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miércoles, 7 de mayo de 2014

EL PITU: EL "VERSALLES ASTURIANO" Y EL LEGADO DE LOS SELGAS (CUDILLERO/CUIDEIRU, ASTURIAS)


Jardines del Palacio Selgas. El Versalles asturiano

Esta es La Quinta, La Quinta  Selgas o Palacio de los Selgas, "el Versalles asturiano", construido entre 1870-95 por los hermanos Selgas, grandes benefactores, mecenas y filántropos en el sentido más romántico de la palabra, histórica y artísticamente. Junto con la escuela, la capilla y otras construcciones e iniciativas forma parte del Legado de los Selgas, que veremos al paso mismo del Camino Norte según este atraviesa el concejo asturiano de Cudillero o Cuideiru y pasa a dos kilómetros al norte de su capital, procedente del vecino concejo de Muros de Nalón, rumbo a Las Luiñas y Las Ballotas

El río Santolaya: paso de Muros de Nalón a Cudillero/Cuideiru

El paso del concejo de Muros al de Cudillero/Cuideiru se hace en las frondosas riberas del río Santolaya, afluente del Aguilar, que va a desembocar a la playa de este nombre tras nacer en el cercano Monte Gamonéu. En este lugar, donde hay un pequeño puente, ambos concejos confluyen además con el de Pravia, al que pertenecieron hasta el siglo XIX, cuando se independizaron de él


El viejo puente, como el antiguo camín real en este tramo desde las viejas barquerías del paso del Nalón hasta aquí, fue reparado en 1857, no mucho antes que la construcción de la actual carretera N-632 relegase a este milenario camino a vía pecuaria y, en la actualidad, a pista forestal, si bien ha podido ser recuperado su trazado como ruta xacobea pues era la empleada también por los romeros de las peregrinaciones históricas


Las arboledas de castaños y sauces fueron ocupando las orillas del olvidado camino y las riberas, formando un entorno eminentemente selvático. A ellos se unieron las tupidas plantaciones de eucaliptos, empleados antes para las minas (entiba de galerías) y la construcción y ahora para las empresas papeleras


El paisaje cambia según la estación, este es el mismo lugar que la foto anterior pero a principios de la primavera cuando aún no ha crecido la hoja de los árboles


Aquí empieza la Cuesta de La Bana o La Vana, por donde iremos hacia El Pitu. Es una subida larga, no demasiado pronunciada pero sí prolongada monte arriba


La cuesta en verano, con más sombra, que se agradece si el sol pega castigando con fuerza. Se sabe que ya desde el siglo XVIII este camino habría ido acondicionándose para el paso de una diligencia de caballos, a manera de línea regular, que iría comunicando las poblaciones costeras


No obstante, aún en 1864 el erudito viajero Juan de Llano Ponte, lamenta en Impresiones de un viaje (Por Occidente), publicado en El Faro de Asturias (otras fuentes dicen El Faro Asturiano), el penoso trasiego que por aquí discurría por entonces:
"El trayecto desde Muros a Luiña es hermoso pero el camino es infernal, se halla primero la cuesta de La Habana (La Vana) donde por prestación personal se trabajó algo; pero es preciso confesar que está muy mal"

De Juan de Llano Ponte volveremos a hablar en el tránsito a Las Ballotas, pues llegó a tener tanta fijación por las vías de comunicación que llegó a ser llamado Juan Carreteras o Juan de las Carreteras, sintiendo especial predilección por las del occidente, entonces aún ni siquiera proyecto


Si bien en verano, y si no hay lluvias pues el verano norteño puede obsequiarnos con ellas, el camino está comúnmente seco, en invierno y primavera se forma algo de barro. Al estar los árboles desnudos no hay sombra pero el sol, si pega, no suele ser tan agobiante, viéndose en el paisaje detalles que pueden pasarnos desapercibidos en la umbría veraniega


En plena cuesta enlazaos aquí con otro camino y continuamos de frente


El mojón nos orienta, aquí ahora la cuesta se suaviza un poco


Aquí el camino realiza una curva pronunciada a la izquierda, siguiendo la sinuosidad de la ladera


Da prácticamente un giro completo de 180º y sigue subiendo poco hacia la ocalital


A la derecha una alta mata de helechos



Y este sería el mismo lugar en primavera y además con los felechos segados y los eucaliptos no tan crecidos, para hacernos una idea una vez más de cómo puede cambiar el paisaje


Hay también buenos toxos o brezos y demás plantas silvestres, algunas bien vistosas


El camino es aquí relativamente ancho y no tiene mayormente riesgo de pérdida, no hay cruces complicados y se nota bien pisado


Incluso cuando crece la vegetación, como en esta otra foto, no hay inconveniente en seguirlo bien.La cuesta, insistimos, es muy liviana, casi imperceptible ahora


Cuando los ocalitos son más pequeños, y cuando hay menos arbustos y vegetación, se ve un poco más hacia el oeste, donde están los altos de El Llano


Por allí sube la carretera que de Muros baja a la Playa d'Aguilar y luego sube a Arancés. Puede ser una alternativa para bicicletas, yendo desde Muros, pues es todo asfalto y puede seguirse sin necesidad de posarse a tierra y empujar la bici, como pasaría a los bicigrinos en este camino. No obstante es preciso decir que con buen tiempo y en verano el tránsito de vehículos puede ser denso e intenso. En ese trayecto, al llegar a la playa desde Muros hay bar, y otro al empezar esta cuesta de Arancés


La ocalital y el Camino, al principio de la primavera


Y aquí en verano, en todo su esplendor


Pasan peregrinos... sin duda un buen momento para recordar aquellos versos que les dedica León Felipe...
Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero... sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Que no se acostumbre el pie a pisar el mismo suelo,
ni el tablado de la farsa, ni la losa de los templos
para que nunca recemos
como el sacristán los rezos,
ni como el cómico viejo
digamos los versos.
La mano ociosa es quien tiene más fino el tacto en los dedos,
decía el príncipe Hamlet, viendo
cómo cavaba una fosa y cantaba al mismo tiempo
un sepulturero.
No sabiendo los oficios los haremos con respeto.
Para enterrar a los muertos
como debemos
cualquiera sirve, cualquiera... menos un sepulturero.
Un día todos sabemos
hacer justicia. Tan bien como el Rey hebreo
la hizo Sancho el escudero
y el villano Pedro Crespo.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo.
Pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Sensibles a todo viento
y bajo todos los cielos,
poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros

Los peregrinos que siguen los caminos y a la vez los hacen, o los recupera. No hay nada mejor que su paso continuo para hallarlos siempre más o menos expeditos...


Bajo nosotros, el río Aguilar va a desembocar al mar, aunque no llegamos a ver su playa


Los peregrinos siguen pista arriba. Si bien la belleza natural del lugar, pese a las plantaciones de monocultivo imperantes, es harto manifiesta, siempre hay ganas por volver a los ya muy cercanos campos abiertos de la rasa costera


La cuesta se hace larga en alguno de estos tramos rectos, toda directa y seguida...


Y ahí siguen paso a paso los peregrinos a Santiago. También recordaremos al escritor Miguel Murguía cuando dice...
“de todas las partes del mundo corrieron miles de peregrinos á visitar la apostólica casa y orar al pie del sepulcro que en ella se guarda. Desde el mismo momento en que se descubrieron los sagrados restos hasta el presente, jamás ha faltado quien viniese á postrarse ante estos altares y buscar en ellos la remisión de sus culpas. Emperadores, reyes, príncipes, duques, papas, obispos, santos, guerreros, trovadores, artistas, mujeres y hasta niños tomaron el Camino de Compostela, visitaron su iglesia y oraron bajo sus bóvedas, viniendo los unos de los más remotos confines de Europa, los otros desde sus islas y apartados retiros, todos llenos de la fe que les guiaba y alentados por la esperanza y seguridad de los grandes perdones que de la peregrinación esperaban. Á ellos debe Santiago su fama, su riqueza, las grandes prosperidades de que ha gozado. Al paso de la innúmera muchedumbre y tanta diversa gente, todo se anima en la nueva ciudad y toma incremento y prospera felicísimamente”

A nuestra derecha, el barranco del río Campofríu, afluente también del de Aguilar. Cuando se talan los eucaliptos, cada no muchos años, también el paisaje cambia, y lo que hoy es un monte umbrío mañana puede ser una rasa pelada. Los siguientes no tardan mucho en crecer y así continúa el ciclo


En esos periodos menos tupidos será cuando podremos ver esos detalles que nos sirven de referencia en el paisaje, a cierta distancia


Vemos ya desde aquí algunas de las casas de El Pitu, las que fueron construidas de un tiempo a esta parte en zona residencial, turística y de chalets a lo largo de la carretera que comunica con La Vana


Una buena cuesta ante nosotros. Según subimos y descansamos para recuperar aliento, podremos mirar atrás


Entonces, siempre dependiendo de lo que hayan crecido los árboles, llegaremos a ver de nuevo el mar...


Una pequeña parte enfrente de la Playa d'Aguilar, unas rocas de Campufríu, la parte cudillerense de esa ensenada


Luego proseguimos camino en la foresta...


Otro pequeño castañéu, bosquete de castaño, con su buena y agradable sombra...


Y más eucaliptos... tal vez estos ya estén próximos para cortar


Algunos árboles crecen en la misma pared rocosa del camino


Bifurcación: seguimos recto y de frente, subiendo poco a poco...


Y aquí tenemos el mojón correspondiente, con la concha y una flechita pintada en el lateral izquierdo, que nos lo indica


Y así continúa nuestro andar por la ocalital, cerca ya de las primeras casas de El Pitu, en la parroquia de Piñera, una de las que componen este concejo de Cudillero/Cuideiru, el cual, alcanzada definitivamente la independencia municipal al mismo tiempo que Soto del Barco/Sotu'l Barcu (29 de diciembre de 1836), se adopta la denominación de la que pasaría a ser la capital municipal, centro económico y social que aglutinó el territorio de Las Luiñas y Las Ballotas en torno su importante puerto pesquero


En principio sólo hemos de hacer caso a las conchas o flechas amarillas, cualquier otra marca o señal de otro tipo o color puede ser otra cosa, otra ruta o cualquier otro tipo de indicación


Desde la zona de L'Escorial, en Muros, es un buen trayecto por el monte frondoso. Nos encontraremos bastantes así si tomamos el Camín de Las Ballotas a partir de Soto de Luiña / Soutu Lluiña


A veces el camino es ancha pista, otras veces una senda un poco más estrecha, pero se pasa bien y si problema. Ocasionalmente en primavera, con los brotes verdes, toque apartar alguna zarza o helecho con un palo si han pasado pocos peregrinos anteriormente ese invierno


La magia y el encanto de un buen tramo de bosque autóctono


A la sombra de matorrales y castaños. De ahí la expresión asturiana "dar voces en castañéu" similar a la castellana "predicar en el desierto"


Sol y umbría a partes iguales en este precioso camino...


