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jueves, 1 de septiembre de 2022

EL PUENTE MÍA, EL RÍO AGUAMÍA Y LOS BUFONES DE PRÍA: LA BRAMADORIA Y EL CAMINO DE BELMONTE POR EL COLLÁU (LLANES, ASTURIAS)


El Puente Mía: puente medieval del río Aguamía

Este es El Puente Mía, el famoso puente medieval sobre el río Aguamía, El Ríu Mía, Aguadamía o Guadamía, paso del concejo de Llanes al de Ribadesella/Ribeseya, y de la parroquia de Pría a la de Collera, en Asturias, por el antiguo Camín Real de la Costa, el principal camino durante siglos, por no decir milenios, a lo largo del litoral cantábrico, y por ello empleado también por los peregrinos de las peregrinaciones históricas, razón que llevó a su recuperación y señalización con el nombre actual de Camino Norte de Santiago

El puente fue restaurado dentro de estos trabajos de recuperación caminera de las viejas sendas, y al lado se ha hecho otro apto para vehículos. El río hace por tanto de frontera de concejos, pero no siempre fue así, hasta bien avanzado el siglo XIX ambas márgenes eran llaniscas, pues el ahora riosellano pueblo de Cuerres perteneció hasta entonces a la parroquia de Pría y por lo tanto a Llanes. Dejémoslo que nos lo cuente, citando a otros autores como Pascual Madoz y Fermín Canella, quien fuera cronista de Llanes, el escritor José Ignacio Gracia Noriega en su artículo La parroquia de Pría de su libro Entre el mar y las montañas:

"La parroquia de Pría es muy grande, pero fue mayor de lo que es: antes pertenecía a ella Cuerres, que ahora es de Ribadesella. Madoz lo dice: «Situada en las inmediaciones del Océano Cantábrico, donde la combaten principalmente los aires de NE y, O; clima templado y sano. Comprende los lugares, que reúnen más de 200 casas. Hay escuela de primeras letras frecuentada por niños de ambos sexos y dotada con 400 reales anuales. La iglesia parroquial (San Pedro) está servida por un cura de segundo ascenso y patronato laical. Hay también 7 ermitas de propiedad particular. Confina al N., el mar; E. y S., Nueva, y, O., Collera. Le cruza el río Aguamía, sobre el que hay dos puentes. El terreno es de buena calidad y ameno. Produce trigo, maíz, patatas, habas, frutas y pastos; se cría ganado vacuno; caza de liebres, perdices y codornices; y pesca de truchas en el indicado río».

En la «Historia de Llanes», de Fermín Canella, ya no figura Cuerres como perteneciente a Pría. Los lugares de la parroquia son, pues, Belmonte, Llames, Villanueva, Garaña, La Pesa, Piñeres y Silviella. Al N. están Llames, La Pesa, Garaña y Villanueva; al S., Belmonte, Silviella y Piñeres"

Iglesia parroquial de San Pedro de Pría

Nuestro corto pero intenso tramo de Camino que presentamos pues en esta entrada de blog va a empezar pues al pie de la iglesia de San Pedro de Pría, centro espiritual y vecinal de esta parroquia llanisca, situado en un altozano equidistante de todos los pueblos del concejo desde el que llega a verse el mar y a oírse los impresionantes bufones o bramadorios, imponentes y sonoros chorros de agua a presión en la muy cercana costa, que salen de profundas simas horadadas en el suelo por la erosión kárstica de la roca caliza, únicamente en días de galerna, marejada, temporal, es decir, cuando la mar está bravía


Desde la torre de la iglesia el Camino sigue de frente y pasa entre el depósito de agua y el muro del cementerio dando vista a la gran sierra costera de la Cueva Negra, que se extiende entre los valles del Ereba y del Sella, de este a oeste y paralela a la línea de costra, unos 3-4 kilómetros más al norte, que enseguida vamos a ver. A nuestra izquierda, al sur, tenemos el totémico Picu Mediudía, del que tantísimo hemos hablado en los tramos anteriores del Camino, saliendo de Nueva y por Piñeres subiendo a la parroquial de Pría. Más allá la parte más occidental de la serranía es conocida como La Peñe les Pandes


En La Peñe les Pandes la máxima altitud, y de toda la sierra, es el Altu Teyadura (743 m), fácil de reconocer por el tajo en su peñón calizo, origen de su topónimo, aunque también se conoce como Teyadera y similares. A su derecha El Picu Jovitaya o Jorovitaya (719 m) ya cae a pico sobre el valle del Sella


El entorno del Camino ha quedado seriamente transformado, como en gran parte de la cornisa cantábrica y atlántica. Las campiñas y bosquetes autóctonos, los montes comunales, desaparecen con las enormes plantaciones de ocalitos que se extienden por doquier, cuando taladas y desangeladas, cuando crecidas y umbrías


Al oeste, justo ahora en línea recta ante nuestros ojos, las cumbres del Sueve, con los 1.161 metros del Picu Pienzu, a sus pues la cresta de la Sierra Collía y a la derecha lacónica y picuda silueta de La Peñe Pegadín (419 m), nos orientan indicándonos el oeste como una brújula, o un faro, con su refulgente blancura caliza


Detrás la sierra del Fitu, con La Cruz de Llames (599) y más a la derecha el Bustronci (534 m) y La Gobia (538 m), frontera de los concejos de Ribadellesa/Ribeseya y Caravia, picos obre los valles de Llinares, Moru y San Esteban al otro lado del Sella


Más cerca y casi a nuestros pies tenemos las casas de La Cerecera y otros barrios de Cuerres, por los que discurrirán nuestros pasos dentro del poco) pasado el Aguamía 


Es el antiguo Territorio de Melorda o Meluerda, que como en el caso de la Tierra de Aguilar con Llanes fue el nombre del que después sería el concejo de Ribadesella/Ribeseya, cuya precedente población portuaria, El Puerto, consiguió la preciada Carta Puebla asentando fueros, mercados y libertades en 1270 dentro de la actividad repobladora del rey Alfonso X El Sabio


Cuerres, aunque hasta 1892 perteneció a Pría como entidad parroquial, formaba parte del territorio riosellano. El Diccionario de Madoz a mediados del siglo XIX dice así de esta parroquia y sus barrios:
"Comprende los lugares de Cuerres, Garaña, Llames, Belmonte, la Pesa, Piñeres, Silviella y Villanueva, que reúnen más de 200 casas. Hay escuela de primeras letras frecuentada por niños de ambos sexos y dotada con 400 reales anuales. La iglesia parroquial (San Pedro) está servida por un cura de segundo ascenso y patronato laical. Hay también 7 ermitas de propiedad particular. Confina el término Norte el mar; Este y Sur Nueva, y Oeste Collera. Le cruza el río Aguamía, sobre el cual hay 2 puentes, siendo este río el que divide este ayuntamiento del de Rivadesella. El terreno es de buena calidad, y ameno. Atraviesa por esta feligresía el camino de Llanes a Ribadesella en buen estado; el correo se recibe de Nueva. Productos: trigo, maíz, patatas, habas, frutas y pastos; se cría ganado vacuno; caza de liberes, perdices y codornices; y pesca de truchas en el indicado río. Industria: la agrícola, cantería, molinos harineros y fábrica de tejas. Población: 260 vecinos, 1.200 almas"

Los ocalitos crecen notablemente hasta su temprana tala, mientras, aún podremos reconocer más referencias muy importantes. Ahí está por ejemplo, la parroquia de San Esteban (San Esteban de Leces o Lleces), al otro lado del Sella, muchos de cuyos vecinos eran varios meses al año canteros artesanos emigrantes por Asturias, León, Castilla y otros lugares, en un caso similar al de los tamargos o teyeros de Llanes, pues también como estos contaban con su propia jerga gremial, el ergue, para que no los entendiesen personas ajenas al oficio, razón por la cual eran llamados erguinos


Más a la derecha, Abéu, por cuyo barrio más meridional, El Cantarillón, sube el Camino.  Por ahí sube, desde el riosellano Arenal de Santa Marina y pasando por San Pedru, el Camino de Santiago, llegando muy cerca de la iglesia parroquial de San Esteban, donde su antigua escuela es un albergue de peregrinos en la actualidad. A partir de ahí el Camino baja en dirección a Vega y su playa. 


Fuera del Camino estaría Tereñes, que queremos mencionar por estar situado al comienzo de la Costa de los Dinosaurios, que empieza en el Monte Somos, al oeste del citado Arenal de Santa Marina,  costa en cuyos acantilados y pedreros o pedrales aparecen, en relativa abundancia, las pisadas y demás señales de los grandes saurios


Luego de Cuerres y Toriellu el Camino avanza hacia la villa de Ribadesella/Ribeseya por la rasa costera cercana a los acantilados del Infiernu, antes de bajar a Oreyana para volver a subir y entrar en el casco histórico riosellano por El Portiellu


Aunque no vemos los edificios de la capital del concejo, los acantilados de La Atalaya o La Talaya, en la vertiente este-nordeste del Monte Corberu (104 m), que al otro lado cierra la desembocadura del Sella y el Puerto de Ribadesella, son una muy buena referencia para ubicarla


Por poco no vemos la ermita de La Guía, que domina acantilados por un lado y por el otro el puerto, la villa, la ría y su bocana, el Arenal de Santa Marina y el Monte Somos, cuya cima asoma más al oeste un poco a su izquierda, donde están las casas de Los Colmenales y el Faro de Ribadesella, inaugurado en 1861


Mientras las masivas plantaciones celulósicas nos dejen, desde el Camino que baja al Aguamía seguiremos contemplando los paisajes riosellanos y llaniscos de su desembocadura, justo a nuestra derecha: lugares muy boscosos de El Caleyón, Ardilleros, El Castru Arenes, El Castrón y La Bramadoria


En esa franja plenamente costera, desde La Morta y Los Milanos al pueblo de Llames, los bosquetes autóctonos aún sobreviven en parte alternando con la plantación indiscriminada de eucaliptos: ahí está, al norte del pueblo, La Bramadoria o El Bramadoriu, que de las dos formas se llama el paraíso de los bufones o bramadorios, al lado mismo de los acantilados



Entre el boscaje asoman los tejados de Llames, uno de los pueblos de la parroquia llanisca de Pría, en el acceso más directo a La Bramadoria y sus bufones, así como a El Vau L'Arena, la desembocadura del río Aguamía, frontera de conceyos, fácil de reconocer precisamente por los acantilados de su bocana pues forma una pequeña ría arenosa, aunque su sable o arena no podemos ver desde aquí, La Playa L'Aguada, también llamada La Playa Llames, si bien el término Guadamía, de discutido uso, se ha ido imponiendo institucional y cartográficamente sobre los demás, que no obstante siguen perviviendo


Son, en la vertiente riosellana, los acantilados de Castru Arenes, donde hay un área recreativa y ruta senderista desde la que se ven, estupendamente bien y de frente, los bufones de La Bramadoria


Aquí empieza La Bramadoria o El Bramadoriu, en esa franja de llanura costera a la derecha de los acantilados de El Vau l'Arena y Castru Arenes, más allá de las casas y arboledas de Llames


En días de calma nada extraordinario veremos ni oiremos, pero en días de galerna y tempestad, especialmente en invierno, un portentoso sonido, desde aquí relativamente lejano, saldrá de las entrañas de la tierra, y en La Bramadoria varias chimeneas escupirán chorros de agua de mar al cielo con ese característico y sonoro estruendo que se dice "se oye hasta en Cabrales". Así lo leemos en la Enciclopedia del Paisaje de Asturias:
"El llamado bufón (túnel natural por el que la mar arroja agua a un punto situado tierra adentro) de La Bramadoria se localiza en la parroquia llanisca de San Pedro de Pría. Es una zona llana de fácilacceso.cercana a los pueblos de Llames y Garaña, y suelta un espectacular chorro vertical de agua, muchas veces de forma súbita; cuando esto ocurre es muy peligroso hallarse en sus cercanías"


De todas maneras y aunque han ocurrido accidentes, son multitudes de personas las que acuden a admirar este espectáculo de la naturaleza, algunas viniendo de muy lejos, lo que ha motivado la aplicación de medidas de seguridad, empezando por la limitación del acceso rodado a la misma boca del bufón o bramadoriu


