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martes, 18 de febrero de 2025

EL CAMINO PRIMITIVO EN EL CASCO URBANO OVETENSE (ASTURIAS) 6: LA LOSA, VALLOBÍN, LOS PILARES Y EL "PEQUEÑO ESTADO DE L'ARGAÑOSA

La Losa

El Camino Primitivo de Santiago atraviesa el casco urbano ovetense acercándose a los barrios más occidentales de la ciudad tras cruzar la calle Independencia llegando a La Losa, el paseo más grande de la población, llamada así por ser, textualmente, una gran losa sobre las vías del tren en las cercanías de la Estación del Norte. Inaugurada oficialmente el 24 de mayo de 1999, es el más profundo cambio urbanístico acontecido en Oviedo/Uviéu en el paso del siglo XX al XXI, comparable a la apertura de la calle Uría y la expansión consiguiente del ensanche de la ciudad más de cien años atrás. Se sostiene sobre 220 pilares, que no vemos por estar naturalmente en el subsuelo, mide 700 metros y abarca 38.000 m² de superficie, proyecto del Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos Leonardo Fernández Troyano


Nostros solamente recorremos la parte más meridional, atravesando La Losa de este a oeste para dirigirnos a L'Argañosa, alguno de cuyos primeros edificios divisamos a lo lejos, antiguo núcleo rural del viejo Camín de Grao o Camín Real de Galicia que llegó a crecer autónomamente durante un tiempo merced al paso del ferrocarril, de la antigua, abierta al tráfico el 30 de abril de 1883 con la idea de comunicar con la Fábrica de Armas de Trubia, concesión a la antigua Compañía de los Ferrocarriles de Asturias, Galicia y León que en 1885 se traspasa a la Compañía de los Camino de Hierro del Norte de España y en 1941 se integra en RENFE, en 1999 en FEVE tras cambiar de ancho ibérico a ancho métrico y en 2013 a Adif, vías que, junto con otras actualmente discurren bajo nuestros pies, en el acceso a la estación

Esta es una de las esculturas de La Losa, Construcción para un encuentro, de Mayte Alonso, escultora madrileña discípula de Chirino, inaugurada el 15 de mayo de 2008 y que evoca a las minas asturianas con esta composición de acero corten que se apoya en seis patas sobre una plataforma de piedra caliza blanca en la que puede leerse, homenajeando a los profesionales de la construcción, "cimentaron la tierra e hicieron caminos, echaron raíces y en ellas fundieron ilusiones, creatividad, esfuerzo y vida...". En el suelo se representa además su sombra, tallada en mármol negro. De ella dice su autora:

 "esta sombra vincula la escultura, en un medio muy urbano, a la naturaleza y funciona durante el día, un poco, como un reloj de sol, se va a ver una doble sombra que busca la que está dibujada en el suelo, con lo que eres consciente del paso del tiempo."

Estos edificios forman parte de las once Torres Centro dispuestas a los lados y a lo largo de La Losa, las otras las hemos visto en la calle Independencia. Todas siguen la composición decorativa de mosaico de colores en los paneles que recubren las fachadas. En sus bajos abren tiendas y cafés, como El Andén, este de la derecha, con su ferroviario nombre, fundado en 2017

En medio está La Fuente la Losa, que aquí vemos sin agua, seguimos de frente por esta gran explanada peatonal, de cuya historia y relación con el Camino de Santiago actualmente señalizado nos cuentan así de evocadoramente en la web Vinoteo:

"Pegados a la historia, los orígenes de La Losa de Oviedo son tan cautivadores como el propio lugar. Este lugar emblemático tiene sus raíces entrelazadas con la rica narrativa de la ciudad, y es un testimonio de la perdurabilidad de su patrimonio cultural. El nombre de «La Losa» es emblemático de las losas de piedra que se utilizaron históricamente en su construcción, y desprende un encanto atemporal. Su patrimonio y las historias que encierra han contribuido al enigmático encanto que sigue atrayendo a visitantes y lugareños por igual. 
Situada en el corazón de la cautivadora región del Principado de Asturias, en el noroeste de España, Oviedo, con su proximidad a la estación de tren y al centro histórico, sirve de puerta de entrada perfecta para explorar los rincones más seductores de la ciudad. El encanto de La Losa se ve acrecentado por su apasionante historia y por la miríada de actividades que ofrece a los visitantes, lo que la convierte en una parte indispensable de cualquier exploración de esta fascinante región. La esencia misma de Oviedo y su profunda conexión con el Camino de Santiago embellecen aún más el significado histórico y cultural de La Losa, añadiendo una capa de misticismo a su ya encantadora personalidad. 
El enigmático atractivo de La Losa en Oviedo se extiende a su papel como cubierta distintiva de la estación de ferrocarril. Esta maravilla arquitectónica, conocida como «La Losa», es parte integrante del paisaje cultural e histórico de la ciudad. Como tejado de la estación de ferrocarril, es un testimonio del compromiso de la ciudad con la conservación de su patrimonio al tiempo que abraza la modernidad. La yuxtaposición de lo antiguo y lo nuevo se entreteje a la perfección en el tejido de esta encantadora ciudad, y La Losa se erige como símbolo resplandeciente de esta armoniosa coexistencia. 
Con un diseño que refleja la ilustre historia y los elementos tradicionales de la región, La Losa emana un aire de grandeza atemporal, cautivando a todos los que se encuentran con ella. Su importancia como cubierta de la estación de ferrocarril del Norte, conocida como La Losa, es un testimonio del legado perdurable de la ciudad, y se erige como un monumento vivo y palpitante de la riqueza cultural e histórica de Oviedo. La conservación de esta joya arquitectónica es un testimonio del profundo sentido de reverencia de la ciudad por su rica historia, y sirve como cautivador punto de interés para los visitantes deseosos de desentrañar la polifacética historia de la ciudad. (...) 
La profunda resonancia del tapiz histórico y cultural de Oviedo con el ilustre Camino de Santiago realza aún más el encanto y la importancia de La Losa. Como ruta esencial con un pasado histórico que se remonta a los tiempos de Alfonso II El Casto, el espíritu indomable del Camino de Santiago encuentra sus ecos en la esencia misma de Oviedo. Esta profunda conexión infunde a la ciudad y, por extensión, a La Losa, un sentido inimitable de esplendor histórico y cultural, que atrae tanto a los peregrinos modernos como a los entusiastas de la historia. 
Los ecos de viajes intemporales, los susurros de antiguas historias y las resonantes pisadas de innumerables peregrinos reverberan a través del paisaje cultural e histórico de Oviedo, infundiendo en el aire un aura de trascendencia que no es sino hipnótica. Esta profunda conexión, con su arraigado significado histórico, consolida aún más el estatus de La Losa como joya insustituible de la corona del patrimonio cultural e histórico de Oviedo, ofreciendo a los visitantes una puerta de entrada para sumergirse en el espíritu intemporal de la ciudad y del venerado Camino de Santiago."


A continuación, otro café y terraza, el del Chocolates Valor. Justo detrás está la calle Los Pilares, antiguo barrio de la que fue la extinguida parroquia rural de Los Arcos o San Pedro de los Arcos, topónimos todos vinculados al gran Acueducto de los Pilares, de cuarenta y dos arcos y 390 metros de longitud que, construido entre 1570 y 1599, suministraba agua a la ciudad de las fuentes del Monte Naranco, situado al norte. Demolido en 1915 para permitir la construcción de nuevas vías del tren y el crecimiento de la ciudad, únicamente se conservan cinco de sus arcos en las inmediaciones, en el barrio de Vallobín, el barrio Entre dos losas, como lo llama Marta Pérez en el periódico La Nueva España del 28-5-2008:

"La Losa marcó, para bien, un antes y un después en la historia del barrio de Vallobín. A los vecinos no se les ha olvidado que, antes de su urbanización, que se completó en 1999, desde las ventanas de sus casas, veían pasar el tren por las vías. Casi diez años después de la inauguración de la losa de Renfe, llega al barrio una nueva losa, también relacionada con el tren, esta vez situada en la frontera del barrio con La Argañosa, en el terreno de los antiguos talleres del ferrocarril sobre las vías de Feve. La otra losa, la losa de Vallobín, es una obra que viene de la operación Cinturón Verde y que dotará al barrio con 25.000 metros cuadrados de espacio público. La nueva losa también forma parte de un importante proyecto que servirá para favorecer la descongestión de tráfico en el barrio: el primer tramo de la nueva vía rápida a San Claudio nace en Vallobín. El proyecto también incluye la ampliación de la rotonda que da acceso al barrio de La Argañosa, que pasará a tener veinte metros."


Asoma en dicha calle Los Pilares, detrás de estas coloristas torres, el llamado Edificio Cristal, construido en la década de 1960 (en la ciudad existe al menos otro con este mismo nombre o apelativo)


Popularmente se dice que Vallobín lleva en su topónimo la memoria de cuando esto era un valle de llobos, 'lobos', aunque también podría ser la posesión de un tal Lupinos, 'valle Lupini o Leovini', en tiempos de la romanización o altomedievales, según el filólogo Xosé Lluis García Arias, No obstante los filólogos mantienen que sea factible la primera posibilidad, según explica también Wikipedia
"Según trabajos de investigación de José Ramón Tolivar Faes y de Xosé Lluis García Arias, el término vendría a significar "valle de lobos"; zona en la que en el medievo, los ovetenses organizaban monterías. Tolivar Faes logró demostrar que, junto al fin de la calle Padre Aller, hasta la década de 1960 se usaba el topónimo Pozobal y halló un pozo donde se cazaban lobos, valiéndose de las aguas torrenciales que caían del Naranco. Otro de los topónimos tradicionales del barrio era Concinos; en la actualidad, queda una calle con este nombre. Parece ser un latinismo Concinnus: "algo ordenado". En asturiano, se usaba la expresión "ir a concines" (concilium), es decir, acudir a concejo, a realizar las tareas comunales, y es la acepción más probable del término."

