Fabada en Casa Florinda (Puerma, Les Regueres) |
Pasando Paladín, unos 18 kilómetros al oeste de la Sancta Ovetensis, los peregrinos entran en Puerma, otro pueblo de la parroquia de Valdunu y concejo de Les Regueres muy cercano al río Nalón, donde una vez más nos acordaremos de la famosa expresión que dice "No solo de Camino vive el peregrino" y que empleamos como lema de nuestro grupo Viandas y manjares del Camino de Santiago. El buen yantar del peregrino, pues no en vano estamos en el solar de Casa Florinda, El paraíso de la fabada, como se suele decir, toda una institución reguerana y asturiana que, por su proximidad al Camino, merece la pena conocer y disfrutar tras un corto desvío en el que, además, conoceremos otros elementos de la cultura, el paisaje, historia y patrimonio del concejo
Casa Florinda desde el Camino |
Efectivamente, Casa Florinda no está en el Camino pero sí 'sobre él', en lo alto de una colina de la ladera que cae del vecino pueblo de Bolgues al valle del río Sotu o Paladín, afluente del Nalón. Así la vemos tras cruzar el puente de Paladín, por su parte posterior, ya que la fachada principal mira al otro lado, a la carretera AS-372, donde está la entrada
Desde Paladín, donde se encuentra el albergue hostel y restaurante Villa Palatina, del que también hablamos en su entrada de blog, puede subirse por carretera a Casa Florinda haciendo un importante rodeo pero, sin separarnos demasiado del Camino, podremos tomar un atajo que llega a dicha carretera por la izquierda, llegando a ella tras pasar junto a la arruinada capilla del Palacio de Puerma, sito un poco más allá
El ramal que sube a Casa Florinda (a la derecha de la foto) desde el Camino de Santiago sale de Casa Felicitas (a la izquierda), que viene a ser la primera de Puerma en nuestro trayecto jacobita
Al llegar a Casa Felicitas el Camino sigue de frente, bordea la colina que baja de Bolgues y llega a las vegas del Nalón en Puerma Baxo, en ruta a Carril, L'Aracha y Peñaflor, donde cruzaremos dicho río por su puente medieval
Casa Felicitas: a la derecha el desvío a Casa Florinda |
El primer tramo es un fuerte repecho, pero enseguida se suavizará, al llegar a una quintana que hay en el camino
El Camino es más que suficiente para un andarín pero estrecho para el paso de vehículos, pues solamente comunica con la antigua casería que encontraremos enseguida
Según subimos vemos el tramo final del valle del río Sotu o Paladín, el cual pasa oculto por su fronda ribereña bajo El Castiellu los Vallaos, solar que fue de un castro astur localizado por el profesor, historiador, filólogo y arqueólogo José Manuel González y Fernández Valles, natural del vecino pueblo de Paladín
Los árboles nos ocultan La Veiga Valdunu, en la orilla del Nalón, de donde venimos, pero no Ardaxe y Premoñu, por donde hemos pasado antes de bajar a La Veiga
Ardaxe (abajo a la derecha de la foto) es un palacio dieciochesco que vemos desde aquí parcialmente y de espaldas. A sus pies baja a La Veiga Valdunu el Camino de Santiago desde los altos de Premoñu, cuyas casas se extienden linealmente a lo largo de la colina, un poco más arriba
En la lejanía y al este reconocemos La Peña Llampaya (561 m), en las estribaciones más occidentales del Monte Naranco y cuya picuda y cónica silueta se identifica fácilmente en la distancia. Bajo ella hemos pasado también saliendo del casco urbano de la capital asturiana por La Florida, Paniceres, El Caleyu, Llampaxuga, Lloriana...
