Llegando a Mondoñedo |
El Camino en Lindín |
Tras las boscosas pistas y sendas de la cuesta que hemos dejado atrás, el paisaje cambia, prados de pasto en zona de antiguas brañas, majadas de los pastos de la montaña
Atrás quedan ya las casas del cruceiro. Grandes pastizales, frutales y caseríos conforman el paisaje del lugar. El monte se halla plantado intensivamente de eucaliptos y pinos aunque hay bosquetes de arbolado autóctono. Por ahí atrás baja el Rego do Caxigo
Por este túnel vegetal llegamos a un cruce, en el que seguiremos a la derecha, subiendo un poco más, véase allí el monolito indicador
Vemos al sur el monte Carracedo, de 833 metros de altura, zona de pastos caballares donde, el 3 de marzo de 1809, se libró la batalla de A Cruz da Cancela, cuando tropas del Regimiento de Infantería Ligera de Cataluña, del Regimiento Provincial de Mondoñedo, y contingentes locales, se enfrentaron contra las tropas napoleónicas que habían entrado en terrenos de la antigua Provincia de Mondoñedo a finales de enero, bien documentada por Andrés García Doural en Miscelánea Mindoniense
"A consecuencia de esta brutal contienda pierden la vida algunos combatientes en el lugar de la batalla y otros en las viviendas particulares de los vecinos, a donde fueron trasladados para recuperarse de sus graves heridas: falleció un paisano llamado José Díaz del Pereiro, casado con Manuela Díaz; un soldado del 2º Batallón del Regimiento de Cataluña, de nombre Eufrasio López Valcárcel, vecino de San Vicente de Lousada, ayuntamiento de Piedrafita del Cebreiro, Obispado de Lugo, de 24 años de edad, y el soldado del Regimiento Provincial de Mondoñedo Antonio Bouso Díaz, que curiosamente era natural de la citada parroquia de Santa María Mayor"
Más allá de aquellos montes está la parroquia de Santa María de Bretoña, en A Pastoriza, testimonio toponímico de los asentamientos bretones en toda esta franja, entre Asturias y Galicia, establecidos con su propia Diócesis de Britonia y obispo, Mailoc, huyendo de las invasiones anglosajonas de las Islas Británicas en el siglo VI, uno de los precedentes de la fundación de la actual ciudad de Mondoñedo
Y así, admirando estos montes llenos de historia, salimos a esta carretera local, que cruzamos y seguimos de frente, subiendo hacia aquellos invernaderos
Abajo, a nuestra izquierda, vemos el estrecho valle del Rego de Baos, por donde hemos venido subiendo desde O Val de Lourenzá. En la lejanía es A Serra da Cadeira, por donde baja el Camino procedente de Trabada y Ría de Abres tras cruzar el Eo y dejar Asturias. Más cerca, un poco a la derecha, montes de A Granda (481 m) y Covalonga (471 m), en la parroquia mindoniense de Santa María A Maior
En aquellos montes, aldeas como Oural, topónimo relacionado con minería aurífera, o Ferreira, de los antiguos ferreiros y fraguas, son también de esa parroquia de Santa María A Maior
Según el mojón indicador estamos a 156 kilómetros de Santiago de Compostela
Llegamos a una gran nave de ganado, estamos en O Castro, solar familiar de Nicolás de Leiras, tatarabuelo paterno del médico y poeta mindoniense Manuel Leiras Pulpeiro.
Se acaba la subida y seguimos de frente en esta encrucijada, hacia aquellas casas
Las señales así nos lo indican
"Francisco Otero González fue bautizado en la iglesia parroquial de Santiago de Lindín el 14 de marzo de 1860. Era hijo de José Otero Alonso, natural de Lindín (Mondoñedo) y de Josefa González, natural de Santa Marta de Meilán (Riotorto). Esta familia residía en la vivienda conocida como "Do Valadouro" en el barrio del Castro, de la expresada parroquia.La prensa de la época describe a Francisco Otero de esta manera: de baja estatura, fornido, de buenas carnes, de color blanco y de pelo castaño
Una hermana de Francisco Otero, llamada Luisa, también se hallaba trabajando en la capital del Estado y había sido bautizada en la misma parroquia de Lindín el 22 de septiembre de 1854"
"A las cinco de la tarde del 30 de diciembre de 1879, cuando el Rey D. Alfonso XII y su segunda esposa Dª María Cristina de Habsburgo-Lorena, regresaban al Palacio de Oriente, después de pasear por el Retiro, un humilde muchacho efectúo varios disparos con un arma de fuego marca Lefaucheúx contra los monarcas. El autor de los disparos fue inmediatamente detenido y resultó ser Francisco Otero González, que trabajaba en una pastelería y era natural de la parroquia de Santiago de Lindín, Ayuntamiento de Mondoñedo (Lugo).
El autor de los disparos fue acusado del delito de regicidio frustrado y condenado a pena de muerte en garrote vil. Fue visitado en prisión por D. Candido Martínez Montenegro, diputado a Cortes por Mondoñedo. El 14 de abril de 1880 es ejecutado Francisco Otero en el Campo de Guardias, en la zona de Chamberí de Madrid"
En aquella época la emigración era moneda de uso común, a las grandes ciudades, a las Américas. Luego, desde tiempo inmemorial, siglos atrás, existía una emigración o trabajo estacional, siendo especialmente recordados los segadores que iban a Castilla en tiempos de siega, a pie, llegando a aparecer cuadrillas de mozos de estos pueblos haciendo su labor en lugares como Ávila. No obstante la dureza del trabajo y desplazamientos, apenas lograban volver con unos pesos ahorrados
Por su parte, Xosé Ruiz Leivas nos informa de otro nacido en Lindín, Ramón Leiras Pértega, que vio la luz en esta parroquia el 1 de diciembre de 1928, luego vecino del barrio de Os Muíños de la ciudad de Mondoñedo, la casarse con Consuelo Arias, hija del tabernero de ese lugar, Emeterio Arias Hutton. Con su hermano Santiago se aficiona al mundo de las abejas, de la que será todo un maestro, llegando en 1997 a ser presidente de la delegación de la Asociación Galega de Apicultura en Mondoñedo, cargo en el que permanecerá hasta 2015, cuando recibe un cálido homenaje de sus colegas abelleiros
Nacido y vecino de esta parroquia fue también el párroco de Argomoso D. Ramón Leiras Varela, Bián, aquí nacido el 12 de febrero de 1817, con abuelos del lugar de Oural, también de Lindín. Por la biografía que publica Doural sabemos de la existencia de una antigua capilla, hoy desaparecida, que su familia empleaba como corral de oveja, y que él quiso restaurar a su jubilación:
"Ya entrado en años, D. Ramón toma la decisión de adecentar la citada edificación, de dotarla de imágenes e incluso de mandar construir una pequeña espadaña con un campanil en la parte superior de su vivienda. La capilla era de propiedad privada, aunque al toque de la pequeña campana, que se hacía desde el corredor de la vivienda, siempre se congregaban algunos vecinos de la parroquia para asistir a misa. En la pequeña capilla existieron las imágenes de San Ramón Nonato, Santiago, La Virgen del Rosario y San Juan. También existió un Vía-Crucis, que fue bendecido por él y por un pariente suyo, también sacerdote y apellidado García Ledo
Con la defunción en 1890 de D. Ramón, se dejó de celebrar en la capilla el Santo Sacrificio de la Misa, se retiraron las imágenes y el local fue dedicado de nuevo a otros menesteres de la casa"
"La historia de este tramo tiene un punto de inflexión el 26 de julio del 2014, apenas cinco meses después de su inauguración, cuando la niebla provocó un accidente en cadena en O Fiouco, con una víctima mortal y medio centenar de heridos. De nada sirvieron los tres kilómetros de balizas luminosas tipo led y dos pórticos de señalización variable. Tras ese siniestro, la Dirección General de Tráfico (DGT) optó por cerrar la autovía cuando había niebla y desviar la circulación por la antigua N-634. Fomento declaró su particular guerra a la niebla con un concurso de ideas, mientras la DGT comenzó a implementar medidas para garantizar la seguridad de la circulación, con paneles de mensaje variable, balizas de niebla, dos radares de tramo y un desvío automatizado del tráfico que permite reducir las horas de cierre"
Realmente, antes que se hiciese la autovía, existían ya proyectos de viaductos en estas montañas para el paso de un ferrocarril que nunca llegó, pese a que se dio por hecho, por ejemplo, en 1920 con el proyecto del Central Gallego, que comunicaría la costa de A Mariña con Lugo. cuyo primer antecente, si bien sobre el papel, fue el proyecto de ferrocarril de Ribadeo a Lugo de 1863
A nuestra izquierda una hermosa casa de indianos con jardín y cabazo
Villa Carmen, del año 1934
Vistosas flores junto al murete del Camino
Al fondo, habremos de subir aquella colina, a otro de los barrios de Lindín, O Caxigo
Realmente esta larga línea de montes forman una larga colina que se extiende hacia el sur, por donde iban antiguos caminos, aprovechando este brazo montañoso que constituye un verdadero paso natural. Allí tenemos por ejemplo los montes de Argomoso, cerca del lugar de Curros, en los que existen, o existían, unas antiguas camperas de nombre evocador, el Campo da Tenda do Rei, que ya aparece citado en 1527, sin saberse la razón del topónimo, si bien hemos de recordar que está cerca de la legendaria Cova do Rei Cintolo, al otro lado de la montaña, en la vertiente que cae al Valiñadares, con sus estalactitas, estalagmitas y tradiciones de reinos perdidos. Garcia Doural informa que a finales del siglo XIX y principios del XX se convocaba allí a los vecinos de las parroquias de Mondoñedo para hacer cacerías de lobos
"En Argomoso hai moitos paisanos que teñen vacas e contan que ao primeiro enxeñeiro que veu sacar as probetas lle dixeron que como ían facer a autovía por alí, se había veces que non vían ás vacas a cinco metros"
Allí tenemos otro de los viaductos de la A-8. El Viaducto de Curros. En esas praderías García Doural habla también del Campo dos Maragatos, como su nombre indica, zona de paso de arrieros maragatos en los antiguos camiños a Castela, cerca de las fuentes del Rego do Aguillón:
"Según nos comentaron los más viejos de la parroquia, este espacio natural era elegido por los comerciantes maragatos para descansar con sus carruajes y caballerías, cuando venían desde Castilla a comerciar a tierras mindonienses con cereales en periodo de necesidad; con aceites y vinos castellanos; con azúcar, quina y chocolate; con cobertores y telas; incluso trasportaron muchas veces a Madrid las recaudaciones, cartas privadas etc. La estampa de la recua de caballerías y carromatos transitando por aquellos caminos imposibles y descendiendo por las laderas de estos empinados montes es histórica. Hace unos años, con motivo de la concentración parcelaria en la parroquia de Santa María Mayor, estas planicies se han visto alteradas y ahora con la construcción de la autovía Trascantábrica, desaparecen prácticamente para siempre"
Pasamos frente a la que parece la antigua escuela. Parece ser hubo otras, anteriores, la primera en la iglesia, que vemos a lo lejos, según así leemos en Miscelánea Mindoniense:
"A finales del año 1888 ya se había conseguido una escuela pública incompleta para las parroquias de Santa María Mayor, Argomoso, parte de la antigua Rilleira de Ambroz y Lindín. Se establece la nueva escuela en Lindín, al ser considerado como el punto más céntrico de todos ellas. Se acordó ceder una bodega terrena que había junto a la iglesia parroquial, la cual ya venía utilizándose para este fin, como escuela particular, durante los tres meses de inviernoEn el mes de marzo de 1889, el Ayuntamiento de Mondoñedo envió una Comisión formada por D. Juan María Cayón, D. Serapio Bellido y D. Dámaso Salaverri a reconocer el local dedicado a escuela, para comprobar si servía para tal escuela. La Comisión no lo consideró suficientemente capaz ni saludable, a causa de la mucha humedad que se advierte en el piso y por su escasa ventilación y recomendaba que se hiciese de nueva obra un piso alto, aumentándolo lo suficiente para formar un salón que no baje de cincuenta cuartas de largo y sobre veinte de ancho
Naturalmente, como en toda obra humana, surgieron problemas e imprevistos que hubieron de ser solventados:
"A la nueva obra decidieron dar comienzo los vecinos de Lindín D. Ramón Leiras Varela, presbítero, D. Félix Leiras Mon, D. Antonio Seijo, D. Manuel Villalba y D. Antonio Bouso, a costa de muchos sacrificios y desembolsos, contando con que ayudarían los vecinos de las otras parroquias y que se habían de aprovechar de la escuela. Poco más tarde se quejan amargamente por escrito a las Autoridades municipales, de la parte material y económica de la nueva obra y aseguraban que llevaban gastadas unas quinientas pesetas por su cuenta. Todavía les faltaba de pisar de madera el salón, que tiene 53 cuartas de largo y 21 de ancho, hacer ventanas de madera y contraventanas, a cuatro luces, dar cal por dentro y por fuera.Ante la falta de colaboración de algunos vecinos de Lindín y de la negativa de los de las otras parroquias, pedían al Ayuntamiento de Mondoñedo que lo que quedaba de la obra por rematar, se hiciera por cuenta de los fondos municipales, o en otro caso, obligar que concurran con su ?prorrata? todos los que se han de aprovechar de la escuela (1). Desconocemos cual de los dos métodos fue utilizado para rematar la obra de la nueva escuela.Por medio de la documentación existente en el archivo municipal de Mondoñedo sabemos los nombres de los primeros maestros de la escuela mixta e incompleta de la parroquia de Santiago de Lindín: D. Tomás Folgueira (1889); Dª María Visitación Fernández Novo (1890); D. Luís Fernández García (1890, provisional); Dª Evarista Balsa Reigada (1893); Dª Elisa García Gómez (1897). En su inicio, el maestro de Lindín tenía asignado un sueldo anual de 460 pesetas"
Salimos a la carretera LU-124 y seguimos caminando rumbo a la iglesia de Santiago de Lindín, que vamos viendo cada vez más cerca, hacia la que pronto hemos de subir
La iglesia, construida en el siglo XVIII y reformada en el XIX, alberga en su interior un retablo barroco procedente de la iglesia de San Pedro de Alcántara en Mondoñedo cuando esta se desamortizó con el antiguo concento de San Francisco del Rosal. Para ello hubo que desmontarlo, dividiéndolo en dos partes, para que pudiese estar en esta su nueva ubicación. En él se conservan las imágenes originales de San Bernardino, la Virgen del Rosario y San Francisco. Otro retablo también procedente de San Pedro de Alcántara tiene las imágenes de San Pedro y San Pablo. Hay un retablo más del siglo XIX
A la izquierda O Chao de Lindín y valle del Rego de Lobrero. En la montañas están las antiguas charcas de A Poza da Lagoa y A Poza das Cernadas
Camino de la iglesia otra cruz de piedra
Otro cruceiro con altar, pero este con la figura de un Cristo crucificado
También ciertos detalles en el extremo de los brazos de la cruz, a manera de flore tetrapétala. Al fondo a la derecha vemos la cumbre del Padornelo (618 mts.)
