El Puente Romano sobre El Río Nora desde el Camino. Al fondo las casas de Colloto/Cualloto |
El Camino de Santiago cruza El Río Nora en Colloto/Cualloto, población parte en Siero y parte en Oviedo/Uviéu, por El Puente Romano, a sólo 5 kilómetros de la Sancta Ovetensis o catedral de San Salvador, en el centro y origen de la capital astur. Este puente de dos arcos, en términos de la sierense parroquia de Granda, es de dudosa cronología y revela ser medieval pero popularmente tiende a llamarse 'puente romano' a todos los puentes antiguos, cuando en buena parte son medievales o incluso posteriores. En este caso, no obstante el hallazgo en el arco de descarga (especie de hornacina en el pilar situado entre los dos arcos del puente), al intentar volarlo en la Guerra Civil, de un tesorillo de monedas de los siglos IV y V, los años convulsos del final del Imperio, podrían avalar un origen romano, independientemente de reformas posteriores
Este era el puente que empleaban todos los peregrinos y viajeros en general que se dirigían a la capital asturiana desde el este, siguiendo el valle del Nora, cayendo en desuso cuando en el siglo XIX se abrieron las primeras carreteras. Ciertamente constituye un hito en una vía romana que, aprovechando el ancestral paso natural del valle y sus seculares caminos prehistóricos, comunicaría la franja costera cantábrica con el interior de Gallaecia, no lejos de la mítica Lucus Asturum, el centro administrativo romano en el territorio de los ástures luggoni y que se tiende a relacionar con la actual Llugo de Llanera, a escasos kilómetros de aquí, un poco más al norte de Oviedo/Uviéu
El arco ojival del puente |
Los primeros documentos que mencionan el puente son medievales, sabiéndose de obras de rehabilitación desde el siglo XVI pero sin grandes reconstrucciones. Mide 36,6 metros de largo y está asentado sobre roca caliza que aflora en el río, presentando dos arcos de medio punto, si bien uno de ellos, este primero, a la izquierda parece tender a una forma ojival sin saberse bien el motivo. Su altura máxima es de 8 metros
El Camino acercándose al Puente Romano |
Para llegar al Puente Romano hemos seguido el trazado caminero que, por la parroquia sierense de Granda, a la que pertenece esta parte de Colloto Cualloto, entra en el barrio de El Llugarín y sale a la antigua Carretera de Santander (N-634), la cual sigue solo unos doscientos metros por el arcén izquierdo al lado de la antigua factoría de Coca-Cola (traumática y repentinamente cerrada en 2014) para, a la altura del antiguo Bar La Piscina, tomar este camino a la izquierda al lado de esta quinta de época, El Camín Real, cuyas piedras, restauradas, empezamos a ver al fondo, un poco más allá
Tras dicho tramo por el arcén de la N-634 y antes de nuestra travesía urbana por por Colloto/Cualloto, a la que seguirá a continuación la de Oviedo/Uviéu, este recorrido fluvial con bello arbolado ribereño constituye un precioso marco natural previo a nuestro recorrido por la gran urbe y sus aledaños
"El Camino entraba en el concejo de Oviedo por la vieja ponte medieval de Colloto", leemos en El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, de todas maneras la frontera no la marca aquí el Nora sino uno de sus afluentes, el Santa Marta, situado unos 350 metros más al oeste y que ahora pasa subterráneo bajo las calles de la población. La parte sierense como la ovetense se separan a simple vista en un detalle, la forma de las farolas, como enseguida vamos a ver
El Puente Romano fue restaurado en 1998 y en 2003 declarado bien de interés cultural, Wikipedia nos ofrece esta sinopsis histórica basándose en los estudios de Miguel Durán Fuentes, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos especialista en el tema y autor de numerosos libros y publicaciones:
"Denominado tradicionalmente «Puente Romano de Colloto», es considerado una obra de ingeniería civil cuya exacta cronología es incierta y se encuentra en fase de revisión y estudio, en espera de los resultados de las prospecciones arqueológicas que han sido realizadas en él, paralelamente a su restauración realizada en 1998.
Su probable construcción en época romana estaría avalada por el tesoro de monedas de los siglos IV y V hallado en el arco de descarga del puente durante la guerra civil. La noticia del hallazgo se debe a Don Manuel Aquilino Fernández García, testigo ocular de los hechos y propietario de siete monedas procedentes de ese tesoro.
Por otro lado, los argumentos que hacen dudar de su procedencia en época romana son de carácter técnico. Por un lado el puente es demasiado estrecho para el estándar de los puentes conservados y datados inequívocamente como romanos impidiendo el cruce de dos vehículos a la vez. Por otro lado los puentes romanos siempre estaban construidos con sillares almohadillados y no con aparejo de sillarejo como en este puente. DURÁN FUENTES, Manuel: 2005
Se inscribe en el recorrido de la vía romana que una las tierras de Cantabria con Gallaecia y que posiblemente enviara un ramal a Lucus Asturum.
Documentalmente, las primeras referencias escritas sobre el puente son de época medieval; asimismo, desde el siglo XVI, se tiene noticia de las diferentes obras de remozamiento acometidas en el mismo, no documentándose grandes intervenciones".
"puente viejo de Colloto, umbral de Oviedo, con sus dos arcos y su fábrica de sillarejo vestidos de maleza y ruina", escribía el historiador Luis Antonio Alías en 1992, antes de la restauración del puente, cuando había aún dificultades para pasar por él, en su libro El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarios, cinco años antes de su restauración y unos pocos meses antes antes del gran boom del Xacobeo'93, dando cuenta del secular paso de peregrinos y de las disputas de paso nobiliarias en este que fue uno de los ocho puentes antiguos del Nora:
"Por su columna vertebral de piedra salvaron el río Nora sucesivas generaciones de peregrinos y fue, además, marco y testigo de alguna de las muchas luchas entre facciones nobiliarias durante el turbulento siglo XV. Aquí, hacia 1450, venció el grupo que capitaneaba Juan Bernaldo de Quirós al grupo de Melén Suárez Valdés. Diego Meléndez, hijo bastardo del vencido y futuro caballero de importancia, salvó la vida al esconderse "so la ponte" (debajo del puente)
Diego Menéndez de Valdés se esconde bajo el puente. Dibujo de Néstor González en Aquerasturias |
Los Valdés eran oriundos del concejo del mismo nombre, en la zona occidental asturiana y por cuya franja costera sigue el Camino de Santiago del Norte. En el siglo XII una rama familiar se instala en Llanera, al lado de Oviedo/Uviéu, con torre y castillo y empiezan a ejercer su dominio en este valle, disputándoselo a otros linajes, una guerra interna que se encaja dentro de otras mayores, pues cada familia tomaría partido en las guerras civiles castellanas por diferentes aspirantes. Así llegamos al siglo XV y tiene lugar este episodio del Puente de Colloto/Cualloto, recreado por el dibujante Néstor González y que nos explica el blog Aquerasturias en la entrada La gran casa de Valdés:
"... la guerra civil castellana, momento en el que aparece uno de los Valdés más fascinantes de todos los que se pasearon por la Asturias Medieval; Diego Meléndez de Valdés, más conocido como "El Valiente".
Este Diego fue uno de los capitanes más fieles a la causa de don Pedro I, llamado "el Cruel" y cuando su señor cayó muerto por mano de su hermano Enrique en el castillo de Montiel, don Diego, viendo peligrar su vida huyó de Castilla de manera tan inmediata que ni siquiera tuvo tiempo de despedirse de su esposa. Y es que don Diego había negado refugio a don Enrique en su castillo de San Cucao durante las primeras revueltas de éste. Y el nuevo rey no tardo ni un parpadeo en sentarse en el trono y enviar a Asturias a uno de los suyos, Pedro Ruiz Sarmiento, Adelantado Mayor de Galicia, a confiscar los bienes de los vencidos y a derribar las famosas torres de Llanera. Diego pudo escapar disfrazándose de monje benedictino gracias a la ayudad del abad de San Vicente de Oviedo.
Con ganas de poner tierra de por medio, pero no de ser acusado de cobarde, Diego Melendez peregrinó en su huida hasta la ciudad de Jerusalén, en donde visitó los Santos Lugares y el sepulcro de Santa Catalina, y quiso Dios que su mujer, que era del linaje de los Álvarez de Nava, se reencontrara allí con él, pues al poco de enterarse de su huida la dama había salido en pos de su marido. Pasaron después al reino de Chipre, donde combatieron contra los genoveses y fue nombrado conde por el rey Jacobo de Lusignan.
Volvió don Diego a tierras de Castilla y entro al servicio de uno de los primos del rey, Pedro, conde de Trastamara, don Diego llevaría "mudado el habito y cambiado el nombre" haciéndose pasar por otra persona en espera de la oportunidad para redimirse y recuperar lo que era suyo. Y la oportunidad llego en una jornada en Valladolid, donde se celebraba un gran torneo y los caballeros españoles estaban siendo incapaces de derrotar a los franceses, aliados del rey. Mando don Enrique llamar a sus caballeros de los reinos de León y Galicia y, para su alivio y orgullo, uno de los del séquito de su primo fue capaz de batir, uno a uno, a todos los jactanciosos caballeros de la dulce Francia. El rey, más que dispuesto a celebrar la hazaña, prometió al caballero otorgarle lo que le pidiera, pero humildemente aquel hombre solo pidió: "que se otorgase la vida a un hombre que por ser fiel a su señor estaba condenado a muerte" Concedió el rey el perdón pensando que se refería el caballero a uno de sus escuderos, y se llevó sorpresa mayúscula cuando don Diego reveló su verdadera identidad. El rey mantuvo su palabra, le perdonó la vida, le restituyó sus bienes, le dio permiso para reconstruir las torres y lo nombró Guarda Mayor de su hijo don Juan. No esta mal para un caballero del bando perdedor.
Gracias a ese perdón real don Diego reconstruyó las torres de San Cucao y levantó una ermita en Gijón bajo la advocación de Santa Catalina. Pero más importante aún fue que los Valdés, divididos en distintas ramas familiares, reafirmaron su poder en diversas partes de Asturias. Así los Valdés de San Cucao se hicieron con la Merindad de Oviedo, aunque la vendieron posteriormente a los Quiñones, los Valdés de Aviles defendieron la villa contra estos últimos, y dos capitanes de la Casa defendieron las armas del rey en la frontera con Granada, en donde destacó García Gonzalez de Valdés, que defendió Baeza con la sola ayuda de los habitantes de la villa, de un ejercito granadino de más de siete mil jinetes y diez mil infantes, ocurrió esto en 1407. Veinticinco años después, otro Valdés, llamado Pedro Meléndez, triunfó en una justa organizada por el rey Juan II, siendo reconocido como uno de los mejores justadores del reino, Pedro Meléndez era por aquel entonces capitán en la frontera con los moros.
De vuelta en Asturias los años del reinado de Juan II fueron épocas de disturbios y banderias. La leonesa familia de los Quiñones, que habían combatido con éxito al conde don Alfonso, se habían ido apoderando poco a poco de toda la región, en algunos casos por medio de pactos y en muchos otros por violencias e intimidaciones. Los pocos que se enfrentaban a ellos sufrían el riesgo de ser exterminados y sus tierras perdidas y repartidas y la situación fue tan grave que apenas la villa de Avilés, defendida por Pedro Valdés, y el castillo de San Martín, en la desembocadura del Nalón, se resistían a su dominio, los asturianos pidieron ayuda al rey, pero el monarca estaba tan sobrepasado por la inestabilidad general del reino que solo pudo delegar en su hijo, el Príncipe de Asturias, futuro rey Enrique IV. El príncipe, con pocos medios él mismo, envió a tres capitanes para recuperar su autoridad en la región. Como no, uno de ellos era un Valdés, Fernando de Valdés, que se encargó de restaurar la autoridad del príncipe en las Asturias de Tineo.
La lucha por liberar a Asturias de los Quiñones fue dura y sangrienta, con muchas muertes y disturbios y solo se consiguió cuando se arrancó del príncipe un solido compromiso de no volver a entregar a otros lo que era suyo por derecho (los asturianos querían evitar con esto que, después de luchar y morir al enfrentarse a los Quiñones, el príncipe les entregara de nuevo el poder en la región para atraérselos a su bando, y es que las conjuras de la corte convertían en aliados a los que hasta ayer habían sido enemigos acérrimos, por un precio, claro). Sin embargo este no fue el fin de los Quiñones, pues las guerras civiles que estaban por venir les devolverían su lugar en la región. Pero eso ya se contará en otra parte.
Momentáneamente el principado había quedado libre de los leoneses y, en teoría, en manos del príncipe, su propietario. Pero eso no trajo con sigo la paz, y en esto tendrían su responsabilidad los Valdés junto con otra de las grandes casas asturianas; los Quirós.
Unos y otros llegaron a las manos para demostrar "quién valería más en la tierra" y se sucedieron las escaramuzas y las muertes entre uno y otro bando, siendo una de las más sonadas la derrota de los Valdés en el puente de Colloto, cerca de Oviedo, en donde solo se salvó Diego Meléndez de Valdés, hijo bastardo de Melen Suarez de Valdés, que se escondió debajo del susodicho puente. Pese a este contratiempo los Valdés fueron capaces de reorganizarse y derrotar por su parte a los Quirós, que pidieron ayuda a sus deudos y reunieron tantas tropas que los Valdés hubieron de escapar de sus casas que fueron quemadas y saqueadas... y así sucesivamente. Todas estas violencias tuvieron lugar alrededor de los años cincuenta del s. XV".
A la izquierda, llega también aquí la Senda Fluvial del Nora, que puede emplearse como camino alternativo para llegar desde El Llugarín, viniendo de Granda, aquí, si bien es algo más largo y esquiva el trazado histórico del Camino, tanto este que viene de El Berrón como otro que lo hacía desde Noreña vía Argüelles, existiendo debate sobre cuál habría sido el más empleado en los tiempos de las peregrinaciones históricas. De la red caminera en torno a este puente hallamos buena información en Mirabilia Ovetensia:
"Aunque la cronología de la construcción actual permanece indefinida, entre el período romano y la Edad Media, resulta muy probable su dependencia de uno de los ramales de la vía que, procediendo del occidente de la región, se dirigía al oriente de Asturias, y a Cantabria, por el interior. Dicha vía bordeaba la orilla norte de la "Ciuitas" ovetense, siendo conocida por la documentación de fines del s. XI como "Calçata Maiore", discurría por la actual calle de La Tenderina, y llegando a Colloto, uno de sus ramales cruzaba el Nora en el lugar de la ubicación de este puente, siguendo hacia el E, mientras que otro de sus ramales se dirigía hacia el N a Lvcvs Astvrvm".
