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domingo, 24 de agosto de 2025

A LA CRUZ DE GRADO/GRAU POR LAS FUENTES DE ABAJO Y DE ARRIBA (ASTURIAS) EL CINE RADA, EL PALACETE DE INDALECIO CORUGEDO, LA CASONA DE VIDAL Y Y LA CASA DE FLÓREZ ESTRADA


La Cruz

Casi a la salida de la villa de Grado/Grau y, antaño, fuera ya de su antiguamente más pequeño casco urbano, está La Cruz, un crucero de piedra, que señala desde hace siglos la vieja ruta jacobita a los peregrinos del viejo Camín Real de Galicia o Camín Francés, ahora recuperado como Camino Primitivo de Santiago


Cuando en 1859 se abrió la carretera Oviedo-Villalba, al menos en este tramo, relegando al Camín Real a vía pecuaria y de comunicación local, La Cruz se mantuvo y, con la expansión urbana correspondiente hacia la nueva arteria de comunicaciones, dio nombre a todo un barrio de la creciente población. Así leemos en la web del Ayuntamiento:
"Actualmente se encuentra a la vera de la carretera nacional que cruza la villa de Grau/Grado, pero es interesante reseñar que hasta hace unas décadas se encontraba cerca de un antiguo molino y del pequeño arroyo de La Cruz, tributario del río Cubia. Este crucero da nombre al barrio en el que se encuentra, el barrio de La Cruz".
La Fonte de Riba

Unos metros antes y en la misma carretera, al paso también de los peregrinos, se halla La Fonte de Riba o Fuente de Arriba, construida en la época de Carlos IV, cuando la construcción de la nueva vía sería incipiente. Aquí confluían los antiguos caminos de la vieja puebla medieval, uno saliendo de la antigua Puerta de la Plaza de su cerca o muralla y otro bordeando dicha fortificación

Plaza del General Ponte, Casa Tejeiro y calle Marqueses Vega de Anzo

De dichos caminos, el señalizado actualmente como oficial para el Camino de Santiago es el que, atravesando la Plaza del General Ponte, pasa al lado de la escultura en Homenaje a las vendedoras del mercado, que aquí se celebra y, a la derecha de Casa Tejeiro, la de la famosa confitería de los tocinillos de cielo, sigue de frente, subiendo suavemente, por la calle Marqueses Vega de Anzo, que luego, por su prolongación por la calle Cimadevilla, nos llevará a la Fonte de Riba


Pasamos junto a las terrazas de Casa Tejeiro, con la Farmacia Heras Monforte a nuestra derecha y subimos calle arriba todo recto en lo que fue parte originaria de la primitiva población que, dado lo pequeño de su espacio protegido intramuros, se piensa que fue más un alcázar a cuya protección se acogerían sus habitantes cuando la nobleza levantisca y feudal quería avasallarla, como pasó en 1308 con el conde Gonzalo Peláez de Coalla


Tanto la actual calle Marqueses Vega de Anzo, como la calle la Magdalena, paralela a su derecha, y la calle Alonso de Grado a su izquierda (y a la izquierda de Casa Tejeiro), formaban parte de aquel entramado viario


En este mapa de la arqueóloga Alicia García Fernández en Grado (Asturias) Arqueología de una villa medieval en el Camino de Santiago, se nos dispone, en trazos verdes, la red viaria dentro y fuera del reducto amurallado, con los edificios conocidos por entonces


Y en este mapa de la misma Alicia comprobamos cómo en base a esos caminos y en su salida al oeste (Camino de Santiago, Camín Real de Galicia o Camín Francés) y sur (Camín Real de la Mesa) creció la población. Más tarde, la construcción de la carretera Oviedo-Villalba (actual N-634), motivó su expansión hacia esa misma zona pero también hacia el norte, hacia el Puente de San Playu, paso del Cubia (este no se ve en la foto, pero por él hemos pasado para llegar aquí)


A nuestra izquierda está, haciendo esquina con la Travesía de Casa Mario, el Café Plaza. A partir de aquí empieza la calle Marqueses Vega de Anzo propiamente dicha


Nosotros seguiremos de frente, dejando a la derecha la Travesía Barón de Grado, la cual comunica con la mencionada calle la Magadalena, solar de la iglesia de San Pedro, construida entre 1884 y 1890 para sustituir a la antigua, románica y situada intramuros. Ambas están incluidas en las entradas de blog correspondientes a la Plaza del General Ponte y a la puebla intramuros. En la esquina tenemos la Joyería Cadavieco


Estamos en una de las arterias comerciales mosconas, con numerosas tiendas, comercios y hostelería; por aquí se prolonga el mercado semanal o, 'doblemente semanal' pues se celebra los miércoles y los domingos. El segundo, al ser festivo, es tremendamente multitudinario y concurrido. De él hablamos ampliamente también en la entrada de blog dedicada a la Plaza del General Ponte


No es fácil seguir la señalización de rutas camineras en los entramados urbanos por lo que, además de las correspondientes conchas y flechas amarillas en muros y suelo, estos símbolos jacobitas los hallaremos en las placas del callejero

La calle en domingo (por la mañana)

La calle es estrecha pero dispone de buenas aceras y no suele haber excesivamente tráfico. En días de mercado, eso sí, se disponen por aquí los puestos y a veces no es fácil pasar a horas de máxima afluencia


Unos metros más arriba pasamos frente a La Armería, uno de los comercios más veteranos de esta calle, al que le dedica este reportaje Paula Tamargo para el periódico La Nueva España del 15-12-2024:
"La Armería" de Grado, uno de los más emblemáticos negocios de la villa, sigue al pie del cañón en el local de la calle de los Marqueses de la Vega de Anzo, aunque ahora ya no es lo que su nombre indica. "Ya dejamos de ser armería", explica su responsable, Olegario Flórez, cuando se le pregunta por la historia del establecimiento. La decisión se tomó motivada por el cambio de normativa que obligaba a reformas y diversos trámites y Flórez decidió quedarse con materiales y productos de bazar, montaña, caza, pesca o cuchillería que sí puede tener y que siempre ha funcionado en ventas. 
Él lleva al frente del negocio cerca de cuatro décadas, aunque el establecimiento es uno de los que más tiempo lleva abierto como local comercial, si bien no siempre ha tenido las mismas mercancías. Porque lo primero que hubo o, al menos lo primero que la memoria local sitúa en ese lugar, fue una tienda de ultramarinos denominada "La Argentina", propiedad de Luciano Polledo del Rosal, "casado con Elvira González, con la que tuvo una única hija a la que pusieron el nombre de su progenitora, casada con un hijo de Generosa 'La del carbón", tal y como recoge José Luis Areces Sánchez en su magnífica obra sobre el comercio, la industria, ferias y mercados de Grado. 
Aquella tienda la cogió en traspaso Teresa Miranda y a principios de los años setenta del siglo XX, como relata Areces, se hizo cargo del local Valentín Álvarez Tejeiro, "Rico". Fue este el que puso entonces en marcha una armería, un comercio con material y productos para cazadores y pescadores que se llamó "Armería Rico". Fue un negocio mítico que posteriormente cogieron en traspaso, a principios de los añs ochenta, los responsables de otra saga comercial de Grado, la de Jofrán. Relata Areces que tomaron entonces el mandolos hermanos Alfredo y José García Menéndez, que mantuvieron las mercancías existentes y añadieron las de bazar al establecimiento. 
Fue con ellos que el actual propietario entró como dependiente en "La Armería", la denominación comercial que hoy sigue luciendo en el exterior de un negocio que es parte de la memoria de varias generaciones de moscones, que la han visto permanecer desde su niñez y contemplan en la actualidad cómo el local ha sabido adaptarse a los tiempos y sigue recibiendo una clientela que encuentra lo que busca para la caza, la pesca, para comprar un transistor de radio de los que siempre hubo en las casas antaño o se adquirían portátiles para llevar a cualquier parte o un cuchillo de monte o de Taramundi, pues también comercializa las emblemáticas navajas de esta localidad".

Otra imagen de la calle en domingo. Además de comerciantes y tenderos acuden a vender sus excedentes muchos campesinos de las aldeas de los alrededores, del mismo concejo y de otros vecinos


A la derecha, la Carnicería Del Rosal


Y seguidamente la Vinoteca Acebos, en el Edificio Rada, donde estuvo el cine de este nombre, del que nos dicen así en El Cine en Asturias:
"En el BOPO del 9 de septiembre de 1954 se autoriza, a Daniel Menéndez Fuentes, para abrir un cine en Grado, le daban una capacidad de 453 localidades. Otras fuentes citan también como propietaria a Ramona Menéndez Miranda. Eran matrimonio de las iniciales de Ramona y Daniel sale el nombre de Rada. 
Empezó su actividad el 19 de febrero de 1957 proyectando la película norteamericana Picnic (1955) de Joshua Logan, en sesiones de 7,30 tarde y 10,30 noche. Duró hasta finales de los ochenta".


A nuestra izquierda, la Mercería La Fuente, en la esquina con la Plaza Álvaro González, a la que salimos ahora, antigua Plaza del Castillo, donde veremos varios edificios de 'entre siglos' (XIX y XX)



Empezando por el de la propia mercería, con su fachada principal y, al lado, la de la Mercería La Flor con el Bazar García


Vemos esta artística placa con el nombre de la plaza en una fachada. Representa a la Victoria (arriba) con una corona de flores y abajo un guerrero con escudo


La plaza, con sus terrazas. Al fondo está la calle Alonso de Grado, por donde discurría otro de los viejos caminos que salían de la antigua población. Allí hay un supermercado que, como todo el comercio, abre también el domingo, coincidiendo con el mercado


En la esquina de la calle Alonso de Grado con esta plaza está el bar El Rincón de La Pepa, en un edificio de época, con planta alta y varias buhardillas


A la derecha, la Cafetería las Palmeras; como solemos decir cuando atravesamos grandes villas y poblaciones, no pretendemos hacer una guía comercial ni hostelera, pero sí hacer referencia a lugares donde los peregrinos pueden tomar o comprar algo, así como mencionar tiendas con solera que forman parte de la historia del lugar, sigan existiendo o no, como aquel antiguo Rada aquí ubicado antaño que dio nombre al edificio que se construyó en su lugar, de cuya memoria adjuntamos estos vídeos:


El antiguo cine y su derribo


Recuerdos de dos asiduos: Rafael y Fernando Arias, Nando


Con Joaquín, Tuqui, en Grado Noticias



Conmemorando los 56 años del Cine Rada...


Según subimos no queremos que nos pase desapercibida La Fonte de Baxo, situada saliendo de la plaza a la izquierda y al pie de una farola


Su construcción salió a subasta pública en 1866 y está cercada por un banco de piedra, corrido y en forma de 'U' invertida, cerrado con rejería cuya balaustrada se hizo en 1958


"La fuente es de hierro y se asienta sobre un pilón de piedra prismático del que surge un vástago  cilíndrico y anillado", leemos en la web del Ayuntamiento, "Este presenta nudo inferior en forma de jarrón, donde se incrustan los tres caños. Actualmente remata en una moderna tulipa que sustituye al farol original. En la parte superior el vástago tiene una inscripción en la que dice: "AÑO DE 1886"


Dejando la plaza, continuamos la suave rampa de la subida por la calle Marqueses Vega de Anzo


La calle y la plaza en las mañanas del domingo, con el mercado. En el siglo XVIII el antiguo mercado de los miércoles se vio ampliado al domingo, es decir, dos días por semana, dada las excelencias del campo moscón bien regado por el río Nalón y su afluente el Cubia, que forman grandes vegas


En el libro Grado y su concejo, publicado en 1907 y del que es autor el cronista Álvaro Fernández de Miranda se dice así de cómo era el mercado por aquel entonces, cuando también concurría el ganado, que ahora se expone en las ferias pertinentes a él dedicadas en el recinto ferial:
"Más, si cabe, que las ferias son renombrados los concurridísimos y abundantes mercados; su fama llegó á los ámbitos de todos del Principado; en la capital los llaman la despensa de Oviedo.

"No se puede dar un paso por las calles de esta población -advierte el escritor madrileño, Sr. Martín Fernández, hablando de estos mercados-: parece que se han venido á las puertas de Grado todos los carros y carrines y carretas de toda la provincia, trayendo una carga para llevar otra.

"El pueblo es un campamento. El mercado está en todas partes: aquí la ferretería; allí la zapatería: en este otro sitio los aperos de labranza; en aquél las hortalizas; en otros los granos, las frutas, la manteca... Todas las calles están ocupadas por los puestos, en derredor de los cuales apenas puede revolverse el enjambre de compradores y vendedores."

"Es el de Grado uno de los mercados más importantes de la provincia, porque para casi toda ella exportan portan de aquí muchos productos."

"Se verifica dos veces á la semana, miércoles y domingos, y en ambos días la concurrencia es igualmente numerosa."

Los miércoles acude á porfía ganado vacuno de muy buena calidad, y los domingos el de cerda, presentándose también ejemplares lucidísimos.

De celebrarse los dos mercados en un mismo día, el de Grado fuera el más importante mercado de la región asturiana.

Y el mercadín diario no es insignificante: menos valen los mercados en algunas capitales de Concejo.

Todo se prodiga en aquellos mercados; pero la cantidad de frutas, hortalizas y legumbres es verdaderamente prodigiosa y las hay de tamaños colosales.