De ser zona agreste y luego rural, la urbanización efectiva de Vallobín habría comenzado en la posguerra, cuando la necesidad perentoria de viviendas hacía más rápido, rentable y seguro construir nuevos barrios que desescombrar y reconstruir los antiguos, que siguieron otro proceso, tras haber sido línea del frente durante más de un año:
"El término ya es citado en bibliografía de los S XIII y XIV. Así, el Cuaderno de la pesquisa de las heredades realengas del concejo de Oviedo en el alfoz de Nora a Nora, cita: «Tres tierras que iazen en Vallobín que son del conçello entregamentre e que las tien Sancho Garçia del tenedor de la tierra de Nora a Nora». El Catastro de Ensenada, del siglo XVIII, por su parte, menciona "las erías de V.", y "Ballobín, término de Labapies".​ 
En 1947 el barrio comenzó su crecimiento, apartándose de su condición agreste, al levantarse el Sanatorio Antituberculoso Monte Naranco y un bloque de viviendas para trabajadores de Renfe, La Sindical, junto a los depósitos de ferrocarriles. En este momento la población del barrio eran, sobre todo, familias relacionadas con la actividad ferroviaria. En los años 1970 se asfaltaron las calles y se introdujo el alumbrado urbano. En los años 80 el barrio, no obstante, se degradó considerablemente. En los años 90 se llevaron a cabo mejoras para recuperar la zona. Reurbanización de las calles, mejora del alumbrado, jardines, y dotación de servicios públicos como biblioteca, áreas infantiles, iglesia parroquial dedicada a San Melchor de Quirós, centro social, centro de salud, etc. En 1999 se soterraron las vías de ferrocarril y el barrio quedó unido al centro de Oviedo gracias a La Losa, un recorrido mayormente peatonal sobre la playa de vías. En 2008 se abre una estación soterrada de tren, de la línea C-7. 
Nuevo Vallobín Es la zona nueva del barrio de Vallobín, una urbanización que se extiende desde la calle de la Argañosa hasta la plaza Gabino Díaz Merchán."

Mientras, L'Argañosa sería un lugar abundante en argaña, planta que en Asturias tiene numerosas acepciones según usos, costumbres y lugares, tal y como leemos en el Diccionario General de la Lengua Asturiana y como nos cuenta Adolfo Casaprima Collera en su Diccionario geográfico del concejo de Oviedo:
"El topónimo evoca un terreno lleno de brezo, diferenciándolo así de la Ería de La Argañosa (zona comprendida entre el nuevo campo de fútbol Carlos Tartiere, al oeste; y las actuales calles Valentín Masip, al norte, y Fuertes Acevedo, al sur), que recordaba el terreno comunal dividido en trozo o hazas para ser cultivado"

Ambos barrios, como L'Argañosa y Vallobín, fueron parte de aquella desaparecida parroquia rural de San Pedro de los Arcos y de la evolución urbanística del primero sigue contándonos en su obra Casaprima Collera:
"Actual barrio al noroeste de Oviedo y antiguo lugar en el que se asentaba una aldea que en tiempos de Canella contaba con una docena de casas y más de un centenar de vecinos. Hoy día ha desaparecido la aldea para dejar paso a un populoso barrio de edificios en altura; cuenta con centro municipal y una zona de juegos infantiles."

Dejamos La Losa al ir llegando a la calle Samuel Sánchez, ciclista ovetense medallista olímpico cuya estatua en bronce vemos antes de cruzarla, obra del también ovetense Antonio Diego Granado instalada en 2010


En ella se muestra a Samuel Sánchez en el momento de recibir la medalla de Oro de los Juegos Olímpico de Pekín en el año 2008. Esta sobre un pedestal bajo y circular y detrás, en el césped, hay una placa en la que se lee:
SAMUEL SÁNCHEZ (CICLISTA) MEDALLA DE ORO OLIMPIADA PEKÍN-2000

Se ve al campeón en la característica pose de morder la medalla. Nacido el 5 de febrero de 1978, este es un resumen de su biografía deportiva extraído de la amplia entrada que le dedica la Wikipedia:
"Pasó a profesionales en el año 2000 con el equipo vasco Euskaltel-Euskadi, donde se mantuvo hasta 2013. Tras la desaparición de este equipo, fichó por el BMC Racing Team para 2014. 
Entre sus victorias como profesional destacan una etapa en el Tour de Francia, cinco etapas en la Vuelta a España y en especial la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 en la prueba de ciclismo en ruta. 
Sobresalió en las clásicas y en carreras de una semana, sobre todo en las de recorrido accidentado y bajadas sinuosas. Su temporada se solía centrar en dos picos de forma: uno en primavera para disputar la Vuelta al País Vasco y Clásicas de las Ardenas y otro en septiembre y octubre para disputar la Vuelta a España y el Campeonato Mundial de Ciclismo en Ruta."


Una placa con la concha y la flecha amarillas y la figura esquematizada de un peregrino nos indica cruzar la calle dando vista a la rotonda donde confluyen varias calles de estos barrios, vías que tuvieron su impronta bélica, pues por aquí entraron las tropas del coronel Teijeiro, Jesus Teijeiro Pérez, que rompió el asedio de Oviedo en la Guerra Civil y por eso a él estuvo antaño dedicada la calle. Dos años antes fue zona de especial resistencia revolucionaria en la Revolución de Asturias, falleciendo en los combates la joven revolucionaria Aida Lafuente, que se convirtió en un símbolo y un mito desde entonces


Muy poco o nada tiene que ver el aspecto actual de la zona con la de aquellos sucesos, recordemos que la urbanización efectiva, aunque incipiente anteriormente, no avanzaría hasta la posguerra civil y, sobre todo, una vez pasada esta. Muchos de aquellos primeros edificios también han desaparecido, sustituidos por otros al mejorar las condiciones de vida y las normas de habitabilidad en las décadas finales del siglo XX y principios del XXI


Cruzamos pues la calle Samuel Sánchez, una de las que confluye en esta rotonda de L'Argañosa, al igual que, enfrente, la Avenida de Colón, inaugurada en 1928 y a la que se le puso su nombre en pleno del 22 de junio de ese año

Foto: Todo Oviedo, gentileza de Café Bar El Alba

Esta es una foto de esta zona antes del soterramiento de las vías, con la profunda caja del ferrocarril que daba nombre a La Trinchera y La Trinchera Norte. A la izquierda es esta calle, Samuel Sánchez. Se ven instalaciones y casas de los ferroviarios y El Puente Vallobín, prácticamente no queda ningún edificio en pie de los que vemos en esta estampa


A su derecha, la calle Argañosa conforma el eje en torno al que se articuló el barrio pues formaba parte del Camín de Grao y de Galicia. Nada queda ya de las caserías que hubo antaño, de las que cuenta la Enciclopedia de Oviedo:
"Vía muy populosa en la actualidad, en los años ochenta del siglo XIX era todavía un núcleo rural integrado por doce pequeñas casas y alrededor de ciento treinta habitantes; al instalarse el ferrocarril en sus proximidades comenzó a expandirse. 
El nombre de Argañosa viene a significar brezal. Este topónimo aparece en la documentación de los siglos XVII y XVIII: el padrón de 1732 remite al de 1692 para referirse a un Francisco Fernández Argañosa; el Catastro de la Ensenada figuran entre las tierras del Marqués de Camposagrado un enclave llamada de la Argañosa; el 18 de mayo de 1787 los llevadores de la juguería de Llamaquique y los vecinos de Olivares solicitan a la Ciudad el reparo de la portilla en el Chamberí que desciende hacia Los Pilares y la Argañosa. Posteriormente en un documento del 1º de marzo de 1814 consta la petición de los vecinos del barrio de Olivares para reparar la portilla llamada de la Argañosa a fin de resguardar los frutos de aquellas erías; según José Tolivar Faes (Nombres y cosas de las calles de Oviedo, ed. Excmo. Ayuntamiento de Oviedo, Oviedo 1992, pág. 86) ésta sería la primera referencia a la Ería de la Argañosa, antiguo terreno de cultivo comprendido entre lo que hoy son la Calle Fuertes Acevedo, la Calle Silla del ReyCalle José MaldonadoCalle Marcos Peña RoyoCalle Francisco de Bances Candamo y la propia Calle Argañosa."

El 25-7-2022 Covadonga del Nero publica en El Comercio el artículo Espíritu de pueblo en el barrio, en el que incide en el pasado del lugar y su evolución a barrio urbano de particular personalidad
"A principios del siglo pasado, lo que se conoce como La Argañosa no eran más que zonas verdes, totalmente ajenas a la vida en la ciudad de Oviedo. Por aquel entonces, la aldea no superaba los 130 habitantes, vivían en un entorno completamente rural. En la actualidad, según el último registro del Ayuntamiento de Oviedo de población por barrios, La Argañosa cuenta con 12.916, aunque llegó a superar los 20.000 a principios de siglo. 
El crecimiento de La Argañosa se debió a la proliferación de edificaciones, zonas de ocio como parques y jardines o las piscinas ubicadas en el Parque del Oeste. La capital asturiana buscaba seguir expandiéndose ante la llegada de la Compañía Ferroviaria del Norte -atrayendo hasta la zona a múltiples empleados-. 





Cruzada la calle Samuel Sánchez seguimos a la derecha, el carácter reivindicativo del barrio revivió en la Transición, como recordaba el entonces líder vecinal Antón García en el artículo de La Nueva España, titulado La Argañosa, un barrio tradicional entre el ferrocarril y la zona alta, publicado el 26-3-1989 con la firma de E. Fuentes:
«En el año 1977 se vivió en el barrio un resurgimiento de la conciencia vecinal, que dio lugar a lo que llamábamos la segunda comuna de la Argañosa, en referencia al movimiento que se viviera en el barrio en 1934, cuando incluso se bajó a tomar Oviedo con una máquina. Fue una escaramuza que acabó a las primeras de cambio», recuerda Antón García.  

«El movimiento nació en tomo a la asociación de vecinos, en la que se integraban elementos de las juventudes comunistas, independientes, cristianos progresistas y algunos pequeños industriales. La presencia de una numerosa población joven en el barrio, buena parte de ella estudiantes, dio aún mayor dinamismo a la movilización». En las conversaciones mantenidas durante las reuniones vecinales resurgió el recuerdo del Ateneo Obrero que antes de la guerra fuera pujante en el barrio. «Aquí vivió Juan Ambou, que luego fuera ministro del Consejo de Asturias y León, el Gobierno de Asturias durante parte de la guerra civil»

La asociación desarrolló un programa de medidas para el barrio, haciendo hincapié en aspectos como un nuevo urbanismo de tendencias ecológicas que respetara los lugares tradicionales que durante años conformaron el barrio. «Fue entonces cuando se consiguió el colegio de Les Campes. Había comisiones en cada rama de acüvidad y se" solucionaron problemas como el paso alto del ferrocarril en Les Maces y se constituyó una asociación de afectados por el polígono de La Florida para ayudar a los menos favorecidos. Hubo incluso un grupo de teatro, el colectivo «Mutis». En fin. éramos un pequeño estado».  

Pero que no se nos olvide estar atentos a las señales camineras jacobitas, no siempre fáciles de ver en las ciudades, dada la proliferación de todo tipo de señalética y cartelería


En la base de la farola, una flecha amarilla también ayuda a encontrar el buen camino...


Ahora vemos, a la derecha de la calle Argañosa, que es a la que nos dirigimos, la calle Marcelino Suárez, otra de las que salen de esta rotonda, antiguamente La Trinchera, por la caja del ferrocarril. Ahí estuvo el Quiosco de Arbesú. Sigue contando Antón García para E. Fuentes:
"Al parecer los terrenos que hoy ocupa el barrio fueron en tiempos un inmenso campo de brezo. «Argañosa vendría de "árgana", palabra de origen celta cuyo significado castellano sería brezo», explica Antón García, persona vinculada de antiguo al movimiento ciudadano y gran conocedor de la historia del barrio. 