O Campo de Lindín, O Chao do Castro, aquí se celebró, desde 1855 hasta alguna fecha indeterminada a finales de esa centuria, la Feira de Lindín, feria ganadera que 32 vecinos de esta parroquia solicitaron, a fecha 8 de enero de ese año, a la corporación mindoniense, de la que era alcalde D. Ramón Pampillo, solicitando...
"... que por la prosperidad del país, este distrito precisa para dar salida a sus ganados una feria mensual, franca y central a las veredas principales, pues la que se celebra junto a la capilla del Carmen de la Rilleira de Ambroz, está muy mal situada y tiene malas entradas?. Los vecinos opinan que el punto que reúne mejores condiciones para celebrar la nueva feria es el espacioso Campo de Lindín, a donde vienen a dar los caminos de Castilla, Asturias, tierra de Lugo, Mariña de Ribadeo, y de los distritos de Lorenzana, Trabada, Miranda, Burón, Meira, Pastoriza y otros varios. También exponen que en Lindín hay buenas casas de posada, se hacen las juntas de ganado que van a Castilla, pasan y pernoctan los traficantes y demás transeúntes"
Vamos ya a subir a O Caxigo, cerca de donde está A Fonte da Cerdeira, donde nace el Rego da Igrexa Vella, solar de la antigua iglesia parroquial, que daba vida con su corriente a los antiguos molinos de A Igrexa Vella y Muíño Novo
O Caxigo dispone sus casas linealmente en la ladera, mirando al sur para aprovechar lo más tiempo posible la luz solar
Al llegar a esta casa termina la cuesta y nos desviamos a la izquierda
Siguiendo la señalización pasamos junto a lo que parece un viejo lavadero
Tenemos ahora una muy buena vista de O Campo do Castro y los montes de Carracedo
Allá ha quedado también O Val de Lourenzá, bajo A Serra da Cadeira, nuestra ruta viniendo de Asturias por Trabada
Empezamos a ver también los aerogeneradores del parque eólico de A Farrapa (izquierda de la foto),, por donde iba el ya mencionado camino de arrieros, camino de Castilla, de tanto trasiego antaño, antes de la construcción de las actuales carreteras, que llegó a haber taberna y parada de postas, pues era camino de carro, al final de la dura subida desde Mondoñedo, o comienzo del fuerte descenso hacia la ciudad episcopal, según vengan o vayan. Como siempre, quién nadie más docto que García Doural para darnos cuenta de sus avatares:
"Sabemos que a comienzos del siglo XVIII era propiedad de D. Baltasar Menéndez, vecino de Ribadeo, quién poseía en sus inmediaciones unas pequeñas parcelas de terreno dedicadas a diversos cultivos y otras a prado de regadío. El morador de esta inóspita vivienda, se dedicaba a las tareas del campo y a la cría de ganado vacuno y ovino y era conocido entre los vecinos con el mote del "Farrapeiro".Con motivo de las obras de la Fuente de Mouros y de las Casas Consistoriales de Mondoñedo, en el año 1723, se solicitó y obtuvo de Su Majestad el arbitrio de un maravedí en cuartillo de vino que se vendiese dentro de la ciudad y del que se vendiese en las tabernas de su abasto. A fin de si debe contribuir a este arbitrio la taberna de A Farrapa, pleiteó Dª Rosa Patiño, propietaria de la casa de dicha taberna, o en propiedad como usufructuaria, que le dejó, por los días de su vida D. Baltasar Menéndez, su primer marido.También pleiteó por el mismo motivo el propietario del Couto de Otero de Mondoñedo, que también pretendía estar eximido de la contribución de este arbitrio. Desconocemos el resultado de estos pleitosLa vivienda de A Farrapa se encontraba deshabitada desde hacía muchos años, su estado era ruinoso y con motivo de la concentración parcelaria realizada en el año 1994, las palas excavadoras retiraron lo que quedaba de sus paredes y de este modo desapareció para siempre"
Y llegamos ya al pie de la iglesia parroquial de Santiago de Lindín, donde seguiremos a la izquierda. Anterior a este hubo otro templo en Lindín del que solo se conserva el topónimo A Igrexa Vella, al que nos hemos referido anteriormente. Se trata de un desaparecido santuario mencionado en la donación del obispo Nuño II a la mesa capitular de la catedral de Mondoñedo en 1261
Aquella iglesia estaba monte arriba, un tanto apartada y, a mediados del siglo XIX, se decidió que, mejor que mantenerla en su solar era hacer una nueva, más cerca de las casas. Esto habría sido entre los años 1855 a 1859, pues es en esta segunda fecha cuando se sabe de un pago registrado al pintor mindoniense José do Rego para blanquearla por dentro y por fuera, así como los altares, el Via Crucis, la puerta y el campanario. Y así continuaban las obras tal y como leemos en Miscelánea Mindoniense:
"En el año 1860 se construyó una caseta junto a la iglesia parroquial (más adelante usada como escuela) para su servicio, se separó el cementerio del atrio, cerrándolo con dos puertas, se hicieron dos entradas de escaleras para subir los fieles a la iglesia, se alargó el atrio, cerrándolo de muralla, con su puerta. Las piedras para las escaleras proceden de las canteras de Reiriz. Su importe ascendió a 53 reales y el transporte de ellas a 116 reales.
Realizaron todos estos trabajos Jerónimo Chorén, Francisco López, Mateo Alvite (pedrero) y Tomás Folgueira. Ascendió el importe de estas obras 2.116,7 reales"
Pasando la iglesia viene un tramo llano y recto
A esta altitud, al este vemos un poco mejor O Val de Lourenzá, en concreto los barrios de la parroquia de Santo Adrao, por donde baja el Camino, de A Cadeira hacia el Pazo de Tovar
En este primer cruce continuamos de frente, rectos, como la línea de postes telefónicos
A partir de este mojón hay un poco de cuesta en rampa...