Aumenta la exportación de la fresa, que se vende ocho meses al año, para Valladolid y Madrid.

Constituyen un tipo especial de estos mercados las tratantas, que llegan en bandadas de Oviedo, Gijón, Avilés, Salas y otros puntos.

El numerario que se invierte en los tratos asciende á más de lo que puede creerse: es sorprendente.

Con los mercados sucede lo contrario de las ferias: hay en ellos más afluencia de gentes, más animación en las transacciones que antiguamente.

Es muy notorio el encarecimiento de los artículos de consumo."


La celebración del mercado era un privilegio otorgado a la población por Alfonso X El Sabio que, como otros reyes castellanos y leoneses, creó una red de pueblas aforadas por la Corona y con obediencia directa a la misma, libres del vasallaje a señoríos nobiliarios y eclesiásticos de fidelidad cambiante. Ello favorecía el asentamiento de gentes, sobre todo comerciantes y artesanos que, además de en el mercado, también de forma permanente, ofreciesen sus productos en la nueva pola


Pola que sería el centro de un extenso territorio o alfoz, con sus regidores propios y sistema de gobierno, que el mercado con sus correspondientes tributos hiciesen autosuficiente. No obstante y andado el tiempo aparecerían nuevos sistemas de dominio señorial de sus órganos de gobierno


Grado/Grau se asentaría en un lugar en el que el Camín Real de Galicia se cruzaba con un ramal del Camín Real de la Mesa que comunicaba dicho puerto de la Mesa, en la Cordillera, con la capital asturiana. En principio se trataría de una fundación ex novo, es decir, de nueva planta, aprovechando esta encrucijada caminera pero diversos hallazgos, noticias y documentos avalarían que, sino en este mismo lugar sí en las cercanías, había algunos núcleos de población preexistentes


Este pues, y los caminos paralelos de la calle Alonso de Grado y de la Madalena, serían los principales pues de la población en su salida y entrada por el oeste, paso de peregrinos, arrieros y todo tipo de viajeros, incluyendo los invasores, entre ellos las tropas napoleónicas, que entraron varias veces, las de los Cien Mil Hijos de San Luis y las de la carlistada. Luego ya llegaría la carretera 


La construcción de la carretera Oviedo-Villalba, como se la llamaba por entonces, fue motivo de amarguras pues se pretendía hacerla pasar por aquí, por el centro de la villa, donde estaban los comerciantes, artesanos, posaderos y taberneros. Pero su trazado exterior propició un gran crecimiento de la población hacia ella, la nueva arteria viaria, naciendo nuevos barrios, algunos en base a pequeñas aldeas o caserías preexistentes


A lo lejos, aquellos árboles del fondo son los que crecen en torno a La Fonte de Riba, por lo tanto señalan la distancia, ya pequeña, que nos aguarda hasta dicha carretera, llamada desde 1939 N-634 y que en ese tramo urbano es la Avenida Flórez Estrada, gran estadista asturiano de los siglos XVIII y XIX, cuya casa se encuentra muy cerca también de aquí


Con la peatonalización o semipeatonalización de parte de estas viejas rúas, se ha descongestionado de vehículos el centro urbano. Salimos ahora a la Plaza Indalecio Corugedo, otro estadista asturiano cuya casa vamos también a ver ahora


Es la que tenemos a la izquierda, haciendo esquina. Justo enfrente de ella es la Plaza Regino López, que da vista al Palacete de los Casares o Casona de Vidal, junto a la que pasaremos también. Allí empieza la calle Cimadevilla


A nuestra izquierda y justo antes del palacete de Corugedo está el edificio de La Gradense, otro popular establecimiento local


A la derecha del Palacete de Indalecio Corugedo está, haciendo esquina, la lotería La Blanca y, a su derecha, La Huertina de Grao, tienda de alimentación


Y es que a la derecha de dicho edificio de encuentra la Plaza la Blanca, la cual llega hasta la carretera, allí llamada Avenida Eulogio Díaz Miranda, otro destacado político moscón decimonónico


Al peatonalizarse esta Plaza de Indalecio Corugedo se instaló está pérgola con ágora a manera de banco corrido semicircular de dos niveles que permite tanto sentarse como celebrar conciertos, teatro y demás actividades al aire libre


Se califica al Palacete de Indalecio Corugedo como de elegante influencia francesa, proyecto del prestigioso arquitecto Juan Miguel de la Guardia para el indiano Juan Fernández Bao a finales de 1890, pero que sería su yerno, Enrique Indalecio Corugedo Fernández, diputado a Cortes, quien terminaría dando nombre a la mansión, primeramente llamada Casa Bao, restaurándola pues había quedado arruinada


Es de estilo ecléctico pero efectivamente muy influenciado por la arquitectura francesa del siglo XVIII, tal y como vemos también en el tejado de pizarra, alto y muy inclinado, con forma de escamas donde hay un ático o bajocubierta con mansardas o ventanas propias de este estilo, muy empleadas por Juan Miguel de la Guardia


Tiene planta rectangular con bajo, un piso y el citado ático; hace esquina en chaflán y en él dispone mirador en dicho piso, que además presenta balcones en voladizo con arcos semicirculares y guardapolvos. En La Casa Bao, Los Corugedo y otras historias del palacete indiano de Grado que levantó Juan de las Onzas, artículo de Paula Tamargo para La Nueva España del 26-1-2025 se nos explican pormenorizadamente algunos detalles constructivos que suelen pasar desapercibidos:
"El palacete de Indalecio Corugedo es una de las más singulares casonas de indianos de Grado. No solo por tratarse de uno de los grandes edificios de la villa, de arquitectura culta e influencia francesa, sino por contar con decenas de exquisitos detalles que tal vez pasan más desapercibidos de lo que debieran. Quien visite la capital moscona para conocer su patrimonio indiano tiene que detenerse un rato ante este inmueble, rodearlo y levantar la vista para no perderse nada de todo lo que puede hallar en la delicadeza de los diseños de los forjados, en los trabajos de grabado en las canterías, en los motivos de la galería, las buhardillas, los ventanales, los pomos o los aldabones de las puertas. Merece la pena pararse para apreciar y disfrutar de una maravilla que por cotidiana para muchos moscones no deja de ser extraordinaria.
La entrada principal está mirando a la plaza Indalecio Corugedo. La puerta cuenta con dos espectaculares aldabones cuyo motivo principal son dos cabezas de león y que en la parte inferior, en la del llamador, tienen labrados rostros humanos. El pomo es una pieza muy llamativa, que reproduce la cara de una figura de rasgos demoniacos y felinos."
 
Y sobre su más célebre inquilino, Indalecio Corugedo, compartimos su biografía según la Real Academia de la Historia:
"Nació en el seno de una familia de buena posición social y económica, que poseía abundantes posesiones en Grado, de donde era oriunda su familia, y Belmonte (Asturias). Hijo de Indalecio Corugedo y Cañedo, abogado de fama y prestigio dentro y fuera de Asturias, diputado a Cortes en la legislatura de 1873- 1874, y de Emilia Fernández Mariñas, oriundos de Grado (Asturias), fue bautizado en San Tirso el Real de Oviedo con los nombres de Enrique, Indalecio, Emilio, Laureano y Cándido. Estudió Derecho en la Universidad de Oviedo, donde conoció a Melquíades Álvarez, creador del Partido Reformista, y cuya amistad frecuentó desde su juventud. El ambiente familiar, la militancia republicana de su padre y de su pariente, el intelectual y político Manuel Pedregal y Cañedo, llevaron al joven Indalecio a pertenecer también al republicanismo. La influencia, por otra parte, de la familia Corugedo en la ciudad de Oviedo facilitó su entrada en la política municipal, como concejal por el Ayuntamiento de Oviedo. 
Se dedicó a los negocios y fue miembro de los consejos de administración de diferentes empresas, como La Unión Industrial (1930) e Hidroeléctrica del Cantábrico. 
Obtuvo acta de diputado por el distrito de Belmonte (Asturias), en la legislatura de 1914-1915, como miembro del Partido Reformista de Melquíades Álvarez, y repitió escaño en las legislaturas de 1916 y 1917- 1918, aprovechando los mejores años del reformismo. 
En 1923 fue electo senador por la provincia de Oviedo formando parte, en la Cámara Alta, de diversas comisiones. 
Tras la dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) y el breve período del gobierno Berenguer, la reanudación de la vida política fue relegando al Partido Reformista a posiciones menos dominantes y Corugedo Fernández se mantuvo ya ajeno a los acontecimientos políticos que derivaron en la Guerra Civil de 1936-1939. Casado con Alejandrina Fernández Gutiérrez, fueron sus hijos Leopoldo, Carmen, Ángeles e Indalecio".


Como la mayor parte de las construcciones, elementos y lugares de interés del casco urbano, dispone de placa informativa


No dudamos en desplazarnos hacia la parte del palacete que mira a la calle Alfonso de Grado, para conocer el jardín, la enorme galería acristalada y la casita del chófer, de lo que nos cuenta asimismo Paula Tamargo:
"Para ver este patio, en el que hay una antigua casa destinada al chófer, hay que rodear el edificio yendo hacia la plaza Regino López. Al pasar por esta plaza, si se alza la vista se aprecian los detalles del tejado afrancesado, con pizarras con forma de escamas, y las buhardillas, decoradas en la parte superior con una cabeza de animal que no es igual en todas ellas. El diseño de los ventanales y los motivos vegetales de la piedra de la fachada merecen asimismo un vistazo, como la galería acristalada de forja ubicada en el vértice en el que confluyen dos de las caras exteriores de la casona".

"En la parte trasera del palacete, que da a la calle Alonso de Grado, hay para pararse unos minutos y contemplar la imponente galería de madera, así como los motivos que rematan la parte superior. Además de la peculiar casita que fue del chófer, hay una pequeña zona con un pozo y lavadero particular con bomba de fundición, que data de 1900", destaca asimismo Paula Tamargo


La casa está actualmente dividida en oficinas independientes para alquilar "Pero yo me quedaría seguir con la vivienda del chófer, con su aspecto de pequeño fortín atrapado entre muros", afirma por su parte el fotógrafo Alejandro Braña en su reportaje titulado Con su gorra de plato (en referencia al chófer) para su web Asturias por descubrir


"Esta arquitectura culta, de influencia francesa, nunca falla a la hora de dar seriedad y distinción a una vivienda. El arquitecto de la Guardia dominaba como nadie este estilo, reclamado por muchos indianos", nos explica asimismo Alejandro Braña al referirse a este Palacete y, respecto al indiano fundador, Volvemos a leer a Paula Tamargo:
"¿Y quién hizo esta casona? La respuesta esconde también una historia apasionante hasta donde es posible recuperarla buceando por las investigaciones al respecto de estudiosos y expertos. El proyecto para construirla se encargó a finales de 1890 al afamado y prolífico arquitecto Juan Miguel de la Guardia y la financió el indiano Juan Fernández Bao, aunque hoy le da nombre el que después sería su yerno, Indalecio Corujedo, diputado en Cortes por Asturias a principios del siglo XX. 
Fernández Bao era de Pravia, de la localidad de Loro. Un resumen de su vida y de cómo logró fortuna lo hizo Emilio Aréchaga en una conferencia sobre la historia de los grandes tabaqueros en Cuba que pronunció en el Centro Asturiano de Madrid y que posteriormente se publicó como separata de la Revista Asturias en marzo de 2018. 
"Con 14 años se marchó caminando a Santander para embarcar a Cuba dedicándose allí al negocio del tabaco. Se retira con sus ahorros en 1871 y ahí le llegó la suerte: al desembarcar en Burdeos coincidiendo con la insurrección de la Comuna le quitan todas sus pertenencias, dándole un justificante por el dinero incautado. Al normalizarse la situación en Francia, el Gobierno francés le reconoce la deuda pero, en lugar de pagarle, le ofrecieron la exclusiva de la importación de tabaco de Cuba durante 5 años. (...) D. Juan compró varias distribuidoras de tabaco y entró como socio en Romeo y Julieta. Reconstruyó la casa de sus padres en Loro, hizo para él un palacete en Grado y, para la boda de su hija Alejandrina con el abogado de Oviedo Indalecio Corugedo les regaló el palacio de La Doriga que lo tenía en venta el vizconde del Cerro por deudas del juego", describió Aréchaga. 
Fernández Bao, que también aportó una suma importante para levantar las escuelas de Loro en 1891, era apodado "Juan el de Las Onzas". El porqué del sobrenombre, además de otros muchos datos sobre lazos familiares en las siguientes generaciones, lo describió Alfredo Rodríguez Menéndez, que se remite al estudio al respecto que realizó en febrero y marzo de 2019 con la "inestimable ayuda" de José Luis Inclán Selgas. 