Pared de tierra poblada de helechos. Las misma raíces de árboles y arbustos forman su soporte y estructura natural


Los mismos helechos en ocasiones pueden formar matas tan altas como arbustos de grandes


Aquí se ve alguna rodada de vehículos forestales para acceder a las plantaciones o a las fincas


De pronto, vemos una barandilla sobre nosotros: es parte de la estructura ferroviaria bajo la cual vamos a pasar ahora


Allí vemos algunas de las casas de El Pitu, en el acceso al casco urbano de la villa pixueta, la capital del concejo


Y este es el paso bajo el ferrocarril, integrada desde 1965 en la operadora de Ferrocarriles Españoles de Vía Estrecha (FEVE), oficialmente extinta el 31 de diciembre de 2012, subrogándose a ADIF la infraestructura y a RENFE la explotación de los trenes


Este puente fue siempre un buen cobijo en caso de lluvias y sobre todo cuando caen solemnes chaparrones. A esto parece aludir este grafitti jacobeo donde aparecen cuatro peregrinos con capas o chubasqueros...


Sin duda alguien esperó que amainase entreteniéndose con este artístico dibujo al carboncillo. Arriba a la derecha la imprescindible flecha amarilla


Al otro lado el camino hace curva a la derecha, encajado en su zanja caminera


Caja caminera en la que crece con fuerza el seto silvestre


Comienza ahora un poco de cuesta antes de llegar a El Pitu


Las arboledas, espesas y frondosas, forman también un muro natural en su intrincado boscaje


Este es el mismo sitio en un mes de abril, con menos hojas en los árboles: reconocemos un grupo de casas


Entre ellas pasaremos dentro de poco cuando vayamos en dirección a las Escuelas y Palacio Selgas. Fijémonos que debajo de ellas hay un túnel del ferrocarril


Aquí se han plantado algunos pinos, que también dan buena sombra a este trecho, cuando el sendero se adentra en el pinar


Son ya los últimos metros de este largo recorrido boscoso desde que salimos de Muros en Villar. Pronto volveremos a los campos, bastante llanos, de la rasa costera pixueta


Llega ahora un último trecho en cuesta, donde la subida se vuelve un tanto pronunciada


Vamos a fijarnos en la estructura de la pared del Camino, a nuestra izquierda...


Es un muerte de piedras, una vieja muria, que va deshaciéndose...


Otro castañéu en los últimos metros de subida


Aquí llegamos a la carretera local: La Vana o La Cuesta la Bana. Por similitud del nombre algunas veces estos topónimos aparecen transcritos como erróneamente como La Habana. 


Y en la carretera, siguiendo el asfalto y la dirección a El Pitu, iremos a la derecha


Allí hay unas pequeñas casetas de registro, donde se han pintado algunas flechas


Y aquí a la derecha también hay un mojón, que puede verse tapado fácilmente por las hierbas que crecen


Este es el modelo de los mojones y conchas colocados en la reseñalización de la ruta realizada allá por el año 2017 aproximadamente


Si no la han quitado, veremos enfrente, en un muro de hormigón a la izquierda del Camino, una de las conchas antiguas, de diseño y color algo distintos. La concha es en relieve y el azul del fondo algo más claro


Placa de señalización viaria...


Pasamos, sin darnos cuenta posiblemente, sobre el regato de Campufríu, que da sus aguas al de Aguilar antes de desembocar en la playa, unos metros más al norte,,,


En El Pitu hay casas de diferentes épocas y estilos. Algunas de ellas las antiguas casas campesinas dellugar, aún permanecen en pie. Las vemos desde el Camino, prado arriba, justo encima de nosostros


También hay algunas industrias y talleres, como el de los Hermanos Hernández, o alojamientos turísticos, como Apartamentos Cudillero, que tienen oferta para los peregrinos, también encima del Camino, (a la derecha de la foto)


Justo a la izquierda de los apartamentos, ha de llamar nuestra atención una construcción con tres cubiertas a dos aguas, simétricas, características de las naves de muchas empresas, es el de Talleres Seygo, justo a la izquierda de los apartamentos


Esas casas y pequeña zona industrial se extienden a lo largo del que era uno de los accesos al puerto pequero y capital del concejo por la N-632, ahora cortado en ese sector


Un viejo y alto muro de piedra es posible que sea el de alguna antigua quinta existente en el lugar...


Pasamos así al pie del edificio de los apartamentos, donde el Camino, ya en las llanuras de la rasa litoral, dibuja esta larga recta...


El Pitu se ha configurado desde ya hace años como área residencial y turística, dada su proximidad al casco urbano de la villa de Cudillero/Cuideiru, con su atractivo puerto pesquero, barrios históricos y de pescadores, a las playas y a las principales vías de comunicación, una característica común a la mayor parte de la franja costera


Llegamos a este cruce, El Pielgo, y continuamos de frente, siempre todo recto


Hermoso jardín en esta vereda. A la izquierda Casa la Cuca. Hay varias viviendas campesinas y de indianos reformadas. Algunas conservan los viejos hórreos, restaurados


También nuevas casas de más reciente construcción


Crecen las hortensias en esta ajardinada vereda...


Prácticamente desde su inicio, en Irún, o en Bayona, el Camino Norte nos ofrece una muy cambiante y en muy pocos metros, gama de entornos y paisajes: rasas costeras, playas, enclaves urbanos e industriales, tupidos parajes boscosos, montañas y sierras litorales, a veces en primera línea de costa, con sus subidas y correspondientes bajadas, vados de ríos y bahías, y numerosos parajes residenciales y turísticos, como es este el caso 


La imagen de un trasgu o duende casero asturiano parece guiñarnos un ojo a nuestro paso por el lugar. Esta es su caracterización, según leemos en la Wikipedia:
"Del latín transgredī ('el que transgrede, el que rompe con la ley') se le denomina trasgo, trasno o tardo en Galicia; trasgu, Cornín o Xuan dos Caminos, Pisadiel el de la Mano Furada, Gorretín Coloráu, El de la Gorra Encarnada o sumiciu en AsturiasLeónCantabria y Este de Galicia; trasgo o martinico en Castilla y Leónstrago o demonio da mano furada en Portugal
Se lo representa como un humanoide; un duende familiar, pequeño o totalmente invisible, que habita en el hogar; generalmente representado con tez morena, que viste blusa y gorro picudo colorado y que suele ser cojo (de la pierna derecha), con rabo (y a veces cuernos) y siempre con la mano izquierda agujereada; de carácter inquieto, travieso y juguetón. 
Se le asocia con los despistes y también a las desapariciones de objetos necesarios. Como todo duende (como el similar leprechaun irlandés) disfruta realizando travesuras. Son invariablemente burlones y a veces malévolos, destrozando los enseres domésticos o engañando a los humanos. Se le adjudican aquellos ruidos nocturnos que nos despiertan y pequeñas diabluras como cambiar objetos de sitio. Se dice que penetra por las noches en las casas cuando duermen sus moradores, y si está de mal humor rompe cacharros, espanta reses, revuelve la ropa de las arcas, trasiega con agua, enreda los cabellos de los que duermen juntos, etc. Presuntamente, desaparece momentáneamente si se hacen invocaciones religiosas, a veces basta con un: ¡Jesús!, ¡Virgen Santa! o ¡Dios Mío!, pero es muy difícil deshacerse definitivamente de él, acompañando casi siempre a la familia en la mudanza; suelen anunciarse diciendo: yo también ando de casa mudada. 
Para deshacerse de él, se le suele pedir que haga una de estas tres cosas: traer un cesto lleno de agua, mudar en blanco el pellejo de un cabrito o carnero negro, o recoger a puñados medio copín de maíz u otro cereal (lo cual no puede hacer porque se le escapa por el agujero de la mano); al no poder hacerlo se enfada y se va avergonzado"

Esta sería pues la continuidad del camín real desde Muros. El camino principal no bajaría al mismo puerto de Cudillero /Cuideiru, sino que seguiría adelante por esta parroquia de Piñera a la que pertenece El Pitu, si bien en algún momento que documentalmente se desconoce, se fundó un hospital de peregrinos en la villa pixueta, en el que se sabe durmió el 14 de abril de 1726 el picardo Guillaume Manier


A la derecha Santa Angelita


Más a la derecha, un kilómetro más al norte y a la vista del mar, Aroncés o Arancés, por donde va la carretera a la Playa d'Aguilar. Otra población eminentemente turística de esta parroquia de Piñera, con camping y numerosos alojamientos


También por ahí están los accesos a otra playa, más agreste, la de La Conchiquina, en cuyas inmediaciones está el castro de El Curión, testimonio de los antiguos pobladores de este hermoso litoral


A la izquierda, bajo el Monte Gamonéu, las casas de la carretera antigua


En esta finca, una vistosa y colorista mata de hortensias


Y atrás la espesura de la foresta en el bosque de la ladera. Arriba pinos, a los lados eucaliptos, en medio arbolado autóctono


Nuestro trayecto, si bien asfaltado, es un verdadero paseo muy agradable de caminar, sin apenas tráfico, solamente algún vehículo de los vecinos residentes o de turistas alojados. Es posible no llegar a cruzarse con ningún coche en todo este recorrido hasta las Escuelas Selgas y La Quinta


Con paso firme y resuelto, en recto, llano y de frente, se avanza rápido por este camino que forma una calle en la práctica 


A la derecha, hermoso cierre de tablas o listones de madera pintados de blanco sobre murete de piedra


Vemos también aquí una concha, colocada en la columna de la portilla



A la izquierda, El Rosal, espléndida quinta con magníficos jardines. elemento tardío del final ya de la época dorada de los indianos, justo antes de la Guerra Civil. con un ordenamiento muy racionalizado para aprovechar al máximo el espacio. Realmente la casa no terminó de construirse hasta años después de la contienda y con ella el jardín



Los muros tenían canteros para plantar flores estacionales. Había además setos, matas de hortensias, vemos las palmeras canarias, hubo ciruelos japoneses de hoja granate y demás especies más o menos exóticas por entonces , tuyas, palmitos, crocosmias, etc. que procedían del vivero de Casa Víctor en Carreño