Aunque a simple vista se reconocen bien desde aquí, no son fáciles de fotografiar con nitidez a esta distancia, pues además, aunque funcionen, no siempre están en su máxima fuerza y plenitud. Por ello podéis pinchar aquí: La Bramadoria: los bufones de Pría, para ver vídeos y fotos a pie mismo del bufón y desde Castru Arenes:
"Un refran local, recogido en Silviella de Pría, asegura que "si gufa La Bramadoria non descuelgues la mesoria", debido a que la labor de descabezar cereales, que se realizaba con este apero, exigía la presencia del sol; también se decía en el mismo pueblo que
"cuando berra'l Pozu Pría guarda lleñe pa otru día; La Bramadoirua y El Pozu Pría é la mesma cosa, é un gufón acasu más juerte que'l de Vidiago y que ta nestos castros de Garaña y que é mui raru'l día qu'elli gufe que non llueva darréu"

El Bufón de Vidiago, inmortalizado por la poesía de José Zorrilla en El Cantar del Romero, habrá sido visto por los peregrinos que desde Buelna y Pendueles han optado por seguir la senda costera para ir a la villa de Llanes. Este es el más occidental del concejo y de él se dice también cuando ruxe o ruge que es señal de mal tiempo: "Si ruxe la mar pa Pría guarda lleña pal otru día"


Realmente La Bramadoria no es exactamente un bufón, es todo un, campo de bufones de varias decenas de bocas, dispuestos por doquier en esa banda caliza en primera línea de costa, de todos los tamaños y espectacularidades, alguno a más de 100 metros del acantilado




Aunque alejados del Camino, si se tiene oportunidad merece la pena desplazarse a contemplar este portento de la naturaleza que será protagonista de un recuerdo imborrable, como el que tuvo el cronista Laurent Vital, narrador de la accidentada arribada del joven 
Carlos de Flandes, quien sería Carlos I de España y V de Alemania, en su periplo terrestre por estos mismos caminos costeros en 1517: 
"Llanes está situado a un tiro de arco cerca del mar, el cual llega por una entrada muy peligrosa hasta dentro de la villa, y la azota ese mar incesantemente contra las rocas y montañas, que son maravillosamente altas y parece que sea un abismo infernal por el ruido del agua, la cual salta continuamente más alta que una lanza por las grandes olas que allí se encuentran y redoblan contra esas rocas excavadas y divididas en grandes cavidades, dentro de las cuales el agua penetra; y cuando están llenas, entonces el agua se ve rechazada por afuera, saltando, espumeando, ruidosa y tan impetuosamente, que apenas si uno oye gritar ni hablar, que es una cosa terrible y espantable de ver y oír"

A la derecha de La Bramadoria, el pueblo o barrio de Garaña, también en esta parroquia de Pría, al igual que, justo debajo nuestro, La Pesa, en cuyo barrio de Los Pindales nació el poeta José García Peláez, Pepín de Pría. está la afamada quesería que elabora el muy renombrado queso de Pría, que en realidad son varios, o varias especialidades. Fue fundada en 1938 por Juan Inés y Palmira Granda


Están el Queso Ahumado de Pría, de leche pasterizada de vaca (90%) y ahumado natural por fricción de madera de roble o de haya, se presenta de forma cilíndrica con cantos redondeados. Es de color marrón claro a causa del humo y tiene poca sal


También el queso Naranjo de Bulnes, de leche de vaca pasteurizada ala que se le añade nata de leche de oveja y se presenta en piezas de 500 gr y 3 kg

Otro es el queso de cabra Cuevas del Mar, queso madurado hecho con leche pasterizada de cabra, es de sabor suave y tiene poca sal. Se presenta en forma cilíndrica con cantos redondeados y recubrimiento exterior color rojo, también en piezas de 500 gr y 3 Kg




Asimismo entre estos quesos de Pría tenemos el de las tres leches blanco, con leche pasterizada de vaca (50%), oveja (45%) y cabra (5%), blanco con pequeñas vetas azules y suavemente ahumado al final de su maduración. Es de corteza natural y rugosa con mohos azul grisáceos y se presenta en forma cilíndrica con bordes redondeados en piezas de 3,5 kg y de 10 Kg


De traza y elaboración similar al anterior es el de las tres leches azul, queso azul madurado, si bien en este caso las formas de presentación es en piezas de 3,5 Kg y 7 Kg


Reconocimiento internacional para el queso tres leches azul de Pría



Y llegamos al tres leches rojo, queso azul madurado al que se añade caroteno y pimentón suavemente picante. Como el anterior piezas de 3,5 Kg y 7 Kg


Aquella gran mansión que vemos en la distancia es el gran complejo turístico del Palacio de Garaña, con hotel, camping, cabañas y bungalows. Llamado también  Palacio de la Huerta, fue construido por el maestro de obras Ramón Moya Sánchez o Ramón Molleda Sánchez (depende de la fuente consultada) para el indiano, nacido en Pría,  Ramón Argüelles Alonso, que fue hombre de negocios en Cuba, a donde emigró de muy joven llamado por sus hermanos Joaquín y Juan Vicente, participó en política y alcanzó importantes cargos. Durante un viaje de vacaciones a Asturias mandó hacer este palacio, en 1881 ó 1882. En 1896 la regente María Cristina de Habsurgo-Lorena le otorga el título de Marqués de Argüelles:
"Nació el 24 de septiembre de 1832 en Garaña (LlanesAsturias) y falleció el 22 de mayo de 1900 en Guane. Adquirió su fortuna, que Bahamonde Magro estima en más de 190 millones de reales, en Cuba. Dirigió como presidente el ferrocarril de La Habana que fusionaría con el de Bahía. En 1893, tras esta operación, fue elegido por unanimidad, presidente del Banco de Comercio, Ferrocarriles Unidos y Almacenes de Regla.

Su carrera en lo relativo a los caminos de hierro en la "Perla de las Antillas" no acabaría aquí pues fue también presidente del ferrocarril de Cienfuegos. El Oriente de Asturias, a este respecto, subrayaría el apodo con el que era conocido en Cuba "Rey de los ferrocarriles cubanos". Además de estas empresas ferroviarias y bancarias, Argüelles contaba con una poderosa fortuna procedente del tabaco a través del Banco Argüelles & Hnos fundado en 1849 gracias al cual pudo hacerse con la propiedad de vastas fincas de cultivo de tabaco en Vuelta Abajo, Pinar del Río. A través de la banca, Argüelles pudo iniciarse en el negocio del tabaco torcido ampliando posteriormente su negocio bancario y comercial, siendo su cartera de negocio muy superior a la del Banco Español de la Isla de Cuba. Fue, además, miembro del consejo de administración del Diario de la Marina, "El Decano de la Prensa Cubana" y consejero del Banco Español y presidente del Centro Asturiano de la Habana entre 1896 y 1899.

Su actividad mercantil y su fama en Cuba le valió el título honorífico de Jefe Superior de Administración de Primera Clase y en 1895 sería elegido por la reina como teniente alcalde de Cienfuegos. Unido a estas distinciones, presidió la Unión Constitucional en Cuba y si bien no ostentaría cargos políticos en la isla, apoyó la candidatura de su yerno, Federico Bernaldo de Quirós y Mier, conde de San Antolín de Sotillo, siendo su apoderado una vez éste fue elegido senador por la provincia de Pinar del Río.

Desarrolló una importante carrera militar, colaborando en la formación del Séptimo Batallón de Voluntarios de La Habana, pasando posteriormente al 4º de Ligeros siendo nombrando en 1874 teniente de guías del capitán general.

Su mayor logro en este sentido, fue la fundación del Batallón Urbano, aunando voluntades y bajo cuya bandera defendió los intereses españoles en la isla, contando nuestro país con las vidas y riquezas de las principales fortunas de Cuba. Mantuvo este Batallón de forma periódica contribuyendo con cuantiosas sumas que le merecieron el reconocimiento de buena parte de la prensa de la época quejosa de la falta de reconocimiento de las autoridades por sus esfuerzos.

En este sentido, el Oriente de Asturias, el 10 de mayo de 1896 se expresaba en estos términos: “Allí, en el Paseo del Prado, en correcta y brillante formación estaban unos 20.000 hombres, entre los cuales figuraban los más opulentos capitalistas de La Habana, junto a los jóvenes dependientes de las tiendas de tejidos, que, a su vez, alineaban con braceros modestísimos: que el patriotismo y la lealtad no son patrimonio exclusivo de los ricos. Jóvenes robustos, de espaldas atléticas, junto a hombres de edad madura, pero vigorosos, duros, con la agilidad de los niños y el aliento de los héroes”.

El 26 de octubre de 1896 recibió el título de marqués de Argüelles, como reconocimiento a su apoyo a la corona. Le dieron por armas, como subraya Alonso-Cardenas: "en campo de gules, cinco lises, de oro, puestas en aspa. Bordura de oro con siete cuadros de ceros de azur y plata".

La contribución de Argüelles a la causa española en Cuba continúo una vez otorgado el marquesado pues ya en mayo de 1898, El Liberal recogía las donaciones de la aristocracia de la época a la guerra cubana. El marqués de Argüelles donó 10 millones de pesetas para la guerra siendo el principal donante muy por encima del resto de personas que contribuyeron a la defensa de la isla."


Tras la pérdida de Cuba no abandonaría la isla y sería el representante de España. Fallecería en la cubana localidad de Guane en 1900. Su historia familiar continúa con la de este marquesado:
"Contrajo matrimonio el 27 de diciembre de 1868 con María del Rosario Díaz y Díaz Pimienta, que descendía por padre y madre de los Díaz Pimienta, linaje de la nobleza cubana que había sido agraciado con el marquesado de Villarreal de Burriel. De este matrimonio nació su única hija, María Josefa de Argüelles y Díaz, segunda marquesa de Argüelles, dama de la Reina Victoria Eugenia de Battenberg, y concesionaria de la grandeza de España agregada a su título por el rey Alfonso XIII en el año 1921. Casó con Federico Bernaldo de Quirós y Mier, primogénito de todo el linaje de Quirós, nacido en 1858 en el Palacio de la Espriella en Villahormes (Llanes, Asturias), descendiente de los señores de Olloniego y de Carrandi y de numerosos mayorazgos en Asturias y el Bierzo. Fue diputado provincial por Llanes en la de Oviedo, vicepresidente de la Comisión Provincial de Socorros, diputado a Cortes por la misma provinciasenador del Reino por la de Pinar del Río (Cuba), miembro del primer consejo del Banco Hispano Americanogentilhombre de cámara del citado rey con ejercicio y servidumbre, caballero de la Orden de Calatrava y cruz de la de Beneficencia. Con descendencia en que sigue el marquesado de Argüelles"

El palacio es en la actualidad el hotel del complejo, consiste en un gran cuerpo central unido por galerías a otros dos, el derecho una capilla dedicada a San Ramón y el izquierdo una torre. El fotógrafo Alejandro Braña le dedica un excelente reportaje fotográfico en su blog Asturias por descubrir., donde también conocimos muchas historias de su hija, la Marquesa de Argüelles por antonomasia, María Josefa de Argüelles y Díaz, de la que hablamos cuando pasábamos delante de su palacio, El Chalet de la Marquesa, en la villa de Llanes en este mismo Camino Norte. Para saber más del lugar hemos de releer, una vez más, a Gracia Noriega:
"El palacio fue edificado en 1883, según consta en la verja de la entrada del jardín, por el marqués de Argüelles, y muestra de la sensibilidad de aquel indiano enriquecido está en que una verja interior que atraviesa el jardín en dirección al palacio tiene un descenso en la altura de las lanzas para que pudieran acomodarse las ramas de una magnolia, que, evidentemente, era anterior a la verja y que murió hace pocos años. Recién construido, este palacio debería ser digno de verse, tal como le vio Saro y Rojas, que escribe: «En Garaña llama la atención suntuoso edificio de construcción reciente, levantado a expensas del acaudalado hijo del pueblo D. Ramón Argüelles, vecino actualmente de La Habana. Todo en ese palacio, con su preciosa capilla, revela buen gusto y magnificencia. Como buen hijo de Pría y muy amante de su país, el Sr. Argüelles ha contribuido con importantes donativos para mejoras de la iglesia parroquial, cementerio y construcción de casas para escuelas, en las que no se ha omitido gasto que redundara en belleza y, comodidad». 
También en Garaña está el bar «Casa Alday», donde Antonia la de la Moria empezó a preparar un plato sabroso e imaginativo, en una época en la que las guisanderas no hacían estas mezclas: el «xáragu con fideos», que ahora también se sirve en el [171 «Mesón Gudi», de la villa de Llanes. 
Pría es una parroquia solana e industriosa, con trazas de buen nivel de vida, en la que descuella la industriosa familia Inés, con su emporio ganadero (vacas y cerdos destinados al sacrificio) y una fábrica de quesos que se han abierto camino fuera de la comarca y fuera del concejo, y que llevan el nombre de la parroquia a poblaciones de otras provincias e incluso a América: el «ahumado de Pría». La mucha actividad ganadera de Pría hace que muchos recuerden con nostalgia cuando había mercado en Nueva, y se decía: 
Vaca en Posada, 
gallina en Nueva"