"Juan Fernández Bao, 'Juan de Las Onzas', nació en Loro a mediados del siglo XIX en una pequeña casa, que ya no existe, cerca del barrio de La Carril. Marchó con catorce años a Cuba embarcando desde Santander, donde fue andando y regresó al poco ya que hacía calma y el velero no pudo salir. En el segundo intento se estableció en la isla caribeña e hizo una pequeña fortuna con el negocio del tabaco, concretamente con una modesta participación en la tabacalera de origen asturiano Romeo y Julieta.  
Se casó y tuvo una hija y un hijo a los cuales trajo de vuelta a España al descubrir una infidelidad de su mujer. El barco recaló primeramente en Burdeos y don Juan se topó con una Francia sumida en cualquiera de sus múltiples revoluciones que la azotaron durante el siglo XIX. De la noche a la mañana le confiscaron todo el dinero que traía y lo despacharon con un vale revolucionario. Tiempo después reclamó su dinero y como al gobierno francés le venía mal devolverlo, le ofrecieron la exclusiva de la importación de tabaco durante cinco años.  
Cuando regresó a Loro en 1880 su fortuna ya era inmensa y quedó rebautizado como Don Juan de Las Onzas. Su hijo murió al poco de llegar al pueblo y él decidió construir para su madre en 1881 la hoy conocida como Casa de Llamero con un coste de doce mil pesetas. Se marchó a vivir a Grado con su hija Alejandrina y edificó un precioso palacete en el corazón de la villa moscona.  
En 1890 compró al Vizconde del Cerro (arruinado por sus deudas del juego) el palacio de Doriga y mil cien fincas como regalo de boda al casarse su hija con Indalecio Corugedo Fernández, licenciado en Derecho, concejal del Ayuntamiento de Oviedo y perteneciente a una familia oriunda de Grado con una buena posición social y económica.  
El estado del palacio era ruinoso y, después de la muerte de Don Juan en 1900, fue su yerno el que lo arregló a la última y con las mejores calidades no escatimando gastos para ello. Como muestra, apuntar que se instaló un inmenso cuarto de baño en la torre medieval que fue traído de la Exposición Universal de París de 1900. Se pidieron dos para España: uno para la Casa Real y otro para el Palacio de Doriga".


Entre el Palacete de Indalecio Corugedo y el de los Casares o Casona de Vidal se extiende la ya reseñada Plaza Regino López, emigrante nacido en Grado/Grau en 1860 pero que, en Cuba, llegaría a ser un consumado actor, empresario y director teatral de obras hispanocubanas, considerado una de las principales figuras del teatro vernáculo cubano


El Palacete de los Casares disponía de un gran jardín del que vemos su alto muro y verja. Queremos seguir compartiendo de Alejandro Braña este retazo Dos lados de una plaza, que une a ambos edificios:
"A un lado, el palacete de Juan Fernández Bao. Recuerda que este indiano había comprado otro palacio como regalo de boda para su hija. 
Su casa de Grado fue obra de Juan Miguel de la Guardia, el arquitecto de Villa Tarsila entre otras, y que unos años más tarde se encargaría de reformar El Capitolio, también en Grado. 
El chalé para Fdez. Bao es de influencia francesa, destacando la galería de una sus fachadas y la curiosa casita para el chofer. 
En el otro lado de la plaza está el palacete para la familia Casares. El jardín ha sido eliminado al construir un parking debajo. Llaman la atención las figuras que representan las cuatro estaciones en la escalera que daba acceso al jardín. 
Ambos palacetes han sido reformados por dentro y albergan hoy en día oficinas en alquiler".

Desde la plaza, no vemos bien esas esculturas de las cuatro estaciones que son una de sus características esenciales, pero volviendo al Camino en dirección a la calle Cimadevilla las empezaremos a ver mejor


En la calle, llama la atención esta larga fila de edificios que en sus bajos albergaron señeras tascas y comercios. Algunos de interés estético o histórico han sido rehabilitados pero otros han sido demolidos. Volvemos a leer a Álvaro Fernández de Miranda en Grado y su concejo:
"El haberse hecho la carretera algo distanciada del centro de la villa, levantó airadas protestas, porque desde su fundación gozaba Grado la ventaja de ser atravesado por el camino real á Galicia, de mucho tránsito, y tenía el caserío acomodado a ese objeto, aprovechándose las calles que servían de camino para colocar puestos y tenduchos con artículos de consumo, buscando el que trae consigo el tránsito; y, sobre todo, creía el vecindario que, de hacerse la carretera por medio de la villa, sin perder ésta sus antiguas ventajas, ganaría en aspecto, holgura y salubridad. Pero el tiempo ha demostrado, dando la razón á los extraños, que el pueblo se equivocó, como en otras ocasiones se ha equivocado también."

En cuanto a la Casa de los Casares, actualmente más conocida como Casa o Casona de los Vidal, es un edificio de planta cuadrada, por lo que su estructura es un magnífico cubo de cuatro pisos cuya fachada principal mira a su antiguo y perdido jardín


Como nota curiosa hemos de decir que tuvo el primer ascensor que existió en esta villa moscona y que fue su primer dueño don Álvaro Menéndez, construido también a partir de 1890, como el Palacete de Indalecio Corugedo y con proyecto del mismo arquitecto, Juan Miguel de la Guardia


"Se trata de una edificación de gran calidad con planta cuadrada y dos pisos. Presenta la zona baja, los esquinales y el cerco de los vanos de sillar y el resto enlucido y pintado", explican en la web del Ayuntamiento, a lo que añaden esta interesante descripción arquitectónica: 
"Los huecos son rasgados balcones con guardapolvo en forma de frontón, algunos de ellos enrasados y otros en voladizo, éstos se combinan con miradores y con una galería situada en la fachada posterior. Se cubre a cuatro aguas con teja curva y presenta un curioso remate a modo de barandal. Destacan también su serie de esculturas y en el interior conserva el primer ascensor que se instaló en Grau".

La calle conforma una bella perspectiva lineal a manera de punto de fuga cuyo final son los árboles de la cada vez más cercana carretera en La Fonte de Riba. Por aquí entraban y salían las primeras líneas regulares de carruajes de las que se sabe que, en parte, las procedentes de occidente empleaban aún tramos del antiguo Camín Real para llegar hasta aquí pues, acondicionado a un mejor paso de carros en el siglo XVIII, ciertos trayectos constituían un atajo respecto al de la carretera


El Gran Atlas del Principado de Asturias dice que de la Casa de los Casares que es un "palacete de planta rectangular y dos pisos. En la planta baja se resaltan los sillares y aparecen vanos de directriz vertical, rematados en arcos rebajados, En el primer piso se juega con la alternancia en el tratamiento de los huecos, encontrándose miradores acristalados, balcones con haz en antepecho de hierro y otros con repisa saliente apoyándose en ménsulas".


Ahora sí que vemos bien las esculturas de las cuatro estaciones sobre los pasamanos de la escalera. De izquierda a derecha y de arriba abajo, la primavera, el verano, otoño e invierno


Cuando se construyeron estos palacetes, y algunas de las casas que aún se conservan en esta calle, la carretera ya estaba hecha y, aunque no pasaba como hemos dicho por el centro urbano de entonces, estas calles, sucesoras de los antiguos caminos, eran las que lo comunicaban con la misma


Se produjo pues un ensanche en dirección a las nuevas vías de comunicación, que era donde gustaban indianos y mansiones construir sus casas y mansiones sobre parcelas sin edificar o sobre alguna modesta construcción precedente. Luego, al crecer el casco urbano, muchas de estas quintas, como estas de los Casares y de Indalecio Corugedo, quedaron rodeadas de edificios de vecindad y, posteriormente, de bloques de pisos


Llegamos a la altura del portón, cuyas columnas aparecen rematadas por jarrones. En la de la derecha veremos una placa


Ya hemos visto alguna similar y veremos varias más; se trata de una placa del Camino de los Derechos Humanos, a cargo de la asociación norteamericana International Solidarity for Human Rights en favor de la difusión de los Derechos Humanos en colaboración con la asturiana Where is Asturias, siendo la primera acción de este tipo en Europa


"Podrían figurar sin desdoro en la capital del reino los hoteles ó casas de Casares, Corugedo, Granda, González (D.C.), Tarrazo, Martínez, Villa Concha y Capitolio", afirmaba el cronista Álvaro Fernández de Miranda en su libro Grado y su concejo publicado en 1907. Desde aquí seguimos contemplando las estatuas, comprobando que, además de las de la escalera, existen otras dos, una a cada lado de este balcón delante la planta baja y encima del sótano


Esta además, parece mirar hacia los viandantes que circulan a sus pies...


Y esta es la fachada que mira a la calle Cimadevilla, con la puerta de acceso desde ella a las diferentes oficinas existentes hoy en día en su interior. A continuación hay una pequeña verja con portón hacia otro jardín posterior, donde se ve algún árbol


La calle Cimadevilla fue llamada en tiempos de Flórez Estrada, por haber tenido este prohombre su casa en ella, como enseguida vamos a ver, aunque posteriormente pasó a denominar a un tramo de la carretera Lugo-Villalba (o luego N-634) cuando esta se transformó en avenida urbana con el crecimiento de la población


Ahí está La Caleína (caleyina), un estrechísimo callejón que comunica esta calle con la Plaza de la Blanca y que es la calle más estrecha de la villa, nos cuenta Paula Tamargo en La Nueva España del 27-5-2024:
"No llega a las reducidas dimensiones de calles de otros lugares de España cuyo ancho no supera los 50 centímetros (caso de "El Callejón", en la localidad zaragozana de Urriés, por poner un ejemplo), pero Grado también tiene su travesía singular por su estrechez. Se trata del pasadizo que comunica Cimadevilla con la plaza de La Blanca y cuya anchura es de un metro, centímetro arriba, centímetro abajo, en función del punto en el que se tome la medida. 
En su interior no es posible que una persona extienda los brazos en cruz y si se pregunta a los vecinos por el nombre del pasadizo se explica que hay quien se refiere a él como "La Caleína", aunque lo cierto es que no tiene una denominación oficial. 
Se trata de un paso antiguo, que se ha mantenido entre los edificios de Cimadevilla y al que se accede por una pequeña escalerita de peldaños de piedra si se entra por este punto. Desde el lado contrario se entra desde la pequeña plazoleta que hay ante el bar "Dame más". 
Se trata de un espacio que no llama la atención de los vecinos por cotidiano, pero sí la de algunos visitantes a los que sorprende su escaso ancho, que se haya conservado entre los edificios y la curiosidad de que pueda ser la callejuela más estrecha de la villa al decir de algunos moscones".

Era esto antaño ya el extrarradio y zona prácticamente rural, cuyos caminos pasaron a tener nombres de personalidades asturianas, eminentemente locales la mayoría, al extenderse a lo largo de ellos la construcción de nuevas casas, naciendo nuevos barrios. Así nos lo explica Fernández de Miranda:
"Por sucesivos acuerdos del Ayuntamiento, las calles de la Carretera, Pedrera, Barredo y Plaza Mayor, llevan hoy, respectivamente, los nombres de Uría, Pedregal, Marquesa de la Vega de Anzo, General Suárez Valdés, Arias de Miranda, Longoria y General Ponte (Fernández de Miranda debería decir), y la de Cimadevilla el de Flórez Estrada, por haber vivido en ella el ínclito economista."

Aún conoció el cronista a los ahora subterráneos "Río la Calle", que era "un riachuelo que atraviesa la villa", y el "Río Martín", que es "otro que la circuye por su parte S., ambos afluentes del Cubia, al cual llaman también en la comarca Río de Grado", cuyas truchas "de este río sabrosísimas son preferidas a las del Nalón y se distinguen unas de otras á simple vista."


A nuestra derecha tenemos ahora la Hermandad de Santiago y Santa Ana, "que se fundó en El Infierno" podríamos decir, popular sidrería de antaño que, curiosamente, dio nombre a uno de los caminos hacia la iglesia. Estas "son las fiestas locales de la villa de Grau/Grado y se celebran el 25 de julio (Santiago) y el 26 (Santa Ana, pasándose al día siguiente si es día de mercado). El trabajo de la Hermandad de Santiago y Santa Ana junto a las actividades organizadas por el ayuntamiento hace que el programa de las fiestas se alargue durante prácticamente todo el mes de julio", nos informa la web municipal


"En Cimadevilla dieron muerte cruel á Ramón Fernández porque hiciera armas contra Ney en Peñaflor", relata Fernández de Miranda dentro de los represaliados en mayo de 1809 por la soldadesca francesa del mariscal favorito de Napoleón, Michel Ney, en castigo por la resistencia asturiana de Peñaflor, dictándose castigar muy dolosamente a la población civil local con asesinatos y saqueos, una decisión dramática de este militar siempre impulsivo que más tarde encontraría él mismo la tragedia en la nevada estepa rusa, y posteriormente en sus errores garrafales durante la batalla de Waterloo, siempre movido a actuar con ese mismo ímpetu irrefrenable que a la larga le llevaría ante el mismo pelotón de fusilamiento, por sus incompatibles escarceos políticos tanto con el bonapartismo como con los monárquicos franceses. Un doble juego y una personalidad que como decimos le guiaron a él mismo al desastre


Un texu joven el es árbol que crece en el jardín posterior de la Casona de Vidal o de los Casares, frente al que pasamos ahora


Nos acercamos, ya al final de la calle, a otra zona de comercios, en los bajos de varios edificios de pisos


A la izquierda, una "colección" de contenedores y una casa en ruinas, aparentemente un lugar sin importancia, pero nada más lejos de la realidad: es la casa la Casa de los Flórez Estrada, que está actualmente en estado ruinoso. Aquí vivió largas temporadas este gran intelectual, economista y político asturiano, fuera de su Somiedo natal, en concreto su capital, La Pola, empezando por su infancia, pues estudió en Grado/Grau sus primeras letras, nos informa la Real Academia de la Historia:
"Hijo de Martín de los Santos Flórez-Estrada, titular de un importante mayorazgo en el Principado de Asturias, y de Ramona de la Pola y Navia Osorio, también de estirpe noble. Álvaro Flórez-Estrada era el primogénito de once hijos, pero no se limitó a desempeñar su papel administrando los beneficios del mayorazgo; como su padre y otros varones ilustrados, fue crítico con las vinculaciones y mayorazgos, aunque era el suyo uno de los más notables en la Asturias de entonces. 
Con llamativas dotes intelectuales, había cursado las primeras letras en su villa natal en la cercana localidad de Grado, donde estudió Lenguas Clásicas y Humanidad."

