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sábado, 12 de agosto de 2023

EL PUENTE DE AMANDI, UN "PUENTE DE HONOR DONDE HABITA EL SOL": CRUCE DE CAMINOS DE PEREGRINOS A SANTIAGO Y A COVADONGA (VILLAVICIOSA, ASTURIAS)

El Puente Amandi

Este es El Puente Amandi, sito en la parroquia villaviciosina de este nombre, puente de un solo ojo, muy grande, de arco de medio punto, a veces llamado El Puente Romanu, aunque a decir verdad más bien es medieval, emplazado para salvar el vado donde El Ríu Valdediós o de Grases se encuentra con el Viacaba para formar el Llinares, también conocido como Ríu Amandi, y desembocar en La Ría o Ría de Villaviciosa

Peregrinos a Santiago, al otro lado El Molín de San Xuan

Este puente constituía el paso por el antiguo Camín Rial que, desde La Puerta'l Cañu, la principal de la antigua y desaparecida cerca o muralla de la Pola de Maliayo, actualmente Villaviciosa capital, La Villa, se dirigía tanto al sur, hacia el valle del Nora, comunicación con  la capital asturiana, como, desde su bifurcación de Casquita, al valle del Ríu España en dirección a la bahía gijonesa, siendo pues empleado por todos los peregrinos jacobitas del Camino de Santiago del Norte, que poco después habrán de decidirse entre cuál de las dos rutas tomar

El Puente Amandi tal y como lo ven los peregrinos a Covadonga, con el barrio de San Xuan al fondo

Asimismo, si bien en dirección contraria, El Puente Amandi es empleado también por los peregrinos de la famosa Travesía Andariega Xixón-Cuadonga, promocionada especialmente desde el año 1991 por la Tertulia Cultural El Garrapiellu, quien la señalizó en su totalidad entre los años 1992 y 1993 (poco antes que se señalizase el Camino de Santiago por aquí), si bien lleva mucho tiempo dejada de la oportuna atención institucional, lo que ha dado lugar a no pocos inconvenientes y problemas, a veces incluso creándose confusión entre ambos trayectos, a Santiago y a Covadonga

A pesar de ello, son muchos los peregrinos que realizan El Camín de Cuadonga, como también se conoce, por lo que será usual que nos encontremos con romeros que van hacia la Cueva la Santina, una senda con la que coincidiremos bastantes tramos, sobre todo si desde Casquita continuamos hasta Gijón/Xixón

El Puente de Honor

Este significativo puente es tan emblemático que todos los años su figura, reproducida, da nombre a un premio, el Puente de Honor, que se entrega todos los años coincidiendo con las fiestas de San Xuan, patrón de la parroquia, que se celebran al lado, en la orilla del río

"Dándome un poco de pisto" diré que este es el que tengo en casa, pues lo recibí en 2016

Camino de San Xuan y del Puente Amandi

El Puente Amandi se encuentra entre los barrios de San Xuan y de La Parra, al de San Xuan, justo antes del puente, se llega tras salir de La Villa por L'Alameda y salir a la Carretera L'Infiestu (AS-255), sustituta en este trecho del antiguo Camín Rial, en el barrio de El Palaciu, continuando por él, acera adelante, y llegar a la Casa de la Ballina, en el cruce con el ramal que, a la derecha, sube a la iglesia parroquial de San Xuan d'Amandi, la cual estimamos muy acertado visitar, joya del románico que guarda la memoria del paso de tantos y tantos peregrinos

Dicha iglesia la llegamos a ver desde el Camino, pues está a escasa distancia, al final de una corta cuesta adoquinada que sube desde las antiguas escuelas, fundadas en 1923 y ahora centro social vecinal, en el barrio de L'Algara


Pero el Camino como tal sigue de frente pasando junto a la citada Casa de la Ballina, sita en la finca de este nombre, que fue propiedad del Conde de Revillagigedo, grandiosa mansión con vistosas y enormes galerías acristaladas a los lados


Al abrirse esta Carretera L'Infiestu en 1862, el caserío de Amandi se extendió por aquí entre la parroquial y la capilla de San Xuan, hacia donde nos dirigimos, por ello las casas que estamos viendo son una mezcla de viviendas entre rurales, urbanas, obreras y burguesas edificadas en su mayor parte entre la segunda mitad del s. XIX y primeros del XX como consecuencia del desarrollo industrial de la parroquia


La carretera no vino rápidamente y fue objeto de disputas, a ellas y a su historia les dedica todo un apartado el arquitecto Juan José Pedrayes Obaya en su magnífico libro Villaviciosa de Asturias. Análisis urbano:
"En junio de 1846 el Ayuntamiento de Villaviciosa, tal vez enterado de las gestiones que se estaban llevando a acabo en Oviedo, solicitó ante el Gobierno Provincial la construcción de una carretera desde Villaviciosa a L'Infiestu pasando por Cabranes. Poco después recibe una comunicación del Jefe Político de la Provincia en la que demanda su cooperación y ayuda al ingeniero Pedro Severo Robles, que en esos momentos se desplazaba a la provincia, para proyectar la carretera de Ribadesella a Tarna. El Ayuntamiento acordó destinar los fon dos sobrantes del arbitrio de la carretera a Oviedo para pagar los gastos que ocasionase el proyecto del trazado. Este se debió de 4realizar sin mayores contratiempos. En 1849 fueron ejecutadas unas obras en la canal del molino de la Ferrería en Amandi, en el acuerdo Municipal se hacía mención a que por este punto estaba trazada la carretera a L'Infiestu.

Sin embargo las obras no comenzaban, en 1853 el Diputado a Cortes del Distrito, José Agustín Argüelles, comunicó al Ayuntamiento la concesión, a la vista de una solicitud suya, de una Real Orden  del 27 de Septiembre de ese mismo año por la que eran destinados 20.000 reales al mes para la construcción de la carretera, a la vez que invitaba al Ayuntamiento a contribuir económicamente. El Ayuntamiento dio las gracias y le notificó su fondos para invertir en las obras."

Dice seguidamente Obaya que no era ese un momento propicio para acometer grandes obras de infraestructura ni proyectos, pues llegando 1854 Asturias entró en su mayor crisis de la centuria. lo que provocaría una gran agitación social, encarrilada durante el llamado Bienio Progresista:
"En los primeros meses de 1854 se intenta la formación de una comisión constituida por representantes de los Ayuntamientos de Villaviciosa, Casu, Piloña y Cabranes para hacer llegar a la Reina una comunicación sobre la necesidad que tenían dichos concejos de que diesen comienzo las obras. Uno de los motivos alegados fue el de "remediar la miseria que se experimenta en estos concejos debido a la escasez de cosechas". El Gobernador también trataba por esas fechas de empezar su construcción; para ello envió un oficio al Ayuntamiento donde instaba a la Corporación a superar todas las dificultades. Pero no será hasta 1856 cuando se hagan las primeras gestiones para sacar a subasta las obras. comenzando éstas en el verano de 1857. En el mes de noviembre continúan las obras, y en 1858 es destinada parte de la prestación personal (satisferia) de varias parroquias a la carretera (esto parece indicar que el ritmo de las obras había decaído). A finales de 1858 las obras estaban paralizadas y el Ayuntamiento trató a través de los diputados de la zona, e incluso de José Caveda y Pedro Pidal, conseguir su continuación. Pidal escribió  al Ayuntamiento anunciando el reinicio de las obras. reanudándose éstas en la primavera del año siguiente. No hubo más contratiempos, en mayo de 1862 la obras llegaron a La Torre y el Ayuntamiento solicitó la prolongación de la carretera hasta la Plaza de Fuera'l Cañu"

Al abrirse esta carretera al tráfico, casi coincidiendo con la de La Pola (y luego a Oviedo/Uviéu, hoy AS-267), que pasa por La Parra (al otro lado del Puente Amandi), construida entre 1839 y 1852, se creó en este ramo de La Villa a Amandi un extrarradio lineal de traza muy urbana, entre obrera y burguesa, pues había industrialización incipiente, al que pertenecen estas casas, el cual se extiende  desde Fuera'l Cañu a El Sur, ya en Amandi, junto a L'Alameda., y continúa por El Palaciu a San Xuan, que vemos al fondo, saltando luego el puente hacia La Parra, donde hubo incluso una mina de carbón


El enlace de Villaviciosa con L'Infiestu, otra gran población de raigambre ganadera, hizo prosperar el tránsito de tratantes entre ambas poblaciones y sus mercados, acaparando el trasiego de gentes de las parroquias rurales hacia los mismos. El de La Villa estuvo en el arrabal de Fuera'l Cañu antes de trasladarse al nuevo Mercado de Abastos, inaugurado en 1905. Por esta razón, en esta transitada nueva carretera abrieron varios establecimientos, tal que aquí fueron el Chigre de Juanito y el bar La Campanona


La Campanona estuvo aquí, en la última casa de esta fila, construida en el año 1894 y de llamativa fachada de brillantes azulejos de color verde oscuro, con línea de galería en el piso superior


He aquí la fecha de construcción


Aquí desaparece la acera de la derecha pero continúa por la izquierda, donde están los terrenos y edificios de la Residencia Miyar-Somonte, inaugurada en 1985 y que es toda una institución en esta parroquia de Amandi