Contemplando las montañas, del Padornelo hasta A Farrapa, por donde va la carretera de Argomoso, cuya construcción en 1933 dio lugar a varios pleitos con el vecindario hasta que se pudieron vencer
Ahora la Autovía del Cantábrico ha abierto un buen tajo en esta línea de montes, cuetos y colladas. En lo concerniente a la famosa Rapa das Bestas, describe así en 2014, día 29 de junio, sus impresiones el corresponsal de ABC P. Gil:
"Como cada año desde el 1976, el Campo do Oso (Mondoñedo, Lugo) ha sido este domingo el escenario de «A Rapa das Bestas», un rito ancestral y el primero que abre los distintos curros que se celebran en Galicia. Se trata de una de las costumbres más longevas de toda la Comunidad gallega, en la que hombre y caballo terminan por medir su poderío en una lucha cuerpo a cuerpoPor un lado, los caballos salvajes de las sierras gallegas; y por el otro, luchadores procedentes desde los lugares más recónditos. Como testigos de excepción son miles los visitantes privilegiados que se acercan a contemplar un rito que con un adjetivo: ancestral. Sudor, esfuerzo, polvo, niebla y nerviosismo han estado presentes en este festejo (...)Un día como hoy, desde primerísima hora de la mañana, 'los mozos' reúnen a un gran número de caballos salvajes, que pastan y pasean en libertad y en grandes manadas durante todo el año"
Atrás abajo, va quedando ya O Castro con su antiguo campo de ferias
Y ahora otra vez muy atentos: este cruce vamos a ir a la derecha
Aún queda desde aquí ahora poco de cuesta
Preciosas camperas verdes, pastos de caballos y vacas, majadas desperdigas por cumbres y alto, paisajes de las montañas de A Mariña que dan paso ya a la no menos mítica Terra Chá. A esos parajes subía el gran médico y escritor Leiras Pulpeiro, el médico de los pobres, a atender a a sus paciente y, conversando con ellos, aprender de sus cosas, tradiciones, consejas, dichos, leyendas, palabrero y expresiones, para luego inspirar sus versos de médico-poeta
Y aquí, ante el Viaducto de Lindín, está Barral de Cima, como su nombre indica en una cima, barrio alto de esta parroquia de Lindín, a partir del cual se inicia el largo, pero rápido a la vez, descenso a la ciudad de Mondoñedo, capital del concello
Ya en lo alto de la cuesta iremos a la derecha
Caminamos entre las fincas de esta loma que da a dos valles
A lo lejos volvemos a ver el Padornelo con sus antenas, y su circuito de motocross
Ahora empezamos a bajar un poco hasta las casas de esta parte de Barral de Cima
Ya tenemos también de frente a nosotros el viaducto, otra buena referencia visual
Barras de Cima se encuentra en este collado donde se unen diferentes rutas, sendas, caminos y carreteras. En torno a estas encrucijadas se disponen las viviendas
Cruzamos y seguimos de frente, rumbo al viaducto
Históricos cruces de caminos a Asturias y Castilla, que constituyeron antaño el principal acceso a Mondoñedo por el este, muy transitados pues en siglos pasados
Cruzamos la LU-124
E iniciamos la gran bajada hacia Mondoñedo
Al fondo nos llama la atención un picudo y cónico monte: A Pena da Roca (754 m), otra de las cumbres en torno a la histórica ciudad episcopal
Su nombre de debe al penedo o gran peñón rocoso de su cima, llamado también A Pena da Portela
Justo antes de pasar al pie del altísimo Viaducto de Lindín encontramos a mano derecha una fuente
Fuente antigua con abrevadero y restos del antiguo lavadero, que aprovecha el agua de los manantiales que nacen en estas laderas
Con la llegada del agua corriente a las casas estos elementos fueron cayendo en desusos, unos han sido restaurados, otros como este aún se mantienen en pie y, no pocos, han desaparecido, a causa también de las concentraciones parcelarias
Justo encima del caño del que mana el agua vemos el escudo de Mondoñedo
Justo enfrente, cubierto de eucaliptos, el Monte da Arca, localización de un importante recinto castreño, del que ya hablaba, en el 1876, el historiador José Villamil y Castro, uno de los primeros que aplicaron metodología científica en el estudio de los yacimientos de la comarca:
"En el llamado Monte d´arca, que domina á la ciudad de Mondoñedo, existe la que dicen Modorra de los Moros. Está situada en la Croa del monte y compuesta de un área de 300 metros de circulo, defendida por triple parapeto, fabricado de gruesa pared, y de un profundo foso, muy perceptible desde muchos sitios de la ciudad de Mondoñedo, que la rodea por un tercio de su circuito, único por donde necesita semejante defensa, pues por los otros dos, la ladera, al NO, del monte, se presenta tan asperísima (y en parajes completamente vertical), que sólo es visitada por los corpulentos buitres que anidan en las anfractuosidades de la rocas que la componen"
No deja de producirnos cierta sensación de vértigo mirar desde aquí hacia arriba. Una obra tan titánica como discutida. Volviendo al artículo Mil días sin solución a la niebla en la A-8, se recoge el testimonio de otro vecino, Manuel Alvite
"Os enxeñeiros que fixeron iso, non sei como lles deron o título. Chegaba con quedarse quince días en Mondoñedo para ver que non se podía facer. Non se lle ocorre a ninguén. A calquera que lle preguntaran dicíallo», apunta Manuel Alvite, jubilado, que asevera: «Iso é unha zona freática. Hai un cento de fontes. Non ten solución. Tarde ou cedo vai caer todo"
Por esta zona del camino, "en lo más alto del antiguo trazado de A Calzada", el antiguo Camiño de Castilla, allá por el mes de octubre de 1946, cuando un vecino de Lindín regresaba de Mondoñedo cuando la ciudad celebraba las grandes ferias de As San Lucas, tuvo lugar un extraño suceso que hoy llamaríamos un Expediente X mindoniense, o Encuentros en la Tercera fase
El incidente fue noticia en La Voz de Galicia, y de él que escribe Andrés García Doural con el título Un caso de Expediente G:
"Según Gabriel G. Enríquez en el diario La Voz de Galicia, la noche del día grande de las Fiestas de San Lucas de Mondoñedo del año 1.949, cuando el vecino de la cercana parroquia de Santiago de Lindín, que dió al informado las iníciales A.L.P., regresaba hacia su domicilio, aseguró haberse encontrado en lo más alto del antiguo trazado de La Calzada con dos figuras extraordinariamente altas, que tenían sus cabezas cubiertas por dos conos y que giraron de forma anormal a su paso, como si estuvieran unidas por los hombros (...)
Hemos intentado localizar a la persona del avistamiento de Lindín por medio de los libros parroquiales de bautizados y defunciones del siglo XX, pero nos fue imposible localizar a una persona de la parroquia con estas iniciales (...) llegamos a la conclusión de que las iniciales segunda y tercera no fueron dadas correctamente. ¿Cuál fue el motivo?. Posiblemente nunca lo sabremos"
Sobre los castiñeiros y eucaliptos, otras elevadas montañas en la distancia, A Toxiza, que llegan a los 833 metros de altura en la cumbre del mismo nombre. Se la tiene como parte de la extensísima Serra do Xistral, entre A Mariña y la Terra Chá
Son célebres penedos allí existentes, alguno con muy caprichosas formas, y composiciones, que no siempre parecen obra natural
Yendo de nuevo raudos rampa abajo perdemos altura rápidamente, y empezamos a ver el valle, a nuestra izquierda
A la izquierda A Pena da Roca, abajo el valle del Valiñadares, río que va dirigiéndose, como nosotros, a Mondoñedo, uno de los ríos que, un poco más adelante, formarán el Masma, que el obispo Sarmiento de Sotomayor quiso hacer navegable hasta aquí desde su desembocadura, en la Ría de Foz, allá por el siglo XVIII
El primer camino citado, el que sube desde Mondoñedo por As Barbeitas, pasa luego al pie de aquellas casas, As Airas, continuando hacia Maariz, San Vicente de Trigás y Lousada
La bajada se acentúa. Explica también García Doural en su artículo un poco de historia de esta cuesta y este camino...
"En la noche del 8 al 9 de septiembre de 1761 se desató una enorme tormenta sobre Mondoñedo y sus alrededores. Los daños fueron muy cuantiosos en caminos y sembrados e incluso resultaron dañadas de consideración algunas viviendas y perecieron ahogados varios vecinos. El documento consultado dice, más o menos así:"En la cuesta que nombran de Lindín, que es vereda y villa real para los Reinos de Castilla, y otras partes y de mucha utilidad y servicio, era necesario repararla, hacer ramplas y construir diversos trozos de calzada. También conceptuaron ser preciso para hacer uno y otro, desde el Chao de Navallas hasta el puente que llaman de Ruzos, que se halla a la salida de esta ciudad, cuatro mil seiscientos reales, por tener la citada cuesta, de un sitio a otro, en largo, ciento y dos brazas"E subín pola calzada,que algún día foi romana,o modernismo a desfixo,ben desfeita xa estaba (Rebegón)Con motivo de la concentración parcelaria realizada en el territorio de la parroquia del Carmen, una parte del trazado de la antigua calzada se ha destruido y otro, ha quedado debajo del asfalto, pero el nombre de Chao de Navallas, continúa"
El Camino, aquí carretera local, serpentea y sigue la sinuosa ladera
En la distancia, el parque eólico de A Toxiza. Ahora, en un recodo del Camino, en As Abidueiras, empezamos a ver, con emoción la histórica ciudad de Mondoñedo, capital que fue durante siglos de una de las antiguas capitales del Reino de Galicia, hasta su extinción con las reformas administrativas liberales de 1833
Monte arriba, si nos fijamos, veremos un un gran monasterio, el Mosteiro dos Picos o de San Martiño de Vilalourente, que se supone fue construido en el año 1348 por los franciscanos, siendo luego hospital de peregrinos
Su estructura actual se debe a las reformas dieciochescas del obispo mindoniense Juan Antonio Muñoz Salcedo, siendo tirada la iglesia original y construyéndose una gran torre del campanario. El claustro se hizo a partir de 1687 y su fachada principal es barroca. En la actualidad, pese a alguna iniciativa tendente a remediarlo, está en ruinas
En esta bifurcación seguimos frente, todo cuesta abajo, a la sombra de estos árboles
A lo lejos a nuestra izquierda al fondo, al sur, la subida al Alto da Xesta por el camino sobre el valle del Valiñadares. A la izquierda los montes de A Farrapa. En este valle se guardan las leyendas del enigmático Rei Cintolo, que dio nombre a la cueva en él ubicada, cuyo trasfondo parecen ser tradiciones de los más primitivos asentamientos de estos parajes mindonienses del Valle de Brea, o Bría del que toma el nombre el Valiñadares y será la, esta sí históricamente documentada, población de Vallibria o Villamayor de Vallibria, así su nombre trascrito en los legajos medievales, a donde Urraca reina mandó trasladar el antaño ponderoso monasterio de San Martiño de Mondoñedo, cuyo solar y doble sede episcopal, dumiense y britona, estaba, hasta el año 1117 aproximadamente, en las inmediaciones de la Ría de Foz
"Cintolo gobernaba en tiempos por aquellos lares en una ciudad que se llamaba Bría. Tenía grandes riquezas y una hija muy hermosa que se llamaba Manfada querida por nobles y plebeyos por sus bondades. Muchos príncipes y grandes señores acudían a rendir visita al rey por ver si podían casarse con su hija pero Cintolo no tenía prisa por casarla, ni la princesa por casarse.Sus pretendientes eran hombres rudos que habían ganado su fama y posesiones por la guerra, sublevación o asesinato lo cual no aumentaba su valía a los ojos del rey.Una mañana llegó a Bría un joven conde acompañado de unos pocos escuderos. Entre éstos había jóvenes y viejos para los cuales tenía una palabra amable y todos hablaban bien de este conde. Se hizo simpático a los ojos de la princesa y de su padre. Pero al poco llegó otro cortejo con gran acompañamiento de hombres de armas que acampó en la plaza como si fuera tierra conquistada.El jefe, hombre cruel y ya mayor envió un mensaje perentorio a Cintolo exigiendo la mano de su hija para el rey Tuba de Oretón añadiendo que si no era atendido asaltaría el castillo.El joven conde se ofreció al rey para luchar contra este energúmeno por el amor de la princesa confiado en que las "boas fadas" le ayudasen en su esfuerzo.Pero Tuba era un brujo; sabía que no era rival en buena lid del joven conde y reunió a sus consejeros, también brujos, para lanzar un encanto para vengarse de Cintolo. A los pocos minutos se produjo un gran estruendo provocado por un trueno y la ciudad se derrumbó sobre las buenas gentes de Bría. Todos perecieronEl conde, que estaba velando las armas, saltó sobre su caballo y atacó al rey brujo al que atravesó con su espada. Al volver al castillo vio que en su lugar había una gran caverna. Entró en ella y sólo encontró grandes piedras y fantásticas columnas pero Brías había desaparecido.Desde entonces, en la cueva hay un encanto, una princesa rubia que puede ser vista al amanecer por el mortal de corazón limpio que pase por allí. Si puede desencantarla quedará dueño de sus riquezas, pero si falla, será devorado por un monstruo que vive en la cueva"
Sobre el valle, Maariz, hito del Camino en la ruta al Alto da Xesta para ir a Abadín. En la distancia montes de A Farrapa
"Hace mucho, mucho tiempo existía una zona conocida como Bría, lo que actualmente se conoce como el municipio de Mondoñedo. En Bría había un enorme fortaleza, conocida por todo el reino por guarecer las mayores posesiones de toda la comarca. Este castillo era la morada del “Rei Cintolo” y de su hermosa hija, de nombre Manfada. Su hija, además de su indudable belleza era una joven muy afable y contaba con la gran riqueza que su padre, el rey, poseía. Esto hacía que despertara el interés de muchos jóvenes, además de todos sus súbditos.
