Paisaje de Piñera y Santa Ana de Montarés |
Pese a que no es de una gran altura, el Alto de Santa Ana de Montarés (404 m) se yergue sobre la rasa costera del concejo asturiano de Cudillero/Cuideiru y ante el mar, viéndose desde la distancia. Se trata de un monte totémico con reminiscencias ancestrales, dedicado a la Madre de la Virgen María con un santuario milagrero que "compartía funciones piadosas con las de hospedería jacobea y cuadra de caballería", según el historiador Luis Antonio Alías. El Camino Norte, siguiendo el camín real, pasa a sus pies, pero sin embargo durante unos años, durante las obras de la Autovía del Cantábrico que lo cortaron, subía a su cima, si bien dando un gran rodeo y gastando notable esfuerzo, cosa que no obstante, podemos seguir haciendo opcionalmente
Pasamos al lado de estas casas viendo ya, a lo lejos Santa Ana de Montarés, por cuya ladera inferior continuará el Camino Norte rumbo a la Concha de Artedo y Las Luiñas, la zona más occidental de la antigua Pravia de Allende, de la que se escindió este concejo en la histórica fecha del 29 de diciembre de 1836, en plenas reformas administrativo-políticas liberales que acabaron con las del Antiguo Régimen
Santa Ana de Montarés, como algo más al occidente San Roque'l Picu, otro venerado santuario situado también en un alto, unía en sus romerías todos estos estamentos y alguno más, pues a su fiesta acudían los peregrinos procedentes de muchos lugares, en buena parte dirigiéndose a Santiago en Galicia. Esta llegada continua de gentes, especialmente importante en la fiesta, que se celebra el 26 de julio, continuaba a lo largo de todo el año de resultas de la fama milagrera de la ermita de Santa Ana, fundándose para acogerlos el mencionado hospital de peregrinos
Y así, por este y otros caminos, circulaban peregrinos, arrieros y viajeros, saliendo del mismo sendas hacia el puerto y de allí hacia Santa Ana de Montarés, cruzándose en varios lugares. Aquella romería era también ocasión de gran jolgorio, naciendo canciones que plasmaban aquella fiesta, como la de Vengo del Campu Santana que transmite el mítico grupo de folk asturiano Llan de Cubel, de aquí originarios:
Vengo del campu Santana
Ya perdí una lliga verdi
Alón campu Santana
Aunque la lliga se quedeEiquí danciar queremos
Que ya de los mariñeiros
Santana la mio má
Güei ya'l nuasu dí
Santana la má nuastra
Güei ya'l nuasu xaréuCimavilla ya Santana
Con el puenti ya la noria
Vamos danzar xuníus toda la mariñeiríaEiquí danciar queremos
Que ya de los mariñeiros
Santana la mio má
Güei ya'l nuasu dí
Santana la má nuastra
Güei ya'l nuasu xaréuEn Santana entre lus toxus
Busquéte nun t'atopaba
Canciaban los ruiseñores
Y pensé que me nomabasYa mientras Cuideiru viva
Ya duri la fonti'l Cantu
Vei San Pedru a la ribera
Con todos los demás santosEiquí danciar queremos
Que ya de los mariñeiros
Santana la mio má
Güei ya'l nuasu dí
Santana la má nuastra
Güei ya'l nuasu xaréuEiquí danciar queremos
Que ya de los mariñeiros
Santana la mio má
Güei ya'l nuasu dí
Santana la má nuastra
Güei ya'l nuasu xaréu
Una flecha amarilla en este poste nos indica que en el siguiente cruce hemos de seguir de frente
Pasamos entonces delante de este caserón y continuamos todo recto a La Vallina, un topónimo muy habitual, así como sus derivados y variantes, literalmente un "valle pequeño", pues como vallín se trata de un diminutivo
En la lejanía vemos Las Casas de Santana, al pie del monte y en una de sus cuestas. A la izquierda uno de los viaductos de la Autovía del Cantábrico, de la que tanto hablamos y más que hablaremos en este trasiego costanero del Camino Norte, pues supuso toda una revolución en las siempre penosas comunicaciones de la cornisa cantábrica
Pinos y eucaliptos han sido plantados masivamente en la montaña. Aún así vemos perfectamente bien la ermita de Santa Ana de Montarés por su parte posterior. El culto se registra desde el siglo X y, como es común en estos santuarios antiguos y milagreros, abundan las leyendas y las tradiciones, la más conocida y que comparten numerosas capillas, la de la aparición de imagen tallada en el mar, la cual a la que se le construye una capilla en el valle, pero extrañamente los materiales desaparecen del lugar y aparecen, tras búsqueda siguiendo señales sobrenaturales, en lo alto de la montaña sagrada, pasando esto tantas veces como son necesarias hasta que se decide construir su ermita allí en lo alto
Fincas y casas de La Vallina se extienden desde el camín real hasta la carretera de El Pitu, la CU-2 o Avenida Selgas
El viejo camín real pasó a ser una vía pecuaria más cuando se construyó la primera carretera propiamente dicha, la Ribadesella-Canero, actual N-632, si bien estas vías, o buena parte de ellas, fueron acondicionadas para permitir la mecanización del campo, lo que daría paso también a los automóviles, y a su progresiva transformación en áreas residenciales de baja densidad
Ya en el siglo XVIII se sabe que este, como otros caminos, fueron rehabilitados íntegramente para permitir el paso de las primeras diligencias de transporte regular de viajeros, la carrilona o carrilana, que estuvieron vigentes en muchos casos hasta entrado ya el siglo XX, cuando el motor sustituyó definitivamente a los caballos, la tracción de sangre.