El Pito es pueblo de palacios y casonas indianas, símbolo de toda una estirpe de emigrantes, si bien es cierto que la fama de las fundaciones de los Selgas, con su mansión, escuelas y capilla puede decirse que ha eclipsado a los demás


A nuestra derecha un frondoso y espeso seto cultivado cierra otra de las fincas colindantes con el camino


La pérgola esta hecha con columnas de ladrillo y soldada con baldosín que, situada al norte de la finca, era un verdadero mirador sobre la costa


La casona propiamente dicha parece seguir un modelo de los chalets de estilo montañés, con su alta torre-mirador en lo alto, de grandes alerones salientes, característica de todos los tejados del edificio, con variedad de ventanas, balcones y terrazas. En el interior dispone de amplias salas, ocho dormitorios y nueve baños


A la derecha, una casa de labranza, tradicional con hórreo, todo ello reformado


A la izquierda seguimos viendo los diferentes cuerpos y parte de la mansión indiana, con gusto por entrantes y salientes en una impresionante composición de formas


Una gran ventana de arco de medio punto, con buena vidriera representando el escudo de Asturias con la Cruz de la Victoria hace pensar si no habría también entre sus dependencias una antigua capilla


Y ahora vemos la fachada norte-noroeste, normalmente la más oscura.También allí vemos una ventana de arco de medio punto


Cruce y de frente: aquí debió de haber en tiempos otra quinta indiana de la que quedan en pie sus muros. Ahora hay un edificio de apartamentos


Llegamos así al cruce de Las Candelas, otro buen mirar para contemplar el paisaje


Los antiguos prados de pasto van parcelándose y se construyen nuevas residencias y alojamientos turísticos


Una preciosa rasa costera de prados, casas y arboledas, que se extiende hacia los acantilados sobre el mar, de El Llano a L'Arquina y L'Atalaya


Dice la tradición que en La Conchiquina los pescadores pixuetos (del puerto de Cudillero o Cuideiru) encontraron la figura de un Cristo, el cual se venera ahora en la iglesia parroquial de Santa María de Piñera. La leyenda cuenta que del suelo donde tenía apoyada la mano derecha brotó agua, siendo ese manantial llamado a partir de entonces La Fuente'l Cristo, a la que se le atribuyen propiedades curativas. El Cristo de Pñiera es sacado en procesión por los pescadores, tal y como lo encontraron, tumbado. Así nos informa Covadonga Loy Madera en Cudillero, caprichos del mar


No era extraña la aparición de figuras religiosas durante un tiempo en el mar y en las costas: se correspondía con la época de la ruptura anglicana, que adoptó el rechazo a las imágenes, siendo estas sacadas de los templos y arrojadas al océano o quemadas. Precisamente es este litoral se rodó la película El Cristo del Océano (1971)


Dentro de las historias y leyendas del Mar Cantábrico cobra especial importancia La Deva o Isla la Deva, la más grande de la costa asturiana, que ya veíamos desde Era, subiendo a Muros de Nalón


Deva es el nombre de la diosa celta de la naturaleza, simbolizada principalmente en el agua, nacimiento y origen de la vida, origen de este y numerosos topónimos de raíz indoeuropea existentes desde el Atlántico hasta la India. Mismamente en el Camino norte está Deba en el País Vasco, el Ríu Deva que forma la Ría de Tinamayor, en el paso de Cantabria a Asturias por Unquera y Bustio, y la parroquia gijonesa de Deva


En la distancia se reconoce otra importante isla, La Erbosa, frente a los acantilados del Cabu Peñes, la punta más meridional de Asturias. Existió en ella una colonia de conejos, que se alimentaban de la hierba que les dio nombre. Al ser empleada la isla como objetivo de prácticas de artillería ello conllevó a la desaparición de aquella colonia. Más a la derecha y cercano a la costa hay un islote: El Sabín



Vemos perfectamente bien La Rasa Peñes, en el concejo de Gozón, y su línea de altos acantilados. Y a la derecha, más cerca, La Punta o El Socallo, en Castrillón


Pasamos entonces el cruce de Las Candelas y seguimos de frente


Seguidamente otro cruce: El Boío, en el que también seguimos todo recto


Trisquel en la placa de madera de Casa Favila


Y ya al fondo reconocemos las casas que hay delante de las Escuelas Selgas, en la importante encrucijada de El Pitu


Sigue a nuestra izquierda el alto muro de una antigua quinta


Las Escuelas Selgas, en concreto uno de sus grandes cuerpos laterales, se reconocen perfectamente desde aquí: una muy importante referencia del Camino Norte en Asturias


Pero de momento lo que llamará nuestra atención es este gran caserón tan bellamente restaurado, con largo corredor y bajocubierta abuhardillada. A la derecha, una buena panera, también de corredor


Los tejados son todos de teja, cuando avancemos un poco más al occidente, hacia Las Ballotas y Las Luiñas, empezaremos a ver los primeros de pizarra


Contemplamos la hermosa casona al pasar junto a ella, y su panera


La panera es la evolución en tamaño del hórreo, apareciendo hacia el siglo XVII para guardar las grandes cosechas del maíz, traído de América, y que empezaría a plantarse por entonces. Existen varias versiones de quien lo trajo por primera vez y plantó, generalmente en Asturias se habla de Gonzalo Méndez de Cancio, gobernador de Florida y natural de Casariego, en el actual concejo de Tapia, si bien numerosos investigadores aportan datos que ya era conocido anteriormente en otros lugares y en la misma Asturias


Estas son las casas del cruce de Arancés: una preciosa quintana con hórreos y alguna casa de traza indiana. Más atrás del hórreo asoma el largo tejado de otro de los pabellones de las Escuelas Selgas



A la derecha debió estar una antigua cuadra o dependencia similar de cuando había casería


Y esta es la vivienda. Es posible que fuese una antigua casa campesina reformada por un americano que regresaría con cierta fortuna. La fachada que mira al camín real tiene forma de antoxana, zaguán típico asturiano. El portón cierra una corrada o espacio delantero en torno al que se disponen el hórreo y demás dependencias


La fachada que mira a la calle tiene una traza más urbana o señorial, con su balconcillo en el piso superior. Su espacio delantero forma un triángulo en este cruce de carreteras, con jardín cerrado por seto plantado


Un precioso, noble y viejo carbayu se alza aquí sobre la tapia y el camín real, proyectando su sombra sobre las carreteras que aquí se unen


Salimos a la carretera CU-2, la antigua N-632, y que ahora es la comunicación de esta con la capital del concejo y su puerto, a unos dos kilómetros de aquí


Nosotros ahora vamos a ir a la derecha, según contemplamos otra de las antiguas quintanas del pueblo, muy bien restaurada también, aunque ya sin sus tradicionales faenas agrarias


La quintana tiene corrada entre la casa y el hórreo, donde está la entrada. La vivienda tiene portalón, corredor y galería. Fijémonos en la concha y la flecha amarilla en el muro junto al portón


Una hermosísima buganvilla luce en su fachada con intenso color malva en verano


Siguiendo la carretera CU-2 vamos a cruzar ahora la AS-317, comunicación con la Playa d'Aguilar y con Muros de Nalón


Los bicigrinos que la hayan elegido como alternativa enlazarán pues aquí con el camino oficial señalizado con las conchas, mojones y flechas amarillas


Profusión de cartelería señalizando los numerosos alojamientos existentes, campings, casas de aldea, hoteles, apartamientos...


Esta carretera suele tener bastante tráfico, pero desde aquí, llegando a los jardines de las Escuelas Selgas, dispondremos de buenas aceras


A nuestra derecha, al oeste, veremos ya el totémico monte de Santa Ana de Montarés (404 m), bajo cuyas laderas muy pronto caminaremos. En lo alto está la capilla de su advocación, de gran tradición romera, con campo de romerías, El Campu Santana y antiguo hospital de peregrinos. Durante un tiempo, mientras duraron las obras de la Autovía del Cantábrico, el camino oficial estuvo señalizado por esa cima, lo que suponía un considerable esfuerzo y grandísimo rodeo, que sin embargo sí harían los antiguos peregrinos que deseasen venerar a la Madre de la Virgen María y acogerse a su hospitalidad


Es la de Santa Ana de Montarés fiesta de gran tradición en el concejo, siendo costumbre ir a ella andando en su romería, saliendo muchos de la villa pixueta por la larga cuesta que lleva a la emita. De ella escribe José Luis González y González en La Nueva España:
"Esta fiesta es misteriosa, dado los milagros que en ella se suceden a los numerosos romeros de las distintas villas colindantes o no colindantes a la de Cudillero, como son: Muros de Nalón, Luarca (Valdés), Pravia, Soto del Barco, Salas, Comarcas Vaqueiras, Comarcas de Avilés, Grado, etcétera, que cada año acuden a la romería puntuales a la cita. La ermita de Santa Ana es como ya dijimos un lugar venerado por la abundancia de portentos, ya que en su morada en las paredes de la misma se encuentran muchas muletas antiguas de gente que gracias a la Santa no necesitaron volverlas a usar. También hay lepantos de marineros que en su día salieron bien parados de las contiendas navales y se ofrecieron a ir a la ermita a depositar sus gorros. Dentro de la capilla se encuentran multitud de reliquias e imágenes de distintas cosas y sobre todo de santos, pero lo más característico y peculiar son dos cadenas que los fieles se frotan por todo el cuerpo y al mismo tiempo se pide un deseo a la Santa mediante rezos de Fe. 
Antaño la gente ofrecida, después de que se cumpliese la profecía, subían a la ermita de rodillas rezando desde distintos puntos de la montaña, para saldar así su deuda"

En días muy claros, y si no han crecido aún mucho la correspondiente plantación de ocalitos, tal vez se pueda reconocer la capilla de Santa Ana, de la que dice Luis Antonio Alías en El Camino de Santiago por Asturias. Itinerarios:

"Ocupando la cima del accesible y panorámico monte de Santa Ana, teas una cruz de piedra, la extraña ermita de Santa Ana de Montarés compartía funciones piadosas con las de hospedería jacobea y cuadra de caballerías. En el interior, la madera de la cubierta y del trilateral coro, crea formas de casa campesina. Las paredes se cubren de devociones inmemoriales: fotos agradeciendo curaciones, viejas muletas de madera, menos viejas muletas de metal, gorras de soldados... las imágenes -Cristo de la Misericordia, Santa Bárbara, San Miguel...- tienen antigüedad, calidad y poderes. Ante la patrona -la tradición cuenta la aparición aquí de la intrasladable imagen de la madre de la Virgen- hay una larga cadena que cura de las males del cuerpo por donde se pase"