El rey cada día rechazaba a numerosos jóvenes del lugar que ansiaban tomar la mano de su hija, ya que la mayoría de ellos habían alcanzado sus títulos de caballero por actos malvados. Hasta que un día, llegó a Bría un joven conde que rebosaba simpatía y cordialidad llamado Hollvrudet a lo que el rey no tardó en caer en gracia. Manfada víctima de los encantos del joven se enamoró, a lo que su padre ya esbozaba la palabra “boda”
A los pocos días llegó al pueblo una comitiva de hombres a caballo y entre ellos una persona de gran importancia. Se trataba del Rey Tuba de Oretón, este y sus caballeros acamparon en el lugar como si se tratara de la ocupación de un territorio. Desde los exteriores del castillo enviaba cartas al Rey de Bría exponiéndole sus condiciones, las cuales eran: tomar en matrimonio a Manfada y si se negaba tomaría por la fuerza el castillo y se llevaría a la princesa. Ante las exigencias y amenazas del intruso tanto las gentes del lugar como el rey mismo estaban atemorizados. Ninguno sabía bien que hacer ante la situación y fue la iniciativa del joven llegado anteriormente, Hollvrudet, quien les dio la solución. Este se ofrecía a combatir en duelo con el Rey de Oretón. El joven estaba convencido de su victoria debido a su condición física y a su destreza con la espada. Por el contrario, el rey de Oretón era todo lo contrario rechoncho y tenía poco conocimiento en el manejo de las armas. Aunque el rey no estaba en total desventaja ya que poseía un don conocido en Galicia como “vedoeiro” o brujo, lo que le permitía elaborar terribles conjuros contra sus enemigos.
El rey de Oretón tiempo antes a combatir con el joven conde, se reunió con individuos de su gremio para elaborar un poder tal que fuera capaz de neutralizar la fuerza y destreza de Hollvrudet. A pocos segundos de que los brujos empezaran con el ritual en el cielo se produjo un gran estruendo, un trueno había azotado el cielo de tal manera que dio lugar a tal temblor que gran parte de la fortaleza se vino abajo sepultando a parte de sus ocupantes. Ante tal hecho la gente corría despavorida por el temor y el joven conde que había conseguido escapar de la catástrofe, se dirigió en dirección al ritual de brujos donde logró atravesar con su espada al rey invasor. Regresando al castillo se quedó atónito a lo que veían sus ojos, literalmente el castillo había sido tragado por un gran agujero. El castillo con sus gentes, su amada y el rey habían desaparecido dentro de esa inmensa cueva y desde entonces no se supo nada de su paradero.
Cuentan los lugareños que dentro de la “Cova do Rei Cintolo” se encuentra la princesa, pero esta no puede escapar debido a que esta cautiva por uno de los brujos que formaba el ritual. Este brujo deja que la muchacha salga a las doce de cada noche durante unos minutos, momento que ella aprovecha para buscar a su amado por los alrededores. Por lo que se dice que si uno pasa en la medianoche por el lugar podrá ver a la princesa pero hay que tener cuidado de ser capturado por el brujo, que está vigilándola desde la entrada de la cueva"
Más a lo lejos están otras, como las de O Vilar y Pausalido, pero tal vez la industria extractiva de la que se conservan buenos restos, aunque tampoco duró mucho, fue la de Lousada, al final del valle, con sus hornos de cal. En los artículos correspondientes al Camino Norte por esa ruta, de Mondoñedo al Alto da Xesta, hablamos algo de todas ellas, así como de las antiguas dehesas reales, reservas forestales de Fraga de Rei y Trigás, para surtir de madera a tanto la marina mercante como a la armada de guerra
En la actualidad, el paisaje rural y forestal del valle constituye un gran aliciente para visitarlo, surcado, además de por uno de los ramales del Camino Norte que salen de Mondoñedo, por otras rutas montañeras y senderístas y, por supuesto, la visita a la tan mencionada Cova do Rei Cintolo, de la que se dice es "santuario entre la ciencia y la leyenda de la espeleología gallega", de seis kilómetros de longitud (otras fuentes dicen 7,5 km), llena de llamativas formaciones pétreas, formada por una serie de galerías laberínticas, donde hay lagos subterráneos y un río con el evocador nombre de Celtas, si bien es el de un grupo de montaña vigués que, en 1954, exploró la cueva, organizando un campamento, adentrándose en las galerías y catalogándolas. Por eso a esa corriente fluvial se puso este nombre
Un valle de ensueño, este del Valiñadares, antiguo río Bría, del que decía Álvaro Cunqueiro que era " a más fermosa ribeira fluvial do mundo". Funcionaban con el agua del río varios molinos, en la cercana parroquia de Argomoso estaban los de Riobarral, A Mazurqueira, A Avelaira, Sopena, y dos en Lavapés. Hace tiempo han dejado de moler y los edificios han desaparecido, pero no las leyendas del Rei Cintolo, de quien también escribe, en La ciudad y sus ferias (18-11-1964), el genial mindoniense Álvaro Cunqueiro, pensando sería también visitante de las renombradas ferias caballares de As San Lucas de Mondoñedo:
"Y quien vendría y vendrá, pero ese excusándose en la sombra, será el rey Cintolo de nuestra caverna vecina, a comprar pollos negros y luceros, que son los que mejor van, digo yo, en las praderas suyas soterradas. Ahora que van baratas, por pocos que sean los haberes de los monarcas ocultos en cuevas, ya le podrá mercar el Cintolo una mula meirega a la reina Cintola, si es que hay en Sopena tan oronda señora de este nombre decorada"
Cruce en las inmediaciones de A Fabega: vamos rectos cuesta abajo hacia las casas, viendo nuevamente algo de Mondoñedo prados, arriba a la derecha
En concreto se ve muy bien la iglesia parroquial de Santiago, con su ábside y torre-campanario, edificio de estilo neogótico, muy del gusto de entre los siglo XIX y XX y llamada Igrexa Nova por ser la única "nueva" que existe en el casco histórico. No en vano fue mandada construir por el obispo Fernández de Castro con la idea que la parroquia de Santiago, la de la ciudad, tuviese su propia sede, pues de siempre estuvo su santuario dentro de la catedral de la Asunción. Empezó a erigirse en 1890 pero su consagración no se celebró hasta diez años después, dado que los trabajos hubieron de interrumpirse por problemas de presupuesto. A sus pies pasa el otro ramal del Camino Norte, el que ha entrado en Galicia por Ribadeo
A Fabega, es un topónimo de fácil explicación, las plantaciones de fabas tan características de toda la comarca. Nosotros estamos en la parroquia de O Carme, en el famoso Couto de Outeiro, tan importante también para la historia de Mondoñedo, en terrenos que fueron del antiguo monasterio de San Salvador de Lourenzá, comprados en 1627 por Pedro Fernández Vaamonde y Saavedra y su mujer María de Losada
Gracias a la documentación expedida en aquella compra, conocemos los términos que abarcaba el couto:
"Conforme texta todo alrededor, con la jurisdicción del obispado de Mondoñedo. Empieza en las Bidueiras, que están arriba, junto al camino real que viene y va para Castilla y de allí viene derecho por la Valiña abajo a la fuente del Torno y de allí va todo por el agua abajo hasta llegar al molino viejo que fue de Gómez do Río y de Dª Catalina Osorio, y de allí todo por el Rego abajo hasta llegar a la agra y heredad que quedó de Álvaro de Chas, molinero, y por allí vuelve por el camino que va para Los Molinos de la ciudad y parte el dicho camino la dicha jurisdicción de la del Sr. Obispo de Mondoñedo y por allí vuelve por el fondal de la Pumarega de Diego Reigosa, escribano, y por allí sube, por donde viene el agua del Perigote, que pasa junto a la casa nueva que ahora hizo allí el dicho capitán Pedro Fernández Baamonde y de allí sube todo por la Valiña arriba, conforme viene el agua y por los sotos arriba, hasta volver derecho a las Bidueiras, que atrás quedan dichas, donde esta un marco (, junto de allí, que parte la dicha jurisdicción con la del dicho Señor Obispo"
Aquí las casa tienen a concentrarse más, formando una calle. Prácticamente estamos entrando ya en el casco urbano de Mondoñedo, cuyo centro, la Praza da Catedral, tenemos ya muy cerca
La rúa se estrecha un poco entre las casas, por lo que estemos atentos al espacio de paso en caso que veamos circular algún vehículo
Las casas se disponen a ambos lados de A Calzada, a veces formando hileras o bloques
O Couto de Outeiro pertenecía a la llamada Rilleira de Ambroz, una de las antiguas divisiones administrativas del territorio mindoniense, solar de los Sarmiento, estirpe familiar del obispo Sarmiento de Sotomayor, al que antes mencionábamos
Entre las casas, otra bajada recta y directa...
Cada vez vemos mejor la ciudad de Mondoñedo, extendida en el valle
En un principio el Seminario de Santa Catalina estuvo en unas casas de la rúa Alfonso VII: en 1770 se decide, por intervención del obispo Losada y Quiroga, construir un nuevo edificio, este que llegó a nuestros días, al lado mismo de la catedral, acabado en 1775, cuando, contando con el patronazgo del rey Carlos III, se le concede el título de Real Seminario Conciliar de Santa Catalina, con doscientos seminaristas. En las cercanías del lugar estuvo más antiguamente el que podría ser un antiguo barrio judío de Mondoñedo, en la actual Ruela da Leña
Caminamos ahora entre estos viejos muros de piedra, cubiertos de matorral
Y aquí, atención, en este cruce tomamos el camino de la izquierda, que sigue bajando
Magnífica vista de Mondoñedo desde O Couto de Outeiro. Cerca de aquí está el Pazo de San Isidro, del siglo XVII, pero del que dice la tradición sería sucesor de otro más antiguo, medieval, donde se aplicaba "jurisdicción civil y criminal" sobre Vallibria, población antecesora del Mondoñedo actual,
En los terrenos del Pazo de San Isidro se edificó, tras muchos avatares, el Convento de la Encarnación de Coto de Otero, entre 1646 y 1656, donde ya había una capilla dedicada a Nosa Señora do Socorro. Diversos fallos constructivos ocasionaron su abandono en unas décadas, siendo desmantelado y derruído a partir de 1710, trasladándose las monjas poco después al que sería el Convento de la Concepción, en el casco urbano de Mondoñedo
Así, en 1854 es trasladada el Campo da Feira, en Os Remedios y, más tarde al barrio de Os Muíños, que vemos aquí abajo (izquierda de la foto), el primero de lo que es propiamente la ciudad de Mondoñedo por que vamos a pasar, pero también allí hay quejas vecinales:
"...se veían interceptadas sus casas en todo el tiempo que dura, con dificultad pueden salir de ellas, por que es perjudicial para su salud y aún de los transeúntes de aquel camino de inmensa concurrencia, la inmundicia y fétido olfato que deja tras si la reunión del numeroso ganado que a ella acude y puede asegurarse que en el año 1851, se vio esta población atacada de la maligna fiebre, que tantos estragos ha causado, se cebase con encarnizamiento en aquel barrio"En 1855, es trasladada finalmente a la parroquia de Viloalle, según petición de sus vecinos por escrito, celebrándose allí en el lugar de O Souto da Taberna
Al lado de la catedral, junto a la puerta de una de sus desaparecidas murallas, la Porta da Fonte o Porta da Vila, había un hospital de peregrinos, dedicado a San Pablo, que en 1750 se fusionó con el de San Lázaro, de malatos o leprosos, construyéndose un nuevo y gran hospital, el de San Pablo y San Lázaro, este ya especializándose en el sentido actual del término, como sanatorio más que como alberguería, por iniciativa del obispo Sarmiento y, a su lado, se hizo en 1893 el entonces llamado Asilo de Mondoñedo, a expensas del indiano retornado José María Pardo Montenegro Cordal. Vemos el conjunto en lo alto de Mondoñedo, unos grandes edificios, reformados y ampliados, a la izquierda de la foto, sobre la ciudad
Desde aquí realmente lo que más vemos es el antiguo asilo, actual Residencia y Centro de Día San Rafael. Esta sito en el Campo dos Remedios, otro lugar de honda tradición mindoniense, del que iremos hablando, según lo visitemos en nuestro periplo por la ciudad, con sus correspondientes artículos, así como del convento de la Concepción, cuyo cimborrio vemos un poco más abajo, sucesor del de la encarnación que estuvo aquí, en O Couto de Outeiro
En lo alto, las cumbres de A Toxiza, con sus eólicos, la Pena dos Galos (744 m), A Pena da Lebre (783 m) y la ya mencionada Pena Toxiza (833 m), que lleva el nombre de la sierra
Mondoñedo, que perdió su capitalidad durante las grandes reformas liberales decimonónicas, se mantuvo en buena parte casi intacta como población monumental hasta nuestros días, en medio de este grandioso valle o... como en su momento se dijo "en un pozo", eso al menos era lo que decía el documento que desestimó definitivamente en 1928 que el Ferrocarril Central Gallego pasase por aquí, a iniciativa de varias sociedades de emigrantes en La Habana, afirmándose asimismo que el gasto para salvar las "enormes montañas" era inasumible
Desde aquí, mirando hacia el barrio de Os Muíños podemos ver el camino a la catedral, a la izquierda de las casas, bajo aquel prado en cuesta, por la rúa de San Roque, donde está la capilla de esta advocación
Esta capilla de San Roque está en el lugar de A Pena, nuestro Camino pasa justo enfrente. Fue fundada en el siglo XVI, luego que el Concilio de Constanza, en la baja Edad Media, consagrase su veneración
Casas escalonadas en la ladera, caminamos la lado de ellas mientras seguimos A Calzada, llamada rúa do Pasatempo, que nos encamina al puente de este nombre, paso al barrio de Os Muíños
El 8 de agosto de 1593, según datos que proporciona Xosé Ruiz Leivas en Historias dos Muíños, el Cabildo de la catedral de Mondoñedo contrata con el carnicero Pedro Golpe el suministro de carne para proveer al clero catedralicio y sus servidumbre durante tres años- La condición era que debería de tener la carnicería en la...