La cercanía a la capital asturiana favoreció además su desplazamiento desde aquí a la Universidad de Oviedo para continuar sus estudios y empezar su fructífera carrera, que le llevaría a la corte joven y recién casado, aunque su mujer se quedó en Somiedo, en la casona natal de su marido, donde fallecería, por lo que, tiempo después, volvió a casarse:
"Muy probablemente, entre 1780 y 1781, pasó a la Universidad de Oviedo. En sus Facultades de Filosofía y Jurisprudencia cursó los estudios de las dos disciplinas con suma celeridad, tanto que llegó a ser investido de licenciado con edad menor de la usual y fue, luego, en la Chancillería de Valladolid, recibido de abogado cuando aún no había cumplido los veinte años, según testimonio de Pedregal (no confirmado por biógrafos posteriores, como Martínez Cachero o Uría Rius). Uría Rius señala la posibilidad de que en estos años universitarios tuviera Flórez-Estrada su primer contacto con la literatura enciclopedista del país vecino. 
Contaba veinte años de edad, cuando, en 1786, casó —en primeras nupcias— con Juana Queipo de Llano, emparentada con los condes de Toreno. El mismo día de su casamiento viajó a la Corte y durante su estancia en Madrid falleció su esposa en Somiedo, donde había permanecido lejos del marido. 
Las circunstancias y motivos de este viaje —refiere Pedregal y Cañedo— no fueron nunca bien esclarecidos. Y, según señala Martínez Cachero, no faltan argumentos para dudar de la existencia de tal matrimonio. En todo caso, en Madrid, el 22 de abril de 1797, casó con María Amalia Cornejo Juareguiundo, hija del miembro del Consejo de Castilla del mismo apellido y dama de honor de la reina María Luisa. 
Asentado en la capital del reino, se ha dicho —sin pruebas concluyentes— que Flórez-Estrada conoció a varios miembros de la minoría ilustrada, como Jovellanos —por amistad con su padre—, Campomanes y otros altos dignatarios como Floridablanca, el conde de Aranda, Llaguno y Cea Bermúdez. Suele aceptarse que tales relaciones, si existieron, no dejaron huella perceptible en su trayectoria política. 
Por lo que atañe a su actividad intelectual, es de señalar su labor como traductor. Anónimamente, tradujo —entre 1791 y 1794— el trabajo del jurisconsulto francés Antoine Ives Goguet De l’origine des lois, des arts et des sciences, et de leurs progrés chez les anciens peuples (París, 1758). En 1798 también vertió al español la obra del amigo y discípulo de Rousseau, Jacques-Henri Bernardin de Saint Pierre, titulada Etudes sur la nature (París, 1784), traducción que, debido al cordón sanitario establecido por Floridablanca para evitar la contaminación de las ideas de la Revolución Francesa, no llegó a publicarse. Goguet y Saint Pierre compartían, con otros autores como Rousseau, Locke y el abate Mably, de quien Flórez-Estrada habría de ser lector temprano, deudor intelectual y traductor, su creencia iusnaturalista en el gobierno por consentimiento, y en el uso heurístico del supuesto conjetural del pacto social, basado en la hipótesis del “estado de naturaleza”. Todo ello desembocaba en la afirmación de unos derechos del hombre inalienables y en la noción de soberanía popular".

Flórez Estrada ejerció de magistrado en Madrid, nombrándole el primer ministro Godoy Tesorero General del Reino, pero sus convicciones políticas no tardarían en hacerle caer en desgracia y regresó a su Somiedo natal, no permaneciendo nada ocioso no obstante. La Universidad de Oviedo le nombró doctor honoris causa y debió ser perdonado de su exilio, pues regresó a Madrid, donde fue nombrado tesorero principal de Rentas de la Corte, cosa que no le duraría tampoco mucho, pues renunció a ser un cargo incompatible con sus convicciones liberales, pasando a residir aquí en esta su casa:
"Su participación en determinada “tertulia”, una de tantas sociedades políticas existentes en la época, precipitó el alejamiento de la Corte a su pueblo natal por orden de Godoy. La Universidad de Oviedo le invistió, entre tanto, doctor honoris causaTranscurrido un breve plazo, volvió a la capital donde fue nombrado tesorero principal de Rentas de la Corte, en 1796. Cesante de su cargo, retornó a su tierra y fijó su residencia en Grado, hasta 1808, donde le nacieron dos hijas: Ramona y Manuela (los dos primeros, Carlos y Álvaro, habían venido al mundo en Madrid y ya le acompañaron en su destierro a Asturias)".

Tampoco languidecería su figura, pues fue nombrado miembro de la Diputación General de Asturias, "institución que acogía a los representantes de las más poderosas familias asturianas y ejecutaba lo dispuesto por la Junta General del Principado. En ella tuvo Flórez-Estrada ocasión de exponer un esbozo de sus futuras ideas agrarias. Ejerció ente 1802 y 1805. Luego empezarían los tiempos más largos y convulsos de su vida a partir de la guerra contra Napoleón:
"El 11 de mayo de 1808, la Junta General del Principado le nombró procurador general. Como tal, debía de ejecutar —en conjunción con la Diputación— las disposiciones de la Junta General. Flórez-Estrada debía tomar posesión en septiembre, pero un tiempo antes —el día 16 de mayo— se personó en Oviedo y participó en los acontecimientos que desembocaron en la declaración de guerra a Napoleón por parte de dicha Junta, la cual se había proclamado soberana. Ese mismo año, en calidad de procurador general, redactó la Proclama de la Junta General del Principado y, junto con el conde de Agüera, también dio a la estampa la Proclama a los asturianos. Participó asimismo en la decisión de la Junta asturiana de enviar una embajada (formada por Toreno, De la Vega Infanzón y Fernando Álvarez de Miranda en calidad de secretario), con una carta, a Jorge III de Inglaterra, en demanda de apoyo para la defensa contra Napoleón. Cuando Inglaterra comunicó su disposición favorable al socorro, que extendía más allá del propio principado, Flórez-Estrada se encargó de difundir entre todas las juntas existentes dicha comunicación inglesa, fechada el 19 de junio de 1808. Tanto los dos opúsculos citados como las gestiones ante Inglaterra buscaban levantar los ánimos populares contra el invasor más que establecer doctrina, si bien sus ideas y posiciones políticas ya estaban expresadas, todavía en tono templado, ante la misma Junta. También participó en la confección de dos cartas ficticias —publicadas el 26 y 27 de mayo de 1808— que ponían en pluma de Fernando VII una supuesta incitación al pueblo para rechazar la usurpación napoleónica."
Floréz Estrada. Autor desconocido. Senado de España

Flórez Estrada redactaría la proclamación del estado de guerra de Asturias contra la Francia de Napoleón en 1808 y dicha solicitud de ayuda a Inglaterra. Es entonces cuando el Marqués de la Romana disuelve la Junta asturiana y Flórez Estrada denuncia la situación ante la Junta Central en Sevilla. Entretanto, los franceses ocupaban Grado/Grau varias veces, como base de operaciones para atacar Oviedo/Uviéu y dominar este estratégico territorio. Casi al mismo tiempo, comienza su actividad constitucionalista:
"Cuando, en 1809, el marqués de la Romana disolvió la Junta General del Principado, Flórez-Estrada protestó, airado, y pasó clandestinamente a Sevilla a través de Portugal con el propósito de exponer ante la Junta Central sus quejas por la actuación arbitraria del militar. 
La Junta Central, con el apoyo de Jovellanos y el marqués de Campo-Sagrado, atendía favorablemente sus quejas cuando, súbitamente, falleció el marqués de la Romana. Entre tanto, Asturias era invadida por las tropas del general Ney, y Flórez-Estrada, no pudiendo regresar al Principado, permaneció en Sevilla donde se precipitaban los acontecimientos para reorganizar la nueva arquitectura política del país mediante la convocatoria de Cortes y el diseño de los mínimos instrumentos de gobierno que habían colapsado bajo el rudo hollar del ejército napoleónico. 
La Junta Central convocó la denominada por el historiador Miguel Artola “consulta al país”, y su mera actuación sirvió de acicate para que el 1 de noviembre de 1809 Flórez-Estrada remitiera a la Comisión de Cortes de la Junta Central su proyecto de Constitución titulado Constitución para la Nación española presentada a S. M. la Junta Suprema Gubernativa de España e Indias en 1º de noviembre de 1809. El 17 del mismo mes y año presentó a la Junta Central unas Reflexiones sobre la libertad de imprenta, lo que hoy se llamaría libertad de prensa, en las que defiende, para la eficiente implantación de una norma suprema, la “absoluta libertad de imprenta”. 
Su proyecto constitucional denota numerosas influencias. 
Desde la visión contractualista de la sociedad á la Locke, hasta la herencia de Montesquieu (cuando para evitar el “gobierno despótico”, sostiene con Rousseau y autores de la misma estirpe la necesidad de dividir y equilibrar los poderes del Estado). 
Sobresale la idea lockeana de pacto social protector de los derechos naturales del hombre, pero con ella se entretejen ideas de Bentham, Mably, Sieyes y otros escritores europeos de la época. Todo el proyecto pivota sobre una institución: el Parlamento. Un tanto confusamente, le denomina “Congreso Nacional Soberano”. 
Su “Constitución” refleja visibles influencias de la Carta Magna de 1795 adoptada en la vecina Francia. Se restringen seriamente los poderes regios y las juntas provinciales conservan un papel notorio en el Congreso, un congreso con cierto aroma federal y de fuerte sabor democrático. Estos rasgos afectaban tanto al órgano legislativo como al propio Gobierno. 
Los jueces serían un cuerpo electivo y renovable. La libertad religiosa, de imprenta y otro conjunto de derechos y garantías encuentran también cobijo en este proyecto de Flórez-Estrada, que —dado su radicalismo— no triunfó, aunque suscitó alguna controversia en su tiempo".
Flórez Estrada en un billete de 25 pesetas del año 1945

Controversias que acaso, junto con oras, evitaron fuese llamado a la convocatoria a Cortes, para la que incluso tenía un discurso preparado, pero siguió trabajando incansablemente, transmitiendo sus ideas constitucionalistas:
"El conocido Decreto de 28 de octubre de 1809 —publicado el 27 de noviembre del mismo año— convoca las Cortes y en ellas, curiosamente, no figura el insigne asturiano. Es posible que su candidatura fuese vetada en el mismo principado por los resquemores suscitados por sus actuaciones en la época de procurador general. Pero no por ello se desvinculó de una institución cuya génesis tanto había defendido. 
Así lo prueba el Discurso con ocasión de la reunión de las Cortes, escrito para ser leído en la solemne sesión de apertura, cosa que no sucedió. El discurso fue publicado en El Español, en diciembre de 1810. Ese mismo año, Flórez-Estrada, por esta o quizá por otras razones, se trasladó a Inglaterra donde residió hasta el verano del año siguiente. Allí dio a la imprenta su Proyecto de Constitución y sus Reflexiones sobre la Libertad de Imprenta. 
También publicó el trabajo Introducción para la Historia de la Revolución española, que mereció su traducción al inglés, obra en la que vierte un juicio favorable a la Revolución Francesa, aunque matizado por el deplorable derramamiento de sangre y el final despótico que tuvo con Napoleón. 
Blanco White había fundado en Londres El Español, periódico que sirvió de cauce para sus ideas constitucionales, mucho más anglófilas que las del asturiano. 
En él recibieron acogida varios escritos de Flórez-Estrada, algunos extractados, y aparecieron, además, las educadas y respetuosas críticas del sevillano White al Proyecto de Constitución y al escrito sobre la Revolución española del asturiano. Aún en 1811 vio la luz en Londres un nuevo trabajo de Flórez-Estrada, titulado Examen imparcial de las disensiones de la América con la España, de los medios de su recíproco interés, y de la utilidad de los aliados de la España. La segunda edición en español (Cádiz, 1812) tomó el título de Examen imparcial de las disensiones de la América con la España, de los medios de su reconciliación y de la prosperidad de todas las naciones. 
Además del examen de las relaciones de España con sus provincias ultramarinas, la segunda edición presenta un meritorio análisis de la decadencia económica del imperio español. Sostiene que las prohibiciones del comercio con las provincias de ultramar constituían causa primordial de la decadencia tanto de estos territorios como de la propia metrópoli. Se ha señalado la influencia de Jeremy Bentham en el trabajo de Flórez-Estrada; se ha hecho notar, por ejemplo, la coincidencia de su rechazo del judicialismo (interpretación judicial del Derecho) con Betham, con algunos doceañistas y con los jacobinos franceses; pero también se han subrayado las grandes divergencias con el pensamiento del inglés. Mientras Bentham defendía la independencia de América, Flórez-Estrada sostenía la tesis de la unión con el resto de las provincias ultramarinas españolas. Por lo demás, las opiniones del asturiano sobre la soberanía y sobre el origen del poder le separan sensiblemente de su inspirador del otro lado del canal. 
Tras su breve estancia en Londres ya referida, regresó a España en 1811 y en Cádiz emprende su labor periodística. En 1812, anónimamente, traduce De los derechos y deberes del ciudadano, obra de Gabriel Bonnot de Mably, escrita en 1753. Aunque quizás lo hubiera leído antes, también Mably dejó su huella en el espíritu de Flórez-Estrada. En esta etapa se entregó con ahínco al periodismo, fundando y dirigiendo en Cádiz El Tribuno del Pueblo Español (el primer número salió el 3 de noviembre de 1812, el último, el 1 de abril de 1814), con la intención de difundir las ideas constitucionalistas de su fundador, abordar los temas candentes de su tiempo (libertad de imprenta y de reunión), amén de divulgar muchos contenidos de la filosofía política de la Revolución Francesa, publicitar las sesiones del Congreso Soberano y, a través de sus páginas, abiertas a todas las plumas, ofrecer un diálogo franco con la opinión pública."


