Luarca/L.luarca desde el Camino, bajando por la calle La Carril |
Bajando al centro de la villa luarquesa por la calle La Carril |
La calle, adoquinada, en la actualidad, es la secular entrada a la población por el este, el camino seguido por los peregrinos, arrieros y viajeros de antaño que llegaban por el antiguo camín real de la costa, la principal vía de comunicación, con sus ramales, de la cornisa cantábrica desde tiempo inmemorial y hasta la construcción de las actuales carreteras, en concreto la de Galicia (actual N-634) a principios del siglo XX
"Su situación, en una península elevada con un istmo estrecho y acantilados muy inclinados, es propicia para la defensa. este posible emplazamiento sería el antecedente del posterior poblado romano. Existe un castro, El Castiel, en la península que en la que se halla punta Mujeres, que cierra la ensenada luarquesa por el oeste, en el cual se aprecian cuatro fosos"
Efectivamente El Castiel se halla en el promontorio de la Punta Muyeres, que cierra la concha al oeste, más allá de la Playa de Salinas o Tercera de Luarca, que en el momento de escribir estas líneas estaba en fase preliminar de sus primeras excavaciones en el que parece sería el primer antecedente urbano de la actual villa
En Los castros de Asturias. Una revisión territorial y funcional, de Alfonso Fanjul Peraza, se señala que ese castro se halla en un espolón a 60 metros de altura sobre el mar, estando sus cuatro fosos excavados en la misma roca con una media de cinco metros de profundidad, siendo llana la superficie interior de la fortificación. Se ha localizado una escalinata en el primer foso, el más exterior, que podría ser el antiguo camino principal de acceso al recinto castreño
Siguen diciendo del Frade y Figaredo que, al amparo de estos cabos y puntas, esta ensenada tendría el fondeadero más seguro en La Encoronada, justo frente a la citada Playa de Salinas y al pie del castro:
"En la estructura portuaria romana tenemos que distinguir entre el puerto, portus, y el fondeadero, angioportus. El primero sería el punto efectivo de atraque o intercambio, el segundo sería el lugar en el que un barco permanece fondeado en espera de buenas condiciones para atracar"
Para del Frade y Figaredo este puerto de abrigo al lado del viejo camino costero, en una lengua de tierra llamada La Llera, sería uno de los más importantes de la antigüedad en esta zona...
"... esta hipótesis se vería reforzada por la ubicación en Luarca del puerto correspondiente a la cuenca del Esva, debido a que la salida natural de este río, la playa de Cueva, tiene un acceso y una orientación que la hacen muy difícil abordar"
Realmente el término de Valdés, aparece ya con entidad propia en la documentación altomedieval, debiendo su nombre precisamente al Valle del Ese o Esva, en torno al que se articula, Val de Ese, siendo Ese un hidrónimo de origen indoeuropeo prerromano
Aquel mítico puerto primigenio sería el escenario de aquella leyenda que abordaría los posibles orígenes de la cristianización de estas costas astures, de la que circulan varias versiones aquí y allá, pero que básicamente podemos transcribir así, tal y como la encontramos en la página Ven a Luarca:
"No se recuerda cuánto hace, pero era todavía la villa que hoy llamamos Luarca un pueblo pequeño, levantado en los meandros que formaba la desembocadura de un río. Sus habitantes se dedicaban a la pesca fundamentalmente y vivían de forma sencilla.
Por eso, aquella tarde quedaron todos mudos de asombro y temor cuando vieron cómo un extraño artefacto más grande que cualquiera de los barcos que ellos pudieran tener y con un montón de velas de todo tipo, se acercaba al puerto y atracaba.
Del extraño navío desembarcó un personaje ataviado con ropas sueltas y un enorme turbante. Se acercaron al extraño personaje y se quedaron perplejos nuevamente ya que éste, que era un infiel, reclamaba la presencia de un sacerdote.
Cuando llegó el requerido sacerdote, deliberó durante unos minutos con el extranjero y enseguida se vio una gran actividad en el puente de la embarcación y dos oscuros personajes con unos taparrabos por toda prenda, comenzaron a desembarcar una gran arca remachada con lustrosos herrajes; se acercaron al sacerdote y con gran respeto y reverencia hicieron entrega de la misma; después de unas palabras de despedida el extraño visitante y sus siervos volvieron a su nave y se hicieron a la mar.
Allí estaba el arca y todos la miraban con algo de recelo y con cierta veneración que no se acababan de explicar. Al momento, unos aullidos cercanos sacaron a todo el mundo de su estupor para dejarlos nuevamente asombrados: una manada de lobos, al frente de la cual iba el más grande de todos cuanto habían visto en las montañas vecinas, se acercaba al puerto. Con un respeto impropio de tan salvajes criaturas, los lobos rodearon el arca y el más grande, en actitud inequívoca de sometimiento, se postró ante ella y la veneró.
Una vez que se fueron los lobos, el sacerdote organizó el traslado del arca a la basílica de San Salvador en Oviedo, hasta donde sería custodiada para su estudio y posterior veneración.