A Fonte do Sapo. Su ubicación original varió, tres metros más abajo de donde estaba, con motivo de la construcción de una casa con horno de alfarería para vasija ordinaria, tal y como escribe Andrés García Doural en Miscelánea Mindoniense:
"La Corporación inspeccionó la obra y recomendó cuidar de que la cañería tuviera la capacidad suficiente y fuera construida con paredilla de cal y canto y revocados con cal hidráulica, así como de que a sus inmediaciones permita construcciones destinadas a objetos que produzcan humedad, con el fin de evitar de este modo cualquier filtración.
La cañería tendría once metros desde el alumbramiento del agua, hasta donde ha de construirse la nueva fuente, ha de tener medio metro de alto y treinta centímetros de ancho y construirse con piedra y cal y debía cubrirse de losa el techo. Esta tendría un solo caño de hierro, que se colocará a la altura de cuarenta y cinco centímetros, pudiendo emplearse en ella y en el abrevadero la piedra que más interese.
Las obras y materiales que se invirtieron fueron costeadas por Antonio López Polo, quien, además tuvo la obligación de dejar en buen estado el camino frente a la nueva vivienda"
Y ahí, en esa explanada, viendo Os Muíños de frente, vamos a la izquierda, donde antaño había un fielato o puesto de tributación, portazgo o alcabala, para las mercancías que entraban a la ciudad
En el lugar, un poco más atrás estuvo antes el obradoiro de Cristóbal, Treta de Carrañas, quien traspasó su negocio a O Ruzo, y este a su vez vendió los terrenos a los Leivas. A la izquierda veremos además el único lavadero cubierto del barrio, cerca de la Fonte das Cortes, en O Pradelo, ya citada a mediados del siglo XIX en el Diccionario de Madoz como manantial de aguas ferruginosas, fuente de agua mineral que ya recomendaban recuperar las autoridades municipales en 1861, pese a ello, unas intervenciones de un particular plantando árboles y variando el cauce la llegaron a inutilizar, siendo obligado a reponerlo todo como estaba. Aún a primeros del siglo XX las gentes de Mondoñedo acudía a tomar las aguas de este manantial, pues su agua era buena para afecciones como la gastritis, la clorosis o enfermedad verde, o la cloroanemia
"Muchas veces he contado lo que pasó en la plaza mayor de Mondoñedo el día 17 de diciembre de 1483. El verdugo levantó el hacha y la dejó caer con fuerza sobre el cuello que descansaba en el cepo. la cabeza saltó y rodó sobre las piedras de la plaza, hacia la puerta de la catedral. Y como el Mariscal había comenzado a encomendar su alma a Dios, diciendo el Credo, la boca de la cabeza ya librada del cuerpo, siguió diciendo mientras rodaba: ¡Credo! ¡Credo! Este arrepentimiento le valió, probablemente, el ser enterrado en la catedral. Todavía en la tarde mindoniense se escuchan las campanadas del toque de ánimas, en memoria de la decapitación y arrepentimiento del Mariscal. Decapitado, hay que decirlo, porque se hizo todo lo posible para que no llegase a tiempo el indulto que habían concedido los Reyes Católicos"
"Lo traía desde Valladolid, al parecer, una hija suya, llamada doña Constanza. Bajaba en rápida yegua por la calzada de Lindín, que fue vía romana. Y al llegar al puente que dice de Ruzos, la esperaba allí gente de la iglesia, las cuales le dieron conversación, la tranquilizaron, les dijeron que no había prisa, que la ejecución de su padre estaba aplazada. Ella bajó de su yegua, para que la cansada yegua bebiese en el río, y estando en este descanso, se oyó tocar a agonía en la fría noche invernal. Doña Constanza había sido engañada. El indulto ya era inútil, que su padre había sido decapitado. Desde entonces las gentes le llaman a aquel puente, a Ponte do Pasatempo, por el itempo que le hicieron pasar, con engaños, a doña Constanza... Doña Constanza, que era dura de pelar, y que años más tarde se levantará en una torre de la Terrachá, de la que solo queda un oscuro muiñón que ve a diestra mano el viajero que va desde Lugo a Villalba..."
Pasamos así ya pues A Ponte do Pasatempo y dejamos atrás la larga bajada desde Lindín por A Calzada y O Couto de Outeiro, entrando en Os Muíños, el barrio artesano de Mondoñedo por antonomasia, tal y como hemos dicho. No en vano aquí se hicieron, por ejemplo, las cajas y partes de madera de los órganos de la catedral, encargadas a Bernabé Seares, por lo que cobró 4.700 reales en 1710
Ahora de frente, seguimos al lado del canal que alimentaba la maquinaria de molinos, forjas, mazo, y otros ingenios hidráulicos, viendo de frente el lugar donde estaba el Forno de pan da Menacha. En esta parte del barrio de Os Muíños de Arriba están también la Casa de Jesús Rico, casa familiar de Elva Rico Pérez, restauradora de Bellas Artes y fotógrafa artística, la antigua panadería da Caeira, Casa de Póngalas (José García Pernas), o la de José Ramón Montenegro, Ministro de la Venerable Orden Tercera
"En el año 1872, con motivo de una fuerte tormenta y la gran crecida del río Valiñadares,
e obstruyó el manantial por la gran cantidad de escombros arrastrados por el agua. En el mes de abril del citado año, el concejal Sr. Vivero es comisionado por el Ayuntamiento para que se disponga la colocación de unos pasos de piedra en el cauce del río Valiñadares para acceder al manantial de aguas minerales, se efectúe su limpieza y se repare la fuente.
Hasta hace unos años, existió en la parcela de prado citada un bajo muro de piedra, con su tapa y con un caño de hierro, por donde manaba el agua. También existía un sendero por el margen derecho del río Valiñadares y depositados unos grandes cachotes de piedra dentro del cauce del río para poder vadearlo y así facilitar el acceso de cualquier persona a las mismas.
En la primera mitad del siglo XX fueron muy frecuentadas por los mindonienses y por otras personas llegadas de los alrededores de la población. Desconocemos el motivo por el que se abandonó el manantial y el por qué hoy no se destapa para disfrute del público y se reponen los pasos en el cauce del río. Después de la limpieza y arreglo del entorno del puente del Pasatiempo, de descubrir una parte de la antigua calzada, de reponer la cruz de madera y de realizar otras obras, opinamos que sería acertado sumar este elemento al entorno"
No hay góndolas en los canales de Os Muíños... pero casi, casi pequeños barquitos de niños surcan las aguas
Un apacible paseo al lado del canal de Mondoñedo, entre las casas, es el tramo de camino que seguimos ahora, bajo los corredores y balconadas
"Os Muíños es esencia. Es un barrio de artesanos situado en una de las entradas tradicionales de Mondoñedo. Muiñeiros, ceramistas… todos tuvieron un protagonismo principal en la evolución de la ciudad episcopal y en este espacio actualmente tienen su sede cuatro talleres artesanos: de cantería, alfarería, serigrafía y títeres. Los creadores contribuyen a dar vida a este singular y bello paraje.
Nadie se pasea por Os Muíños sin fotografiarse junto a los canales del río Valiñadares, que permitieron diferentes actividades y oficios artesanales y cuya estampa, salvando las diferencias, inspiró a quien bautizó en su día este barrio como «la pequeña Venecia"
Murete de piedra: a la derecha, entre el llamado Canal dos Leivas, que pasa al borde de las casas, y el río, hay una fértil vega aprovechada para prado y huerta
En el río, otro de los puentes y, al otro lado, la antigua escuela, junto a los talleres de Isidro Otero, frente a las viviendas sociales donde estuvo el Taller de Monicreques y el cruce do Montón. Los terrenos para la Escuela de San José de los Molinos fueron comprados en enero 1915, según consta en contrato, publicado como documento histórico en Justito el Norario:
"Medio ferrado de labradío, sito en el Puente que da principio a la carretera que desde el barrio de los Molinos sigue a Lindín, conocida con este nombre, cuya finca fue fraccionada de la huerta llamada dos Pazos, propia de las vendedoras quedando hoy situada a la izquierda de dicha carretera que la separa de la expresada dos Pazos, y linda al Norte con pasos y camino de serventía, al Sur con la carretera de los Molinos a Lindín, al Este, labradío de Doña Concepción Parga, y al Oeste, el río pared en medio. Es libre de toda pensión"
"Un paisaje marcado por ríos y canales domina la estampa, hecho que provoca que el barrio sea conocido como la “pequeña Venecia”. Aquí a las puertas de las viviendas, en vez de calles, hay pequeños puentecillos y pasadizos que salvan las corrientes de los canales del río Valiñadares y numerosos molinos que hoy ya no funcionan le dan nombre al lugar"
" Cruzando a “ponte do Pasatempo”, de origen romano, llegamos al barrio de Os Muiños que conserva aquel entramado, rural y veneciano al tiempo, mezcla de canales de agua, molinos y puentes de losa, que últimamente se está volviendo a convertir en el barrio de los oficios artesanales; un zoqueiro (artesano de los zuecos de madera), un alfareiro (artesano de objetos en barro), un repostero, un titiritero... vuelven a dar vida a uno de los barrios que proveían a la noble urbe medieval."
Traduciendo libremente a Xosé Ruiz Leivas, trascribimos de Historias dos Muíños:
"En cuanto al nombre de los barrios creemos que el primer molino del que tenemos documentación es un pergamino que dice que el 1 de febrero de 1549 aforaron al Pedro Sanjurgo el molino de A Fabega que, siguiendo el documento, debería conservarlo "moliente y corriente"Poco a poco estos barrios sel lenan de artesanos que complementan cuanto necesita A Vila para su desarrollo y para logralo necesitan fuerza que mueva la industria y sin asomo de electricidad diseñan unos canales que proceden del Valiñadares y que saliendo uno, por el camino de Argumoso y otro pegado al río madre el Valiñadares por la izquierda, hacen un pequeño valle que va a ser el de los barrios de Os Muíños, de tal manera que no se puede entrar en ellos sino cruzas un puente"
"En estos canales aprovechando el desnivel natural en el que se hacen las presas, se sitúan los siguientes saltos de agua que moverán fábricas y molinos: en el canal izquierdo y solo en los dos barrios; la fábrica de Vijando de sillas y suelas de zuecos (hoy desaparecida), el molino del Peruxo, el de Arcediano, o el de Veiga. En el recorrido de este canal aún existen más incluyendo el único que está en funcionamiento en la actualidad
En el canal de la derecha y solo en Os Muíños existían los siguientes saltos; la forja de los Leivas, el taller de marquetería de Santiago Pernas; un molino desaparecido; el aserradero de D. Pedro dos Morena y ya deja Os Muíños, cruza la carretera y sigue"
Las casas pegadas a los canales disponían, además de su puente particular, disponían de su propio lavadero de ropa. Ahora, llegados al siguiente cruce, la calle de la escuela, iremos a la izquierda, pasando de nuevo sobre el canal.