La deplorable situación en la que se halla su casa, entre esta calle Cimadevilla por un lado y la carretera (Avenida Eulogio Díaz Miranda) detrás, contrasta con la excelsa figura de Flórez Estrada y lo que supone para la historia de Asturias y de España. Fue diputado en las Cortes de Cádiz, la de la Constitución de 1812, ocupando el cargo de Intendente Militar de Andalucía, pese a que pronto renunció. El regreso de Fernando VII al trono amenazaba su vida, por lo que hubo de exiliarse en Londres. Al reimplantarse el sistema constitucional tras el alzamiento de Riego, Flórez Estrada vuelve a España, siendo diputado a cortes por Asturias y elaborando diversos proyectos políticos, sociales y económicos, pero ha de embarcarse en Gibraltar para un nuevo exilio, este de diez años, nuevamente en Londres, ante la reacción absolutista:
"En 1813, el Gobierno le nombró intendente del Ejército de Andalucía. Por entonces vio la luz otro trabajo de Flórez-Estrada titulado Constitución política por lo tocante a la parte militar. Además, en cumplimiento riguroso de sus obligaciones como intendente militar, escribió, en 1814, un Plan para formar la estadística de la provincia de Sevilla. Por obra del mismo, se cursaron instrucciones para la elaboración y tratamiento de datos estadísticos en los que descuellan por su importancia los económicos. 
También en 1814, con la anulación absolutista de la Constitución de 1812 (Decreto de 4 de mayo de 1814), se vio obligado a expatriarse, huyendo, probablemente acompañado de su hijo, de las persecuciones desatadas por Fernando VII. Al poco tiempo fue condenado a la pena capital y a la confiscación de todos sus bienes; algunos autores hacen notar que viajó a Roma con el fin de convencer a Carlos IV para que reclamase la Corona que impropiamente había ceñido su hijo al hilo del motín de Aranjuez. Restaurada la Junta General del Principado de Asturias —durante la reacción absolutista—, Flórez-Estrada fue nombrado procurador general por segunda vez. Desterrado y bajo condena a muerte, no pudo, naturalmente, ocupar el cargo. 
Durante esta estancia en Inglaterra publicó, en 1818, la Representación a S. M.C. el señor D. Fernando VII en defensa de las Cortes. Vio la luz en las prensas del periódico El Español Constitucional, fundado en Londres por exiliados españoles y dirigido por Fernández Sardinó. En el mismo órgano también dio a la estampa su Impugnación del decreto dado en Valencia el 4 de mayo de 1814, dirigido a Fernando VII. 
Sin duda, la importancia capital se la lleva la Representación, espejo fiel del pensamiento constitucionalista de Flórez-Estrada, que data al parecer de 1814, y que, según diversos autores, su difusión entre los liberales exiliados y los del interior contribuyó mucho a caldear el ambiente proclive al pronunciamiento de Riego. 
En la Representación, además de recordarle al rey Fernando la pérdida de sus derechos sucesorios a causa de la renuncia de Bayona —generosamente devueltos por las Cortes—, defiende con ardor la recuperación de las libertades y de todos los derechos de los ciudadanos; también vitupera sin miramientos el retroceso que en el plano internacional había sufrido la España fernandina frente al vigor exultante —en materia de libertades— de la España de 1812. Finalmente, recomienda el asturiano al Monarca el restablecimiento de las libertades y la convocatoria de Cortes. En este punto, acepta una futura reforma constitucional estableciendo un esquema bicameral; el sistema es, seguramente, ofrecido por Flórez-Estrada como elemento de transacción no sólo ante Fernando VII, sino ante los mismos liberales moderados, intentando aunar voluntades a favor de la causa constitucional. 
Es quizás por estas fechas —hacia 1815— cuando tuvo lugar la primera gran fisura registrada en el liberalismo español entre los “exaltados”, partidarios de la reposición de la constitución doceañista en su primitiva expresión, y la de los “moderados” que aceptaban la Constitución de 1812, aunque reformada, en obsequio de una transacción con quienes todavía conservaban un pie en el Antiguo Régimen. La ocasión la brindaría, precisamente, el levantamiento de Riego en enero de 1820. 
Con tal motivo, Flórez-Estrada retornó a España, vía París y Barcelona; fue recibido con homenajes varios y el 13 de mayo de 1820 llegó a Madrid. En junio del mismo año diputado a Cortes por Asturias y ocupó su escaño hasta junio del siguiente, cuando, por obra de la disolución y previo acuerdo de las Cortes sobre la inelegibilidad de sus diputados para las siguientes, hubo de abandonarlo. Restaurada la Constitución de Cádiz, en 1820, las tensiones entre el Monarca y los constitucionalistas de diverso signo fueron la norma más que la excepción. El liberalismo español se mostraría siempre escindido, entonces entre doceañistas y moderados, después entre moderados y progresistas. Querían los “exaltados” que la Revolución pasase cuanto antes del mundo abstracto de la norma jurídica a la realidad de la vida nacional. Con Calvo de Rozas, Romero Alpuente, Istúriz, Moreno Guerra y hasta el mismo “exaltado” de primera hora, Alcalá Galiano, figuraba en lugar destacado Flórez-Estrada. Huérfanos de apoyo en el mundo rural, los exaltados cifraban sus esperanzas en las clases urbanas y en su doble brazo, las sociedades patrióticas y las milicias populares. Los moderados buscaban, en cambio, un espacio de entendimiento entre ambos elementos, los representativos del Antiguo Régimen y los defensores del nuevo orden liberal naciente. La relación de fuerzas —los moderados eran conscientes del hecho— no favorecía la exaltación y defensa encendida del régimen constitucional; si algo enseñaba la experiencia histórica reciente, era, más bien, lo contrario. 
Basándose en la falta de cualidades oratorias y en el presunto seguimiento de las líneas de pensamiento trazadas por su coterráneo Argüelles, ha señalado el profesor Artola la falta de relieve parlamentario de Flórez-Estrada. El segundo argumento lo niega, sin embargo, el profesor Joaquín Varela, en un minucioso trabajo sobre Flórez-Estrada a quien califica, ya en el título, como “un liberal de izquierdas”. Aduce en su defensa la colaboración con Francisco Martínez Marina y con José María Calatrava en la redacción del primer Código Penal y su intervención, técnicamente solvente, en los debates sobre materias de Hacienda y Ejército en las que se movía con soltura. En efecto, durante su primera etapa de diputado en Cortes —legislatura 1820- 1821—, Flórez-Estrada desplegó una intensa labor formando parte de dos comisiones, la de Comercio y la de Milicias Nacionales. El 22 de agosto de 1820 se formaron, como señala Martínez Cachero, diversas comisiones para redactar los proyectos de Código Civil, Mercantil y Penal y en esta última figuró el diputado asturiano. 
Es de mencionar, asimismo, el discurso de Flórez-Estrada, con fuerte tinte ideológico, pronunciado el 20 de octubre de 1820, al hilo del debate sobre las sociedades patrióticas. Los exaltados exigían su legalización —algunos derechos, como el de reunión y asociación, carecían de reconocimiento constitucional en 1812— contra la reticencia de los moderados que, como el conde de Toreno, apelaban al extremismo encendido de muchas de ellas, pues, a su entender, hacían peligrar la libertad y la misma Constitución."


Vuelve a La Pola, en su Somiedo natal, en 1821, cuando logra poner fin a su exilio tras el alzamiento de Riego, pero al año siguiente ya está en Madrid en plena lucha de los absolutistas con los liberales, la cual desembocaría en una nueva invasión con guerra armada restituyendo el poder del monarca, lo que le obligará a un exilio más:
"Luchaba el Rey contra los liberales de sus primeros gabinetes, con los que, dado el acendrado constitucionalismo de éstos, no llegaba a entenderse. La inestabilidad de los gobiernos era proverbial, primero los tres gabinetes moderados, luego el gabinete presidido por el “exaltado” Evaristo San Miguel; la intriga de asociaciones como la masonería, o la más radical, “Comunería”, desprendida de aquélla o el papel de las Cortes imponiendo al Rey los componentes del Ejecutivo, conferían al escenario político un sello inconfundible de inestabilidad. Precisamente en el gabinete del 28 de febrero de 1923, impuesto por los “comuneros”, Flórez-Estrada figura como secretario de Estado, con funciones de presidente de Gobierno entonces. El desencuentro de este Ejecutivo con el Monarca fue clamoroso, más aún si cabe que en los gabinetes anteriores presididos por Argüelles, Feliú y Martínez de la Rosa. Cuando, con la complacencia del soberano, penetraron los Cien Mil Hijos de San Luis en territorio patrio —ante la perfecta inhibición del pueblo, ajeno a toda veleidad liberal-constitucionalista—, las Cortes hubieron de trasladarse a Sevilla. 
No quiso acompañarlas el Rey, por lo que las Cortes —en aplicación del artículo 187 de la Constitución— consideraron al Monarca ayuno del pleno uso de la razón y nombraron una Regencia. Antes habían impuesto al Soberano la destitución de Álvaro Flórez-Estrada junto con Calvo Rozas. El Rey les sustituyó por Calatrava y Zorraquín. 
De nuevo, hubo Flórez-Estrada de apurar el cáliz del exilio, en octubre de 1823, cuando entraron en España las tropas del duque de Angulema. Otra vez condenado a la pena capital, como en 1814, salvó su vida saliendo por Gibraltar rumbo a Inglaterra. De nuevo en Londres —que en los años 1824-1830, era un vivero de emigrantes— colaboró en El Español Constitucional, de orientación exaltada; se produce su polémica con Calatrava, en The Times, sobre cierta intolerancia religiosa que rezumaba el artículo 12 de la Constitución gaditana y sobre la facultad real, otorgada por la misma Carta Magna, de nombrar y promover jueces según su real designio. Por lo demás, en 1821, David Ricardo había fundado, en Londres, el Club de Economía Política y se ha especulado con la posible participación de Flórez-Estrada en las discusiones de tan selecto círculo. Sea como fuere, la inclinación a la economía, arraigó con fuerza en nuestro hombre y habría de tener muy pronto plasmación en letra impresa. 
Antes, ha de señalarse otra publicación menor también sobre tema económico. Se trata de la obra titulada Efectos producidos en Europa por la baja en el producto de las minas de plata, que vio la luz en Londres en 1824 y fue traducido al inglés en 1826. Dos años después conoció su segunda edición con otro título: Reflexiones acerca del mal extraordinario que en el día aflige y que más o menos incomoda ya a las naciones más industriosas de Europa. La publicación de más envergadura fue, sin embargo, su Curso de Economía Política editado en Londres en 1828 el primer tomo y en 1829 el segundo. Nada menos que seis ediciones conoció la obra en vida de su autor: dos en París, en 1831 y 1833, mereciendo la de este último año ser traducida al francés (con el título Cours éclectique d’economie politique). La versión del Cours realizada sobre el texto impreso en París dos años antes estaba precedida de un Avant-Propos, obra de León Galibert, que contribuyó, con el texto francés en su conjunto, a la difusión europea del trabajo de Flórez-Estrada". 