Los peregrinos, hubiesen pernoctado o no en el Hospital de Santiago (otras fuentes dicen de Santantón) en Cudillero/Cuideiru, se dirigirían por aquí al de Santa Ana de Montarés. subiendo a lo alto del monte, o se dirigirían directamente a Soto de Luiña/Soutu Lluiña, donde llegó a haber dos hospitales de peregrinos, lo que demuestra un tránsito de romeros relativamente abundante en aquellas épocas de las peregrinaciones históricas. Estos serían ideales para acometer el penoso paso de Las Ballotas, o en su lugar el de Las Palancas
Y esta es la llanura que da nombre a La Vallina gran campera llana al pie de la rasa costera. A la izquierda un bosque ribereño delata el paso del río Piñera, nombre de esta parroquia cudillerense a la que pertenecen estos lugares y aldeas
"El paisaje más bonito y mágico de mi niñez, correteando por los prados pendientes, cogiendo alguna mazorca para jugar, sorprendida de ver babosas de un negro reluciente, desconocido todo ello para una madrileñita de cuatro años que era llevada a los orígenes familiares en verano. Allí, mirando hacia lo alto del monte Santana cercano, descubrí la Vía Lacta en todo su esplendor, con resonar de fondo de canciones en bable, de dulce cadencia, que no entendía. La Cuesta 'el Cesto era la intriga de las historias antiguas que narraban algunas tías mayores. Ese paisaje sirvió durante muchos años en mi mente, como escenario de referencia de narraciones por lugares lejanos en los libros de aventuras, de una adolescencia todavía sin TV"
"Había más de ochenta. Llevaban los barreñones de pescado en la cabeza para venderlo y se desplazaban a pie primero, luego en tren o en autobús, hasta Grado, Pravia, Salas, Trubia, Proaza... Cerca de Pravia hay una zona que se la conoce por "el camino de las pixuetas", porque por allí pasaban aquellas grandes mujeres, Me vienen a la memoria "las Camuñas", la "Roxa del Monte", "Pilar", "La Panoya, Isolina, "La Churra", "Las Franxoinas", Jesusa, etc."
(De Cudillero en el recuerdo. Evocación Gráfica. De Juan Luis Álvarez del Busto y Tico Medina)
"Ese lugar está cargado de leyendas y magia, pues la virgen que aquí se venera es la madre de la Virgen María y abuela de Jesús y esposa de San Joaquín que también se celebra su santo el mismo día 26 de julio de cada año.
Esta fiesta es misteriosa, dado los milagros que en ella se suceden a los numerosos romeros de las distintas villas colindantes o no colindantes a la de Cudillero, como son: Muros de Nalón, Luarca (Valdés), Pravia, Soto del Barco, Salas, Comarcas Vaqueiras, Comarcas de Avilés, Grado, etcétera, que cada año acuden a la romería puntuales a la cita. La ermita de Santa Ana es como ya dijimos un lugar venerado por la abundancia de portentos, ya que en su morada en las paredes de la misma se encuentran muchas muletas antiguas de gente que gracias a la Santa no necesitaron volverlas a usar. También hay lepantos de marineros que en su día salieron bien parados de las contiendas navales y se ofrecieron a ir a la ermita a depositar sus gorros. Dentro de la capilla se encuentran multitud de reliquias e imágenes de distintas cosas y sobre todo de santos, pero lo más característico y peculiar son dos cadenas que los fieles se frotan por todo el cuerpo y al mismo tiempo se pide un deseo a la Santa mediante rezos de Fe.
Antaño la gente ofrecida, después de que se cumpliese la profecía, subían a la ermita de rodillas rezando desde distintos puntos de la montaña, para saldar así su deuda.
También se especula una relación con Ariu, topónimo existente en Los Picos de Europa, el cual podría dar el nombre de un antiguo posesor Arius, o con el indoeuropeo ar o ara, valle o río. Más apurada parece la explicación, ampliamente divulgada, que haya sido enclave del culto a un dios guerrero personificado en el griego Ares. Sea como sea hay quien dice que el lugar es "El Lourdes del Bajo Nalón" de la cantidad de gente que acude a su romería
Destaca el ritual peregrino de pasarse por la parte dolorida del cuerpo las cadenas allí custodiadas, por sus atribuciones curativas, algo que ya conocimos en San Amaro, en Castrillón, cuando recorríamos la Sierra del Cordel, no demasiado lejos de aquí. La devoción fue la causa de la creación de una muy antigua cofradía, que tras una decadencia sería restablecida el 2 de junio de 1718 por el pixueto Juan Antonio Domínguez Sierra, la cual se encargaba de la administración del santuario. A partir de entonces se celebra la gran gira y romería campestre del concejo, donde se une lo religioso con la fiesta más popular. La tradición de subir de rodillas o con pesadas cadenas para pedir por los enfermos u otros motivos prácticamente ha desaparecido
En el Campo de Santa Aname cayó una liga verde.Adiós Campo de Santa Anadonde las ligas se pierden
A Santa Ana de Montarés acudían muchos cojos, pues es santa de especial devoción para quienes padecen cojera, por lo que es tradicional ver muletas, antiguas de madera y nuevas de metal, como ex-votos en en santuario. Otras ofrendas abundantes eran los lepantos, gorros de los marineros de la armada de guerra. En el antiguo hospital y caballerizas se conserva la antigua cocina en la que preparaban la comida
"Aunque no se puede hablar de una cocina del Camino de Santiago o de una cocina jacobea propiamente dicha, existen productos cultivados cerca de la Ruta, antes y ahora, que, por lógica, serían la base de la cocina para la alimentación de los peregrinos. En todo caso no difiere en gran medida de la habitual disfrutada por los ciudadanos vecinos del Camino. Otra cuestión importante son las influencias que el flujo de caminantes ocasionó y de las singularidades, algunas ya difíciles de seguirles la huella, que, sobre todo en la Edad Media, los peregrinos europeos fueron dejando aquí y allá.En el discurso inaugural de un congreso sobre La gastronomía en los caminos de Santiago, ofrecido por José Juan Iglesias del Castillo y Díaz de la Serna, conocido como Pepe Iglesias, se expuso que históricamente, la comida jacobea principal fue el llamado caldo de peregrinos. En realidad, esto es lo que pasó a denominarse sopa boba, es decir, un cuenco de agua caliente con algún mendrugo de pan duro picado, aliñado con vinagre y sal, que en los conventos se enriquecía con tocino rancio y alguna hortaliza para ayudar a sobrevivir a mendigos y peregrinos. En las casas y posadas este caldo era más rico, ya que le añadían lo que la despensa tuviese en ese momento de la temporada: nabos, berzas, castañas, bellotas o garbanzos, entre otros, dando lugar a los distintos cocidos actuales y que, según la riqueza de la familia y el día de la semana, podía llevar cecina, carne fresca o salada o incluso algún pescado. El caldo de peregrinos era el alimento cotidiano, sin distinguir desayuno, almuerzo o cena"