A nuestra derecha, junto al río Llinares, que forma la Ría de Villaviciosa, está el Molín d'Aurelio, datado en la segunda década del siglo XX y de dos plantas, abajo la de las dos muelas y arriba la de la fábrica de chocolates La Ballina que aquí existía, uno de los exponentes del desarrollo industrial de la parroquia, sito en la finca de ese nombre, "propiedad de don Ángel Fernández, cuyo renombre se ha extendido por toda la península y por las Américas, con quienes sostienen importante comercio", informaban en 1928 en Villaviciosa y su progreso, obra de Víctor Vallín Martínez y de Gerardo Fernández Moreno


Otras industrias famosas en esta parroquia fueron la Mantequera de Amandi o la antigua fábrica de Sidra Industrial Pinín de Luciano Sierra, el servicio de automóviles de alquiler de José Collada, uno de los primeros representantes también de las cervezas del Águila Negra allá por las primeras décadas del siglo XX, o la Panadería de José G. Basurto


La Residencia Miyar Somonte, que abrió sus puertas el primero de octubre del año 1985, se fundó según las últimas voluntades de D. Maximino Miyar García, natural de Amandi, "que había dejado sus bienes con este fin", según leemos en la propia página de la entidad


Casado con Palmira Somonte, el apellido de su mujer figura también en el nombre de esta residencia. El 5-9-2010 y con motivo de su 25 aniversario, la corresponsal de La Nueva España Mariola Menéndez publica Manos de plata para Amandi, repasando su historia, si bien da otra fecha inaugura, el 7 de septiembre de 1985:
"Han transcurrido ya veinticinco años desde que se hiciera realidad la última voluntad de Maximino Miyar y Palmira Somonte. El matrimonio no tuvo descendencia y donó su herencia a la parroquia de Amandi con el cometido de crear una institución benéfica que estuviese al frente de una residencia de ancianos. Miyar dejó constancia en su testamento de su deseo de que una comunidad de religiosas gestionase el geriátrico.

Este maliayés fue emigrante en La Habana (Cuba), donde se dedicó a la manufactura tabaquera. A su regreso a Asturias se instaló en Gijón y fundó una fábrica de vidrios. Miyar falleció en 1940 y su esposa renunció al usufructo de los bienes de su marido y unió los suyos para este fin. La Fundación se creó el 8 de agosto de 1969 y un año después moría Palmira Somonte; pero habría que esperar cuatro años más para el inicio de la construcción de la residencia. Su puesta en funcionamiento se fue demorando por diversas razones hasta que finalmente se inauguró el 7 de septiembre de 1985 con la llegada de la comunidad de religiosas carmelitas de la Caridad de Santa Joaquina de Vedruna. El primer presidente del patronato fue José García-Bernardo de la Sala."

Este es el cruce en el que está el puente que comunica la AS-255 con la AS-267, inaugurado en el año 2008. Nosotros seguimos todo recto, de frente por la acera, hacia el barrio de San Xuan


El núcleo de San Xuan se extiende entre la carretera y El Puente Amandi, al que se llega por el trazado del antiguo Camín Rial, el cual tomaremos a la derecha, cruzando el paso de peatones con semáforos sito frente a la entrada de la residencia, donde dejaremos la AS-255. Más a lo lejos, sobre las vegas de los ríos Viacaba y Valdebárcena, que se unen a sus pies, La Cuesta Llavares, también en Amandi


Dejamos a nuestra izquierda el portón de acceso a la Residencia Miyar-Somonte, de la que continúa escribiendo Mariola Menéndez en su artículo lo siguiente:
"El papel de los socios protectores ha sido fundamental en la historia de esta entidad. Carlos Capellán, párroco de Amandi y miembro del patronato, asegura que los primeros beneficiarios de la residencia fueron «mayores a los que por sus pensiones y situación familiar hubiera sido muy difícil sostener». Y agrega que «no quedó ni un solo vecino que no fuese socio protector».

En estos veinticinco años han pasado por la residencia 536 personas, incluidas las 102 actuales, para las que habrá un recuerdo con motivo de la celebración de esta efeméride. La directora del geriátrico, María Isabel Collado, destaca la filosofía que siempre ha imperado en esta institución: «A las personas, con sus deficiencias y necesidades, se les procura dar una vida normal, como en casa, y hay una gran relación con las familias». Tanto Collado como Capellán coinciden en afirmar que a lo largo de estos años han observado cómo ha pasado de primar el perfil de residente que se vale por sí mismo, aunque necesite ayuda, al anciano que requiere unos cuidados más especializados. Ahora, el principal reto de la institución es obtener la acreditación y certificación del Principado.

 Carlos Capellán hace hincapié en la labor desarrollada a lo largo de estos años por la comunidad de monjas carmelitas, que «sólo han percibido el salario mínimo, independiente de su cargo, y la Seguridad Social hasta los 65 años"


Abajo están la recepción, el recibidor, la sala de dirección, la capilla, la peluquería, el tanatorio, la sala de reuniones, almacenes y otras dependencias. En las siguientes plantas son las habitaciones y otros equipamientos tales que salas de limpieza, rehabilitación, salas de estar, cocina, despensa, comedor, etc. En el último piso se encuentran las dependencias de la comunidad religiosa, que incluyen una farmacia "donde se gestionan y organizan los tratamientos médicos de los residentes"


Como hemos dicho, cruzamos aquí el paso de peatones para continuar por el Camín Rial, aquí calle de San Xuan, que vemos a la derecha


Aquí tenemos la sidrería La Regatina, con su hermoso edificio de terraza exterior y columnas metálicas, donde paran numerosos peregrinos


Más allá de las casas de San Xuan, en la carretera y por lo tanto fuera del Camino, existe otra institución gastronómica, nos referimos a la Sidrería Casa Cortina, antiguo Restaurante Amandi, sito a escasos metros del Llagar Cortina, donde se elabora la sidra de este nombre y donde pueden hacerse visitas guiadas por sus instalaciones


El restaurante y el llagar se encuentran pues muy cerca, nada más pasar la curva de la carretera. Esta es su historia, sacada de la propia página web de Sidra Cortina:
"Celestino Cortina Cuadra, fundador de Sidra Cortina, destacó en vida por ser un hombre emprendedor y entusiasta. Huérfano de padre desde los 7 años, con su madre y abuelos colaboró desde bien joven en las labores del modesto lagar familiar («el Llagar de la Nonzalera»). Apañar manzana, ir a por agua al río para lavar los toneles, o cortar llagares, todas ellas tareas habituales para él desde bien niño. 
Con tan solo veinte años, toma las riendas del llagar su hijo Eloy, auténtico artífice de la expansión de la marca familiar. Eloy multiplica la producción e incorpora progresivamente avances tecnológicos, siendo pionero en la automatización de las líneas de embotellado y prensado. También comienza la apertura de nuevos mercados. Madrid o Bélgica son desde finales de los años 70 puntos de venta de sidra Cortina. 
Casado en 1950 con Palmira Noriega Torre (Tonel de Oro en Gijón 2009) criada en el chigre-tienda de sus padres en Bayones, fue en 1952 cuando decidió apostar fuertemente por un negocio en el que pocos creían por aquel entonces, «la sidra». En Solares de Coru (Villaviciosa), «la aldea más guapa de Asturias» nace su nueva enseña «SIDRA CORTINA». 
Con el paso de los años, la calidad de su sidra comenzó a darle la fama merecida. Eran años difíciles en los que el mercado era muy reducido, pero antes de su prematuro fallecimiento Sidra Cortina ya figuraba en el selecto grupo de las mejores sidras naturales asturianas. 
El 5 de febrero de 2001, se inaugura en Amandi el «Llagar de la Ferrería». Un hito en la historia del mundo de la sidra asturiana por ser el primer lagar moderno de Asturias en el que se abren paso Pablo y Tino, los dos hijos de Eloy. Una nueva generación de lagareros. 
Y así hasta hoy, desde este enclave privilegiado de Amandi donde se fusionan tecnología y tradición, nuestras manzanas mayadas año tras año siguen su curso habitual y se convierten en nuestra afamada sidra."

Salvo que queramos comer en su restaurante o visitar el llagar, nosotros, recalcamos, dejaremos aquí la carretera para tomar el trazado original del Camín Rial, aquí llamado calle de San Xuan, que atraviesa todo este barrio hacia la capilla de esta advocación, poco primero del Puente Amandi


El azulejo de la concha confirma que vamos por la ruta adecuada, pues forma parte de la señalización oficial del Camino de Santiago


Es todo una larga fila de casas unifamiliares, unas de solo una planta y otras de dos. El Camino va distanciándose de la carretera, por lo que las primeras se extienden entre ambas vías


Antaño, mucha gente acudía a San Xuan para hacerse con les madreñes del famoso Eladio'l Madreñeru, que tenía aquí su taller de fabricación, cerca de Casa Tana


La mayor parte de las casas de San Xuan se extienden a la izquierda de la calle, en dos hileras, esta es la primera, que llega hasta la calleja perpendicular a esta, en cuya esquina vemos el taller de Cristalum, de carpintería de aluminio, donde comienza la segunda


En la vereda de la derecha crece una preciosa rosaleda. La calle baja ligeramente


La calle se llena de banderines durante las fiestas de San Xuan, pues al fondo, cerca de la capilla de este santo, que enseguida empezaremos a ver, es donde se celebra la romería con su tradicional foguera, al lado mismo del puente


La rosaleda, y una mata de arbustos, se extienden hasta una de las pocas casas existentes a la derecha de la calle  


Aquí está el portón de su finca. Ya en 1928 en Villaviciosa y su progreso se decía que "Últimamente, se han reconstruido multitud de casas-viviendas, levantándose de nueva planta Las Escuelas y varios edificios particulares."