Según la Enciclopedia de Oviedo "La calzada tiene unos dos metros de anchura y se conserva, en algunas zonas, parte de su empedrado original. Su altura máxima es de unos ocho metros aproximadamente". Además, "Junto al puente se elevaba un pontón, hoy desaparecido" cuenta la Wikipedia, apuntándose importantes tareas de reparación de su estructura en los siglos XVII y XVIII
"Sus constructores cimentaron el puente sobre
los únicos afloramientos calizos del Cretácico
Superior existentes en ese tramo de la cuenca, ya
que estos materiales, en general, están recubiertos
por las deposiciones del Paleógeno", explica el erudito historiador Vicente Rodríguez Otero en su estudio El Puente Romano de Colloto (Asturias)
Chócale a este historiador que el cronista del siglo XVI Tirso de Avilés no cite a este puente con motivo de las grandes inundaciones de 1522 y 1586, aunque hace referencia a daños en otros puentes de de este río, lo que lo achaca a que tal vez este las soportó sin problema:
"fizo grande estrago e llevó el rio Nora todos los molinos desde Colloto fasta abajo, sin dexar nada. E fizo daño en la puente de Lugones de la una parte, mas fué poco, e llevó la de Cayes y la de Brañes, por ambas partes, e la de Gallegos, e la de San Pedro de Nora..."
"La fábrica presenta dos zonas de factura bien diferenciada: la zona inferior, que comprende las plataformas de embocadura de ambas orillas -cimentadas directamente sobre las márgenes del Nora-, los tajamares E y O, y los arcos y bóvedas, todo ello configurado en sillares de arenisca, muy bien escuadrados, materializando una obra de gran calidad técnica, muy bien ejecutada; la zona superior, que comprende las rampas de embocadura de ambos márgenes, y el lomo del puente, se encuentra ejecutada en mampostería, lo que ha llevado a varios autores (Alfonso Menéndez Granda, Ángel Alonso), a considerar la posibilidad de que, originariamente, sus elementos se encontrasen revocados.
El puente salva el río mediante dos arcos de medio punto, sobre una única pila, o apoyo central, alcanzando una longitud de unos 36,5 m, una anchura, de unos 3,5 m, y una altura máxima de 8 m. Su aspecto es alomado, pero, frente a los puentes medievales característicos, de fuerte alomamiento, este presenta un perfil bastante clásico. Sobre la pila, se encuentra un arco de descarga y alivio, de medio punto, muy peraltado, en cuyo interior, durante la Guerra Civil de 1936, se encontró un tesorillo de monedas romanas acuñadas en los siglos IV y V, de cuyo hallazgo dió noticia D. Manuel Aquilino Fernández García, quedando dicho testigo en poder de 7 de las mencionadas piezas numismáticas. Este hallazgo es considerado por algunos autores (RODRÍGUEZ OTERO, Vicente: 1994), como definitivo en cuanto a la datación del puente -lo cuál sería indiscutible, de haber sido ocultado el tesoro en época cercana a la acuñación de las monedas, no resultando definitivo en otro caso-. No obstante, si parece indicio más que favorable, el hecho de encontrarse relleno el trasdós de la bóveda, con un "Opus Caementicum" de carácter romano, excavado en el contexto de las obras de restauración del puente (MENÉNDEZ GRANDA, Alfonso)"
Y ahí en medio tenemos el arco de descarga, pequeño arco ciego que, como su nombre indica, sirve para descargar tensiones de la estructura pontonera, donde se hallaron las monedas romanas al querer volarse el puente durante la Guerra Civil, en un episodio que nos cuenta asimismo Vicente Rodríguez Otero en su estudio, empleando palabras textuales de un testigo presencial, Manuel Aquilino Fernández García:
"dos anarquistas que querían volar el puente", al extraer uno de los sillares interiores del arquillo de descarga para colocar "una carga de dinamita, encontraron un montón de monedas", uno de ellos salió con los dos manos juntas y las muñecas pegadas contra su pecho para poder transportar así mejor el abultado tesorillo, se lo repartieron, "me dieron un puñado y se marcharon"
"Casi sin fuerzas, abatido por los recuerdos, en plena senectud, evoco esta historia siempre mencionada cuando hablaba de la maldita Guerra Civil a mis hijos, a mis nietos, o, simplemente, a quien me quisiera escuchar le contaba esta vivencia.
Es la historia de las monedas, mi mujer bien lo sabe, pues ella encontró quien nos hiciera el trueque, por medicinas y víveres.
Nunca lo olvidaré, era la madrugada del día 19 al 20 de julio; grupos de mineros y revolucionarios nos dirigíamos hacia la capital del Principado de Asturias, muchos de nosotros ni llegamos y nos quedamos a las puertas de la ciudad, esto fue lo que aconteció:
Apenas dos escasos kilómetros nos separaban del feroz cerco al cual estaban sometiendo a Oviedo. Desde hacía unas horas todo era barbarie, todas las calles, prados y carreteras a nuestro alrededor tenían restos de sangre, en algunos, incluso, había algún miembro seccionado o cuerpos abandonados.
Estábamos en la casa de los padres de el «Aldeano», un mozo de Moreo, eran unos labradores que nos trataban muy hospitalariamente; a doscientos metros estaba la cervecera de El Águila Negra, la cual, con su sirena antiaérea, nos avisaba en caso de un nuevo bombardeo.
Ayer le tocó al camino que une Colloto con La Corredoria, donde lanzaron por lo menos tres o cuatro bombas, cuyo resplandor se podía ver desde casi todos los puntos de Oviedo.
Estábamos esperando órdenes, cuando llegó el «Aldeano», con Manuel, otro mozu de los alrededores. Habíamos recibido la orden de volar el puente romano para que el enemigo no pudiera avanzar. Ya habían pasado por este estrecho puente vehículos militares, carros y automóviles con víveres y munición; ahora era necesario cortar todas las comunicaciones.
El «Aldeano» nos dejó unos cartuchos de dinamita listos y preparados, disponían de un retardo un tanto casero. Manuel y yo bajamos por los prados hasta las cercanas vías del tren, las atravesamos y, bordeando casa Raimundo, llegamos al puente. Sobre la pila central ya estaba un mozu de corta estatura picando; le pasamos la dinamita. Al poco oímos:
-¡No entra bien! -grita el chaval desde el puente.
-Pica un poco más -replicó Manuel.
Otro golpe fuerte y seco, se escuchó caer algo al río, ¿qué era eso?, no era un ladrillo o piedra, eran..., ¡eran monedas! Sorprendido, picó un poco más y comenzaron a brotar monedas, grandes y toscas:
-Parecen de oro y muy valiosas -dijo el chaval.
-¡Corre y cógelas! -le dije.
El picador, Manuel y el «Aldeano» recogieron el resto; por cierto, éste último se llevó la dinamita, que la explotó unos metros más arriba.
-Si nos preguntan, la dinamita estaba en mal estado y explotó -dijo Manuel.
-¡Hay que huir, nadie se puede enterar! -dije yo.
Al día siguiente partí con otros combatientes y fui herido; afortunadamente, nada grave, una bala perdida me astilló un hueso.
Nunca supe nada más ni del mozu del puente, ni del «Aldeano», ni de Manuel, parece que todos habían muerto o desaparecido.
Un día, muchos años después, como cada mañana, leyendo el periódico, una pequeña reseña me llamó poderosamente la atención:
«Siete monedas romanas encontradas durante la Guerra Civil y donadas por don Manuel Aquilino Fernández dan casi como definitivo el origen romano del puente de Colloto».
Es curioso que este triste episodio de mi vida haya servido para datar el origen del puente de Colloto, que hasta entonces se creía altomedieval".
Gracias a esas monedas de Aquilino, Vicente Rodríguez García pudo realizar el correspondiente estudio numismático:
Bajo la hornacina se encuentra uno de los tajamares, la estructura que se agrega a los pilares de los puentes, aguas arriba y aguas abajo, en forma angular en este caso, destinada a cortar el agua de la corriente y repartirla con igualdad por ambos lados de dichos pilares, dando a estos mayor resistencia a la fuerza de la corriente. De estos del puente nos cuenta de esta manera Rodríguez García:
"Los tajamares, de planta triangular, están adosados asimétricamente respecto al eje y poseen, asimismo, distintas dimensiones, despuntando más el de aguas arriba. En alzado, la calzada es una rampa ascendente hacia el interior, produciéndose la intersección de los planos a 0,50 m. del eje en dirección sur. El alzado del eje coincide con el arquillo de descarga, rematado por un arco de medio punto, que sirve de aliviadero en las grandes crecidas del río Nora. Desde él se accede a los tajamares con un área de 8,96 m.2 , el situado aguas arriba, y de 6,40 m.2 el otro, lo que sumado a la superficie de la base del arquillo, 9,86 m.2 , hace un total de 25,92 m.2 : espacio suficiente para moverse con soltura al menos dos personas (véase el texto al que hace referencia la nota 3). Estos espolones poseen, también, distinta altura, siendo un poco más alto el occidental, que sobrepasa la línea de imposta transmitida a los lienzos laterales desde el salmer. Si bien en su base estos triángulos escalenos arrancan del jambaje de los arcos, en altura se van separando de él 1,40 m. y 0,50 m. a ambos lados el de aguas arriba y 0,50 m. y 0,60 m. el otro, formándose entre ambas estructuras un estribo de 0,10 m. que las une, y destacando por tanto del resto del paramento a modo de moldura".
Sigue, explicando la estructura del puente, Rodríguez García describiendo su tamaño, forma y composición, arcos y demás elementos
"Si se exceptúan los tajamares, el puente es de planta rectangular y tiene una orientación de 312° respecto al N. magnético. Las bocas revelan cierta disimetría latitudinal: la septentrional posee un ancho de 2,19 m. frente a los 2,97 m. del extremo opuesto, ensanchándose regularmente de N. a S.(...)A ambos lados del eje de simetría están situados los dos arcos, desiguales en forma y dimensiones. El de la derecha es apuntado de dos centros: 3,2 m. de flecha y 1,2 m. y 3 m. en las jambas derecha e izquierda respectivamente. El más septentrional remata con arco de medio punto: 3,90 m. de flecha por 3 m. y 1,3 m. para las respectivas jambas. Fernández Casado (1980), en cambio, presenta las siguientes dimensiones en un alzado del puente: arcos, 10,2m. y 10 m., supongo que para el ojival y el de medio punto respectivamente, y ancho de pila 8 m. Asimismo representa ambos arcos como si fuesen de medio punto y desplaza el eje de simetría de la calzada respecto al arquillo de descarga.El dovelaje esmerado y regular, algo más estrecho en el arco ojival, destaca de los tímpanos, realizados en mampostería. La base del salmer transmite una línea de imposta achaflanada de 0,10 m. de ancho al muro de acompañamiento y al "grumo" de los tajamares, no así al interior de los arcos. A ambos lados de los arcos, el enlace con la ribera del Nora se efectúa por medio de muros de acompañamiento con paramentos de sillares de dimensiones similares a las de las dovelas. Además, a ambos lados de los muros de acompañamiento se observan líneas verticales que expresan tanto cambio de material como distinta técnica constructiva, y a través de ellas el puente se une a las dos riberas. En la zona de aguas arriba, arranca en esa misma dirección del lateral derecho medio "tajamar", que queda adosado a la superficie del muro de acompañamiento comprendida entre el arco derecho y esa línea vertical.El interior de los arcos, muy cuidado, conserva tres mechinales a cada lado (0,26 m. ancho * 0,40 m. alto) vaciando el salmer a intervalos regulares. Posee seis claves que lo recorren transversalmente.Los diversos materiales constructivos denuncian recientes remodelaciones. Junto a materiales de época, arenisca amarillenta clara, unidos a hueso, aparecen en la calzada, en el zócalo y en el pretil fundamentalmente, ladrillos de reciente factura unidos con argamasa de cemento "Portland". En el lateral oriental de la calzada y cerca de la puerta N. aflora una barra de hierro y por el muro de acompañamiento noroccidental una tubería de color negro y PVC se embota en el puente".
Desde aquí, preciosamente enmarcadas en el arco ojival, vemos algunas casas de la parte sierense de Colloto/Cualloto ribereñas del Nora, en concreto el restaurante que lleva el nombre del río, con su merendero, un lugar de los que gustaba mucho el actor Valeriano León, nacido a escasos metros de aquí, en El Llugarín, pasamos al lado de su casa viniendo de la iglesia de Granda, "Al Nora le gustaba mucho venir a un actor de Colloto, Valeriano León y su mujer Aurora Redondo, aunque era natural de Granda", contaba el vecino Francisco Bustamante al periódico digital local El Tapín del 8-12-2022 en Colloto, entre Siero y Oviedo
Y a la derecha y a escasos metros, está el puente de la carretera que en el siglo XIX sustituyó al camín real y su puente, como bien dice igualmente la Enciclopedia de Oviedo:
"Hasta la construcción de la carretera por el puente pasaba el Camino Real de Francia por el que muchos peregrinos del Camino de Santiago llegaban hasta la Basílica de San Salvador de Oviedo. También fue escenario de varias batallas. Como la que mantuvieron aquí, en 1369, Pedro I el Cruel y su hermano, Enrique II o, un siglo más tarde, Juan Bernaldo de Quirós y Melén Suárez de Valdés".
La calzada que se acerca al puente se eleva sobre el prado de la orilla sobre un muro de piedra, estamos en una zona inundable del Nora que antaño dio muchos quebraderos de cabeza, tanto en el viejo camino como luego en la carretera y las industrias instaladas en esta vega, de ahí que veamos este desagüe
Veremos asimismo señalización y paneles explicativos del llamado Camín de los Santuarios que enlaza, en ambas direcciones, Santo Toribio de Liébana con Oviedo/Uviéu por Covadonga aprovechando el trazado de antiquísimos caminos que siguen, de este a oeste, la gran depresión de los valles del Güeña, Sella, Piloña y este del Nora
Mapa general de la ruta y texto descriptivo
El Camín de los Santuarios en Siero y Noreña, que coincide en buena parte con el Camino de Santiago, tal que aquí
Sobre el Camino a su paso por el puente y los que con él irían enlazando, Vicente Rodríguez García cita sobre su itinerario los estudios de la arqueóloga Carmen Fernández Ochoa y al medievalista Ignacio Ruiz de la Peña cuando escribe:
"...el puente de Colloto formaría parte de la probable ruta de los Picos de Europa que arrancaba de Astorga y se dirigía a Oviedo/Lucus Asturum. Tras pasar Picos de Europa, Onís, Pilona, Infiesto y Nava, en Pola de Siero se unía con la ruta de la costa: Villaviciosa (Valdediós-Puelles), Sariego (Narzana) y Siero (Vega de Poja). Una vez unidos ambos ramales, la circulación se encauzaba al puente de Colloto, por donde cruzaba el río Nora.En la Edad Media, dicho puente formaba parte de un itinerario secundario de peregrinación a Santiago de Compostela, dentro de la ruta de la costa".