Nos acercamos a una antigua casería, una quintana de las que antaño poblaban estas camperas de la rasa costera, rodeadas de prados de pasto y huerta, la panera era el granero del cereal, elevado del suelo para aislarlo de los roedores, siendo la evolución en tamaño del hórreo a partir del siglo XVII para guardar las grandes cosechas de maíz
A lo largo del siglo XX, los cambios socio-económicos llevaron al final definitivo de la sociedad rural tradicional. La mejora de las comunicación permitió el suministro de pan blanco a diario desde las tahonas, por lo que la labor de hacer el pan en casa, previa molienda en el molino, primero hidráulico y ya al final eléctrico, desapareció. Por otro lado muchos campesinos se asentaron en villas, ciudades y zonas industriales en busca de otros empleos, y los que quedaron se especializaron en el suministro a estos grandes y crecientes núcleos de población urbana: pastos para ganado de carne y de leche y grandes huertas, a veces de invernadero, para verduras, frutas y hortalizas. Las cuadras dieron paso a las naves de ganado y silos
Continuando el descenso el Camino forma un tramo de túnel vegetal, cubierto de matorrales y arboledas
Abundan castaños jóvenes, laureles y otras especies. Es uno de esos caminos que suelen agradar tanto a muchos peregrinos, sin asfalto y rodeados de naturaleza
Luego salimos a un paraje más abierto al lado de una finca, que no obstante es fácil que se vuelva pronto monte o plantación de eucaliptos, como las que ya vamos viendo por aquí
Sigue la bajada por la paz del sendero. Tramos absolutamente apacibles, pero temidos por los peregrinos y viajeros de la antigüedad, propensos a emboscadas de salteadores, razón por la cual muchas veces se unían en grupos, en gran parte atendiendo a su procedencia. En otras ocasiones una buena solución era la de unirse a las caravanas de los arrieros, con sus recuas de mulas, los transportistas de antaño, formándose a veces grandes comitivas
No obstante, solía haber una diferencia importante, los arrieros y viajeros iban a las ventas camineras, en origen refugios para ellos y sus caballerías, también para vaqueiros y ganaderos con el ganado camino de la braña o de ferias y mercados. Por contra los peregrinos, aunque también utilizaban las ventas, solían ir a los establecimientos de caridad especializados en ellos y en los pobres, donde tendrían "lumbre, lecho y caldo" caritativamente: los hospitales de peregrinos
Por aquí, aquellos peregrinos de antaño se dirigirían, pasado ya el de la villa pixueta, a los mencionados hospitales de Santa Ana de Montarés o a los de Las Luiñas. Los arrieros dispondrían de varias ventas. Las cuales eran en origen poco más que un refugio con una cerca para mulas caballos y ganados, evolucionando luego muchas a posada con tendero y taberna, sobre todo al acondicionarse los viejos caminos, que a veces eran de herradura, solamente aptos para las caballerías
Por ello de vez en cuando, cada ciertos años, se desbroza en condiciones y también se apisona un poco, como vemos en la foto
Son estos aquí ya los metros finales de la bajada al río...
Es en inverno, cuando se limpia la orilla, cuando se ven mejor puente y río. El río Piñera nace en la Sierra de Gamonéu y pasa por Pepín antes de llegar aquí. recibiendo las aguas de los regatos de San Roque y Santa Ana antes de desembocar en el puerto de Cudillero/Cuideiru, donde es llamado río La Mimosa
El puente, hecho de piedra y de un arco, delata cierta antigüedad. Solían ser reparados a menudo, pues estos ríos, aunque de poco cauce, cuando se desbordan con lluvias y riadas pueden causar bastantes destrozos y quebrantos. Veremos alguno similar más adelante, si tomamos el recuperado camino de Las Ballotas
Hemos llegado a El Ventorrillo, ubicación de una de aquellas históricas ventas camineras de las que antes hablábamos. De frente, a lo lejos, vemos La Estación o Las Casas de la Estación, la Estación de Cudillero, inaugurada el 30 de julio de 1962 al abrirse el tramo ferroviario Luarca-Pravia de la línea Ferrol-Gijón, que no quedaría completada hasta una década después
Estas estaciones ferroviarias están a veces a varios kilómetros de las poblaciones, como es este el caso, pasando lo mismo con los apeaderos. La epopeya del ferrocarril en el occidente asturiano, a donde llegó extraordinariamente tarde, cuando ya triunfaba la carretera como medio de comunicación terrestre, es digna de ser contada, y a ello dedicamos y dedicaremos numerosas entradas de blog según recorremos el Camino Norte. Baste recordar que el proyecto había sido aprobado, bajo parámetros estratégicos para comunicar las fábricas asturianas de armas con el puerto de Ferrol, en 1886, tardando por tanto nada menos que 86 años en completarse
"El trasiego de trenes era constante las veinticuatro horas del día. Trabajadores, estudiantes, comerciantes, turistas eran diariamente transportados por tan cómodo y seguro tren. De Grado salían los productos frescos de sus huertas hacia toda Asturias e incluso hacia Madrid. Era habitual ver en muchas tiendas de la región el cartel: “Lechugas, repollos, fabas, etc. de Grao”. Por otra parte, el comercio y la industria de Grado recibían diariamente los suministros necesarios
Quién no recuerda a las célebres “carretonas”, que hacían los encargos de los comerciantes en la capital. Y las “vendedoras de pescado” que subían desde San Esteban, la Arena o Cudillero. Era normal ver también en la estación cajas de madera con respiraderos que contenían otro de los productos de los que Grado gozaba de gran fama: los pasteles. Los dulces entre los que se encontraban los afamados “tocinillos de cielo” se distribuían en tren.