En recuerdo de aquel Lobo del Arca (Llobu del Arca), que tanta santidad supo reconocer, el pequeño pueblo se llamó desde entonces Luarca (L.luarca)"
Y así, sobre un enclave portuario preexistente, citado en documentos de los años 912, 1118 y 1128. que sin duda estaría cobrando cada vez más importancia, pues se registra una intensa actividad pesquera, el rey Alfonso X El Sabio, dentro de la política repobladora y de reorganización administrativa de la época, otorga, el 29 de mayo de 1270 y desde la ciudad de Burgos, la Carta Puebla o documento fundacional de la Puebla de Valdés, que incide en estas labores marineras y portuarias, con balleneros y portazgos:
"el puerto de Vallenación e portazgo de Luzdes y de los otros nauios que uinieren de fuera parte, pero los Pobladores de esta Puebla y de su alfoz que puedan pescar libremente por el mar, que no den portazgos, ni derechos ningunos de lo que pescaren con los sus Navuios e sus derechos"
"porque los homes de la tierra de Valdés se nos embiaron a querellar muchas veces que rescebían muchos males y muchos tuertos de caballeros y escuderos y de otros homes malfechores que les robaban e les tomaban lo suyo sin su placer y pidieronnos merced que les diésemos un logar que toviésemos por bien en que poblasen y les otorgasemos nuestros realengos"
"Hasta ese momento, los hombres y las tierras de Valdés estaban a merced del más fuerte. La anarquía, la turbulencia, los robos, las depredaciones, la codicia sin freno de los más poderosos, dueños de hombres, vidas y haciendas, obligó a los buenos hombres de estas tierras a pedir justicia al Rey, el cual les atendió otorgándoles sus "realengos" y derechos y, como ley civil y penal el El Fuero de Benavente"
El Fuero de Benavente, otorgado más de un siglo atrás, en 1164, por Fernando II, fue el modelo para estas pueblas, que en ese año de 1270, fueron numerosas en Asturias, en un momento en el que los monarcas hacían prevalecer su poder sobre los señores locales, teniendo estas poblaciones y sus términos a su dependencia directa y amparo, en el caso de Valdés delimitando las fronteras de este gran concejo, que permanecerían más o menos inalterables hasta la incorporación de varias parroquias naviegas en 1851
El Cambaral, a nuestro lado, sería pues uno de esos barrios marineros originarios de la primera población, desde mucho antes de la creación de la Puebla de Valdés. El Cambaral cerraría, con El Castil, uno de los dos brazos de la ensenada que guarda el histórico puerto, que desde la creación de la puebla centraría administrativamente el naciente concejo, que no tardaría en verse envuelto en pleitos con los antiguos poderes señoriales con los que continuó en confrontación
Y es que la villa luarquesa enseguida va a volver a librar enfrentamientos con los poderes señoriales de antaño. Sus en torno a mil habitantes sufrirán penas de excomunión por parte del obispo de Oviedo/Uviéu al acogerse a sus fueros vecinos del coto de Lavio, vasallos del prelado, y en 1300 el rey Fernando IV dispone que Valdés respete la jurisdicción de la Mitra, la iglesia asturiana, dueña por entonces de buena parte del territorio circundante
"A partir de la promulgación del Fuero de Luarca, las autoridades solo dependerían del Rey, que era tanto como acabar con las usurpaciones, el caos y la confusión reinantes. La advertencia no podía ser más contundente:"Ninguno sea osado de ir contra este privilegio para quebrantarlo nin para menguarlo en ninguna cosa que a cualquiera que le ficiese abria nuestra ira "Los hombres de la tierra de Valdés, protegidos por este Fuero, pronto dieron muestras de lo que eran capaces. El poblamiento de Luarca se hizo más efectivo; los pobladores de la villa y su alfoz ya podían pescar libremente por la mar sin tener que dar "portazgos" ni compartir con nadie lo que pescaran "con los sus Navíos". De aquí arranca el florecimiento de la industria pesquera y la propia libertad de comercio produjo notables beneficios económicos y sociales"
Una de las labores comerciales que despuntó fue la maderera y sus herramientas, las bruesas o hachas, gracias al incesante trabajo en los astilleros, donde se construían naves para la flota local y la de otros lugares, lo que conllevó, como en otros puertos, la tala de grandes extensiones de bosques, haciéndose incluso naos para la armada de guerra. Otra importante industria sería la del hierro, que prestaría importantes servicios incluso durante la francesada, así como las salazones de carnes y pescados, los curtidos y, en menor medida, los telares, así como la concesión de la celebración de las ferias de Santa Catalina en el siglo XV. Todo ello arrancó a raíz de la puebla, como observamos de la lectura del Diccionario Geográfico de Asturias:
"El privilegio llevaba aparejado la importación directa, en este caso del puerto francés de La Rochela, la venta in situ, y la distribución entre localidades y mercados dependientes. El disfrute del alfolí permitió a Luarca desarrollar industrias conserveras muy productivas e incrementar la exportación de los excedentes"
Este camín real, ahora una calle secundaria, vio el paso de numerosos peregrinos que, tras la recuperación de las rutas xacobeas norteñas a partir de la década de 1990, vuelven a dejar sus huellas en esta histórica senda. Fue tal su importancia en las peregrinaciones que la villa aparece citada, junto con otras del Cantábrico cono Navia y Ribadeo, en la Chanson Nouvelle, importantísimo canto peregrino francés en la ruta costera a Santiago:
A Louarque sur la mer
Faut passer,
Sans y faire demeurance,
Navia et Rive Dieu
Dangereux
Pour les pèlerins de France
"Capital del concejo de Valdés nacida cuando los pésicos de Peña Castiel abandonaron el hábitat castreño y comenzaron a edificar un nuevo poblado en la cerrada y abrupta desembocadura del río Negro. El inexpugnable emplazamiento ayudó a repeler los ataques de vikingos (siglos IX y X y de ingleses (siglos XVI, XVIII y XVIII), y proveyó de puerto a las naves pesqueras que contribuyeron a la principal fuente de riqueza"
A lo lejos, los arenales fueron escenario de algunos de aquellos ataques, como el desembarco en la Playa de Salinas de Juan Arry en 1601, que fue repelido, "duramente escarmentado hasta dejar sobre la arena una bandera con el pabellón de San Jorge", como dice la Gran Enciclopedia Asturiana..."que todavía conocieron nuestros agüelos en la iglesia de Santa Catalina del Pilarín, en la subida del camino real de Oviedo"
Fue aquí en Luarca/L.luarca muy famoso uno de ellos, Gurmesindo, más conocido por Sindo, en la década de 1830, consumado andariegu que, por atajos y veredas, caminando de sol a sol, llevaba a Oviedo/Uviéu recados urgentes, llegando a recorrer la distancia entre poblaciones, unos 80 kilómetros, en una sola jornada. Llegó a ser tal su éxito que, ahorrando, se hizo arriero, luego comerciante y más tarde empresario de diligencias al abrirse la nueva carretera en 1864
"Hoy los pescadores luarqueses ya no persiguen cetáceos amenazados de extinción, pero siguen desembarcando una buena parte del mejor pescado fresco del Cantábrico"
Este pescado se desembarca y subasta hoy día en la rula o lonja, que vemos en la foto en medio del muelle: es la Cofradía de Pescadores Nuestra Señora del Rosario
"Este Gremio formó parte de la Hermandad de las Ocho Villas, la cual, con la gran flota que la constituía, no sólo defendió la costa de corsarios y piratas, sino que hostigó a los barcos ingleses, llegando incluso a atacar a la misma Inglaterra realizando incursiones en la isla Wight, Shouthampton y otros lugares en tiempos de Eduardo III"
"... Asin es memoria de que este paraxe que fue en tiempos delicioso, poblaronlo pescadores que hacian la pesquería o caça de ballenas, los cuales monstruos orrendos corrian la costa con arta frecuencia mas que agora. Y asi por vivir de la mar y de sus oficios marineros, fueron todos mareantes y plantaron sus abitaciones en las fragosiidades de las bertientes del rio, donde la mar llega, y as poblaron el barrio que dicen todavia de la Pescaderia, y los otros del frente, que dicen los canvarales, que son el de arriba, que es mas antiguo, y el de abaxo, que agora dicen muelle o barbacana"
En Valdés, fueron este y el de Cadavéu los grandes puertos balleneros de aquellos siglos, hasta que en el siglo XVII los cetáceos casi se extinguen en estas costas, por lo que solo las embarcaciones más preparadas pudieron seguir con esta actividad algún tiempo más, habiendo de ir para ello a las costas de Terranova
En 1751, ya extinguida la época de las ballenas, se sabe había en este puerto 13 embarcaciones y 117 hombres de mar, siendo una buena parte de las capturas saladas y escabechadas para comercializarlas por Asturias, Castilla y Madrid
Para proteger el puerto el barrio de El Cambaral fue fortificado el siglo XVI (si bien parece sobre defensas anteriores), así como las puntas de La Blanca, un poco más allá, donde está la capilla de esta advocación, y el mismo Castiel, el emplazamiento castreño al otro lado de la ensenada, todo ello según proyecto del ingeniero militar Francisco Llobet, defendiendo el puerto estas baterías hasta después de pasada la francesada
El Cambaral tiene su propia leyenda. Si bien es evidente su topónimo marinero relacionado con los cámbaros o cangrejos, que abundarían en su tiempo, la tradición popular quiere ver el nombre de un pirata berberisco, enamorado de la hija del señor de esta fortaleza, quien le capturó. Transcribimos la leyenda tal y como se reseña en la página de Turismo Luarca:
"Había subido desde las costas de Argel y Tingitania hasta nuestros mares cantábricos una pequeña flota de piratas berberiscos que, con sus continuas incursiones, tenían atemorizados a todos los pueblos de la costa desde Avilés hasta Navia. Los barcos berberiscos, más pequeños, ágiles y ligeros que los grandes barcos de la flota del rey, escapaban de continuo de todas las persecuciones y parecía que fuera imposible detenerlos nunca. Mandaba la flota pirata un moro llamado Cambaral, famoso por la extrema crueldad que mostraba en sus asaltos y por lo ingenioso de sus ataques. Entre su pericia como capitán y las características de sus embarcaciones, ciertamente, era difícil capturar siquiera alguno de los barcos que componían la flotilla
Cansado de las tropelías que cometían los berberiscos, el señor de la fortaleza de Luarca, también conocida como La Atalaya, decidió que ya era hora de acabar con ellas y que, dado el fracaso de la flota real, se hacía necesaria una nueva estrategia que facilitara su captura. Embarcando a sus más fuertes y aguerridos guerreros en sencillas embarcaciones de pesca, bien disimulados entre sus aparejos y artes, salieron a la mar a esperar que apareciese la flota berberisca. A pocas millas de Luarca, se pusieron a pescar con la intención de que los moros les viesen como un botín fácil y de que, confiadamente, les asaltaran.