Esa cadena curadora recuerda a la de San Adriano en Naveces (Castrillón), de la que hablábamos en las entradas correspondientes a la Sierra del Cordel, comentando lo de las propiedades salutíferas naturales de ciertos metales



Pasamos pues ante la gran fachada principal y de acceso al gran edificio de las Escuelas Selgas, enorme y bien cuidado centro de enseñanza histórico situado a nuestra derecha, fundación de los tan recordados benefactores que fueron los hermanos Selgas, donde los niños, además de ser atendidos y alimentados, recibían una educación muy avanzada para la época


El promotor fundamental fue en concreto el gran mecenas e investigador Fortunato de Selgas Albuerne, quien pronunciaría el discurso inaugural el 5 de enero de 1915:
"Cumpliendo los deseos de mis hermanos don Ezequiel y doña Francisca de Albuerne y los míos propios, fundé y organicé estas Escuelas Selgas para instrucción y educación de los niños y niñas de la parroquia de Santa María de Piñera, dotando sus aulas de los docentes y con el capital y rentas necesarios para su sostenimiento a fin de que los que aquí reciban enseñanza adquieran los medios necesarios a su mejor porvenir y tengan siempre un testimonio del afecto de mi familia por estos pueblos"

En el artículo Selgas, un siglo de aprendizaje, publicado por A.M. Serrano en La Nueva España el 22-2-2015. leemos algo más de esta historia:

"Cudillero, 1914. El concejo tiene poco más de 10.000 habitantes. Según los datos de la época, la tasa de analfabetismo en Asturias era del 45 por ciento. En Piñera, una familia estaba especialmente preocupada por este índice. Por eso, Fortunato de Selgas y Albuerne (1838-1921), penúltimo hijo de un matrimonio acomodado de El Pito, se lanzó a luchar contra esta lacra. Erudito y hombre apasionado por el arte, pensó qué podía hacer para que la cultura, en el amplio sentido de la palabra, llegara al pueblo. Se decantó por construir un centro escolar en su aldea asturiana de origen. Un centro que, a día de hoy, alberga el instituto de educación Secundaria del municipio. En 1914, El Pito tenía pocos vecinos. No hay datos exactos sobre los habitantes que residían en este núcleo rural tal cercano (dos kilómetros) a la villa pixueta. Fortunato de Selgas quiso que los niños de este pueblo y de la parroquia de Piñera, a la que pertenece, no tuvieran problemas en el futuro por falta de instrucción. Buscaba años más prósperos para su tierra"

Los primeros auspicios para su construcción comenzaron a primeros del siglo XX, no sabiéndose exactamente la ingente cantidad de dinero que invirtió para su construcción y su mantenimiento, siendo un centro de enseñanza de los que únicamente llegaban por entonces a disponer algunas ciudades populosas o villas principales. Arquitectónicamente era ya un ejemplo de su grandeza, pues en cuanto al ingreso, se permitía el acceso a todos los alumnos que quisieran acudir, independientemente de sus recursos


Esto, el derecho a la educación, que nos parece tan incontestable hoy en día, aún por entonces había quien se plateaba su conveniencia, tal y como había pasado en tiempos de Jovellanos un siglo atrás, pues no todo el mundo estimaba conveniente dar acceso a la cultura a la gente con menos recursos, planteándose que, aparte de las reglas elementales y nociones básicas, lo más conveniente era que trabajasen en los oficios tradicionales de sus familias, básicamente aquí campo y pesca, no invirtiendo en ello más tiempo ni medios. Por ello no debe pasarnos por alto la ruptura que suponía construir este centro educativo y destinarlo a la enseñanza más avanzada de todas las clases sociales


Fortunato de Selgas contó con el apoyo del entonces rector de la Universidad de Oviedo, Fermín Canella, los estatutos de estas escuelas, incluyendo el horario escolar. En las Escuelas Selgas había libros gratis y cinemateca, así como comedor, el cual se abrió dos años después de la inauguración de este centro, que nunca cerró, sino que cambió a lo largo del tiempo. Por ejemplo, en 1986 pasó a colegio público, y en 1995 a instituto

Según avanzamos admirando las Escuelas Selgas vemos también el Camino que es aquí la carretera, que se hace calle iluminada de noche por farolas isabelinas, reconociendo al fondo ya la grandiosa portada de acceso a la Quinta Selgas, residencia y mansión de esta familia de benefactores

En ambas márgenes hay buenas aceras, aunque si deseásemos cruzar mejor hacerlo por el paso de peatones situado un poco más adelante. Suele haber bastante tráfico, al ser una de las entrada principales a la capital concejil

A nuestra derecha, en el jardín de las Escuelas Selgas, en medio de un hermoso parterre en forma de roseta, vemos un gran monolito escultural


Es el monumento A los hermanos Selgas, obra del escultor ovetense Víctor Hevia, inaugurado en 1929


Bajo un personaje alegórico sentado en la bola del mundo están los bustos en bronce de Ezquiel y Fortunato Selgas (a los lados) y de frente un relieve, también en bronce, representando a su hermana Francisca


Los hermanos Selgas fueron los tres supervivientes de una descendencia de siete. Sus padres, Juan de Selgas Campo y Josefa de Albuerne García, nacieron en Cudillero/Cuideiru, la capital del concejo

El primero que vemos, a la derecha, es el busto de Ezequiel Selgas Albuerne, nacido en 1828 y el más dado a los negocios, que aumentaron considerablemente la fortuna familiar. Su padre realizaba comercio de ultramar en la villa pixueta, y en 1852, con veinticuatro años de edad, se traslada a Madrid a estudiar Ingeniería en la Escuela Nacional

Ezequiel empezó a trabajar como cajero en la compañía Iris, encargada de construir carreteras, haciendo una pequeña en fortuna en bolsa que le permitió establecerse con casa de banca en Madrid, a donde marchó después Fortunato, que gracias al apoyo económico de Ezequiel se formó en Arte, Pintura, Escultura e Historia, inquietudes que darían fruto muy pronto.

De Ezequiel Selgas leemos también en la página de la Real Academia de la Historia:

"Relacionado con el marqués de Salamanca y el de Urquijo, pronto logra introducirse en el mundo de las finanzas madrileñas, alcanzando una gran fortuna y encumbrada posición social en la capital. Contrajo matrimonio con Faustina Rodríguez Ayllón.

Entre 1870 y 1890 fue el verdadero artífice de la colección de arte que se alberga actualmente en su palacio de Cudillero, hoy convertido en Fundación Selgas- Fagalde, mediante la compra sistemática de pintura, tapices, muebles, cerámica y todo tipo de obras de arte y antigüedades destinadas precisamente a la decoración de La Quinta. Hombre de gran ojo clínico y muy aficionado al arte, viajó a París en numerosas ocasiones para realizar compras, si bien la pintura y tapices proceden sobre todo de anticuarios españoles del entorno de Madrid y Toledo. Esta magnífica casa y la colección llevan el sello de las preferencias y el gusto afrancesado de Ezequiel de Selgas, que contrató asimismo para su magnífico jardín a los jardinistas franceses Grandpont y Rigoreau"

Y esto es un retazo de biografía sacado de la Wikipedia

Ezequiel de Selgas Albuerne aumentó la fortuna familiar al establecerse en Madrid: emprendió diversos negocios con gran sagacidad, jugó en bolsa y fue uno de los inversores del nuevo barrio de Salamanca, una de las mayores operaciones inmobiliarias de la capital. Ezequiel trabó amistad con otros importantes empresarios de la época como José de Salamanca, el controvertido marqués de Salamanca, y el marqués de UrquijoEstanislao de Urquijo y Landaluce.

Gracias al apoyo económico de Ezequiel, Fortunato estudió bachillerato en Oviedo licenciándose en 1856 e ingresando en la Universidad de Oviedo para estudiar Derecho Civil y Canónico licenciándose en 1864.

Como hemos dicho, entre los bustos de los dos hermanos y mirando al camino está la placa en bornce con relieve de Francisca de Selgas y Albuerne, la hermana, de quien en el momento de escribir estas líneas no hemos encontrado ni biografía ni pistas mínimamente explicativas de su vida

Y a la izquierda el busto de Fortunato de Selgas y Albuerne, historiador y arqueólogo, sin duda el de más prolija biografía de los tres, dada su trascendencia en la investigación histórica y el art

Nacido en 1838 también en Cudillero/Cuideiru, Fortunato estudió en la Facultad de Filosofía de la Universidad Central, en el Instituto de Oviedo y en la Facultad de Derecho de la Universidad de Oviedo., licenciado en Derecho Civil y Canónico en 1864, colaborando ya en publicaciones con artículos de investigación histórica, Escribió además poesía en asturiano y en castellano, fue Director del Museo de Reproducciones Artísticas, Rector de la Universidad de Oviedo y cronista de esa ciudad. Perteneció a la Academia de la Historia, a la de Bellas Artes de San Fernando y a la de Ciencias Históricas de Toledo

Fortunato Selgas descubrió las pinturas murales de la iglesia de Santuyano en la capital asturiana y se hizo cargo de su reconstrucción. Publicó numerosos estudios sobre Historia y Patrimonio de Asturias pero rechazó otros títulos más vanidosos como la iniciativa de proponer su nombramiento como "Conde de Selgas" que patrocinaron los ayuntamientos de Cudillero/Cuideiru y Muros y la Diputación Provincial de Asturias

Esta es parte de su biografía a partir de entonces, extraída de Wikipedia:

"Estableció su residencia entre Madrid y Cudillero, y gracias a la fortuna familiar se dedicó a la historia, la arqueología y las Bellas Artes. Contrajo matrimonio con María Marín Gisbert con la que tuvo tres hijos: Ezequiel, José y Juan Selgas Marín, falleciendo el segundo a temprana edad.   
En 1883 Fortunato de Selgas inició la construcción de la residencia de la familia denominada La Quinta de Selgas en unos terrenos heredados de sus progenitores, propiedad a la que le fueron añadiendo otros terrenos donde la familia impulsó construcciones tales como la iglesia de Jesús Nazareno, las Escuelas Selgas, la Casa Rectoral y la casa cuartel de la Guardia Civil; todas ellas en El Pito, en el concejo de Cudillero.   
Fortunato dirigió junto con su hermano tanto la construcción como la decoración del palacio, dentro de un estilo ecléctico de influencia mayormente francesa. Así mismo emprendió la adquisición de numerosas obras de arte iniciando de esta forma la impresionante colección de arte de la familia, que contiene obras de GoyaEl GrecoLuca GiordanoVicente Carducho y Corrado Giaquinto hasta un total de casi 200 cuadros de las escuelas italianafrancesaflamenca y española de los siglos XV al XVIII. Actualmente la Quinta de Selgas está abierta como museo y ha llegado a recibir 24.000 visitas anuales, si bien suele cerrar en determinados meses. Cabría señalar también que Fortunato se hizo construir otra segunda residencia en la ciudad de Játiva con gran jardín, todo ello a imitación de su palacio de Cudillero. Las razones de este traslado son debidas a que en uno de sus diversos viajes por España en busca de monumentos medievales quedó impresionado por la antigua Catedral visigoda de Sant Feliu, y por el abundante patrimonio histórico-artístico de la ciudad. Por todo ello, influyó en la creación de un Museo Municipal, inexistente hasta su iniciativa. A partir de entonces repartía sus estancias regulares entre Madrid, Asturias Y Játiva. Tras su fallecimiento, su viuda con sus hijos Ezequiel y Juan fijaron su residencia en Játiva, donde con sus inversiones realizaron importantes negocios, como un gran hotel, un concesionario de automóviles, con taller, gasolinera y garaje. También propiciaron la instalación del Banco de España en la ciudad sin ser Capital de provincia, como era el requisito habitual. Por todo ello la ciudad erigió en 1962 un gran jardín con monumento en memoria de la familia Selgas-Marín, junto a la denominación de una de las principales avenidas de Játiva con su nombre, Avenida de Selgas.   
Entre 1912 y 1915 Fortunato sufragó con su patrimonio la restauración de la iglesia prerrománica de San Julián de los Prados, en Oviedo.   
Fue director del Museo Nacional de Reproducciones Artísticas, miembro de la Real Academia de la Historia (desde 1885), de la de Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (desde 1906) y la de Ciencias Históricas de Toledo. Renunció al título de conde de Selgas, propuesto por la Diputación de Asturias, Ayuntamiento de Cudillero, de Oviedo y Muros del Nalón.   
Falleció en Madrid en 1921 siendo su cuerpo trasladado al panteón familiar situado en la cripta de la Iglesia de Jesús Nazareno"

Y tal y como hicimos con su hermano y gran mecenas Ezequiel, aportamos su biografía de la Real Academia de la Historia:

"Estudió Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Oviedo. Desde 1871 colabora con su hermano Ezequiel en la construcción y decoración de La Quinta, de El Pito, proyectada por él mismo, dadas su formación arquitectónica y facilidad para el dibujo. 
Vivió entre Madrid y Asturias, y ya en 1878 formaba parte del Ateneo madrileño. En 1892 contrajo matrimonio con María Marín Gisbert, con la que tuvo tres hijos: Ezequiel, José y Juan. Dejó un gran legado cultural y realizó numerosos viajes arqueológicos, siendo su mayor descubrimiento la identificación de las pinturas prerrománicas de San Julián de los Prados o Santullano (siglo IX). Recuperó, asimismo, el cancel visigodo de la iglesia de Santianes de Pravia y destacan sus excavaciones en la iglesia de San Miguel de Lillo. Académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y de la Real Academia de la Historia, llevó a cabo numerosas obras filantrópicas, caso de la Fundación Benéfico-Docente de las Escuelas Selgas en El Pito, el 15 de octubre de 1899, cuyo edificio se terminó en 1915 con una donación de 920.000 pesetas. Edificó además la iglesia de Jesús Nazareno, inaugurada por Isabel de Borbón en 1914 y destinada a panteón familiar. 
Obras: La Primitiva Basílica de Santianes de Pravia (Oviedo) y su panteón regio, s. l., 1902; “San Félix de Játiva y las iglesias valencianas del siglo xiii”, en Boletín de la Sociedad Española de Excursiones (marzo de 1903); Origen, Fuero y Monumentos de Avilés, Oviedo, 1907; Monumentos Ovetenses del siglo IX, Oviedo, Nueva Imprenta de San Francisco de Sales, 1908; La Basílica de San Julián de los Prados (Santullano) en Oviedo. Estudio de las restauraciones efectuadas en 1912-1915, Madrid, [San Francisco de Sales], 1916; De Avilés a Cudillero, apuntes de un viaje histórico y arqueológico [1880], ed. de A. M.ª Fernández García, Avilés, Fundación Selgas-Fagalde, 1998; Jovellanos como crítico de las Bellas Artes: con un apéndice que incluye “La arquitectura greco-romana en Asturias” y “Breves notas sobre la arquitectura asturiana”, ed. de M.ª C. Morales Saro, [Madrid], Fundación Selgas-Fagalde, 2001

Fortunato Selgas falleció en Madrid en 1921 y ocho años más tarde se inauguro este monumento a iniciativa de Ángel Álvarez Menéndez, marido de Elvira Bravo, Hija Predilecta de Cudillero por su trabajo en pos de su folklore y tradiciones, así como del tradicional sermón de L'Amuravela con el que arrancan las fiestas de San Pedro en la villa pixueta

Como también hemos comentado, en las escuelas siempre hubo alumnos, pasando a ser colegio público y posteriormente instituto. De esta historia más reciente, y contando con testimonios de algunos profesores de por entonces, el mismo A. M. Serrano publica también en La Nueva España el reportaje El inconfundible espíritu de El Pito:

"Benjamín Ruisánchez tiene una fecha grabada en el corazón: el día que empezó a dar clase en las escuelas Selgas. Corría el año 1978 y él era joven y entusiasta. Trabajar en El Pito "suponía un orgullo" porque el centro tenía una sólida trayectoria. Las escuelas fundadas por la familia Selgas habían sido una referencia a nivel regional y nacional. Y estaban llenas de lo que este vecino de Cudillero llama ahora "espíritu Selgas". Es decir, "el entusiasmo de pertenecer a una comunidad que luchaba desde principios de siglo por extender la educación y contra el analfabetismo 

Cuando Ruisánchez empezó a trabajar, el centro tenía dos aulas de 30 y 42 alumnos. "Un gran número para la época", destaca. Él guarda los recuerdos en forma de papel. Ha logrado hacerse con los estatutos del centro (firmados por el fundador), tiene múltiples fotos antiguas y todos los trabajos que hicieron parte de los alumnos. También la mítica revista con la que la comunidad educativa daba cuenta de su trabajo: "Una época intensa en lo profesional y muy importante en lo personal". Hace años, los antiguos alumnos de la escuela de Selgas se reunían para recordar aquellos tiempos en los aprendieron y jugaron juntos. "Pero desgraciadamente ese espíritu ha ido poco a poco a menos", destaca el maestro"

Además de Benjamín Ruisánchez, en el artículo se incluyen las memorias y vivencias de la maestra María Noriega:

"Esta mujer, vecina de El Pito, puso su primer pie en las escuelas en 1962. Lo primero que se le viene a la mente es el sorteo que se celebraba, todos los meses, entre los alumnos de cada aula. Podían ganar un juguete y 25 pesetas. "Se hacían cosas muy especiales como ésta", relata. "Cosas que entusiasmaban a los niños", añade. En aquellos años, había cinco aulas y unos 40 alumnos por clase. "Es decir, cinco profesores atendíamos a tantos alumnos como ahora lo hacen 40", destaca Noriega.

Cuando este mujer de El Pito trabajaba en el colegio, todos los profesores (o maestros, como a ella le gusta decir) tenían una paga extra, una especie de bonificación de la que se encargaba el patronato, que tenía su máximo representante en la familia. También había otras muchas motivaciones para el alumnado y los profesores. El jueves, no faltaba el cine, una forma de transmitir cultura más allá de las lecciones de los libros. "Recuerdo ver las películas 'del gordo y el flaco' (por los actores Oliver Hardy y Stan Laurel)", dice Noriega"

Los alumnos de las Escuelas Selgas "tenían gratis hasta el lapicero", estando todo el material timbrado con el nombre del centro. En la década de 1960 se incluyó el transporte escolar. Había también fiestas:

"En el centro, no faltaban las celebraciones. Había excursiones cada año, meriendas y juguetes en Navidad, con la "llegada los Reyes Magos". El 25 de julio, el día de Santiago, se reunía a los alumnos y se rifaba una xata. También había merienda. "Hasta las chocolatinas tenían el logotipo de la familia. Todo un lujo al alcance de muy pocos centros en España", destaca esta profesora jubilada. A los doce años, los escolares tenían la oportunidad de matricularse en la contigua escuela de Comercio"

Otro testimonio es el de Antonio Castellano, que antes de profesor, fue aquí también alumno: 

"Recuerdo que la gente iba contenta a la escuela", asegura. "Entonces, todo era muy diferente. Había gran complicidad entre todos, el colegio nos unía", añade. Este especialista da clase ahora a nietos de antiguos escolares del colegio Selgas. La mayor parte sabe de dónde viene todo aquello. El centro explica a los alumnos el origen de estas escuelas, que nacieron para ofrecer más cultura en un momento difícil. "Ahora estamos dentro de la red de institutos, somos uno más, pero con una gran historia"

Existe además, no aquí sino en el vecino palacio de La Quinta Selgas, un museo escolar, con material didáctico, en el que destacan elementos de astronomía y geografía, una reproducción de una central termoeléctrica o una máquina de vapor, que servía para explicar Física, mobiliario y otros objetos y recursos 

No nos resistimos a compartir, de la página de estas Escuelas Selgas, el testimonio de un antiguo alumno, que firma como Pixueto, el 21-3-2013