De su exilio londinense pasó al parisino y, salvo una incursión breve, no regresó definitivamente a España hasta la muerte de Fernando VII, representando a Asturias en varias legislaturas. Al mismo tiempo escribió diversos libros más sobre sus proyectos e ideales y promovió una serie de iniciativas de inspiración liberal. No obstante sus últimos años no los pasó aquí ni en Somiedo, sino en el noreñense palacio de Miraflores o de La Mariscala, de una de sus tías maternas:
"En 1830, Flórez-Estrada había pasado a vivir en París, de donde —salvo un viaje esporádico— no salió hasta volver a España en el año 1834. Subsidiado, alejado políticamente de las polémicas y divisiones de sus correligionarios del exilio, dedicó gran parte de su estancia parisina al estudio de la Economía Política en la Biblioteca Nacional francesa. En la imprenta Gautier-Laguionie se editó la segunda edición del Curso. Tres ediciones más vieron la luz en Madrid (la cuarta de 1835, la quinta de 1840 y la sexta de 1848) y, en Oviedo, fue entregada a las prensas una séptima edición, luego reimpresa, con una Introducción de Luis Alfonso Martínez Cachero, en Obras de Álvaro Flórez Estrada. 
A la confección del Curso con sus ediciones sucesivas dedicó Flórez-Estrada la mayor parte del resto de sus energías vitales e intelectuales. No dejaba de significar un giro importante en su trayectoria de político en ejercicio: desde la óptica constitucional a la de la pura economía política. En la economía se hallaba el fundamento del fracaso —hasta entonces— del escaso asentamiento de un orden liberal. Y a diagnosticar y aconsejar en este campo se dedicó con ahínco. Recibió Florez múltiples influencias. Su obra, de enorme fama, es prácticamente un producto sincrético, pero también se ha señalado que su posición, propia de la estirpe de los radicales ricardianos, no le convierte en un liberal. En aspectos como la propiedad y otras cuestiones afines su pretendido liberalismo ha recibido algunos reparos (M. J. González, “Estudio preliminar”, en Á. Flórez Estrada, 1994, o, más recientemente, C. Rodríguez Braun, 2008). 
En todo caso, tras la quinta edición del Curso, Flórez-Estrada fue deslizándose hacia el análisis de cuestiones como los derechos de propiedad sobre la tierra y temas afines ligados a la denominada “cuestión social”. Florez aceptaba, en tiempos del Ministerio Mendizábal, la decisión gubernamental de apropiarse —con muy dudosa conformidad a derecho— de los llamados “bienes nacionales”. Sólo se separaba de él en la decisión de venderlos, después, en pública subasta. Prefería que el Gobierno arrendase las tierras desamortizadas a los campesinos en contratos de enfiteusis a cincuenta años. La polémica —ya en su tiempo— estaba servida y las respuestas no se hicieron esperar. 
En 1839, publicó, como resultado de sus inquietudes, un interesante folleto titulado La cuestión social, o sea, origen, latitud y efectos del derecho de propiedad. Indicaciones acerca de la cuestión social que actualmente se ventila con empeño por los economistas europeos, sometida a la discusión de los sabios (en Á. Flórez Estrada, 1984), que incluyó en la quinta edición del Curso al año siguiente. 
Enfrascado en estas cuestiones se hallaba todavía cuando anotó y tradujo el artículo “Propiedad” publicado en la Enciclopedia Británica en 1820 y que pasó a formar parte del Curso, en su sexta edición. Anciano ya —y un tanto desengañado por el escaso eco que habían conseguido sus propuestas, no plasmadas en reformas efectivas—, Flórez-Estrada descansó en su edad postrera en el palacio de Miraflores que poseía una tía materna suya, Josefa Pola y Navia —apodada la Mariscala por haberse casado con el mariscal de Campo, Jacinto Acevedo—, en la localidad de Noreña (Asturias). 
En este palacio pudo aún revisar la séptima edición de su predilecto Curso. Preparaba la octava cuando le sorprendió la muerte. Poco antes pudo conocer que el Instituto de Argel en París le había nombrado vicepresidente honorario; y un año después, en 1851, la Academia Francesa de Ciencias Morales y Políticas le nombró miembro correspondiente. Fue enterrado en el cementerio parroquial de Noreña. No fue grande el reconocimiento que recibió en su propio país: en 1846 había recibido el nombramiento de senador vitalicio, una lápida con detallada inscripción de algunos rasgos vitales del “varón virtuoso” en la pared del cementerio —destruida, por cierto, en 1930—, algunas ediciones póstumas y poco más."


"Sobre la puerta de entrada de la que fué su morada", escribe Álvaro Fernández de Miranda, había una inscripción en la que podía leerse:
En ésta casa vivió el sabio
economista y eminente repúblico,
honra de Asturias,
su patria,
Excmo. Sr. D. Álvaro Flórez Estrada.
El Ayuntamiento de este Concejo
en 19 de junio de 1897,
acordó dedicarle como recuerdo
esta lápida

En la esquina de la calle Cimadevilla y la Travesía de Cimadevilla, que separa la casa de Flórez Estrada, de estos bloques de pisos, hay una llamativa casita de tejado a dos aguas en la que abrieron sus puertas diversos negocios. Hoy en día está el Asador La Xana, que ofrece comida para llevar


Atención a la señalización de las placas del callejero


A la derecha, en la esquina con la calle Asturias, hay una tienda de ultramarinos que puede ser otra buena oportunidad para avituallarse, si no lo hemos hecho antes, según salimos ya del centro urbano


También podemos tomar algo un poco más adelante, en el Bar El Trisquel, un poco más adelante a nuestra derecha


A la izquierda hay un quiosco Tutti Frutti y, poco más allá, se encuentra la Farmacia de Lucía Cueto, ya casi en la esquina, antes regentada por Javier Villabella


Por aquí pasaba el ahora subterráneo río La Cruz o Río la Calle antes mencionado, bien estudiado por el investigador Emilio José Argüelles, que evoca en La Nueva España del 3-12-2024 su antiguo curso y su desparecido paisaje molinero...
"Plano-croquis de Grado, por D. Nazario L. de Olavarría, página 31 del libro “Grado y su concejo”, historia de una comarca asturiana, escrito por D. Álvaro Fernández de Miranda. En este plano se indica el trazado del río La Cruz o La Calle, como se señala en la página 14 de la citada obra (Río la calle denomínase un riachuelo que atraviesa la villa, y Río Martín otro que la circuye por su parte S., ambos afluentes del Cubia, al cual llaman también en la comarca Río de Grado: las truchas de este río, sabrosísimas, son preferidas a las del Nalón, y se distinguen unas de otras á simple vista). Craso error, porque, durante la pasada pandemia, hemos recorrido las esquinas de esta villa centenaria y hemos descubierto, después de 57 años, que tal río, no es tal, sino que es el inicio de un complejo hidráulico hoy perdido y que aprovechaba las aguas del otro río moscón, afluente del río Cubia, el río Martín. Es éste quien suministraba caudal al complejo y que servía para mover varios molinos, regar las huertas, aportar agua al lavadero municipal (hoy sustituido por un edificio dedicado a la telefonía) y además en otras zonas las mujeres de Grado se arrodillaban al lado de su cauce para lavar a mano la ropa en una época sin lavadoras, y recientemente nos han informado que El Cortijo, hoy desaparecido, antes de ser almacén de piensos, también se dedicó al curtido de pieles, actividad que requiere abundante agua, y la tomaba del río La Cruz que transcurría al lado del edificio, para finalizar muriendo en el río Cubia. 
Si tomamos como referencia la finca donde se ubica el chalet construido por don Francisco Crego (médico de esta villa fallecido trágicamente) situado en el barrio La Barraca y que por un lateral está próximo al río Martín, es aquí donde los antiguos construyeron un banzao para desviar el agua hacia Los Niserinos, por lo tanto el río La Calle o La Cruz nace en La Barraca y muere en el río Cubia. Tiene una longitud de aproximadamente dos kilómetros. 
Su cauce en los primeros metros se aprovecha para regar varias fincas, utilizadas tanto para el pasto del ganado como para el cultivo de hortalizas típicas en Asturias (repollo, berza, acelgas, pencas, lechugas, etcétera). Hoy el cauce, que antaño transcurría al aire libre hasta el molino de La Cruz, en una primera parte sigue al aire libre dando servicio a las fincas, pero cuando llega a la calle Los Niserinos se encuentra canalizado y en la actualidad se pierde su trazado; era en esta zona donde las mujeres con sus tablas lavaban la ropa de sus familias, para luego dejarlas secar al sol colocándolas sobre los bardones. A continuación llegaba al molino de La Cruz al que abastecía, se conserva el canal de entrada del agua (con una placa que dice: “PRESA DEL MOLÍN DE LA CRUZ 1737-2007”), el molino y la zona de desagüe. Esta agua podía tomar dos direcciones: una se dirigía pasando por la avenida Fernando Díaz Villabella nuevamente al río Martín, era el aliviadero en caso de abundancia de agua, la otra dirección que tomaba, una vez pasada la carretera General y girando a la izquierda, era hacia la calle Cimadevilla, a la altura del bar Hevia (antes Casa Tarrazo) se desvía hacia el segundo molino, del Ruxío, se encontraba en la finca de la Vizcondesa, hoy esa zona la ocupan los edificios de la calle Asturias, 2, 4 y 6, de aquí pasaba al Cortijo, y se utilizaba para el curtido de pieles. Desaparecido el edificio al ejecutarse la Unidad de Actuación del Palmeral, José Luis Faure recuerda haber visto las balsas utilizadas por los curtidores, no sabemos desde cuando se dedicó a esta actividad pero en el libro “Grado. Cien años de comercio, industrias, ferias y mercados”, autor José Luis Areces (Pepe Linos), nos cuenta magníficamente como el señor Lucindo vende el negocio de curtido de piel sobre el año 1938 a Juan Jubete Vega procedente de Villarramiel, población palentina especializada en esta actividad, posteriormente don Juan cambia el curtido por el comercio de piensos para el ganado, destino final del edificio. 
Sigue nuestro río dando servicio a más actividades y su próximo destino es el lavadero municipal, edificio situado en la intersección calle El Bolao y Plaza Longoria, hoy su ubicación la ocupa un edificio dedicado a la telefonía, caracterizado por tener una gran antena que sobresale en su tejado. 
Siguiente apeadero: el molino situado en la calle El Pasaje, esta une C/ Alonso de Grado con Plaza Longoria, hoy se conservan las paredes del edificio que albergaban a nuestro molino, pero además podemos ver el canal por donde entraba el agua que daba la fuerza a las piedras que molían el grano (escanda, maíz, centeno, trigo, etc), y un segundo canal, que es el que continua el recorrido hasta el punto final. Tenemos una referencia a este canal en el semanario republicano La Justicia (03-12-1911), nos dice en la sección “De la localidad” y “Ayuntamiento”: “En sesión de 25-11-1911, se autoriza a la Alcaldía para cubrir el cauce de la presa de los molinos, tras el lavadero público”. En la misma columna se cita al molino de La Cruz, para que pongan aquel en condiciones que impidan el desbordamiento sobre la vía pública, y coloquen un paso de medida en Los Niserinos, con el fin de que no afluyan al cauce más aguas que las concedidas, teniendo en cuenta la capacidad del referido cauce; todo con apercibimiento de que de no llevar a efecto esas obras en el plazo de un mes, se harán por el Ayuntamiento a cuenta de los propietarios. Hemos de comentar que esta información está sacada literalmente de las actas de los plenos municipales, se conserva la de esta fecha y así lo recoge. 
Seguro que muchos vecinos de esta villa recuerdan los malos olores en la calle Julio César Estrada los días de verano, a la altura de la farmacia de Iván (Farmacia de Oscar en aquellas fechas), pero qué los motivaba: la causa estaba en el uso del canal como cloaca y al estar al aire libre, y no circular el agua, esta se descomponía dando lugar al olor típico de las cloacas. Cuando funcionaba el canal este pasaba al lado de la farmacia y se dirigía al siguiente molino, trascurría el agua por debajo del edificio de la Pescadería, y daba fuerza al molino, hoy en ruinas, que se conserva al lado del Bar Pasadizo. 
Estamos llegando a la próxima parada y última antes de verter las aguas al río Cubia, es un molino que pocos recuerdan, sus restos fueron demolidos con la urbanización realizada por Sogepsa cuando el molino desempeñaba otras funciones, almacén de muebles, pues el edificio lo adquirieron los hermanos Aurelio y José para su negocio, Muebles Joal. Sandalio el del bar Azul recuerda que se conservaba el arco por donde desaguaba el molino y tenía una bonita ejecución. 
Hipótesis, la revolución francesa, año 1789, encadenó una serie de hechos posteriores cuyos efectos llegaron a la villa de Grado. En el año 1794 estalla una nueva guerra entre Francia y España, que hace que el rey, Carlos IV, el de la Fuente de Arriba, tome la decisión de trasladar la industria armamentística a nuestra región. Se produce un movimiento migratorio de las familias vinculadas a los oficios que participaban en la fabricación de las armas de aquella época (fusiles, pistolas, etcétera). Muchas de estas familias se asientan en Grado (algún apellido se conserva como Guisasola) y existe una reconversión en esta villa al utilizar los molinos harineros en la producción de armas. Algún miembro de esta familia construye unas pistolas (hoy conservadas en el Museo de Bellas Artes de Asturias) para Ignacio Flórez Arango, político y militar nacido en Santianes de Molenes (1754) y fallecido en Cádiz (1809), y miembro de la familia que residía en aquellos años en el Palacio de Fontela. Recientemente nuestro Ayuntamiento ha adquirido unas casitas en frente del Palacio, me parece que los inmuebles que están a continuación, originariamente tendrían la misma fisonomía, si nos fijamos tiene una anchura y una estructura similar (puerta, ventana), además Casa Pepe El Bueno tiene una inscripción en la puerta de entrada, “Este edificio se reedificó en 1800”, casualidades de la vida o la presión demográfica y una cierta prosperidad económica motivan este crecimiento de la villa en vertical. 
Por último, citar lo que recoge en sus Diarios, el ilustre señor don Gaspar Melchor de Jovellanos, el día veintitrés de marzo de 1795. Duerme en Grado en casa de Manuel Ramírez y dice: “Vuelta a la de Ramírez; jardín; un río por el centro. Un pedazo de huerta que se vende y no quiere comprar; hace muy mal porque extendería la huerta, que es pequeña, y haría más independiente su casa”. Hoy, no sabemos con certeza la ubicación de la casa de Ramírez pero apostamos por el palacete que existía y se demolió para construir el edificio donde se ubica actualmente en sus bajos un supermercado de una marca asturiana, el supuesto río sería nuestro río La Cruz que transcurría por la parte trasera del citado palacete, porque en aquella época no cruzaba ningún río la villa de Grado. Decía la abuela de Servanda, cuando tenían muchos invitados en casa y su hija le preguntaba que dónde iban a dormir, ella contestaba, “en casa de Ramírez”. Hemos de matizar que su abuela vivía en el edificio auxiliar al Chalet de Concha Heres en Grado, todavía se conserva, y el chalet estaba donde el Café Las Palmeras. 
Gracias a los colaboradores, porque todo está en los libros pero también en los recuerdos de la gente, Elena, Herminio, Ramonín (por desgracia, ya no está entre nosotros), Faure, Ángel, Raúl, Sandalio, Begoña, Servanda y Fernando".

