entre mayo y septiembre (no hay estío en las palabras."

Y en La Braña llegamos a esta bifurcación, en la que seguiremos de frente y todo recto, subiendo un poco más

Pero antes de seguir, mirando atrás, tenemos este paisaje brañero de grandes prados donde pasta el rebaño de vaques roxes, las razas autóctonas asturianas, campos regados por El Regatu Ules. A la izquierda vemos los edificios de la ciudad en los barrios de Olivares, Buenavista y El Cristo

Más abajo a nuestra derecha otro enclave urbano es el de Les Campes, al pie de El Cantu, donde estuvieron también las caserías de Casarín, Llampaza, La Casa la Laxa, La Casa'l Llobu, La Casa Bayetes...

Una línea de arbolado ribereño delata el curso del Regatu Ules, que pasa subterráneo bajo la Avenida Alfonso Molina y se une cuesta abajo con El Regueru Boo en La Fuente la Plata, formando El Ríu la Maxuca, que forma el valle en el que se ubican los barrios de Les Campes y La Florida

En Olivares reconocemos el Estadio Carlos Tartiere del Real Oviedo, inaugurado en el año 2000 para sustituir al anterior, situado en la llamada Parcela Buenavista, donde se había inaugurado en 1932 en lo que aún era una pequeña aldea de la parroquia rural de San Pedro de los Arcos. En él se construyó el Palacio de Congresos, cuya gran 'visera' blanca se reconoce bien en la distancia

A la izquierda del Carlos Tartiere se encuentra el Estadio Hermanos Llana, del Astur Club de Fútbol, bajo los edificios de Buenavista. Al pie de la casería en primer término asoman algunos edificios de La Florida, zona de expansión del casco urbano, por donde hemos salido de la ciudad para subir a Paniceres

En Olivares predominan aún las viviendas unifamiliares y, entre ellas, algunas caserías tradicionales con hórreo, aunque lo que más va proliferando es la topología residencial tipo chalet, bien individuales o bien formando calles, grupos y colonias. Más arriba, en El Cristo, la zona más alta de la colina de Buenavista, hay más bloques de pisos, además de ser donde se construyó el campus universitario


La construcción de dicho campus, al lado de los depósitos de agua, del año 1927, llevó consigo, paradójicamente, la destrucción de una villa del tiempo de Roma, Paraxuga, situada en uno de los antiguos caminos que unían la ciudad, y lo que hubiese antes que ella, con el valle del Trubia (y de allí con la meseta por El Puertu Ventana), señalizado en la actualidad como GR 106 Ruta de San Melchor, por ser por donde vendría a Oviedo/Uviéu el santo asturiano Melchor García Sampedro, San Melchor de Quirós, desde su pueblo quirosano de Cortes


En el Campus del Cristo vemos la Biblioteca de Ciencias Jurídico Sociales. Más abajo, al pie de colonias de adosados y casas con terreno, discurre la calle Fuertes Acevedo, antigua carretera Oviedo-Villalba cuya construcción supuso la sustitución del viejo camino real hacia Galicia. Desde 1939 pasó a ser la N-634


Y esta es la Facultad de Enfermería y Fisioterapia, otro de los edificios del Campus del Cristo


Más a la derecha es la Facultad de Derecho. En esa zona estuvieron las canteras de El Picayón, una de las muchas que existieron en la zona y de las que secularmente se sacó la piedra para la construcción de la ciudad, empezando por la misma catedral, las murallas y los edificios románicos y prerrománicos previos


Y al pie de uno de los grandes bloques de pisos de El Cristo, al lado de la Plaza de Occidente y calle Fuertas Acevedo, el antiguo Hotel La Gruta, toda una institución ovetense, que funcionó entre 1959 y 2019 y es actualmente una residencia de estudiantes


Les Cortines, una de las antiguas caserías de Olivares, donde la construcción crece. Estos barrios al oeste de la ciudad empezaron a urbanizarse ampliamente a partir de la Guerra Civil, cuando la necesidad de vivienda se hizo perentoria dada la destrucción casi completa de los barrios en torno al centro histórico, los cuales fueron primera línea de frente durante más de un año


Las caserías de Buenavista y El Cristo fueron desapareciendo y aquellos primeros bloques o manzanas fueron también con el tiempo sustituyéndose por nuevas urbanizaciones. Se dice que antiguamente, cuando no había edificios en Buenavista, la torre de la catedral llegaba a verse desde los altos de El Freisnu, uno de los hitos del Camino Primitivo


Seguimos camino por La Braña, una de las antiguas caserías de la extinguida parroquia de San Lázaro de Paniceres y que sigue formando parte del pueblo


Paisaje de Braña que se sigue percibiendo en estos prados al lado del boscoso monte de El Pando, donde se ve incluso una antigua cabaña


Acabamos la corta y suave cuesta de La Braña al pasar al lado de esta casa


En su fachada, vemos en azulejos el nombre del lugar y, al lado, una pequeña concha jacobea


Más arriba La Pachuca y, en lo alto, la loma occidental del Monte Naranco de El Cantu la Caleyina hacia La Peña Llampaya, también llamada La Peña'l Cuervu, cada vez más plantada de ocalitos


Nada más subir toca bajar, ahora hacia el pequeño valle del Regueru'l Matamurrión, que nace en la falda de El Cantu la Caleyina que acabamos de citar


Empezando la bajada hay una curva bastante cerrada a la izquierda y, en ella, una bifurcación


El el camino que sube a la parte alta de La Braña y de La Pachuca: nosotros seguimos a la izquierda, siempre bajando por el camino principal


Ahí tenemos el pertinente mojón que nos lo indica. No hay normalmente mucho tráfico en estas vías locales pero es bastante constante el trasiego de vehículos de residentes y algún tractor y camión de ganado


A nuestra izquierda, la ladera norte de El Pando. Estamos en uno de esos trayectos, tan abundantes en los caminos de Santiago, en los que, pese a pisar asfalto, andar por ellos es sumamente placentero, rodeados de campos y bosquetes


Hermosa fila de árboles a nuestra izquierda, acaso 'supervivientes' de los que antiguamente daban sombra al Camín Real o Camín de Grao


Hay otra curva bastante cerrada, ahora a la derecha, al pasar a la altura de esta casa, mientras el camino sigue en bajada hacia el pequeño valle del Matamurrión


Nos arrimamos bien al seto que cierra la finca y avanzamos pendientes de coches que puedan venir


Por ahí baja el regato, que se une al Regueru la Maxuca en Les Maces, parroquia de San Claudio o San Cloyo


Valle arriba y ante nosotros La Cuesta les Campes, con las caserías de El Regueru y, más arriba, El Carbayu, en el camino que sube a Villamorsén, donde se han hallado restos posiblemente del tiempo de los romanos, no en vano los topónimos villa hacen referencia a antiguas villae agrícolas


Nuestro Camino de Santiago no sube tanto, va por los setos que vemos más abajo, que lo separan de los prados que caen hacia el regato por un pastor eléctrico


La carretera se separa de la caída al Matamurrión por un guardarraíl o quitamiedos, el regato pasa por debajo de este tramo de calzada, por donde caminamos a la sombra de los pinos


El Regueru'l Matamurrión apenas lo vemos, casi oculto por la vegetación, abajo a nuestra izquierda


Hierbas, helechos, ortigas, zarzas y otras plantas pueblan su orilla, pero si nos asomamos un poco lo podremos ver



Aguas arriba, la vegetación fluvial forma un frondoso bosque ribereño; pasamos ahora encima de su curso cuando empezamos de nuevo a subir


Es otra curva bastante cerrada, vayamos con atención y observemos el espejo que tenemos al fondo, aunque es fácil que si un coche viene lo oigamos antes por el ruido del motor


Atención ahora porque a partir de aquí ya no subimos más


Y es que en esta bifurcación iremos a la izquierda, por la carretera local de Villamar


Fijémonos en el cruce en el mojón con la flecha amarilla que nos indica la dirección


Viene ahora un tramo bastante llano junto al seto de la finca que veíamos antes bajando de La Braña


Prados abajo sigue el Matarrumión, adentrándose en el boscaje bajo la ladera occidental de El Pando por las inmediaciones de La Borronada


Más allá vemos la casa de la curva en la bajada de La Braña, por donde acabamos de pasar


Empezamos a bajar suavemente y en recto bajo los prados de El Regueru y El Carbayón


Precisamente de El Carbayón se eligió en 1950 un carbayón o gran roble "para plantarlo en los jardines del Teatro Campoamor en sustitución a otro anterior con el que se guardaba homenaje al fabuloso Carbayón que presidió la calle Uría", nos dice Adolfo Casaprima Collera en su Diccionario geográfico del concejo de Oviedo

Esta es una hermosa estampa de los prados cuesta arriba y arriba en lo alto La Peña Llampaya, de llampa, una palabra con diferentes acepciones orográficas pero que aquí valdría la de "pendiente con pastos, pero con piedra" que explica Xulio Concepción. Por su parte el también profesor y erudito filólogo Xosé Lluis García Arias nos da esta explicación en Toponimia asturiana. El porqué de los nombres de nuestros pueblos:

"El asturiano llampu, a, o se aplica, entre otros usos, al terreno liso, raso, despejado. Se trata de una palabra del mismo origen que el portugués lampo, castellano lampiño, palabras que han de justificarse desde un étimo con L-. También el asturiano llampa tiene usos nominales dado que se define como ‘cuesta inclinada’.

En cuanto al otro nombre por la que se la conoce, La Peña'l Cuervu, puede parecer se deba a la presencia de dichas aves en sus peñascales, pero no se descarta, como en tantos topónimos similares, una raíz prerromana kor o korb 'piedra' o del latín curvus 'curvo', 'encorvado'


Seguimos bajando en recto pero al llegar a la altura de aquel cobertizo tomaremos un camino que sube a la derecha por El Caleyu, al sur de El Carbayón


El mojón, de color claro situado en el cruce y a la derecha, se ve bien normalmente pues destaca sobre el verde del prado que tiene detrás, pero en ocasiones las hierbas altas, o la sombra de los árboles a ciertas horas del día, pueden ocultarlo


Los árboles forman aquí un hermoso y romántico puente vegetal que llamará la atención a los peregrinos de espíritu sensible, observadores o, al menos, que no vayan con demasiadas prisas ni prisioneros del reloj, saboreando cada paso y cada instante, algo no siempre fácil de conseguir


Esta multitud de cruces y desvíos del Camino Primitivo en zonas de bastante vegetación hacen que no sea recomendable caminarlo antes del amanecer pues aunque fuésemos con linterna es fácil despistarse. Esto es común a otros muchos caminos


Y aquí dejamos de bajar y empezamos a subir por la cuesta de El Caleyu, las clásicas 'montañas rusas' del Camino Primitivo no han hecho más que empezar pero en ellas radica su belleza



A la derecha, un alto seto separa el Camino de una finca, formando una espesa barrera vegetal


Pero a la izquierda tenemos un gran paisaje hacia el valle del Ríu la Maxuca con la parroquia ovetense de San Claudio a nuestros pies, pero la vista se extiende hasta las montañas del Alto Narcea, en el occidente astur, así como algunos puertos de la Cordillera


San Claudio o San Cloyo es una parroquia rural con parte urbana e industrial de resultado de su tradición ceramista con la antaño celebérrima Fábrica de Loza de San Claudio, fundada en el año 1901 por don Senén Ceñal sobre una factoría más modesta, pues existieron desde antiguo explotaciones se arcilla y barro como la de El Torollu, en base a la que se constituyó esta empresa


En torno a la fábrica, tristemente cerrada en 2015 tras llevar el nombre del lugar con prestigio por todo el mundo, se configuró un núcleo urbano en lo que era llamado Cuatro Caminos, desplazándose hacia él el centro de la parroquia, antes algo más al oeste, en Villaverde, donde estaba la iglesia antigua. Se construyeron casas para obreros y sus familias y luego viviendas de pisos y urbanizaciones

Aquí por ejemplo tenemos en barrio de La Cruz, donde se encuentran las casas de pisos de El Bloque, en la carretera de La Lloral a San Roque, otros barrios de la parroquia. Adolfo Casaprima Collera nos informa que "antiguamente existía una cruz de piedra o crucero en el entronque de la carretera a San Roque con la que se dirige a Villamar, donde hoy se levanta una nueva urbanización de chalets adosados. Hay lavadero público".