"Desde la distancia de mis 54 años, no recuerdo el día en el cual dejé de ser niño y las escuelas Selgas, para enfrentarme a otra etapa de mi vida que me acercaría a mi actual situación. 
Aún me es difícil, y soy incapaz de recuperar en mi mente, la primera vez que salí de casa para empezar mi formación, aunque sí recuerdo con nitidez algunos de los momentos mas felices de aquella época. 
Los primeros días el encargado de acompañarme fue mi primo José Manuel, algo mayor que yo y alumno también de las Escuelas. 
Paso por alto ahora el tiempo de parvulito, para situarme en la clase de D. Marcelino, al cual mi memoria me lo retrata con su sombrero de fieltro o lana, un aire de Pemán, traje oscuro, serio pero siempre dispuesto a poner todo su saber a nuestro alcance. 
Sentía gran admiración y respeto por este hombre, lo mismo que por el Cristo que presidia la clase. 
Horas,días, semanas, meses y años pasados en las Escuelas que ya son parte de ésta vida mía... 
Una explosión de sentimientos invaden mi alma al rememorar el cine de los jueves (Fumanchú, La Leona de Castilla, el Gordo y el Flaco), la excursión anual, la rifa de la xata y la merienda, los juguetes por Reyes... 
¡ Qué ilusión, cuando un año me tocó un juego de lotería ; un coche - pulga al siguiente, un balón, después ¡ 
Días de invierno, en los cuales si éramos pocos, los pasábamos haciendo gimnasia en la clase para combatir el frío. 
Recreos en los vestíbulos. De las vitrinas me atraían los animales disecados: una gineta, un mono pequeño,una gaviota... 
Me encantaba ir al colegio. Disfrutaba aprendiendo. Las lecciones de Historia de España e Historia Sagrada, explicadas por D. Félix, mas que una asignatura parecían relatos en los cuales nos integrábamos éramos partícipes de lo que estaba ocurriendo. 
Mi relación con el profesor, mas que de maestro a alumno, era de agradable amistad. 
Si cierro los ojos, puedo sentir la sensación de felicidad que tuve al recibir una pintura bicolor como regalo. 
Aquellos colores rojo y azul tan vivos que no se conseguían con otros lápices de colores, me producen aún hoy una ensoñación propia de aquellos años. 
El dibujo me apasionaba y no lo hacía del todo mal; no es tan extraño que ese detalle del lápiz bicolor me quedase grabado. 
En los cuadernos de gramática, poníamos algunos dibujos al principio de la hoja de acuerdo con el tema. 
Recuerdo un almanaque de hojas, desprendiéndose día a día y un verso: Como un ramillete de color vario 
Es para sus lectores el calendario. 
Ese día tocaba literatura. Versos de S. Juan de la Cruz, Espronceda, Quevedo, Ramón de Campoamor. 
Sonetos, redondillas, versos de píe quebrado; rimas asonantes y consonantes... 
Mi afición a la literatura que tantos ratos agradables me ha deparado, nació sin duda, en aquellas clases. 
Por el verano Dña. Josefina o (Dña Pepita) como nosotros la denominábamos, daba clase particular, en el comedor. 
Aún hoy tengo grabados en la memoria penínsulas, cabos, golfos y ríos con sus afluentes. 
La repetición a viva voz y por quintuplicado hacía que nos quedasen grabados todos aquellos accidentes geográficos. 
Kanin y Kola al norte de Rusia. Obi, yenisey, Lena al océano Glaciar Artico. Toda Europa Física y Política, salía de nuestra gargantas. Asia, Africa y América , vendrían una vez conquistada mentalmente Europa. 
A Dña. Josefina, los niños le teníamos un poco de miedo. Tenía entre nosotros fama de recta y severa. Lo peor que nos podía pasar era que D. Félix nos castigase, mandándonos a su clase. Además del castigo que nos impusiese, la vergüenza qye se pasaba, irrumpiendo en la clase de la 2 sección de Niñas, eera tal que si ocurria una vez, no se volvía a repetir. 
Y van apareciendo los recuerdos: Dña. Ramona, la maestra de Párvulos, Dña. Elvira que nos enseñaba a hacer escapularios que luego vendía... 
También ayudaba en la cocina con Adelita. 
De ésta zona despertaba mi curiosidad la escalera de caracol que llevaba al cine y por la cual más de una vez subí y bajé, cuando interpretábamos alguna obra de teatro, ¡ que también las artes escénicas formaban parte de nuestra educación ¡  
En el patio cubierto de las niñas había un lugar que nos infundía terror. Era el cuarto donde se guardaba la madera y no tenía luz. Un sitio ideal para esconderse los más valientes, en cualquier clase de juego. 
Quien se atrevía a entrar era considerado un héroe, pues no se que historias de fantasmas se decía que allí había sucedido. 
Otra escalera que llamaba mi atención, era la que ascendía al piso superior, donde estaba el despacho del Director, el Aula de Comercio y la biblioteca, y que solo era usada por los que asistían a la clase de D. Arsenio y los domingos por los alumnos que querían llevar algún libro prestado para leer en casa. 
Pertenecer a la clase de Comercio, significaba, además de subir los peldaños de la escalera, dar un paso de la pubertad a la juventud, o lo que es lo mismo, comenzar la madurez. 
Los pupitres tan altos y diferentes - los asientos eran grandes taburetes _ la máquina de escribir, el gira -discos, donde empecé a escuchar y aprender Francés, la menor cantidad de alumnos y lo apartado de la clase de los demás, marcaban la diferencia con el resto de los escolares, que formaban parte de las escuelas Selgas. 
Dos grandes cuadros jalonaban la entrada al aula. Con las definiciones en francés, uno representaba la vida en el campo "La Ferme" y otro, una gran estación de tren, ofrecía la visión de la ciudad. 
Allá por los años cincuenta y comienzo de los sesenta par un niño de pueblo, que conocía del mundo poco mas de los lugares donde íbamos de excursión, el ascender desde la 2ª sección de niños, a aquel lugar donde Contabilidad, Teneduría, Debe, Haber, Caja, Proveedores, lengua extranjera, taquigrafía, mecanografía, etc., eran las asignaturas a aprender, fue de verdad motivo de orgullo y satisfacción. 
Tengo a gran honor haber sido discípulo de D. Arsenio, con el cual seguí manteniendo una relación de amistad, después de haber consumido la edad escolar. 
¡ La Biblioteca ¡ Cuando empecé a interesarme por la lectura, todos los domingos iba a por uno o dos libros. 
Vidas de Santos, reyes, capitanes, biografías, dieron paso a libros de aventuras: Julio Verne, Emilio Salgari, R. L. Stevenson. 
De tema costumbrista : José ,La aldea perdida, Sotileza. Clásicos . Calderón , Lope, Tirso de Molina...El gran teatro del mundo, El Decamerón, Las mil y una noches, etc. 
Tantos y tantos libros cada domingo aconsejado por D. Félix, hacían que éste chico de clase humilde soñase con un futuro mas halagüeño que el que se presentaba en el pueblo donde vivía. 
Tengo la certeza que en aquella época fui realmente feliz ¡Buen porte y buenos modales, Abren puertas principales. 
Esta máxima y otras mas han estado presentes a lo largo de mi caminar en la búsqueda de mi destino, ese mismo destino que me ha traído al cabo de muchos años a formar parte de la Asociación de Antiguos Alumnos que somos portadores y emisarios de aquellos Sres., que fueron la familia Selgas. 
Lecciones de religión a cargo de D. Luis "cura" de El Pito, impartidas en el vestíbulo de la 1ª sección de niños. Asistíamos sentados sobre los grandes arcones que servían para guardar el material escolar. Según supiésemos las preguntas íbamos intercalando puestos. 
Podría seguir hurgando en la memoria y muchos recuerdos tomarían forma; otras cosas se quedan en el tintero, pero lo escrito es una muestra casi fotográfica de lo que las Escuela Selgas, gracias a sus fundadores y a sus maestros han hecho por muchas generaciones. 

Sirva éste escrito como homenaje a todas aquellas personas que dedicaron sus vidas a encauzar la de tantos otros, que como yo, llevamos en nuestro corazón todo el amor, el calor y la satisfacción de haber sido Alumnos de las Escuelas Selgas"

En memoria de estos hermanos este tramo de carretera lleva su nombre: la Avenida Selgas

A lo lejos, asomando sobre los árboles del parque a la derecha de la foto, asoman las torres de la iglesia de Jesús Nazareno, otra fundación más de los Selgas, inaugurada en 1914, junto a la que pasa también el Camino. En su cripta reposan los miembros de la familia

A nuestra izquierda, justo enfrente del paso de cebra está el bar-cafetería El Centro, que puede ser una buena parada antes de continuar camino, descansando tras el largo y boscoso periplo desde Muros hasta aquí

Desde su terraza tenemos una muy buena vista de este conjunto de los Selgas, desde las escuelas a la entrada de La Quinta

Un acceso principal monumental desde cuyo portón tendremos una muy buena vista de los grandes jardines de la entrada

Mientras descansamos, comemos o tomamos algo en El Centro, tal vez podamos jugar una partida al entretenido y apasionante Juego de la Rana

Se trata de una evolución de juegos de precisión y puntería existentes desde tiempo inmemorial en diversas partes del mundo, se le atribuyen diversos y variopintos orígenes, forma parte, pese a su sencillez y aparente simplicidad, fichas que hay que meter en diferentes huecos, el principal la boca de la rana, del acervo cultural más ancestral de los pueblos del mundo, la memoria inmaterial, vinculado expresamente, en el caso de Asturias, con los bares o chigres 

Las Escuelas Selgas, que tan maravillosamente contemplamos desde aquí, son así apenas el principio de una apasionante historia de historia, sociedad y filantropía que vamos a conocer, siempre dentro de los difíciles parámetros socioeconómicos del siglo XIX y de sus novedosas y rupturistas concepciones sociales que, enmarcadas siempre en su contexto, preveían un cambio social más allá de la rígida cosmovisión secular que veía el mundo como un universo de clases estancas, casi por nacimiento, hacia el acceso al bienestar y la cultura. En el blog de Rocío Díaz Gómez, leemos esta semblanza de Fortunato Selgas y esta su fundación que fue en sus orígenes de beneficencia escolar:

"... el afortunado Fortunato era el penúltimo hijo de un matrimonio acomodado de El Pito, que tuvo a bien, a muy bien diría yo, destinar parte de su fortuna en luchar contra la lacra de analfabetismo que casi era del 50% en aquellos años de principios del siglo XIX. Erudito y hombre apasionado por el arte, pensó qué podía hacer para que la cultura, en el amplio sentido de la palabra, llegara al pueblo. Y se decidió por construir un centro escolar en su aldea asturiana de origen. 

Un centro que no solo era espectacular en cuando a arquitectura sino que además daba educación a todos los niños que quisieran, independientemente de su renta familiar. Que daba los libros gratis y tenía cinemateca y comedor. Ahí es nada. Un año después, en 1916, el Rey Alfonso XIII le agradecería a Fortunato su labor en pro de la cultura. Con el tiempo las Escuelas Selgas pasaron a ser colegio público, y ahora alberga el Instituto de educación Secundaria del municipio" 

Y en Asturias Verde cuentan así de esta gran institución:

"Las Escuelas son obra de la familia Selgas y daban formación a más de 200 niños de la zona (...)

 Los niños recibían una enseñanza armónica y muy avanzada para su época, que incluía materias como el conocimiento de la naturaleza, las profesiones, las labores agrícolas y el mundo industrial. Además de lo anterior los alimentaban y vestían algo básico en una época donde la miseria y el hambre azotaba las zonas rurales de Asturias" 
El centro se extiende a la larga: a la izquierda del gran edificio de las escuelas hay otro más pequeño. ¿Será el de la Escuela de Comercio construida y patrocinada también por los Selgas?