El Castiellu los Vallaos forma parte del Monte la Parra (224 m), bajo el que vemos Paladín, que acabamos de dejar atrás, donde se encuentra, en la casa verde de la izquierda, el albergue-hostel y restaurante de Villa Palatina, otra parada y fonda en el Camino presente en la entrada de blog correspondiente a nuestro paso por el pueblo
El Camino pasa un poco más a la derecha, cruzando el puente frente a Casa Manolo Paladín, que fue chigre y tuvo baile; ahí se juntaban los lecheros de las vaquerías a los que Florinda, que vivía un poco más atrás, recogía la leche que luego ella vendía por los mercados de la capital y otras poblaciones, antes de fundar el restaurante que inmortalizaría su nombre y al que nos dirigimos
"En Puerma (Valduno, Las Regueras) se ubica probablemente la única casa del concejo que, con más de un siglo de vida, sigue manteniendo su estructura original, y en su interior alberga muebles y enseres domésticos que aunque a sus propietarios no les guste denominarlo así, dan la sensación de ser un museo etnográfico, si no fuera porque en este caso sus habitantes utilizan en su vida cotidiana tanto la gran mesa antigua de la cocina, la masera de madera, la rueca, los calderos de cobre colgados del techo, los cuencos, los cestos, las cacerolas, los viejos armarios de castaño, las pieles curtidas y el telar. En él, Paz, en este momento está tejiendo una bufanda con parte de la lana de sus ovejas xaldas".
"La Junta Directiva de la Asociación Cultural La Piedriquina, tiene el honor de otorgar, por unanimidad, el reconocimiento de REGUERANOS DEL AÑO 2017 a: Xandru González Fernández y Paz González Mesa, de Puerma y a la Ganadería Alvarez y Velasco s.c, de Escamplero.
Para el nombramiento de Xandru González Fernández y Paz González Mesa se ha valorado su filosofía de vida, la recuperación de su casería en Puerma al más puro estilo tradicional, la restauración de su casa y hórreos con el máximo respeto a nuestra cultura, así como su capacidad para poner en práctica la autosuficiencia con sus cultivos, animales, conservas, útiles y prendas de vestir...
Hemos considerado que son un ejemplo a seguir y que, si hubiese muchos como ellos, no hablaríamos de dejadez ni despoblamiento del campo. ¡Enhorabuena!
"Los horreos de la casería de Xandru y Paz, en Puerma (Las Regueras) han sidopremiados en la primera edición de los premios Hórreo Asturiano, convocados por la Asociación de Amigos del Hórreo con el patrocinio de la Fundación Caja Rural de Asturias. Los galardones tienen por objeto reconocer la labor de aquellas personas que hayan destacado por su aportación a la conservación, protección, puesta en valor y difusión del patrimonio etnográfico asturiano. Los horreos de la casería de Puerma fueron premiados en la categoría ‘Lliñu’ destinado a distinguir intervenciones artesanales de conservación de hórreos, paneras y cabazos asturianos."
"Tanto el conjunto como la casa son elementos incluidos en el catálogo urbanístico con la máxima protección.
También en Llazana cultivan escanda y Xandru amasa el pan para el consumo propio. La leche la compra en una ganadería de Alceu (Soto) y aprovecha la nata para galletas y manteca.
Xandru Fernández y Paz tocan la gaita y bailan en el grupo Andecha Folclor d’Uvieu.
Durante una época de su vida, Xandru trabajaba partes de la gaita; roncones y fuelles que se vendían a Francia, Catañuña, Aragón, Galicia y Madrid ,y Paz construía panderos.
A esta pareja, que decidió hacer de lo tradicional su modo de vida, les gustaría poder vivir de la tierra, pero cada uno tiene su profesión fuera de este paraíso tradicional.
“Claro que es viable la ganadería, pero cambiando el sistema de explotación, sería fundamental la concentración parcelaria y el cultivo extensivo pero antes hay que preguntar a los paisanos; ellos tienen que decidir cómo quieren gestionar su territorio”.
Xandru Fernández cree también que los años 50 y 60 fueron nefastos para el mundo rural y que entonces interesaba vaciar los pueblos y reclutar mano de obra barata y poco cualificada para la industria y la construcción. Y piensa que un pueblo que no utiliza todos los recursos está cometiendo un grave error".