"El puente mide 36,6 m de largo y presenta un ancho de 3,5 m, siendo su altura máxima de 8 m. Cimentado sobre afloramientos calizos y antiguos niveles fluviales, presenta un perfil alomado y está formado por dos arcos de medio punto, aunque uno de ellas aguas abajo parece adoptar una forma apuntada, sobre cuya interpretación no hay acuerdo entre los investigadores.
Tres mechinales se abren a ambos lados del intradós de los dos arcos del puente. Sobre la pila del puente se sitúa un arco de descarga y desagüe de medio punto, muy peraltado. A la pila se adosan dos tajamares triangulares, siendo más pequeño el espolón situado aguas abajo. Tiene, asimismo, un contrafuerte en el lado izquierdo.
Las bases de los estribos, las bóvedas, los arcos, los tajamares y el contrafuerte del puente están realizadas con sillares de piedra arenisca, muy bien escuadrados y de tamaños regulares. Sus paramentos están construidos con sillarejo y mampuestos, que evidencian diferentes intervenciones. Los pretiles del puente, del que tan sólo restaba el de aguas arriba, han sido reconstruidos".
Los pretiles o muretes laterales fueron suprimidos para permitir el paso de camiones "que transportaban grapas de hierro y plomo", señala Rodríguez Otero y "Es igualmente nuevo el pavimento de la calzada del puente (canto rodado del tipo opus signinum romano). El pavimento hasta ahora conocido del puente no era el original; bajo el mismo ha aparecido un relleno del tipo opus caementicium, probablemente original", leemos en Wikipedia, que nos ofrece esta explicación del mismo:
"El opus caementicium u hormigón romano (del latín opus ‘obra, trabajo’ y caementum ‘grava, piedra en bruto’) es un tipo de material de construcción hecho de mortero y de piedras de todo tipo (de residuos, por ejemplo) que tiene la apariencia del hormigón. La mezcla se hacía a pie de obra, alternando paladas de mortero con guijarros".
Para pasar el puente iniciamos una cuesta en rampa hacia arriba que, al llegar a la mitad, será cuesta abajo. Aquí vemos bien el pretil reconstruido que, junto con el firme, también estudia Rodríguez Otero:
"A ambos lados de la calzada, y acompañándola en todo su trayecto, se desarrolla con distinta altura un pretil, que en algunos tramos supera el metro, con un zócalo o bordillo interior adosado de 0,51- 0,42 m. de ancho y 0,23-0,17 m. de alto, si se exceptúan, por una parte, un pequeño tramo en el lienzo de aguas abajo a 9,50 m. de la embocadura septentrional, donde desaparecen los dos, y por otra parte la pared de aguas arriba, que no recibe zócalo de acompañamiento hasta los 4,05 m. a contar desde la mencionada entrada. Este antepecho continúa más allá de los muros de acompañamiento, de manera espectacular el correspondiente al tramo S. del paramento situado aguas arriba, y se despliegan a manera de embudo hacia el interior del puente.La calzada conserva aún parcialmente algunos elementos del enlosado: en la entrada meridional se observa una línea transversal de empedrado muy nítida de 0,20 m. de ancho; se atisba otra franja de idénticas dimensiones a 7,30 m. de la boca norte y se manifiesta durante 8,70 m., a partir de los 12,40 m. desde el mismo punto de referencia, un adoquinado regular y uniforme, que por lo desgastado de las aristas semeja un opus barbaricum" (pavimento realizado con cantos rodados)
Para Rodríguez Otero el puente se escapa de la metodología, medidas y demás disposiciones en los que teóricamente se basaban las construcciones de puentes y otras estructuras, como murallas y edificios principales, en la época romana siguiendo las tesis de Vitruvio, arquitecto de Julio César, pero eso no descarta que fuese de esa época, al menos el puente original. Cedemos de nuevo la palabra a Rodríguez Otero en sus conclusiones al respecto:
Así pues, en Colloto se observan 3 cosas, a saber:1 Que no se utilizó como sistema de longitud el pie romano ni sus múltiplos ni sus submúltiplos.2 Que no existe modulación entre los diversos elementos constructivos del puente.3 Que no existe una medida patrón en su construcción.Estas cuestiones nos llevan al principio, a Vitruvio. La teoría vitruviana ya fue cuestionada, al menos en lo que se refiere a la composición y estructuras de las calzadas romanas. El firme que propone Vitruvio es un "firme teórico, tan sólido y rígido, [que] se comportaría como un muro enterrado y no podría resistir las dilataciones y contracciones debidas a las variaciones de temperatura, que atacarían las junturas, ampliando y abriendo la vía a las infiltraciones". Tal debía de ser la deficiencia técnica con la que se construía que el propio Vitruvio llega a decir refiriéndose a la Arquitectura: "Pero cuando veo que este arte excelente es libre y osadamente profesado por los no instruidos y los inexpertos, y por hombres que, muy lejos de estar familiarizados con la Arquitectura, no tienen el menor conocimiento ni de carpintería, no puedo menos de alabar y elogiar a los que, en la confianza de aprender, se animan a construirse ellos mismos sus casas" (Vitruvius, 1973:128). Pero aún cabe otra pregunta: ¿dónde están las obras de Vitruvio construidas como el decía?.Si el puente de Colloto es romano, y si están bien tomadas la multitud de medidas en muchos de los yacimientos romanos y puentes publicados, su desequilibrio frente al sistema de medida romano pone de relieve que la arquitectura e ingeniería romanas, por debajo de las normas de época y tratados al uso, son eminentemente pragmáticas y, en cierto modo, improvisadas en sus detalles, más de lo que se pudiera creer en un principio, en la medida en que la estructura no estaría totalmente concebida, proyectada, antes de comenzar su construcción, situación que probablemente se agravaría en obras provinciales y/o de poca importancia".
"Como extraída de un grabado romántico esta
construcción (...) está
acompañada por los tupidos álamos de la ribera del
Nora y por una abundante vegetación arbustiva", explica Rodríguez Otero de este lugar. Vemos ahora de nuevo el puente de la carretera, "A
ambos lados de los muros de acompañamiento y en
los laterales interiores de los arcos se ha desarrollado una pequeña terraza de limos negros, fruto de las
actividades mineras", pues Nora arriba existió una pequeña cuenca minera en las minas de Lieres, cuestión que ya se señalaba en la obra Asturias de Octavio Bellmunt y Fermín Canella: "siendo de advertir que por la explotación y lavaderos
carboníferos estos ríos y los arroyos afluyentes
corren turbios ó negros por arrastres de carbón"
Una foto de la ribera desde el mismo lugar del puente en invierno, cuando los árboles, sin hojas, nos dejan ver mejor la orilla
Se divisa bien la pequeña torre del Bar La Piscina al otro lado de dicha carretera, al lado del barrio de Llames, por donde viene el viejo camino de Noreña, al lado de la capilla de San Millán
Tras de nosotros, la Casa del Puente, que hemos dejado atrás y, aún más allá, las instalaciones que fueron de Asturbega, la antaño célebre fábrica de Coca-Cola de Colloto/Cualloto, de cuya historia y triste cierre comentamos en la entrada de blog dedicada a El Llugarín y la casa natal de Valeriano León, unos pocos metros más allá, por donde vienen los peregrinos desde Granda
Llegamos así ya a lo lato del puente, "como buen yacimiento arqueológico, el puente de Colloto, era depositario de su
propia leyenda: se cuenta que en el puente se encontró "la corona de una Virgen", revela Vicente Rodríguez Otero en su trabajo. Volviendo a la disquisición sobre si estamos caminando por un puente romano o no, ofrecemos ahora las conclusiones que saca al respecto Mirabilia Ovetensia:
"Los autores que dudan, o no aceptan la cronología constructiva del puente en época romana se basan en criterios técnicos, siendo su escasa anchura -que no permitiría el cruce de dos vehículos en su interior-, el principal argumento utilizado (FERNÁNDEZ HEVIA, L. M., ARGÜELLO MENÉNDEZ, J. J.: 1993), aunque, en un reciente estudio, se han aportado argumentos adicionales de carácter técnico (DURÁN FUENTES, Manuel: 2005).
Los principales argumentos esgrimidos por los autores para rechazar su cronología romana: escasa anchura en comparación con los principales puentes inequívocamente romanos conservados, y aparejo de sillarejo en lugar de la habitual sillería almohadillada, serían salvables, a nuestro juicio, dentro de época romana:
-Por una parte, funcionalmente, se trata de un puente pequeño, que salva un cauce estrecho, con lo cual no constituye un gran inconveniente el hecho de que los vehículos pudieran turnarse para cruzarlo, con el consiguente ahorro de coste de construcción.-Por otro lado, el aparejo de sillarejo puede ir en la misma linea técnica: se pueden conseguir, en época romana, excelentes resultados técnicos sacrificando la monumentalidad, sin perjuicio, asimismo, de obtener una obra de buen acabado, aunque funcional, como sería en el caso de poder comprobarse fehacientemente, como proponen los autores más arriba mencionados, que el puente tuviera un acabado de revoco sobre sus paramentos de sillarejo.
A nuestro juicio, por tanto, -y a la espera de las conclusiones que arrojen las exploraciones arqueológicas, aún en fase de estudio y valoración-, nos movemos en unos parámetros técnicos y constructivos correspondientes a la época Bajoimperial, o Tardoantigua, proponiendo, por nuestra parte, para el puente de Colloto, una cronología bajoimperial romana, en torno a fines del s. IV - mediados del V, tal vez en sustitución de otro anterior, ubicado en el mismo lugar".
Miramos ahora a la ribera de la izquierda, con la terraza-merendero del Restaurante El Nora al fondo, al que ya nos hemos referido. Fue fundado en 1922 y su especialidad es la cocina tradicional asturiana
El Camino pasa a su derecha y ahí cruza el paso a nivel, al fondo, unos edificios de pisos vienen a ser los primeros de la parte ovetense de la población, junto a los que enseguida pasaremos
Se sabe que cerca hubo un molino, para el que se construyó un puente de dos arcos entre 1844 y 1845, cuyos cimientos aún son visibles
Al otro lado del puente había una ermita bajomedieval dedicada a San Antonio Abad "que no se encontraba en muy buen estado de conservación ya en el siglo XVIII", aseguran en la Enciclopedia de Oviedo, "y además se vio también afectada durante la Guerra de la Independencia. Hoy no quedan restos de ella. Además se encontraban varios molinos y una típica casería asturiana con su casa y hórreo que fue derribada hacia 1946 con motivo de la ampliación y modificación de la actual N-630", la antigua Carretera Santander, a la que salimos ahora, dando vista al Polígono Industrial Águila del Nora
El polígono debe su nombre a la fábrica de Cervezas el Águila Negra, empresa fundada en 1898, pionera de la industrialización del valle y que cerró definitivamente sus puertas en 1993, siendo derribada su estructura para construir este nuevo polígono industrial, salvo el edificio principal, que empezamos a ver desde aquí, con su chimenea y El Monte Naranco (637 m) al fondo
Cruzando el puente seguimos a la izquierda en dirección al casco urbano de Colloto/Cualloto por este bulevar ribereño, tal y como nos mandan las flechas amarillas
El Nora queda ahora a nuestra izquierda, viendo sobre sus orillas los edificios de la calle Gran Vía, por donde van la senda fluvial y, al otro, lado, el ferrocarril
Y El Puente Romano también, pero ya atrás, a nuestras espaldas, "Es una bella aplicación del
tipo de puente que estamos considerando al caso de
dos vanos, donde el arquillo marca el eje de simetría y las rasantes se contrapesan en rampa y pendiente suave", decía de él en 1980 el ingeniero Fernández Casado. De este tramo del río informan así en la Confederación Hidrográfica del Cantábrico:
"... Colloto, donde pasa bajo el Puente Romano, un paso con el tablero apuntado en forma de lomo de asno y dos arcos de medio punto, cuyo origen romano se sustenta por la aparición, durante la Guerra Civil, de un tesoro de monedas del siglo IV y V bajo su arco, aunque no hay noticias de él hasta el siglo XVI."Se interna el curso en un área cada vez más intensamente urbanizada al acercarse a Oviedo..."
El tráfico es, salvo domingos y festivos, especialmente intenso, pues a lo largo de la carretera se suceden, desde La Pola, capital de Siero, hasta los arrabales ovetenses y Llanera, toda una serie de áreas industriales y comerciales con establecimientos de todo tipo, desde fábricas a concesionarios, empresas de muebles, talleres, grandes almacenes, hostelería y zonas de ocio a lo largo de más de diez kilómetros
Esta es otra foto en invierno, con los árboles de hoja caduca desnudos, lo cual nos permite ver el río en relación al Camino y la carretera, que vamos no obstante a dejar pronto, en el siguiente cruce, a la izquierda, entrando en el casco urbano collotense
Es desde aquí desde donde veremos bastante bien el mencionado edificio de Cervezas El Águila Negra, uno de los grandes hitos industriales de estos lugares, donde antaño se hacía sidra natural de tradición asturiana y sidra achampanada. Fue la empresa Bodegas Asturianas la que apostó también por la cerveza, trayendo maestros cerveceros alemanes y checos y empezando a producir en el año 1900, llegando a ser la primera cervecera asturiana
Tras la guerra civil hubo de sobrevivir recolectando su propio lúpulo, siendo su tiempo de esplendor el de los años 50 y 60, cuando llegó a producir 68.000 litros diarios y exportando por toda España. Fabricaba cerveza Pilsen o tradicional, Brune u oscura y Lager especial (Kronenbräu). La penuria económica comienza en los años 1980 y cierra en 1993 tras una discutida operación de compra por parte de los empresarios Ruiz Mateos y Giancarlo Parretti en 1991, una época en la que el primero compraba diversas empresas en Asturias, "Ruiz-Mateos se hizo con la propiedad de la cervecera asturiana El Águila Negra, de Colloto, en 1991, pero no cumplió su plan de relanzamiento. La factoría cerró. En plena reconstitución del grupo Rumasa, Ruiz-Mateos intentó sin éxito la compra de la destilería Los Serranos, de Collera (Ribadesella)", escribía Javier Cuartas en La Nueva España del 18-2-2011 con su artículo El vuelo de la "abeja" sobre Asturias
En 1997 la empresa Cervezas Alhambra compra su marca comercial. La fábrica histórica fue desmantelada para hacer el polígono pero se conservó uno de sus edificios, de interés arquitectónico industrial, con dos torres almenadas en el centro y volúmenes a los lados presentando pináculos con forma de barriles alados, así como ladrillo visto en fachadas y chimenea. Nos explica de ella Rubén Domínguez Rodríguez, especialista en Historia del Arte, en Patrimoniu Industrial:
"Sus instalaciones constituyen uno de los ejemplos más interesantes de la arquitectura industrial asturiana vinculada a la producción alimentaria. Tras sobrevivir a la Guerra Civil y alcanzar en las décadas centrales del siglo un periodo de esplendor, con una producción de 48.000 litros de cerveza diarios, la empresa inició un proceso de declive que le llevó al cierre ya iniciada la década de los noventa.