En la década de los 60 se sustituyen las ya vetustas locomotoras de vapor por otras de diesel y poco después los ya destartalados vagones de madera son cambiados por otros con autonomía propia"
"Muy cerca de la estación de Cudillero, situada a unos 700 m al E. de Belandres, hubo dos ventas (...), conocidas como El Ventorrillo y La Venta del Gallo"
Por entonces, la infraestructura caminera era la heredada del medievo, y esta a la vez de época romana y anterior. Las primeras carreteras en el sentido actual del término no se harían hasta finales del siglo XVIII con las grandes infraestructuras públicas de épocas como las de Carlos III, pero en el occidente de Asturias las actuales N-632 y N-634 no se pondrían en marcha hasta las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX
Fijémonos en el mojón: hay que ir por aquí a la izquierda. Para evitar estas fragosidades asturianas algunos peregrinos con posibles realizaban el camino en barco. Esta es la idea que tuvo el noble flamenco Antoine de Lalaing en 1502, tomar un barco en Avilés y desembarcar en A Coruña para desde su puerto ir andando a Santiago. Pero hubo de desistir, y con sus acompañantes realizó este camino costero, pues los vientos no hicieron viable su singladura
"La vida de las posadas asturianas de antaño era pintoresca, aunque algunas veces pobre e incómoda. Ventero ladino, pero servicial, mozas generosas en lo suyo, mozos de paja y cebada llenos de marrullerías: todos pendientes siempre de la propina; tipos que han sido muchas veces citados en una literatura de costumbrismo convencional, que no siempre respondía a las realidades. Arrieros y viandantes del común se amontonaban en las amplias cocinas de inmenso lar (llar y char, en asturiano), donde en los escaños , mesas y banquetas toscamente labrados , los "tayuelos" , tenían lugar animadas tertulias en las que se cambiaban noticias nuevas o se recitaban , una vez más, viejas leyendas y romances.
Se dormía generalmente en las cuadras y cocinas, entre montones de heno y sacos de paja y cebada; unos candiles iluminaban la escena y a veces se apagaban para facilitar un episodio erótico entre el viajero galán o dadivoso y la moza servicial, como la Maritornes cervantina. Muchas comidas se hacían en común, cada uno con su cuchara de palo sacando directamente con ella la vianda de la olla donde había sido guisada. Sólo algunas posadas de los caminos reales importantes tenían habitaciones con camas completas arregladas; eran para los viajeros ricos que montaban caballo propio y llevaban también criado o criados ecuestres.
En el lar barboteaban los grandes calderos colgados de la gramallera o se freían las truchas o la magra (Carnes), en amplias sartenes de asas, sobre los tréboles. De escarpias fijadas en la pared se colgaban mantas, capotes, escopetas, espadas y trabucos. En algún rincón sobre humilde mesa, se podía jugar a las cartas y generalmente los jugadores daban grandes puñetazos sobre el tablero al sacar los triunfos.
La vida de las posadas se animaba singularmente al atardecer y al alba. A esa hora proseguía el viaje de la recua bajo el sol ardiente o entre la niebla lechosa o la lluvia insistente y monocorde. Todos se cubrían con sus capotes de capucha, arrebujándose en sus mantas o bajo los lienzos encerrados; algunos, ya en los últimos tiempos desenfundaban gigantescos paraguas de telas chillonas, rojas o amarillas. En determinadas épocas de guerras civiles y trastornos o en lugares donde se sabía que operaban bandoleros, las gentes iban con temor y recelo, y los valientes acariciaban los trabucos, escopetas o pistolas de arzón. Pero no eran frecuentes los asaltos a recuas numerosas, pues los bandoleros solían rehuir los posibles combates. Por eso, en esas circunstancias, los viajeros y arrieros solían esperarse unos a otros y unir sus recuas y caballerías, formando caravanas a veces de más de cien personas y animales; ello daba seguridad al camino, pero aumentaba las incomodidades de la posada, adonde entraba de repente tal multitud"
Aquí, otra concha nos confirma la dirección a seguir, entre los paredones que cierran las fincas de ambas casas
Estos paredones eran muy usuales en las antiguas ventas, un buen cierre para las mulas de las recuas de los arrieros, las caballerías de los carros y diligencias, o las de los viajeros con posibles. También, reiteramos, ganados camino de las ferias y los mercados, o incluso de la trashumancia. De los arrieros precisamente sigue diciendo Casariego...
"Los arrieros llevaban y traían toda clase de mercancías, pero los productos típicos eran el pescado, con exportación y el vino y el aceite de oliva, como importación; artículos que en Asturias alcanzaban altos precios hasta que , a finales del siglo XVIII, se importaron regularmente por mar desde levante y Andalucía , distribuyéndose al interior desde los puertos de Gijón, Avilés o Luarca. Las recuas que salían desde Oviedo por las rutas de Pajares y Peñaflor y la Mesa o las del Occidente , que iban de Luarca y Cangas por Leitariegos, solían contar de diez a veinte y hasta más machos o acémilas que llevaban y traían bultos de encargos o constataban sus caballerías a los pasajeros . A estas recuas se les solían unir otros viajeros para caminar juntos, con mayor amparo y pasar el viaje más entretenidos"
Los arrieros, verdaderos peregrinos de los caminos del comercio antiguo, tenían fama de disponer de buenos recursos dado su oficio, pero no solían en cambio llevar vida de grandes lujos, al menos ejerciendo la arriería, continuamos leyendo de Casariego:
"Los arrieros, al menos los que tenían recua propia, que eran la inmensa mayoría, ganaban buen dinero y solían ser rumbosos en las ventas y mesones, comiendo buenas tajadas, bebiendo los mejores vinos y disfrutando de la alegre compañía de complacientes mozas. En cambio, casi nunca dormían en cama; usaban por alcoba pajares y cocinas y por colchón montones de heno o sacos de paja"
Antes de la llegada de las diligencias, sino se entraba en Asturias a pie o a caballo de forma particular, como los peregrinos, solo se podían efectuar trayectos de viaje organizados con las recuas de los arrieros:
"La recua fue el único medio de viajar a Asturias durante siglos. Las últimas grandes recuas llegaron hasta mediados del siglo XIX, La época de su mayor importancia y animación son las tres centurias que van desde Carlos I a Isabel II. En el reinado de ésta fue cuando se instauró un nuevo modo de viajar; las modernas diligencias de línea regular. Pero eso ya es otra historia"
Además de los salteadores de caminos, otros peligros acechaban a los viajeros de antaño. En el siglo XIX por ejemplo, las endémicas guerras carlistas:
"Durante las guerras civiles, los carlistas dominaban generalmente los campos despoblados y aldeas; y los liberales, las ciudades y villas. A lo largo del viaje podían surgir en cualquier recodo las boinas de los voluntarios del Rey o los morriones de los soldados de la Reina. Había que sonreírles a unos y a otros, en el camino, estar a bien con todos, pues un mal entendido exponía a graves riesgos tanto en mano de partidarios de la Tradición como en las de los defensores del liberalismo . En la primera guerra (1833-1844) se contaron algunas represalias, pero generalmente ni carlistas ni liberales causaban daño o molestias a los viajeros, limitándose a identificarlos por si entre ellos iba algún personaje o correo del bando contrario"
En lo alto, volvemos a ver Las Casas de la Estación
"Es uno de los elementos de referencia del Camino de Santiago. Según la Ruta discurra o no por zonas arboladas así serán las sensaciones y la forma de afrontar el itinerario. El árbol forma parte de los recursos del Camino proporcionados por la naturaleza, a veces con alguna colaboración humana, como el agua o la piedra.