Efectivamente, en cuanto aparecieron los barcos berberiscos y vieron las barcas de pesca, se lanzaron a su ataque. Pero cuál no sería su sorpresa, en cuanto se acercaron a ellas, que vieron que de ellas salían decenas de guerreros perfectamente armados y preparados para el abordaje, y que eran las inocentes barcas las que les atacaban a ellos y no al contrario, como tenían previsto. El combate fue largo y cruento, pero la sorpresa y maniobrabilidad de las barquillas dieron toda la ventaja a los luarqueses..."
"Cambaral fue hecho prisionero, cargado de cadenas y conducido a la fortaleza de La Atalaya, en cuyas mazmorras lo encerraron sin curarle siquiera las heridas. Mientras el señor de Luarca y sus aliados festejaban el triunfo y preparaban los despachos para anunciarle al rey la buena nueva, la hija del señor, una bella doncella de espíritu generoso y gran corazón, pidió permiso para curar sus heridas y se dirigió a las mazmorras
Había poca luz allí, pero, parece, no les hizo ninguna falta, pues fue verse, siquiera entre las sombras, para que sugiera entre ellos el más puro amor. A pesar de las heridas, o quizá por ellas mismas, Cambaral comenzó a sentir lo que todas sus correrías le habían ocultado: que era huérfano de corazón, que sus fechorías no lo había evitado nunca y que nunca lo evitaría, que podía hallar descanso y sosiego, al fin, en este amor que se le ofrecía. La hija del señor, que nunca había sentido las punzadas del amor noble, curó las heridas casi con veneración, pero también con una congoja que la atenazaba, pues conociendo bien a su padre, sabía cuál iba a ser el destino de Cambaral y, por ende, más que probablemente, el suyo.
En aquella semioscuridad se declararon su amor mutuo y se hicieron promesas grandilocuentes con que los amantes noveles adornan la adversidad. Pero cuando Cambaral se recuperó de sus heridas, volvió a emerger en él su audacia y su ingenio, que tan bien le habían servido en sus correrías por todas las costas, desde Argel hasta el Cantábrico, y planificó la fuga de ambos..."
"... Fue una huida alocada, sin posibilidades de éxito, prácticamente, pero los ojos de los amantes no venían sino el momento en el que su amor podría al fin desplegarse, herirse con sus besos, consumarse en su pasión. No veían otra cosa que esa determinación cuando bajaban hacia el puerto desde la fortaleza, escondiéndose en las esquinas, corriendo atropelladamente y buscando, ya en los muelles, el barco de Cambaral, que, rápido y ágil como era, hacia ella misma les dirigiría.
Sin embargo, el señor de la fortaleza ya había sido avisado de la fuga y, con un destacamento de tropas, esperaba a los amantes en el puerto. Allí acabaron sus sueños y pusieron a prueba todas aquellas promesas que se habían hecho; viendo imposible la huida, Cambaral abrazó a la hija del señor de Luarca; ambos se miraron como si estuvieran diciendo algo que no se puede decir (amor que nace a oscuras, oscuro muere); ambos se besaron como si ya nunca más se pudieran besar (ya nunca los labios volverán a soñar)... Y así fuera que el señor de Luarca, loco de ira, incapaz de soportar aquel beso que para él era blasfemia, de un solo tajo, cortó ambas cabezas, las cuales fueron a escabullirse, en su beso final, a las frías aguas del puerto, justo donde años después se levantaría el llamado Puente del Beso.
La leyenda de Cambaral ha dejado una gran huella en la villa de Luarca. El barrio de pescadores lleva su nombre y se suele distinguir dentro de él el Cambaral Alto, que es donde habría estado la fortaleza (hoy, en su lugar, hay un monumento, llamado, precisamente, la Mesa de Cambaral), y Cambaral Bajo, que es donde está el muelle"
"Para la defensa de sus fueros y privilegios, los hombres de mar se agruparon en Gremios, Hermandades o Cofradías, siendo el Gremio de Mercantes y Navegantes de Luarca uno de los más importantes del Cantábrico. Los componentes de este Gremio se reunían para tomar decisiones en una mesa que se conserva en la península de la Blanca, detrás del cementerio"
"Ya en el siglo XIX, en la época de la "Marina romántica", Luarca contaba con una importante flota de veleros que hacían la carrera de América con mercancías y pasajeros. Destaca el bergantín "Favorita", que batió el record de velocidad haciendo la travesía de Filadelfia a Luarca en 28 días.
"Antonio de Lalaing (1480-1540) peregrinó a Santiago en el año 1501, durante el viaje que realizó a España acompañando a Felipe el Hermoso. Durante los veinticinco primeros años del reinado de Carlos V, Lalaing desempeñó importantísimos cargos en los Países Bajos. Felipe el Hermoso determinó que fuera él uno de los señores que formarían parte de la comitiva de su primer viaje a España. Y consecuencia de su viaje fue la relación del mismo efectuada por Lalaing, recogida por Gachard en el tomo I de la Colección de viajes de los reyes de los Países Bajos. Aunque Lalaing habla, en el prólogo de su Relación de los cuatro libros de los que se componía, sólo se han conservado los dos primeros, el del primer viaje de Felipe el Hermoso -primer libro- y el segundo dedicado a su vuelta.