El edificio principal es el de mayores dimensiones del conjunto y destaca por su monumentalidad. Consta de dos alturas sobre rasante y de tres cuerpos articulados mediante ventanas con arcos carpanel, flanqueados por un total de cuatro torres. En la parte central se disponen dos, donde predomina el ladrillo visto, con una cubierta plana rodeada por almenas del mismo material y abiertas, al frente, por grandes arcos de medio punto. Las otras dos torres, situadas en sendos extremos, incorporan en el frente los vanos de la misma morfología pero sus cubiertas a cuatro aguas con gran inclinación emplean el zinc como material principal. Las chimeneas ubicadas en estos dos cuerpos incorporan como elemento ornamental formas inspiradas en alas de ave, acordes al nombre de la empresa.
En la parte posterior encontramos la chimenea de ladrillo, que incluye con el mismo material una referencia al año de inauguración de la fábrica. Esta construcción se eleva sobre un plinto de planta cuadrangular de considerable altura, y se remata por una cenefa de anillos concéntricos y fajas situada en la parte superior.
La planta productiva propiamente dicha fue derribada tras el cierre de la fábrica, por verse sumida en un profundo abandono paralizado en el año 2018 con una sentencia judicial que condenó a la propiedad por delitos contra el Patrimonio Cultural y, en consecuencia, a rehabilitar los restos conservados sin que aún se haya decidido su uso futuro".
El Águila Negra fue La cerveza de Colloto que unió a los asturianos durante 90 años, titulaba Mónica Rivero para el periódico El Comercio su noticia del 13-10-2022 al presentarse el libro de Francisco Bustamante dedicado a esta histórica empresa:
"Hablar de la cervecera El Águila Negra es hablar de «una institución». No solo en Colloto o Siero, sino en toda Asturias. La marca «sirvió de unión entre los asturianos de dentro y fuera de la región, porque cuando veían una botella les recordaba a la tierra», les identificaba. Ese «bonito» sentimiento fue el que animó al investigador Francisco Bustamante a ahondar en la historia de la empresa, que estuvo activa desde 1902 hasta 1992, y que ahora ha recogido en su libro 'Los años dorados de El Águila Negra'.
El objetivo, asegura, es poner en el edificio en valor. Se trata de un inmueble «único» gracias a sus bodegas. Está además catalogado y protegido por el Principado. Sin embargo, desde su reforma en 2018, presupuestada en 1,8 millones de euros, el complejo continúa deshabitado.
No siempre fue estuvo vacío a la espera de un negocio -o varios- que lo devuelva a la vida. En sus 90 años de recorrido, la factoría de El Águila Negra llegó a vender 35 millones de botellas anuales y a emplear, en sus momentos más boyantes, a más de 300 trabajadores. «Cuatro y cinco generaciones pasaron por ella», cuenta entusiasmado Bustamante.
Lo suyo son las anécdotas, a través de ellas entiende que resulta más fácil acercar la cultura al «ciudadano de a pie». Por eso le divierte explicar cómo la empresa fue pionera en la invención de las chapas y cómo desarrolló la patente de este cierre que ahora «vemos todos los días en los refrescos» en exclusiva durante varias décadas. Su libro también recoge la visita de personalidades como Carmen Sevilla, quien llegó a pasearse por las instalaciones y probó el oro líquido que corría por su interior. Y, por supuesto, el origen del nombre de la marca a raíz de la pasión por la caza de su primer presidente y principal accionista, Manuel de Vereterra.
«Los que tenemos más de 40 años en Asturias recordamos el Águila Negra, un ave protegida que tenía el marqués de Canillejas, dueño de la fábrica y por la que fue así llamada», explica el presidente de la asociación cultural El Observador, Ignacio Alonso de la Torre, junto al que el escritor y «prolífico investigador» ya ha presentado otras obras sobre el concejo como 'El olvido del retratista. Biografía de un pintor asturiano, Prado Norniella'.
Fueron dos largos años de trabajo de investigación entre bibliotecas, archivos varios, recopilación de datos y su posterior contraste, pero mereció la pena. Bustamante ya presume de contar con «una parte fundamental de la historia del siglo XX» recogida en 200 páginas y unas 80 fotografías recopiladas de su archivo particular.
Los libros tienen regalo. Cuentan con un palillo que lleva en uno de sus extremos una miniatura de una botella. Estos, narra el autor, son productos originales de las campañas de publicidad que en los años 60 y 70 desplegó la cervecera y que consistían «en tirar los mondadientes sobre las playas gracias a pequeños aviones». Eran otros tiempos".
Esta es su sinopsis histórica y explicación arquitectónica en la Enciclopedia de Oviedo:
"Comenzaron a construirse varias de sus dependencias en la primavera de 1898. El 29 de marzo de 1900 se abrió esta fábrica cervecera en Colloto, si bien sus terrenos se integran en el ayuntamiento de Siero. Tuvo un amplio mercado, que incluso fue capaz de soportar los malos tiempos para la economía de la posguerra. Pero en los años 70 del siglo pasado entró en un período de crisis insalvable. Aunque cambió varias veces de propietarios desde mediados de los 80, finalmente la fábrica cerró en 1992. La marca el Águila Negra fue comprada posteriormente, en 1997, por la compañía granadina Cervezas Alhambra.
Tras su cierre la fábrica fue demolida para construir un polígono industrial, aunque la Comisión del Patrimonio Histórico del Principado decidió el 13 de febrero de 2001 conservar el edificio central de la fábrica, su chimenea y unos almacenes complementarios, al presentar elementos típicos de la arqueología industrial de la región como la combinación de mampostería y ladrillo. Hoy día (2010) se está esperando a ver si se cae de una vez.
Del edificio central destacan las dos torres de ladrillo almenadas, en las que se abren grandes ventanales de cristal, entre las que se construyó un cuerpo intermedio. En su interior destacan las bodegas, que están cubiertas con bóveda de arista (...) Los almacenes complementarios son tres edificios anexos, de pequeñas dimensiones, que se localizaban tras el edificio principal. Dos de ellos son de similares características y dimensiones, mientras que el tercero es de menor altura."
Las dos torres almenadas flanqueando la entrada, compuesta por puertas de arcos de medio punto. Otra muy buena sinopsis histórica de la empresa la tenemos en el blog Coleccionismo Serigrafiadas:
"El núcleo sidrero de Colloto vivió una pequeña revolución con la instalación de una fábrica de cerveza en los albores del siglo XIX. Las obras de adecuación del edificio empezaron en 1898 y la sociedad El Águila Negra se consituyó un 29 de marzo de 1900 de la mano de la familia Flórez-Estrada. La familia descendía de Álvaro Flórez-Estrada, nacido en Pola de Somiedo en 1766, jurista, ilustrado y liberal. La presidencia de la empresa recaía en 1905 en Manuel Vereterra y Lombán, marqués consorte de Canillejas.
Se constituyó como sociedad anónima y tuvo un capital social de un millón de pesetas. Se dotó de maquinaria procedente de Francia, Bélgica y Alemania. Se ubicó en la fábrica de sidra de Bodegas Asturianas, fabricantes de la sidra Príncipe de Asturias. Disponían de maltería, sala de fermentación, fábrica de hielo, bodegas, almacén y sala de expedición. El sistema de fabricación seguía el modelo alemán. Contaban con un motor de 160 Cv. y 60 empleados. La capacidad era de 20.000 hectólitros anuales y disponían, en 1906, de cuatro referencias:
Bock Popular.Clase Blonde (Pilsen).Clase Brune (Munich).Bock Extra (exportación).
Debemos destacar el hecho de ser la primera cervecera española en usar el tapón corona, tras haber adquirido su patente. Como se trataba de una novedad en el mercado, fue necesario regalar las "llaves" abrebotellas".
El águila negra, símbolo de la empresa, en la veleta, uno de tantos detalles recuperados en la restauración de 2018
El águila negra en una de sus etiquetas más antiguas
Los barriles de cerveza sobre el tejado, en ellos y en botellas se realizaban la distribución, contando para ello con tres furgones y dos camines, se repartía a domicilio, empleándose también el ferrocarril, pues la estación se encuentra a escasos metros, en funcionamiento desde 1891. No mucho antes se habían rematado las obras de la carretera
Carretera y ferrocarril fueron fundamentales para que esta empresa se asentase aquí, dando rápida y efectiva salida comercial a sus productos:
"Su distribucción se extendía más allá de Asturias, llegando a País Vasco, Galicia, León, Burgos, Sevilla, Málaga, Almería, Granada, Linares, Murcia, Alicante, Valencia, Barcelona y Valladolid. En esta ciudad castellana se instaló, además, un kiosco para su venta. Por lo tanto, se trata de una empresa que supera ampliamente el mercado local e intenta alcanzar una proyección nacional.
En 1920 pusieron en marcha la primera maltería neumática del país, que permitía maltear toda la producción anual entre septiembre y abril y que les permitía también abastecer a otras cerveceras."
"Durante algunos años las instalaciones fueron compartidas con la sidrera. El primer director fue José Flórez Goy, cargo que pasaría después a sus hijos Pepín y Tomás.
La mala suerte acabó con el ahogamiento de ambos en una playa de Colunga, poco antes de la Guerra Civil. Su hermano Mariano les sustituirá, pero fallecerá en 1937 , durante la campaña de Asturias. Durante el periodo bélico El Águila Negra fue socializada y se puso al frente de la misma a Santos Suárez, vecino de Moneo (Colloto), que como Jefe del Comité de Empresa se hizo cargo de la empresa durante ese periodo.
Tras la campaña de Asturias, y recuperar los accionistas la propiedad de la empresa fue nombrado director director fue el químico Ignacio Flórez López, quien se había formado en la Escuela de Cervecería de Doemens (Munich). Fue sucedido en el cargo por Ignacio Flórez (hijo), y posteriormente el cargo recayó, sucesivamente, en Rafael Fontana y Vicente Pérez Zubizarreta.
La fábrica reaprovechaba sus residuos de germinación para pienso de gallinas y la pulpa para la alimentación de ganado vacuno.
En Colloto se convirtió en costumbre, sobre todo en invierno, tomar la cerveza a temperatura ambiente, según fermentaba, es decir, antes de proceder a su guarda en las bodegas. También se consumía nada más ser acondicionada, un poco caliente y mezclada con canela, miel o azúcar. Esta mezcla se denominó "pénjamo", como un municipio mexicano.
El abastecimiento de cereal se realizaba desde Valladolid y Palencia para la cebada y desde Valencia llegaba la sémola de maíz. El lúpulo procedía, desde la postguerra, del municipio leonés de Villanueva de Carrizo y del propio Colloto"
Luego, el anagrama del águila negra pasó a ocupar una esquina del que sin duda llegó a ser el cartel más popular, el cual aparecía en las placas de los bares, el del bávaro vestido con su traje típico bebiendo cerveza de una jarra con el mismo anagrama, el cual también se ve en la botella que sostiene en la mano izquierda. En el cinto, el nombre de la empresa y abajo la frase-lema cerveza EL AGUILA NEGRA oro y espuma para su deleite :
"Tras la Guera Civil el eslogan comercial de El Águila Negra era "Oro y espuma para su deleite" y presentaban su producción en cuatro estilos diferentes: Block, Lager, Blonde y Blune, con los nombres: Cerveza Especial Colloto, Cerveza Dorada, Pilser Bier, KronenBräu y Kronen Extra.
El transporte contó con coches furgones, camiones y vagones de FEVE, también exportaron a Portugal y América Latina.
El número de empleados fue creciendo desde 60 en sus orígenes a 250 en los años 60. Tenían derecho a alquilar viviendas sociales y recibían gratuitamente cierta cantidad de cerveza. La producción aumentó hasta alcanzar los 48.000 litros diarios.
El Águila Negra logró sobrevivir a los años 70, cuando algunas marcas históricas desaparecieron el mercado español. Su mercado se extendía, además de Asturias, a Galicia, Zamora, León, Cantabria y Madrid. En los 80 quedó como una cervecera asturiana, tras el cierre de La Estrella de Gijón en el 1979, llegando a alcanzar una producción de 62.000 litros diarios.
A fines de los 80 la situación económica de la empresa empeora. Se ha hablado de una pésima gestión económica por parte de sus directivos como motivo de su desaparición. En 1997 la marca fue comprada por la granadita La Alhambra.
El cierre definitivo de la fábrica se produjo el 22 de diciembre de 1992, y aunque durante el año 93 sus antiguos empleados realizaron distintas acciones de protesta, la marca fábrica acabó cerrada y la marca, ya dentro del grupo Mahou-San Miguel, continúa produciéndose en Granada, aunque es una referencia muy cercana a la marca blanca".