Salimos así junto a este árbol a La Carretera, la antigua carretera Oviedo Villalba abierta en 1859 y después N-634 que, en esta intersección es, a la derecha la Avenida Eulogio Díaz Miranda y, a la izquierda, la Avenida de Flórez Estrada, hacia donde nos dirigimos nosotros


De frente tenemos el edificio de la que fue el Mesón Sidrería La Fuente, luego Pub El Misterio, lugares todos estos, en la puerta del barrio de La Cruz, así evocados por una antigua vecina en Grado Noticias:
"Me llamo Beatriz Polledo González y soy de GraoMis recuerdos de Grao son muchos y solo podre poner los que más me han marcado o más recuerdo…. Mis primeros años de colegio fueron en la Casa Miranda, cuando aún estaba entre la muralla. Allí empecé con 3 años… Bajaba desde casa sola...  
Las primeras semanas iba mi madre detrás de mí para ver si la obedecía y no cruzaba sin avisar a un adulto. Jajaja… Ella me cruzaba frente al Bernardo Gurdiel... Bajaba Cimadevilla y, al llegar a la Plaza la Blanca, llamaba a Domingo el de la tienda para que me cruzara. 
Si él estaba atendiendo a alguna cliente les decía: “ Salir que ye la fía de Polledo que hay que ayudala a cruzar la calle”. Seguía bajando hasta llegar al Banco Central en la Plaza, donde trabajaba mi padre, para darle el beso de buenos días y que me cruzase a la plaza del Ayuntamiento para ir a clase. 
La Cruz… El barrio donde me crié y crecí… Aun estando la carretera nacional, cuando era pequeña los coches pasaban con cuentagotas. Vivíamos al lado de la Sidrería – Bar Hevia, junto a la fuente de arriba. Allí salíamos a jugar, justo a las puertas del Colegio Bernardo Gurdiel, al cual iba desde 3er curso.  
Otras veces íbamos a jugar al Sagrado Corazón, ahí siempre a escondidas, porque la parte de atrás del colegio tenía una especie de terraza donde nos subíamos … como siempre nos llamaba lo prohibido… 
Subía también a la Resqueta, allí tenía una pequeña huerta mi abuela Josefa. Me gustaba subir con ella y ver como cuidaba de ese pequeño trozo de tierra. Mientras subíamos siempre hablábamos con todos los vecinos que vivían en las casinas bajas frente a la vieja (ya desaparecida) mueblería de Basilio. Palmira, que siempre estaba bordando. 
Juana la del Molin y una señora que recuerdo de pequeña que le faltaba la nariz y me decían que era porque había sido mala y se la había comido el gato… Imaginaros cuando la veía, yo creo que por eso no me gustan los mininos ….. 
Mi abuela vivía en la casa de La Coriana, justo donde la Cruz. Allí había una pequeña placita donde también jugaba bajo la atenta mirada de Aurora y Tere las de Balbino. 
Los veranos…. eran mortales…. Cuando solo teníamos clase por la mañana a medio día nos íbamos a la Rina. Siempre iba con la tropa de los piteros. Ayyy, aquella furgoneta cargada de guajes que iba de lao a lao en las curvas o cuando daba volantazos sin el pitero para gastarnos bromas. Íbamos al primer bar, al de Blanca…. Allí nos llegábamos a juntar hasta 30 guajes…  
A las 4 de la tarde nos metíamos en el pozo hasta que nos venían a sacar casi por los pelos porque ya era de noche. Otras veces íbamos de excursión por la caleya de Alcubiella, pasando la piscifactoría y seguíamos por los praos, cogiendo moras y lavándolas en el río para comerlas después de la merienda. 
Luego llegan los 80 y empiezas a salir por los Pubs que se empezaban a abrir en Grao. El Misterio, El Cuélebre, El Barullo 
Por la zona de debajo de Grao L’ablugo, el BO2…. La discoteca el Parque (cuando estábamos en la puerta con un puñao de entradas a ver si coincida con algunas de las que teníamos guardadas y así pasar de papo) el Maracaná…., El Callejón…. En aquellos años había que ir caminando por la carretera, porque estaban todos los coches montaos encima de la acera… No cabía un alma en Grao, todos los pubs llenos de gente, las discotecas… Buenos tiempos aquello. 
Ya empezó a decaer y, al ir a estudiar a Oviedo y quedarme allí, el salir en Grao también se fue a menos (...)

Quedan muchos recuerdos de gente, lugares y olores… sería muy largo contarlo todo… Se me agolpan los recuerdos de la infancia, cierto es que, eran otros años donde disfrutabas cada minuto que salías de casa a jugar, cada vez que ibas al parque de arriba a jugar o la la Tejera a fumar

Y aquellos cumpleaños en el Infierno?? Ese olor de la sidra que había en las barricas, el olor de la tortilla, los chorizos... Uffff Que grandes recuerdos y los que quedan aún... !!!!!! ..."

Aunque vamos a la izquierda, no queremos dejar de mencionar que, a la derecha, veremos la finca y la mansión de El Calabión, uno de los palacetes indianos que se construyeron al paso de la carretera. Advirtiendo también de paso que, poco más allá, se halla, aunque no lo vemos, el de La Quintana, habilitado para pensión y albergue de peregrinos

El Calabión es otro de los proyectos de Juan Miguel de la Guardia para la burguesía e indianos moscones, construido en 1887 y situado dentro de una quinta cerrada con verja de hierro. Compartimos la reseña que de él hacen en la web del Ayuntamiento:
"Tiene planta irregular de dos pisos y cubierta resuelta con las características mansardas de influencia francesa. Sus fachadas se compartimentan con pilastras y líneas de imposta que destacan del enlucido de sus muros, así como el cerco de todos sus vanos, adintelados, con guardapolvo en los pisos inferiores y de perfil sinuoso en el superior. 
Originalmente, las mansardas estaban recubiertas por escamas de pizarra, pero tras el incendio que sufrió en los años 60 del siglo XX, el recubrimiento se modificó optando por alicatado de pequeños azulejos en color amarillo y morado".

Nosotros, por nuestra parte tomaremos a la derecha la Avenida Flórez Estrada rumbo oeste por el barrio de La Cruz y "la carretera de Villalba á Oviedo, vulgarmente llamada de Galicia ó de Occidente", como le dice Fernández de Miranda en 1907, casi medio siglo después de su inauguración "al menos el trayecto de la ciudad á la villa, siendo para esta población el punto de partida de las carreteras locales."


Aquí la cruzaremos camino de La Fonte de Riba, situada en la acera, al lado de la entrada al Colegio Público Bernardo Gurdiel, también glosado por Beatriz Polledo, el cual vemos en lo alto de una colina, semioculto por los árboles


Seguidamente es Casa Tarrazo, una de las populares sidrerías mosconas de antaño, que después fue el bar Hevia. A continuación vemos los muros de la entrada del a la Escuela Municipal de Música Javier Prada, frente a la que también pasaremos y, luego de unos bloques de pisos, está el cruce de La Cruz, crucero de piedra que da nombre al barrio


Empezando por el colegio, hemos de decir que está dedicado al sacerdote moscón Bernardo Gurdiel Fernández, quien fuera párroco de la villa durante 53 años y siendo uno de los escasos casos en los que un religioso ejerciese en su localidad de nacimiento toda su vida


En esta foto otoñal, con los árboles casi sin hojas, vemos mejor su edificio y finca. En 2025 el colegio propuso hacer aquí un parque infantil


Nada más cruzar el paso de peatones y a la izquierda tenemos La Fonte de Riba o Fuente de Arriba, situada a un nivel más bajo que el suelo y a la que se baja por unos peldaños, teniendo a los lados sendos muretes que hacen las veces de bancos corridos y, detrás, el muro de la finca del colegio


"Es un pequeño templete, que consta de una base cuadrada  de la que  sobresalen las pilastras  en los ángulos, consta de un friso liso y cornisa retraqueada y moldura que se separa del cuerpo mediante una línea de imposta, nos explican de ella en la página del Ayuntamiento. "Antes de la llegada del agua corriente a los hogares, los vecinos se abastecían de agua en ella, pues, según el dicho local era ésta la de mejor manantial."


Es de estilo neoclásico, imperante en aquellos últimos años del siglo XVIII que fueron también la época de Flórez Estrada. Presenta robusto pilón pétreo de tres caños, uno a cada lado


Una cartela muestra la inscripción que, abreviaturas aparte, nos informa que fue construida "Reinando la Majestad de Carlos IIII, esta Villa de Grado la hízo a su Cósta. Año De 1796". Fijémonos arriba en las iniciales IHS, que es otra abreviatura, pues "aparece en los primeros siglos de nuestra era, a partir del nombre en griego koiné de JesúsἸησοῦς (en mayúsculas ΙΗΣΟΥΣ, romanizado Iēsûs), del que sería abreviatura, informa Wikipedia


Por supuesto, llama la atención que, en vez de Carlos IV aparezca la fórmula Carlos IIII, que era también empleada cuando se trataba de escribir números pequeños. Es conocida en los relojes pero lo cierto es que también se empleaba en escritos e inscripciones, como es este el caso. Existen varias teorías, debates y hasta leyendas del porqué de esta dualidad


En cuanto a Casa Tarrazo, luego Bar Hevia, fue una de las históricas sidrerías mosconas y funcionó en 1925 y 2018


Sus antiguo nombre aún se ve en la fachada, pintado, mientras que el cartel del Bar Hevia luce sobre la antigua entrada


A la izquierda, varios bloques de pisos con bajos comerciales se extienden formando una larga hilera hasta el cruce de La Cruz. Uno de ellos es el de la Confitería Jonuar-La Cruz, empresa fundada en 1978 y especializada en tartas, empanadas y pasteles que satisfarán sin duda al hambriento peregrino. En la esquina del fondo se encuentra el Bar Náutico, en el edificio del mismo nombre


"Terminada al fin la carretera con general complacencia, los primeros coches y carromatos que transitaban por ella excitaban la curiosidad y hasta la admiración de los vecinos, que salían gozosos á contemplarlos", cuenta Fernández de Miranda de la expectación causada por esta carretera en sus primeros tiempos, cuando se olvidaron los disgustos por no haberla hecho pasar por el centro urbano


Y ya llegamos a la Escuela Municipal de Música Javier Prada, con su jardín y artística verja de cierre en el que aparece su nombre, "en memoria del director del Instituto Ramón Areces y presidente de la asociación "Amigos de Grado", fallecido en mayo pasado. La propuesta nace del colectivo que presidió Prada, en reconocimiento al trabajo altruista que desarrolló para mejorar el acceso a la cultura de los moscones", explicaba Sara Arias en La Nueva España del 1-10-2014 dando cuenta del acuerdo municipal en este sentido


El mismo Javier Prada había promovido la recuperación de este edificio desde la Asociación Amigos de Grado. Había sido el Colegio Sagrado Corazón y estuvo en funcionamiento medio siglo, entre las décadas de 1920 y 1970, siendo adquirido por el Ayuntamiento en 2003



La rehabilitación del inmueble para ser la escuela de música es un proyecto del arquitecto moscón Jesús Palacios, manteniendo las fachadas del edificio y su estructura original con una escalera centra, así como los espacios en torno a la misma


Hermosa vista del colegio y sus jardines y espacios delanteros en su conjunto. En tiempos de Fernández de Miranda aún se daban clases en los pórticos de las iglesia y en "malos locales", según denunciaba. En 1970, con la concentración escolar, se había auspiciado hacer aquí un "Hogar-Escuela, para cuya edificación han sido elegidos los terrenos del antiguo colegio del Sagrado Corazón", anunciaba la Gran Enciclopedia Asturiana en su primera edición


Una flecha amarilla pintada en la papelera a la puerta de la escuela de música nos confirma que vamos en buena dirección


A continuación, pasaremos al pie de esta fila de más edificios de pisos


Ahí está la Bocatería Guancho, otro lugar para poder comer algo antes de salir del casco urbano


Luego, un callejón separa este de una casa de época, bellamente restaurada y, en el cruce con la calle La Resqueta y enfrente de la rotonda, vemos La Cruz, en esta histórica encrucijada


Y, a lo lejos, La Podada, la salida de la villa de Grado/Grau con los montes de la subida a Acebéu y San Xuan de Villapañada, antigua fundación y coto señorial de la Orden de los Caballeros Hospitalarios, en la ruta a El Freisnu y bajada al valle del Narcea por Doriga y Cornellana


En la revista Viejo Cubia nº 3 (diciembre 2004) un vecino llamado Joaquín Robles nos deleita con la historia de un peregrino que él conoció, en su artículo Asturias en el Camino de Santiago, referido a su infancia en este barrio de La Cruz:
"De esto hace ya muchos años, tantos que la mayor parte de las gentes de entonces, ya no viven. Ahora gentes que vinieron de otros lugares no pueden tener el recuerdo de aquellos tiempos, del paso de peregrinos andando a Santiago.