En lo que respecta al Camino de Santiago, es de sumo interés el capítulo IX de la Relación de Lalaing en su primer libro. Desde Burgos, donde la comitiva había sido recibida con todo tipo de festejos, tres caballeros se pusieron en marcha hacia Santiago de Compostela el 19 de febrero de 1501: Carlos de Lannoy, Antonio de Quiévranis y el propio Lalaing. Siguen el antiguo Camino Francés, alojándose la primera noche en Castrojeriz. El grupo llegó a León y Lalaing aportó una noticia curiosa: señala la existencia de una cercana mina de azabache y apunta que la mayoría de los rosarios de azabache se hacen allí afirmando que: “La mayor parte de los que compran los peregrinos en Santiago se hacen en León.”
Desde allí, los peregrinos se encaminan al Salvador de Oviedo, pasando por el puerto de Pajares a Puente de los Fierros, indicando la aridez montañosa de la región. En Oviedo, como todos los peregrinos, no dejan de ver las numerosas reliquias. Intentan embarcarse en Avilés hacia A Coruña -con la curiosa anotación de que era “un puerto de mar un poco alejado del Camino de Santiago”- pero al no haber viento favorable debieron seguir por tierra, no dejando de anotar uno de los terribles “puentes que tiemblan”. Lalaing no dejó de comparar a los asturianos con los egipcios, por su forma de alimentarse.
El domingo seis de marzo ya oían misa en la catedral de Santiago, coincidiendo con el regreso de Inglaterra del arzobispo, que había viajado hasta la corte inglesa acompañando a la infanta Catalina para sus esponsales con el Príncipe de Gales. Bien tratados y alojados, por ser representantes de quien eran, visitan detenidamente la catedral, llegando incluso hasta el campanario donde admiran las campanas donadas por los reyes de Francia. No deja de referirse Lalaing tanto a las reliquias como a las circunstancias en que se encontraba el cuerpo de Santiago, enterrado bajo el Altar Mayor. Lalaing, como un notario culto y prudente, se limita a narrar lo que le cuentan sin añadir prácticamente nada de cosecha propia.
El día 8 de marzo, los caballeros oyen misa y salen para Ferreiros, emprendiendo el viaje de vuelta.
Curiosamente, por el camino -cerca de Triacastela y más tarde entre Rabanal y Astorga- no dejaron de cruzarse con más caballeros de la casa de su señor, Felipe el Hermoso, que también iban hacia Santiago. De Astorga pasan a Benavente, donde fueron magníficamente obsequiados por el conde Rodrigo Alonso de Pimentel, sin dejar de asombrarse por la especie de zoológico que había instalado en sus jardines. Tras dejar Benavente, los caballeros salieron al encuentro de su señor el archiduque, en Madrid"
"...en Asturias donde no hemos hallado ninguna noticia digna de crédito referente a templarios asentados en tierras astures. Unicamente Huidobro y Serna con falta de sentido crítico habla de encomiendas de la Orden del Temple en las principales rutas de esta región (...). Se trata de una afirmación absolutamente inexacta pues nunca hubo ni una encomienda templaria en Asturias, ni en los caminos de la peregrinación desde los Pirineos a Santiago existieron más de tres encomiendas templarias (...)
Pero este vacío templario no se limita a las tierras astures, sino que se extiende igualmente a todo el país Vasco y a las provincias de Cantabria y de Burgos. Podemos afirmar con absoluta certeza que en toda la cornisa cantábrica no existió ni una única templería: tampoco tEnemos ninguna noticia documentada de heredades o posesiones que el Temple pudiera haber tenido en esa misma cornisa. Atribuciones de iglesias o tierras a los templarios podemos encontrar en varios lugares; pero no podemos prestar a esas noticias ningún crédito sin una comprobación documental suficiente, dada la inclinación a endosar a los templarios todo lo misterioso o desconocido."
"Por la empinada calle de la Peña, se alcanza otra planicie: la de El Chano, donde el caserío de la villa se funde con el de la aldea típica asturiana. Desde la capilla de San Roque, muy próxima, se contempla una panorámica urbana bellísima. Luarca aparece al fondo, en vertical, partida en dos por el río Negro"
Y sobre el río Negro, a la derecha de la iglesia, está La Puente del Beso, el de la trágica leyenda de Cambaral, donde el corsario fugado con la hija de su carcelero y señor de la fortaleza de L'Atalaya fueron decapitados por este, que no podía soportar su amor prohibido. Según algunos estudiosos la leyenda puede basarse también en un suceso real dentro de alguno de los episodios bélicos de la historia luarquesa
La iglesia tiene su particular leyenda, según la cual en la torre del que sería un templo más antiguo viviría El Gaviluetu, hijo de una sirena y de un jefe vikingo. La sirena, consumida por la pena tras la marcha de su amado vikingo, abandonaría al fruto de su amor en una roca, quien sería salvado por unas gaviotas (gaviluetas) que lo trajeron volando hasta aquí. Estas gaviotas con sus graznidos despertaron a párroco, sacristán y vecinos, quienes se hicieron cargo del pequeño, criándolo hasta hacer de él un guerrero que marchó a la guerra "contra el moro" y que llegaría a casarse con una infanta portuguesa. Existen romances sobre el tema.
Fuerte Gaviluetu,
venido del mar,
con una infantina
casó en Portugal.
La niña era blanca
y era verde el mar;
la niña tenía
color de coral
y los ojos verdes
como el verde mar
Los antiguos ataques normandos, berberiscos, y de otros corsarios y flotas enemigas, o la misma presencia nutrida y continua de gentes venidas de otros lugares en estos puertos costeros, muchas veces asentados en las poblaciones, pudo ser la causa de estas leyendas y romances, que correrían además de puerto en puerto con diferentes versiones y adaptaciones según el lugar
"La articulación del nuevo villazgo hubo de adaptarse a las peculiaridades del terreno. Por una parte, el río Negro discurre en su tramo final formando diversos meandros, dividiendo en dos partes el caserío, Además su puerto natural, en la desembocadura del citado río, se encuentra flanqueado por dos montañas sobre las que se asentaron los primitivos barrios, el de la Pescadería y el de los Carambales (sic), cuyas calles se organizaron escalonadamente"
Entre las rocas y el ríoasomándose a la mar,está la villa de Luarcacual si fuera a navegarentre las olas y el vientopara su vida buscar
En el interior de la concha y puerto, la llamativa escena de las lanchas de pesca, con sus llamativos colores, es una de las estampas más recordadas, y fotografiadas, por los peregrinos que bajan por La Carril
Y las cubiertas de pizarra, oscuras, de las casas, pero que con el sol parecen de plata al reflejar la luz con un espejo, formando verdaderos destellos...
Así. el viajero francés Albert Jouvin de Rochefort dice, en su obra, publicada en 1672, Le Voyageur d'Europe:
·" ... en lo alto de este camino empieza la ciudad de Luarca, que se extiende en las dos laderas y hondonada en torno a un río no muy caudaloso..."