Aguila Negra Oro y Espuma es el título de otro amplio trabajo dedicado a esta empresa en el blog El Águila Negra, el cual podemos encontrar también en El blog de Ságabe. El valor de las cosas:
"Prefacio
Dedicado a Rafael Fueyo, trabajador jubilado del cocederu del Águila Negra, amigo y maestro, memoria viva de la industria cervecera de Colloto, a su mujer Araceli Valdés, así como a todo el resto de hombres y mujeres que trabajaron, vivieron y sufrieron el auge y la caida del Águila Negra. Haya Salud
Introducción
EL Águila Negra fue durante casi cien años (1898-1993) la verdadera cerveza de Asturias y de los asturianos. La fábrica de cerveza más grande que tuvo Asturias consiguió asentar las bases de una cultura cervecera en una tierra donde la sidra era y es la bebida nacional por antonomasia. En las siguientes líneas se tratará de esbozar una pequeña historia sobre la mítica marca collotense repasando su historia a través de los años y haciendo hincapié en algunos de los datos que la llevaron a estar a la cabeza de la industria cervecera de la Península Ibérica.
Orígenes:
Los orígenes de esta cervecera los encontramos en el pueblo de Colloto, población situada en los límites de los concejos de Oviedo y Siero. La actividad principal de esta villa era la ganadería y la industria sidrera. Entre los varios llagares familiares y las fábricas presentes en Colloto, destacaban Industrias Cima y Bodegas Asturianas (Fábrica de Sidra Princesa de Asturias). Ámbas fueron punteras en la elaboración de sidras champán desde finales del S XIX en adelante. Sin embargo el fuerte desarrollo de Industrias Cima- su fundador José Cima fue el primer collotense en obtener la cruz al merito del trabajo, hizo que Bodegas Asturianas empezara a quedarse atrás en el mercado local y nacional con lo que sus directivos decidieron diversificar y empezar a construir una fábrica de cerveza. Para ello viajaron por Europa-principalmente por Alemania y Chequia con el fin de traer información y recursos humanos que ayudaran a crear una cervecera de prestigio.En 1898 comenzaron las obras de ampliación y modernización de una fábrica de cerveza que comenzaría su primera cocción en la primavera de 1900.
Historia
El año 1898 fue un año agitado, el cambio de siglo estaba cerca y eso se hacía notar en todos los aspectos de la vida. En la cultura ibérica destacan los escritores de la Generación del 98, dando su visión particular sobre la España de fin de Siglo. En Arquitectura Gaudi diseña y construye el Parc Güell en la Barcelona de fin de siglo.En Europa, H.G. Wells publica la edición de su novela La Guerra de los Mundos y la ciencia recibe con regocijo el descubrimiento del radio por parte de Marie y Pierre Curie. El orden mundial estaba cambiando y la expansión colonialista de las potencias europeas coincide con la mayor crisis internacional española: el fin de su imperio de ultramar con la independencia de sus dos únicas colonias-Cuba y Filipinas, un hecho que afectará profundamente a todos los estamentos de la sociedad. España era un país con una economía atrasada basada en una agricultura poco competitiva y en unos enclaves industriales aislados en Barcelona y Vizcaya, principalmente. La sociedad era predominantemente rural y poco urbanizada, con grandes desigualdades sociales y culturales, un elevado grado de analfabetismo y una profunda escasez de clases medias. La política de la restauración y el sistema bipartidista sólo favorecía a un pequeño grupo de oligarcas que se turnaban para disputarse las ganancias. Sin embargo, justo en esa época la economía española se empezaba a acercar a la media de los paises europeos más industrializados. Los efectos económicos de la pérdida de las colonias no fueron del todo negativos ya que la repatriación de capitales supuso una importante inyección en la economía española. España distaba aún mucho todavía de los países más desarrollados, pero el panorama iba mejorando, estaba moviéndose.
Dentro de esta nueva movilidad, una fábrica regional de sidra champán decide diversificar su producción y comenzar a elaborar cerveza, bebida por aquella época considerada como de temporada y extranjerizante pero que empezaba a ganar adeptos día a día. De esta manera comienzan las obras de acondicionamiento y la instalación de la maquinaria necesaria para elaborar cerveza. Las primeras pruebas fueron muy exitosas y así, el 29 de Marzo de 1900, con un capital social de un millón de las antiguas pesetas queda fundada la empresa El Águila Negra de Colloto, fábrica de cervezas, reconvirtiendo así en cervecera la antigua fábrica de sidra champán Bodegas Asturianas. Durante la primera década del siglo XX se continuó elaborando sidra pero cada vez esta tenía menos peso en la fábrica ya que los maestros cerveceros e ingenieros industriales traidos de Alemania y Chequia trabajaban a un ritmo que permitía ir afianzando una línea de cervezas de calidad que atraía a cada vez más consumidores.
Primeros Años
Esta forma de trabajar fue la que permitió que antes de la guerra civil española (1936-1939) el Águila Negra ya ocupara un puesto de privilegio dentro de la industria asturiana, basada en aquel entonces en la minería y la siderurgia. Entre los avances que hicieron que esta cervecera progresara adecuadamente estaba la creación de una maltería neumática, única en la década de los 20 en España, y que le permitía maltear entre septiembre y abril( los meses, por aquel entonces ideales para tal fin) la suficiente cantidad de grano para completar su producción anual y crear excedente que se vendía a otras cerveceras nacionales. Teniendo en cuenta que antes de 1936 la producción era de 22000 litros diarios, podemos hablar de unas cifras record para la incipiente industria cervecera de la región. En aquella época la fábrica producía dos cervezas, una oscura denominada brune-al estilo de las dunkel alemanas( con 11,5% de extracto seco primitivo-E.S.P) y una rubia especial tipo pilsen(12,5% de E.S.P) que gozaba de gran aceptación.
Años 40
La Guerra Civil fue un desastre absoluto para el país, y la posguerra trajo momentos dificiles para la fábrica. Los recortes presupuestarios, el uso del grano para alimento y los reajustes políticos que la dictadura impuso hicieron que la industria en general sufriera una fuerte recesión. Sin embargo, El Águila Negra, al pertenecer al campo de la alimentación pudo diversificar y mantenerse a pesar de la crisis.Una de las soluciones adoptadas-además de la venta de malta y la plantación y recolección de lúpulos propios, fue la creación de una planta de fabricación de hielo industrial. La Fábrica siempre había producido hielo para acondicionar las bodegas y realizar las guardas de su cerveza. La idea de aumentar dicha producción y venderla resultó en un importante aumento de dividendos que redundarían en la fabricación de cerveza.Años 50 y 60
Los años 50 y 60 fueron los de la consolidación de la cerveza asturiana en el mercado regional y la entrada por la puerta grande en el nacional. La producción fue en aumento, llegando a los 48000 litros diarios que se repartían entre Asturias y las provincias limítrofes. La investigación y la tecnología que se aplicaba iba en aumento y cada vez la técnica se hacía más refinada dando a la cerveza un mayor impulso. La importancia de la fábrica para Colloto se hizo vital, además de dar empleo directo a muchos habitantes, era también creadora de puestos de trabajo indirectos-venta de cerveza, hostelería, siembra y recogida de lúpulo, trasformación de bagazo de malta en piensos etc... La identificación de pueblo y cerveza se hizo absoluta, algo muy importante teniendo en cuenta que Colloto era -y es, un núcleo sidrero importante dentro de Asturias.
Años 70
La década de los 70 representa el auge absoluto de una marca, seña de identidad ya de la industria alimenticia asturiana y su afianzamiento fuera de la región, especialmente en Galicia, León, Cantabria, Zamora y Madrid. La competencia con las cervezas nacionales iba en aumento lo que suponía una activación de la economía y un impulso más que patente de la cultura cervecera. En la decada anterior habíamos asistido a la triste desaparición de la otro cervecera existente en Asturias, Estrella de Gijón(**Ver Anexo I). Esa fue la cara mala de la competencia y de la lucha por el liderazgo dentro del mercado de la cerveza. El Águila Negra, se hizo con los derechos de una de sus cervezas y empezó a elaborar una cerveza especial extra( con extracto seco primitivo 16%) bajo el nombre de Kronenbräu, indicando en su envase, a modo de reconocimiento, que la receta original pertenecía a Estrella de Gijón.
Los 80
La producción en los años 80 llega a la cota histórica de 62000 litros diarios, la fabricación se diversifica, las inversiones van en aumento y la cervecera goza ya de un asentamiento económico, industrial y social total. Como muestra de esta situación vemos que la gran mayoría de los acontecimientos culturales y deportivos asturianos cuentan con el patrocinio de la cervecera y su presencia en la hostelería y la gastronomía asturiana alcanza cotas impensables para una región de tradición sidrera y dentro de un país culturalmente vinícola.
El declive: Años 90
Cuanto más alto se sube, mayor es la caída dice el acervo popular y los problemas para El Águila Negra empiezan a finales de los 80, con una serie de desastrosas operaciones económicas que su directiva lleva a cabo y que, incapaces de solucionar, hacen que la cervecera empiece a entrar en una crisis de la que ya nunca más salió. Por aquel entonces era necesaria una reconversión para ajustar la cerveza a los nuevos tiempos y a las nuevas pautas que el mercado exigía. Paradojicamente, aquella cervecera que había sido siempre puntera en tecnología, investigación y desarrollo( cuando ni siquiera existian esos departamentos en las empresas) empezaba a quedarse atrás cuando más necesitaba esos avances. Sus directivos no supieron o no pudieron estar a la altura de las circumstancias y la mala gestión de los dividendos obtenidos hasta la fecha desembocaron en huelgas, manifestaciones,negociaciones y crisis generalizada que llevaron al cierre definitivo en el año 1993. El gobierno regional, siempre dispuesto a cuidar el patrimonio industrial de Asturias no pudo o no quiso intervenir en lo que se denominó la crónica de un cierre anunciado, lavandose las manos y desoyendo proyectos que hubieran mantenido la empresa a flote. De esta conjunción de desastres se llegó al final de una cervecera que había sido pionera en la producción de cerveza en Asturias y en España así como la seña de identidad de un pueblo, Colloto, de una Ciudad Oviedo y la referencia de una región en la industria cervecera de la Península Ibérica.
Las Cervezas
El Águila Negra se presentaba en tres estilos diferentes, Brune u oscura, Tipo Pilsen tradicional y Lager especial, de las cuales sobrevivieron ene el mercado la Águila Negra Tipo Pilsen( con un extracto seco primitivo-E.S.P. del 12,5%) y la Kronenbräu especial(E.S.P. 16%)-una receta original de otra cervecera asturiana ya desaparecida llamada Estrella de Gijón(**Ver Anexo I)
Epílogo
Mis recuerdos del Águila Negra están marcados por la nostalgia pero también por la emoción, el cariño y el respeto hacia una cervecera que marcaba la vida de un pueblo. Tengo impreso en mi memoria el olor de la malta cuando se abría la chimenea de los cocederos. la sirena del cambio de turno marcaba nuestros horarios infantile-son las dos, hay que subir a casa a comer, seguiremos jugando después. L'Aguila como la conocíamos popularmente estaba a nuestro alrededor, las casas de los trabajadores, los camiones pasando por el pueblo con el muñecu del Águila, el maillot amarillo de la Vuelta Asturias llevando las palabras, águila negra cerveza especial Colloto, los amigos cuyos padres trabajaban allí y te daban bolis, camisetas, llaveros y demás merchandising que guardabas como un tesoro. La primera cerveza que probé, bañandome en el rio en Laviana era Aguila Negra mezclada con gaseosa. Las primeras que bebí consciente de ello eran Águila Negra, bebidas del tiempo y robadas con alevosía de la despensa de nuestros padres. La primera cerveza que disfruté fue como no Águila Negra, en una tarde de calor, después de haber ayudado a limpiar un garaje y sintiendome un hombre a mis 12 años, ya que así nos la ofrecían"Toma guaje, coge una cerveza que tarás muertu sede y ganastela bien con lo que trabayasti", siendo guajes, niños, pero con ademanes de hombres, empezamos nuestra relación especial con la cerveza, con esta cerveza, y con todas las demás también".
Más a la derecha vemos las terrazas de Tierra Astur, una de las empresas punteras de la gastronomía asturiana y sus productos, esta su sidrería de Colloto/Cualloto, inaugurada en 2005, tiene más de 1.000 m2, viéndose desde aquí pues únicamente una mínima parte. Conocemos sus orígenes de la mano del diario El Comercio del 12-3-2023 con el artículo titulado Un imperio gastronómico desde una vaca pinta, firmado por José Francés:
"Todo empezó con «la Pinta», el niño y Francisca en una casería de Prunales (Parres). La Pinta una vaca pinta, la primera; el niño, César Suárez Junco; y Francisca, su madre. Desde esa casería hasta ahora, Suárez Junco (Oviedo, 1959) ha sido el trueno (así se llamaba el primer bar de la familia en el barrio de La Argañosa) que ha levantado el imperio de productos asturianos con siete restaurantes Tierra Astur y tiendas de venta al por menor que facturan al año 120.000 kilos de queso, 1,1 millones de litros de sidra o 350.000 kilogramos de ternera asturiana.
¿Y como se consigue eso? Trabajando, pensando y teniendo buenas ideas. Para un hombre que está en su oficina de Colloto mucho antes de que pasen las lecheras (como se decía antes del que madrugaba mucho) la relación con el trabajo es de matrimonio bien avenido.
Desde aquella casería de Prunales donde se fue creciendo poco a poco, «alquilamos prados como pudimos, cosechábamos fabes, hacíamos queso que le vendíamos a la Nestlé, cebábamos terneros y vendíamos la carne. Esa fue la semilla de Crivencar, creíamos que aquello de los productos asturianos tenía más valor del que se le daba».
Desde el principio, el propietario de Crivencar (a medias con su socio Mariano González) tuvo claro que su futuro era «abrir mercados» y en ese empeño dejó por el camino mucha juventud y grandes renuncias: «No había tiempo para jugar a nada. En la bolera del pueblo había partido todas las tardes, pero no podía ir porque había mucho que hacer en el caserío».
El caso es que las tiendas de productos asturianos comenzaron a funcionar, aunque «en verano en Oviedo en esos años (finales de los 80) no se quedaba nadie y había que pagar las facturas igual, así que decidí abrir una tienda en Llanes y me llevé a mi madre conmigo. Como era una nave a las afueras y había mucho espacio, ella me convenció para poner un bar y dar sidra en un sitio todavía muy cántabro y sin tradición sidrera. El caso es que empezamos a dar tortos de maíz con picadillo, tablas de quesos y la tarta de la abuela. Ese fue el primer Tierra Astur».
Desde ahí, siete restaurantes, mucha venta por internet y mucho orgullo de empresa. «Hemos crecido mucho, pero de aquí se van pocos, muy pocos trabajadores, somos los de siempre».
