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lunes, 24 de febrero de 2014

LUARCA/L.LUARCA (ASTURIAS): EL "LOBO DEL ARCA" BAJA POR LA CUESTA DE LA CARRIL, SINDO "EL ESPOLIQUE", EL ARCO BAYÓN Y "LA PEQUEÑA VENECIA"

Luarca/L.luarca desde el Camino, bajando por la calle La Carril
Bajando al centro de la villa luarquesa por la calle La Carril
En  Vil.lar, el Camino Norte de Santiago ha entrado en el casco urbano de Luarca/L.luarca, capital del extenso concejo de Valdés, en la costa occidental asturiana. Allí, una vez dejadas atrás las quintas de los indianos y sus fundaciones, el Hospital-Asilo y el Colegio, todas de grande y profunda historia, dejamos la Carretera del Faro para tomar aquí a la izquierda la calle La Carril, la cual baja al centro de la villa


Estamos en Torrealtina, desde donde se nos ofrece una hermosísima vista de la concha luarquesa con su puerto y playas, que iremos viendo al ir bajando por La Carril, así como la rasa costera que se extiende, al occidente, a los monte de Faro y L'Infernón, por donde el camino entrará en el ya muy cercano concejo de Navia


La calle, adoquinada, en la actualidad, es la secular entrada a la población por el este, el camino seguido por los peregrinos, arrieros y viajeros de antaño que llegaban por el antiguo camín real de la costa, la principal vía de comunicación, con sus ramales, de la cornisa cantábrica desde tiempo inmemorial y hasta la construcción de las actuales carreteras, en concreto la de Galicia (actual N-634) a principios del siglo XX


El propio topónimo, La Carril, está vinculado al paso de carros, algo muy importante pues solo los caminos principales estaban habilitados para ellos. Los más eran de herradura, caballerías, aptos para las recuas de las mulas arrieras que transportaban mercancías por tierra, y por supuesto para caminantes, muchos de ellos peregrinos que iban buscando las instituciones hospitalarias a ellos dedicadas para alojarse en su largo trayecto, como el antiguo hospital de peregrinos que aquí existió en el pasado


Por ello durante siglos, llegaron a ser más rápidos y rentables los caminos del mar que los de la tierra. Todos estos puertos, hoy pesqueros, fueron comerciales desde la navegación de cabotaje romana y prerromana hasta épocas históricamente recientes, pues incluso el ferrocarril tardó en venir mucho más de lo esperado


A nuestra izquierda están  los edificios de viviendas populares de Torrealtina (barrio Nuestra Señora del Rosario), que construidos dentro de la política de promoción de vivienda de los años 50 y 60 del siglo XX son también un gran mirador sobre el puerto luarqués y los barrios extendidos por la ladera de esta ensenada, además de una referencia visual que se divisa desde la distancia. Más al sur, las montañas de las brañas vaqueiras valdesanas, de las que tanto hemos hablado en las entradas correspondientes a los tramos anteriores del Camino, Caneiru y Barcia...


Así, desde lo alto de La Carril, contemplamos esta bella ensenada, puerto y abrigo natural desde tiempos remotos, al menos desde los pobladores castreños del cercano recinto de Pena Castiel (sobre los acantilados a lo lejos), sino mucho más atrás, no olvidemos que cerca de aquí se ha hallado el hasta ahora más antiguo testimonio de presencia humana en el Cantábrico, el de la cultura lítica achelense del Cabo Busto, del homo heidelbergensis, cuyos hallazgos más antiguos nos retrotraen a un horizonte entre 300.000 y 500.000 años de antigüedad, nada más y nada menos. Posteriormente se sabe se establecieron neandertales hace unos 100.000 años. De más recientemente, "sólo" 8.000 o 10.000 años, está datado un pico asturiense, elemento característico de otra civilización prehistórica, localizado en la rasa de Samartín, muy cerca de aquí


Y aquel antiguo poblamiento tuvo continuidad. Estos ancestrales puertos naturales fueron amparo de pescadores y navegación de cabotaje, vinculados a rutas comerciales marítimas sin duda relacionadas también con las explotaciones auríferas, explotadas desde los tiempos de los astures pésicos que poblaban el occidente, y más intensamente con la romanización, hasta que dejaron de ser rentables, allá por el siglo II


La desembocadura del río Negro, de antigua riqueza piscícola de reos y truchas, en esta cala, favorecería, pese a sus seculares inundaciones, a este puerto natural, pues su pequeña ría serviría de abrigo a pequeñas embarcaciones. Diversos autores han fabulado con la idea que aquí estuviese alguno de los puertos citados por los geógrafos clásicos, como el de Flavionavia (más identificada con Pravia) o la tolemaica ciudad de Libunca. También se ha esgrimido el altomedieval de Subsalas que aparece en la documentación de la Monarquía Asturiana, más identificado con Gijón/Xixón


El investigador Jesús Evaristo Casariego quiere ver aquí una mítica Luparica, puerto de lobos, localizando la leyenda de unos lobos que bajaron a adorar el Arca Santa o de las Reliquias que ahora se venera en la catedral ovetense de San Salvador, haciendo de ella un gran centro de peregrinaciones. El arca habría venido aquí por mar y los lobos acudieron a su arribada, uno de ellos, el más grande, se postró ante ella. Toda tradición legendaria tiene sus posibles visos de realidad. Como en Galicia, la llegada de elementos cristianos a las costas puede simbolizar que fue por donde primero penetraron sus ideas, dado que como hemos visto eran caminos más rápidos para el comercio y el trasiego de gentes


Otro dato importante es que una de las palabras asturianas para denominar a los delfines es llofín o lloufín, palabra emparentada con lobo/llobu (llobín, lobo pequeño), por lo que Luarca/L.luarca sería el arca de los lobos... de los delfines, siendo el arca el de las reliquias o la propia composición y forma de la bahía

 
Hernán del Frade y Rubén Figaredo dicen, en Marinos, puertos y barcos en la Antigua Asturias, que en el barrio de Cambaral (de cámbaru -cangrejo-), que vemos a nuestra derecha, alargándose hacia La Telaya o Atalaya y el faro, pudo haber existido un primer poblado:
"Su situación, en una península elevada con un istmo estrecho y acantilados muy inclinados, es propicia para la defensa. este posible emplazamiento sería el antecedente del posterior poblado romano. Existe un castro, El Castiel, en la península que en la que se halla punta Mujeres, que cierra la ensenada luarquesa por el oeste, en el cual se aprecian cuatro fosos"

Efectivamente El Castiel se halla en el promontorio de la Punta Muyeres, que cierra la concha al oeste, más allá de la Playa de Salinas o Tercera de Luarca,  que en el momento de escribir estas líneas estaba en fase preliminar de sus primeras excavaciones en el que parece sería el primer antecedente urbano de la actual villa

En Los castros de Asturias. Una revisión territorial y funcional, de Alfonso Fanjul Peraza, se señala que ese castro se halla en un espolón a 60 metros de altura sobre el mar, estando sus cuatro fosos excavados en la misma roca con una media de cinco metros de profundidad, siendo llana la superficie interior de la fortificación. Se ha localizado una escalinata en el primer foso, el más exterior, que podría ser el antiguo camino principal de acceso al recinto castreño

Siguen diciendo del Frade y Figaredo que, al amparo de estos cabos y puntas, esta ensenada tendría el fondeadero más seguro en La Encoronada, justo frente a la citada Playa de Salinas y al pie del castro: 

"En la estructura portuaria romana tenemos que distinguir entre el puerto, portus, y el fondeadero, angioportus. El primero sería el punto efectivo de atraque o intercambio, el segundo sería el lugar en el que un barco permanece fondeado en espera de buenas condiciones para atracar"


La Encoronada sería pues entonces el angioportus, fondeadero cuyo puerto sería la misma Playa de Salinas, bajo el mismo castro El Castiel, mientras que el portus estaría aquí, al pie del actual barrio El Cambaral, ya que es el lugar más protegido de los temporales y frente a la desembocadura del río Negro


Para del Frade y Figaredo este puerto de abrigo al lado del viejo camino costero, en una lengua de tierra llamada La Llera, sería uno de los más importantes de la antigüedad en esta zona...

"... esta hipótesis se vería reforzada por la ubicación en Luarca del puerto correspondiente a la cuenca del Esva, debido a que la salida natural de este río, la playa de Cueva, tiene un acceso y una orientación que la hacen muy difícil abordar"

Realmente el término de Valdés, aparece ya con entidad propia en la documentación altomedieval, debiendo su nombre precisamente al Valle del Ese o Esva, en torno al que se articula, Val de Ese, siendo Ese un hidrónimo  de origen indoeuropeo prerromano

Aquel mítico puerto primigenio sería el escenario de aquella leyenda que abordaría los posibles orígenes de la cristianización de estas costas astures, de la que circulan varias versiones aquí y allá, pero que básicamente podemos transcribir así, tal y como la encontramos en la página Ven a Luarca: 

"No se recuerda cuánto hace, pero era todavía la villa que hoy llamamos Luarca un pueblo pequeño, levantado en los meandros que formaba la desembocadura de un río. Sus habitantes se dedicaban a la pesca fundamentalmente y vivían de forma sencilla.  

 Por eso, aquella tarde quedaron todos mudos de asombro y temor cuando vieron cómo un extraño artefacto más grande que cualquiera de los barcos que ellos pudieran tener y con un montón de velas de todo tipo, se acercaba al puerto y atracaba.

Del extraño navío desembarcó un personaje ataviado con ropas sueltas y un enorme turbante. Se acercaron al extraño personaje y se quedaron perplejos nuevamente ya que éste, que era un infiel, reclamaba la presencia de un sacerdote.

Cuando llegó el requerido sacerdote, deliberó durante unos minutos con el extranjero y enseguida se vio una gran actividad en el puente de la embarcación y dos oscuros personajes con unos taparrabos por toda prenda, comenzaron a desembarcar una gran arca remachada con lustrosos herrajes; se acercaron al sacerdote y con gran respeto y reverencia hicieron entrega de la misma; después de unas palabras de despedida el extraño visitante y sus siervos volvieron a su nave y se hicieron a la mar.

Allí estaba el arca y todos la miraban con algo de recelo y con cierta veneración que no se acababan de explicar. Al momento, unos aullidos cercanos sacaron a todo el mundo de su estupor para dejarlos nuevamente asombrados: una manada de lobos, al frente de la cual iba el más grande de todos cuanto habían visto en las montañas vecinas, se acercaba al puerto. Con un respeto impropio de tan salvajes criaturas, los lobos rodearon el arca y el más grande, en actitud inequívoca de sometimiento, se postró ante ella y la veneró.

Una vez que se fueron los lobos, el sacerdote organizó el traslado del arca a la basílica de San Salvador en Oviedo, hasta donde sería custodiada para su estudio y posterior veneración.