Tras el brezo vino el ferrocarril. Según el geógrafo Sergio Tomé, que recientemente ha publicado un minucioso estudio sobre la constitución del Oviedo burgués, la Argañosa es un barrio surgido «al socaire del ferrocarril», por'io- que constituye ima excepción respecto a la mayoría de los asentamientos del extrarradio oveten.se, que en origen fueron arrabales."

Desde aquí reconocemos La Peña Llampaya (561 m) en las estribaciones occidentales del Monte Naranco. A sus pies caminaremos dentro de poco, por su ladera, caminando de Paniceres a Llampaxuga, saliendo ya a la zona rural del concejo rumbo a Lloriana y al cruce del río Nora en La Ponte Gallegos, paso a Les Regueres


Se la reconoce e identifica fácilmente por su forma cónica y la peña caliza de su cima rocosa. Llampaya acaso tenga que ver etimológicamente con llampa, palabra asturiana relacionada con pendientes con pastos, explica el filólogo Xulio Concepción Suárez en su Diccionario toponímico de la montaña asturiana


Cruzamos pues aquí la Avenida de Colón, de frente precisamente al Café Colón con su terraza, buen lugar para pinchos, bocadillos, desayunos y meriendas


Y una vez cruzada la avenida seguimos a la derecha hacia la calle Argañosa


Otra flecha amarilla nos lo confirma


Y en el panel que separa la terraza de la cafetería del paso de transeúntes se ha colocado este cartel, a ver si sigue cuando vengáis


Y continuamos por esta explanada hacia la entrada de La Argañosa, más que una calle, como bien titula y encabeza su artículo para La Nueva España del 1-6-2008 Marta Pérez:
"Los barrios crecen haciendo ciudad y en ese proceso corren el peligro de perder su identidad. En los tiempos que corren la gente vive más en calles que en barrios; si acaso, en distritos, con un número asignado. Un centenar de habitantes y una docena de casas conformaban el paisaje de la Argañosa a finales del siglo XIX. Los primeros vecinos de un barrio que comienza en Teijeiro y termina en el antiguo Lavapiés fueron los ferroviarios de Renfe, una gran familia que comenzó a poblar la zona. En la actualidad la Argañosa suma 15.598 vecinos, el siete por ciento de la población de Oviedo. Es uno de los barrios céntricos que más ha crecido en la última década, puesto que ha ganado unos 1.000 habitantes. Los nuevos vecinos, venidos de todas partes, suelen confundir el barrio con la calle que se llama igual, esto, con un poco de suerte. Si hay algún barrio en Oviedo que haya sido tan barrio como el que más y que ahora es tan ciudad como la calle Uría, ése es la Argañosa. 
En la zona oeste de la ciudad se asienta el barrio de la Argañosa, cuyo nombre significa, algo así, como brezal. En el barrio conviven los vecinos de toda la vida, que se saludan en el parque y en la cola del pan, con los nuevos, que se saludan entre sí. Se han asentado, sobre todo, en la zona de expansión del barrio, La Ería de la Argañosa, que, haciendo honor a su nombre, es todo un «terreno de cultivo» de nuevos pobladores. 
¿Dónde empieza y dónde termina la Argañosa? Las fronteras de los barrios son un lío mayúsculo. Sin embargo, el alcalde de barrio, José Antonio Gutiérrez, tiene muy claro hasta donde llegan sus dominios. «Fuertes Acevedo y División Azul son dos de los límites. En la plaza de la Liberación, siguiendo por Teijeiro, continúa el barrio, que coge una parte de la Losa y choca con Vallobín en la glorieta de Teijeiro. La otra frontera con Vallobín es la vía del tren. Para arriba, La Ería y la zona del campo de fútbol también son de la Argañosa». Visto sobre el mapa, el círculo que abarca el barrio es enorme y lo convierte en uno de los más grandes de la ciudad, si no el que más. 
Y sí, Valentín Masip, que siempre tuvo vocación de independiente, pertenece a la Argañosa. De hecho, esta calle se proyectó como la avenida de la Argañosa en 1958. Sin embargo, su tramitación coincidió con la muerte, en 1963, del que fuera alcalde de Oviedo, Valentín Masip Acevedo, por lo que el Ayuntamiento acordó nombrarle hijo predilecto de Oviedo y darle su nombre a esta calle, que tiene medio kilómetro de longitud, una anchura de 22 metros y que se abrió, finalmente, en 1966. En Valentín Masip se instalaron los comercios más pujantes del barrio, que puede presumir en la actualidad de un tejido comercial sólido y de calidad. Mucho después, al final de la calle, nació la plaza de Pedro Miñor -que en su día ocupó una ganadería- con toda su oferta hostelera, que es amplísima, como en toda la Argañosa. El barrio suma doce sidrerías y otras tantas vinaterías, sin olvidar los restaurantes y los múltiples cafés de tertulia. 
En una de estas cafeterías, en Los Candiles, hoy desaparecida, se gestó una de las peñas con más solera del barrio con el mismo nombre. Su presidente es, precisamente, el alcalde de barrio. Llegó a la Argañosa en 1970. «Lo que primero se desarrolló fue Silla del Rey, un grupo de chalés, luego se fueron tirando para construir bloques de pisos», recuerda. «Luego fue la expansión de Valentín Masip, que acabó en Pedro Miñor. Yo creo que se fue dando forma al barrio de una manera ordenada, bien», explica. ¿Ha perdido la Argañosa su identidad en esta transformación? «Un poco sí, creo que sí», responde el alcalde de barrio. 
Alejandro Casona es otra de las calles míticas del barrio, perpendicular a la Argañosa, vertebra el barrio con su zona de expansión, La Ería, que ya suma 2.404 habitantes y cuenta con un campo de fútbol, pues en su metamorfosis de los últimos años la Argañosa ha ganado un estadio de fútbol, el nuevo Carlos Tartiere. Se lo quitó a Buenavista, que a cambio se quedó con el Calatrava. 
A la Argañosa le ha sucedido lo mismo que al vecino Vallobín, su hermano de leche, que también nació de los ferroviarios. La losa sobre las vías de Renfe ha situado a ambos barrios en una posición de centro en la ciudad. «La verdad es que los dos barrios, Vallobín y la Argañosa, son como una matriz unida por la vía del tren», explica Javier Fernández, presidente de la asociación de vecinos de Vallobín y de la Argañosa. «Vallobín se expandió hacia La Florida, que ya ha adquirido entidad propia como barrio. A la Argañosa le está pasando un poco lo mismo con La Ería, que no tardará. De hecho, están surgiendo nuevas asociaciones de vecinos en toda la zona», explica Fernández. Siguiendo con el símil entre barrios, los vecinos de la Argañosa, como los de Vallobín, también han dejado de bajar a Oviedo porque son Oviedo. Aunque los hay radicales, de los de «tira p'al barrio», como José Antonio Gutiérrez, que no lo abandona ni por prescripción médica. «Yo no piso el centro en todo el año. Para qué, si aquí lo tengo todo. Sólo bajo un día de San Mateo con la mujer, por dar una vuelta».

Justo al llegar a la calle, la cabina de la ONCE, donde en 2022 tocó el cupón dedicado a la fiesta gastronómica ovetense del Desarme, de la mano de María Isabel Caballero, 1,5 millones de eros bien repartidos, con lo que más de uno celebró el tradicional menú de ese día con especial alegría


Seguidamente, el buzón de Correos, elemento que cada vez cuesta encontrar más en nuestras calles


Seguidamente, parada de autobús 'Puente de la Argañosa' y, al otro lado de la calle, parada de taxis, frente a la que, en casas anteriores a estas, estuvieron el almacén de vinos de Leoncio González y la Peluquería Pachu, además de la Ferretería El Barco, que ahí sigue. La señalización nos indica cruzar y seguir por la acera de la derecha, donde están el SmartCenter, y el Centro Laura Vallina, dos de los comercios incluidos en el reportaje comercial dedicado a esta calle por Pilar Gutiérrez para el diario El Comercio del 18-12-2023:
"Nada más comenzar la calle, se encuentra la tienda de telecomunicaciones Smartcenter, a cargo de Daniel Revelo. «Abrimos el 1 de diciembre, estamos empezando», declaró feliz.

Desde su llegada a España, hace casi diez años, ha estado «trabajando en este sector, en varias empresas», hasta que al fin, después de salir de la última, decidió «tirar por lo propio». «Escogí esta calle por la ubicación: tengo parada de taxi, bus y la avenida Colón al lado. Además, trabajé en Valentín Masip, tenía clientela ya conocida. No hay mejor publicidad posible», resaltó.

La clientela de toda la vida y el «boca a boca» es también lo principal para Laura Vallina en su centro de estética. Natural de Pravia, comenzó en el negocio en 1997, pero al final se trasladó a la Argañosa en 2020. «Siempre me gustó todo lo que es la belleza, trabajar con ella», señala. 
A su criterio, «el tránsito en esta calle es brutal», motivado principalmente por el Camino de Santiago y por la multitud de coches, «pero eso no quiere decir que vendas». De ahí que su centro se asiente gracias a la fidelidad de sus clientes, incluso algunas la siguieron desde Pravia. «Es una gran profesional», asegura una de estas clientas, presente en el local."


 Avanzamos pues calle arriba por este barrio que, en unos años pasó Del fin del mundo al centro de Oviedo, como bien anuncia en La Nueva España del 6-6-2008 David Orihuela:
"La Argañosa fue siempre barrio periférico, salvo Valentín Masip y su hermana paralela Avenida de Colón. La Ería era un mundo aparte en el que los chiquillos se adentraban con grandes dosis de miedo y no menos valentía. Era el final de Oviedo y el principio del fin. Prados convertidos en campos de fútbol y amigos poco recomendables. «Tienes mala sombra» pronunciado por un gitano era un maleficio que importunaba las noches y acompañaba durante décadas. 
La Argañosa estaba partida en dos por Valentín Masip, una calle de centro a las afueras. Los dos colegios eran de monjas y de curas. El Nazaret, en la acera de los impares era de niñas, y enfrente, el San Pablo, con curas que de los que pegaban con la regla en las uñas y provocaban moratones en las orejas. En el Nazaret la feminidad se rompía en las actividades extraescolares en las que se aprendía el «tras, tras pun» de la guitarra y para los aventajados, el rudimentario «Smoke on the water». Después los niños tomaron el colegio y se les admitió en las aulas. 
Valentín Masip, Avenida de Colón y Teijeiro eran un macrocosmos que limitaba con la silla del Rey y el Grupo Covadonga, La Ería, la calle Argañosa y las vías del Tren. Nada era peatonal, ni siquiera León y Escosura, que enlazaba unas con otras. Fue el lugar elegido para los primeros que emprendieron el éxodo desde el centro. Cuando la ley de la oferta y la demanda impuso que sin dinero y sin apellido no se podía vivir en Cervantes o la Plaza de América, las familias de siempre se trasladaron a Valentín Masip y Colón, cerca del centro, pero sin ser centro. 
Había bares de vinos -de pintas que no copas- tiendas de ropa y de deportes. Era el barrio del pequeño comercio, luego llegó la hostelería y con la expansión del barrio tomó la Plaza de Pedro Miñor, cuando hasta entonces era sólo la antesala de Fuente de La Plata. 
La Argañosa es uno de esos barrios que imponen carácter a una ciudad. Una de las personas claves en la historia del barrio es Juan Ambou. Los ferroviarios fueron siempre a Oviedo lo que los mineros a la Cuenca. Llevaron la voz, la palabra y las armas cuando entendieron que sus ideas así lo requerían. Juan Ambou, leridano afincado en Oviedo fundó el Soviet de La Argañosa, una entidad que marcó el desarrollo del Partido Comunista en Asturias mucho antes de Perlora. La Argañosa, con Ambou a la cabeza fue uno de los epicentros de la Revolución del 34 y también una de las batallas más importantes de la Guerra Civil en Oviedo. Desde La Argañosa partió el batallón que conquistó la Estación del Norte. Ambou no renunció nunca a sus ideales y con ellos se exilió en México. Volvía a escondidas a casa de un amigo, Jesús Sancho Prieto, ferroviario como él, en la Avenida de Colón, en el número 5 que esta semana ha sido pasto de las máquinas. 