César Suárez Junco destila trabajo, amabilidad y sonrisa. Hombre ocupado, mira de frente y le sonríen los ojos, más cuando habla de los productos asturianos. Es feliz con lo suyo, con sus quesos, con su ternera «que ahora cebamos nosotros en dos fincas porque los productores de siempre han dejado de hacerlo», y también muestra orgulloso la nave central de Crivencar en Colloto y presenta a su hermano Francisco, que trabaja con él. Aunque de verdad cuando saca el orgullo es cuando habla de su hijo Ángel. Estudia el grado de Administración y Dirección de Empresas, pero trabaja en la empresa familiar. Eso sí, empezando desde abajo para que vaya aprendiendo. «Lo tengo escanciando sidra, luego ya veremos si sirve para ser el gerente o tenemos que buscar a otro»".
La primera de las sidrerías de Tierra Astur se inauguró en la ovetense calle Gascona en 1997, la cual también tendremos oportunidad de conocer, muy cerca de la catedral. Crivencar-Tierra Astur, el paladín de la gastronomía asturiana apunta a Europa es el título de Javier Martínez Mansilla para el periódico Cinco Días del 16-10-2019:
"Aquí no se viene solo a comer, se viene a descubrir la cultura asturiana. “Hasta no hace mucho, en el Principado de Asturias no había ningún apego al producto local”, cuenta César Suárez, gerente de Crivencar-Tierra Astur. “Hoy todo ha cambiado”.
La calle Gascona de Oviedo es conocida como el Bulevar de la Sidra. En su cabecera, el olor de este brebaje inunda cada rincón, también el de las carnes a la brasa, mientras se escucha tonada y bable de fondo. Los comensales copan las mesas de madera y los embutidos y quesos, la tienda. A las 21.30 sonará el himno de Asturias, como cada día. Así funcionan las cosas en Tierra Astur.
En esta sidrería nos recibe César Suárez, fundador de la marca líder en distribución y venta de productos artesanos del Principado que empezó su “asturianización” hace 40 años. “Vengo de un pueblo del municipio de Parres. Allí nos dedicábamos a vender quesos y ternera de la zona sin ningún éxito. Por eso me fui a Oviedo, abrí una carnicería y empecé a comercializar estos productos de gran calidad y ninguna aceptación”, relata Suárez.
En 1989 abre el primer Tierra Astur en Oviedo, por “la necesidad de crear un espacio donde poder darle valor a esa materia prima”. Hoy el visitante se encuentra una “pequeña Asturias” en los seis locales distribuidos en Oviedo, Gijón, Avilés y Colloto (Siero).
La empresa, cuya razón social es Quesos del Principado SL, factura en torno a 25 millones anuales y está dividida en dos ramas. Crivencar es la matriz, la marca de alimentación y distribución con dos tiendas físicas en Oviedo y un almacén en Colloto, además de la venta online a través de la web Productosdeasturias.com. Hoy esta vertiente aporta el 35% de la facturación.
El 65% proviene de Tierra Astur, la rama de hostelería. La empresa cuenta con 280 trabajadores, aunque en momentos puntuales puede doblar esta cifra. El 50% de la inversión la asume César Suárez, gerente, mientras que el restante lo asume su socio no trabajador, Marino González.
Una sidrería experiencial
Quien se introduzca en el universo Tierra Astur puede pensar que, por su éxito, se trata de una franquicia. “No somos una cadena”, aclara Juan Carlos Martínez, director de marketing del grupo. “Somos sidrerías distintas con un mismo nombre. En cada una se vive una experiencia diferente, donde varían las elaboraciones dependiendo de la zona, la temática y el personal de cada establecimiento”, explica.
Un extenso recetario con productos del Principado, como quesos, carnes, pescados, fabes, tortos y dulces maridados con las diferentes variedades de sidra y vinos DOP Cangas. Y un decorado con gigantescos toneles que albergan mesas, botellas colgadas en las paredes, música autóctona y una atmósfera celta que nunca cesa.
Conservar las tradiciones asturianas es una de las grandes obsesiones de César Suárez. Profesiones antiguas, como el maestro escanciador, la guisandera, o elementos culturales de la gastronomía regional, como las espichas, todavía se pueden ver en los establecimientos Tierra Astur, donde todos los productos son de productores locales.
“El gran problema del Principado de Asturias es la pérdida de población en las zonas rurales”, explica Juan Carlos Martínez. Crivencar-Tierra Astur trata de paliar esta realidad conservando modos de vida tradicionales, fomentando una economía circular y producción local. ¿En cifras? Al año distribuyen 400 tipos de productos asturianos, sirven un millón de litros de sidra, venden 100.000 kilos de queso artesanal de la región y 300.000 de carne, gran parte Ternera Asturiana IGP. “Yo vengo del mundo rural y me siento muy vinculado al productor local”, apunta Suárez, quien recibió un millón y medio de personas el año pasado.
Más allá de El Negrón
Los planes de futuro de la compañía pasan por impulsar las exportaciones, hasta ahora su principal escollo, ya que apenas supone el 1% de las ventas.“Estamos ampliando la venta de productos asturianos en todos los frentes”, apunta Suárez. “En cuestión de meses vamos a dar el salto a Europa a través del comercio online”, anuncia. No descartan la apertura de nuevos restaurantes, eso sí, a medio plazo. “Tengo ganas de abrir un Tierra Astur para grandes eventos”, revela.
Claves
Instalaciones. Crivencar-Tierra Astur cuenta con dos tiendas de productos en Oviedo y un gran almacén donde se realizan visitas y degustaciones en Colloto. A su vez dispone de seis sidrerías Tierra Astur en Oviedo, Gijón, Colloto (Siero) y Avilés.
En cifras. El pasado ejercicio el grupo facturó en torno a 25 millones de euros a través de la venta de 400 tipos de productos asturianos, un millón de litros de sidra, 100.000 kilos de queso autóctono y 300.000 de carne, gran parte Ternera Asturiana IGP. Potenciar la economía circular a través de productores locales es su principal objetivo".
Y aquí dejamos la ruidosa carretera general para tomar, a la izquierda la calle Luis Suárez Ximielga, por la que recorreremos buena parte de la población, hasta más allá de la frontera de concejos. Del célebre vecino que da nombre a la calle escribe Marcos Palicio para la serie de la Nueva España titulada Asturias. Nuevas y viejas polas en el capítulo Defensor del pueblo:
"Luis Suárez Ximielga, que tiene a su nombre una calle de Colloto que parte del concejo de Oviedo y termina en el de Siero, o viceversa, porque «él nació en la mitad», más o menos ahí donde hoy lo vende todo un bazar chino. Ximielga era músico y monologuista, «muy polifacético», dueño de un bar con muros llenos de mensajes célebres -«¿pagaste?»- y un animal disecado sobre el que se podía leer «Toi cansáu de decir que ye una nutria». El Rilu recuerda con nostalgia de alumno aquel desfile de América en Asturias, en plena dictadura franquista, en el que se coló vestido de indiano a las riendas de un carro de bueyes.
La elección de aquel medio de transporte dejaba ver aquella propensión a lo agrario del Colloto que vio crecer, cómo no, a un monologuista que asturianizó el mote del abuelo -El Rilu- para fabricarse un «nombre de guerra». Era el suyo el Colloto del ambiente rural, pero allí también cabía el primer impulso industrial. Aquel pueblo inquieto trabajaba casi a tiempo completo en la fábrica de cervezas El Águila Negra y también alojó desde finales del siglo XIX la iniciativa pionera de la sidra espumosa que José Cima elaboraba en el edificio gris del Camino Real reconvertido en la escuela de Educación Infantil".
Eran los tiempos del Colloto/Cualloto rural que empezaba a ser industrial y ya empezaba a transformarse en urbano y a dividirse en zona alta y zona baja según el grado de transformación acontecida, que Avelino El Rilu, con quien departe Marcos Palicio, rememora para su reportaje:
"Físicamente queda poco más que el recuerdo de aquel pueblo dividido en dos, cuyos límites interiores entre la parte de arriba y la de abajo no coincidían exactamente con los que hoy separan el concejo de Oviedo del de Siero por dentro del casco urbano collotense. Avelino, El Rilu, puede describir aquel paisaje, pero también animarlo con voces humanas representativas del espíritu de pueblo que echa de menos a cada paso por el Colloto de hoy. «Recuerdo con cierta lejanía», afirma, a Pepín Rodríguez, el indiano emigrante a Cuba, magnate del tabaco y benefactor de su pueblo natal al que homenajean aquí una calle y un busto. «Lo pasó tan mal en La Habana por su falta de cultura que no quiso que le sucediera lo mismo a ningún niño de su pueblo. Por eso Avelino Fernández señala en la colina de Roces un centro geriátrico que no hace tanto que dejó de ser una escuela, la de Pepín Rodríguez, el colegio fundado por el emigrante adonde «fuimos muchas generaciones de collotenses desde 1910», recuerda El Rilu, donde se enseñaba todo hasta la Universidad y todo gratis. A una de aquellas clases salió Avelino a recitar el primer cuento en asturiano que aprendió de memoria al escucharlo por la radio en la voz de «Manín», Salvador Fuente, que ahora tiene un nieto casado con una hija de El Rilu".
Dos buenos bancos 'estilo parque' para sentarnos y descansar unos instantes antes de entrar en el casco urbano. Fijémonos al otro lado de calle en un viejo mojón caminero, posiblemente de los colocados en 1994, que sigue cumpliendo su función
Aquí sentados tenemos el Nora a nuestras espaldas, unas barandillas nos separan del borde de esta ribera un tanto acantilada
Abajo, una presa que pudo haber sido parte del antiguo molino aquí existente antaño
Cuando en primavera-verano crece la vegetación y los árboles se cubren de hoja el agua casi se nos oculta del todo a la vista y hasta la barandilla se cubre parcialmente
El caudal también suele bajar considerablemente al llegar la época estival, se realizan tareas de conservación y limpieza periódicamente, evitando inundaciones, "Los trabajos consisten principalmente en la retirada de árboles caídos, enfermos o con peligro de caída, la retirada de restos vegetales que se acumulan en el cauce formando tapones, la adecuación de la vegetación de las márgenes y la eliminación de residuos antrópicos del cauce", escribe Rosana Suárez en El Comercio el 24-2-2023 dando cuenta de uno de ellos
Tráfico intenso a la derecha, en la carretera y más tranquilidad en la calle, al fondo está el paso a nivel del ferrocarril. Hasta él este tramo de calle tiene aún cierto aire de pueblo, con viviendas unifamiliares de planta baja o un solo piso, Debajo hay un pueblo, titula acertadamente Marcos Palicio otro de sus artículos para La Nueva España en Nuevas y viejas polas, describiendo lo que ve quien atraviesa la población por este Camino:
"A través de Colloto por la calle Luis Suárez Ximielga, dejando a la espalda los dos ojos del «puente romano» sobre el río Nora, Luis Miguel Suárez describe lo que ve un peregrino del siglo XXI en la vigésima etapa del Camino del Norte a Santiago, viniendo desde Granda y a punto de traspasar dentro del casco urbano collotense, sin darse cuenta, la frontera entre el concejo de Siero y el de Oviedo. Le recibe a la derecha (...) la antigua fábrica de cervezas El Águila Negra. A su alrededor, un polígono industrial. Calle arriba, «una vivienda unifamiliar con cien años. A su lado edificaciones de pisos en altura de 1970; cerca, otras de planta baja» y fábrica anterior. Pronto, una larga hilera de adosados con la fachada amarilla y el tejado azul y un grupo de casas bajas con corredor. Una casa de indianos, una casona hecha lagar, un gran parque con panera, hectáreas de zonas verdes y, por casi todas partes, cada vez más denso a medida que se avanza, un bosque de bloques de ladrillo con frontales de colores diversos haciendo corro a jardines interiores. La mezcla se distribuye más o menos ordenada a los dos lados de la calle principal de siempre, paralela a la N-634... "
Efectivamente, ya junto a las vías del tren, y luego calle arriba, empezaremos a ver casas de vecindad que alternarán con viviendas unifamiliares de traza urbana, rural y luego, pasando a la parte ovetense, las grandes urbanizaciones
Llegamos ahora de frente a la terraza de El Nora, que ya veíamos antes de cruzar el Puente Romano
Es indistinto caminar por la izquierda o por la derecha y, aunque es un trayecto urbano, no ofrece en principio más dificultad que atravesarlo de parte a parte, de este a oeste, por este camino-calle principal, que al llegar al concejo vecino cambia de nombre para llamarse Calle Real, en recuerdo al antiguo camín real que tenía aquí su trazado
A la izquierda, por ejemplo, la acera prácticamente desaparece a la altura de la terraza, por lo que es mejor, al menos en este trecho, ir por la derecha, así admiramos esta terraza, de la que encontramos esta semblanza en Lugares con encanto del blog El estereotipo me mata:
"tú sabes que volveré".
El Nora es como una caja aparentemente normal que oculta tesoros inesperados. Está en un pueblo asturiano, Colloto, cerca de Oviedo. En su terraza exterior, entre árboles y sombrillas rojas, escuchas el rumor del río y el sonido de los trenes. A pocos metros tienes un puente romano. El reflejo del sol, su talante auténtico, su sugerente oferta de sabores, la amabilidad de sus habitantes y camareros, invaden tu corazón y te llevan a una situación distendida.
La magia aparece cuando descubres que el Nora es la excusa perfecta para iniciar conversaciones largas. Nadie tiene prisa. A todo el mundo le apetece conocerte. Nadie consulta su smartphone ni envía whatsapps.. Las personas entran y salen sin cita previa. Hay complicidad y camaradería. Y así van pasando los minutos, las sidras, los cafés y las sonrisas. Hablas de cine, de fútbol, de trabajo, de anécdotas, de la vida. Y no hay una hora estipulada para finalizar.
Es un vuelo sin motor hacia sentirte cercano, sin percibir la vulnerabilidad. Te acuerdas de las palabras acogedor, entrañable, calma, tranquilidad y relajación. De vez en cuando alguien se levanta y vuelve con unos choricitos, una bebida o una sorpresa. No pretendas pagar porque no te dejan. Ya tendrás la ocasión en algún momento de invitar a una ronda. No notas ni un atisbo de aceleración, ansiedad, nervios o stress. Es verano, estás viviendo un momento especial y tu piel lo interioriza.