En recuerdo de aquel Lobo del Arca (Llobu del Arca), que tanta santidad supo reconocer, el pequeño pueblo se llamó desde entonces Luarca (L.luarca)"

Y así, sobre un enclave portuario preexistente, citado en documentos de los años 912, 1118 y 1128. que sin duda estaría cobrando cada vez más importancia, pues se registra una intensa actividad pesquera, el rey Alfonso X El Sabio, dentro de la política repobladora y de reorganización administrativa de la época, otorga, el 29 de mayo de 1270 y desde la ciudad de Burgos, la Carta Puebla o documento fundacional de la Puebla de Valdés, que incide en estas labores marineras y portuarias, con balleneros y portazgos: 

"el puerto de Vallenación e portazgo de Luzdes y de los otros nauios que uinieren de fuera parte, pero los Pobladores de esta Puebla y de su alfoz que puedan pescar libremente por el mar, que no den portazgos, ni derechos ningunos de lo que pescaren con los sus Navuios e sus derechos"


En este territorio, que en la Carta Puebla aparece bien delimitado y es el concejo de Valdés, los señoríos feudales, laicos y monacales, tenían fuertes intereses. cometiendo importantes abusos, por lo que se sabe que, antes de la concesión de la puebla,  los habitantes del actual concejo habían solicitado amparo del monarca en petición formal:
 "porque los homes de la tierra de Valdés se nos embiaron a querellar muchas veces que rescebían muchos males y muchos tuertos de caballeros y escuderos y de otros homes malfechores que les robaban e les tomaban lo suyo sin su placer y pidieronnos merced que les diésemos un logar que toviésemos por bien en que poblasen y les otorgasemos nuestros realengos"

De esta manera unos fueros especiales amparaban a la población, mayoritariamente pescadora y marinera que celebraba sus mercados, acogía artesanos, mercaderes y comerciantes y solo rendía tributos al monarca en unos momentos en los que los reyes afianzaban su protagonismo en base a estas fundaciones, después de siglos supeditados a los vaivenes políticos de la nobleza y el alto clero. Dice la Gran Enciclopedia Asturiana en voz Valdés (tomo 9):
"Hasta ese momento, los hombres y las tierras de Valdés estaban a merced del más fuerte. La anarquía, la turbulencia, los robos, las depredaciones, la codicia sin freno de los más poderosos, dueños de hombres, vidas y haciendas, obligó a los buenos hombres de estas tierras a pedir justicia al Rey, el cual les atendió otorgándoles sus "realengos" y derechos y, como ley civil y penal el El Fuero de Benavente"

El Fuero de Benavente, otorgado más de un siglo atrás, en 1164, por Fernando II, fue el modelo para estas pueblas, que en ese año de 1270, fueron numerosas en Asturias, en un momento en el que los monarcas hacían prevalecer su poder sobre los señores locales, teniendo estas poblaciones y sus términos a su dependencia directa y amparo, en el caso de Valdés delimitando las fronteras de este gran concejo, que permanecerían más o menos inalterables hasta la incorporación de varias parroquias naviegas en 1851

El Cambaral, a nuestro lado, sería pues uno de esos barrios marineros originarios de la primera población, desde mucho antes de la creación de la Puebla de Valdés. El Cambaral cerraría, con El Castil, uno de los dos brazos de la ensenada que guarda el histórico puerto, que desde la creación de la puebla centraría administrativamente el naciente concejo, que no tardaría en verse envuelto en pleitos con los antiguos poderes señoriales con los que continuó en confrontación


Y es que la villa luarquesa enseguida va a volver a librar enfrentamientos con los poderes señoriales de antaño. Sus en torno a mil habitantes sufrirán penas de excomunión por parte del obispo de Oviedo/Uviéu al acogerse a sus fueros vecinos del coto de Lavio, vasallos del prelado, y en 1300 el rey Fernando IV dispone que Valdés respete la jurisdicción de la Mitra, la iglesia asturiana, dueña por entonces de buena parte del territorio circundante


No obstante la concesión de la carta puebla constituye todo un éxito social y económico. En 1338 Luarca/L.luarca tenía ya el alfolí o derecho al comercio de sal, tan fundamental por entonces (prácticamente la única forma efectiva de conservar alimentos y origen de la palabra salario), que ha de ser concedido por disposición real de Alfonso XI, potestad solo otorgada en Asturias a este puerto y a Llanes, Maliayo (Villaviciosa) y Avilés


Nacida y crecida sin murallas, Luarca/L.luarca dispondrá sus barrios en torno a esta concha y abrigo natural, con sus casas escalonadas ladera abajo hacia el puerto, que entre los siglos XIV y XV se registra una importante actividad comercial, tanto marítima como terrestre, al estar la villa emplazada en este viejo Camín Real de la Costa por el que discurrían multitud de peregrinos a Santiago, razón esta por la que se fundó en 1440 un hospital de peregrinos. Así leemos también en la Gran Enciclopedia Asturiana:
"A partir de la promulgación del Fuero de Luarca, las autoridades solo dependerían del Rey, que era tanto como acabar con las usurpaciones, el caos y la confusión reinantes. La advertencia no podía ser más contundente:
"Ninguno sea osado de ir contra este privilegio para quebrantarlo nin para menguarlo en ninguna cosa que a cualquiera que le ficiese abria nuestra ira "
Los hombres de la tierra de Valdés, protegidos por este Fuero, pronto dieron muestras de lo que eran capaces. El poblamiento de Luarca se hizo más efectivo; los pobladores de la villa y su alfoz ya podían pescar libremente por la mar sin tener que dar "portazgos" ni compartir con nadie lo que pescaran "con los sus Navíos". De aquí arranca el florecimiento de la industria pesquera y la propia libertad de comercio produjo notables beneficios económicos y sociales"

Una de las labores comerciales que despuntó fue la maderera y sus herramientas, las bruesas o hachas, gracias al incesante trabajo en los astilleros, donde se construían naves para la flota local y la de otros lugares, lo que conllevó, como en otros puertos, la tala de grandes extensiones de bosques, haciéndose incluso naos para la armada de guerra. Otra importante industria sería la del hierro, que prestaría importantes servicios incluso durante la francesada, así como las salazones de carnes y pescados, los curtidos y, en menor medida, los telares, así como la concesión de la celebración de las ferias de Santa Catalina en el siglo XV. Todo ello arrancó a raíz de la puebla, como observamos de la lectura del Diccionario Geográfico de Asturias:

"El privilegio llevaba aparejado la importación directa, en este caso del puerto francés de La Rochela, la venta in situ, y la distribución entre localidades y mercados dependientes. El disfrute del alfolí permitió a Luarca desarrollar industrias conserveras muy productivas e incrementar la exportación de los excedentes"

Este camín real, ahora una calle secundaria, vio el paso de numerosos peregrinos que, tras la recuperación de las rutas xacobeas norteñas a partir de la década de 1990, vuelven a dejar sus huellas en esta histórica senda. Fue tal su importancia en las peregrinaciones que la villa aparece citada, junto con otras del Cantábrico cono Navia y Ribadeo, en la Chanson Nouvelle, importantísimo canto peregrino francés en la ruta costera a Santiago: 

A Louarque sur la mer
Faut passer,
Sans y faire demeurance,
Navia et Rive Dieu
Dangereux
Pour les pèlerins de France


Parece ser que los barrios más antiguos serían el citado de El Cambaral y, al otro lado del río Negro, el de La Pescadería "sobre las dos colinas que flanquean la desembocadura", leemos en el citado Diccionario Geográfico de Asturias, que nos informa además que "a lo largo del siglo XVIII se produce un fuerte crecimiento urbano, naciendo los barrios de La Zapatería, La Carril y La Peña"


De esta villa, que vemos en esta perspectiva desde un mirador entre las casas, escribe así Luis Antonio Alías en El Camino de Santiago por Asturias. Itinerarios: 
"Capital del concejo de Valdés nacida cuando los pésicos de Peña Castiel abandonaron el hábitat castreño y comenzaron a edificar un nuevo poblado en la cerrada y abrupta desembocadura del río Negro. El inexpugnable emplazamiento ayudó a repeler los ataques de vikingos (siglos IX y X y de ingleses (siglos XVI, XVIII y XVIII), y proveyó de puerto a las naves pesqueras que contribuyeron a la principal fuente de riqueza" 

A lo lejos, los arenales fueron escenario de algunos de aquellos ataques, como el desembarco en la Playa de Salinas de Juan Arry en 1601, que fue repelido, "duramente escarmentado  hasta dejar sobre la arena  una bandera con el pabellón de San Jorge", como dice la Gran Enciclopedia Asturiana..."que todavía conocieron nuestros agüelos en la iglesia de Santa Catalina del Pilarín, en la subida del camino real de Oviedo"


Este barrio de La Carril, bajada directa al puente sobre el río Negro se extendería a lo largo del camín real desde el paso del río, que comunicaba por esta parte La Pescadería y El Cambaral, siendo como hemos dicho la principal entrada, y salida, de la población por el este


Este camino vio el paso de los antiguos espoliques, una desaparecida institución caminera, antecesora de los actuales servicios de guías. Literalmente eran mozos contratados para caminar delante de las caballerías, orientándolas en los caminos, pero también abarcó con el tiempo a quienes alquilaban caballos y los traían luego de regreso. Recorrían sendas y montes, conociendo todos los atajos, ventas y mesones, quedando su figura plasmada en relatos de viajeros, y en el folklore, si bien en nuestros días prácticamente ha desaparecido su memoria


Fue aquí en Luarca/L.luarca muy famoso uno de ellos, Gurmesindo, más conocido por Sindo, en la década de 1830, consumado andariegu que, por atajos y veredas, caminando de sol a sol, llevaba a Oviedo/Uviéu recados urgentes, llegando a recorrer la distancia entre poblaciones, unos 80 kilómetros, en una sola jornada. Llegó a ser tal su éxito que, ahorrando, se hizo arriero, luego comerciante y más tarde empresario de diligencias al abrirse la nueva carretera en 1864


Estos espoliques tenían fama de habladores y de conocer los entresijos de todos los pueblos por los que pasaban, no en vano con ellos corrían las noticias y por ello de decía "fala como un espolique" o "sabe más que un espolique". Solían ir acompañados de un perro, que corría tanto o más que ellos, de ahí otra expresión: "tar corríu como perru d'espolique". En aquellos tiempos ganaban un jornal en torno a seis reales mas comida y propinas. Llevaban un largo bastón de nudos acabado en pinchos, pues no era infrecuente toparse con alguna fiera, siendo incluso autorizados a llevar trabuco, pues aún abundaban por entonces osos y lobos


Se sabe además que con la primera carlistada solían estar a bien con ambos bandos, siendo empleados como confidentes y guías por carlistas e isabelinos, unos verdaderos dobles agentes, lo que les dio fama de lo que hoy llamaríamos cambiar de chaqueta continuamente. Así se decía que cuando alguien estaba a bien con dos partes enfrentadas era "como un espolique de los caminos". El mismo obispo-historiador Juan de Llano Ponte escribió una colección de artículos, Conversaciones con mi espolique, en los que narra viajes por Asturias, plasmando sus caminos, costumbres y formas de vida. No es extraño que la palabra definiese de aquella también en Asturias a las alcahuetas que facilitaban amoríos: "la curiosa non se pique si la llaman espolique"


Bajando por La Carril se abre ante nosotros otra amplia vista de Luarca/L.luarca y de su puerto y concha: abajo es el Paseo de la Barbacana, con los edificios en torno a la iglesia y la Plaza de la Constitución, antiguamente del Maíz por ser mercado de granos. Es el corazón de la villa, donde estuvo el hospital de peregrinos. A la derecha, al otro lado de la desembocadura del río Negro, está el barrio de La Pescadería y arriba El Chano, la rasa costera, por donde subiendo saldrá el camino de la población, rumbo a Navia


De la iglesia parroquial, dedicada a Santa Eulalia, hay noticias desde el año 912, en una donación de Fruela II en la que se menciona a esta y a la de Santiago de Arriba, sita más allá de El Chano, que si bien como tal documento se trata de una falsificación algo posterior del obispo Pelayo para el Liber Testamentorum, demuestra la existencia de una población de importancia en el lugar, anterior a la puebla. 