Y esto es Villamar, el núcleo más próximo al Camino, a la derecha y al norte de La Cruz, uno de los barrios rurales de San Claudio/San Cloyo que paulatinamente se tornan en residenciales


Las  antiguas caserías familiares han desaparecido, aunque algunas conservan su estructura de quintanas con hórreo, más o menos reformadas. Predomina el paisaje de chalets y viviendas unifamiliares con su terreno pero en las fincas sigue habiendo ganado y se emplean para pasto. Un poco más al oeste son las aldeas de La Navaliega, Belovio, La Cabaña, Les Eres, La Llama, El Valle y Villaverde, solar este de la antigua parroquial y cabeza que fue de la antigua parroquia preindustrial. Aún más lejos es el monte Les Llanes (303 m) con El Picu'l Gortayu (333 m) a su izquierda, con la aldea de Villarmil en medio, en la vecina parroquia de Sograndio


Esos montes cierran por el este el cercano valle del Trubia, mientras que al otro lado lo hacen por el oeste el de Les Cruces (334 m) y el Alto del Sanatorio (428 m), que separan de otro valle, el del río Sama, ya en términos del concejo de Grado/Grau. Más lejos aún reconocemos El Picu Cogolla (595 m),el más alto de la Sierra Arellanes y, en la lejanía y más al occidente es La Sierra Quintanal con El Picu Catouto (1.262 m), Miru L.largu (1.255 m) y Miru Urticeda (1.171 m). Se conoce también generalmente como El Miru o El Picu'l Miru (de 'mirar', 'mirador' posiblemente)


Por la línea de cumbres de Las Cuestas, sobre el mencionado valle del Trubia, discurre la frontera de concejos. Antaño lo hacía más al occidente pues Trubia pasó de Grado/Grau a Oviedo/Uviéu en 1885, cuando ya era un importantísimo núcleo industrial y estratégico con su fábrica de armas, fundada a finales del siglo XVIII como consecuencia del traslado de las existentes en Navarra por su cercanía a la frontera francesa, pues habían sido asaltadas en la llamada Guerra de la Convención, terminada con la desastrosa Paz de Basilea, temiendo España llegar a perder aquellos enclaves


El Gortayo hace de frontera entre las parroquias de Sograndio y Godos, esta al otro lado del monte, dando vista al Picu Lloe (480 m), por donde sigue la frontera concejil


Más a lo lejos El Picu Canales (546 m), El Picu la Cueta (588 m) ya en territorio moscón (de Grado/Grau)


Salvo un experto montañero conocedor de la zona no es siempre fácil identificar con total seguridad cada pico y serranía, pues se suceden linealmente de sur a norte siguiendo el curso de los ríos que nacen en la Cordillera y que son por esta zona todos afluentes del Nalón


Por la zona de Perlín, parroquia de Trubia, hay otras alturas alturas importantes cerrando su valle por el este, como El Picu Barguero (475 m) y, a su izquierda, el Pacerande (561 m), en la Sierra del Estopo, que separa las cuencas de los ríos Nalón y Trubia, pero en la distancia destaca el Buey Muerto (1.021 m), en la divisoria moscona con el concejo de Yernes y Tameza


A su izquierda se extienden las rocosas cresterías de Porcabezas y otras hacia los puertos de Marabio, Sobia, Cueiru y otros cordales por donde entra en Asturias el Camín Real de la Mesa procedente de la meseta por el puerto de ese nombre, La Mesa, que fue durante siglos el principal acceso a Asturias hasta que se impuso el de Payares, más directo entre la Pulchra Leonina y la Sancta Ovetensis


Viniendo más cerca, a la izquierda de los edificios de El Bloque, más aldeas de la parroquia de Sograndio, con El Picu la Medina (344 m): Sograndio Riba, La Venta, La Carbayeda, Sendín, Los Carbayinos, La Teyera y otros


El Picu la Medina tiene dos cimas, en la oriental, más a la izquierda y un poco más baja, se explotan canteras cuyo tajo destaca en lontananza. Más abajo asoman sobre los árboles aquí en primer plano, los prados a los lados de la carretera AS-371 que enlaza el casco urbano ovetense por la parte de La Fuente la Plata y Les Campes con San Claudio/San Cloyo por Les Maces y, de allí y por Les Pedrososes, con La Ponte Gallegos y Les Regueres


Más acá de las canteras, discurre la N-634 o Carretera Irún-Santiago, con la que coincidiremos bastantes veces a partir de Peñaflor (paso del Nalón hacia Grado/Grau), aunque nos separaremos de ella en La Espina (Salas), pues allí se dirige hacia la costa, y no volveremos a encontrarla hasta la entrada de Compostela en San Lázaro. La construcción de la Autovía Oviedo-La Espina (A-63) la ha dejado relegada en su tramo asturiano


Más a la izquierda y más cerca es La Mortera, ya en la parroquia de Santa Mariña de Piedramuelle


En invierno o, como en esta foto, en primavera temprana, cuando aún no ha crecido la hoja en los árboles de hoja caduca, aún pueden verse, brillando al sol de la mañana, las montañas del Altu la Mesa, paso, o uno de los pasos, a la Babia leonesa


Se reconocen bastante bien, más allá de Les Canterones de Sograndio y de la Sierra de Buanga con El Picu Bobia (699 m) y el Piantón (751 m) separando los valles del Trubia y del Sama, al sur de los puertos de Marabiu y San Lorenzo


Es el Cordal de la Mesa, entre La Mesa y San Lorenzo donde creemos reconocer Pena Negra (1.833 m), Pena Prieta (1.825 m), El Cuetu Chubisnera (1.676 m) y El Picu'l Cuernu (1.709 m), que marcan la frontera entre los concejos de Teberga y Somiedo. El Camín Real de la Mesa pasa al otro lado, por la otra vertiente, pero paralelo y cercano a esa línea de cumbres


Más cerca, nos parece reconocer las peñas del Picu Forcada (1.111 m) y, detrás, La Verde (1.177 m), en el concejo de Proaza, asomando sobre La Sierra Serandi


Ahí está la cresta de El Cantu Visu, El Picu Portiellu (939 m) y Las Airúas (961 m). Más a la izquierda La Airúa Naval (1.422 m) es el más alto de la Sierra de Téne, al norte de Quirós


Algo más bajo es el Picu Entrecuetos (1.043 m), cuya cumbre está en Proaza. El concejo de Quirós, que llega en su parte más septentrional a Pedroveya, llega a La Cruz de Viescas. Más acá están El Picu Cimeru (759 m), El Picu la Berruga y otros que ya pertenecen al concejo de Morcín


Aldeas de Santa Mariña de Piedramuelle en primer término, a la derecha de La Mortera, como Toriellu y La Carrera, en la zona donde se encuentra la iglesia parroquial. La N-634 pasa al otro lado de la colina


Al sur, por La Pebida (501 m) y La Peña Costanciu (525 m), donde hay localizado otro de los numerosos castros astures que jalonan la geografía asturiana va la frontera entre los concejos de Oviedo/Uviéu y Santu Adriano, empezando un poco más a la izquierda el de Morcín, donde la piedra clara del Torrexón de Peñerúes, torre medieval que dominaba el antiguo costo señorial y accesos a través del Aramo, llega a identificarse bien pese a la distancia. Más arriba, en la ladera noroccidental del Aramo está La Braña Gaméu, en términos quirosanos


Y en el Aramo, encima de Peñerúes, línea de cumbres de abajo arriba con El Cazminín (905 m), El Cantu Currilón (974 m), La Peña la Vara (1.230 m) y El Picu la Mostayal (1.303 m) entre los que no están nevados en esta foto. Más altos y ya entre nieves, El Tambarón de Fontazán (1.417 m), El Picu Cazona (1.481 m), El Picu Calzá (1.671 m), El Picu Cazona (1.481 m), El Picu Monrasiellu (1.673 m) y El Picu Gamonal (1.710 m), el más alto del sector más septentrional de la montaña


Detrás y más al sur es donde está L'Angliru, vega a 1.625 metros de altitud que constituye una explanada de praderías en lo alto del Arama, con charca ganadera que es abrevadero para el ganado. Su popularidad viene dada por la subida que se hacer por una carretera local, antigua pista ganadera, desde El Cantu Viapará, que llegan a tener un 22% de desnivel en la famosa Cueña les Cabres, meta de una de las más duras etapas de montaña de la Vuelta Ciclista a España y entrenamiento de todo ciclista deportivo


Luego pasaríamos al Moncuevu (1.717 m), con las vegas de Fonpedrín y Vallongo y en términos quirosanos, El Barriscal (1.719 m) entre Quirós y Riosa. La zona central del Aramo tiene cotas de altura bastante similar


Es allí El Gamoniteiru (1.791m), en Quirós y el más alto de la sierra, que puede reconocerse gracias a su repetidor y, en base a ello, un poco más bajo y delante, el Picu Xistras (1.764 m), dentro de una serie de cumbres un poco menores situadas al pie de la crestería de mayor altura


A partir de allí las cimas tienden a ir disminuyendo de altura en dirección sur, hacia La Cobertoria; así tenemos Peña Podre (1.618 m), La Bizarrera (1.555 m), Los Carrilones (1.504 m), El Picu Foreal (1.574 m) o El Mesqueiru (1.328 m), por citar algunas de las muchísimas peñas y picachos de sus quebradas


Y aquí tenemos el Monsacro con su cima señera del Cuitu Romeru (1.055 m) pero que, bastante tapado por los bosques de El Pando, habremos de ver mejor desde un poco más adelante



Prados abajo discurre el camino a Villamar, que acabamos de dejar y, entre las vegas y arboledas del valle del Regueru Matarrumión es El Monte'l Tío, con las casas de Casarín y Llampaza en la llanura, al oeste de El Pando


Por ahí viene el Camín Real de Quirós, el de los antiguos arrieros de la Ruta de los Neveros que llevaban nieve del Aramo a las boticas, cafés y hospitales de la capital, almacenándolo en grandes pozos. La llegada de las fábricas de hielo dio a su fin avanzando el siglo XX, ya antes de la generalización del uso de electrodomésticos en las casas 


Zona de chalets en El Trigal, otro barrio de Santa Mariña de Piedramuelle y, más arriba, los montes morciniegos del Picu Roces (506 m), otro solar castreño con La Pena Penanes (508 m) a su derecha 


Y más a la derecha La Torre (533 m) con el recinto del Picu Castiellu, también castreño, que guardan el embalse de los Alfilorios, al pie del Aramo, construido entre 1960 y 1983 para suministro las poblaciones del centro de Asturias y, especialmente, a su capital


Entre otros picos de menor altura al pie del Aramo y en el entorno a los Alfilorios, como Los Pereos (524 m), volvemos a ver El Torrexón de Peñerúes y, detrás y más arriba El Picu Torollu (637 m) y El Cuetu l'Horru (569 m)


El Aramo no siempre se deja ver, ni mucho menos, no pocas veces gusta de cubrirse con el manto de las nubes, sobre todo en días de calor y a la vez humedad en las que estas se forman envolviéndolo en brumas, a veces casi por completo


En lo concerniente a la historia se vincula al Aramo con el no menos mítico Mons Vindius de la última resistencia astur contra las legiones romanas de Augusto en las campañas de conquista del 25 al 19 a.C.


Mons Vindius o del monte blanco, o del dios Vindio, otro teónimo celta al que se le busca relación con el santuario mariano de Bendueños en Lena/L.lena. Si bien es cierto que la geografía y escenarios concretos de las guerras asturcántabras contra Roma están sujetos a numerosas interpretaciones y los nombres transmitidos por los cronistas clásicos abarcan en su ubicación, según el parecer de cada historiador, una amplia franja del noroeste peninsular, desde Peña Sagra y los Picos de Europa hasta Peña Ubiña, los montes del Bierzo, Ancares, esto es, la parte occidental de la Cordillera Cantábrica. Dice Xulio Concepción:
"divinidad indoeuropea Vindos (el color blanco, el Sol); latinizado en Vindonnus: el dios blanco, el dios Sol, la divinidad gala; el culto a los elementos imprescindibles de la Naturaleza (que diría Fernando Pessoa): el culto a la luz, al calor necesario para que se derritan las nieves y comience a florecer todo de nuevo en primavera. Porque sin la luz, sin el calor del sol tras el invierno, era imposible la vida en las montañas más altas. Eran otras las necesidades, a las preocupaciones y los tiempos..."