Quizá por esto el Codex Calixtinus (s. XII) no le presta especial atención. Sólo en el libro V alude de pasada a si alguna zona está más o menos arbolada. Le confiere, sin embargo, ciertas connotaciones divinas. Así sucede cuando, en las inmediaciones de Sahagún, recuerda a los árboles nacidos de las lanzas de los guerreros cristianos del emperador Carlomagno o cuando un peregrino en extrema necesidad acaba rendido y dormido al cobijo de un árbol y en ese escenario se le aparece el Apóstol. Al despertar encuentra como almohada un pan cocido.
En relatos posteriores no se les concede una especial relevancia a los árboles del Camino, quizá porque la convivencia con ellos era lo habitual. Estaban en el Camino y cumplían su misión. Aportaban sombra para el descanso en verano y cobijo contra la lluvia en invierno y días de lluvia. Como mucho se podían echar en falta en algunos tramos desarbolados. Pero también, llegada la ocasión, representaban una amenaza latente -robos, asaltos, misterios, espíritus desconocidos- en las zonas excesivamente boscosas prolongadas en un interminable y sombrío corredor hasta el reencuentro de nuevo de los espacios abiertos, casi siempre más seguros y menos dados a exacerbar la imaginación.
Los árboles actuales del Camino, como en el pasado, definen etapas, establecen lugares de descanso, reparan con su solitaria sombra los prolongados descampados del Camino -también necesarios e igualmente reveladores- y animan el espíritu. En muchos casos, permanecen en la memoria, aunque no todos los caminantes perciban y sientan su presencia"
"... continuaba por delante de la estación del FEVE, habiendo sido cortado en este punto por las instalaciones ferroviarias, por lo que es necesario dar un pequeño rodeo hacia el noroeste para esquivar este obstáculo y volver por la carretera hacia el SO. unos 400 m para retomar el antiguo trazado a la altura de la estación..."
"Como sucede en la mayor parte de los concejos asturianos, la Edad Media suministra al historiador los primeros documentos referentes al espacio que en la actualidad configura el concejo de Cudillero y que por entonces se incluía en una circunscripción denominada territorium praviae (nada tiene que ver con Cudillero la demarcación altomedieval de Prámaro, como erróneamente se ha afirmado con relativa frecuencia; tal circunscripción se corresponde con el actual concejo de Grado). La primera noticia se fecha en el 905, y entre oros bienes, integra en la citada demarcación praviana la "eclessiam Sancte Marie de Velandres cum suis adiacenciis" (Santa María de Piñera). Aunque el documento se considera una falsificación realizada durante el obispado de don Pelayo, la referencia geoadministrativa resulta válida para el primer tercio del siglo XII, cuando el documento fue pergeñado. De esta última centuria se conserva un inventario de bienes y siervos que incluye a "Sancti Iohannis de Velundres" (San Juan de Piñera) y "Arroias" (Arrojas) entre las villas dependientes de San Andrés de Pravia"
"Parece ser que CORONUS es el nombre de un dios guerrero fre cuente en Hispania y también, CORONA, el de un soldado de la Legio VII Gemina. Su radical, coro-, es probable que porte la raíz indoeuropea *koros, presente en el céltico corio ‘tropa’ (TLG 57) y en el antiguo irlandés cuire ‘tropas, grupos’. Desconozco si Coru, Corigos, El Curión, Corondeño, guardan alguna relación lingüística con cuanto antecede"
El Alto de Santa Ana de Montarés es en sí mismo un faro o referencia visual para los pescadores pixuetos, así se decía, cuando una embarcación se consideraba había ya pescado bastante, o por otras razones: "Así ponga el rabo pa Santa Ana". Esto es, que regrese a puerto
La misma ermita, pintada de blanco, abunda en ese concepto de faro como referencia geográfica para regresar al muelle enfilando hacia él la proa.
"Trabajo, tesón, tratar bien a la gente, calidad y precios para todos los bolsillos. Estos son los secretos del complejo hostelero «Lupa» de Cudillero, al que la asociación «Amigos de Cudillero» ha otorgado la Amuravela de Oro a la trayectoria empresarial. «Somos gente normal, preferimos estar en segundo término, pero es un orgullo», afirma Pilar Uría, dueña del negocio junto a su marido Jesús Díaz, ya jubilado
Uría y Díaz son la segunda generación de la empresa familiar que nació en 1948 como un ultramarinos. Cuando su marido se hizo cargo, comenzaron a expandirse, primero como un mesón y años más tarde conformando uno de los complejos hosteleros más importantes de Asturias. Hoteles, restaurante, cafetería y hasta cinco salones para bodas. Todo con trabajo. Pero no sólo de su empeño sino también «el de todo el personal que lleva toda la vida con nosotros», asegura Uría
Aunque Uría sigue al pie del cañón hasta que se jubile el próximo año, es su hijo Alfredo Díaz y su mujer, Susana Fernández, quienes están al frente del negocio: «Mi nuera es el referente del Lupa», dice Uría, quien lamenta que no estén sus suegros en vida para celebrar el acontecimiento.