En cuanto a calles y caminos dice que "Está unido Amandi con el resto del Concejo, con las carreteras de Villaviciosa a Infiesto y la de Villaviciosa a Las Segadas. Cuenta con buenos caminos rurales y el vecinal de La Parra a Casquita", es decir, el camino con el que enlazaremos tras cruzar El Puente Amandi y seguidamente la carretera AS-267


Esa otra carretera estuvo a punto de pasar por aquí, se trataba de un proyecto de 1839 que se puso en marcha en 1845 cuando el villaviciosino Pedro José Pidal era Ministro de Gobernación. Las obras avanzaron a buen ritmo hasta que al llegar a La Parra varios vecinos de Amandi "y dos grandes propietarios, Juan Hevia Antayo y Pedro Peón Vereterra, trataron de llevar la carretera por el antiguo camino a Gijón y a Oviedo", es decir, este, tal y como explica en su libro Pedrayes Obaya, llegando a escribir a la reina Isabel II. La carretera terminaría pasando por donde estaba proyectada y por donde va ahora, por Les Baragañes, pero la disputa no llegó a zanjarse hasta 1850 por Real Orden, acabándose sus trabajos en 1852


Empieza pues aquí la segunda fila de casas de San Xuan, en el taller de Cristalum, sito en el bajo de esta vivienda, que hace esquina con la calle lateral que comunica con la AS-255 cerca del Restaurante Casa Cortina


De haberse realizado el cambio de trazado de la Carretera La Pola o AS-267 por aquí la unión con la Carretera L'Infiestu o AS-255 se habría efectuado pues en este lugar


Aquella reforma del proyecto viario llegó a dividir al mismo Ayuntamiento, pues dice también Obaya que el Jefe Político de la Provincia le solicitó un informe en el que "se muestran la disparidad de criterios e intereses de la Corporación" , pues resultaba que algunos firmantes de la petición de cambio eran mismamente regidores del Ayuntamiento o familiares de los mismos


Se alegaba que si se hacía pasar la nueva carretera por aquí se evitaría construir dos puentes, por lo que saldría mucho más barata, además de tener peor conexión con la de Colunga. Sin embargo el regidor Bernardo de la Concha rebatió estos y otros argumentos y acusó a Juan Hevia y a Pedro Peón de ser los instigadores de la solicitud para revalorizar terrenos que serían edificables, pues el segundo además era propietario de fincas junto a este Camino


Más allá de los muros de la derecha, vemos, parcialmente, oculta en gran parte por las arboledas de su finca, La Casona de Amandi, espléndido hotel que es referencia del turismo en Villaviciosa en lo que es una mansión de mediados del siglo XIX con reformas posteriores, declarada edificio singular en 1991


Más arriba el monte de Bozanes, también en Amandi, sobre el Ríu Valdediós en su unión con el Viacaba, es decir, sobre el mismo Puente Amandi o Puente de San Xuan, donde se unen estos ríos y valles


A nuestra derecha, en una de las fachadas, placa con el nombre del barrio de San Xuan entre filigranas decorativas del disco solar


A continuación Casa Pepe, con bodega-garaje y hórreo. Al fondo, donde la calle acaba esta suave bajada, ya vemos la capilla de San Xuan


Al pasar delante de Casa Pepe habríamos de fijarnos en el hórreo


Y es que allí, en les colondres, las tablas que componen la pared de la derecha, hay una hermosa miniatura de una panera


Allí, en la capilla de San Xuan, los peregrinos a Santiago será donde se crucen con los de Covadonga en la ruta que sale de la villa gijonesa por Cabueñes y Deva (Senda del Ríu Peñafrancia) y de allí prosiguen, por un itinerario bastante aproximado al Camino de Santiago, aunque no siempre coincidente, hasta aquí, donde se separan definitivamente ambas rutas


Muchos de los romeros "que van ver la Santina" hacen un final de etapa aquí, en Amandi, por lo que es usual encontrárnoslos en este Camino en dirección hacia algún alojamiento en la parroquia o en La Villa 


Aquí está por ejemplo la Casa de Aldea El Puente de Amandi, en una de las casas sitas a nuestra izquierda. Después de ella hay un portón y un muro que cierra un terreno hasta el caserón de La Quintana


Enfrente de La Quintana está el cruce de la capilla de San Xuan, en la que se custodia la imagen del santo patrón de la parroquia que, el día de la fiesta, se llevaba en procesión a la iglesia parroquial, regresando la imagen luego a este su santuario, siguiendo esta calle que es el trazado del viejo Camín Rial, del que, a mediados del siglo XIX, diría Pascual Madoz en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar:  
" en cuyo tránsito encuentra el viajero pintorescas y agradables vistas, tanto por sus diversas y fondosas arboledas, cuanto por la variedad que ofrecen las tierras destinadas a prados y cultivo’

La capilla, pequeña y de aires dieciochescos, se encuentra en medio de una ancestral encrucijada caminera que nos lleva a transcribir la descripción que hace del lugar el blog Desde la Oliva:
"Yo sé donde habita el sol, en Amandi, en un lugar mágico, en uno de esos ‘centros del mundo’; en uno de esos sitios donde la naturaleza te deja atónito, donde confluyen una serie de circunstancias que lo hacen apacible y sereno y donde el murmullo del ambiente se impone plácidamente; no hay viento, casi todo está quieto o se mueve despacio, como las hojas al caer de los árboles, y te sientes tranquilo y relajado; en un lugar recogido, en un prado arropado por la confluencia de dos ríos –el río Valdediós y el río de Amandi que se unen para formar el río de la Ría o de Linares-, no lejos de una fuente, a los pies de una de las cuatro capillas que posee la parroquia, la de San Juan Bautista, alusiva y dedicada. Así describe Fermín Canella ese valle: 'Del Arbazal brota el riachuelo, que atraviesa el concejo en toda su longitud, y aumentado por uno y otro lado con arroyos como los de Grases, Soto, Viacaba, Remolina, Españadal, Profundo y más en Amandi, se llama Linares y forma enseguida la ría del Puntal'. Y bordeado ese delicado espacio, suavemente, cansado, está el viejo camino, al que le cuesta elevarse sobre el lomo del puente para cruzar el río, y cuyo origen hay que retrotraerlo, como muy tarde, a época medieval, a la puesta en marcha del Camino de Santiago. Y de ahí hacia atrás. De hecho, era una de las vías de comunicación principales que aún en el primer tercio del siglo XIX, servía para comunicar el valle con la capital, pasando en el lugar de referencia, por ‘antiguo puente"

La referencia a Amandi como el lugar "donde habita el sol" hace referencia a la fiesta de San Xuan, el solsticio de verano, cristianización de cultos solares cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos:
"Es difícil saber, a fecha de hoy, cuál es el origen, en general, de las fiestas de San Juan y de las de Amandi en particular. En cualquier caso, es evidente que esa advocación y de fe cristiana, coincidente además con el solsticio de verano, representa una tradición pagana. Representa una manifestación más de lo que Frazer denomina “fuegos del solsticio estival” (...)
En la mañana de San Juan, les Xanes salen a peinar sus cabellos de oro a los rayos del sol naciente, los Cuélebres se enroscan y duermen; entonces, las princesas que están encantadas en la fuente del Alisu, en un palacio de cristal, aprovechan el sueño del guardián para ir al Pico del Castro a limpiar la cadena de oro que le circunda; y al regreso, después de coger en el cotollar florecillas silvestres para tejer coronas y ceñirlas a sus sienes, en el camino de la Llana, danzan ágilmente, corren de un lado a otro respirando el aroma delicado que flota a su rededor, y juegan a los bolos con bolas de oro y marfil. 
‘Y si durante el sueño del Cuélebre algún mortal introduce una medalla en el ojo de la fuente, se suspende momentáneamente el encanto; las princesas, llenas de alegría porque van a conseguir la libertad, hacen que su libertador se acerque con ellas a la fuente y le dicen: 
‘- Toma nuestra riqueza y danos tu pobreza. 
‘Y si en aquel momento no les entrega un objeto bendito, despierta el Cuélebre, y las princesas vuelven otra vez a su encantamiento.’