Del templo medieval nada se conserva, pues fue reedificada totalmente a finales del siglo XVIII y reconstruida en 1879 a cargo de  los vecinos, ayudados por aportaciones del Estado y de los Menéndez de Luarca. Es de estilo clasicista, con pórtico añadido en 1913, y en su interior buenos retablos barrocos


A la izquierda de la parroquial, entre las calles de la Iglesia y del Lobo, estuvo el Hospital de Santiago, alojamiento de peregrinos fundado en 1440 por Alfonso González Rico, quien donó para ello unas casas al lado del santuario, que estaban arrendadas y daban buenas rentas. Por los Libros Sacramentales de Difuntos sabemos del paso de peregrinos y viajeros de varios lugares que murieron en este hospital (recordemos que ir a Santiago, y desde lejos, no era todo lo grato y seguro que lo es ahora ni mucho menos). Uno de ellos, en 1738, es el peregrino francés, "natural del obispado de Clermon", Santiago Labierri. Dos años más tarde es una romera alemana, Clara Clarina, que acompañaba a su esposo. Hay además varios romeros asturianos y de otros lugares de España


Guillaume Manier, peregrino y sastre picardo, dice en su obra Voyage d'Espagne, escrita en 1736 sobre su gran peregrinación, que llega aquí el 12 de noviembre de 1726, destacando que la población "está al pie de una montaña, a orillas del mar" y que "algunas de sus calles están abiertas en la roca". Él y sus acompañantes, que hacían el camino de vuelta para desde Santiago visitar el Salvador, durmieron "en buenas camas" (bon lits), fijándose además en que tenía ocho lechos y que "en lo alto de la sala había una imagen de Santiago a caballo". A mediados de esa misma centuria las Respuestas Generales al Catastro de Ensenada dicen que el hospital "tenía de efectos quinientos doce reales". En 1797 el geógrafo y cartógrafo informa también del hospital, cuya imagen de Santiago fue llevada a primeros del siglo XX a la iglesia naviega de Villapedre, sita en el mismo camino, un poco más al occidente


Arriba en lo alto está, en El Chano, la capilla de San Roque y San Martín, a cuya izquierda sube el Camino. Fue trasladada a esta atalaya en 1916, pues antes estaba en la Plaza Nueva, hoy de Alfonso X El Sabio, justo a sus pies, donde está el Ayuntamiento


Es del siglo XVII y su estilo barroco popular. Merece la pena, cuando salgamos de Luarca/L.luarca, desviarnos un momento unos metros por la senda que va hacia ella y los miradores sobre muelles y playas, pues ese altozano es otro gran balcón natural que nos deleitará con sus maravillosas vistas


En el frontal, sobre la puerta, una placa en piedra cincelada informa de su traslado a este lugar. La veremos de cerca cuando la visitemos
 

Poco después de la concesión de la Carta Puebla, Valdés participa en 1277 en la primera hermandad de concejos asturianos, celebrada en La Espina, y en 1299 parece haber una pequeña judería al aparecer citado en un documento un tal Abrahan Camano, "judío y vecino de Luarca". En 1367 participa del bando del rey Pedro I contra su hermanastro Enrique de Trastámara, por lo que se verá envuelto en estas y sucesivas intrigas nobiliarias, dejando durante un tiempo de ser territorio realengo para volver a caer en manos privadas en 1374, cuando Enrique II se lo otorga, como sus demás posesiones asturianas, a su hijo bastardo Alfonso Enríquez, desde las que con el tiempo se sublevará contra los siguientes reyes, Juan I y Enrique III. Con la derrota definitiva del Conde Alfonso en 1395, Valdés vuelve a estar libre de vasallaje señorial


En el siglo XV acontecen dos sucesos muy importantes. Valdés participa en una hermandad de cinco concejos que constituirá un partido unitario en la Junta General del Principado y aparecen las primeras noticias de su Gremio de Mareantes con sus Ordenanzas de 1468 (que pueden ser modificación de otras aún anteriores). Este gremio marinero fue sin duda durante siglos "la más importante institución social del concejo", en palabras del historiador Luis Antonio Alías, realizando sus miembros largas singladuras rumbo a Irlanda, Bretaña, Flandes y otros mares y lugares, a la busca del bonito, el bocarte o la merluza, así como la ballena:
"Hoy los pescadores luarqueses ya no persiguen cetáceos amenazados de extinción, pero siguen desembarcando una buena parte del mejor pescado fresco del Cantábrico"

Este pescado se desembarca y subasta hoy día en la rula o lonja, que vemos en la foto en medio del muelle: es la Cofradía de Pescadores Nuestra Señora del Rosario


En su pared, mirando al puerto pesquero, hay una representación en cerámica de la Mesa de los Mareantes, donde se ve a varios capitanes de naos, naves mercantiles que simbolizan la prosperidad comercial del que fue uno de los más importantes puertos del Cantábrico. En 1581 el concejo de Valdés, junto con el "Nobilísimo  Gremio de Navegantes y Mareantes de Luarca", enviaron una instancia al rey Felipe II en la que exponen sus muchos méritos en servicio la corona...


En el texto de este documento, manifiestan que en el blasón luarqués la villa siempre pintó las armas reales, león, castillo, nao y  ballena, sus aportes de naos para la armada del rey Fernando, padre de Alfonso X El Sabio, otra para la de Ramón de Bonifaz que conquistó Sevilla en 1248, su participación en las guerras trastamaristas, más barcos para la Armada Real y las alarmas contra los ataques del célebre pirata inglés en aquellos tiempos, Arripay (Harry Paye), así como los auxilios y naos para los Reyes Católicos contra las flotas turcas y su fidelidad al emperador Carlos I frente a los comuneros, destacando la presencia de combatientes valdesanos en la Batalla de Villalar


También se enviaron recursos a la malograda Armada Invencible y a la flota de Pedro Menéndez de Avilés contra Inglaterra pese a estar en aquel momento asolada por la peste, una nao con tripulación y artillería. Otros estuvieron en las Yndias con Diego de Alvarado, como Juan y Pablo de Loarca, que estuvieron entre los fundadores de Santiago de Goatemala, y también en Filipinas, como el singular marino Miguel de Luarca, que fue además primer embajador español en China. Dicen en la página de la Dirección General de Pesca del Gobierno del Principado de Asturias:
"Este Gremio formó parte de la Hermandad de las Ocho Villas, la cual, con la gran flota que la constituía, no sólo defendió la costa de corsarios y piratas, sino que hostigó a los barcos ingleses, llegando incluso a atacar a la misma Inglaterra realizando incursiones en la isla Wight, Shouthampton y otros lugares en tiempos de Eduardo III"

El investigador Jesús Evaristo Casariego halló un contrato de marzo de 1477 entre balleneros luarqueses, de los que varios aparece su cargo: arponero, piloto, hornero, calafate... y el acuerdo se firma con el mayoral Domingo Rochel, maestre del mar y dueño de una nave bien preparada para la caza de la ballena, siendo la vigencia del documento de San Miguel a San Martín, habiendo los balleneros de navegar si era necesario a Inglaterra, Flandes y más allá, estipulándose además el reparto

Antiguamente las ballenas no se cazaban, se aprovechaban cuando quedaban varadas en las costas aunque llevasen días muertas. Sin embargo, en algún momento de la Edad Media los pescadores vizcaínos idearon un sistema para cazarlas (la de la ballena no es propiamente pesca sino verdadera caza) desde las chalanas, con remeros, pilotos, arponeros... que se extendió pronto por todo el Cantábrico

A fines del siglo XVIII, en el Diccionario Histórico de las Artes de la Mar, de Sánchez Reguart, se dice que las pesquisas del investigador José de Colosía le llevaron a hallar, en los papeles del Archivo de Luarca y su comisaría de Marina, allá por 1763, relatos sobre el origen ballenero de la población, y en 1767 en el documento Relazion histórica así se dice:
"... Asin es memoria de que este paraxe que fue en tiempos delicioso, poblaronlo pescadores que hacian la pesquería o caça de ballenas, los cuales monstruos orrendos corrian la costa con arta frecuencia mas que agora. Y asi por vivir de la mar y de sus oficios marineros, fueron todos mareantes y plantaron sus abitaciones en las fragosiidades de las bertientes del rio, donde la mar llega, y as poblaron el barrio que dicen todavia de la Pescaderia, y los otros del frente, que dicen los canvarales, que son el de arriba, que es mas antiguo, y el de abaxo, que agora dicen muelle o barbacana"

En Valdés, fueron este y el de Cadavéu los grandes puertos balleneros de aquellos siglos, hasta que en el siglo XVII los cetáceos casi se extinguen en estas costas, por lo que solo las embarcaciones más preparadas pudieron seguir con esta actividad algún tiempo más, habiendo de ir para ello a las costas de Terranova 

En 1751, ya extinguida la época de las ballenas, se sabe había en este puerto 13 embarcaciones y 117 hombres de mar, siendo una buena parte de las capturas saladas y escabechadas para comercializarlas por Asturias, Castilla y Madrid

Para proteger el puerto el barrio de El Cambaral fue fortificado el siglo XVI (si bien parece sobre defensas anteriores), así como las puntas de La Blanca, un poco más allá, donde está la capilla de esta advocación,  y el mismo Castiel, el emplazamiento castreño al otro lado de la ensenada, todo ello según proyecto del ingeniero militar  Francisco Llobet, defendiendo el puerto estas baterías hasta después de pasada la francesada

El Cambaral tiene su propia leyenda. Si bien es evidente su topónimo marinero relacionado con los cámbaros o cangrejos, que abundarían en su tiempo, la tradición popular quiere ver el nombre de un pirata berberisco, enamorado de la hija del señor de esta fortaleza, quien le capturó. Transcribimos la leyenda tal y como se reseña en la página de Turismo Luarca:

"Había subido desde las costas de Argel y Tingitania hasta nuestros mares cantábricos una pequeña flota de piratas berberiscos que, con sus continuas incursiones, tenían atemorizados a todos los pueblos de la costa desde Avilés hasta Navia. Los barcos berberiscos, más pequeños, ágiles y ligeros que los grandes barcos de la flota del rey, escapaban de continuo de todas las persecuciones y parecía que fuera imposible detenerlos nunca. Mandaba la flota pirata un moro llamado Cambaral, famoso por la extrema crueldad que mostraba en sus asaltos y por lo ingenioso de sus ataques. Entre su pericia como capitán y las características de sus embarcaciones, ciertamente, era difícil capturar siquiera alguno de los barcos que componían la flotilla
Cansado de las tropelías que cometían los berberiscos, el señor de la fortaleza de Luarca, también conocida como La Atalaya, decidió que ya era hora de acabar con ellas y que, dado el fracaso de la flota real, se hacía necesaria una nueva estrategia que facilitara su captura. Embarcando a sus más fuertes y aguerridos guerreros en sencillas embarcaciones de pesca, bien disimulados entre sus aparejos y artes, salieron a la mar a esperar que apareciese la flota berberisca. A pocas millas de Luarca, se pusieron a pescar con la intención de que los moros les viesen como un botín fácil y de que, confiadamente, les asaltaran. 
Efectivamente, en cuanto aparecieron los barcos berberiscos y vieron las barcas de pesca, se lanzaron a su ataque. Pero cuál no sería su sorpresa, en cuanto se acercaron a ellas, que vieron que de ellas salían decenas de guerreros perfectamente armados y preparados para el abordaje, y que eran las inocentes barcas las que les atacaban a ellos y no al contrario, como tenían previsto. El combate fue largo y cruento, pero la sorpresa y maniobrabilidad de las barquillas dieron toda la ventaja a los luarqueses..."

Y este es el relato de la captura, presidio posterior enamoramiento del protagonista y la hija de su captor:
"Cambaral fue hecho prisionero, cargado de cadenas y conducido a la fortaleza de La Atalaya, en cuyas mazmorras lo encerraron sin curarle siquiera las heridas. Mientras el señor de Luarca y sus aliados festejaban el triunfo y preparaban los despachos para anunciarle al rey la buena nueva, la hija del señor, una bella doncella de espíritu generoso y gran corazón, pidió permiso para curar sus heridas y se dirigió a las mazmorras 
Había poca luz allí, pero, parece, no les hizo ninguna falta, pues fue verse, siquiera entre las sombras, para que sugiera entre ellos el más puro amor. A pesar de las heridas, o quizá por ellas mismas, Cambaral comenzó a sentir lo que todas sus correrías le habían ocultado: que era huérfano de corazón, que sus fechorías no lo había evitado nunca y que nunca lo evitaría, que podía hallar descanso y sosiego, al fin, en este amor que se le ofrecía. La hija del señor, que nunca había sentido las punzadas del amor noble, curó las heridas casi con veneración, pero también con una congoja que la atenazaba, pues conociendo bien a su padre, sabía cuál iba a ser el destino de Cambaral y, por ende, más que probablemente, el suyo. 
En aquella semioscuridad se declararon su amor mutuo y se hicieron promesas grandilocuentes con que los amantes noveles adornan la adversidad. Pero cuando Cambaral se recuperó de sus heridas, volvió a emerger en él su audacia y su ingenio, que tan bien le habían servido en sus correrías por todas las costas, desde Argel hasta el Cantábrico, y planificó la fuga de ambos..." 