Tras contemplar La Bramadoria y los barrios del norte de esta parroquia de Pría, continuamos la marcha, mientras empezamos a ver las casas de El Colláu, ya en Belmonte, uno de los barrios del sur. En lo alto volvemos a tener ante nosotros la caliza ladera norte de La Peñe les Pandes


Mucho más a lo lejos la vista llega a "entre Collera y Camangu", que aquí es como decir "entre Pinto y Valdemoro": Collera es la cabeza de la parroquia riosellana a la que pertenecen Cuerres y Toriellu, nuestros inmediatos pueblos de referencia en el Camino


Collera es famosa por ser el solar de la célebre destilería Los Serranos, licores artesanos, licores, aguardientes y anisados de Asturias, fundada en 1880. Por aquel entonces, Bernardo Llano, abuelo de Carmen, madre de Los Serranos, se inició en la toledana población de Quintanar de la Orden en la destilación, gracias una fórmula heredada de los monjes del monasterio del lugar, y puso en marcha sus propios alambiques, exportando sus destilados a América. El resto de la historia la plasmamos tal cual de su página de empresa:
"Por parte paterna, La Familia Serrano a través de los Hermanos Francisco y Julián Serrano López-Brea, tío abuelo y abuelo de los actuales, fundan en el año 1895 en Oviedo, Anís de la Asturiana. Años más tarde, en 1915, instalan otra nueva en Quintanar de la Orden (Toledo) en unión de una fábrica de alcoholes como creadores de su propia materia prima.
Más tarde, en 1960 Emilio y sus hijos Emilio, Julián, Ramón, Javier y José Luis abre otras nuevas destilerías y bodegas en San Martín de Collera. Le dan a esta nueva industria el encanto de elaborar sus fabricados con productos cultivados en la zona y un surtido de licores tales como: manzana, guindas, avellanas, hierbas, anisados y otros, sin olvidarse de impulsar el Aguardiente de Sidra, del que más tarde logran por su gran calidad el reconocimiento de la Comunidad Europea. 
La preocupación constante de Los Serranos por elaborar productos naturales, les lleva a conseguir en 1989 el Reconocimiento Europeo de Calidad por su aguardiente"

Por su parte Camangu es otro de los pueblos de esa misma parroquia de Collera, no pasaremos exactamente por sus casas peros sí por sus términos, pues estos se extienden hasta los famosos acantilados del Infiernu o de Tomasón, al este de La Talaya y Monte Corberu, que si lo deseamos podríamos visitar con un corto desvío del Camino una vez pasado Toriellu


Podríamos decir pues que "si nos desviamos del Camino de Santiago podemos ir al infierno". El topónimo puede hacer referencia a la misma peligrosidad del lugar, con unos acantilados verticales de vértigo, o a que en tiempos la vegetación frondosa u otros factores, la soledad, el abismo, etc. hacían de él un lugar tétrico o lúgubre, cosa que ahora no pasa para nada pues esa impresionante verticalidad atrae a numerosos visitantes


Llegamos a hacernos desde la distancia una idea de cómo serán esos acantilados pues asoma parcialmente la blanquecina pared caliza de la parte superior de uno de ellos, el de la zona del Cantu Palu Verde, al oeste de Les Jigarines o H.igarines (con hache aspirada, diminutivo de higueras) y La Sierra


Al pie de los acantilados hay incluso dos pequeñas playas espectaculares de ver, la de Tomasón y la de Arra, en esta se forman dos piscinas naturales de agua salada en las bajamares, El Pozu del Cura y El Pozu del Maestru. Los accesos son difíciles y sufren cortes por desprendimientos con los temporales, pero en esa abrupta costa pueden estar para diversos geólogos las claves de la formación orográfica de Asturias: la falla de Ribadesella, una fractura de casi diez kilómetros de longitud surgida hace 33 millones de años y que atraviesa todo el concejo. Ahí comenzaría, según esta hipótesis, la historia del paisaje montañoso asturiano que vemos hoy día


El Camino nos pone ahora de frente a las estribaciones del Picu Mediudía, cuyo topónimo hace pensar que fue empleado, como tantas montañas y picos prominentes, como reloj de sol, sabiéndose la hora según la sombra proyectada por las peñas en la ladera. Es posible que el topónimo Belmonte esté relacionado con él, pero no está clara con que etimología, si la del monte de Belenos, dios de vinculación con el culto solar del panteón céltico, si con Bellum Monte, o monte de la guerra por sus posibles pasos empleados por ejemplo por los soldados romanos de la flota de Aquitania que desembarcarían en estas costas para acometer por el norte a los defensores de los Picos de Europa, o un cultismo medieval de monte bello sustituyendo un anterior monte lapideum o monte de piedra


Por su parte El Colláu es un topónimo de evidente etimología orográfica, es un llano formado sobre una elevación del terreno, como es este el caso, pues nos damos cuenta que el Camino empieza a llanear al llegar a acercarnos a las primeras casas, casi en el extremo occidental de la cuesta o loma del Altu San Pedru o Altu Pría, y que se extiende de este a oeste entre las vegas del Ríu Miyares, saliendo de Piñeres, hasta la bajada del Ríu Mía o Aguamía, que vemos ante nosotros


Llegamos a las primeras fincas de El Colláu, lo que sí se discute dentro de su etimología es su procedencia, si del latín clásico collem (colina) o de collum (cuello), pues las dos acepciones podrían ser válidas geográficamente


Estos collados para el paso de los antiguos caminos, evitando el valle, que podía inundarse o encharcarse con facilidad o, siglos y siglos atrás, no  estar aún roturado y ser una selva, de ahí vendría el cercano topónimo Silviella, otro de los barrios de Pría, al este de Belmonte


Selva como en buena parte sigue siendo el valle del Aguamía, si bien las plantaciones de celulósicos árboles de crecimiento rápido han contribuido a esta percepción en la actualidad, aunque aún perviven bosquetes o ejemplares más o menos aislados de especies autóctonas en estos montes de La Moría y Los Milanos


El Monte Corberu, o mejor Corveru (lugar de cuervos) sigue reconociéndose bien con sus acantilados de La Talaya, sobre los que se alzaba una torre de vigilancia costera en el lugar donde posteriormente se levantó la antena de televisión, "una práctica habitual en el mundo de las telecomunicaciones", dicen Hernán del Frade de Blas y Rubén Figaredo en el libro Marinos, puertos y barcos en la antigua Asturias:
"Quizá en esta se encontrase el comienzo de una cadena de vigía hacia el interior, ya que es visible desde el Picu les Torres y desde la Corona del Castiello, desde donde se controlaban los valles del Sella, Güeña y Piloña, con los castillos de Mancobio y Pela Mantil"

Más al oeste seguimos viendo Tereñes y Abéu, con el Monte La Cruz, el cual guarda por el otro lado la bajada a Vega


Desde aquí el bosque casi nos oculta ya la zona de L'Infiernu, donde están los tan renombrados acantilados


Más a nuestra derecha tenemos otra perspectiva de la costa de Pría en el entorno de La Canal, al norte-nordeste del barrio de Villanueva. En 1988, cuando aún no era el litoral de esta parroquia tan concurrido como el de las grandes playas de Llanes, Gracia Noriega escribía de él en el recitado artículo La parroquia de Pría en Entre el mar y las montañas:
"La costa de Pría, aparte de desconocida, es de una impresionante, salvaje belleza. Desde la playa de Villanueva, a la que no hace falta bajar para contemplar el paisaje, se ve la playa de Cuevas del Mar, que fue motivo de algunos de los más musicales e inspirados versos de Pepín de Pría"

Esa es la zona de El Pandu, entre La Canal y Cuevas del Mar, cerca de la raya entre las parroquias de Pría y Nueva, continuidad al este del paisaje costero de La Bramadoria


Las hondonadas y depresiones kársticas son la razón del topónimo El Pandu, del latín pandum, que lo mismo significa arqueado que abombado o cóncavo, referente al terreno. De esos fenómenos erosivos destaca incluso en la distancia la profunda brecha de La Canal, canal natural, también con su bufón, que encierra una pequeña playa en su estrecha cala, como un canal


Hermosos robles y castaños en las sebes (setos silvestres estilo bocage) y en las fincas del Camino, Estos llanos en cuetos, lomas y collados, máxime con un camino o paso principal, como fue este en el pasado, son perfectos para el asentamiento de población


De frente a una bifurcación, veremos ya las primeras casas, concentradas la mayor parte en los márgenes del Camino, sobre todo a su izquierda


Ahí está el formidable Sueve de Nuevo, otro monte totémico por excelencia. Si bien se ha querido ver su etimología en el asentamiento en Asturias de los germánicos suevos, parece más bien una derivación de Iovi, Júpiter, padre de los dioses del panteón romano y en origen dios del cielo, por lo que podría ser venerado en las alturas superpuesto a deidades prerromanas similares como Taranis, pues como él dominan el rayo, el trueno, la tormenta y los agentes meteorológicos. La creencia popular en el que el nuberu, genio de las nubes, oteaba desde el Pienzu los pueblos circundantes para arrojar sobre sus campos granizos y centellas, avala esta vinculación de la montaña con estas fuerzas de la naturaleza


A la entrada de El Colláu pues, al llegar a la referida bifurcación, continuaremos a la derecha


El Camino sigue recto y en llano hacia las casas, algunas en lo alto de la cresta de esta colina, donde hay algunos prados y pumares


Al sur de nuevo la Sierra la Cueva Negra y Les Pandes. A la izquierda del Altu Teyadura están Bacia (567 m), "frecuentada por los ganados riosellanos" nos dice la Enciclopedia del Paisaje de Asturias, y a continuación La Vaúa (566 m, a veces escrito Baúa)


Y al norte de nuevo, más allá de las dichas arboledas de La Morta y Los Milanos, otro magnífico paisaje de la mar de Pría desde Castru Arenas a la boca de El Vau l'Arena y La Bramadoria


Y el pueblo de Llames (de llamallamarga, lodazal, barrizal), famoso, además de por sus accesos a la playa y los bufones por sus fiestas de San Zornín, romería en torno a la capilla de esta advocación, en castellano San Saturnino. El corresponsal Guillermo Fernández lo cuenta así en su crónica para El Comercio el 30-11-2014:
"La localidad llanisca de Llames de Pría celebró ayer los festejos del día grande en honor a San Saturnino, a quien por aquellas tierras conocen con el apelativo de San Zornín. La mañana comenzó con el traslado del ramo hasta la carpa en la que se celebró la misa, para seguir con un festival folclórico. Por la tarde, tradicional concurso de arrastre de peso con caballos, una muestra de folclore y canción asturiana a cargo del grupo de Marta Elola, y exhibición de deportes tradicionales.

No obstante, los festejos habían comenzado en la jornada de víspera con un amagüestu de castañas y la suelta del gochu.

Encabezaban la comitiva el gaitero Manolín Vela y el tamboritero Gregorio Trespalacios. Tras ellos aparecía un ramo de rosquillas dulces y de anís en manos de los niños Juan González e Illán Santoveña. A continuación, tel ramo de pan artesanal a hombros de Benigno del Campo, Cristián Santoveña, Aitor Ceñal e Ignacio Azcoiti. Y, seguidamente, un nutrido grupo de mozas palmeaban sus panderetas al ritmo de un tambor en manos de Judith Elola. Debido a las pequeñas dimensiones de la capilla de San Zornín, la función religiosa tuvo lugar en la carpa de la fiesta y fue oficiada por el sacerdote Domingo González, párroco de San Pedro de Pría. La mañana se cerró festival folclórico a cargo del grupo de la localidad, con las jotas de Pría y Cadavedo y el Xiringüelu de Naves. Y al contrapunto de un tambor interpretaron el Pericote. El concurso de arrastre de peso con caballos se celebró en la finca de Corrales, con seis equinos. Se impuso la yegua 'Estribera', de José Barro."