Los peregrinos a Covadonga siguen, desde la capilla de San Xuan hacia la izquierda, pues, separándose ya del Camino de Santiago definitivamente, se dirigen por allí a Valbúcar para encaminarse a las umbrías del Ríu Profundu y, por Les Vegues de Fuentes, subir a Coru y a continuación a Breceña, donde Casa Piloña con su albergue, El Colmado, los acoge, así como, no mucho más allá, en Sietes, lo hace Casa Prida


Los peregrinos a Santiago, por su parte, seguirán la señalización del Camino Norte, que les indica ir a la derecha. Ambos compartían, poco más allá de este cruce, un emblemático albergue, La Ferrería, en la casa del antiguo molino de este nombre


Unos y otros podrán ver en la fachada de La Quintana una representación de San Juan Bautista, patrón de Amandi, a cuya advocación se acogen tanto la capilla como la iglesia parroquial


Todos coinciden aquí, en la capilla, llenando sus cantimploras de agua en La Fuente San Xuan, sita en su parte posterior. A sus lados sendos bancos de piedra invitan al solaz y al descanso


La capilla de San Xuan tiende a la planta cuadrada, pero se alarga de forma rectangular con su pórtico, adosado sobre la portada y bajo la espadaña del campanario, sostenido sobre columnas y donde más de una vez nos hemos refugiado de un inesperado aguacero


Enfrente son las casas de la finca La Llonga, a un paso de La Ferrería, lugar del cercano barrio de Valbúcar antaño célebre por sus ferreros o herreros. Su molino fue el último que dejó de moler en este río Llinares o Viacaba


Este santuario fue declarado en 1991, como la Casona de Amandi, edificio singular. Como hemos dicho de aquí el Camino de Santiago continúa a la derecha, hacia El Puente Amandi y La Parra


En este poste junto al muro norte del santuario vemos las placas que marcan los caminos a seguir para ir a Santiago, a Covadonga, y a la ermita de San Clemente, en Llavares, así como la proximidad al albergue


Antaño en la romería de San Xuan además de fiesta había una concurrida feriona de productos del campo y aperos de labranza...angazos, trientes, macones, goxes, madreñes... cuya fama resonaba en toda Villaviciosa y conceyos de la comarca


A su derecha, La Casona de Amandi fue construida sobre los muros de una antigua ferrería a mediados del siglo XIX por deseo de Obdulio Fernández Pando, uno de los fundadores de la famosa Sidra El Gaitero y gran benefactor de Villaviciosa, dentro de la extensa quinta de La Ballina. El 27-2-2007 la periodista de La Nueva España Covadonga Jiménez publica el artículo Más reluciente que nunca dedicado a la restauración del monumento a Obdulio, La Manzanera, (el cual vimos en La Villa al pasar por El Ancho siguiendo el Camino), en el cual plasma esta su benefactora biografía:
"Obdulio Fernández Pando (1.858–1.927) natural de la parroquia de Cazanes, tras su regreso de Acapulcofue uno de los grandes valedores de la actividad empresarial de Villaviciosa, a través de la gerencia de Valle, Ballina y Fernández, S. A. Colaboró en el acondicionamiento del cementerio de Amandi, donó la escuela de Cazanes y realizó una destacada aportación para la construcción de la de Carda, al tiempo que realizaba donaciones constantes para el mantenimiento del Colegio San Francisco y la nueva sede el Ateneo Obrero. Su gran obra fue la edificación de las escuelas graduadas, cubriendo así el desarrollo de la actividad de la enseñanza para todos los niños y niñas de la Villa. Varios artículos de la prensa de la época ensalzan su figura. «El Progreso» lo señala como uno de los hombres que ha conseguido elevar «a rango universal» el nombre de Villaviciosa. A su muerte, el 28 de julio de 1927, se constituyó una comisión que planteó erigir un monumento en su memoria y dedicarle una calle. El Ayuntamiento aprobó la propuesta en pleno apenas un mes después de su muerte y encargó la ejecución del conjunto escultórico al valenciano Benlliure, que costó 68.887 pesetas de entonces. La obra fue inaugurada oficialmente el 12 de septiembre de 1932, ante una multitud de vecinos y visitantes, en plenas fiestas del Portal, siendo alcalde en funciones Rafael Zaldívar Rivero. Desde entonces el bronce original de «La manzanera» luce en un emplazamiento privilegiado, en pleno casco histórico de la Villa."

A principios del siglo XX se añadieron a la construcción original dos galerías acristaladas, una de ellas sostenidas por columnas de hierro y orientada al sur (a la izquierda de la foto):
"con vistas a un espléndido jardín con glicinias, tilos, abetos, tuyas, una gran secuoya y una pradera de casi una hectárea, donde disfrutar plenamente de la naturaleza en un lugar privilegiado en el corazón de Asturias."


Una verja separa el actual hotel del Camino. En la página de La Casona de Amandi nos informan además que "el interior de la casa está repleto de rincones con historia", tal que estos:
"Antigüedades como pianolas, cómodas y arcones, habitan sus estancias. Cada una de sus habitaciones nos ofrece una experiencia propia. La galería es la paz hecha rincón, donde se recoge y celebra la salida y puesta de sol cada día, proyectando su luz y brindando su calor a cada una de sus estancias.

El porche, fabricado con madera natural, donde poder realizar celebraciones íntimas, es la conexión perfecta entre interior y exterior, un lugar donde se encuentra la transición entre lo acogedor del caserón y la conexión con la naturaleza que baña su jardín."

Pionera del turismo rural en Asturias, la escritora, especializada en viajes, Marta Salhelices, la incluye entre Las casonas de indianos más 'hermosas' de la cornisa cantábrica, tal y como titula su artículo, de fecha 16-3-2020, para Traveler.com, en el que aporta más datos sobre su historia:
"Confiesa Bárbara Bucero, copropietaria desde hace seis años de La Casona de Amandi, que aún les queda mucho por investigar sobre la historia que envuelve a este edificio, declarado singular en 1991. Varias son las versiones que han de contrastar todavía acerca de sus dueños primigenios, que "creemos eran de aquí, de Villaviciosa, y viajaron a México, donde tuvieron una sombrerería en 1860", en palabras de Bárbara.

Destaca en esta casona asturiana de color albo su inmensa e impoluta galería original, restaurada con precisión y sujeta por columnas de hierro. Y sus espacios están repletos de antigüedades, ya que antes de que fuera un hotel, en la también conocida como Quinta La Ballina, vivió una familia de anticuarios, por lo que podemos encontrar pianolas, muebles del siglo XVIII y grabados del románico asturiano.

También inmenso (de nada más y nada menos que 11.000 metros cuadrados) es el jardín francés al que mira la galería, que se convierte para el viajero en una atalaya de lujo –equipada con coquetos y contextualizados asientos de mimbre– desde la que observar desde las alturas y con nostalgia los árboles centenarios que rodean el edificio.

Situada en Amandi, en el concejo de Villaviciosa, a La Casona de Amandi (de tan solo nueve habitaciones) asentada –entre prados y huertos– en la vega del río Valdediós, el huésped viene sobre todo en busca de la tranquilidad, tal y como nos revela Bárbara, pero también se encuentra con una gastronomía sostenible basada en el producto de cercanía y ecológico: “el pescado llega a diario del puerto de Tazones y las frutas y verduras de las huertas asturianas, por ello nuestro menú degustación del fin de semana (de cinco platos) y las cenas del hotel (de tres) varían dependiendo de lo que dispongamos cada semana”.

La Casona de Amandi es uno de los establecimientos que se integran en la marca Casonas Asturianas, los cuales "aúnan belleza y tranquilidad del entorno, singularidad arquitectónica, calidad de equipamientos y servicio esmerado y gestión profesional", como bien escribe la periodista Elena Casero para el periódico La Nueva España el 18-3-2019 con motivo del 25 aniversario de esta iniciativa:
"La Marca de Calidad Club de Calidad-Casonas Asturianas celebra este 2019 su primer cuarto de siglo de existencia siendo todo un referente a nivel nacional gracias a su originalidad y eficacia promocional, que se ha consolidado como sinónimo de confort, prestigio, encanto, amabilidad y, cómo no, asturianía. La marca fue creada por el Principado en 1994 con el objeto de diferenciar a un segmento de la oferta hotelera que por su singularidad y niveles de calidad, así como su ubicación, equipamiento y excelente servicio se distingue de sus competidores, apoyando el liderazgo de la región como destino turístico del norte de España.
En la actualidad los hoteles de Casonas Asturianas son mucho más que meros alojamientos. Se trata de proyectos y filosofías de vida que hacen que el viajero se sienta como en su casa o como en la de sus mejores amigos, en un entorno cuidado, apacible y único. Varios son los aspectos que convierten la estancia en estos establecimientos en momentos inigualables: desde una arquitectura singular y, en algunos casos, histórica y de gran valor patrimonial, a un trato exquisito, impecables instalaciones, una gastronomía de excepción y un entorno de ensueño. Realmente, poco más se puede pedir. 
Para que los establecimientos puedan utilizar la marca Casonas Asturianas, la cual es propiedad del Principado, deben contribuir a la sostenibilidad y calidad del turismo en el destino aplicando estrategias y modelos de gestión que los hagan más competitivos, integrando preocupaciones ambientales y sociales y generando experiencias positivas a huéspedes y clientes con garantía de calidad de servicio.  
Al adscribirse a la marca, estos adquieren un compromiso de calidad, excelencia, sostenibilidad y responsabilidad social tanto de cara a sus clientes como para con sus empleados y ante la comunidad autónoma. Asimismo, adquieren un compromiso con el medio ambiente, adoptando estrategias de prevención y gestión responsable y sostenible. 
Los establecimientos que soliciten el uso de la marca deberán reunir los siguientes requisitos básicos considerados como barreras de entrada: tener al menos un año de antigüedad en el Registro de Empresas y Actividades Turísticas; estar autorizados como hoteles u hoteles rurales, excluyendo los hoteles-apartamentos y cualquier otra clase o modalidad de alojamiento. Si se trata de un hotel, deberá estar situado en un entorno rural y en ambos casos la capacidad del establecimiento no podrá ser superior a las 20 habitaciones. Asimismo, el gerente de la empresa deberá tener al menos un año de experiencia probada en gestión de establecimientos turísticos y no podrá haber sido sancionado por infracción turística durante el año anterior a la solicitud. Asimismo, el negocio deberá realizar actividades orientadas a la mejora medioambiental, de acuerdo con el valor de los recursos naturales de la zona y las posibilidades de éstas. 
En cuanto a los requisitos técnicos, el edificio deberá responder a las características propias de la arquitectura tradicional asturiana, encontrándose en óptimas condiciones de conservación. Asimismo, se podrá autorizar el uso de la marca a aquellos establecimientos de alojamiento turístico que se ubiquen en edificios que, aun no respondiendo a la arquitectura tradicional asturiana, presenten singularidades arquitectónicas que justifiquen el uso de marca. 
Evaluación 
Para la obtención de la autorización para utilizar la marca, el establecimiento deberá someterse a una evaluación notificada de instalaciones, equipamiento y gestión y a una auditoría de servicio, no notificada, realizada mediante el método del "turista anónimo" o "cliente misterioso". Para conseguir una evaluación favorable es necesario un resultado satisfactorio en ambas auditorías y, para superar cada una de las auditorías, es preciso obtener una puntuación que acredite el cumplimiento mínimo del 80 por ciento de los requisitos establecidos. Este sistema de evaluación permite garantizar la calidad sobresaliente tanto del servicio como de las instalaciones de los hoteles miembros de Casonas Asturianas."