"A 1,2 millas al W de punta Rubión se destaca punta Inguilo, al W de la cual se forma una ensenada limitada por poniente por punta Mujeres. A 0,8 millas al 282º de la anterior y en el interior de la ensenada se halla el Puerto de Luarca con la desembocadura del río Negro detrás de una pequeña península llamada la Blanca, sobre la que están situados el faro de Luarca y una gran capilla.Dentro de la ensenada existen numerosos bajos que representan un peligro para la navegación.El puerto de Luarca está situado a 3 millas al 246º de cabo Busto.La entrada y salida a la rada debe hacerse por el paso del W entre los bajos Encoronada y Bolerno. Se ha establecido una enfilación luminosa: que discurre al Rv: 170º. la luz anterior esta sobre una ccolumna de hormigón pintada a franjas horizontales blancas y rojas coronadas por una T metálica en el muelle de Marchica y la luz posterior está en la margen izquierda del río Negro, en una columna pintada a franjas blancas y rojas coronadas por un mástil"
Bifurcación: no hay pérdida: seguimos cuesta abajo: aquí la La Carril da paso a La Puerta la Villa. Si bien la calle es en apariencia la misma por aquí estaría antaño el acceso a la villa propiamente dicha, al menos hasta el crecimiento de este barrio-calle a partir del siglo XVIII
La concha jacobita despeja cualquier duda en esta esquina
" un claro representante de los viajeros de la Ilustración, que cuenta lo que ve, con todo lujo de detalles, incluso de las cosas aparentemente no importantes, como la comida y los precios, lo que nos proporciona una visión muy realista y minuciosa de la época, que contrasta con la mirada apasionada y exótica de los posteriores viajeros románticos "
Luigi Salandra entró en Asturias cruzando la Ría del Eo en lancha desde Ribadeo a Figueras/A Figueiras. Dado que no había aún apenas carreteras es fácil que siguiese el camín real de la costa, esto es, el ahora llamado Camino Norte, a la inversa, pasando por Navia y llegando aquí con la idea de embarcarse para llegar a Avilés, evitando las fragosidades de Las Ballotas o Las Palancas. Su idea era ir luego desde Avilés (donde estuvo tres días) esperar otro barco rumbo a Santander y a Bilbao
«Al atardecer, Salandra, acompañado de sus nuevos amigos, baja al puerto (de Luarca) para embarcar. Le impresiona cruzarse en una calle estrecha con una multitud de jóvenes, casi todos vestidos a la usanza del país, con sombreros como mitras (¿montera?) que desfilan militarmente cantando un himno guerrero. Son los reclutas. Sus voces y pisadas retumban en la oquedad del callejón. El puerto le parece angosto y difícil, pero con bastante movimiento de pequeños barcos. En la rada exterior están ancladas una fragata de guerra y una urca de la Real Armada. Para embarcar hay que llenar varios trámites en le Comisaría Marítima y presentar el salvoconducto que le había dado el Capitán General de Galicia. Los aduaneros son muy belicosos y hablan de la paliza que esta vez se les va a dar a los ingleses»
Pocos años antes, en 1790, también entra en esta población el peregrino y médico francés Jean Pierre Racq, si bien en su narración, Itineráire de Bruges á Compostelle, solo viene a decir "qui es port de mer" y está a legua y media de Caneiru. Su obra es no obstante importante pues se trata de uno de los últimos relatos odepóricos históricos, es decir que describen el camino y añaden algún punto de vista personal, antes del declive definitivo de las peregrinaciones, que no renacerán plenamente hasta la década de 1990 del siglo XX. Así define la Xacopedia la literatura odepórica compostelana:
"Literatura que trata de los acontecimientos y de las cosas vistas durante un viaje. Es, sin duda, uno de los géneros literarios más significativos de la peregrinación jacobea. Por eso la llamamos, con un término griego, odepórica, ya que proporciona, junto al recuerdo de hechos y experiencia personales, datos geográficos, históricos y ambientales estrictamente relacionados con el viaje.
Es necesario determinar los elementos constituyentes de la literatura de viaje y peregrinaje a Compostela, a fin de llegar a definir una metodología de trabajo y de interpretación de estos textos. Por eso hay que remontarse al quinto libro del Codex Calixtinus, primer ejemplo compostelano de este género, en el que encontramos los cinco elementos fundamentales que se hallarán en toda la literatura odepórica compostelana: uno o más itinerarios que llevan a Santiago; la indicación de las principales etapas, hospitales, alojamientos y tipo de asistencia; la relación de los cuerpos santos y de las reliquias que hay que visitar; la descripción de la catedral y de la ciudad de Santiago, y las impresiones y juicios personales que en el quinto libro apenas asoman, pero que tendrán siempre más relieve con la evolución del género"
"Accesible por el surgente puente del Beso, al otro lado del río Negro aparece el barrio de La Pescadería, junto al del Cambaral, el primer núcleo habitado de Luarca en la Edad Media. Hoy es un rincón pintoresco, colgado de abruptas pendientes y con viejas viviendas que lucen puertas y ventanas de madera, por lo general pintadas de colores fuertes, azules o marrones. Entre las casas discurren empinadas escalinatas de pizarra y cemento, formando una especie de laberinto que nos puede llevar a lo lato del barrio del Chano, balcón que ofrece una vista de la villa complementaria de la que se tiene desde La Atalaya. Un sendero nos permite acercarnos al acantilado, en un punto desde el que se dominan las playas de la desembocadura, abiertas a la zona más expuesta de la bahía pero protegidas entre espigones y escolleras. En el sentido contrario. la misma senda nos lleva al actual emplazamiento de la ermita dieciochesca de San Roque y San Martín, que originariamente estaba ubicada en un solar A a las orillas de la ría en las inmediaciones de la casa consistorial"
La calle hace aquí un poco de curva. Aunque no hay mayormente pérdida una flecha amarilla confirma que vamos en buen camino
Abajo, en la calle de la Iglesia, estaba el mesón Las Cuerdas, donde se sabe se alojó Luigi Salandra, elogiando también que el alojamiento fue bueno, la cena sabrosa y la cama aseada. Muy cerca de esta posada compró papel, un tintero de cuerno y plumas, así como un mapa de la costa del norte de España, que iba a recorrer, yendo luego por las calles de Lobo y La Zapatería, dond ehabía zapateros y curtidores. En una relojería compró una brújula y un reloj de faltriquera, pues unos que tenía los había perdido en el truculento paso de la Ría del Eo
Otro importante e interesante viajero que visitó esta villa fue el predicador protestante y difusor de la Biblia George Borrow, de quien también sabemos, por su libro The Bible in Spain or the Journey, Adventures, and Imprisonment of an Englishman in an Attempt to Circulate the Scriptures in the Peninsula, publicado en Londres en 1848, que también se hospedó en la misma fonda que Salandra, próxima al hospital de peregrinos, Las Cuerdas, a la que halló "grande y cómoda"
George Borrow, en España Jorgito el inglés, es una de esas personalidades camineras, que aunque no peregrino en el sentido católico del término, de alguna manera sí lo era protestante, difusor de la Biblia. Era además un gran filólogo desde joven, que llegó a conocer unas treinta lenguas y dialectos, bien por haberlos estudiado o bien por aprenderlos en sus numerosos viajes, llegando por ejemplo a traducir el Evangelio de San Lucas al caló. Hijo de Thomas Borrow, oficial de reclutamiento, y de su esposa Ann Perfrement, hija de granjer, era "un fervoroso seguidor de la estética del romanticismo y un gran aficionado a la equitación, los viajes a pie o a caballo y el vagabundeo", según dice de él la Wikipedia:
"Estudió derecho en Edimburgo y pasó su juventud principalmente en Escocia e Irlanda; en 1810 conoció a Ambrosio Smith, un gitano que marcaría en Borrow una huella imperecedera. Borrow decide marcharse con él a un campamento de gitanos donde aprendió su idioma y costumbres. En 1824, a la muerte de su padre, contando 21 años, se trasladó a Londres con la intención de emprender una carrera literaria.