 En la acera de enfrente, también en Colón, se daba todo lo contrario. Allí vivió durante años Auke Bert Pattis, teniente de la Waffen de las SS, reclamado por las autoridades holandesas por sus sangrientas cazas de judíos. El vecindario lo sabía a ciencia cierta, pero nadie clamaba justicia por aquel anciano que compartía edificio con un pobre chaval cazado por el caballo o con un abogado laboralista que defendía a Cándido y Morala en los años 70 acusados de terrorismo."


A la izquierda, el Mesón Sidrería El Tayuelu, con edificio de pensión, seguidamente la Ferretería Deva, fundada en 1974, haciendo esquina con la calle Silla del Rey, cuyo nombre se debe precisamente a una 'silla' o banco de piedra, situada no aquí sino en el otro extremo de la calle, en la Avenida de Galicia, que, con la Cruz de los Ángeles muestra la inscripción, con alusión al rey de momento, que dice:
«Reinando la majestad - del señor Carlos III - y siendo su regente en este Principado - D. Miguel – de Barreda y Yebra, - se feneció este paseo - Año de 1776»

A nuestra derecha, la citada Ferretería El Barco. Antaño estuvo, también a la derecha, en un edificio antiguo, el Gimnasio Casal y, antes aún, el Cine Roxy, fundado como Cine Argañosa en 1948 y que tenía un aforo de 460 espectadores. Cambió de nombre en 1955. Si bien el asiento de piedra, estilo canapé, que da nombre a la calle Silla del Rey, está un tanto alejado de aquí para quien vaya y vuelva andando, es un elemento sumamente interesante del que también leemos lo siguiente en Wikipedia:
"La Silla del rey es un banco o canapé de piedra esculpido en 1776 por Manuel Reguera González. La Silla del Rey, que inicialmente estaba en el lugar de donde partía la carretera a Galicia (hoy calle de Fuertes Acevedo) y que luego se trasladó a la avenida de Italia, en el Campo de San Francisco, donde permaneció hasta la década de 1990, cuando el ayuntamiento decidió devolverlo a su localización original, en la esquina de la calle Fuertes Acevedo con la calle que bautizó la escultura, Silla del Rey. Es la obra monumental de esta tipología más antigua que se conserva en la ciudad. La construcción representa un banco de piedra que originalmente se encontraba en el paseo de Chamberí levantado precisamente para adornar ese lugar."

Al fondo al otro lado de dicha calle veremos la tienda de Romanesc Cristina, uno de los negocios de los que habla Pilar Gutiérrez en  El Comercio del 13-11-2023 en Un pasaje "entre lo humilde y lo residencial", reportaje dedicado a dicha calle:
"En origen, la calle Silla del Rey proviene del monumento de piedra en forma de banco que data de 1772 y que, en su día, estuvo en la plaza del mismo nombre, al comienzo de la vía. A pesar de ser una muestra más de la antigüedad del callejero ovetense, lo reseñable de Silla del Rey es su valor en tradición de comercio, con negocios que se extienden por toda la calle y que, en su mayoría, superan la media de veinte años abiertos al público. 
En opinión de los propios comerciantes, esto se debe a su perfecta ubicación para establecer un negocio; conectando la avenida de Galicia hacia abajo, hasta la calle la Argañosa, pero pasando entre medias por la avenida Valentín Masip, lo que hace que «el movimiento de gente y de clientela sea constante». 
Prueba de ello es la tienda 'mini-market' de productos extranjeros -generalmente Rumanía, aunque también de Polonia, Bulgaria y últimamente Ucrania- de la pareja rumana Cristina y Dimitri Sauciuc, con ella al frente de un local que adquirió «hace casi cinco años» y que ha llevado a la cima. «Trabajé durante quince años en limpieza y cuando surgió la posibilidad de coger la tienda por traspaso, dijimos 'intentémoslo'», recuerda Cristina. 
Con la pandemia de por medio -la cual les dio un gran tirón-, la tienda sigue creciendo para maravilla de los Sauciuc, quienes viven en Oviedo desde hace veinte años y ven en la zona alrededor de Silla del Rey su hogar. «Mis clientes están aquí, me buscan. No me movería, ni pensarlo», aseguró."

Al fondo vemos el cruce con la calle Miguel Ángel Blanco, dedicada en 2023 al concejal del municipio vasco de Ermua asesinado por ETA en 1997. A continuación sería la Avenida de Valentín Masip, la que según contaba David Orihuela dividía en dos al barrio y que describen así en la Enciclopedia de Oviedo:
"Fue proyectada en 1958 como una gran avenida que comunicase el barrio de La Argañosa con el resto de la ciudad. El Pleno del Ayuntamiento de Oviedo del 19 de febrero de 1963 resolvió darle el nombre del recién finado alcalde Valentín Masip Acevedo, quien había promovido activamente en el desarrollo de las obras de esta vía, no concluidas hasta el año 1966."

Un poco más cerca y a continuación de Romanesc Cristina, está La Taberna del Pichón, otro lugar para comer o tomar algo. De la división entre esta parte al norte de la Avenida Valentín Masip y la situada a partir de ella hacia el sur se ocupaba ya en 1989 al empezar su artículo E. Fuentes:
La calle de Valentín Masip y la trinchera del ferrocarril, finalmente cubierta no hace muchos años, separan al tradicional barrio de la Argañosa de la zona residencial situada en la parte alta de la ciudad y del barrio de Vallobín, respectivamente. Esta zona de asentamiento, que a primera vista llama la atención por la abundancia de bares gallegos en algunas de sus calles, se caracterizó durante años por la marcada conciencia autonómica de muchos de sus habitantes que, no sin cierto retintín, hablaban de Oviedo como un ente diferente a su barrio. En la actualidad, y según algunos vecinos, este sentimiento va perdiéndose «porque la calle de Valentín Masip, donde residen personas de un nivel de vida más elevado, actúa como una cuña desintegradora del barrio»

Antaño estuvieron en esta esquina y de ella a su derecha por la calle Argañosa el Banco de Asturias, La Zapatillera, la Ferretería Baén, la Carpintería de Dimi y la Frutería María Luisa. No es nuestra intención hacer una guía hostelera y comercial pero sí nos gusta tener en cuenta algunos establecimientos que puedan ser de interés a los peregrinos, desde bares y sidrerías a farmacias, centros de salud, tiendas de alimentación, u otros servicios, así como otros negocios emblemáticos, aunque ya no existan, pues forman parte de la historia de estos lugares por los que pasa el Camino


Como aquí a la derecha, siguiendo por la calle Argañosa, tenemos el Café Bar El Alba, de excelentes callos, que al lado tenía antaño el Bar de Luis (antes sifonería, fábrica de gaseosas La Argañosa, de los Solís), que abría a las cuatro de la mañana para que los mozos que regresaban a casa desde la movida del Antiguo (el casco antiguo) se alimentasen bien de pinchos antes de llegar. Luego fue la Sidrería Los Sidros


En el suelo, las conchas amarillas. a no tenemos pérdida posible hasta llegar a Lavapiés o Llapiés, al final de esta suave bajada que hace la calle, que sigue todo recto


A la izquierda, la pescadería de Pescados Milagros, que también tiene tienda en el popular mercado de El Fontán. Es indistinto ir por una acera o por la otra, si bien es verdad que la señalización la hallaremos en la de la derecha, donde está la Pizzería Milan. Antes estuvieron la Carnicería Arturo y la Confitería Echevarría, que ya existía en 1924, propiedad de la familia de Pepe Echevarría y famosa por sus pastas de té, que elaboraba Agustín Tamargo, yerno de Pepe y de quien aprendió el oficio de confitero. La receta la podéis encontrar, gracias a Susana, sobrina de Agustín, en la web Piruletas de Jamón


A la derecha el quiosco de Casa Julio, donde en enero de 2025 tocó El Millón, entregado por Rebeca González y, a ambos lados, más tiendas y comercios. Existió en un edificio anterior el bar del mismo nombre, donde también se sellaban quinielas y era célebre la gran maestría de Pilar, la cocinera. A lo lejos y en la distancia reconocemos algunos edificios de La Cuesta San Antonio, al fonal del barrio y justo antes de Lavapiés/Llapiés, lugar donde antaño se lavaban los pies la gente que entraba a la ciudad por el oeste, siguiendo el Camín Real de Galicia o Camín de Grao


A la izquierda Tintorería Argañosa, que se dice es de las más antiguas, sino la que más, de toda la ciudad, que abrió sus puertas en 1957

Foto Francisco Martínez Pérez en Nun yes de L'Argañosa si...