A un lado la casona y al otro la capilla, de la que vemos ahora su entrada principal, de arco de medio punto y un gran pórtico en relación con el tamaño del edificio, con sus dos pétreas columnas y rodeado de flores


Aparte del cruce de los caminos a Santiago y a Covadonga, de aquí parte la citada ruta a la capilla de San Clemente, de la que escribe para La Nueva España el 14-1-2019 el corresponsal Vicente Alonso:
"Los vecinos de Amandi, en Villaviciosa, inauguraron hace pocos meses la ruta de senderismo desde la Capilla de San Juan, pasando por La Ferrería, La Roza y Ximanges, hasta Les Pasaderes de San Clemente. En esta zona también colocaron una pequeña capilla en honor a San Clemente en recuerdo a la que existió siglos atrás, según atestigua el testamento de Ordoño I, rey de Asturias entre los años 850 y 868. También el archivero de la catedral de Oviedo, Agustín Hevia Vallina, en uno de sus escritos, da fe de la existencia de una capellanía de San Clemente en Amandi.

La iniciativa partió desde la asociación cultural y de festejos Puente San Xuan D'Amandi. Pero una de sus vecinas tenía la ilusión de donar una réplica lo más exacta posible del San Clemente Romano, Papa y mártir, y tercer sucesor de San Pedro. Y no fue otra que la entusiasta María Fernanda Campa, natural de esta parroquia maliayesa, y vecina ahora de Valencia.

"Para mí es muy significativo, y un orgullo, que los vecinos me hayan dado la confianza de poder entregarles una imagen de San Clemente. La encargué expresamente en un taller artesanal de imaginería religiosa de Olot. Tras un largo viaje, pasando por Murcia y Valencia, por fin llegó a Amandi, donde pude entregarla a mis vecinos. En la donación también hay una gran carga sentimental hacia mi tierra", explica Campa, siempre orgullosa de haber nacido en Amandi, a donde vuelve varias veces al año.

Desde la asociación vecinal quieren mostrar su agradecimiento a esta entusiasta vecina: "fue uno de esos días en los que nuestro pueblo se siente orgulloso de sus vecinos".

A la ceremonia de entrega del San Clemente para la mini-capilla de Les Pasaderes asistieron numerosos vecinos de la localidad, para los que también fue muy significativa la colocación de la imagen. "Recuperamos así una parte más de nuestra historia y cultura. Sin duda, capillina y santo realzan el entorno de Amandi", apuntan los vecinos, agradecidos a María Fernanda Campa."

De un tiempo a esta parte, en concreto desde el año 2015, allá por el mes de octubre, los vecinos recuperaron aquí la fiesta de los Remedios, que llevaba unos cien años sin celebrarse, así como una feria de productos locales que emulaba a las que antaño dieron renombre a Amandi. Esta es la crónica de una de ellas, publicada el 10-10-2019, en el diario digital VillaviciosaHermosa:
"Amandi, Villaviciosa, celebró ayer la fiesta en honor a la Virgen de los Remedios. Una festividad que llevaba más de un siglo sin celebrarse, siendo recuperada hace tres años por la Asociación Cultural y de Festejos Puente San Xuan d’Amandi, que también contó con un mercado otoñal
Los festejos celebrados a media tarde  comenzaban con misa   en la Capilla de San Juan  oficiada por el párroco local Carlos Capellán Montoto,  seguida de la procesión con la Virgen  hasta el puente de San Xuan con  la participación de más de medio centenar de vecinos 
“Este año estrenamos  cruz para la procesión tras su  restauración por nuestra asociación Esta fue donada hace mucho años  para cruz de altar de la capilla, por el jesuita  ya fallecido, ‘ Minín’ Barredo, nacido aquí en  la Roza,  Amandi”, explica el presidente de la entidad, José Antonio Fernández Costales. 
Tras los actos religiosos, en el entorno de la capilla,  se celebró  una exposición de artesanía local y  feria del  ‘dia d'octobre’. Un mercado como los de antaño  donde con la aportación de los propios vecinos se  podían ver  artesanía local  en azabache, tallas en madera o cerveza artesanal. También  todo tipo de antiguos  utensilios del campo como angazos, cestos, gaxapos…, y  puestos de  frutos del otoño,  castañas,  figos, nueces o manzanas. Una merienda asturiana con música de gaita  puso el  broche de  oro a la jornada"

Más allá de La Llonga sigue el Camino hacia El Puente Amandi pasando por El Prau San Xuan, al pie de los boscosos altos de Bozanes. Para la fiesta patronal la vecindad recuperó también aquí otra tradición, la Comparsa de Xigantes y Cabezudos, que recorre este y otros caminos de la parroquia, participando también en las fiestas del Portal, las fiestas de Villaviciosa por excelencia, con gran animación y algarabía



Una peregrina se encamina hacia El Prau San Xuan y El Puente Amandi. Los romeros de antaño solían muchos acogerse a la hospitalidad del Hospital Sancti Spiritus de La Villa, al lado de la iglesia parroquial de Santa María del Conceyu o de la Oliva, en un solar actualmente ocupado por Les Escuelones o Escuelas Graduadas de Villaviciosa


Después de Villaviciosa los siguientes centros asistenciales de importancia estarían en el monasterio de Santa María de Valdediós, o en el Mesón Cisterciense de Arbazal, para quienes escogieran la ruta ovetense, o el Hospital de los Remedios de Cimavilla para quienes fuesen desde Casquita por el trayecto gijonés, más conocido como el Hospital de Corraxos (peregrinos pobres)


No obstante, si bien los jacobitas de las peregrinaciones históricas solían gustar de acogerse al amparo de estas fundaciones en ellos especializadas, estos se sabe se alojarían también en otros establecimientos camineros tan señeros como las ventas, paradas de postas y demás hospederías más o menos humildes que jalonaban estos tantas veces milenarios caminos de antaño, de las que daremos oportuna cuenta en nuestro trayecto


Y así, seguimos a la peregrina camino del puente, pasando delante de la entrada de La Casona de Amandi, cuyo gran muro cierra su extensa, ajardinada y boscosa finca de más de 5.000 m² poblada de hayas, sauces, robles y otras especies de árboles y arbustos


La concha amarilla sobre fondo azul de este azulejo en la tapia de la casona revela una vez más que vamos en la buena dirección en este antiguamente documentado "Camino Francés que viene de Bayona" o "Camino Real de Vizcaya a Galicia", el Camín Rial o Camín Real de la Costa, modernamente dado en llamar Camino de Santiago del Norte


Y aquí está el Prau San Xuan, donde se celebra la romería de Amandi. Al fondo vemos también el puente y, al otro lado, El Molín de San Xuan, al lado mismo de la confluencia de los ríos Valdediós y Viacaba, que enseguida vamos a ver, al pie del bosque de La Roza



Aquí se prende la Foguera de San Xuan en esa noche mágica en la que suceden prodigios, las xanas se desencantan y sus guardianes, los cuélebres o draconianas serpientes aladas, se duermen, se purifican las aguas y se procede a diversos rituales


El fuego simboliza el triunfo de la luz como deseando prolongar la luminosidad del día más largo y la noche mas corta: el solsticio de verano o, el lugar donde "habita el sol", como leíamos en Desde la Oliva:
"El ‘prau’ de San Juan de Amandi ha ejercido en mí, desde que crucé el puente medieval por primera vez, una atracción que aún hoy no sé explicar. De hecho, fue uno de los lugares que motivó un artículo en el Cuaderno nº 17 de Cubera, por lo que retomo la cuestión donde la dejé: ‘¿Vienen conmigo a buscar a nuestros antiguos dioses y a devolverles lo que de sus confortables hogares queda?’.