Según subimos a El Caleyu miremos también al 'lejano oeste', pues allí tenemos una de las consideradas 'puertas' del occidente astur



Más allá de las nieblas mañaneras que suelen cubrir el valle del Nalón a partir de su unión con el Trubia y el Nora en dirección a Peñaflor y Grado/Grau, una línea de cumbres que se extiende de sur a norte señala el paso de esta cuenca fluvial naloniana con la del Narcea: los altos de El FreisnuCabruñana, paso del Camino hacia Cornellana y Salas



Realmente estos picos son los que están justo al sur de El Freisnu, paso del Camino oficial: de derecha a izquierda, que es como decir de norte a sur: El Picu l'Esqueiriz (532 m), El Picu las Peruyales (671 m) y El Picu Pedroliu o Pedroriu (787 m), por donde discurre el ramal más antiguo del Camín Real de la Mesa, acaso su vía romana o mismamente prerromana, por su línea de castros de las cumbres que, desde el puerto, busca la línea recta hacia el mar en la desembocadura del Nalón, en cuya ría y al lado de su confluencia se encuentra Pravia, antigua Flavionavia, 'la dulce capital' de los reyes Silo y Adosinda y, acaso antes, de los astures pésicos



Dicha serranía es llamada Sierra de Miranda o del Pedroriu. Más atrás es la del Courío, puerta del alto Narcea



Más al la izquierda, cierra dicho valle del Narcea por el este la Sierra Begega o Bixega, cuya cota cimera es El Picu las Cobertorias (1.112 m)



Fácil de identificar por su parque eólico y por su forma, con Las Cobertorias en medio, a la izquierda Los Picos Prietos (1.056 m) y El Picu Caunéu (1.087 m) y, a la derecha, La Pena l'Urru (1.067 m) y El Picu la Bobia, existen en dichas cimas necrópolis megalíticas y señales de minería del oro, según señala la Enciclopedia del paisaje de Asturias, que informaba que por entonces (año 2003) aún existían en sus laderas brañas vaqueiras que practicaban la trashumancia. Por entonces diversas empresas volvieron a explotar los yacimientos auríferos del lugar con métodos industriales



Volvamos a lo cercano, a Miramar y valle y parroquia de San Claudio o San Cloyo, con Niévares, Beloviu, La Navaliega y el Valle en lontananza, en una colina



Un poco más allá se encuentra Villaverde, donde estuvo como hemos dicho la cabeza de la parroquia, con su iglesia, y sigue estando el cementerio. Justo después está El Cotayón con La Planadera, solar de un castro astur, antecedente poblacional estable de las actuales aldeas. El lugar es llamado también El Prau los Castros



Desde él se dominaba todo este territorio en torno a la confluencia de los ríos Nora y Nalón con sus valles y pasos naturales, terrestres y fluviales. Compartimos parte de su ficha en la web ArqueoAstur del arqueólogo Eduardo Pérez-Fernández:
"Historiografía 
Identificado en 1965 por José Manuel González y Fernández Valles, siendo añadido a su catálogo de castros de 1966. Incluido en el Inventario Arqueológico del concejo de Uviéu elaborada en 1984 por Beatriz Junquera Lantero. El yacimiento también ha sido descrito por Pedro Chaín y Miguel Ángel López Blanco en 2002 y Alfonso Fanjul Peraza en 2004.  

Régimen de Protección Legal 

Incluido en el Inventario del Patrimonio Cultural de Asturias (IPCA) del 23 de diciembre del 2013 y en el Catálogo Urbanístico del concejo de Oviedo-Uviéu.  
Descripción Arqueológica 
Se localiza en una elevación aislada a una altitud de 214 m.s.n.m.s, sobre el río Nora. Recinto de planta triangular de unos 150 x 60 metros de longitud conformado por una gran explanada de forma ovoide ceñida por un talud en el sector septentrional y desfigurado en las laderas E y S. En la parte alta se documentó una acumulación pétrea en forma de cono sobre la que se construyó un bunker de 10 x 4 metros, una trinchera y una estructura pétrea no definida de complicada interpretación (Junquera Lantero, 1998). 
Según descripción de Pedro Chaín y Miguel Ángel López Blanco en 2002, el recinto, localizado en la parte alta de la elevación, recibe el nombre de Prado de los Castros. En el sector occidental se documentaron los restos de una construcción de 1,5 metros de altura que alterna sillares y lajas planas de piedra, interpretada con dudas como parte de una muralla o torreón. En el flanco septentrional también se reconocieron restos de derrumbes y roca tallada. También se identificó un posible acceso al recinto en el sector SW, junto a un camino moderno (García Chaín y López Blanco, 2002).  
También ha sido descrito como castro de grandes dimensiones y planta alargada de 120 x 70 metros, defendido por un bastión en el flanco occidental del que quedan abundantes derrumbes, y la pendiente natural en el resto de frentes (Fanjul Peraza, 2005, 2014) 
Cultura Material 
Hacia los años 30 del siglo pasado se descubrió una moneda sin clasificar que en la actualidad se encuentra desaparecida (González y Fernández-Valles, 1976; Maya González, 1988; García Chaín y López Blanco, 2002). Durante la prospección de 2002 se recuperó en superficie material cerámico oxidante muy tosco de datación poco precisa (García Chaín y López Blanco, 2002). 
Periodización 
Posible ocupación romana (Maya González, 1988). Reutilización durante la Guerra Civil.  
Estado de conservación 
Construcción de un bunker que afecta a 15% del conjunto (Junquera Lantero, 1984; García Chaín y López Blanco, 2002)".


Es muy llamativo pues que un enclave tan estratégico hubiera sido empleado varias veces con objetivos similares, dominar el territorio inmediato. En cuanto a Villamar decir que se trata de uno de tantos topónimos en villa que delatan villaes agrícolas tardorromanas o altomedievales; la 'villa de Mario' o Marius



Justo en medio de la foto está la capilla de  Santo Domingo de Guzmán, en el barrio de La Torre



Prado abajo, líneas de alambradas con sus estacas y cables revelan los usos ganaderos predominantes aún en el espacio agrícola


No llegamos a reconocer el lugar de la antigua fábrica de Loza, situado más abajo de El Bloque y La Cruz en el barrio de Cantullosu, en plena vega del Ríu la Maxuca o San Claudio, también llamado Llápices, que forma este valle y desemboca en el Nora justo antes que este lo haga en el Nalón, al este de San Pedro de Nora


El valle forma un paso natural que fue empleado para el trazado de la línea ferroviaria a Trubia, la cual fue aprovechada por aquella histórica fábrica de vajillas cuyo cierre, traumático, supuso todo un impacto en la población y en toda Asturias, dada su antigua fama y reconocida calidad y prestigio


A la derecha de La Cruz y El Bloque, San Roque, otro topónimo que tiene que ver con la existencia de devociones de esta advocación como ocurre con el mismo San Claudio/San Cloyo. Dado que está en una importante encrucijada es conocido en la actualidad como Cuatro Caminos y escribe de él Casaprima Collera:
"Antiguamente servían sus prados para celebrar la romería de San Roque, de ahí el nombre que se le ha dado ahora al barrio que ha crecido, a 180 m de altitud, en torno al cruce de caminos que supone, y que le sirvió el nombre popular de Cuatro Caminos (...) a Ponteo al norte; calle San Roque, al este, hacia Oviedo; calle de la estación o de la fábrica, al sur, hacia Rivero; y calle de la iglesia, al oeste, en dirección a La Barrosa. En la actualidad, al haber perdido Villaverde el eje catalizador que suponía el viejo templo y haber crecido las nuevas urbanizaciones en torno al cruce de caminos y cerca de la fábrica de loza que sirvió de revulsivo para el crecimiento de San Claudio. Así, en sus terrenos se encuentra el centro de salud, las escuelas públicas, el centro social municipal, la biblioteca municipal y la piscina municipal descubierta. Recientemente se ha urbanizado una plaza al este del cruce de caminos, en la que se ha instalado una fuente de agua potable. Existe otra igual en el cruce que separa las carreteras de La Cabaña y La Barrosa, cerca del centro social. En los prados vecinos se celebra el 16 de agosto y fin de semana próximo fiestas en honor al santo que da nombre al lugar."

Como suele ocurrir, el lugar más poblado de una parroquia suele ser el que comúnmente se acepta para designarlo con el nombre de la misma, como es este el caso, si bien realmente son varios de sus barrios, sin que exista realmente un lugar o caserío que lleve oficialmente el nombre de San Claudio/San Cloyo, sino que es, recalcamos una vez más, el nombre genérico para la totalidad de la parroquia


La iglesia parroquial de Santa María, sita en el lugar de Cida, entre San Roque y La Barrosa y que vemos a la derecha de esta foto, es reconocible por su campanario. Como tantas veces ocurrió, la destrucción de la antigua parroquial en la Guerra Civil motivó después e decidir no reconstruirla en el mismo lugar sino en otro más poblado, aunque el cementerio sigue estando en Villaverde


Paisaje de Villamar con Les Pedroses, San Roque/Cuatro Caminos, La Pumariega más al este, El Torollu, La Cabaña, La Barrosa y, de nuevo al este, aquí a la izquierda, La Cruz con El Bloque


Les Pedroses, como La Pumariega, es un barrio de Villamar, a uno le dio nombre la piedra, al otro la manzana


Un poco más abajo de El Bloque está El Monte la Capilla, solar sin duda de un santuario antiguamente del que se ha conservado memoria en forma de topónimo


Más abajo es La Grandiella, parte en San Cloyo o San Claudio y parte en la vecina parroquia de Piedramuelle, de la que seguimos viendo buena parte de sus barrios. Ello se debe a que El Ríu la Maxuca hace de frontera parroquial 


A nuestros pues, campos y bosques de Trasdecoro, entre La Cruz/El Bloque por un lado y La Lloral, a otro, aquí abajo a nuestra izquierda, donde un edificio de pisos muestra el ímpetu del avance urbanizador de la creciente ciudad por estos golosos, por llanos y edificables, campos de la vega del valle


La Lloral 'lugar de lloreos' o laureles y, un poco más al sur, las casas de El Pontón, llamadas así por un puente sobre el río, "nombre popular de toda la zona antes de abrirse la fábrica de ladrillos existente, que aprovecha las bondades del suelo arcilloso. También recibe el nombre de El Pisón una casa de La Lloral donde hubo un pisón de trigo", dice Casaprima Collera, restos toponímicos de la desaparecida cultura cerealística de estas aldeas


El edificio se encuentra en el cruce de la Carretera de Oviedo o Carretera de San Claudio con la AS-371 o Carretera del Escamplero y con la calle Prudencio Fernández Pello, ex-presidente del Banco de Asturias y de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Oviedo. Un parque infantil lleva también su nombre al lado de este bloque


Un poco más lejos, Les Canterones, en Udrión, siempre a la vista, con las dos cimas del monte La Medina, La Venta y La Carbayeda, en San Claudio/San Cloyo


Más a la izquierda La Mortera en Piedramuelle y, a lo lejos, Los Costones y Sierra Blanca se yerguen sobre el valle del Trubia, picos de Sulacárcaba (432 m), La Buxa (457 m) y El Cuetu (431 m)



No nos cansamos de admirar este completo panorama de aquel valle rural que fue industrial con la Fábrica de Loza de San Claudio y, antes aún, con los artesanos del barro de les teyeres o tejeras que trabajaban con su tierra y preciada tierra arcillosa de la misma manera que, al otro lado del río, lo hacían, y hacen, los canteros y picapedreros



Cuesta arriba a nuestra derecha antiguas caserías reformadas y nuevas viviendas unifamiliares y chalets muestran los usos más residenciales también aquí, en la ladera meridional de La Peña Llampaya



Esta es, por ejemplo la Casa El Caleyu, con un larguísimo corredor orientado al este, a la salida del sol


Las vacas en el prado nos ven pasar tranquilamente y, más arriba, una palmera acaso haga gala de algún pasado indiano

Paisaje avanzando el verano, con los prados recién segados y agostándose al sol, cuando le hierba verde se torna amarilla y seca. Más abajo son los bosques de El Monte'l Tío, Collanes y El Gorgoyu en la zona de Tresllames, al norte de La Lloral. Fijémonos al sur en la larga loma de la parroquia de Santa Mariña de Piedramuelle, extendiéndose linealmente de este a oeste