El trabajo en Lupa es duro. Abren los 365 días del año y nunca dicen que no a los clientes. «Siempre nos adaptamos a lo que necesiten», destaca. Además, no paran de hacer las reformas que sean necesarias y la última obra ha sido un parque infantil cubierto. Emprender e innovar. Será por eso que pese a la puesta en marcha de la Autovía del Cantábrico, que dejó el negocio fuera del tránsito de los coches, «la gente se desvía y siguen parando en Lupa», sostiene la mujer"
De esta manera, vayamos o no al Lupa, el Camino oficial y señalizado deja esta carretera y sigue por el camino de la derecha en El Peñéu
"Martiros emprendió su viaje el 29 de octubre de 1489 desde la ermita de San Ciriaco, en Norkiegh (Armenia), con ánimo de visitar el sepulcro del príncipe de los apóstoles en Roma, San Pedro. En breves etapas a pie llegó a Constantinopla, donde el 11 de julio de 1490 embarcó en una nave francesa con rumbo a Venecia. Allí permanece 29 días donde le asombra, según los datos de su texto, que la ciudad de los canales tuviese 74.000 casas y que en la catedral de San Marcos pudieran caber 10.000 personas.
Tras un viaje de 33 días llega a Roma, donde permanecerá cinco meses. Esta larga estancia le dio tiempo para conocer muchos santuarios y queda especialmente impresionado por la prisión de San Pedro y de San Pablo. Declara con orgullo haber visitado entre diez y doce iglesias por día y haber sido recibido tres veces por el papa del momento, Inocencio VIII, de quien obtuvo unas cartas comendatorias, que le sirvieron de pasaporte durante el resto de su viaje por Europa.
El 9 de julio de 1491 partieron de Roma en dirección a Alemania. Llegaron a Constanza y probablemente viajaron río Rin abajo hasta Basilea, donde fueron apresados como espías. En Colonia, ciudad en la que permaneció 22 días, le impresiona la tumba de los tres Reyes Magos y el lugar de enterramiento en Santa Úrsula de las 12.000 vírgenes. Prosigue su trayecto por Aquisgrán y Bersaçon, en dirección a Francia. Después de visitar París, entró en España, procedente de Tours, Poitiers y Bayona.
En la península el obispo cogió el Camino de la Costa, una vía poco frecuentada por los peregrinos que bordea la costa cantábrica. Tomó algunas desviaciones hacía el interior del territorio, visitando Oviedo y Betanzos. Después llegó a Compostela: “Entre grandes penalidades, pero con ayuda de Dios, muy cansado y falto de fueras, llegué finalmente a la iglesia y a la tumba del Apóstol Santiago, el gran y glorioso santo y luz del mundo. […] Me acerqué a su sepulcro, lo veneré rostro en tierra y supliqué el perdón de mis pecados, así como el de mi padre, de mi madre y de mis bienhechores; finalmente había llevado a cabo entre un mar de lágrimas lo que había sido anhelo de mi corazón”. Tras 84 días en Santiago, no le “fue posible permanecer más tiempo por causa de la carestía de los víveres” de modo que emprende el camino de vuelta ya en el año 1491.
El maduro y cansado obispo prosiguió hasta Fisterra, lo que resulta llamativo si además se tiene en cuenta que se trata de un hombre que viene casi del otro extremo del mundo. Según relata, este último trecho le supuso muchos trabajos y sufrimiento físico. En el trayecto se encontró con un misterioso animal salvaje llamado wakner.
Ya de vuelta, debió de proseguir su viaje por la costa, pues dice que recorrió “muchas ciudades situadas a la orilla del mar universal, antes de llegar a Bilbao”. En Euskadi embarcó para Andalucía y Marruecos, recorriendo el sur y el Levante español antes de emprender el regreso a su país por Francia e Italia desde donde siguió por vía marítima. Su relato termina con estas palabras: “Inmediatamente me dirigí a Santa María [puerto próximo a Roma], donde embarqué y experimenté de nuevo condiciones tan desdichas que habría preferido la muerte a tener que sufrir tantos peligros”
Y al comienzo de la primavera...