Y este sería el fatal desenlace...
"... Fue una huida alocada, sin posibilidades de éxito, prácticamente, pero los ojos de los amantes no venían sino el momento en el que su amor podría al fin desplegarse, herirse con sus besos, consumarse en su pasión. No veían otra cosa que esa determinación cuando bajaban hacia el puerto desde la fortaleza, escondiéndose en las esquinas, corriendo atropelladamente y buscando, ya en los muelles, el barco de Cambaral, que, rápido y ágil como era, hacia ella misma les dirigiría.
Sin embargo, el señor de la fortaleza ya había sido avisado de la fuga y, con un destacamento de tropas, esperaba a los amantes en el puerto. Allí acabaron sus sueños y pusieron a prueba todas aquellas promesas que se habían hecho; viendo imposible la huida, Cambaral abrazó a la hija del señor de Luarca; ambos se miraron como si estuvieran diciendo algo que no se puede decir (amor que nace a oscuras, oscuro muere); ambos se besaron como si ya nunca más se pudieran besar (ya nunca los labios volverán a soñar)... Y así fuera que el señor de Luarca, loco de ira, incapaz de soportar aquel beso que para él era blasfemia, de un solo tajo, cortó ambas cabezas, las cuales fueron a escabullirse, en su beso final, a las frías aguas del puerto, justo donde años después se levantaría el llamado Puente del Beso. 
La leyenda de Cambaral ha dejado una gran huella en la villa de Luarca. El barrio de pescadores lleva su nombre y se suele distinguir dentro de él el Cambaral Alto, que es donde habría estado la fortaleza (hoy, en su lugar, hay un monumento, llamado, precisamente, la Mesa de Cambaral), y Cambaral Bajo, que es donde está el muelle"

La Mesa de Cambaral es donde está en nuestros días, aprovechando un mirador construido entre 1955 y 1959 sobre los restos de la antigua fortaleza, la famosa Mesa de los Mareantes, de la que leemos también en la página de la Dirección General de Pesca Marítima del Gobierno del Principado de Asturias: 
"Para la defensa de sus fueros y privilegios, los hombres de mar se agruparon en Gremios, Hermandades o Cofradías, siendo el Gremio de Mercantes y Navegantes de Luarca uno de los más importantes del Cantábrico. Los componentes de este Gremio se reunían para tomar decisiones en una mesa que se conserva en la península de la Blanca, detrás del cementerio"

Si nos fijamos, en el muro de piedra en lo alto, lienzo de la antigua muralla, hay una línea de cuadros: están hechos en azulejos de Talavera con imágenes y textos de diversos episodios de la historia y la leyenda luarquesa: son en total 14 y se hicieron en base a unas acuarelas del artista Gerardo Ruiz Alfau. Más difícil de ver puede resultar la misma mesa propiamente dicha, que tiene detrás el azulejo original (cuya copia es la de la cofradía), de los maestres de las naos, hecho por el escultor y pintor asturiano Goico Aguirre. Unos versos de José María Uncal dedicados a las víctimas del mar, así como un cañón y un ancla completan el monumento

Más atrás está la capilla de la Virgen de la Blanca, enclave que también estuvo fortificado, solar de esta también llamada capilla de La Telaya o L'Atalaya, templo que pudiera ser sucesor de otro del siglo XIII rehecho en el XVII y reformado varias veces, siendo restaurado en 1961. En L'Atalaya se disponían los atalayeros o vigilantes del mar, siempre atentos a la presencia de ballenas para dar rápido aviso e ir raudos a su caza. Al lado de la capilla está el cementerio de Luarca, cuyos panteones modernistas y emplazamiento hace de él todo un monumento. Allí están las tumbas del Premio Nobel de Medicina, Severo Ochoa y su mujer Carmen García Cobián. También si vamos allá, invitamos a ello, veremos el faro, construido en 1862 el la Punta'l Focicón, que es como se conoce también a la zona más alta del promontorio. Atravesando El Focicón, bajo la capilla y el faro, está la Cueva de la Blanca, galería cavada en la roca que va a la Playa de las Arreas


El puerto había sido durante siglos únicamente una ría protegida por el banco de La Llera, topónimo abundante en Asturias, que procede del latín aream y que designa a la piedra suelta, regodones o cantos rodados, como la de los ríos, siendo varias veces destruido por el mar, siendo reconstruido varias veces, como cuando Felipe IV en 1629 emitió para ello una real cédula. En 1749 el Cantábrico saltó por encima de La Llera, destrozando muelles y casas, llegando a entrar en la iglesia y en los alfolíes. En 1833 volvió a repetirse el desastre


Esto, junto con los naufragios de 1819 y 1828, que costaron más de cien vidas de marineros luarqueses, hicieron que muchos abandonasen estos cabotajes para dedicarse plenamente a la navegación de altura, la célebre marina romántica, el último momento de esplendor de la vela antes de ser sustituida por el vapor. Así en 1869 el bergantín luarqués Favorita, de la Casa López, al mando del capitán Rafael Ochoa, también luarqués, realiza la singladura del Atlántico en 17 días, toda una proeza. Volvemos de nuevo a la página de la Dirección General de Pesca: 
"Ya en el siglo XIX, en la época de la "Marina romántica", Luarca contaba con una importante flota de veleros que hacían la carrera de América con mercancías y pasajeros. Destaca el bergantín "Favorita", que batió el record de velocidad haciendo la travesía de Filadelfia a Luarca en 28 días.
Pero ya una década y pico antes, desde 1855, surcaban estos muelles los primeros vapores de cabotaje, anticipo de toda una época


Aún así en ese siglo XIX sigue habiendo gran tráfico pesquero y comercial, este con Galicia, Vizcaya, Cataluña, Polonia, Rusia y las colonias de ultramar, existiendo industrias de conservas y salazones, astilleros e imprentas y, con la mejora de las comunicaciones, de transportes, la famosa Automóviles Luarca (ALSA), esta ya en 1916 pero continuadora de una saga de más antiguas diligencias y arrierías


Y en ese siglo XIX se acomete por fin un gran proyecto para el puerto, el del ingeniero Salustiano Regueral, comenzado en 1864 y terminado en 1875, que es la base del actual. Luego se completó con más ampliaciones entre 1879 y 1882. Dado que el principal problema era, y sigue siendo, el dragado, se proyecto hacer un gran puerto bajo la Punta Muyeres, pero nunca se llevó a efecto. Pasado el tiempo, la actividad comercial desapareció a lo largo del siglo XX en favor de los grandes puertos gijonés y avilesino, de gran calado para los nuevos y enormes barcos de la navegación actual, quedando el luarqués como muelle pesquero


Y en el siglo XX, pasada la posguerra, triunfaría una nueva industria, el turismo, con lo que ello conlleva de transportes, servicios, gastronomía, alojamientos, productos locales, valoración del patrimonio cultural y paisajístico, etc. Ya avanzado el siglo XIX se empezaron a valorizar los baños de mar y las estancias en zonas costeras, si bien al principio solo tímidamente y fundamentalmente para las clases sociales más adineradas, pero luego, a medida que se aplicaban los avances sociales, los descansos y las vacaciones, jornales y salarios, etc. se extienden a las demás clases sociales y, pasada la larga posguerra, se hace tan palpable que en 1956 se crea la Junta Municipal y Turismo

Más allá tenemos las playas, una sería la de Mar Chica o Marchica, ante la misma desembocadura del río Negro o Ríu Negru, donde vemos el Real Club Náutico (la caseta blanca a la derecha del río, El Náutico). Luego las llamadas Playa Primera y Playa Segunda, y después la ya citada de Salinas, bajo El Castiel. El Náutico se construyó en 1890 sobre una roca que era un islote en medio de la entrada a puerto, unido a tierra por un dique y que pasa el río un puente, ante s El Puente Colgante, que era de madera y solo se ponía en verano, pasarela de acceso a las playas. Es actualmente de titularidad privada


Durante los avatares de la francesada o Guerra de la Independencia, con las continuas entradas y salidas de las tropas napoleónicas, lo que obligaba a permanentes cambios de sedes de la Junta del Principado y otras instituciones, se traslado a Luarca/L.luarca, a fecha del 4 de marzo de 1810, la Junta Superior de Armamento y otros organismos militares. llegando a ser por entonces capital militar de Asturias, representada primeramente por Matías Menéndez de Luarca y luego por José Manuel Avello Valdés. En aquella contienda peleó el Regimiento de Luarca, dentro de la División de Acevedo del "Muy Noble Ejército Asturiano"


Y esta calle de La Carril, el camín real, vería todos aquellos sucesos y muchos más. Muy posiblemente pasaría por aquí el famoso Antoine de Lalaing, noble de la corte de Flandes, conde de Hoogstraten, caballero del Toisón de Oro y Señor de Montigny, quien peregrino a Santiago, formando parte de la comitiva de Felipe el Hermoso, en 1502, de la que se separó en Burgos con otros dos caballeros para hacer el camino jacobita. Ideando realizarlo por mar, dejaron el León el que ahora es llamado técnicamente Camino Francés, para tomar el del Salvador y luego llegar a Avilés, pero no pudieron embarcarse a causa de los malos vientos, por lo que optaron por tomar esta ruta de la costa


De su diario sabemos llegó a Luarca/L.luarca el 28 de febrero de 1502. Si bien el hospital de peregrinos ya estaría en funcionamiento desde 1440, tal vez al ser gente principal, buscaban ventas o mesones como mejor posada, pues solo se sabe que hizo en la villa parada para comer, señalando que la población está "a cinco leguas de Soto de Luiña". No es una gran información en lo referente a detalles de la que parece haber sido una fugaz estancia pero estamos ante el primer peregrino de nombre conocido del que tenemos constancia en la población, aparte de tradiciones y leyendas, si bien seguían una ruta secular de comunicación y peregrinaciones que existía desde tiempo atrás


Su narración constituye además un ejemplo de cómo peregrinarían los señores de más posición social de la época, gentes de la corte que aprovecharon como punto de partida una comitiva regia. De esta manera la resume la Xacopedia:
"Antonio de Lalaing (1480-1540) peregrinó a Santiago en el año 1501, durante el viaje que realizó a España acompañando a Felipe el Hermoso. Durante los veinticinco primeros años del reinado de Carlos V, Lalaing desempeñó importantísimos cargos en los Países Bajos. Felipe el Hermoso determinó que fuera él uno de los señores que formarían parte de la comitiva de su primer viaje a España. Y consecuencia de su viaje fue la relación del mismo efectuada por Lalaing, recogida por Gachard en el tomo I de la Colección de viajes de los reyes de los Países Bajos. Aunque Lalaing habla, en el prólogo de su Relación de los cuatro libros de los que se componía, sólo se han conservado los dos primeros, el del primer viaje de Felipe el Hermoso -primer libro- y el segundo dedicado a su vuelta. 
En lo que respecta al Camino de Santiago, es de sumo interés el capítulo IX de la Relación de Lalaing en su primer libro. Desde Burgos, donde la comitiva había sido recibida con todo tipo de festejos, tres caballeros se pusieron en marcha hacia Santiago de Compostela el 19 de febrero de 1501: Carlos de Lannoy, Antonio de Quiévranis y el propio Lalaing. Siguen el antiguo Camino Francés, alojándose la primera noche en Castrojeriz. El grupo llegó a León y Lalaing aportó una noticia curiosa: señala la existencia de una cercana mina de azabache y apunta que la mayoría de los rosarios de azabache se hacen allí afirmando que: “La mayor parte de los que compran los peregrinos en Santiago se hacen en León.” 
Desde allí, los peregrinos se encaminan al Salvador de Oviedo, pasando por el puerto de Pajares a Puente de los Fierros, indicando la aridez montañosa de la región. En Oviedo, como todos los peregrinos, no dejan de ver las numerosas reliquias. Intentan embarcarse en Avilés hacia A Coruña -con la curiosa anotación de que era “un puerto de mar un poco alejado del Camino de Santiago”- pero al no haber viento favorable debieron seguir por tierra, no dejando de anotar uno de los terribles “puentes que tiemblan”. Lalaing no dejó de comparar a los asturianos con los egipcios, por su forma de alimentarse.