Tresllames es, literalmente, 'tras los lodazales' que es lo que significa llama, llamarga o llamuerga, de nuevo los topónimos vinculados al barro


Si no hay nubes, irá mejorando bastante nuestra vista del Monsacro y ya podemos distinguir bastante bien su ladera norte, tantas veces en contra luz, por donde se subía en romería desde Santolaya, la capital morciniega, sita a sus pies. En la actualidad se emplea más la ladera sur, pues una pista ganadera, en la que se ha pintado un Viacrucis, permite acercarse a las cumbres, dejando el coche en Los Yanos, bastante cerca de las cimas


También la del norte puede acometerse desde La Collá, más arriba de Santolaya, a donde llega la carretera, pero es mucho más abrupta. Eso sí, es mucho más abrupta, aunque nos ofrece unos paisajes impresionantes del centro-norte de Asturias hacia el mar. Es La Cuesta la Llorera (de nuevo los lloreos o laureles), tan cantada por los romeros de antaño


Es una suerte, nada más salir de la capital asturiana por Paniceres, caminar inmersos en este paisaje verde de valles y montañas, con bosquetes, praderías y algunas caserías tanto en nuestro entorno más inmediato como en lontananza, así como zonas residenciales de baja densidad, de viviendas unifamiliares con terreno

Llegando a una de estas antiguas caserías, con su casa, cuadra y cobertizos, va acabando este primer tramo de cuesta en El Caleyu


Los prados y bosques del Reguero Matarrumión, que baja por Llampaza hacia Tresllames para dar sus aguas al de La Maxuca en La Lloral


Aquí abajo, El Montín de Llampaza, en la carretera de Paniceres a Villamar, que son las últimas casas de la parroquia de Naranco antes de la de San Claudio/San Cloyo. Al fondo, el Aramo, la montaña del dios celta


Y el Monsacro, donde podría decirse más de lo mismo pues en sus romerías de antaño se quemaba un muñeco, el Tararu, en el que se ven reminiscencias del dios Taranis, el Atronador, como lo era Júpiter Tonans y como lo sería Santiago, el Apóstol del Trueno, advocación precisamente de una de las dos capillas de la montaña. Nos lo dicen en Toponimia y tradiciones del Monsacro los profesores Francisco Javier Fernández Conde y M. Santos del Valle:
"El protagonista privilegiado de estas celebraciones era, sin lugar a dudas, el Tararu. Y la quema del mismo tiene todas las apariencias de una ceremonia ritual. Sabemos, en efecto, que Tarmus/Tarmis era el dios de la guerra en las Asturias de la época prerromana. Por asimilación y al igual que los dioses de otras latitudes, el Trararu/Tarano lo era también del trueno y de las tormentas 18. El Monsacro, por su asperidad y singularidad reúne todas las condiciones para ofrecer un lugar idóneo de entronización a una divinidad dotada de semejantes atributos. 

En la época romana la divinidad indígena fue asimilada a la de lupiter Tonans. El Monsacro se convierte de ese modo en la morada del dios romano central, el padre de los dioses, señor también de la tormenta y vinculado significativamente al sol 19. Los famosos cardos del monte de Morcín adquieren así un valor taumatúrgico y hierofánico, «como símbolos del sol divinizado. Las fogatas de las noches festivas de julio, las fiestas, de Tararu, con una funcionalidad práctica evidente en los siglos más modernos, quizá tuvieran además connotaciones cultuales, relacionadas con el Iupiter, dios-sol. 

Hogueras, danzas, música, quema estruendosa de Tararu, explosiones de júbilo. NO recuerdan las manifestaciones de una celebración con resonancias orgiásticas? Todo hace pensar así, sobre todo. si tenemos en cuenta también que la cumbre de Monsacro era un lugar funerario y sacro desde la antigüedad. 

La destrucción ignea de Tararu en el contexto celebrativo cristiano nos recuerda las fiestas de destrucción y reintegrocón cósmica, que cada año abrían la posibilidad de comenzar una época nueva, un tiempo nuevo esencialmente diferente: «el instante prodigioso en que una realidad ha sido creada o se ha manifestado plenamente por primera vez». 

Los cristianos que celebraban al principio la muerte de Tararu pretendían seguramente -tal vez sin tener una conciencia refleja de ello- acabar para siempre con una divinidad pagana, entronizando en su lugar a santos portadores de sacralidad cristiana. Con el paso del tiempo, los ritos primitivos quedarían convertidos en gestos folklóricos, vacíos de contenido y significación religiosa. 

Esta interpretación que damos a la fiesta del Monsacro, apoyándonos en las aportaciones de la fenomenología religiosa, se hace más verosímil aún, si tenemos en cuenta que Tararu moría quemado cada año de forma estruendosa el día de Santiago: el Apóstol llamado Boanerges, el hijo del Trueno, cuyas virtualidades bélicas pertenecen también al rico acervo de las creencias medievales".

Taranis, Aramo, Vindonus, dioses antiguos a los que la cristianización pudo vestir de santos en una superposición cultural tan evidente como general en todas las civilizaciones del mundo y, en el fondo tal vez, veneración a las fuerzas del cosmos que hicieron posible estos portentos geográficos, orográficos, naturales, se formasen y se habitasen, brotando de ellos agua y, con el agua, el sustento


Y en cuánto al Aramo, ¿qué mejor lugar para un dios caminero que una montaña emblemática desde la que se dominan tantos caminos y sus encrucijadas?, empezando por las de sus propias majadas y siguiendo por las de los valles a sus pies y desde los puertos de la Cordillera a la costa


Encrucijadas como esta, al lado de la única casa de El Caleyu junto a la que pasa el Camino, 'la de abajo del todo', pues las demás se extienden de él hacia arriba a la derecha, por el caleyu, pequeña caleya o calleja rural que le da nombre y sube monte arriba hacia El Carbayu y Villamorsén, bajo La Peña Llampaya


De ahí que en el cruce el mojón nos indique seguir de frente, ahora en llano, camino de Llampaxuga, aldea ovetense de la parroquia de Lloriana, muy cerca ya de aquí y en esta misma ladera, que empezaremos a ver pasadas las arboledas del fondo, donde tenemos otra cuesta


El Caleyu, "Casería de El Carbayón situada a unos dos kilómetros de Oviedo", especifica Collera respecto a su distancia del casco urbano. "Se accede por el tramo de salida desde La Florida del antiguo Camino de Santiago, bordeando la sierra naranquina por su zona occidental", añade y continúa. "Las casas no están flanqueando la carretera sino retiradas unos metros, en los márgenes de un camino que desciende desde aquella hacia San Claudio, a unos 250 metros de altitud" que es este que dejamos a nuestra derecha...


La casa es de piedra y, por el otro lado, es de las de estilo mariñana, de portalón en medio y cuartos a los lados, una evolución de la casa terrena rectangular que, con el nombre de longhouses, imperó en distintas formas en la arquitectura popular europea durante siglos

"Por las inmediaciones pasan los arroyos de Juste (oeste), que nace ladera arriba en Villamorsén, y de Matarrumión (este), que nace en Ules" y que es el que hemos dejado atrás, prosigue reseñando Adolfo Casaprima Collera


Seguimos admirando los paisajes de San Claudio/San Cloyo, parroquia rural y residencial que fue también industrial, de cuya tristemente desaparecida fábrica de loza nos cuenta este resumen histórico Carmen López Villaverde, de la Sociedad Protectora de La Balesquida:
"San Claudio es una parroquia y lugar del municipio de Oviedo con tradición ceramista desde tiempo atrás, pues ya en 1890 existía allí la Cerámica Asturiana S. A., una tejera mecánica que producía ladrillos,  tejas y otros productos juntamente con otras empresas del ramo.  Esta situación provocó el entorno adecuado para el nacimiento de una fábrica de loza fina de mesa que llegó a ser la segunda más importante de España. En 1901 D. Senén Ceñal adquiere las instalaciones de una antigua industria de cerámica en San Claudio teniendo en cuenta las ventajas que proporcionaba para el desarrollo de la misma el suministro de agua, carbón y las buenas comunicaciones. Contó con el apoyo de banqueros locales y crea la fábrica de loza de San Claudio que destacó por su modernidad y por los diseños y decoraciones de cerámica esmaltada y la calidad de sus piezas llegando a ser una empresa con nombre internacional. 
La primera Guerra Mundial repercutió negativamente en la producción, pero logró remontar de la mano de una familia de industriales de la zona, dirigida por D. José Fuentes y así quedó construida la «Sociedad Fábrica de loza de S. Claudio S.A pionera en la decoración de calcamonías bajo esmalte,  técnica desconocida hasta entonces.  A finales del XX se internacionaliza llevando su mercancía a los mercados de Italia, Chile, República Dominicana,  Marruecos, Polonia y Finlandia. 
En 1994 el Museo de Bellas Artes de Asturias organizó una exposición titulada «La fábrica de loza de San Claudio 1901-1996» (Archivo Histórico Provincial ) y en 2009 fue declarada «Bien de interés cultural» a propuesta de la Consejería de Cultura, Industria y Turismo, por acuerdo del gobierno del Principado de Asturias con la categoría de conjunto histórico. 
Con el paso del tiempo llegaron lozas muy baratas de China y los cambios de hábitos de los consumidores iniciaron su declive hasta cerrar sus puertas 2009, el 30 de abril, después de 108 años de actividad y de exportar el nombre de San Claudio por toda la geografía nacional e internacional.  Su último propietario, Álvaro Ruiz de Alda trasladó todo a Marruecos.  En la actualidad es un vertedero «de fabricar 10000 piezas diarias a ser un foco de basura».

En primer termino Villamar, con su carretera local y su barrio de Les Pedroses a la entrada desde La Cruz y carretera AS-375. Más adelante La Cruz, donde hay algunos edificios de pisos y, un poco más abajo y a su izquierda, algunas urbanizaciones que caen hacia la vega donde estaba la Fábrica de Loza de San Claudio, en cuya web, aún operativa, leemos lo siguiente:
"San Claudio se funda en el pueblo del mismo nombre, junto a la ciudad de Oviedo, donde funcionaban desde tiempo inmemorial otras empresas de cerámica, lo que creó el entorno adecuado para la fundación de la segunda empresa de loza fina de mesa que se desarrolló en España. 
En este marco, en el año 1901 D. Senén Ceñal, con el apoyo de los banqueros locales que han logrado gran fuerza merced a la industria minera y metalúrgica que se desarrolla en la región, adquiere las instalaciones de una antigua industria cerámica para crear la para entonces muy moderna fábrica de loza inglesa de San Claudio. 
Desde sus inicios San Claudio se caracterizó por las técnicas de decoración cerámica bajo esmalte más avanzadas de cada época. La decoración bajo esmalte es la única forma de garantizar que la decoración y colores permanecerán inalterables para siempre."