Esta flecha amarilla en el poste nos lo indica
Hitos del Camino: seguidamente el mojón nos lo confirma
"El emblema de la concha se creó con la intención de identificar un símbolo con el Camino de Santiago. En su origen, tiene un significado orientativo, de posición, no necesariamente direccional. Representa la convergencia de rutas que desde distintos lugares conducen a un punto, siempre en el oeste. No se creó, por tanto, como indicador de dirección, sino como símbolo del Camino, si bien podría ser usada con ambos fines (posición y dirección) en casos puntuales, como en el entorno de bienes declarados por su interés cultural o en conjuntos históricos, donde se podrá sustituir el cartel indicador por una concha en suelo, a fin de minimizar el impacto de la carteleríaEl Consejo Jacobeo recomienda que el emblema de la concha se utilice como símbolo identificativo del Camino de Santiago y aconseja que su representación, proporciones y colores, así como su utilización, se ajusten a las indicaciones contenidas en el Manual de Uso publicado por el Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo en 1989Es aconsejable que este símbolo aparezca junto con la flecha amarilla, que indica la dirección, en aquellos soportes que así lo permitan"
Las aldeas de se desparraman por la campiña. Praderías, granjas, chalets, quintanas y alguna casería componen el paisaje inmediato ante nuestros ojos, abundando relativamente carteles y anuncios de alojamientos para peregrinos. A lo lejos Cerecedo, El Zrecéu
Enlazamos con una carretera local paralela a la N-632, la cual seguiremos a la derecha
La N-632 cortó el camín real también en este lugar, pero hay un buen paso para retomarlo un poco más arriba
Más allá del muro volvemos a ver El Palacio de Belandres con su arbolada finca
Senda florida: foto de las margaritas en primavera
Y es que estamos ya a una cierta altura y disponemos de excelentes vistas sobre esta parte del litoral centro-occidental asturiano
En primer término por ejemplo, la torre cuadrada del Palacio de Belandres con El Pitu al fondo
Volvemos a ver La Cuesta la Formiga y El Tolombréu de Riba, barrio en lo alto de la villa pixueta y la rasa de La Atalaya o La Telaya con el cementerio a la izquierda y a la derecha unos bloques de casas que se ven en la distancia extendidos linealmente por la rasa costera
Los bloques de viviendas de protección oficial de La Atalaya, conocidos popularmente como California. Alrededor abundan los alojamientos turísticos
En medio del mar, la Isla la Deva, al fondo la boca de la Ría de Avilés, con la península de Nieva y la costa de Gozón con la Rasa de Peñes, y sus altos acantilados
La Deva, que ya veíamos desde Era, llegando a Muros, y desde El Pitu, es la isla más grande de la costa asturiana y una de las mayores del Cantábrico, con una planta de aproximadamente 800 x 400 metros, cubierta en gran parte de vegetación y con altos acantilados en su sector sur, mirando al Playón de Bayas, concejo de Castrillón. Su nombre se relaciona con la divinidad femenina de las aguas en las creencias célticas y es un topónimo relativamente común en los de raíz indoeuropea desde el Atlántico hasta la India
Más a lo lejos, frente a los acantilados de Peñes hay otro par de islas o islotes
Un poco más allá está la turbera de Las Dueñas, monumento natural, la más extensa turbera litoral de Asturias, con una 27 hectáreas de extensión y hábitat calificado prioritario, con varias especies protegidas de flora
Por allí pasa la carretera CU-3 que es acceso directo al puerto de Cudillero/Cuideiru desde la N-634 y la A-8, sin necesidad de atravesar la población. Posiblemente sea con El Pitu el acceso principal al casco urbano, en concreto a La Ribera, la zona más visitada
Un poco más allá está el ferrocarril, así comoel camino de acceso a la playa o ribera de Las Rubias
Seguimos avanzando: estas aldeas, ya con menos actividad agraria y ganadera, se han especializado en segundas residencias y vivienda vacacional. En verano y fines de semana suele haber cierto trasiego de gentes. En invierno hay solamente unos pocos vecinos
Se nota que que Camino fue aquí ensanchado en su momento para permitir el paso de vehículos. No obstante el muro de piedras de la izquierda parece ser bastante antiguo. Fijémonos también en las obras de saneamiento, con las tapas de registro
Aquí la calle se estrecha un poco entre el muro y la casa. Si viniese algún vehículo estemos atentos y dejémosle pasar
Las casas, como en muchos lugares, fueron reformadas cuando los tradicionales usos agropecuarios se abandonaron, las cuadras se integraron en las viviendas y los hórreos que se conservan cambiaron su función de graneros a otros menesteres
Aquí hay un poco de corrada con un poco de empedrado enfrente de esta casa
A continuación, un cruce de caminos, en el que iremos a la izquierda, empezando de nuevo a subir...
Es la cuesta por la falda justo debajo del Picu Santana por donde continuaremos hacia el oeste, en dirección al valle del río Uncín y La Concha de Artedo
Es una curva cerrada desde la que vemos, un poco más arriba, Las Casas de Santana, otro de los accesos a la montaña sagrada
Hacia allí arriba vamos nosotros, con la idea de ganar ya la autovía, que pasa por esta gran ladera norte de Santa Ana de Montarés
En esta cuesta no dejamos de recordar aquella frase que dice "Santa Ana de Montarés, suben dos y bajan tres", esto es, sus romerías, de las "ligas perdidas", eran un "lugar de concepción", como dice Diego Canós Benajas en su libro El que camina solo, algunas de cuyas partes no nos resistimos a traer aquí:
"Cudillero, un pueblecito de cuento, un tanto devorado por un moderno turismo cosmopolita, ligeramente sobre explotado, que a la par de añadirle encanto a lavilla, también le procura nuevas grietas a sus casitas envejecidas y multicolores. Es un lugar encantador, sIn embargo.... Acudí a la oficina de turismo a primera hora del día porque no era el pueblo lo que a mí me interesaba, sin la ruta más allá de las montañas, que habría de conducirme por el mismo camino del apóstol Santiago, hasta un fuerte lugar de inmemorial marianismo como lo es Santana de Montarés, un peculiar santuario al que ni siquiera muchos de los antiguos asturianos han ascendido. Y es que, de la misma manera en que el Nazareno, o La Blanca, son patrones del pueblo del arca, Santa Ana lo es de Cudillero, aunque aquí parecen no tenerle excesiva devoción a su enigmática virgen sanadora... Sino más bien respeto... Como lugar de poder y fuerte presencia espectral, ufológica, twinpeakseana, o como se la quiera tomar, el santuario queda alejado por, al menos, una decena de kilómetros de cualquier aldea cercana a Cudillero, e incluso a más de dos horas a pie del mismo núcleo poblacional, eso, si conoces bien el camino... a mí, las pocas indicaciones que pude obtener me las dio una hermosa chica de la antigua religión, rodeada por dos nornas, viejas y oscuras"
En esta novelesca, pero realista a la vez, búsqueda del Camino a Santana de Montarés, Canós Penajas prosigue así su relato, en el que coincide en su trayecto con los peregrinos jacobitas:
"Sí sabían quien era yo, pero querían averiguar si era capaz de andar hasta el santuario por mí mismo... A Cudillero se accede por una empinada cuesta de más de tres kilómetros de largo, todavía más matadora que las de Luarca... Lara, "la joven", dijo que si deseaba llegar hasta Santana de Montarés, santuario, cuyo paradero, sólo parecía conocer ella, tenía que volver por donde había venido en taxi, caminar durante unos cuatro kilómetros, hasta observar la rotonda de la autopista, girarla, pasar el supermercado, alcanzar la gasolinera en el remate del valle, y a partir de allí, adentrarme en lo desconocido...