"La artesana reguerana Paz González Mesa, que desde su casería de Puerma lidera un proyecto de recuperación de lana de oveya xalda, recibe esta tarde en el Nuevo Teatro de La Felguera el premio ‘Verdes Valles Asturianos’ que otorga la Fundación Marino Gutiérrez Suárez. El galardón se concede por el trabajo de innovación desde la tradición que desarrolla González Mesa desde el medio rural asturiano. Para la artesana de Puerma, el premio supone «un momento muy especial», ya que es un reconocimiento «a un proyecto que nace del amor por la tierra, la tradición y la innovación en el medio rural. Trabajar con la lana de oveja xalda, no representó un paso atrás, sino un salto hacia lo esencial: tejer con ella futuro, identidad y sostenibilidad. Gracias a quienes han acompañado este camino, a quienes creen que el mundo rural tiene mucho que decir en el siglo XXI. Este premio es también un impulso para seguir creando, enseñando y soñando desde lo pequeño y lo artesanal».
Y ahora a la derecha, vamos a ver otros dos hórreos, el primero profusamente decorado
"Símbolo básico del elemento agua, y propiciador de la regeneración permanente en distintas culturas, es imprescindible en muchos ritos iniciáticos entre los que puede incluirse el bautismo cristiano (ver Agua y Bautismo). El contacto con el agua pone al devoto en contacto con la divinidad de una manera directa, además de la función purificadora de su contacto con el cuerpo, como también es el caso de las aguas del Ganges en Benarés (ver “Viajes escatológicos”).
También el agua es propiciadora y regeneradora de la vida animal y vegetal y por lo tanto está relacionada con la fecundidad humana de manera directa.
En Egipto el jeroglífico del agua es la línea dentada y en el caso del agua sagrada primigenia que intervino en la creación se representa con la superposición de tres líneas dentadas paralelas, además de ser la representación clásica en todas las escenas relacionadas con el Nilo, así como también con las relacionadas con escenas de caza y pesca en los cañaverales.
Todo ello no impide a la línea dentada adornar arquivoltas de forma radial en portadas para representar la acción de los rayos solares, o rodeando las pilas bautismales en una doble línea dentada en el borde superior del vaso en una doble función simbólica de carácter solar y purificadora".
"La rosa hexapétala o rosa hexafolia es la tipología de adorno tanto de bienes muebles como inmuebles, más común en Montañas del Teleno y, sobre todo, en la comarca maragata. Su trazado se hace con fáciles pero prácticos giros de compás de tal manera que, a partir de una circunferencia central, se proyectan sobre su trazo otras seis circunferencias con el mismo radio, de cuyas intersecciones resulta una roseta o flor de seis pétalos elípticos. Existen ejemplos tanto de hexapétalas toscas cuyos pétalos se limitan a meras líneas rectas incisas a palo seco como otras finamente talladas o esculpidas.
Aparecen tanto aisladas como unidas componiendo hileras o grupos de hileras, formando lo que llaman “rosa de la vida”.
El aspecto vegetal de este motivo es solo aparente ya que habría que interpretarlo como una alegoría de la luz de los astros, principalmente el sol. Esta roseta ya existía como símbolo en la Edad del Bronce, cuando en todo el continente europeo proliferaron los cultos solares. Se cree que, al igual que los trísqueles, tetrasqueles,… y esvásticas son símbolos utilizados como amuleto benefactor o protector. Así pues, este tipo de decoración maragata forma parte del legado de los pueblos de las culturas castreñas del Noroeste que habitaron estas tierras; pero también de los romanos que asimilaron esta clase de representaciones sincretizando en ellas a Júpiter con las divinidades indígenas y, posteriormente, del cristianismo donde viene a significar la luz eterna y, por tanto, la resurrección e inmortalidad del alma.