En el año 1955, en el 50 aniversario de su fallecimiento, se dio a la calle el nombre del obispo Manuel Fernández de Castro, prelado ovetense célebre en Mondoñedo por su pontificado, para el que fue nombrado en 1889, y en Asturias por haber traducido al asturiano el Evangelio de San Mateo, publicado en Londres en 1861. Álvaro Cunqueiro dice así de él:
"... don Manuel Fernández de Castro, a quen lle chamaban O Santo. Un home que morreu en plena pobreza, sin ter uns calcetins"
"Será en esta vivienda donde Santiago Pernas desarrolla todo su arte pintando, dando clases de dibujo y fotografiando la vida cotidiana de su momento. Muchos fondos fotográficos utilizados en su estudio de los Molinos fueron pintados y decorados por Santiago Pernas.
Poco a poco fue dejando paso en el mundo de la fotografía a sus hijos Jaime, Jesualdo y Pepe, aunque sería este último quien lo sucedería
Santiago Pernas falleció el 30 de agosto de 1951, a los setenta años de edad en su vivienda de Los Molinos de Arriba de Mondoñedo. De la actividad profesional de la familia Pernas quedaron miles de placas fotográficas, que por desgracia, muchas se han perdido"
Pasamos al lado del Paseo do Poeta Díaz Jacome, nacido en Mondoñedo en 1910, siendo nombrado Cronista Oficial e Hijo Predilecto tras una intensa carrera cultural, literaria y periodística. Sus primeros poemas aparecieron en la prensa gallega, La Voz de Mondoñedo y Vallibria, luego en otros periódicos gallegos y asturianos. Llegó a ser redactor jefe de El Pensamiento Navarro y en los años 40 director de las revistas asturianas Albor, Cuadernos de Poesía y Pregón. Luego en los 50 fue director de La Voz de Asturias hasta su jubilación en 1983, así como Presidente de Honor de la Asociación de la Prensa de Oviedo
Entre sus obras destacan Primeras cántigas de amor de 1936, con epílogo del también ilustre mindoniense Álvaro Cunqueiro, La huella del ángel en 1943 y Muiño Fidel de 1983. Fue Primer Premio Juegos Florales de Vigo con la poesía A lenda de Cristo y con la Flor Natural de certámenes de Buenos Aires, Montevideo, Nueva York y Barcelona, así como la Medalla Castelao de la Xunta de Galicia
"Cuando yo fui por primera vez a la taberna de Póngalas, Póngalas ya era don José, ya habían ido a beber al mostrador una noche de noviembre las Benditas Ánimas, y por uno de esos insondables misterios de la política gallega -de los que Pepe Benito era el Merlín- había sido don José concejal ciervista en el propio Mondoñedo, y ya se había casado por tercera vez. La tercera coyunda de don José fue sonada. Ya estaban hechas las empanadas, rezumaban natilla las cañas de La Lancera -el sursum corda de la repostería mindoniense-, humeaba el lacón en los manteles y los pollos se ofrecían a la boca, cuando a la futura suegra se le ocurrió dar su alma a Dios. En el piso bajo se celebró el velatorio, y en el primero el banquete nupcial. En la plaza de los molinos se celebró la mayor cencerrada que haya sido dada a un cristiano. De aquella pérdida momentánea de popularidad, don José se consoló en los brazos de su esposa, la Caeira, que era una panadera repolluda, de carnes blancas y reidoras"
Póngalas era el apodo de José María García Pernas, nacido en 1877 y veterano de la Guerra de Cuba, que, como nos dice Armando Requeixo en Álvaro Cunqueiro e Mondoñedo. Guía Literaria, con la pensión vitalicia que le concedieron, montó un negocio mixto de tienda-bar que llegó a ser muy popular en el Mondoñedo de preguerra. El apodo le vino dado por un comprador al que le intentó convencer de lo bien que le quedaban unas alpargatas, empleando una frase, en castellano pero con una expresión gallega, en la que le insistía: "Póngalas, póngalas, que le afán".
Cunqueiro apreciaba mucho esta taberna, probaba el vino de sus bocóis mientras contemplaba el ir y venir de las gentes de Os Muíños. Sigue así su semblanza a él dedicada en Finisterre:
"¿Quiere usted un vaso del bocoiño número tres?. Esta pregunta me la hacía don José cuando tenía ganas de obsequiarme. Yo dudaba. O era el mejor aquel vino que me ofrecía, o era el peor, y me llenaba el vaso porque me lo regalaba. Si no le aceptaba el galano, se compadecía de mí en particular y de los señoritos en general. Considerando que hasta el vino con gaseosa nos hacía daño. El la taberna de Póngalas se bebía mucho, aunque he de reconocer que mal. No obstante allí caían los mejores bebedores de mi pueblo. Se jugaba al tute subastado. Se comía algo. Se bebía mucho. Una larga mesa de castaño en la trastienda era el lugar del suceso. Los jugadores que estaban sentados en la banda del oeste apoyaban la espalda en las numeradas barricas de don José. Si Póngalas se atareaba en el mostrador, nunca faltaba un pillastre que se aprovechaba de la vecindad de la billa, llenando una jarra de contrabando. Como estaba muy práctico en velatorios, cuando murió su tercera, la Caeira, todo marchó a las mil maravillas. Mató un ternero para 105 amigos y puso lo de beber a su disposición. Creo que sintió mucho la muerte de la panadera, porque se casó a los pocos meses con una moza de las fiestas, la Fardina, cantadora, bailadora y brutal..."
Sigue ahora la narración con un suceso en el que entra en escena otro de los grandes amigos, y en gran medida maestro, de Cunqueiro, Manuel Ledo Bermúdez, O Pallarego:
"Paréceme que lo más importante que ocurrió en la taberna de Póngalas fue la visita que le hicieron una noche de noviembre las Benditas Ánimas del Purgatorio.Llovía a mares, y Póngalas, habiendo despedido a Chamosa, el último de los borrachos, se disponía a cerrar cuando vio entrar por la puerta unas nubecillas verdes que se posaron en el mostrador.-¿No hay un vaso para las Ánimas? -preguntó una voz.Veintiocho eran y veintiocho vasos, por cuatro veces se pasaron las ánimas al coleto.-¡Que Dios se lo aumente! -dijo el hoste de antes. Y se fueronDon José sintió como un viento y temblaron en el estante, cabe la puerta, las botellas de "Tres cepas".El Pallarego antes citado, cuyo racionalismo -había de niño cantado en el coro de la catedral y violín segundo- no puede ser discutido, no creía en el caso. Yo sí"
"Yo bebía por entonces vino blanco del Ribeiro, o sea un caldo lúcido y estimulante. Isidro me hacía leerle el periódico del día. La trastienda se llenaba de humo que brotaba de las bocas de aquellos fumadores de mataquintos y cigarro picado,y alrededor de la bombilla de veinticinco se percibía una cortina azulada y espesa. Casi siempre se hablaba de comer. Se contaban cuentos verdes. Don José iba y venía, con su lengua obsequiosa. Yo me apoyaba en la barrica de moscatel en una de las esquinas de la mesa. Habían pegado en ella un retrato de Conchita Piquer con los hombros desnudos, abrazada a una guitarra. Algo era algo. Por el barrio de los Molinos donde está la taberna de Póngalas las finales "lle" del gallego se pronunciaban "ñe", "díxeñe", por "díxenlle", etcétera. Yo siempre he creído que se trataba de un disturbio lingüístico creado por la numeración vinícola de don José. Quizás en aquel caldo áspero y ebrio del bocoy número cuatro estaba el secreto.He traído aquí, en primer lugar, esta taberna, porque creo que fue en ella donde aprendí a beber bebiendo. El Ribeiro estaba en el bocoy número dos, junto a la ventana. Se veía humear el horno de Pernas y llegaba por veces un grato aroma a empanada adobada de cebolla. Yo comenzaba a escribir mis primeros versos"
Aquí al lado, en esta misma fila estuvieron el baile y casa de Jesús López (S. Mancebo), hoy del Pintor Mauro Leivas, así como la Casa de José Antonio Lodeiro Piñeiroa, músico militar, nacido en 1868, que compuso en 1910 el primer himno del Fútbol Club Barcelona, así lo publica la misma página oficial dle club azulgrana el 11 de agosto de 2017:
"El primer himno de la historia del FC Barcelona se escuchó por primera vez el 17 de julio de 2010 en el campo de la calle Industria, y el 5 de agosto pasado, 107 años después, el Coro Maestro Pacheco de Mondoñedo (Lugo) lo volvió a interpretar en esta localidad gallega, ciudad natal de su compositor, José Antonio Lodeiro Piñeiroa, con motivo del homenaje que le rindió la Peña Barcelonista de Mondoñeda. De esta manera se cerró el círculo de este primer himno oficial azulgrana, el más antiguo del fútbol español
El Club tuvo conocimiento de este himno de 1910 en 2014, e hizo un llamamiento a los socios y aficionados para colaborar en la búsqueda de la partitura de esta composición musical. De este modo, a finales de octubre de ese año Xabier Andrés Garrote cedió al FC Barcelona una partitura manuscrita para piano del himno de Lodeiro, aunque sin la letra. El documento estaba depositado en el Archivo Musical de la banda Garrote de Ortigueira A Coruña. Una vez descubierta la partitura, el 28 de noviembre de 2014 se pudo interpretar en el Museo del FC Barcelona el primer himno del Club gracias al músico Ignasi Terraza, uno de los pianistas de jazz más prestigiosos de España.
Faltaba, sin embargo, la letra para completar este himno, y finalmente en el mes de abril de este año el Club tuvo acceso por gentileza de Antonio Ramos a una antigua partitura del himno de 1910 que incluía la letra, obra de Santiago Albert. Así, casi cien años después, se ha podido sentir de nuevo la música y la letra del primer himno del Barça, el equipo que "sabe luchar, sabe triunfar y siempre la gloria alcanzó"
"La plazuela de que se trata carece de alcantarillado, lo cual en días de mucha lluvia hace que las casas, estando también estas desprovistas de retretes por no poder hacerlas su correspondiente caño de desagüe"
Y Xosé Ruiz Leivas en sus Historias dos Muíños nos dice que, hasta los años 40 y 50 del siglo XX, los bloques de casas de este lado de la plaza carecían aún de dichos retretes, supliéndolos una trapela o trampilla, agujero en el suelo del piso primero, el cual daba a las cuadras de las vacas o los cerdos. Si era en una habitación se hacía una pared de tablas para preservar la intimidad
También dice que en cada casa que mira a la placiña había no hace mucho un asiento de piedra junto a la puerta para tomar el fresco durante las noches de verano, cuando era obligado juntarse los vecino y entre todos pasar el tiempo con entretenimientos, diversiones y juegos, como la billarda, bolos y canto...