Llames está relativamente próximo al Camino, en concreto desde abajo, cuando lleguemos al cruce que baja al Puente Mía, a solamente unos 800 metros, por lo que, si al peregrino le apetece, puede ser una buena oportunidad acercarse a ver La Bramadoria o acercarse a la playa. En ese caso, y como "no sólo de Camino vive el peregrino" puede ser interesante informar del buen comer de tres renombrados establecimientos: La Pumarada, con su preciosa terraza-merendero y también en el mismo Llames, El Resollu (antes La Bolera), al lado de la misma capilla, donde antaño se jugaba a los bolos


El tercero está abajo, en L'Aguada, por eso se llama Playa de Guadamía, especialidad en pescados y mariscos y con espectaculares vistas desde su terraza de esta ensenada, El Vau l'Arena, de forma alargada e ideal para el baño, sobre todo en pleamar al formarse una bellísima y segura piscina natural resguardada del oleaje, al menos en verano, si bien no dispone de los mismos servicios playeros que otros arenales


En cuanto a los bufones compartimos este artículo, ameno, instructivo, resumido y que da ciertos consejos de seguridad, publicado en El Correo el 12-2-2015, Los bufones de Pría rugen con fuerza:
"Los Bufones de Pría se encuentran en la localidad de Llames de Pría, Concejo de Llanes, (Asturias). Se trata de la agrupación de bufones más occidental de la costa asturiana. Con el temporal, las columnas de agua surgen de los bufones como si fueran fumatas.

¿Qué son los bufones?

Los bufones son grietas abiertas en la roca del acantilado, conectadas con simas marinas por las que las olas del mar empujan el agua con fuerza, formando en la superficie una gigantesca columna de agua y espuma que sale impulsada varios metros hacia el cielo: una auténtica fumata blanca, de fuerza arrolladora. Cuando el Cantábrico enseña su furia con las mareas vivas, la fuerza del oleaje penetra por la base del acantilado -la parte inferior del bufón-, y sube por el estrecho canal provocando un silbido o bufido característico que es el que da nombre al fenómeno. El chorro de agua pulverizada que emerge desde el bufón puede alcanzar más de veinte metros de altura.

Los meses de invierno son perfectos para observar este fenómeno, que recuerda al efecto de los géiser. Pero hay que tener cuidado. Los expertos no se cansan de repetirlo: Es importante guardar cierta distancia de la boca del bufón ya que el agua sale inesperadamente y a mucha presión, arrastrando piedras, madera, algas.. Así que, si estos días de temporal se acerca a ver el espectáculo de los bufones y a escuchar sus rugidos, disfrútelos con precaución y, por favor, no se meta hasta allí dentro con el coche. El camino a pie es corto y precioso"

La entrada de vehículos a La Bramadoria ha dado importantes quebraderos de cabeza y algún disgusto. En la actualidad para visitar los bufones es necesario dejar el coche correctamente aparcado (hay un parking gratuito) y desplazarse a ellos andando. El acceso rodado más corto desde la autovía es por la carretera local que une Belmonte con Llames, que seguiremos un trecho antes de bajar al río Aguamía 


Llegando a las casas de El Colláu el Camino empieza a ser de suelo de asfalto. En la actualidad casi todas son segundas residencias o alojamientos rurales


A la derecha las casas de La Vega, en la ladera del prado que baja en pendiente hacia las arboledas


Bifurcación y de frente: un hermoso sauce llorón o desmayu se asoma al Camino...


La Vega: las casas campesinas se han restaurado muy bellamente con usos residenciales adaptándose a los nuevos tiempos, y en los terrenos donde antes había huertas ahora hay jardines


Dado que muchos hombres emigraban periódicamente a trabajar a las tejeras, durante muchos meses el trabajo de la casería, huertas, animales, recaía en las mujeres, además de cuidar de los niños pequeños aún no en edad de emigrar con sus padres, y de los ancianos que ya no podían hacerlo. Raúl Carriles contaba sus recuerdos de aquellos tiempos en la revista Bedoniana del año 2002:
"Ausentes los hombres en la tejara, los trabajos del campo recaían en las mujeres. Eran tareas muy sacrificadas por la penuria de los tiempos y lo rudimentario de las herramientas; para mitigar los calores del día, amanecían casi en sus fincas y a la vuelta, sin descanso, tenían que condimentar los alimentos que niños, viejos y enfermos esperaban. No se conocían entonces más que aquellas rudimentarias cocinas de leña, situadas un poco más elevadas que el piso de la casa, por lo general de barro, alrededor de las cuales se situaban los asientos denominados tayos, procedentes de los esqueletos de las riestras de maíz envueltas en redondo sobre sí. Y en los días de frío de invierno, sentada en estos tayos alrededor del fuego, se acomodaba la gente relatando y escuchando anécdotas, cuentos y relatos que animaban las horas de descanso y unión. En aquellas cocinas, se preparaban los guisos en cacerolas y las sartenes expuestas sobre el fuego en una pieza de hierro (denominada trébedes) que en su parte trasera poseía un regulado punto de apoyo para el mango. Las planchas se alimentaban con carbón vegetal y la ropa se lavaba en el río. ¡Ah! entonces cuando se avecinaba el verano y el calor, se decía el refrán «En mayu quemó la vieya el tayu», en alusión a que ya había pasado el frío y los temporales"

Efectivamente las mujeres quedaban solas con el peso de un ingente trabajo campesino y familiar, pues los hombres, dada la penuria existente, iban recorriendo media España como tejeros trashumantes, fabricando tejas, ladrillos, y ocasionalmente otros enseres de barro en la por entonces muy artesanal industria cerámica:
"En aquellos años, por necesidades económicas imperiosas, salvo las familias de privilegiado rango social, o por la corta edad, enfermedad o vejez, era obligada norma a los hombres de todo este litoral la necesidad de desplazarse a trabajos de la tejera por distintas zonas geográficas durante la larga temporada que se iniciaba en el mes de abril y alcanzaba la segunda quincena de septiembre. 
Era entonces mínima la concurrencia a las playas, tanto de la gente de los pueblos limítrofes como de los veraneantes, por más calor y sol que hiciese, pues el fenómeno del turismo era apenas conocido (...)

Siendo poco frecuentada la playa en aquellos tiempos, descubrir la instalación de la rudimentaria tienda de campaña de algún fugaz bohemio, errático, despertaba gran curiosidad y nos parecía que imitaba a aquel personaje de leyenda de análogas costumbres llamado Robinson"


En La Vega, casa tradicional restaurada: el cuerpo de la derecha es de piso alto con corredor entre cortafuegos. En el del medio, de una planta, unas escaleras son el acceso a la puerta, de entrada. Los vanos están adintelados con piedra de cantería. A la izquierda una pequeña cuadra (antaño no se solían tener muchos animales de ganado mayor) que arriba tendría el henar


En la misma revista Bedoniana del año 2002 Otro colaborador, Bernardo García Suárez, evoca su recuerdos de infancia en aquel mundo rural de antaño tal y como lo vivía un niño por entonces:
"En la ancianidad que disfruto placenteramente frente a las erías y al mar rememoro con ternura los años de mi infancia. Aquellos años de las segunda y tercera décadas del pasado siglo en que gozaba como un verderón de las larguísimas vacaciones veraniegas en casa de mis abuelos, corriendo por la ería y nadando por la mar (...)

Estas erías son mi territorio natural y por ellas discurren mis paseos en solitario años ha. Las he recorrido infinidad de veces a lo largo y ancho de su extensión y nunca me han defraudado. Con la luz de la mañana o la del ocaso, con cielos azules o turbados, con frío o con calor, con todos los vientos o con la calma chicha agosteña, la ería presenta mil caras y todas penetran por los sentidos para colmar tu sensibilidad y llenarte de gozo. Caminando en primavera por los prados que ya lucen sobre el verde miles de florecillas de todos colores hay que hacer un alto de vez en cuando para disfrutar de un paisaje digno de ser cantado. Al borde del acantilado, tomándome a mí mismo como centro de una circunferencia y girando lentamente trescientos sesenta grados se ofrecen a mi vista todos los elementos que un exigente pintor paisajista necesitaría para hacer la obra de su vida: prados, montañas, bosques, aldeas, verticales acantilados de roca, nubes, cielo y mar inmensos. Y silencio, serenidad. Todo para mí solo. Y continúo flanqueado por los bellísimos prados y por los abruptos recovecos de esta áspera, accidentada y dura costa llanisca que bordea un mar a veces tranquilo y azul, pero que otras se encrespa y gigantescas olas golpean con furia sobre las rocas, y entonces ya no hay silencio. En ciertas ocasiones, en invierno, hay tremendos y sobrecogedores temporales en la mar en contraste con la paz y la serenidad de la ería brillante por la escarcha y una atmósfera límpida que acerca los nevados Picos de Europa y la Cordillera del Sueve. Caminar pausadamente durante un par de horas. Suficiente para alimentar el cuerpo y el espíritu"

En Camino se ensancha: al fondo, asomando sobre los árboles en primer término, un par de altas palmeras nos llaman la atención...


Entre ellas aparece una casa de indianos: La Rosaleda


Un campo entre murias de piedra a nuestra izquierda, estrecho y largo, es la antigua bolera del pueblo


Seguidamente Casa Vicenta, del siglo XVIII, también soberbiamente rehabilitada para el turismo rural


Esta es su parte posterior, que mira para el norte y por lo tanto siempre suele estar en umbría. Al otro lado tiene también un corredor entre cortafuegos, mirando a la montaña


Y esta es la capilla de San José, con su precioso pórtico en el que se ha cobijado más de un peregrino durante alguna lluviosa tormenta: vamos a acercarnos a conocerla


Cuatro columnas de madera sostienen el tejado de este atrio. Más arriba una pequeña espadaña hace de campanario de una también diminuta campanita. Sobre ella una cruz


La portada es de arco demedio punto: podemos acceder al interior


Arco del altar de arco de medio punto. La estructura y detalles del santuario delatan ser de una construcción del siglo XVIII, como la casona, con profundas reformas posteriores


Arriba la cubierta es de bóveda de cañón, como en el gótico. Nos parece percibir por tanto un fuerte componente historicista


Parece haber habido obras de restauración a causa de humedades, un problema muy común en muchos santuarios


Ventanas laterales dan luz al interior


En el altar hay varias imágenes. Lo preside el patrón, San José, con el Niño en brazos. A la izquierda creemos ver la Dolorosa y a la derecha la Virgen de Fátima


Fijémonos en el baldaquino en el que está San José con el Niño


A sus pies siempre suele haber flores...


Volvemos afuera y retomamos el Camino...


Casa Vicenta y El Picu Mediudía, monte de leyendas marianas y hallazgos arqueológicos, principalmente en Socampu y el paso natural de El Portillín, que al otro lado baja al Valle la Piedra


Seguimos el muro y de Casa Vicenta pasamos a esta otra quintana restaurada


Camino bordea la casa haciendo una curva a la izquierda...


De frente La Rosaleda, con su gran finca plantada de frutales y arbustos ornamentales, pero donde destacan por su porte y altura las mencionadas palmeras, símbolo de los indianos


El muro de la vivienda hace un poco de chaflán...


Tiene la entrada un coqueto espacio delantero a manera de corralada. La vivienda al fondo, a la derecha la antigua cuadra con henar en el piso alto. A la izquierda almacén de aperos...


Sigue la curva cerrada pero estemos atentos pues vamos a tomar ahora el segundo camino a la derecha


El primero es la entrada a La Rosaleda: el segundo


Por aquí, nuevamente ante las peñas del Picu Mediudía, empezaremos a bajar a la derecha...