Históricamente es difícil determinar cuándo comienza la foguera de San Juan en Amandi, lo que sabemos es que a mediados del siglo XIX Amandi celebraba una feria de ‘lienzos, paños y otros efectos (…) el 24 de junio en el sitio denominado Campo de San Juan de Amandi’. Feria de la que volvemos a tener noticias a finales de siglo. Canella, refiriéndose a las de Villaviciosa dice que 'las romerías de más animación son: de San Blas, en Casquita, con los tradicionales amagüestos, en Febrero; de Santo Medero, en Rozadas, por Marzo; de Velilla, Bedriñana, y San Juan, en Amandi, Junio; el Corpus, en Valdediós; por la Ascensión y Pascua de Pentecostés, en Amandi... "

Y, alrededor de la foguera, se bailan danzas como la de San Xuan, la Danza Prima que, con diferentes nombres y variantes, es la danza asturiana por excelencia. Esta es, en concreto, la Danza de San Xuan d'Amandi, que suele interpretar para la fiesta el Grupo Folklórico Villaviciosa Aires de Asturias



Más allá del Prau San Xuan divisamos, al sur, los montes de Peñacabrera (468 m), en la frontera de Villaviciosa con Cabranes. En ella está La Cueva la Xana, de mitológicas resonancias. Sus rocas tienen formas caprichosas, una en forma de arco ciego, diciéndose que es por donde entraron "los moros", nombre relativo en la tradición no a los naturales del norte de África, sino a los "xentiles", "antiguos", "paganos", que dejaron sus tesoros (a veces túmulos megalíticos con sus ofrendas), una especie de puerta entre dos mundos


Mencionada ya como límite del alfoz de la Pola de Maliayo, actual concejo de Villaviciosa, en el momento de su fundación en 1270 por Alfonso X , el cronista Lope Bernaldo de Quirós escribe:
"Entre los montes y cerros del concejo es notable el que llaman Peña Cabrera, del cual hizo ya mención con el mismo nombre Alfonso X El Sabio, señálándolo entre los linderos y términos que señaló a Villaviciosa por su fuero. Es de forma orbicular desde que se comienza a erigir y levantar sobre la cima del monte de su nombre, y, aunque distante dos leguas del mar, sirve a los mareantes de punto para tomar la barra del Puntal y puerto de Tazones, en Villaviciosa"

También un cantar glosa las virtudes de los aires marinos que llegan a ella:

"Estando en Peña Cabrera
Que da el aire de la barra
Cría los mozos morenos
y graciosos de la cara"

A sus pies y en lo alto de un cueto arbolado, un santuario de peregrinación y romería, el de Santa María de Llugás, santuario mariano vinculado con Covadonga, tanto es así, que su Virgen Santa María es llamada la Santina de Llugás y celebra como la de Covadonga romería el 8 de septiembre, a la que acuden muchos peregrinos, antes andando, desde toda Asturias secularmente, incluso de lugares relativamente distantes, existiendo una casa para los romeros, casa de novenas, pues habían de quedarse a pernoctar, mientras otros lo hacían en casas del mismo pueblo


Antaño, cuando las romerías a Llugás se hacían andando, y dada la coincidencia de fechas, se sabe que no pocos romeros se dirigían después también andando a Covadonga, existiendo incluso coplas y cantos que dicen cosas como...
"Romeru que vas subiendo
a la Virxen de Llugás
rayinos de Covadonga
sobre so frente verás"

Dado que en el santuario se bendecía el ganado era esta romería muy proclive a ofrendas con él relacionadas, por lo que había un dicho, con retranca un tanto irreverente, que decía
"A la Virxen de Llugás
 si la vaca y la reciella nun tan males
 ¿a qué vas?"
También, dentro de las puyas entre diferentes pueblos, fiestas y parroquias, decían algunas gentes de los alrededores
"A Llugás, a la Santina y namás
y si me apures un poco
nin a la Santina tampoco"

Al topónimo Llugás ha querido vérsele relación con el dios Lug, por lo que de ser así estaríamos ante uno de tantos ejemplos de cristianización de cultos anteriores . Es tal la importancia del lugar que no nos resistimos a trascribir lo que podemos leer en el libro, de un servidor, El Camino de Gijón a Covadonga...
"SANTA MARÍA DE LLUGÁS: LOS ROMEROS Y LOS PEREGRINOS 
 La historia de la iglesia de Santa María de Llugás arranca tempranamente, en tiempos de los primeros reyes asturianos. Los primeros documentos que la mencionan la hacen monasterio de frailes benidictinos, los famosos "benitos". En el año 754 el pontífice Zacarías fizo donación del templo a Alfonso I El Católico, tercer monarca asturiano tras Pelayo y Favila, aunque parece ser que este monasterio se extinguió y pasó a San Salvador de Fuentes. De todas formas lo más antiguo del templo que llegó a nuestros días es de siglos después, del s. XII o principios del  XIII, estilo románico, independientemente que sea una refundación de un templo mucho anterior (...) 
(...)  Aquí  dentro se encuentra una imagen de la Virgen estilo románico tardío muy venerada, La Santina de Llugás, cuyas peregrinaciones y romerías se comparaban con las de La Santina de Cuadonga, con la que está relacionada en la fiesta del 8 de septiembre y por peregrinaciones que alrededor de esas fechas realizaban algunas personas entre los dos santuarios...  
De las grandes transformaciones de Santa María de Llugás destacan las de 1690 cuando se construyen el crucero, la cabecera y la sacristía. En 1832 se le pone la espadaña del campanario y en 1834-1835 el pórtico. En el pórtico se encuentra el famoso "púlpito de los peregrinos". Los que acudían a Llugás el 8 de septiembre o el día del Rosario se les llamaba peregrinos, pero los que venían el 29 de septiembre eran apodados "los miguelinos" y salían en su mayor parte de Avilés, Corvera, Gozón y Carreño. Alrededor del templo se disponen otras construcciones y dependencias de los siglos XVIII y XIX empleadas para que los fieles que venían de lejos tuviesen donde alojarse o para la mejor disposición del campo circundanta, entre estas está la muralla almenada que se ve desde lejos, con su Torre del Polvorín, la Clasa de Novenas, la hospedería, y antiguas escuelas. También había cobertizos para el ganado, pues además de personas que iban "ofrecidas", también se llevaba el ganado, tanto era esto así que se decía... 
"A la Virxen de Llugás, si la oveya y la reciella nun tan males, ¿a qué vas?" 
Figuras de cera con vacas y xatos se traían como "ofierta a la Santina de Llugás"así como reproducciones de manos y brazos, o muletas y bastones los cojos, "ex-votos" ofrecidos como agradecimiento o petición para cuidar o sanar de algún mal o para prevenirlo. No muy lejos se localiza La Pica Castiellu donde existen señales de un baluarte antiquísimo, citado en la Edad Media como uno de los castillos de Doña Berenguela y el Conde Piniolo, no faltando quien sospeche que se hizo sobre las fortificaciones de un castro astur de los "lugones" a quienes Llugás debería el nombre. La tradición asegura que el propio santuario se edificó en una antigua carbayera, con todo el simbolismo que ello implica ya que los bosques de esta especie constituían de por sí un "nemeton" o espacio sagrado en un templo natural"

De la iglesia propiamente dicha verdaderamente apenas vemos la espadaña del campanario. A su izquierda está El Polvorín, torre almenada donde se guardan y donde se tiran los voladores (cohetes) de las fiestas, así como la Casa de Novenes, hospedaje para los "pelegrinos" y "ofrecíos", la escuela y el cementerio. Su ubicación es una verdadera atalaya sobre Villaviciosa. Al otro lado de la colina, oculto, está el pueblo de Llugás



Seguimos caminando junto al Prau San Xuan, el de la fiesta de Amandi, siempre en dirección al puente. De estos viejos "Caminos hacia el interior de la región", anteriores a la fundación de la Puebla de Maliayo, explica lo siguiente Pedrayes Obaya en su libro sobre el urbanismo de Villaviciosa, siguiendo noticias del erudito villaviciosino Francisco de Paula Caveda y Solares en su Descripción geográfica e histórica del concejo de Villaviciosa:
"Desde Buetes y por las callejas del Condado y Samielles llegaban a Zumboles, Palacio y a la iglesia de San Juan de Amandi. Allí descendía el Camino y se bifurcaba en el lugar denominado Los Tayos, hacia Piloña y las parroquias interiores del concejo por un lado, y hacia Casquita por otro; en este lugar se bifurcaba nuevamente continuando hacia Gijón por Grases, Niévares y Pión, y hacia Oviedo por Camoca. Este último ramal coincidía con el trazado principal del camino francés de la costa, que en Villaviciosa abandonaba las proximidades del Cantábrico para girar al interior de Asturias"

La estructura caminera antigua, basada en pasos naturales existentes desde la prehistoria, constituyó un "soporte vial" en la estructura territorial, "incluido el uso de la Ría como camino fluvial", que fue fundamental en las comunicaciones hasta mediados del siglo XIX, cuando se hicieron las primeras carreteras


Un hermoso carbayón sobre el Camino, al lado de otro de los accesos a La Ballina y a un paso ya del Puente Amandi


"El puente de San Xuan de Amandi también es conocido como "Puente romano de la Parra", leemos en Destino Villaviciosa:
"Es un puente de base romana, aunque con modificaciones posteriores de época medieval. Cruza sobre el río Linares, en la parroquia de Amandi. Pasa por él el Camino de Santiago y el Camín a Cuadonga."