El domingo seis de marzo ya oían misa en la catedral de Santiago, coincidiendo con el regreso de Inglaterra del arzobispo, que había viajado hasta la corte inglesa acompañando a la infanta Catalina para sus esponsales con el Príncipe de Gales. Bien tratados y alojados, por ser representantes de quien eran, visitan detenidamente la catedral, llegando incluso hasta el campanario donde admiran las campanas donadas por los reyes de Francia. No deja de referirse Lalaing tanto a las reliquias como a las circunstancias en que se encontraba el cuerpo de Santiago, enterrado bajo el Altar Mayor. Lalaing, como un notario culto y prudente, se limita a narrar lo que le cuentan sin añadir prácticamente nada de cosecha propia. 

El día 8 de marzo, los caballeros oyen misa y salen para Ferreiros, emprendiendo el viaje de vuelta. 

Curiosamente, por el camino -cerca de Triacastela y más tarde entre Rabanal y Astorga- no dejaron de cruzarse con más caballeros de la casa de su señor, Felipe el Hermoso, que también iban hacia Santiago. De Astorga pasan a Benavente, donde fueron magníficamente obsequiados por el conde Rodrigo Alonso de Pimentel, sin dejar de asombrarse por la especie de zoológico que había instalado en sus jardines. Tras dejar Benavente, los caballeros salieron al encuentro de su señor el archiduque, en Madrid"


Unos 30 años después pasó por aquí otro peregrino que dejó escritas sus andanzas, aunque tampoco puede decirse que fuese pródigo en descripciones luarquesas, el italiano Bartolomé Fontana, que dice está a cuatro leguas de Cadavéu o Cadavedo  y "questa é porto di mare". Bien es verdad que en muchos casos a lo largo de la historia muchos romeros apenas apuntaban otra cosa que distancias y muy someras descripciones, pues posiblemente no pensaban en escribir sus memorias ni un libro de viajes sino apuntar datos básicos que pudiesen servir a otros peregrinos y viajeros


Una tradición que nos transmite Luis Antonio Alías en su libro El Camino de Santiago en Asturias. Itinerarios, dice que antes del hospital fundado por Alfonso González Rico en 1440 hubo otro más antiguo, fundado por templarios, cuya presencia en Asturias es tan legendariamente extendida como cuestionada al no haber fuentes totalmente fidedignas de su presencia directa, lo que no quiere decir que no hubiesen estado, si bien se carece de una demostración indiscutible. Es posible que fuesen tomados por otras órdenes o que estas los sucediesen tras su extinción. En este aspecto, si bien tal vez d emanera un tanto tajante, el catedrático de Historia del Derecho y las Instituciones de la Universidad de Valladolid, Gonzalo Martínez Díez, uno de los mejores historiadores del Temple, lo refleja así en su obra Los templarios en la corona de Castilla:
"...en Asturias donde no hemos hallado ninguna noticia digna de crédito referente a templarios asentados en tierras astures. Unicamente Huidobro y Serna con falta de sentido crítico habla de encomiendas de la Orden del Temple en las principales rutas de esta región (...). Se trata de una afirmación absolutamente inexacta pues nunca hubo ni una encomienda templaria en Asturias, ni en los caminos de la peregrinación desde los Pirineos a Santiago existieron más de tres encomiendas templarias (...)
 Pero este vacío templario no se limita a las tierras astures, sino que se extiende igualmente a todo el país Vasco y a las provincias de Cantabria y de Burgos. Podemos afirmar con absoluta certeza que en toda la cornisa cantábrica no existió ni una única templería: tampoco tEnemos ninguna noticia documentada de heredades o posesiones que el Temple pudiera haber tenido en esa misma cornisa. Atribuciones de iglesias o tierras a los templarios podemos encontrar en varios lugares; pero no podemos prestar a esas noticias ningún crédito sin una comprobación documental suficiente, dada la inclinación a endosar a los templarios todo lo misterioso o desconocido."

No obstante, otras órdenes guerreras y de protección de peregrinos y santos lugares sí tuvieron su asiento, como vimos muy cerca de aquí, en Barcia, que fue enclave de la Orden de Santiago desde el siglo XII al XVII y donde hubo también hospital de peregrinos, si bien no se sabe si fundado por esta orden o no, el cual dio nombre a uno de sus barrios, paso del Camino. Tal vez estas leyendas tengan el trasfondo real de aquella orden religiosa y castrense


La presencia de esta orden en Barcia, y la existencia de hospitales tan próximos en esta ruta, si recordamos los de Caneiru, Cadavéu, Luiña, etc. que dejamos atrás, o los de Navia y Xarrio que nos aguardan, delatan el trasiego frecuente de peregrinos, aunque cierto es que estas instituciones benéficas solían ser también para pobres, transeúntes y enfermos, siendo en este último caso también a tener muy presente la leprosería de Barayo, cuyo solar pasaremos nada más entrar en Navia

Se sabe que algunos romeros y viajeros del camino astur-galaico del interior (Primitivo) venían hacia el de la costa por la marina valdesana, bien desde La Espina por Trevías, siguiendo el valle del Esva o bien desde Tineo/Tinéu por Oubona y Bárcena del Monasterio. Ellos solían escapar de las fragosidades montañosas que les aguardaban en El Palo y O Acevo, sobre todo si la climatología era adversa, para venir al más suave clima costero, aunque a veces pasaba lo contrario: el paso de las rías, sin puentes muy malos, y el pago de pasaje en barquerías de frágiles y atestadas embarcaciones. hacía que otros de la costa se dirigiesen al interior, al igual que las continuas bajadas a la desembocaduras de los ríos, casi todos formando estuarios, por pequeños que fuesen, seguidos de la correspondiente cuesta arriba para volver a la rasa, tal que aquí enfrente, El Chano...
"Por la empinada calle de la Peña, se alcanza otra planicie: la de El Chano, donde el caserío de la villa se funde con el de la aldea típica asturiana. Desde la capilla de San Roque, muy próxima, se contempla una panorámica urbana bellísima. Luarca aparece al fondo, en vertical, partida en dos  por el río Negro"
(Gran Enciclopedia Asturiana, voz Luarca, tomo 8)


Y sobre el río Negro, a la derecha de la iglesia, está La Puente del Beso, el de la trágica leyenda de Cambaral, donde el corsario fugado con la hija de su carcelero y señor de la fortaleza de L'Atalaya fueron decapitados por este, que no podía soportar su amor prohibido. Según algunos estudiosos la leyenda puede basarse también en un suceso real dentro de alguno de los episodios bélicos de la historia luarquesa


La iglesia  tiene su particular leyenda, según la cual en la torre del que sería un templo más antiguo viviría El Gaviluetu, hijo de una sirena y de un jefe vikingo. La sirena, consumida por la pena tras la marcha de su amado vikingo, abandonaría al fruto de su amor en una roca, quien sería salvado por unas gaviotas (gaviluetas) que lo trajeron volando hasta aquí. Estas gaviotas con sus graznidos despertaron a párroco, sacristán y vecinos, quienes se hicieron cargo del pequeño, criándolo hasta hacer de él un guerrero que marchó a la guerra "contra el moro" y que llegaría a casarse con una infanta portuguesa. Existen romances sobre el tema.
Fuerte Gaviluetu,
venido del mar,
con una infantina
casó en Portugal.
La niña era blanca
y era verde el mar;
la niña tenía
color de coral
y los ojos verdes
como el verde mar

Los antiguos ataques normandos, berberiscos, y de otros corsarios y flotas enemigas, o la misma presencia nutrida y continua de gentes venidas de otros lugares en estos puertos costeros, muchas veces asentados en las poblaciones, pudo ser la causa de estas leyendas y romances, que correrían además de puerto en puerto con diferentes versiones y adaptaciones según el lugar



Según bajamos por La Carril vemos bajo nosotros los edificios de los paseos de la Barbacana y del Muelle, bajo nosotros, observando toda la disposición urbana de la Villa Blanca de la Costa Verde, como dice su lema turístico. Esta forma de concha, común a muchas localidades marineras, configuró su nacimiento como puerto natural y su crecimiento como solar de pescadores y navegantes:
"La articulación del nuevo villazgo hubo de adaptarse a las peculiaridades del terreno. Por una parte, el río Negro discurre en su tramo final formando diversos meandros, dividiendo en dos partes el caserío, Además su puerto natural, en la desembocadura del citado río, se encuentra flanqueado por dos montañas sobre las que se asentaron los primitivos barrios, el de la Pescadería y el de los Carambales (sic), cuyas calles se organizaron escalonadamente"
(El Camino de Santiago por AsturiasTopoguía 2. Ruta de la Costa)



Esta peculiar fisonomía ha sido, cómo no, inspiradora de los anónimos vates locales...
Entre las rocas y el río
asomándose a la mar,
está la villa de Luarca
cual si fuera a navegar
entre las olas y el viento
para su vida buscar


En el interior de la concha y puerto, la llamativa escena de las lanchas de pesca, con sus llamativos colores, es una de las estampas más recordadas, y fotografiadas, por los peregrinos que bajan por La Carril



Y las cubiertas de pizarra, oscuras, de las casas, pero que con el sol parecen de plata al reflejar la luz con un espejo, formando verdaderos destellos...


Así. el viajero francés Albert Jouvin de Rochefort dice, en su obra, publicada en 1672, Le Voyageur d'Europe:
·" ... en lo alto de este camino empieza la ciudad de Luarca, que se extiende en las dos laderas y hondonada en torno a un río no muy caudaloso..."

Vamos ahora a fijarnos en la línea de embarcaciones blancas al pie mismo de El Cambaral, es el actual Puerto Deportivo. Esta es parte de su ficha y descripción en Guías masmar:
"A 1,2 millas al W de punta Rubión se destaca punta Inguilo, al W de la cual se forma una ensenada limitada por poniente por punta Mujeres. A 0,8 millas al 282º de la anterior y en el interior de la ensenada se halla el Puerto de Luarca con la desembocadura del río Negro detrás de una pequeña península llamada la Blanca, sobre la que están situados el faro de Luarca y una gran capilla.

Dentro de la ensenada existen numerosos bajos que representan un peligro para la navegación.

El puerto de Luarca está situado a 3 millas al 246º de cabo Busto.

La entrada y salida a la rada debe hacerse por el paso del W entre los bajos Encoronada y Bolerno. Se ha establecido una enfilación luminosa: que discurre al Rv: 170º. la luz anterior esta sobre una ccolumna de hormigón pintada a franjas horizontales blancas y rojas coronadas por una T metálica en el muelle de Marchica y la luz posterior está en la margen izquierda del río Negro, en una columna pintada a franjas blancas y rojas coronadas por un mástil"

Bifurcación: no hay pérdida: seguimos cuesta abajo: aquí la La Carril da paso a La Puerta la Villa. Si bien la calle es en apariencia la misma por aquí estaría antaño el acceso a la villa propiamente dicha, al menos hasta el crecimiento de este barrio-calle a partir del siglo XVIII


La concha jacobita despeja cualquier duda en esta esquina


En los últimos años del siglo XVIII, el viajero italiano Luigi Salandra llegó a Luarca/L.luarca procedente de A Coruña y Santiago, acompañado de su criado y su guía, y en su inédito manuscrito Viaje por España en 1797, le dedica varios elogios, con calles amplias y regulares, y todas muy bien empedradas. Esta obra está guardada en el Instituto Iberoamericano de Berlín, procedente de unos fondos bibliográficos adquiridos a un libero milanés, si bien el citado erudito Jesús Evaristo Casariego, que tuvo acceso a ella, tradujo algunos extractos


Según otro erudito que se ocupó de su obra, Ramón Baragaño, de Luigi Salandra apenas se sabe nada, ni se conserva siquiera un retrato, solo que era ingeniero y...
" un claro representante de los viajeros de la Ilustración, que cuenta lo que ve, con todo lujo de detalles, incluso de las cosas aparentemente no importantes, como la comida y los precios, lo que nos proporciona una visión muy realista y minuciosa de la época, que contrasta con la mirada apasionada y exótica de los posteriores viajeros románticos "


Luigi Salandra entró en Asturias cruzando la Ría del Eo en lancha desde Ribadeo a Figueras/A Figueiras. Dado que no había aún apenas carreteras es fácil que siguiese el camín real de la costa, esto es, el ahora llamado Camino Norte, a la inversa, pasando por Navia y llegando aquí con la idea de embarcarse para llegar a Avilés, evitando las fragosidades de Las Ballotas o Las Palancas. Su idea era ir luego desde Avilés (donde estuvo tres días) esperar otro barco rumbo a Santander y a Bilbao