En Oviedo mira al oeste, artículo de Fermín Rodríguez y Rafael Ménéndez, del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial, para la serie Asturias. Viejas y nuevas polas, publicada por La Nueva España a principios de la segunda década del siglo XXI, se pasaba revista a la situación urbanística de las parroquias del occidente del concejo con núcleos urbanos e industriales:
"A pesar de que el crecimiento metropolitano de Oviedo se ha orientado hacia el Noreste, engarzando las dos ciudades principales de la región y creando  un eje que incluye los concejos de Siero, Noreña y Llanera, la difusión del crecimiento urbano de Oviedo alcanza también al Oeste del casco urbano, que se ha ido estirando desde la Argañosa, siguiendo la vieja carretera de San Claudio. 
Es una difusión relativamente reciente, largo tiempo limitada por las deficientes comunicaciones por carretera y el olvido del antiguo eje ferroviario industrial, abandonado y amenazado ante la incomprensión de su potencialidad como modo de transporte metropolitano, tratado casi como un estorbo urbano o como solar de operaciones urbanísticas al uso. Es una característica negativa del crecimiento urbano de Oviedo su desarticulación de las redes básicas de transporte, con proyectos largo tiempo postergados por diversas razones, necesarios para evitar el habitual colapso del tráfico rodado en todo el oeste de la capital. San Claudio ve pasar la autovía junto a su casco urbano, pero no dispone de enlace a ella, a pesar de ser uno de los núcleos destacados de Oviedo. Tampoco existe salida al tráfico rodado hacia Avilés y la costa por el oeste del Naranco y el maltratado ferrocarril afronta un futuro más que incierto. 
San Claudio y Trubia son dos localidades surgidas en torno a establecimientos industriales que forman parte del patrimonio histórico de la región, la histórica fábrica de cañones y la de loza, en torno a los cuales se instalaron y crecieron barriadas de trabajadores superpuestas al poblamiento rural, áreas empresariales y notables equipamientos y servicios públicos. Estos núcleos industriales de la periferia de Oviedo han ido evolucionando hacia localidades metropolitanas de función residencial, amparadas por el crecimiento urbano de la capital y la puesta en el mercado de viviendas a precio más asequible que en su casco urbano. Lo que ha permitido el crecimiento de San Claudio, como continuación de los desarrollos urbanos de La Florida y de Las Campas, hoy ya prácticamente ensamblados en una sola localidad. (...)
San Claudio ha ido aumentando su población, participando de la difusión metropolitana ovetense. La población de la parroquia ha aumentado de 2.393 a 2.575 residentes en la última década. Los mayores incrementos se localizan en aquellos núcleos que han acogido desarrollos urbanísticos de entidad, en la tipología de vivienda colectiva, destacando San Roque, La Cruz y San Claudio, por encima de Las Mazas, La Lloral y otros, hasta completar 26 núcleos, algunos de poblamiento semirrural en transformación rápida. Se necesita, también aquí, una actualización del nomenclátor oficial que recoja la actual realidad urbana. 
Lamentablemente el crecimiento urbano se ha llevado por delante buena parte de la estructura tradicional. La propia fábrica de loza está abandonada. Un ejemplo más de la progresiva desaparición de buena parte de la industria tradicional asturiana y del desapego creciente hacia el mundo industrial asturiano. Algo a revisar con urgencia, porque si algo necesita Asturias en estos momentos es volver a pensar en una estrategia industrial que mire hacia el futuro y en el impulso del debilitado tejido empresarial. Volver la mirada a la economía productiva y cerrar definitivamente el ciclo de  las operaciones especulativas."

Volvemos a ver la iglesia parroquial de Santa María, con algunas de las casas a la entrada del barrio de  La Cabaña a sus pies. Al fondo asoman los tejados de Cimavilla y, arriba a la derecha, Les Eres


Como hemos dicho, la iglesia fue construida tras la destrucción de la antigua, sita algo más al oeste, en Villaverde, en la Guerra Civil. De ambos templos compartimos parte del artículo que les dedica Románico digital:
"LA REFERENCIA MÁS ANTIGUA que se conoce a la iglesia de Santa María de San Claudio aparece en un documento fechado en abril del año 1086 según el cual Osorio, Pelayo y Elvira Froilaz, hijos de Froila Osoriz, donan a la iglesia de Oviedo diversos bienes, incluidos aquellos que se encontraban secus flumen Naura ecclesiam Sancti Claudi. Una nueva referencia documental la aporta un testamento de 1104 en el que Doña Gunterodo Osoriz dona a San Salvador de Oviedo diversos lugares y propiedades, entre los que figura el monasterio sci claudi iuxta flumen Naura. Nuevas menciones del topónimo, citado como San Cloyo o San Clodio, se repiten a partir del siglo XIII, aunque no se refieren directamente a la iglesia. 

La actual iglesia parroquial de Santa María, de carácter neohistoricista y planta de cruz latina, fue construida más próxima a la población y algo distanciada del lugar de culto original. De la antigua iglesia, que quedó destruida durante la guerra civil, solamente han llegado hasta nuestros días algunos capiteles, de buena factura, que se conservan en el Museo Arqueológico de Asturias. En 1949 J. Manzanares visitó la primitiva iglesia de San Claudio que, aunque en ruinas, aún se mantenía en su emplazamiento original. 

En el momento de su destrucción, el templo conservaba buena parte de su fábrica románica, a la que se habían añadido en los siglos XVI y XVII la sacristía y la capilla del Rosario. Se trataba de una iglesia de nave única y cabecera semicircular; como era habitual, la nave estaría probablemente cubierta con techumbre de madera a dos aguas, y el ábside, ampliado posteriormente con remate de testero recto, con bóveda de cañón." 

Las casas de los barrios más poblados se disponen en la zona más llana, tal que aquí, en La Cai d'Allá, las casas a la salida de Villamar, que miran al antiguo solar de la primitiva iglesia, en Villaverde, así como al Prau los Castros, origen poblacional de la parroquia


También bajo El Prau los Castros, solar del castro de Les Planaderes, y a la izquierda de Villaverde, están L'Ataruelo y La Llama, por donde habría de ir otro antiguo camino pues, poco más allá, en La Maxa, Adolfo Casaprima Collera informa de "un antiguo mesón al albergue utilizado por los romeros en su peregrinaje a Compostela"



Y es que, por el valle, es muy posible hubiera existido otro antiguo camino hacia el occidente, alternativo a este, que cruzaría el Nora en San Pedro de Nora, donde hay una famosa iglesia prerrománica, o bien el Nalón en Udrión, donde existe el topónimo La Barquera. No es un Camino oficial ni señalizado pero peregrinos conocedores de la zona lo han hecho opcionalmente


Y es que no todos los caminos iban por el mismo trazado, siempre había ramales, alternativas, desvíos, etc. Muy posiblemente llegó a ser este preferible porque el de abajo, el del valle, era extremadamente acuoso y ahí tenemos toda la tradición de artesanos e industrias del barro y la cerámica, así como los topónimos La Barrosa, La Llama o Tresllames relacionados con los lodazales. Por el valle sí se trazaría posteriormente el ferrocarril a Trubia, que uniría su fábrica de armas con la capital y cuya puesta en marcha agilizó la industrialización del valle. He aquí su historia en Wikipedia:
"A mediados del siglo XIX se había visto interés estratégico en conectar la Fábrica de armas de Trubia con la de Oviedo y con la red ferroviaria convencional. El primer proyecto para conectar la fábrica de Trubia mediante ferrocarril data de 1852 y se debió a su director, el general Elorza. El proyecto planteaba una conexión ferroviaria con un puerto y con las minas que la fábrica poseía en el concejo de Riosa, para sustituir el transporte por camino carretero. 
Una ley de 12 de enero de 1877 declaraba comprendida dentro de la ley de 2 de julio de 1870 «el ferro-carril que, partiendo de Oviedo y pasando por la Fábrica nacional de Trubia, vaya a terminar en la villa de Pravia», lo que permitía al gobierno subvencionar su construcción, con una previsible extensión hasta el puerto de San Esteban de Pravia. Finalmente, por una ley de 19 de diciembre de 1879 del Ministerio de Fomento, se autorizó al gobierno la concesión de la construcción de la línea de Oviedo a Trubia, ​perdiéndose el tramo que conectaba Trubia con Pravia. La concesión se otorgó a la Compañía de los Ferrocarriles de Asturias, Galicia y León, compañía que construye la línea y la abre al público el 30 de abril de 1883. 
La línea partía de la estación de Oviedo, donde conectaba con la línea en construcción León-Gijón, cuyo trazado se completaría un año más tarde al abrirse la rampa de Pajares. Abandonaba la ciudad paralela a la antigua carretera a Grado[hasta alcanzar el valle del arroyo de Llápices (o San Claudio), afluente por la izquierda del río Nora. Atraviesa la localidad de San Claudio y en las proximidades del Nora su trazado describe una curva a izquierdas y, mediante el túnel de La Boza, pasa al valle del Nora. En las proximidades de San Pedro de Nora abandona el valle del Nora para situarse en la margen derecha del río Nalón, por el túnel de El Estrecho. Con rumbo sur atravesaba un nuevo túnel, La Peña, para alcanzar las proximidades de Trubia y cruzar el río Nalón mediante un puente metálico. La estación se situaba en la margen derecha del río Trubia, enfrente de la fábrica de armas, pero en la orilla contraria".


Espectacular el panorama de la campiña, las colinas y, a lo lejos, al sur, el Aramo y las cumbres de la Cordillera Cantátrica por la zona de La Mesa y Marabiu, inspiración para el experto montañero José Ramón Lueje en su Guía de la montaña asturiana cuando escribe:
"Asturias es, dentro del territorio nacional, la región de la más fuerte y poderosa orografía. Mucho más que dilatada marina y Costa Verde, más que la serie de valles espléndidamente ubérrimos y siempre en lozanías inmarcesibles, es la verticalidad y la cumbre en ensamble y sucesión. Es la Montaña por antonomasia, la montaña eterna que es como el símbolo consustancial y determinante de su naturaleza y paisaje".
 
"Montaña eterna" como los dioses y espacios sagrados que les dieron nombre a muchas de ellas en estos verdaderos 'santuarios de los dioses de piedra' que vemos aquí luciendo en todo su esplendor, Aramo y Monsacro


Si bien sensiblemente más pequeño y bajo que el Aramo, el Monsacro o monte La Madalena tiene, como aquel, una altura bastante similar en su línea de cotas cimeras. Ya hemos hablado de los 1.060 m de El Llenu Vellar y de los 1.055 m del Cuitu Rumiru, pero ahí tenemos asimismo La Fayona, El Cantu la Sierra, El Rozu la Espina y, a la izquierda y bien reconocible, El Picu Marieyu (979 m). Entre ellos se extiende la campera de Les Capíes, las capillas de la Magdalena, al final de La Cuesta la Llorera; y de Santiago, situada algo más arriba y en cuyo Pozu de Santu Toribio la tierra se decía tenía propiedades milagrosas


Cercana a la de la Magdalena, que da también nombre al monte, La Madalena, se encuentra La Campa les Flores, "relacionada con los 'cardos de la Santa', cuyas virtualidades prodigiosas ya hemos indicado más arriba. En ella tenía lugar la celebración del sacrificio ritual del Tararu", leemos en Toponimia y tradiciones del Monsacro. Otro paraje sumamente importante es La Covarriella, que "era el lugar de reunión en la romería del día de Santiago. A ella recalaban los romeros desde la Campa de les Flores para poner broche final a las celebraciones". En las inmediaciones de la capilla de la Magdalena está asimismo La Cueva les Bonetes:
"Pequeña oquedad natural, en las primeras estribaciones de la sierra de La Fayona, a la derecha del camino que conduce a los picos elevados del Monsacro por Vallina Monxa. Este topónimo, el mismo de Vallina Monxa, la llamada Cueva I'EmitaÍiu, pegada a la iglesia de La Magdalena, el Preu o Güertu I'Ermitañu, un cercado próximo a la capilla de Santa Catalina y varias denominaciones relativas a huertos: el Güertu, sito en la vertiente norte del Monsacro o el Güwtu Mingu, un pequeño recinto, a la izquierda de Vallina Monxa, cercado por paredes naturales de roca y de difícil acceso. parecen estar aludiendo de manera implícita a la presencia de ermitaños o monjes en este lugar, caracterizado desde siempre por la sacralidad." 

El Camino, bellísimo, sigue bastante llano encajado entre les sebes de matorral silvestre que hace de separación de fincas


Prado hermoso de hierba alta y verde, pronto ya a ser segado, cuando su aroma impregnará el ambiente de esta campiña ovetense


Hermosas flores silvestres crecen en la vereda, destacando su color blanco sobre el verdor de la hierba crecida


Dejamos a los lados las entradas a varias fincas y empezamos a subir de nuevo otra cuesta entre más prados


Tras la salida de la ciudad por La Florida con la subida a Paniceres, puede decirse que esta cuesta de El Caleyu es la segunda de relevancia en el Camino Primitivo, pero pronto dejaremos de llevar la cuenta...