Según el historiador José María Blázquez Martínez, los pueblos prerromanos suponían que el cielo era la morada de los muertos y el dominio de la divinidad suprema -representada por el sol-, lo que indica una concepción astral de la otra vida. Blázquez mantiene que las esvásticas y las rosáceas que coronan las estelas hispano-romanas representaban al sol y al rayo, estando asociadas al culto a Júpiter, dios supremo de los cielos y de la tormenta que, por el fenómeno del sincretismo religioso, se asoció al dios al que los indígenas adoraban en las cumbres de las montañas, en este caso, Tilenus. En el territorio de los astures y de los cántabros se tiene constancia de la existencia de un Júpiter Cantábricus y del culto a Taranis; pero, concretamente, en este entorno de La Maragatería, más que el culto a Júpiter como divinidad de las tormentas, se considera que las hexafolias simbolizan a Marte y más concretamente a la divinidad sincrética de Marti Tileno.
El antropólogo José Manuel Gómez-Tabanera sostiene que en la Península Ibérica, la hexafolia, al igual que la esvástica, gozan de particular predicamento entre diversos pueblos indígenas del País Vasco, Cantabria, pero también en el ámbito astur-galaico y gran parte de Celtiberia, asumiendo casi siempre una significación celeste/astral que quizá expresa la esperanza en la inmortalidad y en la eternidad…
Es muy probable que, como legado indoeuropeo o celta, tras ser asimilada por los romanos, se incorporase al arte visigodo desde donde pasaría al pre-románico y al románico ya épocas subsiguientes, subyaciendo en el arte popular maragato en el que será usado en un sinfín de realizaciones y materiales (madera, piedra, cuero), desde decoración de viviendas (cargaderos de puertas y ventanas, solados de piedra,…) y cualquier tipo de edificación al mobiliario (arcas, espeteras, alacenas,…) y a objetos tan corrientes como las “madreñas”, los mangos de algunas herramientas, el ajuar de cocina de madera (cucharas, cucharones, tenedores,…) e incluso a instrumentos musicales como las castañuelas o los arreos de los animales de tiro y las caballerías, los carros y carretas,...
Así pues, cronológicamente, estamos ante un símbolo que ha perdurado a través del tiempo ya que los pobladores de la Maragatería fueron asimilando los símbolos paganos originarios a nuevos significados cristianos y como elementos protectores de sus casas, familia, ganado,…"
"La casería de Puerma, en Las Regueras, de Paz Mesa y Xandru González ha ganado el primer premio del Concurso de Hórreos del Festival Adar, que comparten con Susacasa agrocultural de Keko Marcos y Sandra Murillo (Gozón).
El primer premio «ha sido concedido ex aequo a dos proyectos que destacan por su compromiso con la vida cultural y la puesta en valor del patrimonio rural asturiano» señalan los organizadores.
Xandru González Fernández y Paz González Mesa se dedican activamente a la conservación de la cultura tradicional asturiana. Presentaron al concurso un conjunto patrimonial compuesto por tres hórreos que forman parte de una quintana tradicional, junto con la casa, el llagar y la cuadra. Entre ellos destaca un hórreo del siglo XVI, decorado en el denominado estilo Villaviciosa, también conocido como decoración medieval.
Cada proyecto premiado recibirá una dotación de 300 € y será escenario del festival de música clásica el 11 de agosto. Este reconocimiento «celebra la capacidad de ambos proyectos para mantener vivos y útiles nuestros hórreos como lugares de encuentro, tradición, aprendizaje y cultura.», explican desde el Festival Adar".
Por si fuera poco, el gato tiene aquí también su casa, labrada asimismo con hexapétalas y dientes de sierra
Aquí el enlosado o empedrado desaparece y el camino se torna pista de zahorra, de grijo y de hierba...