"Poucos habían que soubesen cantar que non estivesen apuntados no coro da Vila e nestastas reunións foi unha constante que novos e vellos non cantaran todo canto sabían e repetíanse os temas para que todos puidesen aprender. Os demáis xogos eran unha repetición dos que se facían no recreo da escola, pero coa vixilancia e asesoramento dos máis vellos"
Y caminamos junto a la taberna O Valeco
Y salimos al cruce donde arrancan, a la izquierda, la carretera de Argomoso, ruta a la Cova del Rei Cintolo, y a la derecha la rúa de San Roque: el camino sigue a la derecha, pero no queremos olvidarnos que, a la izquierda, está la casa que fue del ya varias veces mencionado Xosé Díaz Jácome
La rúa de San Roque, esta que tomamos, insistimos, a la derecha, recibe este nombre de otra capilla de gran tradición mindoniense, que encontraremos un poco más allá
Haciendo parada en una de las tiendas del barrio vemos atrás la casa de Jácome, tan vinculado siempre a este barrio, que inspiró una de sus obras, Muíño fidel, de 1983. Desde 1999 el Concello de Mondoñedo convoca el premio de poesía que lleva su nombre
Por la rúa de San Roque subimos un poco en cuesta, camino de Os Muíños de Abaixo
A la derecha otro de los canales. Dice así, traducido por nosotros también libremente, Xosé Ruiz Leivas, en Os Oficios nos Muíños:
"Fue barrio de oficios, molineros que le dieron nombre, cesteros, zoqueiros, forjas de hierro, hornos de pan, fábricas de juguetes de madera, sastres, alfareros, de todo esto y más, hubo en el barrio. Fuimos el barrio obrero, el barrio "rojo" antes de la guerra, pero siempre fuimos el Barrio dos Muíños, donde el agua del río se bifurca en un abrazo que deja en el centro al barrio, rodeándolo de puentes y lavaderos que dan personalidad propia al barrio. Después de un tiempo de olvido, vuelve a oírse el reuido que produce el artesano al dar forma al barrio, a la madera, a la piedra, a la ilusión y al trigo"
Seguidamente explica las causas del origen de este barrio artesano:
Calle de viviendas populares. Dice además Leivas que es curioso que, el campesino po run lado, haga no pcoso trabajos profesionales en casa, muros, paredes, etc. pero a la vez el artesano de la villa a veces sea a su tiempo agricultor, para mantener productivo algún huerto de su propiedad
En este contexto no deja de ser muy llamativo que los primeros oficios de los que se tiene constancia son dos, exclusivos de mujeres, que complementan la unidad agrícola y sirven al mismo tiempo al señorío dueño de las fincas agrícolas, las amas de cría y las lavanderas o lavandeiras, las primera dando leche a los bebés cuando las madres no podían dárselo, siendo para ello muy apreciadas las campesinas de la comarca; las segundas haciendo la colada de las casas hidalgas de la villa, siendo especialmente para ello querido este barrio de Os Muíños por su agua corriente y limpia de los canales, donde abundaban los lavaderos
Y ya llegamos al lugar de A Pena, donde está la capilla de San Roque, que fue fundada en tiempos del obispo Juan de Liermo, que ocupó su cargo mindoniense entre 1573 y 1582, siendo reformada en el siglo XVIII. La veneración al santo, vinculada también a los peregrinos pues era romero a Roma, se extendió por toda la cristiandad tras el Concilio de Constanza en 1413, que sacralizó su culto. Aquí se dice además que los obispos juraban los foros antes de entrar en la sede episcopal catedralicia de Mondoñedo
Dado que combatió la peste, su devoción se acentuaba en tiempo de pandemias. Así en 1718 sabemos que el Cabildo de la catedral de Mondoñedo mandó "hacer un vestido de raso o damasco con franja decente para el glorioso San Roque, a manera de acción de gracias"
"El 11 de agosto de 1790, las cámaras (conjunto de accidentes osteo-articulares y nerviosos debidos a la descompresión) atacaban con suma violencia a la población de Mondoñedo y se acuerda hacer rogativas. Todos los años, por la festividad del Santo, el clero, las autoridades municipales y devotos, conducen procesionalmente la imagen de San Roque hasta la catedral, con motivo de cumplir el voto formulado en 1790, con motivo de la terrible epidemia.
En el año 1884, un brote de cólera-morbo causa numerosos estragos entre la población de Mondoñedo. El Sr. Obispo manda hacer rogativas en uno de los días a la ermita de San Roque"
El día de Corpus del año 1884, la imagen de San Roque de Mondoñedo, vistió un nuevo y bonito traje, regalado por D ª Dolores Miranda Luaces, viuda del capitán de infantería D. Manuel Nogueira Anllo. Dª Dolores realizó un trabajo de primer orden, bordando la capilla del traje con verdadero primor"
"El 1 de junio de 1763 reconocen el barranco del Cerdeirido y Campos Travesos (cerca de San Cayetano) D. Blas José Miranda, D. Luís José Luaces Somoza, D. Baltasar Sanjurjo Montenegro, José Antonio Varela, Pedro Antonio de Ron y Ángel de Puente (maestro de obras) y deciden por donde se han de cortar las aguas, que deben enderezarse por junto a la capilla de San Roque, hacía el río de los Molinos y que necesitaban un pronto remedio. Toman la decisión de que en San Roque, para que corran las aguas desde la casa llamada del Solar (hoy de Rebegón) hacia la citada calle, se ha de hacer en el primer callejón, que está más arriba de la capilla, una calzada de chapa cuña para defensa de las aguas y más arriba, en el muro del Solar, que hace vuelta, se debe de hacer una pared de cal y canto, para que las aguas no rompan el terreno. Su longitud debe de ser de 30 varas, tres cuartas de ancho y cuatro de alto"
"En el lugar conocido como Campos Travesos o Cuatro Caminos (cerca de San Cayetano) se hizo en su momento una rampla calzada o petril, para que las aguas pluviales que bajan del lugar del Solar se dirijan por el camino que va a las Barras. En este lugar de las Barras, debajo de los Cuatro Caminos, es de absoluta necesidad hacer en el mes de septiembre de 1849 otro petril o calzada, de manera que las aguas se dirijan por el cauce que existe más adelante de dichas Barras y que va a desembocar a la espalda de la capilla de San Roque"
Continuamos por la rúa de San Roque, dejando a nuestra derecha la entrada por aquí al barrio de Os Muíños de Abaixo, muy afectado también por aquellas inundaciones:
"En el mes de noviembre de 1908, José Longarela "O Polo" y otros vecinos de la calle San Roque, se dirigen por escrito al Ayuntamiento de Mondoñedo, quejándose de que las aguas pluviales que descienden desde San Cayetano, que se dirigen desde tiempo inmemorial por un cauce que existe un poco más arriba de la muralla que cierra la huerta de Dª María Baamonde (actualmente de "California"), para salir por un costado de la ermita de San Roque, destruyeron parte de la calzada y calle y dificultan el tránsito de vehículos y de personas.
El Ayuntamiento requiere a José Antonio González, también vecino de la calle San Roque, para que dentro de tres días abra junto a la esquina de su casa otro sumidero con reja, que deberá ser de mayores dimensiones que el que existe cegado al lado de la acera paralela al muro del fondo de la huerta de Dª María Baamonde, bajo apercibimiento de que, no haciéndolo, se hará la obra a su costa y se le impondrá la multa que determinen las Ordenanzas municipales
Pocas fechas más tarde, Dª Genoveva Seijas, viuda, también denunció a Juan Grandio, por haber éste hacinado en las inmediaciones de la capilla de San Roque, gran cantidad de leña y tojo, para servicio de un horno que lleva en arriendo de la propiedad de Dª María Baamonde, con el inminente peligro de la casa y de la capilla citadas"
Estamos ahora en la rúa de Álvaro Cunqueiro, antiguamente de Méndez Núñez
Edificios nuevos en la Avenida de Bos Aires, llamada así en honor de los emigrantes mindonienses en la Argentina, donde tuvieron cuatro sociedades asociativas, además de participar activamente en la creación del Centro Gallego. Esas entidades eran el Orfeón Mindoniense, Hijos de Mondoñedo, Mindonienses en Argentina, y Mondoñedo y sus distritos. Estos emigrantes escribieron y publicaron en 1923 un libro que es una joya, dedicado a Mondoñedo, sus gentes, lugares e historia: Do Noso Lar
Y ya prácticamente en el centro urbano, volvemos a ver a lo lejos las torres de la catedral, un momento de gran emoción para muchos peregrinos, con ciertas similitudes a la entrada en el centro de Santiago de Compostela cuando vas viendo las torres, también barrocas, de su catedral, según avanzas hacia ella po rla rúa de San Pedro. Aquí su equivalente es este de Álvaro Cunqueiro
Andrés García Doural recuerda a algunos de los vecinos que vivieron en este tramo de calle hace ya unas décadas...
"Pese a que éramos unos niños, de derecha a izquierda de la imagen, recordamos con precisión los vecinos que residían en cada una de ellas. 1)- Eladio Rodríguez "O Guerra" y Elvira, en compañía de cuatro hijos 2)- Elías Trigo y Felisa, su hija Teresa y su yerno Pepe y dos nietos 3)- Juan Palacios "O Camuza" y Josefa Maseda. 4)- Carmen de "Benigno" y su tía Cristina. 5)- Pedro y Cándido (sastres) "Os Xaniños"; Germán Blanco (empleado Notaría), su madre y su tía; Ramón López "Mokas" y Celina Rejes, en compañía de 6 hijos. 6)- José Martínez "O Paragüero", María Anello y cuatro hijas. 7)- María Bouza. 8)- Antonio Domenech "O Canario" y su esposa Dolores. 9)- Dolores González "Lola?, Fernando González, Amelia y su nieto Fernando. 10)- Antonio Canle, Eugenia Insua y tres hijos. 11)- José Iravedra Logilde " Roxo" y su hija Josefa. Suman 49 vecinos.
En el mes de agosto del 2019, solamente residimos en el mismo trozo de la calle Álvaro Cunqueiro 11 vecinos. Ya han desaparecido esas enormes chimeneas y todos los modestos negocios. Muchas edificaciones están deshabitadas, desde hace mucho tiempo, otras se han venido al suelo e incluso sobresale de sus ruinas exuberante vegetación. El panorama es desolador y la esperanza de que en un futuro próximo vuelvan a estar habitadas, la damos por perdida"
Asoma sobre los tejados de Mondoñedo el Centro Cultural da Alcántara, antigua iglesia de San Pedro, que fue del antiguo Convento de Alcántara, en origen de San Francisco del Rosal, nombre, O Rosal, del altozano de su emplazamiento.