Más entradas a fincas, el Camino no ofrece riesgo de pérdida, es todo cuesta, corta y placentera de caminar creemos, pero cuesta, las subidas y bajadas del Primitivo, su dureza y su belleza, como decíamos antes


Se sube además bastante suave y pausadamente en estos parajes donde puede uno respirar un muy tonificante aire puro


Ahora caminamos entre alambradas de cierre de fincas, los tramos de sombra bajo los árboles pueden ser una bendición en días de sol agotador e intenso

Es una maravilla, repetimos y repetiremos hasta la saciedad, que nada más salir de la ciudad nos hallemos en esta magnífica senda caminera, esperemos que nunca sea malograda, como ha acontecido con tantas y tantas otras

Llega ahora un tramo bastante más empinado, en el que ganaremos altura rápidamente

Una foto al sol de la tarde, cuando apenas suelen pasar peregrinos. No obstante, si alguno sale tarde o desea hacer una etapa corta, el primer albergue está cerca, en L'Escampleru, a menos de seis kilómetros de aquí y a unos 11 de la Sancta Ovetensis

Foto en la mañana y con la hierba alta en los pastos


Foto de la tarde con las casas de El Caleyu a nuestra derecha. Poco más arriba está Villamorsén, antigua villa de Ermesindus o Ermesundus, donde fueron hallados fragmentos de tegula (teja estilo romano) y piezas de cerámica


El suelo es un tanto irregular pero duro, de hormigón y piedra, lo que evita resbalones de gente, ganado, o algún vehículo que, muy ocasionalmente, circule por esta cuesta, acaso un tractor Pascualín



Una concha jacobea en la muria de una finca


Ganado caballar en El Caleyu y, arriba, El Cantu la Caleyina (574 m), otra de las cotas del Monte Naranco. También asoma un poco El Picu'l Paisanu (637 m), la cima más alta


Un viejo castaño seco es símbolo de antigüedad y del paso del tiempo mientras que los chalets del fondo nos transmiten los cambios de usos y costumbres en gran parte del agro asturiano



Los prados antes de su siega, los frescos pastos al pie del Naranco...

El mismo lugar con los prados segados y la vereda izquierda más desbrozada

Más vistas de Villamar y su entorno... La Lloral, Tresllames, Les Maces... más a lo lejos las nubes cubren los puertos

A lo lejos Sograndio, puerta del valle donde está Trubia, otro gran núcleo industrial y urbano del concejo con la Fábrica de Armas de Trubia, que no vemos desde aquí, fundada a finales del siglo XVIII por la necesidad de apartar la producción armamentística española de la frontera con la Francia revolucionaria

Prosigue así nuestro ascenso por la cuesta, agradable, suave pero, a la vez, continuado, aunque al llegar a los árboles del fondo habremos llegado al final de esta subida


Según subimos, y aunque no estamos a una gran altura, nuestro campo de visión aumenta notablemente. Ahí tenemos por ejemplo las montañas del occidente y, más abajo, el valle del Nora, el cual bordea el Naranco por el este y hacia el norte para luego bordearlo por aquí por el oeste antes de darle sus aguas al Nalón, de aquí que el territorio ovetense en los documentos medievales se plasmase que se extiende 'de Nora a Nora', pues conforma su frontera


La sucesión de serranías que se alargan de sur a norte separan otra sucesión de valles y, en cuanto nos asomamos a la zona occidental asturiana, los enormes parques eólicos de sus crestas van a ser una constante, creciente, en su paisaje

No se llega a ver la confluencia de los ríos Nora y Nalón  pero sí montes y aldeas de las parroquia de Báscones, Berció y Santa Marina, en el vecino concejo de Grado/Grau. Muy en la distancia, una larguísima hilera de eólicos nos señalan los pasos entre los concejos de Salas y Tineo/Tinéu, por los que pasaremos en la zona de La Espina, otra de las 'sucesivas puertas del occidente' que hallaremos en nuestro camino a Compostela por tierras asturianas

Según avancemos hacia el occidente, además, predominarán los usos agropecuarios sobre los residenciales en la campiña, con grandes caserías y naves de ganado, así como cultivos agrícolas y otras labores agropecuarias tradicionales adaptadas a los nuevos tiempos que constituyen otro de los grandes alicientes del Camino Primitivo como cuando, por ejemplo, hallemos los grandes rebaños de vacas y caballos que pacen apaciblemente en los pastos abiertos de las montañas o en las grandes ganaderías de tantos pueblos del Camino

Este será el paisaje predominante durante las etapas asturianas del Camino Primitivo; luego, adentrándonos en Galicia, si bien bastante similar en la zona de A Fonsagrada, las grandes extensiones de pinares se harán más presentes y se suavizarán paulatinamente la fraguosidad de las montañas

Valles profundos, valles menos profundos, algunos rellanos y colinas que van haciéndose montañas más altas según miramos hacia el sur serán la tónica general de nuestro paisaje y entorno más inmediato


Desde aquí mismo, desde Villamar hasta los cordales de La Mesa, Marabiu y otros más al suroccidente, tenemos un compendio paisajístico verdaderamente inolvidable


Pasamos ya aquí sobre la Cai d'Allá, al norte de la ermita de Santo Domingo de Guzmán, en Villamar


La Cai d'Acá, al sur de la ermita y antes de la capilla según se sube a ella desde El Cruce y San Roque


También La Torre y Solatorre (bajo la torre), también llamado La Vinada, que da a entender que hubo en tiempos una torre o casona y, más que viñas de vino, campos en barbecho que un año se plantaban y otro no, de ahí que a veces estos topónimos aparezcan con 'b' como explica Arias:
"Tierras en barbecho parece que fueron las llamadas La Binada, Las Binadas, Les Binaes (Llg), a juzgar por un documento del siglo XVIII en que se dice “... hay tierras de secano que llaman de vinada que producen trigo o escanda un año y descansan al siguiente...”

Unos bosques que se extienden al oeste de Villamar y al norte de San Roque son los de la laguna de El Torollu, conocida por el lugar de este nombre pero que popularmente es La Borreguera. Se trata de una balsa de agua de 80 m de diámetro y 5 m de profundidad empleada hasta su cierre a mediados del siglo XX para fabricar el barro de la Cerámica Riba, alimentada por El Regueru les Güelgues, que nace cerca de La Espriella en La Cabaña y el de La Borreguera. Su situación apartada hizo que se formase un ecosistema muy importante rodeado de arbolado autóctono, donde habitan numerosos anfibios y anidan aves migratorias


El paso caminero por el valle de San Claudio/San Cloyo tenía un obstáculo importante en el cruce de los ríos Nora y Nalón pues, si bien había puentes y barquerías, el cruce casi seguido de ambos ríos en la zona montañosa y de acantilados fluviales de Priañes y Rañeces la hacía menos apetecible que esta. que cruzaba el Nora más al norte en La Ponte Gallegos y retrasaba el cruce del Nalón hasta Peñaflor aprovechando su llanura en Valdunu para discurrir bastante apaciblemente una vez dejadas atrás las cuestas de L'Escampleru y Premoñu, por donde vamos a pasar


Más al sur, si bien los caminos norte-sur entre la meseta y Asturias son relativamente numerosos e importantes, los de este a oeste son harto difíciles por las altas montañas y solamente se usaban por pastores en trechos cortos de pueblo a pueblo o de majada en majada


Y así, en esta franja central asturiana, de la misma manera que el valle del Caudal o Río Grande, como el del Nalón, o el del Trubia ofrecían buen paso de norte a sur enlazando con la meseta por los puertos, el gran valle del Nora lo ofrecía entre estos y la costa y, tanto o más importante, de este a oeste, ofreciendo un gran pasillo natural que, enlazando al oriente con los valles del Piloña, Sella y Güeña, llegaba la occidente al del Cubia, paso ya por las serranías de El Freisnu y Cabruñana al del Narcea, como dijimos


Dominando los caminos y su territorio más inmediato, defendiendo pero, a la vez, controlando con derechos de paso a los arrieros y tributos a los vecinos, torres, casonas y castillos jalonaban sus trayectos y. aún hoy alguno se conserva, solo sea en parte, como La Torre Peñerúes


Cuando estamos ante una de esas torres nos damos cuenta de su amplísimo campo de visión. Mismamente esta, que destaca en la lejanía cuando le da el sol, es un muy buen ejemplo de ello, pero existían muchas más y, antes que ellas, los castros. No pocas se hicieron, efectivamente, sobre recintos castreños o en sus inmediaciones


Más tarde, cuando las torres ya quedaban desfasadas como dispositivo de vigilancia y control de paso, aunque siempre fueron símbolo de poder, se optó por establecer casas de portazgo para cobrar los oportunos peajes, a pie de camino o en las nacientes carreteras y, por supuesto, a la entrada de las mayores poblaciones. Luego llegarían los fielatos y, en nuestros días, los peajes de las autopista. No hay nada nuevo bajo el sol...


Y luego tenemos casos extremadamente llamativos, lugares como el Monsacro con sus santuarios de peregrinación local pero que, en el caso de los peregrinos del Camino del Salvador, se barrunta no pocos se desviaban para subir allí a ser acogidos por la comunidad de monjes, frates, que exitió durante un tiempo en el medievo, aunque para ello habían de hacer un sobreesfuerzo y retrasar su llegada a la Sancta Ovetensis al menos un día o dos, saliendo normalmente desde Mieres


Hemos de apuntar que muchos documentos pretendidamente más antiguos del Monsacro, como de tantos lugares y caminos antiguos empezando por el de Santiago, son interpolaciones escritas mucho tiempo después de la pretendida fecha original, pero ello no es óbice para dejar de destacar su venerada atracción como lugar de paso espiritual entre la tierra y el cielo. Volvemos a releer en Toponimia y tradiciones del Monsacro:







Ahí tenemos La Cuesta la Llorera que llega a una especie de llanura, cerrada en forma de 'U' invertida y que mira al norte guardada por El Llenu Vellar, El Picu'l Romiru, El Cantu la Tinta, El Picu Marieyu y otros. Ahí está primeramente y al borde La Capía d'Abaxo o de la Magdalena y, más cuesta arriba, La Capía d'Arriba en Los Escalones, entre ambos se extiende El Mayéu la Madalena:
 "Los pequeños (mayaos) o majadas son abundantes en toda la montaña de Morcín. De ahí la importancia ganadera de ésta. El que se extiende entre las dos capillas, el más grande de todos, es el mayeu por excelencia. Por eso, no podía menos de recibir la denominación específica hagiopatronimico más importante del Monsacro: La Malena".

La llamada Peña los Altares, "en la vertiente nordeste del monte, quizá tuviera también cierta connotación religiosa, aunque desconocemos la posible tradición o leyenda que debiera estar relacionada con ella. Los naturales de la zona destacan la bondad climática de este lugar juntamente con el de Llan Feliz o An Feliz, también muy cercano. Al parecer, la temperatura alcanzaba en estos parajes varios grados más de calor que en las localidades cercanas" y El Mayéu del Obispu, "En la parte alta del camino o desfiladero del Cuitu cerca ya del Mayéu d'Entrepuertes, se encuentra una roca natural, que brinda al viajero un descanso merecido, después de remontar la cuesta. La tradición lo vincula a la legendaria venida de Santo Toribio, en su supuesto viaje a Monsacro acompañando las santas reliquias"


la derecha del picudo y cónico Cantu la Sierra llega desde Los Yanos y Otura, al otro lado del Monsacro, la pista ganadera, por donde sube el Viacrucis


Se ve perfectamente la 'V' que forman las montañas que cierran el valle del río Riosa o Llamo que, aguas abajo es también conocido como río La Foz en el desfiladero o foz que forma al paso por la población morciniega de este nombre antes de desembocar en el Caudal


A lo lejos se reconocen los picos de la Cordillera con el Altu la Segá (865 m) cerrando el valle del río Llamo por el sur. A la izquierda La Campa Braña


Aquí cerca y más abajo, reconocemos las instalaciones deportivas La Pixarra en Santa Mariña de Piedramuelle, dedicadas a Emilia García Fernández, La Pixarra, popular aficionada del Real Oviedo


Vemos poco más arriba las casas de Santu Medero, que pertenecen a la parroquia ovetense de Llatores, en cuya capilla se celebran las fiestas parroquiales



A lo lejos tenemos La Sierra la Gobia con Peñarrubia (834 m), más atrás es El Picu Llosoriu (997 m), en el Cordal de Cuba y en cuya cima se unen los concejos de Morcín, Riosa y Mieres...