Pasta la reciella, el rebaño de ganado menor, en el prau de la pumarada. Allá vemos de nuevo la parte posterior de Casa Florinda, la de la derecha y de color blanco, fundada en 1963 (otras fuentes dicen 1960) por Florinda Álvarez, quien como habíamos dicho fue lechera, acudiendo desde su casa de Paladín, donde había nacido en 1922, a los mercados de las poblaciones, llevando la leche de las caserías cercanas en tren para venderlo allí
Florinda venía de una familia de 9 hermanos que quedaron huérfanos muy pronto, por lo que fue enviada con sus hermanas a un colegio de monjas de Colloto/Cualloto. Casada con José Suárez, natural de aquí de Puerma, su trabajo como "lechera del tren", como así se las llamaba, ayudó notablemente a la economía familiar hasta que, ya viuda, decidió abrir esta casa de comidas que pronto alcanzó gran renombre por sus guisos
"En Las Regueras, se vende la Casona de la Caballera, también conocida como palacio de Puerma, por estar ubicado en esta localidad.
El precio son 45.000 euros, según el portal inmobiliario en el que aparece anunciado este inmueble, y después de que su actual propietario rebajara el precio inicial en más de 8.500 euros.
Se trata de una casona solariega del siglo XVIII, que fue juzgado antes de la Guerra Civil y que, tras la contienda, sufrió tantos daños que no se restauró. Es un edifico de piedra, con dos plantas, rodeado por un gran muro".
"Si cuenta en su haber con 50.000 euros puede tratar de hacerse con todo un palacio, ya que la Casona de la Caballería, como también se conoce en Las Regueras al palacio de Puerma está a la venta por ese precio.
En el portal inmobiliario Idealista ese es el precio por el que se ofrece este inmueble histórico, un palacio rural que, de acuerdo con la descripción que se muestra en la web, precisa de una «gran rehabilitación», tanto de su tejado como del interior.
Con capilla adosada dedicada a San Antonio, que cuenta con espadaña de un único vano y óculo, se ofrece como una alternativa orientada tanto para vivienda como para un posible alojamiento rural, dado su cercanía al camino de Santiago, «entorno apacible y bello paisaje».
El palacio de Puerma, típica casona del XVIII, tiene dos plantas, 200 metros cuadrados construidos y seis habitaciones (sin baño).
El conjunto está rodeado por una gran cerca y está en ruinas desde los años de la Guerra Civil, ya que el conjunto quedó muy dañado durante la contienda. Antes de la guerra el palacio fue empleado como juzgado".
"El apellido Puerma es uno de los más comunes en nuestro pueblo. Con las emigración de las últimas décadas se ha extendido a casi toda España pero su origen está en Asturias, concretamente en el concejo de Las Regueras, muy cercano a Oviedo.
La palabra Puerma proviene de Porma, vocablo muy antiguo, de origen indoeuropeo prelatino, que hace referencia al agua. No es de extrañar este nombre ya que Puerma se encuentra muy cerca del río Nalón y de otros muchos cursos de agua y manantiales.
Toribio de Puerma González fue el primer Puerma que se estableció en Castillo de Locubín, en la segunda mitad del siglo XVIII. Era natural de Ania, parroquia de San Julián de Viado, perteneciente al concejo de Las Regueras, en el Principado de Asturias.
Según la tradición oral familiar, Toribio tuvo que salir de Asturias por «un asunto de faldas». Se desconocen los detalles de tal asunto, pero debió de ser algo gordo para poner tanta tierra de por medio. Tampoco se sabe porqué eligió precisamente el Castillo de Locubín para asentarse.
Era descendiente de hijodalgos de sangre y, ya instalado en el Castillo, tramitó un expediente en la Real Chancillería de Granada para que le fuera reconocida su calidad de hidalgo. En Castillo se casó dos veces y tuvo once hijos, dando lugar a la numerosa descendencia que hoy son los Puerma. Sabemos que fue administrador de las fincas de la poderosa familia de los Arandas y alcalde de Castillo a principios del siglo XIX.