Allí estudió filología bajo la dirección de William Taylor, aunque no llegó a terminar ninguna carrera universitaria, y publicó en 1825 Faustus: a Traslation from the German, esto es, una traducción desde el original alemán del Fausto de Friedrich Maximilian Klinger, uno de los prerrománticos del Sturm und Drang. Su afán aventurero y viajero le llevó luego a hacer numerosos viajes: Francia, Alemania, Rusia, Portugal, España, Marruecos y Oriente, al principio como agente de la Sociedad Bíblica, y luego en calidad de corresponsal del Morning Herald. En particular, viajó a Rusia en 1832 para perfeccionar sus conocimientos de manchú con vistas a una traducción del Nuevo Testamento a esta lengua que se había de publicar en San Petersburgo. Y en 1833 empezó a trabajar para la Sociedad Bíblica.
Entre 1835 y 1840 estuvo en Portugal y en España como uno de los colportores (difusores de biblias protestantes) encargados de difundir en el extranjero las Sagradas Escrituras en lengua vulgar allí donde no estaba permitido y sin notas, gratis o a precio de coste, por comisión de la misionera Sociedad Bíblica; era la revuelta época de la I Guerra Carlista, por lo que ese viaje era toda una aventura; una vez en Madrid, mandó imprimir el Nuevo Testamento en la versión española del escolapio Felipe Scío de San Miguel, en rústica y sin el lujo de la carísima edición primitiva; además, tradujo el Evangelio de Lucas al caló y lo imprime también en Madrid, donde abre una librería en la calle del Príncipe con el rótulo de «Despacho de la Sociedad Bíblica y Extranjera».
Pero las leyes de entonces no contemplaban otra religión que la católica, y fue detenido y conducido a la cárcel en Sevilla. Aprovechó estas experiencias, sin embargo, para escribir, animado por otro impenitente viajero e hispanista, Richard Ford, su famoso libro de viajes The Bible in Spain (1843). En 1840 se casó con la viuda de un oficial y, gracias a sus ingresos como escritor, pudo adquirir una propiedad en Oulton Broad, donde permitió a los gitanos que se estableciesen con sus tiendas. Vivió, sin embargo, en Londres entre 1860 y 1874, aunque la muerte de su mujer en 1869 le hizo pasar más tiempo en Oulton, donde terminó por afincarse y fallecer en 1881. Un importante seguidor de sus trabajos fue el hispanista Walter Starkie.
En 1991 se fundó la George Borrow Society para estudiar la vida y obra de George Borrow"
Calle Abajo, La Puerta la Villa se cruza con la calle Párroco Infanzón
Nosotros seguimos bajando, todo recto ...
Y tomamos de frente y siempre en descenso la calle Olavarrieta, antiguamente la mencionada de La Zapatería, dedicada a este gremio y donde había más tiendas, pues fue donde compró su reloj y brújula Luigi Salandra
Continuación del camín real fue una verdadera calle mayor y eje comercial cuando esta era la principal vía de comunicación luarquesa, formando parte de los barrios que salieron más allá del viejo centro luarqués del medievo a partir del siglo XVIII, o centros, los de El Cambaral y La Pescadería, un a cada lado del río Negro y su estuario
Es llamativa la existencia de importantes gremios zapateros en algunos núcleos de Valdés, como aquí en su misma capital y en Queirúas, uno de cuyos barrios guarda en su topónimo la memoria. No fueron tan famosos como los de Pimiango en Ribadedeva o Noreña, de los que hablamos en las correspondientes entradas de blog del Camino Norte, pero en sus tiempos ver esta calle, ahora un tanto solitaria, con el trajín de su oficio, pues se sabe solían tener su taller en el piso bajo, que sacaban afuera con el buen tiempo, hubo de ser todo un espectáculo
Especialmente relevante es la también artesana industria del cuero, relacionada con los zapatos, y también existente antaño en esta rúa. La elaboración posiblemente abarcaría cintos y vestimentas para personas y otros enseres, correajes para caballerías, pellejos de vino, etc. El gusto por rendas de cuero reseñada en los vaqueiros de alzada, pero que fue común en toda Asturias, puede ser la razón que el mote de coritos se aplicase a los asturianos en general en siglos pasados. Por ejemplo, en La Pícara Justina, novela picaresca de Francisco López de Ubeda, año de 1605, presenta este episodio:
"Lo primero que yo encontré unos asturianos, a los cuales por aquella tierra de León unos llaman guañinos porque van guarrando como grullas en bandadas, o porque siempre van con la guadañas insertas en los hombros; otros les llaman coritos porque en tiempos pasados todo su vestido y gala eran cueros. Alguno dice ser la causa otra. La verdad es que la falta de artificio, la necesidad de tiempo, la simplicidad de ánimo y la necesidad de su defensa les hizo andar de este traje y no, como algunos maldicientes dicen, el haber salido de Asturias los que inventaron los cueros para el vino y las coronas para Baco. Mas no niego que el Baco tenga allí y haya tenido jurisdicción y gran parte de su real patrimonio, no digo en vivos sino en vinos. Ahora ya no se visten de cuero, si no es en algunos que le traen de la parte de dentro, y para estos tienen comercio de por mar con las Indias de Ribadavia, que engendra vino de color de oro"
"Coritos los usan los vaqueiros de alzada en su traje típico, y son a modo de pellizas de cuero. La memoria sobre los antiguos carros de Asturias y el calzado de cuero crudo (coricias) de las mismas provincias, del Alemán Wurtiz, en el propio título nos da una definición y descripción de otro tipo de calzado: las coricias o calzado de cuero crudo. Félix de Aramburu comenta la descripción del acompañante de Carlos V a su paso por Asturias al tocar este tema:"En cuanto al calzado, nuestros lectores conocerán -aparte de las madreñes corrientes-, el llamado coricies, pedazo de piel en que envuelven los pies los pastores, frunciéndole y ciñéndole con tiras o cintas de lo mismo; y aquel nombre saca desde luego al paso el nombre del carnero de Turdetania, coria, coriaxis de raíz aria, que dio denominación a los caurienses, pastores"La voz coritos saltó a la literatura con distintas acepciones, encontrándose en Lope de Vega, Quiñones de Benavente, Hurtado de Mendoza, etcétera"
El arco forma parte del Palacio del Marqués de Ferrera, formado por un conjunto de edificios construidos a lo largo nada menos que de quinientos años, desde el siglo XIII, fundación de la puebla, hasta el XVIII. Es también llamado Palacio de La Moral y conserva restos de una torre, lo que delata que efectivamente fue un puesto de control de entrada de gentes y mercancías a la villa, o incluso defensa
"Las poblaciones habían visto aparecer a Gómez en silencio y en silencio aguardaban, no tomando apenas parte en la contienda y contentándose con tener dos ayuntamientos, uno para recibir las tropas carlistas y otro para las de la Reina"
Seguimos bajando por Los Escalerones, tornándose la calle un tanto estrecha y oscura tras dejar atrás la bifurcación, entre altos edificios de varias plantas