La historia que voy a contar el la de un peregrino muy singular, ya que su peregrinaje lo realizaba anualmente, La Cruz era lugar que señalaba y señala el camino a los peregrinos, cruz de piedra labrada que se alza al lado del camino, al borde de la finca y molino de los abuelos. Desde siempre les ví pasar.

Mi barrio tomó su nombre de esta señal. La calle de La Cruz se alarga hasta la salida de la villa, empieza en la Fuente de Arriba y termina en el puente de La Podada. Casa Tarrazo y detrás Casa Bolívar, el colegio, el almacén de Conrado, la fábrica de galletas de Fernando García, el garaje de Cándido, casa El Valenciano y casi de frente la cochera de Rodas y la Carretera Nueva. El molino, con la cruz de piedra al frente, el estanco o casa Serafín. Al otro lado, casa La Gilda, casa de Pedregal, las casinas y luego la fragua de David, el puente y el camino de los peregrinos que van andando continúa hacia Occidente subiendo por el Camino de San Juan de Villapañada y el santuario de Nuestra Señora de El Fresno. Hoy gran parte de las casas nombradas aún sigue en pie, pero modificadas o encajadas entre modernos edificios de viviendas.

Al llegar a casa, de la escuela, nos encontramos con la noticia que había llegado Costales. Costales era un antiguo peregrino, conocido de los abuelos desde hacía muchos años, que hacía un alto en nuestra casa, en su peregrinación anual a Santiago de Compostela. Paraba a primeros de junio a la ida y a últimos de agosto a la vuelta, Se quedaba una o dos noches a dormir en el cuarto que los abuelos tenían  al lado del taller del abuelo detrás del molino. A la hora de comer se sentaba a la mesa con todos y hablaba de sus experiencias del camino. A los chicos nos fascinaba. Nosotros no le conocíamos por otro nombre que el de Costales, por el par de sacas en las que portaba sus pertenencias, atadas a la espalda con unas correas tipo mochila. Costales era todo un mundo de noticias e información, además no era un peregrino cuatrienial como la mayoría, sino que realizaba el camino en solitario todos los años.

Hablaba con detalle de pueblos y lugares como Santurce, Santander, Santillana y San Vicente de la Barquera, lugares lejanos de la provincia castellana de Cantabria, que a nosotros los chicos se nos antojaban todos lugares "santos", ya que empezaban por "san".

Nuestra niñez transcurría en esta zona agrícola-ganadera, un valle a 26 km de Oviedo, en la carretera del interior que va a La Coruña. El primitivo "camino del interior" que por Asturias siguieron siempre peregrinos que se dirigían a Santiago. Al molino maquilero de los abuelos no lo movían las aguas del Cubia que bajan bravas de las alturas y se domestican al llegar a la vega, sino las más escasas del río Ferreiro, que bajan desde San Juan y Sierra Sollera y por medio de una presa se recogían para dar fuerza a los molinos maquileros de la villa y regar prados y huertas.

Costales el peregrino era muy limpio, olía a humo y a jabón del Chimbo. No se presentaba con la ropa rota o descosida (cosa común de ver en aquellos tiempos), pero sí que era una colección de remiendos y parches. Hasta en el paraguas que llevaba colgado del hombro con una cuerda, tenía llamativos remiendos la mar de curiosos y bien cosidos. Le teníamos por montañés y él se decía pasiego, pero nosotros no sabíamos que era eso. Con los mayores hablaba perfecto castellano con algún acento de La Montaña, pero con los pequeños se hacía pequeño y nos hablaba mezclando infinidad de palabras del bable con el castellano, sabía cómo hacerse querer y nos enseñaba más cosas que nuestra maestra de la escuela. Costales todos los años visitaba Covadonga y desde Arriondas, siguiendo la ruta del interior, por caminos de Infiesto, Nava, Pola de Siero, llegaba hasta la catedral de Oviedo. Luego proseguía su camino hasta Trubia, El Escamplero y entraba en Grado desde Las Regueras y Anzo por el puente romano de Peñaflor. Desde nuestra casa partía hacia el Oeste por el santuario de El Fresno, dejando de un lado la carretera a Cabruñana y pasando por Doriga, Salas, La Espina, Trevías, llegando de nuevo a orillas del Cantábrico, Luarca, Navia y a 46 km Ribadeo y Galicia. Hablaba de la ruta y caminos del Interior y también de esta de la costa, que entrando por Ribadeo, prosigue por Mondoñedo, Villalba, Friol y confluía con el Camino Francés en algún lugar de Arzúa. Describía el Pórtico de La Gloria y los tiraboleiros y el botafumeiro, los castros celtas que visitaba en el camino y un sin fin de monumentos, pueblos y gentes.

De cada lugar nos contaba alguna anécdota o historia. De Trubia, que todos los niños sabíamos que estaba más o menos a medio camino yendo hacia Oviedo e incluso alguno de nosotros había visitado viajando en tren con nuestros mayores, él nos informaba que allí había unas fábricas enormes, que hacían de todo, desde cañones a mecheros. Que allí trabajaban muchos aldeanos que iban de almadreñas y que cuando se rompían en los talleres las correas de transmisión de alguna polea, éstos decían que "rompió el sobeo" (correa con la que en el campo se ata al yugo la lanza o baral del carro)"

"Está formado por una sencilla cruz de piedra de gran tamaño levantada sobre un pedestal", comentan del crucero en la página del Ayuntamiento a la que nos referíamos al principio de esta entrada de blog. "Mencionaremos de pasada una sencillísima cruz de piedra, de gran tamaño, sobre un vulgar pedestal levantada á la salida del pueblo y en la parte alta del mismo", decía Fernández de Miranda en Grado y su concejo, apuntando el interesante dato por el que, además de dar nombre al lugar en que se encuentra, "ante ella oraban prostrernados los peregrinos que caminaban á Santiago de Compostela."


A sus pies, un pequeño jardín y franja verde entre la calle y las casas es la Plaza de la Cruz, de la que escribe asimismo el historiador Luis Antonio Alías en su libro El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarios, que se trata de "una "cruz de término" allí levantada que señaliza la continuación del Camino". Buscando a la vez la razón de este tipo de símbolo consultamos la Wikipedia:
"Una cruz de término o cruz de humilladero es un tipo de humilladero con forma de hito (o mojón), colocado antiguamente a la entrada de las ciudades o villas, como muestra de piedad por parte del pueblo y para su fomento entre los viajantes. 
Las cruces de término en España tienen la condición de bien de interés cultural por declaración legal."

El gran Antón Pombo en sus guías camineras de la editorial Anaya le dice "una cruz de peregrinos" y es que estamos un elemento caminero bien visible para todo el que pasa por aquí, siendo una referencia visual e histórica fundamental para todos los romeros que atraviesan la población. Seguimos compartiendo parte de la extensa explicación que nos ofrece la Wikipedia:
"Se sitúan en los aledaños del pueblo junto a los caminos y tienen varias finalidades: 
-Señalizan vías y caminos. Principalmente avisan de la proximidad del pueblo. En tiempos de nieves, en los que los caminos no se distinguen, sirven de guías, pues se ubican en todos los caminos que confluyen en el pueblo. 
-Delimitan términos municipales o linderos particulares. 
-Sugieren a los viandantes que recen una oración por el motivo religioso en él representado. 
-Advocan a las ánimas del Purgatorio o como lugar al que se va a pedir algún favor especial (lluvia, protección de las cosechas, alejamiento de plagas)"

Podríamos pensar asimismo en la advocación a la Santa Cruz tan relacionada con el fomento de las peregrinaciones a San Salvador por parte del papa Eugenio IV con la proclamación de un jubileo especial, el Jubileo de la Santa Cruz para la Sancta Ovetensis, donde se veneran la Cruz de los Ángeles, la Cruz de la Victoria y otras en la Cámara Santa


Desde La Cruz seguimos avanzando acera adelante por la Avenida Flórez Estrada en dirección a La Podada, en el que viene a ser "el último tramo urbano de edificios altos, con oportunidad de abastecerse en un par de supermercados", como nos dice Antón Pombo en su Guía del Camino de Santiago. Camino Norte


Uno de los supermercados lo tenemos en la calle Pepín  Fernández, que está a nuestra izquierda, dedicada al comerciante y empresario José Fernández Rodríguez, emigrante a México, nacido en la cercana parroquia de La Mata en 1891


En la esquina, la Cafetería Vemar


Las señales nos recomiendan cruzar a la izquierda en este paso de peatones antes de pasar frente a la gasolinera, con continua entrada y salida de vehículos


Ahí está el Hotel-Restaurante Autobar, donde se alojan muchos peregrinos, para los que tiene tarifa especial, y ofrecen establos para aquellos que hacen el Camino a caballo


La gasolinera o estación de servicio, en la esquina con la calle Arroyo Naranjo, dedicada al municipio cubano de este nombre, en la provincia de La Habana


A continuación, el Restaurante Hospedaje Narcea lleva cerrado tiempo, pero conserva su nombre en la fachada


A la izquierda, por donde vamos nosotros, está la nave de Mármoles Alfredo


Y unas barandillas son las del puente sobre El Ríu Martín, también llamado El Regueiru Gaspar y El Ríu Ferreiru, que nace al oeste, al pie del alto de Cabruñana, por donde la carretera N-634 deja el concejo de Grado/Grau para entrar en el de Salas


Observamos las boscosas riberas a la derecha del puente. Por aquí empieza el barrio de La Podada, al sur de Los Niserinos


Aguas abajo y en su confluencia sobre el Cubia, han sido hallados materiales paleolíticos que demuestran la presencia de antiquísimos pobladores en esta vega desde la lejana Prehistoria. 


Un paseo fluvial recorre la ribera. A diferencia de otros ríos y arroyos de la zona, este no fue entubado para que pase subterráneo pero sí canalizado con altos paredones que eviten riesgos de crecidas, como la tan dramática inundación de 1921, así descrita en Grado Cutura:
"La noche del 20 al 21 de septiembre de 1921 es una fecha marcada en la historia de Grado. Una gran tormenta provocó que se anegara la vega y se desbordase del río Martín a su paso por la villa moscona. Al obstruirse el puente de La Podada, este pequeño riachuelo por el que apenas baja agua normalmente, se convirtió en un gran torrente que provocó el fallecimiento de una vecina y el hundimiento de más de una veintena de casas, una de ellas el destacado chalet de Valentín Sarasola «Tumballobos». 
La prensa regional y nacional de la época se hizo amplio eco de la noticia, estas crónicas periodísticas servirán de fuente principal para la conferencia, junto a las actas del ayuntamiento. También se presentarán una serie de fotos, algunas inéditas cedidas por la Fototeca del Museo del Pueblo de Asturias, la charla incluirá también un corto testimonio en video de Don Valentín Andrés hablando sobre esta riada, coplas dedicadas a la inundación…se hablará también de las distintas actividades que se organizaron para recaudar fondos para los damnificados como las llevadas a cabo por el Club Gradense de La Habana, el conocido libro promovido por el Marqués de la Vega de Anzo, o una corrida de toros benéfica organizada en la plaza de Oviedo; distintos reconocimientos individuales y colectivos a raíz de esta tragedia, las repercusiones y eco que tuvo y tiene aún la riada en Grado". 

Pasado el puente nos cruzamos con la calle La Flor, donde está el Bar El Volante


Cruzamos la calle, dedicada a una de las grandes ferias mosconas, pero nosotros seguimos aún unos metros más por la carretera, aquí llamada calle La Podada, como el barrio


La calle empieza una cuesta: puede decirse que aquí comienza nuestra subida hacia Villapañada y El Freisnu, solar de un venerado santuario mariano de honda tradición romera y paso al concejo de Salas


Mucha atención ahora pues en La Podada vamos a dejar la carretera a la izquierda un poco más adelante, al pie del edificio de dos pisos en cuyos bajos hay otro supermercado


A nuestra derecha, la elegante Casa de Santiago Álvarez, de Muebles Attys, con sus numerosas y artísticas ventanas


Fijémonos en las flechas amarillas y atención en el siguiente cruce, pues las señales pueden quedar tapadas cuando aparca algún vehículo


Siguen las flechas amarillas hasta el edificio del Supermercado Covirán "Moderno", prácticamente el último lugar para avituallarse antes de salir del casco urbano


Flecha incluso en la papelera, estemos muy pendientes al desvío, que viene ahora


Justo aquí, frente a la fachada del Bar El Pistolo, famosa parada de moteros famosa por sus tapas y bocadillos, tomamos a la izquierda la calle Modesto Cuervo Guisasola


Pero inmediatamente la cruzamos de frente y continuamos nuestra subida por La Podada, camino de Acebéu, ya en la parroquia de San Xuan de Villapañada, pudiendo luego subir directamente a El Freisnu o desviarnos hacia la iglesia parroquial donde, en su parte trasera, donde antaño estuvo el hospital de peregrinos de los Caballeros Hospitalarios, Orden de Malta u Orden de San Juan de Jerusalén, está el actual albergue público, sito en la antigua escuela y con unas maravillosas vistas del valle y de las montañas hasta el Aramo y el Monsacro...





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