Seguidamente ya nos encontramos de frente con la citada portada de acceso, de elegante muro y frontón, que constituye la entrada, o una de las entradas, a La Quinta o Quinta Selgas, la del Jardín Francés. Dice de este Palacio de los Selgas Luis Antonio Alías en El Camino de Santiago por Asturias. Itinerarios:
"Puerta de Cudillero donde la poderosa familia de los Selgas, mecenas y promotores de importantes obras sociales, levantaron (...) un palacio que ha recibido el sobrenombre de "Versalles asturiano" y que guarda una rica colección de obras de arte en los salones y el pabellón de Tapices..."

La puerta principal dispone de pilastras, frontón-hornacina y relieves clasicistas. Así lo explica la Wikipedia:
"La Quinta está cerrada con un muro en todo su perímetro y cuenta con dos puertas monumentales. La principal se orienta al sur y adopta la forma de un arco triunfal de notable altura rematado en semicírculo. Tiene tres vanos adintelados: uno central más alto, que es la puerta practicable, y dos vanos a los lados que parecen ventanas, al cerrarse con reja sobre zócalo"

El frontón hornacina contiene un busto de tipo romano, seña del gusto especial de Fortunato Selgas por el arte y la historia, que fueron su especialidad, la cual aplicó en la construcción de la quinta


Repasando la biografía de Fortunato Selgas, hemos sabido de sus trabajos de investigación sobre arqueología y antigüedades, lo cual se plasma en este gusto. Si bien era Ezequiel, en sus viajes, quien trataba con los marchantes de arte de media Europa, pues era además coleccionista


Uno de los relieves laterales se basa en una escena de niños o putti de una obra del escultor flamenco François Duquesnoy


En concreto es la Victoria del Amor Sagrado sobre el Amor Profano. cuyo original está en la Galleria Spada de Roma


Otro bajorelieve es esta escena orgiástica de tema báquico parece inspirarse en obras como El Triunfo de Baco y Adriadna y similares, representada por varios autores


Salvo cuando hay obras de restauración y mantenimiento, el palacio, en la actualidad gestionado por La Fundación Selgas-Fagalde, puede visitarse previa cita, sino podemos ver alguno de su jardines y parte de la mansión desde esta entrada. Los hermanos Selgas hicieron edificar esta maravilla con casona-palacio, jardines engalanados por numerosas estatuas y estanque, finca de árboles exóticos y pabellones, albergando todo ello innumerables tesoros artísticos  


Aquí empieza el Jardín Francés, extraordinariamente largo y que ofrece una evidente sensación muy acusada de perspectiva que realza la vista del palacio, a lo lejos. A esta sensación contribuyen las formas geométricas del césped y los parterres


Las obras comenzaron con la compra de la finca en 1870, empezando primeramente a construirse el llamado Chalet, que fue residencia familiar entre los años 1880 y 1895. Más tarde vendrían La Granja y El Parque. 25 años tardó en construirse íntegramente, todo un cuarto de siglo


Parece ser que la primer idea de hacer esta quinta fue de Fortunato. Ezequiel iba encargándose de conseguir los materiales asesorándose con marchantes y comerciantes de arte, viajando por Europa, principalmente Bélgica y Francia donde quedó totalmente prendado del Palacio de Versalles, cosa que se manifiesta aquí de manera rotunda


Fortunato mientras tanto proyectaba los edificios, consiguiendo importantes piezas históricas y arqueológicas a la vez que investiga en el arte e historia de Asturias publicando varios estudios y convirtiéndose en una figura fundamental de la cultura asturiana. Dado que Fortunato carecía de título oficial de Arquitectura, participó en el proyecto Vicente Lamperez y Romea, pues este firmó los planos, viniendo aquí a trabajar los mejores profesionales de Europa: ebanistas, jardineros, parquetistas, etc. 


Desde el portón contemplamos esta avenida versallesca a manera de tapis vert, con numerosas estatuas, de seres de la mitología clásica. fuentes, jarrones y estanque todo ello bordeado por setos de camellia japonica. Además de este hay otros dos jardines que no vemos desde aquí, el italiano, situado a la derecha, y el inglés, en la parte posterior. De ellos leemos esto en la Wikipedia:
"A grandes rasgos, los jardines alternan el estilo geométrico francés del siglo XVIII, cuyo paradigma es Versalles, y el estilo romántico o pintoresco que se puso de moda en el Reino Unido durante el XIX. Ocupan una extensión de 90.000 metros cuadrados y los tachonan diversas especies arbóreas de origen exótico, como sequoiaspalmerasaraucariascedros del Atlas... En 2006, el conjunto de jardines de La Quinta de Selgas fue elegido como «El mejor jardín español» por la Fundación Amigos del Real Jardín Botánico de Madrid
El palacio está en el punto central y dominante del jardín francés, y un poco más alejado se halla el jardín pintoresco, en el que parece que se impone la naturaleza. En él hay caminos irregulares, grutas artificiales, estanques, ríos y puentecillos. Los diseños de jardinería corrieron a cargo de un experto muy solicitado en Madrid, el francés Henri Rigoreau Jouvert, pero los planos de la casa fueron ideados por el propio Fortunato Selgas. También él fue el autor de los planos de las escuelas del Pito y de la iglesia de Jesús Nazareno, en cuyo altar se encuentra una importante pieza pétrea de época prerrománica, del siglo VIII, proveniente de la iglesia de Santianes de Pravia. 
El jardín se estructura en tres zonas, cada una de ellas desarrollada con los preceptos de los tres principales estilos jardinísticos de época moderna, italianofrancés e inglés, por lo que la finca es un verdadero compendio de la historia de la jardinería en Europa.

El jardín italiano se encuentra en la parte posterior del palacio, delimitado por cuatro pabellones en los ángulos, con un estanque cuadrilobulado en el centro, y un conjunto de terrazas, escalinatas y balaustradas. 

Por último, el jardín inglés se halla en la zona oriental del recinto, con un trazado más irregular y plantaciones de árboles exóticos, junto a amplias praderas; recorre este espacio un río que va formando lagos, y acoge también un templete clásico sobre una gruta de rocalla con acuarios en su interior"

Además delos jardines y El Chalet, los pabellones y la residencia de invitados son otras de sus dependencias. 


El gran palacio tiene tres pisos y semisótano. Las dos plantas principales albergan los salones, comedor y los dormitorios principales y el gabinete. El piso alto estaba destinado al servicio. Continúa diciendo la Wikipedia:
"Exteriormente, la vivienda imita las mansiones francesas del primer Neoclasicismo, de acuerdo al revivalismo de estilos pasados que fue habitual en la Europa del siglo XIX. Es de planta rectangular y consta de planta baja, dos pisos y ático. La fachada principal se ordena verticalmente en tres planos, de los cuales el central avanza ligeramente hacia una escalinata de piedra que desciende al jardín. En cada piso se abren tres puertas: las de la planta baja se rematan en arco de medio punto y las superiores adinteladas (con balcones de forja) se realzan con frontones curvos"

La Quinta fue propiedad de la familia Selgas hasta 1992, cuando pasó a ser propiedad de la Fundación Selgas-Fagalde, organismo formado por miembros de la familia y representantes públicos, abriéndose como museo en 2002 y llegando a recibir unas 24.000 visitas al año. Diversas controversias relativas a la administración, como las ventas de cuadros, han dado la voz de alarma sobre su funcionamiento, planteándose su declaración como Bien de Interés Cultural. Así por ejemplo escribe en El Fielato y El Nora Vicente Bernardo de Quirós el artículo Una fundación no es un negocio, el 3-6-2021:
"Este que os sermonea cada semana por este medio y que deja llevar la imaginación por la libérrima senda de la expresión sin autocensuras, anda un poco descolocado por la situación creada en la Fundación Selgas-Fagalde, con la venta de un cuadro de Goya perteneciente a una colección de la susodicha fundación y el intento de deshacerse de otro que había sido pintado por El Greco. 
Yo siempre había creído que las fundaciones tenían como objeto preservar el patrimonio de quienes eran los promotores de la misma y estaba convencido de que las propietarias del palacio que hay a la entrada de Cudillero tenían la pretensión de que se dieran a conocer a todos los ciudadanos, un poco por filantropía y otro poco por orgullo y soberbia intelectual. 
Siempre se dijo que las dos hermanas Selgas Fagalde, que habían sido las impulsoras de la fundación no querían deshacerse de ninguno de sus cuados y su finalidad era que las propiedades artísticas que tenía esta familia deberían ser admiradas por todos los asturianos y sus visitantes. No obstante acudir a la quinta de los Segas era bastante difícil porque apenas estaba abierta para el público. 
Ahora nos enteramos que el Patronato de la Fundación decidió vender los cuadros porque, según parece, la situación económica de la misma no es la deseada y tenían el objetivo de ingresar dinero para mejorar su cuenta de resultados.  
Hasta donde llego, una fundación no es un negocio ni tiene como propósito fundamental hacer caja. Para eso están los estímulos fiscales que les permiten desgravar y para eso están los estatutos de las sociedades que, como todo el mundo sabe, son entidades sin ánimo de lucro. Aunque aún carecemos de una ley de Mecenazgo homologable a las existentes en Europa, el criterio fiscal y patrimonial de las fundaciones es bastante parecido. 
Lo verdaderamente lamentable de esta actitud de la Fundación Selgas Fagalde es que los cuadros vendidos (o que está en su ánimo vender) son verdaderas obras de arte y que pueden ser declarados bienes de interés cultural para protegerlos de contingencias como las que os cuento. 
En esta pobre decisión del Patronato de la Fundación, algunos de los que votaron por la venta, parece que se han retractado y que una dejación de sus responsabilidades, como en el caso de la consejera de Cultura, tiene una posible y deseada marcha atrás, según declaró la propia Berta Piñán  
Habrá que seguir con verdadero interés este culebrón de la Fundación Selgas Fagalde para ver si es posible la reversibilidad (y por cierto la entrada de público al palacio con normalidad) y también será preciso aprovechar este fallo y estas lagunas legales para apretar los tornillos sobre los responsables de esas fundaciones para que no se vuelvan a producir semejantes dislates. Y que el patrimonio asturiano, siempre que sea posible, permanezca en Asturias, que está por encima de las veleidades negociadoras de algunos"

 Asomados a esta gran portada, y luego de ver estos jardines, retomamos el Camino. En este caso, tal vez lo conveniente sería cruzar, preferentemente por el paso de peatones enfrente de El Centro, y continuar por la vereda izquierda, donde hay una acera más ancha