Tras El Puente Güetes o Buetes, cerca del que se fundó la Pola de Maliayo, este era el siguiente paso pontonero, aguas arriba, del río de La Ría, también llamado Linares, Llinares o Amandi, "El vado o puente es un nodo frecuente en la estructuración del espacio medieval", dice Pedrayes Obaya, mientras que consultando la Xacopedia nos enteramos de lo siguiente en relación a su impronta con el Camino de Santiago:
"La peregrinación a Santiago favoreció el desarrollo de una red de caminos que atravesaban la península, originariamente, sobre la base de calzadas romanas que intentaban sortear o bordear ríos y acuíferos. En el siglo XII el Camino de Santiago se constituyó como una gran arteria de comunicación por la que circulaban multitud de peregrinos, lo que propició que se incrementasen las infraestructuras para facilitar el paso. Entre las grandes iniciativas de equipamiento, destacó la construcción de puentes de nueva planta o bien rehabilitados sobre antiguas fábricas de piedra romanas. (...)
En el Camino de Santiago el puente se considera como un equipamiento, como pueden ser los hospitales, ermitas, iglesias y hospederías que se iban localizando a lo largo de la ruta. Pero, además, creaba en sus proximidades otras actividades como presas, molinos y establecimientos de portazgos, que favorecían la formación de núcleos rurales y el desarrollo local. 
El filósofo alemán Martin Heidegger señala que este tipo de construcciones le aportan a la corriente las dos extensiones de paisaje que se encuentran detrás de las orillas. Lleva la corriente, las orillas y la tierra a una vecindad recíproca. El puente coliga la tierra como paisaje en torno a la corriente. De este modo, conduce a esta por las riberas. Sus pilares, que descansan en el lecho del río, aguantan la presión de los arcos que dejan seguir su camino a las aguas de la corriente. 
El puente medieval, como recuerda Arturo Soria, permite a las cosas del entorno relacionarse con su propio sitio y entre sí. El puente construye el lugar o, en la terminología de Heidegger, permite que aparezca. (...) 
En siglos anteriores, la carretera y el Camino se construían en un diálogo con el territorio. El ingeniero medieval o el decimonónico tenían que estudiar y recorrer detenidamente la traza del que iban a construir, buscando la mayor facilidad y seguridad de tráfico de caminantes, animales o transportes. Se dice que el Camino antiguo se ciñe al paisaje y, a su vez, inventa paisajes, que determinan el recorrido hacia Santiago de Compostela. 
En la actualidad el puente ya no se identifica con el Camino. En las carreteras, autovías y autopistas modernas sus trazados en planta y alzado están sometidos a la velocidad y el puente es un accesorio para facilitar la continuidad de rasante. A medida que aumentaba la velocidad de los medios de transporte, el Camino se ha ido separando del territorio y del paisaje. En este contexto técnico, el puente ha perdido el protagonismo que tenía en las carreteras y caminos construidos hasta el siglo XX. Sin embargo, en el Camino medieval, era una permanencia que orientaba a peregrinos, erigiéndose en una metáfora pétrea de la esperanza del caminante tras su destino. 
Los puentes del Camino de Santiago, con sus formas puras, ascéticas y sin alardes decorativos, hacen intuir su múltiple dimensión metafórica, que se ha perdido en la actualidad"

"De puente a puente y tiro porque me lleva la corriente" se dice en el Juego de la Oca, que no pocos quieren ver inspirado en el Camino de Santiago pero que en realidad trasciende a los caminos de la vida en general. Lo cierto es que estos puentes favorecieron grandemente el tránsito en antiguos vados existentes desde tiempo inmemorial. Muchas veces los peregrinos y viajeros de antaño realizaban grandes rodeos río arriba, más en casos como este donde se forma estuario, para encontrar un puente que evitase peligrosas corrientes o al menos un lugar más fácilmente franqueable


El Puente Amandi, además, constituyó, el enlace entre las carreteras a La Pola y a L'Infiestu cuando estas fueron construidas para sustituir a los viejos caminos reales, por lo que el paso de vehículos era relativamente constante hasta la construcción del nuevo puente entre La Regatina y La Parra en 2008


Esto ocasionó que El Puente Amandi hubiese de ser rehabilitado varias veces, su estrechez provocaba que los vehículos a veces grandes, incluyendo tractores, chocasen o rozasen sus muros. Esto ha continuado pasando incluso mucho después de construido el nuevo puente, tal y como comprobamos leyendo esta noticia de A. G. Ovies para El Comercio del 23-10-2018:
"El Ayuntamiento de Villaviciosa ha llevado a cabo en los últimos días la rehabilitación del puente de San Juan de Amandi, que se encontraba muy deteriorado por el paso de vehículos pesados. La estructura estaba bastante dañada, según explican los vecinos, llegando incluso a faltarle un tramo de muro. Las obras, que fueron solicitadas por la Asociación de Vecinos San Xuan de Amandi, han consistido en labores de mampostería y hormigonado.

Estos trabajos se enmarcan en la primera fase del proyecto de rehabilitación de esta infraestructura. En una segunda actuación está previsto la unificación de los colores y la instalación de algún punto de luz en las cercanías. El Ayuntamiento plantea además colocar señales para advertir a los conductores de la anchura de la vía con el fin de que no vuelvan a producirse daños en la estructura del puente."

Aquí tenemos la estructura pontonera medieval de arco de medio punto y un primer tramo en rampa cuesta arriba al que sigue otro en bajada para pasar al otro lado. En Architectura hydraulica en fábricas de puentesdel arquitecto fray Antonio de Pontones, se definen los puentes como «unos caminos sobre las aguas que se han de juntar con los de la tierra»


Fray Antonio de Pontones parece ser continuador de una antiquísima tradición que vincula a ciertos religiosos con la construcción de puentes, elemento tremendamente simbólico a la vez que práctico, siendo citado por el ingeniero de caminos Rafael Jurado Luque en su estudio La estética en el diseño y construcción de puentes: los puentes de arco de piedra:
"La técnica en la construcción de puentes no conoció avance alguno tras la caída del Imperio romano, es más, a lo largo de la Edad Media siguieron utilizándose los puentes romanos, restaurados o reconstruidos cuando los desastres naturales o la propia acción humana causaban su destrucción parcial. Recordemos que «en la época medieval casi todos los puentes estratégicos debían tener cortado, por accidente o por destrucción voluntaria, algún arco. La continuidad de paso se restablecería fácilmente mediante una pasarela de madera de quita y pon» (Fernández Casado 2008: 130). 

«Los puentes medievales no aportan más diferencias respecto a los puentes romanos que su configuración exterior, con tajamares que muchas veces llegan a la coronación del puente y la utilización frecuente del arco apuntado» (Manterola 2017: 40) y, aunque este elemento aporta cualidades estéticas, hay que mencionar que resulta inadecuado desde el punto de vista estructural. Pero, salvo esos cambios puntuales que permiten distinguir los puentes romanos de los posteriores, la similitud parece de conocimiento general, al punto que la nomenclatura puente romano se ha generalizado abarcando ejemplares que han sido reconstruidos y en los cuales poco –o incluso nada– queda ya de la primera construcción romana. 

«Las estructuras arqueadas siguen impresionando al hombre que ha tardado bastante en acostumbrarse a su fenómeno resistente, prueba de ello es la frecuencia con que la leyenda achaca al diablo su construcción» (Durán Fuentes 2005: 43). (...)

En cualquier caso, la importancia del puente para el hombre se evidencia en el carácter religioso que tuvo en épocas pasadas. «Para los romanos, el colegio de Pontífices fue una de las instituciones religiosas más primitivas y ha perpetuado su nombre en la más alta jerarquía de la Iglesia Católica. Para los musulmanes, también tienen carácter religioso estas obras de utilidad pública y “realizarlos o contribuir a ellos es acto piadoso”. En la Edad Media destaca la existencia de los “monjes ponteros”» (Fernández Casado 2008: 25).

 (...) como ocurría en la época romana, los diferentes elementos de los puentes: arcos, pilas, estribos..., se diseñaban y construían en base a reglas de buena práctica y criterios geométricos. Debemos recordar que se desconocía lo que era la fuerza de gravedad –mucho más conceptos como la descomposición de fuerzas– y se empleaban reglas empíricas basadas en proporciones, criterios bastante acertados como evidencia el elevado número de construcciones de esta época pre-científica que han llegado hasta nosotros. Eran unas reglas guardadas celosamente por los gremios y que constituían los secretos del oficio siendo transmitidas de generación en generación."

Según Luque pues, la construcción de estos puentes medievales se basa en conocimientos de época romana basados a su vez en otros mucho más antiguos aún:
El empleo de la bóveda y el arco, especialmente cuando significa disponer elementos discontinuos perpendiculares a la directriz, se remonta al tercer milenio a. C., siendo en el Oriente Fértil (2500 a. C. a 1300 a. C.) donde se logró el nivel de conocimiento suficiente para la construcción de bóvedas y arcos, allí realizados a base de adobes y ladrillos al ser zonas en que la piedra escasea. Incluso se desarrollaron técnicas que hacían innecesarias las cimbras auxiliares, al ser también escasa la madera. En el occidente europeo los arcos más antiguos que se conservan son muy posteriores: fortalezas de la época helenística griega y elementos etruscos como la puerta de Volterra (siglo IV a. C.), apareciendo en la construcción etrusco-romana y grecorromana a partir del siglo III a. C. En puentes, el primer arco de dovelas del que tenemos constancia es el construido por los griegos en el siglo IV a. C. salvando el canal artificial de Rodi, cerca de la bahía de Akandia, de 2,80 m de anchura y una profundidad de 2,15 m (Galliazzo 1994: 36). 

Los puentes romanos 

Se duda de quién aprendieron los romanos la técnica del arco de dovelas que tan sabiamente aplicaron a puentes y acueductos. Sus grandes maestros fueron, como sabemos, etruscos y griegos, pero respecto a los primeros, influencia por cierto poco confesada por los autores romanos, apenas vemos ejemplos de este tipo de construcción encontrando, a lo sumo, realizaciones con voladizos sucesivos. Sí presumen los autores romanos de la influencia griega, pero esta construcción usó mayoritariamente las formas adinteladas por más que conociera y empleara de manera puntual las estructuras arqueadas de dovelas que habían visto con seguridad pues venían empleándose en Oriente Medio desde el tercer milenio antes de Cristo. 