Aquí está en una foto de 1970, en plena transformación del barrio. El edificio del fondo es donde está ahora la Ferretería Deva, por donde acabamos de pasar, esquina con la calle Silla del Rey


Después de Casa Julio está, también a la derecha, el Bar El Bodegón, con sus menús del día


A la izquierda, en la esquina con la calle Pío XII, estuvo la tienda de ultramarinos de Casa Conde y, más abajo, la Pescadería Enedina, el Estanco de Merso y, enfrente a la derecha, la vinotería y quiosco de Casa Filo


Ahora y mirando al cruce con Pío XII está la tienda del Masymas


La calle Pío XII, que dejaremos a nuestra izquierda, es actualmente semipeatonal y fue abierta en 1960 para comunicar la calle Argañosa con la de Lola Mateos, atravesando la comercial Avenida de Valentín Masip ya citada. Se le puso el nombre de este papa, elegido en 1939, en sesión municipal del 14 de noviembre de 1963


Las primeras casas se dice fueron un conjunto de viviendas muy humildes en la Carretera San Claudio que, en este tramo, se superpuso al Camín de Grao, cercana a los almacenes del ferrocarril. Dado que la zona del Ensanche, entre el casco antiguo de la ciudad y la Estación del Norte, se encareció muy pronto según crecía en esa dirección, este barrio, como otros del extrarradio, acogió viviendas dedicadas a las clases medias y bajas, si bien esta consideración urbanística fue cambiando con las nuevas zonas residenciales en torno a la ciudad


La calle Argañosa y el barrio que se había formado a lo largo de ella quedaron arrasados en la Guerra Civil, al ser testigo de combates y ofensivas por parte de los dos bandos, siendo después reconstruido. Su crecimiento fue y siguió siendo autónomo de la ciudad, como hemos dicho, auspiciado por el ferrocarril, uniéndose al ensanche urbano ovetense según pasaba la posguerra


Muchos de los antiguos edificios, algunos supervivientes de la contienda y destinados como hemos dicho a clase media y baja, han desaparecido, construyéndose en su lugar y hasta nuestros días otros nuevos, en muchos casos no pocos han sido profundamente reformados


También desapareció el tranvía eléctrico, cuyas pruebas iniciales se hicieron a partir del 19 de marzo de 1920, que primero fueron rojos y en la posguerra amarillos, municipalizándose el servicio, que fue sustituido en 1956 por el de autobuses, de la marca Pegaso. La primera línea que desapareció fue esta de San Lázaro-L'Argañosa


Garaje Roberto, antiguamente existió en la calle el Garaje Antonio


La calle, con las aceras ensanchadas, es ahora de un solo sentido, viniendo los coches únicamente de frente. Aunque en ocasiones puede haber bastante tráfico, el de salida de la ciudad hacia San Claudio/San Cloyo y L'Escampleru se ha desplazado a otras vías


Y contando con buenas aceras a cada lado caminar por ella es un verdadero paseo para el peregrino que abandona la ciudad y suele estar fresco y descansado de haber pernoctado en ella


A la derecha, nuevos edificios de la calle


A la izquierda un bloque de los construidos en la posguerra; no dejemos de fijarnos en el garaje que hay en los bajos del siguiente


Y es que en él hay un portón con una vistosa pintura del Monte Naranco, por cuyas laderas meridionales caminaremos dentro de poco


En la cima, el Monumento al Sagrado Corazón de Jesús, inaugurado en 1981 y que ya hemos visto desde La Losa


Santa María del Naranco, uno de los monumentos del Arte Asturiano, aunque el Camino no pasa por ella


El Camino nos lo señalan esta concha y esta flecha amarilla también pintadas en el portón


Seguidamente Casa Merso, el estanco antes citado, justo a continuación estaba el Bar La Patatina. Y enfrente, a la derecha de la calle, en uno de estos edificios nuevos, se encontraba antaño el llamado barrio oculto, casas estilo ciudadela por donde se cruzaban las vías del tren, para ir a Vallobín. Ahí estaban Asturiana de Persianas, una tienda de pinturas y un tapicero. Ahora está ahora una de las farmacias del barrio, la de Rosa María del Busto y María del Mar Argüelles Antuña (Farmacia Busto-Argüelles)


A la izquierda un solar con un mural pintado en su tapia de cierre, frente a la parada de autobús Argañosa-Puente Nuevo


Oda al café, con sus plantas, frutos y la frase "Coffee makes everthing better", el café lo hace todo mejor


Al otro lado del solar asoman edificios con entrada por la calle Miguel Ángel Blanco


La firma del autor, Puro Pellejo


Continuamos todo de frente y en recto junto a varios bajos comerciales


Y nos aceramos, pasando frente a varios comercios, a la calle Alejandro Casona, en cuya esquina con Argañosa está la tienda de Autoservicio Rubén, frutería y charcutería. A la derecha una tienda de chucherías, el Oso Rosa, que antes fue del Tío Rícar. Tengamos presente que los nombres y dirección de muchos negocios pueden cambiar


Fijémonos en la flecha amarilla en la base de la acera de la derecha, en cuya esquina tenemos Modas Ángeles


La calle Alejandro Casona tuvo este nombre por acuerdo plenario del 2 de marzo de 1966, seis meses después de la muerte de este dramaturgo asturiano


En la siguiente esquina uno de los supermercados Covirán, donde antes estuvo una oficina bancaria de Cajastur. A la izquierda otra tienda de alimentación, la carnicería La Finca de Valgañón


La calle Alejandro Casona hacia Vallobín y su rotonda. Ahí están las casas de la calle Vázquez de Mella, dedicada a este político tradicionalista, por donde discurren los límites del barrio, o al menos eso nos cuentan en El Comercio del 20-12-2020:
"El mismo código postal dibuja dos mundos distintos. Vallobín, la antigua parroquia rural absorbida en la postguerra como barrio ferroviario e industrial son dos barrios con Vázquez de Mella como frontera. La parte más antigua del desarrollo, en la ladera que se empina hacia el Naranco, suma calles que se suenan con frecuencia a la crónica negra de la ciudad: la tristemente famosa Mariscal Solís, donde perdió la vida María Luis Blanco a manos de su hermano Pablo e instigado por Jesús Villabrille y Cristian Mesa; la propia Vázquez de Mella, donde el pequeño Imran sufrió un infierno a manos de Fadila Chardoud, su madre, y David Fuentes hasta acabar muerto y abandonado en el interior de una maleta junto a las vías del tren o, como ayer, Maximiliano Arboleya. 
Los datos explican parte. Al norte de Vázquez de Mella, la renta disponible de las familias que residen en esas calles que trepan la ladera del monte o se apiñaban junto a la desaparecida playa de vías de los talleres del ferrocarril, apenas supera los 10.000 euros anuales. Al sur, en el parcial desarrollo de Nuevo Vallobín sobre los antiguos talleres, cada hogar dispone de un 30% más de rente, hasta los 13.893 euros, con datos de las liquidaciones de Hacienda de 2017. 
Hay más datos. La Unidad de Trabajo Social de Vallobín es la segunda de toda la ciudad con mayor porcentaje de personas usuarias de los servicios sociales municipales, solo por detrás, y no a mucha distancia, de la de Ventanielles. De los 25.859 vecinos que dependen de las trabajadoras sociales de la unidad de una zona que comprende no solo el barrio sino también el de La Florida con una renta media cercana ya a los 15.000 euros, 1.756 son usuarios de sus servicios (datos de 2019); una cifra cercana a la de Pumarín, pero con 8.500 habitantes menos que el populoso barrio al norte de General Elorza. 
Vallobín no es tampoco un barrio con una elevada población inmigrante tampoco. Frente al 6,88% del total de la ciudad, tiene un 7,3% de residentes nacidos en el extranjero. Es una historia de aquí, de casas para obreros del ferrocarril en los 50, de bloques baratos para los llegados en los 70 del campo. Fue, a partir de entonces, un barrio también de personal sanitario, de enfermeras, de celadores, de cocineras de la Residencia Covadonga y del Hospital. Un barrio trabajador y muy golpeado por la droga en los 80. La eliminación de las vías en los 90 y la apuesta de algunas promotoras por la zona, como Urvisa, dejó dos mundos. Uno sale mucho en la crónica de sucesos."

Al fondo, estribaciones orientales del Monte Naranco; los peregrinos que desde la Plaza de Alfonso II El Casto, al pie de la catedral de San Salvador, han decidido continuar por el Camino Norte, van un poco más abajo a la derecha, por Cuyences, a pasar el Nora en Villaperi por La Ponte Cayés y luego, por Llanera y Corvera, dirigirse a Avilés


Cruzamos ante los nuevos edificios de la calle que sustituyen a otros más antiguos. A partir de aquí y a la izquierda, en lo que fue en lo que fue La Ería L'Argañosa, se conformó todo un nuevo barrio urbano, como escribe Covadonga del Nero en El Comercio del 30-5-2022:
"Al oeste de la capital asturiana, a apenas unos quince minutos andando de la calle más céntrica de Oviedo, Uría, viven poco menos de dos mil vecinos en el famoso barrio de La Ería. Una zona que limita con Buenavista, sobre todo, con la que comparte pasado, presente, futuro y preocupaciones. Un total de 1.839 vecinos -pertenece al distrito que más descenso de población ha sufrido en la última década-, según el Registro del Ayuntamiento de Oviedo, conviven en un barrio que tiene la gran mayoría de servicios necesarios para vivir, pero que requiere cerrar la herida de la marcha del viejo Hospital con la transformación de los terrenos. 
La Ería nació como La Ería de La Argañosa, ahora cruzada por las numerosas calles comprendidas entre la de La Argañosa y las de José Maldonado, Marcos Peña Royo, Silla del Rey y Francisco de Bances Candamo. A nivel topográfico, este barrio nace con la apertura de la calle Alejandro Casona. Antes, era una zona intransitable, muy poco accesible para los ciudadanos. Se trataba de un espacio con casas de planta baja, algo más como un «tipo pequeña aldea».

Calle de muchísimo tráfico, eje comercial y viario que da acceso a nuevos barrios o a nuevas áreas urbanizadas de barrios antiguos


La profusión de barandillas no es pues un capricho, tras cruzar proseguiremos nuestro periplo por la calle Argañosa


A partir de aquí la calle tiene doble sentido. A la izquierda estuvo antaño la tienda de Joropo


Seguidamente estuvieron el Bar Tapia, donde cocinaba Ana sus excelentes guisos, y la Carnicería de Miguel


No son estos los trayectos que más suelen 'gustar' a los peregrinos, más deseosos de paisajes rurales y naturales, pero los itinerarios urbanos, cargados de historia, no solamente los de los centros de las ciudades sino también los de los barrios y arrabales, también forman parte del Camino y, como vemos, están llenos de vivencias


Y es que calle y barrio vuelven a ver el paso de los romeros jacobitas siglos después de las peregrinaciones históricas, cuando esto eran erías y unas pocas caserías. Escribe al respecto el escritor José Ignacio Gracia Noriega en De Oviedo a Grado, uno de los capítulos de su serie El primer Camino:
"Ya están los peregrinos fuera de la Sancta Ovetensis y han salido de la parte amurallada por la mencionada puerta de Socastiello, que se abría en el cruce de las actuales calles de San Juan y Jovellanos. Por las calles Covadonga, Melquíades Álvarez e Independencia, llegaban al acueducto de los Pilares, en uno de cuyos arcos Uría recuerda haber visto una imagen de la Virgen en una hornacina. Este trayecto se denominaba «Camino de Santiago» en la primera mitad del siglo XV. 
Descendiendo por el barrio de la Argañosa se encontraba un riachuelo llamado Lavapiés. Algunos peregrinos (imagino que no todos, pues de haber sido así, no habría necesidad de botafumeiro) eran personas de costumbres higiénicas demostradas: a la salida de Oviedo se lavaban los pies, al entrar a Santiago las partes de más arriba. Un poco más allá, en el antiguo camino de Galicia que seguía la falda del monte Naranco, se encontraba la leprosería de San Lázaro de Paniceres, documentada desde el año 1055. Esta leprosería mantenía buenas relaciones con la malatería de San Lázaro, produciéndose intercambios de enfermos entre ambas y, según Barthe Aza, los de Paniceres disfrutaban de libertades que les permitían salir de su recinto y entrar en la ciudad. Fue fundada por Alfonso VI, y donde estuvo se construyó una quinta campestre en el siglo XIX, conociéndose todavía el lugar como la Quinta de Méndez..."