Plasma Luigi en su obra que en 1797 estaba España en guerra con Inglaterra, y eso se plasmaba en el ambiente. Al bajar al puerto para tomar el barco que, por travesía nocturna, le llevará a Avilés, describirá la situación, así comentada por el citado Casariego: 
«Al atardecer, Salandra, acompañado de sus nuevos amigos, baja al puerto (de Luarca) para embarcar. Le impresiona cruzarse en una calle estrecha con una multitud de jóvenes, casi todos vestidos a la usanza del país, con sombreros como mitras (¿montera?) que desfilan militarmente cantando un himno guerrero. Son los reclutas. Sus voces y pisadas retumban en la oquedad del callejón. El puerto le parece angosto y difícil, pero con bastante movimiento de pequeños barcos. En la rada exterior están ancladas una fragata de guerra y una urca de la Real Armada. Para embarcar hay que llenar varios trámites en le Comisaría Marítima y presentar el salvoconducto que le había dado el Capitán General de Galicia. Los aduaneros son muy belicosos y hablan de la paliza que esta vez se les va a dar a los ingleses»

Pocos años antes, en 1790, también entra en esta población el peregrino y médico francés Jean Pierre Racq, si bien en su narración, Itineráire de Bruges á Compostelle, solo viene a decir "qui es port de mer" y está a legua y media de Caneiru. Su obra es no obstante importante pues se trata de uno de los últimos relatos odepóricos históricos, es decir que describen el camino y añaden algún punto de vista personal, antes del declive definitivo de las peregrinaciones, que no renacerán plenamente hasta la década de 1990 del siglo XX. Así define la Xacopedia la literatura odepórica compostelana:

"Literatura que trata de los acontecimientos y de las cosas vistas durante un viaje. Es, sin duda, uno de los géneros literarios más significativos de la peregrinación jacobea. Por eso la llamamos, con un término griego, odepórica, ya que proporciona, junto al recuerdo de hechos y experiencia personales, datos geográficos, históricos y ambientales estrictamente relacionados con el viaje.

Es necesario determinar los elementos constituyentes de la literatura de viaje y peregrinaje a Compostela, a fin de llegar a definir una metodología de trabajo y de interpretación de estos textos. Por eso hay que remontarse al quinto libro del Codex Calixtinus, primer ejemplo compostelano de este género, en el que encontramos los cinco elementos fundamentales que se hallarán en toda la literatura odepórica compostelana: uno o más itinerarios que llevan a Santiago; la indicación de las principales etapas, hospitales, alojamientos y tipo de asistencia; la relación de los cuerpos santos y de las reliquias que hay que visitar; la descripción de la catedral y de la ciudad de Santiago, y las impresiones y juicios personales que en el quinto libro apenas asoman, pero que tendrán siempre más relieve con la evolución del género"


Al otro lado del puerto vemos el gran edificio de galerías de la Capitanía Marítima, antigua Ayudantía de Marina, en cuyos bajos estaba el Mesón de la Mar, histórica casa de comidas fundada en 1928.A su izquierda, más pequeña, una casa de corredor sobre la misma entrada al puerto. Más a la izquierda el restaurante Miramar con el edificio de almacenes de pesca y encima la Carretera del Faro


Más acá la explanada del puerto, con la grúa, y al fondo los diques del Muelle Nuevo: el  de El Canouco, con su baliza, a la derecha, construido en 1942, y el de La Encoronada, a la izquierda, de 1955. Más allá la Punta Muyeres. Existe hace tiempo un proyecto de ampliación portuaria en ese sector, un dique exterior prolongación del de La Encoronada


La Punta Muyeres y Peña Castiel, el antiguo castro y luego batería de cañones. A la izquierda asoma un poco la Playa de Salinas. Abajo más cerca El Náutico. El paseo hacia las playas se abrió a mediados del siglo XX, coincidiendo con el auge turístico. La parte mas cercana al dique de La Encoronada es llamada popularmente La Piscina por la tranquilidad de sus aguas


Y a la izquierda del Real Club Náutico, La Pescadería, del que dice Luis Frechilla García en Guía de la Costa Asturiana
"Accesible por el surgente puente del Beso, al otro lado del río Negro aparece el barrio de La Pescadería, junto al del Cambaral, el primer núcleo habitado de Luarca en la Edad Media. Hoy es un rincón pintoresco, colgado de abruptas pendientes y con viejas viviendas que lucen puertas y ventanas de madera, por lo general pintadas de colores fuertes, azules o marrones. Entre las casas discurren empinadas escalinatas de pizarra y cemento, formando una especie de laberinto que nos puede llevar a lo lato del barrio del Chano, balcón que ofrece una vista de la villa complementaria de la que se tiene desde La Atalaya. Un sendero nos permite acercarnos al acantilado, en un punto desde el que se dominan las playas de la desembocadura, abiertas a la zona más expuesta de la bahía pero protegidas entre espigones y escolleras. En el sentido contrario. la misma senda nos lleva al actual emplazamiento de la ermita dieciochesca de San Roque y San Martín, que originariamente estaba ubicada en un solar A a las orillas de la ría en las inmediaciones de la casa consistorial"

La calle hace aquí un poco de curva. Aunque no hay mayormente pérdida una flecha amarilla confirma que vamos en buen camino

Abajo, en la calle de la Iglesia, estaba el mesón Las Cuerdas, donde se sabe se alojó Luigi Salandra, elogiando también que el alojamiento fue bueno, la cena sabrosa y la cama aseada. Muy cerca de esta posada compró papel, un tintero de cuerno y plumas, así como un mapa de la costa del norte de España, que iba a recorrer, yendo luego por las calles de Lobo y La Zapatería, dond ehabía zapateros y curtidores. En una relojería compró una brújula y un reloj de faltriquera, pues unos que tenía los había perdido en el truculento paso de la Ría del Eo

Otro importante e interesante viajero que visitó esta villa fue el predicador protestante y difusor de la Biblia George Borrow, de quien también sabemos, por su libro The Bible in Spain or the Journey, Adventures, and Imprisonment of an Englishman in an Attempt to Circulate the Scriptures in the Peninsula, publicado en Londres en 1848, que también se hospedó en la misma fonda que Salandra, próxima al hospital de peregrinos, Las Cuerdas, a la que halló "grande y cómoda"


George Borrow, en España Jorgito el inglés, es una de esas personalidades camineras, que aunque no peregrino en el sentido católico del término, de alguna manera sí lo era protestante, difusor de la Biblia. Era además un gran filólogo desde joven,  que llegó a conocer unas treinta lenguas y dialectos, bien por haberlos estudiado o bien por aprenderlos en sus numerosos viajes, llegando por ejemplo a traducir el Evangelio de San Lucas al caló. Hijo de Thomas Borrow, oficial de reclutamiento, y de su esposa Ann Perfrement, hija de granjer, era "un fervoroso seguidor de la estética del romanticismo y un gran aficionado a la equitación, los viajes a pie o a caballo y el vagabundeo", según dice de él la Wikipedia:
"Estudió derecho en Edimburgo y pasó su juventud principalmente en Escocia e Irlanda; en 1810 conoció a Ambrosio Smith, un gitano que marcaría en Borrow una huella imperecedera. Borrow decide marcharse con él a un campamento de gitanos donde aprendió su idioma y costumbres. En 1824, a la muerte de su padre, contando 21 años, se trasladó a Londres con la intención de emprender una carrera literaria. 
Allí estudió filología bajo la dirección de William Taylor, aunque no llegó a terminar ninguna carrera universitaria, y publicó en 1825 Faustus: a Traslation from the German, esto es, una traducción desde el original alemán del Fausto de Friedrich Maximilian Klinger, uno de los prerrománticos del Sturm und Drang. Su afán aventurero y viajero le llevó luego a hacer numerosos viajes: FranciaAlemaniaRusiaPortugalEspañaMarruecos y Oriente, al principio como agente de la Sociedad Bíblica, y luego en calidad de corresponsal del Morning Herald. En particular, viajó a Rusia en 1832 para perfeccionar sus conocimientos de manchú con vistas a una traducción del Nuevo Testamento a esta lengua que se había de publicar en San Petersburgo. Y en 1833 empezó a trabajar para la Sociedad Bíblica. 
Entre 1835 y 1840 estuvo en Portugal y en España como uno de los colportores (difusores de biblias protestantes) encargados de difundir en el extranjero las Sagradas Escrituras en lengua vulgar allí donde no estaba permitido y sin notas, gratis o a precio de coste, por comisión de la misionera Sociedad Bíblica; era la revuelta época de la I Guerra Carlista, por lo que ese viaje era toda una aventura; una vez en Madrid, mandó imprimir el Nuevo Testamento en la versión española del escolapio Felipe Scío de San Miguel, en rústica y sin el lujo de la carísima edición primitiva; además, tradujo el Evangelio de Lucas al caló y lo imprime también en Madrid, donde abre una librería en la calle del Príncipe con el rótulo de «Despacho de la Sociedad Bíblica y Extranjera». 
Pero las leyes de entonces no contemplaban otra religión que la católica, y fue detenido y conducido a la cárcel en Sevilla. Aprovechó estas experiencias, sin embargo, para escribir, animado por otro impenitente viajero e hispanista, Richard Ford, su famoso libro de viajes The Bible in Spain (1843). En 1840 se casó con la viuda de un oficial y, gracias a sus ingresos como escritor, pudo adquirir una propiedad en Oulton Broad, donde permitió a los gitanos que se estableciesen con sus tiendas. Vivió, sin embargo, en Londres entre 1860 y 1874, aunque la muerte de su mujer en 1869 le hizo pasar más tiempo en Oulton, donde terminó por afincarse y fallecer en 1881. Un importante seguidor de sus trabajos fue el hispanista Walter Starkie. 
En 1991 se fundó la George Borrow Society para estudiar la vida y obra de George Borrow"

Calle Abajo, La Puerta la Villa se cruza con la calle Párroco Infanzón


Nosotros seguimos bajando, todo recto ...


Y tomamos de frente y siempre en descenso la calle Olavarrieta, antiguamente la mencionada de La Zapatería, dedicada a este gremio y donde había más tiendas, pues fue donde compró su reloj y brújula Luigi Salandra


Continuación del camín real fue una verdadera calle mayor y eje comercial cuando esta era la principal vía de comunicación luarquesa, formando parte de los barrios que salieron más allá del viejo centro luarqués del medievo a partir del siglo XVIII, o centros, los de El Cambaral y La Pescadería, un a cada lado del río Negro y su estuario


Una placa con una antigua inscripción en la fachada tal vez guarde el testimonio de aquellos espisodios


Es llamativa la existencia de importantes gremios zapateros en algunos núcleos de Valdés, como aquí en su misma capital y en Queirúas, uno de cuyos barrios guarda en su topónimo la memoria. No fueron tan famosos como los de Pimiango en Ribadedeva o Noreña, de los que hablamos en las correspondientes entradas de blog del Camino Norte, pero en sus tiempos ver esta calle, ahora un tanto solitaria, con el trajín de su oficio, pues se sabe solían tener su taller en el piso bajo, que sacaban afuera con el buen tiempo, hubo de ser todo un espectáculo


Especialmente relevante es la también artesana industria del cuero, relacionada con los zapatos, y también existente antaño en esta rúa. La elaboración posiblemente abarcaría cintos y vestimentas para personas y otros enseres, correajes para caballerías, pellejos de vino, etc. El gusto por rendas de cuero reseñada en los vaqueiros de alzada, pero que fue común en toda Asturias, puede ser la razón que el mote de coritos se aplicase a los asturianos en general en siglos pasados. Por ejemplo, en La Pícara Justina, novela picaresca de Francisco López de Ubeda, año de 1605, presenta este episodio:
"Lo primero que yo encontré unos asturianos, a los cuales por aquella tierra de León unos llaman guañinos porque van guarrando como grullas en bandadas, o porque siempre van con la guadañas insertas en los hombros; otros les llaman coritos porque en tiempos pasados todo su vestido y gala eran cueros. Alguno dice ser la causa otra. La verdad es que la falta de artificio, la necesidad de tiempo, la simplicidad de ánimo y la necesidad de su defensa les hizo andar de este traje y no, como algunos maldicientes dicen, el haber salido de Asturias los que inventaron los cueros para el vino y las coronas para Baco. Mas no niego que el Baco tenga allí y haya tenido jurisdicción y gran parte de su real patrimonio, no digo en vivos sino en vinos. Ahora ya no se visten de cuero, si no es en algunos que le traen de la parte de dentro, y para estos tienen comercio de por mar con las Indias de Ribadavia, que engendra vino de color de oro"