Más a la izquierda Aspra, por donde pasa la N-634, en El Cristo, que formó parte de la antigua parroquia rural de San Pedro de los Arcos hoy incorporada a la ciudad, "situado a 330 m de altura, dominando la depresión de Oviedo, de ahí que las primeras menciones documentales a este lugar, en el siglo X, se le denomine "monte Aspera", informa Adolfo Casaprima Collera


A la izquierda El Monte Canales, con El Campón más arriba y el Alto Magarrón (655 m) en lontananza, en la Sierra de Llagos (a la derecha). Pero los que más destacan sin duda son los altos picachos nevados de la Cordillera en la zona allerano-lenense froteriza con León


Destacan El Picu Tres Conceyos (2.014 m), El Picu Pisones o Camparón (2.043 m), Robequeras (2.091 m) o L'Estorbín de Valverde (2.124 m). Por ahí entra en Asturias la Vía Carisa o Camín Real de la Carisa, llamada así por ser donde irrumpieron las legiones de Publio Carisio, legado de Augusto, hallando enconada resistencia astur


Más a la izquierda, por Vegará, Piedrafita y Puertu Braña (San Isidro) entran los ramales del Camino de Santiago Allerano que también vienen a San Salvador


Los depósitos de El Cristo y algunos edificios del campus universitario


Buenavista y, a la izquierda, la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud


Hermoso paisaje al este del valle del Regueru Matarrumión y el boscoso monte de El Pando según vamos alejándonos de la ciudad


Absortos con tal panorámica y paisajes continuamos subiendo los últimos metros de esta cuesta


Y, a la vez que caminamos, seguimos contemplando el panorama que se ofrece a nuestros ojos...


La denominada geológicamente 'Depresión de Oviedo' ante nosotros en este su sector entre el Naranco y el Aramo, gran pasillo natural empleado como vía de comunicación desde la más remota noche de los tiempos conformando toda una red caminera de caminos de norte a sur y de este a oeste que forman multitud de encrucijadas, no es de extrañar que antiguas deidades camineras, como Aramo, diesen nombre a la gran montaña central asturiana que los domina desde sus alturas


No es de extrañar tampoco que en su vecino monte Monsacro de quisiera ver asimismo la presencia de las divinidades tronadoras de las tormentas y, por ende, de la guerra, un monte sagrado y de cierta dificultad de acceso, muy proclive a ser lugar de escondite y refugio de monjes guardianes de reliquias de cuyas primeras noticias da cuenta el cronista cordobés Ahmad ibn Muhammad al-Razi hacia 997 cuando dice que "muchos de los cristianos, dejadas las ciudades, huían a los montes de Asturias y llevaban consigo las reliquias que podían o escondían en lugares subterráneos" como podría haber sido en el Monsacro el Pozo de Santo Toribio en la ermita de Santiago, al menos según la tradición 


La historiadora Natividad Torres Rodríguez en su libro Montsacro. In aeternum et in perpetuum Monte-Sacro informa de un texto anónimo del siglo XIII según el cual el Monsacro habría tenido un gran bosque y el arca que contenía las reliquias habría sido dejado allí:
"Aquel monte , debido a su gran espesura y altura de sus árboles, es sombrío y oscuro. A su abrigo, en el lugar y cumbre más destacados, a la interperie, fue colocada el ARCA con las RELIQUIAS y se pusieron dos travesaños recortados bajo sus cuatro patas"

Los árboles comban sus ramas sobre el Camino, proporcionándonos un cobertizo natural que nos ofrece otro trecho de sombra en los últimos metros de cuesta


El paso de peregrinos es bastante constante por las mañanas, la mayor parte frescos y a buen ritmo tras una reparadora pernocta en algún albergue u otro alojamiento ovetense. Según nos acercamos al mediodía y, sobre todo, avanzando la tarde, suelen pasar muy pocos, si bien, como hemos dicho, la existencia de un albergue muy próximo, en L'Escampleru, ofrece la posibilidad de hacer una etapa muy corta y poder emplear la mañana en descansar y completar algún recorrido o visita por la ciudad, catedral, casco antiguo, comer en alguna afamada sidrería, etc.


Ahí al fondo tenemos ya el final de la cuesta, este último repecho va todo recto, percibimos los trabajos de ensanche y explanamiento que en su momento se hicieron en el viejo Camín Real


Las características hojas de los carbayos enmarcan esta bella estampa del valle y las montañas con Villamar en primer término


Y los campos de El Bravón, aquí justamente debajo de nosotros, hoy en día apacibles prados de pasto separados por sebes pero que en algún tiempo tuvieron que ser terrenos bravos, bravíos, agrestes, 'barbarum', y además en aumentativo


Y acabamos la cuesta en esta encrucijada donde enlazamos con el camino que comunica Villamorsen con Villamar, testimonio de antiguas villae agrícolas astur-romanas que fueron el precedente de las actuales aldeas con sus caserías y quintanas

Tras subir el Camino empieza a bajar, una de las constantes en tantas y tantísimas cuestas y recuestas del Camino Primitivo. Dejamos a la izquierda la entrada a una finca y proseguimos de frente en suave descenso, tal y como nos señala el mojón


El Camino hace aquí una curva cerrada a la derecha siguiendo la sinuosa orografía de la falda de la montaña. Sigue siendo evidente ver cómo se ensanchó el paso a la derecha, permitiendo el acceso de vehículos a las fincas, que en principio sería todo el muy escaso tráfico rodado que nos podríamos encontrar y muy ocasionalmente


El Camino a partir de ahora va a seguir un trayecto mayormente llano durante unos cuantos metros, con la Cai d'Allá y La Pumariega, lugares de Villamar, a nuestra izquierda


Tenemos que reiterar la verdadera maravilla que es que los peregrinos del Camino Primitivo tengan esta bienvenida de la campiña asturiana nada más salir del casco urbano; nada que ver con otras salidas, o entradas, de grandes poblaciones en las que hay que atravesar polígonos o áreas industriales, enlaces con autopistas con sus rotondas, subterráneos y pasarelas sobre el tráfico y, con ellos, espacios sumamente degradados. Esto es una bendición que estimamos oportuno preservar al máximo


Y es que en la vorágine jacobita actual a los caminos en muchos casos simplemente hay que dejarlos en paz; una pertinente señalización,  con su limpieza y desbroces periódicos y poco o nada más. Estamos cansados de ver sendas magníficas transformadas en parques temáticos más con criterios urbanísticos que naturalistas y culturales


Este es el valle tal y como es muy posible que os lo vayáis a encontrar muchas mañanas, tanto de invierno como de otoño, primavera y verano. Las nieblas remansan en él y van disipándose según avance la mañana, a veces rápida y a veces lentamente


Sin niebla, entre los árboles veremos el pueblo de Quexu, en la ladera del monte La Berruga, al otro lado del valle del Nora y en el concejo de Les Regueres, donde molía antaño El Molín del Requexu



Más abajo y en la parte más cercana a la ribera del Nora está Sirviella, toda esta zona, renombrada por su hostelería, pertenece a la parroquia reguerana de Valsera. Al fondo los montes del occidente, plagados de parques eólicos


Es salir del casco urbano ovetense y vernos inmersos en los hermosos paisajes del campo asturiano... prados y árboles, a veces solitarios y a veces formando pequeñas matas y bosquetes. Les sebes forman dibujos como líneas oscuras trazadas en el tapiz verde de los campos de siega y pasto o, como se decía antes, 'de diente y guadaña'


Cuesta abajo son los prados de Les Morteres, antiguos terrenos de aprovechamiento comunal que, etimológicamente, podrían tener que ver con el latín morari 'morar', relativos a los moradores o bien con 'pastos muertos' que permanecerían sin uso durante una época del año. El Camino es un espectacular mirador y atalaya del valle del Ríu la Maxuca o Llápices que forma parte de una de la 'Depresión de Oviedo'


Paso a paso, el Aramo y el Monsacro van a ir quedando atrás, pero seguirán siendo una referencia visual imponente cada vez que miremos al sur y sur-sureste durante bastante tramo de Camino, al menos hasta la bajada al valle del Narcea y Cornellana, donde entraremos ya en otra cuenca fluvial y área geográfica

Prados de La Llantada, de llantar 'plantar', que caen hacia Villamar. Magnífico paisaje de San Claudio/San Cloyo con el gran anfiteatro natural de las montañas de la cordillera

La Cai d'Acá, Les Pedroses, El Bloque con El Cruce y San Andrés a su derecha. "San Claudio, nuestra marca". La pintada llora la pérdida sobre los muros de aquello que fue una fábrica de loza y mucho más, una imagen de marca, un sello de identidad para este pueblo", describía en otro de los capítulos de la serie Asturias. Viejas y nuevas polas de La Nueva España el triste final de la fábrica de loza que dio renombre al lugar...

"Ahora que no se hace loza en el Rivero ni cerámica en La Lloral, que San Claudio sigue siendo una marca de porcelana que se fabrica en Marruecos, alguien retrocede hasta los tiempos en los que llegaron a 1.000 los trabajadores de la fábrica, con aquel alto porcentaje de empleo femenino. Santiago Menéndez es, además de alcalde pedáneo, el nieto de Elvira Fernández, «la primera mujer que trabajó en la loza de San Claudio», y sabe por eso que perderla «fue un mazazo».  En 2009, con 45 operarios, acabó mal la lucha popular por dejar aquí la factoría. «La había comprado un especulador sin ninguna vinculación con Asturias, cuya única finalidad era hacerse con la marca», se queja Andrés Lázaro. Él se fue y San Claudio se quedó aquí, con su recuerdo de la loza y de la cerámica en La Lloral y los talleres Fuente Trubia. «Éste fue un pueblo eminentemente industrial», remata Menéndez, «que sufrió una transformación terrible».

Y en el capítulo para la misma serie, titulado Marcas de fábrica de Marcos Palicio se incide en el impacto y transformación que acarreó el cierre de la industria:

"El eco de los pueblos pioneros de la industrialización ovetense reconducidos hacia la función residencial recorre el Oeste del concejo, llega hasta San Claudio y allí calibra lo que duelen los restos de la fábrica de loza, que abrió en 1901 y cerró en 2009. Sus mil obreros, sobre todo trabajadoras, sólo eran ya 45 el día de la clausura, pero dejaron también aquí el regusto de la tradición industrial de toda esta zona tomada hoy por las urbanizaciones y las zonas verdes, con tanto intercambio de personal entre las dos industrias que en las fiestas de San Claudio celebraban un «día de Trubia». Hoy, este paisaje y aquél se parecen. También aquí es necesario abrirse paso entre los nuevos bloques de vivienda en altura para redescubrir el pasado industrioso de la loza y la cerámica en La Lloral. Fuera de Asturias, Antonio Huerta identificaba su pueblo por proximidad con la Fábrica de Armas. San Claudio ha sido siempre una marca de cerámica."

Llaneamos camino adelante en La Muria, un topónimo que se refiere a los muretes de piedra que cierran las fincas y que suele ser muchas veces la base sobre la que crece la sebe aunque, cada vez que aparece el topónimo, muy abundante con sus variantes en el noroeste peninsular, se observan reminiscencias de antiguas construcciones. Nos lo explica muy bien Xulio Concepción Suárez en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana:
"En asturiano una muria es 'un montón de piedras procedentes de una pared derruida'; también es un simple paredón, un muro de contención. Aplicada al terreno, suele referirse a lugares que hacen de límites divisorios entre pastos, propiedades, vertientes distintas; o a simples lugares altos".