Te gustaría transportar el lugar y los tertulianos a tu inmensa ciudad, borrar la contaminación y la presión con tardes que reparan tu espíritu y recuperan tu capacidad de mirar a los ojos y soñar. Esa plácida jornada te hace sentir muy bien, como si ya no necesitaras nada más. Es una página emocional en tu libro de experiencias. Es un plano secuencia de la película de la intensidad. Es un rincón en tu memoria, ocupado por la química y la relajación. Es el placer de mirar a los ojos, observar los matices, dejarte seducir por la situación.... mientras de fondo suena you give me something de James Morrison.
Añoro su magia. Su velocidad de crucero, sus gentes, sus hojas, el olor a hierba, las sillas verdes, el ruido de la plancha, el sonido del viento y el saludo de "hasta mañana".
Aunque en Barcelona hay propuestas interesantes, la vivencia cotidiana no me permite ir a un sitio a conversar, sin más.
Y a mi me gustaría experimentar el placer de iniciar un tema y seguir hablando sin mirar al reloj, la agenda, el mail o a la libreta de notas. Sin que tu mente no pare de enviarte señales sobre lo que hay que hacer mañana o pasado mañana. Sin esa sensación de que cada vez hablamos menos y actuamos más. Sin pensar que muchas veces la falta de comunicación nos lleva a conflictos absurdos.
Gracias por llevarme, gracias por hacerme sentir como uno más, gracias por inocularme las ganas de volver. La vida te descubre lugares con una luz especial... para que no te pierdas en la oscuridad".
Y aquí están las señales camineras jacobitas que nos confirman la ruta a seguir
Subimos suavemente hacia el paso a nivel, cuyas barreras tenemos ya a escasos metros. A partir de ellas empieza la parte más netamente urbana de la población
Y este es el edificio de El Nora, donde podemos hacer un alto antes de continuar camino calle adelante. Tiene además pensión y puede ser una opción para acabar aquí una etapa andariega y, al día siguiente, visitar Oviedo/Uviéu con su merecido tiempo...
"Restaurante de los que crean cátedra" dicen en Capitán Food, mientras que en Asturias de bares encontramos esta reseña:
"En la calle Luis Ximielga número 5 hay un restaurante muy concurrido por semana por aquellos «cazadores del menú del día» que habitan en Colloto y alrededores o trabajan en el cercano Polígono del Espíritu Santo.
El Restaurante El Nora es un chigre-sidrería agradable, con menús del día asequibles (...) y una carta de platos sencillos pero sabrosos considerablemente amplia.
El local cuenta con comedores interiores bastante generosos y un merendero con idílicas vistas al… río Nora..."
Si entramos adentro podremos ver un verdadero museo de carteles de antiguas marcas sidreras y cerveceras de numerosas empresas asturianas, algunas de ellas radicadas en la población o sus cercanías
Sidra champagne Arias, empresa fundada en 1847 por Antonio Arias, que producía también mantequilla
Multitud de marcas, logotipos, eslóganes y verdaderos cuadros en esta muestra de cartelismo sidrero y cervecero asturiano
A la izquierda El Gaitero, junto a cuya fábrica pasábamos en Carda, Villaviciosa y a la derecha El Astur, de Avilés
Imprescindible, recalcamos, si acompaña el tiempo, pasar la terraza, merece la pena, sobre todo si dormimos aquí, porque sino se nos va a hacer duro levantarnos y proseguir, dada la placidez y belleza del lugar
Salimos de nuevo al exterior y retomamos el Camino disponiéndonos a cruzar el paso a nivel del ferrocarril
Este tramo de vía abrió al tráfico el día 13 de noviembre de 1891 "con la puesta en servicio del tramo Oviedo-Infiesto de una línea que pretendía llegar hasta Llanes", nos dice Wikipedia, la de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, que en 1905 enlazó en Llanes con la del Ferrocarril del Cantábrico comunicando con Santander. He aquí un resumen de su historia en Archivos de Asturias:
El 28 de junio de 1887, se constituyó en Oviedo una Sociedad Anónima denominada Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias, que obtendría al año siguiente la concesión de una línea de ferrocarril entre Oviedo e Infiesto, con un ancho de vía de 1 metro. Ésta comenzó a ser explotada en 1891 y doce años más tarde fue ampliada hasta alcanzar Arriondas, gracias a un acuerdo con el Cantábrico, poseedor de la concesión entre Infiesto y Cabezón de la Sal. En 1905, y merced al mismo acuerdo, los trenes de Económicos llegaron a Llanes. Este ferrocarril, junto con el Cantábrico y el Bilbao a Santander, fue durante muchos años la principal vía de transporte y comunicación de la cornisa cantábrica, posibilitando el transito directo entre Asturias y el País Vasco. Como característico de este ferrocarril podemos citar el popular "tren de les piragües" que circula acompañando a las piragüas que efectúan el Descenso Internacional del río Sella entre Arriondas y Ribadesella. La temprana modernización de este ferrocarril, especialmente en el capítulo de tracción, no impidió su crisis económica y así, el 4 de abril de 1972, pasó a formar parte de la empresa estatal FEVE, que continúa con su explotación en la actualidad".
Cruzando las vías miramos a derecha e izquierda. A la derecha la carretera pasa sobre el trazado ferroviario por un puente
Y más allá del puente vemos La Estación, con el clásico mapa de azulejos los caminos de Santiago del Norte en la fachada (medio tapado por una furgoneta), tal y como vemos en la mayor parte de Asturias
A la izquierda, una hilera de casas frente a las vías, a las que se accede por un subterráneo debajo de ellas
Fijémonos en la flecha amarilla confirmando el cruce del paso a nivel, pintada en el soporte-base de la barrera derecha
A continuación una casa de corredor entre cortafuegos tiene aspecto de ser de las más antiguas de esta calle. Un poco más allá empiezan los bloques de casas construidos sobre todo a partir de 1970
A la izquierda de la calle las casas unifamiliares dan pronto paso también a los edificios de pisos y casas de vecindad. Las aceras se hacen anchas y el trazado de la calle ya es plenamente urbano, Calle Ximielga es como titula el escritor José Ignacio Gracia Noriega un artículo dedicado a ella y al vecino que le da nombre, de su serie Semblanzas:
"A Ximielga, que anduvo correteando por toda Asturias, ahora van y le ponen una calle en Colloto: «Calle Ximielga», digo yo que será, porque si le ponen «Calle Luis Suárez», no se va a enterar nadie, ni los carteros, que como Ximielga, son personas de condición andarina. Ximielga se «ximielgó» lo suyo por ahí, aunque sin perder de vista a Colloto, y por ello le ponen su nombre a una calle, para que Colloto no le pierda de vista a él en lo sucesivo. Andaba de aquí para allá, siempre de buen humor. Dice que una vez subió a la luna, algo después que Cyrano de Bergerac pero mucho antes que los americanos, y desde allí le hizo una fotografía en relieve (y muy aumentada) al Naranco, que puso en su bar de Colloto. Este bar era una especie de santuario más bien tirando a laico, y de museo nada sepulcral, que se convertía en lugar de visita obligada cuando venía el tiempo de las setas. Ximielga salía al monte con un cestillo de mimbre en busca de setas y un día le salió al paso la Guardia Civil de Infiesto. Era en el tiempo de los «emboscados».
—!Alto ahí! -le dijo la pareja-. ¿No será usted Bernabé?—No señores, soy Ximielga.—A ver, demuéstrelo.
Para demostrarlo les recitó un monólogo, o un fragmento de «Los amores de Ximielga», no estoy seguro. Cuando hubo terminado, preguntó:
—¿Es que los «emboscados» saben monólogos?
Los guardias civiles se encogieron de hombros. No estaban seguros de lo que sabían o dejaban de saber los emboscados. Entonces Ximielga levantó la limpia servilleta que tapaba el cestillo y les mostró su botín, que no eran pesos pagados por el rescate de un indiano, sino setas de San Jorge.
—¿Para que quiere usted tantas setas? -le preguntó la pareja.
—Para hacer tortillas.
—¿No serán venenosas?
—¡Cá!
Las tortillas de setas de Ximielga tenían fama en Colloto y alrededores, en media Asturias y parte del extranjero. La gente iba a comer setas desde Oviedo en autobús, y luego se ponían todos muy contentos y cantaban. A Ximielga, además de decir monólogos, le gustaba la canción y tocar el organillo y la guitarra; en una de las habitaciones de atrás del bar, que tenía ventana que daba al patio, estaba el piano, que no lo dejaba tocar a cualquiera. A veces, después de servir un vaso de vino y una copa de anisete, echaba una carrerilla a aquella habitación, se sentaba al piano y tocaba una pieza, «Doce cascabeles tiene mi caballo», o cualquier otra y regresaba a la barra como si nada hubiera pasado.
A lo largo de los años, Ximielga desplegó una notable actividad: fue micólogo, concejal, alcalde, músico, fundador de clubes de fútbol y animador de sociedades de festejos: lo que se dice, una verdadera máquina. Ximielga andaba «eléctrico», de un lado para otro, porque quien es «ximielga» no se está quieto en ninguna parte. Esto es lo que conviene: moverse, y no darse nunca por vencido: Y si no, que se lo pregunten al pájaro al que persigue un perro por un río, según lámina que constaba en «Casa Ximielga»:
—Date presu -dice el perro.—Ya te oyí -contesta el pájaro.
Por todo esto y mucho más, le ponen una calle que tiene una cierta pretensión conciliadora, ya que parece ser que empieza en Colloto-Siero y acaba en Colloto-Oviedo. De modo que ya se puede ir a Colloto y preguntar:
—¿Dónde queda la calle Ximielga?
Aunque, en rigor, Ximielga no la necesite. En lo que a él se refiere, con poner «Ximielga, Colloto», basta.. Lo conoce el cartero".
La fama de El Bernabé, pues llegaba a toda Asturias y cualquiera podía ser sospechoso de ser el que fue llamado "el último bandolero", de quien hablamos ampliamente en nuestro caminar por el oriente asturiano, no era un maquis realmente sino un prófugo que se echó al monte tras una discusión con su superior en el servicio militar, al que rompió en su cabeza la culata de su fusil, desertando al pensar que lo había matado, cosa que se castigaba duramente en la España de posguerra
Siguiendo nuestro deambular por la calle Ximielga, pasamos ante estos edificios de cinco pisos que debieron ser de los primeros que se construyeron aquí de esta altura. Detrás estaba la bolera de cuatriada o cuatreada de un popular chigre
El primero tiene un ángulo muy acusado en la esquina del callejón que va a la bolera, el de la derecha es Casa Pepina
Enfrente y a la derecha, una fila de casas unifamiliares de planta baja tras las que asoman los bloques de pisos que se extienden hacia la carretera y la estación
Otra casa de corredor, el Camino sigue de frente calle adelante pero, a la izquierda, donde hace esquina una tienda, podemos ir al albergue El Güertu Pilgrim'Inn, inaugurado en 2021 y que puede ser otra oportunidad para pernoctar poco antes de llegar a la capital astur
A la izquierda, arruinándose, el histórico edificio que fue del Bar Sidrería Periquín, famoso antaño por su sidra y sus bailes
Desde las ventanas de arriba se ve el cielo, toda la techumbre pues, se ha venido abajo
A la derecha, otra casa de época, con muy llamativos detalles, a continuación estuvo el bar Manitas de Plata, en un edificio de bajo mas dos pisos que hubo de derribarse tras el derrumbe de una chimenea en 2022, así daba la noticia para La Nueva España Lucas Blanco el 22 de setiembre de dicho año:
"No había venido desde anteayer y al abrir la puerta me encontré el piso lleno de escombros". Es el relato de uno de los habitantes del bloque de pisos del número 32 de la calle Luis Suárez Ximielga de Colloto que en la tarde de ayer tuvo que ser desalojado tras el desplome del tramo de chimenea situado entre el primer y segundo piso del viejo edificio de dos alturas. Su vecino de arriba escuchó un estruendo mientras dormía la siesta, pero no fue hasta la llegada de los servicios de emergencia –varios vehículos de Bomberos y patrullas de la Policía Nacional y la Policía Local de Siero– cuando se dio cuenta de lo que en realidad había ocurrido.
Aunque el aviso tuvo lugar en torno a las seis de la tarde, todo apunta a que el desprendimiento se produjo unas horas antes. A pesar de que no hubo que lamentar daños personales, los ocupantes de las dos viviendas situadas sobre el bar Manitas de Plata, cerrado desde hace años, se vieron forzados a abandonar el inmueble al menos hasta que el arquitecto municipal de Siero evaluase si la estructura de la construcción está en una situación apta para la habitabilidad.
Uno de los propietarios del inmueble sospecha que las lluvias y, sobre todo, el paso del tiempo podrían estar detrás de lo ocurrido. "No sabemos ni los años que tiene", confesaba tras responder a varias preguntas de la Policía Nacional, mostrándose pesimista sobre el futuro del bloque. "Lo declararán en ruina o a saber", manifestó un hombre cuyo único consuelo fue el encontrarse a los inquilinos en perfecto estado de salud. "Lo importante es que estamos bien, lo demás con el tiempo tendrá solución", le tranquilizó un joven arrendatario.
A pesar de que a la vista los daños no parecían graves, la precaución de los Bomberos hasta asegurar la estabilidad del inmueble llevó a cortar durante varios minutos la calle principal de la localidad de Colloto".
En cuanto a esta casa, sabemos fue construida en 1923 y es posible que esté relacionada con alguno de los industriales y/o indianos de la población en aquella época
Un detalle de uno de sus balcones, fijémonos en el cristal, con sus rombos color amarillo y en la filigrana floral del dintel
Arriba, más detalles de los motivos ornamentales del ático
Los edificios de pisos del fondo ya pertenecen a la parte ovetense de Colloto/Cualloto, pues El Río Santa Marta pasa, canalizado, a sus pies bajo su fachada este (esta que le da el sol) y subterráneo debajo de la calle. Allí estaba Casa Ximielga, de quien habla también Marcos Palicio con el vecino Avelino Fernández, El Rilu, en El Defensor del pueblo para Nuevas y viejas Polas:
"Luis Suárez Ximielga, que tiene a su nombre una calle de Colloto que parte del concejo de Oviedo y termina en el de Siero, o viceversa, porque «él nació en la mitad», más o menos ahí donde hoy lo vende todo un bazar chino. Ximielga era músico y monologuista, «muy polifacético», dueño de un bar con muros llenos de mensajes célebres -«¿pagaste?»- y un animal disecado sobre el que se podía leer «Toi cansáu de decir que ye una nutria». El Rilu recuerda con nostalgia de alumno aquel desfile de América en Asturias, en plena dictadura franquista, en el que se coló vestido de indiano a las riendas de un carro de bueyes".