Veamos la flecha en el suelo, aunque ya muy borrada. Tal vez cuando vengáis la hayan repintado


Las piedras de esta muria están concienzudamente pintadas con numerosos motivos y alegorías


Es obra de Víctor Frade, El pintor del Camino, que además ha donado cuadros al albergue de la Casa Rectoral, detrás de la iglesia de San Pedro de Pría. Así leemos en el blog Con espíritu crítico, de Isolina Cueli:
"Víctor Frade, médico retirado, y pintor aficionado, natural de El Colláu, en Belmonte de Pría, es el encargado de animar el Camino de Santiago en su pueblo. 
Empezó por donar treinta cuadros para la Casa de Acogida de peregrinos abierta en la  rectoral de Pría, hospedaje que regenta Manuel, un catalán que se enamoró de la zona hace años y hoy tiene la suerte de trabajar al cuidado de este espacio que hace las veces de albergue de peregrinos durante la etapa estival. 
El albergue de Pría sorprende a los peregrinos por su decoración, a base de cuadros de Víctor Frade, en todas las estancias y casi siempre alusivos a la peregrinación. 
La sorpresa de los peregrinos se completa unos kilómetros más adelante, en El Colláu, en Belmonte de Pría, donde Víctor Frade los recibe con pinturas en los contenedores de basura, decorados con motivos asturianos y del camino, y con una barrica de sidra también decorada, en la que se pueden ver más de 50 banderas de otros tantos países. 
La semana pasada Víctor Frade inició la pintura de las piedras del cierre de una finca próxima a su casa y que se encuentra al borde del camino, para admiración de los peregrinos. Allí se les recibe con un hola!en varios idiomas y un Adioús en bable. 
"El camino es la misma vida", se puede leer en una piedra. Esta frase se la dijo hace pocos días Joan, un peregrino catalán y Víctor la incorporó a su elenco de pinturas en la piedra"

He aquí por ejemplo un mapa de Asturias 


Una botella y un vaso de sidra con un culín...


Composición colorista


Flores o frutas


Peregrino en la llanura...


La bandera de Asturias y otros motivos...


La Cruz de Santiago sobre una concha amarilla y fondo azul


Un trisquel...


Alegoría caminera, La magia del Camino...


Los rayos de la concha señalizadora...


"El Camino es la misma vida", la frase de Joan, el peregrino catalán


Un peregrino llega al albergue...


Hola y padre e hijo peregrinos del Camino...


Otra cruz de Santiago, zigzags y ondulados muy coloristas...


No hay piedra sin su correspondiente pintura, como alguien ha dicho, estamos en la "Capilla Sixtina de Belmonte de Pría"...


Cuesta abajo sigue la exposición de esta magnífica exposición artistica...


Nos detenemos  a ver algún cuadro más


La llegada a Santiago en el Monte do Gozo y cartel que nos informa que estamos a solamente un kilómetro de Cuerres...


El Monumento al Peregrino, los romeros caminantes y la catedral de Santiago


Peregrina en el Camino...


Concha xacobea, la vieira o venera


Estampa rural de vacas en el prado...


Más composiciones abstractas...


Rombos y figuras...


¡Nos vamos a Cuerres!


Todo cuesta abajo tenemos ahora esta encantadora vista del valle de Belmonte


Bajamos a la sombra de fresnos y castaños. A la izquierda prau y pumarada...



Y El Picu Mediudía, el investigador Hernández del Frade de Blas nos informa en Bedoniana año 2010 sobre el posible carácter sagrado de esta montaña mencionando al historiador Padre Risco, autor de la famosa España Sagrada (s. XVIII), en la que refiriéndose a la donación del antiguo monasterio de San Martín de Collera por parte de los condes Piniolo y Aldonza al por ellos fundado monasterio de San Juan de Courias en el siglo XI, al establecer los límites del antiguo alfoz de Melorda, este monte que cierra su territorio por el sur le denominan monte de Santa Cruz:
 «…en territorio llamado Melorda, á la ribera del rio Sella, señalando sus términos antiguos, que eran el expresado rio, el puerto, el monte de Santa Cruz, y el rio Amia, y el castillo Loroso. Hízose la Escritura en 14 de Mayo de la Era de 1090, reynando D. Fernando y Doña Sancha de Leon»

Dice al respecto del Frade de Blas que la sacralización de lugares paganos se ha producido desde antiguo colocando cruces en su cumbre, ahuyentando el antiguo culto y/o sustituyéndolo. A este investigador el amor por esta montaña le viene de niño, cuando su hermano mayor, que acompañaba a su padre en las partidas de caza por estos riscos, le describía concienzudamente todos sus rincones:
"Hace cosa de treinta años, estando en invierno en Llames, mi hermano subió al monte a cazar con mi tío Toño, mi primo Toñín, Ramón –un paisano del pueblo– y su hijo, Ramonín. Yo era un crío y no se me dejó subir por mi condición. Todo el día estuve mirando al monte con los prismáticos de mi padre, sin lograr ver la partida de cazadores por el Pico Mediodía. 

Ya entrada la tarde, volvieron con alguna arcea, pero lo que más recuerdo, aparte de mi frustración infantil por no haber ido a la aventura, fue el relato que me hizo mi hermano de cómo era aquella montaña que dominaba el paisaje. Abundó en detalles de cómo era de empinada, de la cumbre, en la que había nieve; de las praderas de la cresta, que yo imaginaba cortada a pico. Sin embargo, lo que más me interesó fue el que había visto la herradura del caballo de Pelayo. Ramón le había contado cómo Pelayo, batallando con los moros, había pasado por un pequeño y estrecho puerto entre rocas junto al Picu Mediodía y su caballo, al que imaginé fuerte y descomunal, había pegado una patada a la roca, dejando su herradura tallada en ella. Cuando ya tuve edad de subir al monte, busque varias veces la herradura, pero no la pude localizar.

Pasó mucho tiempo hasta que, después de pasar unos años fuera, comencé a ir al monte de nuevo. Al pasar por el lugar de la leyenda, El Portillín, volví a intentar localizar la marca en la roca, otra vez sin éxito"

Del Frade de Blas realizó varias pesquisas, pero no obtuvo respuestas precisas de dónde localizar la famosa marca de la herradura del caballo de Pelayo, hasta que da con dos artículos de los eruditos Cristobo de Milio Carrín Elviro Martínez sobre una tradición mariana bastante singular, cuyo escenario abarca desde La Playa Cuevas o Cuevas del Mar a esta montaña y a la misma Covadonga:
"Un día localicé un artículo de Cristobo de Milio Carrín, que decía que la Virgen y el Niño, habían cruzando el monte junto al Picu Mediodía. En este lugar la mula que montaban había pegado una patada abriéndose la montaña y dejando la herradura marcada en la roca. Las similitudes entre las historias eran casi totales, solo cambiaban los jinetes. A raíz de este artículo localicé otro de Elviro Martínez que recogía la leyenda con detalle, a la que denomina «la Corona de Estrellas» y cuyo resumen sería el siguiente: la Virgen, huyendo de los moros que vienen por mar tras ella, llega con el niño a Cuevas del Mar de noche. Un sirviente la lleva hacia Nueva sobre una mula con el niño bajo su manto. Al descubrir al niño, este emite un extraño fulgor que ilumina la noche. La comitiva va siguiendo a la «estrella más hermosa», que inicialmente está sobre el Socampu y va girando hacia el oeste. La comitiva sube por Robazón hacia el monte, pasando por lugares determinados. Unos pastores ven el fulgor el niño. Una vieja que está con ellos no lo ve por impía, se va a dormir y su lecho se convierte en un bloque de piedra llamado «Cama de San Pedro». La comitiva llega al Portillín. No puede pasar por las rocas. La Virgen ordena a la roca que se abra. Allí deja su marca la mula. Siguen por el Valle la Piedra hacia Covadonga. 

Tras leer la leyenda, se aprecia que el romance que esta narra se prodiga en descripciones exactas del camino seguido por la Virgen, todo parece indicar que estamos ante un mito local muy antiguo posteriormente cristianizado. Varios elementos tienen un significado especial, como es la «estrella más hermosa» que cabe identificar con Sirius, la estrella más brillante del cielo y a la que se denomina en la Edad Media Stella Maris, y representación en la cultura mediterránea de la diosa Isis, relacionable con Démeter, Astarté, Potnia Theron, Cibeles, Sirona, Belisana, Danu/Ana –y la lista seguiría–, es decir, la diosa madre por excelencia. Es significativo que Sirius culmina, pasa por el sur, a medianoche el 30- 31 de diciembre y visto desde Cuevas del Mar, el Socampu marca el sur"

Abajo, la casería de La Piniella, casa hórreo y cuadra, en medio de estos campos y bosques al pie de la montaña, entre Silviella y Belmonte y no muy lejos del lugar llamado Los Robles del Conceyu, otro paraje sagrado al pie de estas montañas al que el escritor Pepín de Pría le atribuía ser antiguo lugar de reuniones (conceyos) y rituales druídicos dentro de su libro poético La Fonte del Cai, un dato que, pese a tratarse de una concesión literaria romántica de alguna tradición, no le pasa desapercibido a Hernán del Frade de Blas:
"No puede dejar de mencionarse la interpretación que al comienzo de La Fonte del Cai hacía Pepín de Pría acerca del lugar de los Robles del Concejo al que identificaba con un antiguo bosque sagrado en el que se reunían los druidas y que se encuentra adyacente al monte. Si bien es una apreciación cargada de romanticismo, la posible existencia de un lucus, es decir, un lugar sagrado situado en un claro de un bosque, no es descartable. En apoyo de esta observación ha de tenerse en cuenta que este lugar, cada vez más destruido por el polígono industrial de «Guadamía», se halla junto a la Madre del Río, lugar de nacimiento del río Aguamía. Además, la referencia a los robles, el árbol sagrado por excelencia de la cultura céltica. Por último, el que ese bosque sea el del «Concejo» está indicando la existencia de reuniones en él, algo habitual en los lucus"

Estos símbolos aquí pintados por Víctor Frade en piedras sueltas más apartadas de la gran composición que nos encontrábamos más atrás, parecen revelar alguna alegoría a aquellas leyenda de La Corona de Estrellas de Elviro Martínez que menciona del Frade de Blas...
"Otro elemento principal de la leyenda es la luz milagrosa que sale del niño cuando la Virgen abre su manto. El niño/dios brillante puede relacionarse en distintas culturas antiguas con los dioses Horus, Mithra, Helios, Hermes, Apolo, Dagda/Sucello o Belenos. Xose Lluis García Arias cita el pueblo de Belmonte, situado junto al monte de la leyenda, como un rastro toponímico del culto a Belenos, «el brillante» deidad principal del pateón céltico6. La dedicación de montañas a Bel/Belenos se da en otros lugares, como Belén, en Valdés, o el monte Bilibio en La Rioja. Una deidad de raíz indoeuropea relacionada con Belenos es Sirona, representada con una corona en forma de estrella y un niño. Como curiosidad, en una cultura tan lejana como la de los indios Chumash, de California, su ceremonia del solsticio invernal se denomina Kakunupmawa, que significa el brillo del niño nacido en el solsticio de invierno»

También, una estrella de seis puntas y una concha xacobea, estas pintadas en un ladrillo: el milagro de los caminos de La Corona de Estrellas...
"... el elemento milagroso principal de esta leyenda, además de la luz milagrosa, es la patada de la mula que abre la montaña. La virgen obra el milagro por medio de la mula y su coz descomunal, y gracias a ella la Virgen puede escapar. Leyendas similares se reproducen en pasos de montaña del noroeste peninsular. Por citar solo dos lugares con similar leyenda, tenemos la Patadica de la Mula en el monte Pardomino, junto al embalse de Porma, en León, y la Patá la Mula en Teverga. Habitualmente, se relacionan los lugares en los que existen herraduras talladas en la roca con lugares de sacrificio de caballos relacionados con investiduras de jefes locales"

Continuamos cuesta abajo pues junto a la pumarada en estos parajes de leyenda...


A la derecha, en la pared de una peña, otra pintura, la silueta de dos peregrinos andando, con botas, mochila azul y bordón...