En la rehabilitación de los escalerones se han instalado peldaños más altos y colocando en medio una barandilla, evitando lo más posible los resbalones, los tropezones y las caídas. En la calle Olavarrieta, con fachada al otro lado al Paseo de Pilarín, estuvo el Ayuntamiento viejo
Ante la incapacidad para doblegar la resistencia republicana más allá del Nalón, la población se convirtió en una importante base dentro de la zona nacional, habilitándose diferentes edificios para tropas, almacenes y dependencias auxiliares, refugiados e instalaciones procedentes de Oviedo/Uviéu tras romperse el cerco, y también refugios contra los bombardeos de la flota republicana, así como prisiones para soldados enemigos y, sobre todo, detenidos políticos, No muy lejos, en Busto, hubo un campo de concentración. En ¡Si los muros hablasen!, Una aportación desde la arqueología al estudiode la retaguardia franquista instalada en Luarca (Asturias), de Valentín Álvarez Martínez (Universidad de Oviedo), dice de ello:
"Luarca debido a la posición geográfica que ocupa, un puerto marítimo a medio camino entre Galicia y el centro de Asturias; a su entidad como población de mediano tamaño y sus propias características socioeconómicas se convirtió en un lugar fundamental desde donde establecer y coordinar el esfuerzo de la campaña occidental asturiana3 . Por todo ello, la villa sufrirá numerosas transformaciones, pues no sólo la intendencia militar establecerá allí su base, sino que otras infraestructuras judiciales, sanitarias, propagandísticas, entre otras, encontrarán allí su acomodo. A todas ellas, se les debe aunar la llegada, desde diversos puntos de la región, de numerosos refugiados desplazados de sus hogares, tanto por la dureza de los combates como por el temor a posibles represalias. Este crecimiento demográfico queda perfectamente reflejado en un extracto de las memorias de un militar allí destacado durante los acontecimientos:«En Luarca había también muchos refugiados de Oviedo, así que la villa estaba abarrotada de gente, siendo la vida muy divertida con ese motivo, y por ser el centro de la Asturias liberada en aquellos momentos»
"... la nueva realidad se manifestará en un esfuerzo por facilitar las necesidades de intendencia del ejército y de la causa golpista. Esto supuso la reutilización de espacios productivos para fines ajenos a los que habían sido destinados anteriormente, como acredita el giro que dan, hacia la industria de guerra, los pujantes talleres locales litográficos y las imprentas. La necesidad de contar con un aparato propio informativo y de adoctrinamiento, que contrarrestara la propaganda republicana, originó que no sólo el periódico Región, de ideología conservadora y católica, se asentará en la villa, sino que toda una serie de panfletos de guerra y carteles publicitarios serán producidos en estas empresas. Por otro lado, numerosos edificios acogieron usos distintos para los que fueron ideados. Se instalaron centro sanitarios (hospitales de sangre, botiquines, farmacias), acuartelamientos, infraestructuras de transmisiones... No sólo el Hospital-Asilo de Luarca, emplazado en la zona residencial de Villar, fue un punto de asistencia sanitaria, sino que otros con un fin tan distinto como podía ser el Círculo Liceo, lugar de encuentro por antonomasia de la élite local , albergaron sanatorios militares"
La calle sigue recta hacia la antigua Plaza del Maíz, que fue el corazón de la puebla medieval. Viniese o no reflejado directamente en los fueros, la celebración de un mercado semanal venía intrínseco en su fundación, como forma de mantenimiento propio y de pagar los impuestos, tributos o alcabalas correspondientes al reino. En buena medida estas nacientes pueblas eran en sí mercados en torno a los que se aglutinaba el caserío, en el que se instalarían artesanos y comerciantes, ofreciendo sus productos, tanto en los dichos mercados, como diariamente, haciendo de estas plazas lugares siempre más o menos concurridos, y por lo tanto centros económicos y administrativos de todo su alfoz
No obstante el Camino no va hacia la plaza en su señalización, a ella le recomendaremos visita expresa en una entrada dedicada a otros lugares luarqueses dignos de conocer: siguiendo las conchas y las flechas amarillas dejamos la calle de Los Escalerones para tomar esta callejuela a la izquierda
Salimos así a la Plaza de los Huevos, al lado del río Negro o Ríu Negru, donde está el puente llamado con el tan significativo nombre de Los Peregrinos, el cual recuerda en su topónimo el paso de los mismos por este camín real
Con el crecimiento poblacional y urbano, en esta como en otras polas, el mercado semanal se fue extendiendo por otras calles y plazas y especializándose en según qué cosas: de la misma manera que en un espacio se concentraba el del maíz y otros panificables, había otros para ganado, separándose estos a su vez en los dedicados al porcino, al ovino y caprino, al caballar o, en este caso, al avícola y sus productos
En la Plaza de los Huevos existe, o existía, la tradición de romper un huevo "pasadas tres horas de la noche sanjuanista", dentro de los ancestrales simbolismos, más o menos cristianizados, del solsticio de verano. En la plaza cruzamos el Paseo del Pilarín, que se hizo al canalizarse el río
Aquí abrían sus puertas algunas de las históricos comercios de época, ultramarinos, tiendas-mixtas y bares, tascas y tabernas, que marcaron toda una época de la historia, en lo económico y en lo social. Seguimos leyendo a Álvarez Martínez cuando dice:
"Luarca a comienzos del siglo XX se configura como una población dinámica que se sustenta en una amplia base económica basada en un mercado comarcal que conjugaba una variada gama de productos elaborados y sin manufacturar procedentes del campo y el mar. Sobre este ambiente de bonanza se acrecentará una élite local de ideología conservadora, en la que se entremezclaban los intereses de los ricos hacendados y comerciantes de la zona con los enriquecidos «Indianos o Americanos». Un reflejo de todo ello se apreciará en la remoción urbanística y expansión del caserío tanto de la villa como de sus hijuelas. Todo ello deparó la construcción de un buen número de nuevas residencias, al gusto de la época, que reflejaban la pujanza económica, política y social de sus dueños . Los turbulentos acontecimientos que ocurrieron a comienzos de la década de los años treinta apenas tuvieron relevancia tanto en el concejo como en su área inmediata. Si bien, las propuestas políticas republicanas en su versión reformista calaron en una parte de las clases acomodadas y el ideario proletario encontró acomodo en los sectores más populares"
Y aquí está el río Negro o Ríu Negru, que nace entre las sierras de Cándanas, Busmente y Bul.lacente, cerca del pueblo del Sel.lón, recorriendo unos 21 kilómetros hasta llegar hasta aquí a su desembocadura, en lo que fue el abrigo natural de La Llera, donde formaba meandros y un pequeño estuario, dándose casos , en tiempos, de tremendas inundaciones con sus crecidas, por lo que fue canalizado a su paso por la villa