No en vano, y como podemos comprobar, aquí están, bien pintadas, las flechas camineras, tal que aquí, en el reverso de esta señal, enfrente de esta casa


A nuestra izquierda, verjas de frondosas fincas, a la derecha, la tapia de La Quinta Selgas. El Pitu se fue configurando como zona residencial a raíz del establecimiento de las fundaciones de los Selgas en el lugar, si bien la indiscutible preponderancia de su conjunto ha ido solapando, incluso ocultando, otras muchas historias de muchas construcciones de este hermoso enclave de la parroquia de Piñera


Cruzando esta calle transversal seguimos todo de frente por esta Avenida Selgas, pasando al lado de los jardines y edificio de Muebles Bernardo, que queda a nuestra izquierda. Ya en el siglo XIX existía en El Pitu una importante industria maderera


Dispone de un gran jardín y un enorme edificio en forma de U, a tono con el entorno palacial del conjunto monumental de los Selgas


Un enclave eminentemente versallesco caracteriza toda esta zona de El Pitu por la que sigue el Camino, donde abundan los árboles ornamentales y exóticos


Pasando la entrada a la mueblería volvemos a ver las torres de la iglesia de Jesús Nazareno, hacia la que nos dirigimos


La calle pasa literalmente encajada entre altos muros. A la derecha el del Jardín Francés de La Quinta


La Avenida sigue todo en recto cuando llegamos a los edificios y dependencias de uno de los hoteles de El Pitu


El Hotel Álvaro, que dispone también de hospedaje para peregrinos, el Albergue Cudillero


Seguimos pues hacia el campo de la iglesia, otro precioso parque ajardinado en torno al santuario


Enfrente, unos viejos eucaliptos, plantados muy posiblemente coincidiendo con las construcciones auspiciadas por los Selgas. Llama la atención verlos tan grandes, pues son también árboles plantados como ornamento, como lo fueron los primeros ocalitos plantados en Asturias, y no con fines industriales, talados normalmente entre los 13 y los 15 años

La iglesia-panteón de Jesús Nazareno se construyó entre los siglos XIX y XX y fue inaugurada en 1914 por la Princesa de Asturias, la Infanta Isabel de Borbón y Borbón



Su campo, cerrado por verja, es asimismo un verdadero parque dentro del concepto de monumento y jardín asumido, divulgado y transmitido por los Selgas con tan notable acierto


En el jardín está la estatua, que vemos de espaldas ahora, de Jesús Nazareno, patrón del templo. Al fondo (derecha de la foto), otra obra de los Selgas, el cuartel de la Guardia Civil


Vamos a seguir la senda entre la verja y los gruesos troncos de los viejos eucaliptos, bien apartados de la carretera y con buenas vistas del campo de la iglesia


El Camino son también sensaciones. Aquí pueden percibirse, más allá de las palabras...


El romanticismo del siglo XIX y principios del XX se hace patente en toda su majestuosidad y plenitud



Buena muestra de ello es el historicismo del templo, que en gran medida imita una iglesia románica del siglo XII, con vidrieras e imágenes de interés


Fijémonos en la fachada principal, sobre la portada de acceso, en la imagen de la Virgen con elNiño, en mármol


Es una destacada obra del escultor Michelangelo Naccherino, que fue recuperada por Fortunato Selgas en la demolición de la iglesia de la Santísima Trinidad de Madrid


El edificio es de planta de cruz latina y amplia nave de tres tramos de altura, con arquería, triforio, claristorio y capillas laterales


Un pasillo en el campo-parque llega hasta la estatua del Nazareno, que vemos ahora de frente


La estatua, a tamaño real, se coloca sobre un pedestal


Representa a Jesús en actitud de bendecir


Un poco más adelante está la entrada al esta campo de la iglesia, justo antes del cuartel de la Guardia Civil


Dos imágenes de ángeles en actitud de oración flanquean el portón de acceso


Si tenemos oportunidad, no dejemos pasar la ocasión de entrar y visitar la iglesia


Pero lo más importante está en el interior, en la cripta, donde está el panteón familiar. Allí estaba el altar, se dice el más antiguo de España, de la iglesia de Santianes de Pravia, erigida por el rey Silo en el siglo VIII dentro del estilo del Arte Asturiano. Fue comprado por Fortunato de Selgas por 25 pesetas en una taberna praviana donde se empleaba como mesa. Este altar, junto con dos canceles prerrománicos de la misma iglesia, fueron trasladados en 2008 a una sala del palacio


Al salir, podemos ver, al otro lado de la avenida, la otra entrada a La Quinta Selgas


Por allí se extiende también el Jardín Francés. Al fondo vemos la mansión


Esta puerta lateral muestra un extraordinario trabajo de hierro forjado. Dos grandes pilastras sostienen el portón y muestran sendos leones alados. El conjunto fue rehabilitado en el año 2021


El gusto por los temas clásicos y mitológicos es un rasgo evidente en toda la escultura de las construcciones de esta familia de filántropos


El león alado en concreto es un elemento presente en la iconografía de las civilizaciones orientales, como la persa, llegando a ser cristianizado en el León de San Marcos, símbolo de este evangelista. En el blog La mente dormida se nos da esta excelente explicación:
"El león alado, guardián del poder interior

El león alado es una figura que se ha repetido varias veces a lo largo de la historia y las distintas civilizaciones. Representa el poder, el fuego del deseo que nos arrastra hacia el conocimiento. Ese fuego que permitirá alcanzar cualquier  objetivo.

 Para algunos pueblos de la Antigüedad el León representaba al Sol. Aparece en Egipto como la Diosa Sekhmet, la poderosa, mujer con cabeza de Leona. En la mitología clásica, tras superar Hércules su primera prueba, estrangulando al León de Nemea, Júpiter/Zeus, su padre, crea la Constelación de Leo. La Diosa Rea/Cibeles, metamorfoseó en leones a dos amantes, Hipómenes y Atalanta, que son los que tiran de su carro.

En la mitología egipcia la esfinge es una estatua masculina con cuerpo de león, el torso de un hombre y, a veces, con alas. Las cabezas humanas eran representaciones de reyes. Una de las esfinges más admiradas es la que se le atribuye al rey Khaf-Ra. En ella se representa al rey con el cuerpo de un león tumbado. 
En la mitología griega la esfinge era un demonio que presagiaba mala suerte, muerte y destrucción. Su descripción sigue siendo la de un león alado con torso humano pero, en este caso, se trata de un torso femenino y con cola de serpiente. Esta esfinge se tumbaba en las rocas y lanzaba acertijos a quien pasase por allí. Si el transeúnte no acertaba el acertijo era estrangulado por la esfinge con su cola. El nombre de esfinge viene del griego ‘sphingo’ y significa “la estranguladora”.
Los etruscos y antes los asirios representaban dioses primero y figuras mitológicas después que se correspondían con un león alado. Los romanos incluso lo utilizaron como elemento decorativo y más tarde en la edad media con los famosos bestiarios del cristianismo (libros ilustrados sobre animales fantásticos, para ayudar a predicar el evangelio).
En la tradición cristiana, el León crinado fue todo un emblema de realeza y justicia divina. En la escalinata que llevaba al trono del rey Salomón, el más sabio, había doce leones de oro en cada lado ya que a la dinastía davídica se la llama “el León que es de la tribu de Judá”.
El león de Venecia: El León de San Marcos ha sido el símbolo tradicional de Venecia; además es utilizado por numerosos organismos e instituciones civiles y militares de Italia. Fuera de este país también puede observarse como elemento central en los escudos de algunas poblaciones. A lo largo de la historia el León de San Marcos ha aparecido representado en estatuas, monedas, banderas e insignias con mucha frecuencia. La representación de San Marcos en forma de león alado es uno de los elementos más conocidos de la iconografía cristiana. San Juan Bautista es representado portando una piel de león y la frase evangélica de la voz que clama se ha asociado con un rugido realizado en el desierto. La figura del león también se ha convertido en símbolo el poder de la palabra del evangelista, sus alas representan la elevación espiritual, mientras que la aureola es un símbolo tradicional del Cristianismo, asociado con la santidad.

Para la heráldica el león alado también ha representado la majestad y el poder (sobre todo en aquellas representaciones en las que aparece con su cola alzada), el libro se asocia con la sabiduría y la paz y la aureola del león con la piedad. La espada representa la fuerza, pero también es el símbolo de la justicia. Estos elementos reflejan los valores cívicos y religiosos con los que se ha identificado la ciudad de Venecia"

Tal y como hicimos en el otro acceso, podremos asomarnos al portón, a ver, solo sea parcialmente, esta preciosa quinta, repleta de árboles y estatuas neoclásicas en este su Jardín Francés. Para hacer estos jardines Fortunato Selgas contrató a Grandport, posiblemente el más renombrado jardinista del siglo XIX, y a Rigoteau, gran jardinero de Versalle


Deidades o alegorías mitológicas de la Antigüedad clásica grecorromana


Elenco de personajes cincelados con gran maestría


Así, ensimismados en la contemplación de tan magnífico patrimonio continuamos ruta...


Ruta que sigue con el edificio Selgas que nos queda por ver, el cuartel de la Guardia Civil, que en origen era la Casa Rectoral, construida a finales de la década de 1920. Tras el incendio del cuartel antiguo en la villa, la familia ofreció esta antigua residencia del párroco para su ubicación


A la derecha continúa aún toda la alta tapia de La Quinta, Más allá de estos árboles estarían el Jardín Italiano y el Pabellón de Tapices


A nuestra izquierda una fila de viviendas de traza urbana


La Güerta Grande. A partir de aquí la acera se estrecha notablemente. No vayamos por la calzada y si somos varios caminemos en fila india arrimados al muro


La acera de la derecha parece un poquito más ancha, pero tal vez no sea necesario cruzar para nada...


Y es que aquí, a la altura de estos edificios, el Camino sigue a la izquierda, dejando la Avenida Selgas, para continuar hacia La Vallina, parroquia de Piñera, en dirección a La Concha Artedo para ganar el valle de Las Luiñas, y emprender la ruta a Las Ballotas o a La Sierra las Palancas. No obstante, dada su proximidad, apenas un kilómetro, muchos peregrinos continúan de frente para acercarse a Cuideiru/Cudillero pues bien merece la pena. Se trata de uno de los más bellos rincones del Cantábrico, puerto de pescadores y buena gastronomía que tuvo además, históricamente, hospital de peregrinos. Es también una buena oportunidad para alojarse y conocer la población
































































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