Como la Virgen peregrina y marinera que subió a estas montañas por los pasos de El Portillín, al igual que en otras muchas tradiciones legendarias de toda Europa:
"La llegada a la playa de la Virgen huyendo de los moros, se puede relacionar con leyendas como la de la llegada a Saintes Maries de la Mer, en la costa mediterránea francesa, de las tres Marías, huyendo por mar de los romanos. Tras llegar a tierra, la Magdalena fue a retirarse a una cueva de la montaña de Sainte Baume, junto Aix en Provence. En relación con todo ello, el bretón Jean Markale interpreta un grabado en el dolmen de Petit Mon (Morbihan, Francia) con la Diosa Madre en su navegación nocturna durante el otoño, cuando el sol baja en el horizonte y no comienza a elevarse otra vez hasta el final de diciembre"

Entre El Picu Mediudía y Los Cuetos Negros está La Cama San Pedru, un gran peñasco muy importante en esta leyenda:

"La mención a Pedro lleva a una identificación inicial con San Pedro, sin embargo, en gran número de tradiciones y leyendas, Pedro es el nombre de un ser sobrenatural, a veces de connotaciones negativas e, incluso, diabólicas. Quizá la roca lleva la mención a Pedro como algo pagano. Ha de tenerse en cuenta es que la vieja se acuesta en una cama y esta se transforma en roca. Las leyendas relacionadas con rocas denominadas «camas de santos» se repiten por Asturias y Galicia e incluso por Irlanda. Estas «camas de santos» suelen estar relacionadas con ritos de fertilidad en los que las mujeres que no pueden tener hijos realizan rituales que van desde las ofrendas, rodear la roca varias veces en determinado sentido, frotar el sexo contra la roca o incluso yacer las parejas sobre la roca misma. El valle cerrado que existe tras el Mediudía se llama Valle la Piedra, recalcando el artículo «la», referencia directa a La Cama San Pedru; advocación, por cierto, de la iglesia de Pría"

Afirma entonces Hernán del Frade de Blas que quizá nos hallemos ante la cristianización de un mito pagano que se repite por todo el Arco Atlántico: el una diosa que procede del mar...

"... interpretándose la travesía marítima como el viaje subterráneo o infernal que se repite en la diferentes religiones de la antigüedad más remota, en donde la diosa de la fertilidad desaparece de la tierra durante el invierno. De allí se escapa y vuelve a la tierra, haciendo que esta reverdezca. Al volver a la tierra, perseguida por las fuerzas del mar que quieren retenerla, esta revive en la forma de su hijo recién nacido y del que surge un brillo maravilloso. Este brillo es atributo del sol, del sol victorioso, que vence sobre las tinieblas y trae la vida y el calor de nuevo a la tierra"

Sol que ilumina nuestro Camino por El Colláu abajo camino del Puente Mía

Y ese es el idílico valle del Aguamía en Belmonte de Pría, que se extiende de este a oeste al pie de estas emblemáticas montañas de la Sierra la Cueva Negra, a cuyos pies hay otra capilla, dedicada a San Agustín, que no llegamos a ver desde aquí

Esa capilla está justo bajo la ladera de Las Fontaninas (571 m), casi en le vega del río y a escasos metros de la frontera llanisco-riosellana, que pronto vamos a cruzar un poco más al norte


La Peñe les Pandes, ya en terrenos riosellanos, se extiende más al oeste. Su pico más occidental, el mencionado Jorovitaya, es también llamado La Peña del Taxista o La Peña Manolete, pues tiene una historia muy peculiar que leemos en la famosa página montañera Mendikat:
"En realidad se trata de una antecima del altu Teyadera (743 m), verdadero techo de la sierra de Cueva Negra, pero que al ocupar una posición ligeramente más oriental no destaca tanto como el primero. En la cumbre del pico existe un gran “jitu” de unos 3 metros de altura que con la suficiente agudeza visual se puede observar desde el casco urbano de la población. Su construcción se atribuye a un taxista de Ribadesella aficionado a esta singular montaña. Su nombre Manuel Fonticiella. Habiéndose jubilado, subía casi a diario a la cumbre del Jorovitaya donde poco a poco fue reuniendo piedras del entorno hasta terminar la construcción del hito. Manuel o Manolete, como le llamaban, falleció con 84 años y ya no volverá a subir a esta cumbre, pero su obra y su nombre ha pasado a formar parte de la historia de la montaña. Muchos ya conocen esta cumbre como la Peña del Taxista o el Pico Manolete"

Con todo este legado legendario, Hernán del Frade de Blas realizó varias prospecciones sistemáticas por estas tan emblemáticas peñas cargadas de simbolismo entre los valles del Ereba y del Sella, este es el resultado de sus pesquisas:
"Con todos los elementos citados, se impuso un reconocimiento del camino que siguió la Virgen en su huida. Tras buscar algún rastro en Cuevas del Mar y el camino hacia Nueva, sin ningún resultado, habría de acudirse al lugar del milagro, siguiendo el camino como indica la leyenda. Añádase que desde Cuevas del Mar se observa claramente El Portillín. 

Tras pasar por Robazón y dejar atrás las capillas de San Juan y San Lorenzo, cuya orientación hacia el oeste parece honrar más al sol poniente que al naciente, junto al Molín de Vallina se toma el camino que sube hacia el Brañizu. Tras la ascensión se llega a La Valleyona y después se baja a la Cruz del Regón, mestas de dos regatos que conforman el Regón, barranco muy marcado en el monte que baja hasta Piñeres. Continuando el camino se bordea Joncima, pasando por Pelaperi, donde se encuentra el Niñín de Pelaperi. Esta gran piedra, que parece que está colocada sobre un pedestal de roca viva y que presenta un aspecto antropomorfo mirándola desde el oeste, es considerada tradicionalmente el «guardián» de la parroquia de Pría. Desde aquí continúa una leve ascensión hasta el Portillín, el lugar de la Patá la Mula. Es este un pequeño paso al este del Picu Mediodía, a 375 metros de altura. Por él baja un estrecho sendero que desciende al Valle la Piedra. Buscada la herradura en esta zona, no hubo manera de dar con ella en cinco intentos. Sin embargo, el 10 de febrero de 2009, en compañía de Maite Mora, Quique Blanco, Fernando Suárez y Enrique Lobeto, se localizaron siete cazoletas o, hablando con mayor propiedad, rebajes de fondo plano, en una de las rocas que bordea el sendero Portillín. La roca, caliza, de forma plana y de un metro por 80 centímetros, presentaba seis de los rebajes irregulares, de diámetros entre los 15 y 8 cm dispuestos oblongamente, con una cazoleta central en la que parece que se aprecia la percusión con la que se realizó. En la parte posterior de la roca, se aprecia una especia de rebaje que parece alargarse en forma de canaleta que rodea la superficie en la que están las cazoletas. Tanto por su aspecto como por la disposición, nos encontramos ante un grabado en la roca cuya antigüedad no se puede adelantar sin hallazgos conexos. En una visita posterior, marzo de 2009, con Manolo Arduengo, de Piñeres, al mostrarle los rebajes, este indicó que ese lugar se llamaba «La culada del Diablu» y que en la leyenda, el diablo estaba allí riéndose porque la Virgen no podía pasar pero, cuando se abrió la montaña, las rocas cayeron sobre él y desapareció. En esa visita, Manolo me indicó el lugar en el que se encontraba el Zapatu de la Virgen. Se trata de una hendidura en una roca del suelo en el Valle la Piedra, al pie del Portillín. Mide unos 35 cms de largo por 15 de ancho y parece una huella de zapato, con tacón incluido. No cabe aventurar que nos hallemos ante un podomorfos, una huella de pie tallada en la roca de significado ritual entroncado con los rituales de las tomas de poder en las sociedades del Bronce/ Hierro, ya que su forma, aparentemente natural, y su falta de colocación en un lugar de predominio visual sobre el entorno, algo habitual en este tipo de insculturas, lo desaconsejan en principio. Sin embargo, su proximidad a las cazoletas, escasos veinte metros, y la leyenda que lleva asociada, hacen que no carezca de interés"

Desde estas casas vemos otro lugar especialmente investigado, las cumbres de Socampu:
"Como parte de la búsqueda de los orígenes de la leyenda, también se reconoció la zona en torno a la cumbre del Socampu, ya que la mención a un posible petroglifo denominado La H.erradura recomendaba esa búsqueda. Los datos acerca de este posible grabado eran difusos. Tras un par de búsquedas infructuosas, el 20 de diciembre de 2009, localicé junto a la cumbre, en una pequeña covacha, un grabado en la roca en forma de estela. De unas dimensiones de aproximadamente 30 x 20 cms, presenta forma de U invertida, con un grabado muy marcado en el arco superior y el lado izquierdo, siendo el lado derecho el más difuminado. El trazo del grabado tiene aproximadamente un ancho de 1-2 cm y el interior de este trazo está pintado en tono rojizo. El área interior definida por el trazo grabado está partido en dos por un trazo vertical grabado muy fino que se prolonga levemente hacia la parte superior e inferior de la estela. En la zona superior de cada una de las partes de la estela separadas por este trazo grabado se pueden observar sendas hendiduras de unos 3 x 2 cms que se presentan con una leve asimetría en altura respecto al trazo vertical. La ubicación de este grabado se encuentra al este verdadero del Picu Mediudía, al que parece contemplar a través de La Valleyona. Bajo esta covacha, en la ladera oeste del Socampu, y gracias a la información de Tomás González, se está procediendo a limpiar una laja de cuarcita de superficie predominantemente plana, y con una inclinación de unos 30º. Esta roca, denominada tradicionalmente Llastra de las Herraduras, presentaba, según informaciones de Tomás González y de Blanca Sánchez, unas tallas en forma de herradura que se atribuyen difusamente a los romanos o a la Virgen"

Ahora, mirando al oeste de nuevo tendremos una precisa vista del valle en el lugar donde se unen los concejos de Llanes y Ribadesella/Ribeseya, entre Belmonte y Cuerres


Entre los árboles reconocemos el cruce de la carretera que va a los bufones (abajo, a la derecha de la foto, donde está la señal de Stop), con la carretera AS-379, justo en la vega donde la segunda pasa el Aguamía por un puente


En la carretera está La Venta l'Aire y La Venta'l Revés,  antiguas posadas camineras, muy cerca del cementerio parroquial de Cuerres-Collera, barrio de El Bordillu. En la distancia vuelve el Sueve a ser nuestro "faro-vigía de occidente"...


En esta foto del mes de abril, con los árboles aún en pleno brote primaveral, reconoceremos mejor ambas carreteras y los bosques de La Fontanina, L'Alerón y Ribabuena  


Más allá de las ventas, que ahora son ambas casas de turismo rural, se extiende La Vega, hasta Toriellu y Camangu, pero nosotros no iremos por ahí sino unos metros más al norte, apartados del tráfico y del asfalto de la AS-379


Y nuevamente con El Picu Mediudía enfrente seguimos cuesta abajo junto a las casas de Belmonte en la cuesta de El Colláu


La Peñe les Pandes siempre al oeste. Allí a sus pies esas frondosas arboledas recuerdan las del nemético lugar de Los Robles del Conceyu glosado por los versos de Pepín de Pría


Bajo nosotros, por Las Cruces, pasa también el ferrocarril, oculto por el bosque, pero no llegaremos a cruzarlo, sino que nos dirigiremos al norte-noroeste, al paso del Ríu Mía o Aguamía hacia La Cerecera, en Cuerres


Más allá asoman sobre los árboles los tejados de alguna de las casas de San Mamés, que viene a ser el barrio principal de Cuerres, en torno a la capilla de esta advocación y a la antigua escuela. Pero nosotros iremos aún más al norte


Según se desprende de la cartografía del libro El Camino de Santiago por Asturias. Topoguía 2. Ruta de la Costa, el camino antiguo bajaría parece más directo desde la iglesia hacia El Puente Mía pero en este tramo ha desaparecido, por lo que en nuestros días tenemos que hacer este importante rodeo de El Colláu a Las Cruces


Abajo, a nuestra izquierda, tendremos otra referencia importante en las casas de la carretera


Ahí está la antigua Estación de Belmonte, inaugurada oficialmente a la vez que esta línea férrea que fue de los Ferrocarriles Económicos de Asturias el 20 de abril de 1905 en medio de una gran fiesta popular al paso del tren de las autoridades, que era recibido al son de las gaitas y los vítores a su paso por todas las estaciones hasta Llanes, donde enlazaría con la línea a Santander de los Ferrocarriles del Cantábrico (ambas compañías integradas en Feve en 1972)


Y aquí tenemos otra imagen primaveral de tan bello Camino, con los árboles en flor...


Sobre la vieja muria de la vereda derecha se forma un precioso robledal lineal...