El escudo de armas de los Puermas es: en gules, un creciente ranversado de plata, cantonado de cuatro estrellas de oro. Es decir, en fondo rojo, una media luna, con los cuernos mirando hacia abajo, en color plata, rodeada de cuatro estrellas amarillas. Desgraciadamente, no ha sido posible encontrar ningún escudo de este apellido para fotografiarlo".
Frente a Anzu estuvo el puente de Carril, una quintana por la que pasaremos en camino a Peñaflor. José Manuel González examinó sus restos y resolvió será de fábrica romana. Su destrucción en una riada en la Edad Media motivó la construcción del de Peñaflor en el siglo XII, reconstruido en el XVI
Nuestro camino hace aquí una curva cerrada en ángulo recto a la derecha para bordear esta esquina del muro palaciego y dirigirnos a Casa Florinda
Hay también una figar o figal 'higuera' y otros frutales en terrenos que, sin duda, pertenecieron antaño a los señores del palacio
Realmente no haría falta casi ni salir a la carretera, pues antes, a la derecha, podríamos atravesar, más seguros, la explanada de los aparcamientos del restaurante, que ya vemos al fondo (derecha de la foto)
Más lejos, volvemos a ver El Monte la Parra con el castreño Castiellu los Vallaos. Antes de que fuesen plantados de ocalitos se sabe era una majada pastoril y braña vaquera (vaqueira más al occidente) de ganaderos trashumantes que permanecían aquí durante el invierno para regresar en verano, o avanzada la primavera, a las brañas de alzada en la Cordillera, por la zona de Babia (Torrestío), donde tenían su otra residencia, una vez se hubiesen retirado las nieves y los fríos
"Florinda Álvarez, fundadora de Casa Florinda de Puerma (Las Regueras) falleció hoy casi centenaria, con 99 años. Nacida en Paladín el 6 de enero de 1922, se casó con José Suárez de Puerma. Tuvo una hija, Adamina, que quedó viuda hace pocos años y por lo que Florinda quedó muy apenada, una nieta, Begoña y dos bisnietos Pablo y Noelia. Florinda fue una mujer muy querida y admirada.
Procedía de una familia de nueve hermanos que quedaron muy pronto huérfanos de padre y madre y por este motivo asistió al colegio de monjas de Colloto junto a sus hermanas. Ya desde joven destacó por ser emprendedora. Era de «las lecheras del tren» como así se las conocía. Recogía leche por el concejo y utilizando la FEVE que pasaba cerca de su casa, la llevaba a vender por todo el recorrido. Empezaba en Trubia y acababa por los pueblos de la cuenca minera hasta donde llegaba el ferrocarril.
En 1960, ya viuda, abrió el bar Casa Florinda que en unos años se convirtió en un templo gastronómico con clientes de toda España e incluso hay emigrantes en distintas partes del mundo que acuden fieles a su cita con los fogones de Florinda, cada verano. La fabada, el pote, la carne guisada y el arroz con leche son sus platos estrella. Hace unos años que son su hija y su nieta las cocineras pero hasta hace unos días que tuvo que ser ingresada por un problema respiratorio, Florinda recibía en su sillón de mimbre a la izquierda de la puerta, a todos los clientes. Cuando pudieron abrir de nuevo tras los meses de confinamiento, le hicieron una protección con cristal en su sitio de siempre, desde donde era asidua lectora de La Voz del Trubia. Desde la redacción del periódico expresamos nuestras condolencias. En su negocio siempre quiso dar cabida a la familia y además de la directa, trabajan dos sobrinas desde hace 35 años."
El historiador y gastrónomo Luis Antonio Alías visitó Casa Florinda en 2019, por lo que conoció en vida a su fundadora. Fruto de aquella memorable jornada es este su artículo para el diario El Comercio publicado el 22 de febrero de aquel año:
"En la entrada, la mismísima Florinda suele dar la bienvenida al recién llegado desde su sillón de mimbre. Y ya suma 97 primaveras claras de cabeza y fuertes de cuerpo. Algo tendrá que ver el aire, el agua y el paisaje verde y reposado, de colinas suaves y castañéos renovados donde vuelven a florecer las incomparables castañas valdunas, con la suavidad de su acogida.