"Este lugar es muy conocido por los peregrinos y viajeros. El puente no es muy sólido y está construido con madera. El fondo del río es de cantos rodados. El paso es peligroso pues con él el puente se bambolea, sobre todo cuando llega a sus pilotes la subida y bajada de la marea. Dormimos bien en Luarca y seguimos viaje"
Al paso del Puente de los Peregrinos recordamos aquel párrafo caminero de Jesús Evaristo Casariego dedicado al paso luarqués del Camino Norte:
"El camino asturiano de herradura era como una aguja de piedra que iba cosiendo tajos o como una sierpe que trepaba o se descolgaba por montañas a la vera de la mar. Tierra en algunos tramos pobre, en ocasiones áspera, pero siempre bella, muy visitada de viajeros de todo el orbe cristiano. Unos viajeros que, durante siglos, fueron tejiendo la gran romería que iba a Compostela después de haber adorado a El Salvador, en Oviedo. Y ese camino costanero por el que circulaban al año millares de peregrinos, pasaba por una villa llamada Luarca, cuya existencia ya constaba con ese nombre en pergaminos de principios del siglo X , cuando alboreaba la romería jacobea y las únicas sendas libres de moros eran las que bordeaban las playas y cantiles del Cantábrico"
"Muy verosímilmente ya en esas fechas, hace unos mil setenta años, Luarca pudo haber tenido hospital y alberguería para peregrinos. Luarca era entonces sólo dos barrios que colgaban de las rocas y llegaban a los acantilados en las bandas de Levante y Poniente"
"Luarca tiene en el siglo X III puerto, población sedentaria y una constante afluencia de extranjeros de tránsito, que son los peregrinos. Y, entre otras instituciones, cuenta con un Hospital, en este caso, Hospital en la doble acepción de la palabra: de casa para curar enfermos y de albergue para acoger viajeros (peregrinos pobres que no pueden pagarse su posada). Así pues, Luarca cuenta con un Hospital, verosímilmente desde el siglo X y, ciertamente, desde el siglo XIII. En el siglo XV se sabe que este Hospital ocupaba dos edificios de la calle de la Iglesia y que fue ampliado gracias a una donación del notorio caballero luarqués Alonso Rico. Era muy frecuente que las familias luarquesas de los siglos X III a principios del XIX, dejasen mandas o legados para tan caritativo establecimiento y también para el hospital-lazareto de Barayo, que aunque situado en el Concejo de Navia, pero a pocos metros del límite del de Valdés, se le consideraba como institución luarquesa. Así, en numerosos testamentos valdesanos figuran mandas para «los malatos de Barayo». Digamos de paso que también con mandas y donativos se creó en el siglo XV una cátedra regular de latinidad y humanidades que llegó a alcanzar cierta notoriedad en el Occidente asturiano y sirvió, siglos después, de antesala para pasar a la Universidad ovetense"
También en el mismo artículo nos habla de aquellos viajeros y peregrinos que pasaron por este puente en el pasado:
"Se conocen referencias de viajeros, peregrinos a Compostela, que aluden a Luarca, con menciones a su situación y hospitalidad. Son varios, sobre todo a partir del siglo XV. Pueden recordarse al caballero Antonio Lalaing, Señor de Montigny, flamenco; a Bartolomé Fontana, italiano; a Jacobus Soviesky, polaco; a Guillaume Manier, galo; al ingeniero Salandro, genovés, y las indicaciones detalladas del curioso y completo itinerario francés de Jouvin, del siglo XVII. Por ellos sabemos la existencia del famoso «puente temblón», situado en la propia Luarca o en sus inmediaciones por los linderos con el Concejo de Pravia; las posadas de buen yantar y el Hospital"
En este lugar, el viajero italiano Luigi Salandra dice que Luarca/L.luarca es una pequeña Venecia, pues el río, bordeando la casa, disponía de varias pasarelas y dos puentes de cantería, uno este de Los Peregrinos y otro el del Beso. Al fondo vemos ahora el que comunica la Plaza Alfonso X El Sabio con el puerto
Allí está el Ayuntamiento, cuyas obras se acordaron en 1912, siendo alcalde Vicente Trelles, para sustituir al anterior, que estaba casi en ruinas. El proyecto se encargó al arquitecto municipal Manuel del Busto, concluyendo las obra en 1916. Lo cierto es que las descripciones artísticas y arquitectónicas del mismo son de lo más variadas, puede decirse que se trata de una combinación de estilos y del modernismo secesionista vienés. En su fachada principal la parte central tiene detalles donde predomina la curva. En su decoración hay elementos clásicos, columnas y pilastras
"Las referencias históricas a este trazado son sucintas. Entre las obras que cabe destacar se encuentra el diario del obispo armenio Mártir de Arzendjan, relato de su peregrinaje de Roma a Santiago por la Ruta de la Costa, que efectuó en 1489 tanto a la ida como a su vuelta. Su importancia se debe más al hecho de que constituye la primera guía sobre el Camino del Norte que al detalle de sus datos. De hecho, se trata de una enumeración de lugares y villas que el prelado visitó, en la que se pueden observar omisiones y errores notables, hasta el punto de confundir Portugalete con Bilbao
También existen referencias en forma de relatos, el más antiguo de ellos el de Antoine de Lalaing, señor de Montigny. Lalaing acompañó a Felipe el Hermoso en su peregrinar (1502), visitando las urbes gallegas de Ribadeo, Mondoñedo y Betanzos. Resulta de especial mención el peregrinaje llevado a cabo por el sastre francés Guillermo Manier en 1726. Asediado por las deudas, Manier realizó la ruta hasta Compostela acompañado por sus amistades siguiendo el Camino Francés, pero el viaje de vuelta lo hizo siguiendo el litoral, por lo que describe el itinerario como ruta de regreso"
Pasado el Puente de los Peregrinos el camino seguirá de frente por la calle Crucero, donde está el crucero que le da nombre, del siglo XVII, símbolo caminero por excelencia
Históricamente estuvo siempre aquí, hasta que en 1920 se decidió llevarlo al lado de la iglesia, siendo restituido en este su original emplazamiento en 2007, coincidiendo con el resurgir de las peregrinaciones y el paso de romeros y caminantes a Santiago
Como hemos dicho, el Camino Norte continúa recto por la calle Crucero adelante, subiendo poco más allá a La Peña para salir de la población por El Chano, pero como en tantos lugares pasa, es una pena seguir de frente y marchar sin conocer un poco más esta hermosa villa, acercándonos al menos hasta la Plaza de Alfonso X El Sabio, El Puente del Beso, el puerto y, por supuesto, subir a El Cambaral y su Mesa de los Mareantes, además del cementerio, la ermita de La Blanca y El Faro. Si pernoctamos en Luarca/L.luarca es más que recomendable dedicarle una buena y pausada visita, por no decir IMPRESCINDIBLE
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