Prados abajo, unas huertas, justo sobre la vía del tren


A la derecha, una alambrada y estaquera delata los usops ganaderos de este prado


Ya vemos las casas del paso a nivel en Las Cruces


En Las Cruces son ya los metros finales de la larga bajada por el canto occidental de la loma del Altu Pría o Altu San Pedru, que se extiende alargada entre Piñeres y Belmonte


Mucha atención ahora en la siguiente bifurcación, pues por alguna razón y salvo que lo pongan o repongan (si alguna vez existió) no hay mojón señalizador y el error puede desviarnos mucho del Camino y no para mejor


Desde aquí habremos de ir a... la derecha, aunque el camino principal parece ir a la izquierda


Y es que a la izquierda es el paso vecinal del puente sobre el ferrocarril de Los Económicos, como popularmente de le llama, para salir a la carretera AS-379 y de ahí a la Autovía del Cantábrico


Tal vez en esta otra foto primaveral... se note mejor, pero sea como sea hemos de seguir bajando a la derecha...


Voluntariosamente se ponen ocasionalmente señales y avisos por parte de vecinos, amigos y otros peregrinos


Una señalización entrañable y cambiante que aguanta lo que aguanta pero que mientras se reponga algún día la oficial nos ayudará a tomar el camino correcto, pues en otro caso acabaríamos en la carretera general


Y ahí tenemos ya de frente y a la vista el pasunivel, su señalización y la razón por la que a este lugar se le da en llamar Las Cruces, una múltiple encrucijada, caminera, carretera y ferroviaria


Incluso antes de ver más conchas y flechas amarillas reparemos en el cartel y fijémonos en la flecha que nos indica ir a la derecha, pues será la que habremos de seguir


Y aquí está el paso a nivel, recordemos que no hemos de cruzar las vías ni mucho menos seguirlas para nada, sino continuar a la derecha


Pasa el tren, del origen, nacimiento, construcción e inauguración de esta línea recomendamos encarecidamente el estudio titulado El tren pasa por San Antolín. Aproximación a cien años de historia ferroviaria por Jaime Sánchez Merodio en la revista Bedoniana correspondiente al año 2005. De ellas extraemos algunos muy interesantes retazos:
"El trazado de la línea de los Ferrocarriles Económicos de Asturias entre Infiesto-Arriondas-Llanes responde al proyecto que el Ingeniero Director de la Compañía, Jerónimo Ibrán, realizó en 1889. Se trataba de dar continuidad al tramo inicial entre Oviedo e Infiesto (ya en servicio), con el fin de enlazar en Llanes con el Ferrocarril del Cantábrico y así conseguir la tan ansiada unión de Oviedo con Santander a través de un ferrocarril de vía estrecha. Fue un proyecto verdaderamente austero, que respondía a los criterios básicos de un ferrocarril económico: trocha de un metro, trazado ajustado a las formas del relieve, evitando en la medida de lo posible grandes movimientos de tierra y dificultosas obras de fábrica, a costa, si fuera preciso, de curvas de radio reducido y pendientes acusadas.

La línea, desde su comienzo en Oviedo, mantiene unas rasantes relativamente suaves al aprovechar inteligentemente las bondades de los valles del Nora-Piloña, en el surco prelitoral asturiano, y, más adelante, el del Sella en su curso inferior. Desde la divisoria Nora-Piloña el desnivel será suave y continuo hasta Lloviu, sin contrapendientes. Este trazado se ajusta perfectamente al terreno y las obras de fábrica serán las imprescindibles: unos cuantos puentes metálicos, varios túneles cortos, algún muro de contención y el viaducto de San Román, sobre el Sella. Desde la estación de Lloviu8 (a 7 m. sobre el nivel del mar) la línea gira hasta tomar el rumbo, casi preciso oeste-este, paralelo a la línea de costa, ascendiendo hasta la estación de Ribadesella (37,2 m. sobre el nivel del mar) en fuerte rampa, para situarse sobre la plataforma litoral. El relieve de esta, relativamente plano en apariencia pero plagado de formas muy variadas, marcará el trazado de la línea, no sólo hasta Llanes, sino también hasta el límite con la vecina provincia cántabra. Son varias las dificultades que habrá que salvar en este aspecto: por un lado, pequeñas depresiones, perpendiculares al trazado, atravesadas por cauces de agua; por otro, varias sierras planas ligeramente oblicuas al eje de la costa; y por último, la peculiar orografía cárstica de la zona."

La línea férrea entra en el concejo de Llanes a través de un puente metálico sobre el río Aguamía, de unos de 16 m de luz y "altura nada desdeñable", que está un poco más adelante. En el afán de llegar prontamente a Llanes, Económicos de Asturias comienza el trabajo de campo para hacer esta línea:
"Cuando estos se encontraban muy avanzados, y contra todo pronóstico, el Ministerio de Fomento, por Ley publicada en La Gaceta del 7 de agosto de 1901, otorga la concesión de un ferrocarril de vía estrecha, uso particular y servicio público entre Cabezón e Infiesto a la Compañía del Ferrocarril del Cantábrico, trastocando todos los planes de ambas compañías. A pesar de las incertidumbres legales que para Económicos acarreaba esta concesión, la colaboración entre ambas compañías se mantuvo y las obras prosiguieron de acuerdo al proyecto establecido. Por estas fechas ya estaba realizada la mayor parte del replanteo hasta las cercanías de Llanes y adjudicado casi el conjunto de las obras y las expropiaciones se agilizaron en la medida de lo posible.

Es pues muy probable que antes de finalizar 1901 hubieran comenzado las obras en el Valle de San Jorge que debieron intensificarse a lo largo del año 1902. Entre Belmonte de Pría y Villahormes el trazado no presenta dificultades técnicas importantes; se trataba de realizar explanaciones sencillas, con la caja de la vía amoldándose en planta a las ondulaciones del terreno, con alguna trinchera de relativa importancia, como las existentes entre Piñeres y Nueva o el paso por Cardosu, y algunos taludes, como el de Nueva. Las obras de fábrica no son tampoco significativas, a excepción de los puentes sobre el Aguamía y el Ereba (también metálico, pero de menores dimensiones), junto con otros pontones para pasos inferiores. Los trabajos de explanación de la caja de la vía en esta zona no debieron resultar excesivamente difíciles, salvo por la afloración de roca caliza, cuya dureza obligó a la utilización de barrenos de dinamita de forma habitual y voladuras frecuentes. Del uso de este explosivo y de su atractivo para los amantes de los bienes ajenos nos queda el testimonio de algunos incidentes:
«En uno de los últimos días de la anterior semana, fueron sustraídos en Villahormes a los contratistas de las obras del ferrocarril D. Juan Arrieta y D. Blas Arana, varios cartuchos de dinamita y herramientas que guardaban en un arca de madera, colocada cerca de la carretera. Las gestiones practicadas para descubrir al autor o autores de la sustracción, no han producido resultado alguno»
(El Oriente de Asturias, Llanes, 10 de febrero de 1904)

A comienzos de 1903, los trabajos avanzaban con celeridad, según iba reflejando la prensa de la época, con abundantes referencias a las obras de explanación de la plataforma y a las obras de fábrica (alcantarillas, muros, tajeas, pontones, puentes, etc.), previos al tendido de la vía férrea:
" No obstante, habrá que esperar algún tiempo para ver progresos importantes por el Valle; buen ejemplo de ello, lo tenemos en que en la zona menos complicada, comprendida ente Nueva y Cardosu, los trabajos de plataforma estaban prácticamente terminados a finales de marzo. Lógicamente, con los medios técnicos disponibles en el momento, el avance de la vía tuvo que realizarse rematando tramos concatenados desde el origen hasta el término, primero desde Infiesto hasta Arriondas (inaugurado el 23 de mayo de 1903), luego desde allí hasta Ribadesella, para finalmente adentrarse en el concejo de Llanes. Será durante el año 1904 cuando este tendido permita el paso de los primeros trenes de trabajo, las célebres balasteras (o balastreras), utilizadas para arrastrar vagones con el balasto que se distribuye sobre las vías (...)
  Las obras avanzaron con diligencia y el director de la Compañía de los Ferrocarriles Económicos de Asturias se avecindó en Nueva con la intención de supervisar directamente desde allí durante algún tiempo el desarrollo de las mismas13 . No debe parecer extraño que un ingeniero de la categoría y de la experiencia profesional de Jerónimo Ibrán quisiera dirigir de cerca los trabajos más complicados. Tampoco es de sorprender que eligiese Nueva como residencia, ya que se encuentra en un punto equidistante entre Ribadesella y Llanes y próxima a San Antolín (por entones ya debía estar terminado el gran puente de San Román sobre el Sella, en Lloviu) por lo que las obras de fábrica de la zona en torno a Beón serían las más complejas del tramo pendientes de rematar aún"

Pero los cruces de Las Cruces no han hecho más que empezar: aquí acaba finalmente la prolongada bajada del Altu Pría, en la carretera local de Belmonte a Llanes, la que va a la Bramadoria. En ella seguiremos a la derecha


Veamos la flecha en el suelo. La carretera es notablemente ancha para ser local, ello se debe al notabilísimo tráfico que soporta para visitar los bufones, verdadero portento de la naturaleza con muchísimos visitantes en los días que se anuncia que surgen con furia en todo su esplendor


Atentos a la concha en el muro, habremos de seguir todo de frente si queremos ir hacia el histórico paso del Puente Mía, como los peregrinos de antaño


Por eso en esta bifurcación hemos de seguir a la derecha en dirección a Llames, aunque haya flechas que nos plantean seguir tanto en una dirección como en la otra


Casa y jardín cerrado por verja, otra de las muchas dedicadas al turismo del litoral


Las casas de Bocarreru vienen seguidamente, también destinadas al turismo rural


Caminamos en llano por la carretera de Llames, ahora en dirección norte, como si fuésemos al mar


Abajo a nuestra izquierda la vega del Aguamía "pequeño río de 3,5 km de longitud que nace en el concejo de Ribadesella, en el paraje conocido como Madre del Ríu", dice de él la Enciclopedia del paisaje de Asturias, un lugar al lado de Los Robles del Conceyu, bajo La Peñe les Pandes, que vemos en lontananza


Por aquí el río marca el límite natural entre los concejos de Llanes y Ribadesella/Ribeseya. Seguimos leyendo en dicha enciclopedia paisajista:
"Pría y Cuerres antaño formaban una única parroquia y dicho límite municipal no lo es lingüístico puesto que los nativos de Cuerres y de Pría terminan en as los femeninos plurales, lo que ya no sucede en Toriellu, el siguiente pueblo de Ribadesella"

Este era uno de sus antiguos molinos harineros, ahora hermoso alojamiento turístico: El Molín del Bocarreru. Más allá reconoceremos entre los ocalitos la línea del tren y algunos chalets a la entrada de San Mamés


Y de frente a nosotros llegamos a Los Nogales de la Moría, donde está la finca Las Encinas: es un núcleo de chalets vacacionales


Abajo a nuestra izquierda otro de los antiguos molinos del río Aguamía, Guadamía, Mía, o Aguadamía, como lo llama esta enciclopedia:
"El ríu Aguadamía, también llamado Aguamía, desemboca en la playa de L'Aguada -cercana a la localidad de Llames de Pría- y se trata de un curso fluvial que destaca por carecer de afluentes (...) diversos molinos harineros funcionaban a su vera"

Hermosa casona en La Moría, un topónimo estudiado por Xosé Lluis García Arias en Toponimia Asturiana: el porqué de los nombres de nuestros pueblos:
"Toda una serie de topónimos menores del oriente asturiano tie nen como expresión La Moría, posible seguidor de un estadio ante rior La Moriya. En realidad parece que aluden a terrenos que fue ron comunales pero que se caracterizan por ser pedregosos. En este sentido se ha propuesto relacionarlos con una raíz preindo europea MOR- ‘piedra, roca’ que parece expandirse por zonas de Italia, Francia y España y que, entre nosotros, acaso explique el apelativo morra ‘cabeza’, morru ‘morro’ y, metafóricamente, ‘elevación del terreno’, así como el diminutivo morriyu ‘pedrusco’ , todos ellos presentes en nuestra toponimia menor. La explicación etimológica dada, dentro de ese difícil mundo preindoeuropeo, parece más adecuada que la que quiere partir del lat. MORARI.