La importancia que para los romanos tuvieron los puentes resulta indiscutible. Si para los griegos, como pueblo navegante, el principal camino fue el mar, para los romanos fue el puente, pues por el del Tíber discurría la principal vía de comunicación romana y ese «punto tan importante del camino lo identificó la lengua con el camino mismo y lo llamó pons, pontis, de donde pasó esta voz a designar un puente cualquiera» (Arjona Castro 2003: 101). 

De otro lado, el arco significó mucho para Roma y no podemos considerar fortuita su adopción «para conmemorar el triunfo de sus generales, ya que es una de las más hermosas conquistas de la inteligencia humana» (Fernández Casado 2008: 97), así que parece enteramente lógica la unión de ambos conceptos. 

El conocimiento previo del arco no puede empañar el mérito de la construcción romana, que no se limitó a copiar técnicas conocidas, sino que supo combinarlas y desarrollarlas de forma original y efi caz, al punto de lograr gran solidez y perdurabilidad siendo sus procedimientos base de la construcción posterior. Podemos observar, de entrada, que los puentes romanos se diseñaron y construyeron siguiendo las tres clásicas exigencias de Vitrubio: fi rmitas, utilitas, venustas, es decir, solidez, utilidad y belleza. Respecto de las primeras, la construcción romana ha sido considerada paradigma de una buena obra por los siglos posteriores por cuanto se ejecutaron de «manera sólida y resistente, sin concesiones a la ligereza y con una clara intención de que perduraran por mucho tiempo» (Durán Fuentes 2005: 41). No hace falta recurrir a mayores evidencias que las que supone ver los puentes romanos en servicio después de siglos pero, a los efectos que perseguimos, interesa destacar aquí la sólida conexión que la construcción romana nos transmitió respecto de estas tres características: ¿podríamos considerar bella una obra que no fuera sólida y útil? En los puentes parece que la idea de una suficiente solidez está unida a su percepción estética: un puente de lianas sobre el que pasamos precariamente no satisface nuestras ansias de belleza, y a muchísimas personas causa inquietud –y hasta rechazo– ..."

Jurado Luque dice en las conclusiones de su trabajo que "obviamente el puente es parte del camino y su ubicación viene condicionada por él, dada su importancia también aquél condiciona el camino en su cercanía". Y en ese aspecto añade lo siguiente:
"Ocurría así en la época romana, cuando arranca la consideración de los puentes como obras singulares, específicas y grandiosas que merecen –como viene ocurriendo hasta el presente– una consideración especial. El punto de encuentro de los trazados de las vías y las corrientes de agua que se debían atravesar determinaban una zona de relativa amplitud donde había que elegir el lugar más conveniente para la obra en sí, momento en que debían considerarse otras circunstancias más propias del puente que de la vía: topografía del lugar, naturaleza de las laderas, el propio caudal máximo a evacuar..., siendo obvia la maestría de los ingenieros romanos en estos campos, evidenciada por la perdurabilidad de sus obras. Algunas reglas prácticas nos ponen de manifiesto su gran intuición y han servido de guía para los ingenieros hasta hace pocas décadas, cuando los avances técnicos han hecho posible casi todo. Por ejemplo situar los puentes en los estrechamientos de los ríos y perpendiculares al cauce, pues así la obra será de menor dimensión –y por tanto coste– pero, sobre todo, el estrechamiento evidencia la solidez de las laderas y la perpendicularidad la transmisión de los esfuerzos de la futura estructura, garantizando así su durabilidad. 

Todo ello permitía que, desde una curva del camino el viajero pudiera percatarse de la existencia del puente y apreciarlo con más y mejor detalle al irse aproximando a él, aspecto hoy perdido pues son las condiciones viarias las que priman merced al desarrollo técnico alcanzado por la ingeniería y los mayores presupuestos disponibles. Con esto se introduce una diferencia en la percepción del puente que deberemos tener en cuenta al abordar las tipologías más modernas. Al acercarnos a los puentes antiguos vamos apresando su materialidad, viéndolos como una realidad inserta en el paisaje. Es lo humano del autor, la demostración de la voluntad del hombre afi rmándose en la naturaleza, la obra del hombre inserta en la de Dios. Ante esta relación el autor se basa en las características y en las medidas humanas: «Nuestra verticalidad juega con los pilares, nos erguimos con ellos y nos sentimos penetrados de impulso ascensional. Nuestra simetría corpórea tiene su paralelismo físico en la distribución simétrica de los arcos [...]. Nuestro carácter noérgico se exalta al solidarizarnos con los esfuerzos de la estructura y sentimos crujir nuestros huesos y estirarse nuestros músculos» (Fernández Casado 2008: 95-96), lo que conocían bien los constructores romanos cuya voluntad de simplificación, de eliminación de lo superfluo –categoría ingenieril de lo económico– y de sobriedad –no reñida con la riqueza expresiva y el cuidado de los detalles– siempre cumpliendo la norma de introducir el mínimo de formas nuevas en el paisaje nos son perceptibles aún hoy en día

Desde el punto de vista estético, aparece en el puente la disputa mundo-tierra en que consiste para Heidegger la esencia de la obra de arte. Los puentes llevan «a cabo esta disputa levantando un mundo y produciendo la tierra» (Fernández Casado 2008: 26) y si –seguimos con Martín Heidegger– el arte es la concreción de la verdad es evidente que los puentes arco materializan la estética pues «la primera lección que nos dan los puentes romanos es la autenticidad» (Fernández Casado 2008: 97)."

Al otro lado del puente, el Molín de San Xuan, uno de los muchos que existieron en esta cuenca fluvial. Dejó de moler en los años 1980 en esta ribera a la que antaño venía la vecindad a lavar la ropa y a pescar, siendo afamadas sus truchas


A nuestra izquierda vemos la mesta o unión de los ríos Viacaba y Valdediós, dando origen al Llinares o Amandi, el que va a formar La Ría, leemos en la Enciclopedia del Paisaje de Asturias:
"Nace de la unión de los ríos Valdediós, Sotu, Viacaba y Espadañal, y llaman también río de Amandi, pues en esta parroquia del concejo de Villaviciosa inicia su andadura y por gran parte de ella transcurre. El nombre se lo presta la ría de Linares, hoy Ría de Villaviciosa, que ocupa con sus mareas la parte baja del mismo, y que en uno y otra, se plantaban en sus orillas lino, y sobre todo porque se ponían estas plantas a macerar en sus aguas para su manufacturación."

Es la zona de La Ferrería, ya en Valbúcar, y así lo explica dicha enciclopedia al describir el curso del río que se forma en esta confluencia fluvial:
"Comienza el Linares por los prados y tierras de cultivo de Valbúcar y La Ferrería, rodeadas sus orillas de arbolado de ribera. Toma dirección norte hasta San Juan, pasa cerca de la capilla y por debajo del puente medieval del mismo nombre, a cuya orilla se celebra la romería al santo y al solsticio de verano. El paisaje es llano, amable y fértil por toda la vega de Amandi, y después del molín de Algara o de Aurelio, serpentea y riega los pastos y tierras del Centro de Experimentación Agraria. A su paso por el lugar de Palacio, prestó aguas a una, hoy desaparecida, importante industria láctea, sigue por el paseo de La Alameda, en el que solo queda la memoria de sus grandes olmos aniquilados recientemente por la grafiosis, hasta Retromar, antiguo mentidero y hasta donde, como su nombre indica, llegan las mareas. Si ría es hasta donde llega el agua del mar, aquí comienza, pero no será hasta pasados los puentes donde cambia de nombre. Toca por esta parte las primeras urbanizaciones de la capital del municipio y pasa por debajo del Puentón y la carretera AS-113 y baña la vega de La Barquerina, que cosecha reconocida faba. Por aquí el río aminora su marcha y el valle se abre y se adorna con la cercana carbayera de Sorribas. Al llegar a Güetes, también Huetes y Buetes, tras casi 4 km de recorrido, pasa por debajo del puente del mismo nombre y la carretera N-632, donde comienza a llamarse Ría de Villaviciosa"

Desde El Puente Amandi vemos ya La Parra, barrio de esta parroquia de Amandi que configuró otro importante enclave de urbano lineal, formando calle en la antigua Carretera La Pola, hoy AS-267 y popularmente conocida como Carretera la Campa al subir a este alto entre Villaviciosa y Sariegu



Hubo cierta actividad artesana, de madreñeros y molineros, y también industrial con sus prospecciones carboníferas. Dada su condición de comunicación principal con la capital asturiana, así como tránsito de gentes de las aldeas hacia La Villa, abrieron en el lugar varios populares establecimientos que le dieron en sus tiempos gran animación (algunos abiertos hoy en día), haciéndose popular la frase "La Parra, onde'l que bebe la garra", referido a la cogorzas que agarraban no pocos parroquianos


A la izquierda de La Parra, donde está el Bar Caso, cruzaremos la Carretera la Campa para tomar la VV-10, que viene siguiendo más o menos parte del trazado del antiguo Camín Rial, en dirección a la célebre bifurcación de Casquita, donde el Camino de Santiago, recordamos una vez más, se divide en dos rutas alternativas, a Oviedo/Uviéu y a Gijón/Xixón. Tendremos que escoger...










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