A la derecha, la Sidrería del Norte, de cocina tradicional asturiana y menús del día, a quien el experto historiador y erudito gastrónomo Luis Antonio Alías le dedica esta semblanza en El Comercio del 31-5-2019:
"Los asturianos no predicamos mestizajes, los practicamos. Al menos desde que neandertales y cromañones se encontraron por donde el Sidrón –qué nombre más propicio–. Y el siempre complejo y festivo mundo de la sidra también sirve de ejemplo: grandes escanciadores vienen de otros países. Ahora bien, difícil que su nombre gane en dificultad de lectura y pronunciación al de Ioan Hortvath. Traduzcámoslo: Ioan es Xuan, fácil, pero Hortvath significa 'croata' en húngaro, si bien nuestro protagonista nació en Rumanía. Al llamarle resumimos todas las complejidades de la Europa del Danubio, mezcla de pueblos durante dos mil años en paces fructíferas y guerras crueles. 
Para ajustar lugares nació en la Panonia rumana, cerca de Timisoara –ciudad universitaria por la que pasan bastantes Erasmus españoles–, dentro de una familia agrícola y ganadera. Y cuando le llegó la hora de buscarse la vida, ejerció en varias empresas de lo suyo, ingeniero de máquinas agrícolas. Y de conductor de camiones: hay que encarar la vida. 
Un día de 2007, él, su esposa y su hija vinieron a Asturias donde residía su suegro. Y les gustó. Ioan, literalmente, se enamoró de ella como de una segunda madre, la recorrió palmo a palmo –del Tiatordos a Los Oscos– y además descubrió sus sabores. Pensó entonces que valía la pena aventurarse en ellos profesionalmente, y aprendió cocina, sala y culinos desde el corazón del Pilares de Pérez de Ayala: el restaurante La Forgaxa del Fontán. 
«Comencé a desear un sitio propio donde la sidra corriera debidamente y tapas o platos respetaran la tradición de esta mi nueva tierra. Me siento asturiano por elección, y amigos como Gelín, María, Juan o Saray me enseñaron y ayudaron», asevera. Y añade: «Disfruto de un sueño realizado, dispongo de colaboradores –Ricardo, Adrián, Alicia, Roberto– valiosos y pacientes;también de clientes fieles, tal vez porque trato de poner lo mejor al alcance de cualquier bolsillo». 
Entre lo mejor encontramos revueltos jugosos, carnes en parrilla de piedra –del chuletón a la picaña o a las costillas, y de les manes a les oreyes de gochu–, hígado y chipirones encebolláos, cachopos (merece probarse el original que lleva setas, espárragos trigueros, queso de tres leches, jamón ibérico y rebozo con frutos secos y aceitunas), el pulpo braseado o a la gallega, el bacalao a la plancha, la meluza a la romana o a la cazuela, los frixuelos y un menú diario merecedor de parabienes. 
El local posee aspecto de mesón, resulta cálido, va de calle a patio, acaba en una demandada, airosa y floreada terraza cubierta y se llena con motivos llariegos: pipas, hórreos, madreñas, ruedas de carro, una ventana que mira hacia el Urriellu… Todos ejercen puntillosamente, pero ¡cómo escancia la ecuatoriana Mayra! ¡Ni nacida en Bimenes! Por eso Del Norte podría subtitularse 'el chigre de todos y para todos'.

Nos acercamos al cruce con la calle Facetos, aquí a la izquierda, una de las que conformaron el barrio, escribe en su artículo E. Fuentes contando con la historia que dela misma le cuenta Antón García:
"El barrio fue creciendo en torno a la calle principal mediante la apertura, a principios de siglo, de diversas calles particulares. Una de las más representativas es la que lleva por nombre Facetos. «Facetos es un nombre impropio», explica Antón García. «Su nombre tradicional es Facetes. La abrió una persona llamada Palique, que era abogado y escritor y publicaba unas colaboraciones periodísticas que titulaba "Polifaceries". Do ahí vendría lo de Facetes, que la deformación de uso convirtió en Facetos». 

Unos metros más allá, donde ahora está la Autoescuela Argañosa, fue el Bar Ariete, en otra casa más antigua y desaparecida


Cruzamos Facetos, si vamos por la izquierda, al pie de esta casa-torre


Casa al lado de la Autoescuela Argañosa, una de las más antiguas de la calle que siguen en pie


Fijémonos arriba en el ático en estas tres ventanas de arco de medio punto y filigranas decorativas


Más motivos ornamentales, tipo espiral-vegetal, en la fachada


Y un poco más allá a la derecha la Panadería Casero, "una de las mejores de España", decía, encabezando su artículo, Esther Rodríguez para La Voz de Asturias del 14-11-2022 con motivo de su galardón:
"Con una mayor durabilidad, un color más dorado, una corteza crujiente y una miga «tersa, brillante y esponjosa». Así es el famoso pan, «elaborado con mucho mimo», con el que la Panadería Casero ha conseguido por segundo año consecutivo la Estrella Dir-Informática, un reconocimiento otorgado por la Ruta Española del Buen Pan que vuelve a poner a este negocio ubicado en el barrio ovetense La Argañosa y que cuenta también con una tienda en San Lázaro en el listado de las 100 mejores panaderías del país
Pese a que hay muchas variedades de pan, «no todos tienen la nutrición y el buen sabor en boca que tiene el nuestro», asegura Esther Casero Valdés, quien a su vez ensalza la labor de la Ruta Española del Buen Pan, puesto que permite «reconocer y volver a dar valor al pan de siempre, al elaborado de una manera honesta, sin artificio de nada». «Aunque no se puede decir que el pan hecho con levadura es malo sino que es menos saludable», añade. 
El pan con el que Panadería Casero ha conseguido la ansiada Estrella no solo es rico para el paladar sino que también aporta un alto nivel nutricional. «Al hacerlo con masa madre (fermento compuesto de harina y agua que no contiene ningún tipo de levadura añadida) que cuenta con largos tiempos de fermentación y degrada el gluten, el resultado es una fermentación láctica parecida a la del yogur, que genera una microflora debido a la diversidad de bacterias que se crean en la masa madre y por tanto favorece las digestiones», explica la propietaria de este negocio familiar que ya va por segunda generación y en el que también se puede desayunar y disfrutar de sus productos. 
El obrador nació en el año 1994 de la mano de Silvino Casero Álvarez, natural de Las Regueras y conocido popularmente en el barrio como Casero. Dedicado a la venta y distribución de pan, tanto en domicilios particulares como establecimientos hosteleros, sus excelentes facultades comunicativas y su espiritú emprendedor le llevó a abrir las puertas de esta panadería que desde sus inicios mantiene una amplia cartera de clientes. En los años posteriores, «añadimos referencias de diferentes panes y con el tiempo nos atrevimos con bollería, pasteles y casadiellas», detalla Esther, quien señala que paralalemente se fueron incorporando al negocio su pareja Fermín Álvarez, su hija Jennifer Casero y su hermana Beatriz Casero. 
No fue hasta el año 2019 cuando en Panadería Casero intentan apartarse de las harinas refinadas y empiezan a interesarse por la masa madre. «Fue algo que nos inquietaba porque como siempre nos ha gustado cuidarnos y como nos mantenía activos por el resultado que nos esperaba cada mañana, fue todo un reto que conseguir», asegura Esther Casero, quien anima a todos los panaderos a sumarse a este bum. Al principio tuvieron «muchos problemas» porque «había que obvservar mucho», pero desde entonces «el gusto por lo que salía al final nos apasionó», apunta. 
En un primer momento empezaron a hacer barras de pan o panchas con la masa madre de trigo, pero con el paso del tiempo, a parte de mantener el «pan común», apostaron por hacer panes a partir de otros cereales. Igual de apetecible que el ganador de la Ruta del Buen Pan y con una «altísima calidad», está el pan de masa madre de centeno. Elaborado con una pequeña parte de trigo y masa madre de centeno, presenta «una miga densa pero muy abizcochada». También destaca el pan de masa madre de escanda 100% asturiana y ecológica, que lleva escanda integral. 
Además, con el objetivo de sorprender a sus clientes y empapándose del espíritu innovador de su fundador, Panadería Casero acaba de incorporar a la carta el pan 100% de centeno, elaborado al 100% con harinas integrales ecológicas. «Tiene centeno por los cuatro costados», resalta Esther, quien asegura que «tostado con aceite de oliva y tomate natural es insuperable». 
También en el obrador cuentan con una variedad de productos para los amantes del dulce. Desde croissants franceses, hasta cadiellas de nuez, tartas y pasteles de todo tipo, incluido el Roscón de Reyes que poco a poco se está convirtiendo una de sus señas de identidad. «Empezamos a hacerlo en año pasado con escaldado de maiz y que aunque no tiene una gran durabilidad como los que hay en los supermercados, al llevar una infusión de naranja tiene un gran sabor», confiesa Esther Casero. 
Un sinfin de elaboraciones para todos los gustos, que guardan una estrecha relación: la calidad. «Al final como bien dicen somos lo que comemos». Es por ello, que desde Panadería Casero siguen trabajando «con la misma ilusión que siempre, dando información al cliente que lo precise y con una elaboración honesta». 
Foto: Panadería Casero