También vuelve a hablar del lugar y del músico y monologuista el escritor José Ignacio Gracia Noriega en otro de sus artículos, Casa Escolina, popular casa de comidas de Granda, a donde iba andando desde su domicilio ovetense, haciendo parada en Casa Ximielga:
"Para ir a Casa Escolina desde Oviedo, yo me tomaba buena parte del día: iba andando, con mi bastón andorrano y los dos perros, el pointer «Black» y «Revólver», setter laverack: Escolina no les impedía la entrada en su establecimiento y les permitía que comieran debajo de la mesa. Antes de llegar a Granda convenía hacer parada en Colloto para tomar un blanco en Casa Ximielga, ese templo de las buenas tortillas de setas y del ingenio. Ximielga era un tipo genial, y uno de los micólogos más expertos de los alrededores de Oviedo. Conocía el monte como la palma de su mano, pero se conoce que no todos los que andaban por el monte le conocían a él, porque en cierta ocasión la Guardia Civil le dio el alto confundiéndole con un emboscado. Ximielga tuvo que enseñarles el zurrón, que por suerte para él estaba lleno de setas, cuando los de la Benemérita esperaban encontrarlo lleno de balas. En las paredes del Ximielga había fotografías y grabados anotados con mucha chispa, algunos de los cuales todavía se conservan, aunque Ximielga murió hace ya tiempo, lo mismo que su hijo, que fue amigo mío".
A nuestra derecha y aún en términos de Siero la tienda de Casa Lola, fundada en 1947
Vista de la fachada de la casa, en el número 36, con unos ojos de buey y arriba unos picos
Cruzamos la Avenida El Tarangu, dedicada a José Manuel Fuente Lavadera, El Tarangu, "el más destacado ciclista asturiano, vencedor de dos vueltas ciclistas a España (1972 y 1974) y con grandes éxitos en pruebas internacionales", nos dicen en el Diccionario Geográfico de Asturias, nacido en la vecina parroquia de Llimanes, un poco más al sur que, como Colloto/Cualloto, tiene parte sierense y parte ovetense
El Tarangu, en una foto de archivo. Diario AS |
Se le han dedicado numerosísimas biografías, artículos, documentales, reportajes y el libro El Tarangu de Óscar Cudeiro Cudeiro. Al anunciarse su fallecimiento, el periodista Rafael Quirós publicaba un resumen de su trayectoria en el periódico El País del 19-7-1996:
"José Manuel Fuente, El Tarangu, uno de los mejores y más singulares ciclistas españoles, falleció ayer en Oviedo a los 50 años a causa de una pancreatitis aguda que le provocó un fallo multiorgánico. Fuente, ganador de dos Vueltas a España, llevaba varios días en estado crítico en el Hospital Central de Asturias, donde a finales de mayo se le realizó un trasplante de riñón. Fuente, casado y con tres hijos, será enterrado hoy en su pueblo natal, Limanes, cerca de Oviedo.
El Tarangu -apodo heredado de su abuelo, que en bable significa persona despreocupada por sí misma- falleció en la UVI del hospital ovetense donde estaba internado desde el pasado día 5, cuando le fue detectada por los médicos una pancreatitis aguda que degeneró en un fallo multiorgánico. A finales de mayo fue sometido a un trasplante de riñón por el que esperaba desde el pasado año.Una afección renal ya había sido, en 1975, la causa de su retirada prematura de la competición, a la que llegó como profesional en 1970. Sólo dos años antes de su despedida, El Tarangu estaba escribiendo en el Tour una página de oro en la historia del ciclismo: su recordado mano a mano con el también malogrado Luis Ocaña, en las rampas del Galibier. El ciclista asturiano, que lideró una de las mejores escuadras de todos los tiempos, el KAS, se convirtió en un ídolo en 1972, su segundo año como profesional, cuando tomó los galones de jefe en la carretera y ganó su primera Vuelta a España. Repitió triunfo en la ronda española en 1974, batiendo a Luis Ocaña.
Tanto el asturiano como el conquense fueron de los pocos corredores que pusieron en serios aprietos la hegemonía del por entonces casi imbatible Eddy Merckx. Eran los años de las grandes escapadas en el Giro de Italia. Ganó cuatro veces el premio de la montaña de la ronda italiana y hasta la explosión de Miguel Induráin era el corredor español que más veces había vestido la maglia rosa (cuatro días en 1972 y 14, en 1974).
Tras su retirada, se instaló en Oviedo, abrió una tienda de material deportivo y creó el Clas-Cajastur. En 1995, aprovechando la llegada de la Vuelta a Oviedo, el ciclismo mundial le rindió un homenaje. Merckx, Gimondi y Thevenet, entre otras estrellas, viajaron a la ciudad asturiana para ovacionar al Tarangu. El funeral será hoy a las seis de la tarde en la catedral de Oviedo".
La calle hace un poco de curva y a la derecha, un seto, situado a continuación de la casa de corredor, señala el lugar donde El Río Santa Marta (que parece hacer alusión a alguna antigua capilla), pasa por debajo de la calzada, marcando la frontera de concejos y, a la vez, la transformación de la aldea en ciudad y De corredor industrial a zona metropolitana, como titulan Fermín Rodríguez y Rafa Menéndez, del Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial (CeCodet)/ Colloto Oviedo en otro artículo para Asturias. Nuevas y viejas polas:
"En el nuevo casco urbano de Colloto, efecto colateral de la elección del extremo nordeste del concejo como la gran zona expansiva de la capital del Principado, el cambio de siglo llegó con el recrecimiento ya iniciado y cerca de 3.000 habitantes en la suma de la porción de Oviedo con la de Siero. A mediados de 2012, con más de 4.000, el primer vistazo ya sirve para comprobar hasta qué punto el urbanismo explosivo de la década inicial del milenio ha reedificado este pueblo que tiene dentro la frontera invisible entre Oviedo y Siero y que de un tiempo a esta parte, a toda prisa, se ha vuelto urbano. Pero Colloto antes era un pueblo, y eso todavía se nota. Hoy tiene una panera decorando el verde ondulado del parque Rafael Cuartas y, eso sí, dirán los vecinos, una pelea abierta por mantener vivo el viejo espíritu agrario bajo la gruesa cáscara del arrabal metropolitano. «Es raro que salga y no tenga que decir buenos días o buenas tardes a veinte o treinta», resume Enrique Rodríguez, secretario de la Sociedad Collotense de Festejos y defensor de la permanencia de la sustancia rural debajo del aspecto de ciudad moderna. En algún sentido queda «el tinte de pueblo», dice, y menos mal, porque los planes y los planos han querido edificar aquí, a toda costa, un apéndice de la gran ciudad. Puede que siga el espíritu, pero falta la apariencia. Con la forma informa Colloto de que aquí hubo un lugar de paso, edificado junto a la carretera nacional 634, vieja salida de Oviedo hacia Santander, estirado en paralelo a ella y a lo largo de la calle del Camino Real, porción collotense de la ruta hacia Santiago. Por esa carretera que enhebra el caserío de la localidad hay dos kilómetros escasos en línea recta entre el final de Colloto y el principio de Oviedo en la Tenderina. Andando, eso sí, hace sólo unos días que llegar es más difícil por el cierre al paso peatonal de la nueva glorieta de Cerdeño. Pero la gran ciudad está ahí mismo y por esa proximidad y esta tranquilidad rural a salvo del bullicio urbano, por la oferta de dos colegios, la rebaja del precio del suelo urbanizado y hasta la vecindad de algún gran centro comercial hizo fortuna la identidad entre Colloto y la función residencial, resultado de aquella bonanza previa a esta crisis económica. Los ingredientes del proceso se mezclaron en torno al cambio de siglo, pero el fenómeno, de algún modo, puede que se viera venir desde hacía tiempo. Por la geografía y la orografía, por la historia de este lugar de paso a un paso de Oviedo, llano y accesible. El escritor cangués Juan Antonio Cabezas había visto sólo el Colloto de los años cincuenta cuando dejó descrito «un pueblecito de buen caserío, que huele a cerveza de su fábrica El Águila Negra» y que además «puede considerarse ya un arrabal de Oviedo»".
Luego del río la calle empieza a subir, casi imperceptiblemente, la colina que se dice dio nombre a la población, de collum altum, 'cuello alto', es decir, 'colina alta'. En documentos datados en el siglo X pero que pueden ser algo posteriores aparece el término Tuxiua, del que escribe Ángel Gómez-Morán Santafé en su blog Añoranzas, recuerdos y semblanzas:
"... la voz Tugis o bien Tugius, prevalece en lugares iberos relacionados con grandes ríos o agua. Como sucede en el nacimiento del Guadalquivir, donde se halla la famosa Toya (Tugia antigua) y Tucci (Tejada la Vieja, la antigua Úbeda). A mi juicio, si Colloto se denominó Tuxiua hasta el siglo X ; su topónimo procedería del radical indoeuropeo (celta) “Tux”, “Tax”, que señala un lugar de aguas. Tal como sucede en “la Toja” de Galicia, en Toya (del Guadalquivir) o en el propio río Tajo. Sobre este primer nombre de Colloto y las fuentes que lo mencionan; explica Bustamante Alonso que en “la diplomacia ovetense” se cita la iglesia de Tuxiua en el año 950. Pasándose a llamar más tarde “Collis Altus” (alta colina), lo que derivó hasta Colloto."
Placa de la Avenida del Tarangu, concha xacobea y letrero que señala la entrada al Colegio del Amor Misericordioso, del que escribe la historiadora Mª Dolores Alonso Cabeza en su libro El concejo de Siero en sus fiestas. Datos de su historia:
"Religiosas del Amor Misericordioso adquirieron, en la zona de Colloto de Granda, una finca y casa amplias, donde fundaron un Colegio con internado para educación de huérfanas y niñas de escasos recursos. En la guerra de 1936, durante el asedio de Oviedo, la Comunidad y un centenar de niñas se refugiaron en el palacio de Meres. En época de recolección de frutos las Religiosas recorrían los pueblos para recibir donativos en especie.Con el paso del tiempo el Colegio dio entrada a toda clase de alumnado y fue adquiriendo los diferentes planes del Ministerio de Educación con Enseñanza Primaria, Secuandaria y Formación Profesional. Tiene importante número de alumnos".
Además del seto que tapa El Río la Marta canalizado, un detalle marca la frontera de concejos, esta primera es sierense, la siguiente, estilo fernandina o isabelina, es ovetense. Escribe Marcos Palicio:
"Antes de que la calle Luis Suárez Ximielga empiece a llamarse Camino Real, de pronto las farolas cúbicas de dos brazos dejan paso a las hexagonales de tres. Es el único indicio físico de que Colloto reparte su espacio entre las periferias de dos concejos limítrofes. La primera lámpara es de Siero, la segunda tiene el diseño de las de Oviedo y entre ambas, sólo un paso de cebra..."
Las farolas señalan la frontera entre Siero y Oviedo en el núcleo de Colloto, titula, también para La Nueva España, Marcos Moro el 10-2-2018:
"En Colloto, enclave fronterizo con un pie en Oviedo y el otro en el concejo de Siero, las farolas isabelinas encuentran una razón de ser: su presencia marca la entrada en la capital y, al contrario, su sustitución por las pragmáticas farolas sierenses de dos brazos indican que el viandante cambia de concejo. La frontera la marca un paso de peatones en la calle Luis Suárez Ximielga, que fluye sobre el antiguo cauce de un riachuelo que trazaba la frontera entre los dos municipios.Así, el viandante despistado sólo tiene que alzar la vista para saber si está en Siero o en Oviedo. La capital, por cierto, se lleva la parte del león en el reparto de Colloto: cuatro de cada cinco habitantes (sobre un total estimado en unos 4.500) reside en territorio ovetense. El censo de farolas se desconoce".
A la izquierda, donde ahora está este edificio de pisos y antes era Casa Ximielga, estaba Casa Lorenzo, el baile de Colloto, al que venía mucha gente de la ciudad en tranvía, luego Sala de Fiestas del Nora. Más arriba fue el Cine Mary, que tenía bar
En el bloque de la derecha están el Café Bar El Roble de Colloto, la Carnicería Carmina y la oficina de Correos. Seguimos leyendo a Marcos Palicio:
"La frontera recorre en realidad un arroyo que cruza invisible por esta zona del pueblo y da razones para pensar que el déficit de infraestructuras y servicios también puede ser en algunos casos un daño colateral de esta vida entre dos aguas. Manuel Rodríguez acompaña con una carcajada la sentencia de que «aquí estamos como Alemania antes del muro, pero sin muro». Es una broma. No se llevan mal, ni mucho menos, ni se corresponde con los límites entre la zona ovetense y la de Siero la separación tradicional de la rivalidad del pueblo, que siempre se planteó entre Colloto de Arriba y Colloto de Abajo, entre la zona alta y el barrio de Concejiles, en tiempos separados por una sucesión de praderías y hoy fusionados por la voracidad del urbanismo periurbano. Unidos ambos, borradas las fronteras físicas pero pertinaces las administrativas, la alcaldesa pedánea de la porción sierense sí se siente a veces «en tierra de nadie. Tal cual. Hay ocasiones en las que vas a pedir a Oviedo y eres de Siero, y otras en las que ocurre al revés», afirma Aurora Cienfuegos. Viene a decir que no parece demasiado operativo un pueblo partido por la mitad en dos partes desiguales por tamaño, fisonomía y configuración. Que no hay distancia entre un Colloto y otro, pero sí a veces entre los dos ayuntamientos. Y como además a Siero le corresponde en el reparto más polígono y menos caserío residencial urbano, aquel concejo «tiene menos concepto de esto como pueblo», abunda Luis Miguel Suárez. «Lo considera más como un apéndice industrial». Colloto sería pues, desde ese otro punto de vista, mirando desde el acceso sierense, la Coca-Cola y el área empresarial del Águila del Nora, el comienzo de la «ruta del mueble» o la herencia de aquella fábrica de cerveza que en su tiempo compartía espacio en el pueblo con Cima, una de las plantas «pioneras» en la elaboración de la sidra champanada".
Y en la farola isabelina junto al que fue el antiguo baile y cerca de la antigua Casa Ximielga que dio nombre a la calle, las señales del Camino de Santiago nos indican continuar calle adelante por la zona ovetense en dirección a las cercanías del campo de la iglesia y a la que fue otra fabrica emblemática de bebidas, Industrias Cima, a la que sucederá toda una serie de célebres llagares en nuestro camino hacia la capital...
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