El sacerdote, investigador y etnógrafo José Manuel Feito, dice en su libro La Artesanía popular asturiana:
"Coritos los usan los vaqueiros de alzada en su traje típico, y son a modo de pellizas de cuero. La memoria sobre los antiguos carros de Asturias y el calzado de cuero crudo (coricias) de las mismas provincias, del Alemán Wurtiz, en el propio título nos da una definición y descripción de otro tipo de calzado: las coricias o calzado de cuero crudo. Félix de Aramburu comenta la descripción del acompañante de Carlos V a su paso por Asturias al tocar este tema:
"En cuanto al calzado, nuestros lectores conocerán -aparte de las madreñes corrientes-, el llamado coricies, pedazo de piel en que envuelven los pies los pastores, frunciéndole y ciñéndole con tiras o cintas de lo mismo; y aquel nombre saca desde luego al paso el nombre del carnero de Turdetania, coria, coriaxis de raíz aria, que dio denominación a los caurienses, pastores"
La voz coritos saltó a la literatura con distintas acepciones, encontrándose en Lope de Vega, Quiñones de Benavente, Hurtado de Mendoza, etcétera"

En esta antigua calle de antiguos oficios el trasiego de gentes para bajo y para arriba se controlaba desde este lugar, el llamado Arco Bayón. Donde estos peregrinos que han entrado en el centro de la población sacan algunas fotos


El arco forma parte del Palacio del Marqués de Ferrera, formado por un conjunto de edificios construidos a lo largo nada menos que de quinientos años, desde el siglo XIII, fundación de la puebla, hasta el XVIII. Es también llamado Palacio de La Moral y conserva restos de una torre, lo que delata que efectivamente fue un puesto de control de entrada de gentes y mercancías a la villa, o incluso defensa


El palacio propiamente dicho son dos partes de diferente época: esta que tenemos a la derecha es la parte posterior de un edificio construido en el siglo XVIII, durante la expansión urbana de aquella centuria, actualmente comisaría de la Policía Nacional. El ala izquierda, que veremos mejor después de pasado el arco, paralela a la calle, es más antigua (observemos como referencia visual arriba a lo lejos la capilla de San Martín y San Roque, en El Chano)


Anexa al edificio de la derecha, con portada que mira a la calle, está la capilla palacial, con un pequeño espacio delantero que la separa dela rúa. Es de nave única y se cubre con bóveda de crucería, construida también en el siglo XVIII. Se trata básicamente pues de tres edificios


El Arco Bayón une los dos principales cuerpos principales sobre esta antigua calle de La Zapatería, conformando el conjunto una estructura en forma de L, declarado Bien de Interés Cultural en 1995 con la categoría de Monumento Histórico-Artístico


El arco de de los denominados de carpanel, un tipo de arco de medio punto rebajado. Otros le dicen arco escarzano. Sobre él unas ventanas, abiertas a ambos lados, miran sobre La Zapatería


El Arco Bayón debe su nombre al Sr. Bayón, quien siendo mayordomo y administrador de los Marqueses de Ferrera, dueños del palacio, escapó despavorido a caballo, disparando contra este arco, para abrirse paso ante las iras populares cuando en 1836, dentro de los acontecimientos de la Primera Guerra Carlista, las tropas del General Gómez ocuparon la población


Al general Gómez nos lo encontraremos más veces en otros tramos del Camino, pues también él iba a Santiago, no como peregrino, al menos en el sentido piadoso del término sino en todo caso en el bélico. Había salido de las posiciones carlistas vasco-navarras con 2.700 infantes y 180 jinetes: se le había encomendado la misión de organizar un nuevo frente en Asturias, pues se pensaba que la causa tradicionalista tenía bastantes apoyos para ello, al existir varias partidas guerrilleras, y luego, tuviese éxito o no, pasar a Galicia para hacerlo mismo, pues se pensaba que la situación para la causa era similar. No fue así: las tropas de Gómez entraban en las poblaciones, se hacían cargo de ellas fugazmente, enrolaban a algunos voluntarios y entusiastas, y continuaban hasta la siguiente perseguidos de cerca por las columnas gubernamentales. En la siguiente localidad volvía a repetirse la situación y así hasta Santiago y posterior regreso a Navarra. Tal y como escribe el Marqués de Miraflores en Un soldado de Isabel II
"Las poblaciones habían visto aparecer a Gómez en silencio y en silencio aguardaban, no tomando apenas parte en la contienda y contentándose con tener dos ayuntamientos, uno para recibir las tropas carlistas y otro para las de la Reina"

Como decíamos, al pasar el arco vemos el otro ala del palacio, que remata la planta en forma de L. Es la parte más antigua, de los siglos XV-XVI, hecha sobre la primitiva torre del XIII. Es llamada la Casa del Merino, representante del rey, de quien dependía la población directamente. Recordemos que en aquellos tiempos la dependencia del rey, reino, corona, real, etc. era como decir "del Estado" ó "público", esto es, sin vasallajes a señoríos locales nobiliarios, monásticos o laicos, que serían una administración "privada"


La Casa del Merino conserva su arco de medio punto y es en la actualidad Biblioteca y Casa de Cultura


Al pasar, miramos atrás la lado del Arco Bayón la fachada delantera y principal del edificio dieciochesco, si bien la alta tapia de piedra que cierra su jardín, y sus hermosos naranjos, no nos dejan admirarla bien, con sus balconadas y el blasón que ostenta bien. El jardín es llamado La Moral, por las moras de las zarzas que allí crecían sobre las rocas, por eso se le conoce también como Palacio de La Moral. También fue de los Navia Arango


Y estos son Los Escalerones, las grandes escaleras que también dan nombre a esta calle, al menos en este tramo, pensadas para los peatones: iban directamente hacia el paso del río y a la Plaza del Maíz, hoy de la Constitución. A la derecha era el camino para los carros, que va directamente al puerto


Desde los escalerones, también volviendo la vista atrás, vemos la estructura dela Casa del Merino. La Biblioteca está dedicada desde su fundación al profesor Joaquín Rodríguez, nacido en Trubia en 1861, y que, radicado en Luarca/L.luarca, fundó su propio colegio, donde ejerció una importante labor pedagógica, fundando además la Escuela de Artes y Oficios luarquesa


Seguimos bajando por Los Escalerones, tornándose la calle un tanto estrecha y oscura tras dejar atrás la bifurcación, entre altos edificios de varias plantas


En la rehabilitación de los escalerones se han instalado peldaños más altos y colocando en medio una barandilla, evitando lo más posible los resbalones, los tropezones y las caídas. En la calle Olavarrieta, con fachada al otro lado al Paseo de Pilarín, estuvo el Ayuntamiento viejo


Durante la Guerra Civil, Luarca/L.luarca fue ocupada en las primeras semanas por las columnas gallegas de Ollo y de Teijeiro que fueron venciendo el frente republicano, carente de efectivos, en sus infructuosas líneas de defensa, cayendo la villa el 7 de agosto de 1936. Separándose entonces aquí las dos columnas, una seguiría por la costa hasta ser detenida en la desembocadura del Nalón, y la otra, la de Teijeiro, se adentraría para enlazar con otra en La Espina, avanzando para romper el Sitio de Oviedo.


Ante la incapacidad para doblegar la resistencia republicana más allá del Nalón, la población se convirtió en una importante base dentro de la zona nacional, habilitándose diferentes edificios para tropas, almacenes y dependencias auxiliares, refugiados e instalaciones procedentes de Oviedo/Uviéu tras romperse el cerco, y también refugios contra los bombardeos de la flota republicana, así como prisiones para soldados enemigos y, sobre todo, detenidos políticos, No muy lejos, en Busto, hubo un campo de concentración. En ¡Si los muros hablasen!, Una aportación desde la arqueología al estudiode la retaguardia franquista instalada en Luarca (Asturias), de Valentín Álvarez Martínez (Universidad de Oviedo), dice de ello:
"Luarca debido a la posición geográfica que ocupa, un puerto marítimo a medio camino entre Galicia y el centro de Asturias; a su entidad como población de mediano tamaño y sus propias características socioeconómicas se convirtió en un lugar fundamental desde donde establecer y coordinar el esfuerzo de la campaña occidental asturiana3 . Por todo ello, la villa sufrirá numerosas transformaciones, pues no sólo la intendencia militar establecerá allí su base, sino que otras infraestructuras judiciales, sanitarias, propagandísticas, entre otras, encontrarán allí su acomodo. A todas ellas, se les debe aunar la llegada, desde diversos puntos de la región, de numerosos refugiados desplazados de sus hogares, tanto por la dureza de los combates como por el temor a posibles represalias. Este crecimiento demográfico queda perfectamente reflejado en un extracto de las memorias de un militar allí destacado durante los acontecimientos:
«En Luarca había también muchos refugiados de Oviedo, así que la villa estaba abarrotada de gente, siendo la vida muy divertida con ese motivo, y por ser el centro de la Asturias liberada en aquellos momentos»

También algunas industrias locales fueron empleadas para el esfuerzo de guerra, incluso el propagandístico, dado que había varias imprentas y existía una importante tradición periodística de prensa escrita. 
"... la nueva realidad se manifestará en un esfuerzo por facilitar las necesidades de intendencia del ejército y de la causa golpista. Esto supuso la reutilización de espacios productivos para fines ajenos a los que habían sido destinados anteriormente, como acredita el giro que dan, hacia la industria de guerra, los pujantes talleres locales litográficos y las imprentas. La necesidad de contar con un aparato propio informativo y de adoctrinamiento, que contrarrestara la propaganda republicana, originó que no sólo el periódico Región, de ideología conservadora y católica, se asentará en la villa, sino que toda una serie de panfletos de guerra y carteles publicitarios serán producidos en estas empresas. Por otro lado, numerosos edificios acogieron usos distintos para los que fueron ideados. Se instalaron centro sanitarios (hospitales de sangre, botiquines, farmacias), acuartelamientos, infraestructuras de transmisiones... No sólo el Hospital-Asilo de Luarca, emplazado en la zona residencial de Villar, fue un punto de asistencia sanitaria, sino que otros con un fin tan distinto como podía ser el Círculo Liceo, lugar de encuentro por antonomasia de la élite local , albergaron sanatorios militares"

La calle sigue recta hacia la antigua Plaza del Maíz, que fue el corazón de la puebla medieval. Viniese o no reflejado directamente en los fueros, la celebración de un mercado semanal venía intrínseco en su fundación, como forma de mantenimiento propio y de pagar los impuestos, tributos o alcabalas correspondientes al reino. En buena medida estas nacientes pueblas eran en sí mercados en torno a los que se aglutinaba el caserío, en el que se instalarían artesanos y comerciantes, ofreciendo sus productos, tanto en los dichos mercados, como diariamente, haciendo de estas plazas lugares siempre más o menos concurridos, y por lo tanto centros económicos y administrativos de todo su alfoz  


No obstante el Camino no va hacia la plaza en su señalización, a ella le recomendaremos visita expresa en una entrada dedicada a otros lugares luarqueses dignos de conocer: siguiendo las conchas y las flechas amarillas dejamos la calle de Los Escalerones para tomar esta callejuela a la izquierda


Salimos así a la Plaza de los Huevos, al lado del río Negro o Ríu Negru, donde está el puente llamado con el tan significativo nombre de Los Peregrinos, el cual recuerda en su topónimo el paso de los mismos por este camín real