O con la energía mostrada cuando el guión de la vida se lo exigió: mediado el pasado siglo redondeaba los magros ingresos de José, su marido, práctico en la Trubia, trasladandose por tren a los mercados de Grado u Oviedo, y vendiendo directamente, «de la lechera al cazu», leche de las vaquerías vecinas.
Demasiado trabajo y demasiado tiempo:«Mejor construyamos una casa en terreno familiar para que, con toda mi ayuda, allí cocines», le dijo José un día.
Gran idea la del bar. Florinda guisaba (¡y guisa!) maravillosamente, y de vecino a paisano, y de paisano a forastero, lo que allí se servía produjo visitas de cada vez más lejos, incluidos cazadores y peregrinos jacobeos. Unos para festejar y aprovechar las piezas cobradas, otros para continuar animados y fortalecidos.
En ese ambiente de honradez y destreza creció Adamina, la hija y continuadora por deseo propio, que tras acabar estudios prefirió quedarse en el pueblo y reforzar el negocio de sus padres; y otro tanto ocurrió con la nieta, Begoña, tercera generación: «viví en Oviedo, me hice administrativa, y finalmente regresé, una decisión acertada para mi y para mis hijos».
Probablemente hablemos en un futuro de cuarta generación.
Hoy por hoy, igual que hace casi sesenta años, de lo que seguimos hablando es de dos cocinas exclusivamente alimentadas por carbón y leña donde el pote y la fabada, fijo el primero los miércoles, y fijo la segunda los jueves, bullen lentamente sobre la bruñida chapa. Y de corderín guisado con patatinas, pitu caleyeru, carne guisadina, cocido de garbanzos, callos, platos de la güela, tarta de queso, arroz con leche…
Y en cuanto cantidades, dadas las calidades, si usted pertenece a la generación 'no dejes nada en el plato, rapacín', repetirá y le costará llegar al pan pringado. «Les fabes, los compangos, las verduras, las carnes, prácticamente todo, lo compramos a los mismos vecinos, o a sus hijos y nietos, de por aquí mismo», apunta Begoña.
Un aquí mismo notable con Candamo a un lado, al otro Peñaflor, cerca el sólido puente de piedra sobre el Nalón y sus fértiles vegas y de cocorota la sierra del Pedroso. Desde la terraza paraventada de Casa Florinda, su chigre de entrada o su pulcro comedorín, el concejo de Las Regueras nos coloca a medio camino de un montón de poblaciones importantes aunque permanezca tan fragoso y fragante como solitario e incógnito."
"Uno de los templos de la Fabada de Asturies, y decir eso son palabras mayores. Según entras al local, Florinda te saluda protegida desde su cubículo a sus 98 años. 63 años lleva dando de comer en Les Regueres, con su cocina de carbón y de leña. Y son ahora su hija y su nuera las que continúan su legado con la misma calidad."
"La Fabada es de las mejores que vas a poder probar en Asturies, y repito, eso son palabras mayores. Excepcional. Faba muy suave, se deshace, entera, no notas la piel. Maravillosa. Faba de Pravia, compangu casero. Pota al centro de la mesa. Felicidad absoluta".
"No tienen carta, solo menú, muy bueno", advierte David Castañón, con cierta variedad para elegir primero y segundo, tal que esta fuente de carne con patatas fritas y pimiento
De postre optamos por el requesón, maravilla de maravillas culinarias dulces
Esta es otra de nuestras visitas a Casa Florinda, donde comimos en la terraza, dando vista a los campos de Bolgues. Ese día pedimos otra especialidad, el pote asturianu, que lleva fabes pero también patates cocíes y berza, con el correspondiente compangu siempre
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