Placentero caminar entre prados y bosquetes, una buena manera de empezar la jornada andariega por la zona rural ovetense y especialmente en este tramo en el que las cuestas van a darnos una buena tregua


En el portón de la finca se plasma el nombre del lugar, La Muria, a medio camino en la cuesta entre Villamorsen, parroquia de Naranco, y Villamar, parroquia de San Claudio/San Cloyo 

Otro excelente mirador y promontorio sobre el valle que mira a las montañas del Alto Cubia y Trubia

Campos de El Vallín, El Rabocán, La Llamera, La Tablada, La Mortera y El Cenoyal que suben hacia La Peña Llampaya al oeste de Villamorsén

Asoman algunas de las casas de Villamorsén al otro lado del seto a nuestra derecha, en la zona de Les Miraes, que parece sin duda hacer referencia a su condición de mirador y atalaya

Aunque no tal alta como el Monsacro y menos aún que el Aramo, la forma de La Peña Llampaya  y su ubicación en las estribaciones occidentales del Monte Naranco la van a hacer también fácilmente reconocible cada vez que miremos al este según avanzamos por los puertos hacia el occidente asturiano

Continuamos caminando en llano en dirección a Llampaxuga, la en la vecina parroquia de Lloriana, la más occidental del concejo en el Camino Primitivo

Prados a derecha y a izquierda, cercanos pero a la vez un poco apartados de núcleos poblados, así discurre nuestro camino por estas laderas meridionales del Naranco

Estamos en una de las famosas 'rutas del colesterol', por lo que, además de peregrinos, veremos a numerosos vecinos de La Florida, Les Campes, San Claudio/San Cloyo y otros barrios de la urbe caminando y/o corriendo para mantenerse en forma


Y senderistas, pues son muchas las rutas, señalizadas o no, que discurren por la montaña y sus alrededores, desde sus cimas a los valles aledaños, formados por el Nora y sus afluentes


Quintanas de Villamorsén y, sobre ellas, El Cantu Caleyines. Más alto y más a la derecha es el Altu la Rasa, reconocible por sus antenas


Las quintanas conservan sus hórreos, que han sido restaurados, pero ya no cuelgan como antaño de ellos les riestres de panoyes, las ristras de mazorcas de maíz curando al sol para luego molerlo y hacer la boroña en casa. La casa de la derecha conserva también su corredor y, entre ambos hórreos, hay un cobertizo donde se guarda el carro de labranza. Una vara yerba o facina a la izquierda del hórreo de la izquierda es una de las escasas supervivientes de este elemento que era característico del paisaje rural asturiano hasta que fue sustituyéndose por el de la hierba empacada en plástico


Más a la izquierda, una casa unifamiliar estilo chalet ejemplifica en paso de lo rural a lo residencial en estas aldeas ovetenses. Más arriba y entre los eucaliptos reconocemos alguna casa de La Pasera que, como su nombre revela, se encuentran en uno de los seculares pasos de la montaña, en la ladera del Cantu la Caleyina

Una imagen de Villamorsén a principios de primavera, cuando aún no han florecido los pumares. Observemos la cantidad de cables eléctricos que controlan los lugares de pasto del ganado

Poco más arriba de Villamorsén esta Llano, por donde va la carretera que, desde la Avenida de los Monumentos (Santa María del Naranco y San Miguel de Lliño o Lillo) recorre la ladera del monte comunicando el Centro Asturiano de Oviedo, Ules, Villamorsén y sigue hacia Llampaya y Llubrió 


Bucólicos paisajes se nos ofrecen pues a nuestro paso al pie de la emblemática Peña Llampaya


Así pues, miremos a donde miremos, de frente, a la derecha o a la izquierda no podemos mentir y hay decir que el paisaje es verdaderamente sublime

Otra foto veraniega con los prados agostándose y tornándose amarillentos y brillantes 'como en Castilla'

Los edificios de El Cruce y San Roque se ocultan entre los árboles de las fincas de la llanura. San Claudio en tres tiempos y el censo virtual es otro de los apartados de Asturias. Viejas y nuevas polas que presenta la evolución de estos barrios al oeste del concejo tal y como acontecía al empezar la década de 2010:

"En La Cruz, cima de una leve pendiente que sube a otear la vega de San Claudio, un cartel ofrece 353 viviendas de protección autonómica junto a una recreación infográfica de esta misma ladera cubierta con doce bloques de facturas y alturas diferentes. En la loma real, sin embargo, asoman solamente tres inmuebles en construcción, sin terminar; todavía ni siquiera los cimientos de los demás. Es ésta casi la única promoción inmobiliaria en marcha en un pueblo reurbanizado que no crece ya al ritmo de hace algunos años, pero que tiene a la vista los resultados de la parte del pastel del crecimiento urbano que en el reparto de las expansiones ha cobrado este Oviedo del cercano oeste. No es el norte irreconocible de La Corredoria y Colloto, van a decir también aquí, pero ha crecido hasta niveles desconocidos incluso en el apogeo de la loza y la cerámica. Los pisos que hay sin contar La Cruz ya son suficientes para que el alcalde pedáneo, Santiago Menéndez, se haga una idea y sufra un poco por la falta de compañía de una dotación de servicios a la altura de la hinchazón demográfica reciente de la localidad. Menéndez viene de enseñar el pueblo reedificado urbano con parques y nuevas urbanizaciones y de cuestionar la parte del censo que sólo asigna en la revisión de mayo 2.629 vecinos a la parroquia de San Claudio. «La población real duplica por lo menos ese número», apunta, si se cuentan los que sí viven y no están censados y todos los que se ven un día cualquiera por la calle irreconocible que sube de Rivero a San Roque y que hacen engordar la población, pero no la estadística. Andrés Lázaro, presidente del colectivo vecinal «San Cloyo», habitante importado y reivindicador social organizador de fiestas, invita a comprobarlo de un vistazo al parque infantil y las pistas polideportivas. Enfocando al jardín amplio que rodean por todas partes los edificios de cinco alturas del residencial Monteverde, Lázaro reincide en el lamento: «Hay montones de niños menores de tres años y, curiosamente, la Consejería de Sanidad sostiene que no tenemos población suficiente para tener un pediatra». La proximidad y la disponibilidad de la vivienda asequible, la tranquilidad del entorno rural a diez minutos del centro han puesto a los habitantes del San Claudio de siempre en la pista de lo que pasa cuando un pueblo se hace barrio y se aproxima a la ciudad dormitorio. 
El alcalde pedáneo calibra el alcance del problema cuando de repente se cruza en el supermercado «con gente que conozco y que ni siquiera sabía que llevaba años viviendo en San Claudio». Rosi Pérez, que mira todo esto desde el otro lado del mostrador de la sidrería Casa Rubiera, asiente a la sensación de que para el comercio y la hostelería la expansión urbana no ha ganado tantos clientes como habitantes. El fenómeno expansivo de San Claudio, que como Trubia tuvo sus «tres tiempos», su intenso pasado industrial y su orientación agraria antes de este presente de enfoque terciario residencial, se explica sólo, al primer vistazo, mirando al pasar antes de llegar desde la capital del Principado. Estéticamente, sostiene Menéndez, Oviedo «creció hacia La Corredoria mucho más que hacia esta zona», y esto conserva por eso y pese al auge inmobiliario cierto regusto a campo, un cóctel de sabores que tiene su público. A la vista está. En el poblamiento disperso de San Claudio, a un paso del centro reedificado, «todavía se mantiene el encanto de la zona rural. Si ahora mismo te secuestro y te saco en Pedreo», pone por ejemplo, «puedes pensar que estás en los Picos de Europa. Y en realidad estás a media hora de Oviedo andando. En coche, a cinco minutos». La aceptación del modelo explica la mutación estética que incrustó un trozo de ciudad en este sitio que dio nombre y marca a una fábrica de loza, que conserva como sustituto un polígono industrial con quince empresas y en torno a un centenar de empleos y que se ha convertido en un refugio a salvo de la voracidad urbana, pero muy cerca de ella. «Significa que hay mucha gente que por la apetencia de vivir en un sitio tranquilo y en un ambiente estupendo», aclara Lázaro, «trabaja en Oviedo o en los polígonos del entorno y tiene su residencia en San Claudio». 
De ahí el aspecto de barrio urbano que no reconocería un habitante del esplendor agrario o del apogeo industrial. Por eso incluso contando sólo los del padrón hay aquí hoy muchos más habitantes que en cualquier década del siglo pasado. La expansión hasta los 2.600 residentes oficiales y los muchos más no censados es todavía asumible, de momento, pero antes del frenazo de todo lo inmobiliario los planes urbanísticos generaban algún sobresalto en la localidad. «Hay, según el planeamiento, once actuaciones urbanísticas pendientes en San Claudio, 4.200 viviendas», calcula el presidente de la asociación de vecinos. Sólo dos en desarrollo -aquella de La Cruz y otra en La Lloral, en la misma salida del cogollo urbano por la carretera que esquiva San Claudio de Oviedo al Escamplero-, y menos mal. Porque para dar cobertura a los residentes de otros 4.000 pisos esta población tiene que pedir servicios, empezando por los más básicos. «Todo ese desarrollo urbanístico me parece bien», resume Andrés Lázaro, «siempre que se añadan las infraestructuras que necesitamos». Empezando por el principio, la enumeración requiere «una depuradora» y después «los accesos a Oviedo, aquella ronda exterior que lleva veinte años en proyecto... Sería ideal que se resolviese todo eso antes de hacer esas viviendas. No me quiero imaginar 4.000 pisos más en San Claudio, 10.000 habitantes intentando entrar y salir de aquí» con las condiciones actuales de algunas infraestructuras, «caducas». 
Al hablar de las carencias, aquí casi todos los caminos van a dar al paso a nivel del Rivero. El acceso principal a San Claudio se hace a través de «uno de los cruces de Feve que soporta más tráfico ferroviario» y aquí el «embudo» resquema, confirma Conchita Vázquez, presidenta del colectivo local de amas de casa. No cuadra con el nivel de la expansión demográfica que ha recrecido el pueblo ni con los servicios que demanda una población que trata de llamar la atención por su excelencia residencial ni con el tipo de edificación abierta que ha escogido una «ciudad jardín» con aire y césped entre los bloques de vivienda. «Llevamos dos años esperando la respuesta del Ministerio de Fomento», lamenta el presidente de la asociación de vecinos. También faltan aparcamiento y un uso público para el edificio alargado de planta y piso de las antiguas escuelas, una reparación y aceras en la carretera de Ponteo, que da salida al Escamplero, y, por qué, no el «pinchazo» de la Autovía del Suroccidente, que pasa de largo por encima de San Claudio, o un colegio para menores de tres años que reconozca que hay niños aunque no salgan en el mapa... El otro plato de la balanza, vuelve Santiago Menéndez, tiene «tres bancos, una farmacia, un consultorio nuevo gracias a la pelea de la asociación de vecinos, un colegio público también reciente, unas instalaciones deportivas muy interesantes y un centro social que da envidia». Es en este punto donde asoma el reverso del crecimiento incesante de la población de San Claudio, este lugar donde hay mucha gente aunque no lo diga el censo, y la ciudad dormitorio amenaza con ir sustituyendo poco a poco al pueblo que pierde vitalidad. Aunque eso todavía no pasa del todo. «Aquí hay cada vez más gente», remata Andrés Lázaro, «pero a veces menos vida».



En el verano, aunque hay sol y calor casi siempre suele haber humedad, por eso, es común que, sobre todo si no hay viento, las brumas y calimas cubran las montañas o difumen sus relieves en la lejanía

 Por ello, no pocas veces, bajo las cimas del Aramo se forma un mar de nubes, como el de la fotografía. A veces arriba luce intenso sol mientras abajo está nublado e incluso llueve

Más allá de La Lloral y por la carretera AS-371 está el barrio de Les Maces, donde se han construido numerosas viviendas unifamiliares en lo que es el eje urbanizador que, como un cordón umbilical, une los enclaves urbanos del valle con la ciudad a través de Les Campes y La Florida


Proseguimos camino en llano y llegamos a un bosquete en otra encrucijada. Atentos ahora pues a veces la vegetación o la umbría pueden ocultarnos las señales del Camino


En la bifurcación iremos a la derecha, en llano, el de la izquierda baja a Villamar


 Fijémonos que a la derecha, ligeramente apartado, está el mojón que nos lo indica


De cerca se ve bien, pero desde unos metros más atrás puede quedar tapado por la hierba u oculto por la sombra del arbolado


Continuamos durante unos metros a la sombra de estos venerables carbayos, tal vez resto de los muchos que antaño existieron en el Camín Real o Camín de Grao proporcionando buena sombra a los caminantes


Hermosos arcos vegetales se forman al unirse las ramas de los carbayos y las de otros árboles y arbustos

Mirando atrás, nos despedimos de Villamorsén. En la distancia al que reconocemos ahora es al Picu'l Paisanu (637 m), el más alto del Naranco, con la estatua del Sagrado Corazón en su cima, inaugurada en 1981

Y al oeste ya se va abriendo ante nosotros un nuevo paisaje, el de Llampaxuga, paso a la parroquia de Lloriana, que extiende sus casas por el canto de una colina y a lo largo del camino que la comunica con la AS-371

Más allá, las nieblas cubren el valle del Nora pero dejan ver bien Quexu con el monte La Berruga (292 m) a su derecha

El Camino hace una curva a la izquierda y empieza a bajar hacia otro pequeño valle en la falda del Naranco, el del Regeru El Llano o Ponteo, también llamado El Rabocán por nacer al pie de esas praderías bajo La Peña Llampaya

Por ahí vemos el valle y el Camino, en El Vallín, rumbo a Llampaxuga, parroquia de Lloriana, otro hito caminero importantísimo en estos primerísimos kilómetros del Camino Primitivo, pues en su capilla del Carmen suelen los peregrinos hacer un alto a sellar sus credenciales y descansar unos instantes en su hermoso campo con fuente y lavadero restaurados

















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