Con el crecimiento poblacional y urbano, en esta como en otras polas, el mercado semanal se fue extendiendo por otras calles y plazas y especializándose en según qué cosas: de la misma manera que en un espacio se concentraba el del maíz y otros panificables, había otros para ganado, separándose estos a su vez en los dedicados al porcino, al ovino y caprino, al caballar o, en este caso, al avícola y sus productos


Esta plaza estaba en una muy privilegiada situación, en el mismo paso del río por el puente del camín real, como dijimos, la principal vía de comunicación de la costa cantábrica hasta la apertura de las primeras carreteras a partir de la segunda mitad del siglo XIX, pero sobre todo con la de la Carretera de Galicia a principios del XX. Antes, prácticamente todos tenían que pasar por aquí


En la Plaza de los Huevos existe, o existía, la tradición de romper un huevo "pasadas tres horas de la noche sanjuanista", dentro de los ancestrales simbolismos, más o menos cristianizados, del solsticio de verano. En la plaza cruzamos el Paseo del Pilarín, que se hizo al canalizarse el río



Aquí abrían sus puertas algunas de las históricos comercios de época, ultramarinos, tiendas-mixtas y bares, tascas y tabernas, que marcaron toda una época de la historia, en lo económico y en lo social. Seguimos leyendo a  Álvarez Martínez cuando dice:
"Luarca a comienzos del siglo XX se configura como una población dinámica que se sustenta en una amplia base económica basada en un mercado comarcal que conjugaba una variada gama de productos elaborados y sin manufacturar procedentes del campo y el mar. Sobre este ambiente de bonanza se acrecentará una élite local de ideología conservadora, en la que se entremezclaban los intereses de los ricos hacendados y comerciantes de la zona con los enriquecidos «Indianos o Americanos». Un reflejo de todo ello se apreciará en la remoción urbanística y expansión del caserío tanto de la villa como de sus hijuelas. Todo ello deparó la construcción de un buen número de nuevas residencias, al gusto de la época, que reflejaban la pujanza económica, política y social de sus dueños . Los turbulentos acontecimientos que ocurrieron a comienzos de la década de los años treinta apenas tuvieron relevancia tanto en el concejo como en su área inmediata. Si bien, las propuestas políticas republicanas en su versión reformista calaron en una parte de las clases acomodadas y el ideario proletario encontró acomodo en los sectores más populares"

Y aquí está el río Negro o Ríu Negru, que nace entre las sierras de Cándanas, Busmente y Bul.lacente, cerca del pueblo del Sel.lón, recorriendo unos 21 kilómetros hasta llegar hasta aquí a su desembocadura, en lo que fue el abrigo natural de La Llera, donde formaba meandros y un pequeño estuario, dándose casos , en tiempos, de tremendas inundaciones con sus crecidas, por lo que fue canalizado a su paso por la villa


Este es el "río no muy caudaloso que se cruza por un puente que tiembla al pasar" según el viajero Antoine Jouvin en su libro Un viajero por Europa, publicado en París en 1672:
"Este lugar es muy conocido por los peregrinos y viajeros. El puente no es muy sólido y está construido con madera. El fondo del río es de cantos rodados. El paso es peligroso pues con él el puente se bambolea, sobre todo cuando llega a sus pilotes la subida y bajada de la marea. Dormimos bien en Luarca y seguimos viaje"
La narración recuerda al famoso "puente que tiembla" sobre el río Ricabu en el Camino de Las Ballotas, por donde entramos en este concejo de Valdés. Sin duda el paso por este tipo de puentes peligrosos y precarios era bastante frecuente en estos caminos


Al paso del Puente de los Peregrinos recordamos aquel párrafo caminero de Jesús Evaristo Casariego dedicado al paso luarqués del Camino Norte:
"El camino asturiano de herradura era como una aguja de piedra que iba cosiendo tajos o como una sierpe que trepaba o se descolgaba por montañas a la vera de la mar. Tierra en algunos tramos pobre, en ocasiones áspera, pero siempre bella, muy visitada de viajeros de todo el orbe cristiano. Unos viajeros que, durante siglos, fueron tejiendo la gran romería que iba a Compostela después de haber adorado a El Salvador, en Oviedo. Y ese camino costanero por el que circulaban al año millares de peregrinos, pasaba por una villa llamada Luarca, cuya existencia ya constaba con ese nombre en pergaminos de principios del siglo X , cuando alboreaba la romería jacobea y las únicas sendas libres de moros eran las que bordeaban las playas y cantiles del Cantábrico"
("Secular historia del hospital de caridad de Luarca". en el Boletín del Real Instituto de Estudios Asturianos nº 117. Enero-abril 1986)


Dado su importante paso en el Camín Real de la Costa, manifestaba Casariego su opinión de que la población ya contaría con su hospital de peregrinos antes del fundado por Alfonso González Rico en 1440:
"Muy verosímilmente ya en esas fechas, hace unos mil setenta años, Luarca pudo haber tenido hospital y alberguería para peregrinos. Luarca era entonces sólo dos barrios que colgaban de las rocas y llegaban a los acantilados en las bandas de Levante y Poniente"

Concha peregrina al paso del puente, en una de sus columnas



 Reitera Casariego su opinión en este artículo que desde las primeras referencias escritas a la iglesia en el siglo X, habría en Luarca/L.luarca hospital de peregrinos, siendo la de Avello una ampliación sobre una institución preexistente, la cual era amparada por la nobleza local, al igual que la cercana leprosería de Barayo:
"Luarca tiene en el siglo X III puerto, población sedentaria y una constante afluencia de extranjeros de tránsito, que son los peregrinos. Y, entre otras instituciones, cuenta con un Hospital, en este caso, Hospital en la doble acepción de la palabra: de casa para curar enfermos y de albergue para acoger viajeros (peregrinos pobres que no pueden pagarse su posada). Así pues, Luarca cuenta con un Hospital, verosímilmente desde el siglo X y, ciertamente, desde el siglo XIII. En el siglo XV se sabe que este Hospital ocupaba dos edificios de la calle de la Iglesia y que fue ampliado gracias a una donación del notorio caballero luarqués Alonso Rico. Era muy frecuente que las familias luarquesas de los siglos X III a principios del XIX, dejasen mandas o legados para tan caritativo establecimiento y también para el hospital-lazareto de Barayo, que aunque situado en el Concejo de Navia, pero a pocos metros del límite del de Valdés, se le consideraba como institución luarquesa. Así, en numerosos testamentos valdesanos figuran mandas para «los malatos de Barayo». Digamos de paso que también con mandas y donativos se creó en el siglo XV una cátedra regular de latinidad y humanidades que llegó a alcanzar cierta notoriedad en el Occidente asturiano y sirvió, siglos después, de antesala para pasar a la Universidad ovetense" 

También en el mismo artículo nos habla de aquellos viajeros y peregrinos que pasaron por este puente en el pasado:

"Se conocen referencias de viajeros, peregrinos a Compostela, que aluden a Luarca, con menciones a su situación y hospitalidad. Son varios, sobre todo a partir del siglo XV. Pueden recordarse al caballero Antonio Lalaing, Señor de Montigny, flamenco; a Bartolomé Fontana, italiano; a Jacobus Soviesky, polaco; a Guillaume Manier, galo; al ingeniero Salandro, genovés, y las indicaciones detalladas del curioso y completo itinerario francés de Jouvin, del siglo XVII. Por ellos sabemos la existencia del famoso «puente temblón», situado en la propia Luarca o en sus inmediaciones por los linderos con el Concejo de Pravia; las posadas de buen yantar y el Hospital"

En este lugar, el viajero italiano Luigi Salandra dice que Luarca/L.luarca es una pequeña Venecia, pues el río, bordeando la casa, disponía de varias pasarelas y dos puentes de cantería, uno este de Los Peregrinos y otro el del Beso. Al fondo vemos ahora el que comunica la Plaza Alfonso X El Sabio con el puerto

Allí está el Ayuntamiento, cuyas obras se acordaron en 1912, siendo alcalde Vicente Trelles, para sustituir al anterior, que estaba casi en ruinas. El proyecto se encargó al arquitecto municipal Manuel del Busto, concluyendo las obra en 1916. Lo cierto es que las descripciones artísticas y arquitectónicas del mismo son de lo más variadas, puede decirse que se trata de una combinación de estilos y del modernismo secesionista vienés. En su fachada principal la parte central tiene detalles donde predomina la curva. En su decoración hay elementos clásicos, columnas y pilastras


Se dice que este edificio consistorial busca la composición ideada por el arquitecto estadounidense Louis Sullivan de seguir el orden clásico de la base el fuste y el capitel, como en los edificios grecolatinos y las iglesias medievales. La ventana central del ático recuerda la trífora del Arte Asturiano prerrománico. Las demás ventanas de ese bajocubierta se inspiran en el vienés estilo Secesión


Durante estas obras fue trasladada de lugar la capilla de San Martín y San Roque, que hasta entonces estaba aquí y que ahora vemos en lo alto


Aguas arriba, varios puentes más comunican ambas márgenes de la población, aunque no los vemos desde aquí. Fijémonos arriba en las paredes acantiladas verticales que cierran esta ribera por el este, zona de La Funiar


Es significativo que en unos días hallaremos otro lugar llamado también pequeña Venecia porlos viajeros, el barrio de Os Muíños en Mondoñedo (Galicia), por su río, puentes y canales. Conoceremos pues "Las dos Venecias del Camino Norte"


Es llamativo que, pese a que su origen data de los mismos albores del camino jacobeo, basándose en una ruta costera mucho más antigua, la primera guía descriptiva del que ahora denominamos Camino Norte, aunque hay referencias parciales anteriores, es la de un obispo armenio en 1489, al menos que haya llegado a nosotros. De él habla la Xacopedia:
"Las referencias históricas a este trazado son sucintas. Entre las obras que cabe destacar se encuentra el diario del obispo armenio Mártir de Arzendjan, relato de su peregrinaje de Roma a Santiago por la Ruta de la Costa, que efectuó en 1489 tanto a la ida como a su vuelta. Su importancia se debe más al hecho de que constituye la primera guía sobre el Camino del Norte que al detalle de sus datos. De hecho, se trata de una enumeración de lugares y villas que el prelado visitó, en la que se pueden observar omisiones y errores notables, hasta el punto de confundir Portugalete con Bilbao
Otros documentos que hacen referencia a la existencia de este trazado son el Repertorio de todos los caminos de España, atlas publicado por el valenciano Juan Villuga en 1547 y que recoge el paso del Camino por las ciudades de San SebastiánBilbaoLaredoSantander y Llanes. 
También existen referencias en forma de relatos, el más antiguo de ellos el de Antoine de Lalaing, señor de Montigny. Lalaing acompañó a Felipe el Hermoso en su peregrinar (1502), visitando las urbes gallegas de RibadeoMondoñedo y Betanzos. Resulta de especial mención el peregrinaje llevado a cabo por el sastre francés Guillermo Manier en 1726. Asediado por las deudas, Manier realizó la ruta hasta Compostela acompañado por sus amistades siguiendo el Camino Francés, pero el viaje de vuelta lo hizo siguiendo el litoral, por lo que describe el itinerario como ruta de regreso"

Pasado el Puente de los Peregrinos el camino seguirá de frente por la calle Crucero, donde está el crucero que le da nombre, del siglo XVII, símbolo caminero por excelencia

Históricamente estuvo siempre aquí, hasta que en 1920 se decidió llevarlo al lado de la iglesia, siendo restituido en este su original emplazamiento en 2007, coincidiendo con el resurgir de las peregrinaciones y el paso de romeros y caminantes a Santiago

Como hemos dicho, el Camino Norte continúa recto por la calle Crucero adelante, subiendo poco más allá a La Peña para salir de la población por El Chano, pero como en tantos lugares pasa, es una pena seguir de frente y marchar sin conocer un poco más esta hermosa villa, acercándonos al menos hasta la Plaza de Alfonso X El Sabio, El Puente del Beso, el puerto y, por supuesto, subir a El Cambaral y su Mesa de los Mareantes, además del cementerio, la ermita de La Blanca y El Faro. Si pernoctamos en Luarca/L.luarca es más que recomendable dedicarle una buena y pausada visita, por no decir IMPRESCINDIBLE









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