Dos años después la panadería "sigue entre las mejores de España" al revalidar sus triunfos, escribe la misma periodista para el mismo periódico el 25-10-2024:
"Lo ha vuelto a hacer. La Panadería Casero, en Oviedo, ha logrado una de las estrellas que otorga la considerada «Guía Michelín» de los locales especializados en amasar, cocer y vender pan. Es la tercera vez que este negocio familiar consigue conquistar al jurado de la ya evolucionada Ruta del Buen Pan. Gracias a contar con este sello de prestigio dentro del sector de la harina, el establecimiento ovetense se sitúa así entre las 50 mejores panaderías de nuestro país
«No contábamos con este reconocimiento. Cuando fuimos a la cata a ciegas vimos unos panes tan espectaculares, que tenían una miga y estaban tan ricos, que pensábamos que no íbamos a ganar», asegura Esther Casero, propietaria junto con su hermana Beatriz del negocio que fundó su padre allá en 1994. Es por este motivo que cuando recibió el mensaje en el que se le comunicaba que había conseguido tan codiciada estrella no pudo evitar emocionarse. «Me puse a llorar. En ese momento estaba laminando y tuve que dejarlo», confiesa. 
El certamen de los 50 Panaderos TOP de España busca reconocer y destacar a aquellos profesionales de nuestro país que cuentan obrador propio y elaboran el pan de manera artesanal. Dicho concurso pretende además poner en valor la calidad, la tradición y el buen hacer del sector de la harina. Para poder cumplir estos propósitos los organizadores han realizado cuatro convocatorias en distintas zonas geográficas del territorio nacional. Málaga, Madrid, Barcelona y Pontevedra han sido las provincias en las que han tenido lugar las diversas catas a ciegas. 
En el caso de Panadería Casero, fue la pareja de Esther, Fermín Álvarez, —un programador informático apasionado de la panadería— quien se encargó de presentar las elaboraciones en la comunidad vecina de Galicia. «Fuimos por probar suerte pero sobre todo ver cómo hacían otros panaderos sus panes», asegura la ovetense. Concursaron, siguiendo las bases del certamen, con dos panes redondos de masa madre que, una vez cocidos, pesaban casi un kilogramo cada uno, concretamente entre 800 y 900 gramos. 
Profesionales como Eduardo Úbeda, María José San Román, Manuel Flecha, Florindo Fierro, Pere Fábrega y Carlos Martín fueron los responsables de valorar cada una de las piezas. Para ello, han tenido en cuenta la forma y el aspecto, así como la greña y la estructura del pan. También han tenido en consideración el peso, la corteza, la suela, la cocción y la miga, además de ver si estaba crujiente o no. Y por supuesto, el aroma, el sabor y la estructura en boca han sido determinantes para poner la calificación final. 
Al tener un color más dorado, una corteza crujiente y una miga «tersa, brillante y esponjosa», además de ser rico para el paladar, entre otras muchas virtudes, los jueces no han podido resistirse a los panes de masa madre de la Panadería Casero. Les otorgaron parte de las puntuaciones más altas, eso sí después de visitar anónimamente el local y comprobar la calidad del pan, la presentación en tienda y la atención al público. Y como resultado, el negocio familiar ha conseguido la ansiada estrella que le acredita como una de los cincuenta panaderías top de España. 
«Es un premio muy significativo en el gremio», aplaude Esther, quien no puede evitar recordar a su recién fallecido padre. «Este nuevo reconocimiento es el tercer homenaje que le hacemos», asegura con un pequeño nudo en el pecho. Fue en el 2021 cuando consiguieron por primera vez la Estrella Dir-Informática, otorgada por la Ruta Española del Buen Pan. Al año siguiente volvieron a obtener tal distinción y a revalidar por tanto su puesto en la lista de las mejores panaderías del país. En el 2023 no se celebró ninguna edición del concurso nacional. De haberse celebrado, a buen seguro, Panadería Casero volvería a triunfar. 
Será este próximo martes, 29 de octubre, cuando Esther y su hermana Beatriz viajen a Madrid para recoger la tan codiciada estrella. En el acto final que tendrá lugar en la capital se dará además a conocer a los tres panaderos mejor valorados de nuestro país y se les hará entrega, respectivamente, de la Estrella de Oro, la Plata y la Bronce. «Por supuesto, con los panaderos que hay ya no contamos con estar entre los tres mejores», confiesa la ovetense. 
El participar en este concurso es para las propietarias de Panadería Casero un premio ya en sí. «Nos vale para aprender y para seguir dándonos cuenta que hay que apostar por un pan que no sea la típica barra normal. Hay que buscar integrales, en este sentido se habla mucho de los trigos antiguos porque son los que tienen el gluten menos fuerte, y, por supuesto, hay que cuidar mucho el proceso. El cómo se haga es muy importante. Es como las fabas. Tú pones unas fabas buenísimas pero si las quieres de manera rápida no te van a salir buenas», dice Esther. 
Para poder elaborar el pan de masa madre, esta panadería ovetense se sirve desde hace siete años, momento en el que empezaron a hacer este tipo de pan, de harina integral ecológica. «Hacemos además largas fermentaciones. La que llevamos al concurso, por ejemplo, en vez de tener 24 horas de fermentación tenía 48», asegura Esther, antes de destacar que el buen saber hacer de su pareja Fermín es también parte del secreto del éxito de este tipo de panes. «Se dedica en cuerpo y alma a esto. Y eso que no es su profesión», señala orgullosa. 
Aprovecha además la ocasión para animar a todos los panaderos a sumarse a este bum. «Sé que es difícil y que además hay clientes que quieren la barra porque prefieren que sus críos coman el pan y ni se enteren, que no tengan ni que masticarlo, pero es que en verdad la digestión empieza en la boca, con la saliva, y estos panes de masa madre no caen pesados al estómago, al contrario, además aportan un alto nivel nutricional», destaca la panadera. 
En sus tiendas de La Argañosa y de San Lázaro además de contar con una línea más artesanal despachan pan común. También en el obrador cuentan con una variedad de productos para los amantes del dulce, que gustosamente Jennifer, la hija de Esther, se encarga de preparar. Desde croissants hasta casadiellas de nuez, tartas y pasteles de todo tipo, incluido el Roscón de Reyes que poco a poco se está convirtiendo una de sus señas de identidad o el delicisio panettone hecho con mucho mimo por Fermín. Un sinfín de elaboraciones para todos los gustos y paladares, unidas por la calidad que destaca en cada receta."

Nos acercamos a la calle Fraternidad, en cuya esquina está el Bar Tapia, "pinchos, tapas y raciones para tomar y para llevar", leemos en la guía CreoEnOviedo...


En dicha calle vivía Charo, a donde muchos vecinos acudían a ponerse inyecciones y, en la esquina estuvo el Bar Refugio, cerca del Bar Oriente


A la derecha, la joyería artesanal Joelle 


Seguidamente la Mercería Marga, varios negocios de la calle están cerrados, aunque se ven, de momento, toldos y letreros


Y aquí a la derecha, a la altura de la parada del autobús, estuvo el Bar Nuevo


Antaño la calle estaba llena de negocios, de aquí abajo estaban el Bar Argañosa, Bar Bodegón, Garaje Argañosa, Ferretería Bazar Tino, y muchos más

Foto: Nun yes de La Argañosa si...

Aquí tenemos, como muestra, una foto de este tramo


A la izquierda dejamos ahora la calle Francisco Bances Candamo, dramaturgo y escritor asturiano del siglo XVIII, la cual llega al Nuevo Tartiere, el estadio de fútbol Carlos Tartiere del Real Oviedo, que llegó a esta zona de la ciudad en el año 2000 tras su anterior emplazamiento, desde 1932, en Buenavista. A la derecha estuvo la Floristería Campos, fundada en 1991 y ahora con local trasladado a otro lugar


La Farmacia de María Díez Garrido a nuestra derecha


Señalización del Camino Primitivo en la fachada del escaparate de la farmacia, estamos llegando al final de L'Argañosa, en La Cuesta San Antonio


Unos metros más allá y a la derecha, donde empieza la Cuesta San Antonio, estuvo el comercio de Colchones Flex


La Cuesta San Antonio debe su nombre a una imagen de este santo que encontraremos un poco más abajo a la derecha, colocada en una hornacina cerrada con cristal


A la derecha el supermercado Alimerka, a la izquierda el Café Nacho


Un poco más abajo a la izquierda estuvo La Parada Algara Auseva


A la izquierda Les Canteres, calle Bernardo Casielles, torero asturiano que se dice fue el primero de este gremio en ingresar en la masonería, al menos que se tenga constancia. En la esquina el antiguo local de la Pastelería El Bollu, que ahora está abajo del todo, en los bajos del edificio al final de La Cuesta San Antonio, ya en Lavapiés o Llapiés. También fue conocido como la Panadería de Berta


Antes del final de la bajada tuvo su sede la Escuela de Mateo Llana, de la que un antiguo vecino, Luis Alonso-Vega, recuerda en La Nueva España del 8-9-2008 lo siguiente:
"Nunca me hubiese atrevido a llamarle así sin haber puesto el don delante, de no habernos encontrado hace muchos años y él mismo decirme: «¿Por qué me llamas don Mateo?». Mi respuesta, acordándome del catecismo del padre Astete, fue rápida: «Por mayoría de edad, dignidad y gobierno». Él, claro, se rió y me dijo: «Tú, como siempre, el "abogado" de la familia». 
El estar lejos de mí Oviedo, como siempre me quejo, hace que no me haya enterado de los anteriores siete encuentros de sus antiguos alumnos o, quizá, este octavo haya tenido más difusión. De cualquier forma, quiero estar en esta posible «fila cero» de los actos, porque, si bien no fui alumno de su escuela en La Argañosa, si lo fui de la no menos importante Academia Llana, en la calle Santa Susana, el lo que entonces llamábamos «edificio de La Alameda», en virtud del nombre de la confitería y bar que en sus bajos estaban. 
Cuando hace unos meses se celebró el centenario de la Escuela de Comercio y LA NUEVA ESPAÑA tuvo a bien publicarme un recuerdo de dicho centro oficial, me vi obligado a mencionar la Academia Llana y la figura de su director y profesorado, porque en justicia era, al menos entonces, una extensión imprescindible en nuestros estudios mercantiles, como asimismo lo fue también la Academia Ojanguren. 
Yo conocí las Escuelas de Mateo Llana ya cerradas, justo enfrente de la hornacina de San Antonio, abajo en La Argañosa, pero sí traté a mucha gente que había estudiado en ellas. Una de estas mañanas llamé a uno de sus alumnos, Francisco Javier Gómez Tuñón, y ambos estuvimos recordando la notable y, por qué no, especial persona de don Mateo, de su hermano Alfredo, de su sobrina Julita y de unos cuantos profesores que, no habiéndome dado clase, sí llegué a conocer y tratar. En mi etapa de repetida academia, donde Mateo controlaba nuestra salida en desbandada para que los vecinos de la casa no se quejasen, no quiero dejar atrás la figura de un excepcional profesor de Matemáticas y Contabilidad como lo fue Héctor Centeno, en otras materias a la paciente señorita María Josefa Vázquez -entonces soltera- y, cómo no, un recuerdo especial a Pepe Cimadevilla -de El Rodamiento- que nos preparó a un pequeño grupo para unas oposiciones al Banco Herrero."

Al final de La Cuesta San Antonio acaba L'Argañosa y empieza Lavapiés/Llapiés, algunos de cuyos edificios reconocemos desde aquí


A la derecha, el Edificio San Antonio, en cuya fachada veremos la hornacina con el santo que da nombre a esta rampa en curva


Justo aquí, a la izquierda del portal, la veremos


San Antonio en su conocida iconografía con el Niño Jesús; siempre hay flores en la hornacina


Popularmente conocido como El Santu, no sabemos su historia y la razón de su presencia aquí pero sí que ya había una talla anterior en una casa más antigua que esta

Foto Marian Villanueva García en Nun yes de La Argañosa si...