Mantenemos, sin embargo, alguna reserva acerca del origen prerromano del término pues hay que sospechar que moriya —> La Moría tratándose de terrenos comunales, esto es, sometidos a lo que el uso consuetudinario exige, podrían ser continuadores de un posible término formado sobre el lat. M¯OREM ‘costumbre’, ‘modo de comportarse’ , acaso MORILIAM o MORICULAM. No sería de extrañar, por otra parte, que con expresiones similares se hayan cruzado los posibles derivados del también latino MORAM ‘tiempo que transcurre hasta que suceda una cosa’, ‘retraso de tiempo’ , todo ello muy en consonancia con la referencia a la regulación de terrenos comunales en cuanto a épocas de apertura y cierra para su disfrute."


Finca de frutales, entre ellos un hermoso limonero, mismamente a la entrada, herencia de aquellos tiempos en los que estas costas fueron exportadoras de cítricos, naranjas y limones, a Francia e Inglaterra


Portón de entrada, con tejadillo a dos aguas, a su espacio delantero o corralada


El Ñeru, otra colonia de chalets en La Moría


Esplendor de la primavera. A lo lejos la rasa costera de El Caleyón, al norte de Cuerres, topónimo tal vez vinculado al paso del Camín Real


Una cuadra con henar arriba. Es fácil apreciar la ampliación en altura del edificio original, de piedra, respecto a la nueva planta, de ladrillo


Los somieres y su tan improvisado como generalizado empleo como cierre tipo portilla para las fincas


Otro grupo de viviendas vacacionales con terreno a nuestra derecha, en las inmediaciones de Los Milanos


A partir de aquí hemos de estar atentos pues pronto dejaremos esta carretera 


A la altura de aquél ciprés, un poco más adelante, veremos la bajada al río Aguamía, por donde continúa el Camino


Estamos a poco más de 700 metros de Llames, a un kilómetro de la playa de L'Aguada y a kilómetro y medio de La Bramadoria. Así que, salvo que queramos ir allí, para lo que continuaríamos todo de frente, habremos de tomar este ramal que baja a la izquierda...


Este es el mojón, con su correspondiente flecha direccional, que nos lo señala


El camino de bajada sigue estando asfaltado, al sur seguimos contemplando la Sierra Cueva Negra y La Peñe les Pandes, con el Altu Teyadura a la derecha de la foto y a su izquierda El Picu Bacia y La Vaúa


Junto con los peregrinos pasan por aquí numerosos caminantes y senderistas, sobre todo en verano, pues la mayor parte son veraneantes alojados en las inmediaciones


El mojón garantiza que seguimos el Camino correcto...


Estamos al sur de Las Cabañas y son nuestros ultimísimos metros pro el concejo de Llanes, el de más kilómetros de costa de Asturias, un camino "en extremo frondoso y pintoresco, ceñido de colosales castaños quedan frescura a aquellos lugares", como escribía en 1879 el escritor y periodista polesu Francisco Escalera


Y estas son las verdísimas fincas de la vega del Aguamía, un verdadero encanto de la naturaleza en todas las estaciones, esta foto en primavera...


El mismo lugar en pleno verano, con los árboles cubiertos de hojas proyectando frescas sombras sobre los prados y el Camino...


Prado adelante, aquella mata de árboles delata por dónde discurre el cauce fluvial, boscosos parajes antaño muy solitarios, donde podía ser usual encontrarse a entes mitológicos como el diañu burlón,  un ente diabólico que tenía la propiedad de mudar su aspecto de animal a humano y viceversa.Una de sus leyendas en estas tierras la recoge la investigadora Yolanda Cerra Bada en Miscelánea Riosellana:
"Dicen que había el diablu burlón, que andaba de noche, que también existía, yo no sé si será verdá o no. Yo, la verdá, nunca lu vi. Diz que un hombre de Collera que-y llamaben el R., sí, del R., acuérdome yo, tenía una rodilla tiesa y diz que era muy blasfemu, que echaba juramentos, que tou el tiempu estaba a ello. Y un día Yolanda Cerra Bada diz que fue a Camangu, y aquí donde sales a la carretera, ahí en puente, había una paserina pa saltar. Y diz que no hizo más que saltar allí y que se-y presentó un cabritín. Y aquél cabritu tou el tiempu, tou el tiempu lu fue siguiendo y él que tuvo muchísimu miedu. Y no lu dejaba pasar, daba-y con el palu, hasta que dijo una palabra, algo de Dios o echó blasfemies y desapaició el cabritu por encanto. Y después cuando llegó a casa dijo-ylo a la mujer y diz ella: «Eso era el diablu»

En primavera temprana, se reconocen mejor los contornos de árboles y ramas: son los primeros brotes verdes en los robles y avellanos del bosque de ribera


Y más allá las primeras casas de Cuerres y por lo tanto del concejo de Ribadesella/Ribeseya, es el criadero de perros Mastines Guadamía, sobre la ribera y el Camino...


Y aquí tenemos el totémico puente, El Puente Mía sobre el Ríu Aguamía, el paso al concejo riosellano, así de glosado en El Camino de Santiago por Asturias: Topoguía 2. Ruta de la Costa:
"... puente del Aguamía, sobre el río de igual nombre, prueba inequívoca del paso del Camino por este punto. El vetusto puente, testigo mudo del andar de peregrinos y viajeros, pone final al itinerario jacobeo por tierras llaniscas, a la vez que materializa la frontera entre los concejos de Llanes y Ribadesella"

"Puente medieval de un arco sobre el río Guadamía, en un hermoso paraje", lo define en resumida y acertada frase por su parte Antón Pombo en sus famosas guías del Camino Norte. Por su parte, en el Blog turístico de Asturias leemos así: "viejo puente, de origen romano, reconstruido en la Edad Media, y por donde se cruzaba el río Guadamía hasta que se construyó la carretera"


Y en otro muy recomendable blog, el de El Camino de Santiago desde Asturias, podemos consultar esta descripción:
"Poco podemos contar de éste pequeño puente, por el que l@s Peregrin@ de antaño salvaban las aguas del río Guadamía o Aguamía, dejando atrás el concejo de Llanes para adentrarse en el de Ribadesella.
Algunos autores defienden su origen romano, mientras otros lo sitúan en época medieval, sea cual fuere su origen, hace unos años fue restaurado y merece ser mencionado tanto por ser obligado lugar de paso histórico del Camino, como por su singularidad 
El puente además de como el del Mía, Guadamía o Aguamía, también es conocido como del Camino Real"

Se ha habilitado al lado un nuevo puente apto para el paso de vehículos, pero qué menos que emplear el que cruzaron miles y miles de viajeros y peregrinos en el transcurrir de los siglos, por no decir milenios


A la vez que este camín real que lo cruza, otra vieja senda recorre su ribera. De ella y del río cuentan así en La Nueva España:
"El río Guadamía forma parte de un sistema fluvial poco complejo y fronterizo de los municipios de Llanes y Ribadesella, cuya organización va en función de la arquitectura geográfica de su paisaje. Al ser un río de suave torrentera, va entallado en un abierto valle y tapizado por un bosque de ribera donde predomina la arboleda autóctona. Además, este territorio tiene una belleza natural inigualable, con una variada vegetación por la influencia del ambiente climático húmedo de la zona, el cual proporciona una gran riqueza florística. El Guadamía constituye en sí mismo un museo natural y etnográfico al aire libre.

El río nace en la falda septentrional del pico Bacia, en el lugar denominado la Madre del Ríu y muy pronto, variando el curso en sentido norte, cruza bajo la autopista A-8, la AS-263 y más adelante la línea del FEVE, penetrando en una zona en cuyo paisaje está escrita la historia del uso de suelo y especialmente de sus 9 molinos de agua, cuyos vestigios se escalonan a lo largo de su curso Un senda surca la ribera amparada con varios puentes escalonados, algunos de origen medieval, que atraviesan su cauce comunicando las aldeas de su entorno. Este camino, a veces ancho y las más, convertido en sendero embarrado y escabroso, avanza alternativamente entre ambos municipios, siendo transitado desde tiempos inmemoriales por los lugareños de los pueblos limítrofes; Llames de Pría, Cuerres, La Pesa o Belmonte..."

De esta senda encontramos esta otra preciosa y precisa descripción en Entre Sueve y Picos, que vale par este nuestro cruce del Aguamía y sus riberas:
"Es un paseo que nos enamoró, muy peculiar, muy distinto a cómo nos lo imaginábamos. Nos cautivó por su enclave, su curso por prados , frondoso bosque  con distintas tonalidades de  verdes intensos a fosforitos. El camino va siempre al lado del río  siendo sorprendente y fascinante  como va cambiando su curso, pasa de fluir rápido, formando varias cascadas, grande poza, numerosos saltos de agua a bajar la corriente y parecer estancado conforme íbamos acercándonos al Mar Cantábrico. También cambia mucho la vegetación, atravesamos un pequeño bosque por un camino  de tierra y barro, arboles por doquier a cuyas ramas nos podemos agarrar y cuyas raíces  a flor de la superficie y del río se retuercen de forma pintoresca, todo ello cubierto de musgo.  A medida que nos acercamos a la Playa, la vegetación va siendo más pobre debido a la salinidad.  Se desemboca en la Playa Fluvial del río Guadamía, conocido también como el precioso  Fiordo de La Xatera"

Ese camino fluvial, que arranca una vez pasado el puente a la derecha, es también llamado la Senda de Samuel pues fue promovida por Samuel Cachero, vecino que luchó por preservar al río del vertido de purines y promovió esta ruta fluvial, la cual fue abierta por los mismos vecinos en trabajo comunal a sestaferia (sexta feria, es decir, el sábado) y es ideal si deseásemos acercarnos a la playa, evitando el asfalto y recorriendo preciosos parajes ribereños


Una señal nos informa que entramos en Cuerres. Del río y su ruta encontramos esta también muy bella descripción en otro blog muy a recomendar, La Magia de Asturias
"Es un río que tiene poco recorrido, quizás sea por esto que sus aguas parece que no quisieran llegar nunca al mar, dan vueltas retorciéndose entre los árboles queriendo recorrerlos todos, para que todos sepan que allí está y que es importante, tan pronto parece un estrecho riachuelo como luego se expande queriendo abarcarlo todo. Quiere decirnos que fue importante y nos muestra que en sus mejores tiempos asistió con sus aguas a varios molinos, hoy podemos ver algunos de ellos en ruinas. A pesar de ser pequeño y de poco trayecto también nos quiere hacer disfrutar de alguna pequeña cascada, también quiere mostrarnos su cara desde las dos orillas teniendo para ello que cruzar varios puentes de piedra medievales muy bonitos y otros de madera más actuales. 
Presenta una vegetación frondosa, con musgos, helechos y algas que crecen en el río queriendo alcanzar la luz, un bosque de árboles variados, desde un pequeño tejo (texu), avellanos, robles, encinas, laureles, abedules, nogales, castaños y hasta algún pomar en alguna finca de los alrededores, y todo esto con el sol queriendo penetrar por los pequeños recovecos que quedan entre los árboles, todo esto nos presenta un bonito colorido y desprende un olor que impresiona a los sentidos. 
Pero por muchas vueltas que el río quiera dar, al tener su desembocadura tan cerca, el fin tiene que llegar, aunque no sin antes presentarnos otra imagen diferente y no por ello menos bonita, en el último trayecto cambia su suelo de tierra para presentarnos un suelo arenoso que irá a más ya que a pocos metros nos enseñará su destino final, la playa de Guadamía otra maravilla de la naturaleza"

También Gracia Noriega hace glosa y semblanza de este río, su recorrido, características fronterizas y desembocadura en un acertado resumen plasmado en un par de concisas frases;
"El río Aguamía separa los concejos de Llanes y Ribadesella a la altura de Llames, donde se mete en estrecha garganta para desembocar en el sitio llamado Cueva Palomero. Gracias al río, la playa de Llames se prolonga hasta el interior y parece un fiordo de aguas tranquilas"

Cruzamos pues El Puente Mía y ponemos pie en tierras riosellanas dejando ya el concejo de Llanes, por el que entrábamos en el ya lejano Santiuste viniendo de Colombres (Ribadedeva) por La Franca. Ahora nos aguardan los pueblos de Cuerres y Toriellu, parroquia de Collera, a unos 8 kilómetros del histórico paso del Sella, uno de los grandes hitos fluviales del Camino de Santiago en Asturias



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