Y así fue como este peregrino de Santana de Montarés inició su marcha, peregrinación corta pero muy intensa:
Eso hice, y ahí fue donde empecé a quemarme la cara, aunque eso me daba igual... Es decir, sabía muy bien que mi blanca piel iba a quemarse en ese trayecto por la potencia del día, pero también sabía que el dolor, que comencé a sentir en cuanto salí de Cudillero, era solamente una ilusión, en realidad, como cualquier forma de dolor lo es... Cuando ingresé en el inmenso bosque, no muy distinto a mi amado Brieselang, esto es bien cierto, anduve por unas dos horas hasta encontrar el camino decisivo hacia Santana de Montarés. Me perdí varias veces, y por los sinuosos senderos incluso crucé palabras y frases con varios peregrinos de Santiago, franceses, británicos y españoles de todas las edades, y hasta charlé con un extraño ciclista en uno de mis pocos descansos durante el camino, sobre nuestros destinos no comunes. Cuando le dije hacia dónde me dirigía, me preguntó porqué, y le contesté: "No lo sé", como si yo fuese el profesor y él, el alumno en el transcurso de un arduo examen..."
Lo cierto es que la montaña sagrada, repoblada, no deja ver bien los caminos que suben a su relativamente cercana cumbre. Una red de pistas forestales forma un particular laberinto en el que, como le pasó a Penajas, ha de buscar cada uno la salida con su particular hilo de Ariadna:
"A pesar del trasiego, finalmente identifiqué el paradero del sitial de la virgen, madre de otra virgen, la virgen rubia de negras cadenas... ¡Se encontraba en una montaña dentro de otra montaña!... Es decir, en mitad del bosque, en mitad de la sierra vetusta y titánica, asomada a una nueva y sonrojada montaña, en cuya colina perentoria y estratégica se hallaba el santuario con el que llevaba soñando más dedos año
Lo que sentí al arribar al cruce de caminos, ese que señala el centro previo de la colina, como en una novela victoriana de Forster o James, con esa cruz repleta de coloridas ofrendas paganas a sus pies, a las que rodean las mariposas color naranja, amarillo fosforescente y rojo sangre, junto al naturalmente inspirado acompañamiento del ocre acento de la esplendorosa hierba por doquier del esperanzador y clarificado emplazamiento, me conmovieron sobremanera,,, Y recordé el dicho que las más ancianas maruyas decían, hace décadas, cuando algún peregrino las custodiaba sobre las iglesias cercanas en aquel tramos del camino: "Santana de Montarés: Suben dos y bajan tres1"... ¿Era un antiguo lugar de concepción!... Pero esto no era algo extraño, cosas así ocurrían por todos lados antes dela venida de monjes y hogueras... El Montsegur gabacho, por poner otro ejemplo, más bien, su bosquecillo previo, también lo era... "
"Por junto a la iglesia de Villafría pasa el camino Real de la costa, cuando se quiere ir á Pravia; y para ahorrar repeticiones se dice aquí que saliendo por el puente de Agones, sube a Escoredo y a Villafría; después baja por Candolina a Artedo; pasa por junto á la ilgesia de Soto de Luiña, incorporándose poco antes con el de Muros; y sigue á Novellana. saliendo del Concejo por Ballota. Por aquí transitan los correos, que es más breve, y será el único, que anden todos si se consigue hacer el puente grande de Peñaullán. El otro antiguo de Artedo pasa por San Juan y Santa María de Piñera, y Muros, atravesando el río Grande (Nalón) por junto al castillo de San Martín. En uno y otro había hospitales a corta distancia para los peregrinos, que pasaban á Santiago de Galicia, que en el día ya son excusados"
Es interesante esta noticia de los hospitales de peregrinos "a corta distancia", que ya eran "excusados", esto es, estaban extintos, lo que señala el ocaso de la época de las peregrinaciones históricas, antes incluso de la caída del Antiguo Régimen, las desamortizaciones y las reformas liberales. en plena época dela Ilustración
Portón, hórreo y palmera. Estos altos muros ofrecen protección también conta los vientos, así como la prolongación del alerón del tejado del hórreo, extendido sobre la tapia
Tal y como nos señalan el mojón y la flecha hemos de seguir subiendo monte arriba
Este nuevo itinerario sigue unos metros en paralelo a la A-8, cuya señalética ya podemos ver desde aquí
"Atrás han quedado los tramos urbanos, y el Camino recorre ahora plácidos entornos rurales buscando su propia personalidad entre la N-632, la por fin concluida autovía del Cantábrico, que tantos quebraderos de cabeza nos ha dado por estos lares, con sus altos viaductos, y el ferrocarril de vía estrecha, que es el mejor integrado en el medio de los tres"
Esta es una foto de pocos años después de abrirse este tramo de autovía, con los pinos aún sin crecer o siquiera por plantar. Veíase entonces Las Dueñas, donde está La Carrilona, la parada de la antigua diligencia, cerca del también citado monumento natural de la Turbera las Dueñas
Puentes y viaductos son una impresionante obra de ingeniería. Es cierto que se han cobrado su tributo en el paisaje pero el secular problema de las comunicaciones por la cornisa se ha solventado en gran parte, salvo en ciertos lugares, como el ya comentado del Alto da Xesta, del que hablaremos oportunamente cuando pasamos por allí, saliendo de Mondoñedo a Abadín y Vilalba
Arriba, plantaciones de eucaliptos
Curva cerrada ala derecha y en descenso...
A base de otro lugar mejor se ha pintado aquí una flecha de confirmación en la cuneta canalizada a la izquierda
Elmismo lugar antes de lantarse los pintos que hacen de muro natural ante la autopista
Y de nuevo otra vista de Las Dueñas, un topónimo relacionado con monjas, tal vez las del monasterio femenino ovetense de Santa María de La Vega, con intereses en esta zona en la baja Edad Media
Vemos ya desde aquí también alguna de las primeras casas de El Rellayu, topónimo cuyo significado literal es pequeña ladera, tal vez alguna de estas estribaciones de Santa Ana de Montarés
Pasamos al lado de una explanada, solar cerrado por estos muretes de hormigón a la derecha del camino. Puede haber sido algo relacionado con la autovía, sus obras o alguna nave aquí existente antaño
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