Esta es la antigua casa y hornacina existente por entonces. Eclesiásticamente, en 1959 se creó la "canónicamente Parroquia Matriz de San Pablo de la Argañosa y su filial de San Antonio de Padua de la Fuente de la Plata", según leemos en la web de la Parroquia de la Argañosa, recogiendo datos del Boletín Oficial del Arzobispado de Oviedo Nº 3:
"En el nº 4 de fecha 1 de Abril, Página 96, del mismo BOA se figura:” Se nombra al Rvdo. D. Ramón Álvarez Rodríguez párroco de San Pablo de la Argañosa y de su filiar de San Antonio de la Fuente de la Plata, y Encargado del Santo Cristo de las Cadenas de Oviedo”.

Tampoco sabemos si tiene alguna relación con la imagen en hornacina que tuvo el mismo santo en la céntrica calle ovetense de San Antonio


Aquí a la izquierda, en un edificio desaparecido, estuvo el bar de Casa Pacita, que también recuerda Luis Alonso Vega en su semblanza de la infancia en el barrio publicada en La Nueva España del 8-11-2008:
"Los milagros de internet hacen que uno se entere puntualmente de las noticias, sobre todo, en mí caso, por LA NUEVA ESPAÑA. Así, el año pasado una nota de la Agenda en este mi periódico me trajo el grato recuerdo de alguien tan peculiar como la persona de Mateo Llana, don Mateo, maestro nacional que era y fue durante muchos años, dedicado a la docencia desde los años cuarenta del siglo anterior, pasando por su escuela un nutrido e indeterminado número de alumnos, con edades comprendidas entre los 5 y los 12 años. 
Con motivo de tal noticia, el octavo encuentro, en el año 2008, me sentí como obligado a dedicarle unas líneas y, como consecuencia, los promotores de referidos encuentros se pusieron al habla conmigo, invitándome a compartir con ellos la celebración de este año, cosa que agradecí y acepté en aquel momento. Pero, ya lo dice el refrán, «el hombre propone y Dios dispone», con lo que, lamentablemente, no pude acercarme a Oviedo este 6 de noviembre, pero sí les prometí volver a escribir y publicar nuevas líneas en LA NUEVA ESPAÑA. 
Este año transcurrido dio lugar a que pudiese saber y recordar bastantes más cosas de lo que supuso la Escuela Mateo Llana. Sí, tenía en mente que tal colegio estaba enfrente de la hornacina de San Antonio, cuyo santo da nombre a esa zona, en la parte baja de la Argañosa. Que, originalmente, constaba de dos clases perfectamente diferenciadas: niñas y niños. La evocación de aquellos antiguos alumnos está dedicada con mucho cariño y respeto, a la par que a don Mateo y algunos educadores que no quedan atrás, a la profesora, casi desde sus inicios, doña Encarnación González, ya fallecida y asistente a estos encuentros hasta hace poco tiempo. Entiendo que, respetando cualquier creencia y previo al acto de bienvenida y cena que después disfrutan, encargan una misa en la iglesia de San Pablo por el fundador y creador de repetida escuela, los profesores y sus antiguos condiscípulos ya fallecidos. 
Antes de la cena se saludan -alguno, después de todo un año sin verse-, charlan animadamente, surge la chanza y, sobre todo, les gusta volver a ver aquellas viejas fotografías de la infancia: este año, alrededor de treinta. Muchos viven en Oviedo, pero otros vienen de Barcelona, Bilbao, Santander, Vigo?, y hay uno en concreto que suele venir desde Bélgica: no se olvidan tan fácilmente unos de otros. 
Un día de estos de atrás, hablando con los cinco promotores del encuentro -Conchita, Barril, Cano, Tofi y Vigil- en conversación telefónica «simultánea», a veces se atropellaban unos a otros contando cosas geniales de aquella época. En una de ellas me decían que, como eran años de no mucha abundancia en las casas, Mateo llevaba a cabo un curioso gesto a media mañana para «matar la fame»: mandaba un niño con un vaso de sidra al bar que tenía Pacita Llana al lado de la escuela, hermana de Mateo, para que lo llenase de aceitunas y así dar una a cada niño; se reía Cano contándomelo: en el camino hasta la clase el portador solía comerse alguna más. Ya no sé si era picaresca o hambre de verdad. 
Haciendo un paréntesis y como mi sapiencia en fútbol es bastante pobre, me apuntan que Mateo Llana fue promotor y presidente del Astur Club de Fútbol y que el campo donde juegan se llama precisamente Hermanos Llana por haber cedido el terreno todos los hermanos. Algo más de historia que contrasta con su dedicación, y aún queda bastante más. 
Otro agradable momento de la infancia era cuando preparaban a los niños para la primera comunión en la misma escuela. La ceremonia se llevaba a cabo, año sí, año no, bien en iglesia parroquial de San Pedro de los Arcos o en las RR MM Agustinas, estas últimas aún en la precaria travesía de Colón. Pero aquella función religiosa tenía un final feliz para toda aquella gente aún menuda: una chocolatada, generalmente, en el mencionado bar Casa Pacita, como antes decía, propiedad de la hermana de Mateo. Chicos y chicas hoy no olvidaban tan fácilmente el desprendimiento y la generosidad de este hombre. 
De aquellos niños y niñas, unos salieron de la escuela a los diez años para hacer su ingreso en institutos y, otros, a los doce, para diversos centros, como la Escuela Profesional de Comercio, la posterior Academia Llana, Academia Ojanguren, Todos ellos, de provecho, y con ese recuerdo de un buen aprender y una, aunque dura, mejor enseñanza. 
A partir del día 7 de noviembre los hoy promotores comenzarán a trabajar por el décimo encuentro -como a ellos siempre les gusta recordar- ex alumnas/os de la Escuela D. Mateo Llana, que se celebrará por todo lo alto en el 2010. Tienen muchas ideas en la cabeza, alguno ya habla hasta de revolucionar el futuro con la creación de unos estatutos que tengan base jurídica para el mañana. A pasarlo bien, ¡qué caray!, y a ver si el próximo año puedo estar con y entre vosotros. Por lo hasta ahora hecho y por ese futuro prometedor, mi más sincera enhorabuena."

Fuente la Plata se encuentra más allá, al oeste de Lavapiés/Llapiés, antigua casería que, como toda esta zona, formaba parte de la antigua parroquia rural de Los Arcos y donde está la fuente que le dio nombre, de la que existen noticias desde el siglo XVIII y fue rehabilitada en su momento por el Ayuntamiento. Es posible que su nombre, más que con el metal o con los destellos plateados de sus aguas, tenga que ver con balata, término árabe que se extendió ampliamente por toda la península y que hace referencia a camino empedrado. Este sería el caso de La Fuente la Plata de Castrillón (Camino Norte de Santiago) y de la famosa Vía de la Plata


A la izquierda la Librería-Estanco El Galeón, donde antes estuvo el patio de la famosa Escuela de Mateo Llana a la que tanto nos hemos referido, cuyos alumnos organizan encuentros anuales, como del que da noticia Nacho Orejas en La Nueva España del 9-9-2010:
"La nostalgia de los pupitres y de las viejas travesuras escolares recorrieron este pasado fin de semana el décimo encuentro de antiguos alumnos de las escuelas fundadas por Mateo Llana en la Argañosa en 1941, desaparecidas en los años noventa y por las que pasaron varias generaciones de ovetenses. Un total de 119 ex alumnos se dieron cita en la celebración, en un hotel de la ciudad. Durante la reunión, los asistentes pudieron observar fotografías del colegio, algunas con más de sesenta años.
Al encuentro asistieron antiguos alumnos venidos de distintas parte de España, como Lugo, Vigo, Santander, Bilbao y Barcelona. También estuvieron presentes dos profesores, Julita Ibáñez Llana, sobrina de Mateo Llana, y Joaquín Vázquez Martínez. 
Mateo Llana Díaz-Estébanez nació en Oviedo en 1918. Inició la docencia en las escuelas de La Corredoria y posteriormente fundó el colegio de la Argañosa. En las «Escuelas de Mateo» impartió clases junto a sus colaboradores destacando por su disciplina y eficacia docente. También fundó la Academia Llana, situada primero en Santa Susana y luego en Santa Teresa, donde formó a miles de alumnos en contabilidad, cálculo mercantil, comercio y mecanografía. Falleció en Oviedo en 1993."

En la Enciclopedia de Oviedo encontramos además la biografía del maestro y fundador:
"Nació en Oviedo, hijo del concejal Modesto Llana. Inició la docencia más de cuarenta y cinco años en las Escuelas de La Corredoria y posteriormente en el barrio de La Argañosa, donde fue consciente de la precariedad de la enseñanza, fundando una escuela en ese barrio durante los años cuarenta en la calle San Antonio. En las Escuelas de Mateo, el nombre de la escuela, impartió clases junto a sus colaboradores destacando por su disciplina y eficacia docente. También fundó la Academia Llana, situada primero en la calle Santa Susana y luego en la calle de Santa Teresa, donde acogió a miles de alumnos para formarles en contabilidad, cálculo mercantil, comercio y mecanografía para completar la primera enseñanza. Falleció en su ciudad natal en 1993. 
El 21 de marzo de 1995 el Ayuntamiento de Oviedo decidió darle el nombre de Mateo Llana Díaz-Estébanez a una calle situada en La Rozona y que parte de la calle de Rafael Gallego Sainz."

Por aquí estuvieron el bar de Pedro y Emilia y El Chigrín, este más abajo a la derecha


A la derecha es la calle Favila (rey hijo de Pelayo según las crónicas), que va a la Fuente la Plata y, a la izquierda, la calle José María Martínez Cachero, dedicada el 7-3-1989 a este gran catedrático de Lengua y Literatura de la Universidad de Oviedo


Aquí a la derecha estaba antaño Muebles Riesgo, más antiguamente fue El Prau del Carrascu y, a lo lejos a la izquierda, la zona de Les Canteres, donde hubo una teyera o fábrica de cerámica por sistemas más o menos artesanales


Es actualmente el Parque del Oeste, con polideportivo y piscinas


Nosotros seguimos a la derecha, acabando la cuesta y la calle Argañosa frente al bloque de la Urbanización Pórticos II


Antigua Casa Riesgo a nuestra derecha, a la izquierda está ahora la Panadería Pastelería El Bollu


Y llegamos al Bar El Choque, al fondo de esta explanada en la que dejamos la calle para ir a la derecha, hacia el alto seto que vemos al fondo, tras el que se encuentran las vías del tren y el apeadero de Lavapiés/Llapiés, donde una pasarela nos llevará a La Florida, otra de las grandes expansiones urbanísticas de la ciudad hacia el oeste, paso ya a la zona rural del concejo por Paniceres

















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