Una gran cruz de piedra empotrada en el muro de piedras a nuestra izquierda, señala el lugar donde predicaba a las gentes de Mondoñedo el fraile capuchino, asceta y orador Fray Diego José de Cádiz, nacido en la ciudad gaditana en 1743, hijo de familia ilustre, quedando huérfano de madre con 9 años, estudiante de profunda vocación religiosa que se hizo misionero con la idea de reevengalizar a las gentes, bien porque se habían apartado de la fe, bien porque solo la seguían en apariencia. Así cuenta García Doural la historia de su misión en Mondoñedo y de porqué pasó a predicar en este lugar, al quedarse pequeña la catedral:
"Era un humilde religioso, vestido con un gastado sayal, calzado con unas sandalias, con el rostro tostado por las inclemencias meteorológicas, con su cuerpo enflaquecido por sus contÍnuas fatigas y con una alforjilla al hombroSalió desde Sevilla para Galicia el 18 de octubre del año 1794, en compañía del padre Miguel de Atura, un lego, y llevando también de compañía un jumentillo. Predica en diferentes puntos de Galicia y llega a la ciudad de Mondoñedo el 24 de marzo del año 1795. Entró en la población por el Puente de Ruzos (actual Pasatiempo) y llega a la Fuente Vieja y al arco de la antigua muralla escuchándose su timbrada y clara voz a una considerable distancia, siendo recibido por la población con admiración y silencio. Tanta fue la afluencia de gente a las pláticas y sermones que dio en la catedral, que según la tradición el Padre tuvo que predicar al aire libre, haciéndolo desde un lugar elevado de la actual calle Álvaro Cunqueiro, en el bosque propiedad de Ricardo Paz, vecino de San Juan de Lagoa (Pastoriza) como lo pone de manifiesto una cruz de granito que se encontraba colocada sobre un pedestal en el trazado de la citada calle y que en el año 1921, con motivo de su adoquinado y construcción del muro lateral, se incrusta en éste. La cruz se conserva en perfecto estado, aunque la mayoría de los ciudadanos desconocen su origen. Terminada la misión en Mondoñedo el religioso se dirige a Ribadeo, donde predicaría dos días. Posteriormente lo hará en dirección a Oviedo"
Hermosa fila de casas de paredes blancas. Seguimos en la Rúa de Álvaro Cunqueiro que, a partir de aquí, era la rúa da Fonte, pues iba a la Fonte Vella, histórica fuente de Mondoñedo, a un paso nada más de la catedral, frente a la que nació el escritor que actualmente da nombre a la calle
En su fachada se encuentra el oratorio del Cristo da Fonte Vella, que tiene arriba, a lo largo de se frontal, escrita esta frase de Isaías:
En su hornacina vemos un Cristo crucificado, iluminado con luz eléctrica, candil de aceite, y siempre con flores. Hay diversas estampas en el interior
Se sabe de su existencia documentada desde 1845 gracias a una escritura de compra, la cual saca a la luz el historiador y primer Cronista Oficial Eduardo Lence Santar en artículo de la Voz de Mondoñedo el 11-5-1907
"En escritura pública otorgada en Mondoñedo el día primero de septiembre de 1.846, por D. Melchor Grandío, teniente capitán de la compañía de granaderos del Batallón Provincial de esta ciudad y su esposa Dª Lorenza López Fernández ante el escribano D. Antonio Salvador Paz dispuso: que en once de agosto último a testimonio del referido escribano adquirió la Dª Lorenza el derecho útil de una caseta con su tienda y sobrado, sita en la calle de la Fuente Vieja de esta ciudad, señalada bajo el número veinte y ocho, con dos retacitos de huerta de su sucesión. En virtud de la expresada adquisición aprendió la Dª Lorenza la correspondiente posesión, con citación de vendedores, en diez y nueve del mencionado mes de agosto. Determinan en seguida los dos cónyuges obrar en la referida caseta, utilizándose una pequeña porción de terreno asistente al lado derecho donde hay la Efigie del Santísimo Cristo con su nicho, pidiendo el correspondiente permiso a los Señores del Ayuntamiento Constitucional, quienes según estimación que se hizo a D. Melchor, acceden a su petición, con tal que la Efigie y su nicho, subsistan siempre en el ser y estado en que actualmente se encuentran, sin ninguna alteración. Para responder de la obligación contraída los D. Melchor y Dª Lorenza, hipotecaron la casa dicha del nº 28 con su huerta"
En el Archivo Diocesano de Mondoñedo García Doural sigue la pista de aquella antigua familia posesora:
"El 17 de mayo de 1.854 falleció de fiebre, a los cincuenta años de edad, D. Melchor Grandío, casado con D ª Lorenza López, hijo legítimo de Juan Grandío y de Juana López, capitán de granaderos del regimiento de infantería Murcia nº 37.
Era natural y vecino de esta ciudad, calle de la Fuente Vieja, y en el diez y siete se le dio sepultura eclesiástica a su cadáver en el cementerio de la misma, previa la función de entierro, que se solemnizó con misa cantada de termo entero, vigilia y responso correspondiente, a la que asistieron varios pellices, misas a cuerpo presente y campanas mayores. Hizo testamento simple el catorce del mismo, en el que dejó a disposición de su mujer todo lo concerniente a lo pío, reconociendo por sus hijos legítimos a D. Juan y Dª María Manuela del Carmen, menores, habidos antes de efectuar el matrimonio de la Dª Lorenza López, su mujer·. Firma la anotación el párroco D. Antonio Álvarez"
Siendo como era esta la entrada, o salida, al antiguo camiño real, hacia Asturias y Castilla, fue esta antaño una de las calles mayores de Mondoñedo, que confluyen en la Praza da Catedral, para luego salir en cualquieras otras direcciones. Además de casas habría tiendas, talleres y alguna tasca. Una de aquellas empresas sería la ya mencionada del fotógrafo y pintor Santiago Pernas Salazar, Modernista Pernas, pues se instalaría primeramente aquí al venir de sus estudios en Madrid, antes de establecerse en Os Muíños de Arriba, como hemos visto al pasar frente a su casa
Indagando en la historia de esta calle, Andrés García Doural descubre, por archivos municipales, que en 1791 tenía muy graves carencias, que serán señaladas casa por casa. Es una información muy interesante para conocer los nombres de los antiguos vecinos del lugar:
"Frente a la misma fuente y lado de la escalera (escalera que desciende al caño), se halla un agujero que necesita reparo. Frente a la casa de Pablo Blanco se necesita levantar una piedra de cantería e igualar las de los lados. Frente a la casa de Lucas Cabo de Ronda y D. José Corujo, de por mitad, se necesita igualar el listón de cantería que atraviesa toda la calle. Frente a la de Carlos Cortiñas, se necesita levantar otra pieza de cantería. También necesita construirse de nuevo la calle y frontera de la casa de Francisco Aguirre. Las de Juan da Pena y Andrés Sanjurjo necesitan reparar sus fronteras. Frente a las que habitan Josefa "Genovesa" y José Canto, se necesita asentar una piedra de cantería y reparar otra.
Consiguientemente, en dicha calle y hasta llegar al "Santísimo Cristo", por aquella ladera, se encuentra toda ella ocupada con broza de tierra y rebo, impidiendo el paso y en tiempo de lluvias, llena de lodo, dificultando el paso a transeúntes y para remediar ese perjuicio se debe obligar a los que lo arrimaron a aquella parte, a sacarlo del lugar.
Frente a la muralla que cierra más adelante las huertas de D. Luís Marzo y llega a la "cruz de piedra" y frente a unas casas del Deán y Cabildo de Mondoñedo, se hallan algunos agujeros que necesitan reparos y lo mismo sucede más adelante, hasta un camino que sube a los "Campos Travesos" y conduce al citado Marzo (actualmente conocido como Calexón dos carrizos"
La vieja rúa es una preciosidad, largas filas de casas pegadas unas a otras que tienen a estrechar la calzada al ir acercándose a la Praza da Catedral. No suelen pasar demasiados vehículos, pero dada la escasez de espacio estemos atentos si viene alguno
No cuesta nada imaginarse el bullicio y gran trasiego de gentes que habría cuando todas las viviendas estaban habitadas, no pocas veces por familias numerosas
Dentro de ese proyecto se tiraron también unas casas de fachadas de madera y cal, con soportales, muy deterioradas. Luego fueron edificadas otras de renovada fachada
En este trecho de rúa, entre los callejones de Pardiñas y Congrúás, había una zona de soportales muy deteriorada, y casas de pared de tabla y cal. En 1931, dentro de un proyecto de urbanización
Llegamos así a la rúa da Fonte, donde tenemos varios edificios y construcciones de sumo interés
"Si viniera a las San Lucas un perfumista de París yo le llevaría a la Fuente Vieja, para que aspirase lentamente el aroma a heno de hierba recién cortada, y partiendo de él inventare un perfume de otoño..."
Y en el Faro de Vigo, el 18 de octubre de 1958, fecha de las ferias, leemos su artículo El mercado de hierba en As San Lucas:
"Si yo fuese pintor habría pintado veinte veces el mercado de hierba verde, heno y paja que se celebra en los días que duran As San Lucas, en la plazuela de la Fuente Vieja, junto a la Porta da Vila, en mi Mondoñedo natal. Creo que solamente el mercado de rosas de Farfistán o el mercado de tulipanes de Harlem serían más bellos. Y en perfume, no cede a ningún mercado del mundo"
"Todavía hay horas de una hermosura impar: las del mercado de la hierba para el caballar en la Fonte Vella, las de la llegada de las greas que bajan de la alta y solitaria Pastoriza y de la áspera Tierra de Miranda, tierra brava ya en Vasco da Ponte, La pequeña ciudad, muestra amada provincia"
"Me pasé estos días haciendo cuentas de si podré o no ir a mi ciudad natal a ferias. Iré, y una vez más me meteré en la Fonte Vella entre haces olorosos de hierba ,y subiré al ferial a ver las greas montaraces"
Si tenemos oportunidad en alguna visita guiada podemos bajar a ver la canalización de la fuente.
Son las llamadas "catacumbas de Mondoñedo"
La bóveda de piedra, apta para que entren incluso a la vez un cierto número de personas
Volviendo al exterior, Nos fijamos bien en la casa natal de Álvaro Cunqueiro, ahora que nos hemos familiarizado un poco más con su entorno, con el paisaje más inmediato que marcó al genial fabulador durante buena parte de su vida, desde su mismo nacimiento. Así decía en Entrevista inédita do ano 1973, de M. Ledo Andión (Coordenadas 1982):
"Eu nacín en Mondoñedo, un 22 de nadal de 1911, dunha familia que levaba vivindo aquí, nas terras de Mondoñedo, por parte de miña nai, e nas terras de Miranda, que haxa documento desde o día 16 de febreiro de 1232. De modo que son 700 anos mindoniense"
"Yo nací el 22 de diciembre de 1911, cuando en Madrid debían estar dándole al bombo. Y nací tan rollizo que no pudo resistir el médico decirle a mi madre: "Le ha tocado el gordo, señora... !". Claro que luego fui siempre un auténtico hilo. Llegué a pesar cincuenta y ocho kilos con mi estatura actual"
En la placa de su casa natal vemos la frase "Álvaro Cunqueiro, nado nesta casa o día 22 de decembro de 1911, soubo facer da realidade poesía e fantasía". Él, por su parte, escribía en 1933 en Poemas do sí e non:
Eu nascín-entre as zocas e os lobregosna mitade da noite-corenta e sete días despois de primeiro aeroplano.Aínda colgaban do aramio da anteguerra todas asintactas maravillas inauditas.Eu traguía os dos meus ollos no seu sitioe meu corpo ezquerdo con áxil xogo indeciso nos cóbadosCando eu nascín tan soio a doce cousas lles faltabao nome precisoi eu cheguei cun oco nas frontes e na manpra atopar a indefinición das suas craridades navegantes.Todo o meu nascimento foi unha hora novana que houbo que pechar os dormitorios e abriras chimeneaspra acenar polas suas perichas perfebas de fumeos panos enloitados da cociñaDecatádevos!
"A comienzo de la década de los años sesenta del siglo XIX, el Ayuntamiento de Mondoñedo quiso dar un gran impulso al arbolado en los márgenes de las carreteras, en los paseos y sitios públicos. Para ello, se vió obligado a aumentar en los presupuestos una asignación mayor para plantar más árboles, para renovar otros y para la conservación de todos ellos.
A primeros del mes de octubre de 1861, el Ayuntamiento de Mondoñedo ( acuerda plantar unas acacias desde el comienzo del Palacio Episcopal hacia la Fuente Vieja y a lo largo de la nueva obra de cubierta del Río de Sisto
A comienzos de los años cincuenta del pasado siglo, se realizan importantes obras en el pavimento del Palacio Episcopal y Fuente Vieja. En estos momentos el arroyo Sisto, que cruza la población por el Sur, se hallaba encauzado en una vieja alcantarilla, discurría a cielo abierto por el camino del Matadero Municipal hasta verter sus aguas en el cauce del río Valiñadares y era utilizado en una parte del recorrido como receptor del alcantarillado. Cuando se rematan estas importantes obras, es cuando se retiran los troncos de las viejas acacias que jalonan la fachada del Palacio Episcopal y el frontal de algunas viviendas. El cemento comienza a cubrir el pavimento de la mayoría de las calles mindonienses"
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